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Historia del mundo contemporáneo

Conquista de Berlín:
La caída del Reichstag

Integrantes
Pablo Vio Bloch
Juan Camilo Riascos
Javier Leiva
Sección 2
Ramo Historia mundo Contemporáneo
Profesor Eduardo Andrés Hodge Dupre
Fecha de entrega 2/05/2019
En este glorioso dos de mayo, la capital Nazi ha caído tras el asedio de la Unión Soviética.
Con esta victoria, y el confirmado suicidio del líder, la rendición de Alemania y el fin de
la Guerra en Europa es casi un hecho. A través de su último testamento político, Hitler ha
nombrado a su almirante Karl Dönitz como nuevo führer (1). Los soviéticos, liderados
por Josef Stalin arremetieron contra los Nazis hasta derrotarlos por el frente oriental
europeo. Así finalmente las tropas del eje fueron acorraladas en Berlín, donde el régimen
Nazi mantiene su último bastión militar. La cancillería ha sido sitiada por completo y la
mayoría del Reichstag ha sido tomado. Solo es cuestión de tiempo para que las tropas
restantes firmen un acta de rendición formal, aunque la bandera soviética ya se ve
flameando victoriosa sobre la cúpula del parlamento Nazi.

Sin embargo se hace más que necesario que nunca recordar el camino que tuvieron que
recorrer las valientes tropas soviéticas para llegar a este momento. No olvidemos que
marcharon acompañadas de divisiones rebeldes polacas en el frente oriental en dirección
a la Alemania Nazi, y tuvieron su primera victoria significativa en las cumbres de Seelow
el pasado 16 de Abril de este año. Luego, liderados por el comandante Gueorgui Zhukov,
uno de los más destacados y decisivos militares en el frente oriental, bombardearon gran
parte de la ciudad alemana y por tres días combatieron incesantemente hasta lograr un
paso más cerca de Berlín (2). Desde ese momento la Unión Soviética ha arrasado con las
tropas nazi hasta su llegada a la capital el 20 de Abril. Así, hasta ayer permanecieron con
gran parte de la ciudad asediada, siendo los únicos objetivos restantes los ahora sitiados
edificios parlamentarios. Estos eran los más importantes de asegurar por su simbolismo
político y debido a que podrían determinar la caída de la ciudad, ya que el mismísimo
Führer no estaba vivo para mantener latente el Imperio Nazi. Sin embargo Zhukov, para
lograr la victoria, inició su ofensiva con alrededor de 90 piezas de artillería disparando al
Reichstag sin cesar, considerando para ello la terquedad de Joseph Goebbels, recién
nombrado canciller de Alemania, líder que se rehúso a enviar algún documento
mencionando algún tipo de rendición (3). El Ejército Rojo con deseos de conquistar la
capital hoy primero de mayo, y como regalo para Stalin de día del trabajador, ha
provocado que las tropas se abalancen de manera brutal a las calles que llevan al
parlamento, y las bajas han sido estimadas sobre los 70.000 muertos por parte de la Unión
Soviética durante la conquista de Alemania (4).

La situación en la capital es de total destrucción, los edificios de lo que fué una gran
metrópolis no son más que escombros. Un hedor a hollín recorre las calles y los inocentes
ciudadanos toman refugio en los subterráneos, durmiendo entre los escombros y usando
pedazos de estructuras como almohadas. Algunos Alemanes están tan atemorizados, que
han quemado las fotos de su “amado Führer” en hogueras y se han quitado la vida, ya que
piensan que Stalin los tomará prisioneros y los convertirá en esclavos (5). Según relatos
que han surgido durante esta madrugada, existe una gran controversia debido a que los
alemanes se sienten abatidos por la muerte de Hitler; los soldados que han caído
prisioneros del régimen soviético han declarado lo siguiente: “Dormíamos juntos, todos
compartimos la misma miseria y entonces nos enteremos que Hitler se había pegado un
tiro, de que nuestro padre todopoderoso había muerto y sentimos que nos habíamos
quedado solos, completamente abandonados”. (6).

Respecto al futuro de Alemania, rumores políticos indican que durante febrero, en Yalta,
en el palacio Vorontsov, concluyó un ciclo de reuniones diplomáticas, en las que
participaban el fallecido y ex-presidente de los Estados Unidos F. D. Roosevelt, el
presidente del consejo de ministros L. Stalin y el primer ministro británico W. Churchill.
Quienes habrían discutido los “planes para la paz mundial” (7). De ser así, habrían
considerando el desmembramiento y reparación de Alemania (8) en caso de producirse
una rendición incondicional.

Sin embargo, el almirante Dönitz, quién es el nuevo Führer (9), ha decidido evitar a toda
costa la victoria soviética por sobre Alemania, declarando lo siguiente: “Mi principal tarea
es salvar al pueblo Alemán de la expansiva ideología Bolchevique. Es solo por esto, que
la actividad militar continúa (...)” (10). En respuesta a esto, el mariscal Soviético Zhukov
ha decidido bombardear Berlín con el apoyo terrestre de la victoriosa 8ª división del
Ejército Soviético. Esto con el fin de dar una última advertencia y obtener la capitulación
Alemana. Además de acelerar la captura de los ahora desaparecidos Goebbels y Bormann
(11)

Como editorial, y como personas, nos causa mucha conmoción el inminente fin de la
guerra. Pero tenemos el agrado de citar lo siguiente proveniente de EE.UU: “Afuera, los
automóviles tocan el claxon y los marineros gritan: ¡Se ha acabado, se ha acabado!” (12)
Esperemos que así sea. Ojalá acabe lo más pronto posible esta sangrienta batalla.
Bibliografía
(1) Hitler, Testamento Político
(2) Remme, Tilman. “History - World Wars: The Battle for Berlin in World War
Two.” BBC, BBC, 10 Mar. 2011,
www.bbc.co.uk/history/worldwars/wwtwo/berlin_01.shtml.
(3) Beevor, Berlín: La caída 1945, p. 265.
(4) Remme, Tilman. “History - World Wars: The Battle for Berlin in World War
Two.” BBC, BBC, 10 Mar. 2011,
www.bbc.co.uk/history/worldwars/wwtwo/berlin_01.shtml.
(5) Beevor, Berlín: La caída 1945, p. 395.
(6) Los soldados de Hitler 1x02: defendiendo Berlín 2:20
(7) Churchill, La segunda guerra mundial: Triunfo y tragedia, p. 340.
(8) Churchill, La segunda guerra mundial: Triunfo y tragedia, p. 305.
(9) Beevor, Berlín: La caída 1945, p. 272.
(10) Doenitz, 10 años y 10 días, p. 445.
(11) Beevor, Berlín: La caída 1945, p 273.
(12) Walter, Misiones Secretas, p. 78.

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