Está en la página 1de 3

Teoría y crítica de la literatura en el contexto de los estudios

latinoamericanos – Mansilla

Primera parte

El texto pretende contribuir al desarrollo de los estudios de literatura en América


Latina. Esta contribución pretende sacar a América Latina de la dependencia cultural
(es decir, forjar una idea y estudio propio, fuera de la globalización y homogeneización
de la cultura y conocimiento, especialmente del literario).

Los estudiosos y eruditos en literatura deben enseñarle a los estudiantes y lectores


que la teoría y crítica literaria tiene que ver con cómo representamos y
modificamos nuestro mundo o realidad, a partir de la lectura y de la experiencia
misma.

Mansilla escribió un libro que defiende la enseñanza de la literatura en todos los


niveles de la escuela chilena. Sin embargo, menciona que la literatura ha ido quedando
relegada, priorizando la comunicación, dejándola como práctica para la formación de
lectores y redactores funcionales y no reflexivos. Mansilla deja en claro que en los
siguientes párrafos comentará las afirmaciones de Nelson Osorio en relación con el
estudio de la literatura y se referirá a los “estudios latinoamericanos” como el marco
dentro del cual los estudios literarios latinoamericanos cobran sentido y razón.

Segunda parte

Menciona que desde el siglo XIX se recomienda que los estudios literarios
latinoamericanos se deben construir a partir del reconocimiento de la diversidad
cultural del continente, cosa que la teoría y crítica literaria adquiera un sello
particular. Comenta, en apoyo de Osorio, que se debe terminar con la dependencia en
los estudios literarios (o sea, no asumir sistemas de análisis ajenos. Si se hace, se
favorece a la academia primermundista).

Mansilla considera peligrosa la presencia de “una perspectiva latinoamericana”, es


decir, Latinoamérica, dentro de sí, no debe adoptar solo una perspectiva, sino varias,
para que no sea homogeneizadora. Eso sí, se pregunta Mansilla: “¿cuál es el contenido
específico que le daría identidad o diferencia a Latinoamérica?”, en cuanto a la
elaboración de trabajos que den paso a la construcción de una teoría y crítica
realmente latinoamericana.

Mansilla cree que el mestizaje o cualquier concepto afín a este no son suficientes
para sustentar una praxis crítico-teórica esencialmente latinoamericana, puesto que
son procesos (mestizaje, etc.) que pueden darse en cualquier lugar y en cualquier
momento. Eso sí, estos no se pueden ignorar al momento de leer literatura
latinoamericana y menos si se va a analizar la relación entre texto y sociedad.
Mansilla deja de lado lo anterior y prefiere concentrarse en el contexto y entorno (y
todo lo que conlleva) del autor, los cuales permitieron que este escriba lo que
efectivamente escribió. Asimismo, considera que las elecciones estéticas y retóricas
con las que el autor da forma a su obra deben ser sometidas a un “juicio político”, cosa
de revelar el porqué de sus aciertos o fracasos a la hora de compartir su mundo
mediante la literatura. El compartir su mundo, hace de sus pensamientos y
experiencia personal algo público, lo cual puede generar simpatizantes o detractores,
identificación o rechazo.

Toda obra literaria goza de algo que los textos no literarios no pueden proveer: la
emoción que se suscita a partir de la revelación de una experiencia entre el yo y el
mundo externo. Otra cualidad especial es que la literatura rompe el significado
tradicional de las palabras, para asignarles otro en función de la subjetividad del
autor. Dicha subjetividad o visión puede resultar compartida con los lectores.

Otro rasgo importante al momento de leer literatura es estar atento a los métodos de
crítica y análisis, en pos de ejecutar una correcta crítica/análisis.

La latinoamericanización de los estudios literarios (esto lo reclama Osorio) debería


ser la consecuencia de una actitud política de compromiso con la humanidad en
situación de la que los textos son registros-promesas puestos en formato estético
según convenciones literarias preexistentes y relativamente respetadas/violentadas.

La literatura responde y debe responder a urgencias o exigencias históricas concretas,


a la realidad de aquellos que piensan, imaginan y sientes (en los tres tiempos
verbales) más que en enfocarse en estética.

Tercera parte

Mansilla y Osorio reclaman que históricamente no ha habido una sistematización de


pensamiento crítico y teórico sobre literatura en América Latina. Asimismo, Mansilla
acusa que los gobiernos e instituciones académicas no se han interesado por los
estudios en humanidades y que no hay conocimiento mutuo entre quienes se dedican
al estudio literario. Además, menciona que lo que se escribe se difunde mal y, por si
fuera poco, lo que se difunde en cuanto a teoría literaria se centra exclusivamente en
las corrientes de pensamiento europeas y estadounidenses, desconsiderando el
pensamiento crítico y teórico latinoamericano.

Mansilla dice que hay que aceptar el estudio de la teoría literaria proveniente de
primer mundo y hacer surgir el nuestro. Para hacerlo surgir, debemos producir
teoría y crítica literaria y generar condiciones favorables para su difusión. También se
debe diferenciar bien entre estudios literarios y estudios culturales.

Para Mansilla, los estudios culturales constituyen un campo de trabajo que se ha


mantenido en el tiempo gracias a que no son sencillos de asimilar por la antropología
o sociología cultural.
No es aceptable subsumir los estudios de literatura dentro de los estudios culturales,
ya que posee su propia naturaleza. Mansilla argumenta que está bien que los estudios
culturales se ocupen de la literatura, pero hay que tener claro que un estudio cultural
de la literatura no es necesariamente un estudio crítico o teórico sobre literatura.

Tampoco es aceptable considerar a la teoría literaria un fin en sí mismo. El texto o


fondo no debe quedar nadando en un mar de tecnicismos o expresiones estéticas.
Mansilla ve la teoría al servicio de las prácticas de escribir y de leer literatura. Estas
prácticas dejan en manifiesto a la subjetividad como algo esencial.

Mansilla se refiere a la separación entre teoría y crítica: la primera es una práctica


textual y la segunda un ejercicio hermenéutico. Según él, la crítica oscila entre el
comentario-análisis del texto y la explicación de las significaciones históricas,
culturales y sociales que permean el texto desde su “afuera”. Estas significaciones le
dan sentido al texto. Además, valora el análisis de la estructura del texto como un
ejercicio excelente para acrecentar la rigurosidad analítica. Mansilla considera que
criticar literatura es sinónimo de criticar la complejidad de la vida del ser humano.

Ya comenzando a concluir, producir crítica, teoría, historia de la crítica e historia de la


teoría en América Latina son los objetivos de quienes se dedican al estudio de la
literatura, en pos de evitar la dependencia cultural. Esta tarea también le corresponde
a los centros académicos latinoamericanos. Es responsabilidad de los
latinoamericanos hacer que nuestras revistas y libros referentes a la teoría y crítica
literaria sean igual de influyentes e importantes que los de corrientes
homogeneizadoras (europeas y estadounidenses), que circulen en la mayor cantidad
de latitudes posibles.

También podría gustarte