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Ressenyes

NAVAS, M.; PUMARES, P.; SÁNCHEZ, J.; GARCÍA, M.C.; ROJAS, A.J.;
CUADRADO, I.; ASENSIO, M.; FERNÁNDEZ, J.S.
Estrategias y actitudes de aculturación: la perspectiva de los inmigrantes
y de los autóctonos en Almería
Granada: Junta de Andalucía. Dirección General de Coordinación
de Políticas Migratorias. Consejería de Gobernación, 2004

El carácter estructural de la inmigración nuevo modelo teórico y su puesta a prue-


española tiene su traducción práctica en ba, en el conocimiento de las relaciones
el contacto continuo y directo de grupos intergrupales y del proceso de acultura-
de individuos que tienen culturas dife- ción que se está produciendo en el pecu-
rentes. Este hecho sitúa el proceso de acul- liar contexto de inmigración almeriense,
turación en elemento central de análisis con el propósito final de elaborar medidas
para conocer las consecuencias que trae y propuestas de acción plurales que faci-
consigo la inmigración, y para desarrollar liten el proceso «integrador».
los fundamentos que aseguren el consen- Comencemos por los elementos que
so y la convivencia entre los grupos impli- sintetizan, lo que probablemente sea la
cados. Sin embargo, no existía en España aportación más ambiciosa de todo el libro,
una obra colectiva que tratara esta cues- el modelo ampliado de aculturación rela-
tión central de modo sistemático y uni- tiva (MAAR). En este sentido, tomando
tario y lo hiciera, además, desde una como base la evidencia empírica de dife-
orientación psicosocial. Este libro se sitúa rentes investigaciones1 y las aportaciones
teórica y analíticamente en esta perspec- más relevantes de los modelos psicoso-
tiva. Pretende profundizar, a través de un ciales y transculturales desarrollados prin-

1. Señala el texto que las aportaciones más interesantes sobre este tema en nuestro país proceden,
sobre todo, de las investigaciones realizadas en el País Vasco y otras comunidades autóno-
mas bilingües (p.e., Azurmendi y Bourhis 1998; Azurmendi, Bourhis, Ros y García 1998;
Basabe, Páez, Zlobina y de Luca 2003; Campos, Zlobina, Basabe y de Luca 2003; Páez y
González 1996), así como en Andalucía (p.e., Martínez, García, Maya, Rodríguez y Checa
1996; Martínez, García y Maya 1999, 2001, 2002; Navas, Rueda y Gómez-Berrocal 1997;
Navas y Gómez-Berrocal 2001).
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cipalmente en Canadá y Europa,2 el Bourhis, a una relación intergrupal con-


nuevo modelo articula cinco dimensio- sensuada, problemática o conflictiva, lo
nes fundamentales en el estudio y com- que abre una perspectiva de carácter más
prensión del proceso de aculturación. En aplicado para la actuación ciudadana y la
concreto, considera conjuntamente la intervención institucional.
perspectiva de la población autóctona e Con el marco teórico renovado y adap-
inmigrante, diferencia a ésta en distintos tado al contexto español, el equipo de tra-
colectivos, y conjuga diversas variables bajo se adentra en la investigación empí-
sociodemográficas y psicosociales en rela- rica realizada durante un periodo de tres
ción con las opciones de aculturación, años en el peculiar contexto almeriense.
algunas de las cuales ya fueron sugeridas El objetivo fundamental es «conocer las
por Piontkowki y Florack (1995) y actitudes y estrategias de aculturación pre-
Bourhis y cols. (1997) y otras se incor- feridas y finalmente puestas en práctica
poran como novedad. No obstante, las por los inmigrantes africanos (magrebíes
aportaciones originales se vertebran en y subsaharianos) que han llegado a la zona
torno a la distinción entre el plano real e en los últimos años, así como aquellas per-
ideal (estrategias y actitudes de acultura- cibidas y preferidas por la población de
ción) y la consideración de distintos acogida para estos grupos de inmigrantes
ámbitos de la realidad sociocultural. La y, por otra parte, comprobar la posible
cuestión de los ámbitos ha sido aborda- influencia de una serie de variables psi-
da, entre otros, por Leunda (1996), cosociales y sociodemográficas, sobre las
Schnapper (1988), Horenzcyk (1996), opciones de aculturación». Para ello, se
Bourhis y cols. (1997), y por Berry y Sam combinan diferentes enfoques metodo-
(1997), al distinguir entre esferas de actua- lógicos y sus respectivas prácticas y téc-
ción públicas y privadas. Sin embargo, a nicas. En esta dirección, uno de los méri-
diferencia de estos modelos, el MAAR tos de los autores del texto es el diseño y
contempla explícitamente siete ámbitos adaptación de instrumentos de medida
de aculturación y elabora instrumentos en la investigación mediante encuestas;
específicos para su medición. el otro es la elaboración de guiones origi-
A partir de las concepciones anterior- nales tanto para los grupos de discusión
mente señaladas, el MAAR postula que como para las entrevistas en profundidad
el proceso de adaptación es complejo y (historias de migración).
relativo, dado que no existirá una única Las conclusiones más relevantes sobre
estrategia y actitud de aculturación sino los resultados obtenidos sostienen las pre-
múltiples formas, cuya diversidad depen- visiones del MAAR. En los ámbitos más
derá, especialmente, del ámbito socio- periféricos de la cultura (p.e., trabajo, eco-
cultural concreto en donde se produzcan nomía, política) los grupos implicados
las interacciones de los grupos implica- optan, con mínimas diferencias, por la
dos. Por otra parte, no siempre coincidi- adaptación asimilacionista. Sin embargo,
rán las opciones deseadas (plano ideal) a medida que se asciende hacia ámbitos
con las adoptadas (plano real). En este más centrales o del núcleo duro de la cul-
escenario, la confluencia de las elecciones tura (p.e., relaciones familiares, creencias
de los colectivos en contacto puede lle- y costumbres religiosas, principios y valo-
var, siguiendo el planteamiento de res) se plantean divergencias claras: los

2. En el caso de Canadá se destaca el modelo de aculturación de Berry y colaboradores (1989),


Berry (1990) y el modelo interactivo de aculturación de Bourhis y colaboradores (1997). De
los desarrollados en países europeos se mencionan los trabajos de Piontkowski y cols. (1995,
2000 y 2002).
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colectivos de inmigrantes desean separarse que se sienten más discriminados por, y


y la población autóctona prefiere que se distantes de, los autóctonos, y los que
asimilen. La única excepción a este patrón manifiestan más prejuicio (en compara-
de resultados se produce en el ámbito de ción con los magrebíes) hacia ellos.
las relaciones sociales, donde la diferen- Consecuente con el análisis realizado
cia entre planos adquiere protagonismo: y el fin último marcado, el texto se cierra
ambas poblaciones en contacto desean la con propuestas concretas que facilitan un
integración pero las estrategias puestas en proceso «integrador». Algunas de ellas tie-
práctica (o percibidas) son de separación. nen que ver con las condiciones del con-
De esta forma, las situaciones consen- texto social necesarias para que éste pueda
suadas se establecen en los ámbitos peri- producirse: una situación de regularidad,
féricos de la cultura, las conflictivas en los condiciones materiales aceptables, recom-
centrales y las problemáticas en el ámbi- posición del núcleo familiar, unos medios
to de las relaciones sociales. de comunicación social con información
Por otra parte, las variables psicoso- ajustada a la realidad, y la apuesta por la
ciales tratadas (prejuicio, sesgo endogru- integración frente a la marginación que
pal, opinión sobre la sociedad autócto- impida la exclusión. Otras están orienta-
na, identificación con el endogrupo, etc.) das a disminuir el prejuicio o cambiar los
afectan al proceso de aculturación. estereotipos: la perspectiva de la «hipóte-
Concretamente, el análisis discriminan- sis de contacto» planteada por Allport
te muestra que el prejuicio hacia el exo- (1954), la desconfirmación de estereoti-
grupo es la variable más relevante. Esta pos, y las intervenciones basadas en el pro-
conclusión aparentemente «clasicista» ceso de categorización.
esconde planteamientos originales y, a Este texto es el resultado de vincular
veces, rupturistas. Así, los estudios pre- la reflexión teórica y el análisis empírico
vios sobre el prejuicio y las actitudes de más allá de los límites de un trabajo pun-
aculturación no incorporaron la actitud tual. Se inscribe dentro de una red temá-
de exclusión, sin embargo esta investiga- tica desarrollada en el tiempo acerca de
ción pone de manifiesto que no sólo los las relaciones interétnicas y el proceso
niveles bajos de prejuicio están relacio- de aculturación. En este escenario, las
nados con la actitud de integración, sino contribuciones que se han presentado vie-
que el alto nivel de prejuicio de la pobla- nen a superar las concepciones parciales
ción autóctona se relaciona con el deseo y no exentas de ciertos reduccionismos
de «excluir» a la inmigrante. Especial inte- que la literatura previa, incluida la de los
rés tiene el haber hecho extensivo el aná- propios autores, han mantenido sobre el
lisis a los colectivos de magrebíes y sub- proceso de aculturación. Pero aún así,
saharianos, comprobando que el prejuicio esta obra es la expresión de combinar el
que éstos mantienen hacia la población trabajo multidisciplinar del equipo de
de acogida condiciona sus propias estra- investigación, el apoyo decidido del
tegias y actitudes de aculturación. Ministerio de Ciencia y Tecnología y las
Finalmente, la orientación bidireccional instituciones andaluzas, y la colaboración
del prejuicio hacia el exogrupo ha per- indispensable de las organizaciones ciu-
mitido mostrar la existencia de percep- dadanas.
ciones cruzadas. Mientras que las opi-
niones de los españoles indican mayor Isabel Fernández Prados
percepción de distancia y mayores nive- Universidad de Almería
les de prejuicio hacia los magrebíes que Facultad de Humanidades
hacia los subsaharianos, comentan por y Ciencias de la Educación
ejemplo los autores, son éstos últimos los iprados@ual.es
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JOUVE, Bernard; BOOTH, Philip (dirs.)


Démocraties métropolitaines
Québec: Presses de l’Université du Québec, 2004, 335 p.

Amb una perspectiva pluridisciplinar, associatiu. En segon lloc, els autors ana-
aquest llibre col·lectiu aprofundeix en la litzen els casos Londres (P. Newman i
dimensió democràtica de la gestió metro- A. Thornley), Toronto (J.-A. Boudreau)
politana. A part de la introducció i la con- i Montreal (A. Lattendresse). En tots
clusió, escrites pel politòleg francès s’han produït reformes que han trans-
Bernard Jouve, l’obra conté dotze capí- format llur estructura institucional en
tols signats per sociòlegs, politòlegs, geò- nom de la competitivitat econòmica,
grafs i economistes. A més a més, els independentment de l’orientació políti-
exemples triats provenen de tres països: ca dels governs promotors del canvi (el
el Canadà, França i el Regne Unit. govern central i els governs provincials,
Els autors parteixen de la hipòtesi que respectivament). Així, aquests exemples
actualment existeixen dos processos simul- semblen demostrar que la governança
tanis que afecten l’elaboració de les polí- urbana és imposada pels dictats del capi-
tiques urbanes i la concepció de la talisme (competitivitat, desenvolupament
democràcia. D’una banda, la reestructu- econòmic) i que alhora és dirigida pels
ració de les relacions entre els diferents governs d’àmbit superior (l’Estat o els
àmbits territorials que situa les ciutats com governs subnacionals). Davant d’aquest
a espais de regulació social i econòmica. fet, ens podem preguntar on resideix la
En altres paraules, el paper de les ciutats suposada capacitat de regulació social i
a l’interior dels estats i a escala interna- econòmica de les ciutats, qüestionant la
cional esdevé reforçat. De l’altra, la rede- validesa de la hipòtesi de partida.
finició del model de gouvernance (gover- Trobem la resposta en el segon procés
nança), o les relacions entre l’Estat, els de canvi analitzat en el llibre: les transfor-
actors del sector privat i els actors de la macions de la natura de l’Estat. La fi de
societat civil. A continuació desenvolu- l’estat del benestar comporta, entre altres
parem les característiques principals d’a- efectes, la pèrdua del monopoli estatal
quests dos fenòmens. d’integració i coordinació de les institu-
Els autors es pregunten si la globalit- cions i dels actors. Per B. Jouve, aquesta
zació afecta l’elaboració de les polítiques crise du politique modifica el procés d’ela-
urbanes. Com a resposta afirmativa, tro- boració de les polítiques públiques, i afa-
bem diversos casos de «l’adaptació» de voreix la participació dels actors del sec-
les ciutats a la nova fase del capitalisme. tor privat i de la societat civil. La
En primer lloc, les iniciatives impulsa- pluralització del sistema polític adopta for-
des pels actors locals, sense implicar-hi mes diverses: partenariat, concertació, deli-
canvis institucionals. Per exemple, el beració. Diferents factors n’influencien el
capítol consagrat a les corporations de grau d’obertura: la cultura política, l’es-
développement économique communau- tructura institucional, la conjuntura polí-
taire de Montreal, signat per J.-M. Fon- tica i socioeconòmica, el sistema d’actors.
tan, J.-L. Klein i B. Lévesque. Aquests En el llibre trobem diversos exemples,
centres de desenvolupament econòmic centrats en l’espai urbà, que confirmen
comunitari van néixer i ràpidament es l’existència de diferents fórmules de coo-
van estendre als anys vuitanta als dis- peració entre els actors. Al Regne Unit,
trictes de la ciutat amb l’objectiu de crear mitjançant els partenariats públics/pri-
ocupació en cooperació amb el teixit vats, mecanisme impulsat i coordinat
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pel govern central, segons G. Dabinett i riències analitzades i qüestionen la supo-


P. Booth. En el cas francès, podem sada obertura del sistema polític. Tal com
extreure dues lliçons de les experiències afirma B. Jouve, els mecanismes de par-
de concertació amb les associacions de ticipació creen una falsa il·lusió ja que en
barri. Primer, les tensions existents entre lloc d’ampliar les opcions de participació
els municipis i les associacions per tal de la ciutadania contribueixen a la repro-
de monopolitzar el control i la legiti- ducció social i econòmica. Contràriament
mitat del procés, com expliquen a aquesta visió, una lectura més optimis-
P. Warin i D. Chabanet. Segon, un grau ta dels canvis actuals ho interpretaria com
d’obertura a la ciutadania molt limitat una oportunitat d’obertura del sistema a
a causa del caràcter consultiu i forta- la ciutadania i d’enfortiment de la
ment tècnic del procés (J.-Y. Toussaint, democràcia.
S. Vareilles, M. Zepf i M. Zimmer- Finalment, com a balanç de la lectu-
mann). En el cas de Montreal, tal com ra, pensem que el llibre combina per-
explica A. Latendresse, ha estat la nova fectament la teoria amb els exemples
reforma municipal que ha modificat el pràctics, que són, en la majoria dels
model de governança existent. Així, l’ac- casos, força pertinents. Tanmateix, l’o-
tual estructura municipal (una ciutat bra ens ha decebut en un punt, precisa-
creada a partir de la fusió de 28 muni- ment en les expectatives generades pel
cipis i descentralitzada en districtes) ha seu títol, démocraties métropolitaines. En
permès introduir diverses experiències efecte, la dimensió metropolitana és
de concertació, més o menys innovado- absent: d’entre tots els temes tractats en
res segons els casos. Aquesta relativa aquest llibre, hi ha una supremacia d’es-
innovació contrasta amb el cas dels dis- tudis de cas basats en els àmbits local i
trictes francesos, que foren creats l’any infralocal. Hem de deduir, doncs, que
1982 en les tres grans ciutats a imatge una democràcia participativa a escala
de l’estructura municipal tradicional. metropolitana no és possible? Pocs capí-
Segons M. Houk, els arrondissements tols tracten aquesta qüestió, i els resul-
francesos pateixen un fort procés d’ins- tats que se’n desprenen tendeixen efec-
titucionalització des dels darrers deu tivament cap a una visió escèptica. Tal
anys i les experiències de democràcia com afirma P. Hamel, en la majoria dels
participativa són excepcionals. L’anàlisi casos la democràcia representativa és ine-
de Toronto de J.-A. Boudreau ens mos- xistent en l’àmbit metropolità, i en cas
tra com la cultura política participativa que hi hagi formes de representació,
no és immutable. En efecte, en aquesta aquestes són clàssiques. En conseqüèn-
ciutat, afectada també per una fusió cia, la lectura d’aquest llibre ens inclina
municipal l’any 1998, s’ha produït en a concloure que la creació d’una identi-
els darrers 30 anys el pas d’un règim tat i d’una ciutadania metropolitanes és
reformista a un règim neoliberal. encara una utopia.
En definitiva, aquests exemples evi-
dencien l’existència d’una varietat de for- Mariona Tomàs
mes de relacions entre els actors en el marc INRS-Urbanisation, Culture
de les polítiques urbanes. Alhora, però, et Société. Canadà
els autors són escèptics davant les expe- mariona_tomas@inrs-ucs.uquebec.ca
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UÑA JUÁREZ, Octavio; HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Alfredo (dirs.)


Diccionario de sociología
Madrid: ESIC-Universidad Rey Juan Carlos, 2004, 1.657 p.

Cada vez es mayor el número de especia- más universales, se justifica por la com-
listas y profesionales de diversas materias, plejidad real de nuestras sociedades, que
tanto limítrofes con la sociología (por exige una mirada reflexiva acerca de los
ejemplo: la psicología social, la antropo- vínculos entre los hombres individual-
logía cultural, la historia o la geografía); mente, los grupos, las instituciones y la
como cercanas a ella (como el urbanismo, sociedad; y en especial acerca de los ras-
el derecho, la economía o la geografía), gos de las culturas que sustentan estas
que mantienen un alto interés por ini- sociedades (tradicionales, modernas, de
ciarse, comprender y aplicar los princi- masas), las nuevas formas de sociabilidad
pios de la sociología general así como de y agrupación (audiencias, públicos), y las
las sociologías aplicadas a sus cursos, aná- maneras de relacionarse (individualismo,
lisis y planificaciones; y que suelen tam- privacidad).
bién entusiasmarse con las modernas téc- Si se tiene en cuenta el voluminoso
nicas de investigación social. Y ello a pesar número de términos incluidos en el dic-
de que periódicamente —o permanente- cionario, su cuidada y revisada concep-
mente, según se mire—, los sociólogos tualización, y la sucinta pero básica biblio-
hablamos de «crisis» de la sociología; o grafía que los acompaña; y se cruza con
del «funcionalismo», «marxismo», etc. la variedad de autores, de escuelas teóri-
Por ello, es siempre de agradecer a la cas y dimensiones de la sociedad expues-
comunidad sociológica, y respecto de este tos y analizados, se encuentra un ver-
libro en concreto al equipo interdiscipli- dadero monumento expositivo bien
nar que lo ha realizado, que aparezca un organizado, y dentro del cual encontra-
nuevo diccionario de términos, cuyo con- mos autores tanto clásicos como con-
tenido alcanza a todas las ciencias socia- temporáneos, rellenándose página a pági-
les y también en parte a las ciencias na el mapa del saber sociológico, e
humanas, debido a su amplitud, casi incluyendo directa e indirectamente
exhaustividad. numerosos conceptos acerca de las socio-
Sin duda, la actualidad científica de la logías especializadas: del conocimiento,
sociología se mantiene al día tanto por de la ciencia, de la cultura, de la comu-
la labor de los profesores e investigado- nicación, urbana y rural, de la política,
res, como de los profesionales, que en del derecho, modo, publicidad, etc.
todos los casos la diseñan con sus encues- Revaloriza este interés el hecho de que
tas, entrevistas y sondeos múltiples y cru- una parte importante de los artículos ha
zadas radiografías del estado de la socie- sido redactada por las nuevas generacio-
dad, e incluso del mundo; y cuando los nes de sociólogos, siempre articulados por
datos sobre opiniones, actitudes, valores los sociólogos más académicos, incluyen-
y creencias se han convertido en nuevas do los temas dedicados a la investigación
dimensiones del conocimiento social y social.
político. Las tradiciones nacionales en las que
La necesidad —imprescindible— de se fundamenta la moderna sociología,
consultar términos sociológicos diversos, como la alemana, la francesa, la británi-
desde estratificación y clase social, hasta ca y la norteamericana, dejan paso poste-
representaciones y conciencia colectiva, riormente a la variedad (pluralismo) y
por ejemplo, por indicar alguno de los riqueza (profundidad) de las nuevas teo-
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rías surgidas y desarrolladas posterior- siones analíticas: la cuantitativa y la cua-


mente, incluyéndose la sociología cultu- litativa, así como las formas de integra-
ral, la analítica, la histórica, el interaccio- ción necesarias para su aplicación al cono-
nismo simbólico, la teoría crítica de la cimiento de la estructura social en sus
sociedad, el psicoanálisis social, la feno- diferentes niveles y dimensiones: pobla-
menología, la etnometodología, la teoría ción, ecología, movilidad, urbanización,
de la decisión racional, etc., con el resul- economía, cultura, comunicación, migra-
tado de un contenido pleno de ideas ción, etc.
novedosas dentro de este diccionario, Entre las novedades terminológicas, que
donde —repito— cada concepto se explo- hay muchas y en esto destaca sobre otros
ra y explica, con las lógicas limitaciones diccionarios publicados (aunque también
impuestas por el carácter generalista de la de alta calidad), destaca la recuperación de
publicación. Fermín Caballero, sociólogo español
La estructura alfabética adoptada ofre- de mediados del siglo XIX, cuya labor se
ce una representación útil para el usua- realizó en los campos de la sociología rural
rio, coherente y sistemática, sobre las uni- y de la sociología política; y que, aunque
dades conceptuales de la vida del hombre poco conocido (como muchos otros que
en agrupación y colectividad, así como tendremos que recuperar poco a poco),
sobre las formas simbólicas de la sociedad tiene un marcado interés histórico-cultu-
(lenguaje, ritos, mitos); e incluyendo los ral para la sociología española, ya que ha
diferentes modelos elaborados por los teó- sido revalorizado gracias a la labor de la
ricos de la sociedad, la cultura y la perso- Asociación Castellano-Manchega de
nalidad (puesto que los límites entre la Sociología y del Ayuntamiento de Barajas
sociología, la psicología social y la antro- de Melo, donde nació.
pología son a menudo imprecisos). Sobre
todo facilita la consulta de los términos Miguel Roiz
acerca de las diversas metodologías que el Universidad Complutense de Madrid
desarrollo de la sociología empírica ha Dpto. de Sociología VI (Opinión
propiciado en sus dos principales dimen- Pública y Cultura de Masas)

MAFFESOLI, Michel
La part du diable
París: Flammarion, 2002

Vivimos tiempos de incertidumbre. Las antes primaban las unidades individua-


distinciones y las dualizaciones que ali- les cuales mónadas sin ventanas y desli-
mentaron de la modernidad han entrado gadas entre sí habitando un espacio lógi-
en quiebra. Sus identidades rígidas, co e inerte, ahora destaca el agitado y
inconfundibles y autosuficientes pare- convulso fondo pasional del cual brotan
cen dar paso a una nueva atmósfera, la las unidades individuales como ramifi-
posmoderna, en la que predomina lo caciones emparentadas unas con otras
híbrido en todos los aspectos de la socie- por una raigambre común. En ellas habi-
dad. El tenor economicista y funcional ta el todo, con sus impurezas cósmicas
de la modernidad deja su lugar a un sem- y sus flujos vitales, en ellas convive lo
blante social que celebra los límites difu- propio y lo ajeno, la identidad y la alte-
sos y las identidades nómadas. Allí donde ridad.
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Este cambio de atmósfera social es el sible y otros. En todos ellos, Maffesoli pre-
que detecta la sociología de Michel tende plantear una suerte de sociología
Maffesoli. Los viejos atuendos y ropajes de impronta mediterránea que, frente a
de una sociedad deudora del concepto ya la desmesura de la racionalidad, del deber-
no sirven para la posmodernidad esteti- ser y del orden, fomentada por la Europa
cista que se demora en el símbolo para anglosajona, concede protagonismo a los
ligar los fragmentos del mundo y de la accidentes, al sentido y a la expresividad
sociedad. La presencia del símbolo del hombre. Se trata de una sociología que
impregna una óptica sociológica que, fren- sabe, además de por su saber, por su sabor,
te al frenesí de la diferencia(ción) de la una sociología que otorga la voz y la
modernidad, aboga por reinstaurar una palabra al color, al tono y al aroma de
visión holista sin menoscabar lo singular y la materia, que nos habla del gusto de los
lo específico. Se trata de reagrupar los ele- cuerpos por la atracción y el roce, que
mentos incomunicados por una raciona- atiende a la porosidad del sentir-sentido
lidad que desdeña lo promiscuo, de ligar de los individuos.
el espíritu y la materia, lo masculino y lo Varias son las influencias teóricas que se
femenino, el bien y el mal, en definitiva, dan cita en una obra tan singular e incon-
de desescombrar el bestiario de una fundible como la de Maffesoli: Emile
modernidad prometeica ante cuyas imá- Durkheim y la presencia de la religión
genes deformes (el mito, la tradición, la como fermento de lo social, Gilbert
tragedia, la muerte, lo onírico, lo imagi- Durand y Carl Gustav Jung como repre-
nario) ve peligrar la solidez del orden sentantes señeros del Círculo de Eranos
social y la racionalidad pura del hombre tan dado a escarvar en la trascendencia
civilizado. inherente al simbolismo humano, Max
Un cierto halo de religiosidad impreg- Weber en lo que tiene de precursor de la
na este enfoque social. No en vano, si el idea de politeísmo de valores como algo
signo técnico separa para analizar con propio de la modernidad, y Georg
rigor, el símbolo, por su connatural dis- Simmel con su mirada esteticista atenta
posición a re-ligar los fragmentos del al gesto anímico de una sociedad a partir
mundo (hombre-naturaleza-dios) sepa- de sus detalles y fragmentos singulares.
rados por la modernidad, apunta a lo que Sin olvidar la presencia de poetas
religa (en clara sintonía con la religión en (Fernando Pessoa), teólogos (Raimon
su voz latina religio), a una visión totali- Pannikar) y mitólogos (H. Corbin) que
zadora en la que las partes se rozan y se sugieren formas de expresar lo inexpresa-
afectan. De aquí se deriva una imagen en ble, la cointidentia oppositorum, como la
la que lo social, mimetizando el metabo- entraña de la realidad social.
lismo del organismo cósmico, aparece Con todos estos materiales hilvana una
como un cuerpo vivo, regado por un flujo trama sociológica que se acerca al hecho
sanguíneo continuo, sujeto a equilibrios social in status nascendi, emergiendo desde
precarios e inmerso en un proceso de ese magma imaginario en el que la acción
renacimientos y muertes permanentes. social pacta con la tradición evocadora,
El último libro de este sociólogo fran- con la materia cósmica, con la matriz
cés prestigiado internacionalmente por lat(i)ente de lo vivo, con la muerte, etc.
una obra copiosa y original viene a incidir A partir de estas corrientes subterráneas
en aspectos ya tratados con maestría en de sentido, Maffesoli pinta un modelo
libros precedentes tan significativos para social en el que los individuos actúan por
la sociología contemporánea como El afectación, por procesos de identificación
tiempo de las tribus, El conocimiento ordi- y adhesión despojados de cualquier otra
nario, De la orgía, Elogio de la razón sen- razón que la estrictamente pasional. Se
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sienten llamados por la libido sentiendi real como algo inmutable, lógico e in-
que les funde en una unidad en la que se maculado, al estilo del Ser de Parménides,
reconocen. Esa unidad que se crea y des- las Ideas de Platón, el Espíritu de Hegel
truye en cada lance social rebasa el domi- o las Leyes de la Historia en Marx.
nio propiamente humano y comprome- Maffesoli reivindica un lugar en nuestras
te las dimensiones imaginarias y poiéticas sociedades para la parte maldita (en expre-
del mundo en las que rige lo a-moral y lo sión de G. Bataille) que promueve esce-
a-lógico, en las que fermenta la creativi- nas tan presentes en las sociedades con-
dad, la locura, la tragedia, en las que la temporáneas como la rabiosa intensidad
razón se abisma en tierra extraña. del instante efímero, la ausencia de cual-
Por ello mismo, la posmodernidad quier óptica histórica en clave de progre-
entrevista por Maffesoli siente cercana la so, la necesidad de encuentros emocio-
presencia de realidades que la moderni- nales que aglutinan identidades colectivas,
dad anatematiza por ser contrarias a la la laxitud y la precariedad de hechos y
pureza de la razón: lo imaginario, lo poé- relaciones por cuanto deudores de afec-
tico, lo fragmentario, lo onírico, lo reli- tos y no de compromisos dogmáticos, etc.
gioso, la tradición. Todas ellas nos hablan La parte del diablo apunta, por tanto,
de una visión organicista del mundo en la a una visión del mundo cargada de tur-
que nada queda fuera, en la que todo bulencias, a un esquema ontológico basa-
coparticipa de todo, en la que el mal com- do en una tensión irrevocable entre fuer-
parece trágicamente rehabilitando la crea- zas que no saben de reconciliación y que
tividad humana a partir de las ruinas que reinciden en el desgarro como ya indica-
deja a su paso. Se apuntaba anteriormen- ban Heráclito, Nietzsche y Simmel (entre
te la importancia que la sociología de otros). Lo que hay, lo substantivo, es esci-
Maffesoli concede al simbolismo. No en sión, y lo adjetivo apunta a sus suturas
vano, a su través todo queda relacionado simbólicas transitorias y precarias que no
con una red ontológica (no virtual) de la pueden contener la inexorabilidad del
que no hay salida y en la que se recoge caos. Se trata de enfocar la realidad social
la complejidad de una realidad infinita desde la tragedia y no desde el drama, des-
en devenir perpetuo. Precisamente el sim- de los desajustes derivados de fuerzas en
bolismo permite a Maffesoli expresar la colisión y no desde la armonía propia de
presencia efectiva de procesos anónimos organismos que, sin agitación interna,
e impersonales que promueven una con- mueren por inanición.
ciencia humana desgarrada y escindida Así, estampas tan presentes de nuestra
por cuanto su existencia obedece a razo- cotidianidad como la omnipresencia de
nes oriundas del alma del mundo y car- la fiesta, el demonismo en sus múltiples
gadas de misterio. El propio símbolo expresiones, la magia, la astrología, la
remite a la hermandad de la vida social videncia, los alucinógenos, los productos
con lo totalmente otro (R. Otto) que habi- tóxicos, los psicotrópicos, el regodeo tele-
ta el cosmos y el devenir natural. visivo en la desgracia ajena, nos ponen
En este sentido, el libro que aquí se sobre la pista de una sensibilidad social
presenta pretende restituir a la vida social que encara, reconoce y experimenta en
esa parte del diablo que es irrenunciable sus carnes lo que la modernidad ocultó,
en la realidad del mundo y de la socie- el territorio daimónico de lo imaginario
dad. Se trata de lo negado por la tradición y de lo dionisiaco a partir del cual quie-
occidental de pensamiento que ha visto bra la rigidez y el autocontrol del indivi-
el mal como algo sin consistencia, sin duo contemporáneo y asoma su perfil
substancia, como mera ausencia de bien, monstruoso y horrendo que sólo el gran
para así promover una definición de lo arte de los últimos siglos (Friedrich y
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Goya entre otros) ha sido capaz de retra- modernidad todo parece ser imagen o
tar. imaginario con el peligro que eso supone
La pretensión teórica de Maffesoli es de confundir las imágenes de la con-
la de integrar en el orden social aquello ciencia colectiva actual (tipos tales como
que de continuo pugna por minar sus el galán de turno o la top-model del
cimientos, aquello que, soterrado, atrae momento) con las imágenes del imagi-
por desconocido, aquello que pone al nario o inconsciente cultural (arquetipos
hombre en el límite entre la cordura y la como Hermes, Dioniso, Deméter), que
locura. Su pupila analítica alcanza hasta son potencialidades de representación
donde fecundan los extremos que nues- contemporáneas de toda forma de vida.
tra tradición de pensamiento ha mante- Ayer, hoy y mañana, el componente ana-
nido escindidos e incomunicados. lógico de la imaginación nutre las dis-
Estamos ante un trabajo de indudable tintas formas de conciencia humana que
envergadura teórica y explicativa. Su ori- tienen en común no lo que dicen y expre-
ginalidad pasa por destapar el susurro de san, sino lo que callan y ocultan, esa pre-
fondo que desprende el flujo perpetuo sencia innombrable que nos da la voz, la
de esas metáforas evocadoras (de las que palabra y el sentido. El imaginario es
habla Nietzsche) que se incorporan al pre- la tradición de lo pensado por el hombre,
sente histórico reinventando en cada caso como insinúa el mentor y el maestro de
al hombre. La definición que éste se da Maffesoli, Gilbert Durand. Sería lo trans-
en cualquier contexto histórico es con- histórico conjugado por el presente, hecho
temporánea de ese magma metafórico que presente. En definitiva, el fondo ecumé-
no deja de insinuar, sugerir y evocar pau- nico que nutre de contenidos figurativos
tas de significado y modelos de acción. y simbólicos a toda sociedad, incluida la
Sin embargo, frente a lo que parece de la cultura de la imagen de nuestros días.
proponer el propio Maffesoli, ese magma Esta última observación tan sólo pre-
o imaginario social no es privativo de la tende aclarar un punto que es menor en el
posmodernidad. Si acaso, en ella se es argumento del autor y que en ningún caso
más consciente de su presencia en la idea- afecta a la entraña de un trabajo que, entre
ción humana por la cercanía en el tiem- sus virtudes, se encuentra la de llamar a
po del poso que en la reflexión filosófi- las cosas por su nombre, independiente-
ca deja el giro hermenéutico (Heidegger mente de que sean o no previsibles, lógi-
y Gadamer) y que define al hombre cas, uniformes.
como intérprete. Si bien en la moderni-
dad iconoclasta el imaginario pierde todo Celso Sánchez Capdequí
protagonismo a favor de la conciencia Universidad Pública de Navarra
autónoma y desencantadora, en la pos- Dpto. de Sociología

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