Está en la página 1de 82

Página

1
los tres jinetes

del bosque negro


(the three horsemen of the black forest)

Scarlet Hyacinth
2
Página
Este libro fue traducido por el blog BRAD
PACK C para libre lectura solo te pedimos que
no cambies nada de él. Nuestro Staff realizó
mucho esfuerzo para que puedas leerlo.

Este libro es de contenido homoerótico, es


decir tiene escenas de sexo explícito
hombre/hombre, si te molesta el tema no lo
leas, y si eres débil de corazón no sería
recomendable.

¡¡¡Esperamos que lo disfrutes!!!


3
Página
Resumen
La madre enferma de Vassili le dio un soldado de juguete
destinado a ayudarle en los momentos difíciles, y Vassili
necesita toda la ayuda que pueda conseguir.

Cuando su padre se vuelve a casar la nueva madrastra y


hermanos de Vassili hacen todo lo posible para hacer su vida
miserable. Determinados a liberarse de Vassili sus crueles
hermanastros lo envían al Bosque Negro de Baba Yaga.

Pero con la ayuda del regalo de su madre, Vassili evita la


muerte a manos de una malvada bruja, y en su lugar descubre el
amor en los brazos de tres jinetes misteriosos, Deni, Sonta, y
Noci.

Cuando la mortalidad Vassili le impide estar con sus


jinetes de otro mundo, ¿puede encontrar una manera de
quedarse con sus amantes para siempre?

4
Página
Dedicatoria
Para todos los que alguna vez leyeron un cuento de hadas
y querían que el príncipe terminara con su mejor amigo, no la
princesa.

Con agradecimiento a Rachel, Kyo, Alice, y a mi Puy por


su apoyo y sugerencias.

5
Página
Prólogo
Larissa tarareó una melodía alegre mientras tejía la ropa
de su hijo no nacido. Su esposo, Dimitri, estaba afuera cortando
madera, el material que necesitaba para tallar adornos para los
habitantes más ricos de su pueblo. Ella lo extrañaba, pero el
regresaría en unas cuantas horas. Hasta entonces, ella tenía la
compañía de su hermoso hijo.

Ella sabía que su bebé sería un niño. Soñaba con él, acerca
de un hermoso niño con rizos rubios como los suyos y los ojos
azules de Dimitri. Incluso pensó en un nombre para él: Vassili.
Pronto, Vassili nacería y completaría su familia.

Larissa acarició su estomago, riendo suavemente mientras


sentía la patada de su hijo. Ella ya lo amaba mucho. No podía
esperar para sostenerlo en sus brazos, enseñarle a caminar y
mostrarle todo lo que su mundo tenía para ofrecer.

De repente, una ráfaga de viento pasó a través de la


ventana abierta. Larissa frunció el ceño. Ella recordaba
claramente a Dimitri cerrando esa ventana. Su esposo la
adoraba con casi paranoico cuidado, tanto que odiaba estar lejos
de la casa aunque sea por pocas horas. Cuando tenía que irse,
cerraba todas las puertas y ventanas para que nadie pudiera
entrar a dañarla.

Por lo tanto, la ventana abierta sorprendió a Larissa, y no


en el buen sentido. Se levantó de la silla, haciendo con dificultad
su camino hacia ella. Era tonto asustarse por algo tan pequeño.
Aún así, no pudo evitar estar aliviada cuando se las arregló para
cerrar la ventana sin problemas.

Sin embargo, mientras volteaba para regresar a su asiento,


6
Página

se encontró con una visión aterradora.


Tres hombres de pie ante ella, y ellos no eran como nada
que alguna vez hubiera visto. El primer hombre tenía la piel
blanca como el mármol, y su cabello y ropas alardeaban del
exacto mismo color. Inclusive sus ojos lucían un extraño blanco,
casi como si estuviera ciego. Larissa sabía que ese no podía ser
el caso, ya que la mirada del hombre se veía demasiado
enfocada y penetrante.

El segundo hombre era aún más llamativo. Su ropa, su


piel, su cabello, todo en él ardía con un color rojo encendido. En
cuanto al tercer hombre, parecía casi una sombra, como un
ángel de la muerte. Ojos negros, cabello negro, piel negra, todo
en él oscuro y amenazador.

Larissa solo se quedo ahí, congelada, incapaz de apartar su


mirada de los tres hombres. Parecían surrealistas en su
perfección. Tanto que, Larissa pensó que podría estar soñando.
Sin embargo, cuando el hombre oscuro dio un paso hacia
adelante, ella salió de su trance. La dañarían. Dañarían a su
querido hijo. Necesitaba salir de ahí.

Larissa dejó salir un grito mientras se volvía hacia la


salida. Ella ni siquiera pudo dar un paso. Frente a ella, el
hombre oscuro de repente apareció, frunciendo el ceño
ferozmente.

Lagrimas empañaban la vista de Larissa. Escudó su


inflamado vientre con su mano, desesperada por proteger a su
hijo.

—Por favor, no me lastimes. Tomen lo que quieran, solo no


le hagan daño a mi hijo.

Ella realmente no esperaba que escucharan sus palabras.


Para su sorpresa, una gentil voz sonó detrás de ella.

—Noci, la estas asustando.


7
Página
Instintivamente, Larissa quiso mirar atrás hacia la fuente
del sonido. La suave voz la llamaba de alguna manera. Sin
embargo, odió el pensamiento de darle la espalda al hombre
oscuro, Noci.

Cuidadosamente manteniendo su distancia, ella se


desplazo de forma que ella tuviera a los tres hombres en su línea
de visión.

—¿Qui-Quién eres? —Se las arregló para balbucear.— ¿Qué


es lo que quieren?

El hombre de blanco sonrió gentilmente.

—Lo siento. Hemos sido muy rudos. Yo soy Deni, mi


amigo de rojo es Sonta y nuestro oscuro compañero es Noci. —
Él vaciló brevemente y habló de nuevo.— Somos tus amigos. No
necesitas temernos.

El hombre de rojo, Sonta, asintió.

—No te dañaremos o a tu hijo. —Noci le dio a Larissa una


mirada un poco malhumorada.— Me disculpo. Yo estaba un
poco… demasiado entusiasta.

Larissa quiso reír con la frase, pero absteniéndose de


hacerlo, este hombre no se disculpa muy seguido y ella no
quería ofenderlo. Además, ella tenía otras, más importantes
cosas de las que preocuparse.

—Aún no han respondido a mi pregunta. ¿Qué es lo que


quieren?

Por un breve momento, los tres hombres no contestaron.


Finalmente, Sonta se frotó los ojos con frustración.

—Oh, por el amor de Dios… Estamos aquí para hablar de


tu hijo.
8
Página
Con las palabras de Sonta, Larissa dejo salir un sonido
sorprendido. Ellos dañarían a su bebe después de todo. Ellos
tomarían a su dulce Vassili de ella.

Se volvió para tratar de encontrar una salida de escape,


pero una mano fuerte agarró su muñeca, deteniéndola.
Mientras miraba hacia su captor, se dio cuenta que el que la
mantenía presa era, sorpresivamente, Deni.

—Sonta no lo explicó correctamente, —Deni empezó de


nuevo.— Queremos ayudarte, a proteger a tu hijo.

Larissa arrebató su mano fuera del agarre de Deni.

—¿Por qué debo creerles? Ustedes irrumpen en mi casa en


la ausencia de mi esposo y muestran interés en mi hijo. No
pueden creer que confiaré en todo lo que digan. Ustedes…

Un enojado gruñido interrumpió la frase de Larissa.

—Basta, detente. —Noci la fulminó.— Si quisiéramos


lastimarte, ya lo hubiéramos hecho. Nuestra presencia es
importante y tú te mantendrás en silencio y escucharás.

Por alguna razón, su oscura mirada hizo sentir a Larissa


pequeña e insignificante. Larissa asintió silenciosamente.
Sonriendo en obvio alivio, Deni tomo una profunda respiración
y empezó a explicar una vez más.

—Tu hijo está destinado a grandes cosas. Su futuro está


unido al nuestro y su felicidad a nuestra libertad.

Larissa realmente no podía entender lo que quería decir


Deni con esa criptica declaración. Antes de que ella pudiera
expresar sus preguntas, Sonta dio un paso al frente y sostuvo su
palma. Su mano se sentía caliente, casi abrasadora al tacto.
9
Página
Aún así, por extraño que pareciera, el calor no la quemó.
De hecho, la confortó. Sonta le apretó la mano, dejando que el
calor se filtrara por su cuerpo.

—Para que esto pase, Vassili necesitará ayuda, —Sonta


señaló.— Él encontrará cosas en la vida, enemigos difíciles de
vencer.

Noci se aproximó una vez más, su tono tornándose más


calmado, amigable.

—A través de ti, nosotros obsequiaremos a Vassili un


importante y muy valioso regalo. —Noci se inclinó hacia el cofre
de madera donde Dimitri mantenía sus tallas y sacó un soldado
de juguete. Dimitri lo había tallado tan solo unos días antes para
su hijo no nacido.— El regalo que nosotros te confiamos ahora
debe ser mantenido en secreto por todos los medios.

Deni asintió, poniendo su palma sobre el soldado de


juguete en la mano de Noci.

—No debes decirle a nadie sobre nuestra presencia aquí.

Sonta finalmente liberó a Larissa de su agarre y asintió


cubriendo la mano de Deni con la suya.

—Ni siquiera a Dimitri, ni siquiera al mismísimo Vassili.

Una luz empezó a brillar de las palmas de los tres


misteriosos hombres. Negro, blanco y rojo rodearon al pequeño
soldado de juguete.

Por un momento, Larissa pensó que sería destruido por el


embate de poder. No pasó. Cuando la luz murió, Deni y Sonta
levantaron las manos del juguete, y Noci se lo entregó a Larissa.

Larissa lo miró con escepticismo. No se veía diferente.


10

—¿Éste es el regalo para Vassili?


Página
Antes de que los tres hombres pudieran responder, una
voz diferente replico.

—Sí, hermosa Larissa. Yo soy el regalo para tu hijo.

Larissa jadeó mientras el soldado de madera hablaba,


dejándolo caer al suelo. Noci lo levantó de nuevo y Deni se rió
entre dientes de la expresión ligeramente molesta del pequeño
juguete. Parecía increíble que un juguete de madera pudiera
tener una expresión, pero ahí estaba.

—Le dimos a nuestro pequeño amigo, aquí presente, vida,


sabiduría, bondad, y fuerza, —Noci explicó.— Será un ayudante
valioso para tu Vassili.

El soldado de madera asintió.

—Cada vez que se meta en problemas, él solo tendrá que


alimentarme y le ayudaré con su predicamento.

Sonta dio un paso al frente y le dio a Larissa una mirada


seria. —Dale el regalo a Vassili cuando llegue a la edad. El
juguete guiará a tu hijo en el camino que debe tomar.

Noci puso el juguete de vuelta en la mano de Larissa. Una


vez más se convirtió en un soldado de madera, un soldado sin
vida.

—No te preocupes, Larissa. Tenemos buenas intenciones.


Puedes sentirlo en tu corazón.

Larissa le dio otro vistazo al soldado. Si se sintió aprensiva


por la magia que acababa de verlos hacer. Sin embargo, Noci
tenía razón. En su corazón, de alguna forma sabía que estos
hombres estarían vinculados al futuro de Vassili.

—De acuerdo, —murmuro con una sonrisa.— Se lo daré.


11
Página
Noci sonrió de vuelta, por primera vez parecía realmente
satisfecho. Dando un paso atrás, agarró la mano de Deni y luego
la de Sonta. Ante los propios ojos de Larissa, los tres hombres
desaparecieron.

12
Página
Capítulo Uno
Vassili se arrodilló junto a la cama, sus ojos en la frágil,
pálida figura descansando ante él. Su querida, dulce madre. Aún
no podía creer que hubiera caído tan enferma. La fuerte,
saludable, y feliz mujer quien le contaba historias cuando se iba
a dormir de alguna forma se había convertido en una sombra de
lo que fue. Ya no podía arroparlo o cantarle. De hecho, apenas si
podía hablar.

Vassili luchó para ser fuerte y no estallar en lágrimas


mientras acariciaba la cara de su madre. Pronto estaría sobre
sus dos pies de nuevo. El doctor les había dado medicina y la
haría sentirse mejor.

Inesperadamente, Larissa crujió sus ojos al abrirlos,


parpadeando un poco como si quisiera enfocar su vista. Sonrió a
Vassili, urgiéndolo más cerca.

—Mi querido hijo, —ella comenzó suavemente,— peleé con


esta cosa que me consume durante mucho tiempo, pero ya no
puedo pelear más tiempo. Dios está llamando por mí para
unirme a él.

Lágrimas empezaron a correr por las mejillas de Vassili,


porque sabía que su madre finalmente se estaba dando por
vencida en la lucha. Aun así, trató de objetar las palabras de
Larissa.

—No, Mamá, llamaré a Papá. Conseguiremos al médico.

Larissa tosió y se aferró a la mano de Vassili.

—No, mi querido Vassili, quédate aquí conmigo. Tengo


13

algo para ti. — Con eso, Larissa recuperó uno de los soldados
Página

tallados de juguete de Vassili de debajo de la cobija. Vassili vio


que su madre le había cosido al soldado bonita ropa azul que
combinaba con sus propios ojos, adornándola con botones
brillantes. —Tómalo, cyn. Si alguna vez te metes en problemas,
prepara un poco de comida y alimenta al soldado y el te
ayudará.

Dimitri caminó hacia adentro, su cara palideciendo


visiblemente cuando vio las lagrimas en las mejillas de Vassili y
los ojos vidriosos de Larissa.

La mujer enferma le dio a su esposo una pequeña sonrisa.

—Lo siento mucho por dejarte, lubov moya1 . La


enfermedad me ha consumido, y no puedo soportarlo más.

Las manos de Dimitri temblaban mientras abría un cajón y


sacaba una vela. Casi automáticamente, la prendió y la colocó
sobre la mesita de noche.

Se volvió hacia su hijo y le dio una mirada perdida.

—Vassili, ve al pueblo. Encuentra al padre.

—No. —Larissa agarró la mano de Dimitri y llamó a Vassili


de regreso.

—Ya es muy tarde. Tan solo quédate aquí. Hazme


compañía. Dios me ama de cualquier forma. —Tomó una
profunda respiración, sus ojos tornándose un poco aturdidos
mientras luchaba para hablar.— Y cuando me haya ido,
entiérrenme en la arboleda, de esa forma siempre podré estar
aquí.

Con sus ojos anegados en lágrimas, Dimitri presionó su


boca en la de su esposa en un beso desesperado. Murió, dando
su último aliento en el beso con su amado Dimitri.
14
Página

1
N.C: Mi amor en Ruso
Vassili se quedó mirando con incredulidad mientras su
padre colapsó encima del cuerpo inmóvil de su madre. No podía
ser. Su madre no podía estar muerta. Ella prometió estar por
siempre a su lado.

No sabía por cuánto tiempo se quedó de esa forma,


apretando el soldado de madera en su mano. Eventualmente, se
dio cuenta de su padre levantándose y acariciando la cara de su
madre. La mano de su padre pasó sobre la cara de Larissa,
cerrando sus ojos. Sin una palabra, salió de la habitación.
Vassili le dio una mirada al cuerpo de su madre y corrió hacia
afuera, de repente muy asustado para ver a Larissa.

Vio como su padre hurgó en las arcas y reveló un hermoso


conjunto de ropa y una larga, blanca sábana.

Dimitri entonces se giró a ver a Vassili.

—Ve a la iglesia y consigue al padre. Necesitamos… con


este calor, necesitamos enterrarla tan pronto como sea posible.
—Tragó, apartando la mirada, apretando el material de la ropa
tan fuerte que sus nudillos se pusieron blancos.— Y déjale saber
a su familia.

Vassili abrió su boca para decir algo, lo que sea, pero no


podía hablar. Al final, simplemente salió corriendo, dándose
cuenta que estaba mejor fuera haciendo esta tarea que viendo a
su madre ser preparada para el entierro.

Vassili no sabía cómo logró cumplir con la tarea que su


padre le dio. En algún momento, todo se volvió borroso. Su
cuerpo parecía trabajar automáticamente, mientras su mente se
retiraba a algún lugar remoto.

Él distantemente reconoció los buenos deseos y


ofrecimientos de ayuda. Cuando finalmente regresó a su cabaña,
15

con la mirada vacía observó a sus familiares y amigos llegar,


Página

dándole a Larissa su último adiós.


A la mañana siguiente, ellos excavaron la tumba detrás de
la casa, de acuerdo con sus deseos. Seria marcada con una cruz
tallada por el padre de Vassili, para guardar por siempre su
bondad y belleza en la memoria de todos.

Después de que todo fue dicho y hecho, Dimitri lloró por


semanas y semanas por su esposa perdida. Vassili podía oírlo
todas las noches, yendo a la tumba de Larissa, llamando su
nombre en la oscuridad. Inclusive en las mañanas, Dimitri
deambulaba alrededor, con una expresión ausente en su rostro,
ignorando completamente a Vassili. Por un tiempo, Vassili se
perdió a sí mismo en su propio dolor y esperaba que, con el
tiempo, pudiera traer a su padre de regreso. Sin embargo,
cuando Dimitri finalmente dejó de llorar, Vassili vio que su
padre había cambiado. Ya no era el feliz tallador de madera que
hacía para él soldados de juguete. Ahora era un hombre frío,
muerto por dentro, su espíritu aplastado por la muerte de su
amada esposa. Vassili no recibía más sonrisas y su niñez se
volvió fría y estéril como la tumba de su madre.

Pocos años pasaron en la ahora solitaria cabaña. Por


mucho que Vassili trato de encontrar una manera de llegar al
corazón de su padre, todos sus esfuerzos eran inútiles.
Finalmente, el padre de Vassili decidió tomar una nueva esposa,
una costurera llamada Mariya. Vassili sabía que ella era viuda,
ya que su esposo murió en el mismo año que Larissa. Pensó que
su padre probablemente veía cierto tipo de consuelo en esta
relación, por lo que trato de ser optimista. Mariya no solo era
hermosa, también tenía dos hijos mayores, Nikolai y Vladimir.
Por lo tanto, Vassili espero que finalmente el podría tener
alguien con quien pasar el tiempo. De este modo, tal vez
podrían arreglar algunas cosas destrozadas por la muerte de
Larissa.
16

¡Por desgracia no estaba destinado a ser! Con toda la


belleza de Mariya, le faltaba la bondad y la amabilidad de
Página

Larissa.
Cuando su esposo estaba presente, ella pretendía
preocuparse por Vassili, pero cuando él se iba de la casa,
cambiaba completamente.

Vassili nunca le dijo a su padre nada, ya que no quería que


su padre callera aún más en la desesperación. Aún así, a pesar
de los esfuerzos de Mariya y el silencio de Vassili, Dimitri
pareció notar el problema. Empezó a pasar cada vez menos
tiempo en casa. Finalmente, después de solo un año de
matrimonio con Mariya, Dimitri se fue para la gran ciudad,
supuestamente para vender sus tallados. Vassili espero que el
volviera, pero conforme los meses pasaban y su padre no volvía,
se dio cuenta que Dimitri había decidido abandonarlos. Él quiso
estar enojado, pero la verdad, se sintió tan herido que su padre
lo abandonara a su suerte.

En medio de toda la tristeza, Vassili tenía una luz, el


soldado de juguete que su madre le dejó. Siempre que Mariya y
sus hijos le ordenaban hacer tareas difíciles e irrazonables para
su joven edad, él se retiraba a su pequeño cuarto y alimentaba al
muñeco de madera con un pedazo de pan y queso. Así, el
muñeco cobraría vida y ayudaría a Vassili a terminar esas tareas
difíciles.

Por supuesto, hubiera sido tan fácil para Vassili dejar que
su amigo de madera hiciera todo por él. Sin embargo, Larissa no
lo educó para ser ocioso, así que siempre trabajaba al lado de su
amigo soldado, esforzándose al máximo para terminar al menos
una parte de las tareas que Mariya le daba.

A veces Vassili se preguntaba a sí mismo como se las


arregló su madre para regalarle tan valioso tesoro. Sin embargo
se sentía demasiado asustado como para preguntar, sabiendo
que probablemente Mariya lo castigaría y le quitaría el juguete.
Por lo cual, Vassili mantuvo en secreto el regalo de su madre.
17

Aún si Mariya o sus hijos veían al soldado, no parecía nada más


Página

que un juguete de madera.


El soldado permanecía en silencio y sin vida para
cualquiera excepto Vassili, nada más que un inofensivo, viejo
juguete. Solo Vassili sabía que el soldado podía en realidad
hacer tareas imposibles y levantar increíblemente pesados
pesos.

Conforme los años pasaron, Vassili creció en un apuesto


joven. Las chicas del pueblo volteaban sus cabezas cuando
pasaba, reían tontamente o suspiraban soñadoramente. Se
sonrojaban cuando les sonreía gentilmente y se ofrecía a cargar
sus pesadas cestas. A veces le horneaban galletas y
modestamente se las enviaban con sus agradecimientos por
toda su ayuda.

Sus hermanastros no estaban para nada contentos con la


popularidad de Vassili. Mandaban a su joven hermanastro a
hacer las peores tareas en la casa. Vassili sabía que esperaban
que algún día, se le cayera el hacha y accidentalmente se cortara
una de sus extremidades. Tal vez el sol quemaría su piel blanca,
o su cuerpo podría sufrir en consecuencia por todo el trabajo
duro. Sin embargo, todo el complot falló. Con la ayuda del
soldado de juguete, Vassili se las arregló para hacer todas las
tareas y frustrar todos sus planes.

Esto cambio una noche de otoño. Como de costumbre,


Vassili y sus hermanos trabajaban silenciosamente en la fría
cocina, cada uno en su tarea asignada. Nikolai intentaba reparar
una silla vieja, mientras Vladimir afilaba cuchillos. Como de
costumbre, Vassili tallaba madera. Él había descubierto que
había heredado el talento para tallar. Vassili sabía que su madre
adoptiva odiaba este recordatorio de su esposo, pero aún
aceptaba el tallado de Vassili. Su trabajo era hermoso y ganaba
sumas saludables de dinero.

Desde que su padre se fue, la madrastra de Vassili insistió


18

en guardar tanto dinero como pudieran, así que al anochecer,


Página

solo dejaban una única vela prendida.


Dado que a menudo trabajaban con herramientas
peligrosas, era algo imprudente. Vassili refrenó señalar esto,
porque solo le valdría una paliza.

De repente, Vassili oyó un sonido afuera, haciéndose eco


en la silenciosa cocina como un raro presagio. Levantó la vista
de su trabajo para ver una sombra negra atravesar el patio.
Parecía la silueta de un jinete, apenas discernible, casi invisible
en la oscuridad de la noche. Precisamente cuando Vassili se
levantó para buscar la identidad del intruso, la vela que arrojaba
luz sobre la cocina se apagó.

Nikolai maldijo y se levantó a buscar algo para reencender


la vela. Se metió en la casa donde el fuego aún ardía para
mantener los cuartos calientes. Vassili espero que su
hermanastro regresara, retorciéndose cuando Vladimir lo
fulminó como si la situación de alguna manera fuera su culpa.
Finalmente, Nikolai volvió a entrar a la cocina, con una sombría
mirada en su rostro.

—Tampoco hay fuego en la estufa. Traté de encender la


vela usando las brasas, pero simplemente no funciona.

Vladimir dirigió su mirada feroz a Nikolai.

—¿Qué quieres decir con que no funciona? ¿Qué tan difícil


puede ser algo como eso?

—¡Trata tú! —Nikolai espetó airadamente.— Te estoy


diciendo, aún cuando la enciendo, se apaga.

Vladimir le dio a Nikolai una mirada escéptica, pero sin


decir nada más. Finalmente, Vassili se dio cuenta que dependía
de él arreglar la situación.

—Le preguntare a alguien en el pueblo, —sugirió.— Tal vez


19

serán capaces de ayudar.


Página

Vladimir se giró hacia Vassili una vez más y asintió.


—Iremos juntos. Dios sabe que cosas estúpidas harás. Eres
prácticamente incapaz de hacer algo bien.

Vassili suprimió la urgencia de desmentir el injusto insulto


de su hermanastro. Él contribuía en su familia. De hecho, más a
menudo que nada, trabajaba más que Vladimir y Nikolai. Sin
embargo esto solo lo metería en problemas. Por lo tanto
permaneció en silencio.

Aun así, no pudo evitar tener un mal presentimiento de


todo esto. Tomando ventaja de un momento de desatención de
parte de sus hermanastros, Vassili se deslizó en la casa,
arrebatando un pedazo de pan de la mesa en el proceso. Oyó a
sus hermanastros llamarlo, pero siguió caminando hasta que
llego a su habitación. Una vez ahí, precipitadamente encontró
su soldado de juguete y lo envolvió en un pedazo de colcha de su
madre. No tenía tiempo para pedir consejo. Lo llevaría consigo,
por si acaso.

Cuando Vassili salía del cuarto, chocó con Nikolai. Dejo


salir una pequeña risa incomoda.

—Solo fui por mi abrigo.

Su hermanastro agarro la muñeca de Vassili y lo jaló hacia


la salida.

—Vamos. Debemos darnos prisa.

Vassili hizo una mueca cuando Nikolai lo arrastró hacia


adelante, apretando su brazo con brutal fuerza. Liberó su
muñeca del agarre de Nikolai y siguió a sus hermanastros fuera
de la cabaña.

Caminaron por el sendero hacia el pueblo en silencio,


solamente con Vladimir haciendo algunos comentarios vulgares
20

de vez en cuando. Vassili odiaba ser forzado a soportar sus


compañías, pero no podía hacer nada al respecto.
Página
Simplemente caminó detrás de ellos, ignorando a Vladimir
y enfocándose en cualquier otra cosa excepto en la voz de su
hermanastro.

Finalmente, después de lo que parecía eterno, llegaron al


pueblo. Vassili se dio cuenta que como su cabaña, las otras casas
estaban envueltas en oscuridad. Vassili se sintió cada vez más
agradecido por haber traído su soldado de juguete con él.

Para su gran desconcierto, se dio cuenta que una multitud


de personas pululaban el centro del pueblo. Se acercaron
precipitadamente y Vladimir paró a la primera persona que
encontró.

—¿Qué está pasando?

El otro hombre le dio a Vladimir una mirada ligeramente


nerviosa.

—La luz, se fue. Nadie puede prender ningún fuego o vela


en sus casas.

Murmullos empezaron en la multitud, rumores de una


maldición cayendo sobre el pueblo. La gente empezó a entrar en
pánico y Vassili pensó que podía oír niños llorando.

Afortunadamente, y desafortunadamente, su hermanastro


intervino para tomar control de la situación.

—¡Cálmense! —Vladimir gritó.— No está funcionando.

Nikolai asintió.

—Necesitamos una solución. Llorando y lamentándose no


resolverán las cosas.

—¿Qué solución? —El hombre al que se habían abordado


21

prácticamente gritó.— Ni siquiera el padre sabe cómo lidiar con


esto. Hemos tratado todo.
Página
—Yo digo que hay que combatir el fuego con fuego. —El
tono de Vladimir se volvió malicioso.— Alguien tiene que ir a
pedir fuego de Baba Yaga. Su poder seguramente romperá la
maldición que cubre el pueblo.

Terror frío se deslizaba por los huesos de Vassili. Tan solo


a pocas millas del centro del pueblo, el camino del pueblo se
dividía en dos y seguía hasta alcanzar un oscuro y misterioso
bosque. Todos lo llamaban el Bosque Negro, porque aún en
días soleados, parecía melancólico, peligroso, y de miedo.
Además, susurros oscuros hablaban de una terrible bruja, Baba
Yaga, que vivía en el inhabitado Bosque Negro. Todos sabían
que nunca se supo de nuevo de aquellos que entraron en el
bosque maldito. Baba Yaga no tomaba con buenos ojos a los
traspasadores, y todos los que se atrevieron a entrar al bosque
terminaron comidos por ella.

Silencio cayó sobre el centro del pueblo mientras la gente


contemplaba la sugerencia de Vladimir.

—¿Hechicería? —Pregunto el primer hombre.— No se…


además, ¿quién podría ir al Bosque Negro?

—Vassili irá, —Nikolai replicó inmediatamente.— Él sabe


moverse por esos caminos.

Los ojos de Vassili se ampliaron horrorizados mientras


todos volteaban hacia él. Empezó a agitar su cabeza, esperando
que la gente del pueblo no lo obligara a ir dentro del Bosque
Negro. Sin embargo, conforme abría su boca para protestar, una
voz masculina de repente sonó en su oreja. —¡Ve, Vassili! ve al
bosque. Estamos esperando por ti.

La voz mandó escalofríos de placer por la espina dorsal de


Vassili. Casi jadeó mientras su polla instantáneamente se
endurecía, como si obedeciera una orden de la misteriosa
22

presencia.
Página
Sintiéndose agradecido por la oscuridad escondiendo su
predicamento, Vassili se volvió para encontrar la fuente de los
inesperados estímulos. Ah, aún cuando la voz susurraba caricias
en su oreja, sus inquisitivos ojos no pudieron encontrar a la
persona hablando.

Tomando una respiración profunda, Vassili forcejeó para


enfocarse y ofreció a los habitantes una pequeña sonrisa.

—Está bien. Iré.

Con eso, la peculiar voz desapareció. Varias personas


palmearon su espalda, felicitándolo por su valentía. Algunas
chicas se aproximaron a él, besándolo en la mejilla y deseándole
un seguro retorno. Hasta el padre se aproximó, susurrando una
bendición. Todo el rato, Vladimir y Nikolai sonreían con aire de
suficiencia, y Vassili sabía que ellos creían que iría a su muerte.

Vassili simplemente ignoró a sus hermanastros. Agradeció


a los habitantes, a pesar de que quería golpearlos por su
hipocresía. Finalmente, cuando no pudo tomar más sonrisas y
buenos deseos, se giró sobre sus talones y se dirigió al Bosque
Negro.

23
Página
Capítulo dos
El camino del pueblo a los bosques no fue fácil, pero
Vassili era un joven hombre fuerte y no tenía miedo de
esforzarse. A pesar del clima frío, sus pasos enérgicos lo
mantenían caliente. La luna brillaba, y el viento susurraba
alegres canciones, jugando con los largos rizos rubios de Vassili
como un pillo travieso. Casi hizo a Vassili olvidar lo horripilante
de su misión.

Sin embargo, demasiado pronto, Vassili llegó a su destino.


El Bosque Negro se cernía delante, viéndose aún más silencioso
y amenazador de noche. Vassili se estremeció, sintiendo al
soldado en su bolsillo. Encontró consuelo en su peso solido,
sabiendo que los ojos de su madre velaban por él. Sí, ella lo
protegería. Saldría de esto, él lo sabía. Aún tenía a su soldado de
juguete, y siempre y cuando la bendición de su madre lo
apoyara, Vassili podría lograr cualquier cosa. Haciendo caso
omiso de la sensación de miedo que amenazaba con abrumarlo,
Vassili continuó caminando por el sendero hacia el Bosque
Negro.

Era silencioso, demasiado silencioso. Vassili sabía por


experiencia, pues pasó gran parte de su vida al aire libre, que la
naturaleza nunca era silenciosa. Pájaros gorgoteaban lejos,
cantando su pequeña oda a la vida. Algunas veces grillos
anunciaban el comienzo de la nueva lluvia que alimentaria sus
cultivos. Abejas zumbaban alrededor en su frenética aún
fascinante rutina. Si uno prestaba atención, podía escuchar
conejos, ciervos, y todos los otros animales pasar por la
espesura. De noche, los lobos aullaban su propia canción.
Siempre estaba el sonido del rio estrellándose contra las rocas.
24
Página
En invierno, cuando el rio se congelaba y los conejos se
escondían en sus madrigueras, el viento golpeaba en las
ventanas de las cabañas. Vassili a veces se imaginaba que el
viento realmente lo urgía a salir y jugar en la nieve. Aquí en el
bosque no había nada. Incluso el viento se había quedado en
silencio, muerto.

Sin embargo, Vassili sabía que no podía regresar, no sin la


luz para sus hermanastros. Caminó en el inquietantemente
silencioso bosque, tarareando una melodía alegre para llenar el
antinatural vacio.

Vassili no sabía cuánto tiempo caminó a través de la


maleza, cuando de repente se le apareció un jinete. La cara del
jinete, su cabello, y su piel eran de un blanco tan puro como el
mármol. Vestía ropa cegadoramente blanca compuesta por una
túnica blanca bellamente cosida y pantalones ajustados,
completo con guantes y botas de montar. Incluso el caballo era
blanco.

El misterioso hombre miró hacia Vassili mientras pasaba


cabalgando. Cuando el jinete le ofreció a Vassili una brillante
sonrisa, Vassili se resistió a la urgencia de cubrir sus ojos azules
de la casi cegadora luz. Se preguntó si debería empezar una
conversación, tal vez preguntar si había tomado el camino
correcto para llegar a la casa de la bruja. Antes de que pudiera
abrir su boca, el jinete lo pasó y desapareció dentro del follaje.

Vassili se quedo mirando fijamente por varios minutos el


lugar donde había desaparecido el misterioso jinete. Algo acerca
de la sonrisa del otro hombre lo mantenía cautivo, congelado, y
sin palabras. Sacudiendo su cabeza, se dijo a si mismo que
olvidara el raro acontecimiento. Solo entonces se dio cuenta que
el amanecer ya bañaba el mundo con luz. ¿Había realmente
caminado por tanto tiempo en el bosque maldito?
25
Página
Temblando ligeramente, Vassili retomó el ritmo, sabiendo
que nunca oiría el final de esto si no regresaba con la luz de la
bruja. Caminó y caminó, tropezando con numerosas raíces de
arboles en el cuello del bosque. Cubría su rostro con sus manos
cuando las ramas de los arboles lo golpeaban, aparentemente
tratando de detener su proceso. De repente, una peculiar vista
congeló los pasos de Vassili. Otro jinete. Todo en él era un rojo
ardiente, su fluyente trenza roja, su ropa, inclusive las pupilas
de sus ojos y su caballo. Al igual que el jinete de blanco, el rojo
pasó a Vassili silenciosamente, pero sus labios se torcieron en
una sonrisa cuando miró a la cara a Vassili.

Tan pronto como el jinete rojo desapareció dentro del


follaje, Vassili se dio cuenta que el sol ya brillaba en el cielo.
Tomando una gran respiración, luchó para recuperar la
compostura. Ya quería llegar a la casa de la bruja, conseguir la
luz y regresar a su cabaña. Ciertamente no quería pensar en la
excitación que sintió cada vez que los extraños jinetes le
sonrieron. Concentrándose en su tarea, Vassili continuó su viaje
a la casa de Baba Yaga.

Finalmente, después de vagar por incontables horas, una


cabaña apareció enfrente de Vassili. Estaba rodeada por una
valla de huesos humanos y decorada con cráneos humanos.
Vassili se congeló en horror y se espantó ante la terrible vista.

En ese momento, como para completar el espectáculo de


otro mundo, un tercer jinete apareció. Su piel era negra, vestía
ropa negra y cabalgaba un caballo negro. Vassili vio, fascinado
como el jinete lo pasaba y se desvanecía después junto a la
puerta de la casa, pero no antes de darle una seductora mirada.

La magia de la sonrisa del jinete se disipó y Vassili de


nuevo se dio cuenta de su ubicación. La noche había caído y
ahora los ojos de los cráneos brillaban como ascuas, emitiendo
26

una rara luz sobre la arboleda. Por desgracia, ya no podía dar


Página

marcha atrás.
La tierra empezó a temblar y Vassili vio con horror cuando
la bruja entró al claro. Voló por el aire en un mortero de piedra,
usando una mano de mortero para guiarla en su camino y
borrando sus huellas con su fea escoba negra. Los ojos de
Vassili se ampliaron con la vista. En realidad el mortero se veía
como el que usaba en casa para moler hierbas. Al mismo
tiempo, sin embargo, parecía increíblemente demasiado largo y
de miedo. La forma en que la bruja cabalgaba en el, agazapada,
sus rodillas casi tocando su mentón, solo agregó al antinatural,
horroroso espectáculo.

Oliendo al aire, la bruja siseó en su rasposa voz,

—Huelo un alma pura. ¿Quién se atreve a entrar en mis


dominios?

—Tan solo soy yo, Vassili, Babushka, —Vassili respondió,


inseguro si dirigirse a la bruja con semejante familiaridad era
sensato. Esperaba que lo mantuviera vivo y sin comer.— Mis
hermanastros me mandaron a conseguir un poco de luz de tu
hermosa cabaña.

La bruja examinó a Vassili con indisimulado interés.

—Te daré tu luz, —dijo riendo,— pero no será gratis.


Recibirás una tarea. Si la completas, conseguirás lo que viniste a
buscar. Si no, te comeré y tus huesos se unirán al de los otros en
mi valla.

Vassili asintió aturdidamente, demasiado asustado para


hablar de nuevo. Aun sonriendo, la bruja hizo un gesto amplio
con su mano de mortero y la puerta de la cabaña se abrió.
Empujó a Vassili dentro del patio, urgiéndolo hacia la puerta de
la casa. Inesperadamente, un gato negro siseó a Vassili y un
gran perro negro se lanzo a morderlo.
27
Página
—¡Fuera, malditas bestias! —La bruja agito
amenazadoramente su escoba negra.— ¡Lo llevare adentro. No
lo lastimarán!

Solamente con esto, los animales desaparecieron,


fusionándose de vuelta en las sombras de donde emergieron.
Detrás de Vassili, las puertas se cerraron instantáneamente con
un fuerte golpe.

Baba Yaga froto sus huesudas manos en satisfacción.

—Como puedes ver, no puedes escapar fácilmente de mi,


—cacareó.— Si tratas de irte, las puertas no se abrirán. Mi gato
te arañará y mi perro te morderá. Ahora, para tu tarea… Afuera
en el pórtico hay un saco de guisantes mezclados con semillas
de amapola. Para el amanecer, debes separar los dos. Si no
tienes éxito, serás comido.

Después de darle a Vassili estas instrucciones, la bruja le


dio la espalda y entro en la cabaña. Vassili furtivamente echó un
vistazo dentro y vio a Baba Yaga quedarse dormida casi
instantáneamente. Consideró pedir la ayuda de su amigo de
madera pero decidió en contra de esto. ¿Y si la bruja
despertaba? Entonces él estaría en terribles problemas.

Vassili tomó su puesto en el pórtico, agarró una


desvencijada silla, y se enterró a sí mismo en la tediosa tarea. Se
esclavizó toda la noche separando los guisantes de las semillas
de amapola. Muchas veces sus ojos amenazaron con cerrarse, ya
que su viaje había sido increíblemente cansado. Sin embargo,
Vassili no era nada sino valiente y perseverante. Se las ingenió
para limpiar hasta el último guisante justo cuando el amanecer
empezaba a despuntar.

Aliviado al haber acabado su tarea, Vassili se inclinó en la


puerta cerrada y cansadamente suspiró. Un ruido repentino lo
28

sobresaltó y sus ojos se abrieron de golpe. Ahí, en el patio de la


Página

bruja, el jinete blanco estaba, sonriendo brillantemente.


—Eres un joven muy valiente y trabajador, —el jinete
blanco dijo y cabalgo hasta el pórtico.— Nunca cambies y
siempre confía en tu corazón.

Vassili jadeó mientras el misterioso hombre gentilmente


acarició su mejilla. Sólo con esto, la fatiga de Vassili desapareció
y se sintió renovado, como si hubiera pasado la noche
durmiendo y no limpiando una bolsa de guisantes.

—Quien… —empezó a preguntar, pero el jinete


desapareció.

Antes de que tuviera tiempo de contemplar esta


peculiaridad, la puerta detrás de él se abrió y Baba Yaga
emergió de la casa.

—¿Terminaste con la tarea, Vassili? —preguntó la bruja,


sus ojos brillando con malicia.

—Sí, Baba Yaga. La tarea está hecha, —Vassili respondió,


mostrándole a la bruja los resultados de su trabajo.

—Hmm… no estoy convencida. —Frunciendo el ceño a


Vassili, la bruja aplaudió con sus manos. Instantáneamente, el
gato negro y el perro negro se colocaron a su lado.— Díganme,
mi mascotas, ¿nuestro invitado está diciendo la verdad? o ¿usó
algún tipo de truco para engañarme?

—Lo hizo por sí mismo, señora, —dijo el gato.

—Es cierto, —agregó el perro.— Lo vimos con nuestros


propios ojos.

La bruja hizo una mueca, obviamente disgustada con el


éxito de Vassili al terminar su tarea. Vassili interiormente
exhaló un suspiro de alivio al darse cuenta de que si hubiera
pedido la ayuda de su amigo hubiera terminado siendo comido.
29
Página
—Después de que me vaya, tienes que limpiar la casa hasta
que quede inmaculada. Repara el techo y cocíname la cena.
Después de que todo esto esté terminado, irás al granero y
limpiarás todo el grano con suciedad que encuentres ahí. Si no
terminas todo para cuando regrese, tú serás mi cena.

El terror se apoderó de Vassili mientras la bruja agarraba


su muñeca con sus manos huesudas. Por un segundo, en
realidad pensó que a pesar de sus palabras, Baba Yaga lo
comería. Sintió su magia filtrarse en él, haciendo su mente
borrosa y debilitando su cuerpo. Cerrando sus ojos, mandó una
plegaria a los cielos. ¡Por favor, Dios, hazla irse! ¡Ayúdame!

Para su sorpresa, Baba Yaga dejó libre su muñeca. Vassili


no sabía si había tenido algo que ver con su oración, pero
realmente no le importó mucho. Sonriendo misteriosamente, la
bruja escaló en su mortero y desapareció en la oscuridad del
bosque.

Inmediatamente, Vassili se lanzó dentro de la cocina y


encontró un poco de pan sobrante. Aun podía sentir su magia
negra rodeándolo, amenazando con consumirlo. Necesitaba
ayuda. Tomando su soldado de juguete de su bolsillo, le dio el
pan.

—¡Oh, mi querido amigo! ¡La bruja me dio una tarea tan


difícil y me comerá si no consigo terminarla! ¿Qué voy a hacer?

El soldado de juguete inmediatamente cobró vida y se


comió la corteza del pan.

—No te preocupes, Vassili. ¡Ve a trabajar en limpiar la casa


y componer el techo y déjame preocuparme por el resto!

Una vez más, Vassili obedeció a su amigo de madera.


Encontró que reparar el techo de la cabaña era fácil para alguien
30

tan talentoso en trabajar madera como él.


Página
Aún así, por poco resbalaba y era seguro que se rompería
la pierna cuando el familiar trote de un caballo sonó en el patio.
Vassili cuidadosamente bajó escalando para ver que su nuevo
visitante era el jinete rojo de antes.

El extraño hombre le dio a Vassili una decididamente


lasciva mirada y silbó.

—Debiste haberte quedado allá arriba, —dijo.— Tenía una


gran vista. —Con una expresión de sobriedad, el jinete veía a
Vassili con esos peculiares ojos—. Ten cuidado, joven Vassili. Si
te metes en problemas, no te quedes alrededor y esperes por ella
a que te coma. Hay un hoyo en la valla detrás de ese árbol. Si
algo pasa, toma esa ruta, corre y no mires atrás.

Vassili asintió y abrió su boca para agradecer al extraño


jinete por su consejo. No estaba tan sorprendido cuando no tuvo
la oportunidad. El jinete rojo presionó un beso en la frente de
Vassili. Al igual que su blanco contraparte, se desapareció en el
aire ante los mismísimos ojos de Vassili.

Vassili se tomó unos momentos para recobrarse de todo el


asunto. No era que se sintiera sorprendido con la desaparición
del jinete. Ya había entendido que en el Bosque Negro, las cosas
que no deberían pasar eran acontecimientos comunes. Además,
se había dado cuenta hacía mucho tiempo que había cosas que
no podían ser completamente explicadas. Después de todo, era
dueño de un soldado de juguete del tamaño de una mano que
cobraba vida y lo ayudaba a levantar pedazos pesados de
madera.

Era otra cosa lo que lo molestaba, una sensación muy


dentro de él, como si su cuerpo se derritiera y su sangre se
volviera fuego líquido. Su mente parecía ensombrecida por una
peculiar visión. Había sido igual que con la caricia del jinete
31

blanco. Esa vez, la bruja la disipó con su aparición. Ahora,


Página

Vassili se encontró incapaz de sacarlo fuera de su mente.


Sin embargo, Vassili era un joven práctico. Pronto se las
arregló para recuperarse y terminar de repara el techo con
relativa tranquilidad. Cocinar fue un poco problemático, ya que
nunca había sido un muy buen cocinero. Aun así, siguió
cuidadosamente las instrucciones del soldado de juguete. Muy
pronto, una olla de estofado se cocinaba en el fuego.

Cuando empezaba a limpiar los ingredientes sobrantes del


estofado, Vassili escuchó afuera un maullido miserable, seguido
por un resonante aullido. Viendo por la ventana, vio al gato
negro y al perro negro sentados cerca de la ventana, sus narices
oliendo el tentador aroma de la comida viniendo de la casa.
Ahora a la luz del día, pudo ver que eran prácticamente piel y
huesos.

—¡Oh, pobrecitos! ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que


comieron? —Vassili consideró la sabiduría de lo que estaba a
punto de hacer. Si la bruja se enteraba que había desperdiciado
su comida en los animales, se enfadaría. Sin embargo, no podía
dejar al pobre gato y perro morirse de hambre.

Con la decisión hecha, agarró una delgada pieza de carne y


rápidamente la corto en dos. Le dio la más pequeña parte al
gato y la más larga al perro. —Les daría más, —dijo
tristemente,— pero si la bruja llega y se da cuenta que los
alimenté, será malo para todos nosotros.

Con esto, Vassili volvió a trabajar en su tarea. Mientras la


comida se cocinaba, decidió empezar a limpiar alrededor del
lugar. Casi vomitó cuando se dio cuenta de los restos humanos
esparcidos prácticamente en cada esquina de la cabaña. Se armó
de valor, determinado más que nunca a triunfar en su tarea.

—Oh, mi querido amigo de madera, —se dirigió a su


soldado de juguete, de nuevo alimentándolo con un pequeño
32

pedazo de pan,— ¿Seremos capaces de salir de este lío?


Página
El juguete no respondió, y Vassili no pudo evitar estar
confundido. Se congelo cuando se dio cuenta de que el gato lo
miraba intensamente, su rara mirada felina fijada en el soldado
de juguete. En su desesperación y terror, había olvidado el
interrogatorio de la bruja a sus mascotas. ¿Qué iba a hacer
ahora?

—No te preocupes, Vassili, —dijo el gato.— No le diremos


nada. En todos los años que hemos estado con ella, la bruja
nunca nos ha dado una palabra cariñosa.

—Has sido muy bueno con nosotros. —El perro hasta agitó
la cola cuando Vassili se volvió hacia él.— No morderé la mano
que me alimenta.

—Gracias, amigos míos. —Vassili se inclinó para acariciar


el pelo negro del gato y sonrió cuando empezó a ronronear.—
Quisiera poder llevármelos conmigo cuando me vaya de aquí.

—No te inquietes, Vassili. —El perro le dio una mirada


triste, esos ojos negros viéndose extrañamente humanos.— En
este mundo, cada persona eventualmente obtiene lo que se
merece. Nosotros solo estamos pagando el precio por nuestras
acciones.

Vassili quería preguntar qué quería decir el perro, pero no


tuvo la oportunidad.

—Vamos, Vassili, —dijo el soldado de juguete, mientras


masticaba el pan.— Aun tenemos trabajo que hacer.

Con una caricia final para los dos animales, Vassili


precipitadamente regresó a sus tareas. Sonrió felizmente
cuando se dio cuenta que su soldado de juguete se había
encargado de la parte más difícil de su tarea, el grano.
33

—Gracias, querido amigo, —le dijo al juguete.— ¡De nuevo,


me has salvado!
Página
Vassili no tuvo tiempo de disfrutar la relativa paz. El jinete
negro de repente se materializo en el aire en frente de la casa de
la bruja.

—Ten cuidado, —susurró.— Ya viene.

34
Página
Capítulo Tres
Tomando el consejo del jinete, Vassili inmediatamente
escondió el soldado de juguete en su bolsillo. El suelo empezó a
moverse. Justo como el día anterior, la bruja apareció
montando en su mortero, guiándose con su mano de mortero y
borrando sus huellas con su escoba negra. Vassili esperó
pacientemente por Baba Yaga, sonriendo gentilmente conforme
la bruja entraba al patio. Todo el rato, trató de aquietar el
torbellino de terror que sintió dentro.

—Bienvenida, Babushka, —empezó, sintiéndose orgulloso


cuando su voz no tembló.

La bruja solo fulminó desdeñosamente a Vassili, dándole a


la casa una mirada crítica.

—¿Ya acabaste con tus tareas, pequeño niño?

—Sí, Babushka. Todo está hecho.

La bruja arqueó una ceja, sus ojos entrecerrándose


sospechosamente.

—¿Incluso el grano? —al asentimiento afirmativo de


Vassili, su ceño se pronunció más. De nuevo, la bruja aplaudió
sus manos, convocando al gato y al perro a su lado.— ¿Es
verdad? ¿Terminó su tarea por sí mismo o usó alguna clase de
truco?

—Es verdad, señora, —mintió suavemente el gato.

—Trabajó todo el día para terminar tus tareas, —confirmó


el perro.
35
Página
Vassili mentalmente dio gracias por la ayuda de los dos
animales. Esperó que sus confirmaciones fueran suficientes
para la bruja. Ay de mí, no estaba destinado a ser.

—¡Demonios traicioneros! —Baba Yaga espetó a los


animales. El tiempo pareció detenerse cuando la bruja extendió
su mano y arrebató el soldado de juguete del bolsillo de Vassili.
—¿Qué es esto entonces?

—Solo un recuerdo de mi madre, —Vassili tartamudeó,


pero sabía que no era muy convincente.

—¿Crees que soy estúpida? Puedo sentir la magia en esta


cosa. —Airadamente, la bruja se dirigió a la chimenea y tiró al
soldado de juguete dentro. Vassili jadeó mientras veía a su
juguete de madera ser consumido por el fuego. El regalo
generoso de su madre siempre lo apoyó como un amigo y un leal
compañero. Y ahora, se había ido.

No tuvo tiempo de reflexionar con el peso de su perdida.


Habiendo desechado el juguete mágico, la bruja dirigió su
atención hacia Vassili. ¡Oh, no! la bruja seguramente lo iba a
comer ahora.

—¡Corre! —Ladró el perro.— Nosotros la distraeremos.

Sin duda, la siguiente cosa que Vassili supo fue que el gato
le brincó a Baba Yaga, rasguñando la cara de la bruja y silbando
airadamente. El perro la atacó también, sus afilados dientes
clavándose en la carne seca de la pierna de la bruja. Vassili supo
que el ataque de los animales no la detendría por mucho
tiempo.

Odiándose a sí mismo por dejar a sus amigos atrás, Vassili


se volvió en sus talones y corrió hacia la puerta. Jadeó en voz
alta cuando las puertas se cerraron en su cara, bloqueando
36

efectivamente su salida.
Página
Fue ahí cuando Vassili se acordó del consejo del jinete
rojo. Se apartó de la puerta y hacia la dirección del árbol que
guardaba la entrada del patio de la bruja. Detrás del árbol, se
encontró con una brecha en la valla donde muchos huesos de
alguna forma fueron desplazados. Vassili rápidamente se
deslizó a través de la brecha y empezó a correr. Podía oír a la
bruja escalando a su mortero para perseguirlo.

Recordando el consejo del jinete, no miró atrás.

De repente, frente a él, los tres jinetes aparecieron. Vassili


se detuvo en seco, sintiéndose perdido y confundido.

—Hola, Vassili, —el trío dijo al mismo tiempo.

Era demasiado para Vassili.

—¿Qué está pasando? —Prácticamente gritó, su mente


abrumada con los eventos del día.— ¿Quiénes son ustedes?
¿Qué paso ahí atrás?

—La bruja es nuestra señora, —el jinete blanco respondió


tristemente.

—Pero te ayudaremos, —continuó el jinete rojo.

—Si haces algo por nosotros, —terminó el jinete negro.

Vassili consideró las palabras de los tres jinetes. El hecho


de que sirvieran como esclavos de la bruja le pareció
sospechoso. Sin embargo, no era como si tuviera muchas
opciones. Después de todo, los jinetes le ayudaron antes.

—¿Qué es lo que me harán hacer? —finalmente respondió.

—Para ganar nuestra libertad de la bruja…

—Necesitamos alguien puro de corazón…


37
Página

—Para darnos su inocencia.


Respondieron los tres hombres.

Vassili se sonrojó con la explicación de las palabras de los


jinetes.

—¿Por-Por qué necesitan eso? —tartamudeó.

—Solo la pureza tiene la suficiente fuerza para


contrarrestar la malicia. —El jinete blanco le dio a Vassili una
sonrisa gentil.

—Estamos malditos y solo tú puedes ayudarnos. —El jinete


rojo sonrió, sus ojos brillantes brillando como ascuas.

—Si nos ayudas prometemos que recibirás gran placer a


cambio, —el jinete negro ronroneó.

Con esa promesa, los tres hombres bajaron de sus caballos


al mismo tiempo.

—Yo soy Deni, —susurró el jinete blanco suavemente


contra su oreja izquierda.

—Y yo soy Noci, —dijo el jinete negro contra la boca de


Vassili, justo antes de tomar sus labios en un apasionado beso.

Por un hermoso segundo, Vassili se perdió a sí mismo en


el beso. Se apartó de Noci y jadeó en pánico.

—¡Esperen, la bruja! ¡Ella esta siguiéndome!

—Ella no puede atraparte aquí, lubov moya, —dijo Deni,


sonriendo gentilmente, sorprendiendo a Vassili con el cariño.—
¿No puedes ver dónde estamos?

Vassili miró alrededor. Para el parecía que aun seguían en


el Bosque Negro. Cuando pensó en esto, sin embargo, había algo
raro en él, algo en lo que no podía poner su dedo.
38
Página
—Somos Deni, Sonta, y Noci, Vassili. Luz de día, Sol, y
Noche. Estamos fuera del tiempo ahora, —respondió Noci la no
cuestionada pregunta de Vassili.

—¿Fuera del tiempo? ¿Pero cómo? —Vassili preguntó,


asombrado por el giro de eventos.

—Sí, —Sonta asintió con una inclinación de cabeza.—


Debido a nuestras naturalezas, no podemos estar en el mismo
lugar al mismo tiempo sin interrupción de tiempo.

Vassili jadeó con la asombrosa noción.

—Eso no es posible. ¿De verdad pueden parar el tiempo


así?

—Normalmente no estaría permitido, —Noci dijo


solemnemente. Las hermosas facciones de los jinetes fueron
presas de tres idénticas expresiones de tristeza.

—Ya ves, lubov moya, somos ángeles caídos desde nuestro


lugar al lado de Dios.

Una expresión distante apareció en la cara de Deni y su


voz tomó un tono incluso más suave.

—Como ángeles, tenemos todos los regalos de Dios.


Estamos rodeados de luz, belleza, y perfección.

—Nos teníamos a nosotros mismos, todos los serafines y


querubines para hacernos compañía. Supongo que fuimos como
hermanos de algún tipo, aunque no teníamos incluso la
comodidad de tener un lazo de sangre entre nosotros, —Sonta
dijo con un suspiro.— Los ángeles simplemente no existen de
ese modo.

—Por lo tanto, no éramos felices, porque todo parecía muy


39

frío y solitario. No podíamos sentir nada más que simple afecto,


Página

—Deni continuó.— Necesitábamos amor real, cálido, y pasión.


—La bruja vino a nosotros, prometiendo que ella nos
concedería nuestro deseo, —Noci gruñó enojado. Vassili tembló
al odio que escuchó en la voz del jinete.— En nuestra soledad,
no vimos su engaño. Hicimos un trato con ella, pensando que
no sería difícil lograrlo con nuestros poderes.

Sonta tocó gentilmente el brazo del jinete negro, calmando


su explosivo temperamento.

—Y lo logramos, —dijo él.— Por desgracia, debido a


nuestra temeridad. Dios nos echó de los cielos. Ya no éramos
dignos de ellos. Así es como terminamos maldecidos, atrapados
en la servidumbre.

—Pero podemos ser redimidos, si un ser puro de corazón


está dispuesto a darnos su amor, —terminó Deni, con una triste,
y aún esperanzadora sonrisa en su cara.

Los ojos de Vassili se llenaron con lágrimas ante la


historia. ¿Por qué alguien sería castigado por querer amor en su
vida? Querer amor era algo tan natural. Es cierto, tal vez fueron
por el camino equivocado para lograr su deseo, pero ¿De verdad
merecían eterna esclavitud por eso?

—¡Oh, no llores, Vassili! —Deni acarició consoladoramente


el cabello de Vassili.— Todo está bien ahora. Todo estará bien.

Vassili secó sus lágrimas, enojado consigo mismo por ser


tan débil.

—Quiero ayudarlos, de verdad quiero. ¿Qué hacemos?

Noci sonrió con malicia, sus ojos como pozos profundos de


oscuridad seductora. En dos segundos, Vassili se encontró
desnudo y volteado en cuatro patas en el suelo.

—Tan puro, —susurró Deni contra sus labios, besándolo


40

gentilmente.
Página
—Tan apasionado, —murmuró Sonta, ocupado dejando un
rastro de fuego en la espalda de Vassili con su lengua.

—Tan sexy, —ronroneó Noci detrás de él.

Vassili tembló con el repentino ataque de sensaciones que


sobrecargaron sus sentidos. No tenía miedo, no realmente. De
alguna forma sabía que los tres guapos jinetes no le harían
daño. Aún así, encontró consuelo cuando Deni gentilmente
acarició su cara.

—Shh. No tengas miedo, —susurró suavemente el jinete


blanco.— Iremos despacio.

Vassili se olvidó por completo de las palabras de consuelo


cuando sintió que empujaban su cuerpo por la espalda. Un
toque desconocido rozaba sobre su abertura inferior y Vassili
dejó salir un sonido ahogado. El sentimiento de anticipación, la
pasión que chisporroteaba en el aire, todo era tan peculiar y
nuevo. Aun así, no solo era la novedad lo que se sentía
terrorífico. Era algo más, algo más profundo. Vio una emoción
en su corazón que no estaba ahí antes y que no podía identificar.

Sus pensamientos se evaporaron cuando sintió las mejillas


de su trasero ser separadas, su más escondido lugar expuesto
para que todos lo vieran. Sintió su cara arder ante la
embarazosa posición y luchó para evitar tensarse.

No tuvo que pelear esta batalla por mucho tiempo. Deni se


deslizó debajo de su cuerpo y de repente, calor húmedo engullía
la polla de Vassili. Los ojos de Vassili se abrieron
consideradamente ante la increíble sensación. Un necesitado
gemido se escapó de sus labios.

—¡Oh, Dios, Deni!


41

Estaba tan perdido en la sensación que casi se perdió las


siguientes palabras de Noci.
Página
—Abre tu boca, lubov moya. ¡Vamos!

Vassili obedeció, y se encontró con la polla de Sonta


provocando sus labios.

Titubeó momentáneamente, reconociendo su propia


inexperiencia. Sin embargo, Noci continuó alentándolo con
suaves, casi incomprensibles susurros en su oreja. Sus entrañas
ardiendo, Vassili finalmente envolvió sus labios alrededor del
eje hinchado. Por desgracia, realmente no podía concentrarse
con Deni chupándolo. Sin embargo, Sonta pareció obtener
placer con su inexperta lengua. El jinete rojo gimió fuerte
mientras empezaba a empujar dentro y fuera de la boca de
Vassili.

Justo cuando pensó que nada podría inflamarlo más,


Vassili sintió una lengua húmeda provocando su entrada. La
traviesa lengua de Noci penetrando su pasaje, empujando
dentro y fuera de su cuerpo, imitando un acto tan viejo como el
tiempo mismo. Vassili casi gimió en protesta cuando la lengua
se contrajo, pero tantas sensaciones se apoderaron de él que no
pudo hacerlo.

Y luego todo lo demás se desvaneció, cuando la polla de


Noci remplazó su lengua. La polla del jinete negro empezó a
empujarse dentro. Lágrimas llenaron los ojos de Vassili
mientras la invasora polla de Noci dolorosamente estiraba su
cuerpo. Aún, en el mar de placer que lo rodeaba, el dolor era
casi bienvenido. Parecía una especia en una bebida dulce,
complementando el coctel perfectamente.

Vassili se encontró empalado por la polla de un hombre,


mientras otro hombre jodía su boca, y aún otro hombre lo
chupaba. Había algo tan puramente carnal y tan fuera de este
mundo en toda la experiencia que Vassili casi pensó que había
42

caído en un sueño.
Página
Noci empezó a empujar dentro y fuera de él, rápidamente
estableciendo un enloquecedor ritmo. Vassili jadeó cuando el
jinete negro golpeó un mágico punto dentro de él, haciendo
bailar estrellas en la visión de Vassili. Con cada empuje que
infaliblemente golpeaba ese punto, el placer de Vassili se
incrementaba exponencialmente. Gemía alrededor de la polla
de Sonta y sentía al otro hombre temblar mientras trataba de
tomar dentro tanto como pudiera de la polla del jinete rojo.
Estaba rodeado por una poderosa sensación, su cuerpo entero
envuelto en un calor que amenazaba por consumirlo. Ya no
eran cuatro diferentes personas reunidas por una maldición y
una bendición. Se convirtieron en una sola entidad, un alma,
unidos en la intensidad de sus pasiones.

La mente de Vassili pronto se perdió, en otro mundo.


Olvidó todo lo que era, todo lo que había sido. Solo le importaba
los cuatro juntos encerrados en la intimidad del acto. Era como
si pudiera sentirlos a todos al mismo tiempo, tres diferentes
energías rodeándolo con su poder surrealista.

Por desgracia todas las cosas buenas deben llegar a su fin,


Vassili pronto sintió la inminente necesidad del clímax.
Enterrando sus uñas en el suelo y arrancando el pasto verde,
trató de contenerse. No quería que esto terminara. No quería
olvidar el poder de Noci, la pasión de Sonta, y la gentileza de
Deni. Necesitaba vivir en este momento para siempre.
Irónicamente, aún si el tiempo se hubiera congelado para todos
los demás, aún estaban atados a él.

Obviamente, los tres jinetes sintieron el fuego en su


cuerpo. Las gentiles manos de Sonta en su cabello rubio,
tornándose en una cuidadosa aún provocadora caricia. Deni
empezó a chupar más fuerte su eje como si estuviera tratando
de chupar el cerebro de Vassili por su polla. El golpe final vino
43

de Noci.
Página
—Eso es, lubov moya. ¡Vente! Vente para nosotros, —Noci
ronroneó en su oreja.

La seductora voz, el mismo susurro que Vassili escuchó en


el pueblo lo empujó al borde. Se vino, luces brillantes
explotaron ante sus ojos. Sintió el calor del orgasmo de Noci
llenándolo y probó el semen en su boca mientras Sonta se les
unía en la cima del placer. El conocimiento de que también
había traído a sus amantes a su clímax solo le dio más placer.
Por un momento, pensó que la intensidad de su orgasmo lo
haría desmayarse. Afortunadamente, su cuerpo no lo traicionó
de esa manera. Se las arregló para abrir sus ojos e
inmediatamente se giró hacia Deni.

—¿Y tú? —preguntó, sintiéndose inseguro. No como con


los otros dos jinetes, él no estaba seguro si Deni había llegado a
la cima.

—No te preocupes, lubov moya, —Deni le respondió, con


una sonrisa satisfecha bailando en sus labios.— Me vine cuando
tú lo hiciste.

—Ya lo esperaba, —sonrió entre dientes Noci.— Ama


chupar la polla.

Deni le arrojó una mirada al jinete negro que podría haber


marchitado arboles.

—Me haces sonar como una puta.

—Tú eres una puta. —Sonrió Noci, obviamente disfrutando


de la broma.

Cuando el jinete blanco y el negro empezaban a disputar,


Sonta le guiñó un ojo, atrayendo el cuerpo desnudo de Vassili
hacia sí.
44

—Déjalos que peleen. De esa forma te tengo todo para mí.


Página
Las palabras del jinete rojo rompieron la peculiar disputa.
Los otros jinetes lanzaron miradas gemelas de maldad hacia
Sonta.

—Muévete, —gruño Noci. Sonta obedeció sin una palabra,


aparentemente muy complacido con su habilidad de manipular
a sus dos compañeros. Vassili suprimió un suspiro satisfecho
cuando se encontró a sí mismo en el abrazo de tres muy sexys
hombres. Abrazar no era una cosa muy fácil de hacer con cuatro
personas involucradas, pero de alguna forma lo hicieron
funcionar. Deni abrazaba a Vassili desde el frente y Sonta de
cucharita desde atrás. Noci de alguna manera término detrás de
Sonta, su oscuro brazo extendido sobre la cintura del jinete rojo
hacia la cintura de Vassili.

—Duerme, lubov moya, —susurró Deni, gentilmente


acariciando su cabello.— Ahora descansa.

Arrullado por el sonido de la voz de Deni, Vassili cayó en


un profundo sueño.

45
Página
Capítulo Cuatro
Cuando Vassili abrió sus ojos, se dio cuenta de que estaba
solo. Instantáneamente, se dio cuenta que el tiempo volvía a
correr naturalmente, lo que significaba una cosa. Los tres
jinetes se habían ido. Cuando miró alrededor más
cuidadosamente, se dio cuenta de que podía escuchar el piar de
los pájaros y el correr del río cercano. Sus ojos se ampliaron
cuando se dio cuenta de que ya no estaba en el Bosque Negro
pero en una pequeña arboleda justo a una milla de distancia de
la cabaña de su padre.

Vio que al lado de él, su soldado de juguete esperaba


pacientemente. Y al lado del soldado de juguete yacía un cráneo,
obviamente tomado de la cerca de la bruja. Los ojos ardiendo
brillantes en la penumbra de la noche. Los jinetes habían ido
con él.

Vassili se embolsó el juguete y renuentemente tomó el


cráneo. Usando una rama para levantarlo, luego se fue a toda
velocidad hacia la cabaña. Sus pasos rápidamente lo guiaron por
los caminos que conocía tan bien. Simplemente sabía que su
madrastra y sus hermanastros le darían infierno por haber
tomado tanto tiempo en conseguir la luz.

En pocos minutos, Vassili llegó a la cabaña que hacía


mucho tiempo dejó de ser su casa. Apenas había abierto la casa
cuando su familia lo atacó.

—¿Qué te tomó tanto tiempo? —Vladimir espetó.— Nadie


pudo prender una vela en tu ausencia.

—Estúpido chico, ¿Cómo se supone que trabajemos sin


46

luz? —Mariya siseó, mirándolo ferozmente.


Página
—¡Eres un inútil! —Escupió Nikolai.— Siempre has tratado
de separarnos y sabotearnos.

Dejando salir un sonido enojado, Nikolai se lanzó y golpeó


a Vassili en la cara.

Con el repentino golpe, Vassili perdió su balance,


alcanzando para estabilizarse contra la mesa de la cocina. Sin
embargo, en el proceso, la calavera que estaba cargando se cayó
al suelo con un sonido hueco. Luego, la cosa más aterradora
pasó. Extrañamente comenzó a levitar, sus ardientes ojos fijos
en los hermanastros de Vassili y en Mariya. Ante los aterrados
ojos de Vassili, el fuego emergió de los ojos del cráneo
quemando la carne de los tres. El trío empezó a gritar y se
abalanzaron hacia la puerta, tratando de escapar de la letal
mirada del cráneo. Era inútil. A donde quiera que fueran, el
cráneo los seguía. La cabaña se llenó con el hedor de muerte y
carne quemada.

Todo el rato, Vassili se quedo ahí, congelado, aterrorizado


con los sonidos de los gritos y aún más aterrorizado cuando los
gritos se detuvieron. Sus pasos vacilantemente lo llevaron
afuera de la cocina y dentro de la habitación, donde vio las
formas irreconocibles de lo que fue Mariya, Vladimir, y Nikolai.
Ante sus ojos, los cuerpos carbonizados se marchitaron y se
convirtieron en cenizas.

Vassili gritó, la espantosa vista era demasiado para


soportar. Nunca tuvo una buena relación con ellos, pero
tampoco los odiaba o les deseaba mal. Lágrimas corrían por sus
mejillas, agarró una pala y fue a la arboleda detrás de la casa, la
misma arboleda donde su querida madre fue enterrada. Puso
todo su dolor y soledad en su trabajo y luchó para cavar más
rápido. Finalmente, después de trabajar mucho, una pequeña,
escondida tumba esperaba en silencioso y en el frío suelo.
47
Página
Luego se apresuró de regreso a la cocina y agarró una olla
limpia. Con manos temblorosas, Vassili luchó para reunir las
cenizas de su familia muerta. Peleando para contener sus
lágrimas, las cargó a su lugar de descanso final. Se sintió terrible
por no poder darles un entierro decente, con un padre y un
ataúd. Sin embargo, no podía decirle a la gente del pueblo
acerca del cráneo y lo que realmente pasó con Baba Yaga.
Probablemente le pedirían que les enseñara la cosa maldita y
solo Dios sabía lo que pasaría entonces. Tal vez Vassili
terminaría con todo un pueblo de gente quemada. No podría
vivir con eso.

Con eso en mente, Vassili tomó el cráneo y lo puso en la


tumba improvisada. Susurró una plegaria a los cielos y empezó
a cubrir el pequeño hoyo.

Cuando finalmente terminó, Vassili se retiró a la ahora fría


y vacía cabaña, sintiéndose adormecido interiormente. ¿Qué
haría ahora? No tenía a nadie en este mundo. Lágrimas amargas
empezaron a caer de nuevo mientras recordaba a los tres jinetes
del Bosque Negro. ¿Dónde estaban ahora? ¿De verdad había
sido feliz con ellos solo unas horas antes, o solo había sido un
sueño?

Aún tenía que enfrentarse a la gente del pueblo. Sin el


cráneo de Baba Yaga, no sabía cómo romper la maldición. No
tenía idea que decirles, como explicar la ausencia de su familia.

Mientras estaba ahí llorando en el pórtico, escuchó el


sonido de una carreta pasando rodando. Realmente no lo
sorprendió. A veces los vagones escogían este camino remoto
para evitar el ajetreo y bullicio del camino principal. Por lo
tanto, Vassili ni siquiera levantó sus ojos. En realidad quería
escaparse, sabiendo que cualquiera que viniera probablemente
le preguntaría sobre su visita al Bosque Negro. Apenas si pudo
48

evitar contraerse cuando una voz desconocida se dirigió a él.


Página
—¿Qué está mal, chico? ¿Por qué estas llorando? —un
hombre viejo estaba parado en frente de la cabaña, dándole a
Vassili una preocupada mirada.

Vassili mordió su labio, preguntándose lo que podía


posiblemente responder.

—Mi familia se ha ido, señor, —finalmente dijo.— Me fui


para tratar de encontrar luz al Bosque Negro y cuando regresé,
simplemente se había ido. Los busque alrededor de la casa, pero
sin ninguna utilidad. Con la maldición y todo…

Los ojos del viejo se ampliaron con alarma.

—¿No podrían haber ido con un amigo o con un vecino?

—No lo sé. —Sorbió Vassili por la nariz, secando sus


mejillas manchadas de lágrimas.— Tal vez. Quería ir al pueblo a
preguntar, pero tengo miedo.

—¿Miedo? —Repitió el hombre.— ¿Por qué, chico?

—No pude encontrar la cabaña de la bruja, —lloró Vassili,


asombrado de cómo las mentiras salían a borbotones de su
boca.— No pude ayudar a romper la maldición.

El viejo se frotó el mentón.

—No te preocupes por eso, chico. La maldición se


desvaneció anoche. ¿Por qué no vamos a buscar a tu familia
ahora, está bien?

Con esto, el viejo precipitadamente reunió gente del


pueblo y empezó una búsqueda. Por extraño que pareciera, la
gente del pueblo no lo culpó por su incapacidad de encontrar a
Baba Yaga. Por el contrario, en realidad estaban genuinamente
arrepentidos por haberlo enviado ahí en primer lugar.
49

Cuando su búsqueda no dio frutos, Vassili se sintió


Página

aliviado pero también más culpable que nunca.


Mientras todos le decían adiós, con tristeza en sus ojos, el
viejo le dio un cálido abrazo a Vassili.

—Pobre chico, completamente solo ahora. Yo también


estoy solo. ¡Ven a vivir conmigo!

Con ojos llorosos, Vassili analizó la figura del viejo. Por


todo lo que sabía, el hombre podría ser un criminal o alguna
clase de asesino. Sin embargo, no tenía a nadie más en el
mundo. ¿Qué más podía hacer?

Por lo tanto, Vassili accedió a la propuesta. Dejaron la casa


que le dio tantas memorias tristes y se mudaron juntos en la
cabaña del viejo.

50
Página
Capítulo Cinco
Conforme pasaban los días, Vassili cada vez se
acostumbraba más a vivir ahí. En realidad se sentía complacido
por haber tomado la decisión. Aún así, la memoria de lo que
había tenido brevemente, y lo que había perdido, aún lo
plagaban.

Un día, Vassili cortaba madera enfrente de la cabaña del


viejo. Su ánimo estaba bajo, aún con la compañía del viejo, se
sentía más solo que nunca. Mientras cargaba los troncos a
adentro de la casa, se le ocurrió que siempre que se sentía triste
en el pasado, empezaba a tallar. ¿Porqué no usarlo ahora para
pasar el tiempo?

Se sentó en la cocina y recuperó una pieza de madera que


parecía más suave y del tamaño correcto. Tomando un cuchillo
pequeño de bolsillo, Vassili empezó a tallar. Se pasó horas y
horas trabajando. Cuando terminó vio que el resultado era un
hermoso tallado de sus tres misteriosos amantes. Quería llorar
al ver las caras de Deni, Sonta, y Noci de nuevo, inmortalizados
en madera por su propia mano. No tuvo la oportunidad. La
puerta de la cocina se abrió y el viejo entró.

—¿Qué estás haciendo, chico?

Vassili escondió sus lágrimas del viejo, ofreciéndole una


pequeña sonrisa.

—Oh, nada realmente. Ya acabé con las tareas, así que solo
estoy tallando.

El viejo vio el trabajo hecho a mano de Vassili y sus ojos se


51

ampliaron.
Página

—¿Chico, tú tallaste esto?


Vassili se encogió de hombros, no queriendo en realidad
ver el retrato de sus tres amantes de nuevo.

—Si piensas que vale algo, puedes venderlo si quieres.

—No, chico. —El hombre sacudió su cabeza.— Es


demasiado hermoso. Solo puede servir para adornar la
residencia del rey.

Con esto, el viejo amigo de Vassili tomó la pieza de madera


tallada, empacándola cuidadosamente en una bolsa de viaje.
Vassili se sintió agradecido por la idea del viejo. Él realmente no
quería ver el tallado de nuevo. Representaba la prueba clara de
su inútil enamoramiento y obsesión con alguien demasiado
bueno para él. Él no podía evitar sentir que para entonces, los
tres jinetes ya se habían olvidado de él.

Vassili suspiró, enterrando su cara en sus manos. Al


menos todo sirvió para una buena causa. Los tres jinetes habían
sido liberados de la maldición de la bruja. De seguro eso
contaba para algo, ¿no?

Tratando se animarse a sí mismo, Vassili se levantó de su


silla y salió a estirarse un poco. Había estado sentado frente a la
mesa donde había estado tallando por mucho tiempo y su
espalda dolía. El sol aún brillaba afuera y Vassili sonrió con
nostalgia. Estiró su mano hacia el cielo inútilmente tratando de
atrapar los rayos de luz. Era tan imposible como su obsesión por
los tres jinetes. Era solo un humano. Nunca podría esperar
verlos otra vez.

Suspirando, Vassili se consoló a sí mismo disfrutando de la


luz solar. Cerró sus ojos y simplemente se relajó, dejándose
acariciar por el calor del sol. De repente Vassili sintió
fantasmales dedos acariciando su cara, una voz baja susurrando
en su oreja. Sus ojos se abrieron instantáneamente, pero su
52

corazón cayó cuando se dio cuenta de que no había nadie ahí.


Página
Suspirando interiormente, Vassili abandonó su
confortable refugio, sabiendo que si permanecía más ahí solo se
torturaría más. Tomando en cuenta la distancia entre el pueblo
y la gran ciudad, el viejo probablemente estaría afuera toda la
noche. Aún así, Vassili se encontró solo en una casa vacía.

Vassili se ocupó a sí mismo con terminar las tareas


alrededor de la casa, limpiando la chimenea, quitando el polvo
de las estanterías, cortando más madera. Necesitaba sentir el
agotamiento de un duro día de trabajo. Tal vez de esa forma,
pararía de pensar tanto sobre los tres jinetes. Era improbable,
pero podía tratar y podía tener esperanza.

Finalmente, cuando los grillos anunciaban que la noche


había caído, Vassili se cocinó una cena económica.
Ausentemente jugó con la comida mientras miraba hacia afuera
de la ventana y dentro de la oscuridad que ahora envolvía el
mundo. ¿Cada segundo de su vida sería así de ahora en
adelante? ¿El amanecer siempre le recordaría a Deni, el sol a
Sonta, y el anochecer a Noci? El flujo natural de la naturaleza le
recordaba la diferencia entre él y sus amantes angelicales.
¿Cómo podría alguna vez olvidarlos?

Era tan injusto. Su vida cambió cuando dejó a Deni, Sonta,


y Noci dentro de su corazón y su mente. Aún así, había sabido
desde lo del Bosque Negro, la naturaleza divina de los jinetes.
No debió dejar que tontas emociones tomaran el control. No
tenía a nadie que culpar más que a sí mismo por su dolor.

De repente sintiéndose enojado consigo mismo, Vassili


abandonó su comida sin probar. Quería romper algo, sacar su
frustración en algún objeto inanimado. Por desgracia, él no fue
capaz de destruir las pertenencias de viejo. En lugar de eso,
golpeó la pared con su puño, esperando que el dolor físico
palideciera el dolor emocional. No era una doncella débil y frágil
53

de luto por la partida de su amante. Superaría lo de los tres


Página

jinetes aunque fuera lo último que hiciera.


Naturalmente, el dolor de su mano no hizo nada para
ayudar a su situación. Solo lo hizo sentirse peor por todo el
asunto, más patético. Suspirando internamente, Vassili dejó la
casa que había compartido con el viejo hacia el arrollo cercano.
Odiaba el hecho de que tenía que salir y enfrentarse a la noche.
El hecho era que necesitaba refrescarse de alguna forma su
mano herida. De nuevo, su estúpido temperamento y su idiota
corazón lo forzaron a una situación dolorosa.

Habiendo encontrado el arrollo, Vassili ausentemente


calmaba su mano herida en el agua fría. Sus pensamientos
vagaron una vez más hacia sus tres amantes. No pudo evitar
llevar su otra mano hacia el cielo, tratando de agarrar a la
esquiva noche. Quería gritar cuando su tacto solo encontró aire.
No podía hacer nada, absolutamente nada para alcanzarlos.

Sintiéndose derrotado, Vassili se enroscó en el tronco de


un árbol y cerró sus ojos. Ese verano, el clima ayudaba a la
gente y a sus cultivos. El sol se volvió menos abrasador y la
noche amable y calmante. A veces, a Vassili le gustaba pensar
que sus amantes tenían algo que ver con esto. Entonces de
nuevo, se había obsesionado con ellos. Su enamoramiento
desesperado probablemente lo hacía capaz de atribuirles cosas
que serian explicadas fácilmente por los caprichos de la
naturaleza.

Se tumbó ahí en la hierba, riéndose amargamente de su


propia estupidez y al mismo tiempo, anhelando el toque de sus
tres amantes. El viento acarició su rostro, como si tratara de
calmar su roto corazón. Vassili distantemente recordó un
tiempo diferente cuando el viento había sido su compañero, el
día de su repentino viaje al Bosque Negro.

Un susurro bajo lo sobresalto de sus contemplaciones.


54

—¿Vassili?
Página
Sus ojos se abrieron de golpe, como hacían cada vez que
pensaba que sentía una fantasmagórica caricia o el susurro de
su nombre en su oreja. Casi esperaba que fuera su imaginación
de nuevo, pero esta vez no fue así. Los ojos de Vassili se
ampliaron cuando tuvo a la vista a los tres jinetes enfrente de él.
Deni, Sonta, y Noci estaban parados ante él, sonriendo, tan
hermosos y perfectos como siempre.

Vassili no sabía que decir. Tanto como quería verlos, la


aparición repentina agitó un torbellino de emociones dentro de
él. No pudo evitar sentirse resentido por el hecho de que lo
abandonaron sin decir palabra. En realidad, no hicieron
ninguna promesa. Aún así, esa noche que pasaron juntos en el
Bosque Negro tenía que significar algo.

Fue ese enojo y resentimiento lo que le dieron el poder de


hablar.

—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó, sintiéndose


orgulloso de que su voz no mostro nada de su confusión
interior.

Sabía que había sonado brusco, cuando los tres jinetes se


veían heridos por su tono. Sonta incluso dio un paso atrás y la
sonrisa de Noci desapareció como si nunca hubiera estado, sus
expresión tornándose casi sepulcral.

—Estamos aquí porque nos llamaste, —Deni replicó


suavemente, casi suplicantemente.

—Los llamé muchas veces. ¿Por qué venir ahora?

Noci suspiró y frotó sus ojos en frustración.

—Te dije que diría eso, —murmuró en voz baja.

—¡Bueno, por supuesto que diría eso! —Espetó de nuevo


55

Vassili.— ¿Qué esperaban?


Página
—Vassili, lubov moya. De verdad sentimos no haber
podido llegar a ti hasta ahora, —Sonta dijo en tono de disculpa.

—En realidad, probablemente no debimos haber venido en


primer lugar. —Deni mordió su labio vacilantemente.— Ya ves,
la maldición ha sido levantada, pero no hemos sido capaces de
regresar a nuestro lugar en los cielos.

Vassili se congeló ante el dolor en la voz de Deni.

—No entiendo. En el bosque, tú dijiste…

—Sí, sé que dijimos eso, —Noci lo interrumpió.— pero al


mismo tiempo que tu amor nos salvó de la bruja, ahora nos
detiene aquí.

—Tienes que dejarnos ir, Vassili. —La voz de Sonta tembló.


Vassili pensó que estallaría en lágrimas.

—No entiendo. ¿Cómo los dejo ir?

Deni aparto la mirada, como si fuera incapaz de


encontrarse con los ojos de Vassili.

—Tienes que desearlo. Desear honestamente que


encontremos nuestro camino de vuelta a los cielos.

—¡Pero lo hago! —Vassili jadeó en protesta.— Siempre


había querido que fueran salvados.

—También nos querías a tu lado. No lo niegues. Sabes en


tu corazón que es verdad. —Noci se estiró para acunar la mejilla
de Vassili, pero se detuvo justo antes de tocarlo.

Vassili abrió su boca para contrarrestar la declaración de


Noci, pero se dio cuenta de que hacerlo sería una mentira. Era
verdad. En realidad nunca quiso que regresaran a ser ángeles.
56

En sus sueños, se quedaban a su lado, sosteniéndolo, besándolo,


amándolo para siempre.
Página
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se daba cuenta
de su propio egoísmo, retuvo a sus amantes de lograr sus
sueños. Incluso ahora, una pequeña parte de él no podía evitar
sentir amargura con el conocimiento de que ellos lo dejarían
atrás con un corazón roto. Aún así, sería lo mejor.

Sus tres jinetes pertenecían a los cielos donde podían vivir


para siempre, y cuidar el mundo. Vassili pertenecía aquí, con su
propia gente, donde podría envejecer y morir. Entonces, un día,
podría regresar donde el Dios de la tierra lo había creado.

Tomando una respiración profunda, Vassili vertió todo su


amor y dolor en su corazón en una frase.

—Deseo que mis ángeles regresen a los cielos y estén


donde pertenecen. —Dolía físicamente saber que él nunca sería
capaz de verlos de nuevo, pero eran ángeles y Vassili era
humano. No podían pertenecer solamente a un humano, ya que
tenían que difundir alegría y bienestar a la humanidad entera.
Vassili los amaba, y por esa razón, los dejaría ir.

Tres sonrisas idénticas aparecieron en las caras de los


jinetes. Vassili les sonrió vacilante, complacido de que los había
podido hacer felices. Él esperaba que desaparecieran
completamente ahora que los había liberado. En lugar de eso, se
acercaron más, tan cerca que Vassili podía sentir el calor de sus
cuerpos a través de la ropa.

—Tenemos una noche más juntos. Hagamos buen uso de


ella, —Noci ronroneó suavemente.

Sin esperar por su respuesta. Noci presionó su boca en la


de Vassili, engatusándolo a abrir su boca con su lengua.
Cerrando sus ojos, Vassili se rindió a la pasión que sentía por
estos hombres, no, estos ángeles. Sus jinetes, los ángeles que
amaba mucho. Pronto, tendría que renunciar a ellos, pero
57

tendría esta última noche con ellos.


Página
Distantemente sintió sus ropas ser removidas, pero fue tan
rápido que no tuvo tiempo de registrarlo apropiadamente.
Pronto se encontró rodeado por tres cuerpos desnudos. Tres
pares de manos acariciaban su piel y hábilmente encontraron
todos sus puntos sensitivos. Se inclinó al abrazo del cuerpo
detrás de él, de alguna forma identificando al hombre como
Sonta. Era algo peculiar realmente. Se dio cuenta de que podía
distinguir fácilmente las particularidades del toque de cada
ángel, como si sus manos y cuerpos hablaran sin palabras.

Sintiéndose aturdido, Vassili abrió sus ojos solo para


encontrarse con la malvada sonrisa de Noci. Sintió las manos de
Deni acariciando sus piernas y gentilmente elevándolas, los
labios del jinete blanco presionando besos por su torso delgado.
La lengua de Sonta empezó a jugar con la oreja de Vassili, sus
dientes gentilmente mordisqueando su lóbulo y sus manos
envolviéndolo para pellizcar sus pezones. En perfecta
sincronización, Noci masajeó la polla dura de Vassili mientras
jugaba con sus testículos.

Perdido en toda la sensación, Vassili se apoyó en Sonta y


se permitió ser uno con el placer. Sin embargo, no estaba
satisfecho con solo recibir. Quería dar también. Quería que los
jinetes sintieran todo el amor que sentía por ellos, aunque fuera
por una sola noche.

Gentilmente se aparto de los brazos de Sonta y sonrió


cuando vio en los rostros de los jinetes tres expresiones
confundidas.

—¿Qué está mal? —jadeó Deni.

—Nada está mal. Yo solo quería darles el mismo placer que


me están dando.

De repente se le ocurrió a Vassili que nunca había visto a


58

sus tres ángeles tocarse unos a otros como lo tocaban a él.


Página
La última vez que habían hecho el amor, todos se
centraron en Vassili. En realidad, la manera en que
desvergonzadamente mostraron su sexualidad en la presencia
del otro sugería que probablemente ellos ya habían sido íntimos
antes. Además, Noci había dicho que Deni amaba chupar la
polla. ¿Cómo podría saber eso sino más por experiencia?

Sintiéndose malvado, Vassili se recostó de espaldas en el


pasto y se estiró para masajear su polla. Los ojos de sus amantes
se agrandaban mientras lo veían masturbarse.

—¿Qué es lo que quieres, lubov moya? —Gruño Noci.—


Dinos.

—Tóquense entre sí. Tóquense entre ustedes como lo


hacen cuando yo no estoy cerca.

Con las atrevidas palabras de Vassili, Deni se sonrojó de


un brillante color rojo, hasta que su blanca piel se podía
comparar con la de Sonta. Vassili sospechó que los otros dos se
hubieran sonrojado igual si no fuera por su piel roja y negra
respectivamente. Por así decirlo, solo que se quedaron ahí de
pié, jadeando hacia él en shock.

A diferencia de en el bosque, fue Sonta quien hizo el


primer movimiento. Agarró a Deni por su cabello blanco y jaló
al jinete blanco a su abrazo. Las bocas de los dos ángeles se
enfrentaron juntas y se besaron hambrientamente, dándose un
festín con los labios del otro.

Sonriendo maliciosamente, Noci se arrodillo detrás de


Deni y alcanzó el trasero del jinete blanco. Vassili vio como el
jinete negro separaba las mejillas del trasero de Deni y lamía a
través de su pliegue, al igual que había hecho con Vassili en el
Bosque Negro. Aún así no pasó mucho tiempo preparando a
Deni. Demasiado pronto, Noci empujó su dura polla en el
59

cuerpo de Deni, causando que el jinete blanco se arqueara


Página

bellamente hacia él.


Sin poder mantenerse a un lado por más tiempo, Vassili se
arrastró en cuatro patas hacia ellos y tomó el lugar de Sonta
frente a Deni. —Jódeme, —le susurró al jinete blanco.

Los ya desenfocados ojos de Deni se volvieron un poco


más borrosos y asintió tembloroso.

—Déjame prepararte, —dijo Sonta, obviamente dándose


cuenta que el jinete blanco no sería capaz de concentrarse en
Vassili con Noci jodiéndolo energéticamente desde atrás.

Vassili se encontró a sí mismo en cuatro patas de nuevo,


con Sonta comiéndose codiciosamente su trasero. Parecía tan
hábil en esto como Noci. Para el momento en que Sonta
consideró a Vassili preparado, Vassili rogaba y suplicaba,
incoherente con lujuria.

Sonta posicionó a Vassili frente a Deni y el jinete blanco


empujó su dura polla en el invitador pasaje de Vassili. Aún con
el obvio placer que Noci le estaba dando, Deni todavía encontró
el perfecto ángulo para golpear la próstata de Vassili con cada
estocada. Gimiendo y jadeando, Vassili ciegamente tanteó por
Sonta, solo para darse cuenta que el jinete rojo ya no estaba en
frente de él. Entonces un empuje particularmente fuerte golpeó
el punto de placer de Vassili y se dio cuenta de que Sonta
probablemente se había ido a joder a Noci. Se movieron juntos
como en una sinfonía orquestada, acabando con Vassili siendo
jodido por la fuerza combinada de tres ángeles.

No tomo mucho para Vassili sentir su cima acercándose.

—¡Me vengo! —jadeó.

Lamentó sus palabras segundos después cuando la mano


de Deni envolvió la base de su polla, sosteniéndolo
estrechamente y deteniendo efectivamente su orgasmo.
60
Página
Deni lo mantuvo en el borde hasta que sintió que se
volvería loco por el abrumador placer.

—¡Por favor! —rogó.— ¡Por favor, Oh, Dios, por favor!

En el segundo que la mano de Deni desapareció de


alrededor de su polla, Vassili se vino con fuerza, su mundo
explotando en millones de colores. Su trasero apretando
alrededor de la polla de Deni y sintió al jinete blanco alcanzar su
propia cima. Juntos, los cuatro amantes colapsaron en el pasto,
jadeando por el esfuerzo.

Vassili cerró sus ojos, acurrucándose en el pecho de Deni.


Sintió una gentil mano acariciar su cabello y suspirar en
satisfacción.

—Ya tebya lyublyu, —tres voces susurraron desde la


oscuridad.

Mientras abría su boca para responder un los amo,


también, —otra voz lo interrumpió.

—¡Vassili! ¡Vassili!

Los ojos de Vassili se abrieron de golpe y vio con confusión


a sus alrededores. El arrollo, el árbol, la casa del viejo en la
distancia. El sol estaba alto y los pájaros cantaban alegremente
a su alrededor. Todo había sido un sueño. 61
Página
Capítulo Seis
Luchando para evitar que su decepción lo aplastara,
Vassili se concentró de nuevo en la voz que lo despertó.

—¡Vassili! ¡Vassili! —Era el viejo, bajando por el camino en


su carruaje.— Nunca creerás lo que paso.

—Cálmate, Dedushka. ¿Cuál es el problema?

—Llevé el tallado a la ciudad y fui al palacio con él, como


dije que haría. Cuando el príncipe lo vio, simplemente dijo que
necesitaba conocer a la persona que elaboró tan hermosa pieza.
Has sido invitado al palacio.

Los ojos de Vassili se ampliaron. Era un gran honor ser


invitado al palacio imperial y un invitado especial del príncipe,
nada menos. Sin embargo, las noticias que del viejo trajo lo
inquietaron. Él había oído cosas sobre el príncipe, cosas que
hicieron pesado el corazón de Vassili. Supuestamente, el
príncipe era un habitual rompecorazones. Pasaba la mitad del
tiempo en citas aleatorias con amantes femeninos y masculinos
por igual y la otra mitad buscando métodos creativos de
humillar a sus ya no interesantes juguetes. ¿Qué pasaba si
decidía escoger a Vassili como su siguiente objetivo de interés?

Vassili odiaba incluso el hecho de que el pensamiento


cruzó por su mente. No era una persona arrogante. El solo lujo
que se dejaba tener era dejar su cabello largo.

Había sido en memoria de su hace mucho tiempo madre


muerta, desde que había heredado su hermoso cabello rubio.

Aún así, sabía que otros lo consideraban atractivo.


62
Página
De repente sintiéndose muy asustado, Vassili
precipitadamente robó un pedazo de pan de jengibre de la
cocina y se retiró a su habitación. Lo colocó sobre la mesa y
puso su soldado de juguete al lado de él.

—Oh, mi querido amigo, —susurró.— ¿Qué voy a hacer?


¿Qué voy a hacer si el príncipe me encuentra atractivo?
Simplemente no puedo olvidarlos. Aún si solo fue un sueño, no
puedo olvidarlos.

El juguete se animó y agarró el pedazo de pan de jengibre


que Vassili le ofreció, masticándolo felizmente.

—¡Ve al palacio ahora, Vassili! Todo estará bien. Solo


tienes que seguir a tu corazón.

El alivio se apoderó de él con las palabras de su amigo. Tal


vez al príncipe no le gustaría. Después de todo, Vassili era solo
un humilde campesino. Aparentemente dándose cuenta de que
se las había arreglado para calmar el corazón de Vassili, el
soldado se aquietó, convirtiéndose de nuevo en un inmóvil y
aparentemente objeto sin vida. Sintiéndose un poco mejor,
Vassili empezó a empacar, como de costumbre poniendo a su
amigo de madera en su bolsillo.

Después de unos pocos preparativos necesarios, Vassili y


el viejo se fueron en dirección a la gran ciudad. Mientras
viajaban, Vassili simplemente se olvido de su destino, su mente
perdida en el recuerdo de la noche anterior. ¿De verdad había
sido solo un sueño? No lo creía. Claramente recordaba haber
golpeado la pared de la cocina con su puño y ahora el dolor
había desaparecido completamente.

Solo podía ser el trabajo de sus ángeles. Aún así, sueño o


no, claramente necesitaba dejar ir a los jinetes. Probablemente
los amaría para siempre, pero su lugar nunca sería a su lado.
63
Página
Aún con el carruaje a su disposición, les tomó un tiempo
llegar a la ciudad. Los caminos estaban concurridos y el caballo
todavía estaba un poco cansado del viaje del día anterior. Por lo
tanto, la hora se volvió tarde para cuando Vassili finalmente
llegó al palacio. Vassili se debatió si debían buscar un cuarto en
una posada e ir al palacio en la mañana. Al final, decidió
preguntarle al viejo que pensaba de esto.

—No, chico. —El viejo sacudió su cabeza, aparentemente


horrorizado con el pensamiento.— Necesitas ir ahora. Ya hemos
hecho esperar a su alteza demasiado tiempo. Pregunta en la
puerta primero. Si los guardias dicen que su alteza está
ocupado, solo entonces iremos a buscar una posada para
dormir.

Vassili interiormente suspiró ante el consejo del viejo. Si


ya no se sentía cómodo visitando al príncipe a la luz del día.
Visitándolo de noche parecía de alguna manera aún más
peligroso. Entonces escuchó una voz familiar en su oreja,
urgiéndolo a seguir y alentándolo. Su corazón dio un salto hasta
que se comprimió con tristeza de nuevo. Sabía que no debía
girar. No encontraría a nadie ahí. Sin embargo, no importaba si
Noci le había hablado o no. Sintiendo que sus amantes aún lo
cuidaban le dio a Vassili el coraje de seguir adelante, obedecer, y
visitar el palacio.

Y así, Vassili valientemente caminó hacia las puertas del


palacio. Soldados vestidos en uniformes bellamente adornados
lo detuvieron cuando se aproximó.

—Discúlpenme, —Vassili empezó amablemente.— Mi


nombre es Vassili. Fui invitado al palacio por el príncipe.
¿Ustedes saben si el príncipe puede recibirme?

El guardia le dio una mirada y una conocedora sonrisa se


64

extendió en su cara.
Página
—Por aquí, señor, —dijo casi burlonamente. Las puertas se
abrieron y el guardia guió a Vassili dentro del palacio. Solo
después de caminar durante un tiempo se dio cuenta de que el
viejo no lo había seguido adentro.

El guardia lo guió a un cuarto donde fue bañado y le


dieron ropa nueva para vestir. Aparentemente, no sería
adecuado ver al príncipe en su polvorienta, simple ropa. Con
cada momento que pasaba, el terror de Vassili se incrementó.
Todas estas preparaciones solo incrementaron su miedo de lo
que pasaría cuando lo viera el príncipe.

Después de que terminó de prepararse a sí mismo, el alto


guardia reapareció y lo guió por un tortuoso corredor.
Finalmente, el guardia paró frente a dos imponentes puertas
con el símbolo de la familia real grabado. Vassili tragó saliva,
sabiendo que estaba a segundos de conocer al príncipe.

El guardia tocó cortésmente, anunciando su presencia.


Una noble, masculina voz lo hizo pasar adentro.

—Sí, pasa.

Abriendo la puerta, el guardia entró en la habitación, se


inclinó humildemente y dijo,

—Su majestad, su invitado esta aquí.

—¡Ah… perfecto! —Replicó el príncipe. — ¡Hazlo pasar!

Vassili tragó nerviosamente mientras el guardia lo hacía


entrar. Ahí, descansando en un diván morado de aspecto
cómodo, estaba el príncipe.

Vassili hizo una profunda reverencia, sus largos cabellos


rubios prácticamente tocando el alfombrado piso y sus ojos
bajos en todo momento. Como un campesino, sabía que no
65

podía dirigirse al príncipe hasta que se dirigiera a él primero.


Página
Esperó así durante unos minutos, extremadamente
consciente de los ojos del príncipe evaluándolo. Cada segundo
que pasaba lo hacía sentirse cada vez más nervioso y aprensivo.
Casi saltó cuando sintió una presencia a su lado. Una mano
gentil instó a sus ojos a dejar el suelo y Vassili miró a los ojos
verdes del príncipe.

—Por favor, no te inclines, —dijo el príncipe, sonriendo


invitadoramente a Vassili y gesticulando hacia adelante.— Eres
un invitado.

Vassili sintió un rubor pintando de escarlata sus mejillas


con la sonrisa del príncipe.

—Gracias, su alteza. Me honra con su invitación.

—En absoluto. Estoy muy complacido de tenerte aquí. —El


príncipe sonrió, sus ojos brillando misteriosamente.— Tengo
que decirlo, no esperaba que alguien tan joven fuera el creador
del hermoso tallado.

Vassili bajó la mirada con el cumplido. Las palabras del


príncipe parecían neutrales, pero su tono era todo lo contrario.
Se las arregló para juntar valor y formular una respuesta.

—Gracias, —susurró, esforzándose para no secar sus


sudadas palmas contra el caro material de sus pantalones
nuevos.— Mi padre me enseñó todo lo que sé.

—Que interesante. —El príncipe frunció sus labios y


analizó sus dedos en obvio aburrimiento.— ¿Entonces eres un
tallador de madera?

Vassili asintió.

—Sí, Su Alteza.
66

—¿Y cuántos años tienes exactamente?


Página
Vassili tragó en nerviosismo, sintiendo su terror
incrementar.

—Veinte inviernos, Su alteza.

El príncipe sonrió a Vassili, alcanzando a tomar su mano.

—Ahora dime, Vassili, ¿te gustaría ser mi invitado


permanente aquí? Estoy seguro de que podemos encontrar
muchos intereses en común.

Vassili se quedó boquiabierto con la repentina propuesta.

—Yo… Su Alteza, No puedo…

Vassili no tuvo tiempo de terminar la frase. Gimoteó


cuando las manos del príncipe vagaban espontáneamente por
su cuerpo, apretando su trasero. El príncipe envolvió sus brazos
alrededor de Vassili, atrayéndolo más cerca e inclinándose hacia
adelante para robarle un beso. Todo pasó tan de repente que
Vassili ni siquiera tuvo la oportunidad de oponérsele.

Vassili sintió a su corazón encogerse ante las acciones del


príncipe. No quería ser otro de los juguetes del príncipe. En
realidad, aún si el príncipe se volviera serio con él, que Vassili lo
dudaba, su propio corazón aún pertenecía a los jinetes. Tan solo
la noche anterior, había revivido la perfecta pasión que los unía
a los cuatro. Sin embargo, ¿no había prometido recientemente
dejarlos ir?

El príncipe era sin lugar a dudas un buen besador. Su


lengua lamió los labios de Vassili, seduciéndolos,
engatusándolos a abrirse. Vassili se preguntó si tal vez, podría
tener una segunda oportunidad de amar con este hombre. Por
un breve momento, en realidad lo considero. El príncipe era
humano, así que tal vez podría funcionar.
67
Página
Era apuesto, inteligente, y experimentado. Pero, no, no era
una opción. El cuerpo de Vassili reaccionó a su habilidoso
toque, y aún así, Vassili no sintió nada.

Encontró asombrosamente fácil separarse del abrazo


apasionado del príncipe. Simplemente no era lo mismo. Aún si
el príncipe pudiera ofrecerle amor y no solo sexo, Vassili no
hubiera dicho sí. En realidad, aún tomando en cuenta la
humanidad del príncipe, aún existía una brecha entre los dos.
Vassili seguía siendo un campesino humilde, un pobre tallador.
No era que importara. Su corazón pertenecería para siempre a
sus ángeles.

Vassili rogaba que lo que fuera a decir no lo matara.

—Lo siento, Su Alteza. Me siento muy halagado, pero mi


corazón ya está tomado, —dijo, esforzándose para evitar que su
voz temblara.

El semblante del príncipe cambió instantáneamente, su


encantadora sonrisa desplazándose por una expresión furiosa.

—¡Insolente cachorro! ¿Te atreves a negarme? ¡Guardias!


—Grito.— ¡Llévenselo!

Las puertas se abrieron inmediatamente, y Vassili se


preguntó si los guardias esperaban ahí especialmente para el
propósito de arrastrarlo lejos y encerrarlo como a un criminal
común.

Y así, Vassili se encontró arrojado en los calabozos del


palacio, completamente solo y miserable. Desgraciadamente, al
cambiarse de ropa, estúpidamente dejo a su soldado de juguete
en el bolsillo de su abrigo. Por lo tanto, ni siquiera tenía el
consuelo de su amigo de madera.
68
Página
Lágrimas amargas llenaron los ojos de Vassili. Deseaba
que por lo menos pudiera ver a Deni, Sonta, y Noci una última
vez antes de morir por su transgresión.

Vehementemente empujó lejos su deseo egoísta.


Probablemente estaban en los cielos ahora, al lado de Dios,
como estaba destinado a ser.

69
Página
Capítulo Siete
El día siguiente vino demasiado pronto para el gusto de
Vassili. La puerta de la celda se abrió, las oxidadas bisagras
chirriando extrañamente, anunciando su muerte inminente. Los
guardias del palacio agarraron rudamente a Vassili y lo
arrastraron fuera de la celda.

Afuera, una turba enojada se congregaba. El viejo que


había sido su amigo hasta el día de ayer escupió en la cara a
Vassili.

—¡Desagradecido traidor!

Gritos similares sonaban y Vassili pensó que si no fuera


por los guardias, seguramente hubiera sido linchado por la
furiosa gente. ¿Cómo podían decir cosas como esas? ¿No podían
entender como no podía traicionar a su corazón?

En ese momento, Vassili sabía que había hecho la elección


correcta. Nunca hubiera podido vivir consigo mismo si hubiera
aceptado la propuesta del príncipe. Su corazón pertenecía a los
tres misteriosos jinetes. Si el destino decretaba que su pecado y
su amor por los tres hombres significarían su vida, que así
fuera. Se negaba a sentir vergüenza. Su amor era verdadero y él
lo sabía, aunque solo por unos cuantos momentos, los tres
ángeles sintieron lo mismo por él.

Las palabras susurradas de amor del sueño le dieron a


Vassili fuerza. Con la cabeza en alto, caminó al patio real, donde
la orca ya había sido erigida. Por extraño que parezca, el
príncipe también apareció, observando el espectáculo desde un
balcón del palacio. Estaba vestido con sus mejores galas y le dio
70

a Vassili una mirada desdeñosa.


Página
—Aún te puedes arrepentir campesino, —dijo una voz
gruesa con insinuación.— retráctate de tus palabras, discúlpate,
y serás perdonado por tu transgresión.

Vassili sabía muy bien lo que implicaría disculparse, y no


podía permitirlo. Miró ferozmente a los ojos al príncipe,
negando con su cabeza.

—No puedo, mi príncipe. Aún si el precio de mi amor es mi


vida, no titubearé. No seré un traidor a mi propio corazón.

Vassili pensó que vio un atisbo de envidia y tal vez respeto


en los hermosos ojos verdes del príncipe. La sombra de
sentimiento se desvaneció justo como había aparecido, y esos
verdes orbes se volvieron fríos de nuevo.

—Así que me traicionarás. Bien, Será como desees. —El


príncipe asintió hacia el ejecutor. Los ojos de Vassili se cerraron
y no pudo evitar sonreír cuando sintió los mismos fantasmales
dedos en su cara. Tal vez después de su muerte, él se reuniría
con sus tres amantes.

Un repentino sonido colectivo hizo que Vassili abriera sus


ojos. Una piedra arrojada se cernía, congelada en el aire, a
centímetros de su cabeza. La cuerda se había tensado,
aparentemente a segundos de sellar el destino de Vassili. El
ejecutor se había congelado, sin respirar, su mano aún en la
palanca que significaba la muerte de Vassili. El tiempo se
detuvo. Ahí, en medio del patio real, estaban Deni, Sonta, y
Noci, todos sonriendo brillantemente a Vassili.

—Lo sentimos, Vassili, —dijo Deni.

—Solo amor verdadero podía salvarnos de nuestra


maldición, y tenías todavía que demostrar tu amor, —continuó
Sonta.
71
Página
—Pero nunca hubiéramos permitido que te lastimaran, —
Noci terminó gravemente.

Juntos, los tres hombres cabalgaron a la horca. La cuerda


se deshizo y Vassili cayó en brazos de Deni.

—No entiendo. Dijeron que necesitaba dejarlos ir, —


replicó Vassili, sintiéndose confundido.

—Oh, Vassili, fuimos forzados a engañarte sobre eso.


Tenías que probar que estabas dispuesto a sacrificarte por
nosotros. Solo amor verdadero puede darle a un humano el
poder de auto-sacrificio. Era la única cosa que podía romper la
maldición y regresarnos a nuestro lugar en los cielos, —explicó
Deni.

—Por favor perdónanos por haberte hecho daño, —dijo


Sonta.— No lo hubiéramos hecho si hubiera habido alguna otra
manera.

—Nunca dudamos de ti. —Los ojos negros de Noci


brillaron con afecto.— Sabíamos que realmente nos amabas.

Vassili no pudo evitar sentirse culpable al recordar su


único momento de duda, el momento cuando casi había cedido
a las atenciones del príncipe. Se tensó y alejó su mirada cuando
se dio cuenta de que realmente no merecía la confianza que los
jinetes depositaban en él.

No sabía que tan transparente había sido con sus


preocupaciones hasta que Deni gentilmente agarró su barbilla,
forzando sus ojos a encontrarse.

—No te preocupes por eso, —susurró el jinete blanco.— Es


un hombre apuesto.
72
Página
—Tengo que admitir que viéndote besarlo me puso celoso,
—Noci dijo con el ceño fruncido.— Tal vez necesita que se le
enseñe una lección en mantener sus manos fuera de los amantes
de otros.

—Cállate, —espetó Deni.— No podemos hacer eso. Aún


estamos en período de prueba. Además, Vassili lo rechazó al
final.

Vassili no pudo evitar sentirse al mismo tiempo feliz y


extremadamente avergonzado con la conversación. Su cara se
encendió con el conocimiento de que sus amantes lo vieron
besar al príncipe. Al mismo tiempo, se regocijó al verlos tan
abiertamente celosos. Ellos verdaderamente lo amaban. Ellos lo
amaban y vinieron por él.

De nuevo ignorando el argumento menor que tenía lugar


entre Deni y Noci, Sonta sonrió a Vassili.

—Ven con nosotros ahora, por favor.

—¿Pero a dónde iremos? —Vassili se las arregló para


preguntar. Ahora podía verlas, las alas unidas a las espaldas de
sus amantes. Eran tan hermosas que Vassili se sentía humilde.

—Con Dios, el padre de todos nosotros, por supuesto, —


replicó el ángel rojo.— Él está esperando. Vivirás fuera del
tiempo, con nosotros.

Vassili no podía hacer más que asentir con asombro.


Tantas noches había soñado con esto, soñado con ver a sus tres
amantes de nuevo. Aun cuando finalmente se había rendido,
todavía los anhelaba. Finalmente estaba pasando, su sueño se
estaba haciendo realidad.

Su acuerdo terminó la pelea entre Deni y Noci como por


73

arte de magia.
Página
—Eso es maravilloso, —Ronroneo Noci.— Sabía que dirías
que sí. Además, si te negabas, hubiéramos encontrado una
manera de convencerte.

Vassili se sonrojó con las palabras de Noci. Su sonrojo


desapareció y se tornó en una risa divertida cuando Deni pateó
al jinete negro en la espinilla y lo fulminó con la mirada.

—¡Cállate!

—Realmente, ¿ustedes dos no pueden pensar en nada más


que en sexo?

—¡Nop! —Noci respondió con una sonrisa, ignorando el


enojo de Deni.

Aún fulminándolo, Deni levantó a Vassili sobre su caballo


blanco. Ante los asombrados ojos de Vassili, un portal apareció
en medio del patio real, justo atrás de donde se reunían los
espectadores. Justo cuando iban a entrar en el portal, Vassili
escuchó el sonido de una voz familiar.

—¿Vassili, eres realmente tú?

Aún después de tanto tiempo, Vassili fácilmente podía


reconocer a su padre. Poniendo una mano sobre el brazo de
Deni, urgió al jinete a detenerse. Noci lo ayudó a desmontar
mientras reconocía la imagen de su padre.

Vassili no podía entender como Dimitri evitaba ser


congelado en el tiempo como el resto de las personas
observando. Adivinó que podía ser la sangre que compartían lo
que le permitía ver a su hijo por última vez. No estaría
sorprendido si sus jinetes tenían algo que ver con esto. En
realidad no importaba. Ver a su padre en semejante patético y
debilitado estado rompió el corazón de Vassili.
74

Dimitri había cambiado desde que dejo la casa.


Página
Había perdido mucho peso, y su cabello se había vuelto
gris, haciéndolo ver más viejo de lo que en realidad era. Sus ojos
se veían vidriosos, ancianos, hablaban de una tristeza que
trataba de ahogar en licor. Era la misma tristeza que Vassili
sintió pero con la que había aprendido a vivir. Las manos de
Dimitri temblaban cuando se inclinaba en la sucia barda,
tratando de mantener su equilibrio. Esas habilidosas manos,
alguna vez tan fuertes, apenas si lograban mantener su agarre
en los inmundos ladrillos. Instantáneamente, Vassili sabía que
lo había perdido todo, hasta el amor por su oficio.

Dimitri entrecerró los ojos como si no pudiera ver bien y


trataba de caminar hacia Vassili, solo para resbalarse y caer de
espaldas en el duro suelo. Inmediatamente, Vassili corrió al lado
de su padre, alcanzándolo para ayudarlo a levantarse.

—Papá…Oh, papá, ¿Qué te paso?

Dimitri torpemente envolvió sus brazos alrededor de su


hijo.

—Oh, Vassili… me perdí a mí mismo. Quería olvidarlo


todo, todo el dolor y el sufrimiento que la muerte de tu madre
me trajo. —Sonrió amargamente.— No sirvió.

Su visión se nublo con lágrimas, Vassili se giró a sus


ángeles.

—Por favor, ¿Pueden ayudarlo?

Deni no respondió, compartiendo una mirada vacilante


con los otros dos ángeles.

—¿Por qué deberíamos? —Preguntó Noci, su voz


mostrando un toque de resentimiento.— Él te abandonó,
dejándote solo con tu madrastra. ¿Por qué deberíamos ayudarlo
75

ahora?
Página
—Porque yo te lo estoy pidiendo, —Vassili espetó, incapaz
de sostener su temperamento. Claramente, amaba a sus
ángeles, pero también se preocupaba por su padre. A pesar de
todo lo que Dimitri había hecho, alguna vez había sido un padre
y un hombre maravilloso.— Y porque todos merecen una
segunda oportunidad, —terminó suavemente, esperando que los
ángeles lo entendieran.

Noci simplemente suspiró y desvió la mirada. Siguiendo


una repentina urgencia, Vassili tomó la mano del jinete negro y
la besó. Dándose cuenta de que Noci se sintió enojado en su
nombre. Aún así, no podía culpar a su padre por amar a Larissa
con una pasión que todo lo consumió.

—Sí, todos merecen una segunda oportunidad, —Sonta


dijo finalmente.— Tallador Dimitri, un paso adelante.

—¿Qué…Quienes son? ¿Qué es lo que quieren? —Dimitri


tartamudeó.— ¿Son ángeles? ¿Estoy muerto?

—No estás muerto y esta es tu segunda oportunidad, —


explicó Deni.— O un regalo de tu hijo, si lo prefieres.

Los tres ángeles levantaron sus manos y un caleidoscopio


de colores rodeó a Dimitri. Vassili vio con asombro como el
divino poder de sus ángeles curaba a su padre, calmando su
corazón, devolviéndole la pasión que sentía por su oficio,
concediéndole el poder de comenzar de nuevo.

Cuando la luz murió, Dimitri perdió su pálida y enfermiza


tez. Los fuertes músculos que había ganado a través de su
trabajo duro estaban de vuelta e inclusive su cabello recobró su
color. Los ángeles le habían dado a Dimitri el regalo de la
juventud.

Vassili sonrió en agradecimiento a sus amantes.


76

Inclinándose, besó a su todavía aturdido padre en la mejilla. —


Página

Adiós, Papá. Sé feliz.


Habiéndose despedido, Vassili permitió a Deni ayudarlo a
montar el caballo blanco de nuevo.

Dio otro vistazo a la multitud congelada, sabiendo que hoy


los dejaría a todos atrás. No les tenía rencor por su crueldad. Ni
siquiera odiaba al príncipe por sentenciarlo a muerte. Ya no
importaba.

De repente, se le ocurrió algo. Con pánico agarró la mano


de Deni.

—Mi soldado de juguete, —jadeó.— No puedo dejarlo


atrás.

Noci y Sonta simplemente se sonrieron. Vassili se sintió un


poco herido que sus amantes se burlaran de él. Concedido, a
aferrarse a un juguete podía parecer un poco infantil, pero el
soldado de juguete era su amigo y un recuerdo de su madre.
Seguramente, entenderían eso.

Justo cuando Vassili quería lanzarse en una diatriba


mordaz. Noci recuperó algo de su bolsillo. Vassili abrió la boca
en shock. ¡Su soldado de juguete!

Noci alborotó su cabello y le dio un beso en los labios.

—No lo tomaríamos de ti, lubov moya.

—Además, —Deni susurró en su oreja.— Está conectado a


nosotros, justo como nuestros corazones están conectados al
tuyo.

Vassili abrió su boca para preguntar qué quería decir Deni


con eso, pero no tuvo la oportunidad. Una brillante luz los
rodeo, y los tres jinetes del Bosque Negro desaparecieron,
llevando a su amante humano a los cielos que los vio nacer.
77
Página
Epílogo
Dos cruces hermosamente talladas estaban ahora en la
arboleda detrás de la cabaña de Dimitri. El tallador de madera
sonrió tristemente con la inscripción que el mismo escribió.

—Lo siento, mi amor, —dijo suavemente, gentilmente


tocando el nombre de Larissa en la cruz.— Te he fallado. No
supe cómo cuidar de mi hijo. Espero que sea feliz, ahora que
está contigo.

Lo había visto con sus propios ojos, los ángeles llevándose


a Vassili en sus caballos alados. Había oído la gentil voz de
Vassili rogar por él, rogar por una segunda oportunidad para su
desdichado padre. Los ángeles aceptaron. Dimitri ahora tenía su
salud, su habilidad, y hasta su juventud de vuelta. Aún así,
nunca tendría a su familia de vuelta.

Inexplicablemente, a pesar del hecho de que había visto


todo el asunto claramente, todos los demás se lo perdieron.
Habían estado sorprendidos de ver como de repente el joven
prisionero se desvanecía del andamio en un abrir y cerrar de
ojos. Era probablemente el trabajo de los ángeles. ¿Cómo podía
haber escapado Vassili de ser colgado como un común criminal?

Al regresar a su pueblo, Dimitri se dio cuenta de que su


segunda esposa y sus hijastros habían misteriosamente
desaparecido en su ausencia. Sus vecinos no podían decirle
nada de sus desapariciones repentinas, aunque desde que
muchos habían oído la sentencia de Vassili, ahora todos
culpaban al hijo de Dimitri por asesinarlos.

Dimitri sabía que eso no podía ser verdad. Su hijo era


78

demasiado amable y generoso para siquiera pensar en hacer


Página

algo tan horrendo.


La desaparición de Mariya, Vladimir, y Nikolai sería para
siempre un misterio. Con toda honestidad, Dimitri ya no quería
preocuparse por los tres. La única cosa que lo lastimaba era el
conocimiento de lo mucho que su amable hijo sufrió con tanto
dolor alrededor de él.

—Oh, mi hijo, ¿Alguna vez podrás perdonarme por


abandonarte? —susurró el tallador de madera, sus ojos con
lágrimas.

Una repentina luz cegadora apareció en la silenciosa


arboleda. Cuando Dimitri miró arriba de la cruz, estaba
asombrado al ver a su hermosa Larissa, sosteniendo la mano de
Vassili. Detrás de ellos, estaban los tres ángeles, amplias
sonrisas en sus perfectamente esculpidas caras.

—Estás perdonado, mi amor, —Larissa dijo con su musical


voz.— ¡Ve y vive tu vida! Cuando tu tiempo llegue, estaremos
aquí, esperándote.

—¡No te preocupes, papá! Soy feliz ahora. —Vassili dijo


sonriente, sus ojos azules tan brillantes que parecían
inhumanos. Un brazo rojo envolvió la joven cintura y él se
ruborizó, mirando hacia atrás al trió de ángeles.— ¡Basta!
¡Compórtate!

El ángel de blanco suspiró con cansancio y sacudió su


cabeza.

—Se te ha dado una segunda oportunidad, tallador


Dimitri. Te estaremos cuidando.

—Además, técnicamente hablando, eres nuestro suegro, —


dijo el ángel negro con descaro.

Antes de que Dimitri pudiera comprender completamente


79

esa peculiar noción, Vassili y Larissa dieron un paso al frente,


dándole un fuerte abrazo. —Adiós ahora, Papá. ¡Sé feliz!
Página
Dimitri devolvió el abrazo a su familia, sus ojos llenándose
con lágrimas de tristeza y alegría. Vassili se separó de su abrazo
y por un segundo, Dimitri no pudo entender las acciones de su
hijo.

—Nos está dando un momento privado, —susurró Larissa


y presionó su suave boca en la de Dimitri. Ahí, en la arboleda
donde Larissa fue enterrada hace muchos años, compartieron
otro beso, un beso que ya no sabía a muerte, sino a esperanza y
promesa.

—Adiós, mi amor. Te esperare para siempre, —dijo su


esposa con una sonrisa cuando su beso se rompió.

—Tal vez venga a visitarte de vez en cuando, —le dijo


Vassili a su padre.— Después de todo, nunca morí.

—Adiós, tallador de madera, —dijo el ángel blanco.—


Hasta que nos volvamos a ver.

Dimitri vio, congelado, como Larissa tomó la mano de su


hijo. Con un último gesto de despedida, los tres ángeles, Vassili,
y Larissa desaparecieron. La arboleda se volvió tan silenciosa y
vacía como antes. Dimitri pensaría que fue solo un sueño si no
fuera por el sabor persistente de los besos de Larissa en sus
labios. Por decirlo así, cuando Dimitri abandonó la arboleda,
dejo su tristeza atrás. En su corazón sabía que ambos su hijo y
su hermosa esposa lo cuidaban desde los cielos. Tal vez no podía
estar con ellos ahora, pero un día, cuando Dios lo quiera,
volverían a reunirse. Después de todo, el amor verdadero dura
para siempre.

FiN
80
Página
ACERCA DEL
AUTOR
Nativa de Rumania, Scarlet nació en 1986 y creció como
ávida fanática de Karl May y Jules Verne, leyendo historias de
fantasía y aventura. Más tarde, cuando ya no tenía más historias
de fantasía que leer, se adentró en la colección de libros de su
madre y por supuesto, se topó con el romance.

Como escritora, sin embargo, Scarlet Hyacinth nació un


día caluroso de verano, cuando un querido amigo suyo -el
mismo amigo que la introdujo a GLBT ficción- le propuso que
escribieran una historia propia. Como resultado, los dos amigos
nunca terminaron esa historia en particular, pero Scarlet
descubrió que tenía el hábito para escribir y terminó por
empezar a escribir individualmente. Y así, entre trabajando en
su disertación, estudiando para exámenes, y leyendo mangas
yaoi, empezó escribiendo la saga Kaldor. A lo largo del camino,
Scarlet conoció a muchas personas maravillosas que la
apoyaron, y al final encontró en su historia un hogar y en el
proceso cumplió un hermoso sueño.

http://scarlethyacinth.webs.com/
81
Página
Coordinación del proyecto
Cinty
Traducción
Louzerois
Corrección/Revisión
Cinty / Visionepica
Edición, Diseño y formato
Visionepica
Limpieza de Portada
Clau
¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no
82

podríamos disfrutar de todas estas historias!


Página

También podría gustarte