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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Laverde Toscano, María Cristina


David Manzur, Historia de una obra de fantasía y misterio
Nómadas (Col), núm. 3, 1995
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105118914012

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María Cristina Laverde Toscano **

1. Encuentros y desencuentros
de un camino hacia su identidad

Entre las diversas acepciones de la palabra maestro, María Moliner considera que
es la persona de extraordinaria sabiduría o habilidad en una ciencia o arte; igualmente,
está referida, «con especial respeto», a aquella de quien se han recibido enseñanzas de
mucho valor, al punto que permite la frase común de «beber en los grandes maestros».
Pero David Manzur, con energía rechaza para él este adjetivo; le molesta profundamente
porque, entre otras razones, «lo compromete a uno con lo que aún no ha hecho». De otra
parte, considera que jamás ha enseñado su oficio a otros: el arte no se puede enseñar; el
artista nace, no se hace. Alguna vez fundó un taller que permaneció durante varios años
y, lejos de ser el lugar de la cátedra, lo convirtió en el espacio del diálogo en equipo. No
quería réplicas personales ni coartar la iniciativa de quienes allí acudían; se propuso
romper con cualquier manifestación de paternalismo y optó por la mesa redonda donde
con frecuencia la pregunta se traducía en la esencia de la mejor clase. Este taller transcu-
rría ajeno a programas preestablecidos que impidieran «el milagro de cada día ...». Mila-
gro que invariablemente irrumpía como un canto a la magia de la creación. Por eso no
cree en la academia tradicional ni en las escuelas de arte.

Manzur es un ser especial, amante como pocos de la serenidad, esa cómplice de


muchos años encontrada tras el conocimiento de la historia del arte. Para él su obra es su
vida y por ello los días transcurren en derredor de la pintura que ocupa hasta el más
recóndito de sus rincones. Su taller es blanco, de techos inmensos que acogen la clari-
dad imprescindible a su rutina cotidiana: mira a la ciudad y las montañas boscosas. En
él dedica a cada cuadro las horas, las semanas o los meses que éste reclame, buscando
aproximarse al ideal construído en una mente obsesionada por la perfección, por la luz y
por las sombras.

* Esta crónica emerge de entrevistas con el pintor y de investigaciones sobre su obra.


** Socióloga, Directora del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central y de su revista
NOMADAS
Las remembranzas
fantasiosas de Neira

Colombia es un país de pue-


blos hermosos, colmados de fábulas y
testimonios. Conforme a los proce-
sos de colonización, muchos de ellos
se adueñan de aquella impronta que
en sus calles y plazas, en sus vivien-
das y balcones, acunan la tradición de
la colonia española, conservada a lo
largo de varias centurias y asumida
como parte de nuestro patrimonio cul-
tural. Otros, tienen vida más recien-
te. Datan de mediados del siglo XIX
y el sabor de su arquitectura y de las
formas de convivencia que ella con-
voca, es decididamente republicano:
son los pueblos de Antioquia, Caldas,
Risaralda, Quindío, Valle ... Construc-
ciones en guadua elaboradas en armo-
nía con la topografía que, como lo
manifiesta el pintor invitado, caminan-
te de nuestros NOMADAS, están lla-
madas a desaparecer si no emprende-
FOTO FAMILIAR tomada en Las Palmas, Gran Canaria (España) en 1942. mos ofensivas culturales para preser-
De pie David, Jaime (famoso por sus títeres) en las rodillas de la mamá, varlas. En la fisonomía de estos po-
Sara, la única hermana, a la izquierda y a la derecha están las dos primas blados existen elementos sustantivos
Elvira y Victoria Nauffal. de la identidad de amplias regiones
colombianas que por encontrarse en
Manzur es austero, disciplinado Entre las preocupaciones de el camino intermedio, ni coloniales ni
y riguroso. Enfático pero mesurado nuestro artista, la defensa de los niños modernas, corren inminente peligro de
expone sus ideas hiladas en un discur- -aunque le aburren y no sabe qué ha- extinción. Es preciso comprender que
so de asombrosa claridad conceptual. cer con ellos-, de la naturaleza y de también hacen parte de nuestra histo-
Ama la música como a otra de sus más los animales, está en el lugar de sus ria y que, como tales, el cambio de
íntimas compañías; por momentos apegos. Por ello se declara opositor estatus de sus pobladores no puede
pensamos que su vocación primigenia furibundo de las corridas de toros y traducirse en fachadas de cemento,
rondara por estos parajes. Podría ser de cuanto se les parezca: son los ruina de casas auténticas y solariegas,
la razón de que laúdes, flautas y parti- rezagos del Circo Romano y de toda por años convocadoras de tantas fa-
turas parecieran entonar aquellas me- la posible barbarie que le cabe a la milias en sus credos y costumbres.
lodías de sus grandes compositores. humanidad, «es el triunfo de la inteli-
Es un artista dueño, además, de esa gencia sobre la inocencia»- señala-; al A esta tipología pueblerina
experiencia que otorga la vida sólo igual que cuando se maltrata al me- pertenece Neira, el sitio donde hace
cuando se asume intensamente. Des- nor o se abusa de los bosques y los algunas décadas naciera David
carta la idea de construir su propio ríos. Y ante la depredación Manzur. Allí vivió hasta los cuatro
museo porque piensa que si una obra compulsiva que agobia a nuestro te- años en un ambiente que recibía com-
es buena, al final se impone y la histo- rritorio -sin pensar en otras latitudes- pañías teatrales de diferentes proce-
ria se encargará de consagrarla en el se maravilla de que aún puede ser ver- dencias, contaba con notable banda
lugar que le corresponda. de y bello. musical y gozaba con las más distin-
tas manifestaciones culturales. En su En este vecindario experi- pastor con la sabiduría del tiempo, fer-
primera infancia, creció rodeado de mentó las honduras de esas ceremo- voroso católico maronita, cuidador de
una familia en diversos aspectos pe- nias y rituales inherentes a la religio- sus cabras y viñedos.
culiar para la época. Su madre, sidad heredada de España, preñada de
caldense de ancestros antioqueños, fue los misterios medievales de una igle- El mundo cambiaría definiti-
una mujer de gran intuición artística: sia imbuída de majestuosa teatralidad. vamente para este chiquillo que ape-
amante de la poesía, escribía y, en Particularmente las procesiones de nas empezaba la vida. Es el inicio de
aquel tiempo, fundó con Antonio Semana Santa impresionan y asom- una infancia nutrida de ires y venires,
Morales -personaje legendario y caba- bran al pequeño David convirtiéndo- de barcos, despedidas y desarraigos y
lleresco de los cuadros de Manzur- el se en su primer encuentro con el arte: de una inconmensurable soledad que
primer teatro de aficionados en la re- «esos desfiles interminables de figu- le signó para siempre. En principio,
gión. Por sus recuerdos difusos de ras rígidas, acicaladas con sedas y ter- llegan a las Islas Canarias y luego se
esta etapa desfilan la pianola en la casa ciopelos brillantes, caminando al rit- desplazan hacia Bata, capital de la que
del abuelo; la tía María, aficionada a mo de música de percusión -posible- hoy se conoce como Guinea Ecuato-
la música y a la fotografía, y más ade- mente desafinada- e iluminadas con rial, región selvática y, por aquellos
lante convertida en monja; la tía Tere- antorchas, tenían para mí un aroma días, primitiva en toda la extensión de
sa, también de excelente gusto musi- entre misterioso, bello y aterrador que la palabra. Ingresa al kinder dirigido
cal ... Seguramente aquí se anidan el dejó huellas ... Huellas que tras la por monjas en un colegio al que para
carácter melómano de Manzur y mu- desfiguración de la memoria y la idea- llegar debía atravesar bosques espesos,
cha de su sensibilidad creadora. lización que produce el tiempo se seguido de negritos nativos y de esos
transforman en imágenes mágicas que chimpancés que por costumbre eran
Entre las evocaciones conmo- van apareciendo en mis cuadros». Con las mascotas de las casas pobres como
vedoras de estos años, alimentadas por Hernando Giraldo, su amigo de infan- la suya; porque la pobreza fue su in-
las narraciones de la abuela, el artista cia, jugaban remedando estos corte- separable compañera de muchos años.
encuentra una peculiar que en color jos, otorgándoles, como cualquier Con frecuencia estos primates hus-
de leyenda muestra lo que, a su jui- niño, un valor universal; lo mismo meaban las ventanas del aula aguar-
cio, es la esencia del ser colombiano: sucedía con el más nimio aconteci- dando a sus pequeños amos. Allí na-
Neira mira hacia el “Alto del Roble», miento: la muerte de una paloma, la ció Jaime su hermano, a quien un
una montaña virgen, de bosques pro- llegada de un carro, las fiestas del pue- buen día, “Mulata”, una chimpancé
fundos y pequeños valles. Cada do- blo ... amiga de nuestro pintor, sacó de la
mingo el pueblo entero, comandado cuna trepándose con él a un árbol.
por el cura y el alcalde, se desplazaba Doña Cecilia Londoño Todos esperaron expectantes a que
hacia ella en torno a un sancocho co- Botero, madre del artista, no conge- descendiera como en realidad lo hizo
lectivo; las horas transcurrían mien- niaba con la época. Es la «oveja ne- sin ocasionar daño alguno al bebé.
tras contemplaban de lejos su pobla- gra» que hasta decide casarse con un
do. De la misma manera a como él pragmático comerciante libanés recién Los meses transcurrían en la
hoy lo contempla: «es mi visión llegado a Neira. A más de David nace carencia sin límites. Cualquier juguete
onírica de Neira, alterada por el tiem- Sara, y ante la recesión económica del elemental era desconocido en la infan-
po, por las remembranzas y por el len- período el padre determina viajar con cia de este niño que descubrió a cam-
guaje de mi propia madre que jamás esposa e hijos hacia Africa donde tra- bio el mejor de los trebejos: pasaba
nos habló escuetamente de él ; siem- bajaban algunos de sus parientes. Sólo las horas contemplando la mar y un
pre apelaba a la fantasía». Quizás por en una oportunidad visitan a los abue- viejo barco encallado hecho de he-
ello el pueblo llega a sus pinturas en- los paternos; vivían en una región rrumbre y de sombras. Cuando la
tre las cuatro y las cinco de la tarde, ubicada en el norte del Líbano; era un marea bajaba, el envés de la proa vo-
cuando el sol se pone y empieza a gol- pueblo de casas de piedra, heredadas luptuosa y arrogante lo miraba para
pear las montañas. «Tus cuadros -le de una generación a otra, con más de nuevamente esconderse cuando aque-
decía un amigo- son como un anoche- tres siglos de historia inmersa en esa lla subía; esa forma redondeada y sen-
cer de luna; cobran vida en el último iconografía bizantina manifiesta has- sual le enseñó el esplendor que más
crepúsculo». ta en sus paredes. El abuelo era un adelante reencontraría en sus laúdes,
personajes perpetuos en las estancias Neira se le perdía en el recuer- La soledad de los claustros
de sus cuadros. «El barco me llama- do a no ser por las historias que de vez medievales
ba y yo obedecía porque decidí ser su en cuando relataba su madre, convir-
capitán -enfatiza Manzur-. Al caer de tiéndoselo en el «país mágico» -que No alcanzaba los diez años
las tardes, progresivamente y a nado no el pueblo- donde todo era hermoso cuando sus padres deciden internarlo
exploraba sus entrañas apropiándome y nada malo sucedía a pesar de los re- en un colegio de las Islas Canarias re-
de él ... Lo disfrutaba con desmesura cuerdos tenebrosos de aquellas figu- gentado por padres claretianos. Quin-
hasta el momento en que en uno de ras rígidas en procesión. La especu- ce días demoraba el viaje en medio de
sus compartimentos, de frente, me lación poética de doña Cecilia era la las escaramuzas de la guerra, otra de
encontré con el esqueleto de un hom- causa de que todo lo condujera al te- las constantes de su infancia y adoles-
bre recostado, solitario, cuya cabeza rreno de la fantasía. El teatro de An- cencia en tanto creció en medio de la
era una esponja verde ... Mi fascina- tonio Morales y la leyenda de San Jor- segunda conflagración mundial.
ción fue total porque sin temor perci- ge y el Dragón los recibía envueltos «Aún cuando uno a esa edad -subraya
bí una forma de perfección descono- en infinidad de imágenes que confun- el pintor- no sabe lo que es la felicidad
cida, poseída por la soledad absoluta». didas no lograba ubicar. Son reminis- o desconoce el significado del estar
Ya no fue más su capitán porque éste cencias, origen de muchos cuadros mejor, sí sentí que las condiciones del
se marchó con el niño de entonces. con ese Neira mágico de fondo; es el internado eran miserables».
Empezó el camino de un ser acosado homenaje al pueblo con sus antenas,
por las imágenes bellas y fantasiosas sus afiches y sus señales contemporá- Académicamente el colegio
que le regalara su barco; esas que, sin neas; el homenaje que otorga a los tenía fama pero la disciplina era irra-
lugar a dudas, recrea teatralmente en pueblos republicanos de nuestra Co- cional, la severidad transcendía hasta
su pintura ... lombia. lo innecesario y la austeridad era to-
tal. España atravesaba por una de las
peores crisis de su historia y ello se
reflejaba hasta en el tipo de comida
que podían consumir; con mayor ra-
zón en un colegio pobre como el suyo:
«La alimentación era atroz -y con hu-
mor exajera-, comíamos suela de za-
pato, tacón viejo, piedras adobadas con
cebo de marrano muerto o, de vez en
cuando, uno que otro cadáver sospe-
choso. !Y el gofio!. Esas horribles
bolas de maíz molido con sal que ya
nadie prueba en España porque hasta
les trae malos recuerdos». Sin embar-
go, él jugaba con la luz que iluminaba
su plato colándose a través de las pe-
queñas ventanas del comedor.

El colegio era lo más pareci-


do a una cárcel: Una armadura de
cemento antigüa y ensombrecida, des-
DAVID FRENTE provisto de árboles y colmado de so-
A SU CASA ledad. Corredores en piedra desapa-
en bata, Guinea cibles y lúgubres. Las únicas distrac-
Ecuatorial (Africa) ciones posibles, el frontón y ver jugar
fútbol los domingos, deporte que para
nada le interesa; en aquella época lo
veía como el simple ejercicio de la familia». David Manzur reconoce el
fuerza bruta sin ninguna expresión de papel determinante de la religión en
inteligencia. Así se lo hizo saber al- La vida escolar transcurría la historia del arte: el teatro medieval,
gún día al tenor Alfredo Kraus -quien bajo el régimen de un catolicismo grandes compositores, la pintura ela-
estudiaba en el mismo colegio- y a amenazante e inquisidor. Diariamen- borada al servicio de sus iglesias... Por
cambio recibió dos bofetadas. Sobre te se rezaba el rosario que le aburría esto le aflige la pérdida del ceremo-
seguro que estas experiencias moldean por completo. El rezo, además, era el nial y la ritualidad que le otorgaban un
sus pinturas de futbolistas sin cabeza, castigo ante cualquiera de las faltas sentido mágico, sereno y esperanzador
a pesar de que hoy piensa diferente; que a menudo cometía: se vengaba por el que fácilmente se llegaba a Dios;
tanto que desde antes de la muerte de del encierro y la melancolía molestan- porque «el hombre siempre ha busca-
Andrés Escobar viene preparando una do a los compañeros, incumpliendo en do a Dios; va tras ese gran misterio
obra sobre este jugador. Será una más las tareas o dibujando a los profesores que existe más allá del lugar de la cien-
en su historia de mártires y martirios. desnudos y en ademanes comprome- cia...».
tedores. Al final ... se recuerda de
David gozaba observando los rodillas sobre granos de maíz o pie- Quizá por lo anterior una de
barcos y aviones de guerra que a dia- dras, recitando letanías y oraciones las experiencias más entrañables de su
rio circundaban el lugar: los dibujaba vacías impuestas por el oscurantismo. vida fue el encuentro con Juan Pablo
y, a cambio de juguetes, en el papel se II en su visita a Colombia. El Presi-
apropiaba de ellos. La guerra tenía su No obstante, paradójicamen- dente Betancur le pidió pintarle un
encanto para él y sus compañeros. te, la religión fue su refugio y el lado cuadro que el artista personalmente le
Durante muchos meses permaneció amable de tanta pesadumbre. Las entregó: «Me enteré -le dijo al Papa-
en el puerto el barco Italiano misas provocaban su fascinación: que usted aprendió español con la
«Duchessa de Ostra». Algunas veces embelesado escuchaba sus cánticos, la poesía de San Juan de la Cruz y, posi-
lograban escaparse del colegio, juga- música solemne del órgano y el mo- blemente leyendo a Santa Teresa. Por
ban recorriéndolo y recibían chocola- mento de la consagración que, a su esto y por el impacto que provocó en
tes de sus marinos. Una tarde se lo criterio, guarda infinita majestuosidad. mí la Santa Teresa de Bernini en
llevaron y la tristeza fue total porque Se maravilla ante las historias sobre la Roma, quise elaborar ésta para su San-
con él le arrebataron los dulces y el Virgen, la iconografía y la música que tidad». Juan Pablo II le respondió: «A
único juego que lograba atraerle. le circundan. En el refectorio, las co- tí esta Santa Teresa no te viene de
Cuando había bombardeos los lleva- midas transcurrían entre el mutismo Roma; te viene de Castilla». Cierta-
ban al refugio construído especialmen- de los estudiantes y las lecturas solem- mente es la influencia de esa icono-
te en la isla; allí, a más de no recibir nes de vidas de santos generalmente grafía religiosa que indirectamente lle-
clases, les daban una mejor alimenta- envueltos en el misterio purificador: ga a América a través de la Colonia.
ción. Cada vez que sonaba la sirena cabezas cortadas, dagas, flechas y lan-
alborozado corría con estudiantes y zas atravesando corazones; hogueras, En la religiosidad de su infan-
profesores. sangre, muerte, dolor... Por allí transi- cia fue encontrando inmensas mara-
taron Santa Teresa, Santa Juana de villas en las cuales no descarta su pro-
En el verano, todos se mar- Arco, San Sebastián, Santa Tecla, San pia temática. Fueron años de congoja
chaban a sus casas y él debía perma- Jorge... El padre leía con intención de los cuales logró salir sin resenti-
necer enclaustrado: sus padres vivían sagrada y mística enseñando la sabi- miento pero sí receloso y desconfia-
muy lejos y no contaban con el dinero duría divina encarnada en el instru- do. Amó a su madre pero el sentimien-
para su viaje. Deambulaba sin com- mento del suplicio. «Más adelante, to de abandono lo marcó para siem-
pañía por esos claustros pedruscos o como pasó con la leyenda de San Jor- pre porque le impidió conocer el calor
iba a la playa cuando se lo permitían: ge y el dragón, el tiempo con las fan- del hogar. Cuando regresó a Colom-
«hablaba solo o con mi sombra -nos tasías que anidara mi madre, idealizó bia a los diecisiete años, la familia se
revela- y me sentía hijo de nadie en el estas leyendas y me las devolvió en le convirtió en sinónimo de aburri-
abandono absoluto; era la rotunda so- mil formas distintas». miento y de tedio. Ante la pregunta
ledad donde el concepto de mamá no sobre su hipotético presente si hubie-
sonaba para nada y menos aún el de ra permanecido en Neira, sin vacila-
El retorno
a un país de ensueños

Su madre, separada desde


años atrás de ese padre ausente, deci-
de el retorno al lugar que pervive en
la ensoñación fantasiosa de David
Manzur. Este joven se sorprende al
encuentro de un país hermoso, colma-
do de verdes y gamas multicolores que
resplandecen a mamparo de nuestros
soles y lunas. Tenía diecisiete años
cuando, continuando la errancia, se
marcha hacia Armenia, donde un tío
era conocido sacerdote de la región.
En el colegio de los Hermanos
Maristas concluye el bachillerato y
determina regresar solo a Bogotá.
Realmente la familia era un concepto
vacío que ya para nada le interesó.

Ingresa a la Escuela de Bellas


Artes teniendo como profesor a
Gómez Jaramillo y compartiendo cla-
ses con Alfonso Mateus -gran pintor,
desconocido en Colombia por su per-
manencia en Alemania-. Desde los
primeros meses comprende que las
aulas tradicionales son ajenas a sus
inquietudes y al mundo que empieza
a construir. Por aquel entonces se fun-
da en Bogotá la Escuela de Arte Dra-
mático que lo acepta como alumno
fundador. El teatro será por siempre
una de sus grandes pasiones que por
años disfruta, hermanado con la pin-
DAVID MANSUR
tura y la música, esa amiga de todas
persona de inmensos aportes a la cul- las horas.
ciones responde: «Pienso que no pin-
taría en grises sino en amarillos ale- tura colombiana-: «Manzur es un
hombre gótico». A más de identificar- Logra alquilar un pequeño
gres; sin embargo, no concibo mi vida
se con este período medieval, de sen- estudio-habitación en la calle veinte
distinta a lo que ha sido. ¡Incluidos el
tirse atrapado en su arte, posee la sen- con carrera quinta. Es la terraza de un
internado y el gofio!».
sibilidad que conduce su espíritu tras viejo edificio, concebida para alojar al
la amalgama entre belleza y misterio, servicio doméstico. Allí pinta con fer-
Tal vez la severidad, la auste-
evocadora de la obra manzurina. No vor pero intuitivamente pues su única
ridad y la religiosidad castigadora de
hay imitación del arte gótico; más bien referencia artística es la música; ella
aquellos tiempos guarde alguna rela-
es la psicología del hombre gótico. alimenta el espíritu mitigando el ham-
ción con la definición que del artista
bre de su pobreza. Las Canarias, el
hace Hans Ungar -su gran amigo y
colegio, el encierro, la soledad, con-
curren emotivamente como temas manidad: inteligente, vital, generosa, «grupo de El Espectador», periódico
concebidos en la inmadurez de sus sensual, fascinante... Además destaca- en el cual ella escribía y con el que
veinte años: «Sentía que eran obras da poeta y escritora. Su casa es el es- mantenía estrechos vínculos familia-
importanes y buenas. Hoy, me pare- pacio que acoge y convoca a intelec- res; en ese grupo quedaban matricu-
cen aterradoras». Así empieza a pre- tuales y artistas de la Bogotá de en- lados quienes disfrutaban el ambiente
parar su primera exposición, realiza- tonces. Allí conoce a Alejandro maravilloso de este centro cultural, en
da luego en el Museo Nacional. Obregón, a Enrique Grau, a Dora el que Manzur extasiado escuchaba
Castellanos, a León de Greiff, a Arturo discusiones por las que, en la magia
La vida de este artista, acaso Camacho Ramírez, a Omar Rayo, a de la palabra, transcurrían la novela,
en compensación a tantas carencias, Carmelina Soto, a Juan Lozano, a la poesía, la música, la plástica, la po-
comienza a transformarse propician- Silvia Lorenzo, a Jorge Zalamea ... lítica, la historia ...
do las condiciones que le permitirían Todos queridos amigos del artista. A
entrar por la puerta grande del com- Andrés Holguín y Jorge Rojas, los Tal era la calidad humana de
petido mundo del arte. A través de un conocería luego por intermedio de Emilia que frecuentemente llegaba a
amigo, encuentra a una mujer extraor- Luis Antonio Escobar, otra de sus más las guardillas paupérrimas de sus ami-
dinaria hacia quien guarda inmensa cálidas amistades. Si estos últimos no gos artistas e intelectuales llevándoles
gratitud. Emilia Ayarza es uno de esos asistían a las tertulias sin fin de Emilia mercados y elementos que pudieran
seres fortuitos en el trasegar de la hu- Ayarza era porque no pertenecían al necesitar. Nuestro pintor jamás olvi-

extasis de santa teresa - 1976


Dibujo al carboncillo, 55 x 35 cms.
dará el día en que arribó a su territo- de posibilidades». Por esos días, igual- Clarke. Desde hace algunos años, en
rio, conduciendo motocicleta, con las mente y en otro escenario, le presen- Marcel Proust encuentra significacio-
cortinas descolgadas de su casa que taron a Calibán quien, tras visitarlo nes psicológicas y metafísicas que le
permitieron vestir las ventanas del rui- personalmente en su humilde taller, seducen, en particular, «En busca del
noso estudio. Por algo Alejandro anuncia la exposicion en su «Danza tiempo perdido». Y el teatro le obse-
Obregón le decía alguna vez a de las horas». Por estas circunstan- siona. En 1955, Hernando Salcedo y
Manzur: «Nunca le hemos hecho un cias diversas acudió mucha gente y el Manuel Drezner deciden montar la
homenaje a esta mujer, uno de los primer cuadro lo vendió en mil pesos «Historia del soldado» de Stravinski:
pedestales más importantes del arte y a don Miguel Planas, dueño del Pala- Manzur es el protagonista; en uno de
la cultura en colombia». cete que hoy ocupa el Club Médico y sus ensayos conoce a Marta Traba,
Infortunadamente, jamás se lo hicie- gran coleccionista de arte figurativo. «una persona a quien quise mucho a
ron ... pesar de que durante años cuestionó
En este ámbito su afición por mi obra. Fue, más bien, una querida
Ella lo presentó a El Especta- la lectura se torna en parte de sus ape- enemiga» -advierte el pintor-. Más
dor, diario hacia el cual Manzur tiene tencias: de Julio Verne y Edgar Allan adelante actuó en diversas obras bajo
reconocimiento perenne: siempre le Poe fueron los libros de cabecera en la conducción de notables directores.
ha brindado su apoyo. En aquella el primer período; le interesa luego la
oportunidad, antes de su primera ex- obra de aquellos pintores-escritores Estados Unidos: un país
posición escribieron elogioso artículo como el poeta del prerrafaelismo, al que le debe todo
sobre la obra del joven pintor: «tiene Rossetti; más adelante, Balzac, Víctor
madera -decían-; su trabajo está lleno Hugo y la ciencia ficción de Arthur En ese año realiza también su
tercera exposición. A ella asiste un ciu-
dadano canadiense residente con su
esposa en Estados Unidos, quien bus-
ca al artista, compra algunos cuadros
e inician una amistad que le permite
afirmar: «es la primera persona en el
mundo que realmente se interesó por
mí». Le ayuda a conseguir una beca y
el primero de enero de 1956 David
Manzur inicia sus viajes comenzando
por Estados Unidos. En años poste-
riores, Europa sería motivo de múlti-
ples visitas en las que recorre una y
otra vez sus museos apropiándose de
los misterios infinitos del arte eterno.
Al llegar a Norteamérica, “me encon-
tré con un país donde todo es amable,
donde hay respeto, aceptación y estí-
mulo. A Estados Unidos, y lo digo
con absoluta claridad, le debo lo que
soy: mis estudios, mi contacto con lo
mejor del arte, con la música. Jamás
lo he sentido como el lugar de lo prag-
mático, según muchos afirman. Voy
en busca de lo cultural y logro lo ma-
ravilloso: las mejores y más discipli-
FLOR ARDIENDO - 1960 nadas orquestas; las más importantes
Técnica mixta sobre lienzo, 120 x 150 cms
exposiciones; los más estupendos ar-
tistas contemporáneos; los más desta-
cados museos y galerías. Siempre vi-
viré en Colombia pero necesitaré via-
jar a este país admirable que permite
nutrir mi espíritu. Es el mundo de la
alegría, de la belleza, de la libertad ...».

Vive con una familia de


inmigrantes judío-rusos, residentes de
Norteamérica por muchos años; de
ellos recibe el afecto y la bondad que
nunca había tenido. En compañía de
sus amigos canadienses acude a los
mejores conciertos. Una noche asis-
tieron a la opera «Sansón y Dalila»,
dirigida por Pièrre Monteaux y en el
camerino le presentaron a este mag-
nífico director ya anciano. Así mis-
mo, entra en contacto con otros famo-
sos músicos norteamericanos y empie- MOVIMIENTO EN FORMA DE LUNA No 2 - 1972
za a comprender el sentido profundo Ensamblaje de metal, maderas, lona y nylon, 200 x 160 cms
de la música. Entiende que el oído no
se puede saturar porque se llega a la
memorización que acaba con el en- gro poner en palabras las razones, pero ignorasen los contenidos. Manchones
canto de la obra y ello conduce a su me siento muy cercano a sus sinfo- alegres, carentes de consistencia. Por
muerte. Eso le sucedió con Chopin y nías; me provocan impulsos o imáge- supuesto, con honrosas excepciones,
Liszt: los escuchó hasta el cansancio nes visuales. Es muy curioso, guar- utilizadas por los avivatos que sin el
y terminó odiándolos. Sólo pintando dan relación con mis estados de áni- menor empacho intentan apropiarse
a «San Sebastián» retornó a ellos, mo. La Quinta Sinfonía, por ejem- de cuanto hacen los pocos grandes» -
reencontrándose en la magnitud de plo, es sólo para cuando el sol se pone enfatiza Manzur-.
estas creaciones. A partir de estas ex- ...»
periencias fue entendiendo también En 1958 regresa a Colombia
que el hecho de oir música implica un Se matricula en The Art y continúa su trabajo, guiado por sus
trabajo tan demandante como el ana- Student´s League de Nueva York. conocimientos y pasiones crecientes
lítico y que por ello, igualmente, debe Estados Unidos vive el apogeo del arte sobre la historia del arte; cercano a sus
dosificarse. Pero, por sobre todo, la abstracto expresionista o pintura de naturalezas muertas que «siempre tu-
asumió como el arte abstracto por ex- acción, una de las propuestas más vieron para mí un sentido de lo in-
celencia donde se pueden condensar importantes del siglo XX. Por aque- mediato como forma». Pintura deco-
sentimientos tan abstractos como la llos días muere Jackson Pollock, pa- rativa, de ornamentación -conforme lo
ansiedad, la soledad, la tristeza ... dre de este movimiento. Manzur no señalan algunos críticos-, realizada al
es aún consciente de su trascenden- óleo sobre lienzo o madera; elaborada
Se sorprende con Vaughan cia. En ese momento, cuando él fer- con elementos muy figurativos y sim-
Williams y el manejo medieval de sus voroso trabaja en la figuración o en lo ples -vaso, flor, jarra, copa o granadilla-
coros y melodías; pero Bach continúa que llama su «narrativa», no se con- que aparecen como personajes relati-
como el maestro de maestros, acom- cebía un buen pintor que no pertene- vamente planos. Se reconoce la in-
pañándolo en sus más distintas cir- ciera al abstracto. Se entró en él sin fluencia de Obregón en los núcleos de
cunstancias. En años posteriores, mayor raciocinio, «simplemente por- luz al servicio del claroscuro. Por
Mahler ocupa lugar especial: «no lo- que se conocía la fórmula, aunque se
muchos años un foco iluminará como De la geometría romántica tes de sus cuadros se recrean en esta
eje esa composición integradora de a la astronomía nueva perspectiva en donde adquie-
formas, sin pretender subordinaciones ren transparencia; los colores mancha-
de ninguna índole. El detalle y la to- De nuevo en el país del nor- dos se tornan agrisados, sugiriendo la
talidad dialogan en el equilibrio otor- te, empieza a comprender la magni- luz, la sombra y el volumen, mientras
gado por la geometría, exigiéndole a tud de las propuestas del abstracto las formas planas van quedando atrás.
las frutas y flores delicadas el contra- expresionismo que, paradójicamente, Nuevas texturas colman las superfi-
punto con las formas duras de la mesa inicia su derrumbe en el imperio del cies dotando a los cuadros de esa
que las soporta, de la pared o del piso. arte pop. Y comienza uno de los pe- homogenidad en la que las formas y
Todo en el encuentro armonioso y ríodos de confusión en el proceso de el fondo juegan cadenciosamente.
mágico de la luz y la sombra nuestro artista: «Siento que mi curva
manzurinas; porque ya en esa época cultural es diferente a la de un país La crisis del arte abstracto
empezaba a ser dueño de su «yo», de poderoso e industrializado donde todo expresionista es total. En destacados
su propio lenguaje en el que el tema es gigante como lo son las propuestas titulares, hasta John Canady, el gran
está sujeto a la manera de su tratamien- del arte abstracto expresionista y en- crítico norteamericano, anuncia su
to. Según Rubiano, sus cuadros ad- camino mi trabajo hacia lo que he de- caída en el New York Times, señalan-
quieren identidad en Colombia a par- nominado la “geometría romántica”: do que las obras escondidas en los
tir de la estilización de sus figuras, fundamentado en la geometría, en lo desvanes del siglo XX, pronto harán
conforme a las tendencias del arte la- cerebral pero dando cabida a lo román- su aparición. Y, como lo asevera nues-
tinoamericano, tras la influencia del tico de mi espíritu, a lo emocional; li- tro artista, así fue: a los pocos meses
cubismo de los años veinte; ese cu- gado a esa sensibilidad tan cercana a el Museo de Arte Moderno de Nueva
bismo que pretende mostrar cómo la lo impreciso». Realiza homenajes a York presenta una gran exposición de
descomposición de las representacio- los grandes maestros del Renacimien- Gustave Moreau -maestro de Matisse,
nes en pequeños segmentos, a la pos- to, tomando algunos de sus puntos de entre otros-, quien había sido proscri-
tre, resultaba amable y bella. partida pero llevándolos al terreno de to por la crítica, sometido al ostracis-
Durante este período realiza la geometría, soporte de la forma esen- mo. «Con él -indica Manzur- revive
diversas exposiciones en el país; dos cial en la obra. No son cuadros figu- el movimiento figurativo. En el arte,
de ellas de especial relevancia en la rativos. Más bien, resultan sustitutivos al final lo bueno se impone.
Biblioteca Luis Angel Arango. En mil de la realidad pero en intimidad con
novecientos sesenta y uno participa en ella. El sentido del paisaje del bode- En medio de la confusión de
el Salón Nacional de Artistas obtenien- gón está presente. De ellos existe una aquel entonces, recuerda la conversa-
do uno de sus premios. A este Salón serie de treinta bocetos que ama ción que en un café de Nueva York
asiste José Gómez-Sicre, Director del inmensamente porque, a su juicio, sostuvieron con el crítico uruguayo
Departamento de Artes Visuales de la aquí se encuentra la esencia de cuan- Meneguetti y el Maestro Fernando
OEA; conoce su obra y le invita a par- to realiza actualmente. Por eso Diego Botero, quien visionariamente impug-
ticipar en una exposición de este or- Franco, un ser sensible y maravilloso naba el abstracto como única forma
ganismo internacional. Este había amigo y compañero de muchos mo- posible en el arte. Indudablemente,
sido el escenario de salida de artistas mentos, los conserva con infinito apre- representa un gran atractivo como al-
como Botero, Villegas, Grau y cio. ternativa de expresión ajena a las exi-
Obregón. Una notable crítica norte- gencias de la representación, como
americana, Leslie Ahlander en el Es su acercamiento a la abs- estrategia de acercamiento a la reali-
Washington Post, hace una grata apo- tracción como esencialización de for- dad íntima de las cosas y del espacio
logía de su obra que, sin lugar a du- mas concretas; jamás como abando- que los circunda y también como po-
das, marcó la pauta en el éxito de la nando al objeto. Renuncia en tanto a sibilidad de nuevos materiales. Pero
muestra: se vendieron todos los cua- su «narrativa» y comienza a trabajar Manzur sabía que esa no era su pers-
dros el primer día. Son las razones de sólo con planos. Nunca pensó ser un pectiva; tampoco lo era la sugerida por
que por dos años consecutivos gana- artista abstracto: cada obra concebida, la moda del momento: no se podía
ra la beca Guggenheim, otorgada por era guiada en su desarrollo por una imaginar siquiera recreando una de las
la Fundación del mismo nombre. forma figurativa. Personajes frecuen- latas de sopa de Andy Warhol o reali-
zando una serigrafía de Marilyn de arte y optó por la ciencia. «Y me sor si era posible la existencia de habi-
Monroe. fué como a los perros en misa. Anhe- tantes en Marte. Su respuesta fue ca-
laba encontrarme con los planetas y tegórica: “sea serio o retírese. La cien-
Inmerso en la crisis se en- esas maravillas del universo con las cia sólo puede aceptar lo comproba-
cuentra de pronto con un aviso sobre cuales empecé a soñar desde mis lec- do”. Yo era artista y querían arreba-
los cursos de la Escuela de Astrono- turas de Julio Verne. Y me enfrento a tarme la especulación y la fantasía.
mía de Chicago y, tras solicitar el de- un rigor peor que el del internado de Entonces, el mundo se me cerraba aún
bido permiso a la Fundación las Canarias; todo eran altas matemá- más». Fue uno de los momentos crí-
Guggenheim, se matricula en uno de ticas en un momento en el que se ticos de su proceso creador.
ellos. Eran finales de mil novecientos empezaba a hablar de computadores.
sesenta y tres. No quería saber nada En una ocasión pregunté a un profe-

LA ESTANCIA DE LOS RECUERDOS No1 - 1979


Técnica mixta sobre lienzo, 130 x 160 cms
la RCA Víctor y se le convierte en algo
Naun Gabo: un maestro que a la diferente. Es el artista que cuando se David Manzur se acerca a
postre le cambió la vida enfrenta al «Pájaro en espacio» de Gabo aquella tarde, solicitándole le
Brancusi -una escultura estática que permitiera estudiar con él: «yo no dic-
En los inicios de mil nove- sin embargo vuela en el movimiento to clases -le respondió- pero puede
cientos sesenta y cuatro asiste a una magistral de su inclinación- siente que venir a mi casa cuando lo desee». Así
exposición en la que Naun Gabo, de llegó la hora de entrar en el «movi- lo hizo y se encontró con una familia
quien apenas conocía algo de su obra, miento real». Por ello en 1920 conci- ruso-judía estupenda que con inmen-
dicta una conferencia que por los plan- be su varilla vibratoria movida por un so cariño lo acogió: «Le caí en gracia
teamientos y el magnetismo de aquel, motor escondido en la base de una a Myriam, su esposa. La gente judía
le cautivó. Al fin y al cabo está ante escultura. Pero despreciaba esta obra: ha sido muy especial conmigo. Soy
uno de los genios del constructivismo: no podía aceptar que el motor no fue- de origen libanés-árabe pero adoro a
su fundador en Rusia, junto con Tatlin ra estéticamente parte de la escultura, los judíos. Han sido mi apoyo de to-
y con Malevich. Gabo gestó el cosa que en pocos años logrará das las horas; empezando por la fun-
cinetismo del siglo XX: en mil nove- Duchamp, alcanzando la cinética per- dación Guggenheim. Myriam me re-
cientos pinta un paisaje sobre un dis- fecta. cibió con el afecto de la típica madre
co que pone a girar en su victrola de

EL CABALLO DE SAN JORGE - 1979


Carboncillo sobre papel, 55 x 65 cms
judía que es igual al de la madre ára- Ensamblajes que conducen a la dimensión misteriosa que no es nada
be. Por ese afecto terminé de ayudante ingeniería inútil de sus hilos diferente al arte. Si el carro volviera a
de Gabo. Nada de alumno. Era bra- andar, se acabaría el misterio y allí
vo, riguroso y exigente como el que Manzur vuelve a Colombia moriría la obra de arte. Para no caer
más ... Su casa, adicionalmente, era en mil novecientos sesenta y seis ro- en el terreno del artista ruso, Manzur
todo un espectáculo: la tapa del ino- deado de muchos de sus cuadros que mantiene firme su referencia al cua-
doro era pintada por Dalí; el techo por expone en la Luis Angel Arango pro- dro: hilos de nylon que le atraviesan
Chagall -pariente de Myriam-; la man- piciando elogiosos comentarios. Con- horizontal y verticalmente
ta de la cama -que imaginé elaborada tinúa su pintura con los temas y técni- enalteciendo el misterio de figuras
por una tía vieja- era nada menos que cas que traía; los nuevos conocimien- geométricas ubicadas en el centro de
de Fernand Léger ... Y la Paloma de tos de astronomía preservaron su amor maderas y lonas. Y algo prodigioso
la Paz de Picasso, dedicada a Gabo ...» por el universo obligándole a instalar sucedía a nuestro artista: «Lograba
en su estudio un telescopio de largo alcanzar la luz con mis hilos y allí es-
Este escultor ruso laboraba alcance; desde allí cada noche contem- taba vivo el sentido de lo místico».
con hilos de nylon y en sus diálogos pla la luna y las estrellas que nos cir-
permanentes, en sus reuniones con cundan y las convierte en motivos de Amigos que conocían de
otros grandes de la época, enriquece a cuadros en grandes formatos. Son computadores le ayudan en sus en-
nuestro pintor. Conversan sin límite verdaderas construcciones samblajes en tanto éstos involucraban
sobre la historia del arte y su proceso geométricas de partes superpuestas y conceptos de alta ingeniería: cálculos,
en el siglo XX y comparte con él mil formas orgánicas que permanecen, y resistencias, tensiones ... «Un hilo de
experiencias de su trabajo creador. En con superficies evocadoras de peque- nylon de un metro -explica Manzur-,
este ambiente reencuentra su proce- ños cráteres. A fines de la década las al templarse puede ejercer una tensión
so, mermando la angustia del trance. obras se van simplificando; los planos de una libra; cinco mil hilos equiva-
Conscientemente era dueño de la car- se diferencian del color uniforme del len a dos toneladas y media. ¿Te ima-
ga emocional mística-religiosa espa- fondo que adquiere la apariencia de ginas cómo debía ser el bastidor?.
ñola, anidada desde la infancia, tras- imponente telón. Temas sobre cien- Había que realizar cálculos según el
cendiendo sus distintas etapas. cia ficción ocupan parte de sus inquie- diseño».
tudes: ovnis, naves espaciales, aves Su taller continúa como el
Durante estos años pinta nu- mecánicas ... espacio que congrega a jóvenes y adul-
merosos cuadros en la perspectiva de tos interesados en el arte. Algún día
abstracción que venía trabajando; el Hacia 1966, en definida deciden con Ana Vejarano de Uribe
bodegón cobra relevancia incorporan- aproximación hacia Gabo, entra de lle- destinar uno de sus salones para que
do paulatinamente instrumentos mu- no al constructivismo. Preludia la Marta Traba, al margen de la
sicales entre los cuales el laúd, sensual belleza en la precisión de las cosas. cotidianidad del lugar, dictara ciclos de
y bello «como la barriga de ese barco «La estructura geométrica es lo más conferencias dirigidos a intelectuales
hundido al revés, como una sandía o importante, las formas de la composi- y artistas. Marta despertaba gran in-
una redondeada forma humana», hace ción saltan de la superficie y se refuer- terés y fueron muchos los asistentes.
su aparición, convertido en personaje zan con la sombra, mediante mecanis- «Ella llegaba antes de la conferencia y
incesante de períodos y temas. Utili- mos de ensamblaje. Los colores son subía a mi estudio, ubicado en la par-
zando técnicas mixtas que le aproxi- planos y corrientes de hilos atrapan la te alta de la casa, tomábamos café y
man a sus ensamblajes, acude al uso luz. Me lanzo a la ingeniería inútil de conversábamos mientras trabajaba en
de materiales de desecho que mezcla- mis hilos» -explica Manzur en uno de mis “hilos inútiles”; no desaprovecha-
dos con la pintura otorgan a la obra sus libros-. En esa “inutilidad”, desde ba oportunidad para criticar y echar-
una apariencia distinta; los colores y entonces, encontrará la mejor defini- me vainas. En alguna oportunidad,
esos materiales adheridos sugieren ción del arte: si artistas como Cesan o paradójicamente, me ayudó a sostener
luces, sombras y volúmenes en los que Chamberlain aplastan un automóvil y los hilos de una de mis construccio-
cada obra adquiere dimensiones fan- lo colocan en el pedestal de un mu- nes... Le guardé siempre enorme afec-
tásticas. seo, es porque el objeto perdió toda to y admiración y hasta me acostum-
su utilidad inmediata, adquiriendo una bré a sus visitas».
EL CANTO DEL JINETE MAGICO - 1994
Pastel sobre papel, 50 x 65 cms

Sus ensamblajes constructivistas eran pleados Oficiales. Realiza el proyec- Crisis y reencuentros
obras de inmensa belleza que, no obs- to pretendiendo retomar la cinética de un dibujante orgánico
tante, dejaban en el artista un enorme pasiva de Calder para que su especta-
vacío: el vacío de la obra tan rígida- dor girara no trescientos sesenta sino Le presenta a Gabo la propues-
mente programada que al final le ne- ciento ochenta grados en torno a una ta de su mural «Elementos del pro-
gaba las sorpresas. En otras perspec- pared de noventa metros cuadrados. greso»; él para entonces había reco-
tivas del arte el impulso no permite el Eran treinta y seis mil hilos de acero. rrido ochenta y seis años de su vida y
análisis en el proceso y se concluye el Quería agotar todas las posibilidades con inmenso afecto, como un padre,
cuadro sin comprender muchas veces conocidas por él sobre la tecnología manifestó su interés: «El proyecto no
cómo se logró. Y eso es muy impor- del constructivismo. Veinte módulos es sólo una bella creación sino un alar-
tante para alguien de la sensibilidad de de acero en láminas que partían de la de de ingeniería. Sin embargo, por lo
Manzur. pared irrumpiendo en el espacio con que conozco de tí y de tu trabajo, con-
apariencia tridimensional. El desarro- sidero que lo que hay en tí es un dibu-
Con una de estas obras, en llo de la propuesta coincide con la in- jante orgánico, romántico, impredeci-
1970 gana el Premio Gobernación de vitación a un viaje cultural a los Esta- ble. Más que un ingeniero. Si vas a
Antioquia, Segunda Bienal de dos Unidos, hacia donde se desplaza seguir con esto, temo que estás llegan-
Coltejer. Dos años después, durante con la maqueta y los bocetos de su do a los límites y vas a tener que sal-
la administración Pastrana, se le en- proyecto. tar a la tridimensionalidad absoluta. Si
carga un mural para el Club de Em- yo tuviera tu edad, volvería a dibujar
y retornaría a lo impreciso en donde
sabes que comienzas pero ignoras Fue la segunda gran crisis de su Por esos días Traba viene a
cómo vas a terminar. Saca todo lo que proceso. Un año largo le llevó com- Colombia y en una larga caminata por
de español pueda haber en tu sangre y prender las honduras de lo sugerido las montañas que rodeaban su estu-
pinta. Vuelve a los dibujos de Rafael, por Gabo. Sumido en el desconcierto dio de entonces, conversan sobre el
de Miguel Angel... No le temas a lo comienza dibujando en forma de lec- arte, los artistas contemporáneos y sus
que estéticamente pareciera ir en ciones en su taller hasta que con es- cambios. Analizan la permanencia de
contravía del momento. Retoma el pontaneidad empieza a encontrar la algunos y la vulnerabilidad de muchos
dibujo como cualquier principiante». respuesta; desentraña las inconmen- que careciendo del talento o la madu-
David Manzur era ya dueño de una surables posibilidades del dibujo lle- rez suficientes, en un momento deter-
tradición, de un nombre y no lograba vándolo hasta la forma donde de una minado la crítica los ensalza ocasio-
asimilar los consejos del Maestro. Se vez se garantiza el uso del espacio. En nando daños irreparables a sus proce-
sintió decepcionado. «No podía creer este caminar llega a sus grandes bo- sos.
que me invitara a dibujar cuando yo degones de mil novecientos setenta y
pensaba, como muchos, que el arte seis, uno de los cuales aparece en una Así llega Manzur a esta nue-
estaba libre de los prejuicios revista de arte latinoamericano. A los va y decisiva etapa de su desarrollo
renacentistas y dibujísticos. Pero él pocos días, recibe una carta de Marta artístico. «El dibujo que siempre fue
era un vidente...». Ejecuta el mural, Traba, residente por esos años en Ca- el punto de partida en todas mis expe-
logrado como una obra de imponente racas: «Por fin estamos de acuerdo.
esplendor, comandada por un siste- Esto es lo que esperaba de tí». Fue un
ma de luces móviles que le otorgan estímulo para el pintor quien, además,
sensación de movimiento al conjunto ya sentía que de nuevo su rumbo se
de piezas e hilos distribuídos en tres iluminaba.
secciones.

ESTUDIO
PARA SAN
SEBASTIAN - 1981
Dibujo al conté
sobre papel,
55 x 65 cms
riencias anteriores, se convierte en cadencia. La historia del siglo XX plástica universal. De allí lo profun-
meta definitiva. Los ajustes de color repercute bombardeándonos con in- do de sus afectos hacia el clasicismo:
y forma son más precisos en mis pin- numerable información. Es la gran el orden, la justeza en la composición,
turas y encuentro todas las soluciones diferencia con los pintores clásicos que la ecuanimidad de sus formas, la ca-
que antes perseguía por otros cami- avanzaban aislados en sus talleres. Ya dencia, el riguroso equilibrio que otor-
nos» -señala en una de las anotacio- no se puede hablar de arte local. To- ga desde la geometría, enalteciendo
nes a sus cuadros-. Arriba a la con- dos vivimos en función de la univer- volúmenes en el juego mágico-miste-
clusión definitiva de que el dibujo es salidad. Botero utiliza temas locales rioso de luces y sombras.
para las artes visuales el testigo más pero está haciendo una pintura univer-
cercano del pensamiento humano: «El sal, como Obregón, como Grau ... Desde 1975, sin prescindir del
pensamiento es esencialmente fugaz Otro de los artistas al cual debo un ornato mesurado, bello y sensual, los
y debe plasmarse de inmediato en el homenaje, porque además es un gran temas que ocupan su pintura
dibujo que permita la frescura de la amigo ...» Manzur, ciertamente ha involucran desde el retrato tradicional
idea. Pintar viene después». En prin- transitado por los distintos procesos del y las estancias, hasta las «escenas his-
cipio fueron dibujos sujetos más a la siglo XX, desde el expresionismo has- toriadas» -como las denominara José
mecánica que a la intuición libre del ta su figuración de hoy. María Salvador-; en estas últimas la
arte. Hasta cuando descubrió que la figura humana, desnuda o vestida,
línea es infinita, que el dibujo es en sí De las estancias adquiere privilegio en sus óleos y pas-
mismo un lenguaje jamás agotable, a a las escenas historiadas teles: futbolistas acéfalos -vivos en sus
pesar de Rafael, de Ingres, de Picasso recuerdos de infancia-; retratos de
... Que nada puede ser más fiel a la En la década de los ochenta mirada infinita y absoluta serenidad,
mente que él y que la razón sin la el lenguaje manzuriano logra presen- a la manera de los grandes maestros.
emoción es imposible en una gran cia inconfundible. Se aproxima a la Jinetes evocadores del gótico italia-
obra de arte. madurez, como él lo asegura, cuando no, montando briosos y veloces caba-
empieza a reconocer los defectos en llos; músicos de laúdes y flautas que
A pesar de estas aparentes su propia pintura, buscando aquellos tornan en melodía cada cuadro; im-
rupturas -ocasionadas porque nunca recursos que le permitan nuevas solu- ponentes personajes engalanados a la
le ha temido al cambio y menos cuan- ciones. Por eso muchos cuadros los usanza medieval; burócratas y nota-
do siente agotadas las contingencias percibe incompletos, fríos. Es cons- rios; santos y santas, mártires contem-
de una opción- y de «otras pequeñas ciente de la distancia entre el acto poráneos, fervorosos y heroicos. Pro-
revoluciones contra sí mismo», la geo- mental de concebir una obra y el acto tagonistas algunos que nos dan la es-
metría atraviesa etapas como esa cons- físico de llevarla al lienzo. Compren- palda; otros, amputados o rotos por el
tante que estructura sus cuadros, uni- de cuánto le falta aún, pero sabe que privilegio de lo esencial y el desprecio
ficados por principios de apreciación es él y conoce el camino que no debe por lo innecesario; figuras decapitadas
y de especulación sobre los elemen- seguir. Admira lo de otros pero acep- o carentes de identidad en rostros anó-
tos reales: Son constantes también dos ta las diferencias y entiende que lo nimos o apenas esbozados. Y Neira
inquietudes fundamentales pertene- suyo debe responder a su sensibilidad en el fondo de la escena con sus mon-
cientes a la esencia de su creación: la porque «un cuadro es el espejo pro- tañas y casas tradicionales, con sus
recuperación del pasado y su interés pio; una manera de dibujarse ante los calles de señales modernas. Allí es-
por los avances científico-tecnológi- otros y, seguramente, ante uno mis- tán, husmeando desde las ventanas, el
cos; por ello el romanticismo logró mo». pintor mismo y sus más entrañables
amalgamarse con el rigor del amigos a quienes rinde homenaje otor-
constructivismo, acogiendo en la en- Continúa el diálogo con los gándoles un lugar en su pueblo: Ale-
traña de sus obras la fantasía y el mis- antiguos maestros del Renacimiento jandro Obregón, Diego Franco, Alfred
terio concebidos al amparo de sus lu- guiado por un proceso de formación Wild ...; ellos observan las
ces y sombras. «En un artista -señala- en el que, a más de su nítida claridad escenificaciones realistas de Manzur,
se repite un poco la historia del arte. histórico-conceptual, alcanza el domi- concebidas entre el misterio y el sue-
Tiene momentos de primitivo, de apo- nio magistral de las técnicas pictóri- ño, emparentadas así con el surrealis-
teosis, de gran refinamiento y de de- cas, patrimonio de los genios de la mo.
Las naturalezas o las estan- Manzur, una de ellas posó para él, ad-
cias, como prefiere denominarlas quiriendo tridimensionalidad. Por eso, 2. LOS PROCESOS DE CREA-
Manzur, colmadas de arcanos y año- lejos de morir, continuó viviendo en CION EN EL LENGUAJE
ranzas se narran en la penunbra de sus cuadros en donde adquiere vida MANZURIANO
espacios cerrados; descritas en la pre- por su presencia. El afirma que sólo
cisión absoluta del dibujo que mues- es un recurso plástico, no literario; David Manzur es un hombre
tra el rigor de formas y volúmenes en puede ser, sin embargo -como lo se- de férrea disciplina en las distintas ins-
la totalidad y en el detalle. Allí acu- ñala algún crítico- uno de esos elemen- tancias de su vida. Consciente de la
den objetos elementales y simples que tos que aporta a la dualidad estética importancia del tiempo, logró conver-
identifican la iconografía manzurina: entre belleza y fealdad, entre atracción tir a la serenidad en esa aliada que sabe
granadillas, cerezas y manzanas; flo- y repulsión, como estrategia de resul- brindar el consejo oportuno y solaza
res y floreros; copas y cafeteras; parti- tados asombrosos. Son historias y su espíritu en la adversidad y el albo-
turas, laúdes y flautas rompiendo el bodegones ordenados por la geome- rozo. Siendo muy joven aprendió la
silencio en conciertos sin fin. Y mos- tría que hace factible el juego armo- necesidad de su cuidado físico: rigu-
cas que desde años anteriores en oca- nioso de las formas rectilíneas en los rosamente, cada mañana trota, hace
siones invaden lienzos y papeles: lle- distintos planos y las curvas que on- gimnasia; no bebe, no fuma; con difi-
gan cuando atraídas por las luces y dean en el movimiento sensual de ins- cultad asiste a cocteles o reuniones
reflectores con los cuales trabajara trumentos, partituras, cuerpos redon- sociales porque -aunque los disfruta-
deados, vestimentas ...

DAVID MANZUR EN SU TALLER


Foto: Olga Lucía Jordán
distraen su trabajo de todos los días. tes; en mayor medida, cuando se es que uno no sabe quién las mueve; es
Desde la época del taller realizaba como él, el más implacable crítico de algo misterioso. Hay días en que tra-
campañas furibundas contra la droga su obra. «La gente no sabe que, con bajo físicamente y todo se pierde:
en tanto fue testigo del hundimiento frecuencia, detrás de una exposición Bueno, -me digo- hoy no. Hoy soy
de muchos talentos a causa de su con- hay muchos cuadros perdidos; así in- un burro y no logré nada». Eso, por
sumo. Aunque no se considera un tente, por tacañería, reutilizar sus lien- fortuna, es infrecuente y tiene que ver
santo, sí pacato en materia de esparci- zos. Cualquier raya es sometida a un con la disciplina que implacable lo liga
mientos. Como ermitaño vive feliz en juicio desde lo plástico, lo apreciativo, al trabajo. Por eso los viajes le moles-
su estudio, encontrando la suprema lo conceptual ... Cada vez me vuelvo tan. «No soy de los que debajo de la
satisfacción al alcanzar cada uno de más selectivo». cama del hotel guardan el caballete
sus cuadros. para sacar los pinceles y en cualquier
Ha tenido momentos de in- momento pintar». Al contrario, sólo
Aún así, admite que la labor menso desánimo ante las crisis del puede hacerlo en el escenario de su
del artista, lejos de ser divertida, im- proceso y «ante cambios conmigo estudio y la parafernalia que
plica esfuezos y angustias permanen- mismo». «En esto del arte hay fibras cotidianamente le rodea.

HOMENAJE A OBREGON - 1993


Pastel sobre papel, 65 x 50 cms
Constantes imperecederas una dimensión más: como el color, la emoción porque en el acto de pintar,
de su proceso textura, acentuando el concepto de luz así se esté en los pequeños rellenos de
para alcanzar una rotunda oficio, hay que mantener el hilo de la
Como lo hemos analizado, la tridimensionalidad aparente”. emotividad que liga la obra de princi-
geometría mantiene la unidad de la pio a fin. Tardé pintando el primer San
obra manzuriana impidiendo rupturas La esencia del pensamiento Sebastián dos años y medio, aislado
definitivas en el proceso. Siempre del artista, se plasma en el dibujo. «El del mundo en una finca. En interva-
partió de las cuatro esquinas del cua- permite trazos caligráficos rápidos que los realicé bocetos de otros temas por-
dro, del ángulo de noventa grados. sólo uno puede leer: aquí se acuna que en el óleo hay que ir despacio,
Existe afán definido de claridad esa especie de firma que es el propio esperar secamientos definidos para
geométrica en la composición. No estilo. Puede pasar un mes y logro poder continuar. El solo estudio del
puede existir algo flotando en el espa- resolver exactamente lo allí registra- modelo implica infinidad de fotogra-
cio: la relación entre la recta matemá- do. Ponerlo en términos de dibujo fías: sus tensiones musculares diver-
tica y la flexibilidad de la curva es ín- formal o de pintura, implica el gran sas no pueden ser vistas por el ojo
tima. Es una constante que entrelaza proceso de mi oficio». Dibujo no sig- porque duran fracciones de segundo;
sus períodos. «Por eso nunca fuí un nifica en rigor figuración como imita- se captan a través de fotogramas de
expresionista en el sentido del térmi- ción de la realidad, sino su equivalen- cine de gran velocidad. Realizar lue-
no; invariablemente tengo en el cere- te conforme a la sustancia que desen- go mil dibujos caligráficos hasta me-
bro la geometría que me señala el ca- traña el artista. De aquí la diferencia morizar ese cuerpo en sus cambios de
mino. Aún en San Sebastián. Para con la fotografía y ese afán anecdóti- tensiones musculares; más adelante,
mí la línea limita al color, desaparece co de llevarlo al terreno de lo literario. cientos de dibujos formales para lle-
absorbida por él y entra al fondo con Por eso encuentra resultados diferen- gar después al estudio de la composi-
la precisión con la que un módulo to- tes a los del ojo humano en la cámara ción y acercarme posteriormente a una
caba el plano del fondo en mi obra que capta todo de un solo golpe y que, obra de tres metros de alto por dos de
constructivista». como tal, puede convertirse en exce- ancho». Era la entrada a una nueva
lente instrumento de trabajo. Cuando técnica. Ahora, familiarizado con ella
Nuestro artista considera que él dibuja un modelo, el estado aními- y reteniendo en su mente el modelo,
los avances notables de la modernidad co palpita y el centímetro cuadrado de se demora menos: de seis a ocho se-
se han dado consultando al pasado. arriba no es igual al de abajo, en tanto manas le lleva realizar cada uno de
Por eso desconfía de las modas y se le han transcurrido diez horas o días o estos cuadros.
torna sospechoso el afán por la nove- semanas... Estos planteamientos de
dad y los «aportes». El ayer va dejan- nuestro artista, y muchos otros, se han El tema y el elemento
do en él series de imágenes que, cuan- visto fortalecidos por los aportes de un protagónico del mismo involucra es-
do pinta, reaparecen y se funden con gran amigo italiano, mantenedor de la tudios minuciosos. Cuando llegó a los
las del presente, «y con las que uno escuela de Perugino. caballos, en su finca entró a uno de
refleja de la vida real: allí se logran estos ejemplares al estudio con piso
dimensiones insospechadas y es lo que Intimidades de procesos, de baldosas y en cuántas no se vió ante
permite crear escenarios donde no se indagaciones y técnicas los resbalones del animal. Nada sabía
agota la factibilidad de soluciones de ellos; ni siquiera montarlos. Bus-
mágicas». Para David Manzur los pro- cando conceptos básicos se acercó a
cesos son diferentes, según las técni- la anatomía cutánea, a la miología, a
De este vínculo con el pasa- cas utilizadas. Cuando lleva el dibujo la osteología. Todo importa para en-
do proviene en parte su amor por el a una elaboración más compleja como contrar, entender y memorizar los ac-
dibujo como un fin en sí mismo; no el pastel, se enfrenta a obras que re- cidentes visuales de luz y sombra que
necesariamente como una etapa de la claman para la composición mayor interfieren el modelo, especialmente
obra. «El me fue llevando a un oficio rapidez de efecto emocional y técni- en cuanto a músculos se refiere. El
más complejo. Entré entonces a la pin- co al unísono. Con el óleo es distinto: proceso es igual para el caballo o para
tura, la cual continúa siendo muy di- « Parto de una grisalla, el planteamien- el cuerpo humano: dibujos,
bujada, ajustada a la línea, aportando to gris de la obra, y debo retener la fotogramas, dibujos, hasta atraparlo en
la mente prescindiendo del objeto real. no es la narrativa; es la abstracción que sulta imposible exigirle matices o su-
Decenas de bocetos encaminados a la los unifica en la composición, en la gerir los volúmenes que caracterizan
recreación de esas nuevas formas, lo- forma, en la luz, en la sombra, en el la obra manzuriana.
gradas finalmente en sus pinturas. color ... Las series especiales para él,
lo son en razón de las circunstancias A pesar de haber realizado al-
No hace diferencia entre una que rodearon sus primeros cuadros: gunos murales, hoy no le interesan
mano o un cuerpo, de hombre o de frente a «La estancia de los recuer- porque, a su juicio, el sentido de la
caballo, o una cafetera o una dos» (1979) o a «San Sebastián» arquitectura, base del mural, está cam-
granadilla. Todos son (1987), « ... escucho cierta música y biando: se habla ya de aquella muta-
tridimensionales, todos son traduci- me traslado a los momentos en que ble, de edificios en módulos cambian-
bles. Pero los objetos de utilidad in- los realizara. Por eso trato de no oirla tes. La integración absoluta va per-
mediata como la cafetera, guardan un para quitarme los cuadros de las nari- diendo vigencia. El concepto del es-
cierto compromiso geométrico, una ces». pacio grande sí le importa, más aún
cierta quietud; ahí sí repercuten en la desde las últimas series, pero con re-
intención y en la ejecución. «No es lo De otra parte, como un tema ferencia de caballete, de movilidad,
mismo dialogar con un ser inerte que no termina en un cuadro, busca ex- proyectado para amplio público.
con un cuerpo que respira, tiene vida plorarlo en distintas posibilidades. Los «Ahora bien -reitera el pintor- el tama-
y tensiones. Hay diferencias en la in- temas son numéricamente modera- ño no determina la validez de la obra
terpretación: el uno posee movilidad, dos; en sí mismo no evolucionan tan- pero la intención sí es diferente. Un
nerviosismo, simultaneidad de imáge- to como sus variaciones que pueden cuadro pequeño es para ser visto a
nes; el primero no». Esa movilidad ser infinitas. Además del pastel y el corta distancia; uno de tres metros es
del cuerpo vivo -hombre o caballo- óleo, ha trabajado el acrílico y de vez para apreciarlo de lejos, lo que signifi-
obliga a la movilidad en la pintura. El en cuando la acuarela. Cada técnica ca más gente al mismo tiempo. No
objeto quieto, obliga al silencio. Es- brinda una respuesta ligeramente dis- soy de los que piensan que pinto para
tos últimos van adquiriendo importan- tinta, con problemas diferentes y eso mí sino para la gente y entre más,
cia sin par y cuando los pinta habla le resulta maravilloso; ama los retos y mejor. Como cuando se exhibió «San
con ellos. «Al pasar al cuadro van considera que no hay nada peor que Sebastián» en el Museo de Arte Mo-
perdiendo el sentido de utilidad y se tener la pintura resuelta. Por eso lo derno: era gratificante ver filas inter-
introducen en una perspectiva meta- frenó el constructivismo. Cuando se minables para contemplar un solo cua-
física. Alguna vez Marta Traba me está cambiando, siempre se encuen- dro en el fondo. Es como el público
decía: “Una manzana puede ser pin- tra algo nuevo: «Uno vive en la uni- para el actor ...»
tada magistralmente por dos artistas, dad de lo fundamental, en la
pero, ¿por qué razón a uno le queda establilidad, pero inmerso en un espí- Entre las temáticas de la últi-
como venida de otro planeta, como ritu experimental». ma etapa, las Cuatro Estaciones de
mística, y al otro le queda como de Vivaldi, dueñas de partituras que se
Carulla?» El pastel le interesa por ser pueden leer, ocupan un lugar impor-
una técnica inmediata y muy rica, con tante. El Verano y el Otoño, elabora-
Posibilidades infinitas la ventaja adicional de ser un pigmen- dos en pastel, están concluídos; luego
de un tema to libre, carente de oxidantes que ace- vendrán los óleos. La Primavera fue
leren su deterioro cromático. «Con los destruída por los bandidos que un día
Más que cuadros trabaja te- años -señala- la goma del papel adquie- asaltaron el estudio del artista; hoy, por
mas en tanto una idea no se resuelve re una especie de amarre, de agluti- el trauma del atropello, le cuesta
en una sola obra. Temáticas muy ca- nante que lo sostiene. El error más reiniciarla. El Invierno llegará después
ras han sido, entre otras, San grande es fijarlos». En otras oportu- .... Desde antes de la muerte de An-
Sebastián, la Transverberación, el en- nidades ha utilizado el grabado: a tra- drés Escobar, tenía planeada una se-
cuentro con sus Estancias, «que no vés de la litografía, el aguafuerte y, de rie sobre este personaje, «edecán de
bodegones» -insiste-, donde los sue- pronto, la punta seca. Su obra no es los futbolistas y prototipo de lo que
ños, lo lúdico y el misterio se entrela- propicia para la serigrafía en tanto ésta deberían ser nuestros deportistas» -
zan. Lo que importa en sus cuadros opera muy bien en lo plano pero re- afirma Manzur-. Lo conocía a través
de César Augusto Londoño, y le do-
lió en el alma su muerte. A partir de
ella, una vez más entendió que, «Co-
lombia es un país de san sebastianes,
y Andrés se convertirá en el cuarto San
Sebastián. Será una constancia histó-
rica del martirio y de los horrores que
a diario vive nuestro país. ¿Cuántas
obras de arte no son testigos de las si-
tuaciones similares?. Incluso la muer-
te de Cristo, ha sido uno de los temas
más llevados a la iconografía de todos
los tiempos ...»

Las rutinas de taller y los


secretos de la Escuela de
Perugino

Trabaja durante largas jorna-


das. De nueve de la mañana a una de
la tarde; de tres a seis, cuando inte-
rrumpe para atender citas y compro-
misos que a otras horas le molestan
porque alteran su ritmo; reanuda lue-
go hasta las once de la noche. En oca-
siones, cuando el oficio o el entusias-
mo se lo exigen, puede llegar al ama-
necer. Labora en el juego de la luz
natural y artificial: cuenta con un equi-
po de luces que hacia las cinco de la
tarde se prende silencioso para suplir
la somnolencia del sol. Con frecuen-
cia el día se marcha y él ni siquiera se
entera. Sus obras, en cambio, prefie-
ren las penumbras. «San Sebastián»,
por ejemplo, es un cuadro de las cua- FUTBOLISTA - 1988
tro de la tarde: pintaba todas las horas Carboncillo sobre papel, 65 x 50 cms
pero la substancia de su luz pertene-
cía a ese momento; debía, en conse-
cuencia, captar y memorizar la esen-
cia de esa luz. Ni qué decir de las es- del taller, durante un mes al año dibu- El tiempo le ha enseñado el
tancias ... Quizá por ello, nuestro pin- jaba delante de muchos que regular- camino para sortear los obstáculos de
tor insiste en que deben ser vistas con mente asistían como una gran audien- su proceso creador. Generalmente, la
la mínima iluminación; aún no ha lo- cia. Se sentía un poco el actor de ese naturaleza se convierte en su oráculo.
grado convencer a muchos ... teatro que le seduce el alma. Hoy, a De allí los grandes ventanales que
pesar de que comparte sus «secretos» enmarcan su estudio: uno, mirando
Disfruta pintando solo. De con inmensa generosidad, «me aterra la ciudad, arropado en cortinas negras
pronto, no le incomoda la presencia el cuento de si me deja verlo pintar». para negar la entrada al sol fuerte de
de algún amigo cercano. En la época la tarde y ocultar los horrores de la
urbe; otro, contemplando despierto la
montaña y sus bosques. «Si un color
no responde a lo imaginado, miro el
cielo, un árbol o una piedra y encuen-
tro la respuesta precisa». Ante un
momento de confusión, observa du-
rante diez minutos el bosque o mira la
arquitectura caótica de Bogotá y al
volver tiene la solución.

Por lo general, cubre con pa-


pel especial absorbente aquella parte
de la obra que avanza sustantivamente
un color, por tres razones fundamen-
tales: lograr que la evaporación de los
aceites por secamiento sea uniforme
y ello se alcanza dejando que el papel,
guiado por sus filtros, transpire duran-
te largas horas; protegerla de posibles
salpicaduras; permitir la concentración
en otros planos de la obra. Lo más
importante es el control de la unifor-
midad en la evaporación porque ella
permite la unidad reflectiva del cua-
dro y ésta determina la resistencia vi-
sual del espectador. Es preparar el
cuadro para la galería. «Hay obras
aparentemente muy bien pintadas -nos
explica- pero con una confusión
reflectiva en donde, por ejemplo, un
color brilla más que otro y eso condu-
ce a que se debilite en la distancia».
Esto también lo aprendió del señor
Visconti, ese rico noble milanés,
amante insaciable del arte. Porque él
no es pintor -como lo subraya Manzur-
; es un “alquimista” de la técnica de
Perugino, que no es otra que la técni-
ca de Rafael.

Lo que, a juicio de nuestro


artista más identifica el proceso de su
creación es el espejo: es su comple-
mento indispensable en el momento
de trabajar. Se acostumbró en tal for-
ma a él que pocas veces mira la obra
DAVID MANZUR
directamente; quizás en el momento
Foto: Olga Lucía Jordán. de dar el golpe cromático pero, como
la madrastra de Blanca Nieves, con-
sultando de inmediato al espejo. «Este señalar el color de sus pinturas, alte- quier manera, como le interesó el tea-
me permite una imagen virtual, esto rado por las horas y por la luz. Colo- tro, la fuente que ilumina la obra es
es, invertida, que enseguida señala los res austeros, tonalidades ocres. «So- definida: de pronto irrumpen los re-
errores de composición. La composi- bria paleta de negros, grises, tierras flectores del escenario ...
ción tiene mucho que ver con el sen- que tanto amaban los grandes maes-
tido de balance y de ritmo y el espejo tros del Siglo de Oro español. Tonos El espacio compositivo en la
te dice si estás equivocado. De otra del arco iris entre penumbras crepus- obra de David Manzur es complejo:
parte, duplica el espacio que te separa culares» -como lo advierte José Ma- «convergencia de líneas hacia uno o
de él y te obliga a la claridad en la re- ría Salvador-. Si pinta Neira, toma varios puntos de fuga, disminución en
sistencia a la distancia de los especta- como referencia su cielo azul, los co- la escala de los elementos»; imágenes
dores. Además, posibilita una visión lores con los cuales adornan las casas ocultas y otras que adquieren presen-
tridimensional». de su pueblo, los grises del pavimen- cia monumental ocupando los prime-
to: «Los elementos de la naturaleza ros planos; modelado todo por el cla-
Los estados de ánimo como los señalan. Se alteran por las deman- roscuro, provocando infinita sensa-
la inspiración -palabra que detesta- no das del cuadro: la parte donde está el ción de profundidad en el manejo
importan para él porque poco tienen paralelo a lo formal de la vida real, no majestuoso de los distintos planos.
que ver con la realidad del arte: «El se aleja de la lógica y sólo es modifi- Zonas desiertas de colores uniformes,
arte no es otra cosa que una larga pa- cada por las horas en que la observo, sobretodo en las estancias, propician
ciencia». Puede estar tenso, nostálgi- por la luz que la ilumina». Pero como la armonía de la obra frente a aquellas
co o colmado de euforia, empieza a en toda su obra existe una zancadilla pobladas por diversos elementos pri-
trabajar, penetra la obra y logra sus- de la ilógica en el acercamiento a lo marios y secundarios. Son espacios
traerse de cuanto rodea a su espíritu. onírico, al surrealismo, es cuando de concurridos por tiempos diversos que
«El cuadro tiene su propia vida, sus pronto aparecen los imposibles: un danzan entre el ayer y el hoy: vesti-
propios problemas y su propio estado apacible paisaje realista y la extraña mentas renacentistas, escenas caballe-
de ánimo que proviene del diálogo que forma zoomorfa del dragón; esas fi- rescas, burócratas contemporáneos,
entablamos los dos. Cuando murió guras en maniquí; los caballos que no plazas republicanas, avisos y vías de
mi mamá, hace dos años, al día si- lo son; los trajes inverosímiles. Todo los albores del siglo XXI ... Son com-
guiente entré a pintar y el dolor se juega en simultáneo con la realidad, posiciones realizadas desde la
mitigó. La obra me ha enseñado, in- «allí se libera el color y no obedezco a escenificación teatral, porque como lo
cluso, a capear el estrés ante las dis- la descripción, aunque sí consulto con señala Manzur, «la gran pintura siem-
tintas violencias del entorno». la naturaleza». pre tuvo nexos con el escenario:
¿cómo no asociar Las Meninas de
El nombre en las obras de Invariablemente luz y sombra Velásquez con el teatro?. Es ni más ni
David Manzur tiene poca relevancia. están en relación. Como un indeleble menos que un sublime pasaje conge-
Comúnmente no son preconcebidos: registro le atrae esa luz del sueño de la lado en un momento para ser llevado
suele escribir algo en cada cuadro pero tarde. «Mis cuadros la buscan. Las a la escena». También aquí tiene algo
como consecuencia de él. Algunos sí, estancias se iluminan por ésa aguda que ver su condición de actor y de
como los san jorges o san sebastianes, que se cuela tras una pequeña venta- amante perenne del arte teatral.
nacen con nombre propio. Para este na, a la manera medieval. De ahí que
último, «me estaba fundamentando en la sombra adquiera un papel funda-
los san sebastianes de la historia del mental enfatizando el volumen». No Personajes misteriosos desplazan lo
arte; además en la leyenda del mártir. sabe si son remembranzas de vidas real
Lo mismo sucede con la que desarro- pasadas o si es la luz de los conventos
llaré sobre Andrés Escobar»... de infancia: tramas nocturnas, penum- Gran parte de sus personajes
bras, luces crepusculares. Algunas son él, los conocidos en las fábulas de
Colores, luces y sombras de la sutiles iluminan fragmentos de los la infancia y de la historia, y sus más
escenificación teatral personajes protagónicos; otras, se in- entrañables amigos. Autorretratos en
troducen tenues para resaltar superfi- los que tímidamente se muestra como
La naturaleza es la que suele cies de objetos secundarios. De cual- jinete, como fisgón, como reflejo en
una cafetera o en una copa ... Y ellos objetos que transitan las obras y con- Manzur también está presente; con
husmeando desde las ventanas de su viven con él en la cotidianidad de su mayor razón su manejo preciosista del
pueblo, protagonista de la obra por estudio para retornar de pronto recrea- detalle y la totalidad. El carácter de
antonomasia. «No es propiamente un dos en una nueva pintura. No impor- ornato, sin embargo, está lejos de cons-
homenaje. A mis amigos ... Es más tan los materiales primigenios que los tituirse en meta de sus obras...
bien una manera de retenerlos. Lo constituyen; en el dibujo, el pastel o el
menos que puedo hacer es recordar- óleo, pierden su sentido intrínseco. Para nuestro pintor, el humor
los dándoles vida en mis cuadros». «Me importa la luz y la sombra que es el punto de equilibrio frente al ca-
pueden propiciar el metal, la madera rácter trascendente de la obra. Es la
Pero también son personajes o la tela, permitiéndome imágenes manera de impedir resoluciones en
los objetos, algunos pobladores eter- fantasiosas, colmadas de misterio ...» términos de dramatismo: el dragón,
nos de sus estancias por hacer parte las doncellas, los sombreros sin cabe-
del mundo de sus más íntimos afec- Las «figuras mutiladas» que za, evitan especulaciones de tipo lite-
tos. Miremos sólo dos: las partituras tanto impresionan en las obras de las rario. Apaciguan el cuadro. El hecho
y los laúdes, entroncados en su afán últimas décadas son sólo cuestión de de jugar a la ilógica ya implica un com-
de permitir el canto a sus cuadros ante concepto. «Muchas veces la forma de promiso con el humor, y también con
el músico que no pudo ser. «Yo no una mano me dice que no hay que la metáfora. A Manzur le interesa
leo música -nos dice- y al no hacerlo y contar la historia de la otra; en ocasio- dejar formas congeladas de una histo-
pintar con exactitud la partitura, mi nes, la cabeza molesta porque puede ria donde la lógica no cuenta en tanto
anhelo busca romper el silencio de los resultar muy literaria; un golpe deter- él se mueve en ese mundo fascinante
lienzos». Para lograr la perfección de minado describe al punto de sugerir de los sueños y los recuerdos.
estos textos, se asesora de sus amigos el resto. No es preciso contarlo todo.
músicos. Luis Antonio Escobar las En el caso de Andrés Escobar, del cual Las exposiciones para él son
corregía y muchas de las que apare- hemos hablado, no es el retrato lo que importantes porque, en primer lugar,
cen en sus cuadros son de él; en algu- me interesa sino su esencia; de pronto significan el espacio para el contacto
na oportunidad, le compuso una pie- el toque verde de la camiseta puede con el público y éste es quien debe
za para no ser tocada; sólo podría exis- resolver la totalidad. Pero no es muti- interesar al artista; no el coleccionista
tir en una de las estancias de sus re- lación; es una especie de equilibrio, que encierra la obra para su disfrute
cuerdos ... de aceptación de formas. Cuando hay individual. En segundo lugar, porque
una parte que se logra resulta innece- en ellos se está «expuesto» a todo: son
El laúd simboliza para nues- sario continuar la narración ...» En el ámbito de la confrontación de cuan-
tro artista, un momento crucial en la otros casos, son evocaciones tan leja- to se esté realizando. Pero siempre
historia del arte: es esa esencia de la nas que por ello carecen de rostro; deben tener una razón de ser; no se
música medieval que sólo a través de nunca les vió la cara a los personajes puede caer en el afán de exponer sin
este instrumento puede llevar a sus fabularios que de niño le regalara su sentido, cuando nada ha sucedido en
cuadros. Con frecuencia es la remem- madre. la obra. «Cuando ella se muestra es
branza del barco de infancia ... Es un porque se han dado cambios, hay
elemento dotado de sensualidad al tac- De la obra imaginada a la obra ex- avances o momentos de notorios con-
to. Con todos los objetos que él pinta puesta trastes». Particularmente, las exposi-
existe un contacto sensual: «los aca- ciones provocan en Manzur angustias
ricio con las manos, cierro los ojos y Toda obra de arte tiene un diversas porque su antesala involucra
los veo palpitar; al traducirlos en la pacto con la belleza inmediata. El múltiples preocupaciones. Cuando vé
pintura siento como si cantaran o dan- Guernica de Picasso, obra escueta y sus obras en las galerías, las mira como
zaran penetrando un espacio fantásti- gris, rompiendo con lo convencional realizadas por otra persona: «algunas
co donde lo místico desplaza a lo real da una nueva dimensión belleza. En provocan en mí el impacto de muchas
y ahí cumplen su función en mi arte la entraña de la fuerza inmensa de de las que admiro en distintos museos
... Cuando esto no ocurre, el cuadro cualquier obra clásica existe una es- del mundo, siempre y cuando logre
falla; no supe dar la dimensión que dé pecie de ambientación complementa- abstraerme como su gestor ...»
este sentido a mis personajes «. Son ria emparentada con la decoración. En
La vida de David Manzur ha
transitado las más diversas circunstan-
cias, enmarcadas en la guerra, las vio-
lencias distintas y la ausencia rotunda
de la paz. La amistad para él es un
don escaso; pero ha contado, sin em-
bargo, con el privilegio de pocos y
entrañables amigos hacia quienes
guarda inmensos afecto y gratitud. En
el arte, se acercó, conoció y se ena-
moró de aquellos movimientos defi-
nitivos en el proceso del siglo XX,
amén de sus pasiones por el arte eter-
no ... Buscando su lugar en él, encon-
tró las posibilidades infinitas de lo ele-
mental: una cafetera, una manzana o
una flauta pueden ser objeto de la per-
fección sin límites ... «Solamente as-
piro a vivir ciento diez años buscando
la meta que conduzca a lo mejor; ese
mejor, aspiro, jamás pertenecerá al
presente, siempre estará por venir.
Vivo feliz con mi soledad egoista y
maravillosa de la cual me ufano sin
remordimiento ...» tanto, que hizo
suya la frase de Ayarza, «la soledad
amiga mía, es la más dulce compañía»
...

Esta es la posición de David


Manzur ante la vida, ante el arte y ante
su obra. Estos son los elementos del
lenguaje Manzuriano y así es su pro-
ceso de creación: lento, mesurado,
autocrítico; avanzando inmerso en
ideas, dibujos, bocetos, dibujos, pin-
turas; oscilando entre la duda y la cer-
teza en el diálogo guiado por un ideal:
el dominio estilístico y emocional so-
bre lo material en favor de la perfec-
ción; la búsqueda de la belleza miste-
riosa entre el ayer y el mañana, entre
las realidades, los sueños y las fanta-
sías ...

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