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Celulares de sangre en Congo

La extracción del coltán, mineral esencial para la fabricación de teléfonos y computadoras, retroalimenta (indirectamente)
el conflicto armado en el país africano

Poco se sabe de la República Democrática del Congo (RDC), pero tiene el 80% de las reservas mundiales del coltán, mineral
clave para la fabricación de teléfonos móviles y computadoras.

Sin embargo, la roca derrama sangre y no riqueza. Su extracción retroalimenta uno de los mayores conflictos armados del
continente negro, que ha dejado más de 5 millones de muertos, el más sangriento desde la II Guerra Mundial, según el
Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés).

“Puede que dos niños hayan muerto para que tú tengas un teléfono móvil”, señaló a IPS Jean-Bertin, un congoleño que
denuncia la pasividad de la comunidad internacional ante la explotación de este mineral de color negro, compuesto de
columbita y tantalita (de ahí su nombre).

La RDC, uno de los países más pobres del mundo, lleva más de 20 años inmersa en un conflicto sin final. Dos guerras civiles
desgarraron al corazón de África y, aunque la guerrilla M23 dejó las armas en el 2003, en el país todavía operan más de
60 grupos armados que abusan de la población civil, según Médicos Sin Fronteras.

Los niños, con una inocencia arrebatada por el horror de la guerra, son obligados por los guerrilleros a extraer el mineral
que permite mantener a la sociedad de hoy en día interconectada con el uso de la telefonía móvil, cada vez más avanzada.

“Los niños son utilizados en las minas, obligados a dejar la escuela y esclavizados, y entre las niñas, además, existe la
prostitución forzada”, contó al diario.es la periodista congoleña, Caddy Adzuba, quien añadió que “el origen de la guerra
no es el coltán, pero el capitalismo mundial se ha aprovechado de la situación.

“Hemos visto gente armada que se ha instalado en las minas y un ciclo de violencia”, sentenció.

En el país, de unos 55 millones de habitantes, casi la mitad son menores de 15 años (43%), según Unicef, quien añadió que
unos 30 mil están en las filas de combate.

Por su parte, la Unión Europea (UE) anunció el pasado mes de junio un acuerdo para regular la importación de estos
minerales de guerra.

Todas las empresas que importen estaño, oro y tántalo estarán bajo el ojo del huracán para evitar una contribución
indirecta a los conflictos armados del continente africano.

“La UE se compromete a impedir que el comercio internacional de minerales financie a jefes de guerra, a criminales y a
quienes violen los derechos humanos”, declaró Lilianne Ploumen, ministra de Comercio de Holanda.

Pronto deberá verse si esta medida evita que los mostradores de las tiendas luzcan menos teléfonos manchados de sangre.

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