Aquí es importante (y se va a) mostrar la relevancia del tema en el campo
sociológico. Las relaciones siempre han sido la mira y el objeto principal de la sociología, en su acción sobre la sociedad: en este sentido las relaciones se entienden como el medio clásico en la cohesión de esta. Las relaciones (en el sentido más laxo y amplio del término) basadas e identificadas en el contacto físico afectivo, no han muerto (aunque a veces parece), sólo han evolucionado, y se han ido adaptando (en la nueva era) al novedoso campo ofrecido por la tecnología en forma de diversas aplicaciones; requiriendo por tal (para algunos autores) una nueva denominación (ante esta evolución) a su praxis: conexión. Facebook, Tinder, WhatsApp, Skype, (principalmente), entre otras aplicaciones, son las más utilizadas hoy en el establecimiento y mantenimiento de estas nuevas relaciones, denominadas (comúnmente) relaciones amorosas a distancia. Estas, caracterizadas como aquellas en las cuales el sentido no basa su estabilidad en el contacto físico recurrente (aquel que se da de manera habitual, y ante la petición de uno de los participantes), sino en la “conexión” (un tanto ilusoria) entre dos seres a través de una aplicación web. El chat aparece así como elemento primordial, ya que con este, la “conexión” encuentra cuerpo y medio entre dos perfiles (personas) en deseo y búsqueda de relación. El chat en un sentido más amplio es aquel espacio virtual (ya sean: mensajes textuales, audios, llamadas, vídeo llamadas) por el cual un agente se conecta con otro, intercambian mensajes, (y de algún modo) emociones y sentimientos en un ambiente de confianza hacia el prójimo ante su ausencia proxémica. Los jóvenes están de por sí (ante su época o era de nacimiento), en el centro de este universo tecnológico. Desde muy pequeños (gracias a las posibilidades actuales) su contacto directo con la tecnología, y por consiguiente con las aplicaciones, ha ido desarrollando un saber y dominio contante sobre estas a base de la práctica. Lo cual concluye en una preferencia “informática” del mundo, mostrada en un conformismo en red expresado: en la gran inversión a este de tiempo, en comparación con la physis. Cambian, o mejor, imprimen en el contexto informático sensaciones tradicionalmente nacidas e impuestas del contacto directo entre dos personas en la physis. Su mundo se vuelve exclusivamente digital, por tal, allí deben nacer y estar las sensaciones, ajenas de ese mundo (abandonado) de la physis, y con miras hacia la construcción de ese nuevo ideal de “mundo real”. El estudiante universitario es un joven, y la tecnología, al igual que este fenómeno de conformismo informático (mencionado antes) no le es ajeno. Ante un nuevo espacio social como lo es la universidad, aparece como opción sustituta y conformista a la angustiante labor de socializar. No implica contacto, alienarse, reconocimiento (en el sentido que un grupo reconozca la relación), o la presión natural de la Physis; sólo el estar, “sin compromiso rígido” y con la condición exclusiva de deseo por parte de los participantes. Decir también, que en la universidad hay un gran número de personas oriundas de zonas periféricas del centro (centralizado) del país, posibilitando esto mayor inclinación hacia relaciones a distancia nacidas en el “pueblo”, la cuna. Estas personas traen sus relaciones, y las mantienen mediante el uso de redes sociales, ya que son el medio más útil, a la vez que barato, para sentir la esencia del otro, al menos de forma parcial a través de la tecnología, y específicamente de un chat. Cabe aclarar que (aunque en el párrafos anteriores pareciera): esto no sólo se presenta en estudiantes de nuevo ingreso (bisoños), sino también en estudiantes más experimentados de la universidad. Ya se expresó a groso modo la principal razón por la cual los “nuevos” se inclinan a esto; los estudiantes ya -algo- experimentados, se encauzan a raíz de su inconformismo y a la vez duda con la existencia en general, buscando no involucrarse en demasía con ella en la physis. Estas “relaciones a distancia” y “conformismo informático” al inmiscuirse tanto en la vida de los jóvenes, también acarrearán o pueden acarrear consecuencias al actuar en la physis por el sujeto. Logran, a ratos y en casos determinados, generar sentimientos de pertenencia y aceptación tan fuertes, que pueden llegar a equipararse con las relaciones directas clásicas, pudiendo en situaciones de desengaño, producir el mismo nivel de emociones en rupturas que el tradicional ambiente físico. ¿Cómo aparece esto en los estudiantes universitarios? La materialidad de este fenómeno es un tanto difusa, ya que esta puede ser resultado de diversas situaciones, a veces muy distantes del imaginario tecnológico. Las relaciones familiares, situación económica, eventualidades, entre otras pueden tener efectos negativos sobre el estudiante, pero aquí se destaca el influjo de las relaciones a distancia. Estos efectos son (tal vez exclusivamente) por asignarle un valor igual o similar a este tipo de relaciones con las clásicas relaciones directas físicas. En cuanto a las materialidades más específicas, está: la disminución de rendimiento académico a raíz de desengaños, además, otro punto importante lo encontramos en la distracción generada por la incertidumbre nacida del anhelo de respuesta, el esperar que la persona al otro lado de la pantalla de un signo de presencia, y aceptación. Específicamente el por qué es un problema sociológico, apareció a lo largo del texto, ya que se expresó un cambio en la concepción de las relaciones, y el desarrollo de estas. Entre las partes importantes a destacar, encontramos la irrupción de la tecnología en la vida cotidiana y desarrollo de la vida social humana, el significado “místico”(de algún modo) que alcanzan este tipo de relaciones y las consecuencias reales que pueden alcanzar en ciertas personas los posibles desengaños por este medio.