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Valente Jose Angel Fragmentos de Un Libro Futuro PDF
Valente Jose Angel Fragmentos de Un Libro Futuro PDF
FRAGMENTOS
DE UN LIBRO FUTURO
Galaxia Gutenberg
Círculo de Lectores
1
Primera edición
Barcelona, 2000
2
Ieu sui Arnautz qu'amas l'aura
e cas la lebre ab lo bueu
e nadi contra suberna.
3
SUPO,
después de mucho tiempo en la espera metódica
de quien aguarda un día
el seco golpe del azar,
que sólo en su omisión o en su vacío
el último fragmento llegaría a existir.
4
TÚ que regresas de las montañas
has debido de estar en Tianmu;
dime, bajo las ventanas de mi casa
¿cuántos crisantemos habían florecido?
(Versión de un apócrifo:
«Preguntas a un emisario»)
5
ESTE sueño, que acabo de soñar y en cuyo tenue borde te hiciste no
visible, limita con la nada.
(Ausencia)
6
CAER en vertical. Sueño sin fin de la caída. Qué repentina formación
el ala.
7
LLORAR por lo perdido cuando no deja huella el pie en la arena que
no sea borrada por la cierta sucesión de las aguas.
8
PERO tú, muerto,
ya no puedes llorar, llorarme.
Dime.
(Insomnio)
9
ENTRE el sauce apenas rozado por las aguas y la torre amarilla, el tiempo
mira al tiempo y lo devora. El río lleva lento, hacia lo lejos, imágenes sin
nombre, rostros muertos, el ritual aciago del adiós. Y tú, pálida sombra, en
la cruel ruina de la memoria encuentras todavía fundamento.
10
INCORPÓREO, cela en la nuca el ángel toda su luminosidad.
11
EL día en que este juego sin fin con las palabras se termine habremos
muerto. No nos dijiste adiós. Un rostro de mujer se desdibuja en los últimos
fríos del otoño. Nos duelen a la vez su muerte y tu memoria. Conocí a tu
hijo en el teatro del Rond-Point hace algún tiempo. Guardaba un raro
parecido contigo. Prestidigitador del aire. Dónde estás. Ruido sordo el de tu
cuerpo en las aguas oscuras.
12
A las niñas les crecen largas piernas, delicadas orejas, incandescentes vellos,
moluscos sumergidos, muslos húmedos, cabelleras doradas por el viento de
otoño, insondables ojeras, párpados y pétalos, cinturas inasibles,
precipitados límites del cuerpo hacia la lenta noche del amor, su infinita
mirada.
(Imágenes tardías)
13
A Andrés Sánchez Robayna
(Sonderaktion, 1943)
14
LA soledad se puebla de fantasmas de papel y de paja, de retratos de nadie,
de láminas metálicas, de páginas desnudas donde nada está escrito. El frío
arrasa la memoria y ya empezamos a no ser, el frío que desciende del lado
más aciago de la noche donde se inicia la consumación. Y no podemos
recordar a quién habíamos amado. Pregunto: —¿dónde estás? Pero ni
siquiera yo mismo sabría quién puede responder. Llamo a todas las puertas.
La única que se abre es la sola que no conoce el perdón.
15
EL cabo entra en las aguas como el perfil de un muerto o de un durmiente
con la cabellera anegada en el mar. El color no es color; es tan sólo la luz. Y
la luz sucedía a la luz en láminas de tenue transparencia. El cabo baja hacia
las aguas, dibujado perfil por la mano de un dios que aquí encontrara
acabamiento, la perfección del sacrificio, delgadez de la línea que engendra
un horizonte o el deseo sin fin de lo lejano. El dios y el mar. Y más allá, los
dioses y los mares. Siempre. Como las aguas besan las arenas y tan sólo se
alejan para volver, regreso a tu cintura, a tus labios mojados por el tiempo, a
la luz de tu piel que el viento bajo de la tarde enciende. Territorio, tu cuerpo.
El descenso afilado de la piedra hacia el mar, del cabo hacia las aguas. Y el
vacío de todo lo creado envolvente, materno, como inmensa morada.
(Cabo de Gata)
16
TÚ duermes en tu noche sumergido. Estás en paz. Yo araño las heladas
paredes de tu ausencia, los muros no agrietados por el tiempo que no puede
durar bajo tus párpados. Ceniza tú. Yo sangre. Leve hoja tu voz. Pétreo este
canto. Tú ya no eres ni siquiera tú. Yo, tu vacío. Memoria yo de ti, tenue,
lejano, que no podrás ya nunca recordarme.
(In pace)
17
EN el umbral hay una figura de mujer. Temblor del cuerpo, leve palpitación
del prolongado gris del chal sobre el que se derramaban sus cabellos. Le
pregunté: —¿De dónde vienes? Sus ojos se perdieron en la tarde. Volví a
decirle: —¿Adonde vas? Y regresó despacio a su mirada. Entonces
comprendí que, en el umbral, no era la mujer ni un antes ni un después. No
era; estaba. Estaba, solamente.
18
NADIE. No estoy. No estás. ¿Volver? No vine nunca.
19
SÓLO la soledad resuena larga
igual que cola o viento.
Vienen
desde el vacío las palabras,
nos poseen desnudos en su centro abrasado
y en él nos desengendran
para hacernos nacer.
Escucha
como en la soledad despierta,
inaudible, la pura raíz del aire.
20
SE llena a veces el mundo de tristeza.
Los armarios de luna con la imagen de un niño
navegan en la noche.
El viento llora
como animal herido,
solo bajo las nubes.
Los blancos lirios de la primavera
nadie podría ahora recordarlos.
Baja
tumultuoso el río
opaco de las sombras.
Andemos todavía.
21
AL lento sol que baja hacia la tarde
ceder, abandonarse.
Declinación.
El flujo del vivir
se ha ido deteniendo imperceptible
como el borde del vuelo o la caricia.
Aún dura leve lo que fuera huella
de su tacto tenue.
No sé si salgo o si retorno.
¿Adonde?
El fin es el comienzo.
Nadie
me dice adiós. Nadie me espera.
22
A Derek Harrts y James Valender
23
LA lluvia cayó sobre las hojas
hasta agotar los números del tiempo.
24
TAN sólo escribe criptografías. Sigue en su hechura las técnicas instintivas
del disimulo y de la ocultación. Percibirlo, hace esas composiciones
inquietantes. Tal vez hay en una de ellas, en la que acaso constituya el
centro del laberinto, un secreto, un tesoro escondido. Pero no sabemos cuál
es.
(Estética)
25
SI hay un momento en el mundo
donde el pico de un pájaro
dijérase parece suspender el caos,
un súbito momento de tenue paz, ahora,
en el parque de una ciudad extraña donde me encuentro por azar.
(Parque de Figueras)
26
A Coral
AL norte
de la línea de sombras
donde todo hace agua,
rompientes
en que el mar océano
se engendra o se deshace,
y el naufragio inminente todavía
no se ha consumado, ciegamente
te amo.
(SOS)
27
HA pasado algún tiempo. El tiempo pasa y no deja nada. Lleva, arrastra
muchas cosas consigo. El vacío, deja el vacío. Dejarse vaciar por el tiempo
como se dejan vaciar los pequeños crustáceos y moluscos por el mar. El
tiempo es como el mar. Nos va gastando hasta que somos transparentes. Nos
da la transparencia para que el mundo pueda verse a través de nosotros o
pueda oírse como oímos el sempiterno rumor del mar en la concavidad de
una caracola. El mar, el tiempo, alrededores de lo que no podemos medir y
nos contiene.
28
PÁJARO del olvido
jamás te tuve más cierto en mi memoria.
Vuelvo ahora
desde no sé qué sombra
al día helado del otoño en esta
ciudad no mía, pero al fin tan próxima,
donde el sol de noviembre tiene
la última dureza
de lo que ya debiera
morir.
¿Y es éste el día
de mi resurrección?
(Comparición)
29
DE ti no quedan más
que estos fragmentos rotos.
(Proyecto de epitafio)
30
FLOTAR en la incierta realidad del ser, tentar a ciegas lo improbable, no
tener asidero en tanta sombra. Los cuerpos de los ahogados en la mar
meditan boca abajo, pero no ven el fondo con los ojos vacíos. El anciano
volvió con una antorcha e iluminó los barcos naufragados. Se alzó desde la
noche un coro en una lengua imposible de interpretar. Ésta es la verdadera
canción, pensaste, y luego te fuiste diluyendo, despacio, muy despacio, en lo
no descifrable.
(Nadie)
31
ESTÁBAMOS en un desierto confrontados con nuestra propia imagen que
no reconociéramos. Perdimos la memoria. En la noche se tiende un ala sin
pasado. Desconocemos la melancolía y la fidelidad y la muerte. Nada parece
llegar hasta nosotros, máscaras necias con las cuencas vacías. Nada
seríamos capaces de engendrar. Un leve viento cálido viene todavía desde el
lejano sur. ¿Era eso el recuerdo?
(Lotófagos)
32
SI después de morir nos levantamos,
si después de morir
vengo hacia ti como venía antes
y hay algo en mí que tú no reconoces
porque no soy el mismo,
qué dolor el morir, saber que nunca
alcanzaré los bordes
del ser que fuiste para mí tan dentro
de mí mismo,
si tú eras yo y entero me invadías
por qué tan ciega ahora esta frontera,
tan aciago este muro de palabras
súbitamente heladas
cuando más te requiero,
te digo ven y a veces
todavía me miras con ternura
nacida sólo del recuerdo.
(Elegía: fragmento)
33
TE vas saliendo
un poco
de la vida, over-
lapping, borde-
ando el limite impreciso en donde
ya comienzas a estar
lejano y próximo
de este lado del día o aquel lado
de sombra.
(Rué du Dragón)
34
EN la ventana
las gotas de la lluvia fingen llanto
del prematuro rostro frío de este otoño.
Hay días
en la estación que baja
con las nieblas primeras
hacia la fronda aún verde
del jardín tan íntimo,
velados días como tenues telas,
días tejidos en el hueco oscuro,
suspendidos del borde
de los días iguales,
como ayer, como siempre.
(Otoño, 1994)
35
TAL vez en el sediento, oscuro, rápido
deshacerse del día
te has ido transformando en otra cosa
limítrofe de ti,
no tú.
No vuelves
a encontrarte
si regresas a tientas
al cuerpo que tuviste,
al lugar donde ardiera
hasta el blanco del sueño
el hierro del amor.
Depón tu rostro
que ahora desconoces.
Deja huir tus palabras,
libéralas de ti
y pasa lentamente,
desmemoriado y ciego,
bajo el arco dorado
que arriba tiende el anchuroso otoño
como homenaje póstumo a las sombras.
(Arco de triunfo)
36
HAY una leve luz caída
entre las hojas de la tarde.
No podemos hollarla.
Dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla,
para no arder tan tenue
en sus dormidas brasas
y consumirte lenta
en el perfil del aire.
(Octubre)
37
SAN Jorge es apenas un niño
sobre un blanco caballo de cartón.
(Paolo Ucello)
38
MORTECINO el otoño cae despacio
(¿dónde está su triunfo?),
lame mi mano con la antigua
fidelidad del can de Ulises,
se desliza a mis pies,
se arrima al último reborde ciego
de las cosas, deja un hilo delgado
como huella del apenas estar,
se posa y vuela en la mirada y forma
en ella un horizonte para siempre
de imperceptible sombra.
39
ALREDEDOR de la hembra solar aún sigue girando oscuro el universo.
(Centro)
40
LA voz en el teléfono fue una sorda agresión de la sombra. Dijo tu muerte,
bronca, cruel, inexorable. Como un destino. Dijo. No podía entenderla.
(Aniversario)
41
DESDE Granada subimos hasta Víznar. Vagamos por el borde sombrío del
barranco. —¿Dónde?, decíamos. Era el otoño. Los hermanos, las viudas, los
hijos de los muertos venían con grandes ramos. Entraban en el bosque y los
depositaban en algún lugar, inciertos, tanteantes. ¿En dónde había sucedido?
—Lo mataron a él, decía la mujer, pero aquí también mataron a otros
muchos, a tantos, a esos que ahora nadie ya recuerda. —Él ya no es él, le
dije. Es el nombre que toma la memoria, no extinguible, de todos.
(Víznar, 1988)
42
EN la sala hay un viejo reloj de madera semiempotrado en el muro. Un niño
toca el reloj: el péndulo se detiene. Como lo divino es indiferente a la forma,
el tiempo, número del movimiento, sería indiferente a la cantidad. El
péndulo se detiene. Sólo en el péndulo parado se inscribe en verdad el ser
del tiempo.
43
PÉNDULO, cero irreal o número del tiempo,
del antes y el después.
Del antes
de qué, de quién, de cuándo, y del después
de qué palabra que nunca antepusimos.
Péndulo inmóvil.
Cero.
Tantos después envuelve ya el pasado
y tantos antes no nacidos nunca.
44
TAL día como hoy empezamos a andar.
Un coro
de blancas voces
saludaba a la luz recién nacida
en las cercanas torres de Magdalen.
45
A Jacques Ancet
(El bosque)
46
Antonio in perpetuum
(Lo blanco)
47
SUBE en nosotros
el nivel de la sombra.
Muy despacio
sube la noche.
Abajo brilla
radiante un sol oscuro.
Llama.
Nos llama.
Vértigo
sin tiempo.
Dime,
ahora que sentado al borde de las aguas
veo pasar la sombra que me lleva, dime,
¿se irá con ella tu indeleble memoria?
48
ENTRA la tarde entera en la quietud.
El cuerpo yace en la profundidad oscura de sí mismo.
Y anida o nace un águila
en la boca secreta de tu sexo.
(Coronación)
49
ME pedís que explique las razones del fracaso o del éxito.
La canción del pescador se sumerge en las aguas.
50
DETRÁS de la biblioteca de la escuela
aparecían en otoño flores amarillas
cuyo nombre aún ignoro.
51
LA puerta abre la casa hacia su adentro
donde no estás.
Vacío.
Late
el corazón muy tenue, solo.
Todavía.
52
LA memoria nos abre luminosos
corredores de sombra.
El rayo de tiniebla.
53
SÓLO queda la fábula.
Tiempo.
No podemos morir.
Y yo
me acordaré de ti y de otro canto.
(Fábula)
54
TODO parecería ahora
llevarte a la extinción.
Abandonado
de la sola palabra que tal vez aún podría
levantarme hacia ti.
No estás.
No está
la tu sola palabra.
Un ave cae
del centro mismo de su vuelo.
El agua
del manantial, impura, ciega
los pozos de la sed.
En esta noche
no busques luz ni abrigo,
no busques lealtad
ni amor.
Estás sentado
enfrente de ti mismo y ni siquiera
puedes mirarte con piedad.
(Ni siquiera)
55
CAMINABAS despacio.
(La certeza)
56
LOS caballos, los oros, la redonda
plenitud de las cúpulas,
los arcos, la andadura
vertical de las líneas que levanta
la luz nacida de la piedra.
Entraña.
Forma.
Ha caído la noche.
Todo
parece ahora disolverse
en su propio interior.
Muy lenta
se desgrana la música.
Diríase
que se escucha muy cerca.
¿Dónde?
Tú sabes que la oyes
cuando estás ya del otro lado
de tu propio existir.
57
ALGUIEN me dice
que un hombre joven viene
de tiempo en tiempo a visitar tu tumba.
Interrogado, dijo
ser un amigo de tus familiares.
(El visitante)
58
SE va poniendo grande
y redonda, carnal, la luna.
Ven, reaparece.
Celeste acude o vuelve.
Jamás te ocultes, duradera, danos
la paz.
59
TU imagen melancólica
en el cristal tan tenue
borrada por la lluvia
es la imagen de un niño
que aún se asoma a su adentro
buscando a tientas la quebrada imagen
de lo que quiso ser.
(Retorno)
60
EL hombre se escabulle. Queda una huella de presencia humana. Recuerdos
de acontecimientos ya lejanos. Rastros. Seguir el rastro que se va
deshaciendo. Deshacimiento. Rastro. Como el caracol va dejando tras de sí
una huella de baba.
61
AMIGOS,
para que sea el sacrificio inextinguible,
ofreced a Esculapio,
serenos, melancólicos,
el gallo de la aurora no naciente.
(El gallo)
62
SI cortamos el tronco del cerezo
no hallaremos las flores en él:
la primavera sola tiene
la semilla del florecer.
63
EL amarillo, el verde, el encendido
rojo sólo para morir
bajo el tendido velo del otoño.
¿Llorar?
Lloradme nunca.
Me he perdido
con el aire en las bóvedas tan bajas
de un cielo que, piadoso, me disuelve.
64
Para Bernard Nöel
(Memoria)
65
CIUDAD del sur anegada en la lluvia.
Ángeles de tristeza
descienden los telones.
Nadie.
La nada.
Súbito en la sombra
el recuerdo encendido de tus senos.
(Anónimo, versión)
66
TU súbita presencia.
(Presencia)
67
LA agonía, la muerte, el pavo,
vocea el vendedor de lotería.
(Valleinclanesca)
68
LA verdinegra
ascensión amarilla de la piedra
sobre el fondo oscuro, solitario, del aire.
La lenta piedra va
escondiéndose en sombra
por sus entrañas mismas engendrada.
(Obradoiro)
69
ESTABAS desleída en la dulzura
de los secretos jugos de tu cuerpo
y te llevaba el agua
como a una larga cabellera verde
engendrada en los limos
obstinados del fondo.
70
Y todas las cosas para llegar a ser se miran en el vacío espejo de su nada.
(Espacio)
71
Para Antonio, en memoria, 1997
Y ahora el día
de atenuada luz como tímida noche
apaga lentamente mi mirada.
La sombra.
Otra vez en su seno somos uno.
(Hic locus)
72
Los sentidos saltan sobre
los pensamientos.
Eckhart
ESTÁS
en tu luz no visible, no engendrado,
único, el único.
Se posa tu mirada
en la ausencia de ti o en la no descifrable
irrupción de tu forma en tu vacío.
(La nada)
73
TEMPLO de la cima, la noche:
la mano alzada acaricia la estrella.
¡Pero cuidado!
Bajad la voz.
(Versión de Li Po)
74
PERDÓN, la luna,
para toda la especie
engendrada en tus ciclos más secretos.
Desciende, engendradora
de una especie infeliz que nunca
alcanzará su reino.
(El sacrificio)
75
II
(Llanto)
76
Y III
VIENES.
No estás.
Desapareces.
{Luna)
77
TODO está roto, mutilado, mudo,
caído a ciegas
desde un cielo sombrío.
Nada
me alumbra en esta hora.
{Vacío)
78
A Juan Goytisolo
(Deshacimiento)
79
EL verde lentamente iba del rojo al amarillo.
Quietud.
Por el camino que atraviesa el bosque
una silueta apenas se dibuja.
Caer.
Desvanecerse,
para nunca morir,
en las entrañas hondas de este sueño.
(Octubre, 1997)
80
ESTA acidez me es grata al corazón
si no estuviera a punto de expirar.
Llama a mi puerta.
Dime
quién eres tú que ahora llegas
cuando todo parece terminar.
Amiga, vuelve
a la vida, tú que puedes aún.
(Figura)
81
AHORA no tienes, corazón, el vuelo
que te llevaba a las más altas cumbres.
(El vuelo)
82
SALIR del tiempo.
Suspender el claro
corazón del día.
Ave.
Palabra.
Vuelo en el vacío.
En lo nunca
posible.
Ven, anégame en este largo olvido.
Ya no hay puentes:
Sosténme en el no tiempo,
en la no duración,
en el lugar donde no estoy, no soy, o sólo
en el seno secreto de las aguas.
(Isla)
83
ANIMAL extendido
sobre la duración,
agazapado más allá del tiempo y de los tiempos
o más allá del dios.
Materia.
Madre
del mundo.
Erguido seno blanco
que toca el cielo o que lo engendra
y hace nacer la infinitud.
Apenas
existimos en ella un breve instante.
84
EL recuerdo incendiado
arde como el amor.
Palpita el cielo.
Y lentamente
entro en el seno inmenso
de ti, la nada.
Cuerpo sólo
solar.
(El fuego)
85
INTERMINABLE término al que llego,
donde nada termina,
donde el no ser empieza
interminablemente a ser
pura inminencia.
(Horizonte)
86
LA cabeza ya ha sido abatida por los vientos o por un solo viento, solitario
el viento y violento y triste. No la ha segado, la ha vencido. Se mantiene, sin
embargo, viva; la frente grande, los grandes ojos abiertos, los colores
intensos que encienden la faz de un pájaro no del todo rendido a su inmensa
desgracia, la de no hacer reír y alimentar sin fin el llanto. Huracanado, el
viento ha reducido hasta la horizontal, lo plano, el pensamiento. El cuerpo
duramente lo sostiene. El cuerpo es la sola extensión sin fin del
pensamiento. No hay cuello o no se ve. No hay tallo. No hay tallo que
sostenga esta cabeza dolorosa. El hombro izquierdo de la triste figura,
apenas descubierto bajo la oscura túnica parece cumplir esa función del tallo
ausente. La cabeza se inclina casi en la horizontal hacia el lado derecho. La
capa oscura ocupa en vuelos amplios buena parte del cuadro. Pero no llega a
cubrir ni el rojo intenso del desnudo sexo ni el tronco erecto que sube a un
tiempo blanco y llameante hacia el perfecto ángulo que componen el brazo
y la mano derechos sosteniendo la izquierda que sostiene a su vez a la entera
figura. Manos de dedos y uñas incendiados. Casi en ángulo recto, las líneas
de las manos y los dedos son el centro del cuadro. ¿El centro del pensar?
Ardiéramos con ellos en lo nunca extinguible.
87
ME cruzas, muerte, con tu enorme manto
de enredaderas amarillas.
Me miras fijamente.
Desde antiguo
me conoces y yo a ti.
88
NOS baja la guitarra
al fondo del adentro.
Fondo
en donde vibra el fondo.
El llanto.
El fondo.
(Fondo)
89
CUANDO te veo así, mi cuerpo, tan caído
por todos los rincones más oscuros
del alma, en ti me miro,
igual que en un espejo de infinitas imágenes,
sin acertar cuál de entre ellas
somos más tú y yo que las restantes.
Morir.
Tal vez morir no sea más que esto,
volver suavemente, cuerpo,
el perfil de tu rostro en los espejos
hacia el lado más puro de la sombra.
(Espejo)
90
Y todos los poemas que he escrito
vuelven a mí nocturnos.
Me revelan
sus más turbios secretos.
Me conducen
por lentos corredores
de lenta sombra hacia qué reino oscuro
por nadie conocido
y cuando ya no puedo
volver, me dan la clave del enigma
en la pregunta misma sin respuesta
que hace nacer la luz de mis pupilas ciegas.
(Centro)
91
VACÍO.
No tener,
no sentir el calor de tu cuerpo.
92
ESTE tiempo vacío, blanco, extenso,
su lenta progresión hacia la sombra.
No se oye la voz.
No canta.
Ni engendra una figura otra figura.
Ni vuela un pájaro.
Se esconde
en los. oscuros pliegues de la noche.
No viene a mí la luz como solía.
No me despierta a más ventura el aire
para solo seguir su largo vuelo.
No hay antes ni después.
Andamos para nunca llegar,
oh nunca, adonde.
Me detengo.
Efímera
construyo mi morada.
Trazo un gran círculo en la arena
de este desierto o tiempo donde espero
y todo se detiene y yo soy sólo
el punto o centro no visible o tenue
que un leve viento arrastraría.
{Tiempo)
93
Y tu ardías incendiado,
solo en la infinitud del universo
y sus innumerables mundos,
víctima de jueces
tributarios de sombra
y sombra
y sombra
hasta nosotros.
Sombra.
Pero tú aún ardes luminoso.
94
CIMA del canto.
El ruiseñor y tú
ya sois lo mismo.
(Anónimo: versión)
95
Edición al cuidado de Nicanor Vélez
Diseño: Winfried Báhrle
Producción: Susanne Werthwein
96