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Reducciones, misiones y fuertes

Las reducciones cristianas al igual q las misiones, fueron comunidades indígenas fundadas por los
jesuitas. Esta fue una forma de colonización pero a diferencia de los anteriores, eran sin violencia,
ni muertes.

El propósito de los jesuitas era evangelizar a los aborígenes, enseñarles a trabajar la tierra , tareas
manuales, los jesuitas deseaban apartar a los aborígenes de todo contacto con los españoles ,
aunque nunca pudieron evitarlo.

Las misiones debían servir como correctores de los abusos de los encomenderos, los jesuitas
oponen las misiones a las encomiendas, como dos formas antitéticas de concebir la colonización.

Las reducciones debían posibilitar el establecimiento de un nuevo orden social y cristiano,


conscientemente marginado de las tendencias dominantes.

Algunos como los mocovíes ingresaron a las reducciones, pero indígenas como los chiriguanos o
los pampeanos se resistieron, incluso para éstos últimos hubiese sido una humillación dejar la caza
para dedicarse a la agricultura.

Según el autor, para el siglo XVIII, las misiones jesuitas del Paraguay seguían el siguiente modelo
de organización. “Todos los pueblos se fundaban siguiendo criterios arquitectónicos similares, que
se apartaban sustancialmente de la clásica cuadrícula colonial

Normalmente, había dos jesuitas en cada uno de los pueblos, que fácilmente podía alcanzar los
5.000 habitantes. Un ordenamiento tan absoluto de las actividades públicas y privadas solo podía
conseguirse mediante un alto grado de consenso, que se había alcanzado gracias a la combinación
de tres elementos:* mantenimiento de la estructura de caciques, una ritualización religiosa que
impregnaban todas las tareas, y una organización económica en la que primaban los aspectos
comunitarios sobre los individuales.

Culturalmente, los avances fueron llamativos. Existían escuelas para enseñar a leer, escribir y
algunos rudimentos de contabilidad. Además, escuelas de canto, danza y música.

Por otro lado, en el siglo XVIII se instalaron los fuertes o fortines, en un semicírculo que operó
como un muro de contención contra los invasores. Sus muros y paredes estaban edificados de
barro, la vida allí pasaba por largos periodos de inacción militar. Este semicírculo defensivo era
servido por los blandengues, milicianos mal pagados que defendían su propia tierra. Esta débil
estructura de barro y paja, defendida con armas anticuadas, fue la que estableció poco a poco la
paz en la campaña bonaerense.

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