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NOTAS

ESPIRITU SANTO

Nota bibliográfica Por XABIER PIKAZA

Sobre el Espíritu Santo se empieza a escribir en estos años con cierta frecuen-
cia y precisión, aunque el tema no se encuentra todavía maduro, a nuestro juicio.
Las dificultades que encontramos son diversas. Unas, de tipo antropológico: es
preciso fijar la realidad del hombre como •espíritu» para explicitar Jo que supone
el Espíritu de Dios. Otras, de tipo eclesial: el Espíritu define el sentido de la Iglesia
en su carácter de misterio y en sus rasgos de unidad, libertad y autoridad; por eso,
el tema incide en la estructura de las comunidades cristianas, cosa que hace difícil
el tratarlo neutralmente. Además, hay grandes dificultades de tipo dogmático: se
trata de fijar la personalidad del Espíritu en vertiente trinitaria y cristológica, y
parece que aún no se ha logrado un acuerdo en este campo.
A pesar de todas esas dificultades, la bibliografía sobre el tema resulta relativa-
mente extensa, como lo mostramos ya en 1977, en un trabajo realizado en colabo-
ración con J. R. GARCÍA-MURGA, M. M. GARIJO-GÜEMBE, A. HAMMAN y L.
G. E. jOOS. Desde entonces los estudios sobre el tema han aumentado en forma
considerable, aunque en sentido estricto no podemos hablar todavía de un boom
pneumatológico, al menos a nivel de teología. Son millares los folletos que circu-
lan sobre temas de renovación carismática. Son pocos los libros y trabajos que se
centran de manera sistemática, científico y creadora sobre el tema del Espíritu.
La situación se puede iluminar si comparamos el tema con la cristología. Pien-
so que actualmente existen más de veinte libros de cristología estricta, escritos
desde perspectivas diferentes, pero igualmente científi!;'.as. Pues bien, podemos afir-
mar que aún no existe ninguna pneumatología digna de ese nombre. Hay libros
que tratan del Espíritu Santo a diferentes niveles, pero todos son ocasionales; no
hay ninguno que presente el tema de manera completa y unitaria.
¿A qué se debe esa penuria pneumatológica? Quizá, a la misma dificultad del
tema. El Espíritu aparece en la Escritura y en la vida de la Iglesia como una reali-

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dad abierta, multiforma, difícil de encerrarse en unos cuaces racionales, como sabe
toda la tradición cristina. En la línea de esa tradición, sin recrearla en nuestro
tiempo, se sitúa el libro de A. Royo MARÍN. sALvADoR VERGES ha hecho el
laudable esfuerzo de unificar, visión de conjunto, la doctrina pneumatológica
-en
de la Iglesia; pero tampoco ha llegado a recrearla de manera conveniente.

En línea de mayor actualidad se han situado tres trabajos de tipo general, que ci-
t¿remos aquí de una manera introductoria. El primero es de O. GONZÁLEZ DE
CARDEDAL, que, elaborando su cristología, ha sentido la necesidad de introducir
un denso esquema de pneumatología donde se recogen y recrean problemas históri-
cos, ecuménicos y teolégicos. El segundo es de M. M. GARIJO-GüEMBE, que ha co-
mentado la fe en el Espíritu Santo desde una perspectiva parística y ecuménica. El
tercero es de F. X. DURWELL, que resume, en clave condensada, dialogal y casi vi-
vencial los grandes temas de la tradición pneumatológica de la Iglesia.
En plano má extenso, de colaboración tcológica, contamos en castellano con
dos obras muy significativas, escritas ambas hace más de diez años. [¿ primera es el
número homenaie quc Concilium dedicó a E. Schillebeeckx en 974, con trabajos |
de RAHNER y CONGAR, de KASPER y de KüNG, etc., donde se recogen y s€ tratan
los diversos aspectos antropológicos, eclesiales y teológicos del Espíritu Santo. La
segunda es la Semana lX de Esttdios Trinitaios, donde A. SALAS, F. DE LA CALLE,
HAMMAN, MÜHLEN y otros han expuesto varios temas de pneumatología en cla-
ve bíblica, histórica y teológica.

Estos trabaios nos pueden servir como introducción general a una temática que
ahora estudiaremos de manera detallada. Hemos querido citar sólo la bibliografía en
lengua castellana, aun a sabiendas de la limitación que ello supone. Nos hemos cen-
trado en siete temas, que juzgamos representativos; preferimos presentarlos de ma-
nera global, citando al fin de cada uno la bibliografía introducida en cada caso. Así
lo hacemos ya en esta introducción:

X. PrKAzA, A. HeuuaN, J. R. GARcÍA-MuRc& M. M. GARTJo-GüEMBE y A. G. E.


Joos: "Bibliografía trinitaria", Esr. Trin., 11,,1977, págs. 131-522.
A. Royo ManÍN: E/ graz desconocido. El Etpíritu Santo y sls dozes, BAC, Ma-
&id,1972.
S. VrncÉs: lmagen del Espíritu de Jestk. Pqsona y comunidad de arzor, Sec. Trini-
tario, Salamanca, 197.
O. GoNzúEz oE C.tto¡o,tL: .CristologÍa y Pneumatología", en lesús de Naza¡et.
Aproximación a la cristología, BAC, Madrid, 1975, prágs.555-580.
M. M. Gan¡o-GüruBr: uCreo en el Espíritu Santo,, en va¡icr,: El crcdo de los cis-
fiazos, Narcea Ed,, Madrid, 7982, págs. 107-721.
F. X. DunwpI-r: El Espíitu Satto en h lglesia, Sígueme, SalamancqlgS6.
Con¿ilium:.[a experiencia del Espíritu. Homenaje a E. Schillebeeckx", Cristian-
dad, Madrid, 1974.

430 ESPIRITU SANTO


'Iri-
snM.cN.{S O¡ ESTUOTOS TnrN¡T.rnlo s: El Espíritu santo ayer y hoy' secretariado
nitario, Salamanca, 1974.

L, ANTROPOLOGIA. EL PROBLEMA RELIGIOSO

El tema del Espíritu se debe plantear, antes 9u: nada' en plano antropológico'
AsÍ lo he señalado en un trabaio precedenie, dondi he querido:i
rg_! pneumatolo-
d"l rnod..no pánsamiento.fiJgt9fl:o, Partiendo de Hegel' de Marx
;;;;;i;te*io
] á. Ni"rrit"; pienso que en el fondo del idealismo, materialismo y vitalismo
subyace una Pregunta por el "espíritu' (de Dios y de los
hombres) que no podemos
olvidar.
Lógicamente,losgrandesteólogosmodernosplanteaneltemadelEspírituenni.
ser que se halla abierto a la
,el antiopológi.o,.-pián trat;do del hombri como
táscendente, desbordándose a sí mismo en dimensión de infinitud y
";;;r'*"á"
s.ácia. f' esta perspectiva pienso que §e entienden los autores
que ahora cito' K'
pneumatológica: el hombre es
fioiiÑr*'.1"ü.;;;;;.r;ro "uqoi*" de apertura a la escucha de
.;;;i;il; .rl" -"¿id"." q*,. trasciende a sí mismo, poniéndose
la palabra. H. U. VON BALIHAaAR subraya el caráctei ái¡ogal de esa apertura; el
hombre es «espíritu» a manera de esposa que recik el don de amor y puede respon-
trans-
á.i, con Dios ur,a relaiiót di fecundidad y encuentro. Desde un
"ro¡i..i.'"do
iorrio pro,"r,*te, W. p,tÑENfERG insiste en la apertura antropológica, ligada al
;;;.;;;.;rtico, de t" riáq el hombre es espíritu in la medida en que' superando

t" ¿ii.nriO' de totalidad ."ir"¿" de la mentel desborda todo lo dado y se desborda


riiir.o, pudiendo así acoger la manifestación divina en su existencia. Finalmen-
"i.l p. ñiircr¡ i" tig"a" la exieriencia del espíritu a la misma profundidad del hom-
;;il;;;;;;"." iiy ¿"*"Ére, en el fondo de sí mismo, una dimen§ión de gratui-
dad y plinitud que le enraíza y sostiene en la existencia'
lo se
Como puede verse' a este nivel el misterio del Espíritu se liEa a 1ue
En un determinado plano el¡odría
hom-
llamar oconstitución trascendental, del hombre.
u,.*a.t""porsímismocomoseryarealizado,clausurado.Peroalmismotiempo
le
;i h;;b;; r'desborda, es más de lo que tiene y puede por sí-mismo'.A ese.nivel
divino' Así
Espíritu
áefinimos como «espfritu», porque de algun modo participa del
que se en-
lo han señalado expresamente RAHNER y PANNENBERG en dos trabalos
d! HslrueNN y H. MÜHLEN sobre ex-
;;;r; incluidos en la obra coletiva C.
periencia y teología del Espíritu.
La teología existencial interpretaba la cristología como antroPología',Deiando
consti-
¿" f"¿". aquella interpretación, podemos afirmar que la antroPología
"fr.r"
*r. .l r"n¿"-ento 1o lenguale) dorráá se podrá expresar la pneumatología. sólo en
;ñi¿;il;irii, ¿.¡ r'áñ¡.. .o"o.emoi el Espírñu de Dios. Así lo indican, implí-
Jás ant.opólogos de lengua castellana: El primero' J' L' RuIz
DE LA
;i;;;;;
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431
PEÑA, ha utilizado un lenguaje más filosofico y s€ ocupa del oalma, como realidad
frontal del hombre, que le capacita para trascenderse a sí mismo, abriéndose a la res-
t,rn,abilidad definitiva, al encuentro con Dios, superando la muerte. En un nivel
más teólogico se mueve L. F. LADARIA cuando hace culminar toda la anropología
en clave pneumatológica vinculados a Cristo podemos superar el tipo de existencia
que nos cierra dentro de nosotros mismos, alcanzando así la salvación, que es gracia
(presencia del Espíritu) cn forma de vinculación comunitaria.

Pienso que, lamentablemente, esta dimensión pneumatológica del hombre no ha


sido elaborada de manera sistemática y precisa en la nueva teología, a pesar de los
intentos arriba mencionados. Nos movemos todavía en un nivel raciondista donde
el hombre se concibc, sobre todo, como entendimiento. Utilizamos una lógica de
tipo posesivo centrada en el dominio de las cosas y en la forma de entender al hom-
bre como sujeto autoconsciente que permanece básicamente encerrado en sí mismo.
En esa línea se puede elaborar, quizá, una cristología, pero nunca, una pneumatolo-
gía, como H. MüHLEN ha indicado con gran fueru .

Pa¡a situar el tema del Espíritu es preciso que asumamos una nueva comprensión
del hombre en la que importen, ante tdo, los aspectos de su libertad, su tianscen-
dencia, su ape¡nua hacia los otros, Pienso que es áquí donde se juega, en gran medi-
da, el futuro de la fe y la misma teología. Estamos acosados por toáo tipJ de antro-
pologías antihumanistas, que destruyen al hombre y le reducen a un mámcnto de la
gran dialéctica, a elcmento pasaiero de un proceso o estructura dominante. pues
bien, en contra de eso, la visión del hombre iomo «espíriru" supone que asumimos
su valor individual, su trascendencia, su unión comunita¡ia.
eueda por delante una
gtT !"tf que' en los países de lengua castellana, puede quedar facilitada por los
anlisis filosóficos de X. ZuBIRr, a quien h¿llamos cérca de áste planteamiento.

X. Prcrze: El Espíritu Santo y lesús,S«.. Triniario, Salamanca, 1992, págs. 31-39.


K. RexNrn: Es?íritt an el muttdo, Herder, Barcelona,7963; Oyettc dc h pahba,
Herder, Barcelona 1967.
H. U. voN BlLrn,lsAn: Ensayos teológicos,I-Il, Cristiandad, Madrid, l9&4; plnt_
tos centr¿les de la /e, BAC, Madrid,798S,págs.237-282.

W. PexNrv¡¡nc: El bomb¡e como problema, Hcrder, Barcelona, lg16; Altropolo-


gía en percpectiua teológica, Madrid, 1987.
P. T¡rLrcn: Tnlogía sisternáticd. Ill. Ld uida y el Espílrita Sígr:cmg Salamancq
1984.
C. Huruer.u y H. MüHLEN: We¡iencia y tcología del Es?íritu Sarr o, Sec. Trini-
tario, Salamanca, 1978.

J. L. Rurz or r-e Ppñe: L¿s nuevas anttopologías. lJ¡ rdo a la teotogí¿, Sal Terrae,
Santander, 7983;Tnlogía de h oeación, Sal Tcrrae, Sanandcr, t9g6
L. F. Leoenn: Antopología tcológka, Univ. Comillas, Madrid, l9g3; .Humani-
dad de Cristo y don del Esplritu, , Est. kl., Sl, 1976, págs. 321-345i .Cristolo-
gía del Logos y cristología del Espíritu,, Greg.,6l, 19CO, p,ágs. 353-360.

432 ESPIRITU SANTO


H. MüHLEN: .El conccpto dc Dio. Un nrrcvo punto de Partida Pneumatológico-
trinit¿rio en el es¡¡dio sobre Dios,, en va¡ios: Trhidad, émito o misterio?,k'
Trinitario, Sdamanca, 7973, pág;s. 153-179.
X. Zu¡rnr: El bombre y Dios, Aliaraa, Madrid, 19841 Sobrc el hombrc, Alianza,
Madrid, 1986.

2. REVELACION BIBLICA

El Espíritu no es sólo la profundidad dcl homlre; e§ también la automanifesta-


á. éior, en plano de aiertura general a los hombres y también de revelación
"iOn
estricta, tal como se exPre§a en la Escritura y culmina en Jesucristo'
EnelAntiguoTestafierrtoelEspírituSantoaparececomoPresenciapersonal
como
de Dios, no como persona en un se;tido pleno. En el principio se^desvela
rwth que sosti;ne y vitdiza el mundo. Sólo en un in-
realidad cósmico-divina,6
,.nro o.o.oo de profundizaciOn y de experiencia histórica e* ruab' Espíritu' se
princi-
;;;;; ;;;;ta, .omo tuerza creádora del Dios trascendente (Gnesis, 1),
ilá.pr.;.ión y vida de profetas y liberadores, y, finalmente' como presencia
;;
'es.atológica y traniformadorá de Dior en el tiempo mesiánico. Pienso que no es
;;;'h; lf ñ oi.i" .obr. el temaen castellano. Entre las obras más sigrrificativas,
de ias dos teologías de corte clásico de P' VAN IMSCHOOT y de M' GAR-
óie conogno, citamoi los trabalos de ALBERTZ, Auzou, GoNzÁLM' M6RK'
"¿"*at
NEHER y VOLFF.
y se expli-
En el N¡¿r¡o TestDfiento el sentido del Fspíritu se viene a concretar
que se ha reali-
.it"á áo, gr*do líneas. Se vive, por un ladó, en la certeza de y.a

,"J", ," fr"-.rmplido, el tiempo eratológico; por eso, el Espíritu de Dios se ha


caris-
á"r*."¿. desdÉ el cíelo y llena a los creyentes, en un tipo de experiencia Espíritu se en-
i7ti"" p.ofu"da y transformadora. Por otra p¡¡rte, la presencia del
.""iir"'tig"a" aJlucristo, que es mesías, es decir, "ungido», aquel que tiene el Es-
oíritu v lJouede recal"r rür creyentes. Esto es lo que han mostrado tres trabaios
á;;;á;";;;;J?; " vinculado el sentido dLl espirltu en el Antiguo v el
han
Nr"r" fo.á*to, áesacando la novedad cristiana: JOSÉ DE GOITIA ha mostra-
ili"; ñ;;;s má tmlógicos del tema; M. A. C.HEVALLIER compara el mensaie
áe Jesús con el tr¿sfondo ¡udío .n el que emerge;
findmente, E. SCHWEZER' reasu-
de con-
ffi;á;.* r;abajos en el Kinel (TWñ4, ha ofrecido una precios¡r visió¡rEstos son'
perspectiva actual.
ñ;; *5;. el sentido bíblico del Espíritu, desde una
r,rorro juicio, los estudios Principales sobre el tema'
" sitúan en ni-
sobre este mismo tema debemos recordar otros trabaios. unos sc
presentando el scntido del Espíritu a un círculo más extenso de
vel de divulgación,
en cl pro-
lectores, coáo hacen RAMSEY, PIKAZA y REY. Otros han profundizado
o vivenciales del.Espíri-
Ll";;á;**do los matices antropológicos, teológicos
;; .";" B,LTMANN, S.HELKLE y lor ártoro de la VI Semana de Estt¿,os Tri-

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t itdtios. Otros, finalmente, han destacado el aspecto más teológico del tema; así,
M. GARCÍA CORDERO condensa los datos del Nuevo Testamento sobre el Espíri-
tu Santo en una clave escolástica clásica, y WAIN"VRIGHT los sitúa en el ámbito
de la confesión trinitari¿ de la Iglesia.
Dentro de este campo tienen importancia especial los trabajos que destacan la
relación entre el Espíritu Santo y lesús, en un esfuerzo por ampliar la cristología,
abriéndola a su dimensión pneumatológica. Sobre ese tema siguen siendo funda-
mentales los trabajos de SCHIERSE y de MÜHLEN, ambos publicados en el MS; el
primero es de carácter más bíblico; el segundo, más dogrnático. Ambos abren un
camino de fecunda investigación teológica. De todas formas, el libro clave sobre el
tema es el I. D. G, Dunn, que presenta una "cristología pneumatológica" escrita en
clave de experiencia carismática; es un libro que aún no ha sido superado, ni si-
quiera bien asimilado en los ambientes teológicos, muy centrados todavía en pro-
blemas de carácter marginal. Finalmente, se puede situar en ese plano el libro de
G. BARTH sobre el bautismo, ligado internamente a la experiencia de Jesús y del
Espíritu; es también una obra clave.
El Espíritu Santo ocupa un lugar importante en los sinópticos y el libro de los
Hechos, como muestran las obras ya citadas de GOITIA, CHEVALLIER, SCH§VEI-
ZER y DUNN. A ella se añade el libro fundamental de BARRET, que, con gran
rigor crítico y finura teológica, explicita los aspectos pneumatológicos de la tradi-
ción sobre Jesris. Sobre el Espíritu Santo en los Evangelios de la infancia tratare-
mos al habla¡ de María, en el nivel de reflexión teológica. Sobre el misterio de
Pentecostés no existe todavía, que yo sepa, una obra exegético-teológica importan-
te. Por eso debemos contentarnos con los trabaios buenos más limitados de J.
KREMER, resumen diwlgativo de su gran obra sobre Pentecostés, y de MÍNGutz,
que analiza el tema en clave semiótica,

Sobre el Espíritu en San Pablo, además de las obras generales ya citadas de


GOITIA, SCHVEIZER y DUNN, podemos presentar algunos nuevos trabajos de ca-
rácter exegético, remitiendo a la bibliografía que ya he publicado sobre el tema. L.
CERFAUX ha destacado el aspecto escatológico y dogrnático del Espíritu de Dios,
tal como acüia en los creyentes. O. KNOCH ha insistido en la experiencia pneumá-
tica de Pablo y de sus comunidades, en la línea de cumplimiento escatológico. F.
DE LA CALLE ha presentado como novedad de Pablo el hecho de haber identifica-
do el Espíritu de Dios a que aludía el Antiguo Testamento con el Espíritu de Cris-
to. Finalmente, PUJANA y PUZO relacionan el Espíritu de Pablo con la vida de los
cristianos.
También he presentado una bibliografía relativamente extensa sobre el tema
del Espíritu Santo en luan, fijándo* especialmente en el misterio del Paráclito.
Ahora recojo algunos de los trabajos allí indicados e introduzco otros nuevos. So-
bre el Espíritu Santo en general sigue siendo importante un pequeño trabaio de
SCHLIER, de fina sensibilidad hermenéutica. En perspectiva histórico-teológica
nos sirúa DODD, con un estudio de gran profundidad. Finalmente, F. PORSCH, re-
sumiendo elementos de un libro más científico, presenta una visión general del Fs-
píritu en SanJuan, comentando todos los pasaies en los que aparece.

434 ESPIRITU SANTO


Especial mención merece el tema del Paráclito, repetidament€ analizado. M.
MINdUÉS, en una extensa obra escrita en castellano, afirma que el Paráclito no es
fruto de especulaciones extracristianas, sino resultado de la experiencia de los tes-
tigos de Jeiús, amenazados por el mundo, pero defendidos por el Espíritu de Cris-
to] en medio de la persecuiión. I. DE LA POTTERIE ha reasumido los textos del
Paráclito en clave de síntesis exegético-teológica. En esa línea se mueve R. E.
BROWN, que interpreta el Paráclito como sustituto-presencia de Jesris; es la pre-
sencia escatológica del Hilo de Dios entre los hombres. En una PersPectiva algo
distinta se sitúan los autores que buscan un origen precristiano al tema del Parácli-
ro: BORNKAMM lo relaciona con el Hijo del Hombre esperado por la apocalíptica
judía; SCIINACKENBURG supone que su origen nos resulta todavía desconocido,
aunque sabemos que los cristianos han unido al Paráclito con el Espíritu Santo y
lo hán relacionadó con Jesris, reinterpretando así la experiencia escatológica de la
Iglesia.

Sobre el Espíritu, en el Apocalipsis de luan no existía, que sepamos, ningún


trabajo significativo. F. CONTRERAS ha venido a llenar esa laguna, escribiendo un
libro que-será fundamental no sólo en el mundo de lengua castellana, sino en todo
el campo de la exégesis del Nuevo Testamento. Se trata de una tesis doctoral, es-
crita cán nitidez y il"rid"d, donde se analizan los veinticuatro textos pneumatoló-
gicos del Apocalipsis, fundamentales no sólo para la comprensión de la Iglesia pri-
mitiva, sino también para la elaboración teológica del Nuevo Testamento'

¿) Antiguo Tcstamento

P. VAN IMscHoot Teología del AT,Fax, Madrid, 1969,págs.234-253-


M. GencÍa C.z Teología de la Biblia. l: Aatigtto Testatileflto, BAC, Madrid'
1970, pags. 40541.'1.y 430466.
R. A. Amrnrz y C. Wmrpnu¡NN: .Ruah», en E. JINNI y C. WesrrnnaNN: Dic-
cion¿¡io teológico m¿nual del Aa Cristiandad, Madrid, 1985, II' práginas
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G. Auzou: La luetza del Espíritu. Estudio del libto de los lueces' Fax, Ma-
drid, 1968, págs. 7 4-128.

A Go¡,¡2fu-rz: Profetismo y sacerdocio, Casa de la Biblia, Madrid, 1969' pág;nes


173-190 y 208-308.
w. Monr: Sentido bíblico del hombre, Ma¡ova, Madrid' 1970.
A. Nrupn: l,a esencia delprofetismo, Sígueme, Salamanca, 1975,pág;s.77-93.
H. W. Worrr: Antropología del AT,Sígaeme' Salamanca, 1975,pá9s.53-73'

b) Nucvo Tcstamento. Obras generalcs:

J. de Gotrn: La fuaza del Espíritu. P¡euma-Dyamis, Univ. Deusto, Bilbao,


7974.

XABIER PIKAZA 435


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E. Scnvrz¿n: El Espíritu §arto, Sígueme, Salamanca, 1984.


M. Reusuy: El Espíritu Santo. Estúio bíblico, k. Trinitario, Salamanca, 1979.
X. Px.tzr: L¿s dime¡siones de Dios, Síguemc, Salamanca, 1973, páq;. 245-n0.
B. REv: Los orígencs de h fe en la Tntidad, Sec. Trinitario, Sdamancq 1983.
R. BurrutaNN: Teología del NT, Sígueme, Salamancg 1981, págs. 2M-217 y
391-401.
K. H. Scnexle: Teología del NT,ll, Herder, Barcelona 1977,págs.339-X2.
X. PrKAzA, A. RóorNas, D. Mou-er y S. CrrruaM: La Tinid¿d e¡ b Biblia,k.
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J. D. G. DUNN: /esris y el Es?íritu. Un esudio de la er?éricrr¿ia religiosa y caris-
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G. Benrn: El Bautismo en el tiempo del cristi¿¡ismo ptimitiw, Sígueme, Sala-
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d) Sinopticos y Hcchos

C. K. B¡nn¿r: El Espílitu Santo et la tradkión §nó?tica, Sec. Trinitario, Sala-


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J. KREMER: Pettecostés, expdien it del Espíitu, Sa. Trinitario, Salamanca,


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D. MÍNcuez: *Pentecoetés. Ensayo de Semiótica na¡rativa en Hech. 2", AnBib.,
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e) Pablo

X. PIx¡ze: "Bibliogafía trinitaria del NT, ESt. Ti¡t., L7, lm, páry§. 223-238.
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436 ESPIRITU SANTO


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G. BonNxrr¿tr¡: .El Paráclito en el Evangelio de Juan', en Estdios sobrc el NT,
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F. CoNTRERAS MouN¡: EI Espíritu en el lib¡o del Apocalipsis, Sec. Trinitario, Sa-


lamanca,1987.

3. TRADICION PATRISTICA

Sigrrificativamente, la bibliografía sobri el Espíriru Santo resulta numerosa y


densa-en relación con los primeios siglos de la vida de la lglesia. Los P¿dres üven
inmersos en la novedad del fspfritu de Cristo y reflexionan sobre ella. Una vEz
que la Iglesia se encuentra ya consrituida, la experiencia del Espíritu parece-quedar
* or, .rt,rrrdo plano o, po; lo menos, no se expresa con la misma densidad teoló-

XABIER PIKAZA 437


gica; otros temas de carácter lurídico, eclesial y mariológico ocupan el lugar que
antes se hallaba reservado al Espíritu. por otra parte, al á.no, .n la Iglesia occi-
dental, la visión del Dios-uno va ocupando el
irimer plano, de tal fofma que el
lsníriry' como persona trinitaria, queda relegado al nivtl de una experiencia inte-
rior difícilmente formulable en clavi de teología.
En primer lugar, el tcma del
es
. $níritu santo interesa como obieto de fe. por eso
logico que abunde la bibliografía sobre los caminos que conducen al concilio de
constantinopla I (año 381) y a su definición pr.u-"tológca. En línea de presen-
tación de texros se sitúa s. SABUGAL, que ha dedicado cii cien páginas p..-
sentación del "i"
"creo en el Espíritu santo,; ofrece una selección de ieños patrístico,
interpretándolos después a la luz del magisterio antiguo y moderno. La obra resul-
ta interesante, ar¡nque resulta difícil de valorar, po.[r. no ofrece las mediaciones
hermenéuticas que hubieran sido deseables

. En_ una perspectiva distinta se sitriaJ.N.D.KELLY, quien ha trazado una vi-


sión iluminadora y rigurosa del transfondo histórico-teátogi.o del concilio de
constantinopla y de su credo; su trabajo resulra, por ahoral imprescindible para
aquellos que pretenden conocer la fe de la Igresia sob¡e el i.-á. ¡r, perspectiva
histórica, son también importantes_las de L o. o. u*r,*o'p"rJ.ono-
cer el contexto y las implicaciones de la"po.t"iiorro
ionfesión pneumatológica de la lglesia.
En una dimensión más teológica se mueven otros tres trabajos ya clásicos
sobre
el tema. L. ScHEFFCzyK sitúa la fórmula de fe pneumatológica á t, l* del desa-
rrollo integral de la doctrina trinitaria, en un tra-bajo dens"rñente sistemático. por
su parte' H. DE LUBAC ha interpretado la fe pneumatológica a la luz de la
fe viva
de la Iglesia, resaltando eso que podríamos llamar ra anal"ogía vital del dogrn",
.r,
ese lugar donde se vinculan y fecundan inmanencia de DioJy economía
sal"vadora.
Finalmente, J. L. PRESTIGE, en un libro dedicado a la visión compleia áel
Dios
trinitario, asume la formulación pneumatológica de constantinopü y su influjo
posterior en el ámbito de la comprensión del dogma; no basta el kirigma, ni
tam-
poco el dogma; los grandes Padres de la Iglesia ñan tenido que elaboiar unsa fór-
mulas teológic¿s p¿*a expres¿u unitariamente el sentido del dios trinita¡io.
Por eso, siendo objeto de fe, el Espíritu santo es objeto de reflexión intelectual
en un camino denso de búsquedas y matizaciones. Dos son, a mi entender, las
obras españolas que presentan de una forma general los mo*errtos a. o.-
u,rrqr.-
da. La más valiosa ha sido escrita por c. GR-{ñADO, especialista sobre el tema,
en
un libro que, recogiendo en parte trabajos anteriores, of.... u,," .risión con¡unta
del.sentido del Espíritu en Justino, Ireneo, Tertuliano, Novaciano, orígenes,
ciri-
lo de Jerusalén, Hilario y Ambrosio; además de una introducción a lor"auto.o ..-
tudiados, el libro ofrece una especie. de antologra de textos, de tal forma que puede
servir de introducción al estudio del Espíritu en los padies. En una p.'rrpltir"
más imprecisa se mueven las páginas centrales del libro ya citado ¿. §. vincÉs;
van estudiando los diversos aspectos del Espíritu en los padres Apostólicos,
los
Apologetas, Ireneo, Orígenes, Atanasio, Basiiio, G. Nacianceno, G. Niseno,
Am_
brosio y Agustín; la obra es importante, p..o .orr. el riesgo ¿" or..... o.,
poco generales, en una perspectiva demasiado influenciada-por la dogmática."irilrr.,

438 ESPIRITU SANTO


Sobre el sentido del Espíritu e¡ los P¿dres Pretke¡os han surgido en lengua
castellana una serie de monografías muy valiosas que nos parecen básicas dentro
del panorama teológico actud. Este es uno de los campos donde la investigación
en lengua castellana puede presentarse como más lnfluyente y valiosa. Citaremos,
po. oá.r cronológiio, loslibros que nos parecen primordiales. J. P' MARTÍN se
ha detenido en I Clemente, Ignacio, II Clemente y Justino en un trabajo que se
mueve en plano semántico, literario y dogmático; sitúa su temática en un nivel
comparativo, descubriendo la novedad de la primera pneumatología cristiana res-
pecto a los influjos ambientales; la misma experiencia del Espíritu, combinada con
la afirmación cristológica, está al fondo de la teología cristiana. En un nivel seme-
jante, aunque con mayorcs preocupaciones teológico-dogmáticas, está el libro de
A. MEIS. Partiendo de los mismos autores anteriores (Clemente, Ignacio, Justino),
la autora amplía la panorámica y estudia a Ireneo, Tertuliano e Hipólito, situán-
dolos a la luz de la controversia gnóstica; el libro, escrito con gtan finura crítica,
sitúa el misterio del Espíritu a la luz de la nueva interioridad cristiana y de la con-
fesión de fe de la Iglesia. En este mismo tiempo (siglo II) s€ mueve la obra de A.
ARANDA, más genérica y menos crítica que las dos anteriores; esrudia a Clemente,
Ignacio e Ireneo, para detenerse después en los grandes símbolos transmitidos por
lá patrística (de Hipólito, Gregorio Taumaturgo, Cirilo de Jerusalén, etc.); el libro
resulta valioso por su recopilación de materiales.

Valor excepcional ofrece en el panorama teológico la obra de A. ORBE, que ha


sabido recogeipacientementc los elementos pneumatológicos de la tradición gnós-
tica valentiñiana. Se ha dicho que los gnósticos ofrecen la primera "teología elabo-
¡¿d¿, de la Iglesia. Sea como fuere, el c¿¡5o es que ellos han desarrollado aspectos
nuevos de la pneumatología, planteando cuestiones que la teología y dogma poste-
rior de la Iglesia tendrá que resolver más tarde. Algunas de esas cuestiones'_como
el sentido fámenino del espíritu, su carácter individual o comunitario, su relación
con el cosmos, etc., siguen estando de algun modo abiertas todavía.

Tres autores que podríamos Presentar como discípulos de Orbe han continua-
do y ampliado sui investigaciones aplicándolas a los dos grandes teólogos aleian-
drinos: Ólemente y Orígenes. Sobre Clemente ha escrito LADARIA un libro lleno
de finura teológica; arraigado en Dios y relacionado con Je§ús, el Espíritu,se en-
cuentra vinculaáo de un modo muy estrecho con la vida de los hombres; sólo des-
de una antropología firme puede vencerse el riesgo de disolución gróstica _de Dios
y de la histoiia. Pár su par¿, GARIJO-GÜEMBE, en artículos de hondo análisis crí-
iico, explicita los aspectos clave de la pneumatología de Orígenes; el Espíritu apa-
I ,e.. y" io¡no realidád inserta en el misterio trascendente de Dios, en fofmulas que
las declaraciones dogmáticas posteriores de la Iglesia, Finalmente, en un
"rrrnti"n
trabajo de gran síntesis teológica, RIUS-CAMPS estudia la función del Espíritu San-
to e; h di=vinización del hombre dentro de la teología origeniana; quizá nadie
haya visto con más rigor y precisión los roles del Verbo y del Espíritu en la trans-
formación cristiana. Óulminando de algun modo estos trabaios, el Secretariado
Trinitario de Salamanca ha dedicado wa Sernafla de Estudios Trinitarios al tema

XABIER PIKAZA 439


de la Trinidad en la tradición prenicena, con aportaciones
importantes de HAM-
MAN, QUACQUARELLI, RIUS.CAMPS, etc.

.. A partir de aquí, enla patología postnicena, las aportaciones


en lenqua caste_
"""d. ;g;;;;;üi;.ir]"ñ.rr"."-
llana resultan, quizá menos fundarñenüres,
remos cuatro autorcs. c. GRANADo ha publicado tres
trabaios sobre Ambrosio de
Milán, relacionando el Espíritu con ros profaas, et nautisá y
L. F' LADARIA ha continuado en su línea de invltigació.r, ¡a,i.. iá, ,u p"r..,
bre el Espíritu en Hilario; elros le per-miten replantlar la
córiuarios ,ou4o, *-
cristología
pneumatológica' en una línea que puede resurtar muy
interesana. p""." "rr-r.n¡.r,,.
i.oiogí"
tud. A. TURRADO, entre ot oJ mtichos, ha estudiadá er misterio
áe l" iliri¿"¿ ".- ."
Agustín, filándose de un modo especial en la inhabitació,
la connohcions qye tendrá derués para la teotogía
J;iÁ;;ri;.-§*ro, .o,
d. l" gr;.-i"';i"-riJá" ¿. l"
vida cristiana. Finalmente, s. p. enoi¡¡ez ha ded'icado p"ái*lürar"1".
antropología-pneumatología. de los primcros teórogos
l"
cialmente de Potamio de Lisboa, Gregorio
¿J lfif*ii iiio*a "
d. ¡lri." y e.irái"no;.li*-i'"ro.-
u,
primeros testigos de un problema qu. sigu. üvo todavíá
t..t".rán .i rrpirit,
y Dios, el Espíritu y el cosmos). "itr"
El libro de TURRAD. nos había situado ya en el plano
de la inbabitación tri-
o,p1'"matológica. pienso que después de la patrística no
ri!!!:
rrexlón de tondo sobre el sentiio teológico del Esp?ritu,.o,oo
ha habido una re-
p...o*i.irrl.".i".
Sin embargo,los cristianos.r¡ t* lidry"J" o; h p;;";;".d;iñ_i, * a
alma, en la vida, en la oración y l" rJJ¿"¿iomunitaria ¿e i;;;r.y.n-
"n "r¡Jrr"
I*-ryJ. es un tema que han des¿rrolrado varias senanas de Estdios Tinitarios.
G' PHILIPS ha estudiado el problema.o, gr* Ánura
critica, ocupándose de los
Padres, los escotásricos, los autores postride-ntinos
y los teólogos I"',.¿".
ellos se plantea la relación entre_er h-spíriru
v gruo. p. RñEi "rl"r*, pi*,."a"
li üi"
el tema en san Alberto Magr9. por rü partei
o. EoNze*z DE c. ha dedicado a
este misterio sus dos obras primeras, uia centrada
más de Aquino; ambas ofrecen ricos materialo p*"
en Buenaventur" i"i." * r"-
,o;;;p..u-
la elaboraciói
matología abierta, por un lado, a la temática d.í
un espacio de confesión trinita¡ia. con esto p"."..
il;.;;;;;;;;;J", .,
los estudios pneumatológicos propiamente dichos.
hÁié ..r*¿l Ii."i"* a.
s. ;;;;lr;;;;i"'# t*
r"
Escolástica tradicional, p:i:l del siglo xl{r, d¡f.a.goc9_fug", pa.a ¡e
r--É la r"!¡¡
viveicia
"
creatividad del Espíritu, al menos en pirspectiva
bibliograficl-
y

a) El cspíritu Santo y la coafcsión dc fc

S. Sesuc¡r-: Crdo. La fe de la lglesia_El Símbolo de la


ción, Monte Casino, Zamora, 19g6, págs.7g1_g70. fe: histoia e interptetd_

J. N. D. Kwty: Pimitiws crdos cistianos, Sec. Trinitario, Salamanca, 19g0,


págs.352432.
I. Onrrz »¡ UnsN,{: Nicea y.Constanütoph, Eset, Vitoria, 1969;
Espíritu
ñáo bonstantinopla,, "il
Santo en la teología del siglo rv desde
en SeulNl
"
440
ESPIRITU SANTO
Esr. TRINITARTos: El Concilio de Coflst1ntinopla y el Espíritu Sazto, Sala-
manca, 1983, págs' 7 5-92.
L. Scserrczvx: uFormulación magistcrial e histo¡ia dcl dogma ¡¡i¡i¡¿¡i6", M§ Il,
I, Cristiandad, Madrid, 1969' págs. 182-256-
H. os Lun,qc: La cristiana, Sec. Trinitario, Salamanca, 1987, párgs' 57'134'
fe
J. L. Pn Dios e¡ el per,sdttiento de los Padres, Sec. Trinitario, Salamanca,
rsrce:
1977, págs.245-280.

b) Rcflcxión hísica' Obr¡s gcncrales

C. Gn,rNroo: El Espíritt Sdnto ei l¿ t¡adición pdtisticL, Sígueme, Salamanca,


1987.
S. VEncÉs: Imagen del Espíritu de Jesús, Sec. Trinitario, Salamanca, 1977
'
pá4,ina's

93-222.

c) Padrcs prcnicenos

I. p. M.rnrÍ¡¡: Et wíritu santo et los oríganes d¿l cisti¿nismo. Estudio sobre I


Clemarte, lgn¿cio, ll Cleme¡te y lustino rnártb,l,es, Roma' 1971'
A. Mers: l-a fórmrda de fe *creo en el Espíritu sa¡to, en el siglo n. su lormacióa
y significado, Univ. Católica" Chile' 1980.
A. AnlNol: Estudios de Pneumatología, Eunsa, Pamplona, 1985'

A. Onr¡: .ta Teología del Espíritu Sa¡rto", Estudios Valentinianos, lY, AnGteg'
158, Rom4 1966.
L. F. L,roanI.l: El Espíitu et Cleme¡te Aleiandino, UPCM, Madrid' 1980'

M. M. Glngo-GüEMBE: uVocabulario origeniano sobre el Espíritu divino",


ScVict, li, 1964, págs.320-358; "AsPectos de la pneumatología origeniana"'
ScV¡ci, tl, 1966, págs. 65-86, 173-216 v 297-324, v 17, 1970, págs' 65-93 v
280-320.
de los seres racio-
J. Rrus-Ceurs: "El dinamismo trinitario en la divinización
nales scgi,n Orígenes' , MbAn,188, Roma, 1970.

SrMrN¡,{ Esr. TntNnanlos, MI: La trinidad en la fi¿dkión ptenicena, Salamanca,


7973.

d) Padres posniccoos

C. Gx,tN¡po: "El Espíritu y el Bautista en San Ambrosio de Milán"' Communio'


'1.6,7983, p,ag§. ief-rfí; *El bautismo de Jesus en San Amb¡osio de Milán"'
ntian, ís, rleo, pag§. 339-354; Et Espíritu Santo y los profetds et Sa¡ Am-
brosio de Mün Fac' Tcologica, Granada,1979'
L. F. L,ro¡nl,t: Et Espíitu Santo e¡ San Hilaio de Poiticrs, Eapsa, Madrid 1977;
.Humanidad de Cristo y don del Espíritu", EstE'cl, 51, 1976, págs' 321-A5;

XABIER PIKAZA 441


"Cristología del
Logos y cristología del Fspíritu", Greg,61,1980, páginas
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A. Tunr.aoo: Dios en el hombr¿, BAC, Madrid' 1971.
S. F. An¡lN¡z: *El pensamiento religioso en la época hispanorromana", en His-
toria de la teología espdño\*, Fund. Univ', Madrid, 1983, págs.2l-256'

e) Inhabiación del Espíritu

S¡ueN.ts DE Esr. TRINITAxtos: Trinidad y ,rida cistiln4, Sdamanca, 1979; Trini'


dad y úda comunitaria, Salamanca, 1980 Tinidad y vida mística, Salaman-
ca, !982.
G. Pr¡nrps: Inbabitación tinitatia y gracia, Sec. Trinitario, Salamanca, 1980.

P. Rnrs Mo¡rr¡N¡: La inhabit¿ción de la S. Trinidad según Alberto Magno, Bel-


mes, Barcelona, 1967.

O. GoNZÁLEZ oaC.: Misterio trirtitaino y existencia humana. Estudio histórico-


teológico efl ton o a San Buenauentura,Rialp, Madrid, 1966; Teología y an-
fiop;logía. E! hombre oimaget de Dios" en el pansamiento de Santo Tomás'
Ed. Moneda y Crédito, Madrid, 1967.

4, REFLEXION TEOLOGICA

Iniciamos el tema con unas reflexiones int¡oduetorias. Hace alguno años, al


ocuparnos de la bibliografía trinitaria del Nuevo Testamento, nos atrevíamos a
formular las bases de una nueva visión dogrnática de la Trinidad, dialogando con
los autores más repres€ntativos del momento. [¿ situación sigue siendo semeiante'
aunque ahora noi Parece que debemos Plantear las cosas con más calma, con
mayor realismo.

En este campo sigue dominando poderosamente la figura de K. RAHNER, que'


con su trabaio sobre Dios (Theos) en el Nuevo Testamento, abrió nuevos cauces a
la investigación trinitaria y a la visión del Espíritu Santo. Sin embargo, su visión
posterior de la Trinidad, fundada en la experiencia intrasubietiva del saberse-
,.".r., parece deiar poco campo a la comPrensión del Espíritu como realidad
comunitaria. Tenemos la impresión de que, conforme a RAHNER, Dios aparece
hacia lo externo en forma de comunión, sin ser comunión de vida interna' Eso sig-
nifica que nosotros nos movemos fuera de Dios, no Penetramos nunca del todo en
su misterio.
En una línea convergente a la de RAHNER se sitrian los diversos trabajos de la
V Semana de Estudios Trinitaios, dedicada al tema de La Trinidad áoy, esto es,
al contenido y método de los estudios tlinitarios, con aporfaciones notables de F.

442 ESPIRITU SANTO


MARINELLI y de J. M. ALONSO. El problema esrá en el riesgo de eso que podría-
mos llama¡ la "disociación pneumatoiógica»: por un lado, en perspectiva de estric-
ta teología, el Espíritu aparece como un elemento del misterio trinitario, Pero en
un nivefde estri¿ta eternidad, sin conexiones con la hi;toria de la salvación; por
otra parte, todo aquello que decimos del Espíritu en la historia salvadora Pertene-
ce al plano de la apropiación, al nivel de la pura devoción, de la vivencia más o
meno; subietiva. EJte iiesgo de disociación sigue dominando en g¡an parte de los
tratados trinitarios de corte clásico, desde M. SCHMAUS hasta J. AUER.
El replanteamiento teológico viene dado a Partir de la famosa ley de identifica-
ción de trinidad económica e inmanencia: el Espíritu de Dios se manifiesta en
nuestra historia tal como está siendo en su misterio eterno. Pero no basta con for-
mular esta ley para resolver el problema. Hay que aplicarla de manera expresa, in-
teligente, detaliada. Dos son, a nuestro juicio, los autores,que más. han contribuido
I

I a eJte replanteamiento pneumatológico. Y. coNGAR influye, sobre todo con sus


traba,os de tipo histórico, con el esfuerzo que ha desarrollado por recuperar para
la Iglesia las tradiciones pneumatológicas de la Patrísiica y de la ortodoxia. Por su
parte, H. MÜHLEN ha influido con su relecrura del Vaticano II y su-capacidad de
iormulación sistemática: la persona del Espíritu Santo está ligada a la comunidad
eclesial, y se define, originariamente' como «encuentro»; es la comunión, es el no-
sotros en que se hallan vinculados para siempre el Padre con el Hiio; por eso, al
lado de l¿5 npersonas individuales" (Padre e Hijo), el Espíritu Santo viene a pre-
sentarse como «persona comunitaria», una esPecie de urelación de relaciones" o
amor comlin donde se vinculan Para siemPre Padre-Hilo.

Esta nueva comprensión comunitaria de la Persona del Espíritu está siendo re-
cibida positivamente por la teología. Así lo muestran los trabaios de RATZINGER'
que, apoyándose en la tradición agustiniana, ha interpretado el Espíritu a manera
áe communio o relación comunitaria. En esta misma línea se han rrovido mis últi-
mos trabajos que intentan definir la persona del Espíritu en clave de interioridad-
creatividad-comunión. Esto nos obliga a replantear el tema de la personalidad,
superando, por un lado, las üsiones «meramente ambitales" (que conciben al Espí-
ritu como realidad evanescente, iunto al Padre e Hiio) y también las visiones "for-
malmente subjetivistas" (que interpretan el Espíritu como un tercer suieto indivi-
dual, junto al Padre y al Hiio).
Sólo en la medida en que el Espíritu aParece como una «Persona diferente",
que clausura el círculo personal de Padre-Hijo en clave de comunión de amor,
puede hablarse de una teología trinita¡ia. Esto es lo que han empezado a intuir los
mejores trabajos sobre el tema. Citamos, como eiemplo, cuatro teologÍas trinita-
rias escritas en estos últimos años: S. VERGÉS se esfuerza por aplicar al Espíritu la
categoría bíblica de d¡dpe, como encuentro interpersonal; en una línea semeiante,
marcada por el concepto relacional de persona elaborado por RATZINGER, se
mueve W. KASPER; por su parte, B. FORTE ha querido interpretar esa visión co-
munita¡ia del Espíritu en clave de apertura histórica, como Proceso de redización
del mismo ser divino, abierto hacia la historia de los hombres; finalmente, L'
BoFF ha desarrollado sistemáticamente esos principios en clave de "liberación,;

XABIER PIKAZA 443


sólo es principio de comunión aquel Espíritu que llcva a justicia y transparencia
entre los hombres.

Un lugar privilegiado en esta nueva comprensión del Espíritu lo ofrece la


pneumatología mariana de los riltimos años. Siguiendo en una línea que había sido
insinuada por H. URS voN BALTHASAR, H. MüHLEN y H. M. MANTEAU-
BONAMY, L. BOFF ha presentado una audaz tesis teológica: el Espíritu Santo re-
presente eso que podrlamos llamar la «maternidad hipostática" de Dios. Por eso
puede decirse que se manifiesta expres¿¡mente por medio de Ma¡ía. De esta forma
se consigue una especie de
"paralelismo trinitario": el Padre eterno se revela por
su Hijo-Logos, encarnado en Jesucristo, y por su Amor-Espíritur eue s€ halla hu-
manizado de manera privilcgiada por María.

Esta tesis de L. BOFF ha enconuado gran rsonancia en el campo de la investi-


gación exegética y de la sistematización teológica. He dedicado d tcma dos t¡aba-
jos monográficos. Asumo en ellos el ca¡ácter femenino dcl Espíritu, rcsalto la im-
portancia de Ma¡ía en la realización histórica del mistcrio de Dio§, pcro me niego
a interpretada como una especie de por su mis-
"encarnación dcl Espíritu santo,.
ma constitución hipostática sl Espíritu cs Persona sicndo .comunión interperso-
¡¿l»; €so significa que María es signo privilcgiado del Fspíritr¡ pero sólden h
medida en que se encuentra vinculada a la unión de los rromentoe de la historia
(Antiguo y Nuevo Testamento) y a la comunión escatológica enre los hombrcs
(Iglesia).

En esta última línea, debemos citar otros trabaios que vinculan pneumatología
y mariología. Pienso que esta relación resulta positiva para los dos misteriosiel
Espíritu santo pierde su posible lejanía, su carácter abstracto, su personalidad
siempre forzada, recibiendo en María rasgos de figura cercana, maternal, fratcrna;
por su parte, María, sin dejar de ser una persona de este mundo (creatura), üene a
integrarse, con el resto de los hombres, sus hijos-hermanos, en el misterio del Es-
píritu divino.

a) Rcflcxioncs int¡oductorias

X. Prxezr: *Bibliografh trinia¡ia del NT,, ErT"irr" ll,lm,fÉgr 291-29g.


K. RanNrn: "Tbeos en el NT,, fu¡itos dc Talogíar,I, Taurus, lv{d¡i4 l%1,
págs. 93-168;
"Advertencias sobre cl ttatado dogmático d¿ T¡i¡itac., Fcez-
tos de Teología. IV, Taurus, Madri4 1962" úEr. 105-1f; .Dir:s cooo prin-
cipio y fundamento transccndcr¡tc dc la historia & la saF¿cftío,, MS, IL L
Cristiandad, Madrid, 1969, págs. 359449. Cf. J. R Ge¡cÍir-Murcr: l¡timi-
dad co¡ Dios y santicio al proiimo a h fuz dc l¿ t@Wía d¿ K Rabrcr,FA- S.
M., Madrid, 1968; Varios: Teología trirrita?i4 d¿ K. Rab¡a, Scc. Trinita¡io,
Salamanca, 1987.

SnNr,\N¡ Estuoros TnrNnanros, Y: La Tritid¿d bay, k.Trinitario, Salemarce,


1971.

411 ESPIRTTU SANTO


T
M. Scut"'trus: Teología dogmática. l. La hinidad de Dios, Rialp, Madrid'
1963'

J. Aurn: Dios, uno y trino,Herder, Barcelona, 1982'

b) Replanteamiento teológico

Y. M. CoNGAR: El Espíritu Sazfo, Herder' Ba¡celona, 1983; Pentecostés' F-stela'


Ba¡celona, 1961.
H. MúxuN: El Espiritu Sattto efl la lglesia, Sec' Trinitario, Salamanca' 1974'
persona en^teologí:", e¡ Palab¡a et la lgle'
J. R.erzttcer: "Sobre el concePto de
It: sia, Sígueme, Salamanca, 1976,páP;§.165-180; "El Espíritu,Santo cotno
co."t'
,¡ Pua urra relación .ntrJp,,.,,-atología y espiritualidad en Agustín"'
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en C. HttrN.r,cNN y H. MÜul-eNl. Expqienc¡¿ y teología del Espíitu Santo'
i Sec. Trinitarios, Sdamanca' 797 8, páq!s. 301-320'

X. PIuz¡: *El Espíritu Santo y Jesus', EstTrifl, L6,1982, págs' 3-80; Hiio etemo
l. y F.spíntt divino, Sec. Trinitario, Salamanca, 1987'

S. V¡ncÉs: El rostto de Dios, Mensaiero, Bilbao,1972, págs' 249-324'

t.'
V. K,rsprn: EI Dios de lesucnsro, Sígueme, Salamanca, 1985' págs' 265-358'
¡ B. Fonr¡: La Ti¡id¿d como bistoi¿. Ensayo sobre el Dios cistiano' Sígueme'
t Salamanca, 1987.

L. Borr: La Tri¡idad, la socieddd y la liberación, Paulinas, Madrid' 1987'

c) Pneumatología mariana

y
Bor¡: El rostto fitterno de Dios. Ensayo interdisciplinar sobre lo femenino
-L. -sus
formasreligiosas, Paulinas, Madrid' 1980; EI Aue-María' Lo femetino y
Espíitu §¿zro, Sal Terrae, Santandet,7982'
el
X. Ptx¡z,c: "María y el Espíritu 5¿¡¡e', Esf Trin, 15, 1981, págs' 3-82; "iUnión
hipostática de María Con el Espíritu Santo? Aproximación crí¡ica", Maria-
num, 44,1982, págs. 25-58.
H. M. Me¡¡-rr¡u-BoNAMY: "Marh y el Espíritu Santo: Historia, culto, eicmplari-
dad,,, Estdios Marianos' 41, 1977, págs' 5-203'
D. FrnNÁNoez, X. Ptraze., F. F. Reuos, I' BrNcorcnm y M' G'lnnloo: "El
Espi
ritu Santo y María,, Eph. Maiotógicae, 41', 1978, pig;s' 137-238'
S. Muñoz IcLEslAs, I. ¡¡ r¡ PorrERIE, M. Gamloo, H' M' MANTEAU-BoNAMY'
erc.: María y la Santísima Ti¡idad, Sec' Trinitario, Sdamanca' 1986'
R. BrÁzqurz: "Muier consag¡ada. Ungida por el Espíritu"' en Vlttos:
María en
b V;áa nel;g;oi¿, Inst. Vida Religiosa, Madrid, 1986' págs' 51-90'

A. Auero: "Espíritu Sa¡rto»! en Diccio'nario de Mariología' Paulinas, Madrid'


1988.

E. TouRóN: nMaría, icono escatológico del Espíritu", Communio' 8'


1986' pági-
¡as3746.

XABIER PIKAZA
445
5. DIALOGO ECUMENICO

Con este nombre se viene publicando en Salamanca una revista de encuentro y


reflexión conjunta donde participan cristianos de diversas confesiones. A ella re-
mito al lector especializado que pretenda estudiar en profundidad el tema Aquí
me limito a ofrecer una visión sumaria sobre los trabaios más represcntativos qr¡c
han sido editados en lengua castellana.
Pienso que efl percpectiua prctestante han aparecido tres obras significativas e
r
importantes. P. TILICH sinia la experiencia del Espíritu a la luz de su concepción I
teológica, centrada en la búsqueda de interioridad en medio de una tierra deshu-
manizada y mecanizada. Por su parte, H. BERKHOF ofrece una preciosa reflexión tI
eclesial y existencial sobre el Espíritu, en línea de antigua tradición patrística- Fi- *
nalmente, J. MOLTMANN resitúa el tema en la esfera del compromiso misionero y
§
social de la Iglesia, que se edifica a sí misma en el camino de la transformación es-
catológica.
Otros trabajos sobre el tema han sido recogidos en volúmenes colectivos. Así,
el libro de HEITMANN-MÜHLEN incluye textos de F. HAHN, C. A. KELLER, W.
PANNENBERG, G. SAUTER y otros. También el número de Concilium sobre el Es-
plritu Santo en la discusión teológica incluye estudios de autores protestantes,
como E. SCHWEIZER, D. RITSCHL, J. JODER, H. MEYER y otros. Para una valo-
ración crítica de la pneumatología protestante desde un punto de vista católico si-
gue siendo importante el libro dc L. ARTIGAS, con aportaciones sobre A.
SCHWEIZER, C. H. DODD, R. BULTMANNy K. BARTH. i
Sobre la ?erc?ectiud ortodoxa, es imprescindible el trabaio bibliográfico de M. t
*
M. GARIJO-GÜrurr, que, a nu€stro entender, no ha sido superado todavía. Allí
se recogen las obras más significativas de la literatu¡a ortodoxa sobre el tema del
Espíritu y la controversia del "Filioque,. Pasando ya a las publicaciones di¡ectas t
en lengua castellana, pienso que hay que dcst¿ca¡ las rcs sigr.ientcs: 1. STAVRO$
KY recoge con precisión los datos en torno al .Filioque', reasumiendo la po,snrra
clásica de BOLOTOV; considera las posturas gricf¿¡ y lati¡a como .r@logumenos'
T
y sugiere que ambas iglesias realicen un camino de reflexión, simpliñcación y reco-
nocimiento mutuo. 2. LOSSKY parte de la pcrspectiva palamita, distinguiendo el t
ámbito intradivino en que el Espíritu Santo procede solo del Pdre y d ámbito de
la manifestación energética en que Hijo y Espíritu Santo sc enc¡¡cntran mutuamen-
te vinculados, 3. TIMIADIS ofrece un compendio de pncumatología a base de citas
,}
t
de Santos Padres; carece de sistematización orgánica y de profundidad especulati-
va; polemiza con católicos y protestantes, mientras se sieote más cerc¿ de los mo-
vimientos carismáticos de occidente.
I
Hay también trabajos de pneumatología ortodoxa en diferentes libros y en
1
obras colectivas de espitualidad que están apareciendo en estos riütimos años. A 1

modo de ejemplo, podemos citar: EUDOKIMOV, en zu línea de brisqueda antropo-


lógica y de acercamiento del Espíritu Santo a lo fcmenino, y colaboraciones de G.
WAGNER, T. STYLIANOPOULOS e I. PANTSCHOVSKY en el libro de HUT-

46 ESPIRITU SANTO
MANN-MÜHLEN y en el número de Concilium citados al hablar de la perspectiva
Protestante.
Resulta importante el diólogo interconfesional, sobre todo, en relación al
*Fiko,que,.Los documentos de cáácte, oficial han sido recogidos-por A' GoNzÁ-
iEz, ;ii;, ; refieren, sobre todo, a temas de unidad eclesial y de aceptación de
iirri.t".ior, bajo la fuerza del único Espíritu. En clave de discusión y valoración
áOgi." * rii,¡" el trabajo bibliográficó de M. M. GARIJO-GÜEMBE¿rriba cita-
do, lJ mismo qo" on ..rrráio mío áonde intento situar el tema del "Filioque" a la
l¡, de una reformulación pneumatológica en la que vengan asumidas, en-nivel de
unia"a rupolor, las diferácias de Orlente y Occidente sobre la,persondidad del
ú¡i ,,, ár;.ntra de lo que pudiera p"tecá.9n u¡ n]no superficial,.el tema del
i^ ,ii, mismi del misterio de Dios y de los hombres, al
"Fii"q;" nosseconduce ^ el sentido del amor, la comunión interhumana, el
rráiá""¿. debe plantear
mismo carácter de la individualidad, el encuentro mutuo' las personas'

Obra central sobre el tema, en persPectiva católica, es la de J' M' GARRIGUES:


no se trata de volver al mínimo común denominador de una fe reduccionista, que
podamos aceptÍlf todos; se trata de reconsiderar coniuntamente la relación del Hi-
de la nueva situación antropo-
io-Espíritu, desde la tradición de la Iglesia y alalrtz
iOgi"". rn-.rta misma línea se sitúan otros trabaios, como los de SGHFFCZYK,
VIRGULIN y M. A. CHEVALLIER.

a) Perspcctiva p¡otcstantc

P. TILLrcs: Teología sistemátka. lll. l-d vida y el Espíittt, Sígueme, Salamanca,


7984.
H. Bnnxnor: La doctina delEspí¡itu §¿zro, Aurora, Buenos Aires, 1969'
Salamanca, 1978, páESnas
J. MorrurNN: La lglesia, fuena del Es¡líntu, Sígueme,
2N-392.
C.HEITMANNyH.MÜxI-rN:ExpetienciayteologíadelEspíritu§¿zto,Sec'Tri-
nitario, Salamanca, 7978 -
Concilium, *El Espíritu Santo en la discusión teológica', núm' 148, Cristiandad'
Madrid' 1979.
L. Anuc¡s: El Espíritu santo e¡ h escatología paulina según la teología protes'
tante de mtestro siglo, Eset, Vitoria, 1975.

á) Penpectiva ortodoxa

M. M. Gerr¡oGüEMBE: "Bibliografía trinita¡ia", EstTrin, 1'1', 1977, págtllias


369441; *l-a pneumatología á la moderna teología ortodoxa", EstTaz.,9,
1975, págs.359-383.
A. Srrwnosxv: Ensayo de teoilogía i¡énica. La ortodoxia y el catolicismo, Ma-
drid,1967.

XABIER PIKAZA 47
V. Loss«y: Teología místic¿ de la iglesia oiental, Herder, Barcelona,1982.
E. Tlvrnots: La pneumatología ortodoxa, DDB, Bilbao, 1978.

P. Euooxlvov: La muier y la saluación del mundo, Ariel, Barcelona, 1,970, pági-


nas 118-142 y 201-209.

c) Diálogo interconfcsional. El "Filioque"

A. GoNzÁl-tz Mor.rrps: Enchiidion Oecumenicum, Univ. Pontificia, Salamanca,


1986.
X. Prc¡z.r: "El Espíritu Santo y Jesús", EstTin, 16, 1982, págs. 5-19.
J. M. Gnnttcux: El Espíritu dice *iPad¡e!". El Espíritu Santo e¡ la uida ttinitaia
y el problema del Filioque, Sec. Trinitario, Salamanca, 1985.
L. Scusrrczyx: "El sentido del "Filioque"", Commuaio, S, 1986, págs. 59-69.
S. VIncul-tN: "L¿ problemática en torno a la procedencia del Fspíritu Santo.
Tema histórico", en SeuANe DE. Esr. TRrNrrlrros, XVII: El Concilio de Cons-
tantinopla I y el Espíritu §¿zro, Salamanca, 1983, págs. 93-116.
M. A. CHEvALLIER: «lá procedencia del Espíritu Santo. Visión del "Filioque" des-
de el NT", en ob. cit., págs. 53-74.

6. ESPIRJTUALIDAD. EXPERIENCIA CARISMATICA

La reflexión sobre el Espíritu Santo queda truncada si es que lo viene a expan-


dirse en forma de vivencia espiritual y compromiso. En este primer apartado re-
saltamos el aspecto de vivencia en tres breves momentos: recordamos los tratados
clásicos de espiritualidad, precisamos los nuevos caminos y tratamos, finalmente,
de los movimientos carismáticos.
Presentamos, en primer lugar, lo que podríamos llamar literutura clásica, cen'
trada en el tema de los dones del Espíritu Santo. El tema s€ formula de un modo
escolástico, partiendo de la visión inmanente del Espíritu como vida intradivina;
en su operación ad extra, actuando desde la unidad trinitaria, el Espíritu se mani-
fiesta en unos "dones' de tipo interior, formulados desde Is. 112. A través de
ellos, con fina intuición psicológica, se explicita el sentido de la presencia de Dios
y los momentos de la transformación espiritual del hombre. Como c!ásicas debe-
mos cirar en este campo las obras de RAMÍREZ, MENÉNDEZ REIGADA, PHILI-
PON y MARTÍNE,Z. En un plano distinto, de investigación litúrgica, se sitúa el
gran libro deJ. LóPEZ.
No es que la espiritualidad haya cambiado en su sentido fontal, pero se puede
afirmar que han surgido Nueuos carninos de experiencia espiritual, ligados al cam-
bio postconciliar de la Iglesia. Estos caminos se encuentran vinculados a la nueva

448 ESPIRITU SANTO


sensibilidad antropológica, al descubrimiento de la Biblia como fuente de espiri-
tualidad, al diálogo .on l"t restantes confesiones cristianas e incluso con las otras
religiones, etc. Aquí no nos imPorta el tema de la espiritualidad en sÍ,en su aspec-
to áevocional-antiopológico; pero debemos estar interesados por su fundamenta-
ción teológica. ¡s ahf donde incide, de manera decisiva, la visión nueva del Espíri-
ru Santo. Él i.rflu¡o es, evidentemente, mutuo: la nueva espiritualidad implica una
visión nueva del Éspíritu; la nueva pneumatología funda un tipo nuevo de espiri-
tualidad. Así lo indican los espléndidos boletines bibliográficos que la revista Co-
munidades va ofreciendo, casi año tras año, sobre el tema, Allí se encontrará in-
formación detallada, que aquí no Podemos ofrecer.
Especial importancia reviste, en ámbito teológico, el número guela Reuistd de
Espiritualidad La dedicado al tema del Espíritu, con trabaios de s. GASTRO' A. y
s. GUERRA, F. RUIZ, etc. con fina sensibilidad y hondura conceptual, ellos van
mostrando Ía incidencia de una buena pneumatología en el Planteamiento y desa-
rrollo de la espiritualidad. En nivel de análisis bíblico, nos siguen pareciendo fun-
damentales las obras de LYONNET con LA POTTERIE y de MOLLAT' En un nivel
más general, de divulgación, se mueven los trabaios de ARTIGAS y SILANES, igual
qo. .1 lib.o de LACUEVA, ministro de !a iglesia anglicana.
El tema de la reftouación carismátic¿ desborda nuestro planteamiento, pero
debemos tenerlo en cuenta, por lo que §upone de nueva vivencia del Espíritu como
fuerza que incide directamCnte sobre el hombre, transformándole por dentro, en
forma di experiencia vivencial, gozosa y a veces hasta extática. PEDRO FERNÁN-
DEZha presentado la documentáción eclesial básica, con una extensa bibliografía
que...orrerrdamos a todos los que quieran estudiar el tema. Para una valoración
teológica resulta conveniente acudir a los números monogláficos que _le han dedi-
cado'ías Semanas de Estudios Trinitarios, igual que las revistas Concilium y Com'
murrio, con sus propias sensibilidades y valoración de este fenómeno. En plano de
discusión eregética, filosófica y teológica sigue siendo fundamental la obra colecti-
va editada po-r HEifIUANN-MÜHLEN. Para una iniciación en el movimiento se
deben recomendar las obras de MÜHLEN. Dentro del mismo movimiento se ha
producido una bibliograiía que resulta ya inabarcable' gpneralmente de baia cali-
áad teológica. Destacamos, como más significativas y profundas, las obras de CA-
RRILIO ÁLOEY, DELGADO VARELA, SUENENS, URIBEJARAMILLO Y LAUREN-
'rIN. En todas eilas aparece una misma visión del Espíritu, entendido como fuerza
interior que transfigwa el alma, cura Por dentro el pegado y aun las enÍermedades
y nos capacita p"t" a-"r a los demásin clave de profunda cercanía y de gran des-
prendimiento. Él mundo exterior importa menos; importan menos los fenómenos
sociales y las revoluciones, igual que las grandes estructuras; lo que,cuenta-de ver-
dad es la presencia del Espíritu de Cristo dentro del alma individual y en el centro
de una comunidad orante.

a) Literatura clásica

S. Reuínpz: .Los dones del Espíritu Santo", Biál. Teólogos Españoles, P' Domi-
nicos, Madrid, 1978.

XABIER PIKAZA 449


I. M¡NÉN»zz Rstclpl: Los dones dcl Espíritu Santo y la pe{ecciótr cistiofla,
Madrid, 1948.
N. M. PntupoN: Los do¡es del Espíritu S¿zto, Bdmes, Barcelona, 1966.
L. M. MARÍNEZ: El Espíritl Satto,l-lY, Studium, Madrid, 1976.

!. LóIEZ MARTÍN: El don de la Pasct¿ del Seño¡. Pneumatología de la cincuente'


na pascual del misal romano, Fac. Teológica, Burgos, 197.

á) Nuevos ceminos

Comrnid¿des: "Boletín bibliográÍico de vida religiosa y espiritualidad de la revis-


ta Confer", con los sigtrientes números: J. ManiN or Luc,ts: .F-spiritualidad
de las iglesias orientales,, 32,7981;J. D¡utÁN GelrÁN: "Palabra de Dios y es-
piritualidad,, 52, 7986; M. MÁRQUEZ y A. Muñoz: "Seg¡umiento y voca-
ción",56, 1987.
Revista de Espiritualidad: "El Espíritu Sa¡to. Vida y luz en la lglesia,, 166,1983,
pigs.5-176.
L or re Porrrnrr y S. LvoNNrr; La uida según el Espíritn, Sígueme, Salamanca,
1967.
D. Morrer: La palabra y el Espíti*, Sígueme, Salamanca, 1984.
L. Anrrces: El Espíntu Santo y la uida religiosa, Sec. Trinitario, Salamanca,
7975.
N. SIle¡¡x: El dot de Dios, Sec. Trinitarios, Salamanca, 1976.
F. Lecusva: Espiritualidod tinitaria, CLIE, Terrasa, 1983.

c) Renovacióncarismática

P. FERNÁNDEZ: La renouació¡ carismática. Documant¿ció¡, Sec. Trinitario, Sala-


mance, 7978 (bibliografía, págs. 205-228).
SEueNr DE EsruDlos TnrNnenros, X: Los c¿rismas en la lglesia, Salamanca,
1976.
Co¡cilium, 129: "Los carismas", Cristiandad, Madrid, 1977.
Communio, 4,Y1,7982: "l¡ efr¡sión del Espíritu", Encuentro, Madrid' 1982.
Communio,8, I, 1986: *El Espíritu Santo,, Encuentro, Madrid, 1986.
C. HervrNN y H. Müulru: Expde¡cia y teología del Espíritu Sazúo, con pre-
sentación de A. GoNzÁl-¡z Morrrs; Scc. Trinitario, Salamanca, 1978.
H. Münlrx: Catequesis para la ranovación carismátic¿, Sec. Trinitario, Sala-
manca, L979; Los dones del Espíitu §¿zlo, Sec. Trinitario, Salamanca, 1987.
S. Cennnro At-ot¡vl. Renou¿ción cisti¿na et el Espíitu S¿zro, Inst. Sagrada Es-
critura, México, 1976.

J. M. DELGADo VenrLl: Bautizados ea el Espíritu §¿zÍo, Inst. Teol. Sdesiano,


Guatemda, 1975.

4s0 ESPIRITU SANTO


L. J. SutNrNs: á(Jn nueuo Pentecostés?, DDB, Bilbao' 1975'
A. URIBEJARAMII-I-o: EI actual Pe¡tecostés del Espíitu Sazúo, Paulinas, Bogotá,
1976.
R. LrunENrtN: Pefltecostalisrno católko. Riesgos y ftturo, PPC, Madrid' 1976'

7, ESPIRITU Y LIBERACION

Renovación ca¡ismática y teología de la liberación forman actualmente los dos


ejes prácticos y teóricos de la presencia del Espíritu. El Espíritu es interioridad,
vida nueva, principio de curación anímica y de gozo en el Señor Jesús, que nos
ofrece su buina nuiva salvadora. Pero, al mismo tiempo, es poder de transforma-
ción liberadora. Por eso hemos de hallarle en el compromiso por la iusticia, como
el mismo Juan Pablo II ha resaltado en su encíclica Dominum et Vivificantem (Se-
ñor y Daáor de vida). En esta línea se viene moviendo desde hace casi dos dece-
nios una parte considerable de la iglesia latinoamericana, tal como se ha expresado
en las asamblcas de Medcllín y Puebla: el compromiso en favor de los pobres y el
mismo camino de liberación se hallan ligados a una nueva experiencia del Espíri-
tu, concebido como fuerza creadora y transformadora de Dios que actúa en noso-
tros a través de Jesucristo.

Hace ya bastantes años, en |976,EULN-[O GÓMEZ elaboró un trabaio de sín-


tesis sobrá la pneumatología en los autores de la teología de la liberación, filándo-
se especialmente en G. GÚfIÉnnfZ, L. BOFF y J. P. MIRANDA. En el año actual,
198í,ha publicado J. CoMBLIN su libro sobre el Espíritu santo y la liberación;
pues'bien, las perspéctivas apenas han cambiado; es más, COMBLIN ha escrito un
iratado de pneumatología que podríamos llamar "clásico» en su estructura y en
sus fuentes:iigue el orden tradicional y se basa, sobre todo, en autores europeos y
también en oitodoxos. Esto se debe a la siguiente causa: la teología de la libera-
ción no ha elaborado todavía una pneumatología estrictamente dicha. Por eso es-
tamos en 1987 donde nos hallábamos e¡ 1976.

Ciertamente, hay elementos de avance positivo, que deberán tenerse en cuenta


en el futuro: la expeiiencia de interioridad, ligada a una visión de la comunidad en
clave femenina, que ha desarrollado L. BoFF; la reflexión poderosa sobre un Dios
que siendo gr*á. .. hace el más pequeño, como Espíritu de vida y transforma-
.ión .n -eJio de los hombres, como ha demostrado J. SOBRINO y ha rcasumido
V. ARAyA; la nueva radicalidad de un compromiso donde se vinculan presencia
de Dios y acción políticq tal como han mostrado s. GALILEA, J. Luls SEGUNDO,
etcétera. En estos y otros autores se está exPre§ando un tipo de espiritualidad libe-
radora que, de hecho, exige una nueva y más profunda reflexión pneumatológica,
que aún no está madura, a nuestro juicio.

XABIER PIKAZA 451


Esta nueva reflexión pneumatorógica resultará fundamental para la Iglesia,
como ha mostrado el mismo tvtünmñ en un trabajo programáticá qu. io
contrado contin rción, que yo sepa: la hondura (cari,.náica) del Espíritu
i" .n-
nos si-
túa en el plano de una nueva y más alta .o-unión; sólo aquí ,. d..
transparencia y libertad social. Teólo-gos españoles, como ,o., VIVES,
fáriut. t"
cAsrrll-o y
ESTRADA, han reflexionado en esta direcciSn de una manera que
resulta promete-
dora. Yo. mismo.he presentado dgu_ns aportaciones que pueden Jpi"nt.r_
miento del problema. Pienso que el libró sellado y .i.."do ba¡o"yrd". siete llavls no es
otro que el misterio del Espíritu, es decir, la presencia gratuita áe Dios como prin-
cipio de realización libre, transparente, .nt.i lo, homÉ.es.
Jesús ha abie.io-ese li-
bro- (ApJn, 5), y nosotros debemos penetrar en su misterio, tematizarlo
en forma
teológica, interpretarlo y actualizarlá con la vida. Tenemos la confianza
de hallar_
nos en camino, aunque sabemos que Ia tarea es arriesgada, difícil.

a) Teólogos de la übcración (crr ordcn alfabético)

V. An,!rv,{:^E^J Dr'os.de los_pobres.


El miste¡io de Dios en la teología, DEI, Costa
Rica, 1983 (bibiliografía, en págs. 2ZS-Z3Z).
L. Bo¡r: La experietcia de Dios, CLAR, Bogotá, 1977; El rostro ,naterno de
Dios, Paulinas, Madrid,_ l9B0; lglesia. Caisma y podet, Sal Terrae,
Santan-
der, 1982; La Trinid¿d, h sociedad y la liberaciói, 'paulin"s, Madrid,'tSgZ.
E. Bo-NNrN (d.): Espiitualidad y liberución en Amé¡ica Latirr4, DEl,
Costa Rica,
1982 (bibliografía, en págs. 183,200).

J. CouurN: El Espíitu Santo y la liberación, paulinas, Madrid, 19g7.


S. Geur¡¡: .Espiritualidad de la liberación,, en Religiosifud popttü y pastoral,
Cristiandad, Madrid, 1979, págs. 748-327; Retouación y ndo-
American, Bogotá, 1981. "spi;tuatid)d,
E' G-óur1 P.neumatología de ra teología de la riberaciótt, tesis manuscrita,
univ.
Pont. Salamanca, 1976.
G. GurÉnnsz: La fuerza bistóic¿ de l9s pobres, Sígueme, Salamanca" 19g2,págs.
1l-34; El Dios de la uida, Lima, lggl; Bebq n su propio pozo, Sígueme,
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lamanca, 1984.
A. QurRoz MAcAñA: Eclesiob-gía en h teologh dc h liberación, Sígueme, Sala-
mance, 1983, págs. 227-242 (bibliografía en pág§. g49_356).

J. L. srcuN»o: El bomb¡e de hoy ante lesfu de Naz¿ra. il,2. Las *istologías ett
la espiitualifud Cristiandad, Madrid, 19g2.
J. SornrNo: La resutección d¿ b uc¡d¿der¿ igbsia, gt Terrae, Santander, 19g4;
lesús, ea Amé*a Latina, Sal Terrac, Sanáder, 19g5.

452 ESPIRITU SANTO


b) Nuevos c¿mi¡os dc rcfhxió¡

H. Mülrl-rN: Espírltu, caisma y liberación, Scc. Trinitario, Salamanca' 1976'


humana", Estk,52, 1977,páginas
J. Vrvrs: "El Dioa trinita¡io y la comunión
129-137; *Creer en Dios. Padre' Hiio y Espíritu Santo", Es'Tri¿' 16'
7982'
págs. 81-1M.
Sígueme, Sdamanca, 1979'
J. M. Clsrru-o: La alternatiua cristiana,
J. A. Esrr.aoe: Onción. Liberaciótt y compromiso de fe, Sd Terrae, Salamanca'
1986.
X. PIx¡z.t: "1.¡ Trinidad. Despliegrre de Dios y salvación humana" EstTrifl, 18,
1984, págs. 4-91.

XABIER PIKAZA
453

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