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Tú eres el porvenir, la gran aurora

que se extiende en las llanuras de lo eterno.


Tú eres el grito tras la noche del tiempo,
tú eres rocío, madrugada, muchacha,
tú eres viajero, muerte, madre…

Tú eres la forma que cambia sin descanso,


que emerge del destino, siempre en soledad,
que no recibe un canto de júbilo ni queja,
que nunca se ha descrito, como un bosque salvaje.

Tú eres la esencia más honda de las cosas,


la que guarda silencio sobre su ser secreto,
la que se muestra a todos cada vez distinta:
como costa al navío, como navío a la tierra.

Rainer María Rilke


El Libro de Horas, 1905

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