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Las declaraciones que tengan que ver con las doctrinas cardinales o pétreas del

cristianismo deben ser presentadas con una autoridad tal que no admitan
cuestionamiento alguno. Aquellas doctrinas que no afectan la esencia misma del
cristianismo o que son periféricas, deben ser presentadas en forma contrastadas,
reconociendo la posibilidad de error, pues lo contrario a esto le estaría dando a nuestra
opinión el carácter de infalibilidad, lo cual a todas luces no es ni puede ser cierto.
Exceptuando las doctrinas pétreas del cristianismo, todas las demás doctrinas pueden ser
puestas en el tapete de la crítica.
Las doctrinas no deben basarse en aislados pasajes de la Escritura, sino en la suma total de
las enseñanzas doctrinales de la Biblia. Es absolutamente erróneo seguir lo que cierto
escritor llama "estilo cafetería" al usar la Biblia sólo para seleccionar lo que satisface al
propio gusto, ignorando todo el resto. El teólogo debe reunir todo su material de la
Escritura, y solamente de ella, ignorando no sólo todas las teorías filosóficas, sino también
todas las doctrinas eclesiásticas.
El teólogo nada más tiene la tarea de reproducir la verdad tal como ha sido dada
objetivamente en la Escritura, y al hacer tal cosa no debe seguir otro método que el que la
misma Escritura sugiere. Su exposición debe seguir la línea de desarrollo indicada en la
Santa Escritura, en la cual todas las partes de la verdad están relacionadas orgánicamente.
La Biblia es la fuente de la teología.
No creo que Dios quiso que el estudio de la teología resultara en confusión y frustración.
EI estudiante que sale de un curso de teología lleno solo con incertidumbre doctrinal y mil
preguntas sin contestación pienso que difícilmente “pueda exhortar a otros con la sana
doctrina y refutar a los que se opongan” (Tito 1:9). No creo que Dios quiso que el estudio
de teología fuera tedioso y aburrido. ¡La teología es el estudio de Dios y todas sus obras!
¿Alguna vez le pasó que pensaba que sabía hacer algo y después, cuando llegó el
momento de demostrarlo en una prueba o en el trabajo, descubrió que todavía no lo
dominaba por completo? Al igual que cuando aprende cualquier actividad, ya sea un
deporte, un juego o un idioma, el aprendizaje de una habilidad profesional requiere
paciencia y práctica repetida antes de poder decir que verdaderamente la aprendió.

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