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HOMICIDIO

El homicidio es el acto de matar a una persona humana. Jurídicamente es un delito que consiste en
una acción u omisión contra el bien jurídico de la vida de una persona física, ya sea con o sin
intención. Es una conducta reprochable, jurídicamente tipificable y por regla general culpable, con
excepciones como en casos de inimputabilidad, o sea no culpable pero sí penalmente responsable.

Etimología:

El término procede etimológicamente del latín homicidĭum, un compuesto de hominem, «persona»,


y caedere, «matar», de modo que literalmente en castellano se traduce «matar a una persona».

Clasificaciones generales:

El homicidio tiene cinco clasificaciones generales atendiendo el elemento subjetivo del agente:

 Homicidio doloso: Cuando exista la intención positiva de inferir la muerte a la víctima. Es


decir, que el sujeto activo tiene la capacidad de querer y entender las consecuencias de su
conducta y producir el resultado de muerte.

 Homicidio involuntario, También llamado homicidio culposo o negligente: cuando se conoce


el posible resultado de muerte y sin embargo se cree poder evitarlo, pero falla y esta se
produce. También se presenta cuando definitivamente se ignora dicho resultado, pero de
igual forma se mata. La punibilidad en este caso surge amparada por el deber que toda
persona tiene de abstenerse de causar daño a otra, y las acciones carentes de intención y
omisiones que conlleven a la muerte serán susceptibles de juzgarse conforme a las leyes
penales.

 Homicidio preterintencional: Hace mención al desbordamiento de las intenciones del


causante, en las que primitivamente se quiso dañar, pero que desafortunadamente resultó
matándola. Por ejemplo, si se desea simplemente golpear a alguien para causarle unas
magulladuras, y se termina matándolo. Se ha afirmado que el homicidio preterintencional es
un punto medio entre el dolo y la culpa; dolo frente a la acción y culpa frente al resultado.

 Homicidio simple: Aquel que se comete a falta de las cuatro agravantes, que son
premeditación, alevosía, ventaja y traición.

 Homicidio calificado: Es un delito cuya acción está constituida por la muerte que una
persona causa a otra de manera intencional, realizado bajo ciertas circunstancias específicas,
relacionadas con el medio empleado o el modo de perpetración.

Hay diversos agravantes para el homicidio según la relación que guarden el homicida y su víctima;
por ejemplo, dándole muerte al cónyuge, se convierte en uxoricidio; a los parientes consanguíneos
en línea recta ascendente o descendente, en parricidio; magnicidio si la víctima era la máxima
representación del Estado; genocidio si intermediaron cuestiones de carácter étnico, racial o
religioso para realizar el acto. Cabe anotar que todas estas clases de homicidios pueden acarrear
consecuencias jurídicas diferentes.

Homicidios calificados:

A su vez, la calificación de los homicidios se subdivide en:

 Calificación por agravación o agravado en aquellas circunstancias que harán más extensa la
sanción penal:
1. En razón del vínculo entre el autor y la víctima: parricidio.

2. En razón del modo elegido por el autor para cometerlo: alevosía, ensañamiento,
sevicias graves o veneno.

3. En razón de la causa:

 Por pago o promesa remuneratoria.

 Homicidio criminis causa.

4. Cometido con un medio idóneo para crear un peligro común: (incendio, inundación,
descarrilamiento, etc.)

5. En razón de la cantidad de personas.

 Calificado por atenuación o atenuado:

1. Homicidio cometido bajo emoción violenta u homicidio emocional.

2. Homicidio preterintencional.

 AGRAVANTES O CALIFICATIVAS:

 1. PREMEDITACIÓN: Consiste en realizar con anterioridad a la comisión del homicidio, ciertas


conductas tendentes a prepararlo; por ejemplo, estudiar a la víctima, sus movimientos,
temores, estado de salud, incendio, inundación.

 2. ALEVOSÍA: Se es aleve cuando se emplea algún medio tendente a disminuir o acabar con
la defensa que la víctima pueda ofrecer, por ejemplo, emboscándolo, cegándolo.

 3. VENTAJA: Se califica así cuando el agresor no corre el riesgo de ser dañado por su victima,
debido a la calidad de sus armas, el adiestramiento que tenga con ellas, su tamaño o
constitución física o hallarse de pie (y la víctima esté inerme o caído). No es lo mismo una
pistola calibre 22 que un rifle de asalto AK-47, ni un karateca contra una persona armada
con una navaja de mano, por ejemplo. Cabe señalar que no hay ventaja si es la víctima quien
está de pie, tiene mejores armas, mejor adiestramiento o posee una mejor condición física.

 4. TRAICIÓN: Ocurre cuando, además de la alevosía, se emplea la confianza que la víctima


tiene depositada en su agresor; por ejemplo, el novio o novia de una persona, un familiar o
un amigo.

Homicidio y asesinato

Cuando el homicidio consiste en matar a una persona incurriendo en ciertas circunstancias


específicas, dependientes del legislador, tales como la alevosía, el precio, la recompensa, la
promesa, el ensañamiento o la premeditación,2 aumentando deliberada e inhumanamente el dolor
del ofendido, es también llamado asesinato. Es un tipo de homicidio calificado. Se considera
asesinato cuando una persona causa la muerte de otra y lo lleva a cabo con alguno de los tres
supuestos (o los tres juntos) de ‘alevosía’ (se realiza a traición y/o cuando se sabe que la víctima no
va a poder defenderse), ‘ensañamiento’ (aumentando deliberada e inhumanamente el sufrimiento
de la víctima) o ‘concurrencia de precio’ (cometiendo el crimen a cambio de una retribución
económica o material).
Mientras que el homicidio es el delito que alguien comete por acabar con la vida de una persona, el
asesinato requiere de un mayor número de requisitos.

Si bien el tema se ha discutido mucho, el asesinato no se trata de un simple homicidio agravado, sino
de un delito distinto (de acuerdo con la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia), en el que las
circunstancias señaladas son elementos constitutivos del mismo. En el asesinato existe una mayor
intensidad del propósito criminal que en el homicidio, habiendo siempre un sujeto y por los medios
perjudiciales utilizados de un modo especial o por la inconfundible malicia y peligrosidad que se
revela, y los planes y estrategias para lograr consumar posteriormente los asesinatos de las víctimas.

Existe, sin embargo, materia jurisprudencial y doctrinal en contrario, lo que refleja las discusiones
que aún hoy día este tema suscita. Entre las razones para considerarlo un homicidio agravado,
destacan dos:

 Su regulación separada del homicidio.

 Se considera homicidio cuando una persona causa la muerte a otra, pero en el crimen no se
contempla ninguno de los tres supuestos citados en el apartado referente al asesinato. Se
puede tener la intención de matar a alguien, pero no ensañarse, ni realizarlo alevosamente o
bajo Recompensa, por lo que se diría que se ha cometido un ‘homicidio doloso’, aunque
habitualmente no solemos verlo acompañado del término ‘doloso’.

 Considerarlo homicidio agravado no rompería la unidad de título de imputación en el caso de


que existiera participación en el delito y los partícipes no conociesen que el autor actuó por
una de las causas o requisitos exigidos para esta figura. Podría castigarse, así, al autor como
tal de un delito de asesinato y a los partícipes como autores de un delito de homicidio.

Por todo ello, no existe el asesinato imprudente, sino que lleva siempre aparejada la intencionalidad.

Homicidio involuntario:

El homicidio culposo puede ser excluyente de responsabilidad penal si se realizó en legítima defensa,
prevención de un delito más grave (estado de necesidad), cumplimiento de una orden de un mando
superior, o por un deber legal.

Homicidio por emoción violenta:

La existencia de emoción en un homicidio.

La existencia de la EMOCIÓN es el paso hacia la excusa, debido a que es considerada en sí misma


por el Derecho como un estado en la cual el sujeto actúa con disminución del poder de los frenos
inhibitorios de la voluntad. El paso de la exención a la atenuación de la pena del homicidio cometido
por emoción violenta, respecto del homicidio simple implica por un lado el reconocimiento de la
prohibición de matar – eliminación del derecho de matar pero a su vez declara la licitud de la
emoción. El principio cultural de “no matar” se ve disculpado con el argumento social de matar preso
de intensa emoción y así mismo se juzga, toda vez que la ley es benigna ante las cabezas acaloradas y
los corazones emocionados.

1.3.2 Homicidio por emoción violenta en el Perú:

Aquí en el Perú, los homicidios por emoción violenta son muy raros, pues los que presentan como si
lo fueran, homicidios pasionales. Estos últimos tienen como ejemplo el uxoricidio que es el más típico
de los homicidios pasionales.
Insistamos entonces en que el criterio jurídico para la calificación de la emoción violenta con el fin de
lograr que se atenúe la pena, es la siguiente:

1. Que la emoción debe ser intensa.

2. Que la provocación y el estallido de la emoción debe ser inmediata.

3. Que los motivos causantes de la emoción sean de un orden ético excusable.

4. Que la reacción y el impulso sean inmediatos a fin de que no den tiempo para la reflexión.

EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO:

Marco Legal:

En el código penal

Artículo 107.- Parricidio

El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o a su cónyuge o


concubino, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años.

Artículo 109.- Homicidio por emoción violenta

El que mata a otro bajo el imperio de una emoción violenta que las circunstancias hacen excusable,
será reprimido con pena privativa de libertad, no menor a tres ni mayor de cinco años.

Si concurren algunas de las circunstancias previstas en el artículo 107°, la pena será no menor de
cinco ni mayor de diez años.

La existencia de emoción en un homicidio.

La existencia de la EMOCIÓN es el paso hacia la excusa, debido a que es considerada en sí misma


por el Derecho como un estado en la cual el sujeto actúa con disminución del poder de los frenos
inhibitorios de la voluntad. El paso de la exención a la atenuación de la pena del homicidio cometido
por emoción violenta, respecto del homicidio simple implica por un lado el reconocimiento de la
prohibición de matar – eliminación del derecho de matar, pero a su vez declara la licitud de la
emoción. El principio cultural de “no matar” se ve disculpado con el argumento social de matar preso
de intensa emoción y así mismo se juzga, toda vez que la ley es benigna ante las cabezas acaloradas y
los corazones emocionados.

1.3.2 Homicidio por emoción violenta en el Perú:

Aquí en el Perú, los homicidios por emoción violenta son muy raros, pues los que presentan como si
lo fueran, homicidios pasionales. Estos últimos tienen como ejemplo el uxoricidio que es el más típico
de los homicidios pasionales.

Insistamos entonces en que el criterio jurídico para la calificación de la emoción violenta con el fin de
lograr que se atenúe la pena, es la siguiente:

1. Que la emoción debe ser intensa.

2. Que la provocación y el estallido de la emoción debe ser inmediata.


3. Que los motivos causantes de la emoción sean de un orden ético excusable.

4. Que la reacción y el impulso sean inmediatos a fin de que no den tiempo para la reflexión.

EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO:

Marco Legal:

En el código penal

Artículo 107.- Parricidio

El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o a su cónyuge o


concubino, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años.

Artículo 109.- Homicidio por emoción violenta

El que mata a otro bajo el imperio de una emoción violenta que las circunstancias hacen excusable,
será reprimido con pena privativa de libertad, no menor a tres ni mayor de cinco años.

Si concurren algunas de las circunstancias previstas en el artículo 107°, la pena será no menor de
cinco ni mayor de diez años.

Sujetos

Dentro del homicidio encontramos dos tipos de sujetos:

 Sujeto activo: Es aquel que ejecuta la conducta de acción o de omisión, para producir el
resultado de muerte; es decir, el homicida.
 Sujeto pasivo: Es el individuo titular del bien jurídico "vida". Es diferente de la víctima que
contempla tanto al sujeto pasivo como a las demás personas que se vieron afectadas por la
comisión del delito.

Conducta

El homicidio se considera una conducta, y podemos clasificarla como conducta de acción


cuando el sujeto activo efectúa los movimientos corpóreos necesarios para producir el
resultado de la muerte del sujeto pasivo, y conducta de omisión u omisión impropia, en la que
el sujeto activo deja de hacer lo que de él se esperaba como tutor de una vida y debido a ello
se produce como resultado la muerte del sujeto pasivo.

Por ejemplo, una madre que deja de alimentar a su hijo, con el resultado de la muerte de éste,
sería un caso de homicidio por omisión, puesto que la madre es responsable de mantener con
vida a un individuo que no puede hacerlo por sí mismo.

Historia

Este crimen, siendo voluntario, tenía pena de muerte entre los judíos. En el cap. XXI del
Éxodo, en el XXXV de los Números, en el XIX del Deuteronomio y en el XXI del mismo
libro, se leen varias leyes concernientes al homicidio voluntario e involuntario. Además,
Jesucristo por San Mateo en el cap. V. dice: quien matare será condenado a muerte en juicio.
Últimamente, por el cap. XXII del Apocalipsis, vemos que los homicidas no entrarán en el
reino de Dios.

En el Ática había un tribunal llamado Phreattis, el cual entendía de los homicidios. Por lo
común, solo juzgaba de aquellos que, acusados de homicidas en su país, se habían fugado o
bien de aquellos que, habiendo cometido un homicidio involuntario, se habían hecho después
culpables de otro premeditado. Los jueces se reunían cerca la playa del mar y el acusado sin
permitirle desembarcar, defendía su causa desde una lancha. Si resultaba culpable, era
abandonado a la merced de las ondas y de los vientos. Teucro fue el primero que se justificó
por este modo probando que era inocente de la muerte de Áyax.

En Atenas el homicidio involuntario era castigado con un año de destierro. El homicidio


voluntario tenía pena de la vida, pero se dejaba al culpable la libertad de huir antes de
proferirse la sentencia y en este caso se contentaban con confiscarle sus bienes y dotar su
cabeza. Para este crimen había en Atenas tres tribunales:

 el Areopago para la muerte premeditada.


 el Palladium para la involuntaria.
 el Epidelfinium para aquellos matadores que pretendían haberlo hecho legítimamente.

En los tiempos antiguos muchas veces bastaba hacer algunas expiaciones para salvarse o ser
absuelto de un homicidio.

En Roma las primeras leyes hechas por Numa condenaban a muerte los homicidas. Tulio
Hostilio hizo otra ley para castigar a los homicidas con motivo de la muerte cometida por uno
de los Horacios. Por ella dispuso que los decemviros serían los jueces de esta clase de delitos,
de cuya sentencia podía apelar el reo al pueblo: pero si la sentencia quedaba aprobada o
confirmada, el culpable era ahorcado de un árbol, después de haber sido azotado, en la ciudad
o fuera de ella. Por la ley Cornelia de Sicariis decretada por Lucio Cornelio Sila, siendo
dictador en el año 673 de Roma, estableció algunas distinciones: si el culpable era un hombre
ilustre o rico, se le castigaba con destierro, si era un hombre cualquiera se le cortaba la cabeza
y si un esclavo, se le crucificaba o se le hacía combatir contra las bestias feroces. Después
con el tiempo, se reparó esta injusticia condenando a muerte indistintamente a todo homicida.

Por el Concilio de Trento se dispuso que no se ordenase jamás al homicida voluntario y que
solo pudiese hacerse con el involuntario o casual cuando hubiese motivos muy urgentes y
después de aprobadas las preces.3

Regulación por países

Argentina

El homicidio se encuentra penado en el Código Penal de la Nación Argentina en los artículos


79 a 84.

El homicidio es agravado:

 Por el vínculo con la víctima. Matar a un familiar directo, al cónyuge o a la pareja,


aunque no haya convivencia.
 Por la forma de cometerlo. Matar con:
o Ensañamiento, que quiere decir, aumentar voluntariamente y de forma
inhumana el sufrimiento de la víctima.
o Alevosía, que significa actuar a traición y sobre seguro.
o Veneno u otro procedimiento insidioso. La insidia ocurre cuando los medios
empleados hacen más difícil a la víctima precaverse, prevenirse, defenderse
del agresor.

 Por precio o promesa remuneratoria. Matar a otro a cambio de un pago.

 Por odio racial, religioso, de género o de orientación sexual.

 Por el medio empleado. El código agrava el matar a otro con un medio que puede
crear un peligro común. Por ejemplo, una bomba, un incendio, etc.

 Matar a otro con el concurso premeditado de 2 ó más personas. Lo que significa


que el que mata se pone de acuerdo con 2 o más personas para cometer el homicidio.
Deben ser al menos 3 personas.

 Homicidio criminis causa. Matar para preparar, facilitar, cometer u ocultar otro
delito.

 Homicidio a un miembro de las fuerzas de seguridad.

 Homicidio por un miembro de las fuerzas de seguridad, abusando de su cargo.

 Homicidio de un superior militar.

 Femicidio. Significa que un hombre mata a una mujer con violencia de género.

 Por venganza transversal. También llamado Femicidio Vinculado. Matar a


alguien para causar sufrimiento a otra persona con la que se mantiene o ha mantenido
una relación.

Hay dos casos de homicidio donde se atenúa la pena, es decir se aplica una pena menor:

 Homicidio producido en un estado de emoción violenta. La emoción violenta es un


estado psíquico y del ánimo del autor que le genera una conmoción a causa de una
ofensa a sus sentimientos por parte de la víctima o de un tercero. Se afecta su facultad
de controlarse a sí mismo, puede ser ira, irritación, miedo, dolor, estado pasional etc.
 Homicidio preterintencional. Es el caso de quien tiene la voluntad de causar un daño
en el cuerpo o en la salud de una persona y, sin querer, la mata; pero el medio usado
para producir el daño no debía razonablemente ocasionar la muerte.

Ecuador

En Ecuador se encuentra regulado en el artículo 140 del Código de Procedimiento Integral


Penal capítulo segundo "Delitos contra los derechos de libertad" sección primera.
En el Ecuador según la normativa del código de procedimiento integral penal se denomina
asesinato cuando una persona mata a otra, teniendo así una sanción con pena privativa de
libertad de veintidós a veintiséis años, si concurre alguna de las siguientes circunstancias:

1. A sabiendas, la persona infractora ha dado muerte a su ascendiente, descendiente,


cónyuge, conviviente, hermana o hermano.
2. Colocar a la víctima en situación de indefensión, inferioridad o aprovecharse de esta
situación.
3. Por medio de inundación, envenenamiento, incendio o cualquier otro medio que
ponga en peligro la vida o la salud de otras personas.
4. Buscar con dicho propósito, la noche o el despoblado.
5. Utilizar medio o medios capaces de causar grandes estragos.
6. Aumentar deliberada e inhumanamente el dolor a la víctima.
7. Preparar, facilitar, consumar u ocultar otra infracción.
8. Asegurar los resultados o impunidad de otra infracción.
9. Si la muerte se produce durante concentraciones masivas, tumulto, conmoción
popular, evento deportivo o calamidad pública.
10. Perpetrar el acto en contra de un dignatario o candidato a elección popular, elementos
de las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional, fiscales, jueces o miembros de la
Función Judicial por asuntos relacionados con sus funciones o testigo protegido.4

España

El homicidio, para el Código Penal español vigente del año 1995, es un delito que atenta
contra el bien jurídico vida humana independiente. Se encuentra regulado en el artículo 138:
"El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de prisión de diez a
quince años".

La figura recogida del artículo 138 disposición es eminentemente dolosa. El homicidio


cometido por imprudencia grave, se recoge en el artículo 142 (así como el homicidio
imprudente con armas o vehículos de motor y el homicidio por imprudencia profesional)

Es necesario señalar que, en el Derecho español, no se encuentra recogido el homicidio


preterintencional; aplicándose, en la mayoría de los casos, un concurso ideal de delitos entre
el homicidio y la figura delictiva de que se trate. Tampoco existen otras figuras específicas
como el parricidio o el uxoricidio, ya que en el Derecho penal español el castigo se
fundamenta en la violación del bien jurídico y no se castiga el hecho de matar a una persona u
otra. Para estos casos, podría utilizarse como agravante, la circunstancia mixta de parentesco
del artículo 23 del Código Penal.

La figura del asesinato se encuentra dentro del título del Código Penal: "Del homicidio y sus
formas", en el artículo 139. Tiene lugar cuando en el delito de homicidio concurrieren alguno
de estos requisitos:

 Alevosía: consiste en el empleo de medios, modos o formas en la ejecución que


tiendan directa y especialmente a asegurarla, sin riesgo para el agresor que proceda de
la defensa que pudiera hacer la víctima o con la búsqueda consciente de que el delito
quede impune. Son casos de alevosía aquellos en los que se aprovecha la particular
situación de desvalimiento e indefensión del agredido, cuando la ejecución es súbita e
inesperada, por sorpresa, o cuando se hace mediante acechanza, apostamiento,
trampa, emboscada o celada. También pueden serlo la nocturnidad o el disfraz, que
impiden el reconocimiento del autor del crimen.
 Precio, Recompensa o Promesa: esta circunstancia tiene un carácter ineludiblemente
económico. Es una expresión antigua, pero que el legislador español la ha querido
mantener por existir una jurisprudencia profusa en aplicación de la misma. No es
necesario que la contraprestación económica sea previa a la comisión del hecho
delictivo, ni que se verifique objetivamente (caben casos de fraude). Lo importante es
que el sujeto activo cometa el hecho movido por esta intencionalidad económica.

 Ensañamiento: esto es, aumentando deliberada y de forma cruel el dolor de la víctima.


El ensañamiento se aprecia tanto por la intención, como por el objetivo resultado de
incrementar el dolor del agredido, y por ello excluye actos realizados sobre el cadáver
con posterioridad a la muerte de la víctima (que podría constituir otro delito diferente,
como es la profanación de cadáver). Es doctrina del Tribunal Supremo que no debe
confundirse ensañamiento con "ánimo decidido de matar".
 Tras la última reforma del Código Penal español, en vigor desde el 1 de julio de 2015,
se incluye otro acto que convierte el homicidio en asesinato, que la muerte se
realizase para facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra.5
Guatemala

Artículo 123 del Código Penal, Decreto Número 17-73 Homicidio: comete homicidio quien
diere muerte a alguna persona. Al homicida se le impondrá prisión de 15 a 40 años máximo.

Estados Unidos

El asesinato en California se define como "el homicidio ilegítimo de un ser humano o un feto
con malicia premeditada". La previsión de la malicia se puede definir simplemente como:
querías matar a la víctima. La malicia se refiere a cuando:

 El asesinato fue un acto intencional.


 La acción realizada tiene consecuencias naturales que se sabe que son peligrosas para
la vida humana.
 La acción se llevó a cabo de forma deliberada y con un desprecio consciente por la
vida humana.

Hay tres niveles de severidad para el asesinato en California: asesinato en primer grado,
asesinato en segundo grado y asesinato capital.

Una persona condenada por asesinato en primer grado en California enfrentará una sentencia
de 25 años a cadena perpetua. Deben cumplir al menos 25 años de detención antes de ser
elegibles para libertad condicional. Si el asesinato fue cometido debido a la raza, religión o
género de la víctima, los condenados serán condenados a cadena perpetua sin posibilidad de
libertad condicional.

Una persona condenada por asesinato en segundo grado en California enfrentará una
sentencia de 15 años a cadena perpetua. Deben cumplir una condena de 15 años de detención
prisión antes de ser elegibles para la libertad condicional. Los castigos son mucho más
severos si la víctima del asesinato era un oficial de paz o fue asesinada durante un tiroteo.
Si una persona es condenada por asesinato capital, puede enfrentar una sentencia de cadena
perpetua sin libertad condicional o la pena de muerte.

Si se usó un arma durante el asesinato, el castigo incluirá una condena de 10, 20 o 25 años de
prisión adicional. Los condenados también recibirá penales y multas de hasta $ 10,000.
También tendrán que pagar restitución a las víctimas, y ya no se les permitirá tener un arma. 6
Perú

El homicidio, en el Código Penal del Perú está tipificado dentro del Título I-DELITOS
CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD, específicamente en los artículos 106 al
108-A "El que mata a otro será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni
mayor de veinte años".7

Venezuela

El delito de homicidio en todas sus modalidades se encuentra tipificado en el Código Penal


Venezolano, en los siguientes términos:

Homicidio Simple Artículo 405. El que intencionalmente haya dado muerte a alguna persona
será penado con presidio de doce a dieciocho años.

Homicidio Calificado Artículo 406. En los casos que se enumeran a continuación se aplicarán
las siguientes penas:

1. Quince años a veinte años de prisión a quien cometa el homicidio por medio de veneno o
de incendio, sumersión u otro de los delitos previstos en el Título VII de este libro, con
alevosía o por motivos fútiles o innobles, o en el curso de la ejecución de los delitos previstos
en los artículos 449, 450, 451, 453, 456 y 458 de este Código. 2. Veinte años a veintiséis años
de prisión si concurrieren en el hecho dos o más de las circunstancias indicadas en el numeral
que antecede. 3. De veintiocho años a treinta años de prisión para los que lo perpetren:

a. En la persona de su ascendiente o descendiente o en la de su cónyuge. b. En la persona del


Presidente de la República o de quien ejerciere interinamente las funciones de dicho cargo.

Parágrafo único: Quienes resulten implicados en cualquiera de los supuestos expresados en


los numerales anteriores, no tendrán derecho a gozar de los beneficios procesales de ley ni a
la aplicación de medidas alternativas del cumplimiento de la pena.

Homicidio Agravado Artículo 407. La pena del delito previsto en el artículo 405 de este
Código, será de veinte años a veinticinco años de presidio: 1. Para los que lo perpetren en la
persona de su hermano. 2. Para los que lo cometan en la persona del Vicepresidente Ejecutivo
de la República, de alguno de los Magistrados o Magistradas del Tribunal Supremo de
Justicia, de un Ministro del Despacho, de un Gobernador de estado, de un diputado o
diputada de la Asamblea Nacional, del Alcalde Metropolitano, de los Alcaldes, o de algún
rector o rectora del Consejo Nacional Electoral, o del Defensor del Pueblo, o del Procurador
General, o del Fiscal General o del Contralor General de la República, o de algún miembro
del Alto Mando Militar, de la Policía, o de algún otro funcionario público, siempre que
respecto a estos últimos el delito se hubiere cometido a causa de sus funciones.
Parágrafo único: Quienes resulten implicados en cualquiera de los supuestos expresados en
los numerales anteriores, no tendrán derecho a gozar de los beneficios procesales de ley ni a
la aplicación de medidas alternativas del cumplimiento de la pena.

Homicidio Concausal Artículo 408. En los casos previstos en los artículos precedentes,
cuando la muerte no se hubiere efectuado sin el concurso de circunstancias preexistentes
desconocidas del culpado, o de causas imprevistas que no han dependido de su hecho, la pena
Será de presidio de siete a diez años, en el caso del artículo 405; de diez a quince años, en el
del artículo 406; y de ocho a doce años en el del artículo 407.

Homicidio Culposo Artículo 409. El que por haber obrado con imprudencia o negligencia, o
bien con impericia en su profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos,
ordenes e instrucciones, haya ocasionado la muerte de alguna persona, será castigado con
prisión de seis meses a cinco años. En la aplicación de esta pena los tribunales de justicia
apreciaran el grado de culpabilidad del agente. Si del hecho resulta la muerte de varias
personas o la muerte de una sola y las heridas de una o más, con tal que las heridas acarreen
las consecuencias previstas en el artículo 414, la pena de prisión podrá aumentar hasta ocho
años.

Homicidio Preterintencional Artículo 410. El que con actos dirigidos a ocasionar una lesión
personal, causare la muerte de alguno, será castigado con presidio de seis a ocho años, en el
caso del artículo 405; de ocho a doce años, en el caso de artículo 406; y de siete a diez años,
en el caso del artículo 407. Si la muerte no hubiese sobrevenido sin el concurso de
circunstancias preexistentes desconocidas del culpable, o de causas imprevistas o
independientes de su hecho, la pena será la de presidio de cuatro a seis años, en el caso del
artículo 405; de seis a nueve años, en el caso del artículo 406; y de cinco a siete años, en el
caso del artículo 407.

Homicidios

 Homicidio consensuado
 Homicidio negligente
 Homicidio doloso
 Homicidio vehicular
 Crimen de honor
 Homicidio por violación
 Asesinatos
o Asesinato ritual
 Sacrificio humano
o Asesinato por mandato
o Asesinato con tortura
o Linchamiento
o Asesinato sexual
o Asesinato masivo
o Asesinato en serie

Por tipo de víctima:

 Deicidio
 Democidio
 Feticidio
 Feminicidio
 Genocidio
 Infanticidio
 Magnicidio
 Pogromo
 Regicidi
 Suicidio
 Uxoricidio

Homicidios familiares

 Avunculicidio, asesinato de tío/a (véase en:Avunculicide).


 Filicidio, asesinato de hijo/a.
 Fratricidio, asesinato de hermano.
 Matricidio, homicidio de madre.
 Mariticidio, homicidio del esposo (véase en:Mariticide).
 Nepoticidio, homicidio de nieto/a (véase en:Nepoticide).
 Parricidio, homicidio de padres, madres o pariente cercano.
 Patricidio, homicidio del padre (véase en:Patricide).
 Prolicidio, homicidio de los descendientes (véase en:Prolicide).
 Soricidio, homicidio de hermana.
 Uxoricidio, homicidio de la esposa.

TEMA 1: EL HOMICIDIO Y SUS FORMAS I.- Cuestiones comunes a los delitos contra la
vida

Los delitos que protegen la vida humana independiente se recogen ahora (CP 1995) en el
Título I “el homicidio y sus formas”. Los cambios introducidos por el CP 1995 en esta
materia son básicamente dos: - Las desaparición de los delitos de infanticidio y parricidio
como tales figuras delictivas - La tipificación expresa del homicidio imprudente y de los
actos preparatorios En el estudio de este grupo de delitos existen algunas cuestiones comunes
que serán tratadas con carácter previo al análisis de cada uno de los tipos delictivos. En
concreto, se trata del examen del bien jurídico protegido y del objeto material de estos
delitos.

1.1.- El bien jurídico protegido

La opinión casi unánime lo define como la vida humana independiente. Una minoría lo
identifica con la capacidad de autodeterminación del sujeto, de modo que no se protege sólo
la realidad biológica de la vida, sino también las facultades de decisión y disposición que
conlleva dicha realidad como un todo. Esta distinta concepción tiene que ver con la
disponibilidad del bien jurídico vida. Su fundamento constitucional se sitúa en el art. 15 CE:
dcho a la vida, del que se desprende un deber de respeto y de protección a la vida por parte
del Estado. Las posiciones doctrinales sobre la disponibilidad de la vida son las siguientes: a)
la mayoría: bien indisponible. Sus argumentos: El art. 15 CE tan solo contiene una garantía
del ciudadano frente al Estado, que queda así obligado a respetar y proteger la vida frente a
los ataques ajenos. No recoge un dcho subjetivo a la vida, pues el Estado está obligado a
intervenir con independencia de su titular. Esa es la razón por la que se castiga la inducción y
auxilio al suicidio en el CP. La no incriminación del suicidio se explica por razones de
política criminal. b) Una minoría: bien disponible. Sus argumentos: una interpretación
sistemática del art. 15 CE permite sostener que en él se contiene un derecho a morir (a decidir
el momento y la forma de morir). Leer arts. 1.1, 10 y 17 CE. El derecho a morir está implícito
dentro del derecho a la vida del art. 15 CE. No puede haber un deber de vivir en aras de un
interés social (demografía, etc.) en un sistema jurídico que considera a la libertad personal
como valor superior de su ordenamiento. Por ello el suicido no se castiga en el CP. Es algo
lícito. Se castiga la participación en el suicidio, porque la facultad de disposición de su titular
está limitada a él mismo, no autoriza los ataques provenientes de terceros, pues dada la
trascendencia de la decisión de quitarse la vida, en su adopción y en la ejecución de la propia
muerte no deben interferir los terceros.

1.2.- objeto material y sujeto pasivo

El objeto material y el sujeto pasivo del delito coinciden: matar a “otro”= ser humano con
vida independiente. Hay que distinguirlo del objeto material del aborto. - límite mínimo:
¿cuándo comienza la vida humana independiente? Con el nacimiento (es un proceso, no un
hecho instantáneo): mayoría doctrinal: expulsión total del claustro materno una minoría
doctrinal: comienzo de los dolores del parto. Se rechaza porque el tipo se refiere a “otro”, lo
que indica que ha de ser un sujeto

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

ya nacido. Algún autor (González Rus) ha utilizado el criterio de la dependencia para


distinguir al nacido del no nacido, de manera que si el ataque se dirige de forma directa sobre
el feto estamos ante homicidio, mientras que si se realiza a través del cuerpo de la madre, que
es quien lo aísla y protege, estamos ante aborto. El Tribunal Supremo ha adoptado en la
mayoría de sus resoluciones por la tesis de la respiración pulmonar autónoma. Si bien, tras
este criterio se oculta el de la expulsión completa del claustro materno, refiriéndose a la
respiración pulmonar autónoma para probar que el nacido no ha muerto, pero considerando
en realidad que la vida independiente comienza con esa separación completa del claustro
materno. No obstante en alguna de sus sentencia se ha adoptado la tesis del comienzo de la
dilatación como momento del nacimiento. - límite máximo: muerte (se concibe también como
un proceso). Se utiliza un concepto legal de muerte para hacer posibles los trasplantes de
órganos. Se distingue así entre el concepto de muerte clínica: cese de las funciones
cardiorrespiratorias, y el de muerte cerebral que alude al cese de las funciones cerebrales.
Éste último es el manejado como concepto legal de muerte, siempre y cuando el cese sea
irreversible. La irreversibilidad se alcanza al transcurrir unos determinados tiempos, como
prueba de que la muerte del sujeto ha tenido lugar. Estos criterios se fijan en la legislación de
trasplantes de órganos (RD 2770/1999): cese de funciones cardiorrespiratorias y de la
actividad cerebral durante unos determinados tiempos.

II.- HOMICIDIO DOLOSO 1. Tipo de injusto

- Sujetos activo y pasivo: indiferenciados. Cualquiera puede serlo. - Conducta típica: matar a
otro: acción de matar + resultado de muerte (delito de resultado y de medios indeterminados).
Es un tipo resultativo de causar, castiga la causación de la muerte cualquiera que sea la forma
o modo de producirlo. Hay que comprobar la relación causal entre la conducta y el resultado
muerte: Primero: relación de causalidad natural que se fija, normalmente, conforme a la
teoría de la equivalencia de las condiciones que busca la ley causal general. Así, suprimido
mentalmente el disparo se elimina la muerte. Si se desconoce la ley causal general (caso de la
colza o del contergán) bastará para su determinación con el apoyo de medios sólidos
garantizados –por ejemplo, los epidemiológicos-, siempre que no sea incompatible con las
leyes causales conocidas hasta el momento. En el caso de la colza, la ciencia no pudo
determinar el agente concreto que había causado las muertes, pero si se demostró que todos
los afectados habían ingerido aceite de colza, y no se pudo demostrar que ninguna otra
sustancia produjera dichos resultados dañosos (en algún momento de la investigación se
cuestionaron los pesticidas de los tomates). Segundo: imputación objetiva del resultado: si la
acción ha creado un riesgo jurídicamente desaprobado y éste se ha materializado en el
resultado. La acción de disparar a zona vital crea un riesgo penalmente relevante para la vida
que se materializa en la muerte producida por impacto de bala en el cerebro, por ejemplo.
Hay veces en que el resultado no se produce por la acción inicialmente peligrosa, sino por
circunstancias extrañas e imprevisibles al sujeto (curso causal irregular). Ejemplo: A dispara
sobre B con intención de matarle. B muere a consecuencia del accidente de tráfico que tiene
la ambulancia que le

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transporta al hospital, dónde a buen seguro hubiera sanado con una mera intervención
quirúrgica. El Tribunal Supremo ha aplicado en numerosas sentencias la teoría de la
equivalencia corregida por la teoría de la consecuencia natural, según la cual el nexo causal
se rompe cuando el resultado no es una consecuencia natural (circunstancias preexistentes o
concomitantes como por ejemplo, una enfermedad de la víctima que incide también en el
resultado muerte) de la acción realizada, sino de un accidente extraño (circunstancias
sobrevenidas a la acción debidas a la acción de la propia víctima o de un tercero).
El homicidio se puede cometer tanto de forma activa como de forma omisiva (comisión por
omisión), aplicando el art. 11 CP, de manera que se puede imputar la muerte de una persona a
quien es garante de su vida y no ha realizado la acción que conjura el peligro y evita el
resultado de muerte, pudiendo haberlo hecho. Ejemplo: madre que deja de amamantar a su
hijo recién nacido, muriendo éste de inanición. La interpretación del homicidio en comisión
por omisión exige tener en cuenta el delito del art. 195.3 CP (omisión agravada del socorro),
en dónde pese a que el sujeto es garante (por ingerencia: creación imprudente del riesgo por
el accidente), no se le imputa el resultado, sino simplemente la no actuación, esto es, el no
haber socorrido. La doctrina discute el ámbito de aplicación de ambas figuras delictivas,
tratando de establecer si tienen o no esferas de aplicación comunes (el problema será
analizado con mayor detalle al estudiar la omisión del deber de socorro). En cualquier caso si
el comportamiento ingerente es fortuito sólo cabrá la aplicación del art. 195. 3 CP; mientras
que si dicho comportamiento ingerente es doloso no cabe duda de que será aplicable el tipo
del homicidio. La controversia reside, pues, en el caso de un comportamiento ingerente
imprudente, esto es, de una previa actuación imprudente que genera un riesgo para la vida,
que después se materializa en el resultado de muerte. Ejemplo: causación imprudente de un
incendio, no intervención posterior, pudiendo hacerlo, para salvar la vida de un sujeto. La
omisión debe ser siempre dolosa para que pueda plantearse la aplicabilidad del art. 195.3 CP
como veremos en su momento.

2.Causas de justificación: a) la más frecuente es la legítima defensa. El tribunal Supremo no


reconoce legitima defensa en caso de riña mutuamente aceptada, salvo que se dé una
desproporción de medios evidente. Remisión a los elementos estudiados en la parte general
del Derecho penal. b) Cumplimiento de un deber puede afectar a muertes producidas por los
miembros de Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones. En
este punto hay que tener en cuenta que la legislación correspondiente autoriza el uso de armas
sólo en caso de grave riesgo para la vida, integridad física propia o de terceros o grave riesgo
para la seguridad ciudadana, exigiendo el Tribunal Supremo además de la necesidad en
abstracto del uso de la fuerza, la necesidad en concreto, esto es, la necesidad de la clase y
cantidad de fuerza ejercida. Últimamente se hace referencia también a la proporcionalidad,
negándose ésta cuando la infracción que se impide por la fuerza no alcanza la categoría de
grave, por ejemplo una infracción administrativa. Ha variado, pues, la jurisprudencia inicial
del TS que admitía esta eximente sólo con la existencia de una previa agresión ilegítima.
Ahora los requisitos son más estrictos: previa intimación o advertencia del agente, que no
haya otros modos de detener, que el arma de fuego se dirija a zonas no vitales, que el delito
por el que se persigue sea de capital importancia.

3.Culpabilidad

Para la realización del homicidio basta con el dolo eventual (recordar las teorías del
consentimiento y de la probabilidad para distinguirlo de la imprudencia consciente). El dolo
directo puede coexistir con otras motivaciones. ¿Cómo se prueba la existencia de dolo? Por
ejemplo imaginemos que A agrede a B y le causa lesiones, o bien le causa la muerte. ¿Tenía
dolo de matar o dolo de lesionar? Para resolverlo se acude a la prueba de indicios, esto es, se
toman distintos hechos probados de forma indubitada, de los que se infiere la existencia de
una u otra intencionalidad. El TS baraja como indicios: las relaciones entre el autor y la
víctima, la personalidad del agresor (violenta, tranquila, impulsiva, etc.), la conducta en los
momentos precedentes al hecho, las manifestaciones durante la agresión, la clase y
dimensiones del arma, el lugar del cuerpo atacado, la reiteración en la acción agresiva, la
conducta posterior a la agresión, etc.

En el ámbito de la culpabilidad hay que considerar una forma peculiar de homicidio, el


llamado preterintencional: cuando una conducta inicialmente dolosa produce una muerte no
querida (se quiere lesionar pero se acaba matando). ¿se castiga como homicidio o como
lesiones? La solución más aceptada es la un concurso real o ideal (la mayoría) entre las
lesiones dolosas consumadas y el homicidio imprudente. No habrá homicidio
preterintencional si respecto de la muerte existiera un dolo eventual o si las lesiones fueran
inicialmente imprudentes. También sería posible admitir otras calificaciones alternativas, no
tan completas: así, sólo lesiones dolosas, o incluso sólo homicidio imprudente, solución ésta
última que se adopta por la jurisprudencia cuando no se pueden calificar las lesiones dolosas
que se habrían causado de no haberse producido la muerte. En ambas, no se recoge toda la
desvaloración del hecho producido. No admitiría nunca las calificaciones de homicidio
doloso o de lesiones imprudentes. Los problemas de ERROR que se suscitan son los
siguientes: a) dolus generalis: cuando la muerte se produce no a consecuencia de la acción de
matar realizada por el autor, sino de una acción que tiende a ocultar el delito. Ejemplo: A
estrangula a B, y creyendo que está muerto -cuando en realidad sólo está inconsciente- le
arroja al río, dónde muere ahogado. Para algunos autores este error es irrelevante, y debe
castigarse como homicidio doloso, para otros hay un error en el curso causal que puede ser
relevante según cuál sea la intencionalidad de la segunda actuación del sujeto: asegurar la
muerte (error irrelevante: homicidio doloso) o buscar el autoencubrimiento (error relevante:
concurso de delitos entre tentativa de homicidio doloso y homicidio imprudente). b) Error en
la persona: dar muerte a persona distinta de la que se había representado. Es irrelevante. Se
castiga como homicidio. c) Error en el golpe: se da muerte a persona distinta de la que se
había representado pero no por confusión de su identidad, sino porque el ataque dirigido
contra la persona a la que se quiere alcanzar, falla y matándose a otra persona que está
próxima. Se sanciona como concurso ideal de tentativa de homicidio con homicidio
imprudente.

4. Iter Criminis

Es posible la tentativa desde que se da comienzo a la ejecución. El problema es determinar


cuando comienza ésta efectivamente o lo que es lo mismo qué actos son subsumibles en el
concepto de la acción típica de matar.

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

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Como problemas generales se suscitan: a) ¿Cómo distinguir una tentativa de homicidio de
unas lesiones consumadas? LA parte objetiva es coincidente (lesión causada al sujeto). La
diferencia vendrá dada por el dolo del sujeto: si quería matar o quería lesionar. b) Los casos
de desistimiento voluntario y eficaz respecto de tentativa de homicidio pueden ser
sancionados si dicha tentativa ha causado ya unas lesiones (delito de lesiones consumado).
El art. 141 CP castiga los actos preparatorios con la pena inferior en uno o dos grados.

5.Penalidad

El homicidio doloso se castiga con la pena de 10 a 15 años de prisión e inhabilitación


absoluta como pena accesoria. - Si hay varias muertes (por ej. Explosión de bomba), se
sanciona como un concurso real. - El parentesco funciona como agravante cuando hay
relación de afectividad, aunque el TS lo ha aplicado como atenuante en algún caso en que la
mujer reacciona frente a una situación de violencia familiar habitual.

III.- HOMICIDIO IMPRUDENTE:

La imprudencia grave es constitutiva de delito (art 142.1 CP), y la leve da lugar a una falta
(art. 621.2 CP). El homicidio imprudente sólo se castiga si hay resultado. No cabe la
tentativa. Si se producen varias muertes como consecuencia de una misma infracción del
cuidado: concurso de delitos que puede ser real o ideal. La imprudencia grave, consciente o
inconsciente, se equipara a la temeraria del derogado CP: infracción del cuidado exigible al
hombre menos atento o cuidadoso, omisión de las normas más elementales de cuidado.
Ejemplos: conducir con exceso de alcohol, exceso de velocidad en población, no reducir la
velocidad ante un cruce, vulnerar las reglas de la lex artis, etc.

Los números 2 y 3 del art. 142 CP sancionan además con la privación del derecho a conducir
o a la tenencia y porte de armas, si la imprudencia tiene que ver con estos medios; y con la
pena de inhabilitación especial si el homicidio se causa por imprudencia profesional. Aunque
el TS ha distinguido entre la imprudencia del profesional (imprudencia común del
profesional en el ejercicio de su profesión) y la imprudencia profesional (equivalente
inicialmente a la impericia o falta de competencia científica o técnica para el ejercicio de la
profesión bien porque no la tuvo nunca, bien por falta de actualización, y que ahora quiere
abarcar también la negligencia o trasgresión de deberes técnicos que sólo competen al
profesional por razón de sus conocimientos especiales), lo cierto es que ésta no constituye
una categoría distinta de imprudencia, sino que alude a una cualificación del sujeto activo
para realizar actividades peligrosas propias de su profesión.

La imprudencia leve se identifica con la antigua imprudencia simple: la infracción del


cuidado exigible a una persona normalmente cuidadosa. Al igual que en el delito, en la falta
(art. 621 nº 4 y 5 CP) se prevé también la privación del derecho a conducir y a la tenencia de
armas si la imprudencia tiene que ver con estos medios. Resulta significativo que la falta de
homicidio imprudente requiere para su persecución de la denuncia de la persona agraviada (¡)
o de su representante legal (art. 621.6 CP). Ha de interpretarse como una exigencia referida a
los herederos o perjudicados por el hecho.

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IV.- El ASESINATO.

Se regula en los arts. 139 y 140 CP

- Tipo básico (art. 139 CP): matar + alevosia/precio/ensañamiento: prisión de 15 a 20 años -


Tipo agravado (art. 140 CP): prisión de 20 a 25 años.

1.- Elementos del tipo de injusto Entre las circunstancias que ahora se van a examinar y la
ejecución de la muerte ha de mediar una relación objetiva de medio a fin.

1.1. Alevosía

Se encuentra definida en el art. 22.1ª CP (leer detenidamente). Su contenido exige una


selección de medios o formas de matar que cumplan dos condiciones: asegurar el resultado,
por una parte, y evitar la defensa de la víctima, por otra. Dentro de la alevosía ha quedado
comprendida la circunstancia de veneno a la que se refería el derogado CP. Por veneno,
según la doctrina mayoritaria, hay que entender que cualquier sustancia susceptible de
producir la muerte o graves trastornos cuando es ingerida por el ser humano. Un sector
minoritario de la doctrina, en cambio, reduce el concepto a sólo las sustancias que sean
venenosas desde un punto de vista toxicológico, de manera que, por ejemplo, el azúcar no
sería veneno ni siquiera para un diabético, pues desde ese punto de vista no es considerada
sustancia venenosa.
Su naturaleza jurídica es mixta: objetivo-subjetiva: a) objetiva: uso o selección de medios o
formas de matar que aseguran el resultado y evitan la defensa. b) Subjetiva: la finalidad del
sujeto de usar dichos modos o formas de matar. Precisamente este elemento subjetivo impide
apreciar el asesinato cuando el ataque recae sobre seres constitucionalmente indefensos como
los recién nacidos, a pesar de que la tesis del TS en estos casos es considerar que hay
asesinato por alevosía. Distinto es el caso de los durmientes, en los que el elemento subjetivo
si que está presente pues estamos ante una situación reversible y temporal, por lo que habría
asesinato.

Es una circunstancia que no admite la comisión por omisión, precisamente por requerir
siempre una actuación positiva. La alevosía es compatible con otras circunstancias del
asesinato. El TS también considera compatible con el trastorno mental y con la embriaguez.
La doctrina del TS distingue distintas clases de alevosía: a) asesinato proditorio: cuando en la
agresión se da la asechanza, trampa o la emboscada. b) Asesinato áleve: cuando el ataque se
realiza de ímpetu, por sorpresa, de forma inesperada, súbita, aunque sea frente a frente. c)
Asesinato alevoso: cuando se aprovecha una situación de indefensión no provocada por el
agente, por ejemplo, una grave enfermedad, los casos de ataques a recién nacido, niños de
muy corta edad o a durmientes, etc.

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

La jurisprudencia rechaza la alevosía cuando hay riña mutuamente aceptada o ha habido


provocación. Se entiende que la víctima ha tenido posibilidad de apreciar la agresión y por
tanto que falta el elemento de la indefensión.

2.2. Precio

La circunstancia de precio también aparece contemplada en el art. 22.3ª CP, si bien existe una
pequeña diferencia entre esta circunstancia genérica y la del art. 139 CP (leer detenidamente
ambos artículos): mientras en éste último se dice matar “por” precio, en aquélla se trata de
cometer el delito “mediante” precio. Existe, pues, en el asesinato un matiz causal más fuerte.
El precio ha de ser el motivo desencadenante de la resolución delictiva de matar.
En esta circunstancia junto al precio se menciona la recompensa y la promesa, lo que lleva a
cuestionarse si su contenido debe ser siempre de carácter económico –precio-, o bien puede
tratarse de otro tipo de beneficios o prestaciones. Aquí la mayoría de la doctrina y la
jurisprudencia limitan su contenido al puramente económico, dado que de otra forma se
confundiría la circunstancia con el móvil del delito. Todos los homicidios acabarían
convirtiéndose en asesinatos por esta circunstancia. Una minoría, en cambio, amplia su
contenido a otras ventajas o beneficios –por ejemplo, un ascenso, un nombramiento, etc.-, y
eluden el inconveniente antes planteado aduciendo que lo que se exige es que la ventaja que
se obtiene no sea consecuencia de la muerte, sino más bien del acto de matar.

En cualquier caso para su aplicación basta con la promesa de obtener la ventaja, sin
necesidad de que se haya conseguido efectivamente. Es posible la comisión por omisión en
esta circunstancia y es compatible con las otras del asesinato. El problema reside en
determinar a quién se aplica: ¿al que mata por precio? ¿al que ofrece el precio para que otro
mate? ¿a ambos? a) la jurisprudencia y algún autor (Mir Puig) sostienen su aplicación a
ambos sujetos, y ello porque el inductor también comete el delito. Adviértase que mientras en
el art. 22.3ª se dice “ejecutar” el delito por precio, en el art. 139 CP se trata de cometer el
delito por precio. b) La mayoría de la doctrina entiende, en cambio, que sólo debe aplicarse al
que mata y no al que induce a otro a que mate por precio, de manera que el inductor sería
castigado como inductor de un homicidio y no de un asesinato. Pero si se ha partido de que el
precio es un elemento del delito y no una mera circunstancia agravante del homicidio (ver
naturaleza del asesinato) hay que seguir las reglas de participación, y por tanto, el principio
de accesoriedad de la responsabilidad del partícipe respecto de la del autor, y no romper el
título de imputación. Éste es un asesinato, luego, el partícipe –inductor- responde como
partícipe de un asesinato que es lo que ha realizado el autor –el que mata por precio-.

2.3 Ensañamiento

También se encuentra entre las circunstancias genéricas agravantes del art. 22. 5ª CP (leer
detenidamente). Según el art. 139.3ª el ensañamiento se produce cuando se aumenta

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido. Ello implica la existencia de tres


elementos: a) La existencia de dolor b) Su incremento c) Que sea inhumano y deliberado
Por dolor hay que entender la existencia de padecimientos físicos o psíquicos, previos a la
muerte y estando consciente el ofendido, pues de otra manera no puede sufrirlos. Es
indiferente que recaigan directamente sobre éste o a través de un tercero.

Incremento del dolor supone que el que se causa ha de ser distinto al de la propia muerte. No
son suficientes para apreciar ensañamiento la repetición de golpes si son necesarios para dar
muerte o están dentro del ímpetu pasional del agresor. El TS tradicionalmente ha interpretado
esta circunstancia de forma objetiva, aplicándola cuando el sufrimiento inferido no era
necesario para la forma de matar elegida (aumento cuantitativo del dolor: se causa otro dolor
adicional). Recientemente se ha abierto otra línea jurisprudencia que amplia la interpretación
y por tanto su aplicación a otros casos, en los que se produce un aumento cualitativo del
dolor, esto es, un exceso notable del sufrimiento que en general supone el homicidio. Así por
ejemplo, matar con fuego, ahorcado, con algunos venenos particularmente dolorosos.

Ese incremento ha de ser deliberado e inhumano. Ello implica una selección de medios
gratuitamente dolorosos, esto es, innecesarios para producir la muerte. Hay, pues, un
elemento subjetivo evidente que falta cuando la repetición de golpes se debe al ímpetu
pasional. La representación anticipada del sufrimiento de la víctima resulta incompatible con
la cólera, el ímpetu o el arrebato del momento.

Esta circunstancia no admite la comisión por omisión. Es compatible con el resto de


circunstancias del asesinato, así como con las eximentes incompletas de anomalía o
alteración psíquicas.

3.- Culpabilidad

El asesinato sólo se castiga en su versión dolosa: se trata de matar “con” o matar “por”...., lo
que indica un contenido finalístico incompatible con la imprudencia.

Ahora bien, ¿se puede cometer el asesinato por dolo eventual o sólo cabe el dolo directo?
Para la mayoría de la doctrina no es posible el dolo eventual. Se exige, por tanto, siempre
dolo directo. Una minoría, en cambio, admite el dolo eventual en el asesinato, tanto si lo
representado y aceptado como probable es la muerte como la existencia de una de las
circunstancias de este delito (Bacigalupo, Sánchez Tomás). Hay quien, sin embargo, restringe
la posibilidad de dolo eventual sólo a la producción de la muerte, exigiendo en todo caso dolo
directo respecto a la existencia de alevosía, ensañamiento o precio (Mapelli). Así torturar a
alguien cuando no se persigue la muerte o un ritual satánico en el que acontece la muerte. En
mi opinión, parece que sólo sería posible el dolo directo, al menos, respecto de las
circunstancias, debido precisamente al contenido finalístico comentado, y porque exigen
también un determinado ánimo del sujeto: en el ensañamiento, por ejemplo, un aumento
deliberado del dolor; en el precio, el “por”; en la alevosía, el prevalimiento del medio.

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En cuanto al error, todo depende de si las circunstancias se consideran circunstancias


agravantes del homicidio o elementos del tipo de asesinato (ver lo dicho en la naturaleza del
asesinato).

4.- Participación

El problema que se presenta en esta materia es el de la comunicabilidad de las circunstancias


a los partícipes. Por ejemplo, supongamos que el cómplice desconoce que el autor mata con
alevosía o por precio. ¿será castigado como cómplice de asesinato o como cómplice de
homicidio? La respuesta depende de la naturaleza de tipo autónomo o tipo agravado del
homicidio que se le atribuya. a) si se estima que es un homicidio agravado, habrá de aplicarse
el art. 65 CP (leer detenidamente), según el cuál las circunstancias subjetivas (características
personales) se aplican a aquellos sujetos en quienes concurran, mientras que las objetivas
(referidas al hecho) se aprecian a aquellos que las conozcan. El art. 65.3 CP permite al juez
rebajar la pena en un grado cuando en el inductor o en el cooperador necesario no concurran
las circunstancias personales que fundamentan la culpabilidad del autor. El precio es una
circunstancia personal e incomunicable, pues se aplica al que mata por precio, que es quien
manifiesta una aptitud más reprobable ante la vida de otro. Según el art. 65.3, podría
rebajarse la pena en un grado para el inductor que paga el precio para que otro mate, aunque
aquí depende de la interpretación más o menos extensiva que dé a la circunstancia (ver
circunstancia de precio). La alevosía y el ensañamiento tienen carácter objetivo, son formas
de ejecución, por lo que se comunica a quienes las conocen. Así, en el ejemplo expuesto, el
cómplice lo sería de un homicidio. b) Si se considera al asesinato un tipo autónomo se han de
aplicar las reglas de accesoriedad y título imputación que rigen en la participación, según las
cuales se extiende la calificación a todos los que conocen la circunstancia. En el ejemplo
propuesto, el cómplice lo sería de un asesinato, pero sufriría un error de tipo, que habría que
determinar si es o no vencible. Estos mismos criterios deben seguirse para la aplicación de la
hiperagravación del art. 140 CP.

5.-Iter criminis
Al igual que en el homicidio, se castigan los actos preparatorios (art. 141 CP). La tentativa
también es posible, pues es un delito de resultado. En esta materia son varias las cuestiones:
a) ¿Cuándo comienza la ejecución en el asesinato? ¿Con la circunstancia o con la acción de
matar, pues a veces no coinciden temporalmente? Hay que entender que el comienzo se
refiere a la acción de matar, no a las circunstancias. Por tanto, el pago o la promesa del precio
para matar a otro no constituye una tentativa de asesinato, sino un acto preparatorio punible.
Aunque un sector minoritario disiente de esta conclusión, pues considera que al ser el precio
un elemento del tipo hay comienzo de ejecución. b) ¿qué ocurre en los casos de realización
parcial de la circunstancia o cuándo ésta sobreviene o desaparece en el proceso de ejecución
de la muerte? Son varias las posibilidades: 1. Realización parcial de la circunstancia,
produciéndose la muerte. Por ejemplo, no se logra aumentar el dolor del ofendido, aunque se
intenta o se sorprende al que está al acecho. Aquí, la mayoría entienden que se da un
homicidio

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

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consumado, pues no se ha logrado ejecutar de forma completa la circunstancia. Una minoría


aboga por aplicar un concurso ideal entre la tentativa de asesinato y el homicidio doloso
consumado. 2. Se consuma la circunstancia, pero no así la muerte, que tiene lugar en un
momento posterior sin la circunstancia. Por ejemplo, se dispara alevosamente sin conseguir
acertar, lo que permite advertir el peligro a la víctima que se pone a cubierto, siendo
alcanzada poco después por otro disparo que ya no es alevoso. Aquí la mayoría de la doctrina
aplica un concurso ideal de delitos entre la tentativa de asesinato y el homicidio doloso
consumado. Otro sector entiende que es un concurso real, no ideal. 3. Se comienza el delito
sin circunstancia, pero la muerte se consuma con ella. Aquí la solución propuesta por TS y
por la doctrina es distinta. El TS considera que las circunstancias deben estar presentes desde
el principio y hasta el final de la ejecución, de manera que sólo castiga por homicidio. La
doctrina, en cambio, entiende que hay sólo un asesinato, pues siempre que no exista una
desconexión temporal entre la acción inicial y la muerte se produce una unidad de acción, de
manera que la tentativa de homicidio queda absorbida (ppio de consunción) por el asesinato
consumado. Estos son los llamados casos de alevosía sobrevenida, que el TS niega que
existan, pues cuando aprecia la existencia de asesinato en concurso con tentativa de
homicidio es porque entiende que no hay una sola acción, sino dos al haberse producido entre
ambas una interrupción temporal.

6.- Penalidad:
Art. 139 CP: prisión de 15 a 20 años Art. 140 CP: prisión de 20 a 25 años. La cuestión es
¿cuándo se aplica? ¿cuándo concurran dos circunstancias o las tres del asesinato? El art. 140
CP dice “concurran más de una”. Ello se puede interpretar de una de estas maneras: a) más de
una son dos, al menos; b) más de una, aparte de la que es necesaria para apreciar el asesinato,
lo que nos lleva a exigir la concurrencia de tres: una para el asesinato, otra y la tercera que es
la “más de una”. Con esta última interpretación se busca restringir el ámbito de aplicación de
un tipo agravado como el del art. 140 CP que da un salto en el marco penal muy significativo
respecto del tipo básico del art. 139 CP. En todo caso, se niega eficacia de agravante
genérica a los efectos del art. 66 CP (leerlo) a las circunstancias del asesinato.

V.- INDUCCIÓN Y COOPERACIÓN NECESARIA AL SUICIDIO

En el art. 143 CP se recogen diversos tipos penales: - inducción al suicidio - cooperación


necesaria al suicidio - colaboración ejecutiva al suicidio - supuestos de eutanasia

Cuestión previa al análisis de estos tipos penales es la de determinar si el suicidio es o no un


derecho del individuo, lo que dependerá en definitiva de cómo se configure el bien jurídico
vida humana independiente: disponible o indisponible. a) La posición doctrinal mayoritaria
entiende que el suicidio no es un derecho, porque la vida es un bien jurídico indisponible, de
manera que darse muerte a uno mismo es un acto ilícito que, sin embargo, no se pena por
razones de

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

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política-criminal (ningún efecto preventivo tiene la pena frente a alguien que quiere
suicidarse). b) Una minoría, en cambio, considera el suicidio un acto lícito, dado que para
ellos la vida es un bien jurídico disponible. Ello no impide exigir que en la adopción de la
decisión de darse muerte y en su ejecución no deban interferir terceros (inductor, ejecutor,
cooperador, etc.). Así, explican que la inducción al suicidio un hecho lícito- se sancione
porque el síndrome presuicidal hace más vulnerable al sujeto a los influjos externos, por lo
que necesita una protección adicional. En el caso de la cooperación, porque la intervención
del tercero hace irreversible un proceso que debe quedar siempre bajo dominio y control del
suicida.

¿Qué consecuencias tiene este último entendimiento? 1) No impedir un suicidio ajeno –algo
lícito- es un hecho que no genera responsabilidad penal. En primer lugar, no hay auxilio al
suicidio porque dicha colaboración no puede ser omisiva. En segundo lugar, tampoco hay
omisión del deber de socorro porque el suicida no está desamparado. En tercer lugar,
tampoco hay homicidio en comisión por omisión porque el consentimiento de la víctima
cancela la posible posición de garante del tercero. 2) El derecho a la disponibilidad de la vida
conlleva el de rechazar tratamientos salvadores. Su aplicación contra la voluntad de la
víctima podrá suponer un delito de coacciones.

2.-Elementos comunes a las diversas figuras delictivas

1º.-El suicidio

Se define como la muerte directamente querida que una persona imputable se causa a sí
misma. Es un acto lícito –no prohibido por el ordenamiento jurídico-, por lo que el castigo de
algunas formas de participación en el mismo requiere su tipificación expresa, ya que de otra
forma por el principio de accesoriedad que rige en la participación resultarían impunes. Estos
tipos se configuran como tipos privilegiados respecto al homicidio. Requisitos: a) acto de la
voluntad válido, libre y expreso. Ello supone dos cosas: - ¿qué capacidad debe tener el
sujeto? Distintas soluciones: unos aluden a la misma capacidad que para consentir en las
lesiones (mayor edad y capaz); otros exigen que sea imputable; y finalmente hay quien
sostiene que basta con una capacidad natural de juicio, esto es, con comprender el sentido y
trascendencia de la resolución en relación con el bien jurídico. Ésta última posición parece
estar más de acuerdo con la Ley de Autonomía del Paciente que en su art. 9.3 c) exige sólo
que “el menor de edad sea capaz intelectual y emocionalmente de comprender el alcance...”. -
La decisión tiene que adoptarse sin vicios. La violencia e intimidación la excluyen. El error
la invalida a veces: si versa sobre la naturaleza del acto –darse muerte-, invalida el
consentimiento; si versa, en cambio, sobre el motivo de darse muerte, es válida la decisión.
Por ejemplo, A se suicida porque B va a suicidarse también después, lo que no ocurre.

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b) debe querer su propia muerte con dolo directo, no con dolo eventual. Ello permite dejar
fuera del concepto de suicidio los casos de huelga de hambre, rechazo de transfusiones de
sangre, en los que el sujeto no quiere realmente morir. Si faltan estos requisitos se estará ante
una conducta propia del homicidio o del asesinato.

2º La muerte
Para la punición en estos tipos penales se requiere la producción de la muerte del suicida.
¿Qué naturaleza jurídica tiene esta muerte? ¿es el resultado del delito? ¿es una condición
objetiva de punibilidad? (Revisar estos conceptos en la Parte General). - En el homicidio a
petición, la muerte es el resultado del delito - En la inducción y cooperación necesaria al
suicidio hay discusión: a) para unos (doctrina dominante), la muerte del suicida es el
resultado del delito, lo que permite castigar como tentativa los casos en que realizada la
inducción o la cooperación necesaria el suicida falla en su intento de darse muerte. b) Otra
posición doctrinal minoritaria, sostiene que no puede ser el resultado del delito porque el
hecho en sí –el suicidio- es un acto lícito. Además su catalogación como resultado obligaría a
castigar la inducción y la cooperación a un suicidio que quedara en tentativa, lo que supone
un adelantamiento de las barreras de protección penal –se castiga la tentativa de una forma de
participación-. Se propone, pues, su consideración como condición objetiva de punibilidad o
condición de relevancia jurídica del hecho. La tentativa en estos casos sería impune, de
manera que si el suicida no consigue darse muerte efectivamente, la inducción o el auxilio no
serían punibles.

3.-Inducción al suicidio (art. 143, 1)

Tipo de injusto:

- La inducción exige que se hace nacer en el suicida la voluntad de darse muerte, no basta,
pues, con reforzar la decisión de suicidarse que ya pudiera tener el suicida. - Como toda
inducción ha de ser directa, eficaz y ejercerse sobre persona determinada (revisar estos
conceptos de la Parte General). - Es una actuación de carácter moral, no material, en la que
tienen cabida todos los medios, salvo la coacción física o la intimidación. En estos casos, se
convierte en autor de un homicidio u asesinato. Si el sujeto tenía ya la idea de suicidarse y
sólo se le refuerza esa idea entonces no estamos ante inducción, sino ante un auxilio que
deberá valorarse como necesario o no necesario para determinar su punición o no.

Culpabilidad: Sólo cabe dolo directo

Formas de aparición:

-No caben las formas de participación, porque lo que se tipifica es ya una forma de
participación.
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- Según la opinión minoritaria en la doctrina, tampoco es posible la tentativa, dado que la


voluntad legal es castigar estas conductas cuando se produzca la muerte del suicida. La
doctrina dominante, en cambio, considera punible la tentativa de estos delitos siempre que se
haya comenzado a ejecutar la muerte.

4.- Cooperación necesaria al suicidio (art. 143, 2)

-Se trata también de la tipificación de una forma de participación. El verdadero autor del
hecho es el suicida, por lo que se requiere una petición expresa que acredite una voluntad
seria y firme de morir. -La conducta típica consiste en colaborar de forma necesaria, no en
ejecutar materialmente la muerte. Caben tanto aportaciones materiales o física como
aportaciones psíquicas (por ej., proporcionar información sobre determinado método para
morir). - Se discute si es posible la cooperación necesaria por omisión. La mayoría la admite,
pero lo cierto es que el CP dice textualmente: cooperar con actos necesarios, lo que debe
excluir los comportamientos omisivos. La jurisprudencia hasta el momento rechaza la
cooperación necesaria omisiva. -Culpabilidad: dolo directo tanto respecto del acto de
cooperación en sí como respecto a su incidencia en la ejecución del suicidio. -Formas de
aparición: No caben formas de participación por tratarse de la tipificación de una forma de
participación, pero si es posible la coautoría –coauxilio-. Tampoco es viable la tentativa.

5.- Homicidio a petición (art. 143, 3)

1º.- ¿se trata también de una forma de participación en el hecho de otro (el suicida) o es un
delito próximo al homicidio, sólo que consentido? Resulta difícil hablar de suicidio cuando la
muerte la causa un tercero. De manera que se encuentra más próximo al homicidio, lo que se
constata por la pena, que es más grave que en el caso de la cooperación necesaria. En este
delito, es el suicida el que se convierte en inductor del tercero para que sea éste el que cause
la propia muerte. 2º.- ¿basta con el consentimiento del suicida o se exige una petición? Una
interpretación sistemática con el art. 143, 4 CP, lleva a exigir una petición expresa, seria e
inequívoca de la víctima. Se trata, pues, de un homicidio a petición y no de un homicidio
consentido. Respecto del homicidio puede afirmarse que estamos ante un tipo privilegiado,
pues conlleva menos pena que éste. La petición exige los requisitos de capacidad y validez
antes tratados. No cabe la comisión por omisión, dado que la voluntad legal es castigar sólo
hechos activos. Se exige dolo directo. Aquí si cabe la tentativa, porque la muerte del suicida
es el resultado del delito, y cabe la participación también porque lo que se tipifica es una
conducta de autoría.

6.- Eutanasia

El art. 143, 4 CP atenúa la pena que corresponde a los tipos de cooperación necesaria al
suicidio y de homicidio a petición por la petición seria, inequívoca y expresa de la víctima,
siempre que ésta sufriera una enfermedad grave de determinadas características. No cabe la
omisión, ni tampoco los comportamientos indirectos como la

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

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desconexión de aparatos mecánicos de mantenimiento artificial de la vida o el uso de


lenitivos.

Eutanasia quiere decir “muerte dulce”, esto es, causación de muerte sin dolor del enfermo
incurable y con el fin de poner término a sus padecimientos. Clases de eutanasia: 1- Activa,
si se causa la muerte por acciones, y pasiva si la muerte se produce por la omisión de
actuaciones o tratamientos necesarios para mantener la vida. 2- Directa cuando produce la
muerte del paciente además de aliviar su dolor; e indirecta si alivia el dolor acortando
paulatinamente la vida.

¿cuál es el concepto de eutanasia que maneja el art. 143, 4 CP? Se recoge tan sólo una
descripción objetiva de los presupuestos de la atenuación que hacen referencia a una
determinada situación del sujeto pasivo, pero no se alude ni a los móviles de piedad o
solidaridad del autor (otras razones para matar: económicas, de venganza, etc.) ni a la forma
de dar muerte (sin dolor o dulce). A pesar de ello, algunos autores deducen la existencia
implícita de un ánimo de procurar una muerte dulce.

Presupuestos legales de la situación eutanásica: a) petición del enfermo: es algo más que un
mero consentir o aceptar la sugerencia ajena. Es una solicitud. - expresa: manifestada de
alguna manera. Con lo que quedan fuera los casos en que no puede emitirse voluntad alguna,
sin que quepa en esta materia representación alguna (nadie puede dar el consentimiento en su
nombre). Ahora bien, ¿qué pasa con los supuestos de testamento vital o de instrucciones
previas como los denomina la Ley de Autonomía del Paciente 41/2002? Aquí bien podría
aceptarse su validez dado que el tipo penal no exige que la petición tenga que efectuarse en
un momento determinado. - Seria: decisión debe ser reflexiva y firme, esto es, que no se
modifique con el transcurso del tiempo - Inequívoca: que no de lugar a dudas o que no dé
lugar a varias interpretaciones. - Capacidad del sujeto: bastará con el entendimiento natural:
capacidad de comprender la naturaleza de la situación y el alcance de su petición. El
problema siempre se presentará en los casos de niños de corta edad o de enfermos mentales
(¿bastará la decisión del juez o del representante legal?). b) Enfermedad grave que provoque
una de estas dos situaciones: 1. que conduzca necesariamente a la muerte. Lo que implica que
no cabe curación –grave- y que la muerte puede establecerse en un plazo relativamente
determinable y próximo al fallecimiento, sin necesidad de que se encuentre en la fase
terminal. En el Derecho comparado este plazo se estima en una producción probable de la
muerte en seis meses. No basta, pues, con que se trate de un enfermo crónico –por ejemplo,
artritis, artrosis, diabetes, etc.-, pero tampoco es necesario que haya padecimientos o dolores.
2. que produzca graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar. Aquí se incluirán
los casos de situaciones penosas provocadas por la imperfecta eficacia de la medicina que
permite mantener con vida a sujetos que antes tenían una muerte temprana. La cuestión es si
muchos de estos casos pueden considerarse verdaderas enfermedades. La vía para su
introducción en este apartado es entender que en cuanto necesitan

Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino

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atención médica periódica están más cerca de la enfermedad que de la salud. Se incluyen no
sólo los dolores físicos sino también los psíquicos producidos, por ejemplo, por determinadas
parálisis o invalidez. El carácter de permanencia alude a que sean duraderos en el tiempo, lo
que no significa que se puedan atenuar de forma cíclica o circunstancial o con la
administración de fuertes analgésicos. Bien entendido que en ambas situaciones el carácter
mortal de al enfermedad o la eliminación de los padecimientos se fija conforme al estado de
la ciencia en el momento en el que se produce la conducta típica, sin tener en cuenta, por
tanto, posibles nuevos descubrimientos posteriores. Así las cosas ¿cuál es el ámbito de
aplicación del art. 143, 4 CP, o lo que es lo mismo cuáles son supuestos de eutanasia
punibles? Tan sólo la eutanasia activa directa, quedando despenalizados los casos de
eutanasia activa indirecta y de eutanasia pasiva directa o indirecta. Asimismo también se
despenalizan las conductas de complicidad. Con la inclusión en el CP de 1995 de este último
apartado en el art. 143 CP se ha cerrado la vía a la impunidad en los casos de eutanasia activa
directa, en los que antes de esta fecha podía tener cabida un estado de necesidad
(padecimientos-vida) o una disminución del culpabilidad. De lege ferenda se propone, pues,
reducir la interpretación de la cooperación necesaria a los casos en que el cooperador controle
todo el proceso delictivo hasta la producción de la muerte, esto es, su identificación con la
cooperación ejecutiva, dejando impunes aquellas colaboraciones en las que la producción de
la muerte requiere una actuación final del suicida que domina, así, su propia muerte, así como
los supuestos omisivos.

3.Culpabilidad
Para la realización del homicidio basta con el dolo eventual (recordar las teorías del
consentimiento y de la probabilidad para distinguirlo de la imprudencia consciente). El dolo
directo puede coexistir con otras motivaciones. ¿Cómo se prueba la existencia de dolo? Por
ejemplo imaginemos que A agrede a B y le causa lesiones, o bien le causa la muerte. ¿Tenía
dolo de matar o dolo de lesionar? Para resolverlo se acude a la prueba de indicios, esto es, se
toman distintos hechos probados de forma indubitada, de los que se infiere la existencia de
una u otra intencionalidad. El TS baraja como indicios: las relaciones entre el autor y la
víctima, la personalidad del agresor (violenta, tranquila, impulsiva, etc.), la conducta en los
momentos precedentes al hecho, las manifestaciones durante la agresión, la clase y
dimensiones del arma, el lugar del cuerpo atacado, la reiteración en la acción agresiva, la
conducta posterior a la agresión, etc.

En el ámbito de la culpabilidad hay que considerar una forma peculiar de homicidio, el


llamado preterintencional: cuando una conducta inicialmente dolosa produce una muerte no
querida (se quiere lesionar pero se acaba matando). ¿se castiga como homicidio o como
lesiones? La solución más aceptada es la un concurso real o ideal (la mayoría) entre las
lesiones dolosas consumadas y el homicidio imprudente. No habrá homicidio
preterintencional si respecto de la muerte existiera un dolo eventual o si las lesiones fueran
inicialmente imprudentes. También sería posible admitir otras calificaciones alternativas, no
tan completas: así, sólo lesiones dolosas, o incluso sólo homicidio imprudente, solución ésta
última que se adopta por la jurisprudencia cuando no se pueden calificar las lesiones dolosas
que se habrían causado de no haberse producido la muerte. En ambas, no se recoge toda la
desvaloración del hecho producido. No admitiría nunca las calificaciones de homicidio
doloso o de lesiones imprudentes. Los problemas de ERROR que se suscitan son los
siguientes: a) dolus generalis: cuando la muerte se produce no a consecuencia de la acción de
matar realizada por el autor, sino de una acción que tiende a ocultar el delito. Ejemplo: A
estrangula a B, y creyendo que está muerto -cuando en realidad sólo está inconsciente- le
arroja al río, dónde muere ahogado. Para algunos autores este error es irrelevante, y debe
castigarse como homicidio doloso, para otros hay un error en el curso causal que puede ser
relevante según cuál sea la intencionalidad de la segunda actuación del sujeto: asegurar la
muerte (error irrelevante: homicidio doloso) o buscar el autoencubrimiento (error relevante:
concurso de delitos entre tentativa de homicidio doloso y homicidio imprudente). b) Error en
la persona: dar muerte a persona distinta de la que se había representado. Es irrelevante. Se
castiga como homicidio. c) Error en el golpe: se da muerte a persona distinta de la que se
había representado pero no por confusión de su identidad, sino porque el ataque dirigido
contra la persona a la que se quiere alcanzar, falla y matándose a otra persona que está
próxima. Se sanciona como concurso ideal de tentativa de homicidio con homicidio
imprudente.

4. Iter Criminis

Es posible la tentativa desde que se da comienzo a la ejecución. El problema es determinar


cuando comienza ésta efectivamente o lo que es lo mismo qué actos son subsumibles en el
concepto de la acción típica de matar.
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Como problemas generales se suscitan: a) ¿Cómo distinguir una tentativa de homicidio de


unas lesiones consumadas? LA parte objetiva es coincidente (lesión causada al sujeto). La
diferencia vendrá dada por el dolo del sujeto: si quería matar o quería lesionar. b) Los casos
de desistimiento voluntario y eficaz respecto de tentativa de homicidio pueden ser
sancionados si dicha tentativa ha causado ya unas lesiones (delito de lesiones consumado).
El art. 141 CP castiga los actos preparatorios con la pena inferior en uno o dos grados.

5.Penalidad

El homicidio doloso se castiga con la pena de 10 a 15 años de prisión e inhabilitación


absoluta como pena accesoria. - Si hay varias muertes (por ej. Explosión de bomba), se
sanciona como un concurso real. - El parentesco funciona como agravante cuando hay
relación de afectividad, aunque el TS lo ha aplicado como atenuante en algún caso en que la
mujer reacciona frente a una situación de violencia familiar habitual.

III.- HOMICIDIO IMPRUDENTE:

La imprudencia grave es constitutiva de delito (art 142.1 CP), y la leve da lugar a una falta
(art. 621.2 CP). El homicidio imprudente sólo se castiga si hay resultado. No cabe la
tentativa. Si se producen varias muertes como consecuencia de una misma infracción del
cuidado: concurso de delitos que puede ser real o ideal. La imprudencia grave, consciente o
inconsciente, se equipara a la temeraria del derogado CP: infracción del cuidado exigible al
hombre menos atento o cuidadoso, omisión de las normas más elementales de cuidado.
Ejemplos: conducir con exceso de alcohol, exceso de velocidad en población, no reducir la
velocidad ante un cruce, vulnerar las reglas de la lex artis, etc.

Los números 2 y 3 del art. 142 CP sancionan además con la privación del derecho a conducir
o a la tenencia y porte de armas, si la imprudencia tiene que ver con estos medios; y con la
pena de inhabilitación especial si el homicidio se causa por imprudencia profesional. Aunque
el TS ha distinguido entre la imprudencia del profesional (imprudencia común del
profesional en el ejercicio de su profesión) y la imprudencia profesional (equivalente
inicialmente a la impericia o falta de competencia científica o técnica para el ejercicio de la
profesión bien porque no la tuvo nunca, bien por falta de actualización, y que ahora quiere
abarcar también la negligencia o trasgresión de deberes técnicos que sólo competen al
profesional por razón de sus conocimientos especiales), lo cierto es que ésta no constituye
una categoría distinta de imprudencia, sino que alude a una cualificación del sujeto activo
para realizar actividades peligrosas propias de su profesión.

La imprudencia leve se identifica con la antigua imprudencia simple: la infracción del


cuidado exigible a una persona normalmente cuidadosa. Al igual que en el delito, en la falta
(art. 621 nº 4 y 5 CP) se prevé también la privación del derecho a conducir y a la tenencia de
armas si la imprudencia tiene que ver con estos medios. Resulta significativo que la falta de
homicidio imprudente requiere para su persecución de la denuncia de la persona agraviada (¡)
o de su representante legal (art. 621.6 CP). Ha de interpretarse como una exigencia referida a
los herederos o perjudicados por el hecho.

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IV.- El ASESINATO.

Se regula en los arts. 139 y 140 CP

- Tipo básico (art. 139 CP): matar + alevosia/precio/ensañamiento: prisión de 15 a 20 años -


Tipo agravado (art. 140 CP): prisión de 20 a 25 años.

1.- Elementos del tipo de injusto Entre las circunstancias que ahora se van a examinar y la
ejecución de la muerte ha de mediar una relación objetiva de medio a fin.

1.1. Alevosía

Se encuentra definida en el art. 22.1ª CP (leer detenidamente). Su contenido exige una


selección de medios o formas de matar que cumplan dos condiciones: asegurar el resultado,
por una parte, y evitar la defensa de la víctima, por otra. Dentro de la alevosía ha quedado
comprendida la circunstancia de veneno a la que se refería el derogado CP. Por veneno,
según la doctrina mayoritaria, hay que entender que cualquier sustancia susceptible de
producir la muerte o graves trastornos cuando es ingerida por el ser humano. Un sector
minoritario de la doctrina, en cambio, reduce el concepto a sólo las sustancias que sean
venenosas desde un punto de vista toxicológico, de manera que, por ejemplo, el azúcar no
sería veneno ni siquiera para un diabético, pues desde ese punto de vista no es considerada
sustancia venenosa.

Su naturaleza jurídica es mixta: objetivo-subjetiva: a) objetiva: uso o selección de medios o


formas de matar que aseguran el resultado y evitan la defensa. b) Subjetiva: la finalidad del
sujeto de usar dichos modos o formas de matar. Precisamente este elemento subjetivo impide
apreciar el asesinato cuando el ataque recae sobre seres constitucionalmente indefensos como
los recién nacidos, a pesar de que la tesis del TS en estos casos es considerar que hay
asesinato por alevosía. Distinto es el caso de los durmientes, en los que el elemento subjetivo
si que está presente pues estamos ante una situación reversible y temporal, por lo que habría
asesinato.

Es una circunstancia que no admite la comisión por omisión, precisamente por requerir
siempre una actuación positiva. La alevosía es compatible con otras circunstancias del
asesinato. El TS también considera compatible con el trastorno mental y con la embriaguez.
La doctrina del TS distingue distintas clases de alevosía: a) asesinato proditorio: cuando en la
agresión se da la asechanza, trampa o la emboscada. b) Asesinato áleve: cuando el ataque se
realiza de ímpetu, por sorpresa, de forma inesperada, súbita, aunque sea frente a frente. c)
Asesinato alevoso: cuando se aprovecha una situación de indefensión no provocada por el
agente, por ejemplo, una grave enfermedad, los casos de ataques a recién nacido, niños de
muy corta edad o a durmientes, etc.

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La jurisprudencia rechaza la alevosía cuando hay riña mutuamente aceptada o ha habido


provocación. Se entiende que la víctima ha tenido posibilidad de apreciar la agresión y por
tanto que falta el elemento de la indefensión.

2.2. Precio
La circunstancia de precio también aparece contemplada en el art. 22.3ª CP, si bien existe una
pequeña diferencia entre esta circunstancia genérica y la del art. 139 CP (leer detenidamente
ambos artículos): mientras en éste último se dice matar “por” precio, en aquélla se trata de
cometer el delito “mediante” precio. Existe, pues, en el asesinato un matiz causal más fuerte.
El precio ha de ser el motivo desencadenante de la resolución delictiva de matar.

En esta circunstancia junto al precio se menciona la recompensa y la promesa, lo que lleva a


cuestionarse si su contenido debe ser siempre de carácter económico –precio-, o bien puede
tratarse de otro tipo de beneficios o prestaciones. Aquí la mayoría de la doctrina y la
jurisprudencia limitan su contenido al puramente económico, dado que de otra forma se
confundiría la circunstancia con el móvil del delito. Todos los homicidios acabarían
convirtiéndose en asesinatos por esta circunstancia. Una minoría, en cambio, amplia su
contenido a otras ventajas o beneficios –por ejemplo, un ascenso, un nombramiento, etc.-, y
eluden el inconveniente antes planteado aduciendo que lo que se exige es que la ventaja que
se obtiene no sea consecuencia de la muerte, sino más bien del acto de matar.

En cualquier caso para su aplicación basta con la promesa de obtener la ventaja, sin
necesidad de que se haya conseguido efectivamente. Es posible la comisión por omisión en
esta circunstancia y es compatible con las otras del asesinato. El problema reside en
determinar a quién se aplica: ¿al que mata por precio? ¿al que ofrece el precio para que otro
mate? ¿a ambos? a) la jurisprudencia y algún autor (Mir Puig) sostienen su aplicación a
ambos sujetos, y ello porque el inductor también comete el delito. Adviértase que mientras en
el art. 22.3ª se dice “ejecutar” el delito por precio, en el art. 139 CP se trata de cometer el
delito por precio. b) La mayoría de la doctrina entiende, en cambio, que sólo debe aplicarse al
que mata y no al que induce a otro a que mate por precio, de manera que el inductor sería
castigado como inductor de un homicidio y no de un asesinato. Pero si se ha partido de que el
precio es un elemento del delito y no una mera circunstancia agravante del homicidio (ver
naturaleza del asesinato) hay que seguir las reglas de participación, y por tanto, el principio
de accesoriedad de la responsabilidad del partícipe respecto de la del autor, y no romper el
título de imputación. Éste es un asesinato, luego, el partícipe –inductor- responde como
partícipe de un asesinato que es lo que ha realizado el autor –el que mata por precio-.

2.3 Ensañamiento

También se encuentra entre las circunstancias genéricas agravantes del art. 22. 5ª CP (leer
detenidamente). Según el art. 139.3ª el ensañamiento se produce cuando se aumenta

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deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido. Ello implica la existencia de tres


elementos: a) La existencia de dolor b) Su incremento c) Que sea inhumano y deliberado

Por dolor hay que entender la existencia de padecimientos físicos o psíquicos, previos a la
muerte y estando consciente el ofendido, pues de otra manera no puede sufrirlos. Es
indiferente que recaigan directamente sobre éste o a través de un tercero.

Incremento del dolor supone que el que se causa ha de ser distinto al de la propia muerte. No
son suficientes para apreciar ensañamiento la repetición de golpes si son necesarios para dar
muerte o están dentro del ímpetu pasional del agresor. El TS tradicionalmente ha interpretado
esta circunstancia de forma objetiva, aplicándola cuando el sufrimiento inferido no era
necesario para la forma de matar elegida (aumento cuantitativo del dolor: se causa otro dolor
adicional). Recientemente se ha abierto otra línea jurisprudencia que amplia la interpretación
y por tanto su aplicación a otros casos, en los que se produce un aumento cualitativo del
dolor, esto es, un exceso notable del sufrimiento que en general supone el homicidio. Así por
ejemplo, matar con fuego, ahorcado, con algunos venenos particularmente dolorosos.

Ese incremento ha de ser deliberado e inhumano. Ello implica una selección de medios
gratuitamente dolorosos, esto es, innecesarios para producir la muerte. Hay, pues, un
elemento subjetivo evidente que falta cuando la repetición de golpes se debe al ímpetu
pasional. La representación anticipada del sufrimiento de la víctima resulta incompatible con
la cólera, el ímpetu o el arrebato del momento.

Esta circunstancia no admite la comisión por omisión. Es compatible con el resto de


circunstancias del asesinato, así como con las eximentes incompletas de anomalía o
alteración psíquicas.

3.- Culpabilidad

El asesinato sólo se castiga en su versión dolosa: se trata de matar “con” o matar “por”...., lo
que indica un contenido finalístico incompatible con la imprudencia.

Ahora bien, ¿se puede cometer el asesinato por dolo eventual o sólo cabe el dolo directo?
Para la mayoría de la doctrina no es posible el dolo eventual. Se exige, por tanto, siempre
dolo directo. Una minoría, en cambio, admite el dolo eventual en el asesinato, tanto si lo
representado y aceptado como probable es la muerte como la existencia de una de las
circunstancias de este delito (Bacigalupo, Sánchez Tomás). Hay quien, sin embargo, restringe
la posibilidad de dolo eventual sólo a la producción de la muerte, exigiendo en todo caso dolo
directo respecto a la existencia de alevosía, ensañamiento o precio (Mapelli). Así torturar a
alguien cuando no se persigue la muerte o un ritual satánico en el que acontece la muerte. En
mi opinión, parece que sólo sería posible el dolo directo, al menos, respecto de las
circunstancias, debido precisamente al contenido finalístico comentado, y porque exigen
también un determinado ánimo del sujeto: en el ensañamiento, por ejemplo, un aumento
deliberado del dolor; en el precio, el “por”; en la alevosía, el prevalimiento del medio.

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En cuanto al error, todo depende de si las circunstancias se consideran circunstancias


agravantes del homicidio o elementos del tipo de asesinato (ver lo dicho en la naturaleza del
asesinato).

4.- Participación

El problema que se presenta en esta materia es el de la comunicabilidad de las circunstancias


a los partícipes. Por ejemplo, supongamos que el cómplice desconoce que el autor mata con
alevosía o por precio. ¿será castigado como cómplice de asesinato o como cómplice de
homicidio? La respuesta depende de la naturaleza de tipo autónomo o tipo agravado del
homicidio que se le atribuya. a) si se estima que es un homicidio agravado, habrá de aplicarse
el art. 65 CP (leer detenidamente), según el cuál las circunstancias subjetivas (características
personales) se aplican a aquellos sujetos en quienes concurran, mientras que las objetivas
(referidas al hecho) se aprecian a aquellos que las conozcan. El art. 65.3 CP permite al juez
rebajar la pena en un grado cuando en el inductor o en el cooperador necesario no concurran
las circunstancias personales que fundamentan la culpabilidad del autor. El precio es una
circunstancia personal e incomunicable, pues se aplica al que mata por precio, que es quien
manifiesta una aptitud más reprobable ante la vida de otro. Según el art. 65.3, podría
rebajarse la pena en un grado para el inductor que paga el precio para que otro mate, aunque
aquí depende de la interpretación más o menos extensiva que dé a la circunstancia (ver
circunstancia de precio). La alevosía y el ensañamiento tienen carácter objetivo, son formas
de ejecución, por lo que se comunica a quienes las conocen. Así, en el ejemplo expuesto, el
cómplice lo sería de un homicidio. b) Si se considera al asesinato un tipo autónomo se han de
aplicar las reglas de accesoriedad y título imputación que rigen en la participación, según las
cuales se extiende la calificación a todos los que conocen la circunstancia. En el ejemplo
propuesto, el cómplice lo sería de un asesinato, pero sufriría un error de tipo, que habría que
determinar si es o no vencible. Estos mismos criterios deben seguirse para la aplicación de la
hiperagravación del art. 140 CP.

5.-Iter criminis

Al igual que en el homicidio, se castigan los actos preparatorios (art. 141 CP). La tentativa
también es posible, pues es un delito de resultado. En esta materia son varias las cuestiones:
a) ¿Cuándo comienza la ejecución en el asesinato? ¿Con la circunstancia o con la acción de
matar, pues a veces no coinciden temporalmente? Hay que entender que el comienzo se
refiere a la acción de matar, no a las circunstancias. Por tanto, el pago o la promesa del precio
para matar a otro no constituye una tentativa de asesinato, sino un acto preparatorio punible.
Aunque un sector minoritario disiente de esta conclusión, pues considera que al ser el precio
un elemento del tipo hay comienzo de ejecución. b) ¿qué ocurre en los casos de realización
parcial de la circunstancia o cuándo ésta sobreviene o desaparece en el proceso de ejecución
de la muerte? Son varias las posibilidades: 1. Realización parcial de la circunstancia,
produciéndose la muerte. Por ejemplo, no se logra aumentar el dolor del ofendido, aunque se
intenta o se sorprende al que está al acecho. Aquí, la mayoría entienden que se da un
homicidio

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consumado, pues no se ha logrado ejecutar de forma completa la circunstancia. Una minoría


aboga por aplicar un concurso ideal entre la tentativa de asesinato y el homicidio doloso
consumado. 2. Se consuma la circunstancia, pero no así la muerte, que tiene lugar en un
momento posterior sin la circunstancia. Por ejemplo, se dispara alevosamente sin conseguir
acertar, lo que permite advertir el peligro a la víctima que se pone a cubierto, siendo
alcanzada poco después por otro disparo que ya no es alevoso. Aquí la mayoría de la doctrina
aplica un concurso ideal de delitos entre la tentativa de asesinato y el homicidio doloso
consumado. Otro sector entiende que es un concurso real, no ideal. 3. Se comienza el delito
sin circunstancia, pero la muerte se consuma con ella. Aquí la solución propuesta por TS y
por la doctrina es distinta. El TS considera que las circunstancias deben estar presentes desde
el principio y hasta el final de la ejecución, de manera que sólo castiga por homicidio. La
doctrina, en cambio, entiende que hay sólo un asesinato, pues siempre que no exista una
desconexión temporal entre la acción inicial y la muerte se produce una unidad de acción, de
manera que la tentativa de homicidio queda absorbida (ppio de consunción) por el asesinato
consumado. Estos son los llamados casos de alevosía sobrevenida, que el TS niega que
existan, pues cuando aprecia la existencia de asesinato en concurso con tentativa de
homicidio es porque entiende que no hay una sola acción, sino dos al haberse producido entre
ambas una interrupción temporal.
6.- Penalidad:

Art. 139 CP: prisión de 15 a 20 años Art. 140 CP: prisión de 20 a 25 años. La cuestión es
¿cuándo se aplica? ¿cuándo concurran dos circunstancias o las tres del asesinato? El art. 140
CP dice “concurran más de una”. Ello se puede interpretar de una de estas maneras: a) más de
una son dos, al menos; b) más de una, aparte de la que es necesaria para apreciar el asesinato,
lo que nos lleva a exigir la concurrencia de tres: una para el asesinato, otra y la tercera que es
la “más de una”. Con esta última interpretación se busca restringir el ámbito de aplicación de
un tipo agravado como el del art. 140 CP que da un salto en el marco penal muy significativo
respecto del tipo básico del art. 139 CP. En todo caso, se niega eficacia de agravante
genérica a los efectos del art. 66 CP (leerlo) a las circunstancias del asesinato.

V.- INDUCCIÓN Y COOPERACIÓN NECESARIA AL SUICIDIO

En el art. 143 CP se recogen diversos tipos penales: - inducción al suicidio - cooperación


necesaria al suicidio - colaboración ejecutiva al suicidio - supuestos de eutanasia

Cuestión previa al análisis de estos tipos penales es la de determinar si el suicidio es o no un


derecho del individuo, lo que dependerá en definitiva de cómo se configure el bien jurídico
vida humana independiente: disponible o indisponible. a) La posición doctrinal mayoritaria
entiende que el suicidio no es un derecho, porque la vida es un bien jurídico indisponible, de
manera que darse muerte a uno mismo es un acto ilícito que, sin embargo, no se pena por
razones de

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política-criminal (ningún efecto preventivo tiene la pena frente a alguien que quiere
suicidarse). b) Una minoría, en cambio, considera el suicidio un acto lícito, dado que para
ellos la vida es un bien jurídico disponible. Ello no impide exigir que en la adopción de la
decisión de darse muerte y en su ejecución no deban interferir terceros (inductor, ejecutor,
cooperador, etc.). Así, explican que la inducción al suicidio un hecho lícito- se sancione
porque el síndrome presuicidal hace más vulnerable al sujeto a los influjos externos, por lo
que necesita una protección adicional. En el caso de la cooperación, porque la intervención
del tercero hace irreversible un proceso que debe quedar siempre bajo dominio y control del
suicida.

¿Qué consecuencias tiene este último entendimiento? 1) No impedir un suicidio ajeno –algo
lícito- es un hecho que no genera responsabilidad penal. En primer lugar, no hay auxilio al
suicidio porque dicha colaboración no puede ser omisiva. En segundo lugar, tampoco hay
omisión del deber de socorro porque el suicida no está desamparado. En tercer lugar,
tampoco hay homicidio en comisión por omisión porque el consentimiento de la víctima
cancela la posible posición de garante del tercero. 2) El derecho a la disponibilidad de la vida
conlleva el de rechazar tratamientos salvadores. Su aplicación contra la voluntad de la
víctima podrá suponer un delito de coacciones.

2.-Elementos comunes a las diversas figuras delictivas

1º.-El suicidio

Se define como la muerte directamente querida que una persona imputable se causa a sí
misma. Es un acto lícito –no prohibido por el ordenamiento jurídico-, por lo que el castigo de
algunas formas de participación en el mismo requiere su tipificación expresa, ya que de otra
forma por el principio de accesoriedad que rige en la participación resultarían impunes. Estos
tipos se configuran como tipos privilegiados respecto al homicidio. Requisitos: a) acto de la
voluntad válido, libre y expreso. Ello supone dos cosas: - ¿qué capacidad debe tener el
sujeto? Distintas soluciones: unos aluden a la misma capacidad que para consentir en las
lesiones (mayor edad y capaz); otros exigen que sea imputable; y finalmente hay quien
sostiene que basta con una capacidad natural de juicio, esto es, con comprender el sentido y
trascendencia de la resolución en relación con el bien jurídico. Ésta última posición parece
estar más de acuerdo con la Ley de Autonomía del Paciente que en su art. 9.3 c) exige sólo
que “el menor de edad sea capaz intelectual y emocionalmente de comprender el alcance...”. -
La decisión tiene que adoptarse sin vicios. La violencia e intimidación la excluyen. El error
la invalida a veces: si versa sobre la naturaleza del acto –darse muerte-, invalida el
consentimiento; si versa, en cambio, sobre el motivo de darse muerte, es válida la decisión.
Por ejemplo, A se suicida porque B va a suicidarse también después, lo que no ocurre.

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b) debe querer su propia muerte con dolo directo, no con dolo eventual. Ello permite dejar
fuera del concepto de suicidio los casos de huelga de hambre, rechazo de transfusiones de
sangre, en los que el sujeto no quiere realmente morir. Si faltan estos requisitos se estará ante
una conducta propia del homicidio o del asesinato.

2º La muerte

Para la punición en estos tipos penales se requiere la producción de la muerte del suicida.
¿Qué naturaleza jurídica tiene esta muerte? ¿es el resultado del delito? ¿es una condición
objetiva de punibilidad? (Revisar estos conceptos en la Parte General). - En el homicidio a
petición, la muerte es el resultado del delito - En la inducción y cooperación necesaria al
suicidio hay discusión: a) para unos (doctrina dominante), la muerte del suicida es el
resultado del delito, lo que permite castigar como tentativa los casos en que realizada la
inducción o la cooperación necesaria el suicida falla en su intento de darse muerte. b) Otra
posición doctrinal minoritaria, sostiene que no puede ser el resultado del delito porque el
hecho en sí –el suicidio- es un acto lícito. Además su catalogación como resultado obligaría a
castigar la inducción y la cooperación a un suicidio que quedara en tentativa, lo que supone
un adelantamiento de las barreras de protección penal –se castiga la tentativa de una forma de
participación-. Se propone, pues, su consideración como condición objetiva de punibilidad o
condición de relevancia jurídica del hecho. La tentativa en estos casos sería impune, de
manera que si el suicida no consigue darse muerte efectivamente, la inducción o el auxilio no
serían punibles.

3.-Inducción al suicidio (art. 143, 1)

Tipo de injusto:

- La inducción exige que se hace nacer en el suicida la voluntad de darse muerte, no basta,
pues, con reforzar la decisión de suicidarse que ya pudiera tener el suicida. - Como toda
inducción ha de ser directa, eficaz y ejercerse sobre persona determinada (revisar estos
conceptos de la Parte General). - Es una actuación de carácter moral, no material, en la que
tienen cabida todos los medios, salvo la coacción física o la intimidación. En estos casos, se
convierte en autor de un homicidio u asesinato. Si el sujeto tenía ya la idea de suicidarse y
sólo se le refuerza esa idea entonces no estamos ante inducción, sino ante un auxilio que
deberá valorarse como necesario o no necesario para determinar su punición o no.

Culpabilidad: Sólo cabe dolo directo


Formas de aparición:

-No caben las formas de participación, porque lo que se tipifica es ya una forma de
participación.

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- Según la opinión minoritaria en la doctrina, tampoco es posible la tentativa, dado que la


voluntad legal es castigar estas conductas cuando se produzca la muerte del suicida. La
doctrina dominante, en cambio, considera punible la tentativa de estos delitos siempre que se
haya comenzado a ejecutar la muerte.

4.- Cooperación necesaria al suicidio (art. 143, 2)

-Se trata también de la tipificación de una forma de participación. El verdadero autor del
hecho es el suicida, por lo que se requiere una petición expresa que acredite una voluntad
seria y firme de morir. -La conducta típica consiste en colaborar de forma necesaria, no en
ejecutar materialmente la muerte. Caben tanto aportaciones materiales o física como
aportaciones psíquicas (por ej., proporcionar información sobre determinado método para
morir). - Se discute si es posible la cooperación necesaria por omisión. La mayoría la admite,
pero lo cierto es que el CP dice textualmente: cooperar con actos necesarios, lo que debe
excluir los comportamientos omisivos. La jurisprudencia hasta el momento rechaza la
cooperación necesaria omisiva. -Culpabilidad: dolo directo tanto respecto del acto de
cooperación en sí como respecto a su incidencia en la ejecución del suicidio. -Formas de
aparición: No caben formas de participación por tratarse de la tipificación de una forma de
participación, pero si es posible la coautoría –coauxilio-. Tampoco es viable la tentativa.

5.- Homicidio a petición (art. 143, 3)

1º.- ¿se trata también de una forma de participación en el hecho de otro (el suicida) o es un
delito próximo al homicidio, sólo que consentido? Resulta difícil hablar de suicidio cuando la
muerte la causa un tercero. De manera que se encuentra más próximo al homicidio, lo que se
constata por la pena, que es más grave que en el caso de la cooperación necesaria. En este
delito, es el suicida el que se convierte en inductor del tercero para que sea éste el que cause
la propia muerte. 2º.- ¿basta con el consentimiento del suicida o se exige una petición? Una
interpretación sistemática con el art. 143, 4 CP, lleva a exigir una petición expresa, seria e
inequívoca de la víctima. Se trata, pues, de un homicidio a petición y no de un homicidio
consentido. Respecto del homicidio puede afirmarse que estamos ante un tipo privilegiado,
pues conlleva menos pena que éste. La petición exige los requisitos de capacidad y validez
antes tratados. No cabe la comisión por omisión, dado que la voluntad legal es castigar sólo
hechos activos. Se exige dolo directo. Aquí si cabe la tentativa, porque la muerte del suicida
es el resultado del delito, y cabe la participación también porque lo que se tipifica es una
conducta de autoría.

6.- Eutanasia

El art. 143, 4 CP atenúa la pena que corresponde a los tipos de cooperación necesaria al
suicidio y de homicidio a petición por la petición seria, inequívoca y expresa de la víctima,
siempre que ésta sufriera una enfermedad grave de determinadas características. No cabe la
omisión, ni tampoco los comportamientos indirectos como la

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desconexión de aparatos mecánicos de mantenimiento artificial de la vida o el uso de


lenitivos.

Eutanasia quiere decir “muerte dulce”, esto es, causación de muerte sin dolor del enfermo
incurable y con el fin de poner término a sus padecimientos. Clases de eutanasia: 1- Activa,
si se causa la muerte por acciones, y pasiva si la muerte se produce por la omisión de
actuaciones o tratamientos necesarios para mantener la vida. 2- Directa cuando produce la
muerte del paciente además de aliviar su dolor; e indirecta si alivia el dolor acortando
paulatinamente la vida.

¿cuál es el concepto de eutanasia que maneja el art. 143, 4 CP? Se recoge tan sólo una
descripción objetiva de los presupuestos de la atenuación que hacen referencia a una
determinada situación del sujeto pasivo, pero no se alude ni a los móviles de piedad o
solidaridad del autor (otras razones para matar: económicas, de venganza, etc.) ni a la forma
de dar muerte (sin dolor o dulce). A pesar de ello, algunos autores deducen la existencia
implícita de un ánimo de procurar una muerte dulce.
Presupuestos legales de la situación eutanásica: a) petición del enfermo: es algo más que un
mero consentir o aceptar la sugerencia ajena. Es una solicitud. - expresa: manifestada de
alguna manera. Con lo que quedan fuera los casos en que no puede emitirse voluntad alguna,
sin que quepa en esta materia representación alguna (nadie puede dar el consentimiento en su
nombre). Ahora bien, ¿qué pasa con los supuestos de testamento vital o de instrucciones
previas como los denomina la Ley de Autonomía del Paciente 41/2002? Aquí bien podría
aceptarse su validez dado que el tipo penal no exige que la petición tenga que efectuarse en
un momento determinado. - Seria: decisión debe ser reflexiva y firme, esto es, que no se
modifique con el transcurso del tiempo - Inequívoca: que no de lugar a dudas o que no dé
lugar a varias interpretaciones. - Capacidad del sujeto: bastará con el entendimiento natural:
capacidad de comprender la naturaleza de la situación y el alcance de su petición. El
problema siempre se presentará en los casos de niños de corta edad o de enfermos mentales
(¿bastará la decisión del juez o del representante legal?). b) Enfermedad grave que provoque
una de estas dos situaciones: 1. que conduzca necesariamente a la muerte. Lo que implica que
no cabe curación –grave- y que la muerte puede establecerse en un plazo relativamente
determinable y próximo al fallecimiento, sin necesidad de que se encuentre en la fase
terminal. En el Derecho comparado este plazo se estima en una producción probable de la
muerte en seis meses. No basta, pues, con que se trate de un enfermo crónico –por ejemplo,
artritis, artrosis, diabetes, etc.-, pero tampoco es necesario que haya padecimientos o dolores.
2. que produzca graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar. Aquí se incluirán
los casos de situaciones penosas provocadas por la imperfecta eficacia de la medicina que
permite mantener con vida a sujetos que antes tenían una muerte temprana. La cuestión es si
muchos de estos casos pueden considerarse verdaderas enfermedades. La vía para su
introducción en este apartado es entender que en cuanto necesitan

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atención médica periódica están más cerca de la enfermedad que de la salud. Se incluyen no
sólo los dolores físicos sino también los psíquicos producidos, por ejemplo, por determinadas
parálisis o invalidez. El carácter de permanencia alude a que sean duraderos en el tiempo, lo
que no significa que se puedan atenuar de forma cíclica o circunstancial o con la
administración de fuertes analgésicos. Bien entendido que en ambas situaciones el carácter
mortal de al enfermedad o la eliminación de los padecimientos se fija conforme al estado de
la ciencia en el momento en el que se produce la conducta típica, sin tener en cuenta, por
tanto, posibles nuevos descubrimientos posteriores. Así las cosas ¿cuál es el ámbito de
aplicación del art. 143, 4 CP, o lo que es lo mismo cuáles son supuestos de eutanasia
punibles? Tan sólo la eutanasia activa directa, quedando despenalizados los casos de
eutanasia activa indirecta y de eutanasia pasiva directa o indirecta. Asimismo también se
despenalizan las conductas de complicidad. Con la inclusión en el CP de 1995 de este último
apartado en el art. 143 CP se ha cerrado la vía a la impunidad en los casos de eutanasia activa
directa, en los que antes de esta fecha podía tener cabida un estado de necesidad
(padecimientos-vida) o una disminución del culpabilidad. De lege ferenda se propone, pues,
reducir la interpretación de la cooperación necesaria a los casos en que el cooperador controle
todo el proceso delictivo hasta la producción de la muerte, esto es, su identificación con la
cooperación ejecutiva, dejando impunes aquellas colaboraciones en las que la producción de
la muerte requiere una actuación final del suicida que domina, así, su propia muerte, así como
los supuestos omisivos.

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