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Prueba Saber

Lenguaje 10

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1 hora y 30 minutos.

Instrucciones

1. Escribe primero tu nombre y apellido, en el espacio correspondiente, en tu hoja


de respuestas.

2. En esta prueba encontrarás 25 preguntas a partir de diferentes situaciones .

3. Para contestar, en la hoja de respuestas, hazlo de la siguiente manera. Por ejemplo,


si la respuesta correcta a la pregunta 1 es B.

MARCA NO ASÍ, PARA CORREGIR,


ASÍ: MARQUES TAMPOCO: BORRA
ASÍ: COMPLETAMENTE

1. 1. 1. 1.

A A A A

B B B B

C C C C

D D D D
Prueba Saber
Hoja de respuestas - Lenguaje 10

Nombre:
Curso: Fecha:

1. A B C D 14. A B C D

2. A B C D 15. A B C D

3. A B C D 16. A B C D

4. A B C D 17. A B C D

5. A B C D 18. A B C D

6. A B C D 19. A B C D

7. A B C D 20. A B C D

8. A B C D 21. A B C D

9. A B C D 22. A B C D

10. A B C D 23. A B C D

11. A B C D 24. A B C D

12. A B C D 25. A B C D

13. A B C D
CON BASE EN EL SIGUIENTE TEXTO RESPONDE LAS PREGUNTAS 1 A 10.

Gracias, Carlos Fuentes


Por: Juan Carlos Botero
Lo más impactante de Carlos Fuentes era su generosidad.
Y más aún por el contraste, pues esa virtud no suele ser la más común en esta profesión. Muy pocos autores, y
menos todavía cuando son célebres y famosos, se preocupan por alentar o divulgar el trabajo de otros colegas
más jóvenes o menos conocidos.
Eso hizo Carlos Fuentes desde el comienzo de su carrera hasta el final. Apoyó a otros, de manera sincera y con
grandeza, y sin tropezar en la pequeñez de intrigas y rivalidades literarias. Es probable que, de todos los autores
del Boom, Fuentes haya sido el que más estudiaba la literatura actual, de su país y de otros. Conocía los libros de
escritores más jóvenes que él, tanto en México como en Colombia, Chile y Argentina, y hablaba y escribía acerca
de todos con la pasión que sólo puede tener alguien que posee un gran corazón, una curiosidad sin límites, un
amor profundo por la literatura y una mirada a largo plazo. Así parece que fue siempre. Incluso José Donoso, en
su exquisito libro de memorias, Historia personal del ‘boom’, recuerda que fue Fuentes quien hizo lo posible para
que su novela Coronación fuera traducida al inglés, y fue él quien le dio posada cuando Donoso llegó a México
con su mujer y sin dinero, y fue él quien lo hizo invitar a congresos literarios para ayudarle a salir de Chile, en
donde Donoso se sentía sofocado. Fuentes, en ese libro, sobresale como un hombre carismático y entusiasta, que
contribuyó, como pocos, a darles un ímpetu internacional a nuestras letras que, hasta entonces, estas no tenían.
Algunos no le perdonan los detalles más frívolos de su personalidad. Su aspecto físico y su actitud un poco dandi,
o el hecho de que fuera, durante años antes de casarse con su adorada Silvia, un donjuán, un galán como de cine
mexicano, o sus amistades con gente famosa y celebridades. Tonterías. Nada de eso importa. En este oficio lo único
que vale son las ideas y la obra literaria, y eso no depende de factores tan triviales. Como dijo Alejo Carpentier: “No
veo que haya relación alguna entre las ideas y las corbatas, entre la revolución y el atuendo”.
Por mi lado, me consta que Fuentes tenía una cualidad inusual en este medio: era una persona encantadora.
Ameno, chispeante, muy cortés y atento. Cultísimo. Escucharlo era un privilegio, porque siempre salpicaba su
charla con ideas brillantes, opiniones sensatas, recuerdos intactos, anécdotas fascinantes sobre figuras legendarias
(Buñuel, Neruda, Styron, Kundera, Rushdie, Mitterrand y un larguísimo etcétera), y, más que nada, libros y libros y
libros. Su pasión por el Quijote era contagiosa. Fuentes escribía todos los días, en donde fuera, y lo hacía a mano,
lo que se notaba en sus dedos. Su producción fue vastísima, quizás demasiada, y seguro obedecía a su vitalidad,
que parecía inagotable. Por eso es insólito que él haya muerto. Le debemos nuestro respeto. Y nuestra gratitud.

Tomado de El Espectador. Opinión, 24 de mayo de 2012.


http://www.elespectador.com/opinion/columna-348666-gracias-carlos-fuentes

1. El autor destaca la generosidad de Carlos Fuentes ya que, según él, esta virtud es
A. frecuente en el ámbito literario, donde, quién obtiene reconocimiento apoya a otros para que surjan.
B. inusual en el medio literario, donde, generalmente, la celebridad riñe con el apoyo al novel escritor.
C. poco usual en el ámbito comercial, donde, quien logra publicar un libro monopoliza el mercado editorial.
D. usual en el medio escritor, donde, generalmente se obtiene el premio Nobel por ayudar a otros autores.

2. El autor menciona el apoyo brindado a José Donoso como un ejemplo de la generosidad de Carlos Fuentes.
Según el texto, esta generosidad fue de tipo
A. hospitalaria y de proyección editorial.
B. socioeconómica y de ayuda psicológica.
C. alimentaria y de influencia sociopolítica.
D. caritativa y de intención utilitarista.
3. Carlos Fuentes es descrito en el texto como un escritor apasionado por la literatura, pero también, un hombre
generoso,
A. elegante, recatado, cortés y solidario.
B. sobrio, modesto, monótono y atento.
C. amable, expresivo, sensible y curioso.
D. cordial, introvertido, ególatra y ameno.

4. Del texto se infiere que la novela Coronación es una obra de


A. Carlos Fuentes.
B. Alejo Carpentier.
C. José Donoso.
D. Luis Buñuel.

5. Según el texto, uno de los mayores aportes de Carlos Fuentes fue


A. la europeización de la producción artística hispana.
B. la creación de una nueva escuela literaria en América.
C. la solidaridad con distintos autores angloamericanos.
D. la internacionalización de la literatura latinoamericana.

6. En el tercer párrafo se citan unas palabras de Alejo Carpentier. Estas palabras se podrían sintetizar en uno de
estos refranes:
A. “El hábito no hace al monje”.
B. “Al que madruga, Dios le ayuda”.
C. “Ayúdate que yo te ayudaré”.
D. “A palabras necias oídos sordos”.

7. Para el autor del artículo, el carácter insólito de la muerte de Carlos Fuentes lo constituye
A. la amplitud de su ideología, reflejo de un pensamiento vital.
B. la vastedad de su obra, sinónimo de un vigor inagotable.
C. la diversidad de novelas, sinónimo de un cansancio excesivo.
D. la tosquedad de su obra, reflejo de un espíritu cansado..

8. La actitud un poco “dandi” que se le adjudicaba a Fuentes, tiene relación con


A. su estilo modesto y la influencia de autores románticos.
B. su carácter melancólico y el contacto con actrices de cine.
C. su talante refinado y el roce social con personajes de élite o farandúlicos.
D. su estilo rústico y la influencia de personajes frívolos del medio político..

9. A través de su discurso, se percibe en Juan Carlos Botero el propósito de


A. recordar el natalicio del creador del Boom latinoamericano.
B. hacer una remembranza del obituario de Alejo Carpentier.
C. exaltar la memoria del gran escritor Carlos Fuentes, recién fallecido.
D. rememorar otro aniversario del deceso del gran Carlos Fuentes.

10. En el último párrafo se alude a una serie de personajes célebres entre los que figuran directores de cine,
poetas, novelistas y políticos. Esto podría justificar en Carlos Fuentes
A. la poca erudición y su estilo frívolo.
B. su bagaje cultural y gran elocuencia.
C. la amplitud de su obra y su espíritu egocéntrico.
D. su fascinación discursiva y su penuria académica.

CON BASE EN EL SIGUIENTE TEXTO RESPONDE LAS PREGUNTAS 11 A 16.

Rima LXXV
¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?

¿Será verdad que, huésped de las nieblas


de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?

¿Y allí, desnudo de la humana forma;


allí, los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora, y aborrece y ama,


y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?

¡Yo no sé si ese mundo de visiones


vive fuera o va dentro de nosotros;
pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco!

Gustavo Adolfo Bécquer.


Tomado de Rimas y leyendas, Barcelona, Octaedro, 2008.
11. En la primera estrofa el poeta dice: “de la cárcel que habita huye el espíritu”. En este verso se infiere una con-
cepción
A. idealista del mundo, justificada en el culto a la naturaleza.
B. platónica del ser, evidenciada en la dualidad alma-cuerpo.
C. pesimista de la vida, expresada en la censura del alma humana.
D. realista del cosmos, justificada en la predestinación del hombre.

12. En el verso: “alado sube a la región vacía / a encontrarse con otros”, se expresa que
A. el espíritu, durante el sueño, trasciende a otra dimensión.
B. el poeta ha muerto y su alma solitaria se eleva hacia el cielo.
C. el ave de los sueños vuela libremente por el inmenso cielo.
D. el huésped de la niebla se eleva sobre el inmenso mar.

13. La manera como se estructura cada una de las estrofas permite inferir que
A. el poeta se limita a formular distintas preguntas que nadie podrá responderle con absoluta certeza.
B. ante la incertidumbre del destino el hombre continuamente busca las respuestas en las pesadillas diurnas.
C. el poeta se halla desorientado acerca de la naturaleza de las pesadillas que atormentan a los seres.
D. ante una serie de dudas el poeta sólo tiene certeza que en el sueño se relaciona con seres desconocidos.

14. En el poema, el espíritu del poeta es presentado como


A. un ave maravillosa que despliega sus alas para cubrir el alma de su amada.
B. una presencia asombrosa que en el sueño se libera de la forma humana.
C. un ser mitológico que cautiva durante el sueño a las víctimas de su amor.
D. una figura silenciosa que en la noche se pierde por vericuetos terrenales.

15. A partir de tus conocimientos literarios se infiere que el poema anterior está enmarcado dentro del contexto
A. realista español.
B. clásico romano.
C. romántico español.
D. idealista francés.

16. Del poema se infiere que, para Becquer, el sueño es


A. una especie de muerte del cuerpo humano.
B. un viaje hacia las profundidades terrenales.
C. una odisea misteriosa en los laberintos del inframundo.
D. un recorrido por las encrucijadas del destino humano.
Con Base En El Siguiente Texto Responde Las Preguntas 17 A 21.

La familia de Pascual Duarte


Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales
al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera
y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar
por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda ir por el camino de los cardos y de las chumberas.
Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren
del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre
adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya. Nací hace ya
muchos años -lo menos cincuenta y cinco- en un pueblo perdido por la provincia de Badajoz; el pueblo estaba a
unas dos leguas de Almendralejo, agachado sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como
los días -de una lisura y una largura como usted para su bien, no puede ni figurarse- de un condenado a muerte.
Era un pueblo caliente y soleado, bastante rico en olivos y guarros (con perdón), con las casas pintadas tan blancas,
que aún me duele la vista al recordarlas, con una plaza toda de losas, con una hermosa fuente de tres caños en
medio de la plaza. Hacía ya varios años, cuando del pueblo salí, que no manaba el agua de las bocas y sin embargo,
¡qué airosa!, ¡qué elegante!, nos parecía a todos la fuente con su remate figurado un niño desnudo, con su bañera
toda rizada al borde como las conchas de los romeros. En la plaza estaba el ayuntamiento que era grande y cua-
drado como un cajón de tabaco, con una torre en medio, y en la torre un reloj, blanco como una hostia, parado
siempre en las nueve como si el pueblo no necesitase de su servicio, sino sólo de su adorno. […]

Camilo José Cela.


Tomado de La familia de Pascual Duarte, Barcelona, RBA Ediciones, 1994.

17. Al inicio del texto, el narrador emplea la expresión “estos otros”, para referirse a los hombres
A. a quienes se les ordena ir por el camino de las flores.
B. que gozan de un mirar sereno en toda circunstancia.
C. a quienes se les manda ir por el camino de los cardos.
D. que al aroma de su felicidad sonríen con cara inocente.

18. Los tatuajes mencionados por el narrador son


A. los arabescos que ciertos hombres se dibujan en su cuerpo para causar temor.
B. las marcas que deja el sufrimiento y la intemperie en el rostro de algunos hombres.
C. los dibujos de diferentes motivos que hombres y mujeres se plasman en el cuerpo.
D. las señales que deja en el cuerpo el uso desmedido del arrebol y la colonia.

19. La descripción de la fuente de la plaza, que hace el narrador, constituye


A. una representación real de un espectáculo de la naturaleza.
B. una exaltación de un elemento que refresca la sed del pueblo.
C. una remembranza de las cascadas que embellecían su pueblo.
D. una evocación idealizada de algo que realmente ya no sirve.

20. En el segundo párrafo los paréntesis se emplean para indicar


A. una nueva acepción del término precedente.
B. una disculpa por el léxico empleado en el relato.
C. un descargo por el uso de un término ramplón.
D. un significado cultísimo del término precedente.
21. En el fragmento anterior prevalece un narrador
A. protagonista, ya que relata en primera persona lo que a él le ocurrió.
B. testigo, ya que relata en primera persona los hechos que observó.
C. omnisciente, ya que relata en tercera persona todo lo que presenció.
D. espectador ya que relata en primera persona lo que alguien le escribió.

CON BASE EN EL SIGUIENTE TEXTO RESPONDE LAS PREGUNTAS 22 A 25.

Ensayo sobre la ceguera


Al ofrecerse para ayudar al ciego, el hombre que luego robó el coche no tenía, en aquel preciso momento, ninguna
intención malévola, muy al contrario, lo que hizo no fue más que obedecer a aquellos sentimientos de genero-
sidad y de altruismo que son, como todo el mundo sabe, dos de las mejores características del género humano,
que pueden hallarse, incluso, en delincuentes más empedernidos que este, un simple ladronzuelo de automóvi-
les sin esperanza de ascenso en una carrera, explotado por los verdaderos amos del negocio, que son los que se
aprovechan de las necesidades de quien es pobre. A fin de cuentas, no es tan grande la diferencia entre ayudar
a un ciego para robarle luego y cuidar a un viejo caduco y baboso con el ojo puesto en la herencia. Solo cuando
estaba cerca de la casa del ciego se le ocurrió la idea con toda naturalidad, exactamente, podríamos decir, como
si hubiera decidido comprar un billete de lotería por encontrarse al vendedor, no tuvo ningún presentimiento,
compró el billete para ver qué pasaba, conforme de antemano con lo que la voluble fortuna le trajese, algo o
nada, otros dirían que actuó según un reflejo condicionado de su personalidad. Los escépticos sobre la naturaleza
humana, que son muchos y obstinados, vienen sosteniendo que, si bien es cierto que la ocasión no siempre hace
al ladrón, también es cierto que ayuda mucho. En cuanto a nosotros, nos permitiremos pensar que si el ciego
hubiera aceptado el segundo ofrecimiento del, en definitiva, falso samaritano, en aquel último instante en que
la bondad podría haber prevalecido aún, nos referimos al ofrecimiento de quedarse haciéndole compañía hasta
que llegase la mujer, quién sabe si el efecto de la responsabilidad moral resultante de la confianza así otorgada no
habría inhibido la tentación delictiva y hubiera facilitado que aflorase lo que de luminoso y noble podrá siempre
encontrarse hasta en las almas endurecidas por la maldad. Concluyendo de manera plebeya, como no se cansa
de enseñarnos el proverbio antiguo, el ciego, creyendo que se santiguaba, se rompió la nariz.

José Saramago.
Tomado de Ensayo sobre la ceguera, Buenos Aires, Alfaguara, 2007.

22. En el fragmento se relata el caso de


A. un ser benévolo que por pura generosidad decide ayudar a un hombre ciego.
B. un ladrón que sin ningún escrúpulo atraca a un hombre con condición de ceguera.
C. un hombre solidario que ayuda a otro hombre ciego a llegar hasta su casa.
D. un ladrón que ayuda generosamente a un hombre ciego, aunque al final lo roba.

23. La analogía con la compra del billete de lotería le sirve al narrador para ejemplificar
A. la cantidad desmesurada que cobró el hombre por ayudar al otro hombre ciego.
B. el premio que recibió el hombre solidario por haber ayudado al hombre ciego.
C. la ocasión propicia de robar, encontrada por el hombre que ayudó al hombre ciego.
D. el golpe de suerte que halló el hombre ciego al encontrarse un carro abandonado.
24. Al final del fragmento se plantea la posibilidad de que el ciego hubiera aceptado el segundo ofrecimiento del
falso samaritano. Tal ofrecimiento consistía en que
A. otro hombre acompañara al ciego a denunciar al falso samaritano.
B. el ladrón se quedara acompañando al ciego hasta que llegase su mujer.
C. el hombre ciego le pagara al ladrón para que este lo llevara hasta la casa.
D. el ladrón condujera el coche para llevar al hombre ciego hasta su casa.

25. El proverbio antiguo con el que finaliza el fragmento, es empleado por el narrador para cuestionar
A. la decisión del ciego de rechazar el segundo ofrecimiento del ladrón.
B. el comportamiento delictivo, desconsiderado, de algunos hombres.
C. la violencia callejera que se vive hoy en día en algunas ciudades.
D. el ataque a traición que le propinó el ladrón al pobre hombre ciego.

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