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La historia del derecho laboral no es tan antigua como la del trabajo, que existe
desde que el hombre ha tenido que esforzarse por satisfacer sus necesidades
básicas. Durante muchos años, fueron varias las culturas que aceptaron la
implementación del esclavismo como medio de dominación, con la entrega total
de la fuerza de trabajo y también de su libertad.
CONSTITUCIÓN
En la Constitución se contemplan garantías y libertades que tienen los
individuos, y la protección de que gozan frente al Estado. En ella ha comenzado
a incorporarse derechos sociales que regulan garantías mínimas aseguradas a
los trabajadores, y frente a sus empleadores. Es así como empiezan a aparecer
en textos constitucionales principios y derechos laborales que adquieren el rango
normativo máximo: el constitucional. Es habitual que se refieran a temas como
los siguientes:
Seguridad social.
Jornada de trabajo, descanso semanal y vacaciones anuales.
Indemnización ante despido injusto.
Derecho al salario mínimo
.
Sólo podrán realizarse registros sobre la persona del trabajador, en sus taquillas
y efectos particulares, cuando sean necesarios para la protección del patrimonio
empresarial y del de los demás trabajadores de la empresa, dentro del centro de
trabajo y en horas de trabajo. En su realización se respetará al máximo la
dignidad e intimidad del trabajador y se contará con la asistencia de un
representante legal de los trabajadores o, en su ausencia del centro de trabajo,
de otro trabajador de la empresa, siempre que ello fuera posible.
Artículo 19. Seguridad e higiene.
Los principios generales del derecho laboral tienen, por lo general, dos funciones
fundamentales:
Este principio, reconocido a favor del trabajador persigue que las relaciones
laborales sean estables. Esto porque se ha concebido al contrato de trabajo
como una relación jurídica indefinida, estable y de jornada completa, de tal
manera que asegure la continuidad de la permanencia del trabajador en la
empresa, protegiéndola de rupturas e interrupciones y limitando las facultades
del empleador de ponerle término.
Principio de supremacía de la realidad