Como todo proceso la conducta es cambiante y variable. Existen muchos
factores de porque la variabilidad de la conducta. A veces es por los estímulos ambientales, o en otras ocasiones las variables básicas se relacionan con procesos psicológicos. Entre los procesos y la conducta se establecen diferentes tipos de interacciones. A veces el proceso es un factor ANTECEDENTE de la conducta, otra veces una variable CONSECUENTE, pero también puede ser una variable QUE ACOMPAÑA A LA CONDUCTA. A partir de acá, se puede establecer 4 tipos de procesos: PROCESOS DESENCADENANTES: son esos procesos que inician actos o secuencias de actos. Es cuando la conducta es iniciada por un proceso, la variable antecedente respecto a la acción. La motivación es uno de los procesos básicos que permiten el inicio de actos conductuales. Otro ejemplo es la atención, esta permite iniciar una reacción específica. PROCESOS RESULTANTES: estos surgen como consecuencia de la conducta. El proceso no antecede a la acción sino que es un efecto de ella. Un ejemplo es el aprendizaje y la memoria. Estos procesos dependen de otros procesos como la motivación, la atención, etc. PROCESOS DIRECCCIONALES Y DE MANTENIMIENTO: un proceso puede ser como orientador de la conducta de la conducta hasta una meta (función direccional) o como mantenedor de la fuerza de la conducta hasta que el organismo alcance una meta (función de mantenimiento). La motivación, la atención, la percepción, son ejemplos de los procesos de estas funciones. Un proceso puede tener ambas funciones. PROCESOS DISPOSICIONALES: hay procesos que no están activos, pero existen como potencialidades capaces de activarse y de originar, mantener o ser resultado de la conducta. Son procesos latentes. Muchas veces estos dependen de la herencia, la experiencia anterior o de ambas. Un ejemplo, las actitudes, los prejuicios y estereotipos se consideran una disposición que influyen en las conductas.