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En este escrito planteo la presencia del dualismo instaurado por Jorge Isaacs (1837-
1895) en la obra María (1867). Para esto, me centro en el análisis de aspectos significativos
que colaboran en la creación de la figura dual presente de la obra y permiten realizar este
trabajo. Tomo como base tres aspectos: Amor-Muerte, Naturaleza y Ternura-Pasión. Estos
exaltado de los poetas, alado, exquisito, casi sobrenatural. (Embeita, 1966) y a su vez, estos
proviene de la tendencia romántica que permite ver el mundo en términos opuestos. (Mentón,
1970).
un universo encantado en el que todos son buenos, nobles y generosos. (Embeita, 1966) y es
allí cuando Isaacs aprovecha para jugar con la dualidad, exponiendo situaciones que inician
Así las cosas, a partir de la lectura de María comienza este análisis con los aspectos
inevitable de María. Ella muere porque "…se ve aprisionada entre sus propios deseos, sus
que vive". (Navia, 1992) En ese sentido, la estructura dualística de la novela se halla en la
medida que el autor la refuerza con el contraste entre la vida, representada por el amor y la
muerte. (Mentón, 1970) Para Isaacs, el amor es parte esencial de la muerte. En torno a los
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amantes la fatalidad teje progresivamente una red invisible que los empuja a la muerte,
pero teje una red de acontecimientos que preparan al lector para ese momento. La dualidad
es importante ya que su discurso inicia con el amor. Efraín y María vencen paulatinamente
las barreras humanas que se oponen a su uni6n: la oposición de los padres, el presunto rival
Carlos, la distancia y la separación física, y aun el tiempo (Embeita, 1966), y ese amor se
aspecto noble, poeta y amante, de sensibilidad superior al vulgo y, por tanto, condenado a la
amada, quien ya está condenada a una muerte prematura a causa de su enfermedad. Sin
observamos figuras que se simbolizan con el ave negra (Isaacs, 1993. pp. 20-308), los
aullidos de mayo (Isaacs, 1993. P. 113), pasando con otras figuras que simbolizan la muerte
como el anuncio de la muerte de Salomón, su padre. (Isaacs, 1993. p. 26) o la muerte del
tigre, el cual es llevado a casa y que provoca susto entre los personajes femeninos (Isaacs,
1993. Pp. 111-112), o la tristeza que le causaba escuchar la propuesta que le tenía Carlos
(Isaacs, 1993, p. 154). Asimismo, desde Efraín también se observa esta estructura desde las
primeras líneas, dice: esa precaución del amor contra la muerte delante de tanta vida. (Isaacs,
1993. p. 5) cuando alude a sus recuerdos de las salidas para Bogotá. Estos y otros aspectos
contribuyen a crear esa atmosfera nostálgica que se destaca la obra. Es el caso de la lectura
del poema en el que María llora desconsolada, la desgarradora despedida de Chactas sobre
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padre de Efraín. Durante los momentos en que los dos enamorados prestan atención al padre
de Efraín, María duerme y el ambiente se configura con profunda sensualidad. Sin embargo,
aspecto sensual no abandona la ternura de un amor puro y sin enfoques sexuales. Lo anterior
la cataloga como suave, como la de un niño que se ha dormido en nuestros brazos. O cuando
descubre su forma de dormir con un pie fuera, casi infantil. O cuando la contempla dormir,
poseído de una ternura inmensa (Isaacs, 1993. p. 232). Lo anterior resalta el propósito del
autor de realizar dobles propósitos. Refiere historias amorosas envueltas en sucesos fatídicos
que tienen como referencia el amor y la muerte. Evoca las sensaciones y sentimientos de los
personajes a tal punto de elaborar cuidadosamente una estructura dual, perceptible pero
inmortalizar la geografía del Valle del Cauca. A su vez, la Naturaleza funciona como
tristezas y alegrías. La compenetración entre las cosas, los animales y los hombres es
(Mentón, 1970). Los personajes viven en un edén que desemboca en tragedias y sufrimiento.
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Efraín acude a la Naturaleza para buscar respuestas sobre María: Aquellas soledades, sus
bosques silenciosos, sus flores, sus aves y sus aguas, ¿por qué me hablan de ella? ¿qué había
allí de María en las sombras húmedas, en la brisa que movía los follajes, en el rumor del
rio?... Era que veía el edén (Isaacs, 1993. P. 30). Lo anterior refleja lo dual de la Naturaleza.
No solo funciona como descripción del Valle del Cauca, sino que el autor coteja los rasgos
de esta con los de María, dándole valor humano y enfoque sentimental a los aspectos de la
tierra. Asimismo, las flores, aves y ríos juegan un papel fundamental en el análisis de la
estructuración dual. Por un lado, está el río que fecunda la tierra y es el escenario de las
diferentes conversaciones sensuales de Efraín con María y con Salomé (Isaacs, 1993. P. 325).
Las aves, cuando se dice: el canto de aquellas aves sin nombre tenía armonías tan dulces a
mi corazón (Isaacs, 1993. P. 7). Y las flores juegan un papel fundamental dentro del aspecto
religioso y amoroso de los dos personajes. Estos aspectos de la Naturaleza parece que reflejan
el primer ataque nervioso de María: Con las lluvias y el cierzo, los pájaros se asustan y pasa
el ave negra por primera vez; las rosas tiemblan y los lirios se marchitan; y el río Amaime
crece tanto que por poco se ahoga Efraín atravesándolo a caballo en busca del médico
(Mentón, 1970). El amor de María y Efraín se sitúa en el Valle del Cauca, dentro de un
ambiente edénico, tal y como los personajes lo evocan. Sin embargo, por medio de la
sentimientos. La Naturaleza cumple su papel y actúa como aspecto dual en tanto que, por
Por último, el aspecto por resaltar dentro del análisis de las apariciones duales dentro
de la obra es la Ternura-Pasión. Entre los atributos que el narrador recrea, brillan la ternura,
la idea de estos dos aspectos en los personajes María y Efraín. Desde la primera expresión
afectuosa, cuando mira a María y analiza su belleza (Isaacs, 1993. P. 7). hasta los últimos
la historia. Con sensibilidad muy fina, Isaacs poco a poco trasforma el cariño inocente entre
capítulos se evocan rasgos de sensualidad: perfumadas mañanas, las gasas del turbante de
una bailarina (Isaacs, 1993. P. 6). Mas adelante, Efraín dice: La voz de María llegó entonces
a mis oídos dulce y pura: era su voz de niña, pero más grave y lista ya para prestarse a todas
las modulaciones de la ternura y la pasión… (Isaacs, 1993. P. 12) Hasta que ese amor tierno
partir de las percepciones que ahora Efraín tiene de María. Este comienza a verla como una
la ve como una niña tierna e inocente, sino como expansiva, dice: el pudor le velaba
frecuentemente los ojos y el placer le jugaba en los labios (Isaacs, 1993. P. 166). Estos dos
acercamientos son más concurrentes. Esto se percibe por medio de las miradas, las manos y
los labios. Efraín le besa la mano, la enlazar estrechamente la una con la otra, las manos de
él registran las de ella. En cuanto a las miradas, el autor expone que sus ojos se encontraron
para no dejar de mirarse. En cuanto a los labios, ella le toca los labios para que él deje de
hablar, ocurre un beso por medio de Juan. En efecto, ese amor tierno y puro con el que se
inicia el relato no es el mismo con el que finaliza. La evolución constante de dicho amor es
que no puede pasar nada más allá de un deseo de los dos por estar juntos. Luego, ese amor
Efraín tiene con María. La presencia de la oralidad también resalta lo dicho, puesto que al
inicio de la obra los personajes apenas si se miran; al finalizar, sostienen diálogos largos y
de Efraín hacia Inglaterra, los dos enamorados se encuentran. Efraín no vuelve a ver a María
viva. La escena en la que sostiene las trenzas y el sueño que sostiene: mis manos estaban
yertas y oprimían aquellas trenzas, único despojo de su belleza, única verdad de mi sueño
(Isaacs, 1993. P. 427), deja ver la evolución de su amor: la transformación de ese amor inicial
El autor desarrolla una capacidad admirable por medio de las dobles interpretaciones,
las dobles posibilidades, lo que permite percibir y descubrir su arte novelístico. La dualidad
es otra forma de ver las realidades y las situaciones que presenta en su obra. En estos aspectos,
el autor propone una primera intención que evoluciona y se manifiesta en nuevos hechos
diferentes hechos dentro de una misma cosa, cuestión que Isaacs produce en María de manera
perfecta y que permite asignar a la obra numerosos significados dentro de diversos matices.
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Referencias bibliográficas
Embeita, M. J. (1966). El tema del amor imposible en María de Jorge Isaacs. Revista
Brown, J. (1995). La tradición cortés en la cultura colombiana del siglo XIX. Revista
Búho.