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El pichinkucha y su familia vivían felices en un árbol en el valle de Cusco hasta que taladores destruyeron su hogar. Tuvieron que huir y emprender un viaje a la ciudad de Cusco, donde no encontraron árboles ni comida y se sintieron tristes. Un joven notó a la familia de pichinkuchas y decidió construirles un nidito en un árbol del parque, donde encontraron un nuevo hogar y vivieron felices por siempre.
El pichinkucha y su familia vivían felices en un árbol en el valle de Cusco hasta que taladores destruyeron su hogar. Tuvieron que huir y emprender un viaje a la ciudad de Cusco, donde no encontraron árboles ni comida y se sintieron tristes. Un joven notó a la familia de pichinkuchas y decidió construirles un nidito en un árbol del parque, donde encontraron un nuevo hogar y vivieron felices por siempre.
El pichinkucha y su familia vivían felices en un árbol en el valle de Cusco hasta que taladores destruyeron su hogar. Tuvieron que huir y emprender un viaje a la ciudad de Cusco, donde no encontraron árboles ni comida y se sintieron tristes. Un joven notó a la familia de pichinkuchas y decidió construirles un nidito en un árbol del parque, donde encontraron un nuevo hogar y vivieron felices por siempre.
Pichinkucha, que vivía en un hermoso árbol frondoso en los valles de la región del Cusco, vivía muy feliz juntamente con sus polluelos, todos los días muy temprano se despertaban para cantar alabanzas a nuestro Dios, durante el día jugaban y volaban en los cielos azules del Cusco y eran muy felices. Pero un día fue destruido su árbol de manera fatal por los taladores de árboles, pichinkucha y su familia tenían que huir de manera rápida para salvar sus vidas, lamentablemente ya no tenían un hogar donde pernoctar, tristes y llorando por la tragedia, sabiendo que lo perdieron todo. Entonces pichinkucha dijo: “nos iremos en busca de un nuevo hogar”, emprendieron el viaje a la ciudad del Cusco. Cuando llegaron a la ciudad no había arboles ni comida, entonces muy tristes se pusieron, en una calle había un montón de hiervas, ahí se acomodaron junto a la basura, la mamá pichinkucha con sus polluelos llamo la atención de un joven humano que pasaba por el lugar, el joven se detuvo a observarlos y dijo: “que hacen estos pajaritos en el suelo, si ellos viven en los árboles”, se acercó y vio a los pequeños polluelos que tenían hambre y frio, y decidió juntar un poco de paja para hacer un nidito en el árbol del parque, entonces los pichinkuchas se pusieron muy felices, por que encontraron un nuevo hogar y vivieron muy felices por siempre.