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Principales Aportaciones: Definió el término de economía política en cómo se forman y

se distribuyen las riquezas que satisfacen las necesidades sociales y divide las etapas de
la producción distribución y consumo.

Teoría de la producción: La producción es creación de utilidad o de beneficio.


Para Say la producción y el comercio son igualmente lucrativas, diferencia lo que es un
empresario de un capitalista.
Un Capitalista, es el portador del capital y no consiste en dinero, sino en una
representación contable, al capitalista se le asegura el pago de una cantidad determinada
por el servicio que su capital presta a la producción, en cambio el empresario es el que
compra servicios productivos a precios adecuados para transformarlos en artículos
nuevos que tendrá que vender en un mercado incierto en cuanto a cantidad y precio. El
empresario se dedica a la compra de servicios productivos es decir, tierra, trabajo y del
capital, dado que el pago del trabajo son los salarios y el interés es la materia prima y el
capital, este puede invertirse y ser productivo en la agricultura, industria y servicio.

Ley de los mercados


Es la mayor aportación que legó a la economía, se enuncia de dos formas distintas:
1. Los productos se cambian por productos: el hombre es insaciable y siempre quiere
más, por lo tanto, para poder intercambiar mercancías por dinero, y éste a su vez por
mercancías necesita, en primer lugar vender mercancías por dinero, ya que solo se puede
obtener dinero a cambio de mercancías, el dinero es solamente un facilitador de cambio.
1. La oferta crea su propia demanda: cuando se crean o producen artículos, se paga por
todo el proceso de producción, con lo que todos los que intervinieron en el proceso
productivo tendrán dinero y con este podrán comprar otros bienes, por lo tanto, el solo
hecho de la creación de un producto abre un mercado a otros productos, es decir,
producir es crear demanda "la oferta crea su propia demanda"

La defensa del empresariado


La apología de la figura del Empresario como factor fundamental de la producción en un
medio capitalista es lo que marca la obra de Say y la distingue de la de Adam Smith,
quien miraba a los capitalistas con bastante recelo. Probablemente la diferencia radica en
que Say tuvo una experiencia personal en los negocios al ejercer durante diez años como
un próspero fabricante de algodón.
A juicio de este economista, el empresario desempeña un importante papel en la puesta
en marcha y coordinación de todo proceso productivo; es quien asume la responsabilidad,
la dirección y, por tanto, el riesgo de las actividades.
El Empresario, entonces, no sólo es un factor más en la cadena de producción, sino que
es el centro del proceso económico. Sus decisiones implican un Trabajo y, en especial, un
riesgo que requiere ser adecuadamente compensado. Por esta razón,Say defendió
arduamente la libertad de Comercio.
En general, este autor fue un apologista del Capitalismo y tuvo una extraordinaria
popularidad en la Francia del siglo XIX, ya que lograba presentar los complejos problemas
económicos de una forma bastante simple. Marx, sin embargo, lo llamó el "trivial Say".
La Ley de Say
Jean-Baptiste Say publicó en 1803 el Tratado de economía política, obra que dio a
conocer lo que él entendía como "nueva Ciencia Económica". La llamada Ley de Say se
resume, como dijimos, en que "toda Oferta crea su propia Demanda" (en términos más
comunes se podría decir que, sin dinero no puedo comprar y para conseguir dinero,
necesito trabajar, es decir, producir). Su mayor implicancia es que en un sistema de
libre Mercado no es posible que exista sobreproducción. Esta ley era, básicamente, la
respuesta de la economía clásica al argumento de Malthus, que culpaba a la
insuficiente Demanda Agregada de la posibilidad de que una situación de
sobreproducción generalizada y de Desempleo de Recursos productivos se extendiera
indefinidamente en el Tiempo.

A juicio de Say, si el Mercado, llegaba a saturarse como consecuencia de una


sobreproducción, se produciría una caída general de los Precios por debajo de
los Costos, por lo que esta sobreproducción no sería sostenible en el largo Plazo. La Ley
de Say explicitó algo que estaba implícito en Adam Smith: la economía de Mercado se
autocorrige. La idea que aquí buscó mostrar Say es que los Recursos productivos no
permanecerán indefinidamente ociosos por falta de Demanda.
Jean-Baptiste Say no excluyó la posibilidad de que se produzcan excesos de Oferta (o
de Demanda) de carácter local. Puede ocurrir que la gente deje de demandar un artículo
porque, por ejemplo, quiera sustituirlo por otro. Como consecuencia de ello, nos
encontraríamos con un exceso de Oferta en un Mercado determinado y con un exceso
de Demanda en otro Mercado. Pero estos desequilibrios necesariamente acabarían
corrigiéndose a través de cambios en los Precios relativos.

Say también investigó la necesidad e importancia del dinero que demandaban tanto los
que producían como los que demandaban productos como una forma de facilitar este
intercambio. Como parte de este análisis, habló del atractivo del oro y plata haciendo el
papel de dinero, por sus características de durabilidad, portabilidad, divisibilidad, alto valor
y uniformidad, aunque también habló de la posibilidad de que estos podrían ser
reemplazados por otros medios de cambio que puedan ser comunmente aceptados.

Say también discrepó con muchos en su valoración del trabajo, donde hablaba de que la
forma de medir la contribución del trabajo eran las horas invertidas y que la valoración de
la producción que resultaba de este trabajo era más incierta ya que la utilidad de cada
producto varía por persona y por tiempo.

Finalmente, analizó detalladamente el impacto negativo de los impuestos sobre el labor


empresarial y la creación de riqueza, impacto que se ve reflejado a lo largo de la
economía y de su crecimiento, ya que la reducción de producción resulta en reducción de
demanda en un círculo vicioso negativo para todos.

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