Técnico Químico y Psicólogo. Dentro de la psicología se
especializa en lo que se denomina "razonamiento técnico". Trabaja en el campo de la didáctica de la Educación Tecnológica y de la Enseñanza Técnica
Coordinador del Área de Educación Tecnológica del Gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde hace aproximadamente quince años. Trabajó y dirigió en ámbitos de gestión de la Enseñanza Técnica. Fue "maestro de ciencias y de tecnología" en escuelas privadas y públicas de los suburbios de Buenos Aires.
De la acción técnica al conocimiento técnico: aportes
para una didáctica de las disciplinas tecnológicas
De la acción técnica al razonamiento técnico
Para comenzar quiero reforzar la idea de que el razonamiento
técnico y el conocimiento técnico surgen de los comportamientos técnicos conocidos, tanto en el plano histórico como en el educativo. Por esa razón, la construcción del conocimiento tecnológico no se origina en la aplicación de un conocimiento externo y abstracto sobre un territorio más empírico sino que consiste en una redescripción de lo conocido a partir de su comprensión, primero, y de su superación, después.
De allí que la forma en que las personas construyeron y
construyen nuevos conocimientos técnicos nunca puede ser a partir de cero, sino de lo que ya sabían de antes. Veamos en primer lugar cómo se presenta esta situación en el nivel filogenético.
Filogénesis, sociogénesis y psicogénesis de la Técnica
El gráfico describe la filogénesis del reino animal. Todos los anímales tienen un tipo de comportamiento que les permite percibir lo que ocurre en el medio y actuar sobre el mismo, es decir que todos tienen un comportamiento que podríamos llamar instrumental o, por qué no, técnico.
Centrémonos ahora en los seres humanos y su desarrollo, lo
que se conoce como sociogénesis. Podemos decir que a medida que éstos evolucionan comienzan a fabricar herramientas a partir de diversos insumos (artefactos) y no solo a usar objetos de la naturaleza sin transformación alguna (naturfactos). Por otro lado, la historia del desarrollo se repite en cada uno. Cada vez que un niño se desarrolla, crece, entra en la escuela técnica, entra al ITBA, etcétera. Es decir que el proceso, en términos funcionales, pareciera repetirse también en el nivel piscogenético como propusiera Piaget para el caso de las ciencias.
Filogénesis, sociogénesis y psicogénesis serían tres planos que
para algunos psicólogos y biólogos presentan una continuidad funcional. Esto quiere decir que existen tipos de comportamiento que se continúan en cada uno de los planos, ofreciendo continuidad a través de la evolución desde los animales (no desde los vegetales, porque tienen una forma de interactuar, de percibir y de hacer diferente).
La discontinuidad estructural, por su parte, se refiere a que un
mismo tipo de comportamiento puede estar soportado por distintos tipos de estructuras anatómicas y fisiológicas, o de máquinas, aunque provistos de mecanismos funcionales análogos.
El comportamiento animal y humano
El comportamiento está constituido por acciones de tipo
teleonómico (es decir, orientadas a un propósito o fin) dirigidas a utilizar o a transformar el medio (para lo cual es necesario conocerlo), así como a conservar o aumentar las facultades que los organismos ejercen sobre él.
El diagrama de coordenadas que se presenta a continuación
muestra la longitud del filo que se obtiene al golpear una piedra de un kilogramo a lo largo del tiempo. En el eje "x" se ubica el tiempo, abarcando un periodo del orden de 200.000 años; y en el eje "y" se ubica la longitud del filo obtenido. Tanto los artefactos más antiguos de la tabla (ubicados en la parte inferior), como los más recientes, están compuestos de una sola pieza. Por lo tanto, en aproximadamente doscientos mil años dichos artefactos no evolucionaron en complejidad. La inclusión tardía de los mangos (que hace que los objetos pasen a tener dos o tres elementos componentes) es muy reciente y corresponde a los artefactos más jóvenes de la tabla.
Sin embargo, el filo que los hombres obtienen a partir de un
kilo de piedra comienza siendo de 40 cm. y termina siendo de 100 m.
Por otro lado, si bien en general todo el mundo se centra en los
artefactos para hablar de la técnica, en este caso eso no parece constituir el punto central.
A través de ese largo período, el primer procedimiento utilizado
consiste en una misma acción reiterada. En cambio, avanzando en la curva, el procedimiento de afilado incluye unos 10 o 15 pasos, y hacia el final de esta etapa ya pasaron a ser más de 20 o 30. El incremento de pasos en el procedimiento se vincula con la consideración de la graduación de la fuerza y precisión del gesto que conforma la herramienta, sus bordes y su acabado. E incluye desde el uso de piedras duras, usadas como herramientas, hasta el de herramientas más blandas, por ejemplo de hueso, para lograr las formas y tallas más finas.
En otras palabras, lo que se hace complejo con el desarrollo
técnico son los procedimientos, y mucho menos el artefacto final producido. Estos datos constituyen aportes de la arqueología.
Pasemos ahora de la sociogénesis a la psicogénesis de las
técnicas. Se busca hacer una analogía entre el desarrollo del razonamiento y del conocimiento técnico a lo largo de toda la escala zoológica y cultural con este desarrollo en los niños, comparándolos. ¿Qué pasa con los chicos?
Alrededor del año de vida los chicos comienzan a usar
diferentes artefactos en calidad de mediadores, por ejemplo para tomar un objeto que está sobre la alfombra, tiran de ella. Los psicólogos llaman a este procedimiento "función soporte". El desarrollo de esta función es tardío, comenzando recién –como ya dije- alrededor del año.
El comportamiento técnico o tecnología
Aunque existe la tendencia a identificar las "técnicas" con
procedimientos (por ejemplo, para alabar la “técnica” de una pianista), en realidad éstas necesitan además de procedimientos, un “soporte”.
Las "técnicas" o "comportamientos técnicos" constan de tres
elementos: a Cuerpos o soportes, que pueden ser cuerpos humanos o de animales. b Procedimientos y programas de acción. c Conocimientos locales o contextuales. Existe un cuarto elemento que puede acompañar o no al comportamiento técnico, que son los "artefactos". Por artefactos me refiero a las herramientas, máquinas o instrumentos en general.
En todo comportamiento técnico existen dos registros: un
registro motor, dado por la acción del cuerpo sobre el medio; y un registro perceptivo, que supone el reconocimiento o percepción del medio y de la acción sobre el cuerpo. Mientras las herramientas se utilizan principalmente en el registro motor, los instrumentos de medición contribuyen a la mejor percepción o a una percepción más objetiva del medio. Según el medio sobre el que se actúa, un mismo procedimiento genera una diversidad de operaciones.
Para entender las operaciones tengo que investigar la
naturaleza del objeto, es allí donde me intereso por las propiedades del objeto. Tomemos, por ejemplo, la acción de golpear. El procedimiento de golpear un objeto maleable o “plástico” da lugar a la operación de deformar. En cambio, este mismo procedimiento sobre un objeto duro genera la operación de romper, y sobre una varilla a medio embutir dentro de otra, la operación resultante es desplazar o “hundir”.
¿Qué diferencia hay entre procedimiento y conocimiento? Existe
un procedimiento cuando se sabe usar algo; en cambio, para que haya conocimiento es necesario comprender, y para eso es necesario tener una representación de lo que se está haciendo.
Los conocimientos sobre los procedimientos pueden ser
explícitos o implícitos.
Conocimiento explícito es aquél que poseo y puedo transmitir.
Puede ser descriptivo (por ejemplo, ahora mismo yo estoy describiendo una diapositiva.), o prescriptivo (por ejemplo si les pidiese que apaguen esa luz). Mientras el conocimiento descriptivo da cuenta de los procedimientos, el prescriptivo consiste en recomendaciones para llevar a cabo los procedimientos.
La otra clase de conocimientos sobre los procedimientos es el
tipo procedimental. El conocimiento procedimental puede ser de dos clases. Uno es el conocimiento prescriptivo; por ejemplo, algo que el maestro de taller conoce, lo tiene representado en la mente y lo puede transmitir a través de palabras, a través de gestos y, si quisiera o pudiera, a través de dibujos. Justamente una condición fundamental de un procedimiento para que pueda ser transmitido es que pueda ser representado.
Ahora bien, la mayoría de los operarios no tienen representado
su conocimiento; hacen las cosas pero no pueden poner esa acción en palabras. Como la abuela que dice: “si te gusta este postre y querés aprender a hacerlo, ponéte al lado mío, miráme cómo cocino y te vas a dar cuenta cómo lo hago”. En estos casos, no es que a las personas les falte buena voluntad para explicar, sino que no tienen manera de representar su conocimiento. A este tipo de conocimiento no representable se lo denomina conocimiento tácito. Es un conocimiento difícilmente comunicable, justamente porque no es representable; esta representado en la mente de forma de programas mixtos, neuronales, técnicos (programas que no conocemos a fondo); y cuando este conocimiento debe ser comunicado, el programa transmite la información a los músculos y a los huesos; entonces, los sujetos hacen en un contexto. Por ejemplo, cuando alguien pregunta qué hacer con la computadora cuando no anda, le aconsejamos: "tocá acá, poná esto o aquello", pero si los consejos no resultan, finalmente decimos “corréte, dejáme sentar a mí”. Estos conocimientos tácitos existen sólo en situación, si desaparece la situación que los convoca, ya no están disponibles. Y solamente cuando entendemos esos programas podemos comunicarlos.
La tarea del docente es justamente hacer explícitos los
conocimientos implícitos. Además de transmitir los procedimientos y conocimientos científicos, hay que comunicar y representar el conocimiento tácito. Esto quiere decir que no estamos pensando que los estudiantes no tienen conocimientos y que hay que transmitirles el procedimiento desde fuera.
Es típico de los procesos de aprendizaje la adquisición lenta de
los conocimientos sin ser concientes de lo que aprendemos. Tal es así que la gente que más trabaja técnicamente muchas veces es la que menos escribe, porque para escribir tenemos que poder representarnos todo lo que hicimos para poder comunicarlo.
Para poder comunicar los conocimientos a uno mismo también
es fundamental poder representarlos de una manera diferente a cómo se procesan en la mente. Y además para comunicarlo oralmente a terceros, que es la tarea de un docente. O para comunicarlo a las máquinas, bajo la forma de programas. En todos estos casos, es necesario volver a representar o a redescribir el conocimiento bajo diferentes formatos para poder comunicarlo o delegarlo.
Desarrollo de los conocimientos técnicos
A nivel histórico y del desarrollo individual, junto a las técnicas
se desarrollan muy tempranamente los planes y estrategias. A pesar de que la educación no avanzó demasiado en su promoción, los niños pequeños ya las dominan mucho antes de que sepan construir un artefacto simple. Por ejemplo, un niño de dos años o menos puede realizar cantidad de acciones que responden a planes y estrategias para que la mamá suelte a la beba que tiene en brazos y lo alce a él. Los inventos y patrañas que crea son estrategias técnicas para lograr su objetivo. La construcción de artefactos es un proceso mucho más tardío, que se desarrolla lentamente y que se va produciendo sólo a condición de que se elaboren previamente los procedimientos. Primero se aprende a usar los artefactos y a manejarse con las personas, y luego se aprende a crear cosas.
Representación, disociación y delegación de las funciones
técnicas
El siguiente gráfico es un ejemplo tradicional de lo que ocurre
con los procedimientos. Una herramienta no es ni causa ni efecto, es tan sólo el testimonio de un gesto eficaz. Entonces las herramientas nacen de los gestos, de los procedimientos y, sobre todo, de los programas que tenemos inscriptos en la cabeza sin saber bien cómo y qué tengo que explicitar y representar para seguir mejorando. Los dos procedimientos de base que crean las tecnologías mecánicas son las prensiones y las percusiones. La percusión puede ser o lanzada (como al martillar) o apoyada (como al pelar una papa o sacarle punta a un lápiz).
Vamos a analizar las características de estos procedimientos.
El procedimiento que se observa en el dibujo superior es una percusión apoyada, usando una herramienta muy corta que garantiza el control del gesto; estas acciones dan cuenta de programas muy finos que permiten dirigir hábilmente a un gesto pero que carecen de potencia, por lo cual lleva mucho tiempo darle forma al objeto.
La figura del centro puede ser un hachuela o un pico, el cual
permite obtener más potencia para darle forma a la pieza. Pero, recíprocamente, constituye un gesto que carece de precisión y se corre el riesgo de errar el punto de ataque de la herramienta.
En síntesis, en el primer caso tenemos alta precisión y poca
potencia y en el segundo caso, alta potencia y baja precisión.
En el tercer gráfico aparece el resultado de explicitar
(redescribir) ambos procedimientos. Se pasa de comportamientos más o menos tácitos a un conocimiento más explícito. Aquí se percibe la posibilidad de analizar y de separar las funciones presentes en las dos técnicas anteriores.
En un caso había precisión y en el otro potencia, entonces se
deslocalizan ambas funciones y se “comunican” no a personas sino a máquinas (se delegan), y se construyen, así, nuevas herramientas como, por ejemplo, el mazo y el cincel. Con esto no solamente se crean dos herramientas nuevas, sino que pasan a utilizarse las dos manos, de tal manera (procedimiento) que una se va a especializar en movimientos secos y violentos, y la otra en movimientos firmes y precisos. Se empiezan a dividir programas en la mente para una mejor ejecución de la actividad. Esto constituye una evolución, un desarrollo que surge de un comportamiento anterior.
Este proceso de diferenciar programas, de deslocalizar
funciones, se extiende desde tiempos remotos hasta la actualidad. Donde existen procedimientos con varias dimensiones, puedo dividirlas y deslocalizarlas, de manera de transferirlas sobre soportes, roles y lugares diferentes, e inclusive, como en este caso, en manos diferentes. Constituye, así, un fenómeno técnico global que incluye a la conocida división de tareas, aunque rara vez se lo menciona aunque, posiblemente, haya constituido la expresión primera de este fenómeno.
Otro ejemplo un poco más complejo es el que se muestra en el
gráfico siguiente, donde se utiliza una mecha con filo transversal para perforar algún material.
En la figura 37 (arriba a la izquierda) se observa un movimiento
de rotación de la varilla producido con ambas manos, un movimiento de ida y vuelta sobre el objeto; ahora bien, las características de este movimiento impiden que se pueda aplicar al mismo tiempo un esfuerzo o presión hacia abajo de manera que el extremo de la herramienta penetre en el material.
En la figura 38 (abajo a la izquierda) se consigue tanto un
esfuerzo de rotación como una fuerza vertical, gracias a la incorporación de otro individuo a la tarea.
Mediante la implementación de una tecnología ya existente a la
que se le da un nuevo uso, el arco, se logra la disociación de la actividad y se consigue rotar la mecha con una mano mientras con la otra se aplica el esfuerzo vertical, tal como se muestra en la figura 39 (arriba a la derecha). Nuevamente hay una persona trabajando, pero cada una de sus manos responde a un programa diferente. Finalmente en la figura 40 (abajo a la derecha) se implementa otro paso al procedimiento de perforado multiplicando el rendimiento treinta o cuarenta veces respecto al primero. La eficiencia técnica surge desde el mismo momento en que surge la humanidad, aunque su significado y propósitos son función de la orientación misma de cada sociedad y cultura. Vale decir, no existe determinismo técnico aunque sí modos paradigmáticos de comportamiento técnico elemental.
Sin embargo, hay una cosa que no cambió en toda esta
evolución. El movimiento de la mecha siempre es alternativo, y hasta que no se invente el giro con una manivela no se inventará la mecha como la de los taladros modernos con filo transversal. Esto significa que ese aspecto de los programas de acción primitivos seguirá sin redescribirse hasta la llegada de la manivela.
Otro ejemplo de disociación de funciones se expresa en el
desarrollo de la máquina de vapor de Watt.
En la primera máquina de vapor (figura de la izquierda), el
agua fría se agrega dentro del cilindro después del ascenso del pistón para que se condense el vapor y baje por efecto de la fuerza de gravedad. Watt vio que esta máquina no era óptima, ya que las dos funciones, enfriar y calentar el cilindro, estaban en el mismo ámbito; había que deslocalizarlas, disociarlas. Entonces lo que hace Watt es separar el condensador del cilindro, de tal manera de que el calor esté en un lugar y el frío en otro. Como podrá apreciarse, el caso es análogo al de la percusión lanzada y apoyada.
Lo que se deslocaliza en este caso no es el procedimiento sino
el funcionamiento, es decir, el procedimiento que ya fue delegado y es propio de la máquina. A partir de esta idea, treinta años después surge la propuesta de que en cualquier máquina térmica debe haber una fuente caliente y una fuente fría. Y cuarenta años más tarde de creada la máquina de Watt, estas ideas dan lugar a la termodinámica.
El problema que tuvo que resolver James Nasmith en
1839
James Nasmith fue uno de los ingenieros formados en la
Revolución industrial, que participó en el grupo que generó la mayor parte de las máquinas herramientas de la revolución industrial.
En ese momento se estaba construyendo un barco muy grande,
el “Gran Bretaña”. Dado su tamaño, los ejes que transmitían el movimiento del motor a la hélice no podían ser forjados en los dispositivos existentes hasta ese momento.
En esa época existían dos clases de forjas. La primera aparece
en el medioevo y sigue funcionando hasta el siglo XVIII; es la que aparece en el dibujo de la izquierda. La otra, la del dibujo de la derecha, tiene el cilindro central móvil; es una máquina muy refinada, funciona en base a la máquina de vapor.
No obstante, ambas empelan el mismo programa de
movimiento, el martillo se mueve exactamente igual en ambas: se levanta y baja para golpear describiendo un arco. En cuatrocientos años no se había modificado el programa desde el cual se concebían las nuevas máquinas Si el trozo de metal a forjar fuera de gran diámetro, la caída del martillo sería muy corta, entonces no habría impacto suficiente y no se podría forjar. Y eso es lo que sucedía con el eje del “Gran Bretaña”. Entonces le piden a Nasmith que haga una máquina que forje esos ejes que, por su tamaño, no entraban en “la boca” de ninguno de los dos tipos de máquinas existentes.
Nasmith replantea el asunto y deja expresado en su diario el
nuevo artefacto que se conoce como “martillo pilón”.
Acá les presento un dibujo más claro para que puedan
apreciarlo. El martillo pilón es un dispositivo que se desplaza en forma recta y vertical con lo cual desaparece el problema de abertura, ésta puede ser muy grande y ocupar muy poco espacio. Aparentemente es algo sencillo, sin embargo, pasaron varios siglos sin que se incluyera esta concepción en las máquinas de forja.
En la hoja escrita por Nasmith, abajo a la derecha, se observa
una figura humana acostada y levantada por una leva, como si fuera un balancín. Y arriba de eso, casi imperceptible, un herrero y su denominación en inglés.
Las palabras de Nasmith al respecto fueron: “En pocos
momentos me satisfizo un rápido pensamiento, era debido a nuestra adhesión rígida a la vieja forma tradicional del martillo de mano del herrero del cual la forja accionada por el poder del agua o del vapor eran modificaciones meramente ampliadas; no se habían modificado esas técnicas.” Es decir que es de la vieja forma tradicional del martillo de donde él saca (redescribe) las ideas para construir la nueva máquina.
Cuando uno habla de evolución o, mejor aun, de desarrollo
técnico, habla muchas veces de cambios pero con la conservación de los mismos programas.
Conclusión
A modo de conclusión quiero destacar algunas ideas que me
parecen centrales. Sobre todo de cara a la enseñanza técnica bajo cualquiera de sus formas y niveles
Del comportamiento técnico al razonamiento técnico
El pasaje del comportamiento técnico, implícito, al
razonamiento técnico se establece cada vez que se accede a los programas de acción (a aquéllos que organizan y controlan los comportamientos técnicos), al analizarlos (es decir, al diferenciar sus instancias componentes), al ver qué contradicciones pueden existir entre programas y propósitos, al considerar la posibilidad de deslocalizar funciones, cambiar secuencias, etcétera. Y para poder hacer todo esto es necesario ir creando los conceptos en la acción y desde la acción.
Antes de la creación de artefactos es necesario un largo
período de construcción de procedimientos y de operaciones
La enseñanza de la física debe hacer su aparición como insumo
para el razonamiento tecnológico (y no como enseñanza en sí misma, cosa que debe intentarse antes a nivel escolar) cuando existe un suficiente comprensión de los procedimientos técnicos, de manera que pueda darse el paso siguiente: comprender las propiedades de las variables a partir de las cuales puede reconstruir, abstractamente, un artefacto, y avanzar en la comprensión de legalidades, relacionar las variables, avanzar en el conocimiento más analítico y abstracto de las propiedades de los insumos, etcétera, tarea en que las ciencias comenzarán a articularse con el razonamiento y el conocimiento técnicos. El otro plano diferente al que proveen las ciencias, podríamos decir que es funcional y no causal, y tiene que ver con la organización de los esquemas de acción. Hay dos foros: uno es el sujeto que actúa a través de programas de acción; el otro es la naturaleza, el conjunto de leyes, las legalidades. Cuando las dos confluyen, surgen las técnicas más modernas. Ahora bien, los programas preexisten en mucho a la técnica actual.
En experiencias que hicimos en escuelas, pudimos comprobar
que los chicos pueden trabajar en conocimientos de física, dentro del contexto de la física, pueden trabajar en los talleres, dentro del contexto de los talleres. Pero si se pretende que con esos conocimientos creen tecnología, no pueden hacerlo; por lo menos, no pueden recurriendo al conocimiento científico escolar. Esos aprendizajes parecen mantenerse en espacios disociados próximos a los contextos en que fueron enseñados. Será necesario que en contextos de Educación tecnológica ambas clases de conocimientos y de programas sean redescritos conjuntamente en función de metas instrumentales para que, progresivamente, ambos mundos puedan situarse en comunicación mutua.
Las principales operaciones cognitivas que permiten el pasaje
de los programas y comportamientos a los razonamientos técnicos son: – La toma de conciencia de los programas y de sus dimensiones o componentes. El procedimiento de un pájaro para hacer el nido lo conoce sólo él, él tiene el programa perfecto pero no lo conoce. La técnica supone conocer los programas y poder modificarlos. Aquí entran en juego la física, las matemáticas, y las demás ciencias, cuando hablamos a nivel universitario. Pero el proceso de construcción parte siempre de niveles mucho más elementales de los que los profesores imaginan.
– La disociación y deslocalización de algunos programas en nuevos
lugares, personas o artefactos.
– El establecimiento de analogías funcionales entre operaciones
semejantes y soportes diferentes. Por ejemplo, la analogía entre la máquina de coser y la máquina de cine. En el caso de la costura, la aguja debe pasar por el género cuando éste está quieto y luego, al subir, la tela avanza. Con el proyector tradicional de cine pasa algo análogo para que la luz, que hace las veces de aguja, no atraviese la película cuando está pasando la línea divisoria entre dos fotogramas.
Agustina Rodriguez Romero y André Luiz Tavares - Biografías Del Objeto en América Colonial. Interacción e Impacto Creativo Entre La Continuidad y La Transformación