Está en la página 1de 5

¿Cómo fue hecho el contrato de explotación petrolera entre Texaco y Ecuador, para que durante todo el

tiempo de operaciones, ni Ecuador ni Texaco, hayan tomado alguna medida para los impactos
ambientales negativos que se observan actualmente en la amazonía ecuatoriana? Sanango- Vera

Texaco es una de las 20 empresas petroleras más grandes en el mundo y la 3ra más grande en los EE.UU.,
con ganancias anuales superiores a los $37 mil millones de dolares. Opera en 24 países y ha sido multada
en varias ocasiones por su comportamiento irresponsable por razones ambientales. (Exposición, Quito,
OLADE, Lic. José Quenamá, Julio 2002)

El 4 de agosto de 1972 el Gobierno del Ecuador firma con el Consorcio Texaco-Gulf un contrato para la
exploración y explotación de hidrocarburos en la RAE por un espacio de 20 años. (Acción Ecológica 2003)

Texaco operó en el Ecuador a través de su 5ta subsidiaria TEXPET que era una compañía petrolera inscrita
en el Ecuador con pocos socios nacionales y escasos capital. Esta es una forma común de las empresas
petroleras de encubrirse y evitar tomar responsabilidades. (Boletín N° 3,2002)

La tecnología utilizada estuvo basada en el criterio de la mínima inversión y la máxima ganancia;


caracterizada por una completa falta de preocupación por el medio ambiente y por la población local.

El artículo 46 del contrato de explotación firmado por la Texaco y la empresa estatal de petróleos del
Ecuador estipulaba claramente, que la transnacional se comprometía a utilizar tecnologías con sistemas
de reinyección segura de los desechos tóxicos en el subsuelo, pero nunca utilizó los métodos acordados
en el contrato de explotación para la preservación de la naturaleza, a pesar de que los patentaba y
utilizaba en los EEUU, entonces si bien patentó y utilizó tecnologías que cumplieran con estos requisitos
en los Estados Unidos, por qué Texaco nunca las utilizó en el Ecuador?. En nuestro país, Texaco decidió
utilizar técnicas obsoletas, con el objetivo de obtener mayores beneficios económicos.

En 1992 al finalizar la concesión de Texaco la empresa contrató dos auditorías ambientales a ser realizadas
por dos renombradas firmas internacionales, AGRA Earth & Environmental Ltd. (anteriormente HBT AGRA
Ltd.) y Fugro-McClelland. Ambos estudios concluyeron que Texaco había operado de manera responsable
y no había impactos ambientales significativos ni duraderos como resultado de las operaciones del antiguo
consorcio.

En 1995 se inició un proceso de remediación ambiental por parte de Texaco, este programa tuvo un costo
de 40 millones y se completó al final del verano de 1998, dentro de ese acuerdo la compañía también se
comprometió a dar dos pagos de un millón de dólares para que el Estado haga obras de compensación
con dos confederaciones Kichwas utilizando el primer pago y el segundo debía ser administrado por la
UNICEF pero esta organización se negó a aceptar el dinero debido a que consideró que era una manera
de evadir su obligación de efectuar la limpieza de la zona (Kimerling, 200, 58). El 30 de septiembre de
1998, el Ministro de Energía y Minas de Ecuador, el Presidente de Petroecuador y el Gerente General de
Petroproducción firmaron la "Liberación Final de Demandas y Entrega de Equipos".

Este acuerdo reconocía que Texaco Petroleum Company cumplió a cabalidad con todas las obligaciones
establecidas en el contrato de remediación firmado en 1995 y liberaba a la compañía de cualquier
obligación y responsabilidad ulterior con el Estado. Pero tanto este plan de remediación ambiental como
sus resultados fueron duramente cuestionados por su limitado alcance y falta de transparencia.

En 1998, el gobierno de Jamil Mahuad firma un Acta de Finiquito que libera a Texaco de cualquier
demanda del Estado Ecuatoriano después de la “remediación ambiental” operada por la empresa. Este
acuerdo daba por terminada la relación entre el Estado y Texaco.

Para establecer la responsabilidad de Texaco se analizó el contrato firmado en 1964 y otras normas
vigentes en el tiempo de la explotación con el fin de establecer si la contaminación fue en efecto una
violación a la ley y puede ser castigada. La Corte citó normas correspondientes al Código de Salud de 1971,
la Ley de Hidrocarburos de 1971, la Ley de Aguas de 1972, el contra para la exploración y explotación de
hidrocarburos en la Amazonía con el consorcio Texaco-Gulf y concluyó que la compañía estaba obligada
a realizar una explotación responsable que debía realizarse con una tecnología y métodos que permita el
cuidado a los recursos naturales y que aunque el tratamiento de residuos no estaba regulado la afectación
que estos producían a la naturaleza su eliminación directamente al ambiente constituía una violación
legal.

La Corte también cita la cláusula 3.7 del contrato de 1964 en donde se establece que "Quedará al completo
y único arbitrio de Texaco los modos, los medios de llevar a cabo las operaciones que le correspondan de
acuerdo al presente convenio, de modo que podrá explorar y explotar petróleo, gas y otros hidrocarburos
similares en el área contratada” por lo que Texaco es responsable contractualmente por el manejo de las
operaciones del área del contrato.

La condena por daños ambientales en el Ecuador se estableció en la Ley de Gestión Ambiental publicada
en 1999 como resultado de una serie de cambios que sufrió la mentalidad de las personas y en relación
con la importancia del ambiente para la vida y el desarrollo de los seres humanos.

La remediación ambiental no cumplió con su objetivo

El contrato de remediación ambiental está viciado de enormes errores que benefician a Texaco y
perjudicaron al Estado ecuatoriano, y sobre todo a la población que habita en la Amazonía ecuatoriana.
Las escasas tierras presuntamente limpiadas por Texaco siguen dramáticamente contaminadas, según la
prueba y evidencias que existen en la corte.

Sí existían disposiciones ambientales vigentes en la época de operación

Más allá de su deber bajo la ley de no causar daño en sus operaciones, existían diversos cuerpos legales
que prohibían la contaminación ambiental además del contrato de operación, el cual disponía que
debieran utilizar la mejor tecnología disponible.

Uso de prácticas operacionales en forma discriminatoria

Para extraer el crudo en el Ecuador, Texaco implementó técnicas distintas a las que utilizaba en otros
lugares del mundo donde operaba. Posiblemente ésta aplicación de técnicas baratas tenían dos objetivos:
1. Disminuir los gastos de la empresa, aumentando así las ganancias, y 2. Desconocer los derechos y
existencia de los pueblos amazónicos. Los técnicos de la misma empresa habían participado en la
redacción de un libro que ilustraba e instruía a las empresas petroleras sobre la forma de cómo operar y
extraer hidrocarburos sin contaminar el ambiente, pero esas técnicas jamás fueron puestas en práctica
en el Ecuador por parte de Texaco.

Los pormenores de la situación del contrato firmado en 1973 con Texaco y la compra por parte de CEPE
de las acciones de Gulf ya ha sido analizada durante el trabajo y sólo queda concluir que si bien en un
principio se separó las responsabilidades y por esta situación fue que la Corte Superior de Sucumbíos pudo
empezar el trámite y condenar a Texaco sin necesidad de la actuación de Petroecuador en el proceso,
luego la responsabilidad volvió a ser como en un inicio, es decir solidaria entre las operadoras del
consorcio y como la condena fue fundada en la supuesta contaminación ocasionada por sus actividades,
Petroecuador y el Estado estarían obligados solidariamente a cumplir con la condena, esto significa que
en el caso que Chevron llegara a cumplir la sentencia estaría en su derecho el demandar por su cuota de
responsabilidad al Estado ecuatoriano.

Incumplimiento de obligaciones legales

En el desarrollo del proceso legal en la Corte de Justicia de Sucumbíos, se ha demostrado el


incumplimiento por parte de la empresa Texaco de las siguientes obligaciones, entre otras:

 Ley de Yacimientos (1921). Derecho de uso de aguas para fines de explotación y en la cantidad
necesaria.
 Ley de Hidrocarburos (1971, 1974 y 1978). Obliga a los contratistas a “Emplear maquinaria
moderna y eficiente, adoptar las medidas necesarias para la protección de la flora, fauna y demás
recursos naturales, [...] evitar la contaminación de las aguas, de la atmósfera y de las tierras”.6
Texaco no adoptó ninguna medida de protección de la flora y fauna, del área de concesión, a
cambio plantó árboles en una avenida de la ciudad de Quito.
 Ley de Aguas (1972). Prohíbe “toda contaminación de las aguas que afecte la salud humana o el
desarrollo de la flora y de la fauna”.
 Contrato Texaco-gobierno (1964 y 1973) “Los contratistas adoptarán las medidas convenientes
para la protección de la flora, fauna y demás recursos naturales, así como también evitarán la
contaminación de las aguas, de la atmósfera y de la tierra”.8
 Ley para la Preservación y Control de la Contaminación Ambiental (1976). Prohíbe la descarga de
elementos contaminantes en la atmósfera. Texaco descargó tanto a los ríos como a la atmósfera
todos los desechos de producción y perforación, durante todos los años que operó la concesión.

Violaciones a la Ley de la Época

 El código civil prevé desde inicios de la República del Ecuador “la obligación de reparar el daño
resultante del dolo o la negligencia” (art. 2241 y 2256 )

La empresa provocó daños en forma deliberada, pues utilizó procedimientos prohibidos


expresamente por la legislación en Texas desde 1919 y Louisiana desde 1953. Había obtenido en
1971 y 1974 patentes en Estados Unidos sobre mejoras tecnológicas para la reinyección de las
aguas de formación.

 La Ley de Hidrocarburos de 1971 preveía “la adopción de todas las medidas necesarias para la
protección de la flora, la fauna y otros recursos naturales, y a evitar la contaminación del agua, el
aire y el suelo”
Texaco no adoptó ninguna medida de protección de la flora y fauna, presentaba como propuestas
de conservación la reforestación de una de las avenidas de Quito.

 La Ley para la Preservación y Control de la Contaminación Ambiental (1976) prohíbe la descarga


de elementos contaminantes en la atmósfera.

Texaco descargó tanto a los ríos como a la atmósfera todos los desechos de producción.

Conclusiones:

Revisando la historia de Texaco, –hoy Chevron– en el Ecuador, es evidente que la petrolera es la


responsable de un proceso continuo, prologando y grave de violación de los derechos ambientales que
comprometieron además derechos fundamentales de miles de personas que vivían en las zonas de
explotación concesionadas. Entre los actos más sobresalientes constan:

• Desplazamiento de los pueblos indígenas que ancestralmente ocupaban sus territorios.

• Afectación a la cultura y tradiciones de los pueblos indígenas.

• Introducción de enfermedades entre las comunidades indígenas.

• Vertimiento de desechos tóxicos al ambiente, lo que ha provocado una grave afectación al derecho a la
vida, salud, educación, paz y desarrollo económico de los pobladores.

• Afectación a los servicios básicos elementales de los pobladores.

• Desinformación a los pobladores de la Amazonía sobre los componentes tóxicos que utilizaron y sus
efectos en la salud humana.

• Dilatación innecesaria del proceso judicial y con ellos denegación al derecho a la justicia de más de
treinta mil seres humanos.

• Afectación a la honra y reputación de los ciudadanos de la Amazonía ecuatoriana.

• Abuso indiscriminado de su poder económico e influencias políticas para tratar de evitar que se aplique
el debido proceso y por ende lograr la impunidad ante el daño causado. Esta empresa durante más de
dieciséis años ha utilizado todos los mecanismos legales, mediáticos, políticos y sociales para impedir que
se emita una sanción en su contra.

El 5 de febrero de 1964, se celebró un contrato de concesión por el cual se le entrega a Texaco Petroleum
Company 1 millón 450 mil hectáreas en la Amazonía para que realice tareas de exploración y explotación
en el mismo contrato se autoriza para que transfiera parte de estas acciones y tierras a la compañía Gulf
Oil formando un consorcio.
El 4 de agosto de 1973 se celebró otro contrato con el Consorcio Texaco-Gulf y se incluyó la posibilidad de
que CEPE participe con el 25% de las acciones del consorcio.

En 1995 se modifican los contratos de prestación de servicios por los de participación esto ocasionó que
las empresas privadas pasaran de exportar 2,5 millones de barriles en 1992 a 7,5 millones de barriles en
1995 (Llanes, 2004: 75). Por ejemplo, el Estado suscribió un contrato de este tipo con City Oriente en 1995,
este contrato amplió el tiempo de explotación para la empresa a 20 años desde la firma del contrato, y
las regalías eran mucho menores para el Ecuador ya que pasó a recibir sólo un 24% (Lo rescatable de este
contrato es que tenía muchas más obligaciones de carácter ambiental), con otros sucedió lo mismo, como
es el caso de los bloques 7, 14,15 y 16. Como resultado de esta nueva modalidad de contratación y nuevos
contratos firmados entre 1996 y 2000 las petroleras privadas se llevaron un promedio del 79.2% de la
distribución de las ganancias de la venta del crudo mientras que el Estado sólo el 20.8 %.

En el ecuador existen seis tipos de contratos, Campos Marginales; de Participación; de Asociación; de


Prestación de servicios; de Obras o Servicios Específicos; y de Gestión Compartida.

El régimen militar del General Guillermo Rodríguez Lara definió en la ley petrolera un solo tipo
de contrato, denominado contrato de asociación tipo consorcio: un primer contrato suscrito
con esta modalidad fue con la compañía norteamericana Texaco Petroleum Company S.A. y un
segundo con la compañía City Investing Company de la misma nacionalidad de la anterior.

En los años setenta, uno de los contratos más importantes que se firmó en los años setenta fue el suscrito
con la compañía Texaco Petroleum Company, cuyos ejes más importantes de su contenido fueron los
siguientes: la participación del Estado en dicho contrato fue del 62.5% y de la contratista del 37.5%.

En conclusión, al sumar los ingresos de las regalías petroleras y la participación del 62.5%, el Estado
participó de la producción petrolera en un 82.5%.

En términos cuantitativos, como resultado de la reforma petrolera de ese entonces, el Estado recibió $
23.508 millones y la contratista $ 1.643 millones; en porcentajes, 93% para el Estado y 7% para la
contratista.

También podría gustarte