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Introducción.-
La empresa transnacional Texaco, causó en Ecuador la catástrofe petrolera más grande a nivel
mundial. Esta empresa operó desde el año 1964 hasta el año de 1992, construyendo pozos y
estaciones de extracción de petróleo en la región norte de la región Amazónica Ecuatoriana.
La empresa Texaco manipuló aproximadamente 1.700.000 hectáreas de selva ecuatoriana, la
cual no estaba deshabitada ya que era el lugar de varias comunidades indígenas, además de ser
la cuna de plantas y animales silvestres. El daño generado por la empresa transnacional ha
persistido a lo largo del tiempo en los habitantes de esta zona amazónica como por ejemplo:
las tasas de defectos en niños recién nacidos ha aumentado. Sin embargo, hay otros problemas
culturales para los pueblos indígenas, ya que al momento de que se afectó su madre tierra,
provocó un choque cultural irreparable, teniendo que abandonar sus hogares tradicionales.
Por todas estas irregularidades de la empresa en suelo ecuatoriano, que serán profundizadas a
fondo en el siguiente desarrollo del caso, se inició un juicio contra la transnacional en mayo
del 2003 en la ciudad de Lago Agrio, en la cual se exigía una reparación de la zona la cual
estaba valorada en 6.000 millones de dólares y tras varios años de espera, se condenó a Texaco
como culpable de los daños ambientales provocados. Sin embargo, Texaco se negó a cumplir
la sentencia de la Corte de Sucumbíos que ordenaba a la petrolera el pago de 9.500 millones
de dólares —a 30.000 demandantes, pobladores amazónico, porque la empresa petrolera
sostiene que cumplió con la reparación ambiental que le correspondía y atribuye el daño a
Petroecuador.
Es importante mencionar que no solo los daños ambientales fueron evidentes durante este
periodo, ya que existieron una serie de problemas que serán mencionados a continuación:
b) Pérdida de territorio.- El daño generado por los contaminantes al territorio tuvo como
consecuencia que los habitantes de la zona, dejen de cultivar, vivir y agruparse en
aquellas zonas que se consideraba como su hogar y su madre tierra.
La decisión tomada por el tribunal fue contraria a lo que se esperaba, se dictaminó que los
demandantes tenían un derecho a juicio, pero que se debían someter ante la justicia de Ecuador
y que además dicha sentencia podrá ser ejecutable ante la justicia norteamericana.
El 7 de mayo del 2003, se iniciaron en la Corte Superior de Justicia de Sucumbíos las acciones
legales en contra de Texaco. Lo relevante en torno a este tema son los fundamentos legales ya
que en aquel entonces fueron sustentados bajo la normativa civil, en donde se establecía que:
en casos de daños contingentes, productos de imprudencia o negligencia, serán sancionados
bajo esta ley civil.
El objetivo que se tenía con esta demanda se basaba en la reparación integral del daño
ambiental causado, solicitando que la empresa petrolera Texaco limpie y descontamine el
suelo, agua superficial y subterránea, que se implementen sistemas de agua pura y sana, y que
sobre todo se empiece un proceso de recuperación y adaptación del de los pueblos y
comunidades indígenas que fueron desplazados por el daño ambiental generado.
Una traba generada en medio del proceso judicial fue que el gobierno de Ecuador suscribió un
contrato de remediación ambiental con Texaco, el cual liberaba a esta petrolera de toda
responsabilidad ambiental. Además se mencionó que Petroecuador asumió la responsabilidad
de realizar cualquier remediación ambiental que se necesite con posterioridad. Analizando este
contrato suscrito por el gobierno ecuatoriano, se puede mencionar que no existe ningún
concepto jurídico válido que permita a determinado gobierno el disponer, negociar o renunciar
a los derechos fundamentales que tienen sus ciudadanos, que en este caso era el derecho a vivir
en un medio ambiente sano y digno, además de su derecho de acceso a la justicia y el de
petición de cumplimiento de una obligación
Es por lo mencionado que, detrás de este pacto, los ciudadanos afectados por el daño ambiental,
tenían en claro que quedaba abierta la posibilidad de que los terceros afectados ejerzan su
derecho. Por ende el litigio siguió planteado por ciudadanos particulares del pueblo
ecuatoriano, que no formaron parte del contrato de liberación de responsabilidades y por ende
no tenían un límite en el uso de su derecho de acceso a la justicia.
De igual manera, en 1998 en el gobierno de Jamil Mahuad se firmó el “Acta final” que liberó
a Texaco de toda obligación en el Ecuador, tras un cuestionado programa de remediación, en
donde se evidenciaba su limitado alcance y la falta de transparencia, porque se evidencia el
vicio de errores que beneficiaban a Texaco y perjudicaban al estado ecuatoriano.
En el año 2002, casi después de 10 años, la Corte de Apelaciones de New York aceptó que el
juicio se hiciera en Ecuador, determinando que se permita a los demandantes un año de plazo
para rehacer el caso que se llevaba a cabo. Es así como los afectados presentan la demanda en
la Corte Superior de Nueva Loja, con la necesidad de indemnizar a sus habitantes con un
aproximado de 27 millones de dólares. Todo esto se probó de la siguiente manera y bajo los
siguientes conceptos, siendo estos:
a) Uso de prácticas operacionales en forma discriminatoria.- Para extraer el crudo
en el Ecuador, Texaco implementó técnicas distintas a las que utilizaba en otros lugares
del mundo donde operaba. Posiblemente ésta aplicación de técnicas baratas tenían dos
objetivos: 1. Disminuir los gastos de la empresa, aumentando así las ganancias, y 2.
Desconocer los derechos y existencia de los pueblos amazónicos. Los técnicos de la
misma empresa habían participado en la redacción de un libro que ilustraba e instruía a
las empresas petroleras sobre la forma cómo operar y extraer hidrocarburos sin
contaminar el ambiente, pero esas técnicas jamás fueron puestas en práctica en el
Ecuador por parte de Texaco.
c) Prueba del daño ambiental.- Hasta ahora existen aproximadamente ochenta mil,
resultados de miles de muestras de suelo, agua superficial, agua subterránea y
sedimentos que se han tomado en el área. Estas muestras fueron tomadas en distintos
sitios inspeccionados, muchos de ellos por el mismo Juez de la causa y sus expertos.
Adicionalmente Richard Cabrera, quien fue nombrado por la Corte como perito
independiente, en su propia investigación realizó el muestreo en cuarenta y ocho pozos
y una estación de producción. Este perito en base a la información técnica existente en
el proceso judicial, a más de su propia información, determinó el costo que tendría
reparar el daño causado: más de US $ 27 mil millones.
Conclusiones.-
Esta empresa durante más de dieciséis años ha utilizado todos los mecanismos legales,
mediáticos, políticos y sociales para impedir que se emita una sanción en su contra. El proceso
pasó de un largo limbo de judicialización en EUA, a un ya también dilatado proceso en el
Ecuador. Pese a las dilaciones, presiones e intimidaciones implementadas por la empresa, los
perjudicados han aportado abundantes pruebas sobre la responsabilidad de la empresa y los
daños causados. De esta forma, el principal reto que se tiene es lograr que en 2010 la justicia
ecuatoriana, libre de presiones y ateniéndose a la prueba del proceso, dicte sentencia en este
caso, contribuyendo así a restituir los derechos de miles de personas directamente afectadas,
sentando un precedente nacional e internacional sobre protección ambiental y respeto a los
derechos humanos.