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EL AGUACATE

CLASIFICACION BOTANICA

Los aguacates cultivados pertenecen a la especie Persea gratissima (Gaertu), también llamada
Persea americana (Mill). En la sistemática vegetal, su situación es:

- Orden: Ramales.
- Suborden: Magnolíneas.
- Familia: Lauráceas.
- Género: Persea.

Nombres corrientes:

En Venezuela: Cura.

En Perú: Palta.

En Cuba y Costa Rica: Pagua.

En francés: Avocatier, persée.

En inglés: Alligator pear, avocado.

En italiano: Avocado.

En alemán: Avocadobaum.

En portugués: Abacate.

Familia

La familia de las Lauráceas está formado por árboles o arbustos de hojas alternadas sin estipulas,
perennes, coriáceas y provistas de células oleíferas.

Las flores tienen un periantio formado normalmente por dos verticilos del mismo aspecto, los
cuales poseen a su vez tres piezas libres. El androceo tiene tres o cuatro verticilos con tantos
estambres como piezas tiene cada verticilo del periantio; a veces, los estambres están reducidos a
estaminoides estériles. El ovario es unilocular, súpero y contiene una sola semilla; el fruto es
drupáceo o abayado.

Las plantas de género Persea, que dentro de la familia de las Lauráceas se engloba en la tribu de las
Cinamóneas, tienen flores cíclicas hermafroditas, trímeras, de sépalos semejantes a los pétalos, con
el androceo provisto de tres verticilos de estambres fértiles, de anteras dehiscentes por valvas y un
verticilo de estaminoides estériles. El ovario monocarpelar, unilocular y monospermo, da lugar a un
fruto en drupa.

Género

El género Persea se subdivide en dos secciones:

EUPERSEA: Comprende una sola especie productora de frutos de gran tamaño y es oriunda de
América Central: Persea gratissima, los aguacates.

ALSEODAPHNE: Comprende nueve especies con frutos de pequeño tamaño, esféricos u oblongos,
algunos de ellos cultivados como ornamentales: Persea chinensis, Persea breviflora, Persea indica,
originarios del sudeste de Asia; Persea carolinensis, originario de los países meridionales de
Norteamérica; Persea longipes y Persea floccosa, que han sido probadas como posibles patrones
donde injertar los aguacates con el fin de lograr una mayor resistencia a las diversas enfermedades
de las raíces, sin haber conseguido resultados positivos.

Se conocen más que quinientas variedades de Persea gratissima, cuyas características generalmente
son las siguientes:

Son árboles de porte alto (de hasta diez metros), pero que puede ser más reducido según el clima, el
suelo y las técnicas de cultivo empleadas. De rápido crecimiento, tienen el tronco recto, la corteza
lisa, de color claro en las ramas jóvenes y grisáceo en las más viejas; las ramificaciones son
erguidas, formando ángulo de 60º con el tronco principal. La raíz semidura y muy ramificada, es
poca profunda.

LAS FLORES, hermafroditas y raras a veces unisexuales, son actinomorfas, blanquecinas y de


pequeño tamaño, y se agrupan en panojas insertas en la axila de las hojas y, más frecuentemente, en
la terminación de la ramas; cada flor está unidad al eje de la inflorescencia por medio de un

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pedúnculo que se desarrolla con el fruto y que puede alcanzar hasta 20 cm de longitud.

EL PERIGONIO forma dos verticilos trímeros; los estambres, insertos debajo de ovario, poseen
tres o cuatro verticilos, algunos de los cuales pueden ser estériles; las anteras se abren por medio de
valvas. A veces, hay dos glándulas en base de los filamentos estaminales.

EL OVARIO es súpero, monocarpelar, unilocular, monospermo, con óvulo colgante, de sutura


ventral.

EL FRUTO, globoso, ovoide o piriforme, es un drupa de tamaño variable, que puede alcanzar hasta
10 cm longitud y un peso comprendido entre 200 y 1000 gramos. Según la variedad, el epicarpio
puede estar constituido por una fina y lisa película o una corteza gruesa y correosa, de una
coloración entre el verde, el gris y el violeta. El mesocarpio, a su vez, está formado por una pulpa
de consistencia blanda, de color blanco amarillento que pasa a verde en la proximidad de la piel;
tiene un agradable sabor al de las avellanas.

LA SEMILLA, que está más o menos adherida al mesocarpio, es globosa, está protegida por una
cáscara dura y contiene un jugo lechoso.

FERTILIDAD DE LOS AGUACATES. POLINIZACION

A pesar de la abundante floración de los aguacates (cada árbol presenta numerosas inflorescencia,
que poseen, a su vez, muchísimas florecillas), la producción de frutos suele ser escasa
normalmente, lo cual significa que sólo algunas de las numerosísimas flores es fecundada y su
ovario fértil llega a convertirse en fruto.

La causa de ello es que, a pesar de ser las flores hermafroditas, pocos estigmas reciben el grano de
polen fecundante, ya que al no madurar al mismo tiempo los estambres y el pistilo en cada flor, la
polinización debe ser cruzada, por lo que el polen maduro de una flor se deposita en el estigma
maduro de otra. Las flores en las que maduran antes los órganos masculinos se llaman
PROTANDRICAS, y en las que se maduran antes los femeninos PROTOGINAS.

Según las características de maduración de los órganos sexuales, las diversas variedades de
aguacate pueden agruparse en dos grandes grupos, denominados A y B.

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Las flores de las plantas del grupo A verifican una primera apertura por la mañana, pero sólo
estando maduros los órganos femeninos y los estambres cerrados (flores protógicas); el estigma
receptivo solamente podrá recibir polen de otras plantas que tengan los estambres maduros, lo cual
sucede en las variedades del grupo B, cuyos estambres, a diferencia de los del A, maduran por la
mañana. Al mediodía, y después de verificada la polinización, se cierra la flor. Al día siguiente,
después del mediodía, tiene ligar la segunda apertura; en esta fase, la flor actúa únicamente como
polinizadora, ya que los estambres (órganos masculinos) son fértiles y el estigma (órgano
femenino), por el contrario, no es receptor.

En las variedades del grupo B y en la primera apertura, después del mediodía, maduran
exclusivamente los órganos femeninos y su estigma será polinizado por flores del grupo A cuyos
estambres ya están maduros. Verificada la polinización, al atardecer se produce la primera oclusión
de la flor. A la mañana siguiente, se abren las flores con los estambres maduros y aptos para
polinizar las flores del grupo A.

Al ser cruzada la polinización de los aguacates, es preciso, al hacer las plantaciones, cuidar de que
estén entremezcladas variedades del grupo A con otras de grupo B, para conseguir así una buena
fecundación de las flores, y por consiguiente una buena cosecha de frutos.

Sin embargo, existen algunas variedades que son auto fértiles, es decir, que al ser contemporánea la
madurez de los órganos sexuales en la flor puede verificarse la polinización de la misma.

El polen es un polvo ligero, algo pegajoso y que forma grumos; sus agentes de dispersión son los
insectos más que el aire, pero las abejas, que se podrían aprovechar, artificialmente, como buenos
agentes de la polinización, son pocas aficionadas a libar en estas flores. Sin embargo, sólo basta
quede fecundado el 1% de las flores para obtener una buena cosecha. Al describir las variedades
más importantes de aguacate, indicaremos a qué grupo polinizador pertenecen.

ORIGEN Y DISTRIBUCION GEOGRAFICA

En la época precolombina, el aguacate se cultiva en Méjico y América Central, donde recibía el


nombre de <<ahuacatl>>, que los españoles convirtieron en aguacate; su cultivo se extendió por las
faldas de la cordillera andina hasta Perú, donde será llamado <<palta>>.

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Esta zona centroamericana, origen de los primeros aguacates, está situada en la zona tropical, de
estación lluviosa estival. La altitud hasta donde se encuentran aguacates llega a unos 1900 m sobre
el nivel del mar. Las temperaturas medias anuales oscilan entre 24 y 26º C (en las zonas bajas) y
alrededor de 20º C en las de mayor altitud; las precipitaciones anuales de lluvia, durante todo el
año, son de 1800 - 2000 mm en las zonas bajas, de 1000-1500 mm en altitudes superiores a los
1000 m, y de 800-1000 mm en altitudes mayores (altiplanicie mejicana), cuya estación más lluviosa
es el verano.

Las diferencias en la temperatura media anual y en la pluviosidad, han dado lugar a tres razas de
aguacate: la mejicana, la guatemalteca y la antillana, cuyas distintas condiciones de adaptación al
medio han permitido la difusión del cultivo de este fruto por diversos lugares del mundo. Para la
adaptación del aguacate es condición fundamental conocer el mínimo de temperatura absoluta de la
región donde se desee cultivar, ya que la raza antillana no resiste temperaturas inferiores a -2º C y la
mejicana, más resistente, a -4º C.

HISTORIA

Los españoles introdujeron el aguacate en las Antillas y los portugueses en Brasil, donde ya se
cultivaba en el siglo XVII. No se sabe cuándo fue llevado a Florida, también por los españoles,
donde los cultivos en cantidad no empezaron hasta 1833; en California no ser cultivó hasta 1871.

En el siglo XVIII, los mismos españoles, a través del Jardín Botánico de Orotava, lo introdujeron en
las Islas Canarias y de allí a España, donde empezó a cultivarse en las zonas litorales del
Mediterráneo de la provincia de Granada (Motril y Almuñécar); algún ejemplar aislado llegó a
plantarse, como curiosidad, en todas las regiones mediterráneas, llegando hasta Barcelona.

Los franceses empezaron sus ensayos de cultivo del aguacate en el Jardín Botánico de Hamman
(Argelia), donde se cultiva extensamente, pero también se puede encontrar algún ejemplar en el sur
de Francia.
En Centroamérica se encuentran las zonas de máximo cultivo (Méjico, Guatemala, Antillas,
Colombia, Venezuela, Perú) de donde se ha extendido a Argentina (Jujuy, Córdoba, Buenos Aires y
Tucumán), a Chile y a Brasil.

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Además de las zonas citadas, actualmente se cultiva en Tahití y en la Isla de Madera; en Italia, en
Sicilia y en Calabria. En 1930 empezó a ensayarse su cultivo en la U.R.S.S., a orillas del Mar
Negro; más modernamente, se han establecido numerosas plantaciones en Israel.

En la India y sureste de Asia también se ha intentado su cultivo, pero con poco éxito.

RAZAS DE AGUACATE

Según un determinado criterio sistemático, las tres razas de aguacate, mejicana, guatemalteca y
antillana, citadas anteriormente, corresponden a una única especie, la Persea americana (Mill) o
Persea gratissima (Gaerth), de la que se podría destacar una sub-variedad, la Persea drimifolia,
correspondiente a la raza mejicana. Siguiendo otro criterio sistemático, cada raza pertenece a una
especie diferente; así la raza mejicana a la Persea drimifolia, la raza antillana a la Persea americana
y a la guatemalteca a la Persea schiedeana (Nies). Además existe el grupo de los hídricos formado
por variedades obtenidas por cruce de dos variedades del distinto grupo.

ECOLOGIA DEL AGUACATE

La ecología estudia la vida de los seres vivos en relación al medio en que se desenvuelven. Los
factores determinantes de este medio son: clima y suelo.

Clima

El clima de la región donde se desarrolla espontáneamente y donde se originó el cultivo del


aguacate, sur de Méjico y Centro América, es el de la zona tropical, comprendida aproximadamente
entre los 10-30º de latitud Norte y Sur; en líneas generales se caracteriza por una oscilación anual
de las medias diarias de temperaturas perceptibles, pero no exagerada, y que permite diferenciar una
estación cálida de otra que, aunque no se pueda llamar fría, es fresca o menos cálida; la pluviosidad
se distribuye en forma irregular, alcanzado su punto máximo durante los meses cálidos. Así pues, se
puede considerar una<< estación lluviosa estival>> y otra más seca que corresponde a los meses
menos cálidos.

Dentro de una misma zona se producen variaciones de temperatura y pluviosidad debidas a la


altitud, y así encontramos que las tres razas de aguacate corresponde a tres zonas de altitud con

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distintas características climatológicas: la raza antillana se desarrolla entre 0 y 500 m sobre el nivel
del mar, la guatemalteca entre 500 y 1000 m y la mejicana entre 1000 y 1900 m.

Sin especificar mucho a continuación daremos las características climáticas de lo que podríamos
llamar zona de aguacate:

a / Temperaturas medias anuales entre 20 y 26º C.

b / Temperaturas no inferiores a - 5º C.

c / No persistencia, durante muchos días, de temperaturas de 0ºC

d / Pluviosidad anual entre 800 - 2000 mm repartida durante todo el año, pero, con mayor
intensidad, durante los meses cálidos.

e / Humedad atmosférica elevada.

El aguacate no resiste la sequedad del aire ni los viento demasiado fuertes, sobre durante la
floración e inicial desarrollo del fruto.

La raza antillana, que en su zona de origen se desarrolla en alturas comprendidas entre 0 y 500 m,
en lo referente al calor es la más exigente. La temperatura media anual debe estar comprendida
entre 24 y 26º C, con poca diferencia entre las medias invernales y estivales, y la mínima no debe
ser inferior a 0º C.

Las precipitaciones deben fluctuar entre los 1800 y 2000 mm anuales, que distribuidas bastantes
uniformemente en todos los meses del año, corresponden más al clima de la zona ecuatorial que a la
de la tropical.
Para la floración no debe temerse al frío, pues esta variedades florecen pasada la crisis del mismo;
en cambio precisan una elevada humedad atmosférica.
La raza guatemalteca, desarrollada entre 500 y 1000 m, requiere medias anuales entre 22 y 25º C,
pudiendo estar más diferenciadas las medias invernales que las estivales y con una mínima no
inferior a - 2º C. La pluviosidad anual debe estar comprendida entre 1000 y 1500 mm, con mayores
precipitaciones en la época más cálida. La humedad atmosférica debe ser bastante elevada, pues
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estas variedades florecen pasada la estación más fría.

La raza mejicana se desarrolla en alturas comprendidas entre 1000 y 1900 m sobre el nivel del mar,
en esta zona el clima ya está más diferenciado en estación de invierno y en estación de verano,
siendo la temperatura media anual de 20º C y la mínima invernal no inferior a -4º C. La
precipitación anual de lluvia está comprendida entre 800 y 1000 mm, con mayor pluviosidad en
verano, pero sin que llegue a existir una estación seca.

Las variedades de esta raza resisten mejor una baja humedad ambiental, pero al florecer en
invierno, tienen más peligro a helarse que las demás.

Zonas aptas para el cultivo del aguacate

Las zonas adecuadas para el cultivo de dicha planta son, naturalmente, la ZONA TROPICAL,
origen de los aguacates, ya descrita, y la ZONA ECUATORIAL, situada entre 10º de latitud Norte y
Sur, con medias de 25-27º C y pluviosidad muy elevada, principalmente en los periódicos
equinocciales. A esta última zona se adaptan mejor las variedades de tipo antillano.

A estas zonas climáticas corresponden: sur de Méjico, América Central, Antillas, cordillera Andina
hasta Perú, cuenca del Orinoco, Guayanas, Brasil, zona central de África, sur de la India, Indonesia,
Filipinas, Borneo y Nueva Guinea.

Otra zona donde puede cultivarse el aguacate, con mejor adaptación de las razas mejicanas y
guatemalteca y de sus híbridos correspondientes, es la <<zona de transición de lluvias invernales y
veranos secos>>, es decir, que la posee el típico clima mediterráneo, con temperaturas medias
anuales de 16-20º C y una media invernal entre 9 y 13º C, con pocos días de heladas y raramente
una mínima de -4º C. La pluviosidad media anual oscila entre 200 y 700 mm, y es casi nula en
verano. El estado higrométrico del aire es relativamente elevado.

Al intentar cultivar aguacates en esta zona, la falta de lluvia deberá suplirse con riegos y buscar los
microclimas más adecuados: zonas protegidas del viento, cercanas al mar o corrientes de agua, es
decir, donde la humedad atmosférica o incluso la temperatura sean mayores.

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Esta zona correspondiente, más o menos, a la del cultivo del naranjo, y en el litoral-mediterráneo
comprende: huertas de Valencia, Murcia y desembocadura de Ebro, en España; las Rivieras
francesas e italianas; el Gharb en Marruecos; los litorales de Tunéz y de Palestina; el Peloponeso y
Sicilia. En California, la zona de litoral de Pacífico, limitada por las cordilleras de Cascadas y Sierra
Nevada y comprendida entre la Columbia Británica y la Baja California; de análogas características
son algunas regiones de la República Argentina, del África del Sur y zona sudoeste de Australia.

En la zona mediterránea hay lugares especialmente adecuados que, por su buena orientación y
protección, raramente llegan a temperaturas inferiores a -2º C, con veranos cálidos, y otoños suaves
e inviernos cortos, como: la zona litoral de Granada (Motril y Almuñécar), Mentón en la Riviera
francesa, los litorales de Orán y de Argel, los Zennatasn en Marruecos, la llanura de Sephela en
Israel y las Islas Canarias y de Madera.

Finalmente existe la <<zona templada caliente>>, con lluvias en todas las estaciones del año y más
abundantes en las zonas litorales y con fríos invernales poco acusados o inexistentes que
corresponde a: litoral de América del Norte hasta el Golfo de Méjico (Florida, Georgia y Luisiana);
Brasil oriental. Aquí son aptas para el cultivo las razas guatemalteca y antillana.

SUELO

El aguacate es bastante adaptable a los diversos tipos de suelos, desde los arenosos y sueltos hasta
los francamente limosos y compactos; pero las condiciones óptimas se tendrán en un suelo
básicamente permeable y bien drenado, de tierras francas, de consistencia media, húmicas, ricas en
materia orgánica y reacción ligeramente ácida.

La capacidad de retención de la humedad, que debe ser la necesaria para el normal desarrollo de la
planta, es muy importante, pues un suelo demasiado cremoso o granulado, al ser poco retentivo,
ocasionaría daños por sequedad; en cambio, un suelo limoso demasiado coloide, al producir
encharcamiento, puede ser un buen medio para el desarrollo de enfermedades criptogámicas y causa
de asfixia de las raíces, al evitar la buena aireación del suelo.

Estos suelos deben recibir durante el ano una precipitación acuosa de 900 mm por lo menos, la
cual, de no conseguirse, debe ser sustituida por riegos.

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La reacción del suelo debe ser neutra o ligeramente ácida(de pH entre 6 y 7,5); relacionada con la
reacción está la presencia del carbonato cálcico activo y a un pH superior a 7,5, que produce
alcalinidad del suelo. Al ser el aguacate bastante calcífugo, no se debe cultivar en terrenos
demasiados calizos, siendo suficientes los que contienen 40% de caliza. La carencia de hierro,
tanto por falta o por su insolubilización en terreros demasiados calizos, le ocasiona clorosis de las
hojas, lo cual se puede controlar con la adicción de sales orgánicas quelatos ferrosos) a razón de 20
a 25 g por pie.

Un exceso de sodio también es muy perjudicial al aguacate, por lo que la salinidad del suelo no
debe pasar del 0,5 por mil, y es mejor que no sea superior a 0,3 por mil.

Las plantaciones deben estar situadas donde haya mayor iluminación y donde el terreno esté
ligeramente accidentado u ondulado, que permita una buena ventilación, aunque en las regiones
menos cálidas se debe buscar una buena protección de los vientos fríos.

Las distintas razas requieren suelos similares, quizás un poco más ácidos (pH 6-7) las variedades
antilana y guatemalteca.

MULTIPLICACION DEL AGUACATE

La forma natural de reproducción del aguacate, por semilla presenta un inconveniente fundamental:
el carácter híbrido de las numerosas variedades de aguacate hace que no tenga las mismas
características las distintas plantas nacidas de semillas de una variedad específica. Al no
conseguirse el arraigo de esquejes o estaquillas, no ha sido posible obtener por estos sistemas series
clonales a partir de un individuo que tuviera unos caracteres determinados que se desearan
propagar; esta continuidad de una planta única se consigue injertando sobre patrones obtenidos por
semilla, más o menos diferentes. yemas o brotes de la variedad que se desee propagar.

ELECCION DEL PATRON

El patrón debe ser resistente, que arraigue bien en el suelo donde va destinado y debe tener una
buena afinidad con la variedad a la que debe ser injertado.

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Deberá escogerse variedades de las llamadas vulgarmente del <<país>> o sea originarias y
cultivadas de antiguo en una determinada región y por tanto, adaptadas a su clima y suelo. Con el
fin de obtener patrones lo más homogéneos posible, algunos viveristas emplean semillas de árboles
de una variedad determinada, cultivados en un lugar aislado, lejos de otros aguacates que pudieran
actuar como polinizadores, cosa difícil de conseguir en las zonas de cultivo y que, además, no tiene
una importancia exagerada; simplemente debemos limitarnos a que las semillas pertenezcan a una
sola variedad, que procedan de árboles en buen desarrollo y de frutos maduros, libres de cualquier
tipo de enfermedad.

Es necesario emplear en lo posible patrones mejicanos, por ser más resistentes al frío y a ciertas
enfermedades criptogámicas o víricas propias del aguacate, como la <<marchites de las hojas>>
producida por el hongo Verticillium, o <<cáncer>> ocasionado por el hongo Dothiorella; sin
embargo, esta variedad tiene el inconveniente de tener un crecimiento más lento que la raza
antillana, por lo que en regiones cálidas es mejor emplear esta última, lo que permite un adelanto de
la operación de injertar.

Ya que las razas mejicana y antillana son incompatibles, las combinaciones más idóneas son:

mejicano
sobre mejicano

guatemalteco

guatemalteco
sobre guatemalteco

antillano

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SELECCION Y TRATAMIENTO DE LAS SEMILLAS

Elegir semillas del mayor tamaño posible, dentro de los límites típicos de cada variedad, pues su
poder germinativo es mayor y, además, las plantas tienen un desarrollo más vigoroso y más rápido.
Las semillas también se deben elegir sanas y bien formadas. Aunque es posible obtener plantones
de semillas procedentes de frutos algo verdes, siempre serán mejores las que provienen de frutos
maduros que hayan alcanzado el tamaño corriente en la variedad.

Sembrar las semillas, a ser posible, inmediatamente de extraídas del fruto, ya que su poder
germinativo dura poco; de no ser esto posible y si es necesario guardarlas entre arena, aserrín o
musgo, ligeramente húmedas, en lugares frescos y oscuros, y a ser posible a temperaturas inferiores
a 7 C.

Antes de sembrar, limpiar bien las semillas para quitarles cualquier resto del fruto que pudieran
tener, y si es posible también la delgada cubierta exterior que recubre el pericarpio, con lo cual se
consigue una germinación más rápida y unos patrones de desarrollo más vivaz y homogéneo.

Con el fin de evitar la propagación de enfermedades producidas por virus(mancha de sol) o por
hongos (podredumbre de la raíz, marchites y moteado de las hojas, etc) es conveniente desinfectar
las semillas, antes de plantarlas, con soluciones de algún compuesto órgano mercúrico, como el
cloruro de metoxietilmercurio, la Diaciandiamida metilmercúrica, o con asociaciones de un
fungicida como el Zineb (etileno bisditiocarbamato) con una insecticida de ingestión, como el
Dimetoato bisditiocarbamato) con una insecticida de ingestión, como el Dimetoato o el Rogor.

EPOCA DE LA SIEMBRA

Para una correcta germinación de la semillas, la temperatura ambiente debe ser de cerca de 20-22 C.
En los países cálidos, sembrando en primavera germina aproximadamente al cabo de treinta días;
en zonas de clima templado, de inviernos benignos, pero de temperatura ambiente inferior,
efectuando la siembra en otoño o invierno, tardarán unos sesenta días o más en germinar.

En las Islas Canarias, por ejemplo, cuya temperatura media invernal es de 17-20 C, la siembra se
hace normalmente durante todo el invierno, principalmente a primeros de febrero, y la germinación
tendrá lugar a cabo de unos 45 días.

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PREPARACION DEL SEMILLERO

El semillero puede hacerse directamente en el suelo; para ello, preparar camas de 20 cm de


profundidad por un metro de anchura y llenarlas con una mezcla de tierra franca, arena y turba, a
partes iguales. Como este semillero no tiene más objeto que conseguir la germinación de las
semillas y posterior desarrollo de las plantas hasta una altura de 10 a 15 cm, se deben colocar las
semillas a unos 10-20 cm de distancia.

Con el fin de facilitar el transplante de las pequeñas plantas, conservando el cepellón, puede
plantarse la semilla en macetas de barro cocido, en vasos de plástico o en macetas de cartón
asfaltado, como el que se emplea para techos, de forma cilíndrica y convenientemente engrapadas.
Estas macetas deben tener una altura de 20 cm y un diámetro de 8-10 cm; llenarlas con la misma
mezcla de arena tierra de jardín-turba, colocando una semilla en cada macetita.

Situar las semillas con la parte más ancha en la base y estrecha y puntiaguda de manera que
sobresalga un poco sobre el nivel de la cama; para acelerar la germinación, es una buena práctica
despuntar la semilla, eliminando medio centímetro de su parte más aguda.

A continuación, situar estas macetas, unas junto a otras, dentro de un hoyo de un metro de anchura
y de una profundidad suficiente para que el borde de las mismas sobresalga unos 2 cm del nivel del
suelo.

Asimismo, el semillero debe estar colocado en un lugar sombreado, bajo unos árboles o en sombras
artificiales, y tener una orientación protegida de los vientos fuertes. También debe mantenerse
constantemente húmedo y libres de malas hierbas y para evitar el desarrollo de las mismas
aumentar, al mismo tiempo, el calor del semillero, que favorece una germinación más rápida; es
interesante, mientras no nazcan las plantas cubrirlo con una lámina de plástico de color negro.

Una vez germinada la semilla, pasarán de 30 a 60 días hasta que alcance una altura de 10-15 cm, y
así poderla trasladar al vivero.

Producción de patrones en el vivero

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El vivero debe situarse en un lugar protegido de los vientos fuertes o donde no haya peligro de
heladas, sobre todo los que están cerca del mar o de las brisas marinas.

Para evitar posibles contaminaciones de enfermedades propias del aguacate, no deben emplearse
terrenos que contengan materiales gruesos, ni que anteriormente hayan tenido aguacate plantados.

En el terreno destinado a vivero, hacer una labor de desfonde (arada o cava) de unos treinta
centímetros de profundidad, desterronarlo, aplanarlo y proceder a un riego previo.

Si este riego puede hacerse por aspersión el terreno ya está en buenas condiciones, pero si debe
hacerse por gravedad es mejor dividirlo en bancales de 6 m de largo por 1,80 a 2 m de ancho, los
cuales, unidos entre sí por su parte más estrecha, tendrán a lo largo una regata por la que se hará
penetrar, correlativamente, el agua en cada bancal. En cada uno de ellos de ellos, se colocarán dos
filas paralelas de plantitas distanciadas entre sí 90 cm; la distancia entre las plantas debe ser de 40-
50 centímetros.

El día anterior al trasplantar, deben prepararse hoyos de unos 30 cm de profundidad y 20 cm de


diámetro; llenarlos de agua y no realizar la plantación hasta que la tierra, manteniéndose húmeda,
haya escurrido y no presente encharcamientos.

Regar el semillero, antes de sacar las plantitas del mismo, con el fin de que la tierra húmeda quede
apelmazada y salga con las raíces, formando el <<pan>>, el cual se desprenderá fácilmente si las
plantitas están colocadas en macetas de barro cocido y la tierra es húmeda; lo mismo ocurrirá con
las macetas de cartón.

Asimismo, debe procurarse que la semilla quede adherida a la planta, pues aún tiene sustancias de
reservas que facilitarán el buen desarrollo de la planta.

A continuación colocar las plantitas debidamente arrancadas en el nuevo hoyo de modo que las
raíces no queden apretadas en el fondo, procurando situarlas al mismo nivel en el que se
encontraban en el semillero. Después de rellenar el hoyo con tierra, apisonar y regar ligeramente
alrededor de la planta, a fin de que la tierra sobrepuesta se adhiera y forme un todo homogéneo con
el <<pan>>, de la planta trasplantada. En caso de que el <<pan>> de tierra se deshaga, también
puede hacerse el trasplante, pero procurando que las raicillas no se rompan y queden bien unidas a

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la nueva tierra.

Si las plantas tienen sólo 4 o 5 hojas, dejarlas tal como están, pero si tienen más, se debe eliminar la
mitad de cada hoja para frenar la transpiración, cuidando de dejar entero el eje y brote terminal de
cada planta.

Al hacer el trasplante hay que procurar clasificarlas y plantarlas según el desarrollo alcanzado, para
así poderlas injertar, en el momento adecuado, por grupos del mismo tamaño.

Al día siguiente del trasplante realizar un segundo riego y, según sean las características climáticas
del lugar, se regarán cada 6 o 10 días procurando que el suelo siempre se mantenga húmedo.
También es conveniente hacer frecuentes escardas para mantener el vivero libre de malas hierbas.

El abonado de plantas en el vivero sólo debe hacerse con abonos nitrogenados, empleando nitrato
sódico para los suelos de reacción alcalina, en una proporción de 15 g de nitrato sódico o de 12,5 g
de sulfato amónico para cada planta. El fertilizante debe administrarse en un pequeño surco circular
poco profundo alrededor de la planta, y en un radio de 8-10 cm.

Transcurridos de 6-10 meses de desarrollo completo las plantas estarán dispuestas para recibir el
injerto. Desarrollo completo e
injertado en macetas

Con el fin de ahorrar operaciones de trasplante, que siempre alteran la vida y el desarrollo del
vegetal, mejor que el sistema antes descrito, aunque más laborioso, es el que a continuación vamos
a detallar, basado en el uso de una maceta de tamaño conveniente que permita el desarrollo de la
planta desde su siembra, desarrollo del pie, injertado, y desarrollo de la planta injertada hasta que
pueda ser trasladada a su emplazamiento definitivo.

PREPARACION DE LA MACETA

Preparar cilindros de 50 cm de altura y 20 cm de diámetro.

Los materiales usados para construir estas macetas cilíndricas pueden ser: cartón creosotado o
politeno de unos 1,5 mm de grosor como mínimo.

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Cortar el cartón creosotado o asfaltado, que se presenta en rollos, en láminas rectangulares de 50 x
63 cm, las cuales, convenientemente enrolladas y engrasadas, formarán los cilindros deseados, de
20 cm de diámetro por 50 cm de altura.

Estas macetas resultan económicas, pero tiene el inconveniente de que son bastantes frágiles, y con
el tiempo llegan a pudrirse por la acción de la humedad.

Mucha más duración tienen las macetas hechas con cilindros de plástico de color negro, de 28-30
cm de diámetro y un grosor superior a 0,006 pulgadas (aproximadamente 1,5 mm), con el pliegue
soldado térmicamente; el fondo, a su vez, debe cerrarse con calor, formando una bolsa con dos
agujeros para desagüe.

Asimismo, pueden hacerse macetas semirrígidas con politeno o poli estireno, de más fácil manejo,
que aunque más caras pueden servir para varias veces.

INSTALACION DEL VIVERO

El vivero debe estar orientado a mediodía y protegido de los vientos; de no ser esto posible de
forma natural, debe procurarse mediante cortinas cortavientos, que se consigue fácilmente con
plantaciones de sorgo de desarrollo alto, maíz, caña, tamarindo, casuarina o diversas variedades de
ciprés.

Puesto que los mejores plantones e injertos se han obtenido cultivándolos a media sombra, es
preciso proveer al vivero de los correspondientes sombreados, que pueden ser cañas, ramaje de
pino, de erica, hojas de palma, cartones, trozos de madera, etc., pero es mejor construir un
umbráculo en toda regla.

Para ello emplear como soportes o columnas unos postes de madera de sección cuadrangular de 10
cm de lado y 2,4 m de longitud, que se colocarán y fijarán en el suelo a distancias adecuadas a la
forma y dimensiones del vivero. Sobre estos postes se construirá el armazón del techo, empleando
piezas de madera del largo adecuado, de un grosor de 40 cm y 60 cm de ancho a continuación y
fijar sobre el mismo tiras de madera de 25 cm de ancho dejando una separación de 12 mm entre
ellas, que proporcionarán exactamente la media sombra adecuada. También puede cubrirse el

1
armazón con rollos preparados con tiras de caña, que resultan más económicas.

A ambos lados del vivero se deben situar tabiques preparados con tiras de madera, como los
empleados en la confección del techo.

COLOCACION DE LAS MACETAS EN EL VIVERO

Después de aplanar convenientemente el suelo del vivero, colocar las macetas apoyadas entre sí en
dos o tres filas, dejando entre cada grupo el correspondiente pasillo donde poder circular y efectuar
los trabajos precisos.

Para evitar que las macetas, formadas por cilindros abiertos en la base, toquen directamente la
tierra, se forrarán con láminas de plástico.

SIEMBRA

Colocar en el fondo de la maceta una capa de arena gruesa para facilitar el drenaje durante los
riegos, y a continuación llenarlas hasta 5 cm del borde superior con una mezcla de tierra franca,
arena y turba.

La semilla se debe colocar con una punta hacia arriba, de forma que sobresalga un poco de la tierra,
cubriéndola con una capa de 1-2 cm de grosor de arena fina, con el fin de conservar más tiempo la
humedad de los riegos.

Regar por aspersión con una manguera provista de pulverizador a modo de lluvia fina, de modo que
quede humedecida toda la tierra de la maceta.

Con objeto de aumentar el calor y acelerar el proceso germinativo, es muy conveniente cubrir las
macetas con una lámina de politeno negro y regarlas a menudo un par de veces por semana, con el
fin de mantener constantemente la humedad, evitando excesos que, de producir encharcamientos,
podrían provocar podredumbres de la semilla.

Pasados uno treinta días como mínimo, la semilla habrá germinado, y después de un mes las plantas

1
estarán lo suficientemente desarrolladas para hacer una selección, eliminando las que hayan
germinado mal y todas las débiles o mal formadas, dejando las mejores, que serán buenos patrones
para ser injertados, produciendo ejemplares de buena calidad.

Durante el desarrollo de las plantas deben proseguir los riesgos siempre por aspersión con un
pulverizador que produzca chorros finos, abonándolos un par de veces con 15 g de nitrato sódico o
con 12,5 g de sulfato amónico por planta, espolvoreando el fertilizante en el borde exterior de la
maceta, para evitar el contacto directo con la planta.

Cuando las plantas hayan alcanzado el desarrollo adecuado, se procederá a injertar sin quitar la
planta de la maceta.

Injerto

La operación de injertar consiste en unir un organismo o parte de él con otro o parte de otro, de tal
forma que haya intercambiado de materiales (savias) entre ambos. Se trata, pues, de una
«simbiosis» o asociación, creada artificialmente.

En la práctica frutícola corriente, el injerto está constituido por el PORTAINJERTOS O SUJETO,


formado a su vez por el tronco y raíces, desprovistos de hojas, y que aporta la savia bruta. Loa
aguacates se obtienen o por siembra - como se ha especificado en el capítulo anterior - o por el
INJERTO; el punto de unión está formado por tejidos cicatrizantes.

La consolidación del injerto se realiza en dos fases: en la primera se realiza la unión directa de las
superficies de los tejidos puesto en contacto y el paso de la savia bruta; el injerto puede permanecer
durante mucho tiempo en esta fase, sobre todo si se ha verificado durante el invierno.

Con el buen tiempo, al renacer la vitalidad de las plantas, tiene lugar al segunda fase o sea la de
producción se tejidos nuevos por funcionamiento de las capas generatrices (CAMBIUM).

El cambium es el eje generador de leño, en el que produce vasos conductores de SAVIA BRUTA
(ascendente) y de líder, donde produce vasos por los que circula la SAVIA ELABORADA en las
hojas (descendentes). Estos nuevos tejidos aseguran la unión y continuidad entre injerto y porta
injerto, si bien no es preciso - como se había creído - hacer coincidir las zonas generatrices

1
cambiales, aunque siempre se conseguirán mejores resultados si se hacen coincidir, lo más posible,
los cambios de los organismos injertados.

Los injertos pueden agruparse en dos grandes grupos: injertos de YEMA e injertos de PUA. En los
primeros el injerto está constituido por un trozo de corteza que lleva una o varias yemas; en los de
púa, el injerto es un ramita o estaquilla provista de corteza, leño y varias yemas.

Los injertos de yema, de los que son variantes el de escudete, doble T, chapa y canutillo, se usan
para tener nuevas plantas a partir de los patrones del vivero; los de púa con sus variantes de púa
terminal, corona, hendidura, lengüeta e inglés, se emplean para cambiar la variedad de un árbol
viejo y desarrollado, que produce frutos de inferior calidad y en poca cantidad o es vecero, del cual
sólo se conservarán las raíces y las bases del tronco (el tocón) y que, dado su desarrollo,
rápidamente generará un nuevo árbol injertado de una variedad fértil y de buena calidad.

En cambio los variantes de injerto de púa, denominadas púa lateral o enchapado y yema terminal se
emplean, como los de yema, para producir plantas jóvenes a partir de los viveros.

DESARROLLO DE LAS PLANTAS INJERTADAS EN EL VIVERO

Una vez haya prendido el injerto deben quitarse las ligaduras, como ya se ha dicho, y se procederá a
descabezar el patrón a fin de quitarle fuerza para que se desarrolle mejor el injerto. Cuando éste
tenga de 15 a 20 cm de longitud, se atará cuidadosamente al tallo del patrón para que sirva de tutor
a la nueva planta, y así, sucesivamente, a medida que el injerto vaya desarrollándose; estos tutores
no son más que estacas o cañas de un metro de altura aproximadamente.

Cuando el injerto haya alcanzado unos 30-40 cm de longitud, se eliminará el patrón por medio de
un corte inclinado y limpio efectuado con una buenas tijeras o un serrucho fino.

A continuación debe cubrirse la herida con una pintura asfáltica aislante de la humedad, para que
evite el desarrollo de hongos.

También puede emplearse la cera o betún de injertar citada en la práctica del injertado, y de la que

1
damos a continuación una fórmula clásica:

Pez negra 150 g

Resina 150 g

Cera virgen 50 g

Sebo de carnero 25 g

Alcohol desnaturalizado 100 cc

Calentar hasta la función completa de las sustancias, retirar del fuego, dejar enfriar, añadir alcohol y
volver a calentar ligeramente.

Esta masa suele emplearse fría, por medio de una espátula y sobre todo en los injertos; la que
describimos a continuación se emplea caliente y es para cubrir heridas:

Resina 830 g

Pez negra 100 g

Sebo de carnero 30 g

Ceniza tamizada 40 g

Arranque y transporte de las plantas de vivero

Cuando las plantas hayan alcanzado el desarrollo adecuado (desde 60 centímetros), se procederá a
un arranque de vivero y a su posterior traslado y plantación en el lugar definitivo, donde debe
desarrollarse el árbol.

Sobre todo debe procurarse que, al arrancar las plantas, las raíces no queden desnudas por el
desmoronamiento de las tierras que las rodean, lo cual se conseguirá si la planta va acompañada del
1
correspondiente «pan» o cepellón de tierra que envuelve las raíces. Este «pan» de tierra debe tener
unos 25 cm de diámetro y de 40 a 50 cm de longitud.

Para realizar esta operación se empleará una pala apropiada, de punta roma, de 40 cm de longitud,
cóncava y de 30 cm de anchura.

Al momento de la extracción la tierra debe estar húmeda, pero sin formar barro para que el cepellón
tenga suficiente consistencia y no se desmorone.

Profundizar con la pala alrededor de la planta, procurando eliminar las raíces laterales en un radio
de unos 12 cm; a continuación quitar con una azada la tierra de un lado del cepellón extraído,
mientras la pala permanece enterrada en el lado opuesto, y finalmente extraer con una leve
inclinación de la pala todo el «pan» entero.

Para el transporte, si no se ha hecho el cultivo en macetas, deberá envolverse el pan de tierra con un
cartón grueso o con un plástico convenientemente atado, y finalmente deben embalarse con paja,
arpillera, etc., a fin de evitar roturas de raíces y ramas a causa de posibles golpes o por desecación.

PLANTACION DEL AGUACATE

Características topográficas de los terrenos

El tipo de plantación a realizar en un terreno se debe basar fundamentalmente en su inclinación, que


será más o menos regular y más o menos elevada con respecto a la horizontal.

Lo ideal sería un terreno ligeramente inclinado, con una inclinación inferior al tres por ciento, es
decir, una diferencia de 3 m de altura por 100 de longitud; en este caso el marco de la plantación
sería el geométrico, de forma regular y del tipo que se quiera. En este caso, sin embargo, la
superficie del terreno debería ser plana, procediéndose a una labor previa de nivelación,
suprimiendo las pequeñas alteraciones del terreno (montículos, desniveles), y procurando que el
sentido principal de las líneas de plantación sea perpendicular a la línea de máxima pendiente con el
fin de evitar erosiones al regar.

En el caso que la pendiente esté comprendida entre 3 y 12 %, la plantación deberá hacerse

1
siguiendo las líneas de pendiente, haciendo bancales a alturas sucesivas de modo que transformen
toda la superficie en un escalonado.

Si la inclinación es superior al 12%, también siguiendo las líneas de nivel deberán construirse
terrazas de altura adecuada, sobre todo en el período más seco, que para cuando llegue el más
lluvioso se afirme el suelo y puedan corregirse, antes de la plantación, los defectos que se presenten.

Tanto los terraplenes como las terrazas deberán tener la anchura necesaria (de 8 a 10 m) para el
perfecto desarrollo del árbol y para que puedan realizarse todas las operaciones propias del cultivo;
a su vez, deberán tener una inclinación hacia el interior y salidas de drenaje para evitar la erosión de
la lluvia.

Los canalillos de riegos o regatas deberán tener una pendiente del 1-1,5%, para conseguir una eficaz
corriente de agua, pero que no puede ser rápida, pues erosionaría el suelo.

Preparación del terreno

Antes de proceder a la plantación debe hacerse una labor de roturación profunda con el fin de
conseguir el ahuecado y mullido del terreno, para facilitar la penetración del aire y del agua en el
suelo y conseguir que todas las raíces puedan extenderse en todas direcciones en busca de humedad
y alimento.

Esta será una labor de arado profunda, realizada con un arado de vertedera, bisurco, aplicado con un
tractor corriente de unos 45 CV; la labor de roturación debe hacerse de una profundidad de 50-60
cm.

Con el fin de conseguir unas zonas profundas que se rellenen con material poroso, por el que
penetre fácilmente el agua de lluvia y donde las raíces de las plantas encuentren más facilidad para
su desarrollo, puede realizarse - previa la ante citada labor de arado - una labor de desfonde por
medio de subroturadores o arado topo, que no son más que rejas de gran resistencia, que efectúan
cortes en el terreno de 80-90 cm de profundidad y de 5-10 cm de anchura separados entre sí 15-20
centímetros.

Estas estrechas y profundas zanjas, abiertas en el suelo sin alterar su estratigrafía, se llenan de tierra
1
fina superficial, formando las zonas de más profunda humedad y de más fácil penetración de las
raíces.
Para esta labor deben emplearse tractores potentes de 100-200 CV generalmente provistos de oruga.
En caso de verificarse esta labor siempre debe preceder a la de roturación.

La roturación de la tierra debe hacerse unos 3-4 meses antes de preparar los hoyos destinados a
contener las plantas.

Marco de plantación

Al ser árboles de buen desarrollo, los aguacates deberán plantarse a distancias de 9-10 m entre sí y
de la forma más regular que permita la disposición del terreno; naturalmente, en terrenos con
terraza tendrán que adaptarse a éstas, pero en terrenos llanos o poco inclinado podrá hacerse una
plantación regular siguiendo uno de los sistemas empleado más frecuentemente: el de «marco real»
y el «hexagonal o de tres bolillo».

SISTEMA DE MARCO REAL

En este sistema se colocan las plantas a iguales distancias en ambas direcciones, quedando la
plantación dividida en cuadrículas de la misma anchura. Por este sistema, además de un buen
espaciado del terreno, se consigue una gran facilidad de movimiento de ambos sentidos de los
instrumentos de cultivo y transporte y en los tratamientos fitosanitarios.

Para hacer el trazado sobre el terreno de una plantación en «marco real», debemos proveernos de
una cuerda de unos 8 mm de grosor y 50 m de longitud, de una escuadra de campo, de alambre
galvanizado grueso y de un número suficiente de estaquitas de madera o de caña.

La escuadra de campo se fabrica uniendo tres alambres galvanizados o tres láminas de madera de
manera que formen un triángulo rectángulo, lo cual se conseguirá si los tres lados están en la
proporción de 3: 4: 5; unos de los catetos se prolongará hasta alcanzar la longitud del marco de
plantación. En la cuerda se señalarán por medio de una tira de esparadrapo las distancias del marco
de plantación.

Sobre el terreno buscaremos la LINEA BASE de la plantación, que será, en caso de terreno

1
irregular, la de mayor longitud, y de ser regular la más larga de las dos dimensiones del rectángulo;
esta línea será la que indicará la dirección principal de la plantación. Sobre esta línea se colocará la
cuerda señalada con esparadrapo, que debe ponerse tirante y fija por medio de unas estacas
terminales a las que estará atada.
Clavando en el suelo y frente a cada esparadrapo de cuerda una estaquita tendremos marcada la
situación que deberán tener los aguacates en la primera línea de la plantación. Para situar la segunda
línea, que deberá ser paralela a ésta y a la distancia del marco, se apoyará un cateto del triángulo
rectángulo sobre la cuerda tensa que marca la línea base; el otro cateto, que tendrá una longitud del
marco, indicará en su extremo un punto de la nueva línea, que señalaremos mediante una estaca
clavada en el suelo; repitiendo esta operación en el otro extremo de la línea base, marcaremos otro
punto de la nueva línea, y uniendo estos punto mediante la cuerda señalada situaremos, por medio
de estacas, la posición de los aguacates en está segunda línea.

Repitiendo sucesivamente está operación tendremos señalado sobre el terreno, mediante un


conjunto de pequeñas estacas, los lugares destinados a la plantación.

TRAZO HEXAGONAL O TRESBOLILLO

En este caso los árboles están equidistantes en tres direcciones, formando líneas paralelas en los tres
sentidos, y pueden agruparse de tres en tres en los vértices de un triángulo equilátero.

Por este sistema se consigue, a igual distancia de plantación, un 15% más de árboles por hectárea
que por el sistema del «marco real».

Se empleará la misma cuerda indicadora de distancias, pero el triángulo equilátero cuyo lado tenga
la misma longitud que la distancia que debe mediar entre los árboles de la plantación.

Con la cuerda situada tirante sobre la línea base de la plantación se obtendrá, como en el caso
anterior, la situación de las plantas en la primera línea. Colocando un lado del triángulo equilátero a
ambos extremos de la línea base, se conseguirá marcar - por el vértice opuesto - los puntos que
determinarán la segunda línea de plantación, que al estar unidos por la cuerda, nos indicarán la
situación de las plantas en la segunda línea, y así sucesivamente conseguiremos el marcado total de
la plantación.

1
Si el terreno no es completamente plano, en el momento de marcar la distancia entre las líneas,
deberá tenerse el triángulo indicador completamente plano, lo cual se conseguirá por medio de un
nivel.

Número de árboles por hectárea

(la distancia entre árboles indica el lado del cuadrado en marco real y lado del triángulo equilátero
en tresbolillo)
---------------------------------------------------------------
Distancia
entre árboles Marco real Tresbolillo
---------------------------------------------------------------
5m 400 465
6 277 221
7 204 236
8 156 180
9 123 142
10 100 115
11 82 95
12 69 80
13 59 68
14 51 59
----------------------------------------------------------------

Dado el lento crecimiento del aguacate, es una buena práctica plantar doble cantidad de aguacates
que la que deberá tener la plantación cuando los árboles hayan alcanzado el completo desarrollo y
continuar con este número de árboles durante diez año, con lo que se conseguirá una buena cosecha
a partir de los cincos años; a partir de los diez años, se deben eliminar la mitad de árboles, y aunque
de momento haya un retroceso en la cantidad de cosecha, se recuperará rápidamente por el posterior
desarrollo de los árboles. Para este sistema da buen resultado emplear el marco rectangular, dejando
los árboles a 8 m en las filas y a 6 m entre filas, resultando 200 plantas por hectárea; a los diez años
se debe suprimir una fila, por lo que se quedará la plantación a 8 m en las filas y a 12 m entre filas,
o sea, con 104 árboles por hectárea.

1
Preparación de los hoyos y plantación

Los hoyos se harán a mano o mecánicamente por medio de un tornillo ahoyador acoplado a un
tractor. Las dimensiones deben estar adecuadas a las raíces del árbol que se vaya a plantar, aunque
normalmente debe excavarse un cubo de 60 cm de lado. La operación de apertura deberá realizarse
por lo menos un mes antes de plantación, con el fin de conseguir la meteorización del hoyo de la
tierra extraída.

Para que la plantación sea lo más simétrica posible, se hará uso de la REGLA DE PLANTACION,
que sirve para situar a la planta en el lugar donde estaba la estaquilla indicadora de la plantación.
Para conseguir esto se debe colocar el centro de la regla junto a la estaquilla, indicando con otras
dos estaquillas auxiliares los extremos de la regla; a continuación hacer el hoyo. Al momento de
plantar, situar los extremos de la regla sobre las estaquillas indicadoras; el centro de la misma
indica el lugar donde debe situarse la planta.

Se deben eliminar las hojas de cartón o de plástico que envuelven a las plantas procedentes del
vivero, y si no tienen la humedad suficiente mojar el pan de tierra para que se forme una masa
coherente y homogénea con las raíces; situar la planta en el hoyo, junto con el pan y sin doblar las
raíces, procurando que la yema del injerto esté orientada de modo que no reciba rayos solares de
después del mediodía, que son los calóricos y podrían producir quemadura, la altura del injerto, con
respecto al suelo, debe ser la misma que la tenía en el vivero. Una vez colocada la planta en la
situación indicada, se procederá a llenar el hoyo con tierra bien meteorizada, apretándola con un
pisón para que se apelmace y se adhiera a las raíces.

En caso en que haya peligro de calores o vientos fuertes, se protegerá el tronco de la plantita con un
cilindro de cartón cuya altura debe ser superior en 20 o 30 cm al lugar de sutura del injerto.

si hay peligro de heladas debe protegerse el nuevo árbol aporcando tierra alrededor suyo hasta
cubrir el punto de unión del injerto; La tierra de recalce se verterá tan pronto haya pasado el peligro
de heladas. Si la planta es tierna, deberá proveerse del correspondiente tutor para que crezca
erguida.

1
Con el mismo diámetro de la boca de hoya, se construirá mediante un recalce circular de tierra el
correspondiente alcorque, donde se depositará el agua de riego precisa para la vida de la joven
planta. Inmediatamente después de la plantación, se efectuará el primer riego, con el fin de
depositar mejor la tierra sobre las raicillas; con 5 o 10 litros por planta habrá suficiente.

Repetir los riegos periódicamente cada 15 o 20 días, cuidando de mantener la tierra húmeda, para
que los injertos que queden demasiado secos.

En épocas calurosas o en casos de vientos fuertes y seco debe cubrirse la tierra que está alrededor de
la planta con paja, con el fin de evitar la evaporación; también deben protegerse las nuevas plantas
con sombrajos para evitar la acción de los rayos solares.

En cambio, si a causa de las lluvias intensas los alcorques están llenos de agua encharcada, deberán
vaciarse éstos haciendo en cada uno de ellos el correspondiente drenaje.

Nos es conveniente añadir abonos a la tierra antes de la plantación ni al principio de estar situadas
las plantas; el primer abonado deberá efectuarse cuando las plantas, ya arraigadas, empiezan a dar
muestras de iniciar su desarrollo.

Laboreo

Los sistemas de laboreo clásico de la tierra por medio de elementos mecánicos se encuentran
sustituidos actualmente cada vez por el más por el método de no roturación, dejando las malas
hierbas o limitando su desarrollo por medio de cortes o siegas, o eliminándolas químicamente, es
decir, con herbicidas.

Las labores mecánicas se efectúan con el fin de mullir la tierra, con lo que se consigue, al tener más
porosidad, mayor facilidad de penetración del agua y poner en contacto con los elementos
atmosféricos el mayor números de partículas tensas (meteorización), y mayor facilidad de
desarrollo de las raíces. Sin embargo, tienen inconveniente de que estas mismas raíces, al ser
superficiales en el aguacate, sufren roturas a causa de los útiles de labor y además se llega a formar
una «suela de labor» que limita la penetración del agua, debido al prensado de la tierra y al peso de
los tractores. Además en terrenos inclinados, y en caso de precipitaciones, una labor profunda
facilita la erosión y arrastre de las tierras.

1
En los años siguientes a la plantación es cuando están más indicadas las labores mecánicas, pues al
estar muy separados los arbolitos se forma un ancho bancal entre ellos que se puede aprovechar
para enriquecer el suelo con materia orgánica, enterrando por medio de una labor de arado de
discos, cultivos de leguminosas para cobertura sembrados previamente, o bien la vegetación
espontánea; esta labor debe hacerse preferentemente en invierno o a principios de primavera,
siempre que la vegetación herbácea haya adquirido un mayor desarrollo a causas de las lluvias. En
caso de emplear el cultivo mecánico, cuando los aguacates ya están desarrollado, se deben hacer las
labores lo más ligeras posibles con el fin de evitar la rotura de sus raíces superficiales, al emplear el
cultivador o el rotocultor.

Cuando los árboles hayan alcanzado su completo desarrollo, la sombra que proyecten sobre el suelo
impedirá que crezca la vegetación espontánea, por lo que será mejor seguir el sistema de no cultivo
dejando, en caso de desarrollarse hierba en los claros, que permanezcan debajo de los árboles donde
se formará un pequeño prado, con la ventaja de que las hierbas dejarán el suelo esponjoso, pero con
el inconveniente de que con la transpiración de las hierbas se irá secando el terreno, por lo que será
conveniente sólo dejar prado en los casos en los que puede aplicarse a la plantación todos los
riegos necesarios; de no ser así, es mejor eliminar las hierbas por medio de la llamada encarda
química o empleo de herbicidas.

Entre los numerosos herbicidas sólo citaremos a los que se encuentren, entre los de mayor acción,
los de más fácil manejo y los que no tienen acción perjudicial sobre los aguacates.

EL PARAQUAT y el DIQUAT, cuyas fórmulas químicas corresponden a derivados del grupo del
amonio cuaternario, son de fácil manejo y pueden emplearse en cualquier época del año, y aún
repetir varias veces el tratamiento.

Estos productos actúan como herbicidas de contacto, destruyendo todas las partes verdes de las
plantas, pero sin atacar las leñosas, destruyendo prácticamente a toda la vegetación herbácea,
incluso a las gramíneas, y a la ventaja de que, una vez han actuado, se descomponen rápidamente
sin dejar ningún residuo perjudicial en el suelo. Son solubles en el agua, algo corrosivos, y se
descomponen en el medio alcalino.
A su vez pueden aplicarse a cualquier temperatura, evitando sin embargo las fuertes insolaciones.

1
El inconveniente que se le puede atribuir es el de que, al atacar solo las partes de la planta no tienen
clorofila, quedan sin destruir las partes subterráneas de las malas hierbas - raíces, rizomas, bulbillos
- que darán lugar a una nueva brotación de la planta, debiendo repetirse el tratamiento hasta que se
agoten estos órganos de resistencia de la planta.

Como es natural, debe tenerse un gran cuidado de no mojar las hojas de aguacate, que serían
destruidas; por ello, no deben hacerse estos tratamientos mientras los aguacates no alcancen una
altura de 1,5 m como mínimo ni tampoco en un día ventoso.

La dosis a emplear será de 800-1000 g de producto puro por hectárea, disueltos en 400-500 litros de
agua a la que se debe añadir un mojante.
Si ambos componentes - Paraquat y Diquat - se emplean asociados, sólo se usará la mitad de la
cantidad indicada de cada uno.

Generalmente son suficientes dos tratamientos al año: el primero para destruir las plantas
desarrolladas, y el segundo cuando éstas vuelvan a brotar; naturalmente, cuanto más pequeña sean
las plantas a destruir menos será el consumo de herbicidas.

Los aparatos de suministro será cualquiera de los empleados para pulverizaciones en los
tratamientos antipesticidas, teniendo especial cuidado de dejarlos bien limpios después de su uso,
pues si quedara algo de herbicida, al ser mezclado y empleado junto con el pesticida sobre las hojas
del árbol, podría serle perjudicial.

Menos laborioso que el procedimiento anterior, realizado cuando las «malas hierbas» alcanza su
completo desarrollo, es decir, a fines de primavera o durante el verano, es hacer el tratamiento
herbicida a poco de nacer las plantas (tratamiento de postemergencia) o antes de que nazcan
(tratamiento de preemergencia), que deberá realizarse a fines de invierno o principios de primavera,
al iniciarse la brotación de vida vegetal propia de esta época. Naturalmente los aparatos empleados
serán los mismos que los del tratamiento anterior, pues lo que varía sólo son las sustancias
herbicidas a emplear. A continuación citaremos los más eficaces y adecuados a cultivos arbóreos.

Dos de ellos, la SIMAZINA y la ATRAZINA, pertenecen al grupo de las clorotiazinas; son muy
estables y muy poco solubles en agua y en disolventes orgánicos.

1
Se absorben casi exclusivamente por las raicillas de las hierbas, y la atrazina algo por las hojas.
Como también se absorben algo por las cortezas tiernas de los árboles, estos herbicidas no deberán
usarse en plantaciones de menos de cinco años. Estos productos se mantienen en la capa superficial
del suelo durante cinco o seis semanas sin penetrar en las capas profundas. A su vez actúan sobre
las hierbas recién emergidas en el momento en que las raíces empiezan a absorber, bloqueando la
función clorofílica con la consiguiente desecación, que empieza por los tejidos jóvenes y bordes de
las hojas.

Debe usarse en terrenos limpios, después de hacer una labor de escarda y desterronado, dejando el
terreno libre de hierbas; cuando empiece la brotación de las nuevas hierbas, se efectuará el
tratamiento, procediéndose a un riego superficial después de la aplicación.

Suelen presentarse comercialmente en formas autoemulsionables, con una riqueza de producto


activo de un 50% . Deben emplearse en dosis de 2 a 5 Kg de producto comercial, disueltos en 500-
1000 litros de agua, siendo las dosis más baja para los terrenos arenosos y la más altas para los
orgánicos y arcillosos.

La asociación simazina - atrazina es muy conveniente, empleada en la dosis de 2-4 Kg/ha de la


misma forma que los productos sueltos.

El aminotriazol, herbicida no clorado. soluble en agua e insoluble en aceite de petróleo, tiene un


amplio espectro destructor, incluso en las gramíneas con rizoma. Es un producto que es absorbido
rápidamente tanto por las raíces como por las partes aéreas de las plantas, impidiendo la función
clorofílica y permaneciendo en el interior de las mismas durante 4 o 5 meses, pero inactivándose y
destruyéndose rápidamente al permanecer en el suelo.

Se empleará cuando empiecen a desarrollarse las malas hierbas, teniendo cuidado de no mojar las
hojas ni las ramas jóvenes del aguacate, a las dosis de 4-5 Kg. de producto puro disuelto en 600-800
litros de agua por hectárea. En cambio no debe usarse en plantaciones de menos de cuatro años.

Por la gran extensión de plantas que puede destruirse, tanto mono como dicotiledóneas, se obtienen
buenos resultados empleando la asociación aminotraizol - simazina, empleando un producto
comercial con un 40% de productos activos, de los cuales deben emplearse 2-5 Kg/ha disueltos en
600-1000 litros de agua, siendo las dosis menores para suelos arenosos y las altas para suelos

1
grasos.

PODA DEL AGUACATE

La poda de cualquier árbol siempre es una operación delicada, que sólo se aprende sobre el terreno;
moderadamente, en fruticultura, se da menos importancia a la operaciones de poda y más al cultivo
del suelo, riego adecuado y abonado correcto, no debiéndose hacer las podas si no se está seguro de
que el árbol está bien cultivado.

Al hacer la poda es deben tener en cuenta dos hechos: uno positivo, al suprimir ramas y botones
por la poda se refuerza la vitalidad de yemas y ramas vecinas, y se consigue un mayor tamaño de
los frutos; el otro, negativo, al eliminar muchas hojas, se suprimen muchos órganos productores de
alimentos que capacitan al árbol para crecer y fructificar.
Hay que conseguir que las ramas que queden se desarrollen mejor al recibir más savia de las raíces
y recibir una mejor aireación e insolación, pero cuidando que la eliminación de ramas no sea tan
grande que retrase el desarrollo del árbol. La poda del árbol debe hacerse a fines de invierno, es
decir, cuando está con menos vitalidad, pero cerca del renacer primaveral. Esta operación se
efectuará con dos objetivos básicos:

1 / El desarrollo armónico del armazón que constituye el árbol debe conseguirse que sea armónico,
sólido, bien equilibrado, aireado, vigoroso y con las ramas dispuestas de tal manera que sean fáciles
todas las labores culturales, tratamientos antipesticidas y sean resistentes a la acción del viento y de
la insolación. Esta poda, que empieza en los aguacates de vivero, es la llamada «poda de
formación».

2 / Una vez formados los árboles se debe conseguir un perfecto equilibrio entre la producción de
frutos y desarrollo correcto y equilibrado de las demás partes del árbol, al hacer disminuido sus
reservas y tener que recuperarlas, sería de poca producción, es decir, irregular; esta es la llamada
«poda de producción».

Poda de formación del aguacate

Antes de extraer las plantas del vivero, ya se les habrá hecho la poda adecuada para poderlas plantar

1
en el lugar definitivo sin otra poda anterior. Si la planta perdiera vigor, para vigorizar las yemas
cercanas a la base se cortará la rama a una altura de 15-20 cm desde el punto sutura del injerto; al
iniciar el nuevo brote se dejará que se desarrolle normalmente.

El aguacate se desarrolla mejor cuando se le deja crecer en libertad, de tal forma que la poda de
formación sólo debe limitarse a pequeñas modificaciones, las más indispensables y juiciosamente
elegidas.

Solamente en el caso, bastante frecuente, de que él árbol crezca sin ramificaciones dando lugar a un
solo tronco muy elevado, deberá corregirse cortando esta rama a una altura conveniente para
conseguir una ramificación oportuna.

Poda de producción

En el aguacate la poda de producción debe limitarse al mínimo; es primordial la eliminación de


madera muerta, donde se pueden presentar ataques de hongos que producen podredumbres que
podrían dañar las partes vitales del árbol e incluso los frutos; por ellos deben de quemarse las ramas
cortadas.

Una poda enérgica no dará una fructificación mayor sino al contrario, al disminuir la vitalidad del
árbol lo hará también la producción; además, dadas las características de irregularidad en la
fructificación del aguacate, no es práctico querer controlar el volumen y calidad del aguacate por
medio de la poda.

La poda debe hacerse tratando de modificar, en lo posible, el crecimiento irregular del aguacate.
Con podas ligeras y frecuentes pueden conservarse las plantas a alturas adecuadas a cada variedad,
y en función del suelo y clima de la comarca donde se efectúe el cultivo. Deben eliminarse aquellas
ramas que se interfieren entre sí haciendo la vegetación demasiado tupida.

Los árboles deben dejarse más o menos bajos por medio de una poda superior anual o bianual; la
capacidad de fructificación de la poda, si no es demasiado enérgica, no sufrirá alteración. Debe
cuidarse que el tamaño y porte de los árboles no presenten una diferencia apreciable con lo normal
de la especie y variedad. Debe tenerse un cuidado especial al tratar de reducir el tamaño de los
aguacates con el fin de aminorar los gastos de recolección, para que la posible disminución de la

1
cosecha a causa de la poda no anule estas ventajas económicas.

Al efectuarse la poda, y con el fin de dañar lo menos posible el árbol y conseguir su pronta
recuperación, deben tomarse las siguientes precauciones:

- Eliminar la menor cantidad posible de madera verde y hojas.

- Teniendo en cuenta que la zona de mayor estímulo de crecimiento se encuentra próxima al corte
de la poda, cuanto más gruesa sea la rama eliminada, mayor será el estímulo de crecimiento.

- Hacer los cortes cerca de una rama lateral.

- Cubrir las heridas causadas por la poda en ramas de más de 10 cm de diámetro con pintura
asfáltica o con una pasta antifúngica a base de óxido amarillo en mercurio al 3%.

- Verificar la poda ligera en cualquier época del año, aunque las podas tempranas a principios del
año dan lugar a un estímulo del crecimiento más intenso.

Incisión anular de las ramas

Es una operación complementaria de la poda que se utiliza para facilitar la fructificación de los
árboles rebeldes o aumentar el tamaño de los frutos. Este procedimiento, muy usado en la vid,
parece que ha dado buenos en el aguacate, principalmente para conseguir la fructificación de
plantas, tanto jóvenes como viejas, de crecimiento lento y que normalmente no dan frutos.

La operación se realiza cortando un anillo de corteza de la rama que la quiera tratarse, en cuyo caso,
al quedar destruidos los tejidos leñosos, se sacarán fácilmente, por lo que es preciso cubrir el anillo
con una cinta de esparadrapo, o mejor es limitarse a hacer un corte circular de la corteza sin llegar a
dañar el leño; este procedimiento es más efectivo y menos perjudicial para la planta.

RIEGOS

La distribución y cantidad de agua que tendrá que suministrarse al aguacate, mediante los riegos,
estará en función de las necesidades de cada raza, de la cantidad de lluvia caída en cada época del

1
año en la zona donde se cultive y, finalmente, de la capacidad de retención del suelo.

A continuación daremos las cantidades óptimas de agua que corresponden a cada raza de aguacate,
según sea la pluviosidad de las zonas originarias de cada una de ellas. El cultivador tendrá la
cantidad óptima (podríamos decir máxima) de agua que precisará si conoce la pluviosidad de la
zona donde esté situada la plantación, y por diferencia tendrá la cantidad aproximada de agua que
deberá aportar por riego.
Aunque esta cantidad variará según la capacidad de retención del suelo, lo importante es que éste se
mantenga siempre húmedo sin encharcamientos, por lo que deberá aplicarse el riego cuando, al
descender esta humedad, peligre la vitalidad y lozanía de la planta.

Los aguacates del grupo antillano se desarrollan en una región cuyo régimen de humedad fluctúa
entre 1500-1900 litros por metro cuadrado anuales, lo cual representa entre 1500-1900 metros
cúbicos por hectárea y año, distribuidos proporcionalmente entre todos los meses del año, ya que no
existe estación seca.

Los del grupo guatemalteco, correspondientes a una zona de pluviosidad de 1000-1500 litros por
metro cuadrado, precisarán de 1000-1500 metros cúbicos por hectárea y año, distribuidos
regularmente durante todo el año. Finalmente, los del grupo mejicano, correspondientes a una zona
con estación seca y de menor pluviosidad (800-1000 litros por metro cuadrado), precisarán de 800-
1000 metros cúbicos por hectárea, aplicados principalmente en los meses de verano y otoño.

El agua depositada en el suelo queda retenida por éste, que actúa como depósito o almacén,
dándose el nombre de «capacidad de retención del suelo» a la cantidad de agua retenida después de
uno o dos días de la aplicación de un riego, siempre que el agua se mueva libremente, tanto vertical
como horizontalmente. Esta capacidad de retención está relacionada con la estructura y textura del
suelo. Ya que las partículas más finas de la tierra tienen mayor poder de absorción por unidad de
volumen, es lógico que los suelos compuestos de materiales finos retengan más agua que los
gruesos. Así, la capacidad de retención de la arcilla es doble que la de los suelos francos, y la de
éstos doble que la de los arenosos.

En peso, los suelos arenosos retienen un 7% de agua, los francos un 14% y los arcillosos un 28%; lo
cual significa que si las cantidades de agua que hemos dado como óptimas para las distintas razas
de aguacate se han depositado en tierras arenosas, serán las precisas, pero si el suelo es franco con

1
la mitad habrá suficiente, y si el arcilloso con la cuarta parte.

Considerando los suelos francos como los más corrientes, podemos decir que para el cultivo en
éstos del aguacate bastarán entre 7000 y 9000 metros cúbicos de agua por hectárea y año para la
raza antillana; entre 5000 y 7000 metros cúbicos por hectárea y año para la raza guatemalteca, y
entre 4000 y 5000 metros cúbicos por hectárea y año para la raza mejicana.

Sirvan estas cantidades de orientación aproximada para quien quiera emprender un nuevo cultivo
de aguacate, conociendo la pluviosidad del lugar donde deba implantarse este cultivo y la necesidad
del agua a aportar por medio del riego en el transcurso del año.

El momento del primer riego dependerá de la cantidad de agua, almacenada durante el invierno y
las primeras lluvias de primavera, teniendo en cuenta que si el agua caída en estas estaciones no es
suficiente y no ha penetrado bastante en el suelo para humedecer toda la zona por donde se
encuentren las raíces, será preciso anticipar los riegos.

Tan pronto se agoten las reservas del suelo, los riegos deben volver a repetirse; normalmente, y
según la temperatura ambiental, al cabo de una o más semanas se habrán agotado dichas reservas, y
de no reponer el agua, ya por lluvias, ya por riegos, se presentará el llamado «punto de marchites»,
que presenta el contenido mínimo de humedad del suelo aprovechable para la planta; de rebasarse
éste se le ocasionarían grandes daños, incluso la muerte.

De una forma práctica, quien cultiva aguacates siempre deberá estar pendiente de que el suelo
contenga la humedad adecuada, por lo deberá hacer pequeñas catas con el azadón para ver a qué
profundidad llega la zona húmeda suficiente para estar en contacto con las raíces, y además vigilar
el aspecto del follaje y el inicio de marchites que precede a la sed de la plantación. Es una buena
práctica observar los espacio de la parcela donde se presenta primero la marchites de la hoja, ya
porque el suelo es más ligero o más profundo. Estos puntos serán los de alarma; examinándolos a
primeras horas de la mañana, bastará para que el riego llegue a tiempo al resto de la parcela, que
todavía tiene suficiente agua de reserva, y así no alcanza el punto de marchites.

ABONADO

1
El abonado consiste en facilitar a las plantas todo aquellos elementos nutritivos que precisan para el
desarrollo; una fertilización correcta se basa en el conocimiento de las características físicas,
químicas y biológicas del suelo y de las necesidades fisiológicas de la planta, según su período de
vida; de los conocimientos se deriva la dosis correcta, el método más adecuado y la época de
aplicación.

El conocimiento de los componentes del suelo, facilitado por su análisis, nos permite conocer los
recursos disponible, pero debido a la fijación de los elementos fertilizantes en el suelo, es difícil
deducir con qué facilidad estos componentes fertilizantes serán liberados y puestos a disposición de
las plantas.

Los análisis del suelo son útiles sobre todo antes de la plantación para determinar las carencias y
proceder al abonado principal o de fondo.

Necesidades de las plantas

Para vivir y desarrollarse, las plantas necesitan una serie de elementos nutritivos, unos en
cantidades notables y otros en mínimas cantidades, que son los llamados OLIGOELEMENTOS O
MICROELEMENTO.

Los dos elementos que intervienen en mayor cantidad son: oxígeno en un 44%, y carbono en un
42%, ambos procedentes del agua del suelo absorbida por las raíces, realizan en las hojas la síntesis
de los hidratos de carbono por medio de la función clorofílica.

Los demás elementos proceden del suelo, donde son aportados por medio de los fertilizantes o de
los abonos de origen animal, y son: nitrógeno, fósforo, potasio, calcio magnesio y azufre; y entre los
oligoelementos: hierro, cobre, cinc, manganeso, cloro y molibdeno.

Práctica del abonado

ABONADO ORGANICO

1
Tiene por objeto la reconstrucción del contenido orgánico del suelo (dada la gran destrucción de
humus en las zonas templadas) cuando la humedad es suficiente, lo cual sucede en el cultivo del
aguacate.

La materia orgánica de origen, por su aportación de humus, mejora las cualidades físicas del suelo,
proporciona el nitrógeno nítrico en forma escalonada y favorece la movilidad del fósforo. Un aporte
de 5 a 20 toneladas de estiércol por hectárea durante el cultivo según las especie sería ideal, pero no
siempre es posible conseguir estas cantidades.

En el caso de iniciar una nueva plantación de aguacates, sería muy útil un abonado a fondo,
incorporado en una labor de arado profundo unos meses antes de la plantación. Este compuesto
estaría formado de 30000 Kg. de estiércol, 200 Kg. de sulfato amónico, 1500 Kg. de superfosfato
de cal, 800 Kg. de sulfato potásico y 300 Kg. de sulfato ferroso.

El estiércol animal puede sustituirse por los llamados estiércoles artificiales o «composts»,
obtenidos por descomposición de sustancias vegetales: paja, basuras vegetales, orujos, etc.

De no incorporarse estiércol en el abonado de cobertura sino solo elementos minerales podrían


sustituirse el aporte orgánico por los llamados «abonos verdes», cuya siembra se realizará durante
los primeros años de cultivos a principios de invierno, para ser enterrados en primavera y en los
anchos bancales intermedios a las tiras de los arbolitos.

ABONOS VERDES

El abono verde equivale a un aporte de 2 a 4 mil kilos de materia orgánica por hectárea además de
las otras ventajas que ofrece, como la fijación del nitrógeno atmosférico en el caso de emplear
leguminosas y la preasimilación de elementos poco absorbibles como fósforo y potasio; además, al
ocupar el suelo durante el invierno, lo protegen de la erosión producida por las lluvias.

Las plantas empleadas como abono de cobertura son, principalmente, las papilionáceas fijadoras de
nitrógeno, como habas, trébol, veza, yeros; para aumentar la masa verde, mostaza y trigo sarraceno,
y para aumentar la porosidad del suelo debida a la labor de sus numerosas raíces, gramíneas como
centeno y cebada. La cantidad de semilla a emplear por hectárea es de 150 a 200 Kg. de una mezcla
a partes iguales de una papilionáceas, mostaza y una gramínea.

1
El momento de enterrar las plantas es cuando se encuentran en su máximo desarrollo, coincide con
la acumulación de principios activos en mayor cantidad y con la floración de las papilionáceas.

ABONADO MINERAL

La riqueza de fertilizantes comerciales para los tres elementos principales se suele referir para el
nitrógeno en N (nitrógeno puro), para el fósforo en P2O5 (anhídrido fosfórico), y para el potasio en
K2O (óxido potásico).

NITROGENO

Los frutales tienen mayor necesidad de nitrógeno sobre todo en primavera, al inicio de la floración,
mientras se desarrollan los frutos, y después en verano-otoño, cuando terminan de madurar los
frutos y al mismo tiempo los árboles empiezan la formación de las yemas.

En los aguacates es conveniente dividir la cantidad de abono nitrogenado en dos aplicaciones de


igual cantidad y en las épocas indicadas.
La cantidad de nitrógeno a emplear variará entre 100 y 200 Kg/Ha según la riqueza del suelo.

El mejor aprovechamiento por la planta se realiza cuando el pH del suelo es neutro o ligeramente
ácido (pH 6-7).

En los diferentes fertilizantes nitrogenados hay que distinguir los nitratos (NO3) que se infiltran
rápidamente en el suelo, de los amoniacales (NH3), que, fijados en el suelo, si bien se transforman
rápidamente en estos, tienen una acción más lenta.

Entre los amoniacales, el más corriente es el sulfato amónico SO4 (NH4)2 con una riqueza en N
DEL 20-21%; es indicado cuando el suelo es ácido y es contraproducente en casos de insuficiencia
de sales de calcio.

La urea, CO (NH2)2, es un compuesto orgánico que a los tres días de depositado en el suelo se
transforma en amoníaco; es el más barato de los abonos nitrogenados por su alto contenido en N
(46%).

1
El nitrato sódico, NO3NA,con un 15,5 de N, no es muy conveniente en los cultivos de aguacate por
su contenido de sodio.

El nitrato cálcico (NO3)2 Ca, con un 13-15,5% de N, es útil cuando el suelo es pobre en cal. El
nitrato amónico, NO3NH4, con un 32,5-34,5% de N, es interesante por su acción escalonada, a
causa del estímulo indirecto por su contenido nítrico y por otro más lento, el amónico.

FERTILIZANTES POTASICOS Y FOSFATADOS

Los abonos potásicos y fosfatados son de difícil asimilación, pues representan serias dificultades en
terrenos excesivamente ácidos o alcalinos. Por otra parte, la rápida fijación del fósforo y del potasio
en el suelo hace que éstos queden depositados superficialmente y sin llegar a penetrar hasta las
raíces; sería fácil conseguirlo si, después del abonado, se hiciera una labor de arado profunda como
las que se hace en el abonado de cobertura, pero no es posible ya que se pueden dañar las raíces de
los árboles que están desarrollándose.

El momento de aplicarlos es a principios de invierno, y para ellos deberán hacerse unos surcos,
paralelos a las líneas de plantación, de unos 30 cm de profundidad y distantes unos 20 cm de la
línea de goteo; el fertilizante se depositará en el fondo de los surcos, con lo que se conseguirá que el
abono llegue a la zona de absorción de las raíces sin que éstas se dañen con las labores.

El abono fosfatado más usado es el superfosfato de cal (PO4H2)Ca+SO4Ca con un 16-20% de P2O5;
y de los potásicos, el sulfato, SO4K2, con un 50% de K2O. En el cultivo del aguacate no debe
exagerarse el empleo de los abonos potásicos.

ABONOS COMPUESTOS

Son los que contienen varios elementos fertilizantes aportados por distintos materiales. Se obtienen
por simple mezcla o por procesos químicos a partir de primeras materias básicas, como amoníaco,
ácido, nítrico, ácido fosfórico, fosfato, sales potásicas, etc.

Los elementos fertilizantes vienen indicados en las etiquetas de los envases por tres números

1
indicadores de porcentaje de los tres principales elementos fertilizantes, N-P2O5-K2O; así, una
fórmula 6-24-24 indica que a 100 Kg de este abono compuesto corresponden 6 Kg de N, 24 Kg de
P2O5 Y 24 Kg de K2O.

Normalmente estos abonos compuestos suelen presentarse granulados para facilitar su manejo.
También pueden aparecer en forma de una mezcla pulverulenta, fácilmente solubles o disueltos
(abonos líquidos), según el método de empleo a que estén destinados.

Estos abonos, según su concentración, se agrupan en:

a / Fertilizantes de concentración baja (con un 15-25% de contenido útil; ejemplo: 3-6-9, 4-15-0).
b / Fertilizantes de concentración media (contenido útil de un 25-40%; ejemplo: 10-10-10, 10-20-
0).
c / Fertilizantes de concentración alta (con más de un 40% de contenido útil; ejemplo: 18-46-0, 15-
15- 15).

Forma de aplicación

Anteriormente ya se ha indicado la mejor forma de aplicar los abonos fosfatados y potásicos en


cobertura y durante el cultivo.

En cambio la mejor forma de aplicar los abonos nitrogenados y compuestos, tanto en forma
granular como pulverulenta, durante el cultivo, es la de depositarlos superficialmente en la zona de
goteo del árbol formando un círculo a su alrededor; a continuación, proceder a un riego artificial.

Y finalmente, los abonos solubles o líquidos deben emplearse, como es lógico, disueltos en agua
durante el riego, tanto por escurrido, como por aspersión o goteo.

Fórmulas para el abonado del aguacate

De usar elementos simples, pueden emplearse las siguientes fórmulas por hectárea:

Sulfato amónico 300 Kg


1
Superfosfato de cal 500 Kg
Sulfato potásico 200 Kg

Emplear el sulfato amónico en dos veces, depositándolo en algunos casos en la línea de goteo; los
otros dos elementos de una sola vez en surcos de 30 cm de profundidad a ambos lados de la línea
de plantación.

O bien prescindiendo de los abonos potásicos y fósforo se puede emplear:

Sulfato magnésico 100 Kg.


Sulfato amónico 200 Kg.

Emplearlos en dos veces, depositándolos en la línea de goteo. Ambas fórmulas pueden mejorarse
incorporando en el suelo durante el otoño 10000 Kg de estiércol mezclados con 100 Kg de sulfato
ferroso, o bien en los bancales los llamados abonos verdes, mientras los aguacates están al inicio de
su desarrollo.

A continuación exponemos varias fórmulas de abonado atendiendo al pH y a la riqueza del suelo,


resultado en los ensayos e investigaciones efectuados por la Estación Experimental Agrícola de La
Molina (Perú).

Las cantidades por la planta vienen expresadas por gramos.

-----------------------------------------------------------------
pH neutro (6-8)
Edad
de la planta N P2O5 K20 MgO
-----------------------------------------------------------------

2 años 80-110 80-110 80-110 40-50


5 500-580 250-290 500-580 120-140
8 1000-1250 520-620 1000-1250 260-310
-----------------------------------------------------------------

1
pH alcalino (7-8)
Edad
de la planta N P2O5 K2O MgO
-----------------------------------------------------------------

2 años 130-180 130-180 130-180 60-90


5 840-980 420-490 840-980 210-240
8 1680-1980 840-980 1680-1960 420-490
-----------------------------------------------------------------
pH ácido (4-6)
Edad
de la planta N P2O5 K2O MgO
-----------------------------------------------------------------

2 años 80-110 80-110 80-110 40-50


5 290-340 90-110 390-460 90-110
8 580-680 190-220 780-910 190-220
-----------------------------------------------------------------

A continuación resumimos la fertilización del aguacate en el transcurso de su total desarrollo:

PERIODO DE FORMACION

a / Planta de semilla sin injertar cultivada en semillero; de 6 a 8 meses de vida, dos aplicaciones por
planta de 10 g de N cada una.

b / Planta injertada cultivada en vivero; entre 10 y 18 meses, tres aplicaciones por planta de 10 g de
N cada una.

c / Planta colocada en su lugar definitivo; entre los 18 y 24 meses, dos aplicaciones por planta de 15
g de N y una de 30 g de P2O5.

PERIODO DE CRECIMIENTO

1
a / Plantas que presentan las primeras floraciones y fructificaciones que corresponden al 3.er, 4.to y
5to años de vida. Cada año hacer dos aplicaciones de 25 g de N y una de 30 g de P2O5
junto con 30 g de K2O.

b / Árboles de producción, años 6.º, 7.º y 8.º, cada año hacer dos aplicaciones por planta de 25 g de
N o una de 50 g de P2O5 junto con 80 g de K2O.

c / Árboles en plena producción, a partir del 9.º año. Cada año, hacer dos aplicaciones por planta de
25 a 40 g de N y una de 75-80 g de P2O5 junto con 100 g de K2O.

ENFERMEDADES DEL AGUACATE

El aguacate, como cualquier frutal, puede sufrir daños por diversos motivos: por carencia de algún
elemento necesario para vivir, por ataques de animales (insectos, nemátodos, ácaros), que son las
llamadas «plagas», y por la acción de vegetales parásitos (virus, hongos), que son las llamadas
enfermedades.

Carencias

El diagnóstico de la carencia de un determinado elemento es difícil de hacer; principalmente se basa


en la observación del aspecto general del árbol y sobre todo de sus hojas, cosa difícil de apreciar, o
con mayor seguridad con el análisis de la tierra; siempre que se sea preciso suplir una carencia de
algún micro elemento, es mejor consultar a la estación experimental agronómica más cercana por
las dificultades que suelen presentarse . Como ejemplo, el oligoelemento hierro puede estar en el
suelo, pero en forma no asimilables por las plantas; además, existen límites muy estrictos entre
exceso y deficiencia de los micro elementos necesarios a las plantas, que deben emplearse en
pequeñas cantidades bien medidas.

Los principales síntomas de carencia que se presentan en las plantas son:

CARENCIA DE NITROGENO: Plantas poco desarrolladas, de aspecto enfermizo, hojas


pequeñas de color verde pálido o amarillento o en la parte inferior y las de la base de la planta
mueren prematuramente como si hubieran sido quemaduras. Producción deficiente.

1
CARENCIA DE FOSFORO: Árboles de porte bajo; hojas de color verde pálido, que adquieren
tono purpúreo o bronceado en los bordes y ápice.
Los frutos maduran lentamente, presentando malformaciones; por consiguiente, la fructificación es
de bajo rendimiento.

CARENCIA DE POTASIO: Árbol de porte achaparrado. Hojas de un color blanco mortecino,


amarillento o rojizo a partir de los bordes, que pardean fácilmente, mueren y se desprenden. Los
frutos son pequeños y no se conservan bien.

CARENCIA DE CALCIO: Las hojas jóvenes son amarillentas o negras enrolladas hacia el haz. la
planta tiene un aspecto de marchites, secándose en los bordes y en el ápice.

CARENCIA DE MAGNESIO: Las hojas se vuelven de color verde claro o amarillo pálido - el
magnesio es un componente del pigmento verde, la clorofila -; el color amarillento cambia a oscuro
por necrosis de los tejidos.

CARENCIA DE AZUFRE: Toda la planta queda de color amarillo, incluso los brotes nuevos. La
cosecha madura muy lentamente.

CARENCIA DE BORO: Las hojas inferiores tienen un color verde natural, pero las superiores
presentan un tono entre amarillo claro y púrpura.
Los frutos tienen malformaciones.

CARENCIA MOLIBDENO: Las hojas toman un aspecto grisáceo, se enrollan, se mustian y se


secan.

CARENCIA DE CINC: Hojas pequeñas de aspecto marmóreo, con manchas amarillas y zonas
muertas pardas.

CARENCIA DE COBRE: Las hojas se mustian sin amarillear no tomar color pardo; las yemas se
secan y caen.

CARENCIA DE HIERRO: Las hojas presentan, en sus bordes, manchas pardas de necrosis, por
lo que se seca el limbo y permanecen los nervios.
1
CARENCIA DE MANGANESO: Necrosis de las hojas, conservándose los nervios.

Las carencia de nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y calcio no suelen presentarse si los abonados
son correctos. La carencia de magnesio se combate con aportaciones al suelo del sulfato magnésico
al 16% de MgO, a razón de 600 Kg por hectárea.

Un método eficaz de combatir las enfermedades carenciales, principalmente de oligoelementos, es


el pulverizar las hojas con soluciones de sales del oligoelemento que falta, y rápidamente tomarán
su aspecto verde normal.

En el caso de carencia de boro serán suficientes dos pulverizaciones en la época de floración y


cuajado de los frutos; en los demás casos serán precisos varios tratamientos.

Para cada elemento, las cantidades de sal a emplear y disolver en cien litros de agua son las
siguientes:

Nitrógeno: Urea pura exenta de Biuret, 350-1000 g.

Potasio: Sulfato de potasio neutralizado, 1000-2000 g.

Magnesio: Sulfato de magnesio neutralizado, 1000-2000 g.

Boro: Bórax (B2O7Na2. 10H2O), 100-200 g.

Molibdeno: Molibdenato sódico (MoO4Na2. 7H2O), 10 g.

Cobre: Sulfato de cobre neutralizado (SO4Cu. 5H2O), 1000 g.

Manganeso: Sulfato de manganeso (SO4Mn. 7H20), 100 g.

Cinc: Oxido de cinc, 12 g.

1
Hierro: Aplicación en el suelo de sulfato o quelatos de hierro.

Plagas

Una de las principales plagas de las muchas que atacan al aguacate son los insectos, y entre éstos el
grupo más numeroso pertenece al orden de los hemípteros (cochinillas, pulgones, chinches, piojos),
algunos coleópteros, un lepidóptero, un tisanóptero del grupo de los trípidos, y un ácaro, la araña
roja.

Hemípteros

Presentan aparato bucal chupador, tienen metamorfosis sencillas y están provistos de dos pares de
alas, que tienen la misma consistencia membranosa en las del suborden de los homópteros, al que
pertenecen todos los hemípteros que atacan al aguacate. Los homópteros poseen antenas largas y
sedosas, y algunos de ellos tienen patas saltadoras.
En estado adulto se alimento de jugos vegetales, y sus larvas viven en la tierra y se nutren de los
líquido de las raíces.

FAMILIA COCCIDIOS

Las hembras de los insectos de esta familia reciben el nombre de «cochinillas», y presenta un pico
soldado al protórax, que clavan a la planta quedando inmóviles; cada especie tiene un aspecto
diferente, ya que escamas o costras, ya de verruga o agallas. las hembras se fijan principalmente
sobre las hojas, frutos y ramas más o menos desarrolladas, causando grave daños; al succionar la
savia del vegetal se presenta un degeneración paulatina, las hojas amarillean, y finalmente llegan a
secarse; los frutos disminuyen de tamaño y toman mal aspecto, y en general toda la planta se
desarrolla mal.

Estas hembras siempre están desprovistas de alas, tienen la cabeza y el tórax unidos formando un
cefalotórax, casi sin diferenciarse con el abdomen; algunas especies carecen de patas o las tienen
poco desarrolladas; de tamaño o aspecto diferente según la especie, a veces son completamente
planas, más o menos abombadas o casi esféricas; suelen estar protegidas por un «escudo» formado
por una secreción cérea que impregna su cutícula y toman aspectos diferentes: de escudete, lanoso,
afieltrado, pulverulento, etc., y que dificulta los tratamientos. Muchas cochinillas segregan un

1
líquido azucarado, del que son muy ávidas las hormigas, contribuyendo a la difusión del coccidio y
que, a su vez, sirve de sostén y medio de vida de muchos hongos perjudiciales.

Estas hembras proceden de larvas que al nacer son móviles, por lo que pueden recorrer cortos
espacios o ser trasladadas por el viento, hasta que se fijan definitivamente en el vegetal. Los machos
son poco numerosos y después de diversas mudas alcanzan su aspecto definitivo de pequeños
insectos móvil, parecido a una mosca.

Sobre el aguacate se han encontrado las siguientes especies de hemípteros:

COCHINILLA BLANCA (Aspidiotus hederae)

Muy difundido por toda la cuenca mediterránea, donde ataca principalmente a los cítricos y a otra
muchas plantas como laureles, jazmines, pita, hiedra; es frecuente en las Islas Canarias, donde ataca
al aguacate. Se presenta bajo forma de punto blancos por todo el árbol (ramas, hojas, fruto)
formados por comunidades de la hembra del insecto. El cuerpo de la hembra es de color amarillo
limón, de 1,2 mm de largo por 1 mm de ancho, está recubierto por un velo blanco y protegido por
un escudo circular de 1,25 a 2 mm de diámetro de color blanco grisáceo.

COCHINILLA PULVERULENTA (Protopulvinaria pyriformis)

Se instala en brotes, hojas y ramitas tiernas del aguacate, chupando su savia y segregando un líquido
azucarado donde se desarrolla el hongo Fumagina (negrilla) que da a la planta un aspecto negruzco;
además es invadida por las hormigas, por lo que las ramas enferman y toman un color amarillo-
negruzco; los frutos, a su vez, toman una apariencia sucia.

COCHINILLA DE TIZNE (Coccus hesperidium y Coccus oleae)

Ataca al aguacate, a los agrios y al laurel, y está extendida por la zona mediterránea española; la
hembra, recubierta de un caparazón parduzco, se sitúa principalmente en las hojas, y como la
especie anterior, segrega una sustancia azucarada donde se desarrolla un hongo llamado
vulgarmente «tizne» o «negrilla».

PIOJO ROJO (Chrysomphalus dictyospermi)

1
Común a muchas plantas de adornos y en los agrios, donde las hembras se fijan principalmente en
hojas y frutos; son de color amarillo-limón de 1 mm de longitud, y están recubiertas por un escudete
de unos 2 mm de diámetro. Está muy difundido por el litoral mediterráneo.

LECANINOS (Eleucanium cornii)

Cubren todo el árbol a modo de grandes manchas de color caoba formadas por colonias de hembras
fijas y recubiertas por una escama cérea protectora de dicho color.

TRATAMIENTO

El tratamiento más eficaz para combatir a las cochinillas consiste en el empleo de los llamados
«aceites blancos» o «aceites emulsionados» formados por una mezcla de un aceite de parafina con
una pequeña cantidad de un emulsionante, soluble de agua.

Estos aceites se emplean mezclados con agua de una proporción de 1,5-2 litros de aceite en 100
litros de agua; el emulgente se disuelve en agua y en aceite de parafina, que destruye las cubiertas y
los huevos de las cochinillas.

En el aguacate deben hacerse dos tratamientos, uno de invierno (enero-febrero) al 2% de


concentración, y otro de verano (julio-septiembre) al 1,5%.

Entre estos dos tratamientos es muy conveniente otro con Malathión, solución al 50%, empleando
una proporción de 200 cm cúbicos en 100 litros de agua.

Afidos

Conocidos corrientemente con los nombres de «pulgones» o «piojos», suelen producir graves daños
debido a la rapidez de su multiplicación, originando la invasión del árbol en poco tiempo. Son
insectos chupadores que clavan su pico en las hojas y brotes tiernos, donde viven en tal cantidad
que las recubren completamente, originando desecación y arrugado en las hojas y deformaciones en
los tallos jóvenes.

1
Hay individuos sin alas y otros con cuatro alas transparentes y membranosas, de mayor tamaño el
primer par que el segundo.

Estos pulmones miden 0,5 mm las especies más pequeñas y 6 mm las más grandes; tienen forma
globosa o aplastada y su color varía entre el amarillo, negro, pardo, rojo y gris. Su cuerpo está
cubierto por una secreción serosa, que puede ser granulosa, pulverulenta, etc. Asimismo, segregan
un líquido azucarado y viscoso, parecido a la melaza, que impregna la superficie de la planta,
impidiendo sus funciones vegetativas. Las hormigas son muy ávidas de estos líquidos azucarados,
por lo que convive con los pulgones a los que cuidan y trasladan a sus hormigueros; así las plantas
atacadas por los pulgones se ven invadidas por las hormigas; sin embargo, no hay que olvidar que
quien causa daño a la planta son los pulgones, y que desaparecidos éstos desaparecen también las
hormigas; por consiguiente, los tratamientos deben orientarse a la destrucción de los pulgones.

TRATAMIENTO

El tratamiento clásico será el empleo de una emulsión jabonosa de nicotina, por lo que se pueden
seguir las fórmulas clásicas:

Nicotina (95-98% de pureza) 50 g


Jabón blando 500 g
Agua 100 litros

Sulfato de nicotina (40% de pureza) 125 g


Jabón blando 500 g
Agua 100 litros
Sin embargo estos tratamientos han sido sustituidos modernamente por insecticidas clorados
propios para los primeros tratamientos al iniciarse la renovación vital del árbol en primavera, o por
compuestos fosforados y carbónicos en épocas en que la circulación de la savia es activa.

De los clorados el más indicado por su actividad y poca fitotoxicidad es el Lindane o «isómero
gamma del hexaclorocicloexano», que suele presentarse en el comercio en forma de polvo mojable
de riqueza en principio activo del 8-25%. De los de concentración al 8% deben emplearse 300 g en

1
100 litros de agua, y de los del 25%, 100 g litros de agua.

De los fosforados pueden emplearse el Malathion o el Tiometon, asociados con un compuesto


comercial con el 50% de riqueza de principio activo, de Tiometon con un 25% de riqueza; la del
Carbaryl es del 50%.

Las fórmulas a emplear son:

Malathion del 50% 250 g Tiometon del 25% 125 g


Carbaryl 200 g Carbaryl del 50% 200 g
Agua 100 1 Agua 100 1

A continuación describiremos algunos hemípteros propios de las zonas tropicales de América, que
atacan al aguacate:

PERIQUITO DEL AGUACATE (Metcalfiella monograma)

Es de la familia de los membrácidos y corresponden al tipo de insectos denominados vulgarmente


«chinches».

En su estado adulto miden aproximadamente 1 cm de longitud; tiene alas amarillas, membranosas y


punteadas de negro, la cabeza está muy inclinada y provista de un pico fuerte, los ojos de de color
rojo naranja y de pequeño tamaño; las antenas también son muy pequeñas. Tiene aspecto fuerte y su
coloración va del rojo vivo en los individuos jóvenes al pardo oscuro o café en los viejos.

Los huevos que pone la hembra son de color amarillento y dan lugar a unas pequeñas ninfas de
color grisáceo oscuro con el abdomen blanco, cruzado por rayas transversales oscuras; estas ninfas
primero son móviles, pero después se vuelven más sedentarias y se fijan y acumulan a lo largo de
las ramas del aguacate.

El ataque principal lo realizan los insectos en forma de ninfa, clavando el pico y rasgando los
tejidos epidérmicos con el fin de poder chupar la savia, por lo que destruyen la corteza y llegan a
secar las ramas.

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El insecto, fuertemente unido al vegetal con su pico, es muy difícil de separar.

Los árboles que han sido muy atacados pierden su vigor, dan un fruto que no alcanza el tamaño
normal y es poco jugoso.

TRATAMIENTO

A base de sulfato de nicotina o de Malathion. El primero según la fórmula:

Sulfato de nicotina (40% de nicotina) 50 g


Jabón blando 500 g
Agua 100 1

Y para el Malathion: 600 cc. de una solución concentrada al 50% en 100 litros de agua.

MOSCA VERDE (Aethalion quadratum)

Pertenece, como el anterior, a la familia de los membrácidos. Originario de Brasil y extendido por
otras zonas de América, ataca específicamente al aguacate y es un insecto muy resistente que se
desarrolla lo mismo en climas cálidos como fríos.

Tanto en el estado de ninfa como de adulto, este insecto se encuentra formando colonias, y como no
emigra muy lejos, su propagación es lenta y su total desarrollo se realiza en la misma rama donde
las hembras han depositado los huevos, que forman un anillo cubierto de una capa de color
amarillento. Estos huevecillos, de forma alargada y casi transparentes, miden 1,4 mn de longitud
por 0,5 de anchura; de ellos nacen las ninfas, de color blanquecino al principio, después amarillento
y finalmente café oscuro, que a su vez tiene primero los ojos rojos y después café oscuro.

Estas ninfas chupan la savia de las ramas tiernas de un año de vida, y los adultos atacan a las ramas
de más de un año de vida, pero no a los frutos. Por debilitamiento del árbol, si dura demasiado la
plaga, los frutos no se desarrollan o llegan a anularse.

TRATAMIENTO

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Con Malathion, como ya se ha indicado al tratar el periquito del aguacate.

La hembra deposita los huevos, de color amarillo y alargados, en el envés de las hojas y en grupos.
Las ninfas son de color oscuro y miden 2 mm de longitud. El insecto adulto tiene el cuerpo
aplanado con unas expansiones quitinosas laterales y foliáceas; las alas son anchas, apergaminadas
y trasparentes, provistas de una fina retícula que recuerda a un encaje; el cuerpo tiene unos 2 mm de
longitud y es de color pardo oscuro; las patas d una tonalidad pardo amarillenta, y las alas
iridiscedentes.

Este insecto abunda en invierno y forma colonias en el envés de las hojas, que segregan una
sustancia pegajosa. Los mayores daños se deben a la destrucción de los tejidos superficiales de las
hojas, originados por el insecto al succionar los jugos necesarios para su alimentación.

TRATAMIENTO

Son los mismos que los indicados anteriormente para otros "chinches", a base de nicotina, Lindane
o Malathion, que deben realizarse cuando el insecto se encuentra en estado de ninfa.

PRODUCCION. RECOLECCION

La producción anual por hectárea de una plantación en plena producción puede alcanzar los 25.000
Kg., debiéndose esperar de cinco a seis años para empezar a obtener las primeras cosechas y
alcanzándose la plenitud a partir de los doce años.

Lo normal no es una cantidad tan grande, principalmente en los países mediterráneos; en Israel se
da como buena una cosecha de 7.000 kg/ha, llegándose fácilmente a los 10.000 kg. En las Islas
Canarias la media suele oscilar entre 7.000 y 10.000 kg/ha, habiéndose alcanzado con frecuencia
los 15.000 kg.

El proceso de maduración del fruto es tan lento que, desde que empieza a formarse hasta que
alcanza su completo desarrollo y madurez, transcurre un período de unos seis meses por lo menos.

El momento óptimo de la recolección, si el fruto debe emplearse inmediatamente, es el de su

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madurez, o sea cuando ha tomado la coloración propia de cada variedad, ya que en este momento
ha cesado la asimilación del anhidrido carbónico por parte de éste, pero no su respiración o
asimilación de oxígeno, por lo que los taninos y ácidos de los frutos verdes, al ser oxidados, pasan a
formar grasas he hidratos de carbono y ésteres aromáticos, con lo que los frutos se dulcifican,
aumentan su calor alimenticio y adquieren sabor agradable.
Si se cosechan los frutos sin que hayan alcanzado completamente su madurez, continúa durante un
período de tiempo el proceso de oxidación, hasta que llegan a alcanzarla completamente.

El momento exacto en que el fruto ha alcanzado su madurez es difícil de dictaminar; en las


variedades coloreadas el más adecuado se considera cuando han obtenido el color violeta propio de
la variedad, y en las de color verde, cuando éste palidece y toma un color algo amarillento.

Un buen criterio de recolección es arrancar los frutos cuando hayan obtenido su máximo porcentaje
de aceite, que aumenta rápidamente a medida que va desarrollándose el fruto, y más lentamente a
medida que se acerca a la madurez, llegándose a un máximo de riqueza en aceite (8-12% según las
variedades) cuando casi han alcanzado la madurez; en este momento, óptimo para la recolección, es
cuando los frutos, al ser más ricos en aceite menos denso, alcanzan también su mínima densidad,
que es diferente según la variedad del aguacate, pero sin moverse de una media de 0,95. Puesto que
los frutos en este momento no están completamente maduros, completarán su madurez una vez
arrancados. Como el tiempo que alcanzan en conseguir la completa madurez de cada fruto es largo,
pueden recolectarse escalonadamente durante un largo período de tiempo, procurando cosechar
cada vez los más maduros.

En todas las operaciones de recolección debe evitarse, dada su gran delicadeza, que el fruto no sufra
magulladuras o lesiones que deterioren su valor comercial, y al recolectar debe tenerse cuidado de
cortar el pedúnculo del fruto de tal forma que siempre quede unido un trocito al aguacate, no
debiéndose nunca arrancar, ya que el fruto se pudriría por el punto de inserción.

Las precauciones a tomar son las siguientes: emplear instrumentos de corte afilado para producir un
corte rápido y limpio del pedúnculo; cortar los frutos más maduros, que son los de las ramas más
altas y más expuestas al sol; colocar los frutos recolectados con sumo cuidado, en recipientes
acolchados, con el fin de evitar rozaduras y golpes; realizar esta operación a ser posible en días
secos, soleados y ventilados.

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Época de recolección

Según las distintas regiones productoras, pueden darse como ideales las siguientes épocas de
recolección, variando dentro de ellas según sea la variedad del aguacate y altitud del lugar.

Marzo a Junio: África Central


Junio a Noviembre: África del Sur
Noviembre a Marzo: Israel, Antillas Islas Canarias, Región Mediterránea.
Enero a Diciembre: Florida, California
Enero a Septiembre: Méjico
Abril a Diciembre: Ecuador, Perú

CALIDAD Y EMBALAJE

No existen unas normas estrictas sobre calidad y comercialización del aguacate, sin embargo
pueden tenerse en consideración las siguientes características.

1. Los frutos no deben tener un tamaño y peso demasiado grande; para los grupos antillano y
guatemalteco, el peso por unidad no debe rebasar los 450 g y para la mejicana los 200 g.

2. Para el grupo mejicano, la corteza debe ser delgada y lisa, quebradiza para el guatemalteco y
correosa para el antillano.

3. El color y forma debe ser el típico de cada variedad.

4. La pulpa para las variedades guatemalteca y antillana debe ser mantecosa y sin fibras, y algo
fibrosa para el grupo antillano.

5. Deben preferirse las variedades de semilla pequeña o mediana.

6. Seleccionar los frutos y embalar únicamente los sanos y bien formados, de tamaño inferior al
indicado para cada variedad, desechando todos los que presenten picaduras, manchas,
lesiones o magulladuras producidas por insectos, agentes mecánicos u otras causas.
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7. Acondicionar los frutos en cajas de cartón, plástico u hojuela de madera. Cada caja debe
contener frutos aproximadamente del mismo tamaño, por lo que previamente se deberá hacer una
clasificación.

8. Indicar en la caja el límite de piezas por unidad que contiene, determinando su tamaño e incluso
el peso neto total de los frutos contenidos y el número de éstos.

9. El peso neto del contenido de cada caja oscilará entre 5 y 8 Kg. y los aguacates deberán
colocarse en dos o tres pisos separados por tiras de cartón ondulado, o en láminas de
plástico provistas de alvéolos para situar los frutos. También pueden embalarse envolviendo cada
fruto con un papel de seda y acomodarlos entre virutas de papel.

10. Para transportes largos o para la conservación en frío, parece que lo más indicado es emplear
cajas de hojuelas de madera o de cloruro de polivinilo, colocando los frutos envueltos en
papel de seda entre un colchón de virutas de papel o de madera fina.

ALMACENAMIENTO Y CONSERVACION

Como ya se ha dicho anteriormente, el momento óptimo de cosechar los aguacates es cuando tienen
su máximo contenido de aceite, momento en el que aún no están completamente maduros, tardando
todavía, una vez arrancados del árbol, unos siete días a temperatura ambiente en alcanzar su
madurez.

Este tiempo que se tarda en adquirir la completa madurez debe alargarse lo máximo posible
mediante conservación refrigerada, de tal forma que los frutos lleguen a los mercados detallistas sin
haber alcanzado el completo grado de madurez, conservando la pulpa aún consistente. Esto se
conseguirá si se conservan y transportan los aguacates en frigoríficos a temperaturas que no deben
ser inferiores a los 4,5ºC ni superiores a los 10º, en atmósfera con un 85% de humedad y, a ser
posible, con un porcentaje de anhídrido carbónico del 3%, superior al normal de la atmósfera. En
estas condiciones los aguacates se conservan bien sin madurar completamente hasta 25 días.

Los aguacates conservados a temperaturas inferiores a 4,5ºC suelen sufrir alteraciones: su color
cambia a pardo y a negro, y el sabor de la pulpa y el olor se vuelven desagradables.

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