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1 Corintios 1:18-25
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto
es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y
desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el
escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del
mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la
sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los
judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para
los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo
insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los
hombres.
La Cruz de Cristo está en el Centro de las Escrituras: Desde Génesis en adelante se mira hacia la
Cruz y aun el Apocalipsis mira hacia atrás al sacrificio del cordero inmolado.
Gálatas 6:14 “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.”
Primero debemos entender que es la Cruz de Cristo donde se muestra con mayor plenitud la
Revelación de la Gloria de Dios
Mateo 11:27 “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo,
sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera
revelar.”
Este fue el deseo de Moisés tener una mayor revelación de quien era Dios
Éxodo 34:5-7 “Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre
de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová! fuerte,
misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda
misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún
modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos
y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”.
Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.
Salmo 22:1-3 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos
de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y
de noche, y no hay para mí reposo. Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas
de Israel.