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La enseñanza falsa nos lleva a un pensar de maners anti-bíblica, que termina en una vida
sin fruto y desobediente. Un conocido teólogo dijo que el discernimiento “actúa como un
árbitro que toca el silbato cuando se produce una falta: no se deja engañar por falsedades,
ni “coquetea” con farsantes, ni “baila” con impostores o tiene una buena relación con
sinvergüenzas. La Biblia nos advierte sobre los falsos maestros desde los tiempos del
Antiguo Testamento. En la actualidad, muchos se auto-nombran "apóstoles" y "profetas"
para tratar de influir sobre creyentes que carecen de discernimiento bíblico. Algunos también
usan enseñanzas equivocadas para aprovecharse de personas vulnerables y de escasos
recursos económicos. Es muy importante que las personas puedan distinguir el engaño en
ciertas enseñanzas atractivas que a primera vista, parecieran tener sustento en la Biblia.
Discernir para separar la verdad de en medio de grandes astucias y mentiras sutiles
disfrazadas es fundamental. La única manera que tenemos los cristianos de protegernos del
engaño es conociendo más la Palabra de Dios. Cuanto más tiempo pasemos llenando nuestra
mente con los pensamientos de Dios, mejor será nuestra capacidad para discernir. Sin
embargo, el simple conocimiento de la Verdad bíblica no es suficiente. Debemos poner en
práctica lo que aprendemos para que se convierta en algo más que conocimiento.
Si procuramos conocer la verdad de la Palabra, tendremos discernimiento para reconocer la
diferencia entre un mensaje de parte de Dios y uno falso.
Para poder discernir espiritualmente las cosas, tenemos que tener al Espíritu de Dios activo
en nuestra vida, y esto solo se logra a través de una verdadera relación personal con El, es
decir que si no oras, no lees la Palabra y no mantienes activa tu relación personal con El,
difícilmente podrás discernir las cosas espirituales, puesto que el Espíritu de Dios estará
apagado en tu vida.