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Ideal Real
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Nombre:____________________
Lengua Castellana y
Comunicación.
EVALUACION DIAGNOSTICA
Instrucciones:
1.- Lee atentamente cada pregunta, piensa y luego contesta sólo lo que se pide.
2.- Utiliza letra clara, cuida tu ortografía y acentuación.
3.- Utiliza solamente lápiz de mina o pasta.
4.- No se permite uso de corrector.
5.-Corresponden 80 minutos para desarrollar la prueba.
6.- Se debe revisar bien antes de entregar.
“La Señora Luciérnaga tenía buena situación: vivía en una acogedora casa, en la
grieta del tronco de un roble. Era una casa muy iluminada gracias al farol que poseía su
dueña. Durante la noche, siempre parecía estar de fiesta; pero con los años y la comodidad,
la Luciérnaga se puso egoísta y algo avara. Sus amigos pertenecían a la sociedad de los
bichos finos.
Una noche muy oscura y fría, unos débiles golpes sonaron en la puerta de la
Luciérnaga. Al oír el llamado, la dueña de la casa se molestó. Los golpes insistieron más
fuertes, lo que hizo pensar a nuestra amiga que podría ser alguien poderoso, tal vez el
Ciervo Volante. Acudió a abrir con su farol en alto y se encontró con un Escarabajo negro,
con aspecto de vagabundo.
—¿Qué se le ofrece a estas horas?— preguntó la dueña con frialdad.
—Alojamiento, señora. Hace frío y…—
La Luciérnaga trató de cerrar; pero el Escarabajo alargó una pata, impidiendo que lo
hiciera. En ese momento sucedió algo inesperado y espantoso: el Escarabajo apagó la luz
de la Luciérnaga y la noche invadió su casa. Sin comprender lo que había pasado, la pobre
daba manotazos en el aire; a tropezones, cerró la puerta y recién comprendió lo ocurrido.
—¿Cómo pudo apagarse mi farol?— se preguntaba— su luz debía alumbrarme toda
la vida, era un fuego que nacía de mi corazón. ¿Cómo podré vivir en la oscuridad? La
Luciérnaga se apresuró a cerrar las cortinas, preguntándose qué había hecho para merecer
un desastre así. Lo que más le dolía era pensar en lo que dirían sus amigos.
La Luciérnaga comenzó a sufrir, encerrada en su casa: era un ser oscuro como
todos. Esta situación la obligó a abrir la ventana y hasta las puertas, para poder hacer los
quehaceres de la casa. Así pasó el tiempo y poco a poco empezaron a visitarla grillos,
gusanos y polillas; no venían por su luz, de eso estaba segura. Conoció la verdadera
amistad; su corazón fue cambiando, se le abrieron ventanas y puertas invisibles”.
3.- ¿Por qué el Escarabajo negro golpeó la puerta de la Luciérnaga en medio de la noche?
a) Porque era alguien muy poderoso que hacía lo que quería.
b) Porque era uno de los amigos finos de la Luciérnaga.
c) Porque se sintió atraído por la luz del farol de la Luciérnaga.
d) Porque quería conversar con alguien en esa oscura y fría noche.
e) Porque era un vagabundo que buscaba alojamiento por la noche.
5.- En un primer momento, ¿qué fue lo que más le dolió a la Luciérnaga cuando su farol se
apagó?
a) La insoportable oscuridad en la cual tendría que vivir.
b) La tristeza que todos sus amigos del bosque tendrán al verla sola y desamparada.
c) Lo costoso que resulta comprar otro farol.
d) Pensar en lo que dirían sus amigos de la sociedad de los bichos finos.
Eran las ocho de la mañana y Violeta, la lora poeta, tenía una larga jornada de
trabajo por delante. Dentro de poco celebrarían el Día del Perejil y ella era la
encargada del discurso principal. A la pasada miró hacia el río, justo cuando el sapo
se lanzaba de cabeza. La inspiración le vino de golpe, y gritó:
De un piquero te lanzaste, y tus dos patas yo vi
largas, verdes, pataleando bajo el agua tipití.
—Gracias— dijo el sapo, emocionado.
—Es sólo la inspiración— respondió ella. Y siguió corriendo hasta el lugar de la
reunión. Subió de un salto a la tarima y su voz llenó el bosque. Los aplausos
atronaron el lugar. Violeta, la lora poeta, saludó con un discreto ademán de su ala, y
partió rápidamente. Tenía que visitar a la lagartija recién nacida. ¡Su inspiración
brotaba a raudales con sólo respirar! Se echó a correr. Aún tenía que hacer un par de
cositas: entretener a las lechuzas del Jardín Infantil, animar con un verso el atardecer,
y algo más que no recordaba todavía. Y, zas, que se quedó dormida. Violeta, la lora
poeta estaba rendida. Era la primera vez que le sucedía algo así. De pronto, un vapor
rosado empezó a fluir muy suave entre los párpados: siguió saliendo y la imagen de
un hada terminó de aparecer. Miró a Violeta y murmuró con voz cansada:
—Cuando despiertes ya no estaré—. La Inspiración de Violeta, la lora poeta, había
escapado hacia un lugar a la orilla del cielo, donde vive la Reina de la Poesía y
gobierna allí a todas las inspiraciones de los poetas.
—¿Qué sucede? ¿Por qué huiste?— preguntó la reina. La recién llegada se dejó caer
al suelo y respondió con voz débil:
¿No ves mi cara de sueño? ¿No ves que estoy muy cansada?
¡Violeta me hace pensar de noche y de madrugada!
Malgasta la poesía, ¡cómo suela de zapato!
La poesía es para el amor y para cantarle a la vida.
¡No para hacerle discursos al primero que los pida...!
La reina escuchaba en silencio. Hasta que dictaminó: descansa, querida; quédate aquí
por un tiempo. Y, apenas allá arriba la Inspiración se acomodaba en una nube, la lora
despertaba de un salto en el bosque. Violeta, la lora poeta, estaba muda. Ese día
comenzó la tragedia. El bosque había perdido a su poeta. Todos dejaron de sonreír.
Ya no se interesaban en celebrar ningún acontecimiento. Podían nacer nuevos hijos y
crecer nuevas flores. Pero no era lo mismo sin poesía. Por eso, una tarde, allá arriba,
la Reina de la Poesía dio una palmada. Tan fuerte la dio, que la Inspiración de Violeta
dio un salto en su nube y despertó.
—No importa a quién hacer poemas: al amor o al perejil; la poesía hace feliz al
corazón que la escucha. Regresa ahora mismo.
Violeta miraba su pan con alpiste y sintió que algo rosado se le metía por las pupilas.
Y sin darse ni cuenta, de su boca comenzaron a brotar las palabras.
6.- Según el texto, Violeta, la lora poeta, era estimada en el bosque porque:
a) Tenía mucho que hacer durante el día.
b) Con su Inspiración hacía poemas que alegraban a todos.
c) Había perdido su inspiración y estaba muda.
d) Divertía a la gente con sus piruetas.
9.- ¿Cuál de las siguientes posibilidades no fue una consecuencia de que Violeta perdiera
su inspiración?
a) Todos dejaron de sonreír.
b) Violeta se quedó muda.
c) Nadie celebraba nada.
d) La Inspiración estaba muy cansada.
12.- Lee la siguiente oración: “En el refrigerador sólo hay un arroz duro, insípido”. ¿Qué
significa, en este contexto, la palabra subrayada?
a) Algo con un gusto aliñado.
b) Algo que no tiene sabor.
c) Algo de textura suave y delicada.
d) Algo muy bien cocinado.
13.- ¿Cómo fue el desempeño de Macarena en la cocina? ¿Por qué?
a) Malo. Porque estaba desesperada al ver que nada funcionaba como ella había
pensado.
b) Bueno. Porque ella quería impresionar a sus padres.
c) Malo. Porque su pololo interrumpía todo su trabajo.
d) Bueno. Porque Macarena se estaba luciendo con una crema de chocolate.
La rosa de las Monjas Claras
15.- ¿Qué conclusión puede sacarse, a raíz de la narración, sobre la magia negra?
a) Que no existe, pues son cuentos que las personas inteligentes no pueden creer.
b) El final es misterioso, pues los hechos son inexplicables.
c) Que es peligrosa porque atenta contra la integridad del cuerpo.
d) Que la cabeza del hombre no puede haberse paseado sin cuerpo.
19.- ¿Qué importancia tiene que el hombre tuviera que encerrarse bajo llave?
a) Proporciona un ambiente oscuro para que la magia se desarrolle.
b) Le asegura al cura que, si el hombre sale, es algo sobrenatural.
c) No importa la llave, sino la oscuridad.
d) Hace que el sacerdote sea quien mande.
El mar
Lecturas dialogadas
El parque de papel
Elvira Menéndez
Adaptación
Elena: Mamá, ¿por qué cambia de color el mar?
Mamá: El agua no tiene color, hija. El mar es como un espejo que refleja el color del
cielo. Cuando el cielo está azul, el mar está azul.
Elena: ¿Y cuando se pone rojo?… Porque yo también lo he visto rojo.
Mamá: Lo que has visto es una puesta de sol. Al atardecer, cuando el sol va a ocultarse,
tiñe de rojo el mar y el cielo.
Elena: Yo nunca había visto nada tan hermoso como una puesta de sol en el mar.
Mamá: También la luna ilumina el mar algunas noches y entonces el mar parece de
plata.
Elena: ¡Tiene que estar precioso! Esta noche saldré a mirarlo. Ahora voy a bañarme,
mamá.
Narrador: Muy pronto su imaginación la llevó al fondo del mar. Allí abajo había un
maravilloso palacio de nácar. En el jardín del palacio, que era de algas y corales,
jugaban muy divertidos sus tres amigos. Al verla llegar nadaron alegremente a su
encuentro.
Óscar: ¡Hola, Elena! Llevamos mucho rato esperándote. ¿Quieres venir con nosotros a
buscar perlas?
Narrador: La voz de la mamá de Elena interrumpió sus sueños, trayéndola a la
realidad.
Mamá: ¡Elena, ten cuidado! ¡No dejes que las olas te lleven muy adentro! ¡Que no
sabes nadar!
Narrador: Una bandada de peces plateados pasó junto a los niños, que se divirtieron
persiguiéndoles. Óscar logró agarrar un pez que, al verse atrapado, le mordió en un
lado, obligándole a soltarlo. Elena no contó nada a su madre del palacio de nácar, ni del
jardín de algas y corales. Tampoco le dijo que sus amigos estaban allí con ella, porque
las personas mayores no entienden de esas cosas.
Elena: Esperadme, iré con vosotros a buscar perlas. Con ellas haré una diadema para
sujetarme el pelo.
María: Voy a hacer pulseras de perlas para las muñecas y los tobillos.
Narrador: Pasó un delfín que parecía querer jugar con los niños. Ramón, de un salto,
se subió al lomo del delfín.
Ramón: ¡Eh, muchachos, montaos conmigo! Mi amigo el delfín nos llevará al lugar
donde están las perlas más grandes y más hermosas del mar.
Narrador: Elena llevaba ya mucho rato bañándose y, como empezaba a tener frío, salió
del agua y se sentó junto a su madre. En su imaginación, todavía se veía con una
preciosa diadema de perlas sujetándole el pelo. Su mamá, al verla tan callada, pensó
que se estaba aburriendo.
Mamá: Elena, estás muy pensativa. Seguro que echas de menos a tus amigos.
Narrador: Un niño que jugaba en la playa se acercó a Elena.
Niño: ¿Me ayudas a hacer un castillo en la arena?
Niño: Cuando el castillo esté terminado tú serás la princesa que, por culpa de un
malvado, está encerrada en el castillo, y yo iré a rescatarte, ¿quieres?
Elena: Sí, sí. Haremos un castillo con foso y puente levadizo. Será una fortaleza. Y
también podremos jugar a las batallas.
Narrador: Elena cogió su cubo y su pala y los dos niños comenzaron a construir su
castillo con ilusión. Mientras tanto, un montón de historias maravillosas cruzaban por
sus cabezas.
25.- ¿Cuáles son las partes que conforman la representación de una obra teatral?
a) La conversación entre dos o más personas.
b) El texto dramático
c) a y c.
d) b y c
LA RUEDA
(Primera parte)
Cuento popular italiano
Queridos amigos: ¿Tendrán ustedes interés en saber de dónde viene la costumbre de correr
detrás de un círculo que llamamos “rueda”, y hacerla rodar con una varilla?
Bien, se lo daré a conocer contándoles la historia del pequeño Antonio.
En Italia vivía, hace mucho tiempo, un gran rey, Martino IV, grande, a la vez, por su figura
y por su carácter. Tenía una larga barba blanca, que le caía hasta la cintura y que inspiraba
temor y respeto. En verdad detrás de esa gran barba ocultaba un corazón muy tierno y justo.
Es así como acostumbraba pasear a pie, por la ciudad, para enterarse de las necesidades de
sus súbditos.
Martino IV era un rey justo. Como no tenía la felicidad de contar con descendientes, quería
que todos los niños del reino fueran los suyos e inventaba mil maneras de divertirlos.
Con ese motivo, en una ocasión, hizo pregonar por toda la ciudad que para el primer
domingo de primavera se organizaba un gran concurso. “El niño que invente el juguete más
atrayente ganará una copa de plata y cien monedas de oro”. Se produjo gran agitación en
todos los hogares: los niños se precipitaban en las tiendas para comprar, a cualquier precio,
toda clase de objetos y los más extraordinarios. Cuando se encontraban en la calle, tomaban
aires misteriosos y atareados.
– ¿Encontraste eso que necesitabas?
– ¡Yo, sí, todo! ¡Será maravilloso! ¿Y tú?
– ¿Yo? No, no lo he encontrado aún. Me faltan algunas cosas que tengo que encargar a otra
parte.
– ¡Entonces hasta luego!
– ¡Hasta luego y buena suerte!
Y cada uno pensaba que él tenía la mejor idea.
En un barrio pobre de la ciudad vivía un hombre valiente, sombrío y brusco que
desempeñaba el oficio de tonelero. Después que perdió a su mujer no había vuelto a sonreír
jamás, no quería ver a nadie y trabajaba de la mañana a la noche para alimentar a su único
hijo, el pequeño Antonio, un gentil chiquillo de once años.
Cuando oyó hablar del concurso, Antonio pidió a su padre con voz mimosa:
–Papá, me gustaría tanto que me dieras una moneda para poder fabricar un juguete para el
concurso.
– ¿Tú crees que tengo dinero para perder? –fue la respuesta–. Mejor desocupa la bodega de
todos los toneles viejos que se pudren y acarréalos al patio; los voy a reparar para usarlos
nuevamente –le respondió su padre.
El pobre Antonio bajó a la bodega. Los toneles viejos esperaban allí desde hacía mucho
tiempo. Parecían cansados y exhalaban un olor fuerte a vinagre. No es entretenido
dedicarse a acarrear toneles cuando se tiene once años.
Sin embargo, Antonio tomó el primero y lo puso sobre su espalda para subir la escalera de
la bodega… Pero, cuando quiso hacerlo rodar en el patio, vio sorprendido que la madera
toda podrida caía a pedazos, y que solamente rodaba el círculo de fierro que tenía el barril
alrededor. Asombrado, el niño lo recogió y lo lanzó a través del patio y corrió detrás;
cuando llegó al final de su recorrido, el aro giró sobre sí mismo y cayó, entonces Antonio lo
levantó y lo lanzó nuevamente, y cada vez que cayó, el niño lo tomó y lo volvió a tirar.
Pronto Antonio se dio cuenta de que el viejo fierro estaba todo mohoso y le rompía los
dedos. Entonces tomó un palo e impulsando el aro con pequeños golpes lo hizo rodar muy
bien.
Antonio jugó todo el día; pero, en cambio, debió trabajar toda la noche para no disgustar a
su padre. Ahora el niño se había conformado de no tomar parte en el concurso, y no pensó
más en él, pero cada vez que tenía un rato libre, jugaba con su rueda.
- ¡Mi amigo redondo! –le decía-. ¡Gira a la derecha, gira a la izquierda, gira un poco más
ligero! ¡Está bien, eres obediente! ¡Gira sobre ti mismo, ahora vuelve atrás!
Llegó el día del concurso. Una multitud inmensa se aglomeraba en las graderías instaladas
en la plaza.
El rey se hallaba en un trono…
. Adaptación: Eloísa Pizarro
26.- Martino paseaba por la ciudad con el fin de:
a) Saber qué necesidades tenían sus súbditos.
b) Vigilar lo que hacían en la ciudad.
c) Saludar a las personas.
d) Todas las anteriores.
28.- Lo que el rey daba de premio al niño que ganara el concurso era:
a) Una copa de plata.
b) Cien monedas de oro.
c) Una copa de oro y cien monedas de plata.
d) Alternativas a y b.
33.- La reacción que tenían los niños del pueblo cuando se encontraban en la calle era de:
a) Misterio.
b) Inseguridad.
c) Satisfacción.
d) Todas las anteriores.