Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Livro - Ciudad y Cultura PDF
Livro - Ciudad y Cultura PDF
N° 7 | Primavera 2008
ÍNDICE
3 Editorial
Diálogos
10 • Beatriz Sarlo: “Encuentro más percepción de verdad en la literatura que en la
etnografía”. Por María Pia López y Sebastián Scolnik
26 • Juan Molina y Vedia: “La ciudad es la huella”. Por María Pia López y Sebastián Scolnik
40 • Sandro Mezzadra: “Las migraciones van configurando otro espacio latinoameri-
cano”. Por Sebastián Scolnik e Ignacio Gago
Imágenes en la ciudad
114 • La ciudad y sus otros. Por Eduardo Rinesi
124 • Figura en un mapa de la ciudad. Por Miguel Vitagliano
146 • Barrios pespunteados. Por Guillermo Korn
154 • Historia de dos ciudades y un país. Por Hernán Sassi
162 • La redención por la máquina. Por Pablo Gianera
172 • La Revista de América: caleidoscopio urbano-modernista. Por Margarita Martínez
184 • Buenos Aires como mito peronista. Por H.G.
192 • Colectivo peronista. De los barrios al centro. Por Roberto Baschetti
200 • Grotesco, crisis y obsesiones arltianas. Por Jorge Quiroga
Intermezzo
280 • Elogio de la amistad (a Nicolás Casullo). Por Ricardo Forster
286 • Una conversación interrumpida. Por María Pia López y Nicolás Casullo
Palabras dadas
292 • Peregrinaciones de Juan Bautista Alberdi. Por Oscar Terán
304 • Subjetividad y política en la sociedad massmediática. Por Nicolás Casullo
Siluetas
322 • Salvadora Medina Onrubia. Montajes alrededor de una autora. Por Vanina Escales
336 • Ensayo, crítica y peronismo. A propósito de “Perspectivas de una economía na-
cional” de John William Cooke. Por Sebastián Artola
360 • Camila O’Gorman. Entre federales y unitarios. Por Mario Tesler
1
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008
Tesoros
374 • Múltiples imágenes del progreso. Fotografía y transformaciones del mundo ma-
terial a fines del siglo XIX. Por Verónica Tell
402 • La Nación y los combates por la lengua. Por Fernando Alfón
Labor bibliotecológica
434 • Perspectivas del control de autoridades en la biblioteca nacional de argentina:
pasado, presente y futuro. Por Elsa Barber
448 • ¿Qué piensan los usuarios de las bibliotecas? Por Mercedes Patalano
468 • La Hemeroteca de la Biblioteca Nacional: un breve recorrido por nuestra colec-
ción. Por José Luis Boquete Salgado
2
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008
Editorial
Políticas del libro: hacia la bibliografía nacional
Suele citarse como elogiable antecedente de la elaboración de una bibliografía nacional, en
Argentina, al importante y raro trabajo de Alberto Navarro Viola, los Anuarios bibliográficos, que cu-
bren los años de 1880 a 1886. Se trata de una contribución efectiva a un registro completo y razonado
de todo lo que en un período dado se ha publicado en el país. Sin duda, es un esfuerzo singular. Este
bibliófilo, filólogo, etimólogo y crítico literario de la generación del 80 intentó construir un proyecto
bibliográfico que hoy debe volver a considerarse. Los intereses culturales de Navarro Viola explican
que su afán de bibliografista apareciera como una verdadera relación entre todas esas dimensiones del
conocimiento, desde el estudio de la lengua hasta lo que hoy llamaríamos teoría literaria.
La profesora Susana Romanos de Tiratel, en uno de sus trabajos sobre la bibliografía nacional,1
indica que el esfuerzo de Navarro Viola es artesanal. No disentimos con esta calificación, pero nos
gustaría señalar los rasgos de actualidad que poseía este valioso experimento. El intento de clasificar
toda la producción escrita y publicada de esos años se rige por un rigor estadístico y descriptivo no-
table. Pero el autor agrega un comentario preciso y sugerente de muchas piezas bibliográficas. No
sólo no abandona el esfuerzo de comentarlas ateniéndose muy estrictamente a su contenido, sino que
tampoco se priva de destacar fragmentos o insertar alguna mención orientadora.
No hemos hecho más que una rápida consulta de estos volúmenes, pero vale la pena señalar que
este estilo bibliográfico tiene todas las características de lo que hoy sería una catalogación producida
por medios automatizados que registraran las variadas dimensiones de un libro. Conserva el espíritu
de exhaustividad aunque, por supuesto, no se plantea todos los campos en que la bibliotecología
contemporánea –hasta llegar al actual sistema RDA– describe sus múltiples tipos de materiales y
relaciones. Sin embargo, su descripcionismo riguroso, que sigue el camino clásico de las ciencias
catalogadoras, mantiene tan alta tensión con su objeto, que se percibe el propósito inevitable de
que a partir de la descripción específica de cada caso, se llegue a una consideración cualitativa sobre
todas las consecuencias que produce la existencia de un libro en el conjunto cultural de la época. En
este sentido, al trabajo de Navarro Viola hay que ponerlo en conjunción con la contemporánea obra
arqueológica de Florentino Ameghino en cuanto a la importancia genealógica de los elementos a ser
descriptos, a su vez capaces de formar parte de una totalidad en movimiento (en el caso de Ameghino,
como se sabe, de una teoría de la evolución de la materia).
En el mencionado trabajo de Susana Romanos se indica también la existencia de otros proyectos
de bibliografía nacional, como el del ingeniero Federico Birabén, que con espíritu latinoamericano y
no poco de utopismo científico, hacia 1910, formuló el proyecto de trazar el cuadro bibliográfico na-
cional que tuvo diversos inconvenientes respecto a su localización física –era postulada, en un primer
momento, la Universidad de Buenos Aires– y una década después, no tiene mejor suerte la propuesta
de Cisneros Malbrán que, como la anterior, se basaba en criterios internacionales de catalogación y
creación de oficinas bibliográficas nacionales, en este caso, situadas en la Universidad Nacional de
Córdoba. Otros intentos no menos considerables tuvieron lugar en la década del 40, pero tampoco
conocieron un destino próspero. Expresiones muy consistentes del pensamiento bibliotecológico ar-
gentino siguen preguntándose hasta hoy por qué no pudo instituirse un nivel institucional adecuado,
en una localización adecuada, para realizar la empresa de la bibliografía nacional. Una fácil respuesta,
que surge espontáneamente, lleva a postular el mal funcionamiento de las instituciones del depósito
3
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008
legal. De inmediato, esto suele relacionarse con la inexistencia de una coordinación por parte de la
Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Congreso y el Archivo General de la Nación, además de las
instancias nacionales que atienden el derecho de autor y la Cámara Argentina del Libro, desde 1982
el organismo destinado a registrar el ISBN.
Nada de esto deja de ser cierto; las deficiencias son conocidas desde hace décadas y las han seña-
lado ilustres bibliotecarias argentinas, como Josefa Sabor, y en conocidos trabajos. Llama la atención,
entonces, la persistencia del problema. La vacilación para solucionarlo no tiene que ver con descono-
cimiento o inhabilidad, sino con un dilema de orden conceptual. Hay que admitir que no poseemos
una definición apropiada de lo que es la bibliografía nacional y los recursos críticos, conceptuales,
técnicos y administrativos que reclama.
No es consuelo que muchos países estén en situación similar, por más que algunos de ellos, como
Brasil, cuenten con la ventaja de que la oficina nacional de depósito legal se halla instalada en la propia
Biblioteca Nacional. Volvamos entonces a Navarro Viola. ¿Por qué fue posible la publicación de ese
Anuario hace más de un siglo y hoy no se encuentra una efectividad ni una obra similar en un momen-
to de abundancia de recursos tecnológicos? Ciertamente, un universo bibliográfico más restringido y
la persistencia de la alianza clásica entre artes bibliotecarias e intereses intelectuales de la esfera crítico-
cultural, hacían más practicable la tarea hacia finales del siglo XIX.
¿Entonces, se llegaría hoy a la bibliografia nacional, ese antiguo fetiche de la bibliotecología de
la era de las naciones, apelando a poderes tecnológicos semejantes a los que nos presentan las expe-
riencias de condensación y uso que provocan el i-pod o el mp3? Tenemos la impresión de que es tan
fácil llegar a la bibliografía nacional a partir de una actividad clasificatoria a la luz del RDA o el FRBR
–sistemas de descripción y relaciones estructurales que llevan el arte bibliotecológico a la altura de la
teoría de la información–, como igualmente inadecuado dejar de lado el aspecto que precisamente
llamaríamos artesanal, que una acción de esa índole debería tener.
En este caso, se trataría de una artesanía bibliotecaria que desde luego debería incluir una oficina
con ese nombre, vinculada a los dispositivos legales del depósito legal, para hacerlos viables de un
modo más calificado. Una realidad institucional de esta índole debe existir, pues, en el orden de la
organización bibliotecaria argentina, y cuya sede debería hallarse en la Biblioteca Nacional, precisa-
mente el lugar al que tanto se le demandó esta instancia y que –nos duele este autoreconocimiento–
está en mora para realizarla.
Sin embargo, al hablar de “artesanía”, no sólo se trata de darle a la bibliografía nacional un funda-
mento institucional razonable, de rango y visualización apropiada, sino de reinstaurar a nivel adecua-
do los intereses que llamamos crítico-culturales en torno a la realidad, historia y significados del libro.
Desde luego, la historia del libro excede la historia de las naciones. Y ese es quizás el plano máximo
en que se la excede. Hay libro antes de las naciones y lo habrá después de ellas. Pero hay una historia
nacional del libro, que se comporta de inmediato como uno de los linajes vertebrales de una historia
nacional. Es una historia alusiva a la institución cultural originaria, hecha de horizontes intelectuales,
tecnologías de la imprenta y relaciones entre poderes seculares y religiosos, y de cualquiera de ellos con
la voluntad de expandir el conocimiento o con la voluntad de limitar o hacer cesar esa voluntad.
Por eso, una bibliografía nacional debe tener tanto de una energía abarcadora absoluta –todo
elemento que cae en la esfera de sus intereses y definiciones debe ser amparado– como un sentido
de iniciativa intelectual surgido de la capacidad activista de la institución bibliográfica nacional.
Ésta, como una Biblioteca, no debe esperar que arriben a ella los materiales indicados, sino indicar e
indicarse a sí misma como ella puede ir al encuentro de esos materiales. Las bibliotecas –sobre todo
las que están singularizadas en la historia institucional del país, y la Biblioteca Nacional privilegia-
damente– son ámbitos de iniciativa investigativa, de toma de decisiones sobre la cultura nacional
4
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008
que no pueden consistir en que la bibliografía nacional sea un catálogo meramente deducido de un
catálogo general, por exhaustivo que sea. A la bibliografía nacional hay que prepararla, configurarla,
señalarla e interpretarla. Quizás, e insospechadamente, retomando en algunos aspectos la aventura
intelectual de Navarro Viola.
Este año la Biblioteca Nacional dio a conocer en un voluminoso libro el listado completo de
todas las publicaciones del Centro Editor de América Latina (CEAL). Fruto de un intenso trabajo,
encarado por Judith Gociol y colaboradores, registra la totalidad de lo publicado por el Centro Editor
con entradas por colección, título de la publicación e índice de autores.2 Sus notas para-textuales,
entrevistas a los editores, algunas imágenes escogidas y breves comentarios de los seleccionadores,
acercan a la publicación a lo que podría ser un modelo de bibliografía nacional razonada –absoluta-
mente inclusiva, pero también con señalamientos críticos–, capaz de reunir un aspecto descripcionista
con un necesario acompañamiento de raíz crítica: es decir, el comentario preciso de carácter histórico,
relacional y genealógico.
Las direcciones en que hoy se moviliza la nueva epistemología bibliotecaria –impulsada por bi-
bliotecarios de la American Library Association, la Library of Congress, la British Library y comités de
catalogación de Australia y Canadá–, luego de años de trabajo y constantes reajustes de significados,
nos permiten comprender el importante grado de abstracción al que ha llegado este trabajo, avalado
por IFLA, la Federación Internacional de Asociaciones Bibliotecarias, una organización con más de
siete décadas de actividad y un importantísimo volumen argumental construido con incesantes inter-
venciones alrededor de la universalización de normas provenientes de la tensión entre tecnologías y
cultura, en este caso, los grandes legados bibliotecológicos de la Antigüedad. La impresión que produ-
cen estos conjuntos estructurales es que toman en su máximo nivel lo que llamaríamos la estructura
teórica de la cosa –el objeto significativo irreductible– en sus múltiples manifestaciones relacionales y
en sus variadas apariciones.
Estos sistemas no examinan sus evidentes correlatos filosóficos. Si nos empeñáramos en un ras-
treo un tanto diletante, encontraríamos en ellos ciertos climas spinozianos, remotas semejanzas con
las teorías de lenguaje de Wittgenstein, retazos del estructuralismo y la fenomenología. Pero todo
al servicio de la creación de un sistema informacional atravesado por una compleja red epistémica.
Las nociones de ítem, manifestación, expresión y obra que estos procedimientos han definido para las
sucesivas presentaciones de las entidades a ser consideradas –también llamados metadatos, lo cual
revela que se retoma de alguna manera lo que la lingüística de los años 60 llamó metalenguaje– nos
muestra el nivel de abstracción de esta teoría general de los significados, aplicada al orbe de bibliotecas
mundiales, que a su vez se transforman en agentes sustanciales de un replanteo general de la cultura
clásica heredada.
Un gran interés tienen estas experiencias, a las que apenas les señalamos su escasa vocación
por investigar las fuentes filosóficas a las que implícitamente aluden, pues no en vano se trata de
conocimientos que interesaron sobremanera a Leibniz o a Kant, por no decir, como es obvio, a
Borges. Todo ello debería ser un estímulo más –y no al contrario– para cotejarlas con la historia del
pensamiento bibliotecológico, que se superpone, en una medida que no es fácil de calificar en su
real importancia, con la historia del conocimiento humano en el punto vital. Es el de la coalición
de los saberes clasficatorios y sistematizadores con los saberes humanísticos y filosóficos. Es útil para
reafirmar el modo en que se dio esta vinculación, abordar el libro de Roberto Casazza, publicado
por la Biblioteca Nacional.3
El punto de la bibliografía nacional es imprescindible para tratar la cuestión. Sistemas relacionales
de categorización de toda la obra intelectual humana –como el RDA–, son una herencia de anteriores
pensamientos utopísticos en torno al reconocimiento de la potencialidad transformadora del pensa-
5
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008
Horacio González
Director Biblioteca Nacional
NOTAS
1. Romanos de Tiratel, Susana, “La bibliografía nacional argentina: una deuda pendiente”, en Revista La Biblioteca, Biblioteca Nacional, N° 1, 2005.
2. Más libros para más. Colecciones del Centro Editor de América Latina, J. Gociol y colaboradores, Ediciones Biblioteca Nacional, 2008.
3. Casazza, Roberto, El futuro bibliotecario. Hacia la renovación del ideal humanista en la tarea bibliotecaria, Ediciones Biblioteca Nacional,
Colección Ensayos & Debates, Buenos Aires, 2006.
6
Diálogos Las transcripciones de una con-
versación, por más fieles que
pretendan ser nunca pueden re-
cuperar los tonos, las cadencias
de la voz, los silencios. Restitu-
yen las palabras, siguen su ritmo, unas veces vertiginoso y otras, pausa-
do y reflexivo. Pero hay algo de la gestualidad y de la modulación que
se pierde en la reproducción. Ademanes de la charla que sólo pueden
recrearse imaginando la escena y los rasgos de sus personajes.
En esta sección presentamos tres diálogos sobre la ciudad. Tres for-
mas distintas de pensarla, cada una con su itinerario, sus preocupa-
ciones y sus inflexiones. Distintas formas de habitarla pero también
de relatarla. Trayectos que van de la literatura a la política, de la
arquitectura a los movimientos sociales, de las migraciones a los flu-
jos dinerarios. Una ciudad que se debate entre las frustraciones y los
deseos colectivos. Una Buenos Aires que se reconoce diferente a como
fue pensada en sus orígenes, se sabe heterogénea y fragmentada, se
imagina distinta, pero se asimila a los rasgos universales.
Beatriz Sarlo ha creado un estilo singular para elaborar los pro-
blemas del campo cultural y político. Articuló un conjunto de re-
flexiones en el que la ciudad aparece como un escenario en el que
se desenvuelven los dramas y desafíos del presente. La estudió en su
vocación moderna de los años veinte, la describió en los noventa
como conjunto de imágenes que anunciaban una incipiente lógica
posmoderna, y en esta conversación, analiza las formas en que lo
urbano aparece en la literatura contemporánea. Desde las perife-
rias en donde se engendró la cultura del aguante, hasta los estilos
en que la narrativa fue dando cuenta de las transformaciones ba-
rriales y sus modos de vida. Interrogar la ciudad es indagar sobre la
propia condición en la que se habitan, padeciendo y disfrutando,
sus movimientos y conmociones.
Juan Molina y Vedia ha logrado, a partir de una experiencia in-
tensa, enriquecer el pensamiento arquitectónico nutriéndolo con los
afluentes más diversos. Escudriñó los legados, exploró la literatura,
indagó la filosofía y se comprometió con las luchas políticas, logran-
do enriquecer con matices las concepciones sobre el espacio y sus for-
mas de ocuparlo. Aquí nos ofrece una visión renovada de las formas
en las que el mercado codifica las prácticas sociales, rediseñando el
territorio. Su relato se compone de anécdotas, observaciones y lúci-
das inferencias, haciendo del optimismo una hipótesis posible.
Sandro Mezzadra ha recorrido un camino intelectual acompañado
por la original atmósfera que se desarrolló alrededor de las luchas
obreras en la Italia de los setenta. Ellas brindaron un repertorio
conceptual que estimuló la imaginación teórica aun cuando sus
divulgadores insistan en convertirlos en dogma. Mezzadra ha ela-
borado las condiciones de vida en las metrópolis globales, las migra-
ciones, la vida en las periferias urbanas, las formas del trabajo y de
explotación de la cooperación colectiva y también las luchas que en
ellas se despliegan. Aquí analiza especialmente las maneras en que
se articulan los distintos planos –global y local– y las características
culturales de la valorización capitalista actual y los dispositivos de
control de lo público y captura de las innovaciones.
Los estilos son diferentes, pero las preocupaciones se rozan e interfie-
ren hasta alcanzar la perplejidad.
10
Entrevista
11
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
12
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
13
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
14
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
15
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
dad que se estabilizó. Del otro lado ran, extirparlas. Cacciatore dio una
de Avenida Cruz, se bordea la can- Solución Final: la construcción de lo
cha de San Lorenzo, y se llega a la que Oscar Ozslack llamó la “ciudad
Villa 1-11-14, una extensión diabó- blanca”. Se sentó y dijo “yo como
lica donde mantener la condición de intendente de la Ciudad de Buenos
ciudadano es utópico e imposible. La Aires voy a pasar a la historia si dejo a
diferencia es que Buenos Aires sin villas”. No hubo otro
La ciudad es, o quizá haya Villa Charrúa proyecto desde nuestro lado, desde el
sido –ya no sé qué tiempo ver- es una villa con lado de la democracia, desde el lado de
bal elegir– uno de los aparatos manzanas, con la política, desde el lado de una idea
más eficaces para la ciudada- pasillos regula- de justicia, sea ella cual sea, que tuvie-
nización, pero no es inexora- res, construccio- ra centralidad y concentrara recursos.
ble. Por ejemplo, la villa mi- nes de ladrillo, Y a mí todos los discursos federalistas
seria no produce ciudadanía o no digo que sean sobre las villas miseria me parecen dis-
produce una ciudadanía muy las mejores con- cursos ciegos. Ahí está Argentina, vi-
intermitente, es decir produ- diciones habita- viendo en esos cordones que rodean
ce ciudadanía política en tér- cionales, pero ni Buenos Aires está Argentina. No hay
minos electorales cada cierto siquiera se llama ninguna provincia que pueda decir
tiempo. De repente produce villa, es barrio, es que prefiere trenes bala o puentes o no
ciudadanía cuando una rei- un barrio obrero. sé qué cuando tiene ciudadanos naci-
vindicación desborda y lleva a Cuando uno va a dos en esa provincia que están vivien-
esa gente más allá de los lími- la 1-11-14 y mira do como villeros en el conurbano; y en
tes dentro de los que vive. hacia los pasillos ninguna parte de la nación se puede
que conducen al ignorar la presencia de sus inmigran-
interior de la villa ya ahí es imposible tes. La Patagonia no puede decir “no
la idea misma de ciudadanía. somos responsables de los inmigrantes
La ciudad no tuvo, en un cuarto de bolivianos”. Además de ser un juicio
siglo, ningún proyecto serio para inte- inmoral, implicaría que somos una
grar a sus pobres. Creo que el proble- nación que no tiene continuidad ju-
ma de las villas miseria es el problema rídica en términos territoriales. No es
nacional número uno, no un proble- un tema sólo de Buenos Aires. Aceptar
ma de la ciudad de Buenos Aires ni del eso es disolver el concepto de nación
área metropolitana, sino un problema en un mal federalismo.
nacional. Allí llega gente de todas las
provincias e inmigrantes que llegan LB: ¿Qué sería una ciudad sin ciu-
a la ciudad de Argentina donde más dadanos? Si buena parte de las fran-
servicios creen que pueden tener, pero jas metropolitanas o que rodean la
llegan a la República Argentina y de- ciudad, las grandes urbes contem-
ben ser recibidos por ella. poráneas, tanto acá como en las pro-
Ese problema número uno exige la vincias argentinas y en las grandes
concentración de recursos intelectua- ciudades de América Latina, por lo
les, políticos, económicos. En los úl- menos, no tienen los llamados de-
timos treinta años, en realidad hubo rechos ciudadanos. ¿Cómo descri-
un solo proyecto para las villas miseria bir, entonces, esas presencias que
que fue el de Cacciatore: erradicarlas, no pueden consignarse meramente
tirarlas más allá, donde no molesta- como ciudadanos y que constituyen
16
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
17
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
Hace poco leí Villa Celina, una serie está esa cuestión, también la de la ética
de cuentos de Juan Diego Incardona, del etnógrafo que es relativista, y cree
donde el tema ficcional y teórico es el que su deber es encontrar bueno todo
aguante. No digo que sea un escritor lo que existe (como el doctor Pangloss
genial, pero habla del aguante de una de Voltaire). Todo lo que encuentre
manera mucho más compleja que todo tiene que ubicarse en su armónico lu-
lo que he leído en la etnografía cultu- gar, como si la cultura fuera el “Clave
ral argentina. Se lo ve funcionando, bien templado”; por eso tiembla frente
lo toma en su barrio Villa Celina, lo a temas como las violaciones sexuales y
toma en la banda de rock de su barrio, el incesto en los sectores populares.
cuenta cómo el aguante es la constitu- Además, ciertas formas de la produc-
ción de la comunidad misma ahí en la ción de conocimiento social necesitan
inmediatez de la experiencia... de la escritura. La etnografía tiene una
tradición de buena escritura, no hay
LB: Da la sensación que la diferen- buen etnógrafo que no escriba bien.
cia con la etnografía cultural es que Michael Taussig, sobre el chamanismo;
en el caso de Juan Incardona, por lo Philippe Descola, autor de Las lanzas
menos en esos cuentos, parece partir del crepúsculo, un libro sobre los jíbaros,
de una experiencia que está narran- tiene por supuesto la ideología relativis-
do con muchos rasgos autobiográ- ta del etnólogo, ya que el etnólogo no
ficos. Las ciencias sociales, muchas va al campo a juzgar, pero sabe descri-
veces, actúan con culpa frente a esos bir con sentido de lo concreto y su pro-
fenómenos. Con la culpa de ir des- sa no está muerta. No es lo mismo ser
de afuera y mostrar cuán toleran- etnógrafo que demógrafo, si sos demó-
te y cuán desprejuiciadas son para grafo no necesitás tanto de la escritura.
tratarlo. Es decir que la lógica entre La necesitás si sos economista con una
distancia y pertenencia juega en des- gran visión, Keynes o Galbraith, pero si
medro cuando la distancia es asumi- sos un economista técnico no necesa-
da con culpa. riamente tenés que escribir bien, puede
ser un plus que escribas bien.
BS: Lo que vos decís es cierto, pero Pero ser un etnógrafo interesante es-
entonces si ahora llega un marciano cribiendo con lo que los franceses
a esta mesa y me dice: “¿Qué puedo llaman la lengua de madera, con una
leer sobre el aguante?”, le recomiendo lengua completamente tipificada, es
Incardona. Si me dice: “¿Qué teoría imposible. ¿Qué sería de The Uses of
puedo leer sobre la mezcla cultural en Literacy si Hoggart no lo hubiese es-
Brasil?” le voy a recomendar Roberto crito bien? La escritura es el problema
Schwarz o Roberto Da Matta. Y si de la etnografía argentina, junto con
quiere leer clásicos a Gilberto Freyre, una insistencia monótona en la circu-
a Antonio Candido o a Lévi-Strauss... laridad a la que se ve impulsada no por
Pero si el marciano me pregunta sobre el relativismo sino por la conciencia de
el aguante, le recomiendo Incardona lo correcto, de lo decible...
y le digo: “Mirá, con eso te volvés a
Marte y das seminarios sobre el aguan- LB: Eso que vos decís (que en general
te”. Está la cuestión de la mala con- ocurre) quizá no sea así con un libro
ciencia que vos decís, efectivamente sobre el Abasto de María Carman.
18
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
En él, por momentos, hay una asun- BS: Yo creo que además hay gente en
ción subjetiva tan fuerte por parte de los movilizados por Cromañón, porque
la autora en la relación que establece yo eventualmente he hablado con al-
con el trabajo de investigación, que gún familiar, que es capaz de una cierta
logra hacer otra cosa. Al menos en plasticidad entre la cuestión del aguan-
ciertos momentos. te y la reivindicación de justicia. Hay
19
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
tienen entre sus posibilidades realizar BS: Con la destitución de Ibarra, con la
el gran acto para volver a la prensa: cual yo estuve de acuerdo, no tuvieron
abrir Mitre. Abren Mitre y vuelven a la poco. Quiero decir, para una tragedia
prensa. Además se reconcilian con los no hay reparación, pero una vez que uno
vecinos, se recon- dice eso, hay que reconocer que obtuvie-
La distancia que siento respecto cilian con la ciu- ron algo y bastante más rápido que mu-
de Modernidad periférica resi- dad, hacen una chas otras víctimas de tragedias argenti-
de en que mi hipótesis sobre la cosa decente no nas. Tuvieron la destitución de Ibarra.
Argentina del momento en que apropiándose del Como escribí apoyando la destitución,
escribía (no del momento sobre espacio público puedo decir: lograron muchísimo y muy
el que escribía) estaba equivo- y molestando la rápido. ¿Qué grupo de víctimas tuvo
cada. Si el libro está equivo- vida de todos los eso? Prácticamente pegada al hecho, la
cado, eso lo tendrá que decir que van a trabajar destitución de quien era considerado el
otro, pero la hipótesis sobre el cruzando Mitre. responsable político de un sistema co-
presente de la escritura, que yo Ella me dijo que rrupto de control de Buenos Aires.
tenía al escribirlo, estaba equi- estaría de acuerdo Ellos tuvieron eso y ahora tienen el
vocada. No la hipótesis sobre en hacer eso, pero juicio. El resultado del juicio será lo
los años 20, que eso lo diga que era imposible que digan los jueces, pero es un juicio
otro, pero sí sobre mis condi- plantearlo. No se en regla y en forma con todos los ex-
ciones de enunciación. Los 90 puede ni empezar pedientes, con el local que se adecua
me sacaron rápidamente de esa a pronunciar esa a lo que ellos pedían, etcétera. Estar
ensoñación halagadora. frase. Claro, eso moralmente con las víctimas no obli-
es el aguante. Si ga a suscribir sus tácticas, ni mucho
esa frase es impronunciable, el aguan- menos sus ideas.
te siempre es en términos inmediatos,
siempre es en términos de mi comuni- LB: Otra cuestión para pensar la
dad. A alguien que está en el aguante ciudad contemporánea es en qué
no le vas a decir: “pensá en el espacio desfasaje pensarla. Porque, revisan-
público de otro” que no vive en Celina, do tus libros, el de La modernidad
sino que viene desde la General Paz cru- periférica y Escenas de la vida
zando Buenos Aires, porque el aguante posmoderna, parece que están pen-
piensa en términos de Gemeinschaft. sando a Buenos Aires en desfasajes
Hubiera sido una cosa extraordinaria, con procesos universales. Con la
para iniciar el juicio, que los padres idea de paradojas en Escenas y con
abrieran Mitre, que fueran los padres, la idea de periferia en el libro sobre
hicieran un acto, sacaran el altar y la modernidad. Hoy comentaste
abrieran la calle. Pero para eso tienen que estabas escribiendo un libro. Si
que pasar cincuenta años después de tuvieras que escribir sobre Buenos
un acto traumático. Aires hoy, ¿qué procesos universales
pensarías como centro y con que ca-
LB: Tiene que pasar tiempo pero tegorías pensarías lo que no se ajusta
también tiene que desplegarse una a ese centro? Si es que seguís pensan-
idea de justicia reparadora de algún do con la idea de desfasaje...
tipo que permita que la forma con-
memorativa no esté tan en el centro BS: Buena pregunta, debería poder
de la ciudad... responderla, pero no estoy segura.
20
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
¿Por qué no estoy segura de responder libro sobre Buenos Aires, me dije que
una pregunta como esa? Yo tenía las no necesariamente tengo que tener
cosas muy claras cuando escribía La una hipótesis fuerte; que puedo escri-
modernidad periférica, había habido bir a partir de registros y de hipótesis
modernidad ya, además era la década menos unificadoras.
de 1980 y creía que se abría una opor- Además las hipótesis fuertes que co-
tunidad nueva. Ese libro está escrito nozco me parecen banales: que la
en un momento muy optimista de ciudad está globalizada, que la ciudad
mi vida. Terminaba la dictadura, ve- está mundializada, que todos somos
nía un gobierno como el de Alfonsín globales y locales, etc. Es así, pero
que iba a procesar a las Juntas, y por no van mas allá, se repiten buscan-
más que las cosas no fuesen como me do ejemplos diferentes, de Calcuta a
gustaban, era un momento en que Comodoro Rivadavia. La ciudad está
Argentina parecía salir del atolladero. más globalizada que cuando Evita se
Lo que me impulsaba en ese libro era compraba los trajes de Dior y se los
la idea de que había una segunda vuel- traían en barco, o cuando Victoria
ta para la Argentina, cosa que cuando Ocampo tenía el primer sweter Chanel
escribí Escenas de la vida posmoderna a rayas porque estaba de casualidad en
ya no pensaba. París en ese momento. Más globali-
La distancia que siento respecto de zada que eso está, pero no me resulta
Modernidad periférica reside en que muy productivo hablar de la televisión
mi hipótesis sobre la Argentina del y de Internet y de que todos somos
momento en que escribía (no del ciudadanos globales que bailan con
momento sobre el que escribía) estaba música global mientras que en África
equivocada. Si el libro está equivoca- se mueren globalmente, etc. Ya sé
do, eso lo tendrá que decir otro, pero que hay edificios inteligentes donde
la hipótesis sobre el presente de la es- te comunicás con Marte rápidamen-
critura, que yo tenía al escribirlo, esta- te y que todo parece diseñado, más
ba equivocada. No la hipótesis sobre que por Apple, por William Gibson.
los años 20, que eso lo diga otro, pero Quien me resulta más interesante, que
sí sobre mis condiciones de enuncia- es Appadurai, sin embargo no me des-
ción. Los 90 me sacaron rápidamente lumbra. Me parece el más interesante,
de esa ensoñación halagadora. el más matizado, que se fija en los de-
Después recordé que una vez Sepp talles. Y además cuando uno empieza a
Gumbrecht, que es un tipo muy pa- leer mucha bibliografía sobre ciudad es
radójico y muy inteligente, me dijo de una recursividad infernal, es como
que yo parecía defender una perspec- si repitieran bloque de discursos y las
tiva moderna pero que el enfoque de citas trasmigran de libro a libro. Sobre
Escenas de la vida posmoderna es el de gentrificación: bla, bla, bla, bla, enton-
alguien que se ha dado cuenta de que ces vienen los globalizados. Sobre los
no puede sostener esa perspectiva, y barrios privados: bla, bla, bla; sobre los
por tanto describe más de lo que ana- nuevos barrios culturales, bla, bla, bla;
liza, alguien que se decide por el re- sobre las elites, que son las nuevas pro-
gistro. Me quedé pensando, no sabía tagonistas, pero no las elites tradicio-
qué hacer con esa frase de un tipo que nales sino las que desayunan en Malas
admiro. Hoy, escribiendo un nuevo Artes, bla, bla, bla. Lo que se dice de
21
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
22
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
ro, ciudad global, ciudad multiétnica, para conjurar la idea de que no cito a las
ciudad catastrófica, etc. En cualquier personas que me desprecian.
momento, Los Ángeles le gana a París
en metros de biblioteca. Edward Soja LB: Volviendo a un tema anterior:
recurre a la idea de Aleph para pen- contra lo que decías sobre Escenas
sar Los Ángeles, lo cual indica, por lo de la vida posmoderna, tiene la con-
menos, una falta de familiaridad con sistencia de un libro moderno. Al
el relato de Borges, o una confianza utilizar la idea de escena, pasabas a
extrema en que él, Soja, puede hacer analizar el estallido, lo fragmenta-
lo que quiere con un objeto fantástico rio... Sin embargo, las categorías que
inventado por otro. Pero el fenómeno usás y las distancias que proponías
que me parece más interesante es el de eran muy modernas. En ese sentido,
la literatura, la insistencia con la que la pregunta sería ¿cómo asumir la
aparecen fragmentos de ciudad en la distancia que uno tiene como inte-
literatura contemporánea. lectual con ciertos fenómenos de la
ciudad contemporánea?¿Elegís el ca-
LB: Antes de la compilación de mino de exponerla teóricamente, de
Terranova que mencionaste, o explicitarla o de eludir esa distancia?
Abasto, o Villa Celina, está el mode-
lo de Fogwill... atravesar la ciudad y BS: Lo que decís de Escenas... está
ver las contradicciones. Vivir afuera bien. El capítulo de los intelectuales y
es una novela sobre la ciudad. el arte, es más moderno imposible. Y
mi postura sobre la vanguardia sigue
BS: No sé porqué Fogwill no aparece siendo la misma que cuando escribí
en este libro, quizá porque estoy bus- Escenas... Respecto de entender lo con-
cando la ciudad de los últimos diez temporáneo: de lo que no entiendo, no
años, que no es la de Vivir afuera... hablo. No quiero hacer visiones turís-
O, a lo mejor, porque he escrito sobre ticas de la cuestión. Si no entiendo las
otras novelas de Fogwill y, sin darme culturas juveniles, los floggers, lo que
cuenta, busqué textos sobre los que no sea, no puedo hablar. No tengo nin-
hubiera escrito. guna superstición, pero no puedo ha-
blar. Además tiene que haber un cierto
LB: ¿Cómo ves la idea de “isla urba- interés que me conduzca. Un interés
na” que usa Josefina Ludmer para que me conduzca a los shoppings, por
analizar la literatura contemporánea? ejemplo, cuya magnitud e influencia
es descomunal en mi vida y en la de
BS: La verdad es que no conozco lo todas las personas. Hay cosas de las
que Ludmer está haciendo sobre ciu- cuales no puedo hablar por cuestiones
dad. Leí en Internet, y en reportajes, obvias: no podría hacer una etnografía
reflexiones no que no son precisamente de la noche de chicos de 20 años de
sobre ciudad, sino sobre cómo los dis- Buenos Aires, salvo que vaya con un
cursos pasan directamente a la literatu- casco de exploradora como si fuera al
ra y no se puede ya hablar de ficción y Amazonas, demostrando bien que soy
no-ficción. Pero no vi el artículo sobre una etnógrafa. Hay ciertos objetos que
ciudad, y voy a buscarlo ya mismo. En quedan realmente fuera de mi campo.
todos mis libros cito a Josefina Ludmer, Pero mi problema de entender lo
23
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
24
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
25
26
Entrevista
La Biblioteca: ¿De qué modos, o con rrando los límites aparentemente con-
qué materiales se hace una historia cretos del edificar.
de la ciudad? Porque vos decís que Advertimos entonces que el vivir y el
hay buenos arquitectos, grandes construir ocurren simultánea e inevi-
obras que valorar, pero también, tablemente desde el principio de los
en tus libros y en algunos escritos, tiempos, y que el espacio y el tiempo
tomás otras cosas que no son obras son los del vivir. Cuando uno vive o
arquitectónicas sino obras literarias un grupo de gente ha vivido en un
o textos políticos; entonces, ¿cómo cierto lugar, deja en él huellas de cómo
pensarías que se constituye una his- lo armó, dónde conversó, dónde tomó
toria de la ciudad? sombra o durmió la siesta. Cualquier
grupo que se reúne construye espacios,
Juan Molina y Vedia: La manera en por más que allí no haya paredes.
que yo empecé a entender la arqui- En el año 1957 nos llegó un texto de
tectura en los años 50, que es la época Heidegger, Construir, morar, pensar; pero
de Contorno y todo aquello que ocu- también llegó por el grupo de Contorno.
rría por entonces, nos llevó a dar un Alguien que sabía alemán, Kurt Hacker,
giro muy radical con respecto a lo que lo tradujo y pudimos tenerlo en los talle-
habitualmente era considerado como res confirmando algo que ya sospechá-
arquitectura. La arquitectura consis- bamos; algo en realidad muy simple: la
tía en hacer objetos, edificios, cosas unidad de vida y espacio.
duras; y nosotros nos dimos cuenta Después llegó al aula un día María Fux,
que el estudio de los objetos indepen- adelantada de la danza moderna en
dizado de la vida que ocurría adentro nuestro medio, y bailó para nosotros
de ellos, y de quienes los habían pro- en el Taller, construyendo espacios sin
ducido, era un error. A partir de allí paredes, espacios aéreos, dinámicos,
empezamos a tomar la arquitectura rítmicos, arquitectónicos, en suma.
desde un lugar distinto. Ahí ya descubrimos que entre el espacio
Por ejemplo, nos interesaba Roberto y la vida hay una relación muy directa.
Arlt, que aparece ahí junto con el tan- Espacio sin vida es inconcebible.
go. Eran cosas que yo usaba en mis cla- Que la arquitec-
ses buscando entender más a fondo las tura tuviera una Cuando uno vive o un grupo de
viejas casas de barrio en sus dimensio- miope mirada gente ha vivido en un cierto lu-
nes emotivas y, por cierto, sus esquinas era un compo- gar, deja en él huellas de cómo
y calles tan llenas de escenas que eran el nente más de una lo armó, dónde conversó, dón-
aire de aquellos tiempos, los años 40. cultura muerta, de tomó sombra o durmió la
Repasar imágenes edificadas escuchan- una cultura de siesta. Cualquier grupo que se
do tangos fue una experiencia que ocu- repetidores de reúne construye espacios, por
pó las aulas en La Plata en la década catálogos que do- más que allí no haya paredes.
del 60 y que se prolongó en una serie minaba todos los
de programas por Radio Universidad; ámbitos de la cultura oficial.
eran un atisbo de esa sospecha: lo edi- Los escritores, los poetas y los músicos
ficado debía verse tomando dimensio- nos dan los textos que producen los
nes emotivas e imaginarias en las que lugares. El tango en el Río de la Plata,
el ancho, largo y alto de las figuras se el jazz en Nueva Orleans, creaciones
fundía con armonías musicales bo- populares, continuas y anónimas.
27
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
28
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
Creo que todo es muy artificial, es ciera ser que lo que se trata es pro-
una democracia muy artificial; porque ducir esos modos de vida antes del
para contar cuántos son los que real- objeto; pareciera no tratarse de una
mente quieren algo y los que no, antes operación posterior.
se hace una campaña en que se gasta
tanto dinero y la pregunta que se hace MyV: Exactamente. La Revolución
no tiene una contestación verdadera, Industrial inventa un procedimiento
sino artificial. Es decir: se fabrica a los en el que la ciencia multiplica sus al-
consumidores desde chiquititos, desde cances de manera inusitada e intermi-
que están frente a la pantalla. nable, produce una cosa de una escala
Lo bueno que tenía la magia en la manual multiplicada sin límite por la
época de Tuñón, de los circos viejos, mecanización, y lo que costaba muchí-
era el milagro del tipo que hace tram- simo esfuerzo y tiempo resulta de libre
pa... Ahora las trampas y las mentiras reproducción en otra escala. Un cam-
se hacen verdaderamente, no para que bio radical conducido por un poder
creas algo o te diviertas con la manera hegemónico nunca antes conocido,
de trastocar las cosas. La mentira se usa gobernado por las leyes del mercado
ahora de una manera muy cruel. de la competencia primero colonial,
Los números son polvaredas astrales, hoy global, con nuevas formas de es-
son sueños del viejito Blanqui, tan clavitud y también nuevas formas de
preso como estaba. la vieja presencia del amo.
De repente, hace sesenta o setenta
LB: Adorno decía que las masas piden años, para fabricar un dentífrico usabas
lo que quieren y reclaman obstinada- una cantidad de dinero y para vender-
mente la ideología que las esclaviza... lo otra. Y esto para cualquier objeto.
Ahora se ha dado vuelta la cosa: se usa
MyV: Evidentemente ese Adorno no cualquier cantidad de dinero, el no-
era ni de Racing ni de Independien- venta y nueve por ciento, para crear
te, no era partícipe de dos esclavitudes al consumidor y el uno restante para
propias de Avellaneda también incura- fabricar el objeto.
bles que, a su modo, hablan de lo mis- Fabricar sueños es de lo que se ocupa
mo (“el esclavo alegre”). La esclavitud toda la generación de mis hijos. Todos
bien producida da ese resultado, las trabajan en fabricar sueños: produc-
técnicas de esclavitud son cada vez más tores de televisión, curadores de arte,
perfectas. Creo que la industria que ha comunicadores.
triunfado es la fábrica de sueños, que Hoy la gente prefiere no tomar en sus
fabrica un tipo que compra lo que vos manos su vida, prefiere que se la fa-
querés vender; ése es el objetivo princi- briquen toda, prefieren la rapidez del
pal: primero se fabrica el sueño y luego delivery a la cocina, perdiéndose así el
el producto que viene a llenarlo. gusto por la cocina, como escribí en un
artículo (“Delivery y cocina”). En otro
LB: Esto introduciría para la arqui- artículo que titulé “Crítica de la razón
tectura un problema, porque si su gratis” me referí al diario La Razón que
tarea siempre fue interpretar modos te dan gratis en el tren, como una píl-
de vida para luego producir una es- dora, al pasar. Al viajar en tren a La
pacialidad acorde con él, hoy pare- Plata observaba que los vagones, vistos
29
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
al entrar, eran como una sala de tera- reloj que declara kilómetros de reco-
pia intensiva, donde estaban todos con rridos que nunca han existido. Y todo
auriculares y todos leyendo las mismas porque hay un déficit de caminata y
noticias de La Razón. Ya en la cuarta se acercan los by pass y los sofisticados
estación, te dabas cuenta que lo único quirófanos. Este programa de vida do-
gratuito era el que estaba leyendo: gra- minante merece revisarse para encon-
tis somos nosotros, nuestro tiempo y trar aquello que no es necesario.
no La Razón.
También conjeturaba una escena en LB: Cuando vos hacés esa crítica a
donde uno fuera a comprar un televisor la hiperartificialización de las socie-
e hiciera una negociación anotando la dades, ¿lo hacés pensando que hay
cantidad de horas que uno se ofrecía a retorno de esa artificialización, o
ver publicidades en ese aparato que es- planteas que hay un nuevo modo de
taba comprando y el comprador, com- subjetividad que finalmente hay que
prensivo, le daba cuotas a Garbarino, ver de qué manera se despliega?
y no al revés, por-
El tema que hay que atacar, fun- que le estaba ven- MyV: Frente a eso “me declaro gusa-
damentalmente, es la ideología diendo cinco mil no”, no tengo respuesta. Siento que
del turismo como mercancía, la horas de su vida soy optimista y busco a optimistas.
fabricación del turista, el mer- para ver publici- Creo que en un 99% estoy equivocado
cadito en La Boca hecho para dades, y entonces y que seguramente voy a perder.
el turista. Esa es una manera de el que tiene que No me molesta perder, y a eso me
degradar un lugar, degradando pagar es el fabri- lleva a conocer a los “exitosos” sean
a los turistas también. cante de televi- mayoría o no.
sores. Garbarino Creo que lo que hay dentro de cada es-
es en realidad el comprador y debe clavo es un tipo libre, aunque también
pagarnos, y el llamado cliente es el en cada dictador o tirano hubo un
“comprado” aunque discepolianamen- bebé inocente llorando en su cuna. Lo
te parezca natural lo contrario. Estás artificial es lo esclavo, pero todos esta-
todo el tiempo ofreciendo tu tiempo y mos esclavizados. Yo también estoy a
no te lo pagan. Encima se dan el lujo las 3 de la mañana viendo avisos y me
de decirte que te dan plazos. pregunto qué es lo que estoy hacien-
En fin, la recuperación del tiempo do. Sin embargo, estamos pensando
propio es un problema central y mu- que hay salvación, que hay que hacer
chísima gente lo siente. Así se ven algo. Y además eso nos pone bien, nos
grupos moviéndose a ritmos orienta- resulta saludable creer que las cosas se
les en plazas insólitas, dejando avasa- pueden resolver. A lo mejor por eso
lladoras bicicletas fijas y descansando soy optimista...
en pausas de pilates, o escenas de
yoga buscando quizá los atardeceres LB: En tu último libro, Potreros, ese
de los viejos patios de Borges, junto lugar de libertad se encuentra en el
al porrón y al aljibe con el canto del pasado, en el potrero de la infancia.
puntual zorzal florido. ¿Hay modos de vida actuales, en re-
Y se ponen una bicicleta fija en el li- lación a la ciudad, que te parezcan
ving, una bicicleta a la que se le ha su- que son fuerzas alentadoras de ese
primido el espacio y le han metido un optimismo?
30
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
31
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
de vecinos que se ignoran mutuamen- que resultó utópica por la fuerza de los
te y están encerrados en sus aventuras hechos, mucho más utópica que su su-
personales, y del estallido del antiguo puesta pertenencia a “lo obrero”.
vínculo cooperativo que se ha produci- Y la arquitectura no puede edificar
do junto con el estallido de la vieja coo- edificios para una forma de vida social
perativa soñada por Juan B. Justo en las que no existe. De modo que es relati-
primeras décadas del siglo XX. vamente escaso lo que se puede hacer
Es imposible imaginar hoy cómo el para recuperar hoy esa maravilla ar-
conjunto de habitantes, rearmado des- quitectónica. No hay aquella manera
pués de la crisis, querrá convivir una de habitar colectiva, cada inquilino o
vez destruida la idea cooperativa ori- propietario es un mundo separado, el
ginal propia de otros tiempos y que se conjunto ya no tiene soporte real.
vuelve en impracticable por la mudan- Los lavaderos comunes en el nivel 11,
za de tiempos y costumbres. la mitad de los 22 totales, están aban-
Todo lo que fueron servicios comu- donados hace largo tiempo; el bloque
nes, socializados, fue paulatinamente de antiguas oficinas o consultorios so-
anulado: enormes salas de calderas bre calle Rosario, el médico iba de su
oxidadas en sus casa a atender sin salir a la calle, están
La metamorfosis de Kafka decía enormes sótanos, semidestruidas. Esa otra idea incon-
todo lo que ahora sabemos: los sistemas de hela- clusa de Juan C. López de crear un
arquitectos no trabajamos en deras centrales, sistema de microcines ligado a restau-
formas, sino en metamorfosis. lavaderos comu- rantes y al McDonald’s, que quedó de
Y las metamorfosis tienen, hasta nes en el nivel del los años 70, y mil modos más de de-
algún punto, una relación con piso 11 abando- cadencia que sería interminable nom-
el que produce la metamorfosis nados. Todo ha brar, hacen temeraria cualquier idea
pero la deja inconclusa, por- sido reemplaza- de reciclar ese edificio.
que es siempre abierta como el do: estufas indi- Vida y arquitectura aquí, como es
camino del conocimiento. Se viduales de tiro inevitable, siguen siendo insepara-
trata de algo que continúa mo- balanceado que bles. En las viviendas tradicionales de
dificándose con ingredientes perforan bárba- aquellos años de sueños cooperativos y
complejos imposibles de dete- ramente las per- planificadores, otro modo dominante
ner y fijar. Uno hace un pedazo fectas fachadas era el de las viviendas tradicionales de
de algo que empezó alguien y originales; cables clase media porteña. Nada ideales, es-
que van a seguir después otros en marañas in- pantosamente jerárquicas y machistas,
autores que desconocemos. La discernibles que en las que los chicos no podían entrar
arquitectura es un ejercicio de cuelgan como al living, o casas que tenían los sillo-
metamorfosis. telarañas. Todo nes con fundas para que no se ensu-
denuncia un ciaran. Había una vida aparentemente
“sálvese quien pueda” propio del nau- ordenada, con una cantidad enorme
fragio de una idea cooperativa defini- de complementos de la vivienda, que
tivamente muerta, no como idea sino eran los hoteles alojamientos: la vida
como realidad. doble. Era un aparente orden, en los
Fue un organismo pensado por años 50. Un orden de fachada, lo que
Bereterbide y Vladimiro Acosta en los hoy es “imagen”. La alfombra con la
años 40 sobre ideas de Juan B. Justo mugre pateada debajo.
de los años 10 para una vida urbana Las viviendas se proyectaban en esa
32
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
época con la idea de la casa del doc- Los arquitectos trabajamos como los
tor, que tenían la chapa de bronce músicos. Hacer música es combinar
que decía “médico”, con mucama los sonidos de las diferentes teclas de
lustrando apariencias. un piano. Las teclas de la arquitectura
Nosotros decíamos que empezaban son el color, las
con Luis XIV, con el estilo francés, y formas, el aire, lo Los arquitectos tenemos una es-
terminaban en Juan Moreira, con el que hará la gente cala que es la arquitectura pero
gallinero en el fondo. Eso las hacía más en y con sus espa- que siempre va acompañada
humanas después de todo. Una escala cios. Cuando uno con otra que es el urbanismo.
que empezaba en Francia, pasaba por hace una obra de
España en la cocina y terminaba criolla arquitectura la compone con todo eso:
en el fondo. Y las visitas podían llegar con el tipo que va a vivir, con sus cos-
hasta cierto punto... tumbres, con el clima.
En esa época lo que predomina es la Una palabra que estoy usando desde
radio, y después aparece la televisión, hace unos años y que quiero inves-
que además no la tenían todos. Lue- tigar más es la “cocina” de la arqui-
go llegará la computadora, Internet y tectura. La arquitectura tiene mucho
todo lo que vivimos hoy. de cocina, como los escritores y los
Los espacios virtuales avanzan, las di- pintores, en el sentido en que hay un
mensiones mentales se hacen comple- universo de ingredientes y el que va a
jas, oscuras, las ventanas se cambian componer o proyectar tiene que hacer
por pantallas por las que nos invaden combinaciones. Vos hacés algo y eso
mundos artificiales; empezamos a pre- sigue, alguien lo recibe y lo utiliza. Y
ferir vivir encerrados. están las recetas y también los toques
Los que van a tener que entender eso, que pueden distinguirla, el mensaje
si es que algo se puede entender, son del que cocinó.
mis hijos; yo no lo voy a entender.
Ésta es una sociedad en la que hay un LB: Sin embargo, hay una tensión en
bombardeo de información constante, la arquitectura cuando pensamos la
sin márgenes, sin pausas, que ahora ciudad. La cocina tiene algo efímero.
son publicidades. Cocinás, comés, o cocinás para otros
La metamorfosis de Kafka decía todo lo y comen. Pero la arquitectura, al te-
que ahora sabemos: los arquitectos no ner esa permanencia, esa materiali-
trabajamos en formas, sino en metamor- dad que es la de la ciudad, también
fosis. Y las metamorfosis tienen, hasta se pone en relación con la historia.
algún punto, una relación con el que Juegan la metamorfosis y la transfor-
produce la metamorfosis pero la deja mación permanente, pero al mismo
inconclusa, porque es siempre abierta tiempo se disputa con la tradición y
como el camino del conocimiento. Se lo ya existente...
trata de algo que continúa modificán-
dose con ingredientes complejos impo- MyV: Puede seguirse esa línea dejan-
sibles de detener y fijar. Uno hace un do para otro momento el tema de “la
pedazo de algo que empezó alguien y inmortalidad del locro” que nos daría
que van a seguir después otros autores mucho trabajo, pero se entiende el
que desconocemos. La arquitectura es tema que se propone. El tipo que más
un ejercicio de metamorfosis. insistió en eso –la permanencia– fue
33
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
un italiano, como corresponde, Aldo son tipos que tienen una presencia del
Rossi, que estuvo acá en los 70 y que pasado, en lo que está construido en
ha escrito muchísimo, siempre a par- el territorio, completamente distinta
tir de la idea de que la arquitectura a la nuestra. Nuestra arquitectura es
“es la escena fija de las ceremonias hu- la de la pampa, Hudson, un tipo con
manas”. Es decir, la arquitectura es lo prismático mirando a los pájaros antes
que queda después de que pasó la ce- de que existiera la agricultura, antes de
remonia. Ver un edificio de Palladio, que existiera el campo, en 1850. Canto
en Vicenza, que es la ciudad de él, es General de Pablo Neruda habita esa
emocionante. El teatro Olímpico, la idea. América es algo así como el lugar
Villa Rotonda, su propia casa, son co- que está vacío, que no quiere decir que
sas que duran centenares de años. no tiene nada, sino que tiene la posibi-
Los arquitectos tenemos una escala lidad de todo. Ésa es la diferencia cla-
que es la arquitectura pero que siem- ve con la vieja Europa. Hay gente que
pre va acompañada con otra que es cuando dice vacío se imagina “nada”,
el urbanismo. no se imagina la totalidad de posibili-
Había un arquitecto, Louis Kahn, dades, el hecho de estar todo abierto.
que fue reconocido tardíamente, Me parece muy lógico que el italiano
cuando ya era muy grande, que estaba tenga esa tendencia a pensar en lo eter-
en Estados Unidos y era de Estonia. no y que los americanos tengamos un
Él decía que la arquitectura se hace fuego muy distinto, del campo abier-
para que dure décadas y el urbanis- to, del todo es posible; una eternidad
mo para durar siglos. Una inversión menos pesada, dejada para “después”,
en una autopista es una marca cuya menos tenebrosa.
perspectiva es que dure siglos. Acá vivimos en una ciudad que es muy
Hay una conciencia de ese juego que curiosa. Es la conjunción de tipos que
los filósofos no han podido resolver llegaron de allá con otros que estaban
entre lo permanente y lo efímero. Lo acá; un europeo que estaba en América
fugaz pero intenso, El Aleph de Borges. se transformaba completamente. Eso
Empiezan a discutir eso los griegos, me gusta en los estudios de Arciniegas,
con la tortuga, el infinito, los plató- que piensa la influencia que América
nicos, Demócrito... Son concepciones tuvo en los europeos.
que tienen que ver con la muerte. Son También el cubano Alejo Carpentier
cosas que encierran un enigma como el ha visto lo mismo, la influencia de lo
nacimiento y la muerte. Hubo muchí- nuevo sobre lo pasado, algo como un
simos filósofos arquitectos, y en el si- flujo histórico inverso al habitual.
glo XV y XVI era bastante más común La arquitectura colonial española o
que esas dos dimensiones estuvieran portuguesa en América hace cosas que
ligadas. Los utopistas, por ejemplo, no hacía allá. No son absolutamente
inventaban una ciudad y de repente se independientes pero tampoco son de-
les ocurría darle forma, construirla o pendientes. La periferia, el borde, es el
más modestamente dibujarla o descri- alimento principal de toda moderni-
birla en textos. dad, de todo cambio.
“La arquitectura es la escena fija de
las vicisitudes humanas”, decía Aldo LB: Esto que señalás puede relacio-
Rossi. Él era italiano, y los italianos narse claramente con lo que dice José
34
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
María Arguedas sobre el Cusco, sobre la historia, con las tradiciones cultu-
el nuevo Cusco. Es algo muy intere- rales y con distintas especificidades,
sante: dice que los españoles intentan se cualifican como un resto que pue-
tirar abajo el viejo Cusco, que es el de dar lugar al “artificio” turístico.
centro del Imperio de los Incas, pero Es decir, ese resto, que es tradición
para levantar el nuevo Cusco tienen cultural y singularidad, es conver-
que contratar obreros que eran in- tido en atractivo turístico. ¿Ves esta
dios y que tenían un saber sobre la forma homogénea de las metrópolis
forma de construir que era precolo- globales o te parece que hay una dis-
nial. Aunque el plan era europeo, las puta alrededor de esas diferencias?
manos eran indias, entonces la arte-
sanía que construye el Cusco es una MyV: Creo que la homogeneidad, que
artesanía que expresa, en el fondo, se podría llamar idiotización universal
una cosmovisión americana. exagerando un poco, tiene un factor
común: apurar a la gente para que no
MyV: Yo trabajé en Arequipa en el tenga tiempo de darse cuenta de lo
67. Las cachiporras de la policía del 66 que está viendo, le están diciendo o
me proyectaron hacia Perú. Nos que- está escuchando. Es la creación de la
damos sin trabajo y nos fuimos para atención distraída, a partir de la enor-
Perú. Arequipa tiene una piedra blan- me cantidad de información que te
da muy fácil de trabajar. Es una piedra tiran por segundo. Es una aceleración
rosada o blanca. La ciudad está hecha artificial de la gente. Entonces, como
con esa piedra y con manos indígenas, están todos acelerados, cada vez la idea
y con una grandiosidad extraordinaria, que se juega es que te estás perdiendo
que son restos de una religión que tuvo algo. Si pensás, algo falló en la cam-
una potencia secularmente unificadora paña publicitaria. Tenés que limitarte
y que consiguió religar toda una canti- a escuchar entregado tal y como antes
dad de cosas, que luego siguió religan- los niños soportaban la cucharada de
do otras tomando diferentes culturas laxante propinada por el adulto, cir-
pero dándoles el eje de simetría, metá- cunstancial verdugo.
fora del poder y la sumisión. Se trataba Ahora, por otro lado, yo veo las cosas
de usar el saber indio sobre la base de que toman de Internet. Cuando veo
otra concepción: que el indio haga lo por ejemplo a mis hijos, es fenomenal
que quiera pero con el eje de simetría todo lo que encuentran cuando quieren
que venía de Europa. buscar algo interesante. Hay una rique-
za detrás de la pantalla capaz de ganarle
LB: Continuando con la imagen que a la idiotización, porque hay muchas
vos ponías del tren conectado por cosas valiosísimas que también se con-
el aparatito del mp3 y por el diario siguen con gran facilidad y al alcance
La Razón, y también retomando de cualquiera. Cumbres y abismos se
la cuestión de permanencia, suele encuentran disponibles por igual.
planterse que lo que hay entre las
distintas ciudades globales es una LB: Volviendo un poco a la relación
especie de isomorfismo o analogía entre lo global y lo pintoresco en la
que produce variaciones. Pero esas ciudad, y pensando cómo funciona
variaciones, que tienen que ver con ahí lo singular en relación a la circu-
35
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
36
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
37
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
38
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
39
40
Entrevista
La Biblioteca: Las más recientes in- bales comunes. Pero en cada “ciudad
vestigaciones y ensayos sobre las ciu- global”, como dice Saskia Sassen, que
dades contemporáneas suelen partir fue la que introdujo este concepto a
de la distinción entre las metrópolis principios de la década del 90, hay un
ligadas a las formas sociales fordistas desacople entre este nivel de represen-
y las actuales “ciudades globales”. tación entre un poder que quiere re-
¿Cómo caracterizás sus diferencias? presentarse como global, y las formas
de vida muy he-
Sandro Mezzadra: En los últimos terogéneas que El Estado nacional, en su his-
veinte o veinticinco años se produjo hacen posible toria de los siglos XIX y XX,
una modificación muy profunda en la la reproducción siempre planteó el espacio
forma misma de la metrópoli. Hoy, ésta misma de este geográfico y social sobre el que
no aparece vinculada de una manera es- poder. Ése es un ejercía su poder de una ma-
trecha al Estado nacional. Sin embar- rasgo común a las nera homogénea. El concepto
go, hay que subrayar que éste no es un metrópolis globa- de ciudadanía exprime esta
fenómeno totalmente nuevo porque si les, aun cuando la tensión hacia la igualación
bien las grandes capitales del siglo XIX medida y la pro- del espacio y también de las
y XX, París y Nueva York, para tomar porción de este formas de vida. La metrópoli
las más emblemáticas, se desarrollaron enlace entre una vinculada a este proyecto de
ligadas a una imagen referenciada en dimensión más nacionalización del espacio y la
el Estado nacional, estas ciudades pro- homogénea de ciudadanía es planteada como
dujeron un imaginario que iba mucho representación de algo homogéneo tendencial-
más allá de sus fronteras. un poder global, mente a través de las formas
Hoy diría que este fenómeno se muestra vinculada al capi- del trabajo. La ciudad contem-
de una manera más nítida en la medida tal financiero y a poránea no es más un espacio
que el tipo de poder que está desarrollán- la producción de con estas características.
dose en las metrópolis contemporáneas un imaginario, se
tiene rasgos globales. Si hoy tomamos la enlaza con formas de vida muy hetero-
forma de la metrópoli más influyente, géneas. Diría que éste es un concepto
vemos que tiene rasgos homogéneos en que se puede utilizar, de manera abs-
el nivel global: el poder que se representa tracta, para diferenciar entre distintas
en la ella tiene un alcance global. metrópolis globales.
41
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
42
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
43
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
44
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
jugarse hoy en la capacidad de modu- sión muy fuerte entre estos dos tipos de
lar esos gestos que lucen radicales. interpelación para seguir utilizando este
concepto althusseriano. Un ejemplo
SM: Yo creo que éste es un punto que concreto de esta tensión es Bologna,
tenemos que profundizar y comple- donde la universidad es una de las “em-
jizar. Por un lado, está el hecho que presas” clave en el modelo de desarro-
subrayé antes y vos retomás ahora: que llo de la ciudad. En los últimos años el
el poder parece producirse a través de
una interpelación de la diferencia. Pero
también hay situaciones, momentos,
planos retóricos y materiales en los cua-
les se produce una interpelación de otro
tipo, una interpelación muy vinculada
a un tipo de código de orden. Por eso
me parece especialmente importante
poner de relieve este plano, porque en
este momento Italia está siendo muy
marcada por esta segunda modalidad
de interpelación. Está el ejército patru-
llando las calles y además hay alrededor
del tema de la heteronormatividad un
ataque muy fuerte que es liderado por
sectores del Estado, del sistema político, intendente de Bologna, que es un tipo Sandro Mezzadra
los medios y la Iglesia católica en contra que fue secretario general de uno de los
de las conquistas históricas del movi- sindicatos de izquierda, la CGIL, desa-
miento feminista. Los últimos tiempos rrolló todo un conjunto de medidas y
han estado signados por estas retóricas, retóricas inscriptas en el paradigma de
que no son solamente retóricas. No creo la seguridad y la “tolerancia cero”. Estas
que esto tenga que ver únicamente con medidas golpearon a los migrantes pero
Italia. La idea de “tolerancia cero” se también a los estudiantes de la univer-
produjo en un lugar como Nueva York sidad, sobre todo a aquellos que no son
y luego se difundió en todo el mundo de Bologna, que viven solos y a la no-
sin distinción entre primero, segundo, che toman cerveza en la calle hasta las
tercero o cuarto mundo. Acá hay un 3 de la mañana. Este tipo de políticas
ejemplo bastante claro de lo que antes derivó en un hecho muy llamativo: la
señalaba como dos formas de la interpe- universidad de Bologna, en los últimos
lación. Por un lado, hay que hacer pro- años perdió gran cantidad de estudian-
liferar las diferencias. La “clase creativa” tes. La universidad tuvo que pagar un
necesita un medio ambiente metropoli- precio muy alto para cambiar la imagen
tano adecuado para esta proliferación, y transformar el ambiente de la ciudad
marcada por un mundo de diferencias a través de estas retóricas y medidas.
y tolerancia como en el caso de los com-
portamientos sexuales en la metrópoli. LB: Pareciera, de una manera muy
Por otro lado aparece la retórica del or- esquemática, que la interpelación
den, la seguridad, la “tolerancia cero”. a la diferencia queda más del lado
Siempre hay, potencialmente, una ten- del capital financiero y global, y la
45
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
46
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
47
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
que hay fronteras muy nítidas que ni LB: Te quería preguntar en referen-
siquiera desde el punto de vista de un cia a eso: ¿cuáles son las lógicas que se
plan de transporte de París pueden establecen a partir del contacto de los
ser trazadas en el mapa. Pero por otro migrantes con esas dinámicas cultu-
lado si mirás los desarrollos cultura- rales de las que hablábamos? ¿Se tra-
les, en el sentido amplio del término, ta de formas auto guetificadas o, por
de los últimos diez años, las banlieues el contrario, hablamos de mezclas e
no son más mar- hibridaciones culturales del espacio?
Otra cosa importante, me gen o periferia; ¿En qué medida las vidas migrantes
parece, es la posibilidad de pro- son el centro. La se rehacen en el contacto con una me-
ducir mapas de creación de es- música que es- trópoli de arribo, o cuán cerradas se
pacios transnacionales hechos cucha la mayoría mantienen sus costumbres respecto
desde abajo, en una situación de los jóvenes en al nuevo espacio que se habita?
como la latinoamericana, bajo Francia es pro-
el movimiento de los flujos ducida a partir SM: Bueno, hay toda una retórica de
migratorios. Estas dinámicas de la condición hibridación y mestizaje, que se desa-
van configurando otro espacio de las banlieues. rrolló a partir del multiculturalismo y
latinoamericano. Es otro pro- Pero también los estudios poscoloniales durante los
ceso de integración y heteroge- la novela negra últimos veinte años. Yo creo que esta
neización. El desafío consiste tuvo un impulso retórica es bastante peligrosa porque es
en pensar desde abajo un cruce muy grande en muy unilateral. En muchos casos pare-
entre integración y diferencia- los últimos años ce que esta hibridación se produce de
ción, que es cualitativamente tomando como manera automática y siempre es posi-
distinto a los procesos de inte- referencia a las tiva. Yo no creo que sea así para nada.
gración mercantiles. banlieues y a par- Pero, al mismo tiempo, creo que todos
tir del desarrollo los análisis que han sido producidos
de una escritura de unos jóvenes de alrededor de las culturas híbridas, tie-
esos barrios. Ahí hay un ejemplo de lo nen algo importante para decir sobre el
que vos planteabas como estética de lo tema de tu pregunta. La impresión que
peligroso, pero también de la produc- tengo es que la reacción de los migran-
tividad de espacios que en el imagina- tes a las condiciones muy duras que
rio aparecen como improductivos. enfrentan cuando van a vivir a las me-
trópolis, si las analizamos desde el pun-
LB: Lo que coloca a esos espacios to de vista de las prácticas culturales, es
como centros de la productividad una reacción muy heterogénea y muy
social y por tanto de una polítiza- compleja. Esas prácticas constituyen un
ción potencial... campo de tensión donde seguramente
aparece la posibilidad de un repliegue
SM: Sí, no son espacios donde no pasa y un cierre de las formas de vida de ori-
nada como dicen las retóricas públicas gen de los migrantes frente a la dureza
respecto a la osciosidad de los jóvenes. de las condiciones que enfrentan. Las
Los conservadores dirán que no tienen prácticas culturales pueden cumplir
ganas de trabajar y los progresistas que aquí un papel de fortalecimiento de la
no pueden trabajar (risas). No son es- guetificación. Pero, al mismo tiempo,
pacios vacíos, como no es un espacio estas prácticas culturales tienen puntos
vacío el Bajo Flores. de apertura. En ellos hay que trabajar
48
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
49
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Diálogos
50
LA BIBLIOTECA
Diálogos N° 7 | Primavera 2008
51
Ensayos y
crónicas urbanas Los modos de existencia de la
ciudad, tanto en sus alusiones
históricas, como en su vertigi-
nosa extrañeza cotidiana, re-
quieren formas de invención
en el lenguaje. Una narrativa que esté a la altura de expresar sus
peculiaridades, sus costumbres, sus formas productivas y mercan-
tiles, sus movimientos de ocupación del espacio, sus delimitaciones
territoriales y sus sensibilidades.
Probablemente el ensayo y la crónica hayan brindado los mejores
textos para pensar la urbe. El primero lo logra cuando puede eman-
ciparse de la tutela de las burocracias de la lengua. La normaliza-
ción de la escritura, la prescripción de las categorías y la corrección
en las citas son las formas del control que debe enfrentar el ensayo.
Sin embargo, él también debe luchar contra sí mismo cuando su
preocupación estilística desacopla las palabras de la vida.
La crónica también reconoce sus acechanzas. Los relatos de un pe-
riodismo mediatizado que envuelve los acontecimientos en pátinas
estereotipadas: costumbrismo de rentabilidad turística, personajes
confirmados en sus lugares sociales, geografías catalogadas de an-
temano y fisonomías abonadas por el prejuicio. Cuando la crónica
logra desembrazarse de sus derivaciones más banales, encuentra
un campo fértil para narrar los matices, dejarse atrapar por la
singularidad y rehacerse en la experiencia del encuentro inédito.
En esta sección ofrecemos un conjunto de ensayos y crónicas. Graciela
Silvestri recupera los diarios de viajeros de la pampa. En ellos en-
cuentra los fundamentos de las concepciones predominantes con las
que se pensó la ciudad. Un naturalismo que chocaba con el incipien-
te ritmo urbano que abrazaba el ideal cosmopolita. En esa tensión se
desenvolvía el arte, la arquitectura y las letras de la época.
Adrián Cangi reconstruye un conjunto de estampas. Los personajes
arltianos, habitantes de las brumas callejeras que luchan por una
salvación; la decadente, teratológica y errante ciudad de Martínez
Estrada; las fuerzas vitales que se sobreponen a la fatalidad de la
técnica vislumbradas por Witold Gombrowicz; el vértigo urbano
que describe Néstor Perlongher y que arroja la propia sensibilidad
a fuerzas impersonales; y el telurismo redentor de Carlos Astrada,
son retratados como figuras de la decepción.
Pablo Sztulwark realiza un ejercicio crítico sobre las formas en las
que la arquitectura quedó subsumida en las técnicas del marketing
empresarial. Si el diseño del espacio siempre tuvo una relación con
las formas en que se ocupó y con la producción de sentido que en él
se desplegó, hoy los deseos y aspiraciones sociales son modulados de
forma tal que se adaptan a los modelos de vida que fueron elabora-
dos de antemano. Por esta vía, la arquitectura queda atrapada en
un profesionalismo esteticista.
El santuario que rememora a las víctimas de Cromañón, es visita-
do por Cecilia Flachsland y Violeta Rosemberg, con el propósito de
investigar las subjetividades de una generación menos comprendida
que juzgada. Sus relaciones con el mundo del rock y con el universo
adulto, son interrogadas en esta crónica que piensa sobre los efectos
de la tragedia y sus ambivalentes reverencias santorales.
54
55
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
56
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
reunió simbólicamente los muy distin- escenas posibles, la pampa fue resumi-
tos motivos en una imagen poderosa, da en su paralelo con el mar.
sublime, como corresponde a la idea Pero el mar de la pampa es el Río de
de Nación que por entonces se con- la Plata, y este río será la clave de este
solidaba. No alude a la pampa real, en paisaje, de esta ciudad. Un río que es
caso que tal unidad geográfica fuera un mar; un río “sin orillas”; un mar
un hecho, sino a un vago espíritu que a la vez salado y dulce; sin la transpa-
permanecería más allá de accidentes, rente belleza del
contrastes y transformaciones. Caribe ni el ver- No extraña que fuera en el ámbito
Pero mientras otros paisajes repre- deazul de la costa literario donde se construyó la clave
sentativos encontraron rápidamen- Atlántica. Pero para representar “el paisaje pampea-
te sus paralelos, no resultó sencillo su amenazante no”, ya que el código lingüístico es
construir el ámbito pampeano como tranquilidad, y el abstracto y sólo sugiere sin fijar una
paisaje nacional, ya que una mirada pardo ambiguo única presencia. Cada cual puede ima-
no educada en estos valores lo consi- de sus aguas mez- ginar libremente el referente al que
deraría simplemente chato y aburrido. cladas, recuerda aluden las palabras. Pero además, las
La inmensidad y la vacuidad no bas- turbias e inescru- letras constituían el único medio con
taban para sugerir futuros imperiales tables antigüeda- cierta densidad al que podía apelar la
y pasados heroicos o insondables. Y des. El río es tan cultura rioplatense: ésta fue (y tal vez
las imágenes establecidas de lo subli- equívoco –y por sigue siendo) una cultura textual, no
me natural eran muchas, aludiendo a ello amplio en visual. Y este rasgo resulta fundamen-
sentidos contradictorios: esta pampa su significación– tal para comprender la construcción
no debía, sin duda, presentarse con los como la pampa. simbólica del paisaje pampeano.
colores mórbidos de la decadencia, ni
a través de los torbellinos caóticos con
que el desierto, atravesado por la ima- III. Ciudades letradas
ginación romántica, había sido imagi-
nado. En los bordes de la bienvenida No extraña que fuera en el ámbito lite-
civilización, la pampa productiva la rario donde se construyó la clave para
anunciaba, pero decantaba en escenas representar “el paisaje pampeano”, ya
pedestres, de escaso interés para quie- que el código lingüístico es abstrac-
nes pretendían leer en este paisaje la to y sólo sugiere sin fijar una única
cifra de un destino glorioso. presencia. Cada cual puede imaginar
Debía hallarse una forma sublime; libremente el referente al que aluden
pero lo sublime, como notaron quienes las palabras. Pero además, las letras
se inspiraron en Burke, carece de for- constituían el único medio con cierta
ma en sentido clásico. No es armónico, densidad al que podía apelar la cultu-
porque no se cierra armónicamente: ra rioplatense: ésta fue (y tal vez sigue
vive del conflicto. Es reacio al cálcu- siendo) una cultura textual, no visual.
lo, a la división geométrica, al registro Y este rasgo resulta fundamental para
icónico. Es reacio a la medida –que comprender la construcción simbólica
permite comparar, ponderar, evaluar del paisaje pampeano.
racionalmente. La medida de lo Subli- Adolfo Prieto publicó, hace más de
me es metafórica, como lo es la medida una década, un libro de gran impor-
del mar, con el que tan frecuentemente tancia para el tema que nos ocupa.5 Se
la pampa fue comparada. De todas las analizaban en él los inicios de la litera-
57
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
tura nacional, que otorgaba un lugar dos llanuras bien distintas: el poderoso
providencial al peso del ambiente so- desierto y la fértil y promisoria campa-
bre la psicología colectiva, refiriendo ña, abierta a la civilización. Recién ha-
sus inicios a las crónicas de los viajeros cia principios del siglo XX se establece
ingleses (comerciantes, marinos, natu- como motivo excluyente la imagen
ralistas) educados unificada de la pampa.
Físicamente Buenos Aires, la en la sensibilidad Desde Güiraldes, Borges y Martínez
ciudad de la pampa, coexiste romántica. En Estrada, hasta la literatura actual, se re-
con ella sin penetrarla. Pero la este marco, el producen de distintas formas los mis-
llanura penetra a la ciudad y Facundo (deudor mos tópicos que conformaron el canon
está presente en la urbe conti- de la ilustración pampeano: la extensión de la cuadrí-
nua y persistente. Dos inmensi- borbónica y del cula hispana vinculada con la infinitud
dades la flanquean: la pampa y r o m a n t i c i s m o de la llanura; el suburbio urbano leído
el Río de la Plata... al río nada literario francés en paralelo con el “desierto”; el secreto
puede convenirle menos que el tanto como de la del río que espeja la pampa, entendido
nombre clásico de camino que sensibilidad an- por pocos espíritus. El médico Floren-
anda. No es una vía para irse, glosajona exten- cio Escardó resumió estas caracterís-
sino una patria para quedarse... dida en los textos ticas en su Geografía de Buenos Aires
es casi un río de tierra y los bar- de viajeros) es, (1945): Físicamente Buenos Aires, la
cos que lo cruzan no lo navegan: indudablemente, ciudad de la pampa, coexiste con ella
lo transitan... El río no admite la pieza maestra. sin penetrarla. Pero la llanura penetra
navegantes, requiere rastreado- El Facundo no a la ciudad y está presente en la urbe
res. Como la pampa. sólo puede com- continua y persistente. Dos inmensi-
prenderse en la dades la flanquean: la pampa y el Río
serie literaria, sino también en su cali- de la Plata... al río nada puede conve-
dad socio-geográfica, como repertorio nirle menos que el nombre clásico de
de los paisajes típicos de una nación camino que anda. No es una vía para
en ciernes; paisajes que modelan las irse, sino una patria para quedarse... es
costumbres, las formas de habitar, las casi un río de tierra y los barcos que
formas de gobernar. Sarmiento, no lo cruzan no lo navegan: lo transitan...
es redundante aclarar, no conocía la El río no admite navegantes, requiere
pampa cuando escribió sobre ella: en rastreadores. Como la pampa.6
una cultura letrada, la experiencia no Tales tópicos eran moneda corriente
parece necesaria. hacia mediados del siglo pasado, tanto
El peso del Facundo no se agota con el como para que Leopoldo Marechal, en
tiempo, y el esfuerzo por leer la geo- su Adán Buenosayres, imaginara iróni-
grafía y condensarla en paisajes-cifras camente el encuentro nocturno de un
del “ser nacional” continúa en las dé- grupo de amigos con el “espíritu de la
cadas siguientes, basándose en tópi- tierra”, corporizado en el fantasma de
cos inspirados por este ensayo inicial, un gliptodonte, uno de aquellos big
pero especificados en su relación con sloths cuyos huesos se encontraban,
las formas modernas de habitar, cuya pocos años antes, en las proximidades
modernidad no debía cancelar el “es- de Buenos Aires.
píritu” de la pampa. La inspiración en En las primeras décadas del siglo XX,
el Facundo es sin embargo muy vaga, el paisaje en que resonaban malones,
ya que Sarmiento presentaba al menos cautivas, gauchos y huesos fósiles, una
58
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
59
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
60
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
61
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
62
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
63
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
64
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
entero con plantaciones exóticas apa- sa, con la misma potencia que poseyó
rece en entredicho con el actual avance en su momento el motivo pintoresco?
de las ciencias biológicas y los cambios Éstas son las preguntas de fondo que
de sensibilidad relacionados. se hacen los arquitectos Capandeguy,
En manos de un gobierno de izquier- Spreechman y Aguiar en La ciudad
da en las últimas décadas, Montevideo celeste.11 Los arquitectos uruguayos
enfrentó esta complicada situación ce- trazan otro escenario posible, en un
rrándose sobre sí misma, siguiendo la marco de acuerdo sobre el sentido po-
experiencia de la Bologna eurocomu- lítico y social que las transformaciones
nista de los años setenta, en la que la no deben traicionar (en este caso: la
preservación histórica se articuló con distribución equitativa de la calidad
la voluntad de evitar la gentrificación espacial). Se trata del reconocimiento
del centro intervenido. Redobló así su de esta nueva entidad “metapolitana”
tradición pública y social; recalificó la que es Montevideo: un ámbito de
ciudad tradicional, haciendo eje en la límites difusos que contesta el clá-
preservación del patrimonio; amplió el sico dualismo campo/ciudad. Ello
uso intensivo de la costa con inteligen- implica oportunidades: basándose
tes negociaciones de apertura de tramos en leyes ambientales que revisan los
privatizados. Pero la recentralización presupuestos ecológicos anteriores,
de la ciudad no logró orientar un nue- alteran la mirada tradicional; aceptan
vo equilibrio regional. Y –por diversos las dinámicas contemporáneas dentro
motivos que no se resumen en la debi- de los límites de la tradición pública
lidad económica– son escasos los ejem- uruguaya; actualizan la problemática
plos arquitectónico o urbanísticos de naturaleza-artificio, elaborando pro-
calidad, como lo fueron la excepcional gramas y exploraciones proyectuales
costanera sur de Juan Scasso, la Faculta colectivas, que desde su misma defini-
de Ingeniería de Vilamajó abriéndose ción promueven significados plurales
al mar –aquí el río de la Plata es llana- para los nuevos paisajes. Su horizonte
mente “mar”–; o el proyecto paisajís- se desplaza así desde el mítico pasado
tico-arquitectónico de Punta Ballenas, hacia otro futuro posible.
desarrollado por el inmigrante catalán Pero tan importante como las conside-
Antoni Bonet, radicado en aquellos raciones objetivas es la elaboración de
años en Argentina. Es que, con todo la metáfora de la ciudad celeste, porque
el aprecio que merece la conmovedo- ella es la que permite pensar un nuevo
ra resistencia de Montevideo ante los paisaje que a la vez se ancla en valo-
vientos de las “ciudades globales”, el res comunes. El “celeste” no remite al
pecado uruguayo contemporáneo con- cielo en abstracto (el cielo esférico y
siste en ignorar que aquel tiempo idíli- perfecto al que apuntaba, con volun-
co ya ha terminado. tad tomista, Amancio Williams). Es el
celeste montevideano, su medio tono
¿Es posible afrontar el cambio y al que concuerda con la vocación de una
mismo tiempo mantener ciertos va- ciudad que nunca pretendió otro fu-
lores que la sociedad ha consagrado? turo que el de crear un ámbito amable
¿Cuál sería el paisaje que podría re- para todos, ricos y pobres, ciudadanos
unir las demandas actuales con esta y extranjeros. Si el Uruguay de princi-
tradición tan reciente como podero- pios de siglo apostó a la mezcla ecléc-
65
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
66
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
67
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
tivos–; o de los gestos básicos de habi- hacer posible la vida. El desafío estriba
tación, como el nicho construido sin en multiplicar las posibilidades y op-
herramientas en la playa ventosa, que ciones de vida sin cancelar la experien-
remeda la forma de protección de los cia de un paisaje que había motivado
pingüinos del lugar. Al incluir los si- impresiones tan profundas como las
tios de la inmigración galesa, irrumpe relatadas por Darwin y Hudson: un
una historia que se encuentra por fuera paisaje en el que se puede reencontrar
de la consagrada por el relato estatal: nuestra alma animal.
por ejemplo, los canales abiertos por Tanto en el caso de Spreechman y
los inmigrantes, mucho antes de que el Capandeguy, como en el laboratorio
Estado argentino interviniera en estos reciente realizado en Trelew (prose-
espacios, son reutilizados en algunos guido en Comodoro Rivadavia el año
proyectos como marcas fundantes. siguiente), el movimiento poblacio-
No se trata, sin embargo, de una idí- nal, incluido el del turismo, se acep-
lica apuesta a la intangibilidad. En ta como un hecho conformante de la
principio, lo que para los viajeros o Patagonia de hoy. La sustancia de sus
turistas puede ser sugerente e inspi- asentamientos es el movimiento perpe-
rador, no lo es para el habitante de tuo. ¿Debo recordar que el movimiento
la Patagonia: es necesario defenderse también fundó las grandes ciudades de
del viento, de la crueldad del invier- Sudamérica, carentes de toda forma
no, mejorar las comunicaciones para estable en el sentido europeo? Es así
Archivo Fototeca “Benito Panunzi”
68
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
69
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
NOTAS
1. Marina Tsvietáieva, Natalia Goncharova, retrato de una pintora, Minúscula, Barcelona, 2006, p. 11.
2. Charles Darwin, The voyage of the Beagle, London, Dent & Sons, 1945. La idea de romance geológico la he
tomado del excelente trabajo de Adolfo Prieto, Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina.
1820-1850, Sudamericana, Buenos Aires, 1996.
70
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
3. Edmond Burke, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, Tecnos,
Madrid, 1987, p. 42.
4. Ibid.
5. Adolfo Prieto, Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina. 1820-1850, op. cit.
6. Florencio Escardó, Geografía de Buenos Aires, Losada, Buenos Aires, 1945.
7. Le Corbusier, Precisions, sur un état present de l’architeture et de l’urbanisme (París, 1939), citado de la tra-
ducción publicada en Le Corbusier. Conferencias, obras, testimonios, separata publicada por la Sociedad Central
de Arquitectos, Buenos Aires, 1979.
8. Juan José Saer, La ocasión, Alianza Editorial, Buenos Aires, 1988, p. 15.
9. En 1985, la Municipalidad de Buenos Aires realizó un convenio con el Ayuntamiento de Barcelona. En
1989, un siglo después de la habilitación parcial del Puerto Madero, se creó la Corporación Puerto Madero, y
en 1990, los catalanes Joan Busquets (arquitecto) y Joan Alemany (economista), diseñaron un plan estratégico
para el área. En 1991-92, producto de un concurso público de ideas, el plan fue revisado por los ganadores
de los tres primeros premios (arqs. Borthagaray, Doval, Carnicer, García Espil et al). Este último fue el plan
maestro que se puso en marcha.
10. Sarmiento se expresa en diversos artículos en El Nacional acerca de estos temas. Para ampliar el sentido de
la relación civilización-estética pintoresca en Sarmiento, cf. Silvestri, G., “El Riachuelo como paisaje”, Punto
de Vista N° 57, abril 1997, pp. 11-20.
11. Diego Capandeguy, Thomas Spreechmann, César Aguiar, La ciudad celeste (un nuevo territorio para el Uruguay
del siglo XXI). Taller Spreechmann/Farq./UDELAR/Fundación Colonia del Sacramento, Montevideo, 2006.
12. Para un comentario más extenso sobre la experiencia, cf: Lina Streeuwitz, “Proyectos para otra Patagonia”,
revista Block N° 7, Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires, julio de 2006.
13. Cf. Fernando Williams, Entre el desierto y el jardín. Viaje, literatura y paisaje en la colonia galesa de la Patagonia.
Maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural. IDAES-UNSAM, Buenos Aires, 2006, mimeo.
14. William Henry Hudson, Días de ocio en la Patagonia, El elefante blanco, Buenos Aires, 1997.
15. Para una crónica del viaje de la corbeta Uruguay, cf. Manuel Bernárdez, La nación en marcha, Buenos Aires,
Talleres Heliográficos de Ortega y Radaelli, 1904.
71
72
Estampas de la decepción
Por Adrián Cangi
73
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
74
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
ciudad creando una forma polivalente los nombres propios de Arlt, Martínez
como máscara de las relaciones de pro- Estrada, Gombrowicz y Perlongher.
ducción que vehiculizan la vida. Abs- Contornos y figuras del aturdimiento
tracta se muestra la metrópolis a causa técnico confrontados por Astrada al
de la infinita indeterminación de lo numen de la tierra.
infinito. El carácter absoluto de tal in-
determinación de lo infinito del “aho-
ra” parece ininteligible. De ahí que la Primera estampa:
forma de vida metropolitana pueda ser la gusanera humana
alcanzada a través de la intuición de
una imagen. Imagen de su paradójica La narrativa de Arlt desconoce la fe-
totalidad abstracta e indeterminada, licidad. Se funda en la insatisfacción,
siempre en riesgo de ser una patria di- el fastidio y la humillación. El filo del
solvente. Tal imagen ya no es un sue- odio atraviesa el alma de sus personajes.
ño sino la precariedad misma como Una gentuza descolorida de conductas
relación sin sustancia ni trascendencia, impuras convive con el sufrimiento de
donde la hostilidad e inhospitalidad Erdosain, la figura emblemática. ¡Qué
son determinantes del desencanto, colección! Elsa, Barsut, el Astrólogo,
en el que se juega la comunidad más el Rufián, la Coja, Ergueta, la Bizca.
allá de la imaginación utópica y sus Conjunto de fenómenos que andan
recaídas ideológicas en una defensa de por un mundo que da asco con la sen-
la ciudad humana. De cara al riesgo, sación de caminar sobre su angustia:
entre el don que se pone en juego en “gente fatigada, fantasmas apenas des-
las relaciones y la ley donde conver- piertos que apestaban la tierra con su
gen todas las aperturas individuales, la grávida somnolencia, como en las pri-
metrópolis está envuelta en el aura del meras edades los monstruos perezosos
mito. Sus héroes, el arquitecto y el he- y gigantescos”. La inmundicia cotidia-
rrero, son los bastiones de la construc- na es el espacio urbano donde reinan
ción. A través de la raíz hundida en el estos monstruos. Su ley es contrahe-
omphalos de la tierra, la urbs se con- cha, endemoniada, perversa y repug-
vierte en mundus. Y si quiso consagrar nante. ¿Qué significa afirmarse en ese
el axis mundis a la comunicación entre mundo? ¿Es posible, en un espacio de
mortales y divinos, su destino profano violencias descarnadas, encontrar una
la redujo a objeto, como máquina de fuerza para no vagar como un muerto?
habitar, donde la sacralidad cósmica Erdosain es un desesperado, su alma
pretende sólo estar garantizada por el temblorosa y desdichada alcanzará la
carácter cósmico de la técnica. afirmación de sí encarnando la cruel-
Estampa es el nombre de toda específi- dad del mundo. Su cuerpo experimen-
ca fisonomía histórica. Trazaremos en ta el último temblor en la tristeza. Ser
estas estampas de la decepción imáge- movido por una pasión triste también
nes espectrales del habitar que se de- transforma el mundo de la comunidad
tienen en el intervalo entre esqueleto urbana. Arlt nos coloca en las antípodas
y devastación en la historia argentina. de quienes luchan por la vida y nos en-
La novela, el ensayo, el diario y el poe- frenta a los que viven en una voluntad
ma son convocados para el trazo de los de vacío, a los monstruos que buscan
contornos de Buenos Aires a través de el reconocimiento público por impul-
75
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
76
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
77
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
el ejemplar espanto de una verdad in- un instante antes de la angustia que lle-
memorial con el coraje enloquecido, la va hasta el fondo, hasta los prostíbulos
crítica radical con el abandono impo- inmundos. Erdosain sueña con Brasil
tente. La ciudad que describe Arlt vive y la fascinadora geografía que describe
una ruptura entre pasado y presente en depende de una rica y triste señorita
la que se ha des- que desde su Rolls Royce descubra,
Martínez Estrada aborda la ciu- plomado lo uni- de una sola mirada, el amor brujo que
dad moderna describiendo un versal y racional promete su cuerpo. Esto es lo que él
drama del que las figuras que de un orden de espera: que le prodiguen una fortuna,
construye resultan determina- valores y de prin- que le resuelvan su divorcio y que con
das como efectos. Escritura del cipios capaz de un yate resplandeciente le ofrezcan ma-
estupor que cala debajo de la orientar la vida. trimonio pasional y arenas blancas. El
seguridad utópica del progre- No habrá en esta sueño es fulgurante y cuando se reti-
sismo técnico para describir estampa ficcional ra, la resaca de la embriaguez es pesa-
un estado del desencanto. De una pacificación da. “Era más fácil detener la tierra en
Radiografía de la pampa a La entre polis y me- su marcha que realizar tal absurdo”.
cabeza de Goliat se presenta trópolis, sino un Todo termina en un infierno conoci-
una iconografía del drama co- desarraigo funda- do: Erdosain paga otra prostituta y se
mún como política del gesto y cional que estabi- marcha a otro prostíbulo a gastar el
estratigrafía de ciudades. liza las imágenes dinero robado. El sueño de Brasil es
del exilio. recurrente. “En otras épocas –dice el
La Buenos Aires por la que deriva Astrólogo– para nosotros hubiera que-
Erdosain no promete futuro a los de dado el refugio de un convento o de
abajo, sólo trayectorias forzadas hacia un viaje a tierras desconocidas y ma-
la deseada embriaguez exterior. Es ne- ravillosas. Hoy usted puede tomar un
cesario irse de la “gusanera humana” sorbete a la mañana en la Patagonia y
porque la desesperación mata y la có- comer bananas a la tarde en el Brasil”.
lera violenta el alma. ¿Irse cómo? Los Brasil es una versión concentrada del
mezquinos soportan el existir delictiva- sueño de África, lugar al que, años más
mente. El delito es el golpe de suerte, el tarde, llegaría Arlt como periodista del
“batacazo”, que salvaría a Erdosain evi- diario El Mundo. Viaje que dio lugar
tando la caída hacia el fondo. “¿Robar? a su obra de teatro África y a los rela-
¿Cómo no se le había ocurrido antes?” tos de El criador de gorilas. Textos que
El delito es para estos personajes como agudizan las descripciones estilizadas
la alegría del inventor: una fuerza del de escenarios naturales que, como chis-
azar que puede cambiar las cosas ins- pazos de luz en un mundo de deformi-
tantáneamente. También hay un “irse” dades, ya anidaban en los sueños de Los
que es el sueño del “cafishio” que espe- siete locos. Puede pensarse que, cuando
ra ser descubierto por la mujer rica que el edificio social se desmoronaba, Arlt
repare en él y le prometa un exterior dejó lugar para bordados al abrir una
exótico. “Y la simplicidad de este sueño entrada al exotismo. Ese llamado irre-
se enriquecía con el nombre Brasil que, sistible de una diferencia imposible de
áspero y caliente, proyectaba ante él traducir. El sueño de Brasil y de África,
una costa sonrosada y blanca, cortan- como marca de intensidad, estalla en
do con aristas y perpendiculares al mar escenas en que un cuerpo se entrega a
tiernamente azul”. El sueño sólo dura los otros. La Coja recuerda: “... cuán-
78
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
tas veces había caído desnuda entre los reposa muda y quieta, dentro o deba-
brazos de un desconocido y le había jo de las otras”. Iglesia y cárcel son las
dicho: ¿No te gustaría ir a África?”. El matrices de la iconografía del cautive-
exotismo es un afuera aurático y quien rio del ergástulo cerrado al mundo. De
lo nombra cree en la seducción hip- las capas de ciudades afloran figuras
nótica de ese fetiche. Estos personajes forjadas en la atrocidad, que arrojan
sueñan un mundo que desconocen y el perfil de los que asumen y soportan
del cual no pueden absorber ninguna el carácter representativo: el cartero, el
energía duradera, sólo les queda un chofer, el vigilante, el poeta, el tilin-
nombre vacío en las fronteras de una go, el canillita, el tasador, el vendedor,
exaltación estéril. La Buenos Aires del el jugador, el payaso, el sobreviviente,
30 que Arlt describe es una tierra ago- como personajes que destilan tal mi-
biante de perturbados, enloquecidos, croscopía. El espíritu de la descripción
malditos, endemoniados y violentos. de la Buenos Aires del 30 y del 40, en-
Vencidos que cuando pueden soñar cuentra su drama en el cansancio de
lo hacen con lejanías secas de energía las máscaras o de las ficciones imita-
vital, para volver irreparablemente a la tivas, que han desplazado su drenaje
angustia que los envuelve. Sentirse en de un fervor dionisíaco disfrazado de
un lugar lejano y extraño a la “ciudad carácter religioso hacia la decadencia
canalla”, a sus escenarios industriales, de las pasiones de la vida ordinaria del
requiere un deseo que el agobio de estos entretenimiento urbano.
personajes no puede producir. El tono El siglo XX, para Martínez Estrada
de las novelas de Arlt es el de “una lo- es la historia de un único y domi-
cura que aullaba a todas horas”, donde nante principio: la decadencia, como
la vida se desangraba bajo el simulacro el nombre de la
del ornamento dinerario y la agitación disolución de la Martínez Estrada critica las
de oscuros temores urbanos. experiencia trági- ficciones que imitan la fuerza
ca que ha virado trágica con un ojo puesto en
hacia la farsa. La “la humilde belleza de lo au-
Segunda estampa: decadencia de la téntico”, aunque ésta sea con-
la cárcel de los espectros máscara trágica siderada pieza desgastada de la
se inicia con la maquinaria urbana. Autentici-
Martínez Estrada aborda la ciudad “grosería”: “las dad que se dice como trance de
moderna describiendo un drama del máscaras dejaban metamorfosis que la máscara co-
que las figuras que construye resultan de pronto la cri- bija y que relega a lo inauténtico
determinadas como efectos. Escritura sálida” y “volvían a la careta como táctica y posti-
del estupor que cala debajo de la segu- a disolverse en la zo, como fatiga y decepción.
ridad utópica del progresismo técnico masa gris de la
para describir un estado del desencan- población”. La metamorfosis, como
to. De Radiografía de la pampa a La potencia del cambio trágico, transfor-
cabeza de Goliat se presenta una icono- ma en la gran ciudad “el gesto por la
grafía del drama común como política mueca”, “la pirueta por el esguince”,
del gesto y estratigrafía de ciudades. el poder de mutación dramático por
Estratigrafía que describe los fenóme- el refugio de los espectros. El fin de
nos de conformación y deformación las alegorías que atraviesan la antigua
que emergen de una “ciudad atroz que ciudad carnavalesca sobreviven en los
79
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
modos insípidos del los espectado- trance de los gestos ha mutado a favor
res que no prometen cambio alguno. de la torpeza de la careta despótica. A
Cuando muere la máscara y con ésta la luz de la segregación de las caretas
el carnaval como época gloriosa, “que- o de los simulacros, lo inmenso de la
dan máscaras dispersas, náufragos de metrópolis queda reducido a un enfla-
la catástrofe. Espectros. Sólo existen quecido carácter social y psicológico.
para la galería fo- Tal carácter carece de unidad, produ-
El desarraigo de la vida y el tográfica de los cido por fuerzas divergentes, arrojan-
triunfo de fuerzas ciegas y abs- diarios y revistas; do un problema espiritual: ¿existe una
tractas alcanzan en la experien- viven una vez al cohesión de orden trascendental que
cia metropolitana la razonable año en una pose agregue y destine? Buenos Aires visto
irracionalidad de su objeto que eterniza el como un fenómeno de sugestión vive
mismo. El flujo y reflujo del papel, con ros- como una “cabeza decapitada” que ex-
movimiento autodeterminado tros y nombres trae los bienes de la tierra y los divi-
de la técnica metropolitana, verdaderos”. Su dendos del capital. Nace madura con
creadora de un ritmo mecánico reverso lo com- la plenitud de sus formas y las huellas
de la vida, convierte a sus ha- ponen los pobres de sus yerros. Yerros morales y demo-
bitantes en seres groseros, que que en una gama gráficos convertidos en divinidad del
han abandonado su condición infinita alcanzan saber y del poder. Entidad cívica que
moral en las formas plebeyas la soledad y an- surge hipertrofiada geográficamente
de la cultura. gustia inacabable sin remordimientos ni sobresaltos del
e inagotable. Los sueño de muerte que la ha parido.
sueños de la vigilia de los ciudada- Cabeza que crece sobre una extensión
nos satisfechos se sostienen sobre los que ha quedado exánime chupándose
restos de una civilización poblada de la sangre del cuerpo. Sobre la tensión
incógnitos fantasmas: los náufragos metrópolis-nación, Martínez Estrada
sin salvavidas que parecen sombras de expurga el escepticismo de un obstá-
humanidad inclinadas sobre los tachos culo: un país enjuto, anémico –econó-
de basura. La muerte de la máscara re- mica, política y poéticamente pensado
surge como coreografía de simulacros, como desierto– cediendo su cuerpo a
como un “mundo de abortos inmorta- la cabeza monstruosa. Imagen teratoló-
les” que pueblan la ciudad como sobre- gica que afirma, no obstante, el poder
vivientes degradados de una comparsa de la ciudad hipnótica. Ciudad, a estas
sin disfraz, de una farsa transparente. alturas es el nombre de la enfermedad
Martínez Estrada critica las ficciones nerviosa definida por la velocidad téc-
que imitan la fuerza trágica con un ojo nica, de un “arrebato cinético que no
puesto en “la humilde belleza de lo au- tiene profundidad ni intensidad”. Ésta
téntico”, aunque ésta sea considerada es una agitación superficial que fuga
pieza desgastada de la maquinaria ur- hacia el advenir como vértigo que vi-
bana. Autenticidad que se dice como bra sobre la geología de la pampa. La
trance de metamorfosis que la máscara ciudad, a la luz de la velocidad, no es
cobija y que relega a lo inauténtico a un fenómeno sino la relación entre los
la careta como táctica y postizo, como fenómenos. Es el medio donde el po-
fatiga y decepción. La fiesta de los lo- der es inseparable de la riqueza y la ri-
cos es reemplazada en la metrópolis queza inseparable de la velocidad. Ésta,
por la de los estrategas, el fondo del para Martínez Estrada, es el tempo de
80
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
81
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
to, Martínez Estrada busca las fuerzas que la vergüenza les ahoga junto con
vitales de la noche cósmica en la que el orgullo nacional mal herido, con la
la ciudad se sumerge. “Buenos Aires sensibilidad de la dignidad mal heri-
extrae energías para nuevas luchas en da y probablemente con envidia y un
que casi está sin aliados. Las volunta- doloroso sentimiento de inferioridad”.
des que en el ímpetu del día procuran Del mismo modo que desmonta el
la victoria de sus propios intereses, baile de antifaces del intelectual pola-
ahora reciben, en el sueño de la noche, co crispado que critica a Buenos Aires,
un influjo de total unidad. Así Buenos afirma que en nuestra ciudad “sólo el
Aires trabaja silenciosamente contra pueblo es aristócrata” y “únicamente la
las potestades del caos”. juventud es infalible”. Una forma pre-
coz y fácil se impone en la ciudad a la
lentitud y al esfuerzo sin permitir que
Tercera estampa: una jerarquía de valores se cristalice.
un impulso que se disuelve “¡Y es eso tal vez lo que más me atrae
de la Argentina!”, dice Gombrowicz.
Gombrowicz describe Buenos Aires, Tal percepción nos describe sin repug-
bajo el signo de la recuperación eco- nancia, sin indignación, sin condena,
nómica en la presidencia de Frondizi, sin vergüenza. Tal vez, una percepción
como un estado de ánimo al margen de un poco excesiva pero sostenida en la
toda retórica patética. Peregrinaciones idea de que no hemos vivido la forma
argentinas muestra su agudeza inme- cristalizada, de que no hemos experi-
diata, auténtica, privada, demasiado mentado su drama. El estado del alma
paradójica como la disposición de un que nos determina, señala el novelista,
espíritu que no se deja apresar por la es una protesta contra la mecanización
excitación de las formas. En el capítulo del espíritu. ¿Qué engendra nuestro
titulado “Buenos Aires” resulta inolvi- espíritu a la mirada del extranjero?
dable la crítica a Una blandura de indefinición que no
El vitalismo creador se opone a aquel que habla ha encontrado ni programa ni dureza.
la denostada santidad intelectual desde arriba, so- Dirá, entonces: “¡Es que aquí todo im-
de una Buenos Aires agobiante e bre todo si éste pulso se disuelve!”.
íntima, poblada por una huma- es europeo, más Mirando como quien dice “me pareció
nidad productiva: gastada, ago- aun si en el mo- ver”, recorre la ciudad con el pavor del
tada, desesperada y degradada. vimiento de la crimen europeo a sus espaldas y el he-
conversación la chizo ante la “inferioridad” que libera
pobreza y la miseria de repente em- lo todavía no formado. Afirma: “A mí
piezan a embellecerse. Crítico sagaz de me hechizaba la oscuridad de Retiro”,
la mentira que se oculta bajo el nom- descripta en su novela Transatlántico.
bre del progreso, la modernización y Ahí se veía la juventud en sí, gallarda
la civilización. Se pregunta frente al en el florecer y carente de cualquier
periodista polaco que lo entrevista en esperanza. Tal juventud demoníaca,
un café de Avenida de Mayo: “¿Qué vulgar y proletaria, constituía el fon-
es lo que no les puedo perdonar? ¡La do del estilo de una patria anterior a
vergüenza! Ellos tienen vergüenza, no la degradación. Retiro es el nombre
son capaces de hablar de esas cosas de la vida floreciente y degradada que
tranquilamente, con naturalidad, sino aventuró a Gombrowicz en sus pere-
82
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
83
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
84
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
cruce entre poesía y antropología, para sistente. Las tensiones y los cruces del
producir una inserción “en” la ciudad deseo crean composiciones comuni-
de los 70 y 80, en franca oposición con tarias de relaciones inestables ajenas a
una antropología “de” la ciudad. la identidad representativa. Un fondo
Para urdir un territorio se requiere una nietzscheano frente a la cultura urba-
íntima relación entre poesía y políti- na moderna le permite, en oposición a
ca, para alcanzar los ritmos de fondo la negatividad crítica de Spengler, ver
y descubrir la insistencia del elemento en el “nómade intelectual” una posibi-
dionisiaco como secreto soporte social. lidad libertaria más que una figura re-
Se trata de experimentar lo inasimila- gresiva. Se trata,
ble en la simpatía por las mezclas y en dirá el poeta, “de Con la más brillante faceta
la experiencia de una historia de vida. mantener la luci- del paisaje, una lírica telúrica
Una poética-política requiere captar las dez en medio del como la de Carlos Astrada en
experiencias de extravío, las sensaciones torbellino, desli- Tierra y figura, se sustrae a las
inestables, las invenciones impersona- zándose al mismo dilaceraciones de la inquietud
les. Tal poética se define por “el resto tiempo por las histórica, a las imágenes de la
sensible” o “el objeto furtivo del deseo”. aguas erizadas”. decepción de la metrópolis.
El poeta no privilegia el progresismo Perlongher como Las potencias existenciales pri-
de la ciudad moderna, su elocuencia Debord, ve la marias de la tierra, como una
democratizadora, sus lógicas de secula- deriva como una remisión al origen o su reden-
rización y el panegírico de la técnica. técnica sensible ción épica revivificante, como
Busca calar en los lazos emotivos disuel- de paso a través una proyección teleológica,
tos por las modalidades racionales de la de ambientes va- ponen a la ciudad de cara a “la
experiencia metropolitana. No pone el riados. Quien de- poderosa y prosaica técnica”,
acento en la comunidad-identidad sino riva no establece aquella de la “proteica esen-
en la espacialidad-territorialidad. Se in- con el territorio cia”, anterior a los propósitos
teresa por el carácter inventivo de las una relación ex- utilitarios del hombre.
que llama: “territorialidades itineran- tensa sino por el
tes”, en las que se juegan las modali- contrario exploratoria e intensiva; se
dades de la intensidad de las relaciones sumerge con el cuerpo en las sensacio-
como válvula de escape de la región nes de la ciudad, en las “vibraciones de
moral. Para urdir un territorio es preci- lo urbano” que “involucran al cuerpo
so alcanzar los códigos inestables de las invisible”; no atraviesa un territorio
trayectorias marginales, movidas por el desde una autoconciencia compren-
deseo sin equivalencia al capital, dis- siva sino que busca la dimensión in-
puestas al don de la abolición disiden- conciliable de la sensación; se pierde,
te. Perlongher actúa en la positividad mezclando y confundiendo los rum-
que anida en los comportamientos per- bos prefijados, abierto al azar de las
versos y en la tolerancia de las ficciones composiciones inestables. Perlongher
de la ley. Escribe: “En la calle, todos se se distancia de Debord cuando éste
rozan: no parece haber otra alternativa considera la acción del azar como con-
que tolerarse”. La ciudad que practica servadora y limitada a variantes del há-
e imagina integra el don de la toleran- bito. El poeta dirá: “quien se pierde,
cia al ensanchamiento de las ficciones pierde el yo”. Se abre al nosotros como
de la ley, la hostilidad del malandraje a un estar con-juntos. Pero tal nosotros
a la hospitalidad de una bohemia re- supone un límite impersonal en el “se”
85
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
86
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
87
88
Ficciones de lo habitar.
Sobre arquitectura, ciudad y cultura
Por Pablo Sztulwark (*)
“La sociedad del espectáculo nos arras- exponer una definición y pensar su re-
tra a todos, y en las lación con la idea de proyecto. Enton-
aguas turbulentas de ese río que nos ces, como proyectar implica producir
lleva –arrebatados por espacios habitables, no hay modo de
la corriente o el viento de la historia, pensar un término sin el otro. Por lo
como el ángel de Paul Klee menos, en el terreno arquitectónico.
bajo la mira de Walter Benjamin–
quizá sólo podamos Retornemos sobre esa definición pro-
aspirar a mantener los ojos bien abiertos”. blemática e ineludible si de arquitectu-
Luis Fernández-Galiano ra se trata, pero antes hagamos un pe-
queño rodeo. Según Eduardo Grüner,
la cultura son “las formas de produc-
1. Sobre lo habitar ción, circulación y apropiación del pa-
trimonio simbólico de toda formación
No hay fragmento del discurso arqui- social”. No hay dudas de que estamos
tectónico que no contenga una de- frente a una conceptualización que
finición de habitar; no hay proyecto discute con definiciones que entien-
arquitectónico que no introduzca una den la cultura de un modo puramen-
definición de habitar; no hay pensa- te idealista pero también con aquellas
miento sobre la ciudad que, a su vez, que la restringen a un materialismo
no sea un pensamiento sobre el habi- pobre. Justamente por eso, la cultura
tar. Tratándose de una reflexión sobre y lo cultural, desde esta perspectiva,
la arquitectura y lo urbano, y supo- son pensados como fenómenos en
niendo que aun sea posible distinguir permanente proceso de constitución
entre ambas dimensiones, comence- y re-constitución
mos por esa definición de la que no de la vida social. No hay fragmento del discurso
es posible ni deseable escapar. ¿Qué es Cuando Grüner arquitectónico que no conten-
habitar? ¿Qué significa proyectar en se propone cons- ga una definición de habitar;
clave de habitar? En principio, no son truir una teoría no hay proyecto arquitectó-
preguntas sencillas. Entre otras razones crítica de la cul- nico que no introduzca una
porque estas interrogaciones forman tura,1 se empe- definición de habitar; no hay
parte de una tradición de pensamien- ña en distanciar pensamiento sobre la ciudad
to, arquitectónico y no arquitectónico. la cultura de lo que, a su vez, no sea un pensa-
Por otra parte, tampoco estamos ante cultural. Si para miento sobre el habitar.
un asunto simple de encarar porque algunos puede
habitar nombra un conjunto de con- ser un “complejo” juego de palabras,
ceptos, problemas y perspectivas. En es mucho más que eso porque –esta
arquitectura, por ejemplo, habitar es distinción– contrapone dos miradas
proyectar y proyectar es una manera sobre la producción, circulación y
de pensar. Por eso mismo, meterse apropiación del patrimonio simbóli-
con el habitar es equivalente a meter- co de las formaciones sociales. Como
se con categorías fetiches tales como: se trata de miradas, sabemos que lo
inconsciente, clases sociales o Estado. central no son los contenidos: defini-
Claro está que no buscamos rastrear ciones más o menos extensivas, más o
los debates y polémicas actuales acer- menos antropológicas, más o menos
ca del habitar. Más bien, pretendemos humanistas. Al menos para Grüner,
89
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
lo que divide las aguas en este asunto y simbólica de la cuestión queda des-
es un par de supuestos que agrupan a plazada y hasta suprimida. Pero como
ese mar de definiciones diversas que se nos recuerda Grüner, el problema
piensan desde la noción de “la cultu- puede ser pensado desde otra perspec-
ra”: primero, el patrimonio simbólico tiva y lo habitar intenta designar esa
es percibido y construido como objeto dimensión del espacio humano que,
de observación y estudio (construcción aunque desplazada y suprimida por
del objeto cultura); segundo, ese obje- cierto pensamiento arquitectónico,
to es exterior al sujeto de observación late subterráneamente porque es par-
y estudio (cons- te de la vida. Pero, ¿qué es lo que late
Si la temporalidad de lo cultu- trucción de la subterráneamente y no puede ser con-
ral consiste en la constitución objetividad como tenido en su totalidad por una mirada
y la re-constitución de las for- mirada). De esta técnica? Si bien nos concentraremos a
mas sociales, la temporalidad manera, la sepa- lo largo del texto –se trata del nudo de
de lo habitar se le parece. La ración ontológi- la arquitectura–, vale introducir ahora
ocupación, en síntesis, se teje ca entre objeto una primera definición.
al ritmo de la apropiación y y sujeto queda Si hacemos eje en lo habitar, estamos
la re-apropiación del espacio. sancionada en ante una sustancia hecha con el senti-
Por eso mismo, la tarea es cons- nombre de la dis- do, la lucha por el sentido. ¿Qué es lo
tante. Pero no es la repetición tancia científica. habitar, entonces? Movimientos de te-
infinita de un procedimiento En contraposi- rritorialización y desterritorialización
específico y determinado sino ción, la noción del espacio, estrategias de apropiación
un vínculo subjetivo y singular de “lo cultural” y subjetivación territorial. Así defini-
con el proceso de ocupación. se desentiende de do, habitar designa un campo proble-
tales supuestos e mático específico: el de la ocupación,
indistingue entre objeto y sujeto. Lo material y simbólica, de un territorio.
cultural, así leído, no es un objeto se- Ahora bien, como estamos ante el ha-
parado de la vida sino una dimensión bitar humano, la ocupación de un es-
inevitablemente amarrada a la vida pacio no es un emprendimiento que
social. Y como se trata del devenir hu- comienza y culmina de una vez y para
mano, ya no es posible describir un siempre a partir de una regla técnica.
objeto estático sino registrar el movi- Por eso no hay una ciencia de la ocu-
miento que adopta, en cada modula- pación. Se trata de otro tipo de expe-
ción, una enérgica vitalidad. riencia. Requiere ser pensada cada vez,
Respecto de nuestros problemas, suce- requiere un proyecto.
de algo equivalente. Y si bien nuestra
objetivación no es la cultura sino el Si la temporalidad de lo cultural con-
habitar, se presenta el mismo tipo de siste en la constitución y la re-consti-
problema. ¿Qué implica, en el campo tución de las formas sociales, la tem-
de la arquitectura, objetivar un proble- poralidad de lo habitar se le parece. La
ma? En principio, reducirlo a una di- ocupación, en síntesis, se teje al ritmo
mensión eminentemente técnica. De de la apropiación y la re-apropiación
esta manera, solamente hay demandas del espacio. Por eso mismo, la tarea es
y respuestas que el buen especialista constante. Pero no es la repetición infi-
debe administrar y sobre todo resolver. nita de un procedimiento específico y
Inevitablemente, la dimensión mental determinado sino un vínculo subjetivo
90
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
91
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
nos ponen a prueba, que nos exigen de los únicos sitios en los que se los pue-
alguna manera, pensar un poco más de plantear: este edificio, esas oficinas,
allá. Entonces, nos amarramos a las aquella casa. Pero también la ciudad.
formas que va adquiriendo la vida en Por eso mismo, pensar el habitar desde
cada situación. Planteado de esta ma- los problemas que construye (y no des-
nera, nuestro asunto no son las nece- de las necesidades que resuelve) exige
sidades en general sino los problemas un cambio de mirada: de las necesida-
que emergen en una situación concre- des a los problemas, de las respuestas a
ta. Más precisamente, los problemas las preguntas. De esta manera, la arqui-
que la vida le plantea al arquitecto en tectura se juega más en los problemas
Construcción de una
promesa, por
Gabriela Mocca
92
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
que arma, que en las respuestas que en rigor, cuando hacemos arquitectura,
ofrece, más en cómo construye un pro- inevitablemente construimos ficciones.
blema que en cómo lo resuelve. No es
que no importen las respuestas, es que Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando
sobre todo importan las preguntas: qué hablamos de ficciones? Según Ignacio
problemas construye, cómo construye Lewkowicz, gran historiador y pensa-
sus problemas, cuál es el estatuto de los dor de lo contemporáneo, las ficciones
problemas que construye, es decir, qué son configuraciones que organizan y
problematización inventa. dan consistencia al lazo social.3 No se
trata de mentiras, engaños o ardides
Ahora bien, consideremos el problema sino, por el contrario, del medio es-
desde otro lugar. Hace algún tiempo, pecífico en el que se desarrolla la vida
mientras caminaba por la ciudad, me humana. La existencia simbólica está
topé con un cartel. A la manera de hecha de relatos (políticos, sociales, cul-
las actuales gigantografías, el anuncio turales, artísticos, etc.) que hospedan
informaba sobre la construcción y la vida y producen mundos. Dice Olivier
venta de un edificio en torre en un ba- Mongin, en La condición urbana, que
rrio céntrico de Buenos Aires. El cartel esos relatos ficcionales son la imagen
contenía una imagen: un edificio de mental de un espacio que, finalmente,
fondo y un primer plano de hombres, se confunde con él.4 Su memoria, su
mujeres, niños y viejos que lo miraban representación, su itinerario. Y la ar-
y señalaban, parecía que con alegría. El quitectura y la ciudad, claro está, son la
letrero, además, tenía una leyenda: aquí materialidad de esos mundos mentales.
se va a construir un sueño. Ahora bien, Por eso mismo, aquí se va a construir un
ese cartel nos exponía ante una ten- sueño es un recor-
sión: allí donde se construía algo mate- datorio acerca de Cuando pensamos las ficciones
rial (hierro, cemento, vidrio, madera), que las ficciones arquitectónicas modernas, pen-
en realidad, se estaba construyendo y los relatos son samos intervenciones sobre la
una ficción sobre el habitar humano. nuestros materia- ciudad. Eso es claro. Pero pensar
les. En definitiva, la lógica de las intervenciones,
Todavía recuerdo el impacto que me son el nudo del un poco más allá de sus peculia-
causó el cartel. Pero más allá del impac- pensamiento en ridades, implica desentrañar al
to, lo central es el problema que dibu- arquitectura. sujeto de tales acciones.
jó ese anuncio. Es evidente que la vida
humana no transcurre exclusivamente
en el plano de lo material y lo concreto. 3. Sobre las ficciones modernas
Eso lo sabemos. Inclusive cuando pen-
samos desde la arquitectura, también Si se trata de ficciones, la modernidad
pensamos la vida en sus dimensiones produjo muchas y poderosas. En el
simbólicas e imaginarias. En síntesis, no campo de la arquitectura, la moder-
hay vida humana por fuera de alguna nidad implicó una gran idea: la trans-
ficción o relato. O tomando prestada formación de la ciudad en sistemático
una imagen cinematográfica: como no territorio de intervención. Si esta tradi-
hay género documental sin ficción, tam- ción alcanza su máximo despliegue en
poco hay arquitectura sin ella. Cuando proyectos tales como La Plata o Brasilia
documentamos, también ficcionamos; por detenernos en territorio americano,
93
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
nace como una intervención frente a medidas tenía, no hay dudas, un obje-
los problemas de los centros urbanos tivo político. ¿Por qué higiene y segu-
que crecieron y se transformaron con ridad? Ante todo, se buscaba ordenar y
las revoluciones burguesas e industriales cohesionar la materia social conflictiva
(barriadas populares, crecimiento de la que emergió del pasaje de la comuni-
población urbana, hacinamiento, vías dad estamental a la sociedad de clases.
angostas e intenso tráfico, problemas Destruido el círculo íntimo, la ciudad
de suministro de agua, epidemias de se pobló de individuos desvinculados
cólera, etc.). Frente a este tipo de pro- y clases enfrentadas. Así las cosas, la
blemas, la apropiación natural de los ciudad necesitó de relaciones espaciales
espacios deviene insuficiente y la inter- capaces de albergar las nuevas dinámi-
vención sobre la ciudad se convirtió en cas: movilidad espacial y social, cuestio-
regla política. Pero como se trata de una namiento de las tradiciones, separación
regla moderna, entre casa y trabajo, etc. Por otro lado,
Las ficciones centradas en la sus paradigmas, este esfuerzo de ingeniería socio-políti-
lógica de las necesidades, pro- modelos y valo- ca pretendió que el flujo mercantil (de
ducción típica de los tiempos res moldearon el personas, transporte, bienes, etc.) circu-
modernos, parecen incapaces quehacer. Enton- lara y no se detuviera en los recovecos
de competir con las imágenes y ces, tanto la higie- de la ciudad antigua. La fantasía de la
los sueños de las ficciones con- ne como la segu- ciudad capaz de contener la realidad de
temporáneas del habitar. Como ridad, definieron la mercancía –apoyada en la primacía
la subjetividad de la sociedad el estatuto de la de la circulación– estaba en marcha.
del espectáculo no es una sub- intervención. La
jetividad de necesidades sino de ciudad europea, Claro está que el programa de
deseos, el marketing se convir- antihigiénica e Haussmann no fue el único modelo de
tió en el relato contemporáneo insegura por su planificación urbana en la modernidad.
por excelencia que instituye pasado medieval, Si la regeneración de la ciudad fue una
sujetos deseantes. se transformó en vía, el urbanismo de tabla rasa fue otra.
el objeto de deseo A partir de la Carta de Atenas redac-
de la empresa urbanística. Si pensamos tada en el IV Congreso Internacional
en París, y no hay forma de evitarlo, de Arquitectura Moderna (CIAM),
las realizaciones de Haussmann bus- se sistematiza otra visión sobre la in-
caron rescatar a la futura ciudad luz tervención de la ciudad. ¿Qué intro-
del “oscuro” Medioevo y sus estrechas duce la generación arquitectónica de
calles. Pero esta tarea de regeneración Le Corbusier? Como se trata de un ur-
y regulación se desarrolló en el marco banismo de tabla rasa, el CIAM piensa
de una sociedad industrial “con pato- el proyecto urbano en clave de utopía
logías” que requería de un “urbanismo y no hay utopía sin negar (y hasta des-
clínico”. Diagnosticado el malestar, el preciar) lo que hay. De esta manera, la
prefecto del Sena imaginó una batería utopía arquitectónica pensó una ciu-
de medidas: apertura de grandes arte- dad ideal en tiempos de capitalismo
rias urbanas, estructuración y creación y guerra. Y tal vez para eliminar las
de nuevos parques, construcción de últimas huellas de un inquietante pre-
monumentales edificios estatales, re- sente, la Carta de Atenas imaginó una
novación de instalaciones urbanas, etc. ciudad de cara a la recuperación eco-
Ahora bien, este conjunto articulado de nómica de posguerra. En síntesis: una
94
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
95
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
96
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
97
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
nes entre arquitecto y cliente a propó- concentradas en el culto del objeto bello.
sito están pobladas de tales referencias. En este contexto, el arquitecto se autoex-
Puestos a dialogar sobre el proyecto y cluye como partícipe activo en la lucha
sus derivas, el cliente suele demandar cultural por la ciudad y lo urbano.
la realización de una imagen tejida
entre lo que vio y le gustó en revistas, Nos enfrentamos con dos formas de
películas, casas de conocidos, etc. Es el pararnos frente a un mismo proceso:
lenguaje que hoy circula y está dispo- repliegue versus despliegue. Llamamos
nible sobre lo habitar. repliegue a la reclusión en el oficio ar-
quitectónico, este repliegue produce
profesionales especializados en el ofi-
5. Sobre nuestros propios relatos cio pero que pierden de vista la necesi-
dad de pensar en la lógica urbana y la
No hay dudas de que la crisis de las fic- afectación social de la que participan.
ciones modernas Esta posición de repliegue es funcional
Volver a centrase en la ciudad, y la emergencia al fenómeno urbano contemporáneo, en
de eso se trata. Y para esto re- de la sociedad del donde la dinámica urbana se asemeja a la
sulta capital la reubicación del espectáculo alte- idea de una “ecología del blindaje” –en
arquitecto: abandonar el pe- raron el estatuto los términos del sociólogo Ulrico Beck
queño refugio de una buena vez de la arquitectu- en La sociedad del riesgo–6 en la que la
e indagar las modulaciones cul- ra. Tampoco hay reclusión y el repliegue se transforman
turales que constituyen nuestra dudas de que una en la regla de regulación de los intercam-
realidad urbana. Pero ser hoy consecuencia de bios. O más precisamente, en el antídoto
participantes de la discusión este proceso es contra posibles intercambios, identifica-
pública acerca de lo habitar no una tendencia de dos como inevitablemente amenazan-
es sinónimo ni de vivienda so- la subjetividad ar- tes e inseguros. En este escenario, cada
cial ni de arquitectura social. quitectónica –qui- agrupamiento social se blinda en su
zá secretamente mundo material y simbólico, y tiende a
inconsciente– a recluirse en el oficio; re- reducir nuevas aproximaciones. Así, el
clusión que adopta formas tales como la paisaje social se torna más segmentado,
fuga a la retórica estilística y técnica, y el porque tanto los barrios cerrados como
desprecio del modelo territorial y social las viviendas sociales, desalientan los
donde se apoyan los objetos de diseño. vínculos entre términos relativamente
De suerte y manera que muchos arqui- heterogéneos. Directriz que cuando la
tectos terminan engolosinados con un ciudad ya no es una “casa” que podamos
refinamiento conceptual y formal que ocupar con confianza ni la casa es una
convierte a la mirada técnica en el úni- “ciudad” que produzca insumos para la
co modo de mirar(se). Así observada, la sociabilidad colectiva, la correlación en-
ciudad no es más que una colección de tre ciudad y casa, tal cual la pensó el pen-
piezas urbanas (edificios, monumentos, sador renacentista León Battista Alberti,
imágenes, etc.) que, desvinculadas entre desaparece sin atenuantes. Es innegable
sí, funcionan como coquetos accesorios que esta correlación no se deshace con
de salón. En síntesis, algo así como las el agotamiento de las ficciones modernas
memorables “máquinas solteras” de sino varios siglos antes. Con las revolu-
Marcel Duchamp: solitarias, carentes de ciones burguesas e industriales, la distin-
relaciones obligadas con otros elementos, ción ontológica entre espacio privado y
98
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
espacio público –tal cual lo conocimos por otro lado, preguntarse por las prác-
hasta hace no demasiado tiempo– vuel- ticas ligadas a la vida. En definitiva, se
ve inasimilable casa y ciudad. En el uni- trata de percibir la fisonomía del derro-
verso precapitalista que pensó Alberti, la tero urbano e intervenir en el debate
ciudad era el dominio privado del prín- cultural sobre la ciudad. Y cuando esto
cipe y sus relaciones. Al mismo tiempo, sucede, sí o sí, nos terminamos por pre-
la casa del señor tenía funciones políticas guntar: hacia dónde vamos, cómo son
que ponían en cuestión el carácter emi- las dimensiones culturales que son obje-
nentemente privado del hogar. En sínte- to de revisión y cuestionamiento, cómo
sis, la analogía entonces era posible. Sin intervenimos en este proceso.
embargo, lo que importa subrayar ahora
es otra cuestión: hoy la ciudad y la casa, Ahora bien, pensarse como una fuerza
porque ya no se nutren ni de la analogía entre otras que participa de la lucha
renacentista que las reunía ni de la arti- por el sentido y el destino de la ciudad,
culación dialéctica que conoció la mo- altera el estatuto de la subjetividad ar-
dernidad, se transformaron en territorios quitectónica: si el arquitecto preso de
desencontrados entre sí. Y justamente su oficio puede ser pensado como un
por eso, cuando la ciudad se vuelve inha- arquitecto de salón en la medida en que
bitable, la casa y su “ciudad jardín” fun- se desentiende de la dimensión azaro-
cionan (en su relato) como refugios ante sa de la vida urbana y se refugia en la
la amenaza. Al mismo tiempo y despro- hipercodificación “de salón” como es-
vista de la experiencia social de la ciudad trategia frente al desorden general, el
real, la casa pierde su costado político al arquitecto urbano –ante la reducción de
dejar de suministrar las herramientas ele- la densidad urbana y la disminución de
mentales de la buena sociabilidad. la sociabilidad general– apuesta, por el
contrario, a construir ficciones capaces
Pero la ciudad puede y debe ser pensada de no caer ni en la ley del salón (puro
por los arquitectos desde otra perspec- código) ni en la ley de la calle (sin códi-
tiva. Por ejemplo, como el escenario de go), diría el arquitecto Luis Fernández-
una intensa lucha cultural en la que los Galiano.7 Su horizonte, en rigor, es la
objetos arquitectónicos operan como los ley de la ciudad (es decir, las ficciones
instrumentos de esa confrontación. Las que nos orientan en la multiplicación
acciones urbanas, de esta manera, no son molecular de los intercambios, la sal del
intervenciones exclusivamente técnicas. vivir colectivo) y por eso el debate cul-
Y aquí llamamos técnico a la aplicación, tural es una estación reiterada en este
sin mediaciones ni actualizaciones, de recorrido que no tiene llegada.
saberes y lenguajes preestablecidos. O
mejor dicho, que están preestablecidos Volver a centrase en la ciudad, de eso
como saber y que no tengan incluido el se trata. Y para esto resulta capital la
debate cultural sobre la ciudad, lo urba- reubicación del arquitecto: abandonar
no y la vida colectiva. Justamente por el pequeño refugio de una buena vez e
eso, mirar con otros ojos el oficio arqui- indagar las modulaciones culturales que
tectónico implica: por un lado, superar constituyen nuestra realidad urbana.
la contemplación técnica que domina Pero ser hoy participantes de la discu-
los discursos establecidos, las retóricas sión pública acerca de lo habitar no es
estilísticas y hasta los lenguajes cultos y sinónimo ni de vivienda social ni de ar-
99
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
quitectura social. Si la ciudad está frag- Pero para que esto sea posible, no es
mentada y la sociabilidad resulta escasa inoportuno declararlo una vez más,
es, además, porque nos acostumbramos deberemos abandonar el refugio y el
a pensarla en sus partes (más ricas o más blindaje para incluirnos en la lucha
pobres, en este punto da lo mismo) y no cultural, en la lucha por el sentido. En
como escenario de encuentros y desen- rigor, se trata de percibir las formas de
cuentros inesperados, poderosos y con- lo urbano y sus modulaciones perma-
tingentes que la renuevan permanente- nentes. Pero no hay modo de hacerlo
mente. En este sentido, la política de la sino en una posición de despliegue:
ciudad no se reduce a una política social Una vez más abandonar el refugio
ni a una política económica. Tampoco para incidir en la construcción de rela-
a las buenas políticas socio-económicas. tos sobre lo habitar. En las palabras de
Hoy más que nunca, entonces, la políti- Luis Fernández-Galiano: “La sociedad
ca de la ciudad es política de lo habitar. del espectáculo nos arrastra a todos, y
en las aguas turbulentas de ese río que
Los arquitectos debemos formar parte nos lleva, quizá sólo podamos aspirar a
del debate cultural a partir de la crea- mantener los ojos bien abiertos”8.
ción, de la producción y reproducción
de nuestros propios relatos sobre la
vida colectiva y su devenir material. (*) Arquitecto
NOTAS
1. Ver Grüner, Eduardo, Un género culpable: la práctica del ensayo. Entredichos, preferencias e intromisiones,
Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 1996.
2. Foucault, Michel, Las palabras y la cosas, Siglo XXI, México, 1991.
3. Ver Lewkowicz, Ignacio, “Del ciudadano al consumidor. La migración del soberano”, en Pensar sin Estado.
La subjetividad en la era de la fluidez, Paidós, Buenos Aires, 2003, pp. 19-39.
4. Ver Mongin, Olivier, “La experiencia corporal, o cómo ‘cobra forma’ la ciudad”, en La condición urbana. La
ciudad a la hora de la mundialización, Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 45-68.
5. Sobre este fenómeno y sus derivas, nos detuvimos con Ignacio en, “Ciudad y situaciones urbanas” en
Lewkowicz, I. y Sztulwark, P., Arquitectura plus de sentido. Notas ad hoc, Kliczkowski, Buenos Aires, 2002,
pp. 107-123.
6. Beck, Ulrico: La sociedad del riesgo, Paidós, Barcelona, 1998.
7. Fernández-Galiano, Luis, “Disciplina doméstica: la selva o el salón”, Arquitectura Viva, N° 112.
8. Fernández-Galiano, Luis, “La casa o la ciudad”, Arquitectura Viva, N° 112.
100
102
El Santuario de Cromañón
Por Cecilia Flachsland y Violeta Rosemberg
Fue construido como un refugio fren- En Once, según informan las guías es-
te al dolor. Sin embargo, estando allí pecializadas, hay 3.300 comercios que
lo que se revela es la intemperie. Cierra ofrecen de todo un poco. El escritor
una calle a la vez que abre una cicatriz Marcelo Cohen describe la zona en
en medio de la ciudad. Aunque a toda “Consolación por la baratija” (Diagonal
hora alguien lo visite –y hasta forme Sur, 2007): “Once: la socarrona codi-
parte del recorrido de las excursiones cia del comerciante descreído desbara-
turísticas– conserva algo de presencia tando la insulsa cuadrícula urbana, el
espectral. De noche lo frecuentan jó- devaneo del orden racional. Corroído
venes, abatidos y silenciosos, que se escenario de una feria democrática au-
comportan como si estuvieran en un toconstituida”. El
velorio que por haberse prolongado en santuario replica El santuario replica parte de
el tiempo los hubiera dejado sin lágri- parte de esa lógi- esa lógica del barrio. Las cosas
mas. En un barrio en el que conviven ca del barrio. Las se amontonan en su espacio
diversas creencias irrumpe como un cosas se amonto- como en un bazar desorde-
manchón de religiosidad popular y nan en su espacio nado. El dolor no termina de
le recuerda a Buenos Aires que ya no como en un ba- encontrar su nombre y en la
puede disimular su destino latinoame- zar desordenado. búsqueda despliega un barro-
ricano. El santuario de Cromañón, El dolor no ter- quismo desesperado. Las fotos
levantado de forma espontánea por mina de encon- de los chicos se mezclan con
familiares, amigos y sobrevivientes de trar su nombre cartitas adolescentes, letras de
una de las catástrofes urbanas más sig- y en la búsqueda canciones, estampitas, recuer-
nificativa de la historia de la ciudad, despliega un ba- dos personales, banderas fut-
no sólo rememora la muerte injusta de rroquismo deses- boleras, rosarios, llamadores
194 personas sino una nueva estocada perado. Las fotos de ángeles, carteles con leyen-
sobre la vida en común de una nación de los chicos se das tomadas de otras luchas,
que, en los últimos treinta años, se mezclan con car- pedidos de venganza, y zapa-
asentó en la muerte de sus jóvenes. titas adolescentes, tillas, muchas pero muchas
letras de cancio- zapatillas: chamuscadas, col-
Está ubicado sobre la calle Bartolomé nes, estampitas, gadas de los cables, apoyadas
Mitre, a pasos del boliche que en sus recuerdos perso- en el piso, sobre un altar, api-
épocas de cumbia se llamó El Reventón nales, banderas ñadas, dibujadas.
y que Omar Chabán rebautizó iróni- futboleras, rosa-
camente República Cromañón. A pocos rios, llamadores de ángeles, carteles
metros, cruzando la Plaza Miserere en con leyendas tomadas de otras luchas,
diagonal, está La Perla, aquel mítico pedidos de venganza, y zapatillas, mu-
bar donde a mediados de los 60 Litto chas pero muchas zapatillas: chamus-
Nebbia y Tanguito compusieron La cadas, colgadas de los cables, apoyadas
Balsa. Menos de cuarenta años sepa- en el piso, sobre un altar, apiñadas, di-
ra un episodio de otro, cuatro décadas bujadas. Las Topper blancas de lona,
que contienen un cambio de época: si símbolo de una cultura juvenil, rocke-
en aquella canción-manifiesto los roc- ra y stone, superficie para escribir le-
keros ansiaban “naufragar” para esca- yendas como en otras épocas se lo hizo
par a las rutinas burguesas, los jóvenes en paredes o pancartas, las mismas que
de Cromañón buscan cómo “rescatar- en cualquier esquina del conurbano
se” del desamparo contemporáneo. señalan que en esa zona se mueve un
103
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
dealer. Herederas de las alpargatas, fa- cios o de certezas sobre cuál debe ser
bricadas por la industria nacional, que el idioma de la justicia. El santuario
parecen decir “yo no soy Nike”. habla con una lengua construida con
La disposición de estos objetos se ase- restos de otras lenguas y exige ser des-
meja también a la que los cuerpos jó- cifrada. Hay restos de la política, del
venes adquieren en los recitales, don- discurso de los derechos humanos, de
de se chocan, se enciman, se anudan, la contracultura rockera, de la religio-
bailan, se contienen. La promiscua sidad popular, de las lógicas mediáti-
avidez por encontrarse con otros los cas globalizadas.
conduce a la entropía, a la imposibi-
lidad de establecer un orden que es, a
la vez, la incomodidad ante cualquier Desangelados
orden establecido.
De ahí que cuando el Gobierno de la Un cartel clavado en la “capilla”
Ciudad ofertó reemplazar el santuario anuncia: El santuario de nuestros
por una “plaza de la memoria” –pla- ángeles del rock (30-12-04) Nunca más
nificada, prolija y hasta protegida con Cromañón. Hay una palabra que se
rejas–, los familiares y sobrevivientes repite en el santuario: ángeles. “Para
aceptaron con la condición de que no los que el cielo no pudo esperar”, se
se levantara el santuario. Hoy conviven lee aquí y allá. Y esta referencia trae a
ambos espacios: la sutura y la sangre. la memoria el modo en que el Indio
El filósofo Ruben Dri escribe en Solari se refirió a sus seguidores a fi-
Símbolos y fetiches religiosos en la cons- nes de los 90 cuando los llamó “des-
trucción de la identidad argentina angelados” porque según entendía
(Biblos, 2003) sus vidas estaban desprotegidas, sin
El de Cromañón es un santua- que el avance de ningún “ángel” que las cobije. Las
rio urbano lleno de flores de la racionalidad bandas –decía el cantante– son “chi-
plástico. No es fácil acceder a la instrumental del cos de barrios desangelados, que no
lengua en que nos habla, sobre capitalismo tiene saben de discotecas para modelos y
todo si se parte de prejuicios o como contracara estrellas de rock, ni de autos locos, ni
de certezas sobre cuál debe ser la proliferación de navidades artificiales. Pibitas em-
el idioma de la justicia. El san- de formas reli- barazadas que lloran su dolor en una
tuario habla con una lengua giosas extrava- esquina. Chicos bombardeados, sin
construida con restos de otras gantes. “De las padres ni hermanos, con la esperanza
lenguas y exige ser descifrada. arenas de ese de- arrodillada a los pies de la recauda-
Hay restos de la política, del sierto racionali- ción de un taxi”.
discurso de los derechos hu- zador brotan las
manos, de la contracultura flores exóticas de Muchos de estos chicos, convertidos
rockera, de la religiosidad po- grupos religiosos en ángeles después de su muerte, estu-
pular, de las lógicas mediáticas que prometen vieron “desangelados” durante sus vi-
globalizadas. una refertiliza- das. Esa condición en la que vivían se
ción de la tierra”. exasperó en el concierto de Callejeros
El de Cromañón es un santuario ur- pero no se creó esa noche, existía pre-
bano lleno de flores de plástico. No viamente en un país en el que cuatro
es fácil acceder a la lengua en que nos de cada diez desocupados tienen me-
habla, sobre todo si se parte de prejui- nos de 24 años.
104
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
105
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
Los familiares y los sobrevivientes hilva- decirle y tuve miedo de que me repro-
nan otra narración porque consideran chara no haber hecho algo más para
que el santuario –les guste más o me- salvarlo. El santuario no me convence,
nos– es un lugar vital de su experiencia. lo entiendo pero a mí me recuerda a
No es sólo un lugar de rezo o de recla- la muerte... La verdad yo prefiero que
mo sino una lengua pública que habla abran la calle, que la vida siga”.
de sus desgarros particulares.
Juan –un joven salteño, también so-
Más de una vez se han preguntado si breviviente e integrante de la murga
las marchas que realizan debían em- Los que Nunca Callarán– cree que la
pezar en el santuario y terminar en la alternativa está en convertir el santua-
Plaza de Mayo o si por el contrario, rio en un espacio de alegría: “Al prin-
debían empezar en la Plaza de Mayo cipio no me cerraba pero después me
y terminar en el di cuenta de que era nuestro lugar. Lo
El santuario evidencia que, santuario. “Está- que me gustaría es pintarlo de colores
incluso antes que las ciencias bamos discutien- porque así es un bajón. Pintarlo de
sociales, las letras del llamado do, en realidad, si rojo, amarillo, verde y negro, pintarlo
“rock chabón” volvieron visi- teníamos que ir para que tenga vida y para que tenga
bles las derivas de los jóvenes del dolor privado más que ver con nosotros”, comenta.
que desde los 90 en adelante a la plaza pública Juan recuerda que al poco tiempo de
toleran como pueden el de- o si teníamos que sucedido Cromañón, los familiares in-
rrumbe del Estado, la familia, ir de la plaza al vitaron a Zamba Quipildor para que
la escuela. Las estrofas que dolor privado. Yo cante la Misa Criolla. “Y yo pensaba:
contaron esas vidas son tam- estaba de acuerdo mi amiga desde el cielo debe estar di-
bién las que ayudan a nombrar con la primera ciendo ‘¿y este quién es?’, porque no-
su muerte. postura, pero fi- sotros no lo conocíamos”. Lo que más
nalmente pros- le sorprende –aún hoy en día, a casi
peró la otra porque el santuario ocupa cuatro años del hecho– es que los san-
un lugar muy especial para los padres, tifiquen las mismas personas religiosas
es el lugar donde murieron sus hijos y que siempre los habían mirado como
ellos sienten que tienen que estar allí”, los “peores del barrio”. “Eso nos da un
dice Diego Rozengardt, integrante de poco de risa, pero otras veces en el san-
la agrupación Los pibes de Cromañón2 y tuario vivimos historias propias del ca-
hermano de una de las víctimas. nal Infinito. Eso me da para pensar”.
106
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
Augusto Tejada
si el santuario representara un dolor
que no termina de volverse colectivo.
Canciones
107
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
No volvieron más, dedicada a los com- que uno se preguntaba frente al winco
batientes de Malvinas. Esta reescritura, blanco a los 12: ‘¿Por qué dice; en el
apresurada como un graffiti, une a los mar naufragó una balsa que nunca zar-
caídos en Malvinas con los muertos en pó? ¿Qué son los platos de café?’). No,
Cromañón. El tenue cambio del “allá” la tragedia de Cromañón parte de una
por el “acá” da cuenta de una trans- equivocación que puede, a veces, ser
formación radical. Así como el adjeti- letal: en el escenario no hay banda, no
vo “nacional” que acompañó al rock hay música, no hay orquesta”.
desde principios de los 80 fue reempla-
zado por el de “barrial” en un despla- En el santuario no hay frases firmadas
zamiento que señala la erosión de los por Spinetta y menos aun otras que
Estados-nación y den cuenta del vínculo entre el rock y
“Somos lo que nadie quería el surgimiento de las vanguardias. Pero esa tradición (o sus
encontrar”, escribió el joven de nuevos territorios restos), ¿no está detrás de muchas de las
una escuela después de visitar el identitarios, la escrituras que pueblan el santuario? Los
santuario con uno de sus pro- variación en los nombres de Callejeros y Omar Chabán,
fesores. Los jóvenes, parece, ya adverbios va en ¿no están unidos a eso que llamamos
no son rebeldes ni románticos el mismo senti- rock argentino? Los jóvenes que concu-
ni idealistas, así como los po- do: indica que las rrían a estos conciertos, ¿no buscaban,
bres tampoco son la levadura “guerras” se han igual que “los padres fundadores del
de la historia. El santuario de mudado y ahora rock”, intensidad y espacios no domesti-
Cromañón pone en escena los se libran acá, en cados para encontrarse con otros?
restos de esas imágenes. Nos la propia casa.
habla de ese derrumbe con una El santuario –aunque en el sentido
lengua poco apta para oídos Este gesto de contrario– le concede la razón a Casas
bienpensantes. Nos habla del apropiación que al revelar que lo que ocurrió antes y
dolor, del desamparo, de la in- revela la capaci- después de Cromañón –igual que lo
diferencia. No cede a la correc- dad simbólica de que sucedió con los ex combatientes
ción política y se refugia donde todo humano es de Malvinas– fue producto no sólo de
puede. Está rumiando un nue- negado insistente- un “abandono de clase” sino también
vo lenguaje para la justicia y la mente por aque- de un “abandono generacional”. Los
memoria de los olvidados. llos que a partir adultos –y no sólo los “padres funda-
de Cromañón dores del rock”– no quieren hacerse
manifestaron su disconformidad con cargo de sus jóvenes. No los reconocen
la llegada de los sectores populares al como propios. Los abandonan a su
rock, una música que hasta los 90 es- suerte, a que se cuiden como puedan
tuvo hegemonizada por los sectores en sus comunidades premodernas.
medios. Fabián Casas, por poner un
caso, escribe en su libro Ensayos Bonsai
(Alfaguara, 2007) un texto que se titula Justicia
“Valeria Masa”. Dice allí: “La tragedia
de Cromañón no es una tragedia del En el santuario hay otra palabra recu-
rock argentino (hablo del rock de los rrente que se vuelve territorio de dis-
padres fundadores, de esa música ge- puta: justicia. Puede sonar a resolución
nial que puede cambiarte la vida por- judicial, a “justicia divina”, a “justicia
que te hace preguntar cosas como las por mano propia”, a desdibujamiento
108
LA BIBLIOTECA
Ensayos y crónicas urbanas N° 7 | Primavera 2008
NOTAS
1. Buena parte de este artículo está inspirado en un libro de ficción de Marcelo Cohen,
la novela Impureza (Norma, 2007), una historia de amor ambientada en un territorio
futurista de excluidos sociales, en el que la muerte traumática de una joven desarrapada,
bailarina de cumbia, motiva la creación de un santuario. El autor trabaja la represen-
tación del mundo popular a partir de la creación de un idioma que embiste contra los
lugares comunes y obliga a sumergirse en una experiencia radical del lenguaje, expe-
109
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Ensayos y crónicas urbanas
riencia que se distancia de la “prosa del Estado” y devuelve dinamismo al mundo de los
oprimidos. Nos resulta inquietante que mientras Cohen en su ensayo sobre el barrio
de Once observe en el santuario solamente la “asfixia de la piedad” sea su ficción la que
nos auxilie al momento de leer el santuario, al que podríamos describir con palabras del
propio Impureza: “un paisaje chato pero cautivante como la vasta proyección en plano
de un cerebro que sueña”.
2. Luego de los sucesos ocurridos en Cromañón se formaron diferentes agrupaciones, al-
gunas se constituyeron como asociaciones civiles y otras funcionan con más informalidad.
Entre las principales están: 1) Familias por la Vida; 2) Que No Se Repita (cuyo referente es
el abogado José Iglesias, figura pública y papá de Pedro); 3) Los pibes de Cromañón o El
Grupo Paso, donde también se inscribe la murga Los que nunca callarán; 4) La Asociación
de Padres de Hijos Asesinados en Cromañón (A.P.H.A.C.); 5) La Asociación de Víctimas de
la Inseguridad en la Argentina (A.V.I.S.A.R.). La mayoría de estas asociaciones se reúne
una vez por mes en un espacio que llaman “Articulación”, en el que definen políticas
conjuntas. Todos esperan el juicio con ansiedad, cuya fecha está prevista para mediados
de 2008. Hay 1.600 querellantes.
110
La ciudad está recorrida por
Imágenes imágenes que organizan lo
disperso. Formas de habitar las
en la ciudad travesías de una época renuen-
te a las estabilidades. Son los
retratos que componen un cua-
dro con episodios fugaces, per-
mitiendo la inteligibilidad de
los acontecimientos. También
se almacenan en la memoria quedando como reservas a ser convo-
cadas cuando el recuerdo las reclame. Las imágenes son paradojales:
cristalizan el presente y a su vez lo exceden como potencialidad por
venir. Aguardan disponibles la cita con la historia, al tiempo que
nos ofrecen las posibilidades de pensar el momento actual. Son restos
de sucesos acaecidos, pero también materia viva disponible para la
creación. Anacronismos que regresan desgarrando el presente e imá-
genes nuevas que interrogan los ciclos anteriores. No son retornos
lineales ni reenvíos apacibles. Entre las distintas temporalidades hay
una tensión que precisa de elaboraciones críticas. Una inventiva ca-
paz de seleccionar los retazos de un pasado, pero también de mirar
de otro modo las estampas del presente.
Eduardo Rinesi propone pensar el reciente conflicto originado en el
aumento de las retenciones a las exportaciones agrarias, a partir de las
imágenes de la “vida verde” que pueden ser visiblemente reconocibles
en tres momentos de la historia: el centenario de la nación, la década
del noventa con sus fugas hacia los barrios cerrados y los imaginarios
puestos en juego en las últimas discordias. El ideal de la vida rural, que
excluye el conflicto urbano, sueña un idílico retorno a la tierra.
Miguel Vitagliano rescata las impresiones de la ciudad en tres no-
velas. Los compañeros de Rolo Diez, Hay unos tipos abajo de
Antonio Dal Massetto y El Dock de Matilde Sánchez en una con-
junción de historias personales, proyectos colectivos, continuidades y
rupturas. Una lectura de la ciudad a partir del trazado de un mapa
de sensibilidades desde el que leer los avatares de Buenos Aires.
Guillermo Korn reconstruye el modo en el que los nuevos narra-
dores, con sus estilos diferenciados, descubren la aparición de la
barrialidad como cualidad gentilicia que demarca modos de ser.
Una ciudad que cambia a ritmo vertiginoso y que se reconfigura
en sus mezclas y denominaciones.
Hernán Sassi encuentra en el cine la clave para interpelar los signos
de la calle, las marcas de sus paredes y sus señas particulares. La
película Construcción de una ciudad de Néstor Frenkel, retrata
los cambios en Federación, Entre Ríos, ciudad inundada y luego
reconstruida bajo el impulso del turismo terapéutico.
Pablo Gianera nos brinda una interpretación de la ópera La
ciudad ausente basada en la novela de Ricardo Piglia, que a su
vez se reconoce en Macedonio Fernández. Una genealogía de una
ópera que se inscribe y se emancipa de sus precursores.
Margarita Martínez nos presenta los debates del modernismo en la
publicación que Rubén Darío impulsó en Buenos Aires. La Revista
de América -–con tan sólo tres números de duración en 1894–
expresó los sueños de una generación que encontraba en la renova-
ción estética y cultural los argumentos de su afán cosmopolita.
H.G. reflexiona sobre las vertientes mitológicas de la ciudad pe-
ronista. Señas que aparecen en las imágenes alegóricas de una le-
yenda resistente. Su artículo dialoga con el de Roberto Baschetti
que encuentra en las anécdotas y en los personajes, reconocibles y
anónimos, las formas concretas de una epopeya.
Jorge Quiroga describe el desgarro de los personajes arltianos. El
encapsulamiento obsesivo y su pasión por el grotesco son las formas
de habitar el pesimismo.
Imágenes de una vida urbana que oscila entre la historia, el realis-
mo contemporáneo y la ensoñación.
114
115
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
cuya imagen resuenan los grandes tó- tracultural del movimiento hippie de
picos del romanticismo europeo) de la los años 70”, por el otro incorpora un
ciudad filistea donde se arrastraban los conjunto de valores asociados a nue-
“reptiles burgueses” de los que habla- vas representaciones sobre la sociedad
ba, sin ir más lejos, el joven Ingenieros. y el sujeto en el mundo posindustrial
El campo, entonces, como salida y contemporáneo, a nuevas prácticas de
como conjuro. consumo, a una serie de nuevas ideas
Entonces y ahora. Porque, en efecto, acerca de lo que empieza a llamarse la
¿no sería interesante comparar estos “calidad de vida”, y a una doble ob-
argumentos de los miembros más en- sesión: la obsesión por la seguridad y
cumbrados de la élite dirigente argen- la obsesión, correlativa a ésta, por la
tina de los años homogeneidad.
El reverso de la libertad de los 1890 con los es- Seguridad y homogeneidad: nada de
de adentro es la falta de libertad lóganes publicita- mezcla, nada de heterogeneidad, nada
de los de afuera –de los “otros”– rios que, justo cien de “otros”. Es tranquilizador “conocer
para entrar; el reverso de la ale- años después, en la a los vecinos” –le dice a Svampa una
gría por el recuperado “espacio última década del de sus entrevistadas–: que las nenas
público” de calles y veredas es siglo pasado, em- puedan andar en bicicleta por la calle
la privatización de pedazos del pezaron a poblar y que las puertas de casa puedan estar
espacio público del país para los suplementos abiertas y que una “no tenga que an-
consumo exclusivo de unos po- “Countries” de dar pensando que va a entrar un tipo
cos; el reverso de la vida dichosa los grandes dia- por la ventana”. Habría que conversar
de los neo-aldeanos fortificados rios argentinos un rato largo sobre este tópico de las
es la separación de los demás ofreciendo a los puertas y de las ventanas, y sobre el
del otro lado de los muros. El que ganaron en la temor a la violación, por esos inquie-
reverso –en otras palabras– de gran timba de la tantes agujeros, del espacio privado del
la lógica feliz de la comunidad reconfiguración hogar: se trata de un asunto del que la
es la lógica feroz del gueto. capitalista opera- literatura argentina no ha dejado de
da en esos años ocuparse desde la entrañable Amalia
la posibilidad de una huida fuera de la de José Mármol para acá. Pero más
ciudad enferma, contaminada y –como que subrayar una vez más esta cuestión
los medios masivos de comunicación (que nos llevaría de nuevo a Viñas y a
no se cansan de anunciar– peligrosa? todo lo que ya se dijo y se escribió tam-
Los que ganaron. La expresión da títu- bién –creo que a partir de una sugeren-
lo a un excelente libro de Maristella cia inicial de Juan José Sebreli– sobre
Svampa, de hace ya unos años, que es- “Casa tomada” de Cortázar), me gusta-
tudia con sensibilidad y amplio cono- ría insistir sobre la ostensible contrafaz
cimiento de causa estos corrimientos, de este sentimiento de reconquistada
y sobre todo la ideología de estos corri- libertad y seguridad: en los countries las
mientos. Que es la ideología de lo que puertas y ventanas de las casas pueden
Svampa llama “la vida verde”, asociada estar abiertas porque las puertas del ba-
a una retórica ecologista y a la idea de rrio entero están cerradas (“Cerremos
una “ruralidad idílica”, de una “tran- el círculo”) y custodiadas por expertos.
quilidad bucólica” y de un comunita- Así, el reverso de la libertad de los de
rismo que si por un lado encuentra un adentro es la falta de libertad de los de
posible antecedente en “el ideario con- afuera –de los “otros”– para entrar; el
116
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
117
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
118
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
119
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
entonces funcionar con mucha nitidez zón de la bella y rica Porcia, el merca-
esta lógica sobre la que hemos llamado der Antonio, con toda su fortuna en
la atención un poco más arriba: la de la alta mar, recurre al prestamista judío
exclusión y el encierro como contracara Shylock, quien le proporciona la suma
de los beneficios de una libertad pre- requerida a cambio de una curiosa
suntamente universal. La vigencia de garantía: la de una libra de la propia
la lógica del gueto denuncia así la (por carne del fiador. Al vencimiento del
lo menos relativa) falacia del “mito” contrato, impaga la deuda, Shylock
veneciano, hiriendo esa universalidad, lleva a juicio a Antonio, dispuesto a
revelando sus límites, enseñándonos hacerle cumplir el trato. Basanio, que
que ningún orden, ni siquiera el me- a todo esto se ha casado con Porcia,
jor, puede “cerrar” –como se dice– del vuelve a Venecia para ayudar a su ami-
todo y para todos. go, seguido en secreto por su esposa,
quien disfrazada de doctor en leyes se
presenta en la corte donde es juzgado
4. Antonio y hábilmente logra torcer el
rumbo de las cosas: merced a un ardid
Esta tensión entre el carácter uni- legal bien pergeñado, el mercader es
versal de las leyes y la existencia de dejado en libertad y el judío es obliga-
distinciones y diferencias muy marca- do a convertirse y a ceder su fortuna a
das en la organización de la vida de la cambio de su vida. Porcia sólo revelará
ciudad, en el propio “derecho a la ciu- su engaño al final, cuando todo haya
dad” y en el reconocimiento público terminado y ella, su esposo y sus ami-
de sus habitantes, gos estén de vuelta en Belmont, dis-
Encontramos también aquí, es el tema, o por puestos a vivir felices para siempre.
en Venecia (en la Venecia que lo menos uno La escena del juicio a Antonio –que
nos presenta Shakespeare), de los temas, de gracias a la astucia de Porcia se con-
la conjunción de la lógica de una célebre pieza vierte, en su propio desarrollo, en un
la república y la lógica del de Shakespeare juicio a Shylock– constituye el centro
gueto. República y exclusión. que puede valer de la trama y el punto en que la mis-
República, sí, pero “entre la pena comen- ma alcanza el clímax de todas sus ten-
nos”. De ahí la importancia, tar acá. Se trata, siones. Toda su fuerza radica en que
en la estructura narrativa de por supuesto, de Shylock, odiado y repudiado por la
El mercader..., de Belmont. El mercader de mayoría cristiana de la ciudad, tiene
¿Qué es Belmont? Belmont es Venecia, atípica de su lado, por una vez, las leyes de esa
la contracara de Venecia; es la “comedia” (así se ciudad que lo desprecia, y sabe que a
salida y el conjuro de Venecia. la designa desde esa ciudad le va su propia fama y su
Es la no contradicción. el título –The propia dignidad en cumplir esas leyes
comical history que esta vez lo favorecen. En efecto,
of...–, y así puede y debe, en un cier- ante la solicitud de Basanio de que
to sentido, ser pensada) cuyo argu- haga ceder la ley a la autoridad, el fal-
mento central podemos resumir en so juez que es Porcia determina que
pocas líneas: Para favorecer a su ami- “No se debe hacer eso; no se puede, en
go Basanio, que necesita dinero para Venecia / Modificar un decreto insti-
costear un viaje a la fastuosa Belmont, tuido” (4.1.214-5). Shylock lo sabe, e
donde se propone conquistar el cora- insta al falso juez, “por la ley” (234), a
120
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
hacer justicia. Por eso, cuando Porcia chica prefiera a Basanio, que la suerte
se las arregla para dirigir la ley contra le permita salirse con la suya y que los
el judío y mostrar que es él quien ha dos extranjeros tengan que salir de la
ofendido a la ciudad, la comunidad ciudad como llegaron). Venecia es una
cristiana de Venecia respira aliviada: ciudad burguesa, cosmopolita, plural.
interpretada por Porcia, la ley vuelve Es la ciudad (era, de hecho, la ciudad:
a amparar a los que debe amparar, y Shakespeare trabaja sobre ese hecho
a condenar a los que debe condenar. conocido de la Europa de sus días)
Recurso típico de la comedia, todo se de los negocios,
ha invertido: el acusador se ha vuelto de la mezcla y de La política es entre otras cosas
acusado; el perseguidor se ha vuel- la permanente la lucha por encontrar ese len-
to perseguido. Las cosas han vuelto lucha por hacer guaje, y a esa lucha debemos
a su sitio y la ciudad dirige todo su convivir esa mez- consagrar hoy nuestros des-
odio contra el judío, contra el otro. cla con la nece- velos, porque si no acertamos
Allan Bloom ha mostrado que cuan- sidad del orden. a forjar ese lenguaje seguirá
do Shakespeare se ocupa de Venecia Belmont (que, primando entre nosotros el
no la pinta con los colores que cabría a diferencia de idioma mucho más rústico y
esperar de su fama de república vir- Venecia, no existe, brutal de quienes por un lado
tuosa, sino desde la perspectiva de los es un puro inven- proclaman la República y por
extranjeros, de los “otros” –Otelo y to de Shakespea- el otro defienden sus intereses
Shylock– con los que esa república no re, no queda en particulares a puro desprecio
cumple sus benévolas promesas. ningún lugar, es por los otros, a puro racismo y
Así, encontramos también aquí, en una Utopía: la a camionetazo limpio.
Venecia (en la Venecia que nos pre- tierra prometi-
senta Shakespeare), la conjunción de da del Amor) es una ciudad en paz,
la lógica de la república y la lógica del porque es una ciudad sin mezcla y sin
gueto. República y exclusión. República, conflicto, una comunidad arcádica, fe-
sí, pero “entre nos”. De ahí la impor- liz (Cosmópolis y Arcadia: ¿no había-
tancia, en la estructura narrativa de mos empezado por ahí?) y joven.
El mercader..., de Belmont. ¿Qué es Y joven, en efecto. La última escena
Belmont? Belmont es la contracara de de El mercader..., después del juicio y
Venecia; es la salida y el conjuro de de la derrota del judío, nos devuelve
Venecia. Es la no contradicción. En al palacio de Porcia en Belmont y nos
efecto, si Venecia es la ciudad burgue- muestra allí, reunidos y felices, lejos
sa (fascinante, qué duda: industriosa, del mundanal ruido de la ciudad del
movediza, plural), la ciudad de los ne- trabajo, de la producción y de la mez-
gocios y de la riqueza, de los comer- cla, a los que ganaron a lo largo de este
ciantes y de los prestamistas, de los enredo: los matrimonios de Porcia y
venecianos y de los extranjeros, pero Basanio, de Nerissa y Gratiano, de
también –y a causa de todo eso– de Jessica y Lorenzo, que brindan y ce-
los conflictos, Belmont representa el lebran y se ríen de lo lindo, y festejan
ideal de la armonía clásica, la ausencia toda la vida que –jóvenes y brillantes,
de conflictos y de luchas, la ausencia bellísimos y astutos– tienen por de-
de otros (dos “otros”, un español y lante, y todo el dinero que tienen para
un negro, aparecen pretendiendo a disfrutarla, y que en gran parte le han
Porcia: no es un dato menor que la sacado (por las buenas, por las más o
121
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
122
124
125
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
126
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
Quién sabe si el texto tenía esa inten- del tejido social, no hay lugar para
ción. La lectura entrelíneas se había guarecerse, sólo una alternativa parece
convertido en una silenciosa forma de imponérseles a los personajes de Hay
resistencia social que fue creciendo a la unos tipos abajo y es la de señalar al
par del poder omnipresente de la dic-
tadura. Cuanto mayor era la vigilan-
cia, mayores resultaban las agudezas
para detectar contraseñas del disenso.
Una encerrona que combinaba al mis-
mo tiempo la afirmación de un no y
la sensación de culpabilidad. Extraña
reunión que la vida bajo regímenes to-
talitarios convierte en cosa frecuente.
Como le sucede a Pablo; vincula en-
seguida las dificultades de la línea te-
lefónica con la presencia de “esos tipos
abajo”. La información le llega por su
novia Ana, mujer separada y madre de
Daniel, un chico de escuela primaria,
y basta la mención para que se sienta
amenazado. No sólo sin saber porqué
sino tampoco sin preguntarse siquiera
por qué:
“–¿Entonces?
–Entonces, ¿qué?
–No sé, decí algo.
–¿Sobre qué?
–Sobre los tipos de la esquina. Ahora
los viste vos también.
–Los vi, ¿y con eso qué?
–Que están ahí.
–Sí, están.
–Bueno, decí algo.
–¿Algo como qué?3
127
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
128
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
129
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
130
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
131
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
132
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
133
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
134
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
135
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
136
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
a su desempeño durante la guerra de pelota. Es lo que dice cada vez que con-
Malvinas, y a la vez un ejército que, templa a Leo y Kim jugando, mientras
como parte del Estado, transparenta- ella duda cómo abordar la muerte de
ba el accionar de su monopolio de la Poli con su hijo y qué hacer con él.
fuerza como no lo había hecho durante En las manifestaciones populares del 82
los setenta. El Dock registra esas sen- y las de los primeros tiempos de demo-
saciones en las escenas iniciales en que cracia los cantos que se coreaban alu-
la narradora contempla la muerte por dían insistentemente a la necesidad de
televisión mientras está echada en la la participación.
cama. Como si contemplara una pe- La figura que se En los 80 las autocríticas so-
lícula. Como si la realidad se hubiera contraponía era bre las experiencias armadas
convertido en ficción. Como si la te- la televisión. Se de la década anterior fueron,
levisión mostrara todo y no dejara ver decía: salir a la tal como explica Ana Longoni,
nada. El rostro ominoso del presente. calle y participar “una táctica discursiva enton-
Si ya desde el inicio del Mundial 78, de cuanto ocu- ces hegemónica” para evitar
en la ceremonia inaugural, la televisión rría o quedarse dar algún lugar, por más míni-
había hecho gala ante el mundo del mirando la tele- mo que resultara, a la “teoría
disciplinamiento nacional, mostrando visión. de los dos demonios”, y en los
la coordinación de cientos de adoles- No hay presencia 90 en cambio pudo evidenciar-
centes en una coreografía gimnástica de la televisión en se cierto impulso a “mitificar”
de evocación riefensthaliana, ahora Los compañeros, y ese pasado, cosa que impidió el
esos jóvenes que rondaban los 25 eran en Hay unos tipos análisis y que, por contraparti-
quienes morían en La Tablada o con- abajo la pantalla da, no hizo sino reclamar “una
templaban la violencia en la pantalla. mantiene captu- adhesión global y sin fisuras”.
Poli tiene 36 años y así también la na- rada a las masas.
rradora; es decir, edades similares a las En El Dock, después de las leyes de
que tienen, en 1977, el protagonista Obediencia Debida y Punto Final y
de Los compañeros y, en 1978, el de meses antes de que comiencen los in-
Hay unos tipos abajo. dultos, la pantalla está ocupada por las
El Mundial 78 fue visto en el país en fuerzas armadas en una farsesca actua-
televisión en blanco y negro, a excep- lización de la “guerra antisubversiva”.
ción de las salas de cine que transmitie- Más que la puesta en juego de la teoría
ron los partidos en “pantalla gigante”. de “los dos demonios”, se trató de la
Todo en blanco y negro. Todavía hoy, demonización de uno y la angelización
sin embargo, hay quienes creen haber- del otro. Era la furiosa represión del
lo visto en colores. Hace unos meses, “ejército de la democracia”.
un oyente de un programa de radio
en el que se discutía la confusión pro-
puso una conjetura al respecto; decía VII
que la ilusión de haber visto aquellos
partidos en colores se correspondía La referencia a un hecho fechado en la
con otra, la de no haber visto cuanto historia puede encandilar las posibili-
sucedía en todas partes. dades de la novela. Ése parece el prin-
La narradora de El Dock suele repetir cipio sobre el que se construye El Dock.
que no hay cosas que los varones no ¿Cuáles serían esas posibilidades? Las
pretendan resolver sino pateando una de hablar en presente o, lo que es lo
137
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
mismo, murmurar el futuro. Por eso sería parte de las transformaciones ur-
se trata del intento de copamiento del banas al promediar los 90.
regimiento de La Tablada y al mismo Lo que no reviste modificaciones con
tiempo no se lo nombra. La mención respecto a décadas anteriores es el
de la Avenida Crovara, sólo una vez, miedo y la sospecha hacia el prójimo.
hace evidente que se marca justamen- Aunque ya no se viva bajo la dictadura,
te lo que se ha la experiencia ha dejado marcas inde-
Lo sucedido en La Tablada decidido eludir. lebles, entre otras la sensación de que
desconcertó por completo a la La novela crea no hay lugar para el individuo frente a
ciudadanía. Hasta que apare- una zona para el la burocracia de la ley. Si la narradora
cieron en pantalla las imágenes regimiento. El está dispuesta a salvar a Leo, llevarlo
que serían el comienzo de El Dock es “uno de con ella para evitarle las preguntas de
Dock, todo hacía pensar en un los barrios más policías y jueces de menores, es por-
nuevo “levantamiento carapin- olvidados de la que se siente impulsada por esa otra
tada”, nadie imaginó algo dife- ciudad” antes ley que no está fijada a un tiempo ni
rente. Al conocer que se trataba “de los sucesos a una situación puntual. La narradora
de civiles armados, el descon- de ese enero, que sabe que procede en contra de las leyes
cierto se cargó de furia. La aún no han sido de papel y no le importa, decide que
sociedad demostró enseguida esclarecidos, y lo no debe importarle, se decide extranje-
haber olvidado poco de las ac- más probable es ra ante ese Estado –como Kim, que no
titudes que, mayoritariamente, que no lo sean entiende– para poder ser quien es.
había tenido diez años atrás y nunca”: el barrio, Tanto como la protagonista, la novela
condenó no sólo el hecho sino el destacamento, misma parece saber que la única mane-
que justificó la represión. torretas de vigi- ra de estar en la historia es no dejarse
lancia, una refi- atrapar por ella. La decisión de cruzar
nería de petróleo, espesa vegetación y hacia Uruguay, el acto más arriesgado
un río a sus espaldas. Una zona ficticia –¿cómo franquear una frontera con un
en la ciudad para una trama sin fechas. menor sin la debida autorización?– y
Un paisaje urbano reconocible como acaso inverosímil, es sin duda el más
Buenos Aires pero no fijado, no dete- justo y el único que puede realizar. Los
nido. Y donde proliferan las autopistas, automóviles que allí circulan parecen
aquellas mismas proyectadas en los 70, “glorias del pasado”, recreaciones de
ya incorporadas a la vida cotidiana. un paisaje urbano de otras épocas: “lo
Puerto Madero, construido de cara que hoy eran imágenes de un tiempo
al río y no de espaladas como buena detenido alguna vez fueron los signos
parte de la ciudad, era aún un pro- de una modernidad inexorable”.21
yecto en marcha. Importa destacarlo ¿Qué pasará después con Leo? Ella
porque la sola mención de un dock sabe que la situación no se prolongará
conduce retrospectivamente la aten- demasiado y no le importa. Tampoco
ción del lector hacia ese lugar por necesita saber cuáles fueron los moti-
entonces inexistente. Y porque tam- vos que impulsaron a Poli a sumarse
bién la única zona referenciada en la al grupo armado; es decir, deduce al-
novela del paisaje de Buenos Aires es gunos aunque en ninguno reconoce
el perímetro ocupado por las barran- la justificación de sus actos. Cualquier
cas de San Isidro y la vieja estación de hecho armado está, en realidad, fue-
tren junto a la catedral, otro lugar que ra de consideración. Su decisión es
138
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
139
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
140
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
141
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
142
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
NOTAS
1. Dal Masetto, A., Hay unos tipos abajo, Sudamericana, Buenos Aires, 1998, p. 91.
2. Este dato, como todos los otros referidos al Mundial 78 son tomados, a menos que indique algo distinto,
del libro que escribimos con Abel Gilbert, El terror y la gloria. La vida, el fútbol, la política en la Argentina del
Mundial 78, Norma, Buenos Aires, 1998.
3. Dal Masetto, A., op.cit., p. 20.
4. Calveiro, Pilar, Poder y desaparición: los campos de concentración en Argentina, Colihue, Buenos Aires, 2007, p. 147.
5. Oszlak, O., Merecer la ciudad. Los pobres y el derecho al espacio urbano, Estudios CEDES, Buenos Aires,
1991, p. 147.
6. Dal Masetto, A., op.cit., p. 63.
7. Oberti, A. y Pittaluga, R., Memorias en montaje. Escrituras de la militancia y pensamientos sobre la historia, El
cielo por asalto, Buenos Aires, 2006, p. 25.
8. Dal Masetto, A., op.cit., p. 80.
9. Previamente, Schmucler sostiene con respecto a la situación previa al golpe del 76: “La atmósfera se había
llenado de presagios, desencantos, miedo y pólvora. Roberto Cossa –entonces secretario de redacción de El
Cronista Comercial, un diario que en aquel momento estaba estrechamente vinculado a Montoneros– recuerda,
veinte años después (en un artículo en Página/12, 24-3-96), la jornada del 24 de marzo: ‘En uno de los corri-
llos, un periodista de larga militancia en la izquierda combativa arriesgó la teoría de que, por fin, se terminaría
la violencia imprevisible del gobierno de Isabel Perón (...) Es probable que esa sensación la compartiéramos
muchos de los integrantes del diario’. Algunos meses antes del golpe, el 13 de agosto de 1975 y recién regre-
sado del exterior a donde había marchado tras amenaza de la Triple A, Tomás Eloy Martínez describía lo que
había encontrado: ‘No he oído sino frases abatidas. Nadie sabe hacia dónde el país navegará mañana, a qué
tabla de salvación encomendarse, en qué rincón de la noche recuperar la fe que se ha perdido durante el día’”.
Schmucler, H., “Ni siquiera un rostro donde la muerte hubiera podido estampar su sello (reflexiones sobre los
desaparecidos y la memoria)”, Confines, N° 3, año 2, septiembre de 1996.
10. Los documentos son “Operaciones contra elementos subversivos” e “Instrucciones para operaciones de
seguridad”. Ver: “Documentos”, en Juan Gelman, Prosa de Prensa, Zeta, Buenos Aires, 1997.
11. Entrevista a Chiche Gelblung, “Amarillo sí, beige no”, en C, revista de diario Crítica de la Argentina, 13
de abril de 2008.
12. El ejemplar consultado pertenece a la tercera edición, lo que da una pauta de su extendida circulación. El
libro se abre con una pregunta y una respuesta, que da cuenta de la perspectiva elegida en la publicación: “Por
qué este libro. 25 de marzo de 1973. 24 de marzo de 1976. En el medio de ese período está encerrado uno de
los capítulos más negros de la historia argentina. Desenfrenada carrera inflacionaria, violencia, vacío de poder,
descomposición social, corrupción. Este libro es una crónica cruda, seca de lo que pasó. Sin ataques. Sin acen-
to. Este libro cuenta y muestra. Quiere ser un testimonio que viva cuando en la memoria se borren las tristes
imágenes. Cuando las heridas estén cicatrizadas. Por eso este libro”.
13. Oszlak, O., op. cit., p. 203.
14. Citado en “Proyecto para colorear el gris autoritario de la Plaza Houssay” de Javier Lorca, en Página/12,
martes 1 de abril de 2003.
15. Es lo que destacan Alejandra Oberti y Roberto Pittaluga al observar la emergencia de la voz militante en los
testimonios. Ofrecen dos textos como ejemplos, ambos de 1996, “Una temporada en las palabras” de Nicolás
Casullo (Confines, n° 3, año 2, 1996) y La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria (1996) de
Martín Caparrós y Eduardo Anguita. Dicen: “... La Voluntad es parte de un giro, que se aprecia desde mediados
de los noventa, partir del cual ya no hay sólo víctimas, cuerpos, hijos; hay sobre todo sujetos”, op. cit. p. 68.
143
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
144
146
Barrios pespunteados
Por Guillermo Korn
“Mi barrio era así, así, así. Hay además novelas más elípticas en
Es decir, qué sé yo si era así”. sus títulos, pero que hablan de la ciu-
Aníbal Troilo dad con intensa referencialidad. Entre
otras: Vértice, Las islas, Vivir afuera,
Las viudas de los jueves, Veneno.
Una hipótesis no probada diría que
aquello que la transición democráti-
ca tomó como carta de presentación Guías letradas
ciudadana y mediática agregando al
nombre de pila el gentilicio zonal (el “Para entender la ciudad en la que me
aire se llenó de adscripciones: Fulano crié, tuve que dibujarla”.
de Parque Patricios, Mengano de San Rep, Y Rep hizo los barrios
Cristobal) tuvo un correlato trastoca-
do en los movimientos piqueteros y en “El resultado no es una guía turística
las asambleas barriales de comienzos pero sí dibuja un mapa”.
del siglo XXI. Los nombres se lanza- Juan Terranova, “Prólogo”
ron también al conurbano y –paradó-
jicamente– se fragmentaron los viejos “Qué horror abrir el mapa y no
barrios en nuevas pequeñas zonas po- entender, no encontrar, no poder
líticas: cada esquina podía ser una tri- traducir lo que se dice nada de nada”.
buna comunal. Alan Pauls, “Filcar”
Algo de ese espíritu parece reflejar la
narrativa. César Aira anclando sus Rep, Juan Terranova y Alan Pauls han
historias en Flores, Fabián Casas en coincidido en el uso de una figura en
Boedo o Cucurto en Constitución. sus escritos sobre la ciudad. Ser o no
Turdera, Lanús o Costanera Sur pue- ser una guía, ésa es la cuestión. De los
den ser nombres de barrios, de locali- dos que mencionan a la Filcar, uno ti-
zaciones urbanas o de identificaciones tula así su ensayo. Una guía impresa
territoriales que presumen fronteras y surtida en planos
modos de ser. La dicotomía ciudad- y referencias para La invención de lo urbano
campo, centro-conurbano parece des- moverse por las que volvió a ocurrir en la lite-
dibujarse, indiferenciarse. Palermo calles de Buenos ratura argentina a partir de la
Hollywood manifiesta lo global como Aires. ¿Qué sig- década del 90. En varios títu-
Constitución lo latinoamericano, aun- nifica recrear una los la cuestión de la territoria-
que de a ratos los rasgos globales y el guía de calles o de lidad se hace explícita.
pintoresquismo local se entremezclan zonas de la ciudad
en todas partes. Pero es otra la cues- desde la imaginación? ¿Qué ejercicios
tión que aquí interesa: la invención de supone aliar la ficción a la forma que
lo urbano que volvió a ocurrir en la li- se presume ajustada representación de
teratura argentina a partir de la década la ciudad, como es el plano?
del 90. En varios títulos la cuestión Rep define sus viñetas sobre cada ba-
de la territorialidad se hace explíci- rrio porteño como una “Filcar imper-
ta: Costanera Sur, El Dock, Puerto tinente”. Quizá por esos elementos
Apache, Plaza Irlanda, Turdera, Lanús, recurrentes que eligió dibujar. Como
Historia del Abasto, Monserrat. Se alu- constantes, las chicas bonitas de cada
de a lugares más o menos reconocibles. zona y una momia que recorre las ca-
147
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
148
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
149
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
sobre las tierras del Restaurador, la mí- inmobiliarias, es Palermo”. Por el re-
tica manzana borgeana, el tangueado verso, esa ampliación de los márgenes
“me tenés seco y enfermo”, algunos también se hace sentir en un relato de
pasajes de Reina del Plata de Bernardo Sonia Budassi: “El aviso dice Palermo
Kordon o la familia de la calle y en consecuencia queda descartado:
Humboldt. Su extensión, mayúscula, el presupuesto ya no da para barrios
supone permisos para nominaciones de moda”, tampoco para un tres am-
varias: Alto Palermo, Villa Freud, bientes. La definición es semejante a la
Plaza Italia, Pacífico, Palermo Chico, de un viejo volante de una importante
Palermo Viejo, Palermo Soho, Palermo inmobiliaria de la zona: “Señor veci-
Hollywood, la Zona Roja, Palermo no: usted es un afortunado. ¿Por qué?
Rúcula, el Hipódromo, o Las Cañitas. Porque está dentro de Palermo Viejo,
El mercado inmobiliario tomó la pira zona de futuro y de moda”. Aquí la
bautismal al delimitar nuevas zonas. búsqueda no será en busca del tiempo
La narrativa contemporánea hizo su- perdido sino del tiempo futuro: dónde
yas las cuestiones de límites y nombres. alquilar. “Capacidad de adaptación”,
“Palermo es enorme, el barrio más como se llama el cuento de Budassi,
grande del mundo” dice el narrador cuenta las peripecias de una pareja, más
de Palermo mientras añora el tiempo cercana de a ratos a “un grupo coman-
que pasó, el de su escuela secundaria. do que divide objetivos a cubrir” en su
En la novela de Alejandro Caravario, búsqueda y que ratifica la indistinción
el intento por reconstruir aquel mo- que parece llevar a que todo barrio sea
mento lleva a reencuentros personales Palermo: “el barrio adquirió el estúpi-
con ex compañeros que muestra los do y pretencioso nombre de ‘Palermo
desajustes en la memoria conversada Queens’”. El poder nominativo de las
del pasado compartido. “Han cambia- inmobiliarias se impone: de hecho, en
do las casas y los negocios, pero el co- “Palermorama en seis vuelos rasantes”,
legio permanece. Y permaneceremos de Nicolás Mavrakis, es la excusa que
nosotros en su entorno, sin necesidad sirve para exponer la subjetividad pa-
de citarnos en los aniversarios porque lermitana al buscar un departamento
sabemos que, tarde o temprano, va- por la zona.
mos a encontrarnos a la vuelta de la
esquina. No somos amigos, como no
lo éramos antes. Pero de algún modo, El repliegue
como antes, convivimos”. Una doble
tensión entonces, entre aquel momen- “–Dicen que andás haciendo lío en el
to idílico que suponía la promesa de barrio... –le dijo”.
un futuro exitoso y el presente que se César Bizzio, Rabia
ofrece distinto al previsto. El barrio no
es sólo el escenario donde transcurre “... es un laberinto esta casa”.
esa intentona fallida de recorrido vital, César Bizzio, Rabia
es la prueba de esos cambios. Como
en otros relatos, aquí también el mer- Rabia tiene un elemento infrecuente
cado se cruza en esa cuadrícula: aun- en las novelas de este tiempo. Está na-
que se diga que un boliche queda en rrada en tercera persona. Sus protago-
Barrio Norte, “ése es un cuento de las nistas son trabajadores en relación de
150
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
151
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
152
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
BIBLIOGRAFÍA
153
154
Una ciudad, como su mentor, el hom- dos que con sólo un gesto nos revelan
bre, también está hecha –aunque en la frialdad de los habitantes del lugar.
primera instancia no lo parezca– de La ciudad se entrega, si se sabe esperar.
algo tan ingrávido como la materia O bien sentados en un café sospechan-
de los sueños. Basta volver al barrio do la génesis en cada gesto fugitivo de
donde crecimos o visitar las calles y los transeúntes, o bien recostados en
plazas que recorrimos en otro tiempo un parque curioseando una conver-
para constatar que una ciudad es me- sación ajena o
nos la desgastada o colorida argamasa continuando en El caminante sabe que el ver-
sobre la que se levanta que el puñado la imaginación el dadero espíritu de una ciudad
de secretos, recuerdos y utopías que ramalazo de una –todo viajero lo ha presentido,
cobijó y cobija. Por ello, quien tiene discusión escu- haya recorrido el mundo o tan
esta impresión al llegar a una ciudad chada, o incluso solo las zonas linderas de su te-
que realmente quiere conocer más sin movernos de rruño– se encuentra en un re-
bien rehuye el paseo ceremonial, el casa, del hotel o codo insospechado del trazado
prefijado recorrido que supone un city pensión en la que urbano: puede estar presente
tour. El que se apresta a la caminata sin estemos hospe- tanto en un afiche ajado por el
Virgilios ni lazarillos sabe que los hi- dados, simple- tiempo como en un graffiti que,
tos o highlights que las guías turísticas mente espiando silencioso, a los cuatro vientos
nos señalan como el corazón citadino por la ventana grita una declaración que ayer
son sólo una fachada, se nos aparecen metiéndonos en fue promesa y hoy nostalgia
como una mampostería mejor o peor la intimidad más de un amor perdido, así como
preservada por el intendente de turno, secreta. Si adop- también puede reposar en la ca-
si es que no sabemos superponerlos a tamos una atenta ballerosidad de un hombre que
las reverberaciones que suscitan en el espera, la ciudad en un cruce de calles le cede el
habitante autóctono, ya sea en forma nos revela su his- paso a una dama o en el saludo
de olvido, indiferencia, respeto o ve- toria de pasiones distante de dos que con sólo un
neración. Recién ahí, como en el caso y desvelos sin se- gesto nos revelan la frialdad de
que analizaremos, podríamos verlos cretos ni nombres los habitantes del lugar.
como la cristalización de ciertos valo- célebres. Estos úl-
res que modelan la ciudad. timos aparecerán encarnados detrás de
El caminante sabe que el verdadero es- los sinsabores y alegrías de cualquier
píritu de una ciudad –todo viajero lo ciudadano, trátese de un laborioso al-
ha presentido, haya recorrido el mun- bañil o de una autoridad respetada.
do o tan solo las zonas linderas de su Esa escucha y esa mirada tomó Néstor
terruño– se encuentra en un recodo in- Frenkel en su película Construcción de
sospechado del trazado urbano: puede una ciudad (2007), documental cen-
estar presente tanto en un afiche ajado trado en la demolición, el posterior
por el tiempo como en un graffiti que, traslado, la fantasmal sobrevida du-
silencioso, a los cuatro vientos grita rante las sucesivas crisis del país y el
una declaración que ayer fue promesa auge actual de la ciudad entrerriana
y hoy nostalgia de un amor perdido, de Federación, convertida hoy, gracias
así como también puede reposar en a sus aguas termales, en polo turísti-
la caballerosidad de un hombre que co para propios y extraños. Este film,
en un cruce de calles le cede el paso que obtuvo una mención especial en
a una dama o en el saludo distante de el Festival de Cine Independiente de
155
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
Buenos Aires de 2008 nos muestra que pantalla hay una relación íntima entre
la historia de una ciudad, del país del los personajes y un vínculo no menos
que forma parte y del mundo que los intenso con el director. Con suma hu-
contiene y condiciona bien puede co- mildad no hizo referencia a su cine, que
nocerse prestando atención a los silen- bien podría ser un ejemplo acabado de
cios cómplices, las lágrimas de alegría estas ideas, y como ilustración nos re-
o las risas negras que acompañan a un cordó escenas de Nanuk, el esquimal de
puñado de anécdotas, documentos y Robert Flaherty y las imágenes familia-
recuerdos que comparte quien desin- res de los hermanos Lumière. Afirmaba
teresadamente nos abre las puertas de que el director no es un antropólogo en
su casa para contarnos lo vivido en la busca de lo exótico, sino más bien un
vieja y la nueva ciudad de Federación. humanista, un artista que tan solo con
unos metros de celuloide permite que
nos reconozcamos entre nosotros. Con-
Muerte y resurrección de la cluía que en su opinión, hecho que ha
ciudad de Federación probado en cada una de sus películas, la
moral del cine está en poder reconocer
Como en la última edición, hace unos al hombre en la pantalla y no a meros
años el director español José Luis estereotipos como suele mostrarnos la
Guerín fue invitado al Festival de Cine televisión o el cine industrial.
Independiente de Buenos Aires. Nunca Acercándonos en tiempo y lugar a la
calzó tan bien el película que nos ocupa, y antes de abo-
Rejtman mantiene esa frialdad título del evento carme a ella quisiera hacer una men-
que es consustancial al rela- que nos convo- ción más, la última, un contraejemplo
to en sus filmes de ficción y en có aquella tarde. de estas ideas que Guerín encontraba
este caso con planos fijos de los Presenciamos su como esencia del género documen-
preparativos que pasan al ritmo master class con tal, a las que algunos tacharán de ana-
mecánico de las diapositivas, suma atención, crónicas y otros, como es el caso de
con tomas de los ensayos de las incluso diría que Néstor Frenkel, mostrarán en vigen-
comparsas que cuidadosamente algunos lo escu- cia. Hace unos años Martín Rejtman
nos muestran la situación des- chamos hasta con aceptó la invitación del canal cultural
de afuera (la cámara siempre veneración. En de Buenos Aires Ciudad Abierta para
muestra su ingreso y su salida esta clase, revisan- documentar una festividad en uno
de la locación de turno, y nunca do el retrato de de los barrios porteños. El resultado
se integra a la situación filmada) personajes en las fue Copacabana (2007), documental
adopta a rajatabla una distancia obras de Charles centrado en la celebración con la que
aséptica con su objeto. Chaplin, Carl anualmente la comunidad boliviana del
Dreyer y David Bajo Flores rinde tributo a la Virgen de
W. Griffith, entre otras, el director de Copacabana. En este filme que el pro-
En construcción (1991) y En la ciudad pio director se ha negado a estrenar en
de Sylvia (2007) nos daba una verdade- cines hasta el día de hoy, Rejtman man-
ra lección tanto cinematográfica como tiene esa frialdad que es consustancial al
ética. Palabras más, palabras menos, relato en sus filmes de ficción y en este
decía que para él lo importante en el caso con planos fijos de los preparativos
cine era el reconocimiento humano, y que pasan al ritmo mecánico de las dia-
que el espectador debía sentir que en la positivas, con tomas de los ensayos de
156
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
157
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
158
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
159
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
160
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
lugar (en este caso, las termas) a desen- tándonos sobre los pilares que sostie-
chufarse”. Es otra gema lingüística que nen una ciudad volcada a los servicios
permite comprender el cambio cultu- y, en este caso, ver que los valores sobre
ral dado por la ciudad, precisamente, los que se levanta la ciudad nueva son
su transformación en ese espacio bucó- más bien los opuestos a los de la vieja
lico que llama al relax y al cuidado del Federación, fundada en la confianza y
cuerpo. Lejos de ser un fenómeno ais- la solidaridad. Sin ir más lejos, según
lado, un dato de color, la ciudad se ha cuenta un testimonio, allí podía exten-
transformado hoy en un apéndice del derse un cheque a nombre de “cabeza
trabajo donde empleados de la Capital de trapo”, y lo que nos parece más ilu-
y otros centros urbanos escapan de su sorio y hasta irreal desde nuestro pre-
rutina laboral para ingresar a otra, en sente tan distante es que “cabeza de
este caso, a una pieza aceitada de un trapo” bien podría cobrarlo.
emporio del turismo terapéutico don- Jorge Mario, el documentalista del
de rige un tiempo libre administrado pueblo, tituló su película de esta ma-
con rutinas y rituales prefijados que nera: “Federación: futura Atlántida
terminan siendo, como vemos en el argentina”. Luego de ver Construcción
filme, la parodia de sí mismos. de una ciudad no sin temor constata-
Como dice uno de los entrevistados en mos que para aquella ciudad que se
la película, “habría que hacer una pues- nos presenta como un Ave Fénix dicho
ta en valor de qué perdimos y qué tene- título no pertenece sólo a ella, y hasta
mos”. En tiempos en los que a expensas la que modelan los chicos con juguetes
de piquetes “del campo” y de la restau- en el moderno parque acuático segura-
ración de viejos discursos Argentina mente será una réplica que se edificará
hace el balance de su presente, pasado sobre los mismos pilares que la nueva,
y futuro, Construcción de una ciudad, y no nos extrañe que más temprano
metáfora de ayer y de hoy, permite que que tarde –aunque por otras vías– ten-
hagamos esa “puesta en valor” pregun- ga el mismo final.
161
162
163
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
contó que lo primero que le interesó representación sino como tema: “Se
de la novela fue la repetición de cier- nutre en la reflexión, en la confronta-
tos motivos, o bien, lo que vendría a ción de ideas, que durante largo tiempo
ser lo mismo, un procedimiento. Aun estuvieron desterradas de la academia
con sus inflexiones idiosincrásicas, los narrativa, e inventa, para una época en
libros de Piglia (los de ficción y los de la que en Argentina estaba prohibido
crítica, con las frecuentes contamina- argumentar, la novela-ensayo”.7
ciones que hay entre ellos) forman un La proliferación, las versiones (la busca
continuo de versiones de un texto úni- de los anversos y los reversos), las rees-
co que no existe, como si cada libro se crituras, las sobreimpresiones, las citas
construyera con restos invisibles. enmascaradas (el tango “Los Mareados”
Respiración artificial (1980), por ejem- en la Primera sonata para piano), los
plo, pretendió ser, más que una novela, filtrados, las sustracciones en un lugar
una novela sobre la novela, un artefacto y las adiciones en otro (como la pieza
híbrido y proliferante que deglute dis- número 14 de las Davidbündlertänze,
cursos no siem- de Robert Schumann, en Eusebius),
Gandini parece situarse más en pre ficcionales y los tráficos de notas (del “Adagio” del
terreno de la modernidad que se resuelve en el Quinteto en do mayor de Franz Schubert
de la contemporaneidad, siem- filo entre la no- a la Segunda sonata para piano), las
pre lista para barrer con la me- vela epistolar y “ventanas” que se abren en una Suite
moria. Como observa Theodor la crítica literaria para cello de Johann Sebastian Bach
W. Adorno, lo moderno, por el (sobre todo en el y procrean la Sonata para cello son los
contrario, no se adelanta mera- diálogo final de procedimientos de Gandini, que tienen
mente a su tiempo sino que re- Tardewski, un un aire de familia, casi una consangui-
cuerda algo olvidado, dispone polaco desterra- nidad, con los de Piglia. La tangente, el
de reservas anacrónicas, toda- do, símil transpa- punto en el que ambos se tocan, es una
vía no agotadas por la “racio- rente de Witold idea sobre Borges que Piglia anota en
nalidad de lo perenne”. Gom b r o w i c z ) . Crítica y ficción y que Gandini cita en
Piglia había sido su artículo “Objetos encontrados”: “En
durante la década de 1970 un activo Borges, la erudición funciona como
difusor de la novela policial dura (creó sintaxis”.8 La erudición elevada a sin-
la Serie Negra) y sabía que los géneros taxis es justamente el lugar en el que se
constituían un amparo útil para trafi- intersectan la crítica, el ensayo y la ori-
car un mensaje político. Pero, además, ginalidad. Gandini parece situarse más
la instancia de la investigación –clave en terreno de la modernidad que de la
del policial tanto en su vertiente inglesa contemporaneidad, siempre lista para
como negra– es, en la figura de Junior, barrer con la memoria. Como observa
el hilo que engarza la trama y, por lo Theodor W. Adorno, lo moderno, por
tanto, una de las matrices de La ciudad el contrario, no se adelanta meramente
ausente, como si Piglia hubiera hecho a su tiempo sino que recuerda algo olvi-
un uso no genérico de los géneros. En dado, dispone de reservas anacrónicas,
Trabajos, libro póstumo que reúne todavía no agotadas por la “racionali-
artículos ocasionales para periódicos, dad de lo perenne”.9
Juan José Saer ensaya una lectura de No debería pasarse por alto otra afi-
Respiración artificial y observa que Piglia nidad subalterna, aunque no desdeña-
propone la historia no como objeto de ble, que arma una especie de trinidad
164
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
165
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
166
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
167
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
fricciones provocadas por este nuevo visiones bastante claras. Un tipo pare-
trato con el pasado, los lenguajes, los cido a Macedonio venía caminando
recursos técnicos que habitan el mu- por el campo hacia mí. En la ópera,
seo epocal y privado”.15 Macedonio aparece caminando por
Como los surrealistas (otra huella de el campo. Obviamente, la inclusión
las vanguardias), no descubre; encuen- de las proyecciones acompañadas por
tra. “Imaginé un grupo de notas para dos pianos en el segundo acto es una
cada uno de los personajes”, explicó influencia de Lulú, de Alban Berg. Me
Gerardo Gandini,
el compositor a propósito de las pre- saco el sombrero ante el maestro”.16
por Ximena Talento cedencias de su ópera. “En un deter- La progresiva transformación de
Junior en Macedonio muestra que,
más allá de su negociación con la
tradición, nada en La ciudad ausente
viene de afuera, en la medida que no
hay afuera porque la música dialoga
con la música y, más ampliamente,
con la cultura. El acompañamiento a
dos pianos del Acto Segundo alude al
interludio orquestal que sirve de tran-
sición entre la Escena I y la Escena II
del Acto Segundo de Lulu del mismo
que el momento en el que Junior se
pierde en Elena Máquina evoca el final
de La invención de Morel, de Adolfo
Bioy Casares, cuando el protagonista
decide morir para ser inmortal junto a
su amada, que nunca comprenderá su
sacrificio. Gandini cita todo el tiempo,
pero al citar interrumpe el contexto
del original y pone a trabajar la cita en
otro contexto, el suyo. La originalidad
consistiría entonces en imaginarle a la
cita un nuevo contexto original; vale
decir, en volver original aquello que en
su origen está condenado a no serlo.17
La sucesión de citas es también un me-
canismo para producir sentido.
En ninguna parte de la ópera resulta
minado momento, desplacé el grupo más evidente esta operación que en
de notas de Macedonio hacia Junior. la primera microópera, “La Mujer
Y Junior empieza a transformarse en Pájaro”. Allí, ya en principio, la elec-
Macedonio hasta que se enamora de ción de una soprano de coloratura
la máquina. Pero eso fue solamente a remite a la Reina de la Noche de La
través de la música. Fue muy curioso. flauta mágica, de Mozart,18 a lo que se
Yo vivía solo, me levantaba a las 6 de suma el pequeño grupo instrumental
la mañana para escribir la ópera y tenía en el que se destaca el clavecín, con su
168
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
169
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
NOTAS
1. Fernández, Macedonio, Epistolario. Obras completas. Volumen 2, Corregidor, Buenos Aires, 2007, p. 56.
2. Fernández, Macedonio, Museo de la Novela de la Eterna, Corregidor, Buenos Aires, 1975, p. 25.
3. Piglia, Ricardo (editor), Diccionario de la novela de Macedonio Fernández, Buenos Aires, FCE, 2000, p. 89.
4. Libertella, Héctor (compilador), Literal 1973-1977, Santiago Arcos, Buenos Aires, 2002, p. 77. Aunque el artículo
se publicó sin firma, los autores fueron en realidad Josefina Ludmer y Osvaldo Lamborghini, según lo confirma la
propia Ludmer en El género gauchesco. Un tratado sobre la patria (Perfil, Buenos Aires, 2000): “Escribimos juntos, ju-
gando a cambiarnos mutuamente las palabras, una nota sobre Macedonio, sobre ‘Elena Bellamuerte’, sobre el objeto
perdido. Como se trataba de una práctica secreta e inconfesable (que ninguno de los dos, creo había hecho nunca con
otro del otro sexo), fue socializada de inmediato y apareció en Literal 2/3 sin nombre de autor. (...) Como el anónimo
era antiprogresista sostenía que el sentido, y sus mascaradas, insisten en progresar, y sostenía también que la poesía
borra la muerte, porque la muerte sólo puede ser matada por la palabra y lo que hace una palabra es transformar
siempre otra palabra. Así se anudaron nuestros estilos y dominaron a la muerte, la de Elena y la de Macedonio”.
5. El estreno mundial de La ciudad ausente se realizó en el Teatro Colón de Buenos Aires el 24 de octubre de
1995, con régie de David Amitín, escenografía de Emilio Basaldúa y la dirección del compositor al frente de
la Orquesta Estable. Los papeles principales fueron cantados por Graciela Oddone (Elena), Omar Carrión
(Macedonio), Víctor Torres (Junior), Carlos Sampedro (Fuyita), Marcelo Lombardero (Russo), Osvaldo
Peroni (Dr. Jung), Marta Corbacho (Mujer Pájaro) y Virginia Correa Dupuy (Lucía Joyce).
Agradezco a Amalia Chavarri y Ernesto Larcade, de Melos-Ricordi, el acceso a la partitura y a la filmación de
la función de estreno.
6. Piglia, Ricardo, La ciudad ausente, Sudamericana, Buenos Aires, 1992, p. 63.
7. Saer, Juan José, Trabajos, Seix Barral, Buenos Aires, 2005, p. 145.
8. Gandini, Gerardo, “Objetos encontrados”, en revista Lulú, N° 1, septiembre de 1991, p. 63.
9. Adorno, T. W., Escritos musicales I-III, trad.: Alfredo Brotons Muñoz y Antonio Gómez Schneekloth, Akal,
Madrid, 2006, p. 454.
10. En La apariencia de la inmediatez. Los Diarios para piano (1960-95) de Gerardo Gandini, libro aún inédito,
el musicólogo Pablo Fessel examina con perspicacia estas operaciones: “Componer resulta una forma de oír.
Todo es susceptible de ser reescrito, es decir, apropiado, reelaborado, tergiversado: un tango, música dodecafó-
nica, una microforma romántica; y la maestría del compositor se manifiesta en el hecho de que esas músicas, sin
perder completamente su identidad, terminan por sonar a Gandini. Todas ellas por igual, con independencia
de su disímil procedencia. Los Diarios pueden ser entendidos como un laboratorio de escritura, la exhibición
del taller del maestro. Como un ensayo sobre la composición”.
11. En la revista Teatro, septiembre de 2006, publicada por el Complejo Teatral de Buenos Aires.
12. Vinelli, Elena, “La persistencia de una poética macedoniana en la ópera La ciudad ausente, de Gerardo
Gandini”, en: Jitrik, Noé (editor), Historia crítica de la literatura argentina, Emecé, Buenos Aires, 2007, p. 160.
13. Libertella, Héctor (compilador), Literal 1973-1977, Santiago Arcos, Buenos Aires, 2002, p. 82.
14. Escena IV, Acto Primero. Pág. 49 de la partitura manuscrita.
15. Corrado, Omar, “De museos, máquinas y esperas. La ciudad ausente (1994), de Gerardo Gandini”, dispo-
nible en: www.casadelasamericas.com/publicaciones/boletinmusica/9/corrado.htm
16. Revista Teatro.
17. El procedimiento puede cerrase también sobre sí mismo. Así, la Primera sonata para piano de Gandini es,
en parte, subsidiaria de La ciudad ausente.
18. Un examen pormenorizado de las referencias a Mozart en “La Mujer Pájaro” puede leerse en: Corrado, Omar, op. cit.
19. Se trata del primer verso del poema “An die Musik”: “Musik: Atem der Statuen. Vielleicht: / Stille der Bilder. Du
Sprache wo Sprachen / enden.” (“Música: aliento de las estatuas. Tal vez: / silencio de las imágenes. Lengua donde
terminan las lenguas”). En: Rilke, Rainer Maria, Werke II, 1, Insel Velag, Frankfurt am Main, 1980, p. 111.
20. Gandini ya había revisitado a Mozart en ...Rondando a la menor, para dos pianos (estrenada hacia 1991)
que utiliza materiales, muy transformados, del Rondó en La menor K. 511. Por otro lado, tanto Eusebius –deri-
vado de “Zart un singend” de las Davidbündlertänze– como la ópera Liederkreis exhiben la conexión espiritual
del compositor con Robert Schumann y el romanticismo alemán.
21. El saludo al Pierrot Lunaire no es en modo alguno directo; por el contrario, es el resultado de otras media-
ciones. Como explicó el propio Gandini, tiene lugar a través de una obra propia, Lunario sentimental, que se
basa a su vez en el Pierrot. En el mismo movimiento, Gandini consigue citar a Schoenberg al citarse a sí mismo.
Y, del otro lado, se cita a sí mismo con la intercesión de Schoenberg.
22. También A Midsummer Night’s Dream, de Benjamin Britten contiene una microópera; pero se trata en ese
caso de una exigencia motivada por el “teatro en el teatro” que aparece en el original de Shakespeare.
23. Adorno, T. W., Alban Berg. El maestro de la transición ínfima, trad. Helena Cortés y Arturo Leyte, Alianza,
Madrid, p. 132.
170
172
La Revista de América:
caleidoscopio urbano-modernista
Por Margarita Martínez
173
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
de ultramar como deseo, pero también Una revista literaria moderna es una
como consumación de lo antiexótico. fotografía donde queda fijado el gesto
Una de las publicaciones nacidas a pro- de búsqueda de lo nuevo sobre el de-
fusión en Buenos Aires a fines del sigo corado de la ciudad en movimiento. O
XIX fue considerada por Boyd G. Carter más bien los sucesivos números pue-
como el “órgano del modernismo en la den ser leídos, contemplados, como lo
Argentina”, y su programa estético, el plástico que emerge del cemento orna-
del modernismo, en Argentina, hasta mentado y que sabe y quiere a la ciudad
al menos 1900.5 Se trata de la Revista como utopía. Desde la década previa,
de América, síntesis y tensión del mo- Buenos Aires cambiaba: la intendencia
dernismo y la de Torcuato de Alvear había comenza-
La mirada de estos nuevos es- modernidad que do la revolución de los espacios como
critores se fija en un horizonte intentó resolverse una renovación estética afincada en lo
que esfuma la idea americana en una propuesta francés que completaba la voluntad de
con un ideal artístico univer- estética única. Sus sincretismo cultural dentro del cual
sal, en oposición al fetichismo pocos números adquiere sentido el modernismo lite-
de la mercancía y la icono- son una declara- rario. “Nuestros propósitos”, pequeño
clasia; como camino estético ción sincrónica texto que inaugura el primer número
juvenil, tiene como deber tan- interrumpida por –aquel que oficia, para Boyd Carter,
to mezclar la innovación y la dificultades de de manifiesto modernista como base
tradición como buscar el brillo financiación. Así de un programa de acción literaria, y
de la lengua en un roce de pa- explica Rubén que provendría de la pluma de Darío–
labras que explore la singulari- Darío la suspen- encuadra la estética de la publicación
dad de lo nuevo combinado. sión del proyecto: reivindicando el culto del Arte puro
“...por la escasez y buscando la perfección del ideal.
de nuestros fondos, la falta de suscrip- La mirada de estos nuevos escritores
ciones, y sobre todo, porque a los pocos se fija en un horizonte que esfuma la
números, un administrador italiano, de idea americana con un ideal artístico
cuerpo bajito, de redonda cabeza calva y universal, en oposición al fetichismo
maneras untuosas, se escapó llevándose de la mercancía y la iconoclasia; como
los pocos dineros que habíamos podido camino estético juvenil, tiene como
recoger”.6 Únicamente tres fueron los deber tanto mezclar la innovación y
números de la Revista de América, fun- la tradición como buscar el brillo de
dada en el año 1894, en Buenos Aires, la lengua en un roce de palabras que
por el nicaragüense Rubén Darío y el explore la singularidad de lo nuevo
boliviano Ricardo Jaimes Freyre. Lle- combinado. Para los jóvenes moder-
van las fechas de 19/8/1894, 5/9/1894 nistas, ni el denuesto de movimientos
y 1/10/1894, respectivamente.7 literarios previos ni la provocación
de firmas reconocidas eran estrategias
concebibles para posicionarse en el
La torre de concreto campo emergente literario; la discusión
vana no daba prueba de valor alguno.
“Sobre el Occidente, cubierto con sus Sencillamente los modernistas locali-
ruinas humeantes, puede levantarse zaban su movimiento en Buenos Aires
nuestra poesía, como un vasto viento como ciudad “más grande y práctica”
que sopla de los desiertos”. de América Latina8 bajo un principio
174
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
175
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
176
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
177
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
moderno. Los supuestos del capital Miguel Pardo pone el énfasis en la lumi-
se encuentran aceptados tácitamente; nosidad, los focos eléctricos, la alegría de
sus consecuencias, criticadas abierta- los teatros, la velocidad.25 Los supuestos
mente desde el plano espiritual, y res- del capital que se aceptan son todos los
catadas en lo estético. que permiten que los “desocupados”
Lo aceptado emerge entonces en las pasen sus tardes bebiendo café en las
“crónicas urbanas” de la Revista de terrazas parisinas “sin nada que hacer”,
América. Cada número las incluye; en puesto que esta languidez es parte de la
el primero, la sección fija “Los Tea- belleza. Y si existe una realidad material
tros” a cargo de Brocha Gorda (Julio que se oponga a la perfección del ideal,
Lucas Jaimes, no será la miseria de la vida moderna,
La Revista de América no po- padre de Ricardo sino la distancia entre ideas y realizacio-
día más que alimentar el mito Jaimes Freyre), nes. Por eso “la vida [real] de los litera-
de una Argentina pródiga; esa y, con cierta li- tos es un verdadero atentado contra el
misma prodigalidad permite bertad, el cuento Ideal”.26 Iris Zavala cita unas palabras
a Buenos Aires ser concebida “El Anarquista”, de Darío del mismo año de fundación
como centro de un arte nue- de Julián Martel; de la Revista de América, 1894, relati-
vo, doblando en la esfera es- en el segundo y vas al progreso: “El progreso moderno
piritual lo que da la material. tercer número, el es enemigo del ensueño y del misterio,
La ciudad se convierte en pro- adelanto del libro en cuanto a que se ha circunscripto a la
ducto estético. del venezolano idea de utilidad”.27
Miguel Pardo ¿Pero por qué entonces exaltar las lu-
(“Al trote. París”), “Buenos Aires pin- ces que disipan los misterios? ¿O por
toresco. La Boca” (segundo número) y qué hacer de trazo romántico la silueta
“Buenos Aires pintoresco. Riachuelo, del exponente del “más palpitante de
arroyo Maciel, Isla del Recreo” (tercer los problemas contemporáneos” (el
número). De París y Buenos Aires, las anarquismo, no la falta de trabajo)?28
dos ciudades presentadas a lo largo de El anarquista dinamitero del cuento
los tres números de la revista, emerge de Julián Martel estaba desocupado
una pastoral acabada. El mundo mo- desde hacía sólo 24 horas; un des-
derno se encuentra acosado por “los ocupado poco creíble que dedica su
tanteos peligrosos de la tiranía cientí- jornada a deambular por la Recoleta,
fica”23 y París, retomando las asocia- dominios del señor de Lavalette, con
ciones contemporáneas entre ciudad y sus palacios, “envueltos en una gasa de
organismo vivo, es una mujer aquejada plata”29 y sus damas tertuliando en jar-
por enfermedades nerviosas. Sin em- dines y corredores. Lo relacionado con
bargo, su supremo valor es mantener la miseria, la máquina industrial, el
a la vez el sabor agridulce de la deca- mismo dinero, tan presentes en la vida
dencia y los desguaces de la sensuali- cotidiana, están ausentes en las cró-
dad. Lutecia, entonces, está enferma nicas urbanas de la publicación, pero
de los nervios, pero no todavía loca, “y también en sus ficciones. La Revista de
lee libros en donde las cosas antiguas América no podía más que alimentar
están dichas de modo nuevo, y prepara el mito de una Argentina pródiga; esa
las carnes con salsas de voluptuosidad misma prodigalidad permite a Buenos
dignas del divino cocinero que escri- Aires ser concebida como centro de un
bió la Fisiología del Boudoir”.24 arte nuevo, doblando en la esfera espi-
178
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
179
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
180
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
181
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
NOTAS
1. Iris Zavala, “Introducción a Rubén Darío”, en El modernismo (textos de Rubén Darío), Alianza Editorial,
Madrid, 1989, p. 10.
2. Susana Zanetti, Modernidad y religación: una perspectiva continental (1880-1916), en Pizarro, L. (comp.),
Literatura, palavra e cultura, San Pablo, 1994, p. 492.
3. Rubén Darío señala en su autobiografía las dificultades para editar en formato libro (Autobiografía, El
Quijote, Buenos Aires, 1947); Angel Rama, por su parte, se detiene en la imbricación entre la producción
modernista y los contextos políticos locales, especialmente en La ciudad letrada.
4. “Nuestra visión de la vida moderna tiende a dividirse entre el plano material y el espiritual: algunos se
dedican al ‘modernismo’ –innecesario aclarar que no se refiere Berman al modernismo literario encabezado
por Rubén Darío–, que ven como una especie de espíritu puro que evoluciona de acuerdo con sus imperativos
artísticos e intelectuales autónomos; otros operan dentro de la órbita de la modernización, un complejo de
estructuras y procesos materiales –políticos, económicos y sociales– que, supuestamente, una vez que se han
puesto en marcha se mueren por su propio impulso, con poca o nula aportación de mentes o almas humanas”.
Para Berman, ambos aspectos son indisociables: “Este dualismo, que impregna la cultura contemporánea, nos
aparta de uno de los hechos que impregnan la vida moderna: la mezcla de sus fuerzas materiales y espirituales,
la íntima unidad del ser moderno y del entorno moderno”. Marshall Berman, Todo lo sólido se disuelve en el
aire. La experiencia de la modernidad, Siglo XXI, Buenos Aires, 1989, p. 129.
5. Boyd G. Carter, “Rubén Darío y la Revista de América”, edición facsimilar de la Comisión Nacional para
la celebración del centenario de nacimiento de Rubén Darío, s/datos de edición, p. 40. Boyd Carter señala la
aparición de otras publicaciones de espíritu modernista ese mismo año: “(...) conviene recordar que durante
ese mismo año vieron la luz, en mayo, la Revista Azul de Gutiérrez Nájera y de Díaz Dufoo, en junio El Iris
de Clemente Palma, hijo de don Ricardo, en julio la Revista Blanca de la señorita Luz Gay (La Habana), en
noviembre El Mundo de México. Todas estas revistas (y otras) exceptuando la Revista Blanca, son importantes
vehículos del modernismo o de la resonancia que empezaba a tener el movimiento en el mundo hispánico”.
Boyd Carter, op. cit., p. 28.
6. Rubén Darío, Autobiografía, El Quijote, Buenos Aires, 1947, p. 121. Boyd Carter, en el texto mencionado,
cita este mismo fragmento.
7. Boyd Carter, en su presentación, la describe minuciosamente, pero no proporciona datos acerca de su tirada.
La importancia de las empresas que anuncian en el primer número podría, quizá, remitir o bien a una tirada
considerable para las revistas literarias de la época –bastante improbable, atendiendo a lo señalado por Darío
en la Autobiografía–, o bien a un público consumidor selecto (los anunciantes son el Banco Español del Río de
La Plata, Quilmes, Ginebra Imperial, y la casa de remates Suares y Cía., ubicada en la elegante calle Florida).
El hecho de que la publicidad no se repita parece avalar más bien la segunda hipótesis.
8. “Nuestros propósitos”, Revista de América, N° 1, p. 1.
9. Ibidem.
10. Los intelectuales del siglo XII son moderni, y se sienten así. La enseñanza que se daba en Chartres a principios
del siglo XII (Bernardo) consistía en retomar a los antiguos y colorearlos, sintetizarlos: trozos de la Antigüedad
mal digeridos y mal adaptados, pero a pesar de todo, una actitud nueva. Estos profesores, que son clérigos,
prefieren Virgilio al Eclesiastés, Aristóteles a San Agustín, porque para ellos toda obra antigua es antes que nada
científica. El intelectual del siglo XII es un profesional, con sus materiales (los antiguos) y con su técnica, la prin-
cipal de las cuales es la imitación de los antiguos, pero utilizados para ir más lejos. Esta frase de Bernardo revela
cierto sentido del progreso de la cultura, y en última instancia del progreso en la historia. Los intelectuales del
siglo XII vuelven a poner en marcha la máquina de la historia y definen antes que nada su misión en el tiempo:
veritas, filia temporis, dice Bernardo. Cf. J. L. Romero, La Edad Media, FCE, México, 1985.
11. Enrique Gómez Carrillo, en “Los poetas jóvenes de Francia”, refiriéndose a París (N° 1, p. 4), a Maurice
Du Plessys (N° 1, p. 9), a Henri de Regnier (N° 2, p. 24), a Charles Morice (N° 3, p. 42), y Rubén Darío, en
“Gabriel D’Annunzio” I.- El Poeta” (N° 2, p. 31).
12. Saint-Pol Roux de las Divagaciones de Stéphane Mallarmé; Ernest Reynaud, del naturalismo de las faunalias
griegas y la artificiosidad de las fiestas de Luis XV, en la columna “Los poetas jóvenes de Francia”, N° 2, p. 24,
y N° 3, p. 44 respectivamente.
13. Revista de América, N° 1, p. 9.
14. Enrique Gómez Carrillo, “Los poetas jóvenes de Francia”, Revista de América, N° 2, p. 22.
15. Se trata del primado de Venus, tan presente en la revista. Frente a Grecia, como sede de una episteme
occidental que ya no es vital, París es mencionada como sede de un arte iniciático, al mismo tiempo que se la
señala como ciudad en decadencia (“Los poetas jóvenes de Francia”). En ella sobrevive Venus, la que, como en
“Divagaciones” de Darío inclina la balanza al goce sensual.
16. Revista de América, N° 3, p. 43.
182
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
183
184
Quizás el peronismo, sin nunca decir- ciones y acerías del Riachuelo, de las
lo claramente, hereda la idea de una hilanderías de Barracas. Brotaban de
ciudad hostil –una Buenos Aires hos- los pantanos de Gerli y Avellaneda o
til– a la que hay que llegar desde otra descendían de las Lomas de Zamora.
parte para ensayar la gran pedagogía: Hermanados en el mismo grito y en
recuperarla o restarle denodadamente la misma fe iban el peón de campo de
su ajenidad. No sería desacertado ima- Cañuelas y el tornero de precisión, el
ginar que toda gran urbe, considera- fundidor mecánico de automóviles, la
da para la política real del país que la hilandera y el peón”.
contiene, sea el resultado de sucesivos La expresión “entraña de la ciudad”
oleajes de conquistadores, reales o ima- habla de que las acciones venían no
ginarios. Ellos, luego de provenir de un exactamente de afuera sino de un plano
ambiente exógeno, forjarían el sueño interno, sofocado, además de que las
de la pertenencia inmemorial. Se cree- usinas de Puerto Nuevo o los talleres
rían eternos y surgidos del manantial de Chacarita y Villa Crespo las sitúan
primero; supondrían esa fundación en barriadas populares y significativas
mítica “en las manzanas de su barrio”. de dentro de la
Todos los elementos de resistencia a ciudad. Todo el Quizás el peronismo, sin nun-
los invasores provendrían así de los escrito es de her- ca decirlo claramente, hereda
que antes habían invadido. Pero, sim- manación y pos- la idea de una ciudad hostil
plemente, se habían declarado los fun- tula una suerte de –una Buenos Aires hostil– a la
dadores y elaborado la larga fábula de cultura social que que hay que llegar desde otra
su condición originaria. Pero quizá no amalgama una parte para ensayar la gran pe-
habían sido más que predecesores en la “raza cósmica” dagogía: recuperarla o restarle
larga historia de una usurpación. Toda con un conjunto denodadamente su ajenidad.
ciudad sería entonces la autodefensa de de oficios arcai-
los primeros contra los últimos usur- cos y modernos. En el conjunto, debe
padores. Y así toda política debería ser considerarse el peso de las ocupaciones
una hipótesis de toma de posesión de o de ciertas acciones de una entraña
la urbe extraña por parte de los nuevos más anegada y fundamental de la ciu-
hombres del subsuelo, los sin nombre, dad, pero asimismo puede retenerse
o los que tenían como nombre “un há- ese brotar de los pantanos. El fundidor
lito áspero, una densa vaharada”. mecánico de automóviles, bien acom-
Raúl Scalabrini Ortiz, en su legendario y pañado, se suaviza por sus complemen-
siempre citado relato del 17 de Octubre, tos en la hilandera y el peón de campo.
cuidó de que las cosas no fueran exac- Scalabrini llama “inundación” a todo
tamente así, pues estaba absorbido por ese mundo heteróclito –esta palabra es
un sentimiento de fusión entre unos y también suya–, y no puede separarse
otros: “Un pujante palpitar sacudía la esta formidable elaboración literaria del
entraña de la ciudad. Un hálito áspe- peronismo, originario de la líneas con
ro crecía en densas vaharadas, mientras que las que el mismo autor imagina la
las multitudes continuaban llegando. formación del hombre urbano, el de
Venían de las usinas de Puerto Nuevo, “Corrientes y Esmeralda”, proveniente
de los talleres de la Chacarita y Villa de afluentes de todo tipo que se sitúan
Crespo, de las manufacturas de San en vastas lejanías sociales, y aun mine-
Martín y Vicente López, de las fundi- rales y vegetales, respecto a la gran ciu-
185
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
186
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
187
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
188
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
189
192
Colectivo Peronista.
De los barrios al centro
Por Roberto Baschetti
193
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
ancestral contra todos los que eran vigente “la 4161” antes mencionada,
–como despectivamente los llamaban– al ratito caía un carro de asalto de la
cabecitas negras. Este ejército popular infantería de la policía y los obligaba a
en combate desigual no estaría com- circular. Si se resistían había palos para
pleto si olvidara mencionar el papel todos. Otras veces ponían un foto de
de las chicas de la calle, cabareteras y Perón o Evita adherida al cartelito que
alternadoras –que indicaba la numeración de la calle; si
La pueblada empieza a tomar más que nun- un gorilón, que nunca faltaba, trataba
forma. Cierran los negocios de ca idolatraban a de arrancarla cobraba de lo lindo. Otra
la zona en solidaridad con los Perón y amaban manera de generar tumulto era ubicar-
huelguistas. Manos anónimas a Evita– que te- se estratégicamente frente a las piza-
cortan la luz del barrio, inuti- nían su radio de rras de lectura del diario La Nación y
lizando además todos los focos acción en el rec- comenzar una discusión ficticia entre
del alumbrado. Se improvisan tángulo imagina- dos compañeros que hacían como si
barricadas con los árboles y rio que se forma no se conocieran. Uno actuaba como
bodoques existentes. Se cruzan entre Leandro N. peronista y el otro de antiperonista.
camiones en las avenidas de Alem, Corrientes, Lógicamente la pasión desplegada en
acceso. Algunos colectivos son Florida y Plaza los argumentos que se esgrimían hacía
incendiados. Se siembran las San Martín, con que la discusión se generalizara a todos
calles de clavos “Miguelito”. epicentro en las los presentes, quienes tomaban parti-
El empedrado es levantado por calles 25 de Mayo do por uno u otro polemista. Entonces
sectores para que se atasquen y Reconquista los “contreras” eran aporreados y gol-
los patrulleros que persiguen a más la cortada peados por sorpresa y quienes habían
los revoltosos. Tres Sargentos. tomado parte en la discusión a favor
Ellas, ejerciendo del peronismo, el resto de los mucha-
su honorable profesión, cuando de- chos peronistas ahí presentes trataban
tectaban entre sus clientes a un milico de integrarlos al grupo.
o a un botón, a un juez o funciona- Pero realmente la bisagra, la divisoria
rio, siempre sabían sacarle alguna in- de aguas, el salto cualitativo en la lucha
formación –bebidas o sábanas de por se dio dos años más tarde, en 1959. Un
medio– que luego pasaban a los com- barrio de Capital Federal –peronista
pañeros resistentes. hasta el caracú– fue testigo privilegiado
Otro fenómeno generacional en di- de ese enfrentamiento. Era el lugar de
cho contexto fue el nacimiento de asentamiento del Frigorífico Nacional
la primera Juventud Peronista. La Lisandro de la Torre, con sus trabaja-
de los hermanos Rearte –Gustavo y dores en lucha para impedir la privati-
Pocho–, Jorge Rulli, el Petiso Spina, zación –seguida de miles de despidos–
Felipe Vallese, el Tuli Ferrari, Mario que quería llevar adelante el presidente
José Bevilacqua y mi amigo Envar Frondizi siguiendo a pie juntillas los
Cachito El Kadri, entre otros. Para dictados del Fondo Monetario Interna-
1957 ya estaban actuando en la calle, cional. La resistencia duró cuatro días y
en la céntrica esquina de Corrientes fue totalmente espontánea. En la ma-
y Esmeralda. Allí se juntaban con los drugada del 17 de enero, 1.500 hom-
transeúntes en forma espontánea a bres de la Policía Federal, Gendarmería
cantar la marchita o simplemente a sil- y Ejército, armados hasta los dientes
barla, y como en ese momento estaba irrumpieron en el frigorífico para des-
194
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
alojar a los trabajadores que habían to- los efectivos que quieren ascender para
mado el establecimiento. Los represores apalear obreros; Tirar desde las altu-
contaban con cuatro tanques de guerra ras del edificio, como improvisados y
Sherman de 35 toneladas cada uno. El efectivos proyectiles, inmensas rolda-
primero con el que rompieron los por- nas sobre los uniformados.
tones, estaba comandado por el oficial Desalojados los obreros de la fábrica a
del Ejército Jorge Esteban Cáceres Mo- un alto costo social y político para el
nié, más tarde jefe de Policía en la dic- gobierno (hay inclusive un muerto), la
tadura de Lanusse y mucho más tarde batalla se extiende a toda una barriada
aún, abatido por un comando monto- tan popular como combativa, con epi-
nero en Entre Ríos, el 3 de diciembre centro a Mataderos, pero que alcanza
de 1975. Otro represor de lujo lo apor- también a Villa Lugano, Villa Luro,
tó la Policía Federal: el futuro comisa- Liniers, Bajo Flores y parte de Floresta.
rio Margaride, luego jefe de Policía de La pueblada empieza a tomar forma.
Isabel Martínez y López Rega en 1974. Cierran los negocios de la zona en so-
Los atacantes rompen los portones y lidaridad con los huelguistas. Manos
avanzan a balazos y lanzando gases lacri- anónimas cortan la luz del barrio, in-
mógenos a diestra y siniestra, en tanto utilizando además todos los focos del
los trabajadores resisten como pueden alumbrado. Se improvisan barricadas
al grito de “¡Patria sí, Colonia, no!”. con los árboles y bodoques existentes.
Si bien fallan algunas medidas de de- Se cruzan camiones en las avenidas de
fensa (tirar chorros de agua caliente a acceso. Algunos colectivos son incen-
presión desde las mangueras existentes diados. Se siembran las calles de clavos
o largar en conjunto 5 mil reses entre “Miguelito”. El empedrado es levanta-
las fuerzas represoras), otras se efectivi- do por sectores para que se atasquen los
zan: lanzamiento de los pesados carros patrulleros que persiguen a los revolto-
de faenamiento por las escaleras contra sos. Las puertas de las casas permane-
Archivo Roberto Baschetti
195
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
cerán siempre cerradas para los repre- ideal, de causa común, de futuro so-
sores, pero abiertas para asistir y ayudar ñado, de grandeza, de organización
a escapar a los resistentes. Se logra la popular, de resistencia a la opresión,
amplia adhesión de aguante contra el milico prepoten-
En ese hermoso lugar los ve- de los obreros de te, de dispensario, de salita de prime-
cinos se reunían alrededor del la zona, trabaja- ros auxilios; del depósito obligado de
flamante grabador “Geloso” dores en las in- bombos y redoblantes, “miguelitos”
prestado de apuro para escu- mensas fábricas y aerosoles; de primeras lecturas para
char la cinta que mandaba el Jabón Federal y aquellos que hasta hace poquito eran
General con las últimas ins- Pirelli. A nivel semianalfabetos, y también de prime-
trucciones. Quince años más nacional paran ras lecturas para el militante que se
tarde nos reuníamos noso- los ferrocarriles, estaba formando. Los domingos por
tros, en el mismo lugar, para el comercio y el la tarde películas para los pibes, los
ver al Viejo en la película de puerto de Buenos sábados por la noche, peñas musicales
Solanas, Getino y Vallejo, ex- Aires. Se registran y choriceadas para juntar al barrio y
plicando sabiamente qué era atentados con tener más cerquita de uno a esa piba
la Revolución Justicialista y bombas en soli- de la vuelta que gusta tanto...
por qué estábamos viviendo daridad con la lu- En ese hermoso lugar los vecinos se
“la Hora de los Pueblos”. cha de los obreros reunían alrededor del flamante gra-
del frigorífico en bador “Geloso” prestado de apuro
todo el país. Una nueva generación de para escuchar la cinta que mandaba
argentinos integrada por miles de jóve- el General con las últimas instruc-
nes trabajadores se incorpora a la lucha ciones. Quince años más tarde nos
aportando iniciativas y experiencias reuníamos nosotros, en el mismo lu-
combativas inéditas hasta el momento gar, para ver al Viejo en la película de
en nuestra historia social. Solanas, Getino y Vallejo, explican-
Acrecentada la autoestima, de ahí en do sabiamente qué era la Revolución
más el pueblo va mejorando poco a Justicialista y por qué estábamos vi-
poco su organización y sus métodos de viendo “la Hora de los Pueblos”.
lucha. Para esto será muy importante La Unidad Básica, así fuera un lugar
el rol de las unidades básicas en los precario, siempre estuvo: en legalidad,
cien barrios porteños. en semi legalidad o clandestina. Conta-
La Unidad Básica era el tallercito del ba César Marcos –uno de los primeros
fondo que ya no se usaba la pieza en organizar la Resistencia Peronista
del conventillo deshabitada, la casita luego del golpe sangriento del 55– que
prestada por Don Chicho o el inmue- los peronistas más decididos, los más
ble que alquilaba la viuda a un precio resueltos a la acción, para volver a orga-
más que razonable, “porque, vio, es nizarse recorrían los barrios de Capital
lo único que me dejó mi marido, y a y Gran Buenos Aires y allí se sentían
los muchachos que vienen los conoz- como pez en el agua. No era para me-
co desde que eran pibes y son muy nos: “... siempre había una cocina ami-
‘gauchitos’, porque siempre ayudan a ga donde tomar unos mates y un sitio
la gente del barrio...”. seguro donde poder guardarse si era
Cuando digo esas mágicas dos pala- necesario. ¡Las cocinas que habremos
bras: Unidad Básica, hablo de soli- conocido! En esos años, el que más o el
daridad, de lucha, de entrega por un que menos, los trabajadores ya tenían su
196
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
197
200
Grotesco, crisis y
obsesiones arltianas
Por Jorge Quiroga
201
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
placentario que lo aislaba más y más Una y otra vez, retornan las visiones,
del universo de los hombres” (Los siete los destellos que contradictoriamen-
locos, 57). Las tinieblas son cataratas te lo “despiertan”. La vida ya está
que se precipitan sobre su ser aletarga- enturbiada, ya pertenece al mal, posee
do, un centímetro cuadrado de existen- partes muertas, ya simplemente irre-
cia, una pequeña, infinita partícula de cuperables. Nada más se deja hacer,
sensibilidad. Duda en recocerse hasta se abandona, sabe que la placenta de
comprobar que realmente vive, pero tinieblas le había robado el alma.
en estado latente. En las obsesiones hay ideas que pre-
El resto de su existencia está desvane- ocupan, que luchan entre sí para im-
cida, como si la oscuridad tuviera la ponerse, que encierran una malignidad
cualidad de disolver el cuerpo. Está en preexistente, que abroquelan al indivi-
el fondo de un cubo hundido, acurru- duo y a su vez lo dejan expuesto. “Las
cado, ve en alucinación una imagen formaciones sustitutivas” reemplazan
velada a su legítima esposa. Envuelta al núcleo de esa angustia. El compo-
en una escena erótica con el capitán, nente sexual es evidente en esos tras-
resaltando fragmentos: el pecho vellu- tornos. El sujeto olvida el dolor, pero
do de un hombre, su cárdena virilidad; se hunde. El sujeto evita la angustia y
y de la mujer: unos muslos blancos la convoca.
como la leche, la crin de su sexo, sus “La angustia constituye un estado se-
senos erguidos. mejante a la expectación del peligro
Todo eso que Erdosain no quiso mi- y preparación para el mismo, aunque
rar. La escena para él es dolorosa, bus- nos sea desconocido”.2
cada para sufrir más, porque es aluci- Peligro como reacción o alerta, lo cierto
natoria, inventada, generada mediante es que abruptamente la angustia irrum-
la presión de la angustia, que es un pe causando dolor físico, introduciéndo-
elemento activo, que trabaja modi- lo en un mundo de tinieblas, en la casa
ficando las cosas. El corazón le sigue negra (su propia situación enturbiada).
latiendo, pero eso es notable, ya que Vive en un lugar del sueño, desfiguran-
está sumergido en una hipnosis transi- do esa entrada irresuelta. Lo principal es
toria, un estado en el que cree perder que la angustia trae sufrimiento, pérdida
la memoria; se encuentra suspendido de sí, destierro y perversión.
y eso lo conduce a un declive donde La angustia lo nivela con los hombres te-
corre cuesta abajo, va hacia atrás, a su rribles, y Erdosain está atornillado, suje-
pasado, al niño que tuvo, alguna vez, to al bloque del cual no podrá salir, esa
una mirada extraviada. oscuridad es un encierro deliberado. Y
La luz lo ciega y lo introduce en su la tristeza se refiere a su cuerpo, a ese po-
condición actual, por fin termina por bre cuerpo, porque su dolor lo abisma.
ser él mismo. “Erdosain se sentía apiadado, entriste-
Aunque desde el delito cometido, o cido hacia su doble físico, de lo que era
por cometer. Se ha convertido en al- casi un extraño” (Los siete locos). Entra
guien totalmente solitario que rumia en la más absoluta oscuridad, cerrando
su propio sentido. los ojos. Y se entrega a la masturba-
Aplanado por los rodillos de un la- ción, al verdadero mundo que lo va ta-
minador, chato, monstruoso, ya no pando, que lo aciega. Un sitio clandes-
desea nada. tino, que tiene que ser soterrado, y esa
202
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
203
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
204
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
205
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
Roberto Arlt
206
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
207
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
la locura. El escepticismo lo lleva a ac- ambigüedad, todo esto tiene que ver
tuar de una forma que parece rondar el con el lenguaje del sueño.
delirio y el vacío. Y que se desdice cons- El sujeto arltiano Erdosain está en situa-
tantemente. Su vacilación lo conduce ción de revuelta, es estado de negación,
a hondonadas que no puede evitar, y al borde de emprender un paso defini-
quienes lo acompañan son como repe- torio: ser a través del crimen, cometer un
ticiones y variaciones de su indecisión. delito o una fusión, que entiende que
La miseria le organiza la vida, lo obliga a no lo va a conciliar con lo que es. El
determinadas acciones, lo inutiliza, y lo lenguaje, es perverso, está fuera de cau-
descarta para la vida social, lo irrita y lo ce, posee algo de destructivo, e irradia
saca de quicio, le da un lugar dislocado. su desconsuelo porque se queja y pre-
Por lo tanto, el material narrativo con- gunta de manera constante.
diciona el estilo. Hay connivencia en- El horror que experimenta recae sobre él
tre varios fragmentos de su persona, la mismo, hay algo trastocado, acaso fuera
procedencia de clase (unas capas me- de orden, que lo empuja contra los otros
dias que entran en una zona de ano- y a obsesionarse en su sufrimiento.
mia), lo que podríamos llamar signos El personaje solloza, agoniza, vislumbra,
de una melancolía y de una estructura en realidad siente un gran cansancio y
obsesiva, la fascinación por la locura sigue “embotado de angustia” porque
y la muerte. La disgregación paulati- el sentido de su vida está extraviado. La
na de la conciencia y de los vínculos extrañeza de vivir así se le revela como
sociales. La idea misma de la angustia una circunstancia, tiene ensoñaciones
existencial, como caída absoluta en un fantásticas y necias, irreales y torpes, el
mundo de insatisfechos. sufrimiento es intenso: “Tanto creció
Los perturbados de una situación de en- esta obsesión aquella tarde”.
crucijada, las ensoñaciones de carácter ¿De qué se trata? Del encuentro for-
ideológico. Todo aquello que hace que tuito con el excéntrico millonario que
el sujeto se perciba como el hombre del lo salvaría.
subsuelo, y que se repita, y se deja llevar Es un hombre que entra en el abando-
por impulsos que no quiere manejar, y no y en la muerte, la enfermedad la-
logran que cada día traiga más infelici- tente y el mareo lo atontan. Dice: “la
dad, mayor sufrimiento, sin capacidad horrible miseria está en nosotros, “es la
de respuesta. Que siga aislado en espera miseria de adentro, de la vida interior,
de hechos imprevisibles que desbordan del alma”. Le falta entusiasmo, la indi-
su cotidianidad y lo desubica. ferencia es aburrimiento, la falta de una
El texto arltiano, en Los siete locos, pre- mentira grande. La sexualidad directa-
senta la posibilidad de percibir, de ma- mente es negada o desviada, es tal vez lo
nera dicotómica; hace que por lo me- que no se puede alcanzar con plenitud.
nos veamos, en ese juego de versiones, “Vean... mi vida ha sido horriblemen-
la oportunidad de que continuemos te ofendida... horriblemente magulla-
perplejos, acerca de la oscilación de la da” (Los siete locos, p. 51).
veracidad de los hechos narrados, és- Vergüenza, hundimiento que hace
tos no son unívocos sino polivalentes, encoger el alma, que modifica la con-
pero queda en nosotros la curiosidad ciencia, minimizándola. Erdosain está
del hallazgo, la lectura también es os- “adormilado”, no ve, entra en el sueño.
cilante y vacila en el horizonte de la ¿Vive o se imagina vivir? Está en una
208
LA BIBLIOTECA
Imágenes en la ciudad N° 7 | Primavera 2008
209
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Imágenes en la ciudad
NOTAS
1. Carlos Mastronardi, Prólogo a Los siete locos, Ediciones Clarín, La Biblioteca Argentina, Bs. As., 1964.
2. Sigmund Freud, “Más allá del principio del placer”, (Los textos fundamentales del psicoanálisis), p. 278.
3. Carlos Correas, Arlt literato, Atuel, Buenos Aires, noviembre 1996, p 151.
4. Jean Paul Sartre, San Genet comediante y mártir, Losada, 1967, p. 30.
5. Rocco Carbone, Imperio de las 0bsesiones. Los siete locos de Roberto Arlt: un grotexto, Editorial de la
Universidad de Quilmes, 2007.
6. Op. cit., p. 77.
7. Op. cit., p. 377.
8. Op. cit., p. 432.
210
Variaciones
sobre la ciudad
Cuadrantes de la ciudad
de Buenos Aires
Por Horacio González
215
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
216
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
217
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
218
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
Augusto Tejada
tigo, la expectativa del apostador y su
quiebra, hacen a la esencia de la vida
urbana. La ciudad tiene la hora pico y
la bolsa la hora de cierre, pero las dos
son formas del uso del tiempo según
la aglomeración de intereses y los es-
pasmos de aflojamiento de la tensión.
El aspecto ineluctablemente volátil de
la confianza –no la desconfianza– es
lo que las caracteriza.
Sin embargo, la Bolsa puede ser lo con-
trario a la Ciudad –véase la novela de
Julián Martel, mediocre, cuestionable,
pero jugosa– pues en lo que ésta tiene
de materialidad tectónica, de aspecto
constructivo, somático, queda como
un testigo de la historia que pasa al-
rededor. ¿Es la misma Catedral dónde
se coronó Napoleón en 1804 la que
ahora recorremos como impávidos
turistas? ¿Dónde y cuándo se evapo-
raron tales hechos? ¿Los veo en el fa-
moso cuadro de David? Como sea, la
presencia de la ciudad atestigua que el
hecho existió. Y si no existiera el em-
plazamiento del hecho, si no hubiera
más que ruinas, o siquiera éstas, o en
su lugar hubiera otra cosas, habrá sin
219
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
ciudad a fines de los años 50, pero la nombres de pintores franceses del siglo
pone en estado de “eterna como agua XIX y vendrán con nosotros. ¿Cómo
y el aire”. La eternidad no es más que será esa situación? ¿Cuánto tardó
un juego pasajero de la naturaleza. Brasilia en ser Brasil? Era y quizá sigue
Pero volvamos a Puerto Madero. En siendo sólo la capital, con el arrebato
el futuro será integrado, atraído por fourierista de Niemeyer: fracasado.
la ciudad, pero no puede ser ahora el Pero qué fracaso.
balcón que juzgue la ciudad efectiva. Puerto Madero ya no es puerto ni ciu-
Hace su operaciones al margen del dad. No la comprendemos. Podemos
cuadrante. Es otra ciudad. No es aún pasear por ella, admirar sus construc-
Buenos Aires. Ni siquiera es una ciu- ciones con un ligero aire posmoderno.
dad, todavía es el río, el puerto. O la Algo nos quieren decir esos rascacie-
extinción del puerto. Es una ilusión lo los. Pero... la palabra rascacielos se ha
que vemos cuando pasamos con el co- detenido en el Kavanagh. A él le co-
lectivo, esas grandes grúas, los gigantes rrresponde. Era el éxtasis de cuando
robots edilicios con elegantes cabezas éramos chicos y leíamos Superman. El
truncadas y previsibles formas narra- Kavanagh es un rascacielos. Los de-
tivas. ¿Qué nos dicen? Que los espe- más no lo son, lo que hace Pelli son
remos, o que una ciudad los espera, desafíos a la naturaleza de otra índole,
que alguna vez van a dejar de recibir quizá mística, de una mística capita-
Archivo Fototeca “Benito Panunzi”
220
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
221
222
Migraciones. Desde las erosiones ori- río, los barcos la ciudad, y el río, aun-
ginarias de los ríos, flotando en cauces que renuente, aparece ya destinado a
diversos hasta alcanzar los meandros la apropiación mercantil.
de la llanura, cristales de arcilla, limo y Desde mediados del siglo XVIII proli-
arena son arrastrados por las corrientes feran proyectos para mejorar la infra-
del Paraná en turbulentas travesías. En estructura portuaria, aunque sólo unos
el estuario del Plata, donde las aguas se pocos irán del diseño a la construc-
derraman y dispersan sobre una super- ción. A la altura del convento de Las
ficie inédita, estos fragmentos de tierra Catalinas, se construyen un murallón
desplazada tienden a depositarse sobre de piedras y un muelle sobre el borde
el lecho desarrollando un delta. Pero de las aguas para facilitar el amarre y
el Río de la Plata no es un espejo: en el desembarco sobre la playa. Luego,
la banda oriental abundan los puer- un flamante virreinato proyectará su
tos naturales de aguas profundas, con puerto: Manuel Belgrano, secretario
sus orillas de piedra y arena. Frente a del Consulado,
Buenos Aires, una extensa playa ten- ordena sondeos Limitación esencial y casi fatal
dida de barro aluvional surcada por sobre la costa del paradoja del puerto: la dificul-
pozos y lomas distancia la barranca río. El puerto es tad de los buques para arrimar
sobre la que se levanta la ciudad de las sueño y necesi- a la costa anegadiza se debe a la
aguas hondas del río. Limitación esen- dad. Se inicia la falta de agua. Con la rompiente
cial y casi fatal paradoja del puerto: la edificación de un sobre el fango, y embarcaciones
dificultad de los buques para arrimar muelle de atra- de poco calado en el Riachuelo
a la costa anegadiza se debe a la fal- que en el bajo de y la Ensenada, sobre estas playas
ta de agua. Con la rompiente sobre el La Merced, pero de agua baja, entre bañados, ca-
fango, y embarcaciones de poco calado el gobierno colo- ñadones y juncales, sedimentan
en el Riachuelo y la Ensenada, sobre nial interrumpe naturaleza y cultura.
estas playas de agua baja, entre baña- su construcción y
dos, cañadones y juncales, sedimentan un temporal derrumba sus restos.
naturaleza y cultura. Hasta avanzado el siglo XIX los barcos
de ultramar no alcanzan a acercarse a
Derrotero. Hombres que evitan la menos de 6 u 8 millas de la ciudad,
costa en la que Solís fue partícipe in- donde fondean sobre una depresión de
voluntario de un banquete fundan cerca de 15 pies de profundidad. Allí,
la ciudad de Pedro de Mendoza. La pasajeros y cargas transbordan a em-
abandona e incendia Martínez de Irala barcaciones menores, que van y vienen
dejando una pareja de cerdos en una desde los muelles si la altura del agua lo
de las islas de San Gabriel. Buscando permite o descargan pasajeros y objetos
un puerto, hombres llegados desde las sobre carretas, animales, marineros y
entrañas de los ríos de la tierra proyec- estibadores hasta tierra firme, para re-
tan la Buenos Aires de Juan de Garay, montar luego la pendiente de la costa.
cuya cuadrícula aún perdura. Poco puerto el de Buenos Aires en
Las primeras obras portuarias de la 1810: un embarcadero en la Ensenada
ciudad son defensivas: un torreón con con discreta profundidad natural, un
artillería sobre la boca del Riachuelo, canal de acceso al Riachuelo de sólo un
un faro y un muelle de madera para fa- metro de hondura con el río en su al-
cilitar el amarre. La ciudad buscaba el tura media, la habilitación de muelles
223
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
224
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
225
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
226
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
227
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
de Buenos Aires. Derrota coyuntural de qué sentidos y usos se le dan a los he-
Huergo que el tiempo moldeará como chos urbanos. Pero no es un problema,
reconocimiento intelectual individual sólo, interpretativo (aunque la inter-
y fracaso comunitario, una vez que la pretación nos persiga reclamando sus
realidad portuaria de Buenos Aires, a derechos y en este instante nos recuer-
poco de concluidas las obras, demues- de que la Autopista del Oeste demolió
tre la ineficacia de los diques cons- El Atlético, un centro clandestino de
truidos según diseño de los ingenieros detención, que ahora persiste como
ingleses Hawkshaw Son y Hayter, memoria inasible del dolor en los es-
contratados por Madero, con la toma combros que están bajo ella). Pero no
de deuda pública. A menos de una dé- es sólo interpretativo, porque en la
cada de inaugurado el puerto se revela materialidad misma está la prescrip-
tan costoso como inútil. Bello e inser- ción de uso y el sentido. Juan Molina
vible. Su sustituto se construirá en la y Vedia ha escrito cómo las autopistas
segunda década del siglo XX detrás de se trazaron separando y aislando zonas
Retiro, con un diseño de diques abier- de la ciudad. Como las vías. Pero las
tos transversales a la costa, tal como vías hoy, en su mayoría, son los restos
había imaginado Huergo. La urbe del de una forma de transporte y comuni-
Centenario corre tras su puerto nuevo, cación que por provenir del pasado ya
aunque en su derrotero se aleje y pier- han sido suficientemente desgajados
da la playa hasta alcanzar una ciudad, de sus asociaciones cuestionadas y más
no sólo un río, sin orillas. bien merecen la tolerante mirada del
anticuario antes que el juicio del hom-
Comunicaciones. Fogwill, en su li- bre político. No habría que olvidar
bro En otro orden de cosas, imaginaba los cuestionamientos que el sistema
una ciudad que dictaba a sus habitan- ferroviario argentino mereció: Raúl
tes modos de vivir. Un orden que no Scalabrini Ortiz lo vio como grillete
era ajeno al orden cósmico. La ciudad, para sumir al país en la dependencia
funcionando como máquina, premiaba extranjera y obstáculo al desarrollo de
a los mejores adaptados a sus impulsos los pueblos. Pensaba, sin embargo, que
y sugerencias. El protagonista de la no- la nacionalización iba a permitir libe-
vela sabía leer la ciudad de la revolución rar al ferrocarril de sus propias cadenas
y más tarde las sugerencias de la urbe –la principal: servir a la obligación de
del poder dictatorial. Cuando trabaja la ganancia– y emancipado coadyuvar
–y asciende sin cesar– en la construc- a la emancipación de la nación. Uno
ción de las autopistas piensa que la obra de los críticos más rotundos al tipo de
“¡Ahora sirve a la contrarrevolución, modernización encadenada que supu-
como todo, pero también puede servir so la red ferroviaria creía, así, que ésta
a la revolución, a su debido tiempo!”. Y podía separarse de su origen. Y servir a
le contestan: “¿Usted cree –se dirigía a otra fuerza. Como se ve: la discusión
él– que uno desplaza a los habitantes, no es sencilla.
pulveriza las casas, mete diez mil per-
sonas a trabajar y levanta las autopistas Ferrocarriles. Una vía corre paralela a
para que otros se sirvan de la obra?”. Puerto Madero. El tren que circula allí
Así planteada, se trata de la tensión es el revés del Sarmiento y la miniatura
entre voluntades políticas respecto de que anticipa la ideología del tren bala.
228
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
229
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
230
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
231
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
232
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
Pampa y río. Puerto Madero como dos. En cierto sentido, Sarmiento era
borde y frontera. Entre una planicie más claro y un hombre enfáticamen-
y un oleaje. Sarmiento legó imágenes te político: se trataba de reformar an-
contrapuestas para pensar la Argentina. tes que de rumiar sobre las ruinas del
La cuadrícula urbana, orden racional, presente. Pensar la modernización
se ligaba –en los imaginarios decimo- de Puerto Madero puede hacerse al
nónicos– a un tipo de subjetividad modo de Sarmiento o al de Martínez
ciudadana, dotada de modos culturales Estrada. Para éste, cada cara tiene su
y herramientas comprensivas. En esta revés y cada existente su corrosión in-
ciudad de la que partían barcos hacia terna. Juan Carlos Martini, en Puerto
el Viejo Continente, el puerto parecía Apache, narró una villa radicada en la
umbral civilizatorio. Por el contrario, reserva ecológica, contracara, espejo y
la pampa era la amenaza de otro orden, verdad oculta de Puerto Madero. Lo
hecho de desconocimiento de las disci- indio amenazante retornando como
plinas, de insumisiones temporales y de asedio a la ciudad: “el miedo originario
movilizaciones arcaicas. Naturaleza y crea fantasmas absurdos, evoca muti-
barbarie. El combate, para Sarmiento, ladas víctimas de los relatos de Ulrico
era incesante y se pensó como agente Schmidl. Sabemos que nos defienden
capaz de domeñar las mismas fuerzas disciplinadas fuerzas del orden, y la
naturales. Capaz de torcer el curso de oleada del peligro nos llega desde allá.
los ríos, de importar especies vegetales En estratos y zonas delimitadas casi
o de ejercitar los espíritus de sus compa- perceptiblemente surgen a veces como
triotas y organizar sus cuerpos. Su gran de dentro de las novísimas construccio-
lector y a la vez adversario, Martínez nes los muros antiguos que quedaron
Estrada, insistió sobre la cuestión de en pie; en los parques, plazas, jardines
la ligazón de civilización y barbarie. y cementerios brota al menor descuido
Más bien: vio en la clara distinción el yuyo de los campos” se lee en la pri-
entre ambas la conversión del brillante mera página de La cabeza de Goliat.
sanjuanino en un peligroso publicista En la entrada del Puerto Apache creado
de ilusiones. La ciudad del autor de por Martini cuelga un cartel que grita
Radiografía de la pampa es una superfi- “somos un problema del siglo XXI”.
cie inestable y frágil: bajo los edificios, Frase de un joven del asentamiento, lúci-
en los intersticios del empedrado, en do agitador de advertencias. En el juego
las rajaduras de las paredes, en la vida de esa temporalidad: pensar al puerto.
cotidiana de las personas o en el silen- Entre el siglo XXI y la pampa que no
cio de los hogares, pugna por aflorar la cesa. La ciudad bajo la otra ciudad. La
barbarie renegada. Y más bien triunfa, pampa bajo la cuadrícula. Los muelles
sólo que bajo las máscaras de su ene- bajo los departamentos reciclados.
miga: reina en las instituciones y en los El nuevo barrio, como le gusta elo-
parlamentos, en las universidades y en giar a La Nación, tiene amplios es-
los tribunales. En los organismos de la pacios verdes. Son públicos. Contra
civilización habita la barbarie. el country y su cerrado aislamiento,
Sin dudas, la idea es interesante, por- Puerto Madero está en la ciudad
que hace pensar a la historia como y abierto a ella. Tanto que los do-
una abigarrada madeja de fuerzas cuyo mingos y días feriados su población
significado requiere intérpretes aveza- se modifica: las plazas son ocupadas
233
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
por personas que viajan desde otros max y se despliega en los periódicos
barrios, con equipos de mate, repo- de Buenos Aires. En La Prensa escri-
seras y fútbol dominical. Las zonas be Huergo mientras La Nación asu-
diseñadas con cuidadosa arquitectura me la rauda defensa del proyecto de
se someten al uso plebeyo, como si Madero. La Prensa versus La Nación,
los jardines cuidados nunca pudieran o la nación, la prensa, y las polémicas
sustraerse plenamente de los brotes y sobre el destino de la ciudad y su cul-
florecimientos imprevistos. tura. Leamos algunos fragmentos de
las notas publicadas con anterioridad
Idus de marzo. Durante los prime- a “la última palabra”, reclamada por
ros meses de 1886 la polémica sobre La Nación y decretada por el presi-
Ver nota 5 la cuestión del Puerto alcanza su clí- dente Roca:
234
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
Nosotros hemos defendido las obras en con los ministros Ortiz, Pellegrini y
general porque, según nuestro criterio, Wilde, estando presente el concesio-
defendíamos la obra definitiva del puer- nario de las obras del puerto de esta
to de Buenos Aires. Capital, señor Madero (sobrino del
Su rechazo, entonces, equivaldría a una Vice-Presidente de la República). Se
nueva postergación del gran problema. cambiaron ideas respecto a la forma
Pero deshacer lo hecho para volver a em- del decreto aprobatorio de los planos
pezar de nuevo, no es justo ni razonable y otros pormenores relativos al mismo
en abstracto, y en la práctica importa- asunto, dando el señor Madero las ex-
ría trocar una cuestión resuelta por un plicaciones que le fueron pedidas al
problema dudoso, sin elementos para la efecto”.
rápida solución que requiere. La Nación forma
Cooperemos, entonces, a que el puerto se en las filas avan- Al norte, las grúas del puerto
haga, y felicitémonos doblemente de te- zadas de los diarios nuevo. Más allá, los pozos,
nerlo, y de tenerlo en buenas condiciones. de la oposición en el fondeadero del Almirante
Ésta puede ser la última palabra en la todas las cuestio- Brown. El río como museo de
cuestión del puerto. nes políticas y fi- combates y batallas. No son
nancieras, salvo la pocos los museos del mundo
Sin firma, La Nación, honrosa excepción que tienen su origen en una
marzo de 1886 de ser gubernista a historia de saqueos. Y aun-
outrance en todos que el proyecto original de
Una curva en el canal a la misma entra- los procedimientos Puerto de Madero fracasa,
da del puerto. irregulares que se obsoleto desde su origen, en
Un pantano inmenso a la orilla misma han seguido o pue- sus tierras funciona hoy otro
de la ciudad. dan seguirse en la mercado, no ya de embarques
Esclusas en el puerto de Buenos Aires so- realización del ne- y granos, sino de operaciones
bre el Río de la Plata, y con dimensiones gocio de los veinte virtuales y financieras. Sobre
inservibles. millones de pesos el terraplén ganado al río des-
Puentes giratorios que estorban la oro sellado. embarca Google, inventario
navegación. Por mi parte, ha- del museo por venir.
bría considerado
Luis Huergo, La Prensa, que hacía traición a mi país guardando
10 de marzo de 1886 silencio ante la magnitud de los perjuicios
que debe traerle, y desde ya asumo toda
La Nación cree que todos los procedi- la responsabilidad que me corresponda en
mientos son buenos para dotar a esta tratar de evitar que se lleve a cabo la eje-
Capital de las obras grandiosas proyec- cución de la obra proyectada.
tadas por el Sr. Madero, no se mira para
manosear más o menos la reputación Luis Huergo, La Prensa,
de las oficinas públicas o de las perso- 21 de marzo de 1886.
nas particulares, y publica en sus noti-
cias del 12 como la cosa más natural y Una nueva asamblea de ingenieros tie-
sin sonrojarse “Las obras del Puerto. ne lugar hacia fines de marzo a la que
El Vice-Presidente de la República acude Emilio Mitre y Vedia, futuro im-
(Sr. D. Francisco B. Madero, tío del pulsor del canal de la desembocadura
concesionario) celebró ayer acuerdo del Paraná de las Palmas, que hoy lle-
235
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
236
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
237
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
blecimiento de vías férreas y otras vías de mismas letras que disponen la creación
comunicación para el servicio del puerto. de la Biblioteca Pública de Buenos
Y en virtud de las conclusiones anteriores Aires promueven las mejoras y habili-
que solucionan las cuestiones fundamen- taciones de puertos. Mercado y cultu-
tales a que debe ra, libertad de comercio y libertad de
En 1897 se inaugura el nuevo satisfacer el Puerto pensamiento aparecen unidos como
Puerto de Madero y en 1901 el de la Capital, la conceptos en el origen de la emancipa-
nuevo edifico de la Biblioteca Asamblea declara: ción americana. Hacia fines de siglo,
Nacional. Separados por qui- 1º: El proyecto cuando Eduardo Madero publica su li-
nientos metros de barranca, dos presentado por los bro Historia del Puerto de Buenos Aires
símbolos, rutilantes y opues- señores Hawkshaw entrega en custodia a la Biblioteca
tos, de la ciudad y su cultura. Son y Hayter no Nacional los documentos y mapas uti-
El edificio de la calle México, realiza en su dis- lizados para su investigación. Antes,
concebido para el funciona- posición las con- durante sus lecturas en el Archivo de
miento de la Lotería Nacional, diciones esenciales Indias recientemente habilitado para
cambia su destino y se habilita a un buen puerto la consulta a investigadores extranjeros
como Biblioteca. Sobre las rui- para la Capital habrá descubierto Madero el manus-
nas del viejo Puerto Madero, de la República; crito titulado Plan revolucionario de
sobre las aguas calmas de su por el contrario, operaciones para garantizar la gran obra
dársena sur, se instala hoy el su elevado costo de nuestra independencia y libertad fe-
casino flotante. de construcción chado en 1810 y suscrito por Mariano
y su explotación Moreno. Madero lo envía a Bartolomé
importarían una carga inmotivada para Mitre. El documento es extraviado –lo
los intereses generales del comercio. que despertará sospechas en genera-
2º: El proyecto formulado por el ingeniero ciones de historiadores antimitristas–,
Huergo, complementando las obras que, otra copia cruza el Atlántico y final-
ya ejecutadas en el Riachuelo, muestran mente lo publica Norberto Piñeiro en
palpablemente su eficacia, satisface no las Obras Completas de Moreno edita-
sólo a las condiciones técnicas, generales das por el Ateneo. La polémica sobre
y comerciales exigidas actualmente por su apocrificidad, y por su peso en los
el puerto de la Capital de la República, acontecimientos independentistas,
sino que para ello bastará sólo la inver- pasa a jugarse en un duelo con Paul
sión de la tercera parte del capital que Groussac, coronado por el cese de la
representa el proyecto presentado por los publicación de la revista La Biblioteca.
señores Hawkshaw Son y Hayter. Mariano Moreno, quizás autor de ese
Buenos Aires, marzo 30 de 1886. Luis plan, había creado la Biblioteca Pública
Silveyra, Santiago Brian, Cárlos Fader, de Buenos Aires y dispuesto señalizar
Félix Amoretti, Eduardo Clerici, Carlos con balizas la boca del Riachuelo. En
Bunge, Mauricio Schwartz. 1897 se inaugura el nuevo Puerto de
Habiendo la asamblea aceptado el pre- Madero y en 1901 el nuevo edifico de
sente dictamen en todas sus partes por la Biblioteca Nacional. Separados por
unanimidad, firman los presentes. quinientos metros de barranca, dos
símbolos, rutilantes y opuestos, de la
Puerto y Biblioteca. Están unidos ciudad y su cultura. El edificio de la
como caras opuestas de una misma calle México, concebido para el fun-
moneda. Al comenzar el siglo XIX, las cionamiento de la Lotería Nacional,
238
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
239
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
MAPAS y PLANOS
1. Sourdeaux, Adolfo. Plano topográfico de los alrededores de Buenos Aires: levantado con licencia del superior gobier-
no/por Adolfo Sordeaux, ex Capitán Ayudante de Campo del Inspector General de Infantería de Marina Francesa.
Buenos Aires: Librería de La Victoria [ca. 1850]: 1 plano: 50 cm. x 55cm. Mapoteca del Museo Mitre.
2. Tudury, Gabriel Joaquín. Plano general y fórmula del Puerto de la ciudad de Buenos Aires: norma de acre-
cimiento de la nueva población marítima y de los muelles particulares, arregladamente a los límites que se
prescriben cuyo corolario resulta de la primera parte del proyecto de las ideas que presentó / Gabriel Joaquín
Tudury al Exmo. Gobierno Superior del Estado el 16 de noviembre de 1853, atendiendo al llamamiento pro-
vocativo del Ministro Lorenzo Torres, la segunda parte que aplaza faros desde San Antonio hasta Buenos Aires
se suprime. s.n.t. 1 Plano: col; 48 cm. x 63cm. Mapoteca del Museo Mitre.
3. Bianchi, J.B.A. Plano de la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina: de los suburbios Boca y
Barracas y de los pueblos limítrofes Belgrano y San José de Flores. Buenos Aires: Eloy Aloi, 1882: 1 mapa: col.;
67 cm x 91cm. Mapoteca del Museo Mitre.
4. Huergo, Luis. Proyecto general de un puerto para Buenos Aires. Litografía de G. Kraft, 1886; 1 plano:
22 cm. x 49 cm., publicado en Exámen de la propuesta y proyecto de puerto del Sr. Eduardo Madero. Buenos
Aires: M. Biedma, 1886. Sala del Tesoro, Biblioteca Nacional.
5. Sin dato de autor. Plano directorio de Buenos Aires. [Buenos Aires]: Soucup y Cia. [entre 1875 y 1899].
1,08 m. x 1,08 m. pleg. Mapoteca del Museo Mitre Biblioteca Americana.
6. Corthell, Elmer. Proyecto de ampliación del Puerto de la Capital: plano general acompañado [material car-
tográfico]. Buenos Aires: Litografía del Ministerio de Obras Públicas, 1902. 1 mapa: 48 cm. x 71 cm. (lámina
IV). Mapoteca de la Biblioteca Nacional.
7. Sin dato de autor. Puerto de Buenos Aires. La Plata, Prov. de Buenos Aires: Litografía de Olivieri y Domínguez,
1915; 1 mapa: 56 cm. x 112 cm. Mapoteca de la Biblioteca Nacional.
240
242
243
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
244
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
245
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
246
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
Julieta Colomer
guen del patrimonio cultural “inglés”
expresado en las construcciones re-
construidas, situación que los condena
aun más en su segregacionismo. Muy
por el contrario, si estos piqueteros, mente invisibilizada, no obstante legi-
como otros actores de la ciudad que se timada en y legitimadora de discursos
recrean en la diferencia cultural “per- y prácticas que deciden sobre el futuro
mitida”, pudieran estar pero pasar in- de sujetos y grupos sociales en base al
advertidos, no sólo serían tolerados en desconocimiento. Lo desconocido es
su pintoresquismo cultural, sino que se aquello que se esconde, sin embargo,
constituirían como sujetos de la recua- de indiscutible eficacia, tanto material
lificación cultural. Desde esta perspec- como simbólica, y de alto valor simbó-
tiva, no hay necesidad de evitamiento, lico por su condición de arbitrariedad
y es más: si la diversidad cultural con- propia de uno o diferentes grupos de
tribuye, al menos coyunturalmente, a poder, altamente selectivos en relación
“vestirse” de diversos comercializables, a qué contenidos simbólicos imponer
es posible hasta socializar en lo efímero (comportamientos, valores, creencias),
de un tiempo breve asociado al ritual, instrumentalmente utilizados me-
la fiesta o la comida típica. diante la puesta en marcha de ciertos
procedimientos institucionales e insti-
El ejemplo que hemos tomado expone tucionalizados (cfr. Terray, 2005). La
las contradicciones que los procesos de Buenos Aires de hoy, en sintonía con
recualificación cultural urbana ponen otros modelos urbanos idealizados,
en marcha. La cultura como recurso apela a la belleza como procedimiento
aparentemente indemne a los conflictos adecuado para ejercer la violencia sim-
sociales y urbanos, acaba produciendo bólica desde la cual se excluye y se in-
procesos en los que la violencia simbó- cluye, se integra y se segrega, se ejerce
247
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
248
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
249
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
cendientes de esas personas que fueron los negros que vivieron en el barrio, los
traídas como esclavas. Y no solamente se esclavos, pasaron a ser reivindicados
practica candombe, hay muchos otros rit- como parte de esa matriz oficializada.
mos y muchas otras costumbres referentes La disputa entablada partió de la pre-
al africanismo que se practican acá. Di- misa de la inexistencia de lo afro en la
gamos, el hecho de que haya querido or- retórica pública con efectos sobre las
ganizar eso era para darle visibilidad a prácticas relegadas y hostilizadas rea-
la gente que existe actualmente, que no lizadas por estos grupos; nos referimos
se hable más de datos demográficos y de a las llamadas y al uso de tambores en
algo que pasó como si esto ya se dejó de la Plaza Dorrego (centro neurálgico
ser”. Durante el año 2002, luego de del centro histórico) o en el Parque
la crisis socio-económica de fines de Lezama. Asimismo, reapropiándose
2001, una de las asambleas populares de un segmento del relato histórico, la
de San Telmo promovió un espacio de asamblea y sus seguidores promovie-
disputa hacia los símbolos legitimados ron no solo la reivindicación afro de
y convenientes para la recualificación. antaño y sus herederos de color en el
Retomando la historia relegada del presente, sino, y sobre todo, el reclamo
“trabajo de encuadramiento” (Pollak, relacionado a los “negritos” ocupantes
1989) que ha llevado a una “histo- de casas tomadas o de conventillos del
ria oficial”, quienes conforman dicha lugar, aduciendo que los “verdaderos
asamblea iniciaron un proceso de con- y auténticos habitantes del barrio”
figuración de un nuevo relato en el que son los negros y que por ende, son los
Julieta Colomer
250
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
251
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
NOTAS
252
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
BIBLIOGRAFÍA
Altan, Tulio, Manuale di Antropologia Culturale. Storia e metodo, Valentino Bompiani, Milán, 1973, pp. 75-123.
Traducción: Victoria Ramenzoni.
Amendola, Giandoménico, La ciudad posmoderna. Magia y miedo de la metrópolis contemporánea, Celeste
Ediciones, Madrid, 2000.
Appadurai Arjum; Katerina Stenou, “El pluralismo sostenible y el futuro de la pertenencia”, en Informe mundial
sobre la cultura 2000-2001, Ediciones Mundi-Prensa / Ediciones UNESCO, Madrid, 2001.
http://www.crim.unam.mx/cultura/informe/informe%20mund2/INDICEinforme2.html
Bernand, Carmen, “Ségrégation et anthropologie, anthropologie de la ségrégation. Quelques éléments de
réflexion”, Université Paris X.
Delgado Ruiz, Manuel, “Las estrategias de memoria y olvido en la construcción de la identidad urbana: el
caso de Barcelona”, en: D. Herrera Gómez (coord.), Ciudad y cultura. Memoria, identidad y comunicación,
Ediciones Universidad de Antioquia, Antioquia, 1998.
Delgado Ruiz, Manuel, “¿Quién puede ser ‘inmigrante’ en la ciudad?”, mimeo, Institut Catalá d’Antropología,
Universitat de Barcelona.
Featherstone, Mike, Cultura de consumo e pós-modernismo, Studio Nobel, Brasil, 1995.
Fortuna, Carlos, “Las ciudades y las identidades: patrimonios, memorias y narrativas sociales”, en: Alteridades.
El Patrimonio Cultural, Estudios Contemporáneos, Año 6, Nº 16, julio-diciembre de 1998, UAM-Iztapalapa,
México.
García Canclini, Néstor, “Todos tienen cultura. ¿Quiénes pueden desarrollarla?”. Conferencia para el
Seminario sobre Cultura y Desarrollo, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, 2005 (Guía del
Texto en versión digital).
Hale, C., “Rethinking indigenous politics in the era of the ‘indio permitido”, NACLA Report on the Americas,
38 (2), septiembre/octubre, 2004.
Lacarrieu, Mónica, “Nuevas políticas de lugares: recorridos y fronteras entre la utopía y la crisis”, en: Buenos
Aires a la deriva. Transformaciones urbanas recientes, Max Welch Guerra (editor), Editorial Biblos, Buenos
Aires, 2005.
Marglin, S. A., “Towards the descolonization of the mind”, en F. A. Marglin y S. A. Marglin (eds.) Dominating
Knowledge, Clarendon Press Oxford, citado en Hannerz, U, 1996: 107, 1990.
Monnet, Jérome, “O álibi do patrimonio. Crise da cidade, gestao urbana e nostalgia do passado”, en:
Cidadania, curadoria A. A. Arantes, Revista do Patrimonio Histórico e Artístico Nacional, Nº 24, IPHAN, R.
J., Brasil, 1996.
Pollak, M., “Memória, Esquecimento, Silencio”, Estudos Históricos, vol. 2, 3, Memória, Río de Janeiro, 1989.
Rist, Gilbert, “La cultura y el capital social: ¿cómplices o víctimas del desarrollo?” en B. Kliksberg y L.
Tomassini (comp.): Capital social y cultura: claves estratégicas para el desarrollo, BID, Fundación Felipe Herrera,
Universidad de Maryland, Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2000.
Segato, Rita, “Raca é signo”, en: Aécio Amaral Jr./Joanildo A. Burity (orgs.), Inclusao social. Identidade e
diferenca. Perspectivas pós-estruturalistas de análise social, CNPQ, AnnaBlume Editora, Sao Paulo, 2006.
Terray, Emmanuel, “Sobre la violencia simbólica” en: Pierre Entrevé y Rose-Marie Lagrave (dir.), Trabajar con
Bourdieu, Universidad Externado de Colombia, 2005.
Yudice, George, El recurso de la cultura. Usos de la cultura en la era global, Gedisa, España, 2002.
Zukin, Sharon, The Cultures of Cities, MA: Blackwell Publishers, Cambridge, 1995.
Zukin, Sharon, “Paisagens Urbanas Pós-Modernas: Mapeando cultura e poder”, Revista do Patrimonio Histórico e
Artístico Nacional, Nº 24, IPHAN, R. J. Brasil, 1996.
253
254
255
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
256
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
tión es respecto de qué punto de re- paralelas al río (Libertador, Santa Fe,
ferencia. No está al norte, como suele paradigmáticamente Rivadavia, y las
creerse, de la Casa Rosada. Desde ese paralelas hacia el sur) se observa un
parámetro sería “Barrio noroeste”. Está descenso de sectores sociales que, si
al norte respecto de Plaza Miserere y la bien no es automático y homogéneo,
Estación de Once. Pero todo el “nor- produce sentido en la vida social y re-
te” sólo está al norte de Rivadavia. No sulta clave en la configuración de ma-
–como naturaliza el sentido común- pas cognitivos urbanos. En la Capital
al norte de sí mismo: la idea de que esto se puede ejemplificar con el siste-
Belgrano está al norte de Palermo y ma de subterráneos. Cuatro líneas casi
San Isidro al norte de Vicente López paralelas convergen en Plaza de Mayo.
es un lenguaje social porteño desinte- La más cercana al Río de la Plata es la
resado de las brújulas. línea de la clase media alta, la más le-
La significación social “norte” alude a jana es la línea más popular y las otras
una referencia que lo legitima imagina- son intermedias espacial y socialmen-
riamente pero que no tiene verificación te. Ese cambio paulatino se prolonga
cardinal efectiva. Sin embargo, debe
comprenderse que ese carácter ficcio-
Augusto Tejada
nal no reduce en nada su capacidad
performativa, ya que el norte social es
culturalmente el único relevante para
la estructuración de la sociedad. Lo in-
teresante tampoco es la constatación de
su carácter construido, porque si con-
tingentemente coincidiera eso no impli-
caría que en Buenos Aires las personas
sean buenas geógrafas. La pregunta re-
levante es qué expresa simbólicamente
este proceso, y a nuestro entender la
oposición norte-sur da cuenta en un
plano simbólico constitutivo de la cul-
tura y la política urbana de la dicoto-
mización persistente de la vida social.
El binarismo norte/sur es, así, la natu-
ralización geográfica de un binarismo
social, histórico, contingente.
Reducidos los puntos cardinales a dos
(norte/sur) se presenta una diferencia
entre esa oposición al interior del pri-
mer círculo concéntrico (la Capital) y
las fronteras norte y sur de ese círculo
con el Gran Buenos Aires. La Capital
presenta una gradiente desde los sec-
tores más altos a los más bajos desde el
Río de la Plata y el norte hacia el sur
y el Riachuelo: cruzando las avenidas
257
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
en el Gran Buenos Aires hacia el norte Desde el punto de vista de los inmi-
más de veinte kilómetros. grantes del interior del país y de los
Esto contrasta con ciudades como Río países limítrofes las barreras territoria-
de Janeiro, u otras ciudades brasileñas, les resultan clave para la comprensión
en las que desde los edificios más lujo- espacial de la ciudad (Grimson, 1999).
sos pueden verse las favelas. Además, La mayor parte de esta población se
en Río, Caracas o San Pablo “la natu- concentra en las zonas sur y oeste de la
raleza accidentada fue uno de los fac- Capital, y sur y oeste del Gran Buenos
tores que favorecieron la constitución Aires. Si en una región de frontera
de barreras entre sectores sociales”, política cruzar al otro lado implica
mientras en Buenos Aires “naturaleza y convertirse de nativo en extranjero,
voluntad pública confluyeron en su es- cuando los pobres urbanos cruzan la
píritu aplanador” (Gorelik, 1998: 33). avenida Rivadavia, Corrientes y Santa
En Buenos Aires, un empleado o pro- Fe lo hacen como trabajadores, más
fesional de clase media puede pasar que como vecinos. Cuando viajan ha-
meses o años sin ver las villas miseria cia el norte de la ciudad lo hacen como
que se ubican fuera de sus circuitos trabajadores. No es común que fami-
cotidianos. En ese sentido, Buenos lias pobres paseen por la Recoleta los
Aires produce un sentido territorial en domingos ni caminen por la Avenida
degradé, con algunas fronteras imper- Santa Fe. Menos aun, que se dejen
ceptibles, aunque significativas, y otras llevar por las callecitas laberínticas de
más evidentes. Palermo Chico, ya que eso se encuen-
En las “villas miseria” de Buenos Aires la tra inhibido –no legal, sino simbólica-
convivencia entre personas y grupos de mente– hasta para las clases medias. A
diferentes países y provincias contrasta Palermo Chico, la zona céntrica más
con los guetos étnico-raciales de Estados cara de la ciudad, sólo se entra como
Unidos. Tradicionalmente, la relación vecino o como trabajador. A tal punto
entre territorialidad y etnicidad estuvo que la instalación de un shopping y de
marcada por el modelo del conventillo, un museo en sus límites generó escán-
que implicaba convivencia conflictiva en dalos por la “invasión” de automóviles
un espacio compartido (en habitaciones de visitantes. Esas atracciones torna-
distintas de una misma casa) por migran- ban demasiado público un barrio que
tes de los países más diversos (ver Devoto, parece privado.
2003: 563). El nivel socioeconómico se Hay jóvenes de las clases medias al-
asoció con la territorialidad mucho más tas de los barrios norte, Belgrano y
que cualquier otro elemento. Palermo que, mostrando cuán incor-
La percepción y el uso del espacio es porada está la afirmación de Borges en
diferente entre un habitante de la zona el mapa cognitivo de los porteños, ja-
norte o sur de la ciudad, de un barrio u más han cruzado la avenida Rivadavia,
otro. Al mismo tiempo, hay significa- excepto para visitar algún amigo o fa-
dos clave que son compartidos y, por miliar en las primeras cuadras de los
lo tanto, disputados, por los diferentes enclaves de Flores o Caballito. A dife-
sectores. Hay sentidos compartidos rencia de Río de Janeiro, donde la vida
acerca del centro de la ciudad, la Plaza en la ciudad es la vida entremezclada
de Mayo como epicentro político y so- visualmente con las favelas, los jóve-
bre ciertas fronteras urbanas. nes del norte de Buenos Aires pueden
258
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
moverse sólo por la franja del río. Es- La ciudad –metafóricamente– se en-
tas territorialidades urbanas asociadas cuentra repleta de aduaneros. Los po-
a sectores socioeconómicos cuya vida licías que solicitan documentos o que
social se desarrolla en el marco de esas detienen a pobres o inmigrantes por
fronteras sin permeabilidad estructu- “merodeo”, por “portación de cara”,
ran la vida social en diversas ciudades actúan con especial énfasis cuando és-
(como Santiago, Medellín, el Plano tos se encuentran en territorios ajenos.
Piloto de Brasilia) y excede en mucho Más allá de estas regulaciones de las
el fenómeno de los barrios privados. Se fronteras, cada uno de sus habitantes
trata de procesos sutiles y profundos a puede sorpren-
través de los cuales se construyen fron- derse y asustarse La mayor parte de los ha-
teras que devienen parámetros cogniti- ante una presen- bitantes del sur de Buenos
vos básicos de la vida urbana. cia extraña en su Aires que van hacia el norte
En una zona de frontera las personas barrio. Cuando y los del norte que van hacia
se preparan para cruzar al otro lado. un cuerpo ajeno se el sur lo hacen instrumental-
Controlan si llevan sus documentos, hace presente don- mente. Cruzan para algo, por
su dinero, si van vestidos de manera de no debe en un alguna razón precisa, con un
apropiada. Tal como dije, las clases momento equivo- fin específico. Saben que han
medias altas generalmente no cruzan cado las miradas salido de su territorio. Eso es
las fronteras urbanas. Pero si necesitan de sospecha se evidente en la incomodidad
hacerlo también realizan sus preparati- posan sobre él y que sienten no sólo los pobres
vos que, en este contexto, se consideran hasta puede ge- la primera vez que deben tra-
generalmente como “precauciones”: nerar denuncias bajar en el Barrio Norte, sino
no llevar demasiado dinero, no ir de- policiales. los propios antropólogos, so-
masiado bien vestidos, no exponerse Una gran parte ciólogos, militantes sociales o
más de lo necesario. Si no conocen de los habitantes empleados públicos que ha-
los códigos de las fronteras urbanas y de la ciudad nun- cen su primera visita a una vi-
son incautos, tendrán una “lección” de ca atraviesa sus lla miseria. Están fuera de su
“urbanidad” (ver Segura, 2008). fronteras. De he- casa, han cruzado la frontera y
La mayor parte de los habitantes del cho, retomando saben que sus propios cuerpos
sur de Buenos Aires que van hacia el la organización tienen allí otro significado.
norte y los del norte que van hacia de los subterrá-
el sur lo hacen instrumentalmente. neos y de las grandes avenidas fuera de
Cruzan para algo, por alguna razón la zona céntrica (donde la línea C y las
precisa, con un fin específico. Saben avenidas 9 de Julio, Callao/Entre Ríos,
que han salido de su territorio. Eso es Jujuy/Pueyrredón son la excepción),
evidente en la incomodidad que sien- todas tienen la misma dirección, pa-
ten no sólo los pobres la primera vez ralela a los sectores socioeconómicos.
que deben trabajar en el Barrio Norte, Fuera de la zona céntrica y hasta la
sino los propios antropólogos, soció- avenida de circunvalación, no hay lí-
logos, militantes sociales o empleados neas de subterráneo ni avenidas que
públicos que hacen su primera visita unan el Río de la Plata y el Riachuelo.
a una villa miseria.5 Están fuera de su En el plano del transporte suburbano
casa, han cruzado la frontera y saben si bien hay mayor heterogeneidad,
que sus propios cuerpos tienen allí existe el tren de sectores medios altos,
otro significado. paralelo al río, y también los trenes de
259
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
260
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
261
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
262
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
Allí habían encontrado otros vecinos, los barrios de clases medias asambleas
habían mirado a la calle y ya se po- populares que discutían desde proble-
dían ver a otros, unos pocos aún, que mas locales hasta el desempleo, desde
se agrupaban en la esquina. Confluían los precios hasta el sistema de repre-
desde los palieres, les pedían a los que sentación. Con gran inexperiencia y
aún estaban en los balcones que des- dificultad, las asambleas se constituye-
cendieran. La gente bajaba como es- ron en ámbitos públicos de disenso y
taba, ya eran las once o doce de una de acción común. En algunos barrios
noche de verano. Bajaban en pijama, las asambleas ocuparon espacios aban-
en camisón, con pantuflas y ojotas, con donados y desde allí generaron una
mallas y descalzos. Compartían el cace- amplia gama de actividades, desde
roleo, con ollas viejas y ollas bellas, con
timidez y con desenfado. No se habla-
ba, se producía ruido. No se dialogaba,
se generaba comunidad desde aque-
llo que no podía ponerse en palabras
(Briones et al, 2004): un sentimiento
compartido de rechazo.
Todos con cacerolas, vestidos de las
maneras más diversas, se fueron agru-
pando en esquinas de diferentes ba-
rrios de la ciudad en los cuales hacía
más de una década que nadie se agru-
paba espontáneamente. Un impulso
los llevaba por las avenidas principa-
les en una misma dirección: el centro.
Una protesta masiva y espontánea des-
de cada barrio, pero apuntando hacia
el poder político. La represión policial comedores populares hasta iniciativas VIsta aérea de Buenos Aires
263
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
264
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
265
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
266
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
267
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
268
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
NOTAS
1. Una versión más amplia de este texto se publicará como introducción al libro La vida política de los
barrios populares de Buenos Aires.
2. Sobre la relación analógica entre las clasificaciones espaciales y la estructura social, así como sobre cómo
son estructurantes de las prácticas espacio-temporales de los actores sociales, ver Bourdieu (2002; 2007).
3. En esta sección amplío cuestiones que trabajamos en Cerrutti y Grimson (2005).
4. Borges, Jorge Luis, “El Sur”, en Artificios (1944), en Obras Completas, vol. 1, 2005.
5. En diferentes trabajos de campo he recogido material y verificado ambas cosas.
6. Entre los complejos motivos (que aquí no pueden ser analizados) no debería dejar de considerarse un
proceso bastante exitoso de recomposición hegemónica, por un lado, y la inexperiencia social combinada
con el papel de las agrupaciones políticas tradicionales que terminaron boicoteando el proceso por otro.
Las protestas tendieron bastante rápidamente a rutinizarse y a perder potencia de interpelación política.
Ahora, cabe interrogarse acerca de dos sedimentos experienciales de ese proceso. Por una parte, acerca
de los nuevos entretejidos sobre el espacio público en una nueva etapa. Por otra parte, la reactualización
desplazada de esas escenas en la memoria en marzo de 2008, durante el conflicto entre el gobierno y “el
campo”, aunque en ese caso sin la capacidad política implicada en la oposición al estado de sitio que, a su
vez, convocaba a otros fantasmas de la experiencia argentina reciente (Grimson, 2004).
7. Información proporcionada por Carina Balladares.
8. Esto retoma un análisis que expuso Pablo Semán en la Biblioteca Nacional pocos días después de la
protesta popular en Constitución en 2006.
269
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
BIBLIOGRAFÍA
270
272
273
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
término carga. Y también cómo se ha negocios) a los que son proclives las
ido construyendo un orden urbano burocracias de turno.
desde la interpretación –y las excepcio- Como ejemplos de lo contrario tenemos
nes– en los códigos que fueron dando las dos operaciones de gran escala lleva-
forma a la ciudad de acuerdo con los das adelante en los últimos años: Puerto
intereses económicos predominantes. Madero y la Corporación del Sur.
El destino de las En el primer caso a través de un pro-
La gestión pública de la tie- propiedades esta- yecto urbano que terminó privilegian-
rra (no sólo de la pública sino tales, el uso que do los negocios privados –apoyados en
de la totalidad del territorio), se les dé a las mis- una enorme inversión del Estado– por
entendida con nuestros pará- mas, es un factor sobre la utilidad social. Una oportuni-
metros de los años 90, convir- de redistribución dad para generar una expansión sobre
tió a la ciudad en mercancía, de la renta y de tierras públicas ligada a la recupera-
produciendo enclaves dentro acuerdo con esto ción de la zona sur se transformó en
de una sociedad pauperizada puede inclinarse un apéndice innecesario del norte, con
y poniendo en valor sectores hacia un lado u problemas permanentes de accesibili-
urbanos que podían producir otro de la socie- dad e inserción inadecuada en los usos
diferencias rápidas para los ca- dad. Por eso es urbanos (no sólo por lo que se decidió
pitales privados. tan importante no realizar sino por el “todo vale” ad-
el desarrollo de mitido en función de una rentabilidad
temáticas como la radicación de las que no llegó a la sociedad).
villas en una dirección que privilegie Fue presentado como modelo repro-
la transformación de acuerdo a los de- ducible de cogestión público-privada a
seos y costumbres de sus habitantes; pesar de haberse demostrado, por su
regularizar los dominios individuales falta de transparencia y manejo dis-
como punto de partida para eliminar crecional de los fondos públicos, que
la incertidumbre del futuro y arraigar sólo ha servido al interés particular de
definitivamente al conjunto social, y funcionarios y capitales inmobiliarios
simultáneamente resolver la proble- sin que sus ganancias generaran como
mática de la integración al entorno contraparte recursos para el desarrollo
desde la cotidianidad, presente en las de otras zonas postergadas.
tramas urbanas existentes, y no desde La gestión pública de la tierra (no sólo
la topadora municipal. de la pública sino de la totalidad del
Pero no es el arraigo de los colectivos territorio), entendida con nuestros pa-
villeros el único problema que la ciu- rámetros de los años 90, convirtió a
dad enfrenta y que requiere una políti- la ciudad en mercancía, produciendo
ca sobre el suelo urbano. Queda poca enclaves dentro de una sociedad pau-
tierra pública y gestionarla no es –o no perizada y poniendo en valor sectores
debería serlo– una operación desarro- urbanos que podían producir diferen-
llada desde parámetros sólo económi- cias rápidas para los capitales priva-
cos-inmobiliarios, sino un problema dos. Expulsando población (como en
esencialmente cultural que debe diri- Warnes y Abasto), o creando falsos ba-
mirse en el seno de la sociedad. Y con rrios para las postales turísticas (como
intervención de los diferentes intereses en Puerto Madero).
que se ponen en juego trascendiendo y Al discurso tradicional que acompañó
controlando los autoritarismos (y los el ciclo modernizador con expansión
274
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
275
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Variaciones sobre la ciudad
Madero y ex-Palermo son los ejemplos En una ciudad que siempre se pensó a
extremos que Buenos Aires ofrece al si misma desde la cuadrícula pública,
mundo en su afán de competir. como una comunidad de propietarios
“La competitividad requiere apostar individuales que convivían en la diver-
por la distinción, la diferencia, lo cual sidad permitida por una estructura ur-
se expresa especialmente mediante la bana indiferenciada y potencialmente
imagen o el perfil de la ciudad, la inclusiva, estos temas son de interés
oferta cultural, el ambiente urbano” reciente. Con un ambiente profesional
(Jordi Borja). en el que el planeamiento tradicio-
La última versión de esta moderniza- nal confundió por años PLANES con
ción conservadora se pretende reali- PLANOS y reglamentos de construcción
zar en la zona sur, y aquí volvemos con planificación urbana y abandona-
al principio. Esta vez se trata de una da a los intereses privados y a la arqui-
corporación puramente estatal, sin tectura del plano municipal (al decir de
otra estrategia de gestión urbana que Vaccarezza) fue creciendo y llegando a
una serie de proyectos sin financia- sus límites impulsada por los empren-
miento, que se plantea hipotecar el dimientos individuales de inmobilia-
último residuo de tierra pública a tra- rias clase media y de un Estado sin
vés de fideicomisos que garanticen las políticas reguladoras de las relaciones
ganancias privadas (la avanzada sobre en el territorio.
los terrenos de los neuropsiquiátricos Cuando los cambios en el paradigma
como ejemplo extremo). de crecimiento urbano condujeron vio-
Están ausentes –o se ignoran– los lentamente –a fines de los 80 y durante
mecanismos de recuperación de las los 90– a la reconversión del espacio
ganancias extra que generará la inver- público en negocio privado, a la des-
sión estatal a los privados, cómo se re- aparición de la infraestructura pública
solverá el problema del hacinamiento reemplazada por la visión empresarial
por falta de tierras y superposición de que considera al ciudadano como clien-
hogares en las villas, cómo se residen- te, una visión progresista de la ciudad
cializará a la población actual en ba- debería urgentemente repensarse hacia
rrios como La Boca si se prioriza la una política que dé cuenta de todos los
Villa 31, Retiro gentrificacion, etc. temas que hacen a la necesidad de la
comunidad de desarrollar una cultura
urbanística que trascienda el corporati-
vismo vecinalista y piense en términos
políticos los temas públicos.
Por ejemplo: hay que desarrollar la dis-
cusión sobre el futuro del patrimonio
territorial; acerca de la necesidad de
una legislación sobre tierras y uso del
suelo que trascienda posiciones mera-
mente conservacionistas y miopes que
eluden el debate sobre las condiciones
de vida de los sectores más postergados
de la ciudad, entre quienes el hacina-
miento y las condiciones de insalu-
276
LA BIBLIOTECA
Variaciones sobre la ciudad N° 7 | Primavera 2008
277
Intermezzo Nicolás Casullo perteneció a
una tradición crítica que pos-
tulaba que la experiencia origi-
naria ya había ocurrido y que
ahora sólo podrían apreciarse
meras reiteraciones, copias degradadas, quizás objetos falsos o inau-
ténticos. En nombre de esta percepción, quizás emparentada con la
idea de un mito originario que se iba agotando progresivamente,
pensó sobre la vida cultural de un modo amargo, escéptico. Sin em-
bargo, su forma de encarar la crítica cultural fue gozosa. No actuó de
profeta ilustrado, condolido por la decadencia. Por el contrario, abri-
gaba una pequeña chispa de redención en sus actitudes militantes,
que sin embargo estaban encubiertas, no dadas a que cualquiera las
contemplase. Vivió dentro de la reflexión sobre el mito del sujeto cau-
tivo. La cultura contemporánea transcripta en serie y con una lengua
que no percibía que al nacer ya había sido victimada por las mecá-
nicas de reproducción técnica, había generado una gran sustitución
en la vida del sujeto. En ese reemplazo gigantesco, podría definirse el
sujeto como lo que era pensado por un a priori cultural inerte que sin
embargo le dejaba la posibilidad de creerse libre. Aún más, actuaba
en términos sujetados en el mismo momento en que proclamaba su
autonomía. No obstante, Casullo llevó la crítica que permitía esta
confiscación de la experiencia con una originalidad que lo apartaba
de las clásicas doctrinas de la alienación o la manipulación de las
conciencias. Era un novelista que dejaba que su objeto lo albergase,
y entonces lo describía con una ristra de significados poliédricos, a la
manera de una inagotable rapsodia. Su enumeración de hechos debía
tener gracia y llamar a la reflexión por el ridículo o la risa. Por otra
parte, su estilo de reconquista de la experiencia viva, no era fácil de
detectar. Era su escritura oceánica que repentinamente revelaba una
chispa cómica, su cuerda fundada en el asombro sosegado por las ocu-
rrencias diarias, sobre todo las de la vida popular, a la que festejaba
y cuestionaba a un tiempo. Estaban también sus largas horas frente
a la materia viva de una conversación, llena de implícitos, en la que
sobrevolaba siempre el miasma argentino, la voz arrastrada de la
pulsión inconfesable que sólo morando en ella se podría cuestionar.
Casullo rodeaba el objeto oscuro de nuestras vidas y lo dejaba como
una molesta pieza, irrisoria, de nosotros mismos. Lejos de esgrimir
una identidad cultural acabada, Casullo pensaba en las identidades
como algo fraguado en cavernas inaccesibles, no menos inexistentes
por el hecho de reclamar que se las buscase, inútilmente, en el interior
de los últimos gestos vivos que subsistían, luego de que lo que llamamos
cultura hiciera su trabajo macizo, metódico y negligente. La amistad,
práctica que no inspiraba declaraciones ni cartillas, lo arrojaba en lo
indefinible de la existencia. Su correspondencia, pensamiento veloz,
etnografía del esperanzado que aparentaba no serlo, deja piezas de
su intuición ensayística insaciable. El escrito de Ricardo Forster que
recorre las travesías de su vida, urdida de anécdotas, pasiones y sin-
sabores, y la correspondencia, interrumpida, que venía sosteniendo
con María Pía López alrededor del significado de sus intervenciones
públicas en tanto intelectual que no rehúsa al compromiso y la expo-
sición, dan cuenta de ambas cuestiones.
280
Elogio de la amistad
(a Nicolás Casullo)
Por Ricardo Forster
281
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Intermezzo
bía que salir a buscar a los desvanes de Novalis, a Perón con Meister Eckart, a
la memoria y de la espontaneidad de los escritos que imaginaban la revolu-
lo que nos rodea. Nicolás estaba a sus ción en América Latina con la poesía
anchas tanto en su biblioteca, amplia, de Paul Celan, a Walsh con Sófocles.
ecléctica y abierta a sus múltiples inte- Nicolás era todos esos rostros y escri-
reses; (allí podía encontrarse una infi- tos, el conjunto de esas memorias y de
nidad de libros sobre la Viena Fin de esos espectros que se arremolinaban
Siglo; sobre marxismo; sobre el arte y en su pensar intransigente profunda y
sus derivas históricas; sobre los cami- esencialmente atravesado por la pasión
nos de la tradición utópica a la que, en política que, en él, se inscribía en un
un tramo de su inquietud intelectual, deseo siempre insatisfecho de justicia
analizó con agudeza y vastedad; so- y emancipación.
bre, cómo no, el peronismo y sus mil No puedo dejar de recordar los diá-
rostros; sobre Sarmiento y Martínez logos que durante más de 20 años
Estrada; sobre Hegel y Heidegger; so- mantuvimos con Nicolás Casullo;
bre Walter Benjamin y Franz Kafka... diálogos atravesados por la inquietud
todo se guardaba en esa biblioteca de de la transmisión y por el cultivo de
la calle Gallo que venía a expresar sus una amistad sostenida sobre herencias
caminatas laberínticas por la cultura compartidas y siempre puestas en dis-
moderna, por el arte, por la religión cusión, sabiendo, cada uno, que nos
en sus diversas derivas a través de las movíamos en un territorio pletórico
sendas del misticismo, de la cábala y de marcas y de equívocos, surcado por
del corpus bíblico al que recorría con deudas y por novedades poco tranqui-
fruición desde su infancia metodista y, lizadoras. ¿Cuántas veces conversamos
como punto culminante y articulador sobre la relación entre el presente, sus
de su itinerario personal, por la pasión demandas, y esos espectros que vinien-
política); pero también se sentía a sus do de lejos seguían marcando nuestras
anchas en un viejo bar conversando del travesías intelectuales? Hoy sé que la
mundo y sus aledaños con los amigos, palabra y la escritura de Nicolás se han
que podían ser los más antiguos, los vuelto parte fundamental de esa he-
de la infancia en el Abasto, como esos rencia que obliga a la transmisión, que
otros que acompañábamos sus aventu- nos recuerda que persiste, acá, ahora,
ras intelectuales y de las otras. Discu- entre nosotros, lo todavía no dicho
siones en las que regresaba al pasado por el amigo ausente. Extraña paradoja
para instalarse de un salto en el pre- que transforma una amistad entrama-
sente; en las que recordaba sus tiempos da de largas conversaciones desarrolla-
militantes y sus años de exilio en los das en múltiples cafés de Buenos Aires
que nunca dejaron de asaltarlo los fan- y de otras ciudades en una experien-
tasmas de un ayer familiar y argentino, cia, mía e intransferible, de sentir su
de esa herencia, que le venía por el lado legado como señal de un camino que
de la madre, de una amorosa y siempre permanece abierto hacia un porvenir
tensa relación con el peronismo y las que no puede sino remitirme al ayer
tradiciones nacional-populares a las de una amistad que seguirá insistiendo
que engalanaba con su escritura empe- en todo intento de transmisión que al-
ñada en hacer circular, al mismo tiem- cance a emprender. Apenas un círculo
po, a Cooke con Breton, a Evita con que se cierra para volver a abrirse en la
282
LA BIBLIOTECA
Intermezzo N° 7 | Primavera 2008
283
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Intermezzo
escritura impaciente, urgida por los yos y novelas, esos textos contamina-
acontecimientos pero indeclinable en dos y contaminantes signados por los
su rigurosidad y en sus desafíos políti- fantasmas de la historia, de esa que
co-intelectuales. comenzó en una interminable casa de
En una de sus últimas frases se guarda la calle Lavalle.
todo el enigma de su pensamiento, en ¿Despedirme del amigo tan querido?
ella puede vislumbrarse el sentido en- ¿Cómo? Tal vez guardando en mi
trañable de todas sus búsquedas: “si memoria los secretos de toda genui-
las cosas ya no se escriben de otra for- na amistad sabiendo, como lo decía
ma ya no se escriben más”. Allí está Blanchot en ese breve ensayo que
Nicolás, sus palabras reas y sabias, Nicolás estaba leyendo mientras se le
sus páginas eruditas y apasionadas, iba el tiempo, que “la discreción no
sus ensayos fulgurantes, intensos, de- está en el simple rechazo a hacer con-
cisivos para pensar “entre épocas” y fidencias (lo cual verdaderamente sería
a destiempo de lo aceptado y de lo muy grosero, y ya el mismo hecho de
rutinario; pero también están sus no- pensar en eso), sino que es el intervalo,
velas, ese frutero de los ojos radiantes el puro intervalo que, de mí a ese otro
capaz de sumergirnos en el laberinto que es un amigo, mide todo lo que hay
de la historia argentina, de una casa entre nosotros, la interrupción de ser
de Almagro, de antiguos misticismos, que no me autoriza jamás a disponer
de fervorosos amores y de crípticas de él, ni de mi saber de él (aunque sea
iniciaciones juveniles enmarcadas en para alabarlo) y que, lejos de impedir
el juego de las luces y de las sombras toda comunicación, nos pone en rela-
de un itinerario abierto hacia el mis- ción al uno con el otro en la distancia
terio de la vida. Una escritura, la de y a veces en el silencio de la palabra”.
Nicolás, tránsfuga de los especialis- Adiós Nicolás, mi agradecimiento in-
mos alambicados, crítica de las fór- finito por haberme donado tu amis-
mulas de fácil digestión y distante de tad, y por esas palabras no dichas que
la producción en serie de las usinas me permiten seguir persiguiendo las
universitarias; capaz de habitar en el huellas dejadas en esas caminatas com-
cruce de caminos y de moverse en la partidas por la ciudad de la vida, de las
alquimia de la que saldrían sus ensa- ideas y del amor.
284
286
María Pia López: Durante este año, a los símbolos previos a ella parece
y en relación al conflicto por las re- portar rasgos de desmesura respecto
tenciones móviles se produjeron del escenario actual. Pienso que quizá
importantes movilizaciones políticas, las interpelaciones políticas hubieran
a favor y en contra. Las posiciones to- sido más eficaces si hubieran logrado
maron el espacio de la ciudad y le die- dar cuenta de las características más
ron un contenido singular. Se discutió notables de esas transformaciones.
incluso, con relación a las marchas de
apoyo a la ley de retenciones móvi- Nicolás Casullo: La idea es ver si po-
les, el carácter democrático y libre de demos pensar Carta Abierta desde un
la movilización. Apareció la idea de sitio que la deconstruya en parte y
que los sectores populares no tenían permita otras lecturas. Pero trabajar
las disposiciones culturales y políticas en directo, y a la vez a contrapelo, en
como para definir un curso libre de ac- término de voz. Lo primero que se me
ción, por parte de sectores medios que ocurre es pensar en los destiempos en-
se arrogaban el derecho de definir la tre intelectual y política como un dato
calidad de las manifestaciones. En el para pensar su posibilidad y sus con-
año 2001 los sectores medios, en mu- tactos fuertes para uno y otro extremo.
chos casos movilizados alrededor de la El destiempo funda su probabilidad y
disputa por sus ahorros sin embargo su frustración pero no como un des-
planteaban una alianza posible con tino trágico de la relación. Cuando
el movimiento piquetero. Hubo una los cordobeses trabajaron Gramsci
consigna, de hecho, que fue “piquete inmediatamente encontraron lo que
y cacerola, la lucha es una sola”. Ha- buscaban, su Che, su mito, su políti-
bría que analizar si el carácter actual de ca. Libro y práctica. No había dudas,
la movilización a favor de los sectores había saltos de acción. Carta Abierta
agropecuarios proviene de los modos sería hoy el asombro sobre lo empren-
en que se dieron los movimientos en dido, y a su vez la experiencia del buen
ese momento o, por el contrario, tie- asombro sobre lo emprendido. Vamos
ne más el carácter de una inversión del hacia lo que no sabemos decir toda-
sentido democrático y de apertura so- vía, olvidando que eso lo aprendimos,
cial que estuvo implicado en 2001. buscar el cero del tono y la cadencia
Por otro lado, el regreso de la política a cuando se trata de una crítica desde el
las calles argentinas, que ocurrió estos lenguaje hacia el lenguaje de la polí-
meses, se hizo en muchos momentos tica. El conflicto del campo, la 125,
con símbolos y alusiones extraídos de las retenciones, las movilizaciones so-
las luchas pasadas, y, en especial, de los cioeconómicas. Eso es lo que se sabe
años 70. Sin embargo, la movilización ya, mal, o bien. Pero lo que vos plan-
tuvo características bien distintas y se teaste en la primera y pequeña reunión
dio en un escenario en el que han sido de Carta Abierta: dejemos de explicar
modificadas fuertemente las condicio- y de explicarnos cómo hacemos al ex-
nes de producción de la subjetividad plicar las cosas. ¿Qué palabras para
y de la vida social. Hay que tener en qué cosas para qué ideas para qué
cuenta, fundamentalmente, que la problemas? Menudo engarzamiento,
dictadura provocó una transformación pero de eso se trata, eso sobre todo
sin precedentes. Y por eso, la apelación somos políticamente. Como la pre-
287
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Intermezzo
gunta tendió a correr de inmediato la de lo real con que mal o bien nos nom-
clave de bóveda de esa fortaleza que bremos mutuamente. Hay algo de lo
supuestamente nos “permite escribir sagrado profanado en Carta Abierta,
políticamente”· Siempre se escribe po- y es la Escritura. Una tradición que
líticamente. ¿Pero sabemos hoy qué es necesita oírse, el escuchar, el silencio
lo político en tales escrituras? Prefiero de la voz. Un texto minusválido en
dejar abierta tu intervención en este boca de una artista recitadora que no
sentido y que nos siga interpelando sin es poema, novela, teatro. Si las cosas ya
respuesta adecuada. La parte abierta no se escriben de otra forma ya no se
de las cartas que algunos quieren ce- escriben más.
rrar rápido. En este sentido creo que
la escritura existencial, sensible, críti- MPL: Me parece que cuando se discute
ca nos tiene que servir para hablar de el lenguaje de las cartas se está yendo al
la política de Carta Abierta ¿De las problema central, y por eso que se dis-
políticas de Carta Abierta en el seno cuta como se discute a mí me enoja un
del conflicto social? Resolución 125, poco. Porque queda planteado como
sectores comunitarios en metamorfo- confrontación entre claridad mediáti-
sis, sociedad massmediática desatada. ca (e ilusión pedagógica) y gran estilo,
¿Pero eso fue lo fundamental entre defendido por aquellos que hemos des-
nosotros en cuanto a intentar decir plegado la escritura en revistas y que la
lo que queríamos decir de entrada? A tenemos como práctica fundamental.
diferencia de la experiencia intelectual Pero nos está costando dar un paso
gramsciana en los 60 hoy el mito que- más, que está en lo que planteás: ex-
dó atrás y surge la pregunta de si es plicitar que estamos buscando, necesi-
impostergable el mito en la política. tando, un lenguaje capaz de dar cuenta
¿Cómo el problema del idioma, de los de su contemporaneidad. No nos sale
vocablos, de la palabra le da el signo del todo, y por muchos momentos la
vital a Carta Abierta a cuarenta años búsqueda se empantana en la facilidad
de la relación intelectuales-política- –siempre pantanosa– del lugar común.
revolución de los 60? ¿Por herencias? Recuerdo, también de una reunión,
¿Por muertes demasiado antiguas de la crítica de Gisela a los latiguillos de
las cosas, de las frases, de los símbolos la primera carta. Latiguillo es eso que
y de los cuerpos? Habría que escapar todavía no pudimos revisar, que se in-
de una rutina del mártir, lo nacional, crusta en el lenguaje y que organiza, en
el Estado, lo popular, y volver a cierto su rigidez, interpretación. Lo que me
dejo de tu intervención allá. La cues- interesa más es esa situación: la tensión
tión no es hablar sólo de Carta Abierta que hay respecto a qué posibilidades
en La Biblioteca sino que en un punto tiene un grupo de personas, que intenta
se advierta que esa yunta es una nue- forjar ideas en ese plano colectivo, para
va época de la cultura, y ahí viene la interpretar su presente. Imagino que
importancia de lo que dijiste a varios, podemos despojarnos un poco más de
como de lugar de otros “60” que no los latiguillos, también del gran estilo;
sean 60’ pero tampoco puro post léxi- Viñas, que inventó un lenguaje pro-
co. Sin caer en erudiciones, ni lugares pio, sin dudas, en Literatura argentina
comunes. Ser ahora un desafío. No re- y realidad política analiza un párrafo de
nunciar a la realidad ni a la textualidad Sarmiento, y después de desmenuzarlo
288
LA BIBLIOTECA
Intermezzo N° 7 | Primavera 2008
289
Palabras dadas
Peregrinaciones de
Juan Bautista Alberdi
Por Oscar Terán
Estamos con Oscar Terán que va a Oscar Terán, que es una escritura he-
desarrollar su conferencia sobre Juan cha sobre los hilos de un tiempo que
Bautista Alberdi. Oscar Terán es na- se va tensando y distendiendo. Una
tural de Carlos Casares, provincia de escritura tramada en la nostalgia y que
Buenos Aires. Cierta vez he leído un escucha suavemente los pasos de una
artículo sobre las fiestas populares de tragedia nacional. Bajo esta perspecti-
las colectividades en esa ciudad. A par- va es posible leer sus libros; libros que
tir de ahí surge la reflexión del escri- hemos leído con mucho interés como
tor sobre el modo particular en que se Nuestros años sesenta, y luego sus poste-
configuró la Argentina, los aportes de riores trabajos, sus escritos sobre la vida
los que venían y la manera que hoy, intelectual en el fin de siglo argentino.
según recuerda, aparecen perfilados Un poco antes, leímos su antología
esos itinerarios como la forma dudo- sobre José Ingenieros a la que, debo
sa, pero también emotiva, de trazar confesar, le dimos un uso salvaje. Es
los horizontes de la comunidad como un trabajo que tiene un gran prólogo y
un conjunto de personas que reco- al mismo tiempo una traviesa fórmu-
nocen idiomas y tradiciones. Oscar la de dar a conocer lo que realmente
Terán es un historiador de las ideas. debía conocerse sobre Ingenieros. Las
Un historiador que tiene la fuerte pe- lecturas que después se hicieron de
culiaridad de la escritura. Cuando uno Ramos Mejía, Agustín Álvarez y los
lee a Oscar Terán, percibe claramen- positivistas argentinos provienen de
te que la historia está en movimien- esta actividad que está entre el archivo
to, en todo su aspecto problemático, y una filosofía de la historia. Sus textos
horroroso, irónico y al mismo tiempo tienen un enorme caudal de lecturas
capaz de, a cada paso, crear un nuevo apagadas e inquietas. Son las lecturas
entusiasmo. La escritura de Oscar tie- de los años ochenta y noventa, su for-
ne una suave distancia con los hechos mación filosófica. Todo texto de Oscar
que narra y eso no quiere decir que Terán sobre la historia de las ideas es
ellos no lo apasionen. Pero al mismo eso y mucho más. Siempre están las
tiempo, diría, en esa distancia se ge- insinuaciones de un conjunto de lec-
nera una mirada melancólica del escri- turas filosóficas tomadas de modo
tor sobre lo ocurrido. Una mirada que evocativo. Oscar, me deberás discul-
entraña una pregunta. Si la historia par. Yo también quise decir lo mío.
podría haber sido de otro modo, qué No puedo dejar de recordar también
hubiera ocurrido con los protagonistas nuestra lejana amistad que viene de los
si no hubiesen arribado al lugar don- años setenta cuando trabajábamos en
de llegaron. Oscar Terán es una de las el INDEC. Esa es la sorpresa que te
personas que descubrió la forma de es- tenía reservada (risas). Tengo el gran
cribir la historia de la vida cultural e gusto, y me arrogo el derecho de decir
intelectual de la Argentina. que la Biblioteca Nacional también lo
Recuerdo una reflexión de Oscar acer- tiene, de tenerte aquí con nosotros en
ca del oficio del historiador; sobre si esta fría y lluviosa tarde.
sus derechos deben considerarse como
sabiendo más o menos de lo ocurri- Horacio González
do que los propios protagonistas. En
esa tensión se resuelve la escritura de
293
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
294
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
295
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
296
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
sus escritos, se pregunta cuál es el len- los relatos y por los textos suyos, sino Oscar Terán, por
guaje nacional. Estamos frente al típico también los de sus amigos y los de sus Mariano Lamotta
297
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
298
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
las dos grandes voces, no son las únicas bien se entera del triunfo de Urquiza
seguramente, pero son las dos grandes le manda Las Bases y luego va a ser mi-
voces del siglo XIX, tanto en la versión nistro de la Confederación urquicista,
que ofrecen para la comprensión de la representante de la Confederación en
realidad de lo que empieza a ser una Europa. Ahí uno va encontrar también
nación, como de la perspectiva, del un Alberdi que no deja de producir
programa para organizar. Aún coin- candor y cierta identificación entra-
cidiendo en los fines de manera muy ñable. Alberdi que admira la cultura
expresa, los dos están a favor de incor- francesa, y que ve a Alejandro Dumas
porar el mercado capitalista mundial, por las calles de París siguiéndolo para
lo que llaman civilización. Piensan que hablarle, pronto se da cuenta que su
hay modelos externos que deben ser francés es muy débil. De esta manera,
imitados, que pueden ser los modelos no se atreve a interpelarlo, a decirle:
europeos o el modelo norteamericano. “señor, encantado de conocerlo”. Es
Aceptan naturalmente la división in- el Alberdi que tiene que asistir a las
ternacional del trabajo, pero yo creo recepciones diplomáticas vistiéndose
que sería erróneo caracterizar estas po- con ropas mili-
siciones con términos del presente, en tares, tremen- En esta línea, entonces, se
la medida en que se trata de termino- da contrariedad podría decir que si uno lee los
logías, lenguajes o problemas que ellos para alguien que textos de Alberdi, Las Bases
no tenían por qué percibir. Cuando tiene una fuerte y tantos otros, con dos pre-
uno lee Las Bases, dice: “éste es un conciencia anti guntas uno va encontrar las
europeísta consumado”. Alberdi hu- militar, y que respuestas que le permiten or-
biera dicho que naturalmente sí lo era, forma parte de su ganizar cierto recorrido, cier-
pero no era europeísta sino que era eu- ideario en el que to itinerario por estos textos.
ropeo: “somos europeos trasplantados concibe que ha Son las preguntas que se está
en América, nuestro linaje no tiene ab- terminado para formulando buena parte del
solutamente nada que ver con los azte- América la hora planeta: qué hacer frente a la
cas ni con los pampas”. Esto significa de los guerreros y modernidad y qué hacer fren-
que formamos parte del mundo oc- ha llegado la hora te al capitalismo.
cidental, de este mundo que empieza de los emprende-
en Grecia, pasa por Roma, recorre el dores, de aquellos que tienen que estar
cristianismo y llega hasta el presente, dotados, más que del coraje guerrero,
hasta su presente. De manera que no de la ética del productor; empresarios
hay ningún misterio en esta adscrip- y trabajadores. Esta es una línea que
ción; él lo ve como absolutamente na- lo diferencia muy marcadamente de
tural y repudia al americanismo. Todo Sarmiento, que siempre va a tener un
lo que de civilizado hay en América es rasgo más americano. Sarmiento de-
europeo, todo lo que de bárbaro hay cía: “soy el doctor montonero, soy este
en América es americano. De manera híbrido que necesita este país”.
que ahí hay una línea, en la cual los En esta línea, entonces, se podría decir
acuerdos estratégicos o fundamentales que si uno lee los textos de Alberdi, Las
con Sarmiento son evidentes. En todo Bases y tantos otros, con dos preguntas
caso, las diferencias pasan por otros uno va encontrar las respuestas que le
puntos cruciales que tienen que ver permiten organizar cierto recorrido,
con las apuestas políticas. Alberdi ni cierto itinerario por estos textos. Son
299
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
las preguntas que se está formulando aquí aparece otra vez la paradoja de un
buena parte del planeta: qué hacer romántico que no encuentra las fuer-
frente a la modernidad y qué hacer zas nativas para desarrollar este pro-
frente al capitalismo. Frente a ella, yecto de modernidad. Encuentra algo
aparecen tres y sólo tres respuestas po- que el propio Alberdi nunca confiesa,
sibles: imitarlo totalmente, esto es ser un proyecto de un jacobinismo y de
como Inglaterra o Estados Unidos, un radicalismo extremo, entendiendo
como puede ser el caso australiano, por jacobinismo aquella pretensión o
–“hay que hacer lo que hacen”– recha- aquella confianza en poder modificar
zarlo totalmente cerrando las fronteras estructuras sociales de arriba hacia
para que no ingresen las mercancías abajo, desde el estado o desde la políti-
ni los usos capitalistas –sería el caso ca proponerse transformar situaciones
de China– o adoptar algunos elemen- sociales. Lo que él llama “teoría del
tos de este modo de producción y de trasplante”, es nada más y nada menos
este modelo civilizatorio, preservando que cambiar la masa o la pasta de la
la propia cultura –quizá Japón sea un sociedad argentina. Es difícil imagi-
buen ejemplo de esto. Los intentos ais- nar un proyecto más revolucionario
lacionistas terminaron siendo penetra- que cambiar de raíz la población de
dos o bien por las mercancías o bien un país. El proyecto inmigratorio in-
por los cañones, frente a lo que queda- cluye esta cláusula de manera central.
ron sólo el intento de imitación cabal Esta es una curva que es interesante,
y el imitación “correctiva”, podría de- puesto que no es lo que siempre pensó
cirse. Uno puede ver que en América Alberdi. El joven Alberdi, escribe en
Latina, el modelo japonés –y esto apa- 1837 un texto que se llama Fragmento
rece en los textos de fin de siglo– apa- preliminar al estudio del derecho. Es el
rece como un modelo posible para esta Alberdi que todavía vive en Buenos
parte del mundo. Esto es, tomar, co- Aires y que confía en que Rosas va a
piar, adoptar la ciencia, la técnica y la escuchar los consejos de los intelec-
economía del mundo capitalista, pre- tuales, que son los jóvenes de la gene-
servando la propia cultura, una suerte ración del 37, jóvenes que, como se
de espiritualismo hispanoamericano sabe, se auto adjudican una misión.
frente al materialismo norteamericano. Habrá otros momentos de la historia
Esta pregunta en Alberdi está respon- argentina donde van a aparecer otros
dida, no cabe ninguna duda que hay jóvenes que se van a plantear la misma
que incorporarse plenamente a este misión de mediar entre el pueblo y el
mundo, que es el mundo de la civiliza- poder. Y para mediar entre el pueblo
ción, y que para hacerlo exitosamente, y el poder van a tener que despegarse
la constitución tiene que adecuarse a de lo que van a considerar los excesos
esa necesidad básica. Uno puede leer doctrinarios, las abstracciones y las in-
el programa que está en Las Bases res- comprensiones de la generación ante-
pondiendo fundamentalmente a esta rior que no había sabido entender a ese
cuestión, no exclusivamente pero sí pueblo. Esto en la época de Alberdi se
fundamentalmente. Para eso, la ma- llama unitario, la crítica a Rivadavia,
dre de todas las leyes, la Constitución cuyos fines eran correctos pero sus me-
Argentina, tiene como centro funda- dios eran absolutamente disparatados.
mental el programa inmigratorio. Y Como va a decir Sarmiento, “era un
300
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
señor que creía que escribiendo una zación por gajos, esto es, traer pedazos
ley sobre el papel de un cigarrillo se de civilización. Estos son los pedazos
modificaba una costumbre”. Las cos- incorporados en los cuerpos, literal-
tumbres no se modificaban a fuerza de mente, en los extranjeros que van a ve-
decretos sin atender a la lógica propia nir a poblar la Argentina y que a partir
que el romanticismo indicaba atender. de su presencia, por lo que él llama
De modo que la generación del 37, y la educación por las cosas, una suer-
con ella Alberdi, comparte esta idea te de contagio va a construir sujetos
de ser mediadores, todavía en el 37, modernos. Es decir, que en la pampa,
entre el candoroso suelo popular, que para decir la Argentina, no hay sujetos
en este texto Alberdi llama “la plebe” modernos, básicamente no hay sujetos
–no en términos despectivos sino en emprendedores, como sí los hay en el
términos que pretenden ser descripti- norte de América; por consiguiente es
vos– y Rosas. Es ahí donde escribe que necesario importarlos. Los sujetos más
“Rosas no reposa sobre las bayonetas emprendedores, los sujetos más libres,
sino sobre el gran corazón del pueblo son los sujetos que están en el norte
argentino”. En ese momento confía europeo, los anglosajones, a donde se
en que si el poder llegara a atender los dirigen los llamamientos del proyec-
consejos del intelectual, podría llevar- to inmigratorio que, como se sabe, se
se adelante un proyecto de desarrollo desvía. No vienen los del norte, vienen
nacional adecuado. Rápidamente, los los del sur y ahí empezará otra historia,
jóvenes del 37, perciben que Rosas, el o la historia va a tomar otros andarive-
príncipe, no está interesado en escu- les. Pero de todas maneras, el proyecto
char los consejos de estos intelectuales. inmigratorio está fundado en lo que es
Se exilia en Montevideo y pasa a una una creencia de época absolutamen-
posición absolutamente opuesta, sien- te extendida: que las naciones viables
do uno de los líderes intelectuales del son aquellas de
levantamiento de Lavalle. Luego va raza blanca y de La noción de raza es una no-
a percibir que Lavalle es una espada, religión cristiana. ción considerada científica y
Alberdi como todos ellos anda en busca Esta es la convic- de uso habitual. Alberdi com-
de una espada exitosa, pero una buena ción. Digo cris- parte esta creencia que postula
espada sin cabeza. Era un loco, y por tiana y no digo que en América, los indígenas
eso su fracaso en la campaña antiro- católica, porque no componen mundo, no son
sista. Tenemos este primer momento se trata de pobla- un otro con el cual se pueda es-
donde todavía confía en que hay fuer- ciones protestan- tablecer algún tipo de relación
zas autóctonas a partir de las cuales ge- tes, consideradas dialógica, sino que están fuera.
nerar una realidad nacional progresiva, entonces como Por lo tanto, el proyecto de de-
progresista. Luego, a partir del 38, esta la masa o pasta sarrollo de una nación moder-
expectativa, esta esperanza, este diag- de la civilización na pasa de manera central por
nóstico, es abandonado y surge lo que moderna. Por la inmigración.
se llama la teoría del trasplante. una verificación
La teoría del trasplante consiste en un empírica muy simple, se trata de las
proceso inmigratorio de características naciones a las que les va bien. Aún a las
excepcionales y que para esto es preciso naciones blancas pero católicas les va
–son todas metáforas botánicas las que mal, a España, a Italia les va mal, pero
utiliza al respecto– importar la civili- también a Francia que ha perdido la
301
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
302
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
303
304
Subjetividad y política
en la sociedad massmediática
Por Nicolás Casullo
305
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
Plantearía lo siguiente: una vez aconte- los grandes maestros del terror, de los
cida la guerra, acontecido Auschwitz, Estados totalitarios, de la muerte en
el Holocausto, y la aniquilación de el alma. Pero lo curioso del texto de
Alemania, ya ni siquiera hay cosas fan- este periodista inglés, más allá de que
tasmáticas capaces de reflejar los hechos. sea cierto lo que él dice, es que des-
Hay una especie de vacío, una suerte de cribe en las primeras dos o tres pági-
mutismo, que no es tal, donde la pala- nas una especie de ciudad muerta, de
bra no aparece. Es como si una historia ciudad sin latido. Una ciudad donde,
particular pudiera sustraer la Historia. en 1977, él conversa con una madre
Como si una historia nos escondiese la que llora, y cuando termina de con-
Historia. Como si un tiempo determi- versar lo capturan, lo secuestran en
nado nos impidiese pensar el tiempo un auto y se lo llevan en una infinita
histórico. Ha acontecido lo que para los noche en que no para nunca y lo ti-
filósofos, de ahí en más, es la catástrofe, ran en un baldío. Ahí se va del país,
la comunidad imposible. aterrorizado. Cuando yo lo leía, decía:
Nosotros no estamos tan lejos de esa “Es cierto que es una exageración de
sensación. No porque acontezca o haya este inglesito venir a descubrir, nada
acontecido en nosotros la Segunda menos que desde Europa, el fascismo
Guerra ni el Holocausto, pero sí ve- aquí”. Pero, por otro lado, la descrip-
nimos también de un acontecimiento ción que hacía de la ciudad, de la co-
donde queda pendiente la cuestión de munidad argentina, era la descripción
si nuestra comunidad es posible. Ésta es de una comunidad terminal. La cues-
una palabra, una frase intolerable, que tión es ver si podemos llegar a ir hacia
aparecería de entrada como cubierta de ese borde y desde ahí recobrar la posi-
un pesimismo. Por ahí se nos cruza un bilidad de reconstituir lo comunitario.
presidente, un gabinete, un default su- Hay mucha gente que está haciendo
perado, y la comunidad es posible. Lo ese esfuerzo, a través de la memoria,
estoy pensando en términos de lo que de la política, de nuevas fraternidades,
hay por debajo de esas imágenes de una y hay otra muchísima gente que piensa
comunidad agobiada y asesinada. que en realidad, ésta fue una dictadura
Hay un libro de un periodista inglés, más. Desde esta perspectiva entonces,
que se llama Las caras del odio. Las cuando planteo discutir la política, se
nuevas derechas en Europa. Es un libro me ocurre esta primera imagen de la
bastante interesante porque relata, a película Europa-Europa, porque es una
partir de un recorrido por los “nuevos película que nos ubica en el borde de
fascismos europeos”, su experiencia en un sentido. Hay un filósofo francés,
las ciudades italianas y alemanas. Pero Jean Luc Nancy, que nos va a decir
lo más curioso es la primera frase de algo parecido a esto: “Recién recobro
este personaje: “El fascismo lo descu- la posibilidad de preguntarme por el
brí en la Argentina”. En realidad es sentido cuando doy el sentido por
una definición falsa. Este chico joven acabado”. Es decir, en tanto no lo dé
no tuvo la posibilidad de plantearse por finalizado, por agotado, en tanto
que el fin de la historia, la catástrofe, piense que siempre sobra algún senti-
la barbarie y la máquina de la muerte, do que hay que recuperar, voy a seguir
efectivamente acontecieron en Europa impedido de pensar en el sentido: voy
mucho más que en Argentina. Fueron a acumular conocimientos, datos, in-
306
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
307
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
308
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
309
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
310
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
311
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
312
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
313
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
La política necesita, y esto es lo que es- Éste es un largo camino que ha tomado
toy investigando, recostarse, como su- la propia modernidad en su etapa ges-
cedió hace 250 años, sobre un diálogo tadora, y la estética de aquella época,
muy fuerte con lo estético, interpreta- donde aparecía fuertemente la política,
do como nuestra relación sensible con no sólo en la Revolución Francesa, no
el mundo que incluye la obra de arte sólo a través de los jacobinos, no sólo a
Nicolás Casullo, por desbordándola hacia una racionalidad través de las barricadas y la guerra que
Arnaldo Pampillón
[Archivo Página/12] signada por lo que somos. Somos una invade a Europa, sino también la polí-
mezcla de una relación sensible con el tica aparecía en el pensamiento, en la
mundo a la que ponemos inevitable- teoría, en discusión con la estética.
mente ciertas racionalizaciones para no ¿Qué le incorpora la estética a ese deba-
desbaratarnos nosotros, desbaratar a la te sobre la subjetividad moderna, qué
familia y desbaratar al barrio entero. es lo que necesitaríamos hoy discutir,
Pero en ese sentido, podríamos decir hay quizá, para el debate sobre una subje-
una necesidad de abrirnos a un nuevo tividad posmoderna? Le incorpora el
diálogo entre lo que podríamos llamar campo sensible, le incorpora lo indeci-
la invención de una nueva política, con ble decible. La estética es aquello que
lo que puede aportarnos una mirada se encarga, aventurándose en la obra
estética en el sentido más amplio, más de arte, de decir lo indecible, de repre-
fecundo y más rico para la constitución sentar lo irrepresentable, de trabajar
de esta sensibilidad que hoy deambula sobre el mito, sobre lo irracional, sobre
a ciegas vislumbrando ciertas salidas. nuestras propias nocturnidades, sobre
314
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
315
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Palabras dadas
un asesinado cubierto por los diarios, o 500 alumnos que van a hacer la marcha
las escalinatas del palacio judicial: todo o 100. Esto, digo, se nos va incorpo-
aquello que no me aparezca de entrada, rando de una manera muy fuerte como
casi indiferenciado con una buena tele- el tiempo massmediático por encima de
serie, se me hace cada vez más difícil de un tiempo político.
interiorizar. Esto es bastante importan- Lo massmediático juega con mucha in-
te porque en este juego, quien queda teligencia y con mucha capacidad esa
totalmente desvalido es el pobre polí- instancia estética de hacer presente lo
tico sin set. Requerimos ya que aparez- general a partir de lo particular. Una
can el set y el género para creer, sentir generalidad que explica las cosas y en
e intensificar las cosas. Por otro lado se la que en el mercado ha desaparecido,
va produciendo una indiferenciación se ha achicado hasta casi desaparecer,
cada vez más profunda entre esa repre- otra enunciación de las cosas. No nos
sentación estética y la representación olvidemos que hace casi 30, 40 años
político-social. A tal punto que ya no existía un amplio mundo del campo
sabemos distinguirla y no sabemos pen- de las llamadas izquierdas, que consti-
sar más allá de una única representación tuían una forma con la que se expli-
que es la representación estética. Si po- caba y se planteaba una comprensión
nemos como ejemplo el reciente ataque de las cosas. Hoy podríamos decir que
a la Legislatura de Buenos Aires, vemos si yo logro la singularidad estética de
que aparece un tiempo estético que fil- masas, logro el significado general en
ma eso durante cinco horas. A partir de términos de una cultura profunda. Si
ahí, tengo una relación con el aconteci- la madre de un secuestrado es una fi-
miento que es absolutamente distinta a gura lograda, en lo que dice, en lo que
lo que realmente fue el acontecimiento. piensa, en lo que siente, a partir de ahí
Ahora voy a actuar en función de lo logro una generalización absolutamen-
que ocurrió esa noche, de esa relación te mítica de la problemática. Lo mismo
estética que me planteó la compren- en otras circunstancias, que no tienen
sión de lo real. Luego, al otro día, voy que ver ni con la madre ni con el se-
a reflexionar seguramente sobre cómo cuestrado. Se trata de una sociedad que
se diluye lo que apareció en forma gra- ha quedado en manos de un mercado
vitante la noche anterior, al punto tal estetizante, de un capitalismo cultural
de su desaparición. La lógica massme- que permanentemente está trabajando
diática nos hace pensar realmente el ex- en el marco de una sensibilidad que me
tremo, el punto de escándalo, el punto distorsiona o me mistifica la verdadera
más alto donde evidentemente la com- relación con lo real.
petencia entre las mercancías se vende. Por otro lado aparece el problema de
Es muy difícil distanciarnos de eso. Es las sociedades con exceso informativo.
muy difícil volver a esa representación La verdad es un exceso informativo. La
política y social, al desnudo, porque ya verdad es lo que se ubica por encima
ni sabemos qué cuernos será eso, la re- del resto. No lo que puedo decir yo ni
presentación política. Lo mismo sucede usted ni aquél, sino lo que se dice mu-
por derechas y por izquierdas. En la fa- cho, se dice fuerte y se dice con un alto
cultad hoy los chicos hacen un acto si despliegue. No hay entonces un juego
aparece el canal de televisión, y si éste de voces sino que hay una radicalidad
aparece, es un hecho casi menor si hay informativa que construye permanen-
316
LA BIBLIOTECA
Palabras dadas N° 7 | Primavera 2008
317
Sólo la arbitrariedad tiene el
Siluetas don y en este caso la atribución,
de trazar una serie entre perso-
najes de biografías tan disími-
les. Ni ellos mismos podían sos-
pecharse parte de esta reunión
que aquí proponemos.
Salvadora Medina Onrubia era poeta, escritora, periodista en los
diarios La protesta y Crítica. Fue feminista, cultivó un anarquis-
mo intuitivo y temperamental antes que programático que le valió
jornadas en prisión. Mujer terrible, madre soltera, casada con uno
de los miembros conspicuos de las familias tradicionales de la élite
argentina. John William Cooke provenía de una familia irlande-
sa. Su extraño nombre no se reconocía en los linajes tradicionales
del país. Sus inclinaciones políticas provenían del radicalismo, de
prosapia yrigoyenista y luego transitó los andariveles de un pero-
nismo reflexivo, lúcido y crítico. No era anarquista, pero llamaba
a la desobediencia y a la insubordinación. No le preocupaba tanto
la oligarquía, de cuyas costumbres solía reírse irónicamente, sino
la burocracia como una cáscara cristalizada que solicitaba el so-
metimiento de las fuerzas laborales. Supo de prisiones, desde ellas
escribía su correspondencia secreta, en tinta limón y de fugas. No
era poeta ni periodista, aunque editó su propia revista, De Frente
y redactó el proyecto de ley para la expropiación del diario La
Prensa. Tampoco era feminista, pero sí lo era su compañera Alicia
Eguren, una poeta militante y comprometida de las causas eman-
cipatorias. Promovía el revisionismo histórico, aunque su mirada
piadosa con el rosismo, no le impedía arremeter contra las inclina-
ciones idílicas hacia aquel período.
Camila O’Gorman pagó con su propio cuerpo la audacia de entre-
garse a un amor prohibido. Hija de una familia acomodada, con-
servadora y católica que también tenía una ascendencia irlandesa.
Emprendió un romance con un sacerdote con el que se fugó. La época
no toleraba estas trasgresiones, al menos cuando adquirían visibili-
dad pública, poniendo en evidencia la doble moral que embargaba a
los ilustres personajes de la patria. Su pasión fue objeto de las conmo-
ciones políticas en las crispadas aguas que envolvían aquellos años.
Unitarios y federales la condenaban por igual. Para unos se trataba
de una atrocidad que merecía el castigo para evitar que obrara como
ejemplo. Para los otros, quienes se manifestaron vivamente en la
prensa, aún desde el exilio, esta afrenta era considerada la expresión
de la descomposición general del régimen punzó.
Onrubia cosechó amistades entrañables y odios consagrados, como
el de Leopoldo Lugones hijo, que la consideró su blanco predilecto.
Murió en 1972, cinco años antes de que el terror estatal se llevara
la vida de Eguren, compañera del Bebe Cooke.
Cooke pagó el precio de la irreverencia al querer encontrar los nom-
bres propios a una urgencia desesperada. Murió joven, víctima de
una afección pulmonar. Quiso que sus cenizas fueran esparcidas en
el Río de la Plata, dejando en su testamento un texto que se burla-
ba de la propia muerte. Fue abandonado por los espíritus miopes
de las estructuras partidarias. Aún así, no se privó de ganarse el
respeto y la amistad de los conspiradores de esos años.
Camila fue confinada y luego ejecutada en 1848, en el año en que
Europa conocía las convulsiones y un mes antes de que naciera su
hijo. La indiferencia y el aislamiento cedieron paso, muchos años
más tarde, a la admiración y al reconocimiento.
En esta sección presentamos tres vidas paralelas, sólo reconocibles
entre sí, a partir de este ejercicio caprichoso de la imaginación.
322
323
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
324
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
325
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
326
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
327
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
De esta forma, la “joven Onrubia” in- hermana menor, la Gurisa; y Julia, la del
gresaba en las letras ácratas, haciendo medio, que está a cargo de las tareas do-
ruido en varios frentes. Más, si se tie- mésticas. Doña Braulia es la vecina que
ne en cuenta que puede haber sido la lleva adelante la función del oponente.
primera autora argentina en escribir Está a cargo del conventillo, también es
teatro anarquista.15 Intelectualidad y planchadora, pero su principal función
lucha social, representadas hasta ese es la de una sociabilidad agria, entre el
momento, aunque con las excepciones chisme y el resentimiento.
señaladas, por señores con aires tauri-
nos, según su anterior definición. Tenemos que tener en cuenta la im-
portancia de la palabra hablada en los
El escenario donde se desarrolla medios anarquistas, de allí la relevancia
Almafuerte es el conventillo, ese bazar que adquieren tanto las conferencias
de la pobreza. Y en esas piezas de plan- como el teatro. La función social de la
chadoras, lavanderas y obreros es inevi- escenificación tiene, como suponemos,
table recordar las palabras de Figueroa una finalidad pedagógica y propagan-
Alcorta en un discurso de las vísperas dística. Pero también de protesta, al
del Centenario: “nuestro obrero gasta denunciar las miserias de la vida co-
exageradamente y no ahorra porque tidiana; y de utopismo, al recrear las
no ajusta a su salario sus gastos”. En posibilidades de justicia, solidaridad y
este caso no importa tanto de qué pre- felicidad. Se despliega una política allí
sidente es esta frase sino que es una donde el dramatismo de los cuadros
idea generalizada y compartida por la permite la reflexión sobre nuestra pro-
aristocracia en el gobierno. pia vida. La estética es tomada como un
medio y nunca como una finalidad en sí
Almafuerte es un drama en tres actos y misma. El objeto que se desea alcanzar
en prosa que responde a las particula- dentro de la obra se corresponde por lo
ridades del teatro anarquista, pero con tanto con el de fuera de escena. En el
una subversión: en este caso el héroe caso de Almafuerte es la justicia social,
es una heroína: la libertad, la lucha por la dignidad de
La estética es tomada como un Elisa. Es a través la clase trabajadora. Los oponentes son
medio y nunca como una fi- de la historia de las Leyes de Residencia y de Defensa
nalidad en sí misma. El objeto Elisa que la obra Social, la oligarquía en el poder y los
que se desea alcanzar dentro se desarrolla. Se que se ubican de ese lado de la relación
de la obra se corresponde por trata de una joven de poder, doña Braulia y un médico
lo tanto con el de fuera de es- de 20 años, costu- que aparece al final de la obra, burgués
cena. En el caso de Almafuerte rera, de novia con que ostenta la prepotencia del dinero y
es la justicia social, la libertad, Arturo, “obrero que es agente del desamor.
la lucha por la dignidad de la inteligente de
clase trabajadora. ideas avanzadas”. Arturo es obrero y secretario de una so-
Tienen planes de ciedad anarquista y Medina Onrubia
casamiento en tres meses. Los persona- lo caracteriza por sus “ideas avanza-
jes que rodean a la pareja son la familia das”, pero es Elisa el personaje escla-
de Elisa y las vecinas del conventillo en recido que siendo obrera costurera,
que viven. Su padre es obrero fabril, su pero no militante, actualiza el discurso
madre es planchadora al igual que su político. Un fragmento:
328
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
Doña Braulia. Pero, hija, ahora que para hablar de nadie, sino para, aunque
hablás del baile... Mirá, vos no te va- trabajen, poder tener un rato tranquilo
yas a resentir, pero quiero contarte una y divertido, para ayudarse un poco ya
cosa que me han dicho... que son pobres y para procurar darles
Elisa. ¿Y qué le han dicho doña un poco de educación a los hijos y que
Braulia?... ¿Algo malo de mí?... No no sean esclavos como ellos. Que si pi-
será novedad. den algo... están
Doña. Braulia. No, hija, de vos no sé en su derecho En el teatro anarquista no hay
que nadie tenga que decir nada. Es de de hombres, y lo lugar para personajes tibios,
la sociedad. piden porque tra- antes bien, el maniqueísmo
Elisa. ¿De la sociedad? ¿De cuál? bajan, y aunque domina el escenario a fin de
Doña Braulia. Hija, de esa sociedad de pobres, también provocar una rápida identifica-
tu novio y de tu padre y de todos los de tienen familia ción con los personajes. Como
la fábrica. Como los obreros nunca se para la que bus- destaca Juan Suriano, el teatro
juntan para cosa buena; lo que los ven can un poquito era el eje de las veladas liberta-
de tanta reunión y tanta fiesta; andan de tranquilidad y rias, ya que “reunía las condi-
diciendo de por todo que esas fiestas dicha a la que tie- ciones de la propaganda escrita
son pretexto para reuniones y que tra- nen derecho por- y oral; muchos anarquistas pen-
tan de una punta de cosas de anarquis- que son hombres saban que el teatro superaba la
tas y que ésa es una sociedad mala. y porque traba- conferencia y el libro.”
Elisa. Mala, ¿por qué? jan; y dígales, que
(Las otras dejan las planchas y atienden). si todos los anarquistas son como mi
Doña Braulia. Porque es de anarquis- novio, para que fuera bueno el mundo
tas, hija... de esos desalmados, asesinos y felices las mujeres debían ser anar-
que lo único que quieren es degollar la quistas todos los hombres.
gente y voltear iglesias como si tuvie-
ran pacto hecho con el diablo. En el teatro anarquista no hay lugar
Elisa. No, mujer... no diga esos dispa- para personajes tibios, antes bien, el
rates... ¿Qué sabe usted lo que son los maniqueísmo domina el escenario a
anarquistas?... fin de provocar una rápida identifica-
D. Braulia. Qué no querés que sepa ción con los personajes. Como destaca
m’hija. De muy buena fuente, sé que Juan Suriano, el teatro era el eje de las
son unos salvajes que quieren acabar veladas libertarias, ya que “reunía las
el mundo matando gente y desha- condiciones de la propaganda escrita
ciéndolo todo... que no son capaces y oral; muchos anarquistas pensaban
de querer ni a su padre, que son unos que el teatro superaba la conferencia y
ladrones que todo lo quieren para el libro.”16 En esta obra se encuentran
ellos. Y fijate, si será mala la gente que todos los grandes temas de la propa-
dicen por todo que ésa es una socie- ganda anárquica. La persecución de los
dad de anarquistas... militantes, la precarización económica
(...) de la vida diaria, el trabajo alienante,
Elisa. Bueno, escuche... Dígale a esos la solidaridad o su falta, el matrimonio
canallas, a esos idiotas que se ocupan y la delicada posición de las mujeres
de lo que no les importa, que yo, Elisa, pobres. En el primer acto, “La dicho-
digo: que cuando se juntan los pobres sa”, se presentan los personajes y las
obreros, no es para matar a nadie, ni ideas. Este primer momento termina
329
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
con la hermana más chica, la Gurisa, 1910, pero los intentos en este senti-
escupiendo sangre y con los dos hom- do habían comenzado en 1899 con el
bres, Arturo y don Mauricio –el padre proyecto del entonces senador Miguel
de Elisa– por entrar en huelga. La es- Cané quien se preocupaba por los inmi-
posa de Mauricio, doña Mariana, es la grantes “enemigos de todo orden social”
que representa el personaje femenino que llegaron para “cometer crímenes
característico de este teatro, temeroso salvajes”, “en pos de un ideal caótico”17.
de las luchas sindicales. La historia del Estado represor debe
comenzar con esas leyes. Abiertamente
En el segundo acto, “La fuerte”, nos en contra de la idea de generosidad del
enteramos por los chismes de doña preámbulo, este Estado es expulsor. Las
Braulia que los varones de la familia dos leyes fueron sancionadas para pre-
han estado presos por la huelga. En servar el orden económico, político y
este momento aparece el gran fantas- social de la clase alta, es decir, se adecuó
ma del anarquismo de principios de si- el aparato represivo estatal. La prime-
glo y lo cuenta esta vecina, “Al viejo ya ra se aprobó luego de la huelga del 22
lo han largado, pero al Arturo todavía de noviembre de 1902, la más grande
lo tienen creo, y no sé qué de Ley de hasta el momento y sin equivalente en
Residencia que países vecinos. La segunda, luego de
La Ley de Defensa Social se le van a aplicar... que explotara una bomba en el Teatro
ocupa abiertamente de los Esa ley tan bue- Colón. Si en la primera sobresalen los
anarquistas, se les prohíbe la na que hace salir motivos económicos, en la segunda tie-
entrada al país junto a las “de- del país a todos ne que ver la proximidad. Lo que causa
más personas que profesan o los extranjeros, terror es en definitiva un anarquista en
preconizan el ataque, por cual- muertos de ham- el Colón, templo exclusivo del orgullo
quier medio de fuerza o vio- bre que vienen de clase y deshonrado por la presencia
lencia, contra los funcionarios a bochinchear a de un trabajador de la nitroglicerina.
públicos o los gobiernos en tierra ajena”. La También podemos incluir un ingre-
general, o contra las institucio- noticia y el re- diente de la zoología política argentina,
nes de la sociedad”. Se detalla trato de Arturo ya que necesariamente la bomba tuvo
todo tipo de castigos según las aparecen en los que arrojarse desde el “gallinero”, lugar
faltas, desde la expulsión, el medios masivos, de hacinamiento y destino social obrero
confinamiento y la cárcel, has- Caras y Caretas, en el banquete cultural.
ta llegar a la pena de muerte. P.B.T., y Fray
Mocho que es La Ley de Defensa Social se ocupa
la revista que muestra Braulia en el abiertamente de los anarquistas, se les
conventillo. Quien realiza en la obra prohíbe la entrada al país junto a las
el reportaje sobre los anarquistas es “demás personas que profesan o pre-
Juan José de Soiza Reilly –“Suiza... conizan el ataque, por cualquier me-
no, Sucia Rey... parecido, (...) So-iza dio de fuerza o violencia, contra los
Reilly”–, “ese lechuzón de los anteojos funcionarios públicos o los gobiernos
negros” y “macaneador”, que sale re- en general, o contra las instituciones
tratado junto con Arturo. de la sociedad”. Se detalla todo tipo
de castigos según las faltas, desde la
Pasaron ocho años entre la Ley de expulsión, el confinamiento y la cár-
Residencia y la de Defensa Social, de cel, hasta llegar a la pena de muerte.
330
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
331
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
aunque con un tono dulcificado acor- dente19 que busca eficacia en la trans-
de al personaje de Elisa. Pepita Guerra misión de la ideología. Como contra-
se ocupó en sus escritos de la totalidad cultura, el anarquismo ha reflexionado
de los tipos femeninos de la época. sobre todos los avatares de la vida coti-
Desde las damas de la caridad “asque- diana, sobre la potencia vital de los su-
rosísimas e hipocritonas” que reparten bordinados de todo orden. Para todo
dádivas a expensas de sus maridos con tiene respuestas y propuestas, ¿para
lo que “robaron a nuestros compañe- qué esperar?, ¿cuál sería la ventaja de
ros”. A la infeliz aguardar por mejores momentos, si la
Mil claveles colorados supone que usa su cuer- dominación es nuestra contemporá-
volver a los años de su juven- po como capital nea? Si los escritos nos parecen, al leer-
tud y a aquellos afectos que le recomienda: los hoy, algo torpes, con un moralismo
formaron su grupo de afinidad, “Cesa de llorar y evidente y buscado, sin sofisticaciones,
una familia más legítima y sin- desesperarte, no debemos tener en cuenta que es algo
cera que la sanguínea. Apela a invoques, no, no elegido y no falta de habilidades; se de-
la memoria para recordar una invoques ya más sea motivar y no seducir. Su intención
vida, una práctica y unos ami- a ese Dios que no es testimoniar sobre las circunstancias
gos que ya no existen, como existe, y por lo en que el drama social no tiene tiempo
escribe en “Sebastián Marotta: tanto no te oye; para la retórica.
compañero y amigo”, “soy ya tu Dios es la so-
una mujer vieja y como todos ciedad, y esa te Más alejada del dogma, Salvadora
los viejos, me voy quedando señala con el en- Medina Onrubia publicó luego los
sola. Todos los amigos, todos guantado dedo. poemarios La rueca milagrosa y El
los compañeros se han ido (...) sí, tu padre misal de mi yoga; las obras de teatro La
yendo antes que yo. No ten- fue despedido, tu solución, Las descentradas y Un hombre
go nadie con quien hablar en madre enferma y y su vida; la novela Akasha; los libros de
nuestro propio idioma”. tus hermanitos cuentos El libro humilde y doliente y El
agonizaban de vaso intacto. Se enfrentó a la dictadu-
hambre; sí, ya lo sé, no digas más...”. ra iniciada el 6 de septiembre de 1930
Era en las mujeres caídas donde el fe- con Uriburu: el principio de una contri-
minismo anárquico concentraba su bución a la historia, con el artículo “El
piedad; caídas por la pobreza o por el general Uriburu y el orden social”, que
derecho de pernada. Pero también el apareció en Los torturados; y prologan-
matrimonio era considerado una fuen- do El martirologio argentino, de Carlos
te de perversión y podría resultar una Giménez, desde el exilio uruguayo.
rama de las ciencias económicas; la Crítica y su verdad es un improductivo
sexualidad, por lo tanto, es una cues- alegato en defensa de la propiedad de
tión política. La fatalidad de Elisa, su los Botana sobre el diario, y el último
“cara de muñeca”, se encuentra justa- libro publicado por la autora.
mente en su condición de mujer y en
su situación de clase.
La amistad como cobijo
Estos escritores rechazan para su litera-
tura el exceso de lirismo, el regodeo en En Medina Onrubia, el anarquis-
el lenguaje; se trata de una literatura de mo no fue un “pecado de juventud”
intención primera, de urgencia y disi- como en tantos escritores, Lugones es
332
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
333
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
NOTAS
334
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
15. El amateurismo es una constante en este tipo de teatro donde se escribía para que la obra fuera representada
en las reuniones militantes y no para ser estrenada en el teatro comercial. Por esto, las certezas sobre el campo
autoral anarquista se diluyen.
16. Suriano, Juan, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910, Manantial, Buenos
Aires, 2001, p. 161.
17. Citado en el artículo “Lo inadmisible hecho historia. La Ley de Residencia de 1902 y la Ley de Defensa
Social de 1910”, de Gabriela Anahí Costanzo. En: Revista Sociedad, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, N°
26, 2006.
18. La Voz de la Mujer. Periódico comunista-anárquico, Universidad Nacional de Quilmas, Buenos Aires, 1997.
19. Andreu, Jean; Fraysse, Maurice y Golluscio de Montoya, Eva, Anarkos. Literaturas libertarias de América
del Sur, Corregidor, Buenos Aires, 1990.
20. Medina Onrubia, Salvadora, Mil claveles colorados (inédito).
21. Entrevista realizada a América Scarfó.
22. Citado en “Los grupos de afinidad”, de L. M. V. En: Bicicleta. Revista de comunicaciones libertarias N° 11,
España, 1978.
23. La frase es de Richard Gombin. Ibíd.
335
336
337
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
338
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
ro que termina más cerca de uno que a favor pudo haber tenido. Distancia-
del otro. Decir lo contrario sería faltar miento, obvias diferencias y sucesivas
a la heurística misma de la historia. cartas sin respuesta de por medio,
En los 60, Perón deja de ser su re- Cooke siguió levantando el nombre
ferente estratégico y asume como de Perón y el nombre del movimiento
objetivo político el socialismo, más en el que estuvo desde siempre y al que
definido ideológicamente que el más nunca dejó de pertenecer.
laxo socialismo nacional de Perón, ubi- Esto, que podemos llamar el drama
cando a Cuba como vanguardia de la Cooke, nos interesa porque abre una
emancipación y compartiendo su es- dimensión reflexiva nueva que dice
trategia de lucha. algo más sobre el
Ahora bien, veamos el “pero...”: es de- cruce de las tradi- Más aún en el caso concreto de
cir, cómo pensar este recorrido, porque ciones políticas e Cooke, cuya rareza consiste en
si a este giro lo planteamos en términos ideológicas, sobre ser un personaje herético, anó-
de pasaje o transición como la propia las identidades malo, perseguidor de síntesis y
expresión “de... al...” connota, donde políticas argenti- de encrucijadas, que lo hacen
el punto de llegada presupone nece- nas, las pasiones precisamente una figura poco
sariamente el abandono del punto de de la vida políti- encasillable. Donde la riqueza y
partida, corremos el riesgo de pecar de ca nacional y el la creatividad de su pensamien-
una linealidad en el estudio que nos mundo político to conjugan el interés por los
puede provocar caer en apreciaciones en general. Algo debates filosóficos y culturales
como las que reducen su pensamiento que el rápido en- de su tiempo con la urgencia
político al foquismo o guevarismo, o lo casillamiento (lo que le impone la política.
diluyen dentro del amplio concepto que no significa,
“nueva izquierda”. Como si el socialis- claro, que descartemos la clasificación
mo expresara el punto más alto de su como recurso teórico) pasa por arriba
reflexión teórica, siendo el periplo in- como si los corrimientos en política
telectual una serie de pasos ascendentes y los tránsitos ideológicos fuesen tan
donde todos los planteos anteriores se prolijos que no dejan estelas y sedi-
hallan superados y sintetizados en las mentos sobre los cuales interrogarse.
nuevas premisas del “Cooke marxista”. Más aún en el caso concreto de Cooke,
Digo, Cooke, con precisión concep- cuya rareza consiste en ser un persona-
tual y todo (considerando que en to- je herético, anómalo, perseguidor de
dos los momentos de su reflexión fue síntesis y de encrucijadas, que lo hacen
uno de los más profundos pensadores precisamente una figura poco enca-
políticos de la época) no está libre sillable. Donde la riqueza y la crea-
de contradicciones y yerros en sus tividad de su pensamiento conjugan
apreciaciones y previsiones políticas. el interés por los debates filosóficos y
Incluso podemos observar por este culturales de su tiempo con la urgen-
período, el uso de categorías “uni- cia que le impone la política.
versales” en sus escritos que suenan Por ello, más que pensarlo en términos
forzadas con el Cooke de la respuesta del pasaje de un lugar a otro, nos resul-
rápida, original e irónica. ta más interesante considerar la figura
A pesar del corrimiento en su pensa- de Cooke inscripta en la tensión mis-
miento y las nuevas premisas políticas ma entre las dos tradiciones ideológicas
que asume, y todos los argumentos que que dominaron buena parte del pensa-
339
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
miento político en el siglo XX: esto es, el tono trágico de la última carta es-
el nacionalismo y el marxismo. Para crita a su mujer Alicia Eguren días an-
decirlo con otras palabras más tangi- tes de morir. Claro, el acierto hubiese
bles: el peronismo y la revolución. Es significado el hecho teórico y político
decir, Cooke como parte del “momen- más relevante del pasado siglo.
to nacionalista” del pensamiento po-
lítico argentino, y, al mismo tiempo,
como parte del “momento marxista” 3. El joven Cooke (ahora sí)
de las ideas po-
En sus últimos años había líticas argentinas La trayectoria del pensamiento de
avizorado el final trágico. Sin y latinoamerica- Cooke transcurre desde el liberalismo
embargo se mantuvo sobre esa nas. Doble per- radical de los años 30, pasando por el
tensión, no optó por uno ni tenencia, ambi- nacionalismo democrático y popular
otro, agotó los cartuchos en valencia, tensión, de los años 40 y 50, para finalizar hacia
la explosiva mezcla emancipa- que cruza todo la década del 60 en un nacionalismo
dora de juntar al exiliado líder su pensamiento y revolucionario de impronta marxista y
del pueblo argentino con el re- escritos políticos, latinoamericana.
volucionario más importante con la marca pro- Por los años 30, según cuenta Raúl
de Latinoamérica y el Tercer pia de cada etapa Lagomarsino en la documentada bio-
Mundo. Su esfuerzo fue con- (primero, más grafía política de Galasso, Cooke era
ciliarlos y el fracaso está cla- nacionalista; des- “cipayo, inglés a muerte, antirrosista”.
ramente expresado en el tono pués, más mar- Mientras FORJA denuncia el estatuto
trágico de la última carta es- xista). Donde los legal del coloniaje a través de la gau-
crita a su mujer Alicia Eguren dos momentos chipolítica de Jauretche y los estudios
días antes de morir. forman parte de económicos de Raúl Scalabrini Ortiz
la totalidad de desplegando los lineamientos más im-
su reflexión, no como bloques maci- portantes de una visión antiimperialista
zos sin fisuras sino como partes de un y nacional en el pensamiento argentino,
todo donde conviven, articulan, entre- Cooke (bajo la influencia de su padre,
cruzan e incluso, chocan. Juan Isaac Cooke, cercano a los radica-
La presencia tanto de Perón como del les alvearistas) daba sus primeros pasos
Che en Cooke fue así: conflictiva, con políticos contra el fraude y por el ingre-
puntos de encuentros y desencuentros. so de Argentina al conflicto bélico.
Buscó la síntesis pero quedó a mitad Los años 40 producirán importantes
de camino. De ahí el fracaso político cambios en su vida política e intelec-
y tragedia de su pensamiento y vida tual: la inesperada aceptación de su
política. En sus últimos años había padre de la convocatoria del entonces
avizorado el final trágico. Sin embargo coronel Perón a un grupo de radicales
se mantuvo sobre esa tensión, no optó para que se sumen al gobierno de la
por uno ni otro, agotó los cartuchos en revolución de junio del 43; la expe-
la explosiva mezcla emancipadora de riencia política del propio Cooke jun-
juntar al exiliado líder del pueblo ar- to a su padre mientras estuvo como
gentino con el revolucionario más im- ministro de Relaciones Exteriores en-
portante de Latinoamérica y el Tercer tre 1945 y 1946; y las largas noches
Mundo. Su esfuerzo fue conciliarlos y de charlas políticas y tragos con nue-
el fracaso está claramente expresado en vas amistades, como el nacionalista
340
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
César Marcos, incorporan en Cooke Por estos años, Cooke demuestra es-
las inquietudes sobre la dependencia, tar familiarizado con el marxismo in-
la cuestión nacional, el neutralismo y corporando muchos de sus planteos a
el revisionismo histórico. las argumentaciones que esgrime en el
Pero serán los acontecimientos que se Congreso y a su reflexión política. Bas-
suceden desde el conflicto con el em- ta recorrer sus destacadas intervencio-
bajador norteamericano Braden y la nes como diputado, por ejemplo, en
detención de Perón hasta la manifesta- la sanción de la Ley Antimonopolios
ción del 17 de octubre que lo encuentra en 1946 en el que Cooke argumenta
en Plaza de Mayo, los hechos políticos citando al Lenin de El imperialismo,
que conmueven a Cooke y lo tienen etapa superior del capitalismo. O el de-
formando parte de los primeros pasos bate sobre el primer Plan Quinquenal
del movimiento político naciente. donde defiende la planificación a tra-
Este joven Cooke con un aire más pro- vés de los estudios que del imperialis-
fesoral y erudito se habrá de caracterizar mo realizan tanto
como diputado “tanto por la solidez de Hilferding como Lo interesante es que en los
sus fundamentos, como por la energía el mismo Lenin. años 60 cuando Cooke hace
y la pasión que impregna a su oratoria”, Sin embargo, no el giro hacia un nacionalismo
en aquel “Congreso tumultuoso y ás- se incluye dentro revolucionario latinoamerica-
pero, de pasiones desatadas”.2 De pro- de esta tradición nista contorneado por lecturas
funda formación filosófica y gran lector teórica y,a la vez de Gramsci, Sartre, Lukács y
de literatura francesa, los testimonios lo que le reconoce Guevara y claramente el mar-
describen como un devorador de libros. aportes, le im- xismo moldea su pensamiento,
Como profesor de Economía Política puta desaciertos: tampoco va a asumir una per-
en la Facultad de Derecho de Buenos “Quienes mejor tenencia a la teoría marxista y
Aires, desplegaba un pensamiento me- han estudiado el a su identidad ideológica.
duloso y creativo que lo hicieron por proceso son los
lejos uno de los más interesantes docen- marxistas. Aunque no se acepten sus
tes universitarios que tuvo el peronis- conclusiones es evidente que el análisis
mo. De estos años datan trabajos que es certero. Marx no alcanza a contem-
van desde una “Introducción al arte plar el pleno florecimiento del mono-
cretense-micénico” hasta “La ley de ca- polio, pero lo intuye, lo ve en su naci-
sación”, “Reforma de la Constitución” miento y acierta en sus predicciones”.3
y “Represión de monopolios”. Lo interesante es que en los años 60
Hacia 1950, Cooke aparece vinculado cuando Cooke hace el giro hacia un
a las actividades del Instituto de In- nacionalismo revolucionario latinoame-
vestigaciones Históricas Juan Manuel ricanista contorneado por lecturas de
de Rosas, por donde circulaban los Gramsci, Sartre, Luckács y Guevara
nombres destacados del revisionis- y claramente el marxismo moldea su
mo, como José María Rosa, Ernesto pensamiento, tampoco va a asumir
Palacio, Carlos Ibarguren, Manuel una pertenencia a la teoría marxista y
Gálvez y Ricardo Caballero. De allí se a su identidad ideológica.
registran disertaciones sobre “Esteban Una carta que Cooke escribe a
Echeverría: radiografía de un mito”, Hernández Arregui con motivo de la
“Rosas y los liberales”, “La Triple invitación que le hace éste para que se
Alianza y la Guerra del Paraguay”. incorpore al grupo CÓNDOR (agru-
341
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
342
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
343
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
344
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
(Acá hay algo relevante y de notable con un claro recorte social (“pueblo”)
actualidad: en tiempos como los que y una acentuada impronta cultural
vivimos, donde el valor del carácter (“inmutables valores morales”). En
público de los recursos naturales y esta definición no es apresurado adver-
energéticos –tierra, agua, petróleo, tir reminiscencias que nos conducen
gas– recupera fuerza y vuelve a estar a Renan, Durkheim y, por supuesto,
en debate en la sociedad como en la Gramsci. Más adelante, en otra afir-
agenda de los gobiernos de la región– mación, refuerza esta misma idea:
tras años de “cultura política privatis-
ta”, desarticulación regional e intere- Cuanto más se complementan y se adap-
ses económicos dominantes que aún tan recíprocamente una raza con su sue-
siguen intactos–, como “imperativos” lo, mayor es el beneficio posible para un
que señalan las posibilidades de una re- Estado y su pueblo, porque es más fuerte
solución colectiva para los destinos de la concepción de patria que, por encima
las naciones latinoamericanas... cuán de un concepto geográfico político, infor-
sugerente es este Cooke para encontrar ma una concepción moral.7
pistas, claves y coordenadas. Como
también un Scalabrini con sus estu- La idea de Mazzini de una “revolu-
dios sobre la dependencia económica. ción moral”, en su lucha conspirativa
Los grandes textos del pensamiento e insurreccional por la unidad italiana
político nacional como fuentes vitales –mezcla de un nacionalismo religioso,
para el diseño de Estados soberanos y socialismo mesiánico y romanticismo
políticas públicas populares). democrático radicalizado–, alentó to-
dos los redentismos nacionales de los
siglos XIX y XX.
5. Patria Este mismo concepto lo podemos
rastrear por nuestros lares en la defi-
Escribe Cooke: nición de Echeverría, en su Ojeada
retrospectiva (1946), de la nación como
... el hijo de la tierra, que mantiene la “unidad intrín-
inmutables sus valores morales, que no seca, animada, La existencia de inmutables
tienen ningún asidero concreto, que no que proviene de valores morales que definen a
son materiales, pero que viven en el am- la concentración la patria y toman cuerpo en el
biente y en el espacio, con los cuales las y acción de las ser argentino, no es otra cosa
sucesivas generaciones que van apare- capacidades físi- en Cooke que una convocato-
ciendo, por imperio de la herencia, esla- cas y morales de ria a “la patriada de la recupe-
bonan esa continuidad abstracta que es todos los miem- ración nacional”, sólo posible
la patria, y que enuncia y define nuestro bros de la asocia- a través de la “existencia real
ser argentino, en un compuesto de alma, ción política”. de una soberanía económica”.
tierra, pueblo y territorio.6 Esta noción, sos-
tiene González, hará una larga carrera
Según la definición, la patria sería, en en todas las teorías de la nación, desde
sus fundamentos filosóficos, una con- que el francés Ernest Renan lo usara en
vergencia de trazos telúricos (“el hijo de La reforma moral e intelectual (1870).
la tierra”), historicistas (“continuidad “Esa cifra de lo moral e intelectual se
abstracta”, “sucesivas generaciones”) habría de convertir en la figura más
345
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
346
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
347
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
348
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
349
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
350
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
351
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
tipo social nacional. “Casi siempre, el (Esta identidad entre los tres autores
ensayo argentino pensó a la pampa se verá fracturada cuando Sarmiento
como una fuerza interior, como una haga su pasaje del pensamiento liberal,
íntima revelación de energía. Llevando romántico y progresista del Facundo
más lejos la idea, la imaginó como el marcado por el determinismo telúrico,
dilatado contraste entre una superficie a la posición definidamente darwinia-
apática y un subsuelo rebelde. Y des- na y positivista de Conflicto y armonía
encadenó preguntas que implicaban de razas en América, que lo ubica como
tratarla como un individuo viviente o precursor de un determinismo racial
una forma animada de la conciencia que hará escuela dentro de la tradición
(...) Metáfora esencial de la ensayísti- positivista argentina).
ca nacional, sin Haciendo un último paralelo, pode-
La verdadera clave para la histo- la pampa no exis- mos ver notables semejanzas entre
ria argentina está precisamente tiría ese sector la descripción literaria de la pampa
en el conocimiento de nuestro mayor de escritos que hace Cooke con la de Sarmiento.
pasado histórico (...) Creemos y literaturas que Mientras el primero, escribe que “el
que únicamente destruyendo hemos leído los hombre de nuestras pampas ha vivido
esa historia maliciosamente fal- argentinos”.18 con la noción objetiva de la inmen-
seada, esa concepción incohe- Por el otro, sidad, de los horizontes sin límites,
rente con la realidad nacional, en el Facundo, del espacio inconmensurable”,20 en el
podremos encarar el problema. Sarmiento desde Facundo se lee la imagen de la pam-
Es un planteo que supera a los las primeras pá- pa como “del mar en la tierra”, la
hombres, es un problema de ginas se propone “inmensidad por todas partes” y del
ajustes de valores, de ser o no mostrar “al cam- “horizonte siempre incierto, siempre
ser, un problema de esenciali- pesino argenti- confundiéndose con la tierra”.
dad nativa y nacional. no tal cual lo ha Si para Sarmiento todo el mundo vio-
formado la natu- lento que rodea al gaucho imprime
raleza”. El gaucho como resultado de en él “cierta resignación estoica por la
su medio, es decir, naturaleza, barba- vida”. “¡La soledad, el peligro, el salva-
rie. Para conocer la sociedad america- je, la muerte! He aquí ya la poesía (...)
na, hay que observar antes que nada De aquí resulta que el pueblo argenti-
la naturaleza, pues es ella quien talla no es poeta por carácter, por natura-
un hombre a su medida. Hombre que leza”. Para Cooke, también la inmen-
mantiene un vínculo de lucha pero, sidad, la soledad y el peligro crean un
a la vez, de diálogo con la naturaleza, carácter e imprimen en las tradiciones
propio de la armonía y el equilibrio culturales rasgos propios de donde na-
virtuoso de la vida natural, cuyo ejem- cen los “eternos valores morales” del
plo más perfecto es la relación del gau- ser argentino:
cho con su caballo.
Tanto Cooke como Astrada comparten Sólo tenía espacio. Espacio que le dio
la misma idea de Sarmiento. Mientras subjetivamente la noción de tiempo,
que para Astrada la pampa contenía el de eternidad, plasmando su principio
mito gaucho; para Cooke, es la “que de libertad. Por otra parte, la vida en
marcó rumbos y señaló directivas a contacto con la inmensidad le obligó a
nuestra historia”, “la que imprimió un bastarse a sí mismo, a imponerse a la lla-
sello distintivo a nuestro pueblo”.19 nura. Esta lucha con la soledad, aislado
352
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
353
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
354
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
355
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
Su nombre cargó con los nombres que busca movilizar y desatar las energías
atravesaron y tuvieron en vilo las posibi- sociales que permitan su negación.
lidades de uno de los pedazos más vivos Cooke enuncia la frase para no tener
de la historia política nacional: peronismo que decirla más, en un llamado a des-
y revolución fueron los términos en que trabar el nudo de contradicciones que
se debatió el país. Por estas dos palabras amarra en la impotencia al peronismo
circularon la política, las luchas sociales y no le permite desplegar su potencial
y las filosofías argentinas. revolucionario contenido. Frase que,
El peronismo como la metáfora nacio- sin embargo, persiste en el presente
nal de las dos grandes figuras a través y constituye, tal vez, uno de los más
de las cuales suele ser pensada la políti- refinados conceptos de un posible dic-
ca (según los imprescindibles textos de cionario político argentino.
Emilio de Ípola en su libro Metáforas Peronismo-país burgués, dialéctica
de la política y Eduardo Rinesi, en su trunca que impedía que se constituya
Política y tragedia). El peronismo como el orden pero, al mismo momento, no
el ámbito donde se batieron trágica- alcanzaba para superarlo. En palabras
mente la revolución (la metáfora “fuer- del propio Cooke:
te”, “rupturista”, como un todo que
excede cualquier El régimen tiene fuerza sólo para mante-
Sin dudas, hay algo en el dra- límite) y el orden nerse pero sin asentarse, a costa de trans-
ma personal de Cooke que (la metáfora “dé- gredir los principios democráticos que
preanunciaba el posterior des- bil”, “sistémica”, invoca como razón de su existencia. El
enlace trágico de la llamada como parte de un peronismo, por su parte, jaquea al régi-
izquierda peronista que fue, todo social). Mo- men, agudiza su crisis, le impide insti-
si compartimos con Nicolás mentos inescin- tucionalizarse, pero no tiene fuerza para
Casullo, “el teorema político dibles del mundo suplantarlo, cosa que sólo será posible por
y cultural por excelencia” de político. Caras de métodos revolucionarios.27
aquellos años, clausurando así, una unidad siem-
el paradigma revolucionario en pre conflictiva Tenemos, por un lado, el país burgués
Argentina que por esos años te- pero inseparable. que era gobierno pero la presencia del
nía a América Latina como es- En la frase-con- peronismo en el llano no permitía que
cenario privilegiado. Y dando cepto de Cooke el régimen terminara de estabilizarse.
cierre al ciclo de tensión entre del “peronismo Por el otro, las contradicciones del
peronismo y revolución que ha- como el hecho peronismo (“gigante miope e inverte-
bía arrinconado la vida política maldito de la brado”, había definido Cooke) lo pri-
y cultural argentina desde los política del país vaban de dar el salto que le permitiera
años 40 hasta el golpe del 76, burgués” está pasar a la ofensiva y realizar de manera
y encontraba en Cooke y Perón esta idea. El pe- plena su condición revolucionaria.
sus dos nombres privilegiados. ronismo como Acá Cooke devela la condición trágica
promesa esquiva de la política y su irresoluble dimen-
de un ordenamiento revolucionario sión conflictiva. La sugerente aprecia-
que anuncia y a la vez clausura. La ción de Horacio González en sus Restos
frase interpela desesperadamente al pampeanos (1999), sostiene que el hecho
peronismo y al conjunto de la socie- maldito sería un concepto que Cooke
dad argentina, en una convocatoria a habría tomado de la lectura que hace
la acción. Al momento que la afirma, Sartre de Las flores del mal de Baudelaire,
356
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
357
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
NOTAS
1. Feinmann, José Pablo, La astucia de la razón, Norma, Buenos Aires, 2004, p. 141.
2. Galasso, Norberto, Cooke: de Perón al Che. Una biografía política, Homo Sapiens, Rosario, 1997, p. 24.
3. Ibíd., p. 28.
4. Carta citada en el mencionado libro de Galasso, entre las páginas 161 y 163.
5. Cooke, J. W, Perspectivas de una economía nacional, La Docta, Córdoba. 15.
6. Ibíd., pp. 8-9.
7. Ibíd, p. 24.
8. González, Horacio, Restos pampeanos. Ciencia, ensayo y política en la cultura argentina del siglo XX, Buenos
Aires, Colihue,1999, p. 244.
9. Cooke, J. W., op. cit., p. 9.
10. Scalabrini Ortiz, Raúl, El hombre que está solo y espera, Plus Ultra, Buenos Aires, 1976, 14° edición
(1a edición, 1931), p. 19.
11. Ibíd., p. 29.
12. Ramos Mejía, José María, Las multitudes argentinas, Rosario, 1974, Editorial Biblioteca, p. 27.
13. Astrada, Carlos, El mito gaucho, Cruz del Sur, Buenos Aires, 1964 (2a edición), 1ªedición 1948, p. 4.
14. Cooke, J. W., op. cit., p. 12.
15. Ídem.
16. Cooke, J. W, op. cit., p. 13.
17. Ibíd., p. 70-71.
18. González, Horacio, op. cit., p. 129.
19. Cooke, J.W., op. cit., pp. 24-25.
20. Ibíd., p. 25-26.
21. Ibíd., pp 25-27.
22. Ibíd., p. 59.
23. Svampa, Maristella, Civilización o Barbarie. De Sarmiento al revisionismo peronista, El Cielo por Asalto
Buenos Aires, 1994, p. 271.
24. Cooke leyó a Sartre e incluso lo conoció personalmente con motivo de un viaje que hizo a Viena en 1953
en representación del gobierno, donde participó de un congreso junto a políticos e intelectuales del campo
socialista. Años más tarde volvieron a encontrarse en La Habana revolucionaria. La pasión sartreana de la
decisión, del deber ser, del compromiso y la elección, moldearon su condición de hombre de acción. El canto
a la voluntad personal para llevar adelante una acción y la idea que cada uno se construye a sí mismo (presente
en premisas como la “existencia precede a la esencia” o “no importa lo que hicieron de nosotros, sino lo que
nosotros hacemos con eso que hicieron de nosotros”) generó determinaciones humanas muy fuertes en Cooke,
como en buena parte de la generación política e intelectual de aquellos años de posguerra.
De la expresión hecho maldito también se desprende un tufillo satreano. Porque si por un lado, al invertir posi-
tivamente la idea de Mal inscribe su estilo en la tradición irónica, por el otro, al considerar un costado atractivo
y beneficioso, no es otra cosa (como sugiere Horacio González en Restos pampeanos) que la idea sartreana de lo
negativo en la historia como algo productivo. Cooke “tuvo algo de Sartre en argentino, en el sentido de ver el
lado negativo de la historia, las formas del mal, como formas sugestivas”.
358
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
En la teoría de la violencia de Cooke también vemos un influjo sartreano, del Sartre del prólogo a Los condenados de la tierra de
Fanon. “No hay cambios pacíficos, ya que la opresión y la explotación son, de por sí, ejercicios de la violencia (...) La violencia
revolucionaria no es como la del régimen, una violencia mecánica, violencia en sí misma, sino con base ideológica y moral (...) Es
violencia moral contra los enemigos de los seres humanos; o sea, es amor a los hombres que se traduce en odio a quienes causan
su desgracia” (“El retorno de Perón”, p. 74). En esta definición, Cooke reitera las tesis centrales de las apreciaciones sartreanas y
el enfoque fanoniano, que serían dominantes en los planteos sobre la violencia política en los 60 y de profunda influencia sobre
la militancia armada. Primero, la violencia es objetiva, es historia, es la partera de la historia. En consecuencia, los cambios no son
pacíficos. Segundo, la violencia tiene una doble naturaleza: la violencia colonial y la violencia del colonizado. De este modo, una se
fundaría en la negación de la humanidad del sometido; mientras que la otra, al realizarse contra los enemigos de la humanidad, sería
una violencia humanizadora, libertadora.
25. Cooke, J. W., Apuntes para la militancia, Schapire editor, Buenos Aires, 1973, p. 47.
26. Cooke, J. W., “El retorno de Perón”, en La lucha por la liberación nacional, Granica ,Buenos Aires, 1973, p. 75.
27. Cooke, J.W, “La revolución y el peronismo”, en La lucha por la liberación nacional, op. cit., p. 85-86.
28. González, Horacio, op. cit., pp. 383-384.
29. Cooke, J. W, “El retorno de Perón”, op. cit., p. 52.
30. Casullo, Nicolás, “Viejo abracadabras voy a evocarte”, Revista Lezama, abril de 2004, N° 1, p. 16.
359
360
Camila O’Gorman.
Entre federales y unitarios.
Tragedia y ficción cinematográfica
por Mario Tesler (*)
En el Buenos Aires colonial las muje- deslumbraron a otros hombres con los
res protagonistas de los más sonados cuales se vinculó sentimentalmente. La
romances fueron la porteña María de transgresora regresó definitivamente a
Todos los Santos Sánchez y Velazco, Buenos Aires después del proceso de
más conocida por Mariquita Sánchez emancipación, a condición de guardar
de Thompson, y la francesa María Ana la “circunspección y retiro que le en-
Perichón de Vandeuil, popularizada cargara el gobierno.” Anita Perichón
con el apodo de La Perichona. se instaló y observó una suerte de clau-
La primera de ellas, prometida por sus sura social en su quinta de las afueras
padres a un oficial del ejército español, de Buenos Aires. Sus familiares, espe-
logró finalmente imponer su volun- cialmente su hijo Adolfo, vivieron con
tad cuando a los 19 años se casó con desagrado esta presencia. Allí falleció
el alférez de fragata Martín Jacobo el 1º de diciembre de 1847.
Thompson el 29 de julio de 1805, La protagonista del próximo gran dra-
después de resistir la oposición y luego ma pasional fue una de sus nietas, la
el desprecio de ellos, a los que enfren- mimada Camila que era una de las
tó primero de hecho y después en un hijas de Adolfo. Pero a diferencia de
prolongado juicio de disenso. las otras dos protagonistas de roman-
En cuanto a La Perichona o Anita ces célebres, su abuela Anita Perichón
Perichón, casada a los 17 años con el y Mariquita Sánchez, para ella y su
capitán Tomás O’Gorman, llegó a es- joven amante, el sacerdote Uladislao
tas tierras en 1797. Mal avenida con Gutiérrez, la sociedad impulsó un cas-
su esposo, quien por otras razones más tigo que se concretó en el trágico fin.
se fugó de Buenos Aires al estado bra- En la época de la Confederación
sileño de Río Grande, alojó a su va- Argentina, cuando Juan Manuel de
rón en la casa donde vivía con sus dos Rosas ejercía la suma del poder públi-
hijos, Tomás y Adolfo. Esta relación co, Camila había nacido en una fami-
entonces socialmente inaceptable, lla- lia que se contaba entre las más distin-
mada por el alcalde Martín de Álzaga guidas de Buenos
el escándalo del pueblo en una denun- Aires, reputada Esta relación entonces social-
cia ante la Corona española, fue vivida por católica ob- mente inaceptable, llamada por
por Anita Perichón y el mismísimo servante, buena el alcalde Martín de Álzaga el
Santiago de Liniers y Bremont, en vís- federal y apega- escándalo del pueblo en una de-
peras de ser designado interinamente da a los estric- nuncia ante la Corona española,
virrey del Río de la Plata y presidente tos formalismos fue vivida por Anita Perichón
de la Audiencia. sociales. Camila y el mismísimo Santiago de
Anita Perichón, por consentimiento se educó en un Liniers y Bremont, en vísperas
de su poderoso primer amante, alcan- rígido ambiente de ser designado interinamente
zó un ascendiente inesperado en la patriarcal, donde virrey del Río de la Plata.
vida política colonial que después pagó se vivía como un
a un muy elevado costo. Por intrigas y estigma la obligación de tolerar la exis-
denuncias, su amante terminó deste- tencia de la abuela paterna, que hacía
rrándola a Río de Janeiro. De allí la in- evocar una conducta escandalosa du-
fanta Carlota se encargó de devolver- rante la época virreinal.
la en dos oportunidades. Tanto aquí Uladislao, sobrino del entonces go-
como allá, se sabe que sus encantos bernador general de Tucumán, era
361
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
362
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
363
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
364
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
adulterino.” Así fue, cuando Camila y por una más joven, blanca y de fami-
Uladislao huyeron para vivir en pareja lia acomodada, apodada la canonesa, la
ya Sarmiento era padre de dos hijos: en porteña María Josefa Gómez. Con la
julio de 1832 nace su hija natural, de la canonesa convivió Elortondo y Palacio
cual fue madre María de Jesús Canto, hasta sus últimos días.
y en abril de 1845 su hijo Domingo, Con estas dos amantes Elortondo y
concebido en pecado de adulterio con Palacio tuvo descendencia, para el
Benita Martinez Pastoriza, cuando to- Derecho Canónico estigmatizada
davía su marido era otro. como descendencia sacrílega. Con la
Con ser un personaje menor que testamentería, escrituras, correspon-
Sarmiento, Rosas, o Vélez Sarsfield, dencias, e investigaciones de otros au-
fue en su época Elortondo y Palacio un tores, Lucio Ricardo Pérez Calvo en su
peligroso intrigante y afamado corrup- obra Los Elortondo de Oñate, publica-
to. A él y a otros sacerdotes se refiere da en septiembre de 1999 por la Junta
el legado apostólico Ludovico Besi en Sabatina de Especialidades Históricas,
su informe sobre la misión a Buenos ha dado el mayor aporte sobre las an-
Aires cumplida en enero de 1851. danzas de este sacerdote.
Admirador incondicional y amigo de Por entonces Juan Manuel de Rosas
Juan Manuel de Rosas, Elortondo y había enviudado y tomó a una mu-
Palacio, además de los muchos cargos chacha huérfana con la cual encaró un
eclesiásticos que ocupó, se desempeñó prolongado amancebamiento.
desde 1835 hasta 1849 como miembro Comandante en su ejército federal y fiel
de la Junta de Representantes y simul- servidor, antes de morir Juan Gregorio
táneamente se lo nombró a comien- Castro le confió a Rosas la tutoría de
zos de 1837 director de la Biblioteca su hija María Eugenia. Todavía era una
Pública de Buenos Aires, canonjía que niña cuando él la
aprovechó hasta la caída del régimen. colocó con otra Camila y Uladislao pagaron
Para saber de Elortondo y Palacio no es familia, pero al con sus vidas por aquel amor
suficiente consultar las obras de referen- poco tiempo la que, al tomar estado público
cias biográficas producidas por algunos trasladó a su casa, por intereses políticos, horro-
sacerdotes, que si en sus exposiciones donde ocupó un rizó a esa sociedad donde se
rehusaron el tono apologético, también lugar intermedio permitía a conocidas figuras
procuraron apartarse de aquellos temas entre el de criada y conductas privadas no menos
donde la verdad podía desprestigiar a parienta pobre. En pecaminosas.
ciertos integrantes del clero. esa época su espo-
La barragana a que alude Sarmiento, sa Encarnación Ezcurra enfermó. ¿Fue
también conocida como la barragana entonces cuándo se dio el deslumbra-
de Elortondo era Anastasia Díaz, ne- miento de partes entre el Restaurador y
gra que se supone nacida en África a María Eugenia? ¿O él después comenzó
principios del siglo XIX y que se des- a vivir con ella su fantasía de posesión?
empeñaba como sirvienta en su casa. En cualquiera de los dos casos, Rosas
Su amancebamiento duró desde 1820 estaba seguro del obligado silencio de
hasta 1838 aproximadamente. Luego, la muchacha porque además de ser su
¡vaya uno a saber si hubo o no interreg- tutor era el gobernante incuestionable.
no en las apetencias carnales de este Después del fallecimiento de su espo-
cura!, alrededor de 1840 cambió a Díaz sa a fines de octubre de 1838, Rosas
365
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
366
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
367
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
368
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
369
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Siluetas
extranjero con miras a una coproduc- rique Molina, “prefirió utilizar todas las
ción, investigaciones para encontrar referencias históricas conocidas –que
los escenarios naturales, un muy cui- han pasado al dominio público– más
dado estudio histórico y la búsqueda las que aportó la investigadora Leonor
de actores que respondieran a lo re- Calvera”, su “compañera de militancia
querido por cada personaje. Contan- feminista.” Después de aproximada-
do con recursos económicos propios y mente siete meses, terminó de elaborar
probado ingenio en el armonizar lazos el guión con la participación de Beda
empresarios, María Luisa Bemberg se Manuel Docampo Feijóo y Juan Bau-
propuso aprovechar el interés europeo tista Stagnaro. Sin necesidad de cargar
de ese momento por un cine argentino las tintas, con emplear cuanto dicen los
altamente politizado y se decidió a co- testimonios documentales conocidos,
producir este proyecto. Los contactos llegó a una trama argumental que a
iniciales con Francia y Alemania no ella misma la sorprendió. Cuando trató
dieron resultados provechosos, pero este tema con Marisa Pombo, del diario
en España logró despertar interés. En- Tiempo Argentino, le dijo: “... jamás me
tonces la empresa GEA Cinematográ- hubiera animado a inventar un guión
fica, una sociedad argentina en la cual semejante, me hubiera parecido exage-
ella tenía buena parte, se asoció con la rado, pero es la verdad.”
madrilense Impala. En tanto atendía personalmente y con
Cuando le preguntaron a Bemberg si celo estos aspectos buscaba a los mejores
no fue fácil encontrar una ambien- actores que encajaran en los personajes,
tación adecuada, respondió: “Para en la idea que ella tenía de cada uno de
nada. Anduve varios meses /con mi ellos. Las mayores exigencias las tuvo
equipo/ de un lugar a otro y lo mejor para el rol protagónico: “El personaje
que pude encontrar, lo más adecua- requiere una mujer de 19 años, pero con
do, es la ciudad de Colonia. Desgra- la experiencia de una mujer de 30 y, por
ciadamente, en nuestro país quedan supuesto, con actitudes de una mujer
muy pocos lugares de la época bien de experiencia. Desgraciadamente no
conservados. En Colonia solo ha- es fácil encontrarla”. Estas condiciones
remos una parte, pero aún quedan en apariencia contradictorias, muestran
por definir otros. Estamos pensando el punto logrado por la Bemberg en su
en San Antonio de Areco, pero to- estudio sobre los personajes de esta tra-
davía no está resuelto.” Por último gedia de amor. A tanto llegó que anduvo
decidieron escoger ese pueblo, pero por las calles “mirando las caras de las
por sus exteriores e interiores de edi- chicas”, a ver si a lo mejor encontraba
ficios además recurrieron a Luján, “por azar a Camila”. En junio de 1983,
Chascomús, Tapiales, Buenos Aires cuando el proyecto estaba avanzado, la
y San Isidro. También se llegaron Bemberg aún “no sabía quién sería la
al pueblo de Pilar, pero en este caso protagonista femenina.” Además de cán-
para usufructuar no de la preserva- dida y sensual, advirtió en Susú Pecora-
ción sino del abandono. ro que trasuntaba la firmeza de aquella
No ha quedado probado que Bemberg muchacha temperamental, aferrada en
haya empleado en particular la obra de defender el derecho a un destino propio.
un autor sobre la tragedia de Camila y Entonces no dudó, dijo: “Ésta es la actriz
Uladislao. Tal cual se lo anunció a En- y no otra”. Bemberg mostró estar segura
370
LA BIBLIOTECA
Siluetas N° 7 | Primavera 2008
371
Tesoros
375
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
376
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
377
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
378
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
sante notar que la séptima entrega del venga resituar la oposición a la que se
Album Panunzi estaba compuesta por refiere Junior (rusticidad-progreso) más
una fotografía de la plaza del Parque allá de los límites de las categorías de
y otra de pobladores del campo. Si la rural y urbano. Propongo esto puesto
combinación de ambos temas podría que Junior se refería al campo y a la ciu-
ofrecer la posibilidad de vender ese dad pero creo que antes de ser esos los
conjunto a los interesados en sólo uno polos que él realmente distinguía son,
de ellos, analizado desde un lugar no más bien, lo viejo y lo nuevo los lugares
exclusivamente comercial sino cultural que él estaba contraponiendo (el hecho
más amplio, también podría implicar de que en muchas ocasiones coincidie-
que el italiano no estuviera aplicando ran no los hace indistinguibles).
una distinción necesariamente dicotó- El mundo rural al que se acercaba
mica entre uno y otro sino que sim- Junior se estaba diferenciando fuer-
plemente combinara en una entrega la temente del de las décadas anteriores
realidad circundante, del mismo modo y, además, el lugar desde donde él se
que unía ambos asuntos en el conjunto vinculaba se enraizaba en otras bús-
total. En este sentido, si el álbum lito- quedas y proyectos. Se desarrollaba
gráfico de Pallière podría considerarse
un antecedente del de Panunzi para la
distribución por entregas podría ser-
lo, también, en lo que concierne a la
reunión de escenas urbanas y rurales
en una misma carpeta.17 En este caso,
pese a la diferencia técnica, habría un
fuerte lazo con la tradición iconográfi-
ca previa y sus modos de distribución.
Todo esto podría dar la clave para in-
terpretar las categóricas palabras de
Junior no como una falsedad ni exclu-
sivamente como una frase publicitaria
sino como la expresión de un modo de
ver la realidad que se presentaría, aho-
ra sí, en dos categorías diferenciales. Es
decir que en su percepción debió existir contemporáneamente un proceso de
una franca contraposición entre la vida transformación productiva y, en tan-
rústica y las cúpulas. Entre todas las to se implementaban nuevas prácticas
imágenes que se han podido identifi- de producción, nuevas tecnologías e
car como debidas a Junior sólo hay tres inversiones mayores, comenzaba a lle-
fotos de gauchos y criolla frente a sus varse adelante una experiencia de tipo
ranchos y ninguna de tareas rurales18. empresarial en la explotación agrope-
Sin embargo, considerando sobre todo cuaria.19 En este sentido, hay que no-
el trabajo de Junior como fotógrafo de tar el hito que significó la fundación
la segunda exposición organizada por la de la Sociedad Rural Argentina en
Sociedad Rural Argentina (aunque fuera 1866. Ésta buscaba dar cohesión a una
retribuido económicamente y no debi- clase terrateniente y representar sus
do a su propia iniciativa), tal vez con- intereses en relación con el Estado y
379
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
380
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
381
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
con el Cabildo y la Catedral). En esas estas últimas. Pero por cierto que no
plazas, los bancos estaban vacíos y consistían en hombres a caballo, ma-
exceptuando la Quinta del Alte. Brown teando ni carneando vacas, sino otras
delante de la que posaban varias perso- nuevas, surgidas de un nuevo contex-
nas y de las pequeñas siluetas a lo lejos to. Escenas de la playa es el nombre de
o de las figuras vaporosas de los perso- dos fotografías con poses muy com-
najes móviles, pocas figuras dejaron su puestas, una de pescadores y otra de
marca en las placas. Por lo general, los lavanderas en que los hombres regre-
lugares fotografiados por el portugués saban portando las redes y las mujeres
para estos álbumes no se encontraban posaban en grupos, respectivamente.
transitados por sus habitantes sino que Uno de estos epígrafes hacía, suges-
se trataba de imágenes bastante despo- tivamente, referencia al movimiento
bladas en donde solían primar los es- y apuntaba a un aspecto propio de la
pacios antes que sus usos.28 Se trataba vida urbana moderna: “Es un espectá-
de una materialidad urbana en cierto culo interesante para el que pasea por
modo vaciada de su funcionalidad. las riberas del Plata, la vista multicolor
Eran espacios semi-vacíos que sin em- y variada que presenta esta faja movi-
bargo, por las diagonales en las com- ble de mujeres de todas edades y paí-
posiciones, no carecían de dinamismo. ses, entretenidas en el aseo de la ropa
De esta manera, Junior lograba que perteneciente a los 200.000 habitantes
la ciudad hablara casi por sí misma, de esta gran ciudad.”
estructuralmente, del potencial movi- La tercera imagen vinculada con las
miento que contenía. costumbres entre las veinticuatro
Se contrapone a esto la fotografía del de los álbumes es la única que tiene
Dique de San Fernando puesto que in- un personaje en primer plano [il. 2:
cluía en el primer plano las maderas Christiano Junior, del álbum Vistas y
que se empleaban para las reparaciones Costumbres de la República Argentina
de los barcos y a la derecha posaban los publicadas por Christiano Junior. Pro-
trabajadores. Tal vez por ser un lugar vincia de Buenos Aires, 1877]. El texto
de trabajo físico muy recientemente que la acompaña es el siguiente:
inaugurado, el movimiento se sugería
mediante estas presencias. Otra de las El naranjero de la ciudad de Buenos
pocas imágenes que cabría situar entre Aires, es un hijo del progreso. Tipo sin
las vistas y que muestra gente y algo re- precedente, ha surgido y tomado for-
lativo al trabajo es la fotografía corres- mas acabadas en medio del movimien-
pondiente al Puente Pueyrredón. En to regenerador que en la República
ella, llamativamente, se encuentra el Argentina sucede a las viejas costum-
carro del mismo Junior con un hom- bres de la colonia. El oficio es ambu-
bre de pie a su lado, siendo entonces lante; requiere vigor de pulmones para
el trabajo señalado en esta foto el del sostener el peso de dos grandes canas-
mismo fotógrafo. tas, y buenas piernas para recorrer sen-
Si bien ambos formaban parte del títu- das cuadras gritando: arranca paraguia!
lo del álbum, el portugués privilegia- Con esta industria humilde, ejercida
ba claramente las vistas por sobre las por inmigrantes italianos de la clase
costumbres. Sólo tres fotografías de las proletaria, se han levantado fortunas
que llegaron a editarse se hacían eco de respetables, debidas, mas que a un lu-
382
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
383
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
elevado conformado por quienes tenían 1871 había dejado muy clara la nece-
la capacidad de atraer la atención y los sidad de contar con mejores estándares
capitales de los países centrales. En ese en el área de la salubridad).
marco, presentar a Buenos Aires como La construcción de un mundo ma-
un prototipo o un escenario disponible terial a través de las numerosas obras
y mostrar los progresos tanto materiales públicas corporizaba la consolidación
como culturales del país hacía de sus ál- del estado-nación argentino: reformas
bumes una importante carta de presen- en la trama urbana, remodelaciones
tación e instrumento de promoción. de los edificios administrativos, infra-
estructuras de servicios, instalaciones
militares, sedes de policía, escuelas,
2. Producciones por encargo etc. fueron las formas materiales del
proyecto de modernización que se
La ciudad de Junior no tardaría en hicieron especialmente evidentes a
cambiar. Más allá de la fugacidad principios de la década del 80.34 Lue-
que correspondía a su carácter efíme- go de que en 1880 Buenos Aires fuera
ro o precariedad, un plan orquestado declarada capital del país, su primer
impulsó fuertes modificaciones en su intendente, Torcuato de Alvear, pro-
fisonomía en los primeros años de la pulsó los cambios urbanísticos que
década de 1880. Las reformas urba- buscaban dar a la ciudad un diseño
nísticas del siglo XIX puestas en mar- más moderno y una mejor infraestruc-
tura35. Además de ser el centro político
nacional, lo era también financiera y
económicamente (y cabe recordar que
también era aun la capital provincial,
hasta que el gobernador Rocha resol-
vió trasladarla del nuevo territorio fe-
deral y llevarla a la futura ciudad de
La Plata). Estas circunstancias, que
reforzaban la ya existente concentra-
ción del poder político-económico en
la ciudad, demandaban la confección
de un límite perimetral así como una
transformación del centro, de la zona
portuaria y de los barrios.36 Registran-
do la nueva fisonomía porteña, y con
un objetivo claramente propagandís-
tico, Emilio Halitzky realizó el álbum
cha en distintas capitales mundiales Mejoras en la Capital de la República
respondían a necesidades objetivas: al Argentina llevadas a cabo durante la
incremento de la población, a la adap- administración del Intendente de la
tación del centro de las ciudades a los Municipalidad Dn. Torcuato de Alvear
nuevos medios de transporte como 1880-85. Cada hoja llevaba impreso
el tranvía o el ferrocarril y un nuevo “República Argentina. Municipalidad
concepto de higienismo (en el caso de la Capital” en la parte superior y,
de Buenos Aires, la fiebre amarilla de debajo de la fotografía, el nombre del
384
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
385
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
386
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
insiste, sin cesar, sobre ese instante vistas de la ciudad de Buenos Aires y
que ha sido una única vez.45 Imagen otras. Conforme se multiplicaban las
de constancia por partida doble, la fo- imágenes, se fueron viendo, paulati-
tografía brinda testimonio del tiempo namente, nuevas perspectivas de los
–deja constancia de su existencia– y, mismos sitios que desde hacía años se
simultáneamente, lo hace permanen- fotografiaban. Los puntos de vista más
te, constante. No hay representación tradicionales que centraban los edifi-
más temporal que la suya puesto que cios conformando una imagen bastan-
realiza un corte en ese continuo.46 O, te estática se diversificaron, llegando
como lo expresa Paul Virilio, con el incluso a fraccionar la Catedral para
advenimiento de la fotografía el tiem- mostrar la línea abierta por una calle a
po ya no es un tiempo que pasa sino su lado, o el Cabildo49.
uno que se expone a sí mismo, que Por cierto que ni el progreso ni la
‘viene a la superficie’.47 Ahora bien, ¿la fotografía encontraban un límite en
Plaza de Mayo de cuántos tiempos di- Buenos Aires. Este tipo de produc-
ferentes ha venido a la superficie? Sin ciones fotográficas sobre una ciudad
dudas, el ritmo de su exposición se ha o el país en su totalidad eran la mayor
acrecentado paulatinamente en el úl- parte de las veces emprendimientos
timo cuarto del siglo XIX para seguir artístico-comerciales independientes,
acompasadamente el crecimiento del es decir, trabajos realizados con los
consumo de imágenes y de la compe- propios medios del fotógrafo y cuyo
tencia entre fotógrafos profesionales. objetivo era predominantemente eco-
Hubo una suerte de aceleración que nómico. Aparte de las fotografías de
hizo que cada fotografía de un sitio cada ciudad, tomadas por los fotógra-
–cada imagen de corte y permanencia fos locales, era frecuente que algunos
del tiempo– suscitara otras nuevas.48 fotógrafos comerciales recorrieran el
El aumento de la población sumado al país –ellos o sus asistentes– para ob-
desarrollo de la cultura urbana y, tam- tener vistas y costumbres de todo el
bién, a la simplificación paulatina de la territorio para ofrecer a la venta. En
técnica y los procedimientos fotográ- cuanto a su multiplicación numérica,
ficos, trajo aparejado un crecimiento cabe decir que el modo de venta de
de la actividad. El mercado fotográfico estas imágenes –cuando no se trataba
se sostenía sobre dos pilares esenciales: de álbumes– era por separado, a elec-
el retrato y las vistas, de modo tal que ción del cliente. En esos casos la fo-
todos los profesionales se dedicaban y tografía iba montada sobre un cartón
publicitaban ambos géneros y que ha- que solía tener impreso el nombre del
bía ciertas vistas clave que todo estudio lugar y del fotógrafo junto con la di-
debía estar en condiciones de ofrecer rección del local. Estos cartones eran
a su clientela, la Plaza de Mayo entre susceptibles de encuadernarse luego y
muchas otras. formar un álbum50.
Samuel Boote y su hermano Arthur, Volvamos sobre las producciones fo-
Samuel Rimathé, Alejandro Witcomb tográficas por encargo. Así como La
son algunos de los más prolíficos fotó- Plata y Buenos Aires contaron con sus
grafos profesionales de las décadas de respectivos álbumes, otros emprendi-
1880 y 90 y que, en tanto tales, se han mientos gubernamentales confiaban
dedicado con asiduidad a la toma de en la fotografía para constituir un re-
387
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
388
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
389
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
contratado para esta tarea59. Los hom- Pero también surgieron crónicas más
bres, las obras y el proyecto moderni- discretas: el registro no ya de sucesos
zador llevados adelante en las colonias destacados y convulsionantes sino de
son indiscutiblemente el tema de ese tareas programadas. De hecho, tal vez
álbum. De esa misma zona, Álbum de sea la documentación de los trabajos
vistas. Chaco. José V. Baltasar y Álbum de obras públicas e infraestructura
de vistas. Colonias. José V. Baltasar con uno de los usos más interesantes de la
fotografías tomadas por Ernesto H. fotografía decimonónica pues fue ella
Schlie fueron, en cambio, debidos a la quien, de alguna manera, inauguró
iniciativa del fotógrafo mismo60. Tam- este “género” o, más bien, este modo
bién en estos y otros álbumes de Schlie de llevar un diario de actividades.
el tema central es el desarrollo econó- Se trata, institucionalmente hablando,
mico y social de la región. Ambos ca- de otra forma de emprendimiento fo-
sos dan cuenta de que aquellos lugares tográfico pues no se apoyaba ni en la
donde se estuvieran llevando adelante iniciativa de un fotógrafo particular ni
modificaciones que se entendían como en la gubernamental sino que las mis-
avances del progreso captaron la aten- mas corporaciones o empresas que lle-
ción de los fotógrafos. O incluso, en vaban adelante los trabajos realizaban
verdad, no es que captaran su atención su documentación61. Los objetivos, a
sino que tales situaciones requerían, en su vez, también variaban en parte: ya
cierto modo, del registro fotográfico. no se trataba solamente de promocio-
Desde sus inicios la fotografía comen- nar las obras efectuadas (como en el
zó a emplearse para ciertos géneros y caso de Alvear) ni de, junto con eso,
a cubrir una serie de funciones que fomentar el arribo de nuevos capitales
antes recaían sobre otros sistemas de e inversiones y promover la continui-
representación y también, a raíz de su dad de la inmigración (como en el
especificidad y por los modos en que caso de algunas imágenes de colonias).
opera con lo real visible, a medida que Si bien todo esto confluía en las mo-
corría el tiempo y que se desarrollaba tivaciones para registrar las obras de
la técnica, todo parecía empezar a ne- ingeniería, existía un factor adicional
cesitar de ella. Si los retratos, las vistas relacionado con la actividad misma,
y paisajes, las escenas de costumbres con el dar cuenta de los pasos de su
fueron sacudidos por el arribo de la eficiente realización. Y los fines para
fotografía, igualmente fuerte fue su los que esto podía tener relevancia va-
entrada en el mundo de las represen- riaban según los casos.
taciones visuales al posibilitar la cró- La actividad agropecuaria, las indus-
nica de acontecimientos y situaciones trias urbanas, los medios de trans-
de un modo antes impensable. Las portes, el comercio exterior y las
guerras o los desastres y calamidades inversiones de capital extranjero fue-
eran algunos de los temas que comen- ron los sectores que más incidieron
zaban entonces a ser susceptibles de en la expansión económica que carac-
representarse con un realismo y fide- terizó a la década del 80, luego de la
lidad inigualables e interesaban a los crisis que marcó la segunda parte de
fotógrafos y al público que pagaba por la del 70.62 El enorme crecimiento
las cartes de visite o, luego, las tarjetas en la actividad agrícola y, en menor
postales ilustrando este tipo de hechos. medida, del ganadero, necesitaban de
390
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
un aliado poderoso: el ferrocarril, ele- Heras, entre otras, y los puentes del
mento fundamental para hacer de la Río de las Conchas o en las cercanías
Argentina un exportador de cereales de Luján fueron captados por la cáma-
a gran escala.63 El tren era la herra- ra de Pozzo.69 Se trataba del registro
mienta imprescindible para cerrar el de algo que ya estaba en pie y que te-
círculo agroexportador haciendo que nía un funcionamiento satisfactorio y
la producción de las diferentes regio- rentable. La magnitud del álbum pre-
nes recientemente anexadas al sistema visto –aunque se ignora si ha llegado a
productivo pudieran llegar a los puer- cubrir la cifra proyectada– da cuenta,
tos y salir hacia el mundo y, también, en efecto, del ingente capital de que
para ampliar el mercado interno. Con disponía el FCO para cubrir sus fi-
capitales de origen británico en pri- nes publicitarios y documentales. La
mer lugar y también algunos origina- compañía provincial podía mostrar,
rios de Francia que se sumaban a las imágenes mediante, el logro técnico
inversiones nacionales, la expansión –especialmente importante al tratarse
del ferrocarril en Argentina fue de de la primera red del país–, dejar cons-
una destacada magnitud en los años tancia del beneficio económico que
80.64 A su vez –e incluso desde el pri- podía significar para los inversores el
mer momento (el viaje inaugural del dotar a la provincia de una amplia red
primer tren del país)– la fotografía fue ferroviaria (tentando así, por medio de
siguiendo su avance. una suerte de garantía visual, a capita-
El Ferrocarril del Oeste (de propiedad les que no fueran los provinciales para
de la provincia de Buenos Aires has- la construcción de nuevos ramales) y,
ta 1890) fue fundado en 1854 e in- a la vez, reafirmar el valor de las tierras
auguró su primer recorrido tres años y generar un aumento de la población
después ampliando en los sucesivos la a lo largo del tendido. Todo esto cola-
línea principal que partía de la ciudad boraba con el progreso de la provincia
hacia La Floresta.65 En 1875, se anun- y fomentaba, más allá de los límites
ciaba en el diario que “el director del de Buenos Aires, la modernización y
ferro-carril del Oeste ha resuelto for- el progreso nacional del que las líneas
mar un Album de fotografía de gran férreas no sólo eran un instrumento
formato, representando todas las es- sino, además, un símbolo.
taciones, puentes, talleres, máquinas, Unos años más tarde, en 1889, el
etc., de dicho ferro-carril y de todos FCO (rebautizado Ferrocarril de la
sus ramales. El álbum constará de 950 Provincia de Buenos Aires en 1884)
vistas, y ha sido encomendado al fo- era objeto de un nuevo proyecto fo-
tógrafo D. Antonio Pozzo”.66 Este tográfico, esta vez a manos de Samuel
último era el fotógrafo de confianza Boote, quien realizó dos álbumes con
de Antonio Cambaceres, presidente las fotografías tomadas de estaciones,
del directorio del FCO67 y era además talleres y puentes.70 La construcción
el responsable de las imágenes toma- de la nueva capital provincial llevó a la
das el 30 de agosto de 1857, cuando extensión de la línea y es en esas nue-
la locomotora La Porteña realizó por vas construcciones, de hecho, sobre
primera vez el recorrido68. Los talleres, las que se centra gran parte del trabajo
las estaciones de Once de Septiembre, de Boote. Así, dos grandes logros pro-
Moreno, Mercedes, Chivilcoy y Las vinciales se reunían en las láminas de
391
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
392
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
393
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
concepción del progreso que entonces Por cierto que las selecciones se realiza-
lo dominaba todo80. Al documentar ron de acuerdo a ideas y esquemas, de
fotográficamente las obras de infra- modo tal que documentar lo que hacía
estructura urbana y las relativas a los al progreso nacional implicaba partir
medios de comunicación (ferrocarri- de una idea previa sobre los hechos
les, telégrafos, zonas portuarias, etc.) que lo constituían. De esta manera,
se registraba la construcción de una este corpus de fotografías es, ante todo,
ciudad y de un país modernos y se lo un buen testimonio de la imagen que
hacía, además, a través de un medio sus productores o gestores tenían de la
que era él mismo un destacado objeto realidad circundante.
de la renovación técnica del siglo XIX.
NOTAS
1. El progreso, la modernización y sus límites es, de hecho, el elocuente título de un reciente libro sobre el período.
(Mirta Zaida Lobato (dir.), Buenos Aires, Sudamericana, 2000). En palabras de Tulio Halperín Donghi “como
decían orgullosamente aun los disidentes al orden político dominante, en la Argentina de 1880 no era posible
reconocer la de 1850. La alternancia de etapas prósperas y de crisis no lograba disimular una expansión que lo
dominaba todo.” Cf. Historia Contemporánea de América Latina, Buenos Aires-Madrid, Alianza, 1990, p. 258.
2. Abel Alexander y Luis Priamo, “Dos pioneros del documentalismo fotográfico”, en Buenos Aires. Ciudad y campaña,
1860-1870. Fotografías de Esteban Gonnet, Benito Panunzi y otros, Buenos Aires, Fundación Antorchas, 2000.
3. Puesto que la fotografía amateur decimonónica (me refiero en concreto a la Sociedad Fotográfica Argentina
de Aficionados fundada en 1889) está ausente del acervo de la Fototeca focalizaré en los otros dos anclajes
institucionales de la época para producciones de estas temáticas: las producciones comerciales independientes
y en los trabajos por encargo.
4. El género del retrato, donde el daguerrotipo había provocado el mayor de los impactos, encontró modifi-
caciones y, evidentemente, una difusión sin igual –democratización incluso– en la era de la imagen múltiple
debido en gran medida al éxito del formato carte de visite patentado por André Adolphe Disdéri. A inicios de
la década del ‘60, los distintos estudios se publicitaban en los periódicos mediante anuncios que detallaban
con precisión las virtudes y posibilidades de sus retratos fotográficos, lo cual pone en evidencia que ése era,
claramente, el género que podía cautivar a público porteño y el principal medio de subsistencia de todo estu-
dio. Respecto de las vistas, cabe anotar brevemente que si con el daguerrotipo la necesidad de una abundante
luminosidad era requisito indispensable para la toma –haciendo del trabajo al aire libre el más adecuado– por
otro lado el volumen del equipo y su difícil traslado complicaban la movilidad del operador.
5. Vistas y Costumbres de la República Argentina publicadas por Christiano Junior. Provincia de Buenos Aires,
1876. Al año siguiente editó un segundo álbum con otras 12 fotografías. Un ejemplar de cada uno se con-
serva en la Biblioteca Manuel Gálvez y otro par en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional.
La Academia Nacional de la Historia tenía también unos ejemplares pero desaparecieron hace dos o tres años.
6. En español, francés, inglés y alemán en el primer álbum. En el segundo el italiano reemplazó al alemán y
Junior explicaba el cambio: “tuvimos en cuenta la inutilidad del texto alemán, desde que muy pocas personas de
aquella nacionalidad ignoran el francés. Por otra parte, las numerosas relaciones que la colonia italiana mantiene
con su país, encontrarán una satisfacción en poder remitir como obsequio ó recuerdo las de las orillas del Plata,
un álbum de preciosas vistas y monumentos, con descripciones en la lengua dulcísima de la patria.” Vistas y
Costumbres de la República Argentina publicadas por Christiano Junior. Provincia de Buenos Aires, 1877. Cabe
notar que ese mismo trío encaró otro emprendimiento a mediados de 1877 que consistía en la Galería biográfica
argentina con textos por Carranza y Pelliza y edición de Junior, con retratos litográficos de distintas personalida-
des firmados por R. Albertazzi. El 12 de junio de 1877 publicitaban en La Nación la primera entrega.
7. Cf. Abel Alexander y Luis Priamo “Recordando a Christiano”, en AA.VV. Un País en transición. Fotografías
de Buenos Aires, Cuyo y el Noroeste, Christiano Junior, 1867-1883, Buenos Aires, Fundación Antorchas, 2002,
p. 24. Este tipo de orden y selección que quedaba en manos del comprador había sido propuesto de modo
explícito, por ejemplo, por el fotógrafo Du Mesnil para su álbum Notoriedades del Río de la Plata de 1862. “Esta
394
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
constará de pequeños retratos fotográficos que, acompañados de algunas páginas de notas biográficas, se irán
librando sucesivamente á la circulación y expendiéndose separadamente á un precio módico. De esta manera
cada persona podrá tomar libremente las entregas que fueren de su agrado, y formar con ellas un plutarco
ilustrado de sus simpatías, o sea un álbum para faltriquera de retratos y pequeñas biografías encuadernando al
gusto de cada uno...” (La Tribuna, 01 de enero de 1862). Aunque se distinga de las vistas puesto que las perso-
nalidades representadas eran susceptibles de generar simpatías o antipatías según las adscripciones políticas de
los compradores, se percibe que era un modo de venta posible en la época.
8. Los que denomino datos sociales son, por ejemplo: “Estas mejoras [el plantar sauces en la ribera] han hecho
tolerable el ingrato oficio de la lavandera, sometida al suplicio de permanecer arrodillada varias horas sobre las
toscas de la playa para ganar un mezquino jornal.” o “Las familias pobres, así que se retiran los pescadores, se
proveen de aquel desecho, que contribuye á su alimento” (Fragmentos de textos correspondientes a las fotogra-
fías Escenas de la playa (grupo de lavanderas) y Escenas de la playa (la red), respectivamente).
9. Christiano Junior (José Christiano de Freitas Henriques Junior (1832-1902)) ha recibido la concentrada
atención de A. Alexander y L. Priamo. Gracias a su investigación se conoce actualmente de manera bastante
acabada su actividad en la Argentina (1867-1883). Ver, entre otros: Abel Alexander y Luis Priamo “Recor-
dando a Christiano”, en AA.VV. Un País en transición. op. cit.; Abel Alexander, “El gran fotógrafo Christiano
Junior en Mendoza”, en Historia de la fotografía. Memoria del 2° Congreso de Historia de la Fotografía en la
Argentina, Buenos Aires, Comité Ejecutivo Permanente, 1993, pp. 41-48; “Christiano Junior, fotógrafo pio-
nero de la Sociedad Rural Argentina.”, en www.geocities.com/abelalexander/chjunior.htm; “Christiano Junior
en Quilmes”, en www.geocities.com/abelalexander/chjunior4.htm. En 1878 Junior vendió su estudio –inclu-
yendo todos los materiales y negativos– a Alejandro Witcomb. El archivo Witcomb pertenece actualmente al
Archivo Gráfico de la Nación y en él se encuentran, sin distinción fehaciente, los negativos debidos a Junior.
Si bien sólo las fotografías incluidas en los álbumes o las cartes de visite que llevan el nombre de Junior son de
su indiscutible autoría, el hecho de que éstas sean placas al colodión húmedo favorece la atribución de otras
realizadas con este mismo procedimiento. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a Christiano”, op. cit.
10. Según registros hubo al menos una colección completa de las Vistas y costumbres que contenía 500 imá-
genes –si bien sin fotos de las provincias del litoral ni las leyendas de cada una– que fue entregada por Junior
a la Corporación Municipal de Tucumán por su suscripción previa. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a
Christiano”, op. cit. p. 32.
11. Unos pocos años más tarde se anunciaba en La Nación la preparación de un descomunal álbum por parte
de la casa Fermepin Hnos. “Se va a confeccionar un Álbum fotográfico de la República Argentina destinado a
ser vendido en Europa, conteniendo la mas completa colección de vistas que de nuestro país se ha hecho hasta
ahora. [...] Contendrá cada sección una vista a vuelo de pájaro de la capital del estado correspondiente; varias
vistas de paisajes naturales; una completa y detallada del establecimiento industrial más importante de toda la
provincia, y las que sean necesarias para representar los monumentos, obras de arte, grandes construcciones,
etc. dignas de ser reproducidas. A fin de dar a la obra toda la exactitud e interés posible, se va a mandar con
cada una de las Expediciones exploradoras que van á partir próximamente para Patagonia, Misiones y el Chaco,
varios fotógrafos expertos munidos de todos los materiales y útiles necesarios para el mejor desempeño de su
cometido. [...] Como lo decimos arriba, este gran Álbum, que contendrá algunos centenares de vistas, está
especialmente destinado a venderse en Europa, y no se limitará á la venta en Buenos Aires, porque por mayor
que este fuese nunca alcanzaría á cubrir los gastos crecidos que exige la obra en la vasta escala en que va a ser
ejecutada. [...] La casa Fermepin hermanos ha conseguido comprometer a las bibliotecas públicas europeas para
que le compren, cada una, un ejemplar del gran Álbum y con esa base de venta, lanza el negocio, esperando ex-
pender no menos de 10,000 ejemplares, que piensa colocar, casi exclusivamente, en manos de las aristocracias
y de los banqueros europeos. [...] La sección más extensa del Álbum será la de Buenos Aires, que contendrá
más de trescientas vistas...” (La Nación, 2 de diciembre de 1880).
12. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a Christiano”, op. cit. p. 28.
13. La Tribuna, 26 de octubre de 1864. Citado en Abel Alexander y Luis Priamo, “Dos pioneros del docu-
mentalismo fotográfico”, en Buenos Aires. Ciudad y campaña, 1860-1870, op. cit., p. 24. Sobre la mención del
articulista de que el álbum era digno de adornar cualquier biblioteca, cabe notar que el ejemplar existente en
la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional lleva escrito a pluma: “Remitido por orden del SE el
Señor Gobernador para que se conserve en la Biblioteca. Junio 30 de 1864” lo cual pone en evidencia que su
valoración como objeto de importancia cultural fue inmediata.
14. Alexander y Priamo señalan la existencia de un álbum anterior sobre la ciudad de Buenos Aires, realizado
por James Niven hacia 1863, aunque éste estaba aparentemente destinado a un uso privado. Cf. “Dos pioneros
del documentalismo fotográfico”, op. cit.
15. Así estaba anunciado en El Nacional del 7 de abril de 1868. Citado en Alexander y Priamo, op. cit. Los
autores destacan lo inusual de la venta por entregas de fotografías y señalan que hay en Leon Pallière –quien
entre marzo de 1864 y febrero de 1865 vendió una colección de 52 litografías bajo el título Album Pallière–
395
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
un antecedente que el italiano debió considerar prestigioso. Agrego a esto el primer antecedente francés del
Album Photographique de l´artiste et de l´amateur publié sous la direction de M. Blanquart-Evrard, de 1851, que
se vendía en entregas mensuales con tres láminas reproduciendo monumentos y obras arte acompañadas por
una hoja con datos históricos y que podían ser reunidas en álbum al finalizar la colección. La noticia brindada
por El Nacional es, según estos autores, la primera que se tiene de la actividad profesional de Panunzi quien, a
diferencia de lo acostumbrado, no publicó anuncios en los periódicos.
16. Luis Priamo, “Benito Panunzi, Antonio Pozzo y otros fotógrafos italianos del siglo pasado en la Argentina”,
en AA.VV., Las artes y la arquitectura italiana en la Argentina. Siglos XVIII y XIX, Buenos Aires, Fundación Proa,
1998, pp. 56-59. En relación con los cambios de la ciudad, el autor señala que en los “álbumes –donde hay fotos
tomadas entre 1861 y 1867, aproximadamente– conviven la imagen del Paseo de Julio casi idéntico al Paseo de la
Alameda de la época de Rosas, con la de la nueva avenida modificada por la estación del Ferrocarril del Retiro.”
17. El considerar el Album Pallière como antecedente del de Panunzi en relación con las entregas es una hipó-
tesis de Alexander y Priamo. También son ellos quienes señalan que Pallière reunió en su séptima entrega El
corral, Pita y ombú, Parada de la diligencia en la Pampa y Cazuela del teatro Colón, es decir, temas urbanos y
rurales. ¿Por qué no considerar entonces esta conjunción de temas en Pallière también como un antecedente
para la selección temática de Panunzi? Cf. Alexander y Priamo: “Dos pioneros...” op. cit., p. 28.
18. Alexander y Priamo, “Recordando...”, op. cit. p. 25.
19. Sobre la estructura agraria emergente ver Blanca Zebeiro, “Un mundo rural en cambio”, en Bonaudo,
Marta (dir.), Liberalismo, estado y orden burgués, op. cit., pp. 293-362.
20. Roy Hora, Los terratenientes de la pampa argentina. Una historia social y política. 1860-1945. Buenos Aires, Si-
glo Veintiuno, 2002., p. 3. Hora pone de manifiesto que la transformación de la campaña no hubiera sido posible
sin la acción de la elite política que emergió en la década de 1870 y alcanzó el control de la República en la década
del 80. Cf. también Tulio Halperín Donghi, José Hernández y sus mundos, Buenos Aires, Sudamericana, 1985.
21. Junior fue premiado con medalla de bronce en Río de Janeiro y de oro en Córdoba.
22. O de otro modo, si conserváramos los términos rural y urbano tal como los plantean Altamirano y Sarlo
para el caso de Esteban Etcheverría, cabría pensar que así como en su relato el matadero es un espacio de
penetración de lo rural en lo urbano, en el caso de Junior las fotografías de animales premiados serían la pene-
tración de lo urbano en lo rural. Cf. Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, Ensayos argentinos. De Sarmiento a la
vanguardia, Ariel, Buenos Aires, 1997, p. 42-43.
23. Christiano Junior, Vistas y Costumbres de la República Argentina, op. cit.
24. El primer daguerrotipista que realizó vistas de Buenos Aires y cuyo nombre se conoce es el estadounidense
Charles DeForest Fiedricks. Se conservan en el Museo Histórico Nacional cuatro imágenes de su autoría y,
de la misma época (1850-1855), otros cinco daguerrotipos cuyo autor no se conoce. Esas son las vistas más
antiguas que se conservan de la ciudad de Buenos Aires. Cf. Miguel Ángel Cuarterolo et al., Los años del dague-
rrotipo. Primeras fotografías argentinas. 1843-1870, Buenos Aires, Fundación Antorchas, 1995.
25. Dentro del género cabe mencionar para Europa el trabajo inaugural de los “viajes heliográficos” que distintos
fotógrafos reunidos en la Société Héliographique Française (luego Photographique) llevaron a cabo por Francia
entre 1850 y 1855 con el fin de realizar una colección de vistas, en soporte papel, de monumentos y sitios desta-
cados. Por otra parte, como señala Boris Kossoy para el caso brasileño –haciéndolo extensivo a los demás países
latinoamericanos– en la era de las cartes de visite no sólo la tecnología desarrollada en Europa y en Estados Unidos
sino también los patrones estéticos fueron introducidos y aplicados por un número importante de fotógrafos
extranjeros de modo que hubo una fuerte homogeneización tanto en la práctica como en la estética fotográfica.
(Boris Kossoy, Dicionário Histórico-Fotográfico Brasileiro. Fotógrafos e Ofício da Fotografia no Brasil (1833-1910).
São Paulo, Instituto Moreira Salles, 2002). Natalia Majluf y Luis Eduardo Wuffarden (“El primer siglo de la
fotografía, Perú 1842-1942.”, en La recuperación de la memoria. Perú 1842-1942, Lima, Fundación Telefónica y
Museo de Arte de Lima, 2001, pp. 20-133) apuntan en la misma dirección al referirse a la capital peruana: “Las
imágenes de las capitales europeas, difundidas por el mercado turístico, habían servido como modelo formal.”
26. Jorge Francisco Liernur, “La ciudad efímera”, en Jorge F. Liernur y Graciela Silvestri, El umbral de la
metrópolis. Transformaciones técnicas y cultura en la modernización de Buenos Aires (1870-1930), Buenos Aires,
Sudamericana, 1993, pp. 177-222. El autor analiza básicamente la precariedad edilicia de viviendas e insta-
laciones como saladeros o aserraderos como condición de su transitoriedad y por tanto, de los permanentes
cambios en la fisonomía porteña.
27. “La ciudad efímera”, op. cit. pp. 178-179. En otra parte considerando que toda ciudad moderna tiene ese
carácter, debido a que se asienta sobre la renovación constante, el autor se pregunta si “efímero” es el adjetivo
más adecuado para designar ese estadio de la ciudad. Precaria, transitoria o provisoria son a su juicio los otros
términos que podrían emplearse.
28. Paola Cortés-Rocca ha señalado en una sugestiva hipótesis que en estas fotos de Junior la ciudad estaría
vacía de personas como marca de un espacio eminentemente institucional que debería convertirse en imagen de
la nación. Cf. Cortés-Rocca, Vistas de fin de siglo: ficciones nacionales, paisajes y multitudes. Tesis de doctorado,
396
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
Princeton University, 2005, 317 páginas (Seeley G. Mudd Library), pp. 239-246. Agradezco a Cortés-Rocca el
haberme facilitado una copia de su trabajo. Cabe señalar que esta ciudad de la que se muestra lo sólido (los espa-
cios y edificios) no se repite de la misma manera en otras fotografías no incluidas en estos álbumes. En muchas de
ellas se encuentran personas delante de los edificios o lugares (ej. Teatro Ópera, atr., ca. 1875, Portones de Palermo,
atr., ca. 1874) y en otras, incluso, la postura de la gente responde de manera absolutamente evidente a la solicitud
del fotógrafo (Estación Chas del Ferrocarril del Sud, atr. ca. 1875). Lo mismo cabe decir de otras ciudades.
29. Cf. Alexander y Priamo, “Recordando a Christiano”, op. cit., p. 39.
30. Fotografías atribuidas, cf. Alexander y Priamo, op. cit. En Vendedor de diario (ca. 1875) existe una franca con-
traposición entre el espacio y la situación del retratado: en un fondo perfectamente neutro un joven con diarios
bajo el brazo derecho sostiene la mano izquierda al costado de su boca, en claro gesto de orientar su voz al ofrecer
el periódico. Así, la teatralización del personaje no se continúa en el escenario en que se desarrolla la acción.
31. Es interesante notar también que ese mismo fondo fue empleado en otras oportunidades tanto para perso-
najes citadinos como rurales (para un peón de campo y un aguatero, por ejemplo). Cf. reproducciones en Un
país en transición, op. cit. Otra fotografía de este naranjero lo ubica de pie en el mismo escenario (en Archivo
General de la Nación).
32. Además, es testimonio del valor que Junior dio a este trabajo el hecho de que destinara un álbum a la bi-
blioteca de Buenos Aires. Así consta en la dedicatoria con su firma en el ejemplar hoy conservado en la Fototeca
“Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional: “A la Biblioteca Provincial de Buenos Aires. Enero 25-76.”
33. De hecho, una serie de cartes de visite con el nombre Celebridades de las Repúblicas del Plata eran ofrecidas
por Junior a un amplio público.
34. Claudia Schmidt analiza el impulso que la elite dirigente imprimió a las obras públicas en los primeros años
de la década de 1880, con especial atención a los edificios destinados a escuelas. En: “De la ‘escuela-palacio’ al
‘templo del saber’. Edificios para la educación moderna en Buenos Aires, 1884-1902”, en Entrepasados. Revista
de Historia, Año IX, Número 18/19, fines de 2000, pp. 65-88.
35. Sobre las reformas urbanísticas de Alvear ver Adrián Gorelik, La grilla y el parque. Espacio público y cultura
urbana en Buenos Aires. 1887-1936, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 1998, en particular “Ciudad con-
centrada: la forma del orden”. Analiza allí, además, la figura de Alvear en relación con el barón Haussmann con
quien ha sido contemporáneamente comparado. Destaco una frase del autor: “en la cultura urbana decimonónica
no sólo era imposible para un intendente reformista no aparecer como émulo de Haussmann, sino que cada país,
cada ciudad debían componer, a través principalmente de la prensa, tan ocupada desde estos años por las cuestiones
urbanas en las que encontraba un patrón privilegiado de comparación en el mercado simbólico del progreso, su propio
Haussmann provinciano”, pp. 101-102 (el destacado es mío). Ver también: Horacio Vázquez-Rial (dir.), Buenos
Aires, 1880-1930. La capital de un imperio imaginario, Madrid, Alianza, 1996, en particular el primer capítulo.
36. En 1862 Buenos Aires había sido declarada “capital provisoria” y, desde 1866, sede de residencia del
poder central aunque sin jurisdicción ni territorio propios. Sobre la llamada cuestión capital en relación con el
debate por el territorio y por la forma de la ciudad y sus límites ver Claudia Schmidt, “¿Muralla o boulevard?”,
en Graciela Batticuore, Klaus Galli, Jorge Myers (comps.), Resonancias románticas. Ensayos sobre historia de la
cultura argentina(1820-1890), Buenos Aires, Eudeba, 2005, pp. 269-279.
37. Patricia Méndez y Elisa Radovanovic (“Las imágenes del progreso. Torcuato de Alvear y Emilio Halitzky”,
en Memoria del 7° Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Buenos Aires, Sociedad Iberoamericana
de Historia de la Fotografía, 2003, pp. 153-156) afirman que el ejemplar conservado en el CEDODAL cuenta
con 29 fotografías. El existente en la Biblioteca Manuel Gálvez tiene 30 más 3 litografías mientras que un tercer
ejemplar conocido (en colección particular, Librería Poema 20) cuenta con 40 fotografías y 2 láminas (una de
la Plaza de Mayo igual al del álbum de la Gálvez y otra que no está en aquel). Las 10 imágenes existentes en
este último y que no están en los otros ejemplares responden a los mismos temas generales: plazas y hospitales.
La diferencia en el número puede atribuirse a la decisión de confeccionar un ejemplar de mayor envergadura.
En cambio, es difícil inferir los motivos que llevaron a Halitzky a emplear dos fotografías distintas del Hospital
San Roque en estos dos últimos ejemplares referidos: una vista perfectamente frontal con una persona de pie
delante vs. una vista algo lateral, con 5 hombres en distintos lugares de la entrada.
38. Un ejemplar de este álbum se conserva en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional.
39. El trazado está basado en añadir a la cuadrícula hispánica las diagonales necesarias para el mejor transporte
y comunicación y disponer plazas a distancias regulares.
40. Un ejemplar de este álbum se conserva en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional.
41. Según Méndez y Radovanovic el álbum de Haliztky fue encargado en julio de 1885. Entonces, el hecho de
que haya en él fotos de la Recova (demolida en 1884) da cuenta de la utilización de fotografías tomadas antes
de convenirse el trabajo.
42. Este es el caso de Samuel Rimathé, quien incluyó con frecuencia los barrios marginados, los conventillos o
los tipos populares urbanos mostrando de este modo la otra cara del progreso.
43. En concisas palabras de Halperín Donghi: “En el decenio que comenzaba en 1880, la prosperidad argen-
397
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
tina creció rápidamente; el país cambió más en esos diez años que en toda su historia anterior.” Cf. Historia
Contemporánea de América Latina, op. cit., p. 338.
44. Renato Ortiz, Modernidad y espacio. Benjamin en París. Buenos Aires, Norma, 2000, p. 93.
45. Esta es la tesis de Philippe Dubois, cf. El acto fotográfico, op. cit., en particular el capítulo 4 “El golpe del corte”.
46. Reproduzco un elocuente diálogo entre Auguste Rodin y un interlocutor defensor de la veracidad testimo-
nial de la fotografía: Rodin: ¿ha examinado usted atentamente, en las fotografías instantáneas, a los hombres en
marcha?... Pues bien; ¿que ha notado? / Interlocutor: Que nunca tienen aspecto de caminar. En general, parece
que se mantuvieran inmóviles sobre una sola pierna o que saltaran a la pata coja / R: Exacto! [...] presentan el
raro aspecto de un hombre que de repente ha quedado paralizado. Si en las fotografías los personajes, incluso
captados en plena acción, parecen congelados súbitamente en el aire, es porque en todas las partes de su cuerpo,
al estar éstas reproducidas exactamente en la misma veinteava o cuarentava fracción de segundo, no hay como
en el arte, un desarrollo progresivo del gesto. / I: Muy bien! Entonces, si en la interpretación del movimiento el
arte se encuentra en completo desacuerdo con la fotografía, que es un testimonio mecánico irrecusable, es porque
evidentemente altera la realidad. / R: No. Es el artista el que es veraz y la fotografía la que miente, pues en la
realidad el tiempo nunca se detiene. (citado en Paul Virilio, La máquina de visión, Madrid, Cátedra, 1989).
47. Paul Virilio, “La trans-apparence”, en La recherche photographique Nº. 7, 1989. Virilio se pregunta aquí
por la inscripción temporal en las artes visuales, comenzando por la fotografía y luego el cine, el video y las
artes digitales. Respecto de la fotografía y retomando la idea del tiempo que se expone a sí mismo, agrega: “El
tiempo de la toma fotográfica es un tiempo-luz. A la cronología tradicional (futuro, presente, pasado) le sigue
una cronoscopía (sub-exposición, exposición, sobre-exposición).” (La traducción es mía).
48. Edmond Couchot apunta en una dirección afín al afirmar que “el gran cambio que traería la fotografía
estaba menos en la multiplicidad de los objetos que en la multiplicidad de los instantes singulares en que el
fotógrafo, gracias a la instantánea, podía captarlos”, En: “Prise de vue, prise de temps”, en Les cahiers de la pho-
tographie, Numéro spécial 2. L´Acte photographique, Paris, ACCP, 1983, p. 107. (La traducción es mía).
49. También hay fotos más tempranas, como algunas atribuidas a Ch. Junior, donde se privilegia la plaza antes que
los edificios que la rodean, pero por lo general esto se hace más frecuente a medida que se avanza en el tiempo.
50. Por ejemplo, hemos visto varios álbumes bajo el título Vistas y Costumbres de la República Argentina de A.
W. Boote y C. con muy diferentes selecciones de imágenes. Estas estaban montadas sobre cartones con cortes
oblicuos en cada esquina para insertar la fotografía. Todas las cubiertas tienen el mismo diseño –con las inicia-
les de la casa editora y una ilustración de la catedral metropolitana en dorado– pero cambia el color del cuero
y también la presencia o ausencia un recuadro dorado.
51. Consejo Nacional de Educación . Vistas de Escuelas Comunes. 1889. Se conservan ejemplares en la Biblioteca
del Museo Mitre, Biblioteca Manuel Gálvez y en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional, don-
de existen además 75 cartulinas sueltas con las fotografías pegadas. Son álbumes de gran porte y cuentan con
más de 40 imágenes antecedidas por un texto preliminar. La página de texto comienza escalonando lo siguiente
“Exposición Universal de 1889”, “República Argentina”, “Instrucción primaria”. Una nota periodística habla-
ba en estos términos del álbum: “Exposición de París. El fotógrafo Samuel Boote ha hecho entrega al Consejo
Nacional de Educación de 100 álbumes fotográficos que mandó formar el presidente de la corporación Dr.
Benjamín Zorrilla. Son elegantes y de mucho mérito artístico. Uno de los álbums será exhibido en la exposi-
ción de París, para que se conozca allí la importancia de los edificios que posee la nación dedicados a escuelas,
las comodidades que reúnen, la belleza arquitectónicas de los mismos...” La Nación, 2.II.1889. Cit. en Clara
Hendlin, Julieta Poggio, et al., “Libros de fotografías. La obra de Samuel Boote. El Ferrocarril y el Consejo
Nacional de Educación. Investigación y rescate de imágenes; construcción de una memoria”, en Historia de
la fotografía. Memoria del 8º congreso nacional y 3º latinoamericano de historia de la fotografía, Buenos Aires,
Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía, 2006, pp. 159-162. En ese encuentro Samuel Boote
obtuvo una medalla de plata. También Alejandro Witcomb. Por su parte, las casas Chute y Brooks y Castellano
y cia. recibieron menciones honoríficas. Esos fueron todos los premios otorgados a la Argentina en la clase
12 del grupo II “Épreuves et appareils photographiques”. Cf. Exposition Universelle de 1889, à Paris. Liste des
récompenses. Paris, Ministère du commerce, de l´industrie et des colonies, 1889, pp. 128 y ss.
52. Otras imágenes de estos edificios fueron tomadas, entre otros, por la casa Witcomb (fotografías conservadas en
el Archivo General de la Nación) en ocasión de su inauguración en 1884: en ellas la presencia del presidente Roca
pone en evidencia la importancia conferida a estos actos y a la aplicación de la Ley 1420 a través de la cual las dispo-
siciones para la educación común mostraban un alto grado de liberalismo (En relación con la ley 1420 y su espíritu
liberal, ver Noé Jitrik, El mundo del ochenta, Buenos Aires, Editores de América Latina, 1998, pp. 59-60.)
53. Según lo afirma Lilia Ana Bertoni: “La orientación nacional de la educación fue expresamente establecida
en la Ley Nacional de Educación de 1884; ésta debía responder a: ‘un principio nacional en armonía con las
instituciones del país, prefiriendo la enseñanza de materias como la historia nacional, la geografía nacional, el
idioma nacional y la instrucción cívica de acuerdo con el régimen político del país, armonizando esa enseñanza
con las condiciones de la sociedad y cuidando especialmente de la formación del carácter de la juventud’”.
398
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
Lilia Ana Bertoni, Patriotas, Cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad a fines del siglo XIX,
Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2001, p. 43.
54. En relación con la edificación de escuelas, afirma Liernur: “la construcción masiva de edificios destinados
a escuelas fue bastante tardía en relación con nuestro periodo. Con anterioridad a la ley 1429, de 1884, no
existían normativas obligatorias al respecto y en su mayor parte las clases se dictaban en casas arrendadas para
este fin.” En: Francisco Liernur, “La ciudad efímera”, op. cit., p. 215. Sobre la arquitectura de escuelas en ese
periodo ver, en particular: Claudia Schmidt, “De la ‘escuela-palacio’ al ‘templo del saber’”... op. cit.
55. Discurso reproducido en El Nacional, 16.X.1871.
56. Existen ejemplares de este álbum en el Museo Mitre y en el Museo Histórico Sarmiento. En el ámbito
internacional, la serie de Exposiciones Universales se inició en Londres en 1851. En las sucesivas ediciones el
número de países participantes y de visitantes fue confirmando el éxito del formato a la vez que exposiciones
con nomenclaturas variables (nacionales e internacionales, industriales, de arte e industria) se organizaban en
distintos países, por diferentes entes y con diversa regularidad. La primera exposición en América del Sur fue en
Río de Janeiro, en 1861 y en la Argentina, la de Córdoba, promovida por el mismo Sarmiento.
57. 1879 corresponde a la Campaña del Desierto, movimiento de la frontera política (continuado concreta-
mente en 1880 con el Chaco) y 1920 al límite en la expansión de la frontera productiva. Fernando Rocchi,
“El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el período 1880-1916”, en Lobato, Mirta Zaida (dir.), El
Progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana,
Tomo V, 2000, p. 23.
58. La Ley de colonización de 1876 (“Ley Avellaneda”), buscaba atraer y proteger a la inmigración a través de
la creación del departamento Central de Inmigración y, mediante una oficina de tierras, medir, subdividir y
otorgar concesiones a particulares. Cf. Blanca Zebeiro, “Un mundo rural en cambio”, op. cit., p. 305. Además,
desde mediados de la década del 80, el gobierno inició una campaña de captación de inmigrantes por medio
de oficinas para la información en varias capitales europeas y del subsidio de pasajes. A inicios de la década de
1880, el número den inmigrantes rondaba los 50.000 por año y creció durante la década hasta llegar a cerca de
300.000 en 1889. Cf. Lilia Ana Bertoni, op. cit., p. 19.
59. Se conserva un ejemplar en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional y otro en el Museo Mitre.
60. Esta es la hipótesis de Luis Priamo, quien trabajó sobre las imágenes de Schlie. Señala también que “la docu-
mentación fotográfica de Schlie en las colonias santafecinas es el único trabajo conocido de este tipo –es decir, un
gran reportaje dedicado a una región específica del país– que se haya realizado en la Argentina del siglo XIX.” En:
Vistas de la Provincia de Santa Fe. 1888-1892. Fotografías de Ernesto H. Schlie, Diario El Litoral, Santa Fe, 2000. Se
conserva un ejemplar de cada uno de estos álbumes en la Fototeca “Benito Panunzi” de la Biblioteca Nacional.
61. A lo largo del siglo XIX, esta documentación fue realizada por fotógrafos independientes contratados
para desarrollar una tarea específica. Recién en el siglo siguiente las empresas tomarán fotógrafos como
personal permanente.
62. Ezequiel Gallo, “De la crisis a la expansión económica”, en Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde,
Historia Argentina. La república Conservadora, Vol. 5, Buenos Aires, Paidós, 1972, p. 22.
63. Fernando Rocchi, “El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el período 1880-1916”, en Lobato,
Mirta Zaida (dir.), El Progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), Nueva Historia Argentina, Buenos
Aires, Sudamericana, Tomo V, 2000, pp.14-69. En ciertas zonas, incluso, el ferrocarril se anticipó a la pro-
ducción agrícola, impulsándola a partir de su propia construcción. Ver sobre esto: Eduardo A. Zalduendo,
“Aspectos económicos del sistema de transportes de la Argentina (1180-1914)”, Gustavo Ferrari y Ezequiel
Gallo (comps.), La Argentina del Ochenta al Centenario, op. cit. p. 439-467. Dice allí:: “en la pampa húmeda
de Buenos Aires y Entre Ríos el ferrocarril recoge una demanda de servicio preexistente desalojando medios de
transporte más rudimentarios y ve incrementadas sus perspectivas favorables luego de concluir la Conquista
del Desierto. En cambio en otras regiones (centro y norte de Santa Fe, sur de Córdoba) es el ferrocarril quien
se anticipa en la escena, luego arribaron numerosos contingentes de inmigrantes europeos que se dedicaron a
sembrar cereales y lino, y a criar ganado.”
64. Cf. Ezequiel Gallo, “De la crisis a la expansión económica”, op. cit.
65. Para una historia de los primeros años del FCO, ver Jorge Schvarzer y Teresita Gómez, La primera gran empresa
de los argentinos. El Ferrocarril del Oeste (1854-1862), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006.
66. La Nación, 9.III.1875. Es curioso que, inversamente, otras imágenes realizadas por Pozzo fueron conside-
radas de interés para los empresarios de ferrocarriles: “Pozzo, el fotógrafo al regresar de la frontera donde ha
tomado copia de lo más importante, al regresar para la ciudad, ha sacado algunas en El Salado. Puentes, el río,
situación del ferrocarril, etc. etc., todo lo tiene. Los empresarios de ferrocarriles deben tomar esta colección. Se
lo avisamos”. En El Mosquito, 30.V.1877.
67. Sobre los vínculos entre Cambaceres y Pozzo, ver mi trabajo: “Instantáneas: la fotografía en algunas cari-
caturas de El Mosquito” en actas del II° Congreso Internacional de Teoría e Historia de las Artes/ X Jornadas del
CAIA “Discutir el canon. Tradiciones y valores en crisis”, CAIA, 2003, pp. 249-257.
399
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
68. Pozzo tomó cuatro daguerrotipos de esa escena. Sobre los artículos en periódicos y los comentarios del
Pastor Obligado sobre las tomas, cf. Eduardo Marcet y Haydée Epifanio, “Las primeras ‘vistas’ ferroviarias: un
misterio que empieza a revelarse”, en 2º congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Comité Ejecutivo
Permanente, 1994, pp. 33-36.
69. Cada imagen llevaba en el centro el nombre del lugar fotografiado, a la derecha el nombre del fotógrafo
(“Antº Pozzo Fotógrafo”) y a la izquierda, la dirección de su estudio (“Buenos Aires, Piedad 131”). Copias
actuales se conservan en el Museo Nacional Ferroviario.
70. Se conserva un ejemplar de Ferro Carril de la Provincia de Buenos Aires en el Museo Mitre. También existe un
ejemplar en la Biblioteca “Julio R. Castiñeiras” de la Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional de La Plata.
Cada lámina tenía pegada la fotografía en el centro. Justo arriba, la leyenda “Ferro-carril de la Provincia de Buenos
Aires”; debajo, el nombre del lugar fotografiado; a la izquierda el nombre del fotógrafo (“Samuel Boote Foto”) y
a la derecha, “Buenos Aires”. El álbum 1 contiene en su mayor parte los edificios (estaciones y talleres) y puentes
del trayecto a La Plata, es decir los más recientes (en particular la estación de La Plata y los talleres de Tolosa,
inaugurados un par de años antes), mientras que el álbum 2 combina con las estaciones más antiguas del FCO.
Al igual que el álbum de las escuelas, éste llevaba pegada en la cara interna de la cubierta de cuero la publicidad
de Samuel Boote donde consignaba la dirección del estudio, el tipo de trabajos que se realizaban y se ofrecía una
colección de vistas del país. La tarjeta contaba con el dibujo de una cámara fotográfica en su trípode.
71. Las fotografías de la Estación Morón de ambos fotógrafos son muy similares: la estación se mantuvo casi
idéntica en los más de 10 años (sólo que los árboles están algo más altos). Lo que cambia de una a otra, sí, es la
cantidad de gente en el andén: de un par de personas en la de Pozzo a una multitud colmando la capacidad de
la acera, algunos mirando a cámara, otros manteniendo conversaciones entre sí, en la de Boote.
72. Esta es la hipótesis de Eduardo L. Marcet. Cf. “El apogeo del Ferro Carril Oeste, testimoniado por Samuel
Boote”, en 3er Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Buenos Aires, Comité Ejecutivo Perma-
nente, 1995, pp. 103-108. El debate legislativo por la venta del FCO ocupó gran parte del año 1889 lo cual
brinda mayor fuerza a esta hipótesis.
73. Un ejemplar de Vistas fotográficas del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico. Sección Mercedes a Junín. Agosto
15 de 1884. Nº 1. Clark & Cia. Concesionarios y constructores se encuentra en el Museo Mitre. Boote realizó
también un álbum de fotografías del Ferrocarril de Santa Fe a las colonias del Norte datado entre 1885 y 1896
(cf. Clara Hendlin, Julieta Poggio, et al., “Libros de fotografías. La obra de Samuel Boote...”, cit.).
74. Sobre los cruces entre el FCO y el ferrocarril Buenos Aires al Pacífico ver: Raúl Scalabrini Ortiz Historia de los
ferrocarriles argentinos, Buenos Aires, Lancelot, 2006, [1957]. Él argumenta que el Buenos Aires al Pacífico fue un
rival para el FCO (por su ruta –iba hacia el oeste llegando hasta Chile– y por los capitales e intereses británicos).
Dice vehementemente: “El gobierno nacional no solamente niega su ayuda al ferrocarril principal; hace algo más
grave y culpable, algo que colinda con lo inicuo y criminal: le interpone en el camino una línea extranjera”.
75. “The commercial uses of photography”, en The Photographic News. A Weekly Record of the Progress of
Photography, Vol. 1, 1859, London.
76. Marie-Loup Sougez señala el caso de un seguimiento de obras similar en España: “La reina Isabel le contrató
[al inglés Charles Clifford] como fotógrafo oficial y su obra constituye, al tiempo que un poderoso instrumento
de propaganda oficial, un inagotable tesoro de documentación sobre la España decimonónica. La construcción del
Canal que abastece de agua a la Corte queda reflejada en un álbum que recoge la progresión de las obras y todo el
recorrido del ingenio, en 1855-1856”. En: Historia de la Fotografía, Madrid, Cátedra, 2001, p. 240.
77. Se conserva un ejemplar del álbum de 1898 en el Museo Mitre y uno del de 1899 en la Fototeca “Benito
Panunzi” de la Biblioteca Nacional. Ambos están dedicados por el Ingeniero Director General Luis Luiggi
como “respetuoso obsequio” destinados a Bartolomé Mitre y al Ministro de Agricultura Emilio Frers, respec-
tivamente. Ambos debieron ser obra del mismo fotógrafo puesto que tanto el formato como la caligrafía en los
epígrafes son iguales.
78. Ejemplar visto de la librería anticuaria Poema 20. El texto dice: “Se notarán los adelantos hechos en el
transcurso del año pasado, las dificultades y cuestiones resueltas y los problemas que aun quedan por resolver...”
También en Poema 20, Memoria de la Comisión de aguas corrientes. Cloacas y adoquinado y presupuestos definiti-
vos de las obras de salubridad. Año 1876. Ambos impresos por Biedma. Los trabajos de aguas corrientes y cloacas
proyectados por Bateman se inician en 1873 y finalizaron recién en 1905. En 1880 un cuarto de la población
recibía ya aguas corrientes. Cf. Graciela Silvestri, “El imaginario paisajístico en el litoral y el sur argentinos”,
en Bonaudo, Marta (dir.), Liberalismo, estado y orden burgués (1852-1880), Nueva Historia Argentina, Buenos
Aires, Sudamericana, Tomo IV 1999, p. 276.
79. El Ministerio de Obras Públicas se crea por Ley nº 3727 del 26 de 1898. Cf. Alicia Cantarella, Susana
Castillo, et al., “La ciudad construida: el Ministerio de Obras Públicas y la documentación gráfica de los edi-
ficios oficiales”, en Margarita Gutman y Thomas Reese (eds.), Buenos Aires 1910. El imaginario para una gran
capital, Eudeba, Buenos Aires, 1999. Sobre estos departamentos de fotografía, ver: Luis Priamo, “Fotografía y
estado moderno”, en Ojos Crueles. Temas de fotografía y sociedad. Año I, N° 1, octubre 2004-marzo 2005, p. 45.
400
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
La Dirección Nacional de Vías Navegables y la Dirección de Parques y Paseos de la Municipalidad son otras de las
instituciones que emprendieron la documentación fotográfica interna y regular desde los primeros años del siglo XX.
80. En un interesante trabajo, Maria Inez Turazzi (“Os melhoramentos da nação e a documentação fotográfica
das obras públicas no Brasil”, en www.bbk.ac.uk/iba-museum/texts/Turazzi01.htm) analiza este tipo de imá-
genes en caso del Brasil, llegando a sostener una hipótesis cercana a esta.
401
402
403
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
404
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
Argentina lo pone en manos del diplo- debe, bregar él por la pureza. Gutiérrez,
mado. (Gutiérrez atribuye la demora estimando que en España se sabe poco
al arcaísmo natural de la Academia). El del trajín de Buenos Aires, afirma que
insigne documento llega acompaña- estos sonidos y modos de expresión
do del Reglamento de la institución y “cosmopolitizan” el oído del porteño
de sus Estatutos, cuyo punto primero y los “inhabilitan para intentar siquie-
afirma que los miembros de la corpo- ra la inamovilidad de la lengua nacio-
ración bregan por cultivar y fijar la pu- nal”. Luego se pregunta: “¿Estará en
reza y elegancia de la lengua castellana. nuestro interés crear obstáculos a una
A Gutiérrez le dio jaquecas la invita- avenida que pone tal vez en peligro la
ción a convertirse en fijador y purista y, gramática, pero puede ser fecunda para
contrario a los tres años que demoró el el pensamiento libre? (...) ¿Qué interés
diploma en llegar a sus manos, empleó verdaderamente serio podemos tener
apenas horas en responder8. No esca- los americanos en fijar, en inmovilizar,
tima agradecimientos, pero informa al agente de nuestras ideas, al coopera-
al Secretario accidental, Aureliano F. dor en nuestro discurso y raciocinio?
Guerra y Orbe, y a través de él, a toda ¿Qué puede llevarnos a hacer esfuerzos
la Academia, tres inconvenientes que por que al lenguaje que se cultiva a las
le impiden aceptar el nombramiento. márgenes del Manzanares, se amolde
En primer lugar, porque en la América y esclavice el que se transforma, como
antes española, todos sus habitantes cosa humana que es, a las orillas de
cultivan la lengua heredada, pues en nuestro mar de aguas dulces? ¿Quién
ella se expresan; pero, sigue diciendo podrá constituirnos en guardianes ce-
Gutiérrez, “no podemos aspirar a fijar losos de una pureza que tiene por ene
su pureza y elegancia, por razones que migos a los mismos peninsulares que
nacen del estado social que nos ha de- se avecinan en esta Provincia?”10
parado la emancipación política de la En segundo lugar, Gutiérrez sigue
antigua Metrópoli”9. América, luego estimando que el idioma tiene ínti-
de su emancipación abrió las puer- ma relación con las ideas, y no puede
tas no sólo a españoles, sino también bastardearse en países que procuran
a italianos, ingleses, franceses, etc. y, ser inteligentes y progresar. “El pensa-
con ellos, al influjo europeo, a la re- miento se abre por su propia fuerza el
cepción de sus costumbres, sus ideas cauce por donde ha de correr, y esta
y sus lenguas, las que, sin ningún tipo fuerza es la salvaguardia verdadera y
de vallado, se desplegaron conviviendo única de las lenguas, las cuales no se
unas con otras. Por tanto, las calles de ductilizan y perfeccionan por obra de
Buenos Aires hablan todas esas len- gramáticos, sino por obra de los pensa-
guas, como en muchas lenguas se im- dores que de ellas se sirven.”11
primen sus diarios y se leen y discuten Lo último que alega Gutiérrez para
sus libros y sus leyes. Ninguna pureza rechazar el diploma es que encuentra
puede brotar de semejante mezcla, que peligroso, para un sudamericano, la
resulta saludable, antes que indeseada. aceptación de un título dispensado por
Las gratas condiciones que a ellas les la Academia Española. “Su aceptación
depara las circunstancias americanas, liga y ata con el vínculo poderoso de la
las hace más dóciles, no más rígidas e gratitud...”12 No cree que lo vayan a so-
impolutas, y por tanto, no puede, ni meter a las opiniones de la institución,
405
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
406
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
tentar un idioma propio, sólo encuen- Unos días más tarde, La Nación cede
tra eso como un obstáculo al progreso, sus páginas a Mariano A. Pelliza21, pe-
concepto central en su planteo evo- riodista, escritor e historiador argen-
lucionista. Con el tiempo, agrega, “el tino, amigo de Olegario Andrade y,
mundo adquirió el conocimiento de aunque menos, de Bartolomé Mitre.
su fin racional y, con él, mejores ideas Pelliza, quien impugna la carta de
de sus relaciones morales. Comprendió Berra desde su título, pues lengua
que es necesario y conveniente el pro- castellana no le parece sino una forma
gresar, y que el progreso no se realiza en impropia de llamar a la lengua, duda
el aislamiento”18. El medio de comuni- de la ciencia de Berra, quien no pasa
cación y progreso por excelencia, por de ser “un utopista; un soñador; uno
tanto, es la palabra, que debe ser en- de esos apóstoles de la fraternidad
tendida por todos, porque todos con- humana que pide indiscretamente al
formamos la humanidad, cuyo interés progreso aquello, precisamente, que
es la universalidad del pensamiento y el progreso desbarata”22. Para Pelliza,
de la lengua. “La doctrina del ilustrado la idea de una lengua única no es una
Gutiérrez cohonesta esa localización tendencia hacia el futuro, sino hacia el
y la recomienda, sin embargo, por no pasado. Pertenece a la cuna de la hu-
haberse apercibido, creo, de que ella manidad, no a su destino. La unidad
es la rémora más poderosa de nuestros remite al génesis de los idiomas, no
adelantos, porque nos aísla del resto a su desenvolvimiento. La ciencia de
de la humanidad, privándonos de to- Berra, por tanto, en Pelliza no es más
dos sus progresos.”19 Berra, entonces, que inocencia. Al igual que Gutiérrez,
no sólo exhorta a detener el impulso Pelliza cree inútil velar por la pureza de
nacionalizador, sino a colaborar en la la lengua, cuando la propia naturaleza
tendencia generalizadora de la ciencia de ésta estriba en la mutación constan-
y el progreso, la cual terminará, final- te. Luego se pregunta –y le pregunta a
mente, dándonos una lengua única. Berra– si, considerando que la historia
Su defensa del castellano radica, por de las lenguas es la de generar variacio-
tanto, en hallarlo más general que un nes, entrecruzamiento y fusiones, es
castellano porteño. No lo defiende vía racional pretender que las lenguas se
casticismo, ideología que repudia todo unifiquen en una, al punto de que ya
tipo de esperanto, sino por ser una no sea necesario intérprete en el mun-
zona intermedia entre un dialecto y un do. “¿Sobre cuál de los idiomas vivos
cosmolecto. Es más, Berra anhela que se haría el entronque de la lengua uni-
el castellano se universalice aun más, versal?”23 Pelliza se pregunta, además,
incorporando los aportes de América, si las lenguas habladas en India, Egipto
para lo cual entiende necesario la fun- y China deben ceder sin chistar en la
dación de academias correspondientes, lengua universal de Berra. He aquí el
que reúnan y envíen a Madrid esos modo en que Pelliza, por tanto, leyó la
aportes. “Estas academias serían tam- carta de Gutiérrez:
bién las que realizarían el perfecciona-
miento del lenguaje, las que lo harían “Qué dijo éste, en resumen, al secretario
cada día más filosófico y más analítico, de la Academia? No acepto, señor, el en-
por la aplicación del criterio y de los cargo de guardar incólume esa lengua,
métodos científicos.”20 aquí, en este país donde un millón de
407
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
408
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
al llamar a Berra un utopista, pues éste En la primera nota31, creyendo que fue
se apareció con la lengua universal de Gutiérrez el que demoró en respon-
Sotos Ochando, a la que, no por labo- der y no la Academia en hacer llegar
riosa y apriorística, deja de ser artificiosa su diploma, Villergas se afirma en que
e imposible. Las lenguas, agrega Pelliza, el rechazo debe tener una explicación,
salen del taller de la historia, no de los y la única posible, pues no encuentra
laboratorios científicos. Por eso acuerda más que “peregrinas ocurrencias” en
en todo con Gutiérrez, porque la histo- el descargo de Gutiérrez, es que debió
ria de la lengua española en el Río de La de haber inferido alguna ofensa en el
Plata, irrumpida ahora por presencias escrito del secretario de la Academia.
extranjeras y ajena a los dictámenes de Rumia luego, agrega, durante dos años
la Real Academia, está operando de tal esa ofensa y compone, a destiempo, el
modo que sólo se pueden esperar bienes desaire conque devuelve el diploma.
de ella. “Era el señor Berra a quien toca- En su hermenéutica, Villergas no sos-
ba poner de manifiesto los males que nos pecha ninguna raíz histórica, ninguna
produciría la independencia del lenguaje querella de antaño sobre la lengua, ni
y el contacto con el mundo civilizado, nada que no sea una afrenta anecdó-
después de la emancipación política y tica. “Gordo, pues, muy gordo debe
aislamiento parcial de España.”29 ser el agravio que el señor Gutiérrez ha
Este entredicho concluye con unas es- recibido; tanto que, además de acon
casas líneas de Berra: “El señor Pelliza sejarle lo que el mundo tomará por
divaga... hasta perderse de vista. No una ingratitud, y aun por una infrac-
es posible sostener discusiones con un ción de las leyes de la urbanidad, le ha
adversario que apela en los casos ex- trastornado el cerebro hasta el punto
tremos a semejante táctica”30. Pelliza, de hacerle decir cosas indignas de un
acaso deduciendo que el divagador es hombre de indisputable talento...”32
el otro, decide no responder más. En la segunda nota33, Villergas, que an-
tes trató de adivinar por qué Gutiérrez
rechazó el diploma, ahora intenta adi-
3 vinar la reacción que tendrán los aca-
démicos, en Madrid, al leer la carta
Al mismo tiempo que sucedía este al- excusadora. Imagina que se pondrán
tercado en La Nación, en otros periódi- muy tristes, taciturnos, melancólicos,
cos polemiza el mismísimo Juan María macilentos y sus semblantes se pon-
Gutiérrez con el español Juan Martínez drán mustios, primero; luego, a medida
Villergas, publicista, epigramatario y que el secretario vaya leyendo la carta
literato que se encontraba, a la sazón, magna impolítica, “que así debemos
en Buenos Aires. Villergas ya era autor nombrar a la de D. Juan Gutiérrez”,
de un Sarmienticidio, imprecación que, irán serenándose, más tarde, conso-
según informa la portada de su edición lándose, y por fin, alegrándose, hasta
francesa (Paris, 1853), puede llamarse, el extremo de acabar llorando de risa.
también, “A mal Sarmiento buena po- Villergas, agregando como nuevo de-
dadera...” Con las notas que publicará fecto de Gutiérrez el estilo impuro de
en Antón Perulero –semanario de su au- su prosa, insiste en que la carta no es
toría– intentará, ahora, componer un más que “pullas”, esto es, una suma de
Gutierricidio. Lo compendiaré. sandeces y diversiones para el lector.
409
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
Una semana después, tocaya de las dos para con el Rey de España, que, con
anteriores, aparece la tercera nota34. sus académicos correspondientes, sus
Villergas, que leyó la cosmopolitización gramáticas y diccionarios, infiltra los
del oído porteño como la formación barcos de guerra. No olvida que Cuba
de una lengua segregada, rechaza la aún clama por su independencia ni sos-
idea de que, por oír varios idiomas, laya el reciente desembarco español en
vayan ellos a confundirse al punto de Valparaíso, que, anunciándose con fines
forjar uno nuevo. No cree que ello “científicos”, terminó quemando la ciu-
suceda en Madrid, ni en París, ni en dad y tomando las islas de Chincha. Para
Londres, ni en cualquier ciudad de los Gutiérrez, la distensión con España aún
Estados Unidos. “El oír hablar dife- no ha llegado y, al fin y al cabo, él si-
rentes idiomas puede dar a las perso- gue siendo un hombre de la Revolución
nas de criterio ocasión para estudiados, de Mayo, guerra que se sigue librando,
pero no para confundidos...”35 ahora, por medios más filológicos, úni-
Villergas cree que eso de formar un ca vía que le queda a España para la
idioma nacional es extravagancia muy Reconquista de América.
de argentinos, pues no registran otros Puesto que Villergas conjura la palabra
países, como los Estados Unidos por babel, Gutiérrez, en su segunda carta,
ejemplo, una pretensión tal. Parece no recoge esa invocación para desautori-
estar al corriente de Noah Webster y su zar a su antagonista en temas lingüís-
american tongue, que será antecedente ticos: “¡Con ésa venimos ahora! ¡Con
de una efervescencia americanista que que el señor Perulero no puede expli-
llegará hasta el American Language de carse la diversidad en las lenguas sino
Henry Louis Mencken. En el Río de por medio de aquel cuento bíblico!”38
La Plata hay una insistencia querellan- Gutiérrez, versado ya en las teorías de
te con respecto a la lengua, aunque Müller y Bopp –que intuye no han
no exclusividad. No obstante, no de- llegado aún a España–, sintetiza el
bió asombrarse Villergas de la quere- origen de la lengua española, para evi-
lla argentina; raro hubiera sido que, denciar que es otra la forma en que de-
habiendo existido una emancipación ben pensarse las cuestiones filológicas.
americana de Europa, nadie hubiera Por otro lado, siente que, igual que al
dicho nada en relación a la emancipa- pronunciar su discurso del 37, ha sido
ción de la lengua. nuevamente mal interpretado: “Ha
Una serie de diez cartas publica el pe- creído Perulero que cuando el señor
riódico porteño La Libertad, para res- Gutiérrez hablaba de una lengua espa-
ponder a las de Antón Perulero, que van ñola enriquecida con elementos que le
del 22 de enero al 6 de febrero de 1876. llegaban (en este país) con la industria
Hoy las conocemos como Cartas de un y la actividad, y las costumbres de la
porteño, título bajo el cual las compila inmigración, optaba por una jerga in-
Ernesto Morales36 a partir del apelati- coherente y descosida que sólo hubiera
vo con que las firma Gutiérrez. La idea de entenderse a las orillas del Plata...”39
de un porteño enfatiza una pertenencia No hacía falta esta aclaración para in-
no tanto geográfica cuanto espiritual. ferir que Gutiérrez no desea un idioma
En la primera carta37, para ahondar en propio en sentido estrecho. Insiste, no
las razones de su denuncia, Gutiérrez re- obstante, en que un pueblo cuyos ór-
memora el origen servil de la Academia ganos todos están en desenvolvimien-
410
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
411
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
sobre todo, sus comunicaciones con por los años treinta, Alberdi conoció
América. (Tres años demoró el diplo- e intimó con Juan María Gutiérrez y
ma en llegar a manos de Gutiérrez.) Esteban Echeverría, los que, recuer-
El poder de la Academia sobre las da, influyeron profundamente en su
lenguas es relativo; da diplomas, casi, pensamiento; aunque, mientras éstos
en sentido figurado, pues, ¿acaso es cultivaban la literatura, él se inclinara
ella quien tiene el derecho de darlos? más por los estudios filosóficos y so-
Alberdi, en definitiva, estima que ciales. La aversión, entonces, a todo
Gutiérrez debió entrever, en el nom- lo español “me enemistaba con la
bramiento, un gesto de cordialidad lengua misma castellana, sobre todo
antes que el desenvaine de un sable con la más pura y clásica, que me era
de tinta. Luego, buscando trazar los insoportable por lo difusa”. Alberdi
pensamientos que influyeron en Juan atribuye, entonces, a la falta de esta
María Gutiérrez, afirma que en el in- cultura literaria el no haber podido
glés Herbert Spencer –hombre de la sentir la belleza de la literatura espa-
idea de que la lengua inglesa no debe ñola, que advirtió, lamentablemente,
su perfección, en ciertos puntos, sino ya muy entrado en años: “No hace
a la ausencia controladora de una sino muy poco que me he dado cuen-
Academia–, y en el francés M. Littré ta de la suma elegancia y cultísimo
–autor de un estimable Dictionnaire lenguaje de Cervantes”.
de la langue française– están los pre- Se suele leer esta confesión como una
cedentes de la concepción idiomática refutación al Alberdi que anhelaba
de Gutiérrez. la “Emancipación de la lengua”. El
Por último, Alberdi objeta a los ingleses hombre maduro que reprende al joven
el hecho de que no se hayan asociado incauto. Pero la remembranza continúa
en torno a los asuntos de la lengua. Si y parecen ser otras las inferencias que
en todos los órdenes sociales, los hom- debemos hacer. “Cuando en Madrid
bres se asocian en pos de mejorar ya sea me encontré en el seno de algunas fa-
el comercio, la industria, los cultos, se milias –sigue diciendo Alberdi–, más
pregunta Alberdi ¿porqué no habrían de una vez el habla de los niños y de las
de asociarse para beneficiar las lenguas? damas me distrajo de la música misma
por la armonía de su acentuación. Al-
guna satisfacción creí encontrar de mis
5 preocupaciones contra el viejo estilo
castellano, en la confesión de Larra, de
Algunos años después, en 1900 tene- que si Cervantes viniese al mundo, en
mos la publicación del tomo XV de este siglo, se guardaría de usar de su
los Escritos póstumos de Juan Bautista lenguaje del siglo XVII”.
Alberdi, en donde hallamos “Mi vida Alberdi, septuagenario ya, y libre de
privada...”, autobiografía compuesta, los nubarrones de la posguerra, despe-
austeramente, en las postrimerías de su ja sus recelos del castellano peninsular
vida. Resulta interesante, para el pre- y reafirma la naturaleza permeable del
sente estudio, una serie de confesio- idioma. No vira hacia el casticismo,
nes que hacer Aberdi sobre su ideario sino que, ahora más informado sobre
de la lengua. Durante sus estudios de el viejo estilo de Castilla, redime las
jurisprudencia, en Buenos Aires, allá advertencias neologistas de Larra.
412
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
413
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
pero subraya lo mal que nos acostum- ricanos, cuya misión sea plasmar, en
bran; no ignora que una lengua se en- un nuevo Diccionario y en una nueva
sancha día a día, pero repudia el neolo- Gramática, la misión conjunta de ve-
gismo. De modo que, en el ideario de lar por el idioma.
mantener castiza a la lengua, al mismo Apenas nombrado, ese mismo año,
tiempo que abierta a los avatares de Ministro de Gobierno de la Provincia
un mundo vivo, Vicente Quesada en- de Buenos Aires, Vicente G. Quesada
cuentra en la labor de la Academia el expide la primera circular oficial con
antídoto a todos los males que surjan respecto a la querella lingual:
de esta oscilación entre la permanen-
cia y el cambio; pues, dictando la nor- “Marzo 5 de 1877
ma, logra que las transformaciones no “Persuadido que es necesario atender cui-
corrompan. Así, por un lado, si bien dadosa y esmeradamente la enseñanza de
achaca a España desinterés por las co- la lengua nacional, para impedir la anar-
sas de América Latina; por otro, cele- quía que se va introduciendo en la orto-
bra la “noble y dignísima” iniciativa de grafía, y conservar puro y correcto nuestro
la Real Academia de crear academias idioma, como cumple a todo el pueblo
correspondientes, y el “valor” de los culto, recomiendo a usted, de una mane-
americanos que, comprendiendo el in- ra especial, preste la mayor atención a su
terés en común por mantener unida y enseñanza, e impida que por descuido del
pura la lengua, comienzan a fundarlas. profesor o por indolencia de los discípulos,
Estas academias, como la de Santa Fe crean que es permitido a gentes bien edu-
de Bogotá, la de Quito y la de México, cadas, escribir incorrectamente su idioma
son hechos que lo complacen, porque e ignorar la gramática.” 47
“sirven para desvanecer las preocupa-
ciones engendradas por susceptibilida- Algunos años después, en oportuni-
des indisculpables, que han perturba- dad de volver sobre la cuestión de la
do a espíritus esclarecidos, al sostener lengua48, Vicente Quesada reconstru-
que es ofensa a las nacionalidades de ye, documento por documento, las
América la conservación de la hermosa medidas que adoptó España durante
lengua de sus progenitores”45. Vicente el período colonial por extinguir las
Quesada no sólo repudia el rechazo de lenguas autóctonas, en favor de lograr
Juan María Gutiérrez, sino que cree la expansión e imposición de la lengua
son pocos e impertinentes quienes lo española. Las miras eran precisas: faci-
acompañan: “Pretender que la lengua litar la administración y la catequesis
española, sólo por haber sido la de los cristiana. Para Quesada, este proceso,
conquistadores, deba convertirse en cuya punta de lanza fue la instrucción
dialectos peculiares a cada república, jesuítica, fue natural y necesario; y a
es una idea atrasada y poco en armonía él debiera admirarse como una de las
con las necesidades de la civilización empresas más nobles y civilizadoras de
moderna...”46 la conquista. “No se hubiera obtenido
Todas estas observaciones trabajan nunca que las numerosas poblaciones
en función de respaldar lo que, para indias, en sus propias comarcas, se
Vicente Quesada, resulta urgente: aplicasen a estudiar y aprender la len-
convocar a un congreso lingüístico que gua de la raza que las dominaba por
reúna hablistas españoles y latinoame- la conquista: que dejasen voluntaria-
414
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
415
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
y a su temor a que los avatares orto- temas lingüísticos. Vicente Fidel López,
gráficos estén generando una anarquía sintiendo que los espíritus de Grimm,
idiomática en el idioma nacional, Bopp y Max Müller redimieron en el
Sarmiento vuelve sobre la cuestión de trabajo de Calandrelli, le compone una
la soberanía idiomática (en este caso “Introducción” y lo juzga como colosal
sobre la ortográfica) y se pregunta y honra para la ciencia nacional, “por-
por la relevancia de la Real Academia que –agrega– no solamente es el único
entre los americanos “habiendo dado de su especie en la lengua española, sino
uno de nuestros hablistas sus razones el primero también, por el método y por
para no aceptar de ella el título de el bagaje, que se emprende en tan vasta
miembro honorario”51. Pero en 1879, escala sobre las lenguas de la civilización
Sarmiento no tiene ya la misma per- moderna conocidas con el nombre de
cepción que años atrás sobre España, indoeuropeas”54.
pues advierte que se mueve, al menos Por el modo en que Fidel López traza,
en materia editorial, en el sentido de brevemente, el origen y desarrollo de las
todas las naciones civilizadas, difun- lenguas, se puede deducir que no pug-
diendo todas las ramas del conoci- na por un purismo para el castellano de
miento. Hallamos, en este año, por un América, sino más bien por un estudio
lado, a un Sarmiento que atemperó su en profundidad de todas sus formas,
pensamiento sobre el idioma castella- incluidas las incaicas, que confluyen
no a la relativa expansión de libros edi- en él. López no era de la idea de atacar
tados en español; y, por otro lado, a un los dialectos, sino de tratarlos como un
Sarmiento impugnando cualquier tipo orfebre observa su pedrería: “Muchas
de gestación dialectal o diversidad idio- veces la lengua oficial de una nación es
mática. El 22 de abril, en El Nacional, mucho menos rica en acepciones que la
leemos una de sus nuevas tesis: “Uno jerga popular, y no puede reclamar más
de los mayores bienes de que goza una ventaja que la de haber tenido mayor
nación es la unidad del lenguaje de sus fortuna, por su posición geográfica o
habitantes, y la mayor rémora para su por otros accidentes políticos más favo-
civilización son las diferencias...”52. La rables que los que alcanzaron los otros
diversidad de lenguas en una misma hermanos abandonados en la baja clase
nación le resulta motivo de discordia y de dialectos”55. López lleva contabiliza-
desencuentro, y es en esta misma nota dos nueve emprendimientos filológicos
en donde desdeña la babelización y la a cargo de eruditos españoles, entre los
juzga indeseable para el entendimien- cuales se encuentran la edición de 1726
to de un pueblo. del Diccionario de la Real Academia;
los Orígenes de la lengua española, com-
puestos por varios autores y recogidos
8 por Mayans y Sicar (1787); el Diccio-
nario etimológico, de D. Juan Peñalver,
En 1880, con la publicación del de 1805; y el equivalente de Felipe
Diccionario Filológico-Comparado de la Monlau, de 1856. Ninguno, afirma,
Lengua Castellana, de Matías Calandrelli, merece los honores de ser tenido por
que La Nación no olvidó anunciar opor- verdaderamente filológico.
tunamente53, la Universidad de Buenos En 1883, con la aparición de su
Aires se jacta de estar a la vanguardia en Historia de la República Argentina,
416
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
417
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
418
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
del lugar, el tiempo y el pueblo que los España: atrás, vieja inútil!”65 Obligado
modela. La pureza por la que aboga, le concede a Argerich la idea de que
por tanto, remite a una pureza ameri- “los idiomas no se forjan en las aca
cana, sin ingerencia de España: “Con o demias sino en el pueblo”, lo que ha-
sin academia, hablaremos de un modo lla igual de evidente que “se depuran
distinto del empleado en España...”62 en los buenos escritores”, así como las
Si ha de formarse una academia, para palabras y locuciones se seleccionan,
Argerich debe ser argentina, “sin vasa- precisan y circulan en el “diccionario”
llajes de preocupaciones extranjeras”, de la lengua. Y aquí es donde Obligado
y que España acoja o rechace lo que disiente con su amigo y antagonista,
esta diga. Nada irá en esto. Luego, an- pues no cree que este lexicón deba estar
tes de terminar, le pide que le permita compuesto por “Perico de los Palotes”,
dos palabras: “Usted ha sido seducido pues, aun siendo este Perico un docto,
y no se ha dado cuenta de que arriaba jamás lograría un repertorio de palabras
su bandera, pero nos quedan las bata- tan vasto como el que puede lograr una
llas ganaras por Usted y contamos con corporación. “Desdeña usted las labo-
las que todavía ganará como artista, res académicas, y sin embargo, no me
aunque sea sucursalero”63. citará usted un diccionario español,
Rafael Obligado responde enviando que en sus aciertos no sea mera copia
a La Nación cuatro cartas dirigidas a de la estigmatizada Academia, comen
Juan Antonio Argerich, que serán pu- zando los desaciertos precisamente allí
blicadas el 7, 8, 9 y 11 de agosto. En donde el autor ha pretendido burlarse
la primera64, Obligado rechaza que o separarse de ella.”66 De modo que
se lo acuse de patriota en lo poético, Obligado encuentra al Diccionario
traidor en lo demás, ya que sus opinio- real, incluso con sus falencias, superior
nes, sólo mal leídas pueden conducir a a otros lexicones particulares; por tan-
pensar que se debe arriar, en cuestión to, prefiere aplaudir a la corporación y
idiomática, la bandera de la patria. Re- colaborar con ella, en vez de combatir-
conoce haber hablado de “autoridad” la y ridiculizarla.
de España sobre la lengua, pero no de En la segunda carta67, para ejemplifi-
“soberanía”; y eso “pleito homenaje” y car la función que debería cumplir un
de “deber filial”, conceptos que afirma miembro americano de la Academia
no ser los suyos, le suenan a servilismo Española, Obligado hace como si ya
y adulación. La autoridad española, en fuera portador de ese título. ¿Cuál
cambio, Obligado la encuentra eviden- sería su deber?, se pregunta: enviar a
te: “Fuera bien original y hasta ridículo Madrid, encabezada por unas parcas
que nosotros, o cualquiera república líneas de formalidad, la lista de nom-
americana, que estamos balbuciendo bres, verbos, locuciones y modismos
una literatura propia, nos la echára- argentinos que deben incluirse en el
mos de maestros ciruelas abrogándo- Diccionario. Nada más.
nos una supremacía que no nos hemos “¿Que la Academia no los acepta?
conquistado; porque esta autoridad se ¡Peor para ella!... y no para mí, que los
conquista, no con desearla, sino a fuer- seguiré usando a destajo.
za de talento, prodigado en siglos de “¿Que la Academia los selecciona? Me
labor. ¡Quién nos diera a Cervantes, a alegraré mucho, porque, eso sí, en
Lope y a Calderón por acá, para decir a materia de lenguaje gusto del oro pu
419
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
420
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
a aquélla que usted sabe; y la segunda, dicada a Rafael Obligado, a quien quie-
porque... vaya, porque somos así.”72 re servirle de apoyo: “¿Acaso mancha o
Al responder Argerich, también por úl- deshonra un diploma extranjero? ¿Aca-
tima vez, formula su conclusión del de- so se menoscaba o sufre el patriotismo
bate: “La sucursal está muerta: que en americano porque en España como
paz descanse”73. Luego, cree que su an- en cualquiera otra parte del mundo se
tagonista está eludiendo lo neurálgico estiman y premian los talentos de la
del tema, que es la ilegitimidad de que América?”77 Del Solar entiende y hasta
España se arrogue la soberanía idiomá- saluda que Argentina esté buscando dar
tica. “¿De dónde se deduce el derecho con una literatura nacional. “Pero dar
de que nos imponga, a modo de sen- en la flor de fundar, y establecer desde
tencia, apelable ante la posteridad, su luego, una lengua nacional aparte, ge-
manera de interpretar el idioma?”74 Le neralmente híbrida y enriquecida por
resulta, por tanto, irrisorio postular que barbarismos de la peor especie, y que
la Academia es la más docta a la hora de reniegue de aquella que nos enseñaron
confeccionar diccionarios y gramática; nuestros padres y aprendimos a balbu-
piensa, para el caso, en Andrés Bello, cear desde nuestra cuna, nos parecería
cuya Gramática, particular y americana, lastimoso extravío.”78
supera todos los esfuerzos hechos por la De modo que Del Solar entiende, en
corporación real. “Cuerpos conservado- primer lugar, que lo que se está discu-
res, tímidos, llenos de plateados y do- tiendo es la fundación de una lengua
rados, son cuerpos de otras edades.”75 nacional. Aunque principia la nota
Para Argerich, un buen diccionario sólo advirtiendo la singularidad cultural
puede ser el resultado de un esfuerzo argentina, desdeña luego que los ar-
individual, y cita como ejemplos los de gentinos pretendan una lengua, pues
un Littré y los de un Webster. Acusa, también podrían reclamar, con iguales
finalmente, a Obligado de llevar su pre- derechos, una propia los chilenos, los
tensión conservadora de la lengua a un venezolanos, los colombianos... “Pero
extremo que cree inconveniente; y, pre- por qué no reconocer la autoridad de
anunciando la sentencia que imprimirá una cabeza que acoja y ordene, clasifi-
Rufino Cuervo diez años más tarde, se que y depure el uso de todas estas pecu-
pregunta: “¿Quien nos dice que no es- liaridades de nuestro idioma local...”79
temos en un momento histórico seme- Del Solar no encuentra problema en
jante, hasta cierto punto, al que siguió ello, ni subordinación, sino beneficios,
a la caída del imperio romano y que la opinión que comparte con Obligado.
corrupción del idioma, tan sonada, no No cree tampoco posible que cada na-
sea, como es siempre la corrupción, una ción, al rechazar una autoridad central
de tantas fuerzas de creación en la eter- que reúna y unifique el criterio para los
na transformación de los seres?”76 americanismos, pueda por tanto dar
con un diccionario nacional. Ni cree
tampoco, y en esto hace énfasis, que
2 América se encuentre en un momento
similar al europeo durante la gestacio-
Unos días más tarde, el capitán chile- nes de las lenguas romances. Encuen-
no, ahora escritor y poeta, Alberto del tra, sí, un proceso de “corrupción” de
Solar, envía una carta a La Nación, de- la lengua, al que hay que detener. “Por
421
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
422
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
idiotismos entre lenguas de naturaleza Solar no busca, por el tono que em-
completamente diversa”86. Exhorta, por plea, ridiculizar a De Vedia; pero lo lo-
último, a su antagonista, a conocer gra al reproducir algunos de sus pasa-
bien el castellano, antes de arrastrarlo jes. Luego vuelve sobre la necesidad de
entre el polvo. instalar academias correspondientes,
“¿Qué es lo que hablamos?”, repregun- justamente para evitar el futuro idioma
ta De Vedia al día siguiente, y respon- que él preanuncia: “... debemos, pese
de: “Una lengua, señor Del Solar”87. a los que nos impugnan, considerar al
Una lengua, no obstante, de la cual no español como nuestra lengua única;
hay que enorgullecerse, agrega, porque y a toda la amalgama de elementos
es obra de España, es decir, obra mag- heterogéneos que a veces suele for-
nífica y bella, pero ajena. De Vedia in- mar un guirigay o jerga ininteligible,
sisten en que América hará su propio tan frecuente, por desgracia, en Chile
idioma, pero no a base de otro idioma y Colombia, como en el Perú y la
europeo que desplace al castellano, Argentina, desecharla, o, si no, clari-
sino a partir del ser social que brote del ficarla; despojarla de toda la borra, de-
suelo americano. Refiriéndose, luego, jándole sólo lo necesario”91.
puntualmente al Río de La Plata, al Este entrevero concluye, al día siguien-
que concibe como tierra de confluen- te, con la última nota de Mariano de
cia extraordinaria, agrega: “Aquí se Vedia92, la que resume las posiciones en-
hará también el gran idioma –el gran contradas y deja formuladas una serie de
idioma, porque recibirá las más pode- preguntas que, años atrás, habían sido
rosas y sanas influencias que haya re- las del mismo Juan María Gutiérrez:
cibido cualquiera otro de la tierra”88. ¿Interesa a los americanos detener el flu-
Luego de reafirmarse en estas tesis se jo de voces e ideas que se entrecruzan y
ocupa de la labor de la Academia, la alteran en el Río de La Plata? ¿Convie-
cual estaría, por tanto, empecinada en ne al progreso americano asociarnos en
convertir al castellano en un museo, al pos de fijar la lengua? Alberto del Solar,
que debería adorársele en su pureza. cuya posición al respecto ya ha sido es-
No creyendo De Vedia en las institu- grimida, no responde.
ciones de la lengua, no puede consentir Meses más tarde, Rafael Obligado,
las idas de Obligado: “¿Para qué quiere Estanislao Ceballos y Carlos Guido y
España argentinismos? Guárdeselos, se- Spano son nombrados miembros de la
ñor Obligado, no los regale, aunque de Real Academia Española en calidad de
muchos sea usted padre; guárdeselos académicos correspondientes extranje-
para nuestro idioma, que ya viene, y no ros. Obligado se siente honrado:
los exponga a un desaire justificado”89.
Al contestar90, Alberto del Solar le ob- “Dígnese V. S. –le escribe a Tamayo
jeta a su antogonista, en primer lugar, y Baus, secretario perpetuo de la Real
esa idea de no poder enorgullecerse Academia– participar al Sr. Director
de la lengua castellana, por haber sido de la Academia, mi aceptación del car-
gestada sin nuestro consentimiento. go, haciéndole presente a la vez, que
De seguir con estos razonamientos, considero un deber de patriotismo velar
agrega, tampoco podríamos enorgu- la pureza y enriquecimiento de nuestro
llecernos de otras herencias, como las magnífico idioma.”
que provienen de nuestros padres. Del “La República Argentina, como V. S. lo
423
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
sabe, recibe anualmente miles de inmi- llega esta oportunidad? Aquí está todo
grantes europeos, benéficos en sí mismos, el quid de la cuestión.”95
puesto que son la principal fuente de su Mansilla entiende que los ingresos de
progreso, pero causa fatal de la mezcla de voces americanas al Diccionario de-
todas las lenguas, en detrimento de nues- ben ser más oportunos, pues va en esta
tra cultura literaria y artística.” prontitud por comprender y aceptar lo
“Como argentino y como amante de americano, el poder aspirar a la unifi-
nuestras tradiciones de raza, creo, en cación de la lengua española.
conciencia, cumplir un deber altísimo Ese mismo año, 1889, en octubre,
contribuyendo a mantener la unidad de José Martí, convertido ya en asiduo
la lengua de nuestros abuelos, de nuestros colaborador de La Nación, al rese-
héroes y de nuestras madres”.93 ñar un libro argentino, lanza su per-
tinaz “Gutiérrez, para no ser traidor,
no quiso ser académico”96. Martí está
3 admirado por la transformación por-
teña y encuentra, con el libro de Juan
Interesado por la querella de la lengua Piaggio, la oportunidad para decirlo:
y por esta discusión del diccionario “Nunca en veinte años cambió una
y las academias, Lucio V. Mansilla, ciudad tanto como Buenos Aires. Se
también en 1889, le dedica una de sacó del costado el puñal de la tradi-
sus causeries de los jueves94, del perió- ción...”97 Su juicio sobre lo que en ella
dico Sud América, en donde exhorta a está sucediendo es similar al que había
los hombres en disputa a llegar a un expresado Gutiérrez al rechazar el di-
acuerdo con la Academia Española y ploma, pues advierte que la presencia
dotar a la lengua, finalmente, de un extranjeras, con sus lenguas, se cruza
Diccionario que, no por ser del espa- en Buenos Aires de tal modo que, va-
ñol, deje de ser americano. liéndose de la libertad y el progreso en
Mansilla cree que escritores como que respira, produce beneficios espiri-
Bello, Baralt, Caro o Vicente Quesada tuales. Esa reunión no es, para Martí,
no han buscado –al auspiciar la limpie- causa accidental y pasajera, sino vo-
za, la purificación y el ennoblecimiento luntad de crear un pueblo donde se
de la lengua– someter el castellano de junten, bajo la presidencia latina, las
América al veto de la Academia penin- fuerzas vivas del mundo. “Y se han
sular, sino, por el contrario, inducir a juntado y confundido con las del país,
ésta a ir lentamente incorporando en pero sin invadirlo ni desfigurarlo...”98
su Diccionario oficial el caudal de vo- No es corrupción lo que encuentra
ces forjadas al calor de la idiosincrasia Martí en Buenos Aires, sino un sanísi-
americana. La propia España ostenta mo encuentro de fuerzas creativas. No
eruditos que, siguiendo esta tenden- se ha gestado, por tanto, sino la fiso-
cia, quieren, sin abandonar el ideal nomía de un nuevo país, que está, a la
casticista, asimilar voces nuevas. “La vez, forjando el arte y la literatura que
Academia Española no pretende ni esté a su altura, que dé cuenta de sus
puede pretender, en su purismo, que esperanza y su vitalidad. Martí no cree
voces aceptadas por millones de hom- que Buenos Aires esté en peligro, por
bres, no figuren en su Diccionario, en el contrario, entiende que es la ciudad
la oportunidad debida. Pero ¿cuándo que más a salvo está del atraso.
424
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
425
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
la “lengua común” constituye el ma- que aquende y allende los mares ha-
yor vínculo de fraternidad con el resto blan castellano, para mantener, uno e
de los países hispanoamericanos. Esta incólume, como elemento de progreso
“lengua común”, no obstante, tiende y vínculo de fraternidad, su patrimo-
a adulterarse y está seriamente amena- nial idioma”104. El tema, entonces, es
zada por un proceso de dialectización. el problema de la unidad de la lengua.
No habría, además, otro país más ex- A partir de lo que se desprende de las
puesto que Argentina a este peligro. “Y treinta y una resoluciones, se evidencia
si puede ser una exageración prever un una fe, irrestricta y quizá muy elevada,
día en que nos fuera difícil de enten- en que España –y en especial la Real
dernos entre hispanoamericanos, no Academia– debe, casi por derecho na-
lo sería asegurar que habríamos per- tural, regir los destinos de esa unidad
dido, a no reaccionar, el hábito de la idiomática. Los puntos más curiosos
lengua tradicional...”102 La reforma, –curiosos si no nos olvidamos que el
por tanto, decide intervenir en la di- Congreso era hispanoamericano– son el
rección de la lengua. “Renunciemos 14, 15, 16 y 17, en donde se establece
–agrega Carballido– a vanagloriarnos a dicha corporación, y a las institucio-
con nuestras incorrecciones: como lo nes por ella apadrinadas, la autoridad
repite expresamente el nuevo plan de máxima en materia lingual, y se invita,
estudios, no hay más idioma nacional además, a defender la unidad idiomá-
que el castellano.”103 tica a partir de un respeto universal a
La circular es aplaudida por Ernesto una única reglamentación gramatical
Quesada con una carta fechada el 26 (dictada, naturalmente, por la Real
de abril de 1891 y publicada por La Academia). La resolución vigésima
Nación al poco tiempo. Ernesto, hijo postula imprescindible para todos los
de don Vicente Quesada, se suma en- pueblos de habla castellana un léxico
tonces a la polémica y la ensanchará común; pero más adelante advierte
con algunos de los escritos más rele- que el vocabulario de los americanos
vantes, uno de los cuales paso a co- corrientes en el nuevo mundo “...se in-
mentar ahora. serte, no en el cuerpo del diccionario de
la Academia Española, sino por vía de
apéndice...”. De modo que el Congreso
5 fue, cuanto menos, descortés, pues in-
vita a América a comer y beber en su
Entre el 31 de octubre y el 10 de no- histórico palacio, pero prefieren, por el
viembre de 1892, en Madrid, convo- momento, que lo haga en algún cuarto
cado por la Asociación de Escritores aledaño y menos iluminado.
y Artistas Españoles, se celebra un Quesada, que reproducirá las 31 re-
Congreso Literario que, aunque el 98 soluciones en El problema del idioma
por ciento de sus miembros eran espa- nacional, y siendo él un miembro y,
ñoles, declama ser hispanoamericano. por momentos, ferviente defensor de
Se conmemoraba el cuarto centenario la Academia, advierte cierta prepoten-
del descubrimiento de América y la cia española, por lo que lamenta que el
preocupación central era: “sentar las Congreso haya estado impregnado del
bases de una gran confederación lite- Alas Clarín que lanzó, alguna vez: “los
raria, formada por todos los pueblos españoles somos los amos del idioma”.
426
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
427
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
América, lo mismo que para España: cer sus páginas, ahora, preferentemente
imbuirse de Europa. Europeizar la len- para refutar el intento autonomista que
gua. De modo que todo tipo de casti- emana de las páginas abeillianas. Prue-
cismo le parecerá una broma anacróni- ba de esta vocación renovada es la nota
ca. Su ¡Muera don Quijote! conjura al de Miguel Cané, “La cuestión del idio-
¡Muera el gaucho! de Sarmiento. ma”110; la “Carta a La Nación”111, de
Con estas referencias, finalmente, Juan Valera; la “Carta al Sr. D. Ramón
queda expuesta la vocación del diario C. Carriegos”112, de Ricardo Palma; y
La Nación de intervenir en la querella el par de cartas de Miguel Unamuno
que estimó, acaso, de las más relevan- sobre el idioma nacional113, entre una
tes. Más tarde, con la publicación de larga serie que, prácticamente, conti-
Idioma nacional de los argentinos, de núa ininterrumpida.
Lucien Abeille, el diario volverá a ofre-
NOTAS
1. Texto que surge de la junta del 24 de noviembre de 1870. En Memorias de la Academia Española. Año I,
Tomo IV.
2. En el mismo lugar.
3. En el mismo lugar.
4. Alberdi, Juan Bautista, “De los destinos de la lengua castellana en la América antes española”. Londres,
marzo de 1871. Se publica por primera vez en Escritos póstumos de Juan Bautista Alberdi. Ensayo sobre la
sociedad, los hombres y las cosas de Sud-América. Tomo VI. Buenos Aires, Imp. Alberto Monkes, 1898.
5. En el mismo lugar.
6. En el mismo lugar.
7. En el mismo lugar.
8. Gutiérrez, Juan María, “Carta al señor secretario de la Academia Española”, en La Libertad. Buenos Aires, 5 de
enero de 1876.
9. En el mismo lugar.
10. En el mismo lugar.
11. En el mismo lugar.
12. En el mismo lugar.
13. En el mismo lugar.
14. Berra, Francisco Antonio, “La lengua castellana” (Artículo Comunicado - Carta al director de La Nación),
en La Nación. Buenos Aires, 14 de enero de 1876. Página 1.
15. En el mismo lugar.
16. En el mismo lugar.
17. En el mismo lugar.
18. En el mismo lugar.
19. En el mismo lugar.
20. En el mismo lugar.
21. Pelliza, Mariano A., “La lengua española”, en La Nación. Buenos Aires, 19 de enero de 1876. Página 1.
22. En el mismo lugar.
23. En el mismo lugar.
24. En el mismo lugar.
25. Berra, Francisco Antonio, “La lengua castellana” (Artículo Comunicado), en La Nación. Buenos Aires, 25 de
enero de 1876. Página 1.
26. En el mismo lugar.
27. En el mismo lugar.
28. Pelliza, Mariano A., “La lengua española”, en La Nación. Buenos Aires, 29 de enero de 1876.
29. En el mismo lugar.
30. Berra, Francisco Antonio, “La lengua castellana” (Artículo Comunicado), en La Nación. Buenos Aires, 4 de
febrero de 1876. Página 1.
31. Martínez Villergas, Juan, “Amor con amor se paga I”, en Antón Perulero. Buenos Aires, 13 de enero de 1876.
428
LA BIBLIOTECA
Tesoros N° 7 | Primavera 2008
429
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Tesoros
73. Argerich, Juan Antonio, “El entierro de la sucursal” (Carta a Rafael Obligado), en La Nación. Buenos Aires, 14 de
agosto de 1889. Página 1.
74. En el mismo lugar.
75. En el mismo lugar.
76. En el mismo lugar.
77. Solar, Alberto del, “La Academia española y los americanos”, en La Nación. Buenos Aires, 25 de agosto
de 1889. Página 1.
78. En el mismo lugar.
79. En el mismo lugar.
80. En el mismo lugar.
81. Vedia, Mariano de, (Firma como Juan Cancio), “Fundo mi voto” (Carta a Alberto del Solar), en La
Nación. Buenos Aires, 4 de septiembre de 1889. Página 1.
82. En el mismo lugar.
83. En el mismo lugar.
84. Solar, Alberto del, “Replico” (Carta a Juan Cancio), en La Nación. Buenos Aires, 5 de septiembre de 1889.
Página 1.
85. En el mismo lugar.
86. En el mismo lugar.
87. Vedia, Mariano de, (Firma como Juan Cancio), “Sobre lo mismo” (Carta a Alberto del Solar), en La
Nación. Buenos Aires, 6 de septiembre de 1889. Página 1.
88. En el mismo lugar.
89. En el mismo lugar.
90. Solar, Alberto del, “Punto y coma” (Carta a Juan Cancio), en La Nación. Buenos Aires, 7 de septiembre
de 1889. Página 1.
91. En el mismo lugar.
92. Vedia, Mariano de, (Firma como Juan Cancio), “Hasta la vista” (Carta a Alberto del Solar), en La Nación.
Buenos Aires, 8 de septiembre de 1889. Página 1.
93. Obligado, Rafael, “Rafael Obligado, académico” (Carta al secretario perpetuo de la Academia española,
Sr. Tamayo y Baus), en La Nación. Buenos Aires, 16 de enero 1890. Página 2.
94. Mansilla, Lucio V., “Académicos de número, honorarios, correspondientes y electos”, en Entre-nos.
Causeries del jueves. Libro IV. Buenos Aires, Casa Editora de Juan A. Alsina, 1889.
95. En el mismo lugar.
96. Martí, José, “Tipos y costumbres bonaerenses, por Juan A. Piaggio”, en El Partido Liberal. México, 3 de
octubre de 1889.
97. En el mismo lugar.
98. En el mismo lugar.
99. En el mismo lugar.
100. Carballido, Juan, “Plan de estudios y programas; Circular; Ministerio de Instrucción Pública” (A los
señores rectores de colegios nacionales), en La Nación. Buenos Aires, 21, 22 y 23 de abril de 1891. Siempre en
página 1. (Paul Groussac se atribuye la redacción de esta circular en “A propósito de americanismos”, en Anales
de la Biblioteca. Tomo I. Buenos Aires, 1900. Página 413.)
101. En la edición de La Nación del 21 de abril de 1891.
102. En la edición de La Nación del 22 de abril de 1891.
103. En el mismo lugar.
104. Cf. Quesada, Ernesto, El problema del idioma nacional. Buenos Aires, Revista Nacional, 1900. (Es la publi-
cación en una sola entera de “El problema de la lengua en la América española”, publicado por Revista Nacional.
Esta edición de 1900 adosa un “Proemio” destinado al libro de Lucien Abeille editado recientemente.)
105. En el mismo lugar.
106. “Contra el purismo I”, en El Sol. Buenos Aires, 24 de octubre de 1899. “Contra el purismo II”, en El Sol.
Buenos Aires, 1 de noviembre de 1899. “Contra el purismo III”, en El Sol, Buenos Aires, 8 de noviembre de
1899. “El pueblo que habla español”, en El Sol. Buenos Aires, 16 de noviembre de 1899.
107. Unamuno, Miguel de, “Contra el purismo I”, en El Sol. Buenos Aires, 24 de octubre de 1899.
108. En el mismo lugar.
109. En el mismo lugar.
110. En La Nación. Buenos Aires, 5 de octubre de 1900.
111. En La Nación. Buenos Aires, 2 de diciembre de 1900.
112. En La Nación. Buenos Aires, 7 de noviembre de 1904.
113. “El idioma nacional”, en La Nación. Buenos Aires, 1 de marzo de 1908. Y “Más sobre el idioma nacional”,
en La Nación. Buenos Aires, 13 de marzo de 1908.
430
Labor
bibliotecológica
435
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
436
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
437
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
438
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
439
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
440
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
Al mismo tiempo, gracias a las ges- Por otra parte, en esa época ya exis-
tiones que realizara como director tían experiencias de automatización de
Jorge Luis Borges, se inició en 1971 bibliotecas en el país. Ello indujo en
la construcción del nuevo edificio de 1992, a pesar del entorno conflictivo
la biblioteca. Sin embargo, la com- que rodeaba a la biblioteca, a diseñar,
plejidad de la realidad política, social con la colaboración de la Asociación
y económica del país trajo aparejados de Bibliotecarios Graduados de la
durante los años 80 cambios frecuen- República Argentina (ABGRA), una
tes en la administración de la biblio- base de datos en formato CEPAL mo-
teca (Horacio Hernández, 1979-1984; dificado –denominada BNDOCU–
Gregorio Weinberg, 1984-1985; Dar- mediante el software Microisis, donde
do Cúneo, 1985-1989). Además, a se contemplaban campos para registrar
mediados de la década se produjo una descriptores.
fuerte restricción presupuestaria. Esta
situación impactó directamente en la Este intento de automatización inci-
capacidad de los organismos públi- piente no prosperó. En 1994 se reto-
cos para retener a su personal; como maron los procesos técnicos en forma
contrapartida, se suspendió el ingreso manual, pero se adoptó el Tesauro de la
a la administración pública de nuevos UNESCO como instrumento rector de
agentes. A principios de la década del la Biblioteca Nacional para indizar los
90, bajo la dirección de José María libros. Si era necesario crear un término
Castiñeira de Dios (1989-1991) y de se consultaban otros tesauros, como por
Enrique Pavón Pereyra (1991-1994), ejemplo el Macrotesauro de la OCDE
por falta de personal en el sector se (Organización para la Cooperación
discontinuó la catalogación de mo- y el Desarrollo Económico), los
441
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
442
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
443
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
sos de capacitación en los que se ejem- todas las tareas que implica el control
plificó la forma correcta de ingreso de autoridades y no se genera la base de
de las entidades. Desgraciadamente, datos correspondiente.
tal como ha ocurrido en otros países
(Zavala Barrios, 2006), la falta de ex-
periencia y de conocimientos produjo Los proyectos actuales
una serie de inconsistencias y errores
en los registros elaborados. Durante el año 2006, gracias al traba-
jo conjunto del Consejo Consultivo
La metodología empleada para corre- Honorario de Bibliotecarios convo-
girlos incluía la generación de listados cado por las autoridades de la institu-
de nombres (personales, de entidades y ción, e integrado por éstas, personal
de editores) que eran controlados por del organismo y por personalidades
una coordinadora asistente de puntos pertenecientes al quehacer biblioteco-
de acceso, mediante la consulta de lógico, se ha reformulado la estructura
fuentes externas. Dentro de un lapso organizativa de primer nivel operati-
aproximado de dos años, se exami- vo y se han actualizado los objetivos
naron alrededor de 50.000 encabeza- de la biblioteca (Argentina. Decreto
mientos, de los cuales cerca de 13.000 N° 272, 2007). Ello ha constituido
fueron corregidos. Para realizar esa ta- un logro muy importante porque a
rea se efectuaron, en promedio, 95.000 través de la aprobación de los mismos,
consultas. Las correcciones realizadas se han reafirmado las funciones que le
en las listas impresas incluían la men- competen y se ha documentado por
ción de las fuentes consultadas. Con primera vez, entre otras acciones, su
igual metodología, excepto en lo que responsabilidad en cuanto a:
se refiere al agregado de palabras clave, • La constitución de un Centro
se inició durante 2006 el inventario de Bibliográfico Nacional.
300.000 partituras. • La compilación y publicación de la
Bibliografía Nacional Argentina.
En la actualidad, el registro de libros y • El desarrollo de procesos y pautas
partituras se desarrolla de acuerdo con bibliotecológicas que se constitu-
las pautas implementadas desde la vi- yan en normas orientadoras de la
gencia del Programa Inventario, ya que bibliotecología nacional.
se considera que no es conveniente in- • La prestación de un servicio públi-
novar hasta tanto se implante un siste- co de consulta a los usuarios, tanto
ma integrado de gestión bibliotecaria. presenciales como remotos.
El resto de los materiales (publicaciones • La formación y perfeccionamiento
seriadas, fotografías, mapas, manuscri- de recursos humanos en materia bi-
tos, grabaciones sonoras, películas, etc.) bliotecológica y disciplinas afines.
se halla en algunos casos pendiente de • El desarrollo de programas de coope-
organización, en otros, se controla a ración con otras bibliotecas y otras
través de bases de datos separadas, dise- entidades culturales y científicas.
ñadas en Microisis con formato CEPAL • La participación en la construcción
adaptado. Si bien se controlan los enca- de las políticas nacionales de infor-
bezamientos mediante la consulta de mación.
fuentes externas, no se cumplimentan
444
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
445
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
BIBLIOGRAFÍA
Anales de la Biblioteca: Publicación de documentos relativos al Río de la Plata con introducciones y notas por
P. Groussac, tomo segundo, Imprenta y Casa Editora de Coni Hermanos, Buenos Aires, 1902.
Gobierno Nacional, Decreto Nº 272, 30 de marzo de 2007, publicado en Boletín Oficial de la República
Argentina, N° 31127.
Biblioteca Nacional (Argentina), Guía para fichado y catalogación conteniendo la tabla de materias del catálogo
metódico y un índice de palabras-clave, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1935a.
Biblioteca Nacional (Argentina), La Biblioteca Nacional en 1932: Memoria elevada al Excmo. Señor Ministro de
Justicia e Instrucción Pública Dr. D. Manuel M. de Iriondo, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1933.
Biblioteca Nacional (Argentina), La Biblioteca Nacional en 1934: Memoria elevada al Excmo. Señor Ministro de
Justicia e Instrucción Pública Dr. D. Manuel M. de Iriondo, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1935b.
Biblioteca Nacional (Argentina), La Biblioteca Nacional en 1935: Memoria elevada al Excmo. Señor Ministro de
Justicia e Instrucción Pública Dr. D. Jorge De la Torre, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1936.
Biblioteca Nacional (Argentina), La Biblioteca Nacional en 1936: Memoria elevada al Excmo. Señor Ministro de
Justicia e Instrucción Pública Dr. D. Jorge De la Torre, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1937.
Biblioteca Nacional (Argentina), La Biblioteca Nacional en 1937: Memoria elevada al Excmo. Señor Ministro de
Justicia e Instrucción Pública Dr. D. Jorge E. Coll, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1938.
Biblioteca Nacional (Argentina), La Biblioteca Nacional en 1944, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1945.
Biblioteca Nacional (Argentina), La Biblioteca Nacional en 1948, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1949.
Biblioteca Pública de Buenos Aires, Memorias, 1872-1876, s. l., s. n., s. f..
Biblioteca Pública de Buenos Aires, Memoria de la Biblioteca Pública de la Provincia : correspondiente al año
1877 : presentada por sus directores interinos : Doctor D. Nicolás Massa y D. Ernesto Quesada : Marzo de 1878,
Imprenta de la Penitenciaria, Buenos Aires, 1878.
446
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
Groussac, P., Historia de la Biblioteca Nacional, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1967.
Zabala Barrios, C., “Gestión del catálogo de autoridades en la Biblioteca Nacional del Perú: perspectivas y pro-
yectos”, en I Encuentro Internacional de Catalogadores: Nuevas tendencias en la normalización y sistematización de
la información: Ponencias y conclusiones, Lima, Biblioteca Nacional del Perú, 2006, pp. 217-227.
447
448
449
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
se los aborda no son atendidos en toda der mejor nuestro presente y planificar
su magnitud. Los aspectos dejados de con prudencia nuestro futuro.
lado pueden resumirse en: Un ejemplo muy ilustrativo sobre el
desconocimiento y la falta de infor-
“desconocimiento sobre el impacto de mación acerca de las personas que
las bibliotecas en la población”, no hay concurren a las bibliotecas, se pone en
una historia crítica, ni casos de estudio, evidencia en la investigación realiza-
ni fundamentos basados en teóricos del da por Verón4 en la cual se estudia el
pensamiento universal, que indaguen comportamiento de los lectores de las
sobre los usuarios de las bibliotecas en bibliotecas públicas de París, observan-
su condición de tales; “la profesión está do el recorrido realizado por ellos en la
más interesada en los procesos que en la localización de los libros de su interés.
gente”, ausencia de interrogantes acerca Se concluye que la particular disposi-
de lo que se lee y por qué se lee; “no se es- ción del material, agrupado por áreas
tablecen las necesarias conexiones en- temáticas, no condiciona ni favorece
tre el poder y el conocimiento”, se cree la lectura de tal o cual libro en espe-
en y se defiende el saber como objetivo y cial, ni la preferencia por una temática
racional; “el discurso está impregnado determinada. Los lectores se dirigen a
por el uso de la tecnología”, no se apor- los espacios del local de la biblioteca,
ta una mirada crítica y se piensa que hay en donde encuentran los libros que
neutralidad en la aplicación tecnológica; estaban buscando, de manera indepen-
“no hay relaciones interdisciplinarias diente del orden o clasificación temáti-
con otros campos”, si bien se acepta que ca establecido por la biblioteca. Si los
los estudios bibliotecológicos pertenecen a libros estuvieran en otro orden y lugar,
las ciencias sociales, no se establecen rela- también se dirigirían allí para leerlos.
ciones ni teóricas, ni metodológicas con Los resultados provocaron la sorpresa
ellas; “desinterés por la economía de la e incredulidad de los responsables de
información”, no se abren interrogan- las bibliotecas estudiadas, pero no un
tes sobre la explosión de la información cambio de actitud. Están convencidos
y sobre cómo cada vez mayor cantidad y creen que la distribución de los libros
de gente obtiene más información; en en un cierto orden temático y jerárqui-
síntesis las bibliotecas son una de las ins- co, y el establecimiento de recorridos
tituciones más encerradas en su propia entre la colección según clasificaciones
formación discursiva, menos estudiadas externas a los propios usuarios, siguien-
y las más ubicuas. do normas y reglas establecidas dentro
y para el propio campo bibliotecario,
Wiegand3 sostiene la necesidad de es- ayuda a los lectores en su elección, aun
tudiar todas estas cuestiones y que esta cuando no son consultados, ni partici-
tarea sería más productiva con la ayu- pan de dicho proceso. No obstante, se
da de investigaciones en el campo de la puede considerar un avance significa-
educación, la sociología, la economía, tivo haber encomendado la realización
la cultura, la comunicación, la etnogra- de este estudio a especialistas en el área
fía, entre otras; y agrega que es necesa- de la comunicación externos al campo
rio estudiar el pasado y las cuestiones de las bibliotecas.
únicas que se perfilaron en su tiempo Otro aspecto, señalado por Wiegand5,
y circunstancia, para poder compren- en uno de sus primeros trabajos, es la
450
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
451
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
452
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
453
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
454
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
455
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
456
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
muchas de las asociaciones positivas los buscadores son vistos como pro-
que se presentan, tienen que ver con veedores de información de calidad
un sentimiento nostálgico hacia los li- por igual; no obstante según el Infor-
bros y su representación simbólica en me de OCLC, las diferencias no están
la vida de cada individuo. tan claras, por lo cual en algunos de
Aún es prematuro suponer que este los dos componentes de la ecuación
mismo sentimiento se experimentará se presupone la existencia de informa-
en un futuro hacia los recursos elec- ción de mayor calidad.
trónicos, y si ello será la determinante En conclusión, los datos dan a enten-
en la elección de los recursos de acceso der que, en última instancia, serían los
a la información. buscadores los que ganarían la parti-
De hecho, las personas sienten un gran da. Se analizan miles de respuestas a
afecto por la “biblioteca” como insti- las preguntas abiertas sobre qué ideas
tución, pero están claramente descon- positivas se asocian con las bibliotecas,
tentas con el funcionamiento de los y sólo en escasísimas oportunidades, se
servicios bibliotecarios que utilizan. mencionan términos tales como “ca-
Una mala señalización, un entorno poco lidad”, “confianza”, “conocimiento”,
cálido, un personal poco amistoso, falta “aprendizaje”, “educación” y todas
de estacionamiento para los autos, un aquellas expresiones que circulan en
lugar sucio y frío, sistemas difíciles de el imaginario exclusivo y excluyente
usar y un horario poco adecuado, fue- del campo de las bibliotecas, pero que
ron algunos de los comentarios que los no forman parte de los valores, ni son
usuarios repetían una y otra vez. compartidos, ni adecuados a los estilos
El mensaje está claro: hay que mejorar de vida de los usuarios.
la sensación física que la comunidad El universo de la biblioteca es exclusiva-
experimenta en el uso de las biblio- mente limitado al mundo de los libros.
tecas. El cuestionario reveló que hay Esto es percibido como la característica
mucho para decir cuando se pregunta distintiva y que la diferencia del resto de
acerca de: las bibliotecas, la gente que los recursos de acceso a la información.
las atiende y los servicios. Esto sugie- En un intento por profundizar sobre
re que las bibliotecas tienen una gran el valor de la biblioteca, se investiga
oportunidad para averiguar más de lo acerca de su finalidad principal. Las
que este informe revela sobre las im- respuestas se reparten entre los libros
presiones que la gente de sus comuni- y la información, lo cual da una cierta
dades tiene, por ejemplo, mediante la esperanza de poder ampliar la imagen
realización de encuestas. de la biblioteca más allá de la frontera
Todos los usuarios identificaron a las nostálgica de los libros.
bibliotecas con los libros, la imagen Para los realizadores del Informe re-
que predomina es la biblioteca como sulta asombroso cómo, a pesar de la
proveedora de libros y los buscadores diversidad de países y edades de los en-
como proveedores de recursos electró- cuestados, las bibliotecas se perciben
nicos. Por lo cual se confía por igual como una organización única, cons-
en una y en otros, y presentan los mis- tante, estable y previsible. En esencia,
mos niveles de fiabilidad. una imagen universal, dominada por
Con la calidad tampoco se presentan la nostalgia y reforzada por la expe-
diferencias; tanto las bibliotecas como riencia personal compartida.
457
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
Ante la preocupación que generan los El estudio, apela a las bibliotecas para
resultados del Informe, se proyecta no que asuman los cambios que se están
obstante, que las bibliotecas continua- produciendo, en función de un nuevo
rán compartiendo una esfera de la in- paisaje para la biblioteca virtual y el
formación cada vez mayor junto con aprendizaje digital en el contexto de la
un número también cada vez mayor de comunicación académica. Se conclu-
productores, proveedores y usuarios de ye, con el análisis de los mitos y rea-
contenidos. Y que los usuarios de la in- lidades sobre el comportamiento en la
formación continuarán valiéndose ellos búsqueda de información que caracte-
mismos para acceder a una variedad de rizan a la “Generación Google”.
información en constante crecimiento. Se hace referencia a los estereotipos que
El reto de las bibliotecas, según el infor- definen a esta generación, que ya fue-
me de OCLC, es definir claramente y ron detectados por el estudio de OCLC
promocionar el lugar que ocupa en esa comentado con anterioridad. En esta
esfera de la información, sus servicios y ocasión, se reafirman en líneas generales
colecciones tanto físicas como virtuales. como verdaderos, y se trata de analizar
Y se afirma que es hora de rejuvenecer con mayor profundidad sus alcances.
la imagen de la biblioteca. Si bien, los jóvenes demuestran una
importante facilidad y familiaridad en
el uso de computadoras, se señala en
3. La generación Google primer término, que también poseen
una excesiva confianza en los motores
Muy variados y numerosos son los de búsqueda, y tienen la tendencia a
discursos sobre la convergencia de las hojear páginas más que detenerse a
nuevas tecnologías, y su apropiación leerlas y se concluye que aún carecen
por parte de las bibliotecas, que tratan de las habilidades críticas y analíticas
de anticipar y reaccionar ante las nue- necesarias para evaluar la información
vas o emergentes prácticas en el acceso que encuentran en la red.
a la información y uso de Internet. Por otro lado, también se muestra que
Esta inquietud se refleja en el reciente se está convirtiendo en norma para
trabajo sobre “Information behaviour todo tipo de usuarios, incluyendo a los
of the researcher of the future”,25 rea- profesores, algunas conductas de bús-
lizado para la British Library y el JISC, queda que antes eran sólo de los jóve-
Joint Information Systems Comité,26 nes, como la impaciencia o el deseo de
en el que se analiza la denominada “Ge- inmediatez en las respuestas durante la
neración Google”, representada por los búsqueda y la navegación y la intole-
jóvenes que nacieron después de 1993. rancia ante cualquier retraso en la sa-
Se trata de estudiar la forma en la que tisfacción de las necesidades.
los futuros investigadores y académi- Los usuarios actuales buscan la gra-
cos realizarán sus trabajos, partiendo tificación instantánea mediante una
de la premisa que pertenecen a una respuesta rápida a través de Internet,
generación cualitativamente distin- cuando necesitan realizar una mono-
to, en cuanto a aptitudes, actitudes, grafía, un artículo de revista, o bien un
expectativas e incluso alfabetización trabajo de investigación. El volumen
diferente en el contexto de la comuni- de información en texto completo
cación e información. que se puede recorrer, imprimir, sal-
458
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
459
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
están amenazas por los nuevos servi- Si bien esta pregunta es imposible de
cios que se ofrecen en la web, y resulta contestar en forma directa, podemos
imprescindible desarrollar un mejor y afirmar que se observan algunas dife-
mayor entendimiento sobre cómo la rencias, con las generaciones de adultos,
gente busca información y cómo se respecto a los métodos utilizados en la
consultan las colecciones de libros y búsqueda de artículos, según las edades
revistas electrónicas. se prefiere la biblioteca virtual a la física
Una de las formas más frecuentes de y se utiliza, como principal elemento
consulta que utilizan tanto los estu- de acceso a la información, el buscador
diantes como los profesores, es bajar académico de Google, lo cual según el
archivos desde la web, y es probable Informe representa una amenaza para
que muchas de estas descargas no se la biblioteca como institución.
lean jamás. El análisis de los registros Se sugiere por lo tanto, la urgente ne-
de uso, de las más importantes bases cesidad de realizar estudios, sobre las
de datos de artículos de revistas acadé- búsquedas de información y el com-
micas, pone en evidencia que el com- portamiento de los usuarios en las di-
portamiento de los usuarios es muy ferentes etapas de la vida.
diverso, según sea su género, su lugar El fenómeno ampliamente acepta-
de residencia , el tipo de universidad, do de la web social, es otro elemento
su ocupación. que indica, cómo la naturaleza de los
Los diferentes tipos de comportamien- costosos contenidos electrónicos está
to que se presentan respecto a las bús- cambiando, los frágiles límites de los
quedas, están acompañados por altos derechos de autor se están transfor-
índices de confianza que se depositan mando en aun más difusos para las
en los motores de búsqueda. Todas nuevas generaciones, que además des-
estas conductas están perfilando “las creen de los mismos.
nuevas formas de lectura”, los usuarios Las redes sostenidas por autorías co-
navegan de manera horizontal por los lectivas se están convirtiendo en una
títulos, contenidos, resúmenes y pági- fuerte tendencia y presentan una gran
nas. Parecería que se evita la lectura en ventaja que es su carácter libre, si bien
el sentido tradicional. aún no se pueden establecer pruebas
Simultáneamente, la aparente facilidad sobre una base sólida, entre la libre
y habilidad en el uso de las nuevas tec- circulación y lo publicado de mane-
nologías, disfraza algunos problemas ra tradicional, se observa su creciente
preocupantes, como las dudas acerca aceptación y difusión.
de, si la alfabetización de las nuevas ge- En respuesta a la tendencia extendida
neraciones en mejor que la de antes, y sobre el uso de la web social, muchas bi-
sí los jóvenes poseen o no, sofisticados bliotecas han comenzado a experimentar
mapas conceptuales. con ella y a participar de algún programa,
La gran incógnita que se plantea es sa- con el objeto de intentar un acercamiento
ber en qué medida, el comportamien- con sus usuarios, algunos bibliotecarios
to, las actitudes y las preferencias de la también han adoptado la conducta de
actual Generación Google, persistirán los usuarios, y asumen nuevos comporta-
a través del tiempo y algunos de ellos mientos de acceso a la información.
se transformarán en futuros profesores Esta conducta se extiende a toda la socie-
universitarios e investigadores. dad. Existe una corriente de amplia po-
460
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
461
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
tante atendibles y tienen las bibliotecas Muy pocos encuestados utilizan los
una amplia responsabilidad en ellos. recursos como bases de datos o servi-
En primer lugar, se afirma que no toda la cios de referencia que las bibliotecas
información que circula por Internet es ponen a disposición de su comunidad;
fiable. Sin duda es así, pero, ¿acaso pode- la mayoría ignora que las bibliotecas
mos asegurar que todos los materiales que disponen de ellos. Incluso se descono-
integran las colecciones de las bibliotecas, ce la existencia de la página web de la
son de calidad? ¿No hay diversidad? Y biblioteca y la oferta de recursos elec-
por otra parte, ¿se puede afirmar que los trónicos que la misma ofrece.
parámetros de calidad, son únicos y uni- Puede inferirse que una de las causas, de
versales, en todos los países, etapas de la la indiferencia de los usuarios, se debe al
vida y condiciones sociales, o bien por el complejo y difícil acceso que presentan
contrario hay variaciones y fluctuaciones los sistemas de información de las gran-
en el tiempo y en el espacio? des y más famosas bases de datos, con el
Los jóvenes usuarios se basan en la ex- agravante, que por cuestiones de com-
periencia propia y de sus pares, y en la petencia comercial, cada una presenta
confrontación con otras fuentes, para cada año, diferentes diseños de pantalla
atribuirle a la información el carácter y nuevos elementos para la elaboración
de fiable. ¿Qué hacen y cómo comuni- de las estrategias de búsqueda, cuya
can las bibliotecas, de manera efectiva, justificación está puesta en mejorar su
la calidad y fiabilidad de sus coleccio- calidad y actualizar su uso, cuando por
nes entre sus usuarios, en un mundo en el contrario, se logra un efecto adverso
el cual se espera que cada vez haya más de rechazo al producto.
información accesible directamente La diversidad y cantidad de recursos
por Internet, por lo cual, es probable que se recuperan a través de un bus-
que la cantidad de información de ca- cador, aún con los reparos respecto a
lidad también se incremente? su fiabilidad y confiabilidad, resultan
Se requiere una revisión profunda de mucho más atractivos, y con una ma-
los sistemas de búsqueda de los catálo- yor riqueza en la recuperación de dis-
gos de bibliotecas en línea y de las ba- tintos formatos de información, que
ses de datos de artículos de publicacio- las tradicionales listas de libros que
nes científicas, a efectos de lograr con arrojan las bibliotecas, o los exclusi-
ellos, las mismas condiciones y carac- vos artículos de revistas de las bases de
terísticas de ser amigables, intuitivos, datos. ¿Por qué no pensar en un catá-
sencillos, y fáciles de manipular, que logo o base de datos con contenidos
gozan, y cada vez con mayor alcance, en diversos tipos de soportes de infor-
los motores de búsqueda. mación: libros, notas de diarios, fotos,
¿Por qué hay que realizar cursos para sitios web, videos, artículos científicos,
aprender a utilizar los sistemas de bús- blogs, entre otros?
quedas que proponen las bibliotecas, Una abrumadora cantidad de encuestas
los cuales además cambian constante- sobre los hábitos de concurrencia a las
mente en sus distintas versiones, para bibliotecas, arrojan la misma respues-
volverse más herméticos y complejos? ta: la mayoría de los encuestados dice
Esta es una de las preguntas que con que concurren al menos una vez al año.
mayor frecuencia se hacen los usuarios Ahora bien, ¿cuáles son los parámetros
de las bibliotecas. de adecuado o no, de suficiente o no,
462
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
463
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
NOTAS
1. Wiegand, Wayne A. (2003). “To reposition a research agenda: what american studies can teach the LIS
community about the library in the life of the user”. En: The library quarterly, v. 73, N° 4, pp. 369-382.
2. Wiegand, Wayne A. (1999). “Tunnel vision and blind spots: wath the past tell us about the present; reflections
on the Twentieth-century history of American Librarianship”. En: Library quarterly, v. 69, N° 1, pp. 1-32.
3. Ibídem.
4. Verón, Eliseo. (1999). Esto no es un libro. Barcelona, Gedisa.
5. Wiegand, Wayne A. (1997). “Out of sight, out of mind: Why dont we have any schools of library and rea-
ding studies?” En: Journal of Education for Library and Information Science, v. 38, N° 4, pp. 314-327.
Wiegand es Profesor de la Florida State University, en los departamentos de Bibliotecología y Ciencias de la
Información e Historia de América , y ha recibido numerosos premios por su vasta obra sobre la historia de las
bibliotecas públicas de los Estados Unidos.
6. Encuesta “Leer es un placer”, antes y durante la 33ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la
Fundación El Libro y la Universidad de San Andrés realizaron una encuesta para conocer y analizar los hábitos
de lectura de los residentes en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires (GBA). La encuesta
fue realizada sobre una base total de mil personas, divididas en dos muestras: la primera fue tomada a más de
quinientas personas de todas las edades en diversos puntos de CABA y GBA, fue completada con una segunda
de quinientas personas consultadas durante la 33ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires., en el año
2008. http://www.bureaudeprensa.com/es/view.php?bn=bureaudeprensa_arte&key=1200489641&pattern=
Muestra Consultado 4 mayo 2008.
7. Gilardoni, Claudia. (2006). “Universitarios y lectura. Análisis cuali-cuantitativo del uso, accesibilidad y
valoración de los libros”. En: Calidad de la Educación, v. 25, diciembre, pp. 213-239. La Revista “Calidad en
la educación”, es editada por el Consejo Superior de Educación de Chile, y el número está dedicado a “Los
rankings de universidades”.
8. Gilardoni Silva, C., (2006). “Valoración del libro y mecanismos de acercamiento a la lectura en los estudian-
tes universitarios”. Serie Bibliotecología y Gestión de Información, Vol. 16, 2006.
9. ¿Buenos Aires Lee? Aportes para interpretar la realidad de nuestras bibliotecas públicas y populares. Informe
2005. Buenos Aires, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/bibliotecas/dglibro/observatorio/imagenes/censo2005. Consultado
7 diciembre 2007
10. Wiegand, Wayne A. (2003). “To reposition a research agenda: what american studies can teach the LIS
community about the library in the life of the user”. En: Library quarterly, v. 73, N° 4, pp. 369-382.
11. Ibídem.
12. Budd, John (1995). “An epistemological foundation for library and information science”. En: Library
quarterly, 65, 3, July.
Budd, es Profesor y Director Asociado de la Escuela de Ciencias de la Información y Tecnologías de Aprendizaje,
de la Universidad de Moussouri, Columbia,
13. Budd John M (2003).”The Library, Praxis, and Symbolic Power”. En: Library quarterly, v. 73, N° 1,
January, pp. 19-32.
14. Budd, J. M. (2006). “What We Say About Research: Rhetoric and Argument in Library and Information
Science”. Library Quarterly, v. 76, N° 2, pp. 220-240.
15. Budd, John M. (2005). “Phenomenology and information studies”. En: Journal of Documentation, v. 61,
N° 1, p. 44-59.
464
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
16. Budd, John M. and Raber, Douglas (1998). “The cultural state of the fin de millénaire library”. Library
quarterly, v. 68, N° 1, p. 55-79
17. “Serendipity” significa un descubrimiento científico afortunado e inesperado que se ha realizado accidentalmente.
El término “serendipia” derivado del anglosajón “serendipity”, es un neologismo acuñado por Horace Walpole
en 1754 a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los Tres Príncipes de Serendip», en el que los
protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip (que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka
), solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades. La palabra “serendipia” se usó mucho en sus
orígenes, pero fue cayendo en desuso. Ha sido rescatada recientemente gracias al renovado interés en este tipo de
asuntos y a otros motivos culturales (hay una película reciente con este nombre). El término “chiripa ”, mucho
más utilizado en el lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia. También
se habla a veces de las seudoserendipias, en las cuales el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin
obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación.
Mas información puede obtenerse en : http://es.wikipedia.org/wiki/Serendipia
18. Aby Warburg (1866-1929). El aporte trascendente de Warburg, estaba en el rechazo explícito de la inter-
pretación unilineal de la historia del arte y la comprensión de los complejos campos de fuerza que componen
un período histórico. El interés por dirigir la atención hacia las múltiples dimensiones a estudiar, se refleja de
manera convincente en el instrumento forjado por el propio Warburg: su Biblioteca. Los libros eran algo más
que instrumentos de investigación, reunidos y agrupados, expresaban el pensamiento de la humanidad, en sus
aspectos constantes y en los cambiantes; su objetivo no era la bibliografía, sino precisar su método para definir
los límites y contenidos de su erudición. El proyecto de organización de la Biblioteca consiste en lograr un
cuerpo de pensamiento vivo que refleje la lucha por comprender las expresiones de la mente, su naturaleza,
historia e interrelaciones, dando como resultado la creación de un sistema bibliotecario que parece tan natural,
como si hubiera sido el punto de partida y no el de llegada. La Biblioteca es esencialmente una colección de
investigación organizada de acuerdo a un único sistema para facilitar la investigación interdisciplinaria de la
historia intelectual y cultural de Europa, con especial énfasis en la evolución y supervivencia de la civilización
clásica en la época moderna. La Biblioteca del Instituto Warburg, en la actualidad forma parte de la School
of Advanced Study de la Universidad de Londres. http://www.lon.ac.uk/garside/warburg.html# - Consultado
24 febrero 2008.
19. Ibídem.
20. Bourdieu, Pierre. (2003 c). “Algunas propiedades de los campos”. En: Bourdieu, P. Campo de Poder.
Campo intelectual. Itinerario de un concepto. Buenos Aires, Quadrata, pp. 119-126.
21. Dick, Archie L. (1995).” Library and information science as a social science: neutral and normative concep-
tions”. En: Library quarterly, v. 65, N° 2, pp. 216-235
Dick es profesor del Departamento de Ciencia de la Información de la Universidad de Pretoria, República de Sud
Africa, es el representante de origen africano, más importante de la filosofía de la información contemporánea.
22. OCLC, Online Computer Library Center, Inc. es una organización sin fines de lucro, integrada por más
de 60000 bibliotecas en 112 países. Sus objetivos son promover el acceso a la información del mundo y la re-
ducción de gastos en información, para localizar, adquirir, catalogar, prestar y preservar material bibliotecario.
http://www.oclc.org/ - Consultado 27 marzo 2008.
23. Informe “Perceptions of Libraries and Information Resources: OCLC 2005 Report”, de Cathy De Rosa,
Joanne Cantrell, Diane Cellentani, Janet Hawk, Lillie Jenkins y Alane Wilson, publicado por la OCLC, 2005,
y disponible en http://www.oclc.org/reports/2005perceptions.htm. Consultado 27 marzo 2008
Traducción del Informe: Lozano Palacios, A. (2006) “ ¿Cómo se perciben las bibliotecas y los recursos de in-
formación? Parte 1: Las bibliotecas y las fuentes de información: uso, familiaridad y preferencias”. En: Boletín
de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, N° 84-85, Diciembre 2006, p. 77-114, http://www.aab.es/pdfs/
baab84-85/84-85a6-parte1.pdf
Lozano Palacios, A. (2006) “ ¿Cómo se perciben las bibliotecas y los recursos de información? Parte 2: El
uso de la biblioteca: en persona y en línea”. En: Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, N° 84-85,
pp. 115-149. http://www.aab.es/pdfs/baab84-85/84-85a6-parte2.pdf - Consultado abril 2008.
24. Wiegand, Wayne A. (2003). “To reposition a research agenda: what american studies can teach the LIS
community about the library in the life of the user”. En: Library quarterly, v. 73, N° 4, pp. 369-382.
25. Informe del: CIBER, Centre for Publishing del University College London. (2008). Information be-
haviour of the researcher of the future”. 2008. realizado para la British Library y el JISC, Joint Information
Systems Committee, de Londres, publicado en enero de 2008. http://www.jisc.ac.uk/media/documents/pro-
grammes/reppres/gg_final_keynote_11012008.pdf - Consultado 25 marzo 2008.
Todos los documetos que sirvieron de base al Informe final pueden encontrase en: http://www.jisc.ac.uk/
whatwedo/programmes/resourcediscovery/googlegen.aspx - Consultado 25 marzo 2008.
Traducción del Informe: Moreno Pascual, Lourdes. (2008). “Comportamiento informacional del investigador
del futuro. British Library y JICS”. En: Anales de Documentación, N° 11, pp. 235-258.
465
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
26. El JISC esta conformado por directivos, académicos y expertos en tecnología que trabajan en el área de al
Educación Superior en el Reino Unido. Estos expertos determinan el programa de trabajo del JISC de acuerdo
a las necesidades presentes y futuras de la educación y de investigación. Sitio web: http://www.jisc.ac.uk/
27.Facebook es una herramienta de la web social que conecta personas con sus amigos y otras personas que
trabajan, estudian y viven cerca de ellos. La gente utiliza Facebook para mantenerse al día con sus amigos, subir
un número ilimitado de fotos, compartir enlaces y videos, y aprender más sobre las personas que ellos conocen.
http://www.facebook.com/about.php
28. La compañía YouTube fue creada en el 2005, y es líder en el mercado de los videos en línea. Tiene por
objetivo el permitir compartir videos no comerciales originales, a través de Internet que de manera sencilla la
gente sube a la web. En la actualidad pertenece a la empresa Google. http://www.youtube.com/t/about
29..Alexa.com The web information Company, estudia el comportamiento de uso de los sitios de Internet
según su tráfico. http://www.alexa.com/site/ds/top_500
30. “En la actualidad cuando se habla de web 2.0 se está haciendo referencia al uso de nuevas tecnologías y a
la aplicación de una determinada actitud en el diseño de servicios web, basada en los principios de compartir,
reutilizar, mejora continua, consideración del usuario como fuente de información, confianza, aprovechamien-
to de la inteligencia colectiva, etc., los que han impulsado el establecimiento de la actitud 2.0.”
Dídac Margaix Arnal . (2007).” Conceptos de web 2.0 y biblioteca 2.0: origen, definiciones y retos para las
bibliotecas actuales”. En: EPI. El Profesional de la Información, v. 16, N° 2, marzo abril 2007.
31. Farkas, Meredith (2008). The essence of Library 2.0?. Este interesante y crítico trabajo hacia los servicios
de la “Library 2”, enfatiza sobre la necesidad de prestar mayor atención al conocimiento y análisis de lo que
quieren los usuarios: creer en nuestros usuarios, escucharlos y darles la oportunidad de ayudar a definir los
servicios de la biblioteca del futuro; es el camino para lograr la comprensión de la cultura de las tecnologías y
una biblioteca fácil y ágil como reclaman los usuarios. Porque según la autora si no se está haciendo esto, se
está haciendo un grave perjuicio a la gente. http://meredith.wolfwater.com/wordpress/index.php/2008/01/24/
the-essence-of-library-20/ - Consultado 22 abril 2008.
466
468
La Hemeroteca de la
Biblioteca Nacional: un breve
recorrido por nuestra colección
Por José Luis Boquete Salgado
469
LA BIBLIOTECA
N° 7 | Primavera 2008 Labor bibliotecológica
470
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 7 | Primavera 2008
BIBLIOGRAFÍA
Galván Moreno, C., El periodismo argentino: Amplia y documentada historia desde sus orígenes hasta sus
presente, Claridad, Buenos Aires, 1944.
471