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ENSAYO ETICA PARA AMADOR

MARIA FERNANDA OSPINA PAVA

MARIELA BARRERA DE VILLALOBOS

ETICA PROFESIONAL

INSTITUCIÓN EDUCATIVA ESCUELA NORMAL SUPERIOR

OCAÑA, NORTE DE SANTANDER

CUARTO SEMESTRE

2019
El libro inicia con un capítulo llamado “de qué va la ética” y hay algo que llama mi atención y es
la frase “como nade es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar lo mucho
que ignoramos” y es que con esto, analizamos que el conocimiento es infinito, evoluciona; a su
vez, hay algunos de ellos que son imprescindibles para nuestra vida diaria, como también dentro
del mundo laboral; por ejemplo, si eres abogado es supremamente importante que tenga saberes
acerca de derecho y leyes, y sucesivamente así con otras profesiones.

Dice además que saber lo que nos conviene es un conocimiento que todos debemos a adquirir
(podría considerarse imprescindible, aunque hay personas que viven sin él), y que puede
definirse como malo o bueno según lo que nos sienta mal, y lo que nos conviene y sienta bien
respectivamente.

Dado este preámbulo acerca de cómo actuar, proponía como ejemplo una comparación entre las
terminas y Héctor (La Ilíada); tenemos inicialmente a las termitas, un animal que lucha y muere
porque tiene que hacerlo, no hay más opción, es su naturaleza, por otra parte, tenemos a Héctor
que lucha porque quiere hacerlo, y este autor, propone diferentes formas de escape a la realidad
de este personaje, y en lo que se quiere enfocar Savater con esto es que, a diferencia de las
termitas, Héctor “no está programado para héroe”; pero si estudiamos la crianza de Héctor,
podría decirse que sí estaba de alguna forma, ya que se le había inculcado que la cobardía era
aborrecible y le sería castigada de una u otra forma. Entonces, a lo que Savater podría llamarle
heroico, era al hecho humano de poder decidir entre el “sí” y “no”, nunca hay solo un camino a
seguir; lo que lo diferenciaba de las termitas era esa “libertad”, ya que, no podemos hacer
cualquier cosa que queramos, pero no estamos obligados a hacer una sola cosa.

Según Fernando Savater, podríamos ver la libertad desde dos ángulos, primero, no somos libres
de elegir lo que nos pasa, pero sí libres en la forma en qué respondemos a esos momentos,
podríamos ser negativos, echarnos a morir, o bien, podríamos buscar allí la oportunidad de sacar
un beneficio; segundo, se es libre para intentar algo, pero no significa una victoria en el intento.

Para finalizar el capítulo, continúa hablando de libertad al aclarar, que no es lo mismo, que
omnipotencia. Decía anteriormente que se es libre para intentar algo, pero ello, desde lo posible,
y la omnipotencia entonces sería conseguir siempre lo que se quiere aún si pareciera imposible, y
no dependería de la voluntad. Entre más capacidad de acción, más resultados se tienen acerca de
la libertad.
Siguiente a esto, hay un capítulo llamado “órdenes, costumbres y caprichos”, de lo que en
general nos habla este capítulo, es que perfectamente debemos saber que hay cosas que nos
convienen y para vivir, y otras que no, y que la mayoría de los actos los hacemos
automáticamente.

Define el concepto “motivo” de la siguiente forma “razón que tienes o crees tener para hacer
algo, y que pueden haber tres motivos al momento de realizar una acción, las órdenes,
costumbre, gana o capricho (ausencia de motivo), y que cada uno de estos motivos tiene una
fuerza diferente para obligar a actuar.

Inicialmente, las órdenes que sacan su fuerza del miedo que se tiene a las consecuencias de no
obedecer, o a la recompensa que se pueda obtener de ello, luego, está el actuar por costumbre
que se define en el libro como, la comodidad de seguir la rutina y del interés de no contrariar a
otros. Hay algo importante que puede notarse en estas, y es que parecieran que vinieran desde
fuera, y se impusieran sin pedir permiso. El tercer y último motivo para realizar una acción, son
los caprichos, su fuerza, viene de dentro de cada uno, brota espontáneamente, sin mandar, ni
imitar.

Este capítulo finaliza, definiendo cuatro tipos de moral, algo como la filosófica definida por un
lema como “haz el bien, por el bien mismo, por respeto a la ley”, el religioso con el lema de
“hazlo porque es la voluntad de Dios, por amor a Dios”, el humano que reza “hazlo porque tu
bienestar lo requiere, por amor propio” y finalmente, el político, que se centra en “hazlo porque
la prosperidad de la sociedad de la que formas parte, por amor a la sociedad y por consideración
a ti”

Posterior a este, encontramos el capítulo 3 titulado “haz lo que quieras”, que no es nada más que
una representación de la libertad opuesta a dejarse llevar.

Decía en este, que pueden existir los motivos para actuar que nos hablaba el capítulo anterior
tales como órdenes, costumbres, y caprichos, pero en otros casos no tenemos porqué trabajar
bajo estas fuerzas.

A veces la moral, es quien nos hace actuar, como una orden o como una costumbre, lo establece
en frases como “no se te ocurra hacer tal cosa”, “debes hacer tal cosa”; Define entonces a la
moral como un conjunto de comportamientos y normas que solemos aceptar como válidos, y a la
ética como una reflexión del porqué consideramos que son válidos.

Savater nos daba el ejemplo de diferentes artefactos que para poder evaluar su funcionamiento
debemos conocer en que se especializa cada uno; Por ejemplo, podríamos decir que, ¿Un
martillo no sirve si lo estamos usando como cuchara?, pero podríamos decir que sirve, si lo
usamos para martillar. Esto mismo pasa con los humanos, no sabemos cuándo definir cuando una
persona es buena, y cuando no lo es, porque no sabemos para qué sirven los humanos.

Más adelante, nos hablaba del “templo de Theleme” que llevaba en su puerta principal un
mensaje que decía “haz lo que quieras”, lo que causa un dilema mental al pensar, que si se hace
lo que quisiera, estaría obedeciendo esa ley, y en el fondo, entonces, no estaría haciendo lo que
quiere; por otra parte, si no le hiciera caso a esa ley, estaría haciendo lo que quiere, por ende, sí
estaría cumpliendo con este mandato.

Finalmente se concluye que lo que “se puede definir como “bueno” aquello que es bueno para las
personas, y lo “malo” es aquello que al hombre le es nocivo, siendo el único criterio de valor y
ético, el bienestar del hombre”.

Llegamos entonces al capítulo 4, con un título asignado por este autor como “Date la buena
vida”.

Fijémonos más en la frase “haz lo que quieras” viene siendo una orden, que al cumplirla, se
desobedece, y al desobedecerla, se cumple, ya que no somos libres de ser libres, es una condición
y no tenemos más remedio que serlo, como lo decía Jean-Paul Sartre “estamos condenados a la
libertad”; Ahora, hay que aclarar, que hacer lo que se quiere, no está relacionado con hacer lo que
se venga en gana.

Decía Fernando Savater, que la ética no era más que el intento racional de averiguar cómo vivir
mejor, y que el hecho de ser humano, consistía en tener relaciones con otros seres humanos, y
que este, no es solo una realidad natural, sino, también cultural.

Es donde empieza hablar entonces del capítulo 5 “Despierta baby” que hablaba acerca de la
claridad que tenemos sobre querer darnos una buena vida, pero lo que no es tan evidente es en
qué consiste esta “buena vida”, y hablaba de que de una cosa, solo pueden sacarse cosas, y, que
si nosotros fuésemos simples cosas, con lo que las cosas nos dan, nos bastaría, pero, nosotros al
no ser esto, necesitamos de algo que estas cosas no pueden darnos.

Es donde habla de Kane, quien toda su vida, extrajo de las personas solo lo que necesitaba para
su beneficio, y al final, terminó solo y extrañando aquellas momentos de su infancia donde aún
tenía sentimientos de humanidad; Es por esto, que como a Kane, nada nunca le importó más que
el dinero, a nadie le importaba obtener nada de él, salvo su dinero.

En el capítulo 6, denominado “aparece pepito grillo” nos habla de la única obligación que
tenemos en esta vida, que es no ser imbéciles. El autor define cuatro tipos de este de la siguiente
forma: el que cree que no quiere nada y todo le da igual; El que cree que quiere todo; El
conformista que no sabe lo que quiere, ni se molesta en averiguarlo; el que sabe qué quiere y lo
que quiere, y más o menos porqué lo quiere, y lo quiere con poca fuerza, este en particular,
termina haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere, para mañana; está también el que
quiere con fuerza y ferocidad en plan bárbaro pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la
realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida con aquello que lo hará
polvo.

Además dice que una conciencia que nos cure de la imbecilidad moral debe cumplir con rasgos
como: Vivir humanamente bien; fijarse en hacer lo que verdaderamente queremos; desarrollar
buen gusto moral; ser responsables de nuestros actos.

Ponte en su lugar, luego, nos habla de Robinson Crusoe, quien, luego de que supiera que había
personas en la isla donde estaba (Viernes), debía empezar a vivir humanamente bien, y con este,
precisamente notó que aunque tenían cosas en común, había costumbres en ambos diferentes.

Otro de los capítulos mencionados en el libro, es el octavo con el nombre “tanto gusto”, que
empieza hablando de cómo las personas relacionan la “inmoralidad” con actos que ser refleje al
sexo, ya que internamente se lleva un definido por el autor como miedo al placer.

Dice además que quien hubiese avergonzado por sus capacidades gozosas, es como aquel, que se
avergüenza por haberse aprendido las tablas de multiplicar, pero, si buscamos cual es el inicio de
tal tabú, podría decirse que no es más que la distracción que puede causarnos el placer más de lo
debido.
Habla entonces de los puritanos, que son aquellos que creen que para vivir bien, debe pasársela
mal, y si uno, la está pasando mal, es porque está viviendo bien, este tipo de personas, consideran
las personas más morales, y son además guardianes de la moralidad de sus vecinos.

Dados estos puntos le damos una nueva concepción a la ética, y en que esta, consiste en apostar a
favor de que la vida valga la pena, ya que hasta cada una de las penas que lleve la vida, vale la
pena.

Finalmente, Savater define el último capítulo de este gran libro como “elecciones generales” que
nos dice entonces que la ética, es para intentar mejorarse a uno mismo, no para reprender (así
haya razón) al vecino.

Le llamamos entonces elecciones generales, a la forma que tiene el autor de decirnos que la
responsabilidad que existe sobre los actos que cada uno tome, cae sobre cada uno, ya que, somos
nosotros quienes tomamos esas decisiones, y aun siendo influenciados por otros, esos otros, no
son más que una coartada. “Por mucho mal que haya suelto, siempre habrá bien, para quien
quiera bien”

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