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El trabajo de noche plantea factores de riesgo laboral como el cansancio y fatiga, ya que estos horarios van en
contra del ritmo biológico del cuerpo. Planificación del trabajo y respetar las horas de descanso pueden ser
aliados en la prevención de accidentes.
Un turno nocturno difiere en gran medida de uno diurno, pues la persona que trabaja en la
noche a menudo tiene sueño y está fatigada durante su jornada. Esto ocurre porque el
ritmo de su cuerpo está definido por un “reloj biológico”, que hace que esté más activo o
tienda al descanso en determinados horarios Este “reloj biológico” determina la existencia
de un ciclo diario, conocido como ritmo “circadiano”, que nos despierta o nos lleva a
dormir.
Cuando se trabaja en turnos, especialmente en la jornada de noche, el ritmo circadiano nos hace sentir la necesidad de
dormir precisamente durante aquellas horas en que se debe trabajar. Inversamente, el trabajador nocturno tiene que
dormir de día, cuando su “reloj biológico” le dice que debe estar despierto. En consecuencia, el sueño de día se acorta y
parece “ligero”, insatisfactorio y no reponedor. Entonces, el trabajador de noche no duerme lo suficiente durante el día
como para combatir la fatiga y el sueño de noche.