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UNIVERSIDAD ANDINA

“Néstor Cáceres Velásquez”

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

TEORIA DEL PROCESO

TEMA: PRINCIPIOS DEL NUEVO CODIGO PROCESAL CIVIL

DOCENTE: ALVARO FERNANDEZ DELCY

INTEGRANTES:

 SUPO SALAZAR YONATHAN YOEL


 TINTAYA TAZA, ROSEL ANDHERSON

SEMESTRE: IV

SECCIÓN: “D”
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DEDICATORIA
Dedicamos este trabajo aquellas personas que nos enseñaron que la mejor libertad del ser

humano está en la superación personal eh intelectual. Estas personas son nuestros padres, que con

la ayuda eh iluminación de Dios, nos dieron su apoyo a diario para culminar con éxito y

responsabilidad, el presente trabajo investigado.


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AGRADECIMIENTO
El inmenso agradecimiento a ti divino Dios, pues nos guías por el buen camino de nuestras

vidas, nos das salud y sabiduría para alcanzar nuestras metas. Y también agradecemos a nuestros

padres por apoyarnos incondicionalmente en nuestra vida estudiantil. También a todos nuestros

docentes porque son lo que nos brindan conocimientos que adquirimos hoy en día.
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INTRODUCCION

Son construcciones jurídicas normativas de carácter subsidiario, se aplican ante vacíos de

la Ley procesal. También se dice que los principios son fundamentos, fuente supletoria. Los

principios procesales sirven de guía, son pilares básicos sobre los que se orienta una determinada

concepción del derecho. No son verdades inmutables (son relativos, no absolutos). Los principios

procesales no son verdades absolutas, pueden modificarse en el tiempo.

EL JUEZ Y LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL PROCESO.- El juez aplica las

categorías jurídicas, llamados principios, adecuándolos al caso concreto. Los principios procesales

acogidos en el título preliminar son de tendencia publicista.

Los principios procesales son pautas orientadoras de su decisión, estos principios se someten de

acuerdo a las necesidades y los intereses sociales al tiempo de su uso.

También se dice que los principios son fundamentos, fuente supletoria. Los principios

procesales sirven de guía, son pilares básicos sobre los que se orienta una determinada concepción

del derecho. No son verdades inmutables (son relativos, no absolutos). Los principios procesales

no son verdades absolutas, pueden modificarse en el tiempo.

Hay que anotar que el fenómeno jurídico no es otra cosa que un fenómeno social. Entonces

la norma jurídica es sólo una especie de la norma social. Por tanto es variable en el tiempo y en el

espacio.

Por ejemplo si nos preguntamos que es el orden público; es bastante difícil de definirlo, de dar

características.

” En el caso de los principios generales del derecho, se tiene una idea confusa de ellos. Por un lado,

suele considerárseles pilares básicos sobre los que se asienta una determinada concepción del
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derecho; y por otro, se les considera un desarrollo frustrado de los estudios jurídicos”.

“Los principios generales del derecho no son verdades inmutables e incontrovertibles, originadas

en un espíritu superior o en un grupo de sabios indiscutidos, capaces de desafiar la fuerza

destructiva del tiempo y, por tanto, de ser edificios victoriosos en medio de las ruinas humeantes

de una ciencia que cada día renueva sus contenidos para hacer efectiva su utilidad social. De hecho,

los principios apenas son concepciones del derecho que han tenido un importante reconocimiento

en un momento histórico determinado, con la suficiente contundencia como para mantener su

aceptación relativa en sociedades y tiempos distintos a aquellos en los que tuvieron origen”

Estos principios generales del derecho pueden ser extra legales, pero en ningún caso son

extrajurídicos. Siendo así, se trata de fenómenos jurídicos que tienen como funciones: crear,

interpretar e integrar el sistema jurídico.

El Juez y los Principios Generales del Derecho

La función trascendente del Juez, es aplicar creadoramente categorías jurídicas que

orienten y promuevan la vigencia del sistema jurídico, pero con la debida adecuación a las

características propias del caso concreto y de los elementos externos que rodean a éste.

Los principios procesales son parte de los generales del derecho. Los principios procesales sirven

para poner de manifiesto el sistema procesal por el que el legislador ha optado.

El Código Procesal Civil, se alinea a una concepción publicista del proceso civil, a decir de Monroy

Galvez. Considera que lo trascendente en él es la función pública que cumple el Estado, a través

de su órgano jurisdiccional, tanto para hacer efectivo el derecho, como para lograr la paz social en

justicia.

Su aplicación exige una interpretación reflexiva que trascienda su sentido literal o histórico, cada

vez que sean utilizados, privilegiándolos con los valores vigentes en la sociedad al momento de su
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aplicación. Es decir la relativización de los conceptos y de los principios jurídicos.

Los principios son pautas orientadoras en las decisiones del Juez.

Ahora vamos a ver algunos de los principios procesales que se encuentran contenidos en

nuestro ordenamiento procesal civil, específicamente en el Título Preliminar.


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INDICE
DEDICATORIA ........................................................................................................................................... 2
AGRADECIMIENTO .................................................................................................................................. 3
INTRODUCCION ........................................................................................................................................ 4
ARTÍCULO VI.- PRINCIPIO DE SOCIALIZACIÓN DEL PROCESO.- .................................................. 8
EXP. N.° 1279-2002-AA/TC .................................................................................................................. 11
ARTÍCULO VII.- JUEZ Y DERECHO.- ................................................................................................... 19
CAS. N.º 1347-2015 ............................................................................................................................... 22
ARTÍCULO VIII.- PRINCIPIO DE GRATUIDAD EN EL ACCESO A LA JUSTICIA.- ....................... 33
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ......................................................................... 34
ARTÍCULO IX.- PRINCIPIOS DE VINCULACIÓN Y DE FORMALIDAD.- ....................................... 40
EXP. N.° 0569-2003-AC/TC .................................................................................................................. 41
ARTÍCULO X.- PRINCIPIO DE DOBLE INSTANCIA.- ........................................................................ 52
CASACIÓN 912-2016, SAN MARTÍN ................................................................................................. 53
CONCLUSIÓN ........................................................................................................................................... 63
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................................ 64
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ARTÍCULO VI.- PRINCIPIO DE SOCIALIZACIÓN DEL PROCESO.- El Juez debe evitar

que la desigualdad entre las personas por razones de sexo, raza, religión, idioma o condición social,

política o económica, afecte el desarrollo o resultado del proceso.

El principio de igualdad

“El principio de igualdad de las partes en el proceso, no es otra cosa que una expresión particular

del principio, esencialmente político, de igualdad de los individuos ante la ley”.

Desde el punto de vista físico, no es posible igualar a los hombres, pues unos son blancos, otros

son negros y los hay de otros colores; unos son inteligentes, otros no los son y los hay en escalas

intermedias; unos son hermosos o feos y simpáticos los restantes; éstos son ricos, pobres aquéllos;

en fin, la humanidad ofrece una variada mixtura biológica y social.

Si no es factible igualar a los hombres en los aspectos antes indicados, ¿cuándo es posible tal

igualdad? Que nos dice en el artículo 2 inc. 2 de la Constitución 1993: “Toda persona tiene

derecho: A LA IGUALDAD ANTE LA LEY. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen,

raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica, o cualquier otra índole.

El Juez tiene el deber de hacer efectiva la igualdad de las partes dentro del proceso evitando que

la desigualdad entre los justiciables por razones de sexo, raza, religión, idioma o condición social,

etc., llegue a afectar el desarrollo normal del proceso, a cuyo fin debe emplear todos los medios

que le faculta el Código.

La igualdad entre los hombres constituye una garantía constitucional, para todas las esferas del

derecho, tiene vigencia también en el Derecho Procesal Civil y se expresa en la siguiente fórmula:

“LA IGUALDAD ENTRE LAS PARTES NO ES MATEMÁTICA, SINO UNA RAZONABLE


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IGUALDAD DE POSIBILIDADES EN EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN Y DE LA DEFENSA”.

El proceso civil se rige estrictamente por el principio de igualdad procesal de las partes, que exige

que las partes tengan dentro del proceso el mismo trato encontrándose en la misma situación

procesal. Es decir, en la igual situación, igual derecho u obligación. Este principio deriva de un

principio más genérico: el principio de igualdad jurídica ante la ley. Nos expresa Couture; “No se

exige una igualdad numérica, sino una igualdad de equivalencia, de posibilidades en el ejercicio

del derecho de acción y de contradicción en Juicio”.

Resumiendo Bidart Campos afirma que: la igualdad exige que se trate del mismo modo a quienes

están en iguales situaciones. En este caso el Juez debe procurar que las partes, estén en paridad de

prerrogativas, facultades u obligaciones, si se encuentran en igualdad de situaciones.

En nuestro tipo de sociedad hacer o procurar la igualdad de las partes en el proceso muchas veces

resulta difícil, sobre todo cuando la desigualdad económica existe entre las partes en litigio.

La nueva orientación publicista del Código, se hace evidente con ésta norma. Así el Juez director

del proceso no sólo conducirá peste por el sendero que haga más asequible la oportunidad de

expedir una decisión justa, sino que, además, está facultado a impedir que la desigualdad en que

las partes concurren al proceso, sea un factor determinante para que los actos procesales o la

decisión final tenga una orientación que repugne al valor de justicia.

Este artículo convierte la vieja tesis de la igualdad ante la ley en la igualdad de las partes en el

proceso.

Hubo una influencia de la filosofía individualista en el derecho, la tesis “igualdad de las personas

ante la ley”; sin embargo cuando la estratificación no tiene ya un sustento divino, ni legal, este

postulado deviene en discutible.


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Es discutible que la Ley trate igual a todos, cuando en la realidad existen profundos desigualdades

por diversas razones: sexo, lo económico, lo social, etc.

En un Proceso civil privatístico, como el nuestro, la actuación de los medios probatorios tiene un

costo (inspección ocular), esta última consideramos vital para la solución de la litis, depende de

las posibilidades económicas del litigante.

La estrategia procesal a utilizarse respecto de una determinada pretensión o defensa, depende de

la calidad técnica del abogado, y en una sociedad de consumo, el abogado de calidad está ligada a

su pretensión por concepto de honorarios.

-la orientación publicista del código procesal civil, el Juez director del proceso no sólo conducirá

éste por sendero que haga más asequible la oportunidad de expedir que la desigualdad en que las

partes concurren al proceso, sea un factor determinante para que los actos procesales o la decisión

final tenga una orientación que repugne el valor de justicia.

VICTOR TICONA POSTIGO: El proceso civil se rige estrictamente por el principio de igualdad

procesal de las partes, que exige que las partes tengan dentro del proceso el mismo trato

encontrándose en la misma situación procesal. Es decir, en igual situación, igual derecho u

obligación. Este principio deriva de un principio más genérico: el principio de la igualdad jurídica

ante la Ley.

Es importante y trascendente el criterio reflexivo del Juez para la aplicación de los principios del

proceso. Este artículo convierte de la igualdad ante la ley en la igualdad de las partes en el proceso.
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EXP. N.° 1279-2002-AA/TC


LIMA

INSTITUTO SUPERIOR TECNOLÓGICO

NO ESTATAL PERUANO DE SISTEMAS - SISE

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 18 días del mes de diciembre de 2003, la Sala Primera del Tribunal Constitucional,

con asistencia de los señores magistrados Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen y Gonzales Ojeda,

pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso extraordinario interpuesto por el Instituto Superior Tecnológico no Estatal Peruano de

Sistemas – SISE, representado por don José Carlos Dextre Chacón, contra la sentencia de la Sala

de Derecho Público de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 172, su fecha 30 de abril de

2001, que declaró infundada la acción de amparo de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 26 de abril de 2000, el recurrente interpone acción de amparo contra la Sala de

Propiedad Intelectual del Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual del

Instituto Nacional de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI),

alegando la violación de su derecho a la igualdad ante la ley, por lo que solicita que se declare

inaplicable a su caso la Resolución N.° 001-2000/TPI-INDECOPI, expedida el 5 de enero de 2000.


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Afirma que, con fecha 28 de setiembre de 1995, Microsoft Corporation, Lotus Development

Corporation, Aldus Corporation y Novell Applications Group, interpusieron una denuncia en su

contra, por la supuesta infracción de derechos de autor, aduciéndose que su representada había

reproducido sin autorización programas de ordenador de su propiedad. Sostiene que la Oficina de

Derechos de Autor del INDECOPI declaró fundada dicha denuncia, ordenando a la demandada,

su representada, el pago de derechos de autor por el monto de S/. 29,839.00, una multa ascendente

a S/. 149,197.00, el cese de la actividad realizada y la publicación de dicha resolución. Agrega

que, por ello, interpuso recurso de apelación, y que con fecha 6 de marzo de 1997, tras una

negociación y acuerdo con las empresas denunciantes, éstas desistieron del proceso, por lo que se

solicitó el archivamiento definitivo del proceso, pero que, con fecha 5 de enero de 2000, la Sala

emplazada expidió la Resolución N.° 001-2000/TPI-INDECOPI, notificada el 4 de febrero de

2000, mediante la cual confirmó la resolución impugnada, por considerar que no era aceptable el

desistimiento de las partes, por ser posterior a la resolución de primera instancia, decisión que, a

juicio de su representada, constituye una violación del derecho de igualdad ante la ley, pues la

misma Sala, en un caso idéntico, aprobó una transacción, no obstante que el delito denunciado, el

objeto de la denuncia y los denunciantes eran los mismos.

La Sala emplazada y el INDECOPI contestan la demanda alegando que, en cuanto a los derechos

de autor, el Estado tiene interés en proteger no sólo a los autores, sino también a la colectividad;

que, por ello, pese al desistimiento presentado por los denunciantes para poner fin al procedimiento

administrativo, se resolvió continuar dicho procedimiento y sancionar la conducta infractora de

los derechos de autor. Sostiene, asimismo, que, en realidad, mediante este proceso se pretende

impugnar la Resolución N.° 001-2000/TPI-INDECOPI, mediante la cual se rechazó el

desistimiento que formularon las empresas denunciantes, y se declaró fundada la denuncia por
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infracción a la legislación de derechos de autor, pese a que el demandando podía acudir a una vía

procesal idónea, como es la acción contencioso-administrativa, añadiendo que no existe violación

del derecho a la igualdad ante la ley, pues en lo que respecta a la transacción efectuada en el caso

al que hace referencia el demandante, ésta fue aprobada debido a que la transacción está regulada

en el Código Procesal Civil, y que no se establece, como lo hace el artículo 90° del Texto Único

Ordenado de la Ley de Normas Generales de Procedimientos Administrativos, la cuestión del

interés público para aceptar o rechazar el desistimiento formulado.

El Primer Juzgado Corporativo Transitorio Especializado en Derecho Público de Lima, con fecha

14 de junio de 2000, declaró infundada la demanda por considerar que la emplazada no aceptó el

desistimiento presentado por los denunciantes, por considerar que de por medio se encontraba el

interés público de cumplirse las leyes, así como el respeto de los derechos de autor y que, por

consiguiente, la resolución de la Sala de Propiedad Intelectual de INDECOPI fue emitida en uso

de las facultades otorgadas por la ley de la materia, no existiendo violación de los derechos

constitucionales invocados.

La recurrida declaró infundada la demanda argumentando que no se había violado el derecho a la

igualdad que no existe violación al derecho a la igualdad ante la ley, dado que el caso tomado

como ejemplo por la demandante tiene un supuesto diferente al de autos, pues allí se trató de una

transacción.

FUNDAMENTOS

1. El objeto de la presente demanda es que se declare inaplicable la Resolución N.° 001-

2000/TPI-INDECOPI, de fecha 5 de enero de 2000, mediante la cual se rechazó el desistimiento


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de los denunciantes y se confirmó la sentencia de primera instancia, por considerarse que con ello

se viola el derecho de igualdad ante la ley.

Derecho de igualdad ante la ley y derecho de igualdad en la aplicación de la ley

2. Aunque se haya alegado la violación del derecho de igualdad ante la ley, lo cierto es que no

es tal dimensión clásica del derecho de igualdad la que aquí interesa, a efectos de dilucidar el fondo

de la controversia; es decir, el problema que ahora este Tribunal tiene que resolver no versa sobre

un tópico en el que el legislador, mediante la ley, haya introducido un tratamiento diferenciado,

sin base objetiva y razonable, que pese sobre el recurrente, como se ha expuesto en los antecedentes

de esta sentencia, sino, en realidad, su aplicación en forma diferenciada. Esto es, una eventual

violación del “derecho de igualdad en la aplicación de la ley”.

El derecho de igualdad, en efecto, no sólo se proyecta prohibiendo tratamientos diferenciados, sin

base objetiva y razonable, en el contenido normativo de una fuente formal del derecho, sino

también en el momento de su aplicación. Ella se ha de aplicar por igual a cuantos se encuentren en

una misma situación, quedando proscritas, por tanto, diferenciaciones basadas en condiciones

personales o sociales de sus destinatarios, salvo que estas se encuentren estipuladas en la misma

norma. Impone, pues, una obligación a todos los órganos públicos de no aplicar la ley de una

manera distinta a personas que se encuentren en casos o situaciones similares. Esta dimensión del

derecho a la igualdad vincula, esencialmente, a los órganos administrativos y jurisdiccionales, los

que son los llamados a aplicar las normas jurídicas.

3. Independientemente de cualquier consideración relacionada con el respeto de este derecho

en el ámbito jurisdiccional, este Tribunal Constitucional considera que, en sede administrativa, el

derecho a la igualdad en la aplicación de la ley exige que un mismo órgano administrativo, al


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aplicar una misma ley, o una disposición de una ley, no lo haga de manera diferenciada o basándose

en condiciones personales o sociales de los administrados. Se prohíbe, así, la expedición por un

mismo órgano administrativo de actos o resoluciones administrativas arbitrarias, caprichosas y

subjetivas, carentes de una base objetiva y razonable que la legitime. Dicha dimensión del derecho

de igualdad jurídica se encuentra, como es obvio, directamente conectado con el principio de

seguridad jurídica que este Tribunal Constitucional ha proclamado como un principio implícito de

nuestro ordenamiento constitucional: “Ningún particular puede ser discriminado o tratado

diferenciadamente por los órganos –judiciales o administrativos– llamados a aplicar las leyes”

(STC 0016-2002-AI/TC, Fund. Jur. N°. 4).

4. Para que se genere una violación del derecho de igualdad en la aplicación de la ley, aparte

de la necesidad de que se trate de un mismo órgano administrativo que los haya expedido, es

preciso que exista una sustancial identidad entre los supuestos de hecho resueltos por el órgano

administrativo en forma contradictoria. Tal identidad de los supuestos de hecho, desde luego, no

tiene por qué ser plena. Basta que existan suficientes elementos comunes como para considerar

que los supuestos de hecho enjuiciados son jurídicamente iguales y que, por tanto, debieron

merecer una misma aplicación de la norma.

Asimismo, la aludida vulneración requeriría que el tertium comparationis que se ofrezca, exprese

una “línea constante” de comprensión y aplicación de la norma, de modo que el juicio de invalidez

sobre el acto o resolución administrativa sea consecuencia de que, en el caso concreto, el

apartamiento de la “línea constante” sea expresión de un mero capricho. Ese tertium

comparationis, por cierto, puede comprender casos sustancialmente análogos resueltos con

anterioridad al acto o resolución administrativa que se impugne. Y, finalmente, es preciso que no

exista una fundamentación adecuada que justifique la variación del criterio interpretativo, pues es
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claro que el apartamiento de la “línea constante” de interpretación y aplicación de una norma a un

supuesto fáctico sustancialmente igual, puede legítimamente provenir de que judicialmente se haya

declarado su invalidez, o de que se haya decidido apartarse del precedente administrativo por los

órganos competentes (ordinal 2.8 del artículo V del Título Preliminar de la Ley del Procedimiento

Administrativo General).

5. En el caso de autos, el recurrente alega que se vulneró su derecho a la igualdad ante la ley,

pues en un caso semejante al suyo la emplazada resolvió de otra forma.

En concreto, refiere que el mismo día en que se interpuso una denuncia en su contra (28 de

setiembre de 1995), también se interpuso una denuncia, por las mismas faltas, contra la

Municipalidad Distrital de Miraflores, la que fue declarada fundada mediante Resolución N.° 272-

95-ODA-INDECOPI, por lo que dicha Municipalidad interpuso recurso de reconsideración (el 06

de noviembre de 1995) y, posteriormente, ante su denegatoria, recurso de apelación. Antes de que

se resolviese este recurso, con fecha 11 de noviembre de 1996, las partes de ese procedimiento

administrativo presentaron un escrito de transacción, por lo que se dispuso el archivamiento

definitivo del expediente, mediante Resolución N.° 027-96-TRI-SPI.

No obstante, cuando en el procedimiento administrativo que se le seguía al recurrente, los

denunciantes presentaron su desistimiento, la emplazada no lo aceptó, alegando que dicho

desistimiento fue posterior a la resolución de primera instancia. Este criterio, afirma, no es el

mismo que se utilizó en el caso anterior, por lo que estima que se violó su derecho de igualdad en

la aplicación de la ley.

6. El Tribunal Constitucional no considera que, en el caso, se haya producido una violación

del derecho constitucional invocado. En primer lugar, como se ha expuesto en el fundamento 4 de


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esta sentencia, para acreditarse la violación del derecho es preciso que se muestre la existencia de

un tertium comparationis válido y, concretamente, la existencia de una “línea constante”, una

tendencia uniforme de aplicación de una norma determinada frente a un supuesto de hecho

análogo. Tal “línea constante” de interpretación y aplicación de una disposición legislativa no se

ha acreditado en el presente caso de manera suficiente, pues es claro que una sola resolución sólo

expresa un pronunciamiento aislado.

Y si de líneas constantes en la forma de aplicarse una determinada disposición legislativa se trata,

al contestar la demanda, la emplazada ha acreditado, con al menos 2 casos (todavía insuficientes

para que se puedan considerar como un tertium comparationis válido), que, frente a supuestos de

desistimiento, se ha proseguido el procedimiento administrativo, por considerarse que la represión

de las conductas de violación de los derechos de autor son de interés público.

En segundo lugar, ha de repararse que, como se afirma en la contestación de la demanda, no se

trata de la aplicación de una misma disposición legislativa y tampoco de un mismo supuesto de

hecho. En el caso aislado que el demandante ofrece como tertium comparationis, se resolvió una

solicitud de transacción cuyas reglas de aplicación no se encuentran reguladas por la Ley de

Normas Generales de Procedimientos Administrativos, sino, supletoriamente, por el Código

Procesal Civil. En cambio, el desistimiento se encuentra regulado por la mencionada Ley de

Normas Generales de Procedimientos Administrativos, y su artículo 90° contemplaba que la

Administración podía aceptar el desistimiento, a no ser que la continuación del proceso fuese de

interés público.
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La inexistencia de una disposición que regulase la transacción por la Ley de Normas Generales de

Procedimientos Administrativos, y la necesidad de que ésta fuese resuelta conforme a

disposiciones como las del Código Procesal Civil, que no contemplan la posibilidad de mantener

el procedimiento administrativo por existir un interés público, no exigía jurídicamente a la

emplazada resolver una solicitud de transacción en forma semejante a un desistimiento, o

viceversa.

En consecuencia, no tratándose de 2 supuestos sustancialmente idénticos, y porque no se ha

ofrecido un tertium comparationis válido, este Tribunal considera que la demanda debe

desestimarse.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confieren la

Constitución Política del Perú y su Ley Orgánica,

FALLA

CONFIRMANDO la recurrida que, confirmando la apelada, declaró INFUNDADA la acción de

amparo. Dispone la notificación a las partes, su publicación conforme a ley y la devolución de los

actuados.

SS.

ALVA ORLANDINI

BARDELLI LARTIRIGOYEN

GONZALES OJEDA
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ARTÍCULO VII.- JUEZ Y DERECHO.- El Juez debe aplicar el derecho que corresponda al

proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente. Sin embargo,

no puede ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido

alegados por las partes.

Este aforismo, se le conoce con el nombre de: “IURA NOVIT CURIA”. Su esencia: permite al

Juez que aplique la norma jurídica que corresponda a la situación concreta, cuando las partes la

hayan invocado erróneamente o no lo hayan invocado.

La última parte del párrafo final contiene uno de los más importes e interesantes del derecho

procesal, el Principio de Congruencia, Se entiende por congruencia o consonancia el principio

normativo que delimita el contenido de las resoluciones judiciales que deben proferirse, de acuerdo

con el sentido y alcance de las peticiones formuladas por las partes, para el efecto de que exista

identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones propuestas.

Este no es un principio exclusivo para las sentencias, sino a toda resolución judicial que deba

responder a una instancia de parte, y así lo encontramos en las apelación de autos, que sólo da

competencia al Superior para decidir sobre el punto objeto del recurso y en lo desfavorable al

recurrente, por el principio de la Reformatio in pejus (Reforma en peor).

Es en la sentencia en donde este principio reviste su mayor importancia, por tratarse del acto

procesal del Juez que satisface la obligación de proveer, que como representante del Estado le

impone el ejercicio de la acción y del derecho de contradicción, y que resuelve sobre las

pretensiones incoadas en la demanda. Esa identidad jurídica debe existir, entre la sentencia, por

una parte, y las pretensiones contenidas en la demanda.

En relación con las pretensiones, la incongruencia, tiene 3 aspectos:


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Cuando se otorga más de lo pedido (plus petita o ultra petita).

Cuando se otorga algo distinto a lo pedido (extra petita).

Cuando se deja de resolver sobre algo pedido (citra petita).

Plus petita o ultra petita: Significa que la sentencia no debe otorgar cuantitativamente más de lo

pretendido en la demanda. Se refiere, a la armonía cuantitativa. En cambio, no se afecta al Principio

de Congruencia, cuando la sentencia concede menos de lo pretendido por el demandante, porque

entonces está resolviendo sobre la totalidad de la pretensión, aunque limitándola a lo que el Juez

considera probado; si esta decisión es equivocada, se habrá violado la ley como resultado de errores

en la apreciación de la prueba o en la aplicación de las normas sustantivas o materiales, pero no

habrá incrongruencia, como tampoco la hay cuando el Juez niega la totalidad de la pretensión.

Extra petita: Cuando el sentenciador sustituye una de las pretensiones del demandante por otra o

cuando además de otorgar las primeras concede algo adicional, y cuando se otorga lo pedido, pero

por causa petendi diferente a la invocada. Pero no la hay si el Juez decreta una medida que es

consecuencia legal de lo pedido, como la entrega del bien materia del contrato de venta que se

anula o se resuelve.

Se incurriría, en citra petita, si se deja de resolver sobre el punto pedido; pero puede ocurrir que

éste sea negado, en cuyo caso no existirá citra petita, y que se otorgue en su lugar algo distinto,

por lo que habrá extra petita.

Citra petita: Cuando se deja de resolver sobre el litigio o no se resuelve algún punto de la

pretensión.
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Si bien en el artículo VII: Juez y derecho, hace referencia al principio de congruencia, que el juez

no puede ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido

alegados por las partes.

Retomando el principio iure novit curia:

El aforismo “iura novit curia” permite al juez que aplica la norma jurídica que corresponda a la

situación concreta, cuando las partes la hayan invocado erróneamente o no lo hayan invocado. El

juez tiene el mejor conocimiento del derecho que las partes, y aplica la norma más conveniente al

caso concreto.

Si el Juez es el representante del Estado en un proceso, y este (estado) es el creador de la norma

jurídica, entonces no debe dudarse que su representante (el Juez) es la persona más indicada para

identificar y aplicar la norma concreta.

Se aplica en 2 supuestos: cuando las partes han invocado erróneamente la norma, y cuando no han

invocado la norma.

El aforismo impone al Juez el deber de aplicar el derecho que corresponde en el proceso, es decir,

durante todo su recorrido y no respecto a un determinado acto procesal como la demanda. Hay

situaciones a pesar de la invocación errónea o inexistente el Derecho; no es permisible la

intervención del Juez, porque con ella distorsionaría su calidad de terceros, es decir afectaría su

imparcialidad. El Juez no puede modificar el petitorio, o incorporar hechos propuestos


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CAS. N.º 1347-2015


TACNA

NULIDAD DE ACTO JURÍDICO.

Sumilla. Debido proceso y Iura novit curia. Constituye principio del derecho al debido proceso

el aforismo Iura novit curia, según el cual los jueces deben conocer el derecho para resolver los

asuntos que les sean planteados, aunque las partes no hayan invocado la norma jurídica pertinente

o lo hayan invocado erróneamente, lo que exige al juez citar correctamente la norma a los hechos

expuestos en la demanda, sin que ello implique la modificación de los hechos o lo solicitado por

las partes. Art. 139 inciso 3 de la Constitución y VII del Título Preliminar del Código Procesal

Civil.

Lima, veintiséis de noviembre de dos mil quince.

La SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA

REPÚBLICA: vista la causa número mil trescientos cuarenta y siete – dos mil quince, en

audiencia pública llevada a cabo en la fecha y producida la votación con arreglo a Ley, emite la

siguiente sentencia:

I. ASUNTO

En este proceso de nulidad de acto jurídico, es objeto de examen el recurso de casación interpuesto

por la demandante Victoria Suárez Burga, mediante escrito de fojas cuatrocientos cuarenta y

cuatro, contra la resolución de vista de fecha veinte de enero de dos mil quince, obrante a fojas

cuatrocientos treinta y dos, expedida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Tacna,

que confirma la apelada obrante a fojas trescientos ochenta y ocho, su fecha siete de marzo de dos

mil catorce, que declara improcedente la demanda.


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II. ANTECEDENTES

1. DEMANDA. Mediante escrito presentado ante el órgano jurisdiccional respectivo con fecha

doce de julio de dos mil diez, obrante a fojas cincuenta, Carlos Alfredo Gonzales Villanueva y

Victoria Suárez Burga interponen demanda contra las empresas DINESE EIRL en liquidación,

Embotelladores Unidos SA, Scotiabank Perú SAA y Scotia Sociedad Titulizadora SA, a efectos

de que se declare la nulidad del acto jurídico contenido en la escritura pública del contrato

particular de fideicomiso de fecha veintisiete de junio de dos mil seis, respecto del inmueble sito

en manzana C, lote número uno, Parque Industrial de Tacna, inscrito en la Partida Registral número

11002040 del Registro de Propiedad Inmueble de Tacna, así como la nulidad del acto jurídico

contenido en la escritura pública de dación en pago de fecha siete de julio de dos mil seis, sobre el

certificado de participación transferido al banco demandado en atención a la transferencia en

fideicomiso del inmueble antes mencionado. Los fundamentos de hecho que sustentan la demanda

son los siguientes: - Los actores indican que son acreedores laborales de la demandada DINESE

EIRL en liquidación, empresa que se encuentra en procedimiento concursal ante el Instituto

Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (en adelante

INDECOPI). - La Comisión de Procedimientos Concursales de INDECOPI, mediante Resolución

Administrativa número 3971-2008-CCOINDECOPI, dispuso la publicación de la disolución y

liquidación de la empresa DINESE EIRL, precisando que por Junta de Acreedores de fecha

diecinueve de mayo de dos mil nueve se designó como liquidador a Alberto Arenas Benavente. -

Sin embargo, mediante contrato marco de fi deicomiso de titulación, elevado a escritura pública

con fecha veintisiete de junio de dos mil seis, DINESE EIRL transfi rió a favor de SCOTIA

SOCIEDAD TITULIZADORA SA, el inmueble sito en la manzana C, lote número uno, Parque

Industrial de Tacna, Distrito, Provincia y Departamento de Tacna. - Sostienen que las obligaciones
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adeudadas al banco demandado no son de cargo de DINESE EIRL, sino en realidad de

EMBOTELLADORES UNIDOS SA; por ende, la transferencia del inmueble nada tenía que hacer

respecto de las obligaciones de dicha empresa. - Alegan que el artículo 19 de la Ley del Sistema

Concursal, Ley número 27809, señala que el Juez declarará la ineficacia y, en consecuencia,

inoponibles frente a los acreedores del concurso, los gravámenes, transferencias, contratos y demás

actos jurídicos, sean a título gratuito u oneroso, que no se refi eran al normal desarrollo de la

actividad del deudor que perjudique su patrimonio y que hayan sido celebrados por éste dentro del

año anterior a la fecha en que presentó su solicitud para acogerse a alguno de los procedimientos

concursales; por ello, los demandantes consideran que los actos jurídicos son nulos por estar

incursos en las causales de nulidad contempladas en los incisos 3, 4 y 8 del artículo 219 del Código

Civil.

2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA. Mediante escritos presentados a fojas ciento ocho y

doscientos tres, las demandadas SCOTIA SOCIEDAD TITULIZADORA SA y SCOTIABANK

PERÚ SAA, contestan la demanda respectivamente, alegando lo siguiente: - Los actores sustentan

la demanda amparados en la ineficacia que regula el artículo 19 de la Ley General del Sistema

Concursal, Ley número 27809; sin embargo, se trata de dos fi guras jurídicas distintas, pues no se

puede confundir la nulidad con la ineficacia, menos aún la ineficacia del acto jurídico contemplada

en el artículo 195 del Código Civil, con la ineficacia prevista en la Ley del Sistema Concursal. -

Agregan que no se precisa la fecha en que se solicitó el ingreso a concurso de DINESE EIRL en

liquidación, pues ello revelaría que la transferencia en fideicomiso no se encuentra dentro del

periodo de vigilancia o sospecha, es decir, dentro del periodo en que cualquier transferencia puede

ser declarada ineficaz en atención a lo señalado por el artículo 19 de la Ley número 27809, toda

vez que el fideicomiso fue elevado a escritura pública el veintisiete de junio de dos mil seis,
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mientras que el sometimiento a disolución y liquidación de DINESE EIRL corresponde al año dos

mil ocho, es decir, existe una brecha de dos años.

3. REBELDÍA. Mediante resoluciones obrantes a fojas doscientos setenta y dos y doscientos

ochenta y cuatro, las demandadas DINESE EIRL en liquidación y EMBOTELLADORES

UNIDOS SA son declaradas en rebeldía.

4. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA. El Juez del Tercer Juzgado Comercial de Tacna

expide la resolución de fecha siete de marzo de dos mil catorce, obrante a fojas trescientos ochenta

y ocho, que declara improcedente la demanda. Las razones que sustentan dicha decisión son las

siguientes: - El Juez señala que la teoría del acto jurídico distingue la nulidad de la ineficacia del

acto jurídico, pues en la primera se arguye la carencia de un requisito de validez previsto en el

artículo 140 del Código Civil o una causal de anulabilidad preestablecida en los artículos 219 y

221 del mismo Código, mientras que en la ineficacia se cuestiona los efectos del acto jurídico. -

En virtud de ello, el Juez considera que el actor pretende se declare la nulidad de un acto jurídico

(ineficacia estructural) por ser ineficaz (ineficacia funcional), lo que implicaría una nulidad por

ineficacia del acto, lo que importa que el petitorio sea jurídicamente imposible, por cuanto no se

puede declarar la nulidad de un acto jurídico por una causal de ineficacia estructural, cuando la

norma y la doctrina exige que para la nulidad exista la ausencia de un requisito de validez que

afecte su estructura, mientras que el acto jurídico ineficaz se constituye perfectamente válido. - En

tal sentido, concluye que la demanda se encuentra incursa en la causal de improcedencia

contemplada en el artículo 427 inciso 6 del Código Procesal Civil.

4. RECURSO DE APELACIÓN. Mediante escrito obrante a fojas trescientos noventa y ocho,

los demandantes interponen recurso de apelación contra la antes mencionada resolución, alegando
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lo siguiente: - El Juez se sustrae de su obligación de resolver la causa de conformidad con el

artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil. - El petitorio es claro pues es de

naturaleza civil al tener por objeto la declaración de nulidad de dos actos jurídicos, el mismo que

debe contextualizarse en el marco de la legislación concursal. - Es de suma importancia tener en

cuenta las fechas de los actos jurídicos cuya nulidad se demandan, por cuanto los mismos se han

llevado a cabo dentro del periodo de sospecha que establece el artículo 19 de la Ley del Sistema

Concursal, Ley número 27809.

6. RESOLUCIÓN DE VISTA. La Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Tacna expide la

resolución de vista de fecha veinte de enero de dos mil quince, obrante a fojas cuatrocientos treinta

y dos, que confirma la apelada que declara improcedente la demanda. Los fundamentos de dicha

decisión son los siguientes: - La Sala Superior señala que el artículo 427 inciso 6 del Código

Procesal Civil prescribe que el Juez declarará improcedente la demanda cuando el petitorio sea

jurídica o físicamente imposible. - Sostiene, además, que si bien los actores solicitan la nulidad de

dos actos jurídicos; sin embargo, por otra parte alegan hechos que se encuadran dentro de una

norma que trata sobre la ineficacia funcional de actos jurídicos, lo que supone la existencia de un

acto jurídico válido, parcialmente ineficaz, por resultar inoponible a los acreedores del concurso.

- En tal sentido, la Sala de mérito considera que es jurídicamente imposible pretender la nulidad

de los referidos actos jurídicos en base a una causal de ineficacia funcional o extrínseca, máxime

si la nulidad de un acto jurídico se rige por el principio de legalidad, es decir, las causales de

nulidad son establecidas e impuestas por la ley, no pudiendo ser creadas por los particulares, ni

aplicadas por analogía, por consiguiente resulta de aplicación la causal de improcedencia de la

demanda prevista en el artículo 427 inciso 6 del Código adjetivo, referida al petitorio jurídicamente

imposible.
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III. RECURSO DE CASACIÓN

Mediante escrito presentado a fojas cuatrocientos cuarenta y cuatro, con fecha doce de febrero de

dos mil quince, la demandante Victoria Suárez Burga interpone recurso de casación, medio

impugnatorio que ha sido declarado procedente por este Supremo Tribunal, mediante resolución

de fecha trece de julio del año en curso, obrante a fojas veintidós del cuaderno de casación, por las

siguientes infracciones normativas: - Infracción normativa del artículo 139 inciso 3 de la

Constitución Política del Estado, así como del artículo III del Título Preliminar del Código

Procesal Civil: sostiene que se ha declarado improcedente la demanda en base al argumento de

que debió demandar ineficacia y no nulidad del acto jurídico, sin tener en cuenta que si el juzgado

consideraba que no se habían dado los presupuestos necesarios para que la demanda sea admitida,

debió señalar ello en el auto de calificación de la misma, y no esperar que se tramite el proceso

para hacerlo; agrega a ello que la Sala Superior debió disponer que el Juez de la causa proceda a

calificar nuevamente la demanda conforme a ley, lo cual no ha ocurrido, por lo que se afecta el

derecho al debido proceso.

IV. CUESTIÓN JURÍDICA EN DEBATE

La cuestión jurídica en debate consiste en determinar si la decisión impugnada ha infringido el

derecho al debido proceso de la recurrente, contemplado en el artículo 139 inciso 3 de la

Constitución Política del Estado.

V. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA

PRIMERO. Sobre el derecho al debido proceso, reconocido constitucionalmente en el artículo

139 inciso 3 de la Constitución Política del Estado, cuya infracción acusa la impugnante, debe

señalarse que constituye un derecho humano abierto de naturaleza procesal y alcances generales
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 28

que busca resolver de forma justa las controversias que se presentan ante las autoridades judiciales.

Se considera un derecho continente pues comprende una serie de garantías formales y materiales.

Como tal, carece de un ámbito constitucionalmente protegido de manera autónoma, de modo que

su lesión se produce cuando se afecta cualquiera de los derechos que consagra, y no uno de manera

específica. Así, se puede entender que el debido proceso está compuesto de una serie de derechos,

principios y garantías, entre ellos, el principio iura novit curia.

SEGUNDO. Al respecto, el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil estipula

que: “El Juez debe aplicar el derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado

por las partes o lo haya sido erróneamente. Sin embargo, no puede ir más allá del petitorio ni fundar

su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes”.

TERCERO. La norma antes citada, que tiene su antecedente en el artículo VII del Título

Preliminar del Código Civil, regula el aforismo latino “iura novit curia” que significa que el

Tribunal conoce el Derecho, es decir, los jueces deben conocer el ordenamiento jurídico con el fin

de resolver los asuntos que les sean planteados en el ejercicio de la función jurisdiccional. Monroy

Gálvez considera que uno de los presupuestos de aplicación de dicho aforismo, es el de errar en la

alegación del derecho, presupuesto de hecho para la aplicación del aforismo al derecho objetivo,

consistente en la utilización incorrecta de la norma jurídica aplicable a la pretensión en disputa,

exigiendo al Juez su intervención para —en el fallo— citar correctamente la norma aplicable al

caso que resuelve; igualmente considera como otro postulado importante en el tema, la invocación

equivocada de la relación jurídica sustantiva, en el que se exige al Juez precisar en su decisión la

verdadera naturaleza de la relación jurídica existente entre las partes, enmendándose con ello el

derecho subjetivo deficientemente invocado.


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CUARTO. La facultad del Juez de adecuar la calificación jurídica de la pretensión procesal tiene

su límite en el principio de congruencia procesal, umbral normativo que delimita el contenido de

las resoluciones judiciales que deben proferirse de acuerdo con el sentido y alcance de las

peticiones formuladas por las partes para que exista identidad jurídica entre lo resuelto y las

pretensiones. Esta es la regla más importante del juzgamiento consistente en la correspondencia

que debe existir entre lo pretendido y lo juzgado conocido como principio de congruencia procesal.

Cuando se dice que el juez no puede ir más allá del petitorio debe tenerse en cuenta que la

aplicación del aforismo no puede modificar el objeto de la pretensión especificado por el titular

del derecho, ni tampoco incidir sobre la causa petendi que sustenta dicha pretensión. Es necesario

establecer que el objeto o petitum lo constituye el derecho que el demandante alega en estricto

dentro de la demanda, mientras que la causa o causa petendi está referido a aquello que suscita el

pedido, constituyendo los fundamentos de hecho de la demanda, esto es, la unidad fáctica en que

se apoya la reclamación del actor; siendo ello así, se puede concluir que el Juez tiene la facultad

de calificar jurídicamente los hechos expuestos por las partes, prescindiendo de la calificación

efectuada por ellas, siempre que no implique la modificación o alteración de los hechos.

QUINTO. En el presente caso, se aprecia que los demandantes, por escrito de fojas cincuenta,

peticionan la nulidad del acto jurídico contenido en la escritura pública del contrato particular de

fideicomiso de fecha veintisiete de junio de dos mil seis, así como del acto jurídico contenido en

la escritura pública de dación en pago de fecha siete de julio de dos mil seis, invocando para ello

las causales de nulidad contempladas en los incisos 3, 4 y 8 del artículo 219 del Código Civil,

referidas al objeto jurídicamente imposible, fin ilícito y por ser contrarios a las leyes que interesan

al orden público; sin embargo, dentro de los fundamentos de hecho de la demanda alegan que la

demandada DINESE EIRL, mediante los actos jurídicos materia de nulidad y dentro de un
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procedimiento concursal (periodo de sospecha), habría transferido el inmueble ubicado en la

manzana C, lote número uno, del Parque Industrial de Tacna, Distrito y Provincia de Tacna,

infringiendo así el artículo 19 de la Ley General del Sistema Concursal, Ley número 27809, norma

que regula la ineficacia de las transferencias celebradas con un año anterior a la solicitud del

procedimiento concursal.

SEXTO. Ahora bien, examinado el proceso, se tiene que tanto el Juez como la Sala Superior

declararon improcedente la demanda, bajo el sustento de que está incursa en la causal de

improcedencia prevista en el artículo 427 inciso 6 del Código Procesal Civil, esto es, por ser el

petitorio jurídicamente imposible, en razón a que se peticiona la nulidad del acto jurídico

sustentada en un supuesto de ineficacia, es decir, no cuestiona los requisitos de validez del acto

jurídico, sino solo sus efectos; sin embargo, del análisis del material fáctico de la demanda es

evidente que si bien los hechos expuestos no se subsumen dentro de la causal de nulidad del acto

jurídico, no obstante, se advierte que los demandantes sí alegaron el caso de ineficacia

contemplado en el artículo 19 de la Ley número 27809; por lo que, de conformidad con el

principio iura novit curia, el Juez de la causa debió calificar adecuadamente la demanda, pese a

que la parte actora invocó erróneamente la norma de derecho material, pues dicho principio así lo

permite.

SÉTIMO. Abona a favor de la posición de esta Sala Suprema la decisión dictada por el máximo

intérprete de la Constitución Política, esto es, el Tribunal Constitucional que, en la sentencia

recaída en el expediente quinientos sesenta y nueve – dos mil tres- AC/TC, ha señalado en su

fundamento jurídico décimo quinto que: “Se parte, pues, del principio de congruencia judicial, que

exige al juez que, al pronunciarse sobre una causa, no omita, altere o exceda las peticiones

contenidas en el proceso a resolver. Sin embargo, como ya se ha visto, existen casos en los cuales
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la pretensión no resulta clara y evidente, o está planteada de manera incorrecta, o se ha invocado

erróneamente la norma de derecho aplicable, frente a lo cual el juez (…), luego del análisis fáctico,

tiene el deber de reconocer el trasfondo de lo solicitado y pronunciarse respecto de él, sin que ello

represente una extralimitación de sus facultades”.

OCTAVO. Este orden de ideas permite a este Supremo Tribunal concluir que, en efecto, los jueces

de mérito han infringido el derecho al debido proceso contemplado en el artículo 139 inciso 3 de

la Constitución Política del Estado, al no observar el principio contemplado en el artículo VII del

Título Preliminar del Código Procesal Civil, esto es, el aforismo latino iura novit curia, al

desestimar la demanda en base a una supuesta causal de improcedencia, incumpliendo así los fines

del proceso consagrados en el artículo III del Título Preliminar del Código adjetivo, esto es,

resolver el conflicto de intereses con relevancia jurídica; por lo tanto, corresponde sancionar con

nulidad las resoluciones impugnadas hasta la etapa procesal pertinente.

VI. DECISIÓN

Por tales fundamentos, esta Sala Suprema, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 396, tercer

párrafo, numeral 3, del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número

29364: 1. Declara FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Victoria Suárez Burga,

mediante escrito de fojas cuatrocientos cuarenta y cuatro, por la infracción normativa de los

artículos 139 inciso 3 de la Constitución Política del Estado y III del Título Preliminar del Código

Procesal; en consecuencia, NULA la resolución de vista de fecha veinte de enero de dos mil

quince, obrante a fojas cuatrocientos treinta y dos, expedida por la Sala Civil de la Corte Superior

de Justicia de Tacna; INSUBSISTENTE la apelada obrante a fojas trescientos ochenta y ocho, su

fecha siete de marzo de dos mil catorce, que declara improcedente la demanda, inclusive hasta
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fojas sesenta y siete, que admite la demanda. 2. ORDENARON que el Juez de la causa expida

nueva resolución con arreglo a ley y las consideraciones expuestas en la presente sentencia. 3.

DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo

responsabilidad; en los seguidos por Carlos Alfredo Gonzales Villanueva y Victoria Suárez Burga

con DINESE EIRL en liquidación y otros, sobre nulidad de actos jurídicos; y los devolvieron.

Interviene como ponente el señor Juez Supremo Almenara Bryson.

SS.

ALMENARA BRYSON,

WALDE JÁUREGUI,

CARPIO RODRÍGUEZ,

CUNYA CELI,

CALDERÓN PUERTAS.
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 33

ARTÍCULO VIII.- PRINCIPIO DE GRATUIDAD EN EL ACCESO A LA JUSTICIA.- El

acceso al servicio de justicia es gratuito, sin perjuicio del pago por costas, costos y multas en los

casos que establece este Código y disposiciones administrativas del poder judicial.

Se desconoce en qué país pudiese haber una justicia civil gratuito, ya que la justicia, no

como valor, sino intento de realización humana es un servicio. El servicio de justicia es tan

importante y básico como cualquier otro servicio público. La justicia es un servicio público

imposible de ser privatizado.

Si la justicia civil es un servicio público, entonces debe tener un costo para quien se sirva

de él.

El principio, promueve la autofinanciación del servicio de justicia, limitando esta actividad

respecto del inicio del proceso, aunque más específicamente sobre el apersonamiento de las partes

a éste.

La norma segura los mecanismos de financiamiento (autofinanciamiento) y que son

soportados, en función del uso pertinente y necesario que del proceso hagan las partes. Soportará

el costo en mayor medida quien sea declarado perdedor en un proceso; y por otro, financiará el

sistema judicial quien utilice maliciosamente o quien manifieste una conducta reñida con los

valores éticos que sostienen el proceso. El costo de la actividad procesal no debe estar presente en

su iniciación, no debe efectuar el derecho de reunión a un órgano jurisdiccional.

Como principios general el código establece que el Estado concede gratuitamente la

prestación jurisdiccional, sin perjuicio de que el litigante de mala fe, deba abonar las costas, costos

y las multas que para cada caso específico establece la Ley (artículos 410, 411, 412 y 112).
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 34

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 17 días del mes de marzo de 2004, la Sala Primera del Tribunal

Constitucional, con asistencia de los señores magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bardelli

Lartirigoyen y Gonzales Ojeda, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso extraordinario interpuesto por don Juan Muñoz Espinoza contra la sentencia de

la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 98, su fecha 27 de marzo de

2002, que declaró improcedente la acción de amparo de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 28 de febrero de 2001, el recurrente interpone acción de amparo contra el

Consejo Transitorio del Poder Judicial, presidido por el doctor Luis Ortiz Bernandini, a fin de que

se deje sin efecto la Resolución Administrativa N.º 002-2001-CT-PJ y cualquier otra que

reglamente y/o apruebe los Aranceles Judiciales para el año 2001, por considerarla

inconstitucional, pues viola el principio de gratuidad de la administración de justicia, así como los

derechos a la igualdad ante la ley y a formular peticiones. A su juicio, la obligación del pago de

los aranceles judiciales impide que los profesionales del derecho perciban sus retribuciones, pues

fomenta que los justiciables se desistan y renuncien a sus reclamos.

La Procuradora Pública de los asuntos judiciales del Poder Judicial solicita que se declare

improcedente la demanda, alegando que el Consejo Transitorio del Poder Judicial actúa en el

ejercicio regular de sus funciones al establecer, como lo hace anualmente, las tasas arancelarias
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que rigen los costos de la administración de justicia. Considera que su pago es una tasa que, en

contrasprestación al servicio de justicia que se imparte, los justiciables están obligados a abonar.

El Primer Juzgado Especializado en Derecho Público de Lima, con fecha 6 de setiembre

de 2001, declaró improcedente la demanda, por considerar que no cabe mediante el amparo

impugnar en abstracto la validez de una norma jurídica, como es el caso de la Resolución

Administrativa cuestionada.

La recurrida confirmó la apelada, por los mismos fundamentos.

FUNDAMENTOS

1. El objeto de la demanda es que se inaplique, para el caso del recurrente, la Resolución

Administrativa N.º 002-2001-CT-PJ (sic), por violar los derechos de igualdad ante la ley y de

petición, así como el principio de gratuidad de la justicia.

No obstante, es menester precisar que la Resolución Administrativa que aprobó para el

año 2000 el valor de los aranceles judiciales, es la signada con el N.° 1074-CME-PJ, su fecha 12

de enero de 2000, la cual, de conformidad con su artículo 4°, derogó a su vez la Resolución

Administrativa N.° 002-93-CE-PJ.

En consecuencia, sin perjuicio de lo que se indique en el fundamento siguiente, ha de

entenderse que es la Resolución Administrativa N°. 1074-CME-PJ la que se cuestiona mediante el

presente proceso.

2. La recurrida, compartiendo el criterio de la apelada, desestimó la pretensión alegando

que se impugnó una resolución administrativa de alcance general, sin que se especificara un acto

concreto de aplicación que hubiese causado agravio al recurrente. Ante tal pronunciamiento, el
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 36

recurrente ha recordado que después de la contestación de la demanda acreditó que, basándose en

dicha Resolución Administrativa N.° 1074-CME-PJ, la Sala Civil de Procesos Abreviados y de

Conocimiento de la Corte Superior de Justicia de Lima expidió la resolución s/n, de fecha 11 de

mayo de 2001, mediante la cual declaró inadmisible su recurso de apelación en el proceso sobre

pago de honorarios profesionales seguido con don José Derteano Venegas.

A fin de posibilitar un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, y con el propósito

de subsanar la situación anómala derivada de la prematura interposición de la demanda [ésta, en

efecto, se presentó con fecha 28 de febrero de 2001, mientras que el acto concreto de aplicación

se efectuó, como se ha dicho, recién el 11 de mayo de 2001], el recurrente ha invocado el principio

de suplencia de las deficiencias procesales.

3. El Tribunal Constitucional considera que en el caso, en efecto, es de aplicación dicho

principio de suplencia de las deficiencias procesales y, consecuentemente, es posible expedir un

fallo sobre el fondo de la controversia. Ello porque, si bien es cierto que de autos se aprecia que

entre la fecha en que se produjo lo que se considera lesivo por el actor [11 de mayo de 2001] y la

interposición de la demanda [el 28 de febrero de 2001], era imposible que la demandada pudiera

cabalmente exponer los criterios legales y constitucionales que mejor considerase con el objeto de

persuadir al juzgador de la validez constitucional del acto reclamado, también lo es que ese acto

de aplicación fue ofrecido antes de que se expida la sentencia de primer grado y la parte emplazada

tuvo oportunidad, desde ese momento, de conocerlo.

Evidentemente, lo óptimo hubiera sido que el a quo hubiese puesto en conocimiento de la

emplazada dicho medio de prueba, a fin de evitar que ésta quedara en una situación de indefensión.

Pero, como se ha dicho, tal omisión quedó salvada por el hecho de que en diversos momentos la
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 37

emplazada tuvo oportunidad de conocer de estos nuevos hechos [así, por ejemplo, con la

interposición del recurso de apelación, la puesta de autos a disposición de las partes para expedirse

sentencia, la expresión de agravios e, incluso, cuando se interpuso el recurso extraordinario].

Este Colegiado considera oportuno enfatizar que, tratándose de un principio que tiene el

propósito de impedir que el ritualismo procedimental impida el pronunciamiento sobre el fondo

de la controversia, uno de los límites a los cuales se encuentra sujeta la aplicación del principio de

suplencia de las deficiencias procesales es que con ella no se afecten los derechos constitucionales

de orden procesal de la otra parte y, en particular, los que se derivan de la formulación del

contradictorio. Y, en el caso, ese contradictorio, y los derechos procesales de orden constitucional

que en él se subsumen, como se ha expuesto, no han resultado dañados, por lo que el Tribunal

Constitucional es competente para pronunciarse sobre el fondo de la cuestión controvertida.

4. El recurrente alega que se violó su derecho constitucional de igualdad y el principio

de gratuidad de la administración de justicia por el hecho de que la Sala Civil de Procesos

Abreviados y de Conocimiento de la Corte Superior de Justicia de Lima, al aplicarle la Resolución

Administrativa N.° 1074-CME-PJ, de fecha 12 de enero de 2000, declaró inadmisible su recurso

de apelación en el proceso sobre pago de honorarios profesionales seguido contra don José

Derteano Venegas.

5. El inciso 16 del artículo 139° de la Constitución establece que uno de los principios

que informa el ejercicio de la función jurisdiccional es “El principio de la gratuidad de la

administración de justicia y de la defensa gratuita para las personas de escasos recursos; y, para

todos, en los casos que la ley señala”.


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 38

Dicho precepto constitucional, en lo que al caso importa resaltar, contiene dos

disposiciones diferentes: Por un lado, garantiza “El principio de la gratuidad de la administración

de justicia... para las personas de escasos recursos”; y, por otro, consagra “... la gratuidad de la

administración de justicia... para todos, en los casos que la ley señala”.

6. La primera disposición comporta una concretización del principio de igualdad en el

ámbito de la administración de justicia. Según éste, no se garantiza a todos los justiciables la

gratuidad en la administración de justicia, sino sólo a aquellos que tengan escasos recursos

[económicos].

Como en diversas oportunidades ha advertido este Tribunal, el principio de igualdad, que

subyace en los términos de la gratuidad en la administración de justicia aquí analizada, no obliga

a tratar igual a todos siempre y en todos los casos, sino a tratar igual a los iguales y desigual a los

desiguales. Dicho principio contiene, –también se ha sostenido–,un mandato constitucional que

exige la remoción de los obstáculos que impidan el ejercicio pleno de los derechos fundamentales.

En el ámbito judicial ese mandato se traduce en asegurar, a las personas de escasos

recursos, el acceso, el planteamiento y la obtención de un fallo judicial que resuelva sus diferencias

dentro de un proceso judicial gratuito.

La gratuidad en la administración de justicia, en los términos constitucionalmente

establecidos, ha sido desarrollada por el artículo 24° de la Ley Orgánica del Poder Judicial,

modificado por la Ley N.° 26846, según el cual, se encuentran exonerados del pago de las tasas

judiciales, entre otros, los litigantes a los cuales se les ha concedido auxilio judicial, institución

que, por otro lado, está regulada por el artículo 173° y siguientes del Código Procesal Civil.
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 39

En el caso de autos, se declaró inadmisible el recurso de apelación propuesto, pues el

recurrente no sufragó el importe total de la tasa judicial por la interposición de dicho medio

impugnatorio, y tampoco solicitó acogerse al auxilio judicial; por lo que no puede compartirse la

tesis de que con ello se han violado los derechos constitucionales a la gratuidad de la

administración de justicia y a la igualdad procesal.

Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la

Constitución Política del Perú le confiere,

Ha resuelto

Declarar INFUNDADA la acción de amparo.

Publíquese y notifíquese.

SS.

ALVA ORLANDINI

BARDELLI LARTIRIGOYEN

GONZALES OJEDA
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 40

ARTÍCULO IX.- PRINCIPIOS DE VINCULACIÓN Y DE FORMALIDAD.- Las normas

procesales contenidas en este Código son de carácter imperativo, salvo regulación permisiva en

contrario.

Las formalidades previstas en este Código son imperativas. Sin embargo, el Juez adecuará su

exigencia al logro de los fines del proceso. Cuando no se señale una formalidad específica para la

realización de un acto procesal, éste se reputará válido cualquiera sea la empleada.

En cualquier ordenamiento procesal podemos encontrar, cierto número de normas que no

tienen carácter de orden público, en el sentido de ser normas obligatorias o vinculantes; al contrario

contienen una propuesta de conducta que puede o no ser realizada por la parte, sin que su

incumplimiento afecte el sistema jurídico o las reglas de conducta social consensualmente

aceptadas, en la hipótesis que estas últimas comprendan también el concepto de orden público.

El hecho que las normas procesales sean de Derecho Público, no implica, que sean de orden

público; aquel concepto tiene que ver con su ubicación, este con su obligatoriedad.

Por eso el 1° párrafo, hace referencia a que las normas procesales tienen carácter imperativo como

principio, salvo que las mismas normas regulen que alguna de ellas no tienen tal calidad.

El 2° párrafo contiene el Principio de Elasticidad, si bien las formalidades previstas en el Código

Procesal Civil, son de obligatorio cumplimiento, el Juez está en aptitud de adecuar la exigencia de

cumplir con estos requisitos formales a dos objetivos más trascendentes: la solución del conflicto

de intereses o incertidumbre jurídica; y la paz social en justicia, es decir los fines del proceso.

Dado que la actividad judicial es una función pública realizada con exclusividad por el Estado,

las normas procesales que regulan la conducta de los intervinientes en el proceso y las ciencias

que las integra son de derecho público. Pero el que las normas procesales sean de derecho público
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 41

no implica, como resulta evidente, que sean de orden público. Aquel concepto tiene que ver con

su ubicación, éste con su obligatoriedad.

EXP. N.° 0569-2003-AC/TC


LIMA

NEMESIO ECHEVARRÍA GÓME

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 5 días del mes de abril de 2004, la Sala Primera del Tribunal Constitucional, con la

asistencia de los señores magistrados Alva Orlandini, Presidente; Aguirre Roca y García Toma,

pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso extraordinario interpuesto por don Nemesio Echevarría Gómez contra la sentencia de la

Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 88, su fecha 28 de octubre de

2002, que declaró infundada la acción de cumplimiento de autos.

ANTECEDENTES

El recurrente, con fecha 24 de abril de 2002, interpone acción de cumplimiento contra la Oficina

de Normalización Previsional (ONP), con la finalidad de que se cumpla la Resolución N.° 054766-

98-ONP/DC, de fecha 29 de diciembre de 1998, y se le otorgue el pago de la pensión de renta

vitalicia por enfermedad profesional, conforme al Decreto Ley N.° 18846. Asimismo, solicita el

pago de las pensiones devengadas que correspondan.


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La ONP sostiene que ha cumplido plenamente la referida resolución, toda vez que se procedió a

desunificar las pensiones de jubilación y de renta vitalicia del recurrente, estableciéndose que ella

solamente quedaba obligada al pago de la pensión de jubilación, mientras que el pago de la renta

vitalicia era competencia del Instituto Peruano de Seguridad Social (IPSS). Asimismo, refiere que

ha cumplido, en su momento, con el otro extremo de la parte resolutiva de la resolución, dado que

la Oficina de División de Calificaciones procedió a determinar el monto de la pensión por concepto

de renta vitalicia; agregando que la resolución cuyo cumplimiento se exige no dispuso que el pago

de pensión sujeta al Decreto Ley N.° 18846 estaba a su cargo, sino que, por el contrario, dicho

pago se encontraba a cargo del IPSS.

El Vigésimo Quinto Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, con fecha 20 de junio de 2002,

declaró infundada la demanda, por considerar que la resolución cuyo cumplimiento se peticiona

no establece en ningún punto de su parte resolutiva el otorgamiento de renta vitalicia por

enfermedad profesional a cargo de la ONP, sino que estableció que dicho pago se encontraba a

cargo del IPSS.

La recurrida confirmó la apelada por los mismos fundamentos.

FUNDAMENTOS

La suplencia de la queja deficiente y la finalidad de una eficaz protección de derechos

fundamentales

1. Aun cuando el recurrente solicita que el pago de su pensión por concepto de renta vitalicia

por enfermedad profesional, debe realizarse en cumplimiento de la Resolución N.° 054766-98-

ONP/DC, resulta evidente que no es dicha resolución la que contiene el mandato directo,

incondicional y manifiesto dirigido a la administración para efectuar el pago por dicho concepto,
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sino la Resolución N.° 182-DDPOP-GDJ-IPSS-89, de fecha 1 de diciembre de 1989, que obra a

fojas 63 de autos.

2. Si bien es cierto que el mandamus contenido en la última de las referidas resoluciones se

encuentra concretamente dirigido al IPSS, y no a la ONP, resultaría inaceptable exigir al

demandante que dirija la presente acción contra el IPSS, toda vez que, conforme lo ha reconocido

la propia emplazada, desde la entrada en vigencia del Decreto de Urgencia N.° 067-98, es decir,

desde el 15 de enero de 1999, la ONP es la encargada del pago de las obligaciones por prestaciones

económicas del Seguro de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales regulado por el

Decreto Ley N.° 18846.

En tal sentido, en cumplimiento de la Resolución N.° 182-DDPOP-GDJ-IPSS-89, corresponde a

la ONP otorgar al recurrente la pensión por concepto de renta vitalicia por enfermedad profesional.

3. Lo señalado por este Tribunal en los fundamentos precedentes se encuentra enmarcado por

los alcances de lo dispuesto en el artículo 7° de la Ley 23506, donde se estipula: “El juez deberá

suplir las deficiencias procesales en que incurra la parte reclamante (...)”. Por su parte, y siguiendo

la misma línea, el artículo 9° de la Ley N.° 25398 precisa que “(s)i el actor incurre en error al

nominar la garantía constitucional (...) que (...) quiere ejercer, el Juez ante quien haya sido

presentada se inhibirá de conocimiento y la remitirá de inmediato al competente (...)”.

Estas disposiciones atañen concretamente a la suplencia de los actos procesales deficientes y, por

tanto, a aspectos estrictamente formales, pero no necesariamente desprovistos de repercusiones de

orden sustancial. Tal facultad es otorgada a los jueces constitucionales en nuestro ordenamiento
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 44

jurídico, para adecuar su pretensión a fin de otorgar protección constitucional al quejoso, en

aquellos casos en los que se advierta un error o una omisión en el petitorio.

Así, a diferencia de los jueces ordinarios, quienes en la mayoría de los casos mantienen una

vinculación rígida con la ley, el deber de suplir los actos defectuosos es exigible ineludiblemente

en el caso del juez constitucional, debido al deber especial de protección de los derechos

fundamentales que informa los procesos constitucionales.

Como bien refiere Alberto Borea Odría ( Evolución de las Garantía Constitucionales. Lima,

Grijley, 1996. Pág. 105 ):

“En el Derecho Constitucional y especialmente en la sustentación de las acciones de garantía,

aquella suerte de procedimiento estrictamente privado en que el juez no se responsabiliza por las

deficiencias procesales, no tiene lugar”.

4. Ahora bien, a efectos de determinar qué actos procesales pueden ser objeto de la suplencia,

cabe distinguir los actos procesales viciados, en actos defectuosos, actos inválidos, y actos nulos.

Los actos defectuosos son aquellos que se realizan sin que concurran todos los presupuestos,

requisitos y condiciones que determinan su admisibilidad, pero que no generan afectación de

principios o de derechos procesales constitucionales de relevancia y, por ese hecho, son inocuos.

Por su parte, los actos inválidos son aquellos que se realizan incumpliendo los requisitos y

condiciones que la ley prevé, dando lugar, a su vez, a la afectación de derechos o principios

constitucionales, pero que, sin embargo, pueden ser subsanados o reparados por sí mismos, o

eventualmente por medio de la intervención del juez (Binder Alberto. El incumplimiento de las
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 45

formas procesales. Ad Hoc, Buenos Aires 2000. Pág. 96). Finalmente, los actos nulos son aquellos

que, habiendo comprometido seriamente derechos o principios constitucionales, no pueden ser

reparados.

En ese sentido, la obligación del juez constitucional prevista en el artículo 7° de la Ley N.° 23506,

alcanza tanto a los actos defectuosos como inválidos, mas no a los actos procesales nulos.

El aforismo iura novit curia y su aplicación en los procesos constitucionales

5. Distinto, pero también importante para una eficiente protección de derechos, es el caso del

aforismo iura novit curia, contemplado en los artículos VII del Título Preliminar del Código Civil

y del Código Procesal Civil, aplicable supletoriamente a los procesos constitucionales, conforme

al artículo 63° la Ley N.° 26435. Aquel precepto establece que “(el Juez debe aplicar el derecho

que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido

erróneamente (...)”.

Dicho aforismo, literalmente significa “El Tribunal conoce el derecho” y se refiere a la invocación

o no invocación de las normas jurídicas que sirven de fundamento a las pretensiones esgrimidas

por las partes dentro de un proceso. Al respecto, Luis Diez Picazo y Antonio Gullen ( Sistema de

Derecho Civil: Madrid, Tomos, 1982, pág.227 ) exponen que el juez puede alterar el fundamento

jurídico de la pretensión de la parte [... ]”.

6.Aun cuando este no sea el principio que pudiera ser que viene siendo aplicable a este caso,

consideramos importante referirnos a él, a fin de determinar el contenido de sus alcances. Así, a

diferencia de las situaciones resueltas sobre la base de la aplicación del principio de suplencia de

queja deficiente, por aplicación del aforismo iura novit curia, el juez tiene el poder-deber de

identificar el derecho comprometido en la causa, aun cuando no se encuentre expresamente


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 46

invocado en la demanda. De este modo el juez, como director del proceso, dice el derecho antes

de emitir sentencia (Taipe Chávez, Sara. Algunas Reflexiones sobre el iura novit curia. En:

Derecho Procesal. II Congreso Internacional .Lima 2002. Pág. 215), lo que no implica, en ningún

caso, la modificación del objeto de la pretensión o de los términos de la demanda; es decir, que

ello no puede suponer fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las

partes.

Los límites a la suplencia de queja deficiente y al iura novit curia

7. Es pertinente precisar que la suplencia de la queja deficiente analizada en el primer fundamento

de esta sentencia, no ha alterado la esencia del contradictorio planteado durante el discurrir del

proceso, toda vez que la ONP ha aceptado que no cumple con el pago de la renta vitalicia del

recurrente, alegando, erróneamente, que dicho al IPSS corresponde realizarlo.

8. En aplicación de los alcances del artículo 7° de la Ley 23506, el Tribunal Constitucional es

cuidadoso de no comprometer el principio de congruencia de las sentencias. En vista de ello,

únicamente podrá desvincularse de lo planteado en la demanda a fin de otorgar una protección

eficaz a los derechos constitucionales lesionados, cuando ello devenga de una voluntad implícita

del recurrente a pesar de no haberla planteado correctamente en la demanda, conforme se advierte

en el presente caso.

9. Igualmente, cuando se trate del aforismo iura novit curia, este Tribunal, al aplicar el derecho a

las cuestiones debatidas, buscará no alterar ni sustituir las pretensiones y hechos fácticos que

sustentan la demanda y resulten acreditados en el proceso. (Peyrano W. Peyrano. El Proceso Civil.

Principios y Fundamentos. Edit. Astrea. Pág. 100).


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 47

10. De otro lado, “[... ] el juez debe calificar los hechos expuestos por las partes y la relación

sustancial, prescindiendo de la calificación efectuada por los litigantes . Debe determinar la causa

petendi y siempre que no se aparte de los hechos afirmados ni modifique su objeto, puede otorgar

lo pedido sobre la base de una calificación de la causa distinta a la que hicieron las partes”

(Fenochietto-Arazi. Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Comentado y Concordado,

Tomo I, Editorial Astrea, Argentina, 1983).

11.El objeto litigioso está constituido por dos elementos que la doctrina denomina petitum y causa

petendi. “Si el petitum consiste en la solicitud de una resolución judicial idónea para la realización

de un bien de la vida (entendido en la acepción más amplia), la causa petendi estará constituida

por la indicación y la determinación del hecho constitutivo del derecho al bien perseguido, además

del hecho que determina el interés de obrar en juicio. La causa petendi es entonces la razón, el

porqué, o, más exactamente, aun el título de la demanda”(Giannozzi Giancarlo “La modificazione

della domanda nel processo civile”Giuffré, Milano, 1958, pág. 15).

A mayor abundamiento, con relación a este aspecto, Luis Diez Picazo y Antonio Gullen sostienen

que la decisión judicial vinculada con la aplicación del principio iura novit curia tiene que ser

congruente con el objeto del petitum y la causa petendi.

En relación con el objeto del petitum, el órgano jurisdiccional no puede conceder

algo diferente de lo pedido: este no puede encontrar una ratio decidendi en un elemento distinto al

de la causa invocada.

12. La determinación del objeto tiene enorme importancia, ya que es a éste al que hay que aplicar

la norma jurídica pertinente “La noción de objeto del proceso es una noción procesal y el juez

tiene, justamente, la tarea, a través de un procedimiento de subsunción, de aplicar el derecho


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 48

sustancial a aquello que se le pide, es decir, al objeto del proceso que él tiene la tarea de examinar

bajo todos los aspectos del derecho sustancial” (Habscheid Walter, El Objeto del Proceso en el

Derecho Procesal Civil, Revista de Derecho Procesal, 1980, pág. 455)

13.Es importante precisar que los hechos nacen antes que el proceso; en consecuencia, estos

hechos pertenecen a las partes, por lo que el juez no puede basar su resolución en hechos no

alegados por ellos, sino en el principio iura novit curia (el juez conoce el derecho).

Los deberes de oficialidad y pro actione del juez constitucional y la máxima protección a los

derechos fundamentales

14. Resulta evidente que en el presente caso se han afectado los derechos del recurrente a la

seguridad social y al acceso a la prestación de pensiones, reconocidos en los artículos 10 y 11 de

la Constitución, pues ciertamente, conforme se aprecia de la Resolución N.° 182-DDPOP-GDJ-

IPSS-89, el accionante tiene derecho al goce de una pensión vitalicia por enfermedad profesional,

la que no viene siendo pagada hasta la fecha, motivo por el cual este Tribunal considera que no

puede desconocerse la existencia de vulneración de derechos, debido a un evidente error en la

presentación de la pretensión, pues de la descripción de los hechos y el contradictorio se advierte

que lo que realmente busca el demandante es que se le pague su pensión vitalicia reconocida

mediante Resolución Administrativa.

Tal circunstancia genera el cumplimiento del deber de oficialidad por parte de los órganos

públicos en la medida en que existe la inexorable necesidad de satisfacer el interés público de

proteger y defender los derechos fundamentales de la persona.

Dicho deber de oficialidad se percibe en el derecho público como la responsabilidad de impulsar,

dirigir y encausar cualquier proceso o procedimiento sometido a su competencia funcional, hasta


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 49

esclarecer y resolver las cuestiones involucradas, aun cuando se trate de casos generados o

iniciados por un particular.

En efecto, partiendo de reconocer una posición preferente de los derechos fundamentales en el

ordenamiento jurídico, no resulta razonable que en todos los casos, las formas estén por encima

del derecho sustancial, desconociendo el valor de lo real en un proceso. El derecho procesal es, o

quiere ser el cauce mediante el cual se brinda una adecuada cautela a los derechos subjetivos, por

ello, al reconocerse legislativamente las facultades del juez constitucional, sea para aplicar el

derecho no invocado, o erróneamente invocado (iura novit curia), por mandato del artículo 63° de

la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, o subsanar las deficiencias procesales (suplencia de

queja deficiente), según lo dispuesto en el artículo 7° de la Ley 23506 y artículo 9° de la Ley

25398, se trata de evitar que el ejercicio de una real y efectiva tutela judicial en el marco de un

proceso justo sea dejado de lado, por meros formalismos irrazonables.

15. En ese sentido, el Tribunal Constitucional, basándose en la premisa de que el proceso surge

de la necesidad de brindar tutela jurisdiccional y judicial a las lesiones o amenazas de derecho y

que justifica su razón de ser en el cumplimiento de este fin último, considera importante y, más

aún, que resulta un deber del juez constitucional en casos como el de autos y dentro de los límites

establecidos por la ley, promover el reconocimiento tutelar de aquellas situaciones que, estando

presentes, pero incorrectamente planteadas, ameritan su intervención como real guardián de la

Constitución y, por ende, protector de los derechos fundamentales reconocidos en ella.

Dentro de esta línea de acción, la doctrina señala que la tutela judicial efectiva no se limita a

garantizar el acceso a la jurisdicción, sino también el derecho de que los Tribunales resuelvan

sobre las pretensiones ante ellos formuladas. (Ignacio Diez Picazo Giménez, Reflexiones sobre
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 50

algunas facetas del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva. En: Cuadernos de Derecho

Público. INAP. Mayo-Agosto 2000, pág. 23). Se parte, pues, del principio de congruencia judicial,

que exige al juez que, al pronunciarse sobre una causa, no omita, altere o exceda las peticiones

contenidas en el proceso a resolver. Sin embargo, como ya se ha visto, existen casos en los cuales

la pretensión no resulta clara y evidente, o está planteada de manera incorrecta,o se ha invocado

erróneamente la norma de derecho aplicable, frente a lo cual el juez constitucional, luego del

análisis fáctico, tiene el deber de reconocer el trasfondo o el núcleo de lo solicitado y pronunciarse

respecto de él, sin que ello represente una extralimitación de sus facultades.

16.Como declara Francesco Carnelutti, “[...] la pretensión se resuelve en hacer valer un derecho

y el derecho se propone como objeto de la pretensión [...]”. En tal sentido, sería carente de lógica

rechazar un pronunciamiento de fondo o, lo que es peor, emitir uno en contra, cuando está

evidenciada en los hechos la vulneración de un derecho, y se entiende que lo que se busca es la

protección o restauración del mismo, aun cuando el petitorio se plantee de manera incorrecta. En

ese orden de ideas, en caso de que la pretensión no represente per se el derecho sustantivo que se

invoca en la demanda, y devenga simple y llanamente un acto de declaración de voluntad, se

encuentra plenamente justificado (e incluso avalado legalmente) la actuación del Tribunal

Constitucional para hacer valer la protección del derecho que realmente surge del análisis del caso.

17. La progresiva protección de los derechos fundamentales faculta a este Colegiado para “decir

derecho”, o corregir deficiencias u omisiones cuando ello se deduzca de los hechos fácticos y

jurídicos de cada caso en particular –en este último caso, siempre a favor del quejoso y nunca en

contra de él–, resultando congruente con el ideal de vida de un Estado democrático, donde la

aspiración de un máximo reconocimiento a la protección de derechos está inspirada en los valores

de dignidad, igualdad y justicia que irradian todo el ordenamiento jurídico.


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 51

18. Por consiguiente, en el presente caso, estando acreditado el incumplimiento del pago y

obrando en autos la resolución administrativa que lo ordena, la demanda debe ser estimada.

FALLO

Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la Constitución

Política le confiere

Ha resuelto

1. Declarar FUNDADA la acción de cumplimiento.

2. Ordenar a la emplazada que, en cumplimiento de la Resolución N.° 182-DDPOP-GDJ-IPSS-

89, otorgue al recurrente pensión de renta vitalicia por enfermedad profesional, así como el pago

de los devengados correspondientes.

Publíquese y notifíquese

SS.

ALVA ORLANDINI

AGUIRRE ROCA

GARCÍA TOMA
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ARTÍCULO X.- PRINCIPIO DE DOBLE INSTANCIA.- El proceso tiene dos instancias, salvo

disposición legal.

En algunos países existe la instancia única, por la demanda masiva de servicios de justicia,

pero son aquellos que han logrado una considerable evolución del derecho y del proceso, así como

un elevado desarrollo en la solución de sus problemas básicos, sin embargo en el Perú no sería

oportuno concretar legítimamente procesos de instancia única.

El artículo X consagra el principio de la doble instancia para todos los procesos.

Actualmente en el Perú los procesos transcurren por 3 instancias, siguiendo el modelo germánico

de hace muchos siglos.

El código procesal establece como regla general que el proceso tiene dos instancias dentro

de los cuales se ventila y se resuelve el conflicto de intereses o la incertidumbre jurídica, ambas

con trascendencia jurídica. La doble instancia es renunciable expresa o tácitamente.

Es uno de los principios y derechos de la función jurisdiccional, a nivel constitucional, la instancia

plural, la que ha sido entendida que todo proceso debe tener más de una instancia.

Sólo en los países en que se ha consolidado procesos de instancia única, son aquellos que han

logrado una evolución del Derecho y del proceso, así como un elevado desarrollo en la solución

sus problemas básicos.

En su parte final deja abierta la posibilidad que alguna vez se regule la doble instancia a

una sola, si la Constitución también lo permitiese.


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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

SALA PENAL PERMANENTE

CASACIÓN 912-2016, SAN MARTÍN


Lima, once de julio de dos mil diecisiete.-

VISTOS; en audiencia el recurso de casación excepcional interpuesto por el representante

del Ministerio Público, contra resolución de vista del doce de agosto de dos mil dieciséis -fojas 03

del cuadernillo de casación-. Interviene como ponente el señor Juez Supremo Pariona Pastrana.

I. HECHOS IMPUTADOS:

Primero: Conforme a acusación fiscal -fojas 1- se imputa a Henkel Canelo Loja la presunta

comisión del delito contra la vida, el cuerpo y la salud, en la modalidad de homicidio culposo

agravado -artículo 111, tercer párrafo, del Código Penal- en agravio de Juan Sebastián Maz

Huiman; lesiones culposas agravada -artículo 124, último párrafo, del Código Penal-, en agravio

de Alexander Canelo Isla.

Segundo: Los hechos imputados se circunscriben, que el 03 de agosto de 2014, a horas

11:30 a.m. aproximadamente, se suscitó un accidente de tránsito tipo despiste, en el kilómetro 564

de la carretera Femado Belaunde Terry – distrito de Tabalosos, provincia de Lamas – San Martín,

en circunstancias en que el vehículo automotor de placa rodaje N° D80-914, marca Chevrolet

Modelo D-Max, Clase Pick Up, color rojo, discurría de dirección de sur a norte (Tarapoto –

Moyobamba) conducido por Henkel Canelo Laja, y como acompañantes, sus menores sobrinos

identificados como Juan Sebastián Maz Huiman y Alexander Canelo Isla de 10 y 8 años; que, al

ingresar a una curva, el vehículo rosó con el guardavía o sardinel, perdiendo el control del mismo,

cruzando al otro lado de la vía (lado izquierdo) para finalmente precipitarse a un abismo de 4.5
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 54

metros de profundidad, resultando seriamente lesionados los menores antes citados, quienes fueron

trasladados, en un primer momento, al Centro de Salud de Tabalosos y, por la gravedad de las

lesiones, fueron derivados al Hospital MINSA de la ciudad de Tarapoto, donde falleció el menor

Juan Sebastián Maz Huiman, y al menor Alexander Canelo Isla lo trasladaron a la ciudad de Lima,

para que reciba tratamiento médico especializado.

Tercero: De las diligencias urgentes efectuadas se logró recabar el certificado de dosaje

etílico N° 0056-001941 practicado al conductor del vehículo accidentado, Henkel Canelo Loja,

que arrojó positivo con una proporción de 1,25 g/l, con lo que se acredita que el conductor que

estaba conduciendo el vehículo en estado de ebriedad, infringiendo no solo el Reglamento

Nacional de Tránsito, sino también a la normativa penal.

II. DEL AUTO DE APROBACIÓN DE ACUERDO REPARATORIO (PRIMERA

INSTANCIA)

Cuarto: El 14 de marzo de 2016 -fojas 56- se emite el auto de aprobación de acuerdo

reparatorio, declarando el sobreseimiento de la causa seguida contra Henkel Canelo Loja. A

efectos de llegar a la aprobación del citado acuerdo reparatorio, en virtud del artículo 2 inciso 6

del CPP, el juzgador en primera instancia se desvinculó de la acusación fiscal, señalando que los

hechos que se imputan, respecto al agraviado Juan Sebastián Maz Huiman no configuran delito de

homicidio culposo agravado, sino delito de lesiones culposas -artículo 124, último párrafo, del

Código Penal- con la subsecuente muerte del citado agraviado -véase fundamentos jurídicos 3 y 4

de la resolución de primera instancia a fojas 56-.

Quinto: La resolución antes señalada fue apelada por el Ministerio Público – véase a fojas

72 el recurso de apelación- señalando en primer término que el juzgador no debía desvincularse


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 55

de la imputación fiscal por delito de homicidio culposo, en tanto éste era correcto. Además el

menor agraviado, murió a consecuencia directa de la negligencia cometida por el imputado Canelo

Loja. Asimismo, afirma que en el caso concreto existe una pluralidad de víctimas, por lo que no

procede el acuerdo reparatorio. El 12 de agosto de 2016 se emitió la resolución de segunda

instancia que resuelve confirmar la aprobación del acuerdo reparatorio, avalando el razonamiento

de primera instancia en su totalidad -véase fundamento jurídico N° 4.2.1 y 4.2.2. de la resolución

de segunda instancia a fojas 148-.

IV. DEL ÁMBITO DE LA CASACIÓN:

SEXTO: Ante la resolución de segunda instancia, el Ministerio Público interpuso recurso

de casación cuestionando la desvinculación que se efectuó en instancias precedentes respecto al

delito de homicidio culposo agravado -tercer párrafo del artículo 111 del Código penal-. Revisado

el recurso interpuesto, esta Sala Suprema mediante la ejecutoria del diecisiete de febrero de dos

mil diecisiete admitió el recurso de casación, a fin de desarrollar doctrina jurisprudencial respecto

al momento de consumación del delito de homicidio culposo.

V. CONSIDERANDOS JURÍDICOS

A. DELITO DE HOMICIDIO CULPOSO -ARTÍCULO 111 DEL CÓDIGO PENAL-

SÉPTIMO: El delito de homicidio culposo regulado en el artículo 111 del Código Penal

que; “El que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, estamos frente a un delito imprudente

-por negligencia-, donde se transgrede el deber de cuidado. El tipo penal en mención se genera

cuando el sujeto activo ocasiona la muerte del sujeto pasivo mediante acciones no dolosas, que se

llevaron a cabo por negligencia, vulnerando el deber de cuidado necesario que se le exige según

su rol.
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 56

OCTAVO: Los supuestos ilícitos de homicidio -inclusive el homicidio culposo- son los

clásicos ejemplos de delitos por resultado, pues la consumación del delito suele ser mediante un

resultado instantáneo; en el cual es fácil de advertir que el resultado es la consecuencia directa del

accionar – negligente o doloso- del sujeto activo. Sin embargo, el problema jurídico surge cuando

el resultado muerte no se genera de manera inmediata sino que se pospone en el tiempo. En

doctrina se han analizado diversos supuestos de resultados generados a largo plazo:

1) daños permanentes,

2) daños sobrevenidos y

3) daños tardíos; considerando sin embargo que solo este último -resultados tardíos- puede

generar la aplicación de la imputación objetiva a fin de imputar responsabilidad penal por el

resultado al sujeto activo. Es decir, que el resultado -tardío- se generó como consecuencia jurídica

directa del accionar del sujeto pasivo.

Noveno: Como se señaló, para poder determinar la comisión del delito de homicidio -

culposo- así como de otros delitos sean estos por culpa o dolo en la actualidad jurídica se ha optado

por el sistema de imputación objetiva, el cual permite excluir del ámbito jurídico penal acciones

meramente dentro de las instituciones dogmáticas de imputación objetiva contamos con: 1) El

riesgo permitido, 2) El principio de confianza, 3) La prohibición de regreso, y 4) La imputación al

ámbito de responsabilidad de la víctima.

Décimo: A efectos de la resolución del presente caso es menester centrarse en la institución

dogmática del riesgo permitido. Se trata de un instituto dogmático liberador de responsabilidad

penal, que nos permite distinguir entre las conductas inmersas en el tipo penal y las que han de

quedar fuera de su alcance, aun cuando hayan producido causalmente el resultado lesivo. Así, es
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 57

necesario reconocer que la sociedad en la que vivimos es una sociedad de riesgos pues en

determinados ámbitos, hay la necesidad de un riesgo -un riego permitido- contra los bienes

jurídicos. En tanto se actué dentro del riesgo jurídicamente permitido, no se puede -

normativamente hablando- quebrantar una norma.

Décimo Primero: Así, a efectos de la configuración del delito de homicidio culposo no se

exige que la muerte de la víctima sea inmediata, pudiendo darse en un tiempo posterior -horas,

días-. Lo que importa, es que el deceso sea consecuencia directa del quebrantamiento del deber de

cuidado del sujeto activo. Descartándose, que la muerte se haya generado por factores externos -

negligencia médica, etc.- que extingan la responsabilidad por el resultado del sujeto activo.

Décimo Segundo: Efectos procesales.- Considerando lo anterior, se requiere precisar que

los conceptos dogmáticos deben ser adecuados al trámite procesal del caso concreto. En ese

sentido, el proceso penal debe cumplir con ciertas etapas que se ejecutan dentro de plazos

legalmente establecidos. Así, cuando producto de un accidente -generado por actuar negligente- el

sujeto pasivo resulta con lesiones graves y estos en el transcurso de las investigaciones no generan

la muerte del agraviado, la imputación que deberá realizar el Ministerio Público deberá limitarse

al resultado lesivo que puede constatar en el momento; es decir lesiones – graves-. Por otro lado,

si antes de efectuar la acusación fiscal se ha podido constatar que el sujeto pasivo ha fallecido

producto del actuar negligente del sujeto activo, se imputará el delito de homicidio culposo -sin

importar que la muerte se genere al instante o tiempo después del accidente-.

VI. Análisis del caso concreto:

A. Respecto a la desvinculación del delito de homicidio culposo – artículo 111 del

Código Penal-
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 58

Décimo Tercero: Conforme o los hechos narrados en los fundamentos jurídicos segundo

y tercero de la presente ejecutoria se puede advertir que los hechos materia de análisis se centran

en que producto del actuar negligente del imputado Henkel Canelo Loja, quien condujo su

automóvil en estado de ebriedad, se generó la muerte de Juan Sebastián Maz Huiman. Sin embargo,

bajo el razonamiento de primera y segunda instancia, como la muerte del citado agraviado no fue

inmediata, sino se produjo un día después de generado el accidente, los hechos no se subsumen en

el delito de homicidio culposo, sino en el delito de lesiones graves con muerte subsecuente.

Décimo Cuarto: En ese entender, se puede afirmar que el razonamiento jurídico efectuado

en las instancias precedentes, respecto a la desvinculación del tipo penal de homicidio culposo,

resulta errado. Como se señaló, para la configuración del delito de homicidio culposo se debe

porque la muerte del sujeto pasivo es producto directo del accionar negligente del sujeto activo;

así, en el caso concreto conforme los actuados presentados a esta instancias se tiene que el menor

agraviado Sebastian Maz Huiman falleció un día después del accidente generado por el imputado,

a causa directa de las lesiones producidas en el accidente -véase a fojas 30 de la carpeta fiscal el

certificado de defunción-.

Décimo Quinto: No existe en autos medios probatorios que puedan afirmar que la muerte

del menor agraviado fue consecuencia de otro acto diferente a las lesiones generadas en el

accidente.[3] Siendo así, se advierte que al momento de presentar el requerimiento de Acusación

Fiscal -el 3 de agosto de 2015 a fojas 1- el delito de homicidio culposo se encontraba configurado.

Por tanto, no correspondía la desvinculación de oficio efectuada a nivel de primera instancia que

se convalidó en segundo grado.

B. RESPECTO A LA APROBACIÓN DEL ACUERDO REPARATORIO


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 59

Décimo Sexto: Lo resuelto precedentemente, a consideración del Ministerio Público al

momento de interponer recurso de casación tenía como fin que se declare nulo el acuerdo

reparatorio, en virtud del cual se declaró el sobreseimiento de la causa penal. Sin embargo, estando

al principio de jerarquía del Ministerio Público (véase que dicho principio ha sido repetidamente

invocado en la jurisprudencia de este Supremo Tribunal: R.N. N° 1795-2013, R.N. N° 1614-2013,

entre otros.) y conociendo de la opinión Fiscal Suprema -véase a fojas 61 del cuaderno de casación-

, corresponde confirmar la resolución recurrida en el extremo que decidió aprobar los acuerdos

reparatorios y declarar el sobreseimiento de la causa penal.

IV. DECISIÓN:

Por estos fundamentos declararon:

I. FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el representante del Ministerio

Público Ismael Elvis Cueva Villanueva contra la resolución de vista del doce de agosto de dos mil

dieciséis.

II. CASARON la resolución del doce de agosto del dos mil dieciséis -fojas 148- que

declara: INFUNDADO el recurso de apelación interpuesto por el Ministerio Público en

consecuencia CONFIRMAN el auto del 14 de marzo de 2016 que resuelve: TENER POR

DESVINCULADO la calificación jurídica efectuada por el representante del Ministerio Público

y APROBAR los acuerdos reparatorios arribados por el imputado Henkel Canelo Loja con la

madre biológica del menor agraviado Juan Sebastián Maz Huiman, Helen Huiman Riva, y con el

padre biológico del menor agraviado Alexander Canelo Isla, Michael Alexander Canelo Isla; en

consecuencia DECLARA EL SOBRESEIMIENTO de la causa seguida contra Henkel Canelo


UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 60

Loja procesado por la comisión del delito contra la vida el cuerpo y la salud, modalidad de lesiones

culposas en agravio de los citados procesados. ORDENA el archivamiento del proceso.

III. SIN REENEVIO y en sede de instancia REVOCARON el extremo del auto que se

desvincula de la calificación jurídica efectuada por el representante del Ministerio Público por

delito de lesiones graves seguida de muerte en agravio del menor fallecido Juan Sebastián Maz

Huiman; REFORMANDOLO calificaron el delito como homicidio culposo.

IV. ESTABLECIERON como doctrina jurisprudencial vinculante, los fundamentos

jurídicos DÉCIMO PRIMERO y DÉCIMO SEGUNDO, de la presente ejecutoria, los cuales

hacen referencia al momento de consumación del delito culposo.

V. MANDARON su publicación en el diario oficial “El Peruano” y en el portal o página

web del Poder Judicial; y, los devolvieron.

VI. ORDENARON se dé lectura de la presente sentencia casatoria en audiencia pública.

Hágase saber.

OTROS PRINCIPIOS INCORPORADOS AL CODIGO PROCESAL CIVIL

PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN

También se le conoce como Principio de Bilateralidad, consiste en que todos los actos del

proceso deben realizarse con conocimiento de las partes, aún cuando más específicamente

queremos decir que todo acto procesal debe ocurrir con la información previa y oportuna al

contrario.
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Lo trascendente es el conocimiento y que sea oportuno. Este principio se halla ligado al objeto de

la notificación.

PRINCIPIO DE ADQUISICIÓN

Lo trascendente del proceso es que los actos que realizan las partes se incorporan a éste,

son internalizados.

El Principio de Adquisición, consiste en que una vez incorporados al proceso los actos

procesales (documentos, etc.) dejan de pertenecer a quien lo realizó y pasan a formar parte del

proceso, pudiendo incluso la parte que no participó en su incorporación obtener conclusiones

respecto de él. Acá desaparece el concepto de pertenencia individual, una vez se incorpore el acto

al proceso.

PRINCIPIO DE EVENTUALIDAD

Este principio está ligado con la diferencia, a veces sutil, que existe entre una estrategia

procesal y una conducta maliciosa.

Este principio impone el deber de las partes de presentar todo su caudal probatorio (sea de la

pretensión o defensa) en un momento determinado.

La realización o incumplimiento de este principio, trae la dilación de los procesos, e incita

la deslealtad procesal.

Al haber asumido como requisito de admisibilidad que los medios probatorios se acompañen en la

etapa postulatoria (artículo 189°), se ha incorporado en el código este principio.

PRINCIPIO DE PUBLICIDAD
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Hay que tomarlo en sentido contrario a reservado.

La actividad procesal es una función pública, en tal virtud, constituye una garantía de su eficacia

de los actos que la conforman se realicen en escenarios que permitan la presencia de quien lo desee.

Este principio, admite excepciones, las que van a depender menos del proceso y más de la

naturaleza de la pretensión que se discute (Ej. El divorcio por causales, filiación, si el Juez lo considera

necesario).
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CONCLUSIÓN
UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ 64

BIBLIOGRAFÍA

ZAVALETA CARRUITERO, Wilvelder. Código Procesal Civil Tomo I. Editorial Rodhas. Cuarta
Edición, 2002. Pág. 53

TICONA POSTIGO, Víctor. Análisis y comentarios al Código Procesal Civil. Tomo I. Editora
Jurídica Grigley. Segunda Edición, 1995. Pág. 39

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Jurídica Grigley. Segunda Edición, 1995. Pág. 39

TICONA POSTIGO, Víctor. Análisis y comentarios al Código Procesal Civil. Tomo I. Editora
Jurídica Grigley. Segunda Edición, 1995. Pág. 40

TICONA POSTIGO, Víctor- “Análisis y Comentario al Código Procesal Civil”, Editorial “San
Marcos”. Cuarta edición. 1998, Lima PERU

MONROY GALVÉZ, Juan – “Introducción al Proceso Civil”

Editorial “Temis” S.A. Primera edición, Santa Fe de Bogotá COLOMBIA

JURISTA EDITORES “Código Procesal Civil”, Edición 2005

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