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el orden socioeconómico

más que un bien jurídico es una dimensión social más amplia de los
intereses económicos que subyacen al concepto de patrimonio
A los efectos del Título XIII, se puede definir el patrimonio
como un conjunto de derechos y obligaciones, referibles a cosas u otras
entidades, que tienen un valor económico y que deben ser valorables
en dinero.
Es necesario que el patrimonio tenga un valor económico estimable
en dinero. Desde luego también deben ser protegidas las cosas que,
aun estando desprovistas de un valor económico objetivo, tienen
un valor afectivo, subjetivo, para el que las posee. Pero en Derecho
penal no se puede decir que el patrimonio comprenda también
las cosas que, estando privadas de un valor de cambio en dinero,
tienen para el sujeto uno afectivo sentimental.
El concepto económico se refleja
en el Código penal ya que la mayoría de los delitos contra el patrimonio
en nuestro Código requieren la producción de un perjuicio
patrimonial valorable en dinero como base para poder aplicar la
pena. Sin embargo, el concepto económico de patrimonio no puede
aceptarse hasta el punto de proteger posiciones patrimoniales
ilegítimas o no reconocidas jurídicamente, aunque la antijuricidad
de la posesión de una cosa no legitima la acción del que se apodera
de ella o la adquiere de forma antijurídica también (por ej., mediante
estafa.
Lo que caracteriza al concepto penal de patrimonio es tanto
el valor económico de la cosa, como la protección jurídica que se
brinda a la relación de una persona con esa cosa.
esta concepción mixta se caracteriza por los siguientes puntos:
a) Objeto material de un delito patrimonial sólo pueden serlo
aquellos bienes dotados de valor económico.
b) Para ser sujeto pasivo de un delito patrimonial no basta con
que el sujeto tenga una relación meramente fáctica con la cosa, sino
que es preciso que esté relacionado con ella en virtud de una relación
protegida por el Ordenamiento jurídico.
c) Por perjuicio patrimonial hay que entender toda disminución,
económicamente evaluable, del acervo patrimonial que, jurídicamente,
corresponde a una persona (cfr. infra capítulo XIX:
concepto de perjuicio patrimonial en la estafa).

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