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1° Cristina desde niña sufrió abusos al interior de su hogar, lo que provocó un

malestar psicológico significativo, elemento que interfirió negativamente en su


desarrollo individual, colapsando su estructura psíquica debido a que incorporo la
experiencia traumática a su sistema de vida (cicatrices mentales) lo cual altero su
funcionamiento cotidiano y lo forzó a reorganizar su vida desde el secreto y la
adaptación, todo esto bajo la manipulación de un vínculo de confianza configurado
en presión o engaño ( juegos), coerción, inclusive fuerza física, componentes que
se transformaron en una interacción abusiva crónica. Esto tiene su punto crítico
ante un agresor que delimito a la víctima en una relación afectiva pero siempre
dentro de un contexto de abuso. Por tanto se estableció en la niña una profunda
disociación, ambivalencia y confusión que incluso altero la percepción de sí misma
y dejo al descubierto alteraciones en el ámbito cognitivo, emocional,
comportamental, social e incluso la configuración de su identidad, resignificado
en sentimientos de culpa, desconfianza, concepto negativo de sí misma,
ansiedad, depresión, miedos, ira, tristeza, actitudes negativas, agresividad
(tendencias autodestructivas), aislamiento, etc. Hay que tener presente que
Cristina se vio vulnerada en un ciclo vital muy sensible y trascendente donde el
pensamiento simbólico e intuitivo, marcan un concepto parental desde la imitación
exploración, internalización y empatía, hasta llegar al pensamiento formal, pero
desde una perspectiva traumática en que la ansiedad, la baja autoestima, el
estrés, la desconfianza, el temor, le dificultaron por un largo tiempo expresar o
recibir sentimientos.

2° La dinámica de abuso infiere un vínculo relacional y desde esa perspectiva a


Cristina la impacta psicológicamente internalizando una intimidad emocional desde
el abuso respecto victima–agresor (independiente del parentesco). Lo que
evidencia un problema complejo, en donde la impunidad, la desigualdad y la
inequidad, concibe evidente desequilibro físico, psíquico y sexual. Por tanto el
abuso de poder se transforma en un acto relacional que deja huellas que para
cristina se trasformaron en mecanismos adaptativos centrado si, en la
acomodación abusiva, con diversas consecuencias como, aceptar la violencia,
empobrecer su autoestima, aislarse, aumentar sentimientos de ineficacia y
desesperanza. Es así como Cristina funciona por largo tiempo centrada en un
funcionamiento vital desde lo traumático y que se profundiza ante un microsistema
rígido, poco apoyador, lo cual incide en que la joven perciba un sistema parental
que invisibiliza su sufrimiento, llegando inclusive a desprenderse y restringir su
sistema familiar a ella y su hermana. Igualmente desde el nivel exo y macro
sistema, se externaliza en Cristina, profunda decepción y desconfianza ante una
sociedad que al parecer no se hace cargo del tema del abuso (ASI) en toda su
dimensión y lo tolera socialmente, lo que evidencia resentimiento y frustración.
Sin perjuicio de lo anterior se visualiza en Cristina factores protectores relacionales
e individuales como su hermana, quien dio crédito a su testimonio a pesar que
vivía en el mismo contexto abusivo, lo que al parecer fue fundamental para que
Cristina pudiera sentirse creíble, apoyada y reconocida y desde esta óptica
acceder a buscar reparación ante organismos pertinentes y abrirse al contacto
social (amiga, escribir cartas, tener su propia casa, etc.)

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