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puntas
Abr
17
Publicado por Pandora Admin Blog en Universo Pandora | 21 comentarios
Este símbolo es uno de los elegidos por PANDORA para incorporarlo a su colección de
joyas de símbolos. Y por la importancia que tiene, os contamos todo sobre este icono
conocido universalmente…
Etimología
La estrella de 5 puntas deriva del “pentalfa de pitágoras”, del griego penta (cinco) y
alfa, la primera letra de dicho idioma, que tiene la figura de un triángulo pequeño.
La estrella de cinco puntas es representativa del cuerpo humano, porque en ella están
marcados las cinco extremidades del hombre, sus cinco sentidos y sus cinco
elementos naturales (la materia, el espíritu, el alma, la fuerza y la vida).
La interpretación física de este símbolo indica que en el cuerpo humano están
concentradas las cinco fuerzas o elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire, fuego y
tiempo.
El número 5
Es uno de los símbolos más antiguos, su origen exacto no se conoce, dado que su
existencia se pierde en el tiempo. Los sumerios ya la utilizaban, y al igual que la Estrella
de David, ninguna cultura, sociedad, religión o país tienen el monopolio de este símbolo.
Pese a sus muchas interpretaciones, en lo que sí se está de acuerdo es en que, cuando
esta estrella está invertida, es conocida por la mayoría como la estrella del Diablo.
A nivel simbólico, muestra la cabeza del hombre abajo y los cuatro elementos encima
de él. Esto significa que no controla los 4 elementos, pero en cambio está unido a la
Tierra, es decir, a la energía material (bienes materiales, instintos básicos, poder, dinero,
etc.). También se dice que, al estar las tres puntas hacia abajo, es una negación de la
Santísima Trinidad Cristiana y que las dos puntas hacia arriba indican el lado negativo
(como dualidad) que domina, respecto al positivo.
La Estrella de Cinco Puntas es un símbolo del hombre, no sólo por su parecido físico al
Hombre Geométrico de Vitrubio, sino porque sus lados encierran la proporción áurea,
número que aparece en todas las formas de vida y en el hombre. Tiene la propiedad de
autorreplicación, genera la espiral áurea y es la tendencia de los números de
Fibonacci.
La estrella de cinco se puede ver simbólicamente como los rayos que salen del Sol
central, círculo pequeño, irradiando su luz hacia el universo. Además, la estrella forma un
pentágono en el centro donde se puede formar otra estrella de cinco puntas, proceso que
se vuelve infinito hacia el centro de la estrella.
Pero además la envoltura de la estrella es otro pentágono que se puede considerar como
el centro de una estrella más grande. Por tanto, también se puede extender
infinitamente hacia el exterior, simbolizando el principio hermético: “como es arriba
es abajo, como es abajo es arriba”.
Significado a través de la historia
Los significados que este símbolo han ido cobrando a lo largo de la historia son muy
variados ya que es uno de los símbolos más antiguos que se conocen:
• La forma más antigua de pentagrama conocida se remonta al año 3500 A.C en la
ciudad de Ur en la Antigua Mesopotamia donde lo llevaba el gobernante como símbolo de
poder. También el Emperador Constantino I que lo uso junto en su sello y amuleto.
• Para lo hebreos la estrella de 5 puntas representaba la Verdad y los 5 libros del
Pentateuco. Se la llama el Sello de Salomón de manera incorrecta.
• En la Antigua Grecia, era llamada Pentalpha, siendo compuesta por cinco aes. Los
griegos no le atribuyeron otros significados simbólicos a las letras de su alfabeto.
• Para los gaianos, el Pentagrama representa el orden real de equilibrio en la Tierra. Las
cuatro puntas superiores son los cuatro Elementos fundamentales: Aire, Fuego, Tierra,
Agua… y la punta superior, el humano. Rodeado con un círculo, logra dar a entender que
todo pertenece a un sólo cuerpo.
• Los druidas lo asociaban a la cabeza de Dios
• En el antiguo Egipto, se identificaba como el símbolo de la “Matriz Subterránea”
• Los celtas relacionaban el Pentagrama a la Diosa Subterránea Morrigan
• Los cristianos le dieron el significado de los 5 Estigmas de Cristo
• En la edad media el pentagrama estaba inscripto en oro en el escudo de los caballeros
simbolizando sus cinco virtudes: generosidad, cortesía, castidad, piedad y caballerosidad.
Era un símbolo de Verdad y una protección contra los demonios
• Durante la Inquisición, el pentagrama invertido simbolizaba la Cabeza del Chivo, o (como
hemos dicho antes) la estrella del diablo.
Quizás conocido por los antiguos mesopotámicos (por ejemplo los sumerios), fue muy
considerado por Pitágoras quien observó su relación con el número áureo. La mayoría de los
autores opinan que el pentagrama fue primero conocido y estudiado por los babilonios y de allí
lo tomaron los pitagóricos, debido a la coincidente asociación del pentágono regular con
el cosmos u orden divino. Sin embargo, hay quienes lo ponen en duda, pues el sumario
atribuido a los neoplatónicos Eudemo de Rodas y Proclo menciona que los pitagóricos solo
conocían a tres de las figuras cósmicas -poliedros regulares-, desconociendo al octaedro y
el icosaedro. La explicación dada es que los tomaron de la forma de los cristales naturales y
no surgieron de una deducción matemática, lo que iría en contra de la herencia babilónica.1
Desde entonces se le dio un uso al mismo tiempo místico-mágico y otro científico; en la magia
el pentalfa o pentáculo con su punta hacia arriba suele significar al ser humano (de hecho:
durante la Edad Media se esbozaban alargados pentalfas para luego sobre ellos dibujar las
figuras humanas, y esto puede verse en el célebre grabado de Leonardo Da Vinci.
En ciencia, el pentagrama es una interesante figura que grafica varias leyes matemáticas:
guarda una estrecha relación con el número áureo, la sucesión de Fibonacci, la espiral
logarítmica, fractales y logaritmos, entre otros, y por ello con muchos fenómenos de la
naturaleza.
Símbolo distintivo
El icono distintivo de los pitagóricos fue una estrella regular de cinco puntas. Un pentágono
regular, estrellado o convexo, conlleva virtualmente un conjunto de relaciones geométricas,
que descubiertas por los pitagóricos, concluyeron en el hallazgo de una proporción distinguida.
Siglos más tarde, Luca Pacioli (1445-1514) denominaría a esta proporción como proporción
divina:2 En este tema aparece también el número áureo.
Debajo de ese cuatro verán ustedes unos ojos, siempre abiertos. Son los ojos
precisamente de la Divinidad, de Dios. Ante ese símbolo de Júpiter, con los ojos del
Espíritu siempre abiertos, tiemblan las columnas de ángeles y demonios. Tal símbolo
hace huir horrorizados a los tenebrosos.
Se abre la Pentalfa con sus brazos en forma extraordinaria, como cuando un hombre
está de pie con sus piernas y brazos abiertos. Pero si observamos cuidadosamente
esos brazos de la Pentalfa, abiertos, veremos en ellos el signo de Marte, el planeta de
la guerra, y ya sabemos que el ocultismo marciano es terrible. En las esferas, no
superiores sino inferiores de Marte, encontramos terribles magos negros que tiemblan
ante ese signo terrible de la Pentalfa. Obviamente tal signo marciano, puesto en los
brazos de la Estrella de cinco puntas nos da fuerza.
No la fuerza física, que es una fuerza de tipo muy inferior; no, nos da la fuerza del
Espíritu, para vencer a los malvados. Los dos ángulos inferiores abiertos son las dos
piernas de cada uno de nos, llevan la signatura de Saturno, y ya sabemos lo que es el
aspecto negativo de la Esfera de Saturno, lo que es la terrible magia negra.
Obviamente, los tenebrosos la entienden, si está colocado ese signo con las piernas
hacia abajo. Si arriba tenemos a Júpiter con los ojos del Espíritu siempre abiertos, es
obvio que los tenebrosos, viendo esto se horrorizan, no pueden resistir, se retiran.
A la izquierda está la Luna. El Sol representa a las fuerzas solares, a las fuerzas
positivas, masculinas. La Luna representa a las fuerzas negativas, femeninas.
Es obvio que Mercurio es el “Mensajero de los Dioses”, es el planeta que está más
cerca del Sol, es el “Ministro del Sol”. Sin Mercurio no sería posible llegar a la Auto-
Realización Intima del Ser.
Bajo Mercurio, precisamente, aparece su “Caduceo”, con las alas del Espíritu siempre
abiertas. Tal “Caduceo” está en la espina dorsal del hombre, en nuestra médula
espinal, en ese par de cordones simpáticos, conocidos en Oriente como “Idá” y
“Pingalá”: un par de cordones que se enroscan en la forma que ustedes lo ven en el
“Caduceo de Mercurio”.
Por ese par de cordones nerviosos, sube la Energía Creadora hasta el cerebro. Ahora
nos extenderemos, después de esta explicación somera, aún más. Bueno, también
aquí tenemos, en esta Pentalfa, el Bastón de los Patriarcas, la Vara de Aarón, la caña
de bambú de siete nudos, el Cetro de los Reyes, la Vara de José florecida, que es la
espina dorsal.
Obviamente, por el canal medular espinal es por donde debe subir el Fuego Sagrado
hasta el cerebro, para pasar de allí al Templo Corazón. También aparece, en la
Pentalfa, la Espada Flamígera, que no es más que el Fuego Sagrado en cada uno de
nos. Sin la Espada Flamígera, no seríamos verdaderamente dignos. Cuando un Ángel
pierde su Espada, ese Ángel se ha caído, y entonces es precipitado hacia los infiernos
atómicos.
Aparecen otras letras hebraicas ahí, para recordarnos ciertos procesos de la Divinidad,
pero sobre ellos ahora guardaré silencio. Aparecen números, como para recordarnos la
Trinidad dentro de la Unidad el Tetragrámaton, pero no es obligatorio que esos
números vayan ahí; esos ya son perfectamente convencionales. Lo importante es que
vaya el Tetragrámaton, que ya sabemos que es la Trinidad dentro de la Unidad de la
Vida: el Santo Cuatro.
Los dos cordones que aparecen en el Caduceo de Mercurio. Entonces los átomos
solares y lunares hacen contacto en el Tribeni, cerca del coxis, y entonces por
inducción despierta una tercera fuerza. Quiero referirme, en forma enfática, al Fuego
Sagrado de la espina dorsal, al Fuego Pentecostal, al Fuego Jehovístico, al Fuego
Sexual. Tal Fuego, ascendiendo lentamente, de vértebra en vértebra, va despertando
distintos poderes en el hombre.
Hay que trabajar, indudablemente, con el Sol y con la Luna los principios masculino y
femenino, es decir, el hombre con su mujer, la mujer con el varón. Solamente así es
posible despertar ese Fuego Sagrado que nos ha de transformar radicalmente.
Hay que aprender a manejar el báculo y la espada, hay que aprender a manejar el
“Vaso de Hermes” la Copa Sagrada. Sólo así es posible la transformación total.