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Curso de Psiquiatria Honorio Delgado
Curso de Psiquiatria Honorio Delgado
CURSO DE PSIQUIATRÍA
PRIMERA PARTE
PSICOP ATOLOGf A
Carf(~.ii!.a. llL- Ancttnalidades del 9e.os1.UJie.o_t_a --- --- ------ --- --- --- --- --- 47
1. Clasificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
2. Pensamiento fantástico 47
3. Fuga de ideas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
VIII ÍNDICE GENERAL
4. Pensamiento inhibido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
5. Pensamiento prolijo . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. 50
6. Pensamiento compulsivo . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . .. 51
7. Pensamiento oligofrénico . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . .. 53
8. Pensamiento demencial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . 53
9. Pensamiento embrollado 54
10. Pensamiento esquizofrénico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
11. Ideas sobrevaloradas . .. . .. 60
12 Pensamiento delusional 61
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
SEGUNDA PARTE
PSIQUIATRÍAESPECIAL
5. Diagnóstico .. 293
6. Evolución y pronóstico . 294
7. Base orgánica . 295
8. Tratamiento . 296
Bibliografía ; . 298
[J.M.]
Lima, septiembre de 1993
[XV]
Prólogo a la quinta edición
H. D.
[XVII]
Prólogo a la primera edición
[XIX]
XX PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN
H. D.
Abreviaturas empleadas
PSICOPATOLOGÍA
[1]
CAPÍTULO I
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Y MÉTODOS
1. DEFINICIÓN
.,,,
4 PSICOPA TOLOGÍA
2. DIFICULTADES Y LIMITACIONES
En psicopa tología, tal vez más que en psicología, hay que empeñarse
en realizar el estudio de las manifestaciones anímicas con mucha
precaución y, siempre que sea posible, siguiendo un orden definido. La
experiencia de la naturaleza humana que adquirimos espontánea o
reflexivamente en la vida activa rnn .e.l .trato ..dP J.n..~ lm .mhre....') J.~ Ja.r.!..11-
tad de observación que se fomenta con el ejercicio profesional, con el
cultivo de la literatura y de la historia, favorecen sin duda la posibili-
dad de penetrar el alma ajena. Pero estas disposiciones, aunque eficaces
cuando son desarrolladas, no bastan para lograr una inteligencia
satisfactoria de la actividad psíquica anormal. Para ello se requieren
además actitud y procedimientos especiales.
La mentalidad ajena se nos presenta siempre como una totali-
dad más o menos enteriza y cerrada, cuyo desorden a menudo se hurta
a nuestra aprehensión, incluso por efecto del mismo afán que ponemos
en investigarlo. Oliver · Wendell Holmes decía humorísticamente que
cuando conversan dos personas, en realidad son seis, pues cada una
representa a tres: 12, quien es efectivamente y apenas se conoce; 22, quien
cree ser a sus propios ojos y, 32, quien parece ser a los ojos del interlo-
cutor. En el caso del individuo anormal o enfermo de la mente inter-
viene en la situación un factor más y muy serio: aquello que lo separa
de la normalidad y que precisamente interesa de manera relevante al
P"im..n;i_t~l!'g~ _s; ~1 ...c!..j~.f-s'...c.=' p..5!r.c~.~ ..d.~..f.l' ..i\'ím.~füia~ r-.sey;~Wó\..'Tll~
frecuentemente- la valora de manera negativa, tiende a disimularla o
compensarla. Y si el sujeto no es consciente de su anormalidad, sucede
que ésta se halla tan íntimamente entretejida con la mentalidad normal,
CONCEPTOS FUNDAMENTALES Y M~TODOS 5
que resulta difícil deslindar lo que pertenece a uno y a otro campo. Ade-
más, lo anormal puede alejarse tanto de la regularidad de nuestro modo
de ser que apenas nos resulta inteligible.
En todo caso, es regla fundamental enfrentar al sujeto de estu-
dio con una naturalidad aµe no enturbie ni inhiba sus manifestaciones.
por heteróclitas que sean. En consecuencia,el psicopatólogo deberá actuar
no como pesquisidor curioso de la vida ajena, sino, según los casos y
la situación, como persona digna de confianza -a quien se puede abrir
el corazón y comunicar lo que para los demás permanece inalcanzable
o fragmentario-, o como persona más o menos indiferente y hasta dis-
traída, que escucha lo que el sujeto habla con los demás, y lo observa
indirectamente.
En psicopatología, con mayor razón que en psicología normal,
no es posible la información directa a base de una documentación objetiva
que hable por sí sola. Lo que conseguimos explorando la vida mental
del sujeto o simplemente verificando determinadas manifestaciones del
mismo, no es sino un material crudo que requiere consideración y crí-
tica para llegar a constituir conocimiento verdadero. Y aquí surge otra
fuente de incertidumbre y error, debida a nuestro modo de apreciar y
ordenar los datos: losprejuicios, que nos conducen a interpretaciones fáciles
y falaces, sustentadas en conceptos generales desmedidos o en espurias
:upic. .~JmJR.'i.ti.P-J]Jlntn...'i.dP_ ~i.s.t!l_lp_~.timos_ P_n nrros mml]o~ rlPl srihPr. T .os
prejuicios más frecuentes en psicopatología son los que apuntamos a
continuación.
especial. Asimismo, que lesiones del tálamo y del tercer ventrículo son
causa de otras alteraciones de la vida anímica, emocional en el pri-
mer caso y de ciertas tendencias afectivas en el segundo caso; o lesio-
CONCEPTOS FUNDAMENTALES Y MÉTODOS 7
3. RELACIONES ANÍMICO-CORPORALES
4. CONCEPTO DE ANORMALIDAD
5. PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOCÍA
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ArturoM. Changana Arroyo
Medico Cirujano
CMP 54350
CAPÍTULO II
ANORMALIDADES DE LA PERCEPCIÓN
1. CLASIFICACIÓN
El acto intencional que relaciona la conciencia con los objetos sensibles
normalmente implica concordancia entre la sensación y la significación
del objeto; adecuada intensidad y cualidad de las sensaciones;distinción
de las sensaciones privadas de cada órgano de los sentidos; relación
determinada con el espacio; naturalidad· de las impresiones correspon-
dientes; en fin y sobre todo, ajuste de la sensación al estímulo. Las
anormalidades de la percepción se deben a la pérdida de alguna de tales
regularidades, pérdida que no depende sino excepcionalmente de al te-
ración física de los órganos de los sentidos.
Según esto, la psicopatología de la percepción comprende las
siguientes alteraciones: la agnosia y la convicción corporal sin sensación;
la anormal intensidad, cualidad y asociación de las sensaciones; la per-
cepción alterada de la forma espacial; la extrañeza de lo percibido; las
pseudopercepciones y percepciones engañosas o falsas (ilusiones, aluci-
naciones y fenómenos afines). Como los desórdenes de la percepción no
son independientes sino excepcionalmente,es preciso considerar su rela-
ción con el sentimiento, el pensamiento, la palabra y, en general, con
el psiquismo del sujeto.
sea de modo global, sea selectivamente. Así, todas las sensaciones visua-
les pueden percibirse intensificadas o disminuidas o, por el contrario,
sólo los colores o únicamente alguno o algunos de ellos. También pueden
extenderse a más de una esfera sensorial.
P. e., una enferma siente desde lejos olores y sabores, hasta del casi ino-
doro jabón «sapolío»: «Lo siento -dice- como un olor de ceniza y me irrita hasta
la lengua ... El sabor llega a serme tan desagradable que me obliga a escupir.»
5. EXTRAÑEZA DE LO PERCIBIDO
En la extrañeza de lo percibido, que a veces se extiende al mundo exterior
en generai, no hay alteración de las sensaciones,y sin embargo, la realidad
se presenta diferente, sin la naturalidad ordinaria, aunque el sujeto even-
tualmente no crea que haya cambiado efectivamente o sienta como si
algo se interpusiera entre él y las cosas. Esta anormalidad -manifiesta
ANORMALIDADES DE LA PERCEPCIÓN 35
Un sujeto con rasgos asténicos nos ofrece este ejemplo: «Estoy delante
de un espejo... Poco a poco me interesa la imagen que se mueve sobre el cristal,
es del todo semejante a mí, pero me veo desligado de ella como si no fuese yo.
Comento el color de la piel, aquella arruga de la frente, y mi pensamiento hace
el inventario de este sujeto menudo que ahora, quieto, mira de manera rara, como
asustado, desde el fondo del espejo... Es un momento penoso. De pronto hablo
en voz alta para romper el encanto: ¡Qué curioso, ese soy yo!»
6. PSEUDOPERCEPCIONES
22• Entre las anormalidades propias del oído, tenemos las siguien-
tes, que son de un gran valor clínico.
hasta que se divorcia (por impotencia del cónyuge). -Ejs. de ilusión o alucinación
olfatoria: «Cuando no he dormido bien, dice un neurópata, siento invariablemente
un olor extraño a gas o resina, tanto más fuerte cuanto más nervioso amanezco.»
- Una esquizofrénica se queja constantemente de olor a cadáver o a substancias
en descomposición. - Ej. de ilusión o alucinación del gusto: _Un esquizofrénico
no acepta los alimentos del hospital porque siempre los encuentra con sabor a
sulfato de sosa o a gusanos y ratones muertos.
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Nª 38.
CAPÍTULO III
1. CLASIFICACIÓN
2. PENSAMIENTO FANTÁSTICO
3. FUGA DE IDEAS
4. PENSAMIENTO INHIBIDO
5. PENSAMIENTO PROLIJO
6. PENSAMIENTO COMPULSIVO
Un sujeto, p.e., revisa una y mil veces sus pecados para no omitir nin-
guno en la confesión, y después de haberse confesado, sigue repitiendo
infructuosamente el examen de conciencia, incierto de si los ha dicho todos.
7. PENSAMIENTO OLIGOFRÉNICO
8. PENSAMIENTO DEMENCIAL
9. PENSAMIENTO EMBROLLADO
Ejemplo: «Se trata de María Antonieta. Buenos días, doctor. Dice que
hay unos andantes, dice que hay un abogado de Arequipa que tocaba guitarra
con Béjar, y quisiera mis vestidos, doctor ... Don fulano, oiga señor mengano.
El militarismo que necesita salir o quedarse con la revolución de zutano ... »
es una forma del verbo "ves", y las últimas juntas quieren decir "con calma";
luego la conclusión sería "ver lento".»
Así, uno de nuestros pacientes está convencido de que, con s6lo pensarlo,
se encienden y apagan las luces, se aproximan y alejan las nubes, etc., y confiesa
que su mutismo eventual se debe al temor de que sus palabras desencadenen
las fuerzas naturales y con ello ser causa de muchos males.
Los desórdenes que nos quedan por estudiar en este capítulo son los
relativos al juicio. En el lenguaje corriente se llaman desvaríos y en el
psiquiátrico, delirios o ideas delirantes. Saliendo del uso preferimos la
voz fundamental «delusión», homóloga a ilusión y alucinación, y que
en castellano tiene voces análogas como delusor y delusorio. La pala-
bra «delirio» se presta a equívocos, ya que designa principalmente un
estado patológico de la conciencia, muy diferente de los desórdenes que
considerarnos aquí.
El pensamiento delusional entraña perturbación en el acto de la
aprehensión de relaciones, de suerte que se realiza gratuitamente, sin
fundamento real. Todo acto de esta clase tiene de común con el error
lo improcedente del contenido gnóstico, que va ordinariamente des-
de lo improbable hasta lo imposible, pero se diferencia del error por la
firmeza inconmovible de la convicción, que no cede ante el rnentis ele
los hechos ni ante la refutación rigurosa. Con Jaspers distinguimos
dos modalidades esencialmente diferentes: las delusiones y las ideas
delusivas.
lº. Las delusiones son desórdenes primarios del juicio, esto es, que
no se pueden deducir de otras experiencias, ni racionales, ni emocionales.
Son juicios infundados que le ocurren al sujeto, quien los vive corno
verdades inconcusas y saca de ellos consecuencias, corno de un juicio
fundado. De ahí que los enfermos con delusiones sean capaces de dis-
currir con una lógica impecable, pero consecuente con la falsedad que
le sirve de punto de partida. Sin embargo, no es del todo justificado creer
que sea anormal sólo el primer momento de la delusión, pues la actitud
y la conducta del enfermo no corresponden del todo a las del sujeto nor-
mal incluso con la misma idea (en el caso de un juicio dentro de lo vero-
símil): un celoso patológico, p. e., no se comporta de la misma manera
que un celoso sano.
· En el hombre normal hay juicios falsos que se asemejan a la
delusión: son las supersticiones. La superstición se confunde feno-
menológicamente con la delusión, pero genéticamente es condicionada
62 PSICOPA TOLOGÍA
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CAPÍTULO IV
1. CLASIFICACIÓN
2. ANORMALIDADES DE LA INTENSIDAD
3. ANORMALIDADES DE LA REGULACIÓN
Un caso de esto último nos ofrece un niño de nueve años que tiene crisis
de rabia cada vez que se le niega la satisfacción de un deseo. Entonces, con la
cara congestionada, grita desaforadamente, insulta a todos los presentes, los
amenaza con matarlos (ha llegado a pegar a su madre y a una tfa) y con ma-
tarse; se arroja al suelo y patalea, intenta golpear a los mayores y a su hermanito;
rompe •lOS dD°JétOS que están a SU attlfhl.'.l!1 )' bÜ1U -:::;l! l..;ctiiiLC1 ÜJ.'1-it~U \t:; füLl'..i_\;;
~¡
4. ANORMALIDADES DE LA CALIDAD
Uno de nuestros enfermos refiere lo siguiente: «El niño fulano, sujeto cen-
tral de mi delirio vencido, me miraba con ojos de delo; y a través de su mi-
rada purísima parecía decirme: "¡Has estado realmente fuera de la realidad! ¡Hoy
juego contigo para que no vuelvas a perderte!"... El Jirón de la Unión me pa-
recía deslumbrador: los automóviles, las mujeres bonitas, la música, los hom-
bres, todo era un espectáculo que me llenaba de vida. Una vez en la calle me
estacioné frente a un aparato de radio y me abismé en las profundidades de
la música ... »
Así, a una enferma el hecho de comer con las demás, «en montón», los
mismos alimentos, le despierta el sentimiento de que la debilita, como si la in-
gestión de las otras la desnutriera. Sufre porque comprende que en realidad no
puede suceder cosa semejante.
un descenso del tono de la vida que ninguna otra causa puede ocasio-
nar ... El miedo muy fuerte puede ser mortal, sobre todo para gen te anciana;
así, algunos mueren de miedo en el día pronosticado para su muerte»
(Frobes). La disposición personal desempeña un papel importante acerca
de los efectos del miedo: el sujeto medroso reacciona ante el peligro de
modo muy distinto que el animoso; el organismo de quien es débii o
se cree frágil sufre mayores estragos que el del confiado en su vigor y
resistencia física.
Aplicando las nociones precedentes al individuo que enferma,
resulta evidente que toda afección, por entrañar peligro para el paciente,
es capaz de despertar el miedo; que este sentimiento, aparte la influen-
cia consiguiente a la susceptibilidad personal, condiciona una repercusión
más o menos profunda sobre el ser psicofísico y espiritual del sujeto:
una enfermedad, incluso sin ser grave, provoca una situación que en-
frenta la existencia con la perspectiva de la muerte; por último, que la
actitud así condicionada, a la vez que se adelanta hacia el futuro, hasta
las consecuencias últimas, arraiga en experiencias similares del pasado,
condicionadas por enfermedades, médicos y regímenes.
Interesa precisar algo de esto último, a fin de que se recuerde mejor
la trascendencia de nuestros actos a la cabecera del enfermo. Antes que
el niño tenga noción ni miedo de la muerte conoce el temor al médico,
no sólo por lo desagradable de su intervención y por las circunstancias
que la rodean, sino porque a menudo en el hogar se le invoca en son
de amenaza. Más tarde, en el curso de la vida, su presencia y sus acciones
están ligadas a la desgracia de la enfermedad y al peligro de la muerte.
Por consiguiente, de manera indirecta la presencia y la conducta del
profesional pueden convertir en emoción profunda la disforia anexa a
la dolencia y con ello rebajar el tono vital y agravar las perturbaciones
funcionales de los órganos y la misma evolución del proceso morboso.
En este caso su influencia es negativa; pero la presencia y la actuación
del facultativo pueden tener beneficiosas consecuencias indirectas, pues
también en lo hondo de la vida anímica del paciente se imprime el re-
cuerdo del médico cordial y alentador, cuya imagen se identifica con la
restitución de la esperanza y la salud.
BIBLIOCRAFÍA
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ANORMALIDADES DEL SENTIMIENTO 81
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Arturo M. Changa na Arroyo
Medico Cirujano
CMP 54350
CAPÍTULO V
1. CLASIFICACIÓN
2. AGITACIÓN
3. DEPRESIÓN
a los míos, pues yo maté a mi madre de pena con todas mis locuras. Todo eso
me hace desear la muerte ... »
4. PROPENSIÓN AL SUICIDIO
Así, en Lima, hace muchos años, una joven aparentemente normal -como
son algunos sonámbulos- periódicamente, a media noche, sin despertar, se
levantaba, bajaba \as esc.a\eras, sa1ia de '5U tasa y Ó.t:'5p-ü6 ó.t: ab'rh ~a p-üt:rta dt:
la calle, daba una vuelta a la manzana y regresaba a acostarse. El policía del
puesto próximo, conocedor del hecho, se abstenía de despertar a la sonámbula.
- Un paciente nuestro, -personalidad de temple lábil, dormido a medias
acostumbraba recorrer el interior de su casa. Después cesó de hacerlo durante
largo tiempo, en cuyo intervalo se cambió la distribución de los muebles de un
aposento. Al reanudarse el sonambulismo y al tratar de hacer el antiguo recorrido
el sujeto encuentra un obstáculo: una puerta inaccesible por haberse colocado
delante de ella un inmenso ropero. Haciendo un esfuerzo considerable por se-
parar el obstáculo, el sonámbulo derriba el mueble con gran estrépito que des-
pierta al vecindario y al propio paciente, sorprendido de hallarse en tal situa-
ción. - Otro sujeto nos consulta sólo porque de tiempo en tiempo despierta alar-
mado por los gritos angustiosos de su esposa, a la cual verifica que trata de
estrangular con ambas manos. La única vez que nos consulta no logramos descubrir
ningún indicio para la explicación del acto.
Esta anormalidad, rara vez sine materia, hemos tenido ocasión de obser-
varla en una niña, un año después de sufrir una conmoción cerebral con coma
prolongado durante ocho horas. Las crisis se presentan inopinadamente, de ma-
nera repetida, todos los días, sobre todo cuando ríe y cuando come. Comienza
con desviación de la boca a la derecha y risa nerviosa; si la niña tiene un objeto
en la mano, lo deja caer; y si está de pie, se desploma suavemente. Al despertar
recuerda todo lo oído durante los pocos segundos de «sueño» que no es sueño
o de un estado «como de trance». Los fenómenos cataplécticos se presentan tam-
bién aislados, sin narcolepsia, después de un tiempo de manifestarse ésta, siempre
acompañados de. una sensación de marea.
quiere despertar y no lo logra sino después de una lucha. que la deja exhaus-
ta. - El otro caso, es de una mujer de 30 años, de familia neuropática, que sufre
desde la infancia de sueño agitado cuando comienza a dormir, con sensación
de presión al cuello o de atragantamiento, ahogo, taquicardia y grita, todas las
noches. Además, cuando ha dormido algún tiempo, la mortifican pesadillas y
a veces, después de despertar, alucinaciones hipnopómpicas muy vivas. Entre
los 18 y los 20 años fue sonámbula y posteriormente tuvo crisis de alteración
de la conciencia, estados crepusculares que desaparecieron, pero cuyo recuerdo
alimenta su fobia de perder la razón. En una ocasión esta enferma tuvo durante
el día, en plena vigilia, la misma crisis de sofocación que aqueja al principiar
a dormir, incluso con grito, pero la angustia fue mayor y acompañada de la
impresión de muerte inminente. ·
BIBLIOCRAFÍA
ANORMALIDADES DE LA VOLUNTAD
1. CLASIFICACIÓN
2. ABULIA E HIPOBULIA
3. IMPULSOS IRRESISTIBLES
4. ESTUPOR
5. ITERACIÓN ANORMAL
Un paciente de esta psicosis siempre al caminar toca las paredes con una
mano y le es difícil avanzar si no es junto a un muro. Cuando está sentado,
coloca y mantiene debajo de la axila una de las manos, con más frecuencia la
derecha. En esta actitud, de la que sólo con dificultad se logra sacarlo, está
cuchicheando incesantemente. Siempre intenta acostarse vestido, y sólo con
extraordinario empeño se logra que mude de ropa. En el taller se empecina en
realizar la misma tarea, sin conocer el hastío de la monotonía. Una vez que se
le impone otro trabajo, persiste en él hasta que se le obliga al cambio. - Una
epiléptica repite cada dos palabras el estribillo: «¿entiende usted?»; en cada con-
sulta toca los mismos temas, mes tras mes; cualquier percance lo comenta sin
fin; habla en voz muy alta y, aunque lo reconoce, persiste en el mismo tono.
tra el influjo ajeno y aun contra los propios impulsos, que se tradu-
cen en actos motores, verbales o sólo de pensamiento. Tales particula-
ridades distinguen también el negativismo del mero capricho, de la ac-
titud refractaria a la sugestión o a la persuasión, del rechazo como reac-
ción defensiva, que tienen motivos o condiciones en la experiencia del
sujeto. En el negativismo la tendencia a la oposición es primaria y
gratuita.
En lo que respecta al modo cómo se manifiesta el negativismo
tenemos dos variedades: la que consiste en la simple abstención y la que
se expresa con la ejecución de lo contrario. Kraepelin llama pasivo al
primero y activo al segundo. Por su dirección, transitiva o reflexiva, se
divide, de acuerdo con Bleuler, en externo e interno, según que la influen-
cia provocadora proceda de otra persona o de la propia actividad in-
terior. En relación con el fenómeno psíquico desencadenante, el nega-
tivismo interno es intelectual o volitivo: en el primero una imagen o un
pensamiento suscita su negación o su contrario; en el segundo, el paciente
no puede hacer precisamente lo que quisiera o hace lo contrario. Por úl-
timo, atendiendo a su extensión, el negativismo puede ser general o
selectivo: en el primero no hay distinción de sujetos provocadores; en
el segundo sí, manifestándose sólo con cierta clase de personas o con
personas determinadas individualmente. Los médicos y el personal de
asistencia son los preferidos, mayormente si se empeñan en contrariar
al enfermo de manera directa.
El negativismo es otro de los componentes del síndrome catató-
nico. Sobre todo en la forma activa, es característico de la esquizofrenia,
con o sin otros desórdenes catatónicos. El pasivo se presenta también
en las psicosis sintomáticas y en todas las que pueden tener sintomato-
logía catatoniforme. Sin esto último suele observarse en los oligofrénicos
y en procesos avanzados de demencia senil y demencia paralítica. El
mutismo es una de las modalidades más corrientes del negativismo pasivo
de los esquizofrénicos.
Interrogarnos en la convalecencia a uno de nuestros pacientes acerca de
su mutismo, y nos refiere lo siguiente: «No me es posible afirmar desde cuándo
perdí el uso de la palabra ni tampoco cuáles fueron los motivos. Es cierto que
la "afasia" en mí ha contribuido a agravar mi situación, pues no podía expresar
mis deseos ni sentimientos, dedicándome más bien a una serie de lucubracio-
nes mentales ... » - Otro esquizofrénico, catatónico con prolongada catalepsia,
presenta negativismo activo consistente en que cuando se dispone a satisfacer
'u'i\O. 'i'tK~·~h~~w "-~~~1., 'G\ 'G'}fR.r.w~m- l~Q. 1.le'!~ :it W. C.., 1.'l 11:1.:mt5R'I)~ ~bL ~. vPrP~
hasta más de una hora infructuosamente, y apenas se le devuelve a la cama ahí
defeca.
114 PSICOPATOLOCÍA
Del extremo a que pueden llegar las reacciones en eco dan idea los datos
correspondientes a uno de nuestros catatónicos más antiguos. Durante un tiempo
reproducía toda la actividad de otro catatónico, C., como si fuera su espejo. No
fumaba, pero desde el día que tomó por «modelo» a C., fuma cuando éste fuma,
consiguiendo cigarrillos por todos los medios. Después de varias semanas imita
indistintamente a las personas que tiene más próximas. Si se le prohibe o impide
remedar, se intranquiliza, llora, muestra miedo y hasta tiene una crisis de violenta
desesperación. Por lo demás, niega que imita. Al llamarle la atención, replica:
«Pero si no remedo a nadie. Precisamente me estoy fijando en él [el modelo even-
tual] para no imitarlo.» -Pero si su cabello está desordenado como el de fulano.
-«No. Tengo así el cabello porque el peluquero me lo cortó demasiado corto»
[no es así]. La dependencia del enfermo es general. Cuando no está entregado
a la mimesis, a menudo pregunta si hace bien en hablar con determinada persona,
en mirar ciertos cuadros o en pasar por tal o cual lugar; si debe comer; si puede
continuar caminando, etc.
8. SUGESTIBILIDAD PATOLÓGICA
carece del ritmo propio de quien puede comenzar y concluir los actos
con espontaneidad y fluidez adecuadas a su articulación histórica.
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CAPÍTULO VII
ANORMALIDADES DE LA
CONCIENCIA DEL YO
1. CLASIFICACIÓN
a su interlocutor, como si éste fuese quien llorase, diciéndole: «No llores. Sé hom-
bre valiente como yo.» -Caso de transitivismo sistematizado es el de una
esquizofrénica paranoide, cuyos síntomas mentales los atribuye a su única
hermana, con quien convive, al punto que cuando la esquizofrénica enferma de
nefritis llama a un médico, no para que la cure, sino para que ponga en seguridad
y someta a tratamiento a su hermana, que, según ella, está loca, con una locura
llena de disimulo y de refinamiento de maldad. Ella, por su parte, se considera
absolutamente sana de la mente y se resiste a seguir las indicaciones médicas
por considerar su enfermedad orgánica consecuencia de los venenos que
arteramente le propina la hermana, a quien considera víctima de un delirio de
persecución. Cuando la vemos, en consulta con el internista, nos habla sólo de
«la locura de la desgraciada» hermana.
4. DESPERSONALIZACIÓN
cree favorecido, protegido, guiado por seres adictos. Por otra parte, el
enfermo diferencia claramente los pensamientos propios, p. e., de los
impuestos, aun cuando ambos puedan presentarse simultáneamente o
casi simultáneamente. Por último, tales esquizofrénicos están convenci-
dos de que ellos no son los únicos que experimentan semejantes influen-
cias: determinadas personas, colectividades o todo el mundo está en el
secreto.
BIBLIOGRAFÍA
ANORMALIDADES DEL
TIEMPO ANÍMICO
1. CLASIFICACIÓN
2. DESORIENTACIÓN CRONOPSÍQUICA
Este es el único dato de la conciencia del tiempo que hasta hace poco
consideraba el psiquiatra. Consiste en el desconocimiento de la fecha (día,
mes y año) en enfermos cuya situación exterior les permite informarse
de los datos del calendario, de los diarios, etc. En estas circunstancias
el equívoco en uno o dos días se considera dentro de lo normal. Por
extensión se reputan propias de la desorientación en el tiempo, faltas
groseras en el cálculo de la propia edad. En la mayoría de los casos de
la clínica se trata de una consecuencia de fallas del interés por la realidad,
de la atención, la memoria, la capacidad intelectual o de alteración de
la conciencia. En otros casos las delusiones o las ideas delusívas pueden
condicionar la desorientación en el tiempo o estar vinculadas a un desorden
primario que a la vez perturba la estructura del tiempo vivido. Así se
suele observar enfermos, señaladamente esquizofrénicos, que tienen su
cronología peculiar y desdeñan la universal.
los esfuerzos de su atención. Von Gebsattel dice que «el anancástico tiene
una estructura del tiempo» que «incluye una destrucción de la articulación
viva con que acontece el curso de la acción». A esto hay que agregar
lo que llamamos la frustracióndel presente, pues sin esta cualidad específica
tendríamos sólo la atomización del tiempo.
Diálogo con un esquizofrénico: ¿Qué hora es? -<<Ya falta poco para la
comida» -¿A qué hora se levanta? -<<A la hora que toca la campana del Pabe-
llón.» -¿A qué hora toma el desayuno? -<<Despuésde haber hecho muchas camas
en la sala 7.» -¿Y a qué hora almuerza? -«Después que ayudo a la limpieza ... »
-¿A qué hora se acuesta? -«Después de las obleas, pues.» -¿A qué hora dan las
obleas? -<<Eso lo da el alumno.» -¿A qué hora las da el alumno? -«A la hora
de la oblea.»
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organische Orientierungsstürungen in Raum und Zeit», Scmoeizer, 1~-'~, t. M, 1'11" z,
CAPÍTULO IX
ANORMALIDADES DE LA MEMORIA
1. CLASIFICACIÓN
3. ANORMALIDADESCUANTITATNAS DE LA MEMORIA
DE EVOCACIÓN
Hay una· forma de hipennnesia que se debe, más que a una capa-
cidad innata, a una disposición momentánea para recordar con vivaci-
dad conocimientos o acontecimientos aparentemente olvidados. Esto se
observa, aunque muy rara vez, en sujetos epilépticos durante el estado
crepuscular y en histéricos con diversas perturbaciones de la conciencia.
Se produce también en el estado hipnótico y en el narcoanálisis, incluso
en individuos normales, así como en enfermos con lesiones bulbares o
cerebrales y en pacientes bajo la acción de tóxicos y del choque terapéutico.
Semejante hipermnesia momentánea se· produce igualmente en en-
fermos con fiebre y en sujetos en trance de muerte por causa de un proceso
patológico o de un accidente. Tal es la ecmnesia, que hace revivir en un
instante trozos del pasado personal, a veces una recapitulación de casi
toda la vida. A menudo se trata de una visión parecida al delirio, que
el sujeto generalmente recuerda después. No se puede negar que se trata
de un fenómeno de exaltación del poder mnemónico, pues, como en el
caso del epiléptico de Zahn (citado por K. Schneider), que rezaba a la
perfección oraciones en latín durante el estado crepuscular y apenas si
tenía idea de saberlas fuera de esa condición, algunos sujetos en el trance
de la ecmnesia recuerdan hechos de los que habían perdido por completo
el recuerdo.
Sin embargo, rara vez la ecmnesia consiste en un acto de simple
rememoración. Es mayormente un estado en el cual trozos del pasado
se reactualizan como hechos presentes. Por esta circunstancia Delay
considera la ecmnesia como delirio y alucinación del pasado, un acto
en que la mayoría «constituida» es tomada por la memoria «constitu-
yente». Ey la considera entre las paramnesias, como una confusión del
presente y el pasado. Este criterio nos parece justificado para la mayo-
ría de los casos, pero no para todos; pues a veces el sujeto rememora
fielmente su pasado sin el carácter de una representación alucinatoria
o delirante. Así resulta del relato de personas que no merecen fe, las
cuales han vivido esta experiencia en el peligro de ahogarse o de perecer
en el choque de un vehículo.
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pa::>auu.
El sujeto recuerda lo anterior y lo posterior a un período o a cada uno
de los períodos afectados por la amnesia.
.
156 PSICOPA TOLOGfA
22• La par amnesia o alud nación del recuerdo - acerca de cuya definición
hay gran desacuerdo entre los autores- consiste, a nuestro entender, en
la perversión del acto objetivante de la conciencia, de modo que el sujeto
confunde lo nuevo con lo conocido y viceversa. Podemos distinguir tres
variedades entre los fenómenos frecuentes: paramnesia fantástica, falso
reconocimiento y el desconocimiento de las personas conocidas.
para que nos garantice que es hombre de bien o algo así. Otras veces nos suplica
que llamemos al administrador del Edificio Tacna para que le aporte dinero de
esa su propiedad. Nos asegura que en el libro que hay [?] en nuestro escritorio
consta que ha sido enviado temporalmente al hospital y que el lugar donde le
corresponde estar es la penitenciaría. En más de una oportunidad nos ha ase-
surado c¡iue en la .sala de esperJJ .nos _aguaID.aha un rnnccído SJJYD .qi-.e .de~ru
hablar con nosotros; al no encontrar al visitante, supuso sencillamente que se
había marchado. Ha asegurado tener un título nobiliario, pero cuando insistimos
en ello, trata de no darle importancia o disimula su convicción.
Una de nuestras esquizofrénicas crónicas cree que los médicos que la visitan
no son los mismos, sino distintos; el apellido es igual pero las personas son otras,
ciertamente que tienen parecido entre ellas, pero no son idénticas. Considera que
especialmente uno de los médicos tiene hijos también médicos, a los que envía
en su lugar.
BIBLIOGRAFÍA
ANORMALIDADES DE LA ATENCIÓN
1. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN
[16.3]
164 PSICOPATOLOGÍA
2. ANORMALIDADES CUANTITATIVAS
3. ANORMALIDADES CUALITATIVAS
transformación, era como una ruleta que daba vueltas; mis hemisferios y mis
circunvoluciones daban rodeos y cambiaban... yo mismo no me explico... ¿Usted
es el doctor mengano? ¿Existeel doctor mengano? No, no existe. Usted me engaña ...
Ese juego de que entra un psiquiatra y lo deja a uno en suspenso, pensando,
hace trabajar más al cerebro; entra una desesperación.» «Yo me encontraba sano
y veía diferentes a los demás. 'Les decía ¿por qúe me· nan carñoiaao, s1 arires
era de otra manera? Mi novia me parecía diferente, aunque su voz era la misma...
Veía a las cosas extraordinarias, cambiadas, con nuevas particularidades. Mien-
tras tanto, por tanto cambio yo me hallaba receloso, saltón, desconfiado ... A veces
me sentía muy extraño porque mis personas ... Cosas raras me suceden cuando
pienso ... No, yo más bien sentía a las demás personas extrañas» Este enfermo,
desesperado, exclamaba repetidas veces: «La rareza me mata.»
BIBLIOGRAFÍA
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Arturo M. Changana Arroyo
Medico Cirujano
CMP 54350
CAPÍTULO XI
ANORMALIDADES DE LA CONCIENCIA
1. INTRODUCOÓN Y CLASIFICACIÓN
2. ESTRECHAMIENTOANORMAL DE LA CONCIENCIA
3. ENTORPECIMIENTO DE LA CONCIENCIA
El entorpecimiento de la conciencia es una perturbación absolutamente
negativa, esto es, caracterizada por la mengua o pérdida de la lucidez y la
ANORMALIDADFS DE LA CONOENOA 175
dar órdenes como si estuviera en un combate: «¡Me atacan por babor! ¡Cinco
enemigosa estribor! Me quieren cegar con la luz del reflector»[cuando se investiga
el reflujopupilar]. Después, en forma intempestiva y violenta, salede su habitación,
rompe la cerradura de una puerta y sube a la azotea. Al tratar de contenerlo, explica
que ha visto fuego y quería descubrir dónde se realizaba el incendio. Su estado
delirante duró varios días; lúcido ya.. no recordaba nada de lo O}le había hecho
durante ese tiempo, sorprendiéndose de hallarse en el hospital.
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ANORMALIDADES DE LA CONOENOA 181
ANORMALIDADES DE LA INTELIGENCIA
1. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN
[183]
184 PSICOPATOLOGÍA
sucede eso; a veces el niño falla en algunas pruebas que están por debajo
de su edad y tiene éxito en otras superiores. Por eso se califica la edad
mental considerando el año más alto en que el sujeto supera todas las
pruebas, a cuya cifra se agrega la fracción de año apropiada a las pruebas
absueltas en edades mayores y se resta la fracción correspondiente a las
pruebas fallidas en edades menores.
En lugar de seguir a Binet en la forma de comparación por
diferencia entre la edad cronológica y la mental, se ha impuesto la rela-
ción de Jos valores de ambas, introducida por W. Stem, y que se conoce
con el nombre de cadente de inteligencia (CI). De modo que tenemos
EM
CI = -- . En los niños normales el cociente de inteligencia es igual
EC ---~
a 1, en los supernormales es mayor y en los subnormales, menor. Se
de serie de números: «elegir los dos números que continúan las series siguientes:
l, 3, 5, 7, 9 ... , 10, 11, 12, 13, 14»; 62, de inferencia: «Juan es más rubio que Pedro,
pero no tanto como Pablo. ¿Cuál es el más rubio? Juan, Pedro, Pablo»: 72, de
interpretación de proverbios: «¿Qué quiere decir: en casa de herrero cuchillo de
palo? Que los herreros ponen cabos de madera a los cuchillos. Que lo que más
directamente nos corresponde hacer lo olvidamos. Que en las casas de los herreros
pueden faltar cuchillos de 'rúcrro.» .
4. OLIGOFRENIA
límites para los imbéciles CI 0,2~,50 y para los débiles mentales 0,50-
0,70. En realidad la oligofrenia no ofrece un retardo harmónico del
desarrollo ni una simple deficiencia evolutiva de la inteligencia, sino
anormalidades más o menos complejas de toda la mentalidad del sujeto,
entre las cuales resalta la carencia o la debilidad de dotes. Sólo de manera
esquemática puede caracterizarse prácticamente la idiotez como incapa-
cidad escolar, la imbecilidad como capacidad escolar limitada, que no
permite cursar con éxito la instrucción primaria, y la debilidad como
capacidad cuya mínima se confunde con el límite superior de la imbecilidad
y cuya máxima es fronteriza con la torpeza.
5. ESTUPIDEZ RELATIVA
6. FALSA OLIGOFRENIA
Uno de estos casos nos muestra la transición a que nos hemos referido,
según se desprende de este fragmento: «Por hoy sufro de una aguda incapa-
cidad en todos los planos. Aunque resulte increíble, no puedo poner los ojos
en un libro, por muy interesante que fuere, sin que inmediatamente se desen-
cadene una aguda crisis de desesperación con fatiga intelectual extrema. Me ocurre
algo así como si la vida inteJectuaJestuviera sensibilizada para las más peque-
ñas dosis de esfuerzo; sensibilización que se manifiesta particularmente cuando
media el imperio de una obligación moral o de otro orden.»
12• La mentalidad senil comienza a edad que varía con los indiví-
duos y las familias (herencia), como el desmedro corporal, y se mani-
fiesta, también como éste, con la mengua ora de una función ora de otra,
resistiendo principalmente las facultades intelectuales más ejercitadas por
el género de vida y la profesión. Los signos más frecuentes y caracterís-
ticos son el misoneísmo, la lentitud, la iteración, la pobreza del rendi-
miento y el cambio del mundo interior. El misoneísmo de la mentalidad
provecta tiene diversos matices, según los individuos, que se extienden
entre el espíritu que trata de conservar lo que en la vida ha probado
ser valioso y se resiste a la influencia de la novedad superflua, que la
juventud acoge sin mayor examen, y la verdadera aversión frente a las
ideas no habituales, que vuelve al sujeto absolutamente impermeable a
su significación, aunque sea positiva; en ambos extremos es clara la
tendencia a la economía del esfuerzo mental. A la lentitud de los pro-
ceses =m\t:11ttt·11a..\e5 s~ a.~:Ja \a. faVla ü~ ~&x\~Aifdñd 'f ~1.. ~W.ffob-:.~\.wi.'¿,"1,• ..~
del contenido de representaciones, así como la tendencia a la iteración.
Lentitud, monotonía y repetición tienen como denominador
común la falta de vivacidad del sentimiento y la imaginación, que en
algunos ancianos es total y en otros sólo relativa a determinados aspec-
tos de la experiencia. En la disminución del rendimiento participan la
memoria, débil principalmente para lo no importante; la atención, menos
espontánea y amplia que antes; el aprendizaje, más trabajoso; la es-
pontaneidad espiritual, menos pronta y con escasas intuiciones. En las
pruebas de cálculo y otras semejanzas los ancianos incurren en faltas con
más frecuencia que los jóvenes, pero las operaciones intelectuales propias
de su competencia pueden realizarlas con mayor maestría que nunca.
En lo que atañe al cambio del mundo interior hay, ora un
estrechamiento egocéntrico con conciencia del descenso del propio va-
ler o con exaltación engañosa de éste, ora una simple disminución de
frescor vital, con espiritualización de la actitud frente a las cosas de fuera
y respecto del propio ser. Las tendencias instintivas se embotan en general
-con excepción d.e1 msúnto de propiedad y e\ espiriru de economía qoe
de ordinario se exaltan- y pierden su imperio las pasiones que en la
juventud enturbian o falsean la visión de la realidad. Lo que la mente
pierde en vivacidad, colorido y empuje frente al mundo, no siempre carece
ANORMALIDADES DE LA INTELIGENCIA 199
Los caracteres a los 99 años. Para terminar este punto mencionaremos el resultado
de las prolongadas investigaciones de Widmer en 97 personas de más de 90 años.
Lo característico de estos noventones es la fuerza de su individualidad, el vigor,
el arraigo en lo esencial de la vida, la laboriosidad y la autonomía, generalmente
huraña y a veces excéntrica. Durante su existencia todos son adictos a la tierra
y a la vida natural, no urbana; enemigos de los refinamientos de la civilización
y de las diversiones de ociosos.
BIBLIOGRAFÍA
1. IN1RODUCCIÓN
2. CONSTITUCIÓN Y PERSONALIDAD
las familias de los epilépticos: mientras que en las capas sociales superiores
apenas causan perturbación, en las inferiores a menudo las explosiones
son brutales y rematan en delitos.
4. PERSONALIDAD Y PSICOSIS
como es sabido, tiene sus fases, de acuerdo con cierto ritmo vital y con
la edad y las épocas críticas de la vida humana. Pues mientras las
alternativas del temple, las crisis y las metamorfosis del carácter con-
servan la calidad propia y los límítes de la estructura de la vida indi-
vidual, las fases de la psicosis son algo sobreagregado, incongruente y
patológico.
Aunque las fases de la psicosis maniacodepresiva no pueden
considerarse corno simple agravación de los extremos de la afectividad
normal, es evidente en muchos casos la similitud estructural de la
personalidad anormal hipertímica y de la deprimida, respectivamente,
con las fases de agitación y depresión de esa psicosis. Bumke sostiene
que «casi siempre» existe afinidad entre el tipo del temperamento
premórbído y el tipo de la psicosis maniacodepresiva. Las investigacio-
nes de Reiss muestran que la personalidad premórbida de los manía-
cos es anormalmente propensa a la alegría, y la de los melancólicos a
la tristeza; en cambio, los pacientes con fases maníacas y melancólicas
no tienen nunca una personalidad premórbida típica.
El proceso psicósico, además de ser algo nuevo en la vida mental,
es duradero e irreversible; es una ruptura biológica fundamental de la
normalidad, que interrumpe el curso de la vida personal y la transforma
incurablernente. Jaspers, a quien se debe este concepto, señala como
criterios biográficos del proceso: la aparición de lo nuevo localizable en
un momento determinado; la presencia en ese momento de múltiples
síntomas conocidos; la falta de una causa [exterior] desencadenante o
de un acontecimiento vivido cuya experiencia lo motive de manera
suficiente. No estamos de acuerdo con Jaspers en lo que respecta a la
naturaleza irreversible, incurable, del proceso, que compara a la vejez:
del mismo modo que el anciano no puede volver a ser joven, del pro-
ceso morboso no se retoma a la normalidad. La terapéutica psiquiátri-
ca nos enseña hoy que los esquizofrénicos pueden retornar a la norma-
lidad; y el mismo Jaspers, refiriéndose a los «procesoscerebrales»,reconoce
que «hay remisiones, intermitencias, en algunos casos tal vez curaciones».
Lo que aceptamos plenamente es que no hay transiciones o grados entre
personalidad y psicosis, sino salto, diferencia cualitativa. En consecuen-
cia, nos parece legítimo definir el proceso como un cambio -definitivo,
progresivo o reversible- de la mentalidad, primario y bionorno (y no
psiconomo), que es heterogéneo respecto de la personalidad, aunque ésta
sea más o menos afectada con el conjunto de las funciones psíquicas.
En el proceso esquizofrénico se observa en muchos casos rela-
ción con la personalidad normal esquizotúnica o con la anormal esqui-
zoide. Pero aquí las cosas son más complejas que en el caso de la psicosis
maniacodepresiva y los temperamentos que le son afines; pues la
PERSONALIDAD Y PATOLOGÍA MENTAL 211
~,' z.a- p1¡¡r,¡}"'- .._v;¡1~-,.¡;-ü1iiíc:cd1::- N áii.t::-gg-:,t: Ó-d'S'cf err una 1b:~a seme-
jante a la que hemos preconizado hace más de cuarenta años: la expre-
sión de la personalidad en el dibujo. El método de Wartegg consiste en
invitar al sujeto a que complete con dibujos ocho cuadros en los cuales
sólo hay algunos elementos figurativos simples: un punto, un cuadrado,
pequeñas líneas rectas o curvas. Como el TAT, aunque en menor grado,
la interpretación tiene un amplio margen subjetivo, susceptible de
reducirse con el perfeccionamiento de las bases de referencia, fundadas
originalmente en las investigaciones de Warkgg en 1.000 individuos, y
completada por las investigaciones de Schlegel en 712. En todo caso, tiene
más fundamento de referencia que la proyección de la personalidad en el
dibujo de la figura humana, método también recomendable, propuesto
posteriormente por Machover. Ambos son instrumentos de pesquisa
estimulantes para ahondar en el conocimiento del poder autosimbólico
de la personalidad. Hay una variante de la prueba de Wartegg debida
a Biedma.
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PERSONALIDAD Y PATOLOGÍA MENTAL 225
PSIQUIATRÍA ESPECIAL
(227]
CAPÍTULO XIV
ETIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
DE LOS DESÓRDENES MENTALES
1. TAREA DIAGNÓSTICA
2. HERENCIA
.,,,
232 PSI QUIA TRÍA ESPECIAL
la acción de los demás factores y del ambiente paraiipico, o sea del citoplasma
y el mundo circundante. Estas influencias, diversas según los linajes y los ambien-
tes, explicarían el hecho de que la proporción de los casos en que se manifies-
tan los caracteres hereditarios no sea constante o idéntica en todos los g~pos
familiares, sino sujeta a oscilaciones.
Semejante irrqgularidad. así como la discordancia entre Jos gem.eJru;
univitelinos, es inversamente proporcional a la llamada penetrancia de los factores,
esto es, el poder que tienen para determinar los caracteres biológicos correspon-
dientes. El carácter biológico -psicopatológico en nuestro asunto- es la reacción
del organismo frente al ambiente. El factor hereditario es la condición esencial
del desencadenamiento de tal reacción. Cada factor puede entrar en acción sólo
durante un tiempo limitado de la vida del individuo; queda definitivamente
inactivo si en esa oportunidad no se dan las circunstancias favorables, sin perjuicio
de transmitirse a la descendencia.
En sentido concreto el término penetrancia es cuantitativo, y se formula
en el tanto por ciento de manifestación del carácter, independientemente de su
propiedad dominante o recesiva. El grado de desarrollo de un carácter hereditario,
la expresividad del factor correspondiente, depende en parte del tiempo favorable
a su manifestación: si el factor puede desencadenar libremente su acción desde
el comienzo de su oportunidad, el carácter se desarrollará plenamente; pero si
sólo puede entrar en acción en el último momento, entonces el carácter resultará
rudimentario.
12• Las emociones penosas (ver pp. 72-74 y 77-80) causan pertur-
baciones físicas, cuyos efectos son tanto más intensos cuanto mayor es
la fragilidad de los órganos (aquí importa principalmente el cerebro). De
ahí que sobre todo en personas de edad avanzada, puedan producir
desórdenes mentales incluso muy graves. Por eso en las guerras se ha
verificado que cuadros clínicos de esa patogenia se presentan en la
retaguardia y no en el frente de batalla, formado por gente joven, cuya
enorme resistencia física a las emociones. a pesar de las fatigas,.la priva-
ción prolongada de sueño y alimento, etcétera, es una de las enseñanzas
de la psiquiatría castrense. Otra enseñanza importante es que las psico-
sis endógenas no aumentan sensiblemente por influjo de las penalidades
de la guerra.
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Arturo M. Changana Arroyo
Medico Cirujano
CMP 54350
CAPÍTULO XV
PSICOSIS SINTOMÁTICAS
1. CONCEPTOS FUNDAMENTALES
3. PSICOSIS DE LA GENERACIÓN
sin constituir psicosis, salvo que coincida el tiempo con la iniciación de una
PSICOSIS SINTOMÁTICAS 249
S. PSICOSIS TRAUMÁTICAS
Las demencias por excelencia, o sea las noéticas, son muy raras de resultas de
los traumatismos; mayormente se trata de alteraciones del carácter, las que, según
Zillíg, desempeñan el papel de «antecámara de la demencia», por condicionar
debilitamiento para el ejercicio de la actividad psíquica, Conrad intenta explicar
esta mengua remozando conceptos de la Gestaltpsychologie: la estructura psíquica
normal tiende continuamente a encaminar el proceso configurador pa..rti.e!l.do de
una fase prefigurativa hacia la forma final, proceso que designa como función
«epicrítica» de la mente. En la estructura psicopatológica se produce un
descabalamiento -perturbación de la «génesis actual»-, esto es, que surge una
«alteración protopática» como desperfecto funcional que incapacita para el logro
de la configuración epicrítica. Otro modo de dar una idea de lo que pasa en
condiciones como las de los traumatizados con secuelas cerebrales graves es el
de Busemann, En tales pacientes el campo de la experiencia actual se estrecha
y rebaja; si se puede hablar aquí de demencia, habría que distinguir dos formas
distintas de las clásicas: a) la dementia seria, disgregación del pensamiento con
pérdida del gobierno interior y perplejidad, conservándose la capacidad de
reconcoer las fallas que se cometen; b) demeniia laeta, en la cual mengua la necesidad
de que tengan sentido las operaciones del pensamiento y de que tengan
correspondencia los juicios, mengua debida al influjo de un estado de ánimo
infantil, descuidado y eufórico.
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CAPÍTULO XVI
1. INTRODUCCIÓN
(255]
256 PSIQUIA TRÍA ESPEOAL
2. PARÁLISIS GENERAL
afasia, monoplejía o hemiplejía, rara vez apraxia y agnosia. Hay que agre-
gar dos formas clínicas raras: la taboparálisis, en que se juntan los sínto-
mas de las tabes a los de la parálisis, y la parálisis general infantil y juvenil
(por sífilis connata), que se presenta entre 1y32 años de edad, más entre
10 y 14, principalmente con síntomas neurológicos (ataques e hiperqui-
nesia) y de demencia simple.
3. SÍFILIS CEREBRAL
2Q. Los síntomas psíquicos son variables como las lesiones que
los originan. En algunos raros casos, ya en el período secundario, se
presentan cuadros clínicoscon delirio y fiebre,debidos a meningitis aguda.
Pero la psicosis de la sífilis cerebral, cuya oportunidad propia es en la
latencia tardía, se debe a meningitis crónica,con eventuales agudizaciones,
y a otras lesiones que indicaremos después. Comienza, ora de manera
gradual con cambios del carácter y fatiga física y mental, progresando
irregularmente; ora de manera abrupta, con cuadros del tipo de reacción
exógena, o con violentas cefalalgias,que se intensifican en la noche, efecto
de la inflamación de las meninges.
3Q. Las fonnas clínicas más típicas son tres: a) La alucinosis de los
sifilíticos, que suele aparecer inopinadamente y cesar después de sema-
nas o meses, o hacerse crónica; b) la pseudoparálisis, llamada así por
confundirse sus síntomas con los de la P. G., aunque el mal humor es
más frecuente que la euforia; c) la epilepsia sifilítica, que a primera vista
es difícil distinguir de la esencial, se presenta las más veces como efecto
de la sífilis connata y las menos por la infección adquirida posteriormente,
pudiendo comenzar en este último caso a una edad tardía, en que es
rarísima la esencial.
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A~
BIBLIOGRAFÍA
l. INTRODUCCIÓN
2. PSICOSIS INVOLUTIV AS
3. DEMENCIA ARTERIOSCLERÓSICA
4. DEMENCIA SENIL
5. DEMENCIA PRESENIL
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CAPÍTULO XVIII
1. INTRODUCCIÓN
Muchos son los venenos que alteran la actividad psíquica. Sólo el alco-
hol y algunas drogas tienen importancia especial para la práctica
psiquiátrica corriente, tanto por los desórdenes mentales que producen,
cuanto por la inclinación al abuso. La psicosis tóxica y la toxicomanía
son dos aspectos distintos, aunque con frecuencia unidos, del mismo mal;
pues hay psicosis tóxicas accidentales, como toxicomanías que no llegan
a producir verdaderas psicosis. La toxicomanía entraña apetito desor-
denado -primario o adquirido- de substancias que por la dosis o la
frecuencia de su uso resultan nocivas (véase pp. 104-105). Tanto la toxico-
manía cuanto las psicosis tóxicas son notablemente más frecuentes en
el sexo masculino que en el femenino. Pero cuando la mujer cae en el
alcoholismo u otra toxicomanía, a menudo llega a mayores extremos que
el varón. Muchos sujetos no se contentan con el hábito de un solo tóxico,
sino que asocian o alternan dos o más.
El hombre en general (como muchos animales) es propenso a servirse
de ciertas substancias por su efecto estimulante del ánimo, que varían según las
culturas y las modas. Pero determinados individuos, por inclinación espontánea
(constitución) o por influjo de las circunstancias (exposición),abusan de las que
son disfrutadas con moderación por la mayoría o de aquellas que se usan con
finalidad terapéutica. El factor constitucional comprende tanto la condición de
menor resistencia (corporal o psíquica, o ambas a la vez) para adquirir el hábito,
cuanto la fragilidad para que el tóxico produzca espeáficamente tal o cual tipo
de desórdenes mentales. Además, aparte el tóxico, especiales acciones nocivas
[275)
276 PSIQUIATRÍA ESPEOAL
BIBLIOGRAFÍA
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,
,
286 PSIQUIATRÍA ESPEOAL
ESQUIZOFRENIA
1. DEFINICIÓN
2. ETIOLOGÍA
3. SINTOMA TOLOGÍA
62• La expresión corre pareja con los cambios del carácter. La mímica
es yerta, sin colorido ni gracia, discorde con el pensamiento, el senti-
miento y la situación (paramimia). La palabra es también incongruente
respecto al sentido de lo que el sujeto comunica o parece querer comu-
nicar (parafasia, paralogia, pararrespuestas, neologismos). En la conducta
típicamente esquizofrénica, la falta de naturalidad unida a la falta de
participación en el espíritu objetivo se manifiestan al extremo en la
propensión a lo heteróclito y grotesco, que no hay fundamento para
llamarlo «anticonvencional», pues no es seguro que obedezca a un
propósito deliberado.
ESQUIZOFRENIA 291
4. FORMAS CLÍNICAS
5. DIAGNÓSTICO
6. EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO
7. BASE ORGÁNICA
8. TRATAMIENTO
BIBLIOGRAFÍA
PSICOSIS MANIACODEPRESIVA
l. DEFINICIÓN
2. ETIOLOGÍA
3. SINTOMATOLOGÍA
4. FORMAS CLÍNICAS
S. EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO
6. DIAGNÓSTICO
Más arduos son los problemas del diagnóstico diferencial respecto a las
r""':~~. ;~:. .- ~. ."b~7
. .!U-.';!;
. a-~-; .'kdc:}i""l"c;:.1~11á"1T::>1U-::1-á"1ü'1U-paui:-cry·ik uisnrma' erroír-reacnva.
Desde hace tiempo, Kleist y su escuela tratan de separar de la psicosis
maniacodepresiva una serie de psicosis cuya característica común es la perio-
dicidad. Entre ellas son de un valor indiscutible las llamadas psicosis degenerativas
autóctonas (psicosis degenerativa de Schróder), enfermedades raras que se revelan
en fases repetidas en el curso de la vida con un contenido semejante todas las
veces: diversos estados de anublamiento de la conciencia, depresión perpleja,
síndrome hiperquinético, estados depresivos con despersonalización, estados
paranoides alucinatorios, agitaciones fantásticas, síndrome compulsivo, etc.
Otra variedad de psicosis periódica, con herencia y sintomatología
aparentemente propias, es la depresión ansiosa idiopática, individualizada por
Leonhard. La angustia es el síndrome esencial, con desasosiego, quejas estereoti-
padas y eventualmente alucinaciones. Puede durar hasta varios años; pero
desaparece espontánea y totalmente.
Por último, en consonancia con ideas expresadas por Ma uz y otros autores,
Weitbrccht ha tratado de deslindar la disiimia endo-reaciiua, como enfermedad
relativamente frecuente en la personalidad de tipo asténico. Aunque es endógena,
ciertas influencias externas -corporalcs y psíquicas- la desencadenan. El síntoma
predominante las más veces es la hipocondría, con irregularidades vegetativas;
raiian ias rocas ce culpa y autoacusación primarias, aunque se presentan
autoacusaciones secundarias. Todos los pacientes tienen conciencia de estar
enfermos. No responden a la psicoterapia tan favorablemente como las depresiones
psicógenas, ni a la terapéutica convulsiva como la melancolía.
Salvo estas últimas particularidades, el diagnóstico diferencial de estas
psicosis periódicas, si bien su significación teórica es digna de consideración, no
tiene mayor importancia desde el punto de vista del tratamiento, pues éste es
el mismo que para la psicosis maniacodepresiva. Por otra parte, no se puede
dar como plenamente demostrada la independencia genética de las psicosis
degenerativas y de la depresión ansiosa idiopática respecto de la psicosis
maniacodepresiva, de la cual pueden ser formas atípicas.
7. TRATAMIENTO
BIBLIOGRAFÍA
EPILEPSIA
l. DEFINICIÓN
2. ETIOLOGÍA
la tipología de Kretschmer, son pícnicos 5,5 por 100, leptosomos 25,1 por
100, atléticos 28,9 por 100, displásticos 29,5 por 100, y atípicos 11 por
100.
3. SINTOMATOLOGÍA
4. DIAGNÓSTICO
5. EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO
6. BASE ORGÁNICA
7. TRATAMIENTO
los ataques de grand mal, los fármacos más eficaces de que se dispone
actualmente son el difenilhidantoinato sódico (Epamín), la feniletil-
malonilurea (Luminal, Fenobarbital), la n-metiletilfenilmalonilurea
(Prominal), la feniletildionhexapirimidina (Mysoline), los boratos y los
bromuros. La difenilhidantoína se usa corrientemente a dosis de 0,1 gr.,
de 1 a 3 ó más veces por día (hasta 1 gr. y más); la feniletilmalonilurea
a dosis de 0,05 a 0,10 gr., hasta 0,25 gr. al día; la n-metiletilfenilmalonilurea
a dosis de 0,010 a 0,20 gr., hasta 0,60 gr. al día. El mejor de estos
anticonvulsivos es el primero, pero suele producir cefalalgias, vértigos,
hipertrofia de las encías, exantemas, desórdenes digestivos y excepcio-
nalmente intoxicaciones mortales; de ahí la necesidad de no perder de
vista al paciente, y evitar el empleo de la droga en sujetos con antecedentes
de fragilidad hepática o propensos a enfermedades de la sangre. La
metiletilfenilhidantoína (Mesantoína) es mucho menos tóxica; 0,3 a 0,6
gr. por día, pudiendo llegarse a 1,8 gr. La feniletilmalonilurea también
es excelente anticonvulsivo, pero cierta dosis produce somnolencia y no
es raro que cause o agrave la lentitud de las funciones psíquicas. Lo mismo
puede decirse de la n-metiletilfenilmalonilurea, salvo que generalmente
no produce somnolencia. El tartrato bórico-potásico, 3 gr. por día en poción
(u otros boratos), es también antiepiléptico eficaz; se puede usar durante
largo tiempo sin inconvenientes. Los bromuros, 2 a 8 gr. diarios, son hoy
\)OCO usados, si bien en algunos casos producen efecto satisfactorio.
El empleo de las drogas mencionadas puede hacerse, sea iniciando
la cura con fuertes dosis, que después de suprimir los ataques se rebajan
gradualmente, sea comenzando con pequeñas dosis, que se aumentan
progresivamente hasta conseguir el efecto óptimo. Muchas veces se
requiere cambiar periódicamente la medicación (pasando en muy suave
transición de un fármaco a otro) y casi siempre se impone el uso combinado
de diversos medicamentos. Una combinación que en muchos casos da
resultados excelentes es la Mesantoína con Mysoline. Así, con pequeñas
dosis, se consigue evitar los malos efectos secundarios de uno u otro agente.
Por lo demás, los fabricantes de productos farmacéuticos ofrecen com-
binaciones largamente probadas por los investigadores.
Además de las medicinas fundamentales, en algunos casos es
útil la asociación eventual de otras, como el calcio, la belladona, la cicutina,
la cafeína, la desoxiefedrina, incluso la estricnina. Mención especial
merecen las dos últimas por estar indicadas en la distimia depresiva,
en la lentitud y el embotamiento, y contraindicadas en la irritabilidad
'} 't.Q. ~QP-r..~l ~TJ. las. dístimias nn dR9resiva~- Asimismo .. Pl ácido ~utá-
mico (1 a 15 gr. diarios) se emplea en los estados de lentitud y
entorpecimiento intelectual. En fin, cuando los ataques aumentan en el
climaterio o en el período menstrual o premenstrual, la hormonoterapia
324 PSIQUIATRÍA ESPEOAL
está indicada, así como las drogas especiales para combatir la tensión
premenstrual.
Cuando los accesos se hacen muy frecuentes, resulta eficaz una
cura de narcosis prolongada o de piroterapia. Este último tratamiento
biológico, así como el electrochoque, también suele ser eficaz cuando se
presentan distimias y perturbaciones de la conciencia prolongadas. El.
status epilepticus se combate con inyecciones de Somnifene o de otro
barbitúrico de efecto prolongado; en algunos casos es menester recurrir
a la punción lumbar (contraindicada si hay sospecha de tumor cerebral)
o a la sangría copiosa.
Para la crisis de petit mal lo más eficaz es la etosuximida (Zarontín)
a dosis de 250 mgr., de dos a seis veces al día. Para la forma psicomotora
resulta eficaz en algunos casos el empleo de sulfamilfenil-butansulfatamo
(Ospolot). Hay investigadores que desaconsejan su uso por considerarlo
peligroso o ineficaz. Nosotros lo empleamos con buen resultado com-
binando la administración de pequeñas dosis (O, 1 gr.), dos veces al día,
con otros anticonvulsivos.
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CAPÍTULO XXII
OLIGOFRENIA
1. INTRODUCCIÓN
2. ETIOLOGÍA
genitores son bien estudiados y de los cuales 589 (61,3 por 100) son hijos de
sujetos no oligofrénicos. Por otra parte, la circunstancia de que la mujer oligo-
frénica tenga más hijos oligofrénicos hace pensar en la localización de los factores
(o de un factor) en el cromosoma sexual.
3. DIAGNÓSTICO
4. FORMAS ESPECIALES
5. PRONÓSTICO
6. TRATAMIENTO
BIBLIOGRAFÍA
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334 PSIQUIATRÍA ESPEOAL
CAPÍTULO XXIII
PERSONALIDAD ANORMAL
l. DEFINICIÓN
[335]
336 PSIQUIATRÍA ESPEOAL
2. ORIGEN Y CONDICIONES
3. SINTOMA TOLOGÍA
5º. Una característica más es el contraste entre el ser real del sujeto
y la apariencia de sus exteriorizaciones, debido a la propensión a engañar
a los demás y a sí mismo: incapaz de entidad auténtica, el individuo
afecta superioridades ilusorias.
4. FORMAS Y TIPOS
del fanático normal porque las ideas que abraza con celo son extravagantes.
Carece de la pugnacidad del luchador (aunque a veces tiene arranques
corno los de éste) y se contenta con profesar de modo inquebrantable
sus convicciones, generalmente de apariencia idealista, desdeñando a los
que no las comparten.
5. DIAGNÓSTICO
6. PRONÓSTICO
7. TRATAMIENTO
BIBLIOGRAFÍA
ANORMALIDADES PSICOSEXUALES
1. INTRODUCCIÓN
[349]
350 PSIQUIATRÍA ESPEOAL
2. ANORMALIDADES CUANTITATIVAS
3. ANORMALIDADES EVOLUTIVAS
4. ANORMALIDADES CUALITATIVAS
casi una necesidad accesoria del trato galante. La psicología del fetichismo
es interesante; puntos esenciales de ella hemos expuesto en uno de los
trabajos citados en la bibliografía.
Una variedad del fetichismo es la coprofilia, en la cual el goce
sexual está asociado a los excrementos. Para uno de nuestros pacientes
el placer supremo era recibir el excremento de su querida sobre su pecho
desnudo.
Aunque sea en términos muy generales, debemos dar una idea de los
problemas y de las indicaciones inherentes a los desórdenes psicosexuales
en estos aspectos clínicos.
psicológico y clínico del desorden y del sujeto debe ser minucioso, a fin
de determinar si la anormalidad ostensible es una desviación puramente
material y corregible, una verdadera anomalía formal, una neurosis o
un epifenómeno sintomático de desequilibrio endocrino, de lesión del
sistema nervioso o de enfermedad mental.
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CAPÍTULO XXV
NEUROSIS, REACCIONES
Y DESARROLLOS PSÍQUICOS ANORMALES
1. INTRODUCCIÓN
3. PSICONEUROSIS
4. · BIONEUROSIS
y en 20,8 por 100 de los hijos, entre los cuales además el 9,7 por 100
presentan manifestaciones compulsivas aisladas. En cambio, Edith Rüdin,
en 130 casos sólo encuentra 4,6 por 100 de los padres, 2,8 por 100 de
los hermanos y 1,3por100 de los hijos; si bien las anormalidades psíquicas
en general alcanzan en esa clase de parientes las proporciones siguientes:
40,2 por 100, 19,1 por 100y14,1por100, respectivamente. La personalidad·
premórbida es con gran frecuencia la del inseguro anancástico. Kaila
encuentra entre 85 pacientes, 65 inseguros (76,4 por 100), predominando
en unos los rasgos anancásticos y en otros los sensitivos, y en 14 no
anancásticos, manifestaciones sensitivas y anancásticas. Pacella y cola-
boradores verifican EEG normal en 22 casos (71,1 por 100) de un grupo
de 31 pacientes. En lo que atañe al sexo, la neurosis compulsiva parece
ser más frecuente en el hombre que en la mujer. Los factores externos,
físicos y psíquicos, tienen generalmente escasa importancia para la
aparición del mal, aunque grande como elemento patoplástico.
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CAPÍTULO XXVI
PSICOTERAPIA
2. SUGESTIÓN
'En general, la sugcs'tión consiste en e'1 inrmjo U.e una persona respecto
de otra, de suerte que la vida psíquica de ésta se subordina al contenido
de la expresión de aquélla y lo hace suyo. La influencia es tanto más
directa y eficaz cuanto mayor es el ascendiente que ejerce la persona
determinativa. Como agente psicoterapéutico, la sugestión se emplea de
tres maneras: intensa, gradual y larvada.
1 º· De manera intensa o de golpe se practica sugiriendo al paciente,
debidamente preparado, la convicción de que el síntoma desaparecerá con el
ejercicio que se propone o con el estímulo que se emplea. Este puede ser un
golpe de electricidad farádica o una inyección estimulante. Es eficaz, a veces en
una sola sesión, en caso de síntomas histéricos aislados, como parálisis, mutismo,
cte. En los casos de neurosis de guerra se ha empleado en gran escala el estímulo
eléctrico repetido, «el torpedeo», con buen resultado. El inconveniente es que
se trata de un procedimiento inhumano por lo doloroso: una cura por el terror.
3. AUTOSUGESTIÓN
4. H1PNOTISMO
5. NARCOANÁLISIS
repite el paciente es: «El brazo derecho está completamente pesado». Logrado
el fin, en 1 /2 ó 1 minuto, el médico ordena sucesivamente: «¡Brazo firrne!»
«¡Respiración profunda!» «¡Ojos abiertos!» A este ejercicio sigue el de la sensación
de calor en el mismo brazo. Lo que se hace con el brazo derecho, se repite después
con el izquierdo y con las piernas derecha e izquierda. Posteriormente toca el
turno a Ia reguiarización del corazón, colocando el sujeto una mano sobre la zona
precordial y repitiendo: «El corazón late totalmente tranquilo». En tercer lugar
entra la respiración: «Respiración completamente tranquila». Siguen los órganos
abdominales: «El calor circula tranquilamente en el vientre». El último ejercicio
es el de la regulación cefálica: «La frente está agradablemente fresca».
Cada uno de los ejercicios el paciente lo practica primero con el médico
y después en su domicilio: 10 a 14 días se emplean para establecer los cuatro
primeros, y se repiten durante 6 a 10 semanas. El quinto se establece en 10 a
14 días, lo mismo que el sexto. Una vez establecido cada ejercicio, se ejecuta en
conjunto con los antes adquiridos, generalizándose primero los de los cuatro
miembros. Al fin todos se hacen en sucesión: «¡Estoy absolutamente tranquilo!»
- «[Brazos y piernas están completamente pesados y calientes!» - «[El corazón
late completamente tranquilo!» - «[Respiración completamente tranquila!» - «[El
calor circula tranquilamente en el vientre!» - «[Frente agradablemente frescal»
- «¡Brazos firmes! ¡Respiración profunda! ¡Ojos abiertos!»
A los 2 ó 3 meses se adquieren todos los ejercicios, y se siguen practicando
durante 4 a 6 meses más.
Los medios que con tal fin se ponen en práctica son varios ejercicios
activos, heterogéneos, que se usan sólo unos aislados o todos combinados, en
estado de hipnosis fraccionada: 12• Relajación reguladora del tonó muscular y
vegetativo (los dos primeros ejercicios del adiestramiento autógeno, de relajación
muscular y vascular). 2º. Asociaciones de imágenes en cadena, como una película,
que puedeii. ser muy vivas y con colorido. Aquí Kretsc.hmer introduce los ejercicios
de Happich y los de Mauz, que señalamos después (véase pp. 400-401). 32• Estado
hipnoide ligero o de mediana intensidad, provocado con la fijación de la vista
o con estímulos acústicos suaves y monótonos (por ejemplo, metrónomo), como
ejercicio aislado y aprendido por el paciente sin mayor sugestión por parte del
médico, hasta llegar a un estado de hipnosis (verificado experimentalmente con
el EEG: aparición brusca de las ondas delta). En esta condición se profundiza
el conocimiento del paciente con su colaboración; logrado lo cual, se le hace repetir
frases que sinteticen lo conveniente para estimular la actitud y la configuración
de la vida personal. Ulteriormente, y por su cuenta, el paciente deberá repetir,
diariamente y a la misma. hora, iguales ejercicios. En todo caso «la curación no
es un regalo del médico, sino fruto del rendimiento del paciente mismo, dirigido
con sentido y gradualmente».
8. ERGOTERAPIA
9. PERSUASIÓN
tener que «el verdadero médico hace más bien con sus palabras que con sus
recetas».
En principio, la persuasión excluye el uso deliberado de los medios
sugestivos. El poder del médico debe ser suasorio. A base de la verdad y con
argumentos lógicos combatirá la alarma, el miedo, la auto-observación _y los
prejuicios creadores de fantasmas. La crítica del facultativo se ejercitará en logar
que éstos se alejen del espíritu del enfermo, dejando campo libre a perspectivas
halagüeñas o a la actitud estoica. Asimismo, la consideración de los progresos
que hace la salud, por pequeños que sean, dará fundamento al cambio favorable
de la disposición subjetiva. Incluso el dolor inevitable y los hechos ingratos
innegables darán pie a consideraciones capaces de estimular las mejores fibras
del carácter del paciente. Esto es mejor recibido por la mayoría de los enfermos
que aseveraciones faltas de sentido, tales como el «no tiene usted nada» o «sólo
son nervios», tan frecuentes en boca de muchos médicos. Por cierto que la franqueza
no puede ser irrestricta; la veracidad en esta materia-tiene su límite en el imperativo
de nuestro ministerio: Primum non nocere. Recuérdese siempre: primum non nocere...
animae. Por último, la actitud cordial y lenificativa del médico debe llegar al punto
que, frente a ella -como dice Dubois de la simpatía-, el enfermo casi sienta
vergüenza de no sanar.
10. PSICOANÁLISIS
por Freud como si fuese de naturaleza sexual), o sea, la relación afectiva del
paciente con el médico, que permite un cambio fundamental de la actitud íntima,
favorable a la activación de disposiciones valiosas para la dinámica de una nueva
configuración de las fuerzas subjetivas. De esta manera, los síntomas pueden
desvirtuarse, incluso sin que sea necesario prestarles una atención directa. A
menudo se presentan fases de resistencia, en que el paciente se muestra refractario
al análisis y hasta hostil al médico. De ahí que sea necesario que éste dirija el
análisis tanto a las raíces de la neurosis, cuanto a la situación de la transferencia,
hasta llegar a la fase terminal de la cura, en que el desiderátum es que el sujeto
se halle libre de su mal y libre de la transferencia.
Según Freud, el tratamiento psicoanalítico consiste en hacer conscientes
los complejos reprimidos (de Edipo, de castración, etc.) y en favorecer la sublimación
de la sexualidad inmadura del neurópata, destruyendo las fijaciones provocadas
por los traumatismos psíquicos que ha sufrido desde la infancia. El análisis tendría
por consecuencia vigorizar al yo frente al superyo, instancia censora y represora
del mundo interior, y acrecentar su dominio conquistando campos de ello, o sea,
las fuerzas psíquicas impersonales que dominan en la actividad subconsciente.
La transferencia sería el medio de reactivar adhesiones y fijacionesinfantiles con
los primeros objetos de amor sexual (los padres), siendo el médico como un
fantasma o símbolo subconsciente de éstos, que hace revivir y superar las
dificultades y los conflictos patógenos.
El tratamiento psicoanalítico,si es cierto que puede resultar eficazcuando
fracasan métodos más sencillos y breves, no siempre cura. En algunas neurosis
como la compulsiva grave, según reconocía el propio Freud, el resultado es
problemático o negativo; por lo demás, los psicoanalistas están de acuerdo en
que a menudo ofrece grandes dificultades y tiene un pronóstico terapéutico que
·, depende de varios factores, uno de los cuales es la edad (más posibilidades de
mejorar tienen los sujetos jóvenes). En esta neurosis, como en otras, puede
producirse la agravación, haciéndose necesario interrumpir el tratamiento. En
todo caso, cuanto más grave es la neurosis, tanto más larga y laboriosa es la
cura. En general, pocos son los casos de neurosis en los que 150 sesiones dan
un resultado satisfactorio; con frecuencia se requieren 200, 300 y más. Es cierto
que desde hace tiempo diversos psicoanalistas propenden a activar la interven-
ción del médico a fin de reducir la duración del tratamiento. Pero muchas veces
una transformación profunda, aunque no lleve a la curación, sólo puede conse-
guirse con un trabajo prolongado durante años.
A fin de que el psicoanálisis sea realizado por técnicos competentes,
las sociedades psicoanalíticas los preparan durante años con una formación que
incluye el análisis de los propios candidatos y ejercicios de curas dirigidos por
psicoanalistas muy experimentados. El análisis didáctico fue propuesto por
Jung con el objeto de librar al analista de inhibiciones y prejuicios. En la prác-
tica, desgraciadamente, tiene el inconveniente de ser escuela de fanatismo
doctrinario.
exageración de tipo místico. Esto no quiere decir que los sentimientos religiosos
no sean importantes en psicoterapia. Lo que querernos decir es que así corno
Freud sobrevalora la sexualidad y Adler la comunidad, Jung ve y generaliza más
significación trascendental de la que puede verificar la crítica en la mayoría de
los sujetos. Sin embargo, su gran experiencia y su fino sentido para las ma-
?]ifR_c;J,u-_;wR..sriRJ, ~ma. bnmana, i]!.gjf.ir_~T).t'2l!P-6J_ <;?-. ?~t:mJf~_ l!)~!'l~ifti:_ t~~- ~~li!'_~~~~
resortes de la vida anímica, aunque no a todo psicoterapeuta ni a todo paciente
le sean asequibles.
Este método, que preconizan con algunas variantes Maeder, Bjerre,Heyer
y otros, tiene las mismas indicaciones que el psicoanálisis ortodoxo (y los que
considerarnos después), y es particularmente recomendable para los pacientes
de edad avanzada, en que no es aconsejable aquél.
11. DESCONDIOONAMIENTO
12. PSICAGOCÍA
que vea un vaso de cristal, que lo describa y que relate todo lo que capta, incluso
haciéndole preguntas determinadas para promover la actividad íntima, como si
fuera una realidad concreta y significativa.Se le invita a desplazarse, por ejemplo,
402 PSIQUIATRíA ESPEOAL
subiendo una escalera o dirigiéndose a una estrella sobre uno de los rayos de
su luz, o a descender al fondo del mar. El sujetodebe fijar con precisióny relatar
las peripecias de su aventura, con los obstáculosque se presentan (representativos
del guardián del umbral). A menudo el psicoterapeuta tiene que intervenir
sugiriendo,con gran prevenciónpsicológica,posibilidadesy cambiosdel escenario
JwT :_~ -~~"' ..?-'".!-~" -"-'!~.-"~~'°!.'¡ ~~n_b~ ~t.~tn yu.'1r.l' evrita .. '111\:!" 1k a1.tgl1Sl.Tá" ::>1!" ~ ú'\:!11
paciente. Terminado el sueño en vigilia así suscitado, se encarga al sujeto que,
una vez en su domicilio, redacte con la mayor exactitud el relato de su viaje,
relato que es objeto de discusión en la visita semanal siguiente. Los viajes de
exploración del mundo imaginario son dirigidos, siempre cuidadosamente, de
manera que el paciente adquiera la capacidad de conquistar dominios co-
rrespondientes del mundo real. Y con el ascenso y el descenso se persigue la
ampliación de la vida espiritual hacia lo alto, que simbolizala libertad, el futuro,
lo nuevo, etc., y hacia lo bajo, que representa la sujeción,el pasado, lo inevitable,
la sustentación, etc. En general, el sueño provocado en vigilia sirve para que
el propio paciente se libre de sus dificultadesy conflictos,descubriendola posible
rehabilitación,que Desoilleconsideraimperfectasi sedescuidanlosvaloresmorales
y religiosos. En suma, esta forma de psicoterapia, rival del psicoanálisis,tiende
a enseñar indirectamente el arte de vivir despertando en el alma del paciente
emociones nuevas y poderosas con un sentido constructivo.
a fin de hallar acicate en el mundo de los valores, para reorientar la propia vida.
Es una aplicación práctica del filosofar sobre sí mismo, «análisis de la existencia»
que apela a la fuente íntima de la libertad y la responsabilidad. Persigue la
vivificación de lo posible íntimo, esclareciendo la significación trascendental del
sufrimiento, del trabajo, del amor y de la existencia misma. El paciente, con su
poculi.ari.dad, con la estructura de. su pasado, concentra su co1J_de1J_c:fa . fren. f:.~ al
cumplimiento por venir de sí mismo como empresa de salvación. El empeño
del psicoterapeuta debe ser culminado hacia el logro de una vivencia radical de
la responsabilidad en el enfermo. Los sentimientos religiosos constituyen elemento
primario del análisis frankliano de la existencia, que postula el Dios subconsciente.
los asmáticos, los hipertensos, los enfermos del pulmón y los anormales
de la palabra.
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CAPÍTULO XXVII
HIGIENE MENTAL
1. INTRODUCCIÓN
incipiente y promisoria, pero cuyos frutos están aún por madurar. Incluimos
trabajos sobre tal tema en la bibliografía de este capítulo.
2. EUGENESIA PSIQUIÁTRICA
4. PROFILAXIS PSÍQUICA
S. FOMENTO DE LA EUPSIQUIA
Así corno la eugenesia, además del aspecto negativo que hemos señalado,
ofrece uno positivo, consistente en fomentar la descendencia de los
hombres normales mejor dotados, así la higiene mental no sólo tiene por
objeto la prevención de enfermedades y anormalidades psíquicas, sino
elevar en lo posible la eutonía y la calidad espiritual de la persona.
Para esta valiosa finalidad psicohigiénica se encuentran las
mayores posibilidades en el niño, tan sensible a las influencias del medio,
a la vez que tan espontáneo para el ajuste a la realidad y para el disfrute
de los bienes que ofrecen la vida y la civilización. El enriquecimiento
y la diferenciación de la mente y del carácter se logran -por cierto que
dentro de lo que permite la constitución psicofísica individual- con un
régimen educativo penetrado de comprensión del ser peculiar de cada
niño, atendiendo especialmente a su vida afectiva. El ambiente físico
apropiado para esta educación es el más próximo a la naturaleza; el medio
ideal lo constituye la vida activa, con el máximo estímulo a la iniciativa
y a la responsabilidad personales; la atmósfera espiritual óptima es la
de los más variados incentivos de la cultura que realzan la existencia,
acrisolan la estimativa y templan la voluntad.
Estas son sólo palabras si no hay una orientación de la gente
adulta en el mismo sentido, que llegue a suscitar convicciones profundas
a través de la conmoción del sentimiento. Pues la personalidad del niño
y su destino dependen de su círculo de vida. En general, la personalidad
de todo individuo arraiga y medra o desmedra en un círculo de vida,
al que se entrega y del cual en cierto modo se adueña. Estearraigo comienza
en las cosas inanimadas y se extiende al ámbito de la vida cotidiana,
en el cual las otras personas son lo principal, pues con ellas la relación
es recíproca de manera activa. Los círculos de vida crecen, se renuevan
o estabilizan, se cruzan, se fusionan,producen conjuntos de orden superior:
de la familia, de la amistad, del amor, del trabajo, de las aspiraciones
y hasta de la lucha. El desiderátum es que cada personalidad asimile
lo mejor de la vida que circula en esa socioesfera, sin desmedro de lo
más auténtico y libre de su ser moral. Esto es válido no sólo para la
formación espiritual del niño, sino para el fomento de la plenitud del
vigor en el hombre durante todas las etapas de su existencia. Lo esencial
es el estímulo al disfrute de los incentivos sanos y apropiados a cada
edad, hasta la senectud; pues el esfuerzo y la diligencia, rectamente
dirigidos y graduados,.constituyen la potencia suprema, natural y cultural,
de integración, desenvolvimiento y perfección del ser individual.
El médico puede modificar poco ese conjunto de círculos, pero
si está íntimamente iluminado por la idea correspondiente a. la nobleza
414 PSI QUIA TRÍA ESPEOAL
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Bemerkungen zur Technik und Organísatíon psychohygienischer Arbeít», Z. P.M. P., 1964,
HIGIENE MENTAL 415
PSIQUIATRÍA FORENSE*
l. INTRODUCCIÓN
Legislaci6n española para la asistencia del enfermo mental. (Ley de 3 de julio de 1931).
Art. 82• Todo enfermo psíquico podrá ingresar en un establecimiento
oficial o privado en las siguientes condiciones:
a) Por propia voluntad.
b) Por indicación médica.
c) Por orden gubernativa o judicial.
Art. 92• El ingreso voluntario de todo enfermo psíquico exige:
a) Un certificado firmado por un médico colegiado y legalizado por el
Inspector médico del Distrito, por el Colegio de Médicos o delegado de éste,
en el cual se declare la indicación de la asistencia en el establecimiento elegido
PSI QUIA TRÍA FORENSE 419
3. CERTIFICADOS
4. LA PERITACIÓN
decir: «El padre era alcohólico, el hermano murió de sífilis cerebral, la hermana
tuvo varios amantes»? / No debe olvidarse tampoco que el sujeto puede leer
el informe; por consiguiente, de lo que sea susceptible de redundar en daño suyo
o de contribuir a enemistarlo con otras personas se consignará sólo lo que después
de madura reflexión creamos imprescindible. Puede haber casos en los que hasta
en lo referente a la peritación haya extremos sobre los cuales convenga guardar
el secreto profesional.
5. CAPACIDAD CNIL
Art. 92• Son absolutamente incapaces: 12• Los menores de 16 años; 22,
los que adolecen de enfermedad mental que los priva de discernimiento.
Art. 10. Son relativamente incapaces los mayores de 16 años [y menores
de 21), y los sujetos a curatela no comprendidos en el artículo anterior.
Art. 555. Estarán sujetos a curatela: 12• Los débiles mentales; 22, los que
adolecen de enfermedad mental que los priva habitualmente de discernimien-
to; 32, los sordomudos que no puedan expresar su voluntad de una manera
indubitable; 42, los pródigos; 52, los ebrios habituales; 62, los que incurren en mala
gestión; 72, los que sufran la pena de interdicción civil
Art. 561. Para que estén sujetos a curatela los débiles mentales y los
que adolecen de enfermedad mental, se requiere que sean incapaces de dirigir
PSIQUIATRÍA ESPEOAL
6. CAPACIDAD PENAL
«No existe en España precepto legal alguno que regule el llamado aborto
terapéutico. Se acepta la doctrina de la Iglesia católica, de que en ningún caso
es lícito el aborto directo. No obstante, algunos juristas opinan que el aborto
432 PSIQUIATRÍA ESPEOAL
BIBLIOGRAFÍA
(435]
436 CURSO DE PSIQUIATRÍA
F
G
Fairweather, D. S., 333.
Farrell, Malcolm J., 333. Gabriel, Ernst, 119, 285.
Faust, E., 299. Cáde, E. B., 298.
Feldmann, Harald, 132. Galdston, lago, 132, 414.
Feldmann, Harry, 347. Galt, William, 171.
ÍNDICE DE AUTORFS
439
Gall, Carlyle C. M., 154, 156, 160. Grosch, Hans, 176, 180.
Gamma, Gustavo, 180. Grote, Louis R., 93.
Gamper, Eduard, 333. Gruhle, Hans W., 28, 63, 88, 99, 119,
Canshirt, H., 325. 126, 127, 132, 199, 204, 240, 290, 298,
García-Badaracco, J., 325. 321, 325, 334, 432.
Castager, H., 298. Grünthal, 271.
Gauckler, E., 392, 393, 404 Guerra, Alfredo, 222, 224.
Gaupp, Robert, 87, 292. Guerra, Luis A., 298, 332, 334, 379, 414.
von Gebsattel, V. E. F., 119, 132, 135, Gutiérrez-Noriega, Carlos, 137, 147,
142, 147, 359, 379, 404. 284, 298, 322, 325.
Gélinau, 98. Guttmann, Erich, 80, 379.
Geoghegan, J. J., 309, 311. Guttmann, Oskar, 359.
Germain C., José, 224.
Geyer, Horst, 28, 204, 333, 336.
Gibbens, T. C. N., 347, 432. H
Gibson, J. G., 81.
Giese, Hermann, 132, 359. Haase, J. H., 160.
Giesler, 387. Haddenbrock, S., 28, 432.
Gillespie, R D., 240. Háfner, Heinz, 44, 99, 119, 122, 132, 137,
Girard, Cl., 360. 147, 160, 379, 404.
Glaubitz, Eberhard, 262. Halberstadt, G., 272.
Goldin, S., 204. Halmosh, A.-F., 80.
Goldscheider, 77. von Haller, W ., 325.
Goldschmidt, 355. Halliday, James L., 414.
rillld$!E'.in., l(urt.,1L. Hamilton. E. R.. 204.
Goldstein, Sydney, 320, 325. Hannibal, Otto, 147.
Gomirato, Guiseppe, 180. Happich, Carl, 391, 400, 401
Goodenough, Florence L., 204, 240. Harrison, E. J., 132.
Cóppert, Hans, 132, 379. Hartmann, Nicolai, 28.
Góppinger, Hans, 432. von Hattingberg, Hans, 96, 99, 359.
Gorceix, A., 285. Haug, Karl, 124, 132.
Gorges Torrent, Juan, 325. Hauss, K., 161.
Gorman, Gerald F., 359. Havermans, F. M., 63.
Córtz, Waldemar, 262. Heath, 296.
Gotor, Pablo, 325. Hebel, Karl, 404.
Gracián, Baltasar, 199. von Hendestrórn, Inge, 325.
Grage, Helmuth, 262. Heinrich, K., 298.
Granger, G. W., 44. Heiss, Robert, 204, 223.
Grasset, J., 141, 147. Helbig, Hans, 285.
Grassl, Erich, 119, 347. Hell, K., 328.
Grassmann, 417. Henderson, D. K., 240.
Green, Henry H., 99. Herbart, 208.
Greges, J., 45. Herrmann, Georg, 325.
_,
t.r., .... u ..,., "
L.regory, 'tan, "ío'b, "'ZtL.. i...1~1L~1, &..1..1 v.a.v.
Rapaport, David, 64, 221, 224. Roth, Martin, 240, 273, 299, 326.
Rasch, W., 348. Roth, Max, 433.
Rauch, Hans-Joachim, 360, 433. Rotondo, Humberto, 29, 286, 414.
Ravizza, L., 286. Rothschild, David, 273.
Raymer, J., 414. Ruesch, J., 414.
Raymond, F., 64. Rüdin, Edith, 232, 375, 380.
Rees, J. R., 414, 432. Rümke, H. C., 29.
Rehwald, E., 254. Rümmele, W., 273.
Reichardt, 371. Runge, W., 204, 254, 274.
Reíd, D. D., 240. Russell, W. Ritchie, 161.
Reinhold, 269. Ruttman, W. J., 204.
Reiss, Max, 210, 374, 380. Ryle, A., 254.
Rennert, Helmuth, 100, 310.
Repond, A., 414.
Reyes Terra, José M., 433. s
Reymert, M. L., 81.
Ribot, Th., 119, 154, 165. Saavedra, Alfredo, 100, 181, 224, 254,
Richter, Horst-Eberhard, 64. 284, 286, 310, 311, 380.
Riechert, T., 326. Saavedra, Víctor, 25, 29, 223, 224 ..
Riedel, Heinz, 336, 348. Sack, 349.
Rignano, Eugenio, 171. Sadger, 353.
Rinkel, Max, 298. Saeker, G., 87, 100.
Risso, M., 380. Sáenz, Luis N., 284.
Ritcher, Derek, 299. Sainsbury, Peter, 81.
Ritter, R., 171. Sakel, Manfred, 299.
Robbe, H., 360. Sal y Rosas,Federico,160, 161, 171, 224,
Roberts, W. W., 132. 253, 262, 318, 321, 326, 380.
Robin, Ashley A., 132. Salas, José, 224.
Robinson, R. A., 273. Salfield, D. J., 132.
Robles, Oswaldo, 223, 224, 405. Sánchez García, José, 224.
Rocca, Esteban D., 299. Sattes, Hans, 286.
Rocheblave-Spenle, 360. Sauerbruch, Ferdinand, 81.
Rodríguez, Sergio, 299. Scoppa, Andrea, 273.
Roedenbeck, Susi, 326. Scott, R. D., 133.
Roemer, H., 354, 414. Schaefer, Hans, 181.
Roenau, E., 119, 160. Schaltenbrand, G., 147.
Roger, Henri, 254, 326. Scharfetter, H., 334.
Rogers, Carl R., 400, 402, 405. Scheid, K. F., 209, 254.
Rognant, Jacques, 359, 360. Scheid, Wemer, 161, 254, 264, 286.
Ropschitz, D. H., 119. Scheidman, Edwin, 225.
Rorschach, Hermann, 44, 221, 222, 224, Scheller, H., 45, 204.
319. Schlegel Willhart, 222, 224.
Rósel, Richard, 405. Schellworth, W., 433.
Rosen, John N., 394, 405. Schiff, Paul, 356, 360.
Ross, T. A., 380. Schilder, Paul, 132, 147.
Roth, Bedrich, 1 OO. Schimrnelpenning, G. W., 273.
446 CURSO DE PSIQUIATRÍA
A
Abandono, 412. de acción, 41.
Abulia, 101. extracárnpica, 39.
Abúlico (personalidad del), 343. funcional, 39.
Ácido lisérgico, 25, 243, 285. gusto y olfato, 40.
Acoplamiento hipobúlico, 103. hipnagógica, 37.
ACTH, 304. hipnopómpica, 97.
Actos aparentemente influidos, im- negativa, 39.
puestos o hechos, 117. verbal, 39, 40.
compulsivos, 118. Alucinosis, 36.
Adiestramiento autógeno, 389. aguda, 179.
Adjudicaciónde significacionesad ven- alcohólica, 279.
ticias, 55 crónica, 37.
Afectos, cambio de, 71. sifilítica, 261.
Agitación, 84. Amaneramiento, 59.
catatónica, 84. Ambitimia, 69.
Agnosia, 31, 32. Ambivalencia, 55.
Agripnia, 95. afectiva, 69.
Alcoholismo, 276-281,425, 429. Amencia, 179.
crónico, 276. Amnesia anterógrada, 149-151.
Algolagnia, 89, 356, 357. de evocación, 151-157.
Alomnesia, 158, 290. definitiva, 154.
Alotriofagia, 93. lacunar, 153.
Alteración del carácter, 250, 281, 290, masiva, 153.
318. orgánica, 155.
Altero-ecopraxia, 123. progresiva, 154.
Alucinación, 35, 41, 43. psicógena, 156.
cenestésica, 41. reversible, 153.
[449]
450 CURSO DE PSIQUIATRÍA
sistemática, 153. . B
Análisis estructural de las psicosis, 211-
213. Bestialidad, 358.
Anancástico, 341. Bilocación, creencia, 130.
Anerotismo, 350. Biografía, importan da psiquiátrica, 211.
Anético (personalidad del), 67, 343. Biológico, ser del hombre, 10.
Angustia, significación médica, 78-80. Bioneurosis, 363, 373-376.
Anímico, ser del hombre, 9, 10. Bloqueo del pensamiento, 58.
Anorexia nerviosa, 91, 92. Bradifrenia, 250.
Anormalidad, concepto, 15-17. Bromismo, 247.
Anormalidades psicosexuales, 239, 349, Bulimia, 92.
360.
Anosmia, 40.
Anoxemia, 245. e
Anoxia y desórdenes mentales, 410.
Antabus, 278. Cambio de afectos; 71.
Anticoncepcionales, prácticas, 358. Capacidad, civil, 423-427.
Anublamiento de la conciencia, 176- intelectual, exploración, 184-187.
180. penal, 427-431.
Apatía, 66. Carácter y predisposición morbosa,
Apetito, anormalidades, 91, 94. 207, 209.
Aprendizaje y psicoterapia, 398. Caracterografía, 217-223.
Arsenofagia, 94. Carus, 175.
Asimilación a u to plástica, 208. Catalepsia, 98, 111, 387.
Asociación anormal de sensaciones, 33. Cataplexia del despertar, 97.
Asociaciones de imágenes, 391. Catatimia de síntomas, 72.
libres, 394. Catatonía, 291.
Asténico (personalidad del), 343. tardía, 265.
Ataque epiléptico, 315. celos patológicos, 280, 378.
histérico, 319. Cenestesia, pseudopercepciones, 39, 40.
Atelesis, 60, 166. Certificado, psiquiátrico, 420-423.
Atención, anormalidades, 163, 171. Chíld guidance clinic, 412.
efecto sobre los síntomas, 168-170. Clasificación de los desórdenes men-
elevación del umbral, 164. tales, 238, 239.
Atomización del tiempo vivido, 138. Cleptomanía, 105.
Aura, 315. Clownismo, 203.
Ausencias, 175, 317. Coca, masticación, 284. ·
Autismo, 56, 60, 122. Cocainismo, 283.
infantil precoz, 293. Cociente de inteligencia, 185.
Automatismo morboso (ver Parálisis del Coma, 175.
yo). vígíl, 175.
Automutilación, impulso, 90. Complejos, 147, 395.
Autoscopía, 42, 129. Comprensión fenomenológica, 20.
Autosugestión, 386. Comprensión genética, 20.
A versión a ciertos objetos, 90. Conciencia, anormalidades, 173-180.
Azacyclonol, 244. del tiempo, 282.
ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 451
Ilusión, 35, 40 L
acerca de la duración de lo vivido,
137. Labilidad emocional, 68.
verbal psicomotriz, 40. sintomática, 241-244.
Imágenes eidéticas, 38. Laborterapia (ver Ergoterapia),
... ,,..,,+A.......+.;,..,." ".lQ
r~~·~r··--~, "'"'" Largactff, 144, ZW, 332, 374, 376.
Imbecilidad, 190-192, 331, 426. Legislaciónespañola, 418-420, 426, 427,
Impotencia, 350, 351, 358. 430, 431, 432.
Impulsos y actos compulsivos, 51, 52, peruana, 423, 424, 427, 431.
118.. Letargia (ver Hipersomnia).
homicidas, 107, 108. Leucotomía, 332, 376.
insensatos, 103, 104. Librium, 376.
irresistibles, 103-109. Locura a dos, 116.
sistemáticos, 104. Logoclonía, 110.
Incapacidad civil, 423-426. Logorrea, 49.
Inconsciente, 22, 23. Logoterapia, 402.
Indiferencia anormal, 164. LSD (ver ácido lisérgico).
a los rigores externos, 89. Luminal, 323, 376.
Inestable (personalidad). 342.
Influencia del ambiente sobre el carác-
ter, 207, 208. M
Influencias nocivas de orden físico,235,
236. Macropsia, 34.
de orden psíquico, 237. Madurez sexual precoz, 352.
{nii.ioiciún u'ei devenir suójenvo, í39. Malacia, 94.
Inhibición recíproca, 398, 399. Malestar físico, significación médica,
Inseguro (personalidad del), 341. 74, 75.
Insomnio, 95, 96, 303. Manía (ver Psicosis maniacodepresiva).
Inestablidad de la atención, 164. Manía a potu (ver Embriaguez patol6gica).
Instinto (ver Tendencias instintivas). Maniático de la notoriedad (persona-
Insulinoterapia, 297, 298. lidad del), 342.
Inteligencia, anormalidades, 183-203. Masoquismo, 357.
madurez tardía, 187, 188, 194. Médico y paciente, relación, 381-385.
mengua de la fecundidad, 196. Medicina psicosomática, 72-80, 361,
precocidad, 187. 362, 384, 385.
Interrupción del embarazo, 431, 432. Melancolía (ver Psicosis
Intoxicación exógena, 247. maniacodepresiva).
Introspección, 20. de involución, 265.
Invalidación de lo acaecido, 140-143. Meleril, 297, 376.
Investigación de la familia, 232. Memoria, anormalidades, 149-160.
Involución y anormalidad psicosexual, de evocación, 158, 159.
352. Mentalidad senil, 198.
psicosis, 263-266. .Mesalinísma, 35~L
Irritabilidad (personalidad), 342, 343. Mesantoína, 323.
Iteración anormal, 110-112. Mescalina y esquizofrenia, 295, 296.
ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 455
•
ÍNDICE DE ALFÁBETICO DE MATERIAS 457
Taboparálisis, 258.
Taractán, 309, 374. z
Tecnoterapia, 402.
Tempera.mento ciclotímico, 206. Zarontin, 324.
esquizotímico, 207. Zoofilia, 358.
viscoso, 207.
Temporalidad y estructura subjetiva,
144-147.
Temposil, 2.78.
Tendencias instintivas, anormalidades,
83-99.