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DEFINICIÓN:
El contrato agrario se puede definir como: “la relación jurídica convencional que
consiste en el acuerdo de voluntad común, destinado a seguir los derechos y
obligaciones de los sujetos intervinientes en la actividad agraria, con relación a
cosas o servicios agrarios “, más claro aún con relación a la actividad agraria o
empresarial.
El contrato se individualiza y se define a través del esquema legal que lo disciplina
o bien por las reglas que establecen las partes como ordenamiento propio. En
principio este contrato se le conoce como tal, distinto al contrato civil o mercantil,
aunque tenga su origen en el contrato general, pero cuando surge el Derecho
agrario a este contrato además de ejercer el goce y disfrute de la tierra, se le une
al poder de gestión de los medios de producción.
Los contratos agrarios poseen elementos estructurales comunes e
individualizables, a pesar diferencias que presenta entre ellos. La efectividad, la
consensualidad, y tipicidad, la comunidad de fin o fin común, y la duración de
alguno de sus elementos.
En los contratos bilaterales, no se admite que una de las partes pueda exigir la
prestación de la otra mientras esta no haya satisfecho la propia.
Son aquellos para cuya validez no se requiere la observancia de una forma, sino
únicamente el consentimiento de las partes, presentes, ausentes, y ya lo
manifiestan de modo expreso o tácito.
La importancia de una bolsa de productos en nuestro país está dada por varios
factores como son: la estandarización de los productos; la fijación de precios por la
oferta y la demanda, formándose de manera transparente; una información
oportuna para las decisiones de los agentes económicos; reducción del número de
intermediarios mejorando el margen de ganancia de los productores;
financiamiento a los productores y acopiadores; asegura el cumplimiento de las
operaciones; oportunidad en la entrega; solución ágil de controversias; y , creación
de nuevos instrumentos financieros.
· Mejorar los márgenes de ganancias para los productores, obteniendo por sus
productos precios acorde con el mercado, programando su producción y
obteniendo el financiamiento que necesita.
Interesa desarrollar una teoría general de los contratos agrarios, por cuanto la
teoría de los contratos en general, desarrollada en el derecho civil, no explica la
especialidad de este subconjunto de contratos, tampoco desarrolla el concepto de
“agrariedad”, insito en esta clase de vínculos jurídicos que se dan en este sector
de la actividad económica.
Creemos, tal como lo expresara el Dr. Eduardo Pigretti, que “los contratos agrarios
constituyen un reflejo cierto de lo que está pasando en el campo. De ahí su
enorme valor como fuente del derecho agrario, ya que las leyes van
oportunamente a regular estas relaciones jurídicas nacidas de las reales
necesidades de los productores agropecuarios.
Y también nuestros jueces deberán resolver sobre ellos, teniendo en cuenta no
sólo la legislación sino también las costumbres y usos rurales, a los cuales las
normas agrarias asignan una especial validez, por cuanto son fruto espontáneo
del trabajo y de la libertad, en el marco del quehacer de agricultores y ganaderos
que por ellos se obligan.”
Los contratos no son agrarios porque tengan la misma causa genérica, sino
porque es posible delimitar denominadores comunes, objeto de tutela jurídica,
como por ejemplo los intereses de la producción agropecuaria, que es en definitiva
lo que les concede a todos una misma causa.
Por ello interesa desarrollar la hipótesis de especialidad de los contratos agrarios,
a fin de encontrar principios y caracteres propios, que los agrupe como un
subconjunto de relaciones convencionales, independientemente de las
coincidencias de caracteres comunes a toda relación contractual.
DESARROLLO
A partir de este análisis, se demuestra la existencia de otros requisitos esenciales
de existencia, pero sólo presentes en los contratos agrarios, lo que permite
confirmar la hipótesis de la especialidad, por cuanto los contratos agrarios
formarían un subconjunto, en el marco de los contratos en general.
Este ámbito propio, del cultivo o cría de animales y vegetales que constituye la
producción agraria, es en definitiva la finalidad de estos contratos. En el ámbito del
derecho privado, estamos en presencia de la absoluta libertad de acuerdos
posibles entre las partes.
fruti hortícola; sin dejar de recorrer tal análisis por los contratos agrarios atípicos,
no regulados, como por ejemplo los contratos accidentales o de breve término o
algunos contratos forestales, entre otras convenciones de utilización cotidiana en
el sector.
El trabajador agrario recibe todas las prestaciones del Seguro Social de Saludos.
El aporte es de cargo del empleador en caso de trabajadores dependientes y
equivale al cuatro por ciento (4%) de la remuneración mensual. Tratándose de
trabajadores independientes, el aporte es de cargo del propio trabajador y será de
cuatro por ciento (4%) de la Remuneración Mínima Vital.
El trabajador agrario debe comunicar al empleador, dentro de los diez (10) días
siguientes a su ingreso, su decisión de Incorporarse al Sistema Privado de
Pensiones o al Sistema Nacional de Pensiones; o en cualquier momento durante
la vigencia de la relación laboral, podrá comunicar a su empleador su decisión
detrasladarse a otra AFP, o en el caso de estar afiliado al Sistema Nacional de
Pensiones, solicitar su traslado al Sistema Privado de Pensiones.
la indemnización por despido arbitrario
CONCLUSIONES
El desafío es, desarrollar adecuadamente el desarrollo de estas figuras
contractuales que acompañan los cambios en las voluntades negóciales, que se
dan en el sector agrario. Este recorrido nos dará la conformación de fuertes
perfiles actuales en las convenciones que serán incluidas.
Por cuanto estamos seguros que los contratos agrarios se constituyen como una
verdadera categoría jurídica, que la legislación incluso refleja consagrándolos
normativamente.
AUTOR:
MANUEL RISCO CH.
palolo_@hotmail.com