Está en la página 1de 407

Las tres caras de la mente

El desarrollo de las inteligencias mentales,


emocionales y del comportamiento

Elaine de Beauport con Aura Sofía Díaz


1a edición: abril 2008
1a reimpresión: marzo 2009
© Editorial Alfa, 2008

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita
de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la
reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos
la reprografía y el tratamiento informático.

Alfa Grupo Editorial

Apartado 50.304. Caracas 1050, Venezuela


Telf.: [+58 212] 762.30.36 / Fax: [+58 212] 762.02.10
e-mail: contacto@editorial-alfa.com
www.editorial-alfa.com

ISBN: 978-980-354-223-8
Depósito legal: lf5042008150345

Diseño de colección
Ulises Milla Lacurcia

Diagramación
Rocío Jaimes

Corrección
José Delpino

Impresión
Editorial Melvin C.A.

Prínted in Venezuela
EDITORIAL ALFA
Las tres caras de la mente

El desarrollo de las inteligencias mentales,


emocionales y del comportamiento

Elaine de Beauport con Aura Sofía Díaz


LISTA DE ILUSTRACIONES

Fig. 1. Axón y dendrita 36


Fig. 2. Las dos fases del proceso del pensamiento racional 48
Fig. 3. El cerebro límbico 108
Fig. 4. La visión y el cerebro límbico 114
Fig. 5. Diagrama simplificado del sistema nervioso autónomo 118
Fig. 6. El territorio de las emociones138
Fig. 7. Relación del sistema límbico con el sistema inmunológico, el sistema endocrino
y el sistema nervioso autónomo 167
Fig. 8. Una escala emocional171
Fig. 9. Cuando tu poder está bloqueado 173
Fig. 10. Sistema aferente y eferente. Circuito piel-cerebro-acción 242
Fig. 11. Sistema reticular activador 245
Fig. 12. El aprendizaje y el comportamiento como una onda repetitiva de
movimiento…. 249
Fig. 13. La onda básica 277
Fig. 14. El perfil de energía 290
Fig. 15. El zodíaco humano 336
LISTA DE EJERCICIOS

Para la inteligencia racional


De los planes a la acción 54
La matemática personal o la autoestima continua 55

Para la inteligencia asociativa


Construyendo significado 71
El pensamiento apreciativo 72

Para la inteligencia espacial


Desarrollando tu inteligencia espacial-visual 84
Previsualizar 87

Para la inteligencia intuitiva


La práctica diaria 101
La preparación consciente para la inteligencia intuitiva 102

Para las emociones


La meditación del sentir 127

Para la inteligencia afectiva


¿Dónde dejé mi energía? 159
El portero 160
Cielo o infierno 161
Enfoque y desenfoque: herramientas mentales para la conciencia 161

Para la inteligencia de los estados de ánimo


Las escalas de energía emocional 171
¿Cuál es el mensaje? 181
Sentir la tristeza y salirse de ella 181
Pensamiento de pérdida versus sentimiento de amor 184
De la tristeza al deseo185
De la tristeza al reconocimiento o el entierro en el corazón 185
La defensa contra la rabia de otro 187
Cómo salirte de la rabia 188
Cómo expresar la rabia en privado 189
Expresar con la intención de negociar 190
Sanar la rabia 192

Para la inteligencia motivacional


Los fósforos 212

Para el cerebro básico


Interpretación de los sueños 273
La autoobservación 274

Para la inteligencia básica


El perfil de energía 289
Para la inteligencia de los patrones
Descubriendo tus patrones 305
En busca de patrones heredados 306
Desatar las raíces 308
Desarrollemos nuevos patrones 310

Para la inteligencia de los parámetros


Cambio de un comportamiento 332
Honrar la vida 338
TABLA DE CONTENIDO

Lista de ilustraciones 4
Lista de ejercicios 5
Agradecimientos 11
Prefacio 15
Introducción 21

Primera parte. La inteligencia mental: pensar, imaginar, intuir y el cerebro


neocortical
Capítulo 1. Red de posibilidades 33
Capítulo 2. El cuidadoso proceso de la comprensión 45
Capítulo 3. Dar significado a tu mundo 57
Capítulo 4. Sintetizar las conexiones 73
Capítulo 5. El viaje a vibraciones finas de realidades cuánticas 91

Segunda parte. La inteligencia emocional: el deseo y el cerebro límbico


Capítulo 6. La exploración del cerebro límbico 107
Capítulo 7. Una nueva mirada a las emociones 121
Capítulo 8. A través del territorio límbico 137
Capítulo 9. El amor: la inteligencia afectiva 147
Capítulo 10. Las ondas altas y las ondas bajas 163
Capítulo 11. Enciende tu propio fuego 199
Capítulo 12. La inteligencia emocional y las aberturas de tu cuerpo 217

Tercera parte. La inteligencia del comportamiento: la existencia y el cerebro básico


Capítulo 13. Traspasemos el umbral del inconsciente 239
Capítulo 14. Características del comportamiento reptil 253
Capítulo 15. Los lenguajes del cerebro básico 265
Capítulo 16. Vivir con la vida 277
Capítulo 17. Viviendo tu herencia 299
Capítulo 18. Dar sustento a lo que amamos 323
Capítulo 19. La inteligencia del comportamiento y sus aperturas 347
Conclusión. Hacia la conciencia plena 361
Resumen de las diez inteligencias 381
Bibliografía 391
Este libro está dedicado a la presencia de la energía
en toda vida.
Con la esperanza de que la energía se convierta en
el lenguaje común que nos una y permita a cada
uno de nosotros apreciar y orquestar nuestras
diversas inteligencias a favor de la vida.
11

AGRADECIMIENTOS

Antes que nada, quiero agradecer a mis dos hijos Patrície y Pierre de Beauport
su continua compañía. Sin ellos no me hubiera inspirado a buscar los múltiples caminos
del desarrollo humano reflejados en este libro. Estoy en deuda con ellos por su
paciencia y sentido del humor durante esta larga exploración. Han enriquecido mi vida
con su presencia y junto con sus familias espero tener nuevas aventuras.
Estoy especialmente en deuda con Paul MacLean por sus largos años de
investigaciones científicas que me hicieron posible entender los diferentes procesos
humanos en relación con su investigación al elaborar una estructura triuna del cerebro.
Mary Schmitt fue quien atrajo mi atención a la investigación de MacLean y dio
respuesta a mis interminables cuestionamientos. Su amor por la vida y su conocimiento
de la neurociencia me inspiraron el interés en el estudio del cerebro.
Otros grandes maestros me permitieron experimentar las diferentes capacidades
humanas involucradas en este modelo de múltiples inteligencias:
Jacinto Validado, filósofo español, quien me ayudó a creer en el poder de mi
mente.
Ross Hainline, terapeuta junguiano, quien me ofreció una guía cuidadosa para
mi vida y me abrió al mundo de los sueños.
John Lilly, gran explorador de estados de conciencia, quien abrió el mundo más
pequeño de mí misma.
Jean Houston, filósofa y comadrona del ser humano en las múltiples presencias
del espíritu, me brindó su energía mítica, que me permitió experiencias claves en el
desarrollo de mi vida y en el concepto del ser humano como energía.
Michaeleen Kimmey, cuya dedicación a los rangos emocionales me abrió la
capacidad de encontrar el camino de sentir cuidadosamente en esta tierra y distinguir
entre las vibraciones de pensar y las de sentir.
12

Sue Bender, terapeuta gestalt y de análisis transaccional, quien me condujo a


darme cuenta de las transacciones de la energía involucradas en mi propio
comportamiento.
Dorothy Smith y Carmen de Barraza, quienes con su presencia dieron testimonio
del rango intuitivo y psíquico.
Quiero enviar mi agradecimiento a aquellos que participaron en la creación de la
Escuela Mead para el Desarrollo Humano, experiencia que me permitió observar muy
de cerca las diversas capacidades de los niños, lo que me motivó, a su vez, en la
búsqueda de una explicación más completa del desarrollo humano.
Quiero agradecer a los que apoyan la existencia del Smith College, un sitio para
el aprendizaje tan importante en mi vida y a quienes me ayudaron personalmente, en
especial Alien Burr Overstreet, Gwendolyn Cárter, Mary Mensel, Allison Cook y Helen
Kirkpatrick Millbank.
Quiero agradecer a Catherine Ogilvy su apoyo para mis estudios doctorales en
los que inicié las investigaciones para este libro.
Muchos otros fueron colaboradores en el desarrollo de cursos basados en la
información presentada en este libro:
Jane Prettyman ofreció sus habilidades extraordinarias para escribir e ilustrar, así
como su iniciativa y su perspectiva de la condición humana.
Sylviane Sans brindó su sensible y continua asistencia en los primeros talleres de
Múltiples Inteligencias y Self Care, y su capacidad artística en la creación de las
banderas y el material de apoyo que ilustra los tres sistemas cerebrales.
Gail Weissman y Carol Nicol por su visión y soporte durante los tres años en el
Centro Médico Mount Sinai de Nueva York, que hicieron posible desarrollar muchos de
los ejercicios y conceptos involucrados en este libro. También aprecio la insistencia de
Annette Vallano en la creación del primer curso de Self Care y su asistencia en la
enseñanza de los cursos en ese Centro Médico.
Althea Whyte por sus muchos años de dedicación para hacer cualquier cosa
necesaria, desde grabaciones y mecanografía sin fin, hasta una selección sofisticada de
música para mis talleres de trabajo.
Manuel y Beatriz Kohn por la bondad y apoyo sin límites que me ofrecieron en
Nueva York.
Y los últimos, que también son los primeros: todos los que han estado conmigo
en el estudio y la exploración de la energía y nuestros tres sistemas cerebrales. Ha sido
la presencia y el amor de ustedes, quienes por tantos
13

años han estado cerca y entusiastas de este trabajo, lo que me ha motivado


continuamente.

En la preparación directa de este libro queremos expresar nuestro


agradecimiento a las siguientes personas del Instituto Mead de Venezuela, quienes con
su efectividad, decidida actitud y múltiples inteligencias puestas a favor de este
proyecto, hicieron posible la aparición de esta versión corregida y aumentada, traducida
al español:
María Eugenia Yanes por su asistencia invalorable en la traducción de este y otro
material.
Luis Camejo por su enorme paciencia, su creatividad y talento artístico en la
creación de las ilustraciones, su diagramación y su amor por este trabajo.
Cecilia Vicentini por su lectura, traducción, corrección y claros aportes.
Nora Ovelar por su continuo interés, su revisión del texto y su apoyo para que
este libro llegara a ser realidad.
Gisela Díaz por su traducción y exactitud con las palabras.
María Auxiliadora Torrealba, Yrmgard Cosson y Esther Kaswan por su apoyo y
revisión del texto.
Agradecemos especialmente a Cristina González por su conocimiento e interés
en el tema, su amor por la palabra y su voluntad para dedicar horas preciosas a la
edición final de este libro.
Las palabras no definen adecuadamente la participación de Aura Sofía Díaz en la
realización de este libro. Ella fue el motor que lo hizo nacer. Su perspectiva y sus ideas,
basadas en sus sentimientos y en su experiencia en el trabajo con seres humanos, así
como sus muchos años de estudio de terapia individual y de familia con Virginia Satir,
hicieron sus contribuciones invalorables. Me ayudó a aclarar y elaborar muchos
conceptos que de otra forma hubieran quedado en la oscuridad. Es gracias a su
capacidad de captar la visión total tanto como los detalles, es gracias a su sensibilidad a
mis rebeliones esporádicas y también gracias a su amor por la humanidad que existe
este libro. Estoy eternamente agradecida por su presencia y su colaboración.

Caracas, abril 2008.


15

PREFACIO

Este libro, uno entre la media docena realmente importantes que he leído en mis
cortos setenta años, podría ser una destacada obra de vanguardia, en los crecientes
intentos de nuestra especie para hacerse consciente de sí misma. Con una destacada
simplicidad y claridad, de Beauport abre ante nosotros un cofre de tesoros, pleno de
insights sobre el trabajo de la mente, tal como han sido revelados a través de las
investigaciones actuales realizadas sobre el cerebro-mente. El libro contiene unos
ejercicios sencillos para convertir esa información en conocimiento transformativo
propio de cada quien. Por trabajos de esta naturaleza (y estatura), vislumbro la
posibilidad de que emerja nuestra sombra y se proyecte, en un profundo proceso
evolutivo, la esencia mítico-religiosa, con todas sus guerras y terrores, y nos ubique en
la entrada hacia la luz, hacia una plena conciencia de nosotros mismos y de nuestro
propio poder. El verdadero final de nuestra niñez y la entrada a la madurez.
De lograrse, gran parte del crédito por este cambio recaería en la ciencia, y en su
ausencia, en interpretaciones de autores tales como de Beauport y Díaz. A pesar de que
la ciencia como actividad nos ha provisto de amplios medios para nuestra destrucción
individual o global (medios que parecemos ansiosos de emplear al máximo), también
nos ha proporcionado un conocimiento de nosotros mismos nunca antes a la disposición
y, ciertamente, no con el nivel de generalidad con que lo interpreta este libro (del cual
debemos aprender y al cual debemos utilizar para sobrevivir).
Muchos de los descubrimientos científicos permanecen fuera del dominio común
debido a su complejidad y a la generalizada indecisión de los científicos para hacer
declaraciones u observaciones filosóficas o «metafísicas» sobre sus propios trabajos. De
Beauport llena esta brecha comunicacional con una cascada de brillantes observaciones,
síntesis, y pautas funcionales para aplicación personal. Ella presenta estos hallazgos de
forma tan clara y lógica como para satisfacer cualquier crítica académica, mientras que
a la
16

vez nos conduce e ilumina sobre asuntos no científicos tales como el espíritu humano.
Entre las investigaciones que contribuyen a este cambio evolutivo está aquélla
dirigida al cerebro-mente; así como aquéllas sobre la dinámica corazón-cerebro (el
corazón surgiendo como una inteligencia muy importante en nuestra experiencia), el
desarrollo del niño, la energía «no-local» de la física cuántica, y su corolario, el
descubrimiento de los «campos de inteligencia» no localizados, sobre los cuales nuestro
cerebro dibuja para configurar nuestra experiencia vital. De Beauport es versada en
estas disciplinas, con la excepción del novísimo, ampliamente desconocido y más
extraordinario de todos los descubrimientos hasta la fecha, la dinámica corazón-cerebro
(tal como es sintetizada plenamente por el The Institute of HeartMath*). Lo que me
intriga, sin embargo, es que la autora esté verdaderamente familiarizada con la
inteligencia del corazón en sí, por medio de su propia comprensión intuitiva y
experiencia, aunque ella no la denomina ni la describa en un lenguaje tan directo y
formal como lo hace The Institute of HeartMath.
Entonces, Las tres caras de la mente dibuja y elabora desde aquellas áreas de la
investigación sobre el cerebro que abren nuevos panoramas acerca del entendimiento y
potencial humanos. Entre las áreas más importantes de dicha investigación, yo
enumeraría la teoría de Karl Pribram de que el cerebro funciona traduciendo desde un
«reino de frecuencias que no está en el tiempo-espacio», un reino desde el cual es
descifrada nuestra experiencia de un mundo de tiempo-espacio. De Beauport,
habilidosamente, incorpora este «aspecto de la frecuencia» de la función cerebral a sus
propias presentaciones creativas, al igual que incorpora otro aspecto relacionado, el de
las energías no locales de la física cuántica. Igualmente importante para el trabajo de
interpretación del cerebro es la teoría del «campo neural» de Gerald Eddleman, la cual
explica cómo los «mapas sensoriales» del cerebro se desarrollan (información crítica
para nuestra comprensión del desarrollo del niño). Por último, pero no menos
importante, tenemos la «naturaleza triuna» del cerebro y el comportamiento, como el
neurocientífico Paul MacLean la presenta en su vida y obra, que arroja tanta luz sobre el
desarrollo del niño y la naturaleza humana en general como ningún otro trabajo
contemporáneo. A la luz de
17

su profunda importancia, el trabajo de MacLean me parece lastimosamente ignorado,


así que somos afortunados por partida doble de que aquí, en Las tres caras de la mente,
de Beauport entreteja brillantemente la riqueza de investigación de MacLean en una
asombrosa trama psicológica, filosófica y espiritual, que nos ofrece no sólo una senda
simple y poderosa para la auto-transformación, sino una oportunidad para crear un
sistema educativo que verdaderamente guíe al niño a «adentrarse en el conocimiento»,
un conocimiento que podría transformar la sociedad.
Expresado escuetamente, estas fuerzas creativas que siempre hemos proyectado
fuera de nosotros hacia nubes-musas, dioses-diosas, demonios-ángeles, sinos-destinos,
consideradas históricamente como más allá de nuestro control, que no sea bajo la forma
de súplica, sacrificio o adoración, están ahora siendo reveladas como de carne y hueso,
formando parte de nuestro sistema genético de cerebro-mente-cuerpo, generadas desde
adentro y a través de las imponentes complejidades de nuestro sistema mente-cerebro-
corazón-cuerpo. Son claras las indicaciones de que estos poderes anteriormente
proyectados son «internos» más que externos, lo que nos hace finalmente responsables
de ellos y por ellos.
Esto no implica que al descubrir tales fuerzas «dentro» (no-localizadas sería un
término más preciso), lleguemos a justificarlas o a lograr el control sobre ellas como
tecnología. Nada de eso. «Ser responsable por», no significa «poseer» o «ser el creador
de». Porque, mientras más descubrimos acerca del sistema cerebro-mente, más
asombroso y misterioso se hace, particularmente cuando nos encontramos la no-
localidad y sus «reinos de la frecuencia» en los cuales nuestra mente-cerebro dibuja y en
los cuales el corazón juega el rol central. No quiero decir que estamos ganando o, aún
más, que deberíamos ganar el «control» sobre estos procesos creativos. Pero, tal como
este libro demuestra claramente, podemos, y por nuestra supervivencia debemos,
aprender y desarrollar respuestas bastante más cooperativas frente a esos procesos
«autónomos» de las que hemos tenido en nuestro pasado de sonambulismo, cuando los
proyectábamos como entes y poderes externos.
Plantear que tal comprensión y utilización pueda comenzar en cualquier período
de la vida, y traer cambios profundos a nuestra conciencia y comportamiento, es uno de
los atractivos de este libro. Nuestras primitivas proyecciones-aplicaciones y/o esfuerzos
por «dominar» la naturaleza nos han fallado igualmente. Mientras tanto, los medios para
ganar un verdadero «dominio sobre el mundo» (una propuesta con dos milenios de
gestación) están listos para aparecer en nuestras vidas personales.
18

Las implicaciones de las investigaciones sobre el cerebro, particularmente


aquellas que se centran sobre las emociones y el corazón, son radicales; sin embargo,
representan un verdadero salto cuántico desde nuestras imágenes convencionales sobre
el yo y el mundo. Una nueva imagen se está formando, aunque captada borrosamente
por algunos miembros dispersos de la comunidad científica, la academia, o el público en
general. Tal vez la magnitud de la separación entre el viejo y el nuevo paradigma
explica también el resurgimiento fundamentalista que tiene lugar hoy en día, con sus
claras polarizaciones, su inhabilidad para soportar la ambigüedad, sus anhelos por
preceptos antiguos y certezas bien fundamentadas que nos relevan de responsabilidad
-en efecto, constituyen un regreso a la niñez, porque nosotros instintivamente
retrocedemos ante las incertidumbres de lo desconocido que trata de surgir-. Aún dentro
de las ciencias, la escisión entre los viejos y nuevos paradigmas es un asunto de debates
apasionados, mientras que dentro de la mayoría de las disciplinas no hay debate, ya que
hay aún muy poca conciencia de lo que está implícito o de lo que está sucediendo.
Todo esto hace destacar la importancia del trabajo que aquí se presenta. No
tengo manera de resumir o sugerir la riqueza de las diez inteligencias que presenta de
Beauport, salvo diciendo que un lector conocedor no haría bien en pensar que su trabajo
es apenas una extensión de «las múltiples inteligencias» de Howard Gardner (las cuales
han resultado tan populares y tan distorsionadas). Las inteligencias que de Beauport
explora surgen de su comprensión de la estructura triuna de nuestro cerebro-mente y de
sus múltiples formas de interacción. Si estamos dispuestos a mirar, ella sostiene ante
nosotros un espejo extraordinariamente preciso de nosotros mismos. Más positivamente,
ella muestra, por medio de sus ejercicios, cómo podemos traer a nuestra conciencia, y
así aprender a hacerle un seguimiento, a esas hasta ahora automáticas reacciones que
nos han llevado a nuestra pesadumbre crónica. Tal como The Book of Common Prayer
ha lamentado por siglos: «...habiendo hecho esas cosas que no hemos debido hacer y
dejando de hacer aquellas cosas que hemos debido hacer... no hay salud (o totalidad) en
nosotros». Precisamente por la naturaleza triple de nuestro cerebro, hemos sido una casa
dividida contra sí misma. Las próximas páginas pueden traer orden a nuestra casa.
La riqueza de este libro ha sido, para mí, una aventura y un reto para la mente y
el espíritu. Sólo la sección sobre «la inteligencia asociativa» por sí misma hace que
valga la pena este libro, pero ésta no es sino una de sus muchas revelaciones igualmente
gratificantes. Este no es un libro para ser
19

leído como hipótesis entretenida de «los potenciales humanos» ni sólo como


información, sino para ser vivido, contemplado, trabajado, aún cuando, o
particularmente porque invada los límites de la imagen de nosotros mismos y genere
incomodidad.
Seguramente este libro tiene acompañantes con méritos semejantes, aunque
desde diferentes escenarios mentales y diferentes disciplinas, cada cual complementa y
fortalece al otro. Aquéllos que para mí son de mayor importancia y más cercanos en
espíritu al de Elaine de Beauport son Journey of the Heart, de John Welwood; Finite and
Infinite Gantes, de James P. Carse; y las publicaciones y los programas de
entrenamiento del Institute of HeartMath. También tiene mucha resonancia para mí la
historia fascinante de Chris Mercagliano Makinglt Up As We Go Along sobre el Albany
Free School. Curiosamente, todos estos trabajos, tan ampliamente dispares en su
aproximación, contenido y textura, apuntan, como lo hace Las tres caras de la mente,
hacia un renacimiento singular de la mente y el espíritu, generándose por doquier. Por lo
tanto, tenemos fácilmente disponible aquí, como lectores que anhelan crecer y
expandirse en espíritu y conocimiento, una rica vena de oro, y yo los insto a sumergirse
en la riqueza, a responder con verdadera intención a lo que se nos ofrece, y cosechar
abundantes y ricas satisfacciones.

Joseph Chilton Pearce


Notas

* The Institute oh HeartMath. P.O. Box 1463, 147000 West Park Avenue. Boulder
Creek, CA 95006. Teléfono 001-408-338-8700.
21

INTRODUCCIÓN

Es que nuestra conciencia normal, la que tenemos cuando


estamos despiertos, la que llamamos conciencia racional,
es solamente un tipo especial de conciencia, mientras que
a su alrededor, separadas de ésta por pantallas más
transparentes, yacen formas potenciales de conciencia
completamente diferentes... ningún cómputo del universo
en su totalidad puede ser definitivo mientras deje de lado
éstas otras formas de conciencia...

WILLIAM JAMES Las variedades de la experiencia religiosa

James estaba en lo correcto. Ya no podemos seguir desconociendo esas formas


de conciencia diferentes de la conciencia normal que experimentamos cuando estamos
despiertos. La etiqueta «inconsciente» oscurece nuestra visión, limita nuestras
capacidades, nos separa de las profundas experiencias religiosas, e ignora el
descubrimiento de que somos sistemas de energía guiados tanto por procesos artísticos y
espirituales como por procesos racionales, y por dos sistemas cerebrales más profundos,
aún poco comprendidos fuera del ámbito médico o científico.
En este libro yo he sondeado el velo del inconsciente y he examinado
investigaciones recientes para ofrecer diez caminos de conciencia e inteligencia, sendas
que creo cada ser humano necesita para explorar la inmensidad de nuestro universo así
como la profundidad de nuestro ser individual y nuestra vida diaria. Esos diez caminos
están basados en mis propias exploraciones, en mis 43 años de experiencia enseñando a
personas de todas las edades el nuevo paradigma dilucidado por la nueva física y por las
investigaciones sobre el cerebro, realizadas principalmente por Roger Sperry y Paul
MacLean.
Hasta el año 1981 la inteligencia humana era considerada primordialmente una
inteligencia racional y, desde la perspectiva de la investigación sobre el cerebro, esta
inteligencia ocurría en el hemisferio izquierdo de la neocorteza. El investigador Roger
Sperry ganó el Premio Nobel de Medicina en 1981 al descubrir que el hemisferio
derecho de nuestro cerebro también contribuye a la inteligencia humana. Aun así, su
trabajo se refería sólo a los dos hemisferios de la neocorteza sin mencionar las
importantes estructuras cerebrales que yacen justo debajo de ella. Para abrir caminos
hacia lo que ha sido llamado «el inconsciente», las investigaciones sobre el cerebro de
Paul MacLean, han sido fundamentales.
22

MacLean, recientemente fallecido, fue científico sénior del Instituto Nacional de


Salud Mental en Bethesda, estado de Maryland, Estados Unidos; en 1972 era el jefe del
Laboratorio de la Evolución del Cerebro y Comportamiento del mismo instituto. Según
MacLean, el cerebro está conformado por tres estructuras diferentes que desempeñan
tres funciones distintas: el sistema neocortical del pensamiento y la imagen; el sistema
límbico, que se encuentra debajo de la neocorteza y el cual nos permite desear y sentir;
y debajo de estos dos, una tercera estructura, el complejo-R, relacionado con el
comportamiento.
MacLean escribe:
Radicalmente diferentes en química y en estructura, y en un sentido evolutivo
separados por innumerables generaciones, los tres conjuntos neuronales constituyen una
jerarquía de tres cerebros en uno, un cerebro triuno... Dicho en términos populares, las
tres formaciones evolutivas pueden ser imaginadas como tres computadores biológicos
interconectados, cada uno con su propia inteligencia especial, su propia subjetividad, su
propio sentido de tiempo y espacio, su propia memoria, su propia función motora y
otras funciones. Técnicas anatómicas, químicas y fisiológicas mejoradas han permitido
una definición de las tres formaciones básicas, más clara de lo que había sido posible
antes. También han probado que las tres formaciones son capaces de operar, de alguna
forma, independientemente.
Además... la relación triuna implica que “El 'todo' es mayor que la suma de sus
partes, porque el intercambio de información entre los tres tipos de cerebro significa que
cada uno procesa una cantidad mayor de información que si estuviera operando por sí
solo”1.
Yo vi la presentación de MacLean del cerebro triuno constituido por tres
sistemas -física y químicamente tan diferentes y, sin embargo, interconectados en una
totalidad- como el mapa que necesitábamos para guiarnos hacia la plenitud de la
conciencia humana. Si existían dos sistemas cerebrales por debajo del nivel de
conciencia, entonces la pregunta del ser humano es ¿cómo tener acceso a estos sistemas
cerebrales más profundos y cómo guiar a otras personas en este proceso? Si cada
sistema contribuía a la totalidad, entonces ¿cómo cada uno de ellos podría ser educado y
traído a la concien-
23

cia humana? Me sentí interesada tanto en el funcionamiento independiente de cada


sistema como en el potencial impacto total de tres sistemas en una totalidad unificada.
Como resultado de los años empleados en la observación de los niños, yo supe
que existía una inteligencia emocional al igual que una del comportamiento, que serían
importantes de identificar y explorar si aspirábamos a mejorar la educación. En la
escuela que fundé, vi niños que superaron los famosos veinte minutos de atención
considerados la norma en muchos libros de texto. Cuando estaban enamorados de lo que
hacían y no había timbres que sonaran, se podían concentrar hasta por treinta o cuarenta
minutos seguidos. El amor y la emoción ciertamente tenían algo que ver con el
aprendizaje. Vi cómo los niños, cuando aprendían a manejar su rabia, eran capaces de
sentirse bien consigo mismos y'controlar su conducta. Cuando los ayudábamos con su
comportamiento en vez de tener expectativas o hablar del buen comportamiento, vi
cómo aprendían a actuar ayudando más que perjudicando. Yo supe que la conducta tenía
mucho que ver con la capacidad de seguir aprendiendo y si lograrían hacer algo
significativo con lo que estaban aprendiendo. Después de diez años de una observación
minuciosa, me di cuenta de que las emociones y la conducta eran claves. La
investigación de MacLean me permitió ir en busca de la inteligencia emocional y del
comportamiento en relación con las investigaciones sobre el cerebro, así como las
investigaciones de Sperry me permitieron ampliar el espectro de lo que era considerado
la inteligencia mental.
Con esta perspectiva, comencé a desarrollar y enseñar las diez inteligencias
presentadas en este libro a más de diez mil adultos en los Estados Unidos y
Latinoamérica. Los adultos encontraron sumamente útil la posibilidad de separar su
inteligencia emocional del comportamiento de las inteligencias mentales a las que
estaban acostumbrados. Saber que existían diversas estructuras cerebrales debajo de lo
que siempre habían considerado «el cerebro» los ayudaba a comprender mucho de su
propio comportamiento y dificultades emocionales así como las dificultades de aquellos
que trabajaban o vivían con ellos.
Tres enfermeras del Centro Médico Monte Sinaí de la ciudad de Nueva York
reportaron que ellas habían podido mejorar su relación con pacientes sumamente
disgustados que se habían convertido en inmanejables.
Después de aprender sobre el cerebro emocional y hacerse ellas más alertas de
sus propias historias emocionales, fueron capaces de comprenderlos y de no considerar
la rabia del paciente como algo personal contra ellas. Entraban y salían de la habitación
sin engancharse con la ira del paciente y
24

fueron capaces de tratarlo con amabilidad. Otro ejemplo fue el de la supervisora que,
teniendo dificultades con el manejo de sus subalternos, fue finalmente capaz de elaborar
una lista de todo lo que apreciaba en sus enfermeras. Sin perder la capacidad crítica de
su inteligencia racional, se movió hacia la inteligencia asociativa para asociarse con
aquello que la ayudaría a relacionarse con las personas que trabajaban con ella.
El cerebro es como una fiesta muy concurrida donde todos hablan a la vez.
Tienes la idea de que todos están diciendo algo importante, pero no sabes exactamente
qué es. Al tratar cada sistema cerebral de forma independiente más que como una
totalidad integrada, estamos en mejor capacidad de escuchar la conversación de cada
uno. Explorar las diferentes inteligencias nos enseña a enfocarnos sobre nuestras
emociones y nuestro comportamiento y cuándo cambiar el foco para utilizar nuestras
habilidades mentales reflexivas. Según la inteligencia en la que nos enfocamos,
podemos tener acceso a las diferentes estructuras del cerebro de forma independiente.
Cuando estoy con otra persona, puedo enfocarme sobre el pensamiento racional o
desplazarme a la imaginación; puedo disminuir el ritmo y dejarme afectar por la
persona, o actuar en cooperación con el otro sin tomar en cuenta lo que pienso o siento.
Es importante el acceso independiente a cada sistema cerebral.
Mientras tanto, podemos recordar que cada sistema no solamente es
independiente, sino también interactivo e interdependiente. Uno de ellos puede ser el
dominante, pero los otros dos siempre están involucrados. Mi tratamiento de cada
estructura cerebral de forma independiente no implica la negación de las
interconexiones obvias. Lo que sentimos afecta aquello que estamos dispuestos a pensar
o a hacer, y ciertamente lo que hacemos; afecta cómo nos sentimos y contribuye con
nuestros procesos de pensamiento como humanos reflexivos que somos.
Aún cuando estaba entusiasmada con las investigaciones sobre el cerebro, aún
me quedaba pendiente la espinosa cuestión de cómo tratar la predominante concepción
mecanicista del cerebro que, para mí, obstaculizaba una comprensión más compleja del
desarrollo humano y de la educación. Para trascender esta visión limitada del cerebro e
involucrarme en una búsqueda de la plenitud de la conciencia humana, tuve que ir más
allá de una descripción puramente fisiológica, hacia las investigaciones de la nueva
física. Según la nueva física toda materia es energía y la energía no se mantiene en un
estado fijo, sino mas bien en un estado de movimiento continuo. La materia del cerebro,
entonces, es energía y consecuentemente también está en movimiento continuo. En vez
de seguir investigando los detalles de
25

una manera cada vez más fina, hasta descubrir algunas características fijas y específicas,
tales como el cociente intelectual, el nuevo paradigma nos abre a la energía,
permitiéndonos así trabajar con las inteligencias como diversos procesos de energía en
continuo movimiento.
También tomé muy en serio la famosa fórmula de Einstein, E=M*C2, como una
invitación a ver toda la materia como energía: una roca, una planta, una serpiente, un
animal y los seres humanos. Hemos dividido el átomo y liberado su energía en forma de
un fuego destructivo. La fórmula que amenaza con destruirnos, podría ahora también
guiarnos hacia una visión mayor del aprendizaje humano. Ahora la energía nos ofrece
una perspectiva unitaria de toda manifestación de vida y, desde esta perspectiva
singular, podemos comenzar a apreciar las múltiples y diversas realidades. La fórmula
de Einstein, que se aplica a toda materia es por lo tanto aplicable a tí y a mí. Yo soy
igual a la materia multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado. Tu energía es
igual a tu materia multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado. Tú eres energía en
constante vibración.
Toda vida es energía. Yo soy energía y mi cerebro es energía y la energía es
vibración. ¿Qué tipo de vibraciones gobiernan mis estructuras cerebrales? ¿Qué tipo de
vibraciones me permitirán tener acceso a ellas? Resulta obvio que mi mano vibra a una
velocidad mucho menor que la de mis ojos, mi corazón a una velocidad a la de mi
pierna. Cada una de estas estructuras físicas es diferente y por lo tanto vibra a
velocidades diferentes. Debido a que las tres estructuras cerebrales son físicamente
diferentes, también deben vibrar a velocidades diferentes. La velocidad del proceso
racional del hemisferio izquierdo de la neocorteza no podría darme acceso a las otras
dos estructuras más profundas de las emociones y el comportamiento, que son
subyacentes a la neocorteza. Así pues, la búsqueda se dirigió a cómo descubrir los
procesos vibratorios que me darían acceso a las tres estructuras cerebrales diferentes,
para hacerme más consciente y conducir mejor las diferentes realidades de mi vida. Más
precisamente, considerando que el cerebro no es materia fija sino energía en continuo
movimiento, comencé a enfocarme en las diferencias físicas y químicas existentes entre
los sistemas cerebrales, para buscar cuáles serían los procesos que podrían darnos
acceso a más capacidades dentro de nuestro cerebro.
Los diez procesos resultantes de esta búsqueda toman en cuenta tanto las
principales características descritas por la investigación actual sobre el cerebro, como
las capacidades humanas que, por muchos años, he estudiado en los otros y en mí
misma. Las constantes investigaciones sobre el cerebro y su química sin lugar a dudas
arrojarán una nueva luz sobre el funcionamiento
26

del cerebro como totalidad de varios sistemas, o en referencia a cada uno de los tres
sistemas. Ciertamente una mayor investigación mostrará la interrelación de cada una de
estas estructuras, y espero que con ello se enriquezca cada inteligencia. Sin embargo,
independientemente de las investigaciones sobre el cerebro, siempre han existido el
pensamiento, el sentimiento y la actuación de los seres humanos. Las tres caras de la
mente han estado presentes en todas las culturas a lo largo de la historia. Las
investigaciones sobre el cerebro ahora nos aportan explicaciones, invitándonos a
hacernos más conscientes de estos tres elementos de nuestro ser.
Este libro trata al cerebro como un sistema de energía en vez de verlo como un
sistema de partes fijas. Percibido como energía, el cerebro nos abre a la propuesta de
diferentes procesos que vibran desde las ondas gruesas de lo finito hasta las ondas más
finas del infinito.
El reconocimiento del cerebro como un sistema de energía compuesto por
trillones de células también nos permite abandonar la búsqueda de un cociente de
inteligencia fijo para cada individuo. En la primera etapa del siglo pasado, nuestra
creencia en un sistema cerebral de características fijas, más que en un sistema cerebral
de energía, le dio soporte a todos esos años de mediciones que han hecho daño a los
individuos y han atormentado los sistemas escolares, para ser finalmente rechazados por
las autoridades más destacadas a medida que nos acercamos al final del siglo._2.
Hay estimaciones de que actualmente utilizamos sólo el diez por ciento de
nuestro poder cerebral. Sin embargo, sólo hemos formalizado un único proceso para el
acceso a nuestro cerebro y para aumentar nuestro poder cerebral: solamente la
inteligencia racional ha sido entrenada y validada. No obstante, en individuos diferentes,
podemos apreciar fácilmente las múltiples capacidades del ser humano -exquisitas
aptitudes visuales y musicales, sensibilidad espiritual, profundidad emocional, la
habilidad para actuar, moverse y sobrevivir—; todas ellas nos indican que en nuestras
capacidades humanas está involucrado mucho más que la inteligencia racional.
Muchas inteligencias están disponibles, latentes dentro de todas las estructuras
cerebrales, esperando por tu interés y poder de concentración. Cada una de ellas puede
ser aprendida y practicada tal como una vez aprendiste y practicaste el proceso racional.
Cada una puede abrirte a nuevos horizontes, a un aumento de la inteligencia y a una
mayor conciencia.
27

REDEFINICIÓN DE LA INTELIGENCIA

Las inteligencias mentales de la neocorteza

• La inteligencia racional: es el proceso por el cual percibimos información por


medio de conexiones secuenciales que involucran fundamentalmente el uso de la razón,
la lógica, la causa y el efecto.
• La inteligencia asociativa: es el proceso que nos permite percibir información a
través de conexiones múltiples, y que involucran principalmente el uso de la
yuxtaposición, la asociación y la relación.
• La inteligencia espacial visual y auditiva: es el proceso de percibir información a
un nivel más profundo, mezclando imágenes, sonidos u otras combinaciones percibidas
por los sentidos y por los sistemas cerebrales más profundos.
• La inteligencia intuitiva: es el conocimiento directo, sin el uso de la razón;
conocer desde adentro. -,

Las inteligencias emocionales del sistema límbico

• La inteligencia afectiva: es el proceso por medio del cual nos dejamos afectar
por algo o alguien; y desarrollamos la habilidad de acercarnos a una persona, lugar,
cosa, idea o situación.
• La inteligencia de los estados de ánimo: es la capacidad de entrar, mantenerse y
salir de cualquier estado de ánimo, sea la experiencia dolorosa o placentera.
• La inteligencia motivacional: es la capacidad de estar conscientes de nuestros
deseos, y de conocer lo que más nos emociona y nos mueve; la habilidad de guiar
nuestra vida en relación con lo que amamos.

Las inteligencias del comportamiento del cerebro básico

• La inteligencia básica: es la capacidad de movernos hacia algo o alejarnos de


ello; ser capaces de imitar o de inhibirnos ante algo o alguien en beneficio de nuestra
vida o la de los otros.
• La inteligencia de los patrones: es la capacidad de conocer los patrones que
gobiernan nuestro comportamiento y ser capaces de alterarlos cuando sea necesario.
28

• La inteligencia de los parámetros: es la capacidad de reconocer, extender o


transformar los ritmos, rutinas y rituales de nuestra vida.

Al estar conscientes de estas múltiples inteligencias, el nuevo pensador es como


un director de orquesta, que se concentra en la música de una sección, después de la
otra, y después de todas juntas. O el nuevo pensador es como un surfista que se monta
primero en una ola, y después en otra, moviéndose con las olas en continuo
movimiento.
Tú eres el director de tu cerebro. Los resultados que obtienes dependen de dónde
te concentras, si te enfocas o no. Al saber que tienes múltiples inteligencias para
escoger, puedes empezar a guiar tu vida enfocándote en la inteligencia más apropiada y
desenfocándote de la que encuentres inapropiada.
Para enfocarte y desenfocarte con efectividad es importante darse cuenta de que
cada inteligencia involucra un rango diferente de vibración de la energía. Por ejemplo,
el rango de vibración de la inteligencia de los estados de ánimo es diferente de la
energía que vibra en la inteligencia espacial-visual. El estado de ánimo de la rabia tiene
vibraciones gruesas de energía mientras que la visualización tiene una dimensión más
rápida y más fina. La vibración involucrada en la inteligencia asociativa cuando vemos
un atardecer, es diferente de las vibraciones lentas involucradas en la inteligencia
afectiva, en la cual paramos cualquier actividad para permitirnos ser afectados por el
atardecer. Las vibraciones aún mas finas son las que se relacionan con los fenómenos
psíquicos o la percepción extrasensorial involucrada en la inteligencia intuitiva. Cada
sistema cerebral es un sistema de energías que vibran en rangos que van desde la
energía más gruesa hasta la energía más fina, y de velocidades más lentas a más rápidas.
Los rangos gruesos se refieren a lo físico, visible y a veces tangible; los rangos más
finos se refieren a lo invisible, tal como es descrito en la espiritualidad y en la física
cuántica. Entre las realidades materiales más gruesas y aquellas espirituales o cuánticas
existen todas las variaciones de energía que podemos descubrir a medida que
aprendemos a activar los trillones de células que conforman el sistema humano cerebro-
mente-cuerpo. Cada inteligencia traza un camino a través de todo este inmenso
potencial energético de la mente humana.
Mi intención no es la de desacreditar la necesidad de un pensamiento racional,
lógico y crítico. Por el contrario, espero que a través de la clarificación de los otros
procesos mentales, el proceso racional no esté tan contaminado como lo está
actualmente en nuestra cultura. Hoy en día hay muchos otros procesos mentales que se
disfrazan de racionalidad, utilizando una lógi-
29

ca finamente velada para comunicarse a través de la razón, el único proceso intelectual


y socialmente aceptado. Los seres humanos, al igual que el proceso racional, se
beneficiarán cuando seamos capaces de identificar más claramente los límites de los
diversos procesos mentales. También podremos enfocarnos profundamente dentro de un
proceso mental y al mismo tiempo permanecer conscientes de que hay otros procesos
mentales que ignoramos.
¿Son estos diez procesos, diez caminos hacia la conciencia o diez inteligencias?
La respuesta es todo lo anterior. Cada proceso nos capacita para tener acceso a los
diferentes rangos vibracionales de las tres estructuras del cerebro. Este acceso diverso y
más profundo nos permite hacernos cada vez más conscientes de aquellas áreas de
nuestra vida que hasta ahora hemos considerado o aceptado como inconscientes. La
etiqueta «inconsciente» sirvió para enmascarar nuestra ignorancia de los procesos más
profundos dentro de nosotros. De allí surgen los diez caminos hacia la consciencia.
Cada camino también nos permite ganar más y más información acerca de nuestra vida
y de toda la vida que nos rodea. Con esta información nos hacemos no sólo
mentalmente inteligentes sino también emocionalmente inteligentes y
comportamentalmente inteligentes.
Cada inteligencia maneja una clase diferente de información. Por ejemplo, una
mujer puede ser inteligente en su proceso de pensamiento o de visualización y puede ser
muy ignorante en sus procesos emocionales. Es decir, ella puede ser incapaz de obtener
información sobre sus propios sentimientos o ser incapaz de tener acceso a la
información emocional relativa a las vidas a su alrededor. O un hombre puede ser
inteligente emocionalmente, pero ser incapaz de actuar, es decir, incapaz de integrar el
feedback de sus propias acciones o de las acciones de los demás. Cada uno de nuestros
sistemas cerebrales nos ofrece una información diferente. La inteligencia racional nos
ayuda a obtener información por medio de determinado proceso, pero excluye los otros
procesos para llegar a ser artísticamente inteligente, espiritualmente inteligente,
emocionalmente inteligente y conductualmente inteligente.
Percibirnos como sistemas de energía, con realidades e inteligencias múltiples,
en vez de percibirnos como entidades con una sola realidad y una inteligencia fija,
involucra un tremendo cambio en la conciencia humana. Nuestra búsqueda debe estar
orientada hacia el descubrimiento de todos los procesos mentales que puedan
electrificar nuestros cerebros y desarrollar nuestras capacidades. La investigación
científica nos invita hacia una complejidad exquisita. Nuestras respuestas deben ser
apropiadas. Necesitamos abrir nuestras mentes a una potencial abundancia mental y a la
libertad.
30

Considera a este libro como el inicio de la exploración de los trillones de células


que componen nuestro sistema humano cerebro-mente-cuerpo. Por favor, siéntete libre
de leerlo secuencialmente de principio a fin, o de abrirlo en el capítulo que te interese.
Puede que prefieras profundizar en una inteligencia, leyendo y practicando los
ejercicios, antes de continuar con las otras inteligencias. Si estás interesado en la
relación entre la fisiología del cerebro y la inteligencia, encontrarás un resumen al
principio de cada capítulo del libro.
En la primera parte encontrarás una explicación de las características de la
neocorteza, y de las cuatro inteligencias mentales.
La segunda parte trata sobre las características del cerebro límbico, propone un
nuevo acercamiento a las emociones y un mapa que te guía a través del territorio de las
emociones. Los capítulos sobre las tres inteligencias emocionales van seguidos por un
capítulo que describe la inteligencia emocional y las tres aberturas (nariz, boca, y
genitales) que afectan al cerebro límbico.
La tercera parte cubre las características y los lenguajes del cerebro básico,
también llamado sistema-R, cerebro reptil o cerebro del sistema nervioso. A
continuación de los tres capítulos sobre cada una de las inteligencias del
comportamiento, está la descripción de la inteligencia del comportamiento en relación
con las aberturas de tu cuerpo.
En la conclusión, bajo el título La acción individual, sugiero que ciertas
inteligencias pueden ser especialmente útiles en diversas situaciones de la vida. Por lo
tanto, puede ser que desees mirar la conclusión antes de decidir cómo leer este libro.
También propongo dos cambios teóricos, así como acciones sociales e individuales en
las que se pueden aplicar estas inteligencias para lograr una diferencia en nuestra vida
personal y colectiva.
Espero que disfrutes este libro y que lo encuentres útil como un manual de
referencia en el que puedas buscar las inteligencias y los ejercicios enunciados en el
apéndice, a medida que los necesites. También espero que los grupos
consideren,estudiar juntos este libro.
NOTAS

1. Paul D. MacLean, The Triune Brain in Evolution, New York, Pleum Press, 1990,
p. 9.

2. Para una descripción de otras inteligencias, ver Howard Gadner, Frames of


Mind: The Theory of Múltiple Intelligences, New York, Penguin Books, 1988.
31

Primera parte

La inteligencia mental: pensar, imaginar, intuir y


el cerebro neocortical
33

CAPÍTULO 1

RED DE POSIBILIDADES

LA NEOCORTEZA

Conocí a la neurofisióloga Mary Schmitt dos años antes de que Roger Sperry
recibiera el Premio Nobel de Medicina, en 1981, por sus investigaciones sobre la
inteligencia del hemisferio derecho. Schmitt me habló sobre los hallazgos derivados de
las investigaciones en la separación de los dos hemisferios cerebrales que venían siendo
reseñadas en las revistas profesionales desde 1979 y manifestó gran interés en la
Escuela Mead que yo había fundado en 1969. Ante la gran variedad de trabajos con
imágenes y trabajos creativos que se llevaban a cabo allí, así como los avances logrados
en asignaturas como matemáticas y ciencias, Schmitt se entusiasmó al considerar que
estos resultados surgían debido a la riqueza de nuestra estructura educativa, la cual de
alguna forma estaba estimulando los dos lados del cerebro. La escuela estaba
completamente dedicada al logro del desarrollo pleno del potencial del estudiante, y
hasta ese momento no tenía interés particular en los estudios sobre el cerebro. Mary
Schmitt, sin embargo, estaba tan convencida de la importancia del hemisferio derecho
para la inteligencia, que logró persuadir al director de un laboratorio de Boston para que
nos prestara un electroencefalógrafo por un mes. Una tarde lluviosa de octubre,
acompañada por Mary, conduje hacia el laboratorio, donde con la ayuda del conserje
montamos aquella pesada máquina en la parte trasera de una ranchera y volvimos con
nuestro trofeo hasta el colegio en Greenwich.
Le preguntamos a doce estudiantes de sexto grado si estarían interesados en
estudiar su propio cerebro. Discutiendo previamente el proyecto, Mary y yo decidimos
que no estábamos interesadas en un grupo de control, por lo que el estudio no sería una
investigación formal. Entonces, les propusimos a los estudiantes un taller sobre el
cerebro, como uno de los tantos talleres del colegio. Así como tenían a su disposición
talleres de cocina, de matemáticas y de grabado, éste se llamaría taller del cerebro.
Comprometiendo su tiempo de forma voluntaria, Mary le aplicó los electrodos en el
lado izquierdo y derecho
34

de la cabeza a cada uno de los estudiantes, y les propuso diversas tareas, de lenguaje, de
matemáticas, de arte, así como también una en la cual se mantendrían en silencio. Ellos
estaban fascinados con todo el procedimiento.
La escuela Mead tenía centros para el lenguaje, el arte, las ciencias, las
matemáticas, las humanidades y la música, así que tenía recopilada la información
académica de los boletines de evaluación generados a lo largo de seis años. Esta
información mostraba cuándo el niño había aprendido a leer, y cuan bien cada uno se
desempeñaba en matemáticas, ciencias o arte. En otras palabras, se disponía de un
reporte completo del proceso de aprendizaje de cada estudiante. Cuando pude ver los
resultados de los sencillos estudios hechos por Mary Schmitt con el EEG y los comparé
con los reportes del aprendizaje de los estudiantes quedé asombrada. Aquellos
estudiantes que habían tenido dificultad en el aprendizaje de la lectura pero que se
habían desempeñado bien en el arte, producían suaves ondas alfa en el hemisferio
derecho cuando se les solicitaba realizar tareas artísticas y emitían ondas beta, agudas e
irregulares en el hemisferio izquierdo cuando se les pedía que leyeran. Los que habían
aprendido a leer tempranamente registraron ondas beta en el hemisferio izquierdo, tal
como lo habíamos esperado. Lo que Mary Schmitt decía acerca de las características del
hemisferio derecho y del izquierdo parecía ajustarse a la realidad. Los estudios sobre el
cerebro se asemejaban a los reportes académicos recopilados a lo largo de seis años.
Desde ese momento me convertí en una entusiasta seguidora de las investigaciones del
cerebro.
Uno de mis mejores recuerdos es el momento en que me sentaba a discutir los
resultados con los estudiantes. Ellos se entusiasmaron al comprender por qué uno había
tenido dificultad para leer, por qué otro había leído más rápidamente, por qué otro se
destacó más en arte, otro en deporte, otro en matemáticas. Entonces estuvieron en
capacidad de discutir por qué algunos trabajaban sus problemas de matemáticas
escribiendo las respuestas, mientras que otros lo hacían viendo en su mente las
respuestas. Con este solo experimento pudimos borrar seis años de presión, dudas y
confusión de la mente de los niños. Yo estaba profundamente conmovida al ver la
sinceridad con la que discutían entre ellos el experimento. Estaban curiosos e
interesados en desarrollar más efectivamente una especialidad en un área que en otra.
Supe entonces que los estudios sobre los hemisferios derecho e izquierdo serían
famosos algún día. Ciertamente, sólo habían transcurrido dos años cuando leí en los
periódicos que Roger Sperry había recibido el Premio Nobel; me vinieron lágrimas a los
ojos mientras pensaba: «ahora todos sabrán y comprenderán».
35

La neocorteza es el sistema cerebral que diferencia al ser humano de otras


formas de vida. Nos permite hacer distinciones y reflexiones sobre nuestros propios
pensamientos, sentimientos y acciones.
Diversos investigadores del cerebro han llamado a la neocorteza «la corona de
joyas» y «el telar encantado». Yo, como exploradora en el área de la educación y del
desarrollo humano, he experimentado muchos momentos en los que he podido celebrar
y festejar la exquisita belleza creada por este sistema cerebral en los reinos del intelecto,
del arte y de la espiritualidad. Hay otros momentos en los que estoy convencida de que
llevamos esta «corona de joyas» como una «corona de espinas», al ver como la hemos
utilizado para detectar lo que está mal en nosotros mismos y en los demás, para criticar
y condenar, en lugar de distinguir lo que puede ser apreciado en nuestra vida y en la
vida de quienes nos rodean.
En vez de utilizar la neocorteza para mejorar la vida, hemos estado utilizando
esta preciosa capacidad de reflexión para criticarnos a nosotros mismos o a los demás,
por lo que no tenemos o no podemos hacer. Frecuentemente concluimos que las
limitaciones y el sufrimiento... son un aspecto inherente a la naturaleza humana en vez
de reconocer que es una cuestión de dónde y cómo enfocamos nuestra atención mental.
No tiene por qué ser así. La capacidad de este vasto territorio neocortical es
impresionante. Ahora sabemos que el sistema neocortical está compuesto por un
conjunto de diez a cien billones de células neuronales, capaces de realizar cuatrillones
de conexiones1. Ciertamente, éstas constituyen un número suficiente de conexiones que
nos permiten preservar nuestra capacidad de pensamiento crítico, desarrollar una nueva
capacidad de pensamiento apreciativo y, a la vez, coordinar los dos en beneficio de la
vida humana.
La imagen de la neocorteza como un «telar encantado» es una imagen potente,
capaz de guiarnos en el proceso de entretejer pensamientos más para la superación que
para la negación de la vida. Con tantos billones de células todavía por desarrollar, no
necesitamos quedarnos atascados en las limitaciones de la condición humana, ya sea
individual o colectiva. Podemos aprender a usar nuestro telar neocortical para iluminar
la vida humana.

UN VISTAZO MÁS CERCANO

La neocorteza, el más extenso de los tres sistemas cerebrales, consiste en


circunvoluciones en forma de panal de abejas, que contienen trillones de
36

células. Aunque usualmente pintado como gris y muerto en nuestros libros de texto y
revistas, cuando está vivo es irrigado por venas y arterias que llevan sangre oxigenada a
las células nerviosas a través de la vasta red.

Fig. 1. Axón y dendrita: la red física de las inteligencias mentales.

*Para un mayor acercamiento al contenido de la figura, consultar el original.*

El axón manda impulsos a través de un área abierta llamada «la brecha


sináptica», y dichos impulsos son recibidos por las dendritas de las otras células. Este
proceso, que establece conexiones entre axones y dendritas, crea una amplia red de
vibraciones o de inteligencia mental que se va expandiendo de célula a célula. Recientes
investigaciones químicas se han centrado en el estudio de los neuro-transmisores y
cómo éstos afectan el proceso de conexión entre axón y dendrita.
¿Qué es la inteligencia? Los impulsos enviados por el axón y recibidos por la
dendrita y la sinapsis resultante constituyen la actividad de la neocorteza, lo que
llamamos comúnmente la inteligencia o el pensamiento. Cualquiera que sea el nombre
que le demos a esta actividad mental de la neocorteza, al incrementar las conexiones
aumentamos nuestra actividad mental y, por lo tanto, nuestra inteligencia.
37

Lo que es significativo para ti y para mí, como seres humanos en la búsqueda del
desarrollo del vasto potencial de la neocorteza, es saber que cruzar la brecha sináptica
consiste en hacer conexiones entre estos diez a cien billones de células que conforman
nuestra neocorteza. Todo lo que pueda propiciar e incrementar esas conexiones hará
aumentar el poder, la habilidad mental y la inteligencia en nuestro sistema neocortical.
Nosotros nacemos con este inmenso territorio neocortical. Depende de nosotros
hacer las conexiones entre axones y dendritas. Sin nuestra participación consciente
tendríamos billones de cuerpos celulares compactados, con vida, pero sin puentes entre
ellos, sin nada que cruce las brechas sinápticas, es decir, sin conexiones. Nosotros
hacemos las conexiones. Nosotros creamos los impulsos que cruzan las brechas
sinápticas y, por lo tanto, aumentamos nuestra inteligencia. Tú y yo, sin duda, tenemos
la «materia gris» necesaria para ser inteligentes. La interrogante es: ¿cuántas de estas
conexiones vamos a ser capaces de lograr durante nuestro ciclo de vida? ¿Cuán
inteligentes vamos a ser? Lo importante está en valorar todo tipo de conexiones que
tengan lugar y todo tipo de actividad que pueda estimular estas conexiones.

EL TERRITORIO DE LA INTELIGENCIA SE EXPANDE

Hasta 1981 sólo sabíamos valorar como inteligencia las conexiones del
hemisferio izquierdo asociadas con el proceso racional. Es en ese año que se le concede
el premio Nobel de Medicina a Roger Sperry por su descubrimiento de que no
solamente el hemisferio izquierdo está comprometido activamente en procesos mentales
importantes, sino que también lo está el hemisferio derecho2.
La construcción neocortical de axones y dendritas queda dividida en dos
hemisferios conectados por el cuerpo calloso, un puente fibroso que une a ambas partes.
Las «investigaciones del cerebro escindido» han hecho posible aislar las características
del proceso mental que ocurre en el hemisferio derecho. Sólo cuando se pudo separar
quirúrgicamente al hemisferio izquierdo del derecho, se tuvo la certeza de la
inteligencia del hemisferio derecho. Al ser aislado, este hemisferio continuó el
procesamiento de la información, mostrando características que, a partir de ese
entonces, se asocian claramente con él.
38

El médico J. E. Bogen, reconocido científico de los estudios sobre el cerebro


escindido, profesor de Neurocirugía Clínica en la Escuela de Medicina de la
Universidad de California del Sur en los Estados Unidos, estudió posteriormente a
notables filósofos, autores y científicos quienes, a su vez, basados en sus propias
observaciones de la experiencia humana, ya se referían a dos tipos diferentes de
procesos mentales. Así pues, tanto los filósofos como los investigadores científicos
corroboraron la presencia de conexiones inteligentes en ambos lados del cerebro.
La siguiente lista, recopilada por el Dr. J. E. Bogen, reúne muchos términos
utilizados para establecer las diferencias sutiles que existen entre el proceso mental del
hemisferio izquierdo y el del derecho3.

AUTORES IZQUIERDO DERECHO


Akhilinanda buddhi manas
s.
Assagioli intelecto intuición
Austin convergente divergente
Bateson y Jackson digital analógico
Blackburn intelectual Sensual
Bronowski Deductivo imaginativo
Bruner racional metafórico
Cohén analítico ,» relacional
de Bono vertical horizontal
Deikman activo Receptivo
Dieudonné discreto Continuo
Freud secundario Primario
Goldstein abstracto Concreto
Hilgard realista Impulsivo
Hobbes (en Murphy) dirigido Libre
Humphry y Zangwill proposicional imaginativo
W. James diferenciador existencial
A. Jensen transformador asociativo
Kagan y Moss analítico relacional
D. Lee lineal no lineal
39

Levi Strauss positivo mítico


Levi y Sperry analítico Gestáltico
Lomax y Berkowitz diferenciación integración
Maslow racional intuitivo
McFie, Percy (de relacional correlacional
Spearman)
McKeller realista autista
Neisser secuencial múltiple
Oppenheimer histórico atemporal
Ornstein analítico holístico
Pavlov segunda señal primera señal
C.S. Pierce explica amplía
Polanyi explícito tácito
Price reduccionista composicionista
Radhakrishnan (en H. racional integral
Smith)
Reusch discursivo eidético
Schopenhauer objetivo subjetivo
Sechenov (por Luria) sucesivo simultáneo
C.S. Smith atomístico integral
Wells jerárquico heterárquico

A pesar de toda la riqueza de esta lista, decidí basarme en mi propia experiencia


con estudiantes, para seleccionar las siguientes características que considero básicas y
suficientes para ilustrar las diferencias entre los dos hemisferios:

IZQUIERDO DERECHO
Secuencial Simultáneo
Lineal Espacial
Lógico Asociativo
de las partes al todo del todo a las partes
Temporal Atemporal

Lo que me interesa no es tanto la localización física de las características en un


hemisferio u otro, como la existencia de las múltiples características que nos permiten el
acceso a la totalidad de la neocorteza sin preocuparnos que sea izquierda o derecha.
Antes de describir las cuatro inteligencias aso-
40

ciadas con este cerebro, primero quiero describir las características de cada hemisferio
para mostrar cómo éstas se relacionan con las inteligencias.

SECUENCIALIDAD Y SIMULTANEIDAD

Lo secuencial es la característica más obvia del pensamiento racional asociado


con el hemisferio izquierdo. Hablamos secuencialmente, una palabra tras la otra.
También intentamos el cómputo en forma secuencial, primero un número y luego el
próximo. La secuencia es paso a paso. Es una sucesión donde cada operación precede a
una y sigue a otra. En el pensamiento racional procesamos en una continuidad
secuencial ligada por razones, causas y efectos. Intentamos concluir o cerrar un proceso
antes de iniciar una nueva actividad: «Déjame terminar lo que estoy haciendo antes de
pasar a lo que me pides».
Por contraste, la habilidad para procesar simultáneamente, abarcar la totalidad de
un vistazo, captar en un abrir y cerrar de ojos, se asocia con el hemisferio derecho. La
persona que tiene tendencia a procesar en este hemisferio, recibe vistazos de la realidad,
percibe campos más y más amplios, reconoce instantáneamente, experimenta momentos
de «¡ajá!», percibe el todo a la vez. En vez de preferir la exactitud, tiene una preferencia
por la generalidad, por ir suavemente y tener vistazos; una preferencia por dejar el
proceso abierto en vez de llegar a conclusiones y poner límites.

LINEALIDAD Y ESPACIALIDAD

Una persona que piensa secuencialmente, ve la realidad en forma lineal; en


cambio, una persona que tiene tendencia a procesar en el hemisferio derecho, la ve en
forma espacial. Nosotros usualmente escribimos linealmente mientras que los vistazos
de pintores, escultores, poetas, músicos y artistas usualmente se presentan en el espacio
interior. Las imágenes pueden estar elaboradas en el espacio exterior en pinturas o
texturas o en las múltiples dimensiones del espacio conocidas como arte. También las
imágenes son elaboradas en el espacio interior de la mente humana y esto sería el arte
interior del soñar despierto, imaginar, visualizar, intuir, o las revelaciones que se nos
dan en experiencias religiosas.
A veces nos sentimos más cómodos en el mundo del espacio, en vistazos
interminables y otras, en la más estricta secuencia lineal, explorando con exactitud hasta
llegar a un cierre o una conclusión.
41

LÓGICA Y ASOCIACIÓN

La lógica, el enlace exacto de causa y efecto en el pensamiento racional, es la


base fundamental de la civilización occidental. Es esencial a toda investigación y es la
fundamentación de la ciencia y la academia. La lógica está en la semilla de nuestras
instituciones. El pensamiento lógico es básico para la libertad política. Nos permite
criticar y dudar de las generalidades de los conceptos y programas prometidos por
nuestros políticos en su lucha por el poder.
La mayoría de nosotros tratamos de ser lógicos aunque ésta no sea nuestra
tendencia, porque es el proceso mental dominante en nuestro entrenamiento intelectual
y social. Utilizamos la lógica para defendernos en situaciones difíciles ya sean éstas
profesionales, comerciales, familiares, sociales o políticas.
Por su parte, asociación es característica del hemisferio derecho. Asociar es la
habilidad de hacer conexiones no de tipo secuencial sino de tipo fortuito: vuelos libres,
saltos, relaciones hechas por gusto o tendencia, por preferencias, formas y matices.
Asociar es relacionar con el propósito de que podamos permanecer abiertos a nuevas
conexiones; o descubrir casualmente, deteniéndose a lo largo del camino, saltando
obstáculos, yendo alrededor o más allá de cualquier cosa que parezca ser un
procedimiento fijo. El lector puede identificar fácilmente estos procesos creativos,
evocando la imagen de un artista o de un inventor. Sin embargo, bien podemos
preguntarnos si este proceso creativo es exclusivo de los artistas o necesita estar a la
disposición de todo ser pensante.

DE LAS PARTES AL TODO Y DEL TODO A LAS PARTES

El hemisferio izquierdo procesa parte por parte, seguro de que así llegará a la
«totalidad». El hemisferio derecho quiere abarcar la totalidad, antes de entrar en las
partes. Si consideramos lo infinito de la energía, es cuestionable que alguien pueda
verdaderamente ver la totalidad: por esto la coloco entre comillas. Más bien, percibimos
o vislumbramos totalidades más amplias que las partes más pequeñas, a las que estamos
acostumbrados a percibir. Algunos percibimos primero una parte; otros primero una
totalidad.
Por ejemplo, algunos leemos un libro capítulo por capítulo, confiados en que
sólo así podremos llegar a captar su significado y lograr una conclusión. Pero hay
quienes abren el libro en cualquier página o leen la conclusión
42

antes de siquiera empezar el libro. Algunos podemos hablar pacientemente por frases
hasta llegar a las conclusiones, otros nos aceleramos y tartamudeamos a medida que
vemos vistazos y tratamos de pintar imágenes con nuestras palabras.
Algunos vemos el bosque, otros vemos los árboles. Algunos vemos el fondo,
otros el primer plano. Algunos entramos en un salón y vamos mirando a las personas
una por una; otros ven de un solo vistazo todo el salón y esto les es suficiente.
Una persona con predominio de su hemisferio izquierdo ve las partes primero y
va construyendo una totalidad que para ella se llama «conclusión», «plan» o «sistema».
Llega a la totalidad por medio de las partes, las cuales son denominadas «razones».
Una persona con predominio del hemisferio derecho percibe de un vistazo lo que
para ella parece una totalidad y lo llamará una imagen, una panorámica, una revelación
o también un sistema. El hemisferio derecho llega a las partes luego de haber
enmarcado el todo penetrando o descubriendo las partes en un proceso aleatorio de
descubrimiento y asociación.
Dentro de una misma familia, en una misma oficina, algunos prefieren el
conjunto, el todo; y otros, las partes. Los conflictos surgen a menudo no por el
contenido del problema, sino por la dificultad para lograr un acuerdo sobre cómo
comenzar a tratar el problema. Algunos prefieren empezar enseguida con un detalle o
una parte del problema, confiados de llegar poco a poco al final. Otros necesitan obtener
una visión general antes de empezar a actuar.
Se pueden también generar conflictos cuando se pretende definir cuál de las
partes es más importante para empezar a resolver un problema. De esta manera, una
persona de hemisferio izquierdo podría perderse en definiciones y posponer la acción.
Una persona de hemisferio derecho también puede generar un conflicto, cuando ve un
todo y no quiere que el otro actúe hasta tanto vea la situación tal como él la ve: «Si ni
siquiera ves el problema como yo, entonces, ¿cómo podemos empezar a
solucionarlo...?».
Yo veo una parte que necesita atención inmediata; tú ves otras partes o ves «la
totalidad» y no deseas que yo actúe hasta que perciba la situación como tú lo haces.
¿Qué viene primero, las partes o el todo? Si estás en desacuerdo, ¿tienes que seguir en
un conflicto sin fin o sería posible que apreciaras el lente que el otro está usando?,
¿podrías aprender del otro o ser capaz de usar ambos lentes tú mismo? Mientras tanto,
¿podremos nosotros apreciar y utilizar la tendencia más arraigada del otro, ya sea ésta
una preferencia por las partes o una preferencia por las totalidades?
43

TEMPORALIDAD Y ATEMPORALIDAD

Algunos tenemos una visión cronológica de la vida separando la realidad en


partes que llamamos: pasado, presente y futuro. Otros vemos todo como eternamente
presente rehusando hacer distinciones de tiempo.
En el hemisferio izquierdo, la medida del tiempo es otro aspecto de lo
secuencial. Imponemos secuencia a la realidad en forma de tiempo. Decidimos que
hubo un ayer, hay un hoy y habrá un mañana. Mientras que el hemisferio derecho
percibe en vistazos y establece su orden por medio del arte o las revelaciones de las
religiones, el izquierdo quiere establecer el orden por medio del tiempo.
Aun dentro de la secuencia de un día, numeramos la hora: «Cierto, son las 4.20
pm». Primero esto, después aquello; ahora son las 6.00 pm, luego las 7.00, después las
8:00. En la semana, ciertamente es necesario saber que hoy es jueves para ver a alguien,
para poder cumplir con nuestros compromisos sociales o para sentirnos seguros. El
tiempo es una construcción social que nos ayuda ante las convenciones sociales. Fue,
sin duda, inventado por el hemisferio izquierdo. En todo caso, el tiempo sólo existe en
un proceso racional y secuencial. Para una persona con tendencias del hemisferio
izquierdo, el tiempo es una realidad. Para una persona con tendencias del hemisferio
derecho, la eternidad es la realidad.
Aquí nuevamente la preferencia o la indiferencia por el tiempo, puede ocasionar
divisiones en una oficina o una familia. «Hay tiempo para todo» dice el hemisferio
derecho de la esposa mientras se maquilla, cuando el izquierdo del marido sabe que
faltan sólo diez minutos para que empiece la película para la cual compraron boletos.
Algunos padres condenan a sus hijos por no actuar «a tiempo» cuando en realidad, un
niño que viva predominantemente en su hemisferio derecho, percibirá como una tontería
la solicitud del padre o más probablemente, ni siquiera captará la orden. Niños, e
incluso algunos adultos de tendencia derecha, toman como inteligente su «soñar
despiertos», porque dentro de su cerebro hay una plenitud y una riqueza de imágenes
que los hacen sentir inteligentes. Hay para ellos un lugar donde el transcurso del tiempo
no interrumpe ni puede intervenir en su procesamiento mental.
Incluso como intelectuales y religiosos discutimos sobre el origen del universo:
evolución versus creación. El hemisferio izquierdo viendo la realidad a través de una
secuencia de pasado, presente y futuro percibe al universo a través del lente evolutivo,
mientras que el hemisferio derecho percibe la realidad como Un hecho de creación
eternamente presente, la vida sucediendo toda-a-la-vez.
44

¿Será que la existencia de dos hemisferios diferentes, es la causa real de la


guerra mental entre los científicos y los religiosos? Ahora sabemos que el mismo
cerebro puede percibir el cosmos a través de dos lentes diferentes. ¿Será posible crear la
paz entre la religión y la ciencia con la aceptación tanto de la totalidad de la creación,
como es propuesta por el hemisferio derecho, como de la secuencia de la evolución,
como es percibida a través del hemisferio izquierdo?
Con todas estas características, tan opuestas como «las 12.00 en punto» y lo
eterno, las partes y el todo, la lógica y la asociación, la línea y el espacio, la secuencia y
la simultaneidad, ¿cómo es que todavía podemos vivir juntos y, además, manejar este
dualismo dentro de nosotros mismos?
Hasta ahora, la comunidad humana ha existido más o menos en una guerra
perpetua entremezclada con algunos períodos intermitentes de paz. Lo que parece
verdad para una persona o una cultura no lo es para la otra. El individuo, solamente en
circunstancias excepcionales, ha logrado una integración que refleje el gran potencial de
la neocorteza.
La existencia de dos lentes tan diferentes a través de los cuales percibimos el
mundo, ayuda a explicar nuestra oposición del uno contra el otro, tanto individual como
socialmente.
Roger Sperry, sus colegas y los que los precedieron en las investigaciones
cerebrales, nos han llevado a la posibilidad de una revolución del cerebro, en la que
podríamos ampliar el territorio de la inteligencia al reconocer e integrar las diversas
características de ambos hemisferios. Está en nosotros, los que pertenecemos al campo
de las humanidades y el cambio social, de la educación y la salud, aceptar esta
información como el reto de nuestro siglo.
Lo que propongo en este libro es que esas características opuestas de los dos
hemisferios conformen las bases de cuatro tipos de inteligencia que tenemos en la
neocorteza, que podemos aprender y enseñar del mismo modo como aprendimos la
inteligencia racional. La secuencia, la línea, la lógica, las partes y el tiempo son
características primarias de la inteligencia racional. La simultaneidad, el espacio, la
asociación, el todo y lo eterno, son características primarias de tres inteligencias que he
llamado: la inteligencia asociativa, la inteligencia espacial-visual o auditiva y la
inteligencia intuitiva.
La práctica de cada una de estas inteligencias o procesos, como quieras
llamarlos, te proveerá de una mayor cantidad de conexiones del tipo que buscas
desarrollar dentro de tu propio cerebro y te dará una manera de comenzar a apreciar a
quienes piensan de una forma diferente.
NOTAS

1. Ver Richard M. Restak, M.D, The Brain, Toronto, Bantam Books, 1984, p. 41; y
The Human Body: The brain: Mystery of Matter and Mirtd, U.S. News y World Repon,
Washington, 1981, p. 37.

2. Restak, The Brain, p. 247.

3. J.E. Bogen, M.D, «Some Educational Aspects of Hemispheric Specialization»,


Revista Dromenon, vol. 1. Nº 56, febrero, 1979.
45

CAPÍTULO 2

EL CUIDADOSO PROCESO DE LA COMPRENSIÓN

LA INTELIGENCIA RACIONAL

La inteligencia racional ha sido aceptada no sólo como base de la civilización


occidental sino también como sinónimo de la palabra inteligencia. En años recientes ha
surgido una gran inquietud por la falta de pensamiento preciso en nuestra cultura y una
potencial decadencia de la inteligencia racional. Muy a menudo fallamos al fundamentar
nuestro pensamiento en razonamientos seleccionados. Yo creo que esta declinación de la
racionalidad puede ser explicada por nuestro deseo de ser aceptados socialmente, de ser
bien educados y amables, lo que podemos a menudo lograr utilizando frases un poco
ambiguas, mezclando imágenes y sentimientos junto con pensamientos y evitando la
exactitud requerida por el pensamiento racional.
Por lo tanto, creo que el pensamiento racional confronta grandes dificultades
para expandirse en la sociedad moderna. La respuesta no está en volver al pasado en el
que valorábamos sólo el pensamiento racional clásico. Es el pensamiento racional
científico el que ha producido la información nueva acerca del cerebro, disponible hoy
en la neurociencia. El descubrimiento de las diferentes características mentales
involucradas en los hemisferios derecho e izquierdo de la neocorteza puede permitirnos
distinguir más precisamente las características esenciales de la inteligencia racional. A
medida que identifiquemos y entendamos los rasgos involucrados en los otros procesos
-asociativo, visual e intuitivo— seremos capaces de ser más precisos con el proceso
racional.

EL PROCESO

El proceso racional nos invita a hacer conexiones de tipo secuencial, lógicas y


precisas, en contraste con el proceso asociativo que nos estimula a hacer conexiones
más generales, de relación y aleatorias.
46

La inteligencia racional es denominada de diferentes maneras: pensamiento


racional, por su insistencia en proveer razones; pensamiento lógico, porque está basado
en la conexión entre causa y efecto; y pensamiento crítico, por su énfasis en descubrir la
diferencia crítica, lo que falta, por medio de un continuo cuestionamiento.
La inteligencia racional es la capacidad de ser exactos, de hacer conexiones
detalladas, ordenándolas en un proceso secuencial en el que las razones substancian
cada aspecto del procedimiento. Desarrollamos nuestro pensamiento razonamiento tras
razonamiento, explicando paso por paso hasta llegar a una conclusión. Con el
pensamiento racional observamos el efecto de cualquier situación, analizando las
causas, buscándolas cada vez más profundas y específicas.
Relacionando la causa con su efecto inmediato, los pensadores racionales hacen
conexiones de tipo secuencial hasta que cierran por medio de una conclusión y verifican
el proceso, sometiendo los resultados a más pruebas de causa-efecto. De manera
cuidadosa, secuencial, lógica, construyen su proceso de pensamiento hasta que alcanzan
el entendimiento o la comprensión. Cada conclusión es entonces una invitación a abrir
el proceso de nuevo, sometiendo la conclusión a nuevas dudas y cuestionamientos en
una búsqueda insistente y continua de «la verdad». Para el pensamiento racional es
necesario que cualquier conclusión se ponga en duda, en busca de la diferencia crítica
que va a proveer el próximo paso lógico para proseguir la investigación. Por medio de la
duda y el cuestionamiento, el pensamiento racional se vuelve un proceso dinámico y
abierto que lleva a un descubrimiento continuo.
Cuando algo falta, los pensadores racionales están habituados a las famosas
preguntas «quién, qué, cuándo, cómo, dónde, y por qué». Las respuestas que obtienen
les ofrecen un análisis de la situación y les ayudan a una mayor comprensión de lo que
están confrontando. Así comprenden los distintos aspectos del problema y desarrollan la
habilidad para empezar a resolver la situación desde diversos puntos de vista.
La inteligencia racional permite que las personas se separen de la acción
inmediata o de una reacción emocional ante un problema. Logran esa distancia por
medio del ritual intelectual del análisis previo de todos los aspectos de una situación. El
análisis les permite sentirse más cómodos con el problema y, a la vez, satisfechos de que
están percibiendo y tomando en cuenta la complejidad de la situación.
El pensador racional se satisface por medio del análisis y la comprensión; con el
análisis une todos los datos relevantes y los ordena de tal manera que logra un nuevo
entendimiento del problema, una nueva comprensión.
47

TRAS LA BÚSQUEDA DE LA CAUSA

El pensamiento racional asume que para cada situación existente hay una, varias
o muchas causas. Si te sientes triste hoy, como pensador racional, empezarás a buscar la
causa de tu infelicidad. ¿Será porque comiste mucho? o ¿será que tu amigo no te llamó
anoche? o ¿porque tienes muchos días trasnochándote? o ¿porque no tienes un buen
programa para este fin de semana?... Ante la misma situación, una persona con
predominio del hemisferio derecho respondería rápidamente: «¡todas ellas!» o ni
siquiera se daría cuenta o no se interesaría en las causas. Una persona más racional
continuaría revisando una causa tras otra en busca de la causa principal.
Una causa es «aquello que produce un efecto o un resultado»1, de esta manera se
entretejen causa y efecto. Si observas el efecto que está teniendo la malaria en la salud
de la población infantil, procederás seguidamente a estudiar las causas de la malaria.
Cada vez que observamos un efecto comenzamos a buscar la causa. La causa y el efecto
son los gemelos lógicos. La lógica requiere que expliquemos ambos: «estoy haciendo
esto porque...» y «el efecto de esto es...» o, «este efecto fue causado por...».
Una larga búsqueda de causas más exactas puede llevarnos a aislar un factor que
consideramos hará «la diferencia crítica» en la resolución del problema. Por ejemplo, el
factor crítico en la propagación de la malaria puede ser las aguas estancadas cerca de las
viviendas. Aislar la diferencia o el factor crítico es crucial para iniciar la resolución del
problema. También la diferencia crítica puede permitirnos potenciar un proceso de
pensamiento y hacerlo todavía mejor.
A menudo, en nuestra vida personal, hemos utilizado el proceso racional para
analizar y criticar y hemos olvidado el importante fenómeno de la acción. Continuamos
criticándonos o criticando nuestra situación, desmenuzando el problema en pedazos
cada vez más y más pequeños, cayendo en un análisis sin fin.
¿Qué puedes hacer después de que has analizado la conducta de tus hijos,
cuando has desarmado tu habitación o desmontado el reloj y te encuentras
contemplando las partes? ¿Qué harás para mejorar tu comportamiento o el de tus hijos?
A menudo terminamos exhaustos, botamos el reloj, rodamos nuevamente los muebles
hacia donde estaban, o terminamos rezando por nuestros hijos. A veces damos un
pequeño paso adelante para ayudarnos a
48

nosotros mismos o vamos donde el terapeuta con la esperanza de que otra persona
vuelva a poner todas las piezas juntas.
Es triste que este proceso racional, que ha sido el origen y nacimiento de grandes
filosofías y descubrimientos científicos, pueda dejar al individuo, aun a aquel que está
preparado académicamente, en estado de desorden o conducirlo a un orden rígido,
encasillante, carente de toda flexibilidad. ¿Qué será lo que estamos haciendo mal o no
estamos haciendo? ¿Qué falta?

EL PROCESO RACIONAL COMPLETO

Lo que nos está faltando es la segunda fase: poner nuevamente todas las piezas
juntas para obtener un nuevo resultado, una nueva solución.
Los científicos sí incluyen esta segunda fase en su ritual de exploración
continua. Observan primero la situación, separándola en todas sus partes.
Minuciosamente observan todos los datos, tal como lo presenta la Figura 2 en la primera
fase. Entonces prosiguen a desarrollar nuevas soluciones o inventos, tal como lo ilustra
la segunda fase.

Fig. 2. Las dos fases del proceso del pensamiento racional.

*Dirigirse al original para la revisión de la figura.*

Los intelectuales o aquellos que no están en el campo científico, frecuentemente


se satisfacen con el análisis y la comprensión del problema; para ellos concluir es
comprender. Ser crítico, saber lo que falta, es estar alerta, estar informado y ser capaz de
comentar acerca de lo que se necesita.
Muy a menudo la comprensión involucra una falta de aprecio por la acción, sea
consciente o inconscientemente. El intelectual suele creer que el análisis en sí y por sí
solo es esclarecedor, y que entender el problema es suficiente. Sin embargo, captar una
situación y ser capaz de verbalizar lo que falta puede ser una forma de esnobismo
intelectual que nos limita a hablar de lo que falta, con poco interés por desarrollar
soluciones o acciones alternativas. Parecemos estar satisfechos sólo con esta parte del
proceso. Estamos
49

contentos, e incluso somos arrogantes con nuestra capacidad analítica y crítica, la


utilizamos con nosotros mismos, con nuestros hijos, nuestro gobierno, nuestras casas,
nuestras vidas.
En contraste, un filósofo continúa y crea una nueva teoría, un nuevo todo a partir
de las partes. Un científico continúa e inventa. En las empresas se ofrecen cursos de
entrenamiento en la solución de problemas -en cómo encontrar una solución- poniendo
las piezas juntas otra vez para lograr un nuevo todo, una nueva perspectiva. En la vida
cotidiana, sin embargo, vivimos frecuentemente sólo con las piezas. Si continuamos
criticándonos a nosotros mismos o a nuestra situación, nuestros fracasos o errores,
fraccionamos nuestro mundo en piezas aún más pequeñas y tristes. Nos enredamos en
una trama de análisis con la cual no llegamos a ninguna conclusión útil.
¿Habría tenido el científico tanto éxito o tantos logros sin esta segunda fase de
invención incorporada a su entrenamiento? El proceso científico nos ha dado múltiples
soluciones científicas y tecnológicas. Comparados con los científicos, los humanistas
parecen estar en desventaja. Aún aquellos que desarrollan programas de intervención
social son considerados como menos intelectuales y se da preferencia a la investigación
y el análisis como representativos de ciencia pura. Se le da preferencia a la
investigación pura por encima de la aplicada. ¿Será que los científicos saben que están
de viaje por el camino del descubrimiento y que los intelectuales creen que su jornada
es sólo de análisis? Soluciones, invenciones y acciones son tan necesarias para el
humanista como para el científico.
Mi crítica al pensamiento racional -tal como es practicado en las humanidades-
es que frecuentemente la segunda fase, la fase de solución, no se incluye en el
entrenamiento académico. Desde el pre-escolar somos entrenados en la primera fase de
la inteligencia racional, la del pensamiento crítico. Recordemos los cuadernos de
actividades: ¿qué falta en este dibujo?, ¿qué objeto no pertenece a esta categoría?,
¿dónde está el error? Somos consistentemente enseñados a observar, a mirar las partes y
ver lo que falta. A lo largo de 12 o 16 años de escolaridad, escribimos ensayos para
analizar situaciones difíciles, encontrar lo que falta y concluimos con cuestionamientos
sofisticados. No me opongo a esta mitad del proceso: es esencial. Me opongo a no estar
expuestos, durante esos dieciséis años, a esa segunda mitad del proceso: a la solución, la
invención y la construcción de alternativas.
El pensamiento crítico sin construcción de alternativas es destrucción sin
creación. El pensamiento crítico es necesario pero no suficiente. Cuando encontramos la
diferencia crítica —lo faltante— necesitamos proseguir hacia la
50

creación de alternativas, buscarlas y probarlas en nuestras vidas humanas, y no cejar


hasta que alcanzamos o inventamos una solución. Si vamos a separar en partes
necesitamos ponerlas juntas nuevamente. Si vamos a destruir lo que existe, necesitamos
crear algo nuevo. El proceso racional completo incluye las dos fases, las cuales
involucran las mismas características. Dudamos sistemática y secuencialmente, uniendo
la causa y el efecto a medida que fraccionamos el problema en diversos aspectos o en
partes más pequeñas. Inventamos o construimos una nueva solución enlazando causa y
efecto y construyendo secuencialmente en camino al logro de un nuevo resultado.
Especificidad, exactitud, causa y efecto, secuencia, búsqueda, conclusión, duda e
interrogantes, son todos elementos continuamente en uso tanto en la fase analítica como
en la fase de invención del proceso racional.

DEL ANÁLISIS A LA ACTUACIÓN

¿Cómo podemos usar el proceso científico racional en beneficio propio?


Nuestras dudas y críticas pueden servir para el desarrollo del nuevo ser humano al
hacernos conscientes de lo que necesitamos para mejorar. En la actualidad sólo somos
hábiles utilizando la racionalidad para destruirnos. Al quejarnos, dudar y criticar, nos
debilitamos y nos hacemos permanentemente dependientes de otros. Así como hemos
evolucionado a partir de la crítica sobre las condiciones del medio ambiente en que
vivimos hasta lograr mejorarlas a través del método científico, ahora necesitamos la
totalidad de este proceso mental para el desarrollo de nosotros mismos. Puedes usar la
inteligencia racional en tu vida personal para tu propio desarrollo, si recuerdas usar el
proceso completo, es decir, tanto la creatividad como la crítica.
¿Cómo puedes expandir la inteligencia racional de manera que conserves su
exactitud y no termines criticándote a ti mismo o a los demás?
Primero, continúa con el proceso en vez de quedarte a mitad de camino. Cuando
te sientas descorazonado por haber llegado al punto crítico en el cual reconoces lo que
ha estado faltando, sigue, como hacen los científicos, proponiendo una hipótesis que te
pueda ayudar. Prosigue hacia lo positivo: identifica varias posibilidades. Si eres infeliz
en tu trabajo, ¿qué otras alternativas están abiertas para ti? Puedes buscar otra oficina
donde podrías ser más feliz, un jefe que pueda ser más paciente, o tomar un curso en el
que podrías aprender a comunicarte mejor con tus colegas. Puedes retornar a los
estudios para aprender una nueva carrera o cambiar de carrera sin necesidad
51

de entrenamiento adicional. ¿Cuál parece ser la mejor alternativa? ¿Cuál de las hipótesis
tendrías más interés en ensayar?
Procede entonces a comprobar tu hipótesis lógicamente, en forma precisa, paso a
paso, hasta verificarla y ver que funciona en la vida real. Si es así, ¡bien! Si no funciona,
comienza de nuevo con otra hipótesis. No te desanimes, busca alternativas. Los mismos
«quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué» que utilizaste en el análisis, te sirven
ahora en la búsqueda de una solución. Sigue buscando hasta llegar a una solución que
no sólo te sirva para resolver la situación sino que te capacite para actuar.
Para aplicar la inteligencia racional a ti mismo, hazlo de manera específica. Por
ejemplo: «yo no sé manejar el computador, a veces suenan alarmas o el teclado no hace
que las cosas sucedan de manera correcta». Si lo que falta es entrenamiento, si ése es el
factor crítico, entonces, «puedo llamar a un técnico para que el lunes próximo venga
entre 4 y 6 de la tarde a enseñarme lo que necesito saber». Busca lo que falta, busca la
persona que puede ayudarte y el tiempo para estar en contacto con ella. Debes tener
como objetivo final no sólo la comprensión de tu dificultad sino la solución y la acción
correspondiente. Las dudas y las críticas, cuando se combinan con soluciones, pueden
ser útiles en nuestro desarrollo social así como en el personal. Tal como hemos
evolucionado desde la mera crítica de las condiciones del medio ambiente en que
vivimos hasta lograr efectivamente mejorar esas condiciones a través de un método
científico, así mismo podemos ahora evolucionar hacia un proceso racional más
completo para desarrollar acciones en la sociedad humana. Lo que funciona en el
ambiente físico externo también lo hará en el ambiente físico interno ya que todos
somos vibraciones físicas. Este proceso racional, en el que todos estamos parcialmente
entrenados, podemos ahora ampliarlo para utilizarlo a favor de nuestras vidas. El
análisis, la comprensión y el entendimiento logrados en la primera fase del proceso
racional pueden ser extendidos a la segunda fase del proceso. Podemos guiarnos
conscientemente hacia nuevas soluciones, inventos y acciones tanto en nuestra vida
personal como social, tal como lo ilustra el siguiente ejemplo.
Marta era la gerente exitosa de una oficina importante de importaciones y
exportaciones en Miami; era su propio jefe y estaba en capacidad de viajar con cierta
frecuencia. Tenía un sueldo excelente y un apartamento sofisticado. A pesar de todo
esto, ella no estaba contenta, no se sentía feliz. ¿Qué estaba faltando? Ella deseaba
trabajar en forma más directa con el público y menos con documentos de oficina. Capaz
de aislar esta situación como el factor crítico, ella nunca perdió de vista las múltiples
ventajas que su trabajo le ofrecía,
52

sino que más bien continuó en su búsqueda e inventó varias posibilidades para ella.
¿Qué tal si se entrenara en psicología o terapia, o volviera a la escuela de medicina?
Entre muchas alternativas eligió ensayar la posibilidad de que ejercer como masajista
terapéutica podría hacerla feliz. Después de un año de estudio ya estaba convencida que
tenía la base de una nueva carrera y que podía arriesgarse a dejar su trabajo y su
apartamento. Ella pasó dos años aprendiendo y disfrutando. Ahora no solamente trabaja
como terapeuta de masaje, sino que también encontró un segundo esposo y está
viviendo en una bella casa nueva. Este es un ejemplo maravilloso de cómo llevar el
pensamiento racional de la fase analítica hasta el planeamiento cuidadoso de una acción.

EL PENSAMIENTO RACIONAL Y LAS RELACIONES


INTERPERSONALES

¿Es el proceso lógico, racional, secuencial, cuestionador, un proceso mental


adecuado en todas las situaciones humanas? Actualmente tratamos de usar el
pensamiento racional para todo, para todas las personas y para cada situación. La lógica
es nuestra respuesta máxima, nuestra «vaca sagrada». El racionalismo es un absoluto al
cual hemos decidido tratar como «sagrado» por el hecho de que ha sido de gran utilidad
para nosotros. Nos permite conocer las partes de un todo y los detalles, es útil para
dudar, criticar y cuestionar cualquier «totalidad» y así determinar lo que está faltando.
Sin embargo, debemos preguntarnos si el pensamiento racional es un proceso mental
apropiado para los asuntos interpersonales. La condición humana puede ciertamente
requerir una inteligencia diferente si queremos relacionarnos adecuadamente unos con
otros. Si la realidad es energía que se presenta de múltiples formas, ¿puede una sola
forma de pensamiento ser adecuada y servirnos de diferentes maneras y en múltiples
realidades? Si la realidad es multifacética, un proceso mental único no puede servirnos
de manera absoluta en todas las situaciones.
Somos, cada uno, billones de células, capaces de cuatrillones de conexiones y,
sin embargo, nos contemplamos unos a otros y hacemos juicios, siempre tratando de
identificar las partes, de concretar la causa y el efecto, llegar a conclusiones y terminar
en la crítica, la duda y el cuestionamiento. Es verdad, un pensador racional debe
concluir dudando y cuestionando, ciertamente, esto es lo que permite que el
pensamiento racional sea un proceso abierto y dinámico.
Sin embargo, recordemos que nos han enseñado a cuestionar y a dudar desde que
teníamos cinco años de edad, y hemos practicado el pensamiento
53

crítico al menos durante doce años, y más probablemente a lo largo de los dieciséis años
de todos los estudios escolares. Tengamos presente que este entrenamiento actúa como
un filtro, como un lente a través del cual miramos, esencial para tratar la política, las
ciencias y el descubrimiento, pero demasiado agudo para mirar a los seres humanos.
Cuando conocemos a una persona o cuando nos relacionamos con seres humanos
dondequiera que sea, en el seno de la familia, en la oficina, o en las calles, estamos
mirando a través de ese mismo lente, producto de un intenso entrenamiento. Primero
descubrimos las partes o características importantes y luego llegamos a una conclusión.
Aunque la conclusión sea favorable, aunque la persona nos agrade, vamos a tener una
predisposición automática a criticar o a dudar. «Serán buenos, pero no tanto...» o «ella
es buena en esta destreza, pero me pregunto si sabrá hacer...». «Él es muy interesante o
logró hacer bien tal cosa, pero, ¿no crees que ha debido tomar en cuenta también a...?».
Es exactamente aquí, en nuestra incapacidad o poca habilidad para creer en nosotros o
en los demás, donde podríamos encontrar la causa de una buena parte del sufrimiento
humano. ¿Estamos haciéndonos pedazos unos a otros tan fría y específicamente como lo
haríamos con un motor o con un concepto político?
Si continuamos cuestionándonos, ¿terminaremos desmembrados en un millón de
piezas, sin un proceso mental esencial capaz de guiar y relacionar esos millones de
piezas? ¿Será que nuestra lógica aplicada al ser humano contribuye a nuestra muerte por
entropía, un proceso de deterioro causado por la práctica de la duda, que va erosionando
nuestra autoestima hasta llevarnos a una rendición y preferir la insensibilidad o un
mundo impersonal? Al no saber cómo vivir bien con las otras personas, puede
parecernos preferible ignorarlas y controlar nuestras vidas por medio de objetos o
problemas.
Éste era el caso de Juan. Él se sentía cómodo con el dinero pero no así con la
gente y aún menos cómodo cuando alguna calamidad ocurría a algún miembro de su
familia. Lo vi sobreponerse a una debacle financiera con una lógica cuidadosa y
persistente. Cuando la economía lo golpeó fuertemente, fue capaz de retirarse, analizar
las causas, seleccionar los asuntos principales y desarrollar una visión completa de su
situación. Más importante aún, no se rindió. Fue capaz de comprometerse
sistemáticamente en acciones osadas y conducirse a sí mismo hacia el éxito a través de
la crisis. Él sabía cómo relacionarse con las finanzas.
Sin embargo, cuando su familia fue afectada por la adversidad, aún cuando Juan
podía aplicar sus capacidades analíticas a la situación, fue incapaz de tomar una acción
personal. Podía manejar las dificultades financieras pero
54

no así la posibilidad de que su hija estuviera embarazada sin estar casada. Se atascó en
la fase analítica del pensamiento racional, siendo incapaz de continuar hacia la fase de
la acción porque se trataba de acciones dirigidas a cambiar su propia conducta, así como
la de su hija y su familia. Se molestó mucho con su hija, con su esposa, y buscó
explicaciones racionales. Dudó de todos excepto de sí mismo. Fue incapaz de aceptar
que había algo que estaba faltando en su familia y de tomar una acción, tal como la de
ver a un terapeuta de familia. Dos meses de inactividad le restaron a su familia y a él
una gran cantidad de energía, así como también demoraron una efectiva ayuda
emocional para su hija. En vez de darle esa ayuda, se refugió en el patrón del «orgullo
familiar»: «Esto no puede estar pasándome a mí». Transcurrieron dos años en los que la
familia evadió la situación hasta que el padre le tuvo que prestar atención a la hija
debido a un severo accidente automovilístico que implicó daños a la propiedad pública,
y por lo tanto se había visto ella involucrada con la autoridad. Esta situación derrumbó
los muros del orgullo familiar, y Juan, eventualmente, pudo relacionarse de nuevo con
su hija y el bebé.
El proceso racional, que le había servido tan bien a Juan cuando estaba
manejando dinero, le falló cuando tenía que «manejar» a su hija. Aunque el relato ilustra
su poca habilidad para moverse hacia la fase de la acción desde el pensamiento racional,
también puede ilustrar bien su incapacidad para desplazarse a algún otro proceso
mental. El mundo occidental se enamoró del proceso racional porque dio buenos
resultados al aplicarlo sobre el medio ambiente físico. Pero, ¿es seguro, es apropiado
depender solamente de este proceso para el desarrollo de nuestro medio ambiente
humano? Existen otros procesos, otras maneras útiles de hacer conexiones en la
neocorteza, tal como veremos en el próximo capítulo.

Ejercicio

De los planes a la acción

La exactitud, la especificidad y el cuestionamiento propios del pensamiento


racional pueden ayudarte a llevar a cabo tus planes. ¿Qué es más importante? ¿Cuándo
y dónde vas a empezar? ¿Quién te va a ayudar y cómo lo vas a hacer? Si eres una
persona con preferencia del hemisferio derecho, es muy posible que dejes tus proyectos
en el aire, creyendo que sólo con pensarlos ya son realidades. Si tienes tendencia por el
hemisferio izquierdo, es posible que te contentes con entender tus planes y seas reacio a
llevarlos a la acción.
55

Intenta practicar lo siguiente:


1. Relájate y ponte en contacto con un plan o un deseo. Elige uno entre muchos que
te vengan a la mente.
2. ¿Cómo te sientes con ese proyecto? ¿Realmente quieres llevarlo a la realidad?
¿Te motiva? Si realmente quieres, sigue adelante.
3. Cámbiate a una postura más activa y busca en tu mente las fuentes que pueden
ayudarte. Intenta contestar a las siguientes preguntas:

• ¿Quién y qué puede ayudarte?


• ¿Cuándo quieres empezar?
• ¿Dónde, en qué lugar vas a intentar ese proyecto?
• ¿Cómo se llevará a cabo?
• ¿Cuáles son los pasos necesarios para poder llevar ese proyecto a la acción?
• ¿Qué evidencia aceptarás como prueba de que estás teniendo éxito?
(Autoevaluación).
4. De todo lo que has descubierto sobre tu plan o proyecto, decide cuál es el
próximo paso. ¿Qué harás mañana? ¿Qué harás la próxima semana? Sé específico.

Ejercicio

La matemática personal o la autoestima continua

Aprendimos las matemáticas de una forma tan impersonal que el título de este
ejercicio puede resultar extraño. La matemática fue tratada como algo tan objetivo que
parece casi profano utilizarla para uno mismo. No obstante, muchas personas han
encontrado útil el siguiente ejercicio. Este resulta especialmente útil cuando necesitas
hacerte feliz a ti mismo.
1. Suma lo positivo. Suma lo que te hace a ti una persona feliz, inteligente, linda,
poderosa. Añade tu forma particular de ser exitoso o humano. Sé preciso y haz una lista
como si fueras tu propio abogado.
2. Resta lo negativo. Haz una lista de todo lo que no sabes, no has sido capaz de
hacer, no has querido hacer o que no haces muy bien. Conserva esta lista para el punto
siguiente.
56

3. Divide lo negativo que quieres mejorar. Algunos puntos tratarás de lograrlos en


este primer trimestre; otros, en seis meses; otros, nunca. Puedes también dividir lo
negativo delegando, compartiendo o negociando con otros más capaces o con más
conocimiento en estas áreas. Así como divides las actividades en el tiempo para reducir
el estrés, busca dividir el peso o carga con otros más capaces que tú.
4. Multiplica los cumplidos. Haz una lista de por lo menos siete elogios que hayas
recibido. Sé preciso. Entonces léelos en voz alta, escucha bien sin dudar o criticar el
juicio de la persona que te lo hizo. Visualízalos, repítelos de memoria, siéntelos y si
quieres actúa en consecuencia.
Toma este ejercicio en serio y practícalo. El proceso matemático puede mejorar
tu estado de ánimo y aumentar tu autoestima.
NOTAS

1. Ver la entrada «cause» en Webster's NewWorld Dictionary. Second College


Edition, New York, Simón y Schuster, 1982.
57

CAPÍTULO 3

DAR SIGNIFICADO A TU MUNDO

LA INTELIGENCIA ASOCIATIVA

La inteligencia asociativa no es lo opuesto a la inteligencia racional ni el


sustituto del pensamiento racional. Son procesos gemelos de pensamiento. La
inteligencia racional hace conexiones de manera secuencial y la inteligencia asociativa
las hace sin tomar en cuenta la secuencia. En ciertos casos, razonar es apropiado, en
otros casos asociar es lo apropiado. Ambas inteligencias son esenciales para la mente
pensante. Una persona puede necesitar ser extremadamente racional al seguir
instrucciones en el computador, manejar dinero o en los asuntos personales que
requieran exactitud y conclusión. La misma persona puede necesitar ser
extremadamente asociativa al encontrarse por primera vez con una persona, y esto
requiere encontrar de un solo vistazo algo que le agrade, expresarlo y así comenzar a
relacionarse.
Cuando utilizamos el pensamiento asociativo, establecemos conexiones con
personas, lugares, ideas, objetos, colores, conceptos. Al estar libres para dar ojeadas
rápidas sin estar restringidos por la causa y el efecto, no tenemos necesidad de calcular
o medir, juzgar o llegar a conclusiones. Estamos libres para iniciar un viaje de
descubrimiento.
Edward de Bono pasó a través de las barreras del pensamiento racional con su
revolucionario libro titulado El pensamiento lateral1. Él describió el pensamiento
racional, lógico, como pensamiento vertical ofreciendo una imagen apropiada para los
procesos secuenciales y lineales implícitos en dicho pensamiento. De Bono denominó
«pensamiento lateral» al proceso de asociar, inventar y crear. El pensamiento lateral se
convirtió en la base de los entrenamientos en creatividad y expansión mental enseñados
en las áreas de negocios y de educación en todo el mundo. El proceso más popular que
surgió de allí fue el de la «tormenta o lluvia de ideas»: la reunión de todas las ideas
58

sin permitir interrupciones por crítica, oposición o explicaciones. Cuando la gente


trabaja con «lluvia de ideas» no discute ni considera la causa de sus ideas o posibles
efectos de las mismas, simplemente ofrece sus opiniones y pensamientos sin
explicaciones. Los que escuchan no argumentan con ideas, sino que continúan
ofreciendo más ideas. Las investigaciones recientes sobre el cerebro escindido apoyan la
propuesta hecha por de Bono acerca del pensamiento lateral, de la misma manera que
las inteligencias asociativa, espacial e intuitiva propuestas en este libro complementan
su trabajo.

LAS CONEXIONES LIBRES Y LA PERCEPCIÓN DIRECTA

Mientras el pensamiento racional procede paso a paso hacia la meta, el


pensamiento asociativo da un salto a lo desconocido, con la esperanza de un
descubrimiento, pero sin un procedimiento fijo en mente. Como decía una amiga, Mary
Marcellus, el pensamiento asociativo es como «un planeo» en total despreocupación.
Sin límites o definiciones, es difícil comunicar o asegurar la utilidad de este
proceso. ¿Es posible hacer este proceso eficiente? ¿Es posible fijar las alas de una
mariposa? No, pero puedes ver el contorno de su vuelo. Tú puedes dejarte ir libremente
hasta que descubras que tu mente está saltando de una conexión a otra, de una idea a
una forma, a un color. Podrías llamar a este proceso como de «pensamientos
incompletos», ¿o son ojeadas, vistazos que eliges no completar por miedo a perder lo
dinámico y original de tu perspectiva?
La creatividad y el descubrimiento dependen de la libertad para hacer
conexiones al azar, y las requerimos para asistirnos en un proceso de creación. En el
pensamiento asociativo, construimos significados uniendo vistazos, yuxtaponiéndolos,
hasta que en su riqueza, sus matices y sutilezas, éstos adoptan un nuevo significado. La
yuxtaposición, la sutileza, el matiz y el azar son las herramientas del artista, del poeta,
tal como se ve en los cuadros de Chagall o de Picasso, en poemas o en cualquier otra
forma reconocida como arte. Ahora podemos reconocer estas características como
básicas en la inteligencia asociativa; ellas están a la disposición de cualquier persona y
no sólo del artista.
La percepción directa, otro elemento de la inteligencia asociativa, es la habilidad
para presentar cualquier concepto, nombre o imagen desligado de su asociación con la
realidad que está frente a nosotros. Su propósito explícito
59

es el de frustrar la percepción ordinaria. Nos ofrece la libertad para eliminar cualquier


etiqueta preestablecida. ¿Cuál es el beneficio de esta capacidad? Sin etiquetas, somos
capaces de mirar a las cosas y percibirlas directamente, dándonos cuenta o asociándolas
con cualquier aspecto de su realidad. Nuestra creatividad y deseo quedan al mando, y no
las etiquetas ni las suposiciones o convencionalismos previos. Estamos libres para
asociarnos continuamente con aspectos de la realidad en relación con nuestra
percepción, nuestro deseo y creatividad.
Por ejemplo, una tP es una w antes de ser una man-za-na. También percibimos
directamente el «uno» de algo antes de poder sustituirlo por el símbolo matemático «1».
Toda palabra o número es un símbolo que indica algo con existencia propia. La
experiencia de los símbolos reemplaza a la experiencia de la percepción directa. La
inteligencia racional trata principalmente con los símbolos verbales y matemáticos los
cuales son siempre secundarios o derivados de la experiencia directa. La inteligencia
asociativa nos permite relacionar los símbolos o asociarnos directamente con el objeto o
la persona.
La percepción directa abre la puerta a todos los procesos del hemisferio derecho,
porque percibir directamente significa estar libre de etiquetas, conclusiones y conceptos
que resultan del proceso analítico del hemisferio izquierdo. En palabras de la psicóloga
norteamericana Jean Houston: «El concepto daña la percepción»2. Cuando no estamos
atados al concepto, estamos libres para entrar en la percepción directa; podemos
desligar a la forma de su etiqueta, permitiéndonos así la riqueza de asociarnos con la
forma desde perspectivas diferentes.
En la inteligencia asociativa nada es irrelevante; nada depende de la secuencia,
del orden, de la forma o del concepto. No estamos atados por causas y efectos. No
entramos en comparaciones, en opuestos, en dualismos o en pensamientos críticos.
Vemos la complejidad de lo existente antes de relacionarnos con el símbolo aceptado y
decidimos dónde enfocar dependiendo de la dinámica de nuestra conexión.
Los aspectos claves de esta inteligencia son la percepción directa, la dinámica,
las conexiones múltiples y el descubrimiento. Así como la habilidad de preguntar
«quién, qué, dónde, cuándo y cómo» es esencial en la inteligencia racional, hay tres
destrezas esenciales en la inteligencia asociativa:
60

1. La habilidad para inhibir conceptos, etiquetas y conclusiones, y así poder entrar


en la percepción directa.
2. La habilidad de procesar libremente, haciendo conexiones sin referencia a causa,
efecto u orden preestablecido; la habilidad de buscar al azar entre los pensamientos e
imágenes por medio de una continua libertad mental.
3. La habilidad de ligar y yuxtaponer asociaciones, conectar, asociar y relacionar de
diferentes maneras y caminos, con el fin de arreglar las formas en varias composiciones.
Lo importante de la inteligencia asociativa en relación con las realidades que
percibimos es que podemos hacer tantas asociaciones y tantos descubrimientos como
deseemos.

DARLE SIGNIFICADO A LO QUE TE RODEA

En un proceso de percepción directa, nuestro medio ambiente continúa


abriéndose ante nosotros. Enfocamos o nos asociamos con aquello que consideramos
más significativo. Le damos o no le damos significado a lo que nos rodea. Podemos
otorgarle significado a los objetos, a las personas, los animales, las plantas, los árboles,
a toda cosa viviente o no viviente. Depende de nosotros usar este proceso de asociación
para crear un medio ambiente amigable alrededor de nosotros.
Esto no significa que nacemos en un medio ambiente hostil, sino que nacemos
en un medio ambiente impersonal en el cual, el significado de lo que nos rodea es
asignado por nuestra cultura, por otras personas que estaban allí antes que nosotros o
que ahora conviven con nosotros tal como lo es nuestra familia. La asignación de
significados y etiquetas al medio ambiente les fue sin duda útil a ellos. Ahora nosotros
debemos descubrir el significado para nuestras vidas o encontrar nuevos significados
que sean amigables o beneficiosos para nosotros personalmente. Tenemos que convertir
nuestra herencia de un medio ambiente impersonal en un contexto personal que vibre de
significado e interés para nosotros. Y es a través del proceso asociativo que vamos
gradualmente dándole significado a todas las diferentes áreas de nuestra vida.
El área de la naturaleza. Puedes asignarle significado a todo el mundo natural —
y en efecto debemos hacerlo si pretendemos desarrollar una relación amistosa y
participativa con la naturaleza—. Aunque el árbol de tu jardín pertenece a una
clasificación denominada árbol, para ti puede ser el gigante
61

enorme que le da sombra a tu casa y que al verlo te recuerda que «estás llegando a
casa». Este significado puede acompañarte toda tu vida.
Las conversaciones. Si en conversaciones en la casa o en reuniones de oficina
tiendes a aburrirte, puede ser que estés esperando por la conclusión de lo que los otros
están diciendo, en lugar de asociar lo que dicen con tu propia vida. El proceso
asociativo te concede libertad para acercarte a lo que te interesa y buscar el significado
que ello tiene en tu vida. Entonces, si lo deseas, haz asociaciones con todo lo que te
rodea, para que el ambiente se convierta en una fuente de recursos activos para tu vida.
La religión. También puedes utilizar la inteligencia asociativa para darle
significado a tu religión. La iglesia o el templo no están hechos sólo de piedra sino de
todos los sucesos que tú has vivenciado allí y valoras lo suficiente como para
recordarlos. La estatua de la Virgen María no está hecha sólo de yeso y pintada de azul
y blanco, sino que está allí, de pie ante ti, para inspirarte con tus asociaciones acerca de
la feminidad, y la bondad. A medida que te asocias con su bondad u otras de sus
características, ella se vuelve más cercana a ti y su significado se profundiza en ti. Por lo
tanto, una estatua de piedra puede convertirse en una guía para tu vida por medio de tu
inteligencia asociativa activa. Es tu cerebro, tu enfoque en las asociaciones, el que la
convierte en algo significativo para ti.
La oficina. El computador en tu oficina puede ser un frío cajón gris frente al que
estás obligado a sentarte. O puedes convertirlo, con tu proceso asociativo, en un mago
que aparece al toque de la punta de tus dedos. Repentinamente aparece frente a ti ese
lenguaje que, segundos antes, estaba escondido profundamente en tu cerebro. Era
difícilmente visible para ti mismo, sin hablar del público que lo verá tan pronto como el
mago lo deje pasar a través de las manos de su asistente favorita, la impresora.
El cuerpo. Este proceso de asociación no tiene fin, es un proceso de convertir
algo aparentemente impersonal en algo nuevo y rico en significado para tu vida
personal. Considera tu cuerpo, ese contexto personal en el cual vive tu poder de
concentración. Puedes darle nuevos significados a las partes de tu cuerpo, aun cuando
ya han sido previamente definidas y clasificadas. Tu mano derecha puede ser, por
ejemplo, una mano de carne y hueso o puede tomar un significado más amplio si la
asocias con tu actuar en el mundo consciente. Tus pies pueden ser pies o pueden «estar
de pie» en el mundo. Michaeleen Kimmey, terapeuta y sanadora de Hartford en el
estado de Connecticut, Estados Unidos, y cuyo libro sobre el mapa del cuerpo está en
proceso, ha dibujado asociaciones para cada una de las partes del cuerpo. Tú puedes
hacer tu propio
62

mapa corporal relacionando las partes de tu cuerpo, bien sea a sus funciones físicas
naturales o a cómo dichas partes interaccionan con el mundo.
Sólo necesitas entender que esas asociaciones constituyen tu propio lenguaje, el
lenguaje que tu cerebro ha decidido utilizar en relación a tu cuerpo. Esto no es nada
misterioso. Es tu cerebro, y no el de otro, el que está estableciendo las etiquetas y esto
puede permitirte estar más alerta a las señales de dolor o de emoción. Este proceso de
asociación e interpretación no excluye el proceso convencional de etiquetar y de
interpretar del médico. Es más bien un proceso adicional que puede ponerte alerta al
lenguaje de tu cuerpo antes de que te sea necesaria la ayuda profesional de un médico.
Haciendo asociaciones con tu cuerpo, estimulas y enriqueces la relación mente-cuerpo.
El planeta. Este mismo proceso de asociación activa es el que nos inspira a mirar
hacia la luna y las estrellas en busca de orientación y guía para nuestro diario vivir. Las
partículas de luz y la gran esfera blanca que ilumina nuestra tierra por la noche, han
iluminado por siglos la mente de hombres y mujeres. A lo largo de la historia y en todas
las culturas, el sol y la luna, el cielo y la tierra, lo finito y lo infinito, han inspirado
asociaciones humanas registradas en diversas formas de arte y religión. Ahora la imagen
de un planeta azul-verdoso suspendido en el espacio nos llama a establecer nuevas
asociaciones, así como a la unión de asociaciones provenientes de diversas culturas.
Existen muchos tipos de historia: la historia de las naciones, de las culturas, de
las guerras, del arte y de la ciencia. Los arquetipos son historia registrada por medio de
las personas más que a través de los eventos. La conexión con los arquetipos por medio
de la inteligencia asociativa nos permitirá llegar más allá de nuestra cultura particular
para lograr un mayor aprecio por la vida en este planeta. Los arquetipos son historia
humana, una historia grabada a través de la forma humana y, por lo tanto, disponible a
nosotros como un recurso humano.
Los arquetipos son configuraciones de energía derivadas de la experiencia de
grandes culturas que capturaron la esencia de la energía vivida a lo largo de la historia
humana. Son patrones permanentes de asociaciones registrados y mantenidos a lo largo
del tiempo que ahora están a nuestro alcance para guiarnos. En las obras de Joseph
Campbell y Jean Houston, filósofos y psicólogos líderes en el campo de la mitología y
la historia, encontramos registrados los arquetipos o figuras sabias más importantes
extraídas de las culturas orientales y occidentales de Grecia, Egipto, India, China,
Indonesia y de los pueblos indígenas del mundo. Depende de nosotros seleccionar
arquetipos para nuestra información y enriquecimiento. ¿Con cuáles nos identificamos?
¿Vamos a aprender de Isis de Egipto, de Perséfone de Grecia o del Coyote de
63

los Indios Americanos? Podemos permitirnos asociarnos y ser enriquecidos por


arquetipos femeninos tan diversos como Deméter, Gaia, y la Mujer Búfalo Blanca; por
las energías masculinas de Zeus y Job, Merlin y Parsifal, el amor compasivo de Kwan
Yin y Buda, el amor seductor de Afrodita y Krishna o el intenso amor humano de Jesús.
Como representantes históricos de la energía de nuestro planeta, los arquetipos
pueden servirnos como guías para alumbrar nuestro camino hacia el futuro y ayudarnos
a evitar errores ya cometidos a lo largo de la historia humana. Eventualmente tendremos
una historia de los arquetipos de todos los continentes. Las grandes historias y las
figuras sabias del mundo estarán entonces a nuestro alcance, para asociarse con ellas sin
importar el lugar del planeta en el que nacimos. No reemplazarán a la riqueza de la
propia herencia, sino que nos ofrecerán la posibilidad adicional de asociarnos con las
vibraciones más finas de toda la historia. Ambas, la historia local y la planetaria, estarán
a nuestra disposición para enriquecer nuestra perspectiva.
La ciencia. ¿Puede ser útil la inteligencia asociativa para la ciencia? ¿Por qué
dejar a un lado conceptos, conclusiones y definiciones a favor de percepciones directas?
¿Por qué desmembrar una realidad tal como ha sido convenida y construida a lo largo
de siglos? La respuesta es la siguiente: para penetrar de nuevo, para entrar en la novedad
con el fin de lograr mayor comprensión y nuevos descubrimientos. La invención viene
de una nueva hipótesis, de una nueva manera de ver las cosas. El matemático francés
Jules Henry Poincaré nos ofrece un excelente ejemplo:
Durante quince días me esforcé para probar que no podían existir ningunas
funciones como las que más tarde llamé funciones fuchsianas. En aquél entonces yo era
muy ignorante; cada día me sentaba a mi mesa de trabajo, permanecía allí por una hora
o dos, ensayaba un gran número de combinaciones y no lograba ningún resultado. Una
noche, contrariamente a mi costumbre, me tomé un café negro y no podía dormir. Las
ideas surgieron por multitudes; las sentí chocar hasta que los pares se entrelazaron, por
así decirlo, formando una combinación estable. Al llegar la mañana siguiente, ya yo
había establecido la existencia de una clase de funciones fuchsianas..., sólo me quedaba
escribir los resultados, lo que me tomó tan sólo unas pocas horas3.
64

Al sentarse en su mesa de trabajo todos los días, Poincaré se mantenía en su


vieja o habitual manera de ver las cosas. Al cambiar su rutina, entró en una nueva forma
de ver en la que «las ideas surgieron por multitudes» y las sintió «chocar» -una
descripción excelente de la inteligencia asociativa-.
El científico muy a menudo llega a una hipótesis por medio de la exploración de
múltiples conexiones, conexiones libres o saltos cuánticos, más que por medio de
secuencias cuidadosamente construidas. La hipótesis es una conjetura hasta que es
verificada posteriormente. El científico debe buscar en lo desconocido, atrapar vistazos,
arreglar y yuxtaponer esos vistazos tal como lo hace el artista. El viaje hacia la hipótesis
es la asociación libre. Desde luego, los científicos sólo reportan hipótesis que ellos son
capaces de verificar. Raramente oímos acerca de las teorías científicas que no han sido
comprobadas. El pensamiento asociativo es terreno común para el artista y para el
científico. Es verdaderamente útil para todo pensamiento creativo, sin importar la
profesión.
La educación. Deploro la ausencia de la enseñanza de la inteligencia asociativa
tanto en las escuelas como en las universidades. Recuerdo a un joven estudiante que
acudió a mí después de que la universidad le pidió que no regresara a cursar su segundo
año. Roberto, el estudiante, no era ni artista ni poeta, deseaba ser ingeniero. Si bien un
ingeniero necesita la capacidad de visualizar espacialmente, la universidad requería
además un amplio conocimiento de la Matemática, y un fuerte dominio del pensamiento
racional. Roberto tartamudeaba: tenía mucho más que decir de lo que podía expresar
secuencialmente en palabras. Indagando un poco más, descubrí que Roberto tenía otras
características, propias del hemisferio derecho: la capacidad de dar amplios vistazos, un
sentido de atemporalidad, el amor por la religión, el deseo de ver el todo antes de
inclinarse a estudiar las partes. Elaboré, para trabajar con él, una serie de técnicas de
estudio para el hemisferio derecho, bien diferentes a las técnicas de estudio enseñadas a
Roberto o a cualquier otro estudiante hasta ese momento. Después de haber obtenido la
autorización para regresar a la universidad condicionalmente, en período de prueba,
Roberto terminó el año ganándose un puesto en la lista de sobresalientes del Decano.
Creo que muchos de los fracasos en las escuelas y universidades podrían revertirse, si
existiera una comprensión clara de esta inteligencia en las mentes de los estudiantes, de
los maestros y profesores.
¿Cuáles son esas destrezas de estudio para el hemisferio derecho?
1. Mira o «lee» cualquier gráfico, ilustración, dibujo o foto, antes de comenzar a
leer las palabras.
65

2. Lee y aprende cualquier material que aparezca en recuadros o cualquier cita


impactante.
3. Establece tus propias conexiones entre la ilustración y el texto.
4. Comienza por el final, no por el principio. Apréndete el resumen visualizándolo
en la pantalla de tu mente. Entonces actívalo y dale vida relacionándolo con tu propia
experiencia para poder recordarlo luego.
5. Después de leer el texto de una página o columna, visualízalo antes de continuar
y descubre cómo asociarlo con algo que ya sabes o conoces.
6. Haz conexiones entre tú mismo y lo que ves u oyes en la clase. Recuerda que las
instrucciones pueden ser dichas sólo secuencialmente y depende de ti visualizar lo que
te están diciendo. Ayuda mucho verificar posteriormente si comprendiste lo expuesto en
clase.
7. Siéntete cómodo al hacer asociaciones libres. Por ejemplo, comienza tu acción
de estudiar donde te plazca, salta alrededor y dentro del texto, en vez de obligarte a
proceder secuencialmente.
8. Participa en clase tomando la iniciativa de intervenir antes de ser interrogado.
Así puedes disponer de tiempo para preparar tu propia respuesta haciendo conexiones
en tu mente, en lugar de ser obligado a responder sin el beneficio de un tiempo para
reflexionar.
Ofrezco estas sugerencias como explicación del éxito de Roberto y no como un
listado completo de destrezas de estudio para las personas con tendencia del hemisferio
derecho. Lo que se necesita es un curso completo sobre técnicas de estudio aplicables
por el hemisferio derecho en todas las escuelas y universidades para que los estudiantes
puedan sentirse más libres de guiar sus mentes en la forma como les sea más natural y
fácil para trabajar.
Podemos igualmente aprender que no es cuestión de utilizar uno solo de estos
procesos, sino más bien la posibilidad de contar con procesos mentales gemelos, la
inteligencia racional y la inteligencia asociativa socios equivalentes en el proceso de
pensar y aprender.
Esto es crucial para aquellos niños etiquetados como «discapacitados para
aprender». Mi experiencia con estudiantes de edades entre seis y doce años indica que
muchos estudiantes ingresan a primer grado con grandes capacidades en el hemisferio
derecho y débiles capacidades en el pensamiento secuencial. Tienen dificultades para
clasificar en categorías y con muchos otros procesos requeridos para el aprendizaje de la
lectura y la matemática.
66

Por otra parte, en su arte y sus acciones, sus mentes están llenas de ricas imágenes,
quizás demasiado ricas para ser colocadas en un orden secuencial. ¿Son incapaces? o
¿son meramente más fuertes en las capacidades del hemisferio derecho las cuales no
están incluidas ni en el curriculum ni en la enseñanza de la escuela básica? Yo creo que
hemos creado «la enfermedad» de la dislexia y de las dificultades de aprendizaje por la
estrechez del curriculum y la exclusión de capacidades del hemisferio derecho desde los
primeros años escolares. ¿Será el estudiante el incapaz, o será que la escuela es incapaz
de ponerse al día con las investigaciones recientes acerca del cerebro?
En la Escuela Experimental Mead para el Desarrollo Humano que fundé con la
ayuda de muchos otros en Greenwich, Connecticut, Estados Unidos, se les ofrecía a los
estudiantes arte, música y otras materias, para su elección, desde el primero hasta el
sexto grado. Aunque se les recordaban «sus obligaciones» de lectura y matemática, se
les permitía pasar más tiempo en deportes y arte, si ellos escogían hacerlo así. Al final
del quinto grado, todos los alumnos estaban nivelados y algunos llegaban hasta estar
tres años por encima del nivel del grado. Basada en esta experiencia, pienso que
podemos eliminar la etiqueta «dificultad de aprendizaje», ofreciendo a los estudiantes la
oportunidad de escoger materias que favorezcan el hemisferio derecho, mientras que al
mismo tiempo, mantenemos ante ellos la necesidad de completar tareas en el izquierdo.
Al obligarlos a ir directamente al hemisferio izquierdo cuando es su lado más débil,
estamos creándoles la dificultad de aprendizaje. Durante los primeros años, deberíamos
reforzar la tendencia mental más fuerte en todos los estudiantes, ofreciéndoles tareas y
materias para ambos procesos, el del hemisferio izquierdo y el del derecho.
¿Puedes imaginar cómo serían nuestra educación y nuestra sociedad si el
desarrollo del hemisferio derecho fuese igualmente exigido en nuestras escuelas?
Imaginemos que fuera tan importante escribir poesía como escribir párrafos; tan
esencial observar y experimentar con los seres vivos de la naturaleza como la capacidad
de leer textos de ciencias; tan importante el arte como la matemática; tan importante
hacer trabajos espaciales en geometría básica como trabajar en computación; tan
importante tomar fotografías y dibujar, como leer libros; tan necesario hacer
asociaciones libres no secuenciales como hacer conexiones de tipo secuencial. ¿Cuánto
hemos perdido, como cultura, por no enfatizar el desarrollo de ambos hemisferios?
Las relaciones humanas. Finalmente, la inteligencia asociativa es la forma de
inteligencia que yo creo necesitamos si vamos a relacionarnos mejor unos con otros
como seres humanos, si es que alguna vez vamos realmente a
67

lograr una sociedad más humana más que una simple sociedad compuesta por humanos.
Nuestro pensamiento racional con su énfasis en las conclusiones y su requerimiento de
una duda y cuestionamiento continuos está inhibiendo el desarrollo de una sociedad más
humana.
Cuando alguien que te es presentado por vez primera trata de comprenderte
añadiendo esto y lo otro o peor aún, resume lo que es aparente en ti y concluye que ya te
conoce, tú, ¿cómo te sientes? ¿No sientes profundamente dentro de ti que eres mucho
más complejo que cualquier resumen que alguien pueda hacer de ti? ¡Solamente tú
puedes conocer tu propia complejidad! Cuando intentamos compartir nuestras
conclusiones acerca de cada uno de nosotros, las fallas en la comunicación se vuelven
inevitables. ¿Quién puede sumar, restar, analizar las partes de un campo en constante
movimiento como es el ser humano, un campo de energía constituido por billones de
células? Con el pensamiento racional hemos aprendido a identificar algunas partes de la
persona, hemos aprendido a resumir esas partes, y luego a proceder a criticar y dudar.
«¿Será verdad que ella es así.,.? Aunque ella sabe esto, probablemente no será capaz de
hacer esto otro...».
Con el pensamiento racional, tenemos la tendencia a creer cada vez que
conocemos a alguien que la experiencia es completa: «Sí, conocí a una persona que es
así, que hace tal cosa..., creo que podría... o debería...». Creemos conocer a esa persona,
cuando lo que conocemos realmente son solamente sus características más obvias. Más
aún, nuestro entrenamiento mental racional nos predispone a criticar, dudar y concluir.
La conclusión es un juicio y una trampa mental que limita severamente nuestro viaje de
exploración y descubrimiento del otro ser humano.
Considera esta alternativa: el uso de la inteligencia asociativa con los otros seres
humanos. ¿Cómo comenzar? A medida que te encuentres mirando a otro ser humano,
registras una vasta área de movimiento, una posibilidad sin fin de descubrimiento,
billones de células. Alguna energía del otro es evidente, otra está oculta, disponible sólo
por vistazos. Pregúntate a ti mismo, qué puedes encontrar allí que te agrade. ¿Qué te
gusta? ¿Qué puedes intuir? ¿Con qué puedes relacionarte? ¿Qué es lo que te afecta, te
conmueve, te emociona, te interesa y enciende la chispa de tu curiosidad? Miras a la
otra persona buscando lo que te intriga de ella. No puedes conocer al otro, medirlo,
comprenderlo de verdad, pero sí puedes captar una ráfaga de él. ¿Qué hay allí? ¿Qué
está pasando? Tus ojos, tus oídos, tus sentimientos, tus hemisferios cerebrales están
todos despiertos en este viaje de descubrimiento, el cual comienza con una conexión,
con un eslabón. Comienza
68

con algo que te guste, como una blusa bonita, unos ojos oscuros, una idea expresada,
algo bien hecho, la amabilidad o la sensibilidad de la otra persona. El proceso continúa
mientras tú expresas lo que está pasando dentro de ti y entonces le das tiempo a la otra
persona para responderte. Los dos van y vienen como en un relevo, relacionándose
primero uno, luego el otro, en continua conexión.
Cuando concluyes o cierras tu mente a lo que está sucediendo, pierdes este
proceso de conexión. Puedes continuar una relación cuando encuentras nuevos aspectos
que te interesan, que te emocionan o que aprecias en el otro. Solamente tienes que
expresarlos y esperar una respuesta, para continuar explorando la relación.
El asunto no está en qué tipo de persona es alguien, sino cómo será tu relación
con ella. El punto tampoco es si la otra persona es tediosa o interesante, sino en cómo
están juntos. ¿Cómo es la energía o la comunicación que emerge entre ustedes? ¿Será la
comunicación entre ustedes una comunión agradable o bloqueada, plena o mínima, de
alta calidad o con interferencias? Comiencen el contacto con un proceso de asociación y
sigan su comunicación buscando asociaciones, buscando maneras de relacionarse el uno
con el otro.
Tú y yo queremos ser percibidos directamente, con una percepción fresca; no
queremos ser categorizados, comparados, resumidos. Lo que nos encantaría es que la
otra persona se enlazara con algún aspecto que le agrade, que disfrute, que le interese o
le despierte la curiosidad. Queremos unas conexiones precisas a medida que nos
exploramos el uno al otro.
Lo que me entusiasma y lo que estoy tratando de promover es lo conectivo de la
vida. Lo que estoy proponiendo con la inteligencia asociativa es que la comunicación se
vuelva exploración y descubrimiento. Lo que yo deseo es alcanzar, acercarme y
asociarme con cualquier aspecto que me interese de otro ser humano. Lo que me
emociona es que al entrar en el pensamiento asociativo, tengo a mi disposición un
proceso para explorar, descubrir, hallar algún aspecto que pueda apreciar de cada ser
humano. Cuando estoy con otra persona, ando buscando algo que pueda disfrutar de él.
De este modo el contacto con todo ser humano se torna exploración y descubrimiento.
Asociar —nótese el contenido social en la palabra misma— es un proceso mental
necesario para incrementar nuestras conexiones humanas dentro de la sociedad. Con
esta herramienta, puedo apreciar algo de todo ser, de toda cosa. Yo no viviría más en
este mundo sin ella. Con ella, me siento a salvo y capaz de encontrarme con cualquier
persona, de ir a cualquier sitio.
69

En términos de poder personal, nada me ha calmado más, ni me ha hecho sentir


tan segura, ni ha sido tan gratificante en mi vida como saber que estoy en un continuo
viaje de descubrimiento, no sólo de mares y montañas, sino de personas. ¡Cada persona
es un viaje! Cuando mi pensamiento racional va directo al ataque, directo a juzgar qué
le falta a la otra persona, no tengo que llegar a ninguna conclusión, ni separarme de ella
ni destruirla. Sólo tengo que desplazarme de mi pensamiento crítico racional hacia un
proceso asociativo, buscando lo que me gusta, lo que aprecio de esa persona. Una
ojeada bastará. Enfoco en la persona, elaboro, expreso y comienzo a conectarme en un
proceso de asociación que es agradable. Esto fue expresado sucintamente, en un taller
realizado en Venezuela, cuando alguien repentinamente exclamó: «¡Quieres decir que
no tengo que comprar todo el paquete!». En efecto, puedo amar los destellos del otro
que realmente me gustan y dejar el resto. Los primeros pasos hacia el amor se toman
con la inteligencia asociativa.
Como ya debe parecer evidente, siento que es de urgente necesidad entrenarnos
en el pensamiento asociativo. Cuando sólo atendemos al pensamiento racional, el
pensamiento asociativo se vuelve el don de los superdotados, el privilegio del artista, en
vez de estar al alcance de todos.
Podríamos concederle libertad a todas las mentes al legitimar este libre proceso
de asociar. Necesitamos legitimarlo y practicarlo durante nuestros años de formación,
tan temprano y tan a menudo como practicamos nuestras estructuras secuenciales de
frases y cómputos.
Pensar asociativamente es asociarme, unirme, relacionarme, conectarme, con
cualquier cosa o persona con la que desee hacerlo. La libertad exquisita es la
característica primaria de este proceso de pensamiento, tanto como precisión y orden
son las características más resaltantes del pensamiento racional. La mayor aplicación del
pensamiento asociativo creo que radica en su uso práctico para las relaciones humanas
además de la creación científica y artística.
La inteligencia asociativa puede liberarnos para construir una cantidad
increíblemente grande de puentes sinápticos, trayendo a la vida otras áreas no utilizadas
de nuestra red neocortical. Estas nuevas conexiones incrementan nuestra inteligencia y
nos proporcionan el primer paso al acceso del otro noventa por ciento de nuestro poder
cerebral.
Ningún caso fue tan evidente como el caso de Andrés, un niño que comenzó el
kindergarden en la Escuela Mead y que no aprendió a leer bien hasta llegar al cuarto
grado. En sus primeros años, se destacó por su excelencia
70

en arte, haciendo dibujos y composiciones complicadas en las cuales continuamente


yuxtaponía formas y colores y creaba nuevas formas por medio de inventar
asociaciones. También le gustaba estar en uno de los centros de la escuela, el centro del
medio ambiente, donde se involucró en exploraciones y experimentos. Él amaba
asociarse con cualquier cosa nueva. Cuando trabajaba espacialmente sea en el arte o en
la ciencia, demostraba paciencia y creatividad. Cuando llegaba el momento de la
lectura, tenía el deseo de hacerlo porque otros lo hacían, pero no tenía tolerancia. Aún
cuando se le recordaba que la lectura era una necesidad, él se sintió protegido por su
extraordinario desempeño en arte y ciencia. Ciertamente, en los primeros tres años, él se
las arregló para enfermarse cuando llegaba el momento de presentar los exámenes
finales.
Sin embargo, el cuento tuvo un final feliz. Andrés se las arregló para estar
preparado adecuadamente, al nivel de su grado, cuando finalmente tomó los exámenes
en el cuarto grado. Más tarde, a nivel de noveno grado, en una evaluación nacional
efectuada por una oficina especializada en exámenes, Andrés calificó en el percentil 97
en comprensión de lectura a nivel de todo el país. Creo que su gran éxito se debió al
desarrollo temprano de su inteligencia asociativa. Él asociaba todo espacialmente, lo
cual debe haber aumentado vastamente el número de conexiones sinápticas. Más aún,
debido a su éxito en arte y ciencia, nunca se consideró a sí mismo como estúpido. Con
su alta autoestima, eventualmente se interesó en la lectura, y creo que para ese momento
su altamente desarrollada inteligencia asociativa le permitió asociar fácilmente las
palabras con los dibujos y luego las palabras en las frases y párrafos.
La clave del éxito de Andrés fue mantener alta su autoestima en sus primeros
años por medio de la inteligencia asociativa, la cual le permitió obtener un éxito
genuino a través del ejercicio mental de su hemisferio derecho. Sólo quisiera que este
cuento pudiera repetirse en los tres primeros años de todas las escuelas nacionales. No
hay razón para abusar de los niños al insistir que ellos demuestren la inteligencia
secuencial del hemisferio izquierdo, en vez de la inteligencia asociativa espacial del
derecho. Al dirigir la enseñanza a sus fortalezas, nosotros los estimulamos a que
desarrollen su habilidad mental; al insistir sobre sus debilidades, les enseñamos
debilidad. Desarrollan un temor a la lectura y las matemáticas y una autoestima baja, lo
cual les impide tratar de lograr el aprendizaje.
Conocí a Luisa cuando ella tenía cuarenta años de edad, era la gerente de una
oficina en la que trabajaban aproximadamente dieciocho personas,
71

a quienes ella dirigía, y con quienes trataba de relacionarse todos los días. Estaba
confundida con las acusaciones que ellos le hacían de ser demasiado fuerte y
manipuladora. Se veía a sí misma como inteligente, interesada en el bienestar de su
equipo, y razonablemente diplomática al hacer sugerencias. Cuando llegué a conocerla
descubrí que había desarrollado su inteligencia racional como un medio de
sobrevivencia en su niñez. Su madre había fallecido a muy temprana edad, el padre
faltaba desde su nacimiento y sus hermanos vivían con familiares. No era sorprendente
que ella tratara de controlar su medio circundante y todos los que estaban en él con sus
habilidades racionales. Era una solucionadora de problemas y una gerente. Las
posibilidades de establecer asociaciones amistosas, de usar la inteligencia asociativa, no
formaba parte de su educación.
Cuando Luisa comenzó a darle tanta importancia a las asociaciones como le
daba a la razón, comenzó a mirar a la gente de su oficina de una manera diferente.
Conscientemente escribió lo que apreciaba de cada uno y comenzó a sentirse más
cómoda con la gente, a su alrededor, le encontró significado a cada uno y el ambiente
cambió. Personalmente, Luisa pasó de ser una persona tímida con una recia apariencia
fuerte, a ser una persona que ahora se relaciona con facilidad.

Ejercicio

Construyendo significado

Practica este ejercicio en cualquier reunión social o de trabajo. Es especialmente


importante practicarlo en cualquier momento que sientas que estás perdiendo el interés
o en situaciones en las que te sientas aburrido.
a. Abre tu sistema de creencias a la idea de que todo está interconectado y, más
precisamente, a la posibilidad de que cualquiera puede ser un recurso activo para ti y
relevante para el bienestar de tu vida.
b. Limita la tendencia de escuchar para criticar, comparar, concluir, dudar o
cuestionar.
c. Cuando otros hablen, intenta asociarte con lo que están diciendo. Deja pasar lo
que no es de tu interés para poder seleccionar y enfocar en las conexiones que tienes con
lo que ha sido dicho.
d. Integra lo que has seleccionado, dándole sentido para tu vida. Siéntete con
libertad para otorgarle tu propio significado.
72

Lo que esencialmente estás haciendo es darte cuenta de que puedes darle


significado a cualquier cosa que los otros digan, así como a su presencia en tu vida.

Ejercicio

El pensamiento apreciativo

Practícalo con todas tus relaciones humanas.


a. Aclara tu sistema de creencias en relación a la complejidad del ser humano.
Encuentra una manera de entender que los seres humanos son algo más que su forma
visible, bien sea que te refieras al ser humano como un sistema de energía irradiando
diferentes vibraciones o como un ser compuesto de innumerables células. Encuentra tu
propia manera de interesarte en todo lo que puedes descubrir en el otro.
b. Mira y escucha activamente a la otra persona. Busca algo que puedas escuchar o
ver que te guste del otro.
c. Cuando encuentres algo que te guste, disfrútalo dentro de ti y exprésaselo a la
otra persona.
d. Recordando algo que aprecias puedes mejorar tu estado de ánimo en cualquier
momento del día.
NOTAS

1. Edward de Bono, Lateral Thinking, New York, Harper y Row, 1973.

2. Jean Houston, «Concept louses up percept», The Possible Human, Los Ángeles,
J.P. Tarcher Inc., 1982, P-33.

3. Citado en The Brain: Mystery of Matter and Muid, Washington, US News


Books, 1981, p. 77.
73

CAPÍTULO 4

SINTETIZAR LAS CONEXIONES

La inmensidad está dentro de nosotros. Está atada a


una especie de expansión de ser que la vida modera
y la cautela detiene, pero que comienza de nuevo
cuando estamos solos.

GASTÓN BACHELARD, The


Poetics of Space

LA INTELIGENCIA ESPACIAL VISUAL O AUDITIVA

La inteligencia espacial implica la existencia de unas ondas más profundas en el


cerebro. Es como si la inteligencia racional y la asociativa estuvieran en un primer plano
de percepción y la espacial estuviera en un segundo nivel, más interno. La neocorteza es
una densa área espacial en la cual se hacen y extienden las conexiones mentales1. A la
neocorteza entran estímulos de diferentes fuentes: desde lo que conocemos como los
sentidos, como también desde los sistemas más profundos, el sistema límbico de los
sentimientos y el cerebro básico de la acción. Estas conexiones están entrelazadas de
una manera más profunda en forma de palabras, números, imágenes, sonidos, colores,
formas, insights, sentimientos y acciones (o comportamiento). Existen esas ondas más
profundas de energía en las que las imágenes, sean visuales o auditivas, se forman en
una onda diferente de aquélla en la que se encuentra lo concreto o lo obvio, que puede
ser analizado y observado con las inteligencias racional y asociativa. Como ya dije, es
como si estas dos inteligencias estuvieran en un primer plano de percepción, la
inteligencia espacial en un segundo nivel más interior, y la inteligencia intuitiva en
longitudes de onda aún más profundas y que son procesadas por receptividad en lugar
de por actividad.
Hasta ahora hemos distinguido las muchas conexiones involucradas en la
inteligencia espacial de acuerdo a la entrada o input sensorial. Algunas conexiones le
aparecen al pintor como visuales, o al músico como auditivas.
74

También existen las conexiones táctiles, formadas por el tacto; las olfatorias, formadas
por los olores y las sensaciones de sabor que aparecen cuando colocamos un nuevo
alimento sobre la lengua. La lengua recibe una variedad de estímulos, pero sólo cuando
esos estímulos llegan a la neocorteza es que podemos comunicarlos, lo cual podemos
hacer por medio de la palabra, por un profundo sonido de placer, por alguna imagen
visual que sirve para compararlos con la experiencia, o alargando nuestra mano para
tomar otro pedazo de esa tarta de manzana.
Algunas personas reciben principalmente sonido, verbal o musical; otros,
imágenes visuales; otros, fragancias. Algunos reciben una mezcla de todos los sentidos.
La sinestesia es el fenómeno de esta mezcla, a menudo descrita por individuos
altamente creativos2. Algunos perciben los colores de los sonidos, algunos los colores
de las palabras, algunos imaginan con colores, algunos sienten los sonidos, y otros
escuchan palabras asociadas con sonidos. ¿Será ésta una habilidad innata? o ¿será que la
gente creativa trabaja más fuertemente para crear y al hacerlo estimula más a sus
sentidos, que inundan los axones y dendritas y producen así nuevas conexiones? ¿Será
que ellos son capaces de sintetizar las entradas de los diversos canales de los ojos, nariz,
oído, boca y piel? ¿Serán ellos personas que han desarrollado ambos lados del cerebro
como también grandes áreas del hemisferio derecho? o ¿será la sinestesia una versión
más desarrollada de la inteligencia espacial?
Hemos descrito a la neocorteza como una vasta área de axones que envían
energía y de dendritas que la reciben. A pesar de que los científicos han asociado las
funciones con ciertas áreas, también hay vastas zonas que todavía permanecen sin
asociar. Si nuestros billones de células son capaces de producir cuatrillones de
conexiones, entonces éste sería el espacio al que debemos atender. Es aquí, en la
neocorteza, que existe un espacio infinito dentro de nosotros.
Mi propia experiencia me sugiere que este infinito parece relacionarse con
ambos espacios, tanto con el espacio externo como con el interno. Algunas veces con
mis ojos, oídos u otros sentidos abiertos y dirigidos hacia afuera, en exploración del
mundo; otras veces orientado hacia dentro con mis ojos y sentidos cerrados para así
poder lograr una concentración y exploración más profunda dentro de mí. El espacio
externo es aquel que recibimos por medio de los sentidos. El espacio interno está
ubicado dentro del cerebro.
Cuando yo busco y veo, con mis ojos abiertos, estoy usando mi inteligencia
visual en un nivel externo, y el resultado puede ser una interpretación
75

artística de lo que veo o una acción basada en ello, o que por lo menos toma en cuenta
lo que estoy viendo. Algunas personas procesan los datos visuales de una manera rápida
y pueden aprehender variados aspectos de una situación compleja solamente estudiando
la situación visualmente. Podríamos decir que son personas capaces de medir la
situación fácilmente, o tomar todo en consideración. Sin embargo, la inteligencia visual
también existe en el plano interno. Para algunos, la riqueza de imágenes visuales
constituye un proceso de pensamiento; ellos llegan a conclusiones procesando series de
imágenes internas. Un pensador visual interno entonces puede necesitar comunicar esos
resultados a otros por medio de dibujos o trasladando las imágenes a palabras utilizando
metáforas o descripciones verbales variadas.

INTELIGENCIA ESPACIAL-AUDITIVA

Todo lo que he escrito en este libro he tratado de experienciarlo antes. Propongo


lo que es posible aprender en cada inteligencia. En este caso, como no soy una artista
musical, no me siento capaz de elaborar mas profundamente este proceso de
pensamiento. Aún así, estoy convencida que existe esa capacidad de oír internamente,
en la que los músicos reciben imágenes de sonido con las que componen su música.
Aquellos que oyen sonidos internamente, tienen una inteligencia espacial auditiva que
es más profunda que la capacidad media de escuchar.
Quiero decir, que ambos espacios, el externo y el interno, también existen en el
sentido auditivo. En el plano externo, algunos de nosotros somos unos escuchas muy
alertas, conectando e interpretando una variedad de sonidos. Un oyente alerta no sólo
escucha el sonido sino que lo conecta con un significado. Un escucha tanto alerta como
activo es capaz de oír por un largo período de tiempo, captar las palabras y tonos de voz
y llegar a significados comprensivos o muy sofisticados. En contraste, el oyente
impaciente oye unas pocas frases y reacciona antes de haber tenido tiempo para
encontrar ya sea el mensaje o el significado. El escuchar activamente —esperar hasta oír
el mensaje que una persona está tratando de enviar-, forma parte de la mayoría de los
cursos sobre la comunicación. Escuchar adecuadamente no sólo significa tener
paciencia; también consiste en tener inteligencia auditiva, -conectar el significado
interno a un sonido recibido del ambiente externo-. Los músicos tienen una habilidad
con el sonido que refleja ambas dimensiones, la externa y la interna. Ellos oyen sonidos
y música y son capaces de
76

integrarlos a un nivel interno. También escuchan temas, variaciones, sonidos, y tonos


musicales así como sus combinaciones, a un mero nivel interno sin ninguna referencia a
sonidos externos. Ellos traducen esos sonidos internos a una notación musical y luego
posteriormente ellos pueden tocar esa música para sí mismos o escuchar a otros tocarla.
Aquellos que escuchan sonidos internamente poseen una inteligencia auditiva
más profunda que la capacidad media para escuchar. Por ejemplo, yo no escucho temas
musicales, sin embargo, cuando me estoy concentrando profundamente sobre un tema o
estoy a la búsqueda de respuestas, yo escucho sugerencias que parecen venir desde un
nivel más profundo dentro de mí. Se habla de «escuchar nuestra voz interna», lo cual
parece ser posible cuando buscamos hacerlo. También tenemos la experiencia de los
clari-audientes o canales, quienes reportan escuchar voces de seres que aseguran haber
vivido largo tiempo atrás. Independientemente de la incapacidad para verificar ese
hecho, es obvio que la gente que realiza la «canalización» cae en una relajación
profunda, escuchando y transmitiendo las voces que están «escuchando».
En estos ejemplos tenemos tres niveles de inteligencia espacial-auditiva, el
primero relacionado con el espacio externo y el segundo y tercero relacionados con el
espacio interno, pero con diferentes grados de relajación o profundidad. El primer nivel,
el de oír de manera activa y alerta, depende del enfoque y la capacidad para enlazar
diversos sonidos con su significado. Los otros dos dependen de la relajación y de la
concentración que se tenga para escuchar.
Muchos de nosotros tenemos predisposición por la inteligencia auditiva o por la
visual. Es decir, preferimos escuchar o preferimos ver para poder aprender. En la
educación primaria todavía existe el debate sobre si los niños aprenden a leer más
rápidamente por la vista o fonéticamente.
Ahora bien, tal como los pintores y los músicos, el atleta constituye un ejemplo
de persona con niveles altos de inteligencia táctil o espacial. No estoy segura de hasta
qué punto las sensaciones táctiles son integradas y más desarrolladas a un nivel interno.
Lo que sí sé, sin embargo, es que los niños con preferencia por el hemisferio derecho
rápidamente desarrollan habilidades atléticas en los deportes individuales tales como la
natación, montar en patinetas, patinar y hacer ski. Yo lo atribuyo a su habilidad para
sentirse cómodos con sus cuerpos en relación con el espacio que los rodea. Están libres
de guiarse espacialmente más que para responder a reglas u otros jugadores como es
necesario en los deportes de equipo. Por lo tanto, alguna forma de síntesis de las
conexiones debe estar tomando lugar a un nivel interno, la cual sólo podemos reconocer
al aplaudir sus habilidades kinestésicas. Ellos
77

comunican este nivel interno por medio del movimiento de sus cuerpos, lo cual es
considerado por muchos como una forma de arte, a pesar de que no es expresado a
través del sonido ni de la vista.
Algunos de nosotros disfrutamos de los olores, tomando el aroma de las flores o
los olores de la cocina o el perfume de un ser querido. ¿Cuán profundamente
permitimos que los olores nos afecten? La aromaterapia afirma que nos podemos sanar
a nosotros mismos integrando a un nivel más profundo las esencias de las flores.
Sabemos que los bulbos olfatorios forman parte de nuestro sistema cerebral de las
emociones, luego ciertamente las fragancias afectarán nuestro estado emocional.
Aquellos que integren estas conexiones de una manera más exhaustiva dentro de sí
mismos pueden también producir alguna forma de sanación.
Lo que está ocurriendo en los ejemplos anteriores es algo más que una conexión,
ya sea que el origen esté en los sentidos o provenga de las otras estructuras cerebrales
hacia la neocorteza. En el pensamiento racional utilizamos la palabra comprender para
comunicar que a unnivel de pensamiento ha tenido lugar un tipo de conocimiento más
incluyente, amplificado y sofisticado. Las experiencias de los atletas, músicos y pintores
indican que necesitamos una palabra similar a la comprensión que tome en cuenta los
procesos más profundos del hemisferio derecho así como lo que se recibe de los otros
sistemas cerebrales. El término inteligencia espacial es el más apropiado para este
fenómeno que integra o sintetiza las entradas de los sentidos o de los otros sistemas
cerebrales de una forma que va más allá del pensamiento racional o asociativo.
Nuestra neocorteza es una red espacial en potencia esperando a ser activada. En
el juego depinball uno trata de dirigir la pelota para que ésta le pegue al mayor número
de estaciones como sea posible. De la misma manera, con la neocorteza, nosotros
debemos enfocar nuestra atención para que se activen o enciendan tantas áreas como sea
posible. La inteligencia mental habrá avanzado cuando veamos que nuestra labor
consiste en hacer o establecer tantas conexiones como sean posibles, más que en tratar
de determinar un cociente fijo o una capacidad fija. Nuestro cociente puede cambiar
diariamente si ejercitamos la red mental, si permitimos que se establezcan conexiones
desde todos los sentidos o si nosotros conscientemente dirigimos nuestra atención hacia
la activación de unas áreas después de las otras. Podemos desarrollar más el sentido de
la vista o de percibir sonidos, la habilidad de la palabra o la música, el sentido del olfato
o del tacto, el sentido del gusto o la habilidad de sentir cualquier sentimiento, o lograr
un sentido del esta-
78

do de alerta del cuerpo propio. Sin embargo, tomando como imagen de la neocorteza un
telar encantado o la máquina de pinball —la que prefieras— lo que importa es permitir
todo tipo de entradas, de estímulos, que informen a nuestra neocorteza lo más a menudo
posible. Lo que interesa es el hecho de enviar impulsos a los axones y dendritas de
manera que una mayor cantidad de sinapsis se puedan formar y sintetizar. Lo importante
es usar nuestra concentración sobre el plano interno de la realidad tanto como sobre el
plano externo. «Los dos tipos de espacio, el espacio íntimo y el espacio exterior, siguen,
en su desarrollo, animándose el uno al otro»3.
Una representación completa de la inteligencia espacial de por sí se llevaría un
libro, que incluiría no solo la espacial-visual como aparece descrita a continuación, sino
también las inteligencias espacial-auditiva, espacial-olfatoria, espacial-táctil y espacial-
kinestésica, reuniendo así la experiencia de artistas, pintores, músicos y clari-audientes,
como también la de aquellos que poseen un alto desarrollo de sus otros sentidos como el
del olfato, gusto y tacto4.

LA INTELIGENCIA ESPACIAL-VISUAL

Después de ver en la televisión el noticiero de la noche, algunos recordamos las


palabras y casi todos recordamos al menos algunas de las imágenes presentadas. Los
espectáculos de la televisión y las películas están compuestos por imágenes y las
palabras se añaden para detallar, describir y a veces hasta pienso que están allí sólo
porque estamos acostumbrados a la voz humana. Generalmente los presentadores son
escogidos por la buena impresión visual que ofrece su aspecto físico. Los relatores de
noticias también son escogidos por su impacto visual, y en general son pocos los que ha
habido que sean brillantes racionalmente y que no sean atractivos visualmente. Tanto los
programas de televisión como las películas cinematográficas son presentaciones
visuales en las cuales la comunicación del pensamiento se realiza a través de la imagen.
Mientras que las palabras y los números requieren una presentación lineal a
través de la escritura o la voz, la imagen requiere de una presentación
79

espacial a través de la pantalla del televisor, la pantalla del cine, o del arte bidimensional
o tridimensional.
Cuando leemos novelas o poesía, las imágenes que tienen lugar dentro de
nosotros son a menudo más poderosas que las imágenes que vemos proyectadas por la
televisión o el cine. Cuando leemos una novela, somos directores de nuestro propio cine
interior, visualizando imágenes para enriquecer el contenido de lo que estamos leyendo.
No cabe duda que tenemos más tiempo para inventar imágenes leyendo en las páginas
de un libro, que viendo un programa de televisión o una película.
Las imágenes fueron el medio de comunicación anterior a la escritura. Las
pinturas de las cavernas de Lascaux en Francia o las pinturas sobre piedra descubiertas
en Guri (en la Guayana venezolana), y en el mundo entero, revelan nuestras formas
tempranas de inteligencia espacial-visual. Siglos después, con la invención de la
imprenta, las palabras tomaron la delantera a las imágenes.
Fue el libro el que le confirió poder a la palabra y al pensamiento racional,
restándole poder al arte y a la música que eran las tradicionales formas de pensamiento.
Ahora la televisión y el cine han revertido esta tendencia. Así como los libros hicieron
ampliamente accesibles a las palabras, ahora la televisión y el cine hacen que las
imágenes estén más a la disposición de todos. Hoy en día las imágenes de la televisión
parecen tener más poder que la palabra, o ¿será que pasamos más tiempo viendo la
televisión que leyendo libros?
Nuestra educación y nuestra élite intelectual ha quedado rezagada en esta lucha
entre libro y televisión. Valoramos y enseñamos la palabra por medio de la inteligencia
racional mientras que fuera de la escuela, los estudiantes pasan mucho más tiempo
frente al televisor, con unas imágenes que hacen poco por desarrollar las sutilezas de la
inteligencia espacial-visual. ¿Cómo sería tener un país con una población visualmente
inteligente? ¿Cómo sería la vida si aprendiéramos a discernir lo provechoso de la
imagen de la televisión, del mismo modo como lo hemos aprendido a hacer con las
palabras del periódico o de libros? ¿Pudiéramos visualizar tanto como razonar las
soluciones los problemas del mundo? ¿Sería posible aprender a inventar a través de
conexiones visuales continuas? ¿Se tornarían más estéticos nuestros hogares y ciudades
si pudiésemos visualizarlos internamente antes de construirlos? Si valoráramos
verdaderamente lo visual, en vez de utilizarlo casualmente, estaríamos educándonos
visualmente y esto se reflejaría en nuestra manera de tratar los espacios de nuestro
ambiente. La riqueza de lo visual no se limi-
80

taría al artista y al museo; lo estético sería la norma. ¡Qué retroalimentación tan


poderosa sería vivir en la belleza!
Debemos sobrepasar esta lucha de opuestos elevando el pensamiento visual a
igual categoría que el pensamiento racional, educándonos o desarrollándonos en ambos,
para sanar la separación existente entre la élite artística y la élite intelectual, entre el
museo y la biblioteca, entre la televisión y el libro.
El intelecto y la imaginación están ubicados en partes diferentes del mismo
cerebro humano. Ellos son dos procesos del mismo sistema cerebral, ambos contribuyen
a nuestra inteligencia.
En el proceso visual vemos imágenes, ya sea externamente como ocurre cuando
vemos un crepúsculo, una buena película o una obra de arte en un museo, o
internamente, cuando imaginamos o meditamos. Podemos utilizar nuestra capacidad de
visualizar, imaginar, pensar internamente sobre cómo será un proyecto, cómo lucirá un
producto, un plan, o incluso considerar cómo será el día o el mes siguiente. La
visualización es otra forma de planificación, y se puede utilizar sola o junto con el
análisis. El análisis se enfoca sobre los datos evidentes en el presente, mientras que la
inteligencia visual se enfoca en ver una imagen interna de cómo va a resultar algo en lo
inmediato o en el futuro. Por ejemplo, una vez analizada la información que deseo
presentar en un taller, entonces comienzo con un proceso de visualización en donde veo
cómo voy a presentar los ejercicios, qué respuestas puedo recibir o los cambios que
debo realizar y cómo se va a ver en el momento de la presentación final. El proceso de
visualización me aporta una mayor seguridad, tal cual como si se hubiera llevado a cabo
un ensayo de todo ello.
¿Qué son las imágenes? Las imágenes son configuraciones de energía así como
los pensamientos y los sentimientos también lo son. En una imagen, la energía se forma
como retrato en vez de como frase o sentimiento. Las imágenes no son necesariamente
imaginarias. Algunas reflejan la verdad externa, mientras que las imaginarias son pura
inventiva. Por ejemplo, puedes tener una imagen de una casa que refleja una casa que
realmente existe o puedes tener una imagen imaginaria, que es la de una casa que no
existe en la realidad externa sino que sólo existe en tu realidad interna. Tenemos el
hábito de identificar el proceso total de la visualización con la imaginación, y tendemos
a identificar las imágenes tanto con la imaginación como con el arte. Más aún, estamos
acostumbrados a llamar a nuestras imágenes internas «fantasías» o alucinaciones, lo que
lleva a negar el poder de nuestra inteligencia espacial-visual.
La fantasía y la alucinación pueden ser dañinas si nos quedamos atados a ellas o
las identificamos como pertenecientes a la realidad externa. Si tengo
81

la fantasía de ser Napoleón, y así lo creo, esto ciertamente puede llevarme a cometer
acciones externas extrañas o dañinas. Pero sería tan dañino «pensar» que soy Napoleón,
como «imaginarme» a mí mismo como Napoleón. El asunto está en darnos cuenta que
ambos, el pensamiento y la imagen, son realidades internas que pueden corresponderse
o no con realidades externas. Tanto el pensamiento como la imagen pueden ser
imaginarios. Sólo podremos saber qué son si estamos dispuestos a verificar ambos,
pensamiento e imagen, con los hechos externos.
Socialmente estamos acostumbrados a identificar al pensamiento con la realidad
y a la imagen con lo imaginario o la fantasía. Por costumbre creemos que uno de esos
elementos es real y el otro no lo es. Lo que debemos hacer, ahora que conocemos las
dinámicas del hemisferio derecho, es reconocer a ambos como configuraciones
mentales que deben ser verificadas cuidadosamente con la realidad externa. Si estamos
interesados en nuestro desarrollo mental, sería importante despojarnos de los prejuicios
racionales en contra de la visualización. Una imagen es una configuración mental tan
clara como lo es un pensamiento. Una se expresa como retrato; lo otro, como frase.
Ambos, pueden conformar o no la realidad.
Hasta la hipótesis, tan central en el pensamiento científico, es una proyección de
la imagen de lo posible. La ciencia tiene el hábito y los procesos para verificar hipótesis
hasta probarlas como ciertas. ¿Cuántas hipótesis o imágenes proyecta la mente antes de
lograr una que sea verificable y útil? Este proceso de proyectar continuamente imágenes
es la inteligencia espacial-visual.
La configuración de imágenes, lo imaginario, la fantasía y la hipótesis son todas
funciones mentales de la inteligencia espacial-visual que puedes honrar, hacer realidad y
hacer parte de tu habilidad mental. Formando imágenes en tu mente, no sólo puedes
enriquecer tu vida y mejorar el poder de tu cerebro, sino que también puedes utilizar
esas imágenes para que te guíen en tu vida diaria. Las imágenes son información,
información real, utilizable en cualquier rango de la realidad que desees vivir: en lo
imaginario, lo sutil o lo externamente real. La inteligencia espacial-visual es un proceso
mental que activa la neocorteza a un nivel más profundo que la inteligencia asociativa.
Utilízalo para tener acceso a una mayor información acerca de tí mismo.
¿Cómo podemos estimular el desarrollo de una población visualmente
inteligente? No sólo a través de la «expresión creadora» en los primeros grados sino
también incorporando el pensamiento visual a las matemáticas, a las clases de castellano
y de literatura, de historia y de ciencias a todo lo largo
82

del sistema educativo. Un ejemplo impresionante del uso del pensamiento visual en
clase de matemáticas surge de una experiencia en la Escuela Mead. Carlos amaba el arte
y los deportes. Aprendió a leer tardíamente y estaba interesado en las matemáticas, pero
con poco éxito. Cuando estaba en el quinto grado, la maestra de matemáticas decidió
enseñar la materia por medio de la visualización interna. Nadie podía tocar el lápiz hasta
tener la respuesta del problema, lista para ser escrita. Ella le dijo a los estudiantes que
algunos niños necesitan usar un lápiz para discernir todo en el papel, pero que otros eran
tan inteligentes que podían solucionar los problemas a ojos cerrados y sin escribir.
Carlos lo creyó así. Aparentemente liberado de la necesidad del procesamiento
secuencial, él fue capaz de procesar numerosos y complicados problemas de
multiplicación y división, llegando a las respuestas correctas.
Yo no sé exactamente qué tipo de planeamiento visual interno fue usado por
Carlos, pero sí sé que en todas sus materias él tenía una preferencia por el hemisferio
derecho. Sólo puedo suponer que cuando él trataba en forma escrita de desarrollar el
proceso secuencial involucrado en las matemáticas, se sentía constreñido y forzado a
utilizar el hemisferio izquierdo, donde él había desarrollado un número inferior de
conexiones sinápticas que en el derecho. Resumiendo, él se veía forzado a utilizar su
lado menos brillante. Una vez liberado para asociar y visualizar números dentro de su
mente, él debe haber sentido la misma independencia, poder y conexiones en el
hemisferio derecho que sentía cuando trabajaba en el Centro de Arte y en los deportes.
Él era uno de los doce estudiantes que se habían escogido por sus pobres ejecuciones en
matemáticas, quienes al darles la oportunidad de ejercitar sus procesos visuales internos,
se hicieron exitosos estudiantes de matemáticas, tan exitosos que fueron presentados en
el programa Today de la televisión norteamericana, en representación de la Escuela
Mead en el año 1979.
La imaginación, o pensamiento visual interno, por sí misma es una forma de
pensar. Sin embargo, podemos mejorar el desempeño en los salones de clase, al hacer
que la imagen se convierta en la constante compañera de la palabra. «Pienso esto y veo
esto». Existen por lo menos dos maneras de comprender cualquier información: una
procesada racionalmente, secuencialmente, usualmente por medio del hemisferio
izquierdo, y expresada por «yo pienso»; y una segunda manera procesada visual-
espacialmente, lo que se hace usualmente por medio del hemisferio derecho, y es
expresada por «yo veo». Ambos procesos están registrados en nuestra memoria.
Algunas veces recordamos la imagen, otras veces la palabra. En relación con los
resultados escolares, podemos decir que si enseñamos por medio de ambos procesos, los
83

estudiantes tendrán dos maneras de lograr el acceso a su memoria, o por lo menos


estarán en capacidad de usar su forma más desarrollada y por lo tanto la más fuerte.
Para aquellos estudiantes con un hemisferio derecho dominante, esto resulta esencial y
para los estudiantes con preferencia izquierda, lo menos que se logra es aumentar su
capacidad cerebral.
Esta visión es una invitación a los gobiernos y la empresa privada, no sólo a ser
patrocinantes del arte, sino a utilizar el pensamiento visual en las sesiones de
planificación. ¿Puedes visualizar el resultado de este proyecto o plan que estás
proponiendo, en cinco meses o un año? No se trata solamente de aquellas proyecciones
financieras preparadas por artistas gráficos involucrados en el pensamiento visual
original sino de la capacidad de visualizar internamente por parte de quienes están
conectados íntegramente con el inicio y el mantenimiento de proyectos administrativos
o empresariales.
«¿Cómo se verá?» es la pregunta vital involucrada en el pensamiento visual,
tanto como «¿cuál es la causa y cuál será el efecto?» son las preguntas vitales del
pensamiento racional.

LA VISUALIZACIÓN EXTERNA

La creación de imágenes para acompañar los pensamientos es una manera


sencilla de ampliar nuestras capacidades cerebrales, logrando así un acceso a parte de
ese 90% de tu cerebro en desuso. No es necesario culminar un pensamiento con un
punto final cuando puede acompañarse de una bella imagen. Cada vez que digamos
«pienso», también podemos entrenarnos en imaginar. «Cuando pienso en ti, puedo ver
tu sonrisa. Cuando pienso en una guerra también veo gente sufrir».
Al estar alertas a nuestra manera de hablar, podemos invitar a nuestras mentes a
extender los pensamientos incipientes en imágenes visuales y expresarlos en palabras:
«Imagino que... Veo que... Tengo una imagen de ti... Lo que está sucediendo es... El
vistazo que me viene es... Se ve como...».
No digamos «yo pienso», cuando en realidad estamos imaginando. Esta es una
de las maneras como distorsionamos el pensamiento racional. Cuando estamos
imaginando, podemos expresarlo diciendo así: «puedo ver que...» o «la imagen que
tengo de eso es...» o «la foto que tengo de cómo solucionar esto es...».
Cuando estamos escuchando palabras o pensamos racionalmente, podemos
igualmente añadirle imágenes: yo pienso y yo visualizo; yo oigo y
84

yo visualizo. ¿Qué tal si en el colegio toda composición viniera acompañada de una


ilustración? ¿Qué tal si cada vez que termináramos de leer o escribir una composición,
la revisáramos de nuevo, cerrando los ojos y visualizando internamente las imágenes
que acompañan los pensamientos? Nuestro hemisferio derecho se desarrollaría al igual
que el izquierdo. Estaríamos cargando de energía ambos hemisferios cerebrales y
continuamente amplificando nuestra red de conexiones neocorticales.
La inteligencia espacial-visual contribuirá enormemente tanto a tu capacidad de
aprender y recordar como a la riqueza de tu diario vivir. Practica el siguiente ejercicio,
bien sea en tus cursos académicos, en tu trabajo o en tu vida diaria.

Ejercicio

Desarrollando tu inteligencia espacial-visual

1. Cuando estés en una conferencia, puedes escuchar al mismo tiempo que


vizualizas imágenes que acompañan a la información que recibes. El cerrar los ojos
ayuda para empezar la práctica, pero también se puede practicar con los ojos abiertos.
Así vas registrando en tu memoria la palabra y la imagen y podrás recordar la
información tanto por medio de imágenes como por medio de palabras. Así estás
doblando tu capacidad de memoria.
2. Al recibir instrucciones haz lo mismo: visualiza cómo seguir las instrucciones
mientras que oyes las palabras. Esto es especialmente útil cuando alguien te está dando
direcciones. Oye y visualiza.
3. Después de leer cualquier tipo de texto, ya sea literario, histórico o científico,
detente al final de cada página o capítulo para visualizar espacialmente lo que has
venido leyendo secuencialmente. Esto ayuda enormemente a la memoria y te hace
disfrutar más.
4. Antes de comenzar a escribir respuestas, en cualquier materia, puedes aprender a
hacer una pausa para visualizar lo que quieres escribir.
5. Practica distinguir entre la palabra y la imagen, propiciando frases tales como
«estoy pensando» o «mi imagen de esto es...». De este modo, puedes hacerte más y más
consciente de las dos formas de conocimiento.
6. Recuerda que tu actuación en la vida diaria depende mucho de tu memoria:
memoria para los exámenes, memoria para tu trabajo, memoria para asociarte con
conocimientos del pasado. Si palabra e imagen son dos formas de conocimiento,
también son dos maneras de recordar.
85

Son dos maneras de percibir información, de guardarla, de usarla, de inventar o


construir nueva información.
7. Practica recordando las palabras y añadiéndole imágenes, o practica recordando
imágenes y añadiéndole palabras.
Cuando hayas aprendido el proceso de visualizar externamente en cualquier
materia o situación, habrás amplificado notablemente las conexiones y por lo tanto el
poder de tu neocorteza total. Todo lo que haces mejorará, porque ambos hemisferios
estarán involucrados. Algunas veces destacarás la exactitud de la realidad existente y de
la palabra, y otras veces destacarás lo que podría llegar a ser y la generalidad
panorámica de las imágenes. Expresarte en palabras e imágenes no sólo desarrollará tu
cerebro sino que añadirá más energía a tu vida.

LA VISUALIZACIÓN INTERNA

Para practicar la visualización interna es muy útil cerrar los ojos. Aunque cerrar
los ojos se ha identificado a menudo con eventos religiosos o esotéricos, es en realidad
un acto que te provee de una mejor oportunidad para concentrarte. Cerrar los párpados
inhibe los estímulos exteriores, a la vez que te permite ir más profundamente dentro de
ti. Al cerrar los ojos y relajar tu cuerpo, empiezas a darte cuenta de tus espacios internos
y gradualmente, de longitudes de ondas más generalizadas. Mientras más te calmas, más
profundamente penetras en tu ser interior.
Por ejemplo, puedes imaginar activamente tu casa o un amigo hasta que sientas
como si estuviera presente. Es sentir la imagen aunque la forma de la imagen no esté
clara. Es una forma de empezar a visualizar. Para llegar más profundamente a ese
espacio de ondas internas, quédate en la misma postura hasta que te lleguen imágenes
en las que no está involucrada tu voluntad. Esta es la práctica esencial de la meditación,
sin sus aspectos religiosos. Las imágenes se presentan en la pantalla de tu mente.
Continúas dejándolas pasar, sin apegarte a ellas. Mientras más te quedes en la postura
de quietud y enfoques en esa pantalla sin perder la concentración, más se te presentarán
imágenes o colores. De repente te pueden llegar también algunos olores. Surgirán dentro
de tu ser interno vistazos más profundos o más comprensibles de los que usualmente se
producen con los ojos abiertos.
Esta visualización interna constituye gran parte de lo que los religiosos llaman la
vida interior. Enfocándose cada vez más profundamente en este
86

espacio interno de ondas finas y rápidas, se producen otras dimensiones de la vida.


Estoy segura, por mi propia experiencia, que enfocarse con amor en una figura como
Jesús o Buda, o un gurú o maestro que admiramos y amamos, también nos ayudará a
profundizar en las ondas más finas.
No obstante, es importante saber que este espacio interno está abierto a todo el
mundo. Tú puedes aprender a disfrutar de él, con o sin una conexión religiosa. Aunque
la meditación se ha desarrollado más amplia y popularmente en el Este que en el Oeste,
es la herencia cerebral de todos, sea cual fuere su religión.

PREVISUALIZACIÓN

Puedes utilizar también la inteligencia espacial-visual para previsualizar el día o


cualquier evento o proyecto. Previsualizar es crear imágenes de lo posible antes de que
suceda. A través de la visualización, puedes realizar conexiones más profundas que te
permitirán revisar o ajustar tu plan original. Por ejemplo, puedes previsualizarte dando
una conferencia importante para tu trabajo. Te ves presentando el material, contestando
a preguntas y relacionándote con la gente que estará presente. Esta actividad visual te
permitirá sentirte más seguro con la gente y con el evento antes de experimentarlo. Te
ayuda a darte cuenta de lo que falta e imaginar de antemano cómo cambiar tu
presentación o ajustar tu actuación. Es ver y jugar el juego antes de que ocurra, ensayar
previamente, ajustar, re-enfocar o cambiar el plan por completo. Los atletas
profesionales ahora utilizan la previsualización para ganar sus competencias. ¿Lo
utilizarán los pensadores para sacarle más provecho al cerebro y a la vida?
Tú puedes preferir desarrollar lógica y racionalmente los planes: «Si hago esto,
entonces sucederá aquello; esto causará esto otro y las razones son...». Sin embargo,
después de que hayas construido lógicamente tu plan, también puedes previsualizar
cómo se va a desarrollar para darte cuenta de detalles o generalizaciones que no eran
evidentes antes de visualizar el plan en acción.
Previsualizar una jornada puede ser usado para lograr más tranquilidad o más
eficiencia. Es entrar en el día conscientemente, alerta a las necesidades obvias,
previniendo lo que puedes hacer para que ése sea un mejor día, estando pendiente de
cualquier ajuste necesario o en qué puedes ser más flexible.
Previsualizar contribuye a que ambos, tu cuerpo y tu vida, estén menos
estresados y más calmados.
87

Ejercicio

Previsualizar

Puedes hacer este ejercicio antes de empezar un proyecto o antes de empezar el


día. Practícalo también antes de hacer un trabajo especial, de participar en una
competencia deportiva, empezando una obra de arte, antes de dar una conferencia o
asistir a una reunión importante. Se usa para cualquier tipo de planificación.
1. Cierra tus ojos y relájate.
2. Deja pasar pensamientos o imágenes por la pantalla de tu mente para ir
eliminando todo lo que no sea el proyecto que te interesa.
3. Enfócate en el evento o el proyecto como si estuvieras viendo una película.
Visualiza cada etapa a través de distintas imágenes.
4. Cuando consigas una etapa o una imagen que no te guste, tómate el tiempo de
reflexionar y visualizar una forma alterna de realización. Arregla la imagen en tu mente
una vez que hayas conseguido cómo realmente quieres que suceda.
5. Visualiza todo de nuevo y permítete dejarte afectar por la «nueva película» para
estar listo a llevarla a la acción.

LA MEMORIA: TU ARCHIVO FÍLMICO INTERNO

La inteligencia espacial-visual puede darte la habilidad para revivir las


situaciones o momentos preciosos de tu pasado. ¿Realmente podrías considerarlo como
«el pasado» si aún puedes recuperar en vívidos detalles esas memorias para enriquecer
tu presente? La memoria es un archivo de experiencias almacenadas y que puedes
revivirlas tan fácilmente como puedes acudir a un libro, a un video o a una película para
verla de nuevo.
¿Acaso no podrías de igual modo evocar las memorias desagradables de tu
pasado? Sí, hasta que o a menos que aprendas a seleccionar exactamente lo que quieres
evocar. Cuando teníamos dos años de edad, al acercarnos a los estantes de libros, los
regábamos por el piso, a veces hasta volcábamos el estante completo sobre nosotros. Lo
mismo sucede con los recuerdos cuando no tienes experiencia y no sabes seleccionar lo
que quieres revivir. Es necesario practicar la selección dentro de ese tesoro visual. Se
trata de enfocar, poniendo de lado las imágenes no deseadas mientras que escoges de
nuevo las que
88

más prefieres. Es tu mente. Es tu memoria. Es tu poder de concentración y selección. Tú


tienes la libertad de escoger, al igual que seleccionarías el libro favorito y no uno que ya
conoces como desagradable o aburrido.
Practicando obtendrás la habilidad para retomar grandes momentos de tu pasado,
de modo que el placer estará siempre disponible para tí en el presente. Si has tenido un
mal día y aún no te sientes cómodo en tu hogar, en vez de encender la televisión puedes
sentarte a evocar gratas experiencias del pasado. Cada vez que necesites placer, amor o
disfrute, vuelve a los grandes eventos de tu vida, revívelos y siéntelos de nuevo. Ellos
existen para ser disfrutados y saboreados mientras vivas.
Esto es algo más que un entretenimiento, es básico para la salud. Es una manera
de introducir tu propia cinta visual y personal para relajar tu cuerpo, descargar tensión y
colmarlo de placer. Es tu propio proceso visual interno, accesible cuando la tecnología
es inadecuada o no funciona o cuando los «cassettes» de otras personas son
inapropiados. Ten presente que tu propio proceso visual puede ser más exacto y en
consecuencia de mayor impacto que el que podría producirte cualquier otro que venga
de fuera.
En tu archivo de memoria dispones siempre de una guía visual para tu bienestar:
si tú naciste saludable, ya sabes cómo se siente ser saludable. Tú has experimentado
gran fortaleza, gran flexibilidad y mucha salud. Trae estos momentos y situaciones de
nuevo a tu conciencia y permítete sentirte afectado por ellos en el presente.
No es necesario aguardar a que la senilidad te confine a la mecedora y te obligue
a hallar recursos internos en los bellos recuerdos del pasado. No es necesario que
llegues a estar inmovilizado e incapacitado de crear experiencias nuevas, para empezar
a utilizar activamente tu memoria como «la casa del tesoro» de tu mente. Por medio de
la memoria toda tu vida pasada se te hace continuamente accesible en el presente.

LA ESPERANZA

No sólo puedes recapturar el pasado para vivir más ricamente tu presente, sino
que también puedes vivir en el futuro. La esperanza es la capacidad de visualizar un
futuro mejor. Entonces, con esa visualización, con esa nueva imagen, tu propio proceso
mental puede guiarte para lograr un mañana tangiblemente maravilloso o por lo menos
algo mejor que el presente. La mente posee capacidades increíbles. No hay razón para
limitar tu procesamiento mental
89

A exactamente lo que existe actualmente, en este momento y lugar. Lo actual, lo de hoy


puede ser realmente horrible. La esperanza es visión: es la capacidad de imaginar, es ver
cómo el mañana puede ser distinto. La esperanza es una nueva visión del futuro, distinta
a la que estás viviendo en el momento.
Las visiones son aspectos integrales de la mayoría de las religiones, las cuales
siempre han ofrecido la visión de una vida mejor, ya sea «el estar sentado a la diestra de
Dios» en el Cristianismo, «el regreso a la tierra prometida» en el Judaísmo, o «la
iluminación» en el Budismo y el Hinduismo. Cada religión ofrece una visión de
esperanza para inspirarnos. La representación externa de esas visiones en grandes obras
de arte, tanto visuales como musicales, ha enriquecido e inspirado durante siglos a los
seres humanos.
La inteligencia espacial-visual ha salvado vidas en las circunstancias más
drásticas. Antes de que nos llegue la catástrofe, sea cual sea la forma de la trampa o
atolladero en que estemos -prisión, guerra, enfermedad o la oscuridad de nuestra propia
mente- necesitamos urgentemente sustanciar la palabra esperanza y hacerla formar parte
activa de nuestras vidas. El «pensar visualmente» necesita convertirse en un verbo
activo. Debemos aprender a pensar visualmente antes de que nos encontremos en
dificultades.
Puedes darle vida a la esperanza entrenándote en la visualización activa de
mañana, de esta tarde o del año próximo. Estoy hablando de algo más que una
esperanza momentánea para levantar tu ánimo. Estoy proponiendo convertir las
imágenes activas de la esperanza en un plan-guía para tu vida. Algunas veces tu mente
vagabundea en el futuro esperando lo mejor. Y otras veces cae en proyecciones y
visualizaciones negativas, dependiendo del estado de ánimo del momento. Si no
entrenas tu mente activa y conscientemente, puedes convertirte en víctima, no
solamente al aceptar cualquier imagen que ocurra en tu presente, sino también al tomar
en serio tus visualizaciones negativas para el futuro.
Es posible planificar conscientemente un futuro con esperanza, construyendo
activamente las visualizaciones que deseas realizar. Aunque sea necesario cambiar tu
visualización a lo largo del camino, no obstante ésta te servirá como una estrella guía.
Tu cerebro es energía. Cuando esta energía no es guiada conscientemente, ella continúa
funcionando inconscientemente -es decir, sin que tú la guíes. Dejar tu hemisferio
derecho vagabundear sin supervisión, en cualquier visión de futuro, puede generar que
en períodos difíciles de tu vida, caigas en depresiones de menor o mayor severidad.
Puedes achacárselo al destino o culpar a otros o, por el contrario, puedes comenzar a
darte cuenta de la necesidad de gobernar tu propia mente de una forma activa,
especialmente tu deambulador y generalizador hemisferio derecho.
90

Alrededor de quince millones de norteamericanos han sido declarados como


clínicamente deprimidos. ¿Estarán ellos enfocándose sobre los detalles específicamente
ásperos o amargos del día, proyectándolos como conclusiones sobre el mañana y el
resto de sus vidas? ¿Serán ellos víctimas de una capacidad de visualización en sus
cerebros que nunca ha sido guiada y enseñada conscientemente a ser inteligente y
sustentadora de vida?
Imagina cuán diferente sería para los que están deprimidos si se les hubiera
enseñado que ellos pueden gobernar su mente, y que aunque tienen la libertad de
enfocar en los aspectos duros y amargos del día, son libres igualmente de visualizar
conscientemente un mañana mejor con el fin de que puedan reorientar sus acciones.
Ellos pueden cambiar su medio ambiente y no esperar a ser afectados y controlados
profundamente por ese medio ambiente. Al menos necesitan de un proceso inteligente
que les permita generalizar, libres de la trampa de los detalles y las conclusiones que no
están produciendo un buen efecto en su vida diaria.
Podemos utilizar la inteligencia espacial visual para disfrutar nosotros mismos
en el momento que nos provoque. No cuesta dinero, y para viajar no es necesario
comprar boletos de avión. Podemos mejorar cualquier realidad: desde tomar un buen
baño en las cálidas aguas del Carlbe, hasta ir en un crucero por las Islas Griegas, o
disfrutar de una cálida fogata en una posada de los Andes. Todo es posible. También
podemos evocar imágenes totalmente desconectadas. «Pura fantasía» dirás tú. Así es, y
¡cuánta delicia podemos proporcionarnos cuando estamos aburridos o cuando tenemos
que completar una tarea engorrosa y necesitamos un intermedio!
La visualización es un viaje espacial instantáneo. Podemos sobrepasar lo
físicamente presente, lo físicamente real, por lo imaginariamente real. ¿Por qué no
escribir esto en la playa de Choroní? ¿Por qué permanecer aquí frenando mis
vibraciones mentales? Soy libre para enfocarme en cualquier proceso mental que pueda
enriquecerme, inspirarme, tranquilizarme o ayudarme con cualquier proyecto en el que
esté involucrado.
El futuro -bueno o malo- no tiene que ser algo que te ocurre a ti, que recibes
pasivamente. El futuro puede ser un estado que primero proyectas con tu mente y que
luego tiene lugar o no, dependiendo de muchos factores. Tu neocorteza está esperando
que tú proyectes las imágenes de cualquier futuro que desees. Siéntate frente a tu telar
encantado y teje el dibujo que puede informarte cómo actuar a favor de tu propia vida y
la de los demás. Así podremos todos participar en la creación de un futuro mejor.
Visualizar el futuro es una capacidad de tu mente, utilízala conscientemente.
NOTAS

1. Utilizo la palabra espacial para referirme al área espacial de la neocorteza en


lugar de estar de acuerdo con su uso tradicional en estudios psicológicos y educativos en
los que el espacio se refiere a la superficie física de fuera, así como al espacio entre
objetos, el movimiento de objetos en el espacio o el cálculo o solución de Problemas en
relación al espacio.

2. Diane Ackerman, A Natural History of the Senses, New York, Vintage Books,
1995, p. 290.

3. Gastón Bachelard, The Poetics of Space, Boston, Beacon Press, 1969, p. 201.

4. Para una descripción de la inteligencia musical, ver Gardner, Frames of Mind,


cap. 6; Don Campbell, Introduction to the Musical Brain, Edwardsville, MMB Music,
1984; Alfred Tomatis, The Conscious Ear, New York, Station Hill Press, 1991; y
Kenneth G. Mills, The Golden Nail, Toronto, Sun Scape Publications, 1993.
91

CAPÍTULO 5

EL VIAJE A VIBRACIONES FINAS DE REALIDADES


CUÁNTICAS

LA INTELIGENCIA INTUITIVA

Hemos llegado al proceso más fino de la neocorteza, a la intuición, a la paz que


se ve en el rostro de un místico o de un recién nacido. En esos rostros vemos algo que
no sabemos definir pero que llamamos espiritualidad, algo que va más allá de lo que
generalmente reconocemos como inteligencia. No obstante, es un estado poderoso de
inteligencia en el cual podemos recibir una gran cantidad de información.
Creo profundamente que la intuición es un estado de conciencia, de inteligencia
y de paz al alcance de todos. Además, estoy convencida de que ya existe en las mentes
de los niños antes de enviarlos a la escuela. Si observas el rostro de un niño
profundamente dormido podrás notar la misma serenidad que ves en la cara de un buda
o de un místico. ¿Cómo podremos lograr que esta capacidad intuitiva de nuestros niños
sea aceptada y estimulada para que aflore en las horas en que están despiertos?1.
Depende, creo yo, de nuestra capacidad como adultos para aprender el proceso intuitivo
e incluirlo en nuestro medio ambiente. Al menos no debemos dejarlo de lado ni reservar
la espiritualidad sólo para sábados o domingos, sino incluirlo como un proceso más de
la mente, que nos ayuda a viajar hacia el infinito.

¿QUÉ ES LA INTUICIÓN?

La intuición es saber desde adentro, saber sin recurrir a la lógica o a la razón. Es


el «conocimiento directo o aprender algo sin el uso consciente del razonamiento;
aprehensión o entendimiento inmediato»2.
92

La intuición es utilizada por los psíquicos, los curanderos, los líderes religiosos,
los místicos, los científicos experimentales y los que ganan en los juegos de azar.
Algunos la llaman «suerte»; otros, «fe»; algunos, «relación especial con Dios»; otros,
«percepción extrasensorial». Hay muchos rangos de intuición. Un intuitivo avanzado es
un psíquico; un psíquico avanzado es un místico. Entre estos dos tipos hay los muchos
rangos utilizados por sanadores, chamanes, médiums, canales, clarividentes,
clariaudientes y todos aquéllos que no poseen una denominación específica.
Tendemos a distanciarnos de este mundo de vibraciones finas, concediéndole su
exclusividad a los místicos, espiritistas o esotéricos, como si no fuera posible para todos
el desarrollo de esta capacidad. Incluso, esta tendencia de separar las ondas más finas de
las vibraciones más gruesas de la cotidianidad ha causado divisiones en el seno de las
grandes religiones. En el cristianismo están las organizaciones de las Iglesias y por otro
lado, los místicos. En el judaísmo están los que van al templo, por un lado, y los
místicos de la cabala, por el otro. Entre los musulmanes hay los que van a las mezquitas
y están los que siguen la tradición mística de los sufís. En China está el confucionismo,
una filosofía que trata de las ondas gruesas de la vida diaria; y el Tao, sendero de las
ondas más finas. En Japón, la religión shinto trata con las ondas más gruesas, tangibles,
mientras que el Zen honra especialmente a las vibraciones más finas.
En tiempos recientes se ha incrementado el interés por lo extrasensorial, la
mediumnidad, los canales, la telepatía, la paranormalidad, la parapsicología; todos
nombres para nuevas y viejas maneras de abrir las puertas a las ondas finas. Mi interés
está en que el individuo se dé cuenta y se entrene tanto en las ondas gruesas como en las
finas. Rehuso la separación entre lo práctico y lo esotérico. En momentos claves de la
vida, las ondas finas se vuelven tan prácticas como las gruesas. Si queremos dejar de
dividirnos y separarnos los unos de los otros, tenemos que abrir todo el rango
vibracional de la energía, en cada ser humano.
Tendemos a estar tan fascinados con este proceso intuitivo, que lo ritualizamos
dentro de religiones, a menudo prestándole más atención al rito que a lo que se recibe.
Llámese religión o misticismo, devoción en el Occidente o iluminación en el Oriente,
hemos considerado al proceso intuitivo como especial, sagrado, espiritual o religioso.
Las enseñanzas intuitivas han sido transmitidas exclusivamente por jerarquías religiosas
o prácticas esotéricas. El acceso a estos estados más profundos y tranquilos ha sido
reservado para unos pocos.
Lo que es urgente es que este proceso extremadamente bello, útil y espiritual ya
no se reserve más a unos pocos, sino que sea accesible a muchos. Somos todos
extraordinarios, capaces de realizar billones de conexiones.
93

Practicar la inteligencia intuitiva en nuestra vida diaria comienza por darle


crédito y escuchar a nuestra voz interior. Yo tengo un presentimiento, una intuición de
que un amigo que vive en el otro lado del país está triste porque alguien cercano a él
está enfermo. Lo llamo para verificarlo y encuentro que sí es verdad. «Lo debo haber
intuido», digo, pero, ¿cuál fue el proceso que utilicé para llegar a ese conocimiento?.
El teorema de Bell sugiere que la conexión cuántica existe, que la energía viaja
por caminos aún no conocidos. Eso explicaría un poco la intuición, pero conectarnos a
nivel de partículas subatómicas todavía no constituye un procedimiento de consenso en
nuestra realidad cotidiana3.
La parapsicología ha estudiado numerosos casos de psíquicos, o de personas que
son capaces de conocer desde adentro, sin ninguna referencia obvia del procedimiento
que utilizan. Sin embargo, los psíquicos no han sido capaces de repetir sus éxitos, de
duplicarlos de la manera requerida para ser considerados predecibles y satisfacer el
mundo científico. No obstante, la parapsicología ha registrado múltiples casos
diferentes, donde los psíquicos exitosamente han tenido conocimientos y han hecho
predicciones a través de espacio y tiempo con una precisión increíble. Por lo tanto,
independientemente de la consistencia de dichas predicciones, no hay razón alguna para
que dudemos de la existencia de esta forma de inteligencia como una capacidad
humana.
Los relatos referentes a inventos científicos revelan que, detrás del
procedimiento racional, el científico también utiliza una capacidad intuitiva. El
científico puede ordenar los datos hasta cierto punto pero entonces tiene que recurrir a
una suposición, a un presentimiento, para poder descubrir la posible solución. A pesar
de que los científicos pueden ordenar los datos hasta un cierto punto, luego deben dar un
salto hacia lo desconocido, recurrir a la conjetura o premonición para descubrir lo que
pudiera ser verdad. Los científicos llaman a este salto, «hipótesis», es decir, una
suposición cuya factibilidad ellos proceden a probar y verificar. Ese es posiblemente el
momento más elegante para el científico: enfrentarse a lo desconocido y abrirse al mejor
presentimiento. Quizás el mejor momento sea cuando es verificada la hipótesis y se
convierte en un descubrimiento científico. Nosotros enfocamos el logro científico como
si todo él emanara de un procedimiento racional. Oímos poco acerca del proceso
intuitivo que alimentó a los procedimientos racionales. En momentos críticos, aún los
doctores en medicina deben tratar
94

de hacer su mejor conjetura sobre lo que será beneficioso para el paciente. Ellos llaman
a esto el sexto sentido y admiten usarlo cuando todo lo demás falla. También ellos
deben enfrentar lo desconocido y tratar de lograr lo mejor para ayudar a sus pacientes.
Por lo tanto, ya es tiempo de reconocer la existencia de la inteligencia intuitiva y
al hacerlo, atender a su educación consciente. Sara es una mujer joven quien podía
haberse beneficiado de su habilidad intuitiva si hubiera sabido de ella a una temprana
edad. Ella nunca valoró su inteligencia intuitiva. Ciertamente, no se le había ocurrido
nunca enlazar la intuición con la inteligencia. Ella se veía a sí misma como espiritual,
como interesada en la humanidad. Sus padres la veían como una hija encantadora pero
no muy práctica, que no podía concentrarse, saltando de un interés a otro, siempre como
una hija complaciente. Aunque Sara estaba graduada en Trabajo Social, sus padres la
continuaban viendo como la hija grácil y poco práctica.
Cuando conocí a Sara, era todavía una mujer encantadora, pero desalentada,
encubriendo sus angustias y su baja autoestima. Ella siempre se había considerado a sí
misma como menos inteligente que su hermana, que tenía una gran inteligencia
racional. Nunca le había pasado por la cabeza que ella poseía un tipo diferente de
inteligencia. A medida que se hizo consciente de su inteligencia visual, fue capaz de
llevar a cabo proyectos artísticos, tanto de naturaleza personal como comercial. Pero lo
que se convirtió en su tesoro, su identidad y el origen de una nueva autoestima, fue el
reconocimiento de su inteligencia intuitiva. Mientras más practicaba con sus conjeturas
y verificaba su veracidad, mayor se hacía su fuerza. Sus amistades y, con el tiempo, sus
padres reconocieron esto como una habilidad positiva de su hija. Su inteligencia
intuitiva ahora guía su vida y nutre e informa a su arte.
Aun en uno de mis talleres sobre la intuición, en el que muy pocos de los
participantes se consideraban a sí mismos como psíquicos, la mayoría de ellos fueron
capaces de intuir lo que estaban pensando sus parejas escogidas al azar. La experiencia
fue llevada a cabo con tarjetas que contenían el nombre y las características principales
de alguna persona ausente. Los que sostenían la tarjeta la leían para sí mismos, se
concentraban en ella mientras los compañeros las adivinaban una a una. De las diez
parejas, todos adivinaron algo y ocho de las parejas acertaron las características
principales de los ausentes.
La inteligencia intuitiva está potencialmente disponible para todos. Puede ser
desarrollada. Tú estás sentado frente al panel de los controles. El acceso a la inteligencia
racional o a la intuitiva es cuestión de entrenamiento,
95

de tener el deseo de seguir instrucciones diferentes para tener acceso a estos caminos
diferentes. Los ejemplos y los procesos de cada inteligencia están allí para ti. Puedes
aprender a elegir entre estos diferentes procesos de inteligencia. Puedes comenzar a
moverte hacia tu propia libertad mental y hacia tu propia orquestación de estas
inteligencias, para así lograr una mayor información o experimentar una sensibilidad
mayor, ya sea del cielo o de la tierra.

EL DESARROLLO DE TU INTELIGENCIA INTUITIVA

El proceso intuitivo implica la recepción de información, pero una recepción


diferente de aquella involucrada en el pensamiento racional o asociativo. Esta recepción
tiene lugar más profundamente y a unas velocidades más altas que las de las imágenes.
Podemos caracterizar al proceso intuitivo como el modo más profundo de acceso al
cerebro o como la recepción de ondas recibidas por el cerebro. Estas señales vienen a
menudo como saltos cuánticos, más que en cualquier otra forma de ondas continuas
reconocibles.
El proceso intuitivo no puede ser dirigido pero sí se puede preparar a todas las
personas para él y puede ser desarrollado. Hay tres principios altamente involucrados en
el desarrollo de esta inteligencia intuitiva:
1. La creencia en la existencia de realidades más amplias que algunos de nosotros
llamamos Dios.
2. La creencia en el principio y la práctica de la autoobservación.
3. El principio y la práctica de la sintonía.
1. Primer principio: la fe o una creencia conceptual en algo mas grande que tú
mismo. Necesitas algo en lo que puedas confiar, ya sea Dios, el universo, la naturaleza o
cualquier otra cosa. De cualquier manera que llegues a comprenderlo, visualizarlo,
experimentarlo o sentirlo, esa grandeza debe ser confiable para ti. El proceso de dejar ir
tus limitadas fronteras, tus dinámicas externas, tus realidades verificables y visibles, está
inextricablemente conectado con el hecho de si eres o no capaz de dejarte ir hacia algo
de mayor dimensión, confiando en que será más amoroso o gentil o seguro que tus
propias fronteras inmediatas.
Vives en tu finitud, en tus limitadas definiciones de ti mismo, insistiendo en esos
límites, a menos que te invites conscientemente a un reblandecimiento o disolución de
esos límites para permitirte expandirlos hacia algo más grande y confiable. Mientras no
te intereses conscientemente en
96

el infinito, tu cerebro sólo se concentra en lo finito. Comienza enfocándote en un


horizonte mayor y luego déjate mover hacia él. El meollo del asunto está en tu habilidad
para confiar o pensar cómo entrar en ello, sentir o experimentar algo más grande, una
omnipresencia, un amor tan exuberante que expande tus fronteras hasta perder el poder
de descripción.
¿Cómo saber a quién recurrir o en qué confiar? se pregunta la mente racional.
Debido a nuestra predisposición y a nuestra dependencia de esta inteligencia racional,
nos hemos acostumbrado a la respuesta «debemos tener fe», con lo que a menudo se
quiere decir que debemos contentarnos con no saber. Sin embargo, hay otros puntos de
partida que no son el conocimiento específico. Hay procesos que no son los «quién, qué,
dónde, cuándo y cómo» de la inteligencia racional.
Puedes comenzar con el concepto de lo infinito que nos ha sido dado por esta
mente racional y años de investigación científica; o puedes comenzar por el concepto
del yo y del otro, del ambiente y de todo lo que nos rodea, que nos ha sido dado por los
científicos sociales; o puedes comenzar con Dios, que nos ha sido dado por los líderes
religiosos. Puedes también empezar con los hemisferios cerebrales de la neocorteza,
entrando primero por el hemisferio derecho que favorece las generalidades y
«totalidades», en vez de empezar por el izquierdo, que prefiere las especificidades.
Luego de tus «ojeadas» generales puedes continuar buscando vistazos aún mayores de
tu universo.
Para poder iniciar este proceso de búsqueda, esta voluntad hacia la búsqueda,
necesitas tener un sistema de creencias o de valores que te involucre en una vastedad
más allá de tus fronteras finitas. En la mayoría de las culturas, este involucramiento en
la inmensidad ha sido llamado Dios y nos ha sido brindado por medio de la herencia de
las grandes religiones. Los que participan en religiones tienen un sistema de creencias
en Dios. Muchos tienen un deseo de buscar o de moverse hacia la experiencia de esta
inmensidad. Otros, sin embargo, aceptan esa inmensidad unas veces como seguridad,
otras como amor, pero dudan entrar en el proceso activo de intuir, escuchar y recibir esa
inmensidad.
2. Segundo principio: la autoobservación, tanto de tu vida externa como interna. La
autoobservación es el desarrollo de la capacidad para estar atento y consciente por
medio de una observación continua. Este proceso es continuo porque nunca se
completa. Llegamos a la «nube de lo desconocido»4. Llegamos a la inmensidad, al
vacío, al misterio sin fin, lle-
97

gamos a visiones espectaculares, al color y a la luz, a vistazos de la llamada «totalidad».


Con cada una de estas experiencias reveladoras, tenemos una tendencia a parar,
una tendencia a concluir que este vistazo es la última experiencia de Dios. De esta
manera hemos tratado de cristalizar la experiencia religiosa en absolutos, proponiendo
nuestra manera, nuestros insights como el camino definitivo. Aunque es comprensible
que deseemos que otros participen en esta inmensidad, nuestra tendencia a considerar
nuestros insights como absolutos es lo que ha logrado distanciar a las religiones hasta
causar guerras religiosas.
Al tratar de establecer un camino fijo para seguir, muchos han sustituido la
experiencia religiosa por una imitación de un camino o por una adoración hacia aquellos
que ya han recorrido el camino. Creo que el territorio común sería el proceso intuitivo.
El punto esencial está en amar todos nuestros vistazos de Dios y continuar nuestra
búsqueda hacia el infinito.
El acceso a las vibraciones más finas y de velocidades más rápidas es posible
por medio de la continua autoobservación, por medio del enfoque, cada vez más
profundo, en estos niveles más sutiles del cerebro, recogiendo reflejos del propio ser y
de otros seres en este rango terrenal, así como también recogiendo las vibraciones de
rangos no identificados. El gran Maestro de la autoobservación, Ramana Maharsi
invitaba a sus discípulos a que continuamente se preguntaran «¿Quién soy yo?»,
esperaran un momento y siguieran preguntándoselo una y otra vez5. Continuamente
pregúntate y observa tus respuestas. Enfocando profundamente dentro de tu cerebro
entras en niveles extraordinarios de vibración.
La autoobservación también se refiere a la observación de tus pensamientos, tus
imágenes, tus emociones y tu comportamiento en las realidades externas cotidianas. A
medida que logras aclarar las ondas más gruesas de tus bloqueos y tus heridas, te
vuelves más capaz de sintonizar con las ondas más finas de tu ser interior. Lo contrario
también es cierto: al enfocarte primero en tu vida interior, con la observación, oración y
meditación, puedes recibir una orientación desde estos rangos más internos que te va a
ayudar a sintonizar, armonizar y sanar tu cuerpo-mente para su funcionamiento en las
realidades más gruesas.
3. Tercer principio: la sintonía. La sintonía es la voluntad y la capacidad de entonar
o afinar tu instrumento, tu sistema cuerpo-cerebro-mente
98

en relación a tu auto-observación y la observación de todo lo que te rodea. Sintonizar es


cuidar de tu instrumento cuerpo-mente de la misma manera que los músicos cuidan sus
instrumentos musicales. Ellos no sólo los protegen de daños externos, sino que antes de
tocarlos deben entonarlos, afinando todos los aspectos del instrumento para poder tocar
todo el rango de vibraciones. Tú debes hacer lo mismo con tu instrumento humano del
cuerpo-mente.
Practicando la autoobservación continua, activas tus pensamientos, emociones y
sentidos, sensibilizándote a toda vida a tu alrededor. Puedes entonces sintonizar con las
otras personas, escuchar y recibir, intuir o conocer desde adentro. Puedes practicar la
sintonía escuchando y respondiendo con mayor sensibilidad a las demás personas,
animales, plantas o cualquier otra forma de vida en el planeta.
Eres tú quien sintoniza el programa con tu mente-radio: sea en Dios o en la
realidad física gruesa, en lo infinito o lo finito. Ambas realidades existen siempre; eres
tú el que escoge sintonizarse con lo celestial o lo terrenal, con las generalidades o las
especificidades, con Dios o cualquiera que sea el nombre que le des a las
tremendamente variadas vibraciones de energía en que vives. Lo haces con tu capacidad
de seleccionar, enfocarte o concentrarte y sintonizarte con lo que esté a tu alrededor.
Sintonizarse es «convertirse en uno con», con cualquier estación que se esté
escuchando. Estar en armonía con... es una forma de expresión del estado profundo de
conciencia que puede resultar de la sintonía y recepción. La sintonía es también la
práctica de desplazarse a estados alternos de conciencia, estados mentales alternos o
inteligencias alternas. Consciente de que eres tú quien afina a distintas ondas, puedes
elegir la longitud de onda deseada y recibir lo que entra en ese rango de vibraciones.

CUIDANDO DEL CUERPO-MENTE INTUITIVO

La inteligencia intuitiva requiere de ciertos elementos protectores o de


salvaguardia. Los intuitivos y los psíquicos, que son unos intuitivos avanzados,
necesitan protegerse a sí mismos y especialmente proteger su salud. Necesitan ser
cuidadosos con su instrumento cuerpo-mente una vez que éste ha sido tan finamente
desarrollado. Con tal sensibilidad son fácilmente dañados o heridos y encuentran
dificultad para protegerse. Un elemento de salvaguardia, es el amor que viene con la
práctica de las profesiones religiosas; otro, es el amor que le tenemos a un maestro. El
amor, por supuesto, no conoce
99

límites. Está disponible donde sea que lo busquemos y nos permitamos ser afectados
por él. Realmente, el elemento protector es el calor que viene con el amor, como
también el sentido de seguridad que viene del hecho de estar rodeado por el ser amado.
Muchas personas, no protegidas por una religión, o no amadas por los maestros
o amigos, andan por un camino delicado y caen en dificultades mentales cuando
exploran o avanzan en la vía hacia volverse psíquicos. Capaces de disociarse fácilmente
de la realidad visible, pueden perderse y ser clasificados como caóticos, alejados de la
realidad o como enfermos mentales. O bien no han integrado el amor o no han
aprendido el proceso, igualmente valioso, de ser capaces de asociarse con la realidad
finita. Lanzados hacia una sola realidad, se han mantenido allí. Alguien que tiene la
experiencia de identificarse con Jesucristo o Napoleón puede volverse incapaz de
identificarse con su rol de la vida diaria.
Al llegar a los 19 años de edad, ya Teresa estaba teniendo visiones y
premoniciones que sentía como cósmicas, tal como si fuera abrazada por el universo.
Decía palabras de una gran sabiduría, lo cual hacía que pareciera de una madurez no
cónsona con su edad. Sus padres estaban muy impresionados y convencidos de que de
cierta manera ella era excepcional. Rechazó el ingreso a una de las mejores
universidades del país y, en su lugar, decidió viajar.
Por su propia cuenta, y con la ayuda de drogas, sus experiencias continuaron.
Teresa reportaba haber visto a Jesús y haber recibido sus instrucciones. Anunciaba sus
premoniciones intuitivas a aquellos que estaban cercanos, los cuales se burlaban de ella
y no tomaban en cuenta para nada sus anuncios. Cuando ya estaba muy cerca del daño
físico, su familia la trajo de regreso a casa, perturbada y confundida. Las experiencias
intuitivas de Teresa estaban mezcladas con su fuerte deseo emocional de exteriorizarlas
en su medio cotidiano. Lucía agitada, caótica, y no deseaba ayuda, ya que estaba
plenamente convencida de que estaba recibiendo y hablando la Palabra de Dios. Sus
emociones y acciones quedaron finalmente bajo control por medio del uso de drogas
fuertes, hasta que tuvo la capacidad de reflexionar de nuevo sobre su conducta.
Éste es un relato trágico del uso negativo de la inteligencia intuitiva, o más bien,
del desarrollo insuficiente y poco claro de la inteligencia intuitiva. Desafortunadamente,
las premoniciones intuitivas pueden fácilmente convertirse en absolutos y constituyen
unos vistazos tan sobrecogedores, impactantes e involucrantes que ¿cómo puede
dudarse de ellos? Se sienten profun-
100

damente y como si fuesen correctos. Son los demás los que están errados o que no
comprenden. Cuando los intuitivos se desarrollan sin alguna guía o protección, pueden
fácilmente tornarse confusos acerca de la realidad. Un aspecto de la realidad los invade
y domina. Cualquier persona puede experimentar un daño como el que sufrió Teresa,
cuando su inteligencia intuitiva es liberada antes de lograr el desarrollo de la
inteligencia de los parámetros o no es guiada cuidadosamente por la inteligencia
espacial.
La mayoría de las personas tienen experiencias inusuales de recibir, de ver, de
percepción directa en su temprana niñez. Las miradas de incredulidad y asombro de los
padres son usualmente suficientes para que muchos de nosotros nos cerremos estos
caminos de acceso. A los que tienen experiencias más fuertes en este lado derecho del
cerebro, les es bien difícil mantener su equilibrio ante el rechazo o la negación de los
padres. El amor se pierde, así como la calidez y la seguridad que lo acompañan. Las
experiencias continúan pero sin el permiso y el conocimiento para integrarlas a su
sistema de creencias y a la realidad finita de la vida diaria. ¿Cómo sería la inteligencia
total si pudiésemos proteger este camino particular en la niñez temprana?
La capacidad de los intuitivos de «leer nuestras mentes», de intuir mucho de lo
que estamos pensando o sintiendo, también ha ocasionado dificultades. ¿Qué padre
podría soportar que su hijo le leyera la mente? Para la mayoría de nosotros, esa es una
experiencia que atemoriza, que negamos y reprimimos. A través de los tiempos, algunos
psíquicos también han empleado mal esta inteligencia. Si la capacidad intuitiva se
desarrolla sin la inteligencia afectiva, sin amor, puede ser utilizada para interferir en
otras vidas en vez de sintonizarse con ellas. Lo llamamos magia negra o maldad. Es el
mal empleo del poder.
Es urgente que tengamos un enfoque múltiple hacia las inteligencias y más
precisamente hacia la inteligencia intuitiva. Muchas personas se enferman por no
entender ni saber cómo manejar sus capacidades mentales. Si esta inteligencia se
desarrolla sin tomar en consideración a las demás inteligencias de la persona,
específicamente a aquellas conectadas con el corazón y el amor, pueden resultar grandes
desequilibrios. Uno se pregunta: ¿cuántas personas estarán en nuestras instituciones
psiquiátricas con alguna combinación del superdesarrollo de las inteligencias espacial e
intuitiva con un subdesarrollo de las inteligencias afectiva, motivacional y de los
parámetros?
Mi esperanza es que, conociendo todos estos caminos de acceso al cerebro,
tengamos una nueva manera de ver tanto a las enfermedades mentales
101

como al desarrollo mental; y que muchos estudiosos de diferentes profesiones se


enrolen en el proceso de volver a mirar, de revisar de nuevo...

Ejercicio

La práctica diaria

Las siguientes prácticas pueden prepararte para experimentar la inteligencia


intuitiva. Realízalas cotidianamente o lo más frecuentemente posible.
1. Algo más allá de ti mismo. Tener un sistema de creencias que te permita buscar
más allá. El puente hacia horizontes más lejanos puede ser la fe, la confianza en Dios,
un sistema de creencias o una curiosidad que te invite a buscar más allá de ti mismo o
más profundamente dentro de ti mismo. Relaciona tu amplio sistema de creencias sobre
lo infinito con tu existencia finita cotidiana.
2. Maravillarse. Empieza por admirar, por tener la capacidad de sorprenderte y
especialmente por maravillarte. Un dicho que me ha guiado y que he apreciado mucho
es: «Al vagar por el mundo me maravillo de sus maravillas»6.
3. Todo es posible. Empieza a confiar en tus pálpitos y corazonadas. Permítete
incluir tus pálpitos, corazonadas, suposiciones y conjeturas en las conversaciones
diarias. No tienes que aferrarte a lo correcto todo el tiempo. Concédete la libertad de
adivinar.
4. La observación. Observa tu mente cuando se están formando tus pensamientos y
permite que éstos surjan aun sin estar completos.
5. La relajación. Aprende a relajarte en cualquier contexto o en las situaciones que
sea posible.
6. La receptividad. Aprende a recibir. Es importante poder cambiar la energía de
activa a receptiva, de yang a yin, y aceptar lo que recibes. No enjuicies; no digas que no
es lo que buscabas. La inteligencia intuitiva no es para dirigir sino para recibir. Lo que
recibes, valorízalo.
7. El silencio, concédete a tí mismo la experiencia del silencio tan a menudo como
sea posible o apropiado.
102

Ejercicio

La preparación consciente para la inteligencia intuitiva

Cada una de las siguientes etapas puede ser practicada separadamente. Pero
cuando puedas concederte suficiente tiempo para entrenarte en la intuición o la
receptividad, practícalas en el orden presentado. Hacerlas secuencialmente te preparará
para ese punto de tranquilidad en el que comienza la inteligencia intuitiva. Así como tu
entrenamiento en la sintaxis de la estructura de las oraciones te preparó para el
pensamiento racional, estos ejercicios configuran la sintaxis necesaria para prepararte
para la recepción intuitiva.
1. Cerrar el día. Aclara diariamente tus vibraciones mentales. El día te brinda
momentos en los que tienes alegrías y estás lleno de energía o de momentos
problemáticos en los que pierdes tu fuerza. Revisa esos puntos altos y bajos de cada día.
Concéntrate en lo que puedes hacer mañana para lograr mejorar los bajos, pero cierra el
día regresando a los puntos altos y disfrutándolos de nuevo.
2. La relajación muscular. Ponte cómodo, estírate, concentrándote en cada grupo de
músculos desde la punta de los pies hasta tu cabeza, expande y contrae cada grupo
muscular.
3. La respiración. Ponte cómodo. Experimenta tu respiración, observando
pasivamente su ir y venir. Cuando desees, comienza a jugar con el elemento de tu
respiración alterando tu concentración, experimentando el efecto a medida que te
enfocas en diferentes áreas de tu cuerpo. Relájate, permite una respiración sin tu
dirección consciente. Observa. Cuando así lo desees, enfoca tu respiración profunda en
el área del abdomen. Enfócate en una imagen de belleza o de sentirte amado por alguien
y observa las alteraciones de tu respiración.
4. La oración. Concéntrate en tu oración favorita. La palabra rezar tiene su origen
en el latín recitare, que significa «dirigir súplicas», «pedir», «suplicar»7. Aunque rogar
pareciera no estar a la moda, transmite la profunda experiencia límbica de estar
realmente deseando algo. Por lo tanto, ruega profundamente y permítete sentir la
petición.
5. La meditación. Encuentra una posición confortable en la que tu columna
vertebral esté apoyada. Deja pasar palabras, pensamientos, imágenes
103

y sonidos. Enfócate en un punto: el triángulo enfrente de tus ojos. Enfoca tu respiración


en el abdomen, el pecho y el punto entre tus ojos. Deja pasar...
6. La recepción. A medida que la pantalla de tu mente se aclara, observa y recibe.
Confía en que lo que recibes tiene valor y contiene algo para ti. Busca en tu vida lo que
esto significa. Ése es el mensaje.
Practicando la quietud, adquieres la capacidad de sintonizar con las vibraciones
más profundas de tu cerebro. El silencio y la inmovilidad te permiten dejar pasar ante la
pantalla de tu mente, los hechos, los detalles, los matices, las complejidades, las
emociones, despejando así la pantalla de tu mente hasta que llegas a un espacio mayor o
más profundo. Estás entrando en las ondas más finas de tu cerebro. Dejando de lado los
procedimientos lógicos, te relajas y te presentas como si todas las conexiones fuesen
posibles. Permite que las asociaciones y las imágenes se presenten. Eventualmente
entrarás en la zona de quietud en la cual no sientes,! ni imaginas, ni piensas. Es una
receptividad sin palabras, sin sentimientos, sin imágenes. Estás en una zona de energía
donde solamente puedes ser pasivo y recibir. La quietud y el silencio te ayudarán a
llegar a esta etapa intuitiva.
NOTAS

1. Para un mayor entendimiento de la inteligencia intuitiva de los niños, ver a


Joseph C. Pearce, The Magical Child, New York, Dutton, 1977.

2. Ver la entrada «intuition» en Webster's New World Dictionary.

3. Gary Zukav, The Dancing Wu Li Masters. An Overview of the New Physics,


New York, William Morrow Y Co. Inc., 1979, pp. 313-323.

4. Meister Eckhart, The Cloud of Unknowing, Midlesex, England, Penguin Books,


1961.

5. Sri I.N. Venkataraman, Bhagavan Sri Ramana, Madras, Prasad Process, 1981.

6. «I wonder as I wander at the wonders of the world».

7. Ver «rezar» en María Moliner, Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos,
1991.
105

Segunda parte

La inteligencia emocional: el deseo y el cerebro


límbico
107

CAPÍTULO 6

LA EXPLORACIÓN DEL CEREBRO LÍMBICO

En realidad nuestras pasiones y nuestros deseos son una


creación del cerebro, así como también lo son el intelecto
y la razón. Ellos nacen en un pequeño anfiteatro de tejido,
conocido como el sistema límbico. Dentro de un conjunto
de partes que corresponden aproximadamente a un quinto
del área cerebral, el frío mundo de la realidad es
transformado en un calderón burbujeante de sentimientos
humanos. Las fuerzas del miedo, de la alegría, del dolor,
de la rabia y del deseo, emergen de esta región más
primitiva del cerebro, que evolucionó mucho tiempo atrás.

THE BRAIN: MYSTERY OF MATTER AND MIND.


U.S. News and World Repon.

Justo debajo de la neocorteza y exactamente detrás de nuestra nariz, se encuentra


un exquisito sistema cerebral compuesto por seis estructuras diferentes: el tálamo, la
amígdala, el núcleo del hipotálamo, los bulbos olfatorios, la región septal y el
hipocampo.
Denominado «sistema límbico» por Paul MacLean y sus precursores en la
investigación del cerebro, también es conocido como el cerebro del sentir o el cerebro
de las emociones humanas1. Algunas veces se refieren a él como el «cerebro mamífero»
porque todos los mamíferos poseen una estructura similar. Así como el cerebro básico se
asocia con el reptil, el cerebro límbico se asocia con el cerebro de los animales.
108

Fig. 3. El cerebro límbico.

*Consultar el original para una mejor revisión de la figura.*

1. Tálamo
2. Región septal
3. Bulbos olfatorios
4. Amígdala
5. Hipotálamo
6. Hipocampo

La neocorteza se compone de células neuronales en forma de estructuras de


axones y dendritas, mientras que el sistema límbico se compone de seis estructuras
celulares, cada una con sus características diferentes e identificadas a su vez con
diferentes funciones. Diariamente se llevan a cabo investigaciones cada vez más
refinadas que brindan nuevos insights y nuevas comprensiones2. Este capítulo no
pretende ofrecer una recapitulación completa de las investigaciones que se están
haciendo sobre el cerebro límbico, sino sólo mostrar los puntos principales en los cuales
me he apoyado para elaborar las inteligencias emocionales. Aquí describo las
características asociadas en las investigaciones cerebrales con las seis estructuras
celulares, de manera tal que puedas encontrar la relación entre la fisiología de tu cerebro
límbico y las inteligencias emocionales descritas en capítulos posteriores.
109

Cada área del cerebro límbico está asociada con al menos una característica
específica:
El tálamo, con el afecto.
La región septal, con la sexualidad.
Los bulbos olfatorios, con el olfato y la respiración.
La amígdala, con la agresividad oral.
El hipotálamo o núcleo hipotalámico, con el placer y el dolor.
El hipocampo, con la memoria a largo plazo.

EL TÁLAMO Y EL AFECTO

La estructura más grande del cerebro límbico, el tálamo, está localizada en el


tope del tallo cerebral del sistema-R o cerebro básico. «Es el centro retransmisor de
impulsos sensoriales a la corteza cerebral»3. De acuerdo a MacLean, el tálamo es la
primera evolución de la vida reptil a la vida mamífera, asociado con la comunicación
madre-hijo y el instinto materno4. Sabemos que el mamífero difiere del reptil en su
relación con la familia; mientras que la mayoría de los reptiles ponen huevos y se alejan,
los mamíferos se quedan cerca del recién nacido, nutriéndolo hasta que éste es capaz de
sobrevivir por sí mismo.
¿Es esta disposición de «quedarse con» el inicio de lo que en la vida humana
llamamos familia? Esta podría ser la interrogante humana más importante, no sólo sobre
el afecto familiar sino sobre todo afecto. ¿Estoy dispuesto a dejarme afectar por ti?
¿Cuán profundamente? ¿Cuánto tiempo? ¿En qué medida estás tú dispuesto a dejarte
afectar por mí? En momentos difíciles, ¿me «alejo de» o «me quedo con»...?
Quedándome contigo, cerca de ti, ¿continuaré dejándome afectar por ti?
Nuestra elección consciente de permitirnos «ser afectados por» es la que abre
nuestra capacidad de sentir, nuestra capacidad de ser afectados por otra persona, por una
flor, el cielo, una piedra o un animal, por el trabajo, ideas, música o arte, por el crimen o
grandes logros humanos, por el sufrimiento o la alegría. El estar profundamente
afectados nos lleva al querer, al deseo y luego al rango completo de los estados de
ánimo, desde la tristeza y la rabia, hasta el éxtasis y el amor. En resumen, el afecto, que
es el resul-
110

tado de dejarnos afectar, puede guiarnos a alcanzar la totalidad de nuestros sentimientos.


El «ser afectado por» es la puerta de entrada a nuestro sistema cerebral límbico.
Partiendo del tálamo, la primera y más grande estructura del cerebro límbico y
de su característica de afectividad, yo propongo la existencia de un proceso de
inteligencia afectiva que nosotros podemos aprender y practicar. Sin la capacidad de ser
afectados, no podemos entrar en el sistema límbico. Nuestro sistema límbico seguirá
vibrando pero no nos daremos cuenta de lo que estamos sintiendo. Con la inteligencia
afectiva somos capaces de manejarnos en nuestra relación con los demás y con el medio
ambiente, dándonos permiso continuamente de ser afectados, de sentir a nuestro modo,
de recibir en nuestro rango emocional señales acerca del peligro o la seguridad, la
belleza o el contenido emocional del medio que nos rodea. A medida que recibimos esta
información emocional, aprendemos a modular y orquestar nuestros sentimientos y,
según sea apropiado o no, a profundizar en un afecto mayor o retirarnos.

LA REGIÓN SEPTAL Y LA SEXUALIDAD

Según MacLean, la región septal está asociada con la excitación sexual5. La


sexualidad, la cual se registra primeramente en nuestro sistema límbico, sucede como un
fenómeno mental, actuemos o no físicamente en respuesta a estas vibraciones.
Podríamos pensar que no somos sexuales si no nos involucramos en un acto sexual.
Podríamos incluso impedirnos estar conscientes de la excitación sexual. Sin embargo, si
damos una mirada al diagrama anterior del cerebro límbico, veremos la proximidad de
la región septal o sexual con el tálamo. Las vibraciones de nuestro tálamo se mezclan
fácilmente con las vibraciones de nuestra región septal y juntas, establecen la conexión
entre lo que nos afecta y aquello que nos hace sentir sexuales. La conexión vibratoria
entre el afecto y la sexualidad es evidente aunque nos desenfoquemos hacia
pensamientos o nos ocupemos en la acción.
El enlace entre emoción y sexualidad puede ciertamente producir suficiente
temor como para mantenernos fuera de este cerebro emocional, o al menos puede
inhibirnos lo suficiente como para hacernos negar nuestra vida emocional. Sin embargo,
la existencia de la región septal dentro de nuestro
111

sistema cerebral, es una indicación de que no podemos fácilmente enterrar o inhibir


nuestra sexualidad sin también limitar o inhibir nuestra capacidad de sentir.
Para hacer las cosas más complicadas, si tomamos la decisión de limitar nuestra
capacidad de sentir, y de inhibir nuestra capacidad de ser sexuales, tendremos que
enfrentar las consecuencias de la restricción, la inhibición y la contracción, que afectan
no sólo los órganos sexuales sino que también afectan todos los otros órganos de
nuestro cuerpo. La sexualidad está literalmente en nuestro cerebro e imposible de
desenredar no sólo de todas nuestras emociones, sino que, por medio del sistema
nervioso autónomo, la sexualidad está relacionada con todos los órganos de nuestro
cuerpo.
La existencia de la región septal dentro de nuestro cerebro es, por lo tanto, una
indicación de que la sexualidad puede influir en las llamadas decisiones puramente
mentales, así como en nuestras acciones. La sexualidad no es sólo un acto biológico,
sino un fenómeno emocional y físico que desencadena una enorme energía, la cual a
veces, es capaz de dominar los tres sistemas cerebrales.

LOS BULBOS OLFATORIOS: OLER Y RESPIRAR

Los bulbos olfatorios están asociados con las características funcionales obvias
de oler y respirar. Los olores que influyen en nuestras emociones nos atraen y nos
afectan, especialmente los perfumes, las comidas, sitios familiares y seres amados.
Según MacLean, los bulbos olfatorios también conectan información olfativa con el
hipocampo, asociado con la memoria a largo plazo6.
A pesar de que los olores pueden ser estimulantes, probablemente nos hemos
acostumbrado más a juzgar nuestro medio ambiente por medio de nuestros ojos y oídos.
Los animales aún usan el olfato para guiarse, pero muchos humanos hemos perdido la
capacidad de percibir los olores de lo que nos rodea. ¿Puede ser esta pérdida de
capacidad de nuestros bulbos olfatorios otro indicio de nuestros intentos de bloquear
nuestras emociones?
Reconocemos que la respiración es una función de la vida: es la primera y la
última señal de vida. Durante el sueño continuamos respirando debido a que la
respiración está conectada a los procesos automáticos que nos man-
112

tienen con vida. Sin embargo, durante el día la mayoría de nosotros continúa relegando
la respiración a los procesos automáticos, rara vez dándonos cuenta de cómo estamos
respirando en un momento dado o interesándonos en aprender a respirar
conscientemente o efectivamente.
Cuando estamos inmersos en estados emocionales intensos, respiramos
profundamente o tenemos dificultad para respirar. Ante el miedo, tensión o ansiedad,
restringimos e inhibimos nuestra respiración; en las emociones placenteras de amor y
alegría, nos relajamos y expandemos nuestra respiración. Si deseamos vivir todo el
rango de las emociones, necesitamos una inteligencia respiratoria: la capacidad de usar
nuestras fosas nasales, pulmones y diafragma para orquestar nuestras vibraciones
emocionales.

LA AMÍGDALA Y LA AGRESIÓN ORAL

La amígdala está asociada con la agresión oral. MacLean afirma:


Los descubrimientos de que los loci (las localizaciones cerebrales) para masticar,
tragar y otras funciones similares, están entremezclados con aquellos de la búsqueda, la
lucha y la defensa propia, indican que los mecanismos alimentarios se engranan
íntimamente con aquellos requeridos para obtener alimento. En una palabra, la división
amigdálica del sistema límbico pareciera estar «principalmente conectada con la
autopreservación en tanto a su relación con alimentar y con el comportamiento
involucrado en la lucha por la obtención de alimento». Varios descubrimientos neuro-
endocrinológicos también son indicativos de que la división amigdálica juega un papel
importante en la lucha por la supervivencia7.
Las investigaciones realizadas por Joseph LeDoux hacen énfasis en la asociación
de la amígdala con el miedo8. El miedo es nuestra respuesta constrictiva cuando la
supervivencia está amenazada, ya sea por falta de alimento, por un ataque físico o aún
por lo desconocido. Creo que ya no podemos
113

negar más la conexión inherente entre nuestro cerebro, nuestra supervivencia, nuestro
miedo y nuestra agresividad. A pesar de todos nuestros esfuerzos de tipo intelectual,
artístico y espiritual realizados para civilizarnos por medio de la educación de la
neocorteza, no hemos logrado obtener éxito. Ni el análisis neocortical, ni la discusión,
ni siquiera la comprensión, han encarado directamente a nuestras emociones de rabia,
violencia y agresividad. Aunque disfrutamos pensando que somos superiores a los
animales, esto ha tenido para nosotros, un costo no solo muy alto, sino también mortal.
Nuestra falta de educación emocional límbica es aparente por doquier: en nuestras
ciudades, nuestros hospitales, nuestras prisiones y aún en nuestra inherente inestabilidad
interna.
Si deseamos hacernos plenamente conscientes, es crucial tener presente que la
boca está ligada al cerebro emocional. Lo que decimos siempre está coloreado por
nuestras emociones, o más precisamente, lo que decimos es siempre emocional o
subjetivo. Lo que decimos nunca podrá ser objetivo a menos que estemos dictando a
una grabadora datos que ya han sido verificados. No poseemos una boca localizada en
nuestra frente que sea utilizada sólo para el habla de la neocorteza. En cambio, tenemos
sólo una boca y todas nuestras palabras tienen que pasar por nuestro cerebro límbico de
las emociones. Por lo tanto, todo lo que decimos está siendo afectado por nuestras
emociones en el mismo momento en que lo estamos diciendo. No sólo las palabras que
pronunciamos, sino también los tonos y las vibraciones de nuestra voz, llevan el
verdadero mensaje emocional. La emoción está mezclada con el mensaje mental,
algunas veces de manera sutil, otras veces de manera abierta y otras, agresivamente.

LA VISIÓN Y EL CEREBRO LÍMBICO

También es importante darse cuenta de que nunca vemos objetivamente. Sólo


vemos cuando los impulsos llegan a la región occipital de la neocorteza. Antes de llegar,
los impulsos tienen que pasar a través del núcleo lateral geniculado del tálamo, en el
sistema límbico, como se muestra en el siguiente dibujo y como ha sido discutido por
los doctores Eric R. Kandel y James H. Schwartz9.
114

Fig. 4. La visión y el cerebro límbico10.

*Consultar el original en caso de requerir acceso a la figura.*

Así pues, la visión es también emocional o subjetiva. Sólo la verificación puede


hacerla objetiva.

EL NÚCLEO HIPOTALÁMICO: PLACER, DOLOR Y QUÍMICA

Por muchos años el hipotálamo ha sido conocido como la región del cerebro
anterior relacionado con la regulación de los órganos internos. En efecto, ha sido
llamado el ganglio jefe del sistema nervioso autónomo... El hipotálamo ha sido un
blanco importante de las investigaciones que relacionan el cerebro con las actividades
endocrinas11.
Los núcleos hipotalámicos sirven para activar, controlar e integrar los
mecanismos autónomos periféricos, las actividades endocrinas y muchas funciones
somáticas12.
115

Los núcleos hipotalámicos son conocidos popularmente como el centro del


placer y del dolor del cerebro límbico. Los sentimientos son estados de ánimo que se
extienden sobre un rango vibracional muy amplio incluyendo tanto el dolor como el
placer. En un momento podemos estar deprimidos y al siguiente instante sentirnos
felices o bravos. Según MacLean, continuamente se están descubriendo en este cerebro,
químicos naturales demasiado numerosos y complejos para enumerar aquí, relacionados
con el placer y el dolor13. Lo que es evidente del estudio de estos químicos, como las
endorfinas y la serotonina, es que los químicos naturales se extienden en un rango que
va desde la quietud hasta la excitación. Es muy importante notar que los químicos
artificiales o drogas también se extienden en este mismo rango.
¿Cómo podemos tener acceso a nuestros químicos naturales del cerebro?
Primero, al aceptar que el cerebro es un sistema de energía, podemos aproximarnos a las
emociones como estados vibratorios en flujo continuo, en vez de considerarlas como
una descripción de una realidad fija. Seguidamente, podemos darnos cuenta de que las
emociones son vibraciones' que se extienden sobre el mismo rango energético que los
químicos naturales del cerebro. Cuando estamos deprimidos, tenemos muy poca
energía. Cuando estamos tristes tenemos un poco más de energía; cuando nos enojamos,
mucho más. La felicidad es una vibración fuerte; la excitación lo es aún más. Puede ser
que hayamos inventado el enojo para experimentar esta excitación: cualquier cosa es
buena para sacarnos del fastidio o de la entropía continua. Podríamos haber inventado la
depresión para experimentar la quietud auténtica: finalmente una oportunidad para
cortar con el mundo y todas sus exigentes vibraciones. ¿Tenemos necesidad de ambos
extremos? ¿Cuál emoción necesitamos más? ¿Qué estado de ánimo nos daría la mayor
satisfacción: la quietud o la excitación?
El estado de ánimo es el desafío de este cerebro emocional. ¿Podemos ser
emocionalmente inteligentes, lo que significa usar consciente y hábilmente nuestros
estados de ánimo para hacerle frente a la vida? Las emociones contienen información al
igual que un pensamiento, una imagen o una acción. Podemos leer la información que
tienen nuestros sentimientos en vez de sólo tolerarlos o tratar de escapar de ellos. La
inteligencia de los estados de ánimo es el proceso que yo propongo para aprender a
entrar en los sentimientos, aprender de ellos, expresarlos cuando sea apropiado y salir
de ellos.
Sin esta inteligencia de los estados de ánimo, tendríamos que seguir
dependiendo fuertemente de las drogas artificiales para regular este cerebro.
116

Las culturas siempre han creado drogas. En nuestra cultura, los psiquiatras están ahora
regulando conscientemente los estados extremos de este cerebro con drogas. Tanto la
gente común como las personas más sofisticadas de nuestra sociedad están teniendo
acceso a los estados de quietud y de excitación por medio de las drogas. Aprender a
orquestar los estados de ánimo, en vez de regularlos a través de las drogas, podría
darnos a todos una nueva libertad mental así como también un sentido de control
consciente sobre nuestras vidas.

EL HIPOCAMPO Y LA MEMORIA

Dos estructuras curvas conforman el hipocampo y rodean los otros órganos del
sistema límbico. Ellas están asociadas primordialmente con la memoria a largo plazo.
MacLean encontró en sus investigaciones que el mal funcionamiento del hipocampo
está relacionado con la falta de memoria. Él también señala que desde hace mucho
tiempo ya otros investigadores han venido asociando al hipocampo con la memoria a
largo plazo14.
En diferentes partes del cerebro se localizan distintos tipos de memoria. Todos
hemos tenido experiencia con la memoria a largo plazo y con la memoria a corto plazo.
La experiencia común más obvia es cuando estudiamos para un examen en la escuela.
Recuerdas lo aprendido el tiempo suficiente para aprobar el examen (memoria a corto
plazo) pero aún recuerdas hoy lo que realmente quisiste aprender (memoria a largo
plazo). Incluso ahora leyendo este libro, recordarás sólo lo que realmente quieras
recordar.
Con la inteligencia visual podemos tener acceso a los momentos buenos y
placenteros que hemos vivido. Saber que están archivados en nuestra memoria puede
añadir una nueva dimensión a nuestra vida. No obstante, las experiencias de dolor
también están registradas en nuestra memoria, a pesar de que la mayoría de nosotros
preferiríamos olvidarlas. Ciertamente, podemos recordar ciertas experiencias dolorosas
de nuestra niñez o experiencias adultas traumáticas, sólo cuando un terapeuta nos
convence de que quizás quisiéramos recordar lo que ocurrió en el pasado para darle
sentido al presente. El querer es la llave de acceso a nuestra memoria a largo plazo. El
saber que nuestras experiencias están grabadas y siempre disponibles si queremos tener
acceso a ellas, puede darnos una nueva libertad tanto para experimentar nuestras
emociones como para expresarlas. Ya no necesitamos escoger entre ser una bomba de
tiempo o un ser humano repri-
117

mido. Ya no necesitamos expresar las emociones mientras están sucediendo; no


necesitamos tener miedo de que si las reprimimos, las vamos a perder.
También podemos revivirlas si nos tomamos el tiempo para lograr el acceso a
nuestra memoria, visualizar la situación y permitirnos sentirla. Podemos utilizar
nuestros recuerdos como textos internos, como bibliotecas llenas de volúmenes de
experiencias esperando ser abiertos de nuevo y revividos. En el momento que elijamos,
podemos revivenciar cualquier situación, sentir las emociones de nuevo y descubrir
nueva información.
Cuando experimentamos una situación por primera vez, puede ser que no
podamos sentirla plenamente. Tratamos de pensar, de reaccionar, algunas veces de
imaginar, pero generalmente lo hacemos como buenamente podemos. Cuando las
decisiones, especialmente las de la niñez y de los primeros amores, te ocasionan
posteriormente dolor en la vida, resulta apropiado mirar de nuevo para interferir con
nuestras primeras conclusiones y cambiar esas decisiones tempranas que se han vuelto
limitantes o dañinas en nuestra vida presente. De esta forma, nuestra memoria a largo-
plazo nos garantiza la posibilidad de mirar de nuevo, de cambiar nuestras decisiones de
vida hasta que eventualmente desarrollemos la calidad de vida que deseamos.
¿Puede haber un descubrimiento más importante que saber que tanto los
químicos naturales del cerebro como la memoria a largo plazo están localizados dentro
de nuestro cerebro emocional? Sí. Saber que este cerebro emocional gobierna todos los
órganos de nuestro cuerpo.
Este sistema autónomo también es llamado el sistema nervioso involuntario,
porque no gobernamos nuestros órganos voluntariamente. Nosotros podemos decidir en
nuestra neocorteza que vamos a abrir el puño y nuestros músculos responden a nuestro
deseo, pero no podemos hacer que los músculos de tu colon o tu corazón se relajen, a
través de un pensamiento o de una decisión. Nuestros órganos internos están
gobernados de forma involuntaria, por nuestro sistema autónomo o sistema nervioso
involuntario, es decir, que los músculos de nuestros órganos no responden a nuestros
procesos de pensamiento. Los estados de ánimo, las emociones y los sentimientos -o
como querramos llamar las dinámicas que tienen lugar en el sistema del cerebro
límbico- son los que regulan la condición de expansión-relajación o contracción-
restricción de todos los órganos de nuestro cuerpo. A pesar de que nuestros
pensamientos pueden afectar nuestro estado de ánimo, es nuestro estado de ánimo y no
nuestro pensamiento el que directamente gobierna a nuestro corazón y nuestro colon.
Mucha gente hoy en día sufre ataques al corazón y úlceras, por no mencionar
otras enfermedades que se relacionan con los demás órganos.
118

No obstante, seguimos hablando de mujeres inestables o de hombres débiles; nos


burlamos de los que abrazan demasiado, lloran muy fácilmente o son muy emocionales.
No nos quejamos de los que piensan demasiado. ¿Será que conocemos la importancia
del pensamiento, pero hasta ahora no hemos aprendido la importancia de las
emociones? Sabemos que las emociones son molestas: explotan, interrumpen serias
conversaciones, echan a perder noches placenteras, nos hacen avergonzar en
restaurantes enfrente de nuestros amigos. Ellas hacen que nuestros hijos parezcan
inmanejables. ¿Podría haber alguna razón importante que justifique su existencia?
¿Podría ser nuestra salud?

Fig. 5. Diagrama simplificado del sistema nervioso autónomo15.

*Para acceder a la figura, consultar el original.*


119

Por muchos años los médicos han sabido que el cerebro límbico gobierna las
emociones. Algunas veces incluso se han referido a él como el cerebro intermedio y a
veces como el «cerebro visceral», indicando su relación con los órganos viscerales.
Cualquier persona sabe que la emoción se relaciona con las vísceras. A menudo
experimentamos contracción en los intestinos, en el plexo-solar o inclusive en el área
del corazón. Desafortunadamente nos referimos a estas contracciones como tensión o
estrés en vez de entender que son emociones. Hemos armado toda una campaña médica
contra el estrés como si estuviéramos luchando contra un nuevo adversario, cuando en
realidad estamos tratando con algo muy viejo llamado emociones.
¿Cuándo vamos a tomar las emociones en serio? ¿Por qué todavía las evitamos,
prefiriendo así la etiqueta común del estrés, sugiriendo relajación, pero nunca
manejando el poder total de las emociones? La relajación no va a lograr que
desaparezca la rabia, aunque sí ayuda a evitarla. No nos ayuda con la tristeza y tampoco
nos permite alcanzar la excitación. Estos son aspectos fundamentales de las emociones
que tanto la medicina como la psicología deben tomar en cuenta muy seriamente.
Eso que gobierna todos los órganos de nuestro cuerpo merece un mejor trato.
Las emociones son las vibraciones del cerebro límbico, así como el pensamiento y la
imaginación son las vibraciones de la neocorteza. Los estados de ánimo son a la salud lo
que el pensamiento es a la planificación: ¡son necesarios! Si éste se llamara el cerebro
de la salud, en vez del cerebro emocional, quizás nos podría ayudar a romper las
barreras de nuestra resistencia a las emociones.
NOTAS

1. MacLean, Triune Brain. Ver también MacLean, P.D., «Psychosomatic Disease


and the 'Visceral brain'. Recent development Bearing on the Paper Theory of Emotion»,
Psychosom. Med. 2 (1949): 338-53.

2. Ver Daniel Goleman, Emotional Intelligence, New York, Bantam, 1995; Joseph
E. LeDoux, «Emotional Memory Systems in the Brain», Behavioral Brain Research 58
(1993): 69-79; y A Compendium of IHM Research Papers and Abstracts, vols. 2-3,
Boulder Creek, Institute of Hearth Math.

3. Ver «thalamus» en Diccionario Médico de Bolsillo Dorland, Philadelphia, W.B.


Saunders Company, 1982.

4. Op cit, MacLean, p. 380.

5. Ibid., p. 345.

6. Ibid., p. 291.

7. Ibid., p. 341.

8. Joseph E. LeDoux, «Emotion and the Amygdala» en The Amigdala:


Neurobiological Aspects of Emotion, Memory and Mental Dysfunction, John P.
Aggleton (ed.), New York, Wiley-Liss, 1992, 339-51. Ver también a LeDoux
«Emotional Memory Systems», 69-79; Goleman, Emotional Intelligence, and LeDoux,
Compendium, vols. 2-3.

9. Eric R. Kandel y James H. Schwartz, Principies of Neural Science, 2nd ed., East
Norwalk, Appleton y Lange, 1985.

10. Un diagrama simplificado de Luis Camejo de John G. Nicholls, et al, From


Neuron to Brain, 3rd ed, Sunderland, Sinauer Associates, Inc., 1992, p. 18.

11. Robert L. Isaacson, The Limbic System, New York, Plenum Press, 1982, p. 10.

12. Ver «hypothalamus» en Diccionario Médico de Bolsillo Dorland.

13. MacLean, Triune Brain, p. 41.

14. Ibid.,pp. 503-506.

15. Ibid., p. 25.


121

CAPÍTULO 7

UNA NUEVA MIRADA A LAS EMOCIONES

Los estados de ánimo no son como los pensamientos: no comienzan con una mayúscula
ni terminan con un punto.
Ni son como el arte: no se pueden enmarcar como un cuadro, ni son delimitados como
una escultura.
Los estados de ánimo permean como la neblina: es difícil decir cuando comienzan,
cuándo se levantarán, cuán densos llegarán a ser.
Es claro que no podemos aproximarnos a este cerebro como lo hicimos con la
neocorteza. Algunas veces los estados de ánimo son como relámpagos, otras veces
como truenos: golpean y retumban.
Si estamos en el sitio equivocado nos golpean; parece que lloviera antes, durante y
después.
Frecuentemente nos dejan indefensos y empapados.

Ante cualquier escena emocional, buscamos las razones para tratar de entender
lo sucedido. ¿Qué ha ocasionado todo esto? ¿Quién va a detenerlo y cuándo? Tratamos
de lidiar con los estados de ánimo con nuestro análisis usual de causa y efecto. Es un
esfuerzo racional para ayudar, pero empeora la situación: «Yo comprendo que tú estás
bravo conmigo porque tú eres...» «¡Yo no soy!» y el mal humor aumenta. Es como si
sumergiéramos una daga al rojo vivo dentro del agua: chirrea y echa vapor. En el caso
de emociones hostiles, estos esfuerzos racionales de comprensión no apagan el fuego.
Incluso cuando tratamos de calmar a alguien que está bravo, puede suceder que la rabia
de esa persona se vuelva en contra de nosotros.
¡Qué triste escena! Resulta claro por qué hemos tratado de suprimir nuestras
emociones; por qué hemos clasificado algunas de ellas como positivas, otras como
negativas; por qué no somos capaces de expresarlas o no deseamos hacerlo. Todos
hemos experimentado, de una forma u otra, la angustia de las emociones, el recorrido
mental a través de los sufrimientos del pasado y lo inadecuado del presente, el sarcasmo
verbal y los ataques, las crecientes tensiones y allá en el fondo, siempre al acecho, la
posibilidad de la violencia física: golpes, pérdida del autocontrol y heridas a amigos o
seres amados.
122

En nuestra sociedad, las emociones también han sido consideradas como


secundarias en comparación al pensamiento y la acción. Vemos las emociones como una
molestia, como un fenómeno indomable que aparece en la difícil edad de los dos años y
que luego debemos enfrentar durante la adolescencia. Las emociones fragmentan las
familias y causan divorcios. Se manifiestan por medio de conductas extrañas y por eso
internamos a la gente en instituciones mentales. Se manifiestan por medio de la
violencia e internamos a la gente en las prisiones. No nos agradan las emociones. Nos
hacen sentir débiles y fuera de control.
Quiero confesar que desearía evitar la rabia, la hostilidad y la violencia potencial
asociada con el cerebro límbico. Yo no soy sádica, yo también siento y me duele cuando
las personas están tristes y molestas. Frecuentemente me quejo de que Dios no hizo bien
las cosas. Sin embargo, nosotros estamos confrontados con una gran realidad física: este
cerebro límbico ha sido descubierto, está en cada uno de nosotros, y es química y
físicamente diferente de la neocorteza. No podemos acceder a nuestras emociones de la
misma manera que accedemos a nuestros pensamientos e imágenes.
Hemos tratado de suprimir, de evitar, de ignorar nuestros sentimientos en favor
de una aproximación racional. Esta aproximación es útil, pero es racional, lo que quiere
decir que ha sido procesada en la neocorteza y no en el cerebro límbico. Todos
conocemos la diferencia entre un pensamiento y una emoción, pero seguimos esperando
que nuestro intelecto nos saque adelante. También hemos tratado de contener nuestros
sentimientos enfocándonos en la enseñanza de valores y de una conducta correcta. Sin
embargo nuestra rabia no ha mejorado con este intento: ha explotado en violencia en la
calle y violencia contra nosotros mismos, en ataques cardíacos y otras enfermedades.
Nuestras emociones yacen en un sitio profundo y escondido dentro de nuestros
cerebros. Al ignorarlas nos hemos perdido en la caverna de nuestra propia oscuridad. No
obstante, con los aportes de la investigación sobre el cerebro límbico y sus químicos
naturales, día a día va entrando una luz dentro de esa oscuridad.
El cerebro límbico es un sistema interior profundo al cual podemos aprender a
acceder. Las emociones pueden ser entendidas como las vibraciones del cerebro
límbico, la energía que gobierna la salud de todos los órganos de nuestro cuerpo
incluyendo el corazón y las entrañas. El conocimiento de su importancia central nos
permite concederle a las emociones un estatus que anteriormente le otorgábamos
solamente a los pensamientos y las acciones. Nuestra nueva comprensión del cerebro
límbico nos puede ayudar a descubrir
123

la información que aporta cada una de nuestras emociones, tal como hacemos con
nuestros pensamientos. Pero debemos recordar que las emociones no son pensamientos.
Las emociones son un fenómeno cerebral; y de la misma manera como una vez nosotros
aprendimos y elaboramos el proceso del pensamiento, ahora podemos aprender y
elaborar un proceso emocional completo.
Es necesario encontrar una nueva perspectiva que nos dé la libertad de sentir, así
como tenemos la libertad de pensar. Este nuevo acercamiento nos daría la posibilidad de
celebrar todas las emociones como positivas, como fuerzas constructivas en nuestras
vidas. Nos puede guiar a sentir nuestras emociones sin la necesidad de expresarlas,
dándonos el mismo espacio interior para entrenar nuestra habilidad de sentir, así como
lo hemos tenido para entrenar nuestra habilidad de pensar.

PRIMER PASO: LA BASE FISIOLÓGICA DE LOS ESTADOS DE


ÁNIMO

CANDACE PERT (investigadora de la química cerebral y las emociones): Para


decir «Estoy sintiendo esto» y para analizarlo, por supuesto que tu cerebro entra en
acción. Pero hay muchos mensajes emocionales que no se cuelan hasta un nivel que te
permita conocerlos. Aun así, ellos están acostumbrados a manejar todo dentro de tu
cuerpo.
BILL MOYERS (entrevistador): ...¿Usted está diciendo que mis emociones
están almacenadas en mi cuerpo?
PERT: Absolutamente...
(...)
MOYERS: Entonces, ¿usted está diciendo que es la reacción del cuerpo la que
crea las emociones?
PERT: Sí, las reacciones del cuerpo y del cerebro. Las funciones fisiológicas
cotidianas del cuerpo, tanto las normales como las patológicas, están (continuamente)
creando emociones1.

Esta nueva mirada sobre cómo llegar a nuestras emociones debe centrarse en el
cerebro humano y debe reconocer la base fisiológica de todas las emociones. Todos los
órganos de nuestro cuerpo están controlados por nuestro cerebro límbico. Nuevas
investigaciones indican que los órganos,
124

considerados como un todo, forman parte de nuestro sistema nervioso autónomo o


involuntario, que a su vez está controlado por nuestro cerebro límbico. Entonces, la
realidad fisiológica es que, las emociones, los estados de ánimo, los sentimientos -o
como sea que queramos llamar a esas dinámicas que ocurren en el cerebro límbico—
son lo que regula la condición de expansión-contracción de cada uno de los órganos del
cuerpo. Lo que hemos estado llamando emociones son en realidad las vibraciones
tremendamente importantes que gobiernan la salud de todos los órganos. Nuestro
cerebro emocional es también nuestro cerebro de la salud.
Por lo tanto, son nuestros estados de ánimo, nuestras emociones más que
nuestros pensamientos, los que gobiernan directamente la salud de los órganos de
nuestro cuerpo. Indirectamente nuestros pensamientos afectan a nuestros estados de
ánimo, así como nuestros estados de ánimo afectan a nuestros pensamientos. Sin
embargo, muchos otros elementos tales como nuestras acciones, imágenes, intuiciones,
nutrición, patrones de comportamiento, historia pasada y medio ambiente, también
afectan nuestros estados de ánimo. Estos elementos no son filtrados primero por medio
del pensamiento y luego por los estados de ánimo, sino que impactan directamente a
nuestras emociones. Ciertamente el propósito de las emociones puede ser darnos
información que no asimilamos a través del pensamiento. Las emociones son
retroalimentaciones informativas provenientes de diferentes sistemas, que llegan
directamente a nuestro cuerpo. La emoción es un fenómeno cerebral muy diferente del
pensamiento y que amerita su propio estudio y enfoque. Por lo tanto, en vez de pensar
que podemos controlar la emoción a través del pensamiento, necesitamos tener un
acercamiento directo a las emociones, si deseamos tener acceso a la información que
ellas contienen.
El primer paso para vivir inteligentemente con nuestros estados de ánimo es
reconocer que tienen una base fisiológica dentro de nuestro propio cerebro; ellos son el
lenguaje de nuestro cerebro emocional. Los estados de ánimo no son caprichos, ni
egoísmo, ni estados molestos de mala conducta, ni son externos a nuestra esencia real.
Los estados de ánimo constituyen la información que proviene de nuestro cerebro
límbico, así como los pensamientos son la información proveniente de nuestra
neocorteza.
Las emociones no van a cesar cuando vayamos al terapeuta, ni cuando
descubramos el impacto emocional de la influencia de nuestra madre y nuestro padre en
nuestra niñez, ni van a terminar cuando nuestros hijos hayan crecido, ni cuando
tengamos suficiente dinero para ser felices, ni cuando nos retiremos, ni cuando nos
adentremos en la espiritualidad. Las emociones no
125

cesan sino hasta que morimos. Así pues, debemos identificarlas con nuestra propia
existencia y aceptar la base fisiológica que tienen todas nuestras emociones -buenas y
malas, positivas y negativas- de manera que podamos tratarlas como señales de la vida
misma y ser capaces de buscar conscientemente una manera inteligente de procesarlas.
Una vez que hayamos identificado nuestras emociones con nuestra existencia
física, podremos relacionar las emociones con nuestra seguridad, salud, poder, e incluso
con nuestra creatividad y energía. Revisar el cerebro límbico como el segundo cerebro,
con sus propias funciones vitales -proveer información bajo la forma de emociones y
suministrar energía a los órganos de nuestro cuerpo- nos dará un acercamiento nuevo
basado en la fisiología.

SEGUNDO PASO: IGUAL ESTATUS PARA EL PENSAMIENTO Y


LA ACCIÓN

El segundo paso para vivir inteligentemente con nuestras emociones, consiste en


darles el mismo estatus que a las otras vibraciones del cerebro. Las emociones son
vibraciones al igual que los pensamientos, las imágenes y las intuiciones. Necesitamos
incluirlas en esa familia de primera clase que son el pensamiento y la creatividad.
Manteniéndolas de lado, como ciudadanas de segunda categoría, capaces de hacer daño
y violencia, no estaríamos honrándolas, enseñándolas o usándolas en beneficio de la
vida.
La gente me pregunta frecuentemente por qué yo no continúo usando las
palabras «sentimientos» y «emociones» y por qué llamo a estas funciones del cerebro
«inteligencia afectiva» e «inteligencia de los estados de ánimo». La respuesta es que los
términos que yo utilizo tienen como objetivo recordarnos que varias formas de
vibraciones energéticas ocurren dentro de nuestro cráneo. La vibración es el
denominador común, es el lenguaje común de la mente. La energía vibra de forma
diferente en nuestras tres estructuras cerebrales. Los pensamientos, imágenes,
intuiciones, emociones y acciones son todas formas vibracionales de la vida que
contienen información. Son procesos diferentes pero todos son ondas de energía que
ocurren dentro en una determinada área de nuestro sistema cerebral. Todas las
vibraciones están a nuestra disposición, tan sólo hace falta que nos enfoquemos en ellas.
A veces, enfocarnos en nuestros sentimientos puede salvarnos la vida, como es
el caso de la alegría y el placer, que son muy importantes para la sanación. Otras veces
enfocarnos en nuestros pensamientos podría darnos
126

vitalidad y promover nuestra sanación. Cuando llamamos a todos los procesos


cerebrales «vibración-formas de inteligencia», estamos recordándonos a nosotros
mismos que podemos desprendernos de la excesiva confianza en el pensamiento
racional y superar nuestro prejuicio moderno contra las emociones.

TERCER PASO: LAS EMOCIONES COMO CLAVES DE LA VIDA


INTERIOR

El tercer paso hacia un enfoque inteligente de las emociones involucra el


proceso de lograr el acceso a nuestras vibraciones emocionales y quedarnos con ellas.
Así como a lo largo de muchos años aprendimos y practicamos el pensar, ahora
necesitamos aprender y practicar los procesos emocionales. Aunque más adelante
expongo de una manera más amplia los procesos necesarios de cada una de las
inteligencias emocionales, me gustaría destacar aquí dos puntos que considero
esenciales para tener una nueva visión de las emociones.
Primero, para poder entrar en el rango vibracional del sentir, tan diferente al de
pensar o el de actuar, necesitamos ser capaces de ir más despacio. Sentir es un proceso
lento. A menudo no puede lograrse cuando estamos hablando rápidamente,
concentrándonos en el contenido o tratando de comunicarnos con los otros. Podemos,
por supuesto, decir disparates, rabiar con las palabras y sentir el calor en nuestro cuerpo.
Sin embargo no podemos, a la misma vez, tener acceso al verdadero deseo que subyace
debajo de nuestra rabia.
Podemos tener el hábito de hablar en un rango beta de vibración, asociado con el
hemisferio izquierdo, o a un rango alfa, más lento, asociado con el hemisferio derecho.
Sin embargo, el sentir está asociado con un rango aún más lento, llamado en las
investigaciones del cerebro, vibraciones alfa o theta. Tener acceso a este rango más
profundo del sentir puede requerir una nueva práctica. Yo la he llamado «la meditación
del sentir». Pero esta no es la meditación usual neocortical en la que dejamos pasar
todo, continuamente aclarando la pantalla de nuestra mente, separándonos de las
vibraciones para ir a las ondas más finas. En el cerebro límbico, en esta meditación
emocional del sentir, dejamos pasar pensamientos e imágenes, pero sólo con la finalidad
de mantenernos con las ondas más gruesas del sentir, hasta que estemos afectados y
podamos recibir la información involucrada en nuestro sentimiento.
127

Ejercicio

La meditación del sentir

Concédete por lo menos veinte minutos para practicar la meditación siguiente:


1. Selecciona una música para relajarte, ponte cómodo y escúchala. Es mejor
escoger música de vibración lenta para que no te lleve a las ondas rápidas de la
meditación intuitiva.
2. Visualiza la situación que te está afectando.
3. Permítete sentir la primera reacción emocional que surja.
4. Esta primera reacción o este primer sentimiento te hace sentir...
5. Si te llegan pensamientos, enfoca tu conciencia en cómo ellos te hacen sentir.
6. Utilizando la respiración abdominal, continúa más profundamente, permitiendo
que un sentimiento te lleve a otro, hasta que descubras la información que sientas
importante. Tú podrás sentir cuando hayas alcanzado un mensaje valioso. Se siente
diferente al pensamiento; no querrás continuar; sentirás satisfacción.
Independientemente de que más tarde juzgues ese mensaje como agradable o
desagradable, estarás contento de haberlo encontrado, ya que lo sentirás profundo y real.
El sentir es una práctica que puede darte acceso a tu vida interior y,
consecuentemente, proporcionarte una nueva visión de las emociones. Una vez que
hayas practicado esta meditación del sentir, podrás con mayor facilidad ser capaz de
sentir cualquier sentimiento a medida que realizas tus actividades cotidianas.
Para lograr profundizar en el sentir, tenemos que estar dispuestos a rechazar la
interferencia de las vibraciones provenientes del cerebro neocortical y del básico. Si
queremos mantenernos en un sentimiento el tiempo suficiente como para recibir la
información que él nos brinda, o para ir más profundamente dentro de nuestra vida
interior, tenemos que liberarnos de cualquier necesidad de llegar a conclusiones o tomar
acciones basadas en emociones. Claro que es posible sentir y actuar como resultado de
una emoción, pero frecuentemente no es aconsejable. Si tratamos un estado de ánimo
como una realidad única que nos lleva a una conclusión o a la acción, podemos cometer
muchos errores. Por ejemplo, si nos sentimos tristes, podemos quedarnos quietos e
involucrarnos profundamente en sollozos o llanto. Sin
128

embargo, no es este estado de quietud o de llanto el que nos puede causar dificultad. Lo
que causa problemas es la conclusión o la acción que sigue a continuación. «Estoy triste
porque el jefe no me aumentó el salario. Él probablemente no me aprecia o no piensa
que yo soy competente. Por lo tanto (conclusión), no voy a hacer más esfuerzos.
Realmente, ahora sí que voy a cambiar de empleo (acción)».
La neocorteza continúa rumiando, imaginándose la crítica del jefe, y luego
defendiéndose de lo que tú imaginas; así, cada pensamiento te va alejando cada vez más
de tu propia emoción triste y tranquila. Sientes la necesidad de pensar o de actuar y no
tienes experiencia en la práctica de sentir la tristeza hasta que ella te revele algo
importante. También es posible que sientas rabia, pero en vez de permitirte sentirla para
ver lo que te dice desde un nivel interior más profundo, reaccionas solamente ante los
estímulos externos y decides cambiarte de empleo.
En el amor, las reacciones inmediatas pueden ser igualmente desastrosas. Yo me
siento mal porque un amigo muy especial no me telefoneó. Yo concluyo, «él realmente
no me ama», o todavía peor, «nadie me va a amar... nunca seré feliz otra vez»; hago
juicios y creo absolutos. De esta forma, lo que hacemos es usar los pensamientos
racionales o los no tan racionales en contra de nosotros mismos.
Nos precipitamos a concluir o a actuar porque no tenemos experiencia con
nuestras emociones. O nos hacen sentir incómodos o no nos tomamos el tiempo para
sentir la emoción profundamente, para obtener su mensaje, lo que nos permitiría
comprender qué es aquello que trata de decirnos y que puede afectar de manera
profunda nuestra vida. Estamos condicionados para pensar o actuar, pero no para sentir.
No tiene por qué ser así. Nuestros sentimientos, nuestros estados de ánimo, son estados
de conciencia. Ellos pertenecen a nuestro mundo interno y privado. Podemos aprender a
quedarnos en nuestro mundo interno emocional sin interferencias. Aprender a sentir es
aprender a viajar en nuestro mundo interno.

CUARTO PASO: SENTIR Y EXPRESAR LAS EMOCIONES

¿Cómo podemos expresar lo que sentimos? La manera como manifestamos


nuestras emociones depende de nuestro entrenamiento y de lo que está permitido en
nuestra cultura. También depende del aspecto más desarrollado de nuestro cerebro y de
la experiencia de vida que tengamos. Algunas per-
129

sonas tienen más habilidad para hablar, otras ven imágenes y utilizan metáforas para
expresar sus sentimientos. El arte es, muy a menudo, la expresión tangible de
sentimientos profundos. Estos sentimientos se expresan a través del cuerpo del bailarín,
a través del cuerpo y del habla del actor, a través de los ojos y las manos del escultor, a
través de los sonidos del músico y a través de las palabras del escritor y del poeta.
Algunas veces liberamos nuestros sentimientos por medio del habla, otras veces
por acciones, por sueños, por medio del tacto y por el lenguaje del cuerpo. Nuestro
cuerpo es la cara de nuestras emociones. El lenguaje de las emociones está escrito no
sólo en el movimiento y gestos del cuerpo, sino también en la formación misma de ese
cuerpo tal como se ha desarrollado en su interacción con la vida a través de los años. El
cuerpo revela nuestra experiencia emocional y demuestra la forma como nos hemos
estado expresando. «La vida hace formas... Si pudiéramos fotografiar nuestras vidas y
mostrarlas cuadro a cuadro, veríamos que somos secuencias en movimiento de
diferentes formas emocionales»2. Podemos descubrir nuestra historia emocional por
medio del estudio de las fotografías de nuestro cuerpo, nuestra cara, nuestra figura, en
distintos períodos de nuestra vida. Podemos entender nuestra historia emocional no por
edad cronológica sino por las diferentes formas que las fotografías ponen en evidencia.
¿Cómo podemos aumentar la libertad de expresión de nuestro cuerpo? Podemos
volvernos conscientes de los gestos y formas de nuestro cuerpo y darles significado.
También podemos interesarnos en el sentir y permitirle al sentimiento moverse
conscientemente dentro de todas las áreas de nuestro cuerpo, e incluso llegar a
expresarse por el movimiento de nuestro cuerpo. Finalmente, podemos darnos cuenta de
que nuestro cuerpo expresa nuestros sentimientos tal como el lenguaje y la voz expresan
nuestras palabras.
Hemos estudiado el cuerpo en la medicina como herencia genética, como objeto
de salud e indispensable para el movimiento. Ahora también necesitamos estudiar el
cuerpo como la expresión de los sentimientos. Cómo nos vemos afecta cómo nos
sentimos; cómo nos sentimos afecta cómo nos vemos a nosotros mismos; cómo nos
sentimos afecta a cómo nos damos forma y también a cómo nos expresamos. Esto puede
incluir la vestimenta como expresión externa del cuerpo, pero el lenguaje de lo somático
es verdaderamente más sutil. El desarrollo de los músculos, la forma, los gestos, la piel,
las configuraciones que rodean la estructura de los huesos, cada parte de tu
130

figura, revelan cómo el lenguaje de tu cuerpo se ha formado y configurado a lo largo del


tiempo.

LA EXPRESIÓN CON LOS DEMÁS

Sea cual fuere la modalidad que utilicemos para expresar nuestros sentimientos
—el cuerpo, la voz, las palabras, las intuiciones o señales de cualquier tipo-, cualquiera
sea la forma en 'que nuestra energía profunda emerja, esta energía se conectará con otros
seres humanos. Cuando estamos enamorados, revelamos al otro nuestros sentimientos
más profundos y esto evoca los sentimientos más profundos de la otra persona. Nos
sentimos en la intimidad con el otro. Sentir hondamente y revelar nuestros sentimientos
es lo que llamamos el proceso de la intimidad. Este proceso de amar y de emocionarse
sólo se detiene cuando dejamos de profundizar dentro de nosotros, y eso sucede cuando
estamos heridos o asustados, o cuando por alguna razón dejamos de revelar y expresar
nuestro sentir profundo. Empezamos entonces a encubrir, a esconder y las conexiones
de energía desaparecen, reaparecen y poco a poco van desapareciendo. Todos hemos
estado en esa tierra de nadie del aburrimiento y de la desconexión, donde somos
incapaces de sentir profundamente y tenemos miedo de revelarnos a los demás. Muy a
menudo necesitamos una discusión acalorada para regresar a nuestra energía profunda y
reconectarnos con un ser amado.
En vez de sólo experimentar una reacción emocional como respuesta inmediata
al medio ambiente, podemos desarrollar la habilidad consciente de penetrar dentro de
nosotros mismos por medio del sentir, y practicar las muchas maneras de expresarnos, a
través de palabras, imágenes, sueños, y a través del tacto, del cuerpo y del movimiento.
Necesitamos también darnos cuenta de que no podemos realmente esconder
nuestros sentimientos, sino que siempre se están mostrando de alguna forma. La
profundidad de nuestro ser se muestra siempre, sea en forma visible o en movimiento
sutil. Ya es hora de dejar de pensar que podemos escondernos unos de los otros. La
privacidad es buena como una noción política, es útil para proteger nuestro voto, para
obtener igualdad de derechos; sin embargo, la privacidad realmente no existe en el
dominio humano. Estamos interconectados el uno con el otro a través de vibraciones a
un nivel celular muy profundo dentro del sistema mente-cuerpo y más precisamente por
medio de la exposición de nuestro cerebro básico al medio ambiente.
131

Quizás no hay necesidad de dejar de lado las sutiles artes del subterfugio, tan
intrincadamente involucradas en nuestra seducción y nuestros juegos. Sin embargo,
ciertamente existe la necesidad de darnos cuenta que esconderse es solamente un juego,
mantenido por años de pensar en nosotros mismos como cuerpos separados en un
sistema mecanicista de partes diferentes, en lugar de creer que formamos parte de un
sistema de energía vibratoria interconectado. Los sentimientos y su expresión son la
base para una intimidad continua y pueden añadir honestidad y profundidad a nuestra
vida juntos. Para manejar y expresar mejor las emociones sin causar daño a los demás,
veremos en el capítulo diez la inteligencia de los estados de ánimo.

EXPRESIÓN VERSUS REPRESIÓN

Actualmente los psicólogos mantienen un gran debate sobre si es saludable o


dañino expresar verbalmente nuestros sentimientos.
Si suprimimos los sentimientos negativos, ¿no dañarán ellos nuestro cuerpo y
causarán enfermedad? Y si los expresamos, ¿no quedaremos atrapados en ellos? La
energía de las emociones o se expresa externamente o nos afecta internamente. Si no
expresamos nuestros sentimientos, ¿no causará ésto represión y enfermedad en nuestro
cuerpo? O tal vez una represión momentánea podría hacernos explotar en una repentina
violencia hacia alguien más débil que nosotros, cuando menos lo esperamos. Por otro
lado, si expresamos nuestra tristeza o rabia, ¿no entristeceremos o pondremos bravos a
los demás? Y, ¿sería posible desarrollar el hábito de ser rabioso o triste? Podemos
contestar afirmativamente a todas estas interrogantes. El tema de las emociones
ciertamente nos compromete a todos en este gran debate sobre cómo manejar nuestra
energía: si ésta debería ser expresada a los demás o si puede ser manejada internamente
sin que nos ocasione una enfermedad.
¿Cómo podemos expresar las caóticas vibraciones de la rabia sin dañar, insultar,
provocar o aún atacar a otros? Si expresamos demasiada alegría, demasiada felicidad,
¿no se pondrán los otros celosos? Y si expresamos orgullo o celos, ¿qué pensarán los
demás de nosotros? Parecemos estar atrapados entre reprimir las emociones y hacernos
daño, o expresarlas y hacerle daño a los demás.
Sin embargo, existe una salida a esta trampa. Tenemos una nueva información
proveniente de las investigaciones sobre el cerebro, que ciertamente nos ayuda a crear
nuevas posibilidades. La nueva luz es que tanto nuestras emocio-
132

nes de dolor como de placer, están registradas en la memoria a largo plazo de este
cerebro límbico y, más específicamente, en el área conocida como el hipocampo. Esto
significa que nuestra historia emocional está registrada dentro de nuestro cerebro, a
nuestra disposición, para un acceso inmediato o para cuando la queramos expresar. Ya
no necesitamos seguir siendo víctimas de la expresión inmediata o víctimas de la
represión y sus subsecuentes enfermedades. Podemos tener acceso a cualquier situación
emocional y expresar nuestros sentimientos cuando decidamos que sea apropiado. La
expresión instantánea no es necesaria. Ya no se trata de la expresión versus la represión:
se trata de expresar cuando lo consideremos apropiado o de acceder a emociones para el
conocimiento personal. Si reprimimos nuestras emociones en un determinado momento
por no saber expresarlas sin hacer daño, podemos ahora tomar el tiempo de sentir
nuestros sentimientos dentro de la situación y encontrar la manera bien sea de lidiar con
ellos internamente o de expresarlos si es apropiado.
Hasta ahora las posibilidades que teníamos eran: o expresar y causar problemas
externos, o reprimir y causar problemas internos. Desde que sabemos que la
información es almacenada en nuestro cerebro, la expresión puede ocurrir en el
momento que nosotros elijamos. De esta manera, podemos ahorrarnos a nosotros y a
nuestros seres queridos, las terribles cosas que podemos decir cuando ventilamos
nuestros sentimientos como una inmediata reacción a una situación. La amenaza de la
represión y la trampa de la expresión inmediata han sido ambas superadas con el
conocimiento de la existencia de la memoria a largo plazo, ubicada en nuestro cerebro
límbico de las emociones. Ahora es posible un nuevo enfoque.
Hagamos una distinción entre sentir y expresar los sentimientos. Para hacernos
conscientes de lo que sentimos, necesitamos darnos permiso de sentir nuestras
emociones: estar dentro de ellas, sentirnos libres para explorarlas, intensificarlas,
dejarlas correr y salirse o mantenerse en su vibración hasta que disminuya su
significancia o inteligencia. Así, la libertad de sentir requiere primero la libertad de
sentir sin la obligación de una expresión inmediata.
Yo pienso que nuestro énfasis en expresar los sentimientos ha inhibido nuestra
libertad para sentir. Supongamos que nos sintiéramos obligados a expresar todos
nuestros pensamientos, ¿qué clase de mundo sería éste? Nosotros pensamos
continuamente y sólo expresamos algunos de nuestros pensamientos. Entonces, ¿por
qué sentirnos obligados a expresar todos nuestros sentimientos? Comencemos a tener
acceso a este cerebro de una manera más profunda, enfocándonos primero sobre el
sentir, sin añadir la carga de la expresión consciente.
133

GUÍAS PARA UNA EXPRESIÓN SEGURA

Yo no le puedo aconsejar a alguien que exprese todas sus emociones libremente.


Puedo sugerir unas cuantas orientaciones que podrían darte la suficiente seguridad para
comenzar la práctica de la expresión consciente de tus emociones, cuando lo consideres
apropiado o cuando elijas hacerlo. Mientras aprendes, puedes comenzar a practicar en
privado, en grupos pequeños y en familia. Éstas son orientaciones para la expresión sin
riesgo, ya sea en privado o con alguien dispuesto a practicar contigo.
1. Busca un lugar en tu hogar en donde puedas expresar tus emociones en privado.
Si realmente quieres proteger tu sistema nervioso, tu casa ha de volverse un templo en el
cual tu vida sea sagrada -toda tu vida, incluyendo tus emociones-. Si no quieres
violentar al mundo con expresiones inapropiadas, ni violentar tu cuerpo y causarle daño
a tus órganos internos por medio de la represión-de las emociones, entonces necesitas
un área protegida en donde puedas practicar la expresión de tus sentimientos en privado,
sin consecuencias.
2. Podrías informarle a tu familia o a las personas que conviven contigo que las
emociones son importantes para tu salud y tu sistema nervioso, ya que no son los
pensamientos sino los sentimientos los que expanden y contraen, relajan o tensan los
órganos de tu cuerpo. Para la salud de tu cuerpo, necesitas permiso para expresar tus
sentimientos sin que los otros crean ser el blanco o la causa de lo que sientes.
3. Los sentimientos permean, querámoslo o no. Lo que sea que tú estés sintiendo
—tristeza, rabia o alegría—, esos sentimientos impregnarán la atmósfera. Sólo tú eres
responsable por ellos y puedes comprender su origen. Por lo tanto, puedes expresamente
pedirle a los otros que se desconecten de verse a sí mismos como la causa. Tus
sentimientos son una parte de tu historia emocional que se encuentra almacenada en la
memoria a largo plazo de tu cerebro límbico. El último disgusto que tuviste es sólo el
último de una larga historia de enojos ante la misma situación. Solamente tú puedes
encontrar la basurita en tu ojo y sacarla. La familia, los amigos y los colegas podrían
darte esta libertad de expresar tus sentimientos, como también podrían no dártela. En
caso negativo, necesitarías retirarte a la privacidad de tu habitación para expresarte, o si
no, puedes recordarles cada vez, explícitamente, que ellos no son la causa de tu
emoción.
134

4. Si explotas, siempre puedes pedir excusas.


5. Cuando expreses tus sentimientos, siempre debes usar el «yo» y nunca el «tú».
El hábito de usar el «tú» refuerza la vieja idea de que la otra persona es la causa.
Siempre provoca conflictos y mantiene viva la discusión. Al identificar los sentimientos
con el «yo», estás reconociendo que son tuyos, lo que hace más fácil pedirle al otro que
te permita tu libertad de sentir, sin que ellos se consideren a sí mismos como el objetivo
o la causa de ellos. «Yo estoy bravo» es siempre mejor que «tú me haces poner bravo».
Es la manera como tú has almacenado la experiencia en tu propio cerebro lo que te hace
rabiar, o te pone triste o alegre.
6. Siempre puedes expresar tus sentimientos en la ducha, en tu habitación o en
cualquier otro territorio privado. Puedes darle puñetazos a la almohada o hacer muecas
en el espejo en vez de hacerlo a tus familiares o amigos.
7. Pon cuidado de no usar la comida, la bebida o el sexo como reemplazo, en lugar
de sentir las emociones y tener acceso a su significado.
En resumen, puedes:
• Sentir continuamente y estar consciente de tu sentir.
• Sentir sin la necesidad de expresarte verbalmente.
• Expresar los sentimientos a través de diferentes modalidades como palabras,
arte, expresiones faciales, movimientos corporales o sonidos. Todo medio expresa el
mensaje.
• Expresarlos cuando lo consideres apropiado. Por favor, primero estudia y
practica las guías anteriores y los ejercicios sobre la tristeza y la rabia en el capítulo
sobre la inteligencia de los estados de ánimo
• Escuchar y recibir la expresión de los demás. Recuerda no asumir
responsabilidad por lo que ellos están sintiendo.
• Vivir en un proceso de sentir, de recibir y responder en una resonancia cada vez
más íntima y más expansiva.

QUINTO PASO: DESENFOCARTE DE LAS EMOCIONES

Salirse de un estado de ánimo o sentimiento es frecuentemente una gran


dificultad. Mientras creamos que hay sólo una realidad, entonces fácilmente
135

seremos capaces de caer en una trampa, nosotros y nuestra personalidad total, quedando
a merced de un estado de ánimo y de una sola realidad. Estoy bravo y ésta es mi verdad.
Sin embargo, es sólo una de mis verdades, una de mis realidades dentro de la que yo me
he enfocado profundamente y de la cual me niego a salir. Nuestro disgusto o nuestra
alegría se siente como si fuéramos NOSOTROS MISMOS. Nos llena hasta que se
siente como nuestra integridad y NUESTRA VERDAD. Al convertirse en nuestro
ORGULLO, por supuesto que nos quedamos atascados en el sentimiento.
No podemos llegar a ser emocionalmente inteligentes a menos que tengamos
ambas habilidades, la habilidad para enfocarnos en una emoción y la igualmente
importante habilidad para desenfocarnos o desplazarnos de ella. Por la naturaleza misma
de las emociones, ellas se esparcen dentro de nosotros y nos colman. Las emociones
pueden llegar a ser intensas. No tienen límites y por ello fácilmente podemos quedar
atrapados dentro de ellas. Es difícil recordar la posibilidad del desenfoque de las
emociones, porque nos involucramos de tal forma que sentimos como si nuestra
emoción fuera la única realidad. Es más fácil desplazarse fuera del pensar, imaginar o
intuir porque no nos llenan ni nos permean como lo hacen las emociones.
La naturaleza del sentir implica involucrarse y dejarse envolver, y por lo tanto
hay una tendencia a que nuestro orgullo se enganche fácilmente al insistir en una sola
realidad, aquélla que estamos sintiendo en ese momento. Necesitamos creer
anticipadamente en la existencia de múltiples realidades para ayudarnos a desenfocar de
una emoción. La práctica del desenfoque de las emociones y del enfoque sobre otro
sistema cerebral se vuelve más fácil y más real, cuando nuestro sistema de creencias
incluye la existencia de realidades múltiples.
No hay necesidad de ser víctimas de nuestras emociones. Podemos aprender a
enfocarnos en ellas y a desenfocarnos cuando sea apropiado. Podemos gobernar
conscientemente nuestro cerebro límbico.
NOTAS

1. Candace Pert, entrevistada por Bill Moyers, Healing and the Mind, New York,
Doubleday, 1993, pp. 186-187.

2. Stanley Keleman, Emotional Anatomy, Berkeley, Center Press, 1985, p. XI.


137

CAPÍTULO 8

A TRAVÉS DEL TERRITORIO LÍMBICO

LA DIAGRAMACIÓN DEL PROCESO EMOCIONAL

Nuestro cerebro límbico ha funcionado dentro de nosotros toda nuestra vida. A


medida que nos vamos haciendo conscientes de nuestros sentimientos, también
experimentamos una gran incertidumbre ante el dilema de cómo vivir con ellos y ser
aceptados socialmente. Viviendo y explorando el territorio de las emociones, la mayoría
de nosotros ha tenido experiencias dolorosas que nos hicieron tomar la decisión de
limitar nuestra vida emocional. «No voy a amar nunca más; es demasiado doloroso».
«Él nunca me amó realmente». «No vale la pena ponerse bravo». «Aun cuando me
siento feliz, la gente se pone celosa». «La vida es deprimente; parece inevitable sufrir
mucho».
Creo que lo que nos ha confundido a todos es el hecho de no disponer de una
orientación, así como la inseguridad que acompaña la exploración de lo desconocido,
especialmente de un territorio tan marcado por conflictos, sexualidad, tabúes y heridas
familiares.
¿Qué es el proceso emocional? ¿Podemos saber de antemano cómo llegamos a
involucrarnos? ¿Somos siempre vulnerables? ¿Somos sensibles a todo? ¿Qué nos hace
sentirnos felices, tristes o disgustados? ¿Son todavía las emociones un misterio por
resolver?
Está claro que las emociones son nuestras vibraciones internas y como tales, son
únicas para cada individuo. Pero igual ocurre con el proceso del pensamiento, el
proceso visual y todos los otros procesos que vibran dentro de los confines de nuestros
sistemas cerebrales. Nuestra unicidad está en cómo manejamos los procesos, sin
impedirnos identificar elementos del proceso. Ciertamente, al elaborar procesos
mentales, emocionales y comportamentales, los hacemos más fácilmente accesibles, y
creo que estimulamos y apresuramos la evolución de la humanidad. La elaboración del
proceso racional ha contribuído a los avances científicos. Esperemos que la elaboración
de nuestro proceso emocional contribuya a nuestro avance humanístico.
138

Este mapa es un intento para trazar una ruta a través del territorio límbico;
puedes usarlo para volver a terreno seguro cuando te sientas en peligro o experimentes
algún daño. Hay una vía principal y claras indicaciones de los caminos adyacentes para
ayudarte a saber por dónde estás viajando y, a la vez, tener alguna indicación de lo que
encontrarás más adelante si continúas en la misma dirección.

Fig. 6. El territorio de las emociones.

*Remitirse al original para acceder a la figura.*

INVOLUCRÁNDOSE: LA ACEPTACIÓN

Las emociones fuertes parecen sorprendernos. ¿Cómo puedo estar tan bravo?
¿Por qué estoy tan entusiasmado? ¿Cómo llegué a involucrarme tanto? Existe un
proceso por medio del cual podemos representar gráficamente nuestro involucramiento
emocional. Nos involucramos primeramente al aceptar la existencia de algo: la
presencia de una persona, el sonido de la música, el ocaso del sol, un requerimiento de
la pareja o la tristeza de nuestro hijo. Muy a menudo pasamos por encima de estos
eventos diarios y de las personas en nuestras vidas, con la esperanza de que no nos
molesten. Si continuamos haciendo esto, podemos evitar involucrarnos de una manera
consciente. Sin embargo, aunque neguemos la existencia de personas y eventos
significativos,
139

éstos tendrán algún efecto sobre nosotros. Más particularmente, absorberán nuestra
energía sin estar nosotros conscientes de ello; diremos que estamos fastidiados o
cansados.
Si deseamos hacernos conscientes de nuestro proceso emocional, debemos
comenzar aceptando la existencia de otras personas, objetos o situaciones. Luego nos
permitiremos conscientemente ser afectados, quizás poco a poco, o quizás todo de un
golpe. Podemos seleccionar un sólo aspecto de la situación, o podemos dejar que toda
ella nos bombardee. Para dejarnos afectar, necesitamos ir más despacio, parar nuestro
proceso rápido de pensamiento, y prepararnos a ser afectados. Necesitamos cambiar
nuestra energía de activa a receptiva. Si deseo dejarme afectar por mi familia cuando
llego al hogar en la noche, debo ir bajando el ritmo durante el camino a casa. Cuando
ponga mi mano en la manilla de la puerta de entrada, debo conscientemente invitarme a
ser afectado y desplazarme a un rango más lento de vibración de mi energía, que me
permitirá sentir.

El enganche: querer y desear

Una vez que estamos afectados, queremos más de la persona, objeto o situación
o queremos solucionar, resolver o escaparnos de la persona, objeto o situación. La
cuestión es que al aparecer el deseo, ya estamos involucrados. Al querer hacer algo con
aquello por lo que nos hemos dejado afectar, ya nuestro cerebro límbico está
enganchado. Querer y desear constituyen la vibración de este sistema cerebral. Una vez
estimulado, solamente alcanzando por lo menos algo de lo que deseamos, nos traerá
satisfacción.
El hecho de que tengamos el poder de satisfacer nuestros deseos, producirá o
coloreará la resultante gama de emociones. Por lo tanto, yo identifico las emociones en
términos de poder personal: si podemos o no obtener lo que queremos. Por supuesto que
las emociones varían en tono, en profundidad y en intensidad de vibraciones y cada
emoción comunica una información extremadamente sutil. Cuando describo el proceso
emocional en términos de poder personal, no pretendo disminuir la gran variedad de
emociones; por el contrario, deseo que captes la importancia de las emociones en tu
vida y te permitas sentirte seguro de sacar las emociones de envolturas engañosas y
experimentarlas en todas sus variaciones. Quizás desees seguir el diagrama del mapa a
medida que continuamos desenmarañando el proceso emocional.
140

La satisfacción del deseo: calidez y expansión

Digamos que queremos ganar un juego, solucionar un problema, escuchar a


nuestro hijo, o acercarnos a alguien que amamos. Mientras más capaces seamos de
satisfacer nuestro deseo, más experimentaremos en nuestro cuerpo una reacción física
de calidez y expansión. Nos sentimos bien, y ese sentimiento nos da calor y nos
expande, proporcionándonos un sentido de bienestar.

De la expansión a la motivación

Mientras más deseemos y mientras más expandidos lleguemos a estar al


satisfacer nuestro deseo, lograremos estar más motivados. Queremos hacerlo más,
mejor, de una manera más profunda, hacerlo de nuevo. Ciertamente nos motivamos a
ganar otros juegos, solucionar más problemas, escuchar con mayor cuidado a nuestro
hijo, acercarnos más aún a la persona querida. Queremos, nos satisfacemos, nos
expandimos, y esta expansión conduce el proceso emocional hacia la motivación. La
inteligencia afectiva comenzó el proceso; ahora nos movemos hacia la inteligencia
motivacional.

De la motivación al «yo puedo»

Mientras más nos motivamos, más nos movemos a tener logros una y otra vez
hasta que sintamos cada vez más hondamente, el YO PUEDO. Mi querer y mi poder se
funden en uno.

Del «yo puedo» a la fortaleza, la satisfacción y el orgullo

Al darme cuenta de que yo puedo, de que estoy satisfaciendo mi deseo, me


siento fuerte en ese campo y emerge en mí un sentimiento de satisfacción. Ser capaces
nos hace sentir satisfechos y bien con nosotros mismos. También podemos sentirnos
orgullosos porque fuimos capaces: queríamos algo, nos movimos para satisfacer ese
deseo, nos hicimos fuertes, y nos sentimos orgullosos. Muchos de nosotros hemos
experimentado esto en nuestro trabajo, con nuestras familias o con nuestros seres
queridos; es un sentimiento tremendamente saludable de bienestar. Algunas veces lo
consideramos como «un trabajo bien hecho» otras, simplemente nos sentimos bien. El
orgullo ha tenido a menudo una connotación negativa, porque a veces en vez de
simplemente sentirnos orgullosos dentro de nosotros mismos, lo que hacemos
141

es buscar compararnos con otros, concluyendo que somos los únicos que pueden y que
otros no pueden.

Hacia el gozo, la felicidad y la alegría

Los sentimientos de fortaleza, orgullo y satisfacción llevan hacia unos


sentimientos más expansivos, los de estar contento y sentirse feliz. La felicidad es una
emoción que todos deseamos sentir, pero es importante destacar que no cae del cielo. La
felicidad está relacionada con el sentimiento de satisfacción, y la satisfacción está
relacionada con algo que deseamos. La alegría es la expansión de la felicidad hacia un
sentimiento más extático, una vibración delicada relacionada con la felicidad y el gozo.
La escala de las emociones se amplifica y diversifica. Dependerá de nosotros
concentrarnos en el sentimiento, permitirnos dejarnos afectar más profundamente por la
felicidad o la alegría, y estar dispuestos a proteger la forma como seremos afectados, al
rechazar conscientemente la entrada de la duda y la distracción. Mantener la nota
musical y dejar que se expanda a través de nuestro cuerpo-ser es ciertamente apreciar a
la emoción en su mejor forma.

Hacia el amor

Cuando estamos contentos, felices y alegres, estamos preparados para sentir


amor. Es como si estuviésemos utilizando lentes de color rosa. No solo yo puedo, sino
que tú puedes, ellos pueden, y todos podemos. Éste es el estado inicial del amor. A pesar
de nuestros intentos de bombardear con nuestras dudas y dificultades a unos nuevos
amantes, ellos están seguros de poder satisfacer sus deseos, y continúan estando
motivados, fuertes y alegres. Ellos expresan alegría, y todo su ser comunica alegría. Es
fácil detectar cuando alguien está sintiendo amor y es amado. Es fácil comprender por
qué todas las grandes filosofías y religiones predican el amor. Es importante, sin
embargo, darse cuenta de que el amor no surge de la nada.
Estás de buen humor, sintiendo cierta satisfacción contigo mismo cuando «miras
a través del salón repleto de personas» y encuentras al otro. Estás dispuesto a desear,
querer y moverte para acercarte aún más. Percibes un trabajo o idea que te atrae, y estás
dispuesto a desear y querer. Te acercas hasta que te enamoras del trabajo, idea o
persona. El amor es un sentimiento y ciertamente el más expansivo y poderoso de todos
los sentimientos. Yo puedo; tú puedes; todos podemos. El amor es importante
142

para nosotros como individuos, es importante para el mundo. ¿Podremos aprender el


proceso?
Hasta ahora hemos seguido la vía principal desde la aceptación hasta el amor. Es
importante conocer esta vía y practicar quedarse en ella. Cuando te desvíes del camino,
recuerda que hay señales que te indican cómo regresar. Concéntrate en lo posible,
satisface un deseo, muévete, busca algún «yo puedo», y estarás tomando el camino de
regreso a la vía principal. Enfócate en algo de tu vida que te haga sentir orgulloso o por
lo menos contento y amplifica estos sentimientos; todos te llevarán al más expansivo de
los sentimientos, el del amor.

LAS VÍAS ALTERNAS

Pero espera un momento: todos alguna vez nos hemos desviado del camino, nos
han sacado, o hemos sido incapaces de encontrar la vía de retorno hacia la felicidad y el
amor. Las emociones constituyen todos los sonidos de la orquesta. Ninguno de nosotros
ha sido capaz de mantenerse perpetuamente satisfecho, feliz y enamorado. La mayoría
hemos tratado de limitar nuestros deseos para no sentirnos tan insatisfechos. Algunos
hemos eludido todos los deseos o por lo menos hemos evitado admitir que los tenemos,
buscando refugio en el cerebro neocortical del pensamiento y la espiritualidad o en el
cerebro básico del trabajo y la acción. ¿Qué proceso ocurre cuando no podemos
encontrar ninguna vía para satisfacer nuestro deseo? ¿Qué sucede cuando nuestro deseo
está siendo obstruido por los deseos de otros o por los eventos de nuestra vida
cotidiana?
Cuando somos incapaces de satisfacer nuestros deseos, cuando queremos
fuertemente pero nuestro poder para lograr lo que queremos está bloqueado,
respondemos por medio de un proceso de pérdida o por un proceso de lucha.
Abandonamos nuestro poder o luchamos por recuperarlo. Ambos procesos son difíciles
de manejar.

El proceso de pérdida

Perdemos energía cuando creemos o sentimos que no podemos o hemos


intentado y fallado en satisfacer nuestro deseo. La energía expandida del deseo se
contrae, y comenzamos a sentirnos bajos de energía, fastidiados, cansados o tristes.
143

Fastidiado. A medida que te haces consciente de sentirte fastidiado, pregúntate


¿qué fue lo último en lo cual estuviste interesado? o ¿en qué estás realmente interesado?
En algún momento abandonaste esa búsqueda.
Cansado. Cuando te sientas cansado, date cuenta de aquéllo en lo que estabas
activamente involucrado. ¿Cuándo comenzaste a sentirte cansado? ¿Qué estaba
ocurriendo que no quisiste entrar en la situación o mantenerte en ella? ¿En qué
momento decidiste o sentiste que no podías?
Triste y deprimido. El sentimiento de tristeza es el nivel más profundo del
sentimiento de pérdida. Ten presente que puede haber una pérdida real y genuina. Si has
llegado al nivel de menor energía, el de la depresión, date cuenta de que has estado triste
mucho tiempo y has tenido reiteradas pérdidas. Acepta tu respuesta emocional y
comienza a identificar las pérdidas, conoce el territorio. Date cuenta de que tu proceso
emocional involucra una respuesta inteligente ante las personas o eventos de tu mundo.
No culpes al mundo o concluyas que no podrás sentirte bien de nuevo. Busca la
información y utilízala para responder a tu vida y para recuperar energía y estamina,
dirígete de nuevo hacia la ruta principal cuando te sea posible. Lee el capítulo sobre la
inteligencia de los estados de ánimo para responder a la tristeza y sanarla.

El proceso de lucha

Podemos tener una respuesta activa cuando nuestro poder está siendo bloqueado;
podemos luchar. Primero surgen los sentimientos de frustración: estamos conscientes de
lo que queremos y al mismo tiempo, de que no podemos alcanzarlo. Muy a menudo,
dirigimos nuestros sentimientos de frustración a culpar a los demás. Estamos tratando,
pero ellos no nos lo permiten; estamos haciendo lo mejor posible y ellos no cooperan, o
peor aún, están contra nosotros porque están dedicados a impedir que lo logremos. Si
esto continúa, podemos desplazarnos desde enfocarnos en que el otro es el causante de
nuestra circunstancia hasta llegar a una paranoia claramente desarrollada.
Rabia. A medida que la frustración se intensifica se convierte en rabia. Ahora
estamos comprometidos en la lucha. La rabia es las dos cosas: «yo puedo» y «yo no
puedo». Es la angustia, la mezcla de pensar y sentir de que sí podemos y, a medida que
experimentamos rechazo, pensar y sentir a la vez que no podemos. Si hubiéramos
decidido que no podíamos, habríamos caído en la tristeza. Esta lucha positiva por la
vida es la que nos da el fenómeno de la rabia. La rabia es realmente una señal de vida
porque por lo
144

menos estamos luchando por alcanzar lo que queremos, en vez de rendirnos. Sin
embargo, mientras más obstruidos nos encontremos, más rabiosos nos ponemos. La
dinámica entre el yo puedo y el yo no puedo continúa hasta resolver algo. Necesitamos
entrenarnos en no descargar nuestra rabia sobre otros, sino a aprender a ser dueños de
nuestra rabia como una expresión de nuestro deseo y aprender cómo manejarla de forma
pacífica para no dañar a los demás. No niegues la rabia; aprende a manejarla con la
inteligencia de los estados de ánimo.
Los celos. Si no puedes manejar o sanar tu rabia, ésta puede extenderse hacia los
celos y la envidia, dos sentimientos que realmente son iguales que la rabia, sólo que se
enfocan directamente sobre una persona. Yo puedo tener lo que ella tiene, o es que
realmente no puedo, pero quizás si puedo... Así continúa la lucha.
El odio. La rabia constituye la base del odio. El odio es fundamentalmente «yo
puedo, pero no puedo lidiar contigo, y por lo tanto te voy a aislar. Voy a ir a mi
neocorteza a buscar las razones que hacen que no valga la pena asociarse contigo». De
esa forma yo disfrazo mi «yo no puedo» y me satisfago al rechazarte. Mi conclusión es
que te odio y por lo tanto no necesito relacionarme contigo. Detrás de todo odio, no
importa cuántas razones o justificaciones se ofrezcan, existe un viejo sentimiento de
rabia que la persona o grupo o país no desea manejar o no sabe cómo hacerlo.
La violencia. «Yo puedo, y no puedo lidiar contigo, así que me aseguraré de que
tú tampoco puedas». De nuevo es la misma rabia que la persona, grupo o país ha sido
incapaz o no estaba dispuesto a manejar. Esta vez la rabia se dirige hacia el cerebro
básico de la acción y explota en una expresión física de violencia. Puede estar
acompañada por las ya pensadas y elaboradas justificaciones denominadas odio, o
puede ser una expresión directa e inmediata de rabia-convertida-en-violencia.
Lo más importante de reconocer acerca de estas vías alternas, es que ellas
comienzan con un deseo, que puede haber inclusive alcanzado el nivel del amor. Si
estamos afectados por algo, aún en sus primeras etapas, lo deseamos y lo queremos.
Pero si el amor es bloqueado, el proceso emocional nos puede llevar directamente hacia
la tristeza y la depresión o hacia la frustración, rabia, celos, odio y violencia. Una
implicación práctica del hecho de reconocer que el amor y el deseo están ocultos bajo la
violencia, es la necesidad que existe no sólo de proveer un refugio temporal a una mujer
abusada, sino también de proveer a ambos, mujeres y hombres, de una educación sobre
el amor y la rabia que están determinando su violencia. Lo que se necesita no es
145

precisamente un castigo, sino más bien una educación sobre la rabia. En los Estados
Unidos, casi por un año se enfocó la atención sobre O.J. Simpson, aguantando la
respiración mientras se esperaba el dictamen final de culpabilidad o inocencia; algunos
esperaban el castigo; otros, se alegraron por su absolución. ¿No se nos habrá escapado
el meollo del asunto que está en que el amor puede convertirse en abuso físico y puede
ciertamente terminar, de forma extrema, en el asesinato? ¿Podríamos tomar esa
experiencia larga y prolongada y traducirla en una acción nacional en favor de una
educación emocional? ¿En vez de clamar por justicia y castigo, no sería mejor clamar
por la educación de una inteligencia emocional?
Si vamos a ser emocionalmente inteligentes, debemos hacernos conscientes del
proceso emocional que lleva hasta el amor, o la pérdida de amor que cae en tristeza y
depresión, o el amor bloqueado que se convierte en rabia, odio y violencia. Todas éstas
son variaciones de la sinfonía emocional que están conectadas, y podemos aprender a
escogerlas y hacerlas sonar de manera consciente, entrando en ellas y saliendo de ellas.
Estoy segura de que existen descripciones de otros procesos emocionales y territorios
emocionales. Bienvenidos sean todos ellos a medida que buscamos penetrar dentro de
nuestro mundo interior emocional.
He descrito el proceso emocional solamente en relación con las respuestas más
importantes al deseo: la respuesta de satisfacción que lleva al amor, la respuesta de
pérdida que lleva a la tristeza, y la respuesta de lucha que lleva a la rabia. El amor es
tratado de una manera más extensa en los capítulos sobre las tres inteligencias
emocionales. La tristeza y la rabia están elaboradas en el capítulo de la inteligencia de
los estados de ánimo. Existen muchas otras emociones que no están diagramadas en este
territorio y que se describen en las escalas emocionales de la inteligencia de los estados
de ánimo.
Faltan tres grandes emociones en este diagrama: la preocupación, el miedo y la
culpa, que son consideradas usualmente como emociones, y ciertamente existe un
sentimiento fácilmente distinguible de preocupación, otro de miedo y otro de culpa. Sin
embargo, la preocupación, el miedo y la culpa parecen estar más relacionados con el
proceso de la acción o más precisamente con nuestra inhabilidad para actuar. Forman
parte de un proceso de ansiedad que ciertamente puede sentirse, pero que puede ser
sanado principalmente yendo al proceso de la acción y a las inteligencias
comportamentales del cerebro básico. Pasa al último capítulo e incluye el proceso de la
ansiedad para lograr una mayor comprensión de su relación con las emociones y el
comportamiento.
147

CAPÍTULO 9

EL AMOR: LA INTELIGENCIA AFECTIVA

Quizás Madame de Stael estaba bien consciente de esta


inteligencia afectiva al presentar a un grupo de amigos, en
su villa al borde del Lago Leman, a su último joven amor.
Al oír decir a uno de sus invitados que el joven parecía no
tener mucha facilidad de palabra social, respondió
enseguida: «Ah, la palabra no es su idioma».

Recuerdo los momentos apasionados de mi vida con gran emoción. Yo digo que
amo la pasión. Pero, ¿cuánta pasión me atreveré a vivenciar? ¿Dónde puedo
conseguirla? ¿La reservo para enamorarme o puedo apasionarme también frente a un
plato de pasta? ¿Necesito tener un problema, un pleito o una discusión para provocarme
y estimular la pasión en mí? o ¿puedo decidir conscientemente cuándo apasionarme?
¿Siento pasión con la gente, con ideas o solamente con mis tradiciones y mis valores?
¿Es bueno ser apasionado? o ¿es que las personas muy apasionadas son demasiado
emocionales, demasiado desordenadas o inestables?
La inteligencia afectiva es la capacidad de dejarse afectar por una persona, idea,
objeto, el arte, la música o cualquier otra situación. El proceso se extiende desde la
atracción hasta la pasión e incluye la capacidad de iniciar y de terminar el
involucramiento. Nosotros gobernamos la extensión, la intensidad y la duración del
proceso afectivo. La inteligencia afectiva es el proceso de amar: permitirnos ser
atraídos, afectados y luego profundamente afectados. Cuando dejamos de estar
afectados por la grandeza del otro, dejamos de amar. Dejarse afectar por algo o alguien
es sentir: sentir profundamente, sentirse conmovido, sentirse conectado, o simplemente
«sentir» sin ninguna descripción. Sentimos, nos conmovemos profundamente, sin
caracterizarlo más.
La gente se hace afectivamente inteligente por la manera de manejar su proceso
de sentir, así como se hace inteligente racionalmente por la manera de manejar su
proceso de pensamiento racional. En la inteligencia afectiva está implícita la capacidad
para seleccionar aquello por lo que la persona se va a dejar afectar y hasta qué grado.
Esta inteligencia implica el poder empezar conscientemente el proceso de sentir y
conscientemente salirse de él. A pesar de que las personas afectivamente inteligentes
pueden ser atraídas y enganchadas en una reacción inmediata de sentir, se dan cuenta
que ésta es sólo una de sus muchas realidades, y son capaces de desplazar su enfoque y
148

concentración hacia otra alternativa atractiva. Esta inteligencia ayuda a no ser víctimas
de lo que, en la red externa de circunstancias llamamos la providencia, el destino, en el
mundo occidental y maya o karma en el oriental.
La inteligencia afectiva es clave para la vida interna consciente en relación con
el resto del mundo. Así como actuamos y pensamos en relación con el mundo, así
también sentimos con respecto a él. Nacemos en un medio ambiente determinado y
aprendemos a actuar en relación a él. Vamos a la escuela para aprender a pensar en
relación con nuestro medio ambiente. Vamos a las iglesias y templos para aprender a
relacionarnos con las ondas más finas de ese medio ambiente. Pero no hay un
aprendizaje consciente sobre cómo sentir en relación a nuestro medio ambiente.
Simplemente nos dejamos afectar por él y tratamos de controlar nuestras reacciones
emocionales por medio de aquello que sabemos hacer muy bien: pensar, imaginar, e
intuir en nuestra neocorteza o actuar con nuestro cerebro básico.
Pero, a pesar de todo, las vibraciones siguen sucediéndose en nuestro cerebro
límbico, estemos o no conscientes de ellas. Desafortunadamente no nos hacemos
conscientes hasta que ocurren eventos realmente perjudiciales que demandan nuestra
atención: un divorcio, la pérdida de trabajo, un ataque cardíaco, o una enfermedad seria
de uno de nuestros órganos digestivos internos. Si no estamos conscientes de nuestros
sentimientos, las vibraciones de la contracción continuarán hacia la constricción hasta
que esto provoque una reacción física de enfermedad o una reacción psicológica de
crisis. Debido a nuestra falta de educación emocional desde nuestro nacimiento,
terminamos buscando ayuda en la práctica privada de psicólogos o médicos.
Ciertamente necesitamos solucionar las crisis y sanar las enfermedades cuando
aparecen. Sin embargo, con el conocimiento sobre el cerebro límbico, ahora sabemos
que una educación emocional formal desde nuestros primeros años, podría prevenir una
gran parte de las crisis y enfermedades.

LA NEOCORTEZA Y EL CEREBRO LÍMBICO: UNA


ASOCIACIÓN CONSCIENTE

Tu neocorteza es el portero de tu cerebro límbico. Dependiendo de lo que


piensas que va a ocurrir si te dejas afectar por diferentes emociones, te darás o no
permiso para sentirlas. Puedes descubrir cuáles emociones que te estás permitiendo
sentir haciendo el ejercicio del portero que se encuentra hacia el final de este capítulo.
149

Si tu expectativa cuando estás triste es que nunca vas a parar de llorar y que tu
mundo se va a poner aún peor, entonces esa expectativa no te ayuda a darte permiso
para sentir tristeza. Si esperas llorar cuando estás triste y crees que el llanto te ayudará a
relajarte, entonces tendrás permiso para sentir tu tristeza.
Sin embargo, si como Roberto has asociado el llanto con la debilidad femenina,
no vas a permitirte sentir la tristeza. Roberto insistía en vivir dentro de los muy
estrechos parámetros de su negocio, rehusando dejarse afectar por las otras personas o
eventos de su vida. Sus actividades de trabajo lo consumían. Solamente sabía cómo
analizar continuamente y trataba de aplicar su enfoque racional a todo, incluyendo sus
hijos. Sin embargo, lo que funcionaba para los negocios no funcionaba muy bien con su
familia: sus hijos estaban siempre buscando afecto, mientras que él les ofrecía
sugerencias para mejorar. No importa si les ofrecía consejos sobre relaciones,
matemáticas, lenguaje, o sobre cómo ser un mejor hijo o un negociante astuto. Estaba
seguro de amar a sus hijos, pero le faltaba dejarse afectar por ellos, ya que consideraba
el afecto como una señal de debilidad. Nunca se le ocurrió que el afecto era una forma
de inteligencia que podría mejorar sustancialmente la capacidad de su propia mente y la
de sus hijos.
Desafortunadamente, esta historia puede tener resonancia en muchos hombres
porque nuestra cultura se ha dedicado a clasificar el afecto y el amor como un asunto
femenino. Los hombres pueden ser afectuosos, pero principalmente en el contexto de la
actividad sexual. Sin embargo, tanto hombres como mujeres pueden ahora elegir lo que
sea necesario o apropiado sentir para mejorar sus vidas. No tenemos que seguir
reprimiendo los sentimientos o escondernos del sentir, si conocemos el secreto de
seleccionar conscientemente y enfocarnos en aquello que hará que nuestra vida sea
mejor cada día. Seleccionar implica que podemos evitar sentir o escoger no sentir
mucho de lo que está pasando durante el día. Significa darse cuenta de que no podemos
dejar que todo lo que pasa a nuestro alrededor nos afecte demasiado. Si vamos a evitar
crisis continuas y ser genuinos en nuestro sentir, debemos elegir por qué nos vamos a
dejar afectar. También podemos seleccionar el momento en el que vamos a dejarnos
afectar por emociones difíciles pues se necesita disponer del tiempo suficiente para
profundizar en nuestros sentimientos y descubrir su información o mensaje.
Cada día creamos nuestro propio paraíso o nuestro propio infierno, dependiendo
de lo que decidimos permitir que nos afecte. Nuestra capacidad neocortical para
seleccionar sabiamente es crucial. Son la neocorteza y el cerebro límbico funcionando
juntos, los que pueden liberarnos de simples reacciones en cadena
150

y permitirnos gobernar conscientemente nuestras vidas. Si permitimos que los peores


eventos de nuestras vidas nos afecten profundamente, estaremos ciertamente viviendo
un infierno sobre esta tierra hasta que, finalmente, nos enfermemos o cesemos de sentir.
Por otra parte, si nos permitimos seleccionar la belleza y dejarnos afectar por ella, así
como por los eventos especiales de nuestro contexto, podremos vivir el paraíso aquí en
la tierra. Experimenta esto realizando el ejercicio llamado «cielo o infierno», que se
encuentra al final de este capítulo.

LA SALUD Y LA VITALIDAD

El problema relacionado con la inteligencia afectiva es que puede resultar algo


semejante a abrir la compuerta de una represa sin saber luego cómo cerrarla. Si
decidimos dejarnos afectar, ciertamente podemos entonces ser tocados por todas las
emociones. Usualmente cerramos esa compuerta del afecto, del amor y de la pasión,
porque hemos tenido experiencias amargas al sentirnos en peligro e incapaces de nadar
en aguas tan turbulentas. Usualmente nos salimos de los sentimientos con decisiones
neocorticales tales como: «más nunca», «la vida es muy corta», «no vale la pena», «no
hay necesidad de eso». Estamos aprendiendo que, en efecto, todos podemos necesitar la
experiencia de las emociones. Es posible que necesitemos aprender cómo dejarnos
afectar, cómo amar con todo lo que ello implica, si no por otras razones, al menos sí por
razones de salud.
La mayor causa de muerte de seres humanos en Norteamérica es el corazón. El
ejercicio entrena el sistema muscular y estimula la circulación de la sangre. Sin
embargo, ¡los sentimientos son un ejercicio interno! Son nuestros sentimientos o estados
de ánimo los que están continuamente expandiendo o contrayendo nuestro corazón, y es
nuestro corazón el que bombea la sangre a través del cuerpo y hasta dentro de nuestro
cerebro. De esta forma, la prevención de derrames cerebrales, ataques cardíacos y otras
enfermedades relacionadas con nuestros órganos internos puede depender de nuestra
capacidad de sentir nuestras emociones, guiándolas a través de un proceso continuo de
expansión y contracción.
A menudo nos enamoramos, entramos en un proceso hermoso de expansión y
contracción, hasta que algo sale mal y entonces renunciamos.
Nos expandemos y luego entramos en un proceso de retiro y contracción que, si
no cambiamos, puede convertirse en constricción, entropía, parálisis e incluso hasta en
muerte. ¿Qué más podemos hacer? Podemos dejarnos afec-
151

tar, aunque sea por cortos períodos de tiempo, y luego desenfocar antes de ir más
profundamente. También podemos aprender a seguir avanzando hacia una afectividad
más profunda e inclusive hacia profundos estados de amor, si sabemos vivir a través de
los estados de ánimo involucrados y cómo cambiar o salirnos de ellos cuando sea
necesario. Sabiendo que sentirse afectado es sólo una de nuestras realidades, podemos
aprender a cambiar hacia otras realidades que involucren el pensamiento, la imaginación
o la acción, pero de poca emotividad. Tenemos la posibilidad de escoger entre
profundizar más dentro de la emoción o salirnos de la emoción hacia otro sistema
cerebral.
Saber que podemos enfocarnos y desenfocarnos conscientemente es, sin duda,
una de las principales razones para mantenernos conscientes de que poseemos tres
sistemas cerebrales, cada uno accesible de forma independiente. Sentir es una elección,
una libertad, una decisión de entrar en el campo de los sentimientos, tan clara como
cuando escogemos leer un libro (neocorteza) o decidimos hacer un viaje (básico).

LA ENERGÍA BLOQUEADA Y LA ENTROPÍA

¿Por qué es importante dejarse afectar por algo o alguien? ¿Por qué no escapar?
¿Por qué no vivir en nuestra cabeza? La salud es sólo una razón; otra razón es la calidad
de vida y la plenitud de energía en nuestra vida diaria. Cuando la vida nos presenta
gente, ideas o situaciones que nos atemorizan o que no sabemos manejar, las evitamos y
como resultado, bloqueamos nuestra energía. Podríamos estar bloqueando nuestra
energía o rehusándonos a ser llenados por ese flujo constante de energía que hay en el
universo, o más específicamente de la que está a nuestro alrededor, muy cerca de
nosotros, como en personas, ideas o sucesos de nuestra vida diaria.
Primero, tan pronto como reconozcamos qué fue lo que nos atemorizó o
bloqueó, la energía o la vida misma regresará a nuestro cuerpo y nos sentiremos más
plenos. Después podremos llegar a alguna decisión interna sobre lo que vamos a hacer.
Si en el momento de la primera experiencia, escogimos escapar o evitar, ahora podemos
mirar de nuevo y revivirla, concediéndonos esta vez el permiso y el lujo de sentirla
plenamente. No hay apuro ni amenaza externa: sólo nuestro ser interno anhelando ser
conocido.
Nuestro cerebro emocional sirve para detectar y registrar información a este
nivel profundo y bloqueará la energía o estorbará nuestro afecto hasta que pueda
obtener la atención de nuestra neocorteza o de nuestro cerebro básico.
152

El cerebro emocional registra las heridas del pasado en nuestra memoria a largo plazo.
Así, nuestra memoria emocional nos previene para que no repitamos los mismos
dolorosos errores, pero desafortunadamente no posee un lenguaje verbal y nos habla a
través del miedo, la evasión o simple bloqueo de la energía. Nos enlentece, nos fatiga, o
nos roba la energía. El cerebro emocional busca ser escuchado. Así como nuestra
neocorteza nos provee de un constante parloteo de pensamientos e imágenes, nuestro
cerebro emocional nos provee de constantes señales. Si no las escuchamos o atendemos,
aumentarán su efecto en nuestro cuerpo para captar nuestra atención. Si seguimos sin
reconocer el obstáculo del bloqueo de energía, las señales aumentarán hasta hacernos
sentir realmente agotados, y si seguimos ignorándolas, aumentarán hasta un nivel de
dolor -lo que sea necesario para conseguir nuestra atención-.
La segunda razón para quedarnos en nuestro sentir es que si entramos profundo
nos dan ganancia. Los sentimientos dan calidez y energía a nuestro cuerpo y también
brindan información: dan conocimiento, revelaciones-insights, pensamientos y datos
claves de nuestro comportamiento, patrones y rutinas. Si podemos mantenernos en
nuestros sentimientos y elegimos ser afectados por ellos, estaremos en capacidad de
notar los momentos, conductas, ideas, sentimientos y personas que evitamos. Nuestros
patrones más profundos de comportamiento empiezan entonces a emerger y en lugar de
temerle a la información, podemos hacernos receptivos, aprender de ella, y abrirnos a
aspectos más amplios de nuestro ser.
Tercero, si nos quedamos sintiendo y vamos aún más dentro de nosotros,
desarrollamos empatía por nosotros mismos y por los demás. Nos sentimos en el pathos
de la vida misma. Experimentamos nuevos pensamientos, vistazos, insights y
posibilidades, así como otras decisiones o acciones que podremos tomar en el futuro
para quedarnos en la energía de la situación, persona o idea que encontremos.
Aprendemos una forma de acercamiento más profunda y más empática para guiarnos.
Nos haremos más conscientes de honrarnos por haber superado tanta dificultad y haber
sido perseverantes hasta ahora.
Cuando tenemos nuestra energía bloqueada, ¿cómo podemos recuperarla?
Encontrando la situación que evadimos, reviviéndola en nuestra mente y descubriendo
qué es lo que necesitamos para poder afrontarla. Cuando experimentes una pérdida de
energía, mira hacia atrás y revisa el día, la semana o aún más, tu vida pasada y
pregúntate: ¿Dónde dejé mi energía? A un cierto punto no quisiste dejar entrar la
energía; no estuviste dispuesto a dejarte afectar por una persona, por cierta idea o algo
que pasó en tu medio ambiente. Quizás ni siquiera te diste cuenta del bloqueo, pero tu
cerebro
153

emocional registró una desaprobación o una falta de conexión y el resultado fue una
pérdida de energía. No es que la otra persona o evento se haya adueñado de tu energía,
como muchos de nosotros inconscientemente sentimos cuando culpamos a otros de
nuestras heridas. Lo que ocurre es que consumimos una gran cantidad de nuestra
energía para mantenernos no conscientes, para evitar sentir o ser afectados, para rehusar
darle la cara a una persona, idea o situación determinada o lo que quiera que «eso» sea.
Puedes recobrar tu energía enfrentando ahora las cosas y dándote cuenta de qué es
aquello por lo que rehusas dejarte afectar.
La inteligencia afectiva nos invita a recuperar conscientemente ese momento en
el que perdemos la energía y a tomarnos el tiempo necesario para dilucidar qué es lo que
necesitamos para ayudarnos a manejar conscientemente la situación. Aprende a recobrar
la energía perdida por medio de la práctica del ejercicio «¿Donde dejé mi energía?»,
ubicado hacia el final de este capítulo.
Aunque el propósito de la inteligencia afectiva es poder entrar en las emociones,
también hay momentos o circunstancias en las que no soportamos sentir. Hemos
aprendido a tomar pastillas para tranquilizarnos o para entusiasmarnos. Tenemos el
hábito social del uso del alcohol o de las drogas para cambiar nuestros estados de
ánimo. Es crucial adquirir la destreza natural de desenfocar de nuestro cerebro límbico
para enfocar en nuestros otros dos cerebros, el neocortical y el básico. Podemos
evadirnos hablando demasiado o distanciándonos a través de las imágenes o deseos. O
podemos escapar por medio de nuestro cerebro básico, simplemente moviendo nuestro
cuerpo hacia otras circunstancias que nos afecten de una manera más agradable.
Practica el ejercicio de enfoque y desenfoque incluido al final de este capítulo.
María estaba participando en un taller de tres días y gradualmente se estaba
sintiendo frustrada conmigo. No lo expresaba, pero se mantenía distanciada hasta que
finalmente me dijo que estaba muy afectada porque yo le estaba prestando mucha
atención a Pedro. Le parecía que yo no estaba siendo imparcial y que Pedro era mi
favorito. Por tres días se sintió muy frustrada ante mis atenciones con él. Se permitió
dejarse afectar hasta que finalmente se dio cuenta de cómo un patrón de su pasado
estaba influyendo en su percepción: había crecido en un orfanato y había llegado a
pensar que todos, menos ella, habían recibido afecto. Como adulta, esta idea continuaba
afectándola negativamente. Cuando aprendió sobre la inteligencia afectiva descubrió
que podía conscientemente enfocarse en sentirse querida, que podía permitirse ser
afectada por el amor que la rodeaba y que podía
154

pedir amor así como también amarse a sí misma en lugar de esperar que el amor se
dirigiera hacia ella.
Es posible estar afectado demasiado profundamente. Ana era tan sensible al
medio ambiente interno y externo, que sentía el dolor del mundo y sentía que realmente
no quería vivir. Sus mensajes parentales fueron extremadamente contradictorios: la
madre trataba de llevar una vida social superficial y el padre, un tosco y hosco chofer de
camión, trataba de adaptarse a la sedentaria vida de su retiro. Él deseaba que su hija
fuera tan dura y fuerte como él, pero la innata habilidad musical de ella la hacía más
bien extremadamente sensible. Todo a su alrededor la afectaba y la llevaba cada vez más
dentro de su ser interior. Claramente se dejaba afectar tanto que ponía en peligro su
vida. Lo que finalmente la ayudó fue el reconocimiento y el aprecio de su propia
sensibilidad y poder relacionar ésta con su habilidad y capacidad para ser afectada.
Aprendió que sus emociones eran como su música, plenas de tonalidades y resonancias,
así como también de disonancias, y que todo eso era normal. Más específicamente,
aprendió a manejar la tristeza y la rabia (expuestas en el capítulo sobre la inteligencia de
los estados de ánimo). Ahora es capaz de modular su inteligencia afectiva, disfrutando
del mundo más que padeciéndolo.

LA PRÁCTICA DEL PROCESO DE SENTIR

En el proceso de sentir están involucradas varias etapas, no necesariamente en


secuencia. Pueden ser descritas con más precisión como variaciones del proceso de
sentir y pueden ser presentadas para tu orquestación, tal como se presenta un texto
musical. Sin embargo, describir el proceso de sentir en un libro requiere presentarlo en
un esquema línea por línea. Por favor incluye estas etapas en el desarrollo de tu proceso
de sentir, de la manera que sea más apropiado para ti.
1. Concéntrate en tu abdomen y no en tu cabeza. El abdomen es el área en la que
puedes expandir al máximo el cuerpo por medio del diafragma. Aprende a respirar
profundamente, expandiendo y contrayendo. Inhalas y se expande; exhalas y se contrae.
Esto relaja tu cuerpo y te permite bajar de las vibraciones rápidas tipo beta de tu
neocorteza.
2. Para de hablar. Cuando quieras dejarte afectar profundamente tienes que dejar de
hablar. Hablar te mantiene enfocado en la neocorteza. Para evitarlo, enfócate en tu
reacción emocional ante cualquier cosa
155

que tengas cerca. Si sigues analizando, pensando o imaginando, no te permitirás el


acceso a las vibraciones de tu cerebro límbico.
3. Para comenzar a sentir tienes que dejarte afectar por algo y ese algo puede venir
de tu medio ambiente interno o externo. Pueden ser pensamientos, imágenes o
intuiciones de tu neocorteza, sensaciones de tu cuerpo, o vibraciones emocionales que
están teniendo lugar en ti, o puede proceder del medio que te rodea -personas, objetos o
ideas que veas u oigas.
4. Enfócate en lo que quieres sentir. Selecciona de tu medio ambiente interno o
externo aquello por lo que quieres dejarte afectar. Si tratas de dejarte afectar por todo,
sin seleccionar, no te volverás más consciente sino solamente más fatigado. Es
realmente difícil darse cuenta de todo aquello a lo que tu sistema mente-cuerpo está
expuesto, o imaginar todo lo que está continuamente impactándote, hasta que
conscientemente comienzas a permitirte sentirlo. Si no lo haces, producirá una reacción
obvia como fatiga, estrés generalizado o una señal específica de dolor. Trata de ser
sensible a tu sistema y selecciona aquello por lo que quieres dejarte afectar: haz de tu
mundo un cielo, no un infierno.
5. Cambia de una energía activa a una energía receptiva. Este cambio de activo a
receptivo, se ilustra muy bien en los movimientos de las artes marciales. No es un
cambio obvio, sino muy sutil. Una prueba del logro de este cambio de activo a receptivo
está en cuán relajado te sientas, ya que para relajarse usualmente uno tiene que dejar de
hacer lo que haya estado haciendo. Para cambiar de tu energía activa a sentir, tienes que
aflojar: no te enfoques en nada, sólo ábrete a recibir. El proceso es similar al de una
conversación telefónica: hablas activamente, luego haces una pausa para escuchar y
recibir lo que el otro te dice. De esta misma manera te desplazas de la energía activa a la
receptiva: primero te enfocas activamente y luego esperas para recibir.
6. Recibe y déjate «afectar por». Siente lo que está pasando dentro de ti. Siente tu
estado de ánimo. Evita las etiquetas. Sigue recibiendo hasta que vislumbres algo, o surja
una información, o continúa recibiendo sólo para disfrutar el estado de ánimo. Esto
significa quedarse con el movimiento de las emociones.
7. Para mantenerte dentro de la emoción, concéntrate en tu abdomen y respira
profundamente.
8. Para profundizar más o extender la emoción, usa un segundo proceso. Al
encontrarte con tu primer sentir pregúntate: este sentimiento ¿cómo me hace sentir
acerca de mí mismo? Por ejemplo, me sentía triste y
156

ahora ésta tristeza me está haciendo sentir... Así puedes continuar en un proceso de
sentir aún más profundo y te darás cuenta de que hay nueva información, que no estaba
suficientemente clara como para poder ser alcanzada la primera vez que viviste la
experiencia.
9. Cuando la experiencia sea de sentimientos agradables como la relajación, el
placer o el amor, utiliza tu poder de enfocar para amplificar ese sentir por todo el
cuerpo. Quédate en el sentimiento y luego mueve tu foco muy suavemente hacia cada
una de las partes de tu cuerpo, esparciendo y disfrutando el sentimiento.
10. Si el sentir es desagradable, como la venganza, los celos, la rabia, la tristeza, la
depresión, la culpa, la preocupación o el miedo, mantente suficientemente consciente
para sacar la información que ellos te aportan, pero ten cuidado de no llegar a
conclusiones con tu neocorteza o de actuar basándote en estas conclusiones. Confía en
que hay muchas realidades en tu vida, y si un sentimiento desagradable te sorprende y
no quieres explorarlo o manejarlo en ese momento, salte de él hasta que dispongas de
tiempo para manejar esa información desagradable. Recuerda, la forma de salir consiste
en enfocarte en cualquier realidad agradable de tu vida, ya sea por medio de sentir otra
cosa, o de pensar, imaginar o actuar en algo diferente.
Puedes comenzar la práctica del sentir, ya sea enfocándote en tu vida presente o
también recordando situaciones del pasado. Cuando estás pensando o actuando y desees
ir más lentamente hacia las emociones, resulta más fácil comenzar sintiendo las
sensaciones de tu cuerpo. ¿Dónde siento algo: en mi rodilla, en mi brazo? Concéntrate
en diferentes áreas de tu cuerpo para recibir todas las sensaciones que están
sucediéndose. Si hay señales de dolor, tómate el tiempo de detenerte y relajarte, y
respirar por el abdomen. A medida que vas sintiendo, sé delicado y apreciativo contigo
mismo. Después, muy lentamente, cubre y masajea el área dolorosa con el calor de tus
manos. También es posible comenzar a sentir preguntándote qué sientes frente a tus
pensamientos o frente a situaciones en las cuales estás involucrado en el presente.
Pregúntate:
¿Qué estoy sintiendo?
Esta situación en que me encuentro me hace sentir. Estoy sintiendo.
Y este sentimiento me hace sentir.
157

Disfruta las imágenes, vistazos o presentimientos que recibes. Disfruta quedarte


en lo que estás sintiendo.
Cuando quieras recordar una situación del pasado para poder revivirla
emocionalmente, visualiza la situación, engrandécela en la pantalla de tu mente,
permítele que te rodee y déjala que te afecte. Puedes regresar también a situaciones
desagradables cuando desees nueva información o quieras tomar una decisión nueva y
mejor. También puedes reciclar todos los momentos de amor o éxito que están
registrados en tu memoria a largo plazo. Como pudiste observar en la inteligencia
visual, tienes en tu mente una pantalla de cine o de televisión siempre a tu disposición.
Simplemente visualiza de nuevo la situación y pasa a través de las etapas o variaciones
del proceso afectivo descritas arriba.

LAS LÁGRIMAS COMO UN LENGUAJE DEL CEREBRO


LÍMBICO

A menudo lloramos cuando estamos profundamente afectados sea por la tristeza


o por la belleza. En la medida que estemos profundamente afectados, todos nuestros
órganos se afectan y nuestras glándulas lagrimales también, produciendo la señal visible
que conocemos como lágrimas. Las lágrimas muestran que estamos muy conmovidos.
Recibimos, dejamos entrar y somos sensibles. A medida que esto se registra en nuestro
cerebro límbico a través de nuestro sistema nervioso autónomo, nuestros órganos se
relajan, nuestras glándulas lagrimales se relajan y expanden, y sale agua de nuestros
ojos.
Las lágrimas son un lenguaje del cerebro límbico. No deben ser coartadas.
Llegaremos algún día a honrarlas en público como una señal de sensibilidad humana. Al
menos necesitamos revisar nuestro concepto del llanto, desde considerarlo como señal
de debilidad hasta considerarlo como señal de sensibilidad o de inteligencia emocional.
Hemos identificado las lágrimas con tristeza y heridas, funerales y debilidades. No
siempre es así; una sinfonía, un atardecer, un acto de compasión también pueden
conmovernos hasta las lágrimas.
Cuando aprendemos a no llorar, nos estamos enseñando a constreñirnos.
Estamos manteniendo tensos los órganos de nuestro cuerpo y enseñándolos a no
relajarse ni expandirse. A los hombres se les enseña que el llanto es señal de debilidad.
Tal vez sea ésta una razón por la que más hombres que mujeres sufren infartos. Todos
hemos tenido la experiencia de darle paso a las lágrimas y sentir que todo nuestro
cuerpo se relaja después de un buen llanto. ¿Por qué entonces no aceptamos el llanto?
Quizás porque no aceptamos la sensibilidad
158

o la afectividad. Ciertamente no hemos tenido un proceso afectivo que incluya las


lágrimas como una señal de sensibilidad. Tal vez pensamos que algunas personas nacen
sensibles en vez de creer que así como necesitamos un proceso para volvernos
racionales, también necesitamos un proceso para volvernos sensibles. Las lágrimas
forman parte del proceso de dejarse afectar. No puede haber una inteligencia afectiva
que no permita la relajación a través de las lágrimas.

LA SEGURIDAD

Sin el cerebro emocional no habría protección para la neocorteza ni para el


cerebro básico: los dos corren rampantes, pensando activamente, imaginando y
actuando, prestándole poca o ninguna atención a nuestros sentimientos. Esta es una
descripción general de nuestro mundo actual: pensamos grandes ideas, tenemos
visiones, hacemos presupuestos y construimos ciudades para un mundo que nunca ha
vivido el cerebro emocional. Seguimos adelante con nuestras ideas y acciones; tratando
desesperadamente de verificar y controlar nuestros pensamientos y acciones, tratando de
relacionarlos con estándares o límites pero sin darnos cuenta de que estamos ignorando
nuestro recurso más profundo: la capacidad humanizadora, sensitiva y cálida de nuestro
cerebro límbico. El cerebro del corazón y de las entrañas, nos hace internalizar y reflejar
las dimensiones humanas de la vida. Sin sentir, no podemos tener acceso a esta
información y sin esta información, no podemos estar a salvo.
La frase «que la paz empiece conmigo» sólo será posible si podemos aprender a
acercarnos a la vida con los sentimientos. A menos que yo sea capaz de ver cómo me
hago daño y cómo uso la violencia conmigo mismo, ¿cómo voy a ser capaz de moverme
en una forma pacífica con los demás? Si no detecto cómo me ignoro y me hago daño,
¿seré capaz de detectar cómo ignoro, hago daño o hasta soy violento con los demás? Es
obvio que puedo ser violento con un arma en la mano pero, ¿cuáles fueron los pasos que
me llevaron hasta la violencia? ¿Me fui apartando de ti primero con mis pensamientos?
¿Te fui categorizando, juzgándote equivocadamente, imaginándote poco a poco
diferente a mí? ¿En qué momento rehusé dejarme afectar por ti? Tenemos que recuperar
nuestra facultad de sentir, nuestra capacidad para dejarnos afectar por la cotidianidad. El
cerebro límbico es tan necesario para nuestra salud personal como lo es para mejorar la
calidad de vida.
Usualmente, antes de que el mundo nos aniquile, somos muy efectivos
matándonos a nosotros mismos. Los constantes bloqueos de nuestros
159

sentimientos a lo largo del tiempo se convierten en adormecimiento, aburrimiento,


acusaciones y finalmente abandonos. Con la decisión consciente de permitirnos ser
afectados, podemos empezar a detectar ese proceso de entropía y darnos la libertad y el
tiempo de sentir y de aprender a leer nuestros sentimientos tal como nos concedemos
tiempo para leer un libro.
Podemos comenzar a tomar decisiones que nos van a permitir movernos con
mayor seguridad, poder y sensibilidad en el mundo. A medida que nos dejamos afectar y
desarrollamos empatía por nuestra propia vida, el pathos de toda vida, se vuelve
evidente y más aceptable. Puesto que ya no necesitaremos seguir evitándonos a nosotros
mismos, podemos permitirnos ser afectados por los caminos y elecciones de los demás.
Podemos acompañarlos, algunas veces con empatía, otras con compasión. La empatía y
la compasión son los frutos de la inteligencia afectiva. La conclusión es la finalidad del
proceso racional, mientras que la empatía es la finalidad de este proceso afectivo. Sin
embargo, la empatía no se logra secuencialmente como el pensamiento racional, sino
más bien a través de este proceso siempre abierto, profundo y cuidadosamente
modulado de dejarse afectar, integrando la información del sentimiento y entrando una
vez más en el proceso de ser afectado.
Al desarrollar los procesos de «dejarnos afectar» y «quedarnos con», seremos
capaces de energizar nuestro cuerpo, motivarnos, desarrollar empatía y compasión,
profundizar el amor por nosotros mismos y por los demás. Si has permitido que la vida
se vuelva aburrida e impersonal o si te has cerrado al amor, podrás recobrarte y
recuperarte, incrementando el uso de la inteligencia afectiva. Dejarnos afectar por una
sinfonía, por un gesto; dejarnos rodear y afectar por una flor; sentir dolor cuando un
amigo está herido; sentirnos afectados por un problema nacional; todo esto implica estar
asidos, energizados y conectados con el resto de la vida.

Ejercicio

¿Dónde dejé mi energía?

1. Revisa en la pantalla de tu mente y pregúntate ¿cuándo, durante el día (o


semana, mes, año), perdí mi energía? ¿Cuándo no quise dejarme afectar? De todo lo que
pasó hoy, ¿qué fue lo que más quise evitar?
2. Visualiza un contador Geiger pasando por el territorio que has dejado atrás.
Estás buscando un tesoro escondido caliente, aquellas áreas de tu vida que te han dolido
en el pasado y que ahora evades automáti-
160

camente. Busca primero el momento en el que tenías mucha energía y de pronto no


tenías o tenías muy poca. Fíjate con detenimiento en qué situación o con quién fue que
perdiste la energía. Encontrarás un lugar en el que estabas con mucha energía y después
un sentimiento de desánimo, con poca energía.
3. ¿Qué fue lo que ocurrió en ese espacio o tiempo? Visualízate en ese momento y
busca qué es lo que no quieres sentir. Conscientemente, en este momento, en la
seguridad de este ejercicio, date el permiso de revivir el evento, ésta vez para sentirlo y
ser afectado por ello. Nota que el tiempo físico, el momento cuando pudiste sentirte
obligado a actuar, ya pasó, y ya no estás amenazado por él. Déjalo entrar en tí. Míralo y
di claramente: «yo perdí mi energía cuando...».
4. En esa situación lo que yo necesitaba o quería era...
5. Volviendo a la situación pasada, ahora podrás ver qué hacer para recuperar tu
energía. ¿Qué necesitarías para ser capaz de dejarte afectar? ¿Qué te haría sentir bien?
Imagínate y siéntete llevándolo a cabo. Muévete a actuar en la situación tan pronto
como te sea posible o revísalo en tu mente para que esté programado así para la próxima
vez que te encuentres en la misma situación.

Ejercicio

Elportero

Selecciona una música relajante. Ponte cómodo, con un lápiz y el siguiente


diagrama a tu lado.

Nombre de la ¿ Cómo se siente en mi cuerpo? ¿ Qué espero que me suceda?


emoción/sentimiento

1. Selecciona las emociones que quieres experimentar y anótalas en la primera


columna.
161

2. Permítete sentir la primera emoción. Para ayudarte visualiza una situación en la


que sentiste esa emoción.
3. En la segunda columna describe cómo esa emoción se siente en tu cuerpo.
4. Date cuenta de lo que esperas te sucederá cuando experimentas el sentimiento y
anota tu expectativa en la tercera columna.
5. Repite este proceso para cada una de las emociones.
6. Revisa tus expectativas. Si tu expectativa no te permite adentrarte en un
sentimiento, considera si realmente quieres tener acceso a ese sentimiento y si es así
¿cómo puedes cambiar tu expectativa? ¿Qué nueva información o nueva programación
necesitas para permitirte sentir esa determinada emoción?

Ejercicio

Cielo o infierno

Si eliges dejarte afectar por las situaciones difíciles o dolorosas, por la fealdad,
el miedo o el odio, sentirás las repercusiones emocionales de tu enfoque. Si seleccionas
la belleza, la paz o cosas amigables, la quietud o el amor, sentirás el impacto de esta otra
elección. Experimenta esa diferencia en la habitación donde estás leyendo este libro.
1. Deja que tus ojos recorran el cuarto. Busca dos o tres objetos o personas que no
te gusten. Entra en el proceso de dejarte afectar por uno de ellos hasta sentir lo que
sientes por esa persona u objeto.
2. Ahora selecciona uno que sí te agrade y por el que te gustaría dejarte afectar.
3. Nota cómo las vibraciones de tu cuerpo cambian en relación con lo que te
permites sentir. Trata de darte cuenta de cuáles son las señales de tu cuerpo cuando
piensas en algo que te disgusta o en algo que amas.

Ejercicio

Enfoque y desenfoque: herramientas mentales para la conciencia

Por favor experimenta con la práctica de enfocar y desenfocar. Primero


concéntrate con exactitud y profundidad (enfocando) y luego suelta tu con-
162

centración (desenfocando). El siguiente ejercicio también está hecho para indicarte


cómo tus pensamientos e imágenes afectan tus sentimientos (recuerda que tus
sentimientos también afectan tus pensamientos e imágenes).

Estoy pensando en
(un pensamiento negativo)
y esto me hace sentir.

Cuando pienso en
(pensamiento interesante)
yo siento

Cuando me imagino.
(imagen horrible, desagradable, perturbadora)
yo siento

Y cuando me imagino
(algo muy bonito)
siento

Cuando experimento
(algo doloroso)
esto me hace sentir

Y cuando tengo una experiencia grandiosa, me siento

Cuando pienso en alguien a quien he perdido, me siento

Y cuando pienso en alguien a quien amo, me siento

Cuando hago.
(algo que no me gusta)
mi cuerpo se siente

Y cuando pienso o hago.


(algo que me gusta)
mi cuerpo siente.
163

CAPÍTULO 10

LAS ONDAS ALTAS Y LAS ONDAS BAJAS


LA INTELIGENCIA DE LOS ESTADOS DE ÁNIMO

La emoción es la fuente directriz de la conciencia


emergente. Sin emoción no puede haber transformación de
oscuridad en luz ni de apatía en movimiento.

C. G. JUNG
The Archetypes and the Collective Unconscious

En el capítulo precedente vimos cómo la inteligencia afectiva nos ayuda a entrar


en las emociones. Aprendimos la importancia de seleccionar aquello por lo cual
deseamos ser afectados, para así usar conscientemente el proceso afectivo para
continuar amando. No obstante, en nuestros anhelos y deseos por el otro, ya sea éste una
persona o un proyecto en el trabajo, a menudo somos afectados profundamente también
por aquello que no podemos hacer. Las vibraciones altas del amor y la plena confianza
en nosotros mismos se convierten en las vibraciones bajas del «Yo no puedo», de la
tristeza, la rabia y el amplio espectro de las emociones. La inteligencia de los estados de
ánimo es el proceso que nos permite vivir ambos, los altos y los bajos de todas nuestras
emociones en beneficio de nuestra salud, nuestro amor, nuestro poder personal y la
riqueza de nuestra vida.

PROPÓSITOS DE LA INTELIGENCIA DE LOS ESTADOS DE


ÁNIMO

El primer propósito de la inteligencia de los estados de ánimo es permitirnos


vivir la verdad de nuestro sistema total mente-cuerpo en vez de sólo el proceso selectivo
de nuestra neocorteza, o sea, tener acceso a toda la información disponible en el cerebro
límbico. El énfasis de la inteligencia de los estados de ánimo es sobre todas las
emociones, incluyendo aquellas a las que,
164

en la actualidad, nos referimos popularmente como «negativas». Las emociones son


información que surge desde nuestra vida interior. El asunto está en si la neocorteza está
escuchando o reprimiendo la información. Candace Pert, eminente investigadora de la
química cerebral y de las emociones, nos dio su opinión sobre la represión y el
pensamiento positivo en la siguiente cita de una entrevista realizada por Bill Moyers:
«Resulta claro para mí que las emociones deben jugar un papel clave, y que la represión
de las emociones puede ser solamente causal de enfermedad. Un ingrediente común en
las prácticas sanadoras de las culturas nativas es la catarsis, una descarga completa de la
emoción. El pensamiento positivo es interesante, pero si niega la verdad, no puedo creer
que sea sino dañino»1.
Lo que está en juego en el aprendizaje de la inteligencia de los estados de ánimo
es la verdad de cómo nuestro sistema completo mente-cuerpo percibe todo lo que nos
rodea, en vez de la perspectiva selectiva de nuestra neocorteza. No tener acceso a toda
la información emocional es perder las señales de nuestras propias reacciones ante el
mundo. La información proveniente del cerebro límbico difiere de la información que
recibimos de la neocorteza. En determinados casos tales como en el amor y la salud, la
información emocional puede ser la más importante. No escuchar a las emociones nos
deja en la ignorancia de la energía que vibra constantemente en nuestro cerebro límbico.
En la vida diaria, la falta de información emocional puede volvernos menos energéticos
o eficaces y con el paso del tiempo su represión puede causar alguna enfermedad o
violencia hacia los demás.
Si ignoramos nuestros estados de ánimo, ya sean estos de tristeza o de rabia,
nuestra energía emocional permanece libre para que sutilmente, o como solemos decir,
inconscientemente, sabotee nuestros proyectos. «Es que realmente no me apetece» o «es
que realmente no me interesa más» se convierten en nuestras justificaciones verbales
para evitar sentir nuestra frustración y averiguar qué es lo que está pasando realmente.
Mientras las emociones están saboteando nuestras acciones y nuestra voluntad
para actuar, la neocorteza puede estar consultando la astrología, el destino, inclusive
buscando en nuestro medio ambiente a qué o a quién culpar por nuestro malestar. La
información está dentro de nosotros. Nuestras reacciones están ya registradas y
provocan emociones que no deben ser ignoradas.
165

Las emociones existen como señales internas de nuestras reacciones ante el mundo y
proveen una información personal diferente de aquellas reacciones físicas o mentales
del cerebro básico o de la neocorteza.
Nosotros mismos nos hemos alejado de ciertas emociones, especialmente de la
tristeza y la rabia al denominarlas como «negativas». Es verdaderamente cierto que si
las expresamos podemos causarle daño a otros o por lo menos afectar su felicidad. Sin
embargo, entrar en estos estados de ánimo y sentirlos hasta captar lo que nos quieren
decir, puede ser para nosotros no sólo positivo, sino vitalizante y urgentemente
necesario.
¿Por qué estás triste? Déjate entrar en tu tristeza y siéntela. Como dijimos en el
capítulo sobre la inteligencia afectiva, la tristeza es un indicador de información que
está registrado en nuestro cerebro y que afecta nuestro cuerpo bloqueando nuestra
energía hasta que le prestamos atención. Le prestamos atención al entrar y mantenernos
en ese sentimiento hasta obtener la información. Lo aparentemente negativo se
convierte en positivo cuando es tratado como información, tal como veremos en el
ejercicio llamado «¿cuál es el mensaje?» al final de este capítulo.
La inteligencia de los estados de ánimo nos permite involucrarnos en todas
nuestras emociones, incluyendo aquéllas que hemos etiquetado como negativas. ¿Es que
tú pondrías en la lista negra algunos libros o evitarías otros y te privarías de su lectura,
sin siquiera haber explorado lo que los libros pueden darte? La libertad intelectual es la
lucha por la libertad de toda información. Las emociones te dan acceso a la información
emocional al igual que los libros te dan acceso a la información intelectual. No
juzgamos los libros antes de haberlos leído; no necesitamos juzgar las emociones antes
de sentirlas. La inteligencia de los estados de ánimo es en relación con las emociones lo
que la inteligencia racional es con los pensamientos: el proceso de un respetable viaje a
través de toda información que se manifieste.
El segundo propósito de la inteligencia de los estados de ánimo es el de
preservar y mejorar nuestra salud física. Así lo expresa Candance Pert en una entrevista
con Bill Moyers:
MOYERS: Pero, ¿hacia dónde nos lleva este camino en relación con las
emociones y la salud?
PERT: Nos lleva a pensar que los químicos que hacen funcionar nuestro cuerpo
y nuestro cerebro son los mismos químicos que están involucrados en la emoción. Y
esto me dice que debemos manejar seriamente teorías
166

acerca del papel de las emociones y de la represión de las emociones en la enfermedad,


y que debemos prestar una mayor atención a las emociones en relación con la salud2.
Yo creo que esta continua falta de permiso para sentir y, especialmente, la falta
de experiencia satisfactoria con la «negatividad», es una causa directa del alto índice de
enfermedades cardíacas, accidentes cerebro vasculares y otras debilidades orgánicas tan
comunes en la sociedad occidental. La restricción de los sentimientos o las emociones
es la restricción de los órganos del cuerpo, lo cual lleva a una debilidad eventual.
La constricción de las vibraciones dentro del cuerpo, así como la inhabilidad
para relajarse, ir más despacio y gobernar la respiración, son todos indicadores de estrés.
Pero, ¿qué es el estrés? El estrés es estar contraído y no querer o no ser capaz de
expandirse. El cuerpo y, más específicamente, los órganos, permanecen en una
condición de contracción que con el tiempo se vuelve constricción. Yo creo que
sentimos o experimentamos el estrés porque nos falta la voluntad, no tenemos el deseo,
tenemos miedo o no tenemos permiso para experimentar de una forma segura las
llamadas «emociones negativas». Es difícil admitir o decir que sentimos tristeza, rabia o
depresión, aún más, muchas personas no reaccionan bien si expresamos estas
emociones.
Cuando no eres capaz de experimentar emociones negativas, tu cuerpo envía
señales de «no saber», de confusión, un clamor por claridad caracterizado por
respiración rápida y pulsaciones aceleradas. «Por amor de Dios, dime a dónde ir ahora.
¿Cuál es el sentimiento que tengo permiso de sentir?». Si no haces nada al respecto, el
estrés continúa, continúas actuando y pensando, pero ajeno a las emociones. Mientras
tanto, ¿qué es lo que está sucediendo en tu cuerpo? Tus órganos no tienen permiso para
vibrar más lentamente o contraerse dentro de una situación de tristeza o de expandirse
dentro de las vibraciones más caóticas de la frustración y la rabia. Los órganos quedan
atascados en la contracción, en el estrés.
Si vives y trabajas enfocado en tu neocorteza y en tu cerebro básico sin atender a
tu rango emocional, tal vez puedas tener éxito viviendo de esta forma durante muchos
años. Sin embargo, también puede ocurrir que repentina o gradualmente las situaciones
en tu vida se vuelvan más duras, eres menos exitoso y te es más difícil mantener la
calma. En casa o en el trabajo te pones de mal humor fácilmente. Tarde o temprano
ocurre realmente algo
167

muy serio, urgente o desagradable: pierdes a un ser querido, te despiden del trabajo o
alguien te roba el carro. Creemos que este tipo de sucesos le ocurren solamente a los
demás, «pero no a mí». Repentinamente se presentan en tu vida y explotas rabioso u
hostil. Finalmente le das cabida a la expresión de tus emociones, pero ahora ya tienes 42
años y tu cuerpo no tiene experiencia con estas emociones fuertes. La rabia entonces se
convierte en un choque: es un terremoto en tu sistema.
Estoy convencida de que a menos que los órganos -el corazón, el colon, el
hígado y los demás- tengan permiso para vibrar, para ejercitarse, para expandirse y
contraerse durante el transcurso de una vida, gradualmente se constreñirán y debilitarán,
haciendo posible que las situaciones difíciles de la vida te causen daños importantes.
Los sentimientos son el ejercicio de los órganos del cuerpo, igual que nadar o correr son
los ejercicios para los músculos del cuerpo. Nuestro gimnasio emocional está dentro de
nosotros. Para desarrollar gradualmente nuestra fuerza emocional, necesitamos practicar
de una manera consciente los sentimientos, por lo menos veinte minutos cada día.
Necesitamos revivir las grandes emociones de la confianza y el amor así como también
practicar los ejercicios que se encuentran al final de este capítulo, para sentir la tristeza
y la rabia de manera consciente.

Fig. 7. Relación del sistema límbico con el sistema inmunológico, el


sistema endocrino y el sistema nervioso autónomo3.

*Para consultar la figura, remitirse al original.*


168

El diagrama anterior presenta una visión más específica de la conexión del


cerebro límbico con el sistema nervioso autónomo, el sistema endocrino y el sistema
inmunológico. No podemos permitirnos seguir ignorando o mantenernos congelados
fuera del calor de las vibraciones del cerebro límbico, ya sean éstas las lentas o las más
caóticas. Para informarnos o para conservar la salud, debemos mirar de nuevo al
fenómeno emocional.
El tercer propósito de la inteligencia de los estados de ánimo es el acceso a los
químicos naturales del cerebro. En la entrevista con Bill Moyers, Candace Pert describe
la relación de los químicos cerebrales con las emociones de la siguiente manera:
.. .la revelación sorprendente es que esas endorfinas y otros químicos como ellos
no se encuentran sólo en el cerebro sino en el sistema inmunológico, el sistema
endocrino y por todo el cuerpo. Estas moléculas están involucradas en una red
psicosomática de comunicación. ... éstas moléculas están siendo liberadas de un sitio y
se están difundiendo por todo el cuerpo, y están haciendo cosquillas a los receptores que
están en la superficie de cada célula de tu cuerpo. Hemos llegado a elaborar la teoría de
que esos neuropéptidos y sus receptores son las correlaciones bioquímicas de las
emociones4.
Los nuevos descubrimientos de los químicos naturales del cerebro se suceden en
forma tal, que llenarían muchos libros si se pudieran escribir con la suficiente rapidez.
Un vistazo a los químicos naturales del cerebro, como las endorfinas, serotoninas,
dopaminas y otros, nos demuestran que los efectos de todos ellos se pueden describir a
través de una escala que va desde la quietud hasta la excitación. Si esta escala ya existe
químicamente dentro del cerebro, ¿son las emociones simplemente la manera en la que
el cuerpo humano expresa esta química natural? O por el contrario, ¿es el sentir las
emociones lo que produce los químicos naturales? o, ¿es que la interacción tiene lugar
en ambas direcciones?
Si estoy deprimido y me niego a expandirme o inclusive a ponerme bravo con
cualquier cosa, estoy privando mi cerebro y mi cuerpo de los excitantes naturales. Si
siempre estoy rabioso y frustrado y me rehuso a enfocarme en lo que podría calmarme y
darme una tranquila sensación de bienestar, mi cerebro y mi cuerpo están siendo
privados del estado de la quietud como el que produciría un químico natural tal como la
endorfina.
169

A través de la experimentación médica y psiquiátrica sabemos que podemos


afectar y cambiar nuestros estados emocionales con drogas. Aun más asombroso es el
hecho de que las drogas que están ahora al alcance de todos, se corresponden con el
rango de quietud-excitación de los químicos naturales. La heroína lleva a un estado de
quietud; las anfetaminas y la cocaína producen excitación.
¿Será que tenemos una necesidad química por este rango quietud-excitación y
elaboramos drogas artificiales para duplicar la experiencia natural? ¿Manufacturamos
drogas o químicos artificiales porque no nos permitimos el acceso a los químicos
naturales por medio de nuestras emociones? ¿Es el sentir de las emociones tan necesario
para el cerebro humano como lo es el pensar? Cuando suprimes tus emociones como la
tristeza que calma o la rabia excitante, ¿estás suprimiendo tus propios químicos
cerebrales? ¿Y será que nos vemos entonces forzados a consumir químicos artificiales
para proveer a nuestro cerebro de la misma experiencia emocional que rehusamos darle
si sintiéramos nuestras emociones?
Hasta ahora en todas las civilizaciones estudiadas, se ha encontrado que se han
manufacturado drogas. ¿Quiere decir esto que nunca ha habido una civilización libre de
drogas? ¿Por qué? Las respuestas a las que estamos familiarizados indican que sería por
propósitos médicos o religiosos y por placer. ¿Responde este hecho a una necesidad
innata de encontrar el equilibrio del cerebro y del cuerpo por medios químicos, sólo
descritos recientemente por los investigadores de la química cerebral? Si toda cultura
humana ha producido drogas artificiales, debe existir algo en el ser humano que desea la
experiencia de estos diversos estados emocionales. Si no podemos conseguirlos
naturalmente, los conseguiremos artificialmente. Pareciera que no queremos vivir sin
estas experiencias de sentir el rango completo de la quietud hasta la excitación.
Ciertamente, las emociones son cruciales para la vida en sí. Estudios realizados
en Suecia por P. Svanborg y Marie Azberg indican que el funcionamiento reducido del
neurotransmisor serotonina es un indicador biológico del riesgo de suicidio5.
¿Podría yo «encender» o mejorar los químicos naturales de mi cerebro al
experimentar las emociones en todo el rango de la quietud hasta la excitación? Esta es la
pregunta que me mueve profundamente. Yo sí creo que las emociones pueden dar
acceso o mejorar el acceso a mis propios químicos naturales. Creo que hemos
desarrollado químicos artificiales para suplantar, reemplazar o aumen-
170

tar los químicos naturales, porque no hemos sabido cómo entrar dentro de los estados
emocionales, cómo aprovecharlos sin hacernos daño a nosotros o a los demás, y luego
cómo desenfocarnos de ellos. Creo que hemos sido ignorantes respecto a que el
propósito de las emociones es liberar los químicos naturales.
Ahora que estamos conscientes de la necesidad de estos químicos naturales para
nuestro sistema nervioso autónomo, nuestro sistema endocrino y nuestro sistema
inmunológico, debemos buscar activamente los procesos que nos permitirán el acceso
pleno a nuestros sentimientos. Estoy proponiendo que la inteligencia de los estados de
ánimo es uno de estos procesos.
La inteligencia de los estados de ánimo es una invitación para recobrar nuestro
poder al vivenciar todas nuestras emociones con la finalidad de tener acceso a nuestros
químicos naturales, gobernar, proteger y ejercitar los órganos de nuestro cuerpo y recibir
información para guiar nuestra vida apropiadamente.

LAS ESCALAS EMOCIONALES

¿Cómo podríamos aprender a experimentar hasta el extremo de la alegría tanto


como el extremo de la rabia? ¿Cómo podríamos hacernos conscientes de todas nuestras
emociones? Necesitamos un marco de referencia suficientemente amplio para abarcarlas
todas.
La música puede servir como un marco de referencia suficientemente grande
para permitir incluir en él la experiencia de todas las emociones. Al ubicar las
emociones en una escala vibratoria similar a la de las escalas musicales podemos sacar
los estados de ánimo de la referencia dual de negativo y positivo, y enmarcarlos como
armonías con diferente tonalidad, profundidad, volumen, intensidad, tiempo de compás,
contrapunto, tonalidad, disonancia y resonancia.
Con el uso de las escalas de energía, yo creo que podrás apreciar sin prejuicios
todas las emociones, incluyendo las actualmente consideradas como «negativas». Un
gran cantante no intentaría cantar sólo la mitad de las notas de una escala. ¿Habría
variación en la música sin disonancia al igual que con resonancia? ¿Podría existir una
sinfonía sin el contrapunto? ¿Puedes imaginarte a Beethoven o Mahler sin caos, rabia,
tristeza? ¿Sin contracción a la vez que con expansión, con altos sin bajos?
Creo que como seres humanos podríamos sentir extremos de expansión y
contracción semejantes a los de Beethoven o Mahler si supiéramos orquestarlos dentro
de nuestros cuerpos-instrumentos sin hacerle daño a los demás.
171

Ejercicio

Las escalas de energía emocional

Explora tus propios estados de ánimo y crea tus propias escalas de energía
emocional. Haz corresponder la emoción con la energía que sientes cuando estás
experimentando la emoción. Coloca las indicaciones de lento, mediano y rápido para
indicar las velocidades de la energía; las señales de quietud y excitación para indicar los
dos extremos de la escala y «E» o «C» para indicar cómo sientes cada emoción, si en
expansión o en contracción. Siéntete libre para inventar otras indicaciones a medida que
experimentas haciendo tus propias escalas. La siguiente es una escala de mi propia
experiencia y la quiero usar como ilustración de una escala emocional cualquiera.

Fig. 8. Una escala emocional.

*Remitirse al original para hacer la revisión de la figura.*

Toma el tiempo para sentir las siguientes emociones y ubícalas en tu escala


personal según sea la energía que experimentas, como vibraciones lentas, medias o
altas. Las siguientes emociones están agrupadas para ayudarte a comenzar. Los reto a
encontrar un mayor número de escalas de emociones agradables.
1. Deprimido, soñoliento, triste, herido, ofendido, rechazado.
2. Incómodo, nervioso, tenso.
3. Vacío, puntilloso, fastidiado, molesto, bravo, celoso, furioso, violento,
silencioso.
4. Bien, confiado, feliz, fuerte, sexual, estupendo, orgulloso, excitado, en éxtasis.
5. Gentil, amoroso, cálido, tierno, pleno, vulnerable, dichoso.
172

O como otra persona agrupó sus emociones:


1. Confundido, inseguro, tenso, ansioso, asustado, violento.
2. Perdido, confuso, amenazado, incómodo, distante, petrificado.
3. Incierto, inconforme, nervioso, temeroso.
4. Deprimido, triste, fastidiado, molesto, bravo, ofendido, furioso, fuera de sí.
5. Herido, frustrado, bravo, rebelde, descontrolado.
6. Desalentado, infeliz, mal, agitado, dolido, quejoso.
7. Afectado, estimulado, unido a, orgulloso, amoroso, erótico.
8. Satisfecho, confiado, feliz, muy bien, unido.
9. Cálido, cercano, tierno, sexual, fuerte, extasiado.
Ahora que has visto cómo dos personas agruparon sus emociones, por favor trata
de crear tu propia escala. Toma nota de que las ondas más gruesas, lentas y bajas fueron
agrupadas al comienzo de cada categoría numerada, pero el orden entre ellas es muy
variable, único y personal.
Estas escalas son respecto a la inteligencia de los estados de ánimo, como son el
A-B-C y las razones respecto a la inteligencia racional. Elaborar tu propia escala de los
estados de ánimo es el primer paso para reconocer la multiplicidad, riqueza y
variabilidad de tus emociones. También las escalas te pueden servir como guías para
que te des cuenta cuándo estás alcanzando extremos emocionales. Si quieres una vida
tranquila concéntrate en la parte de la escala descrita como de velocidad lenta; si
necesitas más excitación en tu vida, fija tu atención en la velocidad rápida.
Relacionar la energía con las emociones es fundamental para el desarrollo de la
inteligencia de los estados de ánimo. Debemos concedernos tiempo para practicar
privadamente las emociones, antes de descargarlas sobre la familia o el mundo como
una reacción primaria frente a las situaciones inesperadas. Descubrir que se puede entrar
y salir de ellas a voluntad es básico para hacernos plenamente conscientes de nuestro
poder. Si no se practican y permitimos solamente que nuestros estados de ánimo nos
sacudan, entonces estaremos dependiendo de esa falta de aprendizaje o de aquel
aprendizaje básico no procesado recibido en las calles, en la familia, en el trabajo o con
los seres queridos, y eso puede, sin darnos cuenta, dañar nuestra vida o la vida de otras
personas. Al sentir cómo se siente cada emoción, se puede empezar a orquestar el
cuerpo y a reconocer cuándo sería apropiado calmarse y cuándo aumentar nuestra
excitación.
173

LA PÉRDIDA DEL PODER

Tú tratas de gobernar tu vida lo mejor posible: percibes, sientes, deseas, actúas.


¿Qué podría salir mal? Las emociones son tu cuerpo. Las emociones eres tú, son tu
poder, son tus deseos. Algunas veces consigues lo que quieres, otras veces simplemente
lo que deseas no es posible lograrlo, por la razón o el obstáculo que sea. Tu energía está
bloqueada, tu poder ha sido detenido.
Cuando no conseguimos lo que queremos, podemos reaccionar pasivamente, lo
que puede llevarnos a la tristeza, o activamente, lo que puede llevarnos a la frustración y
la rabia. Algunos tenemos permiso y nos sentimos cómodos estando tristes, otros
sienten la rabia más fácilmente. Algunos tenemos una preferencia que se repite casi
como un patrón: estamos frecuentemente tristes o casi siempre rabiosos. Culturalmente
la mujer tiene más permiso para reaccionar con tristeza ante el bloqueo de sus deseos y
el hombre más permiso a sentir la rabia. También heredamos de nuestras familias una
preferencia por la reacción pasiva (tristeza) o por la activa (rabia).
La figura siguiente muestra la reacción emocional cuando el deseo está
bloqueado. Podemos reaccionar activamente y sentir molestia, frustración o rabia. En
ese estado podemos ir fácilmente al extremo del odio, que es un estado combinado,
mental-emocional, o a la violencia, que es un estado físico-emocional. Cuando los
deseos están obstruidos también se puede reaccionar pasivamente y así sentirse triste y
llegar en algunos casos al estado extremo de la depresión.

Fig. 9. Cuando tu poder está bloqueado.

*Consultar el original para acceder a la figura.*

Los extremos opuestos de contracción y expansión llevan diferentes nombres


según la orientación profesional del que está tratando con este fenómeno emocional:
tristeza-rabia; depresión-excitación; maníaco-depresivo; pasivo-agresivo; yin-yang y,
finalmente, quietud-excitación. Estoy seleccionando las palabras quietud-excitación que
proceden de las investigaciones químicas, porque me parecen menos parcializadas,
menos afectadas por prejuicios culturales y profesionales que los otros términos.
174

Si te atascas en un extremo, ya sea el de la excitación y la rabia por un lado o el


de la tristeza y la depresión por el otro, puede significar que no tienes el químico natural
que te ayuda al desplazamiento o no tienes la experiencia de cómo salir de estados
extremos, o no sabes valorar la información que las emociones te brindan. En resumen,
te puede faltar el equilibrio químico o te falta experiencia con tus emociones. En la
práctica médica actual usualmente se tratan los estados extremos involucrados en la
manía-depresión con diferentes tipos de drogas. Sin embargo, si no tienes una
deficiencia química crítica, puedes aún aprender a experimentar tus emociones para
lograr manejar tu propio equilibrio y aumentar tu química natural. Por lo tanto, si
eventualmente necesitas recurrir a la ayuda de un médico y de drogas artificiales para
ayudarte a evitar extremos emocionales peligrosos, hazlo, pero al mismo tiempo
aprende a manejar las emociones, especialmente aquéllas relacionadas con el bloqueo
de tu poder, es decir, la rabia y la tristeza.
Cuando nos sentimos atascados generalmente nos preocupamos. Al quedarnos
atascados en la rabia o en la tristeza, pensamos en que perdemos energía y nos vamos a
quedar allí. Hay millones de norteamericanos atrapados en la depresión clínica y no
sabemos cuántos más están atascados en la rabia y la excitación. Por ejemplo, la
depresión es la enfermedad conocida que resulta de quedarse en la contracción. Sin
embargo, quizás hay otras enfermedades relacionadas con la contracción, como el
síndrome de cansancio crónico en el que la persona se siente continuamente agotada.
¿Cuáles son las enfermedades relacionadas con permanecer largo tiempo en el
extremo de la excitación? Sabemos que el cáncer es una condición en la que las células
no pueden parar de multiplicarse: ¿estará relacionado con permanecer en la excitación?
¿Será, por ejemplo, que el cáncer de los pulmones está relacionado con un estado
continuo de excitación producido por fumar? ¿Será que las células de las mamas están
en estado de excitación y no pueden relajarse? Ya se sabe por ejemplo, que las
investigaciones de Redford Williams y otros en la Universidad Duke, en Carolina del
Norte en los Estados Unidos, indican que la excitación que conocemos como rabia es
una causa importante de enfermedades cardiológicas y ataques al corazón6.
Es innegable que la condición emocional interna de una persona es un factor de
salud. Los estados de energía, que llamamos emociones, son factores internos que
intervienen en el desarrollo físico de enfermedades. Dada la relación del cerebro
límbico con los sistemas inmunológico y endocrino,
175

debemos tomar en cuenta la condición emocional del paciente cuando estamos


estudiando las enfermedades. Gastamos millones en la búsqueda de los virus causantes
de muchas enfermedades inexplicables. El resfriado común es un virus y sabemos que
nos saca de nuestra vida de excitación imponiendo el descanso y la quietud. Puede ser
que otros virus sirvan para sacarnos de nuestros estados de ánimo excitados. Pudiera ser
que el cuerpo no tolerara la misma condición interna de atascamiento en excitación sin
fin o en tranquilidad sin fin, y produjera las condiciones ideales para que un virus se
desarrolle.
Para citar de nuevo a Bill Moyers y Candace Pert:
MOYERS: ...Como hombre occidental que soy, pienso en la enfermedad como
algo causado por una bacteria o un virus. Si me contagio con una bacteria,
probablemente me voy a enfermar.
PERT: Bueno, por supuesto que tu sistema inmunológico responde, pero nada
más que para tomar un ejemplo, los virus usan estos mismos receptores para penetrar
una célula y dependiendo de la cantidad del jugo natural o del péptido natural disponible
para ese receptor, el virus tendrá una mayor o menor dificultad en penetrar la célula.
Luego, ante una misma carga viral, nuestro estado emocional afectará el hecho de que
enfermemos o nó. Tú conoces la información sobre la alta frecuencia de ataques
cardíacos de los lunes por la mañana, cómo sube la tasa de mortalidad entre los
cristianos el día después de Navidad y entre los chinos al día siguiente del Año Nuevo
Chino. Yo nunca me resfrío cuando voy a esquiar. Otro ejemplo: el virus del SIDA
utiliza un receptor que es usualmente usado por un neuropéptido. Luego, el virus del
SIDA podrá penetrar o no en la célula dependiendo de la cantidad disponible de este
péptido natural, el cual, según esta teoría, estaría en función del estado de expresión
emocional en que esté el organismo. Las fluctuaciones emocionales y el estatus
emocional influyen directamente en la probabilidad de que el organismo se enferme o
esté bien7.
Cuando nos sentimos bien o excitados por la vida o por lo que está sucediendo,
las endorfinas u otros péptidos llenan a los receptores y les dejan así pocas posibilidades
a los virus para entrar a las células receptoras. Si no
176

podemos salir a esquiar todos los días para prevenir los resfriados, sí podemos estar
profundamente conscientes de la importancia de nuestros estados emocionales. Esto
significa, o bien, vivir en la vía principal, en la línea del amor-a-la-vida del mapa del
territorio emocional, o bien, aprender qué hacer cuando caemos en las emociones de la
tristeza o la rabia.
Cuando estamos atascados ya sea en quietud o en excitación, nuestro estado de
ánimo se convierte en nuestra realidad. La gente nos aconseja estar más animados o más
equilibrados, pero esto es difícil de conseguir. Muchos cursos de manejo de estrés nos
enseñan a relajarnos, lo cual es muy importante para aquellos que tienen una adicción a
la excitación. Pero a los que son adictos a la tristeza y la contracción, les recomiendan
los medicamentos como antidepresivos u otras drogas que mejoran el ánimo.
Sugiero que necesitamos enseñarnos, a nosotros mismos, cómo fluctuar, cómo
movernos en un rango continuo de expansión a contracción y luego de regreso a la
expansión. Necesitamos las dos respuestas, la de la relajación y la de la excitación. Es la
experiencia del rango completo la que nos liberará de permanecer en un sólo estado de
ánimo y abrirá el sentir a muchas realidades emocionales diferentes.

LA ORQUESTACIÓN DEL RANGO DE QUIETUD-EXCITACIÓN

La inteligencia de los estados de ánimo implica tener la experiencia de todos


nuestros estados de ánimo. A veces entramos en la emoción para sentir lo que quiere
decirnos (ver más adelante, en este mismo capítulo, el ejercicio llamado «¿Cuál es el
Mensaje?»). Otras veces necesitamos o deseamos salirnos de otro estado de ánimo (ver
el ejercicio «Enfocar y Desenfocar» en el capítulo sobre la inteligencia afectiva). La
inteligencia de los estados de ánimo implica tanto entrar como desplazarse, pero
también se refiere a una orquestación más sutil y continua de nuestra energía emocional.
Utilizando el rango quietud-excitación como referencia y guía, podemos orquestar
nuestros estados de ánimo al escoger conscientemente aquello que va a producir, ya sea
un sentimiento de calma o uno de excitación.
Hay muchas maneras de influir sobre la experiencia de las emociones. Existen
muchas formas de desplazarse de una emoción a otra. La nutrición, la respiración, la
sexualidad, los deseos, los pensamientos, las acciones, el arte y la música, además de
cualquier químico artificial o droga que usemos, todo esto influye en nuestro estado
emocional.
177

El alimento. Es imposible disfrutar un buen plato de pasta sin sentirse calmado y


es imposible comer chocolate o una buena carne sin sentirse al menos animado. Judith
Wurtman, investigadora del Instituto de la Universidad MIT en Boston, nos informa
acerca de las conexiones sutiles entre los distintos alimentos y nuestra química8. El
investigador japonés Michio Kushi, experto en comida macrobiótica, ha clasificado los
distintos alimentos como «yin» y «yang» según correspondan a la energía
pasiva/calmante o a la energía activa/excitante9.
La respiración. La respiración también afecta las emociones. Podemos
calmarnos con la respiración abdominal o excitarnos con la respiración rápida.
Las relaciones. La atracción por la otra persona nos excita y nos invita al amor y
a la sexualidad. El amor abarca tanto una gran excitación como una profunda serenidad.
Amar a alguien o algo a veces te excita, a veces te calma, y a veces ambas cosas. Si
logramos ambos, que el amor nos calme y nos excite, no necesitaremos comer de más
para calmarnos, ni tomar drogas para excitarnos. Ni tampoco necesitaremos agarrar un
resfriado para darnos un descanso, como tampoco convertirnos en la víctima de una
enfermedad como consecuencia de demasiada excitación. Amar es estar en estado de
excitación por alguien o algo, así como también implica un estado de tranquilidad.
Podemos entrar en un proceso expansivo-contractivo que incluye a ambos: la excitación
del orgasmo y la quietud del descanso.
Podemos amar conscientemente a otra persona o a nosotros mismos, a una
criatura o una idea, a un evento o un objeto, guiándonos a través del rango de quietud-
excitación. Amar es estar dispuesto a contraerse cuando se está expandido y expandirse
cuando se está contraído.
Los pensamientos. Hemos visto en el capítulo sobre la inteligencia afectiva que
el enfoque en un pensamiento agradable nos hará sentir expandidos y el enfoque en lo
desagradable nos hará sentir contraídos. El uso de la neocorteza para dudar o criticarnos
continuamente nos hará perder energía.
El perfeccionismo puede ser realmente terrible, porque inhibe de sentirse
plenamente expandido aún cuando se haga algo bien. Es la insistencia en hacerlo cada
vez mejor y mejor, lo que roba la satisfacción a los perfeccionistas y les inhibe de
sentirse bien antes de intentar el próximo objetivo.
178

Siguen y siguen, pero de todas formas siempre hay que hacer más -una fórmula
comprobada para producir una continua contracción y estrés-.
Las acciones. Las acciones también producen reacciones emocionales. Algunas
acciones nos hacen sentir bien, otras mal. Generalmente lo que sabemos hacer nos hace
sentir bien mientras que lo que no sabemos hacer nos hace sentir mal y a menudo
confusos y temerosos. Cuando quieres ayudarte a ti mismo a sentirte bien, ¿qué
acciones te podrían ayudar? Considera el deporte, los pasatiempos, la limpieza o el
mantenimiento de la casa, todas las artes, la jardinería, el medio ambiente. Conoce
aquellas acciones que, en tu comportamiento diario, te ponen de buen humor. Programa
tus acciones y disfruta más cada actividad, permitiéndote conscientemente dejarte
afectar por ellas. Ten presente que, cuando ya estás demasiado calmado o aburrido es
hora de intentar algo más difícil. Así como también que, cuando estás demasiado
frustrado, es el momento de la pausa y de buscar algo en lo que puedas sentirte calmado.
Incluso la felicidad que decimos que valoramos tanto consiste en variaciones de
contracción y expansión, tranquilidad y entusiasmo. La felicidad es una palabra y un
concepto que tratamos de congelar con nuestra neocorteza: debemos recordar que, como
emoción, la felicidad es un movimiento que incorpora los dos puntos de la escala: la
quietud y la excitación.
Cuando conocemos el rango de las emociones podemos programar mejor
nuestras actividades. Podemos ayudarnos por medio de la orquestación consciente del
día, concediéndole tiempo y espacio a las actividades que nos calman y a las que nos
excitan. En vez de sentirse víctima de cualquier cosa que ocurra en nuestro medio
ambiente, podemos orquestar la jornada con actividades que nos ayuden a sentirnos
contentos.
El arte y la música. La forma más rápida de cambiar nuestro estado de ánimo es
la de desplazar la atención hacia alguien o algo bello del medio ambiente, o poner
música y permitirse ser afectado por los sonidos.
Todo lo que trata de acción, pensamiento, sexualidad, respiración, nutrición, arte,
música o drogas artificiales produce un registro emocional en nuestro cerebro límbico,
afecta nuestra química natural y en consecuencia, nuestros estados de ánimo. Los
estados de ánimo son como un termómetro que permite seguir los altos y bajos de
nuestra química interna. Podemos leer nuestra temperatura emocional y guiar nuestras
acciones, pensamientos, imágenes, arte, música, relaciones, sexualidad, respiración y
nutrición diarios, para guiar mejor nuestros estados de ánimo y así sentirnos mejor.
Finalmente recordemos que este termómetro registra los dos extremos de los estados de
ánimo: la quietud y la excitación.
179

LA PRÁCTICA DE LOS DOS EXTREMOS: LA TRISTEZA Y LA


RABIA

La inteligencia de los estados de ánimo requiere familiaridad, práctica y maestría


de las dos reacciones emocionales extremas frente a la pérdida del poder: la reacción
pasiva representada por la tristeza y la reacción activa representada por la rabia. No creo
que podamos manejar nuestra propia salud hasta que hayamos aprendido a manejar con
maestría la tristeza y la rabia. No creo que pueda finalizar la violencia hasta que
hayamos aprendido a manejar con maestría la tristeza y la rabia. Podemos hablar sobre
la salud y la paz, pero éstas son palabras sin significado a menos que podamos alcanzar
la salud y la paz dentro de nosotros.
Si somos genuinos con nuestros sentimientos, todos nos vamos a desviar en un
momento dado de la línea del amor, del sentirse bien, del estar motivados y felices,
hacia las rutas secundarias de la tristeza y la rabia. Así como existen las ondas altas del
amor y la felicidad, también existen las ondas bajas de la tristeza y las caóticas de la
rabia. Al aceptar que somos sistemas de energía, también debemos darnos cuenta que no
podemos congelar la energía en un estado perpetuo de ondas altas. Aquello que sube en
excitación, debe relajarse en quietud. No podemos prevenir la energía, pero sí cabalgar
sobre las olas y evitar quedarnos atascados y ahogarnos al aprender los secretos de esas
olas. Suspender las etiquetas que le damos a la tristeza y la rabia, clasificándolas como
«negativas» nos puede servir de ayuda para comenzar un nuevo enfoque hacia estos
estados internos de conciencia que se dan como una reacción de sentir auténtica, cada
vez que nuestro deseo y nuestro poder están obstaculizados por eventos externos.
Vivir esta energía emocional de ondas bajas y aprender que ellas también pueden
informar y enriquecer nuestra vida, esa sí es la llamada de la inteligencia de los estados
de ánimo. ¿Podemos nosotros hacernos más inteligentes como resultado de vivir nuestra
tristeza y rabia sin hacerle daño a los demás? ¡Ése es el reto!
Esta sección incluye muchos ejercicios diseñados para que practiques la tristeza
y la rabia para así darte una experiencia consciente con estos dos estados de ánimo
extremos de energía pasiva y de energía activa. Puedes hacerlo sólo, en grupo o con
alguien de tu confianza. Por favor, siente la libertad de leer solamente los textos que se
encuentran antes y después de los ejercicios, y regresa a practicarlos cuando tengas más
tiempo.
180

La tristeza: el reto de las ondas bajas

La tristeza siempre representa algún tipo de pérdida. La pérdida puede ser de


poder o de potencial, de alguna persona, lugar, objeto, idea, satisfacción o estatus. La
tristeza implica que hemos amado profundamente. También implica que hemos pensado
que alguien o algo nos pertenecía y que la situación se iba a mantener de la misma
manera para siempre. Puedes también imaginar, a veces, que posees algo o a alguien y
entonces sentir tristeza por una pérdida imaginaria.
Muchas veces no reconocemos la tristeza o la expresamos con otras palabras
tales como: «me siento desilusionado», «me siento desanimado hoy», «estoy aburrido»,
«no quiero», «no sé lo que me pasa pero...», o simplemente «me siento tan sin energía
que no sé lo que me pasa...». Éstos son pasos hacia la tristeza o están siendo utilizados
para encubrir la tristeza.
La base de la tristeza es la pérdida de alguna clase de poder: «yo no puedo», «no
puede ser», «no puedo tenerlo», «no puedo quererlo», «no puedo amarlo», «no puedo
hacerlo», en relación a algo específico o general. «No puedo» implica que quería algo y
lo he perdido. Ahora ya no puedo más y me siento triste. O sea que darse cuenta de que
la tristeza se relaciona con una pérdida puede ayudarnos bastante a manejar esta
emoción, así como con su más profunda variación: la depresión.
Kathy era la madre de dos hijos y esposa de un alcohólico. Decidió dedicarse a
la enfermería en contra de los deseos de su padre, que era un doctor en medicina pero
que no aprobaba su entrada en la misma profesión de él. Todavía creía que el sitio de
una mujer era el hogar. No obstante, Kathy estudió enfermería, se graduó y luchó por
lograr una buena posición en un hospital importante. Fue exitosa por un tiempo, hasta
que se vio forzada a renunciar debido a la oposición que mantuvo su familia. Después
de la pérdida de su estatus profesional, ella trató de adaptarse de nuevo a su rol de
esposa y madre. Para el momento que yo la conocí estaba bajo medicación para la
depresión. Había tratado de dejar los medicamentos varias veces, pero finalmente había
aceptado que no había otra forma de salir de su depresión.
Le expliqué que tanto la tristeza como la depresión son emociones normales
causadas por un estado de pérdida y que era posible tanto caer como salirse de ellas, tal
como uno hace con las otras emociones. Considerar y tratar la depresión como una
emoción, más que como una categoría fija de enfermedad, abrió una nueva perspectiva
en la vida de Kathy. Ella comprendió que debido a la pérdida de esa profesión que
siempre había deseado, era
181

normal que estuviera triste y deprimida. Tendría que haber sido una persona fría e
insensible para no haber tenido esta reacción. Considerar a la depresión como una
enfermedad le atemorizaba, así como también le parecía lógica la necesidad de tomar
medicinas antidepresivas. Al verse a sí misma como una persona normal más que como
una persona enferma, comenzó a experimentar sus sentimientos y gradualmente fue
dejando los medicamentos.
Puede ser que este tipo de éxito no ocurra en todos los casos. No estoy tratando
de negar la categoría de la depresión clínica, pero sí estoy tratando de indicar que la
depresión es una tristeza intensificada y que necesitamos darle a la gente la oportunidad
de manejar la tristeza real antes de recurrir a la medicación.

Ejercicio

¿Cuál es el mensaje?

La importancia de quedarse con cualquier emoción buscando la información o el


mensaje que te brinda es especialmente valedera con la tristeza. Concédete permiso para
entrar en la tristeza conscientemente por medio de la práctica de este ejercicio.
1. Toma tu tiempo, concéntrate en tu abdomen y respira profundamente.
2. Siente las dificultades de la pérdida, lo que significa para tí. Siente el «no
puedo»; siente tu incapacidad para actuar. Siente la tristeza, siente la pérdida.
3. ¿Qué es lo que quiere transmitirte este sentimiento? Siéntelo y espera. No
analices; nada más quédate en él.
4. Mantente con la tristeza hasta que te relajes o hasta que broten las lágrimas.
Mantente con el llanto y con la tristeza hasta que surja la información. Permítete que las
lágrimas te relajen.

Ejercicio

Sentir la tristeza y salirse de ella

Es importante saber también cómo salir de la tristeza. Cuando estés ya dentro de


ella, recuerda que estás en el «no puedo»; no estás en tu poder. Por eso es que tienes que
condicionarte de antemano a cómo reaccionar. Escoje alguna de las siguientes
estrategias, o una combinación de ellas, para
182

utilizarlas cuando desees salir de la tristeza. Programa estas estrategias en tu memoria


para poder utilizarlas cuando sea apropiado. También podrías pegar esta lista de
estrategias en la puerta del refrigerador o en alguna parte de tu casa para que te sirva
como recordatorio de lo que puedes hacer cuando te estés sintiendo triste.
1. Date a ti mismo algo que te haga sentir mejor. Ámate a ti mismo. Sé gentil y
preocúpate por ti mismo. Date algo específico que te dé fuerza, coraje.
2. Recibe de los demás y del ambiente. Permítete ser afectado por los demás,
permite que te inspiren; nota lo que tienen de bueno e identifícate con ellos. Permítete
ser afectado por algo bello en tu medio ambiente, sea la música, el arte, algo de la
creación humana o de la belleza de la naturaleza que te rodea.
3. Acércate. Pide amor, un abrazo o cualquier tipo de atención. Expresa tu
dificultad y solicita afecto en forma deliberada a un amigo, un profesional o alguna
persona que sea capaz y que quiera proporcionarte amor y atención. No te quedes
esperando con la expectativa inconsciente de que los demás te ayudarán. Esto ocasiona
resentimiento y la mayoría de las veces los demás no tienen forma de conocer tus
deseos o expectativas.
4. Pospón. Organiza tu tiempo para que puedas realmente asimilar la pérdida y la
tristeza. Haz el ejercicio para sanar la tristeza.
5. Haz una rutina o un ritual. Selecciona uno que te guste y que no te cause estrés.
6. Recuerda momentos de amor, de fortaleza y de plenitud guardados en tu propio
almacén de recuerdos.
7. Espera por los «yo puedo». Si cambias demasiado rápido a un «yo puedo», la
tristeza quedará reprimida cada vez más y puede causarte tensión. Sigue tus estrategias
poco a poco hasta que algo te parezca atractivo o posible.
A menudo las personas son renuentes a creer que es importante concederse
tiempo para sentir la tristeza. Por supuesto que la tristeza no se siente de una forma
agradable. Se siente de forma triste y esto no nos gusta, por lo tanto su evasión es
comprensible. Sin embargo, cuando existe una pérdida real, tanto el cuerpo como todos
sus sistemas orgánicos requieren tiempo para recuperarse.
Carol era una mujer que no había alcanzado los cuarenta años de edad cuando
enviudó. El esposo había estado enfermo por largo tiempo y real-
183

mente todos se sintieron aliviados cuando finalmente murió. Carol realizó lo que
muchos tratan de hacer, volver a una vida activa «normal». Ella no deseaba seguir
ninguna de las estrategias para sentir y desplazarse apropiadamente de la tristeza,
especialmente aquella sugerencia de esperar por un «yo puedo». Estaba inclinada a
insistir de una manera forzada. Esperar por un «yo puedo» significa darte permiso para
sentir la tristeza y la pérdida de poder más que decidir que puedes ser poderoso bajo
cualquier circunstancia. La tristeza es realmente una respuesta inteligente ante la
pérdida. Pretender que no estás triste es una estupidez emocional.
Carol decidió apresuradamente que ya había sufrido por demasiado tiempo e
inmediatamente se inscribió en algunos cursos que eran mental y físicamente exigentes.
Adoptó una actitud optimista de pensamiento positivo, pero lo que estaba escondido
debajo de la superficie era un viejo patrón de «yo puedo manejar cualquier situación».
Todos alabaron su optimismo, incluyendo su nueva boda acaecida seis meses más tarde,
pero sus habilidades de manejo emocional fueron sometidas a una prueba severa cuando
no encontró felicidad en ese matrimonio. En los seis meses posteriores ella enfermó con
cáncer, y ahora ya no había tiempo para que ella le diera descanso a su sistema
inmunológico, ni para intervenir de manera efectiva sobre su patrón de toda la vida de
«yo puedo manejar cualquier situación». Yo no puedo aseverar que Carol no hubiera
desarrollado cáncer si ella hubiera tomado en cuenta sus sentimientos y se hubiera dado
tiempo para sentir su tristeza. Pero puedo decir que su patrón y su esfuerzo para ser
positiva sí estresaron su sistema, al igual como lo habían hecho en otros momentos
tristes y serios de su vida, tales como la pérdida de su madre y luego de su padre, así
como también la severa enfermedad de su hermano. A través de todo esto ella
desempeñó el papel de «la persona que todo lo puede». Desafortunadamente, el
concepto de ser inteligente emocionalmente vino demasiado tarde para ayudarla.
Todos podemos beneficiarnos de la idea de enfocar la tristeza de una manera
más gentil cuando nos ocurren cosas desagradables a nosotros o a nuestras familias. A
veces, cuando se logran evitar las consecuencias graves, nuestra reacción inmediata es
la de sentirnos contentos o por lo menos aliviados. Sin embargo, primero necesitamos
experimentar la tristeza y la pérdida. Tal fue el caso de Mirna. Unos ladrones habían
atracado a mano armada a su hija y le habían quitado su automóvil. Por supuesto que
Mirna estaba contenta, porque la vida de su hija había sido respetada y consideró que su
tarea consistía en convencer a su hija de que ella estaba bien. Sin embargo, lo que se
nece-
184

sitaba era que la ayudara con sus sentimientos de tristeza por la pérdida del vehículo, así
como también con el temor y la impresión que el cerebro emocional de su hija había
registrado. Ella también necesitaba tomarse un tiempo para experimentar sus propios
sentimientos en relación con el infortunio de su hija. Luego, tanto Mirna como su hija
hubieran podido beneficiarse de las sugerencias del ejercicio para sentir y desplazarse
de la tristeza. Para sanar tu tristeza tienes varias opciones:
• Puedes enfocarte en el pensamiento de la pérdida y dejarlo prolongarse hacia un
sentimiento de tristeza, o puedes enfocarte en el sentimiento de amor por la persona o la
situación perdida hasta que produzca un cálido sentimiento de amor
• Puedes enfocarte en el deseo de aquello que perdiste, hasta que se te produzca el
deseo y el impulso para moverte a la acción para conseguir aquello o algo parecido.
• Puedes concentrarte en el sentimiento y el reconocimiento del amor, hasta que
produzca una inspiración hacia más vida.
Explora las diferentes opciones para sanar la tristeza a través de los siguientes
ejercicios.

Ejercicio

Pensamiento de pérdida versus sentimiento de amor

1. Visualiza la situación en la que sufriste una pérdida muy importante.


2. Concéntrate en la pérdida. Permítete volver a ver toda la situación de nuevo.
Siente esa pérdida.
3. Visualiza la persona o el aspecto de la situación donde hubo amor. Siente ese
amor.
4. Experimenta la diferencia, es decir, vuelve al sentimiento de la pérdida y siente
cómo se siente la pérdida. Luego siente de nuevo el amor y prueba cómo te hace sentir.
5. Valórate por ser capaz de amar. Revive todos los beneficios que recibiste de ese
amor. Siente el amor cada vez que quieras. Siéntete afectado y continúa afectado por tu
amor. Sigue amando lo que ya amas. La escogencia es tuya: ¿quieres enfocarte en la
pérdida o en el amor?
6. Cuando caigas en la pérdida, ahora ten presente que es posible desplazarse para
enfocarte en el amor.
185

Ejercicio

De la tristeza al deseo

1. ¿Qué era lo que querías y que ahora piensas que no puedes obtener? Lo que
perdí fue... y lo que quería era...
2. Permítete ver el «yo no puedo» y también busca encontrar el «yo puedo» o
varios «yo puedo».
3. Siente la lucha entre el «yo puedo» y el «yo no puedo».
4. Siente el deseo por lo que quieres.
5. Quédate con tu deseo hasta tener nuevos vistazos o pensamientos que puedan
ayudarte a lograr lo que quieres.
6. Siente el deseo hasta que te lleve a la acción.

Ejercicio

De la tristeza al reconocimiento o el entierro en el corazón

Puedes querer lo que has perdido con un sentimiento tan profundo que quieres
seguir batallando hasta obtenerlo. El amar, el desear, te llevan a luchar por más vida
como en el ejercicio anterior. Sin embargo, algunas veces has perdido una persona. El
proceso es entonces más sutil e implica más bien el reconocimiento de tu gran amor y tu
deseo de no perder lo mejor de esa persona. El siguiente ejercicio es, entonces, más
apropiado en esa situación. Es un ritual que involucra un proceso de aceptación y
reflexión, reconociendo y honrando los aspectos importantes de la vida.
Cuando se trata de la pérdida de una persona amada, me gusta llamarlo el
entierro en el corazón.
Concédete tiempo suficiente, en soledad y acompañado de una bella música.
1. Visualiza la situación o la persona perdida.
2. Vuelve a sentir la pérdida.
3. Cambia para enfocarte en el amor que tenías por esa persona. Siente ese amor.
4. Dentro de tus sentimientos de amor, recuerda las mejores características de tu ser
querido a partir de tu experiencia personal.
5. Encuentra una manera de simbolizar esas características y coloca esos símbolos
a tu alrededor para recordarte del amor y para inspirarte a
186

más vida. Puedes terminar el reconocimiento con los símbolos o puedes continuar al
siguiente punto.
6. Coloca una o más de estas características de la otra persona en tu memoria y
corazón.
7. Si así lo deseas, disponte a cultivar estos aspectos destacados en tu propia vida y
así te aseguras que lo mejor del otro continuará viviendo sobre esta tierra a través de tu
amor y apreciación consciente.

La rabia: la lucha entre el «yo puedo» y el «yo no puedo»

La rabia es nuestra reacción activa cuando el deseo o el poder están bloqueados.


No podemos conseguir lo que queremos y estamos frustrados. Este sentimiento se puede
internalizar hasta ponernos enfermos o puede externalizarse en gritos, acciones
moderadas contra los demás o en una clara violencia.
No siempre es fácil reconocer ni nuestra propia rabia ni la de las otras personas.
Debido a las distintas tendencias cerebrales expresamos la rabia de diferentes maneras.
La siguiente lista puede ayudarte a reconocer mejor tu propia rabia y la de la gente que
está cerca de ti. Es importante la capacidad para reconocer las facetas más sutiles de la
rabia, tanto para sanarte a ti mismo como para responder más adecuadamente a los
demás.
• La persona con tendencia por el hemisferio izquierdo expresa o esconde la rabia
por medio de desacuerdos, conclusiones rápidas, racionalizaciones, justificaciones y
desaprobaciones respaldadas por una larga lista de razones.
• La persona con tendencia por el hemisferio derecho se vuelve desorientada y
caótica, usa los absolutos, pensamientos incompletos, generalizaciones y evasiones.
• La persona con tendencia por el cerebro límbico a menudo esconde la rabia tras
explosiones internas, enfermedades, hermetismo, silencio, tristeza, depresión, síntomas
físicos, susceptibilidad, resentimiento y aislamiento de los demás.
• La persona con tendencia por el cerebro básico puede experimentar desequilibrio
físico, se tropieza con cosas, tiene accidentes, camina de un lado a otro, se mete en
rutinas compulsivas, o hábitos de desplazamiento como fumar, comer, beber, tomar
drogas o hablar repetitivamente. Pueden aún requerir la presencia de otros, ya sea
participando en grupos o bandas o tomar el sentido contrario hacia el aislamiento.
187

Una vez que hemos aprendido a reconocer las variaciones de la rabia, quizás la
destreza más necesaria a ser aprendida es la de cómo defenderse de la rabia de otros sin
aumentarla por nuestra propia reacción hostil. Cuando explota la rabia, todos tenemos el
hábito de defendernos: lo llamamos sobrevivencia, y es sin duda primordial. Pero, como
táctica de sobrevivencia ello se traduce en echar más leña al fuego. «Yo no lo hice y
además, es tu culpa, porque tú...». ¡Así no se para una pelea! Con siglos de experiencia
en éste método ya debíamos haber averiguado que no funciona ni para calmar a la otra
persona, ni para delimitar el campo de batalla. Todo lo contrario. Cuando se responde a
una agresión con otra agresión, sea verbal, emocional, física o de cualquier forma, se
aumenta la guerra.
El descubrimiento de la memoria a largo plazo en el cerebro límbico te permite
entender que cada frustración de tu vida está registrada en tu propio cerebro. Cada
nueva frustración, la sumas a las que ya tenías registradas. La frustración del momento
es la última de una larga historia. Cada uno de nosotros tiene una historia de rabia. No
es necesario seguir negándola, ya que un cirujano puede poner electrodos en el cerebro
de cualquiera y descubrirla. Primero lo que tenemos que hacer es aprender a reconocerla
a través de sus diferentes expresiones descritas anteriormente o reconociendo el tono
molesto de una voz, y luego defendernos de esta normalidad humana.
Practica el siguiente ejercicio para aprender a defenderte de la rabia de otros.
Practícalo tan a menudo como lo harías con las artes marciales. Es un arte emocional y
se merece tu práctica repetida si deseas ser capaz de elevarte por encima de tu reacción
condicionada de supervivencia frente a la rabia.

Ejercicio

La defensa contra la rabia de otro

1. Reconoce cuándo viene la tormenta. Recuerda, decirte a ti mismo: «yo he


superado situaciones similares y lo haré de nuevo. No puedo impedir la rabia o cambiar
a esta persona».
2. Desplázate de tu atención hacia el otro y céntrate en ti y repite internamente de
manera constante la siguiente frase: «Yo estoy bien, estoy bien, no soy el verdadero
blanco». El propósito de repetirlo es que tú necesitas fortalecerte para resistir el ataque
del otro. Necesitas ESTAR BIEN para aguantar la rabia. Si empiezas con miedo o te
pones bravo, el ataque o la rabia del otro aumentará. El punto es
188

prepararte y recordar que tú eres solamente el detonante más reciente de esa historia de
rabia de la otra persona. La verdadera causa estaría enterrada debajo de las
innumerables veces que el otro se sintió frustrado en una situación semejante y que
están grabadas en su memoria a largo plazo. Es ese recuerdo el que aumenta la presión:
lo puedes captar en ese tono de voz rabioso tan distinto al tono usual de voz.
3. Desplaza tu observación al otro pero manteniéndote centrado en ti. Repite,
internamente, «está herido y quiere algo». No lo digas en voz alta: la otra persona no te
puede oír en este momento. Recuerda que la definición de la rabia es no conseguir lo
que quieres. Puedes expresar una explicación, excusarte u ofrecer ayuda.
4. Desplázate de nuevo hacia ti mismo. Busca activamente lo que puedes hacer y lo
que no puedes hacer.
5. Desplázate hacia el otro. Exprésale de manera específica lo que puedes o no
puedes hacer. Por ejemplo: «puedo lavar los platos mañana en la noche, porque hoy
tengo una práctica de canto a las 7:30». Haz énfasis en lo que puedes hacer, y continúa
repitiendo el proceso hasta lograr suavizar la situación con el ofrecimiento de lo que
puedes hacer.

Ejercicio

Cómo salirte de la rabia

Cuando estás bravo y no deseas expresar o sentir la rabia en ese momento,


aprende a desplazarte. Sabiendo que esta rabia está totalmente registrada en tu memoria
a largo plazo, puedes aprender a fijar una cita posterior contigo mismo para un
momento cuando puedas sentirla de una manera segura, explorarla y sanarla. Cuando
deseas desplazarte, elige cualquiera de las estrategias siguientes, pero mucho antes de
llegar a una situación real es necesario que escojas uno de los métodos y lo practiques
hasta que lo puedas usar de forma automática cuando estés bravo.
1. Busca un «yo puedo» y cambia a él. No es la solución total, pero cualquier «yo
puedo» te ayudará a concentrar tu atención de manera diferente. Cuando te sientas
demasiado bravo para manejarte bien, busca lentamente y desplázate a cualquier «yo
puedo» sencillo, pequeño o fácil. Esto es especialmente conveniente para los retardos de
tráfico y de vuelos aéreos.
2. Cambia a una rutina o un ritual. Busca, cuando estás frustrado, una actividad que
encamine tu energía como por ejemplo un pasatiempo,
189

un deporte o la meditación. También sirve lavar platos u ordenar los armarios. No hagas
deportes fuertes.
3. Busca una habitación silenciosa para sentir y expresarte a las paredes o a ti
mismo; para quedarte en tu rabia, o para sanarla si tienes tiempo.
4. Usa expresiones no verbales. Evita expresar el contenido de tu rabia para evitar
engancharte más profundamente. Utiliza sonidos sin contenido, gruñidos, refunfuños,
murmullos y rezongos de insatisfacción para descargar tu tensión.
5. Solicita una tregua o tiempo para reconsiderar. Probablemente necesitas
conseguir qué es lo que realmente te molesta y lo que realmente quieres.
6. Expresa tu confusión. «No estoy seguro de lo que me sucede», «no me siento
bien» y «no sé lo que me pasa».
7. Expresa tu rabia disculpando al otro. «No es tu culpa». «Siempre tengo
dificultad con...». «Esto me ha pasado antes y yo me pongo...».
Yo creo que los seguros de «no culpabilidad» de los vehículos son una de las
grandes ideas de nuestro tiempo y fueron inventados por la industria automovilística
para ahorrar el costo de constantes litigios sobre los accidentes. Me pregunto cuánto
tiempo nos tomará hacer algo semejante en la industria humana para descubrir cuánto
nos ahorrará en sentimientos heridos y desintegración de relaciones. Ahora que sé que
mi rabia es causada por mi propio historial de rabia, y es sólo «estimulada» por los otros
cuando me chocan o me sacan de quicio. Yo estoy lista para sacar los seguros de «no
culpabilidad» para todas mis relaciones humanas. Tu rabia no es mi culpa, mi rabia no
es tu culpa: es sólo nuestra rabia almacenada en la memoria que sale cuando es
estimulada por acciones de nuestro mundo exterior.

Ejercicio

Cómo expresar la rabia en privado

Mencioné antes la importancia de expresar la rabia en privado en vez de


derramarla sobre la otra persona. Cada uno de los cerebros te ayuda a expresar la rabia.
Tu hemisferio izquierdo con su exactitud sobre los detalles puede construir todo un
pleito legal en tu mente o puede simplemente escribir una carta sin tener que
necesariamente enviarla. Tu hemisferio derecho puede ayudarte a encontrar lo que te
molesta visualizando todos los absolutos contra la otra
190

persona: «Ella siempre...», «nunca más te volveré a hablar», «jamás lo volveré a ver».
Tu cerebro límbico te ayuda a sentir lo sucedido más profundamente permitiendo las
lágrimas, los lamentos y gruñidos. Tu cerebro básico te lleva a actos como golpear
almohadas, gritar y caminar repetitivamente.
¿Por qué toda esta actividad? ¿Con qué fin? Para aliviar tu energía constreñida y
para sacar los efectos corrosivos de la rabia fuera de tu cuerpo tan pronto como sea
posible. La catarsis, como es llamada comúnmente. Pero además, hay cuatro objetivos
que yo considero los más importantes, si no los únicos valederos, para expresar la rabia
en privado:
1. Encontrar cómo tu rabia puede estar tapando o encubriendo lo que realmente
quieres. Buscar lo que quieres verdaderamente.
2. Descubrir los patrones de tu rabia involucrados en ese momento. Aprender sobre
los patrones de tu rabia.
3. Ver, oír, sentir cualquier cosa positiva que tú puedas hacer; saber que la rabia es
la lucha entre «yo puedo» y «no puedo» y buscar con cuidado hasta encontrar un «yo
puedo» que te va a ayudar a salir del conflicto con una acción positiva a tu favor.
4. Permitirte agotarte hasta que desees quedarte quieto para poder ir dentro de tu
rabia y sanarla (ver próximo ejercicio).
Para mí estos cuatro puntos son tan preciosos como el oro. Creo que es
realmente lastimoso gastar mi energía gritando y golpeando cojines sólo para descargar
la energía, cuando al mismo tiempo puedo conseguir conscientemente lo que realmente
deseo y ver lo que puedo hacer al respecto.
Cuando ya tenga claro qué es lo que realmente quiero, más que saber qué fue lo
que hizo que mi rabia se desencadenara de esa manera, entonces ya podré estar listo
para expresarle mi frustración a la otra persona. Cuando ya sé de algo que puedo hacer
con respecto a mi rabia, ya no soy más una víctima; ya no dependo de las acciones del
otro. Ahora soy capaz no sólo de expresar sino también de entablar y estar presente
durante todo un proceso de negociación.

Ejercicio

Expresar con la intención de negociar

• Asegúrate de que deseas expresar la rabia. Puede que sea o no sea de tu


conveniencia. Así como tú no expresas todos tus pensamientos, no tienes que expresar
todos tus sentimientos. Asegúrate de que deseas
191

quedarte para negociar con la otra persona. Si no es así, más bien puedes expresarte en
privado. Nadie desea escuchar tu insatisfacción a menos que por lo menos estés
dispuesto a buscar alternativas.
• Comienza la frase con un «yo» y no con un «tú». La aseveración «yo»
demuestra que yo soy el dueño de mi rabia y que la otra persona no es la causa de ella.
Una aseveración con un «tú» enciende el fuego, pone al otro a la defensiva, mantiene la
guerra y trae como resultado el argumento y la desconexión. Conoce cómo te gustaría
iniciar. Entrénate en el uso del «yo». Existen varias posibilidades: yo lo siento, o yo no
quería gritarte así a tí, o yo estoy molesto... estoy teniendo dificultades..., o no es tu
culpa... yo no puedo soportar cuando...
• Para expresar tus sentimientos:

Ten el deseo de negociar (recuerda el ganar-ganar)

*Para acceder a la figura que se presenta como parte de este ejercicio, consultar el
original.*

Hay algunas rabias que cargamos como heridas por muchos años. Siguen
causándonos daño y molestando nuestras relaciones. Liza se negó a ver a su padre por
cinco años, y cuando yo la conocí no se planteaba verlo de nuevo. No cabe duda de que
su rabia con él tenía una larga historia, pero el evento que más la enfureció y estaba más
presente en su memoria había sido la vez que él había tomado posición por su hermano
y la había echado a ella de la casa, considerándola a ella y no a su hermano como la
causante del pleito. Liza había decidido no perdonárselo jamás. A pesar de que con-
192

tinuó relaciones con el hermano, decidió que las acciones de su padre eran
imperdonables. El llamado de su hermano para que entrara en razón y comprensión
cayó en oídos sordos.
A cierto nivel, Liza se dio cuenta que esta herida era muy profunda y que había
cargado con esa rabia por demasiados años. Cuando ella asistía a mi curso sobre auto-
cuidado (Self-Care), sintió que podría experimentar con el ejercicio sobre la sanación de
la rabia. Después de la experiencia encontró que ya no estaba interesada en una acción
contra su hermano, sino que lo que deseaba profundamente era que su padre le
reconociera sus esfuerzos en la escuela. Cuando descubrió que la disyuntiva estaba entre
continuar odiando a su padre o estar dispuesta a darse ella misma el reconocimiento por
sus esfuerzos, entonces se decidió por esto último.
A lo largo del mes siguiente ella practicó el darse a sí misma el reconocimiento y
se fue convenciendo de que sí era posible la sanación de esa vieja herida. Entonces se
sintió diferente. Le envió una tarjeta postal a su padre, quien contestó con otra tarjeta
postal. Ella tomó el próximo paso al invitarlo a cenar: la comunicación se ha mantenido
abierta desde entonces. Podría añadir que ella debe haber logrado una reprogramación
excelente en la segunda parte del ejercicio, ya que ahora ha tomado la iniciativa de
reconocerse sus capacidades y hasta ha seguido un curso para el Doctorado en
Psicología, lo cual me reasegura de cierta manera que ahora sabrá cómo proteger su
poder en el futuro (ver la tercera parte del siguiente ejercicio).
Si quieres sanar alguna rabia de existencia prolongada, toma el tiempo de hacer
el siguiente ejercicio. Es más como una meditación, y se puede realizar mejor cuando se
hace en tres partes, con descanso entre cada una de ellas, y acompañándote con una
bella música. Después de haberlo practicado a menudo y haber memorizado la
secuencia, podrás aplicarlo fácilmente en tu diario vivir.

Ejercicio

Sanar la rabia Parte I. Lograr el regalo

1. Haz un cambio conceptual de «tú eres la causa de mi rabia» a, «yo soy la causa
de mi rabia». Esta situación desencadena algo en mí, en mi historia emocional. Me
recuerda otras situaciones vividas en las que me sentí herido porque no pude obtener lo
que deseaba.
193

2. Pregúntate «cuándo» y no «por qué». En vez de preguntarte «¿por qué estás


bravo?», te preguntas «¿cuándo me ha ocurrido algo semejante en el pasado?»... O te
dices, «Esto me recuerda...». Retrocede esas cintas grabadas en tu memoria y puedes
parar en cualquier situación que te parezca apropiada, pero a menudo las escenas más
tempranas con los padres son las más destacadas. Debido a nuestra necesidad de amor,
estos recuerdos tempranos de frustración por no obtener lo que queríamos suelen
contener la mayor cantidad de rabia. Cualquiera sea la situación elegida, asegúrate de
que sea similar a aquella que en el presente te pone rabioso.
3. Visualiza y siente de nuevo la situación. Visualízala, adéntrate en ella y déjate
afectar por ella hasta lograr empatía contigo mismo, hasta encontrarte con el pathos de
esta situación y sentir que es este ser humano —tú mismo— quien está herido. Siéntelo
hasta que puedas sentir empatía por tu propio organismo.
4. ¿Qué era lo que realmente querías? Sintiéndote en aquella situación busca
descubrir lo que realmente querías.
5. ¿Quieres proporcionártelo a ti mismo ahora? ¿Estarás en capacidad de
regalártelo ahora o seguirás insistiendo en que la otra persona te lo dé? Estás contra la
pared ahora: o continúas estando bravo con el otro por no habértelo dado o decides
dártelo a ti mismo. En los casos en que aquello que tú deseabas no puede ser ya posible
en la actualidad, puede ser sustituido por algo similar en lugar del objeto exacto. Puede
ser algo tan general como un reconocimiento. ¿Estarías tú dispuesto a darte algún
reconocimiento a ti mismo en tu futuro próximo y en cuál aspecto de tu vida? Este es el
punto clave: si no te lo das, la otra persona quedará como el culpable dentro de tu mente
por no habértelo proporcionado en su momento. La neocorteza sigue pensándolo así y el
límbico sigue sintiendo rabia. O terminas la venganza proporcionándote lo que el otro
no pudo darte o no hizo, o sigues el rencor y la rabia en vez de sanarte.

6. Si estás dispuesto a proporcionarte lo que el otro no te dio o no hizo por ti,


pregúntate cómo, cuándo y dónde vas a hacerlo para ti en los siguientes días o semanas.
Planifica cuidadosamente y honra tus promesas.
7. Hasta que puedas realizar lo prometido, cierra esta parte del ejercicio
visualizando y sintiendo el momento de dártelo a ti mismo.
8. Mientras más te des cuenta que es tu rabia con el otro lo que te guió a descubrir
algo que faltaba en tu vida, mejor te sentirás con él o ella.
194

Si tienes éxito en poder darte ahora aquello que tú querías, entonces te sentirás
bien. El propósito de la parte I es la de sanar tu cerebro límbico. Por favor continúa a la
parte II para la reprogramación de la decisión que has tomado en tu neocorteza.

Parte II. La batalla de energía interna

Ahora todavía resta la necesidad de reprogramar tus pensamientos. Tu decisión


en respuesta a esa rabia temprana —una decisión tomada a lo mejor cuando eras
pequeño y joven- puede ser inapropiada para quien eres y como eres hoy en día. De
todos modos, esa reacción está aún enclavada como una respuesta apropiada hasta que
hagas un esfuerzo para reprogramar en tu mente una nueva decisión. Es como que si al
tomar fotos en nuestra mente infantil, éstas quedaran activas hasta que les
superpongamos unas nuevas. No creo que reemplazamos viejas decisiones, pero sí creo
que podemos reprogramar sobre ellas (ver la inteligencia de los patrones).
La parte II consiste en una batalla de energía con la otra persona, en la que tienes
la oportunidad de decidir de nuevo. Luego, cuando una situación similar aparezca,
podrás enfrentarla con una decisión más reciente y más conscientemente considerada.
1. Date tiempo y ponte cómodo. Aunque la situación que quieres sanar puede haber
ocurrido cuando eras muy joven, ahora eres un adulto. Posees un cuerpo y una mente
diferente, con un mayor cúmulo de conocimientos. Visualízate ahora como un adulto
con tu plena facultad de poder, aunque vayas a discutir ahora una situación que ocurrió
hace mucho tiempo.
2. Visualiza la cara de la otra persona e imagínate cara a cara con él o ella.
3. Empieza un diálogo interno entre los dos. Permite que el otro se explique y se
defienda pero es necesario que ésta vez ganes la batalla, que encuentres una manera de
resolver la situación de forma que te sientas bien con ella. Es urgente que le expliques al
otro cómo quieres que él actúe de manera diferente contigo. Es una batalla interna de
energía, es la voluntad del otro contra tu voluntad y no puedes rendirte ni dejarlo en un
estado de confusión.
4. Sigue hasta llegar a una resolución, un ganar-ganar en el que cada uno gane algo
del otro. Sentirás calidez y te sentirás bien si lo logras. Sentirás un cambio de energía.
195

5. Vuelve a visualizar la situación reciente que te provocó la rabia y visualízate


respondiendo con el nuevo diálogo que acabas de aprender.
El propósito de la batalla interna de energía es reprogramarte a ti mismo. Estabas
tratando no con la otra persona, sino con la conclusión que tenías de ella en tu mente. La
fotografía que tomaste en aquella situación quedó grabada en tu memoria desde
entonces. Si logras alcanzar una nueva decisión, una nueva programación dentro de ti,
vas a saber reaccionar bien frente a personas y situaciones parecidas en el futuro.
Entonces el que detonó tu rabia, enviándote a este viaje de sanación, te habrá ayudado,
porque así habrás logrado entender tu dolor y tu rabia y habrás logrado hacer algo al
respecto. Habrás tenido éxito al reemplazar tu dependencia del otro y tu rabia con él, a
través del acto específico de darte algo a ti mismo que el otro no pudo o no quiso darte.
El propósito fundamental de la rabia es diagnosticar exactamente dónde necesitas
proporcionarte amor. Ningún médico puede llegar hasta este nivel de memoria dentro de
tu cerebro límbico para sanarlo. Sólo la rabia puede proveer un indicador tan preciso de
la localización de tu herida y tu deseo. Sólo tú, dispuesto a explorar tu propia rabia,
puedes encontrar las heridas y convertirte en el sanador.

Parte III. Manejar tu poder más cuidadosamente

La rabia es tu reacción emocional ante la pérdida de poder. Es una señal para


alertarte de que sí te importa tener poder en una situación específica o con una persona
en particular. El poder es energía; es la fuerza de la vida dentro de tí. La rabia te muestra
dónde están localizadas exactamente las obstrucciones a tu poder o fuerza de la vida en
aquellos puntos en los que te sentiste o creíste ser poderoso antes de ser bloqueado.
1. Pregúntate a tí mismo cuál era la actividad que realizabas cuando te pusiste
bravo.
2. Esa actividad te dirá dónde habías invertido tu poder. Aunque te sientas débil en
este momento, porque eres incapaz de continuar, recuerda ahora que fue tu actividad y
tu poder los que fueron interrumpidos y eso te hace sentir frustrado y molesto. Identifica
la actividad que te estaba haciendo sentir poderoso. Podrías necesitar completar la frase:
La actividad que me importa y fue interrumpida es...
3. Cierra tus ojos para poder concentrarte y reflexionar. Piensa y visualiza cómo
manejarías mejor este poder en particular, que te importa bas-
196

tante. ¿Cómo puedes ocuparte mejor de esta actividad en particular? ¿Necesitas ayuda, o
más tiempo, o más sensibilidad, o más planificación, o la voluntad para evadir los
obstáculos? ¿Cómo puedes proteger este poder específico?
Cuando te des cuenta de la profundidad de tu resentimiento ante la obstrucción
de tu poder, también caerás en cuenta que realmente te importa este poder y que
necesitas manejarlo mejor. Entonces, en vez de concentrarte en cuánto el mundo
exterior te está ofendiendo, puedes comenzar a concentrarte en ocuparte
conscientemente de tí y de lo que realmente te importa. La rabia puede mostrarte tus
verdaderos intereses. Tus reacciones de frustración pueden servir como señal de alarma
que indican que no has protegido cuidadosamente tu poder. Ahora te es posible manejar
tu poder de una manera diferente, que sortees los obstáculos y sobre todo que cuando te
sientas frustrado, lo tomes como una señal y veas cómo esquivar los obstáculos, en
lugar de reaccionar cada vez con mayor rabia.
Durante un taller de trabajo que yo dirigía, alguien llamó a mi puerta y la esposa
de Roberto me rogó que acudiera a su habitación. Su esposo estaba «perdido»; estaba
murmurando para sí, gesticulando e indicando hacia arriba como si quisiera
comunicarse con seres desconocidos. Después de yo haber mostrado una considerable
empatía e identificación con él, comenzó a hablar conmigo de su vida. Aunque su
esposa conocía su historia, se sentó pacientemente a escucharlo como si fuera la primera
vez. Él habló de no haber sido querido por su madre soltera que se había enamorado de
su padre, un personaje importante del pueblo. Ella prefirió la atención de su amante y no
quiso avergonzarlo con el nacimiento de un hijo. Escondió a Roberto en la casa de sus
padres y volvió a disfrutar de su asunto amoroso. ¿Cuál sería el mensaje que recibió
Roberto en esos primeros siete años de su vida? «Me quieren pero no me desean». «Mi
padre es poderoso, pero yo no puedo ser su hijo». «Mi madre me ama pero no me quiere
consigo». No podremos tener la certeza de cuál de estos mensajes fue el que recibió.
Pero lo que sí es cierto es que, mientras más me lo contaba, se iba poniendo cada vez
más bravo, comenzando a gritar y a mover sus brazos. Vio a su esposa y le propinó un
golpe. La agarró y yo traté de impedirle que siguiera. Su violencia iba en aumento. Lo
sostuve por los brazos hasta que su esposa y yo pudimos salirnos de la habitación. Fue
una larga y difícil noche. Eventualmente Roberto aceptó tomar unas pastillas que lo
calmaron, por lo menos temporalmente. Recibió más ayuda y ahora presenta de nuevo
un aspecto
197

exterior calmo y gentil, manteniendo su posición profesional en una universidad.


¿Quién podría sospechar que debajo de este aspecto tranquilo yace la violencia,
esperando alguna oportunidad para manifestarse?
Relato esta historia para ilustrar el hecho de que la rabia se almacena en la
memoria, que la herida no desaparece, que espera, manteniéndose detrás del intelecto o
surge con violencia cuando encuentra una víctima más débil. Por lo tanto, solamente
nuestra decisión consciente para sanar nuestras viejas heridas es la que podría eliminar
nuestra violencia interior.
Si le dedicáramos suficiente tiempo a la sanación de nuestra rabia, en vez de
culpar a otros, podríamos cambiar el balance de la guerra y la paz a favor de una mayor
paz.
Si supiéramos que la rabia existe para mostrarnos dónde necesitamos darnos
amor, seríamos capaces de sanarnos a nosotros mismos al nutrir continuamente nuestra
vida. La culpa y los «chivos expiatorios» desaparecerían. Finalmente, si supiéramos que
nuestra rabia es una señal de que debemos manejar nuestro poder de manera diferente,
realmente nos convertiríamos en protectores de la vida. Así, tendríamos una posición
más elevada ante los mayores retos de la inteligencia de los estados de ánimo.
NOTAS

1. Candace Pert, entrevistada por Bill Moyers, Healing and the Mind, p. 191. Ver
también el pensamiento apreciativo como soporte del pensamiento positivo, tema que se
encuentra en el capítulo de la inteligencia asociativa; así como el uso del pensamiento
apreciativo y la selectividad, que se encuentra en el capítulo de la inteligencia afectiva.

2. Ibid., p. 193.

3. Tom Cox, Stress, London, Macmillan, 1978, p. 51.

4. Candace Pert, entrevistada por Bill Moyers, Healing and the Mind, p. 178.

5. P. Svanborg y M. Asberg, «A New Self-Rating Scale for Depression and Anxiety


States based on the Comprehensive Psychopathological Rating Scale», Acta Psychiatr.
Scand. 89, nº 1 (Jan.1994): 21-28.

6. Redford Williams y V. Williams, Anger Kills, USA, Times Books, Random


House, 1993.

7. Candace Pert, entrevistada por Bill Moyers, Healing and the Mind, p. 190.

8. Judith J. Wurtman, Managing your Mind and Mood Through Food. New York,
Harper y Row Publishers, 1988.

9. Michio Kushi, The Cáncer Prevention Diet, New York, St. Martin's Press, 1983.
199

CAPÍTULO 11

ENCIENDE TU PROPIO FUEGO

LA INTELIGENCIA MOTIVACIONAL

Bueno, ¿por qué crees que haces lo que haces?


Todo lo que haces es manejado por tus emociones.

CANDACE PERT

Una persona motivada está en movimiento, deseando continuamente, yendo más


despacio algunas veces, dando un paso aquí y un paso allá, moviéndose siempre intensa
y profundamente. Algunas veces vemos a través de nuestro lente neocortical a una
persona así y decimos: «No entiendo cómo lo hace, es incansable, no para un
momento». Pensamos quizás que esa persona debería descansar un poco, ser más
equilibrada, interesarse un poco en otras cosas. Nuestras críticas reflejan nuestros celos.
En realidad, aun cuando criticamos, anhelamos saber su secreto. ¿Qué nos haría mover
así? ¿Qué sería lo que realmente nos motivaría? ¿Qué nos impulsaría a hacer un trabajo
bien hecho, a tener éxito, a obtener un logro, la felicidad y el amor? Todos estamos
seguros de que si no es sólo la suerte la que cuenta, entonces esto tiene algo que ver con
estar motivado.
La inteligencia motivacional es la capacidad de reconocer aquello que deseamos
y que nos mueve a la acción. Es poder guiar nuestra vida en relación con nuestros
deseos y anhelos. Utilizar la inteligencia motivacional significa darnos cuenta de lo que
nos mueve y ser capaz de guiar eso que nos mueve. Tal como usamos la inteligencia
racional para dirigir nuestra vida a través de un proceso de razonamiento, podemos usar
la inteligencia motivacional para dirigir nuestra vida a través de un proceso de deseo.
Ciertamente, si la motivación consiste en movernos a través de la vida, entonces
los tres cerebros deben estar involucrados de alguna forma en ese proceso. Podemos
procesar nuestras visiones y sueños a través del hemisferio derecho, pero si no
establecemos metas exactas y detalles específicos con el hemisferio izquierdo, puede
que nunca lleguemos a realizar esos sueños.
200

También es verdad que si nuestras metas o deseos van contra los valores o contra el
condicionamiento profundo de nuestro cerebro básico, es probable que no seamos
capaces de motivarnos a nosotros mismos, por más que tratemos. Aunque todos los
sistemas cerebrales ayudan, yo creo que el secreto de la motivación es el amor, el deseo,
el querer y la pasión que están asociados solamente con el cerebro límbico. Querer y
desear son términos comúnmente empleados para identificar las vibraciones básicas que
gobiernan al cerebro límbico.
¿Será que yo estoy condicionado a desear algo, o es que realmente deseo ese
algo, independientemente de mi condicionamiento? Una frase que oímos a menudo es:
«no puedes desear algo que nunca has conocido». Lo que quiero es llamar la atención
sobre la conexión vital existente entre los patrones del comportamiento y el deseo (tema
también discutido en el capítulo sobre la inteligencia de los patrones). A una edad muy
temprana mi cerebro básico comenzó a ser condicionado. Más precisamente, los
patrones que fueron registrados entonces en mi memoria, todavía continúan hoy en día
afectando mi sistema nervioso. Los conductistas afirman y yo también lo creo, que
podemos continuar actuando a lo largo de muchos años o de toda la vida siguiendo esos
patrones que pueden determinar el querer. Sin embargo, también podemos querer algo
independientemente de nuestro condicionamiento más profundo. Lo que me resulta más
importante es que podemos enfocarnos en este desear -fenómeno único del cerebro
emocional- para poder ser capaces de apartarnos de los patrones condicionados. Aunque
esos patrones pueden habernos ayudado a sobrevivir en un momento dado, actualmente
pueden ya ser obsoletos, e inclusive ser dañinos para nuestra vida.
La función más importante de un terapeuta o de un facilitador puede ser la de
despertar este querer, este deseo de vivir a pesar de esos patrones que están
determinando el comportamiento que llevó a la persona a la consulta. El terapeuta puede
estar perdiendo su tiempo y el del paciente si no puede percibir y tener acceso a ese
querer profundo de la persona que está requiriendo su ayuda. Rollo May se refería a este
querer profundo como «la intencionalidad», el descubrimiento de las intenciones reales
o del querer verdadero del paciente cuando las sesiones comienzan1. En la búsqueda de
este «querer real», el terapeuta algunas veces intuye, otras veces pregunta y otras enfoca
en las dinámicas de la emoción. Saber que el querer existe independientemente del
proceso repetitivo involucrado en el condicionamiento, puede animar-
201

nos a dejarnos afectar por el deseo y el placer mientras trabajamos en el largo proceso
de superación de los condicionamientos tempranos.
Nuestros patrones pueden, por lo tanto, afectar nuestro desear, pero también
nuestro desear puede existir independientemente de los patrones. Más importante aún es
nuestro «querer», «desear» y la «pasión» que necesitamos estimular para darnos la
fuerza de vivir y la fuerza para desenredarnos de patrones debilitantes y establecer
nuevos que realmente nos ayuden.

DEL DESEO AL AMOR

Quizás la mayor contribución que el conocimiento del sistema límbico puede


hacer a nuestra vida es darte la libertad para reconocer la importancia del querer y el
desear. Con este querer y desear, se entra profundamente en conexión tanto con uno
mismo como con cualquier otra vida. El deseo de comer nos mantiene vivos; el de amar
y ser amado por otros también nos mantiene con vida. El querer es básico para la
motivación. Lo que quieres, lo que te excita, lo que te emociona, lo que te mueve, son
materia del cerebro límbico.
Si es cierto que se necesitan los tres cerebros para motivarnos, si es cierto que
para motivarnos necesitamos la meta y el sueño de los hemisferios izquierdo y derecho,
así como los valores o los patrones y rutinas que nos dan fundamento del sistema-R,
entonces ¿por qué he osado identificar la inteligencia motivacional con el fenómeno de
querer y desear exclusivo del cerebro límbico? La respuesta es la siguiente: porque creo
que a menos que sintamos ese querer en la vida y lo hagamos tan fuertemente como
para conocer qué es lo que queremos en términos muy específicos, utilizaremos
nuestros otros sistemas cerebrales para gradualmente enervarnos, desmotivarnos,
sabotearnos y finalmente destruirnos. Cuando no estamos conscientes de nuestros
deseos, nuestra neocorteza puede encontrar razones o imágenes para justificar nuestro
retiro de la vida o de los eventos de la vida que pueden nutrirnos. Es bueno que aquellos
que han heredado un patrón de depresión de su familia o cultura, sepan que su cerebro
básico puede estar haciendo esto sin que su neocorteza se dé cuenta. Si no se conoce o
no se está consciente de la importancia del querer, se puede perder gradualmente el
interés en los negocios, en el hogar, en la familia, se pierde el interés en los seres
queridos, amigos y eventualmente en la propia vida. Por ello creo que la solución está
en no rendirse y luchar, aprender la importancia del deseo e invitarlo cuida-
202

dosamente a que vuelva a nuestra vida. La lucha comienza por convencer a la


neocorteza de la relación que existe entre el querer y una administración sana y alegre
de nuestra salud y nuestra vida.
Yo creo que no le hemos concedido atención, ni hemos honrado ni entendido el
fenómeno del querer y desear. Con el descubrimiento del sistema del cerebro límbico
podremos ver finalmente que el querer es un fenómeno clave de la vida y aún más, que
puede ser el fenómeno principal que gobierna los otros fenómenos de los otros sistemas
cerebrales. Entendemos si queremos entender. Percibimos si queremos percibir.
Soñamos si queremos soñar, escuchamos, vemos y recordamos lo que realmente
queremos, nos alimentamos o hacemos el amor si queremos. Actuamos si queremos
hacerlo.
También podemos enterrar nuestros deseos pues al no reconocerlos y admitirlos
preferimos permanecer inconscientes de que a algún nivel estamos siempre haciendo lo
que queremos. El cerebro límbico sigue funcionando sin nuestra participación
consciente. Si no fuera así, es posible que no estuviéramos vivos. Lo que realmente pasa
es que sólo hemos enterrado nuestra excitación porque estamos más condicionados a
decir que estuvimos trabajando todo el día, o ayudando a los demás o cumpliendo un
deber, o haciendo lo que era lógico hacer. Hemos enterrado el más valioso fenómeno del
querer, porque suena más aceptable en nuestra cultura decir que «estaba ocupado» en
vez de decir que «estaba haciendo lo que quería hacer». Honramos y valoramos nuestras
ocupaciones pero no nuestros deseos.
Para tratar de encontrar lo que estás queriendo vas a tener que ir en búsqueda de
lo que realmente te emociona. Tendrás que estudiarte conscientemente a tí mismo para
encontrar lo que estás queriendo, lo que te hace sentir excitado y expandido, lo que te
hace estremecer con emoción y lo que te lleva al movimiento. El conocimiento de lo
que te emociona y de lo que siempre te ha excitado se convierte en los fósforos o
cerillas que tienes que seguir encendiendo para iluminar el fuego del querer. El deseo es
el combustible para la motivación. Sólo ese combustible te puede mantener motivado o
te puede mantener realmente enamorado de la vida.
«El querer» es la vibración constante del cerebro límbico. «Pensar» es en
relación con el hemisferio izquierdo, lo que «imaginar e intuir» son al derecho, y lo que
«querer» es en relación al cerebro límbico. Cuando el querer disminuye, también lo
hacen las vibraciones del cerebro límbico, y en consecuencia son afectados la salud y el
interés por la vida.
Creo que el querer es el fuego profundo al que Teilhard de Chardin aludía en su
libro Toward the Future (Hacia el futuro).
203

El día vendrá cuando, después de haber dominado el éter, los vientos, las mareas
y la gravedad, consideraremos como Dios las energías del amor. Y en ese día, por
segunda vez en la historia del mundo, el hombre habrá descubierto el fuego2.
El querer es el fuego lento que, mientras quema, va llevándonos cada vez más
profundamente dentro de las emociones. Si aprendemos cómo permanecer en ese fuego
y cómo movernos a través de él, llegaremos al amor, al amor personal y a la compasión.
Si apagamos el fuego del deseo nunca dominaremos, ni para Dios ni para nosotros, a las
energías del amor. Es solamente el deseo insistente y ardiente el que nos permite avivar
el fuego del amor que comienza a morir. Solamente nuestro deseo de amar es el que
puede mantener vivo el amor.
Hemos honrado el amor y la compasión. Ahora debemos honrar el proceso de
querer y desear, tan íntimamente conectado con el amor y la compasión. No podemos
permitirnos estar confusos respecto al deseo. La vida está en juego y el deseo es nuestro
combustible.

LOS OBSTÁCULOS AL DESEO

Creo que el mayor obstáculo a la motivación es nuestra falta de claridad acerca


del desear y el querer. A medida que tratamos de vivir nuestros deseos, entramos en
conflicto con otras personas, experimentamos estados de ánimo dolorosos y muy a
menudo, nos rendimos. La inteligencia de los estados de ánimo nos ayuda mucho, pero
hasta que no lleguemos a un verdadero encuentro con esta enorme frontera emocional
del querer y desear, creo que no viviremos plenamente la vida.
Existen muchos obstáculos para sentir claramente nuestros deseos. Querer es un
fenómeno que las palabras describen inadecuadamente. Si alguien te pregunta lo que
quieres, puedes confesar alguna fantasía o mencionar algún deseo escondido o quizás
sólo contestar que no lo sabes. En los talleres de trabajo, la respuesta general es que
«algunas veces quiero esto» y «otras veces quiero aquello». Esta vacilación, estas
ojeadas aquí y allá son características del hemisferio derecho de la neocorteza y no del
cerebro lím-
204

bico. El querer del cerebro límbico se puede sentir en el cuerpo, decimos que es a nivel
de las entrañas.
Otro problema es que la propaganda ha comercializado el querer. La continua
seducción visual de la publicidad en la televisión nos bombardea, tratando de hacernos
querer lo que vemos. Es dudoso, sin embargo, que estas respuestas que llamamos deseos
sean a ese nivel profundo del fenómeno de las entrañas o ni siquiera a nivel del corazón.
Podremos decir que, quisiéramos poder tener, pero raramente podremos sentir que:
«Estoy verdaderamente deseando». A menudo si nos preguntamos dos veces si
realmente queremos algo, solo éso es suficiente para hacernos abandonar el deseo.
Realmente era sólo una aspiración, una impresión o atracción de la neocorteza. Otras
personas pueden fácilmente hacernos olvidar nuestro deseo, o nos pueden persuadir que
algo no nos conviene. Preferimos cambiar nuestras mentes en vez de comprometer
nuestras entrañas. Mariposeamos suavemente de deseo en deseo, de anhelo en anhelo,
rehusando sentir profundamente aquello de lo que tan libremente hablamos o
imaginamos.
La acción tampoco es una indicación total y clara del querer. Algunas veces las
acciones de alguien indican lo que está queriendo; sus deseos pueden haberlo movido y
motivado a actuar. No obstante, también podemos querer algo profundamente y aún
disipar la energía del querer, ya sea a través del hemisferio derecho sólo soñando al
respecto, o por medio del hemisferio izquierdo, planeándolo con tanto detalle que nunca
se llega a actuar al respecto. También podemos disipar nuestro querer en rituales bien
establecidos o en obligaciones del cerebro básico, lo que encubre nuestra pasión o nos
permite evitar lo que realmente estamos deseando. Muchos de nosotros nos despertamos
un buen día, en la edad mediana, descubriendo que hemos estado ocultando nuestros
deseos más profundos bajo nuestros rituales de trabajo y familia. Lo solemos llamar
«una crisis», pero es sólo un llamado de alerta para que, finalmente, incluyamos en
nuestras vidas lo que realmente hemos estado deseando.
Existen muchas maneras para encubrir nuestro querer sin darnos cuenta de que
lo estamos haciendo. El querer también afecta la totalidad del cuerpo y a medida que no
podemos obtener lo que deseamos, somatizamos, ponemos el cuerpo en un estado de
somnolencia. El querer puede fácilmente disminuirse hasta llegar a una dinámica muy
poco clara que a veces admitimos como querer y a veces ni siquiera logramos reconocer
como tal.
Con nuestra neocorteza y especialmente con nuestra mente racional, concluimos
muy a menudo que lo que queremos no es algo inteligente.
205

¿Por qué quererlo cuando sé que no puedo tenerlo?, concluye la neocorteza. Pareciera
razonable, pero ¿qué pasa con el interés y entrega a lo que se quiere? ¿Qué tal
quedarnos con nuestro querer, mantener el deseo y recibir la retroalimentación de la
realidad, en vez de evadirla? En lugar de quedarse en el proceso de querer, hacemos
juicios apresurados. En vez de mantenerse en el deseo hasta tener éxito, decidimos que
el éxito realmente no nos interesa. En vez de continuar queriendo a alguien, decides que
no vale la pena tanto problema, que es mejor buscar otra persona. Y así, en cada aspecto
de la vida, puedes ir dejando pedazos de tu corazón y de tus entrañas.
Preferimos juzgar antes que vivenciar una retroalimentación o respuesta difícil.
Lo que queremos se vuelve menos importante que lo que estimamos, lo que juzgamos, o
lo que adivinamos que es factible de lograr. Todo se vuelve más importante que poder
lograr lo que queremos. Nos enfocamos en el resultado, en vez de enfocarnos en el
proceso de vivir sin tratar de calcular los resultados a priori. Nos quedamos adheridos al
objetivo de amar a alguien o de obtener dinero, más que involucrarnos en el proceso
para llegar a aquel resultado. Así nos perdemos frecuentemente en un laberinto de
pequeñas calles desviándonos de la vía principal. Debemos darle suficiente importancia
al proceso de querer y a cómo motivarnos a vivir todo el proceso a fin de llegar al
resultado deseado.
Muy a menudo, el miedo a fallar reduce nuestro entusiasmo y es la razón
solapada por la cual cortamos el proceso de vivir plenamente nuestro querer. Debemos
tener muy en cuenta que fallar no es un riesgo. Es una parte necesaria del proceso de ir
adelante. El proceso científico es un ejemplo de un ritual bien desarrollado que no sólo
valora y reporta las fallas para que otros aprendan donde no deben ir, sino que
presupone que alguien seguirá el camino, seguro de que existen muchas alternativas.
Sin embargo, si no eres científico no estás entrenado en este ritual, y aun así los
mismos científicos fallan en asociar este proceso del desear continuo con sus vidas
personales. Los científicos que lean este libro se pueden sentir incómodos de que yo
haya identificado su proceso científico altamente neocortical con este proceso límbico
de querer y desear. ¿Por qué?
¿Por qué nos sentimos incómodos con el querer? Insistir en nuestros deseos
frecuentemente se llama egoísmo. Cuando niños se nos instruyó que era egoísmo el
querer demasiadas cosas. El «demasiado» nunca fue aclarado. Algunas veces era
acompañado con frases que nos hacían sentir culpables, tales como: «tú sabes que no
podemos permitírnoslo», «tu padre trabaja día y noche y tú quieres...», «no todos los
niños tienen eso...». Los padres u otras personas dedicadas a nuestro cuidado hacían
alusiones a niños de países o
206

tierras lejanas, mientras nosotros teníamos los ojos puestos en el niño del vecindario que
sí tenía eso que deseábamos.
Siento rabia cuando veo cómo nos hemos condicionado a nosotros mismos y a
nuestros hijos a encubrir este fenómeno proporcionador de vitalidad, al enseñarles a
ellos que querer algo es egoísmo, en vez de enseñarles la forma de obtener eso que
desean o por lo menos de sentirse entusiasmados con ese deseo. Cuando dejamos de
querer, morimos. Hay numerosos ejemplos de personas gravemente enfermas que se han
mantenido vivas un mes más o un año más, sólo porque querían ver a un ser amado o
querían ser testigos de un evento importante. A pesar de esto, cuando oímos a alguien
decir claramente «yo quiero», pensamos que es egoísta y cuando lo oímos decir «no
quiero», lo tildamos de mimado o consentido. Es nuestro concepto del «ego» junto con
el de sus afiliados negativos, el egoísmo y la malacrianza, los que nos han impedido
tomar una visión positiva del deseo y descubrir cómo éste nos puede ayudar a proteger y
nutrir nuestra vida.
Las acusaciones del egoísmo y consentimiento han sido sostenidas, a menudo,
por aquellos mandatos religiosos de servir a los demás en vez de servirnos a nosotros
mismos. No obstante, yo creo que cuando tratamos de debilitar el desear como algo
egoísta o antireligioso, estamos yendo contra un fenómeno de la vida que nutre
constantemente a la creación. Realmente el deseo es básico a toda creación.
El deseo y anhelo profundo de cualquier persona es tanto un asunto
profundamente religioso como material. Jesús fue un explorador apasionado de todo
aquello que lo movía y tenía claro qué era lo que quería en este mundo. Quería limpiar
al templo de los usureros y así lo hizo. Quería entrar en Jerusalén y lo hizo. Quería curar
a los enfermos y lo hizo. Él mantuvo su deseo continuo de unir a la gente con Dios, aún
a costa de soportar el sufrimiento a mano de sus captores. Quería ser testigo de Dios y
hasta su muerte y resurrección, no dejó su querer ni abandonó su deseo. ¿No son éstos,
magníficos ejemplos del desear?
También Buda, cuyos seguidores a menudo nos invitan a dejar de lado todo
deseo, era otro explorador apasionado. Él deseó más que el resto de nosotros: deseó
conocer a la naturaleza absoluta de la realidad hasta que lo consiguió. Ustedes me
responderán que sólo encontró lo absoluto cuando se sentó bajo el «Árbol Bodhi» pero
yo me pregunto: ¿Sería la pasión que hervía dentro de su ser la que hizo abrir las células
de su cerebro, de forma tal que lo hizo capaz de experimentar la realidad absoluta? Si
hubiera nacido bajo el árbol y nunca se hubiera movido, nunca hubiera anhelado la
verdad, ¿la experiencia hubiera sido la misma? Yo no lo creo así, porque estimo que el
cerebro límbico nunca se
207

hubiera afectado, ni sus órganos nunca hubieran sido movidos y sin el calor que se
genera dentro del cuerpo y de las células del cerebro, no hubiera visto la luz.
Cuando la neocorteza capta una experiencia, habla acerca de ella y los
seguidores quieren continuar explicándola, yo creo que tenemos que recordar que ésa no
es la experiencia original que fue sentida y actuada, sino un reportaje verbal. Los tres
sistemas cerebrales nos permiten distinguir entonces que el pensamiento emana de la
neocorteza; que el querer, asunto del corazón, está gobernado como ahora sabemos por
el cerebro límbico; y, finalmente, que los esfuerzos de los discípulos por repetir la
experiencia constituyen la repetición del cerebro más profundo, el cerebro básico. Así,
para comprender la profundidad religiosa de querer algo, hay que enfocarse en el
corazón de Jesús y de Buda y en sus largos y continuos procesos de querer y desear.
También tenemos dificultad con el desear porque está asociado en nuestras
mentes con el placer. Deseamos placer porque nos hace sentir bien, pero nos frenamos
frente a las preguntas: ¿no es éste prohibido?, ¿no estamos llegando muy de cerca al
hedonismo? El placer fue rechazado por las raíces calvinistas del cristianismo, así como
por la ética del trabajo tan fuerte en la sociedad norteamericana. Los valores sociales y
religiosos parecen poner barreras en el camino. De nuevo estamos atrapados en la
percepción de una sola realidad y de un solo sistema cerebral, el del cerebro básico de
los valores y obligaciones.
Pero no se trata de una escogencia entre el trabajo fuerte o el placer: podemos
tener los dos. Nuestro cerebro límbico y más particularmente los órganos de nuestro
cuerpo, necesitan el estado expansivo de relajación de lo que llamamos placer. Como ya
hemos visto en el capítulo sobre la inteligencia de los estados de ánimo, si no
producimos placer de manera natural, hay la posibilidad de que nuestro sistema sienta la
carencia química y busque entonces satisfacerla con el medio artificial de la droga.
El concepto del placer necesita ser revisado y reconsiderado como dador de vida
en vez de ser considerado como hedonismo, codicia o pereza. Esta revisión es posible
cuando nos damos cuenta de que estamos manejando tres sistemas cerebrales en vez de
uno solo. Entonces, no necesitamos utilizar nuestra neocorteza para hacer un absoluto
de nuestro enfoque de la vida, ni permanecer indulgentemente para siempre en el
cerebro límbico del placer, ni abandonar esa necesidad más profunda del cerebro básico
por el orden y la repetición que nos aporta el trabajo.
Quizás la mayor dificultad que tenemos con el querer, es pensar que tenemos
que satisfacer todos nuestros deseos. Yo creo que esto es lo que hace que mandemos a
callar a los niños cuando expresan lo que quieren: pensamos
208

que tenemos que satisfacerlos. Lo mismo ocurre con los adultos, pues no nos gusta oír a
un ser querido, esposa, esposo o amigo manifestar un deseo porque pensamos que
tenemos que satisfacerlo. En vez de tildar a la persona de mimada o de pensar que
tenemos que satisfacerle sus continuos deseos podemos honrar el deseo, reconocerlo y
animar a la persona a que lo consiga o ayudarle a lograrlo. Éste es el cambio profundo
que necesitamos lograr para poder honrar tanto los propios deseos como los deseos de
los demás.

QUERER Y SATISFACER: LOS GEMELOS DINÁMICOS

El querer nunca termina. Es un proceso clave que dura tanto como dura la vida
de cada cual. Querer es para siempre; las satisfacciones son temporales. Querer es el
nombre dado al proceso emocional de expansión que funciona continuamente en el
cerebro límbico. El término «satisfacción» se usa cuando temporalmente se logra un
cierre exitoso. Conseguimos algo que queríamos y sentimos satisfacción, una sensación
de bienestar. La satisfacción es el proceso gemelo que necesita acompañar al deseo. En
vez de despreciar tu deseo, dale la bienvenida y busca cómo puede ser satisfecho. La
satisfacción es un momento de reposo en el proceso de desear.
Por supuesto, existe el problema de nunca estar satisfecho. Esperas estarlo
cuando consigas un fin: querías un traje nuevo y fuiste a comprarlo. Quizás te criticas
por no estar satisfecho con el traje o por querer más. ¿Nunca estaré satisfecho? ¿Nunca
tendré suficiente? Es normal e importante seguir queriendo, ya sea un nuevo par de
zapatos, un nuevo peinado, una nueva chaqueta, etc. Aunque se considere normal
querer, se ha demostrado difícil el manejo de la insatisfacción. ¿Qué hacer entonces con
este fenómeno de la insatisfacción?
• Darte cuenta que cada vez que satisfaces un deseo, puedes tomar una pausa y
celebrar, en vez de criticarte a ti mismo por querer más.
• Utiliza tu neocorteza para seleccionar los deseos que están dentro de tu
presupuesto o tus posibilidades. También usa tu neocorteza para establecer tus
prioridades, siempre haciendo referencia a tu cerebro límbico para verificar qué es lo
que realmente quieres.
• Utiliza tu cerebro básico para descansar o actuar sobre un aspecto diferente.
• Recuerda que la dinámica querer-satisfacer dura para siempre e indica que tu ser
emocional está bien y bien vivo, dinámico, en moción. De hecho, ¡está saludable!
209

El querer es continuo; la satisfacción depende de las posibilidades. Así como


aprendimos a llevar nuestros pensamientos hasta sus conclusiones, también podemos
aprender a mantener nuestros deseos hasta alcanzar alguna forma de satisfacción. La
satisfacción es con respecto al deseo lo que la conclusión es con el pensamiento: una
forma de cierre temporal.
Además, a pesar de que muchos de nuestros pensamientos nunca se acaban, no
nos criticamos por pensar continuamente. De la misma manera, muchos deseos pueden
ser sentidos y aún expresados sin ser satisfechos, y no tenemos que criticarnos por
sentirlos.
Lo que podemos saber claramente es que no necesitamos actuar en respuesta a
cada deseo o correr a satisfacerlos todos. Un deseo es sólo un indicio emocional. El
querer o desear indican que nos hemos involucrado en la vida y muestran por lo que nos
hemos dejado afectar. Como señales emocionales que son, nos dicen lo que queremos o
lo que amamos. Cuando nuestro querer no es placentero ni dador de vida, o cuando
resulta muy costoso, no tenemos que continuar sintiéndolo.
A menos que estemos atrapados en una adicción (que puede requerir una
atención especial como expusimos en el capítulo sobre la inteligencia de los patrones),
podemos retirarnos de cualquier deseo, bajando el volumen como hacemos con la
música. En este proceso emocional del querer, necesitas disminuir las vibraciones al
enfocarnos, cada vez menos, sobre el objeto del deseo que no puedes o que ya no
quieres satisfacer. Necesitamos usar nuestra neocorteza para que aporte unas razones
que disminuyan nuestro interés y necesitamos de nuestro cerebro básico de la acción
para que nos lleve a una retirada del objeto del deseo. Antes de retirarnos del deseo, sin
embargo, debemos verificar si no hay algo que pudiera darnos satisfacción o si, en
realidad, todavía realmente lo deseas, a nivel del corazón o de las entrañas.
Además, podemos poner la inteligencia racional al servicio de nuestro cerebro
emocional. Por ejemplo, si yo sé que algo no me conviene o me doy cuenta que no me
siento bien haciéndolo, yo puedo entonces decidir no ir más lejos o no seguir adelante.
Nosotros gobernamos el proceso de dejarnos afectar, de entrar en algo, de ir más
adentro, de satisfacer nuestro deseo o de retirarnos.

LA PRÁCTICA DE LA INTELIGENCIA MOTIVACIONAL

Existen cuatro procesos claves involucrados en la inteligencia motivacional.


210

Primer proceso

Empéñate en sentir lo que quieres, en querer lograr ese querer y en dejar que ese
querer te mueva. Ten cuidado de no perder el proceso de sentir por seguir un plan
preestablecido. A veces intercambiamos el sentir por el plan. Se puede perder el sentir,
imaginando o enfocando una meta eventual. La motivación se convierte entonces en
estrés porque pasamos por encima de nuestros sentimientos y le damos prioridad a las
nuevas visiones mentales.
Los sentimientos pueden ayudarte a ser eficiente porque dan una retro-
información real e inmediata. En vez de usar sólo tu neocorteza para desarrollar un plan
y proseguir directo hacia la meta, es importante a menudo interrumpir en la mitad de un
proyecto y preguntarse qué es lo que realmente se está sintiendo. ¿Cuál es el mensaje
ofeedback que estás recibiendo y cómo te hace sentir éste? En este preciso momento del
desarrollo del proyecto ¿qué es lo que realmente estás deseando? En ese momento, para
reajustar los planes puedes aclarar los sentimientos, ya que ignorarlos pueden llevarte a
perder el esfuerzo, quedar herido o entrar en un sabotaje sutil del proyecto mismo.
Sabiendo lo que realmente quieres, ahorras tiempo, dinero e inútiles sinsabores. A
medida que el proyecto continúa y tienes claro qué es lo que deseas, puedes invitar a tu
neocorteza a elaborar planes más exactos, más eficientes y menos ilusorios. Si no
puedes sentir las sutilezas de lo que está ocurriendo, procederás sin la información que
el sentimiento puede brindar. En cambio, sintiendo los bloqueos, y las interferencias,
podrás moverte alrededor de ellos o a través de ellos. Dentro de esos bloqueos puedes
encontrar el poder necesario así como importante información para el logro exitoso de
tu proyecto.
La clave de este proceso de la inteligencia motivacional está en sentir lo que
quieres, experimentar el deseo, y vivir lo que anhelas. Algunas veces piensas que algo
es doloroso. Otras veces sientes el dolor e inmediatamente te desvías a pensar en lo que
estás haciendo o piensas en lo que estás queriendo, pero no experimentas ese querer a
un nivel visceral. El querer entonces se intelectualiza o se pospone o se encuadra en el
establecimiento de metas.
En todo caso, la verdad de la experiencia es la misma aquí que en cualquier otra
circunstancia: yo sé cómo querer sólo experimentando lo que es querer. Necesitamos
experimentar el querer para ser capaz de motivarnos a nosotros mismos.
211

Segundo proceso

El segundo proceso implica observar lo que nos entusiasma y, más


específicamente, observar lo que nos excita. Para motivarnos conscientemente
necesitamos mantenernos en un estado de ánimo alto. Tenemos que saber
deliberadamente cómo adentrarnos en experiencias que nos excitan. Motivarse
conscientemente es excitarse conscientemente. Por lo tanto, necesitamos saber si nos
excitamos por medio de situaciones, personas, comidas, bebidas, ideas, música,
sexualidad, retos, artes, deportes, hobbies, climas, reconocimientos, coqueteos,
alabanzas o premios. ¿Qué es exactamente lo que nos entusiasma? ¿Qué nos excita?
Tenemos que observar nuestras propias reacciones frente a la vida para conocer esto
conscientemente: de otro modo seremos víctimas del ensayo y el error o de la
experiencia inconsciente que a lo largo de la vida eventualmente nos agotará.
El deseo es un sentimiento profundo, apasionado e impreciso. La observación es
una habilidad aguda y sutil. Dos habilidades muy distintas: sentir y observar. Necesitas
mirar con atención y observar tu cuerpo para ver qué lo mueve a actuar. ¿Qué te hace
levantar el teléfono, tomar un avión, escribir un libro, ver algún cliente? ¿Qué te hace
hacer alguna acción una y otra vez? Es como si la mente neocortical revoloteara sobre el
fuego y viera lo que lo hace encenderse. Sólo observando muy de cerca nuestro cuerpo
notaremos lo que lo estimula a moverse: una buena compañía, alguien con una
necesidad, el dinero, un buen piropo, Dios, la posición social, hacer el amor, los sueños
de juventud. A medida que consigamos los indicios de lo que nos motiva, y querramos
continuar estando excitados-motivados, utilizaremos esos indicios como fósforos para
encender una y otra vez nuestro fuego.
Por ejemplo, si yo respondo bien a los cumplidos, yo puedo pedirlos. Me los doy
a mí mismo o consigo a alguien que pueda decirme que soy una maravilla. Yo no
recurro a mi neocorteza para dudar de su veracidad o para decidir si lo que estoy
pidiendo es objetivamente la verdad. Sólo me lo doy a mí misma. Alimento las llamas
para seguir adelante, para continuar viviendo.
Yo creo que este es el secreto de la motivación consciente: tener la voluntad y
ser capaz de saber cuáles son los fósforos que funcionan y luego, seguir utilizándolos
para seguir avivando la llama. Para poder quedarse en el querer, en el anhelo, en el
deseo, a través de los caprichos, de las dificultades y también de las intensidades de la
vida, necesitamos avivar las llamas del
212

fuego para que no se extinga. Primero, necesitamos los fósforos, que son el
conocimiento de lo que exactamente nos motiva. Luego, necesitamos utilizarlos para
quedarnos en el calor, el deseo y la pasión.

Ejercicio

Los fósforos

Para conseguir tus propios fósforos debes valerte de la observación. Ponte en un


estado de relajación en el que te sientas libre para observarte desde lejos. Prepárate para
detener todo tipo de juicio o prejuicio contra lo observado y para fijarte en los detalles
de aquello que te entusiasma o te excita.
1. Si alguien quiere hacerte feliz, ¿cómo lo hace? Actúa de una manera específica,
dice algo o te enseña algo... Visualízate en la presencia primero de un ser querido,
después de un amigo y luego de tus hijos. Visualízate de mal humor y entonces observa
cómo cada uno sabe entusiasmarte con algo. ¿Qué métodos utilizan?
2. Cuando estás de mal humor, ¿cómo te recuperas? ¿Qué sabes hacer por ti mismo
para motivarte de nuevo? Lo que me hace sentir bien es...
3. Revisa lo ocurrido durante las dos últimas semanas. Fíjate detenidamente en los
momentos felices. ¿Qué es exactamente lo que te emocionó de tus actividades en el
hogar, en el trabajo, en el tiempo libre? ¿Qué fue lo que más te gustó durante este
período?
4. Realiza un recorrido de tu vida buscando observar los momentos de oro: lo que
hiciste estupendamente bien o lo que más te excitó en las diferentes etapas de tu
infancia, en tu escuela primaria, secundaria, en tu familia, en tu adolescencia, en tu
universidad. En tu primer trabajo, en el segundo trabajo, en tus mejores vacaciones, en
tus relaciones, en tus amores, en tu trabajo actual y en tu vacación más reciente.
Anótalo.
5. Revisa todo lo que has escrito. Acompañado de música, date el tiempo de sentir
cada anotación disfrutando de lo mejor de tu vida.
6. Selecciona 5 cosas que tú puedes darte a ti mismo para entusiasmarte es decir
que puedes iniciar sin la ayuda de otra persona. Ésos son tus fósforos. Si el día va mal,
puedes utilizar uno de tus fósforos para motivarte y asegurarte de que siempre puedes
terminar teniendo un buen día.
213

7. Escribe tus fósforos en lenguaje sencillo para poder recordarlos y memorízalos


en asociación con cada dedo de tu mano izquierda. También puedes escribirlos en
pequeños papelitos y ponerlos en una verdadera caja de fósforos. Pon la caja en un sitio
determinado para recordarte que nunca jamás tienes que ser víctima de un día, una
semana o un año sin recursos. Se trata de prender las llamas de tu propia vida y que
cada día sea guiado por lo que te motiva.
Otras personas pueden hacer grandes esfuerzos para motivarte logrando muy
pocos resultados. Solamente tú puedes saber lo que verdaderamente te excita.
Realmente siempre eres tú mismo el que más sabe cómo motivarte.

Tercer proceso

El tercer proceso de la motivación es encontrar alguna manera de identificar


nuestra vida con toda otra vida.
¿Cuál es ese fuego que estamos tratando de mantener vivo? Es la vida misma. Es
la energía o cualquier concepto que uses para definir la energía: Dios, el trabajo, el
amor... Vida es energía en la forma que sea. Necesitamos ver esto más profundamente,
porque es exactamente la vida misma la que estamos cuestionando cuando no estamos
motivados. Cuando cuestionamos la vida, lo que experimentamos es una pérdida de
energía. «No hay razón para hacer nada hoy: no hay razón para moverse o para actuar.
Además, no me siento como para eso y no quiero hacer nada». Con nuestra neocorteza
dudamos y cuestionamos cualquier aspecto de la vida que tengamos frente a nosotros.
Con nuestro cerebro básico profundo podemos envolver la vida en un paquete de
obligaciones. Nuestra energía queda enterrada bajo un sin fin de tareas y obligaciones
que debemos llevar a cabo. La neocorteza duda la vida, el cerebro básico construye
paredes a su alrededor y el límbico simplemente se agota.
¿Cómo puede ayudarnos el cerebro límbico? Una manera es liberándolo de sus
«primos» neocorticales y reptilianos que lo están persiguiendo insistentemente con
dudas y obligaciones. Pero, ¿liberar al límbico con cuál propósito? Para que cumpla su
rol en relación con la energía o con la vida misma, es decir: animarnos a sentir tanto
como ser, sentir tanto como hacer, sentirse bien o mal o indiferente o bravo o amoroso,
cuando y donde sea, hasta que se pueda penetrar en estas emociones y descubrir lo que
realmente se desea, lo que se está queriendo realmente.
214

Sentir es una dimensión sagrada de la vida. Cuando no sentimos deseos, cuando


no hay más querer, estamos en peligro de perder la vida misma. Sin el deseo, nos
entregamos a la entropía, a cerrar la energía en sí misma. Cuando no queremos usar más
nuestros fósforos, rehusamos motivarnos y permitimos que se extinga o se apague el
fuego de la vida.
Por eso es que este tercer aspecto de la motivación consiste en conocer la
naturaleza de la vida: la vida es la energía misma. Cuando nos rehusamos a movernos,
nos rehusamos a participar en la vida misma. Muchas veces eso es exactamente lo que
sentimos que queremos hacer: estamos molestos con la vida, rezongamos, nos retiramos
y de una manera sutil hacemos un sabotaje. En esto yace la importancia de la
inteligencia de los estados de ánimo: desarrollar la capacidad de viajar dentro de
nuestras emociones y de salirnos de ellas. Sabiendo que las emociones son nuestras
reacciones inteligentes hacia la vida, podemos viajar dentro de ellas y recoger su
información, para luego utilizarla para colocarnos de nuevo en función de insertarnos en
la línea central de la energía.
Por ello es que necesitamos saber que somos energía y es preciso encontrar
alguna manera de identificarnos con esa línea central. El secreto consiste en saber que
soy uno con el río de la vida, que soy uno con la vida y uno con la energía.
Yo soy energía. Yo soy vida. Cada vez que niego la vida, pierdo energía, pierdo
vibración, pierdo calor. Para estar vivo necesito sentir el calor dentro de mí y ser el
horno de la vida consumidor de oxígeno que realmente soy. Mientras más nos alejamos
del fuego, más fríos nos volvemos. Si nos identificamos a nosotros mismos con el río de
la vida, podemos movernos con él, podemos vivir nuestros estados de ánimo y utilizar
nuestros fósforos para mantenernos en movimiento: cálidos, apasionados, excitados,
verdadera y vibrantemente vivos.
¿Qué pequeño detalle hará la diferencia en la vida? Yo creo que es cuando
logramos identificar nuestra vida con toda vida existente y no es declararse aparte, o
pensar o sentirse separados. Si nos identificamos con la energía, sentiremos que
pertenecemos, nos sentiremos «miembros de» y aceptaremos y recibiremos energía
continuamente.

Cuarto proceso

El último proceso de la motivación es estar dispuesto a enamorarse de cualquier


aspecto de la vida.
215

Es suficiente estar enamorado de algo o alguien, de lo que sea. Lo que yo amo es


lo que me mueve más y más profundamente. Cualquier aventura amorosa sirve.
Cualquier aventura amorosa quiere decir amar una persona, un lugar, una cosa, animal,
idea, objeto, trabajo, placer. Te repito, cualquiera sirve. Es nuestra manera de decirle que
sí a la vida ya existente; es nuestra manera de honrar lo que está presente, acercándonos
a ello, penetrándolo, rodeándolo e integrándonos nosotros mismos con ello. Cuando
hacemos ésto, nace nueva vida de diversas formas y esas formas permanecen en la
corriente de la energía vital. Haciendo el amor con la vida damos a luz nueva vida. La
vida es moción y a medida que el movimiento continúa, nosotros continuamos,
existimos de forma diferente en maneras siempre renovables, penetrando-rodeando,
continuamente haciendo el amor con la vida. Hacer el amor diariamente es el secreto de
la motivación. Y para esto es válido hacer el amor con cualquier aspecto de la vida.
Conocimos por primera vez a Elizabeth como la persona que pasó los ocho días
de nuestro curso recostada en una hamaca, a la orilla de un grupo en el cual todos
estaban sentados correctamente sobre sillas. Ella impidió que invadieran su territorio.
Nos percatábamos de su presencia solamente cuando levantaba la mano de vez en
cuando para hacer alguna pregunta. Lucía como una persona sensible, inteligente y
feliz. Yo había llegado a la conclusión que debía ser una persona tranquila y pasiva.
Cuál no sería mi sorpresa cuando me entero que es como un motor en su vida diaria,
continuamente en movimiento, ayudando a las otras personas, y creando nuevas ideas
para la escuela que ha dirigido por muchos años. Adonde ella va irradia su entusiasmo
por los cambios y actualmente contribuye con su aporte a esos cambios. Para ella todo
es posible ya. Se desempeña con entusiasmo, pero dentro de sí lo que lleva es un gran
amor a la vida. No solamente está enamorada de la vida de su colegio y alumnos sino
que también lo está de nuevas ideas, de su país, de los viajes, playas, fiestas, risa y
teatro. No está pensando conscientemente en la forma de motivar a alguien, sino que
ella es motivación. Siempre está encendiendo uno de sus fósforos y abogando por la
vida. Si yo pudiera me gustaría poderla exportar a diferentes países.
El propósito de la inteligencia motivacional es sostener la vida. Es la aventura
amorosa más sagrada. Amar la vida es amar nuestra conexión más profunda con la
creación, y entender que nuestro cuerpo es la forma sagrada como nos ha sido confiada
la vida para vivirla: esto proporciona una dimensión sagrada a la motivación que mueve
nuestro cuerpo. La inteligencia motivacional consiste en guiarnos y sostenernos en este
río profundo que es la vida misma.
NOTAS

1. Rollo May, Love and Will, New York, Norton y Co., 1969.

2. Teilhard de Chardin, Toward the Future, trans. Rene Hague, New York, Harcourt
Brace Jovanovich, 1975, pp. 86-87.
217

CAPÍTULO 12

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LAS


ABERTURAS DE TU CUERPO

Con tus ojos, dejas entrar la luz


Con tus oídos, el sonido
Con tu nariz, el oxígeno
Con tu boca, la vida vegetal y animal
Con tus genitales, la vida humana
Con tu piel, todo lo que te rodea.

Con cada abertura estamos expuestos a las otras vidas. Estamos en resonancia,
disonancia, contacto y conexión, ya sea con las velocidades más altas y vibraciones
sutiles de la luz, o con las cada vez más densas vibraciones con forma de vida humana y
nuestro medio ambiente.
Todas estas variaciones de vida interactúan con nosotros. Nos afectan, nos
mueven hacia estados de ánimo diferentes, y nos motivan. Estas aberturas límbicas
permiten la entrada de todo aquello que impacta a nuestra inteligencia emocional.
¿Cuán sensitiva o inteligentemente manejamos nosotros aquello que vemos, oímos,
olemos, respiramos, ingerimos, así como aquello con lo que hacemos el amor o de lo
que nos rodeamos? ¿Podremos nosotros modular, moderar, administrar, u orquestar la
forma como todos estos input nos afectan? ¿Es que nuestros estados de ánimo dependen
de todo aquello que vemos, escuchamos, o comemos, de cuán profundamente
respiramos, de con quién estamos haciendo el amor, o del medio ambiente en que nos
encontramos? ¿Es que nosotros podremos motivarnos a nosotros mismos por medio de
nuestro enamoramiento con la luz, con el sonido, con las plantas y animales, con los
humanos, con todo aquello que nos rodea así como también con el aire que respiramos?
Nuestra inteligencia emocional viene siendo algo así como un compuesto de todas
nuestras respuestas a estas preguntas. La inteligencia emocional consiste en cuán
profundamente nos permitiremos a nosotros mismos ser afectados, cuán ricas, diversas
y apropiadas serán nuestras respuestas anímicas y cuán exitosamente podremos nosotros
movernos a través de la vida motivados por esa vida que nos llega a través de estas
aperturas. Las inteligencias afectiva, motivacional y de los estados de ánimo pueden
ahora ser aplicadas de acuerdo con cada una de estas aberturas físicas que nos conectan
con el mundo.
218

Por miles de años hemos venido estudiando los ojos y los oídos. Se han escrito
por lo menos un millón de libros sobre la percepción. Hemos estado pensando y
sacando conclusiones sobre el mundo y la realidad basándonos en cómo lo VEMOS o lo
OÍMOS. Pero, ¿qué pasa con las otras aberturas? ¿Qué pasa con lo que sentimos y cómo
lo SENTIMOS? Podemos relacionarnos a nosotros mismos con la inteligencia visual y
con la auditiva, pero ¿qué pasa con las inteligencias oral, nasal o sexual?
La nariz, la boca y los genitales se relacionan estrechamente con el cerebro
límbico. Pero lo que ocurre en este cerebro lo llamamos «sentir» en vez de
«percepción». De allí surge una diferenciación muy importante: honramos la percepción
como algo intelectual y negamos el sentir, rechazando así estas tres aberturas que están
continuamente percibiendo al mundo y dándonos una retroalimentación emocional.
La nariz está conectada con el cerebro límbico a través de los bulbos olfatorios,
la boca a través de la amígdala y los genitales a través de la región septal. Nuestra
escasa habilidad para manejar estas tres aberturas de una manera sensitiva está
ocasionando al menos tres de los problemas mayores en nuestra sociedad: la cocaína
inhalada a través de la nariz; el alcohol y el tabaco tomados a través de la boca; y los
genitales responsables del gran número de niños nacidos de madres solteras, así como
también del número creciente de personas con SIDA, un virus transmitido
primordialmente a través del contacto sexual.
Ya ha llegado el momento de ver más allá de nuestros ojos y nuestros oídos y
empezar a enfocar nuestra atención en el desarrollo de nuestras inteligencias conectadas
con la nariz, la boca y los genitales. Las inteligencias emocionales: la afectiva, la de los
estados de ánimo y la motivacional, constituyen un comienzo, pero necesitamos
prestarle una mayor atención a estas tres aberturas físicas. Estas aberturas, cuando se
combinan con el factor repetitivo del cerebro básico, constituyen la base que está detrás
de los problemas de adicción, ya sean éstos las adicciones a drogas, al alcohol, al sexo o
también los crímenes que se cometen para poder mantener estas adicciones.
Lo que hacemos con estas tres aberturas expande nuestros niveles de excitación
o los baja hasta la quietud o la tranquilidad y afecta a la química de nuestro cerebro.
Estemos conscientes o nó de nuestras emociones, de todas formas somos afectados por
ellas. Para determinar cómo eres afectado en relación con cada una de estas aberturas de
tu cuerpo responde a las preguntas del siguiente diagrama y lograrás una mayor
conciencia.
219

*Para acceder al contenido del diagrama, consultar el original.*

La finalidad de las preguntas en este diagrama no es la de obtener un puntaje de


tu sensibilidad emocional o de tu inteligencia. Es más bien una invitación a hacerte más
consciente de cuán sensible eres. Muchos de los desórdenes y aun de las adicciones
relacionadas con estas aberturas son indicadores de la sensibilidad de la persona. ¿Qué
significa ésto y qué podemos hacer al respecto? Podemos estar mucho más conscientes
y aun alertas ante lo que
220

estamos haciendo con estas aberturas, ya sea para producirnos felicidad o para
causarnos sufrimiento. Más aún, quizás podríamos hasta lograr sanar ciertas dolencias
que todavía los médicos no pueden lograr. Por ejemplo, yo ahora considero que
cualquier irritación de mis senos nasales es un indicador de que estoy emocionalmente
sobresensitiva o de que estoy bloqueando algo relacionado con mis emociones. Busco
determinar qué es lo que está ocurriendo dentro de mí -rabia, tristeza, pérdida de
energía- y trato de atenderlo como lo he indicado en el capítulo de la inteligencia de los
estados de ánimo. O me pregunto a mí misma ¿qué será lo que estoy dejando que me
afecte tan profundamente en forma tal que estoy bloqueando mi sistema emocional?, o
también me pregunto ¿qué será lo que estoy queriendo de verdad y que no me lo estoy
dando a mí misma? Durante casi un año le achaqué el problema de mis sinusitis a mis
frecuentes viajes por avión y, por consiguiente, a los cambios de clima. Ahora
comprendo que aunque éstos pueden ser elementos influyentes en el problema, las
pastillas no me lo van a poder prevenir. Con esta información emocional me he hecho
más consciente y alerta ante mi sensibilidad y más gentil conmigo misma mientras me
movilizo a hacer algo al respecto.
Como podrás ver a través de las preguntas del diagrama anterior, cada una de las
inteligencias emocionales (afectiva, motivacional y de los estados de ánimo) puede
servir para hacerte más consciente de lo que está ocurriendo dentro de tí en relación con
estas aberturas. Cada una de estas inteligencias también indican qué hacer al respecto.
Por ejemplo, podrías estar demasiado afectado por la contaminación de la atmósfera o
por algo que está sucediendo en tu vida amorosa, o por algo que estás ingiriendo,
viendo, escuchando, haciendo o no haciendo. Cualquier aspecto, el que sea que te está
afectando tan fuertemente que está causando una sobrecarga sobre tu sistema, necesita
ser modificado. Quizás es que te has hecho demasiado intenso en lo referente a tu
situación amorosa o quizás no lo suficientemente. ¿Cómo te está afectando tu vida
amorosa? ¿Necesita modificarse? Esto podría implicar el uso de tu neocorteza para
seleccionar lo dañino o quizás lo que no es necesario amar en tu persona amada.
También podría significar la necesidad de permitirse amar más profundamente.
La inteligencia afectiva abarca una escala que vá desde el afecto inicial,
cubriendo todos los rangos hasta el afecto profundo. Si somos inteligentes
afectivamente, estaremos conscientes de aquello que nos está afectando y deseosos de
modificarlo antes de que se convierta en algo dañino.
La inteligencia de los estados de ánimo implica no sólo estar consciente y alerta
de nuestros estados de ánimo sino también saber qué hacer por
221

lo menos con los estados extremos de la tristeza y la rabia. No es inteligente


emocionalmente el permitirnos caer continuamente en la tristeza en forma tal que nos
hacemos adictos a la depresión o de estar continuamente rabiosos hasta convertirnos en
personas celosas, plenas de odio o violentas. Un grado mínimo de esta inteligencia
emocional requiere conocer los secretos para sanar la tristeza y la rabia antes de que
éstas jueguen un papel demasiado serio en nuestras vidas o en la vida de aquellos
alrededor nuestro.
La inteligencia motivacional implica estar conscientes de lo que queremos y, a la
vez, desear y estar motivado para satisfacer por lo menos en algún nivel aquello que
estamos queriendo. Si nos preguntamos a nosotros mismos qué es lo que estamos
queriendo, probablemente no lo sabremos o lo estaremos negando inconscientemente.
Hay tantas cosas que todos nosotros queremos y hemos aprendido a no admitirlas,
porque creemos que no podemos tenerlas. También podemos haber intentado
conseguirlas una o dos veces y después no hemos continuado intentándolo, nos hemos
rendido. Hemos podido haber llegado a una conclusión lógica, la de que el esfuerzo de
tratar no vale la pena realizarlo. No debemos estar sorprendidos u ofendidos por la
palabra negación o por nuestro propio estado de inconciencia. Todo esto necesita ser
respetado. Sin embargo, el problema estriba en que el deseo puede continuar existiendo
dentro de nosotros porque es biológico (sexual o nutricional) o psicológico (un anhelo
profundo por amor o por reconocimiento). Esto último tampoco es algo de lo cual estar
avergonzado o arrepentido por sentirlo. Ciertamente, algunas personas pueden tener
patrones marcados por generaciones pasadas que los impulsan a seguir en busca de
reconocimiento. Otras todavía anhelan ser amadas, no sólo porque ésta es una necesidad
biológica-psicológica, sino porque ellas han sido heridas muchas veces en su búsqueda
para satisfacer esta necesidad. Si realmente escuchamos nuestro anhelo, éste nos llevará
a sanar nuestras heridas del pasado y aún más puede motivarnos a tratar de encontrar de
nuevo a alguien para amar. Nuestros anhelos continuos constituyen nuestra sensibilidad
y nuestra inteligencia emocional. Al hacer algo respecto a nuestros anhelos, podemos
mejorar nuestra salud y hasta salvar nuestras vidas.
Si tú consideras que cualquiera de tus aberturas está causándote dificultades o
alguna enfermedad, hazte consciente de que tu sistema emocional está trabado,
sobrecargado o de alguna manera no está funcionando adecuadamente. Acude a las tres
inteligencias emocionales para verificar tu estado de alerta o de conciencia, y entonces
úsalas para descubrir lo que puedes hacer al respecto. Puedes necesitar consultar con un
terapeuta o doctor en medicina
222

para que te ayuden, pero antes que nada debes estar dispuesto a utilizar tu propia
inteligencia emocional para ayudarte a ti mismo. Utiliza la inteligencia antes de llegar a
la enfermedad. Tu estado de alerta continuo y disposición a ser inteligente
emocionalmente resulta el mejor método de prevención. Una vez que la señal se
transforma en enfermedad, disponte a buscar ayuda.
Vamos a dedicarle una mirada más específica a cada una de estas aberturas para
así poder ver cómo podemos ser más inteligentes emocionalmente con respecto a ellas.
Aunque estoy comentando cada una de ellas en forma separada, no hay que olvidar que
ellas juntas constituyen un sistema emocional interconectado. Por ejemplo, una
dificultad con la nariz o la respiración podría indicar que existe una sobrecarga sexual o
en la alimentación; una dificultad con la boca podría indicar un asunto relacionado con
la respiración o lo sexual, y una dificultad con los genitales podría indicar un problema
con la comida o la respiración. Podemos ver a nuestro sistema emocional como una
totalidad, o podemos ver más específicamente a cada apertura como un indicativo de lo
que está ocurriendo dentro del sistema total.

LA BOCA

Sabemos que los ojos se relacionan con la inteligencia de leer y ver y los
entrenamos conscientemente. Colgamos móviles en las cunas de los infantes para
comprometer sus mentes a través de sus ojos. Entrenamos los oídos para escuchar los
sonidos y hacer distinciones, primero relacionadas con los padres y luego con las
instrucciones de la escuela primaria y secundaria y las conferencias en las
universidades. En resumen, somos entrenados para hacernos inteligentes por medio de
los ojos y oídos.
¿Qué hacemos con la boca? Ciertamente estamos felices cuando la boca del
infante se cierra alrededor del pezón y chupa leche para nutrirse. Nos sentimos seguros
de que esa vida sobrevivirá. Sin embargo, nuestra conciencia empieza y se queda en el
nivel de la supervivencia. Nunca buscamos enseñarle a esta boca que haga distinciones
entre los sabores o enseñarle las conexiones entre el sabor y la vida. Cualquier objeto
que el niño ve, lo investimos de significado: sabemos cuando nota la maraca, el libro, el
osito, la alfombra, todo lo que hay en el cuarto. A la comida la despojamos de
significado y desesperadamente tratamos de que el niño acepte todo, de que no haga
distinciones, de que lo coma todo porque es bueno para él. Le enseñamos al niño a que
distinga objetos, sonidos, pero nunca a que lo
223

haga con los alimentos. Cuando lo hacen espontáneamente, nos irritamos, y para el
momento cuando tienen 6 o 7 años, somos nosotros, como representación de la
autoridad, los que nos ganamos de parte de ellos una mirada pasiva-agresiva al insistir
que el niño no debe expresar ninguna preferencia por ciertos sabores. Al principio
establecemos un patrón de supervivencia y luego un patrón de autoridad con la comida.
¿Cómo puede volverse inteligente nuestra conexión con la comida?
El patrón de comida-supervivencia continúa. A medida que tratamos de
liberarnos del patrón de autoridad en los años adolescentes, ciertamente
experimentamos con la comida, finalmente permitiéndonos tanto la selectividad como
llegar hasta la exageración. Más adelante, algunas veces, encontramos una manera
balanceada de comer, bajo nuestro propio ojo censor de adulto. En la mediana edad
adoptamos dietas como substitutos de las figuras de autoridad, la propia o la de los
padres. A medida que cambia nuestra química y se producen ciertos efectos en la mitad
de la vida, nos entregamos a comer en exceso, a hacer trampa y luego a arrepentirnos,
siendo perseguidos a menudo por la culpa y por la voz autoritaria de «yo sé que no debo
pero...». Esta batalla contra el comer en exceso también se presenta en nuestros
cincuenta años o tardíos sesenta, pero esta vez acompañada de enfermedades reales o al
menos de severas advertencias de nuestro médico.
¿No constituye esta continua dependencia de la autoridad un real abandono a la
ignorancia? ¿No existirá un posible enfoque inteligente? Si podemos volvernos
inteligentes con los objetos como lo hacemos con el arte, con las palabras como en la
lógica, la poesía y el lenguaje, con el sonido como con la música, ¿no habrá manera de
volvernos inteligentes con la comida?

La comida y la agresión

El enlace entre nuestras emociones agresivas y nuestra boca tiene muchas


implicaciones prácticas. Cuando estamos disgustados o frustrados y sentimos que no
hay seguridad para expresar nuestra rabia, o cuando nos sentimos incapaces de salir de
nuestra frustración, intentamos tratar de satisfacer o calmar nuestra agresividad con la
comida. Aún más, podríamos comer para impedirnos ser agresivos física o verbalmente.
¡La comida tranquiliza! Nos proporciona una sensación de bienestar, o por lo menos un
sentimiento de relajación y placer. Es como un tranquilizante que está a nuestra
disposición, que es aceptable socialmente y al cual estamos condicionados desde
nuestro nacimiento.
224

El hecho de sentirse bien por medio de la comida se remonta a nuestras primeras


reacciones ante la vida. Cuando nacen los bebés, comienzan a respirar, llorar o gritar y
luego viene la búsqueda del alimento. La boca se estremece y se expande cuando deja
salir su primera señal de frustración, y luego se cierra, calmada y satisfecha a medida
que penetra la leche y se tranquiliza el niño. ¿Sería en el primer día de vida que se
formó un patrón: primero la frustración -no puedo conseguir lo que quiero- luego el
alarido, la boca reacciona, luego entra la comida y finalmente llega la calma? Este
patrón primario de satisfacer la frustración por medio del uso de la boca nos ayudó a
sobrevivir. Probablemente puede haber establecido las bases para ese nuestro patrón de
utilizar la comida como satisfacción de nuestras frustraciones emocionales. Comemos
cuando nuestro poder está bloqueado: yo quiero, no puedo obtener lo que quiero, falla la
satisfacción por otros medios, la comida satisface, se siente bien y me relaja. Comemos
para calmar nuestra rabia. Nuestro deseo inicial está siendo reemplazado por el deseo de
comida. Satisfacer un deseo inicial puede tomar demasiado esfuerzo o más poder del
que tenemos a la disposición, pero sí tenemos suficiente poder como para ir hasta el
refrigerador y satisfacer nuestro deseo de sentirnos bien por medio de la ingestión de
alimentos.
¿Cómo podremos distinguir entre la alimentación necesaria para sobrevivir y la
alimentación usada para calmar nuestra rabia? Creo que necesitamos estar en capacidad
de reconocer nuestros deseos, de reconocer cuándo nuestro poder está bloqueado o
frustrado, y ser capaces de satisfacer nuestros deseos y sanar nuestra rabia por otros
medios diferentes a la comida. Necesitamos a las tres inteligencias emocionales para
hacernos conscientes de aquello que nos está afectando, para así sanar nuestra rabia, y
motivarnos a satisfacer nuestros deseos por cuantos medios posibles y saludables
tengamos a disposición. Si tenemos un sobrepeso tal, que se ha convertido en algo
peligroso, podríamos necesitar a la inteligencia de los patrones para intervenir en
nuestra adicción y la inteligencia de los parámetros para guiarnos hacia un nuevo
condicionamiento. Podemos tomar el primer paso al relacionar la boca con la
inteligencia emocional y al aprender a hacernos alerta para así conocer qué es lo que nos
está afectando. Hago mención del título de un libro escrito por Jack Schwartz: No es lo
que comes, sino lo que te come.
Fumar y beber licor son otras dos maneras relacionadas con el área de la boca,
que hemos empleado para calmarnos. Durante el día, fumar nos es útil. Cuando estamos
irritados, ansiosos, preocupados, frustrados o bajo las garras de cualquier emoción, a la
cual no estamos acostumbrados o que no
225

hemos logrado sentir de una manera adecuada, podemos responder a la tensión del
sistema del nervio trigémino que rodea a la boca, así como también a cualquier patrón
de agresión recurriendo a la seguridad de un cigarrillo. Al haber realizado esto miles de
veces y haberlo asociado con la relajación, ante cualquier situación en que estuviéramos
involucrados, nos hemos condicionado a relajarnos a la mera señal de un cigarrillo.
¿Qué podemos hacer en vez de ello? Una manera sería aprendiendo la respiración
abdominal y practicándola a lo largo del día, especialmente en momentos de tensión.
Mantenga ocupada la boca con objetos que no son conocidos como productores de
cáncer pulmonar.
El cigarrillo nos ha servido durante el día, mientras que el alcohol ha sido la
elección nocturna. Llegar al hogar y tomarse una cerveza o cualquier otra bebida hace
que todo parezca bien. Ciertamente produce una relajación de los músculos y, además,
la asociación mental con el happy hour le envía señales al cuerpo para que se relaje. La
ubicación de una persona en ese rango que va desde una simple relajación hasta la
intoxicación etílica es un asunto de salud. Lo que si es seguro es que, al usar el método
adictivo del alcohol, la persona remueve la posibilidad de hacerse consciente de sus
propios sentimientos. Encubre, entierra o mata sus reacciones emocionales del día. Estas
personas no están interesadas en hacerse inteligentes emocionalmente. Esto puede ser
debido a una falta de experiencia con las emociones, a malas experiencias con ellas, o a
un sistema de creencias que considera que los sentimientos no tienen nada importante
que revelarnos por ser una simple reacción, sin una información valiosa para nuestra
vida. Durante el día puede ser que tengamos que vivir en nuestros cerebros mentales y
de acción no reconociendo nuestra experiencia emocional. Sin embargo, estoy
convencida de que nuestras emociones constituyen nuestra vida interior; ellas poseen
una información vital para nuestros deseos y para la habilidad de disfrutar y llevar una
vida satisfactoria. ¿Qué se puede hacer al respecto? Una reflexión de quince minutos
antes de tomar una bebida o de cenar nos permitiría el acceso a nuestros sentimientos.
Echarnos sobre nuestro lecho para tratar de encontrar lo que está ocurriendo dentro de
nuestro estómago nos haría más bien que llenar nuestros estómagos antes de obtener la
información a través de la emoción. Si estamos tensos o constreñidos, una larga ducha
que haga salir nuestra tensión, también nos permitiría expresar nuestros sentimientos en
privado mientras buscamos sus significados. Entonces la información estará a la
disposición de nosotros, nos relajaremos y podremos proceder con nuestra velada y con
la comida y bebida de nuestra escogencia.
226

EL HABLA Y LA AGRESIÓN

Nuestra boca no solamente es usada para ingerir alimentos, fumar cigarrillos y


beber alcohol, sino que también es utilizada para expresarnos verbalmente. El mismo
patrón de la agresión puede emerger en nuestra conversación al igual que en nuestra
ingesta de comida. Todos nosotros hemos tenido experiencia con la supresión de
emociones difíciles, con mordernos la lengua en el trabajo o tragarnos palabras de
molestia en un evento social, para luego encontrarnos explotando de rabia en los
momentos más inesperados con la familia, con personas queridas o más débiles que
nosotros. Éstos son ejemplos obvios de la agresión verbal.
Puede ser que la boca esté relacionada con el patrón de la agresión desde nuestra
historia como mamíferos. Una leona no va de compras al supermercado, ni lee una lista
ni estudia los precios para poder alimentar a sus cachorros. Ella sale a cazar, buscando
agresivamente el alimento y para ello tiene que matar. Observe la ubicación de la
amígdala, tan cercana al tálamo; casi es parte de él. Es fácil imaginarse que la agresión
es inherente a la afectividad. Si la leona no hubiera sentido afecto, ¿sería ella
suficientemente agresiva para matar y así poder alimentar a sus cachorros?
Sería difícil determinar si este patrón de los mamíferos es el que todavía influye
para que nos gritemos y ataquemos verbalmente. Lo que sí es seguro es que somos
agresivos verbalmente. En la búsqueda para hacernos inteligentes emocionalmente,
necesitamos darnos cuenta de que la agresividad está relacionada con nuestro cerebro
límbico. Cualquier proposición sobre una inteligencia emocional debe tomar en cuenta
la influencia de la amígdala sobre las emociones al igual que los usos múltiples que
posee la boca: para nutrirnos, para expresar emociones tanto agresivas como amorosas y
para proveer una expresión verbal a nuestro cerebro neocortical de la razón y la
imaginación.
¿Cómo podremos manejar esta conexión con nuestras emociones? Primero que
todo, podemos hacernos conscientes de que la boca está asociada con la agresividad.
Segundo, podemos aprender que el hecho de colocar algo en nuestra boca puede ser con
el fin de calmar nuestras frustraciones. Tercero, tomar en cuenta que cada cosa que sale
de nuestra boca lo hace con el tinte de nuestro estado de ánimo y quizás también de
nuestra agresividad, ya sea ello de una manera intencional, sutil o reprimida. Una vez
que ya estamos conscientes de todo esto, se vuelve muy importante aprender a orquestar
nuestros estados de ánimo. Más específicamente, se hace impor-
227

tante que nos coloquemos en buenos estados de ánimo y no culpemos a los demás por
nuestros malos humores. La inteligencia de los estados de ánimo implica que seamos
capaces de entrar y salir de todos los diferentes estados de ánimo. La inteligencia oral
pudiera tener que ver con la posibilidad de colocarnos en buenos estados de ánimo antes
de comer o hablar, más que hablar o comer para ponernos de buen humor.
El desarrollo de una inteligencia oral podría resultar crucial para desenredar
aquellas conexiones entre nuestro deseo de vivir y la necesidad de amenazar a los otros
cuando estamos frustrados o molestos. La boca puede ser tan crucial para las
inteligencias emocionales como los ojos y oídos son para la inteligencia visual y la
auditiva.

LA NARIZ

Una vez que tomamos esa profunda inspiración al nacer para comprobar que
estamos vivos, pareciera que quedamos satisfechos. De allí en adelante, en vez de
explorar el poder expansivo-contractivo de la respiración en relación con la vida y toda
emoción, funcionamos automáticamente o utilizamos la respiración para indicar una
reacción a una emoción. Constreñimos nuestra respiración con el miedo, causando
irregularidades en nuestro ritmo cardíaco y en el fluir de nuestra sangre. Nos
contraemos en la tristeza, declarándonos tristes e indefensos en vez de bajar nuestra
respiración a un ritmo más suave y gentil para acompasar la tristeza. Esperamos que el
destino o los sucesos de la vida nos levanten y aumenten nuestra energía en vez de saber
que, conscientemente, podemos expandir nuestra respiración y levantarnos a nosotros
mismos para sentirnos mejor.
Esta inhabilidad de comprometernos en el proceso de expansión-constricción de
la respiración, lleva a una condición que hemos llamado el estrés. El estrés, como ya se
ha dicho, es estar constreñido o no querer o ser capaces de expandirnos a través de la
respiración o de cualquier otro medio. El estrés es un indicador serio de nuestra
inhabilidad de lidiar en forma apropiada con nuestras emociones o de modular nuestras
formas de vivir.
The Relaxation Response de Herbert Benson1 indica claramente el camino a
seguir. Cuando estemos estresados, Benson nos dice que nos relajemos. ¿Cómo? La
práctica de la respiración inicia el proceso de la expansión que
228

nos permite abrirnos y ser afectados por realidades menos inmediatas que aquellas que
nos están presionando. La respiración nos libera de cualquier tensión generada por lo
que estemos pensando, imaginando, sintiendo o actuando. La respiración nos relaja.
La respiración nos aporta aún más. Aumenta el flujo del oxígeno hacia las
diferentes áreas del cuerpo, dependiendo de hacia dónde nos concentremos y de cómo
nos expandemos y contraemos con nuestra respiración. La respiración es como un
masaje interno. Dirigiendo nuestra respiración podemos relajar no solamente nuestros
músculos, sino también nuestros órganos internos, especialmente las áreas alrededor del
estómago, páncreas e hígado, es decir, en todas las áreas potencialmente constreñidas
debido a su conexión con el proceso digestivo. La respiración profunda o la
concentración sobre el abdomen mientras permitimos que la respiración expanda y
contraiga toda esa área, relaja los músculos y afecta el flujo de sangre hacia los
intestinos al tiempo que relaja a todo el cuerpo. Concentrándonos también podemos
orientar nuestra respiración hacia otras áreas del cuerpo tales como la garganta y el
corazón, ya sea para mantenerlos saludables o para fortalecerlos si se han debilitado. Si
usted tiene antecedentes familiares de una cierta enfermedad o debilidad en una área
particular del cuerpo, la respiración consciente dirigida a esa área resulta una sabia
práctica preventiva
El área pulmonar puede haberse tornado constreñida debido a largos años de una
respiración superficial, por fumar o por las dos cosas. Si los fumadores hubieran
aprendido las variaciones de respiración en sus primeros años de vida, quizás ellos no
hubieran constreñido sus áreas pulmonares hasta el punto que se hicieron insensibles al
humo. Para ellos, la inhalación del humo se convirtió en un sustituto de la inhalación de
oxígeno. El no fumar puede liberarlos de unos carcinógenos importantes, pero no los
provee del positivo remedio expansivo que un programa de respiración consciente
puede proveerles.
De cualquier forma, respirar es un fenómeno aún más amplio: afecta
directamente a toda emoción. Todos hemos experimentado una respiración rápida a
medida que hacemos el amor. Hemos experimentado hiperventilación cuando estamos
emocionados, más lenta cuando estamos tristes, caótica cuando tenemos miedo.
Conociendo este hecho, ¿debemos aceptar una identificación pasiva de la respiración
con la emoción? o ¿debemos tomar la iniciativa y entrar en el aprendizaje del proceso
de la respiración, de la misma forma como aprendimos a pensar? La respiración podría
convertirse en un arte humano que todos podemos aprender tal como aprendimos a
escribir.
229

La respiración nos permite variar la profundidad e intensidad de nuestras


emociones. Los yoguis han sabido cómo utilizar la respiración para controlar no
solamente los estados emocionales sino también la tensión arterial y el número de
latidos del corazón, dos indicadores físicos del estado emocional de cualquiera. Por
medio de la respiración los yoguis pueden haber alcanzado también ciertos estados
sexuales aunque sean denominados de otro modo. La gran proximidad de los bulbos
olfatorios a la región septal me hace preguntarme si el estado meditativo del éxtasis
yoga no podría ser descrito más exactamente como un estado sexual -en los rangos
vibracionales más finos-. La sexualidad puede no requerir de una pareja, puede requerir
solamente de un afecto profundo, de una excitación sexual, y de una capacidad para
modular las vibraciones involucradas. Los yoguis ya han desarrollado una inteligencia
de la respiración. Simplemente porque este conocimiento ha sido asociado con la
filosofía oriental y con una religión diferente a la nuestra, no hay razón para que
ignoremos este conocimiento. Es una contribución importante para la vida humana. El
primer paso para el desarrollo de la inteligencia de la respiración, es pues, la revisión de
los textos de los yoguis.
La inteligencia de la respiración puede ser tan necesaria para la inteligencia
emocional como la inteligencia verbal lo es para la racional. Sabemos que el esfuerzo
mental para articular palabras acompaña y facilita al pensamiento racional, tal como la
articulación de números facilita al proceso matemático. En resumen, la respiración es a
la inteligencia emocional lo que las palabras y números son a las inteligencias racional y
asociativa. Los artistas, al intensificar sus capacidades visuales también incrementan su
inteligencia visual. Los músicos, al aumentar sus capacidades auditivas también
incrementan su inteligencia auditiva. Si buscamos ser inteligentes emocionalmente,
podemos necesitar desarrollar nuestra inteligencia de la respiración para así poder
intensificar, variar, someter, amplificar y cambiar nuestras emociones.

LOS GENITALES

La necesidad de reexaminar nuestro acercamiento a la apertura sexual de nuestro


cuerpo es tan grande o mayor que la necesidad de reconsiderar la sensibilidad y
complejidad de la boca y la nariz. La lucha entre padre e hijo para entrenar los genitales
en un funcionamiento regular en tiempos y lugares determinados, domina los primeros
tres años de la vida. La primera gran prueba para los padres es la limpieza del bebé, lo
que muy pronto se vuelve la primera batalla campal de
230

voluntad, confusión, culpa y obligación. No es una sorpresa que aunque Freud ligó el
entrenamiento del retrete a la relación sexual adulta, la mayoría de nosotros bloqueamos
esta memoria temprana de lucha con nuestros padres y nuestros genitales. ¿Vamos a ser
conscientes o inconscientes de nuestros genitales? ¿Cuándo comenzaremos y qué
haremos con la historia de nuestros primeros años?
Control, regulación, obligación, deseo de complacer a los padres, mas la
culpabilidad por los fracasos inevitables constituyen la herencia de nuestros esfuerzos
por lidiar con nuestros genitales. Esta no es ciertamente una herencia favorable para
comenzar un proceso de búsqueda de amor y de hacer crecer el amor que se extiende a
lo largo de toda la vida. Sin embargo, ésta sí es la herencia con la cual comenzamos
nuestras vidas sexuales adultas. A todo esto le agregamos las advertencias de no
tocarnos «por allá» a una edad temprana o las falsas amenazas de locura utilizadas para
impedir que los jóvenes adolescentes exploren las sensaciones placenteras asociadas con
sus genitales.
La presencia de la región septal en el cerebro límbico y su asociación con la
excitación sexual evidencia que no podemos esperar un acceso pleno o hacer uso de este
sistema del cerebro límbico sin una elaboración más clara y consciente del poder pleno
de la sexualidad y de su relación inextricable con todas las emociones. Si aspiramos a
hacernos emocionalmente inteligentes, necesitaremos hacernos sexualmente
inteligentes.
Es difícil imaginar por dónde comenzar. Hemos relacionado a la sexualidad con
el placer, con el crimen, con las enfermedades, con la identidad y con el nacimiento de
nueva vida... pero, ¿la hemos relacionado con la inteligencia? Hemos tratado la
educación sexual, pero no tenemos claro si ésta debe contener solamente descripciones
biológicas o si debería incluir una variedad de otros tópicos tales como sensualidad,
moralidad, fatalidad, enfermedad, elección de pareja, elección de género, ejemplos de
conducta sexual, pornografía, edad apropiada para la sexualidad, abuso sexual.
No tenemos acuerdos sobre lo que se puede considerar una conducta sexual
apropiada, o una pareja sexual apropiada: heterosexualidad, homosexualidad,
bisexualidad. Las culturas, religiones y grupos étnicos están enredados en una pelea por
lo que cada uno considera como clave a toda moralidad. Y como si esto no fuera
suficiente, el resultado de la sexualidad es a menudo una vida que no pueden o no están
dispuestos a cuidar la madre, el padre o la sociedad. Estamos profundamente divididos
ante el hecho de prevenir la concepción de la vida o eliminar la vida antes de su
nacimiento. Enfrentamos la lucha entre la vida de la madre y la vida del bebé. Poseemos
capacidad tecnológica para prevenir la vida, pero no consenso sobre el uso
231

de esa tecnología. La sexualidad se ha visto sumergida en una batalla de vida y muerte.


Con la presencia del SIDA, esta lucha entre vida y muerte se ha intensificado y
extendido más allá de la madre y el niño para incluir a todos los miembros adolescentes
y adultos de la comunidad. En medio de esta penumbra, el gobierno busca el camino de
menor resistencia, más pendiente de los votos que de proveer un verdadero liderazgo.
Las religiones chocan y la ciencia posterga, lanzando estudios estadísticos periódicos.
Mientras tanto, debido al sexo sin protección, más de un millón de infantes
nacen cada año de madres solteras que no desean o no tienen capacidad para cuidar de
ellos. Miles de vidas, si no más, son interrumpidas antes de que los bebés nazcan. Otros
miles, si no más, mueren cada año a causa del sexo sin protección entre adultos
infectados por el virus del SIDA. ¿Cuántas muertes más necesitamos? ¿Cuánta más
ignorancia debemos soportar hasta que encontremos la manera de ser inteligentes con
nuestros genitales? Quizás los genitales sean los últimos órganos del cuerpo humano a
estar cubiertos con ese velo de oscuridad. Quizás ellos constituyan la última frontera.
Quizás si los declaráramos como desastre nacional podríamos levantar fondos
suficientes y un liderazgo eficaz para luchar con esta confusión y oscuridad.
La inteligencia sexual no puede ser desarrollada por un solo investigador. Son
tan intrincados los lazos entre los factores neurológicos, biológicos, comportamentales,
culturales y espirituales involucrados, que solo una fundación o un esfuerzo a nivel
nacional para convocar a los especialistas de diferentes disciplinas podrá producir una
inteligencia que realmente pueda llegar hasta el público.
Sin embargo, estoy interesada en la vida y en el amor por la vida, y a lo largo de
este libro he estado hablando a favor de la vida. El asunto de la vida es demasiado
crítico para mantenerse callado; por ello yo quisiera ofrecer ciertos puntos básicos que
podrían servir para abrir diálogos en la búsqueda de un mayor consenso.
Primero, los genitales constituyen unas aberturas fisiológicas, tal como lo son
otras aberturas del cuerpo. Necesitan ser disasociadas de nuestra prolongada historia de
ignorancia y asociadas con el conocimiento actual.
Segundo, cuando se hace contacto en estas áreas, se produce una gran energía.
Esa energía es tan poderosa, que resulta extremadamente placentera y adictiva, aún
después de una sola experiencia.
Tercero, la energía que vibra a través de nuestros genitales es también la más
poderosa: bajo condiciones adecuadas produce las conexiones necesarias para crear
vida.
232

Cuarto, desde la infancia tocarse los genitales produce una energía placentera.
Quinto, entre los 10 y 13 años «se abre» la glándula pituitaria, causando una
«explosión» en el cerebro límbico que ocasiona un cambio en la química cerebral y
determina el desarrollo físico de vellos y senos que asociamos con la adolescencia. La
persona se siente diferente, el cuerpo y el cerebro están diferentes y una energía
dominante se libera, produciendo una atracción o impulso hacia lo sexual, hacia el
contacto genital con otros seres humanos. A esa edad el contacto genital con alguien del
género opuesto puede crear vida.
Sexto, no existen explicaciones verbales adecuadas para preparar a un
adolescente para el poder de esa atracción o contacto sexual. Existen muchas
descripciones ampliamente desarrolladas, prevenciones, mandatos y amenazas, pero no
hay manera de experimentar de lo que tanto se habla. La sexualidad segura no ha
funcionado para millones de madres solteras porque no pudieron nunca imaginarse lo
fuerte de la atracción sexual. Creo que la única sexualidad verdaderamente segura es la
autosexualidad, que además prepararía al adolescente para ese poder de la atracción
energética que probablemente sienten. Por autosexualidad no quiero referirme al hecho
de estimularse a sí mismo con el objeto de liberar tensión. Me refiero a la capacidad de
hacer el amor consigo mismo, de explorar y aprender de una forma amorosa y sensual a
partir del cuerpo propio. De esa forma, los adolescentes estarán más preparados para
amar a otra persona y a la vez estarían en capacidad de esperar para elegir una pareja
apropiada.
Séptimo, estar dispuesto a amarse a sí mismo no es apropiado solamente para los
adolescentes, sino también para todos aquellos adultos, que por distintas razones, se
encuentran solos sin una pareja. Si la elección radica entre ser dependiente de la
presencia de otro para que nos ame o la de amarnos a nosotros mismos, la escogencia
necesita estar a favor de nuestro propio bienestar y salud.
Octavo, las endorfinas son los químicos de nuestro cerebro límbico relacionados
con el placer y son importantes para sustentar nuestra salud y para la prevención de
enfermedades. El placer es vital para la salud y la sexualidad es una forma primaria del
placer. Creo que la sexualidad necesita estar a la disposición de todas las edades sin la
amenaza de crear una vida de la cual no podemos hacernos cargo, sin la amenaza de
poner en peligro la vida de otros al traspasarles el virus del SIDA y también sin la
amenaza de unos años de soledad durante los cuales abandonamos nuestros cuerpos
porque estamos dependientes de otros para lograr el placer.
233

Más allá de estos puntos básicos, tenemos a la disposición para guiarnos la


aplicación de nuestras tres inteligencias emocionales. Con la inteligencia afectiva nos
hacemos conscientes de que ciertamente nos sentimos atraídos y somos afectados, pero
que no necesitamos declararnos enamorados y listos para irnos a la cama con
cualquiera. Podemos saber que seguramente nos vamos a sentir atraídos y aún más
vamos a ser afectados por otros, pero no necesitamos concluir que ese es nuestro
«verdadero amor». ¿Cuántos matrimonios no se han roto porque estamos esperando ser
fieles todas nuestras vidas y de repente somos atraídos tremendamente por alguien más?
Entonces concluímos que la nueva persona es nuestro «verdadero amor», rompemos
nuestros parámetros con nuestro esposo/a, y nos casamos con el otro, solamente para
descubrir demasiado tarde que la atracción y afectividad pueden ocurrir a menudo,
puede ocurrir de manera profunda y puede seguir ocurriendo a lo largo de la vida.
Necesitamos ser capaces de utilizar nuestra inteligencia afectiva para bajar el tono de
nuestras emociones si no resulta apropiado para nuestra vida continuar ese sentimiento
hasta la acción.
El afecto no debe tomarnos por sorpresa. Necesita ser practicado con muchas
personas, con todas las formas de vida, con nuestros amigos, nuestro trabajo, nuestro
arte, nuestra familia, nuestra nación. Necesita ser tratado como la música: debe ser
escuchada, aumentado su volumen, expandida, apagada o disminuido su volumen.
Disminuya el volumen cuando la atracción afecte a los genitales y no desee continuar
hasta el coito. Baje el volumen y desplácese a la inteligencia de los parámetros.
Sabemos cómo limitar la cantidad de alimentos que ingerimos porque hemos aprendido
a prestarle atención a la señal de que nos sentiríamos incómodos si siguiéramos
comiendo, y dejamos de ser afectados por la comida delante de nosotros: así también
podemos aprender a desplazarnos de la energía que está afectando nuestros genitales
para protegernos a nosotros mismos.
La inteligencia afectiva también nos permitirá seleccionar lo que debemos amar
en una persona. Si podemos concentrarnos y ser afectados por las cualidades de una
persona, sin ser afectados por nuestra imagen de cómo sería esa persona en la cama,
estaríamos en capacidad de ser afectados y de amar a mucha gente sin poner en peligro
las relaciones que hemos escogido para ser nuestra familia. Necesitamos liberar nuestra
habilidad para amar. Creo que la clave de ello está en la inteligencia afectiva y en la
habilidad de nuestra neocorteza para estar alerta y guiar esta inteligencia con capacidad
selectiva.
La práctica de todas las escalas emocionales puede darnos una libertad con las
emociones que resulta básica para la inteligencia emocional. Expe-
234

rimentar las múltiples variaciones de sentimientos es como aprender a leer palabras.


Eventualmente nosotros unimos las palabras formando párrafos y libros. Con la
experiencia podemos unir los sentimientos hacia un disfrute del cuerpo, una música del
cuerpo y una sinfonía del cuerpo. El ser afectado por los múltiples aspectos del otro nos
nutre más que destruirnos. ¿Te puedes imaginar escuchando la Novena Sinfonía de
Beethoven y luego preguntarse, y ahora que hago con eso? La música es para escuchar,
para disfrutar: el sentir es para sentir y disfrutar. Déjate afectar por las variaciones.
Libérate de la necesidad de actuar tus sentimientos; libérate a sentir tus sentimientos.
Entonces te involucrarás en las sutilezas, matices y diferencias que siempre han sido
característicos de la inteligencia. Entonces te harás inteligente emocionalmente.
Nuestra historia alrededor de la sexualidad ha sido tan oscura, que pocos de
nosotros hemos sobrevivido sin un trauma o por lo menos una herida profunda. Las
experiencias de la tristeza, pérdida, impotencia, violación, frustración y rabia están
todas registradas en nuestras historias personales. Ahora por lo menos tenemos a la
disposición los rudimentos básicos de la inteligencia de los estados de ánimo y en
particular sabemos cómo sanar las cicatrices dejadas por la tristeza y la rabia. Para ser
inteligentes y poder disfrutar la sexualidad, necesitamos sanar nuestro pasado, el cual
fue experimentado cuando desconocíamos o éramos incapaces de protegernos a
nosotros mismos. No es emocionalmente inteligente llevar nuestras heridas de amores
pasados hasta los amores actuales. El resultado es que acusamos o culpamos al otro por
nuestra falta de disfrute, por la presión, la culpa y proyección de lo que forma parte de
nuestra propia historia. La inteligencia de los estados de ánimo nos invita a tomar
responsabilidad por todo aquello que ocurrió en nuestras experiencias sexuales del
pasado y a convertir ese dolor en amor por nosotros, para que así seamos capaces de
amar plenamente de nuevo.
La inteligencia motivacional honra el deseo y respeta nuestro querer y anhelo de
amor. El deseo nos mantiene vivos. Esta es una vibración básica, expansiva y afecta
tanto a nuestros genitales como afecta a nuestro corazón o boca. Queremos comer,
queremos amar, queremos respirar y queremos sentir la inmensa energía en nuestros
genitales y parte inferior de nuestro cuerpo. Sin embargo, a lo largo de la historia hemos
negado que deseamos esta energía sexual. Por supuesto que la hemos encontrado
peligrosa: puede romper corazones, destruir hogares, crear bebés y aún puede
exponernos a la muerte. Todo esto es verdadero. Sin embargo, lo que también es cierto
es que los genitales existen. Ellos hacen circular energía, bloquean energía y
235

almacenan energía. Cuando las partes más bajas del cuerpo no están relajadas y
expandidas, están contraídas. Si están constreñidas, la energía creará distorsiones en
otras aberturas, tratando de lograr la calma por medio de la comida o de la actividad. Mi
punto es que toda la energía desea circular, llenando y Balanceando el cuerpo.
Deseamos sentir esa energía de los genitales. Deseamos el sexo, lo admitamos o no.
Algo más importante aún: si esta energía de los genitales no está gobernada
conscientemente explotará dominando no solamente nuestro comer y nuestra actividad,
sino nuestros estados de ánimo y deseos de vivir. La inteligencia motivacional honra a
la existencia del deseo y establece que algunos de nuestros deseos necesitan ser
satisfechos. La inteligencia motivacional no solamente reconoce el hecho de que el
deseo es básico para el cerebro límbico, sino que insiste en que debemos ser
responsables de movernos y motivarnos a nosotros mismos a lo largo de la vida.
Nosotros debemos encender la llama interna que cada uno lleva dentro de sí para poder
llevar adelante esta creación de vida que somos nosotros mismos, pero también para
preservar este fuego y compartirlo con los otros.
La búsqueda de la inteligencia sexual debe seguir adelante si queremos alcanzar
la inteligencia emocional y en consecuencia ser capaces de proteger nuestra salud y a la
vez darnos cuenta de la capacidad tan tremenda de la vida humana para amar y
conectarse con toda otra vida. Hemos logrado unirnos frente a grandes causas como la
lucha contra el cáncer y el SIDA. Ahora necesitamos unirnos frente a esta triple
amenaza fisiológica que está afectando nuestro comportamiento y fragmentando nuestra
sociedad: estamos tomando parte en las muy bien organizadas batallas sobre el
problema del aborto y estamos disparándonos los unos a los otros; los crímenes sexuales
están forzando a las organizaciones ciudadanas a proteger sus vecindarios ante el hecho
de que los tribunales están dejando libres a los enjuiciados que no poseen antecedentes
penales. Todo esto sucede en vez de que combinemos nuestros esfuerzos en la búsqueda
de la inteligencia sexual.
La obesidad acorta la vida; lo mismo hace el alcohol y el cigarrillo. El alcohol y
las drogas arrastran consigo no solamente la vida del consumidor, sino miles de otras
vidas no involucradas en esas actividades de forma directa. El problema de la droga es
un problema de consumo: es un problema del cerebro emocional. Nuestros esfuerzos
para regular la entrada al país del tráfico de drogas suenan bien, pero en ello se está
pasando por alto el hecho de que se necesita que un cerebro humano quiera la droga y
actúe robando para conseguirla. Estamos invirtiendo billones para reglamentar el tráfico
de drogas y el consumo del alcohol y quizás estas cantidades estarían mejor
236

invertidas si lo hiciéramos para desarrollar una inteligencia oral-nasal que nos aportara
alternativas y reglamentaciones a nivel del consumo humano.
Tales batallas continuarán destruyendo nuestra sociedad, hasta que
reconozcamos y nos unamos alrededor de la verdadera causa del problema: las tres
aberturas que llevan hasta el sistema central del cerebro límbico. Si no somos educados
con respecto a esto, estas aberturas serán mucho más destructivas para nosotros que lo
que es el analfabetismo para la sociedad.
Los comentarios en este capítulo son sólo unos esbozos presentados para llamar
nuestra atención sobre la necesidad y las posibilidades existentes. Quizás también estos
esbozos puedan servirte a tí, lector, permitiéndote tomar ciertos pasos en tu vida
personal y la de tus hijos mientras esperamos por soluciones más amplias y totales.
NOTAS

1. Herbert Benson, The Relaxation Response, New York, Avon Books, 1975.
237

Tercera parte

La inteligencia del comportamiento: la existencia


y el cerebro básico
239

CAPÍTULO 13

TRASPASEMOS EL UMBRAL DEL INCONSCIENTE

Yo no soy una cosa suspendida y sin raíces en el


mundo. Yo soy tierra de Su tierra y hálito de Su
hálito

NIKO KAZANTZAKIS
The Saviors of God

El cerebro básico, es acerca de la tierra. Es acerca de la estabilidad y la


seguridad; se trata de la aceptación de la vida tal como se presenta. Se trata acerca de la
vida, la preservación y la creación, no en forma definida sino en un continuum. Estamos
en el continuum. La vida o la onda básica del movimiento de la energía sigue
sucediéndose sin nosotros y también con nosotros, a medida que emergemos a la
existencia.
A través de las estructuras del cerebro básico hacemos nuestra primera aparición
como vida humana. Este es nuestro primer cerebro, el del ritmo básico, el del
movimiento, de la acción y de la reacción. Este cerebro nos expone a la vida a través de
nuestra piel, que ya no se desliza sobre la tierra pero que, sin embargo, busca adherirse a
lo que tenga cerca.
Nos volvemos conscientes de nuestro ser si detectamos las maneras que
inventamos para estar en la tierra. Nos daremos cuenta de los esfuerzos que hacemos
para sentirnos seguros, formando tribus y naciones, y familias o al menos parejas; por
controlar y dominar por medio de nuestro trabajo, nuestros hijos, Dios y, finalmente, por
medio de nosotros mismos. Para formar parte de, o ser partícipes de algo, nos
involucramos de cualquier forma posible, sea ésta social o anti-social, positiva o
negativa, criminal o correcta, liberadora o posesiva, original o adictiva. Hacemos
esfuerzos de todo tipo para llegar a ser.
Es a este primer cerebro al que cualquiera puede decirle que como somos
estamos bien, que Dios nos ama tal como somos, que la naturaleza es así, que ya
pertenecemos. Una y otra vez la vida humana sigue apareciendo y sigue sin ser capaz de
oír este sonido más cercano a la tierra. La esencia del ser. Es en este cerebro profundo
donde aún permanecemos vivos cuando ya los otros cerebros no funcionan más. ¿Qué
tipo de conciencia está allí?
240

• El continuo latir del corazón.


• El continuo respirar de los pulmones.
• La continua expansión/contracción.
Al menos allí existe la continuidad, el continuum.

¿CÓMO LLAMAR A ESTE CEREBRO?

Es difícil encontrar un nombre apropiado para este cerebro, el más profundo.


Desde una perspectiva evolutiva, es nuestro primer cerebro. Fue nombrado sistema-R
por Paul MacLean, porque su formación física es semejante a la del cerebro de los
reptiles. No obstante, también está descrito en los textos médicos como parte del
sistema nervioso central.
Aunque nuestro cerebro más profundo es similar en su estructura al de los
reptiles, y aunque algunas de las actividades básicas de nuestro cerebro parecen muy
«reptilianas», tales como la repetición, la imitación y el engaño, hay también sutilezas
de este cerebro humano que el nombre «sistema-R» no llega a transmitir. Aún más,
considero que el nombre «cerebro del sistema nervioso» pareciera comunicar mejor las
máximas implicaciones que creo están involucradas cuando tomamos en cuenta la
conexión entre este sistema cerebral y toda la columna vertebral, la médula espinal,
incluyendo el sistema nervioso aferente y eferente que recibe impulsos por los poros de
nuestra piel. Sistema-R, primer cerebro o cerebro del sistema nervioso son nombres más
o menos adecuados, pero he decidido resolver la dificultad llamándolo simplemente
cerebro básico, y esto debido a que, a mi parecer, es básico para los otros sistemas
cerebrales como también para el manejo sutil de la energía. No obstante, uso cualquiera
de estos nombres cuando resulta relevante.
Podemos estar conscientes o inconscientes de la energía que llamamos «nosotros
mismos» o de la energía que nos rodea. Sin embargo, la vida continúa con o sin nuestra
conciencia. Este cerebro básico continúa filtrando energía en cualquier estado que
nosotros llamamos de «inconsciencia»: sea causado por un daño físico al cerebro, por
períodos normales de descanso, por el sueño, o simplemente por no estar alerta. Existe
vida en tu cuerpo mientras la energía pase a través de este sistema cerebral básico.
Para lograr el acceso a esta energía necesitamos, al menos, las siguientes
habilidades:
241

• La habilidad de entrar en el ritmo de lo que está sucediendo


• La habilidad de crear parámetros y de disolverlos cuando sean inapropiados.
• La habilidad de observarnos de manera neutral a nosotros mismos y a todo lo
que nos rodea.
• La habilidad de «acercarse a... y alejarse de...» yendo «en tándem» con la vida
más cercana a nosotros, lo cual significa la libertad en este cerebro más profundo.

CARACTERÍSTICAS DEL CEREBRO BÁSICO

Paul MacLean define al cerebro básico como el sistema-R incluyendo al tallo


cerebral, al sistema reticular activador que está dentro del tallo cerebral y al ganglio
basal que rodea a este tallo cerebral. «El tallo cerebral y la médula espinal constituyen
un chasis neural que provee la mayor parte de la maquinaria neural requerida para la
autopreservación y la preservación de las especies»1.
Las estructuras principales involucradas en el cerebro básico son el tallo cerebral
y la médula espinal, que sirven como un canal para los impulsos y la información entre
el medio externo y el cerebro básico; el sistema reticular activador dentro del tallo
cerebral, el cual canaliza la información hacia el cerebro límbico y los sistemas
neocorticales, los ganglios basales que proveen de la función motora, como también del
almacenamiento de la memoria básica de los patrones sensoriales.

El tallo cerebral y la médula espinal

La médula espinal filtra las vibraciones que entran hasta el tallo cerebral y, por
lo tanto, es esencial para la comprensión plena del comportamiento humano relacionado
con este cerebro. La médula espinal se extiende a lo largo de la espalda y es la
conductora de los impulsos desde la piel o mundo exterior hacia el tallo cerebral.
A lo largo de la médula espinal se extiende el sistema nervioso aferente y
eferente. La figura 10 nos muestra al sistema aferente que transporta los impulsos desde
las aperturas o poros de la piel hasta la médula espinal y luego hasta el tallo cerebral.
Dentro del tallo cerebral estos impulsos pasan
242

a través de un grupo de fibras conocido con el nombre de sistema reticular activador y


así llegan al cerebro límbico y luego a la neocorteza. Desde allí los impulsos son
entonces devueltos a través del sistema nervioso eferente a los músculos para efectuar la
acción en el mundo exterior.

Fig. 10. Sistema aferente y eferente. Circuito piel-cerebro-acción2.

*Consultar el original para una revisión más precisa de la figura.*

Es de hacer notar que nuestra médula espinal nos une con el medio ambiente por
medio del sistema aferente y eferente que recibe continuamente impulsos desde nuestros
músculos y nuestra piel. Vemos también que nuestra piel está cubierta de poros, los
cuales constituyen un sistema de aperturas que nos exponen constantemente al mundo.
Aunque estamos acostumbrados a pensar que nuestra piel es un cobertor para nuestro
cuerpo, casi como una defensa, sería más apropiado verla como nuestro intermediario,
nuestra «interfase» con el mundo.
Nuestros poros son los ojos de nuestro cuerpo. Ellos son las aperturas que
permiten que la energía entre en este cerebro profundo; así como la nariz, la boca y los
genitales son las aperturas hacia el sistema límbico y los ojos y los oídos
243

son las aperturas más relacionadas con la neocorteza. Por supuesto que todas las
aperturas están interrelacionadas dentro de los tres sistemas cerebrales.
Lo que está implícito en esta descripción es que estamos constantemente
expuestos el uno al otro y todos a nuestro medio ambiente. La conexión entre el mundo
exterior, nuestra piel, y este cerebro más profundo nos aporta una base fisiológica que
apoya la famosa frase del monje trapense Thomas Merton: «Ya todos somos uno»3.
Esto también ayuda a explicar el inconsciente colectivo propuesto por Carl Jung que
tanto afecta nuestra vida interior. Podemos tratar de no dejarnos afectar por los otros o
de no pensar en ellos, pero en el cerebro más profundo no podemos mantenerlos fuera,
ignorarlos. Siempre estarán allí. Seamos conscientes o no de estas conexiones, todos
estamos conectados colectivamente.
La información procedente de nuestro medio ambiente penetra, por lo menos,
hasta nuestro tallo cerebral sin nuestro consentimiento consciente. Somos conscientes
de ello en forma de sentimiento solamente a medida que pasa por nuestro sistema
límbico, o posteriormente como pensamiento o imagen o intuición al entrar en la
neocorteza. Estas señales podrían mantenerse «inconscientes» hasta que aparecen como
información en nuestro hemisferio izquierdo o en el derecho.
Todo lo que nos circunda y las personas cercanas a nosotros nos están
condicionando continuamente. El contexto completo en el cual vivimos y trabajamos
está informando a nuestro cerebro a través de los poros de nuestra piel, del mismo modo
que una sinfonía informa a nuestro cerebro a través de las aperturas de nuestros oídos.
Lo que podemos deducir de estos procesos es que necesitamos mirar al contenido de
nuestro medio ambiente tan cuidadosamente como veríamos el libro que leemos, la
música que escuchamos o el arte que observamos. Nuestro entorno está impactándonos
continuamente.
Nuestro cerebro básico no solamente es afectado por el entorno en que vivimos,
sino también está a la vez afectándolo y creándolo. La importancia del entorno en
nuestro desarrollo me ha llevado a concebir a la inteligencia de los parámetros, como
una búsqueda de los parámetros que definen y circunscriben el entorno o los diferentes
medios ambientes de nuestra vida, tales como nuestro hogar, nuestro trabajo, nuestras
relaciones y nuestra salud.
Dado que nuestro medio-ambiente nos está «imprimiendo» constantemente,
surgen ciertas preguntas en relación a nuestro grado de conciencia. ¿Hasta qué punto
estamos involucrados activamente en aceptar esta graba-
244

ción? o ¿es que estamos condicionados inconscientemente por ella? ¿Tenemos


participación en este nivel más profundo? Por supuesto que este cerebro profundo
participa y de alguna manera convierte los impulsos que le entran en información pero,
¿cómo podemos nosotros volvernos conscientes de lo que estamos recibiendo o de lo
que ya ha recibido este cerebro? Es exactamente este proceso de cómo los impulsos se
convierten en información reconocible el que buscamos traer a un estado de conciencia
suficiente para permitirnos nuestra participación consciente.
Es obvio que un primer paso para concientizarnos sería enfocarnos en este
proceso de recepción de nuestro medio ambiente a través de las aperturas de nuestra
piel. Este conocimiento implicaría, entonces observación y estudio, tomando en cuenta
que el entorno en el cual vivimos no sucedió casualmente ni fue predeterminado. Más
bien, éste es el resultado del continuo impacto-influencia-grabación-aceptación-reacción
ante la gente, los lugares e información de nuestro medio ambiente. Nuestro cerebro
más profundo ha ido grabando, registrando y almacenando en la memoria distintas
combinaciones de información desde nuestro nacimiento.
Así pues, para ser conductualmente inteligentes necesitamos estar dispuestos a
percatarnos de nuestras interacciones, desde el punto de vista de un observador y no
desde el punto de vista de un propietario de esa conducta. Estamos acostumbrados a
observarnos desde el juicio neocortical o con el agrado o disgusto del cerebro límbico.
Es necesario ser un testigo imparcial de esta interesante combinación de interacciones
complejas que se suceden durante toda nuestra vida y que influyen en nuestro
comportamiento actual. Esta neutralidad nos da la capacidad y el deseo de estudiar
nuestras experiencias de la niñez con la misma curiosidad y aceptación que podemos
utilizar para estudiar cualquier historia, ya sea la historia familiar o la de una nación.
Pregúntate a ti mismo qué ocurrió en el pasado que influyó sobre tu desarrollo y
te está afectando en el presente. En vez de enfocarte en tu padre y madre y en lo que
hicieron o no hicieron en tu niñez, concéntrate en las conclusiones que probablemente
sacaste bajo esas condiciones. Haz lo mismo con las huellas tempranas dejadas en ti por
tu cultura, religión y educación. ¿Qué sería lo que tu cuerpo probablemente decidió en
ese momento?
Necesitas tomar en cuenta los estímulos y tus respuestas, así como también las
conclusiones o reacciones-decisiones de tu cerebro básico si quieres realmente cambiar
tu comportamiento. Si no, tu herencia servirá como una red de resistencia contra
cualquier nuevo deseo de tu cerebro límbico o nueva
245

decisión de tu neocorteza. Esta red de resistencia explicaría por qué la fuerza de


voluntad sola, independientemente de su fortaleza o buenas intenciones, no puede hacer
mucho para cambiar la conducta.
La inteligencia de los patrones fue concebida como una manera de descubrir
estos eslabones tempranos formados como resultado de la exposición e interacción
continua de este cerebro básico con su medio ambiente.

El sistema reticular activador

El sistema reticular activador se encuentra dentro del tallo cerebral tal como se
puede ver en el siguiente dibujo:

Fig. 11. Sistema reticular activador4.

*Para revisar la figura, consultar el original.*

Portero de la conciencia, chispa de la mente, la formación reticular se conecta


con los nervios principales en la columna vertebral y el cerebro. Él escoge los cien
millones de impulsos que asaltan al cerebro cada segundo, desviando lo trivial y
permitiendo entrada a lo vital para poner la mente en
246

alerta. La mente no puede funcionar sin este paquete catalítico de células. El resultado
de su daño es el estado de coma, la pérdida de la conciencia5.
¡Cien millones de impulsos asaltan tu cerebro por segundo! ¿Qué pasa con estos
impulsos? Entran al menos hasta el tallo cerebral y entonces, a través del sistema
reticular activador, la energía puede pasar hasta el cerebro emocional o límbico y luego
hasta la neocorteza, tal como se muestra en la figura 11.
Cuando estos impulsos se registran en nuestro cerebro límbico, comenzamos a
sentir o a permitirnos estar conscientes de lo que estamos sintiendo. Al registrarlos en la
neocorteza comenzamos a pensar, imaginar o intuir. También es posible que no nos
hagamos conscientes de buena parte de la energía que nos está llegando sino hasta más
tarde. En la noche, entrando en la relajación más profunda al dormir, quizás nos
permitamos tener acceso a más información, la cual puede aparecer en imágenes o
mensajes verbales que llamamos sueños, el lenguaje más sutil de este cerebro.
La energía puede también surgir como una comprensión repentina o como un
darse cuenta de forma inesperada. Puede ocurrir que semanas o aún años después,
ocupados en otras actividades, de repente, tengamos un acceso a los impulsos, un
«¡Ajá!». De alguna forma, nos hemos concedido el permiso para tener acceso a la
información que estaba almacenada dentro de nosotros, estructurándose ésta de una
manera nueva y significativa.

El ganglio basal

El ganglio basal se forma alrededor del tallo cerebral e incluye al cau-date


nucleus, al putamen y al globus pallidus. El daño a alguna parte de esta área puede traer
como consecuencia la incapacidad de controlar el movimiento del cuerpo.
Aunque creemos controlar nuestras acciones y aunque queramos controlarlas,
para hacerlo, tenemos que contar con la participación del ganglio basal de nuestro
cerebro básico. Como describe Richard Restak en The Brain, podemos decidir escribir
nuestro nombre y queremos escribirlo, pero para hacerlo, nuestro ganglio basal tiene
que estar involucrado6.
No obstante, MacLean pone énfasis en que el ganglio basal está involucrado en
mucho más que la mera actividad motora. En vez de esperar por
247

los resultados de nuevas investigaciones sobre el cerebro, decidí elaborar más,


basándome en los estudios del comportamiento humano. Me pregunté entonces: ¿es que
el ganglio basal guarda ciertos datos que fueron aprendidos como acción instintiva para
la protección de la vida?, ¿es que los primeros datos de estímulos-respuestas están
guardados en este cerebro como patrones que luego siguen dirigiendo nuestro
comportamiento?, ¿podrá ser que los impulsos, básicos a la vida misma, se archivan a sí
mismos como un patrón sensorial disponible para ser recuperado automáticamente?
Por ejemplo, aprendimos a caminar siendo niños en interacción con nuestro
medio ambiente y por medio de respuestas al estímulo. Archivamos el patrón de cómo
caminar, y ahora caminamos sin pensar en cómo hacerlo. De la misma manera, fuimos
impactados por diferentes tipos de comportamiento en general, no solamente de un
comportamiento motor, de la gente a nuestro alrededor, y aprendimos a actuar en
respuesta a lo que estaba sucediendo. Nuestra reacción al estímulo puede haber sido
imitativa o una reacción contraria. Todo lo que sabemos es que estábamos expuestos y
que nuestro cerebro básico registró nuestra reacción. Así pues, la memoria sensorial, el
mensaje o el patrón, como queramos llamarlo, está registrado en nuestro cerebro básico.
Aunque los reptiles pueden tener acceso a estos patrones directamente, a través
de sus cerebros reptilianos, quizás los seres humanos solamente pueden recuperar estos
patrones instintivos cuando hay el mandato del centro neocortical en colaboración con
el deseo del sistema límbico. O quizás es aquí, en el cerebro básico, que todos los
patrones están archivados y pueden en un nivel más sutil, ser activados por estímulos
del medio ambiente, aun sin el acuerdo consciente del sistema neocortical o del sistema
límbico. Todos hemos vivido la experiencia de decidir no tomar otro trago o no comer
más torta creyendo que realmente no queríamos más, hasta encontrarnos, sin darnos
cuenta, con más bebida o postre en nuestras manos. Decimos luego: «No sé cómo
pasó». Hemos decidido innumerables veces que definitivamente no vamos a reaccionar
frente a la persona que nos pone furiosos, pero algo ocurre y reaccionamos. ¡Y de qué
manera!
Algo en nosotros es estimulado por algo de la otra persona. Hasta ahora hemos
llamado a esto el inconsciente, y de esa manera nos hemos sentido liberados de conocer
y aceptar nuestro propio comportamiento, o peor aún, nos hemos sentido liberados para
culpar a la otra persona, a la situación o a la vida misma. Ahora bien, conociendo
nuestro cerebro básico, podemos hacernos conscientes de que lo estimulado es el
mensaje o patrón que tenemos archivado en nuestra memoria.
248

En vez de culpar al otro o escondernos de nuestra memoria como si fuera un área


oscura inmanejable o una sombra, podemos volver de nuevo a esta memoria, para
buscar y conformar nuevas decisiones. Y, cuando no podamos tomar una decisión
nueva, al menos podemos estar conscientes de que la raíz de un problema específico
yace dentro de nosotros y no en la otra persona. El otro es solamente un espejo que nos
estimula.
La existencia de los patrones sensoriales archivados en el cerebro básico también
explica el proceso de adicción en el que estamos todos involucrados, si no es con
alcohol o con drogas, entonces es con comportamientos habituales y repetitivos. Creo
que es importante darse cuenta y admitir que todos somos adictos a algo. Ciertamente
que las adicciones positivas pueden ser de gran ayuda. El punto estaría en hacerse
consciente del proceso adictivo y escoger adicciones que vayan a favor de nuestras
vidas.
Hemos estado concentrados en la memoria motora de este cerebro más que en
nuestros patrones de comportamiento. Yo creo que es en este cerebro donde debemos
buscar para así descubrir las raíces y las sutilezas repetitivas de nuestros patrones. Para
hacernos conscientes a este nivel, de huellas y adicciones, estoy proponiendo el uso de
la inteligencia de los patrones.

LA ENERGÍA Y EL CEREBRO BÁSICO

Cuando comencé a investigar cómo las características del reptil podrían ser
útiles al desarrollo humano, me sentí atascada en cierta visión limitada y
predeterminada. Al relacionar este cerebro básico con las vibraciones gruesas de
estímulo-respuesta, me sentí atrapada por las interpretaciones de la psicología
conductista, así como por el enfoque científico sobre el estímulo-respuesta. Recurrí
entonces a otra de mis actividades favoritas: observar el cerebro humano a través de los
lentes de la nueva física. Aprendí de ésta que no existe separación entre la materia y la
energía. Sólo hay energía y toda energía es vibración. Por ello, este cerebro básico debe
también ser energía en continua vibración.
Si toda realidad es energía, la energía se nos presenta a veces en forma de onda,
otras veces en forma de onda interrumpida que llamamos partículas. Toda forma
ondulada es vibración. La intensidad, variación o amplificación de una onda produce lo
que llamamos ondas altas y ondas bajas o la cresta de una ola. El alza y la baja es la
onda en movimiento continuo. Empecé a reflexionar sobre la forma de onda como
característica de este cerebro básico.
¿Qué tal si viéramos al comportamiento humano en forma de onda? ¿Cómo
comenzaría la pulsación? Si continuara en forma repetitiva como las olas
249

del mar, ¿qué produciría esto en el aprendizaje del ser humano? Si la vida fuera una
pulsación repetitiva de energía, ¿cómo se llevaría a cabo el aprendizaje?
Así surgió en mi mente un diagrama (ver la Figura 12) en la que el centro se ve
como una onda que se mueve hacia algo y se aleja de algo, ilustrando así los
movimientos básicos o la conducta de un aprendiz. Las líneas horizontales sugieren a la
energía del aprendizaje moviéndose en forma de onda repetitiva, cada onda
representando a una fase más intensa o acumulación de aprendizaje. Una y otra vez nos
lleva la fuerza del movimiento y de la repetición. Recibimos continuamente una
retroalimentación sensorial, que, si es favorable, nos mueve hacia adelante en el
aprendizaje y nos aleja si es desfavorable. Yo concebí a la onda como energía neutra en
un ritmo continuo y repetitivo.

Fig. 12. El aprendizaje y el comportamiento como una onda repetitiva


de movimiento.

*Para ver la figura, remitirse al original.*

Por favor léelo de abajo hacia arriba como si estuvieras leyendo un proceso
neutro, repetitivo, que comienza con atracción y repulsión y que a lo
250

largo de la repetición continua, se convierte en una ruta y luego en rutinas. Una vez que
las rutinas son repetidas, se vuelven hábitos y luego adicciones, valores, rituales,
religiones, profesiones y finalmente instituciones7.
Día y noche, nos acercamos y alejamos, sutilmente o no tan sutilmente, de gente,
sitios, situaciones, ideas, colores, sentimientos, etc. Esto lo conocemos como instinto,
aunque a menudo nos referimos a este proceso básico sensorial como al inconsciente.
Aunque no sabemos cómo sucede dentro de nuestro cerebro, nuestro comportamiento
revela un ritmo continuo y repetitivo. Cuando nos acercamos a algo una y otra vez,
vibramos con ello, pulsamos con ello, somos atraídos a ello, lo imitamos una y otra vez,
entonces comprobamos la capacidad para hacerlo. Si podemos una y otra vez,
perseveramos y entonces seremos capaces de actuarlo y de repetir esas actuaciones.
Cuando hemos hecho esto suficientes veces, se transforma en nuestra ruta, rutina o
hábito, algo que valoramos profundamente.
Al añadir pensamientos conscientes, arte y música a una rutina, tenemos un
ritual. De estas rutinas y rituales vienen nuestros valores y la conciencia. Si construimos
una rutina en el espacio, se convierte en una organización o una institución. A mayor
escala y a través del tiempo, estas rutinas, rituales, valores, e instituciones emergen
como nuestras rutas, nuestra cultura o la nación. Si miramos hacia atrás en nuestras
historias personales, familiares o institucionales podemos detectar las rutas que hemos
trazado a lo largo del tiempo.
De la misma forma que nos acercamos a algo, también nos alejamos. Cuando
repetimos ese proceso de retiro o distanciamiento una y otra vez, ya no estamos
pulsando con ello, lo rechazamos, nos distanciamos y nos engañamos a nosotros
mismos, decimos que ya no somos capaces, que no queremos hacer la acción y la
evitamos. Continuamos evitándola hasta que nos desplazamos, lo que quiere decir que
ni siquiera nos damos cuenta de nuestra propia evasión. Podremos desarrollar hábitos de
engaño, escondiéndonos de nosotros mismos y de los demás. A medida que nos
alejamos de las personas, cosas, ideas, o grupos, podemos llegar a desarrollar rutinas
antisociales, que pueden luego convertirse en rutinas criminales.
Creo que este movimiento sutil y neutro del cerebro básico explica por qué estas
rutinas, hábitos, rituales y valores antisociales se arraigan tan profundamente al igual
que cualquier valor socialmente aceptado. También desarrollamos profesiones y
organizaciones antisociales tales como las pandillas
251

o grupos organizados del crimen, para continuar con este comportamiento. Observemos
el alto índice de reincidencia cuando tratamos de cambiar el comportamiento criminal.
Ni el castigo ni los premios han tenido mucho éxito en erradicar el comportamiento
antisocial. Muchos programas bien elaborados por la neocorteza acompañados de la
mejor buena voluntad, corazón y deseo del cerebro límbico, no tienen éxito. Creo que
obtendremos buenos resultados con la conducta criminal solamente cuando aprendamos
a tomar en consideración a este cerebro básico de los patrones y condicionamientos.

EL MOVIMIENTO ONDULATORIO EN OTRAS FORMAS DE


VIDA

El movimiento básico de acercarse y alejarse no sólo se encuentra en el


comportamiento humano sino en muchas otras áreas de la naturaleza. Las observamos
en las olas del mar y en las ondas más solidificadas de las formaciones rocosas. El río
también se mueve hacia y se aleja de su ribera. En la naturaleza, la onda del agua fluye
acercándose hacia y alejándose de, en un movimiento constante contra los parámetros
de las riberas de la tierra, las cuales también se forman a sí mismas en interacción con el
agua.
El reptil claramente se acerca y se aleja con su piel deslizándose sobre la tierra.
El pez sigue el mismo movimiento en el agua. Los pájaros vuelan en el aire usando el
mismo movimiento de onda, esta vez subiendo y bajando. Vemos vida en el agua, sobre
la tierra y en el aire, toda ella involucrada en este movimiento repetitivo de la onda
básica.
Sería sorprendente que la vida humana no estuviera también sujeta a este
movimiento constante en ondas. La configuración de onda que se acerca y aleja la
vemos solidificada en la estructura física de la columna vertebral humana. Esa
estructura básica, en forma de onda, es la que protege la médula espinal y la que lleva
las vibraciones hasta el tallo cerebral del cerebro básico. Fue a partir de este
movimiento ondulatorio característico que comencé a estudiar el uso activo consciente
de la onda de la energía como una inteligencia y formulé la información descrita como
la inteligencia básica.
Es difícil para mí describir la dulzura que hay dentro de esta energía. Yo pienso
que proviene de una composición química diferente a la del cerebro emocional y
diferente también al éxtasis meditativo del hemisferio derecho. Yo sé que su frecuencia
vibracional es diferente. Es placentera, pero no es placer. La energía de este cerebro
tiene una tranquilidad que pareciera que se pudiera prolongar por siempre. Es calma,
facilidad de movimiento, gracia
252

en el movimiento: ni es forma ni es gracia, es un vaivén, como si siempre o en cualquier


orden el movimiento está bien.
Su energía es paz, es un alinearse; es como si uno fuera llevado. Así, tanto como
yo amo la sensación de la pasión y la excitación y la felicidad de la meditación, veo que
la energía de este cerebro tiene una cualidad adictiva. Contiene un elixir, tranquilidad y
alineamiento. Yo logro estar en ella mientras estoy en movimiento, mientras me ocupo
de las cosas cotidianas: fregando los platos, atendiendo el jardín, arreglando los
muebles. Lo que noto es que mi cuerpo está confinado a un cierto espacio y me muevo
fácilmente mientras hago una cosa o la otra, sin distracción de pensamientos o
emociones. Yo no sé si mi mente está divagando. De lo único que estoy segura es que
estoy atendiendo a esa determinada ocupación y esto usualmente sucede dentro de un
espacio y un tiempo definidos. Yo quiero experimentar esto aún más. Quiero ésta
energía en todas las áreas de mi vida: en mi trabajo, en mi hogar, en mi actividad diaria;
en mi salud y si es posible, también con mis relaciones más cercanas.
Tal como lo he descrito hasta ahora, la energía de este cerebro es como ser
transportado o llevado gentilmente. Pero también he experimentado otras energías que
atribuyo a este cerebro que son más intensas. Presentan la misma cualidad de
alineamiento, tal como es estar sincronizados mientras se baila, esa sensación de «ir
con» y estar siendo llevado a la vez. Al mismo tiempo es como si mi energía no
estuviera en correspondencia con la actividad que hago: siento compulsividad, como si
algo manejara mi energía en vez de yo estar en control. En el momento que siento o
pienso que estoy fuera de control, estoy en el cerebro de sentir o en el de pensar y no en
éste cerebro del actuar.
Al mantenerme en el cerebro básico, siento que no estoy manejando mi cuerpo
proporcionalmente con la acción que ejecuto, y las sensaciones que experimento por
esta falta de control son diversas: el caos, la incomodidad, el miedo, la ansiedad y
algunas veces el pánico. Es arrollador. Tengo la sensación de estar haciendo algo cuando
no quiero, de sentirme controlado por ello. Esta sensación está presente en toda
compulsión. Decimos que somos manejados en vez de decir que nos sentimos
transportados. Creo que ocurre así porque este cerebro está controlándonos, pero nuestra
concentración está en otra parte, no está en este sistema cerebral y tampoco está yendo
con el ritmo de la energía. La esencia del control en este cerebro estaría en entrar en el
ritmo, enfocarnos en él y a través de este enfoque ser capaces de bajar la velocidad de
acuerdo con lo que se esté haciendo.
NOTAS

1. MacLean, Triune Brain, p. 23.

2. Eric R. Kandel y James H. Schwartz, Principies of Neurtil Science, 2a edición,


Appleton y Lange, 1985.

3. Thomas Merton, monje Crapense, en la Conferencia Espiritual N. 1 del Templo


del Entendimiento (Calcuta, India 1968).

4. Diagrama simplificado tomado de The Brain: Mystery of Matter and Mind, p.


123.

5. The Brain: Mystery of Matter and Mind, p. 123.

6. Restak, The Brain, p. 88.

7. Notar que tres de las características básicas de las investigaciones de MacLean


-imitación, engaño y repetición- descritas en el capítulo XIV están incluidas en este
diagrama del aprendizaje y el comportamiento.
253

CAPÍTULO 14

CARACTERÍSTICAS DEL COMPORTAMIENTO REPTIL

En 1979, siendo Directora de la Escuela Mead, me afectó profundamente un


artículo de Paul MacLean sobre la conducta del reptil. Como fundadora de la escuela, en
1969 yo había diseñado diferentes ambientes con el fin de poder observar
continuamente el aprendizaje temprano de los niños. Interesada en las teorías de Piaget,
Jung y Carl Rogers, difícilmente esperaba la intromisión de reptiles y de investigaciones
sobre el cerebro. Pero allí estaban.
Por largo tiempo había estado trabajando para ayudar a los niños a ser generosos,
preocupados por los demás, amorosos y gentiles. Muy a menudo lo que había visto en
estos niños de corta edad eran las peleas entre ellos, el quitarse unos a otros los objetos,
el morderse unos a otros y la lucha por el territorio. No había una explicación
psicológica de estas conductas que realmente me satisficiera. Yo había diseñado el
centro de aprendizajes para las edades entre dos y seis años basándome en los estudios
de Piaget, pero posteriormente encontré que el trabajo de Carl Jung era más
impresionante, especialmente lo relacionado con las cuatro tipologías descritas por él.
Resultaba evidente cuándo un niño era un pensador y se enfrascaba en las tareas
mentales. También era fácil distinguir a un niño orientado sensorialmente y a un niño
emocional-relacional. Aún más obvio era distinguir al niño intuitivo que siempre se
mantenía atrás y observaba desde la distancia. Sin embargo, nada parecía tan acertado
como la presentación del cerebro reptiliano de MacLean con su explicación de la
territorialidad, inseguridad, temor, posesión y posesividad. Con la excepción del
apareamiento y la crianza, la siguiente lista nos presenta un recuento preciso de las
principales actividades de los niños entre tres y cinco años de edad. Las conductas
reptilianas estaban presentes, de manera sutil y no tan sutil, en los niños de edad
preescolar. Yendo más lejos, las he encontrado en mis hijos adolescentes y en mi propia
conducta de adulto.
254

¿Desearías contrastar tu comportamiento con los siguientes comportamientos


básicos de los reptiles? ¿Puedes reconocerte a ti mismo o reconocer a otros en tu hogar
o en tu lugar de trabajo?

Formas especiales del comportamiento básico

Selección y preparación del habitat. Dominio.


Establecimiento del territorio.
Uso del sitio del hogar.
Señalamiento de preferencia de lugares.
Hacer rutas. Demarcar el territorio. Patrullar el territorio. Despliegue de ritual en
defensa del territorio, comúnmente utilizando el uso de coloración y adornos.
Luchas intra-específicas formalizadas en defensa del territorio. Despliegue triunfal en
defensas exitosas. Asumir posiciones distintivas y colores en señal de rendición.
Uso de sitios para defecar. Hacer correrías. La cacería. Regresar a casa.
El atesoramiento. La formación de grupos sociales. El establecimiento de la jerarquía
social por medio del despliegue y de otras maneras. El saludo.
Acicalarse para aparearse. Cortejar con despliegue usando colores y adornos. Aparearse.
Cruzarse y en casos aislados, atender a la cría.
Reunirse en bandas. Migrar. Paul MacLean1

*Para una mayor comprensión de la figura, consultar el original.*


255

Para aquellos que tienen dificultad en comparar a los humanos con los reptiles o
animales, MacLean dice: «En ningún caso la intención es de igualar animales y
humanos. Más bien está visto como una suposición razonable que si cierto tejido
cerebral de una variedad de especies es generalmente semejante en sus componentes,
construcción y conexiones, podría tener funciones correspondientes»2. Es de hacer
notar que no estamos igualando a humanos y reptiles, sino más bien utilizando
información sobre reptiles para ver si nos ayuda a aclarar nuestras acciones humanas y
nuestro cerebro básico. Después de estar lidiando con la oscuridad y el inconsciente por
siglos a través de la mitología y la religión y ahora la psicología moderna, estamos en la
búsqueda de todo aquello que pueda ayudar a hacernos conscientes en este cerebro. El
hecho de que una de nuestras tres estructuras cerebrales esté conformada de manera
similar a la estructura del cerebro reptil, implica que, por lo menos, deberíamos estar
dispuestos a buscar semejanzas en algunas funciones que se correspondan. Y... después
de haber descubierto y admitido estas asociaciones, ¿qué hacer entonces? Propongo
utilizar la aceptación, el humor, el respeto, la curiosidad y la flexibilidad, todas
importantes para permitirnos un acercamiento a estas otras formaciones de vida.
La aceptación es el opuesto de la negación. Es la disposición a ver lo que es, sin
necesidad de defensa o explicación. El propósito o valor de la aceptación, como opuesto
a la negación, radica en que nos permite tener información sobre nuestras acciones, en
vez de esconderlas de nosotros mismos o permitir que los demás vayan descubriéndolas
poco a poco. La aceptación es más fácil de describir que de realizar. La aceptación de
mi territorialidad, o la de los otros incluyendo la de mis hijos, no es fácil. El próximo
paso sería aprender a respetar el territorio ajeno en vez de invadirlo. «El escritorio de mi
marido es de él, a pesar de todo lo desordenado que esté».
El sentido del humor es también vital en el manejo de estos comportamientos
naturales y primordiales. Puede no ser divertido ver a tu hijo de dos años de edad
arrebatar en vez de compartir el juguete al amiguito con el que quisieras que se llevara
bien. El conocimiento de que esta conducta es el cerebro básico en acción territorial
primordial, puede ayudarte a comprenderlo. En ningún momento esto es un indicio de
que ese niño va a ser un adulto frío, calculador y egoísta. Cuando te encuentres a ti
mismo siendo territorial y no queriendo compartir, puede que tengas aún mayor
dificultad en tomarlo a la ligera. Toma tiempo desarrollar un sentido del humor contigo
mismo, pero es vital para llevar a cabo la auto-observación, es la clave para vivir con el
cerebro reptil propio.
256

Además de la aceptación y el humor he encontrado la curiosidad


extremadamente útil. Comprometiéndome activa y neocorticalmente en la búsqueda de
las características de otro ser y luego compararlas con mis acciones se ha convertido en
un pasatiempo interesante. Podría ser un pasatiempo vital que algún día podría jugar un
papel clave en nuestro deseo de salvar la vida sobre este planeta. La respuesta ante la
interrogante de cómo toda vida está realmente relacionada entre sí, podría permitir, por
ejemplo, que los integrantes del movimiento ecológico tomaran una actitud más amable
hacia los seres humanos. Más que castigar nuestros hábitos inconvenientes, los
ambientalistas podrían estar en capacidad de desarrollar un tipo de educación, que
simpatice con todas las formas de vida, basado en nuestros tres sistemas cerebrales
diferentes, de los cuales sólo uno de ellos es más característico del ser humano.
Habiendo desarrollado esta curiosidad, encuentro lógico y más fácil respetar el
comportamiento reptiliano de aquellos seres humanos cercanos a mí, así como también
a las otras formas de vida. Para respetar las acciones y territorios de otros yo he
necesitado la imagen guiadora de la flexibilidad. La flexibilidad, a quien llamo a
menudo como la diosa o la mascota del cerebro básico, me ha ayudado más allá de lo
creíble. Es tan maravillosa que la he desarrollado como la inteligencia básica. Soy capaz
de respetar moviéndome hacia o alejándome de, siendo flexible cuando me topo con
esas conductas que he sido condicionada a rechazar a lo largo de mi vida.

CARACTERÍSTICAS DE LOS COMPORTAMIENTOS


REPTILIANOS Y HUMANOS

MacLean en su presentación del comportamiento reptiliano hace énfasis en las


seis formas generales de la conducta: isopraxismo (imitación), tropismo
(comportamiento innato), comportamiento engañoso, hacer rutinas, repetición y
reconstrucción3. ¿Cómo corresponden estos comportamientos a conductas humanas?

Imitación

Los animales se involucran en el comportamiento imitativo para reconocerse


unos a otros, para la autopreservación y procreación4. El ser humano
257

también imita para auto-preservarse, agrupándose, formando así pueblos y naciones.


Imitar para el reconocimiento y la preservación puede sin duda explicar por qué
cuando los humanos alcanzan la adolescencia buscan imitar las vestimentas,
vocabularios, estilos de peinados, valores y acciones de una nueva tribu o pandilla de
amigos. Los mejores esfuerzos de la escuela y la familia no pueden impedir este
comportamiento primario de identificación y de reconocimiento. Tal vez la formación
de pandillas es realmente el esfuerzo del adolescente buscando seguridad en un mundo
más amplio que el de su familia. La imitación aparece como un fenómeno humano a
toda edad y cultura. En nuestra vida hemos imitado los seres queridos y nos vestimos y
actuamos de formas similares en nuestras organizaciones y en las naciones.
La imitación ha sido criticada severamente. No obstante, la imitación y su
opuesto, la inhibición o el rechazo de seguir una acción, pueden convertirse en
herramientas conscientes, tanto así que las he incluido a las dos en el proceso de la
inteligencia básica. Por ejemplo al enfrentar la adicción, sólo la habilidad de inhibir
cierto comportamiento e imitar otro, puede ser lo suficientemente fuerte para ayudar a
alguien a cambiar. Razonar ayuda solamente un poco y más importante es el deseo, pero
sólo la capacidad física para imitar e inhibir será lo suficientemente potente para
redirigir mi acción física hacia un nuevo comportamiento.
En nuestras escuelas hemos buscado hacer énfasis en la razón y la creatividad y
hemos pasado por alto la imitación como una experiencia con un potencial positivo en
el aprendizaje. Por el empeño en impedir la copia y el plagio, hemos dejado de
considerar la imitación como una gran manera de aprender. No obstante, en los primeros
años de vida de los niños, le damos un completo apoyo a sus capacidades imitativas.
Con rapidez increíble llegan a ejecutar con maestría tanto la complejidad del lenguaje a
través de la imitación oral, como la sutileza de la coordinación física a través de la
imitación visual. En los años escolares subsiguientes, rechazamos la imitación al
considerarla como una falta de originalidad. De esta manera nos separamos de esta
modalidad básica del aprendizaje.
Como adultos, a menudo nos olvidamos que solamente necesitamos mirar hacia
afuera, al mundo, para descubrir la gente más avanzada que nosotros y comenzar a
imitarlos. Todos los otros y las otras pueden ser nuestro recurso. El aprendizaje no tiene
que ser limitado a los libros o depender de un profesor que tome la iniciativa. Los
recursos siempre están disponibles. Imitar a alguien que lo sabe hacer mejor que yo,
revela inteligencia. Las escuelas podrían restaurar el poder de la imitación al organizar y
estimular a los estudiantes para
258

que aprendan en equipos. Luego podrían utilizar exámenes individuales para asegurarse
de que cada estudiante ha logrado la comprensión necesaria.

Comportamiento innato o tropismo

MacLean cita el tropismo o comportamiento innato como otra gran característica


del comportamiento reptiliano. El comportamiento innato se refiere a una inexplicable
respuesta, positiva o negativa, a un estímulo. En los animales, a veces el color, otras
veces una manera diferente de moverse, desata una respuesta básica positiva o negativa.
Según MacLean, este comportamiento innato es aún inexplicable. Este autor cita los
patrones fijos de acción en peces refiriéndose al uso que hace Konrad Lorenz de la
palabra impresión (imprinttng) como «...una forma especial de aprendizaje que ocurre
solo en períodos críticos del desarrollo de un organismo». Lorenz describe cómo un
pichón de pájaro, durante un período crítico, «se apega a la primera criatura que
encuentra»5.
Este fenómeno de «apegarse en momentos críticos» es lo que yo creo que ocurre
en los primeros años de los humanos durante períodos críticos. No sabemos de manera
cierta qué hace que algo sea crítico o peligroso para una persona. Sin embargo, lo que es
muy evidente es cómo nuestras mentes «se congelan» o «se adhieren» alrededor de
ciertos eventos ocurridos en la niñez, que luego van a influir en nuestro comportamiento
para toda la vida. Frecuentemente, al trabajar con individuos en circunstancias
problemáticas de su vida adulta, he visto cómo a su dificultad se le puede seguir la pista
hacia atrás hasta las imágenes que su cerebro grabó de sus padres o de situaciones
ocurridas en un período crítico. Es como si la mente se atara a esa imagen, se congelara
y se quedara agarrada a ella. Podemos denominar esto una huella o podemos decir que
se ha establecido un patrón. Lo que resulta claro es que la causa del comportamiento ya
no es aparente. El adulto ya no está más consciente de por qué piensa o reacciona de
esta manera sino que piensa que es normal actuar de esa determinada forma o que es así
como son las cosas, hasta que, con la ayuda de alguien, aparece en los recuerdos, la
imagen temprana. En retrospectiva la persona es capaz de ver dónde se congeló y se ató
alrededor de una imagen.
Por ejemplo, Mary es una mujer de cincuenta años, una bibliotecaria que
estudiaba arte en sus horas libres con el deseo, pero sin el valor, de establecerse como
artista profesional. Al yo instarla a que viajara mentalmente a su pasado, ella encontró
en su memoria la desaprobación de su mamá por
259

la carrera de artista de su papá. Mary grabó esa reacción como una huella que impidió
que ella adoptara la carrera de artista a pesar de su gran talento. Aunque era capaz de
comprender lo que motivaba la desaprobación de su madre -la necesidad de la madre de
tener un ingreso seguro para la familia- ella no era capaz de sobrepasar una resistencia
básica para convertirse en artista. Retornando mentalmente a sus recuerdos de la niñez,
pudo ponerse en contacto con el amor por su padre (sistema límbico). Apoyada en este
amor, pudo revisar su temprana decisión y el patrón, y tomar una nueva decisión (ver el
capítulo sobre la inteligencia de los patrones). Estableció nuevos parámetros que le
sirvieron de soporte a su cambio exitoso hacia la nueva carrera de arte (ver capítulo
sobre la inteligencia de los parámetros). Su éxito en la nueva profesión refleja su
inteligencia básica, que le ayudó a cambiar una decisión congelada en su mente desde la
niñez.
Es relevante recordar que esto puede ser igualmente cierto cuando grabamos
reacciones positivas a una edad temprana. Aunque quisiéramos atribuirnos la grandeza
de nuestra vida adulta a nosotros mismos o a nuestros esfuerzos, es posible que la mayor
influencia provenga de las grabaciones positivas recibidas de alguno de nuestros padres
durante la niñez. En los humanos, estas huellas que hemos estado llamando innatas,
inexplicables o inconscientes, son lo que yo creo puede aclararse por medio de la
inteligencia de los patrones y cambiarse, si se desea, por medio de la inteligencia de los
parámetros.

Decepción

MacLean hace énfasis en la decepción, el engaño, como una destreza necesaria


de todos los reptiles para su supervivencia. Ellos utilizan el comportamiento engañoso
para adquirir alimento, así como para cubrir otras necesidades tales como la morada o la
pareja. También se usa el engaño para evitar la muerte6. En los humanos, mientras
predicamos contra el engaño en nuestra religión y en charlas sobre los valores,
enseñamos el engaño en todos los deportes. Practicamos el engaño en todos los grandes
sucesos, bien sean diplomáticos o militares, financieros o amorosos. En la sociedad
sofisticada frecuentemente reconocemos al engaño como una destreza.
Aquí de nuevo, podríamos avanzar a grandes pasos si reconociéramos
conscientemente la existencia del engaño y lo admitiéramos abiertamente como una
medida para preservar la vida. Si la palabra engaño está demasiado
260

vinculada con el delito, deberíamos por lo menos reconocer al engaño como una manera
de evasión.
Por ejemplo, ante la televisión los domingos por la tarde, toda una nación mira
cautivada la táctica engañosa de un jugador de fútbol que le ayuda a salvar y evitar
obstáculos para finalmente alcanzar la meta. Sin embargo, en el hogar nos dirigimos a
nuestra esposa e hijos sin darnos cuenta de que evitar hábilmente o evadir un tema,
puede ser necesario para lograr una cena tranquila, sin batallas o un programa de
televisión sin interrupciones. Una crítica es lanzada por la esposa o el esposo, y el otro o
la otra cae enseguida en una defensa racionalizada o bien se engancha en el orgullo y
tropieza con un montón de quejas como «esta familia es imposible» o «las cenas
familiares son siempre un tormento».
Efectivamente, necesitamos esta inteligencia reptiliana aunque fuese necesario
darle otro nombre. He incluido «el evitar» dentro de la inteligencia básica, como la
capacidad de acercarnos y de alejarnos de algo o alguien. ¡Es básico!

«Rutinización»

Según MacLean los animales no sólo tienen rutinas principales que ellos siguen
sino una serie de subrutinas, que pueden llegar a ser estructuras rígidas en términos de
patrones y tiempos en que ocurren. Por medio de estas rutinas, ellos escogen territorios
y se ocupan reiteradamente en la misma función en las mismas temporadas7.
Todos conocemos a alguien que tiene rutinas establecidas o las tenemos nosotros
mismos en relación a algún área de la vida. Si no es sentarse en el sillón de la televisión,
podría ser tomar el aperitivo antes de comer, o nuestra taza de café o la lectura matutina
del periódico.
MacLean evidencia que los animales son esclavos de sus rutinas y subrutinas.
¿Somos nosotros también esclavos de nuestras rutinas, sólo que somos renuentes a
admitirlo? Aunque como humanos decimos que valoramos la creatividad y la razón, la
manera más fácil de molestar a un ser humano es interrumpirle una rutina. Si me
interrumpen el café de la mañana, aun con la más inocente de las preguntas, surge en mí
la rabia o la evasión.
Encabezando la lista de las mayores causas de estrés están las interrupciones de
las rutinas básicas, tales como un cambio de trabajo o de hogar o de pareja. Cualquier
persona o grupo que ha sobrevivido un cambio importante
261

de casa u oficina, jura que nunca más repetirá la experiencia. Es claro que valoramos las
rutinas aunque no queramos reconocerlo así. Las rutinas son para este cerebro básico lo
que la racionalidad es para el hemisferio izquierdo de la neocorteza: lo que sabe hacer
mejor.
En este cerebro básico ordenamos, arreglamos y organizamos en rutinas las
vibraciones en las que podemos confiar y con las que podemos contar. Este fenómeno,
el de ordenar las vibraciones en este nivel, es algo tan importante que lo he considerado
en sí mismo una inteligencia con derecho propio. La inteligencia de los parámetros es el
proceso por el cual nos volvemos conscientes de nuestras rutinas y podemos ver cuáles
son los parámetros espaciales y temporales apropiados para establecer rutinas para guiar
la energía en las actividades básicas de la vida.
Tal vez deberíamos estudiar las siempre cuidadosas rutinas de muchos animales.
Ellos no cuentan con una neocorteza para buscarle excusas a sus rutinas. La atención
asidua de un pájaro haciendo un nido y la cooperación de las hormigas cargando
alimento son sólo dos ejemplos. Todo el mundo reptil y animal ofrece elegantes
ejemplos de parámetros y rutinas. Ojalá pudiéramos tratar las rutinas con el mismo
respeto que los animales lo hacen o con el mismo amor y conciencia que nosotros
concedemos a la creatividad. Las rutinas y la creatividad son muy diferentes entre sí, sin
embargo, ambas son necesarias y apropiadas en las diversas circunstancias de la vida
humana.

Repetición

Los animales a menudo utilizan el despliegue o el señalamiento de forma


repetitiva. La persistente repetición de la ostentación frecuentemente gana la hembra
deseada8. Quizás la diferencia en el cortejar humano es que la hembra puede manifestar
una persistencia igual o mayor que la del hombre.
MacLean también hace referencia a que las repeticiones son utilizadas como
desplazamiento, es decir, cuando el comportamiento no es apropiado a la situación. El
pájaro empolla aunque el peligro esté cerca9. Ocurre de forma similar en nuestras vidas.
El ejemplo más famoso de la historia es el de María Antonieta, que continuaba sus
rituales evitando así darse cuenta de la inminente Revolución Francesa. Todos tenemos
la tendencia a la eva-
262

sión, ocupándonos frecuentemente de hacer lo mismo una y otra vez, en vez de


involucrarnos directamente con energía que nos puede causar dificultad. Algunas veces
somos conscientes de nuestra evasión, otras no lo somos. Necesitamos el conocimiento
de nuestros patrones, tanto como la práctica de la autoobservación para hacernos
conscientes de un comportamiento tan básico como el de la evasión.

Reconstrucción (repetir actuaciones pasadas)

Tal como la repetición, el realizar de nuevo comportamientos ya exhibidos es un


fenómeno básico involucrado en el establecimiento de rutinas. El reptil es capaz de
hazañas de actuación repetida. MacLean menciona que entre 10.000 a 30.000 tortugas
Ridley retornan a los viejos sitios de anidación a lo largo de las costas del océano
Pacífico, y habla de las innumerables hembras de las tortugas verdes del Brasil que
emigran a una isla a 1.400 millas de distancia repitiendo esta acción regularmente cada
2 a 3 años10.
¿Será tenacidad o una huella en la memoria lo que gobierna a las tortugas? ¿Es
que tenemos una memoria llena de huellas impresas? y, si es así, ¿quién o qué nos la
está imprimiendo? Ahora sabemos que las acciones de nuestros padres y las influencias
de todo aquello que nos circunda ciertamente nos imprimen unas huellas al entrar por
nuestros poros y ser procesadas por medio de nuestro sistema nervioso aferente-eferente
hasta nuestras estructuras cerebrales. ¿Estaría esta memoria sensorial, sobre la cual
teorizamos en el capítulo anterior, localizada en los ganglios basales y deberíamos
entonces estar conscientes de que poseemos una memoria para reconstruir acciones en
este cerebro básico?
Cualesquiera sean los descubrimientos fisiológicos que nos depara el futuro, al
menos no necesitamos sorprendernos al descubrir nuestra capacidad humana para
perseverar o repetir los mismos hábitos una y otra y otra vez. Consideramos estos
patrones como inconscientes porque ¿estamos tan poco alerta, tan desacostumbrados a
observar nuestro comportamiento repetitivo... ¿o es solo que estamos reacios a
admitirlos? Nuestra neocorteza nos critica por actuar de la misma manera una y otra
vez. No estamos dispuestos a admitir nuestras adicciones y quizás quisiéramos cambiar,
pero de alguna forma el patrón vuelve a suceder.
263

LA REPETICIÓN, LA RECONSTRUCCIÓN DE ACCIONES


PASADAS, LAS RUTINAS

El mismo fenómeno de la repetición está involucrado ya sea que estemos


enfatizando acciones, rutinas, valores o adicciones. Frecuentemente esta propensión a
repetir la misma cosa una y otra vez es la fuente de un gran desaliento. Nos extrañamos
de por qué es tan difícil cambiar el comportamiento humano. Después de miles de años
de erudición, comprensión, leyes, ciencia y tantos otros logros humanos, ¿por qué aún
hay áreas en las cuales pareciera no haber avance alguno? Prisiones, hambre, crimen,
pobreza y guerras que repetimos una y otra vez sin cambiar nada. ¿Por qué fallamos una
y otra vez en cambiar estos aspectos tan esenciales del comportamiento humano? Yo
creo que es porque no hemos tomado en cuenta seriamente este fenómeno de la
repetición.
Actuamos una y otra vez como lo hicimos anteriormente. Nos habituamos, nos
volvemos adictos, no sólo al alcohol y las drogas, sino también a nuestra manera de
vivir, a nuestra manera de ser. Justificamos, explicamos nuestras acciones al
considerarlas como nuestros valores y de verdad que las valoramos. Sin embargo,
debajo de esta expresión de los valores, nosotros nos hemos condicionado a aquello que
nos hace sentir seguros, y este condicionamiento nos parece correcto. Nos parece
correcto aunque sus resultados tales como el hambre, la pobreza, la prisión u otras
formas sutiles de sufrimiento, sean dolorosos.
Todos los esfuerzos para hacernos cambiar son procesados por nuestra
neocorteza o cerebro límbico. Pensamos en cambiar, o decimos que queremos cambiar.
Efectivamente tratamos y tenemos éxito tal vez una o dos veces. Entonces, sin que lo
notemos, retornamos al mismo comportamiento. Los numerosos reincidentes que
retornan a la cárcel, o que retornan a las dietas, ¿serán capaces de reconocer la relación
entre la repetición y la reconstrucción del comportamiento?
Lo que estábamos acostumbrados a hacer se repite de nuevo, o si no, ¿de qué
otra forma describir lo que ocurre? ¿Cómo podremos permitirnos hacernos conscientes
de nuestros comportamientos? ¿Cómo podremos, conscientemente, buscar la naturaleza
y calidad de la repetición y de la adicción en las áreas básicas de nuestra vida, más que
pretender que éstas no existen?
Creo que necesitamos tomar en cuenta que en este nivel más profundo del
cerebro somos todos adictos a algo o alguien y a ciertas formas de actuar o ser. Nuestras
adicciones son nuestras rutinas. Existen en todos nosotros a causa de la repetición. La
repetición existe en todos nosotros debido a nuestra necesidad de seguridad. Nos
sentimos seguros al repetir un comportamiento
264

una y otra vez. Lo que nos da seguridad continúa dándonos esta seguridad ya sea que lo
llamemos rutinas, actuación repetida, adicciones o valores. Creo que tendremos éxito en
el cambio de la conducta humana sólo cuando reconozcamos la necesidad de hacernos
inteligentes en este cerebro básico.

UNA VISIÓN FRESCA DEL COMPORTAMIENTO BÁSICO

Estoy segura de que tú no tienes dificultad en identificarte a ti mismo y a los


otros con muchos de estos comportamientos reptilianos. Como probablemente te has
dado cuenta muchos de estos comportamientos no son muy bien considerados
socialmente. El mundo visto a través de la neocorteza o a través de un título
universitario difícilmente puede apreciar ningún rasgo de inteligencia en la repetición,
en volver a actuar las mismas conductas o en el establecimiento de rutinas. El fenómeno
central de la repetición involucrado en hacer las cosas una y otra vez o hacer cosas de
forma rutinaria es considerado aburrido, poco sofisticado y poco creativo. La imitación
es un signo claro de falta de originalidad. Reconocemos al engaño sólo cuando se revela
en la conducta inadecuada o criminal y relegamos las huellas impresas o el
comportamiento innato al inconsciente.
Sin embargo, la maestría en cualquier asunto requiere repetición. Debemos
continuar actuando una y otra vez si deseamos tener éxito. Una vida ordenada o pacífica
requiere de rutinas, y la influencia de las grabaciones tempranas o huellas en el
comportamiento a lo largo de la vida es todavía un área compleja de la psicología. El
fenómeno de la repetición, involucrado en las rutinas y en la reconstrucción de
actuaciones es el fenómeno básico involucrado en las adicciones.
Te invito a mirar la vida con otros ojos, esta vez manteniendo siempre en
perspectiva los tres sistemas cerebrales que están filtrando nuestras percepciones. Por
supuesto que debemos continuar viendo la vida a través de nuestra neocorteza y valorar
los matices del intelecto, originalidad y creatividad. Sin embargo, ahora que sabemos
que también tenemos un cerebro básico que está filtrando nuestras percepciones e
influyendo en nuestra habilidad para organizar la vida, debemos ver con otros ojos la
importancia de la imitación, la conducta innata, el engaño o la evasión, y la repetición
tal como aparecen en nuestras acciones, rutinas, valores y adicciones. Estas
características son básicas en nuestra búsqueda de inteligencia de esta estructura
cerebral y de la valiosa contribución que este cerebro puede hacerle a nuestra
conciencia, nuestro bienestar social y nuestra salud.
NOTAS

1. MacLean, Triune Brain, p. 100.

2. Ibid., p. 228.

3. Ibid., p. 142.

4. Ibid., p. 143.

5. Ibid., p. 146.

6. Ibid., p. 148.

7. Ibid., p. 142.

8. Ibid., p. 147.

9. Ibid.

10. Ibid., p.148.


265

CAPÍTULO 15

LOS LENGUAJES DEL CEREBRO BÁSICO

La columna vertebral es tu árbol de la vida. Respétala.


Ponte de pie. Mantén tu espalda recta. Recuerda que es allí
donde crecen las alas.

MARTHA GRAHAM

La neocorteza se comunica a través de pensamientos, imágenes, sonidos e


intuiciones. El cerebro límbico nos habla por medio de emociones. ¿Cómo se comunica
el cerebro básico con nosotros? Nos habla por medio de nuestro cuerpo físico, de
nuestro comportamiento, de nuestro contexto y de nuestros sueños. Estos son los cuatro
lenguajes que nos permitirán decodificar y escuchar las señales de aquello que hemos
estado llamando el inconsciente.
Como niño aprendiste a hablar con palabras; posteriormente aprendiste a leer
esas palabras ya conocidas. Tu cerebro básico te ha estado hablando toda tu vida:
1. Tu cerebro más profundo te habló, por medio de la médula espinal y el tallo
cerebral, los cuales guiaron la primera formación de TU CUERPO.
2. Este cerebro registró los estímulos y creó las respuestas que conforman los
patrones que continúan filtrando y creando TU COMPORTAMIENTO.
3. Este cerebro, en combinación con tu comportamiento, continúa reaccionando y
conformando EL CONTEXTO en el que vives.
4. De noche, cuando debes interrumpir tu actividad neocortical y emocional, entras
en las ondas cerebrales delta, asociadas con este cerebro básico, que dejan salir la
información allí almacenada que conoces como TUS SUEÑOS.
Ahora es cuestión de aprender a leer esos lenguajes más que dejarlos en
suspenso, en la oscuridad, produciendo efectos sin nuestra conciencia.
266

El método de lectura utilizado y cuya efectividad ha sido comprobada por sabios a lo


largo de los siglos, es llamado la autoobservación. Si deseamos hacernos plenamente
conscientes de nuestra vida en este bello planeta, debemos todos comenzar ahora este
programa de lectura de los cuatro lenguajes.

LA FORMACIÓN FÍSICA DEL CUERPO

El cerebro más profundo nos habla a través de la formación de la estructura


física que llamamos cuerpo. Por lo tanto es importante tener en cuenta que nuestro ser
físico es el instrumento que utilizamos para vivir en el mundo y para expresarnos. Para
comprender la vida a un nivel celular, necesitamos respetar esos billones de células que
se conforman en la estructura física que llamamos «nuestro ser».
Para ser capaces de valorar el instrumento, necesitamos identificarnos con la
pureza de esta formación. Si no, aunque hagamos un gran esfuerzo, estaremos
expresando la vida con un instrumento imperfecto y difícilmente lo haremos con éxito.
Un músico no tomaría una guitarra para tocar una música bella y calificaría la guitarra
de defectuosa, fea o incapaz. No haríamos eso con un instrumento musical y debemos
aprender a no hacerlo con nuestro instrumento de vida. Como dijo la bailarina Martha
Graham: «Nuestro cuerpo es nuestra gloria, nuestro riesgo y lo que tenemos para
cuidar»1. A este nivel tan sutil necesitamos la gracia que se le concede al recién nacido.
Necesitamos considerar nuestro cuerpo como formando parte de la creación y en
consecuencia puro y sagrado. Si no, tenemos que pasar la vida volviéndonos puros y
sagrados a través de un largo proceso de búsqueda de la Ley, o del Señor, o de Dios, o
de los eventos que nos harán puros.
Nuestra incertidumbre sobre la pureza de la vida humana nos está resultando
sumamente costosa. Debemos escuchar que nacimos a imagen y semejanza de Dios
(Génesis 1:26) y creer en ello, y debemos razonar con nosotros mismos que la vida
humana es parte de la creación, de toda vida. Si perdiste el concepto de creación en aras
de la evolución y todavía estás a la búsqueda del eslabón perdido, yo te instaría a
percibir la vida a través de
267

ambos hemisferios, el izquierdo y el derecho. Primero capta la unicidad de toda


creación por medio de la perspectiva de tu hemisferio derecho y luego diferencia el
desarrollo de la vida o la evolución a través de la perspectiva de tu izquierdo.
Si nos permitimos el lujo de dudar de nosotros mismos, de culpabilizarnos, de
criticar nuestra esencia en vez de amarnos a nosotros mismos, dañamos y encarcelamos
la creación esencial de nuestro cuerpo-mente. No es un problema trivial de autoestima el
de reconocer finalmente los aspectos buenos de nuestros pensamientos, sentimientos o
acciones, es más bien un asunto fundamental de la identificación de nuestro cuerpo
físico con el resto de la creación de Dios. Es el hecho de incluirnos a nosotros mismos
en la vida a partir de la apariencia inicial de nuestra forma física.
Nuestro estar-contra-nosotros-mismos es un engaño de nuestra propia mente,
más específicamente de nuestra neocorteza. Creamos la existencia de la oscuridad
dentro de nosotros mismos, y la llamamos el diablo. Con nuestras mentes preparadas
así, divagamos por muchos años oscuros, entrampados en nuestra propia red mental,
comprometidos en un largo viaje para descubrir la luz y la pureza. Todo esto es una
percepción de la vida tejida por la neocorteza y muy bien descrita por Dante en La
divina comedia. No obstante, el considerarnos malvados en nuestra esencia y perdidos
en un mundo humano lleno de maldad, viviendo en un cuerpo que en primer lugar está
descrito como separado de Dios, sí es el infierno.
Esta percepción del ser humano como malo, quizás es comprensible desde el
punto de vista neocortical porque la función de la neocorteza es hacer distinciones y
resulta imposible no ver los comportamientos dañinos y negativos de los seres humanos.
Así, «la maldad» es una conclusión válida a nivel neocortical. No obstante, si
percibimos la vida sólo a través del cerebro neocortical de distinciones, siempre
estaremos atrapados en las inevitables dualidades del bien y el mal. El dualismo o la
elaboración en polaridades y opuestos resulta ser una de las maneras maestras de la
neocorteza para hacer que las distinciones sean claras, fáciles de comprender y
populares. Por lo tanto, el dualismo continuará existiendo y tanto tú como yo, a nivel de
neocorteza, nunca podremos escapar de este dualismo, así como tampoco podremos
perder nuestra percepción crítica del mundo y de la naturaleza humana al considerarla
como buena y mala.
Sin embargo, cuando queremos comprender la naturaleza del cuerpo humano
debemos recurrir a los dos sistemas cerebrales que gobiernan ese cuerpo humano, es
decir, al cerebro límbico que gobierna nuestros órganos,
268

el sistema endocrino y el inmunológico; y al cerebro básico que gobierna o filtra al


mundo por medio de nuestro sistema nervioso.
Aquellos que no consideran al cerebro básico como un instrumento lleno de
pureza, estarán filtrando la vida a este nivel básico a través de un instrumento
considerado por ellos como impuro, y por ende todas sus vidas reflejarán esta impureza.
Debemos dar una nueva mirada a la creación física para poder establecer la pureza de
los cerebros límbico y básico. La creación es energía vibrando en forma de átomos,
partículas, neutrones, protones, células que se forman en agrupaciones que llamamos
patrones, patrones que forman las estructuras del cuerpo-cerebro-ser humano. Así pues,
la primera aparición, la existencia misma del ser humano, es la creación, pero una
creación no contaminada por algún interés o intención de hacer daño, lo cual
posteriormente sí podremos aprender o podrá ser impreso en nosotros por nuestra
cultura. La existencia, tal como se revela en el instrumento del cuerpo-cerebro-mente, es
pura como la creación.
Para tener acceso a este cerebro necesitamos primero aceptarnos a nosotros
como creación: amarnos a nosotros mismos, a nuestros propios cuerpos como creación,
es nuestra primera tarea. El carácter sagrado de nuestro cuerpo como creación es la
clave para abrir la puerta a este cerebro.

EL COMPORTAMIENTO

Nuestro comportamiento es el segundo lenguaje del cerebro básico y se puede


leer solamente por medio de una auto-observación neutra de nuestro cuerpo-en-acción.
Los patrones, ritmos y rutinas en los que está comprometido nuestro cuerpo son los
signos exteriores de la acción. Debemos, por lo tanto, observar nuestras acciones para
ver cómo nuestro cerebro básico se está revelando continuamente.
¿Qué es lo que en mí está consciente de la acción? Yo veo en mí patrones como
evitar poner al día mi chequera, luego me siento mal o culpable por no haber pagado
mis cuentas pendientes, luego me retiro aún más de esa actividad y llego a la evasión
pensando en otra cosa. Todas estas acciones tienen lugar, menos la acción de pagar mis
cuentas a tiempo. Pienso que voy a cambiar, pero el patrón se repite. ¿Qué sucede
dentro de mí? Yo puedo intentar saberlo. Puedo analizar, imaginar y sentir todo lo que
está ocurriendo, pero frecuentemente yo prefiero defenderme negando que la acción
ocurrió tal como se desarrolló. Nosotros, los seres humanos, sentimos la necesidad
269

de dar explicaciones en vez de aceptar nuestro comportamiento tal cual es. Desde el
punto de vista del cerebro básico, leer nuestro comportamiento es la manera de saber lo
que está pasando dentro de nosotros. En consecuencia, necesitamos aceptar nuestra
acción sin recurrir a la negación. Necesitamos valorar la acción como un factor igual al
pensamiento, la imaginación y el sentimiento si queremos hacernos plenamente
conscientes en este cerebro.

EL YO-EN-CONTEXTO

La conciencia involucra observar no solamente nuestras acciones sino también al


medio-ambiente o contexto que hemos creado alrededor nuestro. ¿Por qué hay que
incluir el contexto y no solamente nuestras acciones? El cerebro básico está expuesto al
mundo por medio del tallo cerebral, del sistema aferente-eferente y de las aperturas de
la piel. Esto implica que el contexto en que vivimos revela tanto de nosotros como
nuestras acciones.
Por contexto quiero decir los pequeños medio ambientes o territorios en los que
vivimos, tales como: nuestro hogar, sitio de trabajo, relaciones, religión, salud o
disfrute. Estos son los territorios en los que usualmente pasamos la mayor parte de
nuestra vida. Son las áreas en las cuales hemos tejido todo lo que nos rodea. Aveces este
tejido de energía es más sutil que el nivel de la acción.
Podemos aceptar que los contextos en que vivimos —a niveles conscientes o
inconscientes— son los que hemos estado creando, es lo que nuestro «yo» ha estado
produciendo. Podemos estudiar el contexto de nuestro medio ambiente como si fuera un
libro de texto. No podemos conocer la acción en este nivel por medio de lo que
pensamos, sentimos o sabemos que hemos hecho. Más bien logramos conocerla
poniéndonos de lado, apartándonos un poco, y observando de manera neutra qué es lo
que estamos haciendo en el día de hoy.
No necesitamos seguir llamando «inconsciente» a este nivel. Los escenarios en
los que vivimos son los textos a estudiar para llegar a ser conscientes. ¡Lo que ves es lo
que hay! Nuestro hogar nos revela, nuestro trabajo, nuestra salud, nuestra religión,
nuestras distracciones, nuestras familias y todo nuestro alrededor nos revela. No se
puede juzgar un libro por su portada, pero sí podemos conocer nuestro cerebro básico
observando los contextos en que vivimos.
El hecho de que siempre hemos estado expuestos a nuestro medio ambiente
explica el profundo impacto que nuestros padres han tenido en nosotros. En nuestra
infancia los padres fueron las principales influencias de
270

nuestro medio ambiente. Nuestros cuerpos pequeños estaban no solamente ante la


presencia continua de sus cuerpos grandes sino estaban ligados a ellos por nuestra
necesidad de afecto. De esta manera estábamos abiertos a recibir de ellos mensajes
continuos que se convirtieron en nuestro condicionamiento. Este cerebro básico ha
filtrado, generación tras generación, el comportamiento de nuestros padres, así pues, sin
estar conscientes de nuestras raíces nunca podremos hacernos plenamente conscientes
en este cerebro. Aquellos a quienes les agrada viajar, pueden buscar sus raíces en
Europa o África, pero el viaje real hacia nuestras raíces comienza por observar nuestro
propio contexto actual. De este modo podemos descubrir nuestra herencia y lo que
personalmente hemos elegido de esa herencia.
Estos contextos revelan entonces las huellas de generaciones, transmitidas a
través de madre y padre en una continua lucha secuencial por la vida. Ellos revelan
valores que nos han sido pasados a través de nuestra religión, patria, escuela y de
aquellos maestros especiales que han influido sobre nosotros. Ellos revelan el contexto
histórico del tiempo y el contexto cultural nacional-económico en el cual vivimos. Ellos
nos revelan cómo hemos vivido los más amplios contextos de la familia, la educación,
la religión, el arte y la cultura. Sin embargo, el punto importante es que estos contextos
realmente nos revelan cosas, y que podemos conocernos a este nivel de las raíces sólo
aceptando el yo-en-contexto. Si nos situamos fuera de nuestro contexto, cortamos
nuestras raíces de su terreno. Nos apartamos y culpamos a otros por la calidad del
terreno-contexto. Siempre «el otro» será el culpable —nuestros parientes, la época, la
economía, la presente crisis—. Por medio de una batalla dualística perpetua entre «yo»
y «el otro», no sólo evadimos toda responsabilidad sino que nos sumergimos en
continuos conflictos y dramas. Podemos sobreponernos a este dualismo
considerándonos no como un individuo separado de su medio ambiente sino más bien
como un «yo-en-contexto». La habilidad para responder entonces reemplazará a la
culpa, la negación y la pasividad que a menudo se enmascaran tras la palabra
responsabilidad. Entonces estaremos listos para escuchar y responder de manera
interactiva con todo aquello que nos rodea como nuestra herencia. Es a través de nuestro
yo-en-el-contexto-de-hoy que la vida se nos presenta.

LOS SUEÑOS

Los sueños son información procesada a través de los tres sistemas cerebrales,
incluyendo este cerebro profundo. Cuando dormimos, pasamos de una
271

actividad cerebral en la que pensamos, llamada de ondas beta, a un ritmo más relajado
llamado de ondas alfa, característico del hemisferio derecho. Luego pasamos a un
estado aún más relajado, identificado como ondas theta, característico del sistema
límbico antes de entrar al estado del sueño propiamente dicho, que es el de las ondas
cerebrales delta del cerebro básico.
Las investigaciones sobre los sueños muestran que la información se autolibera
cuando las ondas cerebrales están en delta. Los investigadores han podido determinar
que la persona está soñando cuando se observa un movimiento rápido de los ojos
(MOR, movimiento ocular rápido), que señala que la información ha pasado al campo
visual produciendo así la actividad ocular. Nos despertamos con las imágenes, los
mensajes y las emociones de una experiencia que llamamos el sueño.
Cuando entramos en el rango delta, estamos lo suficientemente relajados para
liberar información acerca de nosotros mismos que no hemos sentido o pensado y
menos imaginado o incorporado a la realidad de la acción cuando estamos en vigilia. La
información proveniente de los impulsos que han llegado hasta el tallo cerebral, pero
que aun no ha sido integrada en patrones conscientes, rutinas o valores, y aún no ha sido
liberada dentro de nuestro comportamiento corporal, es finalmente liberada a nuestra
conciencia neocortical a través de imágenes, palabras o emociones que conocemos
como los sueños.
El campo de la psicología nació de los análisis de los sueños y de nuestro
profundo deseo de conocer lo que sucedía en este rango más profundo de vibraciones.
Yo creo que la rivalidad entre Freud y Jung puede ser interpretada como el énfasis que
le daba cada uno de ellos a los diferentes sistemas cerebrales. Freud estaba
profundamente involucrado en comprender el sistema límbico, mientras que la
insistencia de Jung sobre el pasado cultural y la articulación de un inconsciente
colectivo, evoca más el cerebro básico. Ahora sabemos que estamos constantemente
expuestos al inconsciente colectivo, incluyendo nuestro medio ambiente particular, tanto
como al resto del universo.
Para llegar a ser conscientes a este nivel más profundo de vida, necesitaremos
ver que el cerebro básico tiene su inteligencia propia. Parte de esa inteligencia se nos
hace disponible solamente cuando dejamos de lado nuestros otros dos sistemas
cerebrales y nos permitimos seguir funcionando de manera automática en esas
vibraciones delta profundas del sueño. Los sueños contienen información que está
siendo procesada y haciéndose disponible para ser integrada o descartada por nuestros
cerebros límbico y neocortical. Los sueños sirven como comunicación entre nuestro ser
consciente y nuestro ser inconsciente o entre nuestros dos cerebros profundos. En
términos cerebrales
272

los sueños son comunicación desde nuestro cerebro básico, pasando a través de nuestro
cerebro límbico y llegando a nuestra neocorteza. ¿Podemos escuchar inteligentemente
para oír lo que nuestros sueños están tratando de decir para interpretar los impulsos que
están surgiendo de nuestra profundidad y que están presentándose como un lenguaje
para ser leído por cada uno?
Durante siglos las personas han encontrado diversas maneras de interpretar los
sueños. Todas las culturas han valorado esta interpretación, pero en general el arte del
análisis de los sueños ha sido reservado a unos pocos: sacerdotes y hombres sabios en
los tiempos antiguos; psiquiatras y terapeutas en los tiempos modernos. Para mí todas
las maneras de interpretar los sueños son válidas. No obstante, quiero ofrecer una
manera que se originó con este trabajo de ver los tres cerebros como energía, y que me
ha servido a mí y a otros a lo largo de mis años dictando talleres.
Es importante tomar en cuenta que la interpretación que un especialista puede
hacer de un sueño nunca puede ser tan clara o relevante como tu propio análisis. El
sueño es tu lenguaje. Tú recibiste esta comunicación desde tu cerebro básico y puedes
aprender a descifrarla al igual que aprendiste una vez a leer libros. Comienza por
comprender que tú eres el libro y que todo tu sueño es tuyo. Al concebir toda vida como
energía, puedes mirar a tus sueños como «el noticiero nocturno» transmitido desde tu
inconsciente (cerebros límbico y reptil) y finalmente presentado en forma de imagen o
de palabra a través de tu neocorteza. Con esta aproximación puedes considerar cada
frase o imagen de un sueño tan llena de contenido como el cuento en sí y evitar el
prejuicio o el análisis de la totalidad. Pregúntate a ti mismo: ¿cuál es la energía dentro
de mí que escoge presentarse como las personas, sitios y actos que están expresados en
mi sueño?
Por ejemplo, si en el sueño aparece una tía en una casa con tu hermano y tu hijo
nadando en un lago cercano, debes preguntarte: ¿cuál es la energía dentro de mí que se
ha mostrado como mi tía, la casa, mi hermano, mi hijo, nadar y el lago? Tratando cada
imagen, sustantivo y verbo en tu sueño con esta pregunta, busca entender el mensaje
que puede estar archivado en tu cerebro básico. Más bien trata de comprender lo que tu
ser más sutil quiere decirte. Puedes reflexionar acerca de tus sueños utilizando estas
guías generales, yendo camino a la oficina, en el descanso del almuerzo o a cualquier
hora del día. El siguiente ejercicio está más estructurado y requiere una mayor
disposición de tiempo. Lo recomiendo altamente para todos aquellos sueños que tú
sabes intuitivamente que contienen mensajes importantes para ti y por lo tanto se
merecen un mayor tiempo y dedicación.
273

Ejercicio

Interpretación de los sueños

1. ¿Qué te están diciendo las imágenes de tu sueño? Para lograr entender mejor,
escribe tu sueño en una libreta, dejando un espacio después de cada línea para luego
poner en ese espacio la interpretación.
2. Encima de cada imagen anota sus mayores características. Sé simple y práctico.
Si te ayuda, imagínate que estás explicándole a un extraterreste que acaba de llegar de
Marte y no tiene experiencia, lo que es una tía o una casa, etc. Por ejemplo, las
características de tu tía son que ella es una persona dulce y muy católica. Explica en
pocas palabras lo esencial de cada imagen.
3. Añade las palabras «dentro de mí» en momentos significativos para acordarte de
que todo lo que está sucediendo en tu sueño te pertenece y viene de tu interior. --,
4. Lee tu sueño en el lenguaje de la energía. Por ejemplo, si tu tía era una persona
dulce y muy católica, se lee «la energía de dulzura y catolicismo dentro de mí». La
energía reemplaza el nombre de la persona, cosa o lugar que se presentó en tu sueño.
5. Reflexiona acerca de la energía dentro de ti que quiere comunicarse contigo por
medio de esas imágenes específicas.
Raquel utilizó este ejercicio para interpretar uno de sus sueños.
El sueño. Estoy dentro de un velero con todos mis mejores amigos, uno de los
cuales es Ruth, que está activamente rediseñando el interior del velero de forma tal que
pueda ser dirigido desde dentro mientras está navegando a mar abierto.
Las características de las imágenes. «Velero» es una forma delicada, elaborada
para un desplazamiento suave en el mar. «Interior del velero» es la cabina debajo de la
borda. El diseño de su espacio pequeño es crucial para el comfort y la sobrevivencia.
Para mí, estar «dentro de un velero» es algo inusual; me siento desamparada por no
poder estar en cubierta donde puedo otear lejos, pensar y controlar la nave mientras
navega.
«Mis mejores amigos» son aquellos que me quieren, que me ayudan, que desean
lo mejor para mí. «Ruth» es la energía dentro de mí que hace de director de mi vida
interior. En el mundo externo yo la asocio con un
274

diseño eficiente en muchos niveles, todo lo cual afecta la vida interior. Para ella,
solucionar cómo navegar un velero desde la cabina interna parece ser lo máximo como
proeza del diseño.
«El mar abierto» es para mí la más sobrecogedora de todas las imágenes de
energía. «Navegar» es enfrentarse a las olas de forma tal que te mueves con ellas y no
eres golpeada por ellas.
La traducción del sueño en lenguaje de energía. Estoy dentro de la energía de la
delicada forma de mí misma con todas esas energías dentro de mí que me quieren, que
me ayudan, que desean lo mejor para mí. De éstas, la energía del diseñador eficiente de
mi vida interior está arreglando el espacio debajo de mi vida pensante, de forma tal que
mi delicada forma pueda ser navegada suavemente por las olas de la energía más
sobrecogedora, dentro de mí, que yo pueda imaginar, sin ser golpeada. Me siento
nerviosa y desamparada por no poder utilizar mis ojos conscientes para mirar a dónde
me dirijo, pero también me siento confiada en ser ayudada por la energía del diseñador
eficiente dentro de mí, que sabe cómo dirigir la energía de mi delicada forma desde
abajo.

LA AUTOOBSERVACIÓN

Nuestros cuatro lenguajes: nuestro cuerpo, nuestros comportamientos, nuestro


yo-en-contexto y nuestros sueños proveen, cada uno, un texto para ayudarnos a
volvernos conscientes. Para lograr acceso a estos textos debemos entrenarnos en la
autoobservación, que es un proceso de desprendimiento característico del hemisferio
derecho. Bellamente practicado nos permite evitar la negación y la culpa. Nos permite
incluir todos los datos. Para entrar en el proceso de la autoobservación, necesitamos
mantener presentes los puntos del siguiente ejercicio.

Ejercicio

La autoobservación

1. Evita los juicios y las ataduras emocionales.


2. Con curiosidad estudia las estructuras, los hábitos, los patrones y el más mínimo
movimiento de esta interesante criatura viviente que por casualidad eres tú mismo. No
te perteneces. Eres una expresión de la vida que está viviendo en un instrumento que
llamas «tú mismo».
275

3. Observa de manera neutra, sólo con el propósito de conocer, sin intentar actuar.
4. Hazte testigo imparcial de todo lo que aparezca.
5. Hazlo mirando cómo estos billones de células se presentan hoy en día. Cómo
luces hoy en día. Debes estar tan curioso, tan fascinado como si estuvieras observando
las estrellas en el cielo.
Recuerda que ciertamente «Hay más células en un cuerpo humano que estrellas
en la galaxia»2. Así como miras a veces con asombro al cielo, comienza ahora a mirarte
a ti mismo, a esos billones de células, algunas están brillando en todo su esplendor.
Algunas están titilando; otras están bloqueadas. Para otras necesitarás un telescopio para
ubicarlas. Por encima de todo, disfrútalas. A medida que vayas descubriendo cada vez
más de ti mismo, recuerda ser gentil y apreciativo. Muy importante es la compañía del
sentido del humor en cualquier práctica completa de la autoobservación.
Cuando estemos dispuestos a observar nuestro propio proceso de vida en el
continuum, sin ataduras o posesión, entonces tendremos acceso a la información en este
profundo nivel celular y una apertura hacia una mayor conciencia de la vida misma.
La autoobservación es una práctica, un hábito, un arte que podemos desarrollar.
Lo podemos practicar caminando o trabajando o jugando. También podemos anotar
nuestras observaciones en un diario, como lo haríamos si estuviéramos haciendo un
viaje interesante. La vida es un viaje. Según Thomas Berry, nos ha tomado 40 millones
de años de desarrollo para llegar aquí, hoy, ahora3. Si entramos en la práctica de la
observación, grabación y diálogo con nosotros mismos, el viaje puede ser mucho más
seguro y saludable o tan bello como queramos hacerlo.
La autoobservación es una característica reconocible en muchos de los sistemas
de conocimiento y meditación orientales. En el mundo occidental ha formado parte del
entrenamiento religioso, pero usualmente ha sido reservado para los sacerdotes, monjas,
monjes, rabinos u otros profesionales del crecimiento interior. Es necesario que se torne
un proceso común en todas las enseñanzas si realmente queremos llegar a ser
conscientes y responsables de nuestro propio comportamiento.
276

Necesitamos estar continuamente observando nuestro cuerpo, nuestros sueños,


nuestros contextos y nuestras acciones, en vez de dejarlos funcionando de una manera
automática y luego criticarnos más tarde. Podemos respetar normas morales, tener un
corazón lleno de amor y establecer parámetros para nuestra acción: todo ayuda, pero
nada de esto puede sustituir a la continua autoobservación de nuestra propia vida.
NOTAS

1. Citada en Agnes de Mille, «Martha Graham: The Steps of a Giant», New York
Times, 7 de abril 1991» sec-H. Dance, p. 22.

2. Philip Morrison et al, Powers of Ten: About the Relative Size of Things in the
Universe, New York, Scientific American Books, 1982.

3. Thomas Berry, The Dream of the Earth, San Francisco, Sierra Club Books, 1988.
277

CAPÍTULO 16

VIVIR CON LA VIDA

LA INTELIGENCIA BÁSICA

Oh tú que hablas tan bien


Creo que no sabes del tortuoso silencio.
Un relámpago fluido enroscando la cola.
Esta serpiente no duerme,
aunque sus ojos estén cerrados, ella sabe
qué se mueve. Alerta para responder,
amigo o comida son uno.
Ella despierta, criatura de vibraciones
Ella recibe, siente
Siente todo y nada dice.
Ella es el camino de evolución para
volver al paraíso
La serpiente se mueve y silba
Alertando a los que andan sin amor
Camuflajeada y enroscada en la alfombra
oscura de lo primitivo
Rodeando las raíces de la vida, ella vive.
Axis mundi en el suelo de la selva
levanta ella su cabeza en alto
la espina flexible y aún nutrida por el universo.
Ella es el agente energético del cambio
Cetro sagrado del mundo
Ella forma espirales en el Templo del Hombre.

MARTYE KENT

Fig. 13. La onda básica1

*Para revisar la figura, consultar el original.*

1. Martye Kent es una terapeuta que vive en Martin County, California. Ella
escribió este poema en 1983 y lo compartió conmigo al año siguiente.
278

La inteligencia básica es estar consciente de, es identificarse con, es utilizar o


participar en la onda del movimiento básico de la vida que está siempre sucediéndose.
Inteligencia básica es entrar dentro del ritmo, seguir el ritmo, expandirse con él y
contraerse con él. Cuando nos separamos o nos salimos del ritmo, lo esencial es
guiarnos a entrar de nuevo en él. Es inteligencia básica guiarnos a nosotros mismos
acercándonos o alejándonos de las circunstancias, según lo apropiado para nuestra vida.
Es inteligencia básica ser capaz de guiarnos a favor de la vida.
La onda básica de la energía de la vida se acopla a distintos niveles de energía,
hasta que se vuelve obvia ante nuestra percepción como ritmo. Esos ritmos pueden ser
en el tiempo o en el espacio. Algunas veces el ser humano lleva el ritmo al espacio
donde se desenvuelve, logrando acoplar las rutinas básicas de la vida, tales como los
ritmos que ocurren en el trabajo o en el hogar, etc. Otras veces el ritmo se incorpora a
través del tiempo y por ejemplo, encontramos el ritmo de comer a ciertas horas
predeterminadas, tengamos hambre o no. También a lo largo del tiempo, generación tras
generación, este ritmo entra en la experiencia colectiva que va conformando nuestros
valores. En algunas ocasiones el ritmo se va metiendo dentro de nosotros químicamente
y se convierte en nuestras adicciones químicas, como por ejemplo el alcohol, las drogas
o la comida. Otras veces el ritmo se acopla en las acciones repetitivas, y a través de
nuestra interacción con los otros, conformamos nuestras profesiones y nuestro trabajo
en el mundo. Algunas otras el ritmo puede ser acoplado al reconocer los aspectos
superiores de grandes maestros, bellos espacios, música, creación, palabras y prácticas
particulares hasta llegar a las vibraciones más finas de las manifestaciones artísticas y
religiosas.

QUEDARSE EN LA ACCIÓN

El movimiento ondular de la vida está presente como ritmo básico de toda


acción. Si engranamos nuestros cuerpos en los ritmos del baile y del deporte, ¿podremos
engranarlos con los ritmos de las áreas más ordinarias de nuestra vida tales como el
trabajo y el hogar? Tenemos el hábito de cargar estas áreas en nuestras espaldas
doblegándonos y cargándonos de responsabilidad como un peso. ¿Sería posible entrar
en los ritmos de la casa y el trabajo disfrutándolos? Al tomar conciencia de este
fenómeno del ritmo básico podemos entrar directamente en cualquier ritmo y extenderlo
conscientemente hacia una manera orgánica de moverme con la vida.
279

Algunas personas viven rítmicamente. Ellas se guían entrando directamente en


cualquier ritmo que suceda en sus vidas en este momento. Por ejemplo, algunas
personas son especialmente capaces de responder ante la inacabable presión producida
por el constante ir y venir de gente en su oficina. Los mejores ejecutivos son capaces de
expandirse y contraerse ante cada problema, y se entusiasman en ese proceso de
expansión-contracción. Una vez que se liberan de ese ritmo, pueden sentirse exhaustos,
y este cansancio se mantiene hasta que entran en un nuevo ritmo ya sea en su hogar, o al
día siguiente al mismo ritmo en su oficina. Algunas veces nos sentimos aliviados al
regresar a nuestro ritmo para seguir siendo llevados por la rutina que hemos creado con
ese ritmo repetido día tras día.
Es básico respetar el ritmo tal como se presenta. Tenemos que comprender que
en toda acción hay ritmos. Es nuestra elección seguir el ritmo de la acción en vez de
interrumpirlo con pensamientos y sentimientos a intervalos erráticos. A veces pensamos
que la solución a determinada acción está en pensar más profundamente o en imaginar
alternativas. Esa es una manera, pero otras veces es sólo una desviación del asunto
principal. Es preferible profundizar más directamente en la acción buscando atrapar el
ritmo y quedarse en él. Por ejemplo, en lugar de dudar y preguntarse continuamente si
una tarea vale la pena o si es mejor continuar o detenerse, puedes simplemente proceder
de manera neutra. Vive los ritmos como se presentan en lugar de salirte de ellos por
medio de dudas, los sentimientos o imágenes alternativas.
Ciertas áreas de la vida siempre requieren atención: el trabajo, el hogar, la salud,
la diversión y las relaciones. Yo solía someter estas áreas no sólo a continuas dudas y
cuestionamientos, sino también a mis diversos estados de ánimo. Cuando me disgustaba
en mi trabajo de inmediato quería irme por ese día o dejar el trabajo definitivamente.
También fantaseaba que podía hacer desaparecer el trabajo o pasaba horas pensando las
maneras de cambiarlo. Hacía todas estas actividades neocorticales en vez de
simplemente quedarme en el ritmo, atendiendo a lo que había que hacer, moviéndome
hacia lo que me gustaba hacer y alejándome de lo que no me agradaba. Sé que habría
terminado cada tarea más rápido y sin tanta queja si hubiera seguido el camino de la
menor resistencia, balanceándome a la intensidad del ritmo del trabajo, con sus
expansiones y contracciones.
El cerebro básico requiere de nosotros la aceptación de la existencia. Esto no
significa una aceptación mental, ni emocional, sino la aceptación física que se lleva a
cabo atendiendo físicamente, haciendo, siendo activo,
280

interactuando, adentrándose y manteniéndose con y a través del fenómeno de la acción


o de las acciones de los otros. Lo que es importante es nuestro comportamiento, nuestra
acción, nuestro hacer.
Hoy en día, a pesar de que aún pienso, deseo, sueño y me disgusto, también
regreso mi cuerpo gentilmente al trabajo y entro en una energía neutra hasta que algo
me atraiga y me acoplo a algún aspecto del trabajo. Así empieza la interacción.
Los conceptos impersonales de «retornar mi cuerpo a» una determinada acción o
lugar definidos y «guiarme hacia» han sido claves para ayudarme a mantenerme en la
acción. Necesito ser gentil. No ha sido la fuerza, ni la voluntad, ni la disciplina las que
me han ayudado a mantenerme o a retornar a la acción, más bien es como si yo alzara a
una niña y la llevara al lugar donde pertenece, respetuosa de sus ideas, de sus deseos,
berrinches y rabia. Con frecuencia he tenido que consentirme, seducirme, o premiarme.
No me estoy aferrando a algo, ni me estoy obligando a hacerlo. Yo estoy simplemente
regresándome al sitio de trabajo, al momento apropiado y colocándome en el espacio
con gran proximidad a la tarea que voy a ejecutar, sensorialmente alerta y dispuesta,
esperando ser enganchada o atraída hacia dicha tarea. Actúo "como si" fuera a comenzar
y en la mayoría de los días, mi energía se deja llevar por los ritmos del trabajo.
La imagen de la serpiente me ayuda cuando estoy lidiando con un proyecto de
larga duración ¡como la redacción de este libro! Algunas veces es como si yo tuviera
que ser mi propio encantador de serpientes, haciendo sonar música suave para darme
fuerza, para deslizarme fuera de la canasta, de mover mi cuerpo, de sentir y ondear la
superficie de ese camino, de deslizarme hacia adentro y hacia afuera, siguiendo la
sensación de hacia donde moverme. Esto no es un acto de voluntad. Es más bien una
conciencia sensorial y cuanto más profundamente tengo la sensación del movimiento,
más dulce o más natural resulta la experiencia de la energía.
Cuando me digo a mí misma que debo hacer algo, en vez de guiarme dentro del
ritmo de esta manera sensorial, se siente diferente y los resultados son diferentes, nunca
tan exactos nunca tan efectivos. Realmente resulta como si sólo una parte de mi ser
estuviera involucrada. Mi neocorteza sale, pero mi cuerpo se queda. No es de extrañar
que digamos de muchos grandes intelectuales que «sólo están aquí a medias» o
llamamos a otros «trabajadores a medio corazón». La clave más importante para este
cerebro, que funciona para mí, es la de guiarme gentilmente o la de seducirme.
281

RITMO Y RELACIONES

El ritmo me ayuda a relacionarme. Por ejemplo, al entrar en un nuevo trabajo o


en cualquier otro medio ambiente nuevo para mí, en lugar de tratar de entender y
preguntar con mi inteligencia racional acerca de todos los detalles, puedo entrar con mi
inteligencia básica y buscar identificarme con este nuevo lugar o con los ritmos que se
suceden a mi alrededor. Hay que hacerse «uno con» tan rápidamente como sea posible.
También es gratificante identificarse con los ritmos de otra cultura, lo que es
necesario sobre todo si deseamos participar en ceremonias de otras religiones o
participar plenamente en la cultura de otras naciones. Para sentirse libre de identificarse
con la gente o sus acciones por medio de nuestra inteligencia básica, necesitamos
liberarnos de nuestra inteligencia racional que prefiere dudar y también de nuestro
cerebro límbico que pudiera rechazar a los otros o sentirse incómodo en su presencia.
Necesitamos esta inteligencia básica para tener la capacidad de seguir los ritmos de lo
que ocurre, acercándonos e identificándonos con ello.
De la misma manera podemos identificarnos con los ritmos de otra persona.
Cada ser está hecho de ritmos repetitivos. A un nivel más grueso de vibraciones
denominamos esos ritmos como valores, profesiones, hábitos o personalidades. Para
respetar a otras personas necesitamos descubrir por lo menos sus ritmos más obvios
para tener la capacidad de identificarnos con ellas. Me muevo «en tándem» con ellas,
observándolas, imitándolas, aprendiendo y buscando apreciar algo de ellas. Algunas
veces expreso verbalmente mi aprecio, pero eso no es siempre la clave. Lo que se
guarda es mi habilidad de identificarme con ellas, de mantener su ritmo y de viajar con
ellas o acompañarlas respetuosamente. Si todos supiéramos relacionarnos con nuestra
inteligencia básica, tranquilizando nuestro cerebro emocional y nuestra neocorteza, sería
mucho más fácil conectarnos los unos con los otros. Relacionarse por medio de la
identificación con el ritmo del otro, debe volverse una opción conocida y practicada en
este mundo que se vuelve cada día más pequeño.
Los ritmos se forman también a un nivel más sutil, que probablemente sólo se
pueden describir como la integridad misma de la persona. Los sanadores pueden notar
los ritmos en este nivel, los amantes también pueden. Es aquí que ambos, sanadores y
amantes, pueden extender la vida de la persona o reducirla severamente. Debemos ser
sabios para seleccionar a nuestros sanadores, terapeutas y amantes, y debemos ser
sabios para apartarnos de ellos si los resultados no son positivos.
282

En este nivel también necesitamos encontrar el modo de proteger la vida cuando


nos entregamos al fenómeno del amor. Más exactamente, tenemos que saber que los
patrones o ritmos de la otra persona van a surgir tarde o temprano, entrometiéndose en
nuestro amor sin pedir permiso.
En este nivel del cerebro profundo, el amor nos involucra con la aceptación de la
integridad del otro. Más precisamente, amar en este nivel, es aceptar los diferentes
patrones y ritmos del otro aunque sean distintos de los nuestros. En momentos de
desacuerdo, en vez de movernos dentro y expandirnos con los ritmos del otro, podemos
contraernos y retirarnos, permitiéndole a la otra persona su propio espacio. O podemos
desplazar nuestro enfoque hacia algo que realmente apreciamos en ella.
Al saber que la expansión y la contracción son dos aspectos de la misma onda,
podemos concientizar que nuestras contracciones son parte del proceso del amor.
Podemos retirarnos, esperar, observar, respetar, acompañar y regresar de nuevo al
proceso de entrar en el ritmo del otro y hacer contacto.
Entrar en el ritmo
Expandirse con el ritmo
Contraerse con el ritmo
Desvanecerse en las ondas bajas
y de nuevo,
retomar el ritmo
expandirse o contraerse con el ritmo.
Expandiendo y contrayendo orgánicamente,
a medida que la función, el tiempo,
el espacio y la necesidad lo ameriten.
Esto es y podría ser la paz duradera:
expandirse y contraerse,
agarrando la vida como la vida se presenta.
Aceptación y movimiento en un evento sin fin.
Esto suena como un paraíso y podría serlo. Por lo menos es uno de sus
ingredientes: ser capaces de enfocarnos en los ritmos de la vida a medida que la vida se
presenta, a través de personas o lugares, tiempo o función. Ser capaces de entrar dentro
del proceso rítmico de la vida es inteligencia básica.
283

EL RITMO VISIBLE E INVISIBLE

Desde el momento en que despertamos en la mañana y aun mientras dormimos,


estamos acercándonos o alejándonos de personas, sitios, ideas, colores, sonidos,
proyectos y circunstancias. Literalmente todo aquello con lo que nos encontramos es
energía visible e invisible, lo que nos involucra en un continuo proceso selectivo de
atracción o de rechazo. Estemos o no conscientes de lo que está sucediendo en nuestro
cuerpo, siempre respondemos a los estímulos a nuestro alrededor. La interacción del
estímulo y respuesta nunca cesa sino con la muerte.
Algunas veces nos identificamos como pensando en lo que deberíamos escoger
(nivel neocortical) y otras veces nos sentimos respondiendo emocionalmente (nivel
límbico). Sin embargo, a este nivel básico, con frecuencia sólo podemos decir que no
nos dimos cuenta, que solamente lo hicimos «no sé por qué»; «me pareció bien»; «no
hay una razón»; «así es que debió haber sido»; «instinto, puro instinto». Un batallón de
respuestas verbales tratan de describir este nivel primario básico de estímulo-respuesta.
De lo que sí estamos seguros es de que este proceso selectivo de estímulo-respuesta
ocurre constantemente, estemos o no conscientes de ello. Sabemos que ninguna acción,
ni reacción, ni ningún movimiento físico puede ser llevado a cabo sin la participación de
este cerebro básico. Un daño ocasionado al tallo cerebral nos deja en coma e
incapacitados para actuar o reaccionar.
Lo que probablemente guía nuestro proceso de selección de la respuesta al
estímulo, es nuestra sensación de seguridad o supervivencia, sea éste de la forma que lo
comprendamos, imaginemos, sintamos o hayamos sido condicionados por medio de
nuestra interacción con el medio ambiente.
Sin embargo, no está tan claro a qué nivel sutil de energía opera este componente
de la acción física. Es aquí, en este profundo sistema cerebral, que debemos tratar de
tomar en cuenta la energía que podría ser fácilmente identificable como sensorial o
instintiva. A un nivel aún más sutil tenemos el fenómeno reportado como «Kundalini»,
que es una experiencia en la cual la energía se levanta, creando impulsos y sensaciones
a lo largo de la médula espinal, entrando y subiendo hasta dentro del tallo cerebral y del
cortex visual produciendo una luz blanca y otros estímulos visuales. Según las
experiencias de Gopi Krishna descritas en el libro de Gene Kieffer, el fenómeno
«Kundalini» es capaz de producir cambios de largo alcance en nuestra capacidad
284

mental2. Ambos niveles, el sensorial y el instintivo, así como también esta experiencia
con la energía sutil del «Kundalini» son ritmos invisibles que, en efecto, nos afectan sin
que aparentemente nos demos cuenta.
Así como surge este ritmo básico a un nivel sutil en una experiencia espiritual,
también surge a un nivel físico denso, como una respuesta reactiva que nos guía en
momentos de peligro. Por lo tanto, la sensación o la energía en este cerebro necesita ser
entendida como existente en un rango o continuum que abarca desde lo denso hasta lo
fino y a diversas velocidades de vibración que van desde lo más rápido hasta lo más
lento.
Estamos acostumbrados a este rango variado de vibraciones de energía que
pasan a través de nuestra neocorteza mientras pensamos, imaginamos o intuimos. A
veces pensamos más lentamente; y otras, los pensamientos ocurren a velocidad casi
eléctrica. Con nuestros ojos abiertos tenemos imágenes de eventos externos que ocurren
a velocidades lentas y pueden ser retenidos en nuestra memoria. Con nuestros ojos
cerrados podemos experimentar una variedad de velocidades e intensidades: aquellas
imágenes que podemos fácilmente recordar y aquellas que pasan por la pantalla de
nuestra mente a velocidades muy altas. Una vez que estamos conscientes de que los
pensamientos e imágenes están vibrando a velocidades e intensidades diversas,
podemos más fácilmente imaginarnos que este mismo rango de velocidades diferentes
existe dentro de nuestro cerebro básico, y que también existe alrededor nuestro y
continuamente impactan nuestras acciones y reacciones a velocidades e intensidades
distintas.

DE LA ANSIEDAD A LA ENFERMEDAD

Conocer que las vibraciones van de las más gruesas hasta las más finas dentro y
alrededor del cerebro básico, puede ayudarnos a observar y quizás entender mejor las
enfermedades del sistema nervioso, que abarcan, desde nuestra común y cotidiana dosis
de nerviosismo y ansiedad hasta las enfermedades más serias como el mal de Parkinson,
Alzheimer, o la distrofia muscular. Ya sea que estemos tratando de aliviar nuestra
ansiedad o estemos involucrados en la sanación de una enfermedad más seria,
necesitamos tomar en cuenta las cargas eléctricas que entran en nuestro cerebro básico
debido

2. Gene Kieffer, (ed.) Kundalini for the New Age, Selected Writings of Gopi
Krishna, New York, Bantam Books, 1988.
285

a la interacción con nuestro entorno. Es de vital importancia cambiar, de considerarse


como un individuo separado, a conceptualizarse como un yo-en-contexto (tratado en el
capítulo anterior). Al hacer este cambio habremos captado la importancia de los
impulsos externos que continuamente nos bombardean, penetrando a través de nuestra
piel hasta la médula espinal y el sistema nervioso aferente-eferente antes de llegar a
nuestro tallo cerebral, donde pueden ser bloqueados o estar a disponibilidad, ya sea para
afectar nuestro cerebro límbico —a su vez conectado con nuestros sistemas internos
autónomo, endocrino e inmunológico—, o para afectar nuestra neocorteza con sus
conexiones con los sistemas motor y muscular.
Si nuestros impulsos son excesivamente intensos o son bloqueados en algún
momento en su viaje a través de los tres sistemas cerebrales, ¿podrán ellos ocasionar
contracciones y constricciones extremas e irregulares que, a su vez, podrían dañar las
células y alterar seriamente su funcionamiento? Puede darnos una nueva perspectiva
considerar el cerebro básico como un sistema energético de vibraciones, más que como
un sistema compuesto de partes físicas. Comprender que nuestro cerebro básico está
continuamente expuesto y en interacción con niveles sutiles e invisibles, puede darnos
una nueva perspectiva sobre la importancia del autocuidado.
Con respecto a las enfermedades del sistema nervioso, también necesitamos
estar conscientes de las huellas que han dejado en nosotros las personas y las
condiciones del medio ambiente en el cual hemos crecido. Necesitamos poner al día
nuestras ideas sobre lo que se debe incluir en la historia familiar. Si vamos a hacernos
conscientes de las huellas tempranas que pueden estar causándonos daños severos en
este nivel del cerebro básico, los padres deben compartir con los hijos también aquellas
influencias oscuras y difíciles. El orgullo familiar debe ser reemplazado por la
revelación de todos los datos, si deseamos volvernos saludables en los niveles sutiles de
nuestro sistema nervioso.
Tanto para aliviar las tensiones como para crear un medio ambiente en el que la
sutil expansión-contracción de nuestro sistema nervioso pueda ser nutrida en vez de
constreñida o ignorada, debemos enfocarnos en las condiciones e historia de nuestra
vida. La ofrenda de este cerebro es un llamado a observarnos a nosotros mismos como
un yo-en-contexto.
El secreto está en abrir nuestra conciencia para incluir el rango completo de
energía, desde el más lento hasta el más sutil. Podemos observarnos a nosotros mismos
de una manera neutra sin prejuicio o culpa, como observadores neutrales de nuestro
comportamiento diario. La práctica de la
286

inteligencia básica nos invita a movernos hacia unas condiciones que nos nutran y
alejarnos de aquellas que puedan dañarnos, sea cual sea la intensidad o velocidad de las
vibraciones de la energía.

EL CAMBIO DEL COMPORTAMIENTO

¿Cómo cambiar la conducta humana? Éste ha sido un tema tratado por todas las
religiones, filosofías, grandes dramas y novelas, y más recientemente por las psicologías
y ciencias del comportamiento humano. Para todas ha sido un tema complejo. Cada una
ha contribuido con sabiduría, conocimiento y una nueva perspectiva sobre la condición
humana, pero aun así, los cambios básicos en la condición humana misma han eludido
nuestros mejores esfuerzos por entenderla. A pesar de todas las contribuciones y el
progreso indiscutible, nos vemos todavía como humanos enfrentados con el caos
innegable, la pobreza, los crímenes, las guerras y los sufrimientos personales de
proporciones angustiosas. Cada grupo profesional ofrece su solución, pero ninguna ha
sido suficiente.
Recordemos que la acción o el comportamiento pueden ser estimulados por
vibraciones visibles o invisibles. Pudiéramos no darnos cuenta de lo que nos estimula o
provoca. Quizás el estímulo proviene de nuestro medio ambiente presente o pasado,
quizás de un sueño, o de una información almacenada muy profundamente en el
cerebro, todavía no disponible para nosotros ni como sueño, ni como pensamiento o
sentimiento, o quizás provenga de un patrón aprendido de nuestros padres o de un valor
heredado de generaciones pasadas y nunca examinado por la mente que lo contiene.
¡Son tantas las posibilidades! El estímulo que impacta nuestro comportamiento puede
no ser evidente; puede ser demasiado sutil para que podamos verlo u observarlo y
menos aún apartarnos de él.
A nivel de nuestro tallo cerebral, en cualquiera y en todo momento, estamos
sujetos a una cantidad indeterminada bien sea de información o de impulsos que buscan
ser convertidos en información. Quizás sea este bombardeo el que explica la dificultad
que hemos tenido en desarrollar una ciencia del comportamiento humano. Si estamos en
un flujo continuo, expuestos constantemente a nueva información que penetra al menos
hasta nuestro tallo cerebral, entonces, ¿cómo podremos establecer o cuantificar los datos
en un período de tiempo suficientemente extenso para poder predecir resultados o
desempeños? La existencia de este centro cerebral más profundo, enlazado
287

por medio del sistema nervioso aferente a nuestra piel que está cubierta de aperturas al
mundo, hace literalmente imposible encerrar los datos humanos dentro de una probeta
de laboratorio o ni siquiera dentro de un laboratorio con un ambiente controlado y
predecible.
Las recientes investigaciones sobre el cerebro nos dan una perspectiva más
profunda sobre lo difícil que es cambiar para un ser humano. Hay tres sistemas
involucrados y cada uno está en movimiento o vibración continua. Por lo tanto, es muy
difícil enfocarnos en un cambio definitivo y lograr tener éxito.
El cambio debe radicar en saber manejar nuestra propia dinámica. Por esta
razón, el nuevo paradigma de que todo es movimiento, es de una tremenda importancia.
Cada vez que deseemos cambiar algún aspecto de nuestro comportamiento
necesitaremos realmente acumular datos e información, pero el hecho de llegar a una
conclusión no producirá el cambio. Las implicaciones del nuevo paradigma son que
nosotros podemos cambiar nuestra conducta sólo manejando las dinámicas
involucradas. Cambiamos cambiando, y no por conocer del cambio. Esto es similar al
desear y querer del cerebro emocional: sólo queremos al vivir el proceso de querer.
Quizás, finalmente, podremos convencernos de la necesidad de un enfoque sobre la
dinámica del organismo humano en vez de intentar un acercamiento definitivo,
descriptivo y fijo sobre el comportamiento humano.
Me siento impulsada a repetir los puntos más importantes que dan soporte a un
enfoque dinámico más que al enfoque estático del cambio. Sabiendo que la estructura
humana está compuesta de billones de células, conociendo que toda estructura celular es
realmente energía en constante vibración y, finalmente, sabiendo que cada estructura
está constantemente expuesta a información de otras estructuras a través del cerebro
profundo y de la piel, podemos dejar de lado la expectativa de lograr una fórmula fija
para el cambio, y dirigir nuestra atención hacia los procesos dinámicos. Podemos dirigir
nuestra atención hacia una constante vigilancia, un cuidado constante, y un estado de
alerta ante las continuas y nuevas interpretaciones de nuestra vida individual en su
contexto cotidiano. Por ejemplo, podríamos aprender todo sobre las dietas, o hacer el
ejercicio que está a continuación de esta sección, llamado «El perfil de energía», para
reunir información relevante a nuestra conducta relacionada con la comida. Sin
embargo, tendremos que vivir el proceso de hacer dieta, que es dinámicamente diferente
cada día y en las diferentes horas del día. O sea, que aprendemos, reunimos información
y actuamos.
No se trata de cambiar nuestra mente. Se trata de mantenerla en constante
sintonía con el comportamiento que deseamos cambiar. Necesitamos
288

vivir nuestra vida como una entidad dinámica en vez de como una personalidad fija.
Lo que está implícito es que necesitamos estar continuamente involucrados en el
cuidado de nosotros mismos. Tú y yo necesitamos autocuidarnos porque tanto tú como
yo somos los que estamos permanentemente al control de nuestras vidas y cada uno es
el único capaz de manejar el proceso dinámico de una manera suficientemente sutil. Ni
la salud, ni una buena calidad de vida pueden ser logradas sin nuestra participación
continua y consciente. Otros podrán ayudar en los niveles más obvios y gruesos de
energía, pero en el rango de las ondas finas depende de nuestra capacidad para poder
entrar en las vibraciones más sutiles.
Se puede entender también que el dolor en el cuerpo es una señal a nivel grueso,
de que algo requiere nuestra atención a nivel más sutil. Podemos volvernos conscientes
de esta señal antes de que la salud empeore y requiera la ayuda de un especialista. No
pretendo excluir la necesidad de especialistas, sólo quiero decir que desde el punto de
vista de este cerebro básico siempre expuesto al mundo, no hay salud sin la
participación activa y consciente del individuo.

EL PERFIL DE ENERGÍA: UN INSTRUMENTO DE CAMBIO

Voy a describir ahora un proceso que ha sido útil en los niveles más gruesos de
vibración, en el rango obvio y visible en el que podemos percibir nuestras acciones de
todos los días y coleccionar información acerca de nuestro comportamiento. Lo he
llamado el perfil de energía porque involucra elaborar un perfil de nuestra energía
visible a medida que nos hemos acercado o nos hemos alejado de algo o alguien en las
diferentes áreas de nuestra vida, tanto recientemente como a lo largo del tiempo.
El perfil nos permite conocer nuestros instintos básicos, nuestras acciones
sensoriales o nuestro más profundo «yo», al observar nuestro comportamiento como se
ha ido presentando a través del tiempo, en una determinada situación o en un área que
nos pueda preocupar frecuentemente, tal como la salud, el hogar, el aprendizaje, la
religión, el trabajo, la diversión o las relaciones. Esa conducta revela no solamente
nuestra energía más obvia sino también los patrones sutiles desarrollados a través de
nuestra experiencia. Hacer un perfil de energía constituye el primer paso para considerar
cualquier cambio en nuestra vida.
Los perfiles pueden ser tan detallados o tan generales como queramos. Pueden
ser de nuestra vida entera hasta este momento o de un día en
289

particular. Pueden ser de una relación de amor o de todas nuestras relaciones de amor.
Pueden ser en relación a un miembro de nuestra familia o de toda la familia. Pueden ser
de nuestra alimentación, de nuestra salud, de nuestro trabajo, o de cualquier cosa que
consideremos como un problema que queramos comprender, mejorar o cambiar.
Un perfil nos muestra claramente, de manera gráfica, el bosquejo del
comportamiento que viene sucediéndose desde tiempos pasados y nos puede ayudar a
reconocer qué comportamientos similares seguirán ocurriendo, si no escogemos
intervenir conscientemente (ver Capítulo 14, del comportamiento humano y reptiliano
sobre la repetición, el actuar de nuevo y las rutinas).

Ejercicio

El perfil de energía

Parte I. Creando tu perfil

Al final del día, ponte en una posición muy cómoda, y si lo deseas, con papel y
lápiz a la mano. Ponte en un estado de relajación, dispuesto a observar tus actividades
del día (o de cualquier período de tiempo) desde un punto de vista neutro, lo que quiere
decir sin involucrar ni tu crítica, ni tus emociones.
1. Disponte a observar con interés y curiosidad. Empieza por la mañana,
observando tu cuerpo en el confort de tu cama. Sigue observando el comportamiento de
tu cuerpo al entrar al baño, ¿te vestiste con una bata de casa o de una vez con un traje?
Luego obsérvate yendo a desayunar, recuerda qué comiste, y así sucesivamente durante
todo el día, observando hacia qué te moviste y de qué te alejaste.
2. Traza una línea en forma de onda, en una hoja de papel en blanco tal como se
muestra en la figura 14.
3. Toma nota de tus movimientos de acercamiento en el lado derecho de la línea y
en el lado izquierdo anotas tus alejamientos.
4. Has trazado la ruta de una serie de tus comportamientos en el tiempo y espacio.
Tu perfil de energía de hoy revela la conducta que ha resultado de alguna combinación
de tus tres cerebros durante una experiencia tuya en particular. El perfil ilustra dónde es
que tú has concentrado tu energía y de qué comportamientos te has acercado o alejado
repetidamente.
290

Fig. 14. El perfil de energía.

*Para acceder a la figura, remitirse al original.*

Parte II. Lectura del perfil de energía

La aceptación. Comienza a leer tu perfil de energía aceptando completamente los


datos que incluíste en él. Antes de permitir que tu neocorteza o tu cerebro límbico
descarte, desvalorice, desacredite, o niegue alguna información, primero debes aceptar
el texto como si fuera un documento sagrado. En este nivel básico eres lo que eres y la
aceptación de ti mismo es extremadamente importante antes de intentar cambiar algo.
Resulta crucial que aceptes toda la información acerca de ti de la manera más neutra
posible.
Cuando consideramos este tipo de información, podemos sentirnos tentados a
llamar a este cerebro básico "el inconsciente". Hemos comprobado una y otra vez que
no deseamos reconocer toda la información referente a nosotros mismos. Preferimos
negarla.
Creo que esto ocurre porque no hemos sido entrenados en la importancia y la
práctica de la aceptación. En vez de reconocer todos los datos,
291

ocultamos algunos en lo que llamamos "la autodefensa". Esta defensa se basa en la


negación y ha dado lugar al fenómeno que ahora llamamos la «negación clínica».
Pasamos la vida observando y analizando a los demás pero tenemos una gran dificultad
para analizar algo de nosotros mismos que no sea considerado apropiado por la
sociedad. Incluso podemos abandonar, negar o al menos disociarnos de nuestros hijos o
seres queridos en momentos críticos cuando actúan contra la sociedad en maneras que
nos avergüenzan. La aceptación de toda información es la clave del autoconocimiento,
al igual que es la clave del conocimiento en general y de las invenciones en la ciencia y
la filosofía.
Honrar lo que haces mejor. Lee el lado derecho de tu perfil, el que has marcado
con «acercarse hacia». Lo que has apuntado en este lado es lo que haces con más
frecuencia. Es de lo que puedes confiarte porque es lo que sabes hacer bien. Tu cuerpo
sabe cómo desempeñarse en esta conducta. Estas son las acciones que te ayudan. Deben
estar protegidas de la crítica y la duda. Puedes confiar que tu cuerpo seguirá haciendo
bien aquello que ha hecho repetidamente con éxito. Cuídate de no interferir esa
conducta o de tratar de mejorarla. Ten presente que puedes honrar aquello que sabes
hacer bien.
Nota. También puedes haber notado en este lado cierta conducta repetitiva que
ahora quieres cambiar. Esta es parte de la información que deseabas y con la que
necesitas lidiar dinámica y cuidadosamente. Si no cambias la conducta conscientemente,
puedes estar segura que ésta seguirá apareciendo sin la anuencia de tu conciencia.
Estrés. Lee el lado izquierdo del perfil, el marcado con «alejarse de». Aquí has
enumerado aquello de lo que prefieres alejarte. Son las conductas que realizas pero que
te causan estrés. Si las haces más de tres veces a la semana contra tu voluntad o mejor
dicho, contra tu cuerpo, puedes estar seguro de que te están produciendo tensión y
deberías tratar de cambiarlas.
El perfil de energía es una herramienta que nos permite reflexionar sobre todos
los datos que se reúnen conformándose como nuestro comportamiento. La
autoobservación es un proceso dinámico y continuo. El perfil de energía es un proceso
estático. La combinación de ambos nos ayudará a volvernos conscientes, al reconocer
las conductas como propias y al abordarlas de manera neutra antes de tratar de
cambiarlas por medio de los procesos de las inteligencias de los patrones y de los
parámetros, descritas en el próximo capítulo.
292

EL MOMENTO ACTUAL

Tenemos acceso a la inteligencia básica no sólo para informarnos de nuestro


pasado sino que también es una inteligencia activa para ser usada en el presente. Para
utilizar esta inteligencia activamente necesitamos estar dispuestos a tratar la acción
como un fenómeno en sí mismo, es decir, que no está forzosamente ligado con pensar o
sentir. A un nivel sutil ocurren estímulos que nos hacen actuar, reaccionar y continuar
repitiendo actuaciones pasadas. Necesitamos la capacidad para responder a los
estímulos sin considerar que el sentimiento o el pensamiento son los que causan nuestra
acción.
Estoy luchando para independizar a esta vibración básica de ese modo de pensar
basado en la causa-efecto que hace que la acción dependa del pensamiento o del
sentimiento: del proceso de decisión antes que del proceso de la acción. A veces ésa es
una secuencia importante. Sin embargo, a menudo se hace necesario actuar para recibir
una retroalimentación que nos permitirá tomar decisiones apropiadas.
Estoy buscando entender la acción en un nivel de experiencia en el cual la
vibración misma de estímulo-respuesta podría ser honrada y observada. La vibración a
un nivel estímulo-respuesta necesita estar libre, independiente y comprendida como
acción en sí, para nosotros poder entrar o comprometernos con la vida, a un nivel
celular, dentro de nosotros mismos. Es extremadamente importante captar que la acción
es su propio fenómeno, para así estar en capacidad de imitar e inhibir con efectividad.
Estas son las dos dinámicas de la inteligencia básica.

La imitación y la inhibición

La acción consciente implica un proceso de inhibición de aquello que es dañino


para nuestra vida y un proceso de imitación de lo que es beneficioso para ella.
Para entrenarnos en la inteligencia básica debemos ser capaces de imitar e
inhibir. Primero, a un nivel conceptual neocortical, debemos creer en la imitación y en
la inhibición. A pesar de que la imitación fue tan descalificada por nuestra educación,
podemos recordarnos de cuánto nos enriqueció en la primera infancia. Por imitación
aprendimos a hablar y a caminar y ahora, como adultos, podemos comenzar a ver a cada
persona como un recurso: todos y cada uno pueden enseñarnos algo. Sólo tendríamos
que ser selectivos e imitar aquello que podría ser lo más nutritivo o protector para
nuestra
293

vida. Nos podemos acercar e imitar lo mejor de nuestro medio ambiente con el fin de
desarrollarnos y a la vez llegar a convertirnos en un recurso útil para los demás.
Segundo, necesitamos dejar de definir a la inhibición como una palabra con las
implicaciones psicológicas negativas de la represión inconsciente. También debemos
liberar esta palabra de la implicación de que inhibir es «perder el beneficio de algo». El
verbo «inhibir» necesita ser comprendido como un verbo de acción. Es una señal de
interrupción, para parar de hacer algo, y vitalmente necesaria antes de poder cambiar de
rumbo o comenzar el proceso de alejarnos de algo que pueda ocasionarnos daño.
También es posible ver la inhibición como un proceso temporal que nos lleva a
separarnos de las vibraciones o acciones que aún no sabemos procesar en forma
provechosa para nosotros. Aunque pudiéramos preferir retirarnos por algún tiempo de
algunas áreas que actualmente no nos son útiles, algún día podríamos ser capaces de
regresar hacia esas mismas vibraciones, la misma gente, o las mismas acciones. Por
ejemplo, podemos inhibir nuestra expresión de rabia debido a que no es el momento ni
el sitio conveniente para expresarla o porque todavía no hemos aprendido a hacerlo
adecuadamente, pero cuando lo hayamos aprendido y además tengamos una idea más
clara de lo que nos molestó, es muy posible que estemos en capacidad y deseemos
expresar nuestra molestia al día siguiente. La inhibición puede ser útil para guiar
nuestras acciones de una manera apropiada.

CONCIENCIA O CRISIS

La inteligencia básica se refiere a vivir en el presente. La bailarina Martha


Graham captó lo que implica la conciencia del presente cuando dijo: «Lo que importa es
el momento en el que estás en movimiento. Haz el momento vital y digno de ser vivido.
No lo dejes escapar inobservado o inaprovechado... No es 'lo que yo haré' ni 'lo que he
hecho' sino 'lo que estoy haciendo'. Lo que hagas debe ser hecho como si fuera por
primera vez»3.
Desafortunadamente, casi nunca seguimos este consejo. Y peor aún, por lo
general no actuamos conscientemente hasta que caemos en alguna crisis, alguna
amenaza a nuestra identidad o a nuestra existencia. Entonces es que comprendemos o
somos fuertemente capaces de saber cómo reorien-

3. De Mille, «Martha Graham», p. 22.


294

tar nuestras elecciones a este nivel sensorial profundo. Por medio de las crisis somos
capaces de dejar de lado nuestro comportamiento automatizado, nuestros patrones,
rutinas, adicciones y, en casos en que nuestra vida esté seriamente amenazada, hasta
nuestros valores.
Entonces, con una profunda oleada de energía, elegimos vivir de ciertas maneras
que nunca «entendemos» cómo lo logramos: dejamos de fumar, dejamos las comidas
pesadas, hacemos ejercicios, o hasta podemos tener experiencias de renacer, en las
cuales podemos llegar a las experiencias de iluminación y aún a los milagros.
Experimentamos la energía y comenzamos el proceso de guiarnos hacia nuevos hábitos.
A través de las crisis somos propulsados hacia las acciones a niveles sutiles y no tan
sutiles. Frecuentemente, aún sin estar dispuestos, nos movemos hacia lo que es nutritivo
y nos alejamos de lo dañino.
Mi esperanza es que un día podamos desarrollar este poder para encontrar
opciones que favorezcan la vida aunque la crisis no haya llegado ni la vida esté
amenazada. La inteligencia básica existe para que dispongamos de un proceso con el
cual podamos inhibir e imitar antes de que ocurra la crisis. La inteligencia básica existe
para alertarnos de los ritmos visibles e invisibles y nos invita a vivir conscientemente
esos ritmos en el presente.
Algunas veces pensamos que nuestros hábitos son dañinos o nos sentimos muy
incómodos con ellos, pero no actuamos al respecto. Nos escondemos tras fórmulas
estadísticas en vez de utilizar nuestra propia autoobservación dinámica. Respetamos el
análisis de otros, pero ignoramos lo que claramente indica nuestro propio perfil de
energía. Por estar apegados a las explicaciones racionales de causa-efecto, esperamos
por las calamidades o buscamos saber más y más de sus causas. Nos quedamos
atascados en el análisis en vez de llevar a cabo acciones de sentido común que podrían
ayudarnos a evitar la crisis.
La inteligencia básica puede alertarnos de la necesidad continua de actuar sobre
lo que queremos cambiar, así como la inteligencia racional nos alerta sobre la necesidad
de analizar. Es inteligencia básica vibrar en resonancia y disonancia con la energía, sea
cual sea la forma que ésta adopte, a fin de formarnos, reformarnos, deformarnos o
transformarnos en el proceso continuo de la vida.

LA LIBERTAD DE SER

Para utilizar la inteligencia básica en su rango más fino de vibración, debemos


ser «libre de ser». La inteligencia básica es la libertad de ser libre, no
295

para oír, ver, recibir o integrar, sino libre para «ser», libre para mover este organismo-
mente-cuerpo-estructura. ¿Es esto libre albedrío? No, esto es libertad sin albedrío. Esto
es libertad para ser consciente de la resonancia o disonancia en cualquier nivel de
vibración. Viviendo tan profundamente como sea posible, podemos conducir nuestra
estructura en cualquier longitud de onda.
A un nivel celular, la inteligencia básica significa tener acceso a nuestra propia
vida, estar a cargo de ella y vivir con nuestros billones de células. Esto requiere un
desapego, una pasividad, un distanciamiento de nosotros mismos como también una
aceptación de nosotros mismos. Requiere también neutralidad.
Esto también requiere comprender que la vida se está viviendo a sí misma en la
configuración de un cuerpo que estamos llamando «nuestro». Utilizamos la inteligencia
básica para observar el rastro que la vida deja en la acción que llamamos nuestra, pero
que podría muy bien ser la influencia de cada uno y de todos, de generaciones pasadas y
situaciones vividas antes de que nosotros viviéramos o fuéramos conscientes. La
inteligencia básica está allí para proveer la libertad de actuar en relación a la integridad
de la vida misma.
En la libertad de ser, la práctica de la autoobservación es clave porque nos
permite coleccionar datos de todas las fuentes: de nosotros mismos y de nuestro cuerpo,
de nuestro medio ambiente, de nuestro comportamiento y de nuestros sueños. La
libertad de ser tan consciente como sea posible en cualquier rango de vibraciones
también nos permite guiarnos sutilmente a favor de nuestra vida.
Yo creo que los que han experimentado sanaciones milagrosas han tenido acceso
a esta libertad y la capacidad para guiar sus células, aunque ellos quizás ni siquiera
estuvieran «conscientes» al hacerlo. No obstante, de una forma u otra, ya sea por fe,
creencia o amor, ellos fueron capaces de recibir el contacto de la energía a este nivel
celular. La inteligencia básica es un fenómeno espiritual cuando ocurre en estas
longitudes de onda tan sutiles. El acceso a las ondas sutiles e invisibles no es explicable
sino haciendo referencia a lo infinito. ¿Cómo podemos tratar de explicar las
experiencias que nos relatan algunas personas consideradas «clínicamente muertas» y
que han regresado a la vida? ¿Cómo podremos comprender estas ondas sutiles, o lo que
estamos empezando a conocer como las experiencias de «salir del cuerpo»? Resulta
difícil trazar un proceso secuencial en este caso, ya que lo que está involucrado es un
asunto de saltos cuánticos. Pero, sin embargo, sí podemos observar que el primer
cerebro sigue funcionando. En las experiencias de salir-del-cuerpo,
296

la conciencia de la persona se mueve entre longitudes de onda sutiles o más finas, que
permiten al individuo observar el funcionamiento de su cuerpo y lo que está ocurriendo
a su alrededor.
A pesar de que estos eventos no pueden ser descritos por el proceso racional
secuencial, podemos obtener un cuadro general de lo que ocurre al darnos cuenta de que
cada una de las estructuras cerebrales está vibrando en dimensiones que van desde las
más gruesas hasta las más finas, dependiendo de sobre qué estemos concentrándonos. El
nombre que se le da a aquellos que alcanzan las dimensiones más finas de la neocorteza
es el de místico y aquellos que orquestan las dimensiones más finas de los cerebros
límbico y básico se llaman sanador o shamán. Sabemos que los místicos empiezan sus
viajes espirituales en la neocorteza con revelaciones instantáneas, oración o meditación,
y sabemos que la meditación tranquiliza las ondas más gruesas de la neocorteza. Los
místicos continúan por las longitudes de onda de la inteligencia espacial hacia el rango
intuitivo, donde reciben longitudes de onda aún más sutiles. Se presentan también
distintas longitudes de ondas emocionales así como también longitudes de onda que
todavía no sabemos describir pero que sí efectúan cambios físicos y emocionales en la
persona. Los sanadores y los shamanes son capaces de involucrarse en las vibraciones
más finas de las tres estructuras cerebrales.
Se pueden notar cambios en la expresión facial y la personalidad en aquéllos que
viven experimentando conscientemente su vida interior. Estos cambios físicos indican
que se ha involucrado del proceso profundo de este cerebro básico. No he querido
llamar a este cerebro «reptil» porque el término no nos comunica adecuadamente los
niveles de energía sutil e interior que encontramos en él.
A este nivel y en este cerebro, necesitamos ser libres para vivir en relación con
lo infinito o con lo instintivo, con lo consciente o lo llamado inconsciente, con lo
sensorial o lo básico de la naturaleza, en el rango de energía que sea. La libertad de ser
es necesaria para nuestra capacidad de orquestar un rango completo de energía que va
de la más gruesa a la más sutil, desde el estímulo-respuesta hasta el salto cuántico.
Los niños emplean su inteligencia básica con una mayor libertad que los adultos.
Haríamos bien en aprender a leer sus comportamientos en búsqueda de su inteligencia
básica. Francisco era un niño de cuatro años de edad que se dirigía todos los días a la
misma área del aula a escuchar cuentos en el grabador. Este comportamiento continuaba
día tras día. Francisco nunca quería dejar el área de los cuentos y la maestra comenzó a
preocuparse.
297

Cuando llamamos a su casa para investigar, supimos que el pequeño era el segundo niño
adoptado en aquella familia y que su hermano mayor recientemente había sido devuelto
a la agencia de adopción. Obviamente que él también tenía temor de que lo devolvieran.
En la escuela exhibía este temor moviéndose todos los días hacia el mismo territorio. Lo
que estaba haciendo en el colegio era asegurándose de tener un territorio, una roca, lo
que era una reacción muy inteligente ante la situación que estaba atravesando. Esta era
su inteligencia básica actuando. Afortunadamente estábamos preparados para observar
su comportamiento y para tratar de comprender qué era lo que estaba detrás, en vez de
tratar de forzarlo a que lo cambiara. Cuando la madre comprendió lo que estaba pasando
por la mente del niño, pudo reasegurarle que siempre tendría un hogar con ella.
Entonces su comportamiento cambió tanto en el hogar como en la escuela.
Mi cuento de adultos favorito en relación a la inteligencia básica se refiere a la
habilidad de una mujer para alejarse de sus propios sentimientos y acercarse a las
necesidades de su madre, en un momento crítico, cuando la vida de su madre estaba en
peligro. Juanita nunca había tenido buenas relaciones con su madre, pero ella era el
único familiar viviente y por lo tanto fue llamada para que acudiera al hospital cuando
su madre sufrió un ataque al corazón. Juanita sintió empatía pero no podía imaginarse
cómo iba a manejarse para cuidar de su madre por un período largo de tiempo.
Tal como lo cuenta ella misma, pidió tener un sueño que la guiara. Esa misma
noche soñó: «Mi padre estaba en el cielo conversando con otro hombre que le había
preguntado cómo había llegado allí. Mi padre le explicaba que se había puesto tan bravo
con su hijo por haber obtenido malas calificaciones que había sufrido un ataque al
corazón debido a su rabia y se había muerto».
Juanita caviló mucho sobre su sueño y llegó a creer que ésta era una señal de
alerta ante la posibilidad de que ella reaccionara emocionalmente con su madre. Para
evitar poner en peligro de muerte a su madre, tendría que tener mucho cuidado en no
sacar sus emociones, no debía permitir la interferencia de su rabia y tristeza
relacionadas con su madre desde mucho tiempo atrás. Sin embargo, ahí estaba ella,
responsable de su madre, pero aún llena de resentimientos. ¿Cómo podía actuar
normalmente y no revelar ningún indicio de su resentimiento? Juanita creía
profundamente en los sentimientos y sabía que no podían camuflarse fácilmente.
Afortunadamente había seguido varios cursos sobre el cerebro triuno y sabía que existe
un nivel neutro de energía debajo de las emociones. ¿Cómo llegar a él? Se recordó
298

que la inteligencia básica consistía en moverse hacia o alejarse de algo en beneficio de


la vida y decidió practicar esto con su madre, alejándose de sus propias emociones y
acercándose a su necesidad de ayudarla. Suena sencillo, pero Juanita estaba frente a
retos posteriores. Su madre vivía primordialmente viendo y expresando en palabras lo
malo en el mundo. Ella había perdido a su esposo muchos años antes, y su modus
operandi para mantenerse viva era a base de lucha y oposición. Juanita, a menudo se
había visto envuelta en tratar de calmarla y hacerle ver la belleza. Esta vez, mientras
reflexionaba sobre su sueño y la inteligencia básica, obtuvo una comprensión más
profunda de la energía del cerebro básico expresada en las siguientes frases:
La vida necesita ser reconocida (cerebro básico) Anhela ser amada (cerebro
límbico) Y busca expresarse (neocorteza) ¡La vida es!
Durante el mes siguiente, en la convalecencia de su madre, Juanita se aferraba a
las palabras «la vida necesita ser reconocida». Estas palabras le permitieron seguir
adelante y llegar a comprender la necesidad que había tenido su madre de todas aquellas
palabras y acciones que previamente habían aprisionado a Juanita en un torbellino
emocional. Ahora vio que la lucha y oposición de su madre ante casi todo lo que
tropezaba no era negativo para ella; era el patrón que usaba para mantenerse con vida.
Enfocándose en la frase «la vida necesita ser reconocida» Juanita sobrevivió al igual
que su madre, por muchos años más. La inteligencia básica consiste ciertamente en la
libertad para acercarse y alejarse en beneficio de la vida, sin nociones preconcebidas, ni
prejuicios, ni siquiera los aceptados socialmente sino solamente acercarse a aquello que
mantiene con vida a la vida.
La inteligencia básica es fundamental para toda conciencia. Es el proceso que
nos guía en nuestro diario actuar en continua resonancia-disonancia con los demás y con
nuestro medio. Nos permite entrar en un proceso selectivo de ser y llegar a ser, dentro
del cotidiano medio ambiente en que vivimos. El estar consciente de que cada cosa que
nos rodea está viva y es capaz de impactarnos con sus vibraciones, nos permitirá captar
el valor de la inteligencia básica como una forma de lidiar con este profundo nivel
pulsante de la vida. Nos haríamos conscientes e inteligentes al «movernos hacia» y
«alejarnos de» a través de todos los diferentes niveles de la existencia.
299

CAPÍTULO 17

VIVIENDO TU HERENCIA

LA INTELIGENCIA DE LOS PATRONES

El comportamiento reptiliano del cerebro triuno es aquella


dimensión más misteriosa, difícil e intratable de nuestro
ser. Y aún más, comprenderla es perdonarnos, aceptarnos y
amarnos (y entonces, perdonar, aceptar y amar a aquellos
con los cuales entramos en contacto). La comprensión es
básica. Comprender que la manera en que nosotros nos
comportamos y reaccionamos hoy, está enraizada en cómo
nosotros y nuestros padres y sus padres se comportaron y
reaccionaron en el pasado. Comprender cuáles son los
patrones que me benefician y cuáles me causan problemas
y comprender cómo reemplazar patrones enraizados
profundamente que no queremos dejar por patrones
nuevos que deseamos incorporar.

DENISE D. DE NEY

Nosotros, los humanos, somos billones de células individuales conformadas en


diferentes patrones que se organizan en estructuras físicas tales como manos, pies,
corazón o sistemas cerebrales. Las células se conectan o se acomodan en diversas
configuraciones o estructuras. Cada estructura tiene patrones que identifican su forma.
Los patrones conforman las estructuras de nuestra existencia.
Nosotros no podemos describir o identificar las vibraciones que se suceden en el
nivel del cerebro básico tan fácilmente como podemos identificar las de las emociones,
pensamientos o imágenes. Las sensaciones refieren lo que sucede en este nivel más
profundo, y nosotros usualmente las asociamos con los obvios sentidos al oler, oír, ver,
saborear y tocar. El tacto y el instinto son relevantes para este nivel cerebral profundo,
pero ni «sentido», ni «tacto», ni «instinto» son suficientes para describir adecuadamente
las vibraciones asociadas con este cerebro.
Si ni siquiera tenemos una palabra para describir las vibraciones en este nivel
adecuadamente, ¿cómo podremos comenzar a ser conscientes de él?
300

Podemos comenzar con la vibración en sí misma. Sabemos que un daño en el


tallo cerebral no impide que las vibraciones sigan penetrando a este primer cerebro. La
experiencia más básica de la vida continúa. Por lo tanto, podemos suponer que lo que
llamamos «la experiencia», como tal, resulta de algún tipo de organización de
vibraciones que se dan a este nivel. Nuestra experiencia está compuesta de las
respuestas que damos al estímulo que nos rodea, o también podríamos decir que el
resultado de la interacción «estímulo-respuesta» constituye nuestra experiencia, a este
nivel del cerebro básico. Lo que llamamos «patrón» es el producto del recuerdo de esta
experiencia interactiva de estímulo-respuesta. Dicho de otra manera, la experiencia está
recapitulada en el patrón.
Un patrón es entonces, la primera organización básica que podemos reconocer a
este nivel profundo. Al igual que la emoción es la palabra que identifica la energía en el
sistema límbico y las palabras pensamientos, imágenes e intuiciones identifican la
energía en la neocorteza, así pues, la palabra que caracteriza a la organización de la
energía en el primer cerebro es el patrón. Las emociones fluctúan, los pensamientos se
diluyen, las imágenes se pueden enmarcar. ¿Cómo podemos observar los patrones?
¿Qué hacen los patrones? Quizás los patrones existan para estabilizar la energía y
proveer un orden básico o la organización primera de la energía. ¿Será por ésta, su
función estabilizadora de la energía, que somos tan resistentes al cambio?
Los patrones son energía organizada. Quizás estos existen por el acto simple de
la existencia misma. Los patrones son el primer registro de la experiencia. Ellos graban
nuestra experiencia. Aprendemos a caminar y esto está grabado. Le tenemos miedo a la
oscuridad y eso también está grabado. Los patrones, entonces, están registrados en lo
que llamamos nuestra memoria. La memoria existe para grabar las experiencias pasadas
para que no se pierdan y también para que los nuevos aprendizajes puedan ser
elaborados sobre los anteriores.
Los patrones son la primera forma de las experiencias. La memoria es la
grabación de patrones para que sigan disponibles. Tenemos que tener patrones y
memoria con el fin de acumular conocimiento. Sin memoria cada cosa tendría que ser
aprendida de nuevo a cada instante y no habría posibilidad ni de conocimiento, ni de
evolución, ni de «progreso humano».
Tenemos patrones de conducta así como también los tenemos emocionales y
mentales, artísticos y espirituales. Estos patrones resumen cómo nuestras vibraciones
han interactuado en respuesta a los estímulos tempranos tanto emocionales como
mentales, artísticos o espirituales. También es importante reconocer todos los diversos
estímulos que nos han impactado y que
301

han producido otros tipos de patrones tales como los patrones sexuales, los patrones
criminales, y los patrones de evasión. Es por esto que resulta valioso conocer toda
nuestra historia familiar: todos los estímulos que produjeron nuestras respuestas,
formando a su vez patrones que luego sirven para filtrar toda la información que nos
llegará durante el resto de nuestras vidas.
Una hoja vegetal no puede crecer sino alrededor y en relación con la vena que se
vé en ella. Los humanos crecen en relación con el ADN que establece nuestros patrones
físicos y genes que luego continúan influyendo sobre estos patrones. Los humanos
también crecen en relación con los patrones, que desarrollamos nosotros mismos en la
interacción con nuestro medio ambiente. Los patrones que establecemos continúan
entonces filtrando el ulterior crecimiento. Solamente al hacernos conscientes de
aquellos patrones que dictan nuestra conducta podremos intervenir sobre esos patrones
y comenzar el proceso de una interacción diferente con nuestro medio para entonces
formar nuevos patrones. Este reconocimiento consciente de nuestros patrones así como
de la intervención sobre los patrones viejos y la formación de nuevos patrones es lo que
denomino inteligencia de los patrones.
Es lógico asumir que esta organización de experiencias en patrones, continúa en
el humano como en toda la naturaleza, hasta que ésta es interferida de alguna manera.
Cuando podamos un árbol, las ramas vuelven a crecer y cuando perdemos un dedo,
experimentamos un efecto de sombra, como si aún tuviéramos ese dedo. Hacemos dieta
e inhibimos nuestros patrones alimenticios, pero cuando abandonamos nuestras
intervenciones o nuestras inhibiciones, los viejos patrones alimenticios regresan. A pesar
de la gran cantidad de dinero que se gasta en programas dietéticos, se ha comprobado
que un alto porcentaje de personas vuelven a su peso anterior. Solo los que intervienen
sus viejos patrones y construyen nuevos patrones al comer y desarrollar un sistema de
apoyo para su nueva forma de comer pueden comenzar a reacondicionarse y producir un
cambio efectivo en su peso. La energía de un patrón ya existente tiene que ser
recanalizada para producir algún cambio de conducta.
Los patrones, ¿son borrados? ¿son incorporados a patrones mayores? o ¿están
sólo en receso en nuestra memoria, dispuestos a ser de nuevo estimulados?
Según mi experiencia personal, el patrón original continúa existiendo en la
memoria aunque un nuevo patrón nos guíe hacia un nuevo comportamiento. Este es un
punto importante porque aunque hayas logrado construir un nuevo patrón y estés
disfrutando del nuevo comportamiento, yo
302

creo que el viejo patrón todavía existe y puede ser estimulado sin esperarlo por
diferentes circunstancias, especialmente por aquellas similares al medio ambiente en el
que el patrón original se formó.
Una regresión al comportamiento viejo nos puede hacer pensar que no hemos
logrado nada. Nos podemos desanimar y si tenemos un fuerte hemisferio derecho,
podemos realmente perdernos en un “nunca puedo lograr nada, jamás voy a cambiar;
todo es imposible”. Lo que necesitamos hacer es aceptar, ser gentiles con nosotros
mismos y luego ser extremadamente firmes en concentrarnos en nuestro nuevo patrón y
extremadamente cuidadosos al hacer uso de nuestro sistema de apoyo. Tengamos
presente que ya hemos realizado el trabajo de iniciar y ensayar una nueva conducta.
Sólo necesitamos recordar que el viejo patrón todavía existe. No pretendemos tolerar su
intromisión; podemos poner empeño en afirmar y repetir nuestra nueva conducta.
No hay que perder de vista ni el nuevo logro verdadero, ni la posibilidad de que
el viejo patrón pueda ser estimulado de nuevo. La memoria es experiencia almacenada
en códigos disponibles para ser descifrados por estimulación. Cuando estoy consciente,
yo estimulo mi cerebro con mi habilidad para enfocarme y todo va bien. No obstante, un
estímulo también puede ocurrir inesperadamente sin mi conocimiento consciente o sin
desearlo. Un ejemplo conocido de esto es lo que puede ocurrir cuando vas a una reunión
familiar o a visitar a un pariente. Al principio te diviertes y te sientes bien pero después
de un rato te surge inexplicablemente un deseo de irte. Algo puede haber estimulado
viejos patrones, hasta entonces guardados en la memoria. Te sientes nervioso o te
sientes incómodo; también puede ser que el patrón o los patrones no hayan sido tan
directamente estimulados como para producir una respuesta consciente, sino sólo lo
suficiente como para producir incomodidad.
Sólo por esta razón, vale la pena estar conscientes de nuestros patrones; así no
tendremos que sorprendernos cuando nos sintamos incómodos sin tener una razón
obvia. Ni tampoco tendremos la necesidad de culpar a aquellos que nos rodean en ese
momento. Los que están allí con nosotros no serán capaces de entender o de ayudar.
Solamente nosotros podemos entender, en ese momento o más tarde, que un viejo
patrón ha sido estimulado y que tenemos que hacer lo mejor que podamos para vivir la
situación sin culpar o hacerle daño a otros o, de otra forma, alejarnos de la circunstancia
y movernos hacia otro ambiente en donde nos sintamos más cómodos.
La metáfora que mejor me ha servido cuando me siento en las garras de un viejo
patrón es la de «agarrar el volante como si me hubiera salido del
303

camino principal y hubiera caído en una zanja lateral de la carretera». No hay que
perder el control. Tengo que agarrar el volante firmemente y dirigir de nuevo el vehículo
al camino principal.

DESCUBRAMOS LOS PATRONES

Para hacerte consciente de tu comportamiento o para cambiarlo, antes que nada


es necesario descubrir el patrón o los patrones involucrados en determinada conducta.
Cuando respondiste el perfil de energía presentado en la inteligencia básica, puedes
haber descubierto conductas que te producen estrés continuamente, así como también
otras conductas que quisieras cambiar.
Cualquiera que sea la razón, el próximo paso en el cambio de tu comportamiento
es descubrir el patrón involucrado. Tu puedes desear o necesitar interrumpir un hábito o
una adicción. Tu puedes desear aprender de otros y comenzar tratando de observar el
patrón que está detrás de sus logros. Cuando desees aprender una nueva actividad
directamente, sin imitar a otro que ya sabe hacerlo, observa las diferentes funciones
involucradas y comienza a buscar el patrón de reacciones que son necesarias para que tú
puedas aprender esta actividad. Veremos ejemplos de esto más adelante.
Por supuesto que los patrones también están por detrás de tus grandes éxitos. Si
deseas perpetuar o repetir tus éxitos es también sabio tomar conciencia de los patrones
presentes en esos comportamientos exitosos. Puedes, entonces, reforzar los patrones que
te agradan creando parámetros de tiempo, para tener posibilidades de realizarlos más a
menudo. Puedes estar más consciente y sentirte más orgulloso de ellos y guiar tu vida o
ganártela practicándolos. Si eres exitoso en el comercio por tu patrón de negociador
hábil y concreto, sigue utilizándolo. El descubrimiento del patrón es esencial cualquiera
que sea tu interés en tu conducta: ya sea para aprender, para interrumpir adicciones, para
cambiar tus conductas indeseadas o para aumentar las exitosas. A lo largo de nuestra
vida nuestros patrones se han entretejido con todas las variaciones de pensamientos,
imágenes, intuiciones, sentimientos y acciones. Los tres cerebros están organizados en
un múltiple y complicado esplendor, entrelazándose, filtrando, cubriendo y conectando
con el patrón original de estímulo-respuesta, al azar, por causalidad, por vistazos, por
capricho, por estado de ánimo, por necesidad o por obligación. Aunque resulta
imposible conocer exactamente cómo es que este patrón se fue entretejiendo, ciertos
hilos se hacen obvios en el nivel más grueso y visible de nuestro
304

comportamiento. Se muestran una y otra vez cuando comenzamos a observar nuestro


comportamiento buscando el patrón.
Para descubrir el patrón que estamos buscando, es necesario primero identificar
los hilos obvios o los eslabones de los cuales está compuesta la cadena del patrón.
Cuando estudiamos nuestra conducta para descubrir los eslabones, algunas veces
encontraremos un sentimiento o un pensamiento. Debemos anotar todo lo que
encontremos sin alterarlo o censurarlo.
Hay dos maneras importantes de descubrir nuestros patrones:
1. Observando nuestro comportamiento en el presente.
2. Descubriendo los patrones de nuestros antecesores y buscando cómo pudieron
ellos haber marcado nuestra conducta.

En el presente

Primero, observa tu comportamiento en el presente. Para descubrir un patrón,


comienza un proceso de autoobservación en el cual buscarás una forma de estudiar tu
comportamiento en la situación que te está molestando. Estudiar tu comportamiento
significa buscar y encontrar las diferentes reacciones que suceden dentro de ti cuando
estás involucrado en una situación particular. La suma de tus diferentes reacciones es tu
patrón. Aunque tus reacciones no son siempre las mismas, fíjate cuán similares son. Al
observar varias veces tu comportamiento, encontrarás reacciones que repites una y otra
vez.
Cuando las siguientes circunstancias se presentan, ¿cómo reaccionas? Estos
ejemplos incluyen algunas de mis reacciones, ¿cuáles son las tuyas? Practica con tus
propias situaciones también.
Cuando no tengo dinero en mi cartera:
Me asusto.
Me pregunto cuándo podré ir al banco.
dónde podré conseguir algo de dinero.
por qué no lo planifiqué mejor...

Cuando tengo hambre:


Busco algo de comer.
Luego pienso que he debido esperar.
Luego me quejo de que comí mucho
305

Cuando es necesario escribir:


Busco algo de comer.
Llamo a un amigo.
Camino alrededor de mi escritorio.
Digo que debo sentarme Y, finalmente, me siento a escribir

Cuando voy a enseñar:


Me preparo.
Estoy abierta a conectarme con la gente.
Uso micrófono.
Enseño caminando.
Me emociono.

Cuando voy a cocinar:


Me frustro fácilmente.
Lo hago algunas veces en fin de semana.
Hago sólo lo que me gusta.
No disfruto mucho haciéndolo.

Cuando voy a vestirme:


No me gusta Nunca.
lo hago bien.
Podría estar mejor.

Observa en estos ejemplos cómo hay diferentes tipos de comportamientos


involucrados en nuestros patrones: los que nos gustan y los que no. Algunos son
pensamientos; algunos, sentimientos; algunos, acciones; algunos, críticas; y algunos,
recordatorios de obligaciones. Actúa como un arqueólogo durante una excavación
exploratoria. Incluye todo lo hallado y luego selecciona aquellas reacciones que parecen
ocurrir una y otra vez. Esas reacciones tomadas todas juntas conforman tu patrón.

Ejercicio

Descubriendo tus patrones

1. Escoge un comportamiento que deseas hacer más consciente.


306

2. Relájate y empieza a visualizar las situaciones en las que éste comportamiento


aparece.
3. Como si estuvieras viendo una película, nota tus reacciones: «Primero ocurre
ésto... y luego... y luego...»
4. Revisa otras situaciones similares y observa tus reacciones en ellas.
5. De esta situación anterior, extrae las reacciones que usualmente están más
involucradas en el comportamiento. La suma total de tus reacciones es el patrón
involucrado en ese determinado comportamiento.

Los patrones heredados

Una gran parte de nuestro comportamiento actual tiene su origen en el pasado y


muy probablemente en los años de la infancia hasta la adolescencia, años en los que los
padres eran el factor dominante en nuestro medio ambiente. Durante esos años, la
necesidad de amor y atención de nuestros padres o sustitutos parentales nos hizo
extremadamente vulnerables a las huellas impresas provenientes de ellos. También
fueron muy importantes esos años preadolescentes, una época en que nuestra glándula
pituitaria altera la química y energía de nuestro cerebro límbico y nos lleva a la
búsqueda del amor de los otros.
En general, el comportamiento aprendido en la infancia es aquél que no hemos
cambiado ni hemos aceptado en todos los sistemas cerebrales. ¿Cómo es ésto? Aunque
nuestras huellas heredadas están almacenadas en nuestro cerebro básico, podemos no
sentirnos bien con ellas en nuestro cerebro límbico y estar decididamente en contra de
ellas en nuestra neocortéza. No obstante, no logramos cambiar nuestro comportamiento
por no haber contactado al patrón que filtra y por lo tanto forma nuestra conducta.
Aunque localizar estos patrones de nuestra edad temprana puede ser más fácil con la
ayuda de un terapeuta, también podemos tener éxito en identificar los patrones
heredados haciendo el siguiente ejercicio.

Ejercicio

En busca de patrones heredados

1. Busca las circunstancias de tu infancia que corresponden a ese determinado


comportamiento que ya no te sirve más en el presente. Por ejemplo, si deseas dejar de
fumar, busca si tus padres fumaban, o cómo
307

ellos se desenvolvían durante un hábito oral como el de comer. No se trata de culpar a


tus padres. La decisión está registrada en tu cerebro básico, como si fuera una foto
tomada en tu infancia y congelada de esa forma hasta el presente. Para cambiar tu
comportamiento, hay que revisar de nuevo el pasado, para obtener los datos y tomar una
nueva decisión en el presente. Si tú no tienes acceso a tu cerebro básico y si tu decisión
es solamente en la neocortéza y basada solamente en sus datos, las viejas decisiones
permanecen registradas y se resisten a tu nuevo comportamiento.
2. Recuerda y re-visualiza a tus padres —primero a la madre y luego al padre-
actuando el comportamiento que ahora no te gusta en ti. Obsérvalos, por ejemplo, en el
acto de fumar o comer. ¿Cómo fue que mi madre hizo esto? ¿Cómo fue que mi padre lo
hizo? ¿Hubo alguno de mis maestros favoritos o alguno de los héroes de mi infancia que
lo hiciera?
3. Adéntrate en esta visualización sintiéndote presente cuando ellos estaban
profundamente involucrados en el comportamiento (fumando o comiendo). Mírate en tu
juventud en presencia de ellos. Observa la conducta de ellos en la forma más neutra que
sea posible, entonces trata de comprender. Lo que viste era... y la explicación de su
comportamiento era.... ¿Era útil para ellos? Si era útil, ¿cómo lo era? ¿De qué manera
les servía? ¿Era doloroso en algún aspecto? ¿De qué manera el hacerlo afectaba sus
vidas? ¿Qué mensajes probablemente recibió tu cerebro por estar cerca de ellos en estas
conductas?
4. ¿Qué sería lo que probablemente decidiste tú? En aquella situación, siendo tú un
niño, trata de recordar lo que habrás decidido o integrado como la manera de reaccionar
ante esa determinada situación. No se puede saber con exactitud, pero sí se puede buscar
entender tu decisión con las siguientes frases: «Lo que yo probablemente decidí en esa
circunstancia fue...», «probablemente mi organismo reaccionó de tal o cuál forma...»,
«yo debo haber pensado, sentido o imaginado que...». Tendrás que adivinar, aunque
seguramente podrás sentir cuál de tus respuestas es la más relevante.
5. Basado en lo que probablemente decidiste, completa la siguiente frase: «Dadas
las circunstancias en mi vida infantil probablemente habré decidido que». Expresa tu
descubrimiento con el menor número posible de palabras.
308

Cuando veas lo que has aprendido de este ejercicio de exploración, tendrás claro
al menos una parte de tu patrón de comportamiento o posiblemente el patrón total que
está todavía activo y afectando a tu comportamiento del presente. Si estos patrones te
son útiles, celébralos. Si no, puedes desear tomar una nueva decisión. Como parte del
cambio de tu comportamiento en el cerebro básico, es importante no sólo saber lo que
tienes ya grabado como reacción a tus padres, sino luchar por cambiar la decisión que
hiciste en aquel momento.
En la actualidad, tu comportamiento ya nada tiene que ver con tus padres. Tiene
que ver solamente con esa decisión que tienes congelada dentro de tu cerebro desde
hace años. El siguiente ejercicio ha ayudado a mucha gente a elaborar una nueva
decisión dentro de ellos en vez de seguir culpando a sus padres por las dificultades que
han sufrido.

Ejercicio

Desatar las raíces

Coloca aquí la respuesta del ejercicio anterior, expresada de la manera más breve
posible.
1. Lo que probablemente decidí fue .
2. Ahora, lo que quiero decidir es .
Toma el tiempo suficiente para explorar muchas respuestas. Dales vueltas en tu
mente hasta que sientas la adecuada para el comportamiento que quieres lograr.
3. Lo que se requiere en este momento es una batalla de energía interna. Ve la cara
del familiar que se relaciona más con tu vieja conducta y ve tu propia cara. Establece un
diálogo interno activo cara a cara, cuerpo a cuerpo, mente a mente. El asunto es llegar a
convencer por medio de este diálogo al familiar que has puesto frente a ti, de la
importancia de tu nueva decisión. Para hacer esto debes permitir que en tu mente el otro
se haga real, que discuta contigo, de manera que el diálogo tenga las dimensiones de un
encuentro real; una batalla de energías internas. La diferencia entre lo actual y el pasado
es que el viejo encuentro tomó lugar cuando tú eras muy joven y probablemente ni
siquiera estabas consciente de que tomabas una decisión. Además, tu cuerpo pequeño no
tenía poder frente a uno mayor y probablemente sentías miedo incluso de sufrir algún
daño físico. Ahora, aunque tu pasado sigue
309

incrustado en tu memoria, tú estás estableciendo un diálogo entre adultos en el cual tú


tienes el control de la situación.
4. Sigue trabajando el diálogo hasta lograr convencer al otro de tu nueva decisión;
hasta que sientas que esta decisión te pertenece y que puedes defenderla. No te rindas ni
te retires, debilitándote o confundiéndote. Lo que estás haciendo es reprogramando tu
propio cerebro. Así, si surge algo que estimule esa vieja forma de actuar, sabrás cómo
luchar contra ella.
Desatar las raíces es básico para cualquier cambio. Es como poner nuestras
raíces al día en vez de dejarlas enterradas, adheridas a lo viejo y resistentes a cualquier
nueva acción. Con el tiempo haremos honor a nuestros padres y a nuestra familia,
porque ningún familiar puede saber lo que nosotros tenemos registrado en nuestro
cerebro. Nuestros padres no estaban conscientes de lo que estaba ocurriendo en
nosotros, ni pueden haberlo estado. Sólo nosotros tenemos la capacidad de nuestra
propia conciencia. Poner al día los patrones relacionados con el condicionamiento de la
familia, para celebrarlos o actualizarlos, nos libera verdaderamente y nos da una
oportunidad de cambiar lo que necesita ser cambiado en nuestro comportamiento diario
de hoy día.

DESACTIVEMOS LOS VIEJOS PATRONES

Los patrones no están activos todo el tiempo. Por ejemplo, los patrones que nos
permiten manejar un automóvil en forma automática, se desactivan cuando dormimos.
Solamente cuando nos concentramos en el manejo es que se desatan los patrones-
memoria del manejo de automóviles. Por lo tanto, debe existir una manera para
desactivar los patrones o desenfocarnos de ellos. En este caso, claramente cambiamos
nuestro foco desde el manejo de automóvil hacia el dormir. Al desplazarnos
desactivamos el patrón anterior y es entonces que nos concentramos sobre uno nuevo.
¿Podrá alguien o algo influir de alguna manera para convencernos de que
desactivemos nuestros patrones ya organizados?
Nuestros patrones organizan nuestra realidad. Ellos guían nuestra manera ya
establecida de conectarnos con la vida y estos son los que nos inspiran confianza porque
nos son familiares y significan seguridad para nosotros. ¿A quién o a qué le
permitiremos que entre en nuestra vida para interferir en nuestros patrones?
310

Cuando los hipnólogos o los sanadores interfieren en los patrones, ¿será que
ellos «ven» el eslabón del patrón que necesita ser interferido, cambiado o reemplazado?
¿Será nuestra fé en ellos o en Dios lo que les permite desactivar nuestro patrón?
Sabemos que tanto las bacterias como los virus a un nivel físico de tu cuerpo
pueden interferir en tus patrones pero no sabemos cómo sucede. El descubrimiento de la
naturaleza de esa interferencia es trabajo de investigación médica. Sin embargo,
también puede ser trabajo nuestro porque a este nivel profundo puede necesitarse
nuestra concentración mental, emocional o espiritual para permitir que surjan nuevas
formaciones. Cuando un individuo es sanado, lo que llamamos «fe» puede ser un asunto
de concentración individual, anhelos profundos y amor espiritual. El individuo es el que
debe abrir la puerta e invitar que entre la energía que está pasando a través del sanador
para formar nuevos patrones. Somos nosotros los que debemos abrirnos al sanador, sea
este espiritual, un doctor en medicina, un ser que nos ame o un amigo.
Antes de interesarnos o desear desactivar un viejo patrón, nosotros debemos
encontrar una forma de abrirnos conscientemente a nuevas intervenciones. Antes que
nada debemos preguntarnos: ¿quiero realmente abrirme? ¿Deseo realmente un nuevo
patrón o un nuevo comportamiento? ¿Prefiero mantenerme con el mismo patrón hasta
que enferme o surja una crisis?
Esta pregunta no es ni cínica ni superflua; sino que, de acuerdo a estadísticas, la
mayoría de nosotros esperamos hasta que surgen las crisis. Los estudios sobre las
culturas y las civilizaciones indican que, como grupos también esperamos las crisis. Las
culturas alcanzan su momento más alto, continúan su camino en las mismas actuaciones
y luego declinan o son confrontadas con una crisis, como una guerra, por ejemplo, que
produce muerte. Las mismas estructuras o patrones que permitieron a las civilizaciones
alcanzar su edad de oro en algún momento, se tornan rígidas en cierto momento, cesan
de ser útiles, y ayudan a causar su derrumbamiento. Creo que en ambos niveles, el
colectivo y el individual, rechazamos el cambio porque realmente no lo queremos y
también porque no sabemos como fusionarnos con vida nueva.

DESARROLLEMOS NUEVOS PATRONES

Hay tres procesos que me han servido y han ayudado a otras personas para
cambiar los patrones que gobiernan el comportamiento:
1. La intervención de un patrón.
311

2. Los patrones alternos.


3. La fusión.

Primer proceso: la intervención de un patrón

Para practicar la intervención de un patrón empieza por seleccionar uno de tus


hábitos y descubrir el patrón de este hábito utilizando el ejercicio ya expuesto en este
capítulo («Descubramos tus Patrones»). Enumera los eslabones de la cadena de la
reacción. Por ejemplo, mi patrón de frustración en la cocina incluye las siguientes
reacciones:
Simplemente preparo algo rápido.
No tengo tiempo.
No pongo las cosas en su sitio.
Muchas cosas sobre el mesón.
Demasiado qué hacer, otras actividades.
Algo no se vé bien.
Frustración.
Luego, decide dónde deseas intervenir. ¿En qué lugar de la cadena de respuestas
del estímulo necesitas o escojes intervenir? En mi ejemplo yo escojo intervenir en el
primer paso: «Simplemente preparo algo rápido».
Ahora imagina dos o tres posibilidades con las que tú puedes sustituir ese paso.
Siguiendo con mi ejemplo en la cocina, yo imaginé las siguientes posibilidades:
a. Yo voy a arreglar algo para mí en la cocina sólo porque quiero y tengo mucho
tiempo.
b. La comida es una actividad creativa y un suceso sagrado y yo puedo dedicarle
tiempo.
c. A mí me gusta comer y voy a hacer tiempo para preparar mi comida.
Decide cuál de éstos va a ser el sustituto de tu vieja reacción. Yo voy a sustituir
«Simplemente preparo algo rápido» con el segundo renglón, «La comida es una
actividad creativa y un suceso sagrado y yo puedo dedicarle tiempo».
Para intervenir realmente en el patrón tienes que ser capaz de reconocer la vieja
reacción de «Simplemente preparo algo rápido». Por lo tanto, memoriza tu reacción,
visualízala en una imagen exagerada, o escríbela y cuélgala en un sitio visible, con la
siguiente instrucción: «¡PARA!».
312

Saber pararte o inhibirte es esencial para cualquier cambio de comportamiento.


Practica la palabra parar o la palabra inhibir incluso cuando estés caminando, soñando
despierto, yendo en autobús o metro, o especialmente cuando estés pensando.
Simplemente para en el medio de un pensamiento antes de llegar al punto final. Estamos
tan entrenados en el pensamiento racional, en el pensamiento secuencial, que siempre
nos va llevando al próximo, que estamos realmente programados para continuar con lo
que sea que podemos estar pensando, sintiendo, o haciendo. Aprender a pararse es
esencial.
Después de parar el pensamiento o acción, recuerda y practica la nueva reacción.
Ahora, cuando voy a la cocina recuerdo que mi actividad allí es creativa y sagrada, y no
una obligación. Siempre me concedo más tiempo. Si empiezo a apurarme, me paro y
entonces continúo más despacio, pensando en cuán sagrada es la comida.
¿Qué sostendrá o le dará soporte a este nuevo comportamiento? ¿Qué le dará
soporte a «la comida es un asunto creativo y sagrado y por lo tanto puedo asignarle un
mayor tiempo»? Esta nueva reacción es un eslabón nuevo en el patrón y hay que
apoyarlo hasta que funcione bien.
La sustitución no es tan mecánica como parece. Toma tiempo y repeticiones.
Implica fallar, para que puedas aprender a apreciar la diferencia. Sobre todo, implica
recordar la señal peligrosa y parar el viejo comportamiento. Después de parar, es
cuestión de guiarte a ti mismo repetidamente hacia el nuevo comportamiento, hasta que
te acostumbres a él. Sentirás como algo extraño y definitivamente incómodo hasta que
estés reacondicionado. En el proceso del cambio de tu comportamiento, no puedes
confiar en tus sentimientos hasta bastante después que estés acostumbrado a actuar de
esa manera diferente. Cuando tu nueva acción es rítmica o alineada, entonces se sentirá
bien. Tampoco puedes permitir que las dudas y cuestionamientos de tu proceso racional
erosionen tus esfuerzos. Necesitas continuar apoyando al nuevo eslabón que estás
insertando por medio de los nuevos parámetros.
Decide nuevos parámetros de tiempo y espacio que le den soporte al nuevo
comportamiento. En mi ejemplo, estoy dándome nuevos parámetros de tiempo hasta
que realmente esté actuando como si la preparación de la comida fuera sagrada.
También es un arte consciente construir un sistema de apoyo para sostener cualquier
nueva conducta: lo verás explicado en el próximo capítulo sobre la inteligencia de los
parámetros.
Como lo ilustra bien mi ejemplo, cada patrón se compone de una cadena de
reacciones. El estímulo produce una respuesta, que a su vez esti-
313

mula otra respuesta. Esta agrupación forma un patrón. Para intervenir en cualquiera de
nuestros patrones, es preciso:
1. Encontrar los eslabones de la cadena.
2. Intervenir en la cadena.
3. Reemplazar el eslabón por otro eslabón.
4. Apoyar el nuevo eslabón.
La intervención de un patrón es como una intervención quirúrgica. Descubrimos
lo que no es útil, o lo que es dañino o lo que necesitamos reemplazar. Una vez que
insertamos una nueva pieza, debemos proveerla de un soporte, tal como proveemos de
un soporte con escayola a un brazo cuando un hueso se ha quebrado y lo reconstruimos.
Si deseamos usar la intervención de patrones para cambiar lo que ya ha crecido
de cierta manera, necesitamos el proceso de observación, de intervención, inhibición,
sustitución y refuerzo. El proceso es similar, ya sea que lo que queremos cambiar tenga
que ver con creencias, con emociones o con acciones.

Segundo proceso: construyamos patrones alternos

En el proceso de desarrollar nuevos patrones, muchos de nosotros simplemente


escogemos desarrollar patrones adicionales en vez de intervenir en nuestro
comportamiento. Nos alejamos de lo que nos molesta y comenzamos de nuevo. Una
buena parte de nuestro aprendizaje lo hacemos de esta manera sin analizar nuestro
comportamiento, simplemente nos movemos hacia nuevos espacios y nuevas
experiencias y la retroalimentación que recibimos produce un cambio en nuestro
comportamiento.
Para construir patrones alternos es necesaria una nueva y real experiencia que te
provea de una nueva retroalimentación. No basta tomar la decisión de cambiar si no nos
ofrecemos a nosotros mismos una nueva experiencia. La nueva experiencia ofrece una
nueva retroalimentación y al reaccionar ante esa nueva retroalimentación es que
podemos formar patrones nuevos.
Desarrollar patrones alternos es una elección viable y bastante usual de abordar
el cambio. Sin pensar sobre el tema conscientemente, buscamos una nueva ubicación
física, un nuevo amor, nuevos amigos, un nuevo trabajo, un nuevo pasatiempo o nuevas
formas de entretenimiento con el fin de que nuevas experiencias nos den un nuevo
aprendizaje, retroalimentación y un nuevo comportamiento. La evolución de nuestro
comportamiento resulta de
314

movernos hacia nuevas experiencias, de recibir nuevas retroalimentaciones, y de estar


dispuestos a integrarlas a nuevos patrones de conducta.
Sin embargo, el proceso presenta una dificultad que la mayoría de nosotros
también ha experimentado. A pesar de que hemos aprendido y actuado nuevos
comportamientos, los antiguos patrones parecen permanecer y estar disponibles para
dispararse bajo circunstancias muy variadas. Cuando menos lo esperamos o cuando
menos alerta estamos, se pueden estimular. El mismo estímulo relacionado con el patrón
anterior aparece otra vez en nuestro entorno nuevo, o cuando estamos menos atentos,
enfermos, molestos, cansados o descuidados respecto a nuestras acciones, el patrón
antiguo, pero aún presente, aflora de nuevo.
Esto sucedería con menos frecuencia si practicáramos el primer proceso, el de la
intervención de los patrones, descrito anteriormente. Por el hecho de haber trabajado
tanto para cambiar nuestro comportamiento y para apoyar al nuevo, nos habremos
hecho tan conscientes, que nos será más fácil darnos cuenta cuándo estamos
estimulando el viejo patrón y nos permitirá recobrar el nuevo.
En ciertas situaciones difíciles tales como en las adicciones químicas,
deberíamos usar la intervención de patrones en vez de este proceso de construcción de
patrones alternos.

Tercer proceso: la fusión

El tercer proceso es abrirnos para fusionar nuestro patrón con un campo más
amplio. Este puede ser un proceso obvio o sumamente sutil. Involucra la decisión de
pertenecer, de hacerse miembro de, de ser uno con, de comprometerse, de asociarse, de
unirse —lo que sea que se relacione con pertenecer a.
La fusión es un proceso extremadamente importante para el aprendizaje de
nuevos comportamientos y proporciona la experiencia de pertenecer, que a su vez nos
brinda parámetros y seguridad para lograr alterar lo ya aprendido en favor de nuevas
posibilidades. La fusión es la experiencia que la mayoría de las religiones trata de
aportar. Es también la experiencia de un club, de una pandilla de la adolescencia. La
fusión se ha logrado a través del arte, la música y las grandes obras literarias de nuestra
civilización. También se realiza en las buenas relaciones maestro-estudiante o en las
grandes relaciones amorosas. La fusión es el proceso de participación con algo o alguien
que posee una experiencia diferente y a menudo más amplia, que nos abre a nuevas
fronteras.
315

Desafortunadamente la fusión también se ha llevado a cabo en ciertos cultos y


experiencias de lavado cerebral, en los cuales la capacidad y la identidad del individuo
han sido distorsionadas, produciendo resultados asombrosos pero negativos. A lo largo
de la historia hemos visto numerosos ejemplos de individuos dispuestos a abandonar su
propia identidad para asumir la identidad del grupo. Este proceso esclaviza al
comportamiento más que permitirle el cambio por medio de un proceso de pertenencia y
adaptación. Tal como yo lo he practicado, la fusión no implica la pérdida de mi
independencia. Por fusión quiero decir que está implícita la voluntad de unirme con, y a
la vez la capacidad de mantener mi propia integridad.
Ciertamente que abrirme a patrones más amplios ha sido una dificultad para mí.
Lo que más me ha ayudado a lograrlo ha sido ver la vida a través de este sistema del
cerebro básico. Mientras mi neocorteza pensaba y soñaba acerca de la vida, y mi
cerebro límbico vivía sus distintos estados de ánimo, que a veces me hacían sentir
maravillosamente y otras veces disgustada con la vida, me di cuenta de que mi cerebro
más profundo estaba solamente viviendo día a día. Me gustara o no, aprobara o no la
vida, mi cerebro más profundo seguía viviendo. Yo ya pertenecía a la vida,
independientemente de cuánto protestaran u opinaran mis otros dos cerebros.
Aunque suene simplista, para mí fue algo impactante caer en cuenta, al fin, de
que la vida sigue conmigo o sin mí. En ese momento cesé de seguir esperando. Caí en
cuenta de que la existencia «existe» y que si quiero ser miembro de ella, puedo hacerlo,
pero no hay una invitación especial que «La Diosa Existencia» me va a enviar. La vida
sigue su curso, con o sin mí. Fue necesario para mí reconocer a la existencia en
continuum y luego decidir y sentir en dónde quería involucrarme. Tengo que invitarme a
mí misma. El creerme y sentirme como miembro de la existencia me permitió abrir la
puerta para incorporarme a ella más fácilmente y sentirme un miembro cuando así lo
quisiera.
No siempre nos incorporamos abiertamente preguntando los requerimientos y
uniéndonos a los grupos formalmente. Nosotros podemos simplemente «asociarnos
con», «sentirnos parte de», acompañar y saber dentro de nosotros que pertenecemos. Es
una cuestión de participación -con o sin ritual e invitación-. Es una cuestión de
pertenecer a la vida ya, de acercarse y de «actuar con», cuando lo necesitemos, lo
deseemos o nos parezca apropiado. He encontrado la fusión informal extremadamente
importante cuando deseo participar en ceremonias religiosas. Me invito a pertenecer y a
participar en la ceremonia que se está llevando a cabo como si ya perteneciera. No soy
una
316

espectadora; ni tampoco me estoy sintiendo enamorada de la religión. Me ayuda a


distinguir entre el amor de mi cerebro límbico y la pertenencia de mi cerebro básico. Yo
puedo conscientemente invitarme a participar y a pertenecer. Capto que no soy una
budista practicante ni una judía practicante, pero tampoco tengo que ser extraña a esas
creencias. Puedo amar a mi propia religión tanto como participar en la espiritualidad de
otras. Durante la ceremonia me puedo fusionar con ella. Mantengo mis patrones
religiosos como también me abro a la existencia de otros patrones religiosos. Esta
apertura me provee de un nuevo aprendizaje y de patrones más amplios. Como resultado
de ser una participante, puedo llegar a sentir un respeto o aún un amor a la religión judía
o la budista.
También he usado la fusión como una manera de identificarme y de sentirme
cómoda en otros países. Yo no he perdido mi amor por los Estados Unidos ni mi
identidad de americana, pero soy capaz de añadirme una identidad con Venezuela y los
venezolanos cuando estoy viviendo y enseñando allí. Es un asunto de «volverse uno
con», de añadir diferentes partes del planeta a mi herencia.
Ciertamente, que la fusión y la participación temporal en otras religiones y en
otros países puede llegar a ser la estrategia más importante que tenemos disponible a
medida que las fronteras de nuestro mundo se hacen cada vez más cercanas. Ya no es un
asunto de una identidad singular, sino más bien un asunto de agregar identidades a
nuestra experiencia. La fusión requiere conocer que ya somos uno y luego experimentar
gradualmente la verdad de nuestra existencia mutua. La fusión informal se refiere a una
transformación en mi propia mente. Es declararme miembro de... en vez de esperar que
me sea ofrecida una afiliación formal.
La fusión se refiere también a unirse formal y abiertamente a un grupo o
persona. El ingrediente clave es darse cuenta de que ambos son independientes e
interdependientes. La importancia de nuestra independencia está en que seamos capaces
de proteger la vida de la cual estamos encargados. Esto podría significar que nos
retiremos del grupo o de la persona en beneficio de nuestra propia vida, tal como lo
hemos planteado en el capítulo sobre la inteligencia básica. La importancia de la
interdependencia está en que nos capacita para dejar ir nuestro antiguo patrón a medida
que aprendemos a depender de otro patrón.
Hay tres etapas realmente importantes para abrirnos a la fusión:
• Dejar de apoyarse en los viejos patrones.
• Pasar de la energía activa a la receptiva.
• Integrar la energía activa de otra persona o grupo.
317

Primera Etapa: dejar de apoyarse en viejos patrones. Debemos desplazarnos


conscientemente, dejar de lado nuestro apoyo a un patrón destructivo o que no nos es de
utilidad. Primeramente, debemos descubrir al patrón involucrado en nuestra conducta,
como vimos anteriormente en este capítulo. Si no pensamos interrumpir activamente
este patrón por medio de la intervención de los patrones, entonces necesitamos hacernos
tremendamente conscientes de él. Necesitamos conocer cómo está relacionado con
nuestro comportamiento y necesitamos tener nuestras razones para querer alejarnos de
él y desactivarlo. Si, por ejemplo, a una edad temprana alguien desarrolló el patrón de
esconder su frustración a fin de sobrevivir, ahora, como adulto, debe tener muy claro
que la represión de su rabia puede causarle una enfermedad o una explosión en el
momento más inconveniente, dañando así una relación.
Necesitamos darnos cuenta de la potencialidad dañina de nuestro viejo patrón
antes de estar dispuestos a abrirnos a una fusión con algún grupo o personas que pueden
expresar su rabia de manera saludable. Para desactivar un viejo patrón y movernos hacia
una fusión debemos ver el daño que nos está ocasionando nuestro patrón y dejar de
apoyarnos en él. Esto es lo opuesto a la negación y significa la admisión clara, por lo
menos para nosotros mismos, de que no nos agrada y que estamos a la búsqueda de un
nuevo patrón. Por ejemplo, para poder cortar con esa dependencia en mi patrón de
reprimir la rabia, puede que me sea necesario expresarlo en voz alta en la privacidad de
mi habitación. En resumen, el primer paso hacia una fusión sería hacerse
verdaderamente consciente del patrón y dejar de apoyarse en él.
Edgar, un abogado, había descubierto que su patrón de siempre discutir todo y de
siempre tener que ganar le estaba causando dificultades en sus relaciones. Él no había
aplicado la intervención de los patrones específicamente como lo hemos descrito
anteriormente, pero sí había tratado de construir un patrón alternativo, el de ser
empático con la gente al tomar cursos de meditación y autoayuda. A pesar de todos sus
esfuerzos para relacionarse mejor con los otros, todavía no era capaz de afrontar su
condicionamiento de muchos años. En cualquier discusión tenía que ganar y cuando era
confrontado por alguna autoridad, la necesidad de ganar se hacía intensa y persistente:
no sabía perder o dejar pasar. En un curso, después de varios días de ser aceptado por
sus observaciones cuidadosas y por sus esfuerzos para relacionarse, ocurrió una
situación en la cual la actuación del grupo fue en contra de sus actos y argumentos.
Cuando esto sucedió por segunda vez, él
318

decidió ganar y continuó vociferando en un esfuerzo para ganar adeptos a su


punto de vista. Eventualmente lo interrumpí: era tarde en la noche y era hora de
retirarse. Esta restricción impuesta por una autoridad junto con la pérdida del apoyo del
grupo pudo haberlo registrado en su cerebro como una pérdida total, como un rechazo
inaceptable del patrón de ganar, el cual estaba dictando su supervivencia.
Era triste ver cómo Edgar perdía el apoyo de los que estaba tratando de querer,
sólo porque este viejo patrón estaba en acecho de todos sus nuevos esfuerzos. Se fue
creyendo que resultaba incómoda su presencia porque el grupo lo había rechazado y la
figura de autoridad no le había permitido un debate continuo hasta ganar. Culpando a
los demás, se impidió ver dentro de su propio comportamiento para descubrir su patrón
destructivo. Por supuesto que esto no es fácil de hacer, debido a que con frecuencia
nuestros patrones destructivos son también los más poderosos. En el caso de Edgar la
necesidad de ganar le había sido muy conveniente y útil en su carrera como abogado.
Quizás más profundamente, este patrón dominante le había permitido sobrevivir frente a
un padre exageradamente autoritario. En un momento dado, dentro de sí, debe haberse
construido su autoestima alrededor de la decisión «yo también puedo ganar».
El ejemplo ilustra la necesidad de verificar aún en nuestros más exitosos
patrones cuando estamos buscando nuestros patrones destructivos. A menudo, se
originaron en nuestra niñez, como un medio de supervivencia, pero a medida que
transitamos por la vida estos pueden estar impidiéndonos abrir nuestras vidas a nuevas
experiencias. Podemos morirnos con las botas puestas -morir con nuestros patrones
originales- a menos que nos interesemos en un vivir continuo y nos dispongamos a
afrontar conscientemente las viejas maneras de hacer las cosas.
Segunda Etapa: pasar de la energía activa a la receptiva. Antes de desplazarnos
hacia una energía receptiva, se hace necesaria la elección activa y cuidadosa de la
persona o grupo con quién deseamos asociarnos más profundamente, saber si nos
sentimos o nó cómodos con la persona o grupo y si encontramos fácil acercarnos a ellos
(observe la participación de los tres sistemas cerebrales: asociarnos, sentirnos y
acercarnos).
Pasar de una energía activa a una receptiva es algo que, sin duda, realizamos en
nuestra vida diaria aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo: cuando le hablamos a
alguien estamos en energía activa pero cuando estamos realmente escuchando, nos
hemos desplazado a la energía receptiva. Esto es, estamos verdaderamente interesados
en entender y captar lo que el otro
319

nos está diciendo. El énfasis está en escuchar verdaderamente y en tener un interés real.
En la mayoría de los deportes existe la ofensiva, que son los que juegan en
energía activa, y la defensa, que son los que reciben el ataque de otros jugadores. En las
artes marciales chinas del Tai Chi y Akido, este desplazamiento de la activa a la
receptiva está continuamente entrelazado, mucho más que en otros deportes de juego en
equipo. En el proceso de aprendizaje de la fusión nos mantenemos alerta del salto a la
energía receptiva, para permitir que nos impacte profundamente el nuevo patrón.
Aunque podemos volvernos conscientes y desplacemos nuestra energía en un
instante, parece existir un puente o proceso intermedio antes de lograr hacerse
verdaderamente receptivo. Este puente sería un proceso de «depender de...», Ayuda
conocer, sentir y tener experiencia activa en «confiar en». La familia es un ejemplo de
una estructura interactiva que debía habernos enseñado a «confiar en».
Desafortunadamente no muchos hemos tenido experiencias de sucesos confiables en la
familia. También la religión nos hace una invitación a confiar a través de la fe y la
verdad, ofreciéndonos una figura amada y muchas experiencias religiosas interactivas.
Pero muchos en nuestra cultura racional, científica, también han tenido dificultad para
desarrollar la experiencia de «confiar» el contexto de la religión. Algunos terapeutas
proveen una estructura a través de la cual uno puede desarrollar la experiencia de
«confiar en». Al practicar las relaciones humanas encontramos una invitación a confiar
en determinado amigo. En efecto, la participación genuina en cualquier contexto más
amplio te provee de una oportunidad continua para ganar la experiencia de «la
confianza en». Ciertamente que la vida misma podría ser considerada como una larga
lista de experiencias para aprender «a confiar en». Poder «confiar» parece ser una clave
para abrirnos a nuevas experiencias de vida.
Una vez seleccionada activamente una asociación, y haber entrado en un proceso
de «confiar en», necesitamos desplazarnos a un estado receptivo. Esto significa que
necesitamos dejar que la otra persona influya en nosotros, nos enseñe, nos muestre y
que nos dé a nosotros. Nuestra tarea consiste en recibir. Si no hacemos o logramos este
desplazamiento, sino que nos mantenemos en energía activa, entonces estaremos
propensos a ser resistentes en algún nivel, por medio de una duda neocorticai, un
resentimiento límbico o una negación del cerebro básico. Si deseamos una unión para
adquirir un nuevo aprendizaje, una nueva retroalimentación y nuevos patrones, entonces
estará en nuestras manos el desplazarnos de la energía activa a la receptiva.
320

Tercera Etapa: integrar la energía activa de otra persona o grupo. Para integrar la
energía que proviene del otro necesitamos entrar plenamente en el proceso de fusión, es
decir, por medio de alguna acción sutil o clara, «adherirnos a», «hacernos partícipes
de», «identificarnos con», «abrirnos a», «confiar en» o «ser leal a». Entonces estaremos
en la presencia de los patrones del otro, y estaremos capacitados activamente para
imitarlos y aprender de ellos.
Mientras más seamos capaces de sentirnos «uno con» el aprendizaje será más
natural. El proceso de pertenencia provee los parámetros. Cuando estamos en Roma es
natural hacer lo que los romanos hacen. Ciertamente que esto es previsible, y si somos
capaces de identificarnos con ellos no habrá duda de que podremos comenzar a tomar
sus maneras de actuar. Partiremos de allí no sólo con sus libros de recetas de cocina,
sino con sus patrones de comer pasta que nos guiarán por el resto de nuestras vidas.
Este proceso de fusión, puede ser la manera más seductora de cambiar tus
patrones. Provee de parámetros para nuestra seguridad, de nuevas experiencias para
nuevas retroalimentaciones, y de individuos y grupos que conscientemente hemos
elegido para asociarnos con ellos. La fusión es una forma de educación de adultos sin
una edificación para estudiar o tener clases formales. Podemos elegir a la persona o
grupo que posee los patrones que necesitamos aprender y acercarnos a, asociarnos con,
pertenecer a, practicar con y aprender de ella. Cuando nos alejemos, ya nos habremos
enriquecido con nuestra experiencia. El aprendizaje profundo requiere asociación y
fusión. Cuando ya hemos integrado los patrones de otros, experimentaremos un aprecio
profundo por ellos, ya que, en cierto sentido, han pasado a formar parte de nosotros.
Si los patrones destructivos pueden esconderse dentro de nuestros patrones
exitosos, ¿cómo podemos descubrirlos? Una forma es verificar la historia emocional de
nuestras familias y revisar especialmente las enfermedades para buscar descubrir
patrones familiares dominantes que pueden haber estado involucrados. La historia del
comportamiento de una familia se puede distinguir o estar marcada por el coraje, ¿pero
qué nos dice nuestra historia emocional? Se me ocurrió a mí afrontar mi propio y fuerte
patrón de independencia solamente después de reflexionar profundamente sobre la
muerte por cáncer de mis hermanos. Ambos eran fieramente independientes, uno de
ellos dejó una gran compañía para establecer su propio negocio, el otro abandonó la
ciudad para deambular por Alaska escribiendo poesía. Ambos eran libres,
independientes, ambos exageradamente estresados, y ambos muer-
321

tos por cáncer antes de llegar a la edad mediana. Otras generaciones previas incluyeron
a destacados empresarios e inventores pero también más casos de cáncer. El patrón de la
independencia fue una herencia que mis hermanos siguieron sin cuestionárselo. Eran sus
fuerzas y sus glorias. También son las mías. Yo fui a la India y al Medio Oriente antes
de llegar a la edad de diecinueve años, creé dos organizaciones en mis años
universitarios, una escuela para niños antes de mis cuarenta, y un instituto para adultos
antes de mis cincuenta. Todavía estoy creando: programas sobre múltiples inteligencias,
sobre diálogo y cursos de ocho días de duración cada uno. La mayoría de las personas
estarían impresionadas. Yo no lo estoy tanto. Yo me entusiasmo sobremanera cuando
estoy creando y estoy contenta de haber podido hacer tanto, pero finalmente llego a
reconocer que todas estas creaciones hubieran perecido de muerte temprana si no
hubiera sido por el trabajo de muchos otros. También he llegado a reconocer todas las
cosas, las personas e instituciones que he dejado atrás debido a mi independencia. He
llegado a enfrentar este patrón de independencia y en los últimos años he trabajado
conscientemente para desarrollar patrones de dependencia.
El primer paso fue el de ver el potencial de destrucción de mi patrón de
independencia, reconocer cómo gradualmente éste les fue robando la vida a mis
hermanos y cómo potencialmente me podría hacer lo mismo a mí. Al afrontar el patrón,
comencé a ver la necesidad de agregar un patrón de dependencia. No era que yo iba a
abandonar mi independencia sino que la iba a limitar a mi trabajo creativo y a no dejarla
interferir con mis relaciones con la gente. Comencé a pensar conscientemente acerca de
la importancia de la dependencia y su valor no sólo en las relaciones, sino también en
honrar todo lo que los demás han hecho para mantener vivos la Escuela Mead y los
programas del Instituto Mead.
Una cuestión diferente era entrar en la segunda etapa: aprender la acción de
depender de otros. Me sentía incómoda y no era buena haciéndolo. Tampoco me sentía
bien. Me gustaba y era adicta al golpe de adrenalina que da hacer las cosas uno mismo.
Todavía prefiero huir, como hicieron mis hermanos. Sin embargo, ahora utilizo
conscientemente reuniones y eventos para experimentar la dependencia, para
experimentar la retroalimentación y para sentir los sentimientos.
He desarrollado buena parte de este trabajo en una nueva cultura, practicando la
tercera etapa de la fusión, de acercarse y «hacerse miembro de» mientras que daba
cursos en Venezuela. Ésta ha sido una experiencia nueva y emocionante al desplazarme
de mi propia energía activa para reci-
322

bir la energía activa de los latinoamericanos. Yo me he declarado a mí misma como


«miembro de» y lentamente he desarrollado un nuevo patrón de dependencia en muchas
de las pequeñas cosas de la vida. A menudo pierdo la paciencia, a menudo recurro a mi
independencia, pero de una manera profunda siento una nueva integración de mi ser con
la vida misma y con todo lo cotidiano que me rodea.
Usualmente hablamos de que todos somos interdependientes, y para algunos este
relato puede parecerles irrelevante. Cognitiva o neocorticalmen-te, sé que toda vida es
interdependiente. Sin embargo, solamente afrontando mi más profundo patrón de
independencia y gradualmente cultivando la dependencia es que he llegado a sentirme
interdependiente con otras vidas. En cualquier caso, pretendo que mi relato los invite a
retar aún sus más apreciados patrones, no para perderlos sino para agregarnos nueva
vida.
Cuando nacimos fuimos invitados a la vida. No esperemos o revoloteemos
seductoramente buscando invitaciones adicionales. Sepamos que podemos ir más allá de
nuestros propios límites cuando realmente lo queramos, al comprometernos en una
experiencia más amplia. Emergeremos con una grabación nueva y nuevos recuerdos que
formarán la base para nuestro nuevo patrón que nos servirán como diseño para nuevas
acciones.
Es posible describirnos a nosotros mismos como una acumulación o integración
de patrones. ¿De dónde vienen todos los patrones que conforman al ser humano? Al
menos podemos hacernos conscientes de aquellos que vienen por herencia, de nuestras
interacciones tempranas, de interacciones conscientes a lo largo de la vida, de nuestras
intervenciones sobre los patrones que no nos agradan y reforzamientos de los que sí nos
agradan, de nuestra construcción de patrones alternativos y de nuestras fusiones
conscientes. Volvámonos inteligentes en los patrones que nos conforman y tan curiosos
de nuestros propios patrones como hemos estado de las hojas de los árboles o de las
nubes en el cielo. Todos somos formas de vida.
La inteligencia de los patrones consiste en reconocer nuestros patrones ya sean
formados por nosotros mismos o heredados del pasado. La inteligencia de los patrones
trata de reforzar y expandir nuestros patrones exitosos y la capacidad de cambiar
aquéllos que no nos sean útiles. La inteligencia de los patrones implica profundizar en la
creación de la vida, respetando las estructuras que se han desarrollado y añadiendo
nuestra participación consciente en la creación de nueva vida dentro de nosotros
mismos.
323

CAPÍTULO 18

DAR SUSTENTO A LO QUE AMAMOS

LA INTELIGENCIA DE LOS PARÁMETROS

Imagínate la energía entrando constantemente en tu cuerpo. Imagínate los cien


millones de impulsos por segundo entrando a través de cada vértebra de nuestra médula
espinal. Aunque al entrar en el sueño apaguemos los pensamientos, hay áreas de nuestro
cerebro que están siempre despiertas. En este cerebro básico somos un sistema celular
en trabajo continuo, siempre expuesto a la energía. ¿Cómo manejar entonces este flujo
continuo de energía?
En la naturaleza, las riberas de un río sirven como parámetros naturales para
guiar el flujo del agua. En el cuerpo humano, los pulmones nos sirven de parámetros
para contener el oxígeno que entra en nuestros cuerpos, así como las venas son
parámetros que guían el flujo de la sangre. Cada parámetro sirve como margen, como
límite, como frontera que guía la energía de una manera determinada y por medios
específicos.
Para describir esta inteligencia escogí usar la palabra parámetro, en vez del
término límite, para evitar la connotación de represión. Escojo parámetro como palabra
neutra que enfatiza nuestra habilidad creativa para establecer nuestras propias fronteras,
para guiar nuestra energía de la misma forma que un artista pone líneas y colores en el
papel para guiar a nuestros ojos a ver lo que él o ella desea que veamos.
De una manera u otra necesitamos manejar ese flujo constante de energía
entrando en nuestro cerebro más profundo. La naturaleza ya nos ha provisto del sistema
reticular activador que sirve para canalizar la energía que va hacia el cerebro límbico y
la neocorteza. No obstante ¿cómo tratar con la energía que entra continuamente a
nuestro tallo cerebral desde nuestro medio exterior? Nosotros guiamos la energía que va
entrando con los parámetros que hemos establecido conscientemente o heredado
inconscientemente. Los parámetros sociales son las múltiples maneras que todos hemos
creado para canalizar y limitar nuestra energía.
324

¿QUÉ SON LOS PARÁMETROS?

Los parámetros ya canalizan nuestra energía sea que estemos conscientes de


ellos, resistiéndonos o cooperando con ellos, o que estemos comprometidos en
cambiarlos. Los parámetros constituyen nuestra manera de intervenir en nuestra vida y
de crearla y organizarla conscientemente. Nosotros heredamos o creamos parámetros de
tiempo, de espacio y de otras innumerables funciones de la vida. Hemos heredado del
pasado muchos de los parámetros que han estado afectando nuestra vida y por lo tanto
pueden ser difíciles de reconocer.
Por ejemplo, los valores son parámetros establecidos alrededor de las creencias
que han sido honradas generación tras generación, en nuestra familia y cultura. Los
valores que tenemos nos proveen constantemente de un punto de referencia. La
profesión y los amigos que escogemos comparten nuestros valores. No tuvimos que
comprobar con cada amigo sus creencias, pero cuando reflexionamos sobre ello nos
damos cuenta de las similitudes. Los valores son las fronteras de nuestras creencias.
Ellos influyen o canalizan nuestras acciones sin que nosotros necesitemos tomar
decisiones nuevas continuamente.
Al no actuar de acuerdo con nuestros valores o nuestros parámetros,
experimentamos dolor de conciencia, culpa o vergüenza. Por ejemplo, si valoras la
acción de ir a visitar a tus padres los domingos y un día domingo no lo haces, sentirás
tensión o culpa por no haber seguido los parámetros de tu sistema de valores.
Las religiones también son parámetros. Sirven para delimitar nuestra energía, no
sólo dentro de un sistema de creencias, sino como maneras formales de devoción y
formas «correctas» de acción. La religión también ofrece parámetros para guiar nuestra
energía en ondas más sutiles tales como las revelaciones, las imágenes y los vistazos al
infinito. Los parámetros religiosos se han puesto para preservar las enseñanzas de
figuras principales como las de Jesús o Buda, y permiten que sean compartidas con el
público de una manera formal por medio de la ceremonia religiosa.
Las rutinas son parámetros. Por ejemplo, por tu rutina de sentarte siempre en la
misma silla tu cuerpo y sobretodo tu columna vertebral puede contar con condiciones
similares cada vez que te sientes allí. Has formado una rutina espacial, al dirigirte
repetitivamente hacia la misma silla en la que te sientes muy relajado, y cuando
encuentras que la silla está ocupada, puedes sentirte frustrado. Alguien ha intervenido en
tu espacio y te impide la acción repetitiva de sentarte allí.
325

En toda rutina están involucrados parámetros. Por ejemplo, si siempre te gusta


tomar una taza de café después de la cena, estás delimitando tu acción a parámetros
químicos y temporales. Al jugar béisbol cada fin de semana, te involucras en parámetros
físicos y temporales.
Por medio de parámetros, entramos en un conjunto de limitaciones y contamos
con ellas para ciertos efectos de estabilidad y seguridad en nuestra vida. Al perder estos
efectos, experimentamos un desbalance, lo que a su vez puede provocar cualquier
emoción que puede ser del rango de la tristeza, si estamos acostumbrados a perder, o
bien frustración, si nos acostumbramos a combatir. El desequilibro puede provocar
también estrés, tensión y hasta miedo.
Las adicciones son, por supuesto, rutinas a las cuales nos hemos habituado. La
palabra habituarse simplemente hace énfasis en la intensidad o repetitividad de nuestro
hábito o rutina. Generalmente se aplica la palabra adicción en vez de rutina cuando se
trata de parámetros químicos. Cuando alguien interrumpe una rutina o adicción química,
su cuerpo también reaccionará con desequilibrio y emociones inquietantes porque todo
lo que quiere es volver a sus parámetros, o sea a sus químicos, para salir de su estado de
inseguridad, tensión y vibraciones caóticas.
Cuando entendamos que todos los alimentos son sustancias químicas, nos
daremos cuenta del por qué de la dificultad para introducir cambios en nuestra dieta.
Comer es un proceso adictivo en el que están entrelazados muchos patrones, y los
parámetros de comer se repiten todo el día y todos los días. Cuando interrumpimos una
adicción, posiblemente sea la tristeza o la frustración la que nos conduzca sutilmente de
nuevo a comer aún más que antes de la dieta. O podría ser el desbalance, la ansiedad y
el desequilibrio de las vibraciones caóticas que tratamos de calmar colocando de nuevo
comida en nuestras bocas.
Las profesiones son parámetros de trabajo que nos permiten guiar una gran parte
de nuestra energía durante el día. Estoy convencida de que privarnos repentinamente de
los parámetros de trabajo con la jubilación, puede explicar por qué ocurren tantas
enfermedades, sobre todo ataques al corazón, después del retiro. La energía sigue
entrando por el cerebro básico, pero no es canalizada como antes; abandonar una rutina
de cincuenta años sin ser reemplazada por otros parámetros, deja la energía libre o
suelta en un estado de caos que puede, a su vez, afectar adversamente el cuerpo.
Los cuentos y los libros son parámetros. Los mitos son los parámetros de los
cuentos, la sabiduría contada una y otra vez y contenida en metáforas.
326

El mismo mito acarrea una sabiduría diferente en distintas épocas. Leemos el mismo
cuento dentro de los mismos parámetros, pero hacemos cada vez asociaciones nuevas y
percibimos diferentes significados. Los libros sirven como parámetros que contienen
cuentos y ciertos tipos de conocimiento a los cuales deseamos ir una y otra vez.
Los rituales son parámetros. Los rituales que hemos establecido los hemos
repetido a través de los siglos. Construimos lugares exquisitos para honrar estas rutinas:
algunas veces, catedrales; otras, templos o mezquitas; otras veces pequeñas capillas a la
orilla del camino; otras, es la tierra en sí nuestro lugar sagrado. Nos agrada retornar a
nuestros lugares sagrados. Sentimos allí un descanso profundo, tanto conexión con la
tierra como por medio de una elevación, plenitud, riqueza, satisfacción del alma.
Resulta difícil encontrar suficientes adjetivos para describirnos cuando practicamos un
ritual que sabemos es nuestro. Nos sentimos en lo nuestro.
En todas las áreas del mundo, la gente ha creado rituales que nos transmiten su
comprensión de la vida. Cada cultura ha desarrollado su religión como su interpretación
de la vida. El ritual es la representación de esa comprensión de la vida. El ritual ha
servido como sitio de reunión, como un terreno común donde llegamos a niveles de
comprensión, de sentimientos y de acciones en los tres sistemas cerebrales: la música, el
arte, las palabras y la razón son invocadas; el amor y los estados de ánimo están
involucrados; la acción, el ritmo y la repetición están siempre presentes, y por medio de
estos diferentes lenguajes de los tres sistemas cerebrales, captamos la inteligencia de la
vida.

EL CONTROL CREATIVO DE TU VIDA

Buscamos controlar el flujo de energía que nos llega estableciendo parámetros.


Buscamos saber lo que nos espera. Los parámetros se sienten como establecedores de
orden y nos parecen naturales porque nos hemos habituado a ellos. Estar habituados a
los parámetros nos provee estabilidad y seguridad. Los parámetros sirven para guiar la
energía con el fin de que no tengamos necesidad de sentirla constantemente, pensar
acerca de ella o imaginar qué debemos hacer con ella. Los parámetros nos permiten
funcionar en automático en la vida. Podemos examinar nuestra vida entera en términos
de los parámetros o límites que hemos establecido para nosotros mismos y dentro de los
cuales funcionamos y también podemos escoger crear una nueva vida al establecer
nuevos parámetros dentro de los cuales funcionaremos.
327

Parámetros de tiempo

Podemos establecer parámetros para delimitar la vida dentro del espectro ¿el
tiempo. «Un tiempo para reír... un tiempo para morir... un tiempo para sembrar... un
tiempo para cosechar... Hay una época para cada cosa, un tiempo para cada ocupación
bajo el cielo» (Eclesiastés 3:1-2). Reconocemos esta vieja sabiduría ¿el Eclesiastés
porque resuena en nuestros huesos, en nuestra profundidad. Yo lo entiendo como
sabiduría que me llama a actuar. Como un acto de inventiva, creativo, puedo
proporcionarme tiempo en mi vida para sembrar, tiempo para inventar, tiempo para
jugar, y tiempo para trabajar. Establecer parámetros es una acción creativa. Pienso que
es una clave fundamental para esta energía más profunda. Necesitamos establecer
parámetros al menos para lo siguiente:
un tiempo para el trabajo
un tiempo para el descanso
un tiempo para jugar vt-
un tiempo para las relaciones
un tiempo para la salud
un tiempo para el hogar
un tiempo para la reflexión y el aprendizaje
un tiempo para la inspiración
La muy conocida excusa «es que no tengo tiempo» viene de no aceptar el tiempo
de que dispones, viene de no querer aceptar que hay parámetros sociales de 24 horas al
día y de 7 días a la semana. En vez de aceptar este orden social, imponemos nuestro
poder personal con la frase «Yo haré tiempo para eso». Actuamos con el deseo de
nuestro cerebro límbico en vez de actuar con la aceptación y comprensión del cerebro
básico. El resultado es el estrés.
Me costó muchos años darme cuenta de que para comer bien hay que cocinar y
que para cocinar hay que dedicarle un tiempo todos los días. El punto clave era dejar de
engañarme con la idea de que podía preparar algo rápidamente que estaría dispuesta a
comer. Al apartar tiempo para este quehacer, mi improvisación y mi creatividad ahora
tienen la oportunidad para funcionar y yo siento paz y seguridad cuando preparo el
alimento. Estoy convencida de que yo puedo, y de que todos podemos, lograr esta paz si
conscientemente proporcionamos tiempo a cada una de las áreas básicas de nuestra
vida. Por supuesto, no se puede hacer todo cada día, pero sí dentro del espectro de una
semana, un mes, o un año. «Nunca» también es una escogencia importante.
328

Parámetros de espacio

Al igual que podemos establecer parámetros en el tiempo, también lo podemos


hacer en el espacio. El acto más primitivo del reptil y del animal, la demarcación de su
territorio, es evidente en nuestra vida humana. El animal repetitivamente deja su olor y
su excremento en el mismo lugar para marcar su territorio; nosotros dejamos mensajes
en los árboles o en los muros de la ciudad. Los reptiles son guiados por sus sensaciones
hacia una roca o un rincón; el ser humano se mueve una y otra vez hacia su sillón
favorito. Si tropiezas o caminas cerca de la roca de un reptil, dentro de su territorio, él te
atacará; si alguien toma mi silla favorita, tarde o temprano lo atacaré. Esta territorialidad
resulta de nuestros intentos por establecer parámetros, por delimitar el espacio, por
definir la seguridad.
Los límites me ayudan a entrar más profundamente dentro de la experiencia. Si
yo delimito mi jardín, dispongo de más tiempo para sembrar, de más intensidad, de más
efectividad en un espacio reducido que en uno mayor. Lo mismo sucede en mi hogar o
en mi oficina. Seguir construyendo casas y espacios públicos grandes cuando ya no hay
personas ni dinero para mantenerlas, es un hábito del pasado que necesita ser
reconsiderado en relación con las condiciones de la actualidad. Claro, la grandiosidad de
generaciones pasadas está grabada en la memoria de nuestro cerebro básico y seguimos
actuando siguiendo viejos patrones. Sin embargo, necesitamos reflexionar sobre lo que
cuesta hoy en día mantener tales construcciones y si nos reducimos a familias más
pequeñas, todavía las necesitamos. Quizás lo que necesitamos es movernos hacia el
nuevo patrón representado por la frase de E.E. Schumacher que dice: «lo pequeño es
bello».
Los parámetros de espacio nos ayudan a sentir o tener la sensación de seguridad.
Nuestra piel, nuestro sistema nervioso, y nuestros sentidos están acostumbrados,
habituados, adaptados, adictos. Nos sentimos seguros a medida que regresamos una y
otra vez al mismo espacio. Nuestro cuerpo vive en la tierra, en un territorio espacial.
Conocer nuestros parámetros y regresar a ellos puede estabilizar nuestra energía.
Nuestro cuerpo regresa a casa como las palomas mensajeras regresan a su hogar.
Algunas veces vamos a la oficina de esa misma manera habitual, pero sin la guía
del pensamiento o del sentimiento. Otros días quizás agradecemos que exista un hábito,
un mecanismo automático que nos conduzca hasta allí. En vez de criticarnos por no
sentir o no pensar, podemos agradecer nuestra capacidad para operar en automático.
329

Regresar una y otra vez al mismo pasatiempo puede darle a nuestro cuerpo y a
nuestro sistema nervioso un descanso muy profundo. Los pasatiempos son formas
repetitivas de disfrutar: vamos con la misma caña a pescar o con el mismo bate y el
mismo guante a jugar béisbol, y casi siempre vestidos igual. Lo mismo ocurre con
cualquier pasatiempo, sea éste un deporte como caminar, jugar golf, tenis o cualquier
juego como el ajedrez, etc. Aunque no excluimos, ni nos dejamos dominar por, ni
consideramos necesaria la creatividad, el descanso proviene de regresar una y otra vez
al mismo pasatiempo.
También puede brindarte una cierta relajación al establecer parámetros en los
espacios del hogar o del trabajo. Generalmente olvidamos la importancia de establecer
parámetros espaciales en el hogar, por ejemplo, una pareja de recién casados está llena
de amor y buena fe y, por lo tanto, los cónyuges pueden no ver la necesidad de dividir
los espacios dentro de su nuevo hogar. Pudiera parecer incluso egoísmo o separatismo,
porque todo pertenece a los dos según la neocorteza y el cerebro límbico. No obstante,
no tarda mucho en surgir la primera discusión y frecuentemente tiene algo que ver con
límites. Una batalla territorial inconsciente eventualmente estalla y la calidez de la
relación se ve disminuida a menos que los sentimientos sean expresados y sea
reconocido el problema de la territorialidad.
A menudo olvidamos que los niños tienen la misma necesidad de territorio y
entramos en sus espacios imponiendo continuamente reglas de orden o limpieza. Del
mismo modo, si alguien limpia y ordena a su manera nuestros escritorios, lo
consideramos como la invasión de un enemigo. Podemos proporcionar un mayor
sentido de seguridad al niño si le cedemos el territorio de su habitación o al menos su
cama con sus alrededores. Nos costaría solo negociar con ellos para que alguien
ocasionalmente entre a limpiarlo. Enseñarles a negociar puede resultar una mejor
experiencia que enseñarles cómo sabotear las reglas y odiar la limpieza. Arreglar el
espacio es una característica innata: es un rasgo que poseen los animales así como
también lo tiene el cerebro básico de todo ser humano —tanto niños como adultos—.

LA SEGURIDAD

Los parámetros que establecemos en nuestros espacios, ya sea en el hogar o la


oficina, pueden proveernos no sólo de un descanso profundo sino también de un sentido
de seguridad que, a mi parecer, no podemos lograr
330

con ningún otro fenómeno. Esta necesidad de asirnos al territorio es prioritaria,


comparable con el chupón de un bebé. A medida que reconozcamos la importancia que
tiene para nuestra seguridad individual, podremos comprender mejor su impacto en el
comportamiento de los grupos, de las tribus y de las naciones. Yo creo que nuestros
comportamientos sociales son sólo una extensión de nuestros esfuerzos individuales por
encontrar un sitio seguro para nuestro sistema nervioso dentro del constante movimiento
de la vida. Como muestran los recuentos de las guerras, podemos hablar, pensar o
imaginar que vamos a perder territorio; incluso podemos querer abandonarlo o
compartirlo. Sin embargo, la energía de este cerebro eventualmente insiste en
regresarnos a ese territorio y si no es así nuestro equilibrio queda afectado
adversamente.
Nos sentimos inseguros, tenemos la sensación de inseguridad o decidimos que
estamos inseguros cuando no podemos regresar una y otra vez al mismo sitio. En
términos del cerebro básico, somos criaturas de hábitos, adictos a espacios, a tiempo, a
químicos, a drogas y a comida, aún hasta a la manera similar de vestirnos, a ideas
similares o acciones similares, a las mismas personas. Tomándolo colectivamente lo
llamamos hábito, pasatiempo, valor, profesión o adicción, dependiendo de la opinión
que tengamos sobre su valor o aceptación en la sociedad. Sea cual fuere el nombre que
usemos, estoy persuadida de que la repetición nos da seguridad y siempre buscaremos
seguridad a través de alguna forma de repetición.
Cuando aceptemos el hecho de que la energía a este nivel profundo debe
encontrar su camino hacia algunos parámetros, estaremos atentos y conscientes de lo
que elegimos, sabremos que todos somos adictos a algo y entonces buscaremos
conscientemente la rutina a la cual deseamos volvernos adictos: profesiones, jardines,
deportes, trabajos, hogar, amor, alcohol, químicos, naciones, cultura, mundo.
¡Atención! Debemos estar especialmente alerta ante aquello que entra por
cualquiera de las tres aperturas del cerebro límbico: la nariz, la boca y los genitales.
Cuando estas aperturas límbicas están combinadas con el ritmo repetitivo de este
cerebro más profundo, las adicciones resultantes son realmente difíciles de canalizar de
nuevo y en consecuencia resulta vital escoger hábitos que nutran y protejan más bien
que aquellos que puedan hacernos daño.
La adicción y la compulsión son seguridad para este cerebro que no vá a ser
disuadido de estos ritmos repetitivos ni siquiera con todos los razonamientos posibles de
nuestra neocorteza, ni por todo el amor de nuestro cerebro límbico. Solamente se podrá
gobernar este sistema cerebral a través del cono-
331

cimiento y la aceptación de la existencia de ritmos repetitivos y estar dispuestos a


canalizarlos cuidadosamente hacia una nueva acción. Como individuos y naciones
necesitamos conocer nuestras adicciones y escogerlas sabiamente: ellas son básicas para
nuestra salud, nuestro desarrollo y nuestra seguridad.

Cambiar nuestro comportamiento

Los múltiples programas existentes en el mercado para hacer dieta funcionan


sólo por un corto tiempo debido a que ellos proveen solamente de soluciones de
comportamiento de corta duración acerca de la alimentación. Tan pronto como la
persona se siente satisfecha con los resultados de su nuevo peso, el subyacente patrón de
comer que estaba presente desde su nacimiento, desarrollado a lo largo de la primera
infancia, exagerado en la adolescencia y mantenido en la adultez, vuelve a tomar el
mando. El programa de dieta da nuevos parámetros para un corto período de tiempo,
pero lo que la gente necesita es aprender a interferir con su anterior patrón de comer así
como necesita establecer y mantener nuevos parámetros de alimentación. Tiene que ser
un programa de acción y poco tiene que ver con el pensamiento y el sentimiento.
Aquí resulta relevante relatar mi propia experiencia con las dietas. Antes de la
menopausia, no tenía idea de que no podría mantenerme comiendo igual que como lo
había hecho toda mi vida. Tampoco sabía que debía volverme de nuevo aquella persona
deportista que había dejado atrás en la universidad. Creía que hacer dieta era para las
personas gordas u obesas y como yo era delgada, nunca me preocupé en asociarme con
el mundo de las dietas y el ejercicio. Años después, estoy consciente de que la
menopausia alteró el equilibrio químico que existía en mi cerebro límbico, lo que ha
debido ser una indicación para mí de que debía cambiar mis parámetros de
alimentación. A medida que me fui dando cuenta de lo que ocurría, elegí un enfoque
dietético mantenido por controles semanales en un hospital. Ciertamente que rebajé el
peso que quería, pero, como sucede a muchos otros, lo volví a ganar en los siguientes
dos años. En ese momento no caí en cuenta de cuán profundamente necesitaba cambiar
mis patrones de alimentación y preparación de comida. Después de aprender sobre los
alimentos, puse mi confianza en nuevos hábitos de alimentación. Me tomó dos años más
de resistencia y tozudez antes de que estuviera dispuesta a admitir que mi hábito de no
hacer ejercicios también estaba involucrado en el asunto. Para ese momento ya había
oído bastante sobre los ejercicios, pero como nunca me habían gustado, ni siquiera en
mis años de gimnasia escolar, pensaba que podía salirme con la mía
332

y no hacerlos. Más precisamente, no quería mirar mis patrones de resistencia al ejercicio


y prefería mantenerme dentro de mis ocupados y satisfactorios patrones de trabajo.
Tenía que regresar y encontrar mis patrones de resistencia al ejercicio así como también
encontrar mi patrón exitoso y positivo de la práctica deportiva, reenmarcando el
ejercicio dentro del deporte, reviviendo de nuevo a aquella atleta que había dejado atrás
en la universidad.
La combinación de los nuevos parámetros de alimentación y de deporte me
permitió entonces mantener mi peso dentro de ciertos límites. Ya no me engaño más
pensando que es un asunto sencillo. Se trata de mantener estos nuevos parámetros cada
día y planificar ciertos períodos de tiempo durante el año en los cuales conscientemente
me establezco los parámetros para hacer dieta. Todas las personas mayores han vivido
algo similar a esta experiencia, y cuento la mía para mostrar que se necesita algo más
que el pensamiento y el deseo para cambiar. Es necesaria la intervención en patrones
que tienen de existencia la misma edad que nosotros y en hábitos de toda nuestra vida,
que sutilmente han afectado la química de nuestro propio sistema cerebral. Hay que
establecer nuevos parámetros para proteger nuestros cambios.
Cuando no estamos satisfechos con nuestro comportamiento, nuestras
adicciones, nuestros valores o cualquiera de los ritmos repetitivos de nuestra vida, ¿qué
podemos hacer? La inteligencia de los parámetros comprende no sólo el establecimiento
consciente de parámetros, sino el cambio de todos aquellos que ya no nos sirven más.

Ejercicio

Cambio de un comportamiento

1. Ten presente que el viejo comportamiento permanecerá y que regresarás a él a


menos que tomes la acción física de construir nuevos parámetros. A menos que
establezcas nuevas riberas para guiar el flujo de la energía, la energía continuará
fluyendo por donde siempre lo ha hecho. Las expresiones como «seguir la corriente» o
«dejar que fluya», no se pueden aplicar aquí. A este nivel más profundo «seguir la
corriente» significa que nada va a cambiar, debido a que los patrones y los ritmos
repetitivos están registrados en tu memoria y la memoria actúa como un imán para
atraer y retornar tu energía a sus viejos hábitos.
2. Necesitas comprometerte a construir un sistema positivo de apoyo para la nueva
energía. El «no», las prohibiciones y la disciplina no son
333

suficientes. Sólo el hecho de añadirle un «sí» a los parámetros nuevos para guiar tu
energía puede darte la esperanza de mantener un cambio de comportamiento.
3. Determina cuál es el nuevo comportamiento que quieres lograr.
4. Piensa y decide cuáles son las razones para ese cambio. Imagina y consigue una
imagen de cómo se verá el nuevo comportamiento cuando esté firmemente enraizado
como una parte tuya.
5. Busca la inteligencia de los patrones para ver cómo cambiar el patrón
involucrado en tu viejo comportamiento. Descubre el patrón involucrado en éste y
practica una de las tres maneras de cambiar los parámetros (intervenir, alternativa o
fusión). Cuando ya tengas el patrón deseado para tu nuevo comportamiento, pasa al
próximo paso.
6. Planifica los parámetros o límites que te darán el nuevo canal o soporte
explorando lo siguiente:
• ¿Qué va a ayudarte a sostener este nuevo comportamiento? ¿Qué piensas y qué
imaginas que podría ayudar? "'
• ¿Quién quieres que te ayude? ¿Quién piensas o imaginas que te ayudará?
Observa que frecuentemente es aquí cuando un profesional puede ser de especial
importancia. Los amigos y la familia están acostumbrados o condicionados a tu
comportamiento tal como es. Es posible que consciente o inconscientemente ellos no
deseen tu cambio. Toma nota de que tendrás que ser específico con un profesional,
porque él podría estar más interesado en otra área de tu desarrollo a menos que tú estés
claro con lo que quieres o que expreses tu compromiso o pidas específicamente su
ayuda en este asunto en particular.
• ¿Cuándo comenzarás? Debes estar alerta hasta que el cambio esté firmemente
arraigado en el nuevo terreno, ya que tú mismo podrías sabotear el inicio del proceso
debido a que tendrás la costumbre o la adicción en tu propia manera de ser hasta que el
cambio tenga raíces en tierra nueva. Aun cuando comencemos, a menudo nos sentimos
incómodos con lo nuevo, y encontramos fácil sabotearnos a nosotros mismos para
volver a nuestras viejas rutinas.
• ¿Dónde vas a construir estos parámetros? ¿En tu hogar, en tu oficina? ¿En tu
habitación, estudio o cocina? Escoge cómo protegerte. Comienza en el terreno donde
tengas más seguridad, esto es, donde tengas más protección, familiaridad o neutralidad.
• ¿Qué aceptarás tú como evidencia de un logro? Sé exacto. La vaguedad puede
impedir que te sientas satisfecho con tus logros. Establece
334

pequeñas metas o, si el cambio es realmente grande, fija metas pequeñas por un largo
periodo de tiempo. No olvides que se necesitan nueve meses para hacer una vida: puede
tomarte más tiempo cambiarla.
7. Vuelve a verificar los parámetros que has planificado con tu sistema del cerebro
límbico. ¿Es esto lo que realmente deseas? Si respondes «no», abandona el proceso y no
gastes mas energía o empieza de nuevo de manera diferente. Si es «sí», toma el próximo
paso.
8. ¡La acción! Asegúrate de que tu sistema de apoyo exista en el tiempo y en el
espacio. Llama a quien quieras que te ayude. Llévate a tí mismo a conseguir lo que
necesitas para ser ayudado. Prepara el medio ambiente y muévete gradual y
sensorialmente dentro de él.
9. Ten conciencia de la seriedad con que debes guiar tus ritmos viejos y repetitivos
hacia nuevas rutas. Casi siempre nos vamos a encontrar con lo que llamo «la crisis en
medio del río». Un caballo puede fácilmente brincar dentro de un río y vadearlo pero al
llegar al sitio de corriente más fuerte, quiere dar marcha atrás para regresar al terreno
conocido. Es en este momento que muchas personas pueden perder todo lo que han
invertido en el cambio, pero, al estar consciente de la posibilidad de que esto ocurra,
puedes pararte, proporcionarte mucho amor y descanso, pero sin entretener el
pensamiento de dar marcha atrás. Toma las riendas de tu vida firmemente en tus manos
y procede con calma, proporciónate amor y continúa hasta llegar. Te irás acostumbrando
poco a poco, día a día.
Si por alguna circunstancia regresas a tu viejo comportamiento, no te pierdas en
la crítica, en la culpa o el resentimiento contigo mismo, con otra persona o con el
mundo. Vuelve a los pasos 3 y 4 antes descritos, para reafirmarte en tu deseo, busca tu
imagen y tus razones para lograr el cambio. Y sigue adelante. No has perdido nada, no
has vuelto al punto de partida, este no es un juego de Monopolio. En tu vida, esto es una
experiencia de regresión y no una pérdida. Todo lo contrario, es una ganancia porque
ahora estás más consciente del terreno que hay que recorrer. La única pérdida sería
abandonar tu capacidad de lograr cambios para tu vida.
10. Felicítate. Debes estar consciente de la importancia y de la grandeza del hecho
de ser capaz de guiar viejos ritmos repetitivos hacia nuevos caminos, nuevas riberas.
Esto es transformación en su forma más difícil. Llevarte desde un comportamiento que
ya no te sirve, a través de un área de tensión e inseguridad, a un comportamiento nuevo
que has creado
335

conscientemente, es un proceso de gran valentía. Esto es realmente crear nueva vida y


merece nuestro más profundo respeto y atención.
Con nuestra capacidad de establecer parámetros en el tiempo y en el espacio, de
cambiar fronteras y establecer nuevas, estamos incubando, sosteniendo y creando nueva
vida. Con esta capacidad podemos construir lo que más deseamos ser, o podemos
realizar lo que pensamos o imaginamos es posible en esta vida: con esta capacidad
podemos sustentar lo que más queremos de la vida.

DE LA RUTINA AL RITUAL EN NUESTRA VIDA DIARIA

Creo que la práctica continua de la inteligencia de los parámetros es la que nos


permitirá tener paz en nuestra vida diaria. Al practicarla podemos establecer rutinas que
respondan a las necesidades de nuestra vida diaria. Las rutinas bien manejadas y
practicadas se vuelven rituales, por ejemplo, para algunas personas la rutina de la salud
se elabora y se practica con la misma atención y cuidado que se pone en un acto
religioso. Otros practican la rutina del trabajo ordenando los papeles o los proyectos
como si estuvieran involucrados en un ritual de iglesia.
Todo lo dicho acerca de los ritmos y rutinas se aplica a los rituales. El ritual es
una rutina avanzada, practicada con cuidado, con atención, con fe y con belleza. Es una
manera de elaborar más exquisitamente los ritmos repetitivos hasta que se vuelven un
ritual.
Hemos aprendido en nuestros templos y catedrales las implicaciones de lo
sagrado: implicaciones de orden, de atención, de música, de arte, de consenso, de estar
de acuerdo, de la unión y la pertenencia, de estar rítmicos dentro de nosotros y con el
otro. Éstas son cualidades que anhelamos en nuestra vida diaria y no podemos seguir
esperando por el sábado o el domingo. La esencia de nuestro ser clama este tipo de
atención que ahora encontramos sólo en nuestros sitios sagrados.
Nos hace falta enriquecer nuestra vida diaria. El trabajo se ha vuelto una
obsesión u obligación en vez de ser una interacción con la existencia. Tratamos de
ordenar las relaciones por medio del razonamiento o por la última teoría analítica, en
lugar de verlas como la esencia de ser entre una vida y otra vida. Vemos la salud como
algo que tenemos que proteger en lugar de ser el ritual de cuidar la vida misma. Las
áreas de la vida diaria nos ruegan y nos invitan a darles la misma calidad de sagradas y
la misma atención que ahora damos a las imágenes religiosas.
336

EL ZODÍACO HUMANO

Fig. 15. El zodíaco humano1.

*Para revisar la figura, consultar el original.*

El zodíaco humano indica las áreas de la vida a través de las cuales y en las
cuales estamos siempre viviendo y desarrollándonos. Cada área puede convertirse en un
templo y nuestras actividades pueden convertirse en los rituales que vivimos. Lo
admitimos, es una tarea ardua. Sin embargo, es urgente que nos aboquemos a mejorar la
vida en esta tierra y tenemos a los profetas de cada religión y los profetas de la ciencia
moderna instándonos a hacerlo. Ahora tenemos la posibilidad de ver la vida como
energía que se extiende desde el finito visible que nos circunda hasta el infinito invisible
que también nos rodea.
He seleccionado un símbolo muy antiguo proveniente de nuestros antecesores
que miraban al cielo buscando guía e información. Zodíaco, es un término cuyo
significado tomamos del Diccionario de María Moliner (Editorial Gredos, Madrid,
1991) que dice así: «Zona celeste ... (que) se divide en doce partes correspondientes a
las doce constelaciones que se toman como punto de referencia para fijar la situación
del Sol en su curso anual aparente...».
337

El zodíaco humano presentado antes describe un cinturón imaginario sobre la


tierra que se va extendiendo como un camino aparente sobre el cual cada ser humano se
mueve a lo largo de su vida. Está dividido en ocho partes iguales, cada una con un signo
de los diferentes campos de energía a los cuales el ser humano se involucra. Este
zodíaco se puede leer ya sea secuencial o espacial-mente. Podemos vernos llegando a la
existencia en el área llamada salud. La salud es acerca de nuestra existencia. Luego
somos llevados a un espacio físico llamado hogar, diseñado para nuestra protección y
nutrición. Allí conocemos a nuestra familia y tarde o temprano el hogar nos abre a otras
relaciones. Comenzamos a aprender y trabajar. La necesidad de diversión se hace
aparente y el campo de la espiritualidad continuamente nos recuerda nuestra vida
interior, el espíritu o la energía que está siempre presente en las dimensiones finitas e
infinitas. Estos caminos de la vida son representados en círculo o forma zodiacal más
que en forma lineal para que así podamos darnos cuenta de que estos campos de la vida
existen todos de forma simultánea y están continuamente disponibles. La vida se refiere
a la danza que constantemente tejemos en estas diferentes áreas. El cuido y la atención
que existen ahora en nuestras catedrales o templos pueden existir en los asuntos de
nuestro diario vivir. Si seleccionamos conscientemente cuales áreas de nuestra vida nos
importan más o en cuáles terrenos de nuestra vida pasamos más tiempo, podríamos
comenzar el proceso de honrar nuestra vida. Cada uno puede convertir al menos uno de
estos campos en un terreno sagrado.
Usualmente pensamos que son las mujeres las capaces de crear los grandes
rituales del hogar. Paúl, sin embargo, es un hombre extraordinario que se ha dedicado al
arte de la creación de los diferentes hogares de sus hijos, sus amigos y de él mismo. No
es un arquitecto pero sí es un maestro de lo que crea belleza en su hogar. Vienen
arquitectos a su casa para estudiar cómo lo ha logrado: su cocina, por ejemplo, honra
todas las funciones de la preparación del alimento. El refrigerador está enmarcado con
piedras y madera, y el área encima de la estufa está decorado con utensilios enmarcados
como lo eran los escudos antiguos que antes se colocaban encima de las chimeneas.
Hasta el sitio para eliminar la basura está cubierto por una bella pieza de madera. Cada
función ha sido respetada y construida cuidadosamente sobre una base de piedra,
invitando a la persona no sólo a una rutina sino a un acto ritualista. Otras áreas de la
casa igualmente honran las necesidades cotidianas de la vida sin ningún toque de lujo o
de exceso. Con una gran simplicidad, todo en su casa invita como a un templo.
A medida que buscamos desarrollar nuestras rutinas hacia rituales, deberíamos
primero seleccionar las áreas donde deseamos concentrarnos.
338

Esta transformación de una rutina en un ritual toma tiempo, conocimiento, práctica,


amor, sofisticación, belleza y acción. Tómate tu tiempo, ve despacio. En la gran obra de
honrar la creación en estas dimensiones más gruesas de la tierra, todo esfuerzo es
bienvenido. Utilicemos todo conocimiento pasado y presente. Con ternura y amor
podemos comenzar a honrar la vida, una por una. El siguiente ejercicio puede ser de
utilidad.

Ejercicio

Honrar la vida

Yo te insto a seleccionar tus áreas de juego. El zodíaco humano te ofrece una


selección: elige tú. ¿En cual campo deseas concentrar tu atención? Selecciona un área
para practicar:
1. Primero decide cuáles son las funciones involucradas. Por ejemplo, en el área de
trabajo podrían estar las funciones de: dar o recibir, ganar dinero, tener una destreza,
producir o mejorar algo, recibir reconocimiento, relacionarse con personas, relacionarse
con información.
2. Haz el ejercicio del perfil de energía. Observa a lo que realmente te has acercado
o de lo que te has alejado a lo largo de tu vida, y no lo que has debido hacer, que quizás
puedes haber anotado como una función, sino lo que realmente has experienciado.
3. Luego acepta y honra los dos lados: aquello a lo que te acercas y aquello de lo
que te alejas. Hónrate por saber y respetar ambos como algo natural.
4. A lo que te acercas tenle fe como rutinas ya establecidas. Tal vez podrías desear
continuar y desarrollar aún más alguna parte de ellas hasta llevarlas al nivel de ritual.
5. Si deseas cambiar aquello de lo que te alejas, entonces:
• Busca ayuda para realizar dicha tarea.
• Puedes salirte de ella por medio de delegar o renunciar.
• Darte más tiempo para hacerla.
6. Si esto no es suficiente y deseas cambiar más profundamente, concéntrate
entonces en la inteligencia de los patrones y establece nuevos parámetros tal como se
describió previamente.
Aclarando cuáles campos son realmente importantes para ti y trabajando
conscientemente con ellos, serás capaz de concentrarte más profun-
339

damente y de usar mejor el tiempo disponible. También sabrás lo que estás cultivando y
de lo que te sientes orgulloso en tu vida.
Enfoca toda tu atención en la siembra y el crecimiento. Disponte a escuchar
intrusos tales como la preocupación, el miedo o la culpa, a escuchar lo que ellos quieren
decirte y luego pídeles que se vayan. Esta es tu vida. Aquello que tú siembres eso
cosecharás. Si siembras preocupación, eso cosecharás. Observa lo que está creciendo
bien, la rutina que te está dando buen fruto. Observa lo que no crece y la hierba mala
que está impidiendo el crecimiento. Siempre listo a podar: es tu vida.
Asegúrate de que tú, el jardinero, estés orgulloso de ti mismo. No seas para ti
mismo un padre crítico o insatisfecho. Ten cuidado con el perfeccionismo porque causa
tensión, produce miedo e invita a la retirada. Mejorar es un concepto más relacionado
con el cuidado gradual y a largo plazo, necesarios para producir resultados duraderos y
belleza. Observa de manera neutra y te darás cuenta de que a este nivel de la acción, que
incorpora todos los niveles del inconsciente, es un gran logro ser capaz de atender con
cuidado y hacer crecer una pequeña área de tu vida, que te nutra. Si eres capaz de nutrir
a alguien cercano a ti, esto será motivo de celebración.
Recuerda que tú eres la esencia de ser que necesita ser cuidada, si el campo más
amplio, el contexto en el que vives, se espera que produzca fruta que sea de valor para ti
y el planeta. No accedas en debilitar al jardinero. Busca apreciarte y conocer por qué te
estimas, te cuidas, haces que te sientas seguro y te nutres, hasta que seas capaz de
amarte a ti mismo como parte de la creación. Entonces el jardinero estará sembrando
con amor y el amor aparecerá a tu alrededor. Recuerda que en este nivel eres un yo-en-
contexto, inseparable de lo que surge en tu vida.
Ten presente el deseo de actuar como si tu vida fuese un templo al cual puedes ir
todos los días para experimentar comprensión, profundidad de la vida, lo finito y lo
infinito. A medida que entres en los ritmos, y vives tus rutinas en los campos básicos de
la vida, podrás seguramente enriquecer tus acciones con tanta belleza, que tus rutinas se
convertirán en tus rituales. Esto es lo que promete la inteligencia de los parámetros.

LAS DIFICULTADES DE LA INTELIGENCIA DE LOS


PARÁMETROS

Quizás la mayor dificultad está en nuestra tendencia a creer que los parámetros
durarán para siempre. Nosotros nos dejamos llevar por ellos, nos
340

ponen en trance y nos volvemos adictos a ellos. La adicción entonces se convierte en


nuestra realidad, y la realidad en nuestra «eterna» verdad. Nosotros perdemos nuestra
propia conciencia del movimiento y la necesidad de cambiar parámetros. Nos volvemos
persistentes en nuestra realidad: la que una vez construimos, por la que nos hemos
dejado seducir y que ahora defendemos contra fuerzas «externas». Nosotros podemos
convertirnos fácilmente en víctimas de nosotros mismos y de nuestros parámetros. Ellos
se convierten en nuestra primera línea de defensa y nuestra primera línea de resistencia.
Podemos olvidar que para tener seguridad debemos vivir en una moción continua y ser
capaces de entrar en el ritmo de lo que está pasando en el momento. Ese ritmo es
siempre cambiante (el capítulo sobre la inteligencia básica examina cómo vivir dentro
del ritmo cambiante de la vida). Podemos contener temporalmente el ritmo dentro de
ciertos parámetros y de esa forma ellos nos pueden servir para estabilizar y aún para
aumentar nuestra energía. Sin embargo, si perdemos energía en cualquier campo de la
vida, es necesario cambiar los parámetros. Los hábitos ayudan pero también los hábitos
nos hacen daño.
Gladys es un ejemplo de alguien incapaz de cambiar sus hábitos mentales,
emocionales o comportamentales aún cuando su vida está en peligro. Mujer brillante,
con un hemisferio derecho de gran alcance y un hemisferio izquierdo específico, era el
tipo de persona que se extenuaba a sí misma, primero viendo la grandeza del mundo y
luego haciéndose a sí misma miserable al ir al hemisferio izquierdo para criticar,
analizar y dudar de todo. En vez de actuar ante sus dudas, se desplazaba de nuevo a las
generalidades del hemisferio derecho y de esta manera, sistemáticamente, se agotaba.
Gladys había sido alcohólica por muchos años y hablaba con gran admiración y
de una forma racional del tiempo en que había pertenecido a los Alcohólicos Anónimos.
No obstante, era incapaz de seguir los parámetros de los Doce Pasos. Su brillante
neocorteza, que no descansaba, no estaba dispuesta a seguir una explicación
organizacional sobre Dios. Ella volvió a depender de los parámetros de su propia
neocorteza, buscando sus propias explicaciones y comprensión de Dios. Debido a su
inflexibilidad e incapacidad para identificarse plenamente con los parámetros de los AA,
perdió los grandes beneficios del sistema de apoyo comportamental, emocional y
afectivo de la asociación. El abuso físico temprano le había dejado el mensaje «no creas
en nadie, depende sólo de ti». Aunque vino a verme y llegó a sentirse cercana a mí, tenía
que cuestionarlo todo. Había recurrido a muchos especialistas en su afán de curarse del
cáncer pero era incapaz de depender
341

de ningún consejo. Es un excelente ejemplo de cómo algunos no pueden cambiar los


mensajes recibidos tempranamente, ni los parámetros que de ellos surgen,
principalmente parámetros como «depende sólo de ti misma». La inteligencia de los
parámetros requiere de la necesidad de ser flexibles y asumir la disposición para
cambiar los parámetros.
Las rutinas, hábitos, adicciones, valores, rituales e instituciones pueden ser
sistemas inteligentes automatizados cuando se crean, pero, con el pasar del tiempo y las
circunstancias, se vuelven poco inteligentes. Hoy en día esto se pone en evidencia
cuando mantenemos la confianza en las viejas instituciones de los gobiernos para que
mejoren las ciudades; en viejos valores para mantener las familias unidas o en los
antiguos parámetros religiosos para que nos guíen a través de un mundo expuesto a la
ciencia y la tecnología. Los viejos valores ni se mueren ni desaparecen, sólo se vuelven
inefectivos. Lo más frecuente es que esperamos una crisis para cambiar. En su lugar
podríamos estar alerta y revisar valores, rutinas y hábitos, trasladándolos activamente
desde el pasado hasta el presente. Necesitamos realizar, continuamente, actualizaciones
de los patrones y parámetros de nuestra vida.
Pero, existen muchas razones para no hacerlo. Es útil funcionar en automático,
es eficiente y además disfrutamos y nos extasiamos en el trance que nos brindan
nuestros parámetros. Actuamos e interactuamos inteligentemente en el mundo con ellos,
por ejemplo, los parámetros o rutinas de ser un educador me sirven, me hacen sentir
bien, me siento segura con ellos y sé defenderme como educadora. Mi razón de ser, mi
procedimiento normal de operar, el sentirme bien y los buenos resultados que obtengo,
están todos entretejidos en la rutina de ser una educadora. ¿Llegará un momento o
circunstancia en que no me servirán? Sí, quizás en mi rol de madre cuando estaba
siempre dando consejos, actuando como educadora y no como madre. O tal vez en otros
momentos, como ahora, podría ser necesario establecer parámetros que puedan guiarme
como escritora en lugar de seguir siendo educadora. No solamente por la calidad de este
libro, por la forma en que esté escrito, sino también porque mi vida futura dependa de
hacer un cambio.
¿Por qué en este nivel profundo inhibimos impulsos que vienen de fuera de
nosotros, en lugar de integrarlos? ¿Qué es lo que hace la diferencia entre la inhibición
de un impulso nuevo o la invitación y el entusiasmo con el impulso nuevo? ¿Cómo
podríamos reconocer una nueva oportunidad como algo amistoso que nos puede
entusiasmar, en vez de considerarla como algo tenebroso contra lo que tenemos que
defendernos? ¿Podremos nosotros
342

invitarnos a abrir nuevos parámetros que, a la larga, nos van a cubrir y servir como un
nuevo sistema de defensa? Puede ser necesario primero ver cuán fácil nos vemos
envueltos en las vibraciones más finas de todo rol.
Son roles todo lo que adoptamos como consecuencia de vivir dentro de
parámetros. Decimos que vivimos diferentes roles, el rol de educador, de hombre de
negocios, de madre, padre, hijo. ¿Qué rol desempeñas al entrar en tu oficina o en tu
hogar, en una fiesta, reunión de negocios o reunión familiar? Hemos adquirido
vibraciones sutiles y no tan sutiles, a causa de vivir dentro de los diferentes parámetros
de trabajo y hogar. Hemos adquirido unas ciertas maneras de actuar dentro de cada
marco de referencia y nos movemos hacia cada rol de la misma manera que lo hace un
actor en sus diferentes roles en las obras teatrales.
Estos roles son como trajes que nos ponemos, a los cuales nos
acostumbramos o nos hemos condicionado o hemos heredado. A veces nos han sido
impuestos cuando no estábamos atentos o pretendíamos estar inconscientes. Estos
roles/vestimentas son similares a todo aquello que ya se ha dicho acerca de los hábitos,
valores, rutinas y adicciones: mientras más tiempo los usamos más nos acostumbramos
a ellos y los sentimos naturales para nuestro ser. Nos identificamos con ellos, lo que
tiene su belleza y su peligro. ¿Cuál sería el peligro? Adormecerse, entrar en trance y no
reconocer la necesidad de cambio. El trance es un término generalmente reservado para
la psicología, pero es muy valioso para nosotros en este nivel del cerebro básico. Es «un
estado alterado de conciencia, que se parece al sueño, durante el cual el movimiento
voluntario se pierde, como en la hipnosis»2. El peligro está en perder el movimiento
voluntario, en acostumbrarse a parámetros y roles de tal manera que creamos que son la
vida misma cuando son sólo la pequeña porción de la vida en la cual estamos
involucrados.
¿Cómo podremos conceptualizar ésto de forma que podamos recordar? He
escogido identificar la palabra rol con trajes para ayudarme a recordar. Me puedo quitar
mi traje o vestimenta, me puedo quitar mis roles. Me puedo cambiar de traje, ponerme
uno más grueso si hace frío para protegerme de esas vibraciones más gruesas, pero
puedo cambiarme a trajes más ligeros. Puedo usar mis roles de forma liviana. Esta
metáfora de usar mis roles/trajes de forma liviana es la que más me ha ayudado para
«bailar» las dinámicas cotidianas en vez de afianzarme a ellas como si fueran realidades
que yo controlo. Me cambio de ropa; me cambio de roles/trajes, me los pongo y me los
343

quito. Esa liviandad también me capacita para ser más abierta al cambio de los
parámetros dentro de los cuales fueron creados estos roles. La liviandad sería el puente
que debo atravesar desde el antiguo paradigma de la «defensa a través del control» hacia
el nuevo paradigma de la «defensa a través de la dinámica».

PELIGRO

La pérdida repentina de parámetros sucede por lo menos en tres situaciones


importantes de la vida, conocidas por ser las mayores causas de estrés y enfermedad, y
todas ellas involucradas en cambios de rutinas e interrupciones de límites bien
establecidos.
La pérdida de un ser querido por muerte o divorcio. Para bien o para mal,
llegamos a estar profundamente entrenados para funcionar con nuestros seres queridos y
somos profundamente adictos a ellos. La energía que fue absorbida y enganchada en
actividades que hicimos juntos, se libera ahora como un caos buscando nuevas
fronteras.
La jubilación o el final de una carrera. La energía que se ocupaba dentro de
límites bien establecidos por períodos de seis a diez horas al día durante treinta o
cuarenta años, ahora se encuentra libre. Aunque nos sentimos jubilosos, al fin libres o
contentos de ser liberados de una obligación, también es cierto que ahora tenemos que
inventar una nueva manera de quemar o guiar esta energía. Como dije antes, estoy
convencida de que una de las razones de las enfermedades e infartos cuando alguien se
jubila es la falta de conciencia de cómo guiar la energía que corre libre dentro de
nuestro sistema nervioso. Necesitamos desplazarnos hacia nuestra inteligencia básica
para orientar nuestra vida hasta que establezcamos parámetros nuevos.
Rafael tenía setenta y dos años de edad y había sido un dedicado administrador
de una compañía durante treinta y cinco años. Su principal orgullo en la vida era su
fantástico apetito, su habilidad para comer cualquier cosa y su continua salud. Toda su
vida había sido puntual, abriendo la oficina regularmente cada día y cerrándola por la
noche. Cuando la compañía se mudó a otra ciudad, su jefe mantuvo ésta oficina abierta
a pesar de que había poco trabajo, pero fue entonces cuando Rafael empezó a quejarse
de problemas circulatorios y sentirse cansado frecuentemente. El momento fatal llegó
cuando el director finalmente tuvo que cerrar la oficina y dirigir su atención hacia un
gran contrato que tenía en la nueva localidad. Incapaz
344

de cambiar su hábito de trabajo, Rafael perdió el interés en la vida, pasaba largos


períodos de tiempo en cama, y a los dos meses murió de un ataque cardíaco.
Imaginamos frecuentemente la liberación del trabajo como la tierra prometida.
Pero para llegar a esa tierra tan deseada, necesitamos establecer parámetros de nuevo,
esta vez referentes a actividades posiblemente más placenteras o por lo menos algunas
que nos guíen y sustenten nuestra libertad y creatividad.
El cambio de vivienda. Todo aquel espacio al que nuestro sistema nervioso
estaba acostumbrado de forma tal que no tenía necesidad de reflexionar para manejarse
en él, ya no está disponible. Se necesita tiempo para acondicionarnos a un espacio
nuevo. Sabiendo esto no nos debemos sorprender de nuestro nerviosismo o de sentir una
vaga sensación de pérdida ante nuestra mudanza.
Generalmente no identificamos estos sucesos como pérdidas, a menos que nos
entristezcan. Con la excepción de la pérdida de un ser amado, usual-mente miramos
hacia el futuro esperando obtener la felicidad en cualquier cambio, al menos con nuestra
neocorteza o con nuestro sistema límbico. Mientras tanto, nuestro cerebro más profundo
está esperando una nueva rutina, alguna nueva manera de contener el influjo de energía
que entra continuamente. Durante estos largos períodos de transición, cuando nuestros
parámetros habituales ya no están disponibles, necesitamos recordar vivir con nuestra
inteligencia básica, acercarnos a y alejarnos de, ir en tándem con, estar en ritmo con, en
resonancia sensorial o instintiva con algo o alguien. Por encima de todo, cuando hay
pérdida, peligro o inestabilidad, necesitamos movernos desde el viejo sistema de
supervivencia y autodefensa por el control, hacia un nuevo sistema de supervivencia por
medio de la defensa dinámica.

EL NUEVO SISTEMA: LA DEFENSA DINÁMICA

La nueva defensa no se refiere a una «danza con los lobos» sino a una danza con
nuestra propia tendencia a dormirnos, seducidos por aquello que nos hacía sentir bien en
el pasado. Abrirnos nosotros mismos a una nueva información es básico, así como
también es básico ser capaces de observar las acciones de nuestra vida con cierto grado
de neutralidad e imparcialidad, casi como si uno observara a otro ser humano. Debemos
ser testigos justos de lo
345

que está ocurriendo en nuestras vidas, en vez de estar en continua identificación con
nosotros mismos y resistirnos a toda novedad como si fuera una intrusión o un ataque.
¿Qué es la nueva defensa dinámica? Consiste en lo siguiente:
1. Comprender, sentir y actuar la vida como un proceso dinámico en vez de un
proceso estático. La información está continuamente disponible, bombardeándote. Vives
en una red de información. Decimos que vivimos en un mundo cambiante, pero todo ser
humano ha vivido siempre en un mundo cambiante. Lo nuevo se refiere a que nos
veamos como una entidad dinámica que vive en ese mundo siempre cambiante.
Debemos modificar el sistema de creencias que se basa en mantener la vida en una
estabilidad permanente, hacia vivir la vida como un proceso dinámico. En lenguaje
popular, eso quiere decir que tu no puedes parar al mundo; tu sólo puedes danzar con él.
2. Recordemos evaluar los efectos de los parámetros existentes. ¿Te son útiles?
¿Dan frutos? Si es así, no los toques; si no, mira de nuevo.
3. La flexibilidad es esencial. Es la capacidad de «aflojar la cuerda», de tratar una y
otra vez, de entregarse, de la capacidad de fallar, de volver a probar, de expandirse, de
retroceder, siempre acercándose y alejándose, teniendo siempre la capacidad de
desplazarte, de mirar de nuevo y enfocarte en otra parte.
4. Cambiar parámetros y crear nuevos parámetros. Necesitas estar siempre alerta
ante la presencia o la ausencia de energía en tu vida. Cuando pierdes energía es el
momento de cambiar algún parámetro y crear nuevos. Para hacer esto debes haber
captado bien la idea de la energía universal —es decir que el universo entero está hecho
de energía. Tú personalmente, o tu respuesta frente a tu entorno está haciendo algo que
bloquea esa energía: ese es el momento de creer en la energía y de hacer cualquier cosa
para tener acceso a una mayor cantidad de energía en vez de rendirte ante la vida o ante
ti mismo. Muévete rápidamente hacia aquello que más disfrutas y establece unos nuevos
parámetros para mantener ese goce en tu vida. La energía es como un termómetro. Lee
tu temperatura corporal y cuando baje mucho, haz algo, cambia algo, crea algo nuevo.
5. Usa tus trajes en forma liviana. Aquello que tú has creado, sea lo que sea, sea
viejo o nuevo, parámetros o valores o sistemas de creencias, hábitos o roles, úsalo
livianamente. No permitas que ninguna realidad
346

se te haga demasiado pesada. Como energía dinámica que somos, el asunto está en
mantenerte en movimiento.
6. Actúa tu inteligencia básica. Mantente moviéndote hacia o alejándote de alguien
o algo a favor de tu vida.
NOTAS

1. El zodíaco humano (Elaine de Beauport y Luis Camejo). Basado en Hombre


Vitruvio de Leonardo da Vinci.

2. Ver entrada «trance» en Webster's New World Dictionary.


347

CAPÍTULO 19

LA INTELIGENCIA DEL COMPORTAMIENTO Y SUS


APERTURAS

La inteligencia del comportamiento es nuestra capacidad de actuar. Muchas


personas tienen un alto cociente de inteligencia del comportamiento: son capaces de
actuar, de establecer parámetros que guían su acción, de cambiar patrones que no los
ayudan a actuar y de moverse hacia o alejarse de (algo o alguien) en acción continua.
Son insistentes y persistentes; logran que las cosas se hagan; no se asustan mucho con
obstáculos, valoran la acción y puedes reconocerlos tanto como reconoces aquellos que
valoran las emociones o los que valoran las ideas. El uso de la inteligencia del
comportamiento tiene que ver con la capacidad para actuar apropiadamente en nuestro
entorno. Requiere las tres inteligencias del comportamiento que hemos visto y requiere
la capacidad de responder a la información que de manera continua nos impacta a través
de las aperturas de nuestro cuerpo.
Todas las aperturas nos proveen de información que podemos ser capaces o no
de integrar en acciones y comportamientos que nos satisfacen. Estas aperturas a menudo
proveen tanta información que se sobrecarga nuestro sistema nervioso, causándonos
inseguridad, incomodidad y desequilibrio con nosotros mismos. Decimos entonces que
nos sentimos ansiosos, nerviosos, inquietos, molestos con «las cosas» tal como son. «Yo
no sé qué pasa conmigo», «estoy realmente preocupado por o temeroso de...»; «no
puedo controlar las cosas», estas expresiones indican que de cierta forma no podemos
controlar los acontecimientos de la manera en que estamos acostumbrados. Nos
sentimos ansiosos y hasta con miedo. Todas estas manifestaciones consideradas en
conjunto, pueden ser descritas como un proceso de ansiedad. Estamos sobrecargados.
Expresado de manera más sencilla, no podemos manejar cómodamente el cúmulo o tipo
de información que impacta nuestro cuerpo a través de los sentidos. Estamos muy
abiertos o sensibles a la información, y cualquier forma de ansiedad que presentemos es
un intento de cerrarnos para lidiar con la sobrecarga.
348

Ciertamente, el fenómeno de la ansiedad se registra en nosotros a nivel


emocional. Sin embargo, de la experiencia conmigo misma y con otras personas y del
estudio de este cerebro más profundo, yo creo que el proceso de ansiedad se puede
controlar sólo si estamos dispuestos a relacionarlo directamente con nuestras propias
acciones y nuestro cerebro básico. De alguna forma nuestras acciones y
comportamientos están produciendo esta ansiedad y, por lo tanto, nuestra respuesta
necesita ser a nivel comportamental.
Las emociones nos ponen en alerta acerca de los sentimientos de ansiedad, pero
manejar la ansiedad requiere nuestra inteligencia del comportamiento.

DIAGRAMANDO EL PROCESO DE LA ANSIEDAD

En el centro del fenómeno de la ansiedad hay una variedad de preocupación,


miedo o culpa. Se han escrito libros acerca de cada uno de estos procesos. Mi intención
es solamente indicar su relación con nuestras acciones o carencia de ellas, de manera
que podamos darnos cuenta de cómo la inteligencia del comportamiento puede
ayudarnos a intervenir las primeras etapas del proceso de ansiedad.
La preocupación. Es una mezcla de vibraciones de cada sistema cerebral.
Estamos preocupados por algo y decimos por ejemplo, «mi hijo no llegará temprano a
casa». Podemos hacer generalizaciones con el hemisferio derecho, tales como «pudiera
haber tenido un accidente de carro», o bien, llegar a la especificidad del razonamiento,
algo tardía, del hemisferio izquierdo: «Yo le dije que si bebía más de dos tragos no sería
capaz de manejar con cuidado». Si la preocupación persiste, se presenta un fenómeno
repetitivo que es característico del cerebro básico.
En efecto, podemos volvernos adictos a nuestras preocupaciones. Deténgase un
momento y considere lo que lo está preocupando en este momento. Entonces dése
cuenta de cuántos años tiene usted preocupándose por la misma cosa. La preocupación
es una adicción socialmente aceptada: es verbal, suena lógica y en consecuencia resuena
con nuestra cultura lógica. Siempre expresa algún interés o cariño. Vá de las
generalidades del hemisferio derecho a los detalles del izquierdo, y es un «ping-pong»
continuo entre hemisferios. Es vibración en cada uno de los sistemas cerebrales pero sin
estar dispuestos a ponerle cierre en ninguno de ellos.
349

La preocupación es:
• Un proceso de razonamiento secuencial del hemisferio izquierdo pero sin estar
dispuestos a llegar a una conclusión.
• Un proceso imaginativo siempre creciente en el hemisferio derecho pero sin el
deseo de cerrar alrededor de una imagen más pequeña.
• Una cierta inquietud y cariño en el cerebro límbico, pero sin un sentimiento lo
suficientemente profundo que pueda conducirnos a la acción de verificar qué es lo que
realmente está sucediendo
• Una repetición de vibraciones nerviosas en el cerebro básico y la carencia de
disposición para actuar
Sin un cierre en cualquiera de los sistemas cerebrales, la información continúa
impactando y sobrecargándonos. La ansiedad continúa.
Aunque estamos pensando cuando estamos preocupándonos, no estamos
pensando efectivamente. Necesitamos cerrar en alguno de nuestros sistemas cerebrales.
Por ejemplo, estas pensando e imaginando acerca de un evento físico o acción que
supones que va a suceder, pero no verificas si tus pensamientos o imágenes están
relacionados con la realidad externa ni mueves tu cuerpo hacia la acción. Cambia a la
inteligencia básica. Muévete a la acción: ¿dónde está tu hijo y qué está pasando?
Verifica tu realidad levantando el teléfono o montándote en el automóvil yendo a
buscarlo, o entra en tu hemisferio izquierdo a verificar los detalles del sitio que él iba a
visitar o los amigos con los que se iba a encontrar... Usa tu proceso racional y llega a
una conclusión y actúa. Una vez que hayas llegado a una conclusión, inhibe tu
hemisferio derecho para que no intervenga con más imágenes. Respira profundo en tu
abdomen para relajarte y considera la posibilidad de mover tu energía e involucrarte en
otra rutina.
Debemos dar un giro consciente a nuestra energía y ocuparnos en una actividad
diferente, preferiblemente un hábito agradable de manera que no regresemos a la cabeza
y comencemos el proceso de preocupación otra vez. Si somos unos preocupados
permanentes y este hábito ha estado con nosotros por largo tiempo, no creeremos que
estas cosas sean posibles. Si estamos dispuestos a actuar para evitar el hábito de la
preocupación, experimentaremos la diferencia.
La preocupación puede ser una señal positiva que nos llama a la acción. Si se
vuelve un hábito nos roba nuestro poder de actuar, haciéndonos caer fácilmente en
reacciones nerviosas. Es el inicio del proceso de la ansiedad. Si estás ansioso o caes en
ansiedad frecuentemente, vé a tu lista de preocupacio-
350

nes y verifica qué acciones estás evitando y cuáles acciones necesitas tomar para cerrar
el continuo bombardeo de la misma información.
El miedo. El miedo es un fenómeno mayor que la mayoría de nosotros no
admite. Nos han enseñado a no tener miedo desde muy pequeños; más aún si lo
sentimos, nos han enseñado a no admitirlo: en su lugar decimos que estamos nerviosos
o ansiosos o «simplemente» estresados. Cualquiera que sea la variación del miedo que
admitamos, es importante tener alguna manera de reconocerlo en nuestro cuerpo. El
miedo se siente como si estuviéramos tensos, caóticos, incómodos, nerviosos e
inestables, como que no somos nosotros mismos. Nuestras vibraciones y nuestro cuerpo
no están contraídos sino constreñidos, restringidos, somos incapaces de expandirnos y
relajarnos. Frecuentemente el miedo está acompañado de una conducta repetitiva como
acompasar, morderse las uñas, dar golpecitos con un lápiz o hacer la misma cosa una y
otra vez. Todo esto nos dice que estamos ansiosos, nerviosos, con miedo. Estamos con
una sobrecarga y no podemos manejar la información que sigue entrando.
El miedo es una señal importante para PARAR, DETENERNOS y esperar. Nos
dice que no crucemos esa calle, pero si ya estamos en la mitad de ella o en la mitad de
un proyecto en el que ya hemos comenzado a gastar dinero, o si hemos aceptado
casarnos y nos sentimos nerviosos, ansiosos o con temor, el miedo nos está diciendo que
PAREMOS y regresemos al comienzo, que regresemos a nuestra roca o al territorio en
el que nos sentimos seguros. Allí podremos reconsiderar por qué comenzamos con ese
proyecto: ¿verdaderamente necesito una vivienda tan costosa? ¿Qué me hizo decidir
casarme? ¿Cuál nueva información me está impactando?
Una de las grandes causas del miedo es no saber qué hacer o cómo hacer. Es
como si el territorio bajo nosotros se estuviera moviendo, no estuviera seguro. Nuestro
cerebro básico de la acción está confundido y nos está alertando de regresar hasta que
aprendamos a cruzar este territorio, sea que nunca aprendimos cómo cruzarlo de manera
segura o aprendimos mal y tuvimos malos resultados. El miedo es también la
proyección en el presente o en el futuro de una mala experiencia previa.
Nuestra experiencia nos está llamando a PARAR Y APRENDER. El miedo es
una señal inteligente. Necesitamos oírla y descubrir lo que necesitamos aprender para
actuar exitosamente o cuando menos de forma segura. La seguridad, ahora ya lo
sabemos, proviene de vivir nuestra vida dentro de ciertos parámetros en los cuales
hemos aprendido a actuar sin peligro. Cuando damos un paso fuera de esos parámetros
o cuando los acontecimientos o personas se entrometen dentro de nuestros parámetros,
es inteligente sentirnos inseguros.
351

También es inteligente parar, darnos tiempo para recobrarnos y aprender cómo volver a
sentirnos seguros: darle la bienvenida a lo desconocido, incorporar el nuevo suceso o
aprender cómo manejar lo que desconocemos de manera que podamos establecer
nuevos parámetros para actuar con seguridad.
La imaginación del hemisferio derecho es otra fuente de miedo. Tan bellas como
puedan ser algunas imágenes, un buen hemisferio derecho puede continuar viajando a
través de imágenes más y más expandidas hasta que quedamos atrapados lejos de
nuestro cuerpo. Si paramos el proceso de imaginar una imagen dañina, podemos en
efecto sentirnos disociados y registrar sobresalto, ansiedad y miedo. Ambos hemisferios,
el izquierdo y el derecho son como caballos galopando a gran velocidad y necesitan ser
controlados. Necesitamos tomar las riendas y traerlos de nuevo a la realidad, cerca de
nuestro cuerpo y al momento presente. Necesitamos de manera especial tirar las riendas
del hemisferio derecho cuya habilidad natural es galopar a campo abierto trayendo de
regreso información que no sabemos cómo manejar. PARA hasta que tu inteligencia
básica pueda guiarte hacia algo que sepas manejar.
El miedo está disfrazado de nombres como ansiedad, inseguridad, nerviosismo,
incomodidad o estrés. Todos pertenecen a la gran familia del miedo, son hermanos,
hermanas, primos hermanos, pero todos tienen el mismo apellido. Necesitamos
relacionarnos con esta familia: todos nos están diciendo algo acerca del ambiente en el
cual estamos poniendo nuestro cuerpo, la conducta que estamos exigiendo de nosotros
mismos o las acciones en las cuales nos estamos comprometiendo. Aprendamos a
reconocer los diferentes miembros de esta familia y cómo nos hablan. Me siento
nerviosa o sólo me encuentro incapaz de actuar como lo hago usualmente... ¿Puedo
admitir que estoy ansiosa? ¿Puedo parar? Debemos aprender a manejar la información
que nos llega antes que ésta nos robe la energía e intensifique nuestra ansiedad.
La culpa. Quizás no exista mayor ladrón de energía que la culpa. No es elegante
admitir sentirse culpable y de hecho, se ha puesto tan fuera de moda entre la gente que
muchos ya no pueden reconocer el sentimiento de culpa. La culpa es un sentimiento y
un fenómeno que indica que no hemos tomado la acción prescrita por nuestra cultura,
nuestra religión, nuestra sociedad, nuestra familia o nuestra conciencia. Decimos que
«debería hacer esto o lo otro» en lugar de proceder y hacerlo realmente. «Debería haber
ido a visitar a mi madre el domingo pasado, pero en lugar de hacerlo me fui al cine».
Digo que me siento culpable, lo que al menos comunica que tengo conciencia, que mi
madre me importa o que sé qué es lo correcto hacer.
352

Cuando hay culpa siempre hay un valor involucrado, tal como el valor de honrar y
cuidar a nuestros padres.
Los valores constituyen la sabiduría colectiva de culturas anteriores que se pasa
de generación en generación. Los valores indican acciones vividas y valoradas en las
generaciones que nos precedieron, valoradas porque en algún momento de la historia
significaron la supervivencia de la comunidad. Por ejemplo, en un punto de la historia
era un asunto de supervivencia cuidar muy bien a la madre de manera que nueva vida
pudiera ser añadida y la tribu se fortaleciera. Los valores son patrones de acción que se
originaron en el pasado y que se repiten una y otra vez a lo largo de la historia.
Los valores nos son transmitidos a través de una persona determinada que
amábamos o admirábamos. Frecuentemente podemos hasta recordar la persona y el
suceso en el cual un determinado valor se grabó en nuestras mentes. Los valores nos
llegan a través de nuestra familia, nuestra religión, nuestra escuela o nuestro país, y
menos frecuentemente a través de nuestras profesiones o nuestros héroes. El punto es
que los valores no se originan en el presente. Yo no me despierto un domingo por la
mañana y pienso o siento «¡Oh, qué buena idea, voy a ir a visitar a mi mamá!». No, yo
me levanto y siento una vibración que me presiona y que toma la forma de «hoy debo ir
a ver a mi mamá».
Cuando decimos «debo» y no actuamos, nos sentimos culpables; la culpa se
convierte en una excusa más para no actuar. El sentimiento de la culpa —el malestar, la
incomodidad o sensación de peso— aumenta nuestra ansiedad y debilita nuestra acción.
Si actuamos lo hacemos por obligación con menos entusiasmo y menos claridad.
Actuamos con menos frecuencia. Seguimos diciendo que nos sentimos culpables pero la
brecha entre la palabra y la acción se hace más amplia cada vez que esto se repite.
Hemos intentado enseñar la acción por medio de la enseñanza de valores
esperando que las palabras garanticen la acción. El cerebro neocortical de las palabras
puede sugerir pero no puede garantizar la acción. Nos quedamos atónitos ante el número
de «niños criminales» que no demuestran remordimiento o conciencia ante sus delitos.
¿Qué podemos hacer si queremos traer los valores de nuestros antepasados a nuestra
generación, de manera que nos guíen y poder transmitirlos a nuestros hijos? Debemos
enfocarnos en nuestras acciones así como en nuestras palabras. Podemos primero hacer
una lista de todas las situaciones que nos hacen sentir culpables, verificar el valor
involucrado en cada una y comenzar a reflexionar cuál acción estoy dispuesta a tomar
en el transcurso de mi vida a favor de ese valor. ¿Realmente voy a visitar a mi madre
cada domingo, la llamaré cada quince días o le enviaré un mensaje?
353

¿Cuál acción es realmente posible y genuina para mí? No hagamos más amplia la
brecha de credibilidad por medio de continuar hablando de valores sobre los que
rehusamos actuar. Lo que se necesita es poner al día los valores del pasado que nos
hacen sentir culpables porque no estamos actuando y no los estamos haciendo nuestros
con la decisión de cuál acción realmente haremos en lugar de sólo hablar al respecto.
Saber cuál acción realmente ejecutaremos nos aliviará de la ansiedad y la tensión que
sentimos, lo que es importante no sólo para liberarnos de la culpa, sino para nuestra
sociedad: si nuestra acción es auténtica, el valor seguirá. Quizás no sea el mismo en
nuestra generación que como fue en las generaciones pasadas, pero el valor será
transmitido a través de nuestro comportamiento. Los valores deben ser puestos al día e
integrados al comportamiento de cada generación o se irán debilitando con cada
generación.
Los viejos valores no mueren, sólo se convierten en «deberías». Decimos
«deberíamos», pero dudamos, evitamos, decimos sí pero hacemos no. Pedimos perdón o
construimos excusas. Al final decimos que nos sentimos culpables, lo que al menos nos
hace sentir aceptables a nuestros propios ojos y a los ojos de los que nos rodean.
Admitamos la culpa, dándonos cuenta de cuándo nos sentimos culpables, observemos
nuestras acciones, oigamos nuestros «debería», pongamos al día nuestros valores y
utilicemos la inteligencia de los patrones para inhibir las viejas acciones que no nos
sirven, y entonces con la inteligencia básica y la de los parámetros podremos guiarnos
hacia nueva acción.
Tengo la esperanza de que ahora puedas distinguir el proceso de ansiedad de
otros procesos emocionales. La preocupación, el miedo y la culpa pueden ciertamente,
sentirse; pero si queremos sanarnos debemos considerarlos como un llamado a tomar
algún tipo de acción física, un llamado a mejorar nuestro comportamiento. Necesitamos
nuestra inteligencia básica para liberarnos y movernos acercándonos o alejándonos de
algo o alguien. Nuestra inteligencia de los patrones nos revela los valores y patrones que
están limitando nuestras acciones o haciéndonos sentir culpables acerca de aquellas que
no tomamos. Y, finalmente, nuestra inteligencia de los parámetros, nos invita a nueva
acción.

LA PIEL: ABIERTA AL MUNDO

¿Cómo hemos caído en hábitos de preocupación, miedo y culpa? ¿Por qué existe
el proceso de ansiedad? Existe porque somos sistemas de vibración sensibles expuestos
continuamente a las vibraciones de esta tierra. Estamos continuamente expuestos a la
información, sea a través del inconsciente
354

colectivo que entra cuando dormimos o a través de un proceso inconsciente específico


que se está grabando continuamente alrededor de nuestro cuerpo. El punto clave es que
nosotros los seres humanos somos un sistema dinámico cuya médula espinal está
continuamente respondiendo a nivel de la piel a todas las vibraciones de otras vidas
alrededor de nosotros. Los poros de nuestra piel son un sistema de interface entre
nuestro ambiente y nuestro yo interno. Como se expresó anteriormente, la información
entra a través de las aperturas de nuestra piel y es llevada a nuestro sistema nervioso
aferente-eferente, hacia arriba a través de nuestra médula, dentro de nuestro sistema
cerebral básico, sin ninguna invitación consciente de nuestra neocorteza.
Para bien o para mal, nuestro cerebro básico nos casa con nuestro medio
ambiente. Nuestra piel nos expone a información, nuestra médula espinal canaliza esta
información hacia nuestro cerebro básico. Debemos tener alguna señal que indica que
no estamos manejando o no somos amigos de esa información. Tenemos muchas señales
o muchas maneras de bloquear la información que nos llega y la respuesta de la
ansiedad es una primera, básica y saludable señal. Revisa la siguiente tabla para
volverte consciente del impacto de tu ambiente en tu sistema sensorial.

TABLA PARA TENER MAYOR CONCIENCIA

SEÑALES PARÁMETROS PATRONES


CORPORALES
Ansiedad ¿Cuáles son las principales ¿Cuáles patrones o valores
rutinas de tu día y de tu están involucrados en
noche? mantenerte dentro de estas
rutinas?
Tensión en la espalda ¿Cómo utilizas tu tiempo? ¿A cuáles valores estuviste
condicionado en tu
infancia?
Irritaciones de la piel ¿En qué espacio estás ¿Cómo se relacionan estos
trabajando? valores con el hecho de que
te mantengas en rutinas de
tensión?
Fatiga ¿Cuáles son tus lazos con BÁSICA
tu hogar? ¿Con tu trabajo, ¿Qué te va a permitir
con tu familia o con las alejarte de esos parámetros
otras áreas básicas de tu de tensión?
vida?
Epstein-Barr ¿Y qué te permitiría
acercarte a nuevos valores
y nuevas rutinas?
Fallas nerviosas
Desequilibrios
Extrañezas
Accidentes
355

Las preguntas de la tabla nos invitan a darnos cuenta de qué puede estar
impactando nuestra salud o bienestar a través de nuestra piel o nuestra médula espinal.
Nuestra piel es el registrador de todo nuestro cuerpo. No es un termómetro que registra
nuestro calor interno en relación con las tensiones o las enfermedades; por el contrario,
es un termómetro externo que registra nuestras respuestas saludables, adecuadas o
inadecuadas a la vida o a las condiciones del entorno en el cual nos hemos colocado
nosotros mismos. Hemos intentado buscar una comprensión de la enfermedad y su cura,
y hacemos bien; sin embargo, sería todavía mejor volvernos conscientes de las primeras
señales que nos comunica nuestra piel antes de que éstas se transformen en enfermedad.
La tabla anterior es una invitación a relacionar el bienestar de nuestra piel, de
nuestra espalda y nuestros nervios con aquellas rutinas que damos por sentadas pero que
pueden estar estresando nuestra salud. Nuestra respuesta a los estímulos de nuestros
padres u otros miembros influyentes de nuestro entorno conformaron nuestros valores y
nuestros patrones que luego dictaron nuestro comportamiento. A partir de estos sutiles
comienzos hemos creado las acciones o rutinas de nuestra vida: rutinas de salud, de
hogar, de familia, de relaciones, de aprendizaje, de trabajo, de diversión y de
espiritualidad.
Tenemos rutinas inconscientes. Podemos estar viviendo dentro de parámetros
sobre los cuales no decidimos conscientemente. No estudiamos esos valores o patrones
de comportamiento con nuestros ojos leyendo libros de estudio, ni con nuestros oídos
escuchando a los profesores, ni con nuestro cerebro neocortical eligiendo racionalmente
acerca de esos valores o patrones de comportamiento. Probablemente estábamos
escuchando las voces de nuestros padres, viendo o sintiendo sus comportamientos. La
totalidad de esa experiencia estaba presente en nuestro entorno y estaba siendo
comunicada inconscientemente a través de todos los poros de nuestro cuerpo. Así como
aprendimos a caminar y hablar por imitación en lugar de por explicaciones, así
imitamos los valores y patrones de comportamiento que continúan influenciando
nuestros parámetros, nuestra escogencia de rutinas y nuestras acciones.
Sentir estrés en nuestra piel, espalda o nervios puede ser el resultado de estar
restringidos continuamente, de cerrar los poros de nuestro cuerpo y los nervios de
nuestra médula espinal que por años ha estado bajo presión e imitación de
comportamientos formados en los primeros años de nuestra vida. Si las rutinas de la
vida están causándonos estrés -que va desde pequeñas señales de ansiedad hasta grandes
explosiones de debilidad y enfermedad en nuestro sistema nervioso-, es importante
cuestionar los valores o patrones
356

involucrados en mantenernos dentro de esas rutinas. Nuevamente, no deseo negar la


necesidad de asistencia médica para estas enfermedades, sólo deseo llamar la atención
sobre las distintas señales que nos envían la piel, la espalda y los nervios de manera que
podamos aplicar nuestras inteligencias del comportamiento antes de que esas señales
alcancen las proporciones serias de una enfermedad. Nuestra propia inteligencia del
comportamiento puede servirnos para protegernos antes de la enfermedad o para hacer
cambios en nuestras acciones, comportamientos y entorno conjuntamente con las
recomendaciones médicas que nos son ofrecidas.
Las inteligencias del comportamiento no sólo sirven para nuestra conciencia sino
para nuestra acción. Nuestra piel es un sistema de sensaciones: los poros sienten las
vibraciones alrededor de nosotros. Lo llamamos instinto, y muchas personas tienen una
inteligencia instintiva muy desarrollada. Entran a una habitación y pueden sentir lo que
está pasando. En una situación dada decimos que la saben manejar instintivamente:
tienen inteligencia de comportamiento -la inteligencia de la acción. ¿Será que su piel
está más alerta, más cercana a la tierra, a todo lo que está sucediendo? La piel del reptil
lo protege, le pone alerta cuando el peligro está cerca, le capacita para prepararse a
atacar aún cuando «el enemigo» todavía está lejos. Podemos no querer considerarnos
reptiles, pero podemos desear considerar tener inteligencia instintiva o la posibilidad de
que nuestra piel tiene un sistema de inteligencia que podemos llamar sensorial o
instintivo que puede guiarnos inteligentemente en situaciones de inmediatez. No
necesitamos atacar: podemos usar nuestra inteligencia básica para alejarnos.
La inteligencia de los parámetros nos invita a encontrar las muchas maneras de
rodear nuestra piel de manera que nos alimente y proteja. En el útero la piel está
rodeada y alimentada por el líquido amniótico de la placenta. El hecho de que nacemos
sanos se debe a los alrededores en los cuales fuimos alimentados y protegidos durante
nueve meses. La mayoría continúa amando el agua y nos bañamos sintiendo gran placer.
Amamos el calor y no podemos vivir sin él. Sabemos cuánto nos gusta ser abrazados o
sostenidos por brazos humanos. Sabemos lo bien que se siente ponernos nuestra ropa
vieja. No importa cuánto protesten los cercanos acerca de lo vieja o fea que está, nuestro
cuerpo la sigue buscando. El comentario «Yo creí que ya habías botado eso» siempre
recibe la misma respuesta: «¡Nunca!» Nuestra piel ha aprendido a sentirse a gusto en
ella. Cuando nos sentamos en nuestro sillón favorito nos sentimos en casa y todo está
perfecto. ¡Y qué bueno es dormir en nuestra propia cama! Lo que nos rodea nos hace
sentir seguros y nos con-
357

forta. Todos éstos son parámetros a los cuales hemos estado acostumbrados. Sin duda
nos descansan y por eso volvemos una y otra vez a ellos. Esta es la inteligencia de los
parámetros en su mejor forma.
Cuando estemos nerviosos, abiertamente fatigados o experimentando cualquier
síntoma grave relacionado con el nerviosismo o una fatiga inexplicable, regresemos a
nuestra roca, a los parámetros que nos confortan. Sin embargo, si estamos sufriendo,
puede que necesitemos retar esos parámetros. De alguna manera no nos están sirviendo.
Nuestra piel no está descansando. Los poros y los nervios están contrayéndose-
constriñéndose en lugar de relajarse y expandirse. Puede que deseemos cambiar o
experimentar nuevos parámetros, puede que sea tiempo de una salida para comprar ropa
nueva, cambiar de casa, de trabajo o tomar unas vacaciones.
Sin embargo, ir directamente a la inteligencia de los parámetros puede ser más
provechoso y a la larga darnos claves significativas de qué está yendo mal. ¿Qué
patrones o valores heredamos acerca de cuidar nuestro cuerpo? ¿Era correcto comprar
ropa bonita o debíamos estar ahorrando el dinero? ¿Están nuestros valores o patrones de
comportamiento afectando de manera adversa nuestro trabajo? ¿Es importante
únicamente tener éxito en el trabajo y menos importante crear una casa bella? ¿Qué está
pasando? ¿En nuestro comportamiento podemos encontrar los patrones involucrados?
¿Podemos intervenir el patrón o buscar patrones alternativos? ¿O será más sencillo y
podemos sólo alejarnos de esos parámetros y acercarnos a unos más protectores y
nutritivos?
Para desarrollar las inteligencias de la sensibilidad y de lo sensorial en nuestra
piel, debemos mirar hacia el uso consciente de la inteligencia de los parámetros.
Permitámonos buscar los patrones involucrados cuando algo va mal y repatronemos
para mejorar las rutinas o lo que nos rodea que está afectando nuestra piel. La
inteligencia básica es más rápida y esencial: es alejarnos del territorio que nos hace daño
y acercarnos hacia el que nos conforta y nos protege. La piel es la entrada a nuestro
sistema nervioso y su expresión. No < menospreciemos su importancia.

LA ESPALDA: EL SISTEMA CANALIZADOR DEL AMBIENTE


HACIA EL CEREBRO

Ya hemos dicho que los impulsos que se reciben del entorno son canalizados
hacia la médula espinal a través de las aperturas de la piel. Son rápida-
358

mente disparados a través del sistema nervioso que se extiende desde el tallo cerebral
del cerebro básico hacia los sistemas límbico y neocortical y por todo el resto del
cuerpo. Nuestra piel es el punto de entrada y la médula espinal es la red mayor de
canalización. Me gusta la imagen de una antena. Ya no pienso en cuidar mi espalda o mi
columna, pienso en cómo cuidaré mi antena. Es una imagen delicada y me recuerda que
en efecto, mi médula espinal está canalizando información hacia mí, tanto como la
antena de mi televisor está canalizando información en la pantalla. Volverse consciente
a este nivel profundo es intentar darse cuenta de la información que está entrando y que
mi antena está canalizando desde el mundo hacia mis sistemas cerebrales.
La inteligencia de los parámetros significa dar a esta antena o médula espinal las
rutinas de movimiento, de manera que pueda relajarse y ser flexible, dándole ritmo para
que pueda alinearse. Lo que llamamos ejercicio es movimiento y ritmo para la médula
espinal o para la columna vertebral. Un ejercicio cardiovascular sirve para calentar el
cuerpo y estimular los músculos del corazón. Sin embargo el ritmo repetitivo de
caminar, nadar, bailar, del yoga, tai-chi o cualquier otro arte marcial no sólo ejercita los
músculos sino que también alínea la columna vertebral. Nosotros, o mejor dicho,
nuestra columna vertebral se acostumbra o se vuelve adicta al movimiento continuo y al
ritmo.
Cuando tu espalda se ponga tensa, pregúntate cuál ritmo o rutina has
interrumpido. Mira hacia tu inteligencia de los patrones. Si, es posible que te hayas
torcido un músculo al levantar aquel pesado paquete, pero ¿había algún patrón operando
dentro de ti que te hizo levantarlo no estando alineada y en consecuencia te torciste el
músculo? ¿Te sentías avergonzada de estar realizando un trabajo manual? ¿Estabas
pensando en tomar unas vacaciones en lugar de estar trabajando? ¿Qué estabas
pensando o sintiendo mientras acometiste la acción? Mirando de nuevo la situación
podemos ponernos conscientes de cualquier patrón que pueda haber causado la
constricción en lugar de la expansión.
La inteligencia básica es moverse apropiadamente alineados hacia algo o
alejarnos de algo o alguien a través del día o al menos de ciertas actividades. Es la
experiencia que tenemos en esos días cuando todo va bien, cuando estamos trabajando
fácilmente, o en esos grandes momentos de alineación sea en el deporte o con los
amigos, caminando en la naturaleza o haciendo el amor.
Las inteligencias de los parámetros, de los patrones y la básica, todas, nos
ayudan a proteger nuestra médula espinal y las aperturas de nuestra piel. Como
inteligencias del comportamiento, nos capacitan a sobreponernos a la ansiedad e
interactuar de manera sensible con nuestro entorno.
359

EL ARMA SECRETA DE LA VIDA: EXPANDIRSE Y


CONTRAERSE

No importa cuál inteligencia estemos utilizando, no importa cuál sistema


cerebral esté involucrado: debemos tener reverencia con el instrumento humano.
Necesitamos respetar la integridad del instrumento: usarlo en equilibrio con el mundo
que nos rodea y tener autoestima tanto como ceder ante la importancia de los demás. La
psicología propone la importancia del «ego» y la espiritualidad nos urge a no tenerlo.
Propongo que es una cuestión de respetar toda vida como energía expandiéndose y
contrayéndose en relación a las energías de los que nos rodean. También está el aspecto
sanador de entrar de manera más profunda en la energía que nos está afectando, lo que
es estar dispuestos a entrar en los estados más contraídos o peores hábitos o
enfermedades sin criticarnos a nosotros mismos, simplemente sabiendo que de lo que se
trata, es de resonar y expandirnos más. Se trata de saber que perdí la onda que me
expandiría hacia la salud, y no es que estoy en lucha con el mundo, sino es cuestión de
descubrir la onda de energía que me ayudará y ponerme de nuevo en ella.
En términos del cerebro más profundo de la acción, yo no camino por todas
partes en un estado de plena conciencia, sino que yo camino por doquier acercándome o
alejándome. Trato de darme cuenta cuando estoy demasiado expandida y regreso de
vuelta a mí misma. Igualmente trato de salir de mi ser interior contraído para ser más
expresiva y expansiva con los demás. Por decirlo así, este proceso me sirve de guía a la
práctica de la conciencia. He encontrado que el concepto y la práctica de la expansión y
la contracción me son continuamente útiles.

La vida es energía,
y cabalgar la ola de movimiento de la vida
es lo que cura la vida.
Quedándose con la energía,
expandiéndose y contrayéndose dentro de ella.

La expansión permite que la energía viaje


hacia áreas que estaban previamente contraídas.

Soy consciente de entrar


en la ola de constricción y
montarme en ella dentro de la expansión.
360

La serpiente fue usada en símbolos de las religiones antiguas


La paloma, un símbolo religioso de la paz en nuestros tiempos
Ambos para transmitir esta
onda de movimiento
esencial.

Einstein confirma esto,


Describiendo toda vida como energía.

Toda vida es vibración.


Toda vibración es expansión y contracción.

Toda expansión y contracción tiene lugar


a diferentes longitudes de onda,
diferentes intensidades, diferentes velocidades.

Algunas las reconocemos como sonido,


algunas como luz,
algunas como estructuras físicas diferentes: planta, animal, mineral, humano,
u otras formas de vida más pequeñas
cohesionadas en forma de átomos y moléculas.

El asunto para nosotros


es entrar
expandiendo y contrayendo las ondas de energía
que aparecen en nuestra vida bajo diferentes
encabezados: salud... trabajo... placer... hogar... familia...
diversión... amigos... relaciones... amor... problemas...
oportunidades...
El asunto es:
Cuando estemos expandidos, estar dispuestos a contraernos
Cuando estemos contraídos, estar dispuestos a expandirnos
A favor de la vida.
361

CONCLUSIÓN

HACIA LA CONCIENCIA PLENA

Los límites del conocimiento se han abierto para incluir las múltiples
características de ser humanos. El concepto de inteligencia, tan valorado en nuestra
cultura occidental, podemos ahora asociarlo con los numerosos dones que nos permiten
vivir la vida de forma plena. Ahora identificamos a la espiritualidad, el arte y la
creatividad como procesos abiertos para todos a través de las inteligencias intuitiva,
espacial y asociativa.
El corazón, ciertamente, tiene cerebro, y hemos osado delinear al proceso de
amar como inteligencia afectiva. En la inteligencia de los estados de ánimo, finalmente
honramos a la oscuridad de la tristeza y de la rabia, a la par que a la grandeza del amor.
El deseo, que por tanto tiempo hemos tratado de encasillar dentro de los límites de la
razón, ha sido liberado para servir como fuego-vital que nos calienta y nos guía a través
de la existencia, como inteligencia motivacional.
Ahora sabemos que las condiciones cotidianas de la vida no son un reflejo del
destino sino más bien «una llamada de atención» para el cerebro básico. Podemos
buscar activa y conscientemente nuestros viejos patrones y cambiarlos por medio de
nuestras inteligencias de los patrones y de los parámetros. Somos libres para «movernos
hacia y alejarnos de», en un movimiento continuo, quedando claro ahora que nuestra
inteligencia básica nos permite honrar y vivir la creación en el momento presente.
Conociendo que nuestra vida humana es en realidad energía tal como toda otra
vida es, nos sentimos al fin libres de tocar nuestro propio instrumento como un
instrumento básico de creación. Llegamos a ser directores de nuestra orquesta mental —
la neocorteza, el límbico, y el básico— cada sección capaz de vibrar a través de todos
los rangos de energía, que se extienden desde lo finito hasta el infinito.
Finalmente, es importante notar que el proceso racional es el que nos ha ayudado
a superar las limitaciones de nuestra propia mente y diagramar las
362

posibilidades de estas inteligencias nuevas. Fue el proceso racional científico de los


investigadores del cerebro como Sperry y MacLean, y todos aquellos que los
acompañaron, el que descubrió las capacidades mentales del hemisferio derecho de la
neocorteza y las diferencias físicas y químicas de los dos sistemas cerebrales más
profundos. Einstein y todos los que se involucraron en la nueva física nos han permitido
entender que toda la materia es energía en diferentes estados de coherencia y vibración.
La energía es ahora nuestro terreno común. Como materia humana vibramos; los
paneles de control que denominamos nuestros sistemas cerebrales vibran; y nuestra
totalidad cerebro-mente-cuerpo vibra. Somos seres de energía. Esto nos describe más de
nosotros y de nuestro futuro potencial, que el decir que somos seres humanos. Lo que
nos une es la energía y la vibración, ya sea por longitudes de onda visibles o invisibles.
Nuestros tres sistemas cerebrales siempre han orquestado al ser humano. Lo nuevo está
en que ahora podemos saber y unirnos todos juntos alrededor de la perspectiva
unificadora de la energía y comenzar conscientemente a orquestar cada uno de los
sistemas cerebrales por medio de los procesos múltiples de la inteligencia y de la
conciencia que hemos descrito. Estoy segura de que hay muchos caminos más para ser
moldeados en el futuro y muchas sutilezas de dichas inteligencias todavía por venir.
Por el momento, podemos celebrar que nos hemos liberado del concepto
newtoniano de la materia y de nuestra propia dependencia mental de una sola
inteligencia. Nos hemos abierto para explorar la materia y la realidad como energía,
como nos preparamos para convertirnos en los orquestadores conscientes de nuestro
propio sistema vibratorio a través de las inteligencias múltiples.
Hemos visto que lo que anteriormente se llamaba el inconsciente ahora es
llamado el cerebro límbico y el cerebro básico, filtrando longitudes de energía variables,
incluyendo las realidades cuánticas. Aunque todavía tú desees continuar diciendo que no
estás consciente, debes saber que mientras estés con vida, siempre estarás presente en
uno de los tres sistemas cerebrales, vibrando dentro de cierto rango de energía.
Si quisiéramos reconocer los indicios o si ciertamente hemos experimentado
esos indicios de que existe mucho más en el cosmos de lo que estamos sintiendo
plenamente o de lo que somos capaces de expresar, debemos darnos cuenta de que
mientras estemos vivos, estamos viviendo en este cosmos, no solamente expresando,
sino también recibiendo y sustentados por todas las otras vibraciones vitales. Lo menos
que podemos hacer es no limitar este cosmos a lo que podemos percibir mental o
emocionalmente. Como sistemas vivientes de energía, estamos siendo sostenidos por
vibraciones que han hecho
363

a la tierra y al cosmos y que todavía están comprometidas en el proceso. Nos


corresponde a nosotros unirnos al proceso de manera consciente.
Siempre estamos conectados con algún aspecto del universo con el cual estamos
en sintonía en algún rango de energía, comprendido entre lo finito y lo infinito, con uno
de nuestros tres cerebros:
• Con nuestra neocorteza: podemos saber que estamos conscientes, que podemos
pensar, imaginar, recibir intuitivamente y reflejar, lo cual significa proporcionarse
feedback mentalmente.
• Con nuestro sistema límbico: podemos sentir algunos aspectos del universo. Esto
significa que nos permitimos ser afectados por algo o alguien y recibir feedback
emocionalmente.
• Con nuestro cerebro básico: incorporamos al universo. Recibimos feedback a un
nivel vibracional, sensorial y celular. Esto significa que las vibraciones literalmente
afectan nuestras estructuras básicas y físicas. Existe un estímulo de nuestro medio
ambiente y una respuesta desde nuestro sistema nervioso, ya sea que podamos' sentir
esa respuesta en nuestro sistema límbico o que seamos capaces de reflexionar sobre esa
respuesta en nuestra neocorteza.
Por lo tanto, solamente por estar vivos, estamos siempre presentes en algún
aspecto de la energía que se filtra a través de nuestros tres sistemas cerebrales. El reto
para el desarrollo humano es el estar conscientes. Creo que el mayor obstáculo para
desarrollar nuestra conciencia ha sido tratar de utilizar para tener acceso a los cerebros
límbico y básico, el mismo proceso que hemos utilizado para acceder a la neocorteza.
Como hemos visto, el proceso necesario para acceder a cada sistema cerebral es
diferente. Una diferencia particularmente importante es la de que a la neocorteza se
puede tener acceso directamente, mientras que para hacerse conscientes en los dos
sistemas cerebrales más profundos necesitamos un proceso indirecto. El permitirnos ser
afectados por algo en el cerebro límbico es un proceso indirecto por el cual la energía es
recibida antes de que podamos guiarla conscientemente por medio de las inteligencias
emocionales. El acceso al cerebro básico se logra también por medio de un proceso
indirecto de autoobservación. El ir haciéndonos conscientes de nuestro cuerpo, nuestra
conducta, nuestro yo-en-contexto y nuestros sueños, es entonces lo que nos permite
guiarnos conscientemente por medio de las inteligencias del comportamiento. Pensar,
asociar, imaginar, oír y visualizar son todos procesos directos de la neocorteza,
solamente intuir es un proceso indirecto de recibir en la neocorteza. Por lo tanto, para
hacerse
364

más plenamente consciente, debemos saber como salir de un proceso directo de energía
activa a un proceso indirecto de energía receptiva.
Si continuamos refiriéndonos a los dos cerebros más profundos como el
inconsciente, nos permitimos continuar ignorándolos, como si estuviéramos aceptando
la oscuridad de nuestra mente. El propósito del conocimiento ha sido siempre el de
superar la ignorancia. Creo que seremos capaces de superar la ignorancia solamente
siendo capaces de tener acceso a estos dos cerebros más profundos y familiarizándonos
con estas diferentes inteligencias tal como lo estamos con la inteligencia racional. El
nuevo pensador utilizará éstas y otras inteligencias en un esfuerzo para hacerse más
plenamente consciente.

HACIA UNA LEY DE CONEXIONES

La secuencia de las conexiones conocida como la ley de causa y efecto ha sido


básica para el proceso racional. Ciertamente, en la ciencia, este patrón de pensamiento
ha dado lugar a éxitos sobresalientes. El proceso de buscar la causa y determinar los
efectos ha sido sagrado para nosotros por tanto tiempo, que resulta difícil creer que no
es el único proceso que nos guía para comprender la realidad. Sin embargo, después de
estudiar los tres sistemas cerebrales a lo largo de veinticinco años, debo concluir que
causa y efecto no pueden ayudarnos a distinguir los tipos de conexiones involucrados en
las vibraciones de los diferentes sistemas cerebrales. Más aún, nuestra búsqueda
insistente de la causa realmente nos ciega ante procesos conectivos más importantes que
ocurren en todas las áreas del cerebro exceptuando el hemisferio izquierdo.
Para poder estar libres para identificar las capacidades del hemisferio derecho y
de los dos sistemas cerebrales más profundos, necesitamos una guía de mayor alcance
que la ley de causa y efecto. Yo propongo una ley de conexiones, que incluiría, por
supuesto, la ley de causa-efecto pero que también nos abriría a descripciones más
apropiadas para los procesos conectivos involucrados en cada uno de los tres sistemas
cerebrales.
Las conexiones de las inteligencias asociativa, espacial e intuitiva son
vibraciones que corresponden al azar más que a la secuencia y la causa. Por ejemplo, en
un Picasso, un aspecto de la pintura no está causado por otro. Más bien, las imágenes se
yuxtaponen en relación a cosas como tamaño, color, forma, o las muchas otras
posibilidades que ocurren dentro de la mente del artista. Las conexiones son al azar,
correspondiendo a la imaginación
365

de Picasso. Nuestro intento de analizar la razón por la cual él creó algo de cierta manera
o de buscar una causa por la cual él colocó las figuras de cierta manera es un tipo de
reduccionismo que no beneficia ni al artista ni a nosotros mismos. Nos impide ver la
riqueza de las múltiples asociaciones en vez de abrirnos a ellas.
Las conexiones del cerebro límbico se hacen a través de relaciones, a través de
orígenes, o a través de factores que no podemos describir aún, de los cuales uno podría
ser el químico. Tratar de entender las emociones por su causa en vez de por su origen
interno o por sus relaciones con muchos factores nos ha causado mucho sufrimiento.
Por ejemplo, tratar de captar la causa de una emoción nos ha llevado al acto y al arte de
culparnos unos a otros, a nuestros padres, madres, sociedad o quien sea que esté
dispuesto a escucharnos.
Una conexión tal como la de causa y efecto, que es utilizada para ser preciso, no
puede ser usada con vibraciones emocionales, las que por su naturaleza son más
generalizadas. Algunas veces profundizar en el origen de una emoción nos ayuda, pero
llamar «causa» al origen, nos puede involucrar en culpa, vergüenza, rabia e incluso
odio. Cuando aplicamos al cerebro emocional el análisis que nos ayuda en el hemisferio
izquierdo de la neocorteza, esto nos saca del camino de cualquier investigación real de
las emociones que se base en sus características únicas y nos deja en una calle ciega
pensando que sabemos salir.
La música nos presenta una analogía más clara de las emociones, aportándonos
claves sobre la tremenda variedad de conexiones que están involucradas en ellas. La
música elabora diferentes tonos e intensidades de acuerdo a escalas, que son en efecto
diversos procesos conectivos. Mi experiencia con las emociones es que ellas también
son procesos conectivos diversos, y nosotros haríamos bien en inventar un sistema de
notación que nos permitiese apreciar su riqueza. Si así hiciéramos, estaríamos más
interesados en su variedad, tonalidad, contracción y amplificación, que en sus causas.
En el cerebro básico, la aplicación de la ley de causa y efecto nos impide adoptar
una perspectiva neutra para el proceso de autoobservación tan necesario en este cerebro.
También nos inhibe de percibir la integridad y la complejidad de la experiencia. Cuando
nos adentramos en los detalles en búsqueda de la causa, podemos encontrar una raíz
pero podemos pasar por alto el árbol completo. La búsqueda de una causa única también
inhibe nuestra observación de los múltiples enlaces involucrados en el diseño y origen
de nuestros patrones. Claramente, la causa y el efecto no nos ayudan a captar
366

los movimientos continuos y sutiles de la inteligencia básica. Sería más bien como tratar
de medir las olas marinas con una regla. Tampoco nos ayuda elaborar las diferentes
conexiones involucradas en los sueños. La pregunta «¿qué causa los sueños?» no nos
ayuda tanto como preguntarnos: ¿cuáles son las diferentes conexiones hechas por las
vibraciones en el viaje desde el rango delta del cerebro básico hasta la etapa MOR1 de
la neocorteza, en donde son oficialmente reconocidas como un sueño? Estamos
buscando las causas y perdiendo los procesos. Estamos perdiendo la variedad de
conexiones necesarias para ir diagramando nuestro camino a través de la amplitud de
nuestro sistema cerebro-mente-cuerpo. Podemos celebrar haber identificado con éxito la
conexión causa-efecto que ha servido para el avance de la vida humana en este siglo.
Imagínense si pudiésemos identificar tan exitosamente otros nueve o más procesos
conectivos y ponerlos a trabajar para nuestro beneficio. Sugiero que iniciemos la
investigación sobre la posibilidad de formalizar una ley de conexiones.

LA ACCIÓN SOCIAL

¿Cuál es el impacto social de saber que somos sistemas de energía orquestados


por tres cerebros e inteligencias múltiples? Mi interés particular en trabajar con estos
tres sistemas cerebrales ha sido el de desarrollar programas educativos innovadores para
adultos. Creo que el cerebro triuno nos provee de un esquema para guiarnos y las
inteligencias múltiples son un comienzo. No puedo terminar este libro sin hacer algunas
sugerencias para la acción social basadas en mi experiencia y mi sentir profundo sobre
lo que podemos hacer.
Si queremos vivir plenamente la promesa de la vida humana, necesitamos
expandir los límites de la educación más allá de los confines de las universidades y de la
juventud. Necesitamos abrir centros de educación para adultos en todas las áreas de
nuestra vida social: negocios, religión, hospitales, clínicas, prisiones y oficinas
gubernamentales. Como parte de la educación formal, necesitamos crear escuelas para
adultos dedicadas a un aprendizaje de por vida. Las universidades se mantendrán como
grandes centros de investigación y preparación para las profesiones. Sin embargo,
también necesitamos aprender a vivir con nuestra propia naturaleza humana: adquirir las
habilida-
367

des para comunicarnos unos con otros, para expresar las emociones sin causar daño y
para respetar la integridad de las acciones y las culturas de cada uno. Necesitamos tener
un terreno común de aprendizaje, una educación básica para adultos como parte de una
infraestructura necesaria para la sociedad.
Ahora sabemos que somos sistemas dinámicos de energía en una continua danza
de vida. No podemos limitarnos a aprender información y alejarnos satisfechos. La vida
es experimentar, reflejar, y experimentar de nuevo en un proceso continuo de
aprendizaje. Cada etapa de la vida ofrece nuevos retos. Esto significa que la educación
de los dieciocho años no nos aporta mucho a los cuarenta y aún menos a los sesenta.
Cada área de nuestra vida personal también ofrece retos diferentes. Cada una de las
ocho sendas del zodíaco terrenal contiene secretos diferentes, algunas joyas, algunas
piedras, pero todas nos están esperando. La educación para el lenguaje, las matemáticas,
las ciencias y las artes liberales y la educación para ciertas profesiones, son todas muy
buenas pero no suficientes. Insuficientes porque no están continua ni directamente
relacionadas con los nuevos horizontes educativos necesarios para la industria, la salud,
la psicología, la religión, las instituciones gubernamentales e instituciones de educación
formal. Déjenme sugerir cómo las diferentes inteligencias pueden ser aplicables a esas
áreas de nuestra vida social.

La industria

La industria ya ha tomado el liderazgo al comenzar a desarrollar programas


innovadores en el área del desarrollo personal. Sin embargo, muchos problemas yacen
más allá de los cursos de entrenamiento dirigidos a los requerimientos del trabajo. El
ausentismo, la falta de motivación, las enfermedades, el estrés, y los problemas
actitudinales son áreas en las que la inteligencia emocional y la del comportamiento
ofrecen soluciones reales. Programas de desarrollo basados en estas inteligencias
podrían ofrecer un entrenamiento con una base más amplia, yendo más allá de los
límites definidos estrictamente por los requerimientos profesionales y de personal.

La salud

Un nuevo centro educativo dedicado a la salud continua necesita ser agregado a


la estructura hospitalaria actual. ¿Cuántas enfermedades podrían ser prevenidas si
existiera una educación más continua sobre la salud? Por
368

salud me refiero a la salud de la mente y del cuerpo, en la que serían ofrecidas las
diferentes especialidades de medicina, psicología y psiconeuroinmunología, a través de
cursos continuamente disponibles dictados por educadores profesionalmente entrenados.
Este tipo de servicio educativo abriría una nueva área en la cual estas disciplinas se
unirían para beneficio de todos. Separadas, como están ahora, son especialidades de
investigación e importantes en su propia unicidad. Sin embargo, existe un proceso
preparatorio adicional necesario antes de que el fruto de sus investigaciones pueda estar
disponible de forma efectiva al público. Creo que este es un proceso educativo que
actualmente no está siendo realizado por nadie. Ahora el público va tomando pedacitos
de las investigaciones dadas a conocer de forma aleatoria por los periódicos o la
televisión. Aunque esto sea mejor que nada, también está creando una confusión
considerable y a la larga podría llevar a una falta de credibilidad por parte del público.
Las informaciones dadas a conocer sobre los efectos dañinos y el valor para la salud de
diferentes alimentos son un ejemplo importante de esta falta de preparación y de la
confusión pública.
Después que un adulto ha tenido su primer encuentro con la enfermedad, debería
tener a la disposición cursos específicos para evitar la recurrencia de la misma
enfermedad u otra similar. Tales cursos podrían proveer de mucho más apoyo y
conocimiento del que puede ofrecerse con prescripciones médicas o asistencia privada.
Para que la medicina tenga una función verdaderamente preventiva necesita incluir
mucho más que cuál medicina se debe tomar o qué hacer después de una operación. La
medicina preventiva necesita expandirse para incluir cursos para las personas que han
sufrido enfermedades en cualquier órgano del cuerpo, y tales cursos deberían incluir las
tres inteligencias emocionales -la afectiva, la de los estados de ánimo y la
motivacional-, para así prevenir el regreso de una nueva enfermedad a cualquiera de los
órganos del cuerpo gobernados por el sistema límbico.
Pienso en mi padre, quien sufrió primero de úlcera, luego una colostomía, luego
dos ataques cardíacos, antes de sufrir un derrame cerebral. Aparentemente murió antes
de caer al suelo. Las palabras del médico fueron: «fue como si una luz se apagó; nunca
supo lo que le estaba ocurriendo». Ya es tiempo para que sepamos lo que está
ocurriendo. Ahora que estamos mucho más conscientes de las conexiones de todos los
órganos con el cerebro límbico interconectados en un solo sistema, ya es tiempo de
compartir estas noticias con el público. Esto significaría que cuando un órgano está
enfermo o se ha dañado, los pacientes aprenderían acerca de todo el sistema límbico
para
369

así poder estar alertas ante una señal de cualquier órgano de su cuerpo. Las
investigaciones cerebrales recientes hacen ahora que dichos cursos puedan ser una
posibilidad real tanto como una necesidad.
Los pacientes con enfermedades relacionadas con el sistema nervioso y los
pacientes con el virus del SIDA deberían recibir cursos sobre las inteligencias del
cerebro básico para saber cómo cuidar mejor su sistema nervioso en la vida diaria. De
acuerdo a un gastroenterólogo venezolano, Isidoro Zaidman2, y Candace Pert,
destacada investigadora de la química y las emociones, frecuentemente citada en los
capítulos de la inteligencia emocional, ahora sabemos que los químicos cerebrales son
capaces de influir sobre las células del sistema inmunológico. Por consiguiente, los
individuos necesitarían saber que su salud con respecto al cáncer, SIDA, o cualquier
otra enfermedad relacionada con el sistema inmunológico, requiere aprender cómo
gobernar conscientemente sus cerebros límbico y básico para poder acceder a sus
propios químicos naturales. El hecho de que los químicos naturales están siendo
descubiertos en esos dos cerebros debería ser importante para aquellos interesados en la
salud, ya que esto implica que podamos ser capaces de producir nuestra propia
quimioterapia antes de necesitar la quimioterapia médica.
Los hospitales y los médicos pueden ayudar a abrir una frontera educativa sobre
la salud continua, pero necesitamos recordar que mantener nuestra salud tiene que estar
en nuestras manos. Hemos aprendido a mantener nuestros hogares y nuestros
automóviles, dejando la salud al azar o a la crisis, y en ese momento es que recurrimos a
la ayuda médica. Uno de los puntos favoritos del Dr. Zaidman es que es importante para
el médico y el paciente trabajar juntos como un equipo y tener conciencia de lo que el
individuo puede hacer y de lo que puede hacer el médico.
Mi sueño es que cuando los pacientes dejen el hospital, entre sus papeles de
salida haya información sobre cursos de autocuidado. Es bien conocido que la conducta
humana usualmente no cambia hasta que ocurren las crisis. Yo creo que unidades
educativas en los hospitales podrían hacer mucho para cambiar nuestro
comportamiento. Concibo los hospitales como unos hoteles de segunda oportunidad,
que proveen un lugar y tiempo para cambiar nuestras viejas actitudes acerca de la salud.
Cuando experimentamos una crisis en nuestros cuerpos físicos, muy probablemente
estaremos abiertos a escuchar de nuevo y listos para aprender nuevos enfoques.
370

La psicología

Creo firmemente que la neurología unida a la perspectiva de la nueva física, nos


aporta nuevos horizontes que nos permiten ver la vida humana de maneras muy
diferentes a aquellas proporcionadas por las perspectivas patológicas de hoy. Y no es
que la patología no nos haya sido útil, sino que nos ha hecho daño al no ofrecernos
también los caminos hacia la mejoría y la prevención. Ha sido útil para tratar los casos
más urgentes y difíciles, tal como el modelo médico ha servido para tratar lo más
urgente. Sin embargo, amplificar de las capacidades del ser humano por medio de las
inteligencias múltiples ofrecería un modelo educativo preventivo como nuevos caminos
para el desarrollo.
Para ser más precisa, la educación necesita unirse a la psicología para ofrecer
cursos en capacidades mentales, emocionales y del comportamiento antes de que el
individuo caiga en dificultades serias que ciertamente requerirán un especialista en
psicología. Tanto los terapeutas como los médicos necesitan ser entrenados para poder
impartir estos cursos aunados a las terapias privadas y grupales, o las clínicas
psicológicas necesitan incorporar un educador para ofrecer los cursos necesarios.
Creo que podemos ofrecer cursos básicos sobre cómo relacionarse por medio de
la enseñanza de la inteligencia asociativa, enseñando a utilizarla para pensar
apreciativamente. Tales cursos deberían incluir también las inteligencias emocional y
del comportamiento, esta última haciendo énfasis sobre los patrones familiares. Cada
pareja necesita saber que tarde o temprano los patrones difíciles de sus seres queridos,
como también los suyos propios, aparecerán durante su matrimonio y serán difíciles de
manejar. Arrastramos nuestra herencia de generaciones pasadas a nuestras nuevas
relaciones. Aunque decimos que nos divorciamos debido a la falta de amor, resulta triste
confundir las huellas de las generaciones pasadas con la falta de amor en el presente. Si
los patrones de una persona entran en conflicto con los patrones de otra persona, es una
cuestión de herencias diferentes y no una cuestión de amor. La inteligencia de los
patrones necesita ser incluida en todos los cursos prematrimoniales.

La religión

Las religiones poseen la clave para muchos de los valores de nuestra sociedad.
Sin embargo, muy a menudo esos valores no son vividos sino más
371

bien producen culpa y rechazo que a la larga pesan demasiado en la energía de cada ser
humano y contribuyen a acciones destructivas. En vez de condenar a la gente por la
dificultad humana de tratar de vivir esta realidad finita, necesitamos religiones que se
abran a sí mismas a un espectro educativo más amplio en el cual los valores del pasado
y la belleza de lo infinito sean integrados con las realidades y dificultades del presente.
Este modelo de las múltiples inteligencias también sirve como un mapa para
programas relacionados con las doctrinas religiosas y los valores. Enseñar las
inteligencias emocionales es enseñar a amar. La inteligencia afectiva nos abre a amar
cualquier cosa o persona en nuestro medio ambiente, la inteligencia de los estados de
ánimo nos lleva a amarnos a nosotros mismos, y la inteligencia motivacional nos enseña
a amar la vida. Enseñar las inteligencias del comportamiento, de los patrones y de los
parámetros, así como también la inteligencia básica, es enseñar a los individuos cómo
traer paz a su propia vida. El amor y la paz, tan centrales en las doctrinas de todas las
religiones, tienen que permear desde el cerebro del pensamiento hacia abajo, hacia el
cerebro emocional y el cerebro de la acción de cada individuo para que la misión
religiosa pueda tener éxito.

El gobierno

Para que sobreviva la democracia, debemos estudiar seriamente cómo incluir,


dentro de su marco de referencia y sus instituciones, el conocimiento que ahora
poseemos del cerebro límbico y del cerebro básico. Por ejemplo, el patrón que tenemos
de apoyarnos en un único líder, es nuestra herencia de imperios antiguos, desde iglesias,
reyes, y más recientemente militares. Tenemos que saber que este patrón de
dependencia en una sola persona fuerte está todavía dentro de nuestro sistema cerebral y
debe ser tomado seriamente en cuenta. La historia se repite a sí misma debido a que el
patrón es recordado por el cerebro humano. Debemos establecer unos nuevos
parámetros para así inhibir este patrón y guiarnos hacia algún otro. Si lo dejamos de su
cuenta podemos contar con su reaparición.
Las instituciones democráticas dependen de representaciones verbales y solución
de problemas de una manera muy neocortical. Sin embargo, a menudo las pasiones nos
hacen impacientes, incluso deseosos de cambios o de derrocar «un gobierno de
palabrerías». Los políticos siempre nos han ofrecido promesas verbales neocorticales.
Con la llegada de la televisión, sin embargo, resulta fácil enfocar la cámara sobre todas
las promesas que nunca
372

son llevadas a la acción: los huecos que no han sido reparados, el costo de la vida que
no ha bajado, la violencia que todavía no ha sido controlada, y el hambre que aumenta
en vez de disminuir. El verdadero punto está en que hay una gran distancia entre las
palabras de la neocorteza y la acción del cerebro básico. Más específicamente aún, las
instituciones democráticas deben considerar seriamente el cumplimiento de las
promesas como una prioridad. Quizás en las democracias, las personas deberían ser
capaces de elegir sus ministros del gabinete directamente, en vez de elegir solamente a
su presidente, de manera tal, que sea posible considerar directamente responsables a
aquellos que fallan en no actuar de acuerdo a sus promesas anunciadas.
La resolución de conflictos nos ha acercado al éxito en la mediación, pero
algunas veces el éxito ha sido de corta duración debido al sentimiento de odio que no se
toma en cuenta en los acuerdos verbales. Es comparable con curar superficialmente una
herida y dejar que la infección continúe su viaje a través del cuerpo. Las emociones y
pasiones reflejan una información vital sobre el dolor humano. Si están hirviendo
debajo de la superficie, a pesar de lo que diga la neocorteza, el conflicto no se sana.
Necesitamos agregar un enfoque límbico a la resolución de conflictos.
Las drogas y las prisiones son dos áreas específicas de responsabilidad en las
cuales las inteligencias múltiples pueden ser de gran utilidad para las instituciones
gubernamentales. Cualquier esfuerzo para educar o rehabilitar a la población de las
prisiones tiene que incluir, por lo menos, a las inteligencias de los estados de ánimo y de
la motivación, así como también un entrenamiento completo en las inteligencias del
comportamiento.
La repetición de nuestros comportamientos es la manera fundamental de darnos
seguridad. La seguridad es supervivencia y la supervivencia es una ley básica de la vida.
Por consiguiente, con el nuevo conocimiento del cerebro básico, debemos darnos cuenta
que los criminales y el resto de nosotros vamos a repetir conductas hasta que seamos re-
entrenados en nuevas conductas. Solamente un sistema de soporte con nuevos
parámetros ayudará a producir el cambio. El castigo sólo sirve para profundizar el
resentimiento en el cerebro límbico, haciendo que el próximo acto criminal sea más
intenso y más precisamente dirigido. A menos que el viejo comportamiento sea re-
entrenado, este aumento de la venganza emocional solamente aumenta el crimen.
La investigación sobre los químicos naturales del cerebro límbico debe ponernos
en aviso de que el problema de las drogas es un problema cerebral.
373

Consumimos drogas ya sea para excitarnos o para relajarnos. Podemos eliminar nuestra
dependencia de drogas artificiales aprendiendo a tener acceso a nuestros químicos
naturales cerebrales con la utilización de las inteligencias afectiva y de los estados de
ánimo. Las inteligencias emocionales son entrenamiento básico para la rehabilitación de
la droga.

La educación

Aunque son necesarios múltiples cambios en la educación, hay seis áreas que, de
acuerdo a mi experiencia, tienen prioridad: un centro para el desarrollo de la
inteligencia, escuelas primarias, la educación de los adolescentes, la administración
educativa, la educación para los adultos y la educación para los padres.
Un centro para el desarrollo de la inteligencia. Para mí, la prioridad más urgente
es la de comenzar cursos sobre las inteligencias múltiples. En la actualidad la mayoría
de los sistemas educativos esperan que el estudiante aprenda a pensar siguiendo y
memorizando los contenidos de diferentes materias a lo largo de un período que vá
desde doce a dieciséis años. Ciertamente aprendemos una amplia variedad de
contenidos de muchas materias, pero nunca nos hacemos conscientes de los procesos de
aprendizaje involucrados. Solamente ciertos cursos a nivel universitario enseñan el
pensamiento crítico basado en el proceso racional.
Una de las muchas reformas claves para la educación básica, secundaria y
universitaria es la creación de un centro que enseñe cómo aprender en cada uno de los
tres niveles. Lo fundamental del currículo no es una cuestión de aprender más lenguaje
y matemáticas mezclados con ciencias y literatura. Ni tampoco es un asunto de una
combinación especial de cursos para producir un estudiante bien balanceado. Más bien,
es cuestión de desarrollar un centro en el cual se ofrezcan cursos sobre aprendizaje, sean
estos llamados «epistemología», «aprendiendo a pensar, sentir y actuar» o «aprendiendo
a aprender». Un centro tal para aprender a aprender podría basarse en esto que yo
presento, como también en otros modelos de inteligencias múltiples que están
disponibles actualmente. Deseo especialmente mencionar a Howard Gardner de la
Universidad de Harvard, quien fue el primero en traspasar el umbral de la inteligencia
única con su propuesta de las múltiples inteligencias; Robert Sternberg de la
Universidad de Yale, cuya presentación de una mente triárquica enfatizó sobre tres
inteligencias diferentes; Rachel Lauer, cuyo Centro Aprendiendo a Aprender en la
Universidad de Pace continúa
374

abriendo campos nuevos en la epistemología; y Edward De Bono en Inglaterra, que nos


llevó a adentrarnos en el hemisferio derecho con su propuesta del pensamiento lateral,
incluso antes de que las investigaciones sobre el cerebro estuvieran disponibles. En
Venezuela, deseo mencionar el trabajo sobre la inteligencia elaborado por Luis Alberto
Machado, exMinistro para el Desarrollo de la Inteligencia, en el cual fueron incluidos
especialistas tanto de su país como de Israel, Europa y Estados Unidos.
Tanto los administradores como los maestros pueden unirse para abrir un centro
para el aprendizaje, con el propósito de que ellos estudien en él, antes de llevarlo a nivel
de los estudiantes. Espero que este libro pueda servir como guía de estudio. Grupos de
administradores, maestros y padres estudiando una inteligencia al mes podrían
eventualmente producir unos resultados de largo alcance.
Escuela primaria. Un segundo cambio necesario en la educación es el de añadir
las inteligencias del hemisferio derecho a la ya existente inteligencia racional del
hemisferio izquierdo. Más específicamente, el pensamiento asociativo y el pensamiento
espacial visual y asociativo no son un lujo sino una necesidad si queremos prevenir lo
que actualmente llamamos niños con problemas de aprendizaje o de bajo rendimiento,
así como prevenir el alto porcentaje de estudiantes que abandonan la escuela tan pronto
como llegan a la edad legal de los dieciséis años. Estoy convencida que un gran número
de estos niños abandonan la escuela debido a que tienen un hemisferio derecho más
fuerte que el hemisferio izquierdo, lo que hace que sean incapaces de tener éxito en
nuestro sistema educativo secuencial. Si queremos educarlos, tenemos que abrir nuestro
currículo secuencial, al menos en la lectura y las matemáticas, para incluir formas
visuales y asociativas de aprendizaje.
El fin de una educación primaria en una sociedad democrática debe ser dar algún
nivel de éxito para todos los estudiantes. Esto no puede alcanzarse con presión ni con
propaganda política, sino sólo cambiando la estructura de grupo que hemos heredado de
una Alemania del siglo diecisiete. Por estructura de grupo me refiero al aula de clases
usual en la cual los estudiantes están bajo la autoridad de la misma persona que enseña
la misma materia de la misma manera a todo el grupo, y que «gane el mejor». Los
mejores hemisferios izquierdos son los que ganan, pero muchos estudiantes con
fortaleza en el hemisferio derecho se van resintiendo y se molestan por haber sido
etiquetados como estudiantes de segunda clase. Su dolor y resentimiento son entonces
arrastrados hasta la escuela secundaria, hasta las drogas, el crimen, y de allí en adelante
considerados ciudadanos de segunda clase en las calles
375

y prisiones. Estoy convencida que la mayor causa del crimen, las drogas y la violencia
es la estructura de la escuela primaria que siembra amargura, celos y resentimiento entre
aquellos etiquetados como perdedores. Nuestro nuevo conocimiento de los sistemas
cerebrales límbico y básico hace imperativo que descubramos una nueva estructura que
le proporcione a todos los estudiantes una oportunidad justa para tener éxito en algo que
les será útil en sus vidas. La sociedad no puede permitirse enseñarle a las personas que
crean que son estúpidas y luego dejarlas para que ventilen su rabia indiscriminadamente
, cuando menos lo esperamos.
Yo invito a los administradores, maestros, y padres de cada escuela que se unan
para estudiar el sistema de los tres cerebros y sus implicaciones en la educación, con el
propósito de proponer nuevas estructuras para la escuela primaria. Una estructura de
grupo con un solo maestro no puede tener éxito en la educación de los tres cerebros.
Unámonos todos en un esfuerzo para inventar y ensayar una nueva estructura en la que
los sistemas de los tres cerebros y de las inteligencias diversas sean respetados.
El cerebro límbico y la adolescencia. Otro cambio importante en la educación
debería ser enseñarle a todos los estudiantes que tienen un cerebro límbico. Esto debería
llevarse a cabo antes de que sus glándulas pituitarias se abran a los cambios químicos
que se dan en el cerebro durante la adolescencia. La inteligencia de los estados de ánimo
debería enseñarse antes de los once o doce años, cuando los niños se vuelven capaces de
conseguir armas para expresar su rabia violentamente o capaces de encontrar cocaína
que les permita liberarse de sus sentimientos de tristeza y pérdida de poder. Resulta vital
para nuestra sociedad que los jóvenes aprendan a gobernar sus emociones si es que
deseamos tener éxito en lograr cambiar el consumo de drogas y alcohol, el embarazo de
adolescentes, o la violencia en nuestras calles, escuelas y familias. Los adultos, por
supuesto, necesitan aprender esto simultáneamente con nuestra juventud. Sin embargo,
dejar expuestos a los adolescentes a su propio cerebro límbico, aunado a la publicidad
sexual y de drogas de la televisión, me parece extremadamente doloroso para nuestra
juventud; así como también irresponsable por parte de los educadores.
Administración de la educación. Nada cambiará en el sistema escolar a menos
que sea permitido y apoyado por los administradores y los legisladores responsables del
financiamiento para la educación. Resulta esencial que las inteligencias múltiples
influyan sobre aquellos que son relevantes en las oficinas gubernamentales encargadas
de diseñar el currículo para las escuelas básicas y secundarias. Este modelo de las
inteligencias múltiples puede
376

también servir como una guía referencial para evaluar hasta qué punto las escuelas están
educando los tres sistemas cerebrales.
Las grandes compañías han buscado asegurar los cambios por medio de la
creación de departamentos de investigación y desarrollo dentro de las propias
compañías. Creo que los sistemas escolares y los gobiernos locales que controlan los
fondos necesitan hacer lo mismo. Cuando nuevas ideas bombardean a las escuelas desde
afuera de la administración, la norma es defenderse. El reptil defiende el territorio. Sin
embargo, si las sugerencias salen del departamento de administración, entonces los
administradores pueden identificarse con los nuevos programas y luchar a favor del
cambio en vez de ir contra éste.
Escuela para adultos. Los centros educativos para adultos son estructuras que
necesitan ser añadidas para comunicar la necesidad del aprendizaje a lo largo de la vida.
La televisión, las revistas populares y la terapia privada al alcance de los adinerados no
son suficientes para crear la infraestructura de aprendizaje que debe estar disponible
para todos a lo largo de nuestra vida. Las habilidades para comunicarse, relacionarse y
respetarse unos a otros son básicas para desarrollar una sociedad segura y nutritiva.
Escuela para padres. Resulta incomprensible que el padre o la madre, el maestro
más influyente durante toda nuestra vida, no sea educado ni apoyado por la sociedad.
Los padres son dejados a su propia suerte para descubrir el arte de ser padres en cada
nueva etapa del desarrollo de sus hijos. El rol de padre cambia drásticamente de ser
altamente protector en la infancia a la necesidad de ser altamente relacional en la
adolescencia.
Cuando nos acordamos de los trillones de células de la neocorteza, sensibles y
dispuestos para las conexiones desde los años más tempranos, ¿existe algún padre que
no quisiera saber qué significa esto para la educación temprana de un niño? Aunque el
entrenamiento de los esfínteres y de la conducta pueden ser importantes, también lo es
el desarrollo potencialmente rico de la neocorteza. Y durante esos «terribles dos años»,
¿es que tenemos que adoptar una eterna lucha, imprimiendo profundamente la palabra
NO y no sabiendo como grabar la alternativa del SI? La inteligencia motivacional y la
de los estados de ánimo se hace una realidad a la edad de dos años. Es entonces cuando
los padres necesitan saber cómo estimular el deseo y la satisfacción tanto como enseñar
seguridad. Las huellas que continuamente se registran en el cerebro básico del niño
indican una necesidad de conocer cómo crear un medio ambiente apropiado desde los
primeros años.
377

He mencionado solamente unos pocos temas relacionados con los años


preescolares y el cerebro. Sin embargo, los padres continúan siendo la influencia de
aprendizaje más importante a lo largo de la vida de una persona: en la escuela, en el
matrimonio y en el desarrollo de nuevas familias.
Podemos hablar todo lo que queramos acerca de cómo mejorar las familias, pero
yo creo que la mejoría comienza con la creación de una educación para los padres que
ofrezca un apoyo continuo al liderazgo de las familias en todas las etapas del desarrollo
humano. La educación directa y el reconocimiento de los padres es otro discurso
importante en una nueva infraestructura para la sociedad.
Estos llamados a la acción social tanto en la industria, como en la salud, la
psicología, la religión, el gobierno y la educación son algunos de los puntos que me han
preocupado durante mis años de estudio del cerebro triuno. Lo que realmente
necesitamos es la creación de un comité especial para estudiar el significado del cerebro
para la vida social e institucional. Todas las referencias en este libro sobre las
características que afectan a los individuos tienen sus implicaciones sociales. Así como
existe una neocorteza, un cerebro límbico y un cerebro básico para cada persona,
también hay uno para cada institución y cada nación. Todo país tiene un cerebro básico,
un cerebro límbico y un cerebro neocortical, que si fueran observados como tales
permitirían actuar diferentemente en muchas situaciones. Espero que este libro pueda
ayudar a los comités ya existentes a comenzar a estudiar las implicaciones del cerebro
triuno en los asuntos nacionales e internacionales.

LA ACCIÓN INDIVIDUAL

Sé que todas las inteligencias son útiles para el individuo, pero no puedo
terminar este libro en paz sin sugerir ciertas inteligencias para individuos involucrados
en momentos difíciles de su vida.
Mi corazón se vuelca sobre aquel hombre que hoy está en un hospital
profundamente amenazado por el cáncer. Él ha analizado sus sentimientos y los ha
enmarcado dentro de un patrón de obligación y de sufrimiento en vez de darse a sí
mismo tiempo para sentirlos. Nadie le ha dicho que sus emociones están llevando una
información de importancia de vida o muerte al resto de su cuerpo.
A todos aquéllos que no son capaces de sentir sus emociones o que están
sufriendo de depresión, cáncer, o cualquier otra enfermedad de algún
378

órgano, yo les pido específicamente que presten cuidadosa atención a su inteligencia


afectiva y hagan práctica constante de la inteligencia de los estados de ánimo.
A todos aquéllos que sufren de depresión, les pido que aprendan a tratar con la
tristeza y la rabia, así como también comprender la importancia de la inteligencia de los
patrones.
A todos aquéllos que sufren por problemas de alcohol o drogas, les recomiendo
que estudien las tres aperturas límbicas, así como también todas las inteligencias
emocionales y del comportamiento. .
A los artistas que luchan por aumentar su creatividad y no creen que es posible
tener al mismo tiempo orden en sus vidas, los invito a estudiar la inteligencia de los
parámetros.
A los intelectos brillantes, les recomiendo encarecidamente que crucen hasta su
hemisferio derecho y, utilizando las palabras «como si fuese verdad», estudien la
inteligencia asociativa e inicien un procedimiento de meditación de forma regular para
anclar su inteligencia intuitiva. Cuando deseen involucrarse de manera más profunda en
sus emociones, les sugiero comenzar con el territorio de las emociones.
A mis queridos amigos de los países latinoamericanos, que han heredado de sus
ancestros españoles el gran amor por las palabras y que han añadido a ello su propia
combinación de sol y «salsa», que les ha permitido expresar más sus sentimientos que
aquéllos que vivimos en el norte, les sugiero que podrían mirar de nuevo a su cerebro de
la acción, y estudiar específicamente la inteligencia de los parámetros. Yo creo que el
cerebro básico es particularmente importante en la construcción de un sistema de
gobierno democrático.
A los padres, es importante que estén atentos de que el cerebro límbico "explota"
con la apertura de la glándula pituitaria en la adolescencia. Mientras mejor entiendan y
puedan orquestar sus propios cerebros emocionales, mejor podrán modelarlo a sus hijos
y tal vez prevenir el intenso antagonismo actualmente asociado con la adolescencia.
También es importante estudiar la inteligencia de los patrones para comunicar a los
hijos los patrones que ellos han heredado de ustedes y de sus abuelos. Desde los
primeros años pueden enseñarles la inteligencia de los parámetros, enseñándoles cómo
establecer su propio espacio en el hogar, y permitiéndoles vivir su inteligencia básica
dentro de esos parámetros. Quizás lo más esencial es enseñar a los niños desde sus
primeros años que saber lo que ellos quieren y cómo se sienten acerca de las cosas es
tan vital a su crecimiento, como pensar e imaginar. Enseñarles
379

que todos los deseos no necesitan ser satisfechos, pero que sí necesitan ser honrados,
alentados y apoyados. A medida que los niños crecen, ayudarlos a satisfacer sus propias
necesidades es una función paternal tan importante en relación al cerebro límbico, como
enseñar valores es importante en relación al cerebro básico.
A cada educador, le pido encarecidamente que se abra a sí mismo y abra sus
clases a estas inteligencias.
A cada lector le pido que estudie estas inteligencias y las practique cuando lo
considere apropiado.

Las diez finalistas

A cualquier lector que pueda considerar este libro muy largo, muy complicado o
que requiere mucho esfuerzo o tiempo, mi gesto de simplicidad es ofrecerles mis diez
acciones favoritas que ciertamente me guían en el diario juego de mi vida. '
Básica. Decide acerca del valor que la vida te proporciona. Pon tu respuesta en
pocas palabras, en un símbolo, o en cualquier forma que te parezca personal. Saca la
cara por la vida según la valoras.
Patrones. No reniegues de la oscuridad. Después de encender una vela,
encuentra el patrón involucrado en la dificultad y cámbialo.
Parámetros. Protege un ritmo, rutina o ritual que amas, concediéndole más
tiempo y espacio en tu vida diaria o semanal.
Motivacional. Identifica cinco cosas que te excitan y utilízalas como fósforos
para encender tu vida.
Estados de ánimo. Aprende a obtener algo valioso de una experiencia de tristeza
o rabia.
Afectiva. Utiliza diez minutos cada día para amar algo que aprecias de alguien,
de tu medio ambiente o de ti mismo.
Racional. Una vez a la semana o al mes, trata de entender algo que te molesta en
tu vida diaria. Busca una solución y practícala cuidadosamente.
Asociativa. Asóciate cada día con alguien o algo que quieres o aprecias.
Espacial. Escoge unas pocas palabras, una imagen o sonidos que puedan
inspirarte y guiarte. Colócalos en tu medio ambiente para enriquecerte.
Intuitiva. Practica diariamente la meditación o la quietud.
Espero que este libro haya ayudado a convencerte del esplendor de la creación
humana. Es precisamente esta creación la que ahora debemos honrar
380

y desarrollar como un recurso para nuestro planeta. Nuestra nueva construcción es


humano por humano, no piedra por piedra. Te invito a ser parte de una red humana
dedicada a cuidar y celebrar cada vida con el propósito de mejorar toda vida en este
planeta. Por favor invítate y luego organízate para apoyarnos mutuamente en esta red de
dimensión finita e infinita.
NOTAS

1. Movimiento Ocular Rápido (en inglés REM, Rapid Eye Movement).

2. Isidoro Zaidman, conversación con la autora, abril, 1994.


381

RESUMEN DE LAS DIEZ INTELIGENCIAS

PARTE I

Inteligencia racional

Definición:
Razonar, explicar y conectar los pensamientos secuencial y lógicamente.

Objetivo principal:
Ser capaz de cuestionar cualquier cosa. Ser capaz de construir e inventar.

Características principales:
Relaciones de causa-efecto. «Si esto sucede, entonces...».
Uso de las razones, conexiones lógicas y exactas, y un procedimiento secuencial.

Rango de vibración:
Tono regular al hablar.

Cómo comenzar:
Estudia los datos, duda y cuestiona cualquier totalidad hasta conseguir sus
partes.
En la segunda fase construye una nueva totalidad a partir de las partes.

Acceso a través del habla:


Yo pienso... Yo sé... En mi opinión... Yo creo... Si... entonces o por lo tanto... El
próximo paso es...

Dificultades. Trata de evitar:


Aplicación precipitada y parcial a seres humanos.
Crítica automática.
La duda persistente.
La crítica sin crear alternativas y construir nuevas soluciones.

Usos especiales:
En la ciencia y filosofía. Libertad política y democracia. Libertad personal.
382

Inteligencia asociativa

Definición:
Vincular, asociar o relacionarte con aquello con lo que te quieres asociar.

Objetivo principal:
Descubrir, crear y dar significado.

Características principales:
Asociación libre.
Saltos mentales.
Conexiones múltiples.
Yuxtaposición.

Rango de vibración:
Desde el tono regular del habla hasta altas velocidades.

Cómo comenzar:
Inhibir conceptos, conclusiones y decisiones para abrirse a procesos continuos
de expansión.

Acceso a través del habla:


Parece posible que... Me acuerda de... Lo que me gusta es... Como si...

Dificultades. Trata de evitar:


No ser capaz de llegar a un cierre, decisión o conclusión. Perder de vista el
próximo paso.

Usos especiales:
Libertad mental exquisita.
Ser capaz de apreciar algo de toda persona o cosa.
383

Inteligencia espacial visual o auditiva

Definición:
Ver u oír imágenes interna o externamente.

Objetivo principal:
Ser capaz de visualizar o escuchar lo ideal o lo posible antes de proceder a
actuar.

Características principales:
Espacial más que lineal.
No es necesaria la conclusión.
Presente o futurista.
Real o imaginaria.

Rango de vibración:
Tridimensional.
Rango medio. .,

Cómo comenzar:
Cierra los ojos y enfoca un punto entre tus ojos o con los ojos abiertos, sin
etiquetas ni nombres, mira directamente un objeto. Mira su contorno o mira el espacio
entre los objetos. Espera oír...

Acceso a través del habla:


Se ve como... Se oye como... Lo que veo o escucho es... La imagen que tengo de
eso es... Parece que... Imagino que...

Dificultades. Trata de evitar:


Atemorizarte con imágenes o sonidos considerados negativos.
El miedo.

Usos especiales:
Deshacerte del aburrimiento.
Mejorar la memoria.
Pre-planificar.
Entretenimiento interminable y sin costo.
Creatividad en el trabajo de artistas o músicos.
384

Inteligencia intuitiva

Definición:
Saber desde adentro, por percepción directa, sin procedimiento conocido, sin
razones.

Objetivo principal:
Evitar dinámicas externas.
Escuchar a distancia.
Tener acceso a las ondas cerebrales más altas y rápidas.

Características principales:
Quietud.
Dejar pasar.
Afinación.
Recepción.

Rango de vibración:
Interno. Muy fino. Alta velocidad.

Cómo comenzar:
Abrirte a un sistema de creencias de múltiples realidades. Observarte a ti mismo.
Buscar más allá de los límites de ti mismo. Involucrarte en la oración o meditación.

Acceso a través del habla:


Me imagino... Me pregunto... Mi corazonada es... ¿Tú supones que... ? ¿Es
posible que...?

Dificultades. Trata de evitar:


Recibir demasiada información.
Perder interés en la realidad cotidiana.
Desprenderte de lo terrenal.

Usos especiales:
Vistazos de Dios.
Quietud.
Recibir información.
385

PARTE II

Inteligencia afectiva

Definición:
Ser afectados por una experiencia, ideas, objetos, imágenes, intuiciones,
situaciones, sentimientos, música, arte, personas o por cualquier otro aspecto de la vida.

Objetivo principal:
Mantenerse conectado con la vida física.

Característica principal:
Calidez.

Rango de vibración:
Muy lento.

Cómo comenzar:
Ve despacio.
Si es posible, deja de hablar.
Déjate envolver por...

Acceso a través del habla:


Te amo. Me siento afectado por... Realmente me conmueve que... Lo que me
llega es... Me impresiona...

Acceso a través de la imagen:


Visualiza cualquier situación, engrandécela en la pantalla de tu mente y deja que
te afecte.

Acceso a través de tu cuerpo:


Enfoca cualquier área de tu cuerpo.
Mantén el foco hasta percibir sensaciones.
Pon atención a cualquier señal que puedas llamar dolor o placer.

Dificultades. Trata de evitar:


Perderte en emociones dolorosas.

Usos especiales:
Energizar tu cuerpo.
Profundizar en la empatía, el amor y la compasión.
386

Inteligencia de los estados de ánimo

Definición:
Entrar y salir de cualquier estado de ánimo, sea que consideres la experiencia
como dolorosa o como placentera.

Objetivos principales:
Acceder a las regiones medias más profundas de tu cerebro.
Ayudar a expandir y contraer las vibraciones para la salud de tus órganos.
Adquirir la información contenida en forma de emociones.
Acceder a los químicos naturales del cerebro.

Características principales:
Variación.
Tonalidad.
Disonancia.
Resonancia.
Temblor.
Risas y lágrimas.

Rango de vibración:
Desde rangos lentos y gruesos hasta vibración caótica hasta vibración fina, de
alta velocidad.

Cómo comenzar:
Reconceptualiza las emociones.
Desconéctate del pensamiento racional de causa-efecto.
Siéntete libre de sentir sin expresar, concluir o actuar.
Pregúntate cómo te sientes a medida que enfocas dentro de tu cuerpo.

Acceso a través de la palabra:


Yo siento... Estoy sintiendo...

Dificultades. Trata de evitar:


La acción inmediatamente ligada con sentimientos.
Conclusiones basadas en emociones.
Autocrítica.

Uso especial:
Saborear la vida.
387

Inteligencia motivacional

Definición:
Saber lo que te mueve y ser capaz de guiar ese movimiento.

Objetivo principal:
Sostener tu vida.

Características importantes:
Insistencia.
Búsqueda.
Continuidad.
Entusiasmo/Excitación.
Calor.

Rango de vibración:
Profundo e intenso.

Cómo comenzar:
Permítete sentir.
Permítete querer.
Conoce lo que te excita.
Busca la chispa.

Acceso a través de la palabra:


Yo deseo... Yo quiero... Me gustaría... Lo que me mueve es... Lo que realmente
me cautiva es... Lo que yo amo es... Mi verdadera pasión es...

Acceso a través del cuerpo:


Siente las señales de placer que te entusiasman.

Dificultades. Trata de evitar:


Rendirte.

Usos especiales:
Ser capaz de escoger, dirigir y guiar tu vida.
Obtener lo que quieres.
388

PARTE III

Inteligencia básica

Definición:
Acercarse y alejarse de algo o alguien, libre y apropiadamente.

Objetivo principal:
Darte libertad, salud y conciencia.

Características principales:
Energía neutra.
Algunas veces reconocible sólo después de haber concluido el proceso de
alejamiento o acercamiento.

Rango vibracional:
Sutil, casi irreconocible.
Cuando está consciente, es delicada, instintiva, sensorial y en concordancia con
la retroalimentación.

Cómo comenzar:
Comienza silenciosa y conscientemente.
Despégate.
Muévete lento y suavemente.
Afirma y guía tus movimientos conscientemente.
(Este proceso puede no «sentirse» bien hasta que tu energía se estabilice en
alguna nueva habilidad, acción o comportamiento).

Acceso a través del habla:


Necesito moverme hacia o necesito alejarme de... Voy a tratar de desconectarme
de... Digo «sí» o digo «no», dependiendo de mi intención.

Acceso a través de la acción:


Acercarse, imitar, acompañar o ir con.... Alejarse de, inhibir o parar la acción.

Dificultades. Trata de evitar:


Decisiones permanentes o sentido de permanencia.
El concepto de un mundo fijo o inalterable.

Usos especiales:
Explorar lo nuevo.
Tomar la acción apropiada.
389

Inteligencia de los patrones

Definición:
Conocer los patrones que gobiernan tu conducta y ser capaz de cambiarlos
cuando sea necesario.

Objetivo principal:
Cambiar tu comportamiento.

Características principales:
Escondidas en de tu comportamiento.
Reveladas mediante el descubrimiento de los eslabones involucrados en tus
acciones.
La manera en que la vida se presenta: como la persona misma.

Rango de vibración:
Desde invisible hasta obvio. ",

Cómo comenzar:
Comienza con cualquier cosa que te cause dificultad.
Encuentra el eslabón en tu cadena de reacciones ante la situación.

Acceso a través del habla:


Diálogo interno neutral entre tu «yo» consciente y tu comportamiento.

Dificultades. Trata de evitar:


Desesperación.
Darse por vencido.
Atribuir la dificultad al destino.

Usos especiales:
Ayudar con adicciones o comportamiento perjudiciales.
390

Inteligencia de los parámetros

Definición:
Conocer, transformar y continuar los principales ritmos repetitivos y rutinas de
tu vida.
Ser capaz de proteger las áreas básicas de la vida, especialmente aquello que
amas, entrando en los ritmos de las distintas funciones y luego estableciendo parámetros
en espacio y tiempo.
Ser capaz de transformar los parámetros en concordancia con las dinámicas de tu
vida.

Objetivo principal:
Establecer un sentido-sensación de pertenencia, continuidad, orden,
entrenamiento y confianza.

Características principales:
Intervención activa en tu propia vida.

Rango de vibración:
Vibraciones gruesas de la acción física.

Cómo comenzar:
Estúdiate en relación al tiempo, espacio y funciones en las categorías básicas de
tu vida.
Observa tus hábitos, adicciones y valores a través de la observación de tus
acciones y de la forma como pasas el tiempo.

Acceso a través de la acción:


Acción de continuidad: ser capaz de continuar actuando en repetición o ritmo.
Ser capaz de cambiar parámetros para abrirte a un nuevo ritmo.

Dificultades. Trata de evitar:


Crear o actuar como si una rutina o unos parámetros fuera a durar para siempre.

Usos especiales:
Sostener actividades de tu vida diaria.
Prolongar el nuevo aprendizaje hasta que sea confiable.
391

BIBLIOGRAFÍA

Ackerman, Diane. A Natural History of the Senses. New York: Vintage Books, 1995.

Andreasen, Nancy C. TheBroken Brain: The Biological Revolution in Psychiatry. New


York: Harper Collins, 1985.

Arnheim, R. Visual Thinking. Berkeley: Univ. of Calif. Press, 1969.

Asimov, Isaac. Fantastic Voyage: Destination Brain. New York: Doubleday, 1978.

Assagioli, Roberto. Psychosynthesis. N.Y.: Viking Press, 1971.

Attenborough, David. Life On Earth. Boston: Little, Brown y Co. 1979.

Bachelard, Gastón. The Poetics of Space. Boston: Beacon Press, 1969.

Bandler, R. and J. Grindler. Structure of Magic. Real People Press, 1979.

Benson, M. The Relaxation Response. N.Y.: Avon Books, 1975.

Berkus, Rusty. Life is a Gifi. Encino, Cal.: Red Rose Press, 1983.

Bernstein, Jeremy. Quantum Profiles. Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1990.

Berry, Thomas. The Dream of the Earth. San Francisco: Sierra Club Books, 1988.

Blair, Lawrence. Rhythms of Vision. New York: Schocken Books, 1976.

Bogen, J.E, M.D. «Some Educational Aspects of Hemispheric Specialization». UCLA


Educator 17, nª 2 (spring 1975).

Bohm, David. Wholeness and the Implicate Order. London: Routledge y KeganPaul,
1980.

Brain-MindBulletin. «New Neurobiology Era Parallels Leap in Physics», oct. 14, 1983,
vol. 8, nª 1.

Briggs, John P. and Peat F. David. Looking Glass Universe. N.Y.: Simón y Schuster,
1984.

Bronowski, Jacob. The Ascent of Man. Boston: Little, Brown y Co. 1973.
392

Brown, Barbara. Super Mind: The Ultimate Energy. N.Y.: Bantam Books 1983.

Bruner, Jerome. On Knowing: Essays for the Lefi Hand. N.Y.: Atheneum, 1965.

Burrow, Trigant. Preconscious Foundations of Human Experience. N.Y.: Basic Books,


1964.

Buzan, Tony. Use Both Sides of Your Brain, N.Y.: Dutton Paperback, 1976.

Campbell, Don. Introduction to the Musical Brain. Edwardsville, 111.: MMB Music,
1983.

Campbell, Joseph. The Hero With a Thousand Faces. N. J.: Princ.Univ. Press, 1949.

Candreasen, Nancy. The Broken Brain. New York: Harper y Row, 1984.

Capra, Fritjof. The Tao of Physics. N.Y.: Bantam Books, 1977.

Carrington, P. Freedom in Meditation. N.Y.: Anchor Press, 1978.

Chali, J. and Mirsky, A. Education and the Brain. Chicago: Univ. of Chic. Press, 1978.

Churchland, Paul M. The Engine of Reason, the Seat of the Soul. Cambridge: MIT
Press, 1995.

Cox, Tom. Stress. London: MacMillan, 1978.

Damasio, Antonio. Descartes Error: Emotion, Reason and the Human Brain. New York:
Avon Books, 1994.

De Beauport, E. «The Feeling Brain». New York: Dromenon, vol. III, nº 1, 1980.
Las tres caras de la mente. Caracas, Venezuela: Edit. Galac, 1994.
The Three Faces of Mind. Wheaton, 111: Quest Books, 1996.

De Bono, Edward. De Bonos Thinking Course. New York: Facts on File, Inc., 1985.
Lateral Thinking, N.Y.: Harper and Row, 1970.

De Chardin, T. The Phenomenon of Man, New York: Harper and Row, 1961.
Le Milieu Divin. París: Oeuvres T IV, Editions du Seuil 1955.

Eckhart, Meister. The Cloud of Unknowing. Middlesex, England: Penguin Books, 1961.

Edwards, Betty. Drawing on the Right Side of the Brain. L.A.: J.P. Tarcher, 1979.

Eiseley, Loren. The Invisible Pyramid. N.Y.: Charles Scibens' Sons, 1970.
393

Ekman, Paul, and Richard Davidson. The Nature of Emotion: Fundamental Questions.
New York: Oxford University Press, 1994.

Faraday, Ann. Dream Power. N.Y.: Berkeley Publishing Corp., 1972.

Feldenkrais, M. Awareness Through Movement. N.Y.: Harper and Rowe, 1972.

Ferguson, Marilyn. The Aquarian Conspiracy. Los Angeles: J.P. Tarcher Inc., 1976.
«Prigogine's Science of Becoming». New York: Dromenon, 1979.

Gardner, Howard. Frames of Mind: The Theory of Múltiple Intelligences. N.Y.: Basic
Books, 1983.
Múltiple Intelligences: The Theory in Practice. N.Y.: Basic Books, 1993.

Gazzaniga, Michael and Joseph LeDoux. The Integrated Mind. N.Y.: P. Press, 1978.

Gendlin, Eugene. Focusing. New York: Bantam Books, 1981.

Glasser, William. Positive Addiction. N.Y.: Harper and Row, 1976.

Golas, Thaddeus. The Lazy Man's Guide to Enlightenment. N.Y.: Bantam, 1986.

Goldstein, Joseph. The Experience of Insight. Boston: Shambala, 1987.

Goleman, Daniel. Emotional Intelligence. New York, Bantam Books, 1995.

Goleman, Daniel y Richard J. Davidson; (ed.). Consciousness: Brain, States of


Awareness and Mysticism. N.Y.: Harper and Row, 1979.

Gray, John. Men are from Mars, Women are from Venus. New York: Harper Collins,
1993.

Guénon, Rene. The Múltiple States of Being. Burdett, N.Y.: Larson Publications, 1984.

Guy, James. Metasphere, The Altered State of Word. Seattle: Lampkin Publishing, 1980.

Halpern, Steven. Tuning the Human Instrument. Belmont Cal.: Halpern Sounds, 1978.

Hampden-Turner, Charles. Maps of The Mind. N.Y.: MacMillan Publishing Co., 1981.

Hillman, James. Re-Visioning Psychology. N.Y.: Harper Colophon, 1977.

Hollingsworth, L. Adrenaline: The Key to Your Behavior. Radnor, PA: Chilton Book
Co., 1973.

Hooper, Judith and DickTeresi. The Three Pound Universe - The Brainfrom the
Chemistry of the Mind to the Frontiers of the Soul. N.Y.: Dell, 1987.
394

Houston, Jean. Life Force: The Psycho-Historical Recovery of the Self. Wheaton, 111.:
Quest Books, 1993.
The Possible Human. L.A.: J.P. Tarcher Ind. CA., 1982.
Public Like a Frog. Wheaton, 111.: Quest Books, 1993.
The Searchfor the Beloved. Los Angeles: J.P. Tarcher, 1987.

Huxley, Laura A. You are not the Target. N.Y.: Avon Books, 1963.

Isaacson, Robert. The Limbic System. N.Y.: Plenum Press, 1982.

James, William. The Varieties of Religious Experience. N.Y.: Colliers Books, 1961.

Jautsch, Erick. Design for Evolution. New York: George Braziller, 1975.

Jenny, H. Cymatics (Volumes 1 y 2): Wave Phenomena, Vibrational Effects, Harmonic


Oscillations with their Structure Kinetics and Dynamics. Switzerland: Bas.Presse AG.,
1967.

Jones Alexander, Gen. Editor. The Jerusalem Bible. Reader's Edition. New York:
Doubleday and Company, Inc., 1966.

Jung, C.G. The Archetypes and the Collective Unconscious. Vol. 9i of Collected Works.
Bollingen Series XX. Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1990.
Man and His Symbols. New York: Double Day, 1964.
Modern Man in Search of a Soul. New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1933.
On the Nature of the Psyche. Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1960.

Kandel, Eric R. and James H. Schwartz. Principies of Neural Science, 2nd ed. East
Norwalk, Conn.: Appleton and Lange, 1985.

Kanigel, Robert. «What's all The Fuss About in Physics?»/<? ¿w Hopkins Magazine
(December, 1980) 13-20.

Kazantzakis, Nikos. The Saviors of God: Spiritual Exercises. Translated by Kimon


Friar. N.Y.: Simón and Schuster, 1960.

Kieffer, Gene; (ed). Kundalini for the New Age. Selected Writings of Gopi Krishna.
N.Y.: Bantam Books, 1988.

Keleman, Stanley. Emotional Anatomy. Berkeley: Center Press, 1985.

Keyes, Ken Jr. Handbook to Hipher Consciousness. Berkeley: Living Love Center,
1973.

Koestler, Arthur. fanus, A Swimming Lap. New York: Random House, 1979.

Kravette, S. Complete Relaxation. Mass.: Research Publ., 1979.


Krishnamurti, J. Think On These Things. N.Y.: Harper and Row, 1964.

Kushi, Michio. The Cáncer Prevention Diet. New York: St. Martin's Press, 1983.
395

Langer, Susanne K. Mind: An Essay on Human Feeling, 3 vols. Baltimore: John


Hopkins University Press, 1983.

LeDoux, Joseph E. «Emotional Memory System in the Brain» Behavioral Brain


Research 58 (1993): 69-79.
«Emotion and the Amygdala», The Amygdala: Neurological Aspects of Emotion,
Memory, and Mental Dysfunction, John P. Aggleton, (ed.) New York: Wisley-Liss,
1992, 339-51.
«Emotion and the Limbic System Concept», Concepts in Neurosciencel, nº 2 (1991):
169-99.
«Sensory Systems and Emotion: A Model of Affective Processing», Integrative
Psychiatry 4 (1986): 237-48.

Leonard, George. The Silent Pulse. N.Y.: Vicking Penguin, 1992.

LeShan, L. How to Meditate. N.Y.: Bantam Books, 1974.

Lilly, John C. Programming and Metaprogramming in the Human Biocomputer. New


York: The Julián Press, 1987.

Luce Gay G. Your Second Life. New York: De La Cofte Press/ Seymour Lawrence,
1979.

Machado, Luis Alberto. La democratización de la inteligencia. Caracas, Venezuela:


Ediciones de la Presidencia de la República, 1984.

MacLean, Paul D. «Brain Evolution Relating to Family, Play and the Separation Cali»,
Arch. Gen. Psychiatry Al (1985): 405-17.
«A Mind of Three Minds: Educating the Triune Brain», Education and the Brain, J.S.
Chali and A. F. Mirsky, (eds.) The 77th Year-book of the National Society of Education.
Chicago: University of Chicago Press, 1978; 308-42.
«On the Evolution of Three Mentalities», Man Environment Sys, 5 (1975): 213-24.
«Psychosomatic Disease and the 'Visceral Brain'. Recent Development Bearing on the
Paper Theory of Emotion», Psychosom. Med. 2 (1949): 338-53.
«Some Psychiatric Implications of Psychological Studies on Frontotemporal Portion of
Limbic System (Visceral Brain)», Electroencephalogr. Clin. Neurophysiology 4 (1952):
407-18.
«The Triune Brain», Encyclopedia of Neuroscience, G. Adelman; (ed.) Cambridge:
Birkhauser Boston, Inc., 1987; 1235-37.
«The Triune Brain. Emotion and Scientific Bias», The Neurosciences Second Study
Program, F.O. Schmidtt; (ed.) New York: The Rockefeller University Press, 1970, 336-
49.
396

The Triune Brain in Evolution. New York: Plenum Press, 1990.


«A Triune Concept of the Brain and Behavior», The Hicks Memorial Lectures, T. Boag
and D. Campbell; (eds.) Toronto: University of Toronto Press, 1973, 6-66.

Masters, Robert. Neurospeak. Wheaton, 111.: Quest Books, 1994.

Masters, Robert y Jean Houston. Mind Gantes: The Guide to Inner Space. N.Y.: Delta
Books, 1973.

May, Rollo. Love and Will. N.Y.: Norton and Co., 1969.

Meister, Eckhart. The Cloud of Unknowing. Midlesex: England. Penguin Books, 1961.

Metzner, Ralph. Maps of Consciousness. N.Y.: MacMillan/Collier, 1971.

Mills, Kenneth C. The Golden Nail. Toronto: Sun-Scape Pub, 1993.


The New Land! Conscious Experience Beyond Horizons. Toronto: Sun-Scape
Publications, 1978.

Morrison, P. et. al. Powers of Ten. N.Y.: Scientific Books, 1982.

Moyers, Bill. Healing and the Mind. New York: Doubleday, 1993.

Muler, Robert. New Génesis. N.Y.: Doubleday and Co., 1984.

Nadel, Lewis, Judy Haims y Robert Stempson. Sixth Sense. New York: Prentice Hall
Press, 1990.

Netter, Frank H. Atlas of Human Anatomy. N.J.: CIBA-GEIGY Corporation, 1989.


«New Neurobiology Era Parallels Leap in Physics», Brain-Mind Bulletin 8, nº 1
(October 14, 1983).

Nicholls, John, G., et al. From Neuron to Brain: A Cellular and Molecular Approach to
the Function of the Nervous System. 3rd Ed. Sunderland Mass.: Sinauer Associates Inc.,
1992.

Nilsson, Lennart. Behold Man. Boston: Little, Brown Co., 1973.


The Body Victorious. N.Y.: Delacorte Press, 1985.

Ornstein, Robert. The Healing Brain. N.Y.: Simón y Schuster, 1987.

Ostrander, Sheila and Lynn Schroeder. Superlearning. New York: Delta Books, 1980.

Ostrosky, Solís y A. Ardila. Hemisferio derecho y conducta. Un enfoque


neuropsicológico. México: Editorial Trillas, 1986.

Payne, Buryl. Getting There Without Drugs. New York: Viking Press, 1973.
Pearce, Joseph Chilton. The Crack in the Cosmic Egg. New York: Julián Press, 1971.
397

Evolution's End. San Francisco: Harper San Francisco, 1992.


Magical Child. New York: Dutton, 1977.
Magical Child Matures. New York: Dutton, 1985.

Peat, F. David. Synchronicity. N.Y.: Bantám Books, 1987.

Pelletier, Kenneth. «The Hologram and Human Consciousness», Dromenon 2, nº 5-6


(1979): 3-10.
Mind as Healer; Mind as Slayer. N.Y.: Delta Books, 1977.
Toward a Science of Consciousness, N.Y.: Dell Publishing, 1978.

Penfield, Wilder. The Mystery of the Mind: A Critical Study of Consciousness and the
Human Brain. Princeton, N.Y.: Princeton Univ. Press, 1975.

Pietsch, Paul. Shufflebrain. Boston: Houghton Mifflin A., 1981.

Pinker, Steven. The Language Instinct. New York: Harper Perennial, 1995.

Prigogine, Ilya. From Being to Becoming. San Francisco: Freeman, 1980.

Prigogine, Ilya, and Isabelle Stengers. Order Out of Chaos. New York: Bantam Books,
1984.

Progoff, Ira. At a Journal Workshop. N.Y.: Dialogue House, 1975.


The Symbolic and The Real. New York: Julián Press, 1963.

Restak, Richard, M.D. The Brain, New York: Bantam Books, 1984.
The Brain has a Mind ofits Own: Insights from a Practicing Neurologist. New York:
Harmony Books, 1991.

Richards, Mary C. Centering in Poetry, Pottery and the Person. 2nd ed. Hanover, N.H.:
University Press of New England, 1989.

Rilke, Rainer María. Duino Elogies. New York: W.W. Norton y Co., 1939.

Rose, Steven. The Conscious Brain. New York: Random House, 1976.

Russell, Peter. The Brain Book. N.Y.: Dutton, 1979.


The Global Brain. Los Angeles: J.P. Tarcher, 1983.

Samples, Bob. The Metaphoric Mind: A Celebration of Creative Consciousness. Rev;


(ed.) Torrance, Cal.: Jalmar Press, 1993.

Sanella, Lee. M.D. Kundalini-Psychosis or Transcendence? Lower Lake Cal.: Integral


Publishing, 1987.

Satir, Virginia. Conjoint Family Therapy. 3rd ed. Palo Alto, Cal.: Science and Behavior
Books, 1987.
Making Contact. Millbrae, Cal.: Celestial Arts, 1976.
The New Peoplemaking. Palo Alto, Cal.: Science and Behavior Books, 1988.
398

Satir, Virginia and Michelle Baldwin. Satir Step by Step: A guide to Creating Change in
Families. Palo Alto, Cal.: Science and Behavior Books, 1983.

Schwenk, Theodor. Sensitive Chaos. N.Y.: Schocken Books, 1976.

Sheldrake, Rupert. A New Science of Life. Los Angeles: J.P. Tarcher, 1982.

Sky, Michael. Breathing: Expanding your Power and Energy. Santa Fe, N.M.: Bear and
Co., 1990.

Springer, Sally P. y G. Deutsch. Cerebro izquierdo cerebro derecho. Barcelona, España:


Editorial Gedisa S.A., 1991.

Sternberg, Robert J. Intelligence Applied. San Diego: Harcourt Brace Jovanovich Inc.,
1986.
The Triarchic Mind, A New Theory of Human Intelligence, New York: Viking Penguin
Books, 1988.

Stevens, Barry. Don't Push the River. Berkeley: Celestial Arts, 1985.

Stevens, Peter S. Patterns in Nature. Boston: Little Brown y Co., 1974.

Svanborg, P. and M. Asberg. «A New Self-Rating Scale for Depression and Anxiety
States Based on the Comprehensive Psychopatological Rating Scale», Acta Psychiatr.
Scand. 89, nº 1 (Jan. 1994): 21-28.

Teilhard de Chardin, Pierre. The Phenomenon of Man. New York: Harper and Row,
1961.
Toward the Future. Translated by Rene Hague. New York: Harcourt Brace Jovanovich,
1975.

Theophane the Monk. Tales ofa Magic Monastery. New York: Crossroads, 1981.
The Human Body: The Brain: Mystery of Matter and Mind. Washington, D.C.:
U.S. News and World Report, 1981.

Toben, Bob. Space, Time and Beyond. N.Y.: C.P. Dutton and Co. 1974.

Tomatis, Alfred. The Conscious Ear. New York: Station Hill Press, 1992.

Venkartaraman, I.N. Bhagavan Sri Ramana. Madras: Prasad Process. 1981.

Ward, Milton. The Brilliant Function of Pain. N.Y.: Oprimus Books, 1977.

Wenger, Win. Beyond O.K. Garthersburg, M.D.: Psychegenics Press, 1979.

Wilber, Ken. The Spectrum of Consciousness. Wheaton, Illinois: Quest Books, 1993.

William, Paul. Das Energi, N.Y.: Warner Books, 1973.


Williams, Redford y V. Williams. Anger Kills. New York: Times Books. Random
House, 1993.
399

Wolheim, Richard. On Art and The Mind. Cambridge: Harvard University Press, 1974.

Wurtman, Judith J. Managing Your Mind Mood Through Food. New York: Harpers and
Row, 1988.

Zukav, Gary. The Dancing Wu Li Masters: An Overview of the New Physics. N.Y.:
William Morrow and Co. Inc., 1979.

También podría gustarte