Está en la página 1de 13

Pavis. El análisis de los espectáculos.

Teatro, mimo, 4, Los oíros elem entos m ateriales de la represen»ación


danza, cine. Barcelona, Paidós, 2000. Cap. 4

60815 -13 copias-


ILAC
Práctico de teatro - Unidad 3
Todos los elementos de ¡a.representación que e! análisis del espectáculo preten­
de revisar son, por definición, materiales: existen concretamente en el escenario
como materiales, corno significantes colocados por los artesanos deí espectáculo.
Sm embargo, algunos son, por así decirlo, más materiales que otros: los que no es­
tán directamente relacionados con la presencia de los actores, ni con su voz o el es­
pacio-tiempo en el que llevan a cabo sus acciones, ni con ei ritmo o la música. Ya
hemos insistido en la función central del actor y en su efecto de imantación de toda
la representación en tomo a su persona. Nos resta indicar cóm o determinadas ele­
mentos escénicos se utilizan como materiales que también merecen una aproxima­
ción científica y que forman asimismo sistemas significantes. Su número, por otra
parte, no tiene límite, puesto que la creación teatral es siempre capaz de recurrir a
nuevos materiales y a nuevos sistemas significantes. No pretendemos estimar o es­
tablecer su relación, sino describir sus principales manifestaciones existentes. Nos
limitaremos al vestuario, el maquillaje, los objetos y la Humillación.
Además de la prioridad que concedemos, en nuestra recepción del espectáculo.
j la persona viva del actor, no existe una jerarquía absoluta ni un orden impuesto se-
¿ún el cual el espectador advierta los distintos sistemas significantes. Como obser­
va la socióloga australiana María Slievtsova, existe a lo sumo un hábito por el que
178 LOS COM PONENTES EvSCÍlNtCOS LOS O TRO S ELEMENTOS MATERIALES DE LA REPRESENTACIÓN j¡ 179
í;
los espectadores occidentales, cuando se les pregunta en relación con una puesta en Las proporciones son inestables, varían durante el espectáculo, Sin embargo, las
escena, mencionan primero el juego y luego, en orden decreciente, «los decorados, relaciones entre masas y las fronteras entre componentes no se modifican:
eíi
el vestuario, la iluminación, la velocidad de ejecución, la configuración espacial, la u.
coreografía, la música y la atmósfera».' La cronología de nuestras impresiones de — En el teatro psicológico, hay que captar la relación entre la difuminación del
espectador es sin duda fundamental, pero no puede ser objeto de reglas absolutas: cuerpo y la hipertrofia de la expresión facial.
com o máximo, advertiremos que el espectador se ve afectado, en primer lugar, por — En el ballet mecánico de la Bauhaus, el vestuario tiende a hacer desaparecer el
lo que es visible y humano, por el juego del actor, y luego por los materiales mis cuerpo de los bailarines y el decorado por el que se mueven: este último se re­
«invasivos», como el decorado o el vestuario, y, finalmente, por lo que permite su duce a un fondo coloreado y ei cuerpo no puede aparecer, aunque a veces lis trai­
percepción: la iluminación. La segmentación material que realizamos es por tanto cionen unos pies bajo un vestido acampanado o la flexibilidad humana de fes ar­
bastante arbitraria: no dice nada respecto del número exacto o la pertinencia de los ticulaciones. ¡¡i
sistemas escénicos que se deben distinguir en el interior de la representación. — En el caso de la danza posmodema, observamos una neutralización de lo s|n a re­
¿Está Dios en los detalles? En cualquier caso, el sentido de una representación nales distintos de! cuerpo de los bailarines, que se mueven en un espacio Vacío
y de su análisis está sin duda en los detalles: un fragmento aparentemente anodino no figurativo. *' ¡!
se convierte a menudo en una característica de! conjunto y es preciso saber recono­
• * f
cer estos detalles «insignificantes» que, con gran frecuencia, residen en algunos ele­ La segmentación de los materiales escénicos en sistemas significantes es arbi­
mentos materiales privilegiados de! espectáculo. Cada sistema significante tiene un traria y se hereda de una tradición crítica. Bloquea la reflexión teórica al obligar a
valor en sí mismo, pero constituye igualmente un eco sonoro, un amplificador que pensar según categorías petrificadas. Pero, por otro lado, nuestros hábitos percepti­
concierne al resto de la representación. Por ello, el estudio minucioso y fragmenta­ vos culturales siempre nos conducen a valorar uno u otro detalle o fragmento!) Aho­
rio de un materia! desemboca a menudo en una iluminación que alumbra toda la ra bien, es difícil elevarse por encima del terreno cultural propio y, de todos modos,
obra, o buena parte de ella, insertando el material en una marquetería general tan de poco serviría, ya que nuestras percepciones y nuestras medidas «objetiva|¡» nos
lisa y brillante como el parquet de la galería de los espejos de Versalles. devuelven siempre a él. Tomemos pues tres de nuestras categorías heredadas -]f-ves-
Este elogio del detalle no debe hacem os olvidar el sentido de la estructura y de tuario, maquillaje y objeto— e intentemos sencillamente aprehender sus contornos
los grandes conjuntos, pues los detalles materiales que señalamos en el análisis, y su organización interna,
cuando quieren adoptar un sentido, se inscriben en una dinámica y una vectoriza*
ción en la que espacio, tiempo y acciones están estrechamente ligados: una acción
tiene lugar. Procuraremos no olvidarlo al dar cuenta de los más ínfimos rastros di I, El vestuario
materias que aparezcan en el microscopio por el que observamos la representación.
Una primera identificación consiste en evaluar la proporción de cada material !.l. L ímites d e l v e st u a r io
en e! interior de una puesta en escena, lo que no solamente nos obliga a cuantifkar
los sistemas significantes, sino también a figurar sus límites y sus puntos de contac­ No es fácil decir dónde comienza el vestuario, y menos todavía distinguirlo de
to. Cada género posee una distribución específica (pero sin duda modificable) de conjuntos más localizados como las máscaras, las pelucas, los postizos, las joyas,
sus componentes: si nos limitamos a los aspectos materiales visuales ligados a su los accesorios o el maquillaje. Separar el vestuario del conjunto dei actor en á i m e­
soporte espacial, obicnemos las siguientes proporciones aproximadas: dio es una operación delicada. Lo que ganamos con la precisión de los análisis de la
ropa corremos el riego de perderlo en la evaluación de su impacto sobre el reito de
Teatro psicológico Teatro de la Bauhaus Da n ía posmoderna ¡a representación. En la medida en que el vestuario constituye muy a menudo Ja pri­
mera impresión de! espectador y su primer contacto con el actor y su personaje, la
decorado decorado
espacio descripción podría com enzar con él. f
vestuario
cuerpo vestuario
vestuario
rostro
cuerpo 1.2. O r g a n iz a c ió n d ií l a s o u s e r v a c io n e s
maquillaje cuerpo
'jÍ

Sistema de los materiales Generalmente, inscribimos nuestras observaciones sobre el vestuario en marcos
que van de lo más laxo a lo más riguroso:
f , M u rtit vShcvisuvjtv T fira íir (t>uiCufhtrttf Infemvtirm* S ytiucy SUídies, H W * pág. 119.
i HO i L O S C O M P O N E N T E S E S C É N IC O S LOS OTROS E l.K M I-N T O S M A T K K IA l.E S D I- L A K L:i‘ R i:S ¡:N T A C 1 Ó N 181
¡i
r ■

— Lo; más iaxo, cuando se refieren a la puesta en escena, en cuyo caso compraba-
m<$> si el vestuario confirm a o invalida ios otros datos materiales del espectácu-
!o,|cuíS¡ es el costumc destgn y la puesta en escena de Sos ¡rajes elegidos.
t Lft' más riguroso, cuando describim os su confección e intentamos establecer
cómo Sos actores ¡o llevan y io sienten.
■ SI
Com o cualquier otro signo de la representación, el vestuario es significan!*
(pura materialidad) y, a la vez, significado (elemento integrado en un sistema de
sentido). Así entiende Barthes el «buen vestuario de teatro»: «debe ser suficiente­
mente ínuieria! para significar y suficientemente transparente para no convertir sus
signos t*n parásitos».2

1. 3. L a s f u n c i o n e s d e l v e s t u a r i o t e a t r a l
I
Gracias a las reflexiones de Brecht y de Barthes, conocemos mucho mejor la pa­
tología del vestuario de teatro que su semiología. Las enfermedades del vestuario de
teatro son tan frecuentes y endémicas que sus categorías resultan útiles para el aná­
lisis ordinario dei espectáculo: la enfermedad, arqueológica, histórica o estética, re-

3of 13
vela una tendencia fundamental de toda la puesta en escena. Las grandes funciono
del vestuario son:
í.
<— La Caracterización: medio social, época, estüo y preferencias individuales,
r— La localización dramatfirgtca de las circunstancias d e la acción; ia identificación
o ef disfraz del personaje.
— La íocalÍ2ación deí gestus global del espectáculo, es decir, de la relación de U
representación, y del vestuario en particular, con el universo social: «Todo lo
qué, en e! vestuario, enturbia la claridad de este relación y contradice, oscurece
o m$eM. el gestus social de! espectáculo es malo; todo lo que, a! contrario, en la»
fortnas, los colores, las sustancias y su disposición, ayuda a ia lectura de ese ges­
tas; idílo eso es bueno».3 r


1. 4 . E l v e s t u a r í o v l o d e m á s

E/ vestuario y el cuerpo

El cuerpo lleva el vestuario del mismo modo que el vestuario lleva el cuerpo. El
acior pbne a punto su personaje y depura su subpanitura mientras prueba su vestua­
rio. Una cosa ayuda a ia otra a encontrar su identidad;

I
. . . . i Kj/uo Olmo en Im WMpiitiikt
2. Rpland Birthes, «Les maladies da cotiume de théSlrc». en Essaís enligues, o¡>. cit., pág. 61.
3. itíkltm , págs, 53*S4.
t.y s c fv’ii'C'NKM es ¡ m. ; IOS OTROS E L E M E N T O S M A T E R IA L E S D E LA R E P R E S E N T A C IÓ N 183

Una manga demasiado ancha o dermis-indo estrecha, demasiado larga o tlcnwMaA’ cuerpo) se disuelve en el conjunto del escenario y únicamente amplifica la actitud
corta, puede modificar la proyección escénica de »n personaje, solicitar del «clorara del cuerpo y lo insólito del lugar.
modificación de su actitud, loque a continuación provoca invenciones-construcciona
destinadas al vestuario y así sucesivamente.4 it
£ I vestuario y et espado
La descripción del juego del actt^ j^ lip s a ia jp ^ c n d c r el ajuste de (a gestual y
de) hábito. En los manuales de rotórica del siglo xvr ni XIX, ¡as láminas reproducen
Con frecuencia, el vestuario es una escenografía ambulante, un decorado redu­
los pliegues de las togas de los actores trágicos, lo que contribuye en gran medida i
cido a la escala humana y que se desplaza con el actor, un «decorado-vestuario», al
la caracterización de la actitud y de ia emoción.
decir de la figurinista Claude Lemaire.5
El retrato del bailarín de Butho, Kazuo Ohno, muestra un rostro y unas ropas que
Algunas formas de danza tradicional orientales, como la danza baiineSÍi, o la
comparten un mismo aspecto ajado y frágil: el vestuario es una extensión del cucrj»
Ópera de Pekín, concentran tama riqueza en el decorado-vestuario que h a ítn su-
frágil del bailarín y de su personaje, la Argentina, y, recíprocamente, !a travestia-
pcrflua cualquier otra caracterización del espacio escénico. Éste se mantiene vacío
ción deja ver el cuerpo del anciano y el de la gran bailarina a la que rinde homenaje.
para acoger m ejor la coreografía y el canto. > _
En cuanto a la desnudez, no es el grado cero del vestuario — el vestuario scrfi
Advertimos los contrastes absolutos entre vestuario y espacio: el vestuario
más bien el que, por su familiaridad y su adecuación a nuestros valores, representa
hipersignificante y codificado de la Ó pera de Pekín o de la commcdia déii’arte
el grado cero— . La desnudez puede acoger todas las funciones: erótica, estética, de
«desarrolla en un espacio vacío; o bien, al contrario, el cuerpo desnudo y vacío
«inquietante estrañeza», etc.
del bailarín de Butho se percibe en un medio norm alm ente «lleno» (paisaje o po­
blación). ^
El análisis debe esforzarse por señalar sistemáticamente la función significante
qne corresponde a cada uno de los elementos de! vestuario en la puesta en escena.
Así. en el conlinuum espacio-tiempo-acción-luz:

— El vestuario llena y constituye un espacio desde el momento en que beneficia al


cuerpo en sus desplazamientos,
— Se despliega más o menos: puede materializar una época, pero también un ritmo
y un modo de desenvoltura. í¡
— Participa en la acción, pegado siempre a la piel de! actor, o transportado r un
volumen cinético, llevado siempre por los actores, cuando no se muda én una
crisálida que él mismo abandona.
— Refleja más o menos la luz, con lo que estructura y da ritmo a los cambios de in­
tensidad luminosa. v

1.5. V e s t u a r i o d e l p e k fo r m e r y v e s t u a r i o d e l p e r s o n a j e

Antes incluso de describir y de interpretar el vestuario de un espectáculo, es


bueno preguntarse cómo se ha elaborado: ¿proviene de una tradición inmutable
que ha quedado petrificada y quedeterm ína el uso del vestuario, como en la m a­
El cuerpo, aparentemente desnudo y acostado sobre una especie de menhií
yoría de las tradiciones de interpretación y de danza orientales, o bien lo ha fcreado
— lápida sepulcral y yaciente— , parece igual de mineral e inerte que !a piedra que
enteramente un figurinista, en función de tas exigencias específicas de una fiieza y
lo soporta y que parece haberlo engendrado: el vestuario (o la rigidez cadavérica de!
de un papel que sirven a una puesta en escena original, en et sentido occidental del
tímiino?
4. Giorpíi) Slrchtcr, en G eorges Bami. i r C osutm c de th a ilrc tlm u ta m ise en .x c iw i tmlcmpormrr
París. CN DP. 1981. p % II. 5. En G eorges Banu, op. cit.. pág. 23.
184 LOS COM PONENTES ESCÉNICOS IOS OTROS ELEMENTOS MATERIALES DE LA REPRESENTACIÓN 1 85

\ En el primer caso, se traía del vestuario del bailarín-actor (del performer): poco más y aprehender el sistema de las regularidades que producen un efecto de cone-
hay que decir a! respecto salvo de forma histórica, para determinar qué ha conduci­ uón o de desconexión. En este caso, no es pertinente, por ejemplo, distinguir pa­
do ¡i un corte, un colorido o un detalle determinados. cientes, alienados, presos comunes y presos políticos. En cambio, la indumentaria
' En el segundo caso, se trata def vestuario propio del personaje en el interior ik permite reconocer la diferencia entre prisioneros y guardianes, o entre los actores
la ficción y en atención a las situaciones de los personajes, Podemos así —como es aficionados dirigidos por Sade y la buena sociedad napoleónica que viene a obser­
el caso del juego, el espacio o la puesta en escena— hablar del estilo del vestuario-. varlos. La conexión se realiza término a término: un detalle de una ropa remite a
clásico, romántico, realista, naturalista, simbolista, épico, etc. otro detalle de otra ropa, o un estado de la ropa prepara el siguiente: la entrada de
los pacientes se corresponde asi con el intento de salida de los presos al final del fil­
i. me. Un observador ejercitado señalará estos indicios que el figurinista coloca siste­
1.6 . V e c t o r i z a c k S n d e l v e s t u a r i o máticamente con vistas a facilitar el relato y la percepción de los cambios.

1 Toda descripción verbal del vestuario que muestre los matices de su uso es útil,
Elementos del vestuario como vectores secantes
pero puede ser insuficiente si se pierde en los detalles e impide que aparezca el «sis­
tema de la moda» que determina su uso.6 Por eso proponemos clasificarlos según b En los cambios bruscos de la acción, advertimos siempre una modificación de
tipología de los vectores que ya hemos expuesto: la apariencia del vestuario. La aparición, por ejemplo, de la familia Coulmier, ves­
tida pomposamente de estilo imperio, interrumpe bruscamente la serie de retratos de
Eje de la metonimia Eje de la metáfora
pacientes andrajosamente vestidos. Estos últimos no sitúan ia acción en un momen­
2, Conectores 1. Acumuladores ! to histórico preciso; más bien significan la alienación en todas sus formas y en to­
das las épocas. La aparición de Sade y, posteriormente, la de los cantantes se seña­
3. Secantes 4. Embragues
la paralelamente con un cambio de efectos, en todos los sentidos del término.

Tornemos el ejemplo del M aratíSade de Peter W eiss en el filme que realizó Pe-'
ter' Brook en 1966 y examinemos la función del vestuario en el conjunto de la pues­ Elementos del vestuario como vectores embragues
ta en escena.
El sistema de correlación de los vestuarios no funciona solamente en el interior
dí una ficción. También garantiza la transición de un universo ficcional a otro: con
Elementos del vestuario como vectores acumuladores frecuencia, ei vestuario posee algunos indicios que facilitan el paso de una época a
utra. Globalmente, la indumentaria de la época revolucionaria y napoleónica se trans­
. El reconocimiento de los personajes, abundantes en esta pieza, exige que el es­ forma sin dificultad en una alusión a cualquier época en la que los presos estén ence­
pectador identifique los grupos como conjuntos claramente definidos. El uso de ele­ rrados con el pretexto de una rehabilitación psíquica y física: el enfermo amnésico o
mentos de vestuario implica por tanto una repetición, una confirmación y una acu­ aletargado se transforma en un alienado o en un forzado desde el momento en que su
mulación de indicios discriminatorios, como por ejemplo: indumentaria se filma y se presenta con los pocos indicios necesarios. Los indicios
del vestuario y de! comportamiento convergen para garantizar las transiciones, las
— (las ropas o prendas interiores blancas de los pacientes;
alusiones y las parodias. Así, ni siquiera es necesario, como en 1a célebre versión de
— la indumentaria sobreteatral izada, es decir, injuriosamente abigarrada, de los
Tartufo de Planchón, que los hombres de leyes vistan como los policías republicanos
•cuatro cantantes;
franceses para que las alusiones a las luchas de los años sesenta sean transparentes.
— el traje de etiqueta de la familia Coulmier (estilo imperio), etc.
El vestuario invade naturalmente el cuerpo del actor y todo lo que lo rodea. Se
integra en el trinomio fundamental de la representación (espacio-tiempo-acción)
Elementos del vestuario como vectores conectares haciendo que destaque su movimiento. «Sobre las tablas, decía el decorador Gis-
chia, las formas y los colores representativos de un personaje están en movimiento,
Una vez acumulados suficientes indicios, el espectador intenta orientarse a ira- Se desplazan por un espacio de tres dimensiones siguiendo un ritmo que, cuidado­
vés de las oposiciones más marcadas, leer una indumentaria en relación con las de- samente ajustado, debe tener el rigor y la unidad de un movimiento musical. De este
modo, el vestuario deja de ser un disfraz. Se conviene en un elemento esencial del
ú. Roland Barthes, LeSystime de la minie, París, Scuil, 1967. movimiento dramático.»
i 86 LOS OTROS ELEMENTOS MATERIALES DE LA REPRESENTACIÓN 187
LOS COM PONENTES ESCliNÍCOS

E! uso de! vestuario se funda, más segura y concretam ente que cualquier otro Los fisonomistas han elaborado teorías sobre las em ociones legibles ¡i partir del
sistem a significante de ia representación, en observaciones com probables y en te* rostro humano. Las formas codificadas del teatro, desde la farsa al melodrama, lo
des de signos estrictam ente codificadas. Por esta razón, ia aproxim ación funcio­ utilizan mucho, y el espectador que dispone de los códigos de juego no ¡tiene nin­
na lista de la sem iología es especialm ente apta para ci análisis del vestuario. En ti guna dificultad para leer las motivaciones de los personajes. A si pues, es importan­
teatro, la indum entaria es un em brague líatuta) entre ia persona física y privada de! te que el espectador sepa reconocer el funcionamiento del rostro, y ,q u e tenga
actor y eí personaje a! que cubre de piel y de efectos. Ei vestuario es un agente do­ nociones de su topología. D um ézü y Dagugnet8 y, antes que ellos. D e te sta * distin­
ble perfecto: lo ¡leva un cuerpo reai para sugerir un personaje ficticio. Lo podemos guen tres zonas que corresponden a funciones y em ociones diferentes, | é las que
abordar por tanto desde el organism o vivo del actor y ei espectáculo, o bien desdi podemos ofrecer los siguientes ejemplos teatrales: ?
ei sistem a de la m oda que el vestuario transm ite del m odo más preciso, tan preci­ i
so com o una m arioneta (m ucho más fiable que ia carne y la em oción humanas). El — La boca y ia m andíbula inferior están ligadas a ia función nutritiva. El arlequín
vestuario teatral, efectivam ente, es portado {o soportado) por el actor, y, a la vez. glotón encuentra en ellas gran parte de su identidad.
concebido externam ente por el figurinista y e! director de escena. Su descripción — La mirada y las mejillas son el lugar de la función respiratoria, de! aliento y de
exige una doble mirada del espectador: existencia! («¿cóm o se las arregla e! ac­ las em ociones. Todos los actores conocen la importancia de un ^liento justo
tor?»), pues, y estructural («¿qué resulta de ello para la producción global del sen­ aliado a una mirada que se posa con precisión. ¡
tido?»). — La frente es el lugar de la contem plación y de la teoría; ios monólogqf de refle­
xión parecen centrar la atención en la frente y en ¡as funciones superiores del ser
humano, g
2. El m aquillaje

2.3. R a s t r o s y f u n c i o n e s d e l m a q u il l a j e
2.1. M a q u il l a j e y c h a l a n e o

Al interpretar el maquillaje, no sólo procuraremos describir la técnica y el tra­


El decorado adherido al cuerpo de! actor se Convierte en vestuario. El vestuane
zado. sino también com prender cóm o modifica, e incluso constituye, el cuerpo hu­
que se inscribe en su piel se vuelve maquillaje: ei maquillaje viste tanto el cuerpo
como el alm a de quien lo lleva; de ahí su importancia estratégica para la mujer se­ mano y el imaginario que éste lleva aparejado. Hay que evaluar la funcióij sim bóli­
ca que cum ple en uno u otro momento de la exhibición del cuerpo. De este modo,
ductora, en la vida, tanto como para el actor, en el escenario.
podremos recoger algunos casos frecuentes.
En el teatro, todo es maquillaje, e incluso chalaneo: el rostro y el cuerpo siem­
pre tienen algo que esconder, com o para así venderse mejor.
No obstante, el maquillaje no es una extensión del cuerpo com o pueden serlo la
máscara, la ropa o un accesorio. Tam poco es una «técnica corporal», ni una «mane­ Acentuación y subrayado de los rasgos
ra humana de utilizar el cuerpo».7 Es más bien un filtro, una película, una fina mem­
Los rasgos expresivos deben agrandarse de tal modo que parezcan naturales a
brana adherida al rostro: nada está más cerca del cuerpo del actor, nada te sirve y le
distancia, incluso lejos del escenario. Aunque la perspectiva y la escala del aumen­
traiciona m ejor que esta delgada película.
to se puedan llegar a deformar, el espectador debe seguir consciente detesta con­
vención de juego a la que no se someten el teatro de cám ara o el cine. S^ío los es­
pecialistas en afeites sabrán apreciar qué productos se han utilizado^ (pues se
2.2. T o p o l o g ía df .l rostro
renuevan rápidamente, igual que el equipamiento militar). El uso de máscaras de lá­
tex. que restituyen la tesitura y la elasticidad de la piel, aum enta la ilusión. Un buen
La primera dificultad para el que intenta describir ei maquillaje de los actores
conocimiento de ios juegos y efectos de luz es indispensable para juzgar el, modo en
consiste en leerlo en reiación con el rostro que lo lleva. En cierto modo, distinguí!
que el arte facial no deja nada al azar. Según la estética de ¡a puesta en jsseena. el
los verdaderos rasgos del rostro humano de Ea pintura que los reforma, ios enmas­
maquillaje tenderá a ponerse al servicio de la verosimilitud de las situaciones (uso
cara o los transforma, es tan difícil como distinguir ia espontaneidad de una mueca
realista o naturalista) y a reproducir numéricam ente los rostros de los personajes o,
y las «máquinas de ía ópera» que ponen en acción esta mueca aparentemente natu­
ral (recuperando ía imagen de Marivaux). . Ü
R. Citados por Dominkguc Paquei en Ahhimie ütt maqutlíage, París, Chíron. 19$9.
9, Franfois Dclsartc, Une a/uhofogi?, París. La Vilíetle-IMÉC, 1992.
7. Mareeí Mauss, Sovioln^ie ci ímlhrop<ffo}¡u\ Piirís, PUF, i 950, pág. 365.
tOS OTROS ELEM ENTOS MATEKIALES !>!■ LA REPRESENTACIÓN 1 8 ‘)
188 LOS COM PONENTES ESCÉNICOS

]il contrario, a subrayar sus propios procedimientos, a convertirse en un fin en sí


mismo, en una pintura facial o corporal, a dejar de ponerse ai servicio de los tlcmii
|ig n o s para aglutinar las miradas en su propia práctica autónoma.
i
fra h a jo autónomo del m aquillaje
it '
I En cuanto deja de obedecer a una larca trivial de subrayado y de confinnacióe
de los rasgos verosímiles y realistas dei personaje, el maquillaje forma un sistema
estético que sólo obedece a sus propias reglas. Es el caso de géneros altamente co-
|iif icados com o la Ó pera de Pekín, que utiliza un maquillaje arbitrario y, a la vez, in-
¡tiutable. Tam bién es una práctica de las vanguardias europeas, desde que declara-
ion la guerra al naturalism o en arte. Los maquillajes grotescos d e los actores de
H cycrhotó se han hecho célebres, pues han abierto una nueva vía para la puesta en
escena occidental, al m ultiplicar la teatralidad del juego y al atribuir a cada compo­
nente plenos poderes para desarrollarse según la lógica de sus posibilidades,
f La dificultad para el análisis del espectáculo estriba en evaluar el modo en que
él maquillaje deja su función de subrayado o de em bellecimiento para convenirse
en hody art (arte corporal), con el riesgo de abandonar la federación de las artes que
constituyen la representación para fundar su propia república.

7of 13
2.4. E l i n c o n s c i e n t e d e l m a q u il l a je

|
Lo más difícil de evaluar — pero también lo más importante— es el efecto que
produce el maquillaje en el observador, especialm ente en su inconsciente. Los ras­
gos, subrayados o encubiertos, pueden producir un efecto de seducción, de terror, o
cómico, sin que sepamos muy bien cómo. El espectador está inmerso, no en una de-
■todificación anodina de informaciones, sino en un cara a cara en el que lo que lee
com prom ete su deseo. En el rostro pintado y despintado del otro, leo mis propios
pensamientos y deseos, a los que asocio una escenografía a flor de piel y una cere­
monia de seducción.
5 El disfraz del cuerpo y del rostro duplica el vértigo y la ambigüedad de la iden­
tidad del espectador, ya se trate de disfrazar o de travestir el sexo, la edad o la natu­
raleza humana (por oposición a la animalidad). Así, en una puesta en escena como
|u de Le je u de Vam our el du hasard ije Alfredo A rias, donde los elegantes crea­
dores de frases estaban interpretados por actores disfrazados de monos, el especta­
dor no sabía con quién identificarse (foto de la página 189). Puola en escena de Le je u di-1 ’auum r r t </» hasunl, por Alfredo Arias
\ ¿M irada humana? ¿Pavor animal? ¿Animal peludo o mujer barbuda? Con fre­
cuencia, en la puesta en escena contemporánea, el maquillaje es mucho más que un
flisfraz o que un subrayado de los rasgos existentes: es un vértigo que bloquea cual­
quier interpretación segura y cualquier m etam orfosis definitiva.
190 LOS COM PONENTES ESCÉNICOS LOS OTROS ELEMENTOS MATERIALES DE LA REPRESENTACIÓN

2.5. P r o t o c o l o d e o b s e r v a c ió n df. l m a q u il l a j e 3.2. D istintos g r a d o s d e o b je t iv id a d ¡í

Un vértigo es difícil tic analizar. Precisemos tan sólo qué protocolo experimen­ Aunque no llegue a entraren el debate de !a identidad del objeto, el análisis pue­
tal puede seguir el análisis. En primer lugar, tiene que determinar la naturaleza del de distinguir varios tipos de objetos situándolos en un coníinuum que va de la ma­
afecto que produce en el espectador, reeürrieiwlo éspecialmentc al psicoanálisis terialidad hasta la espiritualidad» ya que el objeto escénico strícto sensu sólo .se
Luego, debe diferenciar la percepción cercana de la percepción a distancia: un mis­ muestra y se representa. f
mo maquillaje, visto de lejos, parecerá adecuado y misterioso, y, visto de cerca, tea­
Objeto m ostrado Objeto evocado
tral y desalentador. Es lo que podría denominarse el «efecto Arcimboldo»:1®de en­
MATERIALIDAD E S PIR ITU ALID AD
ea, vemos el detalle y la materialidad de las flores (los maquillajes); de lejos, ti
rostro hecho de flores ya no es más que un rosiro captado gíobalmente. El aleja­ ....T.... r - ' 1—1 r
miento y la proximidad son fundadores de sentido: esta distancia mayor o menores (1) (3) (5) (7) (9)
lo que procuramos evaluar al fijar el maquillaje. elementos materialidad objeto con­ objeto nom­ objeto fantas-
El análisis permite destacar los rasgos revelados y los rasgos encubiertos por el naturales legible (obje­ creto, creado brado en el mado por el
maquillaje: rasgos del lápiz maquillador pero también rasgos de carácter y rasgt* Iligua, tierra. tos «brechtia- para el espec­ texto articu­ personaje
del esbozo global sugerido escénicamente. El espectador siente la atmósfera y la co­ nos») táculo lado
(2) (4) (6) (8) (10) |
loración emocional que desprenden los rostros y los cuerpos pintados.
formas no fi­ objeto encon­ objeto mos­ objeto señala­ objeto Subli­
gurativas (cu­ trado y reci­ trado y. a la do por 1a di- mado, semip-
bos, conos, clado en el vez, nombra­ dascalia !izado y me-
3. El objeto foto página espectáculo do (la gaviota morizadó
192) (foto página en la pieza de |
3.1. O b je t o id e n t if ic a d o y n o id e n t if ic a d o 174) Chéjov) ;!

Entendemos por objeto todo lo que puede ser manipulado por el actor. Este tér­ Tipología de tos objetos en el teatro.
mino tiende a reemplazar al de accesorio, que ha quedado demasiado ligado a la
idea de una herramienta secundaria propia del personaje. El objeto no solamente ik>
es accesorio, sino que se sitúa además en el centro y en el corazón de la representa­ Damos a continuación algunos ejemplos de categorías destinadas a clasificar
ción, sugiriendo que subtiende el decorado, el actor, y iodos los valores plásticos del los objetos según su grado de objetividad. ¿
espectáculo.
1. El objeto es una producción natural, un elemento no trabajado por el hombre.
El objeto, es decir, lodo lo que no es del acior y que figura en el escenario —los acce­ Por ejemplo, la arena de la puesta en escena del M añabharaia, poema épico ju ­
sorios, los decorados, las colgaduras, incluso e¡ vestuario—, constituye por naturale/z dio; o la de La tempestad de Shakespeare, puesta en escena por Pcter Brook. |
sobre el escenario, un material flexible, manejable y cambiante casi por definición.11 2. Las fonnas no figurativas pueden ser cubos o practicables, formas abstractas
que no podemos encontrar así en la realidad. Por ejemplo, el cono vuelto bqpa
Un mismo elemento escénico se puede tratar unas veces como decorado y o to abajo en Ou bien le débarquement désastreux, de Heiner Goebbels. „
com o accesorio o como obra plástica, pero la categorización es decisiva para la 3. La materialidad legible corresponde a los objetos de los que percibimos tanto su
comprensión de la representación. materialidad individual como su pertenencia social a un grupo. Por ejemplo,fia
gruesa lela del vestido de Madre Coraje (foto de la página 234), o los objeiojsi y
el vestuario de estilo brechtiano. i
4. El objeto encontrado y reciclado se toma prestado de la realidad y se utiliza de
una manera estética en un nuevo medio. Por ejemplo, los bidones que manipu­
lan los actores en Comían«, del grupo Brilh G o f (foto de la página 193). v
5. El objeto concreto creado para ei espectáculo toma prestados rasgos de los ¿lí­
10. Pintor italiano (c. 15 2 7 -15'M) célebre por sus retratos y figuras hum anas com puestas con florc>
y ¡’riiios. jelos reales, pero se adapta a las necesidades del escenario (nuevas proporcio­
I L Loe Bovirri*. L 'f o p w c m serta' , París, Ltbrairie ihcñlrüle, l cW . nes, estilización, etc.).
192 I .OS C( )M l'l >N l:.N 11 ;s .ESCI•NJí o- (.s o n to s r t i : m i :.n t o s m a t i :. k i a u :s d i : i ,a r e p k i í s r n t a c í c í n

Purria ¿n escena de C am inan por el g ru p o Brilli G of

3.V Ca'IüGOKÍAS 1‘AHA t.A DJiSCRIPCItíÑ

9 of 13
No existe una clasificación definitiva de los numerosos objetos que se pueden
encontrar en un escenario, Como mucho, podemos describir sus formas, enumerar,
^materiales y diferenciar su función utilitaria de su uso estético.
Las mentes inclinadas a las matemáticas sé entretendrán en situar los objetos en
¿-.tintos conjuntos que tan pronto son distintos como se incluyen unos en otros O
;w\eman una intersección común. Esta clasificación revela la lógica y el sistema de
le d iharsiu en um ilesax¡ieu x, cié H e in c r G o c b b d s ;..i objetos en el interior de una puesta en escena; también facilita su moiiiputaciólí.
síiital. El «sistema de los objetos»13 revela sobre todo su función e» e! esptetíieu-
h lo que obliga a pensar en el conjunto de la puesta en escena.
No por ello hay que olvidar la materialidad de los objetos, lo que hace de ellus
fv E'J objeto reai también puede ser nom brada a veces por el texto, perú pódente obelos de pleno derecho (y no solamente engranajes funcionales de una mecánica:
percibirlo concretam ente y concebirlo abstractam ente. Por ejem plo, la gaviuu ¿nomina). Por lo tanto, el análisis intentará mostrar inexperiencia estética que él e&í
de la que traía la obra de! mismo ululo de Cliéjov. ¡xvtaJor experimenta a su lado, especialmente por lo que toca u la materialidad de:
lo* objetos, que puede ser:
Desde ei momento en que es evocado por la palabra (casos 7 a! 10 de la tipoki
gíst propuesta en la página 191), el objeto adopta un estatuto muy distinto, si í|k — visual: fibras de la madera, del tejido;
también ahí hay distintos grados de abstracción, como si se alejara gradualmente Jí — olfntiva: olor del bosque, del agua, de la tierra (¡x's Exti mu tx puesto en escena
un u,o determinado hasta no ser más que un elemento memonzado de la lengua. por Peter Stein);
—un/uní: bidones que resuenan ai rodar y goipeatse.

i: .k'.iti IJnuUnMarJ, í.v Syxtéitíc tit-s abjí'lx. París, Gol it iiit í. 1968.
194 t u . s CUM TON E N T E S ESCÉNICOS LOS OTROS EL.EM L.N TO b M rtl'U k lA L ir.á u L I.A K E J 'K E S tN 1A C IO N i ‘.O

Eos objetos ocupan a menudo la frontera de otros elementos de la representa­ A menudo, el resto de la representación considera que el objeto, del mismo
ción, fror ejemplo, el bidón de Camlann es un utensilio y, a la vez, escenografía mó­ aiodo que el espacio, es un sistema integrador. un punto focal o un parámetro. El es­
vil (foto de la página 193); la arena de Ou bien le débarquement desasí reía es un pectador lo aprecia como un punto de referencia, como un límite entre dos momen­
material y, a la vez, un artefacto —reloj de arena gigante, cementerio, pozo, veni­ tos o espacios. En el caso de los bidones de Camlann (foto de la página 193), los
do, túne!, escena a la italiana o fuelle (foto página 192). juegos de simetría de estos objetos —que, sin embargo, se hallan y se utilizan tos­
Las observaciones puntuales de objetos que intervienen en un espectáculo sólo camente— estructuran el espacio rectangular, figuran los dos ejércitos enfrentados
tienen interés si las vinculamos cop un conjunto en construcción, con una dinámica v clarifican el relato.
vectorial que orienta las descripciones y que da cuenta de su uso metafórico o me-
tonímico. Por lo tanto, recuperaremos ei cuadro de las vectorizaeiones y examina­
remos qué operaciones efectúa el espectador que percibe e! objeto y qué trayectoria 4. La iluminación
vectorial se construye de este modo. Tomemos el ejemplo dei cono invertido de ia
escenografía de Ou bien le débarquement désastreux a cargo de Magdalena Jetelo- La iluminación ocupa un lugar clave en la representación: la hace existir vi­
vá. Se presta a cuatro grandes tipos de vectorización: talmente ai tiempo que une y colorea los elementos visuales (espacio, escenogra­
fía. vestuario, actores y maquillaje) confiriéndoles una determinada atmósfera.
Desplazamiento Condensación

2 , C o n e c to r (b o c a v e rte d o ra ) 1. A c u m u la d o r (em b u d o , m e z cla d o r, cono, etc.i


-U C o n sid e r a c io n e s téc n ic a s
3. S e c an te (p u e sto d e o b serv ac ió n ) 4. E m hrague (m á q u in a de ju e g o y de cimen­
ta ción d el sen tid o )
La iluminación es el sistema escénico que ha realizado más progresos técnicos
en los últimos años. Del mismo modo, tras la experiencia del teatro popular de Vi-
lar. la profesión de iluminador se ha impuesto y los iluminadores colaboran con el
1. La acumulación de las distintas identidades posibles del objeto hace de éi, suce­
director de escena desde la primera lectura y durante los ensayos de la obra. Un es­
sivamente o al mismo tiempo, un embudo, un mezclador de cemento, un vol­
pectador «medio» no tiene la obligación de estar ai día de ios avances tecnológicos;
quete de camión, etc.; cada objeto posible condensa dos o más significaciones:
¡a será mucho si muestra sensibilidad hacia ia dramaturgia de la luz. Antes que ac­
■ las representa con una cierta semejanza. Por ejemplo: mezclador = embudo-1
ceder a un conocimiento técnico de los proyectores utilizados, es más útil observar
volquete oscilante,
el lugar de la iluminación y la distribución de las fuentes luminosas, localizando la
2. La conexión se establece cada vez que interviene un nuevo uso del objeto, el
ubicación de tos proyectores: frontal, lateral, a contraluz, en contrapicado, horizon­
cual conduce ai antiguo uso a una reserva de sentido, y a una utilización ahora
tal o en ducha (o picado).
desplazada del objeto. Por ejemplo: por la boca vertedora del contenedor de are­
na asoma de repente ia cabeza del explorador, que mantiene imperturbabiemen
te su monólogo y que parece emerger en io alto de una chimenea o de un pues­
J.2. I l u m i n a c i ó n y color
to de observación. El efecto cómico de este objeto reside en ei desplazamiento
perpetuo de su identidad enigmática, en la asociación metafórica que mantiene
La iluminación crea el color. Así pues, tiene que existir una mínima conrcrta-
con una nueva propiedad.
ción entre el decorador, el figurinista y el iluminador para que las elecciones cro­
3. Cuando el desplazamiento genera un fuerte efecto de sorpresa, se produce una
máticas no se anulen unas a otras. El espectador estará atento a ios tintes que se uti­
ruptura de la cadena metafórica o metonímíca. La nueva identidad del objeto
lizan: cálidos para una sensación agradable; fríos para suscitar la tristeza; medios
•rompe el hilo conductor precedente y obliga a partir de nuevas bases. Por ejem­
para una impresión de neutralidad y tranquilidad. Las coloraciones elegidas susci­
plo, ¡a aparición del explorador en la boca del vertedero, o la inversión del cono
tan emociones y sensaciones a partir de la luz (claridad) y de! color (tintes). Una ob­
sobre uno de sus lados (foto de la página 192). servación rigurosa de las coloraciones dará cuenta del efecto que producen en el es­
4. L a acumulación y el desplazamiento desestabilizan la percepción. El objeto có­
pectador y de la construcción emocional del espectáculo. Las imágenes mentales
nico se transforma en una máquina de juego y embraga hacia niveles tic semillo
producidas le parecerán, si no más fáciles de comprender, al menos mejor ligadas a
muy distintos; pasa de ser objeto lúdicro a ser objeto inquietante, o máquina de
la utilización objetiva de los colores. Se tendrá en cuenta igualmente ia escucha mu­
guerra que fotografía o petrifica la selva virgen a partir de la influencia desas­
sical, los momentos oníricos o de sueño despierto y los de atención flotante, pues la
trosa del explorador enloquecido. «cucha y el sueño suscitan igualmente determinados colores.
19(¡ LO S C O M P O N E N T E S ESCENICOS IOS OtKOS ELEMENTOS MATERIALES DE LA REPRESENTACIÓN

,-vu
Las distintas direcciones de las luces 4..V D k AM A TU St Cl A DE ¡.A L U Z

Ai asistir ¡i un espectáculo, siempre podemos intentar captar cuál ha Sido el pian


Je iluminación, el light design, ci dibujo, o mejor, la puesta en escena de la luz, la
muñera específica en que esta producción escénica pone e n ju e g o tuces y sombras.
Establecemos el tipo de luz utilizada: luz natural del sol o de la luna, o bien luz
irtihcial (acttialmente.se pueden recrear las condiciones de la luz natura!)-
Señalamos en qtíé momento y cu qué efectos interviene durante el desarrollo del
espectáculo.
Evaluamos qué fenómenos pasajeros o duraderos permite pefeibir: efectos pun-
<,viM»ár»iÍüz ílum iíuw w ín Cñ duehít {o cu picado} uales o un cambio duradero de la atmósfera, !a revelación de un sentimiento o la
•.vultación de una acción, etc.
Nos preguntamos qué ilumina, pero también qué esconde, y si la puesta en es­
cena porte de la luz para encaminarse hacia la sombra o inversamente.
La luz facilita la comprensión, Si el objeto iluminado está bien contrastado, se
reconocerá claramente. La luz es responsable de la comodidad o incomodidad de
te atención y de la comprensión más o menos raciona! de un acontecimiento.
Cuando a ia máxima luz de Brecht o de Vilar sucede el claroscuro de Chéreau O
&ÍV’ dí André Engel, es que la visión de! mundo se ha ensombrecido. Cuando Strehler
í-m
I liíi n iiU iv t i t o í í í í c t> É U r;t|3 Íc ad ti [h u t) in ¡ic H H 3 h o r i z o i s t í t l
i? iu iluminador Guido Baroni) consigue conciliar la luz bianca y brechtiana de
ana dramaturgia que no tiene nada que ocultar con la luz sensual y meridional de
■¿¡tupintura renacentista italiana, realiza un compromiso único entre racionalidad
v objetividad.

- i La il u m in a c ió n y el ru s to de la « « p r e se n t a c ió n

ítufiiiiiüK'iiiH fro n ta l lhifvrsi3;ickrni laíffü Apreciar la iluminación significa comprender cómo influye en tos demás com­
itentes <id espectáculo.

U escenografía

Permite o impide que penetre la luz natural. La luz artificial elige ilusionar o ha­
ca desaparecer este o aquel elemento de! decorado. A! cambiar de dirección, puede
i-gerir ia progresión del día: por ejemplo, en las puestas en escena de Le Misanthro-
pt por André Engel y de Britannictts por Gildas Bourdet. También puede desorien-
ur al observador: por ejemplo, en Quai Oucst, de Koltes, o en Lafíiuxse suivaiite. de
Marivaux, puesto en escena por Chéreau, donde los actores proyectan enormes e in­
quietantes sombras cuya dirección cambia sin atender a la verosimilitud.

l \ S.'iuln Fáün^iis VuicMin, Lunti¿¿c.\ jnint' Sir .s'pvchii ív. -parís, Librniric thcüUülc, L98H. jfcíp¡. 30-
198 L O S C O M P O N E N T E S ESCiiüiCtVi los o t r o s e l e m e n t o s m a t e r i a l e s d e l a r e p r e s e n t a c i ó n 199

El vestuario olores. La activación de este sentido desencadena em ociones y recuerdos m uy po­


derosos que ¡levan al espectador a identificarse m uy fuertem ente con las situacio­
E l vestuario capta Ja luz con especia! facilidad: los pliegues de las ropas se des­ nes así resucitadas.
tacan y su tinte se vuelve visible y varía con el tipo de luz o de filtro de gelatina que En el escenario, el olor no pertenece al orden de la ficción, sino al de la reali­
se utilice. dad. Por este m otivo, o b staculiza el proceso de ilusión y de ficcionalización, y
bloquea al esp ectad o r en sensaciones que éste siente com o fuertes y personales.
De ahí la dificultad de tratar ios signos o lfativos com o ficciones, y de co m b in a r­
El maquillaje los con los otros sistem as de signos. De ahí tam bién la gran dificultad de em plear
fragancias en el escenario y de «leerlas» com o un signo teatral sim ilar a los de la
La luz io destaca, positiva o negativam ente. El color calabaza o naranja realza' vista o el oído. Por lo tanto, todo lo que podam os sen tir co rre el peligro de q u e ­
rá agradablemente el tono de piel; el color verde o azul, en cam bio, volverá la piel darse en este nivel de m aterialidad pura que rechaza convertirse en un sentido, un
gris, dándole un aspecto siniestro. El m aquillaje es casi siem pre una necesidad. signo o una d ra m a tu rg ia .14

El actor 5.2. E l tacto

A veces, la luz afecta al actor en su totalidad: su energía queda destacada o. i! El tacto tan pronto aparece naturalm ente en los juegos, eróticos u otros, com o es
contrario, atenuada. Su relación con el espectador es transparente, especialmente desterrado de la experiencia teatral occidental, con separación neta de actores y ob­
con luz máxima, o turbia, si queda cegado por una halo de luz o reducido a una voz servadores m ediante la fila de can d ilejas.15 N o obstante, otras form as de espectácu­
en la penum bra. Si bien el actor necesita la ilum inación com o la planta el agua (se­ lo del m undo entero utilizan el tacto. La vanguardia de los años sesenta — el hap-
gún Chéreau), a veces tam bién es víctim a de una ilum inación violenta, hecha con­ ptning o el teatro am biental de Schechner— suscita una relación distinta con el
tra él, Como para desestabi liza rio o agredirlo. Un ojo extem o y entrenado sabrá di­ cuerpo del otro y rehabilita el tacto. Esto es lo que form ula B arrault:
ferenciar una agresión «pactada» de una intervención intem pestiva del iluminador
que no ha consultado ni con el director de escena ni con el actor. G racias ai sen tid o del tacto , el arte d ra m á tic o es un ju e g o fu n d am en talm en te carnal y
. En resumen, la ilum inación, al articular tem poral y narrativam ente la acción, fa­ sensual. La rep resen tació n teatral es una refrieg a c o le ctiv a , un acto d e am or v e rd a d e ­
cilita la dramaturgia guiándola e inscribiéndola en el tiem po. ro. una c o m u n ió n sensual de d o s grupos h um anos. U no se a b re, el otro to c a y penetra;
los dos son uno, se d ev o ran 61 arte del [eatro, a! d irig irse ese n c ia lm en te al sen ti­
do del taclo, es, p or lo tanto y am e todo, el A rte de la S ensación. Es lo que se opone a
toda p reo cu p ació n in te le c tu a l.16
5. Materialidad y desmaterialización

Una vez tocado, no solam ente por la gracia del arte teatral, sino tam bién por el
Con ei fin de abordar lodos los elem entos m ateriales conocidos de la represen­
cuerpo del actor, el espectador m odifica radicalm ente su aproxim ación al espectá­
tación; habría que m encionar los sentidos hum anos que m enos se utilizan en el tea­
culo, se escapa del frío cálculo dei ojo geom étrico y entra en un m undo de sensa­
tro, al m enos aparentem ente; el olfato, el tacto y el gusto.
ciones que a veces van unidas a reflexiones abstractas.

5.1. E l o lfa to
5.3. E l g usto

: . Entra en ju eg o tanto por lo que se desprende de la sala com o de escenario: us


El gusto es un sentido poco solicitado en teatro, salvo en sentido figurado, com o
público m ás habituado a lo artificial y las falsas apariencias olerá un decorado
en la poética sánscrita, donde, com o el rasa, designa el sabor, la conciencia gozoso
compuesto de elem entos naturales {tierra, árboles, flores). Los sim bolistas rusos
del espectador y el sentim iento de catar un placer estético. Existen espectáculos
(B alm oni, de quien Vaehkevisch puso en escena Trois florahowt) ya proponían re­
presentaciones olfativas. R ecientem ente, algunos experim entos com o los de IV M. Dom ínUjiie P a q u e a « P o u r un th eá tre de iYaganee.s*'. en C a tt j á f i c U’S m l u c r s . n'r 17, J 995
m inique Borg con De l'auire colé d'Atice (1988) y D om inique Pnquet en Paiimt í?. V ía s e el e s p ít a lo I d e la s e g u n d a p a rle .
du baobab (1994) han intentado producir representaciones olfativas de perfumes; .16. Je .iíi'L o tliü R ürríuil!, L e P h c n n m é n e ih é á tm f, O x fo rd , On/CEUiíin P re ss , I 9 6 í . p.íg,- 2 f ,
200 L O S C O M P O N E N T E S ESCENICOS

d onde ios actores, durante la representación, elaboran un plato que, una vez prepa­
rado, ofrecen ai público, p o r ejem plo Ríwttu, del Politécnico de Rom a,
Podem os im aginar otros m ateriales distintos de los que hem os mencionada!!
recordar sus propiedades esenciales. T am bién podem os d iscutir la pertinencia de íc
segm entación en distintos significantes, pero hem os de advertir que se organizan s í -
gún un determ inado m ovim iento general, conform e a una vectorización. Lo impot-
lunte es, pues, no agotar la enum eración de los significantes, sino percibir, con la
cinco sentidos, su dinám ica: su em ergencia, secuencíalización y mem orización, n
facultad d e o cupar un prim er o un segundo plano, y de tom ar parte en correlación»
o alianzas. C aptar esta vectorización es la tarea del análisis de cualquier puesta en
escena, de c ualquier m anipulación de ios m ateriales escénicos. La experiencia ót
los sen tid as — la aesthesis— , es tam bién la participación em ocional del espectador
el liecho de que esté ahí y de que acepte d ejarse transportar por un Instante.

También podría gustarte