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Cía: “SEMBRANDO TEATRO”

¡Adiós, querido Cuco!


de Berta Hiriart dirigida por Gabriela González

Una obra para niños y niñas que se inician como espectadores

Personajes:
 Pajarraco 1, de carácter entusiasta, que a su vez representa a: Pola, niña de 7
años. América
 Pajarraco 2, atolondrado parlanchín, que a su vez representa a: Titina, la
abuela. Danna
 Pajarraco 3, erudito formal, que a su vez representa a: Cuco, el perro. Fer
 Además: Plúmbago, un cachorro, que puede ser representado por un títere.

La obra transcurre en casa de la abuela Titina, a lo largo de un año. Los actores


transitan libremente entre los pajarracos y sus personajes. Cabe aclarar que el
término pajarraco no se refiere a una caracterización realista sino que indica el tono
que han de tener los actores en su función, un tanto juglaresca, de narradores. Quede
el realismo para la historia que acontece a Pola y a Titina, protagonistas de la obra.

Prólogo
Luz sobre proscenio. Entran los tres pajarracos, tocando distintos silbatos e
instrumentos de aliento, mismos que harán sonar en distintos momentos de la obra.

-Pajarraco 1 (muy teatral): Niños y niñas, damas y caballeros: Bienvenidos al tiatro.


-Pajarraco 2: Sí, sí, bienvenidos.
-Pajarraco 3: No se dice tiatro, sino teatro.
-Pajarraco 1: Eso dije: Bienvenidos al te-a-tro.
-Pajarraco 3 (al Pajarraco 1): Hay que ensayar más, ¿eh?
-Pajarraco 2: Sí, sí, ensayar, los actores a ensayar.
-Pajarraco 3: (dando un leve codazo a Pajarraco 2)- Shhh, ¿qué va a decir el público
de este alboroto?
-Pajarraco 1 (Al público, retomando el hilo): Les decía queridos espectadores que:
Bienvenidos a (ante la duda que le provoca la palabra) este espacio de sueños y
maravillas en donde todo puede suceder. (Descansa, aliviado de haber salido del
paso)
-Pajarraco 2: Sí, sí, me consta, sobre las pobres tablas del escenario puede hasta
volar una vaca.
-Pajarraco 3 (adueñándose de la situación): Estimado público: Los actores de esta
compañía nos sentimos honrados de contar con su presencia y representar ante
ustedes la hermosa historia, feliz y triste a un tiempo: “¡Adiós, querido Cuco!” Y puesto
que yo soy ése, el mismísimo Cuco, procedo ya a entrar en papel.
El Pajarraco 3 se disfraza de perro mientras los otros lo observan.
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-Cuco (anciano y fatigado): ¡Auuuuuuu de mí! Aullar es ya lo único que puedo.
Cuco se echa en el piso luego de dar las rigurosas tres vueltas propias de todo perro.
-Pajarraco 1 y 2 (como coro griego): ¡Ay, inocente! ¿Qué será de ti?
-Pajarraco 1: Lo bueno es que la vida le ha dado casa y dueña, pobres, es cierto, pero
amables.
-Pajarraco 2: Sí, sí, Titina, la buena Titina.
-Pajarraco 1 (a Pajarraco 2): Ya, entra en personaje: Titina eres tú.
-Pajarraco 2: ¿Yo? ¡Ah, sí, sí! Soy yo.
El Pajarraco 2 se caracteriza de Titina
-Pajarraco 1: Y yo haré lo mismo: Prepararme para representar a mi personaje, Pola,
y volver así a los siete años de edad. ¡Que empiece, pues, la función!
El Pajarraco 1 se caracteriza de Pola. Se encienden luces de Navidad en el árbol que
se encuentra al fondo. Hace frío. Los tres personajes se animan como si viniesen de
un paseo. Titina encabeza la marcha. Cuco apenas puede caminar pero intenta
responder a los llamados de Pola. Pese a todo, el cuadro da una sensación de
armonía.
-Pola: ¡Ahí te va la pelota, Cuco! Ey, fallaste otra vez. (Acariciándolo) No importa,
perro bonito. ¿Quién te quiere tanto?
Cuco la lame. Pola le hace arrumacos.
-Titina (contenta): Oigan, dense prisa que ya está enfriando la tarde.
-Pola: ¿Oíste, Cuco? A ver, unas carreras
Pola echa a correr.
-Titina: Pola, espérate. ¡Alto en la esquina!
-Pola: ¿Verdad que soy velocísima? Ya le gano a Cuco
-Titina: Pues sí, junto a ti, Cuco y yo somos un par de viejas tortugas.
-Pola (a Cuco, jugueteando): ¿Es verdad eso? ¿Te estás convirtiendo en tortuga?
(Cuco ladra) Entonces, voy a prepararte un acuario. Ya verás.
Salen sonrientes. Pero de inmediato el Pajarraco 3 regresa a escena sin el disfraz de
Cuco.
-Pajarraco 3 (a cabina): ¡Maestro, por favor, salen las luces de Navidad, pues el
tiempo corre aquí rápidamente y resulta que ha llegado la primavera! (Hace unos
trinos) Ya estamos en marzo (otros trinos) y es viernes por la noche, día en que Pola,
igual que todas las semanas, va a visitar a su abuela Titina. ¡Ah, Pola disfruta tanto
estas visitas! Pero esta vez esta vez, querido público, contempla tú mismo los hechos
que han de suceder.
Se dirige al fondo del escenario, desde donde observa la escena.

Escena 1: La negación.
Anochece en la casa de Titina. En el escenario, dos bancas alargadas, colocadas en
los extremos. Al fondo una jardinera. Sobre el piso, la cama de Cuco, elemento de
dimensiones suficientes para ocultar a un perro. Entra Pola con una pequeña maleta.
-Pola (gritando animada): ¡Titina! ¡Cuco! ¡Ya llegué!

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Hay un momento de desconcertante silencio.
-Pola: ¿Titina? ¿Cuco? ¿Dónde andan?
Entra Titina agitada con una jeringa en la mano.
-Titina (besando a la niña de paso): Qué bueno que ya estás aquí, Pola. Necesito que
me ayudes. Cuco está enfermo. No ha probado un hueso en varios días. Ándale,
vamos a inyectarlo, tú le detienes la pata de atrás.
Titina y Pola se acercan a la cama de Cuco, quien no se ve.
-Pola (alarmada al ver el estado del perro): ¡Cuco! ¿Qué tienes? Salúdame.
-Titina: Lo que tiene son años. Ya no me acuerdo si quince o dieciséis, perdí la
cuenta, de todos modos para un perro son todos los años del mundo. A ver, detenle la
pata.
-Pola: ¡Ay, no! Pobrecito.
-Titina: Le va a quitar el malestar. Es por su bien.
-Pola (alejándose): No me atrevo, tú porque eres enfermera e inyectas diario a la
gente Además no creo que se mueva, mira cómo está. Ni siquiera abre los ojos.
-Titina (A Cuco): Bueno, Cuco, Pola no quiere enterarse de esto, pero tú sabes que es
necesario. Así que pórtate valiente.
Titina inyecta a Cuco. Pola cierra los ojos y se tapa los oídos. Ningún sonido sale de
la cama de Cuco.
-Titina: Listo. Qué buen perro.
Pola vuelve a acercarse a Cuco y lo acaricia.
-Pola: Ya alíviate, para que podamos jugar escondidillas. (A Titina) ¿Por qué respira
así?
-Titina: Están cansados sus pulmones.
Titina abraza a Pola.
-Titina: ¿Sabes, Polita? Creo que Cuco pronto nos va a dejar, hay que irse
despidiendo.
-Pola: ¿Cómo que nos va a dejar?
-Titina: Tú sabes
-Pola (interrumpe enojada): Yo no sé y no quiero que me expliques.
-Titina: Está bien, si quieres jugamos a la lotería.
-Pola: Tampoco. No tengo ganas de jugar a nada.
-Titina: ¿Te leo un cuento? Encontré uno que te va a gustar. Se llama “Platero y yo”,
es la historia de un burro.
-Pola: Mejor me voy a dormir. Ya verás que Cuco va a amanecer como si nada.
-Titina: ¿No quieres merendar?
-Pola: Tomé chocolate en mi casa.
-Titina: Bueno, al menos dame un beso.
Pola besa con desgana a Titina y se dirige hacia una de las bancas. Saca de su
maleta un camisón, despliega una sábana y se acuesta tapándose con ella. La abuela
va otra vez hacia Cuco.
-Titina (a Cuco): Cada quién reacciona a su manera, Cuco, eso hay que respetarlo.

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Titina ofrece agua al perro.
-Titina: ¿No? ¿Tú tampoco quieres nada?, ¿qué le vamos a hacer?
Apaga la luz y se dirige a la otra banca. Se pone un camisón y se acuesta también.
Todo queda en la relativa oscuridad que permite la luna.
-Pajarraco 3 (acercándose): ¡Ni remedio! Pola ha entrado al difícil camino de
despedirse de un ser querido, un camino que atraviesa por siete emociones iguales al
río, la montaña o el túnel con que se encuentran los viajeros. Por ahora, no quiere
saber nada. Pero, shhhh, está despertando
Pola despierta de golpe, se sienta. El cuarto se ha convertido en una galería de
sombras.
-Pola (quieta, atenta a su alrededor, en voz baja): ¿Hay alguien aquí? ¿Eres tú Cuco?
Si es una broma, no me da nada de risa, ¿eh? Me asustas. (Silencio) Tal vez sólo fue
un sueño, una pesadilla, y en realidad no está pasando nada. (Cantando para darse
ánimo) No pasa nada aquí, es el lugar de siempre. No hay monstruos ni fantasmas.
Ese gigante que veo es el viejo ropero de papá, donde guardaba sus calzones,
cuando era un niño igual que yo. No pasa nada aquí
Se levanta y se desliza descalza por el pasillo sin la menor gana de enterarse de
cómo está Cuco. Al llegar a Titina, se escurre dentro de su cama.
-Pola (despertando a su abuela): Titina...
-Titina: ¿Qué pasa?, ¿qué haces despierta a estas horas? Mira nada más qué fríos
tienes los pies ¿Cómo está Cuco?
-Pola: Bien, me imagino.
-Titina: No, Pola, está muy grave. Ya te expliqué.
-Pola: Tiene que estar bien porque yo no me sé despedir.
-Titina: Claro que sabes. Te has despedido cien, doscientas, trescientas veces. Ya no
te acuerdas, pero aprendiste a decir adiós desde antes de nacer. Piensa, Pola:
Habías flotado con gran comodidad en las aguas que tu mamá guardaba en su panza
de globo, pero llegó el momento en que creciste más que una sandía. (Pola se ríe). Tu
nariz se aplastaba contra las suaves paredes y, si estirabas un brazo, tenías que
encoger el otro. De modo que te entró el deseo de nacer. Ni remedio. ¡Adiós dulce
panza de globo! Todo lo que empieza, acaba. Pero también todo lo que acaba trae
algo nuevo. Así que cuando al fin lograste salir al mundo, lanzaste un berrido: Hola
aire, hola luz, hola perfume de leche. (Pola vuelve a reir y Titina bosteza) Y ahora,
duérmete, Polita.
-Pola (animada): Cuéntame una más de mis despedidas. ¿Sí? Sólo una.
-Titina: Mañana. Ahora hay que decirle adiós a estar despiertas. ¡Adiós, abur, ciao,
bye bye, shalom!
Pola ríe de nuevo.
-Titina: Todo mundo tiene palabras para despedirse. En México decimos adiós, hasta
luego, buenas noches, ahí nos vemos.
-Pola: Ahí nos vidrios

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-Titina: Sí, otra gente lo dice en chino, en náhuatl o en el lenguaje de señas de los
sordomudos, pero nadie escapa de despedirse. Es algo tan de todos los días como
los árboles o las nubes.
-Pola: No, es distinto. Ninguna nube me ha hecho llorar como cuando mis papás me
dejaron en la escuela. Me acuerdo que les gritaba: ¡Adiós no! ¡Adiós no! Pero ellos se
fueron de todas maneras.
-Titina: Claro, ni modo que te quedaras toda la vida en tu casa, sin aprender a leer, sin
jugar con niños de tu edad. Además, acuérdate de que pasado un tiempo, ni adiós
decías. Trotabas por el patio saludando a tus amigos. ¡Hola, Pablo! ¡Hola, Camila! Y
te echabas de clavado en el arenero. Esa es la parte que se te olvida...
Titina se queda dormida. Pola intenta despertarla. Tose, le pica las costillas, tararea.
Sin embargo, la abuela ya ronca como una leona.
-Pola: Bueno, en realidad yo sola me puedo acordar. Me despedí cuando salí del
Jardín de Niños ¡Shalom, arenero! ¡Ahí nos vidrios, Cami, Pablo! Y cuando me quedé
chimuela y El ratón Pérez se llevó mi diente. ¡Ciao, diente! Y la vez que me fui de
campamento. ¡Bye bye, papás! Mmm Después de todo (quedándose dormida), es
cierto: Soy una experta en despedidas.

Escena 2: El pasmo
Es de mañana. El pajarraco trina en la jardinera. La abuela se levanta y se dirige a
Cuco. Pola se queda en la cama y desde ahí espía sus acciones. Titina observa a
Cuco y luego lo toca revisando si ya no late su pulso. Hace un pequeño gesto de
dolor.
-Titina (acariciando a Cuco): Adiós, querido Cuco, pasamos juntos muchos buenos
años. Gracias. Gracias por tus lengüetazos y tu compañía. Por tus ladridos que me
defendieron más de una vez de los ladrones. Te perdono la lata que me diste.
Olvídala, incluyendo cuando mordisqueaste mis zapatos preferidos, ésos que ya no
encontré luego en ninguna tienda. Espero que tú también me hayas perdonado las
gritizas y demás momentos de mal humor.
-Pola (desde la cama): Abuela.
-Abuela: Ven, acércate. Ya murió Cuco.
Pola se tapa la cabeza con la sábana.
-Pajarraco 3: ¡Ah, la terrible noticia! ¿Qué va a hacer Pola? Entrará en una especie de
pasmo, su emoción se quedará congelada, como si hubiera llegado de pronto al Polo
Norte, sin abrigo, ni guantes, ni bufanda. Fíjense cómo va a actuar.
Titina envuelve la cama de Cuco con una sábana.
-Titina (a Pola): Ahora sí vas a tener que ayudarme, cariño. Yo no puedo llevarlo sola
hasta el jardín.
Pola se levanta en actitud de pasmo, pero ayuda a la abuela a cargar a Cuco hasta el
jardín. La abuela toma una pala y comienza a escarbar la tierra, mientras el Pajarraco
3 silba, canta o toca en la flauta una hermosa melodía. Cuando Titina se cansa pasa

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la herramienta a Pola, quien sigue escarbando, hasta que Titina juzga que el hoyo
tiene buen tamaño.
-Titina: Bueno, ahora pongamos al buen Cuco en esta cama de tierra perfumada.
(Colocan la cama de Cuco y comienzan a cubrirla con la tierra que sacaron momentos
antes). Le va a gustar saberse bajo el árbol de durazno que le dio sombra tanto
tiempo.
El Pajarraco sigue silbando mientras Titina y Pola permanecen del pie, mirando la
tumba.

Escena 3: La rabia
Mismo escenario y situación con un cambio de luz hacia el día pleno
-Titina: Ven. Es hora de vestirnos y desayunar.
-Pola: ¿Vamos a vivir este día como si nada? Yo no puedo.
-Titina: Como si nada, no, pero hay que vivirlo.
-Pola (enojada): ¡Qué tonta soy! Anoche pensé que era una experta en despedidas,
pero no tengo la menor idea de cómo decirle adiós a Cuco ni cómo seguir jugando ni
nada.
-Titina: Ya aprenderás, mientras no patees mis macetas.
-Pola: ¡Déjame en paz!
-Pajarraco 3: Ey, ¿qué está pasando? Pola ha despertado del pasmo y ahora siente
adentro una tormenta de enojo. Vean los relámpagos, escuchen los truenos:
-Pola (pateando furiosa): ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué se tuvo que morir? ¿Por qué
me tuvo que dejar convertida en una niña sin perro? ¡Es injusto! Titina se acerca a ella
e intenta abrazarla, contenerla) ¡Suéltame! ¡Quiero estar sola! ¡Nunca le voy a
perdonar a Cuco que me haya hecho esto! Irse así, tan tranquilo, sin detenerse a
pensar en mí ni un estúpido segundo (Pola se lastima un pie) ¡Ay, ay, me duele
horrible!
-Titina: Pola, ¿qué te pasó?
-Pola: Ay, no, no me toques, me duele.
-Titina: A ver, vamos a que te revise.
-Pola (quejosa): No puedo caminar.
-Titina (cargándola hacia la banca ): Tú, tranquila. Respira hondo.
Titina coloca a Pola en una banca. Le quita zapato y calcetín, y examina el pie.
-Titina: A ver, muévelo para acá. (Pola sigue las instrucciones, quejándose cada vez
menos) Para allá Menos mal, sólo se lastimó la punta del dedo gordo. De todos
modos, te voy a vendar. (Saca una venda y la enreda cuidadosamente en el tobillo y
el pie de Pola mientras habla) Piensa, Pola: Si los viejos no murieran, no habría lugar
para los cachorros. Imagínate, el mundo no tendría un solo pedacito libre de perros.
Llenarían las calles, los campos, las casas, los parques, las escuelas. No alcanzarían
ni la comida ni el agua. Piensa en nosotros, la gente, y en los demás animales, ¿qué
haríamos?
-Pola: ¿Titina, te vas a morir pronto?

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-Titina: Oye, no estoy tan vieja, para nada tengo esos planes, pero algún día
sucederá.
-Pola: Ah, no, ¿eh?, eso sí no. Tienes que esperarte a que yo crezca y sepa cómo
hacer una despedida tan grande.
Titina ríe tristona y abraza a su nieta
-Pola (más tranquila): Estoy muy cansada. Haz de cuenta que hubiera subido El Pico
de Orizaba.
-Titina: Ven, vamos a tomar un chocolate y luego nos dormimos un rato.
Titina apoya a Pola, que cojea, para salir de escena.

Escena 4: La angustia
En el mismo escenario. Es otro día. Los pajarracos 1 y 3 silban desde el jardín
anunciando la mañana. Entra Titina con el teléfono en la mano. Los pajarracos se
acercan a espiar.
-Titina: ¿Cómo que tampoco vas a venir hoy, Pola? ¿Por qué? Ah, no sabía que te
gustara tanto arreglar tu cuarto, van tres sábados que no vienes por eso Sí, sí, claro
pero ahora dime la verdad ¿Ey, Pola, estás ahí? Bueno, pues dime, te escucho ¿En
realidad te da cosa venir? Te entiendo, pero ni modo que ya no vengas nunca. Tengo
ganas de verte, de estar contigo Gracias, aquí te espero.
Titina se despoja del disfraz y se suma a los pájaros.

-Pajarraco 3: Pola no se atreve a decirle a Titina la verdad porque no quiere la


lastimarla.
-Parrajaco 1: Pero la verdad es que daría hasta su muñeca preferida con tal de no
volver a pisar el suelo donde murió Cuco. Sólo de pensar en eso, se llena de agustia.
-Pajarraco 3: No se dice agustia, sino angustia.
-Pajarraco 2: Sí, sí, angustia, ansias, miedo, una emoción que se siente en la panza
como una especie de túnel oscuro, sin salida.
-Pajarraco 1 (estremeciéndose de miedo): Un túnel con telarañas y murciégalos.
-Pajarraco 3 (corrigiéndolo): Murciélagos.
-Pajarraco 2: Exacto, se siente horrible.
-Pajarracos 1, 2 y 3 (como coro griego): ¡Ah, Pola, niña de esta tierra donde nadie
escapa al conflicto! ¿Qué harás?
Los pajarracos van a proscenio y miran hacia la lejanía.
-Pajarraco 3: Ya se baña y se viste
-Pajarraco 1: Ya se pone los calcetines y los zapatos
-Pajarraco 2: Ya le pide a su papá que la traiga.
-Pajarraco 1: Ya el papá le da la mano y juntos caminan a la esquina.
-Pajarraco 3: Ya están tomando el camión.
-Pajarraco 1: Ya vienen hacia acá.
-Pajarraco 2: Ya llegaron.

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Los pajarracos revolotean hacia el jardín. El 1 y el 2 entran en personaje: Pola viene
con su consabida maleta y el pie aún vendado. Se queda mirando todo, triste. Titina
trabaja en el jardín. El pajarraco 3 llama su atención hacia Pola
-Titina (besando a Pola): Hola, cariño.
-Pola: Mi papá te manda un beso. No entró a saludarte porque tenía prisa.
-Titina: Dile que igualmente. ¿Cómo va ese pie?
-Pola: Mejor, gracias.
-Titina: Qué bueno, así puedes ayudarme con el jardín.
-Pola (ve con horror el lugar de la tumba de Cuco): Preferiría quedarme aquí, si no te
importa.
-Titina: No, descansa, ¿quieres agua?
-Pola: Mejor dame algo que me quite esto que siento.
-Titina: ¿Qué sientes? ¿Cuerpo cortado, náuseas, calentura?
Pola afirma y luego niega con la cabeza
-Pola: No sé qué siento.
-Titina: Mmm, creo que no es una enfermedad. (La abuela acaricia a Pola) Yo también
extraño a Cuco, pero no hay jarabes ni inyecciones para eso.
Pola comienza a llorar y la abuela la abraza
-Pajarraco 3: ¡Ah!, esto es justo lo que Pola necesitaba para salir de la angustia:
Hablar un poco y sentirse abrazada. Ahora sí puede sumergirse en el río de la tristeza
que la ha estado esperando desde el día en que murió Cuco.

Escena 5: La tristeza
Mismo momento y situación. El pajarraco 3 se acerca compasivo hacia Pola y Titina y
toca o silba una melodía. En la medida en que Pola llora con más decisión, Titina le va
pasando un rollo de papel del baño.
-Titina: Llora, Polita. Llora todo lo que haga falta.
Al tiempo, también Titina llora. Ambas se suenan las narices y enjugan sus lágrimas,
sin soltar el abrazo. El papel que sale volando nos da una idea de la dimensión de su
tristeza. Al acabarse el rollo, Titina hace un rompimiento para pedir al Pajarraco 3:
-Pajarraco 2: Más pañuelos, por favor.
El pajarraco 3 le da más papel y abuela y nieta siguen llorando, hasta que Pola se
separa de Titina, asombrada de verla llorar.
-Pola (a Titina): Ya no llores, tú no.
-Titina: También tengo ganas. No te asustes. Llorar le hace bien a todo el mundo.
Hombres, mujeres, chicos, grandes, humanos, perros.
-Pola: ¿Perros? (Volviendo a llorar) No digas esa palabra.
-Titina (más tranquila): ¿Cómo no la voy a decir si no pienso en otra cosa? ¿Te
acuerdas cómo lloraba Cuco? Auuuuuuuu, auuuuuuu
Las dos sonríen ante el recuerdo
-Pola (también más tranquila): ¿Y cuánto tarda en pasar esto?

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-Titina: ¿La tristeza? Depende. El tiempo es muy curioso. Si te ocupas en cosas
interesantes, pasa volando como los pajarracos que hay en el jardín. Pero si te
sientas a ver el reloj, cada minuto se hace una eternidad. ¿Sabes qué? Vamos a ver
el álbum de fotos.
La abuela saca un inmenso álbum
-Titina: Mira, ésta soy yo de niña y ésta que me peina es mi mamá. Ve qué cara
tengo. ¡Ese peinado era una tortura!...
-Pola: Qué chistosa, Titina
-Titina: ¡Uy, fue hace tanto! Pero a la vez, no me lo vas a creer, veo esta fotografía y
es como si como si mi mamá estuviera aquí con nosotras. Así nos va a pasar con
Cuco. Ya verás. Siempre he pensado que las fotos son mágicas: traen a la vida a las
cosas, la gente, los momentos que ya no están, que ya pasaron.
-Pola: Está muy bonita tu mamá con ese sombrero ¿Lloraste mucho cuando se
murió?
-Titina: Muchísimo. Pero a la vez tenía tanto quehacer con mis hijos chiquitos y el
trabajo en el hospital que no podía dedicarme a extrañarla. Había que seguir. Mira,
aquí está Cuco.
Entra una música juguetona aunque nostálgica. Cuco aparece al fondo, en el jardín,
jugueteando y creando imágenes como las que pueden contener las distintas fotos:
De panza al sol, cazando una mosca, etcétera. Titina y Pola reaccionan ante cada
imagen del álbum.
-Pola: Y aquí estamos Cuco y yo.
-Titina: Se ven felices. Llévatela, Polita, y cuélgala en tu cuarto. Va a ser lindo tener un
recuerdo donde Cuco y tú la están pasando tan bien.
Cuco se acerca mucho a Pola, mientras ella besa la foto.
-Pola (estremeciéndose con algo de risa): ¡Ay, casi puedo olerlo y sentir en la cara las
cosquillas que me hacen sus bigotes! (Besa otra vez la foto y Cuco reacciona como si
lo hubiera besado a él. Luego da las típicas vueltas de los perros y se echa a los pies
de Pola y Titina). Hay un silencio. Pola recarga su cabeza en Titina y ambas se
quedan pensativas.
-Titina: Mmm… Pasó un angelito. Así decía mi mamá cuando de pronto se hacía un
silencio en medio de una reunión.
-Pola: ¿Crees que anda por aquí el angelito de Cuco?
-Titina: No sé. Más bien creo que está en nuestra memoria y ahí se mantiene vivo.
-Pola: Me gusta imaginármelo como un ángel.
-Titina: Bueno, pues la mente es libre.
Cuco despliega unas alas de ángel y con ellas va a trotar por el jardín hasta que
desaparece.
-Pola (desperezándose sonriente): ¿Qué hacemos ahora? ¿Jugamos a la lotería?
-Titina: Sí, ya sabes que me encanta.
Salen para volver de inmediato en su condición de pajarracos.

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-Pajarraco 3: De regreso en su casa, Pola cuelga el retrato de Cuco en el lugar de
honor de la pared.
-Pajarraco 1: Junto al calendario de “Catáceas del desierto mexicano” que tanto le
gusta.
-Pajarraco 3: Cactáceas, de cactus.
-Pajarraco 1: Bueno sí. Cada noche, luego de mandarle un beso a su querido perro,
colorea un cuadrito del calendario, sintiendo que ya le quedan menos días de tristeza.
-Pajarraco 2: Domingo 29 de abril, lunes 30 de abril, martes 1o. de mayo.
-Pajarraco 3 (interrumpiéndolo): Los días no pasan tan rápido como ella quisiera, pero
tarde o temprano se va la primavera con su calorón y llega el verano con sus
aguaceros.

Escena 6: La culpa
Anochece sobre el mismo escenario. Entra Pola, ya sin venda, con su maletita y un
paraguas.
-Pola: ¡Titina! ¡Ya llegué!
Entra Titina con algo escondido.
-Titina: Te tengo una sorpresa
-Pola: ¿Sí? Que no llovió.
-Titina: En serio. Una sorpresa grande, muy especial.
-Pola: ¿Revivió Cuco?
-Titina: No, Pola, eso es imposible.
-Pola: ¿Entonces me da igual, ¿qué es?
-Titina: ¿Te acuerdas de la caja que te llamaba tanto la atención y que tuve que
esconder porque guarda algo que no es para niñas chiquitas? Toma (entregándole
una caja de pinturas), te la regalo. Ya tienes edad para usar estas pinturas de aceite.
Óleos se llaman. También pasé a la tienda a comprarte una paleta.
-Pola (sin demasiado interés, ni hacia la caja ni hacia la paleta): ¿Helada o de dulce?
-Titina: De pintora, para mezclar los colores. Mira. Y unas telas, blancas, para que las
llenes con todo lo que se te antoje.
-Pola (con todo entre las manos): Gracias.
Pola coloca la caja sobre la banca y se hinca dispuesta a pintar. Ya toma el pincel
pero la abuela la detiene.
-Titina: Espera, falta algo. No vayas a empezar ¿eh?
Titina sale momentáneamente mientras Pola se queda con el pincel en el aire. Entra
Titina con un caballete.
-Pola: ¡Chispas! ¿Qué es eso?
-Titina: Un caballete. Mira, se pone así Es para detener la tela.
La abuela coloca todo en su lugar, conformando un mini estudio de artista.
-Titina: Estaba por ahí arrumbado, igual que la caja. Son de una época en que me dio
por pintar. Justo cuando se murió mi mamá. No sabes qué consuelo, Polita, qué
consuelo. .. Bueno, te dejo disfrutar mientras yo voy a lo mío.

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Entra música del Pajarraco 3. La abuela sale al jardín a trabajar en sus plantas. Pola
toma un tubito, lo mira
-Pola (leyendo con dificultad): Magenta ¿Cómo será el color magenta? (Da un
pincelazo y lo observa complacida. Toma otro tubito) Marfil (Repite la operación de
conocer este nuevo color) Plúmbago ¡qué bonita palabra! Plúmbago, plúmbago (Da
un pincelazo más)
Poco a poco va soltándose hasta que pinta un perro enorme con alas de ángel entre
nubes. No tiene que ser realista ni de caricatura, sino de un estilo naif, hermoso.
Cuando lo tiene acabado, lo deja por ahí y comienza otro. La abuela entra y sale, y
Pola continúa pintando.
-Titina: ¡Ya, Pola! ¡A dormir!
-Pola (sin dejar de pintar): Voy
Se va haciendo noche cerrada. Sólo queda una luz sobre Pola pintando.
-Titina (Desde su cama): Pola, en serio.
-Pola: Sí, ya voy Sólo acabo de pintar al pajarraco que jugaba con Cuco.
-Pajarraco 3 (asomándose a ver el cuadro): Oh-oh, se parece a mí. (Bosteza) Pero es
tan tarde: Ya la única luz que queda encendida es ¡Dioses del teatro! ¡Es el momento
en que tiene que entrar la luna!
Entra la luna.
-Pola: ¡La luna, qué linda está! Voy a pintarla también
Pola va acabando varios cuadros, mientras sucede un juego de luces, trinos, y
entradas y salidas que da una clara sensación de paso de tiempo. Al final, Pola
duerme recargada en su caballete. Los pajarracos 2 y 3 lanzan sus trinos matutinos.
-Pajarraco 2: ¡Qué bien! ¡Qué bien! Pola va, qué digo bien, excelente. Ya casi ha
curado toda su tristeza. Miren qué producción y en unas cuantas semanas. Eso es lo
que siempre he dicho: no hay mejor medicina que hacer algo que nos guste.
-Pajarraco 3: Shhh, que Pola y Titina duermen aún. Y nosotros tenemos que poner un
poco de orden en este escenario. Rápido.
-Pajarraco 1 (despojándose del disfraz de Pola): Yo quiero ayudar. Soy buen
escenógromo.
-Pajarraco 3: ¡Qué manera de hablar! Se dice escenógrafo. Y a ver, si eres tan bueno,
dinos cómo vamos a colgar todos estos hermosos cuadros.
-Pajarraco 1: ¡Muy fácil! eee
-Pajarraco 2: Mientras piensa, cantemos y bailemos para que no se aburra el público.
Baila y canta. El pajarraco 1 se le une.
-Pajarraco 3 (con voz firme): ¡Alto!
Todos se detienen.
-Pajarraco 3: Retomemos de inmediato la historia. El público no quiere ver tonterías
sino saber qué sigue en el viaje de duelo que ha emprendido Pola. Como decía mi
maestro (presumiendo) William Shakespeare: The show must go on! No pongan esa
cara. Quiere decir: El espectáculo debe continuar.
-Pajarraco 2: Sí, claro, continuar. Pase lo que pase, debe continuar.

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Entre los tres pajarracos encuentran la manera de colgar rapidísimamente los
cuadros, hasta dejar la casa convertida en una galería. El pajarraco 1 regresa a donde
dejó a Pola y el 2 entra como Titina.
-Titina: ¡Pola!
Pola despierta y se despereza.
-Titina: ¡Qué maravilla! Mira qué hermosa se ve la casa.
-Pola: ¿Crees que le gustarían a Cuco mis pinturas?
-Titina: Bueno, él no era muy aficionado al arte, acuérdate.
-Pola (Preocupada): Ya casi no me acuerdo de él, se me borran sus ojos, su hocico y
su color. Claro que tengo su foto, pero la verdad ya rara vez la veo. No me gustaría
que Cuco creyera que lo estoy olvidando.
-Pajarraco 3 (acercándose): ¡Uy, uy, uy! Pola se está metiendo al pantano de la culpa.
Se siente mal por empezar a sentirse bien, por estar tan ocupada con sus óleos, por
pensar menos que antes en Cuco.
-Titina: Nadie pensaría en olvido al ver estos cuadros. No importa que no recuerdes a
Cuco con exactitud, que lo inventes y lo reinventes a tu antojo, porque lo que está
claro es el cariño que le guardas. Además, Polita, Cuco entendería. Toda su vida fue
un sinvergüenza que se la pasaba muy a gusto. No al final, que ya estaba tan
cansado y enfermo, pero se divirtió todo el tiempo que pudo. Y eso es lo que todos
tendríamos que hacer. Ven, ¿qué tal un buen baño?
-Pola: Nada más pinto otro cuadro, ¿sí?
-Titina: Luego, ahorita a bañarse.
Salen para reincorporarse como pajarracos.
-Pajarraco 3: Así, entre pinceladas, llega el otoño con sus hojas secas y sus días de
muertos.
-Pajarraco 2: Sí, sí, y Pola y Titina ponen un altar adornado con flores de cempasúchitl
y calaveritas, y cocinan huesos de pollo con arroz, el plato predilecto de Cuco.
También ponen algunos de los retratos que Pola ha pintado y
-Pajarraco 3 (interrumpiéndolo): Bueno, y todo lo demás.
-Pajarraco 1: Pola ahora siente que el tiempo vuela. Ni cuenta se da cómo se va el
otoño y regresa el invierno trayendo otra vez las posadas, la navidad, el año nuevo.
Pero, sshh silencio. Veamos cómo termina Pola su corrido.
-Pajarraco 3: Se dice recorrido.
-Pajarraco 2: Sí, recorrido, viaje, trayecto.
-Pajarraco 1: ¡Shhhh!
Salen.

Escena 7: La aceptación
Amanece sobre el mismo escenario. Cantan los pajarracos 1 y 3. Resaltan las luces
del árbol de durazno, otra vez encendidas para la época navideña. Debajo de él
descansan un zapato de Pola y una cama como la de Cuco pero más chica. Entra

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Pola en camisón, medio dormida, y va hacia el árbol. Los pajarracos 2 y 3 observan
sus acciones.
-Pola (sonriendo con curiosidad): Ya llegaron los Reyes Magos (Se asoma dentro de
la cama y la expresión le cambia por completo) ¡Un cachorro! ¡Hola, pequeño! Ven (lo
carga como a un bebé, lo besa, juguetea con él) No llores, ¿extrañas a tu mamá?
Mira, no es tan malo que le hayas dicho adiós. Aquí te vamos a querer mucho. Ya
verás. No te van a faltar cosas que hacer, que ver, que conocer. El mundo vale la
pena, te lo digo por experiencia (Observándolo) ¿Cómo te pondré? ¿Cuco Segundo?
No, eres muy distinto a él, mucho más orejón. Te mereces tu propio nombre Ya sé.
Vas a llamarte Plúmbago. ¿Te gusta? (Acercándose con el cachorro en brazos a la
tumba de Cuco) Tú no sabes quién fue Cuco. Mira aquí está, bajo la tierra. Tuvo que
irse a descansar porque ya estaba muy enfermo y también, Plúmbago, porque todo lo
que empieza acaba, y todo lo que acaba trae algo nuevo. Como Cuco y tú. Hace un
año él estaba aquí todavía y jugábamos a la pelota. ¡Ay, no sabes qué es una pelota!
Tengo tanto que enseñarte. Mira, ésos son los pajarracos de Titina, la abuela. Ella
dice que son unos chismosos, que todo lo que ven, van y lo cuentan. Pero ahora hay
que decirles adiós para ir por tu leche. ¿Sabes Plúmbago? Es muy importante
aprender a despedirse. A ver, dí: ¡Adiós, abur, ciao, bye bye, shalom! (El perro ladra y
Pola se ríe) ¿Así se dice en tu idioma?
Pola y Plúmbago salen. El pajarraco 1 se une al grupo.
-Pajarraco 3: De este modo, querido público, Pola llega al jardín de la serenidad,
etapa final de su viaje de duelo. Se hace a la idea de que Cuco ya no está y acomoda
la pérdida en su corazón.
-Pajarraco 2: Sí, sí, ella la acomoda en su corazón y nosotros en el nuestro.
-Pajarraco 3: Y una vez dicho esto sólo nos queda despedirnos, porque también toda
función se acaba.
-Pajarraco 1: Gracias por haber venido al (poniendo cuidado en la palabra) teatro.
El pajarraco 1 se muestra feliz de haber dicho bien “teatro”. Los otros le aplauden.
-Pajarraco 2: Sí, sí, al teatro. Tomen en cuenta lo aquí sucedido. Y si alguien les
pregunta cómo lo saben, respondan que se los contó un pajarraco.
-Pajarraco 3: Bueno pues ¡Adiós, amable público!
-Pajarraco 2: Sí, sí, adiós, abur, ciao, bye bye
-Pajarraco 1: Shalom.

“SEMBRANDO TEATRO”- Primavera 2014

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