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SÍNTESIS DE LA CARTA ENCICLICA SPE SALVI

Del Sumo Pontífice Benedicto XVI


Autor: Juan Alberto Hernández Blonden- 2018-1910

INTRODUCCIÓN
Al leer esta encíclica podría decir que el mensaje principal que el papa trata de ofrecer
consiste en la respuesta a esta pregunta: ¿Que es la esperanza y cuál es la esperanza del
cristiano? El Papa responde que la esperanza cristiana se basa en la certeza de creer
firmemente en la redención presente, que puede transformar nuestra vida, recibir esperanza
significa llegar a conocer a Dios, un Dios personal, que en Jesús se ha revelado como amor.

DESARROLLO

El papa presenta una relación estrecha entre la Fe y la Esperanza; y asegura que la fe es


esperanza, ya que la fe aporta algo de la realidad misma, y dicha realidad presente constituye
una prueba de las cosas que aún no se ven; es la esperanza que nos ayuda a vivir un presente
según las leyes de la ética impulsado por la fe en lo que no se ve y la esperanza en la vida que
nunca termina. A la esperanza corresponde el anhelo de eternidad, a pesar de no conocerla y
de constatar que no es esta vida, sin que por ello deje de ser una realidad comunitaria, y a pesar
de que ninguna estructura humana la puede suplir.
La encíclica toma su título de la frase de san Pablo a los romanos: “Spe salvi facti sumus”,
hemos sido salvados por la esperanza. “Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se
nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro
presente: aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta,
si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el
esfuerzo del camino”.

El Papa Benedicto XVI Para ayudar a comprender lo que significa la esperanza para el
Cristiano católico, cita el caso de Santa Josefina Bakhita, nacida en Darfur (Sudán) en
torno a 1869 y vendida como esclava cuando tenía nueve años. Después de muchas y
difíciles vicisitudes, llega a una familia italiana y allí descubre que existe otro amo por
encima de todos los señores. En este momento tuvo ‘esperanza; no sólo la pequeña
esperanza de encontrar amos menos crueles, sino la gran esperanza, “yo soy
definitivamente amada, suceda lo que suceda este gran Amor me espera. Por eso mi vida
es hermosa”. A través del conocimiento de esta esperanza ella fue ‘redimida’, ya no se
sentía esclava, sino hija libre de Dios.
La esperanza según el papa es la razón de la vida Cristiana sino, tenemos esperanza pues
podríamos decir que estamos muertos en todo el sentido de la palabra.
Textualmente hablando en la edad moderna la fe-esperanza cristiana se reduce a la fe en el
progreso a causa de la vinculación de la ciencia con la praxis, el papa emérito Benedicto XVI,
hace un diagnóstico de la crisis de esperanza con que termina la modernidad: la ciencia y su
aplicación técnica, que prometía un futuro mejor con su esperanza ciega en el progreso, la
libertad y la razón, que con la Revolución Francesa o el Marxismo prometieron un mundo de
justicia, han mostrado que sus enormes posibilidades tienen unos límites claros para
fundamentar una verdadera esperanza.
El progreso científico acumula recursos que sirven de poco si no se ponen al servicio de un
proyecto moral; es más, la historia reciente ha mostrado que pueden servir fácilmente a la
barbarie. El mundo sin Dios y las estructuras sociales más justas que prometieron las
revoluciones, se han topado con los límites de la misma libertad en cada intento de hacer en la
tierra “el reino del hombre” como un paraíso. De hecho cada generación de hombre es
responsable de su vida; y la libertad del hombre, siempre abierta, puede llevar al fracaso los
mejores proyectos trazados por la razón. La razón y la libertad quisieron hacer una comunidad
humana perfecta con las Revoluciones Francesa y Rusa; pero sus mismos defensores, como
Kant o Lenin, reconocieron que eran incapaces de hacer un hombre nuevo, y sus proyectos de
nueva sociedad dejan sin esperanza al hombre individual.

Sólo Dios puede ser el garante de la esperanza del hombre, ya que nos da la vida, la cual a su
vez consiste en una relación de amor. La relación con Dios por parte del hombre no es
individualista, pues tiene lugar por medio de Jesús.
La esperanza se asimila y ejercita en la oración. Orar es hablar con nuestro Padre común, ya
que somos hijos suyos la oración purifica al hombre orante, pero ha de ser al mismo tiempo
eclesial.
La esperanza se asimila y ejercita en el obrar con rectitud y en el sufrimiento. El juicio como
lugar de asimilación y ejercicio de la esperanza: la verdadera justicia implica que el pasado
quede anulado de modo irrevocable; la justicia como argumento en favor de la existencia de
la vida eterna; la escatología intermedia: la realidad del purgatorio lleva consigo la
purificación como por el fuego, que a fin de cuentas es la mirada misma de Cristo. Hay
posibilidad de pedir por los demás ya que esperamos también por ellos. Cristo es la luz y
María es una luz cercana que nos ayuda a orientarnos hacia Él. Oración a María, en la que se
hace un recorrido de su vida como modelo de esperanza para la Iglesia.
CONCLUSION
Esta encíclica nos ayuda a conocer el fundamento de la esperanza cristiana y deja bien
claro la importancia de esta en la vida del hombre. El papa cita en esta encíclica algunos
filósofos modernos que con un alto grado de conocimiento y con posturas adversa a las
nuestras no entiende que una vida sin Dios es una vida sin sentido, Sólo Dios puede crear
justicia, por eso un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza.
Imaginemos una vida sin esperanza. Hasta imaginarlo es difícil porque imaginar un
mundo sin esperanza, el solo hecho de imaginarlo es un caos, un sin sentido total que en
si solo aumentaría el ego del hombre. A la luz de esta encíclica vivir sin esperanza es
atentar contra la moral, porque esta nos ayuda a vivir en el amor, a respetar y amar mi
otro yo, y el medio en el que vivimos.
La esperanza nos da felicidad porque en medio del sufrimiento y el dolor es esta misma
esperanza que nos permite mantenernos de pies, a reír en medio de las amarguras, esta
esperanza nos ayuda a sentirnos amados por aquel en quien esta puesta nuestra esperanza,
Jesús, quien al mundo vino y nos enseñó a vivir el amor, un amor que trasciende, un amor
que se entrega, que se comparte, un amor que espera, es Jesús la esperanza misma.
Así que para poder aprender y ejercer la esperanza el papa nos muestra tres lugares
privilegiados de los que anteriormente hable y que para finalizar esta síntesis quisiera
textualizar:
La oración que se dirige a Dios cuando ya no puede hablar con nadie, y busca liberarse
de las justificaciones individualistas haciendo propia la plegaria de toda la Iglesia que nos
hace más compasivos con los demás.
El actuar y el sufrimiento. Actuar y trabajar por los otros y la justicia, pese a encontrar
oposición y al fracaso, es la esperanza en acción. Se manifiesta en la aceptación del propio
sufrimiento, y en la compasión que lleva a remediar el dolor ajeno
El Juicio que nos espera no es algo terrible sino la promesa de que triunfa la justicia de
Dios, de que su Misericordia manifiesta la verdad que nos juzga como responsables de
nuestras obras, al tiempo de que nos purifica de todo mal llevándonos a la plenitud de la
felicidad y de la comunión de amor que deseamos.
Esta encíclica como estudiante de Ciencias Religiosas me ayudara a entender la razón del
porque estudiar esta hermosa carrera y además creo que fue muy oportuna y necesaria en
estos tiempos donde las corrientes adversas quieren matar la esperanza del cristiano, en
esta encíclica queda claro que vale la pena creer en aquel autor de toda esperanza, Jesús.

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