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Autor:
Pbro. Daniel Lorenzo Vargas Salazar
Portada:
Carlos R. Sánchez Fernández
Diagramación:
Yoel S. Olivero Carrasco
Arte Final:
Jesús Pérez
Impresión:
Editora Amigo del Hogar
Manuel María Valencia #4
Santo Domingo, D. N. Tel.: 809.548.7594
Dedicatoria
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Presentación General
Me alegra poner en sus manos estas orientaciones para
la implementación del Plan de Pastoral al celebrarse el XXV En-
cuentro Nacional de Pastoral, que es lo mismo que decir 25 años
de camino común de todas las Iglesias que peregrinan en la Re-
pública Dominicana, plasmados en sus tres Planes de Pastoral.
El Primer Plan Nacional de Pastoral se elaboró y se ejecutó
del 1982-1992, con miras a la celebración del Quinto Centenario
de la primera evangelización y con el trasfondo de la III Confe-
rencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada
en Puebla. Fueron los primeros pasos de planificación pastoral a
nivel nacional centrados en las cinco prioridades del momento:
familia, comunidad, pobres, jóvenes, y alejados.
El segundo Plan de Pastoral del 1993-2000 se proponía
aplicar las conclusiones de la IV Conferencia celebrada en nues-
tra capital dominicana, Santo Domingo y teniendo como horizon-
te a la vista la celebración del Gran Jubileo del año 2000. Detec-
tadas 4 urgencias que hacían eco a la temática del Documento
de Santo Domingo: nueva evangelización, promoción humana,
cultura cristiana y organización pastoral se proponía responder
con acciones concretas desde todas las áreas de Pastoral.
Desde el 1996 con la celebración de los 500 años del pri-
mer bautismo celebrado en América, se aceleró el paso hacia la
preparación del Jubileo. Con entusiasmo y fidelidad nos unimos
a la propuesta del Papa Juan Pablo II en la Tertio Millennio Ad-
veniente, viviendo intensamente el año del Padre (1997), del
Hijo (1998) y del Espíritu Santo (1999). Entre las actividades
preparatorias valga recordar la Gran Misión en la Arquidiócesis y
en varias Diócesis.
El año jubilar del 2000 constituyó un gran año de gracia
del Señor para nuestra Iglesia que con diferentes eventos y con
gran creatividad celebró este gran acontecimiento.
En el verano del 2000 fui invitado por el Equipo de los Mi-
sioneros del Sagrado Corazón que dirigía el Monte de Oración de
San Víctor, a coordinar un curso de Planificación Pastoral. Fue
un fin de semana muy rico, ya que el grupo, aunque no muy
numeroso, logró integrarse e interesarse en la temática del ta-
ller. Entre los participantes, había una joven del Instituto Secular
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Altagraciano, llamada Ofelia Pérez, que había regresado al país
desde la Diócesis de Ciudad Altamirano, donde sirvió durante
cinco años a esa Iglesia Local y donde vivió la experiencia de la
elaboración
y puesta en marcha del Plan Pastoral Diocesano con me-
todología prospectiva y animado por los Padres Fernando Za-
pata y Mario Merino del Servicio de Animación Comunitaria del
Movimiento por un Mundo Mejor de México.
Ella había acudido al curso para conocer la manera con-
creta de planificación existente en el país. Allí conversamos lar-
gamente sobre su experiencia que nos resultó fascinante para
los que compartíamos ese curso. Me entregó bibliografía y co-
mencé a entusiasmarme con el proyecto.
Al mes siguiente, en la reunión del Consejo Presbiteral,
nuestro Arzobispo Nicolás de Jesús López Rodríguez planteaba
su interés de que se elaborase un plan de pastoral que nos pre-
parase al Jubileo de los 500 años de la creación de la Arquidióce-
sis de Santo Domingo, a celebrarse el 8 de Agosto del 2011. El
señalaba su decisión de que fuera un plan de evangelización que
uniera y renovara toda la Iglesia Arquidiocesana.
Este planteamiento del Arzobispo fue la ocasión propicia
para proponer que el Arzobispo y un equipo del Consejo Presbi-
teral se dedicaran a reflexionarlo y a concretarlo con la ayuda de
alguna persona que nos ayudara a conocer alguna metodología
adecuada. Me atreví a proponer a la Srta. Ofelia Pérez para que
nos dirigiera esa reflexión. El Cardenal aprobó la idea y se or-
ganizó unos dos días de estudio dirigido por nuestra invitada y
presidido por el Cardenal y con la participación de Mons. Pablo
Cedano y los Padres José Esquivel, el P. Estanislao Schwarstz
cicm y quien escribe.
Al finalizar este encuentro hubo un consenso unánime de
adoptar esta metodología prospectiva para elaborar el plan ar-
quidiocesano, con la disposición de proponer a todas las Diócesis
lo que habíamos conocido y decidido. De inmediato hicimos los
contactos necesarios con el P. Fidel Suárez de la Dirección Gene-
ral del Movimiento para un Mundo Mejor a través de las Herma-
nas Juanistas que le conocían.
El nos refirió al P. Juan José Genovard, mssscc, coordina-
dor de área de dicho movimiento, quien, a su vez, convocó al P.
Feliciano Rodríguez y al Equipo de México.
A pocos días se tenía el XIX Encuentro Nacional de Pas-
toral y se presentó la propuesta a varios Obispos y a toda la
asamblea. Aunque algunos se animaron no todos vieron clara la
idea ya que suponía un cambio de la metodología de los planes
anteriores y les parecía que era una decisión unilateral.
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Después de muchos diálogos en el Instituto Nacional y
en la Conferencia del Episcopado así como la presentación del
proyecto en todas las Diócesis se hizo la decisión de adoptarlo a
nivel nacional.
Del 2001 al 2006 fueron años de elaboración del modelo
de situación, del modelo ideal, de la realización del diagnóstico y
del modelo operativo en cada Diócesis y a nivel nacional con sus
consiguientes encuentros, cursos y talleres para cada paso del
proceso.
Fue un tiempo de profundización en la espiritualidad que
ánima nuestro Plan Pastoral que es la espiritualidad de la comu-
nión. Muchísimas personas y parroquias vivieron las tres etapas
de esta espiritualidad que han sido un abono para todo lo que el
Plan de Pastoral nos propone. Para completar se desarrollaron los
talleres de formación de equipos, que han servido de mucho para
fortalecer nuestras comisiones, consejos y equipos. También los
sacerdotes, a través de los retiros anuales, fueron motivados a
vivir esta espiritualidad.
Y llegó el momento anhelado por todos: la ejecución del
Plan. Todo Plan es un conjunto de decisiones elaboradas para
llegar a una meta con los mayores resultados y con los menos
costos. Por eso, en un principio un plan es teoría y papel escrito.
Luego, es que se inician los pasos para llegar a esos objetivos
que se han trazado.
Este momento del aterrizaje trae momentos difíciles, du-
das, preguntas y puede llegar hasta la desilusión. Pero, llega la
alegría del inicio, el entusiasmo y la comprensión de lo que pare-
cía complicación metodológica. Se oye decir: “ahora sí entende-
mos”; “ahora es que veo por donde va el Plan”.
La finalidad de este libro es contribuir con todos y a todas
a poner en acción el Plan de Pastoral. De ahí su título: Plan en
acción. Está pensado para estudiarlo a nivel personal y en grupo
siempre con la Mirada puesta en la acción a realizar. Está claro
que no se le puede pedir al Plan de Pastoral que sea una varita
mágica sin realizar los pasos metodológicos necesarios y sin
nuestro esfuerzo personal y comunitario.
Como podrán notar fácilmente este libro, no es algo ori-
ginal mío sino que es una recopilación de escritos y de expe-
riencias que provienen, sobre todo, del Servicio de Animación
Comunitaria del Movimiento por un Mundo Mejor. Adaptamos a
nuestro lenguaje y a nuestra realidad muchos textos de “Edifi-
cándonos como Pueblo de Dios” del P. Juan Capellaro. Hay her-
mosos aportes del P. Feliciano Rodríguez y su Equipo de la Dióce-
sis de Caguas, Puerto Rico; del P. Juan José Genovard, msscc, del
P. Fernando Zapata, del P. Mario Merino (México), de María Libia
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García, del P. Luís Fidel Suárez y de todo el Equipo de Colombia
así como materiales provenientes del Equipo de Argentina.
Ps en su traducción inglesa del plan de la compañía
japonesa Toyota que son: el Ideal (Philosophy); Solución de
los problemas (Problem solving); el Proceso (process) con sus
pasos o estrategias y las Personas y Socios (people and part-
ners).
De ahí que la primera parte lleve como título “Nues-
tro Plan Pastoral responde a un Ideal” en el que se presenta
la idea fuerza o visión; el objetivo último o misión y el fin de todo
el Plan Pastoral. Sólo en la medida que estamos enamorados y
estamos conscientes del Ideal que deseamos alcanzar pondre-
mos alma, corazón y manos para lograr lo que nos hemos pro-
puesto. Sólo cuando tenemos en mente ese Ideal los pequeños y
grandes pasos tienen sentido.
La segunda parte, llamada: “Nuestro Plan Pastoral
busca solucionar el problema fundamental de la Iglesia
y de la sociedad” analiza la raíz de tantos otros problemas
que nos impiden llegar al Ideal deseado. Descubrir en la verdad
y resolver los problemas nos conduce al aprendizaje organiza-
cional.
La tercera parte se ocupa del “Proceso del Plan
Pastoral para lograr el Ideal” en el que se presentan con
indicaciones prácticas las doce estrategias o pasos propios del
Plan para llegar a la meta. Está comprobado que cuando se si-
gue un proceso verdadero se consiguen los resultados buscados
y necesarios, incluyendo reducción de pérdidas y de costo a
largo plazo y mejorando la calidad de nuestra misión evangeli-
zadora.
La cuarta parte se dedica a las “Personas protago-
nistas del Plan de Pastoral” quienes son los ejecutores y la
parte más preciosa del Plan Pastoral. Es importante recordar que
sólo en la medida que todo el Pueblo de Dios con sus pastores y
agentes de pastoral se comprometan y sean desafiados a crecer
se hará realidad el proyecto pastoral a la vez que ellos serán
cada vez más seguros, capaces y sentirán la alegría de su entre-
ga.
Finalmente, la Conclusión cuyo título es “El Plan de
Pastoral un instrumento práctico para aplicar el Docu-
mento de Aparecida, presenta el hermoso y entusiasmante
Documento conclusivo de la V Conferencia del Episcopado La-
tinoamericano y del Caribe y la relación con él de nuestro Plan
de Pastoral de modo que se convierta en un verdadero medio de
llevar a la práctica lo que el Espíritu dice a nuestras Iglesias en
este momento.
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Termino presentándoles estas recomendaciones a la
hora de estudiar cada capítulo:
1. Leer de seguido todo el capítulo para captar su sen-
tido global sin necesidad de entenderlo todo de una
vez.
2. Volver a leerlo por partes.
3. Llenar los ejercicios que se les proponen para así
darnos cuenta de lo que hemos comprendido.
4. Practicar lo aprendido de una vez.
Deseo que las orientaciones aquí contenidas sean enri-
quecidas y superadas por las reflexiones nacidas de la puesta en
acción de nuestro itinerario de evangelización del Tercer Plan
de Pastoral. Asimismo, espero que este servicio del Instituto
Nacional de Pastoral contribuya de muchas maneras a todos y a
todas los que nos esforzamos por ser discípulos misioneros de
Jesucristo en esta tierra quisqueyana.
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Primera Parte
1) Paraíso:
El Génesis nos dice: “plantó Yahveh Dios un jardín en
Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado.
Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles delei-
tosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el
árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. De
Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en
cuatro brazos” (1, 8-10).
Es decir, que Dios quiso e hizo un jardín, un paraíso para el
hombre y la mujer, donde todo era armonía entre ellos, con Dios
y con la creación. Ellos vivían felices. Pero, la desobediencia a la
voluntad de Dios hizo romper la comunión y entró la división. Les
entró miedo de Dios; nacieron los conflictos y contraacusaciones
entre Adán y Eva; surgió la división interior en cada uno de ellos
y hasta la creación se rebeló contra el ser humano y viceversa.
2) Alianza:
Pero, este ideal de Dios no fue destruido por el pecado
humano. Y, tampoco, ha sido desterrado del corazón humano
que siempre anhela y desea ese jardín y esa vida de armonía y
felicidad.
Dios no abandonó su plan, sino que inició un proceso de
salvación, con Abraham, Isaac y Jacob; continuó con Moisés y
tuvo su momento principal y fundamental en el momento de la
Alianza que El hizo con su pueblo y el pueblo con El.
La palabra alianza quiere decir contrato, convenio o pac-
to entre dos o más personas, en el que cada uno se compro-
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mete a realizar algo y a dar su propio aporte. En la Alianza del
Sinaí, Dios quiere restablecer la comunión con El y la comu-
nión de todos como un pueblo. De ahí, que la síntesis de esta
Alianza sea: “yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo” (Jer
31,33).
El pueblo expresará su comunión viviendo la Ley de la
Alianza, que llamamos los diez mandamientos (Ex 20,1-17).
Dios se compromete a estar con su pueblo, a protegerlo y a de-
fenderlo. La vivencia de esa Alianza será el sueño y el desafío
permanente de Israel. Ratificada al llegar a la tierra prometida
(Josué 24) será recordada por los profetas, quienes reclaman su
vivencia.
Tristemente, esta Alianza fue muchas veces olvidada y
desobedecida. Entonces, Dios hace surgir entre los que le son
fieles el sueño de una nueva Alianza escrita no ya en piedras sino
en el corazón humano (cf Jer 31,31; Ez 36,22s).
3) Reino de Dios:
Una vez establecido en su tierra, el pueblo quiso tener un
rey, que en el nombre de Dios lo gobernase y formara con ellos
un reino (1 Sam 8,5-22). Sin embargo, la experiencia negativa
de los reyes, (ver 1 y 2 Reyes) hizo soñar cada vez más un rey,
que viniese directamente de Dios, que fuera justo y atendiera
las necesidades de los más pobres (Salmo 72 (71). Es el grito
suplicante y el sueño de los pobres de Yahvé, llamado el resto
de Yahvé, que se mantenían con la fe y la esperanza de que El
actuaría a favor de su pueblo.
Es, en ese contexto, que el Padre envía a su Hijo, quien
se encarnó en el seno de una pobre de Yahvé, llamada María de
Nazareth, y que compartió la vida de los más pobres de su tiem-
po. Su gran anuncio fue la cercanía y la llegada del Reino de Dios
(Mc 1,14-15). El sintetizó su misión del Reino de Dios con estas
palabras: “El Espíritu del Señor esta sobre mí, porque me ha un-
gido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a
proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para
dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del
Señor” (Lc 4,18-19).
Este Reino de Dios, viene a cumplir lo que ya el Levítico
25 llamaba año jubilar: año para estar en permanente comunica-
ción con el Señor y con los hermanos; año de reconciliación con
Dios y con los hermanos; tiempo de misericordia y de establecer
relaciones nuevas.
Así Jesús nos lo presenta hermosamente en la oración del
Padre Nuestro. El Reino de Dios es la vivencia de la comunión
con Dios como hijos suyos, que santifican su Nombre, hacen
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su voluntad, y lo tienen como rey que dirige sus pasos a nivel
personal y comunitario, venciendo todo mal. Este Reino es vivir
la comunión de todos como hermanos y hermanas, que se per-
donan mutuamente y que saben convertir el pan en pan nuestro
y para todos.
Reino que propone un estilo nuevo de vivir, de pensar,
de ser, de sentir y de actuar de acuerdo a la voluntad divina. Es
decir, una nueva manera de vivir; de vivir juntos como hijos del
Padre y hermanos entre nosotros. Ante el poder ejercido como
dominio de los demás se propone el servicio sincero y desintere-
sado; el compartir es la regla ante los bienes que se adquieren y
el auténtico amor supera el placer egoísta.
Este Reino iniciado por Jesús se encamina hacia la ple-
nitud de cielos nuevos y tierra nueva (Apoc 21,1-7) donde Dios
será todo y en todo.
La finalidad es:
17
El objeto o lo que se quiere lograr es:
La finalidad es:
La finalidad es:
18
La finalidad es:
19
Diga con sus propias palabras cuál es el gran Ideal de
nuestra Iglesia:
20
Segunda Parte
Nuestro Plan de Pastoral busca
solucionar el problema fundamental
de la Iglesia y de nuestra sociedad.
El segundo
paso a la hora de rea-
lizar un plan es saber
dónde estamos, con
qué contamos y cuá-
les son nuestras po-
sibilidades. La mamá
que ha soñado ese
locrio sabroso acom-
pañado de habichue-
las, plátanos verdes
y ensalada tiene que
caer en la cuenta del
dinero con que cuen-
ta y de lo que hay en existencia en su cocina.
Asimismo, nosotros a la hora de elaborar nuestro Plan de
Pastoral hicimos un estudio profundo de nuestra realidad que
nos llevó a descubrir donde estamos, cuál es nuestra realidad y
con qué contamos para llegar a ese Objetivo Ultimo.
A partir de ese Modelo de Situación y contrastándolo con
el Modelo Ideal hicimos un Diagnóstico Pastoral que nos llevó a
definir el problema fundamental de nuestra sociedad y de
nuestra Iglesia, que es el siguiente:
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A su vez, esta realidad se refleja en el ámbito eclesial
en desorganización, desarticulación indefinición e in-
comunicación que se constata en:
actitudes y prácticas pastorales individualistas
desconexión entre las diferentes áreas y niveles pasto-
rales;
dispersión de fuerzas y acciones;
insuficientes agentes pastorales y formación deficiente
de los mismos
improvisación,
discontinuidad de los proyectos
centralismo y autoritarismo de los agentes de pastoral
débil espiritualidad,
proliferación de grupos cristianos no católicos y cultos
esotéricos
y las propuestas pastorales muchas veces están desco-
nectadas de las necesidades reales del pueblo.
23
Escriba las principales manifestaciones en las que se expresa
este problema fundamental:
24
Escriba las principales manifestaciones en las que se expresa
este problema fundamental:
25
Tercera Parte
Proceso del Plan de Pastoral
para lograr el Ideal.
Los pasos y estrategias para llegar al Modelo
Ideal y superar el problema fundamental
El tercer paso de un
plan es realizar un itine-
rario o camino para llegar
desde la situación en que
la persona o la comunidad
se encuentran al Objetivo
Ultimo o Ideal propuesto.
Se trata de contestar a esta
pregunta: ¿Cómo podemos
llegar a lo que nos hemos
propuesto? ¿Qué camino
debemos seguir? ¿Qué métodos debemos usar?
La mamá que quiere hacer su locrio con todos sus ingre-
dientes, después de examinar sus recursos se da cuenta que con
lo que tiene no puede preparar esa comida. Entonces, tendrá
que buscar caminos de solución: pedir prestado, recobrar algún
dinero prestado, o descubrir otras posibilidades.
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nos, compuesto por tres etapas y por tres pasos a realizar para
llegar a desarrollar cada etapa.
I Etapa
Un pueblo organizado en familias,
grupos de vida y comunidades
II Etapa
Un pueblo que conoce, vive y celebra a
Jesucristo en comunión y participación
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7. Un pueblo que vive la comunión
y la participación en la misión
que integra y promueve la unidad en la diversidad
de carismas y ministerios en un proyecto común.
que tiene organizadas y dinamizadas sus
estructuras.
que realiza su acción misionera dentro y fuera de la
Iglesia Particular.
8. Un pueblo que construye una sociedad
nueva como signo del Reino de Dios.
que se compromete y trabaja por la transformación
social, económica, política y cultural.
que realiza su dimensión profética en defensa de los
derechos humanos y de la vida.
que vive la igualdad entre las personas.
9. Un pueblo que vive en armonía con la
creación y la protege
disfruta la naturaleza.
conserva y defiende el medio ambiente.
desarrolla la creación.
III Etapa
Un pueblo misionero y organizado
que construye una sociedad nueva
fundamentada en los valores del Reino
30
El resultado de la tercera etapa es:
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Séptimo paso para lograr el resultado de la tercera etapa
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Acontecimientos que coronan cada Etapa:
Es importante aclarar que cada etapa culmina con una
celebración significativa que es al mismo tiempo inicio de otra.
- Primera etapa: Semana de la Comunión de las familias, con el
nacimiento de los grupos de Familias,
- Segunda etapa: Sínodo Diocesano con la profesión de fe y
- Tercera etapa: Congreso Eucarístico con el lanzamiento de un
nuevo plan.
Así tenemos que el anuncio del Kerygma, es decir, el
anuncio con palabras y obras de Jesucristo, muerto y resucitado,
en estas tres etapas sigue este dinamismo:
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La catequesis, por su parte, se desarrolla a lo largo de
estas tres etapas del siguiente modo:
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Estudiemos los Objetivos Generales de nuestro plan ar-
quidiocesano o diocesano destacando lo que se quiere lo-
grar en cada etapa:
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Indique cómo se desarrolla la catequesis en cada una de
las etapas:
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C) Para hacer efectivos los Objetivos Generales nos
proponemos lograr los objetivos intermedios de las
fases
Como ya hemos indicado, el Objetivo General de cada
Etapa se pretende alcanzar en diez años de intenso trabajo. A
primera vista, parecen muchos y con un alcance muy lejano.
Pero, ese Objetivo General se concreta en Objetivos Interme-
dios de cada una de las fases, que tienen una duración de tres
años.
Ya que lo que más nos interesa en este momento es la
Primera Etapa presentamos sus Objetivos Intermedios a nivel
nacional.
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Estudiemos los Objetivos Intermedios de nuestro Plan
Nacional de Pastoral destacando los tres valores que se
quieren cultivar en cada fase:
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D) El Objetivo intermedio de la Primera fase se
transforma en meta de la primera fase
El Objetivo intermedio de cada fase o período de tres años
para ser todavía más ejecutable se convierte en Meta, que es
lo que se pretende lograr en un tiempo determinado. Por eso,
al poner el límite de tiempo
en que ese objetivo se pre-
tende lograr se convierte en
punto de llegada o logro a
conseguir en un determi-
nado momento. También,
se incluyen elementos que
necesitan ser realizados en
ese tiempo.
Así tenemos que
el Objetivo intermedio de
nuestra Primera Fase a nivel
nacional, que es:
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E) cada meta del año gira alrededor de uno de los
valores de la fase
Cada fase está integrada por tres pasos de un año de
duración en el que se busca vivir, reflexionar, celebrar y com-
prometerse con un valor para lograr lo que se propone la fase
correspondiente. En esta meta se establece además del valor del
año algunas acciones que necesitan ser realizadas para la mar-
cha del proyecto diocesano.
Como ejemplo, proponemos la meta del primer año de la
Arquidiócesis de Santo Domingo, centrado en la autoaceptación
personal.
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• Preparación de la actividad a nivel de pedagogía:
determinar cómo se presentará el contenido con sus téc-
nicas y dinámicas.
• Preparación de la actividad a nivel de logística: am-
bientación del lugar, decoración, sonido, colocación de
asientos, inscripciones, refrigerios o comida, servicios de
salud y otros detalles a tener en cuenta.
• Elaboración de la agenda de la actividad
• Ejecución de la actividad
• Evaluación
En otras palabras, toda acción tiene un antes, un duran-
te y un después que se deben programar. A cada uno de estos
pasos se les debe indicar con exactitud quién es el responsable,
lugar, hora y presupuesto. Una de las causas por las que muchas
acciones fallan es porque debido a la prisa con que programa-
mos se dejan al aire y sin definición concreta esos detalles de los
pasos.
Ellos son:
Primer paso o estrategia: Sectorización (máximo
1,000 personas)
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Segundo paso o estrategia: Equipo de coordinación del
sector que posibilitarán llegar a todos.
Tercer paso o estrategia: La red de mensajeros (1 X
10 familias).
Cuarto paso o estrategia: La Carta Mensual y el equipo
de redacción de la carta mensual.
Quinto paso o estrategia: Realización de la ACCION
SIGNIFICATIVA en las familias, en el sector y con los destinata-
rios de las diferentes Comisiones Pastorales.
Sexto paso o estrategia: Promoción del tema y el lema
del mes con cartelones, afiches, cruzacalles y calcomanías, pro-
gramas de radio, artículos en la prensa, murales, canciones.
Séptimo paso o estrategia: Encuentros de evangeliza-
ción o asambleas familiares o grupos de vida para estudiar por
grupos en los sectores del tema del mes para profundizar el tema
con el folleto mensual.
Octavo paso o estrategia: Celebración de la Eucaristía
Dominical en la que se celebra el valor del mes unida a la Palabra
del Domingo.
Noveno paso o estrategia: Trabajo de las Comisiones,
que realizando lo específico de su área asume el valor del año, y
de cada mes.
Décimo paso o estrategia: Integración de los movi-
mientos y comunidades al Plan de Pastoral.
Undécimo paso o estrategia: Equipo Diocesano, Zonal
y Parroquial de Animación Pastoral.
Duodécimo paso o estrategia: Vivencia y promoción
de la Espiritualidad de la comunión.
Estas estrategias se realizan en cada etapa de acuerdo a
las posibilidades y a los pasos lógicos del proceso. Es importante
tener en cuenta el sentido y la finalidad estratégicos de cada
etapa y de cada paso. Por ejemplo, presentamos la estrategia
general de la primera etapa que es la que estamos viviendo en
este momento.
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• Iniciar la movilización del conjunto del Pueblo de Dios en el
camino de la fe.
• Crear la organización necesaria (Diocesana y parroquial)
para lograr la movilización del Pueblo y permitirle vivir ex-
periencias iniciales de comunión y participación.
A nivel Parroquial:
• El Equipo Parroquial de Animación Pastoral (EPAP)
• La sectorización, con la identificación de los coordinadores
• Iniciar la Red de Mensajeros
• Primeras experiencias de Carta a los Cristianos
• Inicio de algunas Comisiones Parroquiales de Áreas de Pas-
toral.
A nivel Diocesano:
• El Equipo Diocesano de Animación Pastoral (EDAP)
• Conformadas las Comisiones Diocesanas de Pastoral (las
que ya existían)
• Iniciar la Conformación de las Comisiones de Pastoral (nue-
vas)
• Asambleas Diocesanas (anuales y trienales)
• Encuentros zonales para formación y animación del proceso
pastoral, con la participación de agentes de Pastoral (Sa-
cerdotes, religiosas y laicos)
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Se inician otras estructuras: Asambleas Sectoriales, Conse-
jo de Pastoral a nivel diocesano y parroquial
Se consolidan las áreas de pastoral iniciadas en la primera
Fase como: Multitudes, Familia, Niños, Jóvenes, Magisterio,
Catequesis, Liturgia, Social, a nivel diocesano y parroquial.
Aquellas Áreas que tienen cierta consolidación a nivel pa-
rroquial, inician su descentralización a los sectores.
Se inicia la organización de otras áreas de pastoral (las que
se determinen).
Primer Momento:
Consolidación de la Motivación y Organización de Base
Se continúa la sensibilización y convocación, haciendo énfasis
en el sentido comunitario
Consolidación y descentralización de la organización de base
necesaria para el
Segundo Momento:
Descentralización de la acción y participación para fortalecer
los sectores
Segundo momento:
Preparación y celebración del Acontecimiento Redentor, la se-
mana de la fraternidad.
Responsable
Acción de realizarlo
1. Sectorización.
2. Equipo de coordinación de sector
3. Red de Mensajeros
4. La Carta Mensual
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5. Equipo de Redacción Carta
6. Acción significativa en las familias
7. Acción significativa en el sector
8. Estudio de temas del mes
9. Integrar tema del mes en la
Liturgia del Domingo
10. Trabajo de las Comisiones unido al Plan
11. Equipo de Animación Diocesano
12. Equipo de Animación Zonal
13. Equipo de Animación Parroquial
14. Promoción publicitaria del tema
y lema del mes
15. Vivencia de la Espiritualidad
de la Comunión
16. Integración de las Comunidades
y de los Movimientos
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Todos estamos de
acuerdo que nuestras Parro-
quias tienen una gran pobla-
ción en su territorio que un
solo sacerdote o un pequeño
equipo de laicos no pueden
atender, aunque sean muy
eficaces.
El Modelo de situa-
ción nos dice claramente que
nuestra pastoral no llega a
todos y que si comparamos con el número de habitantes de las
Parroquias nuestras energías se gastan con un reducido grupo
que acude a las celebraciones y reuniones.
Muchas veces nos quejamos de que una gran mayoría de
la gente muestra indiferencia, lejanía y que no se compromete.
Entonces para lograr que el pueblo sienta y se decida por Cristo
es necesario crear en las parroquias un “tejido social”. Uno de los
primeros pasos para iniciar y fortalecer esa relación es organizar
las parroquias en sectores parroquiales.
Así seguimos un consejo práctico que Jetró, dio a Moi-
sés, su nuero, y que él acogió de modo que supo organizar a su
pueblo y brindar un servicio adecuado a todos. Leamos deteni-
damente este pasaje de Exodo 18, 13-22:
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dar un consejo, y Dios estará contigo. Sé tú el representante
del pueblo delante de Dios y lleva ante Dios sus asuntos.
Enséñales los preceptos y las leyes, dales a conocer
el camino que deben seguir y las obras que han de practicar.
Pero elige de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de
Dios, hombres fieles e incorruptibles, y ponlos al frente del
pueblo como jefes de mil, jefes de ciento, jefes de cincuenta
y jefes de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo momento; te
presentarán a ti los asuntos más graves, pero en los asuntos
de menor importancia, juzgarán ellos. Así se aliviará tu car-
ga, pues ellos te ayudarán a llevarla.
Si haces esto, Dios te comunicará sus órdenes, tú po-
drás resistir, y todo este pueblo por su parte podrá volver en
paz a su lugar.»
Escuchó Moisés la voz de su suegro e hizo todo lo que
le había dicho. Eligió, pues, hombres capaces de entre todo
Israel, y los puso al frente del pueblo, como jefes de mil, je-
fes de ciento, jefes de cincuenta, y jefes de diez.
Estos juzgaban al pueblo en todo momento; los asun-
tos graves se los presentaban a Moisés, mas en todos los
asuntos menores juzgaban por sí mismos”.
1. ¿Qué es un sector?
El sector es una porción de la Parroquia, cuyo número
máximo es de 1000 habitantes, atendiendo a las unidades socio-
lógicas diversas como barrios, urbanizaciones, repartos, torres y
campos.
El número de mil habitantes es aconsejado por la psicolo-
gía social para lograr que sean espacios que permitan “la parti-
49
cipación directa de todos los bautizados y bautizadas en la vida y
misión de la Iglesia” (Modelo Ideal 1028) y para poder alcanzar
a todos personalmente y estar cerca de donde vive la gente.
Se trata de que los sectores parroquiales se con-
viertan en “centros pastorales que promuevan y armonicen
la vida y misión de los bautizados, tanto como realidad personal
y familiar cuanto como conjunto y porción del Pueblo de Dios”
(Modelo Ideal 1029).
El Sector es una organización que permite a la Parroquia
contar con el tejido social básico para la construcción de la expe-
riencia de “ser comunidad eclesial y social”.
Es decir, que la finalidad es que en ellos se viva “la “pa-
rroquia” en pequeño, es decir, en dimensiones humanas no anó-
nimas” (MI, 1030).
En este sentido, se puede decir que se tienen organizados
los sectores cuando las personas que lo integran se reconocen,
viven la experiencia de “pertenencia” al mismo; cuando partici-
pan en las diversas actividades que se realizan, cuando se co-
nocer unos con otros y han vivido experiencias de encuentro y
cercanía.
51
trata de que en los sectores se realicen las diferentes actividades
evangelizadoras que se programen en la Parroquia, de acuerdo a
sus posibilidades. Mientras más cerca de la gente estén los servi-
cios muchas más personas se beneficiarán y participarán.
El propósito es DESCENTRALIZAR los servicios, que casi
siempre se concentran en el templo parroquial y en la oficina.
La idea es MULTIPLICAR servicios para que los más lejanos los
reciban y puedan participar.
Este método ayuda a que se prepare el camino para que
surjan las PEQUEÑAS COMUNIDADES en cada sector (las comu-
nidades serán de alrededor de unas 15 a 20 familias), y que
tengan su propia organización, unidas unas a otras.
Cuando se sectoriza se trata de que las mismas activida-
des que se hacen a nivel parroquial se hagan en muchos sitios
a la vez. Está demostrado que así participa más gente, aunque
parezca lo contrario.
No se trata de llevar a mucha gente en un solo sitio
(Centro Parroquial), sino que en toda la Parroquia, en sus
diferentes sectores, se viva la misma experiencia.
52
Durante la segunda etapa
Además de las dos que se inician en la primera etapa,
empiezan a conformarse y se consolidan:
• Equipos sectoriales en las diversas áreas de pastoral
(catequesis, juvenil, etc.).
• El Equipo Responsable de los grupos de familia que ini-
cian a conformarse en esta etapa.
Durante la tercera etapa
Cuando las anteriores estructuras estén consolidadas
y el proceso pastoral haya avanzado, van apareciendo equi-
pos que la misma realidad y vida del sector o ameriten.
53
• Sociales: Celebraciones fes-
tivas patrias, día de las ma-
dres, día de la amistad, etc.
Encuentros
o Reflexión: Sobre temas de
interés de la realidad
o Estudio: temas religiosos,
temas sociales
o Análisis de las situaciones
de la región o del sector
Actividades
• Sociales: Cumpleaños, Ani-
versarios, etc.
• Recreativas: Deportivas, pa-
seos, veladas, etc.
• Ecológicas: Limpieza de ca-
lles, sembrar árboles, cuidado
del medio, etc.
Visitas
o A los hogares: Del Equipo Sectorial, por grupos o comisio-
nes, en eventos, con motivo de acontecimientos, etc.
o A las familias: En acontecimientos relacionados con las
familias, para algunas acciones significativas, para cele-
braciones familiares, etc.
o Entre vecinos: para celebraciones, acontecimientos, ac-
ciones significativas, para propiciar el encuentro y la cer-
canía.
54
6.3 Nota importante: Darle importancia al Sector dentro de
la vida y la organización de la Parroquia.
Una vez se constituyen los sectores la Parroquia todo
lo organiza a través de ellos, dándole así importancia a los
mismos. Las actividades parroquiales se distribuyen entre los
Sectores: la formación, la liturgia, los paseos, las colectas es-
peciales y la promoción social.
Algo que ayuda mucho es destacar su presencia en las
actividades parroquiales ya sea en la Liturgia, en los cursos, en
los paseos, llamando a cada sector por su nombre.
También, es muy importante que el Párroco y el Consejo
Parroquial a la hora de tomar decisiones sobre personas del
Sector o acciones en el Sector las haga contando con el Sector
y su Equipo de Coordinación y, en la medida de sus posibilida-
des sea el mismo Sector que las ejecute.
Todos estos detalles harán que el Sector vaya tomando
identidad propia y crezca en sentido de pertenencia. Por otro
lado, estimulará a que todos y todas se esfuercen para que su
Sector siempre esté al día en la Parroquia y sean reconocidos
positivamente.
55
Haga un mapa de su sector indicando sus calles, lugares
comunes, número de casas:
56
Al frente de cada
sector pastoral parro-
quial estará un Equi-
po de Coordinación del
Sector, que impulsará la
vida y misión del Sector.
A continuación detalla-
mos sus características,
respondiendo varias pre-
guntas que se hacen co-
múnmente. En esta par-
te, nos ayudaremos de la experiencia de la Diócesis de San Juan
de la Maguana con los Consejos Comunitarios, presentadas por
su Obispo, Mons. José Grullón, en su libro Visión Pastoral.
2. ¿Quiénes lo integran?
En cuanto a los integrantes del Equipo Sectorial es nece-
sario que haya hombres, mujeres y jóvenes, de modo propor-
cional.
Un número simbólico puede ser elegir 12 personas: 4
hombres, 4 mujeres y 2 muchachos y dos muchachas, con el fin
de que los hombres animen a los hombres, las mujeres a las mu-
jeres y los jóvenes a los jóvenes. Aunque no se consigan todos
de una vez, se tiene como meta a lograr.
También, puede ser un Equipo de 5 a 7 personas y, en
algunos sectores pequeños, pueden ser de 3 a 5 personas.
57
3. ¿Cuáles son sus Funciones?
• Animar la realización en el Sector de todas las actividades
e iniciativas previstas en la Programación Parroquial para
que todos y todas crezcan en la fe.
• Buscar que el ambiente de fraternidad en el sector se
sienta cada vez más
• Impulsar los servicios que en la marcha vayan surgien-
do.
• Servir de enlace entre la Parroquia y el Sector.
• Ocuparse de que el Sector realice los encargos que les
encomienda el Párroco y su Consejo Parroquial.
• Trabajar por la promoción humana y social en el Sector en
todos los campos.
• Conocer y tener la lista al día de las familias que viven en
el Sector.
5. ¿Cómo se eligen?
Para la selección de los miembros del Equipo se puede
proceder de múltiples formas tales como selección directa del
Párroco y de su Equipo de Animación Pastoral; o por propuestas
directas o votación secreta en una reunión en el sector o por in-
58
vitación libre a los que quieran ofrecerse a realizar este servicio
en la comunidad.
Cuando el sector esté consolidado, el equipo es elegido
por el sector en una de las Asambleas Sectoriales.
En todo caso, los miembros del Equipo deben ser recono-
cidos y nombrados por escrito por el párroco, para un período de
tres años renovables.
59
7. ¿Cuándo y cómo hace sus reuniones y sus trabajos?
El Equipo del Sector se reúne una vez al mes, en un día fijo.
La agenda de la reunión puede ser la siguiente:
60
9. ¿Cómo se fortalece el Equipo de Coordinación del
Sector?
Para lograr que el Equipo de Coordinación realice adecua-
damente su misión y pueda lograrse la perseverancia y firmeza
de sus miembros es necesario que el Párroco y su Equipo Parro-
quial de Animación Pastoral estén muy cerca de ellos brindándo-
les atención personal y grupal tanto a nivel de relaciones huma-
nas, de formación básica y permanente así como de crecimiento
en la espiritualidad.
Se podría decir, que si el Párroco cuida, vela, coordina y
anima bien sus Equipos tiene asegurado en mucho la vida y mi-
sión de la Parroquia. El tiempo que se invierte en ellos se gana
en una atención cercana a todos los que viven en el territorio
parroquial.
También, es muy importante que el Párroco y su Equipo
de Animación Pastoral tengan en cuenta al Equipo del Sector a
la hora de organizar actividades en su sector y en su Parroquia y
en el momento de tomar decisiones sobre personas, acciones y
asuntos propios del Sector. Es necesario que todo el Sector esté
consciente y claro que el Párroco confía y cuenta con su Equipo
de Sector, que lo apoya y que refiere a ellos todo lo que se mueve
en su Sector.
Por eso, es importante que en la Programación Parroquial
anual se calendaricen las siguientes actividades con los Equipos
de Coordinación:
61
Las condiciones para ser parte del Equipo de
Coordinación son:
62
Nuestro Plan de Pas-
toral tiene como sujeto y, a
su vez, como destinatario a
todo el pueblo de Dios. Se
trata de un proceso de evan-
gelización permanente que
llegue a todos los hombres
y mujeres de nuestras Ar-
quidiócesis y Diócesis, con
una pedagogía participativa
y con la intención de involu-
crarlos en la vivencia de la santidad comunitaria de tal modo que
sea un pueblo santo.
Es decir, que el Plan de Pastoral busca en primer lugar
realizar una Evangelización del Pueblo de Dios como conjunto
dirigida a todos y a todos los que lo formamos desde el Obispo
hasta el último bautizado en cada Iglesia local.
63
con la fuerza del evangelio “los criterios de juicio, los valores
determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento,
las fuentes inspiradoras y los modelos de vida” de nuestro pue-
blo (EN 19). Es decir, lo que importa es evangelizar, no de una
manera decorativa, como un barniz superficial, sino de manera
vital en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las
culturas del hombre” (EN 20).
Lo que se busca es romper la ruptura y separación entre
Evangelio y cultura, (cfr EN 20), actualizando y reorganizando
“el anuncio del contenido de la evangelización partiendo de la
misma fe de nuestros pueblos” (Puebla 436).
Entonces, es importante aclarar que la Pastoral de Mul-
titudes:
• No es «pastoral de religiosidad popular» ya que no se
refiere sólo a las manifestaciones multitudinarias perso-
nales y familiares propias de esa religiosidad.
• No es «pastoral de masas», porque se trata de un pueblo
y no de la suma de anónimos;
• Tampoco es «pastoral popular», porque aquí también se
incluyen las élites sociales y eclesiales.
• Tampoco esta Pastoral de multitudes consiste en juntar
mucha gente en un solo sitio, porque lo que interesa es
que a todos y a todas los que viven en determinado lugar
les llegue el mismo mensaje, se enteren, opinen o se in-
volucren en determinada actividad. En este sentido, una
reunión de mucha gente es pastoral de multitudes en la
medida en que todos se sientan llamados, convocados y
todos se enteran de ese acontecimiento y del mensaje
que se quiere comunicar.
65
rompió las fronteras para convocar al Reino a toda la Humanidad
(Mt 15,26).
“Como nos testimonian los Evangelios los destinatarios
inmediatos de su ministerio fueron los judíos y entre estos, se
dirigió a tres grupos: las muchedumbres, los discípulos, los
doce apóstoles.
Jesús fue constante en dirigirse a las muchedumbres:
“proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enferme-
dad y dolencia en el pueblo” (Mateo 4, 23); ellas lo seguían (Mateo
4, 25), lo rodeaban (Mateo 8, 18) y Él las compadecía, porque
andaban como ovejas sin pastor (Mateo 9, 35-38). La mayoría de
las acciones de Jesús, sermones, sanaciones de enfermos y libera-
ción de endemoniados, están dirigidas a las muchedumbres.
Junto al destinatario “muchedumbre” están “los discí-
pulos”: “Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había
una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del
pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro
y Sidón” (Lucas 6, 17).
A ellos Jesús les dedica tiempo especial (Lucas 12, 1-12);
ante sus preguntas, les da explicaciones que no reciben las mu-
chedumbres (Lucas 8, 1-9); los envía, confiándoles sus propios
ministerios de predicar, curar enfermos y someter los demonios
(Lucas 10, 1-23); y les fija claras condiciones para poder ser dis-
cípulos (Lucas 14, 25-27).
Un tercer destinatario de la acción de Jesús son los
Doce, llamados “apóstoles”, escogidos de entre los mismos
discípulos: “Subió al monte y llamó a los que Él quiso y vinieron
donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él y para en-
viarlos a predicar con poder de expulsar los demonios” (Marcos
3, 13-14)”. A ellos Jesús dedicará tiempo y encuentros no dedi-
cados ni a las muchedumbres ni a los demás discípulos” (Carta
Pastoral de los Obispos Dominicanos, 21 de Enero 2006).
El puso las bases del pueblo de la nueva y eterna Alianza
eligiendo a los doce apóstoles, reuniendo a su alrededor, a un
gran número de discípulos y moviendo multitudes que continua-
mente lo seguían. Se volvió un evangelizador itinerante, que iba
por pueblos y aldeas sin desmayar anunciando el Reino de Dios,
con palabras y signos (Lc 4,43).
Y con su sangre derramada en la Cruz, reunió en uno a
todos los hijos de Dios que están dispersos (Juan 11,52) y de
los pueblos separados y enemistados formó un solo pueblo (Ef
2,14). Así selló la Alianza que dio inicio a este pueblo de Dios,
que lo tiene a El como su meta (Ef 4, 13-15).
Así la Iglesia, pueblo de Dios en peregrinación es el
pueblo reunido por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La misma
66
palabra Iglesia, en griego, significa re-unión, asamblea reunida.
Ella camina como Pueblo de Dios hacia la plenitud del Reino de
Dios.
Dios está construyendo su Reino con gente “de todos
los pueblos y tiempos” (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium
9). Por eso, el Espíritu Santo viene, desde Pentecostés, a jun-
tar gente de todos los confines de la tierra (ver Hechos 2). El
Espíritu habita en ese pueblo, en esa humanidad, y lo santifica,
elevándonos al nivel al que Dios nos quiere llevar: la plenitud
de la unidad de todas las cosas en Cristo, el Reino de Dios rea-
lizado y pleno.
De ahí, que la Iglesia es consciente como Pablo: “Porque si
evangelizo, no es para mí, motivo de gloria, sino que se me impo-
ne como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara” (1 Cor 9,16).
Evangelizar para la Iglesia es su “dicha y vocación propia, su
identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (EN 14).
Con la Pastoral de Multitudes la Iglesia busca llegar a to-
dos y a todas; convocar a todos a formar un solo pueblo, que
vive en la unidad y amor. Nos ayuda a salir de nuestro grupo, de
nuestra familia y a sentirnos un solo pueblo.
67
Así tenemos que el tema del año se estructura de mane-
ra tal que mes por mes se lleva un mensaje especial que, paso
a paso, sensibiliza, concientiza y mentaliza a todo el Pueblo de
Dios generando una experiencia de fe.
Es decir, que todo el contenido evangelizador estará cen-
trado en el valor a lograr en ese año tanto para la Pastoral
de Multitudes como para las otras Comisiones Pastorales, las
cuales, además de realizar lo que les es propio, contribuyen a
sensibilizar en el valor.
68
Agosto • Todos tenemos los
Justicia mismos derechos, todos
tenemos deberes.
69
5.1 Comisión de la Pastoral de Multitudes a nivel arquidioce-
sano o diocesano, zonal y parroquial
Su naturaleza
Esta Comisión sirve a la evangelización de todo el Pueblo
de Dios llamado a la santidad, en coherencia con el itinerario
de evangelización que sigue el Plan de Pastoral a través de la
creación de la Red de Mensajeros en cada Parroquia y los equi-
pos parroquiales de redacción de la Carta mensual al Pueblo
de Dios, la difusión o promoción del valor del mes y su lema
correspondiente en el contorno arquidiocesano o diocesano y
parroquial.
A su vez, coordina y anima las experiencias multitudina-
rias de fe a nivel arquidiocesano, diocesano y parroquial.
Sus funciones:
Prepara los programas y materiales necesarios para que
las Comisiones o comités zonales y parroquiales correspondien-
tes realicen su cometido.
Al inicio del año pastoral, ofrece los programas de las ac-
tividades mensuales de la Pastoral de Multitudes.
Ofrece la ayuda necesaria y asegura la eficacia, tanto de
las comunicaciones como de las iniciativas mensuales, con las
Comisiones Zonales y Parroquiales.
Coordina la acción apostólica de todas las personas y gru-
pos, asociaciones, movimientos e instituciones eclesiales que ac-
túan en favor del Pueblo de Dios como conjunto.
Evalúa y propone el plan específico y la tarea de las Comi-
siones o Comités parroquiales, zonales y arquidiocesano a través
del Responsable de la Comisión.
Programa su propio ritmo de encuentros y el conjunto de
sus tareas de acuerdo con el propio plan específico.
Su composición
Está formada por las subcomisiones de la Red de Mensa-
jeros, el Equipo de Redacción de la Carta Mensual, el Equipo de
Promoción Publicitaria cuyos responsables son parte del Equipo
Coordinador de la Comisión.
La componen un Responsable Arquidiocesano y tantos
miembros, sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos elegidos
por el Arzobispo o el Obispo por tres años y con posibilidad de
ser reelegido.
En la Parroquia la compone el Responsable de la Pastoral
de Multitudes, el responsable de la Red de Mensajeros, el Res-
ponsable del Equipo de Redacción así como de otras personas
elegidas por el Párroco.
70
Se relaciona a nivel diocesano
Depende en sus actividades de la Vicaría de Pastoral.
Se relaciona con:
• el Consejo Diocesano de Pastoral, a través de su Respon-
sable;
• con los Párrocos y las Comisiones o equipos parroquiales
correspondientes,
• así como con los grupos, asociaciones, movimientos e
instituciones que trabajan en este campo.
71
Escriba que NO es la Pastoral de Multitudes o la Evangeli-
zación del conjunto del Pueblo de Dios:
72
Escriba en este cuadro los sentimientos que surgen en su
interior para la evangelización del conjunto de nuestro
pueblo:
73
Enumere los organismos propios de la Pastoral de Multi-
tudes:
Comisión de
Subcomisión de
Equipo de
74
La pedagogía de la
Pastoral de Multitudes para
desarrollar el contenido del
itinerario de evangelización
es la realización de acciones
significativas. En este capí-
tulo profundizaremos en el
fundamento de esta peda-
gogía que es la utilizada por
Jesús mismo y analizaremos
los diferentes elementos que
la componen. Utilizaremos en
este capítulo la reflexión de
Juan Bautista Cappellaro y
colaboradores en la colección
Edificándonos como Pueblo
de Dios, tomo IV.
1. Al estilo de Jesús
La Pastoral de Multitudes quiere seguir la pedagogía de
Jesús que evangelizaba con palabras y hechos; con hechos y pa-
labras. Así lo expresa Jesús cuando le responde a los discípulos
de Juan con estas palabras: «Vayan y cuenten a Juan lo que han
visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan
limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los
pobres la Buena Nueva” (Lc 7,22).
Es decir, que Jesús no hace una simple instrucción o una
exhortación sobre el Reino de Dios, sino la proclamación o anun-
cio de algo que acontece en los hechos.
Tenemos, entonces, que en el Nuevo Testamento, Keryg-
ma es la proclamación de la salvación, como la venida efectiva
del Reino de Dios: “convocando a los Doce, les dio autoridad y
poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y
los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar” (Lc 9,1-2).
El Reino es anunciado con signos reales y concretos (mi-
lagros) y con la Palabra que revela esos signos. Jesús es el gran
pregonero, mensajero y proclamador del Reino de Dios que rea-
liza la salvación y al hacerla la anuncia.
Como acontecimiento, que es Cristo mismo presente
en la historia: encarnación, vida oculta, signos y milagros, pre-
75
dicación, elección de los apóstoles… Como palabra que suscita
una primera adhesión y conversión.
Cristo ha ido sensibilizando y creando poco a poco un
ambiente de credibilidad y confianza en Él y, a pesar de ello, la
aceptación del kerigma ha sido progresiva y con dificultades (Lc
4, 14-30).
Pedagógicamente, Cristo parte de lo que existe (Sa-
maritana, multiplicación de los panes, Zaqueo, discípulos de
Emaús...); tiene en cuenta los diversos sectores de la población
(ricos y pobres, autoridades y gente común, gentiles e israeli-
tas, etc.); está siempre dispuesto a servir a su pueblo; prepara
el grupo de colaboradores y piensa en un mínimo de organiza-
ción.
El kerigma de los apóstoles, a partir de Pentecostés, con-
lleva una serie de componentes. Consiste en la proclamación
de un acontecimiento salvífico: Cristo muerto y resucitado. Los
apóstoles no dan sólo noticia de un hecho histórico sino que
proclaman la experiencia que ellos tienen de ese acontecimien-
to y su fe en Él. La palabra suscita la conversión coherente y la
consecuente integración en la comunidad creyente como expe-
riencia y acontecimiento de salvación en comunidad. En esta se
profundiza tanto la comprensión como la experiencia de aquel
acontecimiento.
De ahí que el método de evangelización que deseamos
implementar en el Plan de Pastoral sea el uso y desarrollo de la
acción significativa
77
ellos la acción significativa evangelizadora. Dios ya está presente
en nuestro pueblo y en su cultura. Se trata de saber conectar con
lo de Dios que ya está presente en la cultura.
d) “La acción en cuanto signo-gesto-palabra debe
llegar a la totalidad de la persona (sensibilidad, inteligen-
cia, voluntad y afectividad)”. La evangelización no es una
forma de adoctrinamiento sino de experiencia vital de la fe que
se anuncia. El ser humano está compuesto por esos cuatros ele-
mentos: sensibilidad, inteligencia, voluntad y afectividad. Esta
acción significativa está llamada a tocar los sentimientos, la ca-
beza, el corazón y los afectos.
e) “La acción debe realizarse de modo que sea una
auténtica experiencia de fe del Pueblo de Dios”. Esto no
contrasta con el hecho de que las oportunidades que se eligen
puedan ser, además de religiosas, culturales y sociales. Todo
puede formar parte de la experiencia de fe, depende de cómo se
propongan y se realicen.
Nuestro objetivo no es entretener a la gente o hacer acti-
vidades por hacerlas. Estamos claros que aquello que buscamos
es que el pueblo tenga un encuentro vivo con su Señor.
f) “Las acciones deben responder al momento de
crecimiento que vive el conjunto”. No se trata de repetir las
acciones sino de hacerlas de tal modo que correspondan concre-
tamente al camino de fe del pueblo de Dios.
Es decir, que la acción significativa se elabora teniendo en
cuenta el valor del mes o del mensaje que se va a promover en
la actividad. Se trata de hacer acciones que vayan conectadas
una con la otra y así vayamos haciendo un proceso evangelizador
coherente y eficaz.
g) “Las acciones deben realizarse en forma perió-
dica y sistemática, con un ritmo mensual”. Sólo así podrán
servir a un proceso evangelizador. De lo contrario quedarán ac-
ciones aisladas, realizadas por sí mismas y sin poder concatenar-
las en un mensaje que tenga continuidad. Sólo así la psicología
colectiva del pueblo puede absorber y sobrellevar la tensión re-
lacionada con los preparativos, con la celebración y asimilación
misma de estas acciones.
El ritmo mensual parece el más adecuado para que el
conjunto del pueblo escuche, acepte y haga propio un mensaje.
Un ritmo más frecuente arriesga el rechazo o la incapacidad de
reaccionar; uno más espaciado puede originar desconexión entre
los mismos mensajes y, por tanto, la pérdida del carácter educa-
tivo de cuanto se quiere hacer en este nivel.
h) “Las acciones deben poder explicarse con conte-
nidos simples, con lenguaje directo y afirmativo”. La men-
78
talidad popular no es “racionalista” sino intuitiva; para la gente
común, lo que es verdad no necesita ser demostrado. Por lo mis-
mo, es sensible a un lenguaje directo y afirmativo.
i) “La acción debe realizarse preferentemente “fue-
ra del templo”. Sólo así se puede pretender que se acerquen
las personas que comúnmente llamamos “alejadas”.
Por ejemplo:
24 de JUNIO. Fiesta de San Juan Bautista
80
d) Formular un lema que haga resonar el mensaje en la
mente y mueva el corazón.
81
Es verdad que no es fácil formular estos «lemas», pero es
un componente determinante en la evangelización de todo un
pueblo. Es necesario dar tiempo a esto como se da para preparar
una predicación.
Si el anuncio está bien construido, cientos de personas
harán de él un motivo de oración, de diálogo en familia, de sín-
tesis de la predicación, de comunicación a otros. Así se ayuda a
la gente sencilla a evangelizar a los otros. «Los pobres son evan-
gelizados» y «los pobres evangelizan».
De este modo, se trata de que el Evangelio entre en la
cultura de cada pueblo, de modo que se enriquezca y se desa-
rrolle, a la vez que el Evangelio se exprese en sus valores y ex-
presiones culturales.
Por ejemplo:
83
Complete la frase: Una acción significativa es una _________
________única de tipo _______________________________
_____________________
• con capacidad de__________________________________
____________ a todo el conjunto_____________________
___________________
• realizada por ______________________ y ____________
_________ ya sea en sus__________________, o reunidos
en el __________________ donde viven o en otro _______
____________ donde se concentran siempre,
• que se convierte en________________ y proclamación del_
______________.
84
Escriba un lema para animar a los de su sector a reunirse
en los grupos que se reúnen mensualmente.
85
En el cuerpo humano el
cerebro y todas las partes del
cuerpo se comunican mandando y
recibiendo mensajes mutuamen-
te mediante una red de nervios
llamado sistema nervioso. Del
mismo modo, para realizar una
evangelización que llegue a todos
es necesario crear un sistema de
comunicación.
De ahí que el sistema ner-
vioso del Plan Pastoral es la Red
de Mensajeros, que permite
transmitir el mensaje de las
familias a la Parroquia y de la Pa-
rroquia a las familias.
En este capítulo seguire-
mos los materiales sobre los mensajeros preparados por el equi-
po de animación pastoral de la Diócesis de Caguas, Puerto Rico y
del Servicio de Animación Comunitaria de Colombia.
1. El Mensajero en la Biblia
Dios siempre se
ha valido de mensajeros
para comunicar su men-
saje de amor y salvación.
Así lo expresa hermosa-
mente el profeta Mala-
quías y el profeta Isaías.
(Mal 3, 1; Is 52,7.
Entre los grandes
mensajeros del Antiguo
Testamento se destaca Moisés enviado por Dios a liberar a su
pueblo de la esclavitud que le había impuesto Egipto con estas
palabras:”Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí
y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen.
Ahora, pues, ve; yo te envío a Faraón, para que saques a mi
pueblo, los israelitas, de Egipto” (Ex 3,9-10).
86
Otros grandes mensajeros fueron los profetas que ha-
blaban en nombre de Dios a su pueblo. Entre ellos se destaca el
gran Elías, Isaías, Jeremías, Daniel y Ezequiel.
En el Nuevo Testamento, encontramos a Juan el
Bautista, mensajero que prepara el camino para el ministerio
evangelizador de Jesús. El mismo así lo declara: “Detrás de mí
viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle,
inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con
agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo” (Mc 1,7-8).
La misma madre de Jesús, María, aparece como la pri-
mera mensajera de su propio hijo, al visitar a su prima Isabel
llevándolo en su seno y provocando con su presencia la alabanza
de Isabel y el salto de alegría de Juan en el vientre de su anciana
madre y su hermoso canto lleno de reconocimiento de la obra
salvadora de Yahvéh (cf Lucas 1,39-56).
Pero, el mensajero por excelencia es el mismo Jesús,
enviado del Padre, que comunica la Palabra y el amor del Padre
hasta entregar su vida para la salvación del mundo. Así lo ex-
presa El mismo: “he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn 6,38).
El, a su vez, envía mensajeros en su nombre: “Jesús desig-
nó otros setenta y dos y los mandó por delante, de en dos, a todos
los pueblos y lugares adonde pensaba ir Él. Y les dijo: «La mies es
mucha pero los obreros son pocos; rueguen al dueño que mande
trabajadores a su mies. ¡En marcha! Miren que los mando como
corderos entre lobos... Cuando entren en una casa, saluden dicien-
do: ‘Paz a esta casa’. Si hay allí gente de paz, la paz que deseen se
posará sobre ellos; si no, volverá a ustedes...” (Lucas 10,1-6).
Jesús, una vez resucitado, envía a sus discípulos: “Como
el Padre me envío, también yo los envío” (Jn 20,21). El les rega-
ló su Espíritu Santo para hacerlos sus testigos en toda la tierra
y pudieran cumplir su mandato de “Vayan y hagan discípulos a
todas las gentes bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que yo les
he mandado” (Hch 28,18-19).
89
Nota importante:
En este primer momento, que estamos conociendo,
escuchando y ayudando a los vecinos, los mensajeros(as):
1. No irán por las casas predicando.
2. No establecerán discusiones sobre religión ni de otro tema.
3. No irán a dar consejos religiosos.
4. No le pedirán a los dueños que les dejen rezar el Rosario.
5. No harán círculos de oración por las casas.
6. No llevarán la Imagen de la Virgen.
7. No harán círculos o reuniones bíblicas.
8. No harán “celebraciones de la Palabra” en las casas, si ellos
no la piden.
9. No insistirán en los sacramentos si ellos no les dicen.
90
que ame a la gen-
te de su sector y se
preocupe por ellos
que sea respetuosa
y acogedora
con un gran espíri-
tu de servicio
que esté dispues-
ta a formarse más
y más para servir
mejor, participan-
do en el encuentro
mensual de forma-
ción.
tener el tiempo disponible para hacer la visita mensual a
sus familias y asistir a la reunión mensual de formación.
Es importante que los mensajeros y mensajeras residan
dentro del sector en el cual desarrollarán su misión.
91
7. ¿Cómo realizan su misión los Mensajeros?
Cada mensajero visitará
mensualmente las diez familias que
le encomendó su parroquia. Esta vi-
sita tiene un antes de hacer la visi-
ta, un durante la visita y un des-
pués de la visita.
b) Durante la Visita
Al llegar a la casa lo más importante es que el mensa-
jero o la mensajera:
Lleve en su corazón la consigna y disposición de ayudar a
las familias a participar en el logro de la meta propuesta
a todos, que es vivir el tema del mes concretado en el
lema.
Viva con las familias que el Señor le encomendó una rela-
ción abierta, como amigo o amiga, donde sea bienvenido
y bienvenida.
Establezca lazos de amistad con sus familias de tal modo
que su visita sea deseada y esperada.
92
Desarrolle un gran espíritu de servicio, vivido de una for-
ma gozosa al descubrir su propia capacidad de amar y
comunicarse.
Llegue sin prisa, con simpatía y alegría a cada familia
para entregar la Carta. Es decir, entregará la Carta con
una sonrisa en los labios y alegría en el corazón.
Entregue la Carta a los cabeza de familias oportuna y
personalmente como quisiera que se la entregaran a él o
a ella.
Sea comprensivo y paciente cuando le abran la puerta;
mucho más cuando no lo reciban con buena cara o recha-
cen su visita.
Lleve una libreta para anotar nombres, sugerencias, tes-
timonios... Es importante que no se fíe de su memoria.
Pero, atención: Si son datos como direcciones, teléfonos
o fechas se pueden anotar delante de la persona. Pero,
impresiones, testimonios, sugerencias nunca se apuntan
delante de las personas, sino cuando se salga de la casa,
para no crear desconfianza.
93
En su trato con las personas se siente enviado de Jesús:
amable y sencillo. Su mensaje es de amor, por eso com-
parte con su gente. Acepta lo que le den, aunque sea un
vaso de agua, se preocupa por los enfermos y escucha
atento a las personas.
Es consciente que el mensaje es un regalo que ofrece a
cada familia. Por eso, no busca nada a cambio, ni siquiera
las “gracias” y no pretende buscar admiradores.
c) Después de la visita
El Mensajero anota
en su cuaderno sus
impresiones de la
visita realizada.
Según sea el caso,
se comunica con
el Párroco o con el
Equipo Parroquial
de Animación Pa-
rroquial o con la
Comisión o Equipo
Pastoral correspon-
diente y le informa
o le solicita algún
servicio para algu-
na familia o alguna persona visitada. Por ejemplo, si
encontró algún enfermo que necesita la visita de la Co-
misión de Pastoral de la Salud habla con el Coordinador
de la Pastoral de la Salud para que lo visiten y lo apoyen
en su situación.
Le da seguimiento a los servicios solicitados en la Parro-
quia para su familia, le lleva cualquier aviso sobre el mis-
mo.
Si es necesario llevar alguna invitación, comunicación y
acompañar a los de los Equipos y Comisiones se acerca
de nuevo a las familias que se les ha encomendado.
94
Al mensajero sólo le corresponde llevar la Carta, compartir
con la familia y si se le pide algún servicio o detecta alguna
necesidad busca a quién le corresponda en la Parroquia reali-
zar ese servicio se lo comunica y le da seguimiento para que
se le dé ese servicio a esa familia. No le toca al mensajero
resolver todo ni dar todos los servicios que se le piden.
El Mensajero facilita que se haga el servicio y ayudará a las
Comisiones y Equipos Pastorales a realizar su trabajo. Esto
creará un movimiento constante de servicios y de acción para
esos Equipos y Comisiones Pastorales.
95
Conocer y más de la Palabra de Dios ya que el mensajero
o la mensajera ideal es ni más ni menos que un testigo de
la Palabra de la que es portador y un testigo de la acogida
por parte de la comunidad a quien representa.
9.2 Encuentros y Reuniones de los mensajeros men-
suales en la Parroquias y en los Sectores.
Los mensajeros de un mismo sector se encuentran en el
Sector o en la Parroquia una vez al mes para intercambiar las
experiencias, ver cómo responder a las dificultades, prever las
acciones que han de realizar, estudiar aspectos relacionados con
las técnicas de comunicación y de relaciones interpersonales así
como del sentido cristiano del servicio que prestan.
Es recomendable que el párroco reúna a sus mensajeros y
mensajeras para entregarles y explicarles el mensaje de la Carta
del mes.
9.3 Retiros con los Mensajeros para reavivar su espiri-
tualidad, ya que la misión del mensajero es muchas veces difícil y
necesita reforzarse interiormente para perseverar activamente.
9.4 Encuentro Zonal o Diocesano una vez en el año.
La Comisión Diocesana o Zonal de la Pastoral de Multitudes or-
ganiza un encuentro diocesano o Zonal para los responsables
parroquiales de la red de mensajeros, en orden a habilitarlos en
el cumplimiento de sus funciones y a profundizar la espiritualidad
de su servicio.
96
Describa cuáles son las funciones principales de un men-
sajero:
97
o Le comunica con breves palabras el mensaje del mes
o Escucha con atención todo lo que le comunican en las
familias.
o Presenta al Párroco y a las Comisiones las necesidades de
las familias.
o Les insiste que reciban los sacramentos
o Los invita a realizar la acción significativa del mes en su
casa y en el sector
98
Uno de los medios más importantes de la Pastoral de Multi-
tudes es la Carta mensual enviada a cada familia de la Parroquia.
En este capítulo analizaremos su contenido y su composición.
99
su efectividad para mover
la mente y el corazón de tal
modo que lleva a la acción.
No es algo automático, pero,
va teniendo su resultado. Si
para otros con tales fines les
sirve, ¿cómo no usar para la
evangelización ese medio de
las cartas?
Esta Carta es, para
muchos, una vinculación con
la Iglesia y, talvez, el único o
uno de los pocos mensajes que les llega a ellos de parte de
la Iglesia. Es medio de comunicación que si llega a todas las
familias va produciendo como el grano de mostaza una nueva
mentalidad y una nueva relación en el Sector.
La Carta la pueden leer todos o hacérsela leer por los
que pueden leer en cualquier momento del día o de la noche.
Cualquiera de los de la casa por curiosidad pueden leer el
mensaje y sólo Dios sabe si ese es el punto de arranque de
una vida cristiana más sólida y comporometida.
Recordemos lo que dice el profeta: “Como descienden
la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que em-
papan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé
simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra,
la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que
haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que
la envié” (Is 55,10-11).
Sabemos que muchas parroquias tienen una gran po-
blación lo que implica la edición de muchas cartas con un cos-
to mensual que no le resulta fácil sostener. Pero, está com-
probado que si el pueblo recibe vida se vuelve más genero-
so. Dios nunca dejará de darnos el dinero necesario para la
evangelización. Ahí está el ejemplo de los santos que sin nada
material confiaron en Dios y levantaron grandes obras.
También, hay personas generosas que les interesa
ayudar a la obra de Dios. Si se tocan puertas para comprar
un vehículo para la Parroquia o para otras cosas materiales
cuánto más hay que buscar para la obra evangelizadora. De-
pende del interés, de la fe y del entusiasmo que se le pongan
a las cosas. Como dice un sacerdote: “hay personas que le
buscan problemas a las soluciones más que soluciones a los
problemas”.
También, es importante que más y más los afanes por
la economía parroquial vaya pasando a los laicos con la super-
100
visión y dirección del Párroco, para que así él pueda dedicarse
a lo que le es propio: la oración y la evangelización.
Está más que demostrado que en las parroquias de
menos entrada económica donde el Párroco, su Consejo Pa-
rroquial y su Consejo Económico están entusiasmados con
este Plan de Evangelización no les ha faltado el dinero nece-
sario para las Cartas y han sabido buscar colaboradores, ha-
cer actividades y motivar a la comunidad a ser generosos.
101
4. ¿Qué partes tiene la Carta?
Se trata de una única hoja, tamaño oficio o carta doblada
en dos, con cuatro páginas distribuidas del siguiente modo:
Primera página:
Portada con el tema y el lema del mes que incluye:
un título que puede ser «Carta a los Cristianos», o “Car-
ta al Pueblo de Dios” o cualquier otro que parezca oportuno,
un encabezamiento en el que aparezca el nombre de
parroquia, su dirección y la fecha,
un dibujo que expresa el mensaje,
el lema del mes, que puede estar acompañado de fra-
se bíblica breve, presentado de tal modo que provoque por sí
mismo aceptación o rechazo y exprese el mensaje de la acción
significativa mensual.
Segunda Página:
Carta o Mensaje del Párroco
102
Tercera Página:
Página de los testimonios o experiencias o vivencias.
Cuarta Página:
Actividades del mes
103
Un ejemplo de la primera página:
COMUNICÁNDONOS
LA GENTE NOS ENTENDEMOS
104
Un ejemplo de la segunda página:
105
Un ejemplo de la tercera página:
Testimonios:
Somos Estela y Dionisio Vásquez. Tenemos 11 años de vida ma-
trimonial. Gracias a Dios el año pasado El bendijo nuestra unión
matrimonial, llenándonos de su amor divino. Tenemos dos niños
que se llaman Dioni José y Dioni Steven, de 10 y 7 años respec-
tivamente. Podemos decir con toda verdad que nos sentimos que
todavía somos novios.
106
Un ejemplo de la cuarta página:
Ya se acerca la Navidad:
107
En la Carta no deben aparecer anuncios publicitarios, porque
eso le restaría al mensaje que se quiere comunicar. Es impor-
tante dar gratis lo que hemos recibido gratis.
108
Completa estas frases:
Una carta siempre se dirige a: ________________________________
Luego se_________________________________________________
Se sigue con el ____________________________________________
Se finaliza con un__________________________________________
La Carta la elabora el __________________ y su ________________.
109
Tiene cuatro partes que son:
110
Ya que el obje-
tivo del Plan de Pasto-
ral es llegar a todos y
a todas con la Buena
Noticia de Jesús y su
Reino, estamos lla-
mados a buscar todos
los medios posibles
para que sea conoci-
do, divulgado, creído
y seguido a la vez que
todos y todas se sien-
tan convocados. En
este capítulo presentaremos algunos medios a nuestro alcance
para realizar esta promoción masiva del tema y el lema del mes.
111
2. Letreros con el valor del lema y del mes.
Los letreros bien presentados captan la atención de la
gente, que los lleva a leer el mensaje expresados en ellos. Si por
todos los lugares del territorio
parroquial aparece ese valor y
ese lema, todos y todas, va-
yan o no vayan a la Iglesia,
se enterarán, se cuestionarán,
lo pensarán e indirectamente
se evangelizarán lentamente.
También, reaccionarán a favor
o en contra y lo comentarán.
Así se creará una evangelización en la que todos se convierten
en sujeto y en objeto de la misma.
La forma puede variar de acuerdo a la creatividad y a los
medios: Unos utilizan letreros en la pared de la Iglesia. Otros
colocan un banner. Otros lo hacen a computadora. Algunos los
pintan en tela. Algunos lo colocan en letras grandes.
Lo importante es tener claro que para que un letrero se
lea debe ser colocado en un lugar estratégico, que sea visible
para todos, con dibujos y letras de un tamaño que se pueda ver
y leer y que sea proporcionado al lugar.
Proponemos que se haga un esfuerzo para que estos le-
treros aparezcan en los siguientes lugares:
112
d) En las escuelas: es otro de los lugares donde se debe pro-
mover con ahínco el valor y el lema del mes. A través de mura-
les, de letreros en las aulas y en la cafetería se puede llegar a los
niños y jóvenes de modo que puedan crecer en valores humanos
y cristianos. Mucho más valor tendría si se involucra a los es-
tudiantes en esta promoción. Esto vale tanto para las escuelas
católicas como las públicas y privadas.
113
4.2.4 Participar en algunas entrevistas y forum televisivos y
radiales para hablar del tema y del valor del año.
4.2.5 Las emisoras católicas podrían hacer su programación
mensual teniendo en cuenta el valor y el lema del mes.
4.4 Promoción a través del Internet: Uno de los medios más rá-
pidos y más utilizados, sobre todo por los jóvenes, es el Internet.
• Se puede colocar en la página web de la Diócesis o de la
parroquia, el lema y valor del mes.
• También, se puede pedir a las personas que tienen correo
electrónico que envíen el valor y el lema del mes a sus
relacionados y colocarlo como la frase de su dirección.
114
Marque con una X con un + los medios que pueden ser
utilizados en tu Parroquia y en tu sector para que el tema
y el lema del mes llegue a todos y a todas
Otros____________________________________________
__________________________________________________
___________________________________________________
115
El I Concilio Plena-
rio Dominicano nos dice:
“El Plan Nacional de Pasto-
ral se lleva a la vida y se
integra en nuestras cele-
braciones litúrgicas” (no.
822). Por eso, nuestro iti-
nerario de evangelización
está vinculado a la Liturgia
en todas sus expresiones,
especialmente, a los sa-
cramentos.
Entre ellos se destaca la Eucaristía, en la que se congre-
ga el Pueblo de Dios, principalmente el Domingo, día del Señor.
Analicemos en este capítulo la manera de relacionar el tema y el
lema del mes en la Liturgia, de modo que en ella se celebre el
mensaje del Señor ya que deseamos que todo el pueblo se haga
sensible y lo haga vivencia de su diario vivir.
116
evangelización que es Jesucristo muerto y resucitado. En ella se
hace celebración lo que se proclama y anuncia en el valor y el
lema del mes; se recoge y ofrece la fe que se ha despertado o
crecido a través de los diferentes medios de evangelización pro-
pios del Plan.
118
Escribe las ideas que te surgen para celebrar en la Litur-
gia del Domingo o de la comunidad el tema y el lema del
mes:
119
Marque con una V si es verdadero o una F si es falso estas
afirmaciones para la celebración del tema y el lema del
mes
a) Decirlo sólo al comienzo y al final________
b) Relacionarlo con la Palabra____________
c) Decorar el lugar de la celebración con el lema y el tema del
mes.
d) Evitando que los cantos no tengan relación con el tema y el
lema del mes_________
e) Relacionarlo con el Acto Penitencial________
f) Presentar signos en la ofrenda relacionado con el tema y lema
del mes
g) Decirlo sólo en los avisos________
h) Colocar algún distintivo con el lema y el tema del mes_____
i) Realizar algún gesto o símbolo que exprese el lema y el tema
del mes__________
j) Hablar del tema y del lema del mes sin relación con la Pala-
bra_________
k) Las moniciones no deben hablar del tema ni el lema y tema
del mes.
l) Sólo atacar lo que no se vive de ese tema y lema del
mes__________
m) El Equipo de Liturgia prepara con tiempo la celebración y cui-
da que se celebre el lema y el tema del mes________.
120
1. ¿Qué es el encuentro de evangelización?
El encuentro de evangelización consiste en una reunión
realizada en una casa o local del sector en la que se estudia
el valor o tema del mes, analizándolo a partir de la vida de los
participantes, iluminándolo con la Palabra de Dios, haciéndolo
oración y compromiso personal y comunitario.
Este encuentro constituye un lento pero progresivo pro-
ceso de evangelización a través del cual se va haciendo propio
el valor del mes a nivel de la mente, de los sentimientos y del
comportamiento de las personas y del grupo y van sentando la
base de una futura comunidad cristiana.
2. ¿Cuál es su contenido?
En este encuentro de evangelización se va proclamando el
kerigma y se va desarrollando una catequesis progresiva en línea
catecumenal que provoca una continua conversión, integración
a la comunidad, vivencia de la oración y de los sacramentos y
espíritu misionero.
Se trata del desarrollo del itinerario o camino de fe te-
niendo en cuenta el dinamismo propio del conocimiento y del
crecimiento de las personas y de los grupos. En primer lugar,
está la sensibilización. Le sigue, en segundo lugar, la profundiza-
ción. Y, luego, en el tercer lugar, la madurez.
Por eso, en la primera etapa del plan, que se dedica a
la sensibilización, el kerigma que se proclama consiste en el
anuncio de Jesús desde la vivencia de los valores culturales, a los
que se ilumina desde el Evangelio. Por su parte, la catequesis ex-
plicará desde la Palabra el significado profundo de esos valores.
En la segunda etapa, tiempo de profundización, el anun-
cio del Evangelio se realiza proclamando los fundamentos de la
vida cristiana que son la fe, el mensaje y la persona de Jesús
y su Reino. La catequesis tiene como objetivo la comprensión
profunda del sentido, fuerza y alimento de la Palabra, la fe y la
persona de Jesucristo.
En la tercera etapa, la de la madurez y el compromi-
so, el anuncio del Evangelio se vuelve llamada apremiante al
compromiso de Iglesia, su celebración y su servicio al mundo.
La catequesis buscará ahondar y entender en la necesidad e im-
portancia de ser Iglesia, la vida sacramental y el compromiso
cristiano.
121
La tentación general es querer saltar esta dinámica del
conocimiento y de la vida de las personas y de los grupos por
la prisa de llegar a la madurez y al compromiso. El discipulado
lleva su tiempo y es necesario respetar los procesos para que no
caigamos en frustraciones o en una evangelización de barniz, sin
contenido profundo ni compromiso duradero.
123
PRIMERA SEGUNDA TERCERA
ETAPA ETAPA ETAPA
126
d) La exposición del tema se puede hacer de muchas
formas. Pero ese tema valdrá en la medida en que el grupo par-
ticipe abiertamente y sin miedo. Para eso es importante hacer
diferentes dinámicas de presentación.
Muchas veces el material del mes sugiere algunas dinámi-
cas, pero el animador también puede buscar y crear otras formas
de modo que la gente comprenda el tema, lo haga suyo, lo rela-
cione con su vida, le responda sus preguntas y lo lleve a dar su
opinión desde su propia experiencia y conocimiento.
Las dinámicas que se proponen en el material del mes
exigen preparación previa. Si se utiliza un símbolo debe estar a
la mano; si lleva un canto debe estar marcado en el libro o tener
escritas las letras; si la gente tiene que escribir algo es necesario
tener lapiceros a disposición y los papeles donde van a escribir;
si todos tienen que leer algo, debe estar disponible ese material
escrito.
No se puede dejar las cosas a la improvisación, que creen
incertidumbre y nerviosismo en el encuentro o que se dé la im-
presión de que no se domina el tema.
Siempre al animador de la reunión le tocará introducir,
completar, profundizar el tema a tratar. Es bueno que lo haga
de modo sencillo, breve, espontáneo y motivador. Para eso, él o
ella necesitan conocer bien el tema, leerlo varias veces, rezarlo y
lanzarse. Puede hacer un esquema de lo que dirá que lo tendrá
delante para no equivocarse.
Según se vaya adquiriendo práctica el animador se irá
desprendiendo del libro y lo hará más vivencial y personalizado.
Poco a poco se va adquieriendo estilo propio, facilidad para ha-
blar y animar a la vez que el miedo queda atrás.
127
• La Palabra de Dios: Para nosotros lo fundamental es
lo que Dios dice sobre el tema que se está tratando. Lo que
nosotros queremos conocer y profundizar es lo que Dios quiere
que seamos y hagamos al respecto de ese valor y ese lema del
mes.
De ahí, que al ser este momento de escucha de la Palabra
de Dios el centro del tema es necesario crear un ambiente de
silencio, de apertura a lo que Dios dirá y deberá ser proclamada
con claridad y sin prisa. Si es útil se puede leer varias veces o si
todos tienen la Biblia en su mano la leen en silencio cada uno.
Luego de proclamada se deja un momento de reflexión
profunda y después se va desentrañando lo que dice el texto y lo
que nos dice a nosotros sobre el tema de la reunión.
• La profundización del tema: Después que se ha com-
partido la Palabra el animador completa e insiste en algunos pun-
tos principales del tema a la luz de la Palabra. En el material del
mes siempre aparece una reflexión para este momento. A veces,
esta reflexión es larga con la finalidad de que el animador tenga
material suficiente para hacer esta profundización.
Pero, no es necesaria leerla toda, sino que se pueden sa-
car las ideas más importantes. Muchos prefieren irla leyendo y
comentando. En algunos lugares donde la mayoría de los parti-
cipantes tienen el libro del mes, la leen en común y luego insis-
ten en las ideas que le han clarificado más el tema o que le han
impresionado más.
128
Nota importante:
La participación de todos y de todas es la medida
de una buena reunión de los grupos
129
Complete la frase:
El encuentro de evangelización se hace cada________; _____ve-
ces al______. Se desarrolla el ____________ y el __________
___del mes. El número de personas que participan es de_____a
______. Lo más importante en esos encuentros es que todos_
______________ y no sólo que el animador _______________
___. Esos encuentros van creando el ambiente para formar las
pequeñas___________________.
Compromiso de la semana
Lectura de la Palabra
Profundización de la palabra
Introducción
Oración
Cantos
Avisos
Acogida
130
Encierre en un círculo las palabras que indican las carac-
terísticas y finalidad de estas reuniones de grupos:
131
Las Comisiones Pasto-
rales son las ejecutoras direc-
tas del itinerario de evange-
lización llamado a ser global,
porque involucra a todos y a
todo lo que se realiza en la
Iglesia. En este capítulo vere-
mos lo que se espera de cada
una de ellas en este camino
de evangelización tanto en
su campo propio como en su
contribución al caminar del
conjunto del Pueblo de Dios.
132
• Modelo operativo: Planeación: desde el Objetivo Ultimo
realizar el itinerario de su área pastoral con sus objetivos
generales de las etapas y los objetivos intermedios de las
fases.
• Planificación de la primera fase (3 años) con su meta pro-
pia, unida al itinerario global y desarrollando lo propio.
• Programación del año: con su meta propia, unida al itine-
rario global y desarrollando lo propio.
133
Sin duda, que el tener un mismo itinerario nos une en una
misma meta y objetivo. Además, nos hace ser un signo visible
de unidad, ya que todos los que se acerquen a la Iglesia de una
y otra forma recibirán el mismo mensaje de salvación.
Al mismo tiempo, el itinerario de evangelización tomará
diferentes expresiones que lo enriquecerá y profundizará, fruto
de la creatividad que el Espíritu Santo despierta en las diferentes
Comisiones Pastorales de acuerdo a sus carismas y ministerios
específicos.
La realización de este itinerario de evangelización res-
petará lo propio de cada área pastoral, y su misión propia. En
muchas de ellas, se podrá desarrollar el valor del año de una ma-
nera directa y en otras se hará una contribución desde su campo
de acción para la vivencia de ese valor.
También esta articulación incluye la intercomunicación e
interrelación entre las diferentes Comisiones de modo que se
apoyen mutuamente, se realice una colaboración eficaz y se evi-
te que se gasten fuerzas realizando lo mismo.
134
Nivel de la Pastoral comunitaria
138
impregnen las relaciones y estructuras económicas, políticas, so-
ciales y culturales de la sociedad. Impulsa la promoción huma-
na, la asistencia social, la convivencia humana, la ecología y la
organización comunitaria y social.
En cuanto al itinerario de evangelización:
Promover a nivel de la sociedad el valor y el lema del
mes, procurando con diferentes medios que se aplique en
el campo social, económico, político y cultural.
Brindar servicios de formación a sus destinatarios y reali-
zar actividades que lleven a crear conciencia de ese valor
y a vivirlo.
Preparar a sus agentes para que puedan comunicar el
valor de mes y organizar esas actividades.
4.16 La Pastoral de la Salud.
4.17 La Pastoral Penitenciaria.
4.18 Pastoral de la Movilidad Humana:
Cada una en su campo propio promover y practicar el
valor del año y del mes entre sus destinatarios y sensibilizar a
vivirlo en su área específica.
4.19 La Pastoral Educativa: es un servicio que realiza la Igle-
sia para transmitir la fe a los educandos y facilitar su crecimiento
y maduración a través del cultivo intelectual que busca una sín-
tesis viva y operativa entre cultura y fe.
En cuanto al itinerario de evangelización:
A nivel de los centros educativos católicos y públicos pro-
mover el itinerario de evangelización y proponer acciones
significativas para realizarlas a lo largo del año escolar
con los alumnos, profesores, personal auxiliar y con los
padres, madres y amigos de la escuela o del colegio.
Animar a la elaboración de murales con el valor y el lema
del mes.
Aprovechar todas las ocasiones propicias para sensibilizar
en el valor del mes como al subir la bandera, temas de
clases, letreros en el curso, retiros, actividades culturales
y otras.
139
4.21 Pastoral de las Misiones hacia fuera de la Iglesia (Ad
extra), hacia dentro (ad intra) y hacia otros pueblos que no co-
nocen a Cristo (ad gentes): promueve el espíritu misionero en la
Iglesia Local.
140
personas: Asambleas
o encuentros Sectoria-
les, Red de Mensajeros,
Carta a los Cristianos,
el Equipo de Redacción.
Se organizan desde el
inicio
Estructuras que ase-
guran la posibilidad de
diálogo entre todas las
categorías de personas: Reunión de Presbíteros, Conferencia
de Religiosos y religiosas, Conferencia de Institutos Secula-
res, Consejo Diocesano de Laicos.
4.26 Estructuras de Propuesta:
A nivel Diocesano: Consejo Diocesano de Pastoral; Equipo
Arquidiocesano o Diocesano de Animación Pastoral,
A nivel Intermedio: Consejo Zonal de Pastoral (o Asamblea
Zonal); Equipo Zonal de Animación Pastoral.
A nivel Parroquial: Consejo Parroquial de Pastoral, el Equipo
Parroquial de Animación Pastoral.
4.27 Estructuras de Consulta para la decisión
Asambleas o Encuentro: Sectorial, Parroquial, Zonal, Vicarial, Ar-
quidiocesana o Diocesana
Consejo Presbiteral
Colegio de Consultores
Consejo Episcopal o Arzobispal
142
Complete las palabras de esta frase:
De la motiva______, for_______za, efica_____, co__________
_______ción y conduc______ de las Comi__________nes dep_
_____de que el Plan de P____________l logre sus ob_______
vos. Las Comi__________nes son las eje_______ras reales del
P____ de P____t____.
143
Subraye en este círculo de todos los niveles de acción y
áreas pastorales las que se están realizando en tu parro-
quia e indique sus logros y dificultades.
144
En todo plan de trabajo es necesario que haya un grupo
de personas que estén verdaderamente enamoradas, entusias-
madas y convencidas del objetivo que se proponen realizar. En
el Plan de Pastoral ese grupo de personas lo llamamos Equipo
de Animación Pastoral, que será diocesano, zonal y parroquial
de acuerdo al nivel eclesial al que sirva.
En este capítulo definiremos este Equipo, sus funciones,
sus relaciones con el Consejo Diocesano de Pastoral y con el
Consejo Parroquial.
145
2. ¿Cuáles son sus funciones?
3. ¿Quiénes lo componen?
El Equipo está conformado por:
• el Arzobispo o el Obispo quien lo preside, lo elige y lo con-
voca
• los Obispos Auxiliares donde los haya
• el Vicario de Pastoral
• algunos presbíteros y diáconos
• algunos consagrados y consagradas
• laicos y laicas.
146
tiempo para realizar su trabajo y que no le cuesten las reuniones
pequeñas y grandes, cortas y largas.
Un requisito para los miembros del Equipo es que sean
personas que no dirijan Comisiones o Áreas de Pastoral Arquidio-
cesanas o Diocesanas porque ya tienen bastante con su trabajo y
se les dificultará mucho participar en tantas actividades que van
creciendo según se va desarrollando el Plan.
El ideal es que sean personas que puedan dedicar el ma-
yor tiempo al Equipo. A veces, hay personas retiradas con ánimo
de servir que son muy buenas para este Equipo.
Ha dado mucho resultado entre nosotros que en el Equi-
po haya alguna persona de cada Zona Pastoral para que pueda
animar e impulsar en su Zona el Plan de Pastoral. Así, también,
se puede ir siguiendo la marcha del Plan con una información
permanente de logros, experiencias, fracasos, inquietudes, pro-
blemas, inconformidades y conflictos.
147
6. ¿Cuánto tiempo realizan este servicio los miembros
del Equipo?
Las personas permanecen en este servicio por el tiempo
que puedan ejercerlo eficazmente. Con todo, su servicio se so-
mete a evaluación periódica, cuando se evalúa el Plan Arquidio-
cesano o cuando lo hace el Consejo Diocesano de Pastoral.
3. ¿Quiénes lo componen?
El Equipo está conformado por:
• el Vicario Zonal o el Arcipreste quien lo preside, lo elige y
lo convoca
• algunos presbíteros y diáconos
• algunos consagrados y consagradas
• laicos y laicas.
149
bién, se puede ir siguiendo la marcha del Plan con una informa-
ción permanente de logros, experiencias, fracasos, inquietudes,
problemas, inconformidades y conflictos.
150
del Plan de Pastoral en su
Parroquia.
Se define como un
grupo de personas que cons-
tantemente se preocupa por
el dinamismo del conjunto
de la Parroquia y lo promue-
ve de acuerdo a su función.
151
3. ¿Quiénes lo componen?
El Equipo está conformado por:
• el Párroco quien lo preside, lo elige y lo convoca
• los Vicarios Parroquiales
• algunos diáconos y animadores de Asamblea
• algunos consagrados y consagradas
• 5 a 7 laicos y laicas comprometidas, con buena formación
espiritual y doctrinal y con capacidad de promover el pro-
ceso de renovación.
Tiene un coordinador, elegido por el Párroco con el Equi-
po; y que con el Párroco, hace la agenda de las reuniones. Cuen-
ta con un secretario o secretaria de actas que lleva un cuaderno
de actas. También se pueden establecer encargados de acompa-
ñamiento de áreas de trabajo.
El Equipo se reúne periódicamente al menos una vez al
mes, y cada vez que lo exija el cumplimiento de su función.
Un requisito para los miembros del Equipo es que sean
personas que no dirijan Comisiones o Áreas de Pastoral a nivel
parroquial porque ya tienen bastante con su trabajo y se les difi-
cultará mucho participar en tantas actividades que van creciendo
según se va desarrollando el Plan.
El ideal es que sean personas que puedan dedicar el ma-
yor tiempo al Equipo. A veces, hay personas retiradas con ánimo
de servir que son muy buenas para este Equipo.
Da mucho resultado que en el Equipo Parroquial hayan
personas de diferentes sectores porque así se puede ir siguiendo
la marcha del Plan con una información permanente de logros,
experiencias, fracasos, inquietudes, problemas, inconformidades
y conflictos.
3. ¿Quiénes lo componen?
• El Arzobispo o el Obispo que lo preside
• El Vicario de Pastoral y otros Vicarios
• Los responsables de las diversas comisiones pastorales
• Presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas y lai-
cos y laicas designados por el obispo, teniendo en cuen-
ta que “a través de ellos quede verdaderamente repre-
sentada la porción del pueblo de Dios que constituye
la diócesis, teniendo en cuenta sus distintas regiones,
condiciones sociales y profesionales, así como también
la parte que tienen en el apostolado, tanto personalmen-
te como asociados con otros” (CPD 682).
• El Equipo Arquidiocesano o Diocesano de Pastoral.
• Delegados del Consejo de Laicos, de la Conferencia de
Religiosos y de los Institutos Seculares.
155
3. ¿Quiénes lo componen?
El Consejo Parroquial de Pasto-
ral (CPP) está compuesto por:
• el Párroco que lo convoca y
preside;
• los sacerdotes y diáconos
asignados a la parroquia,
• los religiosos y religiosas que
trabajan en la parroquia.
• los miembros del Equipo Pastoral de Animación Pastoral
(EPAP) que opera como equipo ejecutivo del mismo,
• los Coordinadores de las comisiones pastorales parro-
quiales,
• los Coordinadores de los diversos grupos, asociaciones y
movimientos apostólicos operantes en la parroquia,
• algunos otros miembros elegidos y nombrados por el pá-
rroco para asegurar la representatividad en el Consejo o
para dar lugar a personas expertas en materias que son
objeto del mismo Consejo.
157
Arcipreste Z________, al P________________, a realizar su m__
___________ de an______________, apo_____, motiv_______,
fortalec_______________ y segu_______________ de las dife-
rentes act___________________que se realicen para alcanzar el
Modelo__________.
Equipo Técnico
Anima y coordina
Actúa
158
Ayuda y asegura
Está atento
Prepara y organiza
Promueve
159
El mismo Espíritu
Santo que nos une en un
solo corazón y una sola
alma es el que hace sur-
gir en la Iglesia una gran
diversidad de dones y
carismas que la enrique-
cen y la equipan para de-
sarrollar su misión en el
mundo. Entre ellos están
los movimientos o gru-
pos apostólicos y las llamadas nuevas comunidades.
El Plan de Pastoral es un instrumento de cada Iglesia Dio-
cesana para vivir esta experiencia de fe, amor y esperanza que
es la vida cristiana donde nos unimos todos y todas (unidad), a
la vez, que proporciona espacios para las experiencias de diver-
sidad que el Espíritu despierta dentro de ella.
En este capítulo reflexionaremos sobre estas hermosas
experiencias y su integración dentro del itinerario de evangeliza-
ción propio del Plan Diocesano y nacional de Pastoral.
160
espiritualidades diversas. El Espíritu Santo sopla donde y como
quiere (cf Jn 3,8). Las hay que enfatizan la presencia activa del
Espíritu Santo en el interior de cada uno, otras la radicalidad de
la conversión, otras el compromiso temporal, etc” (I Concilio, no,
754)
161
A través de él, se organiza la
pastoral de conjunto.
De ahí que las Nue-
vas Comunidades, grupos,
asociaciones y movimientos
apostólicos están llamados
a integrarse activamente en
su elaboración y ejecución y,
a su vez, el Plan Nacional y
Diocesano los incluye como
parte integrante de su desa-
rrollo.
Por eso, el Plan de Pastoral no desconoce ni busca que
ellos desaparezcan. Al contrario, los acoge como don del Espí-
ritu; reconoce sus carismas y los integra dentro de la marcha
pastoral para el bien de toda la Diócesis y de las Parroquias.
Su participación puede ser amplia y variada de acuerdo a
su propio carisma y de acuerdo a la vocación recibida a favor de
todo el Pueblo de Dios. Señalamos algunas acciones posibles:
163
• Formación permanente ofreciéndoles la riqueza de su
doctrina y de su práctica pastoral.
• Ayuda y apoyo en el discernimiento sobre la voluntad de
Dios y sobre las inspiraciones del Espíritu Santo.
• La vivencia de la espiritualidad de la comunión: unidad
en la diversidad y diversidad en la unidad.
• Espacio de intercambio y encuentro a los diversos movi-
mientos existentes entre sí.
164
Indique algunas formas como pueden integrarse en el
Plan de Pastoral:
165
El Papa Juan Pablo II en
su Carta Novo Milennio Ineun-
te (“Al inicio del nuevo mile-
nio) nos insiste que “antes de
programar iniciativas concre-
tas, hace falta promover una
espiritualidad de la comunión,
proponiéndola como principio
educativo en todos los lugares
donde se forma el hombre y el
cristiano, donde se educan los
ministros del altar, las perso-
nas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen
las familias y las comunidades” (no. 43).
La palabra “espiritualidad” viene de Espíritu. Espiritua-
lidad, entonces, es la forma y la manera como se vive de
acuerdo al Espíritu Santo, siguiendo sus inspiraciones e im-
pulsos. Es la forma de una persona o de un grupo de pensar y
de vivir el Evangelio. Implica unas opciones determinadas por
algunos valores del Evangelio que el Espíritu Santo despierta
en momentos determinados y ante necesidades concretas de
la humanidad.
De ahí que hay muchas escuelas y estilos de espiritua-
lidad en la vida de la Iglesia. Muchas de ellas han sido inspira-
das por el Espíritu Santo a determinadas personas que llenas de
alegría y valentía las supieron comunicar a otras personas y las
contagiaron de tal modo que las hicieron suyas como un camino
o un estilo de vivir el Evangelio.
Así nos encontramos con la espiritualidad benedictina ins-
pirada en San Benito; la espiritualidad franciscana inspirada en
San Francisco de Asís; la espiritualidad ignaciana inspirada en
San Ignacio de Loyola; o la espiritualidad carmelita inspirada en
San Elías, Santa Teresa, San Juan de la Cruz y así otras muchas
de ayer y de hoy.
166
llama espiritualidad de la comunión. Esto no es así porque sea
“una moda” del Concilio Vaticano II, una novedad o conveniencia
pastoral, sino porque Dios mismo es comunidad de Personas,
nos creó a su imagen y semejanza y nos preparó y destinó para
vivir en comunión.
Por eso, ningún ser humano se puede ser cristiano sin ser
comunitario, sin sentirse y vivir como hermano o hermana de
todos. Éste fue el deseo más profundo de Jesús, que lo expresó
en la última cena cuando oró: “Padre, que todos sean uno, como
tú y yo somos uno” (Juan 17,21). Esta es la vocación más radical
y profunda que se pueda recibir: ser uno con los demás, con los
mismos lazos de amor que se tienen entre sí el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo.
A esta unidad, que los cristianos llamamos “comunión”,
está llamado el universo entero, pues va a llegar el día en que
“lo celeste y lo terrestre, alcanzarán su unidad en Cristo” (Efesios
1,10) y así “Dios será todo en todo” (1 Cor 15,28). Esto es lo
que Jesús llamó “el Reino de Dios”.
Cuando se viven las relaciones de hermandad como las
enseñó Jesús, vivimos en amor todo el tiempo. Relacionarse con
los demás según la voluntad de Dios es crecer en amor, es san-
tificarse. Por eso hablamos de la santidad de la comunidad y
en comunidad (“santidad comunitaria”), no sólo santidad in-
dividual. Ya que compartiremos el futuro, el mismo destino, el
mismo cielo caminamos juntos y juntas hacia el cielo, y no cada
quien por su cuenta. No es un “sálvese quien pueda”, sino “sal-
vémonos juntos”.
Juan Pablo II describe esta espiritualidad de comunión
con estas características:
• “Espiritualidad de la comunión significa ante todo una
mirada del corazón, sobre todo hacia el misterio de la
Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser re-
conocida también en el rostro de los hermanos que están
a nuestro lado.
• Espiritualidad de la comunión significa, además, capaci-
dad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del
Cuerpo místico y, por tanto, como « uno que me pertene-
ce », para saber compartir sus alegrías y sus sufrimien-
tos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades,
para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.
• Espiritualidad de la comunión es también capacidad de
ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para aco-
gerlo y valorarlo como regalo de Dios: un « don para mí»,
además de ser un don para el hermano que lo ha recibido
directamente.
167
• En fin, espiritualidad de la comunión es saber « dar es-
pacio » al hermano, llevando mutuamente la carga de los
otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas
que continuamente nos asechan y engendran competiti-
vidad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias”
(NMI, 43).
168
nocer, amar e imitar, para vivir
en él la vida trinitaria y trans-
formar con él la historia hasta
su perfeccionamiento en la Je-
rusalén celeste” (NMI no. 29).
Jesús llamó Reino de
Dios a este programa de vida.
Este Reino de Dios como ya he-
mos visto es vivir en comunión
con Dios Padre como hijos, con
el Hijo como sus hermanos y
discípulos, con el Espíritu Santo dejándonos llevar de sus ins-
piraciones de amor y sabiduría; es vivir en comunión con los
otros como hermanos y en comunión con la naturaleza como
señores.
La Iglesia está llamada a vivir este Reino de Dios como
germen o semilla, como signo e instrumento de esta comunión.
Por eso, en el Concilio Vaticano II, la Iglesia para examinar su
vida y misión en el mundo de hoy quiso mirar a la Santísima
Trinidad y escuchar el Evangelio y a la Tradición de los primeros
siglos.
Así, ella se redescubrió como Misterio de Comunión, Pue-
blo de Dios, Sacramento Universal de Salvación, Cuerpo Místico
de Cristo y Comunidad peregrina. A vivir así es que nos anima e
impulsa la espiritualidad de la comunión.
Ser Iglesia, Misterio de Comunión, implica que ella sin
dejar de ser humana y visible, como su mismo Fundador en su
vida mortal, la Iglesia se define ahora por su densidad espiritual,
por su transparencia al misterio de Dios, por su santidad como
conjunto.
169
cuales destaca, sin duda, el ministerio de la unidad, propio
de sus pastores.
Ser Iglesia Pueblo de Dios implica que todos esta-
mos llamados a la santidad en conexión con todos los seres
humanos. “Dios ha querido santificar y salvar a los hombres
no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino
constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sir-
viera santamente” (LG c. 2, n.9).
Promover un pueblo santo implica transformar las re-
laciones entre sus componentes empezando por reconocer la
dignidad igual de cada persona. Esto implica reconocer que
todos somos Iglesia y actuar en preferencia por los pobres,
por los que no saben ni pueden, por los excluidos.
Como afirma el Concilio... “así también (como Cris-
to) la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por
la debilidad humana, más aún reconoce en los pobres y en
los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente,
se esfuerza en redimir sus necesidades y procura servir en
ellos a Cristo...” (LG 8.) Juan Pablo II avanzaba en esta línea
al afirmar que “tenemos que actuar de tal manera que los
pobres en cada comunidad cristiana se sientan como en su
casa.” (NMI 50)
Ser Iglesia Cuerpo de Cristo conlleva la organicidad
y asegurar la participación de todos en la intercomunicación
de la vida divina: Él mismo Espíritu “produce y urge la cari-
dad entre los fieles, unificando el cuerpo por su virtud y por
la interna conexión de sus miembros. Por consiguiente si un
miembro sufre en algo, con él sufren todos los demás; o si un
miembro es honrado, gozan juntamente los demás miembros
( I Cor 12, 26)” (LG n 7)
Ser Iglesia Sacramento Universal de Salvación es
optar por el diálogo y el servicio al mundo desde una actitud
de auténtica comunión que la hace signo de la unidad de
todos. Ella no vive para ella misma sino para “la misión de
anunciar el Reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos
los pueblos y constituye en la tierra el germen y el principio
de este Reino” (LG 5).
Ser Iglesia Comunidad Peregrina, es una realidad
dinámica, en constante proceso de crecimiento, siempre en
renovación, dispuesta a discernir los signos de los tiempos
para responder en cada momento a los retos de la Historia y
en camino hacia la plenitud.
De ahí que “hacer de la Iglesia la casa y la escuela de
la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante no-
sotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al
170
designio de Dios y responder también a las profundas espe-
ranzas del mundo” (NMI 43).
171
Este ideal de perfección no implica “una especie de vida
extraordinaria, practicable sólo por algunos « genios » de la san-
tidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a
la vocación de cada uno”. Se trata de alcanzar el « alto grado
» de la vida cristiana ordinaria. La vida entera de la comunidad
eclesial y de las familias cristianas debe ir en esta dirección”
(NMI 31).
172
b) La Eucaristía dominical:
“Congregando semanalmente a los cristianos como fa-
milia de Dios entorno a la mesa de la Palabra y del Pan de vida,
es también el antídoto más natural contra la dispersión. Es el
lugar privilegiado donde la comunión es anunciada y cultivada
constantemente.
Precisamente a través de la participación eucarística, el
día del Señor se convierte también en el día de la Iglesia, que
puede desempeñar así de manera eficaz su papel de sacramento
de unidad” (NMI 35).
173
i) Memoria de los testigos de la fe, de los mártires que, de una
manera u otra, han sabido vivir el Evangelio en situaciones de
hostilidad y persecución, a menudo hasta dar su propia sangre
como prueba suprema. A nosotros nos toca, con la gracia de
Dios, seguir sus huellas” (NMI 41).
175
me habéis visitado, encarcelado y habéis venido a verme »
(Mt 25,35-36). Esta página no es una simple invitación a la
caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio
de Cristo. Sobre esta página, la Iglesia comprueba su fide-
lidad como Esposa de Cristo, no menos que sobre el ámbito
de la ortodoxia” (NMI 50).
176
equipo, donde la participación es cultivada y promovida cons-
tantemente.
177
La Espiritualidad tiene dos componentes que son la mís-
tica y la ascética. Escriba en cada columna lo que corres-
ponda a cada una de ellas:
178
Comunión Comunión Comunión
Comunión
consigo con los con la
con Dios
mismo otros creación
179
Cuarta Parte
183
2. El Obispo, primer responsable del Plan de Pastoral en
su Iglesia Local.
“La Diócesis es una porción
del Pueblo de Dios que se confía a
un Obispo para que la apaciente
con la cooperación del presbiterio,
de forma que unida a su pastor y
reunida por él en el Espíritu San-
to por el Evangelio y la Eucaristía,
constituye una Iglesia particular,
en la que verdaderamente está y
obra la Iglesia de Cristo, que es
Una, Santa, Católica y Apostólica”
(CD 11).
El Obispo, como sucesor
de los Apóstoles es a quien el
Señor ha puesto a la cabeza y al
frente de su casa, que es su pue-
blo, y en virtud del Espíritu Santo
que se les ha dado, es constituido como Pastor en la Iglesia
para que sea maestro de la doctrina, sacerdote del culto sagra-
do y ministro para su dirección, coordinación y conducción (cfr
CIC,375,1).
Al ser la Iglesia “una comunión orgánica que se realiza
coordinando los diversos carismas, ministerios y servicios para
la consecución del fin común que es la salvación” le corresponde
“lograr esta unidad en la diversidad, favoreciendo, la sinergia
de los diferentes agentes, de tal modo que sea posible recorrer
juntos el camino común de fe y misión”. (PG, 22).
El Obispo para realizar esta tarea elabora un Plan de Pas-
toral. El es quien convoca para su elaboración, lo aprueba, lo
promulga y es su primer responsable, su cabeza, su guía y su
conductor a la hora de su ejecución. A través del Plan Pastoral él
fomenta en la diócesis las distintas formas de apostolado, y cuida
de que, en toda la diócesis o en sus distritos particulares, to-
das las actividades de apostolado se coordinen bajo su dirección,
respetando el carácter propio de cada una” (cfr CIC 394,1).
En concreto, el Obispo anima, fortalece, supervisa, evalúa y
reformula el Plan de Pastoral. En este sentido, realiza de muchas
maneras todas sus funciones alrededor del paso concreto del
Plan en cada momento. Citamos algunas:
a) Procura que todas las actividades diocesanas, parroquia-
les, sectoriales, de comunidades y grupos apostólicos se
encaminen al logro de la idea fuerza, el objetivo último y
el fin del Modelo Ideal.
184
b) En este sentido, se ocupa de que todas las actividades
anuales y mensuales tengan en cuenta el valor y el lema
del año y de cada mes.
c) Anima y da seguimiento a la integración de los agentes de
pastoral al proceso del Plan Pastoral, especialmente, de
los presbíteros y diáconos.
d) Desarrolla en sus cartas, circulares, programas de radio y
otros medios el valor del año y del mes.
e) Preside las reuniones del Equipo Arquidiocesano o Dioce-
sano de Animación Pastoral.
f) Preside los Encuentros Diocesanos de Pastoral para la
evaluación y programación anual.
g) La Visita Pastoral la organiza de acuerdo al momento del
Plan Pastoral, animando y evaluando la marcha del Plan
Pastoral en la Parroquia e institución visitada.
h) En las reuniones del Consejo Presbiteral, Consejo Dioce-
sano de Pastoral y otras instancias diocesanas tiene en
cuenta la marcha del Plan Pastoral.
i) Anima y supervisa las Comisiones Pastorales en la imple-
mentación del Plan de Pastoral en su área propia y en su
articulación con la marcha general del Plan de Pastoral.
j) Promueve la espiritualidad de la comunión en toda la Dió-
cesis.
k) Incentiva cursos de pastoral para la formación de sus
agentes de pastoral para reforzar las actividades del Plan
Pastoral.
l) Apoya con recursos humanos, materiales y económicos la
ejecución del Plan Pastoral
185
o facilita, ayuda y promueve la cooperación entre los diver-
sos organismos pastorales y al desarrollo de de su propio
plan específico.
o Ayuda a1 Obispo en la coordinación del Consejo Diocesa-
no de Pastoral, de la Sección Pastoral de la Curia diocesa-
na, del Equipo Arquidiocesano o Diocesano de Animación
Pastoral y del conjunto de las Comisiones y Equipos Pas-
torales Diocesanos y de la vida y trabajo de las Zonales
Pastorales.
o Ayuda al Obispo en la organización de las Visitas Pastora-
les, preparándolas con las Parroquias antes de la llegada
del Obispo.
o Promueve la formación espiritual y pastoral de los agen-
tes de pastoral, con la ayuda del Equipo Diocesano y los
Equipos Zonales y Parroquiales de Animación Pastoral.
186
• Los Vicarios Zonales o los Arciprestes son nombrados
por el Obispo para coordinar en su nombre una Zona Pas-
toral, coordinando la vida y la misión de la Iglesia Dioce-
sana en ese territorio.
Preside el Equipo Zonal de Animación Pastoral, el Consejo
Zonal y procura que todos los agentes de pastoral y las
Parroquias, organismos e instituciones eclesiales desa-
rrollen su tarea de acuerdo al Plan Pastoral Diocesano y
Nacional.
187
3. Los Presbíteros, responsables inmediatos del Plan de
Pastoral en sus parroquias y en la misión encomendada.
El Concilio Vaticano II nos recuerda que los Obispos “re-
cibieron el ministerio de la comunidad con sus colaboradores, los
sacerdotes y diáconos” (LG 20). De este modo, los Presbíteros,
“llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su Obispo, un
único presbiterio, aunque destinado a diversos oficios.
En cada una de las comunidades locales de fieles, ellos re-
presentan al Obispo con quien se hallan confiada y animosamente
unidos y toman sobre sí una parte de la carga y solicitud pastoral y
la ejercitan en el diario trabajo. Ellos, bajo la autoridad del Obispo,
santifican y rigen la porción de la grey del Señor a ellos confiada,
hacen visible en cada lugar a la Iglesia universal y prestan eficaz
ayuda a la edificación del cuerpo total de Cristo (cf. Eph. 4, 12)”
(LG 28).
Ellos ejercen su ministerio en la triple función ministerial
de la Palabra, la Liturgia y la conducción de la comunidad…. Su
identidad ministerial es ser pastor” (CPD 468), “al servicio de su
Iglesia particular y de la Iglesia Universal”( ib 469, cfr PO 1), “en
comunión y colaboración responsable y necesaria con el ministe-
rio del obispo” (ib.)
Dentro del Plan de Pastoral vale aquí todo lo que hemos
dicho del Obispo respecto a la Diócesis aplicado a la misión enco-
mendada al presbítero. Por eso, el Concilio Plenario Dominicano
declara que “todo presbítero en la República Dominicana tiene
que asumir con ardor el plan nacional y diocesano de pastoral, y
colaborar con todo lo que se le solicite” (no. 484).
Esto que vale para todos los presbíteros, se concreta más
en los párrocos y en los vicarios parroquiales: “para el nombra-
miento de un párroco, asegúrese el Obispo de que éste conoce
y está en disposición de asumir el plan nacional y diocesano de
pastoral” (no. 832). “Igualmente, cada parroquia debe integrar
en su plan parroquial el plan diocesano de pastoral” (no. 833).
Como pastor propio, en comunión y dirección del Obispo,
el párroco se esfuerza “para que los fieles vivan la comunión
parroquial y se sientan a la vez miembros de la Diócesis y de la
Iglesia universal, y tomen parte en las iniciativas que miren a
fomentar esa comunión y la consoliden” (CIC, no. 529 & 2).
Un instrumento práctico para realizar esa misión lo cons-
tituye el Plan de Pastoral concretado en su Parroquia. En concre-
to, al Párroco y a sus Vicarios Parroquiales se les pide:
• Presidir la comunidad parroquial en nombre del Obispo,
siendo el principio de unidad de la comunidad parroquial.
• Procurar que todas las actividades diocesanas, parroquia-
les, sectoriales, de comunidades y grupos apostólicos se
188
encaminen al logro de la idea fuerza, el objetivo último y
el fin del Modelo Ideal.
• En este sentido, se ocupa de que todas las actividades
anuales y mensuales tengan en cuenta el valor y el lema
del año y de cada mes.
• Anima y da seguimiento a la integración de los agentes de
pastoral al proceso del Plan Pastoral, especialmente, de
los presbíteros y diáconos.
• Desarrolla en sus cartas, circulares, programas de radio y
otros medios el valor del año y del mes.
• Discernir en el Espíritu los dones y carismas de las perso-
nas y de los diversos grupos apostólicos, darles lugar en
la organización parroquial y ayudarles a ejercitarlos con
espíritu eclesial.
• Promover los diversos ministerios y animar a las personas
que los ejercen, consagrados y consagradas, diáconos y
laicos y laicas.
• Promover la comunicación de bienes en la comunidad pa-
rroquial en favor de los pobres, de los enfermos y de los
necesitados.
• Convocar y presidir el Consejo Parroquial de Pastoral, la
Asamblea Parroquial, el Equipo Parroquial de Animación
Pastoral, el Equipo de Coordinación Parroquial y el Conse-
jo Económico.
• Coordinar y animar los presbíteros y diáconos de la Pa-
rroquia.
• Decidir juntos el plan pastoral parroquial a través del cual
se coordinan todas las actividades, todas las personas y
grupos apostólicos, y todos los organismos y Comisiones
parroquiales.
• Instituir, animar, formar y dar seguimiento a las diferen-
tes Comisiones o Equipos parroquiales.
189
relacionadas directa o indirectamente con el servicio que
se presta.
• Realizar las actividades que el plan diocesano establece
para el campo pastoral específico y colaborar con las Co-
misiones diocesanas y zonales correspondientes.
• Favorecer la integración de las personas y de la misma
comunidad en las comunidades parroquiales que corres-
ponda y promover la evangelización del ambiente.
• Servir al crecimiento personal de las personas, especial-
mente de los responsables y colaboradores.
• Animar y coordinar los diversos grupos apostólicos invo-
lucrados en la evangelización del sector correspondiente.
• Guiar las acciones que se relacionan directamente con la
formación de la comunidad: retiros, jornadas, etc.
• Convocar a todos aquellos que colaboran en el apostola-
do específico para evaluar la acción pastoral ya realizada,
para proponer el nuevo plan y para programar la acción
que se va a realizar.
4. Los Diáconos
El Concilio Vaticano II
ha restaurado el Diaconado
“como grado propio y per-
manente de la Jerarquía” (LG
29). Los diáconos “reciben la
imposición de manos, no en or-
den al sacerdocio sino en orden
al ministerio. Así, confortados
con la gracia sacramental, en
comunión con el Obispo y su
presbiterio, sirven al Pueblo de
Dios en la diaconía de la litur-
gia, de la palabra y de la caridad” (ib., cfr. CPD 57)
Les corresponde en su servicio pastoral, de acuerdo al Concilio
Plenario Dominicano:
• “ayudar a formar pequeñas comunidades y a presidirlas
en ausencia del presbítero”; (no. 570)
• “la administración pastoral de una parroquia” donde lo
requieran las necesidades y bajo la coordinación de un
presbítero; (no. 571)
• “coordinar varias comunidades o sectores parroquiales al
cuidado de animadores de asamblea y/o comunidades”
(572);
• “asesorar comisiones nacionales, diocesanas o parroquia-
les de pastoral” (no. 573);
190
• “entregarse a los diversos servicios de la caridad y admi-
nistración” (no. 575).
En todo su ministerio actuará de acuerdo al Plan Diocesa-
no y Nacional de Pastoral, implementándolo en las tareas asig-
nadas.
191
Es importante que los consagradas y consagrados
ofrezcan “su generosa colaboración a la Iglesia Particular se-
gún las propias fuerzas y respetando el propio carisma ac-
tuando en plena comunión con el Obispo en el ámbito de la
evangelización, de la catequesis y de la vida de las Parro-
quias”. (VC 49; cfr DSD 93).
En el Plan de Pastoral Diocesano y Nacional caben todas
las iniciativas integradas dentro del conjunto de la Iglesia Local,
apoyándose y articulándose mutuamente. Del mismo modo, se
necesita la colaboración en la asesoría de las Comisiones Pas-
torales Diocesanas y Parroquiales, en los diferentes Consejos y
Equipos de animación y coordinación pastoral.
Una tarea en la que pueden las comunidades de vida con-
sagrada aportar al Plan de Pastoral es la promoción de la espiri-
tualidad de la comunión “ante todo en su interior, y, además en
la comunidad eclesial misma y más allá aún de sus confines, en-
tablando o restableciendo constantemente el diálogo de caridad”
(VC 51, cfr CPD 992).
193
de la acción pastoral con la participación coordinada de todos
(cfr. Puebla, 807).
Podemos dar gracias a Dios, porque nuestros agentes de
pastoral laicos y laicas han recibido con disponibilidad y alegría
el Plan de Pastoral, convirtiéndose en verdaderos protagonistas
de la nueva evangelización.
194
Lea en el punto 1 estas citas y luego complete
estas frases:
“Ese _____________ mesiánico tiene por cabeza a _______,
Tiene como naturaleza la___________________ y __________
___________de los __________________de Dios, en cuyo co-
razón habita el Espíritu _______________ como en un templo_
________________. Tiene como ley el nuevo_______________
_______del__________ amor, como Cristo mismo nos________
(cfr. Io. 13, 34). Tiene, últimamente, como fin el ____________
_____ de Dios, incoado por el mismo Dios en la _____________
y que debe dilatarse hasta que sea ________________ por El
mismo al final de los___________, cuando se manifieste _____
_____________.
Y, es a este ________________Pueblo suyo, el que Cristo hace
“________________________________de la redención de to-
dos y, como luz del _________________y sal de la _________
______ (cf. Mat. 5, 13-16), es enviado a todo______________
__” (LG,9).
“Todos los fieles tienen el _________________ y el ________
_________ de trabajar para que el mensaje divino de ______
________________alcance más y más a los hombres de todo
__________________y del orbe ___________ (ib, 210 y 211).
195
Indique quién realiza la función que se presenta a conti-
nuación utilizando una de estas palabras:
1._________________________. Es nombrado po el
Obispo para presidir en su nombre una Zona Pastoral, coordinan-
do la vida y la misión de la Iglesia Diocesana en ese territorio.
3. El ____________________ y el ____________________
_________ procuran que todas las actividades diocesanas, pa-
rroquiales, sectoriales, de comunidades y grupos apostólicos se
encaminen al logro de la idea fuerza, el objetivo último y el fin
del Modelo Ideal.
7. ________________________________asumen el Plan de
Pastoral desde su propio carisma y promueven el Plan de Pasto-
ral, aportando la riqueza de su carisma.
196
de pastoral, y colaborar con todo lo que se le solicite” (I Concilio
Plenario Dominicano, no. 484).
9. El_______________________________ayuda al Obispo a la
coordinación y conducción del Plan de Pastoral a nivel diocesa-
no.
6. Son colaboradores del Plan Pastoral todos los que ayudan para
que sus diferentes se realicen_____________.
197
Conclusión
Nuestro Plan de Pastoral, un instrumento práctico para
aplicar el Documento de Aparecida
A modo de conclusión, presentamos las grandes líneas del
reciente Documento de Aparecida que inspirará la evangelización
de nuestras Iglesias latinoamericanas y caribeñas y su relación
con nuestro Plan de Pastoral que consideramos como un medio
práctico para aplicar las conclusiones de la V Conferencia del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
200
1.2 Optar por la formación de los discípulos misio-
neros marcada por la espiritualidad trinitaria del encuentro
con Jesucristo, (nos. 240-275) que se deja encontrar: en
la Palabra (la Lectio Divina); en la Sagrada Liturgia (Eucaristía,
Reconciliación,oración personal y comunitaria); en la comunidad
viva en la fe y en el amor fraterno; de un modo especial en los
pobres, afligidos y enfermos; y en la piedad popular.
Y tiene en María un modelo, una madre, un paradigma
y una “imagen acabada y fidelísima del seguidor de Cristo” y
cuentan con los apóstoles y santos, como San Pedro, San
Pablo, San José y tantos hombres y mujeres que esparcieron
las semillas del Evangelio, viviendo valientemente su fe, incluso
derramando su sangre como mártires.
Esta formación tiene cinco aspectos fundamentales: en-
cuentro con Jesucristo, la conversión, el discipulado, la comunión
y la misión. Ha de ser integral, kerygmática y permanente;
atenta a dimensiones diversas: dimensión humana- comuni-
taria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera; que respeta los
procesos personales y grupales que contempla el acompaña-
miento de los discípulos y en la espiritualidad de la acción
misionera.
Con dos momentos interconectados: iniciación cris-
tiana y la catequesis permanente.
La iniciación cristiana: tiene como finalidad poner en
contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado, en la forma de
catecumenado bautismal para los no bautizados, y en la forma
de catecumenado postbautismal para los bautizados no suficien-
temente catequizados (nos. 286-294).
La catequesis realizada como “un itinerario cate-
quético permanente” como una verdadera escuela de forma-
ción integral que acompaña la fe ya presente en la religiosidad
popular (295-300).
Los lugares de formación son: la Familia, primera es-
cuela de la fe; las Parroquias; las Pequeñas comunidades ecle-
siales, los movimientos eclesiales y nuevas comunidades; la Pas-
toral Vocacional, los Seminarios y casas de formación religiosa y
la educación católica: los centros educativos católicos, universi-
dades y centros superiores católicos. (nos. 301-346)
2. Ante la cultura de la muerte se reafirma nuestra
misión de discípulos como un servicio para que todos ten-
gan vida.
3. Ante la pobreza creciente se hace una firme y de-
cidida opción preferencial por los pobres y excluidos, con
una pastoral social orgánica, trabajando por la globalización de
la solidaridad y de la justicia internacional.
201
4. Ante las amenazas que sufren las familias se opta
por ellas como un eje transversal de la acción evangeliza-
dora, promoviendo la cultura de la vida y el cuidado del medio
ambiente.
5. Ante la amenaza que sufre la cultura de nues-
tros pueblos y la penetración cada vez más fuerte de una
nueva cultura que promueve la globalización, se reafirma
el respeto y aprecio de nuestras culturas y se opta por
la evangelización en aquellos ámbitos donde se gesta la
cultura tales como la escuela pública, la comunicación social,
los nuevos areópagos y centros de decisión, la vida pública y las
ciudades.
En este sentido, se decide por la inculturación del
Evangelio, la Pastoral de la Comunicación, la Pastoral Ur-
bana y la integración y fraternidad de los pueblos latinoa-
mericanos, de sus pueblos indígenas y afroamericanos.
Para realizar esta nueva evangelización, la V Con-
ferencia, “recordando el mandato de ir y de hacer discípulos
(cf. Mt 28, 20), desea despertar la Iglesia en América Latina y
El Caribe para un gran impulso misionero. No podemos desapro-
vechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés!
¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las
comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don
del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sen-
tido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza!
No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en
nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para
proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra,
que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salva-
dos por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos
convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus
discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en nuestro
Continente” (no. 548).
De ahí se desprende la convocatoria a una Misión Conti-
nental, “que buscará poner a la Iglesia en estado permanente de
misión”(no. 553), de modo que “llevemos nuestras naves mar
adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las
tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparará
grandes sorpresas” (id).
Este compromiso de una gran misión en todo el Conti-
nente “nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones
y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un
discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión mi-
sionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte con-
moción que le impida instalarse en la comodidad, el estanca-
202
miento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres
del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se
convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en
Cristo” (no. 362).
Para hacer operativo de manera eficaz esta opción mi-
sionera el Documento de Aparecida deja bien claro que la “Dió-
cesis, presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la co-
munión y la misión. Ella debe impulsar y conducir una acción
pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que la va-
riedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se
orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar vida
en el propio territorio.
Este proyecto, que surge de un camino de variada partici-
pación, hace posible la pastoral orgánica, capaz de dar respuesta
a los nuevos desafíos. Porque un proyecto sólo es eficiente si
cada comunidad cristiana, cada parroquia, cada comunidad edu-
cativa, cada comunidad de vida consagrada, cada asociación o
movimiento y cada pequeña comunidad se insertan activamente
en la pastoral orgánica de cada diócesis. Cada uno está llamado
a evangelizar de un modo armónico e integrado en el proyecto
pastoral de la Diócesis” (no.169).
Este “proyecto pastoral de la Diócesis, camino de pastoral
orgánica, debe ser una respuesta consciente y eficaz para aten-
der las exigencias del mundo de hoy, con “indicaciones progra-
máticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación
y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios nece-
sarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las perso-
nas, modele las comunidades e incida profundamente mediante
el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la
cultura” (NMI,29)” (no. 371).
II. Nuestro Plan Nacional y Diocesano
Gracias a Dios, durante
25 años nuestra Iglesia en la Re-
pública Dominicana ha elaborado
tres planes a nivel nacional y dio-
cesano, lo que nos permite res-
ponder con agilidad y prontitud a
este llamado de la V Conferencia.
En concreto, encontramos
que nuestro Tercer Plan Pastoral
ha sido confirmado grandemente por este Documento de Apare-
cida que le ofrece muchas más razones para su implementación
y desarrollo. Fijémonos en varios aspectos del Plan de Pastoral
con clara referencia en el Documento de Aparecida.
203
1. Los criterios de nuestro Plan de Pastoral en el Docu-
mento de Aparecida.
Veamos cada uno de los cinco criterios de nuestro Plan de
Pastoral colocando a su lado lo que dice el Documento de Apa-
recida sobre él.
204
saliendo al encuentro de quienes aún no creen en Cristo en el
ámbito de su propio territorio y responder adecuadamente a los
grandes problemas de la sociedad en la cual está inserta. Pero
también, con espíritu materno, está llamada a salir en búsqueda
de todos los bautizados que no participan en la vida de las comu-
nidades cristianas” (no. 168).
Este afán y anuncio misionero tiene que “pasar de per-
sona a persona, de casa en casa, de comunidad en comunidad”
(550) y “abraza con el amor a Dios a todos y, especialmente, a
los pobres y a los que sufren”; como testigos y misioneros “en las
grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra
América, en todos los ambientes de la convivencia social, en los
más diversos “areópagos” de la vida pública de las naciones, en
las situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes
nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia” (no. 548);
“buscando dialogar con todos en espíritu de comprensión y de
delicada caridad” (DI).
De modo que impregne el complejo mundo del trabajo,
la cultura, las ciencias y las artes, la política, los medios de co-
municación y la economía, así como los ámbitos de la familia, la
educación, la vida profesional” (no. 174).
205
rebaño” que es pueblo de Dios en América Latina y El Caribe:
“sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que se prodigan, mu-
chas veces con inmensas dificultades, para la difusión de la ver-
dad evangélica” (no. 550).
206
la planificación y la ejecución. Este proyecto diocesano exige un
seguimiento constante por parte del obispo, los sacerdotes y los
agentes pastorales, con una actitud flexible que les permita man-
tenerse atentos a los reclamos de la realidad siempre cambiante”
(no. 371).
207
como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una
escuela permanente de comunión misionera” (370).
Por ejemplo, “una parroquia, comunidad de discípulos mi-
sioneros, requiere organismos que superen cualquier clase de
burocracia. Los Consejos Pastorales Parroquiales tendrán que
estar formados por discípulos misioneros constantemente pre-
ocupados por llegar a todos. El Consejo de Asuntos Económicos,
junto a toda la comunidad parroquial, trabajará para obtener los
recursos necesarios, de manera que la misión avance y se haga
realidad en todos los ambientes. Estos y todos los organismos
han de estar animados por una espiritualidad de comunión mi-
sionera: “Sin este camino espiritual de poco servirían los instru-
mentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin
alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y
crecimiento” NMI 43)” (no. 203).
208
o estrategias que establece el Plan Pastoral se producen frutos
abundantes, consistentes, personales y comunitarios.
Es importante destacar que el proceso de nuestro Plan Pas-
toral tiene en cuenta “el tesoro de la religiosidad popular de nues-
tros pueblos, para que resplandezca cada vez más en ella “la perla
preciosa” que es Jesucristo, y sea siempre nuevamente evangeliza-
da en la fe de la Iglesia y por su vida sacramental” (no. 549).
Asimismo, su itinerario de formación responde al llama-
do del Documento de Aparecida de realizar la inculturación del
Evangelio (nos. 476-480) ya que se organiza alrededor de acon-
tecimientos culturales, religiosos, patrios y litúrgicos, valorando
sus expresiones, sus símbolos y su sabiduría. También, busca
entrar en el lenguaje de la nueva cultura y se propone el uso
de los medios de comunicación social para la divulgación de sus
mensajes y acciones.
Hay algo muy importante dentro de nuestro proyecto pas-
toral que se realiza sin mucho ruido, pero que avanza poco a poco
es que su finalidad no se concentra sólo en los que participan de
las celebraciones o se integran activamente, sino que a través
de la comunidad existente se busca llegar a crear una conciencia
activa de los valores del Reino en vistas a la integración de toda
la gente que vive en el sector o en la Parroquia se sienta y se
organice como un pueblo que es. Este trabajo pretende colaborar
en la liberación y transformación social de nuestras sociedad, tal
como lo insiste el Documento de Aparecida en su capítulo 8. No
se reduce esta acción a la Pastoral Social, que debe ser organi-
zada de manera operativa, sino que toda la Iglesia se involucra
en esta tarea como parte de su acción evangelizadora.
Algo que insiste nuestro Plan de Pastoral es en su carácter
de ser un plan global, es decir, que incluye a todos los que son
Iglesia y abarca todo lo que es la Iglesia. Este aspecto de globa-
lidad ha quedado bien resaltado en el Documento de Aparecida
que ha querido mirar a todos y a todo incluyéndolos ya sea como
sujetos o como objeto dentro de la misión evangelizadora.
Por eso, se refiere a la Pastoral Comunitaria: a las multi-
tudes (no. 380); a las Comunidades (nos. 178-180;307-313); la
familia (432-437; 451-469).
Se enfatiza las pastorales específicas: con los niños (438-
441); los adolescentes y jóvenes (442-446); los ancianos (447-
450); la pastoral universitaria (341-346); los profesionales y los
que participan activamente en los nuevos aerópagos y centros
de decisión (nos. 491-508).
Los servicios pastorales son analizados y convocados a
desarrollarse en clave misionera: la formación de los discípulos:
iniciación cristiana y catequesis permanente (nos. 276-313);
209
la Liturgia (nos. 175-177); la Pastoral Social (capítulo 8); Pas-
toral de la Salud (417-421); Pastoral de la Movilidad Humana
(411-416); Pastoral Penitenciaria (427-430); Pastoral de la Mu-
jer (451458); Pastoral Ecológica (470-475);Pastoral Educativa
(328-340;481-483); Misión ad Gentes (373-379); Ecumenismo
y Diálogo interreligioso (225-239).
También, se presenta la Pastoral Ministerial: con los pres-
bíteros (191-204); con los diáconos (205-208); los consagra-
dos y consagradas (216-224); agentes de pastoral laicos y laicas
(209-215); con los seminaristas (314-327).
En cuanto a las estructuras de comunión y participación
se destaca la Pastoral de la Comunicación (484-490) y se propo-
ne una acción pastoral orgánica que articule carismas, ministe-
rios, servicios y organizaciones en un mismo proyecto misionero
(169); se reconoce “el valor y la eficacia de los Consejos parro-
quiales, Consejos diocesanos y nacionales de fieles laicos (215);
las Conferencias Nacionales de los Religiosos y de los Institutos
Seculares (223).
Nos alienta el Documento de Aparecida, inspìrado en la
Novo Millenio Ineunte, a proseguir y profundizar la espiritualidad
de la comunión, por la que hemos optado en nuestro Plan de Pas-
toral.: “La conversión de los pastores nos lleva también a vivir y
promover una espiritualidad de comunión y participación, “pro-
poniéndola como principio educativo en todos los lugares donde
se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los minis-
tros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales,
donde se construyen las familias y las comunidades”(NMI 43).
La conversión pastoral requiere que las comunidades eclesiales
sean comunidades de discípulos misioneros en torno a Jesucris-
to, Maestro y Pastor” (no. 368; ver capítulo 5 ).
Finalmente descubrimos en el Documento de Aparecida
algunas estrategias o pasos que hemos adoptado ya en nuestro
Plan como son la sectorización y sus equipos de coordinación:”
Teniendo en cuenta las dimensiones de nuestras parroquias, es
aconsejable la sectorización en unidades territoriales más pe-
queñas, con equipos propios de animación y coordinación que
permitan una mayor proximidad a las personas y grupos que
viven en el territorio” (372, ver 518c).
Nuestra red de mensajeros y los integrantes de nuestras
diversas comisiones pastorales encuentran aliento y entusiasmo en
estas palabras del Documento de Aparecida: “Los mejores esfuer-
zos de las parroquias, en este inicio del tercer milenio, deben estar
en la convocatoria y en la formación de laicos misioneros. Solamen-
te a través de la multiplicación de ellos podremos llegar a responder
a las exigencias misioneras del momento actual” (no. 174).
210
Nuestro objetivo de formar un pueblo organizado en pe-
queñas comunidades y grupos de vida está ampliamente reafir-
mado en el Documento de Aparecida: La vida en comunidad es
esencial a la vocación cristiana. El discipulado y la misión siem-
pre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no quiso sal-
varnos aisladamente, sino formando un Pueblo (LG 9). Este es
un aspecto que distingue la vivencia de la vocación cristiana de
un simple sentimiento religioso individual. Por eso, la experiencia
de fe siempre se vive en una Iglesia Particular” (164).
Por eso, es “es recomendable que los agentes misioneros
promuevan la creación de comunidades de familias que fomen-
ten la puesta en común de su fe cristiana y las respuestas a los
problemas (372; ver 178-180, 517 e). De ahí, la insistencia de
que la Parroquia sea en verdad “comunidad de comunidades”
(5.2.2) o “comunidad de discípulos misioneros” (203) y toda la
Diócesis sea llamada “comunidad misionera” (168).
Concluimos diciendo que nuestro Plan de Pastoral es un
instrumento práctico y válido para realizar esta Misión Continen-
tal que se propone en el Documento de Aparecida para hacer
realidad estas esperanzas expresadas en el Mensaje Final de la V
Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe:
211
• Avanzar en el diálogo ecuménico “para que todos sean
uno”, como también en el diálogo interreligioso.
• Hacer de este continente un modelo de reconciliación, de
justicia y de paz.
• Cuidar la creación, casa de todos en fidelidad al proyecto
de Dios.
• Colaborar en la integración de los pueblos de América
Latina y el Caribe.
¡Que este Continente de la esperanza también sea el Continente
del amor, de la vida y de la paz!”(no. 5).
212
Para conocer y profundizar más
214
Índice General
Presentación general. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
I. Primera Parte:
Nuestro Plan de Pastoral responde a un Ideal
Capítulo 1
Todo plan responde a un Ideal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Capítulo 2
Nuestro Plan busca responder a la realidad:
el problema fundamental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Capítulo 3
Nuestro plan se traza un camino hacia el ideal:
el itinerario de evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Capítulo 4
Primera estrategia del Plan Pastoral:
la sectorización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Capítulo 5
Segunda estrategia del Plan Pastoral:
Equipo de coordinación del sector. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Capítulo 6
La gran estrategia para llegar a todos y a todas:
la Pastoral de Multitudes o la evangelización
de todo el pueblo desde su cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Capítulo 7
Tercera estrategia: realización de las acciones significativas. . . . . 75
215
Capítulo 8
Cuarta estrategia: La Red de Mensajeros. . . . . . . . . . . . . . . 86
Capítulo 9
Quinta estrategia del Plan: La carta mensual
y su Equipo de redacción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Capítulo 10
Sexta estrategia: La promoción publicitaria
del tema y el lema del mes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
Capítulo 11
Séptima estrategia del Plan: Celebremos
en la Liturgia el valor del mes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Capítulo 12
Octava estrategia del Plan: Encuentro de evangelización
en los sectores con pequeños grupos. . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Capítulo 13
Novena estrategia: Las Comisiones Pastorales desarrollan
el itinerario de evangelización y su misión propia . . . . . . . . 132
Capítulo 14
Décima estrategia: El Equipo de animación pastoral
arquidiocesano o diocesano, zonal y parroquial. . . . . . . . . . 145
Capítulo 15
Undécima estrategia: Integración de las nuevas
Comunidades, grupos y movimientos apostólicos . . . . . . . . 160
Capítulo 16
Duodécima estrategia: Promoción de la Espiritualidad
de la comunión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
IV Cuarta Parte:
Las personas protagonistas del
Plan de Pastoral
Capítulo 17
Todo el Pueblo de Dios protagonista del Plan de Pastoral. . . . . 182
Conclusión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
216