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Créditos:

Conferencia del Episcopado Dominicano


Instituto Nacional de Pastoral
Ave. Rómulo Betancourt 1608,
casi Esq. Ave. Núñez de Cáceres Apto. 6166,
Santo Domingo, República Dominicana.
Tel.: 809.482.3553
Correo: institutodepastoral@hotmail.com

Autor:
Pbro. Daniel Lorenzo Vargas Salazar

Portada:
Carlos R. Sánchez Fernández

Diagramación:
Yoel S. Olivero Carrasco

Arte Final:
Jesús Pérez

Impresión:
Editora Amigo del Hogar
Manuel María Valencia #4
Santo Domingo, D. N. Tel.: 809.548.7594
Dedicatoria

A toda la Iglesia que peregrina


en la República Dominicana, al celebrar
su XXV Encuentro Nacional de Pastoral,
por todos sus esfuerzos por caminar en
la unidad al servicio de Jesucristo y su
Reino.

A quienes nos han ayudado a


elaborar este Tercer Plan de Pastoral,
en especial, al querido P. Juan José
Genovard, mssc, en sus 50 años de
ministerio sacerdotal al servicio de un
mundo mejor.

A Ofelia Pérez (Isa), quien nos


animó con su experiencia hacia este
Tercer Plan de Pastoral con metodología
prospectiva.

Y, a todos, los que han elaborado


y han iniciado la ejecución de nuestro
Tercer Plan de Pastoral, con alegría y
esperanzas, con dudas y dificultades, así
como con gran disponibilidad de dejarse
llevar por el Espíritu del Señor.

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Presentación General
Me alegra poner en sus manos estas orientaciones para
la implementación del Plan de Pastoral al celebrarse el XXV En-
cuentro Nacional de Pastoral, que es lo mismo que decir 25 años
de camino común de todas las Iglesias que peregrinan en la Re-
pública Dominicana, plasmados en sus tres Planes de Pastoral.
El Primer Plan Nacional de Pastoral se elaboró y se ejecutó
del 1982-1992, con miras a la celebración del Quinto Centenario
de la primera evangelización y con el trasfondo de la III Confe-
rencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada
en Puebla. Fueron los primeros pasos de planificación pastoral a
nivel nacional centrados en las cinco prioridades del momento:
familia, comunidad, pobres, jóvenes, y alejados.
El segundo Plan de Pastoral del 1993-2000 se proponía
aplicar las conclusiones de la IV Conferencia celebrada en nues-
tra capital dominicana, Santo Domingo y teniendo como horizon-
te a la vista la celebración del Gran Jubileo del año 2000. Detec-
tadas 4 urgencias que hacían eco a la temática del Documento
de Santo Domingo: nueva evangelización, promoción humana,
cultura cristiana y organización pastoral se proponía responder
con acciones concretas desde todas las áreas de Pastoral.
Desde el 1996 con la celebración de los 500 años del pri-
mer bautismo celebrado en América, se aceleró el paso hacia la
preparación del Jubileo. Con entusiasmo y fidelidad nos unimos
a la propuesta del Papa Juan Pablo II en la Tertio Millennio Ad-
veniente, viviendo intensamente el año del Padre (1997), del
Hijo (1998) y del Espíritu Santo (1999). Entre las actividades
preparatorias valga recordar la Gran Misión en la Arquidiócesis y
en varias Diócesis.
El año jubilar del 2000 constituyó un gran año de gracia
del Señor para nuestra Iglesia que con diferentes eventos y con
gran creatividad celebró este gran acontecimiento.
En el verano del 2000 fui invitado por el Equipo de los Mi-
sioneros del Sagrado Corazón que dirigía el Monte de Oración de
San Víctor, a coordinar un curso de Planificación Pastoral. Fue
un fin de semana muy rico, ya que el grupo, aunque no muy
numeroso, logró integrarse e interesarse en la temática del ta-
ller. Entre los participantes, había una joven del Instituto Secular

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Altagraciano, llamada Ofelia Pérez, que había regresado al país
desde la Diócesis de Ciudad Altamirano, donde sirvió durante
cinco años a esa Iglesia Local y donde vivió la experiencia de la
elaboración
y puesta en marcha del Plan Pastoral Diocesano con me-
todología prospectiva y animado por los Padres Fernando Za-
pata y Mario Merino del Servicio de Animación Comunitaria del
Movimiento por un Mundo Mejor de México.
Ella había acudido al curso para conocer la manera con-
creta de planificación existente en el país. Allí conversamos lar-
gamente sobre su experiencia que nos resultó fascinante para
los que compartíamos ese curso. Me entregó bibliografía y co-
mencé a entusiasmarme con el proyecto.
Al mes siguiente, en la reunión del Consejo Presbiteral,
nuestro Arzobispo Nicolás de Jesús López Rodríguez planteaba
su interés de que se elaborase un plan de pastoral que nos pre-
parase al Jubileo de los 500 años de la creación de la Arquidióce-
sis de Santo Domingo, a celebrarse el 8 de Agosto del 2011. El
señalaba su decisión de que fuera un plan de evangelización que
uniera y renovara toda la Iglesia Arquidiocesana.
Este planteamiento del Arzobispo fue la ocasión propicia
para proponer que el Arzobispo y un equipo del Consejo Presbi-
teral se dedicaran a reflexionarlo y a concretarlo con la ayuda de
alguna persona que nos ayudara a conocer alguna metodología
adecuada. Me atreví a proponer a la Srta. Ofelia Pérez para que
nos dirigiera esa reflexión. El Cardenal aprobó la idea y se or-
ganizó unos dos días de estudio dirigido por nuestra invitada y
presidido por el Cardenal y con la participación de Mons. Pablo
Cedano y los Padres José Esquivel, el P. Estanislao Schwarstz
cicm y quien escribe.
Al finalizar este encuentro hubo un consenso unánime de
adoptar esta metodología prospectiva para elaborar el plan ar-
quidiocesano, con la disposición de proponer a todas las Diócesis
lo que habíamos conocido y decidido. De inmediato hicimos los
contactos necesarios con el P. Fidel Suárez de la Dirección Gene-
ral del Movimiento para un Mundo Mejor a través de las Herma-
nas Juanistas que le conocían.
El nos refirió al P. Juan José Genovard, mssscc, coordina-
dor de área de dicho movimiento, quien, a su vez, convocó al P.
Feliciano Rodríguez y al Equipo de México.
A pocos días se tenía el XIX Encuentro Nacional de Pas-
toral y se presentó la propuesta a varios Obispos y a toda la
asamblea. Aunque algunos se animaron no todos vieron clara la
idea ya que suponía un cambio de la metodología de los planes
anteriores y les parecía que era una decisión unilateral.

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Después de muchos diálogos en el Instituto Nacional y
en la Conferencia del Episcopado así como la presentación del
proyecto en todas las Diócesis se hizo la decisión de adoptarlo a
nivel nacional.
Del 2001 al 2006 fueron años de elaboración del modelo
de situación, del modelo ideal, de la realización del diagnóstico y
del modelo operativo en cada Diócesis y a nivel nacional con sus
consiguientes encuentros, cursos y talleres para cada paso del
proceso.
Fue un tiempo de profundización en la espiritualidad que
ánima nuestro Plan Pastoral que es la espiritualidad de la comu-
nión. Muchísimas personas y parroquias vivieron las tres etapas
de esta espiritualidad que han sido un abono para todo lo que el
Plan de Pastoral nos propone. Para completar se desarrollaron los
talleres de formación de equipos, que han servido de mucho para
fortalecer nuestras comisiones, consejos y equipos. También los
sacerdotes, a través de los retiros anuales, fueron motivados a
vivir esta espiritualidad.
Y llegó el momento anhelado por todos: la ejecución del
Plan. Todo Plan es un conjunto de decisiones elaboradas para
llegar a una meta con los mayores resultados y con los menos
costos. Por eso, en un principio un plan es teoría y papel escrito.
Luego, es que se inician los pasos para llegar a esos objetivos
que se han trazado.
Este momento del aterrizaje trae momentos difíciles, du-
das, preguntas y puede llegar hasta la desilusión. Pero, llega la
alegría del inicio, el entusiasmo y la comprensión de lo que pare-
cía complicación metodológica. Se oye decir: “ahora sí entende-
mos”; “ahora es que veo por donde va el Plan”.
La finalidad de este libro es contribuir con todos y a todas
a poner en acción el Plan de Pastoral. De ahí su título: Plan en
acción. Está pensado para estudiarlo a nivel personal y en grupo
siempre con la Mirada puesta en la acción a realizar. Está claro
que no se le puede pedir al Plan de Pastoral que sea una varita
mágica sin realizar los pasos metodológicos necesarios y sin
nuestro esfuerzo personal y comunitario.
Como podrán notar fácilmente este libro, no es algo ori-
ginal mío sino que es una recopilación de escritos y de expe-
riencias que provienen, sobre todo, del Servicio de Animación
Comunitaria del Movimiento por un Mundo Mejor. Adaptamos a
nuestro lenguaje y a nuestra realidad muchos textos de “Edifi-
cándonos como Pueblo de Dios” del P. Juan Capellaro. Hay her-
mosos aportes del P. Feliciano Rodríguez y su Equipo de la Dióce-
sis de Caguas, Puerto Rico; del P. Juan José Genovard, msscc, del
P. Fernando Zapata, del P. Mario Merino (México), de María Libia

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García, del P. Luís Fidel Suárez y de todo el Equipo de Colombia
así como materiales provenientes del Equipo de Argentina.
Ps en su traducción inglesa del plan de la compañía
japonesa Toyota que son: el Ideal (Philosophy); Solución de
los problemas (Problem solving); el Proceso (process) con sus
pasos o estrategias y las Personas y Socios (people and part-
ners).
De ahí que la primera parte lleve como título “Nues-
tro Plan Pastoral responde a un Ideal” en el que se presenta
la idea fuerza o visión; el objetivo último o misión y el fin de todo
el Plan Pastoral. Sólo en la medida que estamos enamorados y
estamos conscientes del Ideal que deseamos alcanzar pondre-
mos alma, corazón y manos para lograr lo que nos hemos pro-
puesto. Sólo cuando tenemos en mente ese Ideal los pequeños y
grandes pasos tienen sentido.
La segunda parte, llamada: “Nuestro Plan Pastoral
busca solucionar el problema fundamental de la Iglesia
y de la sociedad” analiza la raíz de tantos otros problemas
que nos impiden llegar al Ideal deseado. Descubrir en la verdad
y resolver los problemas nos conduce al aprendizaje organiza-
cional.
La tercera parte se ocupa del “Proceso del Plan
Pastoral para lograr el Ideal” en el que se presentan con
indicaciones prácticas las doce estrategias o pasos propios del
Plan para llegar a la meta. Está comprobado que cuando se si-
gue un proceso verdadero se consiguen los resultados buscados
y necesarios, incluyendo reducción de pérdidas y de costo a
largo plazo y mejorando la calidad de nuestra misión evangeli-
zadora.
La cuarta parte se dedica a las “Personas protago-
nistas del Plan de Pastoral” quienes son los ejecutores y la
parte más preciosa del Plan Pastoral. Es importante recordar que
sólo en la medida que todo el Pueblo de Dios con sus pastores y
agentes de pastoral se comprometan y sean desafiados a crecer
se hará realidad el proyecto pastoral a la vez que ellos serán
cada vez más seguros, capaces y sentirán la alegría de su entre-
ga.
Finalmente, la Conclusión cuyo título es “El Plan de
Pastoral un instrumento práctico para aplicar el Docu-
mento de Aparecida, presenta el hermoso y entusiasmante
Documento conclusivo de la V Conferencia del Episcopado La-
tinoamericano y del Caribe y la relación con él de nuestro Plan
de Pastoral de modo que se convierta en un verdadero medio de
llevar a la práctica lo que el Espíritu dice a nuestras Iglesias en
este momento.

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Termino presentándoles estas recomendaciones a la
hora de estudiar cada capítulo:
1. Leer de seguido todo el capítulo para captar su sen-
tido global sin necesidad de entenderlo todo de una
vez.
2. Volver a leerlo por partes.
3. Llenar los ejercicios que se les proponen para así
darnos cuenta de lo que hemos comprendido.
4. Practicar lo aprendido de una vez.
Deseo que las orientaciones aquí contenidas sean enri-
quecidas y superadas por las reflexiones nacidas de la puesta en
acción de nuestro itinerario de evangelización del Tercer Plan
de Pastoral. Asimismo, espero que este servicio del Instituto
Nacional de Pastoral contribuya de muchas maneras a todos y a
todas los que nos esforzamos por ser discípulos misioneros de
Jesucristo en esta tierra quisqueyana.

Pbro. Lorenzo Vargas


Director del Instituto Nacional de Pastoral

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Primera Parte

Nuestro Plan de Pastoral


responde a un Ideal
Todas las per-
sonas hacemos planes
continuamente. Desde la
madre que hace un plan
para la comida de cada
día hasta los gobiernos y
grandes compañías que
elaboran planes para al-
canzar sus objetivos al
menor costo y con gran-
des resultados.

Todo plan responde a tres grandes preguntas:


• ¿A dónde quiero ir? ¿Qué deseo lograr? ¿Cuáles son
mis expectativas?
• ¿Dónde estoy? ¿Cuál es mi realidad desde donde
debo partir para lograr lo que quiero?
• ¿Cómo lo voy a lograr? ¿Cómo llegaré a lo que pre-
tendo conseguir?
Todo plan comienza con un deseo, con un sueño o con
una idea en la cabeza que pasa al corazón y mueve a la acción.
Así pasa con la mamá para la comida de la casa. Ella piensa
primero lo que quiere hacer: un locrio, o un moro. Sueña lo que
acompañará ese locrio. Así, también, pasa con un ingeniero, un
arquitecto o un empresario a la hora de planear una obra. Todos
nosotros antes de hacer algo lo tenemos en la mente, lo soña-
mos y lo deseamos.
Entonces, lo primero a la hora de hacer un plan es tener
un ideal, una idea de lo que se quiere y un deseo de hacerlo rea-
lidad. De ahí que para realizar un plan es necesario enamorarse
de esa idea y darle la forma para realizarla.

El Plan de Dios: la comunión


Dios es el primero que hizo un plan con la humanidad
y con toda la creación. Ese plan puede sintetizarse en una
palabra: comunión, que es una relación profunda, íntima,
total entre personas que se aman verdaderamente de ma-
nera que uno vive del otro, con el otro, por el otro y para
el otro.
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La comunión plena del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
tan grande que siendo distinta cada persona divina es un solo
Dios.
Al crearnos Dios nos hizo a imagen y semejanza suya,
llamados y capaces de vivir la comunión con El, entre nosotros,
consigo mismo y con la creación. Dios puso ese sueño en el mis-
mo corazón humano, por lo que, de diferentes formas, buscamos
y anhelamos esa comunión.
En la Biblia encontramos muchos nombres para expresar
ese proyecto de Dios y que expresan su misma voluntad de que
vivamos esa comunión profunda con El, entre nosotros, con la
creación y con nuestro propio ser. Esa comunión se convierte
en paz, alegría, justicia, bienestar, unidad, fraternidad, filialidad,
libertad, amor, verdad, bondad, belleza, abundancia de bienes
materiales y espirituales.
Veamos rápidamente algunas expresiones bíblicas de ese
Ideal, de ese plan divino:

1) Paraíso:
El Génesis nos dice: “plantó Yahveh Dios un jardín en
Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado.
Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles delei-
tosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el
árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. De
Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en
cuatro brazos” (1, 8-10).
Es decir, que Dios quiso e hizo un jardín, un paraíso para el
hombre y la mujer, donde todo era armonía entre ellos, con Dios
y con la creación. Ellos vivían felices. Pero, la desobediencia a la
voluntad de Dios hizo romper la comunión y entró la división. Les
entró miedo de Dios; nacieron los conflictos y contraacusaciones
entre Adán y Eva; surgió la división interior en cada uno de ellos
y hasta la creación se rebeló contra el ser humano y viceversa.

2) Alianza:
Pero, este ideal de Dios no fue destruido por el pecado
humano. Y, tampoco, ha sido desterrado del corazón humano
que siempre anhela y desea ese jardín y esa vida de armonía y
felicidad.
Dios no abandonó su plan, sino que inició un proceso de
salvación, con Abraham, Isaac y Jacob; continuó con Moisés y
tuvo su momento principal y fundamental en el momento de la
Alianza que El hizo con su pueblo y el pueblo con El.
La palabra alianza quiere decir contrato, convenio o pac-
to entre dos o más personas, en el que cada uno se compro-
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mete a realizar algo y a dar su propio aporte. En la Alianza del
Sinaí, Dios quiere restablecer la comunión con El y la comu-
nión de todos como un pueblo. De ahí, que la síntesis de esta
Alianza sea: “yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo” (Jer
31,33).
El pueblo expresará su comunión viviendo la Ley de la
Alianza, que llamamos los diez mandamientos (Ex 20,1-17).
Dios se compromete a estar con su pueblo, a protegerlo y a de-
fenderlo. La vivencia de esa Alianza será el sueño y el desafío
permanente de Israel. Ratificada al llegar a la tierra prometida
(Josué 24) será recordada por los profetas, quienes reclaman su
vivencia.
Tristemente, esta Alianza fue muchas veces olvidada y
desobedecida. Entonces, Dios hace surgir entre los que le son
fieles el sueño de una nueva Alianza escrita no ya en piedras sino
en el corazón humano (cf Jer 31,31; Ez 36,22s).

3) Reino de Dios:
Una vez establecido en su tierra, el pueblo quiso tener un
rey, que en el nombre de Dios lo gobernase y formara con ellos
un reino (1 Sam 8,5-22). Sin embargo, la experiencia negativa
de los reyes, (ver 1 y 2 Reyes) hizo soñar cada vez más un rey,
que viniese directamente de Dios, que fuera justo y atendiera
las necesidades de los más pobres (Salmo 72 (71). Es el grito
suplicante y el sueño de los pobres de Yahvé, llamado el resto
de Yahvé, que se mantenían con la fe y la esperanza de que El
actuaría a favor de su pueblo.
Es, en ese contexto, que el Padre envía a su Hijo, quien
se encarnó en el seno de una pobre de Yahvé, llamada María de
Nazareth, y que compartió la vida de los más pobres de su tiem-
po. Su gran anuncio fue la cercanía y la llegada del Reino de Dios
(Mc 1,14-15). El sintetizó su misión del Reino de Dios con estas
palabras: “El Espíritu del Señor esta sobre mí, porque me ha un-
gido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a
proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para
dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del
Señor” (Lc 4,18-19).
Este Reino de Dios, viene a cumplir lo que ya el Levítico
25 llamaba año jubilar: año para estar en permanente comunica-
ción con el Señor y con los hermanos; año de reconciliación con
Dios y con los hermanos; tiempo de misericordia y de establecer
relaciones nuevas.
Así Jesús nos lo presenta hermosamente en la oración del
Padre Nuestro. El Reino de Dios es la vivencia de la comunión
con Dios como hijos suyos, que santifican su Nombre, hacen
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su voluntad, y lo tienen como rey que dirige sus pasos a nivel
personal y comunitario, venciendo todo mal. Este Reino es vivir
la comunión de todos como hermanos y hermanas, que se per-
donan mutuamente y que saben convertir el pan en pan nuestro
y para todos.
Reino que propone un estilo nuevo de vivir, de pensar,
de ser, de sentir y de actuar de acuerdo a la voluntad divina. Es
decir, una nueva manera de vivir; de vivir juntos como hijos del
Padre y hermanos entre nosotros. Ante el poder ejercido como
dominio de los demás se propone el servicio sincero y desintere-
sado; el compartir es la regla ante los bienes que se adquieren y
el auténtico amor supera el placer egoísta.
Este Reino iniciado por Jesús se encamina hacia la ple-
nitud de cielos nuevos y tierra nueva (Apoc 21,1-7) donde Dios
será todo y en todo.

4) Jesucristo, el gran proyecto del Reino


San Pablo, al profundizar y
contemplar a Jesucristo, descubrió
que ese plan del Padre, que El ha
dado a conocer tiene un nombre y es
alguien. Es Jesucristo. Por eso, San
Pablo captó que todo lo que es el
Reino está plenamente realizado en
Jesucristo.
Si el Reino es comunión con
el Padre como hijos, Jesucristo es el
Hijo más hijo del Padre. Es en El que
el Padre nos ha hecho sus hijos (Ef
1,4-5). Si el Reino es comunión de
todos los seres humanos como her-
manos, Jesucristo es el hermano más hermano que supo dar la
vida por los suyos (Jn 15,13), que no vino a ser servido sino a
servir y a dar su vida en rescate por muchos (Mc 10, 45).
Si el Reino de Dios es comunión con la creación como sus
señores, Jesucristo es el Señor de la creación y de la historia
(Col 1, 13-20). Entonces, está claro que el plan del Padre tiene
como medida a Cristo y que el objetivo de la humanidad es Je-
sucristo (Ef 4,11-16).

5) La misión de la Iglesia es realizar el Plan de Dios


manifestado en Jesucristo.
La misión de la Iglesia es precisamente ser signo e ins-
trumento de Jesucristo, Reino de Dios plenamente realizado.
Ella vive para proclamar con hechos y palabras esta Buena Noti-
15
cia para toda la humanidad. Evangelizar es su dicha y vocación
propia y su identidad más profunda. Aún más, ella existe para
evangelizar (cfr EN 14).
O, como expresara Juan Pablo II: “El programa existe. Es
el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se
centra en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer,
amar e imitar, para vivir en Él la vida trinitaria y transformar con
Él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste”
(NMI 29c).
Para realizar este servicio a Jesucristo, la Iglesia se orga-
niza con planes pastorales que buscan hacer eficaz su misión
de acuerdo a las condiciones de la comunidad (cf. NMI 29 d). En
este sentido, nuestro Plan de Pastoral quiere ser una forma con-
creta y un instrumento para que Jesucristo y su Reino sea cada
vez más presente en nuestra realidad dominicana. Por eso, la
finalidad última de todo nuestro Plan Nacional es: que todos los
dominicanos y dominicanas gocemos de la plenitud del amor
en el Reino de Dios.

6) El Ideal del Reino expresado en nuestro Modelo Ideal


Nacional y Diocesano
Este propósito queda expresado en nuestro Modelo Ideal,
en el que hemos descrito nuestra manera de soñar el Reino de
Dios. Lo llamamos Modelo Ideal, porque hemos soñado cada una
de las partes así como el conjunto de ese Ideal de Sociedad y de
Iglesia que deseamos realizar.
Ese Modelo lo hemos sintetizado en su IDEA FUERZA,
que a nivel nacional es:

La Iglesia, Pueblo de Dios que peregrina en la República Do-


minicana,
centrada en Jesucristo, acompañada por la Virgen María y
animada por sus pastores,
vive y celebra su fe, en un proceso permanente de evange-
lización,
testimonia la comunión y la participación en una pastoral or-
gánica, que integra la diversidad de carismas y ministerios;
con espíritu misionero, convoca a todos a la santidad,
cromueve la justicia y la solidaridad, especialmente, con los
más pobres,
y es fermento de transformación de la sociedad.

Para hacer que este Ideal sea posible y eficaz lo hemos


concretado en un OBJETIVO ULTIMO, hacia el que apunta todo
nuestro Plan de Pastoral, de modo que todo lo que hagamos
16
pequeño o grande se dirige a su realización. Nuestro Objetivo
Ultimo a nivel nacional es:

La Iglesia, Pueblo de Dios que peregrina en la República Do-


minicana,
guiada por sus pastores,
vive los valores del Reino,
expresa la comunión y participación en la articulación orgá-
nica de los diversos niveles comunitarios, carismas y minis-
terios,
celebra con gozo su fe,
y realiza su misión evangelizadora y la solidaridad con los
pobres, como fermento de una sociedad justa y fraterna.

Analicemos la Idea Fuerza del Modelo Ideal, para descu-


brir sus diferentes elementos:

El sujeto o quién hace la acción es:

El objeto o lo que se quiere lograr es:

La pedagogía o forma de realizarlo es:

La finalidad es:

Analicemos el Objetivo Último del Modelo Ideal Nacional,


para descubrir sus diferentes:

El sujeto o quién hace la acción es:

17
El objeto o lo que se quiere lograr es:

La pedagogía o forma de realizarlo es:

La finalidad es:

Copia la Idea Fuerza del Modelo Ideal de tu Diócesis indi-


cando:

El sujeto o quién hace la acción es:

El objeto o lo que se quiere lograr es:

La pedagogía o forma de realizarlo es:

La finalidad es:

Copia el Objetivo Último de tu Diócesis indicando:

El sujeto o quién hace la acción es:

El objeto o lo que se quiere lograr es:

La pedagogía o forma de realizarlo es:

18
La finalidad es:

Estudia la Idea Fuerza del Modelo Ideal Nacional y la Idea


fuerza del Modelo Ideal Diocesano y descubre las palabras
y frases que son comunes:

Estudia el Objetivo Último del Modelo Ideal Nacional y el


Objetivo Último del Modelo Ideal Diocesano y descubre
las palabras y frases que son comunes:

19
Diga con sus propias palabras cuál es el gran Ideal de
nuestra Iglesia:

Haga un dibujo de este Ideal de la Iglesia que pretende-


mos lograr con nuestro ideal personal:

20
Segunda Parte
Nuestro Plan de Pastoral busca
solucionar el problema fundamental
de la Iglesia y de nuestra sociedad.
El segundo
paso a la hora de rea-
lizar un plan es saber
dónde estamos, con
qué contamos y cuá-
les son nuestras po-
sibilidades. La mamá
que ha soñado ese
locrio sabroso acom-
pañado de habichue-
las, plátanos verdes
y ensalada tiene que
caer en la cuenta del
dinero con que cuen-
ta y de lo que hay en existencia en su cocina.
Asimismo, nosotros a la hora de elaborar nuestro Plan de
Pastoral hicimos un estudio profundo de nuestra realidad que
nos llevó a descubrir donde estamos, cuál es nuestra realidad y
con qué contamos para llegar a ese Objetivo Ultimo.
A partir de ese Modelo de Situación y contrastándolo con
el Modelo Ideal hicimos un Diagnóstico Pastoral que nos llevó a
definir el problema fundamental de nuestra sociedad y de
nuestra Iglesia, que es el siguiente:

El pueblo dominicano manifiesta desorganización, des-


articulación e indefinición que se manifiesta en:
 pérdida de valores morales y religiosos
 pobreza creciente
 bajo nivel educativo
 desintegración familiar
 individualismo
 transculturación
 los niños, los adolescentes y jóvenes no participan acti-
vamente en el crecimiento social
 pérdida de identidad
 degradación social, política, económica, familiar y reli-
giosa
 corrupción política y administrativa
 y débil e individualista conciencia política y ciudadana.

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A su vez, esta realidad se refleja en el ámbito eclesial
en desorganización, desarticulación indefinición e in-
comunicación que se constata en:
 actitudes y prácticas pastorales individualistas
 desconexión entre las diferentes áreas y niveles pasto-
rales;
 dispersión de fuerzas y acciones;
 insuficientes agentes pastorales y formación deficiente
de los mismos
 improvisación,
 discontinuidad de los proyectos
 centralismo y autoritarismo de los agentes de pastoral
 débil espiritualidad,
 proliferación de grupos cristianos no católicos y cultos
esotéricos
 y las propuestas pastorales muchas veces están desco-
nectadas de las necesidades reales del pueblo.

Esto impide que la Iglesia desarrolle su Ideal de ser una


Iglesia en proceso de evangelización, que viva la comunión y
participación, que haya una articulación orgánica de sus caris-
mas y ministerios para ser fermento de una sociedad más justa
y solidaria.
Desde este problema fundamental partimos para llegar
hacia nuestro Objetivo Ultimo como Iglesia y como pueblo. Todo
el proceso del plan se desarrolla para llegar al Modelo Ideal supe-
rando ese problema fundamental, de tal manera que cada paso
que se da va en esa dirección.

Analice el problema fundamental nacional a nivel de la so-


ciedad y descubra sus diferentes componentes:

Las tres palabras que definen el problema fundamental de la


sociedad son:

23
Escriba las principales manifestaciones en las que se expresa
este problema fundamental:

Analice el problema fundamental nacional a nivel de la


Iglesia y descubra sus diferentes componentes:

Las tres palabras que definen el problema fundamental de la


Iglesia son:

Escriba las principales manifestaciones en las que se expresa


este problema fundamental:

Analice el problema fundamental diocesano a nivel de la


sociedad y descubramos sus diferentes componentes:

Las tres palabras que definen el problema fundamental de la


sociedad son:

24
Escriba las principales manifestaciones en las que se expresa
este problema fundamental:

Analice el problema fundamental diocesano a nivel de la


Iglesia y descubramos sus diferentes componentes:

Las tres palabras que definen el problema fundamental de la


Diócesis son:

Escriba las principales manifestaciones en las que se expresa


este problema fundamental:

Busque en los periódicos del país algunas noticias y fotos


en los que se nota este problema fundamental nacional y
diocesano. Colóquelas aquí:

25
Tercera Parte
Proceso del Plan de Pastoral
para lograr el Ideal.
Los pasos y estrategias para llegar al Modelo
Ideal y superar el problema fundamental
El tercer paso de un
plan es realizar un itine-
rario o camino para llegar
desde la situación en que
la persona o la comunidad
se encuentran al Objetivo
Ultimo o Ideal propuesto.
Se trata de contestar a esta
pregunta: ¿Cómo podemos
llegar a lo que nos hemos
propuesto? ¿Qué camino
debemos seguir? ¿Qué métodos debemos usar?
La mamá que quiere hacer su locrio con todos sus ingre-
dientes, después de examinar sus recursos se da cuenta que con
lo que tiene no puede preparar esa comida. Entonces, tendrá
que buscar caminos de solución: pedir prestado, recobrar algún
dinero prestado, o descubrir otras posibilidades.

A) En nuestro Plan de Pastoral nos hemos decidido por


un itinerario de evangelización integrado por etapas para
alcanzar el Ideal desde nuestro problema fundamental
En el Plan Pastoral hemos caído en la cuenta que estamos
lejos de ese Ideal deseado y que este problema fundamental es
muy grande para nosotros. Por eso, nos decidimos a elaborar un
Itinerario que es un camino o método con etapas y pasos concre-
tos para llegar a esa meta grande que es nuestro Objetivo Ultimo.
Es un itinerario de evangelización ya que la Iglesia sólo
tiene una respuesta que dar al mundo: Jesucristo. Igual que
Pedro le dijo al paralítico, repetimos nosotros: «No tengo plata
ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el
Nazareno, ponte a andar.» (Hch 3,6).
Este itinerario nace del Objetivo Ultimo, del cual se han
educido o sacado los diferentes objetivos que están contenidos
dentro del mismo. Este itinerario es el contenido propio de todo el
Plan de Pastoral a nivel diocesano y nacional para ser realizado por
todo el Pueblo de Dios como conjunto y por los destinatarios de las
diferentes áreas de pastoral en los diversos campos de acción.
Presentamos aquí el itinerario de evangelización a nivel na-
cional, elaborado a partir de los diferentes itinerarios diocesa-

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nos, compuesto por tres etapas y por tres pasos a realizar para
llegar a desarrollar cada etapa.

1. Un pueblo que acepta y valora su identidad


 que crece en su autoestima.
 que es sensible a la acogida.
 que realza sus valores culturales.
2. Un pueblo sensible a la fraternidad
 que es abierto al diálogo.
 que valora la convivencia.
 que vive y fomenta los valores familiares.
3. Un pueblo sensible a la solidaridad
 que hace suya las necesidades de los demás,
especialmente, de los más pobres.
 que valora el compartir.
 que participa en grupos de vida y comunidades.

I Etapa
Un pueblo organizado en familias,
grupos de vida y comunidades

4. Un pueblo discípulo de Jesucristo


 que escucha, medita y vive la Palabra de Dios.
 que tiene una experiencia personal y comunitaria
con Jesucristo.
 que vive en conversión permanente.
5. Un pueblo que testimonia a Jesucristo
con sus carismas y ministerios.
 que ilumina su cultura con el Evangelio.
 un pueblo evangelizado que testimonia los valores
del reino.
 que refleja a Cristo en su vida personal, familiar y
comunitaria.
6. Un pueblo que vive y celebra los
sacramentos
 que centra su vida en el Misterio Pascual.
 que vive la santidad y experimenta en los
sacramentos la fuerza de su caminar.
 que celebra y vive su fe en la espiritualidad de
comunión.

II Etapa
Un pueblo que conoce, vive y celebra a
Jesucristo en comunión y participación
29
7. Un pueblo que vive la comunión
y la participación en la misión
 que integra y promueve la unidad en la diversidad
de carismas y ministerios en un proyecto común.
 que tiene organizadas y dinamizadas sus
estructuras.
 que realiza su acción misionera dentro y fuera de la
Iglesia Particular.
8. Un pueblo que construye una sociedad
nueva como signo del Reino de Dios.
 que se compromete y trabaja por la transformación
social, económica, política y cultural.
 que realiza su dimensión profética en defensa de los
derechos humanos y de la vida.
 que vive la igualdad entre las personas.
9. Un pueblo que vive en armonía con la
creación y la protege
 disfruta la naturaleza.
 conserva y defiende el medio ambiente.
 desarrolla la creación.

III Etapa
Un pueblo misionero y organizado
que construye una sociedad nueva
fundamentada en los valores del Reino

Estudie el Itinerario Nacional de Evangelización y descu-


bra lo siguiente:

El resultado de la Primera etapa es:

El resultado de la segunda etapa es:

30
El resultado de la tercera etapa es:

Estudie el Itinerario Diocesano de Evangelización y com-


párelo con el Nacional, analizando los resultados de las
etapas:

El resultado de la Primera etapa es:

El resultado de la segunda etapa es:

El resultado de la tercera etapa es:

Estudie las fases o pasos del Itinerario Nacional de Evange-


lización y escriba los 3 pasos para cada una de las etapas:

Primer paso para lograr el resultado de la Primera etapa es:

Segundo paso es:

Tercer paso para lograr el resultado de la primera etapa es:

Cuarto paso para lograr el resultado de la segunda etapa

Quinto paso para lograr el resultado de la segunda etapa

Sexto paso para lograr el resultado de la segunda etapa

31
Séptimo paso para lograr el resultado de la tercera etapa

Octavo paso para lograr el resultado de la tercera etapa

Noveno paso para lograr el resultado de la tercera etapa

B) Este itinerario de evangelización se concretiza en los


Objetivos Generales de las Etapas
Para hacer operativo este Itinerario de Evangelización, es
decir, para llevarlo a la práctica es necesario convertirlo en obje-
tivos a lograr, que recojan todo los pasos a realizar en cada eta-
pa, indicando quién lo hará; qué se quiere lograr, que pedagogía
o metodología se utilizará y cuál es su finalidad.
Cada etapa tiene una duración de diez años integrada en
tres fases o períodos de tres años cada una.
En el Itinerario Nacional los objetivos generales de las
tres etapas son:

PRIMERA ETAPA SEGUNDA ETAPA TERCERA ETAPA

El Pueblo de Dios El Pueblo de Dios El Pueblo de Dios


que peregrina en que peregrina en que peregrina en la
la República Do- la República Domi- República Domini-
minicana, está nicana, conoce, cana, misionero y
organizado en vive y celebra a organizado cons-
familias, grupos Jesucristo en co- truye una socie-
de vida y comu- munión y partici- dad nueva, vi-
nidades, pación, siendo dis- viendo la comunión
aceptando y valo- cípulo de Jesucris- y la participación,
rando su identidad to, testimoniándolo trabajando por la
y sensibilizando a con sus carismas, transformación so-
la fraternidad y a viviendo y celebran- cial, económica,
la solidaridad, do los sacramentos, política y cultural y
para ser signo del para manifestar el en armonía con la
Reino de Dios. Reinado de Dios. creación, para ha-
cer presente el Rei-
no de Dios.

Se crea así un dinamismo o movimiento hacia la vivencia de


la comunión que se va alcanzando paso a paso, pero con gran
decisión y firmeza, respetando el proceso sicológico y sociológico
32
de las personas y de los grupos humanos que se caracteriza por
la sensiblización, la profundización y la madurez.

PRIMERA ETAPA SEGUNDA ETAPA TERCERA ETAPA

Sensibilización a Profundización y Compromiso en la


la comunión desde sentido de la co- vivencia y cons-
los valores cultura- munión desde la trucción de la co-
les como respuesta Palabra de Dios, la munión como Igle-
al diagnóstico y en fe y la persona de sia ministerial (ser-
clave de la cons- Jesús. vidora) y celebrati-
trucción del ideal en va (liturgia).
su primera etapa.

Estas tres etapas corresponden al proceso catecumenal


propio de la Iglesia dirigido a todo el conjunto del pueblo: etapa
del Kerigma; etapa del catecumenado y etapa mistagógica del ca-
tecumenado.
Este proceso siempre ha estado presente en la acción de
la Iglesia y que el Concilio Vaticano II ha restaurado y recomen-
dado vivamente a toda la Iglesia.
La palabra catecumenado quiere decir el tiempo de cate-
quesis que los candidatos al Bautismo debían recorrer en varias
etapas, acompañados por la comunidad en un clima de estudio
de la Palabra, oración, celebración litúrgica y vivencia comunita-
ria. Como la mayoría de nuestros bautizados no han vivido esa
formación se ve necesario que todos vivamos este proceso de
modo que nos convirtamos en cristianos maduros en la fe.
La primera etapa insiste en la Fraternidad, buscando
que todos crezcamos en el amor fraterno.
La segunda etapa se concentra en el crecimiento y
madurez de la fe.
La tercera etapa lanza al compromiso hacia dentro
de la Iglesia y hacia la sociedad en búsqueda que los valores
del Reino se realicen en el mundo.
En otras palabras, se trata de pasar de no- pueblo (de
masa) a Pueblo (primera etapa); de Pueblo a Pueblo de Dios
(segunda etapa) y de Pueblo de Dios a Pueblo de Servidores
(tercera etapa).

33
Acontecimientos que coronan cada Etapa:
Es importante aclarar que cada etapa culmina con una
celebración significativa que es al mismo tiempo inicio de otra.
- Primera etapa: Semana de la Comunión de las familias, con el
nacimiento de los grupos de Familias,
- Segunda etapa: Sínodo Diocesano con la profesión de fe y
- Tercera etapa: Congreso Eucarístico con el lanzamiento de un
nuevo plan.
Así tenemos que el anuncio del Kerygma, es decir, el
anuncio con palabras y obras de Jesucristo, muerto y resucitado,
en estas tres etapas sigue este dinamismo:

Primera etapa Segunda etapa Tercera Etapa


Anuncio de Jesús Anuncio del Evan- Anuncio del Evan-
desde la vivencia gelio desde la pro- gelio desde el com-
de valores cultura- fundización de los promiso de Iglesia,
les con visión evan- fundamentos de la su celebración y
gélica. vida cristiana (Pa- servicio.
labra, Fe y persona
de Jesús).

34
La catequesis, por su parte, se desarrolla a lo largo de
estas tres etapas del siguiente modo:

Primera etapa Segunda etapa Tercera Etapa


Explicitación de los Comprensión, pro- Entender y ahon-
valores que mar- fundización y expe- dar en la necesidad
can el proceso de riencia del sentido, e importancia de
las fases y años fuerza y alimento de la “eclesialidad”, la
desde el Evangelio. la Palabra la fe y la vida sacramental y
(Explicitación en Persona de Cristo. el compromiso cris-
el tema o mensa- (Explicitación en tiano
je que se propone el tema o mensa- (Explicitación en el
mensualmente). je que se propone tema o mensaje que
mensualmente y se propone men-
en los temas de los sualmente y en los
pequeños grupos). temas de las Comu-
nidades Eclesiales).

Estudiemos los Objetivos Generales de nuestro Plan Na-


cional destacando lo que se quiere lograr en cada etapa:

PRIMERA SEGUNDA TERCERA


ETAPA ETAPA ETAPA

35
Estudiemos los Objetivos Generales de nuestro plan ar-
quidiocesano o diocesano destacando lo que se quiere lo-
grar en cada etapa:

PRIMERA SEGUNDA TERCERA


ETAPA ETAPA ETAPA

Escriba en cada círculo los nombres de las diferentes eta-


pas del itinerario de evangelización del Plan de Pastoral
indicando el elemento principal.

36
Indique cómo se desarrolla la catequesis en cada una de
las etapas:

PRIMERA SEGUNDA TERCERA


ETAPA ETAPA ETAPA

Indique cómo se anuncia el Kerygma en cada una de las


etapas:

PRIMERA SEGUNDA TERCERA


ETAPA ETAPA ETAPA

37
C) Para hacer efectivos los Objetivos Generales nos
proponemos lograr los objetivos intermedios de las
fases
Como ya hemos indicado, el Objetivo General de cada
Etapa se pretende alcanzar en diez años de intenso trabajo. A
primera vista, parecen muchos y con un alcance muy lejano.
Pero, ese Objetivo General se concreta en Objetivos Interme-
dios de cada una de las fases, que tienen una duración de tres
años.
Ya que lo que más nos interesa en este momento es la
Primera Etapa presentamos sus Objetivos Intermedios a nivel
nacional.

PRIMERA FASE SEGUNDA FASE TERCERA FASE

El Pueblo de Dios El Pueblo de Dios El Pueblo de Dios


que peregrina en la que peregrina en la que peregrina en la
República Domini- República Domini- República Domini-
cana, cana, cana,
acepta y valora es sensible a es sensible a la
su identidad, la fraternidad, solidaridad,
creciendo en su au- abriéndose al diá- haciendo suyas las
toestima, sensibili- logo, valorando la necesidades de los
zándose a la acogi- convivencia, vi- demás, especial-
da y realzando sus viendo y fomen- mente de los más
valores culturales, tando los valores pobres, valorando
para ser signo del familiares, el compartir y par-
Reino de Dios para ser signo del ticipando en grupos
Reino de Dios de vida y comuni-
dades,
para ser signo del
Reino.

38
Estudiemos los Objetivos Intermedios de nuestro Plan
Nacional de Pastoral destacando los tres valores que se
quieren cultivar en cada fase:

PRIMERA SEGUNDA TERCERA


ETAPA ETAPA ETAPA

Estudiemos los Objetivos Intermedios de nuestro plan ar-


quidiocesano o diocesano destacando lo que se quiere lo-
grar en cada fase:

PRIMERA SEGUNDA TERCERA


ETAPA ETAPA ETAPA

39
D) El Objetivo intermedio de la Primera fase se
transforma en meta de la primera fase
El Objetivo intermedio de cada fase o período de tres años
para ser todavía más ejecutable se convierte en Meta, que es
lo que se pretende lograr en un tiempo determinado. Por eso,
al poner el límite de tiempo
en que ese objetivo se pre-
tende lograr se convierte en
punto de llegada o logro a
conseguir en un determi-
nado momento. También,
se incluyen elementos que
necesitan ser realizados en
ese tiempo.
Así tenemos que
el Objetivo intermedio de
nuestra Primera Fase a nivel
nacional, que es:

El Pueblo de Dios que peregrina en la República Do-


minicana, acepta y valora su identidad, creciendo en
su autoestima, sensibilizándose a la acogida y realzan-
do sus valores culturales, para ser signo del Reino de
Dios.

Se transforma en la meta de la primera fase:

Al finalizar el 2008, el Pueblo de Dios que peregrina en la


República Dominicana,
creciendo en su autoestima, sensibilizándose a la acogida y
realzando sus valores culturales,
• Sensibiliza en la aceptación y valoración de su
identidad,
• organiza y fortalece los Niveles de Acción, en Áreas pas-
torales y en estructuras de comunión y participación a
nivel Arquidiocesano, Zonal, Parroquial y Sectorial que
contribuyen a esta sensibilización;
• se integra en el proceso de formación de acuerdo al iti-
nerario de evangelización
• y todos sus agentes de pastoral siguen una capacita-
ción permanente.
para ser signo del Reino de Dios.

40
E) cada meta del año gira alrededor de uno de los
valores de la fase
Cada fase está integrada por tres pasos de un año de
duración en el que se busca vivir, reflexionar, celebrar y com-
prometerse con un valor para lograr lo que se propone la fase
correspondiente. En esta meta se establece además del valor del
año algunas acciones que necesitan ser realizadas para la mar-
cha del proyecto diocesano.
Como ejemplo, proponemos la meta del primer año de la
Arquidiócesis de Santo Domingo, centrado en la autoaceptación
personal.

Al finalizar el 2006, los bautizados y bautizadas que viven en


la Arquidiócesis de Santo Domingo, a través de la expresión
de sus valores culturales y fomentando el sentido del otro,
• están sensibilizados a la autoaceptación perso-
nal,
• se organizan en Niveles de Acción, en Áreas pas-
torales y en estructuras de comunión y participa-
ción a nivel Arquidiocesano, Zonal, Parroquial y
Sectorial que contribuyen a esta sensibilización;
• todos siguen un itinerario de evangelización
• y sus agentes de pastoral siguen un proceso de
capacitación
para cultivar los valores del Reino.

F) Para elegir una meta se necesita una justificación


que surge de la realidad, del Modelo Ideal y que
plantea una conversión personal y comunitaria.
Cada meta necesita ser justificada, es decir, dar las ra-
zones que movieron a elegir esa meta. La justificación respon-
de a la pregunta: ¿por qué vamos a realizar estas accio-
nes?
La primera respuesta surge de la realidad, tal como
aparece en el Modelo de Situación y en el Diagnóstico Pastoral.
La segunda respuesta proviene del Modelo Ideal que siempre
es nuestro gran objetivo a lograr del cual la meta es un paso
hacia su realización.
La tercera respuesta se formula como exigencia de con-
versión que lleva esa meta, es decir, lo que Dios nos pide que
hagamos para hacer la transformación que propone la meta.
Ponemos un ejemplo de justificación, para esta Meta
del año sobre la autoaceptación personal:
41
• Desde la realidad: El Diagnóstico Pastoral presen-
ta como uno de los obstáculos del proceso evange-
lizador es la baja autoestima existente en una gran
proporción de la población. También en el análisis de
situación se constató la desarticulación y descoordina-
ción a la hora de realizar actividades y que no existe
un organismo de coordinación y de enlace de las dife-
rentes comunidades (Modelo de situación, p. 122).

• Desde el Modelo Ideal: Sólo en la medida que


nuestro pueblo crezca en la autoestima podremos lo-
grar que “toda la sociedad dominicana contribuye al
bien común y participa gozosamente en él, logrando
de este modo que las personas, las familias y las
asociaciones intermedias se desarrollen de manera
armónica”.

• Desde la conversión: Es necesario pasar de la in-


fravaloración como personas a una justa y armónica
autoaceptación personal. También, estamos llamados
a pasar del aislamiento de las comunidades entre sí
y la incomunicación con la Arquidiócesis a un trabajo
coordinado y articulado.

G) Programas de la meta con sus acciones


Cada meta se concretiza en programas, en los que se de-
sarrollarán todas las acciones posibles y deseables en un año de
trabajo. Estos programas y acciones deberán reflejar y contribuir
a que el valor del año llegue a todo el Pueblo de Dios en su con-
junto así como a las partes que lo componen.
Por ejemplo, esta meta del año presentada más arriba
exige desarrollar cuatro programas:
• Sensibilización a la autoaceptación
• Organización y fortalecimiento de las Comisiones
• Realización del Itinerario de Evangelización 2005
• Capacitación de los agentes de pastoral.
Cada programa exige la ejecución de múltiples acciones
que lo hagan realidad. A su vez, cada acción o actividad necesita
dar unos pasos concretos que, generalmente, son:
• Convocación a las personas: tanto a las que llevarán
a cabo la acción como a sus destinatarios o a quienes va
dirigida la misma.
• Preparación de la actividad a nivel de contenido:
cuál es el objetivo a lograr, qué ideas se presentarán

42
• Preparación de la actividad a nivel de pedagogía:
determinar cómo se presentará el contenido con sus téc-
nicas y dinámicas.
• Preparación de la actividad a nivel de logística: am-
bientación del lugar, decoración, sonido, colocación de
asientos, inscripciones, refrigerios o comida, servicios de
salud y otros detalles a tener en cuenta.
• Elaboración de la agenda de la actividad
• Ejecución de la actividad
• Evaluación
En otras palabras, toda acción tiene un antes, un duran-
te y un después que se deben programar. A cada uno de estos
pasos se les debe indicar con exactitud quién es el responsable,
lugar, hora y presupuesto. Una de las causas por las que muchas
acciones fallan es porque debido a la prisa con que programa-
mos se dejan al aire y sin definición concreta esos detalles de los
pasos.

H) Metas de las Comisiones


Cada Comisión elabora sus propias metas de acuerdo a
la meta nacional y diocesana del año, destacando lo que le es
propio como Comisión. Es importante recordar que son las Comi-
siones las que ejecutan el Plan de Pastoral.

I) Calendario del año


Con todos los programas y acciones se elabora el Calen-
dario del Año en el que se presenta el Calendario General de la
Diócesis. También, se presenta el Calendario de cada Comisión
Pastoral, organizadas dentro de su nivel de acción correspon-
diente.

J) El proceso a seguir para la implementación


del Plan
El Plan de Pastoral como todo plan necesita ser llevado a
la práctica. Mientras no ocurre esto, el Plan es sólo un conjunto
de reflexiones y decisiones escritas que nos indican el camino a
seguir. En esta segunda parte analizaremos los diferentes pasos
o estrategias que están llamados a realizarse para desarrollar
con eficacia este proyecto pastoral que se convierte en un plan
de evangelización.

Ellos son:
Primer paso o estrategia: Sectorización (máximo
1,000 personas)
43
Segundo paso o estrategia: Equipo de coordinación del
sector que posibilitarán llegar a todos.
Tercer paso o estrategia: La red de mensajeros (1 X
10 familias).
Cuarto paso o estrategia: La Carta Mensual y el equipo
de redacción de la carta mensual.
Quinto paso o estrategia: Realización de la ACCION
SIGNIFICATIVA en las familias, en el sector y con los destinata-
rios de las diferentes Comisiones Pastorales.
Sexto paso o estrategia: Promoción del tema y el lema
del mes con cartelones, afiches, cruzacalles y calcomanías, pro-
gramas de radio, artículos en la prensa, murales, canciones.
Séptimo paso o estrategia: Encuentros de evangeliza-
ción o asambleas familiares o grupos de vida para estudiar por
grupos en los sectores del tema del mes para profundizar el tema
con el folleto mensual.
Octavo paso o estrategia: Celebración de la Eucaristía
Dominical en la que se celebra el valor del mes unida a la Palabra
del Domingo.
Noveno paso o estrategia: Trabajo de las Comisiones,
que realizando lo específico de su área asume el valor del año, y
de cada mes.
Décimo paso o estrategia: Integración de los movi-
mientos y comunidades al Plan de Pastoral.
Undécimo paso o estrategia: Equipo Diocesano, Zonal
y Parroquial de Animación Pastoral.
Duodécimo paso o estrategia: Vivencia y promoción
de la Espiritualidad de la comunión.
Estas estrategias se realizan en cada etapa de acuerdo a
las posibilidades y a los pasos lógicos del proceso. Es importante
tener en cuenta el sentido y la finalidad estratégicos de cada
etapa y de cada paso. Por ejemplo, presentamos la estrategia
general de la primera etapa que es la que estamos viviendo en
este momento.

La estrategia general de la primera etapa


Sentido:
• Poner las condiciones espirituales: experiencias de comu-
nión y,
• Organizativas: experiencia de participación, a nivel dioce-
sano y parroquial (estructuras de base)
Finalidad:
Suscitar un primer impacto de atención y sintonía (Sensibili-
zación)

44
• Iniciar la movilización del conjunto del Pueblo de Dios en el
camino de la fe.
• Crear la organización necesaria (Diocesana y parroquial)
para lograr la movilización del Pueblo y permitirle vivir ex-
periencias iniciales de comunión y participación.

En la Primera Fase queremos:


• Lograr la Sensibilización del Conjunto del Pueblo de Dios en
el valor determinado a partir de experiencias iniciales que
les permitan vivir el valor y que sean espacios de comunión
y participación.
• Contar con la organización de base necesaria para la comu-
nión y la participación

A nivel Parroquial:
• El Equipo Parroquial de Animación Pastoral (EPAP)
• La sectorización, con la identificación de los coordinadores
• Iniciar la Red de Mensajeros
• Primeras experiencias de Carta a los Cristianos
• Inicio de algunas Comisiones Parroquiales de Áreas de Pas-
toral.

A nivel Diocesano:
• El Equipo Diocesano de Animación Pastoral (EDAP)
• Conformadas las Comisiones Diocesanas de Pastoral (las
que ya existían)
• Iniciar la Conformación de las Comisiones de Pastoral (nue-
vas)
• Asambleas Diocesanas (anuales y trienales)
• Encuentros zonales para formación y animación del proceso
pastoral, con la participación de agentes de Pastoral (Sa-
cerdotes, religiosas y laicos)

En la Segunda Fase se pretende:


Consolidar y complementar lo iniciado en la Primera Fase como
experiencia de un pueblo en comunión (sensibilización) y par-
ticipación (organización).

¿Que se debe lograr?


 Se avanza en el proceso de Evangelización del conjunto del
Pueblo (sensibilización en el valor determinado, a partir de
experiencias: Acciones significativas)
 Se consolidan las estructuras básicas de comunión y parti-
cipación (EPAP, Sectorización, Red de Mensajeros, Carta a
los Cristianos, Equipos de Coordinación sectorial.

45
 Se inician otras estructuras: Asambleas Sectoriales, Conse-
jo de Pastoral a nivel diocesano y parroquial
 Se consolidan las áreas de pastoral iniciadas en la primera
Fase como: Multitudes, Familia, Niños, Jóvenes, Magisterio,
Catequesis, Liturgia, Social, a nivel diocesano y parroquial.
 Aquellas Áreas que tienen cierta consolidación a nivel pa-
rroquial, inician su descentralización a los sectores.
 Se inicia la organización de otras áreas de pastoral (las que
se determinen).

En la Tercera Fase se tiene como finalidad:


Consolidación y madurez de la experiencia de motivación y or-
ganización de base necesarias para la nueva experiencia que
se quiere vivir.

Primer Momento:
Consolidación de la Motivación y Organización de Base
Se continúa la sensibilización y convocación, haciendo énfasis
en el sentido comunitario
Consolidación y descentralización de la organización de base
necesaria para el

Segundo Momento:
Descentralización de la acción y participación para fortalecer
los sectores
Segundo momento:
Preparación y celebración del Acontecimiento Redentor, la se-
mana de la fraternidad.

Determine a quién le corresponde cada una de las estrate-


gias para implementar el plan:

Responsable
Acción de realizarlo
1. Sectorización.
2. Equipo de coordinación de sector
3. Red de Mensajeros
4. La Carta Mensual

46
5. Equipo de Redacción Carta
6. Acción significativa en las familias
7. Acción significativa en el sector
8. Estudio de temas del mes
9. Integrar tema del mes en la
Liturgia del Domingo
10. Trabajo de las Comisiones unido al Plan
11. Equipo de Animación Diocesano
12. Equipo de Animación Zonal
13. Equipo de Animación Parroquial
14. Promoción publicitaria del tema
y lema del mes
15. Vivencia de la Espiritualidad
de la Comunión
16. Integración de las Comunidades
y de los Movimientos

Estudie la estrategia general de la Primera Etapa y escriba


lo que se quiere lograr al final de cada fase:

PRIMERA SEGUNDA TERCERA


ETAPA ETAPA ETAPA

47
Todos estamos de
acuerdo que nuestras Parro-
quias tienen una gran pobla-
ción en su territorio que un
solo sacerdote o un pequeño
equipo de laicos no pueden
atender, aunque sean muy
eficaces.
El Modelo de situa-
ción nos dice claramente que
nuestra pastoral no llega a
todos y que si comparamos con el número de habitantes de las
Parroquias nuestras energías se gastan con un reducido grupo
que acude a las celebraciones y reuniones.
Muchas veces nos quejamos de que una gran mayoría de
la gente muestra indiferencia, lejanía y que no se compromete.
Entonces para lograr que el pueblo sienta y se decida por Cristo
es necesario crear en las parroquias un “tejido social”. Uno de los
primeros pasos para iniciar y fortalecer esa relación es organizar
las parroquias en sectores parroquiales.
Así seguimos un consejo práctico que Jetró, dio a Moi-
sés, su nuero, y que él acogió de modo que supo organizar a su
pueblo y brindar un servicio adecuado a todos. Leamos deteni-
damente este pasaje de Exodo 18, 13-22:

“Al día siguiente, se sentó Moisés para juzgar al pueblo;


y el pueblo estuvo ante Moisés desde la mañana hasta la no-
che. El suegro de Moisés vio el trabajo que su yerno se imponía
por el pueblo, y dijo: «¿Cómo haces eso con el pueblo? ¿Por
qué te sientas tú solo haciendo que todo el pueblo tenga que
permanecer delante de ti desde la mañana hasta la noche?»
Contestó Moisés a su suegro: «Es que el pueblo viene
a mí para consultar a Dios. Cuando tienen un pleito, vienen a
mí; yo dicto sentencia entre unos y otros, y les doy a conocer
los preceptos de Dios y sus leyes.»
Entonces el suegro de Moisés le dijo: «No está bien lo
que estás haciendo. Acabarás agotándote, tú y este pueblo
que está contigo; porque este trabajo es superior a tus fuer-
zas; no podrás hacerlo tú solo. Así que escúchame; te voy a

48
dar un consejo, y Dios estará contigo. Sé tú el representante
del pueblo delante de Dios y lleva ante Dios sus asuntos.
Enséñales los preceptos y las leyes, dales a conocer
el camino que deben seguir y las obras que han de practicar.
Pero elige de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de
Dios, hombres fieles e incorruptibles, y ponlos al frente del
pueblo como jefes de mil, jefes de ciento, jefes de cincuenta
y jefes de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo momento; te
presentarán a ti los asuntos más graves, pero en los asuntos
de menor importancia, juzgarán ellos. Así se aliviará tu car-
ga, pues ellos te ayudarán a llevarla.
Si haces esto, Dios te comunicará sus órdenes, tú po-
drás resistir, y todo este pueblo por su parte podrá volver en
paz a su lugar.»
Escuchó Moisés la voz de su suegro e hizo todo lo que
le había dicho. Eligió, pues, hombres capaces de entre todo
Israel, y los puso al frente del pueblo, como jefes de mil, je-
fes de ciento, jefes de cincuenta, y jefes de diez.
Estos juzgaban al pueblo en todo momento; los asun-
tos graves se los presentaban a Moisés, mas en todos los
asuntos menores juzgaban por sí mismos”.

Preguntémonos: ¿Qué hacía Moisés? ¿Qué le aconsejó su


suegro Jetró? ¿En cuántos grupos debía organizarse el pueblo?
¿Que hizo Moisés? ¿Qué nos dice esta Palabra para nuestra acción
pastoral?.

La “sectorización” tiene dos estrategias o pasos:


1. Integrar la parroquia en sectores de 1,000 perso-
nas máximo (200 a 250 casas).
2. Formar un Equipo de Coordinación Sectorial.

Veamos cada uno de estos elementos, siguiendo la Carta


del Sr. Cardenal, Nicolás de Jesús López Rodríguez, sobre los
Sectores Parroquiales y una guía para trabajar con sectores de
María Libia Gónzalez.

1. ¿Qué es un sector?
El sector es una porción de la Parroquia, cuyo número
máximo es de 1000 habitantes, atendiendo a las unidades socio-
lógicas diversas como barrios, urbanizaciones, repartos, torres y
campos.
El número de mil habitantes es aconsejado por la psicolo-
gía social para lograr que sean espacios que permitan “la parti-
49
cipación directa de todos los bautizados y bautizadas en la vida y
misión de la Iglesia” (Modelo Ideal 1028) y para poder alcanzar
a todos personalmente y estar cerca de donde vive la gente.
Se trata de que los sectores parroquiales se con-
viertan en “centros pastorales que promuevan y armonicen
la vida y misión de los bautizados, tanto como realidad personal
y familiar cuanto como conjunto y porción del Pueblo de Dios”
(Modelo Ideal 1029).
El Sector es una organización que permite a la Parroquia
contar con el tejido social básico para la construcción de la expe-
riencia de “ser comunidad eclesial y social”.
Es decir, que la finalidad es que en ellos se viva “la “pa-
rroquia” en pequeño, es decir, en dimensiones humanas no anó-
nimas” (MI, 1030).
En este sentido, se puede decir que se tienen organizados
los sectores cuando las personas que lo integran se reconocen,
viven la experiencia de “pertenencia” al mismo; cuando partici-
pan en las diversas actividades que se realizan, cuando se co-
nocer unos con otros y han vivido experiencias de encuentro y
cercanía.

2. ¿Para qué el sector?


El sector se forma para que todos sus integrantes, como
parte del Pueblo de Dios tengan la oportunidad de vivir inicial-
mente la experiencia de comunión y participación, sintién-
dose “parte” de la comunidad, “tenidos en cuenta” y sientan que
se les está brindando un espacio y unas oportunidades donde es
posible hacer realidad su pertenencia a la Parroquia.
Las personas que conforman el Sector, mediante la viven-
cia de experiencias (culturales, sociales, religiosas, celebrativas,
ecológicas) se familiarizan, se conocen y crecen conjuntamente
como personas, familias y comunidad en la comunión y partici-
pación.
El Sector hace posible la constante convocación e inte-
gración del conjunto de los bautizados y de las personas de bue-
na voluntad en un proceso de evangelización permanente como
porción del pueblo de Dios que camina a través de las diversas
experiencias de vida hacia su plenitud que es Cristo Jesús.
Se logra y se va creciendo en el sentido de pertenencia y
participación a través del ejercicio de animación, de coordinación
y de responsabilidades en las diversas actividades que se reali-
zan.
El Sector, al mismo tiempo que permite que los servicios
lleguen a todos y a todas, da la posibilidad de una mejor admi-
nistración y coordinación de la acción pastoral de la parroquia.
50
3. ¿Cómo se organiza el Sector?
3.1 Delimitación de los sectores
Para delimitar los sectores pastorales de la parroquia, es impor-
tante tener en cuenta los siguientes criterios:
• Los confines naturales (calles con mucho tráfico, ríos o
canales, zonas baldías.)
• Lugares habituales de convergencia de la gente (centros
comerciales, colegios, hospitales, centros deportivos…)
• Grupos socio-culturales homogéneos
• Unidades sociológicas (barrios, urbanizaciones, repartos,
torres, campos…)
• Número de habitantes por cada sector, no más de unos
800 a 1000 habitantes por sector

3.2 Definición de los Sectores Parroquiales


Para definir los sectores pastorales parroquiales:
• Se prepara un mapa de la parroquia suficientemente
grande que exprese los componentes indicados en los cri-
terios.
• Se puede hacer un mapa de cada posible sector indicando
número de casas así como otras construcciones, locales y
establecimientos.
• Se estudia con el Consejo Parroquial y el Equipo Parro-
quial de Animación Pastoral (EPAP) la delimitación geo-
gráfica de cada sector.
• El párroco constituye el sector parroquial.

3.3 ¿Cómo se constituye el Sector?


Para la constitución del sector se tendrá una Celebración
Eucarística en el sector, donde se presentará y bendecirá el Equi-
po Coordinador. Es necesario que el párroco tenga en el sector
una reunión para establecer horarios de reunión, lugar de en-
cuentros y actividades propias del mismo.

4. ¿Cuáles son las estructuras organizativas del sector?

4.1 El Equipo Coordinador (Lo trataremos en el capítulo 5).

4.2 La Red de Mensajeros (Lo trataremos en el capítulo 8).

4.3 Áreas pastorales en el sector


En cada sector se procurará que, poco a poco, se organi-
cen las diversas áreas pastorales y se ofrezcan sus servicios. Se

51
trata de que en los sectores se realicen las diferentes actividades
evangelizadoras que se programen en la Parroquia, de acuerdo a
sus posibilidades. Mientras más cerca de la gente estén los servi-
cios muchas más personas se beneficiarán y participarán.
El propósito es DESCENTRALIZAR los servicios, que casi
siempre se concentran en el templo parroquial y en la oficina.
La idea es MULTIPLICAR servicios para que los más lejanos los
reciban y puedan participar.
Este método ayuda a que se prepare el camino para que
surjan las PEQUEÑAS COMUNIDADES en cada sector (las comu-
nidades serán de alrededor de unas 15 a 20 familias), y que
tengan su propia organización, unidas unas a otras.
Cuando se sectoriza se trata de que las mismas activida-
des que se hacen a nivel parroquial se hagan en muchos sitios
a la vez. Está demostrado que así participa más gente, aunque
parezca lo contrario.
No se trata de llevar a mucha gente en un solo sitio
(Centro Parroquial), sino que en toda la Parroquia, en sus
diferentes sectores, se viva la misma experiencia.

4.4 Asamblea Sectorial


El Sector debe contar con su Asamblea Sectorial com-
puesta por el Equipo de Coordinación Sectorial, los equipos co-
rrespondientes a los diversos servicios pastorales y miembros
del sector que quieran participar.

4.5 Lugar de encuentro del Sector


Cada Párroco junto al Equipo del Sector se esforzarán
para tener una Capilla o un Centro Pastoral donde puedan re-
unirse, celebrar y desarrollar sus actividades. En muchos lugares
se ha iniciado las llamadas ¨Casa Misión¨ que ofrece una familia
para que allí se realicen las reuniones del sector.

Estas estructuras organizativas se van formando poco a poco


de acuerdo al desarrollo de cada etapa. Aquí presentamos lo
que se pide en cada Etapa.

Durante la primera etapa


Se organiza primeramente para el funcionamiento del Sector:
• El Equipo Coordinador
• Red de Mensajeros

52
Durante la segunda etapa
Además de las dos que se inician en la primera etapa,
empiezan a conformarse y se consolidan:
• Equipos sectoriales en las diversas áreas de pastoral
(catequesis, juvenil, etc.).
• El Equipo Responsable de los grupos de familia que ini-
cian a conformarse en esta etapa.
Durante la tercera etapa
Cuando las anteriores estructuras estén consolidadas
y el proceso pastoral haya avanzado, van apareciendo equi-
pos que la misma realidad y vida del sector o ameriten.

5. ¿Cómo se asegura la Comunión Parroquial?


La comunión parroquial se asegurará a través de los di-
ferentes organismos parroquiales, tales como el Consejo Parro-
quial y las diferentes Comisiones Pastorales, en los que, paulati-
namente, se integrarán representantes de los sectores.
También, se logrará con la participación en las Celebracio-
nes Parroquiales, cursos y experiencias formativas y otras activi-
dades comunes. El mismo hecho de que todos a una, realicen las
mismas acciones evangelizadoras en los diferentes sectores ya
es una vivencia y una expresión de la comunión eclesial.
El Párroco, quien está llamado a ser punto de unidad es-
tablecerá una visita periódica al sector para reuniones de coordi-
nación y evaluación así como para las celebraciones litúrgicas.
Cada Parroquia tendrá un banco de datos de cada uno de
sus sectores: listado del Equipo, de los que integran sus grupos
o comunidades, estudios, reportes, mapas y el Censo.
Para crear una vinculación de los diferentes sectores con
la Arquidiócesis o Diócesis cada Párroco hará llegar una copia de
las diferentes circulares que envía el Arzobispo o el Obispo a su
Iglesia local.

6. ¿Cómo se fortalece el sector?


6.1. Para vivir la experiencia de la comunión:
El Sector se fortalece y crece en la experiencia de co-
munión a través de la vida y el encuentro; esto se logra desde
diversidad de acciones como:
Celebraciones
• Religiosas: Eucaristía, Rosarios, Vía Crucis, Novenas a la Vir-
gen, de Navidad, etc.
• Culturales: Relacionadas con la cultura nacional, de la región
o del lugar propio

53
• Sociales: Celebraciones fes-
tivas patrias, día de las ma-
dres, día de la amistad, etc.
Encuentros
o Reflexión: Sobre temas de
interés de la realidad
o Estudio: temas religiosos,
temas sociales
o Análisis de las situaciones
de la región o del sector
Actividades
• Sociales: Cumpleaños, Ani-
versarios, etc.
• Recreativas: Deportivas, pa-
seos, veladas, etc.
• Ecológicas: Limpieza de ca-
lles, sembrar árboles, cuidado
del medio, etc.
Visitas
o A los hogares: Del Equipo Sectorial, por grupos o comisio-
nes, en eventos, con motivo de acontecimientos, etc.
o A las familias: En acontecimientos relacionados con las
familias, para algunas acciones significativas, para cele-
braciones familiares, etc.
o Entre vecinos: para celebraciones, acontecimientos, ac-
ciones significativas, para propiciar el encuentro y la cer-
canía.

6.2 Para vivir la experiencia de la participación


La experiencia del sector permite y favorece que el Pue-
blo vaya ejerciendo su bautismo participando en la misma vida y
acciones que se programan. Esta participación se ejerce a través
de los siguientes equipos:
• Animadores de actividades: Las personas que se or-
ganizan o se asocian para preparar y animar las diversas
actividades que se realizan en el sector, encaminadas a la
experiencia de comunión.
• Asambleas Sectoriales: Encuentros que se realizan
para toma de decisiones sobre situaciones del sector,
para hacer ejercicios de evaluación de la vida pasto-
ral, para consultas de la programación de la parro-
quia, etc.
• Estructuras Organizativas: Participando en el Equipo
Coordinador, la Red de mensajeros y otros equipos que se
vayan organizando.

54
6.3 Nota importante: Darle importancia al Sector dentro de
la vida y la organización de la Parroquia.
Una vez se constituyen los sectores la Parroquia todo
lo organiza a través de ellos, dándole así importancia a los
mismos. Las actividades parroquiales se distribuyen entre los
Sectores: la formación, la liturgia, los paseos, las colectas es-
peciales y la promoción social.
Algo que ayuda mucho es destacar su presencia en las
actividades parroquiales ya sea en la Liturgia, en los cursos, en
los paseos, llamando a cada sector por su nombre.
También, es muy importante que el Párroco y el Consejo
Parroquial a la hora de tomar decisiones sobre personas del
Sector o acciones en el Sector las haga contando con el Sector
y su Equipo de Coordinación y, en la medida de sus posibilida-
des sea el mismo Sector que las ejecute.
Todos estos detalles harán que el Sector vaya tomando
identidad propia y crezca en sentido de pertenencia. Por otro
lado, estimulará a que todos y todas se esfuercen para que su
Sector siempre esté al día en la Parroquia y sean reconocidos
positivamente.

Marque con una X las respuestas que son verdaderas:


O El sector es una parroquia. O Los sectores forman parte de
una parroquia. O Los sectores están compuestos por un máxi-
mo de 2000 personas. O El sector lo dirige sólo un delegado del
párroco. O La sectorización es trabajo del Párroco, su Consejo
Parroquial y su Equipo de Animación Pastoral. O El Equipo de
coordinación sólo está formado por mujeres. O Los sectores es-
tán en coordinación permanente con la Parroquia. O El sector
se forma para llegar más a todos. O El éxito del sector está en
que la evangelización esté a la mano de todos. O El sacerdote
visita los sectores y se reúne con su Equipo. O Los sectores son
independientes de la Parroquia.

55
Haga un mapa de su sector indicando sus calles, lugares
comunes, número de casas:

Enumere las diferentes estructuras a organizarse en el


sector:

Indique algunas actividades que pueden animar la vida de


su sector:

56
Al frente de cada
sector pastoral parro-
quial estará un Equi-
po de Coordinación del
Sector, que impulsará la
vida y misión del Sector.
A continuación detalla-
mos sus características,
respondiendo varias pre-
guntas que se hacen co-
múnmente. En esta par-
te, nos ayudaremos de la experiencia de la Diócesis de San Juan
de la Maguana con los Consejos Comunitarios, presentadas por
su Obispo, Mons. José Grullón, en su libro Visión Pastoral.

1. ¿Qué es el equipo de coordinación del sector?


Es un grupo de personas que tienen la tarea de coordinar
y animar en el Sector las actividades de la evangelización que
organiza la Parroquia, sea en cuanto a las acciones de la Progra-
mación Parroquial, como de las iniciativas que se tomen en la
Asamblea Sectorial.
Es el organismo responsable de la evangelización en el
Sector para que se cumpla el deseo de Jesús: “Dios quiere que
todos se salven” y “que todos sean uno”.
Es responsable de todas las familias del Sector y trabaja
para que se integren en pequeñas comunidades eclesiales, crez-
can en la fe, en la espiritualidad y en el compromiso social.

2. ¿Quiénes lo integran?
En cuanto a los integrantes del Equipo Sectorial es nece-
sario que haya hombres, mujeres y jóvenes, de modo propor-
cional.
Un número simbólico puede ser elegir 12 personas: 4
hombres, 4 mujeres y 2 muchachos y dos muchachas, con el fin
de que los hombres animen a los hombres, las mujeres a las mu-
jeres y los jóvenes a los jóvenes. Aunque no se consigan todos
de una vez, se tiene como meta a lograr.
También, puede ser un Equipo de 5 a 7 personas y, en
algunos sectores pequeños, pueden ser de 3 a 5 personas.
57
3. ¿Cuáles son sus Funciones?
• Animar la realización en el Sector de todas las actividades
e iniciativas previstas en la Programación Parroquial para
que todos y todas crezcan en la fe.
• Buscar que el ambiente de fraternidad en el sector se
sienta cada vez más
• Impulsar los servicios que en la marcha vayan surgien-
do.
• Servir de enlace entre la Parroquia y el Sector.
• Ocuparse de que el Sector realice los encargos que les
encomienda el Párroco y su Consejo Parroquial.
• Trabajar por la promoción humana y social en el Sector en
todos los campos.
• Conocer y tener la lista al día de las familias que viven en
el Sector.

4. ¿Cuáles son las cualidades propias de los miembros del


Equipo del Sector?
Las mínimas condiciones para ser miembro del Equipo Coor-
dinador son:
• personas que amen a Dios y tengan deseos de servirle.
• Que amen su Iglesia
• Que amen su sector y se preocupen por su desarrollo.
• Estén dispuestos a capacitarse en la fe y en la dirección
de su sector.
• Sean aceptados por el sector por su buena conducta y
rectitud moral.
• Puedan participar en las reuniones de coordinación y for-
mación que organice la Parroquia.

Es muy importante que los miembros del Equipo Secto-


rial sean del mismo sector. Se considera como una excepción, y,
por un tiempo determinado, que los que forman el Equipo vivan
fuera del Sector.
No es necesario exigirles, en el primer momento, que ten-
gan una gran preparación cristiana ni que hayan estado com-
prometidos en la Parroquia. Pero, debe prepararse un plan de
formación inicial y permanente con ellos.

5. ¿Cómo se eligen?
Para la selección de los miembros del Equipo se puede
proceder de múltiples formas tales como selección directa del
Párroco y de su Equipo de Animación Pastoral; o por propuestas
directas o votación secreta en una reunión en el sector o por in-
58
vitación libre a los que quieran ofrecerse a realizar este servicio
en la comunidad.
Cuando el sector esté consolidado, el equipo es elegido
por el sector en una de las Asambleas Sectoriales.
En todo caso, los miembros del Equipo deben ser recono-
cidos y nombrados por escrito por el párroco, para un período de
tres años renovables.

Si por cualquier motivo un miembro del Equipo lo deja o no


cumple con su compromiso se elige otro, teniendo en cuenta
que si es hombre se selecciona un hombre, si es mujer una
mujer y si es joven un joven.

6. ¿Cómo se organiza el Equipo de Sector?


El Equipo del Sector es presidido por un Responsable
que puede ser un diácono, un laico, una laica o una consagra-
da, quien representará al Equipo ante la Parroquia y ante el
Sector.
Entre los demás miembros, se puede elegir una secre-
taria o secretario, que lleve las actas de las reuniones, archive
cartas y documentos pertenecientes al Sector, escriba cartas y
comunicaciones.
También, podría haber un tesorero, que lleve las cuen-
tas del Sector, reciba y administre junto al Equipo el dinero del
Sector, dé informe de entradas y salidas y organice actividades
pro fondos.
A partir de las necesidades se podrían delegar algunas
funciones específicas a uno de los miembros del Equipo.

El conjunto de todos los que forman el Equipo son res-


ponsables de poner en práctica todas las funciones del
mismo. Si se asignan algunas funciones a determinados
miembros, no quiere decir que estos trabajos se realicen
de una forma individual e independientemente del resto
del Equipo.

59
7. ¿Cuándo y cómo hace sus reuniones y sus trabajos?
El Equipo del Sector se reúne una vez al mes, en un día fijo.
La agenda de la reunión puede ser la siguiente:

Primero: Inicio con una oración, motivación...


(puede añadirse un canto).
Segundo: Pase de lista: Basta con apuntar los
nombres de los presentes y de los ausentes. Si uno falta el
coordinador de los hombres o de las mujeres o de los jóve-
nes debe visitarle para ver por qué faltó.
Tercero: Lectura del acta anterior (Allí aparece-
rán los compromisos a realizar en el mes transcurrido. Las
actas se redactan según los puntos de la agenda)
Cuarto: Informe de los trabajos realizados en el
mes.
Quinto: Plan de trabajo para el mes siguiente, te-
niendo en cuenta los objetivos y los deberes del Equipo.
Elegir bien lo que se hará, asignar quién o quiénes lo harán,
cuándo y con qué.
Sexto: Clausura. Se recuerdan los compromisos,
motivación, oración, canto.

Todo lo que realiza el Equipo lo hace como Jesús y en su


nombre, llenos de su amor y de amor a su pueblo, bus-
cando el consenso y sembrando vida, alegría, paz, creci-
miento y amor.

8. ¿Con quienes se relaciona?


La primera relación del Equipo la deben realizar entre ellos
a través de una constante, clara y buena comunicación entre sí.
Luego se relacionan con los otros equipos que puedan existir
en el Sector, con el Párroco, con el Consejo Parroquial, con el
Equipo Parroquial de Animación Pastoral y con las Comisiones
Pastorales que existan en la Parroquia.
También es importante que se relacionen en plan de cola-
boración mutua con las Juntas de Vecinos o con otras asociacio-
nes e instituciones que puedan existir en el Sector.

60
9. ¿Cómo se fortalece el Equipo de Coordinación del
Sector?
Para lograr que el Equipo de Coordinación realice adecua-
damente su misión y pueda lograrse la perseverancia y firmeza
de sus miembros es necesario que el Párroco y su Equipo Parro-
quial de Animación Pastoral estén muy cerca de ellos brindándo-
les atención personal y grupal tanto a nivel de relaciones huma-
nas, de formación básica y permanente así como de crecimiento
en la espiritualidad.
Se podría decir, que si el Párroco cuida, vela, coordina y
anima bien sus Equipos tiene asegurado en mucho la vida y mi-
sión de la Parroquia. El tiempo que se invierte en ellos se gana
en una atención cercana a todos los que viven en el territorio
parroquial.
También, es muy importante que el Párroco y su Equipo
de Animación Pastoral tengan en cuenta al Equipo del Sector a
la hora de organizar actividades en su sector y en su Parroquia y
en el momento de tomar decisiones sobre personas, acciones y
asuntos propios del Sector. Es necesario que todo el Sector esté
consciente y claro que el Párroco confía y cuenta con su Equipo
de Sector, que lo apoya y que refiere a ellos todo lo que se mueve
en su Sector.
Por eso, es importante que en la Programación Parroquial
anual se calendaricen las siguientes actividades con los Equipos
de Coordinación:

• Reuniones de formación, evaluación y coordinación por


lo menos una vez al mes que garanticen la buena mar-
cha y el crecimiento de los sectores.

• Cursos especiales de formación: de Biblia, del tema del


año, de dinámica de grupos, de cristología, eclesiología,
espiritualidad de la comunión.

• Retiros en los tiempos especiales del año en la Liturgia


y en la vida de la Parroquia.

• Celebraciones festivas con los Equipos de Coordinación


con motivo de la Navidad, Pascua, fiestas parroquiales,
cumpleaños, paseos, comidas…

• Seguimiento personal de los miembros del Equipo: con-


versaciones, dirección espiritual, visitas, apoyo en dife-
rentes situaciones.

61
Las condiciones para ser parte del Equipo de
Coordinación son:

Escriba el nombre de los que forman el Equipo de


Coordinación de su Sector:

Elabore los puntos de la agenda de una reunión mensual


del Equipo de Coordinación:

Enumere las actividades que se realizan en tu Parroquia


para fortalecer a los Equipos de Coordinación:

62
Nuestro Plan de Pas-
toral tiene como sujeto y, a
su vez, como destinatario a
todo el pueblo de Dios. Se
trata de un proceso de evan-
gelización permanente que
llegue a todos los hombres
y mujeres de nuestras Ar-
quidiócesis y Diócesis, con
una pedagogía participativa
y con la intención de involu-
crarlos en la vivencia de la santidad comunitaria de tal modo que
sea un pueblo santo.
Es decir, que el Plan de Pastoral busca en primer lugar
realizar una Evangelización del Pueblo de Dios como conjunto
dirigida a todos y a todos los que lo formamos desde el Obispo
hasta el último bautizado en cada Iglesia local.

1. ¿Qué es la Pastoral de Multitudes o la evangelización de


todo el pueblo en su conjunto desde su cultura?.
Es el servicio arquidiocesano o diocesano y parroquial que
pretende, integrar en un camino de evangelización a todos los
bautizados y las bautizadas y a las personas de buena voluntad,
como conjunto, es decir como Pueblo de Dios llamado a la san-
tidad.
Le llamamos «pastoral de multitudes» porque es la ex-
presión que aparece en el evangelio al referirse a las «multitu-
des» que seguían a Cristo. Aquí se aplica al conjunto del Pueblo
de Dios que mediante experiencias comunes hace un camino de
evangelización, es decir, de seguimiento de Cristo.
Es decir, que se trata de vivir juntos como pueblo un ca-
mino de fe, de amor y de esperanza en un proceso evangelizador
orgánico y permanente, de acuerdo al Plan de Pastoral que se ha
elaborado.
Se trata de movilizar al conjunto arquidiocesano o dioce-
sano en términos de evangelizar la cultura en su modo de ser, de
ver, de creer y de actuar, de modo que se alcancen y transformen

63
con la fuerza del evangelio “los criterios de juicio, los valores
determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento,
las fuentes inspiradoras y los modelos de vida” de nuestro pue-
blo (EN 19). Es decir, lo que importa es evangelizar, no de una
manera decorativa, como un barniz superficial, sino de manera
vital en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las
culturas del hombre” (EN 20).
Lo que se busca es romper la ruptura y separación entre
Evangelio y cultura, (cfr EN 20), actualizando y reorganizando
“el anuncio del contenido de la evangelización partiendo de la
misma fe de nuestros pueblos” (Puebla 436).
Entonces, es importante aclarar que la Pastoral de Mul-
titudes:
• No es «pastoral de religiosidad popular» ya que no se
refiere sólo a las manifestaciones multitudinarias perso-
nales y familiares propias de esa religiosidad.
• No es «pastoral de masas», porque se trata de un pueblo
y no de la suma de anónimos;
• Tampoco es «pastoral popular», porque aquí también se
incluyen las élites sociales y eclesiales.
• Tampoco esta Pastoral de multitudes consiste en juntar
mucha gente en un solo sitio, porque lo que interesa es
que a todos y a todas los que viven en determinado lugar
les llegue el mismo mensaje, se enteren, opinen o se in-
volucren en determinada actividad. En este sentido, una
reunión de mucha gente es pastoral de multitudes en la
medida en que todos se sientan llamados, convocados y
todos se enteran de ese acontecimiento y del mensaje
que se quiere comunicar.

Por ejemplo, un Vía Crucis con mucha gente celebrado en


un solo lugar no es Pastoral de Multitudes. Ahora si toda la gente
ha sido convocada e invitada directamente, no sólo en el Templo,
y si esa Vía Crucis se realiza caminando todo el sector de manera
que todos se enteren o que a todos llegue el mensaje, entonces
podemos decir que se trata de una acción propia de la Pastoral
de Multitudes.

2. ¿Por qué es necesaria una Pastoral de Multitudes?


Hay muchas razones bíblicas para responder esta pregunta. Nos
concentraremos en tres:
a) Dios “quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tim 2,4).
El proyecto de Dios es para toda la humanidad. Todos so-
mos sus criaturas y todos estamos destinados a ser hijos suyos
64
en su Hijo amado (Ef 1,5). El no hace acepción de personas ni de
razas ni de pueblos (Hch 10,34-35). Jesucristo ha derrumbado
los muros que separaban a los dos pueblos de modo que todos
pueden acceder al Padre por medio de El en el Espíritu Santo (Ef
2,13-14).

b) Jesucristo nos ha enviado a todas las gentes y a


toda criatura a proclamar el Evangelio y a comunicar su
salvación.
De esta voluntad de salvación universal querida por el Pa-
dre responde ese envío para todos y para todo lugar que Cristo
hizo a los Apóstoles y discípulos:
“Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bau-
tizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” (Mt
28,19-20).
“«Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva
a toda la creación” (Mc 16,15).
“Serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Sama-
ria, y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8).

c) Dios nos quiere salvar como un pueblo


En toda la Biblia se expresa claramente que Dios quiere
“salvar y santificar a las personas, no aisladamente, sin conexión
alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le
confesara en verdad y le sirviera santamente” (Concilio Vaticano
II, Lumen Gentium 9).
Toda la Biblia es un testimonio preciso de que Dios quiere
salvarnos como personas integradas en un pueblo. El formó un
pueblo para realizar su promesa de salvación a la humanidad
después del fracaso del paraíso a causa del pecado del hombre
y la mujer.
Esta larga historia comenzó con Abraham, que luego con-
tinuará con Moisés y que tendrá su momento culminante en el
Monte Sinaí al sellar la Alianza. La vida de ese pueblo se movió
entre ser fiel o ser infiel a esa Alianza. La llamada constante de
Dios a través de sus profetas es al cumplimiento del compromiso
contraído. Crisis grandes como el exilio en Babilonia hizo tam-
balear la fe y la consistencia. Pero, de la ruina surgió una nueva
etapa restauradora y de una fe más consciente y más universal.
En la plenitud de los tiempos Dios envió a su propìo
Hijo a reunir a su pueblo y a convocar a todos los hom-
bres y mujeres a entrar en el Reino de Dios (Mc 1,14-15). El
se esforzó por reunir al pueblo de Israel a quien fue enviado en
primer lugar como la gallina a sus polluelos (Mt 23,37). Pero,

65
rompió las fronteras para convocar al Reino a toda la Humanidad
(Mt 15,26).
“Como nos testimonian los Evangelios los destinatarios
inmediatos de su ministerio fueron los judíos y entre estos, se
dirigió a tres grupos: las muchedumbres, los discípulos, los
doce apóstoles.
Jesús fue constante en dirigirse a las muchedumbres:
“proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enferme-
dad y dolencia en el pueblo” (Mateo 4, 23); ellas lo seguían (Mateo
4, 25), lo rodeaban (Mateo 8, 18) y Él las compadecía, porque
andaban como ovejas sin pastor (Mateo 9, 35-38). La mayoría de
las acciones de Jesús, sermones, sanaciones de enfermos y libera-
ción de endemoniados, están dirigidas a las muchedumbres.
Junto al destinatario “muchedumbre” están “los discí-
pulos”: “Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había
una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del
pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro
y Sidón” (Lucas 6, 17).
A ellos Jesús les dedica tiempo especial (Lucas 12, 1-12);
ante sus preguntas, les da explicaciones que no reciben las mu-
chedumbres (Lucas 8, 1-9); los envía, confiándoles sus propios
ministerios de predicar, curar enfermos y someter los demonios
(Lucas 10, 1-23); y les fija claras condiciones para poder ser dis-
cípulos (Lucas 14, 25-27).
Un tercer destinatario de la acción de Jesús son los
Doce, llamados “apóstoles”, escogidos de entre los mismos
discípulos: “Subió al monte y llamó a los que Él quiso y vinieron
donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él y para en-
viarlos a predicar con poder de expulsar los demonios” (Marcos
3, 13-14)”. A ellos Jesús dedicará tiempo y encuentros no dedi-
cados ni a las muchedumbres ni a los demás discípulos” (Carta
Pastoral de los Obispos Dominicanos, 21 de Enero 2006).
El puso las bases del pueblo de la nueva y eterna Alianza
eligiendo a los doce apóstoles, reuniendo a su alrededor, a un
gran número de discípulos y moviendo multitudes que continua-
mente lo seguían. Se volvió un evangelizador itinerante, que iba
por pueblos y aldeas sin desmayar anunciando el Reino de Dios,
con palabras y signos (Lc 4,43).
Y con su sangre derramada en la Cruz, reunió en uno a
todos los hijos de Dios que están dispersos (Juan 11,52) y de
los pueblos separados y enemistados formó un solo pueblo (Ef
2,14). Así selló la Alianza que dio inicio a este pueblo de Dios,
que lo tiene a El como su meta (Ef 4, 13-15).
Así la Iglesia, pueblo de Dios en peregrinación es el
pueblo reunido por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La misma

66
palabra Iglesia, en griego, significa re-unión, asamblea reunida.
Ella camina como Pueblo de Dios hacia la plenitud del Reino de
Dios.
Dios está construyendo su Reino con gente “de todos
los pueblos y tiempos” (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium
9). Por eso, el Espíritu Santo viene, desde Pentecostés, a jun-
tar gente de todos los confines de la tierra (ver Hechos 2). El
Espíritu habita en ese pueblo, en esa humanidad, y lo santifica,
elevándonos al nivel al que Dios nos quiere llevar: la plenitud
de la unidad de todas las cosas en Cristo, el Reino de Dios rea-
lizado y pleno.
De ahí, que la Iglesia es consciente como Pablo: “Porque si
evangelizo, no es para mí, motivo de gloria, sino que se me impo-
ne como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara” (1 Cor 9,16).
Evangelizar para la Iglesia es su “dicha y vocación propia, su
identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (EN 14).
Con la Pastoral de Multitudes la Iglesia busca llegar a to-
dos y a todas; convocar a todos a formar un solo pueblo, que
vive en la unidad y amor. Nos ayuda a salir de nuestro grupo, de
nuestra familia y a sentirnos un solo pueblo.

3. ¿Cuál es el contenido de la Pastoral de Multitudes?


El Itinerario de Evangelización.
El contenido de esta Pastoral de Multitudes es el itinerario
de evangelización que ya hemos visto al principio en el tercer ca-
pítulo. Se trata de seguir el pro-
ceso antiguo del catecumenado,
en tres etapas de diez años cada
una.
Cada etapa a su vez se
integra en tres fases, de tres
años cada una. De acuerdo a
la fase que se está realizando
se estructuran los temas de las
Cartas y las acciones significati-
vas a realizar en las familias, los
sectores, las parroquias y Arqui-
diócesis o Diócesis.
Cada año se toma uno de los pasos propios de la fase de
tres años de la etapa que se está viviendo en ese momento y que
se convierte en el valor del año. Ese tema del año se concretiza
cada mes destacando uno de los elementos propios de ese tema
del año y expresándolos en un lema que inspira todas las accio-
nes eclesiales de ese mes.

67
Así tenemos que el tema del año se estructura de mane-
ra tal que mes por mes se lleva un mensaje especial que, paso
a paso, sensibiliza, concientiza y mentaliza a todo el Pueblo de
Dios generando una experiencia de fe.
Es decir, que todo el contenido evangelizador estará cen-
trado en el valor a lograr en ese año tanto para la Pastoral
de Multitudes como para las otras Comisiones Pastorales, las
cuales, además de realizar lo que les es propio, contribuyen a
sensibilizar en el valor.

Como ejemplo presentamos el Itinerario de evangelización


nacional para el primer año:

VALOR DEL MES LEMA

Enero El saludo abre el corazón


21 de Enero
El saludo

Febrero: La Amistad Acepta a tu amigo como


14 de febrero es.

Marzo • Rompamos los muros


Reconciliación que nos separan separan.
Tiempo de Cuaresma Reconciliémonos

Abril • Pascua es Paso. Da un


Acercamiento mutuo Paso hacia los demás.
Amor auténtico

Mayo: Entrega y abnegación • Amémonos con corazón


Día de las adres. de madre.

Junio Te conocimos, Señor, al


Compartir partir el pan.
Jueves Corpus Christi. Tú nos conoces, Señor, al
15 de Junio partir el pan.

Julio Tratemos a los demás,


Respeto mutuo como nos gusta que nos
traten.

68
Agosto • Todos tenemos los
Justicia mismos derechos, todos
tenemos deberes.

Septiembre Unidos hombro con


Solidaridad hombro.

Octubre La oración nos reúne


La oración familiar y Como hermanos.
comunitaria

Noviembre: Mes de la Comunicándonos la gente


familia. Diálogo nos entendemos.

Diciembre ¿Cuál es el motivo de


Alegría tanta alegría? Es que
nacerá el Hijo de María.

4. Las estrategias propias de la Pastoral de


Multitudes: la acción significativa en el sector, la
Red de Mensajeros, la Carta Mensual, la Promoción
publicitaria del tema y el lema del mes.
Para desarrollar la Pastoral de Multitudes o evangelización
del conjunto del Pueblo de Dios tenemos cinco estrategias que
estudiaremos detenimadamente en los capítulos siguientes de
esta guía. Ellas son:

• la acción significativa en el sector, (Capítulo 7)


• la Red de Mensajeros (Capítulo 8)
• la Carta Mensual (Capítulo 9)
• el Equipo de redacción de las Cartas
• la Promoción publicitaria del tema y el lema del mes.
(Capítulo 10)

5. Organización de la Pastoral de multitudes


Los organismos propios de la Evangelización del pueblo
en su conjunto o Pastoral de Multitudes son:
• la Comisión Arquidiocesana o Diocesana, zonal, parroquial
y sectorial de la Pastoral de Multitudes
• con sus subcomisiones de la Red de Mensajeros, el Equipo
de Redacción de la Carta y el Equipo de la Promoción Pu-
blicitaria.

69
5.1 Comisión de la Pastoral de Multitudes a nivel arquidioce-
sano o diocesano, zonal y parroquial
Su naturaleza
Esta Comisión sirve a la evangelización de todo el Pueblo
de Dios llamado a la santidad, en coherencia con el itinerario
de evangelización que sigue el Plan de Pastoral a través de la
creación de la Red de Mensajeros en cada Parroquia y los equi-
pos parroquiales de redacción de la Carta mensual al Pueblo
de Dios, la difusión o promoción del valor del mes y su lema
correspondiente en el contorno arquidiocesano o diocesano y
parroquial.
A su vez, coordina y anima las experiencias multitudina-
rias de fe a nivel arquidiocesano, diocesano y parroquial.

Sus funciones:
Prepara los programas y materiales necesarios para que
las Comisiones o comités zonales y parroquiales correspondien-
tes realicen su cometido.
Al inicio del año pastoral, ofrece los programas de las ac-
tividades mensuales de la Pastoral de Multitudes.
Ofrece la ayuda necesaria y asegura la eficacia, tanto de
las comunicaciones como de las iniciativas mensuales, con las
Comisiones Zonales y Parroquiales.
Coordina la acción apostólica de todas las personas y gru-
pos, asociaciones, movimientos e instituciones eclesiales que ac-
túan en favor del Pueblo de Dios como conjunto.
Evalúa y propone el plan específico y la tarea de las Comi-
siones o Comités parroquiales, zonales y arquidiocesano a través
del Responsable de la Comisión.
Programa su propio ritmo de encuentros y el conjunto de
sus tareas de acuerdo con el propio plan específico.
Su composición
Está formada por las subcomisiones de la Red de Mensa-
jeros, el Equipo de Redacción de la Carta Mensual, el Equipo de
Promoción Publicitaria cuyos responsables son parte del Equipo
Coordinador de la Comisión.
La componen un Responsable Arquidiocesano y tantos
miembros, sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos elegidos
por el Arzobispo o el Obispo por tres años y con posibilidad de
ser reelegido.
En la Parroquia la compone el Responsable de la Pastoral
de Multitudes, el responsable de la Red de Mensajeros, el Res-
ponsable del Equipo de Redacción así como de otras personas
elegidas por el Párroco.
70
Se relaciona a nivel diocesano
Depende en sus actividades de la Vicaría de Pastoral.
Se relaciona con:
• el Consejo Diocesano de Pastoral, a través de su Respon-
sable;
• con los Párrocos y las Comisiones o equipos parroquiales
correspondientes,
• así como con los grupos, asociaciones, movimientos e
instituciones que trabajan en este campo.

Se relaciona a nivel parroquial


• Con el Consejo Parroquial,
• Con el Equipo de Animación Pastoral,
• Con las Comisiones de Familia, de Comunidades,
• con las asociaciones, movimientos e instituciones que
trabajan en este campo.

La Comisión Zonal de Pastoral de Multitudes realiza las mis-


mas fundiones tal como están descrita a nivel arquidiocesano
o diocesano, pero aplicadas a la Zona Pastoral.

Escriba con sus palabras en qué consiste la Pastoral de Mul-


titudes o la Evangelización del conjunto del Pueblo de Dios:

71
Escriba que NO es la Pastoral de Multitudes o la Evangeli-
zación del conjunto del Pueblo de Dios:

Complete estas frases que expresan las razones por las


que debemos realizar esta Pastoral de Conjunto o la
Evangelización del Conjunto. Coloca al lado de cada frase
la cita bíblica correspondiente: Efesios 2,13-14; 1 Tm 2,4;
(Mt 28,19-20); Mc 16,15; (Hch 1,8).
a) El__________quiere que todos los hombres y ___________
_________se salven y lleguen al conocimiento de la ________
_______.
b) Jesucristo nos ha_______________a todas las __________
___ y a toda ___________________ a proclamar el_________
______________Evangelio y a comunicar su ______________
________.
c) Dios nos quiere__________ como un ________________.

Jesús en su misión evangelizadora se dirigía a tres tipos


de personas y de grupos, que son:

72
Escriba en este cuadro los sentimientos que surgen en su
interior para la evangelización del conjunto de nuestro
pueblo:

Recuerda algunos de los temas y lemas de los meses de


estos dos años pasados en nuestro Plan de Pastoral:

Complete estas frases:

Las estrategias propias de la Pastoral de Multitudes son: las __


______________significativas; la _______ de _____________,
la _____________ M______________; la _________________
publicitaria.

73
Enumere los organismos propios de la Pastoral de Multi-
tudes:

Comisión de
Subcomisión de
Equipo de

Destaque las principales funciones de esta Comisión de


Pastoral de Multitudes:

74
La pedagogía de la
Pastoral de Multitudes para
desarrollar el contenido del
itinerario de evangelización
es la realización de acciones
significativas. En este capí-
tulo profundizaremos en el
fundamento de esta peda-
gogía que es la utilizada por
Jesús mismo y analizaremos
los diferentes elementos que
la componen. Utilizaremos en
este capítulo la reflexión de
Juan Bautista Cappellaro y
colaboradores en la colección
Edificándonos como Pueblo
de Dios, tomo IV.

1. Al estilo de Jesús
La Pastoral de Multitudes quiere seguir la pedagogía de
Jesús que evangelizaba con palabras y hechos; con hechos y pa-
labras. Así lo expresa Jesús cuando le responde a los discípulos
de Juan con estas palabras: «Vayan y cuenten a Juan lo que han
visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan
limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los
pobres la Buena Nueva” (Lc 7,22).
Es decir, que Jesús no hace una simple instrucción o una
exhortación sobre el Reino de Dios, sino la proclamación o anun-
cio de algo que acontece en los hechos.
Tenemos, entonces, que en el Nuevo Testamento, Keryg-
ma es la proclamación de la salvación, como la venida efectiva
del Reino de Dios: “convocando a los Doce, les dio autoridad y
poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y
los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar” (Lc 9,1-2).
El Reino es anunciado con signos reales y concretos (mi-
lagros) y con la Palabra que revela esos signos. Jesús es el gran
pregonero, mensajero y proclamador del Reino de Dios que rea-
liza la salvación y al hacerla la anuncia.
Como acontecimiento, que es Cristo mismo presente
en la historia: encarnación, vida oculta, signos y milagros, pre-

75
dicación, elección de los apóstoles… Como palabra que suscita
una primera adhesión y conversión.
Cristo ha ido sensibilizando y creando poco a poco un
ambiente de credibilidad y confianza en Él y, a pesar de ello, la
acep­tación del kerigma ha sido progresiva y con dificultades (Lc
4, 14-30).
Pedagógicamente, Cristo parte de lo que existe (Sa-
maritana, multiplicación de los panes, Zaqueo, discípu­los de
Emaús...); tiene en cuenta los diversos sectores de la población
(ricos y pobres, autoridades y gente común, gentiles e israeli-
tas, etc.); está siempre dispuesto a servir a su pueblo; prepara
el grupo de colaboradores y piensa en un mínimo de organiza-
ción.
El kerigma de los apóstoles, a partir de Pentecostés, con-
lleva una serie de componentes. Consiste en la procla­mación
de un acontecimiento salvífico: Cristo muerto y re­sucitado. Los
apóstoles no dan sólo noticia de un hecho histórico sino que
proclaman la experiencia que ellos tienen de ese acontecimien-
to y su fe en Él. La palabra suscita la conversión coherente y la
consecuente integración en la comunidad creyente como expe-
riencia y acontecimien­to de salvación en comunidad. En esta se
profundiza tan­to la comprensión como la experiencia de aquel
aconteci­miento.
De ahí que el método de evangelización que deseamos
implementar en el Plan de Pastoral sea el uso y desarrollo de la
acción significativa

2. ¿Qué es una acción significativa?

• Es una acción única de tipo religioso o cultural


• con capacidad de movilizar a todo el conjunto del
pueblo
• realizada por todos y todas ya sea en sus casas, o
reunidos en el sector donde viven o en otro lugar
donde se concentran siempre,
• que se convierte en anuncio y proclamación del
Evangelio.

Estudiemos detenidamente los diferentes elementos o


partes que componen la acción significativa:
 una acción: de tipo religioso o de tipo cultural. No es
un tema ni un sermón ni asunto de teorías. Es asunto de
movimiento y de realizar algo.
 con capacidad: Debe estar claro que no se trata de cual-
quier acción, sino que ella debe llamar la atención e im-
76
pactar en el conjunto de la gente, para poderlas movili-
zar.
 de movilizar: es una acción capaz de poner en movi-
miento a las personas, de moverlos a participar vencien-
do la indiferencia y la apatía.
 a todo el conjunto del pueblo: No se olvide que la pas-
toral de multitudes pretende movilizar a todo el conjunto
del pueblo de Dios, como “Pueblo de Dios”, es decir, a
todos los bautizados y bautizadas, de todos los niños y
niñas, los adolescentes, jóvenes, adultos que viven en un
sector. Es una acción en la que caben todos y todas a la
vez que impulsa a todos a ser parte activa.
 con una acción única… Se trata de la misma acción rea-
lizada por todo el conjunto del Pueblo de Dios, en forma
simultánea, bien sea individualmente o en forma colecti-
va, (familia, grupos, sectores, parroquia, Arquidiócesis o
Diócesis).
 realizada en las casas de todos, o reuniéndolos en
un mismo lugar, ya sea en los sectores, grupos, o en
lugares donde se concentran siempre.
Se trata de los lugares donde están y a los que tradicio-
nalmente ellos suelen acudir. Se organizan alternativamente, o
conjugando diversas formas, según la acción. Importante que se
sientan como un pueblo que hace la misma acción.

3. ¿Cuáles son los criterios o líneas de acción de la ac-


ción significativa?
Para que estas acciones significativas logren los resultados
esperados es necesario que sigan los siguientes criterios o reglas
de juego surgidos de diversas experiencias:
a) “Las acciones deben tener la capacidad de inte-
resar y movilizar al conjunto del pueblo”. En realidad deben
ser acciones que de por sí despierten la atención de la gente, que
provoquen la reacción inconsciente, lo que permite la superación
de la indiferencia y la evangelización progresiva.
b) “Las acciones deben responder a la sensibilidad
y a la cultura del pueblo y deben ser “sentidas” por la
gente”. Sólo así, la gente se sentirá convocada no sólo “des-
de afuera” por los que sirven y dirigen la Iglesia sino desde su
misma interioridad al sentirse interpretada en sus sentimientos
religiosos más profundos.
c) “Las acciones deben rescatar signos ya presen-
tes en la cultura del pueblo”. Toda cultura tiene su sabiduría
que se expresa en gestos y palabras. Se trata de realizar desde

77
ellos la acción significativa evangelizadora. Dios ya está presente
en nuestro pueblo y en su cultura. Se trata de saber conectar con
lo de Dios que ya está presente en la cultura.
d) “La acción en cuanto signo-gesto-palabra debe
llegar a la totalidad de la persona (sensibilidad, inteligen-
cia, voluntad y afectividad)”. La evangelización no es una
forma de adoctrinamiento sino de experiencia vital de la fe que
se anuncia. El ser humano está compuesto por esos cuatros ele-
mentos: sensibilidad, inteligencia, voluntad y afectividad. Esta
acción significativa está llamada a tocar los sentimientos, la ca-
beza, el corazón y los afectos.
e) “La acción debe realizarse de modo que sea una
auténtica experiencia de fe del Pueblo de Dios”. Esto no
contrasta con el hecho de que las oportunidades que se eligen
puedan ser, además de religiosas, culturales y sociales. Todo
puede formar parte de la experiencia de fe, depende de cómo se
propongan y se realicen.
Nuestro objetivo no es entretener a la gente o hacer acti-
vidades por hacerlas. Estamos claros que aquello que buscamos
es que el pueblo tenga un encuentro vivo con su Señor.
f) “Las acciones deben responder al momento de
crecimiento que vive el conjunto”. No se trata de repetir las
acciones sino de hacerlas de tal modo que correspondan concre-
tamente al camino de fe del pueblo de Dios.
Es decir, que la acción significativa se elabora teniendo en
cuenta el valor del mes o del mensaje que se va a promover en
la actividad. Se trata de hacer acciones que vayan conectadas
una con la otra y así vayamos haciendo un proceso evangelizador
coherente y eficaz.
g) “Las acciones deben realizarse en forma perió-
dica y sistemática, con un ritmo mensual”. Sólo así podrán
servir a un proceso evangelizador. De lo contrario quedarán ac-
ciones aisladas, realizadas por sí mismas y sin poder concatenar-
las en un mensaje que tenga continuidad. Sólo así la psicología
colectiva del pueblo puede absorber y sobrellevar la tensión re-
lacionada con los preparativos, con la celebración y asimilación
misma de estas acciones.
El ritmo mensual parece el más adecuado para que el
conjunto del pueblo escuche, acepte y haga propio un mensaje.
Un ritmo más frecuente arriesga el rechazo o la incapacidad de
reaccionar; uno más espaciado puede originar desconexión entre
los mismos mensajes y, por tanto, la pérdida del carácter educa-
tivo de cuanto se quiere hacer en este nivel.
h) “Las acciones deben poder explicarse con conte-
nidos simples, con lenguaje directo y afirmativo”. La men-

78
talidad popular no es “racionalista” sino intuitiva; para la gente
común, lo que es verdad no necesita ser demostrado. Por lo mis-
mo, es sensible a un lenguaje directo y afirmativo.
i) “La acción debe realizarse preferentemente “fue-
ra del templo”. Sólo así se puede pretender que se acerquen
las personas que comúnmente llamamos “alejadas”.

4. ¿Cómo se pueden definir o elaborar las acciones


significativas?
Para elaborar o definir una acción significativa para cada
mes del itinerario de evangelización o para una determinada ce-
lebración de la comunidad es necesario dar los siguientes pa-
sos:
a) Definir el valor del año o de la actividad y los
diferentes elementos que contiene.
En cada año dentro de una fase del itinerario de evan-
gelización se define el valor del año y se determinan los puntos
correspondientes a ese valor.
Ayuda para encontrar el valor de cada mes y de otra ac-
tividad preguntarse y preguntar a la comunidad:
• ¿Qué significa ese valor en la vida y cultura de nuestro
pueblo?
• ¿Qué frases, palabras, gestos, refranes utiliza nuestro
pueblo para referirse a ese valor?
• En nuestra realidad actual, ¿por qué es importante tratar
ese tema? ¿A qué problemas respondería cultivar ese valor?
Por ejemplo: el valor del año es la autoceptación personal.
Entonces, de acuerdo a las respuestas a las preguntas anteriores
se hace una lista de todos los elementos propios de ese valor y
se eligen los más expresivos y que dicen más a la gente.
También, se mira el modelo de situación arquidiocesano
o diocesano para descubrir la necesidad de vivir ese valor y qué
puntos de ese valor necesitar ser recalcados. Así tenemos, por
ejemplo, que autoaceptación quiere decir:
Aceptarme como persona es: sentir que soy alguien importante

Aceptarme como persona es: valorar mis raíces

Aceptarme como persona es: valorar mi país

Aceptarme como persona es: valorar la educación recibida

b) Descubrir las celebraciones culturales o religio-


sas del pueblo.
Se descubre en cada mes o en la actividad especial lo
propio de la cultura o las celebraciones religiosas o culturales
79
más vividas en ese tiempo. Se hace un listado mes por mes de
esas celebraciones que cuentan desde ya con una cierta sensibi-
lidad común a toda la gente.
Por ejemplo: fiesta de la Virgen, de la Navidad, del Miér-
coles de Ceniza, de la Semana Santa, del Mes de María, de Pen-
tecostés, de Corpus Christi, del Santo Patrono, de los Santos,
Difuntos y otras celebraciones especiales en cada Arquidiócesis
o Diócesis.
Otras oportunidades son más bien de tipo cultural: el día
de las Madres y de los Padres, celebraciones relacionadas con la
ecología, las fiestas patrias, la juventud y otras más.

Por ejemplo:
24 de JUNIO. Fiesta de San Juan Bautista

JULIO – Fiesta del Padre (31 de Julio)

AGOSTO – Día de la Restauración (16 agosto)

SEPTIEMBRE – Comienzo de clases (2ª. Semana de Septiembre)

OCTUBRE – Mes del Rosario

c) Relacionar el mensaje del mes o de la actividad


con lo que siente y celebra el pueblo en ese mes o en esa
actividad.
De acuerdo a lo que en cada mes mueve a la gente y
alrededor de una fiesta religiosa o cultural se coloca uno de los
elementos del valor del año

MES VALOR. /MENSAJE

24 de JUNIO. Aceptarme como persona


Fiesta de San Juan Bautista es: sentir que soy alguien
importante
JULIO Aceptarme como persona es:
Fiesta del Padre valorar mis raíces
(31 de Julio)
AGOSTO Aceptarme como persona es:
Día de la Restauración valorar mi país
(16 agosto)
SEPTIEMBRE Aceptarme como persona es:
Comienzo de clases valorar la educación recibida
(2ª. Semana de Septiembre)

80
d) Formular un lema que haga resonar el mensaje en la
mente y mueva el corazón.

En este nivel de la pastoral dedicada a las multitudes es


indispensable convertir el valor evangélico que está presente en
la acción significativa en un anuncio publicitario que la gente
pueda recordar, meditar y adherirse al mismo. Es decir, que ten-
ga la capacidad de preparar la acción y de revivirla.
Se trata de formular un anuncio de forma de «slogan» o
«lema» que, puesto en carteles, durante un mes se coloca en el
templo y en otros lugares y se publica en la «carta a los cristia-
nos».
Un anuncio o lema para ser tal, al modo de un anuncio
publicitario, debe responder a los siguientes requisitos: El men-
saje, para ser retenido y aceptado, hay que comunicarlo con la
técnica de un anuncio publicitario.

Esta es la técnica que usa la publicidad en los medios de


comunicación social:

• un mensaje breve y memorizable,


• que responda a alguno de los valores y aspiraciones
vitales.
• expresar sintética, rápida y afirmativamente el mensaje
del Evangelio que se quiere transmitir y vivir.
• que motive y toque la voluntad de los destinatarios a la
adhesión a la verdad que el anuncio proclama,
• se dirija al subconsciente, allí donde se intuye la verdad
de cuanto se proclama,
• invite directa o indirectamente a la superación de
algún obstáculo y a la puesta en acción de alguna
potencialidad, reconocidas en el diagnóstico del Plan
Pastoral,
• que sirva al objetivo que se quiere lograr: Sensibiliza-
ción al valor y vivencia de la acción significativa.

81
Es verdad que no es fácil formular estos «lemas», pero es
un componente determinante en la evangelización de todo un
pueblo. Es necesario dar tiempo a esto como se da para preparar
una predicación.
Si el anuncio está bien construido, cientos de personas
harán de él un motivo de oración, de diálogo en familia, de sín-
tesis de la predicación, de comunicación a otros. Así se ayuda a
la gente sencilla a evangelizar a los otros. «Los pobres son evan-
gelizados» y «los pobres evangelizan».
De este modo, se trata de que el Evangelio entre en la
cultura de cada pueblo, de modo que se enriquezca y se desa-
rrolle, a la vez que el Evangelio se exprese en sus valores y ex-
presiones culturales.

Por ejemplo:

MES VALOR. /MENSAJE LEMA

24 de JUNIO. (Aceptarme como persona Soy alguien


Fiesta de San Juan es: sentir que soy alguien importante
Bautista importante)

JULIO – Fiesta del (Aceptarme como persona Valoro mis


Padre (31 de Julio) es: valorar mis raíces) raíces

AGOSTO – Día de (Aceptarme como persona Soy Dominicano.


la Restauración (16 es: valorar mi país) ¡Qué bueno!
agosto)

e) Elegir signos y palabras que transmitan el mensaje pro-


pio del valor del año y realicen la acción significativa.
En la transmisión de un mensaje son necesarios los sig-
nos y las palabras que deben estar muy unidos e integrados
entre sí. Los signos ya son un mensaje y la palabra que lo
acompañe debe expresarse en el signo.
Por eso, las acciones significativas en su realización de-
ben tener en cuenta los signos, símbolos y palabras que se
usan.
La elección de un signo que toque la sensibilidad de la
gente y que tenga la capacidad de expresar en sí mismo el
mensaje que se quiere expresar ayuda para la vivencia de la
acción significativa y llegar así a la conciencia colectiva de un
pueblo.
El arte consiste en elegir los signos y símbolos que estén
de acuerdo con la cultura de la gente, con la naturaleza del acon-
tecimiento escogido y con el anuncio que se quiere proclamar.
82
En la liturgia existen ya muchos signos y símbolos, por
ejemplo, los que se usan en Semana Santa: Domingo de Ra-
mos, consagración de los óleos, el lavatorio de los pies, el beso
de la cruz, el fuego, el cirio pascual, el agua, etc.
El anuncio, a su vez, debe ser una palabra orientada no
a la ilustración mental sino a la explicitación o expresión clara
del contenido de la acción significativa y del signo, y al mismo
tiempo a la motivación espiritual de la voluntad.
Lo importante no es dar un sermón o transmitir grandes
conocimientos. Es aclarar más lo que se expresa en la acción
significativa. Un ejemplo lo encontramos en la celebración del
fuego, del cirio y del agua en la Vigilia pascual en la que las
palabras que la acompañan hacen vivir más y comprender más
lo que se está celebrando.
Entonces toda la celebración de la acción significativa
será en sí misma un mensaje, es decir, una experiencia de fe
«vivida» en la que la persona se siente tocada en su sensibili-
dad, inteligencia y voluntad, Y porque es experiencia, las per-
sonas la podrán «re-vivir» en su conciencia.
Además, porque en todo su ser, las personas se sentirán
espontáneamente movidas a comunicar a otros la experiencia
vivida. Entonces cada cristiano estará en condiciones de evan-
gelizar no porque conozca la doctrina que se quiere transmitir
sino porque ha vivido una experiencia que lo llena al punto de
tener que comunicarla a los otros. Es la evangelización de los
sencillos que pasa «de boca en boca» en la cotidianidad de la
vida.
Por ejemplo:

Lema/ ACCION ACCION


MES VALOR SIGNIFICATIVA SIGNIFICATIVA
/MENSAJE FAMILIAR DEL SECTOR

24 de Soy alguien En cada familia, se En cada sector se


JUNIO. importante reúnen para mirar hace una fiesta para
Fiesta de (Aceptarme juntos las fotos de celebrar que “Soy
San Juan como persona la familia y des- alguien importante”.
Bautista es: sentir que cubrir qué impor- Cada uno llevará
soy alguien tantes somos cada su nombre escrito y
importante) uno. Puede dar gra- bien visible. Leen el
cias a Dios por lo Salmo 139. Dan gra-
que cada uno es. Al cias por cada un.
final hacer un brin- Brindan unos por
dis por cada uno de otros.
los de la casa.

83
Complete la frase: Una acción significativa es una _________
________única de tipo _______________________________
_____________________
• con capacidad de__________________________________
____________ a todo el conjunto_____________________
___________________
• realizada por ______________________ y ____________
_________ ya sea en sus__________________, o reunidos
en el __________________ donde viven o en otro _______
____________ donde se concentran siempre,
• que se convierte en________________ y proclamación del_
______________.

Lea de nuevo los criterios para que una acción significati-


va se pueda realizar con eficacia. Escriba en cada cuadro
uno de los cuatro criterios que más te motivan a realizar
las acciones significativas.

84
Escriba un lema para animar a los de su sector a reunirse
en los grupos que se reúnen mensualmente.

85
En el cuerpo humano el
cerebro y todas las partes del
cuerpo se comunican mandando y
recibiendo mensajes mutuamen-
te mediante una red de nervios
llamado sistema nervioso. Del
mismo modo, para realizar una
evangelización que llegue a todos
es necesario crear un sistema de
comunicación.
De ahí que el sistema ner-
vioso del Plan Pastoral es la Red
de Mensajeros, que permite
transmitir el mensaje de las
familias a la Parroquia y de la Pa-
rroquia a las familias.
En este capítulo seguire-
mos los materiales sobre los mensajeros preparados por el equi-
po de animación pastoral de la Diócesis de Caguas, Puerto Rico y
del Servicio de Animación Comunitaria de Colombia.

1. El Mensajero en la Biblia

Dios siempre se
ha valido de mensajeros
para comunicar su men-
saje de amor y salvación.
Así lo expresa hermosa-
mente el profeta Mala-
quías y el profeta Isaías.
(Mal 3, 1; Is 52,7.
Entre los grandes
mensajeros del Antiguo
Testamento se destaca Moisés enviado por Dios a liberar a su
pueblo de la esclavitud que le había impuesto Egipto con estas
palabras:”Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí
y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen.
Ahora, pues, ve; yo te envío a Faraón, para que saques a mi
pueblo, los israelitas, de Egipto” (Ex 3,9-10).
86
Otros grandes mensajeros fueron los profetas que ha-
blaban en nombre de Dios a su pueblo. Entre ellos se destaca el
gran Elías, Isaías, Jeremías, Daniel y Ezequiel.
En el Nuevo Testamento, encontramos a Juan el
Bautista, mensajero que prepara el camino para el ministerio
evangelizador de Jesús. El mismo así lo declara: “Detrás de mí
viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle,
inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con
agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo” (Mc 1,7-8).
La misma madre de Jesús, María, aparece como la pri-
mera mensajera de su propio hijo, al visitar a su prima Isabel
llevándolo en su seno y provocando con su presencia la alabanza
de Isabel y el salto de alegría de Juan en el vientre de su anciana
madre y su hermoso canto lleno de reconocimiento de la obra
salvadora de Yahvéh (cf Lucas 1,39-56).
Pero, el mensajero por excelencia es el mismo Jesús,
enviado del Padre, que comunica la Palabra y el amor del Padre
hasta entregar su vida para la salvación del mundo. Así lo ex-
presa El mismo: “he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn 6,38).
El, a su vez, envía mensajeros en su nombre: “Jesús desig-
nó otros setenta y dos y los mandó por delante, de en dos, a todos
los pueblos y lugares adonde pensaba ir Él. Y les dijo: «La mies es
mucha pero los obreros son pocos; rueguen al dueño que mande
trabajadores a su mies. ¡En marcha! Miren que los mando como
corderos entre lobos... Cuando entren en una casa, saluden dicien-
do: ‘Paz a esta casa’. Si hay allí gente de paz, la paz que deseen se
posará sobre ellos; si no, volverá a ustedes...” (Lucas 10,1-6).
Jesús, una vez resucitado, envía a sus discípulos: “Como
el Padre me envío, también yo los envío” (Jn 20,21). El les rega-
ló su Espíritu Santo para hacerlos sus testigos en toda la tierra
y pudieran cumplir su mandato de “Vayan y hagan discípulos a
todas las gentes bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que yo les
he mandado” (Hch 28,18-19).

2. El Mensajero en el Plan de Pastoral


Hoy, somos nosotros los mensajeros del Señor que vamos
a preparar el camino al Señor visitando las familias del Sector. En
el Plan de Pastoral el mensajero:
 Es una persona joven o adulta que visita periódicamente
a 10 familias de su sector y establece con ellas relaciones
de amistad.
 Es un enviado por el Señor a través de la comunidad y va
a sus vecinos en nombre del Señor y de la comunidad.
87
 Es una persona de buena voluntad, discreta, capaz de
establecer buenas relaciones con la gente, con mente ho-
nesta, corazón leal y disponible para realizar este servi-
cio.

3. ¿Cuáles son las funciones o misión del Mensajero?


 Es un hermano o hermana que va a crear una relación de
fraternidad con sus vecinos.
 Entrega personalmente a cada familia el mensaje que
le envía la Parroquia o la Diócesis y las ayudar a
comprender y a aceptar el mensaje de las mis-
mas.
 Es quien "ara el terreno" para que la semilla pueda crecer
fuerte y saludable.
 Es un hermano o hermana que se ocupa, por medio de
estas visitas, de que los demás sientan la presencia del
Señor en sus vidas y sean felices.
 Informa a las familias sobre las ACCIONES SIGNIFICA-
TIVAS de cada mes. También, comparte con sus familias
sus vivencias en la acción significativa en la que partici-
paron antes.
 El mensajero hace de PUENTE entre las familias visitadas
y la Parroquia y entre la Parroquia y las familias visita-
das.
 El Mensajero es
el contacto en-
tre la Iglesia y
las familias.
 En resumen, el
Mensajero es
uno que lleva
y trae. Lleva el
Mensaje de Dios
a las familias y
trae las necesi-
dades propias
de las familias
a la Parroquia y
las comunica al
Párroco o a los
encargados de
las diferentes
Comisiones y
Equipos Pasto-
rales.
88
La misión del mensajero o de la mensajera tiene un desa-
rrollo progresivo en su misión.

A) En el primer tiempo o período inicial las funciones del


Mensajero son:

 Entregar la "Carta al Pueblo de Dios", a las 10 a 15 familias


que les corresponden en el sector.

 Informar a las familias vecinas sobre los avisos más im-


portantes de la comunidad.

 Recoger el mensaje que las familias quieran comunicar a


la Parroquia.

 Comunicar y anunciar el amor de Dios un poquito cada


visita, con amistad, con tenacidad y paciencia, sin cansar.

 Escuchar a sus hermanos y hermanas que visita: aprende


a sentarse y estar un ratito con ellos, a oírlos, a acoger sus
sentimientos.

 Establece lazos de comunión: poco a poco se irá creando


un clima de confianza entre el Mensajero o Mensajera y
sus 10 familias, lo que permitirá un contacto más estre-
cho. Es decir, cultiva la amistad, poco a poco, va creando
unidad entre las familias, forrmando una familia de fami-
lias.

 Sirve de enlace con la Parroquia: si sus familias piden


algún servicio de la Parroquia o si percibe que puede ayu-
darles en algo, se lo informan al Equipo coordinador del
sector o a la Comisión Parroquial correspondiente o al
párroco. También podrá facilitar y algunas visitas de otras
personas en nombre de la comunidad parroquial.

 Una vez creado este clima de confianza, podrá recoger


también el sentir de las familias, solicitar respuestas a
cuestionarios, hojas de evaluación, sugerencias, etc., y
convocar personalmente a las familias para aquellas acti-
vidades específicas del Plan de Pastoral (Pastoral de multi-
tudes, actividades del sector, semana de la familia, etc.).

89
Nota importante:
En este primer momento, que estamos conociendo,
escuchando y ayudando a los vecinos, los mensajeros(as):
1. No irán por las casas predicando.
2. No establecerán discusiones sobre religión ni de otro tema.
3. No irán a dar consejos religiosos.
4. No le pedirán a los dueños que les dejen rezar el Rosario.
5. No harán círculos de oración por las casas.
6. No llevarán la Imagen de la Virgen.
7. No harán círculos o reuniones bíblicas.
8. No harán “celebraciones de la Palabra” en las casas, si ellos
no la piden.
9. No insistirán en los sacramentos si ellos no les dicen.

B) En un segundo momento se convertirán más y más en Ser-


vidores de la Palabra
 Poco a poco los Mensajeros y mensajeras se convierten en
servidores de la Palabra. Al principio son simples portado-
res de un mensaje escrito; ahora pasan a ser comentado-
res y apóstoles de ese mensaje.
Al principio eran tímidos visitantes por las casas, aho-
ra pasan a ser oídos y corazón de la comunidad para aquellas
familias con las que entran en contacto. Son los que recogen
preocupaciones y problemas para buscarles una respuesta co-
munitaria.
Para llegar a este momento, pueden pasar muchos me-
ses. Dependerá de la capacidad de los Mensajeros y Mensajeras
para ir haciéndose amigos de los vecinos. También dependerá del
vecindario y su apertura al proceso.
El Equipo Coordinador de Sector y el Equipo Parroquial de
Animación Pastoral deben medir “el pulso” de los sectores, a ver
si se van dando nuevas señales de comunidad entre todos.

4. ¿A qué se llama Red de Mensajeros?


Al conjunto de Mensajeros y Mensajeras de toda la Parro-
quia, le llamamos la Red de Mensajeros y Mensajeras.

5. ¿Cuáles son las condiciones para ser mensajeros?


Para ser mensajeros se necesita que sea una persona:
 que ame a Dios,
 que ame a su Iglesia Católica,

90
 que ame a la gen-
te de su sector y se
preocupe por ellos
 que sea respetuosa
y acogedora
 con un gran espíri-
tu de servicio
 que esté dispues-
ta a formarse más
y más para servir
mejor, participan-
do en el encuentro
mensual de forma-
ción.
 tener el tiempo disponible para hacer la visita mensual a
sus familias y asistir a la reunión mensual de formación.
 Es importante que los mensajeros y mensajeras residan
dentro del sector en el cual desarrollarán su misión.

Para ser mensajero no se necesita de ningún estudio es-


pecial, ni haber sido líder antes en la comunidad... pero
sí un gran espíritu de servicio, vivencia del amor de Je-
sús y disponibilidad para formarse más y más.

6. ¿Cómo se seleccionan LOS MENSAJEROS?


a. El Equipo Parroquial de Animación Pastoral (EPAP), con
el párroco que lo preside, y el Equipo Coordinador de Sector,
hacen un conteo de las familias que hay en cada sector y en la
Parroquia para determinar el número de mensajeros que nece-
sitan.
b. Luego, hacen una lista de gente responsable en cada
sector que pueda brindar este servicio. Debe haber jóvenes
y adultos. Los niños y adolescentes pueden acompañar como
asistentes del mensajero, pero dado que muchas veces el men-
sajero debe enfrentar situaciones problemáticas que pueden
hacer daño a personas de su edad no debe enviarlos solos a
realizar las visitas.
c. Luego, se conversa con los elegidos y les propone el
servicio a realizar.
Otra manera es convocar a los mensajeros y mensaje-
ras con una invitación abierta en las Misas, invitación personal,
en los grupos y movimientos, en las asambleas fraternales, entre
el vecindario, etc.

91
7. ¿Cómo realizan su misión los Mensajeros?
Cada mensajero visitará
mensualmente las diez fami­lias que
le encomendó su parroquia. Esta vi-
sita tiene un antes de hacer la visi-
ta, un durante la visita y un des-
pués de la visita.

a) Antes de visitar las familias


Las personas, las familias,
merecen lo mejor... Por eso es ne-
cesario que el mensajero y la men-
sajera se preparen lo mejor posible.
Un mensajero responsable hará su-
yos fielmente estos puntos, hasta poderlos decirlos en primera
persona:
• En un clima de oración leeré la Carta al Pueblo de Dios
antes de llevarla a las familias.
• Escucharé lo que Dios me dice a mí en la Carta y conver-
saré con Él de lo que El me dice en la Carta.
• Le daré gracias porque me escogió a mí para ser su Men-
sajero o Mensajera y le pediré ayuda para la visita.
• Tomaré las Cartas para llevarlas a las 10
familias que el Señor me encomendó.
• Entregaré la Carta al Pueblo de Dios des-
de que me la entreguen sin esperar mucho
tiempo para ser llevadas y menos guardar-
las. Las noticias que llevo son importantes
y deben conocerse de inmediato.
• Recordaré siempre que sirviendo a mis
hermanos y hermanas estoy sirviendo a
Dios.

b) Durante la Visita
Al llegar a la casa lo más importante es que el mensa-
jero o la mensajera:
 Lleve en su corazón la consigna y disposición de ayudar a
las familias a participar en el logro de la meta propuesta
a todos, que es vivir el tema del mes concretado en el
lema.
 Viva con las familias que el Señor le encomendó una rela-
ción abierta, como amigo o amiga, donde sea bienvenido
y bienvenida.
 Establezca lazos de amistad con sus familias de tal modo
que su visita sea deseada y esperada.
92
 Desarrolle un gran espíritu de servicio, vivido de una for-
ma gozosa al descubrir su propia capacidad de amar y
comunicarse.
 Llegue sin prisa, con simpatía y alegría a cada familia
para entregar la Carta. Es decir, entregará la Carta con
una sonrisa en los labios y alegría en el corazón.
 Entregue la Carta a los cabeza de familias oportuna y
personalmente como quisiera que se la entregaran a él o
a ella.
 Sea comprensivo y paciente cuando le abran la puerta;
mucho más cuando no lo reciban con buena cara o recha-
cen su visita.
 Lleve una libreta para anotar nombres, sugerencias, tes-
timonios... Es importante que no se fíe de su memoria.
Pero, atención: Si son datos como direcciones, teléfonos
o fechas se pueden anotar delante de la persona. Pero,
impresiones, testimonios, sugerencias nunca se apuntan
delante de las personas, sino cuando se salga de la casa,
para no crear desconfianza.

El Mensajero y la Mensajera a la hora de comunicar el


mensaje:
 Comunica un mensaje
breve de manera sencilla y
transparente, directa y de
persona a persona.
 Nunca cansa a las perso-
nas. Es importante que las
personas queden entusias-
madas.
 Sus palabras son pocas y
bien pensadas. Tiene en
cuenta esta recomendación:
“Es mejor que quieran que les hables más, a que estén
deseando que te vayas por lo mucho que hablas”.
 Va preparado para dar, en pocos minutos, lo mejor de su
persona, de su sonrisa, de su silencio, de su acogida.
 Su mensaje está centrado en el mensaje del mes
contenido en la Carta. No da mensajes desconectados
y diferentes de lo que dice la Carta.

El mensaje principal es el mismo mensajero.


 El mensajero cuida su presencia en las familias que visita,
porque todo en él es mensaje: sus palabras, sus accio-
nes, su comportamiento, sus gestos, su vestido...

93
 En su trato con las personas se siente en­viado de Jesús:
amable y sencillo. Su mensaje es de amor, por eso com-
parte con su gente. Acepta lo que le den, aunque sea un
vaso de agua, se preocupa por los enfermos y escucha
atento a las personas.
 Es consciente que el mensaje es un regalo que ofrece a
cada familia. Por eso, no busca nada a cambio, ni siquiera
las “gracias” y no pretende buscar admiradores.

Después de comunicar el Mensaje, la tarea principal del


Mensajero es la de escuchar
Para escuchar es necesario guardar silencio y ponerle mucha
atención a cada persona para acoger cualquier mensaje que le
quieran comunicar las personas.

c) Después de la visita
 El Mensajero anota
en su cuaderno sus
impresiones de la
visita realizada.
 Según sea el caso,
se comunica con
el Párroco o con el
Equipo Parroquial
de Animación Pa-
rroquial o con la
Comisión o Equipo
Pastoral correspon-
diente y le informa
o le solicita algún
servicio para algu-
na familia o alguna persona visitada. Por ejemplo, si
encontró algún enfermo que necesita la visita de la Co-
misión de Pastoral de la Salud habla con el Coordinador
de la Pastoral de la Salud para que lo visiten y lo apoyen
en su situación.
 Le da seguimiento a los servicios solicitados en la Parro-
quia para su familia, le lleva cualquier aviso sobre el mis-
mo.
 Si es necesario llevar alguna invitación, comunicación y
acompañar a los de los Equipos y Comisiones se acerca
de nuevo a las familias que se les ha encomendado.

94
Al mensajero sólo le corresponde llevar la Carta, compartir
con la familia y si se le pide algún servicio o detecta alguna
necesidad busca a quién le corresponda en la Parroquia reali-
zar ese servicio se lo comunica y le da seguimiento para que
se le dé ese servicio a esa familia. No le toca al mensajero
resolver todo ni dar todos los servicios que se le piden.
El Mensajero facilita que se haga el servicio y ayudará a las
Comisiones y Equipos Pastorales a realizar su trabajo. Esto
creará un movimiento constante de servicios y de acción para
esos Equipos y Comisiones Pastorales.

8. ¿Cómo está organizada la Red de Mensajeros?


8.1 Cada mensajero tiene a su cargo diez familias para
visitarlas, hacerse sus amigos y ser puente entre la Parroquia y
la familia; entre la familia y la Parroquia.
8.2 Los mensajeros de cada Sector tienen un responsable
y un sustituto.
La función de los responsables es asegurar el funciona-
miento y eficacia de la red de mensajeros y repartir las comuni-
caciones a los otros mensajeros.
8.3 El conjunto de los responsables forman la Comisión
parroquial para los mensajeros, o si la parroquia es muy exten-
sa, se forma una comisión similar a nivel sectorial.
La función de la comisión es la de asegurar la organización
y el funcionamiento de la red de mensajeros así como promover
los diversos encuentros que ese funcionamiento exige.

9. ¿Cómo se fortalece la Red de Mensajeros?


Mantener viva y activa la Red de Mensajeros requiere un
cuidado especial de los Mensajeros y Mensajeras a través de en-
cuentros y reuniones, sobre la importancia de su misión para el
logro de una nueva imagen de Iglesia y sociedad. Proponemos
algunas acciones que ayudan al fortalecimiento de los mensaje-
ros y mensajeras.
9.1 La formación inicial y permanente de los Mensa-
jeros y Mensajeras:
La misión de los mensajeros requiere un proceso de
aprendizaje lento y progresivo, que implica:
 Aprender a escuchar, evitando el chisme y la curiosidad.
 Aprender a hablar evitando el sermoneo y el adoctrina-
miento.

95
 Conocer y más de la Palabra de Dios ya que el mensajero
o la mensajera ideal es ni más ni menos que un testigo de
la Palabra de la que es portador y un testigo de la acogida
por parte de la comunidad a quien representa.
9.2 Encuentros y Reuniones de los mensajeros men-
suales en la Parroquias y en los Sectores.
Los mensajeros de un mismo sector se encuentran en el
Sector o en la Parroquia una vez al mes para intercambiar las
experiencias, ver cómo responder a las dificultades, prever las
acciones que han de realizar, estudiar aspectos relacionados con
las técnicas de comunicación y de relaciones interpersonales así
como del sentido cristiano del servicio que prestan.
Es recomendable que el párroco reúna a sus mensajeros y
mensajeras para entregarles y explicarles el mensaje de la Carta
del mes.
9.3 Retiros con los Mensajeros para reavivar su espiri-
tualidad, ya que la misión del mensajero es muchas veces difícil y
necesita reforzarse interiormente para perseverar activamente.
9.4 Encuentro Zonal o Diocesano una vez en el año.
La Comisión Diocesana o Zonal de la Pastoral de Multitudes or-
ganiza un encuentro diocesano o Zonal para los responsables
parroquiales de la red de mensajeros, en orden a habilitarlos en
el cumplimiento de sus funciones y a profundizar la espiritualidad
de su servicio.

Escriba las cualidades que se necesitan para ser mensaje-


ro o mensajera:

96
Describa cuáles son las funciones principales de un men-
sajero:

¿Qué lleva dentro de su corazón un verdadero mensajero


a la hora de realizar su misión?

Marque con una cruz las actividades propias de un men-


sajero:
o Ora por las familias que tiene encomendadas.
o Pregunta demasiado a las familias
o Crea amistad con las familias
o Corrige a las familias que visita
o Saluda con alegría y cariño al llegar a la casa
o Le transmite el amor de Dios a sus familias
o Le da un sermón sobre un texto bíblico
o Se queja con sus familias porque no van a Misa

97
o Le comunica con breves palabras el mensaje del mes
o Escucha con atención todo lo que le comunican en las
familias.
o Presenta al Párroco y a las Comisiones las necesidades de
las familias.
o Les insiste que reciban los sacramentos
o Los invita a realizar la acción significativa del mes en su
casa y en el sector

En su misión el mensajero tiene dos momentos o etapas


que son: el período inicial de hacer amistad y llevar la car-
ta y el período de servidores de la Palabra. Indica en cada
cuadro cuáles son las tareas propias de cada momento:

El mensaje principal que el mensajero transmite a las fa-


milias que visita es:

98
Uno de los medios más importantes de la Pastoral de Multi-
tudes es la Carta mensual enviada a cada familia de la Parroquia.
En este capítulo analizaremos su contenido y su composición.

1. ¿Qué es la Carta Mensual?


Es una hoja de evangelización popular, muy simple en
su lenguaje y en su estilo, de tal manera que pueda ser leída en
tres minutos por las personas menos instruidas.
Se expresa en términos afirmativos y no discursivos o
demostrativos, es decir, lo que afirma no lo demuestra con argu-
mentos o muchas explicaciones de causas y efectos.
En ella se expresa en forma sencilla el mensaje del
Evangelio propio del itinerario de evangelización del conjunto de
los bautizados y bautizadas y de la gente de buena voluntad, en
la medida y en la dosis que conviene a cada paso de ese mismo
camino, determinado por el Plan de Pastoral para cada mes.

No es ni un noticiero, ni un calendario de actividades, ni un


boletín parroquial. Ni es sólo para las personas que participan
de las Celebraciones y actividades de la Iglesia.

2. ¿Cuál es la importancia de la Carta?


La Carta Mensual tiene una importancia muy grande,
aunque parezca algo muy simple y sin mucha eficacia. Podemos
verlo por nosotros mismos: recibir una carta nos provoca alegría,
curiosidad, ser tenidos en cuenta y valorados.
Eso mismo pasa en las otras personas que al recibir de la
Iglesia una carta sienten que la Iglesia, entre nosotros en la gran
mayoría “su Iglesia” se acuerda de ellos, los tiene presentes y se
preocupa por comunicarles vida a través del Mensaje del Señor y
del testimonio de los hermanos.
Está estudiado, comprobado y utilizado este método
de las cartas a nivel de impacto publicitario y comercial dada

99
su efectividad para mover
la mente y el corazón de tal
modo que lleva a la acción.
No es algo automático, pero,
va teniendo su resultado. Si
para otros con tales fines les
sirve, ¿cómo no usar para la
evangelización ese medio de
las cartas?
Esta Carta es, para
muchos, una vinculación con
la Iglesia y, talvez, el único o
uno de los pocos mensajes que les llega a ellos de parte de
la Iglesia. Es medio de comunicación que si llega a todas las
familias va produciendo como el grano de mostaza una nueva
mentalidad y una nueva relación en el Sector.
La Carta la pueden leer todos o hacérsela leer por los
que pueden leer en cualquier momento del día o de la noche.
Cualquiera de los de la casa por curiosidad pueden leer el
mensaje y sólo Dios sabe si ese es el punto de arranque de
una vida cristiana más sólida y comporometida.
Recordemos lo que dice el profeta: “Como descienden
la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que em-
papan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé
simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra,
la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que
haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que
la envié” (Is 55,10-11).
Sabemos que muchas parroquias tienen una gran po-
blación lo que implica la edición de muchas cartas con un cos-
to mensual que no le resulta fácil sostener. Pero, está com-
probado que si el pueblo recibe vida se vuelve más genero-
so. Dios nunca dejará de darnos el dinero necesario para la
evangelización. Ahí está el ejemplo de los santos que sin nada
material confiaron en Dios y levantaron grandes obras.
También, hay personas generosas que les interesa
ayudar a la obra de Dios. Si se tocan puertas para comprar
un vehículo para la Parroquia o para otras cosas materiales
cuánto más hay que buscar para la obra evangelizadora. De-
pende del interés, de la fe y del entusiasmo que se le pongan
a las cosas. Como dice un sacerdote: “hay personas que le
buscan problemas a las soluciones más que soluciones a los
problemas”.
También, es importante que más y más los afanes por
la economía parroquial vaya pasando a los laicos con la super-

100
visión y dirección del Párroco, para que así él pueda dedicarse
a lo que le es propio: la oración y la evangelización.
Está más que demostrado que en las parroquias de
menos entrada económica donde el Párroco, su Consejo Pa-
rroquial y su Consejo Económico están entusiasmados con
este Plan de Evangelización no les ha faltado el dinero nece-
sario para las Cartas y han sabido buscar colaboradores, ha-
cer actividades y motivar a la comunidad a ser generosos.

La Carta es para todas y cada una de las familias de la


Parroquia y de sus sectores. Para que esta Carta tenga su
impacto parroquial tiene que llegar a todas las familias sin
excepción. No basta darla en las Celebraciones o entregarla
a los que están allí para que la lleven a otras personas. Las
Cartas las llevan los Mensajeros puerta a puerta para crear
amistad y cercanía.

3. ¿Qué se hace cuando en una casa rechazan la Carta?


La Carta Mensual, en general, es aceptada por todos y
todas. Muchos la agradecen y no faltan quienes la reclaman
cuando no la reciben. Pero, hay que contar que siempre habrá
quien rechace el mensaje tal como Jesús mismo experimentó
y advirtió.
La misión del mensajero no es obligar que acepten el
Evangelio sino de comunicarlo con su presencia, con su palabra y
con la carta. La respuesta depende de cada persona y de Dios.
Cuando una persona rechaza la Carta en una de las vi-
sitas mensuales no hay que tener miedo ni reparo de volver el
próximo mes y cada mes. Un día ella cederá y aceptará al me-
nos recibir la Carta.
También, habrá quienes la reciban pero se ve que no le
ponen caso o parece que no le interesa. Lo importante es que la
reciban, ya que en cualquier momento pueden leerla y captar el
mensaje. Se trata de no juzgar ni poner delante nuestros sen-
timientos ni prejuicios sino dejar a Dios que actúa, aún a pesar
de nuestras actitudes o impulsos.
Recordemos lo que Jesús nos enseñó:”Al entrar en la
casa, salúdenla. Si la casa es digna, llegue a ella su paz; mas
si no es digna, su paz se vuelva a ustedes” (Mt 10, 10-11). Es
decir, que siempre ganamos, aunque nos pueda parecer que
perdemos.

101
4. ¿Qué partes tiene la Carta?
Se trata de una única hoja, tamaño oficio o carta doblada
en dos, con cuatro páginas distribuidas del siguiente modo:

Primera página:
Portada con el tema y el lema del mes que incluye:
un título que puede ser «Carta a los Cristianos», o “Car-
ta al Pueblo de Dios” o cualquier otro que parezca oportuno,
un encabezamiento en el que aparezca el nombre de
parroquia, su dirección y la fecha,
un dibujo que expresa el mensaje,
el lema del mes, que puede estar acompañado de fra-
se bíblica breve, presentado de tal modo que provoque por sí
mismo aceptación o rechazo y exprese el mensaje de la acción
significativa mensual.

Segunda Página:
Carta o Mensaje del Párroco

El Párroco con palabras sencillas explica el significado


del tema del mes expresado en el lema.
Es importante recordar que no se trata de un discurso
doctrinal o una lección sobre el valor del mes, sino un mensaje
que busca despertar en la mente y en el corazón de los lectores
el deseo de vivirlo.
Se excluye cualquier forma de razonamiento demos-
trativo o sermón.
Para que tenga impacto, es necesario centrarse en el
tema y no querer tratar varios temas juntos o usar palabras muy
complicadas. El lenguaje a utilizar es el propio de una conversa-
ción entre amigos.
Dentro de su mensaje, el párroco invita a todas las fa-
milias a realizar la acción significativa indicándole cuál es y cómo
realizarla. Igualmente, invita a unirse para realizar la acción sig-
nificativa del Sector.

102
Tercera Página:
Página de los testimonios o experiencias o vivencias.

Recoge algunos testimonios, breves, de uno, dos o


más personas de la comunidad en el que expresan sus vivencias
personales respecto al tema del mes.

También, el testimonio puede hacerse sobre la vivencia


de la acción significativa del mes anterior, que puede animar a
otros a realizarla en su casa y en el sector.

Ayuda mucho que aparezcan los nombres de los que


dan su testimonio. Mucho mejor, si pueden aparecer sus fotos.

Es importante que sean personas diferentes cada mes


de este modo todos tienen la oportunidad de evangelizar a to-
dos.

También, es bueno que los testimonios del mes sean


dados por un hombre y una mujer o por un adulto y un joven,
con la finalidad de que los hombres, mujeres y jóvenes se vean
representados.

Cuarta Página:
Actividades del mes

En esta página se proponen y se invita a realizar la


“acción significativa” del mes que han de realizar todas las per-
sonas, ya sea en la familia o en el sector.
También se pueden colocar los avisos parroquiales más
importantes del mes.

Se pueden incluir llamadas a la solidaridad a favor de


alguna necesidad de una persona enferma o una familia necesi-
tada o para realizar una acción comunitaria para resolver alguna
situación que afecte al sector.

Además, en esta página se pueden compartir los go-


zos (bautismos, confirmaciones, matrimonios...), las penas (la
muerte de alguien, petición de oración por los enfermos, o por
situaciones especial mente dolorosas o de dificultad).

103
Un ejemplo de la primera página:

Parroquia Nuestra Señora del Rosario


CARTA AL PUEBLO DE DIOS
Ceuta, Santo Domingo Norte, Nov. 2006

COMUNICÁNDONOS
LA GENTE NOS ENTENDEMOS

Tercer Plan de Pastoral 2006

104
Un ejemplo de la segunda página:

MUY QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:


Paz en el Señor Jesús, deseéandoles muchas bendiciones a cada
uno de ustedes en unión en sus familias en este mes de la familia.
Nuestro tema de conversación, de oración, de celebración y de vi-
vencia durante este mes de Noviembre es la comunicación con el
lema: “Comunicándose la gente se entiende”.
La comunicación es una de las capacidades que nos distingue como
seres humanos, es la que nos permite expresar y compartir ideas,
sentimientos, proyectos, alegrías y penas. Es la comunicación la
que hace crecer el amor entre las personas, en las parejas, en las
familias, en los sectores, en el país y en el mundo.
Hay muchas maneras de comunicarse. Pero, sólo una es la que
deseo que todos nosotros practiquemos en nuestras relaciones con
los demás y con Dios. Esa comunicación la llamamos comunicación
abierta, porque al hablar usamos palabras verdaderas, claras, li-
bres, sinceras, honestas que crean armonía y desarrollo de autoes-
tima. Cuando hablamos nuestra voz, nuestro cuerpo y nuestras pa-
labras van en la misma dirección y expresamos lo que hay dentro
de nuestro interior.
Es interesante anotar que en la comunicación abierta no se insulta,
no se maltrata y no se ofende a los demás. Al contrario, las perso-
nas que se comunican se notan seguras de sí mismas, con alegría
de vivir e inspiran confianza y se respira libertad. Por eso, hablan
entre ellas sin miedo, con gran libertad y naturalidad buscando
siempre soluciones a los problemas que se les presentan.
Les invito a que en su casa en estos días se reúnan como familia
para compartir entre ustedes la comida o la cena del Domingo. Se
sienten en la mesa, oren juntos por su familia, lean esta carta y
conversen sobre las cosas hermosas que hay en su familia y toquen
algún tema que necesiten crecer como familia.
En el sector les invitamos para que el sábado 25 de Noviembre se
junten con otras familias para conversar sobre la comunicación
abierta y compartan cómo están comunicándose entre los vecinos y
cómo pueden crecer en una verdadera comunicación.
En nombre del Padre Dios, que se ha comunicado abiertamente con
nosotros a través de su Palabra viva que es su Hijo Jesucristo, nos
regale su Espíritu Santo para que todos podamos establecer una
comunicación abierta con los demás, especialmente, con los de mi
familia.
Con un abrazo fraterno, invoco sobre sus familias la bendición del Se-
ñor,
Su hermano, Pbro. Lorenzo Vargas.

105
Un ejemplo de la tercera página:

Testimonios:
Somos Estela y Dionisio Vásquez. Tenemos 11 años de vida ma-
trimonial. Gracias a Dios el año pasado El bendijo nuestra unión
matrimonial, llenándonos de su amor divino. Tenemos dos niños
que se llaman Dioni José y Dioni Steven, de 10 y 7 años respec-
tivamente. Podemos decir con toda verdad que nos sentimos que
todavía somos novios.

Desde siempre, hemos mantenido una comunicación abierta que


nos ha hecho crecer en el amor. Sabemos hablarnos con clari-
dad y respeto. Cuando hay problemas sabemos hablar y buscar
soluciones. No existe ningún celo entre nosotros, porque nos te-
nemos confianza. Yo, Dioni, tengo dos hijos de otro matrimonio
anterior. Y, yo Estela, los trato como parte de nuestra familia.
Compartimos con ellos y nos visitamos mutuamente, tratándo-
nos con mucho cariño.

Andamos juntos para arriba y para abajo, lo que nos ha unido


mucho. No tenemos programas separados, ni dinero separado.
Hemos trabajado duro los dos juntos para hacer nuestra casa y
desarrollarnos como familia. No halamos uno para un lado y otra
para el otro lado. Lo que hemos conseguido ha sido trabajo de los
dos. Hemos aprendido a organizarnos en lo económico, de modo
que cuando no podemos comprar una cosa no la compramos.

Con nuestros niños, mantenemos una comunicación permanente.


También, andamos juntos para todas partes. Hemos sabido dar-
le responsabilidades en la casa según sus posibilidades. Ellos
son parte de la casa y le participamos las cosas. Cuando los
tenemos que corregir lo hacemos con rectitud y respeto a ellos.

Nos ha ayudado mucho a mantener esa comunicación abierta


nuestra propia madurez personal que nos lleva a un razona-
miento mutuo. Sabemos discutir las cosas para buscar diferen-
tes alternativas. Problemas siempre llegan y existen, pero los
enfrentamos juntos.

Sobre todo, nos ha ayudado a vivir así nuestra fe en Dios a


quien nos encomendamos cada día. También, la integración a
nuestra Parroquia nos ha fortalecido y nos ha hecho crecer.

106
Un ejemplo de la cuarta página:

Actividades del mes:


En la familia:

1) Realizar el domingo 26 de noviembre en la fami-


lia una reunión con los que viven en su casa para
compartir una comida o una cena. Leer la Carta y el
testimonio de Dioni y Estela. Luego conversar sobre
la comunicación en su propia familia.

En el Sector: 2) Invitamos a participar el 25 de No-


viembre en cada sector junto a otras familias para
conversar sobre la comunicación verdadera que de-
ben vivir los vecinos. Llevar su libro del mes para
compartir el tema.

Ya se acerca la Navidad:

Nos preparamos a la Navidad con el tiempo de Ad-


viento que comienza el 3 de Diciembre y concluye
el 24 de Diciembre. Tiempo de oración, penitencia
y purificación del corazón para celebrar la fiesta del
Nacimiento del Señor.

Aguinaldos de preparación a la Navidad

Del 15 al 23 de Diciembre tendremos en la mañana


a las 6:00 am la Celebración de la Eucaristía de los
Aguinaldos Navideños.

En las noches cada sector celebrará sus posadas o


aguinaldos del 15 al 23 de Diciembre.

107
En la Carta no deben aparecer anuncios publicitarios, porque
eso le restaría al mensaje que se quiere comunicar. Es impor-
tante dar gratis lo que hemos recibido gratis.

5. El Equipo de Redacción de la Carta


El Párroco forma un Equipo de Redacción que le ayudarán
en esta tarea. Tendrá estas características:

Está compuesto por 3 o 5 personas, en lo posible jó-


venes, con capacidad para dibujar y componer gráfica-
mente la carta.

Su función es la de recoger el material de la carta ta-


les como el mensaje del Párroco, los testimonios de
las personas, la lista de las acciones significativas del
sector y de la familia y de otras actividades, tomar o
buscar las fotos, seleccionar el dibujo o la foto de la
portada.

Componer y diagramar la Carta de manera que sea


impactante y atrayente.

Presentar la Carta diagramada al Párroco para su apro-


bación

Encargarse de la impresión de la Carta: enviarla a im-


prenta o a la fotocopiadora.

Entregarla al Responsable de la Red de Mensajero para


su distribución.

108
Completa estas frases:
Una carta siempre se dirige a: ________________________________
Luego se_________________________________________________
Se sigue con el ____________________________________________
Se finaliza con un__________________________________________
La Carta la elabora el __________________ y su ________________.

Toda carta tiene motivos diferentes. La Carta Mensual de


la Parroquia tiene como finalidad:

Su estilo y forma es:

109
Tiene cuatro partes que son:

El Equipo de Redacción tiene como funciones propias:

Elabore junto con su grupo la próxima Carta del próximo


mes con el tema y el lema del mes:

110
Ya que el obje-
tivo del Plan de Pasto-
ral es llegar a todos y
a todas con la Buena
Noticia de Jesús y su
Reino, estamos lla-
mados a buscar todos
los medios posibles
para que sea conoci-
do, divulgado, creído
y seguido a la vez que
todos y todas se sien-
tan convocados. En
este capítulo presentaremos algunos medios a nuestro alcance
para realizar esta promoción masiva del tema y el lema del mes.

1. La repetición constante del valor del mes en


todas las celebraciones y reuniones.
La repetición ayuda a interiorizar de tal manera que lleva
un mensaje hasta el inconsciente. Ejemplo de esto tenemos
en las técnicas publicitarias modernas y, a nivel de la fe, en el
Rosario que, a base de repetir lo mismo, va profundizando en
nosotros la relación con Dios.
Por eso, mientras más se repita y se insista en el valor del
mes y su lema, más se grabará en la mente, penetrará en el co-
razón y se hará parte de la vida de las personas que lo escuchen.
Si en cada actividad, en cada reunión, en las celebraciones, en
los momentos de oración y en la catequesis proclamamos el
valor y el lema del mes se va creando una conciencia común que
nos llevará a una acción común.
Si esto lo hacen las personas que tienen un liderazgo y
autoridad sobre los demás mucho más será acogido y asumi-
do. De ahí, que los obispos, los presbíteros, los coordinadores
de grupos, profesores, madres y padres, están llamados a ser
los primeros promotores de ese valor y lema del mes para que
cumpla su función evangelizadora. Si la gente escucha y ve a sus
líderes entusiasmados con algo ellos le ponen asunto y se iden-
tifican con lo que ellos promueven.

111
2. Letreros con el valor del lema y del mes.
Los letreros bien presentados captan la atención de la
gente, que los lleva a leer el mensaje expresados en ellos. Si por
todos los lugares del territorio
parroquial aparece ese valor y
ese lema, todos y todas, va-
yan o no vayan a la Iglesia,
se enterarán, se cuestionarán,
lo pensarán e indirectamente
se evangelizarán lentamente.
También, reaccionarán a favor
o en contra y lo comentarán.
Así se creará una evangelización en la que todos se convierten
en sujeto y en objeto de la misma.
La forma puede variar de acuerdo a la creatividad y a los
medios: Unos utilizan letreros en la pared de la Iglesia. Otros
colocan un banner. Otros lo hacen a computadora. Algunos los
pintan en tela. Algunos lo colocan en letras grandes.
Lo importante es tener claro que para que un letrero se
lea debe ser colocado en un lugar estratégico, que sea visible
para todos, con dibujos y letras de un tamaño que se pueda ver
y leer y que sea proporcionado al lugar.
Proponemos que se haga un esfuerzo para que estos le-
treros aparezcan en los siguientes lugares:

a) En la Iglesia: Colocar un letrero grande del valor y del tema


del mes dentro del Templo Parroquial, de los centros de reunión,
de las capillas, salones de reunión, oficinas, paredes exteriores y
lugares propios de la Parroquia.

b) En las casas: es un lugar muy importante ya que en ella vi-


vimos. Puede ser colocado al frente de la casa o en la puerta de
entrada, de modo que los de la casa y los que pasan frente a ella
reciban el mensaje. Algunas familias lo colocan en la sala en un
lugar destacado o en la puerta de la nevera, donde todos llegan
fácilmente.
Puede ser hecho en cartulina o papel y, sería muy intere-
sante, si los niños y jóvenes de la casa intervinieran en la elabo-
ración del material.

c) En los lugares públicos: Colocar estos letreros en la entrada


del sector, en colmados, tiendas y lugares muy concurridos crea-
rá un impacto muy interesante, sobre todo, teniendo en cuenta a
la gran mayoría que no participa en nuestras celebraciones.

112
d) En las escuelas: es otro de los lugares donde se debe pro-
mover con ahínco el valor y el lema del mes. A través de mura-
les, de letreros en las aulas y en la cafetería se puede llegar a los
niños y jóvenes de modo que puedan crecer en valores humanos
y cristianos. Mucho más valor tendría si se involucra a los es-
tudiantes en esta promoción. Esto vale tanto para las escuelas
católicas como las públicas y privadas.

3. Elaboración y distribución de materiales de


divulgación con el tema y el lema del mes.
Otra iniciativa importante para hacer llegar a muchos el
valor y el lema del mes es producir materiales de divulgación
tales como calcomanías, tarjetas, marcadores, camisetas, distin-
tivos para las celebraciones, canciones y dibujos.

4. Promoción a través de los Medios de Comuni-


cación Social del tema y el lema del mes.
Todos estamos convencidos de la enorme importancia que
tienen en nuestros días los Medios de Comunicación Social, dada
su capacidad de llegar a las multitudes, a las familias, de una
forma amena, atrayente y sin necesidad de pedir permiso para
llegar a la gente.
Entonces, es necesario que a través de dichos medios re-
suene el valor y el lema del mes en la mente y en el corazón de
nuestro pueblo. Destacamos algunas de las formas posibles de
promoverlos:

4.1 Cuñas en las televisoras y emisoras de radio: este valor del


mes y del lema del mes se prestan para la elaboración de cuñas
de gran impacto. Ya que se tiene el mensaje, lo que se necesita
es una buena elaboración de imagen y sonido, de acuerdo al
medio utilizado.

4.2 Programas de radio: Aquí hay varias modalidades:


4.2.1 Tener un programa de radio propio de la Vicaría de Pas-
toral.
4.2.2 En los programas que tenga la Diócesis o parroquia se
promueva y profundice el valor del mes. Muy importante, si el
Arzobispo o el Obispo o el Párroco tienen un programa radial
que se refieran constantemente a este valor y tema del mes.
4.2.3 Animar a los productores de programas televisivos y
radiales que inserten de alguna manera el lema y el tema del
mes. Para eso, es necesario, enviarles con tiempo el contenido
de ese valor y el lema.

113
4.2.4 Participar en algunas entrevistas y forum televisivos y
radiales para hablar del tema y del valor del año.
4.2.5 Las emisoras católicas podrían hacer su programación
mensual teniendo en cuenta el valor y el lema del mes.

4.3 Promoción en la prensa escrita: También, se podrían desa-


rrollar varias iniciativas:
• Artículos en los periódicos nacionales y locales para pro-
mover y profundizar el valor y el lema del mes. Se puede
pedir a los escritores católicos y a personas de buena
voluntad que escriban sobre el particular.
• Publicar las actividades del mes en los medios escritos.
• Enviar noticias de las actividades realizadas.

4.4 Promoción a través del Internet: Uno de los medios más rá-
pidos y más utilizados, sobre todo por los jóvenes, es el Internet.
• Se puede colocar en la página web de la Diócesis o de la
parroquia, el lema y valor del mes.
• También, se puede pedir a las personas que tienen correo
electrónico que envíen el valor y el lema del mes a sus
relacionados y colocarlo como la frase de su dirección.

4.5 Cadena telefónica de promoción: Otra posibilidad es hacer


una cadena telefónica dando a conocer el valor y el tema del
mes. Puede hacerse tomando la guía telefónica al azar o hacien-
do un directorio telefónico del sector. Es muy importante incluir
en esta cadena telefónica a los propios familiares y amigos.

Dibuje un anuncio del tema y del lema del mes:

114
Marque con una X con un + los medios que pueden ser
utilizados en tu Parroquia y en tu sector para que el tema
y el lema del mes llegue a todos y a todas

Letreros en la parroquia Bajantes Letreros en paredes

Cruzacalles Letreros en las casas Mural en la escue-

la Letrero a la entrada del sector Letreros en colmados

o lugares públicos Cuñas en la radio Cuñas en tele-

visión Artículos en la prensa Dramas Canciones

Películas con el tema

Otros____________________________________________

__________________________________________________

___________________________________________________

115
El I Concilio Plena-
rio Dominicano nos dice:
“El Plan Nacional de Pasto-
ral se lleva a la vida y se
integra en nuestras cele-
braciones litúrgicas” (no.
822). Por eso, nuestro iti-
nerario de evangelización
está vinculado a la Liturgia
en todas sus expresiones,
especialmente, a los sa-
cramentos.
Entre ellos se destaca la Eucaristía, en la que se congre-
ga el Pueblo de Dios, principalmente el Domingo, día del Señor.
Analicemos en este capítulo la manera de relacionar el tema y el
lema del mes en la Liturgia, de modo que en ella se celebre el
mensaje del Señor ya que deseamos que todo el pueblo se haga
sensible y lo haga vivencia de su diario vivir.

1. La Liturgia, fuente y culmen del Plan Pastoral


La Liturgia, y, de modo especial la Eucaristía, es fuente y
culmen de la vida cristiana. Por un lado, es fuente de donde se
bebe para hacer vida el valor y el lema del mes. De ahí la ne-
cesidad de que la Palabra de Dios del Domingo ilumine el tema
del mes de modo que alimente a la comunidad para hacerla más
consciente y le dé fuerza para vivir lo que se le propone cada
mes.
Por otro lado, es culmen, meta y objetivo de la vida cris-
tiana ya que en la Liturgia celebramos el Misterio Pascual de
Jesucristo, todo lo que se realiza se encamina hacia la Liturgia
para ser ofrecido al Padre con Jesucristo; para darle gracias por
ese gran don que es su Hijo Jesucristo que se nos da continua-
mente; para pedir fuerzas para la realización del valor del mes;
para pedir perdón por nuestros pecados que niegan o debilitan
ese valor propuesto en el mes y para hacerlo canción alegre y
oración ferviente.
De este modo, la Eucaristía del Domingo se convierte en
fuente de evangelización para la asamblea reunida, a la vez,
que nos hace gozar de modo anticipado el culmen y cima de esa

116
evangelización que es Jesucristo muerto y resucitado. En ella se
hace celebración lo que se proclama y anuncia en el valor y el
lema del mes; se recoge y ofrece la fe que se ha despertado o
crecido a través de los diferentes medios de evangelización pro-
pios del Plan.

2. La Palabra del Domingo ilumina el valor del mes.


Cada Domingo la Iglesia nos presenta la Palabra que nos
hace penetrar en el Misterio de Jesucristo. Recogida en tres ci-
clos, con una lectura continua de un Evangelio, muy relacionado
con la primera lectura y con una segunda lectura que de forma
semicontinua se toma de una Carta de un apóstol. Es una verda-
dera escuela de evangelización, que despierta y alimenta la fe de
la comunidad reunida.
Por eso, nuestro itinerario de evangelización propio de
cada mes necesita ser iluminado y conectado con esta Pala-
bra de sabiduría y de santidad. Para lograr esta conexión el
Equipo que prepara la Liturgia del Domingo necesita ponerse
a la escucha de la Palabra con detenimiento, de modo que se
capte lo que la Palabra dice sobre el valor del mes y así se
haga conocer a la Asamblea desde la ambientación inicial, las
moniciones a las lecturas, los cantos y en otros momentos de
la Celebración.
Dado que la Oración de los Fieles es parte integrante de
la Liturgia de la Palabra y debe estar conectada con ella, es
importante que en las invocaciones se tenga cuenta el valor del
mes y de su lema.
El material del mes trae un lema del Domingo conectado
con valor y el lema del mes y algunas orientaciones sobre la Pa-
labra de Dios que son de mucha utilidad para la preparación de
la liturgia dominical.

3. Otros momentos de la Celebración en los que se pue-


de integrar el valor y el lema del mes.
a) La procesión de entrada: se pueden traer símbolos
alusivos al valor y al lema del mes.
b) Saludo del Celebrante: después de dar el saludo li-
túrgico, recordar el valor y el lema del mes e invitarlo a celebrar-
lo de acuerdo al mensaje de la Palabra.
c) La petición de perdón: Como sabemos las peticiones
de perdón pueden prepararse de acuerdo a la Palabra del día y
unidas al valor del mes.
d) Presentación de las ofrendas: Se pueden presentar
con el pan y con el vino algunos símbolos o situaciones que ha-
blen de ese valor y del lema del mes.
117
e) Las canciones elegidas para la Celebración deben es-
tar conectadas con la Palabra de ese Domingo y con el valor del
mes.
f) En los avisos resaltar el valor del mes y las activida-
des que se realizan para reflexionar sobre su contenido profun-
do, para vivenciarlo y realizarlo en la vida personal, familiar y
comunitaria.
g) En el Rito de despedida enviar a vivir ese valor y
lema del mes en su propia familia, en su sector y en todas las
actividades que realicen las personas que han participado en la
celebración.

4. La ambientación del lugar de la Celebración


con el valor y el lema del mes.
La ambientación del lugar es muy importante para cual-
quier celebración, ya que mueve al espíritu, lo hace entrar y
sintonizar con lo que se irá a celebrar. Por eso, ayudará mucho
a entrar en el valor y el lema del mes si están colocados en un
lugar visible de la Iglesia o lugar de la Celebración.
Si se tiene el lema correspondiente al Domingo unido
al valor del mes o se tienen símbolos alusivos al mes es con-
veniente colocarlo para que toda la Asamblea desde el primer
momento entre en fiesta en la dirección de lo que se le propo-
ne.
Siempre es bueno recordar que se necesita una buena
presentación de esos símbolos y letreros. Todo preparado con
elegancia y belleza de modo que eleve el espíritu. Todo bien co-
locado y bien seguro de modo que en medio de la Celebración
no se caigan evitando así distracciones.
Ayuda también acoger a la gente con cariño repitiéndole
el lema del mes según van llegando. Si se preparan distintivos
con el lema del mes crean una hermosa ambientación y lleva
a que todos lo aprendan, lo recuerden y lo comuniquen a los
demás.
Como hemos analizado existen muchas formas para in-
tegrar a la Liturgia nuestro Plan de Pastoral con su itinerario de
evangelización. Siempre exigirá atenta y cuidada preparación,
pero los frutos de evangelización serán cada vez más abun-
dantes.
De este modo, el valor y el lema del mes resonarán con
fuerza en los oídos, pasarán a la mente, penetrarán en el cora-
zón y se proyectarán en la vida personal y comunitaria.

118
Escribe las ideas que te surgen para celebrar en la Litur-
gia del Domingo o de la comunidad el tema y el lema del
mes:

Indique en qué momentos de la Eucaristía y cómo se pue-


de celebrar el tema y el lema del mes así como el encar-
gado de hacerlo:

MOMENTO CÓMO ENCARGADO

119
Marque con una V si es verdadero o una F si es falso estas
afirmaciones para la celebración del tema y el lema del
mes
a) Decirlo sólo al comienzo y al final________
b) Relacionarlo con la Palabra____________
c) Decorar el lugar de la celebración con el lema y el tema del
mes.
d) Evitando que los cantos no tengan relación con el tema y el
lema del mes_________
e) Relacionarlo con el Acto Penitencial________
f) Presentar signos en la ofrenda relacionado con el tema y lema
del mes
g) Decirlo sólo en los avisos­­­­­________
h) Colocar algún distintivo con el lema y el tema del mes_____
i) Realizar algún gesto o símbolo que exprese el lema y el tema
del mes__________
j) Hablar del tema y del lema del mes sin relación con la Pala-
bra_________
k) Las moniciones no deben hablar del tema ni el lema y tema
del mes.
l) Sólo atacar lo que no se vive de ese tema y lema del
mes__________
m) El Equipo de Liturgia prepara con tiempo la celebración y cui-
da que se celebre el lema y el tema del mes________.

Completa esta frase del I Concilio Plenario Dominicano:


“El Plan____________ de Pastoral se lleva a la________
y se integra en nuestras __________________________
litúrgicas” (no. 822).

120
1. ¿Qué es el encuentro de evangelización?
El encuentro de evangelización consiste en una reunión
realizada en una casa o local del sector en la que se estudia
el valor o tema del mes, analizándolo a partir de la vida de los
participantes, iluminándolo con la Palabra de Dios, haciéndolo
oración y compromiso personal y comunitario.
Este encuentro constituye un lento pero progresivo pro-
ceso de evangelización a través del cual se va haciendo propio
el valor del mes a nivel de la mente, de los sentimientos y del
comportamiento de las personas y del grupo y van sentando la
base de una futura comunidad cristiana.

2. ¿Cuál es su contenido?
En este encuentro de evangelización se va proclamando el
kerigma y se va desarrollando una catequesis progresiva en línea
catecumenal que provoca una continua conversión, integración
a la comunidad, vivencia de la oración y de los sacramentos y
espíritu misionero.
Se trata del desarrollo del itinerario o camino de fe te-
niendo en cuenta el dinamismo propio del conocimiento y del
crecimiento de las personas y de los grupos. En primer lugar,
está la sensibilización. Le sigue, en segundo lugar, la profundiza-
ción. Y, luego, en el tercer lugar, la madurez.
Por eso, en la primera etapa del plan, que se dedica a
la sensibilización, el kerigma que se proclama consiste en el
anuncio de Jesús desde la vivencia de los valores culturales, a los
que se ilumina desde el Evangelio. Por su parte, la catequesis ex-
plicará desde la Palabra el significado profundo de esos valores.
En la segunda etapa, tiempo de profundización, el anun-
cio del Evangelio se realiza proclamando los fundamentos de la
vida cristiana que son la fe, el mensaje y la persona de Jesús
y su Reino. La catequesis tiene como objetivo la comprensión
profunda del sentido, fuerza y alimento de la Palabra, la fe y la
persona de Jesucristo.
En la tercera etapa, la de la madurez y el compromi-
so, el anuncio del Evangelio se vuelve llamada apremiante al
compromiso de Iglesia, su celebración y su servicio al mundo.
La catequesis buscará ahondar y entender en la necesidad e im-
portancia de ser Iglesia, la vida sacramental y el compromiso
cristiano.
121
La tentación general es querer saltar esta dinámica del
conocimiento y de la vida de las personas y de los grupos por
la prisa de llegar a la madurez y al compromiso. El discipulado
lleva su tiempo y es necesario respetar los procesos para que no
caigamos en frustraciones o en una evangelización de barniz, sin
contenido profundo ni compromiso duradero.

3. ¿Por qué en grupos y no de manera individual?


Ya hemos expresado en temas anteriores que nuestra
vocación humana y
cristiana es la co-
munión, al estilo de
la comunión trinita-
ria de Dios mismo.
Como El, somos uno
en nuestra propia
personalidad, a la
vez, que somos y
nos desarrollamos
en la medida que
nos relacionamos
adecuadamente con
las otras personas
en un verdadero
amor.
Por eso, toda la pastoral de la Iglesia se dirige a ese
objetivo: la comunión con Dios, con los otros, consigo mismo
y con la creación. Nuestro plan de pastoral desde su primera
etapa busca formar pequeñas comunidades eclesiales de fe,
de amor, de esperanza y de servicio.
En este sentido, estos encuentros de evangelización por
sectores van creando la base y el ambiente para la formación
de un pueblo organizado en comunidades. No se trata de un
pueblo con comunidades, sino de todo un pueblo formado por
una red de comunidades en comunión.
Gracias a Dios, en nuestras parroquias existen ya mu-
chos grupos que se reúnen semanalmente para compartir una
reflexión sobre los diferentes temas que la Iglesia propone a
lo largo del año.
Esos grupos tienen muchos nombres: asambleas fa-
miliares, círculos bíblicos, comunidades, grupos de reflexión,
grupos de oración, encuentros, centros de catequesis de adul-
tos y grupos de estudio.
Muchos de ellos, por el tiempo que tienen y su profun-
dización en la Palabra, se configuran como verdaderas comu-
122
nidades de vida y de acción y son el fruto de todo un traba-
jo evangelizador realizado con gran constancia y amor desde
hace muchos años, reforzado por los dos planes pastorales
anteriores.
Dentro de nuestro Tercer Plan de Pastoral estos gru-
pos merecen una atención especial ya que son células de la
Iglesia y fermento en sus sectores, que agrupan a los que ya
están más decididos por el Señor y son los que hacen posible
realizar las diferentes actividades parroquiales y sectoriales.
También, son estos grupos los que van acogiendo a los
que se van acercando y respondiendo a la llamada del Señor
que se realiza a través de las acciones de la Pastoral de Mul-
titudes y de otras convocatorias que hace la Parroquia.
Es importante tener en cuenta que estos grupos nace-
rán poco a poco donde no los hay. El Espíritu Santo los hará
surgir al despertar la fe entre los que Dios va eligiendo y
salvando. No hay que presionar ni pretender que con decirlo
y avisarlo van a surgir. Es un trabajo lento y paciente, pero
que dará sus frutos.
El Equipo de coordinación del sector puede ser el pri-
mer grupo que se forme y luego ellos formarán otros grupos,
según vayan avanzando.
En la dinámica del Plan Pastoral se busca ir crecien-
do poco a poco en la vida comunitaria, tanto a nivel familiar,
del sector, de la pequeña comunidad eclesial como a nivel
parroquial y diocesano. En la primera etapa se pretende
que la gente se encuentre, se conozca y se relacione de
modo que se descubra y sea una comunidad humana.
En la segunda etapa esa comunidad humana vive la
experiencia de la opción por Cristo convirtiéndose en comu-
nidad de fe.
En la tercera etapa se trata de que esa comunidad
sea en verdad una comunidad eclesial con gran madurez en
la relación, la fe, el culto, el servicio y la misión.

Veamos en este cuadro el objetivo a lograr en cada etapa a


nivel de la vida comunitaria en la Diócesis y la Parroquia,
en el Sector y en la pequeña comunidad eclesial y en la
familia. Es un proceso evolutivo, hermoso y eficaz que exi-
ge constancia y un trabajo evangelizador en proceso, pero
eficaz.

123
PRIMERA SEGUNDA TERCERA
ETAPA ETAPA ETAPA

A nivel de A nivel de A nivel de


Diócesis y Diócesis y Diócesis y
Parroquia: Parroquia: Parroquia:
Sentirse parte, Lugar de Lugar de vivencia,
acercarse, experiencia y celebración y
relacionarse vivencia de la fe. acción de la
Comunidad Comunidad de experiencia
humana. fe. humana y cristiana
Comunidad
Eclesial (relación,
fe, culto, servicio,
misión).

A nivel del A nivel del A nivel del


Sector y pequeña Sector y pequeña Sector y pequeña
comunidad comunidad comunidad
eclesial eclesial eclesial
Experiencia de Experiencia de Experiencia
Sector – Núcleo Grupo/ Grupo que de Comunidad
(encuentro, opta por Cristo. (relación, fe, culto,
conocimiento, servicio, misión)
relación).

A nivel de la A nivel de la A nivel de la


familia familia familia
Sensibilización Todas las familias Continuación del
y convocación a en su proceso acompañamiento
la Familia como de experiencia a las familias en
comunidad. comunitaria. su propio proceso
Proceso de y en sus diversas
formación en las situaciones.
diversas etapas de
la vida familiar.

4. ¿Cuántas personas los forman y dónde se reúnen?


El número de participantes de estos grupos variará de
lugar, de circunstancias y del trabajo de otros años y del trabajo
actual. Pueden ser desde 5 personas hasta 30 personas. Es
124
aconsejable que los grupos no sean muy grandes para que crezca
la confianza mutua y se vayan creando los lazos fraternos que
desemboquen en una pequeña comunidad eclesial.
Una idea muy provechosa es que los que forman el Equipo
de Coordinación formen varios grupos en el mismo sector, ubi-
cándolos en puntos estratégicos para que así lo puedan cubrir y
dar posibilidad de encontrarse a los que les cuesta moverse de
un lugar a otro.
Así como hay puntos buenos para los negocios y otras
actividades dentro de los sectores establezcamos los puntos de
Dios para llegar más a todos y encender la luz del Señor en me-
dio de su pueblo.
Una idea muy buena es, también, crear en varios puntos del
Sector, casas-misión, donde el grupo se reúne siempre. La casa-
misión es una casa de confianza de todo el grupo, ofrecida volunta-
riamente por su dueño o dueña, donde no se moleste ni molesten
al grupo en su reunión y todos se sientan a gusto en ella.

5. ¿Cuántos encuentros por mes?


En el material que se distribuye cada mes se proponen
tres temas de reflexión para compartirlos en los grupos. Son te-
mas para profundizar el lema y el valor del mes que nos ayudan
a conocer su significado; a iluminarlos desde la Palabra de Dios y
que nos mueven a realizar una acción determinada para hacerlos
vida.
Son temas sencillos, que parten de la vida cotidiana y de
nuestras experiencias; con un contenido bíblico que nos hace
comprender lo que Dios desea que vivamos y con una insistencia
permanente a un compromiso personal, familiar y comunitario.

6. ¿Cómo hacer que estos encuentros sean atractivos?


Ahora bien, estos temas se vuelven atractivos y motiva-
dores sólo si se preparan con tiempo y los que van a facilitar la
reflexión del grupo lo han hecho suyo. No se trata de ir a leer el
tema al grupo de modo improvisado y como le salga en el mo-
mento.
Es aconsejable que los que vayan a compartir el tema se
reúnan unos días o un día antes para estudiarlo bien, empaparse
del tema, preparar las dinámicas, seleccionar los cantos y distri-
buir responsabilidades.
A veces, nos quejamos de que la gente no quiere reunir-
se, pero no analizamos que muchas veces esas reuniones son
mal preparadas, aburridas y poco participativas. Muchas veces
nos falla la manera de conducir la reunión por no haber invertido
el tiempo suficiente para su preparación.
125
Muchas parroquias preparan semanalmente el tema con
todos sus Equipos en una reunión para ese fin. Otras lo hacen
con un encuentro quincenal o mensual. Es muy importante que
el párroco, el diácono, la Comisión de Catequesis de Adultos, el
animador de asamblea o el coordinador del Equipo se encarguen
de que esta preparación de los temas se haga rigurosamente.

7. ¿Cuáles son los elementos a tener en cuenta en los


encuentros de evangelización?
a) La ambientación
del lugar: La limpieza, la
colocación de las sillas, al-
gún símbolo o un letrero con
el lema del mes y el título del
tema, alguna imagen del Se-
ñor o de la Virgen crean un
clima adecuado para el en-
cuentro y la reflexión.
b) La acogida: Es
muy importante que los que
vayan llegando se sientan
bien recibidos y queridos. Esos saludos primeros y los temas
espontáneos de los que se van reuniendo ayudan a crear un am-
biente de confianza.
Los comentarios que se hacen en ese momento de espera
del inicio del tema deben ser tenidos muy en cuenta por el ani-
mador para captar las alegrías o preocupaciones de los que se
acercan.
c) Los cantos: seleccionados de acuerdo al tema ayu-
dan mucho a la comprensión y asimilación del mismo. Los cantos
iniciales crean ambiente de oración, de alegría y hacen entrar al
grupo en lo que se realizará.
A lo largo de la reunión pueden entonarse otros cantos
que estén de acuerdo al tema. Puede ser un solo canto que se
repite varias veces, para que penetre más el mensaje en el inte-
rior de los participantes.
A veces, no conocemos cantos relacionados con el tema,
entonces, podemos inventarlos. Es bueno descubrir quien tiene
el don de componer cantos y estrofas y animarlo a ponerlo al
servicio del grupo.
El canto acompañado de instrumentos y de ritmos nues-
tros llega y atrae más. De ahí, que poco a poco el grupo debe ir
adquiriendo sus instrumentos para así darle más vida y alegría a
sus encuentros.

126
d) La exposición del tema se puede hacer de muchas
formas. Pero ese tema valdrá en la medida en que el grupo par-
ticipe abiertamente y sin miedo. Para eso es importante hacer
diferentes dinámicas de presentación.
Muchas veces el material del mes sugiere algunas dinámi-
cas, pero el animador también puede buscar y crear otras formas
de modo que la gente comprenda el tema, lo haga suyo, lo rela-
cione con su vida, le responda sus preguntas y lo lleve a dar su
opinión desde su propia experiencia y conocimiento.
Las dinámicas que se proponen en el material del mes
exigen preparación previa. Si se utiliza un símbolo debe estar a
la mano; si lleva un canto debe estar marcado en el libro o tener
escritas las letras; si la gente tiene que escribir algo es necesario
tener lapiceros a disposición y los papeles donde van a escribir;
si todos tienen que leer algo, debe estar disponible ese material
escrito.
No se puede dejar las cosas a la improvisación, que creen
incertidumbre y nerviosismo en el encuentro o que se dé la im-
presión de que no se domina el tema.
Siempre al animador de la reunión le tocará introducir,
completar, profundizar el tema a tratar. Es bueno que lo haga
de modo sencillo, breve, espontáneo y motivador. Para eso, él o
ella necesitan conocer bien el tema, leerlo varias veces, rezarlo y
lanzarse. Puede hacer un esquema de lo que dirá que lo tendrá
delante para no equivocarse.
Según se vaya adquiriendo práctica el animador se irá
desprendiendo del libro y lo hará más vivencial y personalizado.
Poco a poco se va adquieriendo estilo propio, facilidad para ha-
blar y animar a la vez que el miedo queda atrás.

Esta exposición del tema tiene varios elementos:


• La introducción del tema: este primer punto es muy
importante porque despierta el interés, centra la atención y di-
rige las mentes hacia el tema a tratar. Facilita mucho si la intro-
ducción toca la vida de las personas y de la situación en la que
viven. Hay muchas maneras de hacerlo.
Algunos comienzan con un hecho de la vida real, con da-
tos concretos o crean una historia o cuento con detalles de la
sitiación que viven esas personas para proponer unas preguntas
sobre esa realidad.
Otros comienzan planteando el tema y luego preguntan-
do a los participantes lo que ellos conocen del tema o cómo ellos
han vivido ese tema en sus propias vidas. Hay quienes parten de
una canción o de un poema o directamente con un texto bíblico
que lleva a profundizar el tema en la vida del grupo.

127
• La Palabra de Dios: Para nosotros lo fundamental es
lo que Dios dice sobre el tema que se está tratando. Lo que
nosotros queremos conocer y profundizar es lo que Dios quiere
que seamos y hagamos al respecto de ese valor y ese lema del
mes.
De ahí, que al ser este momento de escucha de la Palabra
de Dios el centro del tema es necesario crear un ambiente de
silencio, de apertura a lo que Dios dirá y deberá ser proclamada
con claridad y sin prisa. Si es útil se puede leer varias veces o si
todos tienen la Biblia en su mano la leen en silencio cada uno.
Luego de proclamada se deja un momento de reflexión
profunda y después se va desentrañando lo que dice el texto y lo
que nos dice a nosotros sobre el tema de la reunión.
• La profundización del tema: Después que se ha com-
partido la Palabra el animador completa e insiste en algunos pun-
tos principales del tema a la luz de la Palabra. En el material del
mes siempre aparece una reflexión para este momento. A veces,
esta reflexión es larga con la finalidad de que el animador tenga
material suficiente para hacer esta profundización.
Pero, no es necesaria leerla toda, sino que se pueden sa-
car las ideas más importantes. Muchos prefieren irla leyendo y
comentando. En algunos lugares donde la mayoría de los parti-
cipantes tienen el libro del mes, la leen en común y luego insis-
ten en las ideas que le han clarificado más el tema o que le han
impresionado más.

e) El momento de oración es esencial en estos encuen-


tros de reflexión, ya que en él sale lo que se ha captado en la
mente y lo que ha llegado al corazón de los participantes. En la
oración es el resumen de lo tratado a la vez que se pone en las
manos de Dios todo lo que el tema ha despertado en el interior
de las personas reunidas.
Entonces, este momento necesita preparación, se le debe
dar el tiempo necesario, crear el ambiente de oración y ayudar
que se enfoque en el tema del mes.

f) El compromiso de la semana ayuda a concretar lo


que se ha hablado y reflexionado. Su objetivo es relacionar la fe
con la vida e ir rompiendo el divorcio entre lo que se dice y lo que
se hace. Este compromiso debe ser sencillo y mínimo en sus mo-
mentos iniciales, pero después puede irse haciendo más fuerte.
Aunque en el libro del mes se sugiere algún compromiso
será más provechoso si el grupo propone alguno y se decide en-
tre todos.

128
Nota importante:
La participación de todos y de todas es la medida
de una buena reunión de los grupos

La metodología del plan es la propia de la pedagogía


participativa, en la que es muy importante la participación de
todos y todas los que participan en una acción o reflexión. El
Señor que nos congrega nos ha regalado su Espíritu Santo que
nos hace capaces de aportar algo para el bien del grupo reuni-
do.
El Señor no nos ha dado un Espíritu de timidez y miedo
sino de valentía. El miedo que nace de nuestras limitaciones y
de nuestro orgullo frente a los demás y a las circunstancias de
la vida, ha sido vencido por Cristo al quitarle el poder al pecado
y a la muerte y habernos resucitado con El. Ya nadie ni nada
nos podrá quitar la vida.
Una de las labores principales del animador es ayudar
al grupo a participar activamente. No se trata de lucir la propia
destreza y la propia sabiduría sino de facilitar que los otros
desarrollen esa destreza y esa sabiduría que Dios les ha rega-
lado.
Un animador mostrará que sabe mucho y que está ca-
pacitado en la medida en que logra que el grupo venza el miedo
y tome parte con espontaneidad y alegría en todas sus re-
flexiones y actividades.
Pero, es necesario tener en cuenta que la participación
no se puede forzar ni se logra de una manera total de una vez.
No se pueden quemar etapas ni tampoco estancarse. Por eso,
el Plan de Pastoral sigue una dinámica de crecimiento en la
participación.
En la primera etapa se pretende que la gente se abra
a la participación con los otros, dé los primeros pasos de inte-
gración a un grupo de vida hasta crecer como pequeña comu-
nidad.
En la segunda, la participación se vuelve más conscien-
te, estable, organizada y consolidada en una comunidad cris-
tiana viva y dinámica.
En la tercera etapa esa comunidad madura en el com-
promiso, acepta ministerios o servicios como una verdadera
comunidad ministerial o de servicio.

129
Complete la frase:
El encuentro de evangelización se hace cada________; _____ve-
ces al______. Se desarrolla el ____________ y el __________
___del mes. El número de personas que participan es de_____a
______. Lo más importante en esos encuentros es que todos_
______________ y no sólo que el animador _______________
___. Esos encuentros van creando el ambiente para formar las
pequeñas___________________.

Ponga el orden que le corresponde a cada una de estas


partes del encuentro de evangelización, desde su comien-
zo hasta el final, es decir, del número 1 al 12:

Partes de la reunión Número

Compromiso de la semana

Lectura de la Palabra

Decoración del lugar

Diálogo para comenzar

Preparación del tema

Profundización de la palabra

Introducción

Oración

Cantos

Avisos

Acogida

130
Encierre en un círculo las palabras que indican las carac-
terísticas y finalidad de estas reuniones de grupos:

Participación. Hablar mucho. Formar poco a poco la comunidad


cristiana. Oir un tema. Profundizar el tema y el lema del mes.
Crear relaciones de hermanos y hermanas. Cantar mucho. Ale-
gría de encontrarnos y estudiar la Palabra. Sentarse a escuchar
un maestro. Preparación de los temas y del ambiente.

Si en tu Sector se hacen ya estos encuentros de evange-


lización, diga qué logros han obtenido y qué les falta de
acuerdo a este tema:

En cada círculo coloque el camino a seguir en cada etapa


para llegar a una comunidad eclesial comprometida según
el proceso del Plan de Evangelización:

131
Las Comisiones Pasto-
rales son las ejecutoras direc-
tas del itinerario de evange-
lización llamado a ser global,
porque involucra a todos y a
todo lo que se realiza en la
Iglesia. En este capítulo vere-
mos lo que se espera de cada
una de ellas en este camino
de evangelización tanto en
su campo propio como en su
contribución al caminar del
conjunto del Pueblo de Dios.

1. ¿Cómo cada Comisión realiza su misión propia y hace


suyo el itinerario de evangelización aplicándolo en su
área?
El Plan Pastoral es un proyecto de evangelización diri-
gido a todo el Pueblo de Dios y a todos los grupos humanos
con su situación específica. Esta acción evangelizadora se realiza
siguiendo un itinerario de evangelización que lo desarrollan las
diferentes Comisiones Pastorales tanto aquellas que se dirigen
al conjunto como aquellas que se dirigen a las diferentes áreas
específicas de pastoral.
Cada Comisión tiene su campo propio de acción, su mi-
sión, sus objetivos dentro del gran proyecto que es el Plan de
Pastoral. Entonces, las Comisiones Pastorales se mueven entre el
itinerario propio de todo el Pueblo de Dios y su misión específica.
Están al servicio del proyecto global en la medida que realiza lo
propio de su área.
El primer paso a dar es que cada Comisión realice un pro-
ceso de elaboración de su propio Plan específico, siguiendo los
diferentes pasos metodológicos prospectivos:

• Modelo de situación de su área propia


• Modelo Ideal de su Pastoral. Buscar la Idea fuerza, el fin
y el Objetivo Ultimo.
• Diagnóstico.

132
• Modelo operativo: Planeación: desde el Objetivo Ultimo
realizar el itinerario de su área pastoral con sus objetivos
generales de las etapas y los objetivos intermedios de las
fases.
• Planificación de la primera fase (3 años) con su meta pro-
pia, unida al itinerario global y desarrollando lo propio.
• Programación del año: con su meta propia, unida al itine-
rario global y desarrollando lo propio.

De hecho, al elaborar el Plan Pastoral hemos hecho un


análisis de la realidad de cada área pastoral y hemos elabora-
do el Ideal de la Pastoral a realizar en ella. En la planificación y
programación se ha pedido que cada Pastoral fije sus objetivos
generales e intermedios para la primera etapa y sus tres fases.
Asimismo, han elaborado su meta para la primera fase y para
cada año.
Por supuesto, que estos Objetivos generales e interme-
dios incluyen el itinerario de evangelización general para la etapa
y para las fases a desarrollar. De ahí que cada Comisión está
llamada a incorporar y asumir como propio el valor de cada año
y de cada mes, aplicado a su realidad propia y con el estilo ade-
cuado a su misión y a sus destinatarios.
Unir su misión específica y el itinerario será una tarea
propia de la Comisión, de tal modo que cada Comisión debe rea-
lizar el itinerario común desde lo específico de su tarea.

2. ¿Qué alcanzamos cuando todas las Comisiones se


articulan para la realización de un mismo itinerario de
evangelización?
En nuestro Modelo Ideal hemos optado por una Igle-
sia- comunión, que articula sus diferentes carismas y ministe-
rios en vista a su servicio al Reino en el mundo que vivimos.
Frente a la dispersión reinante la Iglesia está llamada a ser
sacramento de comunión, es decir, signo e instrumento de la
íntima comunión con Dios y de los seres humanos entre sí (cfr.
LG 1).
Esta articulación se realiza en la medida en que todos
a una realicemos este itinerario de evangelización, teniendo en
cuenta la diversidad de las personas, de los carismas y de los
ministerios o servicios que surgen de esos dones del Espíritu
Santo. Así, cada Comisión en su área propia y de acuerdo a su
misión específica, los sujetos y sus destinarios vivirá el valor del
año correspondiente del itinerario de evangelización, concretado
cada mes en su tema y en su lema.

133
Sin duda, que el tener un mismo itinerario nos une en una
misma meta y objetivo. Además, nos hace ser un signo visible
de unidad, ya que todos los que se acerquen a la Iglesia de una
y otra forma recibirán el mismo mensaje de salvación.
Al mismo tiempo, el itinerario de evangelización tomará
diferentes expresiones que lo enriquecerá y profundizará, fruto
de la creatividad que el Espíritu Santo despierta en las diferentes
Comisiones Pastorales de acuerdo a sus carismas y ministerios
específicos.
La realización de este itinerario de evangelización res-
petará lo propio de cada área pastoral, y su misión propia. En
muchas de ellas, se podrá desarrollar el valor del año de una ma-
nera directa y en otras se hará una contribución desde su campo
de acción para la vivencia de ese valor.
También esta articulación incluye la intercomunicación e
interrelación entre las diferentes Comisiones de modo que se
apoyen mutuamente, se realice una colaboración eficaz y se evi-
te que se gasten fuerzas realizando lo mismo.

3. Dada que son muchas las Áreas Pastorales con sus


respectivas Comisiones, ¿cómo se organizan entre sí y
en el conjunto?
Nuestro Plan de Pastoral organiza todas las áreas pasto-
rales con sus respectivas comisiones en cinco grandes niveles
de acción, de acuerdo a la misión propia y a su afinidad de unas
con otras.

Esos cinco niveles de acción son:


 Pastoral Comunitaria,
 Áreas especificas de Pastoral o Pastoral de Áreas
Específicas o Sectorial
 Servicios Pastorales
 Pastoral Ministerial
 Estructuras de Comunión y Participación.

4. ¿Cuál es el sentido y finalidad de cada uno de los


niveles de acción y de cada comisión? ¿Cómo lograr la
vivencia del itinerario de evangelización en cada una de
las Comisiones?
Juntos descubramos la misión propia de cada nivel de ac-
ción y de cada comisión y compartamos ideas concretas para que
cada una de ellas viva y desarrolle el itinerario de evangelización
en su campo propio.

134
Nivel de la Pastoral comunitaria

El sentido general de la Pastoral Comunitaria es: acompa-


ñar al Pueblo de Dios en su proceso de crecimiento como Comu-
nidad. Incluye tres áreas pastorales: la Pastoral de Multitudes o
de la evangelización del conjunto, la Pastoral de Pequeñas Comu-
nidades y la Pastoral Familiar.

4.1 La Pastoral de Multitudes: de acuerdo a cada


etapa del Plan Pastoral tiene su propia finalidad:
En la primera etapa su objetivo es la sensibilización del
conjunto del Pueblo de Dios en el camino de la Comunión y la
Participación, para que sea de verdad un pueblo.
En la segunda etapa es el crecimiento en el sentido de
Comunidad Parroquia, profundizando en la fe en Jesucristo, para
ser verdadero pueblo de Dios.
En la tercera etapa es el crecimiento en el sentido de Co-
munidad Diócesis, para ser un pueblo de servidores.
En cuanto al itinerario de evangelización la Pastoral de
Multitudes lo desarrolla, como ya lo explicamos en los capítulos
precedentes, a través de las Cartas Mensuales, la Red de Men-
sajeros, la promoción del tema y el lema del mes y las acciones
significativas.

4.2 La Pastoral de Pequeñas Comunidades


En la Primera Etapa busca despertar el sentido de per-
tenencia y vivencia del Sector y del pequeño núcleo o grupo en
el Sector
En la Segunda Etapa realiza un proceso de crecimiento
en Grupos de Familias
En la Tercera Etapa desarrolla un proceso de crecimiento
en comunidad eclesial madura.
En cuanto al itinerario de evangelización la Pastoral de
Comunidades:
 incluye en su proceso de formación catequética el valor
del mes y su lema. Una gran ayuda son los materiales de
formación y catequesis que se publican en cada Arqui-
diócesis y Diócesis para cada mes con el tema y el valor
correspondiente.
 Realizan retiros, talleres y convivencias con el tema y el
lema del mes.

4.3 Pastoral Familiar


En la Primera Etapa se hace un proceso de crecimiento en
el sentido de Familia – Comunidad (convivencia- vivencia, sensi-
135
bilización en los valores familiares). Se implementan programas
para asistencia en la problemática familiar
En la segunda etapa se busca integrar a las familias en
su proceso de experiencia comunitaria y se les acompaña en su
propio proceso interno.
En la tercera etapa se promueve la proyección social de
las familias y su organización.

En cuanto al itinerario de evangelización la Pastoral Fa-


miliar:
 asumen en la formación de las familias, actividades como
retiros, convivencias y en sus publicaciones el tema del
año y el valor de cada mes aplicándolo a la vida familiar.
 Promueven la acción significativa de las familias.
 Los diferentes Equipos y Movimientos Familiares asumen
el valor del año y del mes al incluirlo en sus diferentes
actividades y en la vivencia de los grupos que asesoran.

Nivel de acción de Pastoral de Áreas específicas


o Pastoral Sectorial

Su finalidad es: acompañar a sus destinatarios en un pro-


ceso propio de su identidad humana y cristiana, de acuerdo a su
edad, situaciones de vida y condiciones de trabajo.

4.4 Pastoral Infantil


4.5 Pastoral de
Adolescentes
4.6 Pastoral Juvenil
4.7 Pastoral Vocacional
4.8 Pastoral de la
Tercera Edad
4.9 Pastoral Universitaria

En ellas se trata de crear los dinamismos necesarios y


adecuados a esas edades y situaciones que promuevan un pro-
ceso de descubrir y definir su identidad humana y de fe a través
de valores que los caracterizan. El proceso se realiza desde:
 La formación
 La vivencia
 La proyección

Para esto es necesario contar con:


 La aceptación y acompañamiento de la comunidad
 La organización (estructuras)
136
En cuanto al itinerario de evangelización:
 Asumir en estas áreas pastorales el valor del año y del
mes dentro de su proceso de formación adaptado a su
edad, situación y capacidad.
 Vivir y celebrar el tema y el lema del mes en las diferen-
tes actividades como retiros, convivencias, cursos, cam-
pamentos, reuniones de grupos.
 Realizar la acción significativa del mes, que deberá ser
adaptada a cada grupo.
 Animar a la participación con los adultos en las diferen-
tes acciones propias del conjunto del Pueblo de Dios, de
modo que no se queden en su propio mundo ni se queden
rezagados ni dejen de aportar sus riquezas propias.

4.10 La Pastoral Vocacional tendrá en cuenta el itinerario de


evangelización correspondiente a cada año, dentro del proceso
de discernimiento vocacional y sus actividades propias. Será una
buena referencia de su pertenencia eclesial su participación o no
en las diferentes actividades propuestas por este proyecto de
evangelización.

4.11 Pastoral con profesionales y trabajadores de los dife-


rentes oficios, empresarios, políticos:
Esta Pastoral realiza un proceso de reconocimiento de su
identidad humana y cristiana que lleve a un testimonio de fe en
los centros de decisión de la sociedad. El proceso se realiza des-
de un dinamismo de encuentros de:
 Formación espiritual
 Formación pastoral
 Reflexión y profundización de la identidad
 Reflexión de la realidad de su campo de acción o medio
donde viven su identidad.
 Acciones concretas en sus campos de acción
En cuanto al itinerario de evangelización:
Se tratará de que cada uno de los sectores de profesio-
nales y trabajadores conozca y profundicen el valor del año y del
mes; lo divulguen en su medio y en el ámbito social y político y
promuevan acciones para su vivencia en la sociedad.
Ayudará que en su formación y actividades se tenga en
cuenta el valor correspondiente a cada año y a cada mes.

Nivel de Servicios pastorales


Su finalidad es acompañar a todos en el crecimiento de la fe, de
la esperanza y del amor a través de diferentes servicios.
137
4.12 La catequesis.
Su servicio se dirige a los niños, adolescentes, jóvenes y
adultos. También, le corresponde la formación de los catequistas
y la integración de las familias al proceso de catequesis de los
suyos. Se ocupa de la preparación a los sacramentos y de la ini-
ciación cristiana de adultos.
En la primera etapa: la catequesis explica los valores que
marcan el proceso de las fases y años desde el Evangelio.
En la segunda etapa: lleva a la comprensión, profundiza-
ción y experiencia del sentido, fuerza y alimento de la Palabra, la
fe y la persona de Cristo.
En la tercera etapa: ahonda en la necesidad e importancia
de ser Iglesia, la vida sacramental y el compromiso cristiano.
En cuanto al itinerario de evangelización:
 A la catequesis de adultos le corresponde preparar los
temas del valor y del lema de cada mes.
 También, transmitirá a sus catequizandos el valor y el
lema del mes.
 Realizar una acción significativa una vez al mes con sus
destinatarios.
 Realizar talleres con sus catequistas sobre el valor del año
para su formación y para que aprendan a relacionarlo con
la catequesis.
4.13 Pastoral Litúrgica: se ocupa de la formación litúrgica
del pueblo y de sus agentes así como de las orientaciones para
los domingos y tiempos litúrgicos fuertes. Sobre el itinerario de
evangelización en la Liturgia puede verse el capítulo undécimo.

4.14 La Comisión de Oración y Espiritualidad: promueve la


espiritualidad de la comunión a través de cursos, retiros, talle-
res, encuentros a nivel parroquial y diocesano.
En cuanto al itinerario de evangelización:
Ayuda a orar y a vivir según el Espíritu Santo el valor y el lema
del año y del mes.
 Para lograrlo prepara retiros con el tema del año en los
momentos fuertes del año como Adviento y Cuaresma.
 Elabora recursos para la oración y la espiritualidad para
orar el lema del año y del mes a lo largo del año.
 Promueve la Oración del Plan y por el Plan.

4.15 La Pastoral Social: su objetivo es hacer presente el Reino


de Dios en la sociedad, de tal modo que sus valores de la justi-
cia, la libertad, la paz, la unidad, el amor, la verdad y la igualdad

138
impregnen las relaciones y estructuras económicas, políticas, so-
ciales y culturales de la sociedad. Impulsa la promoción huma-
na, la asistencia social, la convivencia humana, la ecología y la
organización comunitaria y social.
En cuanto al itinerario de evangelización:
 Promover a nivel de la sociedad el valor y el lema del
mes, procurando con diferentes medios que se aplique en
el campo social, económico, político y cultural.
 Brindar servicios de formación a sus destinatarios y reali-
zar actividades que lleven a crear conciencia de ese valor
y a vivirlo.
 Preparar a sus agentes para que puedan comunicar el
valor de mes y organizar esas actividades.
4.16 La Pastoral de la Salud.
4.17 La Pastoral Penitenciaria.
4.18 Pastoral de la Movilidad Humana:
Cada una en su campo propio promover y practicar el
valor del año y del mes entre sus destinatarios y sensibilizar a
vivirlo en su área específica.
4.19 La Pastoral Educativa: es un servicio que realiza la Igle-
sia para transmitir la fe a los educandos y facilitar su crecimiento
y maduración a través del cultivo intelectual que busca una sín-
tesis viva y operativa entre cultura y fe.
En cuanto al itinerario de evangelización:
 A nivel de los centros educativos católicos y públicos pro-
mover el itinerario de evangelización y proponer acciones
significativas para realizarlas a lo largo del año escolar
con los alumnos, profesores, personal auxiliar y con los
padres, madres y amigos de la escuela o del colegio.
 Animar a la elaboración de murales con el valor y el lema
del mes.
 Aprovechar todas las ocasiones propicias para sensibilizar
en el valor del mes como al subir la bandera, temas de
clases, letreros en el curso, retiros, actividades culturales
y otras.

4.20 Pastoral del Ecumenismo: se ocupa de la relación con


otras confesiones cristianas, y si es el caso, con otras religiones
o grupos en la línea de acción pastoral que presenta el Magiste-
rio eclesial.
En cuanto al itinerario de evangelización:
 Realizar actos ecuménicos basados en el tema del mes.
 Comunicar a las Iglesias y otros grupos cristianos no ca-
tólicos nuestra temática del año.

139
4.21 Pastoral de las Misiones hacia fuera de la Iglesia (Ad
extra), hacia dentro (ad intra) y hacia otros pueblos que no co-
nocen a Cristo (ad gentes): promueve el espíritu misionero en la
Iglesia Local.

En cuanto al itinerario de evangelización: procura unir el


lema y el tema del año y del mes a sus campañas y actividades
misioneras.

Nivel de Pastoral ministerial


Le corresponde la atención de los agentes de pastoral
y cuidar de la formación de todos los agentes de pastoral. Le
corresponde a nivel de todos los agentes: diseñar un proceso
formativo que integre los aspectos doctrinal, pastoral, humano
y espiritual, con etapas, áreas, niveles y modalidades.
Según los estados de vida desarrolla la atención y forma-
ción pastoral de los presbíteros, diáconos, consagrados y con-
sagradas y laicos y laicas. Procura la formación especializada en
Institutos de formación superior y en programas de especializa-
ción en áreas de la pastoral.

4.22 Pastoral Sacerdotal.


4.23 Atención y formación de los Diáconos
4.24 Atención y formación de los consagrados y consagra-
das que están integrados en la Pastoral.
4.25 Atención y formación de los agentes de pastoral lai-
cos y laicas.
En cuanto al itinerario de evangelización:
En la formación (talleres, jornadas de estudio) y en la
promoción de la espiritualidad (retiros, convivencias) de cada
uno de ellos fomentar el estudio, la vivencia y la celebración del
valor del año; y del valor y el lema del mes.

Nivel de las estructuras de Comunión


y participación
Es el nivel que cuida de toda la parte organizativa en fun-
ción de la comunión y la participación tanto a nivel parroquial
como diocesano. Las clasificamos en cinco tipos de estructuras
que aseguran el dinamismo del plan en la Diócesis y en la Parro-
quia.

4.25 Estructuras de Información, comunicación y diálogo:


 Estructuras que aseguran la comunicación entre todas las

140
personas: Asambleas
o encuentros Sectoria-
les, Red de Mensajeros,
Carta a los Cristianos,
el Equipo de Redacción.
Se organizan desde el
inicio
 Estructuras que ase-
guran la posibilidad de
diálogo entre todas las
categorías de personas: Reunión de Presbíteros, Conferencia
de Religiosos y religiosas, Conferencia de Institutos Secula-
res, Consejo Diocesano de Laicos.
4.26 Estructuras de Propuesta:
 A nivel Diocesano: Consejo Diocesano de Pastoral; Equipo
Arquidiocesano o Diocesano de Animación Pastoral,
 A nivel Intermedio: Consejo Zonal de Pastoral (o Asamblea
Zonal); Equipo Zonal de Animación Pastoral.
 A nivel Parroquial: Consejo Parroquial de Pastoral, el Equipo
Parroquial de Animación Pastoral.
4.27 Estructuras de Consulta para la decisión
Asambleas o Encuentro: Sectorial, Parroquial, Zonal, Vicarial, Ar-
quidiocesana o Diocesana
Consejo Presbiteral
Colegio de Consultores
Consejo Episcopal o Arzobispal

4.28 Estructuras de Conducción


Obispo y Consejo Episcopal
Equipo de Coordinación Zonal
Párroco y Equipo de Coordinación Parroquial
Equipo de Coordinación Sectorial

4.29 Estructuras de Implementación


Vicario para la Pastoral con su equipo vicarial. Donde existen
otras vicarías para áreas pastorales determinadas le corresponde
al Vicario y su equipo.
Comisiones para cada pastoral a nivel diocesano, zonal, parro-
quial y sectorial
En cuanto al itinerario de evangelización:
Es muy importante que todos los que forman parte de al-
gunas de las estructuras tales como Consejos, servicios técnicos
y secretariales estén sensibilizados con el valor del año y el valor
y tema del mes.
141
A los Consejos Episcopal, Presbiteral, de Pastoral les com-
pete: evaluar la marcha del Plan de modo que se propongan
correctivos o se impulsen las acciones en curso.
Por ejemplo, es muy importante, que en todas las oficinas
diocesanas, parroquiales y de otras instituciones esté colocado
el lema del año así como el valor y el lema del mes, ya que eso
motivará a todos los que los visiten a trabajarlos en sus diferen-
tes áreas.

5. ¿Qué pasos prácticos pueden dar cada Comisión


para llevar a cabo esta tarea?
Lo primero que cada Comisión debe realizar es su propio
organigrama, en el que aparezcan sus organismos de dirección
y conducción así como las áreas que les corresponde desarrollar.
Luego, escribir todas las funciones que son propias de cada uno
de los organismos, personas y áreas.
Para hacer este trabajo necesitará estudiar detenidamen-
te lo que le pide el Modelo Ideal Arquidiocesano o Diocesano a
su propia Comisión.
Lo segundo es hacer un análisis sincero de las fuerzas,
debilidades, oportunidades y amenazas que tiene su propia Co-
misión. Para esto, le servirá de guía el Modelo de Situación Ar-
quidiocesano y Diocesano realizándole las actualizaciones perti-
nentes.
De ambos trabajos se derivarán las metas de cada año y
a nivel de las fases y programas a realizar durante el año y a
largo plazo, que se concretarán en diversas actividades que exi-
girán un cronograma detallado de cada uno de sus pasos antes,
durante y después de su ejecución.
Terminamos recordando que las ejecutoras reales del Plan
de Pastoral son las Comisiones. De su motivación, fortaleza, efi-
cacia, coordinación y conducción depende que el Plan de Pastoral
logre sus objetivos.

142
Complete las palabras de esta frase:
De la motiva______, for_______za, efica_____, co__________
_______ción y conduc______ de las Comi__________nes dep_
_____de que el Plan de P____________l logre sus ob_______
vos. Las Comi__________nes son las eje_______ras reales del
P____ de P____t____.

Coloque al lado de los nombres de las diferentes Comisio-


nes el nombre o el número de su nivel de acción:
1. Pastoral Comunitaria. 2. Áreas Específicas o Especializadas de
Pastoral (Pastoral Sectorial). 3. Servicios Pastorales. 4. Pastoral
Ministerial. 5. Estructuras de Comunión

Comisiones, Consejos, Equipos Pastorales NIVEL DE ACCION

Pastoral de Multitudes, de Comunidades


y Pastoral Familiar

Consejo Diocesano, Consejo Parroquial,


Consejo Comunitario, Equipo Diocesano,
Parroquial de Animación Pastoral, Consejo
Económico, Consejo Diocesano de Pastoral,
Consejo de Laicos, Consejo Presbiteral,
Pastoral de la Comunicación, Comisiones

Catequesis, Liturgia, Pastoral Social, Pastoral


de la Salud, Penitenciaria, Caritas, Cedail,
Movilidad Humana, Pastoral Haitiana,
Promoción de la Oración y Espiritualidad
Pastoral Infantil, de Adolescentes, Juvenil,
Vocacional, Tercera Edad, con Profesionales,
trabajadores, empresarios, políticos
Pastoral de atención y formación de
presbíteros, diáconos, vida consagrada,
agentes de pastoral laicos, centros de
formación

143
Subraye en este círculo de todos los niveles de acción y
áreas pastorales las que se están realizando en tu parro-
quia e indique sus logros y dificultades.

144
En todo plan de trabajo es necesario que haya un grupo
de personas que estén verdaderamente enamoradas, entusias-
madas y convencidas del objetivo que se proponen realizar. En
el Plan de Pastoral ese grupo de personas lo llamamos Equipo
de Animación Pastoral, que será diocesano, zonal y parroquial
de acuerdo al nivel eclesial al que sirva.
En este capítulo definiremos este Equipo, sus funciones,
sus relaciones con el Consejo Diocesano de Pastoral y con el
Consejo Parroquial.

I. El Equipo Arquidiocesano o Diocesano de


Animación Pastoral (EAAP o EDAP)
1. ¿Qué es el Equipo Arquidiocesano o Diocesano de
Animación Pastoral?
La palabra Equipo nos habla de un grupo de personas
que tienen un ideal común que es el modelo ideal de la Arquidió-
cesis o Diócesis y que tienen como misión ayudar al Arzobispo
o al Obispo en su trabajo de animación, apoyo, motivación, for-
talecimiento y seguimiento de las diferentes actividades que se
realicen para alcanzar ese Modelo Ideal.
La palabra Arquidiocesano o Diocesano nos refiere a
la Arquidiócesis o Diócesis a la que ellos sirven, trabajando para
que se mantenga vivo su dinamismo comunitario en su conjunto.
Nos hace descubrir que este Equipo está al servicio del Arzobispo
o del Obispo, quien lo elige y convoca, para que colabore con él
en la realización de su ministerio profético de llamar a conversión
al conjunto de los bautizados para que como pueblo de Dios res-
ponda cada vez más a su vocación a la santidad.
Animación viene de ánima que en latín significa alma.
El alma da vida al cuerpo desde dentro; lo mantiene en acción
permanente y le da razón de su ser y de su quehacer.
Este Equipo no es de dirección ni de conducción ni de coor-
dinación de la pastoral sino de motivación, de apoyo, de servicio,
de memoria, de facilitación, de seguimiento a lo que el Arzobispo
o el Obispo haya decidido como Plan de Dios para su pueblo.
Su gran interés es ayudar a que se profundice y promueva
la espiritualidad comunitaria que se expresa en el Plan Pastoral y
en su realización siempre al servicio del bien de toda la Iglesia.

145
2. ¿Cuáles son sus funciones?

• Sirve al Consejo Arquidiocesano o Diocesano de Pas-


toral como equipo técnico para la preparación de sus
encuentros y para dar seguimiento en la Zona a las
propuestas, conclusiones y acuerdos aprobados por el
Arzobispo o el Obispo.

• Anima y coordina la elaboración, evaluación, anima-


ción y seguimiento al Plan Arquidiocesano o Diocesano
de Pastoral.

• Actúa como Comisión Arquidiocesana o Diocesana para


la espiritualidad y formación de los agentes de pastoral
en aquello que es común a todos ellos.

• Ayuda y asegura el funcionamiento y capacitación de


los equipos parroquiales y zonales de animación pasto-
ral en la realización de su tarea.

• Está atento a la marcha de cada Comisión Arquidio-


cesana o Diocesana; las motiva, anima y apoya en su
tarea específica.

• Prepara y organiza los Encuentros Arquidiocesanos o


Diocesano de Pastoral así como otros encuentros que
le sean pedidos por el Arzobispo o el Obispo.

3. ¿Quiénes lo componen?
El Equipo está conformado por:
• el Arzobispo o el Obispo quien lo preside, lo elige y lo con-
voca
• los Obispos Auxiliares donde los haya
• el Vicario de Pastoral
• algunos presbíteros y diáconos
• algunos consagrados y consagradas
• laicos y laicas.

Es un Equipo de pocas personas para facilitar la posibi-


lidad de reunirse y de actuar con agilidad. Es muy importante
que sean personas muy motivadas y enamoradas con el Plan
de Pastoral; que amen su Iglesia Local, que se sientan bien con
el Arzobispo o el Obispo y su Vicario de Pastoral; que tengan

146
tiempo para realizar su trabajo y que no le cuesten las reuniones
pequeñas y grandes, cortas y largas.
Un requisito para los miembros del Equipo es que sean
personas que no dirijan Comisiones o Áreas de Pastoral Arquidio-
cesanas o Diocesanas porque ya tienen bastante con su trabajo y
se les dificultará mucho participar en tantas actividades que van
creciendo según se va desarrollando el Plan.
El ideal es que sean personas que puedan dedicar el ma-
yor tiempo al Equipo. A veces, hay personas retiradas con ánimo
de servir que son muy buenas para este Equipo.
Ha dado mucho resultado entre nosotros que en el Equi-
po haya alguna persona de cada Zona Pastoral para que pueda
animar e impulsar en su Zona el Plan de Pastoral. Así, también,
se puede ir siguiendo la marcha del Plan con una información
permanente de logros, experiencias, fracasos, inquietudes, pro-
blemas, inconformidades y conflictos.

Para que un Equipo pueda desarrollar adecuadamente su mi-


sión es necesaria la presencia del Arzobispo o del Obispo y de
su Vicario, porque este Equipo está al servicio del Arzobispo
o del Obispo.

4. ¿Cuál es su programa de vida y de acción?


El Equipo está llamado a ser un Equipo de vida y de mi-
sión. Por eso, en sus encuentros estudian, oran, evalúan, progra-
man, elaboran materiales útiles al cumplimiento de sus funcio-
nes y celebran. Es necesario que haya un clima de confianza, de
amistad y crezca la alegría del encuentro y de la misión que Dios
les ha encomendado en su Iglesia particular.
Todo su ritmo de trabajo esta subordinado al Plan y a las
exigencias que se derivan del mismo. Es un grupo de misión y
constantemente está creando lo que ella exige y da testimonio
de la espiritualidad que ella expresa.

5. ¿Quién los elige?


Los miembros del Equipo los elige y los nombra el Arzo-
bispo o el Obispo, quien puede pedir propuestas de nombres al
Consejo Presbiteral y al Consejo Diocesano de Pastoral. Todos los
que lo componen mantienen una vinculación de amistad y cola-
boración leal con el Arzobispo o el Obispo, además de obediencia
activa, dialogal y propositiva.

147
6. ¿Cuánto tiempo realizan este servicio los miembros
del Equipo?
Las personas permanecen en este servicio por el tiempo
que puedan ejercerlo eficazmente. Con todo, su servicio se so-
mete a evaluación periódica, cuando se evalúa el Plan Arquidio-
cesano o cuando lo hace el Consejo Diocesano de Pastoral.

7. ¿Con quién se relaciona el Equipo?


Depende directamente del Arzobispo y de su Vicario de
Pastoral y se relaciona con todas las Vicarías, Comisiones y Equi-
pos que existen en la Arquidiócesis o Diócesis.
Está ligado al Consejo Arquidiocesano o Diocesano de
Pastoral del cual forma parte y del cual es su Equipo técnico y
da seguimiento de sus acuerdos aprobados por el Arzobispo o el
Obispo.

II. Equipo Zonal de Animación Pastoral (EZAP)

1. ¿Qué es el Equipo Zonal de Animación Pastoral?


Nuestras
Arquidiócesis y
Diócesis son muy
extensas. Por
eso, se ha esta-
blecido el nivel
eclesial llamado
Zona Pastoral que
es “la agrupación
de parroquias por
razones geográ-
ficas, demográfi-
cas o realidades
comunes para lo-
grar una mayor
intercomunicación, eficacia y unidad pastoral” (I Concilio Plena-
rio Dominicano, no. 646).
Cada Zona Pastoral tiene al frente el Vicario Zonal o Arci-
preste, quien la coordina en nombre del Arzobispo o del Obispo.
Todo lo que hemos dicho del Equipo Diocesano de Anima-
ción Pastoral se aplica al Equipo Zonal de Animación Pastoral en
referencia a la Zona Pastoral.
En este sentido, este Equipo está al servicio del Vicario
Zonal o Arcipreste, quien lo elige y convoca, para que colabore
con él en la realización del Plan de Pastoral en su Zona Pastoral.
148
2. ¿Cuáles son sus funciones?

• Sirve al Consejo Zonal de Pastoral como equipo técnico


para la preparación de sus encuentros y para dar segui-
miento a las propuestas, conclusiones y acuerdos del
Plan Pastoral aprobados por el Arzobispo o el Obispo.
• Anima y coordina la elaboración, evaluación, anima-
ción y seguimiento al Plan Arquidiocesano o Diocesano
de Pastoral en su Zona Pastoral.
• Actúa como Comisión Zonal para la espiritualidad y for-
mación de los agentes de pastoral en aquello que es
común a todos ellos.
• Ayuda y asegura el funcionamiento y capacitación de
los equipos parroquiales de animación pastoral en la
realización de su tarea.
• Está atento a la marcha de cada Comisión Zonal; las
motiva, anima y apoya en su tarea específica.
• Prepara y organiza los Encuentros Zonales de Pastoral
así como otros encuentros que le sean pedidos por el
Vicario Zonal o el Arcipreste.

3. ¿Quiénes lo componen?
El Equipo está conformado por:
• el Vicario Zonal o el Arcipreste quien lo preside, lo elige y
lo convoca
• algunos presbíteros y diáconos
• algunos consagrados y consagradas
• laicos y laicas.

Un requisito para los miembros del Equipo es que sean


personas que no dirijan Comisiones o Áreas de Pastoral Zonales
porque ya tienen bastante con su trabajo y se les dificultará mu-
cho participar en tantas actividades que van creciendo según se
va desarrollando el Plan.
El ideal es que sean personas que puedan dedicar el ma-
yor tiempo al Equipo. A veces, hay personas retiradas con ánimo
de servir que son muy buenas para este Equipo.
Ha dado mucho resultado entre nosotros que en el Equipo
Zonal haya alguna persona de cada Parroquia para que pueda
animar e impulsar en su Parroquia el Plan de Pastoral. Así, tam-

149
bién, se puede ir siguiendo la marcha del Plan con una informa-
ción permanente de logros, experiencias, fracasos, inquietudes,
problemas, inconformidades y conflictos.

4. ¿Quién los elige?


Los miembros del Equipo los eligen y los nombra el Arcipreste o
Vicario Zonal, quien puede pedir propuestas de nombres al Con-
sejo Zonal de Pastoral. Todos los que lo componen mantienen
una vinculación de amistad y colaboración leal con el Arcipreste
o Vicario Zonal, además de obediencia activa, dialogal y propo-
sitiva.

5. ¿Cuánto tiempo realizan este servicio los miembros


del Equipo?
Las personas permanecen en este servicio por el tiempo
que puedan ejercerlo eficazmente. Con todo, su servicio se so-
mete a evaluación periódica, cuando se evalúa el Plan Arquidio-
cesano o Diocesano o cuando lo hace el Equipo Arquidiocesano o
Diocesano de Animación Pastoral (EAAP).

6. ¿Con quién se relaciona el Equipo?


Se relaciona con todas las Comisiones, Equipos y Conse-
jos existentes en la Zona Pastoral.
Con el Equipo Diocesano o Arquidiocesano de Animación
Pastoral hay una relación de complementariedad y al mismo
tiempo, de dependencia del mismo.

Para que un Equipo pueda desarrollar adecuadamente su


misión es necesaria la presencia del Arcipreste porque este
Equipo está a su servicio.

III. Equipo Parroquial de Animación Pastoral (EPAP)

1. ¿Qué es el Equipo Parroquial de Animación Pastoral?


Todo lo que hemos dicho del Equipo Arquidiocesano o
Diocesano de Animación Pastoral se aplica al Equipo Parro-
quial de Animación Pastoral en referencia a la Parroquia. En
este sentido, este Equipo está al servicio del Párroco, quien
lo elige y convoca, para que colabore con él en la realización

150
del Plan de Pastoral en su
Parroquia.
Se define como un
grupo de personas que cons-
tantemente se preocupa por
el dinamismo del conjunto
de la Parroquia y lo promue-
ve de acuerdo a su función.

2. ¿Cuáles son sus funciones?

• Anima y da seguimiento al Plan de Pastoral Arquidio-


cesano o Diocesano en su Parroquia.
• Sirve al Consejo Parroquial como equipo técnico para la
preparación de sus encuentros y para dar seguimiento
a las propuestas, conclusiones y acuerdos para la rea-
lización del Plan Pastoral aprobados por el Párroco.
• Asegura la marcha armónica del conjunto, suplien-
do carencia y previendo a la solución de las mismas,
siempre de acuerdo con el Párroco.
• Promueve la espiritualidad comunitaria que origina y
sustenta el Plan Pastoral Arquidiocesano, y que cons-
tituye el sentido de toda la renovación parroquial y la
Arquidiócesis, a cuyo servicio está el mismo Plan.
• También promueve la formación doctrinal, espiritual y
pastoral de los agentes de pastoral.
• Ayuda y asegura el funcionamiento y capacitación de
los equipos sectoriales en la realización de su tarea.
• Ayuda a las diversas comisiones pastorales a elaborar
su propia propuesta de programa que presenta al Con-
sejo Parroquial de Pastoral (CPP).
• Está atento a la marcha de cada Comisión Parroquial;
las motiva, anima y apoya en su tarea específica.
• Prepara y organiza los Encuentros Parroquiales de Pas-
toral así como otros encuentros que le sean pedidos
por el Párroco.
• Ayuda al Párroco en el cumplimiento de aquellas res-
ponsabilidades para las que no cuenta con otra ayuda.
• Forma parte de la Asamblea Parroquial, prepara el mé-
todo y el procedimiento con que ella va a trabajar, y
realiza las tareas que ella le puede encomendar.

151
3. ¿Quiénes lo componen?
El Equipo está conformado por:
• el Párroco quien lo preside, lo elige y lo convoca
• los Vicarios Parroquiales
• algunos diáconos y animadores de Asamblea
• algunos consagrados y consagradas
• 5 a 7 laicos y laicas comprometidas, con buena formación
espiritual y doctrinal y con capacidad de promover el pro-
ceso de renovación.
Tiene un coordinador, elegido por el Párroco con el Equi-
po; y que con el Párroco, hace la agenda de las reuniones. Cuen-
ta con un secretario o secretaria de actas que lleva un cuaderno
de actas. También se pueden establecer encargados de acompa-
ñamiento de áreas de trabajo.
El Equipo se reúne periódicamente al menos una vez al
mes, y cada vez que lo exija el cumplimiento de su función.
Un requisito para los miembros del Equipo es que sean
personas que no dirijan Comisiones o Áreas de Pastoral a nivel
parroquial porque ya tienen bastante con su trabajo y se les difi-
cultará mucho participar en tantas actividades que van creciendo
según se va desarrollando el Plan.
El ideal es que sean personas que puedan dedicar el ma-
yor tiempo al Equipo. A veces, hay personas retiradas con ánimo
de servir que son muy buenas para este Equipo.
Da mucho resultado que en el Equipo Parroquial hayan
personas de diferentes sectores porque así se puede ir siguiendo
la marcha del Plan con una información permanente de logros,
experiencias, fracasos, inquietudes, problemas, inconformidades
y conflictos.

Para que un Equipo pueda desarrollar adecuadamente su mi-


sión es necesaria la presencia del Párroco porque este Equipo
está a su servicio.

4. ¿Quién los elige?


Los miembros del Equipo los eligen y los nombre el Párro-
co, quien puede pedir propuestas de nombres al Consejo Parro-
quial de Pastoral (CPP). Todos los que lo componen mantienen
una vinculación de amistad y colaboración leal con el Párroco,
además de obediencia activa, dialogal y propositiva.
152
5. ¿Cuánto tiempo realizan este servicio los
miembros del Equipo?
Las personas permanecen en este servicio por el tiempo
que puedan ejercerlo eficazmente. Con todo, su servicio se so-
mete a evaluación periódica, cuando se evalúa el Plan Arquidio-
cesano o cuando lo hace el Equipo Arquidiocesano de Animación
Pastoral (EAAP) en razón de la misma función.

6. ¿Con quién se relaciona el Equipo?


Se relaciona con todas las Comisiones, Equipos y Conse-
jos existentes en la Parroquia.
El Equipo Pastoral de Animación Parroquial (EPAP) es una
prolongación del Equipo de Animación Pastoral (EAAP) en las pa-
rroquias y por lo mismo hay una relación de complementariedad
y al mismo tiempo, de dependencia del mismo.

IV. Consejo Arquidiocesano o Diocesano


de Pastoral

1. ¿Qué es el Consejo Diocesano de Pastoral?


Es el organismo de participación del Pueblo de Dios en la
elaboración de las propuestas pastorales.
“El consejo pastoral diocesano:
a) expresa corresponsabilidad pastoral en la misión salvífica
de la iglesia.,
b) dinamiza las tareas evangelizadoras de la iglesia.,
c) es signo de una iglesia que es comunión y participación.,
d) motiva las decisiones de la iglesia, mediante el diálogo
sincero y el discernimiento pastoral.,
e) es punto de encuentro de quienes viven su fe en las más
diversas situaciones ambientales” (I Concilio Plenario,
683).

2. ¿Cuáles son sus funciones?


• Analizar la situación de la Arquidiócesis o Diócesis en su
realidad global y en sus aspectos particulares. “En el con-
sejo, en diálogo sincero y comunitario, se manifiestan
opiniones, se dan informaciones acerca de los problemas,
se exponen las necesidades pastorales, se sugieren nor-
mas y se formulan peticiones” (686).
• Elaborar la propuesta del Plan Arquiiocesano o diocesano
de pastoral.
153
• Elaborar propuestas relacionadas con aspectos o asuntos
particulares de la Diócesis o Arquidiócesis.
• Hacer estudios sobre temas particularmente importantes
para la vida y misión de la Iglesia Local ofreciendo sus
conclusiones al Arzobispo o al Obispo y a las Comisiones
correspondientes.

3. ¿Quiénes lo componen?
• El Arzobispo o el Obispo que lo preside
• El Vicario de Pastoral y otros Vicarios
• Los responsables de las diversas comisiones pastorales
• Presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas y lai-
cos y laicas designados por el obispo, teniendo en cuen-
ta que “a través de ellos quede verdaderamente repre-
sentada la porción del pueblo de Dios que constituye
la diócesis, teniendo en cuenta sus distintas regiones,
condiciones sociales y profesionales, así como también
la parte que tienen en el apostolado, tanto personalmen-
te como asociados con otros” (CPD 682).
• El Equipo Arquidiocesano o Diocesano de Pastoral.
• Delegados del Consejo de Laicos, de la Conferencia de
Religiosos y de los Institutos Seculares.

4. ¿Cuánto tiempo realizan este servicio los miembros


del Consejo?
Los miembros del consejo pastoral serán temporales y se
renovarán periódicamente (CPD 687). Los que pertenecen en
este Consejo en razón de sus cargos son miembros del mismo
hasta que perduren en dichos cargos.
Los otros miembros designados por el Arzobispo el por el
Obispo de 3 a 5 años renovables de acuerdo a la disposición
diocesana.

5. ¿Cómo funciona el Consejo Diocesano?


“El consejo pastoral diocesano es de carácter consultivo”
(cfr. CIC. c. 514,1 y 536,2).
“El consejo pastoral diocesano ha de ser convocado por lo
menos una vez al año (cfr. CIC. 514,2)” (CPD 688).
“En el consejo, en diálogo sincero y comunitario, se mani-
fiestan opiniones, se dan informaciones acerca de los problemas,
se exponen las necesidades pastorales, se sugieren normas y se
formulan peticiones” (686).
Es conveniente que los temas a tratar en el Consejo sean
conocidos con anterioridad para ser estudiados antes del mismo.
154
El Vicario de Pastoral con el Equipo de Animación Pastoral prepa-
ra la agenda, que presentan al Obispo para su aprobación.

6. ¿Con quién se relaciona?


Con el Consejo Presbiteral, con las Zonas y Parroquias,
con los otros organismos diocesanos.

V. Consejo Pastoral Parroquial


y Equipo Parroquial de Animación Pastoral

Es importante aclarar que el Equipo Parroquial de Anima-


ción Pastoral (EPAP) no sustituye al Consejo Parroquial, sino que,
al contrario, está a su servicio.

1. ¿Qué es el Consejo Parroquial?


El Consejo Parroquial, que “es un grupo de personas, re-
presentantes de diversas realidades parroquiales, que ayudan al
Párroco en la elaboración del programa anual de la Parroquia y
de otras propuestas útiles para la vida y misión de la Iglesia”.

2. ¿Cuáles son sus funciones?

• Estudiar e interpretar en la fe la situación de la parro-


quia en orden a que esta cumpla la misión de la Iglesia
en bien del mundo.

• Proponer los caminos más aptos y eficaces para superar


los obstáculos y aprovechar las potencialidades y posi-
bilidades para la evangelización;

• Adaptar el Plan Arquidiocesano y sus diferentes progra-


mas a la situación de la parroquia.
• Evaluar la puesta en marcha del Plan Arquidiocesano y
la realización de los diversos programas; elaborar las
propuestas para la elaboración del nuevo Plan Arqui-
diocesano.
• Definir la programación anual parroquial.
• Elegir sus representantes para el Consejo Zonal de Pas-
toral, de acuerdo con las normas dadas por el Arzobis-
po.

155
3. ¿Quiénes lo componen?
El Consejo Parroquial de Pasto-
ral (CPP) está compuesto por:
• el Párroco que lo convoca y
preside;
• los sacerdotes y diáconos
asignados a la parroquia,
• los religiosos y religiosas que
trabajan en la parroquia.
• los miembros del Equipo Pastoral de Animación Pastoral
(EPAP) que opera como equipo ejecutivo del mismo,
• los Coordinadores de las comisiones pastorales parro-
quiales,
• los Coordinadores de los diversos grupos, asociaciones y
movimientos apostólicos operantes en la parroquia,
• algunos otros miembros elegidos y nombrados por el pá-
rroco para asegurar la representatividad en el Consejo o
para dar lugar a personas expertas en materias que son
objeto del mismo Consejo.

4. ¿Cuánto tiempo realizan este servicio los miembros


del Equipo?
Sus miembros son elegidos por tres años, y pueden ser
reelegidos de acuerdo con la norma dada por el Arzobispo.

5. ¿Cuál es su estructura interna?


El párroco como pastor de la comunidad parroquial presi-
de el Consejo Parroquial
El Consejo Parroquial de Pastoral (CPP) “escoge entre sus
miembros una mesa ejecutiva compuesta de
• un secretario permanente,
• un coordinador,
• un secretario de actas
• y varios vocales.
El número de los componentes de la mesa ejecutiva no
puede exceder a la mitad del total de los miembros del Consejo”
(I Concilio Plenario Dominicano, no. 691)
Para dar seguimiento a lo acordado es importante que el
coordinador y los secretarios sean miembros del Equipo Pastoral
de Animación Parroquial (EPAP).

6. ¿Cómo funciona el Consejo Parroquial?


El Párroco prepara con anticipación la agenda, con la
ayuda del Equipo Pastoral de Animación Parroquial (EPAP).
156
Conocida la agenda, los encuentros del Consejo Parro-
quial de Pastoral (CPP) se preparan con reuniones previas de
las comisiones pastorales parroquiales y de los diversos grupos
apostólicos; Si es oportuno, lo que proviene de las diversas
comisiones y grupos, el EPAP lo sintetiza y presenta en la re-
unión.
El Consejo Parroquial de Pastoral (CPP) se reúne al me-
nos tres veces al año para elaborar la programación anual de
la parroquia, para evaluar la actuación de la programación y
elaborar las orientaciones que ha de ofrecer para la formulación
del Plan Arquidiocesano (ver I Concilio Plenario Dominicano, no.
692).
El método y los procedimientos de la reunión los prepara
el Equipo Pastoral de Animación Parroquial (EPAP) junto con el
Párroco.
Cuando se trabaja la programación anual de la Arquidió-
cesis o Diócesis el Consejo Parroquial de Pastoral (CPP) hace
sus propuestas y el Equipo Pastoral de Animación Parroquial
(EPAP) la elabora en su forma técnica. Del mismo modo se pro-
cede para otras propuestas o documentos.
En todo encuentro hay que tener en cuenta los momen-
tos: de información, de oración, de diálogo en grupo según los
diversos asuntos, de definición de las orientaciones, sobre qué
hacer, y si es el caso, de elección de sus representantes para el
Consejo Zonal de Pastoral.

7. ¿Con quién se relaciona?


El Consejo Parroquial de Pastoral (CPP) se relaciona
con el Consejo Arquidiocesano y Zonal de Animación Pastoral
a través de sus representantes; con el resto de la Parroquia, a
través del Párroco o el Equipo Pastoral de Animación Parroquial
(EPAP) según sea el caso.

Complete las palabras de esta frase:


Un Equipo de Animación sea dioc______________, zo________
_ o parro_________ es un grupo de__________________ cuya
mi__________ es ayudar al Ob_________________; al Vicario o

157
Arcipreste Z________, al P________________, a realizar su m__
___________ de an______________, apo_____, motiv_______,
fortalec_______________ y segu_______________ de las dife-
rentes act___________________que se realicen para alcanzar el
Modelo__________.

Escriba una V al lado de las frases verdaderas y F al lado


de las falsas:

Los integrantes de este Equipo de Animación Diocesano, o Zo-


nal o Parroquial:

- Son el anillo del Obispo, del Vicario Zonal o del Arcipreste,


del Párroco__________.
- Son personas muy motivadas y enamoradas con el Plan de Pas-
toral_________
- Aman su Iglesia Local _________
- Llevan y traen comentarios y problemas______
- Se sienten y llevan bien con el Obispo, con el Vicario de Pastoral;
o con el Vicario de --- Pastoral o con el Párroco_______
- Tengan tiempo para realizar su trabajo ______
- No le cuesten las reuniones pequeñas y grandes, cortas y lar-
gas____.
- Quieren tener puestos y condecoraciones _______
- Tienen varios cargos y responsabilidades________
- Trabajan a una con el Obispo o con el Vicario Zonal o Arcipreste o
con el Párroco______
- Son independientes en su trabajo y hacen lo que quieren______.

Describa con estos verbos y palabras las funciones pro-


pias del Equipo de Animación Pastoral:

Equipo Técnico

Anima y coordina

Actúa

158
Ayuda y asegura

Está atento

Prepara y organiza

Promueve

Describa lo que el Consejo Diocesano de Pastoral y su re-


lación con el Equipo Diocesano de Pastoral:

Describa lo que el Consejo Parroquial y su relación con el


Equipo Parroquial de Pastoral:

159
El mismo Espíritu
Santo que nos une en un
solo corazón y una sola
alma es el que hace sur-
gir en la Iglesia una gran
diversidad de dones y
carismas que la enrique-
cen y la equipan para de-
sarrollar su misión en el
mundo. Entre ellos están
los movimientos o gru-
pos apostólicos y las llamadas nuevas comunidades.
El Plan de Pastoral es un instrumento de cada Iglesia Dio-
cesana para vivir esta experiencia de fe, amor y esperanza que
es la vida cristiana donde nos unimos todos y todas (unidad), a
la vez, que proporciona espacios para las experiencias de diver-
sidad que el Espíritu despierta dentro de ella.
En este capítulo reflexionaremos sobre estas hermosas
experiencias y su integración dentro del itinerario de evangeliza-
ción propio del Plan Diocesano y nacional de Pastoral.

1. ¿Qué son las nuevas comunidades, grupos, asociacio-


nes y movimientos apostólicos?
“Como respuesta a las situaciones de inculturación y de
cultura urbana, de secularismo, ateísmo e indiferencia religiosa, y
como fruto de la aspiración y necesidad de lo religioso, el Espíritu
ha impulsado el nacimiento movimientos y asociaciones de laicos
que han producido ya muchos frutos en nuestra Iglesia… Reconoce-
mos en ellos el soplo vivificador del Espíritu Santo fuente perenne
de la unidad en la diversidad y de la universalidad en la unidad de
la Iglesia” (I Concilio Plenario Dominicano, no. 884 y 759).
En verdad, ellos dan a la Iglesia “una viveza que es don de
Dios constituyendo una auténtica primavera del Espíritu” (NMI,
no. 46).
Ellos responden “a los desafíos más urgentes de la nueva
evangelización y para que la Iglesia sea misterio de comunión de
los hombres con Dios y los hombres entre sí” (I Concilio, no. 885).
Junto a los movimientos y asociaciones laicales han surgi-
do “nuevas formas de vida comunitaria” de “diversos tipos y con

160
espiritualidades diversas. El Espíritu Santo sopla donde y como
quiere (cf Jn 3,8). Las hay que enfatizan la presencia activa del
Espíritu Santo en el interior de cada uno, otras la radicalidad de
la conversión, otras el compromiso temporal, etc” (I Concilio, no,
754)

2. ¿Qué se necesita para qué estas experiencias realicen


adecuadamente su misión?
Para que estas Comunidades, Movimientos y asociacio-
nes laicales realicen adecuadamente su misión es necesario que
haya una intercomunicación e interrelación entre ellos y con la
Iglesia Diocesana y Parroquial. “Conviene ciertamente que, tanto
en la Iglesia universal como en las Iglesias particulares, las aso-
ciaciones y movimientos actúen en plena sintonía eclesial y en
obediencia a las directrices de los Pastores.
Pero es también exigente y perentoria para todos la ex-
hortación del Apóstol: « No extingan el Espíritu, no desprecien
las profecías, examínenlo todo y quédense con lo bueno » (1 Ts
5,19-21) (NMI, 46).

El I Concilio Plenario Dominicano da unas directivas muy impor-


tantes en este sentido:

• “Los movimientos deben mantenerse abiertos y con ac-


titud de aprecio hacia los otros movimientos” (no. 887)
• “Todos ellos han de estar coordinados en la pastoral de
conjunto, buscando responder a una mayor presencia
de la fe en la vida social y en la cultura (cfr. DSD 102)
(no. 887).
• “Es necesario que los párrocos y demás sacerdotes aco-
jan y acompañen con solicitud a todos los movimientos
y asociaciones aceptados en su Diócesis” (no. 890).

Es importante estar conscientes que los movimientos im-


plican una llamada especial del Señor para formar parte de ellos.
No todas las personas están llamadas a vivir exactamente ese
estilo de espiritualidad o a hacer el mismo apostolado. Los movi-
mientos son parte de la comunidad, pero no al revés.

3. ¿Cómo participan y se integran los Movimientos y


Comunidades en el Plan de Pastoral?
El Plan de Pastoral es un instrumento de comunión y ar-
ticulación en la Iglesia Local para realizar su misión de ser sa-
cramento de salvación en medio de la sociedad en que vive.

161
A través de él, se organiza la
pastoral de conjunto.
De ahí que las Nue-
vas Comunidades, grupos,
asociaciones y movimientos
apostólicos están llamados
a integrarse activamente en
su elaboración y ejecución y,
a su vez, el Plan Nacional y
Diocesano los incluye como
parte integrante de su desa-
rrollo.
Por eso, el Plan de Pastoral no desconoce ni busca que
ellos desaparezcan. Al contrario, los acoge como don del Espí-
ritu; reconoce sus carismas y los integra dentro de la marcha
pastoral para el bien de toda la Diócesis y de las Parroquias.
Su participación puede ser amplia y variada de acuerdo a
su propio carisma y de acuerdo a la vocación recibida a favor de
todo el Pueblo de Dios. Señalamos algunas acciones posibles:

• Vivir la espiritualidad de comunión, participando con ale-


gría y entusiasmo del proceso de toda la comunidad así
como dentro de sus grupos y experiencias.
• Dar a conocer sus dones, servicios y ofrecerlos a la comu-
nidad, para que quien se sienta llamado pueda integrarse
a ellos.
• Aportar a la Iglesia Diocesana y a su plan de pastoral los
dones que el Espíritu Santo les ha regalado.
• Informar a la Comunidad Diocesana y Parroquial sobre
sus actividades y sobre los servicios que ofrecerán para el
crecimiento espiritual y apostólico de las mismas.
• Participar activamente de la programación anual del Plan
de Pastoral en sus Diócesis y Parroquias
• Estar informados sobre lo que se está haciendo en el pro-
ceso parroquial y comunitario en toda la Diócesis.
• Su coordinador o Responsable Diocesano es parte del
Consejo Diocesano de Pastoral y participa en el Encuen-
tro Diocesano de Pastoral. Su Coordinador Parroquial es
parte del Consejo Parroquial.
• De acuerdo a su carisma formar parte de la Comisión
Diocesana y Parroquial correspondiente. Por ejemplo, los
movimientos que trabajan con las familias se integran en
la Comisión Parroquial y Diocesana de Pastoral Familiar.
• Colaborar e integrarse en la preparación, logística y desarro-
llo de las diferentes actividades parroquiales y diocesanas.
162
• Programar sus actividades teniendo en cuenta las activi-
dades diocesanas y parroquiales de modo que se integren
en el calendario diocesano y parroquial y no haya cho-
ques de actividades.
• Algunas Comunidades y Movimientos tienen ya elaborado
su propio itinerario de catequesis y de acciones específi-
cas. La Iglesia local no les pide abandonar lo propio, pero
les pide que por lo menos una vez al mes dentro de su
programa incluyan el tema, el valor y el lema del mes
propio del itinerario nacional y diocesano de evangeliza-
ción, desarrollándolo de acuerdo a su propio carisma y
estilo.
• Así sus miembros estarán en comunión con lo que vive el
conjunto del Pueblo de Dios y no se aíslan de lo que vive,
celebra, reflexiona y ora la Iglesia Local.
• Todos sus miembros pueden ser parte de la Red de Men-
sajeros en sus respectivas parroquias.
• Algunos de sus miembros pueden ser parte de los Equi-
pos de Coordinación de los Sectores.
• Participar activamente en las actividades sectoriales y pa-
rroquiales relativas al valor y al lema del mes.
• Pueden participar en el Equipo de Redacción de las Car-
tas.
• Colocar en sus salones y lugares de encuentro el lema del
mes en un lugar visible.

Lo que no puede existir, si se quiere ser Iglesia, es com-


petencia y celos entre comunidades, movimientos y líderes. Es
importante reconocer que todos los carismas son una bendición
de Dios, pero que todos los que lo recibimos somos limitados y
débiles.
Tampoco puede darse en ningún nivel rechazo de las co-
munidades y movimientos como tampoco el cerrarse en su pro-
pio grupo o comunidad y no tener en cuenta lo que la Iglesia
Diocesana ha programado para responder a su misión evangeli-
zadora.

De su parte la Iglesia Diocesana a través de su Plan de


Pastoral les ofrece:

• Acogida de sus dones y carismas


• Espacios y campos concretos para vivir y realizar sus ser-
vicios al Pueblo de Dios
• Vivencia del misterio de la Iglesia en su totalidad y en su
diversidad de dones y ministerios.

163
• Formación permanente ofreciéndoles la riqueza de su
doctrina y de su práctica pastoral.
• Ayuda y apoyo en el discernimiento sobre la voluntad de
Dios y sobre las inspiraciones del Espíritu Santo.
• La vivencia de la espiritualidad de la comunión: unidad
en la diversidad y diversidad en la unidad.
• Espacio de intercambio y encuentro a los diversos movi-
mientos existentes entre sí.

Escriba los nombres de las Comunidades y Movimientos o


grupos apostólicos que existen en tu Parroquia:

Complete esta frase:


La Iglesia reconoce a las Comunidades, Movimientos y
Grupos Apostólicos como:

164
Indique algunas formas como pueden integrarse en el
Plan de Pastoral:

165
El Papa Juan Pablo II en
su Carta Novo Milennio Ineun-
te (“Al inicio del nuevo mile-
nio) nos insiste que “antes de
programar iniciativas concre-
tas, hace falta promover una
espiritualidad de la comunión,
proponiéndola como principio
educativo en todos los lugares
donde se forma el hombre y el
cristiano, donde se educan los
ministros del altar, las perso-
nas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen
las familias y las comunidades” (no. 43).
La palabra “espiritualidad” viene de Espíritu. Espiritua-
lidad, entonces, es la forma y la manera como se vive de
acuerdo al Espíritu Santo, siguiendo sus inspiraciones e im-
pulsos. Es la forma de una persona o de un grupo de pensar y
de vivir el Evangelio. Implica unas opciones determinadas por
algunos valores del Evangelio que el Espíritu Santo despierta
en momentos determinados y ante necesidades concretas de
la humanidad.
De ahí que hay muchas escuelas y estilos de espiritua-
lidad en la vida de la Iglesia. Muchas de ellas han sido inspira-
das por el Espíritu Santo a determinadas personas que llenas de
alegría y valentía las supieron comunicar a otras personas y las
contagiaron de tal modo que las hicieron suyas como un camino
o un estilo de vivir el Evangelio.
Así nos encontramos con la espiritualidad benedictina ins-
pirada en San Benito; la espiritualidad franciscana inspirada en
San Francisco de Asís; la espiritualidad ignaciana inspirada en
San Ignacio de Loyola; o la espiritualidad carmelita inspirada en
San Elías, Santa Teresa, San Juan de la Cruz y así otras muchas
de ayer y de hoy.

1. ¿Por qué una espiritualidad de toda la Iglesia: la espi-


ritualidad de la comunión?
El Concilio Vaticano II al poner en primer plano el Misterio
de la Trinidad ha propuesto una nueva espiritualidad, que se le

166
llama espiritualidad de la comunión. Esto no es así porque sea
“una moda” del Concilio Vaticano II, una novedad o conveniencia
pastoral, sino porque Dios mismo es comunidad de Personas,
nos creó a su imagen y semejanza y nos preparó y destinó para
vivir en comunión.
Por eso, ningún ser humano se puede ser cristiano sin ser
comunitario, sin sentirse y vivir como hermano o hermana de
todos. Éste fue el deseo más profundo de Jesús, que lo expresó
en la última cena cuando oró: “Padre, que todos sean uno, como
tú y yo somos uno” (Juan 17,21). Esta es la vocación más radical
y profunda que se pueda recibir: ser uno con los demás, con los
mismos lazos de amor que se tienen entre sí el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo.
A esta unidad, que los cristianos llamamos “comunión”,
está llamado el universo entero, pues va a llegar el día en que
“lo celeste y lo terrestre, alcanzarán su unidad en Cristo” (Efesios
1,10) y así “Dios será todo en todo” (1 Cor 15,28). Esto es lo
que Jesús llamó “el Reino de Dios”.
Cuando se viven las relaciones de hermandad como las
enseñó Jesús, vivimos en amor todo el tiempo. Relacionarse con
los demás según la voluntad de Dios es crecer en amor, es san-
tificarse. Por eso hablamos de la santidad de la comunidad y
en comunidad (“santidad comunitaria”), no sólo santidad in-
dividual. Ya que compartiremos el futuro, el mismo destino, el
mismo cielo caminamos juntos y juntas hacia el cielo, y no cada
quien por su cuenta. No es un “sálvese quien pueda”, sino “sal-
vémonos juntos”.
Juan Pablo II describe esta espiritualidad de comunión
con estas características:
• “Espiritualidad de la comunión significa ante todo una
mirada del corazón, sobre todo hacia el misterio de la
Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser re-
conocida también en el rostro de los hermanos que están
a nuestro lado.
• Espiritualidad de la comunión significa, además, capaci-
dad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del
Cuerpo místico y, por tanto, como « uno que me pertene-
ce », para saber compartir sus alegrías y sus sufrimien-
tos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades,
para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.
• Espiritualidad de la comunión es también capacidad de
ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para aco-
gerlo y valorarlo como regalo de Dios: un « don para mí»,
además de ser un don para el hermano que lo ha recibido
directamente.

167
• En fin, espiritualidad de la comunión es saber « dar es-
pacio » al hermano, llevando mutuamente la carga de los
otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas
que continuamente nos asechan y engendran competiti-
vidad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias”
(NMI, 43).

Desde esta perspectiva:


el sujeto de la espiritualidad comunitaria es un nosotros,
el tema privilegiado de dicha espiritualidad son las relacio-
nes vividas en la fe, en la esperanza y en la caridad,
el fin de esta espiritualidad es la salvación universal
y el ámbito o campo donde se vive es en la Iglesia enten-
dida como comunidad a diversos niveles y como ámbito de
ministerios y de servicios.

2. ¿Cuáles son los dos componentes principales de la es-


piritualidad de la comunión?
Toda espiritualidad está compuesta de dos elementos
que le dan su forma propia. Ellos son la mística y la ascética.
La palabra mística, viene de misterio, que nos habla de Dios, de
su voluntad y de su proyecto.
La mística da las grandes razones y motivaciones para
optar por una determinada forma de vivir según el Espíritu
Santo.
La ascética, por su parte, es una palabra griega que
significa “ejercicio” y se refería a los entrenamientos a que se
sometían los deportistas para mantenerse en forma para lograr
el triunfo en las competencias del estadio. En la espiritualidad,
la ascética es el esfuerzo personal y comunitario para vivir las
opciones y los valores que se desprenden de la mística. En otras
palabras, es la práctica en la vida diaria de la voluntad de Dios
poniendo todo lo que somos, tenemos y podemos para reali-
zarla.

2.1 ¿Cuál es la mística de la espiritualidad de comunión?


Como ya dijimos la espiritualidad es un modo de ser de
una persona o de un grupo, que emerge de una opción funda-
mental, que unifica, define y da sentido a la existencia. La opción
es el núcleo de la espiritualidad por cuanto da sentido a la exis-
tencia definiéndola y orientándola.
Para nosotros los cristianos la espiritualidad se define por
el encuentro con Dios que se realiza en Cristo Jesús. En otras pa-
labras, se trata de centrarse en Cristo mismo, al que hay que co-

168
nocer, amar e imitar, para vivir
en él la vida trinitaria y trans-
formar con él la historia hasta
su perfeccionamiento en la Je-
rusalén celeste” (NMI no. 29).
Jesús llamó Reino de
Dios a este programa de vida.
Este Reino de Dios como ya he-
mos visto es vivir en comunión
con Dios Padre como hijos, con
el Hijo como sus hermanos y
discípulos, con el Espíritu Santo dejándonos llevar de sus ins-
piraciones de amor y sabiduría; es vivir en comunión con los
otros como hermanos y en comunión con la naturaleza como
señores.
La Iglesia está llamada a vivir este Reino de Dios como
germen o semilla, como signo e instrumento de esta comunión.
Por eso, en el Concilio Vaticano II, la Iglesia para examinar su
vida y misión en el mundo de hoy quiso mirar a la Santísima
Trinidad y escuchar el Evangelio y a la Tradición de los primeros
siglos.
Así, ella se redescubrió como Misterio de Comunión, Pue-
blo de Dios, Sacramento Universal de Salvación, Cuerpo Místico
de Cristo y Comunidad peregrina. A vivir así es que nos anima e
impulsa la espiritualidad de la comunión.
Ser Iglesia, Misterio de Comunión, implica que ella sin
dejar de ser humana y visible, como su mismo Fundador en su
vida mortal, la Iglesia se define ahora por su densidad espiritual,
por su transparencia al misterio de Dios, por su santidad como
conjunto.

“Descubrir a la Iglesia como «misterio», es decir, como


pueblo « congregado en la unidad del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo »,llevaba a descubrir también su « santidad »,
entendida en su sentido fundamental de pertenecer a Aquél
que por excelencia es el Santo, el « tres veces Santo » (cf.
Is 6,3). Confesar a la Iglesia como santa significa mostrar su
rostro de Esposa de Cristo, por la cual él se entregó, precisa-
mente para santificarla (cf. Ef 5,25-26). Este don de santidad,
por así decir, objetiva, se da a cada bautizado” (NMI 30).

La comunión aúna a todos en la dignidad de hijos e


hijas y en la tensión hacia la unidad en la caridad. En la Igle-
sia somos una comunidad de personas iguales en dignidad
y diversas en la riqueza de carismas y ministerios entre los

169
cuales destaca, sin duda, el ministerio de la unidad, propio
de sus pastores.
Ser Iglesia Pueblo de Dios implica que todos esta-
mos llamados a la santidad en conexión con todos los seres
humanos. “Dios ha querido santificar y salvar a los hombres
no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino
constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sir-
viera santamente” (LG c. 2, n.9).
Promover un pueblo santo implica transformar las re-
laciones entre sus componentes empezando por reconocer la
dignidad igual de cada persona. Esto implica reconocer que
todos somos Iglesia y actuar en preferencia por los pobres,
por los que no saben ni pueden, por los excluidos.
Como afirma el Concilio... “así también (como Cris-
to) la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por
la debilidad humana, más aún reconoce en los pobres y en
los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente,
se esfuerza en redimir sus necesidades y procura servir en
ellos a Cristo...” (LG 8.) Juan Pablo II avanzaba en esta línea
al afirmar que “tenemos que actuar de tal manera que los
pobres en cada comunidad cristiana se sientan como en su
casa.” (NMI 50)
Ser Iglesia Cuerpo de Cristo conlleva la organicidad
y asegurar la participación de todos en la intercomunicación
de la vida divina: Él mismo Espíritu “produce y urge la cari-
dad entre los fieles, unificando el cuerpo por su virtud y por
la interna conexión de sus miembros. Por consiguiente si un
miembro sufre en algo, con él sufren todos los demás; o si un
miembro es honrado, gozan juntamente los demás miembros
( I Cor 12, 26)” (LG n 7)
Ser Iglesia Sacramento Universal de Salvación es
optar por el diálogo y el servicio al mundo desde una actitud
de auténtica comunión que la hace signo de la unidad de
todos. Ella no vive para ella misma sino para “la misión de
anunciar el Reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos
los pueblos y constituye en la tierra el germen y el principio
de este Reino” (LG 5).
Ser Iglesia Comunidad Peregrina, es una realidad
dinámica, en constante proceso de crecimiento, siempre en
renovación, dispuesta a discernir los signos de los tiempos
para responder en cada momento a los retos de la Historia y
en camino hacia la plenitud.
De ahí que “hacer de la Iglesia la casa y la escuela de
la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante no-
sotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al

170
designio de Dios y responder también a las profundas espe-
ranzas del mundo” (NMI 43).

2.2 ¿Cuál es la ascética de la espiritualidad de la comunión?


Para vivir esta espiritualidad de comunión es necesario
realizar un camino espiritual, que implica sacrificios, disciplina
y disponibilidad para que los instrumentos externos de la comu-
nión no sean “medios sin alma, máscaras de comunión más que
sus modos de expresión y crecimiento” (NMI).
Se trata de buscar la manera de que “el Evangelio siga
introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial”. Para
lograrlo, las Iglesias locales o Diócesis establecen “aquellas indi-
caciones programáticas concretas —objetivos y métodos de tra-
bajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda
de los medios necesarios— que permiten que el anuncio de Cris-
to llegue a las personas, modele las comunidades e incida pro-
fundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en
la sociedad y en la cultura” (NMI 29).
Es lo que pretendemos con nuestro Tercer Plan de Pas-
toral que hemos elaborado bajo la guía de los Obispos de cada
Diócesis y de la Conferencia del Episcopado Dominicano, con la
participación de los diversos sectores del Pueblo de Dios, seña-
lando las etapas del camino futuro, sintonizando las opciones de
cada Comunidad diocesana con las de las otras Iglesias o Dióce-
sis del país y con las de la Iglesia universal.
Pero el don se plasma a su vez en un compromiso con la
voluntad de Dios con cada uno y con su pueblo. San Pablo lo ex-
presó claramente: « Ésta es la voluntad de Dios: su santificación
» (1 Ts 4,3). Es un compromiso que es para todos los cristianos,
ya que “todos los cristianos, de cualquier clase o condición, están
llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del
amor” (NMI no. 30).

Se trata de colocar la santidad como fundamento de


la programación pastoral y bajo el signo de la santidad de
modo que entre en la lógica de nuestro plan pastoral. “Esto
significa expresar la convicción de que, si el Bautismo es
una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de
la inserción en Cristo y la inhabitación de su Espíritu, sería
un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida
según una ética minimalista y una religiosidad superficial”
(cfr NMI 31). Nuestro objetivo es ponernos en el camino del
Sermón de la Montaña: « Sean perfectos como es perfecto
su Padre celestial” (Mt 5,48).

171
Este ideal de perfección no implica “una especie de vida
extraordinaria, practicable sólo por algunos « genios » de la san-
tidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a
la vocación de cada uno”. Se trata de alcanzar el « alto grado
» de la vida cristiana ordinaria. La vida entera de la comunidad
eclesial y de las familias cristianas debe ir en esta dirección”
(NMI 31).

2.3 ¿Cuáles son los medios para alcanzar la santidad


plena?
Pero también “es evidente que los caminos de la santi-
dad exigen una pedagogía de la santidad verdadera y propia,
que sea capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona”. Esta
pedagogía es la manera concreta de realizar la ascética de la
espiritualidad comunitaria, para que crezca y se cultive la san-
tidad.
Entre esos medios de ascesis encontramos los que se re-
fieren a la comunión con Dios, con los demás, consigo mismo y
con la creación.

Medios de ascesis en relación con la comunión con Dios:


a) La oración:
“En la plegaria se desarrolla ese diálogo con Cris-
to que nos convierte en sus íntimos: « Permaneced en mí,
como yo en vosotros »
(Jn 15,4); que es el fun-
damento mismo, el alma
de la vida cristiana y una
condición para toda vida
pastoral auténtica.
Nuestras comunida-
des cristianas tienen que
llegar a ser auténticas « es-
cuelas de oración », donde
el encuentro con Cristo no
se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en ac-
ción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y
viveza de afecto hasta el “arrebato del corazón”.
Una oración intensa, pues, que sin embargo no aparta
del compromiso en la historia: abriendo el corazón al amor de
Dios, lo abre también al amor de los hermanos, y nos hace
capaces de construir la historia según el designio de Dios.
(NMI 34).

172
b) La Eucaristía dominical:
“Congregando semanalmente a los cristianos como fa-
milia de Dios entorno a la mesa de la Palabra y del Pan de vida,
es también el antídoto más natural contra la dispersión. Es el
lugar privilegiado donde la comunión es anunciada y cultivada
constantemente.
Precisamente a través de la participación eucarística, el
día del Señor se convierte también en el día de la Iglesia, que
puede desempeñar así de manera eficaz su papel de sacramento
de unidad” (NMI 35).

C) El sacramento de la Reconciliación, que “es el camino ordi-


nario para obtener el perdón y la remisión de sus pecados graves
cometidos después del Bautismo” (NMI 37)

d) Crear conciencia de la primacía de la gracia, principio esen-


cial de la visión cristiana de la vida. “Ciertamente, Dios nos pide
una colaboración real a su gracia y, por tanto, nos invita a utilizar
todos los recursos de nuestra inteligencia y capacidad operativa
en nuestro servicio a la causa del Reino. Pero no se ha de olvidar
que, sin Cristo, « no podemos hacer nada » (cf. Jn 15,5).

e) Escucha de la Palabra: que “se convierta en un encuentro


vital, en la antigua y siempre válida tradición de la lectio divina,
que permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que in-
terpela, orienta y modela la existencia” (NMI 39).

f) Lectura de los signos de los tiempos: llevando a cabo un


laborioso y atento discernimiento, para captar los « verdaderos
signos de la presencia o del designio de Dios », la Iglesia reco-
noce que no sólo ha dado, sino que también ha « recibido de la
historia y del desarrollo del género humano ».

g) Anuncio de la Palabra a los adultos, a las familias, a los jó-


venes, a los niños, sin esconder nunca las exigencias más radica-
les del mensaje evangélico, atendiendo a las exigencias de cada
uno, por lo que se refiere a la sensibilidad y al lenguaje, según el
ejemplo de Pablo cuando decía: « Me he hecho todo a todos para
salvar a toda costa a algunos » (1 Co 9,22)” (NMI 40).

h) Inculturación del Evangelio: El cristianismo “permaneciendo


plenamente uno mismo, en total fidelidad al anuncio evangéli-
co y a la tradición eclesial, llevará consigo también el rostro de
tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y
arraigado”.

173
i) Memoria de los testigos de la fe, de los mártires que, de una
manera u otra, han sabido vivir el Evangelio en situaciones de
hostilidad y persecución, a menudo hasta dar su propia sangre
como prueba suprema. A nosotros nos toca, con la gracia de
Dios, seguir sus huellas” (NMI 41).

Medios de ascesis en relación a la comunión


con los demás

Somos testigos del amor: «En esto conocerán todos que


sois discípulos míos: si se tienen amor los unos a los otros»
(Jn 13,35). Si verdaderamente hemos contemplado el rostro de
Cristo, queridos hermanos y hermanas, nuestra programación
pastoral se inspirará en el «mandamiento nuevo» que él nos dio:
« Que, como yo los he amado, así se amen también ustedes los
unos a los otros » (Jn 13,34) (NMI 42).

a) Cultivo de la comunión fraterna, que encarna y ma-


nifiesta la esencia misma del misterio de la Iglesia. La comunión
es el fruto y la manifestación de aquel amor que, surgiendo del
corazón del eterno Padre, se derrama en nosotros a través del
Espíritu que Jesús nos da (cf. Rm 5,5), para hacer de todos no-
sotros « un solo corazón y una sola alma » (Hch 4,32).
Realizando esta comunión de amor, la Iglesia se manifies-
ta como «sacramento», o sea, «signo e instrumento de la íntima
unión con Dios y de la unidad del género humano». (NMI 42)

b) Valorar y desarrollar los espacios e instrumentos de comu-


nión: que, según las grandes directrices del Concilio Vaticano
II, sirven para asegurar y garantizar la comunión tales como los
servicios específicos de la comunión que son el ministerio petrino
y, en estrecha relación con él, la colegialidad episcopal expresa-
dos en los Sínodos y el funcionamiento de las Conferencias Epis-
copales. Valorar cada vez más los organismos de participación
previstos por el Derecho canónico, como los Consejos presbite-
rales y pastorales.

c) Comunión eclesial en las relaciones entre Obispos, presbí-


teros y diáconos, entre Pastores y todo el Pueblo de Dios, entre
clero y religiosos, entre asociaciones y movimientos eclesiales.
En efecto, la teología y la espiritualidad de la comunión aconse-
jan una escucha recíproca y eficaz entre Pastores y fieles, man-
teniéndolos por un lado unidos a priori en todo lo que es esencial
174
y, por otro, impulsándolos a confluir normalmente incluso en lo
opinable hacia opciones ponderadas y compartidas.
Para ello, hemos de hacer nuestra la antigua sabiduría,
la cual, sin perjuicio alguno del papel jerárquico de los Pastores,
sabía animarlos a escuchar atentamente a todo el Pueblo de Dios
(NMI 45).

d) Acogida de la variedad de vocaciones, como dones del


Espíritu. “La unidad de la Iglesia no es uniformidad, sino inte-
gración orgánica de las legítimas diversidades. Es la realidad de
muchos miembros unidos en un sólo cuerpo, el único Cuerpo de
Cristo (cf. 1 Co 12,12).
Junto con el ministerio ordenado, pueden florecer otros
ministerios, instituidos o simplemente reconocidos, para el bien
de toda la comunidad, atendiéndola en sus múltiples necesida-
des: de la catequesis a la animación litúrgica, de la educación
de los jóvenes a las más diversas manifestaciones de la caridad”
(NMI 46).

e) Reconocimiento y desarrollo de la vocación de los laicos

f) Amor y respeto a la vida familiar

g) Vivencia de la comunión con las otras Iglesias y comunida-


des cristianas no católicas que tiene su fundamento último en
Cristo, en el cual la Iglesia no está dividida (1 Co 1,11-13). Como
Cuerpo suyo, en la unidad obtenida por los dones del Espíritu,
es indivisible. La oración de Jesús en el cenáculo —« como tú,
Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros
» (Jn 17, 21) — es a la vez revelación e invocación.

h) Vivencia de la comunión con todos los seres humanos, es-


pecialmente, con los más pobres, apostando por la caridad
activa y concreta con cada ser humano que caracteriza de ma-
nera decisiva la vida cristiana, el estilo eclesial y la programación
pastoral.

“Si verdaderamente hemos partido de la contempla-


ción de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en
el rostro de aquellos con los que él mismo ha querido identi-
ficarse: « He tenido hambre y me habéis dado de comer, he
tenido sed y me habéis dado que beber; fui forastero y me
habéis hospedado; desnudo y me habéis vestido, enfermo y

175
me habéis visitado, encarcelado y habéis venido a verme »
(Mt 25,35-36). Esta página no es una simple invitación a la
caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio
de Cristo. Sobre esta página, la Iglesia comprueba su fide-
lidad como Esposa de Cristo, no menos que sobre el ámbito
de la ortodoxia” (NMI 50).

i) Preocupación y atención a los grandes problemáticas del


mundo de hoy como son: el desequilibrio ecológico, los proble-
mas de la paz, amenazada a menudo con la pesadilla de guerras
catastróficas, el vilipendio de los derechos humanos fundamen-
tales de tantas personas, especialmente de los niños, defensa
del respeto a la vida de cada ser humano desde la concepción
hasta su ocaso natural.

j) Relación de apertura y diálogo con otras religiones que re-


conoce que el Espíritu de Dios, que «sopla donde quiere» (Jn
3,8), suscita en la experiencia humana universal, a pesar de sus
múltiples contradicciones, signos de su presencia, que ayudan
a los mismos discípulos de Cristo a comprender más profunda-
mente el mensaje del que son portadores y conlleva a proponer
una firme base de paz y alejar el espectro funesto de las gue-
rras de religión que han bañado de sangre tantos períodos en
la historia de la humanidad. El nombre del único Dios tiene que
ser cada vez más, como ya es de por sí, un nombre de paz y un
imperativo de paz (ver NMI 55).

En relación con la comunión consigo mismo:

La comunión consigo mismo es parte integrante de la es-


piritualidad de la comunión que implica integración y desarrollo
de la propia personalidad; conciencia de su propia vocación hu-
mana y cristiana y la vivencia personal de la comunión con Dios,
con los demás y con la creación.

3. La espiritualidad de la comunión nos lleva a una nueva


manera de ser, de pensar, de sentir y de actuar juntos
Esta espiritualidad exigirá romper con una idea de
la espiritualidad individualista y solitaria en su relación con
Dios; en una manera de trabajo donde uno sólo es el prota-
gonista y los otros obedecen esas iniciativas. Esto trae una
nueva manera de vivir la fe en comunidad; de trabajar en

176
equipo, donde la participación es cultivada y promovida cons-
tantemente.

Muy gráficamente lo expresa las llamadas P del Plan:

En la Pastoral, los Proyectos, Procedimientos, Programas


están al servicio de las Personas y no al revés.
El Pueblo es el Protagonista, y no individuos Particula-
res.
Se hace un Proceso dentro de un Plan, para evitar la disper-
sión de ir cada uno nada más a lo Particular. La dinámica es
de un camino Progresivo y no de acciones sueltas.
La Pedagogía (el estilo o modo de actuar) no es Pater-
nalista, no genera dependencia, sino que es de Participación
de todos y todas.
Por eso, lo importante no es quién tiene Poder o control,
quién sobresale, sino la Promoción de todos y todas, para
que todos y todas sientan que Pertenecen a la comunidad.

Complete estas palabras que nos ayudarán a comprender


lo que es espiritualidad:

Espiritualidad viene de Esp_______. Es la f____m___ como se


v__v__ de acuerdo al Esp______ S____to, siguiendo sus insp__
______________ e imp________. Es la manera de una per___
_____ o de un gr_________ de pen________ y de viv______ el
Evan___________ haciendo unas opc___________ por algunos
va_________ del Evan___________ que el Esp____________
S___________ despierta en ___________________determi-
nados y ante___________________________concretas de la
______________.

177
La Espiritualidad tiene dos componentes que son la mís-
tica y la ascética. Escriba en cada columna lo que corres-
ponda a cada una de ellas:

Mística de la espiritualidad Ascética de la espiritualidad


de comunión de comunión.

Coloque en el cuadro correspondiente los medios para vi-


vir la espiritualidad de comunión en relación con Dios, con
los otros, consigo mismo y con la creación.
La oración. La autoestima. La Eucaristía dominical. El sacramen-
to de la Reconciliación. Amor fraterno. Cultivo de relaciones
abiertas y solidarias con los demás. Conciencia de que Dios va
primero. Amor y respeto a la vida familiar. Comunión con las
otras Iglesias y comunidades cristianas no católicas. Integración
y desarrollo de la propia personalidad Comunión con todos los
seres humanos. Escucha de la Palabra. Lectura de los signos de
los tiempos. Anuncio de la Palabra). Inculturación del Evangelio.
Memoria de los testigos de la fe, de los mártires. Cuidado del
medio ambiente. Uso adecuado de la naturaleza.Valorar y desa-
rrollar los espacios de comunión en la Iglesia. Comunión eclesial
en las relaciones entre todos los que formamos la Iglesia. Aco-
gida de la variedad de vocaciones, como dones del Espíritu. Re-
conocimiento de la vocación de los laicos. Comunión con los más
pobres. Preocupación y atención a los grandes problemáticas del
mundo. Relación de apetura y diálogo con otras religiones. Con-
ciencia de su propia vocación humana y cristiana. Respeto de la
creación.

178
Comunión Comunión Comunión
Comunión
consigo con los con la
con Dios
mismo otros creación

Complete las P del Plan Pastoral:

En la P________________, los P___________, P___________


_____, P____________ están al servicio de las P___________
y no al revés. El P________ es el P______________, y no indi-
viduos P_______________. Se hace un P__________dentro de
un P_______, para evitar la dispersión de ir cada uno nada más
a lo P_______________. La dinámica es de un camino P_____
_________ y no de acciones sueltas. La P_______________ (el
estilo o modo de actuar) no es P________________, no genera
dependencia, sino que es de P_______________________ de
todos y todas.
Por eso, lo importante no es quién tiene P_______ o control,
quién sobresale, sino la P_________________ de todos y todas,
para que todos y todas sientan que P______________ a la co-
munidad.

179
Cuarta Parte

Las personas protagonistas


del Plan de Pastoral
Dentro de toda acción pastoral el factor más importante
son las personas que en ellas intervienen de tal modo que de
ellas depende su funcionamiento, su éxito y su fracaso. De he-
cho, la Pastoral implica una dinámica permanente de relaciones
interpersonales.
Por eso, es importante detenernos en los protagonistas
de quienes Dios se vale para realizar esta gran obra evangeliza-
dora, que es el Plan de Pastoral.

1. Todos los bautizados y bautizadas protagonistas del


Plan de Pastoral
El Plan de Pastoral, que es un instrumento práctico para
evangelizar que tiene una Iglesia Local, es obra del conjunto de
los bautizados y bautizadas que la conforman.
Así lo expresamos en el tercer criterio del Plan de Pasto-
ral: “Toda la Iglesia es la que evangeliza, es decir, que todos sus
miembros, todos los bautizados y bautizadas, ordenados y laicos
son llamados por Dios a evangelizar”.
Este criterio se basa en el Concilio Vaticano II que afirma
con claridad: “Incumbe a la Iglesia por mandato divino ir por
todo el mundo y anunciar el Evangelio a toda creatura” (DH 13).
“La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un
deber fundamental del pueblo de Dios” (AG 35).
Es decir, que todos los que forman este Pueblo de Dios
son corresponsables de la evangelización, en razón de su bau-
tismo en el que fueron consagrados por el Espíritu Santo y cons-
tituidos en Jesucristo profetas, sacerdotes y reyes en nuestro
propio ambiente.
De ese modo, “ese pueblo mesiánico tiene por cabeza a
Cristo,… Tiene como naturaleza la dignidad y libertad de los hijos
de Dios, en cuyo corazón habita el Espíritu Santo como en un
templo. Tiene como ley el nuevo mandato del amor, como Cristo
mismo nos amó (cfr. Io. 13, 34). Tiene, últimamente, como fin el
Reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la tierra, y que debe
dilatarse hasta que sea consumado por El mismo al final de los
tiempos, cuando se manifieste Cristo, vida nuestra (cf. Col. 3, 4),
y aun la misma creación será libertada de la servidumbre de la
corrupción para participar en la libertad gloriosa de los hijos de
Dios (Rom. 8, 21)”
182
Y, es este Pueblo suyo, el que Cristo hace “instru-
mento de la redención de todos y, como luz del mundo y sal
de la tierra (cf. Mat. 5, 13-16), es enviado a todo el mundo”
(LG,9).
De ahí resulta que” por su regeneración en Cristo, se
da entre todos los fieles una verdadera igualdad en cuanto
a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su
propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo
de Cristo” (Código de Derecho Canónico, canon 208).
Esto implica que: “todos los fieles deben esforzarse se-
gún su propia condición, por llevar una vida santa, así como
por incrementar la Iglesia y promover su continua santifica-
ción” y que “todos los fieles tienen el deber y el derecho de
trabajar para que el mensaje divino de salvación alcance más
y más a los hombres de todo tiempo y del orbe entero” (ib,
210 y 211).
Entonces, en la Iglesia no existen observadores pasi-
vos, sino que todos somos parte activa. Labor de los pastores
es animar y promover esta participación activa y consciente
de todos los bautizados.
Esto exigirá una conversión en nuestra manera de tra-
bajar, que implica una superación de la idea de que sólo los
sacerdotes, consagrados y laicos comprometidos están lla-
mados a asumir el compromiso evangelizador. Se trata de
que todos hagamos de la evangelización una acción común
y de todos de acuerdo a los propios carismas, del estado de
vida y a las propias posibilidades.
También, llevará a poner en acción la creatividad pas-
toral para lograr que cada uno poco a poco vaya haciendo
lo que le corresponde. Más que quejarnos de que la gente
no quiere comprometerse será necesario revisar qué método
usamos para incentivar la integración de más personas, qué
exigencias hacemos y qué proceso hemos utilizado para ca-
pacitarlas para que puedan ejercer la función pedida y asig-
nada.
Por ejemplo, a una persona que no sabe leer no podre-
mos pedirle que lea en la Celebración, pero podrá adornar la
Iglesia o dar unos avisos en su sector o visitar los enfermos.
Por supuesto, que involucrar a todos supone creer que el
Espíritu Santo actúa en cada bautizado y dejarlo que haga
su obra. Sin duda, que el Espíritu Santo se manifiesta con
fuerza y eficacia a través de los pobres, sencillos a quienes
el Padre tuvo a bien revelar los misterios del Reino (cfr Mt
11,25).

183
2. El Obispo, primer responsable del Plan de Pastoral en
su Iglesia Local.
“La Diócesis es una porción
del Pueblo de Dios que se confía a
un Obispo para que la apaciente
con la cooperación del presbiterio,
de forma que unida a su pastor y
reunida por él en el Espíritu San-
to por el Evangelio y la Eucaristía,
constituye una Iglesia particular,
en la que verdaderamente está y
obra la Iglesia de Cristo, que es
Una, Santa, Católica y Apostólica”
(CD 11).
El Obispo, como sucesor
de los Apóstoles es a quien el
Señor ha puesto a la cabeza y al
frente de su casa, que es su pue-
blo, y en virtud del Espíritu Santo
que se les ha dado, es constituido como Pastor en la Iglesia
para que sea maestro de la doctrina, sacerdote del culto sagra-
do y ministro para su dirección, coordinación y conducción (cfr
CIC,375,1).
Al ser la Iglesia “una comunión orgánica que se realiza
coordinando los diversos carismas, ministerios y servicios para
la consecución del fin común que es la salvación” le corresponde
“lograr esta unidad en la diversidad, favoreciendo, la sinergia
de los diferentes agentes, de tal modo que sea posible recorrer
juntos el camino común de fe y misión”. (PG, 22).
El Obispo para realizar esta tarea elabora un Plan de Pas-
toral. El es quien convoca para su elaboración, lo aprueba, lo
promulga y es su primer responsable, su cabeza, su guía y su
conductor a la hora de su ejecución. A través del Plan Pastoral él
fomenta en la diócesis las distintas formas de apostolado, y cuida
de que, en toda la diócesis o en sus distritos particulares, to-
das las actividades de apostolado se coordinen bajo su dirección,
respetando el carácter propio de cada una” (cfr CIC 394,1).
En concreto, el Obispo anima, fortalece, supervisa, evalúa y
reformula el Plan de Pastoral. En este sentido, realiza de muchas
maneras todas sus funciones alrededor del paso concreto del
Plan en cada momento. Citamos algunas:
a) Procura que todas las actividades diocesanas, parroquia-
les, sectoriales, de comunidades y grupos apostólicos se
encaminen al logro de la idea fuerza, el objetivo último y
el fin del Modelo Ideal.
184
b) En este sentido, se ocupa de que todas las actividades
anuales y mensuales tengan en cuenta el valor y el lema
del año y de cada mes.
c) Anima y da seguimiento a la integración de los agentes de
pastoral al proceso del Plan Pastoral, especialmente, de
los presbíteros y diáconos.
d) Desarrolla en sus cartas, circulares, programas de radio y
otros medios el valor del año y del mes.
e) Preside las reuniones del Equipo Arquidiocesano o Dioce-
sano de Animación Pastoral.
f) Preside los Encuentros Diocesanos de Pastoral para la
evaluación y programación anual.
g) La Visita Pastoral la organiza de acuerdo al momento del
Plan Pastoral, animando y evaluando la marcha del Plan
Pastoral en la Parroquia e institución visitada.
h) En las reuniones del Consejo Presbiteral, Consejo Dioce-
sano de Pastoral y otras instancias diocesanas tiene en
cuenta la marcha del Plan Pastoral.
i) Anima y supervisa las Comisiones Pastorales en la imple-
mentación del Plan de Pastoral en su área propia y en su
articulación con la marcha general del Plan de Pastoral.
j) Promueve la espiritualidad de la comunión en toda la Dió-
cesis.
k) Incentiva cursos de pastoral para la formación de sus
agentes de pastoral para reforzar las actividades del Plan
Pastoral.
l) Apoya con recursos humanos, materiales y económicos la
ejecución del Plan Pastoral

Para realizar esta tarea el Obispo elige colaboradores en-


tre los presbíteros, diáconos, consagrados, consagradas y
fieles laicos para que en coordinación con él ejecuten el Plan
de Pastoral en alguna área o nivel de acción.
Entre ellos se destacan los Vicarios, que como su nombre
lo indica actúan “en vez de” o “en lugar del otro”. Pueden ser
Obispos auxiliares o presbíteros, con diferentes funciones
como son:
• El Vicario General, quien le ayuda en el gobierno con
potestad ordinaria. En ausencia del Obispo, él realiza to-
das sus funciones excepto las que se reserva el Obispo y
en razón del sacramento episco­pal. Se configura en todo
con la fisonomía y función del mismo Obispo.
• El Vicario de Pastoral quien ayuda al Obispo a la coor-
dinación y conducción del Plan de Pastoral:

185
o facilita, ayuda y promueve la cooperación entre los diver-
sos organismos pastorales y al desarrollo de de su propio
plan específico.
o Ayuda a1 Obispo en la coordinación del Consejo Diocesa-
no de Pastoral, de la Sección Pastoral de la Curia diocesa-
na, del Equipo Arquidiocesano o Diocesano de Ani­mación
Pastoral y del conjunto de las Comisiones y Equipos Pas-
torales Diocesanos y de la vida y trabajo de las Zonales
Pastorales.
o Ayuda al Obispo en la organización de las Visitas Pastora-
les, preparándolas con las Parroquias antes de la llegada
del Obispo.
o Promueve la formación espiritual y pastoral de los agen-
tes de pastoral, con la ayuda del Equipo Diocesano y los
Equipos Zonales y Parroquiales de Animación Pastoral.

• Los Vicarios Episcopales que son nombrados por el


Obispo para una Zona Pastoral, o para un área pastoral
propia como puede ser: Pastoral Social, Familiar, Juvenil
y otras.
El Obispo delega en ellos su autoridad en esos campos
quienes en su nombre animan y coordinan esa tarea. A
estos Vicarios Episcopales, o en su defecto a los respon-
sables de Niveles de acción, les corresponde:
o Coordinar las diversas Comisiones que integran la Vicaría
o el Nivel de Acción;
o asegurar que cada Comisión tenga su Responsable y
cuente con un número suficiente de miembros;
o vigilar para que cada Comisión cumpla con su función y
realice su plan especifico;
o ayudar subsidiariamente a las Comisiones en el cumpli­
miento de sus tareas;
o resolver, junto con los Responsables de las Comisio­nes,
los conflictos de competencia que hayan surgido entre
ellas;
o convocar, a los Responsables de las Comisiones para la
información, coordinación y evaluación de la propia ac-
ción pastoral, de acuerdo con el plan diocesano y con sus
planes específicos; y para la mutua ayuda entre las Comi-
siones;
o preparar la síntesis de la evaluación del plan pastoral de
sus campos específicos y compatibilizar la propuesta de
planes específicos que se presentan al Consejo Dioce­sano
de Pastoral.

186
• Los Vicarios Zonales o los Arciprestes son nombrados
por el Obispo para coordinar en su nombre una Zona Pas-
toral, coordinando la vida y la misión de la Iglesia Dioce-
sana en ese territorio.
Preside el Equipo Zonal de Animación Pastoral, el Consejo
Zonal y procura que todos los agentes de pastoral y las
Parroquias, organismos e instituciones eclesiales desa-
rrollen su tarea de acuerdo al Plan Pastoral Diocesano y
Nacional.

• También, el Obispo elige personas para los diferen-


tes Organismos, Comisiones e Instituciones Dioce-
sanas para que en su nombre las presidan, coordinen y
animen. Se les llama con diferentes nombres tales como:
coordinadores, responsables, encargados, directores y
delegados.
Sus funciones son:
o Coordinar la propia Comisión con sus subcomisiones, si
las hay, y con sus Equipos de trabajo.
o Asegurar el funcionamiento de las subcomisiones y de los
Equipos de trabajo y que todos ellos tengan un Respon-
sable.
o Asegurar que cada Subcomisión y cada Equipo cumpla
con el plan y con los programas establecidos; y darles las
ayudas que para ello necesiten.
o Organizar con los Responsables respectivos el trabajo de
las subcomisiones y de los Equipos y resolver con ellos los
conflictos de competencias.
o Reunir a los Responsables de las subcomisiones y de los
Equipos de trabajo para la mutua información, coordina-
ción y evaluación de la acción pastoral que se está reali-
zando.
o Preparar la síntesis de la evaluación, la propuesta de plan
específico que se va a compartir con el Responsa­ble del
Departamento.
o Participar en el Consejo Diocesano de Pastoral.
o Mantener relaciones periódicas con las Comisiones Zonales
y Parroquiales así como con los Párrocos y Arciprestes.

Todas estos colaboradores para su correcto funciona-


miento necesitan una dirección articulada del Obispo, de manera
que se desarrolle un Plan Pastoral orgánico. Ayuda mucho si el
Obispo se reúne mensualmente con su Equipo de Animación Pas-
toral así como con los Vicarios y coordinadores de los diferentes
organismos pastorales.

187
3. Los Presbíteros, responsables inmediatos del Plan de
Pastoral en sus parroquias y en la misión encomendada.
El Concilio Vaticano II nos recuerda que los Obispos “re-
cibieron el ministerio de la comunidad con sus colaboradores, los
sacerdotes y diáconos” (LG 20). De este modo, los Presbíteros,
“llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su Obispo, un
único presbiterio, aunque destinado a diversos oficios.
En cada una de las comunidades locales de fieles, ellos re-
presentan al Obispo con quien se hallan confiada y animosamente
unidos y toman sobre sí una parte de la carga y solicitud pastoral y
la ejercitan en el diario trabajo. Ellos, bajo la autoridad del Obispo,
santifican y rigen la porción de la grey del Señor a ellos confiada,
hacen visible en cada lugar a la Iglesia universal y prestan eficaz
ayuda a la edificación del cuerpo total de Cristo (cf. Eph. 4, 12)”
(LG 28).
Ellos ejercen su ministerio en la triple función ministerial
de la Palabra, la Liturgia y la conducción de la comunidad…. Su
identidad ministerial es ser pastor” (CPD 468), “al servicio de su
Iglesia particular y de la Iglesia Universal”( ib 469, cfr PO 1), “en
comunión y colaboración responsable y necesaria con el ministe-
rio del obispo” (ib.)
Dentro del Plan de Pastoral vale aquí todo lo que hemos
dicho del Obispo respecto a la Diócesis aplicado a la misión enco-
mendada al presbítero. Por eso, el Concilio Plenario Dominicano
declara que “todo presbítero en la República Dominicana tiene
que asumir con ardor el plan nacional y diocesano de pastoral, y
colaborar con todo lo que se le solicite” (no. 484).
Esto que vale para todos los presbíteros, se concreta más
en los párrocos y en los vicarios parroquiales: “para el nombra-
miento de un párroco, asegúrese el Obispo de que éste conoce
y está en disposición de asumir el plan nacional y diocesano de
pastoral” (no. 832). “Igualmente, cada parroquia debe integrar
en su plan parroquial el plan diocesano de pastoral” (no. 833).
Como pastor propio, en comunión y dirección del Obispo,
el párroco se esfuerza “para que los fieles vivan la comunión
parroquial y se sientan a la vez miembros de la Diócesis y de la
Iglesia universal, y tomen parte en las iniciativas que miren a
fomentar esa comunión y la consoliden” (CIC, no. 529 & 2).
Un instrumento práctico para realizar esa misión lo cons-
tituye el Plan de Pastoral concretado en su Parroquia. En concre-
to, al Párroco y a sus Vicarios Parroquiales se les pide:
• Presidir la comunidad parroquial en nombre del Obispo,
siendo el principio de unidad de la comunidad parro­quial.
• Procurar que todas las actividades diocesanas, parroquia-
les, sectoriales, de comunidades y grupos apostólicos se

188
encaminen al logro de la idea fuerza, el objetivo último y
el fin del Modelo Ideal.
• En este sentido, se ocupa de que todas las actividades
anuales y mensuales tengan en cuenta el valor y el lema
del año y de cada mes.
• Anima y da seguimiento a la integración de los agentes de
pastoral al proceso del Plan Pastoral, especialmente, de
los presbíteros y diáconos.
• Desarrolla en sus cartas, circulares, programas de radio y
otros medios el valor del año y del mes.
• Discernir en el Espíritu los dones y carismas de las perso-
nas y de los diversos grupos apostólicos, darles lugar en
la organización parroquial y ayu­darles a ejercitarlos con
espíritu eclesial.
• Promover los diversos ministerios y animar a las personas
que los ejercen, consagrados y consagradas, diáconos y
laicos y laicas.
• Promover la comunicación de bienes en la comu­nidad pa-
rroquial en favor de los pobres, de los enfermos y de los
necesitados.
• Convocar y presidir el Consejo Parroquial de Pastoral, la
Asamblea Parroquial, el Equipo Parroquial de Animación
Pastoral, el Equipo de Coordinación Parroquial y el Conse-
jo Económico.
• Coordinar y animar los presbíteros y diáconos de la Pa-
rroquia.
• Decidir juntos el plan pastoral parroquial a través del cual
se coordinan todas las actividades, todas las personas y
grupos apostóli­cos, y todos los organismos y Comisiones
parro­quiales.
• Instituir, animar, formar y dar seguimiento a las diferen-
tes Comisiones o Equipos parroquiales.

En cuanto a los presbíteros que ejercen otros minis-


terios como capellanes de colegios; capellanes de hospitales;
capellanes de cárceles; asesores de movimientos estudiantiles,
universitarios y de otras categorías de personas; responsables
de institutos católicos de educación; etc., teniendo en cuenta la
diversidad de campos, les compete:
• Promover, de acuerdo con el plan diocesano de pasto-
ral, la comunidad en cuanto tal y que abarque a todos
los bautizados y a toda la gente de buena voluntad, es
decir: a todos los destinatarios directos e inmediatos del
servicio que se presta, a todos los que realizan el servicio
y colaboran en el mismo y a todas las familias que están

189
relacionadas directa o indirectamente con el servicio que
se presta.
• Realizar las actividades que el plan diocesano establece
para el campo pastoral específico y colaborar con las Co-
misiones diocesanas y zonales correspondientes.
• Favorecer la integración de las personas y de la misma
comunidad en las comunidades parroquia­les que corres-
ponda y promover la evangelización del ambiente.
• Servir al crecimiento personal de las personas, especial-
mente de los responsables y colaborado­res.
• Animar y coordinar los diversos grupos apostóli­cos invo-
lucrados en la evangelización del sector correspondiente.
• Guiar las acciones que se relacionan directamente con la
formación de la comunidad: retiros, jorna­das, etc.
• Convocar a todos aquellos que colaboran en el apostola-
do específico para evaluar la acción pastoral ya realizada,
para proponer el nuevo plan y para programar la acción
que se va a realizar.

4. Los Diáconos
El Concilio Vaticano II
ha restaurado el Diaconado
“como grado propio y per-
manente de la Jerarquía” (LG
29). Los diáconos “reciben la
imposición de manos, no en or-
den al sacerdocio sino en orden
al ministerio. Así, confortados
con la gracia sacramental, en
comunión con el Obispo y su
presbiterio, sirven al Pueblo de
Dios en la diaconía de la litur-
gia, de la palabra y de la caridad” (ib., cfr. CPD 57)
Les corresponde en su servicio pastoral, de acuerdo al Concilio
Plenario Dominicano:
• “ayudar a formar pequeñas comunidades y a presidirlas
en ausencia del presbítero”; (no. 570)
• “la administración pastoral de una parroquia” donde lo
requieran las necesidades y bajo la coordinación de un
presbítero; (no. 571)
• “coordinar varias comunidades o sectores parroquiales al
cuidado de animadores de asamblea y/o comunidades”
(572);
• “asesorar comisiones nacionales, diocesanas o parroquia-
les de pastoral” (no. 573);

190
• “entregarse a los diversos servicios de la caridad y admi-
nistración” (no. 575).
En todo su ministerio actuará de acuerdo al Plan Diocesa-
no y Nacional de Pastoral, implementándolo en las tareas asig-
nadas.

5. Los consagradas y consagrados.


La vida consagrada
“es un don particular de
la vida de la Iglesia” (CPD
954, cfr LG 43). De hecho,
“los consejos evangélicos
-castidad ofrecida a Dios,
pobreza y obediencia- como
fundados en las palabras y
ejemplos del Señor y reco-
mendados por los Apósto-
les, por los Padres, doctores
y pastores de la Iglesia, son un don divino que la Iglesia recibió del
Señor, y que con su gracia conserva fielmente” (LG 43).
Los consagrados y consagradas “tienen como objetivo
principal el testimoniar visiblemente ante el mundo el misterio
insondable de Cristo, manifestándolo realmente en sí mismos, ya
sea a través de la contemplación, ya sea anunciando el Reino de
Dios a las turbas, sanando enfermos y débiles, convirtiendo a los
pecadores a una vida mejor, bendiciendo a los niños, haciendo el
bien a todos, pero siempre obediente a la voluntad del Padre que
le envió” (CPD no. 955; cfr LG 46).
“Y como los consejos evangélicos tienen la virtud de unir
con la Iglesia y con su misterio de una manera especial a quienes
los practican, por la caridad a la que conducen, su vida espiritual
debe también estar consagrada al bien de toda la Iglesia. De ahí
nace el deber de trabajar según las fuerzas y según la forma de
la propia vocación, ya con la oración, ya con la actividad laborio-
sa, por implantar o robustecer en las almas el Reino de Cristo y
dilatarlo por todo el mundo.” (LG 44).
Por eso, se les pide a los consagrados y consagradas
asumir el Plan de Pastoral “desde su especificidad facilitando un
constante crecimiento eclesial” (CPD 829). Es decir, que desde su
propio carisma y en sus diferentes casas y obras hagan suyo y
promuevan el Plan de Pastoral, aportando la riqueza de su caris-
ma y recibiendo de la Iglesia Local impulso y apoyo para vivir en
comunión con ella su propia vocación. No se trata sólo de hacer
las actividades del Plan Pastoral con los que se trabaja sino vivir-
lo al interior de su propia comunidad.

191
Es importante que los consagradas y consagrados
ofrezcan “su generosa colaboración a la Iglesia Particular se-
gún las propias fuerzas y respetando el propio carisma ac-
tuando en plena comunión con el Obispo en el ámbito de la
evangelización, de la catequesis y de la vida de las Parro-
quias”. (VC 49; cfr DSD 93).
En el Plan de Pastoral Diocesano y Nacional caben todas
las iniciativas integradas dentro del conjunto de la Iglesia Local,
apoyándose y articulándose mutuamente. Del mismo modo, se
necesita la colaboración en la asesoría de las Comisiones Pas-
torales Diocesanas y Parroquiales, en los diferentes Consejos y
Equipos de animación y coordinación pastoral.
Una tarea en la que pueden las comunidades de vida con-
sagrada aportar al Plan de Pastoral es la promoción de la espiri-
tualidad de la comunión “ante todo en su interior, y, además en
la comunidad eclesial misma y más allá aún de sus confines, en-
tablando o restableciendo constantemente el diálogo de caridad”
(VC 51, cfr CPD 992).

6. Los agentes de pastoral laicos y laicas


“Por laicos se entienden aquí todos los fieles cristianos,
que no son miembros de un orden sagrado ni se hallan en un
estado religioso reconocido por la Iglesia; es decir, son los fieles
cristianos que, luego de estar incorporados a Cristo por el bau-
tismo y constituidos en Pueblo de Dios y hechos partícipes, a su
manera, de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo,
cumplen, por su parte, en la Iglesia y en el mundo, la misión
propia de todo el pueblo cristiano” (LG 31).
Los laicos tienen como tarea propia evangelizar con sus
palabras y con sus obras la sociedad en que viven. “La propia vo-
cación de los laicos consiste en buscar el reino de Dios, al tratar
y ordenar, según Dios, las cosas temporales. Viven en medio del
siglo, es decir, en todas y cada una de las actividades y profesio-
nes del mundo, en las condiciones ordinarias de la vida familiar y
social, con las que su existencia está como entretejida.
Allí están llamados por Dios a cumplir su propio cometido,
guiándose por el espíritu evangélico, de modo que, como una
levadura, contribuyan desde dentro a la santificación del mundo,
y de este modo descubran a Cristo a los demás, brillando, ante
todo, con el testimonio de su vida, por la fe, esperanza y caridad”
(LG 31). “En una palabra, lo que el alma es en el cuerpo, esto
deben ser los cristianos en el mundo” (LG 38).
Es decir, que “el campo propio de su actividad evangeli-
zadora, es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social,
de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las
192
artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación
de masas, así como otras realidades abiertas a la evangelización
como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el
trabajo profesional, el sufrimiento, etc” (EN 70).
“Además de este apostolado, que incumbe absolutamente
a todos los fieles, los laicos pueden también ser llamados de
diversos modos a cooperar más de cerca con el apostolado de
la Jerarquía, imitando a aquellos hombres y mujeres que ayu-
daban al apóstol Pablo en la evangelización, trabajando mucho
en el Señor (cf. Phil. 4, 3: Rom. 16, 3 ss.). Por lo demás, tie-
nen capacidad para que la Jerarquía les confíe el ejercicio, con
una finalidad espiritual, de determinadas funciones eclesiásticas”
(LG 33).
Así nos encontramos que “junto con el ministerio ordena-
do, pueden florecer otros ministerios, instituidos o simplemente
reconocidos, para el bien de toda la comunidad, atendiéndola
en sus múltiples necesidades: de la catequesis a la animación
litúrgica, de la educación de los jóvenes a las más diversas ma-
nifestaciones de la caridad” (NMI, 46).
A los laicos y laicas que asumen un apostolado concreto
en la Iglesia los llamamos agentes de pastoral laicos. Entre no-
sotros hay laicos que realizan diferentes ministerios instituidos
tales como animadores de asamblea, lectores, acólitos, ministros
extraordinarios de la comunión.
Asimismo, es grande el número de laicos y laicos que
ejercen diferentes ministerios reconocidos dirigidos tanto hacia
dentro de la Iglesia como hacia la sociedad. Entre ellos destaca-
mos: la catequesis, pastoral de la salud, animadores de grupos
y comunidades, promotores sociales, coros litúrgicos y de evan-
gelización, mensajeros, responsables y asesores de Comisiones
de Pastoral Nacionales, Diocesanas, Zonales, Parroquiales y Sec-
toriales.
También, los diferentes movimientos y comunidades ecle-
siales han desarrollado diferentes servicios de evangelización
en los que expresan sus carismas propios con abundante y rica
creatividad.
Todos estos agentes de pastoral laicos están llamados a
realizar el Plan de Pastoral en sus actividades parroquiales o en
sus diferentes movimientos y comunidades. Así lo expresa el I
Concilio Plenario Dominicano cuando dice que el plan de pastoral
“es obligatorio, no opcional, para todos los agentes de pastoral
que trabajan en la República Dominicana. Por tanto, toda activi-
dad evangelizadora debe estar, explícitamente, en consonancia
con él” (no. 824). Esto asegurará la vivencia de la Iglesia, miste-
rio de comunión de diversos miembros y ministerios, y la eficacia

193
de la acción pastoral con la participación coordinada de todos
(cfr. Puebla, 807).
Podemos dar gracias a Dios, porque nuestros agentes de
pastoral laicos y laicas han recibido con disponibilidad y alegría
el Plan de Pastoral, convirtiéndose en verdaderos protagonistas
de la nueva evangelización.

7. Los hombres y mujeres de buena voluntad,


nuestros socios.
En nuestro pueblo nos encontraremos con muchas perso-
nas que, aunque no están comprometidas ni se han integrado a
la comunidad, siempre colaboran con espontaneidad y gran dis-
ponibilidad para el desarrollo de las diferentes actividades que se
organizan para la implementación del Plan de Pastoral.
Esta colaboración se da en forma de apoyo moral a po-
siciones y acciones de la Iglesia, con servicios y con recursos
materiales y financieros. Muchos brindan su confianza y su cre-
dibilidad a la Iglesia; se alegran con sus aportes a la sociedad y
buscan su orientación para diferentes situaciones.
Cultivar esta mutua ayuda es parte de la ejecución del
Plan de Pastoral, ya que permitirá llegar a un número más amplio
de personas y de ambientes sociales con la evangelización.
Concluyamos recordando estas hermosas palabras del
Concilio Vaticano II: “Este carácter de universalidad, que distin-
gue al Pueblo de Dios, es un don del mismo Señor, por el que
la Iglesia católica tiende eficaz y perpetuamente a concentrar la
Humanidad entera con todos sus bienes, en Cristo como Cabeza,
en la unidad de su Espíritu.
En virtud de esta catolicidad cada una de las partes pre-
senta sus propios dones a las otras partes y a toda la Iglesia, de
suerte que el todo y cada uno de sus elementos se aumentan con
todos los que mutuamente se comunican y tienden a la plenitud
en la unidad.
Todos los hombres están, pues, llamados a esta unidad
católica del Pueblo de Dios, que prefigura y promueve la paz
universal; a ella pertenecen de varios modos o se destinan tan-
to los fieles católicos como los otros cristianos, e incluso todos
los hombres en general, llamados a la salvación por la gracia de
Dios” (LG 13).

194
Lea en el punto 1 estas citas y luego complete
estas frases:
“Ese _____________ mesiánico tiene por cabeza a _______,
Tiene como naturaleza la___________________ y __________
___________de los __________________de Dios, en cuyo co-
razón habita el Espíritu _______________ como en un templo_
________________. Tiene como ley el nuevo_______________
_______del__________ amor, como Cristo mismo nos________
(cfr. Io. 13, 34). Tiene, últimamente, como fin el ____________
_____ de Dios, incoado por el mismo Dios en la _____________
y que debe dilatarse hasta que sea ________________ por El
mismo al final de los___________, cuando se manifieste _____
_____________.
Y, es a este ________________Pueblo suyo, el que Cristo hace
“________________________________de la redención de to-
dos y, como luz del _________________y sal de la _________
______ (cf. Mat. 5, 13-16), es enviado a todo______________
__” (LG,9).
“Todos los fieles tienen el _________________ y el ________
_________ de trabajar para que el mensaje divino de ______
________________alcance más y más a los hombres de todo
__________________y del orbe ___________ (ib, 210 y 211).

195
Indique quién realiza la función que se presenta a conti-
nuación utilizando una de estas palabras:

Vicario de pastoral. Obispo. Diócesis. Vicario


General. Responsable de Comisión. Vicario Zonal
o Arcipreste. Presbítero. Diáconos. Consagrados
y consagradas. Agentes de pastoral laicos.

1._________________________. Es nombrado po el
Obispo para presidir en su nombre una Zona Pastoral, coordinan-
do la vida y la misión de la Iglesia Diocesana en ese territorio.

2.______________ es una porción del Pueblo de Dios que cons-


tituye una Iglesia particular, en la que verdaderamente está y
obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostóli-
ca” (CD 11).

3. El ____________________ y el ____________________
_________ procuran que todas las actividades diocesanas, pa-
rroquiales, sectoriales, de comunidades y grupos apostólicos se
encaminen al logro de la idea fuerza, el objetivo último y el fin
del Modelo Ideal.

4. _________________como sucesor de los Apóstoles es a quien


el Señor ha puesto a la cabeza y al frente de su casa, que es su
pueblo, y en virtud del Espíritu Santo que se les ha dado, es
constituido como Pastor en la Iglesia.

5._______________________________ coordinar la propia Co-


misión con sus subcomisiones, si las hay, y con sus Equipos de
trabajo.

6. El ____________________ ayuda al Obispo en el gobierno


con potestad ordinaria. En ausencia del Obispo, él realiza todas
sus funciones.

7. ________________________________asumen el Plan de
Pastoral desde su propio carisma y promueven el Plan de Pasto-
ral, aportando la riqueza de su carisma.

8. “Todo_________________________ en la República Domi-


nicana tiene que asumir con ardor el plan nacional y diocesano

196
de pastoral, y colaborar con todo lo que se le solicite” (I Concilio
Plenario Dominicano, no. 484).

9. El_______________________________ayuda al Obispo a la
coordinación y conducción del Plan de Pastoral a nivel diocesa-
no.

10. Los __________________________________confortados


con la gracia sacramental, en comunión con el Obispo y su pres-
biterio, sirven al Pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la
palabra y de la caridad.

11. A los laicos y laicas que asumen un apostolado concreto en la


Iglesia los llamamos_____________________________

Al lado de cada frase coloque V si es verdadero y F si es falso.

1. El Plan de Pastoral Diocesano y Nacional es algo opcional en la


Iglesia que peregrina en la República Dominicana__________.

2. El Obispo en cada Diócesis es el primer responsable de la eje-


cución del Plan de Pastoral______.

3. Los presbíteros en sus parroquias o en cualquier otro ministerio


trabajan por lograr el Modelo Ideal del Plan Pastoral_______.

4. Sólo a los laicos y laicas es que le corresponde trabajar en el


Plan Pastoral______.

5. Los consagrados y consagradas hacen suyo en su trabajo y en


su vida de comunidad el Plan Pastoral______.

6. Son colaboradores del Plan Pastoral todos los que ayudan para
que sus diferentes se realicen_____________.

7. Los diáconos no tienen nada que ver con el Plan Pastoral.

8. Todo el Pueblo de Dios es el sujeto del Plan Pastoral_______


_____.

197
Conclusión
Nuestro Plan de Pastoral, un instrumento práctico para
aplicar el Documento de Aparecida
A modo de conclusión, presentamos las grandes líneas del
reciente Documento de Aparecida que inspirará la evangelización
de nuestras Iglesias latinoamericanas y caribeñas y su relación
con nuestro Plan de Pastoral que consideramos como un medio
práctico para aplicar las conclusiones de la V Conferencia del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe.

I. Las grandes líneas del Documento de Aparecida


El pasado 13 al 31 de Mayo de
este año 2007 la Iglesia que camina en
América Latina y el Caribe vivió la cele-
bración de la V Conferencia del Episco-
pado Latinoamericano y del Caribe en el
Santuario de Nuestra Señora de Apare-
cida, Brasil. De ella emanó un hermoso
y entusiasta Documento Conclusivo en
el que se analizan los desafíos actuales
a la nueva evangelización y se propo-
nen criterios, líneas de acción y propuestas para responder a sus
nuevas exigencias.
Esta V Conferencia se propuso, como lo indicara en su
Discurso Inaugural el Papa Benedicto XVI, “la gran tarea de
custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, y recordar también
a los fieles de este continente que, en virtud de su bautismo,
están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo” (no.
10). En otras palabras, “se trata de confirmar, renovar y revi-
talizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia,
desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que
suscite discípulos y misioneros” (no. 11) .
Esta tarea evangelizadora se encuentra en un momento
especial ya que “se abre paso un nuevo período de la historia con
desafíos y exigencias, caracterizado por el desconcierto generali-
zado que se propaga por nuevas turbulencias sociales y políticas,
por la difusión de una cultura lejana y hostil a la tradición cristia-
na, por la emergencia de variadas ofertas religiosas, que tratan
de responder, a su manera, a la sed de Dios que manifiestan
nuestros pueblos” (no. 10).
199
Estos fenómenos tienen sus nombres propios y ha-
cen que nuestros pueblos y nuestra Iglesia se muevan
entre:
1) LA GLOBALIZACION con sus grandes aportes y sus
grandes consecuencias negativas entre las que se destaca la PO-
BREZA CRECIENTE de nuestros pueblos (no. 34-35; 60-87).
2) El SECULARISMO que parte de ideas filosóficas que
crea un estilo de vida donde Dios no cuenta y del que se puede
prescindir y una gran RELIGIOSIDAD POPULAR (nos. 37-
40;43-59; 258-265),y la vitalidad renovada de nuestra
Iglesia (98-100).
3) El PLURALISMO RELIGIOSO que abre muchas posi-
bilidades de expresiones religiosas diferentes a la Iglesia Católica
con el crecimiento de los grupos cristianos no católicos y grupos
tradicionales y esotéricos y el consiguiente DEBILITAMIENTO
DE LA IDENTIDAD CATOLICA (no. 100 a,f,g,h; 225; 232).
Para responder a esta nueva situación “la Iglesia está
llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y
audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamerica-
nas y mundiales. No puede replegarse frente a quienes sólo ven
confusión, peligros y amenazas, o de quienes pretenden cubrir la
variedad y complejidad de situaciones con una capa de ideologis-
mos gastados o de agresiones irresponsables” (no. 11).
Por eso, la Iglesia en América Latina y el Caribe se
propone:
1) Ante el secularismo y el debilitamiento de la
identidad católica:
1.1 Fortalecer nuestra vocación de discípulos misio-
neros, (capítulo 4, nos. 129-153), viviendo en comunión
con la Trinidad y entre ellos (capítulo 5, nos. 154-163).
Comunión que se concreta en los lugares de comu-
nión (diócesis, parroquias, comunidades eclesiales de base y
pequeñas comunidades, conferencias episcopales) (nos. 164-
183) con vocaciones específicas (nos. 184-224): Obispos,
discípulos misioneros de Jesús Sumo Sacerdote; Presbíteros,
discípulos misioneros de Jesús Buen Pastor; los párrocos, ani-
madores de una comunidad de discípulos misioneros; Diáconos
permanentes, discípulos misioneros de Jesús Servidor; fieles
laicos y laicas, discípulos misioneros de Jesús, Luz del Mundo;
Consagrados y consagradas, discípulos misioneros de Jesús,
Testigo del Padre.
Comunión que se extiende a los que han dejado la
Iglesia para unirse a otros grupos religiosos (225-226) y
nos lleva a incentivar el diálogo ecuménico, la relación con
el judaísmo y el diálogo interreligioso (227-239).

200
1.2 Optar por la formación de los discípulos misio-
neros marcada por la espiritualidad trinitaria del encuentro
con Jesucristo, (nos. 240-275) que se deja encontrar: en
la Palabra (la Lectio Divina); en la Sagrada Liturgia (Eucaristía,
Reconciliación,oración personal y comunitaria); en la comunidad
viva en la fe y en el amor fraterno; de un modo especial en los
pobres, afligidos y enfermos; y en la piedad popular.
Y tiene en María un modelo, una madre, un paradigma
y una “imagen acabada y fidelísima del seguidor de Cristo” y
cuentan con los apóstoles y santos, como San Pedro, San
Pablo, San José y tantos hombres y mujeres que esparcieron
las semillas del Evangelio, viviendo valientemente su fe, incluso
derramando su sangre como mártires.
Esta formación tiene cinco aspectos fundamentales: en-
cuentro con Jesucristo, la conversión, el discipulado, la comunión
y la misión. Ha de ser integral, kerygmática y permanente;
atenta a dimensiones diversas: dimensión humana- comuni-
taria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera; que respeta los
procesos personales y grupales que contempla el acompaña-
miento de los discípulos y en la espiritualidad de la acción
misionera.
Con dos momentos interconectados: iniciación cris-
tiana y la catequesis permanente.
La iniciación cristiana: tiene como finalidad poner en
contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado, en la forma de
catecumenado bautismal para los no bautizados, y en la forma
de catecumenado postbautismal para los bautizados no suficien-
temente catequizados (nos. 286-294).
La catequesis realizada como “un itinerario cate-
quético permanente” como una verdadera escuela de forma-
ción integral que acompaña la fe ya presente en la religiosidad
popular (295-300).
Los lugares de formación son: la Familia, primera es-
cuela de la fe; las Parroquias; las Pequeñas comunidades ecle-
siales, los movimientos eclesiales y nuevas comunidades; la Pas-
toral Vocacional, los Seminarios y casas de formación religiosa y
la educación católica: los centros educativos católicos, universi-
dades y centros superiores católicos. (nos. 301-346)
2. Ante la cultura de la muerte se reafirma nuestra
misión de discípulos como un servicio para que todos ten-
gan vida.
3. Ante la pobreza creciente se hace una firme y de-
cidida opción preferencial por los pobres y excluidos, con
una pastoral social orgánica, trabajando por la globalización de
la solidaridad y de la justicia internacional.

201
4. Ante las amenazas que sufren las familias se opta
por ellas como un eje transversal de la acción evangeliza-
dora, promoviendo la cultura de la vida y el cuidado del medio
ambiente.
5. Ante la amenaza que sufre la cultura de nues-
tros pueblos y la penetración cada vez más fuerte de una
nueva cultura que promueve la globalización, se reafirma
el respeto y aprecio de nuestras culturas y se opta por
la evangelización en aquellos ámbitos donde se gesta la
cultura tales como la escuela pública, la comunicación social,
los nuevos areópagos y centros de decisión, la vida pública y las
ciudades.
En este sentido, se decide por la inculturación del
Evangelio, la Pastoral de la Comunicación, la Pastoral Ur-
bana y la integración y fraternidad de los pueblos latinoa-
mericanos, de sus pueblos indígenas y afroamericanos.
Para realizar esta nueva evangelización, la V Con-
ferencia, “recordando el mandato de ir y de hacer discípulos
(cf. Mt 28, 20), desea despertar la Iglesia en América Latina y
El Caribe para un gran impulso misionero. No podemos desapro-
vechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés!
¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las
comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don
del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sen-
tido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza!
No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en
nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para
proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra,
que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salva-
dos por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos
convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus
discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en nuestro
Continente” (no. 548).
De ahí se desprende la convocatoria a una Misión Conti-
nental, “que buscará poner a la Iglesia en estado permanente de
misión”(no. 553), de modo que “llevemos nuestras naves mar
adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las
tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparará
grandes sorpresas” (id).
Este compromiso de una gran misión en todo el Conti-
nente “nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones
y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un
discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión mi-
sionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte con-
moción que le impida instalarse en la comodidad, el estanca-

202
miento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres
del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se
convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en
Cristo” (no. 362).
Para hacer operativo de manera eficaz esta opción mi-
sionera el Documento de Aparecida deja bien claro que la “Dió-
cesis, presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la co-
munión y la misión. Ella debe impulsar y conducir una acción
pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que la va-
riedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se
orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar vida
en el propio territorio.
Este proyecto, que surge de un camino de variada partici-
pación, hace posible la pastoral orgánica, capaz de dar respuesta
a los nuevos desafíos. Porque un proyecto sólo es eficiente si
cada comunidad cristiana, cada parroquia, cada comunidad edu-
cativa, cada comunidad de vida consagrada, cada asociación o
movimiento y cada pequeña comunidad se insertan activamente
en la pastoral orgánica de cada diócesis. Cada uno está llamado
a evangelizar de un modo armónico e integrado en el proyecto
pastoral de la Diócesis” (no.169).
Este “proyecto pastoral de la Diócesis, camino de pastoral
orgánica, debe ser una respuesta consciente y eficaz para aten-
der las exigencias del mundo de hoy, con “indicaciones progra-
máticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación
y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios nece-
sarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las perso-
nas, modele las comunidades e incida profundamente mediante
el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la
cultura” (NMI,29)” (no. 371).

II. Nuestro Plan Nacional y Diocesano
Gracias a Dios, durante
25 años nuestra Iglesia en la Re-
pública Dominicana ha elaborado
tres planes a nivel nacional y dio-
cesano, lo que nos permite res-
ponder con agilidad y prontitud a
este llamado de la V Conferencia.
En concreto, encontramos
que nuestro Tercer Plan Pastoral
ha sido confirmado grandemente por este Documento de Apare-
cida que le ofrece muchas más razones para su implementación
y desarrollo. Fijémonos en varios aspectos del Plan de Pastoral
con clara referencia en el Documento de Aparecida.

203
1. Los criterios de nuestro Plan de Pastoral en el Docu-
mento de Aparecida.
Veamos cada uno de los cinco criterios de nuestro Plan de
Pastoral colocando a su lado lo que dice el Documento de Apa-
recida sobre él.

Primer Criterio: Con Relación al Tipo de Acción


Optamos por un proceso evangelizador permanente
definido en un itinerario de fe.

Todo el Documento de Aparecida es una invitación a una


evangelización concebida como un proceso de formación “per-
manente y dinámica de acuerdo con el desarrollo de las personas
y al servicio que están llamadas a prestar, en medio de las exi-
gencias de la historia” (no. 279).
La razón es muy clara y sencilla: “llegar a la estatura de
la vida nueva en Cristo, identificándose profundamente con Él y
su misión, es un camino largo, que requiere itinerarios diversi-
ficados, respetuosos de los procesos personales y de los ritmos
comunitarios, continuos y graduales” (no. 281).
En concreto, “la diócesis, el eje central deberá ser un
proyecto orgánico de formación, aprobado por el Obispo y ela-
borado con los organismos diocesanos competentes, teniendo en
cuenta todas las fuerzas vivas de la Iglesia particular: asociacio-
nes, servicios y movimientos, comunidades religiosas, pequeñas
comunidades, comisiones de pastoral social, y diversos organis-
mos eclesiales que ofrezcan la visión de conjunto y la convergen-
cia de las diversas iniciativas” (ib.)

Segundo Criterio: en Relación a los Destinatarios


Optamos por una acción evangelizadora dirigida a todos
los hombres y mujeres, bautizados y no bautizados,
comprometidos y no comprometidos, a los alejados y
descristianizados.

Como Jesús hizo en su tiempo “Él sigue convocando, si-


gue invitando, sigue ofreciendo incesantemente una vida digna
y plena para todos. Nosotros somos ahora, en América Latina y
El Caribe, sus discípulos y discípulas, llamados a navegar mar
adentro para una pesca abundante. Se trata de salir de nuestra
conciencia aislada y de lanzarnos, con valentía y confianza (pa-
rresía), a la misión de toda la Iglesia” (363).
De ahí que “la Diócesis, en todas sus comunidades y es-
tructuras, está llamada a ser una “comunidad misionera” (cf ChL
32. Cada Diócesis necesita robustecer su conciencia misionera,

204
saliendo al encuentro de quienes aún no creen en Cristo en el
ámbito de su propio territorio y responder adecuadamente a los
grandes problemas de la sociedad en la cual está inserta. Pero
también, con espíritu materno, está llamada a salir en búsqueda
de todos los bautizados que no participan en la vida de las comu-
nidades cristianas” (no. 168).
Este afán y anuncio misionero tiene que “pasar de per-
sona a persona, de casa en casa, de comunidad en comunidad”
(550) y “abraza con el amor a Dios a todos y, especialmente, a
los pobres y a los que sufren”; como testigos y misioneros “en las
grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra
América, en todos los ambientes de la convivencia social, en los
más diversos “areópagos” de la vida pública de las naciones, en
las situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes
nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia” (no. 548);
“buscando dialogar con todos en espíritu de comprensión y de
delicada caridad” (DI).
De modo que impregne el complejo mundo del trabajo,
la cultura, las ciencias y las artes, la política, los medios de co-
municación y la economía, así como los ámbitos de la familia, la
educación, la vida profesional” (no. 174).

Tercer Criterio: Con relación al Sujeto de la Acción


Toda la Iglesia es la que evangeliza, es decir, que todos sus
miembros, todos los bautizados y bautizadas, ordenados y
laicos son llamados por Dios a evangelizar.

Todos los miembros de la Iglesia “son responsables de


la evangelización de los hombres y mujeres en cada ambiente.
El Espíritu Santo, que actúa en Jesucristo, es también enviado
a todos en cuanto miembros de la comunidad, porque su acción
no se limita al ámbito individual, sino que abre siempre a las co-
munidades a la tarea misionera, así como ocurrió en Pentecostés
(cf. Hch 2, 1-13)” ( no. 171).
Por eso, “en el pueblo de Dios, “la comunión y la misión
están profundamente unidas entre sí… La comunión es misione-
ra y la misión es para la comunión”. En las iglesias particulares,
todos los miembros del pueblo de Dios, según sus vocaciones
específicas, estamos convocados a la santidad en la comunión y
la misión” (no. 163).
Es interesante que el Documento de Aparecida describe
cada una de esas vocaciones desde la perspectiva propia de ser
discípulos misioneros (nos. 186-224). El mismo Papa Bene-
dicto XVI en su Discurso Inaugural invitó a “una misión evange-
lizadora que convoque todas las fuerzas vivas de este inmenso

205
rebaño” que es pueblo de Dios en América Latina y El Caribe:
“sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que se prodigan, mu-
chas veces con inmensas dificultades, para la difusión de la ver-
dad evangélica” (no. 550).

Cuarto Criterio: En relación a la Pedagogía de la Acción


La pedagogía de la acción evangelizadora se desarrolla
en la relación permanente entre el Evangelio y la vida
personal, familiar, comunitaria y social, en búsqueda de la
coherencia entre Palabra y vida; hechos y palabras y con
un método participativo.

El Documento de Aparecida usa esta pedagogía propia del


método ver, juzgar y actuar. Lo define así: “Este método implica
contemplar a Dios con los ojos de la fe a través de su Palabra
revelada y el contacto vivificante de los Sacramentos, a fin de
que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a
la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo, Camino,
Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia, Cuerpo Místico de
Cristo y Sacramento universal de salvación, en la propagación
del reino de Dios, que se siembra en esta tierra y que fructifica
plenamente en el Cielo” ( no. 19).
Como lo comprueba la experiencia latinoamericana y ca-
ribeña “este método nos permite articular, de modo sistemático,
la perspectiva creyente de ver la realidad; la asunción de crite-
rios que provienen de la fe y de la razón para su discernimiento y
valoración con sentido crítico; y, en consecuencia, la proyección
del actuar como discípulos misioneros de Jesucristo” (ib).
La Pastoral de la Iglesia está clara que “no puede pres-
cindir del contexto histórico donde viven sus miembros. Su vida
acontece en contextos socioculturales bien concretos. Estas
transformaciones sociales y culturales representan naturalmente
nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino
de Dios” (no. 367).
Esta metodología que une fe-vida “requiere que las comu-
nidades eclesiales sean comunidades de discípulos misioneros en
torno a Jesucristo, Maestro y Pastor. De allí, nace la actitud de
apertura, de diálogo y disponibilidad para promover la corres-
ponsabilidad y participación efectiva de todos los fieles en la vida
de las comunidades cristianas. Hoy, más que nunca, el testimo-
nio de comunión eclesial y la santidad son una urgencia pastoral.
La programación pastoral ha de inspirarse en el mandamiento
nuevo del amor (cf. Jn 13, 35)(NMI 43)” (no. 368).
A la hora de elaborar y ejecutar el Plan Pastoral “los lai-
cos deben participar del discernimiento, la toma de decisiones,

206
la planificación y la ejecución. Este proyecto diocesano exige un
seguimiento constante por parte del obispo, los sacerdotes y los
agentes pastorales, con una actitud flexible que les permita man-
tenerse atentos a los reclamos de la realidad siempre cambiante”
(no. 371).

Quinto Criterio: Con relación a las Estructuras Organizativas


Optamos por unas estructuras eclesiales al servicio de la
evangelización, que facilitan la comunión, la participación,
el diálogo y la corresponsabilidad de todo el Pueblo de Dios.

El Documento de Aparecida deja bien claro que todas las


estructuras eclesiales están llamadas a estar al servicio de la
evangelización: “El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de
su Padre. Por eso, pide a sus discípulos: “¡Proclamen que está
llegando el Reino de los cielos!” (Mt 10, 7). Se trata del Reino de
la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el
contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida
plena para todos. Por eso, la doctrina, las normas, las orientacio-
nes éticas, y toda la actividad misionera de la Iglesia, debe dejar
transparentar esta atractiva oferta de una vida más digna, en
Cristo, para cada hombre y para cada mujer de América Latina y
de El Caribe” (no. 361).
De ahí que “esta firme decisión misionera debe impregnar
todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de
diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de
cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe ex-
cusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los
procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar
las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de
la fe” (no. 365).
Esto implicará una profunda conversión personal de “so-
meterlo todo al servicio de la instauración del Reino de vida.
Obispos, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y
consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una ac-
titud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar
con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las
Iglesias” (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos en los
que Dios se manifiesta” (no. 366).
Conversión personal que lleva a una conversión pastoral
de nuestras comunidades que “exige que se pase de una pastoral
de mera conservación a una pastoral decididamente misionera.
Así será posible que “el único programa del Evangelio siga intro-
duciéndose en la historia de cada comunidad eclesial” (NMI 12)
con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste

207
como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una
escuela permanente de comunión misionera” (370).
Por ejemplo, “una parroquia, comunidad de discípulos mi-
sioneros, requiere organismos que superen cualquier clase de
burocracia. Los Consejos Pastorales Parroquiales tendrán que
estar formados por discípulos misioneros constantemente pre-
ocupados por llegar a todos. El Consejo de Asuntos Económicos,
junto a toda la comunidad parroquial, trabajará para obtener los
recursos necesarios, de manera que la misión avance y se haga
realidad en todos los ambientes. Estos y todos los organismos
han de estar animados por una espiritualidad de comunión mi-
sionera: “Sin este camino espiritual de poco servirían los instru-
mentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin
alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y
crecimiento” NMI 43)” (no. 203).

2. Nuestro Plan de Pastoral pretende ser un instrumen-


to para realizar el Discipulado Misionero que propugna el
Documento de Aparecida.
Tal como hemos explicado en los capítulos precedentes
nuestro Plan de Pastoral pretende realizar un itinerario de fe
que lleve a formar discípulos misioneros y a impregnar con los
valores del Evangelio el ambiente en que se desenvuelve nues-
tro pueblo en general. Pretende realizar “la evangelización de
las grandes ciudades como del mundo rural de nuestro conti-
nente, que nos está exigiendo imaginación y creatividad para
llegar a las multitudes que anhelan el Evangelio de Jesucristo”
(no. 173).
Este itinerario o camino de evangelización está organiza-
do de tal manera que comprende los aspectos fundamentales del
proceso de formación propuestos por el Documento de Apareci-
da: el encuentro con Jesucristo, la conversión, el discipulado, la
comunión y la misión (ver no.278)
Del mismo modo, hace operativos de los criterios gene-
rales de ese proceso formativo que son: una formación integral,
kerygmática y permanente (no. 279); atenta las dimensiones hu-
mana y comunitaria, espiritual, intelectual, pastoral y misionera
(no. 280); respetuosa de los procesos (no. 281) y que acompaña
a los discípulos (no. 282-283) y los introduce en la espiritualidad
misionera (284).
El proceso de anuncio kerygmático o de iniciación cristia-
na lo realiza lentamente desde los valores y expresiones cultura-
les creando un terreno favorable a la fe, a la vivencia comunitaria
y dando pequeños pasos de acción misionera. Para algunos, le
parece muy lento, pero si se desarrollan los diferentes pasos

208
o estrategias que establece el Plan Pastoral se producen frutos
abundantes, consistentes, personales y comunitarios.
Es importante destacar que el proceso de nuestro Plan Pas-
toral tiene en cuenta “el tesoro de la religiosidad popular de nues-
tros pueblos, para que resplandezca cada vez más en ella “la perla
preciosa” que es Jesucristo, y sea siempre nuevamente evangeliza-
da en la fe de la Iglesia y por su vida sacramental” (no. 549).
Asimismo, su itinerario de formación responde al llama-
do del Documento de Aparecida de realizar la inculturación del
Evangelio (nos. 476-480) ya que se organiza alrededor de acon-
tecimientos culturales, religiosos, patrios y litúrgicos, valorando
sus expresiones, sus símbolos y su sabiduría. También, busca
entrar en el lenguaje de la nueva cultura y se propone el uso
de los medios de comunicación social para la divulgación de sus
mensajes y acciones.
Hay algo muy importante dentro de nuestro proyecto pas-
toral que se realiza sin mucho ruido, pero que avanza poco a poco
es que su finalidad no se concentra sólo en los que participan de
las celebraciones o se integran activamente, sino que a través
de la comunidad existente se busca llegar a crear una conciencia
activa de los valores del Reino en vistas a la integración de toda
la gente que vive en el sector o en la Parroquia se sienta y se
organice como un pueblo que es. Este trabajo pretende colaborar
en la liberación y transformación social de nuestras sociedad, tal
como lo insiste el Documento de Aparecida en su capítulo 8. No
se reduce esta acción a la Pastoral Social, que debe ser organi-
zada de manera operativa, sino que toda la Iglesia se involucra
en esta tarea como parte de su acción evangelizadora.
Algo que insiste nuestro Plan de Pastoral es en su carácter
de ser un plan global, es decir, que incluye a todos los que son
Iglesia y abarca todo lo que es la Iglesia. Este aspecto de globa-
lidad ha quedado bien resaltado en el Documento de Aparecida
que ha querido mirar a todos y a todo incluyéndolos ya sea como
sujetos o como objeto dentro de la misión evangelizadora.
Por eso, se refiere a la Pastoral Comunitaria: a las multi-
tudes (no. 380); a las Comunidades (nos. 178-180;307-313); la
familia (432-437; 451-469).
Se enfatiza las pastorales específicas: con los niños (438-
441); los adolescentes y jóvenes (442-446); los ancianos (447-
450); la pastoral universitaria (341-346); los profesionales y los
que participan activamente en los nuevos aerópagos y centros
de decisión (nos. 491-508).
Los servicios pastorales son analizados y convocados a
desarrollarse en clave misionera: la formación de los discípulos:
iniciación cristiana y catequesis permanente (nos. 276-313);

209
la Liturgia (nos. 175-177); la Pastoral Social (capítulo 8); Pas-
toral de la Salud (417-421); Pastoral de la Movilidad Humana
(411-416); Pastoral Penitenciaria (427-430); Pastoral de la Mu-
jer (451458); Pastoral Ecológica (470-475);Pastoral Educativa
(328-340;481-483); Misión ad Gentes (373-379); Ecumenismo
y Diálogo interreligioso (225-239).
También, se presenta la Pastoral Ministerial: con los pres-
bíteros (191-204); con los diáconos (205-208); los consagra-
dos y consagradas (216-224); agentes de pastoral laicos y laicas
(209-215); con los seminaristas (314-327).
En cuanto a las estructuras de comunión y participación
se destaca la Pastoral de la Comunicación (484-490) y se propo-
ne una acción pastoral orgánica que articule carismas, ministe-
rios, servicios y organizaciones en un mismo proyecto misionero
(169); se reconoce “el valor y la eficacia de los Consejos parro-
quiales, Consejos diocesanos y nacionales de fieles laicos (215);
las Conferencias Nacionales de los Religiosos y de los Institutos
Seculares (223).
Nos alienta el Documento de Aparecida, inspìrado en la
Novo Millenio Ineunte, a proseguir y profundizar la espiritualidad
de la comunión, por la que hemos optado en nuestro Plan de Pas-
toral.: “La conversión de los pastores nos lleva también a vivir y
promover una espiritualidad de comunión y participación, “pro-
poniéndola como principio educativo en todos los lugares donde
se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los minis-
tros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales,
donde se construyen las familias y las comunidades”(NMI 43).
La conversión pastoral requiere que las comunidades eclesiales
sean comunidades de discípulos misioneros en torno a Jesucris-
to, Maestro y Pastor” (no. 368; ver capítulo 5 ).
Finalmente descubrimos en el Documento de Aparecida
algunas estrategias o pasos que hemos adoptado ya en nuestro
Plan como son la sectorización y sus equipos de coordinación:”
Teniendo en cuenta las dimensiones de nuestras parroquias, es
aconsejable la sectorización en unidades territoriales más pe-
queñas, con equipos propios de animación y coordinación que
permitan una mayor proximidad a las personas y grupos que
viven en el territorio” (372, ver 518c).
Nuestra red de mensajeros y los integrantes de nuestras
diversas comisiones pastorales encuentran aliento y entusiasmo en
estas palabras del Documento de Aparecida: “Los mejores esfuer-
zos de las parroquias, en este inicio del tercer milenio, deben estar
en la convocatoria y en la formación de laicos misioneros. Solamen-
te a través de la multiplicación de ellos podremos llegar a responder
a las exigencias misioneras del momento actual” (no. 174).

210
Nuestro objetivo de formar un pueblo organizado en pe-
queñas comunidades y grupos de vida está ampliamente reafir-
mado en el Documento de Aparecida: La vida en comunidad es
esencial a la vocación cristiana. El discipulado y la misión siem-
pre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no quiso sal-
varnos aisladamente, sino formando un Pueblo (LG 9). Este es
un aspecto que distingue la vivencia de la vocación cristiana de
un simple sentimiento religioso individual. Por eso, la experiencia
de fe siempre se vive en una Iglesia Particular” (164).
Por eso, es “es recomendable que los agentes misioneros
promuevan la creación de comunidades de familias que fomen-
ten la puesta en común de su fe cristiana y las respuestas a los
problemas (372; ver 178-180, 517 e). De ahí, la insistencia de
que la Parroquia sea en verdad “comunidad de comunidades”
(5.2.2) o “comunidad de discípulos misioneros” (203) y toda la
Diócesis sea llamada “comunidad misionera” (168).
Concluimos diciendo que nuestro Plan de Pastoral es un
instrumento práctico y válido para realizar esta Misión Continen-
tal que se propone en el Documento de Aparecida para hacer
realidad estas esperanzas expresadas en el Mensaje Final de la V
Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe:

• “Ser una Iglesia viva, fiel y creíble que se alimenta en la


Palabra de Dios y en la Eucaristía.
• Vivir nuestro ser cristiano con alegría y convicción como
discípulos-misioneros de Jesucristo.
• Formar comunidades vivas que alimenten la fe e impul-
sen la acción misionera.
• Valorar las diversas organizaciones eclesiales en espíritu
de comunión.
• Promover un laicado maduro, corresponsable con la mi-
sión de anunciar y hacer visible el Reino de Dios.
• Impulsar la participación activa de la mujer en la sociedad
y en la Iglesia.
• Mantener con renovado esfuerzo nuestra opción prefe-
rencial y evangélica por los pobres.
• Acompañar a los jóvenes en su formación y búsqueda de
identidad, vocación y misión, renovando nuestra opción
por ellos.
• Trabajar con todas las personas de buena voluntad en la
construcción del Reino.
• Fortalecer con audacia la pastoral de la familia y de la
vida.
• Valorar y respetar nuestros pueblos indígenas y afrodes-
cendientes.

211
• Avanzar en el diálogo ecuménico “para que todos sean
uno”, como también en el diálogo interreligioso.
• Hacer de este continente un modelo de reconciliación, de
justicia y de paz.
• Cuidar la creación, casa de todos en fidelidad al proyecto
de Dios.
• Colaborar en la integración de los pueblos de América
Latina y el Caribe.
¡Que este Continente de la esperanza también sea el Continente
del amor, de la vida y de la paz!”(no. 5).

212
Para conocer y profundizar más

AA.VV. Directorio para las ejercitaciones por un Mundo Mejor,


edición multicopia, Roma, 1994.

Cappelaro, Juan B., Servir al Pueblo desde la Diócesis, Indo-


american press service-Editores, Bogota, 1993.
_______________, Edificándonos como Pueblo de Dios, 6 cua-
dernos, CELAM, Bogotá, 1999.

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CIC.

Concilio Vaticano II, Constituciones, Decretos, Declaraciones,


BAC, Madrid, 1965.

Conferencia del Episcopado Dominicano, I Concilio Plenario


Dominicano, Susaeta Ediciones, Santo Domingo, 2000.
_________________________________, Carta pastoral: Discí-
pulos en comunión y misión, Santo Domingo, 21 de Enero del
2005.

Genovard, Juan José, Formación de Equipos, Amigo del Hogar,


Santo Domingo,2003.

_________________, Identidad de la persona desde la Espiri-


tualidad de la comunión, Retiro para los sacerdotes de la Arqui-
diócesis de Santo Domingo,material fotocopiado,2005.

González, María Libia, Dinamismos del proyecto de renovación


Diocesana, Material multicopiado, Santo Domingo 2007.

Grullón Estrella, José Dolores Mons., Visión Pastoral Diócesis


de San Juan de la Maguana, San Juan de la Maguana 2004.

Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, Roma, 2001. Citada


como NMI.
• ___________, Catechesi Tradendae, Roma, 1979. Citada como CT.
• ___________, Ecclesia in America, Roma, 1999.Citada como EA.
• ___________, Christifideles Laici, Roma, 1988. Citado como ChL.
• ___________, Tertio Millennio Adveniente, 1994. Citada como TMA.
• ___________, Redemptoris Missio, 1990. Citada como RM
213
Liker, Jeffrey y Meier, David, O modelo Toyota, Bookman,Porto
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López Rodríguez Cardenal Nicolás de Jesús, Carta circular


sobre los sectores parroquiales Noviembre 2005, Santo Domin-
go.

Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, Roma, 1975. Citada como EN.

Rodríguez, Feliciano y Equipo Diocesano de Caguas, Ma-


nual del Plan Pastoral, Caguas, 2001.

Rodríguez Feliciano, Genovard, Juan José y Lorenzo Var-


gas, Retiro de Espiritualidad Comunitaria, 3 Etapas, en 3 cuader-
nos, Santo Domingo, 2002.

Suárez Fidel, Curso sobre Eclesiología, Material multicopiado


Santo Domingo.

V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Cari-


be, Documento Conclusivo de Aparecida, Amigo del Hogar, Santo
Domingo, 2007. Citado como DA.

214
Índice General

Presentación general. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

I. Primera Parte:
Nuestro Plan de Pastoral responde a un Ideal

Capítulo 1
Todo plan responde a un Ideal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

II. Segunda Parte:


Nuestro Plan de Pastoral busca solucionar
el problema fundamental de la Iglesia
y de nuestra sociedad

Capítulo 2
Nuestro Plan busca responder a la realidad:
el problema fundamental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

III. Tercera Parte:


Proceso del Plan Pastoral para lograr el Ideal

Capítulo 3
Nuestro plan se traza un camino hacia el ideal:
el itinerario de evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

Capítulo 4
Primera estrategia del Plan Pastoral:
la sectorización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

Capítulo 5
Segunda estrategia del Plan Pastoral:
Equipo de coordinación del sector. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

Capítulo 6
La gran estrategia para llegar a todos y a todas:
la Pastoral de Multitudes o la evangelización
de todo el pueblo desde su cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

Capítulo 7
Tercera estrategia: realización de las acciones significativas. . . . . 75

215
Capítulo 8
Cuarta estrategia: La Red de Mensajeros. . . . . . . . . . . . . . . 86

Capítulo 9
Quinta estrategia del Plan: La carta mensual
y su Equipo de redacción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

Capítulo 10
Sexta estrategia: La promoción publicitaria
del tema y el lema del mes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111

Capítulo 11
Séptima estrategia del Plan: Celebremos
en la Liturgia el valor del mes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116

Capítulo 12
Octava estrategia del Plan: Encuentro de evangelización
en los sectores con pequeños grupos. . . . . . . . . . . . . . . . . 121

Capítulo 13
Novena estrategia: Las Comisiones Pastorales desarrollan
el itinerario de evangelización y su misión propia . . . . . . . . 132

Capítulo 14
Décima estrategia: El Equipo de animación pastoral
arquidiocesano o diocesano, zonal y parroquial. . . . . . . . . . 145

Capítulo 15
Undécima estrategia: Integración de las nuevas
Comunidades, grupos y movimientos apostólicos . . . . . . . . 160

Capítulo 16
Duodécima estrategia: Promoción de la Espiritualidad
de la comunión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166

IV Cuarta Parte:
Las personas protagonistas del
Plan de Pastoral

Capítulo 17
Todo el Pueblo de Dios protagonista del Plan de Pastoral. . . . . 182

Conclusión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199

Para conocer y profundizar más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213

216

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