Está en la página 1de 2

Autores Hispanoamericanos

Ronny de Jesus Ramirez P.


EV0399

Breve análisis del Poema 19


De “20 poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda.

Poema:

19

NIÑA morena y ágil, el sol que hace las frutas,


el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.

Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras


de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.

Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.


Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.

Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,


y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.

El poeta:

Pablo Neruda fue un poeta chileno nacido en Parral en 1904. Huérfano de madre desde
muy pequeño, su infancia transcurrió en Temuco donde realizó sus primeros estudios.
Aunque su nombre real fue Neftalí Reyes Basoalto, desde 1917 adoptó el seudónimo de
Pablo Neruda como su verdadero nombre. Escritor, diplomático, político. Premio Nobel
de Literatura, Premio Lenin de la Paz y Doctor Honoris Causa de la Universidad de
Oxford, está considerado como uno de los grandes poetas del siglo XX. Militó en el
partido comunista chileno apoyando en forma muy decidida a Salvador Allende. De su
obra poética, se destacan títulos como «Crepusculario», «Veinte poemas de amor y una
canción desesperada», «Residencia en la tierra», «Tercera residencia», «Canto general»,
«Los versos del capitán», «Odas elementales», «Extravagario», «Memorial de Isla
Negra» y «Confieso que he vivido». Falleció en 1973.
Análisis:
Básicamente, el poema gira en torno a la luz tropical de la musa y su contraste con el alma
melancólica de Neruda. El poeta reivindica el carácter divino del sol a medida que moldea
la figura “morena y ágil” de su inspiración, en conjunto con las derivaciones naturales
“el sol que hace las frutas, el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas”, que afloran
paralelamente con sus encantos “tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos y tu boca que
tiene la sonrisa del agua”. Esta primera estrofa entonces constituiría la suma de
elementos puramente gráficos que bien podrían delimitarse a la contemplación o al
desarrollo estético de las comparaciones, sin un contacto tangible o directo.
Ahora, en la segunda estrofa pareciera que este “yo poético” asume la forma de otro sol
“negro y ansioso” que sugiere a su vez una aproximación más íntima. Personalmente
apostaría por la delicada persecución de un perfume “en las hebras de la negra melena”.
Recrea un paisaje húmedo y fecundo, cierto nivel de apropiación “Tú juegas con el sol
como con un estero y él te deja en los ojos dos oscuros remansos”. La libertad y la
alegría de la niña no serían estrictamente opacadas, pero si influidas por el aura oscura
del poeta, hasta cambiar por un instante la misma naturaleza de su mirada. Esta segunda
estrofa podría representar lo que significaría –o lo que significó- el cruce de ambas almas.
Sin embargo, el hilo emocional del poema cambia inesperadamente “nada hacia ti me
acerca. Todo de ti me aleja, como del mediodía” lo que podría sugerir que todo su
desarrollo responde a una evocación onírica, más que a una experiencia pasional. Las
sombras del poeta no resisten un espíritu tan brillante. Neruda, sin embargo, hechizado
por la frescura y el vigor de la joven, reitera casi con nostalgia “Eres la delirante
juventud de la abeja, la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga”.
Pero a pesar de reconocer su disonancia con este espíritu libre y salvaje, siente que la
necesita, que la fantasía que ha estado urdiendo en secreto florece de pronto “Mi corazón
sombrío te busca, sin embargo, y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada”;
gusta de la tersura, ase los colores de su risa. “Mariposa morena dulce y definitiva como
el trigal y el sol, la amapola y el agua”. Neruda no cierra ninguna alternativa, la
materialización implícita de las cualidades de su musa no define la consumación de sus
ansias, pero tampoco se podría descartar.

También podría gustarte