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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Viveros Vigoya, Mara


Los estudios sobre lo masculino en América Latina. Una producción teórica emergente
Nómadas (Col), núm. 6, marzo, 1997
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105118999005

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LOS ESTUDIOS SOBRE
LO MASCULINO EN
AMÉRICA LATINA.
UNA PRODUCCIÓN
TEÓRICA EMERGENTE
Mara Viveros Vigoya*

El artículo muestra la importancia que ha tomado recientemente la pro-


ducción de trabajos sobre los hombres como actores genéricos en distintos paí-
ses latinoamericanos. En este texto presentamos algunos de los estudios publi-
cados en la región a fines de la década del ochenta y en los años noventa,
período en el cual se amplían y diversifican los sujetos tratados y se produce
una apertura a la interdisciplinariedad. Los trabajos examinados se agrupan
en torno a los ejes temáticos que abordan: la construcción de la identidad mas-
culina; la identidad de género en los espacios públicos; la articulación entre
género y etnia; la salud reproductiva y la sexualidad masculina. Aunque el
proceso descrito ilustra el amplio espectro de temas que abarcan los estudios
actuales también se señala la ausencia de algunas problemáticas que merecen
reflexión y pueden ser de interés para futuras investigaciones.

* Doctora en Ciencias Sociales, EHESS, París. Investigadora-Docente, Universidad Extenado de Colombia;


Investigadora adscrita CES, Universidad Nacional.
El ingreso de lo la virilidad, o hacían parte de investi- mente de hombres que buscan permi-
masculino en el gaciones sobre grupos domésticos1 o tirles el reencuentro con la figura pa-
escenario académico sobre el proceso de socialización de terna y la exploración de los atributos
latinoamericano niños y niñas en distintos contextos positivos de la masculinidad (cf..
sociales. Algunos de los problemas Cardelle 1992, Kreimer 1992).
Los estudios actuales sobre más generalizados en muchos de los
las identidades, roles y relaciones de estudios sobre el machismo de los En cuanto a los ejes temáti-
género (Kaufman 1987, Badinter años 50 y 60 eran su carácter descrip- cos de los textos sobre lo masculino
1993), plantean que la masculinidad tivo, su tendencia a enfocar el machis- se destacan los que abordan la cons-
dominante experimenta, desde hace mo en el individuo, destacando los trucción de la identidad masculina, los
tres décadas, la pérdida de muchas de aspectos patológicos y negativos y su que discuten en torno a la articulación
sus evidencias. Repensar la masculi- perpetuación de una imagen género/clase/etnia y al impacto de los
nidad, se ha convertido en una urgen- estereotipada del hombre latinoame- cambios vividos por las mujeres so-
cia que ha dado lugar a un nuevo cam- ricano, particularmente del campesi- bre la subjetividad masculina y los que
po de estudios, los “Men’s studies”, no y del obrero (Ramírez 1995). En se interesan por la sexualidad mascu-
en buena medida como reflejo del contraste con las deficiencias de esta lina y la participación del varón en los
avance de la teoría feminista, cuyo literatura, a partir de la década del eventos reproductivos. Los trabajos
desarrollo se ha dado fundamental- ochenta, se desarrolló otro tipo de in- actuales han sido realizados principal-
mente en los países anglosajones y vestigaciones sobre masculinidad que mente desde la antropología, la socio-
más recientemente en algunos países incorporó las contribuciones académi- logía y la psicología social y los enfo-
latinoamericanos como México, Bra- cas del feminismo a la comprensión ques teóricos predominantes han sido
sil, Perú y Argentina. de la construcción cultural del géne- los constructivistas que sostienen que
ro, los usos de la sexualidad y las rela- las categorías mediante las cuales per-
Si bien en los últimos veinte ciones inter e intra-género (Gomáriz cibimos, evaluamos y pensamos, se
años se ha realizado un gran número 1992). construyen socialmente. Estas nuevas
de estudios sobre las mujeres con el perspectivas en el análisis han traído
fin de superar el “androcentrismo” de Los estudios recientes en este una expansión del tipo de métodos de
las ciencias sociales, los balances teó- campo han seguido básicamente dos investigación cualitativos utilizados
ricos y empíricos de De Barbieri orientaciones, los que se definen como para dar cuenta de problemas comple-
(1992) y Gomáriz (1992) señalan que “aliados” del feminismo y los que rei- jos como el poder y las relaciones de
en el trabajo acumulado en el campo vindican una forma autónoma de es- género. La masculinidad se ha empe-
de los estudios latinoamericanos de tudiar la masculinidad (Kimmel zado a considerar como una construc-
género existen vacíos como el que se 1992). También existe una literatura ción social cambiante de una cultura
refiere a la investigación y reflexión sobre el tema de amplia difusión ins- a otra, en una misma cultura según la
desde la perspectiva masculina. A pe- pirada en el movimiento mito-poético pertenencia étnica o de clase, en el
sar del énfasis de los estudios de gé- surgido alrededor del libro de Robert curso de la vida de cualquier hombre,
nero en el aspecto relacional de este Bly, Iron John, en el que a partir de la y según la orientación sexual. Por otra
concepto, la mayoría de ellos se han narración de hadas de los hermanos parte, se empieza a prestar atención
centrado fundamentalmente en las Grimm se habla del desarrollo mas- no sólo a los comportamientos sino a
mujeres. Sólo desde fecha muy recien- culino y de la profunda nostalgia de los discursos, mostrando cómo a tra-
te ha empezado a cobrar importancia los varones de una vida con significa- vés de ellos se presenta, defiende y
la producción de trabajos sobre los do y repercusiones. Los planteamien- justifica la posición hegemónica de los
hombres como actores genéricos en tos de Bly han tenido cierta repercu- varones (Ramírez 1995). Finalmente,
distintos países latinoamericanos. sión en algunos autores y países lati- es necesario señalar que los estudios
noamericanos y así se han desarrolla- contemporáneos de masculinidad se
Los primeros estudios sobre do grupos y movimientos de hombres ubican en un contexto de profundas
lo masculino en la región se orienta- que buscan alternativas para la trans- transformaciones de las sociedades
ban fundamentalmente al estudio del formación de la masculinidad. Para tal latinoamericanas que se perfilan como
machismo, definido como el culto a objeto se proponen talleres exclusiva- sociedades complejas, con fuertes po-
blaciones urbanas, un gran contingen- y diversifican los temas tratados y se Los diferentes ejes
te de mujeres incorporadas al merca- produce una apertura a la temáticos
do de trabajo y movimientos feminis- interdisciplinariedad. Esta revisión no
tas más o menos fuertes que cuestio- pretende ser exhaustiva ni ofrecer un La construcción de la identidad
nan los privilegios masculinos en el panorama del estado actual del debate masculina
ámbito público y privado. En Améri- sobre la masculinidad en el área lati-
ca Latina, la llamada crisis de la mas- noamericana. Es una selección que Por ser estudios pioneros, en
culinidad tiene como transfondo estos responde a mi formación en ciencias gran parte de carácter exploratorio, la
cambios sociales y económicos y la sociales, a mis preocupaciones e inte- mayoría de las investigaciones se ha
importancia adquirida por el movi- reses presentes2 y seguramente deja enfrentado al desafío de conocer y
miento social de mujeres en sus diver- de lado trabajos relevantes. Sin embar- analizar qué significa ser varón y qué
sas luchas. go espera proporcionar elementos de consecuencias acarrea el serlo en el
información útiles sobre algunos de contexto latinoamericano. En efecto,
Para ilustrar el amplio espec- los debates que genera en la actuali- el principal tema en los trabajos anali-
tro de temas que abarcan los estudios dad el tema de lo masculino, y esti- zados es el de la construcción de la
actuales de masculinidad examinaré mular la discusión y análisis del pro- identidad masculina. Entre los princi-
brevemente algunos de los trabajos ceso de construcción de esta produc- pales estudios que buscan responder
publicados en América Latina a fines ción teórica. estos interrogantes podemos citar el de
de la década del ochenta y en los años Rafael L. Ramírez, “Dime capitán:
noventa, período en el cual se amplían reflexiones sobre la masculinidad”

Estudiantes de Medicina, 1892. Archivo Melitón R.


(1993) y el de Sócrates Nolasco, “O gran percibir o comprender el signifi- (1994), el autor reflexiona sobre la
mito da masculinidade” (1993). En cado de las diferencias individuales búsqueda de identidad masculina que
el primero se explora, desde una pers- entre los sexos cuando éstas no están se resuelve por la vía de la negación,
pectiva interpretativa, la construcción definidas biológicamente y su dificul- el temor o la imposibilidad de respon-
de la masculinidad en Puerto Rico. Se tad para hablar de sus miedos e inse- der a los retos que enfrentan los varo-
parte de una crítica a los usos del tér- guridades frente a otro hombre, las nes en el mundo actual. En este estu-
mino “machismo” y se continúa con tensiones que se derivan de sus inten- dio se hace referencia al vacío de au-
una descripción de las diversas mas- tos de adecuarse a una toridad que sufre el drogadicto duran-
culinidades en distintos contextos expectativa te la infancia y juventud, con la con-
etnográficos. Se afirma igualmente secuente fractura de su personalidad
que la ideología dominante y al padre como una imagen dibujada
de la masculinidad en la cultura antioqueña por el dis-
se reproduce en curso de la madre y el cura del con-
las relaciones ho- fesionario, “un ser inasible, que
mosexuales entre desaparece en el momento de la
hombres para finali- cotidianidad” (p. 9). El autor ar-
zar el estudio con un gumenta que a través del lengua-
planteamiento acerca je del consumidor de
de la posibilidad de psicoactivos podemos aproxi-
construir una nueva marnos a la nueva palabra del
identidad masculina, des- hombre, aquel que no tiene
pojada de los juegos de poder en el cosmos y es te-
poder y competencia pro- meroso, inhábil para mo-
pios del rol masculino tra- verse en un mundo “del
dicional. Ramírez presenta cual desaparecieron las
su interpretación, a partir de súbditas” (p. 16).
fuentes secundarias, de lo que
significa ser hombre en Puerto Matthew
Rico, concluyendo que en Puer- Gutmann (1993)
to Rico “la ideología masculina plantea una crítica a
se materializa en los genitales y los estereotipos so-
se articula con la sexualidad y el bre el machismo
poder” (p 62) y “los encuentros generalizado de los
entre hombres están trabajados por hombres mexicanos,
el poder, la competencia y el conflic- particularmente del de los hom-
to potencial” (p 72). de bres de sectores populares. Con base
desempeño en un estudio etnográfico sobre las
En el segundo se analiza, a social que no correspon- diferencias intergeneracionales en las
partir de una investigación con 25 de ni a sus límites ni a sus deseos identidades masculinas en la colonia
hombres de clase media, con edades (Nolasco 1993). popular de Santo Domingo, una de las
entre 25 y 35 años, la forma opresiva zonas de invasión más grandes del
en que son tradicionalmente sociali- En Colombia, autores como distrito federal de Ciudad de México,
zados los hombres brasileros, sus re- Hernán Henao han mostrado interés el autor señala los efectos de la crisis
laciones con el trabajo, consigo mis- por el tema de la identidad masculina económica de 1982 sobre los roles y
mos, con sus compañeras, amigos e en el contexto de los cambios nacio- valores tradicionales ligados a hom-
hijos y se cuestionan los parámetros nales e internacionales que se han pro- bres y mujeres. En efecto, esta crisis
sociales a través de los cuales se defi- ducido en los últimos treinta años. En trajo por consecuencia un número
ne qué es un hombre. La investiga- un trabajo realizado con base en las cada vez mayor de mujeres trabajan-
ción muestra que los hombres no lo- historias de vida de 45 drogadictos do por dinero, fuera de casa, y la par-
ticipación de los varones en las tareas que adoptan los varones de los gru- ción que se asigna al trabajo femeni-
domésticas, “erosionando el machis- pos dominantes al relacionarse con no y masculino dentro del espacio
mo”. Uno de los principales méritos distintos tipos de mujeres (su esposa fabril y la articulación entre su identi-
de este trabajo es poner en relación los y su amante por ejemplo). dad de género y su identidad social.
procesos individuales de construcción Las autoras sostienen que la presen-
de la identidad con procesos estructu- cia femenina en la fábrica no está to-
rales como la crisis económica. La identidad de género en los es- talmente legitimada y que los valores
pacios públicos más estimados en este medio están
Los trabajos de Liuba Kogan asociados con cualidades “viriles”: la
(1996) y Norma Fuller (1993, 1995, Otra dimensión importante de fuerza, la capacidad de resistencia, la
1996) son algunos de los pocos estu- la identidad de género es su expresión posesión de conocimientos técnicos
dios que abordan la construcción de en los espacios públicos, espacios sim- masculinos, el ejercicio de posiciones
la masculinidad en los sectores socia- bólicos del poder, del que las mujeres de mando. Por otra parte la fábrica es
les dominantes3 . El primero de ellos no han formado parte ocupada material y simbólicamente
analiza los estereotipos de género en tradicionalmernte. Desde esta perspec- por los hombres y el sindicato, instan-
sectores medios y altos de la sociedad tiva, Denise Fagundes Jardim (1992) cia privilegiada para la construcción
peruana. En su estudio se muestran presenta una sugestiva reflexión so- del discurso obrero, es también
las particularidades, derivadas del con- bre la construcción social de la identi- liderado por las concepciones mascu-
texto de bienestar económico, que asu- dad masculina en las clases populares. linas, asociadas claramente con el es-
me la construcción de la masculinidad A partir de la descripción de los pacio público y el ejercicio de la ciu-
en los hombres de sectores altos. Tam- butecos, bares en los que se reúnen dadanía.
bién se subraya el carácter conserva- los hombres de los sectores populares
dor de las relaciones de género en este en Porto Alegre, Brasil, la autora En un trabajo colombiano re-
sector social, en el cual el propio sis- muestra la forma en que los hombres ciente (Arango y Viveros 1996) se
tema social frena las posibilidades de se apropian de este espacio social para analizan y comparan las trayectorias
transformación o modernización de construir territorios masculinos. Par- profesionales de mujeres y hombres,
los roles genéricos. Se señalan sin ticular interés reviste la manera en que altos funcionarios públicos, durante la
embargo, diferencias entre los varones Jardim analiza la estética de estos lu- administración Gaviria (1990-1994),
jóvenes y los mayores en relación con gares que articulan significados mas- desde una perspectiva de género. La
sus percepciones sobre los roles de culinos relacionados con comidas, investigación pone de presente dife-
género. bebidas y sonidos. Por último, la au- rencias en las trayectorias laborales de
tora concluye que los butecos consti- mujeres y hombres que remiten a des-
Norma Fuller (1993) plantea tuyen uno de los espacios privilegia- ventajas comparativas para las muje-
que los varones peruanos de clase dos de socialización de los sujetos y res en la medida en que sus carreras
media no han experimentado los gran- de constante actualización de una cul- presentan inicios en niveles inferiores
des cambios vividos por las mujeres tura masculina. de la pirámide ocupacional, ritmos de
de su clase con el ingreso a espacios ascenso más lentos, acceso limitado a
considerados tradicionalmente como El espacio laboral es otro es- los cargos de más prestigio y poder y
masculinos y la adquisición de nue- pacio social en el cual inciden las rela- menor movilidad en cargos y entida-
vos derechos. Por esta razón, si se han ciones de género, introduciendo dife- des. Estas desigualdades se producen
visto en la necesidad de cuestionar el rencias e inequidades en las ocupacio- a pesar de que las mujeres presentan
modelo masculino vigente ha sido por nes realizadas, en la distribución de los perfiles educativos similares a los mas-
las transformaciones vividas por las ingresos, en las modalidades labora- culinos. El estudio señala que uno de
mujeres. En un trabajo posterior les y en las valoraciones de las activi- los factores de mayor incidencia en la
(1996), se refiere a la diversidad de dades realizadas por hombres y muje- reproducción y transformación de las
significados que tiene la masculinidad res. Virginia Guzmán y Patricia inequidades de género en el trabajo es
para un mismo hombre en distintas Portocarrero (1992) analizan, a partir la interrelación entre familia y traba-
etapas de su ciclo vital y a la variedad de historias de vida de obreras y obre- jo; se hacen manifiestas las grandes
de comportamientos y códigos éticos ros de la ciudad de Lima, la valora- diferencias que se juegan en este te-
rreno, tanto en sus dimensio- sociales tiene que ver con la
nes objetivas -sincrónicas y naturalización de las diferen-
diacrónicas- como en los as- cias, una poderosa forma de
pectos subjetivos que atañen neutralizar el juego de lo so-
a la percepción de la familia, cial y de las subjetividades in-
la paternidad y maternidad y dividuales. En el contexto de
los arreglos de pareja. este barrio, la noción de mas-
culinidad se construye no sólo
en oposición a la feminidad
La articulación entre géne- sino también a la masculinidad
ro y etnia de los negros y los ricos (los
primeros considerados peligro-
En las sociedades la- sos y asociados con lo animal
tinoamericanas, caracterizadas y los segundos, más femeni-
por ser pluriétnicas y nos, por estar más interesados
multiculturales, se ha hecho en ellos mismos y por las res-
necesario pensar en las distin- tricciones que les imponen sus
tas formas en que se constru- esposas).
yen las identidades masculinas
en los diferentes grupos Desde otra perspecti-
étnicos y complejos va, Ondina Fachel Leal (1992a
socioculturales. Una vertiente y b) explora la articulación en-
de este tipo de estudios es la tre la identidad cultural y la
representada por autores identidad de género a partir de
como Octavio Paz (1959) y sus investigaciones sobre la
retomada más tarde por Mila- cultura gaucha. La autora plan-
gros Palma (1990) y Sonia General Ernesto Barrero y familia, 1897. Archivo Melitón R. tea que la identidad gaucha se
Montecino (1991, 1995) quienes afir- construye en torno a la identidad mas-
man que la exageración y la arbitra- Por otra parte, detrás de la uti- culina. Para ilustrar esta afirmación
riedad del predominio masculino en lización del concepto “mestizo”, lo examina algunas de sus manifestacio-
las sociedades coloniales ibéricas se negro y lo indio han quedado nes culturales. Por ejemplo, aborda el
debe a su nacimiento -real y simbóli- invisibilizados como categorías étnicas significado del suicidio masculino en
co- signado por la ilegitimidad. Para de poblaciones con reclamos y cultu- el Estado de Rio Grande do Sul, área
estos autores, la figura de la Malinche ras específicas (Wade 1990). Algunos de asentamiento de la cultura gaucha.
constituye un mito fundador del or- autores como Joel Streicker han ana- En su trabajo Suicidio, Honra e
den social latinoamericano y lo mas- lizado los contenidos de las categorías Masculinidade na Cultura Gaúcha
culino se percibe construido en una raciales a través de las articulaciones señala que en esta cultura el suicidio
relación problemática con lo femeni- que se establecen entre clase, raza y es una práctica corriente y la muerte
no, desde el modelo del hijo o del pa- género en la vida cotidiana. En su es- representa un desafío y una oportuni-
dre ausente. Aunque este punto de tudio Policing Boundaries: race, dad para que los hombres prueben su
vista tiene, como lo plantea Fuller class and gender in Cartagena, Co- masculinidad. Cuando un gaucho4
(1996) la ventaja de considerar las lombia, este antropólogo examina las pierde su fuerza y ya no es capaz de
especificidades históricas de las socie- interacciones entre estas tres catego- domar la naturaleza que lo rodea, pier-
dades iberoamericanas para explicar la rías en el discurso cotidiano de los de su identidad como gaucho y su
dinámica de las relaciones entre los habitantes del barrio Santa Ana en masculinidad. Su derrota es percibida
géneros, ignora el proceso de moder- Cartagena. El autor plantea que la raza como una feminización y una muerte
nización en el que están insertas ac- está inmersa en el discurso de clase y cultural, experimentada por él como
tualmente estas sociedades y las parti- género de los santaneros y que la in- su muerte individual. Igualmente es-
cularidades de cada una de ellas. terdependencia de estas tres categorías tudia uno de los mitos más importan-
tes del folklore gaucho, el reproductiva y el sentido del
mito de la salamandra del deseo. En el estudio se plan-
Jarau5 . Para la autora los mi- tea que el primer evento
tos son modalidades reproductivo juega el papel de
discursivas que organizan un rito de iniciación masculi-
una explicación en relación na, que los hombres disocian
con la realidad social. Se ana- el deseo reproductivo y el de-
liza esta narración como un seo sexual pero asocian el de-
mito fundador de la sociedad seo de descendencia a la posi-
pastoril gaucha, como el re- ción de la mujer con respecto
lato de la auto-gestación y a su propia vida afectiva. Fi-
auto-creación del hombre nalmente se concluye que los
gaucho en el cual se pone en hombres demandan participar
escena la lucha del hombre de las decisiones procreativas
para no sucumbir al encanto y buscan formas alternas de
de la mujer que amenaza su concebir la paternidad.
identidad tanto de hombre Otra serie de trabajos
como de gaucho. (Serrano 1994, García 1993 y
Cáceres 1995) pretenden
Los estudios sobre salud mostrar que la adopción de
reproductiva y sexualidad rasgos o comportamientos
masculina identificados como masculi-
nos o femeninos es indepen-
El concepto y el diente de la preferencia sexual.
campo de investigación de la José Fernando Serrano (1994)
salud reproductiva, surgidos plantea que la “homosexuali-
desde hace una década, permiten en- Mendigos, 1893. Archivo Melitón R. dad” es una categoría construida para
algunos elementos de la forma en que
carar los eventos reproductivos no sólo referirse a ciertos aspectos de la vida
investigadores, educadores y activis-
desde un punto de vista médico sino de los seres humanos, que rebasa los
tas latinoamericanos han interpretado
también sicológico y social y enten- componentes sexuales e implica toda
la salud reproductiva en el ámbito de
der que “la reproducción es una expectativa de vida y una forma
los varones. El trabajo de Figueroa
influenciada, e influye en los compor- de entender y sentir el mundo. A par-
busca replantear algunos elementos
tamientos sociales y en las construc- tir de sus entrevistas con varones ho-
del análisis demográfico tradicional
ciones culturales en torno a la sexua- mosexuales de sectores medios urba-
vinculado con la fecundidad e identi-
lidad” (IWHC 1993 citada por Gysling nos colombianos el autor concluye que
ficar indicadores más complejos y
1994). Desde esta perspectiva se ha no existe una sóla homosexualidad
comprensivos de la realidad que ro-
cuestionado el mayor énfasis en el sino una diversidad de situaciones,
dea a la fecundidad y al proceso
comportamiento reproductivo de las múltiples géneros homosexuales don-
reproductivo de las personas, incorpo-
mujeres que en el de los varones, ig- de interactuarían componentes feme-
rando a los varones de una manera
norando la importante influencia mas- ninos y masculinos, variando de acuer-
más explícita.
culina en las decisiones reproductivas do con la vida de los individuos. Por
(Tolbert et al. 1994). Algunos traba- otra parte, a través de sus prácticas,
Hernando Salcedo (1996)
jos como el de Juan Guillermo los homosexuales le otorgan nuevos
analiza a partir de entrevistas en pro-
Figueroa (1995) y el de Hernando significados a las categorías y roles que
fundidad a 72 hombres colombianos
Salcedo (1995) intentan colmar este la sociedad les impone. De esta ma-
que se enfrentaron a la decisión del
vacío de información sobre los pape- nera resuelven la tensión entre la iden-
aborto inducido, las vivencias mascu-
les masculinos en los campos de la tidad que se les propone socialmente
linas frente a este tipo del aborto y a
salud reproductiva y la sexualidad. El y la identidad que ellos elaboran y re-
través de ellas las representaciones
primero tiene por objeto identificar crean.
masculinas sobre la vida sexual, la vida
Carlos Iván García, en su tra- nes permiten diseñar e implementar son la ideología de lo erótico con su
bajo “Los pirobos” del Terraza: programas de prevención del SIDA y énfasis en los cuerpos y placeres y los
interacción y discriminación socia- de promoción de la salud sexual que discursos de la sexualidad que subra-
les en un grupo de trabajadores consideren la heterogeneidad de los yan la racionalización y la reproduc-
sexuales, desarrolla un análisis socio- significados sexuales y sean más “de- ción del sistema jerárquico de género.
lingüístico orientado a mostrar las re- mocráticos”.
laciones entre el fenómeno de la pros- Otros estudios como el de
titución masculina y los procesos de Las investigaciones recientes Alejandro Villa sobre Fecundidad y
violencia y discriminación social. El en el campo de la sexualidad hacen Masculinidad: algunos dilemas sub-
autor analiza el lenguaje y las caracte- énfasis en que la vida sexual es el pro- jetivos en la construcción de género
rísticas socio-culturales de este grupo ducto de sistemas culturales y socia- en los varones. Buenos Aires, buscan
de trabajadores sexuales de Bogotá y les que modelan no sólo la experien- vincular la construcción de la identi-
los distintos elementos que cia sexual sino la forma en que es com- dad masculina y los comportamientos
cohesionan su identidad. En este es- prendida e interpretada esta experien- sexuales de los varones. Este autor
tudio se muestra entre otras cosas, la cia. Dentro de este marco hace referencia a la falta de figuras
heterogeneidad de situaciones que constructivista Richard Parker (1993) identificatorias parentales que condu-
encubre la palabra homosexual y la examina, a través de documentos his- cen a los hombres a buscar una iden-
diversidad de actores y sectores socia- tóricos y testimonios
les que participan de esta forma de personales, la cultura
vida. sexual brasilera, con-
siderada como resulta-
Carlos Cáceres en su artículo do de un conjunto de
Bisexualidades masculinas en la procesos sociales, cul-
Lima de los noventa: consideracio- turales e históricos. El
nes de Salud Sexual, propone una autor señala que las
taxonomía que intenta dar cuenta de nociones de femenino
la diversidad de experiencias de hom- y masculino, en tanto
bres con actividad homosexual en elaboraciones cultura-
Lima con el fin de identificar los obs- les, son la base de un
táculos para prácticas sexuales más complejo sistema de
seguras. Los “personajes” descritos dominaciones simbó-
por Cáceres no deben considerarse ni licas que establece re-
estáticos ni claramente definidos sino laciones jerárquicas
en proceso de aparición o de extinción. no sólo entre hombres
Así encontramos, principalmente en y mujeres sino entre
los sectores populares, al bisexual “ac- una amplia gama de
tivo” o “mostacero” que no cuestiona tipos clasificatorios
su heterosexualidad básica, al “mari- que estructura el pa-
ca” o “cabro” afeminado que no sue- norama sexual de la
le llamarse a sí mismo “hombre” y al cultura tradicional
travesti que despliega maneras feme- brasilera. Estas nocio-
ninas agresivamente exageradas. En nes proporcionan a los
los sectores medios tenemos al “en- brasileros la perspec-
tendido” que participa en encuentros tiva más importante
homosexuales clandestinos, al “bi- para interpretar y eva-
sexual casado”, al bisexual gay y al luar su universo
“gay” que participa plenamente en la sexual. Este universo
cultura homosexual local y asume un está estructurado por
estilo “macho”. Estas caracterizacio- lógicas diversas como
Clase de Escultura
tidad personal a través del grupo de Reflexiones finales lítica. Se requieren investigaciones so-
pares. En este grupo se impone el ejer- bre la relación entre la construcción
cicio de una sexualidad sin Aunque el proceso descrito de la masculinidad, la violencia y la
involucramiento afectivo, como una para los estudios sobre lo masculino sexualidad; sobre la influencia de la
pulsión biológica incontrolable, y el en América Latina muestra esfuerzos religión en la construcción de la iden-
desprecio hacia las mujeres. Villa se- recientes que están alimentando y en- tidad de hombres laicos y religiosos.
ñala de qué manera la valoración po- riqueciendo esta nueva inquietud in- También, como lo plantea Teresita de
sitiva de la paternidad está en perma- telectual, todavía existen temáticas Barbieri (1995), se necesita conocer
nente tensión con la autonomía social inexploradas en este campo que me- cómo afecta a los varones la
y sexual de la cual podrían disponer recen reflexión y pueden ser de inte- feminización actual de muchas labo-
los varones por fuera del mundo do- rés para futuras investigaciones. Se res desempeñadas tradicionalmente
méstico y con las deficientes condicio- necesitan trabajos que continúen ana- por hombres o por el contrario la
nes materiales que impiden el buen lizando la diversidad de las experien- masculinización de ocupaciones tra-
desempeño de los roles de padre y pro- cias masculinas en relación con la cla- dicionalmente femeninas como la en-
veedor que les prescribe la cultura. se, la pertenencia étnica, el ciclo de fermería.
vida, la orientación sexual, etc. Pero
también es útil conside- Otras temáticas poco explora-
rar que al interior de una das en el contexto latinoamericano son
misma cultura existen las representaciones populares de la
formas de masculinidad masculinidad en los medios de comu-
hegemónicas y subordi- nicación, las prácticas masculinas en
nadas con tensiones en- los espacios domésticos y privados y
tre ellas “con un juego el significado de la paternidad, la jefa-
de alianzas y contradic- tura de hogar y las responsabilidades
ciones que matizan aún domésticas para distintos grupos de
más el estudio y permi- hombres. Finalmente, como lo señala
ten comprender mejor la Marta Lamas (1996), es importante
conducta individual” desarrollar un eje de reflexión bio-
(Minello 1996: 15). psico-social que distinga estos tres
ámbitos y permita reconocer y expli-
Hacen falta tra- car sus articulaciones. Por ejemplo, no
bajos históricos sobre sólo se trata de incluir al varón en el
los hombres, que los análisis de los procesos de salud
analicen como actores reproductiva sino de incorporar la di-
sociales pertenecientes a mensión simbólica e imaginaria del
un género y que develen cuerpo masculino. Se trata de enten-
la participación de las der que para analizar la masculinidad
ideologías masculinas no sólo se requiere abordarla como
en la vida cotidiana. una construcción cultural e histórica,
Igualmente sería desea- es decir, como una cuestión de géne-
ble una reflexión sobre ro, sino también referirse a la subjeti-
la relación de los hom- vidad, al cuerpo como un hecho cul-
bres con el poder, tanto tural y psíquico y a las implicaciones
institucional como de la diferencia sexual.
interpersonalmente; so-
bre la relación entre la
identidad masculina y el
tipo de participación po-
Archivo Melitón R.
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En este caso particular, el mito narra
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septiembre 1990. duce a los hombres y los atrae a una
caverna oscura en la cual después de
superar difíciles pruebas pueden ob-
tener de su mano siete dones: suerte
en el juego, habilidades musicales y

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