Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Arc 2187 PDF
Arc 2187 PDF
ESTÉVEZ-GONZÁLEZ, ET AL
REVISIÓN
El interés por el estudio de los lóbulos frontales se remonta a tres totalmente al enfermo del control sobre su conducta [1]. Siguien-
históricas aportaciones. La primera cuando, a principios del siglo do con estos cambios conductuales, Jastrowitz y Oppenheim, a
XIX, Gall y Spurzheim sospecharon que podían ser los responsa- finales del siglo XIX, nos hicieron notar que lesiones frontales
bles del habla y del cálculo; la segunda cuando, ya en 1863, Broca orbitales causaban un síndrome de euforia con tendencia a bromas
describió diversos casos de ‘afemia’ tras lesión en el giro frontal ‘banales’, jocosas, etc. y pérdida de autocrítica. Los estudios lle-
inferior del lado izquierdo; y la tercera, en 1868, cuando Harlow vados a cabo por autores como Kleist, Goldstein, Denny-Brown,
(‘Recovery from the passage...’) relató el caso de Phineas Gage Freeman y Watts, en los años 30, 40 y 50 del siglo XX, volvieron
(Fig. 1), quien sufrió una herida penetrante en la región frontal a hacer hincapié en la perturbación que provocaban las lesiones
causada por una barra de hierro, la cual, tras atravesar áreas bila- frontales (prefrontales) en las formas complejas de la conducta
terales, produjo gravísimas secuelas emocionales que privaron racional activa, el trastorno de las relaciones abstractas, del pen-
samiento categorial, la imposibilidad de conservar un objetivo, de
Recibido: 05.04.00. Aceptado tras revisión externa sin modificaciones: 10.04.00.
ser consciente de uno mismo o de pronosticar las consecuencias
a
de nuestros actos.
Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica. Universitat de Bar-
celona. b Servicio de Neurología. Escola de Neurologia 1882. Hospital Uni- Todos estos cambios comportamentales y de la conducta más
versitari de la Sta. Creu i Sant Pau. Barcelona, España. racional y abstracta pusieron de relieve que los lóbulos frontales
Correspondencia: Dr. A. Estévez-González. Departament de Psiquiatria i podían gestionar privilegiadamente ‘lo que uno es y cómo es’,
Psicobiologia Clínica. Universitat de Barcelona. Passeig de la Vall d’He- además de ser el asiento anatómico del lenguaje articulado o de
bron, 171. E-08035Barcelona. encontrarse, por las zonas más cercanas a la cisura central, el
2000, REVISTA DE NEUROLOGÍA córtex motor, que ya en 1870 habían descrito Fritsch e Hitzig al
Circunv.
Circunv. frontal precentral
media (F2) (FA)
Cisura frontal inferior
Rama
Polo frontal → ascendente
T O de la cisura
de Silvio
Circunvoluciones
Ob
orbitales
Cisura
Circunv. de Silvio
frontal inferior
(F3) Rama anterior
de la cisura de
Silvio
NEUROANATOMÍA BÁSICA con los límites que marcan las cisuras [5]. Para compensar esta
DE LOS LÓBULOS FRONTALES dificultad se han elaborado diversas cartografías de correspon-
El lóbulo frontal corresponde a una amplia porción del córtex dencia entre la morfología anatómica y las parcelaciones citoar-
delimitado por el polo anterior del cerebro, la cisura central de quitectónicas, con el fin de facilitar la localización de lesiones y
Rolando y una prolongación artificiosa que, desde el final de esta funciones en soportes obtenidos con técnicas de neuroimagen.
cisura, llega hasta la cisura de Silvio (Fig. 2a). Las cisuras frontal Una de estas correspondencias morfométricas –recogida y sinte-
superior y frontal inferior delimitan de arriba abajo las circunvo- tizada en la figura 4– es la elaborada por Rademacher et al [6], la
luciones frontal superior, frontal media y frontal inferior. Una cual viene a sumarse a las mostradas por Damasio y Damasio [7],
cisura precentral marca, con la cisura central, los márgenes de la Damasio [8] y Caviness et al [9], y constituye, junto a los minu-
circunvolución precentral. La base frontal se denomina zona or- ciosos atlas estereotáxicos, útiles guías planimétricas.
bital. En su cara medial, los márgenes son más imprecisos (Fig. 2b) Las áreas de Brodmann no son la única parcelación citoarqui-
y debemos guiarnos por la cisura callosa y por ramas marginales tectónica que puede realizarse en el córtex frontal. Extremando el
de las cisuras del cíngulo y del cuerpo calloso. detalle en la capa cortical IV, el córtex frontal puede dividirse en
Brodmann y revisiones posteriores parcelaron el córtex fron- dos amplias zonas citoarquitectónicas [10]: aquella con una capa IV
tal en 15 áreas citoarquitectónicas (Fig. 3), sin guardar una rela- rudimentaria o ausente (corteza frontal agranular) y otra con un
ción morfométrica exacta con las cisuras y circunvoluciones men- buen desarrollo de dicha capa (corteza frontal granular). La posi-
cionadas. Quizás, el área que mejor mantiene ciertos límites mor- ble correspondencia con las zonas frontales y las áreas de Brod-
fométricos sea el área 4, a la que prácticamente se hace equivaler mann se ilustra en la figura 5.
a la circunvolución precentral, delimitada por las cisuras central
y precentral. En otras áreas, como la 44 y 45, que, junto a la 47 de
Brodmann, deberían equivaler, respectivamente, a la pars oper- PARCELACIONES NEUROFUNCIONALES
cularis, triangularis y orbitalis de la circunvolución frontal infe- Numerosas revisiones, estudios clínicos y de experimentación
rior, no coinciden con exactitud sus bordes citoarquitectónicos animal [6,7,11-14] indican la necesidad de parcelar la corteza
Circunv.
frontal media
Polo frontal
Circunvolución
frontal inferior
Zona frontorbital
Área motora
suplementaria
Paracingulado
Cingulado anterior
Giro orbital
Zona frontomedial
Zona subcallosa
Figura 3. Parcelaciones del córtex frontal en áreas citoarquitectónicas de Figura 4. Superposición de zonas morfométricas y las áreas de Brodmann.
Brodmann. (Basado en Kolb y Whishaw [4]). Diversas áreas comparten una misma superposición.
Corteza agranular ←
Corteza granular
←
Cisura central
AMSR
AMSc
A4
Pre-AMS
Gato Perro
Figura 7. División citoarquitectónica del área motora suplementaria (AMS). Figura 8. El córtex prefrontal comparado. (Basado en Springer y Deutsch
AMSc: zona caudal; AMSr: zona rostral; Pre-AMS: área motora pre-suple- [36]).
mentaria; CP: comisura posterior; CA: comisura anterior. (Adaptado de
Vorobiev et al [25]).
Paraolfatorio
(subcalloso)
Orbitofrontal
Córtex
paralímbico
Giro cingulado
Prefrontal
dorsolateral
Córtex
premotor Área motora
Área 44
Orbitofrontal
Figura 12. El córtex frontal. (Basado en Mesulam [11], Damasio [43] y Figura 13. División del córtex frontal del macaco. (Tomado de Wise et al
Damasio y Anderson [44]). [45]). M1: córtex motor primario que es rostral a la cisura central; PM: áreas
premotoras (PMv: ventral, PMd: dorsal, PMM: medial: Pmm o SMA –
motora suplementaria–); FEF: campo ocular frontal en la rama rostral de
la cisura arqueada (arcuate); SEF: campo ocular suplementario; PF: córtex
prefrontal (Pfo: orbitofrontal, Pfv: ventrolateral, Pfdl: dorsolateral, Pfd: dorsal,
Pfm: medial, Pfp: polar).
Tabla I. División del córtex prefrontal o córtex asociativo frontal. Tabla II. Funciones ejecutivas específicas. (Basada en Mesulam [11], Fus-
ter [35], Benton [51], Dennis [52], Brody y Pribram [57], Brown [58], Sha-
Zona Irrigación Áreas incluidas llice y Burgess [59], Rezai et al [60], Levin [61], Smith y Jonides [62]).
Dorsolateral a Arteria cerebral Dorsolateral posterior: 8 b Atención focalizada sobre estímulos relevantes e inhibición de los irrele-
media (y anterior) vantes (paradigma estándar: paradigma de Stroop)
a
Frontopolar: A10
Flexibilidad de pasar de una tarea a otra; flexibilidad de respuesta apropia-
Dorsolateral medio: da a las demandas de un contexto variable que no admite respuestas de
A9 a,b, A46 a rutina
Previsión
11 b (parte superior)
Monitorizar
12 b (parte superior)
La información (working memory)
Orbitofrontal a Arteria cerebral Giro orbital:
o ventral media (y anterior) A11 a,b (parte inferior), La ejecución
A12 a,b (parte inferior)
Codificación para el tiempo y lugar. Organizar la conducta temporalmente
A47 a,b (parte inferior) para alcanzar los objetivos
LAS GRANDES FUNCIONES DEL LÓBULO Tabla III. Relación de ejemplos exploratorios de funciones ejecutivas.
FRONTAL: FUNCIONES EJECUTIVAS
Función Exploración
Las funciones frontales pueden resumirse en cinco importantes gru-
pos: a) El movimiento voluntario; b) El lenguaje expresivo o ha- Formación de conceptos Twenty Questions Test
bla y la prosodia motora; c) Los procesos cognitivos necesarios y solución de problemas
Wisconsisn Card Sorting Test
para el cálculo, la atención y la memoria; d) El ‘comportamiento’,
la motivación y cierta inclinación inconsciente que puede guiar la Flexibilidad mental Wisconsisn Card Sorting Test
conducta [47] y que llamamos la intuición, y e) Las denominadas Trail Making Test
funciones ejecutivas, consideradas como aquellas que hacen de los
lóbulos frontales la zona más evolucionada en la especie humana. Abstracción-razonamiento Wisconsisn Card Sorting Test
Estas funciones ejecutivas se asientan en su mayor parte en zonas Test de Raven
consideradas prefrontales. La importancia de estas funciones pro-
Comprensión de proverbios
pias del lóbulo frontal y la preponderancia de este asiento prefrontal,
especialmente dorsolateral, han hecho relegar a un segundo plano Planificación Torre de Londres
al resto de funciones y zonas frontales hasta el punto de que, en la
Fluencia verbal Controlled Oral Word Association
actualidad, se emplea de forma extendida la terminología ‘frontal’
o ‘funciones frontales’ para, en realidad, referirse preferentemente Fluencia de diseños Invention of Design
a la zona prefrontal y a sus funciones ejecutivas. Design Fluency Test
Las funciones ejecutivas han sido caracterizadas por diversos
autores [2,11,13, 48-53] como aquellas que muestran la capacidad Five-Point Test
de transformar los pensamientos en acción y se manifiestan como Memoria California Verbal Learning Test
la habilidad para iniciar, modular o inhibir la atención y la activi-
Modulación-inhibición Go/No-Go paradigm
dad mental; la habilidad para interactuar productivamente con de respuestas
otros en discusiones y conversaciones, y la habilidad para plani- Stroop Test
ficar y controlar la conducta dirigida al resultado. Así pues, los Control mental Contar hacia atrás, etc.
lóbulos frontales, a través de las funciones ejecutivas, no sola-
mente programan la conducta sino que, siguiendo las propuestas Problemas en la vida cotidiana Behavioral Assessment of
por trastornos ejecutivos the Dysexecutive System (BADS)
de Pribram, también comprueban lo que se ha hecho [54,55]. Las
funciones ejecutivas seleccionan, planifican y organizan tempo-
ralmente los procesos cognitivos, y dotan a la conducta de una
cronología, de su ‘estructura temporal’ [35]. Lesiones prefronta- Las funciones ejecutivas son operaciones mentales que están
les pueden obstaculizar el aprendizaje procedimental al interrum- críticamente involucradas en la propia adaptación a situaciones
pir precisamente esta estructura temporal necesaria, lo cual resalta nuevas. Son, en sí mismas, procesos cognitivos que orquestan u
el papel prefrontal en la memoria de tipo no declarativa [56]. organizan las ideas, movimientos o acciones relativamente sim-
Traumatismo craneoencefálico
Accidente cerebrovascular
Infarto cerebral
Característica principal: predominio de los trastornos cognitivos (sín- Otros trastornos: alteraciones olfatorias (anosmia)
drome prefrontal disejecutivo)
Etiologías
Caracterización del paciente: ‘desorganizado’
Traumatismo craneoencefálico
Trastorno principal: de las funciones ejecutivas, especialmente de las
que impliquen planificación, seguimiento o mantenimiento de objetivos Accidente cerebrovascular
y flexibilidad
Aneurisma de la arteria cerebral anterior
Trastornos predominantes
Tumor
Perseverancia
Infección
Conducta estímulo-dirigida: ecopraxia, conducta de imitación-utili-
zación de Lhermitte [76] Síndrome frontal medial o del cingulado anterior
Trastorno de las fluencias verbal y no verbal Característica principal: pérdida de espontaneidad e iniciativa
Otros trastornos Trastorno principal: apatía o abulia (apatía extrema) o pasividad o inercia
o falta iniciativa: (‘no pide nada-no hace nada’)
Trastorno de la resolución problemas (acalculia secundaria)
Trastornos predominantes
Desmotivación
Trastorno del lenguaje
Si hay lesión en el hemisferio izquierdo, afasia transcortical motora
Si hay afectación del área motora suplementaria del hemisferio iz-
quierdo, afasia motora transcortical
Si hay lesión en el hemisferio derecho, aprosodia transcortical motora
Si hay apatía extrema, mutismo acinético (con daño bilateral):
Etiologías causantes
no habla espontáneamente y responde con monosílabos
Trastornos degenerativos Paresis en extremidades inferiores y alteraciones de la marcha
Accidente cerebrovascular, demencia vascular Conducta de imitación-utilización de Lhermitte [76]
Esclerosis múltiple Pruebas alteradas de atención-inhibición (paradigmas de Stroop y
Go-No Go)
Tumor, etc.
Otros trastornos: incontinencia
Síndrome frontal orbitofrontal
Otros
Característica principal: predominio de los trastornos de personalidad
Alteraciones olfatorias
Caracterización del paciente: desinhibido y con ‘falta de responsabilidad’
Trastornos motores (especialmente en lesiones laterales): desorganiza-
Trastorno principal: desinhibición-impulsividad (‘sociopatía adquirida’), ción motora, adinamia frontal y defectos en la programación de movi-
conducta antisocial y sexualmente inapropiada (conducta indiscreta- mientos (en especial, si existe lesión en el área motora suplementaria)
indecencia)
Negligencia motora
Trastornos predominantes
Grasping
Moria, afecto inapropiado (irritable, lábil, euforia fatua, jocoso),
indiferencia afectiva, cambios de humor Automatismos motores no reprimidos (‘andar continuo’, girar en
círculo’, etc.)
Alteración del juicio (toma de decisiones sin estimar sus consecuen-
cias) Trastornos perceptivos-movimientos oculares: pérdida de estrategia
de la mirada, búsqueda visual, pérdida de exploración visual
Distractibilidad: incapacidad de esfuerzo sostenido (especialmente en lesiones en áreas 8 y 9)
En realidad no existe un único síndrome frontal, sino que, de tía, la pasividad o la inercia. La extensión del daño frontal puede
acuerdo con las subdivisiones neurofuncionales del lóbulo frontal alcanzar a las esferas motora y olfatoria, ocasionando trastornos
comentadas anteriormente, resulta más apropiado hablar de sín- en una y otra modalidad.
dromes frontales dorsolaterales, orbitofrontales, etc., tal como se
recoge en la tabla V. El daño dorsolateral ocasionaría una impor-
tante disfunción centrada en las funciones ejecutivas y conferiría CONEXIONES CORTICALES: CIRCUITOS
al paciente un alto grado de desorganización; el daño orbitofrontal CÓRTICO-FRONTALES (PREFRONTALES)
puede transformar a un sujeto normalmente discreto en un pacien- Dado que el córtex prefrontal presenta una alta capacidad para
te desinhibido, impulsivo, fatuo y antisocial; por último, el daño manipular de alguna manera la información almacenada en otras
medial sobre el cingulado anterior y otras estructuras hará perder partes del córtex cerebral [13], es lógico que se halle conectado a
la iniciativa, de manera que predomine la desmotivación, la apa- través de conexiones córtico-corticales con todas las áreas del
Tabla VI. Conexiones frontales: principales conexiones corticales. (Basa- Tabla VII. Conexiones frontales: principales conexiones subcorticales.
do en Damasio y Anderson [44]). (Basado en Damasio y Anderson [44]).
Parietal (lóbulo parietal inferior, Parietal (lóbulo parietal inferior) Amígdala (especialmente Amígdala (especialmente desde
córtex parietal posterior) a la zona frontal orbital) zonas orbitales y mediales)
Córtex olfatorio Límbico (córtex cingulado) Hipocampo (especialmente Hipocampo (especialmente desde
a la zona frontal orbital) zonas orbitales y mediales)
Tabla VIII. Conexiones prefrontales. Principales conexiones ‘parceladas’. Estriado (a caudado y putamen,
(Basado en Cummings [80]). especialmente desde el giro
cingulado y el área motora
suplementaria)
Parcelación Conexiones corticales Conexiones subcorticales
Claustrum
Dorsolateral Orbitofrontal Núcleo subtalámico
Región subtalámica
Frontomedial Tálamo
(cingulado) Septum
Córtex asociativos parietal, Mesencéfalo
temporal y occipital
Giro parahipocámpico
Tabla IX. Circuitos fronto-subcorticales. (Basado en Alexander et al
Orbitofrontal Dorsolateral Amígdala [28,81,82], Cummings [70] y Darvesh y Freedman [84]). El contenido de
esta tabla se completa con la figura 16.
Polo temporal Núcleo accumbens
Circuito Función Patología
Frontomedial Dorsolateral Amígdala
(cingulado
Motor Inicio, ejecución y fuerza Enfermedad de Parkinson,
anterior) Pálido ventral-
del movimiento, etc. Enfermedad de Wilson, etc.
sustantia nigra
Oculomotor Fijación visual, etc. Movimientos oculares
anormales
Tabla X. Trastornos ligados a patología prefrontal. (Basado en Preuss [10]).
Dorsolateral Working memory, Déficits cognitivos,
Procesos degenerativos cognición, programación demencia subcortical,
motora, etc. depresión,esquizofrenia, etc.
Envejecimiento
Orbitofrontal ‘Equilibrio’ Desinhibición,manía,
Enfermedad de Parkinson lateral conductual, etc. depresión,esquizofrenia,
trastorno
Enfermedad de Huntington obsesivo-compulsivo, etc.
Procesos tóxico-metabólicos
Manía
CONEXIONES SUBCORTICALES: CIRCUITOS
FRONTO-SUBCORTICALES (O FRONTOBASALES)
El córtex frontal establece íntimas conexiones con regiones sub-
neocórtex [60], especialmente aquellas que lo unen con otras áreas corticales y límbicas, entre ellas destacan las que mantiene con los
corticales asociativas (Tabla VI). ganglios basales, tálamo, amígdala, córtex entorrinal e hipocam-
Los circuitos de conexiones frontocorticales sustentan vías po (Tablas VII y VIII).
corticales de gran interés; por ejemplo, los de las vías visuales Las conexiones fronto-subcorticales (o frontobasales) pueden
corticales del ‘qué’ y ‘dónde’, que, partiendo de zonas occipita- sintetizarse en un circuito prototipo (esquematizado en la figu-
ra 15), que utiliza una amplia variedad de neurotransmisores. Este sino que justifican que cuadros considerados como neurológicos
circuito forma un bucle frontotalámico. La estrecha relación fun- (procesos neurodegenerativos, etc.) o, al menos en parte, clásica-
cional frontobasal se basa en que las principales eferencias de los mente psiquiátricos (esquizofrenia, etc.) se adscriban a una pato-
ganglios basales llegan al córtex frontal a través de proyecciones logía frontal o prefrontal (Tabla X) [10].
desde los núcleos talámicos siguiendo la secuencia ganglios
basales-tálamo-frontal [45]. Los ganglios basales reciben infor-
mación de la mayor parte del cerebro, incluyendo el córtex frontal, CONCLUSIONES
pero proyectan (vía el tálamo) principalmente, o quizás totalmen- Los lóbulos frontales son el asiento anatomofisiológico de proce-
te, al córtex frontal; de este modo, el córtex frontal y los ganglios sos cognitivos altamente especializados en la especie humana,
basales constituyen un sistema neuronal integrado en el cual la llevados a cabo por una red de circuitos córtico-corticales y
dopamina, como neurotransmisor, desempeña un papel destacado fronto-subcorticales. Esta complejidad funcional ha motivado que
[45] a expensas del sistema nigro-estriado. Este sistema frontoba- los lóbulos frontales hayan dejado de ser considerados como una
sal está íntimamente implicado en fenómenos atencionales (tipo única estructura y sea necesario parcelarlos neurofuncionalmen-
efecto Stroop, el sistema supervisor de la atención de Norman y te. El estudio detallado de cada uno de los córtex ‘frontales’ que
Shallice, etc.), la memoria de trabajo y el aprendizaje de respues- integran el lóbulo frontal ha permitido adentrarse en un mejor
tas apropiadas: seleccionar la respuesta más apropiada, secuen- conocimiento de los trastornos cognitivos presentes no sólo en los
ciar las conductas y ligar hechos, acciones o ideas [45]. individuos considerados clásicamente como pacientes frontales,
El circuito de conexiones fronto-subcorticales puede estar en sino también en aquellos otros que padecen alteraciones y enfer-
realidad diferenciado en, al menos, cinco circuitos funcionalmen- medades de índole subcortical y psiquiátrica, de manera que se
te especializados [28,70,81-84]: motor, oculomotor, dorsolateral, ‘entrecruzan’ la Neurología y la Psiquiatría [85].
orbitofrontal y frontomedial (cingulado anterior) (Fig. 16). El daño Lejos de haberse terminado la parcelación funcional frontal,
en estos circuitos funcionalmente especializados ocasionaría pa- ésta no ha hecho más que comenzar. Los lóbulos frontales son una
tologías diferenciales, tal como se recoge en la tabla IX. Estos región excesivamente amplia para constituir sólo una única uni-
circuitos no tan sólo realzan aquellas parcelaciones que del lóbulo dad neural, pero suficientemente extensa para albergar procesos
frontal, especialmente de su zona prefrontal, hemos comentado, motores y procesos cognitivamente complejos.
BIBLIOGRAFÍA
1. Damasio H, Grabowski Th, Frank R, Galaburda AM, Damasio AR. 21. Halsband U, Ito N, Tanji J, Freund HJ. The role of premotor cortex
The return of Phineas Gage: clues about the brain from the skull of a and the supplementary motor area in the temporal control of move-
famous patient. Science 1994; 264: 1102-5. ment in man. Brain 1993; 116: 243-66.
2. Filley ChM. Neurobehavioral anatomy. Niwor: University Press of 22. Tanji J, Shima K. Supplementary motor cortex in organization of move-
Colorado; 1995. ment. Eur Neurol 1996; 36 (Suppl 1): S13-9.
3. Damasio AR. El error de Descartes. Barcelona: Grijalbo Mondadori; 1996. 23. Humberstone M, Sawle GV, Clare S, Hykin J, Coxon R, Bowtell R, et
4. Kolb B, Whishaw IQ. Fundamentals of human neuropsychology. 3 ed. al. Functional magnetic resonance imaging of single motor events reveals
New York: Freeman & Cia; 1990. human presuplementary motor area. Ann Neurol 1997; 42: 632-7.
5. Amunts K, Schleicher A, Bürgel U, Mohlberg H, Uylings HBM, Zilles 24. Boecker H, Dagher A, Ceballos Baumann AO, Passingham RE, Samuel
K. Broca’s region revisited: cytoarchitecture and intersubject variability. M, et al. Role of the human rostral supplementary motor area and the
J Comp Neurol 1999; 412: 319-41. basal ganglia in motor sequence control: investigations with H2 O15
6. Rademacher J, Galaburda AM, Kennedy DN, Filipek PA, Caviness VS. PET. J Neurophysiol 1998; 79: 1070-80.
Human cerebral cortex: localization, parcellation, and morphometry with 25. Vorobiev V, Govoni P, Rizzolatti G, Matelli M, Luppino G. Parcella-
magnetic resonance imaging. J Cogn Neurosci 1992; 4: 352-74. tion of human mesial area 6: cytoarchitectonic evidence for three
7. Damasio H, Damasio AR. Lesion analysis in neuropsychology. New separate areas. Eur J Neurosci 1998; 10: 2199-203.
York: Oxford University Press; 1989. 26. Schieber MH. Voluntary descending control. In Zigmond MJ, Bloom
8. Damasio H. Human brain anatomy in computerized images. New York: FE, Landis SC, Roberts JL, Squire LR, eds. Fundamental neuroscience.
Oxford University Press; 1995. San Diego: Academic Press; 1999. p. 931-50.
9. Caviness VS, Mayer J, Makris N, Kennedy DN. MRI-Based topo- 27. Steinmetz H, Setz RJ. Functional anatomy of language processing.
graphic parcellation of human neocortex: an anatomically specified Neuropsychologia 1991; 29: 1149-61.
method with estimate of reliability. J Cogn Neurosci 1996; 8: 566-87. 28. Alexander GE, Crutcher MD, DeLong MR. Basal ganglia-thalamo-
10. Preuss TM. Do rats have prefrontal cortex? The Rose-Woolsey-Akert cortical circuits: parallel substrates for motor, oculomotor, ‘prefrontal’
program reconsidered. J Cogn Neurosci 1995; 7: 1-15. and ‘limbic’ functions. Prog Brain Res 1990; 85: 119-46.
11. Mesulam MM. Frontal cortex and behavior. Ann Neurol 1986; 19: 320-5. 29. Wise RJS, Greene J, Büchel C, Scott SK. Brain regions involved in
12. Passingham R. The frontal lobes and voluntary action. Oxford: Oxford articulation. Lancet 1999; 353: 1057-61.
University Press; 1993. 30. Rizzolatti G, Fadiga L, Gallese V, Fogassi L. Premotor cortex and the
13. Grafman J. Neuropsychology of the prefrontal cortex. In Zaidel DW, recognition of motor actions. Cogn Brain Res 1996; 3: 131-41.
ed. Neuropsychology. New York: Academic Press; 1994. p. 159-81. 31. Damasio AR, Damasio H. El cerebro y el lenguaje. Investigación y
14. Mountcastle VB. The columnar organization of the neocortex. Brain Ciencia 1992; 194: 58-67.
1997; 120: 701-22. 32. Baum SR, Pell MD. The neural bases of prosody: insights from lesion
15. Paus T. Location and function of the human frontal eye-field: a selec- studies and neuroimaging. Aphasiology 1999; 13: 581-608.
tive review. Neuropsychologia 1996; 34: 475-83. 33. Foundas AL, Leonard ChM, Heilman KM. Morphologic cerebral asym-
16. Luna B, Thulborn KR, Strojwas MH, McCurtain BJ, Berman RA, Geno- metries and handedness. The pars triangularis and planum temporale.
vese CR, et al. Dorsal cortical regions subserving visually guided sac- Arch Neurol 1995; 52: 501-8.
cades in human. An fMRI study. Cereb Cortex 1998; 8: 40-7. 34. Foundas AL, Eure KF, Luevano LF, Weinberger DR. MRI asymmetries
17. Petit L, Haxby JV. Functional anatomy of pursuit eye movements in of Broca’s area: the pars triangularis and pars opercularis. Brain Lang
humans as revealed by fMRI. J Neurophysiol 1999; 82: 463-71. 1998; 64: 282-96.
18. Tanji J, Mushiake H. Comparison of neuronal activity in the supple- 35. Fuster JM. The prefrontal cortex. Anatomy, physiology and neuro-
mentary motor area and primary motor cortex. Cogn Brain Res 1996; psychology of the frontal lobes. 2 ed. New York: Raven Press; 1989.
3: 143-50. 36. Springer SP, Deutsch G. Cerebro izquierdo, cerebro derecho. Barcelona:
19. Goldberg G. Supplementary motor area structure and function: review Gedisa; 1985.
and hypotheses. Behav Brain Sci 1985; 8: 567-615. 37. Koechlin E, Basso G, Pietrini P, Panzer S, Grafman J. The role of the
20. Halsband U, Freund HJ. Premotor cortex and conditional motor learn- anterior prefrontal cortex in human cognition. Nature 1999; 399:
ing in man. Brain 1990; 113: 207-22. 148-51.
38. Mega MS, Cummings JL. The cingulate and cingulate syndromes. In The neuropsychology of the prefrontal cortex. Arch Neurol 1993; 50:
Trimble MR, Cummings JL, eds. Contemporary behavioral neurology. 636-42.
Boston: Butterworth-Heinemann; 1997. p. 189-214. 61. Levin HS. Cognitive functions outcomes after traumatic brain injury.
39. Carmichael ST, Price JL. Limbic connections of the orbital and medial Curr Opin Neurol 1998; 11: 643-6.
prefrontal cortex in macaque monkeys. J Comp Neurol 1995; 363: 615-41. 62. Smith EE, Jonides J. Storage and executive processes in the frontal
40. Eichenbaum HB, Cahill LF, Gluck MA, Hasselmo ME, Keil FC, Martin lobes. Science 1999; 283: 1657-61.
AJ, et al. Learning and memory: system analysis. In Zigmond MJ, 63. Dehaene S, Spelke E, Pinel P, Stanescu R, Tsivkin S. Sources of
Bloom FE, Landis SC, Roberts JL, Squire LR, eds. Fundamental neuro- mathematical thinking: behavioral and brain-imaging evidence. Science
science. San Diego: Academic Press; 1999. p. 1455-86. 1999; 284: 970-4.
41. Kelley WM, Miezin FM, McDermott KB, Buckner RL, Raichle ME, 64. Butterworth B. A head for figures. Science 1999; 284: 928-9.
Cohen NJ, et al. Hemispheric specialization in human dorsal frontal 65. Luria AR. El cerebro en acción. Barcelona: Fontanella; 1974.
cortex and medial temporal lobe for verbal and nonverbal memory 66. Luria AR. El cerebro humano y los procesos psíquicos. Barcelona:
encoding. Neuron 1998; 20: 927-36. Fontanella; 1979.
42. Semendeferi K, Damasio H, Frank R, van Hoesen GW. The evolution 67. Barbizet J, Duizabo Ph. Manual de neuropsicología. Barcelona:
of the frontal lobes: a volumetric analysis based on three-dimensional Toray-Masson; 1978.
reconstructions of magnetic resonance scans of human and ape brains. 68. Stuss DT, Benson DF. The frontal lobes. New York: Raven Press; 1984.
J Hum Evol 1997; 32: 375-88. 69. Trimble MR. Behavior and personality disturbances. In Bradley WG,
43. Damasio HC. Neuroanatomy of frontal lobe in vivo: a comment on et al, eds. Neurology in clinical practice. Vol. I. Boston: Butterworth-
methodology. In Levin HS, Eisenberg HM, Benton AL, eds. Frontal Heinemann; 1991. p. 81-100.
lobe function and dysfunction. New York: Oxford University Press; 70. Cummings JL. Frontal-subcortical circuits and human behavior. Arch
1991. p. 92-121. Neurol 1993; 50: 873-80.
44. Damasio AR, Anderson SW. The frontal lobes. In Heilman KM, Valen- 71. Malloy P, Bihrle A, Duffy J, Cimino C. The orbitomedial frontal syn-
stein E, eds. Clinical neuropsychology. 3 ed. New York: Oxford Uni- drome. Arch Clin Neuropsychol 1993; 8: 185-201.
versity Press; 1993. p. 409-60. 72. Kolb B, Whishaw IQ. Fundamentals of human neuropsychology. 4 ed.
45. Wise SP, Murray EA, Gerfen CR. The frontal cortex-basal ganglia New York: Freeman & Cia; 1996.
system in primates. Crit Rev Neurobiol 1996; 10: 317-56. 73. Lhermitte F, Pillon B, Serdaru M. Human autonomy and the frontal
46. Fuster JM. Network memory. Trends Neurosci 1997; 20: 451-8. lobes. Part I. Imitation and utilization behavior: a neuropsychological
47. Bechara A, Damasio H, Tranel D, Damasio AR. Deciding advanta- study of 75 patients. Ann Neurol 1986; 19: 326-34.
geousely before knowing the advantageous strategy. Science 1997; 74. Lhermitte F. Human autonomy and the frontal lobes. Part II. Patient
275: 1293-5. behavior in complex and social situations: the ‘environmental depen-
48. Shute GE, Huertas V. Developmental variability in frontal lobe func- dency syndrome’. Ann Neurol 1986; 19: 335-43.
tion. Dev Neuropsychol 1990; 6: 1-11. 75. Stuss DT, Alexander MP, Benson DF. Frontal lobe functions. In Trimble
49. Grattan LM, Eslinger J. Frontal lobe damage in children and adults: a MR, Cummings JL, eds. Contemporary behavioral neurology. Boston:
comparative review. Dev Neuropsychol 1991; 7: 283-322. Butterworth-Heinemann; 1997. p. 169-87.
50. Welsh MC, Pennington BF, Groisser DB. A normative-developmental 76. De Renzi E, Cavalleri F, Facchini S. Imitation and utilization behaviour.
study of executive function in children. Dev Neuropsychol 1991; 7: 131-49. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1996; 61: 396-400.
51. Benton A. Prefrontal injury and behavior in children. Dev Neuropsychol 77. Rao SC, Rainer G, Miller EK. Integration of what and where in the
1991; 7: 275-81. primate prefrontal cortex. Science 1997; 276: 821-4.
52. Dennis M. Frontal lobe function function in childhood and adoles- 78. Estévez-González A, García-Sánchez C, Junqué C. La atención: una
cence. Dev Neuropsychol 1991; 7: 327-58. compleja función cerebral. Rev Neurol 1997; 25: 1989-97.
53. Taylor AE, Saint-Cyr JA. The neuropsychology of Parkinson’s disease. 79. Estévez-González A, García-Sánchez C, Barraquer-Bordas Ll. La me-
Brain Cogn 1995; 28: 281-96. moria y el aprendizaje: ‘experiencia’ y ‘habilidad’ en el cerebro. Rev
54. Pribram KH. Languages of the brain. Experimental paradoxes and prin- Neurol 1997; 25: 1976-88.
ciples in neuropsychology. London: Prentice Hall; 1971. 80. Cummings JL. Anatomic and behavioral aspects of frontal-subcortical
55. Pribram KH, Martín-Ramírez J. Cerebro y conciencia. Madrid: Díaz circuits. Ann N Y Acad Sci 1995; 769: 1-14.
de Santos; 1995. 81. Alexander GE, DeLong MR, Strick PL. Parallel organization of func-
56. Gómez-Beldarrain M, Grafman J, Pascual-Leone A, García-Monco JC. tionally segregated circuits linking basalganglia and cortex. Ann Rev
Procedural learning is impaired in patients with prefrontal lesions. Neurosci 1986; 9: 357-81.
Neurology 1999; 52: 1853-60. 82. Alexander GE, Crutcher MD. Functional architecture of basal ganglia
57. Brody BA, Pribram KH. The role of frontal and parietal cortex in cog- circuits: neural substrates of parallel processing. Trends Neurosci 1990;
nitive processing. Brain 1978; 101: 607-33. 13: 266-71.
58. Brown JW. Frontal lobe syndromes. In Vinken PJ, Bruyn GW, Kla- 83. Mega MS, Cummings JL. Frontal-subcortical circuits and neuro-
wans HL, Fredriks JAM, eds. Handbook of clinical neurology. Amster- psychiatric disorders. J Neuropsychiatry Clin Neurosci 1994; 6: 358-70.
dam: Elsevier; 1985. p. 23-41. 84. Darvesh S, Freedman M. Subcortical dementia: a neurobehavioral
59. Shallice T, Burgess P. Deficits in strategy application following frontal approach. Brain Cogn 1996; 31: 230-49.
lobe damage in man. Brain 1991; 114: 727-41. 85. Barraquer-Bordas Ll. Cómo se está estructurando una nueva ‘neuro-
60. Rezai K, Andreasen NC, Alliger R, Cohen G, Swayze v, O’Learly D. psiquiatría selectiva’. Rev Neurol 1996; 24: 999-1007.