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La tortuga vanidosa

Según la fábula de Esopo, había una tortuga que todos los años veía la migración de las aves. Una
vez le pidió a dos aves que la llevaran consigo sujetando con sus picos el extremo de una vara y
ella se tomaría con su boca del medio del palo.

Las aves mostraron buena voluntad hacia la tortuga y lo hicieron. Al poco tiempo un agricultor
levantó la cabeza y alcanzo a ver el extraño cuadro. Entonces dijo con admiración: "el que tuvo
esa idea fue muy inteligente". Al escuchar eso la tortuga, que era muy vanidosa, no pudo quedarse
callada y exclamo: "Esa día fue mía!" Y así, por abrir su boca, cayó en tierra y murió.

La tortuga de la fábula no es más que una semblanza de la gente que se destruye a sí misma por
causa de la vanidad. Pero lo más lamentable es que la vanidad aleja de Dios. Porque a El sólo lo
buscan los que reconocen sus limitaciones y necesidades. Es decir, se necesita un poquito de
humildad para buscar a Dios, para pedir su perdón y para solicitar sus bendiciones.

Dichosos los humildes porque recibirán la tierra por heredad. Mateo 5:5

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