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DEONTOLOGIA JURIDICA
UNIDAD 1. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DISCIPLINA.
PRESENTACIÓN
1.1. Noción de ética, moral y deontología: los términos: moral y ética son de
significados equivalentes, pero difiere su etimología: moral, proviene del latín
“mores” y ética del griego “ethos”, designándose en ambos casos a la costumbre.
Los antiguos usualmente los referían a las buenas costumbres, costumbres
virtuosas que se convertían en reglas de conducta ejemplar. La palabra moral o
ética se refiere tanto a la moralidad como hecho social como a la ciencia que
estudia ese fenómeno.
La moralidad y la ciencia moral: la moralidad es el hecho que se verifica en la
convivencia social con características específicas. El hecho moral se verifica en
la interrelación social y en la interioridad de las conciencias y se manifiesta en
juicios de aprobación y de censura sobre la conducta humana propia y ajena. La
moralidad es una dimensión propia del ser humano referida a su obrar racional y
libre, siempre presente en su devenir histórico (universalidad del hecho moral).
La ciencia moral es la que tiene por objeto el estudio de la moralidad, formula las
condiciones de la moralidad: discernimiento o advertencia de la significación del
acto y voluntad libre de realizar el acto, que son los requisitos para que un acto
humano pueda ser calificado moralmente.
Deontología: es la ciencia que estudia el fenómeno de la moralidad, proviene de
los vocablos griegos “dey” (deber) “on” (ser) “logos” (ciencia, tratado); es decir
que es la ciencia del deber ser. Siempre hará referencia a la conducta debida, en
razón del ser de las cosas. Aludirá a una ciencia normativa que le propone al H
las reglas de su obrar libre a fin de alcanzar su propio bien. Su concepto equivale
a ciencia práctica.

1.2. Principios generales y partes especiales de la deontología. Noción de


deontología profesional y de deontología jurídica:
El tipo de conocimiento q corresponde a la deontológica es el q se identifica con
el - saber practico - referido a dirigir la ACCIÓN.
El SABER se divide en: a) especulativa o teórico: tiene por objeto el ser en
cuanto inteligible; y b) práctico: tiene por objeto el ser en cuanto operable, es
pasible de la acción. Siempre tiene por fin dirigir la acción, p/ lo cual formula
normas a las cuales debe ajustar su conducta.
Distinguimos 3 niveles:
1- filosofía practica o deontológica general: tiene por objeto dirigir la acción
pero en forma remota, a través de la formulación de los principios generales de la
actividad moral. Se ordena a dirigir la acción para analizar y determinar
conceptual// la acción en sus ppios mas elementales.
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2-ciencias prácticas o deontológica especiales: tampoco tiene por fin producir


efectiva// la acción concreta pero la estudia p/ determinar sus necesidades más
inmediatas. Se aplican los ppios grales a un ámbito de la conducta humana más
circunscripta, tratando de llegar con mayor precisión a la resolución de los
problemas específicos q se plantean en dicho ámbito.
3- prudencia o saber perfectamente práctico: se refiere a la producción de la
acción en forma inmediata, tomada en su realidad existencial, con todas las
circunstancias que la definen como dato singular. Es el saber perfectamente
práctico por su grado máximo de concreción.
Deontología jurídica y deontología profesional: Ambas son partes especiales
de la deontología, procuran un saber práctico a nivel científico.
La deontología jurídica es la que estudia la relación de la moral con el orden
jurídico, que es un orden de conducta con el fin de formular las reglas éticas
pertinentes a las situaciones que en dicho orden se plantean en base a sus
particularidades.
La deontología profesional es la que considera los problemas éticos comunes a
todas las profesiones y luego enfocará los propios de cada profesión.
En un primer grado del saber se encuentra la Deontología general, que es
sinónimo de filosofía moral o filosofía práctica, que tiene por objeto dirigir la
acción a través de la formulación de los principios generales de la actividad
moral.
En un segundo nivel se hallan las deontologías especiales, que tienen por fin
aplicar los principios generales a un ámbito de la conducta humana para tratar de
resolver los problemas que se plantean en el mismo. En este nivel encontramos a
la deontología profesional, que comprende la deontología jurídica y que a su vez
incluye a la deontología de la profesión de abogado, la deontología judicial, etc.

1.3. Objeto y método:


Objeto de la asignatura: se propone enfatizar la dimensión práctica de la ciencia
jurídica y de las profesiones jurídicas, ser el nexo entre la última etapa del plan
de estudios y el comienzo de la práctica profesional, en lo que hace a cuestiones
de su desempeño. La enseñanza de la ética de la abogacía debe comprender no
sólo una deontología profesional, sino también los principios éticos generales que
fundamentan objetivamente esa deontología.
La deontología o ciencia moral tiene su punto de partida en la experiencia moral
común que nos aporta un conocimiento natural del bien. A partir de la
experiencia común, abogados y estudiantes pueden reflexionar en pos de la
comprensión de los conceptos básicos de la Moral.
Método: la formulación y aplicación de las reglas de conducta requiere de un
método complejo. Tiene cuatro etapas: momento inductivo (1ra. A 3 er etapa)
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hasta la formulación de la regla de conducta y un momento deductivo (4ta.


Etapa) que se encamina a la aplicación de la norma al caso concreto:
1) Empírica: mediante la experiencia nos introducimos en el conocimiento del
ser humano. La experiencia del H histórico nos pondrá en contacto con sus usos
y costumbres; su D; su religión; su forma política y en general todas las
condiciones de hecho, internas y externas, de la vida moral del H.
2) Analítica: todos estos aspectos relativos a la moralidad que surgen de la
interioridad de la persona y de su dimensión social, pasan a ser analizados en sus
partes, relacionados, sistematizados, de acuerdo al método de las ciencias
descriptivas.
3) Racional metafísica: (aquí se formula el precepto moral-universal) es en esta
etapa dónde el intelecto aplicado a lo real concreto capta, mediante la abstracción
formal, esencias y naturalezas universales y necesarias. Los principios y
conceptos captados serán una regla de conducta general, que será la guía de
accionar concreto del H.
4) Empírica: la regla de conducta formulada se dirige a lo operable, hacia lo
concreto (ámbito de la experiencia). Los deberes se cumplen en función de las
condiciones de hecho en las que el H desenvuelve su actividad.
1.4. La experiencia del hecho moral. El hecho moral o el hecho de creer en una
regla moral es un hecho humano. Moralidad y sociabilidad son notas
inseparables de la condición humana, por lo que se ha dicho que el H es un ser
constitutivamente ético y social.
1.4.1 Elementos del hecho moral:
a) elemento racional: la moral se manifiesta por imperativos, que se expresan en
preceptos (no robarás). Antes del obrar, en dependencia del precepto universal, la
conciencia determina –mediante un juicio- que tal acto concreto es bueno o malo,
y que, en consecuencia, debe ser realizado o evitado. Luego de realizado el acto,
la conciencia vuelve a juzgar, aprobando o rechazando el mismo.
b) elemento afectivo: antes de obrar, se manifiesta a través de los sentimientos
de afección al bien y repulsa al mal. Después del acto la conciencia tiene los
sentimientos de alegría y paz interior ante la buena obra o de tristeza, inquietud o
vergüenza ante lo indebido.
c) elemento activo: consiste en la voluntad, manifestada por la disposición de los
medios idóneos para la ejecución del fin requerido (la obra en concreto).
1.4.2 La doble constricción: en la conciencia moral se advierte un doble
condicionamiento de naturaleza afectiva y racional; descartándose la neutralidad.
Constricción interior: es el que se da desde la interioridad de la persona que se
encuentra comprometida ante sí para obrar como es debido porque se encuentra
implicada su capacidad para la virtud, su perfeccionamiento como ser humano y
su auto estima.
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Constricción externa: es el influjo que ejerce en la toma de decisiones la opinión


de los demás (el famoso: que dirán).
1.4.3 Esencia del hecho moral: ante el problema moral el H está limitado, pero
es capaz de obrar en plena conciencia con libertad para hacer el bien. Son
morales aquellos actos que la gente realiza con advertencia y voluntad libre
(materia) considerados desde el punto de vista de su adecuación con la regla ideal
de la conducta humana, con el fin de alcanzar la perfección que le es propia
(forma).
1.4.4 Caracteres del hecho moral. Especifidad y Universalidad:
a) especificidad: el hecho moral es irreductible a otros tipos de hechos humanos.
La conciencia moral es el núcleo de esta especificidad, en tanto que es capaz de
aprender las normas generales y convertirse en legisladora del caso particular y
luego en juez inapelable de la moralidad del acto. Esta doble función es la razón
de ser de la responsabilidad del sujeto moral.
b) universalidad: el hecho moral caracteriza a la humanidad, se verifica en todo
tiempo y lugar. La universalidad de las nociones de bien moral y de mal es
innegable.
1.5. Ubicación epistemológica en el saber jurídico. La deontología jurídica es una
parte especial de la deontología y una material auxiliar en el plan de estudio de
abogacía. Es concurrente a la formación integral del estudiante en la dimensión
ética de: a) las conductas que se verifican en la actividad jurídica (relación entre
el orden moral y el orden jurídico); y b) en la actividad profesional dónde se
plantearan problemas éticos comunes a todas las profesiones y específicos de la
abogacía.
La jurisprudencia entendida en el D romano como el arte de lo bueno y lo
equitativo, está orientada a regular la convivencia social, el D como ordenación
de esta convivencia se desarrolló y evolucionó hasta el actual D moderno
pasando por diversas tendencias que no pudieron cambiar la intima relación que
existe entre D y moral volviendo siempre al D natural como punto de partida del
orden jurídico y de los requerimientos de la práctica del D .
UNIDAD 2. PRINCIPALES LÍNEAS ACERCA DEL FUNDAMENTO DE
LA MORAL
2.1. Dirección sociológica positivista. Escepticismo y relativismo. El
positivismo. Augusto Comte; Levy Brühl. La Escuela Sociológica.
Es un hecho que todos decimos que determinadas conductas son buenas y que
otras son malas. El asunto es develar con que fundamento sostenemos esto:
¿existe un bien moral objetivo capaz de servir de fundamentos a los preceptos
morales? y de qué modo podemos conocerlo?. El pensamiento humano ha
formulado las más diversas respuestas a estos interrogantes a lo largo de la
historia. Agrupando las posibles respuestas en tres grandes direcciones:
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-Escepticismo (niega la regla moral): pone en duda la capacidad del


conocimiento humano de alcanzar alguna verdad o certeza.
a) escepticismo antiguo: sostienen que el verdadero D y la verdadera moral
residían en la fuerza. Los fuertes dominaban.
b) escepticismo moderno: adopta la forma del relativismo, rechaza todo lo
absoluto: no hay Dios, alma, H ni cosas en sí. No se puede encontrar principios
de acción aplicables a todos, no existe una sola moral sino tantas como hombres
haya. El relativismo no es un sistema filosófico sino una actitud. Las cosas no
tienen valor objetivo: su valor lo crean las circunstancias, los intereses, la
consideración social. Nada es verdad ni mentira. Todo es cuestión de cómo se lo
mire.
-El positivismo–Augusto Comte. La escuela sociológica: Esta escuela parte del
principio fundamental de atenerse sólo a los hechos susceptibles de ser captados
por los sentidos y capaces de ser sometidos a una verificación cuantitativa. En
consecuencia, un sistema moral es inconcebible porque no se admite la
metafísica ni los principios racionales. No hay principios o reglas de obrar
aplicables o exigibles a todos.
En esta dirección (positivista):
Levy Brühl propone reemplazar a la moral normativa por la ciencia de las
costumbres, que consiste en estudiar el hecho moral que se da en la experiencia y
en comprobar cuáles son los juicios usuales de bien y de mal. La moral es
relativa: tiene un ámbito determinado y específico.
Emile Durkheim: pone énfasis en lo sociológico: el hecho moral es puramente
social, es bueno en una sociedad determinada lo que la mayoría considera como
tal.
Jacques Maritain: existe una ruptura total entre el mundo de la moralidad y la
naturaleza. El bien moral tiene fundamento en la universalidad de la “razón pura
práctica” de la cual debe ser deducido el contenido de la moral.
Crítica: al positivismo se lo califica como inconsistente en razón de que sostienen
implícitamente la existencia del hecho moral con carácter imperativo sobre las
conciencias, pero se niegan a estudiar el problema moral, que es también un
hecho.
2.2. Dirección utilitarista. Antecedentes; hedonismo y eudemonismo. El
utilitarismo en la modernidad. J. Bentham.
En el utilitarismo, clasificado dentro de las morales empíricas, se accede a la
experiencia sensible por medio de los sentidos externos, que es la única fuente de
conocimiento de la realidad y a la vez el límite de la reflexión científica. La
manifestación de esta dirección es la moral del placer (sensible), como la
doctrina del hedonismo encaminada a fundar la regla del obrar humano en el
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goce de lo inmediato (moral del placer) y aquella en la que el H trata de ser feliz,
este es el fin de la vida, sostenida por el eudemonismo (moral de la felicidad).
J. Bentham: para él, el problema moral consiste en aumentar el placer y disminuir
el dolor. La vida es un negocio, la moral consiste en hacer ganancias, el bien es el
ingreso y el mal el gasto. En eso consiste la única regla moral, es lo que
proporciona felicidad al H.
2.3. El realismo moral. El bien en general. Naturaleza y finalidad. Bien útil y
bien honesto. El bien moral.
El Realismo filosófico: el Objeto de la filosofía moral o Deontología consiste en
buscar o proponer una regla de acción que permita realizar al H el bien, alcanzar
su perfección y su felicidad. La verdad reside en adecuarse fielmente a la realidad
en sí misma. En este camino el sujeto se dirige al objeto para conocerlo y
enfrenta dificultades: a) Los sentidos se ponen en contacto con realidades
concretas; b) Luego la inteligencia abstrae, devela, descubre el universal, la
esencia de esos entes y descubre que todos los entes tienen una finalidad y que
tienden hacia ella, que es su bien, su perfección, c) Después retorna a esos
singulares predicándoles el concepto. El bien en general: el juicio de bien y mal
se aplica tanto a los actos humanos como a todas las cosas. El calificativo
depende del fin que le asignamos o que cumple esa cosa. En consecuencia, un
juicio de bien implica un juicio de finalidad, existiendo una gradación o jerarquía
de bien en función de que la cosa cumpla en mayor o menor medida con su
finalidad. Conocer el fin de una cosa implica conocer su Naturaleza, que es el
conjunto de caracteres que hacen que un ser sea tal (esencia). Todos los seres se
mueven hacia su “fin” pero lo hacen de distinto modo: el H a diferencia del resto,
lo hace de manera inteligente y libre, y por lo tanto puede desviar su camino y no
alcanzar su plenitud. Por eso son necesarias las reglas morales que le señalen el
camino a transitar. La filosofía tradicional distingue entre bien honesto que es el
bien propio del ser considerado en sí mismo y bien útil, que se predica de un ser
subordinado a otro (utilidad). Dios es bien honesto y el H puede ser estimado un
bien útil en relación a un todo. No existe el mal en sí mismo, el mal es un
desorden. El bien moral: sólo se puede hablar de bien moral respecto del ser
racional, puesto que se trata del bien ontológico (que es el bien del ser
considerado en sí mismo, que deviene de su propia esencia); pero realizado libre
y reflexivamente. El bien ontológico del H es su propio ser. El bien moral tiene
especial trascendencia ya que al ser el objeto propio de la acción libre del H, es la
fuente de los valores humanos.-
2.4. Aportes y crítica de las doctrinas. Puntos en que están de acuerdo.
El realismo moral presenta tres posturas: a) que existen reglas morales y se
preocupa por buscar su fundamento; b) que éste reside en un principio racional y
c) que el conocimiento del H no comienza y termina en sí mismo; que el
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pensamiento humano no genera ni construye sus propios objetos de


conocimiento, independientemente de la realidad extrasubjetiva.
En la Escolástica la moral se funda en las exigencias de la naturaleza humana,
en los requerimientos del ser y con ello se prescribe a la conducta ciertos "deber
ser" para que la persona alcance su bien, su perfección.
En el criticismo kantiano, el deber es impuesto por una ley "a priori" de la razón
práctica. La voluntad se da a sí misma su ley, uno mismo determina la ley de su
propia acción.
El empirismo se queda en el dato de la experiencia, la moral empírica no admite
otro medio de conocimiento más que la experiencia.
El kantismo se circunscribe a la idea de la ley "a priori" (la moral no se sustenta
en Dios, en la naturaleza humana ni en las circunstancias del universo).
Una y otra posición mutila la realidad porque ésta no es sólo el dato singular de
la experiencia que nos suministran los sentidos ni tampoco únicamente las ideas,
las formas, los universales.
UNIDAD 3. CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA DEONTOLOGÍA
3.1. La ley moral natural; sus propiedades. La virtud. Noción de las virtudes
fundamentales.
La "ley natural" o "ley moral natural" es el conjunto de convicciones morales
básicas de la persona que sirven de fundamento del juicio moral. Es realizado
por el H, con el concurso de sus virtudes: la prudencia, pues se trata de
determinar lo debido concreto; la justicia, pues se trata de querer lo bueno y lo
justo y la fortaleza y la templanza, por constituir el soporte para la rectitud del
juicio.
La ley moral natural consiste en los primeros principios jurídicos, universales y
necesarios que deben regir las relaciones del H con sus semejantes para que la
persona alcance su bien propio, su perfección. Toda regulación moral que se
impone y está vigente en la convivencia social será válida y por lo tanto
obligatoria, si es conforme con la ley moral natural. La ley moral natural es la
participación del H en la ley eterna.
Propiedades: Universalidad: comprende a todos los Hs (en todo tiempo y
lugar) y a todo el H, es decir, a todas las conductas, ya sean internas o externas.
Practicidad: significa que la ley moral debe ser llevada a la acción por los seres
humanos para alcanzar su fin, por lo que precisa de un modelo que guíe la
conducta u obrar del sujeto agente, que son precisamente las normas morales.
Obligatoriedad: la ley moral natural no sólo dilucida el obrar virtuoso a fin de
iluminar la acción, sino que también lo impera. Es decir, exige determinadas
conductas con la amenaza de una cierta sanción para el supuesto que no se
satisfaga el débito moral.
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La virtud. Noción de las virtudes fundamentales: en términos generales, es la


elevación del ser en la persona humana y en sentido estricto, la virtud moral es un
hábito operativo bueno.
Las virtudes morales perfeccionan las tendencias apetitivas del H mientras que
las intelectuales perfeccionan el intelecto. Las virtudes morales principales se
llaman cardinales porque sobre ellas se fundan las demás virtudes morales, que
son 4:
La prudencia es la primera de las virtudes morales. La prudencia es la virtud del
entendimiento práctico que habilita al H para dirigirse rectamente en la elección
de los medios conducentes al último fin. Es decir, se trata de un juicio prudencial.
La justicia, se trata de querer lo bueno y lo justo. Dispone a que el H no se
aparte del debido fin por quedarse con el bien del otro.
La fortaleza, dispone a que el H no se aparte de su fin último, por temor.
La templanza, dispone a que el H no se aparte de su debido fin por la
concupiscencia (apetito desordenado de placeres deshonestos).

3.2. La conciencia moral; su naturaleza. Estados de la conciencia.


La conciencia es un juicio o dictamen del entendimiento práctico que califica la
bondad o la malicia de un acto hecho o por hacer. Para ello, la conciencia juzga
de acuerdo con unos criterios anteriores, que ella no crea, sino que descubre: la
ley natural y la ley humana. La conciencia no es autónoma en el sentido de que
no crea su propia ley, pero sí lo es en el sentido de que nunca es lícito
coaccionarla. Su naturaleza es la de un juicio prudencial que realiza el intelecto
práctico sobre la bondad de un acto.
Estados en que puede encontrarse la conciencia:
a) En razón del acto: 1) conciencia antecedente: juzga sobre un acto que se va a
hacer; c) consecuente, sobre un acto ya realizado.
b) En razón de la conformidad con la ley moral: 1) Conciencia recta,
(verdadera), es la que juzga rectamente, de acuerdo con los principios
verdaderos, aplicados al caso concreto. 2) Conciencia errónea, (falsa), es la que,
de acuerdo con principios falsos (estimados verdaderos) juzga sobre la licitud o
ilicitud de algo. La conciencia errónea puede presentarse también en otras
situaciones: conciencia escrupulosa: la que estima mala una acción, basándose
en razones que no lo son; conciencia perpleja: la que por todas partes ve mal,
tanto si se decide por un extremo como si se decide por el otro; conciencia laxa:
la que no concede importancia a lo que, en sí, es objetivamente grave y
moralmente negativo; si esa laxitud se hace crónica, hasta el punto de no
plantearse problema moral alguno, se habla de conciencia cauterizada;
conciencia farisaica o hipócrita: la que concede gran importancia a asuntos que
no la tienen y pasa por alto actuaciones gravemente inmorales.
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c) En razón del asentimiento: 1) Conciencia cierta: es la que juzga con


seguridad que una acción es buena o mala, sin miedo a equivocarse. 2)
Conciencia probable: es la que dictamina que un acto es bueno o malo, pero con
temor a equivocarse. 3) Conciencia dudosa es la que pronuncia un juicio positivo
o negativo con prudente temor de equivocarse.
Se puede resumir, entonces, que para la buena actuación moral, es preciso obrar
con conciencia recta y cierta.
3.3. Los actos humanos; sus condiciones y condicionamientos.
Determinación de la moralidad de un acto: objeto, circunstancias y finalidad
subjetiva.
Acto humano es el que procede de la deliberada voluntad del H. La ética se
refiere sólo a esos actos. Condiciones para que se dé un acto moral: 1) el
conocimiento o advertencia y 2) la voluntad libre. 1) El conocimiento o
advertencia: El acto moral requiere que se sepa lo que se hace, que haya
conocimiento, advertencia; antes de realizarlo. Impedimentos a la advertencia: El
principal es la ignorancia de aquel conocimiento que se debe y se puede tener.
Entre las que encontramos: ignorancia de D ; ignorancia de hecho; invencible;
vencible; ignorancia antecedente, etc. 2) Voluntariedad: Acto voluntario es el
que procede de la voluntad con conocimiento del fin. Si se realiza o no con plena
advertencia se llama perfecto o imperfecto. Si se lo realiza directamente se llama
voluntario libre; si se llega a él a través de otro acto, se llama indirecto. Los
actos voluntarios, según la atención con la que son realizados, son: actual; virtual
ó habitual. Impedimentos: las pasiones, la violencia o coacción, los hábitos o
costumbres.
Condicionamiento de los actos humanos: son factores que constituyen
circunstancias atenuantes de la moralidad del acto, por falta de advertencia o por
falta de voluntariedad. Los condicionamientos pueden hacer más difícil el
conocimiento de la ley moral o su práctica, pero no convierten los actos
inmorales en morales.
Determinación de la moralidad de un acto: Los criterios de determinación
de la moralidad de un acto son: 1) el contenido o resultado que trae consigo la
acción u omisión; 2) las circunstancias que rodean al acto; y 3) el fin subjetivo
que pretende el que realiza el acto. –
El objeto o finalidad objetiva: es aquello a lo que tiende cualquier acción
humana. La cualidad del objeto se conoce atendiendo a la ley moral.
Las Circunstancias: que afectan el acto moral han sido clasificadas así:
Quién: se refiere a la calidad del agente. No es lo mismo la mentira de un amigo
a otro que la mentira de un testigo en un proceso.
Qué: designa la calidad o cantidad del objeto. No es lo mismo robar cinco pesos
que un millón.
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Dónde: es la especificación del lugar. El robo en una iglesia de un objeto sagrado


es, además de robo, ofensa a la religión y sacrilegio.
Con qué medios: el apropiarse con engaño de lo ajeno es estafa; con violencia es
robo.
Por qué: expresa el fin extrínseco que se pretende con el acto.
Cómo: indica el modo moral (no instrumental) con el que se realiza el acto: con
pasión, por juego, etc.
Cuándo: es la especificación moral. No es lo mismo mentir durante una charla
informal con el propio abogado que en el desarrollo de un proceso.
Las circunstancias tienen importancia porque pueden modificar e incluso cambiar
totalmente la calidad del acto. En unos casos disminuyen la culpabilidad, en otros
la agravan.
La finalidad del agente: Se refiere a la finalidad subjetiva que persigue el
agente; los motivos que lo llevan a obrar así. El fin del agente modifica la
moralidad del acto. El acto bueno, depende de la finalidad del agente: puede
hacerse menos bueno e incluso malo. El acto malo, nunca puede transformarse en
acto bueno. El fin no justifica los medios.
UNIDAD 4. DERECHO Y MORAL
4.1 El orden moral y el orden jurídico. Distinción y relación de los mismos.
El orden moral es un conjunto de normas éticas, formado por principios o pautas
de la conducta humana de origen natural, es decir, tiene su origen en la ley moral
natural. Es un orden normativo, porque se forma por normas de la conducta, es
decir, del ser humano como ser racional, libre y consiente. El orden jurídico es el
conjunto de normas positivas con un orden de prelación dictada por el legislador
en su condición de creador de normas temporales que rigen y regulan las
conductas humanas y las relaciones de los ciudadanos. La ley positiva connota
siempre alteridad, es decir, se refiere a todos los actos que tienen trascendencia
social, además son obligatorias, y rigen para todos por igual.
Distinción: por su origen: la ley moral natural es creación de Dios y la ley
positiva es creación del legislador. Por su contenido: el orden moral es
esencialmente la justicia y el bien, y el orden jurídico puede ser injusto y dañino.
Por sus propiedades: la ley natural siempre es universal, inmutable y cognoscible,
la ley positiva es local, puede cambiar y puede ser desconocida por extraños.
Relación: la relación es íntima, es obligatorio para el legislador promulgar leyes
positivas para el bien común y que obliguen al ciudadano a obedecerlas, como las
que penan el robo, el homicidio, etc. El contenido de las leyes positivas debe ser
realizado de acuerdo a principios de la ley natural. La ley positiva al ser D
connota alteridad al referirse a los actos humanos que tienen trascendencia social
por lo que están basadas en el D natural.
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4.2 El orden jurídico positivo. Obligatoriedad moral de las normas jurídicas


positivas.
El orden jurídico positivo es un conjunto de principios y normas elaboradas por
el H (legislador) que rigen y regulan las relaciones entre los hombres como ser
social y racional. La obligatoriedad de la ley positiva deriva de su conexión con
la ley natural, pues la finalidad de la ley civil es la realización de la justicia y la
justicia es una de las virtudes cardinales, de allí su principal conexión con la ley
natural, una ley natural justa obliga moralmente su cumplimiento en conciencia.
La obligatoriedad del orden jurídico positivo se basa en el principio de D natural
que obliga al legislador a promulgar leyes para el bien común y obliga al
ciudadano a obedecerlas. Algunas leyes positivas son realizaciones concretas de
los principios del D natural, como las disposiciones sobre los bienes y la
propiedad y otras leyes positivas son claras expresiones del D natural, como las
que penan el homicidio o el robo. Las leyes positivas que directa y claramente se
oponen al D natural o a alguna de sus exigencias fundamentales son inválidas
por ser injustas. Las normas jurídicas positivas ejercer coerción sobre el ser
humano por su contenido moral natural y porque fueron dictadas por quién tiene
a su cargo velar por el bienestar general, ejerciendo coerción porque influyen
sobre el libre albedrío del sujeto impulsándolo al cumplimiento de sus deberes
éticos.
4.3 Límites a la obligatoriedad moral de las normas positivas. El caso de la
ley injusta. Leyes meramente penales.
La obligatoriedad moral de la ley civil, deriva de su conexión con la ley moral.
Si una ley es contraria al D natural es una ley injusta y no solo no obliga
moralmente a su cumplimiento sino que hay moralmente una obligación de
resistir, es decir, de oponerse a ella por los medios lícitos existentes, siendo la
rebelión el caso extremo, su licitud surge de que se hayan agotado los demás
recursos lícitos y que de ella no surja un mal mayor del que se trata de evitar. Una
ley injusta no es ley, porque no es una ordenación racional dirigida al bien
común, por lo que la resistencia contra la ley injusta es lícita, y además es
obligatoria. El Concilio Vaticano II expresó al respecto que los actos que van en
contra del D natural y sus principios son un crimen y quienes los mandan
ejecutar son criminales y la obediencia a tales órdenes no puede excusar a
quienes la ejecutan. Por ejemplo el aborto está prohibido en nuestro país en
concordancia con la ley moral natural, pero como la ley civil puede modificarse y
la ley moral natural es inmutable allí se rompe el vínculo de unión entre ambas y
la ley positiva pasa a ser una ley injusta con el deber y la obligación de
resistencia.
Leyes meramente penales: son aquellas que no obligan en conciencia en cuanto
al contenido de la misma ley pero si en cuanto al cumplimiento de la pena que
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acarrea su infracción. Suelen incluirse en ellas las leyes fiscales, las de


exportación de divisas, las leyes de tránsito, etc. Su análisis es importante ya que
si se admite la no obligatoriedad moral de las leyes meramente penales no habría
culpa moral alguna en transgredirlas. Están aquellos que defienden la existencia
de las leyes meramente penales, los que la niegan, y una opinión intermedia que
la admiten por razones suficientes y fundadas. Para la cátedra: 1) no existen leyes
meramente penales, si bien la ley positiva se fundamenta en la ley ética natural,
dicha fundamentación tiene más intensidad en las leyes de familia, Ds reales,
leyes fiscales y de transito. 2) al estar fundadas en el orden natural son
obligatorias en conciencia.
UNIDAD 6. LA CONDUCTA PROCESAL
6.1 El principio de lealtad procesal. Facultades de los jueces en resguardo de
la buena fe procesal.
El proceso tiene su razón de ser, constituye el camino de las partes para
argumentar sobre sus pretensiones, fundamentos fácticos y jurídicos ante el juez,
que está habilitado para conducir el juicio y determinar qué le corresponde en
justicia y D a cada parte. El proceso es algo jurídico y por consiguiente algo
ético contiene D y deberes. Por lo tanto el juez no sólo está obligado éticamente
a resolver con justicia y en D, sino que toda etapa del proceso anterior a la
sentencia incluye determinadas conductas de las partes y del juez exigible moral
y jurídicamente.
6.2 Conducta procesal indebida; negligente, dilatoria, temeraria, maliciosa,
irrespetuosa.
Estas son conductas en las que puede incurrir el profesional del D violando el
debido proceso y la ética profesional, siendo: negligente la conducta del
profesional que no satisface ciertas exigencias definidas por el D positivo
produciendo la frustración de actos procesales por su apatía y dejadez; el
perjuicio lo sufre la propia parte. Ej: frustración de una prueba por no reiterarla
en el plazo previsto; la falta de fundamentar los agravios ante una apelación.
Dilatoria: es la conducta que no cumple con los pasos y ritmos del debido
proceso, dilatando o alargando los mismos, produciendo una alteración y daños
al proceso más allá de los razonables. Provoca la llamada justicia tardía. Ej:
planteo de recursos y nulidades cuando no corresponden. La no presentación a
las audiencias fijadas y notificadas.
Temeraria: es aquella conducta que enfrenta una aventura judicial, sin haber
analizado y valorizado y estudiado el caso con sus fundamentos fácticos y
jurídicos, es una conducta culposa.
Maliciosa: esta conducta se caracteriza por el dolo personal y procesal utilizando
los medios que el proceso le brinda para producir un daño a la contraparte aunque
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pierda el caso. Existe la intención de utilizar hechos o derechos falsos para


obtener una sentencia favorable. Ej: incurrir en la invocación de hechos falsos.
Irrespetuosa: es aquella conducta que viola las reglas éticas del trato, el estilo y
las formas de las actuaciones procesales, no favorece la solución de los
problemas sino que los agrava.
6.3 Concurrencia de facultades disciplinaria, diversidad de órdenes
normativas.
La atribución de imponer sanciones disciplinarias de los tribunales emana del
poder de policía del estado, es una potestad irrenunciable e indelegable y la
ejerce aún si no está expresamente reglamentada, tiende al ordenamiento y
cumplimiento de su función y de sus fines. Las leyes orgánicas, los códigos
procesales, algunas leyes especiales y los reglamentos la contemplan. En nuestra
provincia el código procesal tanto penal como el civil son similares al nacional,
por lo tanto disponen idénticas sanciones que son: llamados de atención,
apercibimiento, amonestación pública, multa y suspensiones varias. Se sancionan
las injurias en juicio, los desbordes de palabras, expresiones indecorosas y
obscenas, desorden en juicio, desobediencia judicial, temeridad, malicia procesal,
etc. Las sanciones la aplican los tribunales o jueces en los pleitos o juicios y
también los colegios públicos de la profesión por violación de sus reglamentos.
El RIAJ de Formosa, establece el régimen disciplinario para el poder judicial,
dónde describe sanciones, autoridad de aplicación, causas, procedimiento,
sumario administrativo, recursos, normas supletorias, prescripción y extinción de
las acciones y egreso del poder judicial.
UNIDAD 7. DEONTOLOGÍA PROFESIONAL
7.1 Concepto de profesión. Profesiones liberales. Deberes profesionales
generales.
Concepto: la profesión puede definir como "la actividad personal, puesta de una
manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a
impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona
humana".
Profesiones liberales: son aquellas actividades personales en las que impera el
aporte intelectual, el conocimiento y la técnica. Tienen una característica muy
particular que es la remuneración de quienes la ejercen, quienes al no estar
subordinados su remuneración no es un salario sino que se realiza mediante el
pago de honorarios, lo que supone la no existencia de un contrato laboral sino de
un contrato de servicios.
Deberes Profesionales: es bueno considerar ciertos deberes típicos en todo
profesional. El secreto profesional es uno de estos, este le dice al profesionista
que no tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder
llevar a cabo su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para
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evitar graves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la


asociación de los miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los
medios más eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de
los asociados. En fin al profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo
con la moral establecida. Por tanto, debe evitar defender causas injustas, usar sus
conocimientos como instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar
servicios de mala calidad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio,
proporcionar falso informes, etc. Cuando un profesional tiene una conducta
honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le atraerá confianza y
prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo impulsará con más certeza en
el recto ejercicio de su carrera.
7.2 La abogacía como profesión liberal. Su origen y naturaleza. El abogado
en relación de dependencia.
7.3 Trascendencia social de la profesión. El deber esencial. Jerarquía del
abogado. Delegación del poder de policía profesional en colegios públicos.
Trascendencia social: el título de abogado confiere una intelectual y una
dignidad social. Todas las civilizaciones se la reconocieron acordándole incluso
privilegios sociales y carácter nobiliario. El abogado de hoy debe continuar la
obra de sus predecesores, bregando por la justicia, la caridad, la libertad y la paz
social, como medios de propender al bien individual de los ciudadanos y al
bienestar general. Debe pasar de las perspectivas de su vocación individual
profesional a una vocación social que por universitaria, tiene apetencia de valores
supremos y de universalidad. Su deber es luchar por el derecho, pero el día que,
exista conflicto entre derecho y justicia debe luchar por la justicia.
El deber esencial: el abogado debe tener presente que su deber primario es tratar
de prevenir y evitar el pleito ya que con ello contribuye a la paz social. Debe
intentar la conciliación privada siempre y en especial en las cuestiones de
familia, ejecuciones, pedidos de quiebra y todo asunto grave o de carácter dudoso
aunque pueda perder la percepción de honorarios lucrativos porque este es un
interés secundario, aun entablado el juicio, debe seguir procurando el
avenimiento o transacción.
Jerarquía del abogado: el abogado tiene en el ejercicio de sus funciones la
dignidad del magistrado (juez) pero carece de la jerarquía administrativa y del
control de superintendencia a que están sometidos los mismos ya que tiene su
propio tribunal para juzgar sus infracciones. En este sentido el art. 58 C.P.C.C.N
manifiesta que al abogado en el desempeño de su función se le debe guardar
respeto y consideración similar a la del magistrado.
Delegación: el llamado poder de policía profesional en colegios públicos es en
realidad el poder disciplinario que posee éste con relación a sus colegiados. El
derecho disciplinario prescribe sanciones para los colegiados y tiene como
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objetivo su buen funcionamiento a fin de reparar la imagen lesionada del


organismo o de sus integrantes. La independencia de las acciones penales y
disciplinarias se encuentra, plasmada en la ley 23.187 al condicionar la sanción
de exclusión de la matrícula al supuesto de haber sido condenado el letrado por
un delito doloso que por las circunstancias del caso afecte el decoro y ética
profesional. El derecho disciplinario puede llevarse a cabo en forma concurrente
con la facultad punitiva de la justicia criminal.
7.4 Funciones del abogado en al campo jurídico, con relación a la norma
positiva dada y como fuente material pre normativa.
La función del abogado con relación a la norma jurídica vigente puede
clasificarse en tres modos jurídicos:
a) Intérprete: una vez promulgada la norma, el primero que desentraña el
sentido de ella es el abogado quién debe tener un manejo prudente de los
diferentes métodos interpretativos (gramatical, sistemático, teleológico) para
poner en funcionamiento la disposición.
b) Critica-valorativa: es el abogado el que debe analizar sobre la validez formal
de la norma en cuanto a si fue dictada por el órgano competente y conforme al
procedimiento establecido y compatible con las normas superiores hasta llegar a
la Constitución, en caso de que las contradiga, propender a la invalidación de la
norma cuestionada.
c) Difusor: el abogado es un puente entre el órgano que dicta la ley y los sujetos
a quienes se dirigen las normas, dando a conocer las regulaciones contenidas en
las normas a sus interesados de un modo que resulte accesible y procedente
judicialmente.
La función con relación a la fuente material pre normativa: las fuentes de las
normas jurídicas son cuatro: ley, costumbre, jurisprudencia y acto jurídico,
siendo el abogado un factor generador de normas jurídicas.
Con relación a la ley: si bien son los poderes legislativo y ejecutivo los
encargados de dictar las normas, es el abogado quién debe contar con los
conocimientos especializados para el análisis de la validez de las mismas
cuidando que se ajusten a la constitución. También se destaca al abogado como
forjador de doctrina, pues se preocupan por los aspectos prácticos del derecho
positivo que influyen en la formulación o variación de la ley.
Con relación a la costumbre: corresponde al abogado lograr que el derecho
consuetudinario sea considerado verdadera fuente formal para poder invocarlo
ante los tribunales respaldando sus demandas y lograr que el juez pueda
consagrarlo en sus fallos.
Con relación a jurisprudencia: se llama así a las sentencias dictadas por los
jueces, pero debemos recordar que el juez está atado a lo afirmado o negado por
las partes en el proceso, por lo que de alguna manera, la sentencia ya está hecha
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por el abogado de una de las partes, debiendo el juez optar por alguno de los
argumentos al dictar la sentencia.
Con relación al acto-jurídico: en la celebración de actos jurídicos el contenido de
los mismos los suministran los sujetos que interviniente y las formas jurídicas el
abogado encargado (ej. boleta de compra venta, convenio colectivo de trabajo).
UNIDAD 8. EL EJERCICIO DE LA ABOGACÍA
8.1 Los principios de independencia y libertad en el ejercicio de la abogacía.
Deberes para con la sociedad y la profesión.
Salvo el caso de los nombramientos de oficio, el abogado tiene absoluta libertad
para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio, sin necesidad
de expresar las causas que lo determinan. Pero debe hacer completa abstracción
de su interés al decidirse, cuidándose de que no influyan ni el monto pecuniario
del asunto, ni consideraciones derivadas del poder, importancia o fortuna del
adversario. Es prudente se abstenga de defender una tesis contraria a sus
convicciones políticas o religiosas. Debe proceder del mismo modo,
ineludiblemente, cuando la divergencia versa sobre la apreciación jurídica del
caso, y con mayor razón si antes ha defendido en justicia el punto de vista
contrario. Debe también abstenerse de intervenir cuando no esté de acuerdo con
el cliente en la forma de realizar la defensa, o cuando un motivo de amistad o
parentesco pueda trabar su independencia. En suma, sólo debe ser aceptado el
asunto que permita un debate serio, sincero y leal. Debe actuar sin ataduras y con
entera libertad.
Deberes: son deberes del abogado para con la sociedad la asistencia y defensa
gratuita de pobres en aquellos casos en que la ley lo determine. Observancia de la
constitución y de las leyes. Cumplimiento de las leyes fiscales, debiendo cumplir
con las disposiciones fiscales que gravan la profesión pagando los impuestos o
derechos que corresponden. Respetar aquellas normas sobre incompatibilidades.
Cumplir con las cargas públicas: cuando son designados conjueces, designados
de oficios o integrantes de jurados de enjuiciamiento de magistrados.
Con relación a la profesión: colaborar con la administración de justicia. Ciencia,
que es el conocimiento generalizado y profundo del derecho positivo vigente.
Debe ser diligente. Actuar con probidad y lealtad. Veracidad. Independencia.
Honestidad. Dignidad. Desinterés. Deber de responsabilidad.
8.2 La dignidad y el decoro profesional. El estilo y las tradiciones forenses.
Memorias y mandamientos.
La dignidad y el decoro: Tanto en su vida profesional como privada el abogado
debe eludir cuanto pueda afectar su independencia económica, comprometer su
decoro o disminuir, aunque sea en mínima medida, la consideración pública que
debe siempre merecer. Debe evitar que se le protesten documentos, se le haga
objeto de persecuciones judiciales o procedimientos precautorios, pues la
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repetición de tales medidas revelaría un desorden incompatible con el ejercicio


profesional. Debe abstenerse de evacuar consultas o conferencias con sus clientes
en lugares públicos, poco adecuados a tal objeto. Por su situación especial de
técnico del derecho no debe usar ciertas defensas como la excepción de juego. En
suma, debe tratar de conducirse con el máximo de rigor moral, para asegurarse
así la mayor estimación pública.
Estilo: En sus expresiones verbales o escritas el abogado debe usar de la
moderación y energía adecuadas, tratando de decir todo lo necesario y nada más
que lo necesario al patrocinio. En la crítica del fallo o de los actos de un
magistrado, debe cuidarse de proceder con el máximo de respeto a la persona del
mismo, absteniéndose de toda expresión violenta o sarcástica. En cuanto al
colega adversario, toda personalización constituye falta contra la solidaridad
profesional y es, además, grave error de técnica del patrocinio.
Mandamientos: son diez las máximas desarrolladas por el maestro Couture para
la profesión: 1) estudia; 2) piensa; 3) trabaja; 4) lucha; 5) se leal; 6) tolera; 7) ten
paciencia; 8) ten fe; 9) olvida y 10) ama tu profesión.
8.3 Naturaleza de la relación con el cliente. El deber de fidelidad. Otros
deberes derivados de la relación. Lealtad del cliente hacia el abogado. El
honorario.
El cliente busca un abogado por su seguridad, honradez, competencia y
profesionalidad, salvo en los casos en que los abogados les es asignado de oficio
por el juez, aunque aquí también debe cumplir con una conducta procesal debida,
es decir, que la relación del abogado con su cliente es de naturaleza ética con
deberes del abogado hacia ellos y de lealtad de los clientes hacia su abogado. Los
deberes del abogado hacia su cliente son:
a) deber de fidelidad: consiste en secreto profesional durante el caso y luego de
él;
b) deber de conocimiento: es el consejo justo y solicitado como objeto del
proceso;
c) deber de igual de trato: superando las discriminaciones por motivos
económicos, políticos, sociales, etc.; d) deber de información: dar al cliente la
información justa sin crear falsas expectativas;
e) deber de buscar la mejor solución: procurar la mejor solución al problema que
puede consistir en un acuerdo, conciliación, transacción, etc y no solo un juicio;
f) deber de diligencia en la tramitación de la causa: obliga al abogado al estudio
de la causa con profundidad y a adoptar las mejores medidas procesales con
máxima diligencia y prudencia debida evitando dilaciones dañosas al cliente.
Honorarios: si bien el ejercicio de la profesión del abogado tiene un fundamento
ético, es en definitiva un trabajo y como tal debe estar remunerado. También el
abogado puede pactar con su cliente el participar en el resultado del pleito,
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llamado pacto de cuota litis. El monto máximo es del 40%. En la ley nacional el
monto a fijar varía entre el 11 y 20% para el abogado que triunfe y entre el 7 y
17% para el que resulte vencido.
8.4 Aceptación de causas civiles y penales. Desarrollo y cese de la relación. El
secreto profesional.
Todas las partes que intervienen en un juicio, litigio o proceso judicial desean la
obtención de justicia a través del descubrimiento de la verdad o del mejor
derecho y su correspondiente prueba que lo acredite. No es lícito de conciencia
patrocinar una causa cuya injusticia es conocida y notoria de ante mano y menos
aún si es ilícita, de esta forma el abogado además de cómplice se convierte en
responsable de daños y perjuicios a terceros pues con seguridad ha debido mentir
o recurrir a fraudes o falsificación de documentos y falsos testimonios violando
los deberes éticos elementales de la profesión en su relación con la verdad y la
justicia que se persigue. Las causas dudosas pueden ser aceptadas y son las más
frecuentes al tratarse de conflictos de intereses particulares, contratos, cesiones,
etc.
En la rama penal el abogado puede aceptar todas las causas exceptuando aquellas
en las que el delincuente actúo con injusticia, venganza o motivos oscuros por
ejemplo calumnias e injurias fundadas en intereses políticos o económicos. El
abogado siempre debe brindar al cliente seguridad, competencia, diligencia y
honradez profesional. No crearle falsas expectativas dándole la máxima
información, trato igualitario, fidelidad en el conocimiento de la causa y
diligencia en la tramitación. El cese de la relación tiene lugar con la sentencia
definitiva, con el abandono de la causa por parte del cliente, con la transacción,
conciliación o desistimiento del abogado, con justa razón como ser testigo en la
causa.
El secreto profesional es parte de la confianza que el cliente tiene con su
abogado, es un deber y un derecho fundamental de la profesión, comprenden las
confidencias de sus clientes, sus adversarios, sus colegas, y abarcan todos los
hechos y documentos de los cuales se haya tenido noticias durante el proceso
sean propios o de elaboración compartida con otros abogados.
UNIDAD 9. EL COLEGIO PÚBLICO DE ABOGADOS
9.1 El principio de colegialidad. La colegiación obligatoria. Su
constitucionalidad. Ejercicio ilegal de la profesión.
Al contrario que en el resto de las provincias en Capital Federal la colegiación no
era obligatoria hasta el dictado de la ley 23.187 que además de establecer las
reglas para el ejercicio profesional estableció el colegio público de abogados de
la capital federal y la colegiación obligatoria. Al respecto la CSJN ha establecido
que tal obligación no es inconstitucional porque no implica el ingreso
compulsivo a una asociación ya que el Colegio Público de Abogados es una
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entidad o persona de derecho público, con fines públicos propios del Estado pero
que éste transfiere a la entidad en ejercicio de la facultad de reglamentar
razonablemente la profesión de abogado como auxiliar de la administración de
justicia.
Ejercicio ilegal: se considera ejercicio ilegal de la profesión el que sin tener
título habilitante evacue habitualmente y con notoriedad, a titulo oneroso o
gratuito consultas sobre cuestiones o negocios jurídicos. También la de aquel
abogado que ejerce su profesión sin estar inscripto en la matrícula.
9.2 Funciones del colegio público de abogados. El derecho disciplinario: su
autonomía. El tribunal de ética y disciplina.
Funciones: el ejercicio del gobierno de la matrícula de los abogados y
procuradores y el poder disciplinario sobre los mismos; el deber de acusar ante
los órganos que correspondan a funcionarios y magistrados por las causales
establecidas en las leyes; la defensa de los miembros para asegurar el libre
ejercicio de la profesión, la dignidad y el decoro profesional, la armonía y
solidaridad entre ellos; la asistencia y defensa de las personas que carecen de
recursos económicos; bregar por una eficiente Administración de Justicia;
cumplir con las funciones de promoción, asesoramiento, administración y acción
social, cultural, extensión y perfeccionamiento profesional.
El derecho disciplinario: El derecho disciplinario prescribe sanciones para los
colegiados y tiene como objetivo su buen funcionamiento a fin de reparar la
imagen lesionada del organismo o de sus integrantes. La independencia de las
acciones penales y disciplinarias se encuentra, plasmada en la ley 23.187 al
condicionar la sanción de exclusión de la matrícula al supuesto de haber sido
condenado el letrado por un delito doloso que por las circunstancias del caso
afecte el decoro y ética profesional. El derecho disciplinario puede llevarse a
cabo en forma concurrente con la facultad punitiva de la justicia criminal.
Tribunal de ética: en el caso de la provincia de Formosa, el Tribunal de Conducta
es un órgano integrante del Consejo Profesional de la Abogacía, creado por ley
939 y tiene su propio código de ética aplicable a todos los matriculados con
deberes y obligaciones referentes al orden jurídico, al ejercicio de la abogacía,
respecto del Consejo de la Abogacía, respecto de sus colegas, con sus clientes,
además detalla las sanciones aplicables en caso de violación de los deberes y
obligaciones (llamado de atención, apercibimiento, multa, suspensión de la
matrícula por un año, cancelación de la matrícula).
9.3 Los vínculos de colegialidad: Deberes hacia los colegas. Relación con los
magistrados.
Deberes hacia los colegas: El abogado debe hacer cuanto esté a su alcance para
que las relaciones con sus colegas se caractericen por la confraternidad, esa
vinculación -fundada en el sentimiento de la solidaridad profesional, de los
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deberes que impone y de la confianza mutua que presume-. Debe respetar en todo
momento la dignidad del colega, proscribiendo a su respecto las expresiones
hirientes y las insinuaciones malévolas. Debe impedir toda maledicencia del
cliente hacia su anterior abogado o hacia el patrocinante de su adversario. La
confianza, la lealtad, la benevolencia, deben constituir la disposición habitual
hacia el colega, al que debe facilitarse la solución de inconvenientes
momentáneos - enfermedad, duelo o ausencia - y considerarle siempre en un pie
de igualdad, salvo los respetos tradicionales guardados a la edad y a las
autoridades del Colegio.
Relación con los magistrados: La actitud del abogado hacia los magistrados debe
ser de deferente independencia. Es de su deber guardarles respeto y
consideración, así como abstenerse de toda familiaridad fuera del lugar, aunque
mantenga relaciones de amistad, debe cuidarse de no exteriorizarlas en el
Tribunal. Debe estar en todo momento dispuesto a prestar apoyo a la
magistratura, pero debe mantener siempre la más plena autonomía; recordando
que si es auxiliar, no es dependiente de la administración de Justicia.
UNIDAD 10. DEONTOLOGÍA DE LA FUNCIÓN JUDICIAL
10.1 Trascendencia ética. Deberes profesionales generales. Deberes de
independencia e imparcialidad.
Trascendencia ética: En un estado de derecho están claramente separadas las
funciones de los distintos poderes, pero sigue siendo el Juez el encargado de
solucionar los conflictos a través de la conciliación o el proceso. La importancia
de la función judicial se advierte en la fuerza que adquiere una sentencia firme,
sobre la cosa juzgada no se puede volver. El juez tiene por lo tanto la capacidad
de transformar lo ambiguo en jurídicamente definitivo. Si es grande la
responsabilidad ética de quienes elaboran, aprueban y promulgan las leyes no es
menor la de los jueces que tienen que aplicarla. El juez hace que entren los casos
concretos en el ámbito de la ley suponiéndose con esto que realiza la justicia.
Deberes Profesionales: es bueno considerar ciertos deberes típicos en todo
profesional. El secreto profesional es uno de estos, este le dice al profesionista
que no tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder
llevar a cabo su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para
evitar graves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la
asociación de los miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los
medios más eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de
los asociados. En fin al profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo
con la moral establecida. Por tanto, debe evitar defender causas injustas, usar sus
conocimientos como instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar
servicios de mala calidad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio,
proporcionar falso informes, etc. Cuando un profesional tiene una conducta
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honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le atraerá confianza y


prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo impulsará con más certeza en
el recto ejercicio de su carrera.
Deberes de independencia e imparcialidad: el primer y principal deber del juez
es la imparcialidad, dirigida a preservar la independencia del juicio. Para
defender la imparcialidad existen incompatibilidades generales (desempeño de
cargos políticos, arraigo profundo en zona determinada, etc.) e
incompatibilidades relativas que con motivos de abstención o recusación
(parentesco del juez con una de las partes o sus abogados, existencia de amistad o
enemistad manifiesta, etc.). Otro deber es de prestar la función que exige
diligencia, estudio atento y la puesta al día de la ciencia jurídica. El deber de
residencia también es importante ya que la presencia del juez es una garantía de
la realización de justicia.
10.2 La selección de Magistrados. Capacitación y carrera judicial.
Inamovilidad e intangibilidad de las remuneraciones. Destitución.
Selección: Para la selección de magistrados, una vez abierto el Concurso Público
de Oposición y Antecedentes, dónde se evalúa entre otros: actuación en el fuero
judicial, cargos públicos desempeñados, su ejercicio profesional liberal,
actuaciones académicas, postgrados realizados, publicaciones, se evalúa su
especialidad con la vacancia a cubrir, etc. Asimismo debe cumplir con los
requisitos exigidos para el cargo: tener título de abogado, 30 años de edad
cumplido, 8 años de ejercicio de la profesión o 2 años como abogado si es
empleado judicial. Posteriormente se rinde un examen escrito y luego una
entrevista personal con el Consejo de la Magistratura. De allí se obtienen los tres
mejores puntajes elevándose al Poder Legislativo una terna para la elección del
magistrado, quién jurará ante los miembros del Excmo. Tribunal de Justicia.
Inamovilidad e intangibilidad: como garantía de la imparcialidad el juez tiene el
derecho de inamovilidad, es decir, no puede ser privado del ejercicio de su
función sino con arreglo a la ley. Subjetivamente el juez por razones personales
puede pedir la jubilación voluntaria, renunciar, pedir licencia o traslado. La
intangibilidad es la garantía de independencia del Poder Judicial. Lo que está
consagrado en la letra y en el espíritu de la Constitución es que el haber de un
juez no se puede afectar, con lo que el texto fundamental tiende a evitar que un
mandatario cualquiera aproveche el poder para intimidar o disciplinar a tal o cual
juez o al conjunto de jueces, por eso se sostiene que el principio de la
intangibilidad es nuclear en la independencia del Poder Judicial respecto de las
decisiones políticas coyunturales”.
Destitución: Según la Constitución Argentina, los jueces gozan de estabilidad en
sus cargos mientras dure su buena conducta. Una destitución es posible sólo en
caso de que se compruebe “mal desempeño” o “comisión de un delito”. Un juez
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de la Corte Suprema sólo puede ser acusado por “mal desempeño” o “comisión
de delito”, en un juicio público que tramita en el Poder Legislativo: la Cámara de
Diputados actúa como órgano acusador (a la manera de un fiscal de un juicio
penal común) y la Cámara de Senadores, como tribunal de juicio. El Senado
puede dictar una sentencia destitutoria del juez acusado, con mayoría de dos
tercios de los miembros presentes; caso contrario, la acusación queda rechazada.
10.3 Certeza motivada y certeza personal. El juez ante la norma positiva
injusta. El ejercicio de la acción pública por el Fiscal.
Certeza: el juez debe fallar según lo alegado y probado en el proceso, no según
los conocimientos alcanzados fuera de él (conocimiento privado). No puede
éticamente un juez dictar sentencia basándose en una probabilidad puramente
experiencial, es decir, si el juez sabe que una persona es completamente inocente
o inequívocamente culpable pero no lo sabe como resultado de la valoración de
lo alegado y probado en el proceso tendría que condenar a un inocente o absolver
a un culpable. La solución ética a estos casos sería:
a) Que el juez personalmente aporte pruebas que demuestren la inocencia o
culpabilidad en caso debe inhibirse y abstenerse de juzgar y actuar en el otro
proceso como testigo de cargo o descargo;
b) si no puede aportar pruebas porque no existen o porque la ley no lo permite
jurídicamente no es posible hacer nada. En este caso no le queda otra solución
que sentenciar en contra a su propia opinión subjetiva, pudiendo utilizar los
atenuantes o agravantes.
Ante la ley injusta: se refiere a su actitud ante una ley que nace ya injusta por ser
contraria a exigencias fundamentales de la justicia, es decir, del derecho natural,
por ejemplo una ley que legalice el aborto, la eutanasia o el uso de drogas. El
juez no puede lícitamente con sus sentencia obligar a nadie a realizar un acto
intrínsecamente inmoral aunque este mandado o permitido por la ley, ya que se
convertiría en cómplice de los autores de ella. Para que sea lícita esa cooperación
se requiere un motivo grave que puede ser la amenaza de su inhabilitación
temporal o perpetua que además de suponer en ciertos casos la ruina económica
personal y familiar, significa dejar la magistratura en poder de otras personas
favorecedoras de acciones inmorales.
Fiscal: los fiscales al igual que los jueces deben actuar con imparcialidad. Su
misión no consiste únicamente como acusador, sino que ejerce la función
peculiar apreciando el resultado de averiguaciones del sumario, pidiendo
sobreseimientos o una vez abierto el juicio la absolución de las personas
injustificadamente acusadas, etc. Está obligado a ejercitar la acción penal apenas
llegue a conocimiento de que existen indicios de delito. En su actuación el fiscal
puede encontrar delicados problemas de conciencia sobre todo en aquellos delitos
que por presión de grupos de opinión pública se pretende que dejen de serlo
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como sucede en el caso del aborto dónde es loable la actuación del fiscal a
afrontar un proceso impopular, sin embargo tiene obligación jurídica y moral de
oponerse claramente a ese hecho. El fiscal puede también pecar por omisión y de
esta forma preparar el camino para que un mal moral se convierta en legal.

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