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Preparando al grupo, el caldeamiento

Esta primera fase viene a ser un calentamiento, es decir, una preparación


física, intelectual y emocional para la acción que tendrá lugar en la
siguiente fase. Otra finalidad primordial del caldeamiento es estimular la
espontaneidad y la creatividad de quien lo dirige y del grupo en sí. Fin que
puede alcanzarse a partir de movimientos corporales que disminuyan la
tensión de los músculos.

Por otra parte, el caldeamiento debe promover la confianza y la cohesión


del grupo. Pues si no se manifiesta una afinidad en el grupo, el psicodrama
puede no ser del todo efectivo. Así mismo, todas las técnicas usadas deben
tener relación con lo se quiere lograr durante esa sesión de psicodrama.

Decía Ramírez (1997), «(quien dirige) notará quiénes están cerca de él y


quiénes permanecen alejados; quiénes se agrupan entre sí, quiénes son los
primeros en participar en cualquier ejercicio de calentamiento y quiénes
son los últimos o más reacios [...]».

Razón por la cual, y como consecuencia de todo lo que se vivencia durante


el caldeamiento, emergerá -o quién dirige seleccionará- un protagonista, en
el que se centrará toda la segunda fase de la sesión.

Preparación del protagonista

Normalmente, el protagonista emerge del caldeamiento. Cuando eso no


sucede, pueden darse escenarios: uno en el que el director del psicodrama
selecciona al protagonista y otro donde se pregunta quién desea serlo.
En el segundo escenario puede ocurrir que se presenten más de dos
personas, por lo que el grupo escogerá cuál de los individuos y cuál historia
representa a la mayoría.

Ahora bien, sea cual sea la forma, cuando ya se tiene un protagonista el que
dirige lo invita a conversar. Busca acercarse física y psicológicamente al
protagonista, y al mismo tiempo le hace preguntas, sobre sus sentimientos y
la situación que está viviendo, lo que le inquieta en el aquí y el ahora.

Cuando ya se conocen parte de los acontecimientos y se ha observado la


comunicación no verbal del protagonista, se le pide a éste que se ubique en
el centro del escenario y comience a aclimatar al resto de los participantes,
explicándoles cómo está distribuido ese escenario, cómo es el lugar donde
tuvo lugar -o tiene lugar- la experiencia que está causando inquietud pues
ahí es donde tendrá lugar la primera escena. Y cuando ya todos han entrado
en contexto, la acción dramática inicia.

Inicia la segunda fase, la acción


Es durante esta fase que se conoce a profundidad la situación del
protagonista. Desde lo que siente, hasta lo que está allí y él no puede ver, se
conoce su perspectiva y su visión de las otras personas que son parte del
problema. El protagonista toma por momentos el rol de las demás personas,
para decir qué hacen, cómo se sienten y qué piensan. Luego cuando ya el
grupo se ha formado una idea no solo del protagonista sino de los otros
personajes, algunos integrantes del grupo mediante el cambio de roles,
entrarán al escenario para interpretar tales roles.

Poco a poco, se va desarrollando la escena a la par que se intercambian los


roles. Se pueden observar los patrones de conducta y las respuestas
inadecuadas, aquello que hay que reformular o cambiar. Así mismo, no se
busca una solución al problema sino muchas opciones, para que el
protagonista tenga libertad de decisión y escoja -con seguridad y menos
ansiedad o angustia de la que mostraba en el inicio- lo que le parezca más
apropiado para sí, teniendo en cuenta todo lo que ha descubierto durante la
sesión psicodramática.

Catarsis grupal durante la última fase,


la participación
Cuando las escenas culminan y se llega a la resolución del conflicto, es
tiempo entonces para que el protagonista se reintegre al grupo y tenga lugar
una catarsis grupal. Tanto la persona que ha dirigido el psicodrama como
los participantes se toman un momento para compartir, con total sinceridad
y sin aconsejar, experiencias semejantes a la que se presentó durante la
acción, pueden incluso mencionar lo que sintieron al escuchar o al ver lo
ocurrido durante las escenas, todo con el fin de reflexionar respecto a lo
vivido, lo que también fortalece la cohesión de grupo que se ha ido
trabajando desde la primera fase de la sesión.

Por medio de la catarsis grupal, todos se colocan en el mismo nivel


vivencial. Sin embargo, aunque el director se sincere y se incluya en la
dinámica final del grupo, nunca deja de lado su papel pues continúa siendo
el que dirige y regula la terapia.

Durante esta fase, las participaciones suelen ser verbales, aunque en


algunos casos se presentan expresiones no verbales de algunos participantes
a sus compañeros, brindándoles de esa forma sus palabras y una muestra
palpable de su apoyo y comprensión, y también una manifestación de su
compromiso con la experiencia que acaban de experimentar.

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