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Mc Luhan
El principio que impera en este concepto es el de un mundo interrelacionado, con
estrechez de vínculos económicos, políticos y sociales, producto de las tecnologías de
la información y la comunicación (TIC), particularmente Internet.
Aldea global es un término que se refiere a la idea de que, debido a la velocidad de
las comunicaciones, toda la sociedad humana comenzaría a transformarse y su estilo
de vida se volvería similar al de una aldea. Debido al progreso tecnológico, todos los
habitantes del planeta empezarían a conocerse unos a otros y a comunicarse de
manera instantánea y directa.
Por otro lado, no deja de ser verdad que, como ya evidenciaba la teoría del efecto
mariposa (teoría del caos), un acontecimiento en determinada parte del mundo puede
tener efectos a una escala global, como por ejemplo las fluctuaciones de los mercados
financieros mundiales. En este sentido, el adjetivo global tendría algún sentido, pero a
pesar de eso sería restringido.
"¿Qué opina de los reality shows, como 'Gran Hermano'?, inquirió una mujer de
mediana edad, acaso con la esperanza de que la reflexión de Gubern pudiese iluminar
algún aspecto de este presente en que, aparentemente, pocos se salvan de querer
mirar o ser mirados. "Para mí, los reality shows son la continuación directa de las
telenovelas que hicieron furor en los 70 y los 80", analizó el semiólogo, que confesó
haber "pasado dos minutos" en la mañana por los canales de Direct TV que transmiten
en directo desde la casa. "La efectividad de las telenovelas, se basaba en la seducción
que implica el poder espiar las pasiones ajenas. Lo que ocurre ahora es que esas
pasiones ficcionales fueron reemplazadas en la actualidad por las pasiones de la vida
real, en que las lágrimas y el semen son de verdad". El alcance de este juego en que
"muchos pagan el derecho de espiar por el ojo de la cerradura a unos pocos, porque
suponen que ese mundo es más auténtico que el que veían antes" son imprecisos.
"¿Llegará el momento en que el público argentino espere que hasta la muerte de la
televisión sea una muerte de verdad?", preguntó, y nadie se atrevió a contestar.
Desde que el hombre habita sobre la faz de la tierra ha sentido la necesidad de
transformar el mundo que le rodea… de mejorar su condición existencial haciéndolo
más habitable, más seguro y también más confortable. De aprovechar los recursos de
la Naturaleza en aras del bien común...
Pero hay algo más… desde el principio de los tiempos el hombre sintió también la
necesidad de embellecer su entorno vital, tal y como hacía la Madre naturaleza…
entonces el hombre quiso también crear belleza, expresar belleza y sentir dentro de sí
mismo esa belleza y esa armonía que veía por doquier reflejada en el Universo… y así
nació el arte. Igualmente, el hombre sintió la necesidad de indagar y comprender los
grandes misterios de la creación y las leyes que rigen ese cosmos fascinante que
extendía su manto estrellado sobre sus cabezas… y así nació la ciencia… Pero al
contemplar el cielo infinito, lo que había de eterno en las estrellas despertó en si
mismo el sentimiento de la inmortalidad, y el hombre comenzó a preguntarse cual era
su origen y su destino, y cual era el papel que tenia que cumplir en la gran sinfonía
cósmica de la creación… y así nació la filosofía, la Mística espiritual y el sentimiento
religioso de unión con el Todo… Pero es evidente que todos estos sentimientos iban
mas allá de su lucha por la supervivencia… más allá de la mera satisfacción de sus
necesidades biológicas, mas allá de la obtención de recursos naturales y bienes
materiales… pues estamos hablando de bienes intangibles… de la necesidad que
tiene el ser humano de conquistar y compartir esos otros bienes éticos y estéticos que
permitieron al hombre, merced a su propio impulso espiritual, el extraordinario
desarrollo del lenguaje hablado y escrito… del arte, la ciencia, la filosofía, el
conocimiento y la espiritualidad… y con ellas al florecimiento de la cultura y la
civilización… Por lo tanto, no cabe duda que todas estas necesidades éticas y
estéticas son inherentes al espíritu humano desde el mismo origen de su existencia.
Por eso Platón y los demás filósofos griegos coincidían al afirmar que el hombre
es un “ser social” por naturaleza y que como tal era esencial para su evolución y para
su desarrollo, poder compartir el fruto de sus trabajos, sus ideas, y sus creaciones y
transmitir sus conocimientos y sus experiencias a los demás hombres... Y esto nos
lleva a ese principio intrínseco de la naturaleza humana que constituye la base y la
esencia de la civilización, que es “la Educación”… esa divina ciencia de la conciencia
que a lo largo de los tiempos ha sabido mover con brazos de gigante la rueda de la
historia… Pero al hablar de educación no podemos ni debemos referirnos tan solo a la
simple transmisión mas o menos metódica y sistemática de unos determinados
conocimientos específicos, sino a la transmisión y a la enseñanza, tanto oral como
escrita de todos aquellos valores éticos fundamentales que conforman la columna
vertebral y el cimiento moral de la verdadera educación… Una educación integral que
permita educir lo mejor de cada individuo, para que pueda expresarlo y compartirlo en
el seno de lo que hoy llamamos la Aldea Global del Siglo XXI.
"Una Nueva Ética" que sea capaz de armonizar en su seno las distintas
necesidades sociales, políticas, económicas, científicas, culturales y espirituales de
nuestro tiempo. Una ética sin fronteras que trace con claridad el eje deontológico de
una “Nueva Educación” mucho más humana que sepa inculcar en las generaciones
del mañana el valor de la cooperación, la solidaridad, la empatía, el trabajo en equipo,
la integración, la tolerancia y el respeto a las diferencias. Que sea capaz de destacar
lo que nos une por encima de lo que nos separa, de priorizar el diálogo siempre por
encima de la discusión, la descalificación y la ofensa; y que nos recuerde que todos
estamos en el mismo barco, ya que todos formamos parte de un mismo ecosistema
vivo y por tanto o aprendemos a navegar juntos o nos hundimos todos.