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El espacio

geografico
OLIVIER DOLLFUS

COLECCIÓN ¿ q u é s é ? NUEVA SERIE

oikos-tau
Olivier Dollfus
P rofesor en la U nive rsid a d de París VII

EL ESPACIO
GEOGRÁFICO

oikos-tau, s. a. - ediciones
APAR TAD O 5 3 4 7 - BARCELONA
VILASSAR DE MAR - BARCELONA - ESPAÑA

I
Traducción de Damià Bas
índice
Primera edición en lengua castellana 1 9 7 6
Segunda edición en lengua castellana 198 2

Título original de la obra :

«L'ESPACE GÉOGRAPHIQUE»
par Olivier D ollfus

Copyright ® Presses Universitaires de France 1 9 76

ISBN 8 4 - 2 8 1 -0 3 0 3 - 8

Depósito Legal: B -1 7 .2 4 7 -1 9 8 2 In tro d u c c ió n ..................................................................................... 7

1. Los caracteres del espacio g e o g rá fic o ....................... 9


Un espacio localizable y d ife re n c ia d o ............................. 9
Un espacio cam biante que se describe ........................ 11
La hom ogeneidad de los espacios g e o g r á fic o s ........... 20
La noción de escala aplicada al espacio geográfico . 23

2 . El hom bre y el espacio geográfico ............................. 31


Cubierta de Juli Blasco Paisajes naturales, paisajes m odificados y paisajes
ordenados .......................................................................... 32
Los tipos de ordenación de un m ism o m edio natural. 36
® oikos-tau, s. a. - ediciones La noción de recursos naturales ..................................... 39
La noción de obstáculo natural ........................................ 40
Derechos reservados para todos los países de habla castellana
3 . El hom bre y el medio ........................................................ 43
Printed in Spain - Impreso en España
La influencia del m edio en el hom bre ........................... 44
Industrias Gráficas García El hom bre y el m edio m odificado ................................... 48
Montserrat, 1 2 -1 4 - Vilassar de Mar (Barcelona) El espacio geográfico es un espacio percibido y sentido. 53
4. El s ig n ific a d o de las d e n s id a d e s .................................. 57 Introducción
Densidades diferentes en unos medios sem ejantes . . 57
M ism as densidades y significado d ife r e n te ................... 58
Ó ptim o de población, superpoblación y subpoblación. 61

5. E spacio ru ra l y esp acio u r b a n o ..................................... 71


El espacio r u r a l........................................................................ 72
El espacio u r b a n o ................................................................... 80
La influencia de las ciudades sobre su entorno . . . . 94

6. El e s p a c io re g io n a l .......................................................... 101
Las fam ilias de regiones ..................................................... 102
El com etido de las ciudades en la form ación de las
r e g io n e s ................................................................................ 105
La evolución de la región ................................................... 108

7. Los tipos de organización del espacio geográfico. 111


Los espacios recorridos, pero no o rg a n iz a d o s ............. 111
Los espacios acondicionados por sociedades «no desa-
rrolladas» ............................................................................. 112
Los espacios en los países subdesarrollados ............. 115 En su sentido más amplio, el ámbito del espacio
La organización del espacio en los países industriales. 1 18 geográfico es la «epidermis de la Tierra» (J. Tricart), es
decir, la superficie terrestre y la biosfera. En una acep-
C o n c lu s ió n ........................................................................................ 123
ción sólo en apariencia más restrictiva, es el espacio
B ibliografía ..................................................................................... 125 habitable, la oikuméne de los antiguos, allí donde las
condiciones naturales permiten la organización de la
vida en sociedad. Hasta una fecha reciente la oikumé
ne coincidía poco más o menos con las tierras
cultivables y utilizables para la agricultura y la ganade-
ría. Quedaban excluidos los desiertos en donde no es
posible la irrigación, y los espacios helados de las
altas latitudes y de alta montaña. Pero esta noción de
la oikuméne debe ser revisada. Lo constataba el pro-
pio geógrafo Max. Sorre, quien lo desarrolló y empleó
ampliamente: «Al igual que para los antiguos, para
nosotros la oikuméne sigue siendo la tierra habitada,
aunque con sus anexos; el área de extensión del géne-
ro humano tiende a confundirse con la superficie del
planeta». El espacio geográfico es «el espacio acce-
8 El espacio geográfico 1. Los caracteres
del espacio geográfico
sible al hombre» (J. Gottman), usado por la huma
nidad para su existencia. Por lo tanto, incluye los
mares y los aires.
El espacio geográfico es localizable, concreto, di
ríamos «trivial», usando una expresión del economista
F. Perroux. Aunque cada punto del espacio puede ser
localizado, lo que importa es su situación con relación
a un conjunto en el cual se inscribe y las relaciones
que mantiene con los diversos medios de los que for
ma parte. Lo mismo que el espacio de los m atem áti
cos o los de los economistas, el espacio geográfico se
forma y evoluciona partiendo de unos conjuntos de
relaciones, pero estas relaciones se establecen en un
marco concreto: el de la superficie de la Tierra.
El espacio geográfico es cambiante y diferencia
do, y su apariencia visible es el paisaje. Es un espacio
recortado y dividido, pero en función de las luces que
le aportamos. Espacio troceado cuyos elementos son Un espacio localizable y diferenciado
desigualmente solidarios unos con otros. «La ¡dea de
área de extensión incluye la de límite, que le es Todos los puntos del espacio geográfico se locali
inseparable y que ofrece distintos grados de determ i zan en la superficie de la Tierra, definiéndose por sus
nación, desde el límite lineal hasta la zona límite, con coordenadas y por su altitud, pero también por su
sus franjas de degradación» (Max. Sorre). emplazamiento (que es su asiento), así como por su
El espacio geográfico se presenta, pues, como el posición, que evoluciona en función de un conjunto de
soporte de unos sistemas de relaciones, determinán relaciones que se establecen respecto a otros puntos
dose unas a partir de los elementos del medio físico y a otros espacios. Como espacio localizable, el espa
(arquitectura de los volúmenes rocosos, clima, vegeta cio geográfico es cartografiable. Y la geografía pone
ción), y las otras procedentes de las sociedades huma en primer plano de sus formas de expresión a la repre
nas que ordenan el espacio en función de la densidad sentación cartográfica, que permite situar los fenóme
del poblamiento, de la organización social y económi nos y esquematizar los componentes del espacio de
ca, del nivel de las técnicas, en una palabra, de todo el acuerdo con la escala elegida y con las referencias
tupido tejido histórico que constituye una civilización. adoptadas.
Este espacio es asimismo un espacio diferencia
do. Debido a su localización y al juego de las combina
ciones que preside su evolución, cualquier elemento
del espacio y cualquier forma de paisaje son fenóme
nos únicos que jamás encontramos estrictamente
10 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico

idénticos en otra parte ni en otro momento. Una ciu la determinación de las interrelaciones, y para cifrar
dad, una montaña o un río, tienen una personalidad y ciertos volúmenes. Este uso exige unos datos que
una identidad. Jamás un paisaje es estrictamente sean a la vez localizables, precisos y comparables.
igual a otro. Dentro de una visión somera del espacio, Pero muchas veces los datos utilizados por los geó
esta diferenciación puede parecer incompatible con la grafos no se pueden cuantificar tan fácilmente como
noción de homogeneidad del espacio; nada menos los que emplean los economistas, y de ahí unas inves
cierto. Como veremos más adelante, la homogeneidad tigaciones que a menudo son más cualitativas que
es la consecuencia de la repetición de determinado cuantitativas. No obstante, parece vano comparar las
número de formas, de un juego de combinaciones que ventajas de una investigación cualitativa con las de
se reproducen de una manera parecida, aunque no una investigación más cuantitativa. No existe más que
perfectamente idéntica, en una determinada superfi una única y misma investigación, que puede perfec
cie. Pero, como consecuencia de las desigualdades cionarse por medio de unos análisis que no son
que se presentan, incluso dentro de las familias de for cuantificables, aunque algunos de cuyos resultados
mas y de sistemas, el espacio geográfico se presenta pueden exponerse más claramente gracias a una
dotado de cierta rugosidad, que hace que las compa formulación cifrada, y de ahí la utilidad del instrumen
raciones y las esquematizaciones rápidas sean más tal matemático.
difíciles.
No obstante, al propio tiem po que muestra lo que
constituye la originalidad de su esfera, el geógrafo que Un espacio cambiante que se describe
analiza el espacio localizado y diferenciado se esfuerza
al mismo tiem po por poner de relieve los elementos La faz de la tierra se modifica continuamente.
de comparación que permiten el reagrupamiento de Cualquier paisaje que refleje una porción del espacio
los principales elementos, de las formas, de los siste lleva las señales de un pasado más o menos lejano,
mas y de los procesos en grandes familias. Aunque la desigualmente borrado o modificado, pero siempre
originalidad únicamente puede surgir por compara presente. Es como un palimsesto en el que los análisis
ción con situaciones análogas, lo mismo que la excep de las herencias permiten rehacer sus evoluciones. El
ción únicamente aparece una vez conocido el término espacio geográfico está impregnado de historia, y por
medio. El geógrafo puede parafrasear a Goethe escri ello se diferencia de los espacios económicos, que
biendo que «todas las formas son semejantes y que casi siempre dejan de lado la profundidad histórica.
ninguna es igual a las demás». El geógrafo describe a Este espacio concreto y localizable es un espacio cuya
la vez lo único y lo cambiante, poniendo de relieve, si apariencia —el paisaje— se describe. Vidal de La Bla
no unas leyes en el sentido de las ciencias exactas, che, uno de los fundadores de la geografía francesa a
por lo menos unos grupos de combinaciones dinámi principios de este siglo, para nombrar al paisaje
cas que explican las formas y facilitan su clasificación, empleaba igualmente la palabra «fisonomía».
indispensable para las comparaciones.
«La originalidad de una parte del espacio terrestre se
Cada día es más necesario el uso de las matemá expresa por su "fis o n o m ía " en un estilo p a rticular de orga
ticas para el establecimiento de las correlaciones, para nización espacial nacido de la unión de la naturaleza y de la
Los caracteres de l espacio geográfico 13
12 El espacio geográfico

nado de ciertos valles y retocó el perfil de las pendien


historia; en otras palabras, en lo que más tarde llam arem os tes. El corte de las gargantas es una consecuencia de
un paisaje. V idal de La Blache ha puesto ai servicio de esta
nueva noción su arte incom parable de la descripción, que
los movimientos tectónicos de la segunda parte del
sabe —m ediante la elección de los detalles típicos, por la Terciario, que levantaron las superficies de erosión, y a
habilidad de la generalización, por el resum en de ciertas veces las bascularon. La red hidrográfica principal se
com paraciones— ofrecer un cuadro evocador y preciso de hunde en mesetas formadas de un material rocoso
estos "seres ge og ráficos" que son los paisajes» (E. Juilla rd, resistente a la erosión (granitos, esquistos cristalinos,
Région e t régionalisation).
etc.), de donde la lentitud en el ensanchamiento de los
La descripción es indispensable para la explica valles, que quedan estrechos (Sioule, Dordogne). Este
ción, y los trám ites de la investigación están constitui paisaje tiene su explicación, pues, al encontrar en los
dos por un constante vaivén entre la descripción y la distintos conjuntos topográficos los testim onios de las
explicación. Debido a este juego entre descripción y formas heredadas de un pasado más o menos lejano.
explicación existe una dialéctica de la gestión geográ No obstante, también sabemos que una herencia se
fica. La descripción valora, clasifica y ordena los ele conserva mejor o peor, y que constantemente se al
mentos del paisaje que son motivo de análisis. La des tera. Pero las superficies planas próximas a la
cripción permite plantear los problemas y buscar las horizontalidad pueden mantenerse duraderamente, lo
relaciones entre las combinaciones. Es una condición que explica la conservación de las superficies de ero
previa al estudio, aunque es mucho más que una con sión en rocas duras, mientras que las entalladuras
dición previa. En las diferentes etapas de la explica lineales pueden formarse rápidamente a escala de los
ción se acude a la descripción. En el análisis del espa tiempos geológicos. Así, es posible que la excavación
cio geográfico se parte de lo que está presente, de lo del Gran Cañón del Colorado, que rebasa los 2 .0 0 0 m,
que es visible, para aquilatar la importancia de las tuviese lugar en sus rasgos esenciales en el transcurso
herencias y la velocidad de las evoluciones, para des del Cuaternario, es decir, durante los dos últimos
cifrar los sistemas que son las estructuras que actúan millones de años.
sobre el espacio. El análisis de un paisaje urbano es asimismo
Los altiplanos cristalinos del Macizo Central fran revelador de su historia y de sus condiciones de
cés son elevadas superficies onduladas, con pequeños desarrollo, y muestra el peso del pasado en la organi
valles repletos de derrubios y fondos húmedos; en zación del espacio urbano en la época contemporá
estas superficies los ríos están encajados en gargan nea. Numerosas ciudades de Europa occidental
tas. La relativa horizontalidad de los altiplanos es una poseen un núcleo medieval con callejuelas estrechas,
herencia de las superficies de erosión terciarias, ela amontonado alrededor de la iglesia o de la catedral.
boradas bajo climas casi siempre húmedos y cálidos Las antiguas fortificaciones que limitaban el área
que favorecen las alteraciones, y a veces más secos, y urbana contribuyendo a su defensa se han podido
de ahí los esparcimientos debidos a la arroyada. Una suprimir, y su emplazamiento se ha utilizado para la
parte del material de descomposición y de disgrega construcción de una avenida circular, más allá de la
ción, que se remonta a las fases cálidas del Terciario, cual se extienden los barrios más recientes; a menudo
fue reorganizada por fenómenos de solifluxión en los los del siglo XIX se construyeron en las proximidades
períodos fríos del Cuaternario, lo cual provocó el relle
14 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico 15

de la estación del ferrocarril. A veces en la trama urba­ entre las fuerzas endógenas, tectógenas, y las fuerzas
na todavía encontramos el dibujo de la parcelación exógenas, vinculadas en gran medida con el clima. No
rural, lo cual a la vez señala la extensión de la ciudad obstante, los tiempos de respuesta a las transform a­
por el campo y la inercia que permite conservar una ciones no son los mismos para los distintos grupos de
estructura antigua dentro de una estructura de fenómenos ni para las diferentes escalas. La constitu­
naturaleza distinta. Pero, así como los altiplanos del ción de un inlandsis, de un gran glaciar continental,
Macizo Central francés están cortados por gargantas, requiere decenas de millares de años, mientras que la
el viejo barrio medieval se ha cortado con arterias de un glaciar alpino únicamente unos siglos. Por su
mejor adaptadas a la circulación automovilística, pero volumen, el inlandsis acarrea modificaciones clim áti­
que rompen la organización viaria medieval. cas regionales y generales, que durante un tiempo
Algunas zonas de Europa occidental o del norte favorecen su crecimiento (retroacciones positivas
de África conservan todavía testim onios de la coloni­ relacionadas con el enfriamiento) y luego actúan en
zación romana. El cuadriculado agrario de ciertos sec­ sentido inverso (retroacciones negativas, aumento de
tores de la Emilia es el resultado de la distribución del la sequía). El inlandsis responderá muy lentamente a
espacio que hicieron los centuriones. En la disposición un cambio climático, y las consecuencias de un cam­
de algunos campos del llano de Alsacia encontraría­ bio clim ático se dejarán sentir en las márgenes glacia­
mos aún las huellas de la organización de los terrenos res únicamente varios siglos después del desencade­
del Neolítico. Los ejemplos de este tipo podrían namiento de los fenómenos. El tiempo de respuesta
multiplicarse. de un glaciar alpino será mucho más corto: en pocos
El análisis de las herencias partiendo de la obser­ años acusará una modificación del clima. Pero la
vación del paisaje lleva necesariamente al estudio de fusión de un inlandsis unida a un aumento duradero
las interacciones, que es una de las bases de la ges­ de la temperatura tendrá toda una serie de conse­
tión geográfica. cuencias generales, regionales y locales. La fusión de
Una montaña levantada por m ovimientos tectóni­ grandes masas de hielo entraña la liberación del agua
cos queda expuesta inmediatamente a los ataques de capitalizada y provoca una elevación del nivel general
la erosión. Pero, como sea que la velocidad del levan­ de los océanos: es el glacieustatismo. El aumento de
tam iento es superior al borrado debido a la erosión, se la temperatura del agua del mar contribuye, aunque
forma un relieve culminante. El aumento del volumen ligeramente (a razón de 2 m por cada °C de calenta­
montañoso provoca una modificación del clima regio­ miento medio), al aumento del volumen líquido: es el
nal y local. Las formaciones vegetales experimentan termoeustatismo. El aumento del volumen oceánico
un cambio a consecuencia del escalonamiento si la se traduce en transgresiones que modifican la disposi­
amplitud de las desnivelaciones es suficiente, y al mis­ ción de las líneas de costa al borde de todos los océa­
mo tiem po debido a la evolución del sistema de pen­ nos, repercutiendo en el curso inferior de los ríos, y
dientes, sistema que depende de la tectónica, de la ello lo mismo en las zonas frías que en las zonas cáli­
erosión y de las características de los volúmenes roco­ das. Aunque con cierto retraso, se elevan los sectores
sos sobre los que se ejerce-la erosión. Todos los relie­ liberados por la fusión del inlandsis, cuya masa pesa­
ves terrestres son el resultado de las interacciones ba sobre la corteza terrestre. Diez milenios después de
16 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico 17

la desaparición de los glaciares, las costas del golfo de tinua, la evolución tiene lugar casi siempre por medio
Botnia continúan elevándose por compensación isos de sacudidas, por crisis. Únicamente es continua en
tática, lo cual ocasiona un desplazamiento de los relación con la escala de tiem po adoptada para el
puertos aguas abajo. estudio del fenómeno. En su obra sobre Les phéno­
Cualquier cambio tiene lugar partiendo de una mènes de discontinuité en géographie (CNRS, París,
situación dada, y se alimenta a partir de herencias. En 1968), R. Brunet ha tenido el mérito de insistir en el
un período determinado se depositan en el fondo de significado de la discontinuidad. En una región en
un valle unas capas de guijarros. Luego, al cambiar el donde reine un clima semiárido la arroyada se ejerce
clima, se modifican las relaciones entre el caudal y la sobre superficies que no están totalm ente cubiertas
carga del río; entonces el río hace una incisión en las de vegetación, y tiene lugar con motivo de violentos
capas aluviales, que se convierten en terrazas. Pero la aguaceros. Durante un lapso de tiempo muy corto una
mayoría de los guijarros que el río transporta durante importante masa de derrubios es transportada por la
las crecidas proceden de las formaciones aluviales arroyada. Pero estas fases activas están separadas por
depositadas en el período precedente. El desplaza­ dilatados períodos de inmovilidad. No obstante, si las
miento de un elemento rocoso casi nunca se efectúa lluvias fuesen menos violentas pero estuviesen menos
con continuidad, sino por una serie de intermitencias, distanciadas, favorecerían el establecimiento de una
de fases de movimientos separadas por prolongadas cobertura vegetal continua, y en tal caso los procesos
fases de «silencio»; tal desplazamiento se efectúa a erosivos serían distintos. Generalmente se observa
través de una serie de sistemas de erosión, a veces que el vigor de las transformaciones se ve favorecido
muy diferentes, y en cada fase el fragm ento se trans­ por el paso de un sistema a otro o la sucesión de siste­
forma y cambia de identidad. Un fragm ento rocoso se mas distintos en el tiempo. En alta montaña una fase
desprende de una pared bajo la acción del hielo del fría y relativamente seca ayuda a la gelifracción; la
agua que actúa dentro de las grietas; rodando, pasa a fragmentación de las rocas bajo el efecto del hielo del
acumularse en un cono de derrubios, por el que des­ agua dentro de las grietas próximas a la superficie ali­
cenderá lentamente, en una sucesión de pequeños menta los taludes de derrubios al pie de las paredes.
movimientos. Con motivo de un cambio clim ático Pero el aumento del volumen del talud quedará pro­
puede ocurrir que un glaciar lo capte y lo convierta en gresivamente frenado a medida que la superficie roco­
un elemento de una morrena, desgastándole ligera­ sa sometida a la acción del hielo se reduzca a causa
mente las aristas. Las aguas de fusión se lo llevan de que la pared va quedando protegida por sus pro­
como carga y lo transforman en canto rodado y en pios derrubios. El paso a una fase más húmeda, pero
arena. Si queda depositado en una capa aluvial puede igualmente fría, ocasiona la formación de un glaciar,
alterarse y quedar reducido al estado de arenisca, la que se lleva los derrubios, despeja el pie de la pared y
cual es arrastrada por el río que erosiona la terraza, o transporta aguas abajo los fragm entos rocosos, que a
bien, en el caso de que el clima se preste a ello, los continuación son captados por las aguas de fusión. De
elementos más finos pueden ser desplazados por la este modo la erosión, de la que depende la im portan­
acción del viento. cia del material arrancado a La alta montaña, será más
Incluso cuando parece efectuarse de manera con­ v ig o r o s a si en un mismo lapso de tiem po hay una
19 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico 19

alternancia de fases periglaciares y glaciares, que si cuencia del juego de las interacciones, basta con que
los procesos periglaciares o glaciares ejercen solos su se modifique un proceso para que cambie de naturale­
acción. za todo un sistema. Así ocurre con el proceso del
Una fase climática cálida y húmeda origina suelos hielo. Pero, como hemos visto anteriormente, los
nacidos de la alt eración de la roca viva y de la existen­ umbrales no son los mismos según el lado por el que
cia de una cobertura vegetal. El paso a una fase más son abordados; por otra parte, si bien determinados
seca se traduce por un cambio de la vegetación, que umbrales pueden determinarse claramente debido a
se vuelve dispersa, y por una arroyada que será tanto su diafanidad (por ejemplo, el hielo a 0 °C), otros
más eficaz, por lo menos durante un tiempo, cuanto experimentan unas franjas de incertidumbre, de inde­
más carga pueda tom ar de productos de disgregación terminación, que hacen acto de presencia cuando
heredados de la fase precedente. varios fenómenos actúan en la misma dirección.
Sin embargo, las fases y la actuación de las inte­ El estudio de los umbrales es tan importante para
racciones no son simétricos, ni en el tiem po ni en sus la comprensión de los fenómenos que intervienen
efectos. En una región en la linde de un desierto, en un para modificar el medio natural como para los que
«sahel», el m antenim iento de una asociación vegetal rigen la organización de las sociedades que ocupan el
—por ejemplo, la de acacias y de gramíneas que rever espacio. Sabemos que cualquier equipamiento y que
dean esporádicamente con ocasión de las lluvias— va cualquier servicio únicamente pueden funcionar entre
unida a la existencia de unos equilibrios precarios. dos límites: un límite inferior más allá del cual el servi­
Basta con que los ciclos de años lluviosos se espacíen, cio ya no es rentable, y un límite superior que si se
o bien que la intervención humana provoque la des­ rebasa hace que la congestión paralice el tráfico. Entre
trucción de los árboles, para que el desierto se instale ambos existe una zona de utilización óptima. La cons­
rapidísimamente y de un modo difícilmente reversible, trucción de una autopista no es rentable para un tráfi­
a menos de un profundo cambio del clima. El umbral co de 2 00 vehículos al día; pero si su capacidad hora­
para el paso de la estepa al desierto se franquea con ria es de 3.500 coches, el aflujo de 5.000 paralizará el
mucha facilidad, pero es más difícil que un desierto tráfico.
pueda convertirse en una estepa arbustiva. Como consecuencia de las relaciones que se com­
El análisis de los ritmos de los cambios conduce a binan, el franqueo de un umbral generalmente supone
la investigación de los umbrales más allá de los cuales toda una cascada de transformaciones, consecuencia
se modifican los procesos. Cada proceso es activo úni­ del juego de los procesos acumulativos. Un paisaje de
camente entre dos umbrales, dos límites. Cuando se montaña acondicionado no puede ser conservado si
rebasa un umbral se desencadena un proceso y otro una parte de la población lo abandona. El m anteni­
se extingue. Así, la arroyada sólo actúa sobre una miento de los servicios es demasiado oneroso para
superficie dada si la lluvia es lo suficientemente inten­ quienes se quedan, y el cuidado de los campos es una
sa o si el suelo está saturado de agua. Una lluvia que carga demasiado pesada para los habitantes que no
totalice la misma cantidad de precipitaciones, pero han emigrado. Campos y prados se ven invadidos por
repartida por una duración mayor y con gotas de dis­ la landa y el bosque. Eventualmente puede acelerarse
tin to calibre, tendrá diferente efecto. Como conse­ la erosión: las terrazas que no se cuidan se hunden, lo
20 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico 2!

cual provoca el desarrollo de los fenóm enos neo es un espacio continuo, cada una de cuyas partes
torrenciales. La carga sólida de los ríos aumenta y constituyentes, o zona, presenta unas características
entraña un aumento del aluvionamiento en los llanos tan cercanas como las del conjunto. En una determ i­
situados más abajo, provocando inundaciones, como nada superficie hay, pues, una identidad pasiva o acti­
en Florencia en octubre de 1966. Un paisaje ordenado va de los lugares y, eventualmente, de los hombres
lentamente en el curso de los siglos cae hecho añicos que la ocupan. La identidad puede proceder de un ele­
en pocas décadas como consecuencia del éxodo rural. mento que imprime una nota determinante al paisaje,
Esto es lo que se observa en las montañas de Umbría o bien de un tipo de relaciones que queda indirecta­
desde 1950, descritas por H. Desplanques. mente marcado en el paisaje.
Una evolución jamás conduce al punto de partida. La homogeneidad puede ser externa: en tal caso,
Una superficie de erosión levantada por un movimien­ una región homogénea será la que corresponde al
to tectónico será atacada, disecada; otra superficie de área de extensión de un paisaje; la homogeneidad la
erosión podrá formarse, y no será ya la misma. No hay proporciona entonces una formación vegetal depen­
verdaderamente ciclo en el espacio geográfico, sino el diente del clima (el prado, el bosque), o bien un tipo de
ciclo de elementos físicos que intervienen como agen­ topografía que se repite (la alternancia de colinas y de
tes en el espacio, como el ciclo del agua o el ciclo de valles de Armagnac). Puede deberse a un tipo de
las estaciones. Ciertamente, es posible utilizar este ordenación en un espacio bastante poco diferenciado:
térm ino por comodidad didáctica, como ha hecho uno el bocage del oeste de Francia, con los campos y los
de los fundadores de la geomorfología, el americano prados cerrados y la dispersión del hábitat rural. A
W. M. Davis, pero a condición de saber que la llegada veces la homogeneidad está vinculada a determinada
jamás estará en el punto de partida. Así pues, parece forma de ocupación del espacio que corresponde a
preferible reemplazar el término «ciclo» por el de «rit­ una densidad regular, señalando la presencia de un
mo», que admite el avance y la evolución, y que sobre grupo étnico que se individualiza por técnicas
todo permite descubrir las «anomalías» dentro de un originales, como la región Serer, en el sur de Senegal,
ritm o dado, y ver lo que constituye la originalidad de en donde el cultivo de secano está asociado con la
una situación en el interior de una familia de formas, ganadería, y en donde el paisaje tiene el aspecto de
de un sistema, o de una evolución que se inserta en el parque, salpicado de kad, árboles que se pueblan de
espacio. hojas en la estación seca (lo que representa un forraje
muy apreciado), pero de parque compartimentado con
empalizadas para proteger del ganado a los cultivos.
La homogeneidad de los espacios geográficos La hom ogeneidad también puede ser interna; la
estructura que rige la organización del espacio res­
La noción de espacio homogéneo es de un uso ponde a dos condiciones: como escribe C. Lévi-
tan corriente entre los geógrafos como entre los eco­ Strauss, «es un sistema, regido por una cohesión
nomistas. Para J. R. Boudeville1, un espacio homogé- interna; y esta cohesión, inaccesible a la observación
de un sistema aislado, se revela en el estudio de las
’ Boudeville. J. R.. Les espaces économ iques, col. «Que sais-je?», n ú m. 9 5 0 transformaciones, gracias a las cuales encontramos
PUF, Paris.
22 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico 23

propiedades similares dentro de sistemas aparente­ fía de meseta baja; forma parte del conjunto de los lla­
mente distintos»: como la organización de los Estados nos y baja meseta de la cuenca parisiense, en donde
en las sociedades industriales, lo mismo si son se practica la «gran agricultura». Es un espacio hom o­
socialistas como si están regidos por la economía de géneo, con sus fajas de degradación (como hacia el
mercado. Un Estado nacional en el que los ciudadanos Gâtinais) y de indeterminación (hacia el Hurepoix).
obedecen las mismas leyes constituye igualmente un Pero la Beauce es un elemento dentro de espacios
espacio homogéneo. La homogeneidad nace de un homogéneos más vastos: espacio nacional francés,
sistema de relaciones que determina unas combina­ países de Europa occidental, zona templada, etc.
ciones que se repiten, análogas en una determinada El análisis de la homogeneidad del espacio sólo es
fracción del espacio geográfico. Además, es posible esclarecedora cuando recurre a la noción de escala, de
que en vez de la expresión «homogéneo» se prefiera la taxonomía de los fenómenos, e implica el estudio de
de «isoesquema», como hace R. Brunet, quien usa la áreas de extensión de las formas y de los sistemas, y
palabra esquema en función de la definición que de de los procesos que los engendran, por el camino de
ella da el diccionario francés Robert: «estructura o las consecuencias. Este análisis plantea el problema
m ovim iento de conjunto de un objeto, de un proceso». de la relación de las formas dentro de conjuntos más
Inmediatamente vemos la riqueza y la ambigüe­ vastos, y únicamente él permite las comparaciones
dad de la noción de homogeneidad aplicada al espacio que nutren la cultura geográfica. Es por ello por lo que
geográfico. Cualquier porción de la epidermis de la se sitúa en el centro de la reflexión geográfica.
Tierra pertenece a varios espacios homogéneos. En
función del enfoque del análisis damos preferencia a
tal o cual tipo de las relaciones que se establecen en La noción de escala aplicada al espacio geográfico
el espacio. Por ejemplo, las grandes zonas climáticas,
con sus consecuencias derivadas biogeográficas e El análisis de cualquier espacio geográfico, de
hidrológicas, son «espacios homogéneos», con el mis­ cualquier elemento que interviene en su composición,
mo rango que una pequeña parte de la superficie y de cualquier combinación de procesos que actúan
terrestre cuya originalidad se debe a un clima local, en y sobre el espacio, no deviene inteligible más que si
como por ejemplo un valle seco en los Andes colom ­ tiene lugar en el interior de un sistema de escalas de
bianos, entre montañas húmedas, o el valle de magnitud. Nadie compara la población y las modalida­
Magdalena, cerca de Girardot (Francia), entre las des de su distribución entre Costa Rica y Brasil, aun­
cordilleras oriental y central abundantemente regadas. que en ambos casos se trate de Estados pertenecien­
Los países industriales de Europa occidental forman tes a América Latina. Nadie estudia con los mismos
un espacio homogéneo si nos situamos a escala mun­ métodos ni con las mismas perspectivas el macizo
dial y si la observación se consagra prioritariamente a prealpino de la Chartreuse y el conjunto de las
las formas de organización económica y a los niveles cordilleras alpinas, aunque en ambos casos la palabra
de desarrollo. Pero, por ejemplo, la Beauce es por sí «montaña» se aplique a estos relieves. También sabe­
misma un espacio homogéneo original, caracterizado mos que al cambiar de escala los fenómenos cambian
por un tipo de paisaje agrario aplicado a una topogra­ no solamente de magnitud, sino también de naturale-
24 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico 25

za. Una ciudad de un millón de habitantes no puede Se han presentado diversos intentos de clasifica­
compararse con veinte aglomeraciones de cincuenta ción de los espacios geográficos, tanto por parte de
mil almas, a pesar de que el total de la población es geógrafos orientados hacia el estudio de las formas
equivalente, porque un mismo térm ino está aplicado a del relieve como por geógrafos «humanos».
dos realidades diferentes. El equipamiento urbano y En Le modelé des chaînes plissées (CDU), Cailleux
los servicios, pero también el ritm o de vida de los y Tricart clasifican las montañas de acuerdo con siete
habitantes, no son iguales en una aglomeración m illo u ocho órdenes de magnitud basados en la superficie.
naria y en una ciudad de cincuenta mil habitantes. La Es cierto que puede haber otros criterios de clasifica­
utilización de una misma palabra induce a ambigüeda­ ción: por ejemplo, la génesis o la am plitud del volu­
des y a confusiones cuando engloba realidades de dis­ men montañoso, o la altitud relativa o absoluta de las
tinto orden dimensional. Por lo tanto, cuando se trata cimas. El criterio fundamental es de orden espacial. El
de comprender el significado de una forma —ya sea un primer orden de magnitud es el de las grandes
relieve, un paisaje o una aglomeración—, es necesario cordilleras que, junto con los escudos, constituyen el
compararla con formas parecidas para ver las analo­ armazón de los continentes: las cordilleras del oeste
gías que hay entre los procesos y las combinaciones de América, que tienen 1 5.000 km de extensión, des­
que intervienen en la evolución y permiten explicarla. de Alaska hasta la Tierra de Fuego, y cubren millones
La llamada geografía «general» tiene por objeto de kilómetros cuadrados, o bien el conjunto alpino-
establecer comparaciones entre formas y sistemas de himalayo, que corta al sesgo el dominio mediterráneo
interacción basados en elementos similares. Sabiendo y una gran parte de Asia. El segundo orden procede de
que las formas son plenamente inteligibles sólo en el una elemental división del precedente: por ejemplo, el
caso de que estén situadas en su medio, la com pren­ arco antillano o los Alpes. El tercer orden de magnitud
sión de los hechos únicamente tiene valor cuando es un elemento del número precedente: así, dentro del
estos se colocan en unas escalas de magnitud sistema montañoso del Oeste americano, las Coast
comparable. Así, el problema de la escala interviene Range y Sierra Nevada, con el gran valle californiano
de dos maneras: a nivel de las comparaciones —que entre ambas. Avanzando hacia las escalas inferiores
es esencial para comprender la generalidad, y, en con­ llegamos al séptimo orden, constituido por un pliegue:
secuencia, la originalidad de un fenómeno o de una la dimensión del sector implicado es de unos kilóme­
situación— y a nivel de las transferencias de escalas tros. El octavo orden puede ser el flanco de un pliegue
dentro de un mismo conjunto. Cuando estudiamos un o una parte de una vertiente, en cuyo caso el territorio
macizo montañoso es tan indispensable que conozca­ analizado abarca sólo algunos centenares de metros.
mos su lugar en el sistema de relieve como que anali­ A cada orden de magnitud le corresponde un enfoque
cemos los elementos que lo componen. Las funciones particular del análisis. Así, en los ejemplos preceden­
de una pequeña ciudad se definen con relación a la tes, para los primeros órdenes el estudio se orienta
red urbana de la que forma parte y por sus relaciones primero hacia la tectónica y la física del globo, que
con su entorno rural; tales funciones deben comparar­ permiten explicar la formación del conjunto montaño­
se asimismo con las que poseen otras pequeñas ciu­ so en el curso de dilatados períodos geológicos, y en
dades análogas. gran parte su evolución. Por el contrario, el estudio de
El espacio geográfico os caracteres de l espacio geográfico 27

la evolución de una vertiente se dedica a la forma de


la pendiente y a su evolución en función de los proce­
sos de erosión que intervienen sobre el material que
aflora o cubre la vertiente.
Una clasificación de este mismo tipo puede
basarse en los climas. En cabeza figuran las grandes
zonas climáticas que dependen de los fenómenos pla­
netarios; al final de la escala encontramos el clima
local, que posee una identidad gracias a unos elemen­
tos particulares que pueden estar vinculados con la

isoesquem as
topografía: una posición resguardada proporcionada
por una pantalla montañosa, y en el últim o nivel el
microclima, que es el clima de un volumen de aire res­
tringido, particular y muy localizado: el clima de una

según Roger Brunet (cuadro sim plificad o )


pared rocosa o de una sala.

espaciales
Es posible dividir el espacio en función de los
niveles de desarrollo: los países subdesarrollados y los
países desarrollados, con las etapas de transición o de
degradación; en los países subdesarrollados hay una
diferencia muy considerable —no solamente relaciona­

de los conjuntos
da con la dimensión nacional o población— entre Boli
via y Venezuela, o, en los países desarrollados, entre
Suecia e Italia. A continuación es posible recortar
cada espacio en función de unos criterios específicos.
En un esfuerzo de síntesis, R. Brunet presenta una cla­
sificación por conjuntos espaciales isoesquemas, que
por su dimensión y su especificidad ofrecen cierta uni­

Escalas
dad. Esta clasificación (presentada aquí bajo una for­
ma simplificada) tiene el mérito esencial de situar en
un mismo orden de magnitud los diferentes elementos
—tanto del medio físico como del medio humano—
que contribuyen a la organización y a la evolución de
las distintas partes del espacio.
Partiendo de la clasificación de acuerdo con la
escala de los fenómenos, es posible ver cómo se
entrelazan las combinaciones y analizar el cometido
de los procesos en función del tiem po y de la dimen-
28 El espacio geográfico Los caracteres del espacio geográfico 29

sión. El análisis de un paisaje agrario requiere que lo necesidades de la figuración gráfica exigen que se
situemos en una zona climática, un clima regional, seleccionen lógicamente y de una manera parecida
que veamos los eventuales matices debidos a un cli­ los fenómenos que deben figurar en el documento. A
ma local que favorecen o perjudican tal o cual activi­ cada escala le corresponde una forma de representa­
dad agrícola, que conozcamos las características de ción, que no siempre es posible transcribir a otras
los suelos. Pero es necesario saber a qué tipo de escalas. A escala 1/10.000 el catastro señala las
sociedad pertenecen los hombres que lo trabajan y lo parcelas de las propiedades, dibujando la forma y la
han trabajado en el pasado, que expliquemos las rela­ situación precisa de las construcciones. El mapa a
ciones tanto sociales como económicas a nivel local y escala 1/50.000 permite ver la disposición de las
regional, nacional e internacional, que conozcamos las aglomeraciones, el trazado de las calles principales y
técnicas de ordenación del espacio utilizadas en fun­ la distribución de los bosques y de los prados, mencio­
ción de la densidad de los hombres, pero también de nando todos los lugares habitados; partiendo de este
las formas de apropiación del suelo. Al estudiar una documento se puede analizar el emplazamiento de las
montaña granítica, el geomorfólogo sabe que es nece­ aglomeraciones y la distribución del hábitat. El mapa a
sario situarla en el conjunto morfoestructural de! que escala 1/200.000 señala la localización de las aldeas;
es una de las partes, pero también que es preciso las aglomeraciones están representadas por un
conocer los caracteres petrográficos de los volúmenes símbolo que expresa la cifra de su población o bien su
rocosos; su comportamiento frente a las presiones importancia administrativa; los caseríos y los edificios
tectónicas o a las acciones meteóricas, que son distin­ aislados desaparecen de la representación, por lo
tas según los climas que hayan podido sucederse en menos en las regiones densamente pobladas. Con el
el transcurso de los tiempos. Le es necesario trabajar mapa a escala 1/200.000 podemos estudiar la situa­
tanto a escala del millar o de la decena de millares de ción de las aglomeraciones, su distribución, y ciertos
kilómetros cuadrados, como a escala del microscopio aspectos de la vida de relación. Un mapa a escala
polarizante, que permite la observación de los 1/1 0 .00 0 .0 0 0 únicamente menciona las grandes ciu­
cristales; debe intentar descifrar una evolución en el dades o sólo indica los grandes conjuntos del relieve.
curso de los últimos millones de años, pero saber tam ­ El análisis y la comprensión de los fenómenos locali­
bién cómo reacciona esta superficie rocosa ante el zados en el espacio geográfico pasan necesariamente
hielo o frente a un aguacero. Y únicamente por medio por la utilización de documentos cartográficos, en
de esta sucesión de análisis efectuados en todas las donde son seleccionados y representados unos ele­
dimensiones y con técnicas y un instrumental adecua­ mentos de naturaleza distinta en función de las
dos a cada escala de estudio se podrá llegar a una escalas usadas.
explicación coherente del paisaje y de las formas que
lo caracterizan.
La cartografía es una técnica que, al perm itir la
figuración y la esquematización del espacio localizan­
do sus elementos, implica obligatoriamente la elec­
ción de una escala. La escala de reproducción y las
2. El hom
y el espacio geográfico

La acción humana1 tiende a transformar el medio


natural en un medio geográfico, es decir, modelado
por la acción de los hombres en el curso de la historia.
Este es un hecho reciente en la historia del mundo.
Efectivamente, si bien la paleontología nos dice que
los seres que podemos considerar como los primeros
hombres aparecieron en África oriental hace dos
millones de años, el cometido del hombre como agen­
te de intervención en el espacio geográfico data sola­
mente de unos 6.500 a 7.000 años, con el inicio de la
agricultura. La generalización de la agricultura tuvo
lugar en diversas regiones del mundo hace tres o cua­
tro milenios. Pero la acción humana en el espacio geo­
gráfico se vuelve cada vez más vigoroso bajo los efec­
tos conjugados del crecimiento demográfico mundial
y de los progresos técnicos. Aunque si bien la historia
humana no es más que una fina película en el espesor
de la historia del mundo, es una película que ostenta
una posición capital para la comprensión y la explica­
ción del espacio geográfico.
George, P., L'action hum aine, col. «SUP», PUF, París, 1968.

.......
32 El espacio geográfico El hombre y el espacio geográfico 33

dores y de recolectores. Los guayaki de Paraguay se


Paisajes naturales, paisajes modificados lim itan a perseguir animales, a buscar moluscos y a
y paisajes ordenados recolectar bayas; mientras para la caza no utilicen el
fuego, no ejercerán en el medio una acción fundam en­
Por comodidad y para facilitar la exposición, talmente distinta a la de determinados animales. Pero
podemos clasificar los paisajes —reflejos de espacios— ello no quiere decir que estos grupos nómadas no ten­
en tres familias, en función de las modalidades de la gan una clara percepción del espacio por el que se
intervención humana. desplazan, de sus límites, y de sus posibilidades de
utilización para su género de vida.
El paisaje natural. — El paisaje «natural» o «vir­
gen» es la expresión visible de un medio que, en la me­ El paisaje modificado. — Aunque no ejerzan acti­
dida en que nos es posible saberlo, no ha experimen­ vidades pastoriles ni agrícolas, estas colectividades de
tado la huella del hombre, por lo menos en una fecha cazadores y de recolectores en constante desplaza­
reciente. Inmediatamente vemos cuáles son sus lími­ miento pueden modificar el paisaje de manera
tes. En nuestra época los paisajes naturales son los irreversible. La práctica del fuego en la maleza o en el
que no se inscriben en el oikuméne en sentido estric­ bosque para la caza desemboca en una transforma­
to. Se trata de regiones no aptas para las actividades ción del medio. Ello es visible principalmente en las
agrícolas o la ganadería, por razones climáticas: piso lindes de los grandes dominios forestales tropicales,
de alta montaña o regiones heladas de las altas latitu­ allí donde la selva es más fácilmente combustible que
des, desiertos fríos o cálidos, a veces extensiones la selva permanentemente verde. Este es el motivo
forestales o pantanosas del dominio tropical. No obs­ por el cual a menudo se discute sobre el origen de las
tante, en algunos puntos encontramos instalaciones sabanas. ¿En qué medida es la sabana una formación
que responden a unas actividades precisas: bases originaria, y en qué medida está relacionada a una
científicas y estratégicas de las altas latitudes, minas empresa humana a veces lejana e inconsciente de sus
en los desiertos o en la alta montaña. El coste de la consecuencias? Así, las cimas redondeadas cubiertas
presencia del hombre moderno en estos difíciles de prados, y los pajonales que cubren las colinas
medios es muy elevado a causa del clima, de la d ifi­ rodeadas de selva en las lindes de la Amazonia perua­
cultad de las comunicaciones y del aislamiento. En na, ¿se deben a la ruptura de un equilibrio ecológico
estas bases se reduce la duración de la estancia de causado por el fuego de los indios que encontraron en
sus habitantes, que generalmente son técnicos y estas colinas areniscosas un medio más permeable, y
especialistas de elevada cualificación. Aunque la por ello más favorable a ¡a combustión que la vecina
instalación puntual del hombre en estos espacios selva, tan húmeda? La pregunta sigue en pie. Obser­
vacíos puede contribuir a modificar localmente el vemos que a menudo existe la convergencia de dos
medio, de ningún modo queda afectado el carácter elementos: un medio local, más frágil por razones
general del conjunto. edáficas que su entorno, será modificado más fácil­
Algunas regiones tórridas, selváticas o estépicas, mente por el fuego —ya sea accidental o bien provoca­
pueden ser recorridas por pequeños grupos de caza­ do por los cazadores— que una espesa selva.
34 El espacio geográfico El hombre y el espacio geográfico 35

Aunque unas actividades pastoriles no presenten


huellas visibles en forma de cercados y de abrevade­ Los paisajes ordenados. — Son el reflejo de una
ros, provocan igualmente una modificación del medio. acción meditada, concertada y continua sobre el
Para su alimentación, los bueyes, los corderos y las medio natural.
cabras eligen determinadas plantas, lo cual motiva — Acción meditada, es decir, consciente. El grupo
una transformación de la alfombra vegetal; el pisoteo se esfuerza por sacar partido de ciertos elementos del
de las vertientes o de las orillas de las corrientes de medio en vistas a una producción determinada o a
agua favorece los procesos erosivos, etc. Así, con los unas ventajas para la vida de relación. El grupo organi­
incendios de matorrales y el pastoreo, aunque sea za el espacio en función de su sistema económico, de
extensivo, se llega a la noción de paisaje modificado. su estructura social y de las técnicas de que dispone.
Se rompe un equilibrio y otro tiende a instaurarse, y Su acción es una de las imágenes de su civilización,
entre ambos hay un período de cambios más o menos que según P. Gourou es «una opción entre las condi­
rápidos que pueden ser desastrosos. De una manera ciones naturales y las técnicas».
general, cuando unos fenómenos naturales —cuya — Acción concertada, es decir, que no es el resul­
evolución corriente, media, es lenta y poco apta para tado de un individuo que actúa solo, sino de una
la observación directa— empiezan a evolucionar a una sociedad encaminada a alcanzar determinados objeti­
velocidad que los hace visibles y perceptibles, se corre vos. Para lograrlo, las tareas se reparten en función de
el riesgo de desembocar en catástrofes, eventualmen­ las posibilidades de los individuos, de sus tradiciones,
te perjudiciales para las instalaciones humanas. Algu­ de sus categorías sociales o profesionales, y, en cier­
nas regiones actualmente casi deshabitadas y que tos casos, de su origen étnico.
parece que jamás hayan sido pobladas, son de hecho — Acción continua. Esta noción es la consecuen­
unos sectores transformados y depauperados por una cia de las dos relaciones precedentes. La acción debe
acción inconscientemente devastadora del hombre. La ser necesariamente continua, proseguida durante cier­
selva que se extiende al sur de Yucatán, en las proxi­ ta duración para que el medio sea modificado y se le
midades de la frontera guatemalteca, está casi desha­ pueda sacar el partido deseado. Es, pues, una acción
bitada; pero esta región fue uno de los focos de la que se realiza en función de un futuro más o menos
civilización maya hace unos mil años. En el aspecto lejano y que exige unos esfuerzos escalonados en el
agrícola, esta civilización se basaba en el cultivo del tiempo. Cualquier producción que sea el resultado de
maíz, practicado en claros abiertos en la selva; el una serie de acciones se expresa en tiem po necesario
abandono de este medio fue debido posiblemente a la entre el comienzo de los trabajos y el producto term i­
ruina de los suelos consecutiva a una rotación dema­ nado. Recoger una pepita de oro por azar en un río no
siado rápida de los cultivos como consecuencia del es ningún acto productivo, pero la explotación de alu­
aumento de la población. Salvo que la región se vol­ viones auríferos, ya sea por medios rudimentarios, o
viese insalubre, por una razón todavía desconocida. con técnicas modernas, grandes dragas, cribado y flo­
No siempre los paisajes modificados io son en el sen­ tación, constituye una acción productiva.
tido de una deterioración del medio natural, sino que Los acondicionamientos que transforman el
pueden constituir una transición, un paso hacia los medio natural en un medio geográfico dependen tanto
paisajes ordenados. de la naturaleza como del grado de evolución econó­
El espacio geográfico El hombre y el espacio geográfico 37
36

mica y social de la colectividad, y son el resultado del comercializables. El instrumental es rudimentario:


encuentro de un medio y de las técnicas de organiza­ azada, machete, o incluso bastón de cavar; la densi­
ción del espacio. dad de ocupación permanece escasa, quedando lim i­
tada a unos pocos habitantes por kilómetro cuadrado,
salvo cuando este sistema se asocia a cultivos perma­
Los tipos de ordenación nentes. Solamente una fracción del espacio utilizable,
de un mismo medio natural del orden de una décima parte, se usa en un momento
dado.
Un mismo medio natural (o virgen) puede originar — La selva puede ser roturada y reemplazada por
una serie de paisajes distintos. A través de un mismo un cultivo arbustivo permanente: cacao, jebe, cafeto,
medio hay todo un juego de posibles utilizaciones. No agrios, etc. En este caso se llega a una utilización más
obstante, en un momento dado de su historia, una o menos permanente del suelo. La producción se
sociedad a veces no tiene más que una sola posibili­ organiza de acuerdo con la venta en los mercados
dad para acondicionar el espacio que ocupa. nacionales o internacionales. El sistema de propiedad
Una selva densa tropical puede: y de explotación del suelo puede ser distinto para una
— No ser utilizada por el hombre; en tal caso sigue misma planta y para un mismo producto. La planta­
siendo una selva primaria, virgen según la term inolo­ ción está en manos de pequeños cultivadores autóc­
gía popular. tonos que comercializan sus cosechas a través de
— Ser roturada periódicamente, y en los claros cooperativas o de sociedades comerciales, o bien per­
temporales así creados es posible tener una sucesión tenece a grandes empresas con importantes capitales
de cultivos, o bien su mezcla en un mismo campo (por (United Fruit para los frutos tropicales en América
ejemplo mandioca, maíz, bananos y patatas); el cam­ Central, o plantaciones de jebes en Vietnam del Sur).
po está en activo durante tres, cuatro, o cinco años, La densidad de ocupación varía desde veinte hasta
hasta el agotamiento de los suelos. Entonces se aban­ cien habitantes por kilómetro cuadrado.
dona y la selva secundaria brota en su lugar, hasta el — El mismo terreno puede igualmente ser rotura­
momento en que, al cabo de quince, veinte, o treinta do y reemplazado por pastos que alimenten un gana­
años, el mismo lugar se rotura de nuevo y se prende do para carne o producción láctea.
fuego a la selva talada. Se trata del sistema de culti­ De este modo tenemos cuatro formas de utiliza­
vos itinerantes en chamicera, escasamente productivo ción de la selva densa, que pueden estar muy próxi­
pero muy extendido en el dom inio tropical, donde se mas. Así, en el piedemonte amazónico de los países
le dan nombres locales: conuco en Venezuela, milpa andinos encontramos aún restos de selva primaria;
en América Central, lougan en África occidental, ray calveros temporales se abren en una selva periódica­
en la península indochina. Permite cubrir modesta­ mente roturada por agricultores itinerantes, mientras
mente la subsistencia de una sociedad de agricultores que unas plantaciones o unas granjas ganaderas
con escasas herramientas, y mantiene el capital señalan las implantaciones fijas de una colonización
pedológico a condición, no obstante, de que las rota­ organizada para una producción comercializada. Even­
ciones no se aceleren. Casi no proporciona excedentes tualmente esta vecindad va acompañada del estable­
38 El espacio geográfico El hombre y el espacio geográfico 39

cim iento de relaciones de complementariedad: un motivan, implicando una modificación de las técnicas
modesto agricultor puede ir a trabajar eventualmente de utilización del espacio en las que intervienen
a la plantación, o bien proporcionar algunas legum­ aquellas relacionadas con la producción (mecaniza­
bres para el avituallamiento de la mano de obra asala­ ción y motorización agrícolas, uso de abonos, etc.), y
riada de la gran empresa. También pueden presentar­ las de los transportes a gran distancia, con una organi­
se conflictos: los cultivadores itinerantes necesitan zación de los mercados dentro de unos vastos conjun­
vastas superficies, cuyas mejores porciones pueden tos económicos: el de los países socialistas para las
ser acaparadas por explotaciones más pujantes que estepas del Asia central soviética, y el de los países
ocupan el suelo permanentemente, y de ahí se derivan del norte del Atlántico para Canadá.
litigios y tensiones. Según las sociedades, la velocidad y el ritm o de
A veces estas formas de utilización del espacio se las transformaciones son extremadamente desiguales:
suceden en el tiem po y en un mismo emplazamiento. los sucesivos acondicionamientos del valle del Nilo se
El cultivo en chamicera desaparece ante la plantación, espacian por una cincuentena de siglos, pero el apro­
y esta puede verse reemplazada por una granja gana­ vechamiento de las estepas y de los desiertos del
dera si las ventajas económicas son superiores: entre noroeste de México por medio de la irrigación se ha
los Andes y el sur del lago Maracaibo, en Venezuela, hecho en dos décadas. En el primer caso no contabili­
la selva densa fue roturada al mismo tiem po que se zamos el esfuerzo de las generaciones sucesivas,
suprimía la malaria y que se construía la carretera excepto cuando una gran realización modifica deter­
asfaltada panamericana. Muy a menudo la etapa del minados elementos, como la creación de la presa de
conuco, de la roturación practicada por los agriculto­ Assuán en Egipto; en el segundo caso nos esforzamos
res bajados de los Andes o llegados de Colombia, ha por rentabilizar al máximo la inversión efectuada y por
precedido a la creación de las haciendas ganaderas amortizarla en un espacio de tiempo dado.
que posee la burguesía de Maracaibo. A orillas del
lago, una plantación de caña de azúcar se ha transfor­ La noción de recursos naturales
mado progresivamente en granja ganadera que produ­
ce carne y leche para los mercados urbanos. Los «recursos naturales» de un espacio determina­
A través de este tipo de ejemplo, que podríamos do tienen valor únicamente en función de una socie­
multiplicar, vemos que el medio natural no es más que dad, de una época, y de unas técnicas de producción
un elemento en el establecimiento de un paisaje acon­ determinadas; están en relación con una forma de
dicionado. Una estepa herbácea sirve de soporte a producción y con la coyuntura de una época. La propia
una explotación pastoril extensiva, que mediante irri­ noción de recursos naturales se presenta singular­
gación y con el empleo de abonos puede convertirse mente estática, y a menudo su inventario tiene algo
en un sector agrícola y ganadero intensivo. Los de irrisorio. La noción de recursos naturales plantea de
ejemplos abundan: basta con analizar las sucesivas un modo falso las relaciones entre el hombre y el
transformaciones de la pampa argentina, de las prade­ medio. Sabemos que, desde un punto de vista absolu­
ras canadienses o de una parte de las estepas del Asia to, los recursos no existen: un «recurso» únicamente
central soviética para ilustrar este punto. Estas m odifi­ es utilizable con relación a cierto nivel de desarrollo
caciones van unidas a un aumento de la densidad, o lo técnico y a la situación geográfica de un espacio. Un
40 El espacio geográfico El hombre y el espacio geográfico 41

siglo atrás una mina de uranio no era un recurso. Pero técnicas. Un espacio puede ser más o menos per­
un recurso puede perder su utilidad y su significado: meable y más o menos franqueable.
aunque las bellotas eran la base de la alimentación de Una vertiente en pendiente se acondiciona en for­
los indios yana californianos a principios del siglo ma de terrazas para perm itir su aprovechamiento
pasado, actualmente ya no las consumen los habi­ agrícola. Para un campesinado que únicamente se sir­
tantes de la California urbana... La mineta de ve de la energía muscular, los trabajos agrícolas en
Lorena, mineral de hierro fosforoso, no fue apro­ una pendiente no son mucho más difíciles ni más cos­
vechable por la siderurgia hasta que se descubrió un tosos que en un campo más llano. Si la vertiente ofre­
procedimiento de reducción del mineral; hoy este ce suficientes desniveles, el escalonado de acuerdo
mineral de bajo contenido ha perdido una parte de sus con la altitud permite tener diferentes producciones o
ventajas, cuando los grandes barcos para transporte cosechas en distintos períodos del año, según la alti­
de mineral han perm itido transportar a buen precio tud; de este modo es posible tener producciones a la
hasta los puertos de las regiones industriales un mine­ vez más variadas y eventualmente complementarias
ral de hierro de alto contenido extraído de lejanos en unos espacios reducidos, como el campo de ciertas
yacimientos. Por este motivo, Lorena queda en infe­ aldeas andinas, escalonados de 1.500 a 2.000 m de
rioridad frente a Dunkerque, y a no tardar frente a Fos. desnivel y que comprenden, de abajo a arriba, bana­
Un mismo recurso ofrece distintas posibilidades nos, campos de maíz y árboles frutales, en el piso
de utilización según las épocas y las técnicas. Un río intermedio trigo y alfalfa, y más arriba cebada y pata­
puede hacer girar las ruedas de los molinos, suminis­ tas, mientras que a partir de los 4.000 m la puna (es­
trar el agua necesaria para un perímetro de regadío, tepa herbácea) sirve de pasto para una ganadería
usarse para un molino papelero o una fábrica textil, extensiva. Cuando los transportes se efectúan a lomos
contribuir a la refrigeración de una central térmica, ali­ de animales, no representarán una gran dificultad los
mentar de agua potable a una aglomeración urbana, o caminos de herradura. Por el contrario, la introducción
servir de soporte a los transportes fluviales. Existe, de la rueda, de los ejes, y de la tracción motorizada,
pues, una posible pluralidad de las utilizaciones de un modifica profundamente los elementos de utilización
mismo recurso, o bien competencia por su uso; puede de un espacio en pendiente. La agricultura de las ver­
tratarse de la elección entre el agua para una ciudad y tientes está en inferioridad de condiciones comparada
la central térmica, entre la irrigación y la hidroelectrici con la agricultura del llano, en donde la mecanización
dad en los ríos de llanura. Uno de los problemas de la y la motorización permiten grandes aumentos en la
ordenación del territorio es el del mejor uso posible de productividad del trabajo y en la producción, y su
un elemento del espacio en función de las necesida­ mecanización será difícil y su coste particularmente
des de la sociedad. oneroso a causa de la necesaria especialización del
material adaptado a la pendiente, y los gastos de fun­
La noción de obstáculo natural cionamiento más elevados, para una misma unidad de
superficie, en comparación con una agricultura de lla­
El significado de los distintos obstáculos naturales
no. A causa del relieve, a menudo los campos están
que suponen subordinaciones en la ordenación del
divididos, tienen formas irregulares y son de pequeñas
espacio es también cambiante según las épocas y las
42 E l espacio geográfico
3. El hombre y el medio1
dimensiones, lo cual constituye un freno suplementa­
rio para el uso de maquinaria. Finalmente, el suelo
puede ser pedregoso y estar sembrado de bloques
rocosos, fáciles de evitar cuando la tierra se labra a
mano, pero que estropea las máquinas. La ventaja de
poder obtener en pequeñas superficies (a escala
comarcal) unas producciones variadas gracias al
escalonamiento, pierde todo interés en una economía
más comercial y con las posibilidades de transporte a
grandes distancias y a bajo precio. En cambio, el
desplazamiento motorizado por una pendiente es cos­
toso, y requiere la construcción de carreteras a un
coste muy elevado, en ciertos casos varias veces
superior al de la construcción de carreteras en terreno
llano, y cuya conservación es onerosa. También las
regiones montañosas se presentan menos favorecidas
en una sociedad industrial que en una sociedad rural
tradicional, en donde la rueda tractora no se utiliza.
Ello explica el éxodo masivo que desde hace un siglo Uno de los problemas planteados por el análisis
afecta a la mayoría de las montañas europeas. del espacio geográfico es el de las relaciones entre el
Muchos municipios rurales han perdido la mitad o las hombre y el medio físico que le rodea. En el capítulo
tres cuartas partes de su población en unos cien años, precedente hemos visto que un mismo medio puede
y los paisajes ordenados se desmoronan, a pesar de dar lugar a paisajes humanizados distintos. Ahora es
que a mediados del siglo pasado estas regiones tenían necesario estudiar en qué medida el medio físico ejer­
unas densidades rurales bastante próximas al prome­ ce una acción sobre el hombre al actuar sobre su
dio nacional, excluidas las ciudades. fisiología y su comportamiento, y cómo responde la
sociedad a las coacciones del medio natural.
Podríamos encontrar numerosos ejemplos, ya se
Una vez rebasada la fase de la localización y de la
trate del significado de los ríos, de las selvas o de
nomenclatura, la geografía intentó investigar las rela­
determinados suelos, en la ordenación del espacio.
ciones de causalidad entre el hombre y la naturaleza.
Existe así una valorización o una desvalorización de
Con ello se planteaba el problema del determinismo
ciertos espacios geográficos en función de lim itacio­
geográfico, que fue uno de los debates de la geografía
nes naturales que, aun siendo las mismas, tienen un
en el siglo pasado y a principios del actual. Bajo la
valor, un significado cambiante, según las sociedades,
influencia de Comte, de Taine y de Buckle, la geogra­
su nivel técnico y económico, y las finalidades que
fía pretendidamente científica tendió a subestimar
tales sociedades persiguen.
unilateralmente y de una manera a veces somera la

1 «Medio» es aquí sinónimo de «medio ambiente».


44 El espacio geográfico El hombre y el medio 45

influencia del medio sobre el hombre. Uno de los mé­ nal, soportar grandes fríos y vientos violentos, y tener
ritos de Vidal de La Blache consiste en haber demos­ una alimentación basada principalmente en proteínas
trado que no existe un determinismo absoluto y con­ y grasas. Estas poblaciones amarillas poseen una
vergente, y subrayado que todo cuanto concierne al extraordinaria resistencia al frío (que encontrábamos
hombre está aquejado de contingencia. Señaló tam ­ igualmente en los fueguinos que vivían casi desnudos
bién que cada medio ofrece una serie de posibilidades entre los fuertes vientos helados de la Tierra de Fue­
que podemos combinar de maneras distintas. Pero go). Tienen una capa de grasa protectora; los inter­
conviene ver cuál es el margen de combinación otor­ cambios a través de los poros de la piel están reduci­
gado al hombre frente a la naturaleza, y cuáles son las dos; su sistema digestivo está adaptado para digerir
posibles soluciones para interpretar el medio, habida un gran consumo de grasas, altamente caloríficas, y
cuenta del número de hombres, su densidad, las técni­ los menudillos significan alimentos selectos gracias a
cas de que disponen, y su organización social. Pero su variedad en materias nutritivas. Sus posibilidades
asimismo, es necesario plantear en otros términos la de hibernación son destacables, lo que les permite
cuestión del determinismo: ¿están o no relacionados tener una existencia hibernal aminorada. Los reghei-
con la influencia duradera del medio físico la fisiología bat, grandes nómadas del oeste sahariano, soportan
y el comportamiento del hombre que vive en socie­ bien un aire muy seco, cuyo contenido en humedad
dad, y su aptitud para la innovación y las transforma­ puede descender por debajo del 10%, y unas tem pe­
ciones? raturas exteriores superiores a la del cuerpo; al igual
que los tubu de Tibesti, tienen una temperatura corpo­
ral inferior al promedio de la humanidad, tensión ar­
La influencia del medio en el hombre terial baja, y reducida tasa de sudoración; al ser altos
y delgados, la superficie de su cuerpo es importante
La influencia de la naturaleza puede ejercerse a en relación con su peso. Los aymará del altiplano
través de unos circuitos más o menos largos, de unos peruano-boliviano, que viven a más de 3.800 m de
filtros más o menos complejos, o de una serie de altitud, poseen un músculo cardíaco y una caja toráci­
carambolas. ca desarrollados; pero, por otro lado, constatamos que
Estas acciones pueden ser obra del clima y del una parte de los anticuerpos que permiten resistir a
complejo biológico que de él deriva. Primeramente, una serie de agresiones microbianas han desapareci­
existe el caso de la adaptación de unas poblaciones do debido al ambiente de aire puro de la gran altitud;
que viven en regiones de clima dificilísimo, helado, tó ­ para estos indios ello entraña una menor resistencia a
rrido, muy seco o muy húmedo, en las franjas del oiku las enfermedades que hacen estragos en las regiones
méne en sentido estricto. Es un tema apasionante cálidas, dificultades de supervivencia, y una tasa ele­
para la biología, pero que quizás es de un interés geo­ vada de morbosidad en el dom inio tropical de las
gráfico algo más lim itado a causa de la escasez numé­ bajas altitudes (trabajos del equipo del profesor Ruf-
rica de las poblaciones implicadas. fié). Todas estas modificaciones patológicas y fisioló­
Las poblaciones del Ártico, los esquimales por gicas manifiestan una larga y progresiva adaptación a
ejemplo, tienen que habituarse a la larga noche inver­ unas condiciones climáticas difíciles para el hombre,
46 El espacio geográfico El hombre y el medio 47

con una selección que se opera en el curso de las abundancia de enfermedades específicas en el dom i­
generaciones. En ello vemos una indiscutible acción nio tropical (paludismo, amibiasis variadas, filariosis,
de un medio físico riguroso sobre el hombre, y la bilharziosis, anquilostomiasis, etc., sin hablar de la
demostración de su aptitud para modificar su stock fiebre amarilla, actualmente yugulada) contribuye a
genético por un largo período. También con ello debilitar una parte de las poblaciones de las regiones
vemos que la noción de fijeza racial no constituye más cálidas. A todo esto se añaden las enfermedades
que un modelo puramente teórico. carenciales (avitaminosis) y todo el cortejo de las
Existen modalidades más indirectas de adapta­ enfermedades de la pobreza, consecuencia del
ción del hombre a un medio dado: J. Bernard y J. Ruf- subdesarrollo. Pero esta enumeración de graves enfer­
fié citan un ejemplo interesante en L'hémotypologie medades no impide que ciertas regiones tropicales
géographique. Los muong (o moi) viven actualmente figuren entre las más pobladas del mundo: Java y los
en la región media de la cordillera annamita, siendo llanos deltaicos del Asia monzónica tienen densidades
los restos de un poblamiento de origen indonesio iguales y superiores a las de las regiones industrializa­
repartido antaño por el conjunto de la península indo­ das de Europa occidental. Estas altas acumulaciones
china, que fueron empujados a las montañas por los de poblaciones primordialmente rurales únicamente
invasores llegados de China meridional, y que consti­ son posibles en zonas cálidas y húmedas, en donde el
tuyen el actual pueblo vietnamita. La parte alta de la volumen de producción vegetal es muy superior al que
montaña fue ocupada por grupos meo, lolo y thai; así, con métodos comparables se obtiene en zonas más
los muong quedaron atrapados entre los vietnamitas y frescas. Estas altas densidades, que sólo son posibles
los pueblos montañeses, y se mantienen en la región gracias a un cuidadoso aprovechamiento del espacio,
media, aunque estén menos organizados que los viet­ muy a menudo van acompañadas del saneamiento del
namitas y sean menos combativos que los montañe­ medio. Y ya es sabido que determinadas regiones
ses. Ahora bien, se observa que la alta región, debido tropicales han albergado a brillantes civilizaciones
al frescor de las temperaturas, está al abrigo del palu­ caracterizadas por una sólida organización política y
dismo, y que en el llano un cuidadoso aprovechamien­ por vigorosas expresiones artísticas, desde los mayas
to contribuyó a la supresión de esta enfermedad y de de América Central hasta los khamers camboyanos.
sus vectores; por el contrario, el piso ocupado por los No obstante, hay que destacar que en la zona tem pla­
muong está plagado de anofeles vectores: el paludis­ da es donde han tenido efecto desde hace un siglo y
mo ataca a los recién llegados, mientras que los medio los principales inventos y el paso del descubri­
muong no padecen esta enfermedad gracias a la pre­ miento a su aplicación práctica mediante la técnica
sencia en su sangre de hemoglobina E. De este modo, industrial. Desde hace algunos siglos la voluntad de
están protegidos de las invasiones por su resistencia acometer se ha señalado más vigorosamente en la
al paludismo, elemento de superioridad con respecto zona templada que en la zona tropical. Pero la única
a los vietnamitas y a los pueblos montañeses2. relación «hombre - medio físico» casi siempre ha sido
Al tema de la influencia del medio físico sobre incapaz de proporcionar explicaciones satisfactorias.
el hombre se le pueden aportar otros elementos. La Las correlaciones —que sobre el mapa son apa­
2 A ctu a lm e n te la m alaria está en cam ino de desaparecer de la reglón media.
rentemente fáciles de establecer— entre característi­
48 El espacio geográfico El hombre y el medio 49

cas del medio y comportamientos humanos y sociales, pues en la zona templada se caracteriza por tempera­
se revelan generalmente muy complejas y se estable­ turas invernales más elevadas que las del espacio
cen a través de numerosos intermediarios. Cuando, a rural vecino, por una luminosidad celeste disminuida,
principios de este siglo, A. Siegfried distinguió en las y por más neblinas, constituyendo el polvo unos
lindes armoricanas una actitud política diferente en núcleos de condensación. La vida urbana es parcial­
sus habitantes, según se encontraran en el antiguo mente indiferente a las estaciones: los locales en los
macizo cristalino o en la cobertura sedimentaria cali­ que el habitante de la ciudad pasa la mayor parte de
za, no redujo su análisis de ciencia política a la simple su tiempo, tienen calefacción en invierno, y eventual­
confrontación del mapa geológico con el mapa de los mente están «climatizados» en verano. La misma ali­
votos en las elecciones, sino que hizo intervenir los mentación cada vez está menos diferenciada por las
datos sociales, económicos, con sus eventuales enla­ producciones de cada estación, y a lo largo de todo el
ces con el medio físico para la explotación agrícola o año es muy igual. El ruido, el aire contaminado y con­
las actitudes religiosas; en toda esta combinación la finado, las tensiones de la vida cotidiana, y la ausencia
caliza y el granito intervienen sólo oblicuamente. de ejercicio físico por parte de numerosísimos habi­
tantes de la ciudad, contribuyen a crear una patología
particular en tales individuos, siendo el estado de fa ti­
El hombre y el medio modificado ga solamente uno de sus aspectos. En el análisis de
las relaciones entre el hombre y el medio es
indispensable estudiar el papel extremadamente
Hemos visto que hay tipos de adaptaciones más complejo que representa el medio creado y segregado
o menos indirectas a determinadas coacciones del por las sociedades, sobre las propias sociedades y los
medio natural; también sabemos cuál puede ser la individuos que las componen. Para numerosas colecti­
acción del hombre transformando y ordenando el vidades, el entorno del hombre es cada día menos
medio bruto. Por ejemplo, la cuidadosa explotación de natural. La geografía no desprecia el estudio de estas
los llanos aluviales del Asia húmeda y cálida para el interacciones entre el hombre y su obra.
cultivo del arroz va acompañada de la disminución y Al analizar un espacio, el geógrafo debe integrar
de la desaparición de la malaria, lo cual entraña toda el conjunto de los datos, buscar correlaciones en los
una serie de importantes consecuencias para el pobla distintos niveles, medir las interacciones. Entonces la
miento; la roturación desconsiderada de bosques que utilización de las matemáticas puede mostrarse
cubrían las pendientes montañosas provoca una indispensable para manejar una importantísima canti­
catastrófica erosión de los suelos, e inundaciones de dad de datos, calcular múltiples correlaciones, y com­
los llanos. No obstante, a estas acciones del hombre binar las interacciones. Pero las matemáticas no son
sobre la naturaleza conviene añadirles las consecuen­ más que un instrumento, neutro como cualquier ins­
cias que sobre el mismo hombre provoca el medio por trumento; por una parte, los resultados obtenidos
él creado, tanto sobre su fisiología como sobre su dependen de la calidad de los datos tratados, y por
comportamiento. El clima de las grandes ciudades otra de los métodos empleados. Las matemáticas
industriales ya no es el de los campos circundantes. pueden también servir de lenguaje para acortar la
50 El espacio geográfico

demostración y abreviar el discurso; a este respecto,


E
lh
om
bre
ye
lm
ed
io
la desecación, al cual responde la sociedad mediante
el conocimiento de las matemáticas presta los mayo­ innovaciones fructíferas. Como escribe Carl Troll:
res servicios en el análisis del espacio geográfico, aun­ «La construcción de canales y la parcelación de las tie ­
que su uso es bastante más delicado que en el trata­ rras arables suponían el con ocim ien to de la agrim ensura,
basada en las m atem áticas. La práctica de la irrigación
miento de los espacios económicos, en los cuales im plicaba la división del año en un calendario basado en la
pueden ser cifradas la mayoría de las relaciones. Ello observación de los astros y las condiciones atm osféricas.
explica cierto retraso en el empleo de las matemáticas Los problem as técnicos planteados por la utilización del
por parte de la mayoría de geógrafos en comparación suelo y el duro traba jo de aprovecham iento dieron origen a
con sus colegas economistas. Muchos elementos que las ciencias, pa rticularm en te a las m atem áticas, a la astro­
nomía y a la geodesia. El con tro l del agua, su distribu ción
intervienen en el espacio geográfico son difícilmente eq uitativa, y la reglam entación de las desavenencias con
cuantificables, de donde una aproximación más cuali­ ello relacionadas, únicam ente podían ser atendidos con la
tativa de las cuestiones, y una interpretación más his­ instauración de una organización jurídica superior. La d ivi­
tórica de los fenómenos. sión del trabajo, l a especialización profesional, y la organi­
zación del trabajo, llevaron a una centralización política y a
El geógrafo sabe que existe una relación entre un la form ación de unos sistem as de gobierno rígidos, con una
paisaje y una historia, y se esfuerza por saber cuál ha jerarquización com plicada de la población ta n to desde el
sido la respuesta de una sociedad en desafío con la punto de vista social com o jurídico... O tra consecuencia fue
naturaleza, traduciendo así la expresión challenge and la form ación de una población no rural, de localidades
reponse, tan querida de A. Toynbee. centrales y ciudades, en las cuales se individualizó una cla­
se de artesanos y de com erciantes. Así fue com o los in te r­
El ejemplo de Egipto es bien conocido: a una fase cam bios com erciales y la actividad artesanal se apartaron
desértica en el Neolítico, sucedió una fase algo más to ta lm e n te de la producción. Y así fue com o se fo rm ó lo
húmeda, hará unos 7.000 años; en el A lto Egipto va que W ittfo g e l llam a una civilización "h idrá ulica".»
acompañada de la extensión de una vegetación suda­ La adaptación a las condiciones de un medio dado
nesa frecuentada por grandes mamíferos, seguidos puede ser el resultado de unas contingencias históri­
por los cazadores y los pastores. El retorno a una fase cas que obligan a las colectividades a buscar refugio o
más seca está señalado por la disminución de la caza; a adaptarse a medios a priori difíciles. Las comunida­
unas variaciones climáticas, aunque sean débiles, des cristianas arrojadas por los turcos a las montañas
pueden tener importantes consecuencias en estos de los Balcanes adoptaron un género de vida monta­
espacios secos del dom inio subtropical. Aquí vuelve a ñés y poblaron densamente las montañas, mientras
aparecer la importancia de los umbrales más allá de que el llano, a menudo vuelto insalubre, estaba dom i­
los cuales intervienen unos fenómenos diferentes; con nado por las explotaciones extensivas de los grandes
la desertificación se ofrecieron dos soluciones a estas terratenientes turcos. Así encontramos por todo el
poblaciones hamitas: una emigración hacia zonas más mundo numerosísimos ejemplos de minuciosos acon­
favorables para la caza, o bien la intensificación de la dicionamientos de montañas por parte de unas pobla­
producción por medio de la irrigación en el valle del ciones refugiadas, desde los beréberes del norte de
Nilo. La solución que se adoptó fue esta última: las África hasta los bamileké de la meseta de Dschang en
lim itaciones naturales provocaron el progreso técnico. el Camerún, grupos que a veces constituyeron colecti­
Se trata de the challenge o f dessication, el desafío de vidades caracterizadas por un género de vida adapta­
El hom bre y e l m edio 53
52 E l espacio geográfico

permanecen en barbecho. Esta inadaptación a las


do al marco montañoso, cuando en su origen se trata­
situaciones climáticas es propia de poblaciones
ba de poblaciones diversas (notoriamente en el caso
indoeuropeas de origen ario, que han conservado unas
de los bamiliké). costumbres alimentarias a base de trigo, aunque a
Son muy frecuentes los ejemplos de inadaptación
causa de las migraciones su nuevo marco de existen­
a las condiciones del medio natural; los encontramos
cia sea poco favorable para este cultivo. La conserva­
en todas las épocas y en sociedades muy variadas. Su
ción de las costumbres alimentarias ha sido más fuer­
estudio para la comprensión del hombre-habitante es
te que la presión del medio físico, el cual se ha sentido
tan interesante como el de las adaptaciones.
mediocremente.
En Haití, y después de la revolución de Toussaint
La casa tradicional de Hokkaido no está concebi­
Louverture a principios del siglo XIX, desaparece el
da para los inviernos fríos y nivosos del norte del
sistema colonial de la plantación, en el que se basa­
archipiélago nipón, sino que está vinculada a la llega­
ban la sociedad y la economía de la isla; los propieta­
da de los japoneses, que anteriormente vivían en las
rios criollos son exterminados, o bien regresan a la
islas del sur, con inviernos más templados, pero que
metrópoli, o se van a otras islas de las Antillas; los no quisieron o no supieron cambiar su tipo de
esclavos insurrectos y liberados se distribuyen por las
habitáculo, inadaptado a la crudeza de los inviernos.
montañas y los llanos. Entonces se asiste a una dis­
persión casi total del hábitat; pero se trataba de traba­
jadores de plantación que no tenían tradiciones cam­
pesinas, incapaces de encontrar unas prácticas El espacio geográfico
agrícolas bien adaptadas al medio. Como sea que era es un espacio percibido y sentido
preciso sobrevivir, cada fam ilia sembraba aquello que
El espacio geográfico es un espacio percibido y
le era necesario: algunas judías, mandioca, maíz,
sentido por los hombres tanto en función de sus siste­
bananos y cafetos; el trabajo se efectuaba con técni­
mas de pensamiento como de sus necesidades. A la
cas muy rudimentarias y sin buscar la producción
mejor adaptada al medio, y de ahí unos rendimientos percepción del espacio real —campo, aldea, ciudad—
se añaden o se combinan unos elementos irracionales,
bajos, un relativo despilfarro de energía, y una eviden­
míticos o religiosos. Así, las grandes montañas son la
te regresión técnica con relación a las sociedades afri­
canas de las que estos haitianos habían surgido, e sede de los dioses, desde el Olimpo para los griegos
hasta el Annapurna para las poblaciones nepalesas. El
incluso con relación a la plantación.
En el noroeste de la India, en Punjab y en Uttar agua está preñada de significado: manantiales o lagos
son sagrados, aunque lo sagrado puede estar relacio­
Pradesh, la agricultura se basa primordialmente en el
nado con la utilización precisa de un elemento del
trigo, que se siembra y cosecha en la estación seca, y
por ello se obtienen mediocres rendimientos y es espacio. Cada grupo humano tiene una percepción
necesario llevar a cabo costosos trabajos de irrigación propia del espacio que ocupa, y que de una forma u
otra le pertenece. Teodora Kroeber, en Ishi, indica que
para paliar la falta de agua durante la estación
los indios yana tenían una idea muy precisa del espa­
agrícola. Por el contrario, en el momento de las lluvias
de verano, en plena expansión vegetal, los campos cio que recorrían, que hasta el siglo XIX fue una parte
54 El espacio geográfico El hombre y el medio 55

de la vertiente occidental de la californiana Sierra españoles reunieron también las tierras en un espacio
Nevada, desde el monte Lassen hasta el valle de dispuesto en continuidad; con esta política que permi­
Sacramento. Allí, en los encinares recolectaban las tía un mejor control del país, rompieron cierto concep­
bellotas que servían para sus papillas, en los prados- to del espacio para reemplazarlo por el concepto
bosque arrancaban el trébol, y cuando remontaban los romano de un espacio continuo, lim itado, apropiado, y
torrentes pescaban el salmón; el gamo y el oso eran de ahí surgieron los conflictos que varios siglos des­
cazados en los bosques de pinos, así como en el cha­ pués aún perduran.
parral. Era un territorio a la vez variado y limitado, Gallais indica que en sus investigaciones en el
conocido en sus menores detalles, y cuyas fronteras delta interior del Níger, en Mali, le ha sido necesario
estaban a varios días de marcha unas de otras. Era un llegar a captar la percepción que los habitantes tienen
espacio de los que sólo se abandonan como último del territorio que ocupan para comprender el paisaje:
recurso y de los que no se violan. Casi todas las pobla­ «He vagado prolongadam ente en el análisis regional de
ciones de pescadores, de cazadores y de recolectores una com arca africana: el delta in te rio r del Níger. De una
poseen una visión precisa, aunque especializada, alre­ parte tenía una región natural vigorosa, unas llanuras inun­
dedor del conocimiento de los medios que permiten dadas y su terraza seca. De otra parte, en el interior, una
tram a de pequeñas regiones —te rrito rio s de grupos fu lb e —
su supervivencia, del espacio que frecuentan; esta aparentem ente independientes unas de otras. ¿Cuál era la
percepción a la vez exacta y concreta del espacio pue­ relación geográfica entre estos pequeños te rrito rio s y la
de doblarse o superponerse a una visión mítica o aparente unidad, situándose una y otra a distin ta s escalas?
cosmológica de la naturaleza. Lo mismo ocurre con Se me apareció la relación cuando em pecé a hablar peul y
las poblaciones campesinas. el azar de las circunstancias me desveló su nom enclatura.
Ningún do cum e nto cartog ráfico ni a d m in istra tivo me podía
En la época precolonial, los indios de los valles dar su clave. En este m om e nto las pequeñas unidades se
andinos conocían el espacio de cada comunidad; el lí­ situaron en un esquema organizador de naturaleza geográ­
mite de la colectividad estaba dispuesto en forma de fica y no política.»
aureolas o de fajas según el escalonamiento, o bien en La necesidad de descubrir el conocimiento que
sectores alejados unos de otros, pero establecidos en cada sociedad posee de su espacio es indispensable
unos medios diferentes que ofrecían posibilidades de tanto para los análisis del geógrafo como para los del
producciones complementarias. Así, las comunidades etnólogo, y también es útil para el historiador. Uno de
de Huanuco, en los Andes centrales, tenían su centro los méritos de Fernand Braudel consiste en haber
en un ancho valle situado a 2.000 m de altitud, pero mostrado cuál era la percepción del espacio medite­
poseían tierras en un medio cálido y húmedo, unos rráneo entre los hombres mediterráneos de la época
campos hacia los 3.400 m para los cultivos tem pla­ de Felipe II.
dos, y pastos en la estepa herbácea de la puna, por El significado del espacio cambia según los indivi­
encima de los 4.000 m; las diversas partes estaban duos y sus funciones, y también según las épocas. En
separadas unas de otras por decenas de kilómetros. una época en que la velocidad de desplazamiento era
Al proceder al reagrupamiento de las comunida­ la misma para todos, cuando únicamente se circulaba
des alrededor de los núcleos urbanos proyectados de a pie o a caballo, la distancia se expresaba en unida­
acuerdo con el plano cuadriculado castellano, los des de tiem po iguales, cualesquiera que fuesen el
56 El espacio geográfico
4. El significado
individuo y el país. Las medidas del espacio eran las
de las densidades
mismas para todos, pero la escala de su utilización no
era la misma para el campesino que vivía entre su
campo, su aldea y el burgo (en el marco de una
comarca, espacio homogéneo que se podía recorrer
en una jornada), y el mercader veneciano que comer­
ciaba con Oriente. Actualmente el espacio y la distan­
cia expresados en tiem po de recorrido son variables
según los países y las categorías sociales: para la
mayoría de los campesinos de los llanos aluviales del
Asia monzónica, el espacio practicado es el terruño,
que se puede cruzar en una o dos horas; el espacio del
notable de la aldea es más vasto y está situado a dos
niveles: a nivel local y a nivel regional, en el que es el
interlocutor privilegiado de las autoridades y el aboga­
do interesado por los asuntos locales; para el trabaja­
dor de la ciudad, el espacio practicado es el área cer­
cana al dom icilio y al lugar de trabajo, y eventualmen­ En el análisis del espacio habitado, el geógrafo
te el lugar de las vacaciones; para el responsable de sitúa en primer plano los fenómenos de localización y
una gran firma, es el área de aprovisionamiento o de de distribución de la población, y se dedica a descifrar
mercado, que puede ser un país, un conjunto de su contenido y su significado. Podemos presentar
naciones, o el mundo entero en las más pujantes algunas observaciones elementales: un mismo medio
empresas. Para comprender a una sociedad es preciso ofrece mayúsculas desigualdades en su poblamiento,
conocer los espacios que frecuentan sus diferentes y la densidad bruta es un dato que debemos situar en
miembros, las razones de esta frecuentación, y la idea función de la escala considerada. Unas densidades
que ellos tienen de su organización. brutas cuantitativamente parecidas tienen un conteni­
do geográfico completamente distinto.

Densidades diferentes
en unos medios semejantes

En las páginas precedentes hemos destacado


suficientemente que la ocupación del suelo es la con­
secuencia de toda una historia, el reflejo de una civili­
zación, para que sea necesario insistir en este punto.
En el dominio tropical las densidades rurales son muy
58 El espacio geográfico El significado de las densidades 59

distendidas, en una relación de uno a quinientos, o que se ha mantenido esencialmente agrícola y se


incluso a mil; y ello sin que en la mayoría de los casos reparte en caseríos que salpican el bocage. En el
las condiciones del medio físico puedan constituir campo alsaciano, en donde domina el openfiel d con
unas explicaciones suficientes. El casi vacío delta del campos en forma de tiras, la población se agrupa en
Orinoco contrasta con la densidad de ocupación del aldeas. Pero el porcentaje de familias de agricultores
delta del Ganges. no cesa de declinar, principalmente a partir de las dos
La interpretación de las densidades no es la mis­ últimas décadas; la mayoría de la población activa tra­
ma según la escala considerada. En 1970; Perú tenía baja en las ciudades o en fábricas. Las mentalidades,
una densidad nacional de 1 1 ó 12 habitantes por kiló­ el estilo de vida y la disposición de las viviendas no
metro cuadrado; pero sólo muy excepcionalmente son los mismos en un municipio en el que el 25% de
encontramos este promedio a escala local. Vastos la población depende de la agricultura y el resto de
sectores del desierto, de la alta montaña y de la selva actividades secundarias y terciarias, y en un municipio
amazónica están deshabitados, mientras que algunos en el que el 75% de sus habitantes vive directamente
núcleos de población soportan densidades superiores del trabajo de la tierra.
a 50 ó 100 habitantes por kilómetro cuadrado. Esta La densidad de ocupación del suelo únicamente
distorsión entre la densidad media considerada a tiene valor si se le compara con el espacio concreto en
pequeña escala y la que se observa a gran escala, es el que está inscrita, en relación con la estructura
uno de los rasgos característicos del poblamiento de socioprofesional de la población, su forma y su nivel
la América andina, que tiene lugar en forma de de vida, así como la vida de relaciones que la anima.
«archipiélagos habitados». No obstante, debido a la No habría ningún interés en comparar densidades
estructura agraria se notaban diferentes densidades análogas, en cifras absolutas, en un país desarrollado
en un mismo medio. Antes de la reforma agraria, los y en un país subdesarrollado, si no fuese para notar el
altiplanos de la estepa herbácea de la puna, en los significado de las diferencias. Las densidades de los
Ancles centrales, a más de 4.000 m de altitud, tenían deltas del Rhin y del Mosa no pueden compararse
una densidad de 30 habitantes por kilómetro cuadra­ con las del Ganges, a pesar de que las cifras son
do en los terrenos sobrecargados de pastoreo de las semejantes.
comunidades indias, mientras que las grandes hacien­ En los llanos aluviales del Asia monzónica la u tili­
das ganaderas mantenían una densidad próxima a un zación del suelo se basa principalmente en la agricul­
habitante por kilómetro cuadrado. tura, acompañada de una gran movilización de trabajo
humano para una producción que es escasa, aunque
con relación a la unidad de superficie pueda parecer
M ism as densidades y significado diferente satisfactoria como consecuencia de los minuciosos
cuidados puestos en las labores de los campos, y de
A escala local y en un mismo país, parecidas den­ unas condiciones climáticas que permiten un ciclo
sidades tienen un contenido geográfico diferente. Los vegetativo ampliamente escalonado durante el año. A
cantones rurales de Alsacia y de Bretaña tienen una la débil productividad del trabajo se añade una alta
misma densidad. En Bretaña se trata de una población concentración de empleos por unidad de superficie. La
60 El espacio geográfico
E l significado de las densidades 61

existencia de densidades de varios centenares de


habitantes por kilómetro cuadrado en los campos de las comunicaciones representan una función absoluta­
Bengala tiene como corolario un nivel de vida baj ísi mente capital, y todo el sistema está basado en una
mo, primordialmente marcado por una alimentación vida de relaciones muy densa y diversificada, que
insuficiente, esencialmente vegetal, puesto que el entraña flujos de productos, de hombres y de comuni­
cambio para la producción animal sería demasiado caciones, a la vez locales, regionales, y que se insertan
costoso en calorías (es sabido que la producción de en un conjunto muy vasto. En todas las actividades se
una caloría animal requiere, por lo menos, el consumo persigue la productividad. El progreso nace de una
de siete calorías vegetales). Se observa un complejo serie de ajustes, y la capacidad de innovar es el m otor
de pobreza. Como consecuencia de la estructura de la evolución.
social y de las mentalidades, y de la miseria fisiológica Todas estas circunstancias se inscriben en el
de los habitantes, se nota una gran dificultad de adap­ espacio y se reflejan en los paisajes, lo cual es eviden­
tación a los cambios y una ineptitud o una im posibili­ te si comparamos densidades análogas de sociedades
dad de innovar. El bloqueo de la innovación se debe a diferentes, incluso en el caso de que la población de
todo un sistema. Los intercambios quedan limitados estas regiones tenga actividades aparentemente pare­
en volumen y se inscriben en una escasa superficie. El cidas. El Condado Venosino no tiene el mismo aspec­
circuito entre el trabajo, la producción y el consumo es to que determinadas partes de oasis próximas a Lima,
corto, y son locales. Cuando existen, los escasos exce­ igualmente dedicadas a cultivos hortícolas para el
dentes productivos se los quedan los propietarios de mercado urbano. La fisonomía del hábitat y la densi­
las tierras, los usureros o los comerciantes que gozan dad de equipamiento no componen el mismo paisaje,
de rentas de dominio. Es imposible disponer de unos ni siquiera dejando de lado diferencias del medio geo­
ahorros, por limitados que sean, capaces de reinvertir gráfico, y no obstante se trata de unos espacios que
se en actividades de producción. Cuando existe, el tienen poco más o menos las mismas densidades (su­
ahorro se gasta en fiestas y en ceremonias momentá­ periores a 100 habitantes por kilómetro cuadrado) y
neamente liberadoras o que constituyen un olvido del con producciones aparentemente comparables. Pero
presente. en el Condado Venosino la renta por habitante es del
Por el contrario, en los Países Bajos la población orden de las 7 5.0 00 pesetas anuales, y en los oasis de
es urbana en su gran mayoría. Profesionalmente está la costa central peruana es de unas 18.000.
en extremo diversificada a causa de la apuradísima
división del trabajo característica de las sociedades
industriales. Solamente una pequeña parte de la Óptimo de población,
población se dedica a las actividades agrícolas, que superpoblación y subpoblación
son altamente productivas a la vez bajo el punto de
vista de la productividad de la tierra y del empleo. La Las observaciones precedentes, esquemáticas y
gran mayoría de la población activa está empleada en rápidas, llevan a una crítica de las nociones de óptim o
la transformación de ios productos, en su comerciali­ de población y de las que se desprenden de esta,
zación y en las actividades de servicio. En el espacio, como la superpoblación y la subpoblación. Pierre
George ha hecho acertadamente su crítica en la Intro-
62 El espacio geográfico El significado de las densidades 63

duction géographique á l'étude de la population. brio y en simbiosis con los animales que son la base
Tales nociones se relacionan con una situación dada y de su alimentación; si el número de habitantes
son independientes de la cifra de densidad bruta. El aumenta, se persigue más a los animales, y estos
óptim o de población únicamente puede existir escasean; el volumen total de las presas disminuye, y
mediante un equilibrio estático entre el número de el hambre puede cebarse en el grupo. En este caso la
habitantes y los recursos de que estos disponen superpoblación está originada por el paso de una den
durante cierto lapso de tiem po y en un espacio deter sidad media de 2 a 3 por kilómetro cuadrado. Pero
minado. Más allá o más acá de este óptim o dism i igualmente puede nacer a causa de una acción inde
nuyen la productividad por habitante y las rentas. pendiente del hombre, como una epizootia que afecte
En opinión de Malthus, la superpoblación nace del a los antílopes. Asimismo, puede producirse en rela
aumento de una población que dispone de una super ción con unas consecuencias derivadas del crecimien­
ficie limitada, y cuyos recursos no pueden aumentar. to demográfico: un grupo que practique el cultivo iti
Implica a la vez dinamismo demográfico, estanca nerante en chamicera —el cual requiere vastos espa­
miento técnico y rigidez social, que conducen a la cios— ve aumentar su población; el ritm o de las rota
imposibilidad de innovar. Cada hombre suplementario ciones se acelera, y en los períodos de reposo la tierra
constituye una sobrecarga que contribuye a disminuir ya no tiene tiempo para reconstituir sus elementos
la parte de los demás, puesto que la suma global de fertilizantes, acarreando un empobrecimiento de los
los bienes disponibles permanece fija. Como sea que, suelos, una disminución de las cosechas, y el hambre.
en el sentido estricto del término, el umbral es el míni Posiblemente esto fue lo que provocó el fin del impe
mo vital, la población únicamente puede permanecer rio maya en el Yucatán.
estable durante un largo período gracias a unos cons Para que exista «superpoblación» en el sentido
tantes ajustes. Al cabo de un tiempo más o menos maltusiano de la expresión, es preciso que la sociedad
prolongado, el aumento de la población se ve acom no pueda:
pañado de un aumento de la mortalidad, a causa de — roturar nuevas tierras para hacer frente el aumento
las carestías y el hambre. De este modo se tendrían demográfico (si se trata de una población agrícola)
unos «mecanismos reguladores» que mantendrían a la — cambiar de técnicas de utilización del espacio para
población dentro de ciertos límites a uno y otro lado perm itir un aumento de los rendimientos, por
del promedio. En efecto, la verdadera superpoblación ejemplo pasando de una agricultura de secano a
se observa en el ámbito animal, pero felizmente es una agricultura de regadío
mucho menos frecuente en las sociedades humanas, — encontrar otras actividades productoras (desarrollo
puesto que Malthus no tiene en cuenta las posibilida de la industria)
des de transformar el espacio para hacer frente a un — emigrar.
aumento de la población. La superpoblación nace en una sociedad cerrada,
La superpoblación es casi independiente de la inepta para el cambio, y que ocupa un espacio cir
cifra bruta de densidad, ya que puede haber cunscrito; pero, no obstante, puede aparecer en una
superpoblación incluso en un medio muy escasamen sociedad que se viese privada de una parte de sus
te poblado. Una sociedad de cazadores vive en equili medios de producción a causa de una presión exterior,
El significado de las densidades 65
64 El espacio geográfico

o en el caso de que un grupo o una población dom i­ superpoblación, sino que sólo traduce la ineptitud más
nante le quitase arbitraria y autoritariamente una frac­ o menos duradera de una sociedad para transformarse
ción de su producción. y hacer frente al aumento de la población o a las
En el mundo encontramos casos de superpobla­ modificaciones de las técnicas. Tampoco debe con­
ción «imperfectos». En las islas de las Antillas o del fundirse la superpoblación con la congestión: la con­
océano Indico la tierra disponible es limitada, y a gestión que padecen ciertas grandes aglomeraciones
veces está acaparada en gran parte por grandes pro­ urbanas, a menudo no es más que el tributo de la falta
pietarios que se dedican a producciones destinadas a de una política de ordenación de las ciudades. La solu­
la exportación. La población aumenta, pero en una ción al problema del amontonamiento y de la conges­
sociedad rígida como consecuencia de las divisiones tión que contribuye a frenar las actividades urbanas
sociales y étnicas. Las relaciones de dependencia con podemos encontrarla, a un coste más o menos eleva­
respecto a la metrópoli, y cierta ineptitud para el cam­ do, en la puesta en práctica de una política de ordena­
bio, y la imposibilidad de ahorrar y de invertir, llevan a ción del espacio... Lo cual no quiere decir que, si el
un atasco del sistema, lo cual acarrea un aumento del crecimiento demográfico se mantuviese al ritm o
subempleo. Pero existen unos exutorios; el circuito no actual durante varios milenios, el mundo acabaría
está cerrado: aunque limitada, es posible la emigra­ sufriendo a la vez superpoblación y congestión.
ción, y del exterior llegan ayudas financieras bajo dis­ La subpoblación aparece cuando una sociedad se
tintas modalidades (compras a un precio superior al encuentra en la imposibilidad de funcionar de acuerdo
del mercado mundial de los productos exportados, con sus normas a causa de una disminución de la
prestaciones sociales, etc.). Para determinadas socie­ población, que provoca un descenso del nivel de vida
dades campesinas de los llanos aluviales del Sudeste para los que quedan. También puede haber subpobla­
Asiático, el caso es más trágico: el cociente de tierra ción cuando una sociedad que desea modificar su
agrícola se reduce con cada habitante suplementario, dom inio en el espacio no tiene posibilidad de hacerlo
y las posibilidades de transformación y de innovación a causa de una densidad demasiado escasa. En este
son extremadamente limitadas. El exutorio es casi caso nos encontramos por debajo de los umbrales de
siempre la emigración a las ciudades, en donde el accesibilidad y de mercado, tanto para la producción
problema del empleo se plantea de una forma dramá­ como para el funcionam iento de los servicios.
tica. La emigración hacia la ciudad corre entonces el Después de una guerra o de una epidemia, la
riesgo de no ser otra cosa que una transferencia de población que sobrevive no puede mantener un siste­
pobreza. Pero el descubrimiento de nuevas variedades ma de irrigación que exige la movilización de numero­
de plantas cultivadas —como un arroz filipino de alto sos habitantes. Tal fue el caso en el norte de Ceilán en
rendim iento— y las inversiones llegadas del exterior y los siglos XVI y XV II. Los campos franceses están
orientadas hacia la formación de los hombres y hacia subpoblados, envejecidos y empobrecidos, debido al
la creación de nuevos empleos, pueden paliar las con­ éxodo rural, principalmente en las regiones montaño­
secuencias de la superpoblación. sas; el mantenimiento de los equipos instalados se
Es preciso no confundir paro obrero, subempleo y vuelve demasiado costoso y su modernización ya no
superpoblación. El paro obrero no es un indicio de es rentable comparada con las normas nacionales. La
66 El espacio geográfico El significado de las densidades 67

organización del transporte escolar es casi imposible una población rural del orden de los 60 habitantes por
en ciertos cantones de los Alpes franceses del sur; kilómetro cuadrado que ocupen una superficie lo sufi­
entonces los servicios son mediocres, y en consecuen­ cientemente vasta (varios centenares o millares de
cia muy costosos, ya sea para la colectividad o bien kilómetros cuadrados) es posible garantizar el correc­
para los individuos; la vida es cada vez más difícil para to funcionam iento de cierto número de servicios
quienes se quedan; el paisaje ordenado a través de los escolares y sanitarios. No obstante, a menos que se
siglos se estropea progresivamente. trate de una región de cultivos especializados, es difí­
Contrariamente, los campos australianos, escasa­ cil que más del 40% de la población activa se dedique
mente ocupados por una población con un alto nivel a actividades agrícolas. En tal caso se plantea el
de vida, no están subpoblados: su ordenación tiene en problema de saber si la densidad de la población no
cuenta el aislamiento; el elevado coste de determina­ agrícola es suficiente para cubrir, por ejemplo, el fun­
dos servicios está compensado por la alta productivi­ cionamiento de determinadas fábricas. Entonces
dad del trabajo por persona activa. El estilo de vida vemos que es preferible tener una densidad más ele­
está organizado en función de cierto aislamiento. vada, del orden de 100 a 120 habitantes por kilóme­
La noción de población óptim a es el corolario de tro cuadrado.
las dos precedentes. El óptim o es el resultado de un Tanto en la Champagne cretácea como en ciertas
equilibrio entre un tipo de sociedad y un espacio geo­ comarcas de Borgoña, la agricultura ha podido moder­
gráfico. Se estima que la cifra de la población y su dis­ nizarse gracias a la existencia de vastas superficies
tribución profesional y geográfica permiten obtener disponibles. Se constituyen modernas explotaciones,
una producción máxima, habida cuenta de las técni­ bien mecanizadas, de varios centenares de hectáreas,
cas de organización del espacio y del sistema econó­ a pesar de que sostienen una escasa densidad de
mico y social. Cualquier aumento o cualquier disminu­ población por kilómetro cuadrado. Si bien el espacio
ción de la población implica un descenso de la pro­ agrícola tiene su «óptimo de población» con una den­
ducción global y de la renta individual. No obstante, la sidad muy baja, el espacio rural del cual no es más
noción de óptim o de población se presenta singular­ que uno de sus componentes está subpoblado. Es
mente estática, puesto que no intervienen en ella el extremadamente difícil mantener unos servicios, debi­
dinamismo de la población ni sus capacidades de do a la flojedad de las densidades.
innovación en el ámbito de la ordenación del espacio La historia demuestra que la ordenación del espa­
encaminada a una producción máxima obtenida al cio por parte de sociedades dinámicas, ya sea por su
mejor coste. Pero esto no quiere decir que la investi­ demografía o bien por su aptitud al cambio en los
gación de un óptim o sea un análisis inútil. Esta inves­ terrenos técnicos y sociales, se traduce en una m odifi­
tigación exige un estudio completísimo de la sociedad cación en la distribución de las densidades y en la
en sus relaciones con el espacio; lleva al estudio de composición profesional de la población. Son posibles
los umbrales y de la interacción de los fenómenos; y numerosas soluciones, pero, como ya hemos observa­
permite conocer el efecto de tal o cual medida y, en do, en una época dada una población generalmente
consecuencia, es un elemento de una investigación sólo dispone de una solución, con algunas variantes.
operacional. Por ejemplo, podemos suponer que con Por ejemplo, si una población más numerosa dispone
68 El espacio geográfico El significado de las densidades 69

de tierras vacantes, puede extender su dom inio acon­ do, y en donde los problemas económicos son esen­
dicionado sin modificar sus técnicas de ocupación del cialmente agrícolas; por otro lado, en Renania, unos
espacio. El crecimiento demográfico en la Europa del campos poblados, pero en los cuales sólo una peque­
siglo X III estuvo acompañado de una enjambrazón del ña fracción de la población residente sigue siendo
hábitat en los límites de los municipios, lo que se tra­ agrícola. El contraste es particularmente acusado
dujo en roturación de los bosques. Pero en el siglo XIX entre Lorena —con campos a menudo exangües y
el crecimiento demográfico de Gran Bretaña fue el degradados, con aglomeraciones mediocremente
responsable de la emigración a Australia, a Nueva acondicionadas de las cuencas ferríferas y hulleras, en
Zelanda y a Canadá, y de la colonización de estas nue­ las que la falta de una política industrial arrastra al
vas tierras, cuyas producciones contribuyen al abaste­ paro obrero a una parte de los trabajadores, que a
cimiento de la madre patria, así como a la concentra­ menudo son de origen extranjero— y las regiones de
ción de la población en las ciudades, por la necesidad Baden o W urtemberg, en donde, como escribe E.
de una mano de obra industrial. Juillard en L'Europe rhénane, «los campos se urbani­
La industrialización de Europa occidental desde zan, lo cual no quiere decir que se transformen en
hace un siglo y medio es el elemento m otor de la suburbio, sino que salen de su aislamiento, y que par­
urbanización, ya que provoca una demanda de mano ticipan de las mismas ventajas de equipamientos
de obra que puede acudir de los campos del país o colectivos, de movilidad y de posibilidad de ascenso
bien del extranjero, o de ambos a la vez. Pero son social que las ciudades».
posibles varias soluciones. En las comarcas renanas el
aumento de la población urbana iba acompañado del
mantenimiento de la población rural, que era estable
hasta hace un siglo; no obstante, una porción cada vez
más importante de esta población abandona las acti­
vidades agrícolas por la industria. En Francia, país de
baja demografía durante el pasado siglo y la primera
mitad del presente, la urbanización y la industrializa
ción —aunque llevadas a un ritm o menos rápido que
en Alemania y en Gran Bretaña— se traducen en un
éxodo rural que deja vacíos ciertos campos (mesetas
del este y del sudeste de la cuenca parisiense, monta­
ña media), y por la inmigración de trabajadores
extranjeros. Así pues, hay dos situaciones: por un
lado, en Francia, regiones rurales envejecidas, empo­
brecidas y mal pobladas, en las cuales el patrimonio
inm obiliario se degrada (aldeas abandonadas), en
donde es difícil y costoso mantener los servicios y el
equipo necesarios para la población que se ha queda­
5. Espacio rural
y espacio urbano

El espacio geográfico está organizado y dividido al


mismo tiempo. La división puede hacerse de acuerdo
con criterios funcionales que se traducen en el paisaje.
De este modo los paisajes acondicionados se reparten
entre ciudades y campos, entre el espacio urbano y el
espacio rural. Cada uno de estos espacios se caracte­
riza por su fisonomía, por ritmos de actividades, densi­
dades humanas y flujos diferentes. Pero en las socie­
dades industriales las fronteras entre espacio rural y
espacio urbano son cada vez más vagas y cambiantes.
Vagas, porque es difícil dar una definición a la vez pre­
cisa y completa de cada uno de los espacios, y cam­
biantes, puesto que el espacio urbano aumenta a
expensas del espacio rural. El espacio urbano deja de
ser puntual para extenderse en forma de manchas
como consecuencia de la urbanización, y, en la medi­
da en que proporciona a los campos unos equipa­
mientos y unas formas de consumo análogos a los de
las ciudades, esta urbanización se extiende por las
72 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 73

regiones rurales, que se ven transformadas profunda­ los términos: todo lo que concierne al campo es rural.
mente en su condición de vida. Sin embargo, es nece­ Por lo tanto, la población rural es la que reside en el
sario conservar la distinción entre espacio rural y campo. Ahora bien, en los campos de los países
espacio urbano, a la vez por razones de comodidad y industriales únicamente una minoría trabaja la tierra.
de contenido. En Francia, la población rural pasó de 26 millones
a 17.900.000 entre 1856 y 1962, y la población
agrícola que constituye uno de sus elementos declinó
El espacio rural de 1 8.500.000 a 7.300.000. El descenso es aún más
acusado en Alemania o en Gran Bretaña. En el curso
del pasado siglo los campos de Renania permanecie­
En su sentido corriente, la expresión espacio rural ron densamente poblados y se mantuvieron sus efec­
significa el campo. Apareció en la superficie de la tivos globales; en la actualidad, la sexta parte de la
tierra con ocasión de la «revolución neolítica», acom­ población activa de los campos renanos se dedica a
pañado de los inicios de la agricultura y las primeras una actividad agrícola. A este respecto es flagrante la
ordenaciones del espacio encaminadas a una produc­ diferencia con los países subdesarrollados, que con­
ción agrícola, en Egipto y en Mesopotamia, hace siete servan una población rural que, en el caso de la India,
milenios. Luego abarca casi por completo los límites es agrícola en sus cuatro quintas partes. Esta fue la
del oikuméne en su sentido más estricto. Así, en Fran­ situación de Europa occidental hasta el siglo XVII.
cia, el espacio rural ocupa aproximadamente las cua­ Pero, aunque la importancia de los agricultores no
tro quintas partes de la superficie total del país. Pero cese de dism inuir en los campos de Europa occiden­
este porcentaje es mucho más bajo en países como tal, todavía las utilizaciones agrícolas del suelo ocupan
Perú, en donde los desiertos, las altas montañas la mayor parte del espacio rural, y dan a los paisajes
y la selva densa no roturada, cubren más de nueve rurales una gran parte de sus rasgos dominantes. De
décimas partes del territorio. las 5 5.1 34 .0 00 hectáreas de la superficie total de
El espacio rural es —y principalmente fue— prime­ Francia, únicamente 4 .8 8 1.3 0 0 hectáreas se conside­
ramente el ámbito de las actividades agrícolas y ran pertenecientes a sectores extraagrícolas, y
pastoriles. Pero las actividades agrícolas y la ganade­ 3 .6 9 2.0 0 0 hectáreas del dom inio agrícola no están en
ría, que a escala mundial ostentan un lugar principal explotación. Incluso en el caso de que los eriales pro­
en el espacio rural, no son de ningún modo exclusivas gresasen desde ahora hasta fines de este siglo, no
de otras formas de utilización de las superficies. En las habría más del 15% del territorio que no estuviese
regiones rurales de los países industriales el espacio ocupado por la agricultura, la ganadería o las explota­
sirve asimismo para el descanso y el recreo. El espacio ciones forestales.
rural engloba con el mismo derecho los bosques acon­ La fisonomía del espacio agrícola y de sus compo­
dicionados y los terrenos agrícolas, y sirve de residen­ nentes está estrechamente vinculado a las contingen­
cia a una población de la que solamente una fracción cias climáticas, cualquiera que sea el grado de
se dedica a la agricultura, fracción que no cesa de dis­ desarrollo de la agricultura. Las actividades siguen el
minuir. Por otra parte, es conveniente que precisemos ritm o de las estaciones: alternancia de una estación
74 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 75

seca y de una estación húmeda en el dom inio tropical, No obstante, y esto es esencial, las limitaciones
y de una estación fría y de otra cálida en las latitudes naturales pesan siempre en la utilización del espacio
medias. Las opciones en la utilización agrícola del agrícola, y difícilmente son reductibles, aun en el caso
suelo dependen igualmente de la naturaleza física y de que cambien de dirección: unas lluvias caídas en el
química de las tierras, que pueden ser profundamente momento oportuno permiten lograr una buena cose­
modificadas por las formas de cultivo y los abonados. cha de trigo. Para una sociedad que viva ampliamente
Casi no hay relación entre el suelo esquelético de un en régimen de autoconsumo —como ciertos poblados
desierto y el que encontramos unos años después en de Penjab— el año es excelente por el hecho de que
el mismo lugar en lo que se ha convertido en un perí­ existen silos que permiten la conservación del trigo.
metro irrigado. La acción humana tiende a modificar el Para unos agricultores que vivan en economía de mer­
suelo. Un mismo suelo no evolucionará de la misma cado, en la cual las transacciones y los intercambios
manera si se labra, o si soporta unos prados o un bos­ se efectúan a larga distancia, una buena cosecha local
que. La importancia del medio físico cambia de signifi­ puede tener dos significados: o bien la cosecha es
cado según las técnicas agrícolas: unos suelos ligeros mala en otras regiones productoras, los precios suben,
y fáciles de labrar les parecerán «buenos» a unos agri­ y el año es excelente para el sector clim ático privile­
cultores que únicamente dispongan de instrumentos giado, o bien las cosechas son buenas en todas par­
rudimentarios para trabajar la tierra, mientras que tes, los precios se derrumban, y la «buena cosecha» se
unos suelos «duros» y que después de las lluvias que­ vuelve catastrófica.
den mal avenados, serán repulsivos para los mismos El espacio agrícola es un extenso espacio que sólo
campesinos. En cambio, para una agricultura mecani­ es puntual o lineal en los oasis o en los calveros de la
zada disminuye el obstáculo de la «dureza» de las selva. Es un espacio marcado por una economía difu­
tierras. Una vez abonados con cal, los suelos ácidos sa. Principalmente en los países tropicales, observa­
pueden convertirse en buenas tierras para cereales; mos una estrechísima relación entre la densidad de
Bretaña es un ejemplo de ello desde hace un siglo. Así ocupación humana y la manera en que la agricultura
pues, en el espacio agrícola el significado del suelo utiliza el suelo. Entonces las densidades pueden estar
cambia de acuerdo con las técnicas y los objetivos muy desplegadas: desde unos pocos habitantes por
económicos de la sociedad que lo utiliza. Lo mismo kilómetro cuadrado en las fajas «sahelianas» del África
sucede en el caso de los obstáculos y las ventajas del sudanesa, hasta el millar de habitantes por kilómetro
clima: la genética contribuye a desplazar los límites cuadrado en ciertos sectores de los llanos aluviales
clim áticos de los cultivos. Un ejemplo reciente nos lo del Asia monzónica o de Java. En este caso existe un
proporciona la extensión del maíz híbrido en las llanu­ estrechísimo vínculo entre la productividad agrícola de
ras de Francia, al norte del Loira. A menudo el lugar de la superficie y la densidad. Esta relación pierde gran
origen de una planta cultivada se presenta luego parte de su significado en los campos de los países
como un sector poco favorable, si bien no para su industriales, de una parte porque la productividad del
cultivo, sí para la obtención de la máxima productivi­ suelo es independiente del número de gentes que tra­
dad: precisamente los Andes tropicales no son el bajan la tierra, y de otra porque la mayoría de la pobla­
mejor sitio donde la patata da mejores resultados... ción rural es «no agrícola» y ejerce otras actividades,
76 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 77

ya sea en la industria o bien en los servicios. Pero en terraplenes; los campos son abiertos, fuera de un
ningún punto del espacio agrícola observamos densi­ núcleo de aspecto arbóreo que señala el emplaza­
dades análogas a las de las ciudades. Incluso en las miento del caserío. El openfield puede tener varios
regiones de agricultura intensiva y altamente produc­ aspectos: el paisaje de «openfield en mosaico» de Brie,
tiva, el valor producido por unidad de superficie y por en donde las parcelas de grandes dimensiones se
unidad de tiempo es muy inferior al que se obtiene en imbrican como los elementos de un mosaico, no tiene
las ciudades. La competencia por el terreno es menos la misma fisonomía ni la misma génesis que el open
acusada, y además los precios se expresan en distinta field en tiras, con campos estrechos y alargados, de la
unidad de superficie: en metros cuadrados el suelo Francia del este. El bocage de amplias manchas y de
urbano, y en hectáreas (10.000 m2) el suelo agrícola. estrechas hileras del Pays de Bray en nada se parece
El espacio agrícola comprende los terruños, es al bocage de la Vendée, de anchas hileras y campos
decir, según la definición que da Pierre George, «el cubiertos de plantaciones. Es bastante corriente que
conjunto de las tierras labradas por una colectividad un bocage vaya acompañado de un hábitat disperso
social unida por lazos familiares, culturales, y por unas en caseríos o casas de labranza aisladas; pero existen
tradiciones más o menos vivas de defensa común y excepciones, como en la región francesa de Thiérache,
de solidaridad de la explotación». El terruño, espacio en donde el bocage tiene un hábitat agrupado de
cultivado por una colectividad agrícola, es distinto aldeas. Las comarcas de campos abiertos casi siem­
del término municipal, noción que se aplica al espa­ pre tienen un hábitat en aldeas, a veces con caseríos o
cio ocupado y jurídicamente reconocido. grandes explotaciones aisladas en la periferia del
Los terruños se caracterizan por la forma de los dominio. Bocage y campiña son la expresión de unas
campos, su disposición, su parcelación, y la trama de sociedades agrarias, son paisajes «construidos» que,
los caminos. El análisis del espacio rural engloba el como cualquier construcción, conservan las huellas
hábitat, que es la forma de distribución de la pobla­ del pasado. Pero estos paisajes evolucionan.
ción dentro de un espacio dado. El bocage del oeste de Francia, que en ciertas
Las fam ilias de terruños son muy numerosas, pero comarcas quizá se remonta a la época carolingia, tuvo
podemos agruparlas en algunos tipos característicos. su apogeo, su máxima extensión, a fines del siglo
En Francia, al norte del Loira, los terruños se reparten pasado. Las razones de su constitución son distintas
en «campiñas», o comarcas de campos abiertos, en según las regiones y según las épocas: lo mismo pue­
donde los grandes conjuntos de campos, de prados y de influir un factor jurídico (límite de propiedad), como
de bosques, están bien repartidos sin que se im bri­ un factor técnico (los setos protegen el campo de las
quen estrechamente, y en «bocages» en donde los divagaciones del ganado), un factor clim ático (protec­
campos están cercados y en donde existe compene­ ción contra los vientos del oeste), o bien un factor ét­
tración entre campos y prados, a menudo sembrados nico (el pretendido individualismo de los celtas, según
de árboles. Pero entre bocage y campiña existen unas Meitzen). A veces intervienen diversos factores, pero
formas de transición: en el Pays de Caux los caseríos también puede haber una convergencia de formas
están rodeados de setos plantados, y las praderas surgida de relaciones de causalidad diferentes. Así,
próximas a las casas de campo están encerradas entre como en toda interpretación, como en toda explica-
78 El espacio geográfico Espacio ru ra l y espacio urbano 79

ción del espacio geográfico, intervienen elementos de generalmente haya complementariedad. Sin la agri­
naturaleza diferente, pero cada uno de ellos con su cultura, muchos de los paisajes buscados por los habi­
peso específico. El bocage puede asimismo deshacer­ tantes de las urbes durante sus vacaciones dejarían de
se, transformarse, como en la actualidad en vastos ser cuidados y perderían una parte de sus encantos.
sectores del oeste de Francia. Se destruyen los setos, En las mismas sociedades el espacio rural está
desaparecen los caminos encajonados, se modifica la bajo tutela, ampliamente subvencionado y eventual­
red viaria de explotación, se agrandan las parcelas y mente mordisqueado por la urbanización, que puede
los árboles se arrancan de los campos: es la conse­ degradar algunas partes de él en las proximidades de
cuencia de la modernización de la agricultura, con la las grandes aglomeraciones; es un espacio cortado y
motorización y la mecanización. Estas transform acio­ troceado por las vías de comunicación (vías férreas,
nes vienen facilitadas, y se hacen menos costosas y autopistas, etc.). Sirve efectivamente de soporte a las
más rápidas, gracias a las grandes excavadoras que comunicaciones que permiten las relaciones interur­
allanan los terraplenes, mientras que la política de banas. Eventualmente podemos establecer una distin­
concentración parcelaria subvencionada por fondos ción bastante formal entre las redes que enlazan las
públicos interviene para facilitar la reagrupación de las ciudades y las redes de segundo o de tercer orden,
parcelas y el nuevo trazado de la red viaria. Encontra­ que contribuyen al servicio del espacio rural. Pero la
mos análogas modificaciones en las regiones de cam­ densidad de las redes no es comparable con la que
pos abiertos: también allí, hay una reorganización drena las ciudades. En el espacio rural las nodalidades
parcelaria (menos onerosa que en el bocage); los cam­ de las redes viarias son elementales: son las que se­
bios en la rotación de los cultivos son cada día más ñalan las aldeas, los burgos y las pequeñas ciudades.
complejos, por razones técnicas, y al propio tiempo La sociedad que ocupa el espacio rural está profe­
para responder a las necesidades del mercado. sionalmente mucho menos diferenciada que la socie­
El espacio rural —por lo menos en los países dad urbana, y el nivel de vida medio y el nivel de con­
industriales— tiene encomendadas otras funciones sumo de sus individuos son inferiores a los de los
además de las que se relacionan con la producción habitantes de las ciudades, por lo menos en los países
agrícola, las cuales localmente son y serán cada vez subdesarrollados: de un lado, porque la población
más secundarias; es un espacio de descanso, de ocio rural es en parte agrícola, y globalmente la población
y de residencia, en donde nos esforzamos por preser­ agrícola es pobre, porque la población rural a menudo
var y utilizar lo mejor posible los escasos recursos de es vieja y contiene una fracción importante de perso­
las sociedades urbanas: el silencio, la tranquilidad, el nas en situación de retiro, y finalmente porque las ele­
aire puro, el agua y el verdor. En ciertas estaciones vadas remuneraciones y las rentas altas se localizan
turísticas esta función de descanso puede monopoli­ en las ciudades. Pero la población rural aspira benefi­
zar el espacio. A veces existe competencia entre las ciarse de unos servicios básicos análogos a aquellos
diversas actividades practicadas en un mismo espa­ de que disponen los habitantes de las ciudades. Esta
cio, y de ahí la necesidad de una elección: en ciertos búsqueda de la paridad acarrea la urbanización de los
bosques no siempre es compatible la presencia turísti­ campos. Ya en Gran Bretaña y en Estados Unidos, por
ca con la óptima explotación del bosque, aunque lo menos en las regiones de aspecto rural situadas en
80 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 81

las proximidades de las ciudades, la población que aglomeraciones, la penetración física de la urbaniza­
reside «en el campo» (sin que trabaje en él) dispone de ción en el medio rural, y los intercambios incesante­
rentas análogas, o incluso superiores, a las de los mente más nutridos y diversificados entre ciudades y
habitantes de los barrios urbanos, y de prestaciones campo, las delimitaciones y las distinciones son cada
de servicios equivalentes. En este caso la distinción vez de más delicada fijación, sobre todo en las socie­
entre ciudad y campo acaba por borrarse, y entonces dades industriales.
tenemos regiones urbanizadas con una densidad de Si bien la definición de la ciudad no plantea difi­
ocupación más o menos alta, zonas de ruido y zonas cultades para el caso de las grandes aglomeraciones,
de silencio. y ello facilita la delimitación del espacio urbano, no
ocurre lo mismo para los niveles inferiores. El geógra­
fo Derruau indica que, aunque la noción de ciudad
El espacio urbano cada uno de nosotros la vemos clara, es difícil dar de
ella una definición que sea precisa en sus términos y
Características del espacio urbano. — El espa­ que al mismo tiem po abarque la gran variedad de las
cio urbano es la superficie ocupada por las ciudades, o aglomeraciones consideradas como urbanas. Casi
por lo menos la que se necesita para el funcionam ien­ siempre la ciudad implica la noción de aglomeración
to interno de la aglomeración, y comprende las super­ continua, de tejido sólidamente construido y de con­
ficies edificadas, la red viaria urbana, las im plantacio­ vergencia de las redes (carreteras, vías de ferrocarril,
nes de las empresas industriales y de transportes, los canalizaciones de traída de aguas, redes telefónicas,
jardines, y los terrenos de esparcimiento y de ocios eléctricas, de desagües, etc.). Es muy cómodo, y sobre
inmediatamente accesibles al ciudadano. Durante todo necesario, adoptar un criterio estadístico: se con­
mucho tiem po no hubo ninguna dificultad para distin­ sidera ciudad cualquier aglomeración continua que
guir el espacio urbano del espacio rural: la ciudad era reúna más de 2 .000, 5.000 ó 10.000 personas, según
de superficie limitada (algunas decenas de hectáreas, los países. Otros países definen la ciudad basándose
o a lo sumo algunos kilómetros cuadrados), y a menu­ en sus funciones administrativas y políticas y en el
do estaba rodeada de fortificaciones; basta con recor­ equipamiento de que dispone, para sí y para los habi­
dar las ciudades medievales. Un derecho particular tantes de su entorno. Los propios estadísticos no se
distinto del de los campos gobernaba a sus habitan­ conforman con criterios únicamente cuantitativos, y
tes, pudiéndoseles atribuir algunos privilegios. La bur­ por ello propusieron en la Conferencia de Praga de
guesía, clase social urbana, se constituyó en Europa 1966 la siguiente definición de la población urbana:
occidental a finales de la Edad Media alrededor de la (está) «formada por el conjunto de personas que resi­
defensa y de la extensión de estos privilegios. De den en una agrupación de viviendas compacta en nú­
hecho, la distinción en el terreno y dentro de la socie­ mero mínimo de 2.000, a condición de que en los
dad, entre ciudad y campo, no supuso prácticamente núcleos de menos de 10.000 el efectivo que viva del
ningún problema hasta la segunda mitad del siglo trabajo de la tierra no rebase el 25% . Por encima de
pasado, e incluso hasta el actual, pues era localizable esta cifra, cualquier agrupamiento será considerado
y estaba codificada. Con la extensión superficial de las como urbano». Esta definición es aceptable para Euro-

6
E l esp a d o geográfico Espacio ru ra l y esp ad o urbano 83
82

pa occidental, y obliga a considerar como urbanas El espacio urbano es un espacio lim itado que en
algunas aglomeraciones de la India o de Nigeria que los mapas a pequeña escala está representado por
pueden alcanzar las 5 0.000 personas, y cuya pobla­ puntos, y por manchas a veces alargadas en forma de
ción activa es en su mayoría agrícola. Pero, por el con­ estela o dispuestas como nebulosas. Los quinientos
trario, se expone a dejar de lado a las nuevas creacio­ millones de hombres —es decir, la séptima parte de la
nes americanas, provistas de un núcleo central de ser­ población mundial— que viven en aglomeraciones de
vicios separado de los conjuntos residenciales consti­ 100.000 habitantes y más, para sus viviendas y luga­
tuidos por casitas rodeadas de jardines, por sectores res de trabajo probablemente ocupan una superficie
no construidos, bosques, prados, tierras de labor o que casi no debe exceder los 2 0 0 .0 0 0 kilómetros cua­
incluso desierto. Aquí podemos observar los límites de drados, o sea, las dos quintas partes de la superficie
una distinción demasiado formal entre espacio urbano de España. A pesar de su crecimiento actual, que
y espacio rural en los países técnicamente adelanta­ prácticamente supone doblar la superficie urbana
dos y con un alto nivel de vida. mundial a cada generación, las superficies urbanas
En su diversidad, el espacio urbano puede ser son limitadas. Se trata de unos núcleos en el centro de
definido casi en todo el mundo mediante cierto núme­ un plasma rural o de un «tejido intersticial», usando
ro de datos. Se caracteriza por la concentración del una expresión que emplean ciertos especialistas de la
hábitat en una superficie limitada, muchas veces con ordenación del territorio. Pero, para subsistir y funcio­
el amontonamiento de la población en los inmuebles nar, estas superficies requieren la movilización de
de pisos. Es un espacio completamente equipado que, unos recursos que proceden de espacios mucho más
a causa de la alta densidad de las instalaciones y de la vastos, para la alimentación de la población al mismo
acusada competencia para la utilización del terreno, tiem po que para su abastecimiento de agua y de ener­
es caro, lo cual por exigencias de la rentabilidad indu­ gía. La movilización y el transporte de estos recursos
ce a la concentración de actividades altamente pro­ requieren la instalación de redes cuyas líneas conver­
ductivas por metro cuadrado. Es el soporte de unas gen hacia las ciudades.
actividades muy densas. Sus transformaciones se han Como ya hemos observado, el espacio urbano es
vuelto mucho más delicadas y onerosas que en el caro, a causa de su escasez, de las ventajas de situa­
espacio rural, no sólo debido al precio del terreno, sino ción, y del equipamiento que se encuentra en él. Hace
como consecuencia de la densidad de los flujos en algunos años se estimaba que el precio de una hectá­
una superficie reducida. Es, pues, un espacio difícil­ rea junto a los Campos Elíseos parisienses representa­
mente permeable a las transformaciones y que, sin ba un valor equivalente al del conjunto de las tierras
embargo, como consecuencia de los envites de que es agrícolas del departamento francés de los Basses-
objeto, experimenta profundísimas modificaciones Alpes. Pero se trata de casos excepcionales. En las
desde hace unas décadas, a la vez debido a unos cam­ ciudades es donde tienen lugar la mayoría de las acti­
bios en los transportes (el automóvil trastorna la tex­ vidades terciarias, es decir, del comerció, de la A dm i­
tura de las viejas ciudades), al cambio de las activida­ nistración, y de los servicios en el sentido más amplio,
des, y principalmente a la extensión de todas las ciu­ y de las actividades secundarias, es decir, industriales.
Esto hace que de la manera más natural se otorgue a
dades del mundo.
Espacio rural y espacio urbano 85
84 El espacio geográfico

las ciudades un poder de mando y de dirección sobre La ciudad en el espacio. — Toda ciudad se de­
su entorno rural. El poder económico de las ciudades fine en el espacio geográfico por su posición (o
es muy superior a la sola concentración de la pobla­ situación) y por su emplazamiento; se trata de dos
ción. Los quinientos millones de hombres de las ciu­ nociones distintas, cuyo análisis requiere la utilización
dades de 100.000 habitantes (alrededor del 14% de de documentos de escala diferente. La situación de
la población mundial) reúnen en sus manos un tercio una ciudad se estudia en mapas de escala mediana o
de las rentas mundiales. Las diferencias entre las ren­ pequeña; el emplazamiento se describe partiendo de
tas medias de los habitantes de las grandes ciudades mapas a gran escala.
con relación a los de los campos se encuentran tanto Para Derruau1, «la situación es la posición de la
en Colombia como en España, por ejemplo. ciudad en relación con las regiones y las vías de
El desarrollo del espacio urbano es un hecho capi­ comunicación que fijan las relaciones necesarias para
tal de la época contemporánea. En el año 1800, de la realización de las funciones urbanas»; para Pierre
una población mundial calculada en 5 00 millones de George2, «la posición puede ser definida como la ubi­
personas, 1 5 millones, o sea el 1' 7 %, vivían en ciuda­ cación de la ciudad en relación con unos hechos
des de más de 100.000 habitantes; en el año 1950, naturales, susceptibles en el pasado y en el presente
de 2.400 millones, 320 millones, es decir, el 13' 1 % de ejercer una influencia sobre su desarrollo, este asi­
se concentraban en aglomeraciones de 100.000 habi­ mismo relacionado con la facilidad de su irradiación».
tantes y más. En 1969, una séptima parte de la pobla­ Se trata de una noción relativa que se expresa en fun­
ción mundial, calculada en 3.500 millones de hom­ ción de los factores circunstanciales del desarrollo
bres, habita en las grandes ciudades. El crecimiento urbano, factores que pueden ser técnicos, económicos
urbano tuvo lugar en el siglo XIX en Europa occidental, o políticos; técnico: Laroche-Migennes, relevo de
y luego en la segunda mitad del siglo en Estados Uni­ locomotoras de vapor en la línea París-Dijon, que
dos. Actualmente tiene efecto principalmente en Asia, experimentó el mayor tráfico ferroviario de Francia,
que cuenta con tantas grandes ciudades como Euro­ pierde una parte de su cometido cuando la electrifica­
pa, y en América Latina. Mientras que durante la pri­ ción suprime la necesidad de un depósito; político:
mera mitad del siglo xx en Europa el crecimiento de Viena, capital del imperio austrohúngaro de los Habs
las ciudades fue del 100% , en Asia ha alcanzado el burgo, en 1919 se convierte en una ciudad demasiado
4 50 % . En América Latina la tasa de crecimiento del grande para el pequeño Estado austríaco y está situa­
número de habitantes de numerosas capitales, funda­ da excéntricamente con relación al país. La situación
das en el siglo XVI por los españoles (Lima, Bogotá, de la mayoría de las grandes ciudades va unida a la
Santiago, etc.), aumenta del 6 al 7% anual, y la super­ existencia de los grandes ejes de comunicaciones.
ficie de tales ciudades se ha doblado en el curso de los Lyon se define con relación al eje del Ródano, que
últim os quince años. Por todas partes aparecen gran­ desemboca en el Mediterráneo, pero asimismo con
des ciudades, a veces en medio de regiones que a
principios del presente siglo estaban escasamente 1 Derruau, M., Précis de géographie hum aine. Colín, París. [Trad. castellana
pobladas y mediocremente urbanizadas. Baste recor­ Tratado de geografía hum ana, Vicens-V ives, Barcelona, 1 97 2 .]
dar el rosario de grandes ciudades del Asia central 2 George, P., Précis de géographie urbaine, PUF, París. [Trad. castellana
C om pendio de geografía urbana, A riel, Barcelona, 1964.]
soviética.
86 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano

relación a los Alpes, cuyos puertos permiten el acceso con un dique, una marisma se deseca, la cima
al norte de Italia. Para precisar la posición de una ciu­ colina se allana). Pero el interés del emplazamiento
dad es conveniente utilizar mapas de escala mediana, original varía según las épocas: lo que puede conceder
como 1/200.000, o bien mapas de pequeña escala, valor a un emplazamiento en una época determinada,
como 1 /1.000.000 ó 1/5.000.000. puede constituir luego un obstáculo para el desarrollo
«El emplazamiento es el asiento de la ciudad, la urbano, lo cual es cierto en casi todos los antiguos
ubicación precisa del espacio construido en sus rela­ emplazamientos defensivos. Las colinas, las oppida
ciones con la topografía local» (Derruau). «El emplaza­ que dieron origen a tantas ciudades, no son propias
miento se define por el marco topográfico en el cual para una extensión urbana, y su acondicionamiento
ha arraigado la ciudad, por lo menos en sus orígenes» para los modernos medios de transporte es oneroso;
(P. George). Puede que se trate de una loma fácil de también muchas veces las ciudades abandonan el pri­
defender en época de inseguridad, de una terraza al m itivo emplazamiento para extenderse por el llano de
amparo de las inundaciones, de la proximidad de un más abajo. El emplazamiento se elige en función de
vado fácilmente franqueable, o de un estrechamiento unas técnicas específicas de utilización del espacio
del río en el que se puede construir un puente. Para el urbano que se modifican.
análisis del emplazamiento debemos usar mapas a La posición de numerosas ciudades está vincula­
gran escala (1 /20 .0 00 ó 1/50.000). El emplazamiento da a un emplazamiento determinado. Las ciudades
de una ciudad cambia o se desplaza: el emplazamien­ que nacen a partir de las necesidades de la vida de
to de Lyon en la época romana era la colina de Four relación se establecen en la convergencia o en el
viére, por encima del Saône; en la Edad Media se encuentro de diferentes medios de transporte. Ruán
extendía por las colinas situadas a uno y otro lado del se construyó a orillas del Sena, en un llano aluvial
Saône; en el siglo X V III, por estas mismas colinas y la rodeado de un anfiteatro de taludes cretáceos, en el
península entre el Saône y el Ródano; mientras que en punto en donde la navegación marítima cede el paso a
los siglos XIX y XX la urbanización se escalona por los la navegación fluvial, pero igualmente allí donde el río
llanos y terrazas de la orilla izquierda del Ródano, en podía ser franqueado fácilm ente por un puente, el últi­
donde la construcción de nuevos barrios es posible sin mo antes de la Mancha hasta la reciente construcción
grandes estorbos topográficos. del puente de Tancarville. Londres, Hamburgo, Bur­
En el curso de la historia un emplazamiento puede deos y Nantes están en posiciones y en emplazamien­
valorizarse y desarrollarse. Ya hemos observado el tos análogos. Pero estos emplazamientos y estas
aspecto relativo de una posición cuyo significado situaciones privilegiados perdieron su valor cuando
cambiaba con los medios de transporte: a partir de la aumentaron los tonelajes de los barcos, haciéndose
segunda mitad del siglo XIX, Le Mans, situado en una cada vez más difícil para estos remontar los estuarios.
importante encrucijada ferroviaria a la entrada del Por último, las modernas técnicas de construcción de
oeste de Francia, prevalece sobre Alençon, situado en puentes permiten tenderlos sobre anchos estuarios.
una vía férrea secundarla. El propio emplazamiento es La posición puede ir unida al contacto de dos grandes
inmutable, aunque ciertamente puede ser modificado conjuntos topográficos diferentes, como por ejemplo
por la acción humana (un llano inundable se protege el llano y la montaña. Turín y Milán son ciudades de la
88 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 89

llanura del Po, pero están en la proximidad de los teniendo en cuenta la historia del espacio urbano y las
grandes valles alpinos y en su desembocadura. funciones que justifican la presencia de las ciudades y
Muchas ciudades están situadas en el punto de cruce su crecimiento.
de un río; de ahí el cometido de los puentes; la exis­
tencia de puentes puede justificar a la ciudad, a la vez Los aspectos del espacio urbano. — El espacio
que constituir una dificultad para las relaciones entre urbano es tan diverso como el espacio rural, prime­
las dos partes de la aglomeración establecidas a ramente como consecuencia de la variedad de los
ambas orillas del río. El caudal de un río, que en una tipos de ciudades y de los medios geográficos e histó­
época servía de eje de transporte, en otra época pue­ ricos en donde se encuentran, y de los que consti­
de representar un elemento indispensable para la vida tuyen uno de sus reflejos, pero también por la escala.
de una gran aglomeración, permitiendo, aguas arriba, El hecho urbano incumbe a las pequeñas ciudades
el abastecimiento de agua, y aguas abajo sirviendo de españolas —como Alicante o Vigo—, pero también a
exutorio para las aguas asimismo y facilitando en las Tokio. Entre la pequeña ciudad que apenas se des­
orillas del río la instalación de industrias consumidoras prende de su carácter rural y la aglomeración de Tokio
de agua (químicas, papeleras y centrales térmicas). hay una relación de dimensión de 1 a 5.000. La
Pero es conveniente evitar caer en un determinis naturaleza de la aglomeración cambia al pasar de un
mo fácil en lo tocante al emplazamiento de las ciuda­ nivel urbano al nivel siguiente: una ciudad de 100.000
des y a su posición. El dinamismo urbano da origen a habitantes no equivale en absoluto a 10 ciudades de
muchas situaciones; la ciudad crea la encrucijada: 10.000 habitantes, sino que es otro organismo, que
París hubiese asim ism o podido perfectam ente posee servicios más numerosos y diversificados y la
desarrollarse en la confluencia del Oise y del Sena, o posibilidad de contar con empresas industriales más
partiendo del vado de Montereau; más que su posi­ importantes, y también es un estilo de vida diferente
ción, lo que explica el destino de la capital francesa es para sus habitantes. No se vive de la misma manera
la instalación en París de los Capeto y su victoria. En en una ciudad de 100.000 habitantes que en una
otros casos es la voluntad de un hombre la que induce aglomeración millonaria. Ni los problemas del despla­
a la creación de una ciudad en un emplazamiento a zamiento cotidiano entre el dom icilio y el lugar de tra­
veces desfavorable, pero en una posición que se basa bajo, ni las relaciones personales, se plantean en los
en una elección política: San Petersburgo se instaló mismos términos. Así, al analizar el papel de la talla de
en las pantanosas orillas del Neva por orden de Pedro los organismos urbanos, vemos claramente que las
el Grande, que quiso que Rusia se abriese a los países transferencias de escala no son posibles. Al cambiar
del norte de Europa; por el contrario, tanto Madrid, de escala, no solamente se cambia de dimensión, sino
como Ankara o Brasilia, son un ejemplo de la voluntad también de naturaleza.
de desarrollar el interior del país anclando allí la capi­ Por la disposición de sus barrios, las sucesivas
tal política. utilizaciones de su emplazamiento, y por su localiza­
Las nociones de emplazamiento y de posición ción, la ciudad es el reflejo de una historia y la figura­
conservan todo su valor para explicar la localización ción en el espacio de una evolución económica y
de las ciudades, aunque deben ser interpretadas social. A pesar de las vicisitudes y las fases de creci­
90 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 91

miento y de declive, Atenas y Roma marcan veinticin­ comunicación, y disponibilidad de terrenos. Las gene­
co siglos de historia. La ciudad es un organismo vivo raciones de industrias corresponden a generaciones
cuyos elementos se transforman, decaen, renacen o de medios de transporte: en la segunda mitad del
se desplazan. siglo XIX, las industrias «urbanas» se situaron en la
El espacio urbano es extremadamente diferencia­ inmediata proximidad de las vías férreas, y en muchos
do, a la vez como consecuencia de la localización de casos a orillas de las vías fluviales. Actualmente asisti­
las funciones —ya sean complementarias o bien exclu­ mos, tanto en Nápoles como en Sao Paulo, al
sivas— y de la composición social de la población. El desarrollo de industrias en las proximidades de las
paisaje urbano, que es obra del hombre, refleja más entradas y salidas de autopistas. Pero toda una serie
claramente que el espacio rural la fisonomía de la de actividades industriales ejercen efectos nocivos, los
sociedad de la cual es la expresión. cuales contribuyen a alejarlas del núcleo poblado de
La localización de las funciones responde a una las aglomeraciones, como ocurre con las refinerías de
serie de exigencias, a menudo contradictorias. En la petróleo, o determinadas industrias químicas, que
gran ciudad comerciante generalmente se observa contribuyen a desvalorizar su vecindad para la resi­
una concentración de los comercios, pero asimismo dencia... lo que tendrá como consecuencia eventual
bancos y oficinas de seguros en el centro, allí donde facilitar la localización de cuchitriles y de un miserable
hay una convergencia de vías de comunicación, de hábitat en sectores insalubres o desagradables para
redes que valorizan las superficies comunicadas, y de habitarlos. En la gran ciudad industrial europea de
ahí, por un fenómeno de interacción, los elevados pre­ principios del presente siglo los barrios obreros esta­
cios del terreno, que únicamente se justifican por una ban generalmente en las proximidades de las fábricas,
alta rentabilidad financiera de las actividades por uni­ y ello no sólo porque esta vecindad reducía el tiempo
dad de superficie. Es el fenómeno de city. No obstan­ de desplazamiento de los obreros entre su dom icilio y
te, los elevadísimos precios y —como consecuencia de su lugar de trabajo, sino más bien porque los terrenos
los efectos de congestión— las dificultades de acceso, próximos a las zonas industriales tenían un valor míni­
particularm ente para el automóvil, incitan a la búsque­ mo, y de ahí la construcción de viviendas a precios
da de vastas superficies fácilmente accesibles, y en económicos debido a la nocividad vinculada a las
donde el precio del terreno no sea excesivamente ele­ industrias.
vado para la instalación de los nuevos comercios, a la Los barrios reflejan a la perfección la composición
vez que de ciertos establecimientos de crédito o de social, e incluso étnica o religiosa, de la población
seguro. De este modo, las «grandes superficies urbana. En la ciudad europea este es un fenómeno
comerciales» instaladas en la periferia de las aglome­ relativamente reciente, que data del siglo XVIII y
raciones conducen a una apertura de la ciudad y com­ principalmente del siglo XIX, y por una parte está re­
piten con las actividades del centro. lacionado con la mayor diferenciación funcional de la
La instalación de las industrias responde a cierto ciudad con el crecimiento industrial, pero esencial­
número de exigencias: posibilidades de acceso para la mente con la especulación del suelo, que encarece los
mano de obra, facilidades de aprovisionamiento y de precios de los terrenos edificables y con ello vincula
expedición gracias a la existencia de buenas vías de determinado tipo de residencia al valor del metro cua­
92 El espacio geográfico
Espacio ru ra l y espacio urbano 93

drado. Todos conocemos en la gran urbe los barrios


«populares» y los distinguimos de los que están reser­ barrio de la gran ciudad, tiene su percepción del espa­
vados a los más afortunados elementos de la ciudad. cio urbano, sus itinerarios y sus contactos sociológi­
En las ciudades cuya composición étnica y a veces cos. Los análisis de Chombart de Lauwe demuestran
religiosa está diversificada, asistimos casi siempre a las relaciones geográficas de diferentes habitantes de
una distribución de los barrios en función de las razas París: por sus relaciones sociales, una familia de
o de los orígenes nacionales. Todos sabemos de qué «mandos superiores» que resida en el distrito XVI
modo se distribuyen los barrios en la ciudad de Nueva circulará por los barrios del oeste de la aglomeración
York. Los que están habitados por puertorriqueños, parisiense, y para sus actividades profesionales y sus
aquellos en los que residen principalmente judíos, y distracciones acudirá al centro; los miembros de una
Harlem, ciudad negra dentro de la gran urbe. Es la familia obrera de Belleville tendrán una visión diferen­
señal del racismo dentro de la trama urbana, aunque te de la capital, vinculada a unas relaciones con otros
no se trate de un fenómeno nuevo: el ghetto es una lugares. Usando una expresión del sociólogo Henri
creación medieval, y tanto la ciudad del norte de Á fri­ Lefebvre, diremos que «el derecho a la ciudad» no es
ca anterior a la colonización francesa, como la ciudad el mismo para el profesor de una Universidad parisien­
china tradicional, contaban barrios reservados a cate­ se que para el obrero portugués que vive en La Cour
gorías de población definidas por criterios étnicos. neuve; y ciertos aspectos de la gran aglomeración
En la evolución urbana podemos seguir el cambio siguen ignorándolos tanto uno como otro. En la gran
de contenido social y de las densidades de un mismo ciudad se constatan eventuales solidaridades de
barrio. Las viejas mansiones patriarcales de la Lima barrios, principalmente cuando los habitantes se
colonial han sido abandonadas por sus antiguos pro­ enfrentan a dificultades y a problemas comunes; y
pietarios, quienes actualmente residen en la periferia pocas veces se observan solidaridades globales a nivel
de la aglomeración, en conjuntos residenciales consti­ de la aglomeración. Este hecho plantea delicados
tuidos por hotelitos rodeados de jardines, mientras problemas a los ediles responsables de la vida y del
que las casas del centro están densamente ocupadas acondicionamiento de la aglomeración. A la heteroge­
por una población miserable. Una misma vivienda neidad funcional y social del tejido urbano correspon­
pasa de ser mansión noble a tugurio superpoblado; de de una heterogeneidad de la percepción de la ciudad
este modo asistimos a la degradación y a la deteriora­ en sus habitantes. En la gran ciudad se es más a
ción del centro de las ciudades. Pero esto de ningún menudo solitario que solidario. Una de las tareas de la
modo es específico de las grandes ciudades de los política (en el sentido prim itivo de la palabra) consiste
países subdesarrollados, sino que el mismo fenómeno en hacer que nazca una toma de conciencia colectiva
se observa igualmente en grandes metrópolis nortea­ de los problemas de la ciudad, en crear una solidari­
mericanas, como por ejemplo en Chicago. dad que tenga su punto de apoyo en ele rb
u
cio
a
sp
nizado.
De este modo, y en sus diversos elementos
espaciales, la ciudad muestra los contrastes de rique­
za y la clasificación socioprofesional de sus habitan­
tes; pero cada categoría, cada grupo localizado en un
94 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 95

ma red urbana, pero asimismo es móvil entre el cam­


La influencia de las ciudades po y la ciudad, cuando estos dos tipos de espacios
sobre su entorno conservan aún su significado. Los movimientos de
población entre la ciudad y el campo revisten diversos
La influencia de las ciudades se ejerce en dos ám­ aspectos: una parte de la población rural puede ir a
bitos geográficos: sobre el espacio rural vecino, y instalarse en la ciudad para encontrar en ella trabajo;
sobre las otras aglomeraciones situadas en un mismo
se trata del éxodo rural, fenómeno de todos los perío­
espacio regional o nacional. dos y de todos los países, pero que en Europa ha
Las relaciones ciudad-campo. — Históricamente, revestido un vigor particular desde hace un siglo a
las ciudades únicamente pudieron nacer y desarrollar­ causa del crecimiento demográfico y de la urbaniza­
se cuando el campo logró retirar un excedente pro­ ción. El aumento de la población parisiense ha tenido
ductivo que permitió abastecerlas, y cuando la divi­ lugar desde hace un siglo gracias a las contribuciones
sión del trabajo creó unas actividades que, al no estar de los campos franceses, alternadas con los aflujos
ya supeditadas directamente a la producción agrícola, de poblaciones más alejadas, procedentes de allende
encontraban grandes ventajas agrupándose en el inte­ las fronteras, norteafricanos y habitantes de las
rior de una misma aglomeración. Durante mucho penínsulas mediterráneas. Las grandes ciudades de la
tiem po la ciudad se constituyó gracias a las aportacio­ América andina, cuyo ritm o de crecimiento oscila
nes de la población rural. Por otro lado, la ciudad sola­ entre el 5 y el 8% anual, crecen la mitad o dos tercios
mente puede extenderse a expensas del espacio rural, con la llegada de aldeanos en busca de trabajo.
persistiendo todavía hoy las huellas de la trama de la Durante ciertos períodos la ciudad puede recibir un
parcelación de los campos, conservada en la disposi­ aflujo temporal de población, como las ciudades
ción de las parcelas urbanas. La propia existencia de la medievales fortificadas que albergaban a una parte de
aglomeración requiere la movilización de recursos la población del campo vecino durante los períodos de
procedentes de espacios muchísimo más vastos que inseguridad. Los lugares de peregrinación reciben a
el espacio urbano: cuenca hidrográfica para el sumi­ gentes llegadas de lejanos lugares para santificarse,
nistro de agua; tierras agrícolas para alimentar a la desde Lourdes a Benarés, pasando por La Meca. Pero
población urbana, a menudo muy alejadas; y, en la igualmente tienen lugar intercambios de población en
actualidad, espacios para la distracción y el descanso el marco diario o semanal: movimientos pendulares
de los habitantes de la ciudad. Por el mismo hecho de de trabajadores urbanos que residen en el campo
su existencia, la ciudad ejerce una acción polarizante vecino, habitantes de la ciudad que van al campo el fin
sobre su entorno, efectuándose esta acción a través de semana para descansar, o durante los períodos de
de una madeja extremadamente compleja de relacio­ vacaciones, o bien aldeanos que acuden a la ciudad
nes, cuya naturaleza revela el tipo de civilización de la para efectuar sus compras o para gestiones adminis­
que forman parte la ciudad y los campos que la trativas. Así pues, una gran parte de las relaciones
rodean. ciudad-campo se efectúan por medio de desplaza­
La población de las ciudades es móvil y se renue­ mientos de población, sean cuales fueren sus motivos
va a menudo: es móvil entre las ciudades de una mis­ o su duración.
96 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 97

A veces la ciudad ejerce un dom inio y un mando minadas. A cada servicio le corresponde una clientela
sobre el campo a causa de la apropiación de la tierra que reside en un área determinada, y como sea que
agrícola por parte de los habitantes de la ciudad. Los determinado número de servicios, tanto públicos
terratenientes que residen en la ciudad consumen una como privados, tienen una clientela casi parecida,
parte del producto de la renta de la tierra, como ocu­ estos pueden localizarse en una misma aglomeración.
rría antes de la Segunda Guerra Mundial en Damasco, A través de la jerarquía de los servicios y mediante el
y actualmente en Asunción, Paraguay. Después de los conjunto de las relaciones entre los diversos peldaños
estudios de R. Dugrand se conoce mejor el cometido se desarrolla una jerarquía urbana más o menos afir­
de la burguesía de M ontpellier en la evolución y la mada. En Francia se han emprendido varios ensayos
gestión del viñedo lenguadociano. En los países para intentar reagrupar a las ciudades en relación con
industriales tiene efecto una nueva forma de la la importancia de sus funciones de servicios, con París
influencia de la ciudad sobre el campo con la utiliza­ a la cabeza. En segundo término, las grandes ciudades
ción de espacios para la diversión y los ocios: residen­ de provincias, que desde el punto de vista de la orde­
cias secundarias en las proximidades de las grandes nación del territorio de los últim os años constituyen
urbes, en la montaña o a orillas del mar, acondiciona­ las «metrópolis de equilibrio» (Marsella, Lyon, Toulou
miento de parques y de estaciones de vacaciones. se, Burdeos, Nantes, Lille, Nancy y Estrasburgo). Se
trata de aglomeraciones de más de 3 0 0 .0 0 0 habitan­
Funciones urbanas y vida de relación. — La tes que teóricamente ejercen su influencia sobre
ciudad ofrece un conjunto de servicios, y no única­ varios millones de personas, y que dirigen una red
mente para sus propios habitantes, sino para los de urbana regional. En tercer plano vienen las ciudades
ciudades vecinas o su entorno. Esta es una de sus de 100.000 a 3 0 0 .0 0 0 habitantes, que generalmente
funciones esenciales, y lo mismo atañe a los servi­ son prefecturas y ejercen su influencia sobre uno o
cios comerciales como a los servicios financieros, dos departamentos: Le Mans, Brest, Montpellier,
judiciales, sanitarios o educativos. El cometido que Caen, etc. En cuarto lugar se pasa a las ciudades de
desempeña la ciudad está relacionado en gran medida 5 0.000 a 100.000 habitantes, que muchas veces son
con la importancia de los servicios que se inscriben capitales departamentales; luego, a nivel de las ciuda­
dentro de una jerarquía relacionada con el volumen y des pequeñas y de las capitales comarcales, los cen­
las características de la clientela que hay que atender. tros de una comarca cuya superficie va desde algunos
Es fácil determinar la jerarquía de los servicios admi­ centenares hasta los 1.000 ó 2 .0 0 0 kilómetros cua­
nistrativos situados en el interior de unos límites geo­ drados y que constituyen un primer peldaño urbano
gráficos claros y de unas circunscripciones cuyo ajuste para una población comprendida entre 10.000 y
corresponde a funciones de diferente especificidad; de 4 0.0 00 habitantes. Para cada área considerada pode­
este modo tenemos las actividades que se despren­ mos establecer una jerarquía de las ciudades tomando
den de la competencia nacional a nivel de la capital, en consideración la importancia de la población locali­
las que se establecen a nivel provincial, de partido zada en la ciudad y atendida por la ciudad, el peso de
judicial, etc. En el ámbito comercial se observa igual­ las funciones, y la calidad y la diversidad de los servi­
mente esta jerarquía, aunque con más franjas indeter­ cios, y esto es lo que han hecho Hautreux y Rochefort
98 El espacio geográfico Espacio rural y espacio urbano 99

en las investigaciones sobre el armazón urbano de Muchas veces la ciudad es un imán que atrae las
Francia. De hecho, cada día nos damos más cuenta de ganancias extraídas del campo, por el cauce de la ren­
que la pirámide jerárquica no es regular, y de que al ta territorial en los países en donde la tierra es propie­
margen de la red piramidal se establecen gran canti­ dad de los habitantes de la ciudad, o de la renta
dad de relaciones con el salto de ciertos niveles urba­ comercial y financiera que sacan los comerciantes que
nos. En Francia interviene en primer lugar el peso venden caros a los aldeanos los productos manufactu­
centralizador de París, que perturba y deforma la red rados, o les compran a bajo precio una parte de su
urbana, estando las ciudades de tercer, cuarto, e inclu­ producción, o que les prestan dinero con intereses
so quinto orden, más conectadas con París que con su usurarios. También la gran ciudad hace las veces de
respectiva capital regional; por ejemplo, Pau tiene intermediaria entre el interior y el exterior, entre los
relaciones más importantes con París que con Bur­ países desarrollados que ejercen su influencia política
deos o con Toulouse. Cada día nos damos más cuenta y económica y el espacio rural, transformado y a veces
de que, quizás al margen del marco administrativo, las «desestructurado» bajo la acción dirigida desde fuera.
relaciones industriales y comerciales se tejen a través Pero asimismo es el punto de contacto en donde la
de todo un sistema de flujos que unen los puntos de aculturación tiene lugar de la manera más brutal, más
un sembrado urbano que no tiene necesidad de estar visible, y en donde se desarrollan unas formas de vida
claramente jerarquizado, pero que debe estar perfec­ que reclaman las modernas técnicas de la vida de
tamente regado y drenado por las vías de comunica­ relación, en donde incluso el tiem po tiene un significa­
ción y las redes de telecomunicaciones. En su calidad do distinto al del mundo rural, en el que reina «el
de unidad bien definida, la ciudad tiende a perder su orden de los campos». La mayoría de las ciudades
individualidad para no ser más que un elemento den­ ejercen más labor de drenaje de los hombres y de los
tro de una región urbana que engloba unos conjuntos recursos que labor de una irrigación que permita la
construidos bien enlazados entre sí, pero separados penetración del progreso tanto económico como
por espacios que pueden estar poblados escasamen­ social en el medio campesino. No obstante, la ciudad
te, como la región urbana del nordeste de Estados puede presentarse como un foco de modernismo,
Unidos, desde Boston hasta W ashington, a la que cuya calidad es dudosa. Además, como consecuencia
Gottman llama la Megalópolis, o en Japón el conjunto de un crecimiento rapidísimo en un medio pobre, la
que va desde Tokio hasta Kobe y Osaka, o bien en ciudad está rodeada de una aureola de degradación,
Europa la región urbana del Rhin inferior y del Mosa. con barrios de chabolas, terrenos baldíos y vertederos
de basuras, progresivamente reconquistados por el
Las relaciones ciudad-campo según el nivel de avance de los límites urbanos.
desarrollo. — Las relaciones ciudad-campo no revis­ Aún más en los países desarrollados, la jerarquía
ten los mismos aspectos según los países. urbana se ve al mismo tiem po aplastada, deformada y
En los países subdesarrollados la ciudad se pre­ simplificada; el crecimiento de la gran ciudad frena el
senta muchas veces como el receptáculo del exceso de las ciudades de menor importancia sometidas a su
de la población rural, a la cual la ciudad proporciona influencia, y así se pasa directamente de la inmensa
empleo sólo parcialmente y de manera mediocre. urbe a la aldea: Lima bloquea el desarrollo de las ciu­
100 El espacio geográfico
6. El espacio regional
dades medianas en un radio de 3 00 a 4 00 km, pasan­
do de una aglomeración que cuenta con 2.5 0 0.0 0 0
habitantes, o más, a la pequeña ciudad de sólo
2 0 .0 0 0 a 25.000, es decir, cien veces más pequeña.
En este caso los efectos de polarización, entendidos
aquí en el sentido de la imantación, actúan de lleno.
La mediocre jerarquización de la red urbana refleja las
desigualdades del desarrollo a través del espacio
regional, y a veces demuestra un deficiente armazón
social.
Inversamente, en las sociedades industriales
desarrolladas —incluso en el caso de que los paisajes
rurales y urbanos conserven una gran parte de sus
rasgos específicos— observamos una interpenetración
de las funciones, una progresiva homogeneidad de las
condiciones de vida de los «aldeanos» y de los «ciuda­
danos», a pesar de que su marco de residencia sea
distinto. Actúan unas relaciones de complementarie El espacio regional no es una porción cualquiera
dad, pero en sentido inverso: la ciudad proporciona a de la superficie terrestre; «no es una combinación
los habitantes rurales unos servicios y unos empleos, cualquiera de unas partes cualesquiera» (Lévi-
y el campo aporta a los habitantes de la ciudad el des­ Strauss): es una porción organizada por un sistema, y
canso y las distracciones. En el campo la urbanización que se inscribe en un conjunto más vasto. Esta defini­
tiene lugar bajo dos aspectos: mediante la instalación ción, tan confusa, demuestra la ambigüedad de la
de la ciudad en el campo —parafraseando a Alphonse noción de región, que se evidencia asimismo al obser­
Aliáis—, con la implantación de barrios residenciales, var la cantidad de adjetivos que la acompañan. Se
de superficies comerciales o empresas industriales, en habla de «región natural», de «región histórica», de «re­
un marco que sigue siendo muy ampliamente rural, y gión geográfica», de «región económica», de «región
mediante el acceso de los rurales a los servicios y a urbana», de «región homogénea», de «región polariza­
unas prestaciones semejantes a los que están a dispo­ da», etc. Quizás esta variedad es la contrapartida de la
sición de los ciudadanos. riqueza del concepto de «región», ya que no está
hecha para simplificarlo. De hecho, aquí encontramos
la idea fundamental de que la «noción de aspecto
reemplaza a la caducada noción de elemento» (Gaston
Berger), y de que «la geografía es, ante todo,
un método, o, si se prefiere, una manera de consi­
derar las cosas y los seres en su relación con la tie­
rra» (Baulig).
E l espacio geográfico E l espacio re g io n a l 103
102

histórica es todo lo que queda de un territorio que no


Las familias de regiones logró convertirse en Estado o en nación, y que fue
absorbido por una unidad política de mayor dimen­
La región natural. — La «región natural» es una sión. Desde este punto de vista el ejemplo borgoñón
de las más viejas nociones geográficas, basada en el es particularmente significativo. No obstante, tales
papel determinante de los elementos físicos en la regiones «históricas» tienen unos límites que pueden
organización del espacio. Tal como indica A. Cholley, mantenerse a través de la historia, incluso cuando
la «región natural» es una parte del espacio terrestre haya desaparecido su razón de ser. Así, en los Andes
cuya unidad nace exclusivamente de la intervención centrales de Perú, los límites de los departamentos de
de elementos físicos (o naturales). Puede tratarse de Huancavelica, de Junín y de Lima, corresponden poco
una cuenca hidrográfica, de una montaña, o de un más o menos a los límites de tres etnias indias prein­
conjunto distinguido por el clima. Partiendo de un caicas que dejaron de existir en calidad de tales: los
hecho natural determinante se tejen toda una serie «asto», los«chunku» y los«laraw». Ahora bien, estos lí­
de combinaciones que le están vinculadas y que con­ mites se conservaron en el imperio inca, en la época
tribuyen a la organización del espacio considerada colonial, y sirven aún de marco a la organización
bajo determinado enfoque. La sequía crea el desierto, administrativa contemporánea. Con la «región históri­
y de ahí una morfología característica, una adaptación ca» el pasado aspecto político prevalece sobre el pai­
de la vida a la aridez, etc. Por sí misma, la noción de saje.
región natural no tiene en consideración la noción de
escala: una región natural puede abarcar millones de La región, área de extensión de un paisaje. —
kilómetros cuadrados, como el Sahara, o unas pocas Para Max. Sorre la región corresponde al área de
decenas de kilómetros, como una región pantanosa o extensión de un paisaje. Tampoco en este caso inter­
el sector seco de un valle intramontano (alrededor de viene mucho la escala. Un paisaje geográfico nace de
Lagunillas, en el valle del Chama, Andes venezolanos). la repetición de elementos sobre determinada superfi­
cie, elementos debidos a combinaciones de formas, y
La región histórica. — La «región histórica» nace que pueden ser tanto físicos como humanos, o surgir
de un dilatado pasado v ivido en común por una colec­ del encuentro de un medio natural y de una comuni­
tividad que ocupa un territorio. Durante varias genera­ dad humana, y que dan a esta porción de espacio su
ciones los hombres se han guiado por las mismas individualidad en comparación con los sectores veci­
regias, han experimentado las mismas vicisitudes his­ nos. Lo mismo puede tratarse de una región «natural»
tóricas, han tenido los mismos soberanos, y de ahí el —como la selva amazónica— como de una región cuya
nacimiento de unas costumbres y, a veces, de una individualidad nace de la impresión en el medio de un
voluntad de vivir colectiva que da su identidad al gru­ tipo de ocupación agrícola y de ordenación del espa­
po de personas que viven en dicho territorio. En este cio: los campos cerrados del oeste de Francia, los
aspecto, Borgoña es una «región histórica» cuyas viñedos del Lenguadoc, o el Ruhr. Un tipo de paisaje
huellas encontramos en la «región-programa» organi­ aparece igualmente con la ocupación del espacio por
zada alrededor de Dijon. Pero muchas veces la región parte de una etnia que posea sus técnicas de organi­
104 El espacio geográfico El espacio regional 105

zación del medio, a las que corresponden determinada nea del territorio. No obstante, tam bién puede ser
densidad y un tipo de distribución de la población, y necesario ver si esta pertenencia a un pasado común
que posea la conciencia de que constituye una colecti­ ha dejado huellas en la mentalidad de los habitantes,
vidad regida por las mismas reglas y por las mismas o bien si da la explicación de ciertas fronteras tanto
costumbres. En África no faltan ejemplos de este tipo: psicológicas como administrativas. El conocimiento
se ha citado ya el del país «serer», en el Senegal. La de una región «natural», y con ello su definición,
correspondencia entre una densidad regular y una requiere un buen análisis de las condiciones que presi­
estructura agraria, que dan cierta originalidad a un den su formación, pudiendo constituir una base o un
paisaje, se encuentra en la mayoría de las regiones de marco para una ordenación del territorio. Como las
antigua civilización rural, desde el Asia lluviosa hasta ordenaciones del espacio cuyo eje está constituido
Europa occidental. por una cuenca hidrográfica: el valle del Tennessee en
En el norte de Portugal, el Minho es un altiplano Estados Unidos, o del Sao Francisco en Brasil. El estu­
esquistoso irrigado y cortado por numerosos ríos que dio de las áreas ocupadas por una etnia es particular­
descienden hacia el Atlántico. En su paisaje rural se mente evocador de la confluencia de una civilización y
asocian el prado, la huerta y el campo, con una estre­ de un espacio, pero sólo se vuelve aleccionador si se
cha imbricación de exiguas parcelas. El hábitat está recurre a los análisis del historiador, del etnólogo y del
disperso en forma de caseríos muy cercanos unos de sociólogo, tanto como a los del geógrafo.
otros. Cada explotación es de dimensión pequeña,
pero se esfuerza por reunir en una superficie limitada
lo que se necesita para la alimentación familiar. El cometido de las ciudades
Mediante un trám ite intelectual muy comprensible, en la formación de las regiones
muchos geógrafos han elegido para sus estudios
monográficos unas regiones dotadas de acusada En la mayoría de los países del mundo la organi­
individualidad, tanto física como humana, y en las zación del espacio habitado depende cada vez más de
cuales el paisaje sea el resultado de la acción de una las relaciones que se establecen partiendo de las ciu­
sociedad sobre un medio natural definido. dades. A principios del presente siglo, Vidal de La Bla
Los tres tipos de espacios regionales descritos en che observaba que «las ciudades y las carreteras son
los precedentes párrafos son espacios que en uno u unas iniciadoras de unidad que crean la solidaridad de
otro aspecto se han vuelto «homogéneos», unos por el las comarcas». Cincuenta años después, Labasse dijo
paisaje, y los otros como consecuencia de una dilata­ aproximadamente lo mismo cuando escribió que las
da historia común. regiones viven gracias a su centro.
Las nociones de «región natural» y de «región his­ Los procesos de polarización analizados por los
tórica» han sido criticadas, muchas veces equivocada­ economistas generalmente se desarrollan partiendo
mente. Tales nociones no son falsas en sí mismas, de las grandes aglomeraciones urbanas, en las que se
sino que su significado es específico. Puede que el encuentran los centros bancarios, adm inistrativos e
contenido espacial de una región histórica haya perdi­ industriales, y en las que se toman las decisiones.
do toda utilidad debido a la ordenación contemporá­ François Perroux caracteriza un polo como «un con­
106 El espacio geográfico El espacio regional 107

junto de unidades motrices que ejerce efectos de en función de las relaciones que mantienen con otras
arrastre en relación con otro conjunto definido econó­ regiones polarizadas y con el conjunto nacional o plu
mica y territorialmente». Ahora bien, tales conjuntos rinacional más vasto del que forman parte. La región
de unidades motrices se localizan preferentemente en lyonesa sólo asume todo su significado cuando se la
las grandes aglomeraciones urbanas. La polarización coloca en el espacio francés, dirigido por París, pero
únicamente es posible con la existencia de una red asimismo relacionada con las vinculaciones que man­
convergente y diversificada de vías de comunicación y tiene con el Mediterráneo por Marsella, con Italia por
de líneas de telecomunicaciones. De este modo, las los puertos de los Alpes, y con Ginebra por el valle del
regiones se forman a partir de las ciudades, gracias al Ródano. Esto es lo que señala B. Kayser cuando, en
nacimiento de los lazos de complementariedad es­ La géographie active, escribe: «La región es una frac­
tablecidos entre las ciudades y el campo, y gracias a ción de la superficie terrestre que se inscribe en un
las relaciones más o menos jerarquizadas que se marco natural que puede ser homogéneo o bien diver­
establecen entre las ciudades pertenecientes a una sificado, que ha sido ordenado por unas colectividades
misma red urbana. Lyon se ha forjado una región gra­ unidas entre sí por relaciones de complementariedad,
cias al dinamismo de sus empresarios, de sus comer­ y que se organizan alrededor de uno o de varios cen­
ciantes y de sus banqueros, quienes han instalado un tros, pero que dependen de un conjunto más vasto».
haz de relaciones económicas que se extiende por una Así, en los Estados centralizados, la región se nos pre­
parte de la fachada oriental del Macizo Central fran­ senta como un intermediario entre el poder nacional y
cés, por los llanos del Saône y del Ródano, por el Jura las colectividades locales municipales.
meridional y los Alpes del norte. Se trata de un con­ Un desglose del territorio que puede originarse de
junto heterogéneo desde el punto de vista del relieve, la regionalización está relacionado con el contenido
de la utilización del suelo y de las densidades, y que político y económico atribuido a cada región, y depen­
jamás ha constituido una región histórica. Así pues, la de de la estructura y de las atribuciones que poseen
región lyonesa se ha polarizado partiendo de la anti­ las diversas colectividades territoriales. En Francia, el
gua metrópoli de los galos; pero una parte de su problema no consiste en saber si diez o doce regiones
pujanza se la arrebata París, que es la sede de las son preferibles a veinticinco o treinta, sino en conocer
mayores sociedades francesas, hacia donde algunas los objetivos de la regionalización y en saber, en fun­
grandes empresas lyonesas han transferido su sede ción de estos objetivos, cuáles serán las atribuciones
social, y que sin la intervención lyonesa mantiene rela­ concedidas a la región, y las relaciones que esta habrá
ciones directas e intensas con Grenoble o Saint- de mantener con el poder central, las colectividades
Etienne. No obstante, la creación de la «región Rhône- territoriales básicas, y las demás regiones. Sólo una
Alpes», con la metrópoli de equilibrio lyonesa a su vez se hayan determinado los objetivos y el contenido
cabeza, viene a reforzar administrativamente la posi­ nos podremos pronunciar sobre la dimensión que
ción de Lyon. habremos de dar a la región, y nos deberemos dedicar
Las regiones polarizadas no constituyen sistemas a los difíciles arbitrajes referentes a sus límites.
cerrados; aunque nacen de la pujanza económica de
uno o de varios centros, únicamente se comprenden
108 El espacio geográfico El espacio regional 109

regular en función de la altitud (gradiente térmico),


La evolución de la región pero el paso del bosque al césped alpino tiene lugar
en algunas decenas de metros como consecuencia de
Considerada como una individualidad geográfica, la intervención de unos umbrales decisivos. Algunas
la región es un organismo que nace, se desarrolla y fronteras de Estados o de las regiones administrativas
muere. A cada región le corresponde determinada dis­ están señaladas en el terreno mediante unos límites
posición en la organización del espacio, y es conve­ claros y lineales, pero a menudo el área de influencia
niente conocer su grado de coherencia interna, pero entre dos grupos se discute en sus márgenes y la fron­
asimismo sus límites espaciales. tera tiene el aspecto de una faja más o menos móvil a
Los cambios que afectan a una región pueden ser merced de las fluctuaciones históricas. El área de
internos e incumbir a su propia estructura, o bien con­ influencia de los toltecas, cultivadores de la meseta
cernir solamente a sus márgenes y a sus límites. central mexicana, variaba en función de la presión que
Una estructura agraria tomada como elemento de desde el norte ejercían los guerreros chichimecas. Se
integración regional puede desmoronarse como con­ trata de un margen situado en un medio ya seco, en el
secuencia del éxodo rural, del derrumbamiento de una que la agricultura es posible, pero permanece alea­
producción, o de transformaciones técnicas de la agri­ toria sin el auxilio de la irrigación. Encontramos
cultura. El dinamismo de una ciudad o de una indus­ ejemplos análogos en todas las regiones semiáridas
tria motriz puede quedar asfixiado por el vigor de otra que toman al sesgo el norte de África, Oriente Medio y
aglomeración o la competencia de otra industria. Tan­ A sia Central.
to la debilitación, el refuerzo, como el desplazamiento El análisis regional se refiere al área de extensión
de las fronteras, contribuyen a modificar el destino de de un fenómeno susceptible de dar una individualidad
las ciudades y de las regiones situadas en su proximi­ a una parte del espacio; este análisis exige el estudio
dad, como se ha visto desde hace un siglo con el del mecanismo de los procesos que se combinan en
ejemplo de Estrasburgo y de Alsacia. Un cambio cli­ sistemas que explican la creación, el crecimiento y el
mático entraña un desplazamiento de las lindes de un ocaso de una región. Pero, al igual que cualquier
desierto. investigación geográfica, tam bién exige el estableci­
Unos límites regionales son lineales, claros, y miento de comparaciones. Los estudios regionales no
otros se caracterizan por unas franjas de indetermina­ solamente consisten en monografías; estas son
ción, y ello tanto en el terreno físico como en el terre­ indispensables, pero no son más que piezas aportadas
no humano. El contacto entre una región de montaña al expediente del conocimiento del espacio geográfi­
y una región de llano puede ser claro y continuo, como co, e igualmente exigen situar cada fenómeno dentro
por ejemplo el de los Andes orientales colombianos y de una escala y ver las relaciones que se establecen
de los «llanos»; el paso de un piso biogeográfico a otro en los distintos niveles, desde las combinaciones
es a veces muy preciso, incluso cuando las situaciones locales hasta los grandes conjuntos espaciales. La
climáticas generales que determinan el escalonamien organización del espacio requiere el conocimiento de
to sólo se modifican regular y progresivamente. Así, su articulación en todas las escalas taxonómicas.
en montaña, el descenso de las temperaturas es muy
7. Los tipos de organización
del espacio geográfico

«La organización del espacio es el acondiciona­


miento para responder a las necesidades de la comu­
nidad local, del mosaico constituido por el espacio
bruto diferenciado1.» A cada tipo de sociedad, y a cada
etapa de la evolución histórica, corresponden unas
formas de organización del espacio que es posible
reunir en familias, aunque a veces sea de un modo
algo arbitrario. Es conveniente para cada familia anali­
zar la función de las limitaciones naturales en las dife­
rentes escalas, así como las relaciones jerarquizadas
que se establecen entre los elementos constitutivos
del espacio.

Los espacios recorridos, pero no organizados

Aquí los señalamos sólo de memoria, puesto que


precedentemente ya los hemos mencionado en varias
ocasiones. Se trata de los dominios de los recolecto-
1 Geo rge, P., L'action humaine, pág. 3 7, col. «SUP», PUF, París, 1 96 8 .
E l espacio geográfico Tipos de organización del espacio geográfico 113

res, de los cazadores, y de los pescadores, quienes (montañas, desiertos, selvas, etc.), lo cual motiva un
poseen un conocimiento muy íntimo, aunque extre­ poblamiento discontinuo, pero que se repite sobre el
madamente especializado, del espacio que recorren, mismo modelo, o bien, por el contrario, pueden estar
como son las fechas de las migraciones del salmón unidas, en cuyo caso el espacio está ocupado sin solu­
entre los pescadores, las costumbres de los antílopes ción de continuidad. Esto no excluye el hecho de que
entre los cazadores, y la época de la maduración de el ámbito utilizado por la colectividad esté repartido
los frutos y de las bayas entre los recolectores. Algu­ en diversos terrenos situados en diferentes medios
nos elementos del espacio pueden ser considerados ecológicos, que permiten tener recursos complemen­
como sagrados, o revestir un significado mágico: una tarios. Tales terrenos pueden estar situados a gran
montaña o un manantial. El espacio que se conoce de distancia unos de otros: varias decenas de kilómetros
esta manera puede ser vastísimo, sus límites general­ en el caso de las comunidades indias precolonial es,
mente son precisos, y nunca son rebasados ni en ellos que poseían tierras en los distintos pisos de la m onta­
se tolera ninguna intrusión. Las densidades kilom étri­ ña andina, e incluso en las dos grandes vertientes de
cas son muy bajas, del orden de la unidad por kilóme­ la montaña. El feudo y la misma aldea a veces estaban
tro cuadrado, en unas superficies de varios centenares divididos geométricamente en dos o en cuatro partes,
o incluso varios millares de kilómetros cuadrados. correspondientes a una distribución a la vez social y
Ninguna red estructura este espacio, que no se ve religiosa: ayllu de las comunidades andinas, y comuni­
modificado por la acción humana. Las actividades dades irlandesas estudiadas por Cresswell. Algunas
humanas están acompasadas en función de las activi­ partes del espacio pueden tener un significado sagra­
dades de los animales cazados, o bien en función del do: los bosques sagrados de los poblados indios y afri­
ciclo vegetal de los productos recolectados. La vida canos. El espacio utilizado se compone de sectores
del individuo y del grupo depende de los accidentes homogéneos (campos que a menudo son parcelas
que perturban el ritm o animal o vegetal: una enferme­ roturadas que durante un tiem po vuelven a ser male­
dad que afecte a las focas tiene inmediatas y directas za) que están «polarizados» a un nivel elemental por la
consecuencias sobre los esquimales que las cazan. explotación fam iliar o la comunidad aldeana. La red
que pone en comunicación a las parcelas y permite la
vida de relación con otras aldeas se basa en caminos,
Los espacios acondicionados o, si es necesario, en las vías fluviales. La velocidad de
por sociedades «no desarrolladas»2 circulación es la misma para todos y para los distintos
productos: la de un hombre a pie, o de un animal de
Casi siempre se presentan como la yuxtaposición silla. La utilización del espacio es el reflejo de la civili­
de unas células que para una misma sociedad ofrecen zación a la que pertenece el grupo: los llanos aluviales
características comparables. Las células pueden estar están cuidadosamente aprovechados por las poblacio­
separadas unas de otras por sectores no ordenados nes chinas, que desprecian las laderas, mientras que
2 Por «sociedades no desarrolladas» entendem os aquí las sociedades rurales
los grupos indobirmanos del Himalaya medio nepalés
llam adas tradicionales, que no han sido perturbadas dire cta m e n te por la acción modelan con todo esmero las pendientes en forma de
de las sociedades industriales, y cuyo cre cim ie nto d em ográfico sigue siendo terrazas de cultivo. Según los tipos de ordenación, las
moderado.
E l espacio geográfico Tipos de organización de l espacio geográfico 115

densidades pueden estar muy relajadas en medios sin que tenga continuidad en el tiem po ni significado
naturales vecinos, pero en el interior del grupo encon­ económico, como la polarización constituida por los
tramos formas de ocupación del espacio y densidades lugares de peregrinación: La Meca, Benarés, etc.
comparables. El crecimiento interno de la población se En el caso de que exista, la ciudad es de una
efectúa preferentemente mediante enjambrazón, con extensión reducida y está bien delimitada superficial­
la constitución de células que tienden a asemejarse a mente. La ciudad ejerce funciones de protección, de
la célula de origen. Por el contrario, la penetración de mercado, de peregrinación; generalmente vive como
innovaciones se efectúa con lentitud, lo mismo si tales depredadora del campo debido al drenaje de los recur­
innovaciones proceden del interior del grupo como del sos en provecho del terrateniente, del usurero o del
exterior; esta penetración choca con el bagaje de las agente del fisco. A menudo la polarización limitada
tradiciones y de las costumbres adquiridas progresiva­ que ejerce la ciudad sobre su entorno no es más que
mente. una acción de imantación. A un nivel superior, las rela­
La producción varía en función de las fluctuacio­ ciones entre las ciudades apenas afectan al campo.
nes climáticas. Es difícil paliar las consecuencias de Estos espacios homogéneos, ordenados por unas
una escasa cosecha, debido a la insuficiencia de los sociedades primordialmente rurales, tienen extensio­
medios de transporte a gran distancia y a la falta o a la nes variables: desde algunas decenas de kilómetros
escasez de moneda. A menudo una buena cosecha cuadrados en algunas etnias africanas o poblaciones
plantea problemas de almacenaje. A veces el tiempo montañesas del Himalaya, hasta el millón de kilóme­
que transcurre entre el agotamiento de las existencias tros cuadrados de la llanura del Ganges... en el siglo
y la próxima cosecha son momentos de hambre. Los XIX, antes de que en el siglo xx el crecimiento
intercambios fuera del grupo son de un volumen lim i­ demográfico y las influencias del exterior transforma­
tado a causa de la poca cantidad de excedentes y de ran estos espacios no desarrollados en espacios
la dificultad de transporte, a pesar de lo cual estos subdesarrollados.
intercambios existen, aunque pueden limitarse a uno o
dos productos (por ejemplo la sal, a cambio de un
poco de trigo o algunos animales), y efectuarse en Los espacios en los países subdesarrollados
unos momentos precisos del año. A veces se estable­
cen entre poblaciones étnicamente distintas —por Bajo la doble presión del crecimiento demográfico
ejemplo, pastores peul y campesinos sudaneses, en (entre el 1'5 y el 3 '5% anual) —que rompe las estruc­
África—, y tienen lugar cuando intervienen unas rela­ turas antiguas y provoca movimientos migratorios— y
ciones de complementariedad, relativamente iguales, de las acciones de dominio exterior —acompañadas
o bien por vía del dom inio de un grupo sobre el otro: del desarrollo de la economía monetaria, de la explo­
en la tradicional sociedad tuareg, los cultivadores eran tación de determinados recursos exportados, y de la
esclavos negros: los haratin. Los intercambios no urbanización—, asistimos a una descomposición del
requieren la creación de ciudades, y de este modo la espacio tradicional.
polarización queda a un nivel estrictamente local, aun­ A partir de las ciudades que se desarrollan a un
que puede tener lugar sobre grandes distancias, pero ritm o jamás alcanzado en la historia del mundo bajo el
116 El espacio geográfico Tipos de organización del espacio geográfico 117

efecto del aumento de la población y del éxodo rural, subsistencia, tendrá efectos benéficos para la alimen­
se crean unas redes modernas que se superponen y se tación de la población. Inversamente, un «mal año»
saltan las redes tradicionales. Pero casi siempre estas puede tener efectos desastrosos en ambos casos,
redes modernas están establecidas para organizar pero con distinta repercusión; y, por lo que respecta
el drenaje de los recursos primarios hacia el exterior a la producción de subsistencia, el efecto no será el
(vías mineras de la América andina y oleoductos mismo que en las sociedades rurales tradicionales.
de Oriente Medio), o para bombear la sustancia del Durand-Dastès analiza un ejemplo de ello referente
campo en beneficio de las aglomeraciones. a la India3: una mala cosecha en una región puede ser
En el espacio rural podemos tener, dentro de un compensada mediante importaciones procedentes del
mismo conjunto, unos sectores homogéneos pero extranjero, gracias a los transportes modernos; no
muy diferenciados unos de otros por la intensidad y la obstante, la región puede tener dificultades para
forma de producción, por la organización social y la financiar estas importaciones temporeras de produc­
densidad de poblamiento. Estos sectores son diferen­ tos alimenticios. Cuando se prevé una sequía, los
tes unos de otros, pero no indiferentes unos a otros. especuladores compran el grano y lo almacenan; a
Así, el sector de la gran plantación requiere capitales causa de la especulación hay una anticipación de la
exteriores, técnicas de producción modernas, emplea escasez, y de ahí un alza de los precios y mayores di­
una mano de obra asalariada —que puede proceder de ficultades para la población local, en unos momentos
lejos—, busca el mayor rendimiento del capital inverti­ en que puede que los silos estén llenos.
do, y trabaja para lejanos mercados, de los que depen­ También en las grandes ciudades observamos la
de para desarrollar o dism inuir su producción. Los yuxtaposición de formas y de ritmos de vida diferen­
centros de polarización de estas empresas general­ tes, que se acusan en el tejido urbano. Los barrios de
mente están situados fuera del país en el que están negocios están instalados sobre un modelo aparente­
implantadas. Este sector de plantación puede ser veci­ mente similar a los de las grandes ciudades de los paí­
no de un campesinado autóctono en el que la produc­ ses industriales, pero en sus inmediatas proximidades
tividad por unidad de superficie y por hora de trabajo encontramos viejos barrios en vías de deterioración, o
es baja, y en donde una gran parte de la producción se bien, en barrios de chabolas, o incluso en barrios de
consume localmente. De ello hay numerosos ejemplos reciente construcción de precios económicos, una
en América Central. Pero a veces la gran plantación ha nueva sociedad urbana que intenta re-crearse un
echado al campesinado local hacia tierras no tan bue­ medio social sobre un modelo a veces inspirado en el
nas, marginales. medio rural, en donde las solidaridades familiares o
Las consecuencias de las desviaciones climáticas étnicas siguen siendo acusadas, al lado de unos gru­
fuera de la media no son las mismas para los distintos pos al margen de cualquier vida social organizada.
sectores de la producción agrícola: un «buen año», Así, unos lazos de dependencia se cruzan a dife­
favorable para la producción de la plantación, puede rentes escalas en el espacio de los países sub
representar una sobreproducción y una caída de los desarrollados; existe una «inarticulación» (según el
precios, mientras que, cuando las condiciones clim áti­
cas actúan en el mismo sentido en la agricultura de 3 D urand-D astès, F., Géographie de l'Inde, col. «Que sais-je?», PUF, Paris,
El espacio geográfico Tipos de organización d e l espacio geográfico 119

vocabulario de los economistas) entre las diversas men en el espacio, permitiendo la articulación de las
partes del espacio geográfico que evolucionan y viven actividades localizadas. Como consecuencia del enca­
a ritm os desiguales. Unos sectores «tradicionales» denamiento de las relaciones, una decisión afecta a
conservan su fisonomía, pero esta se altera progresi­ vastos sectores: si la modificación del precio de la
vamente; la mayoría de las veces esta fisonomía no es leche o del trigo tiene cierta amplitud, puede acarrear
más que una máscara: el crecimiento demográfico lle­ un cambio en la composición del paisaje agrícola de
va al desmenuzamiento de las posesiones, al éxodo de un país. Una huelga en una industria motriz bloquea
los jóvenes, a los conflictos generacionales que ponen en una y otra dirección toda una cadena de produccio­
en entredicho la vieja organización. Los intereses nes y de operaciones comerciales. Se trata de inter­
personales se endurecen. A la información local, oral, venciones directas de unas decisiones en el espacio
se le superpone la información general que proporcio­ común —en el espacio geográfico— que afectan a los
na el «transistor». La carretera y el camión sustituyen tres tipos de espacios económicos definidos por
al camino y a la caravana y modifican los circuitos. El François Perroux: espacios homogéneo, polarizado y
mercader —ya sea local o ajeno al grupo— se vuelve plano.
más poderoso y extrae una renta cuyo mantenimiento Para comprender la articulación de los espacios
es tanto más pesado cuanto menos monetaria es la geográficos de los países industriales se hace necesa­
economía. En las ciudades la economía y la circula­ rio analizar los diversos niveles de homogeneidad y
ción se basan en redes modernas, aunque estas sean las relaciones de polarización.
deficientes y pronto se vean degradadas. A título de ejemplo, podemos intentar establecer
El embutido de elementos homogéneos del espa­ el ajuste de los espacios desde el nivel inferior hasta el
cio conduce a una heterogeneidad del conjunto en la nivel nacional, para un país de Europa occidental.
que las acciones de polarización están mediocremente Para el habitante de la ciudad, en la base está el
jerarquizadas. Muchas veces la polarización que ejer­ barrio de residencia y el barrio de trabajo, que consti­
cen las inmensas ciudades sólo es una imantación en tuyen sectores frecuentados cotidianamente y que se
detrim ento del campo, y generalmente estas ciudades inscriben en una aglomeración más o menos vasta, y
no son más que repetidores de unos polos de decisión de la que el individuo recorre únicamente ciertas par­
situados fuera de las fronteras nacionales del país. tes. Hay que añadir los lugares de vacaciones y de dis­
tracción, a los que va eventualmente el fin de semana
o con motivo de las vacaciones. Para el habitante del
La organización del espacio campo, agricultor, encontramos el barrio rural en el
que se inscribe la explotación. El barrio rural es un
en los países industriales
espacio homogéneo de algunos kilómetros cuadrados
La organización del espacio se basa en la existen­ que se define por un paisaje, una disposición de los
cia de un tejido densísimo de redes diversificadas, campos y del hábitat (R. Brunet). El conjunto está
complejas y complementarias, dispuestas de acuerdo polarizado por la aldea o la pequeña ciudad, en donde
con una trama cuyos fuertes nudos son los del arma­ se localizan los servicios elementales: escuelas, médi­
zón urbano. Los equipos de infraestructura se im pri­ cos, farmacia, tiendas de comestibles y de ropas,
120 El espacio geográfico Tipos de organización deI espacio geográfico 121

correos. Aquí las categorías más modestas de la regiones de programas» pueden ser consideradas
población rural encuentran lo esencial para sus nece­ como espacios homogéneos todos ellos polarizados
sidades. Pero muchas veces este nivel se lo «salta» el por París, sede del poder central y en donde se locali­
jefe de una gran empresa agrícola, que se traslada zan el 8 2 '5 % de las sedes sociales de las sociedades
directamente a la más cercana gran ciudad, en donde francesas con más de 5 millones de francos anuales
encuentra una mayor variedad de servicios y una cali­ de cifra de negocios. Y a la vez, Francia es un espacio
dad superior. Para el empresario agrícola, las eleccio­ homogéneo con respecto a los demás países de Euro­
nes en las producciones vienen determinadas por pa occidental, de la que forma parte.
unos criterios de rendimiento económico que depen­ No obstante, lo que caracteriza a las relaciones en
den de los precios fijados a nivel nacional o internacio­ el espacio ocupado por una sociedad industrial es que
nal. La capital comarcal y su entorno rural se sitúan en los conjuntos densísimos de relaciones no están
una «comarca», en una de las «pequeñas regiones exclusivamente jerarquizados ni son exclusivamente
agrícolas», regiones homogéneas caracterizadas por convergentes. De hecho, es más importante la fluidez
un paisaje que se individualiza con respecto a los de los flujos y su rapidez que la jerarquía y la simetría
espacios inmediatamente vecinos. Las limitaciones de los sistemas de relaciones que tejen su trama en el
naturales actúan en el escalón del barrio rural a causa espacio. La jerarquía es menos importante que la
de determinada calidad de suelos, de una topografía articulación de los enlaces, ya que sólo es uno de los
que puede influir en la organización del terreno aldea­ elementos que eventualmente favorecen esta articula­
no; también actúan a nivel de la comarca a causa de ción que tiene que llevarse a cabo al mínimo coste,
unos eventuales matices climáticos, del relieve que tanto de tiem po como de dinero.
favorece o perjudica a esta «comarca» con respecto a
sus vecinas. Se observa que la topografía interviene
cada día más vigorosamente en la organización de la
vida local en comparación con los siglos precedentes.
La pendiente es un factor más desfavorable hoy que
hace un siglo en el acondicionamiento del espacio
local y regional, y de ahí la desvalorización de las
regiones de montaña, que ya hemos comentado en un
anterior capítulo.
Una parte de las actividades se organiza conjunta­
mente con la capital provincial, colectividad local bas­
tante gris y apagada, pero marco adm inistrativo extre­
madamente estructurado. Por afinidad psicológica,
estas provincias pueden pertenecer a un conjunto más
vasto (antigua región histórica, como Galicia), o bien
depender ampliamente de una m etrópoli de equilibrio
como Lyon. A escala de Francia, por ejemplo, «las
Conclusión

Cualquier espacio geográfico está organizado.


Esta organización depende de múltiples factores,
algunos de los cuales están vinculados al medio natu­
ral, y otros a las necesidades y a las aspiraciones de
las colectividades humanas. Este espacio diferenciado
y localizable se refleja en el paisaje. Tal como obser­
va Ph. Pinchemel, su análisis puede enfocarse en tres
direcciones, que son complementarias:
— morfológico: requiere el estudio de las formas, su
disposición, su repetición, sim ilitud y originalidad
— estratigráfico: implica la investigación de las diver­
sas etapas del paisaje, que prácticamente es siem­
pre poligénico, tanto en lo referente al medio natu­
ral como a sus aspectos vinculados a la acción
humana
— dinámico: estudia la velocidad de las evoluciones,
los ritmos y los umbrales.
Cualquier proyecto consciente de ordenación del
territorio debe tener en cuenta estos tres aspectos.
124 El espado geográfico

Las acciones de ordenación del espacio geográfico


están orientadas por dos series de preocupaciones:
— las de los medios de vida, con la localización de las
actividades y de los empleos
— las del marco de vida, que tienen un doble conte­ Bibliografía
nido: un contenido sociológico, con la comunidad
que plantea el problema de las relaciones de los
hombres entre sí; y un contenido biológico y esté­
tico, con las relaciones de los hombres y el medio
natural.
En el espacio geográfico, la ordenación del territo­
rio es la impresión de una política económica con sus
consecuencias sociales, pero es más bien una toma de
conciencia, por parte de sus ocupantes, del hecho de
que son los depositarios y los avaladores de un patri­
monio que es conveniente utilizar del mejor modo
posible para las necesidades del momento, al mismo
tiem po que lo ordenan y lo preparan para las necesi­
dades del futuro. Lo que constituye el soporte de
nuestro marco de vida es el conocimiento dirigido
hacia la acción del espacio geográfico.

Boudeville, J. R.( Les espaces économ iques, col. «Que sais-je?», núm. 9 5 0 , PUF,
París.
Claval, P., Régions, nations, grands espaces, Genin, Paris, 1 96 8 .
Dollfus, O., E l a nálisis geográfico. (De próxima publicación dentro de esta
misma colección.)
George, P., L 'actio n hum aine, col. «SUP», PUF, Paris, 1968.
Juillard, E. y Claval, P., Région e t régio n alisatio n , bibliografía crítica.
Labasse, L ’orga n isatio n de l ’espace, Hartmann, Paris, 1 96 6 . [Trad. castellana La
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Rougerie, G., G éographie des paysages, col. «Que sais-je?», núm. 1 .3 6 2 , PUF,
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Sorre, M ., L 'ho m m e su r la Terre. [Trad. castellana E l hom bre en la Tierra, Labor,
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R égionalisation e t développem ent, coloquio del CNRS, Estrasburgo, 1 96 7 .
Ediciones O IK O S -T A U dispone con seguridad de la obra que Ud. necesita... DERECHO El e s p a c io g e o g r á fic o - D o llfu s IN F A N T IL E S
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M a rx , e l D e re c h o y e l E s ta d o - G e o g ra fía d e la p o b la c ió n -G e o r g e La tu m b a e t r u s c a - M a r tin
M ilib a n d G e o g ra fía d e l c o n s u m o -G e o r g e L a s le g io n e s p e r d id a s - M a r t in
A G R IC U L T U R A C IE N C IA S E C O N Ó M IC A S M a n u a l d e p o lític a e c o n ó m ic a - F o rte G e o g ra fía e c o n ó m ic a d e l p e tr ó le o - L o s 4 a s e s y e l a e r o d e s liz a d o r -
Á r b o le s d e ja r d ín - P a fle lla ¿ A d ó n d e v a e l c a p ita lis m o ? -T s u ru O lig o p o lio y p r o g r e s o té c n ic o - S y lo s
D IC C IO N A R IO S O d e ll F r a n ç o is y G e o r g e s
E n e m ig o s a n im a le s d e la s p la n ta s C a p ita lis m o , c r e c im ie n t o e c o n ó m ic o y L a b in i D ic c io n a r io d e m a n a g e m e n t G e o g ra fía r u r a l- C lo u t
c u ltiv a d a s y fo r e s ta le s - B o n n e m a i- y s u b d e s a r r o llo - D o b b P la n ific a c ió n d e l s o c ia lis m o - L ib e r m a n L o s 4 a s e s y e l c u r u c u - F ra n ç o is y
J o h a n n s e n y R o b e r ts o n G e o g ra fía s o c ia l d e l m u n d o - G e o rg e G e o rg e s
so n C o m e r c io in t e r r e g io n a l e in t e r - P o b la c ió n m u n d ia l y r e c u rs o s n a tu -
D ic c io n a rio d e e c o n o m ía - S e ld o n y G e o g ra fía u r b a n a - J o h n s o n L o s 4 a s e s y e l d r a g ó n d e la s n ie v e s -
E n fe r m e d a d e s d e la s h o r t a liz a s - n a c io n a l- O h lin r a le s - D u d le y S t a m p Pennance G e o g ra fía y e c o n o m ía - C h is h o lm F ra n ç o is y G e o rg e s
M e s s ia e n y L a fo n C o m p o r ta m ie n to p o lític o y p o lític a P o lític a e c o n ó m ic a c o n te m p o r á n e a -
D ic c io n a rio d e lo s s a n to s -R o u illa r d G e o g ra fía y e c o n o m ía u r b a n a s e n lo s L o s 4 a s e s y e l fa n ta s m a - F ra n ç o is y
F r u tic u ltu r a - C o u ta n c e a u e c o n ó m ic a - L in d b e c k K ir s c h e n y B e rn a rd
D ic c io n a rio d e P e d a g o g ía - F o u lq u ié p a ís e s s u b d e s a r r o l l a d o s - M il t o n G e o rg e s
L a le c h u g a - G a rc la P a la c io s C ris is y r e c e s io n e s e c o n ó m ic a s - P r in c ip a le s c o r r ie n te s d e la c ie n c ia
D ic c io n a rio d e té r m in o s g e o g r á fic o s - S a n to s L o s 4 a s e s y e l r a lly o llm p ic o - F r a n ç o is
L o s h e r b ic id a s y s u e m p le o - D e t r o u x y F la m a n t y S in g e r e c o n ó m ic a m o d e r n a - S e lig m a n
M onkhouse H á b ita t, e c o n o m ía y s o c ie d a d - F o r d e y G e o rg e s
G o s tfn c h a r C u rs o d e e c o n o m ía p o lltic a - N a p o - P r o d u c c ió n d e m e r c a n c ía s p o r m e d io
M a la s h ie rb a s - G ü e ll H is t o r ia de la s e x p lo r a c io n e s - L o s 4 a s e s y la c o p a d e o r o -F r a n ç o is y
L o s in s e c tic id a s -D a jo z le o n i d e m e r c a n c ía s - S r a ffa
D escham ps G e o rg e s
L o s v iru s d e lo s v e g e ta le s - S o m - D e s ig u a ld a d y p o lític a r e d is t r ib u tiv a - R e n ta n a c io n a l, c o n ta b ilid a d s o c ia l y
D O C U M E N T O S V R E PO R TA JES La a n tr o p o lo g ía -F e rr e r L o s 4 a s e s y la is la d e l R o b in s ó n -
m e re y n s L in d b e c k m o d e lo s e c o n ó m ic o s - S to n e
A b d e l- K r im y la g u e r r a d e l R if - La tie r r a , e l m a r y la a tm ó s fe ra -F r a s e r F r a n ç o is y G e o rg e s
M a la s h ie rb a s ( D ic c io n a r io ) - G ü e ll D ic c io n a r io d e e c o n o m ía - S e ld o n y S c h u m p e te r, c ie n tífic o s o c ia l - H a r r is W o o lm a n Lo s m é to d o s d e la g e o g r a fía - G e o r g e L o s 4 a s e s y la s e r p ie n te d e m a r -
M a te r ia o r g á n ic a d e l s u e lo - K o n o n o v a Pennance S ín te s is d e la e v o lu c ió n d e la c ie n c ia
A u s c h w itz - P o lia k o v Lo s P ir in e o s - V ie r s F r a n ç o is y G e o rg e s
P la g a s d e la s p la n ta s o r n a m e n ta le s - E c o n o m e tr ía y p r o b le m a s e c o n ó - e c o n ó m ic a y s u s m é t o d o s -
El n a z is m o - T h o r n to n M a p a s y d ia g r a m a s - M o n k h o u s e L o s 4 a s e s y la v a c a s a g r a d a - F ra n ç o is
P a pe m ic o s - N ic h o ls o n S c h u m p e te r
El p r im e r d e s c u b r im ie n to d e A m é r ic a - P o b la c ió n m u n d ia l y r e c u rs o s n a tu - y G e o rg e s
P la g u ic id a s : to x ic o lo g la , s in to m a to lo ­ E c o n o m ía p o lí t ic a c o m p a ra d a - S is te m a s e c o n ó m ic o s y p o lí t ic a
Jones ra le s - D u d le y S t a m p L o s L ó p e z y la h e r e n c ia - C o q u a r d y
g ia y t e r a p ia - K lim m e r K ir s c h e n a s ig n a tiv a - L in d b e c k
El R a c is m o - F o n te tte B e n e ja m
R e g u la d o re s d e c r e c im ie n to - A C T A E c o n o m ía r e g io n a l-N o u r s e T e o ría de la p la n ific a c ió n e c o n ó m ic a -
La e s c la v itu d en lo s E E .U U .-S ta m p p G E O L O G ÍA O p e r a c ió n r e lá m p a g o - D e v o s
S ilo s y a r a n e ro s -C o tto n E c o n o m ía y s o c io lo g ía d e la in d u s tr ia - H o rv a t
La in s u rr e c c ió n d e l g h e t t o d e V a r- G e o m o r fo lo g ía - V ie r s S te v e c o n tr a D r. Y e s -D e v o s
V a rie d a d e s a m e ric a n a s d e m a n z a n a - F io re n c e T e o ría d e l c a p ita l- H a r c o u r t
s o v ia -B o r w ic z La e s p e le o lo g ía -T r o m b e
R a v e l d 'E s c la p o n El c a p ita lis m o - P e rr o u x T re c e e c o n o m is t a s e s p a ñ o le s a n te la
L o s n e g r o s e n E s ta d o s U n id o s - F o h le n La fo r m a c ió n d e la s c a v e r n a s -R e n a u lt IN G E N IE R ÍA Y M E C A N IC A
V e g e ta c ió n a c u á t ic a - B e r n a r d i y D ia n i E l c o n tr o l d e g e s tió n - M e y e r e c o n o m 'ia e s p a ñ o la - R o s L a c o n d u c c ió n d e a u to m ó v ile s - R iv e s
M u s s o lin i y e l fa s c is m o - G u ic h o n n e t La s a g u a s s u b te rr á n e a s - T r o m b e
El c o o p e r a tiv is m o - L a s s e r re H o m b r a v e lla La e s té tic a in d u s tr ia l - H u is m a n y
P o lític a v a t ic a n a - B u ll L o s P ir in e o s - V ie r s
A S T R O N O M ÍA Y A S T R O N Á U T IC A E l fu n c io n a m ie n to d e la e c o n o m ía P a trix
C IE N C IA S P O L ÍT IC A S S is m o s y v o lc a n e s -R o th é
In ic ia c ió n a la a s t r o n o m í a - M u ir d e n s o c ia lis ta - B r u s La r e s is te n c ia d e lo s m a te ria le s -
A b d e l- K r im y la g u e rra d e l R if - E L E C T R Ó N IC A
In ic ia c ió n a la a s tro n á u t ic a - S a n c h o E l h a m b r e - C é p é d e y G o u n e lle D e la c h e t
W o o lm a n l a e le c tr ó n ic a c u á n tic a - L a u n is H IS T O R IA
El n u e v o s o c ia lis m o - D o b b
A m é r ic a la tin a d e 1 8 8 0 a n u e s tro s L a te le v is ió n e n c o lo r - G u illie n A b d e l- K r im y la g u e r r a d e l R if -
BE LLAS ARTES El p e n s a m ie n to e c o n ó m ic o e n e l s ig lo L IN G Ü ÍS T IC A
d ía s - C a r m a g n a n i W o o lm a n
El c u b is m o - S é r u lla z X X - N a p o le o n i I n g lé s p a ra e m p r e s a r io s - M u r lin
C a rlo s Q u in to -L a p e y r e ENSAYO A u s c h w itz - P o lia k o v
El s u r r e a lis m o - D u p le s s is El p r o b le m a d e lo s s a la r io s e n El E s p e r a n to -J a n to n
C u b a -L a m o re F.l fe m in is m o ib é ric o -C a p m a n y C a rlo s Q u in to -L a p e y r e
El v e s t id o a n t i g u o y m e d ie v a l - E s p a ñ a -J a n é S o lá L a L in g ü ís tic a - P e r ro t
El c a p ita lis m o - P e rr o u x E n s a y o s -S c h u m p e te r C u b a -L a m o re
B e a u lie u E n s a y o s -S c h u m p e te r L a s le n g u a s r o m á n ic a s - C a p r o u x
El c o m u n is m o y lo s in te le c tu a le s S e is p e n s a d o re s e x is te n c ia lis t a s - El c o m u n is m o y lo s in te le c tu a le s
H is to r ia d e la fo to g r a fla - K e im In tr o d u c c ió n a lo s r e c u rs o s m u n - S in ta x is d e l fr a c é s -G u ir a u d
fr a n c e s e s -C a u te C la c k h a m fr a n c e s e s -C a u te
In tr o d u c c ió n a la m ú s ic a p o p - T o r g u e d ia le s - H u n k e r
El c o n flic to C h in o - S o v ié tic o - S e is t e s t i m o n i o s d e la m e d ic in a El c o n flic to C h in o - S o v ié tic o -
La e g ip to lo g la - S a u n e r o n F is io c r a c ia , S m ith , R ic a rd o , M a r x - L IT E R A T U R A
Lévesque ib é ric a -C id Lévesque
La e s té tic a in d u s tr ia l - H u is m a n y N a p o le o n i L a lite r a t u r a h is p a n o a m e r ic a n a -J o s e t
El F re n te P o p u la r -L e fra n c El F re n te P o p u la r -L e fra n c
P a trix G e o g ra fía d e l c o n s u m o -G e o r g e S o c io lo g ía d e la lite r a tu r a - E s c a rp it
El iz q u ie r d is m o - A r v o n F IL O S O F ÍA El im p e r io r o m a n o - E n g e l
L a s im b o lo g la - B e ig b e d e r G e o g ra fía e c o n ó m ic a d e l p e tr ó le o -
El n a z is m o - T h o r n to n D e s c a rte s y e l r a c io n a lis m o - R o d is El n a z is m o - T h o r n to n
O d e ll M ANAGEMENT
E l n u e v o s o c ia lis m o - D o b b L e w is El p r im e r d e s c u b r im ie n to d e A m é r ic a -
B IO G R A F IA G e o g ra fía y e c o n o m fa - C h is h o lm D ic c io n a r io d e m a n a g e m e n t -
El s in d ic a lis m o e n e l m u n d o -L e fr a n c El e s t r u c tu r a lis m o - P ia g e t Jones
C a rlo s Q u in to -L a p e y r e G e o g ra fía y e c o n o m ía u r b a n a s e n lo s J o h a n s e n y R o b e r s to n
El s o c ia lis m o r e fo rm is ta -L e fr a n c El e x is te n c ia lis m o - F o u lq u ié El r a c is m o - F o n te tt e
C o n fe s io n e s d e u n p u b lic ita r io - O g ilv y p a ís e s s u b d e s a r r o lla d o s - S a n to s E c o n o m ía y s o c io lo g ía d e la in d u s tr ia -
G o b ie r n o y a d m in is tr a c ió n e n la El p e n s a m ie n to c r is tia n o - R o u s s e a u El v e s t id o a n t ig u o y m e d ie v a l -
H o m e n a je a B e rtra n d R u s s e ll - H á b ita t, e c o n o m ía y s o c ie d a d - F o r d e S a rg e n t
U n ió n S o v ié tic a -S c h a p ir o H o m e n a je a B e r t r a n d R u s s e ll - B e a u lie u
S choenm an H a c ia u n a e c o n o m ía m u n d ia l- T in - H a c e rlo b ie n y h a c e r lo s a b e r - R e v illa
In tr o d u c c ió n a la s d ife r e n te s in te r p r e ­ Schoenm an H is to r ia d e la c iru g ía - D A IIa in e s
M a o y la r e v o lu c ió n c h in a - C h 'è n b e rg e n In g lé s p a ra e m p r e s a r io s - M u r lin
ta c io n e s d e l m a r x is m o -F a g e s l a e p is te m o lo g ía - B la n c h é H is to r ia d e la c iv iliz a c ió n e u ro p e a -
S e is t e s t i m o n i o s d e la m e d ic in a H is to r ia e c o n ó m ic c d e E s p a ñ a - M a r tí In tr o d u c c ió n a la e c o n o m ía e m p r e ­
L a a u to r id a d - M a r s a l Ln e s té tic a in d u s tr ia l - H u is m a n y D e lm a s
ib é ric a -C id y B o n a fé sa r ia l- S m a ll
La g u e r r a - B o u th o u l P a trix H is to r ia d e la fo to g r a fí a - K e im
In fla c ió n y r e v o lu c ió n y c o n tr a r r e v o ­ La filo s o fía d e l m a n a g e m e n t- S h e ld o n
La in fo r m a c ió n -T e rr o u La filo s o fía a le m a n a - D u p u y H is to r ia de la s e x p lo r a c io n e s -
B IO L O G IA lu c ió n k e in e s ia n a y m o n e ta ris ta - La h is to r ia d e l m a n a g e m e n t- U r w ic k y
La o p in ió n p ú b lic a -S a u v y 1« filo s o fía y la s té c n ic a s - A u z ia s D escham ps
B io g e o g ra fía -L a c o s te y S a la n o n Johnson B re c h
La p u b lic id a d p o lític a - iz q u ie r d o l a o b je c ió n d e c o n c ie n c ia - C a tte la in H is to r ia d e la s o c io lo g ía - B o u th o u l
B io lo g ía s o c ia l- B o u th o u l I n t r o d u c c ió n a la e c o n o m e tr ía - La in fo r m á tic a - L h e r m it te
L a s in s titu c io n e s p o lític a s d e l Á f r ic a La p r o s p e c tiv a - D e c o u flé H is to r ia d e la s u n iv e r s id a d e s - B a y e n
C ib e rn é tic a y b io lo g ía - G o u d o t y W a lte r s La v id a e c o n ó m ic a d e la e m p re s a -
n e g r a -D e s c h a m p s L a s filo s o fía s d e L u d w ig W it t - H is to r ia d e l d e p o r te - G ille t
P e rro t In tr o d u c c ió n a la e c o n o m ía e m p re ­ Suavet
L o s m o v im ie n t o s c la n d e s tin o s e n g e n s t e in - F e r r a te r y H e n rik H is to r ia d e lo s c o n c ilio s - M e tz
La fe c u n d a c ió n - C a r le s sa r ia l-S m a ll M a n a g e m e n t c ie n tífic o - W in s to n
E u ro p a - M ic h e l M a rx , e l D e r e c h o y e l E s ta d o - C e r ro n i, H is to r ia d e V ie tn a m - M a s s o n
La g e n é tic a d e la s p o b la c io n e s - B in d e r In tr o d u c c ió n a l a n á lis is e c o n ó m ic o - M a n a g e m e n t d e la fu s ió n d e e m -
L o s n e g r o s e n E E .U U .-F o h le n M ilib a n d y P o u la n tz a s H is to r ia e c o n ó m ic a d e E s p a ñ a - M a r tí
La q u ím ic a d e lo s s e re s v iv ie n te s - F le m in g p r e s a s - M a c e y M o n tg o m e r y
L o s s is te m a s e le c to r a le s - C o tte r e t M a r x y la p e d a g o g ía m o d e r n a - y B o n a fé
J a v illie r y L a v o lla y L a a y u d a d e lo s p a ís e s s u b d e s - M a n a g e m e n t: su n a tu ra le z a y s ig n i-
L o s s is te m a s fis c a le s -B e ltr a m e A lig h ie r o La e g ip to lo g ía - S a u n e r o n
La v id a s e x u a l- C h a u c h a r d a rr o lla d o s - L u c h a ire fic a d o - B r e c h
M a rx , el D e re c h o y e l E s ta d o - S n rtre y e l m a r x is m o -C h io d i L a e s c la v itu d -L e n g e llé
L o s o lig o e le m e n t o s - G ó u d o t y B e r ­ La d in á m ic a de la r e v o lu c i ó n M a t e m á t i c a s p a r a la e m p r e s a -
M ilib a n d S w ls p e n s a d o re s e x is te n c ia lis ta s - L a In q u is ic ió n - T e s ta s
tr a n d in d u s tr ia l- T h o m p s o n B a tte rs b y
M u s s o lin i y e l fa s c is m o - G u ic h o n n e t B la c k h a m L a in s u rr e c c ió n d e l g h e t t o d e V a r-
M e c a n is m o s d e c o n tr o l de lo s s e re s La e m p re s a e n la v id a e c o n ó m ic a - M o d e lo s m a te m á tic o s y m a n a g e m e n t
P o lític a v a t ic a n a - B u ll S e is t e s t i m o n i o s d e la m e d ic in a s o v ia - B o r w ic z
v iv ie n te s - B a y lis s R om euf d e l m á rk e tin g - B u z z e ll
P r o u d h o n y M a r x : u n a c o n fr o n ta c ió n - ib é ric a -C id L a p r im e r a g u e r r a m u n d ia l- R e n o u v in
La i n d u s t r ia liz a c ió n e n E s p a ñ a - O r g a n iz a c ió n d e e m p re s a s -
G u rv itc h La s e g u n d a g u e r r a m u n d ia l- M ic h e l
B O T Á N IC A D onges O ’S h au gh ne ssy
T é c n ic a d e l p e r io d is m o - G a illa r d L a s g u e rra s d e r e lig ió n - L iv e t
A lc a lo id e s y p la n ta s a lc a lo id e a s - La in fla c ió n - F la m a n t F ÍS IC A O r g a n iz a c ió n y m a n a g e m e n t- Y o ill
L a s im b o lo g ía - B e ig b e d e r
M o re a u La p u b lic id a d - D e P ía s y V e rd ie r D E M O G R A F ÍA La r e s is te n c ia d e lo s m a te ria le s - P e rs p e c tiv a s e m p re s a r ia le s y b e n e -
L a s in s titu c io n e s p o lític a s d e l Á fric a
Á r b o le s d e ja r d ín - P a ñ e lla L a s d o c tr in a s e c tn ó m ic a s -L a ju g ie L a s m ig r a c io n e s h u m a n a s - D o llo t D e la c h e t fiò io -S h a c k le
n e g r a -D e s c h a m p s
L o s v ir u s d e lo s v e g e ta le s - S o m - La te o r ía d e la p o lític a e c o n ó m ic a m p a r tíc u la s e le m e n ta íe s -K a h a n
m e re y n s
M a la s h ie rb a s - G ü e ll
c u a n t it a tiv a - F o x , S e n g u p ta y T h o r-
becke
L a s p r o b a b ilid a d e s y la v id a - B o re l
L ím ite s d e la v id a h u m a n a - S a u v y
L o s P ir in e o s - V ie r s
Lla te r ía y a n tim a te r ia - D u q u e s n e
La v id a s o v ié tic a - F r o m e n t
L o s in c a s -F a v re
P la n ific a c ió n d e la e m p re s a A rg e n ti
T é c n ic a s d e l M a n a g e m e n t- A r g e n ti
L o s je s u ita s - G u ille r m o u M Á R K E T IN G
P la g a s d e la s p la n ta s o r n a m e n ta le s - La v id a e c o n ó m ic a d e la e m p re s a - P o b la c ió n m u n d ia l y r e c u rs o s n a tu - G E O G R A F ÍA Los m o v im ie n t o s c la n d e s tin o s en A n á lis is d e lo s c a n a le s d e d is tr i-
P ape S uavet r a le s - D u d le y S t a m p R lo g e o g r a fía - L a c o s te E u ro p a - M ic h e l b u c ió n - N e p v e u - N iv e lle
R e g u la d o re s d e c r e c im ie n to - A C T A L o s c o s te s d e l d e s a r r o llo e c o n ó m ic o -
n im n t o lo g ía - V ie r s L o s P ir in e o s - V ie r s El s e r v ic io y la p o s t- v e n ta - N e p v e u -
V e g e ta c ió n a c u á tic a - B e r n a r d i y D ia n i M is h a n DEPO RTE (.(ib a L a m o re M a o y la r e v o lu c ió n C h in a - C h é n N iv e lle
L o s c o s te s s o c ia le s d e la e m p re s a H is to r ia d e l d e p o r te - G ille t D ic c io n a rio d e té r m in o s g e o g r á fic o s - M u s s o lin i y e l fa s c is m o - G u ic h o n n e t El v e n d e d o r s ile n c io s o - P ild itc h
C A R T O G R A F ÍA p r iv a d a - K a p p La c o n d u c c ió n d e a u to m ó v ile s - R iv e s M onkhouse U n a a p r o x im a c ió n h is tó r ic a a la c o n E s p a ñ a v e n d e m a l- iz q u ie r d o
M a p a s y d ia g r a m a s - M o n k h o u s e y L o s P ir in e o s - V ie r s La e s p e le o lo g ía -T r o m b e Ic o n o m í a r e g io n a l-N o u r s e q u is ta d e la A m é r ic a e s p a ñ o la - E s tra te g ia d e l p r o d u c to - U n d e r w o o d
W ilk in s o n L o s s is te m a s fis c a le s - B e ltr a m e T é c n ic a d e lo s d e p o r te s - D a u v e n 11 A n á lis is g e o g r á fic o - D o llfu s M a h n -L o t La c r e a tiv id a d e n la e m p re s a - A z n a r
En su sentido más am plio, el á m b ito del espacio
geográfico es la epiderm is de la Tierra,
es decir, la superficie terrestre y la biosfera.
En una acepción más restrictiva, es el espacio
habitable, allí donde las condiciones naturales
perm iten la organización de la vida en sociedad.
Hasta fecha reciente la oikuméne coincidía
más o m enos con las tierras utilizables
para la agricultura y la ganadería. Pero esta
noción debe ser revisada. El espacio geográfico es
el espacio accesible al hom bre, usado
por la hum anidad para su existencia, Por lo tanto,
incluye los m ares y los aires. Es localizable,
concreto, diríam os «trivial». A unque cada punto
del espacio puede ser localizado, lo que
im porta es su situación con relación a un conjunto
en el cual se inscribe y las relaciones
que m antiene con los diversos m edios de los
que form a parte. El espacio geográfico se form a
y evoluciona partiendo de unos conjuntos
de relaciones, que se establecen en el m arco
concreto de la superficie de la Tierra. El espacio
geográfico se presenta com o el soporte
de unos sistem as de relaciones, determ inándose
unas a pa rtir de los elem entos del m edio físico,
y las otras proce de n tes de la s sociedades
hum anas que ordenan e l espacio en función
de la densidad de poblam iento, de la organización
social y económ ica, del n i vel de las técnicas,
en una palabra, de tod o el tu p id o te jid o histórico
que constituye una civilización.

GEOGRAFIA

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