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Traducido del francés por ESTEBAN RADISZCZ
con la colaboración de DANILO SANHUEZA
GENEVIEVE MOREL

LA LEY DE LA MADRE
Ensayo sobre el sinthome sexual

[ti
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Distribución mundial para lengua española

Prim era edición, FCE Chile, 2012


INTRODUCCIÓN

More!, Genevieve Sofwba que nuestro viejo cura iba a tirarme de los
La ley de la madre. Ensayo sobre el sinthome sexual / Genevieve More) / bucles, lo que había sido el terror, la dura ley de mi
Trad ucido del francés por Es te ban Radi szcz co n la colabo ración de infancia. La caída de Cronos, el descubrimiento de
Danilo Sanhueza Prometeo, el nacimiento de Cristo no habían podido
Chile: FCE, 20 12 librar del peso del cielo a la humanidad hasta enton-
350 p. ; 13,5 x 21 cm (Col ee. Ps icología, Psiqui atría y Psicoa nális is) ces humillada, como lo había hecho el corte de mis
ISBN 978-956-289- 103-5 bucles, que se había llevado consigo para siempre
la aterradora aprensión. En realidad, llegaron otras
penas y otros miedos, pero el eje del mundo había
cambiado de centro. Al dormir volvía a entrar con
facilidad en aquel mundo de la antigua ley, y no me
La presente publicación ha sido financi ada por el Magi ster de Ps icología Clíni ca de
desperlaba hasta que, habiendo intentado escapar
Adu ltos del Departamento de Psico logía de la Facu ltad de Cie ncias Socia les de la
en vano al pobre cura, muerto desde hacía tanlos
Universidad de Ch il e, y co n el apoyo de l Programa Regional de Ayuda a la Pub li-
cació n de la Cooperac ión Regio nal Francesa en América del Sur de pe ndi e nte del
años, sentía que me tiraban con fuerza de los bucles
Minis terio francés de Asuntos Exte ri ores.
por detrds. Y antes de reanudar el suefio, haciéndo-
me bien presente que el cura había muerto y que yo
tenía el cabello corto, ponía sin embargo buen cui-
dado de conslruirme con la almohada, la manta, mi
paiiuelo y la pared un nido protector, anles de regre-
sar al mundo fantd stico en el que a pesar de todo
© Fondo de Cu ltu ra Eco nóm ica vivía el cura, y yo tenía bucles.
Av. Picacho Ajusco 227; Colo nia Bosqu es del Pedregal;
MARCEL PROUST 1
14200 Méx ico, D.F.
© Fondo de Cultura Económica Chil e S.A.
Paseo Bu lnes 152, Santiago, Chil e

Registro de Propi edad Intelectual Nº 221.336 ¡Un mundo bastante ambiguo es el que el narrador de En
ISBN 978-956-289- 103-5 busca del tiempo perdido asp ira a reencontrar en su sueño
intranquilo! Por cierto, el soñan te recuperará ahí sus rizos
de niño, pero como sabe por experiencia propia que puede
Coord inac ión ed itor ial: Fondo de Cu ltura Económ ica Chile S.A.
perderlos, su terror seguirá vivo. Angustia de castración harto
Diseño de portada: Fondo de Cu ltura Económica Ch ile S.A. banal, dirá el h astiado. Pero no, no es banal en modo alguno.
Fotograíía de portada : Medea, por Eugene Delacroix, 1862. Colecció n Musée des Y hay también algo más en este pasaje: Ja nostalgia del goce
Beaux-Arts, Francia perdido para siempre, que se vuelve mítico y que es buscado
Diagramación: Gloria Barrios A. a costa de revivir la horrible aprehensión experimentada por
el corte de los bucles. Trágica compulsión de repetición, por
Se prohíbe la reproducción total o parcia l de esta obra - incluido el d iseño tipográ- lo tanto. Antes de la "dura Ley" del padre, el niño ha vivido en
fico y de portada- , sea cual f1.1 era el med io, electrónico o m ecáni co, s in el co nse nti -
mie nto por escrito de los editores.
1 Proust, M. Esquisse III, A la recherche du temps perdu, I, Paris,
Impreso e n Chile - Printed in Chi le Ga llimard, La Pléiade, 1987, p. 645.

7
8 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 9

un mundo del cual padece una nostalgia dolorosa: el mundo elaborada por Lacan, 5 puede separar al niño de su madre,
de la antigua ley, comparada aquí a con la "humanidad "hasta eventualmente sin la participación del padre, y a veces mejor
entonces humillada", el reino de la madre. Luego de la muerte que él. El eje del mundo se encuentra entonces desplazado,
de esta, Proust escribe en una carta desgarradora. como dice Proust. Así, la teoría del sinthome substituiría o, al
menos, ampliaría la teoría freudiana del Edipo.
Toda nuestra vida no había sido más que un entrena- La ley de la madre -lo mostraré a través de varios ejemplos
miento en el que me enseñaba a no requerir de ella, en clínicos- está hecha de palabras anudadas al placer y al sufri-
vista del día en que me dejaría; y ello desde mi infancia, miento, es decir al goce materno, que se transmiten al niño
cuando rechazaba diez veces venir a decirme buenas desde su edad más temprana y que se imprimen para siempre
noches antes de salir, cuando yo veía al tren llevársela en su inconsciente, modelando fantasías 6 y síntomas. Esta ley
cuando me dejaba en el campo, cuando más tarde, en está constituida de equívocos, como la lengua materna (lale-
Fontainebleau y en aquel mismo verano en el que ella gua, según la expresión de Lacan), que constituyen el lecho
había ido a Saint-Cloud, le llamaba por teléfono a cada de una cierta ambigüedad sexual, bien presente en Proust. El
hora usando cualquier pretexto. Esas ansiedades que sinthome, del cual !alengua es su materia primera, sumerge
terminaban mediante algunas palabras dichas por te-
léfono, o su visita a París, o un beso, con cuanta f-t1erza
(symptóme). Lacan recupera esta grafía para distinguir su noc ión de la
las siento yo ahora que sé que n ada las podrá calmar noción de s íntoma, sin por e ll o divorciar co mpleta mente Jos dos términos.
, 2
mas. A su vez, la vieja escritura francesa le permite formu lar a lgunas homo-
nimias de re leva ncia para sus desa rrollos co nceptuales como, por ejem-
¿Se trata en verdad de un arrastre o más bien de la repeli- plo, Saint Homme (Santo Hombre) o sinthome madaquin (Saint Thomas
ción infinita de una separación frustrada a causa de su impo- d'Aquin). (N. de los T.)
5 El sinthome es lo que a nuda y permite m a ntener reunidos lo rea l (e l
sibilidad? En efecto, conocemos la escena del beso nocturno
goce, es decir la distribución de l place r- e n el cue1-po), lo imag in ario (las
con la inmersión en "el horrible e indefinible sufrimienlo que imágenes, el sentido) y lo s imbó li co (e l leng uaje, la palabra), soste ni endo
poco a poco se volvía inmenso, como la soledad, el si lencio y así Ja rea li dad.
la noche" .3 6
Pese a qu e la tradición de orientación lacaniana acostumbra a
¿Cómo un niflo escapa a esa angustia? Se responderá, traducir el francés fantasme por el español fantasma, nosotros he mos
aunque no sin automatismo, que mediante la asunción del preferido el término fantasía. Sin duda, las tres palabras derivan de la
complejo de castración que permite disolver el complejo de misma raíz latina phantasma, pero los usos de la lengua orientan a con-
siderar e l vocab lo fantasma co mo in dicando la aparición, el espec tro,
Edipo. Pero esta respuesta, clásica y normativa, no es siempre a l ig ua l que e l francés phantóme. Dicho significado se e ncu e ntra co m -
valedera, y claramente no lo es en el caso del joven Marcel. pletamente ausente e n el uso ele los tér minos fantasme y fantasía, los
Afortunadamente, existen otras soluciones. cuales no sólo ex presa n denotac io nes semejantes, sino que asimismo
En este libro me interesa estudiar cómo un niño puede comparten un a connotac ió n erót ica que no se e ncuentra en las pala-
separarse de otro modo de su madre y sustraerse a su ley, bras fantasrna y phanlóme. Las razones esgrimidas por dich a trad ic ión
aquella que lo encadena a veces de por vida y que, en todo con ce rni e ntes a resguardar un a especia l particu laridad del co ncepto en
Lacan, nos pa1-ece n completamente insufi c ie ntes. En ella se pierde la
caso, lo marca decisivam ente. Mi primera hipótesis es que art ic ula c ión co nceptua l e histórica ev idente que, pese a sus dife rencias,
el sinthome, 4 última y sofisticada definición del síntoma vincula el fantasme lacaniano con la phantasie freudiana y co n Ja fantasy
kleiniana . A decir verdad, la tradición parece responder más a cues-
2 Carta a Barres, enero de 1906, citada en J. Tadié, Marcel Proust, tiones hi stó ricas referidas a las pugnas entre lacanianos y kJeinianos
Pai-is, Gallimard, Folio, 1999, p. 95. en Argentina, así como a asp iraciones de h ege monía sobre la obra de
3 Proust, M., l ean Santeuil, Paris, Gallimard, La Pléiade, J 972, p. 205. Lacan por parte de algunas instituciones lacanianas. Para un panorama
4
Se ha decidido conservar la escritura e n francés de esta noción avan - pormenorizado sobre este asunto, véase Sampson, A., La fantasía no
zada por Lacan en su sem inari o sobre Joyce, e n la medida en que no ex iste es un fantasma, Artefacto, Nº 3, 1992, pp. 189-199; Betteo, M., Entre
nin guna escritura en español que le sea comparable. Sinthome correspo n- fantasme y 'fantasma', hay un océano, Opacidades, Nº 2, Bs. Aires, 2002,
de a la manera e n que, en francés a nti guo, se escribía la palabra sí ntoma 93-108. (N. de los T.)
10 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 11

sus raíces en esta "civilización minoico-micénica" donde rei- declaración que yo me preguntaba si yo no sería un
na la ley de la madre, de la cual hablaba Freud a propósito hombre. 9
de la sexualidad enigmática de la niña pequeña (la del niño
varón no lo es menos, según la nueva perspectiva que propon- ¡He ahí, desde la segunda frase, la enunciación de una ley
go) . En efecto, las interpretaciones inciertas que el niño hace de la madre que parece no tener apelación! Y, sin embargo,
de la oscura ley materna llenan de ambigüedad sus síntomas como todo lo que surge del lenguaje, tal enunciación perma-
sexuales primarios, formando la matriz del futuro sinthome. nece equívoca e induce la mayor ambigüedad. Prisionera del
De ahí que el sinthome -esta segunda hipótesis se articula a la discurso materno, Violette debe elegir entre dos posiciones:
anterior- sería una respuesta posible a la ambigüedad sexual, ser la víctima potencial de los hombres que abusan de las mu-
si esta se formula como una pregunta subjetiva en un análisis, jeres (posición asumida por su madre) u otra, más improba-
incluso una solución estable y suficiente cuando, invasora, se ble, que no obstante ella adopta frente a la intensa mirada de
vuelve un problema muy real. Esa es una de las razones de mi su madre: la del torturador masculino. Se trata ciertamente
subtítulo: "Ensayo sobre el sinthome sexual". de una posición, de un juicio o de una elección que se puede
Se trata, en efecto, de saber si es posible (y de qué modo) considerar como forzada, debido a que las dos posiciones po-
salir de esta sujeción, tanto a la ley materna como a la am- sibles están estrictamente enmarcadas por la interpretación
bigüedad sexual que en revancha esta secreta, para alcanzar que el sujeto realiza del deseo materno, y que parece no admi-
lo que se denomina identidad sexual -expresión compleja en tir una tercera vía. Una de las preguntas que se plantean es,
psicoanálisis, sobre la cual volveré más adelante. evidentemente, saber lo que, en una elección forzada como
En un libro anterior, Ambiguedades sexuales, 7 desarrollé la de Violette, por ejemplo, es modificable con posterioridad,
una teoría de la sexuación, es decir, de la manera por la cual eventualmente en un psicoanálisis. Estudié este problema con
se deviene, o no, hombre o mujer, en tres tiempos, tres mo- anterioridad, específicamente a propósito de sujetos llamados
mentos lógicos donde cada uno de ellos tiene su importancia. transexuales que querían cambiar de sexo, pero también en
Al lado de lo que es impuesto, la anatomía por una parte (pri- otros casos en los cuales el sujeto era el objeto de un "empuje-
mer tiempo), y por otra el lugar del niño en el discurso que a-la-mujer".1º Extiendo aquí, entonces, a las otras estructuras
lo ha precedido en el mundo, del cual hace parte también la clínicas -neurosis y perversiones- esta investigación empren-
asignación del sexo en el estado civil (segundo momento), 8 es dida primero respecto de las psicosis.
necesario asignar un lugar esencial a la elección inconsciente Freud alude a esta "elección" del sujeto en 1905, en sus
del sujeto, enraizada en sus modalidades de goce y ligada a Tres ensayos, cuando rehúsa con justicia zanjar la discusión
síntomas (tercer tiempo). en torno a los caracteres innatos o adquiridos de la inversión
Un pasaje de La bastarda, de Violette Leduc, demuestra (querella que volvemos a encontrar en el debate contempo-
la exigencia de dicha elección. Ella habla ahí de su relación ráneo sobre la homosexualidad entre los constructivistas y
devastadora con su madre. los partidarios de la entera determinación biológica; querella
que, incluso y por tristes razones, también se encuentra en
Ella me ofrecía cada mañana un regalo terrible: la el debate político reciente). Es necesario, afirma Freud, que
desconfianza y Ja sospecha. Todos los hombres serían algo en el individuo venga a sostener lo que aparece como ad-
cabrones, todos los hombres no tendrían sentimientos. quirido debido a múltiples influencias accidentales. 11 Por lo
Ella fijaba su mirada con tanta intensidad durante su
9 Leduc, V., La Batarde, Paris, Ga llim ard/L'Imaginaire, 1999, p. 39 .
°CF. More!, G., Ambiguités sexuelles, op. cit., cap . 7; en particular los
1
7 More!, G., Ambiguetes sexuelles. Sexuation etpsychose, Paris, Anthro-
casos de Ven y de Yves, p. 200 sq., además de otros casos clíni cos en los
pos, 2000 (existe una traducción al español: More!, G., Ambiguedades capítu los 8 y 9.
sexuales: sexuación y psicosis, Buenos Aires, Manantial, 2002). 11
Fl-eud, S. (1905), Tres ensayos de teoría sexual, en Obras Comple-
8 Es, en su parte consciente, el objeto de estudio del constructivismo tas (trad. esp. J. L. Etcheverry), Buenos Aires, Amorro1-tu, 1992, vo l. VII,
social y de las teorías de género. pp. 127-128.
12 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 13

tanto, resulta difícil seguir a Michel Foucault cuando afirma las generaciones, en la familia, pero también en el psicoaná-
que el sexo es un elemento ideal, especulativo o imaginario lisis; el síntoma es un saber-hacer con la repetición; constitu-
fijado por el dispositivo de la sexualidad. 12 Desde el punto de ye una respuesta a la nominación equívoca del goce del niño
vista del psicoanálisis, el sexo es más bien el lugar real donde por parte de la madre; funciona como separación; implica la
alguien se debate con opciones de goce y de síntomas que, reinvención de una nueva relación al Otro; es, finalmente, una
contrariamente a lo que es impuesto por los diversos dispo- creación.
sitivos, comportan una parte de decisión y, por lo tanto, de Releyendo ·a Freud, interrogo, en la cuarta parte, la contro-
responsabilidad . Es precisamente este real el que intenté pre- vertida noción de perversión. Su frecuencia clínica es, como
cisar teórica y clínicamente en la continuación de este libro sabemos, atestiguada en el hombre, y dejo para un próximo
recurriendo a la noción de sinthome sexual. libro el estudio detallado del sinthome femenino, iniciado en
En la primera parte se realiza un rápido recorrido por este libro mediante el estudio de algunos casos. Del sinthome
la clínica y la teoría con el fin de dar al lector una primera como creación, Gide y sus tristes Schaudern transformados
aproximación, muy concreta, de los alcances de este libro. en energía dionisíaca ofrecen un ejemplo eminente. Bajo las
Asumo la constatación de que el niño debe necesariamente máscaras tornasoladas del deseo, el escritor muestra la pre-
separarse de su madre para sobrevivir psíquicamente. Pero sencia de un síntoma donde la creación literaria se anuda a
esta sustracción a la "ley de la madre" -que yo explicito- no se la ambigüedad sexual, a la amistad y a la búsqueda de Dios .
realiza siempre bajo el modelo del Edipo freudiano. En cier- Esta última parte finaliza con tres casos de hombres analiza-
tos casos de psicosis, pero también de neurosis, un síntoma dos, con elecciones de objeto diversas -heterosexual, homo-
es el agente de esta separación y se emparenta con lo que La- sexual e indecidable-, que escogí debido a la predominancia
can, reviniendo a los primeros años de su enseñanza sobre de la ambigüedad sexual. Estos casos confirman el interés del
su teoría del Nombre-del-Padre de 1958, llamó el sinthome. concepto de sinthome en la neurosis y en la perversión, para
Además, este síntoma, anudado a un equívoco materno, y a suministrar un punto de apoyo ahí donde la relación al falo,
menudo teñido de ambigüedad sexual, es el vector de una profundamente intrincado en estos casos con Ja voluntad ma-
cuestión vital sobre la posición sexuada del sujeto. Interrogo terna y con su ley, no basta para subsumir, ni el destino clínico
también la pertinencia de la "fantasía fundamental" en rela- del sujeto, ni Ja salida de la cura.
ción al sinthome, a partir del análisis de una mujer. El alcance de mi trabajo es también político. Primero,
De Jo anterior se deduce la necesidad de explorar minu- porque el hecho de interrogar ya no la identidad sino la am-
ciosamente -este es el objetivo de la segunda parte- Ja difí- bigüedad sexual considerada como un fenómeno "normal",
cil teoría del sinthome y su inserción tardía en Ja enseñanza reitera el gesto freudiano de poner en continuidad lo normal
de Lacan. Esta teoría presenta diferencias profundas con la y lo patológico. Por lo demás, el sinthome lacaniano es una
del Edipo freudiano y con la primera teoría de lo simbólico estructura que se sitúa en el cruce de lo universal y de lo sin-
y del Nombre-del-Padre, así como con la segunda etapa de la gular. Por una parte, es universal en la medida en que todo
obra de Lacan, marcada por la insistencia sobre la fantasía ser hablante acusa recepción de su encuentro traumático con
y el objeto a. Se impone entonces un recorrido detallado por el lenguaje, 13 produciendo un síntoma que envuelve su goce
el arte de Joyce, que Lacan formuló como el paradigma del y su sufrimiento. De este síntoma él podrá, con algunos apor-
sinthome. tes suplementarios, hacer su sinthome, de modo que no existe
Surgen de aquí, en la tercera parte, ciertos elementos para sujeto sin sinthome potencial. Por otra parte, el sinthome es
una clínica del sinthome: el niño prolonga el síntoma de sus singular porque su forma es tributaria de la contingencia del
padres, encontrando así una vía alternativa a su identificación trauma sexual y de la historia de cada quien, insertado en el
con estos, de donde resulta un medio de transmisión entre deseo de sus padres.

12Foucau lt, M., La volonté de savoir, Paris, Gall imard/NRF, 1978,


13
p. 205. E l sujeto es "respuesta de lo rea l", dice Lacan.
14 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 15

Con el sinthome, Lacan quería "recubrir" su Nombre-del- universal, pero que ya no tiene ninguna trascendencia ni nin-
Padre, entendido como un significante trascendente y norma- guna connotación religiosa, y que sólo es abordable en el caso
tivo referido a la neurosis que, heredero del Edipo freudiano, a caso, singularmente. Desde ahí, la tesis del sinthome sexual
había situado en su encuentro con el estructuralismo y que se articula a la pregunta crucial de saber si el psicoanálisis
debía orientar durablemente la reflexión abierta por el cam- puede proponer a la reflexión contemporánea, para pensar
po psicoanalítico. Con la difusión de la doctrina lacaniana, la filiación y el sexo, una alternativa seria a la referencia al
el Nombre-del-Padre se volvió una norma para la familia, la Nombre-del-Padre.
diferencia de sexos y la salud menta]: se ha pretendido que
con este único significante, y con la significación fálica que
lo acompaña, sería posible caracterizar definitivamente a Ja
psicosis en su diferencia con la neurosis, distinguir los "ver-
daderos" hombres y las "verdaderas" mujeres, además de,
finalmente, formular cuáles serían las formas psicoanalítica-
mente aceptables de familia y de matrimonio. "Expertos" de
la doctrina psicoanalítica han propuesto sus servicios en este
sentido legislador. Una gran incertidumbre se ha manifesta-
do en el campo del psicoanálisis contemporáneo respecto de
cuestiones de identidad sexual y de homoparentalidad. 14 Este
abanderamiento ha dado lugar a diversos discursos militantes
o ideológicos que, por muy útiles que sean para el debate de-
mocrático, no resuelven el vacío conceptual y clínico que ahí
se pone de manifiesto. Ahora bien, el psicoanálisis tiene los
medios para sostener otro discurso, resultante de su práctica,
la cual está, por la vía de los analizantes en sufrimiento, en
relación directa con los grandes problemas de la actualidad y
abierta sobre Jo que Freud llamaba el Malestar en la Cultura.
De ahí la importancia del giro lacaniano en los años seten-
ta: desde el Nombre-del-Padre hacia el sinthome.
Lacan sustituye entonces a un significante trascenden-
te y universal una estruc tura del ser hablante, ciertamente
14
En un artícu lo que inte nta interpretar el debate contemporáneo
en F ranc ia, Eric Fassin distingue tres "posturas". La primera sería la de
Michel Tort, que cuestionaría "el orden simból ico"; la segunda sería la
de Michel Schneider que anuncia el re ino de las m adres y la pérdida del
padre; la tercera, aquell a de E li sabeth Roudinesco que, di ce él, querría
banal izar el cuestionamiento de l psicoanáli s is por parte de los movimi e n-
tos homosex ua les y presentar a Lacan como un extremista. Para Fassin,
existe una inversión contemporánea de la cuestión homosexual: es ell a
la que cuestiona ahora a l psicoanálisis y ya no más a la inversa. Es tam-
bién la posición de Jean All ouch. Aun cuando sea políticamente exacto,
aquello ¿no debería in citar a los psicoanalistas a repensar de nuevo la
sexualidad, teniendo en cuenta los cambios sociohistóricos de la clínica?
Cf. Fassin, E., Linversion de la question homosexuelle, Revue francais e
de psychanalyse, Homosexualités, Livre LXVII, 1/2003, PUF, pp. 263-284.
CAPÍTULO I
LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR

La ley de la rnaclre es, bien entendido, el hecho de


que la madre es un ser hablante, y ello es suficiente
como para legitimar que yo diga la ley de la madre.
Sin embargo, esta ley es, por así decirlo, una ley in-
controlada.
JACQUES LACAN 1

En Gangs of New York, 2 las bandas rivales de la ciudad se


agrupan y realizan un motín sanguinario contra la policía,
pues rechazan que los pobres sean reclutados para la gue-
rra de Secesión, donde seguramente morirán en un combate
cuyo beneficio sólo irá en provecho de la clase dominante. En
ese instante, Amsterdam, el héroe, busca al "carnicero", Will
Cunning, quién asesinó a su padre, frente a sus ojos, cuando
era niño. El "carnicero" también mutiló gravemente a Am-
sterdam, pero no es eso lo que anima su venganza: "salda las
cuentas de su padre". He aquí un ejemplo de patología de la
ley: desviarse de los problemas de la ciudad, de lo político,
para consagrarse a la ley heredada de su familia, de su linaje
materno o paterno. Es lo que nos muestran las tragedias grie-
gas . Freud habría visto en este repliegue heroico una victoria,
a la escala del individuo, de Thanatos sobre Eros, enfrentados
en su incierto combate donde la civili zación es aquello que
está en juego.
Introduciré en este capítulo un cierto número de funcio-
nes del síntoma que conciernen a la ley y a la separación de
la madre, así como una primera aproximación clínica al nudo

1 Lacan, J., Le seminaire, livre V. Les formations de l'inconscient (1957-


1958), Paris, Le Seuil, 1998, p. 188 (en ade lante, las refe1·encias a este
seminario serán abreviadas SS).
2
Fi lm de Martin Scorcese (Estados Unidos, 2003) con Leonardo di
Caprio y Daniel Day Lewis.

19
20 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 21

de la ambigüedad sexual y del síntoma. Daré, también, una Pero ¿cómo, en su banalidad universal, este hecho puede ser
primera panorámica concreta de la noción de sinthome que concebido como una ley que se recibe o que se impone? Es
será precisado teóricamente en los capítulos siguientes. que, formados sin saberlo por este baño de lenguaje, al mismo
Mi tesis es la siguiente: aun infans,3 estamos confrontados tiempo que nuestra madre nos hablaba (y que nosotros le ha-
al goce de nuestra madre. Para no quedar atrapados, debe- blábamos, desde que teníamos edad para hacerlo), habíamos
mos separarnos de aquello que se nos impone con la fuerza de sumergido las raíces de nuestro deseo en el suyo. Toda nuestra
una ley; de una ley singular y loca que hace de nosotros unos vida portamos, hasta en nuestra manera de hablar, en nuestro
"asujetos". 4 De esta primera sujeción, nuestro inconsciente estilo, la marca de su deseo y los estigmas de su goce. Esas
guardará, para toda nuestra vida, las huellas. Pero separar- huellas pueden, desde entonces y por sí solas, condicionar una
se de "Ja ley de la madre" tiene costos: fabricamos síntomas vida entera e, incluso, comandar el destino. Si tales huellas
separadores que son, de hecho, el envoltorio de la única ley no son relevadas por algún otro principio, ellas constituyen la
universal que reconoce el psicoanálisis, la interdicción del in- suerte de ley singular de la cual quiero hablar aquí. 7
cesto. Si no separarse de su madre constituye, ciertamente,
una patología gravísima de la ley, el síntoma que nos separa
de ella también es una patología de la ley, aunque necesaria LA CAUSA DE UN INFANTICIDIO:
e inevitable. LA CITACIÓN MATERNA EN ACTO
Las patologías de la ley son engendradas por la primera
confrontación del sujeto con la ley. No hablo aquí de las le- Ciertos casos ponen en evidencia la medida en que el recién
yes en un sentido institucional y jurídico, sino que de Ja exis- nacido es un objeto, despreciado, amado, indiferente o, in-
tencia de una ley primordial ligada al lenguaje. Acaso ¿es, cluso, odiado. Lacan le asigna un operador lógico, el objeto
necesariamente, la ley del padre? No, es primero aquella de a. El bebé es al principio un objeto en el deseo de sus padres.
la madre o de su sustituto y será a veces la única. En efec- Del objeto real que fue para ellos, él no sabe nada y ellos tam-
to, estamos sumergidos en el lenguaje mucho anles de venir poco mucho. Pero de aquel saber no sabido subsisten hue-
al mundo. Es por ello que Lacan nos llam aba "hablanseres", 5 llas: el objeto deja marcas en lo inconsciente. Luego, el niño
es decü~ ante todo seres "hablados" por los deseos de aque- construye una fantasía alrededor de la red de interpretaciones
llos que nos engendraron. Sin embargo, también somos seres inconscientes que él teje en torno de este objeto real. El obje-
parlantes y aprendemos a hablar en nuestra lengua malerna. 6 to a de Lacan es una escritura que, según el contexto, puede
designar uno u otro de aquellos objetos, el objeto del deseo de
3 lnfans es la raíz lat in a, tanto para el francés enfánt, como para el
los padres o el objeto causa del deseo en la fantasía del sujeto.
español infánte, donde se indica a aqu el que aún no accede a l hab la . (N.
ele los T.)
Ahora bien, la transformación del objeto real del deseo de los
4
Se traduce el neologismo francés assujet püt- e l neologismo, esta vez padres en objeto de la fantasía del sujeto no puede tener lugar
e n español, asujeto. E l té rmino en francés es avanzado por Lacan pa ra sin una delimitación y una separación previas de este objeto
destacar el origen ali e nante del sujeto que nace assujelli (sometid o, suje- primordial y del cuerpo de la madre (o de su sustituto). A ve-
tado) a l Otro. Del mismo modo, se subraya la relación fundamenta l de l ces, esta primera separación no se realiza y es por un paso al
sujeto a l objeto des ig nado por Lacan por la minúscula a; objeto qu e, lejos acto que el sujetó intenta rec uperar sobre el cuerpo del otro
de ser la producción de un sujeto previam ente constituido, ti e ne a l sujeto
por uno de los efectos de su constituc ió n. (N. de los T.)
este objeto, al cual él equivale en el deseo materno.
5 Lacan, J., Le séminaire, livre XXIII. Le sinthome ( 1975-1976), Paris,

Le Seuil, 2005, p. 56 (en adelante, las referencias a este seminario serán


abreviadas S23). [Lacan utiliza el neologismo parletre qu e, producido por
7 Lacan, J., Le séminaire, livre XVJJ. L'envers de la psychanalyse (J 970-
la conde nsaci ón de los térm in os parler (hablar} y etre (ser}, trad ucimos
aquí como hablanser. (N. de los T.)) 1971), Paris, Le Seuil, 1991, p. 89 (en ade lante, las referencias a este se mi -
6
El "ser" habl ante "sostiene su ser de la palabra" (Lacan, J. ( 1973), nario serán abreviadas Sl 7). Lacan había ya teorizado esta ley primordial
Introduction a 1'édition a llemande eles Écrits, en Autres écrils , Paris, Le a la cual está sometido [assujetti} el niño mediante el concepto de deman-
Seuil, 2001, p. 554). da. Cf. SS, p. 342.

1
22 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 23

El infanticidio ¿no es, acaso, aquello que pone mejor en el padre la reemplazó por aquella linda hermana. A los 12
evidencia el oscuro estatus del "niño-objeto" 8 en el deseo ma- años perdió al único ser que amaba: su madrina. Ella se re-
terno? Encontré a la Señora M. en el hospital psiquiátrico. cuperó mal: "mater dolorosa", la llamaba burlonamente su
Veinte años antes, ella había intentado suicidarse luego de madre. Tenía 14 años cuando su madre la sacó del colegio
haber hecho consumir tóxicos a sus dos gemelas de dos años para instalarla en su propia casa como doméstica, perdiendo
y medio, y a su tercera hija, N., una bebé de seis meses. Las Loda su vida social y quedando a merced de la persecución
cuatro, gravemente intoxicadas, se salvaron por poco. Parti- materna que le impedía tener algún enamorado. A los 17 años
cularmente comprometida, N. debió ser sometida a una larga encontró a su futuro marido. Su matrimonio fue, inmediata-
reanimación. Los psiquiatras que en aquella época examina- mente, un fracaso, se queja. Un mes antes había sido operada
ron a la Sra. M., decidieron no derivar el asunto a la justicia. de una apendicitis, luego de la cual comenzó a engordar: ha-
Se la envió a su casa con un tratamiento psicofarmacológico bía devenido bulímica. Reemplazando a la madre de la Sra.
y un control psiquiátrico, los cuales no impidieron recaídas M y haciendo alianza con el marido de esta para hostigarla, la
delirantes que necesitaron de hospitalización. Un diagnóstico suegra se convirtió en su nueva perseguidora. La Sra. M. los
un tanto precipitado de histeria había sido avanzado enton- odiaba a ambos. Su primer embarazo, gemelai~ fue difícil y
ces, ya que la Sra. M. se quejaba de la impotencia de su mari- estuvo seguido de una depresión severa, mientras que un año
do alcohólico y deseaba el nacimiento de un hijo varón. Ella después daba a luz a N. Entonces, recuerda haber tenido pen-
había, según decía, envenenado a sus hijas después de una samientos vengativos dignos de una Medea: ¡que la pequeña
disputa conyugal para que eslas no vivieran sin protección, muriera para hacer sufrir a su marido! Este nacimiento, que
libradas a un padre tan alcohólico como el suyo. repetía el nacimiento de su hermana menor -dada a luz luego
¿Cómo la Sra. M. había llegado a un gesto tan Lrágico? del nacimiento de dos gemelos, uno de los cuales era ella mis-
Nuestra única entrevista retomaba casi idénticamente los tér- ma-, fue la causa desencadenante del paso al acto: seis meses
minos de la entrevista que, veinte años antes, había sido rea- después sucedía el suicidio-infanticidio. ¿No cumplió en ese
lizada justo después del acto, y de la que pude leer su Lrans- momento, acaso, con sus propias hijas, el anhelo materno que
cripción. La Sra. M. cita varias veces las palabras de su madre había acompañado su propio nacimiento: ellas no deberían
en el momento de su di (ícil nacimiento junto con un hermano haber vivido? ¿No se acomodó, entonces, al nombre antaño
gemelo. Ella adhería completamente a aquellas frases y se te- dado por su madre, mater dolorosa? Es, en efecto, el personaje
nía la impresión de que, de haberlas tenido que escribü~ las que, en lo sucesivo, encarnaba, replegada en su dolor, aquella
habría escrito sin comillas: "no se la esperaba", "no estaba a quien sus vecinos y su familia trataban de envenenadora.
prevista", "no debería haber estado ahí", "no debería haber Como su madre, la pequeña N. parece estar identificada
vivido", había dicho la madre. Esta última frase es equívoca, a las palabras proféticas de su abuela materna: desde el mo-
pues no se sabe si el "no debería haber" es una simple consta- mento en que aprendió a caminar, incluso antes de hablar, se
tación ligada a las circunstancias peligrosas de su nacimiento lanzaba repetitivamente por las escaleras hacia abajo, cayen-
o, más bien, un terrible anhelo de muerte por parte de lama- do -también ella- de su pedestal y repitiendo ciegamente, en
dre. Esta frase selló el destino de la Sra. M. Al menos ella le un nuevo gesto suicida, el deseo mortal que la había tan pre-
dio esta función al interpretar aquella frase en actos durante cozmente alcanzado. Así, la palabra equívoca de una madre
su vida. Es visiblemente esta segunda significación, la de una rebotaba de madre en hija sobre las dos generaciones siguien-
condena a muerte por parte de la madre, la que prevaleció por Les y se realizaba como una maldición mortal. El objeto a,
sobre la primera significación, más factual, de la frase. aquello que el niño es en el deseo del Otro (la Sra. M. para su
Cuando la Sra. M. tenía 3 años, nació una hermanita: "ella madre, luego N. para la Sra. M.), es la significación encarnada
cayó de su pedestal", comentó entonces su madre. En efecto, en lo real por esta frase mortal. El agente del acto es este obje-
to a. Incluso veinte años después, no había ningún sujeto para
8
Cf. Savoirs el Chinique. Revue de psychanalyse, Er-es, Nº l, marzo asumir este paso al acto: la Sra M. no tenía nada más para de-
2002 (dedicada a ''l'enfant objet"). cir sobre él. Ella había quedado como "asujeto": sobrepasada
24 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 25

por un destino que no divisaba, alienada por un delirio de SÍNTOMA Y LEY


persecución, sólo podía citar a su madre, aun y siempre.
Pero su paso al acto era -lo hemos visto- la realización La doctrina analítica pone al Edipo en el centro de la realidad
retroactiva de una palabra ambigua de su madre que, profe- psíquica. Para Freud se trataba de postular el asesinato míti-
rida al momento de su nacimiento, ella citaba siempre, veinte co del padre gozador como principio de la ley. Pero, si segui-
años después del acto, y que tenía fuerza de ley: "no debería mos a Lacan, el Edipo no es más que un encuadre mítico de
haber nacido". Ella había interpretado el equívoco del deseo referencia para instalar los límites de la operación analítica,9
materno en su detrimento y, madre a su turno, perpetuó la a saber, el rol que juegan un cierto número de conceptos:
maldición mortal sobre la generación siguiente. el padre, la madre, Ja división del sujeto, el objeto causa de
deseo , etc. Es cuestión de un punto de vista estructuralista
res pecto de la experiencia y no de una norma moral que los
INSATISFACCIÓN DE LA MADRE, psicoanalistas, transformados en justicieros o en misioneros,
NEUROSIS DE LA HIJA deben reinstalar mediante la cura o en Ja sociedad cuando
juzgan que algo no está conforme.
La evolución de la lectura del Edipo por Lacan indica un
Mi segundo ejemplo, más breve, muestra cómo la neurosis
descentramiento respecto de Freud.
materna tiene, sobre el sujeto, un efecto precoz que puede te-
En efecto, su lectura del Edipo durante los años cincuenta
ner fuerza de ley para el avenir. Lo elegí porque, en este caso,
- que comúnmente es la única conocida por sus detractores
el efecto de destino está ligado al aprendizaje de Ja palabra. Es
más perezosos -es la de una sustitución, llamada "metáfo-
bastante menos dramático que aquel de la Sra. M. y proviene
ra paterna": 10 la subrogación de un significante llamado "el
de una analizante neurótica que me contó cómo su madre le
Deseo de la Madre" por olro significante, el significante del
había enseñado a hablar (es, evidentemente, de esta última "Nombre-del-Padre" (que representa la ley en lo inconsciente
que la paciente había recibido el relato). Su madre, a quien un c:; Lructurado corno un lenguaje). El Deseo de la Madre, el pri-
matrimonio precoz le había impedido seguir estudios litera- mer término de la simbolización por el niño, es producido por
rios y a quien la acogida circunspecta por parte de la familia la ausencia de la madre: de alguna manera, cuando ella va y
de su marido la habían vuelto depresiva, se encerraba todos viene, dejando a su hijo solo por un momento, eJla le significa
los días en la despensa con mi paciente cuando aún era un que desea, en otro lugar, otra cosa que él. Así, Lacan relee de
bebé y, así, aislada del mundo junto a su hija, le nombraba los una manera estructuralista la alternancia de la ausencia y de
alimentos allí guardados uno por uno. La joven mujer atri- la presencia de la madre, escandida por la oposición fonemá-
buía a esta singular entrada en el lenguaje los graves proble- Lica fort-da, puesta en evidencia por Freud en su nieto. 11 La
mas de bulimia que sufrió más tarde, así como la difícil vida
de escritora que había escogido para sí.
Se podría objetar que no se trata allí de aquello que, en 9 "¿Por qu é los psi coa nalistas jamás han formulado que el Edipo sólo

psicoanálisis, se denomina "la ley". De hecho, no son sólo pa- es un mito gracias al cua l insta la n los límites de su operación?". Lacan, J.
labras lo que, de cierta manera, el sujeto bebió con la leche ( 1967-68), L'acle psychanalytique, inédito, sesión del 21febrero 1968 (en
adelante, las referencias a este seminario serán a brev ia das SlS).
materna y que, luego, le alienan produciendo reglas de vida 10
"[L]a metáfora del Nombre-de l-Padre, es decir, la metáfora que
o deviniendo una fantasía alojada en un síntoma apremian- susti tuye este Nombre al lugar primera me nte simbolizado por la ope-
te. En efecto. Pero lo que quisiera sostener aquí es que, jus- ración de la ausencia de la madre .. .". En esta fórmula, Lacan esc ribe el
tamente, no existe, en lo inconsciente, algo universal que se s ignificante del Nombre-del-Padre con gu iones, lo qu e .yo no haré siste-
pueda llamar "la ley"; que sólo ha habido palabras legislativas máticamente en lo que sigue de l texto . Lacan, J. (1958), D'une question
de las cuales algunas se inscribieron para dar forma a un sín- préliminare a tout traiment possible de la psychose, en Écrits, Pa i-is, Le
Seuil, 1966, p. 557.
toma. No obstante, esto exige precisar lo que se entiende por 11
Cf. Freucl, S. (1920), Más allá del principio del placer, en Obras
síntoma y la relación que este último mantiene con la ley. completas, op. cit., vol. XVIII, pp. 14-15.
26 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 27

sustitución reviste al Deseo de la Madre de la significación a l Nombre-del-Padre de 1958 una cierta trascendencia en re-
fálica: "era entonces eso lo que le interesaba fuera de mí". lación a lo inconsciente, en la medida en que Lacan hace de él
El significante del Deseo de la Madre, significante de una el significante que condensa la esencia de la ley en el incons-
ausencia que devendrá una falta , debe ser entonces distingui- ciente y que sería una suerte de "Otro del Otro" 14 - lo que el
do de aquellas palabras maternas con fuerza de ley, las cuales mismo Lacan recusará desde 1960. Esta trascendencia es, sin
dan más bien testimonio de una presencia excesiva, como en e mbargo, interna a lo inconsciente; ella no es el efecto de im-
el caso de la madre infanticida. Estas palabras, huellas me- pregnación sobre el individuo de un orden universal preexis-
morizadas de la omnipotencia de la madre sobre el niño o de lente, "el orden simbólico", que sería él mismo patrocinado
su goce, guardan un estatus real: no son simbolizadas, sino por una suerte de principio divino. Ello se observa en el hecho
más bien citadas por el sujeto. Por lo demás, a veces se trata de que estos significantes, el Nombre-del-Padre y el Deseo de
de interpretaciones del sujeto que no necesariamente reen- la Madre, son singulares en cada caso y sólo se obtienen por
vían a enunciaciones efectivas de su madre (es evidentemente e l desciframiento de lo inconsciente.
inverificable), sino que a un "discurso sin palabra" 12 elocuen- Por otra parte, esta ley del Nombre-del-Padre, considerada
te, en ocasiones sonorizado, advertido en la literatura analíti- mediadora y pacificadora, tiene un reverso patógeno: Lacan
ca, particularmente kleiniana, como el superyó materno. En inventa su fórmula de la metáfora paterna a partir del caso
esta primera parte he escogido más bien ejemplos donde la del pequeño Hans, quien sufre de una fobia a los caballos por-
"ley de la madre" toma el aspecto de palabras citadas por el gue, precisamente, no puede simbolizar el principio que debe
sujeto, ya que se observan mejor las líneas de fuerza , apemás separarlo de su madre. La metáfora paterna, de hecho, sólo es
de ser casos que, en mi opinión, son paradigmáticos de la ley el croquis teórico del síntoma del pequeño Hans , es decir, de
de la madre (la madre infanticida y en el capítulo 2, la Sra. P.) . la respuesta neurótica del niño aproblemado con la interdic-
En numerosos casos, en particular de neurosis, el significante ción del incesto.15 En esta época, Lacan hace del síntoma una
del Deseo de la Madre -a distinguir, entonces, de la ley de la metáfora y describe la fobia de Hans como una metáfora. 16
madre- se mantiene inconsciente y debe ser reencontrado a
partir del desciframiento de un material reprimido, por lo co- precipitadamen te me parece : ¿no h abría q ue co ns iderar acaso la evolu -
mún, profundamente enterrado. c ión de su ensefianza , en Ja q ue desconstruye el Nom bre-del-Padre? (Cf.
El Nombre-del-Padre se presta a veces al contrasentido. Tor t, M., Quelques conséquences de la d ifférence "psychanalytiq ue" des
sexes, Les Temps modernes , Nº 609, jui n-juill et-aoüt 2000, pp . 176-2 15).
Algunos hacen de él un principio trascendente a lo simbólico 14
Lacan, J. (1958), D'u ne ques tio n prélimina ire a tout traitement
que, de cierta manera, descendería del cielo para inscribirse possible de la psychose, op. cit., p . 578; ver tam b ié n citación In fra
en lo inconsciente del sujeto. 13 Ciertamente, no es falso prestar (p. 35): "[N]o hay Otro del Otro" (Lacan , J. (1 962), S ubversion d u suj et e t
clialectique cl u désir clans l'in co nscient freucli en, en Ecrits , op. cit., p. 8 13.
12
Cf. S7, p. 11; y Klein, M . (1933), E l desarro ll o te mprano de la
15
Basta m irar las fech as. La m etáfora patern a fi gura en "De un~
conc ienc ia e n e l niño, en Obras completas (trad . esp. H . Friedenthal, A. cuestión preli m inar ... ", escrito en la Navidad de 1957 y don de retoma
Aberastury y A. Negrotto), Barcelona, Pa iclós, 1990, vo l. 1, p . 253 . el comentario ele Schreber realizado dos años an tes en el Seminario III
13
Así, hac ié ndo lo equ ivaler a l "princ ipio ele la Razón , P ierre Lege n- sobre las psicosis . Alg unos meses antes, Lacan había comentado el caso
clre establece el Nombre-del-Padre como la referencia necesaria, abso lu ta ele! pequefio Ha ns y la metáfora de su fo bia en e l Seminario IV sobre La
y fundadora de l orde n jurídico, otorgá ndo le ele esta ma nera u na cier- relación de objeto (Cf. Lacan, J., Le seminaire, livre IV. La relation d'objet
ta coloració n b.íbli ca . Esta posic ió n no es s in consecuencias políticas y (1 956-1957), Paris, Le Seuil, 1994, p. 379; en ade la nte, las referencias a
sociales, pues conduce a este jurista, que se reclama ele un a "antropo- este seminario serán a breviadas S4) . Es en esta ocasió n, en junio de 1957,
logía dogmática", a exclu ir toda fo r ma ele famili a o ele pareja no trad i- q ue Lacan introdu ce la me táfora patern a luego de ya haber caracterizado
c ional (Cf. Lege ndre , P., Le crime du caporal Lortie. Traté sur le pere , Pa- el sín toma com o una m etáfora, en m ayo de 1957, en "La instancia de la
r is, Champs Flammarion, 2000, p . 149 en particular). Se encuentra la letra".
16
m isma afirmac ión ele la trascendencia del Nombre-del-Padre, aunque "Ya qu e el sínto m a es un a m etáfora , quera mos o no decírnoslo,
esta vez bajo una forma crít ica, en o tros autores qu e, contraria mente a como el deseo es una m eto nimia, a un si el hombre se burla de ello"
Legen dre , se oponen a toda uti li zac ión normativa del concepto . No obs- (Lacan, J. (1957), Lin ta nce de la lettre dans l'inconscient ou la raison
tante, ell os atrib uyen dicho uso del Nombre-del-Padre a Lacan, u n poco clepuis Freud, en Ecrits, op. cit., pp. 5 18 y 528).
28 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 29

Retoma, así, la formulación freudiana según la cual el rasgo Así, el caso que sigue pone en evidencia la dificultad de
que caracteriza la neurosis del niño es la sustitución del padre la psicosis para instalar un síntoma separador de la madre,
por el caballo.17 Es, por lo tanto, falso pensar el Nombre-del- aunque también revela su invención.
Padre como un puro significante de la ley: él es inseparable de
su reverso sintomático y, en consecuencia, patológico. Esta
lectura del caso de Hans por Lacan puede ser considerada EL REHÉN DE SU MADRE
como el paradigma de la neurosis en la cual el síntoma es
el envoltorio del Nombre-del-Padre, mientras que el caso del Con 29 años, Paul me vino a ver porque sufría de ataques de
Presidente Schreber es el paradigma de la psicosis, caracte- pánico y de angustias hipocondríacas: luego de cada relación
rizada por el rechazo (o "forclusión") del Nombre-del-Padre sexual, temía haberse contagiado de sida; con cada herida,
que deja al sujeto abierto a las intervenciones legisladoras pe nsaba tener cáncer. Atribuía la emergencia de sus trastor-
de la palabra materna. Desde un punto de vista estructural, nos a una ruptura amorosa sobrevenida un año antes, pero
neurosis y psicosis se oponen entonces término por término: se trataba más bien de una recrudescencia, pues sus crisis de
Nombre-del-Padre y metáfora paterna para Ja primera, for- pá nico databan de su primera infancia y sus angustias cor-
clusión y metáfora delirante para la segunda. porales no lo habían dejado desde su primera relación sexual
Apuntando siempre más lejos en el sentido de una crítica :t los 19 años. Paul había sido criado en el extranjero, en un
de la función del padre (y, en consecuencia, de la función del pa ís en guerra, hasta que vino a hacer sus estudios en Francia.
Edipo) en la doctrina freudiana, Lacan llegó, hacia el final de Desde los 3 y hasta los 17 años, vivió cotidianamente bajo las
su enseñanza, a un vuelco completo de la perspectiva entre el bo mbas. Cuando tenía 3 años, su tía cayó muerta en el patio
Nombre-del-Padre y el síntoma, que detallaré en la segunda del colegio donde enseñaba y sus primeros recuerdos son sen-
parte: su tesis no es que hay síntomas pese a la "buena" ley del 1i111 ientos de terror ante cada separación de sus padres.
Nombre-del-Padre, sino que el mismísimo Nombre-del-Padre Es, en consecuencia, a Jos horrores de la guerra que Paul
sólo es un síntoma posible entre otros, aquel del neurótico nlribuye sus crisis de pánico: serían sus secuelas. Sin embar-
en la ocasión. 18 El psicoanálisis, inventado por Freud a partir go, y sin que ello signifique de ninguna manera subestimar el
de las mujeres histéricas, descubrió en un comienzo el tipo pavor de la guerra, podemos preguntarnos si acaso esta no le
neurótico del síntoma, fabricado con el Nombre-del-Padre, sl' rvía también de metáfora para nombrar otro terror.
pero no tiene ninguna razón de limitarse a él. En efecto, en Retomemos algunos elementos de su historia. Sus padres
la psicosis que nos enseña particularmente por este hecho, el SL' casaron luego de su retorno de África, adonde ellos habían
sujeto intenta instalar otros tipos de síntomas para separarse l' ini grado. Su matrimonio fue arreglado por las familias y, se-
de la madre. El síntoma puede, incluso, impedirle de devenir l' t'1n Paul, su madre sólo Jo aceptó para escapar del yugo de
"loco" en el sentido de que se activaría su psicosis. En esta ~ tt s padres. Ella jamás amó a su marido. Tuvieron tres hijos,
nueva concepción, el síntoma, aun si el sujeto se queja, de- <lt• los cuales Paul fue el último. El mayor fue "masacrado"
viene un soporte necesario para separarse del goce materno. por el padre, dice Paul. Quería ser atleta, pero el padre lo
La cura psicoanalítica reduce su lado patológico y demasiado lo r:t.6 a seguir estudios de ingeniería, deviniendo alcohólico
apremiante; lo modifica, pero no lo suprime en su función y solitario. El segundo, respetado por el padre, hizo carrera
necesaria de sostén del sujeto -incluso, en el caso en que el su- y 1·c presentó un modelo para Paul. En cuanto a él, su madre
jeto no lo haya logrado antes, la cura busca abrirle la vía para dl'\.: idió protegerlo del padre, a quien ella juzgaba un fracasa-
que invente uno. Lacan bautizó "sinthome", particularmente do . Su leitmotiv, el cual resuena siempre en la cabeza de Paul,
a partir del caso de Joyce, esta nueva función del síntoma. 1•1·:1: "¡No como tu padre!". Sufriendo de terrores nocturnos,
dl' 1liño dormía entre sus padres hasta la edad de 10 años. El
17
Freud, S. (1926), Inhibición, síntoma y angustia, en Obras comple-
p:idre, deprimido, se quedaba acostado todas las tardes frente
tas, op. cit., vol. XX, pp. 98-99. 1 1:1 televisión, mientras que, llegando del colegio, Paul se reu-
18
S23, pp. 19 y 22. 11 fn con su padre en el lecho conyugal donde era regularmente
LA LEY DE LA MADRE Y EL SíNTOMA SEPARADOR 31
30 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY

castigado por una u otra razón. Sin embargo, era tan próximo en el aire como "espíritus". Después de este fenómeno ele-
a su madre que esta lo hizo su confidente. mental inquietante que se reprodujo, sus ataques de pánico
A los 10 años intentó estrangularse en el balcón luego de se intensificaron.
un episodio decisivo que llama "la transformación" . Su pa- Adulto, Paul realizó al pie de la letra los ideales profesio-
dre lo había llevado a comprarse zapatos y no pudo escoger nales de su madre y, aun cuando vive lejos de ella, se siente
aquellos que le agradaban, pues su padre le impuso otros . permanentemente bajo su mirada, además de escuchar su voz
Entonces, resintió una transformación mental: en lo suce- proferir en eco "¡no como tu padre!", cada vez que tiene que
sivo, no podía impedirse adherir a los gustos paternos que, to mar una decisión.
no obstante, le eran ajenos. Llamaba a este fenómeno tener Luego de una interpretación mediante la cual yo le indica-
"ideas autoimpuestas". A su vez, comenzó a sentirse atraído ba que su padre le había aterrorizado tanto como Ja guerra, él
por los jóvenes. Así, según su expresión, estaba "hendido": 1uvo una serie de sueños. En uno de ellos "Está con un actor
de un lado estaba la consigna "¡no como tu padre!" proferida fra ncés cómico, Louis de Funes, uno de sus antiguos ídolos,
por su madre y a la cual él aspiraba con todas sus fuerzas; del pero este tiene un aspecto desagradable y decrépito. A su al-
otro lado estaba la impresión de una intrusión mental de su rededor, otros jóvenes saben tirar con un arma y él no . Ni si-
padre y de la cual él no se podía escapar. Pero, pese a todo, qu iera tiene el derecho ele probar el arma y siente sus zapatos
subsistía un dominio propio: su gusto secreto por "jóvenes pegados a los pies".
venidos de otro lugar", imberbes y de piel morena. El aná- Asocia a Louis de Funes con su padre. Pero también se
lisis mostró que aquel rasgo tenía por origen una atracción puede deducir del sueño que desprecia a su padre, que jamás
fantaseada por la adolescencia de su padre en África, la cual ha c reído en él y que nunca ha esperado nada de él, proba-
no reposaba sobre nada preciso, pues su padre se mostra- hk:rn ente a causa del juicio negativo de su madre. El precio
ba completamente mudo sobre aquel período de su vida. Del de s u rechazo es de estar excluido del mundo de los hombres
episodio de los zapatos-ideas impuestos le quedó asimismo ": 1rrnados" y de ser perseguido por su padre.
la pasión por aquellos objetos que atesoraba en una colec- El siguiente sueño es una doble pesadilla: "Primero, su
ción extraordinaria y que aparecían siempre en sus sueños 111nc.lre está en la cocina y percibe al lado de ella una enorme
como el emblema del deseo. hu ra la que se aproxima hacia él; sin poder evitarlo, Je aplasta
Recuerda una escena de horror a los 13 años que me pa- vi L'S tó mago de donde salen huevos sangrientos. Un olor pes-
rece paradigmática de su posición. Sus padres, indiferentes, 1l k11le se difunde y, sin embargo, su madre no se da cuenta
jamás iban a Jos refugios durante los bombardeos. A su vez, di' 11ada". Asocia esta parte del suef10 al escaso pudor de la
lo único que, según él, temía su madre, era perder un hijo; 111:1d re que a veces "olvidaba" cerrar la puerta del baño. En la
ninguna otra cosa contaba para ella. Paul, aterrorizado por -.1·guncla parte del sueño, masca algo extraño: bolitas de carne
los bombardeos, recuerda haber llevado aquel día a su madre l111111an a que le invaden la boca. Comenta brevemente: "Hasta
al hall sin ventanas del departamento y haberse quedado es- d1 ora, sólo he sido una extensión ele mi madre". Esta doble
trechamente abrazado a ella durante horas, mientras que su ¡ll'sndi ll a muestra el horror ante la proximidad incestuosa.
padre permanecía en la cama. Finalmente, así lo esperaba en El padre de Paul no pudo ser la matriz de un síntoma que
aquella época, su madre Je habría protegido de las bombas 111 ... vpare de la madre, pues su intrusión y su palabra no tuvie-
como de su padre, cubriéndolo con su cuerpo. Su terror asocia 11111 el va lor de una ley separadora. Puede ser que el r echazo
en una misma serie inconsciente la violencia paterna y aque- il1· ~ 11 padre por parte de Paul, esté ahí por algo. De hecho,
lla de la guerra. El pavor de la guerra devino una metáfora del l 1111 il permaneció como el rehén de la ley materna al precio
terror frente al padre. Contra este terror sólo había el escudo, por il1• 1111 horror permanente, lo cual no Je evitó el terror de la
desgracia ineficaz, de la madre y de su "¡no como tu padre!". l11l 111 s ió n paterna. Esta ley reposa sobre palabras escuchadas
Hacia los 16 años, al momento de la partida del hermano il1 • 111 in adre -el famoso "¡no como tu padre!"-, pero también
que le servía de modelo y en una fase de rebelión contra su 11 l 11'v e l conjunto de aquel contexto corporal casi incestuoso

madre, escuchó voces que, durante un examen, murmuraban 1• 11 d t: ua l fue criado, bajo la excusa del temor a la guerra. En
32 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGíAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 33

esto consiste para él la patología de la ley. Retroactivamente, l1omosexualidad, se comprende mejor con el concepto de
habla de la guerra -en función de la cual no pudo hacer una si11thome que con la teoría lacaniana de 1958, y ello a causa del
fobia que le hubiese evitado la psicosis- como de la compa- lu gar diferente que ocupa el padre en relación a la ley. De ahí
ñera de todos los instantes de su infancia, como de una pro- l'I interés respecto del viraje de esta teoría entre 1958 y 1975,
tección contra lo peor, contra otro terror, más familiar, más ni menos si procuramos leerlo como una serie de respuestas
unheimlich. A veces extraña el temor cotidiano de las bombas di í e rentes a un mismo problema: aquel que concierne a la
que le hace falta como un camarada perdido. Sus crisis de necesaria separación de la imposición de la ley materna sobre
pánico reemplazaron la ausencia de la guerra. d niño al momento en que este deviene sujeto del lenguaje.
En un caso así, la dirección de la cura no consiste en hacer E n efecto, como lo hemos visto, la teoría de Ja metáfora
la ley, ni en hacer al padre, para suplir aquello que no logró pa terna de 19 58 supone que el niño haya primero simboliza-
existir. Se trata más bien de ofrecer al sujeto el apoyo de la do el deseo de la madre gracias a la alternancia de su presen-
transferencia (es decir, una otra mirada que Paul ha sustituido l·ia y de su ausencia, además de que el significante del padre
a la de la madre) para extender el espacio que él ha logrado y de su ley le hayan sido presentados en el discurso materno.
resguardar de la invasión parental. Vemos perfilarse el contor- 1~ I neurótico acepta simbólicamente el Nombre-del-Padre al
no en su homosexualidad donde el rasgo dominante es, por su precio de un síntoma que envuelve este significante como en
parte, extraído de aquello que, de manera nostálgica, imagina In í obia del pequeño Hans. La metáfora tiene un efecto de sig-
de la juventud del padre. Esta vecindad entre la homosexua- 11i fi cación correlacionada a la sustitución del deseo de lama-
lidad y su padre fue confirmada por un sueño en el que Paul d re por el Nombre-del-Padre: el falo deviene el equivalente de
tenía una relación sexual con un joven, mientras su padre es- aq uello que la madre deseó más allá del niño. Por el contrario,
taba a su lado. Ya había tenido este sueño varias veces desde d psicótico forcluye el Nombre-del-Padre y el falo, debiendo
su adolescencia. sin estos apoyos simbólicos- construirse un delirio que lo si-
l úe de manera diferente en el deseo de la madre. Lacan eleva,
:ntonces, la solución schreberiana al rango de paradigma, es
LA HOMOSEXUALIDAD COMO SINTHOME decir, una sustitución llamada metáfora delirante: en lugar de
ser el falo que falta a su madre, Schreber será la mujer que
Su homosexualidad favorece lazos sociales en el medio gay fa lta a Dios. 20
y se acompaña de una sublimación artística que Paul quiere Ahora bien, hay condiciones previas a la forclusión psicó-
a todo precio mantener a un lado de los ideales socio-pro- 1ica, de las cuales tres fueron entonces enunciadas. Primero,
fesionales impuestos por su madre. Su homosexualidad po- no se trata de la carencia de padre, como se desprende del
dría entonces tener la función de un síntoma separador de la e mpleo teórico que hacen otros analistas y que representa
madre, menos costoso y más eficaz que el temor a Ja guerra una burla a lo planteado por Lacan; ni tampoco consiste en
reemplazado por las crisis de pánico, podría incluso devenir que, necesariamente, Ja madre idealice al padre: "no es sólo
un sinthome. Es remarcable que, en este caso de psicosis don- de la manera en que la madre se aviene a la persona del padre
de el Nombre-del-Padre se encuentra forcluido, aquel esbozo de lo que convendría ocuparse, sino del caso que hace de su
sintomático se realice, no obstante, apoyándose sobre trazos palabra, digamos el término, de su autoridad, dicho de otra
que provienen imaginariamente del padre. Sin embargo, era manera del lugar que ella reserva al Nombre-del-Padre en la
también el caso de Joyce, aunque en este último el centro promoción de la ley".
de su síntoma no era una orientación sexual, sino "palabras Una segunda condición es "la relación del padre con esta
impuestas" que, habiendo sido precozmente escuchadas en ley", la cual puede por sí misma provocar una exclusión sim-
boca de su padre, formaron la materia prima e inicial de su bólica del significante, particularmente en los casos en los que
sinthome. 19 El rol esencial que, en el caso de Paul, juega la
20 Lacan, J., De une qu estion préliminaire a tout traitement possible
19
Cf. Jn(ra , V - E l joven sin ego, p. 123. de la psychose, op. cit., pp. 566-567, 579 y 581, respectivam e nte.
LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 35
34 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY

Entonces, el padre debe haber hecho de Ja madre la causa


el padre se avoca a encarnar la ley y puede, entonces, por su de su deseo y debe entregar cuidados a los niños; hasta ahí,
impostura, favorecer la forclusión. todo muy tradicional, salvo que calificar extrañamente el de-
En fin, la tercera condición se refiere a la posición del seo y el goce del padre de "perversión paterna" puede abrir
sujeto, quien, "a la manera del célebre grumete de pesca de a la posibilidad, hoy en día de actualidad, de nuevas formas
Prévert, envía a pasear (verwerfen) la ballena de la impostu- inéditas de parentalidad. No debe ser ni Dios, ni completa,
ra, después de haber traspasado, según la ocurrencia de este mente nada, sino que cautelar por la justa medida en mate-
trozo inmortal, su trama de padre a parte". ria de represión, así como una cierta discreción, un "decir a
Esta posición describe aquella de un sujeto que, al no en- medias" respecto de su "perversión". En estas condiciones, él
gañarse respecto de ciertas debilidades paternas o, incluso, de puede garantizar su función de padre, que es la de permitir a
la relación del padre a la ley, rechaza en bloque la impostura, sus hijos el constituirlo como un síntoma.
la palabra y la ley paterna. Incluso si, desde 1958, Lacan había sido cuidadoso en dis-
Hay, entonces, tres condiciones previas a la forclusión (o, tinguir con diligencia el Nombre-del-Padre y la realidad del
tomándolo en sentido inverso, a la aceptación simbólica del padre, estamos lejos de su formulación de entonces: "Para
Nombre-del-Padre) que conciernen a las relaciones respecti- ir al principio de la forclusión (Verwerfung) del Nombre-del-
vas de la madre, del padre y del niño con la ley. Destaquemos, Padre, hay que admitir que el Nombre-del-Padre redobla, en
por otro lado, que el rechazo (o la aceptación) del Nombre- el lugar del Otro, el significante mismo del ternario simbólico,
del-Padre es, en último término, de responsabilidad del niño. en tanto que constituye la ley del significante". 22
La teoría de 1958, por lo demás, no da un estatuto claro a esta En 1975, el Nombre-del-Padre no es más caracterizado
ley de la madre, a menudo retenida por el niño bajo la forma como el significante de la ley en lo simbólico (el Otro). Al
de palabras maternas fatídicas, la cual no es el significante del contrario, la nueva teoría del síntoma presupone que "no hay
Deseo de la Madre, sino más bien una huella de su goce y de Otro del Otro" o que "el Otro no existe", pues este Otro se ca-
su exceso de presencia junto al niño. racteriza por la ausencia de un significante que lo representa-
Contrariamente, en 1975 el acento está más bien puesto ría como un "Uno"; este significante del Otro que no existe, al
sobre el padre como un medio dado al niño para constituir un menos desde 1962, Lacan lo escribe S(Á). 23 Por este hecho, el
síntoma. Para ello no hay ninguna necesidad de que sea ex- padre sólo puede garantizar su función a partir de su enuncia-
cepcional, incluso si, para el niño, representa una excepción ción, la cual debe dejar filtrar algo de su perversión, es decir,
en relación a Ja ley (la lógica de Lacan retoma el esquema de su goce y su deseo. Esta última Lacan también la escribe
freudiano fuera de Ja ley de Ja horda primitiva). Al contrario,
los padres excepcionales, legisladores o educadores, son los
peores ya que engendran "resultados psicóticos": "¡nada peor
que el padre que profiere la ley sobre todo!". Poco importa que (en adelante, las referencias a este sem ina rio serán abrev iadas S21). [Es
el padre tenga síntomas, si es que, al menos, tiene un síntoma relevante hacer notar que, en la cita, Lacan uti li za el término repression, que
que sea una "mujer que él haya adquirido para hacer hijos y corresponde a la palabra represión, pero no en el sentido propiamente psi-
coanalítico del mecanismo de defensa - refoulement, en francés- sino qu e en
que, a ellos, lo quiera o no, les entregue cuidados paternos".
su sentido más banal, referente a l uso de medios punitivos como medidas
Lacan llama "perversión paterna" a esta relación del padre de limitación. Por otra parte, Lacan realiza además un juego de palabras
con la madre de sus hijos. Con realismo juzga que, en efec- que, aprovec hando la proximidad sonora entre lieu (lugar) y Dieu (Dios),
to, "la normalidad no es la virtud paterna por excelencia". El expresa me-Dios [mi-Dieu] en lu gar de medio [milieu]. (N. de los T.))
padre debe intervenir excepcionalmente: "Para mantener en 22
Lacan, J., D'une question préliminaire a tout traitement possible de
la represión [repression}, en el justo me-Dios -si me lo permi- la psychose, op. cit., p. 578. Las cursivas son mías.
23
Lacan, J., Subversion du sujet et dialectique du désir dans
ten-, la versión que le es propia a su perversión, única garan- 21 l'inconsc ient fTeudien, op. cit., pp. 813 y 8 17. Este texto fue escrito en
tía de su función de padre, la cual es la función del síntoma" .
1962 (cf. la "notice" de SS, p. 517), pero Lacan habl a del S(Á) desde 1958:
cf. SS, p. 341.
21 Lacan, J. (1974-1975), RSl, inédito, sesión del 27 de enero de 1975
EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 37
36

"padre-versión" 24 para mostrar que ella es la condición para El cambio de punto de vista de la teoría lacaniana entre
que el niño pueda volverse hacia el padre (su "versión hacia 1958 y 1975, focalizando la estructura sobre el padre como
el padre"), 25 a fin de encontrar en él los medios de un síntoma medio del síntoma más que sobre el padre como significante
que se sostenga. de la ley, hace comprensible lo que, de otra manera, parece-
Lo anterior, empero, no ocurre de la misma forma en Joy- ría incomprensible en el caso de Joyce, de Paul y de otros
ce, respecto del cual Lacan piensa que es psicótico. El escritor numerosos sujetos: el hecho de que sus padres se mantienen
pudo, sin embargo, hacer de su arte un síntoma que le permi- como sus referencias sintomáticas aun cuando haya forclu-
te no devenir loco. Este sinthome no se apoya en el Nombre- sión del Nombre-del-Padre. Estos sujetos psicóticos encon-
del-Padre, sino que sobre la escritura del artista y su nombre traron algo del padre que dejó huellas decisivas. Salimos del
propio que le sirven de ego . No obstante, incluso si el padre de sistema estruc turalista del todo o nada: Nombre-del-Padre
Joyce era "un padre indigno, un padre carente", aun cuando o, por el contrario, forclusión y delirio. Se deduce que la lle-
no le enseñó nada y pese a que, a propósito de él, Lacan hable gada del padre como agente de la castración es traumática,
de "Verwerfung de hecho" - lo que muestra que reporta sobre incluso en los casos de forclusión en los que el niño queda
el padre la forclusión que, en 1958, se encontraba asignada a sometido [assujetti} a "la ley de la madre": ¿no es es ta, acaso,
una decisión inconsciente del niño-, el niño tomó prestado una de las figuras de aquel "Un-Padre" cuya intrusión puede
del padre los elementos de "palabras impuestas" que consli- desencadenar la psicosis? De ahí el trauma debido a aquella
tuyen el sustrato inicial de su síntoma: "Ulises, es el teslimo- inlrusión, de la cual da teslimonio el episodio de los zapatos-
nio de aquello por lo cual Joyce se mantiene enraizado en su ideas .i mpuestos en Paul.
padre al mismo tiempo que lo niega. Es precisamente en ello En la neurosis, como lo deja ver el caso del pequeño Hans,
que radica su síntoma". el padre es lambién un agen le lraumático y la aceptación del
Con la teoría lacaniana de 1958, es lógicamente difícil con- significanle del Nombre-del-Padre no ocurre sin la edifica-
ciliar que el niño "envíe a pasear" el Nombre-del-Padre luego ción de sín lomas e nojosos. La palología de la ley liene, en-
de haber detectado la impostura o la ausencia de mérito de su tonces, dos niveles: aq uel de la sujeción [assujettissemen.t}
padre y que, al mismo tiempo, el primero fabrique un sínlo- a la ley de la madre; y aquel del s íntoma que separa al su-
ma mediante el material lomado del segundo. Es, no obstan- jeto y que recubre la prohibición del incesto. Si el caso de
te, el caso de Joyce y, Jo hemos vislo, también el de Paul por Paul muestra la dificullad para separarse de la madre sin el
medio de su homosexualidad. Podernos leer la huella del aclo Nombre-del-Padre, el caso de Arnó pone en evid enc ia el costo
forclusivo de Paulen su sueño sobre Louis de Funes y, al mis- exlremo que puede tener el sínloma neurólico. En efeclo, a
mo tiempo, también podemos observar el hecho de que, no veces sucede que el Nombre-del-Padre se acompaña de un
obstante, se orientó hacia su padre en el sueño donde aquel sínloma invalidante cuya causa es un superyó severo, lo cual
está presente al momento de una relación homosexual. La consliluye otra forma de palología de la ley; contrariamente
responsabilidad de su madre en la forclusión aparece, asimis- a un prejuicio tenaz, cierlas neurosis pueden ser peores que
mo, en su forma de denigrar sin cesar la autoridad del padre. una psicosis. 26
La "Verwerfung de hecho" del padre puede ser deducida de la
depresión que le mantenía sin cesar en la cama, dejando a su
hijo devenir el rehén de la madre a perpetuidad o mante nién-
dolo cerca de él para prodigarle castigos corporales.

26
24 Se trata de un juego de palabras que se apoya en la homofonía de Sin e mbargo, debo reconocer mi duela diagnóstica en e l caso de
la palabra padre (pere) y la prime ra s íl aba del té rmino perversión (per- Amó: a veces pensé que aque ll a relación ta n feroz co n la ley, bien podía
version). (N. de Jos T.) ser psi có tica. A e llo se agrega la fij eza ele un escena ri o imposible ele que-
25 S23, resp . pp. J 9, 69, 70, 89 . Volveremos sobre este punto Jnfra, VI brantar. Pero, por otro lacio, esa ri g id ez y es ta fijeza pueden expl ica rse po1-
-Las prolongaciones del síntoma, p. 161. la s ing u la ridad extre ma de l trauma (un parricidio).
EL SÍNTOMA , LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 39
38

EL PARRICIDIO INVOLUNTARIO vegetariano por temor de comer el cadáver de su padre, que


habría sido integrado por descuido en la cadena alimenticia.
Arnó tenía 6 años cuando su caña de pescar cayó al agua, lle- Se fascinó por el accidente de una expedición a los Andes, a
vándolo consigo. No sabía nadar y luchó por salir a flote. Su raíz del cual los sobrevivientes debieron comerse a uno de en-
padre se lanzó para salvarlo, pero se hundió inmediatamente, tre ellos para subsistir. Se identificó con Lionel Terray, el úni-
hidrocutado. Un transeúnte logró socorrer al niño a tiempo. co sobreviviente de aquella catástrofe. Inversamente, buscaba
La madre presenció la escena, impotente y llorando. Arnó no signos de sobrevivencia de su padre: se interesó en las mo-
recuerda el episodio que le ha sido relatado, y cuando llegó mias; en el congelamiento de los cuerpos luego de haber visto
a verme no guardaba memoria alguna anterior al accidente. el film Hibernatus, en el cual un muerto congelado resucita.
Sólo recordaba el camión rojo, frío y brillante de los bombe- Quería hacer un pacto con el diablo; imaginaba enviar men-
ros que lo llevaron a su casa después del drama. sajes a su padre con una paloma mensajera, por telegrama,
Comenzó tarde su análisis. Su mujer acababa de dejar- etc. AJ mismo tiempo, devino brutal, hirió a un compafiero
lo, llevándose a los hijos, mientras que en el trabajo lo ha- de clase e intentó abrirse las venas. Su madre había devenido
bían transferido a "un hoyo" luego de una serie de fracasos beala, "civilmente una santa", y él rechazó violentamente la
profesionales debidos a su violencia y a su torpeza con sus religión. Le hizo preguntas sobre la concepción, encontró ri-
superiores jerárquicos. Tenía ganas de suicidarse y, al mismo dículas sus respuestas, dudó en el instante de la paternidad de
tiempo, temor de morir. su padre y fantaseó que, como Jesús, podía tener otro padre
Al comienzo de las entrevistas preliminares, sufrió un ac- distinlo del suyo.
cidente, conduciendo en estado de ebriedad el automóvil de En esta época odiaba igualmente a sus dos padres: a su
la empresa, y fue arrestado en un lugar donde él no debería padre porque, frente a él, había contraído una deuda de vida
haber estado. Arriesgaba graves sanciones disciplinares. Sin que no podría saldar jamás y que toda la familia se la recor-
esperar más, debí interpretarle sus ganas de hacerse castigar daba sin cesar; a su madre, porque lo había abandonado a su
a muerte. Los actos peligrosos se inlerrumpieron y comenza- desamparo al internarlo en el pensionado. Sin embargo, la
ron una serie de pesadillas, como en un flujo. Contaba una en cuidó con devoción cuando ella estaba gravemente enferma
cada sesión. He aquí tres: de cánce1~ Tenía 13 años y, al fallecer su madre, se fue a vivir
con su hermana mayor. Luego de es te período, durante el cual
1. Giraba en torno a su padre muerto que volvía como -como se habrá constatado- había desarrollado una grave
un espectro horrible, bajo la forma de una rata sa- neurosis obsesiva, entró en la pubertad con fanlasías sexuales
liendo del agua, con la boca abierta para atacarlo, que giraban en torno a la amiga de su hermana. Pero una de-
mientras que él sólo tenía su caña de pescar para de- cepción sentimental hizo surgir, junto a fantasías voyeristas y
fenderse; con su cafia llena de sangre él trataba de sádicas bastante clásicas, una ambigüedad sexual coyuntural
matar al espectro. (se maquillaba como mujer (Tente al espejo después de haber
2. Un perro trataba de entrar por el balcón y Amó lu- sido rechazado) que parece haber es tado ligada al duelo de
chaba para impedírselo. El perro se ponía a gritar su madre. En efecto, se sen lía habitado por ella, tenía dolores
como un puerco y Amó escuchaba su propia voz res- de cabeza como ella, hablaba con su voz. Soñó con un hoyo
pondiéndole: "¡no volverás jamás aquí!". femenino que sangraba, lo que a posteriori interpretó en aná-
3. Comía frente al espectro que lo indicaba con el dedo lisis como un: "yo era una yaga". Frente a cada dificultad con
en silencio, etc. sus erecciones, le asaltaban fantasías "feminizantes" que para
él significaban que no era un hombre. En sus fallas sexuales
Después del deceso de su padre, Amó se quedó algún tiem- veía la venganza póstuma de su madre.
po con su madre, pero luego, cuando ella tuvo una depresión, Hizo excelentes estudios, tuvo un hijo que reconoció y, en
fue enviado a un pensionado que le pareció una prisión. En una repetición de la cual sólo tomó conciencia mucho tiempo
aquella época desarrolló diferentes fantasmagorías. Devino después, lo abandonó para buscarlo frenéticamente más tarde,
40 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 41

durante su análisis. Antes del reencuentro, soñó -no sin cier- que, conforme a un supuesto "orden simbólico" (que rápida-
ta satisfacción- con los reproches que su hijo no dejaría de mente deriva en un orden moral), sería objetivable en lo in-
hacerle. Se puede deducir que soñaba con hacer existir a un consciente y, por este hecho, debería ser respetada o, incluso,
padre desfalleciente, lo que le fue remarcado por mí. copiada por el legislador. No obstante, el psicoanálisis muestra
Entretanto, como lo dije, se casó con una mujer en todos que, en lo inconsciente, no existe a priori ninguna instancia
los aspectos semejante a su madre, es decir, violenta y ligada psíquica que de manera coherente nos indique dónde -está el
a la religión. Con ella tuvo dos hijos y más tarde fue dejado bien y donde el mal.2 7 El mito psicoanalítico del Edipo signifi-
por ella, razón por la cual entró a análisis. Esperaba resolver ca que el niño debe separarse del goce de su madre que, en un
sus problemas de impotencia (un sueño de transferencia le comienzo, le impone su ley, y que esta separación es costosa. A
mostraba desnudo frente a mí y yo le ofrecía un calzoncillo partir del principio separador que debe encontrar, que se trate
de hombre) y reglar sus cuentas con la muerte de su padre del padre o de otra cosa, de todas formas él hará un síntoma:
(en otro sueño, yo le decía de manera ambigua: "es la última he ahí "la ley" necesaria, pero generadora de patologías.
vez que nos vemos", y él no sabía si era una condena a muerte Pau] y Amó, ambos se sirvieron de sus padres, que tanto pro-
o un simple receso antes de las vacaciones). En efecto, sus blema les habían dado, para intentar constituirse un síntoma.
problemas sexuales, que en análisis fueron vinculados a una En el primer caso, de psicosis, el terror de la guerra, luego
identificación materna, son menos resistentes que su culpabi- los pánicos, fracasan en constituir una fobia neurótica que,
lidad frente a su padre. Esta vuelve sin cesar a frecuentarlo en corno aquella del pequeño Hans, sería una metáfora del temor
nuevas pesadillas aterrorizantes que recuerdan a aquellas de del padre. Se quedan a medio camino, sufrimientos inútiles
la neurosis traumática. que no adquieren el estatus de un síntoma viable; el sujeto
Arnó sólo encontró dos recuerdos anteriores a sus 6 años, debe, entonces, buscar en otro lugar el síntoma que lo separa-
los cuales portan retroactivamente la marca del trauma: en uno rá de su madre, cosa que no obstante hace a partir de huellas
él se veía partir a peséar con su padre y en el otro iba en auto atribuidas a su padre, en función del cual sostiene su homo-
con sus padres cuando un jabalí los atacó salvajemente. Final- sexualidad.
mente, es como si su padre hubiese sido un héroe sin falla: En el segundo caso, de neurosis, el síntoma del Nombre-
ningún recuerdo, ninguna palabra viene a contradecir eslo. Y, del-Padre es insoportable a causa de la estatura conferida al
sin embargo, ¿no es acaso esta refutación lo que lo aliviaría? De padre por las circunstancias de su muerte, mientras el sujeto
allí el deseo de ser, él mismo, un mal padre para su hijo. queda cercado en un impasse.
En el caso de Arnó, la patología de la ley viene del superyó Estos dos casos aluden a dos extremos de la relación a
que le imputa como un crimen la muerte de su padre, de la la ley. Para Pau] hay una caricia simbólica del padre que el
cual sólo fue la causa accidental, y le reclama su vida a cam- sinth01ne homosexual intenta compensar. Por su parte, para
bio, según la ley del Talión. ¿Por qué tal severidad? Arnó pre- Arnó e] padre sólo es simbólico: padre muerto, puro signifi-
sume que es a causa de su odio edípico previo, pero ninguna cante de Ja ley que, justamente, se revela no ser para nada
huella de ello fue encontrada en la cura ¿No será más bien puro, sino que redoblado por un superyó feroz. En lugar de
-y sería bastante freudiano pensarlo- el amor infantil por su apoyarse sobre el Nombre-del-Padre para fabricar un sín-
padre aquello que alimentó la sed inextinguible de venganza toma, Arnó hace un verdadero estrago. La existencia de un
de este superyó implacable? En efecto, se sabe que el superyó sinthome supondría una reducción de aquel estrago y un va-
proviene, por una parte, de este primer amor al padre transfor- ciamiento del goce que se alimenta por el desmontaje progre-
mado en identificación. Los restos de héroe muerto que luego sivo de la estatua del padre heroico.
revisten al padre de Amó, habrían consolidado las armas del Estos dos ejemplos muestran -en negativo- por qué el
superyó. Al menos Arnó no intenta más matarse por accidente; "buen" padre es, según Lacan, aquel que permite a sus hijos
el análisis restringió al sueño la compulsión de repetición. 27
Algunos psicoanalistas oponen a veces "la Ley" con las le- Freud, S. (l 923), El malestar en la cu ltura, en Obras completas, op.
cit., vol. XXI, p. 120: "Es lícito desautorizar la existencia de una capaci-
yes, haciendo creer en una instancia trascendental de la ley dad originaria, por así decir natural, de diferenciar el bien del mal".
42 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 43

constituirse un síntoma viable: ni héroe, ni modelo de ex- La identidad sexual es, por lo demás, un concepto que nada
cepción, tampoco fantoche aterrador o sujeto inconsistente, tiene de evidente·para el psicoanálisis. ¿De quién sería enton-
sino que aquel del cual la enunciación se situaría en un justo ces la identidad? ¿Del sujeto? Sin embargo, en psicoanálisis el
"medio-decir". sujeto no es ni el individuo, ni la persona, ni el yo, ni tampoco
sustancia alguna. Él es sujeto del goce y, pese a estar represen-
AMBIGÜEDADES SEXUALES tado por un significante para otro significante, dividido, no se
confunde con ninguno de los dos. Si está identificado, clavado
En estos dos casos, la sexualidad presenta una ambigüedad. incluso, jamás se reduce por ello a las etiquetas que recubren
En una obra anterior, Ambigüedades sexuales, ya expli- el vacío que lo constituye. Es por ello que Freud prefirió el
qué por qué partía yo de la ambigüedad y no de la identidad término identificación a la palabra identidad, en la medida
sexual, ni del género, los cuales son, sin embargo, términos en que el primero muestra el carácter secundario, prestado
más corrientes en nuestra época. Estos últimos ya presupo- de otro, y por lo regular, frágil de las llamadas "identidades"
nen, en efecto, la respuesta a una pregunta que, no obstante, con las que se recubre un sujeto. Partir del término identidad
eluden. implicaría sustancializar y autonomizar esta última, como lo
Hablar en términos de género es adherir a las teorías de ha hecho la Gender Theory, sosteniendo el postulado stolle-
género que, por muy variadas que sean, postulan siempre riano concerniente a un "núcleo de identidad de género". 3º
como una evidencia la existencia de la doble dimensión del Aun cuando se lo suponga modificable, intercambiable avo-
sexo anatómico y del alma, el espíritu o el yo, es decir, de luntad, recubierto de ambigüedades en consecuencia forzo-
instancias que el psicoanálisis ha relativizado. 28 Freud, quien samente secundarias, se hablará de este "núcleo" en términos
jamás utilizó la noción de género, afirmaba que lo masculino de una existencia real y manipulable. Pero ¿lo apropiado para
y lo femenino son palabras a las cuales es di(icil dar un conte- el "sujeto supuesto" del psicoanálisis, no es acaso la ambigüe-
nido preciso. 29 En cuanto a Lacan, quien consideraba el géne- dad sexual anudada a equívocos íundadores? Y si el sujeto
ro como una noción puramente gramatical, prefirió la expre- encuentra una identidad ¿no será siempre por algún rodeo
sión sexuación, término tomado de la biología y que guarda secundario e invariablemente sintomático? Esto no le impide
su referencia al sexo, pero del cual hizo, en las antípodas de su poder estar constituida sólidamente e, incluso, precozmente a
uso original, un concepto para abordar lógicamente la clínica. veces. Este último punto concierne, precisamente, a la proble-
Sexuación nombra el proceso complejo (y que no se reduce a mática del presente libro: el sinthome, aquel neologismo de
identificaciones) por medio del cual un sujeto asexuado devie- Lacan, ¿es un nuevo soporte conceptual posible para la iden-
ne (o no) hombre o mujer. tidad, una solución de la ambigüedad sexual que se diferencia
Hablar de identidad sexual es postular que ella existe o de- prohmdamente de la identificación?
bería existir como una entidad de la cual se hace, por un mis- Freud establece el encuadre conceptual de la ambigüedad
mo paso, una norma mental y, luego, una obligación moral. sexual cuando afirma la ausencia de una pulsión femenina
No obstante, encontramos a hombres y mujeres que viven de y la existencia de una sola libido para los dos sexos; asimis-
una manera estable con su ambigüedad sexual, la que asumen mo, cuando sitúa al falo y al complejo de castración en el
y rechazan resolver. centro de la vida sexual, tanto de los niños como de las ni-
ñas. Lacan continúa esta senda con sus célebres aforismos:
"No hay relación sexual" o "La mujer no existe". Subraya la
2 s Cf. Castel, P.-H., La métamorphose impensable. Essai sur le tran.s- misma disimetría asimetría que Freud, postulando que el falo
sexualisme et l'identité personnelle, Paris, Ga llimard, 2003. Particularmen- es la única indicación para los dos sexos en lo inconsciente,
te, encontrarnos aquí indicaciones históricas precisas. indicación que, justamente, no resulta suficiente para definir
29 Freud, S., Tres ensayos de teoría sexual, op. cit., p. 200 (incluida
nota 19). El primer psicoanalista que utilizó este término es el teórico
inglés de la relación de objeto Williarn R. D. Fa irbain, el cual pudo luego 30 Stoller, R. J., Recherches sur /'identité sexuel/e, París, Gallirnard,

influenciar a Stoller. 1978, p. 68.


44 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 45

la sexuación, ya que es única. El falo, incapaz de significar insospechado, hacer un síntoma doblemente separador: de la
en un primer nivel la diferencia sexual, deviene, por este he- ley de la madre y de la intrusión paterna.
cho, el pivote mismo de la ambigüedad sexual. Ello, al menos La ambigüedad sexual de Amó es completamente de otro
para los neuróticos , pues los psicóticos, privados de este re- orden. Ella se gatilla poco tiempo después de la muerte de su
curso fálico, son conducidos a inventar soluciones inéditas madre y proviene, en parte, de una identificación consecutiva
que instruyen al analista sobre las relaciones de la sexuación, a aquel duelo mediante el mecanismo clásico de regresión del
del síntoma y de las identificaciones, las cuales posiblemente amor a la identificación .3 1 La muerte de su madre le dejó en
no habrían pesado por sí solas. De allí el interés por estas herencia una feminización imaginaria, la cual es como una
soluciones, forzosamente originales. Pero la predominancia m áscara sintomática transitoria que él vuelve a vestir cada
clínica del falo, en la neurosis y en la perversión, ¿debe ella vez qu e se encuentra en dificultades con una mujer. Estas
prohibirnos cualquier otro abordaje de la ambigüedad sexual "mascaras del síntoma" 32 son el efecto de demandas pulsiona-
en estas estructuras? ¿Acaso no ganaríamos al inspirarnos les rechazadas y se constituyen, pdmero, en la insatisfacción
con la psicosis para ampliar nuestro campo epistemológico frente a un padre: nos identificarnos con la "cara de palo" de
gracias al sinthome? aquel que expresó el rechazo frente a una demanda que tenía
¿Qué sabemos de la sexuación de Paul y de Amó? el poder de satisfacer y que envolvía un deseo. Más tarde, se
Paul, en el sueño de Louis de Funes, no puede, contraria- vuelven a vestir esas insignias de la decepción cada vez que
mente a los otros muchachos, servirse de un arma de fuego una nueva dificultad pulsional evoca la situación en que, an -
para realizar un disparo, lo que equivale a no "ser uno", es taño, se h abía portado la máscara. Tales ocasiones de decep-
decir, a no estar del lado de los hombres . Pero su homosexua- ción no faltaron en el prolongado cara-a-cara de Amó con
lidad, mediante el recurso fantaseado, incluso incestuoso, al su madre, por ejemplo, cuando la llenaba de preguntas sobre
padre, intenta remediar aquello que siente en aquel sueño (y el sexo y Ja concepción, mientras ella respondía con rigidez
en la realidad) como una falta o un defecto. Bajo esta perspec- en lérminos de religión y de deber. La muerte de la madre
tiva, su homosexualidad se revela también un sinthome que duran le su adolescencia cristalizó y reforzó estas formas fijas
compensa su dificultad con el falo. ¿Cómo se implanta esla? de respuesta cuando Arnó se encontraba frente a una mujer.
Al comienzo hay una intrusión precoz del padre que se encar- Por otra parte, es ta feminización está también en relación
na en los castigos corporales recibidos en la cama conyugal y, con la estatura heroica de su padre. Su muerte trágica se pro-
más tarde, en los zapatos-ideas impuestos: la intrusión es do- dujo en el momento en que niño habría debido formar, apo-
ble, en el cuerpo y en el espíritu; se podría hablar de invasión yándose sobre su padre, su ideal del yo, es decir, la instancia
híbrida, mitad cuerpo y mitad lenguaje. En cierto momento que da al sujeto la armadura de los ideales normativos de su
sobreviene "la transformación"; el sujeto acusa recibo de la sexo. Amó se encontró solo frente a la cuestión de la virilidad,
insoportable invasión mental (me va a matar), pero al mismo teniendo como único recurso a su madre que, desde entonces,
tiempo encuentra un bosquejo de solución que le permite po- elevó un mausoleo al padre. Las ideas religiosas de la madre
nerse al abrigo: se siente atraído por muchachos que portan no hicieron más que alimentar sus obsesiones y precipitar,
un rasgo extraído de la instancia intrusiva (el lado imberbe y en consecuencia, una identificación con las insignias "femi-
"bronceado" de la adolescencia paterna). Es como si la intru- ni zantes" de esta, como vengo de describirlo. Además, sobre
sión pudiese ser, desde un cierto punto de vista, idealizada. el fondo del amor infantil del hijo y del retrato materno del
Durante su análisis, Paul quiso reforzar este acento viajan- hombre santo, la muerte del padre avivó su superyó que, lo
do a África por primera vez. La secuencia de su formación hemos visto, era tan feroz como la estatua del comendador.
del síntoma es, por tanto, la siguiente: intrusión, idealización, Nada filtró aquello que había podido dar a ese padre perfecto
sinthome. Aquello que, al final, lo separa de la sujeción [assu-
jettissement] a la ley de la madre, proviene curiosamente de 31 Fre ud, S. (1921 ), Psicología de las masas y análisi s del yo, en Obras
lo que, al comienzo, no fue aceptado simbólicamente como completas , op. cit., vol. XVII, p. 1OO.
un principio separador; pero el sujeto logra, por un desvío 32 SS, p. 319 sq.
46 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 47

y descarnado la estatura de un hombre deseante. La cubierta En el caso de Arnó, la representación del padre como un hé-
materna quedó, entonces, cuidadosamente atornillada sobre roe podría jugar aquel rol. En relación al caso de la joven mu-
todo lo que Lacan llama la "perversión" paterna y que po- jer escritora a la cual hice una breve alusión al comienzo del
dría haber permitido al hijo edificar un sinthome, es decir, capítulo, se tiene el sentimiento de que, entre el trauma del
no solamente la expresión patológica de la ley, sino también aprendizaje del lenguaje en la despensa con su madre y sus
un saber-hacer con aquel sufrimiento. Arnó hizo de su padre posteriores problemas de bulimia, debe bien existir la men-
muerto un síntoma que es una aflicción, un desastre, un estra- cionada representación intermediaria.
go "en el Nombre-del-Padre" . Pero no adquirió el estatus de Esta cuestión concerniente a la relación entre la ley de la
un sinthome que, en efecto, comportaría un saber-hacer gra- madre, la fantasía y el síntoma, es lo que examinaré ahora
cias al cual el sujeto habría transformado su síntoma desde el mediante un nuevo caso femenino.
principio. Asimismo, la ambigüedad sexual de Amó se man-
tiene como una máscara del síntoma que hace obstáculo a
las relaciones con las mujeres y tampoco devino un sinthome.
Hasta aquí, con la ayuda de ejemplos, desarrollé cómo el
síntoma era el medio a través del cual el niño intentaba, no
sin mal, separarse de la ley de la madre, a la cual se encuen-
tra, en un comienzo, sometido (assujetti). Esto no es siempre
posible: así aparece en la madre infanticida que, no habien-
do construido síntoma, pasaba al acto "citando" las palabras
de su propia madre, a las cuales había quedado fijada desde
siempre. Luego mostré cómo el síntoma que permitía al niño
debilitar la obligación de esta primera ley, sea esto con o sin
el Nombre-del-Padre, devenía fatalmente a su turno una ex-
presión patológica de la ley. En fin, hice la hipótesis según la
cual el sujeto debía ulteriormente transformar aquel síntoma
(u otro puesto en su lugar) en un sinthome para hacerlo so-
portable, lo que supone que se adquiera, con o sin análisis, un
cierto saber-hacer con su sufrimiento.
Una breve comparación con las teorías de Lacan de 1958 y
de 1975 me llevó a darle preferencia a la segunda para descri-
bir la situación en la psicosis. El caso Paul es ejemplar en este
sentido; su sexualidad estaba, también ella, involucrada con
sus ambigüedades en su sinthome. Pero el caso Amó, si bien
se presta para poner particularmente en evidencia un síntoma
"en el Nombre-del-Padre" como una patología neurótica de
la ley, se deja difícilmente describir en términos de sintho-
me. Podemos, en consecuencia, preguntarnos si este concepto
conviene adecuadamente a la neurosis y si, para esta, no se-
ría mejor referirse a la fantasía en su vínculo con el síntoma.
En efecto, Freud consideraba a la fantasía neurótica como un
anillo intermediario entre el trauma infantil y el síntoma. 33
33 Fre ud, S. (1917 [1916-17]), 23ª conferencia. Los caminos de la for-

mación de síntoma, en Obras completas, op. cit., vol. XVI, p. 340.


CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 49

La fantasía es uno de los temas más profundizados por


Lacan, al menos en la parte central de su enseñanza, aquella
CAPÍTULO II de los años sesenta. Es escrita en una fórmula (o materna)
CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL que, aparentemente, elimina toda referencia al desarrollo del
Edipo. Dicha fórmula pone en relación al sujeto dividido con
la causa del deseo -el objeto a-, que Lacan considera como su
¿Que devine cierto día cuando, habiéndome decidi- propia inversión en el psicoanálisis. 2 Así, la fantasía aparece
do a ir a su casa, cediendo a su cordial insistencia, como la expresión extrema de un estructuralismo sofisticado.
me preguntó si tenía mi fórmula? Se había apodera- Además, está en el centro de una nueva teoría institucional,
do de un botón de mi chaqueta, y su cara estaba casi en la medida en que los dos seminarios consecutivos, La lógi-
contra la mía, según su hábito. Espantado, retrocedí ca de la fantasía (1966-1967) y El acto analítico (1967-1968),
primero y simulé no comprender; pero él, quien n.o son contemporáneos de la invención del pase. Habiendo abo-
me soltaba en absoluto: lido ya la diferencia entre análisis personal y análisis didác-
-En fin, retomaba, ¿quisiera usted, de an- tico, Lacan entendía reclutar, gracias a este, a Jos analistas
temano, resumir su futura obra en una sola
de su escuela al final de su análisis. El pase tenía por meta
frase, en un.a palabra qué sería ella? ¿Aquella
descubrir cuál era el deseo singular que permitía al analizan-
palabra, la sabe usted mismo?
- ¡Pardiez! - exclamé impaciente. do aceptar el desafío de una operación, de Ja cual conocía no
- ¡Pues bien! ¿Cuál es? ¡Vamos! ¡Suéltela! obstante el secreto por haberla llevado a su término y que se
- Todo está ahí. Y lo más ridículo es que la saldaba por la destitución del analista (llamada "deser"). 3
conocía, mi fónnula, y que, simplemente Desde 1964, el fin del análisis está definido en referencia
por pudor, vacilaba a librarla a aquel vejete, a la fantasía fundamental. Primero, "el traspaso del plano de
como el secreto puro de mi vida. En fin , n.o la identificación" sólo es posible gracias al deseo del analis-
soportándolo más y temblando por un. verda- ta. Encarnando la causa del deseo del analizando, el analista
dero furo1; articulé con voz clara. permite a este diferenciar sus ideales; luego, "después de la
- Todos debemos representar. localización del sujeto en relación [al objeto] a, la experiencia
ANDRÉ GIDE, Si le grain ne meurl 1 de la fantasía fundamental deviene pulsión" .4 Esta última for-
mulación, tan enigmática, ha motivado el derrame de mucha
tinta. Evoca, en efecto, un "más allá" de Ja identificación en

2 Los maternas son escrituras condensadas destinadas a la trans-

Con su teoría de la fantasía fundamental. Lacan hace de la misión del saber a la manera de fórmu las matemáticas. La fórmu la de
fantasía una cosa muy distinta a una representación que de- la fantasía se escribe $<>a y se lee "S barrada punzón de pequeña a".
termine el síntoma. La fantasía deviene una clave para la vida Laca n a firma su invenció n en (1966-1967) La logique du fantasme, inédi-
del sujeto, quien la descubriría en el análisis y le libraría el to, ses.ión del 16 de noviemb re de 1966 (e n ade la nte, las referenc ias a es te
arcano de su destino. Desde esta óptica, la fantasía aparece seminario será n abrev iadas SJ4).
3 E l "deser'' es el efec to producido, hacia el fin del análisis, sobre el
como aquello que dirige la repetición en la vida, como una ana li sta, por la dest itución de l suj eto supuesto saber que éste ha sosteni-
suerte de ley singular, regularmente patológica. Apoyándome do durante la cura. Cf. Lacan, J. (1967), Proposition du 9 octobre 1967
sobre un nuevo ejemplo, entonces, confrontaré la teoría de la sur le psychanalyste de l'école, en Autres écrits, op. cit., p. 254. [El térm i-
fantasía fundamental a aquella del síntoma como patología no desetre, traducido aquí por deser, const ituye un neologismo en el cual
de la ley. el verbo etre (ser) es anteced id o por el prefijo la tino des, por el que se
de nota una supresión o un apartam iento del ser. (N. de los T.)]
4
Lacan, J., Le séminaire, livre XI. Les quatre coconcepts fondamenlaux
1 Gide, A., Si le grain ne meurt, Journal, 1939-1949, Souvenirs, op. cit., de la psychanalyse (1964), Paris: Le Se uil, 1973, p. 245 (en ade lante, este
p. 542. seminario será referido Sl l) .

48
50 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGíAS DE LA LEY CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 51

un progreso definitivo obtenido por una trasposición al final Entonces, el objeto a deviene el pivote de la separación. En su
de la cura. Algunos vieron allí la esperanza de una liberación acepción lacaniana, la separación es una operación aparejada
"perversa" o "cínica" de la pulsión, incluso la tierra prome- a aquella de la alienación. En esta, el sujeto advierte que no
tida de la famosa libertad sexual de un nuevo sujeto, rena- está jamás totalmente representado por un significante, expe-
ciendo luego del "atravesamiento de la fantasía" -término rimentando en consecuencia una pérdida que, por Jo regular,
parsimoniosamente utilizado por Lacan, pero mancillado por se expresa por su confrontación a una elección forzada, al
sus alumnos. Otros, por el contrario, después de la muerte modo de "la bolsa o la vida", en la cual una de las ramas de la
de Lacan, leyeron allí la necesidad de una renuncia definitiva alternativa (incluso, las dos) es forzosamente perdida. La se-
al goce después de la revelación de un atravesamiento de Ja paración es la operación por m edio de la cual el sujeto intenta
fantasía que sería el inicio de un ascetismo inédito: el nuevo recubrir, en Jos objetos de la pulsión, su parte de ser perdida,
analista debería enteramente dedicarse a la causa analítica, identificándose al objeto a. Derivada del duelo, ella comporta
su pulsión estaría ahí consagrada. El pase sería el momen- la idea fuerte de que sólo es posible separarse de otro, si se
to iniciático de esta transformación. Pero, lo hemos visto en sabe cuál objeto a ha sido para él.
diversos grupos o escuelas lacanianas, un estilo de vida tan La fórmula de la fantasía articula la falta del sujeto a este
austero no se sostiene sin "una orientación" por parte de los objeto que le sirve de tapón, deviniendo la fantasía el único re-
líderes "iluminados". curso subjetivo frente a la imposibilidad de la relación sexual.
En la enseñanza de Lacan, la importancia del concepto de Por lo demás, Lacan no se abstuvo de situar históricamente
fantasía fue correlativa del valor real que tomó el objeto a. En su invención en referencia a Melanie Klein para diferenciar
un comienzo, había sido el objeto imaginario del deseo 5 - y, su objeto a del objeto parcial, así como a Winnicott para de-
por lo tanto, de la falta- en la rivalidad con el pequeño otro, el ducirlo del objeto transicional; asimismo, en su "retorno a
compañero del yo en el estadio del espejo. Lacan tomó como Freud", luchaba por rescatar al psicoanálisis de la "desvia-
ejemplo la escena donde, siendo niño, San Agustín mira a su ción" posfreudiana de la relación de objeto.
hermanito tomando pecho, poseyendo así el objeto a que él La fantasía fundam ental es un término que no existe en
envidia. Luego, el objeto a tuvo sus coordenadas simbólicas Freud, quien más bien habla de fantasías originarias (Urphan-
en relación al gran Otro, el lugar del lenguaje y de la palabra, tasien) en un sentido diferente según el cual se trataría de for-
en tanto el sujeto viene al mundo como el objeto del deseo de maciones universales que constituirían parte del "patrimonio
sus padres que encarnan, precisamente, este Otro. filogenético" de la humanidad. 7 Dotando, a su vez, a la fanta-
A partir del seminario de La ética (1959-1960), el objeto s.ía de un lado ready made recogido de las formaciones colecti-
a encuentra un sustrato real en el concepto freudiano de das vas de la cultura, Lacan la orienta de preferencia hacia la sin-
Ding, "La Cosa". 6 La Cosa se define a partir del primer compa- gularidad de la causa absoluta del deseo que escribe el objeto
ñero del sujeto, "un prójimo" (der Nebenmensch), el "único po- a. Pero la fórmula de la fantasía toma mucho del comentario
der auxiliador" que lleva al sujeto, tanto a su primera satisfac- de "Pegan a un niño", del cual retuvo especialmente que el
ción, como a su primer displacer. El sujeto separa a este otro, soporte de la pulsión en la fantasía es una frase.
la madre, en dos partes. La primera comprende aquello que el En la reseña de La lógica de la fantasía, se puede apreciar
sujeto puede identificar a partir de sus primeras experiencias el lugar esencial tomado por la fantasía, así como por el ob-
(atributos). La segunda parte reúne todo aquello que queda jeto a. La fantasía tiene el lugar de lo real. Ese real es el goce,
inidentificable, pero que "se impone por una ensambladura entendido como el más allá del principio del placer que es
constante, se mantiene reunido como una cosa del mundo". la referencia "óntica" del psicoanálisis. En fin, escribe Lacan:
"La fantasía, para tomar las cosas en el nivel de la interpre-
5 Lacan, J., Le séminaire, livreXX. Encare (1972-1973), París: Le Seuil,
tación, tiene la función del axioma, es decir que, por figurar
1975, p. 91 (en adelante, este seminario será referido S20).
6 Freud, S. (1950 [1895]), Proyecto de psicología, en Obras completas, 7 Freud, S. , 23ª conferencia. Los caminos de la formación de sínto-

op. cit ., vol. I, pp. 376-377. mas, op. cit., p. 338.


52 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 53

de manera constante, se distingue de las leyes de deducción un cierto saber-hacer. En adelante, lo que ocupa el lugar de
variables que, en cada estructura, especifican la reducción de lo real no es más la fantasía, sino el síntoma, "que es la única
los síntomas". 8 cosa.verdaderamente real". 9 Al final de la cura, ya no se trata
Se pudo derivar una doctrina haciendo de la fantasía una de "decaer de su fantasía", 10 ni de separarse del objeto a. De
frase que tendría el eminente lugar de un axioma único en la lo que se trata es de encontrar una "satisfacción que marque
estructura del sujeto, es decir, de un punto fijo o de un centro el fin del análisis", 11 lo cual suena muy diferente. En cuanto a
de gravedad que soportaría el conjunto de esta estructura. Se la fantasía, esta es recobrada, al igual que el objeto a, por lo
trataría de una constante que determinaría la vida del sujeto, imaginario desde donde Lacan había tratado de extraerla: en
una ley singular del deseo que entregaría la clave de su desti- Aún, Lacan indica, en efecto, "la afinidad del a con su envol-
no. Por su unicidad, la fantasía se distinguiría de los síntomas torio" (imaginario) y con el sentido; mientras se refiere a "la
que se deducen de una forma variable y sobredeterminada, tal sospecha" que esto induce respecto de este objeto. 12 De ello
y como Freud lo mostró. resulta la necesidad de diferenciar lo real, fuera del sentido
Esta doctrina, tan fuerte y tan seductora por su simplici- y ligado a los impasses de la formalización, del objeto a, afín
dad, ¿se verifica clínicamente? Sí y no. Sí, en ciertos casos, de con lo imaginario.
los cuales doy más abajo un ejemplo -aunque no pienso que ¿Por qué Lacan operó una mudanza tan espectacular res-
sea universalizable a todos . Y no, cuando se consideran los pecto del valor real del objeto a y de la fantasía? La razón por
excesos de los años noventa, cuando se construyó la creencia lo general evocada es el fracaso del pase en la Escuela Freu-
de que sería suficiente encontrar "la" fórmula de la fantasía diana de París, anunciado "oficialmente" en el Congreso de
de un sujeto para desanudar sus síntomas y terminar su aná- Deauville. 13 Este desengaño político y clínico, lo habría incita-
lisis. Evidentemente, lo anterior demostró ser un impasse, ya do a abandonar una doctrina del fin del análisis que reposaba
que para resolver el síntoma no basta con nombrar su goce. sobre el objeto a y sobre la fantasía. Pese a que este motivo
De hecho, se trataba de un retorno a la insuficiente teoría del práctico parece completamente plausible, podemos no obs-
síntoma como metáfora que se desmontaría sin resto por una tante preguntarnos si no había también otras razones, más
interpretación. Sobre todo, el fin de cada análisis se encon- teóricas, para este cambio de rumbo.
traría subordinado a una teoría avanzada con anterioridad, De hecho, la doctrina lacaniana de la fantasía fundamen-
en contradicción expresa con las advertencias de Freud en tal se apoya sobre el artículo "Pegan a un niño", y toma par-
cuanto a mantener el necesario lugar al no-saber del analista ticularmente en cuenta la insistencia de Freud respecto de la
frente a un nuevo caso. El resultado de estas simplificaciones segunda fase de la fantasía femenina, reprimida, jamás reme-
abusivas fue sensible en la reducción de la clínica a viñetas morada por el sujeto y reconstruida en el análisis: "Soy pe-
estereotipadas y, como reacción a este estilo insípido, en el gada por el padre". A propósito de esta frase, Freud escribía:
rechazo a toda clínica por parte de otros analistas, lo que es
teóricamente insostenible. Los seres humanos que llevan en su interior esa fan-
tasía muestran una particular susceptibilidad e irrita-
bilidad hacia personas a quienes pueden insertar en la
LA CAÍDA DE LA FANTASÍA
9
Lacan, J. (1976-1977), L'insu que saie de l'une-bévue s'aile a mourre,
Sin embargo, mientras Lacan estaba vivo, después de que la inédito, sesiones del 16 de noviembre de 1976 y del 15 de marzo de 1977
fantasía y el objeto a hubieren tomado un valor tan eminente, (en ade lante, este sem inario será 1-eferido S24).
10
estos sufrieron una suerte de devaluación. En efecto, a partir Lacan , J. (1967), Proposition du 9 octobre 1967 sur le psychanalys-
te de l'éco le, op. cit., p . 252.
de 1976, Lacan no definió más el fin de la cura en relación a la 11
Lacan, J. (1976), Preface a l'édition anglaise du Séminaire XI, en
fantasía, sino que por la identificación al síntoma que supone Autres écrils , op. cit., p. 572.
12
S20, p. 85.
8 Lacan, J. (1967), La logique du fantasme . Compte rendu du séminai- 13
Cf. Roudinesco, E., La Bataille des cent ans. Histoire de la psycha-
re 1966-1967, en Autres écrits, op. cit., pp. 326-327. nalyse en France, Paris, Le Seuil, 1986, vol. II, p. 641.
CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 55
54 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY

serie paterna; es fácil que se hagan afrentar por ellas y inconsciente que, desde entonces, nos sentiremos obligados
así realicen la situación fantaseada, la de ser azotados a producir cuando el análisis sea llevado a su término, no es
por el padre, produciéndola en su propio perjuicio y acaso un efecto del sujeto supuesto saber? ¿No se está allí al
para su sufrimiento. 14 límite de la sugestión en el análisis?
Pienso, entonces, que volviéndose siempre de preferencia
Así, Freud subraya un paso a lo real de la vida, bajo la for- hacia un real antinómico al sentido, a la fantasía sospechosa
ma de un síntoma doloroso, de la fase reprimida masoquista de ser imaginaria e, incluso, a lo simbólico de las "construc-
de la fantasía: hay perfectamente ahí una anticipación de la ciones en análisis", Lacan fue conducido a elaborar de nuevo
fantasía fundamental lacaniana que se inscribe como una ley su teoría del síntoma, como la comencé a describir más arri-
en lo real y que da la clave del destino del sujeto. Pero si Freud ba. A la fantasía fundamental se sustituye, en consecuencia,
llama fantasía a esta formación compleja que él reconstru- la concepción del síntoma, bautizado sinthome luego del se-
ye laboriosamente, es a causa de su vínculo con un ensueño minario RSI (1974-1975), el cual tiene la ventaja teórica y
[fantaisie }, es decir, con una representación consciente enun- clínica de reunir en una perspectiva común la neurosis, la
ciada por el sujeto, "Pegan a un niño" . De esta forma, la es- psicosis y la perversión (mientras la fantasía dificilmente
tructura es la siguiente: existe, antes del análisis, un ensueño conviene a la psicosis). Ahora bien, la teoría del sinthome tie-
consciente sádico , ciertamente imaginario, pero que conduce ne su f-tiente, como lo hemos visto, en el mismo problema que
a un contenido inconsciente real, es decir, a la posición contra- acosaba a Lacan desde los años cincuenta, cuando hablaba
ria, masoquista, del sujeto, la cual libra la clave de su goce y del Deseo de la Madre y de la metáfora paterna: el efecto del
de su síntoma. lenguaje sobre lo viviente, desde donde nace el sujeto. Todo
¿Se puede universalizar esta situación? Si la fantasía fun- comienza del efecto impuesto y parasitario del lenguaje que
damental lacaniana es una construcción del análisis en rela- subrayó a propósito de Joyce, donde el sinthome resulta de
ción a un real de partida que es el goce-sufrimiento del sínto- la transformación compleja de "palabras impuestas". 15 Por
ma, construcción que luego es reducida a una frase con valor lo tanto, hay una insistencia de la pregunta por el efecto del
axiomático, entonces de ningún modo es necesario su vínculo lenguaj e sobre el sujeto y, a la vez, un cambio de perspec-
con una ensoñación [fantaisie ) o sueño diurno por medio del tiva para responderla, el cual va de la metáfora paterna al
cual se la indica. En efecto, existen numerosos casos en los sinthome, pasando por la fantasía fundamental. Para mostrar
que el desciframiento del síntoma no implica para nada un la importancia de estos asuntos , me apoyaré sobre un caso de
ensueño inicial al modo de "Pegan a un niño" . Pero, en tales neurosis que, justamente, escogí porque se presta muy bien
casos, ¿por qué continuar llamando fantasía a lo que, final- para una descripción mediante la teoría de la fantasía funda-
mente, sólo es el producto analítico del desciframiento del mental. Y que, sin embargo, se le puede describir igualmente
síntoma? En efecto, llamarlo fantasía tiene por inconveniente bien a través de la teoría del síntoma como patología de la
acentuar de una manera indebida una causalidad y una es- ley, desarrollada en el primer capítulo, o incluso por medio
tructura imaginarias que, desde entonces, se va a buscar en de la teoría del sinthome.
representaciones eventualmente marginales del descifrado. Y,
15
por lo demás, ¿por qué buscar una frase única que condense S23, p. 95 . Este efecto parasitario e intrusivo del le nguaje en el ser
humano fue prese ntado ya e n 1958, aun cuando e n ese ento nces Lacan
el mencionado desciframiento? ¿No es, quizás, artificial en acentuara de preferencia el aspecto del "orden" clasificatorio y mediador
los casos donde no hay, ya en el comienzo, una frase que sos- de lo s imbólico, anudado por el Nombre-del-Padre y el falo, como
tenga un ensueño masturbatorio como en "Pegan a un niño"? debi endo co rregir estos efectos devastadores. "El falocentrismo, escribía
¿El creer, al comienzo de la cura, en la existencia de una frase Lacan en 1958, producido por esta dialéctica es todo lo que tenemos
que retener aquí. Está, bie n entendido, enteramente condicionado por la
intrusión del significante en el psiquismo del hombre, y es estrictamente
14 Freud, S. (19 19), Pegan a un niño. Contribución al conocimiento de imposible de deducir de nin guna armonía preestablecida del mencionado
la génesis de las perversiones sexuales, en Obras completas, op . cit., vol. psiquismo con la naturaleza qu e él expresa" (Lacan, J. , D'une question
XVII, p. 192; las cursivas son mías. préliminaire ... , op. cit., p. 555; las cursivas son mías).
56 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 57

UN EJEMPLO DE FANTASÍA FUNDAMENTAL: La Sra P comenzó un análisis luego de la muerte de su


LA "MENSAJERA DE MUERTE" hermano mayor. Se sentía responsable de su deceso, pues él
la había llamado una mañana para describirle dolores cardia-
El caso de la Sra. P puede ser puesto en una serie y, al mismo cos respecto de los cuales ella lo había tranquilizado. Sin em-
tiempo, en oposición con aquel otro caso, expuesto en el pri- bargo, esa tarde su hermano moría de un infarto, dejándola
mer capítulo, de la madre infanticida que citaba sin cesar las presa de una intensa culpabilidad. Es interesante notar que,
palabras de su madre al momento de su nacimiento: "No de- más tarde, ella me rehízo un relato muy diferente del evento:
bería haber vivido". Ambos pueden parecer muy próximos a en esta segunda versión eran los colegas de oficina de su her-
causa de los elementos simbólicos que se impusieron a los su- mano, y no ella, quienes habían minimizado la gravedad de
jetos desde el inicio de sus existencias, las palabras oraculares los trastornos. Esto tendería a probar que ella se carga fanta-
de sus madres, "la ley de la madre". No obstante, se encuen.- seadamente de la muerte de los otros. Es necesario decir que
tran a una distancia infinita en razón del alcance que estas tuvo la desgracia de pertenecer a una familia cuyos miembros
dos mujeres dieron, en sus vidas, a aquellas palabras impues- morían a un ritmo espeluznante: en ocho años, ella perdió a
tas, aunque puede ser que tal diferencia tenga relación con cinco de sus cercanos.
que la estructura clínica 16 implicada no haya sido la misma La Sra. P venía de una modesta familia de granjeros. Al
en cada caso. Se encuentra aquí la oposición realizada por La- momento de su nacimiento prematuro, le fue propuesto a su
can entre citación y enigma: 17 el enigma es una enunciación madre pon erla en incubadora, pero esta prefirió conservar al
bajo la forma del decir a medias que debe ser transformada bebé cerca de ella y pronunció aquellas palabras fatídicas que
en un enunciado, mientras que la citación es un enunciado fueron frecuentemente repetidas a la Sra. P: "Veremos maña-
que completa el enigma de la enunciación por la referencia a na si está aun con vida".
un nombre de autor. En efecto, la madre infanticida citaba a La pusieron, media muerta, en una caja de zapatos relle-
su madre al modo de un autor cuyas palabras no abrían nin- na de algodón: "No se sabía si yo iba hacia la vida o hacia la
gún enigma, mientras que la Sra P. transformó las palabras muerte", dice ell a . Luego de ocho años de análisis, la Sra. P se
maternas en un enigma y, luego, en una pregunta que le era da cuenta de que ella se fijó al ambiguo punto del deseo ma-
necesario responder en el análisis. terno oculto en esta frase , que le fue tantas veces repetida por
Toda la vida de la Sra. P se organiza en torno a una fan- su madre. La ambigüedad reside en el rechazo de la madre
tasía fundamental, deducible de su análisis comenzado hace de dejarla entre las manos de los médicos para cuidarla ella
ocho años: ella sería la detentara de un poder de vida y de misma: ¿inconsciencia debida a un exceso de amor materno
muerte sobre sus semejantes. La Sra. P es anestesista: su tra- o, por el contrario, deseo de muerte? -se pregunta siempre la
bajo consiste en adormecer y despertar a los enfermos antes y Sra. P. Después de los decesos en la familia, ella escrutaba a
después de operaciones muy pesadas, comportando un riesgo su madre, persuadida de que esta "gozaba en duelo".
vital importante. Obsesionada por la muerte de los otros, ella En esta familia donde se necesitaban brazos, se prefería
no cesó de hacerse durante el análisis la siguiente pregunta: a los muchachos. No obstante, la Sra. P era la primera hija,
¿no sería mejor ayudar a ciertas personas a morir antes que luego de dos hijos: "Las niñas contaban menos"; "me dije que
a vivir? Particularmente a las personas de edad operadas por como era una niña, no había sido deseada por mi madre".
enfermedades invalidantes: "Haríamos mejor si los dejásemos Además, su nacimiento prematuro fue atribuido a la presen-
morir en paz". Ella milita contra el encarnizamiento terapéu- cia en el útero de un gemelo muerto, conservado hasta el fin
tico en nuestras sociedades, el cual es, según ella, una prolon- del embarazo de la madre. La idea de tener un doble masculi-
gación indebida del sufrimiento. no muerto es, como se lo verá, crucial para la Sra. P.
De las circunstancias de su nacimiento ella dedujo que na-
16
Llamo "estructura clínica" a la tripartición clásica: neurosis, psico-
ció con dos "menos": ser una niña (no un niño) y estar enfer-
sis, perversión . ma (no en buena salud). La asunción de estos dos "menos"
17
Sl 7, pp. 39-40. articulados como un defecto fálico, firma su neurosis: para
58 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY
CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 59

sus padres ella valía menos que un niño con buena salud. Des- ambivalencia se condensó en sus pacientes de edad, a los
de su infancia, ella lleva, en consecuencia, "la guerra de los cuales ella deseaba ahorrarles los disgustos de la vejez, ace-
sexos" bajo un modo histérico y vengador. lerándoles el fin (lo que, felizmente, se mantuvo enteramente
Entre los 3 y los 4 años, la Sra P dormía en la pieza de en el plano de la fantasía). Se dio cuenta, entonces, de la am-
sus padres. En consecuencia, deduce ella, estaba presente al bigüedad de esta manera de querer el bien para los otros que
momento de la concepción de su hermana. Al nacimiento de ella llamaba "la ayuda a Ja muerte" y, al fin, tomó un poco de
esta, el padre amenazó con ir a colgarse, lo cual confortó a la distancia esta fantasía tan insistente.
Sra. P en su interpretación negativa del deseo de sus padres Su madre murió en la época de su aniversario y, aquel día,
respecto a las hijas. Esta hermana devino, por lo demás, una me ofreció una joya. Como le hice remarcar que me ofrecía
alcohólica desgraciada. un regalo en su cumpleaños, me respondió que habría queri-
Poco después del nacimiento de su hermana, su madre do recibir uno de su madre, pero que era en lo sucesivo im-
cayó gravemente enferma. Entonces, alejaron a la Sra. P, lle- posible. Mostraba así lo que se jugaba en la transferencia: el
vándola durante tres meses a la casa de una tía donde, en la objeto precioso que habría querido ser en el deseo de sus pa-
angustia, esperó cada día el anuncio del deceso de su madre. dres, sobre todo de su madre. Su padre era un alcohólico, un
Sin embargo, esta se restableció, pero la Sra. P comenzó a "calentón" siempre presto para bromas licenciosas y al cual
tener pesadillas repetitivas que duraron hasta la edad de 11 la madre reprochaba sus infidelidades. Pero esta madre, apa-
años: "Sostengo la mano de mi madre, paseamos. De repente, rentemente víctima, era de hecho el jefe de la familia: "Mi
una falla se abre en la tierra y caigo. Entonces, yo suelto su padre aplicaba la represión (répression ] materna", comentaba
mano". la Sra. P. Desde su infancia, ella había tomado partido por su
La perdida de Ja madre está inextricablemente articulada madre contra su padre y prestaba una escucha complaciente
a su propia pérdida. Como se podía esperar,' Ja muerte de su a las quejas de su madre, quien aconsejaba a sus hijas jamás
madre fue una suerte de "punto de capitón" 18 en el análisis casarse, tampoco tener niños y tener más bien gatos o perros.
de la Sra. P: el material se organizó, con posterioridad (apres- La elección de su marido obedeció siempre a la misma
coup ], en torno a este punto de separación donde se anudaban fantasía. Cuando lo conoció, le hacía la vida dura, buscaba
su propia pérdida, aquella de su madre y aquella, real o fanta- "castrarlo" y, conforme a los principios maternos, rechazaba
seada, de todos los otros (cercanos, pacientes, etc.). La ocasión todo compromiso con él. Un día, deprimido por un fracaso
fue un diálogo con su hermana en torno al ataúd de su madre. en su carrera, él hizo una tentativa grave de suicidio. Para sal-
La hermana dice: "¡Y pensar que ella me portó nueve meses!". varlo era necesario intentar una intervención arriesgada que
La Sra. P pensó in petto: "Pero a mí ella sólo me portó siete podía dar como resultado una invalidez de por vida. Se pidió
meses". la opinión a la Sra. P, quien comenzó por rechazar la opera-
Entonces, dimensionó la ambivalencia de la relación con ción, lo que significaba una muerte cierta. Luego, aceptó que
su madre, por una parte compuesta de un resentimiento pro- se intentara. El hombre se salvó y sólo entonces ella aceptó
fundo a causa de circunstancias de su nacimiento y, por la desposarlo y tener un hijo con él. Ya habíamos encontrado en
otra, involucrando un amor apasionado que había susci la- la Sra. P la fantasía de ser aquella que decide sobre la vida o la
do muy Lemprano, al momento de la enfermedad de su ma- muerte, tanto de sus pacientes como de sus cercanos (como,
dre, su vocación médica, en la intención de cuidarla. Esta pensaba ella, su madre lo había hecho con ella en su naci-
miento). La muerte de su hermano era un ejemplo. Relata una
18 En su inte nto de deconstrucción del recorte vertical saussuriano
anécdota análoga con el bebé de su hermana: en esas situa-
del s ign ifi cado y el s ignifican te, Lacan introdu ce "el punto ele cap itón" ciones, ella dice "ser Ja mensajera de muerte", pues su fanta-
para designar los puntos e n los que e l significante y e l s ignifi cado se sía porta no solamente sobre su poder de vida y de muerte,
reúnen. E l ejemp lo introdu ctorio, tomado de Athalie de Racine, era una sino que también sobre un saber particular, la predicción de
"presentificación" del Nombre-del-Padre en e l texto, como punto ele cap i- la muerte del otro. Ella escogió por marido a un doble mascu-
tón (Lacan, J., Le séminaire, livre 111. Les psychoses (1955-1956), Paris, Le
lino casi muerto, evocando a su gemelo fallecido; un hombre
Seuil, 198 1, p. 293; en adelante, este sem inari o será refe1-iclo S3).
60 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 61

resucitado gracias a ella, pero que la amenaza constantemente no es falso hablar de un atravesamiento de la fantasía. Luego
con recomenzar a suicidarse. El vínculo de su fantasía mortí- de este viraje de la cura, la Sra. P hizo sueños donde se inver-
fera y de su sexualidad se encontró verificado por la presencia tían los significantes de la vida y de la muerte. En uno de ellos,
de sueños precisos de goce al momento de la muerte de sus ella está conmigo y discutirnos sobre un viaje al campo (antes,
dos hermanos, sueños que la choquearon y la culpabilizaron. en tales sueños, se trataba siempre de la muerte). En otro sue-
Su condición de goce es verdaderamente el "hombre muerto" ño consecutivo a su visita de un amigo viudo, ella sueña con
o el "amante castrado". 19 su propia familia y ellos están muy vivos (con anterioridad,
Gracias a su análisis, la fantasía fundamental de la Sra. P ella habría tenido la tendencia a soñar con los muertos de
es, entonces, descifrable. Si se quisiera parodiar a Freud y su familia). Ella misma nota con alivio esta inversión. En su
encontrar "la frase" de esta fantasía, se la podría enunciar así: trabajo no tiene las mismas obsesiones mortíferas; a su vez,
"Matan a un niño". Pero si el objeto central es el suj eto, en- no se dedica más a anticipar constantemente la muerte de
tonces el agente sería aquí la madre. Esta fantasía está cons- sus amigos o de su familia, ni tampoco ofrece sus servicios
truida a partir de un equívoco del deseo materno interpretado de llorona. La "mensajera de la muerte" no pertenece más a
corno un derecho de vida y de muerte sobre sus hijos, repor- este mundo.
tada como una suerte de oráculo: "No se sabe si ella pasará Volvamos a nuestra discusión precedente respecto del
la noche". Esta frase tiene fuerza de ley para la Sra. P, quien reemplazo eíectuado por Lacan del concepto de fantasía fun-
la realiza sin cesar en su oficio, al punto de que se podría casi damental por aquel de síntoma. Ciertamente, el concepto de
decir que su vida ha sido el acting out permanente de esta íantasía fundamental es claramente aprop iado para la clínica
fantasía, en el sentido, ciertamente límite, en que Lacan habló del caso de la Sra. P. Sin embargo, no existe frase inicial ni
de acting out a propósito de los comportamientos repetitivos final de la fantasía, menos aún una representación consciente
fuera de análisis por parte de Dora o de la joven homosexual. masturbatoria a l modo de "Pegan a un niño". Pero existen
La Sra. P exh ibe, en efecto, la causa de su deseo, el hombre bien, en el caso de la Sra. P, fantasías que son, para retomar
muerto, cotidianamente, en su vida profesional y privada, en la expresión de Freucl, como "anillos inlermeclios" entre el
una suerte de guión macabro. trauma de su nacimiento y su goce sexual. Podríamos formu-
No obstante, su fantasía fundamental se descifró a partir larlas: "Matan a un niño" o "Un hombre es muerto". Además,
de los comportamientos sintomáticos en los cuales la primera la fantasía funclamenlal de la Sra. P está casi directamente
se encarnó, sin que la Sra. P ni yo hubiésemos pronunciado adherida a la frase ele su madre en su nacimiento, lo que hace
una frase corno "Matan a un niño". Además, su fantasía -cuyo a su caso, al menos a l comienzo de su vida, próximo de aquel
agente parece materno- no tiene la misma estruct ura que la de "la madre infanticida". No obstante, la diferencia esenc ial
fantasía freudiana de incesto con el padre. ¿No será, entonces, entre los dos casos reside en la existencia de una mediación
forzado querer hacerla entrar a todo precio en el encuadre de fálica en el caso de la Sra. P (los dos "I\1enos" articulados a
esta teoría? En revancha, lo importante es la interpretación la castración), de la cual podemos medir la importancia en
por parte del sujeto de la frase materna del inicio, la "ley de Función de la distancia entre los destinos de una y otra pa-
la madre", la cual da la articulación entre su deseo y aquel ciente. A fin de cuentas, como ya lo dije, lo importante es la
de la madre. La Sra. P tuvo que volver a este punto equívoco inlerpretación fálica de las palabras de su madre por parte de
del deseo materno para separarse, en el momento del análisis la Sra. P; es a esta interpretación que se le puede llamar su
cuando ella entrevió la diferencia entre lo que ell a era para íantasía hrndamenlal y que se inscribe en sus comportamien-
el Otro y aquello que ella habría querido ser; dicho de otro tos; es esta interpretación la que da forma a su vida, al menos
modo: la distancia entre el objeto a y el ideal.2° En este punto hasta que el análisis le permita dar un vistazo a su fuerza de
destino. Entonces, surge la objeción estudiada más arriba:
19
Lacan, J. (1958), Propos di1-ectifs pour un congreso sur la sexua l ité ¿por qué asimilar esta interpretación del discurso materno a
féminine, e n Écrits, op. cit. , p. 733. una formación imaginaria semejante al ensueño "Pegan a un
20
S l1 , p. 245. niño", si en el fondo se trata de una construcción del sujeto
62 EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY CRÍTICA DE LA FANTASÍA FUNDAMENTAL 63

reencontrada en el análisis o, incluso, producida por este últi- Ja prohibición del incesto y que es él mismo un factor de sufri-
mo? Sería mejor reservar el término fantasía al caso en el que miento -se lo hace con (neurosis o perversión) o sin (psicosis)
existe efectivamente una que sea realmente enunciada por el el Nombre-del-Padre, aunque en este último caso no es raro
sujeto bajo la forma de un ensueño. que, a pesar de todo, se encuentre apoyo en el padre; tercero,
Por esto, prefiero poner el acento sobre la inscripción en este síntoma puede -por el saber-hacer del sujeto (o gracias a
lo real de la interpretación del deseo matemo por el sujeto, con- su análisis)- devenir lo que Lacan llamó un sinthome.
siderándola como el síntoma que separa al sujeto de la ley En Ja neurosis, el concepto del sinthome condensa a lapa-
de la madre. Por la culpabilidad que engendra, este síntoma reja de Ja fantasía y el síntoma, comprendida la determinación
constituye, como aquel de Arnó, una patología de la ley. Por del segundo por Ja primera; el sinthome supone, asimismo, un
lo demás, la articulación con la eutanasia y con los cuidados saber-hacer con el compañero sexual y con la sexualidad que
paliativos implicados en la preocupación de la Sra. P por la atenúa la imposibilidad de la relación sexual2 1 e incluye la
vida y la muerte de sus contemporáneos, son remarcables por respuesta del sujeto a su ambigüedad sexual como pregunta
aquello que ellos muestran del envoltorio social y cultural de (caso de la Sra. P) . En Jos dos otros casos antes expuestos
su síntoma. La fantasía de "el hombre muerto" que se deriva (Paul y Arnó) demostré que se podía abordar la ambigüedad
de su síntoma, permitió a la Sra. P mantener una relación con sexual en términos de síntoma o de sinthome.
un hombre y tener un hijo: su pareja misma devino, así, parte
integrante del síntoma por medio del cual, entonces, paliaba
la ausencia de relación sexual.
Pienso que, en la medida en que la Sra. P se liberó del su-
frimiento que comportaba este síntoma, es posible decir que
se trata de un sinthome . .En efecto, este anuda lo real de la
muerte, lo simbólico de la entrada del sujeto en el lenguaje
(las palabras maternas) y lo imaginario de su representación
del hombre castrado o muerlo, además de comportar un sa-
ber-hacer con el compañero sexual.
La originalidad de este caso reposa sobre el hecho de que
el síntoma toma poco del padre y mucho de la madre. Pero
no se debe olvidar la importancia de la medicina en su deter-
minación: el discurso médico es, para la Sra. P, el significante
amo con el cual se identifica o contra el cual lucha (y ¿no se
escucha, acaso, el veredicto del médico detrás de las palabras
maternales del principio? En fin, la carga fálica -muy inten-
sa- de la fantasía y del síntoma da su color de histeria al caso.
En este capítulo, entonces, establecí un conjunto de fun-
ciones del síntoma, apoyándome en la última parte de la
obra de Lacan que, ahora, me propongo presentar de manera
más teórica para, en ciertos puntos, oponerla a la doctrina
freudiana.
Se pueden distinguir tres niveles del síntoma como patolo-
2 1 Es dec ir, la imposibilidad, para el ser humano, ele que se escriba
gía de la ley. Primero, el efecto impuesto del lenguaje sobre el
una relación ele a1"mo nía o ele proporción entre los sexos qu e sea como
sujeto hace de este un "asujeto" [assujet}; segundo, para sepa- el instinto anima l o "una ley científi ca ele atracción entre los sexos" y
rarse de este efecto impuesto que toma la forma de una "ley de qu e perm ita a cada quien fund a rse como hombre o muj er gracias a es ta
la madre", el sujeto debe constituir un síntoma que envuelve relación.
CAPÍTULO III
CONSTRUCCIONES FREUDIANAS
Y REDUCCIONES LACANIANAS

Así, nos propusimos tratar como puntos de apoyo


en el texto cada posibilidad, y llenar el vacío entre un
fragmento y otro de acuerdo con la ley, por así decir-
lo, de la menor resistencia; esto es, dando preferencia
a la hipótesis a la que se tiene derecho de acordar la
mayor verosimilitud. Lo que es dable de obtener con
esta técnica también podría considerarse un.a suer-
te de "novela histórica", puesto que carece de valor
de verdad, o sólo dispone de un.o imposible de con-
firmar, ya que incluso lo más verosímil n.o necesa-
riamente corresponde a la verdad. Lo verdadero es a
menudo sumamente in.verosímil, y las pruebas efec-
tivas apenas en reducida medida pueden ser reem-
plazadas por deducciones y especulaciones.
SIGMUND FREUD 1

Si Freud pone en el centro de su doctrina el milo del


padre, es claro que es en razón de la inevitabilidad
de esta cuestión.
No es menos claro que, si toda la teoría y la práctica
del psicoanálisis nos aparecen hoy como estando en
pana, es por no haber osado ir más lejos que Freud
sobre esta cuestión.
JACQUES LACAN2

Para introducir la concepción borromeana de Lacan en la


cual se ubica el sinthom.e, se puede partir del seminario RSI
que constituye casi un sistema. Como ángulo de aproxima-
ción, elegí la oposición entre el Freud de la construcción y

1
Primera introducción, inédita, al Moisés citada por Yerushalmi, Y. H.,
Le Moi"se de Freud, Judaisme terminable el interminable (trad. J. Carnaud),
Paris, Gallimard/Essais, 1993, p . 53.
2
Lacan, J. (1963), Introduction aux Noms-du-Pere, en Des Noms-du-
Pere, Paris, Le Seuil, 2005, p . 85 .

67
68 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDlANAS Y RED UCCIONES LACANIANAS 69

del mito paterno, y el Lacan de la reducción del síntoma con diversas: sobre la sugestión indebida del paciente bajo trans-
el que reconstruye su edificio anterior, ampliamente apoyado ferencia por parte del analista; respecto del derecho del psi-
sobre lo simbólico y el Nombre-del-Padre. En lo que sigue, no coanálisis a interesarse por las masas y a razonar, por tanto,
cesaré de volver sobre estos puntos de r uptura entre el Lacan de manera analógica para extender a ellas los métodos que, a
clásico del "retorno a Freud" y aquel del p eríodo borromeo. priori, sólo valen en el encuadre de una cura, a propósito de
En es te capítulo me p reguntar é, entonces, sobre la cons- la existencia de la neurosis infantil y de su etiología sexual.
trucción en Freud y buscaré, también, su valor eventual en la Freud expone en detalle el método de las construcciones
enseñanza de Lacan. Si, para Freud , la cons trucción a punta e n su artículo de 1937, donde teoriza aquello que había avan-
hacia lo real, para Lacan, lo real no se alcanza de la misma zado en "El hombre de los lobos". La me ta de la cura analítica
forma. Los confrontaré, en consecuencia, partiendo de aque- es e l levantamiento de las represiones precoces e infantil es
llo que cada uno propuso, hac ia el final de sus vidas y de s us que, con posteriorida d, crean síntomas y comportamientos
elaboracio nes doctrinales, respecto del concepto de real: en patológicos. El ideal sigue siendo, como desde los comien-
todo caso, para ninguno de los dos lo real es algo dado de for- zos del psicoanálisis, la ob tención de r eminiscencias, es decir,
ma inmediata. El término de construcción responde en Lacan el retorno del recuerd o reprimido. Desgraciadamente, desde
a l término de reducción. "Recordar, repetir, elaborar" ( 1914) y más aún desde Más allá
del principio del placer, sabe mos que hay recuerdos perdidos
para siempre. Sabemos incluso que lo ese ncia l, a saber, aq ue-
l. FREUD Y LA CONSTRUCCIÓN DE LO REAL ll o que justame nte determina la compulsi ón a la repetición
(Wiederholungszwang) no puede ser rememorado completa-
Nada puede llegar a parecer más problemático que el méto- mente. Se trata, en co nsecue nc ia, de reconstituir, en la c ura,
do freudiano de la cons trucción. Pretendiendo e nco ntrar "la la experienc ia o lvi dada en e l corazó n de la infancia.
verdad hi stórica" de los individuos, Freud la extendió luego, Freud parte de un postulado: "Co mo es sab ido, es líci to
por analogía, a la historia de las religiones y de los pueblos poner e n duda que una formac ió n psíquica cualqui era pueda
con Moisés y la religión monoteísta . Es ta analogía fue, por lo su frir realmente un a destrucción total". 5
demás, muy con trovert ida. Por lo de más, la teoría de la represión impli ca que lo repri-
Desde 1918, cuando Freud expone por primera vez sumé- mido continú a su exis tenc ia inconsciente produciendo sínto-
todo de la cons trucción en "El hombre de los lobos", lo hace mas (la represión conserva la cosa reprimida). Este segundo
con una intenc ión polémica dirigida a Jung y a Adler, co n punto es decisivo: permite la recons trucc ión partiendo de lo
quienes acababa de quebrar re laciones: "El presente historial ac tua l, por el método de la asociació n libre. Freud aproxima
clínico - dice-[ ... ] complementa el contenido de dicho ensayo este primer punto (nada se destruye) a metáforas a rqueoló-
["Contribución a la hi sto ri a del mov imi ento psicoanalítico"], g icas grac ias a las cuales expli ca el método de la cons truc-
que es en lo esencial un a polémica personal, mediante una ción. Los "restos" a nti guos valen aquí como los fragmentos
apreciac ión objetiva del material ana líti co". 3 de recuerdos qu e aparecen en los s ueños, se deslizan en ideas
En 1937, su artículo "Construcciones en análi sis", escri- inc identes, se disfrazan en la repetición -especialmente en la
to durante la larga e interrumpida redacc ión del Moisés , co- trans ferencia. A partir de es tos índi ces, el analista - ta l y como
mienza igualm e nte con la evocación de un ataque contra el un arq ueó logo- cons truye o, más bien, reconstruye un a "im a-
psicoanálisis por parte de "un in vestigador muy meritorio" ge n confiable" de los años o lvidados , una imagen "íntegra en
que habría enunciado "una aprec iación tan mortificante como
inju sta sobre nuestra técni ca analítica". 4 Entonces , polémicas
Fre uel, S. ( 1937), Co nstru ccio nes en el aná li s is, en Obras Com pletas, op.
cit., vo l. XXIII, p. 259.
3 Frc ud , S. ( 19 18 [1914]), De la hi slo l"i a ele una neurosis infanti l, en 5 Jelem, p. 262. De hec ho, Freud var ió mucho sob re este respecto: Cf".

Obras co111pletas, op. cit., vo l. XVU, p. 9, nota 1. Morel, G., La pulsion inelo mplab le, en P.-H . Castel (coorel.), Freud. Le moi
4 Se tra taría ele Havellock E l li s (com uni cación ele F ra nz Kallenbeck). co11/re sa sexualilé, Paris, PUF, 2002, pp. 72-74.
70 LACAN Y EL S!NTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 71

todas sus piezas esenciales". El límite de la metáfora arqueoló- El criterio subjetivo es la convicción del analizado. Ante-
gica es que el psicoanálisis trabaja sobre un material "todavía riormente -en el tiempo en que se recordaba todo-, la convic-
vivo" -el analizado- que reacciona a las construcciones que le ción sólo se obtenía por el retorno de un recuerdo reprimido.
son comunicadas por el analista. El artículo de 1937 examina Freud afirma:
las respuestas posibles del paciente e invalida la aquiescencia
y el rechazo como criterios de verdad; asimismo, Freud elimi- El camino que parte de la construcción del analista
na la idea según la cual la sugestión pueda operar un efecto debía culminar en el recuerdo del analizado; ahora bien,
durable sobre una construcción. Sobre esto último él había no siempre lleva tan lejos . Con harta frecuencia, no con-
dado el ejemplo en Ja cura del Hombre de los Lobos, donde sigue llevar al paciente hasta el recuerdo de lo reprimi-
avanzó hipótesis "falsas" que, luego, dejó caer sin perjuicio en do. En lugar de ello, si el análisis ha sido ejecutado de
razón de que no habían sido posteriormente confirmadas en manera correcta, uno alcanza en él una convicción cierta
la cura. Incluso había intentado en vano sugerir al Hombre de sobre la verdad de la construcción, que en lo terapéutico
los Lobos que la famosa "escena primordial" de sus 18 meses, rinde lo mismo que un recuerdo recuperado. Bajo qué
totalmente reconstruida, sólo era una fantasía. 6 condiciones ocurre esto, y cómo es posible que un susti-
¿Cuáles serán, entonces, los criterios de una "buena" cons- luto al parecer no integral produzca, ,no obstante, todo
trucción, es decir, de una construcción capaz de esclarecer "la el efecto, he ahí materia de una investigación ulterior. 7
verdad histórica"? Existen dos: uno, si se puede decir, objeti-
vo, concerniente al material que surge después de la comuni- Probablemente, Freud no tuvo el tiempo de llevar a cabo
cación de la construcción al paciente; mientras que el otro, estas investigaciones de última hora. Sin embargo, este últi-
subjetivo, implica la "convicción del analizado". mo criterio (la convicción del sujelo) le parecía problemático
El criterio objetivo es la producción de un nuevo material -y co n razón. 8 En efecto, el retorno de un recuerdo reprimido
que completará la construcción, donde el ideal exigible se- es, por definición, la prueba del levantamiento de la repre-
ría llegar a una construcción "completa" que descubriría "la s ión : se concibe que ello produce un efecto subjetivo fuerte en
verdad íntegra". El paciente agrega algo semejante o análogo la medida en que, para efecluarse, la represión suponía una
al contenido de la construcción que, de este modo, se pro- acc ión cons tante del yo contra la pulsión. Pero si la repre-
sigue de a dos. A veces incluso surgen, en sueños o en en- sión manliene su lugar (ya que el recuerdo no vuelve), ¿por
sueños diurnos, detalles conexos con la construcción que se qué la construcción (supuestamente completa) produciría,
presentan con una claridad alucinaloria. Estos fenómenos enlonces, la convicc ión? Freud enlrega dos indicaciones. Una
constituyen una prueba en la medida en que aseguran que lo concierne a la relación de la construcción y del delirio - vol-
reprimido ha sido efectivamente tocado por la construcción veré luego a ella; la olra refiere la creencia en una fuente in-
y, consecuentemente, es movido por una "pulsión emergente fantil. Aunque diferente, esla úllima es tá relacionada con la
[Auftrieb }", activado por la comunicación de la construcción primera: en efec to, el delirio exlraería su fuerza, Ja "creencia
que llevó a la conciencia "sustantivas huellas mnémicas". Del compu lsiva" que este crea en el sujeto, de una fuente infantil.
mismo modo, una frase negativa del tipo "Jamás he (o habría) E l efecto de convicción de la construcción vendría del hecho
pensado eso (o en eso)" significa también que lo inconsciente de que, tangencialrnente, se ha Locada la fuente infantil - a la
fue tocado, pero es raro obtenerla luego de la comunicación
de la construcción. 7 Frcucl, S., Co nstrucc iones en el aná li sis, op. cit., p. 267; las curs ivas

son mías.
8 Para ciar cue nta de ell o, es suficie nte tomar el ejemplo de "El hom-
6 Cf., a propós ito de la fobia a la mariposa, cuando Freud sugiere que
bre de los lobos" y seguir los mea ndros del razonamiento freudiano sobre
los rasguños de la mariposa podían ser aquellas de una vestimenta feme- la conv icc ión . Convicciones, se de bería más bien decir, pues se pueden
nina, Jo que era falso aunque con posterioridad no tuvo consecuencias en conlar tres: aque lla de Freucl y aque lla del paciente en lo que respecta
Ja cura. Freud, S., De la historia de una neurosis infantil, op. cit, p. 82; y a la escena primitiva, además de a que ll a otra del paciente 1-eferente a la
respecto de la escena primordial, p. 87. ex istencia de la castración.
72 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 73

sazón, lo reprimido. Esta fuente infantil es, precisamente, la En 1937, en sus "Construcciones", Freud reutiliza la expre-
"verdad histórica". sión a propósito del delirio. El hecho de que "buenas" cons-
¿No aparece, acaso, cierta cir cularidad? Si no hay ninguna trucciones a veces llevan fragmentos de recuerdos conexos,
reacción, entonces la construcción es inexacta; por el contra- bajo una forma casi alucinatoria, le condujo a preguntarse
rio, si hay convicción, entonces la construcción es verdadera: sobre la relación del delirio con la verdad. Emite la hipótesis
ella tocó la fuente infantil y reencontró la "verdad histórica". según Ja cual el delirio es resultado de una "pulsión emer-
Se creería, por lo tanto, sólo en una "verdad histórica" e infantil. gente" de la represión que podría volver al hecho de que el
Este nudo estrecho entre la verdad, la creencia y lo infantil sujeto se desvía actualmente de la realidad . Este desvío de la
plantea var ias preguntas: ¿acaso no existen convicciones lo- realidad provoca, sin embargo, deformaciones del material,
cas o, al menos, falsas? ¿El único criterio de la verdad sería el cual ciertamente vuelve pero bajo una forma delirante. En
el haber creído o no haber creído en la infancia? ¿Cuánto vale este caso, la locura contiene también "un fragmento de verdad
esta verdad, finalmente equivalente a una convicción obteni- histórico-vivencia! (historisch}" que implica la convicción del
da bajo transferencia? sujeto. El delirio consistiría en reemplazar un fragmento de
realidad desmentido (verleugnet) en el presente por un frag-
mento de realidad rechazada en la infancia: "Así como nuestra
LA VERDAD HISTÓRICA construcción produce su efecto por restituir un fragmento de
biografia (Lebengeschichte, 'historia objetiva de vida'} del pa-
Comencemos por estudiar el concepto freudiano de verdad sado, así también el delirio debe su fuerza de convicción a la
histórica. Según una nota de Strachey citada por Yarushal - parte de verdad histórico-vivencia! que pone en el lugar de la
mi, la distinción entre verdad "material" y verdad "histórica" realidad rechazada (abgewiesene }". 11
aparece tarde en Freud, en el Post-scriptum de 1935 a su au- En el delirio se escucha, en consecuencia, hablar a la ver-
tobiografía, a propósito de la religión. 9 No obstante, ya en- dad histórica infantil misma, restitución íntegra que sólo se
contramos Ja expresión de verdad histórica en "El hombre de aproxima de manera muy imperfecta en la construcción ana-
los Lobos": Freud la evoca a propósito de las fantasías por las lítica. Desde este punto de vista, ¡el delirio deviene un modelo!
cuales el sujeto reemplazó (y, por tanto, falsificó), con poste- En razón de ello se avanza Ja comparación entre Ja construc-
rioridad, la verdad histórica chocante en relación a sus sen- ción y el delirio: en ambos casos (aunque de manera menos
timientos viriles ulteriores (se trata de la seducción realizada lograda en la construcción) se restituye la verdad histórica.
por su hermana a sus 3 años y 3 meses; escena en el curso Además, el delirio accede al estatus de las reminiscencias de
de la cual había tomado una posición pasiva que anhela, con Jas cuales la histeria sufría en los comienzos del psicoanálisis.
posterioridad, disimular mediante un "relato de invención La renegación psicótica de la verdad histórica infantil es más o
(Dichtung}", a causa de la angustia de castración sobrevenida menos equivalente a una represión: en el caso del delirio, hay
desde entonces). 1º un retorno íntegro de Ja verdad histórica que reemplaza a la
La verdad histórica es, entonces, Ja verdad del evento tal y verdad rechazada en el presente; mientras que, en la neurosis,
como este ocurrió o, más bien, tal y como este fue registrado sólo hay un retomo parcial o aproximativo, ya que la cons-
en su momento por el sujeto (lo cual no es lo mismo). Y ella trucción no libera el recuerdo, sino que, reconstituyéndolo,
tiene una estrecha relación con lo real. Ella implica el vínculo toca su fuente infantil y crea, de esta manera, la convicción.
verdad/real en su inscripción simbólica (inconsciente) en un En la literatura analítica, el carácter inquietante de este
tiempo dado. criterio de Ja convicción ha sido comentado: este pone en el
mismo plano al delirio y a la pareja analista-analizando, la
cual parece, de este modo, condenada a un tipo inédito de
9
Yerus.h a lm i, Y. H ., Le Moi'se de Freud, Judaisme terminable el intermi- delirio a dos . En efecto, no hay ningún criterio "externo" de
nable, op. cit., pp . 222-223, nota 3.
1
° Freud, S., De la historia de una neuros is infanti l, op. cit., p . 20. 11
Freud, S., Construcciones en aná lisis, op. cit., pp . 269-270.
74 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 75

esta verdad. Salvo si -y esto es importante- se acepta como verdad irresistibles, frente a los que permanece impo-
prueba plenamente válida la "verdad material" que constitu- tente el veto lógico. Ello es al modo del "Credo quia ab-
yen los síntomas, los comportamientos, los índices, todo lo surdum". Este asombroso carácter sólo se puede com-
que Jacques Derrida llamó "archivo". tz Pero como el analista prender siguiendo el paradigma del extravío psicótico.
también debe interpretar estos signos, este criterio pretendi- Hace tiempo hemos caído en la cuenta de que en la idea
damente externo se desvanece a su vez. delirante se esconde un fragmento de verdad olvidada
En 1935, Freud aborda la oposición verdad histórica/ver- que en su retorno tuvo que consentir desfiguraciones
dad material en la religión: "En El pmvenir de una ilusión y malentendidos, y que el convencimiento compulsivo
yo había dado una apreciación esencialmente negativa de la que obtiene el delirio parte de ese núcleo de verdad y se
religión; más tarde encontré una fórmula que le hace mejor difunde por los errores que lo envuelven. Un contenido
justicia: su poder reposaría ciertamente en su tenor de ver- así, de verdad que se llamaría histórico-vivencia!, debe-
dad, aunque esta verdad no sería de orden material, sino que mos atribuir también a los artículos de fe de las religio-
histórico". 13 nes, las cuales ciertamente conllevan el carácter de unos
También en 1935, en una carta dirigida a Lou Andréas síntomas psicóticos, pero, como fenómeno de masa que
Salomé, Freud oponía la verdad histórica de la religión y su son, se sustraen a la maldición del aislamiento. 15
verdad real: la religión no tiene verdad real ni material, pero
sí una verdad histórica. Al final de la tercera parte del Moisés, Finalmente, la verdad histórica de la religión es el asesinato
Freud aborda igualmente la verdad histórica. l4 Allí opone la del padre primitivo. La verdad del judaísmo es el asesinato de
"verdad eterna", a la cual adhieren "los creyentes" piadosos, Moisés y la verdad del cristianismo es la confesión de aquel
y "la verdad histórico-vivencia!", que contiene la religión y asesinato por la vía del sacrificio de Cristo. La religión es, en-
cuya construcción pone al día, demostrándola. Su tesis es co- tonces, "verdadera" en este sentido, aunque en otro es deliran-
nocida: Dios no existe, pero existió, en algún momento, una te. La otra idea poderosa del texto es que una verdad jamás
persona que "debió de aparecer hipergrande", la cual parecía se conserva mejor que en el estado de reprimida. Ella toma,
un Dios. El asesinato histórico de Moisés repitió el asesinato entonces, un carácter apremiante y compulsivo. La tradición
mítico del padre de la horda primitiva, introducido en 1912 religiosa reposaría en ello y para su reconstrucción Freud se
con Totem y Tabú . El primer asesinato dejó huellas durables, apoya sobre la verdad -esta vez material- de las huellas deja-
una tradición que reanimó el asesinato de Moisés. Así, la exis- das por aquel asesinato.
tencia de Dios tiene dos caras, una de delirio (Wahn) - aquella Freud asume un razonamiento analógico entre el indivi-
implicada en la creencia en el Dios de los religiosos- y otra de duo y la humanidad. Las huellas de aquella verdad reprimida
verdad -en la medida en que revela, aunque de manera defor- quedarían inscritas en cada quien, constituyendo la "filogé-
mada, un evento, el asesinato del padre primitivo, en el que se nesis". Se le ha reprochado su "lamarckismo" psíquicol 6 (su
creyó como en Dios. De ahí, nuevamente, la comparación con creencia en la herencia de caracteres adquiridos), pese a que
el delirio que también contiene un "grano de verdad". él mismo haya anticipado tal reproche diciendo que no se tra-
taba de lo mismo que en biología.
Es digno de destacar, en especial, que cada fragmen-
to que retorna del pasado se abre paso con un poder
particular, ejerce sobre las masas humanas un influjo VERDAD Y REAL: EL PADRE
de intensidad incomparable y reclama unos títulos de
La idea de la reconstrucción de un real originario gracias a las
12
Cf. Derrida, J., Mal d'archive, París, Ga lilée, 1995 . huellas que dejó procede de una colusión de la verdad y de lo
13
Citado en Yerushalmi, Y. H ., op. cit., p. 222, nota 3.
14
Freud, S. (1939 [1934-38]), Moisés y la re li gión monoteísta, en 15 Ídem, pp. 81-82.
Obras completas, op. cit., p. 124 sq. 16
Especia lme nte por Yerusha lmi , op. cit., p. 76.
76 LACAN Y EL SfNTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 77

real. Aquello que es verdadero para el sujeto deviene el índice La posición de Lacan es diferente. Al comienzo, la idea
de lo real que tocó la construcción; la convicción del sujeto lacaniana del Nombre-del-Padre como fundamento de la ley
deviene la prueba de aquel real. El delirio es el punto donde que sostiene el orden simbólico tomó ciertamente prestados
aquella colusión de la verdad y de lo real es verdaderamente ciertos aspectos a la tesis freudiana de la transmisión de hue-
palpable. Es como si el carácter real de la "verdad material" llas mnésicas entre generaciones. Pero, luego, Lacan despegó
(llamada una vez "verdad real" por Freud) -incontestable clí- lo real de aquel punto de reconstrucción originario anclado
nicamente, pues encarnada en el síntoma- hubiese sido trans- en lo simbólico. En El reverso del psicoanálisis (1969-1970),
ferida sobre la verdad histórica -la cual es construida y, por Lacan relee Totem y Tabú y el Moisés, e intenta situar allí lo
tanlo, conlestable. real: el padre real deviene el agenle contingente de la caslra-
¿No sería, más bien, necesario diferenciar verdad y real? ción, cuya operación simból ica se mantiene como en igma. 17
¿Guardar para la verdad su carácter subjetivo de guía en la E l mensaje a retener de la conslrucción freudiana no sería
aproximación discursiva a aquello que marcó al sujeto y des- aquel del asesinato del padre, sino más bien aquel de la cas-
tacar para lo real, por su parle, su carácter no sabido del suje- lración del hijo. Por lo demás, ¿no es acaso interesanle ver
to, heterogéneo y extranjero a lo simbólico? cómo Freud construye el padre como una ficción f1rndarnen-
Examinemos ahora dos ejemplos a priori extremadamen- lal, diríamos nosotros, en un caso de psicosis ignorado por
te diferentes de construcción freudiana. Una, analítica, es la él ("El Hombre de los lobos") y en la religión que él mismo
construcción, en el análisis del "Hombre de los lobos", de idenlifica con un delirio (Wahn)? Al releerlo apoyándose en
la escena primitiva que esle no rememoró jamás. La olra, la doclrina lacaniana de la psicosis, se constata que, paradó-
hislórica, es la construcción del asesinato del padre como jicamente, Freud conslruye la norma para ciertos sujelos (la
fundamento de la religión en el Moisés. Las dos ponen en caslración por parle del padre en la neurosis) a partir de una
escena al padre como agente de la caslración. En el caso del verdad rechazada o forcluida por olros sujetos (psicóticos).
"Hombre de los lobos", el padre loma aquel lugar al momen-
lo de la escena primitiva, ya que es porlador del órgano fálico
lraumalizanle que el niño no puede aceplar simbóli camenle, II. LACAN, LA REDUCCIÓN DEL SÍNTOMA
y cuyo rechazo simbólico moliva el sueño de los lobos. En
aquel sueño aparecen la posición feminizante adoplada por Lacan sólo ocupa el lérmino de conslrucción con parsimonia.
el sujelo y el rechazo simbólico de la castración, la cual anun- Yo conlé 272 ocurrencias en un CD-ROM argenlino que con-
cia su psicosis posterior. En el Moisés, el asesinato del padre lenía lodos los seminarios. En relación a la extensión de su
original es la consecuencia de su eslalura divina y caslralo- obra, es poco. Y se lrala de un lérrnino que se hace cada vez
ria. En los dos casos, entonces, lo real reconstruido corno la más raro a medida que avanzan los seminarios. Si se deja de
"verdad histórica" es el padre corno agente de la castración. lado su senlido usual de meladiscurso o de esquema, pode-
Aquel padre castrador es, para Freud, el último nombre de lo mos subrayar que, con el lérmino, Lacan se refiere a lo imagi-
real. Y, no obstanle, él sólo aparece como mito, corno ele- nario y a lo s imbólico, más que a lo real. Así, como ejemplos
mento de una ficción. Es llamalivo ver el uso freudiano de de conslrucción imaginaria, se encuentran, aunque raramen-
la escena primiliva del "Hombre de los lobos": ella es el re- le, la conslrucc ión del cuerpo, aquel la del yo, la del sí-mis-
ferenle de lodos los elemenlos de la conslrucción, su piedra mo, del ego, del mundo, del delirio, del falo, de la lolalidad
de toque. Ella juega, en consecuencia, el rol otorgado por de la madre, de la visión, ele. Del lado de lo simbó li co tam-
Lacan a la fantasía fundamental, aquel de un axioma de la bién se encuentra la conslrucción simbólica, mílica, genea-
construcción. Pues bien, se sabe que, en lógica, el axioma lógica, neurótica, analílica, significanle, histérica, subjeliva,
no se demuestra. Se propone y, ulteriormente, se verifica la del sueño. Tan sólo una vez se encuentra la "construcción de
consistencia lógica de la conslrucción que reposa sobre él. El
forzamiento freudiano es pegar esla ficción mítica a lo real,
incluso confundirlos. 11 s17,p.143sq.
78 LACAN Y EL S!NTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 79

la fantasía", 18 a propósito de un comentario de "Pegan a un razón de ello, introduzco más abajo los elementos esenciales
niño", siendo que esta última expresión, inspirada por Freud, que nos serán útiles en los capítulos posteriores.
es un topos lacaniano. Tres argumentos justifican el interés de Lacan por el nudo
A partir de 1964, el término desaparece de los seminarios, borromeo:
como si connotase decididamente lo imaginario y se opusiese
a lo real: no se encuentra ninguna construcción de lo real, Primero, dar razón de la práctica analítica y de la "operación
del síntoma o del sujeto -expresiones que, no obstante, escu- del analista": es sorprendente la cantidad de veces en que
chamos seguido. La connotación imaginaria del término se Lacan se refiere a esta "operación" -y no a la clínica o a la
verifica en el uso de expresiones como la "consistencia de una estructura del ser hablante o de lo social. Aquello que le inte-
construcción"; en efecto, la consistencia caracteriza, desde resa específicamente es el discurso analítico y su fundación:
entonces, a lo imaginario. "Ciertamente, no es con la ayuda de este nudo que se puede
ir más lejos que desde donde este sale, a saber, la experiencia
analítica. Este nudo da cuenta de la experiencia analítica y su
INTRODUCCIÓN AL NUDO BORROMEO valor reside en ello".20

Sin embargo, en 1975, y pese a que considera su ego -estruc- Segundo, caracterizar lo real en psicoanálisis. Escuchando al
tura a priori imaginaria- como el sinthome de Joyce, Lacan matemático G. T. Guilbaud hablar del nudo borromeo, La-
jamás utiliza el término construcción a propósito de este. En can tuvo la certeza inmediata de haber encontrado una he-
el seminario RSI que lo precede por un año, tampoco se trata rramienta preciosa. No obslante, la dificil manipulación del
de construcción en su sentido freudiano: es en otros términos nudo implica un diálogo técnico que se prosigue, paralela-
que Lacan aborda la verdad y lo real. Con el nudo borromeo, mente al seminario, con otros dos matemáticos: Soury y Tho-
este seminario introduce una nueva concepción de lo real (R), mé. Esta práctica se refiere a lo real del nudo que está ligado a
de lo simbólico (S), de lo imaginario (I) y del síntoma. 19 En su escritura y a su manipulación, las cuales implican un fuera
del sentido (excluido tanto de lo simbólico como de lo imagi-
18 Lacan, J. ( 1958-1959), Le désir el son interprélation, inédito, sesión
nario) que no es aquel del "puro sin sentido" del significante
de l 7 de enero de 1959 (en adelante, refei-ido S6). traumático introducido por Lacan a propósito del "Hombre
19
Lacan introduce el nudo borromeo en el Sl 9, durante la ses ión de los Jobos". Ya en sí misma, la práctica del nudo ilustra, en-
del 9 de febrero de 1972, con la frase "yo te demando rechazar lo que te tonces, una de las tesis más fuertes de este seminario: "lo real
ofrezco, ya que no es eso". Comentario retomado en el S20 (p. 10 1), luego es lo expulsado del sentido". 21 Adicionalmente, no habrá idea
utilizado desde la sesión de l 13 de noviembre de 1973 del S2 l para defin ir más sensible de lo real que la escritura, y el nudo borromeo
R, Se I. E l nudo borromeo es, recordémoslo, un nudo caracterizado por sería, precisamente, una suerte de escritura que soporta lo
el hecho de que e l corte de uno de los redonde les libera todos los otros
redonde les del nudo. Cada registro es representado como un "redondel
real fuera del sentido.
de cuerda" en el nudo. Este abordaje es nuevo. Hasta entonces Lacan definía lo
real negativamente en relación a lo imaginario y a lo simbó-
Esquema O: El nudo borromeo de tres redonde les lico: era lo impensable, lo imposible, lo insoportable, etc. Así,
"la Cosa" en La ética es un aislado innombrable, inaproxima-
ble por lo simbólico o por lo imaginario. En RSI aun se en-
cuentran tales definiciones negativas de lo real: "lo expulsado
R > S>l>R
20 S22, sesiones de l 17 de diciembre de 1974 y del 18 de 111a1-zo de
R =real
S = simbólico 1975.
21
I = imaginario S22, sesiones de l 11 de marzo de 1975 y de l 17 de diciembre de
1974. Lacan diferencia dos suertes de escritura. Cf. infra, VI -Las prolon-
gaciones del síntoma, p. 161.
80 LA CAN Y EL SI NTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 81

del sentido" es una definición "negativa" de lo real en relación El abordaje lacaniano de lo real plantea la pregunta por la
a la semántica que resulta de lo simbólico y de lo imaginario. necesidad del Nombre-del-Padre y del complejo de Edipo
Además, Lacan continúa hablando de la demostración de lo para pensar nuevamente neurosis, psicosis y perversión. El
real como imposible a partir de lo simbólico. Sin embargo, el Nombre-del-Padre toma desde entonces un valor completa-
nudo borromeo ofrece una tentativa de acceso "directo" a lo mente diferente. 22 En RSI hay entonces ruptura con Freud,
real. Ello entrena, lo veremos, el desplazamiento del síntoma pero también con el Lacan del "retorno a Freud", es decir, con
desde lo simbólico hacia lo real. Este acceso directo a lo real aquel de la supremacía de lo simbólico.
es figurado por la "mostración" pública de diversos anuda-
mientos realizados por Lacan, a veces, en silencio. Se sabe la
medida en que esta práctica muda conmocionó a sus audito- R, I, S
res, siendo que, no obstante, ella era coherente con el discur-
so sostenido en RSI. El nudo no es un modelo en el sentido Se pueden establecer "correspondencias" entre ciertas carac-
en que este siempre deriva en una forma o un esquema con- terísticas del nudo y los tres registros R, I, S.
siderados como imaginarios. De la misma forma que en el Lo real (R) corresponde, como hemos visto, a la ek-sisten-
modelo matemático, supone ciertamente una escritura como cia. Escrita destacando su etimología, la ek-sistencia se refiere
el nudo, pero a partir de esta escritura se imagina, se edifica a la ruptura posible de un redondel o del nudo mismo. Llevan-
y se sustancializa la noción hecha imagen, a fin de cuestionar do el nudo al plano, la ek-sistencia designa lo que está fuera
lo real. El nudo borromeo escaparía a este defecto, ya que de su campo y permite asimismo toda una serie de localiza-
logramos imaginarlo sin manipularlo. La prueba es que nos ciones. Por ejemplo, el goce del falo, J(<P), ek-siste como real
equivocamos, cometemos lapsus de nudo que, como ciertos e n relación a lo imaginario del cuerpo (en el redondel I); el
actos fallidos finalmente logrados, pueden conducir a des- goce del Ülro, J(A), ek-siste en relación al agujero de lo sim-
cubrimientos. Así, el nudo da lugar a una mostración que es bólico que, no siendo más que otro barrado, ve su existencia
necesario diferenciar de una demostración que siempre se puesta en duda y se reduce a un agujero; el sentido ek-siste a
hace a partir de lo simbólico. lo real, etc.
Asimismo, a partir del nudo, lo real deriva en la ek-sisten- Lo imaginario (I) corresponde a la consistencia, la cual
cia, es decir, en un valor positivo para el cual incluso existe un no debe ser entendida en su sentido lógico, correspondiente
símbolo matemático (3). Pero, dada la manera en que Lacan a la no-contradicción de una teoría axiomática, sino que en
lo escribe, este valor guarda en su formulación el aspecto "ne- su sentido etimológico (aquello que se mantiene reunido) y
gativo" anterior: ek-sistencia (ex quiere decir fuera). Por lo material: la consistencia de una cuerda, de una forma que se
demás, encontramos este "ex" en "lo expulsado del sentido": sostiene, de un cuerpo que se puede tomar, de un conjunto
lo real existe al lado del sentido siempre imaginario y al lado donde los elementos forman un todo, etc.
de lo simbólico. "Al lado" significa la no relación que caracte- Lo simbólico (S) corresponde al agujero: noción difícil
riza a lo real y a la teoría borromea: cada redondel está al lado que sustituye a la anterior dominancia de la falta. En efecto,
de los otros, sin relación con alguno de ellos. Sólo el nudo en el Lacan de los años cincuenta, lo simbólico es un orden
establece una relación de a tres entre lo real, lo simbólico y lo donde existen lugares que permiten hablar de una falta en un
imaginario. real "pleno". Nada falta en lo real a menos que se le super-
En RSI, lo real se ve en consecuencia provisto de dos ca- ponga el orden simbólico, decía de buen grado Lacan, quien
racterísticas positivas: la escritura y la existencia. Lacan da, de gustaba de dar como ejemplo aquel de un libro perdido en
este modo, una referencia clínica al concepto de real, situan- una biblioteca por no haber sido puesto en su lugar y que,
do al síntoma -y al goce- en "el campo de lo real".
22 Esta problemática había sido insinuada desde 1963, pero fue in-
Tercero, desmarcarse de Freud aunque la teoría borromea no terrumpida a causa de la excomunión de Lacan por la IPA. Cf. el epígrafe
va sin la referencia constante al inventor del psicoanálisis. de este capítulo.
J
82 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 83

sin embargo, de ninguna manera falta en lo real. En esta pri- Esquema 1:


mera perspectiva, la "falta-en-tener" o la "falta-en-ser" fálicas Puesta en el plano del nudo borromeo de tres redondeles
son creadas por el significante que introduce la diferencia
en el mundo, mientras que el falo deviene el símbolo de la R /

falta. Sin que sea rechazada la idea de la falta, es constatable ,','/

que dicho término no aparece tan frecuentemente en RSI. En ! JA


tanto puede ser anudado a otros, el agujero es lo que caracte-
riza a un redondel de cuerda, ya que por él se puede pasar un
cordel. Por este hecho esencial, el agujero tiene la posibilidad
misma de anudar. En tal sentido, como la consistencia y la
existencia, se encuentra el agujero como propiedad común a
los tres redondeles.
Pero, ¿por qué el agujero especifica a lo simbólico? Porque
el significante hace agujero en lo real. Lacan caracteriza este
agujero de diferentes maneras: desde una perspectiva freudia-
na, es lo reprimido originario irreductible (el Urverdriingt) en s
torno a lo cual gravita lo inconsciente; desde una perspectiva Puntos de c ierre : E l sujeto%
estructuralista, es la prohibición del incesto. Consecuente- J<I>: Goce fálico
mente, en el sistema borromeo, lo simbólico continúa siendo JA: Goce de l Otro
el soporte del estructuralismo: el agujero es la interdicción ICS : Inconsciente
que se encuentra en toda cultura como la regla de la prohibi- a: Objeto a
ción del incesto y que, pese a ser histórica, se mantiene inva-
riable (aun cua ndo, como toda regla, comporte excepciones).
Entonces, se puede entender por qué Lacan, a diferencia
de Freud, no cree en el poder constructivo de la palabra: "Lo EL NUDO PUESTO EN EL PLANO
simbólico da vueltas sobre sí mismo y sólo consiste en el agu-
jero que él hace". 23 Ahora bien, el pensamiento, el "apensamiento", necesita un
Lo que cuenta, cuando el analizante habla, no es aquello apoyo imaginario del cual deriva la debilidad mental que ca-
que él cree importante, a saber, el contenido de su construc- racteriza lo humano. Lacan, quien hace nudos "insensatos"
ción, sino aquello que esta última delimita y deja percibir en con sus interlocutores matemáticos, debe no obstante hacer
negativo. Todo lazo o nudo social tiene por fundamento un concesiones a este imaginario. Entonces, inscribe los concep-
agujero, aquel de la no-relación sexual que está vinculado a la tos analíticos sobre el nudo puesto en el plano. De ahí los es-
prohibición del incesto. Cada redondel encierra un agujero de quemas sobre los cuales redistribuye sus propios conceptos,
diferente especie. Así, el agujero de lo real sería la vida. Por su pero también nociones freudianas como son la inhibición, el
parte, el agujero de lo simbólico sería la muerte que, para lo síntoma y la angustia. Este soporte imaginario, necesario al
humano, está ligada a la Urverdriingt (lo reprimido original) : pensamiento, toca sin embargo lo real, ya que recurre a la
repetir "todos los hombre son mortales" no evita, en efecto, escritura del nudo. Se describen aquí algunos ejemplos que
reprimir la existencia de la muerte. Finalmente, el agujero .de serán precisados posteriormente.
lo imaginario sería el yo, construido bajo el modelo del saco,
del continente, de la forma del cuerpo. 1) a y $.El objeto a, la causa del deseo, está en el centro del
nudo donde se ubica su punto móvil de cierre. En este punto
23
522, sesiones del 15 de abril , del 21 de enero, del 18 de marzo y del -y esto no sólo concierne a la puesta en el plano, sino que
18 de febrero de 1975, respectivame nte. también al nudo mismo-, se enganchan los tres redondeles
84 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 85

de cuerda, dando cuenta del enganche del sujeto determinado agarre a una palabra materna equívoca, la "ley de la madre",
por este objeto a. El nudo implica, entonces, un alto grado que engendra la repetición. De ahí la definición del síntoma
de detenninismo (ciertamente, no se está en el registro de la en RSI: "El síntoma no es definible de otra manera que por la
libertad): "el nudo no es fácil de figurar. No he dicho figurár- forma mediante la cual cada quien goza de lo inconsciente, en
selo, pues en este asunto elimino completamente al sujeto que tanto lo inconsciente Jo determina".
se Jo figura; ya que parto de la tesis según la cual el sujeto es Ya no se trata más aquí de la determinación del sujeto por
aquello que está determinado por la figura en cuestión [ ... ] el objeto a en la fantasía, sino de la determinación del sujeto
es a partir de los enganches del nudo [ .. . ] que el sujeto se por el síntoma considerado como una función de goce indexa-
condiciona". da en lo inconsciente. Como se lo percibe en los dos ejemplos
Este sujeto no es el sujeto reflexivo de la filosofía, sino que precedentes, esta función puede tomar formas diferentes. En
un punto material enganchado y determinado por la causa de el caso de Dora, una conversión corporal, mientras que, en el
su deseo. Lo propio del nudo es que, si se lo manipula, no se caso de la Sra. M, la repetición de pasajes al acto. Esta varia-
deshace (salvo que, por definición, se rompa uno de los redon- ción del envoltorio del síntoma muestra el estatuto diferente,
deles y se liberen los tres); el nudo se deforma continuamente según los casos y las estructuras, de la letra inconsciente.
sin cesar de anudar, ni apretat~ Por lo tanto, la teoría de RSI Una mujer para un hombre es el ejemplo genérico que La-
es determinista, mientras que, como lo veremos, aquella del can da para el síntoma. Si tomamos su definición seriamente,
sinthome lo es menos. ello supone que una mujer traduce en lo real un goce vincu-
En consecuencia, Lacan reemplazó la "construcción" de lado a un significante del inconsciente del hombre que la ha
la fantasía por el enganche del sujeto en función del objelo a. escogido por ello. Así, en Vértigo, 24 el síntoma de Scottie es el
vértigo contraído cuando, siendo policía, quedó suspendido
2) El síntoma y el inconsciente. El síntoma está en el campo de sobre el vacío agarrado de un techo. Por su parte, Madeleine,
lo real. Es el efecto de lo simbólico sobre lo real, razón por la la mujer presentada como un enigma psiquiátrico por el ins-
cual el analisla puede operar sobre él mediante la inlerpreta- tigador del crimen en razón de sus pasajes al vacío, le fascina
ción. Lo inconsciente puede ser responsable de la reducción a Scottie precisamenle por su vacío vertiginoso: sus grandes
del síntoma en la medida en que existe un vínculo funcional ojos vacíos, además del hecho de que ella se precipita al vacío
entre inconsciente y síntoma. El sínloma aparece corno una (en el mar o por la ven lana). En consecue ncia, la mujer encar-
función real de la traducción: él traduce "en real" - es decir, na la caída y el vérligo, es decir, el sínloma de la castración y
"en goce"- aquello que, en lo inconsciente, puede ser reco- de la debilidad del héroe masculino.
nocido por una letra, o sea por un rasgo fijo, un significan- El sujelo está en una relación de creencia con su síntoma.
te repetitivo, un "Uno". La necesidad del síntoma reenvía a Cree en él, lo que significa que cree que el síntoma quiere de-
esta repetición en la escrilura: Lacan caracteriza al síntoma c ir algo y que es necesario descifrarlo. La cura analítica repo-
por puntos de suspensión, por una escritura significando una sa en esla creencia que, previamente, Lacan llamaba el sujeto
puntuación repetitiva. Así se puede dar cuenta del significante supuesto saber.
unvermogend en el caso Dora: Ja impotencia del padre, rasgo El ps icoanálisis opera una reducción del síntoma median-
unario de la identificación paterna o letra a referir al falo en te los efeclos de sentido de la interpretación psicoanalítica.
su inconsciente, es traducida en la tos - es decü~ en un goce Al menos, esto es un problema. En este sentido, la pregun-
soportado por el cuerpo. Un equívoco (unvennogend = impo- ta esencial es la siguiente: si el sentido es imaginario (más
tente o sin fortuna) sostiene esta conversión. En el caso de exactamente, un efecto de lo simbólico sobre lo imaginario),
la Sra. M, la madre infanticida (cf. capítulo 1), la letra es un ¿cómo un efecto de sentido puede tocar al síntoma, el cual
equívoco materno que el sujeto cita e inlenta cumplir como
una profecía. En este caso de psicosis, el inconsciente y la
letra son como escritos exteriores al sujeto que cita aquello 24 Vértigo (Estados Unidos, 1958), de Alfred Hitchcock, con James

que, de esta manera, determina su vida y sus actos, a saber, el Stewart y Kim Novak.
86 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 87

está hecho de goce y, por lo tanto, de real? 25 (No olvidemos ponerlo en movimiento, no es eso lo que lo reduce. Peor aún,
que lo real es lo expulsado del sentido.) El trazo de unión en- esas construcciones son sospechosas de alimentar el síntoma.
tre lo real y el sentido es lo inconsciente. Pero la pregunta Conocemos diversos testimonios de la práctica de Lacan. 27
sobre la cual tropieza Lacan es sobre aquello por lo que, en la En Abismos ordinarios, 28 Catherine Millot muestra cómo las
interpretación, toca el síntoma: ¿es el significante desprovisto interpretaciones equívocas del analista, a partir del discurso
de sentido, el "sonido" saussuriano, la exclamación que tiene del analizante, redujeron su síntoma. Pero ella sólo recons-
un eco en el cuerpo? O bien, ¿es el efecto de sentido? Lacan truyó la génesis de su síntoma muchos años después del fin
se inclina, más bien, por la segunda respuesta. Ciertamente, de análisis, en un efecto retroactivo [apres-coup) gatillado por
existen interpretaciones silenciosas, sin enunciado, debidas a la muerte de su padre. Tuvo la necesidad de hacer esta cons-
simples efectos de sentido (por ejemplo, cuando un anali zan- trucción suplementaria: la reducción lacaniana del síntoma,
te interpreta sin que el analista diga nada). Se trata, entonces, entonces, no se encuentra forzosamente en oposición con la
de "un decir silencioso" del analista. 26 Lacan también busca construcción de tipo freudiana por parte del analizante. Por
por el lado de la nominación (en el sentido de Platón), es decir, parte del analista resulta evidente que la reducción del sínto-
el efecto de lo simbólico sobre las formas imaginarias que son ma por la interpretación hace absolutam ente necesario que él
los esquemas de los objetos. Pero la respuesta es finalmente construya el caso de su paciente. En caso contrario, resultaría
extraída del nudo: el cierre del nudo (en un punto triple que, difí cil determinar la razón por la cual su interpretación daría
en la puesta en el plano, confronta al S con el objeto a, causa en el blanco, a menos que se crea en una comunicación de
del deseo) provocaría un efecto de sentido evanescente que inconsciente a inconsciente rebatida por la teoría lacaniana.
haría ek-sistir Jo real del síntoma, surgir afuera de lo simbóli- De todo lo anterior yo deduciría que Lacan no apunta-
co donde se encarna lo inconsciente como letra. Un año más ba al mismo real que Freud, a saber, la reconstrucción de la
tarde, en el seminario El sinthome, el caso de Joyce vendrá a "verdad histórica". Por lo demás, el seminario RSI diferencia
precisar este punto. la verdad y lo real en perjuicio de la verdad. Según Lacan,
Los testimonios que se tienen de la práctica de Lacan du- el pensamiento se centra demasiado en lo verdadero y en el
rante aquellos años de seminario sobre el nudo, van en esta binario verdadero/falso que, imaginario como todo binario,
dirección: reducir el síntoma por un efecto del significante in- provoca la debilidad mental y deja pasar lo real.
terpretativo-equívoco para mover lo inconsciente, constituido
él mismo por equívocos fundamentales a causa de la inmer-
sión del infans en su lengua materna. Los efectos de sentido de EL NOMBRE-DEL-PADRE
la interpretación comportan "trozos de lo real" en la medida
en que tienen aquel efecto de hacer ek-sistir el síntoma como El seminario RSI se distancia de Freud sobre la cuestión del
residuo de sentido. Si se sigue esta vía, el síntoma existirá bajo Nombre-del-Padre. Lacan relee a Freud con sus nuevos útiles
una forma cada vez más reducida, pero será cada vez más real y construye lo que se podría llamar "el nudo de Freud", es
hacia el fin de la cura, definida quizás como el momento en el decir, un nudo borromeo de cuatro que representaría la me-
cual los efectos de sentido no lo mueven más. Lo anterior no tapsicología freudiana. R, S, I existían para Freud, pero para
va de ninguna manera en la dirección de la idea de una efica- anudarlos este introduce un cuarto redondel, a saber, la "rea-
cia de la construcción simbólica que, finalmente, resolvería lo lidad psíquica" equivalente al complejo de Edipo que forma la
real del síntoma. Lacan no cree en eso o ya no cree más en eso. armadura de la realidad psíquica. En tal sentido, para Lacan
Ciertamente, el analizante puede construir en análisis, pero no el complejo de Edipo está "implícito" en el nudo borromeo de
es eso lo que pone en movimiento al síntoma o, en el caso de R, Se I, y no necesita de esta cuarta dimensión de la realidad
psíquica. A este propósito, evoca los cambios eventuales en
""'
25
Retomaré este problema en el capítu lo VII - Usos psicoanalíticos
del sintho rn e, p. 208 .
26 27 Cf. Haddad, G., Le jour ou Lacan m'a adopté, París, Grasset, 2002.
S22, sesiones del 11 de febrero, del 11 y del 18 de marzo y del 14 de
enero de 1975, respectivamente. 28 Millot, C., Abfmes ordinaires, Paris, Gallimard/L'infini, 2001.
~ ·
88 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 89

un análisis: "Anudarse diferentemente, eso es lo que hace lo se pregunta en qué consiste exactamente esta. En la Bibliá,
esencial del complejo de Edipo, y es muy precisamente aque- la nominación es distinguida de la creación ex nihilo que
llo por lo cual opera el análisis mismo". Esta pista es explora- hace surgir lo real de Jo simbólico. La nominación sería el
da en El sinthome. momento en el cual la palabra se anuda a lo real: después
En otra sesión de RSI, Lacan nota la "elisión" por Freud de la creación, hay que nombrar las cosas creadas. ¿Es esta
de "la reducción al I, al S y al R, como anudados los tres en- la función del Padre? Porque se habla de lengua materna, se
tre ellos" y da otra equivalencia de la "realidad psíquica" de piensa que aquella que aprende a hablar al niño es más bien
Freud, la cual estaría instaurada por "su Nombre-del-Padre": la de la madre, pero es necesario distinguir aquí Ja palabra y
ella equivaldría, de hecho, a la "realidad religiosa". 29 Se trata- su anudamiento con lo real. Finalmente, el Nombre-del-Padre
ría de una "función de sueño". _L a "realidad psíquica" tendería sería, en sí mismo, el equivalente del anudamiento borromeo
a hacer existir a Dios a causa de la suposición asociada de o, siguiendo a Freud, el cuarto redondel que anuda a los otros
una psiqué, de un alma. A esta realidad psíquica o religiosa, tres. Su "función radical" sería, entonces, "dar un nombre a
supuesta por la teoría analítica y sostenida por el padre, Lacan las cosas, con las consecuencia que ello comporta". Habría,
opone la "realidad operatoria" que intenta dar cuenta con el en consecuencia, una hmción en el nivel del leguaje mismo,
nudo. Sin embargo, correlativamente, Lacan afirma que Freud a estudiar a partir del nominalismo. Pero Lacan opera una
no cree en Dios, pero sí que quiere consagrar la religión como inversión final para afirmar la inutilidad de distinguirlo como
la neurosis ideal, en aquello que ella muestra la verdad de la cuarto redondel: debería situarse en lo simbólico mismo, es-
represión (lo hemos visto en el Moisés). Dios sería, entonces, tando "implícito" en lo simbólico y en el modo de anudamien-
el agente de aquella represión. El psicoanálisis sería, de este to de los tres registros.
modo, llevado a probar la ek-sistencia de Dios mismo (como La posición del Nombre-del-Padre en lo simbólico era un
el agente de la represión) , de la cual todo el mundo, de hecho, punto esencial del laconismo de 1958, pero de una forma muy
cree sin saberlo. La tradición judía de Freud Jo liga a la ciencia diferente. El Nombre-del-Padre era, entonces, el significante
y a lo real. Para Lacan, entonces, el desafio sería "doblar eso" de la ley que garantizaba el funcionamiento no psicótico de
de otra manera. Sin embargo, él no dice que el Nombre-del- lo simbólico. Por ello, tenía una función muy ÍlJerte que le
Padre no existe. Él propone pluralizarlo (lo ha hecho desde daba aquel lugar de Otro del Otro, de garante absoluto, al que
1963), y supone que podría existir un estado donde esta "su- luego Lacan renunció. Su función no sólo era una función de
plencia" por el Padre no sería más indispensable. No obstante, nominación, sino una función de establecimiento de Ja ley, lo
se mantiene prudente: no está seguro de que aquello fuese un que de ninguna manera es lo mismo. Lo hemos visto, en RSI,
progreso y, por lo demás, no lo profetiza; se pregunta si nues- el Nombre-del-Padre es claramente distinguido del agujero de
tros I, R, S no están, para cada uno de nosotros, "aun en un es- lo simbólico (f\.), donde se sitúa la ley de la prohibición del in-
tado de suficiente disociación como para que sólo el Nombre- cesto. Darle una hmción de nominación lo aleja de la función
del-Padre haga nudo borromeo y mantenga todo eso junto". de agente de la castración que tenía en 1958. Por lo tanto, se
En todo caso, eso justificaría el término de suplencia para el trata de un reacomodo de su función de 1958. Además, hacer
Nombre-del-Padre, ya que podría existir un estado en el que del padre la causa del síntoma de los hijos es darle una fun-
no sería necesario. En RSI, la función del padre está religada ción bastante más débil que Ja de garante de la ley.
a aquella del síntoma: es, recordémoslo, gracias a la "perver-
sión" del padre que se establecería el síntoma de los hijos.
Al final del seminario, luego de haber reducido la función REDUCIR
del Nombre-del-Padre a la función de la nominación, Lacan
¿Acaso no es esta una de la claves de RSI? No es la "construc-
29
S22, sesiones del 11 de feb1-ero y del 15 de abr il de 1975, del 17 de
ción de sí", ni de la vida interior que se perfila en el horizonte
diciembre de 1974, del 8 de abril y del 11 de marzo de 1975, respectiva- del análisis, sino que la reducción material del síntoma por
mente. el significante equívoco, del cual daremos la estructura en el
90 LACAN Y EL SINTHOME CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 91

próximo capítulo. Ninguna construcción o edificación simbó- Esta introducción al nudo borromeo a partir de RSI, el
lica daría jamás la clave de lo real. Esto pertenece a una época primer seminario que propone un sistema amplio y coheren-
sobrepasada de la enseñanza de Lacan, aquella del análisis te, nos conduce a un umbral: existirían nuevas funciones del
de la fobia del pequeño Hans, cuando lo real se alcanzaba Nombre-del-Padre que difieren del padre freudiano como lu-
gracias al mito. De ello yo deduciría que la última práctica gar de la "verdad histórica" y, finalmente, como nombre últi-
de Lacan -criticada por algunos que, quizás, no comprendie- mo de lo real. RSI concluye con una posición problemática y
ron la apuesta, envidiada ya que inimitable, e imitada para lo debilitada del Nombre-del-Padre, así como con la pregunta
peor- es coherente con su enseñanza. por la articulación entre la nominación y el síntoma.
Tanto más se comprenden las ganas de Lacan por saber, Nominación y causa del síntoma: estos temas anuncian el
gracias al pase, lo que había en la cabeza de sus analizan- seminario sobre Joyce y el sinthome que estudiaremos aho-
tes. En efecto, concentrado en la materia del síntoma para ra. ¿Querrá Lacan introducir el mito de un Dios-el-padre que
reducirla, no sabía finalmente mucho de sus elucubraciones. daría los nombres, allí donde Freud había planteado un Dios
Después de su muerte, con algunos de sus estudiantes, el pase testigo de su propio asesinato y, así, conservado en lo incons-
devino el lugar en el cual se probaba la construcción del ana- ciente como un monumento de la represión? ¿Sería eso, aca-
lizante respecto de lo real: h1eron ellos los que, así, hicieron so, lo que significa "doblar" a Freud?
una suerte de segundo "retorno a Freud", volviendo finalmen-
te a una concepción de lo real como "verdad histórica". La
difícil doctrina del nudo borromeo no pasó a la práctica de
estos, salvo por una imitación irritante del estilo del maestro.
Juegos de palabras arbitrarios tomaron el estatus de inter-
pretaciones, mientras que la noción de equívoco en Lacan es
compleja y ligada a difíciles detecciones del sujeto "trabado"
en un nudo singular. Una de las dificultades -incluso puede
ser un impasse de la transmisión de Ja obra de Lacan- provie-
ne de este obstáculo para captar aquello que está en juego en
el nudo. A falta de haberlo captado, la clínica lacaniana se vio
s u crítica de la religiosidad de l padre e n e l psicoanálisis (y ele sus avatares
criticada, mientras que su impacto cultural es cada vez más
reaccionarios), pero no como para tirar tocio por ]a borda. Es falso que
importante. Si los psicoanalistas formados en un inicio por Lacan haya sosten ido durante toda su vicia su tes is sobre los Complejos fa-
esta enseñanza no hacen el esfuerzo de dar cuenta clínica- miliares de 1938 y aquella del "orden s imbólico" de Jos años cincue nta . De
mente de Jo que significa para ellos el s íntoma o el sinth01ne, hec ho, Lacan desconstruyó paso a paso el Nombre-del-Padre desde los
a fin de cuentas ellos contribuyen a una opacidad que no sirve años sesenta. Por lo demás, el autor mi smo lo reconoce en otros pasajes.
al psicoanálisis. (Evidentemente, ellos también pueden refu- Como lo demuestro aquí, la teoría del sinthome abre perspectivas nuevas,
incluso respecto de la fun c ión del padre qu e no se reduce a aquella del
tar la teoría.) La solución, en todo caso, no puede ser el dejar
Nombre (¿por qu é, para co nstruir s u críti ca, M. Tort no realiza un estudio
en impasse esta última parte de la enseñanza de Lacan, corno d irecto de El sinthome y se co ntenta co n revisar obras de exéges is que su-
si fuera una errancia senil, para apoyarse únicamente sobre fren ele una óptica "rel igiosa" en su devoción a l Nombre-del-Padre?). Re-
los "sólidos" años 1950-1960. Pues los problemas planteados duc ir el psicoanálisis a "la interpretación de las relaciones inco nsc ientes"
en aquellos años por el Nombre-del-Padre fueron reinterro- y "a la producción de mecanismos edíp icos en el sentido más ampl io: una
gados luego de una manera incisiva, lo que hace que muchas historia ele desgarramientos, de odio, de ide ntificaciones entre padres e
hijos que no había sido jamás formulada, siendo que e!J a parece de una
críticas de hoy parezcan débiles en comparación con la fineza
evidencia formidable en su princip io" (p. 23), implicaría empobrecerlo
de los mencionados desarrollos. 30 considerablemente y no dejarle mu c ho más que ¡el conductismo! Cierta-
mente, estamos de acuerdo en cambiar e l lugar del padre, pero entonces
30
Po r ejemplo, aquellas de Michel Torl e n su Fin del dogma paterno es necesario proponer a lgo más eficaz que las teorías existentes, cosa que
(Paris, Aub i e1~ 2005), con las cuales estoy de acuerdo en lo que respecta a no es nada fácil.
EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 93

prolonga RSJ , del cual acabo de esbozar sus lineamientos.


Pero se trata de una continuación que, como dice Lacan, fue
CAPÍTULO IV "desviada del proyecto" 3 inicial en virtud de la invitación re-
EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO cibida para dar esta conferencia. Propongo leer este semina-
rio como un recorrido sostenido entre su primera y su última
sesiones: si la primera sesión, del 18 de noviembre de 197 5,
Esposa y compañera de Adam Kadmon: Heba, Eva anuncia la tesis central, ya citada en la conferencia -el sínto-
desnuda. Ella no tenía ombligo. Vean . Vientre sin ma suprime el símbolo; 4 la última sesión, del 11 de mayo de
tacha, combándose grueso, broquel de lenso perga- 1976, produce el ejemp lo de un síntoma singular, aquel de
mino, no, montón de blanco trigo auroral e inmor- Joyce, que suprim e el sím bolo, además de mostrar concre-
tal irguiéndose de eternidad en eternidad. Vientre de
pecado.
tamente las funciones de este síntoma, a veces rebautizado
Matrizaclo en pecaminosa oscuridad fui también
como sinthome, apoyándose en la teoría borromea. El semi-
hecho, no engendrado. Por ellos, por el hombre que nario puede, entonces, leerse como la demostración de una
tiene mi voz y mis ojos y la mujer espectral con el ex istencia, término característico de lo real lacaniano: exis-
aliento oliendo a cenizas. Se abrazaron y se aparta- te al menos un síntoma que logró suprimir el símbolo y que
ron, habiendo cumplido la voluntad del acoplador. nos muestra "el aparato, la esencia, la abstracción" del sínto-
Desde antes ele las edades Él me quiso y ahora no ma. Así, Lacan da prueba "por Joyce" de su saber-hacer con
puede dejar ele quererme, ni nunca. Una !ex eterna el nudo borromeo. En este capítulo examinaré la tesis de la
está cerca ele Él. ¿Es ésa, en/onces, la sustancia divi- primera sesión del seminario. Luego, en el capítulo siguiente
na por la que el Padre y el Hijo son consus/anciales? -"E l joven hombre sin ego"-, abordaré la última sesió n. Ense-
JAMES JOYCE, Ulises 1 guida nos detendremos en las propiedades prácticas del sín-
toma para su uso clínico.

Sin el encuentro de Lacan co n Joyce, las teorías del sinthome l. JONES EL SÍMBOLO Y JOYCE EL SÍNTOMA
y del nudo borromeo no habrían tenido ningüna posibilidad
de sobrevivir en el psicoanálisis, ya que ellas adolecerían de Pa1-tamos de la versión oral de la conferencia sobre Joyce. La-
la sustancia que las h ace suficientemente creíbles . En efecto, can protesta contra un error de impresión en el título: "Joyce
pienso que no es posible fundar un paradigma psicoanalítico el síntoma" habría devenido "Jacques el símbolo". Lacan se
sin apoyarse en un caso o, a l menos, en un ejemplo princeps expresa deliberadamente (¿en razón, acaso , de su público li-
-sin ser Joyce un caso en es tricto sentido. El hecho de que La- terario?) en el estilo de una imitación joyciana y menciona
can no utilice un caso analizado tiene, por lo demás, todo su la primera ortografía "sinthom.e" de síntoma, siendo que la
valor, en la medida en que una de sus tesis es, precisamente, segunda habría ocurrido en la época de Rabelais, quizás por-
que el sinthom.e joyceano no se analiza. Sin embargo, el caso que estaba iníluenciaclo por el discurso médico y, sobre todo,
Joyce es llevado al nivel del paradigma: aquel de encarnar el a causa de una inyección, importante en aquella época, de
síntoma, pues el verdadero nombre propio del escritor sería, griego en el francés. La inyección ele una lengu a en otra es
segú n Lacan, "Joyce el Síntoma". 2 El sinthome (1975-1976)
co nfér"en cc clon née le 16 ju in 1975 ... , en S23, op. cit., p. 161 (en ade lante
1 refercnciada co mo vo). La segunda, reescr ita por el propio Lacan: Lacan,
Joyce, J. ( 1922), Ulises (trad . esp. S. Subiral), B uenos Ai1-cs, P luma J. ( 1979), Joycc le Symptóme, en Autres écrits, op. cit. (en ade lante refe-
y P incel, 2001, p. 232. renciacla co mo vf).
2
Títul o de la co nfere nc ia dada por Lacan el 16 de junio de 1975, gra- 3 S23, p. 12.
cias a la in vitac ión de Jacq ues Aubert. Existen dos ve rsiones ele esta. Una 4 "S i d igo Joyce el Síntoma, es que el s ínto ma, e l s ímbolo, él lo supri-
esta blecida a part ir ele un as notas: Lacan, J. (1975), Joyce le symplóme, me, si es que acaso puedo co ntinu ar poi- es ta vena", vo, p. 164.

92
94 LACAN Y EL SJNTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 95

corrientemente utilizada por Joyce. En esta ocasión, Lacan el S2, el significante doble, el equívoco. Además, el síntoma
da una muestra de su preocupación por las relaciones entre sólo está en apariencia cosido al símbolo, pues finalmente el
el símbolo y el síntoma. Hace referencia a dos personajes de escritor logra, gracias a sus procedimientos literarios, supri-
Finnegaris Wake: Shem, "el primitivo", que rebautiza como mirlo. Por lo tanto, el equívoco es la materia del síntoma, pero
"Shemtoma", y Shaun, los cuales están "anudados" como ge- al final esta pierde su poder de dividir el sujeto: ella se encuen-
melos. A Shaun, Joyce le había puesto Jones, 5 el psicoanalista tra congelada en palabras-lentejuelas fascinantes, enigmas
biógrafo de Freud. Por su parte, Lacan identifica a Joyce con cuya historia se puede reconstituir laboriosamente, siguiendo
Shemtoma, haciendo que Jones-Shaun devenga correlativa- las indicaciones dejadas a propósito por el autor.
mente el símbolo. 6 He aquí, entonces, la primera significación de la abolición
La oposición entre los dos (¿falsos?) gemelos es la siguien- del símbolo por el síntoma: una pérdida del valor habitual del
te: Jones no se habría jamás permitido el menor chiste [mot equívoco, aquel que es precisamente utilizado por la interpreta-
d'esprit]. Freud lo habría, incluso, escogido por eso ("Con Ja- ción analítica para dividir al sujeto. Se reencuentra la idea que,
nes, Freud estaba tranquilo -sabía que su biografía sería una como vimos, se enunciaba en RSJ: "el síntoma[ ... ] pertenece
angiografía"). El símbolo se entiende aquí como el significan- a lo real" y este es "lo expulsado del sentido", 9 o sea, lo que
te amo absoluto (anotado S1): Iones el símbolo encarna el S 1 queda del goce cuando el sentido se pierde, pero no por un
que no se deja llevar, por "el mordiscón de lo inconsciente" ,7 empobrecimiento del símbolo, sino que por su uso exacerba-
hacía el equívoco. do, por el exceso de equívocos (¿no es, por lo demás, Jo que
Por el contrario, Joyce el Shemtoma hace un uso extremo Lacan pone en escena frente a su público del seminario de
de los juegos de palabras. Su texto es tá tejido por ellos, uti- aquella época?). En consecuencia, se comprende por qué el
liza todos los recursos de la lengua y del inconsciente, pero síntoma joyciano será considerado como inanalizable. 10 De
al mismo tiempo -y esto puede parecer paradójico- el artis- ello resulta una pregunta candente para el analista: ¿cómo
ta está "desabonado de lo inconsciente". Lacan quiere decir operar sobre el síntoma del analizante, si lo que nos muestra
que Joyce maneja perfectamente el uso de] equívoco, incluso Joyce es precisamente la esencia misma de este y que "no hay
goza de este, pero que, contradictoriamente, da testimonio de nada que hacer para analizarlo"?
una cierta insensibilidad inconsciente al equívoco; el resulta-
do es que Joyce no conmueve el inconsciente del lector como
lo haría un humorista gracias a sus jokes. Ser el Shemtoma Il. EL GÉNESIS PARODIADO
consiste, entonces, en devenir el "amo de la lengua" 8 que, se-
gún Lacan, se caracteriza por sus equívocos hasta suprimir el La primera sesión de El sinthome retoma la pregunta por la
símbolo, el vector del sentido. El síntoma aparece, entonces, nominación, dejada en suspenso al final de RSI. En efecto, a
como cosido al símbolo. No obstante, contrariamente a Jo que propósito de la nominación de las especies en la Biblia, Lacan
significaba "símbolo" en "Janes el símbolo", este no es más en- se interrogaba:
tendido como el significante amo -el S 1-, sino más bien como
la nominación de especies, ¿qué representa? Segura-
5 Shaun y Jon es son palabras prácticamente homófonas. (N. de los T.)
mente, una nominación estrechamente simbólica, una
6 No sin evocar el título de su escrito de 1960: Lacan , J. (1960), A la nominación limitada a lo simbólico. ¿Es que esto nos es
mémoire d'Ernest Jones: Sur la théor.ie du symbolisme, e n Écrits, op. cit., suficiente como para dar soporte a aquello que viene en
p. 697 sq.
7 Vo, p. 164. La ex presión provie ne del primer capítulo de Ulises, don-

de Agenbite of inwit es traducido como "Mordiscón del subconsciente" en 9 S22, sesio nes d el 19 de noviembre de 1974 y del 11 de marzo de
la reciente traducción castellana (Joyce, J., Ulises, op. cit., p. 17 l) y que la 1975, respectivamente. Por esto, el s ínto ma no es más "goce-ntido" [jouis-
nueva traducción francesa, realizada pot- Jacques Aubert, prefiere tradu- sens], sino aquello qu e ek-siste a l se ntido cuando se lo ha agotado (Cf.
cir "re-mordimientos de lo inéxtimo" (Cf. Notes de lectures, S23, p. 198). Lacan, J. (1974), Télévis ion, en Autres écrits , op. cit., p. 517).
8 Vf, p. 570.
\O S23, p. 125.
96 LACAN Y EL S!NTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 97

un punto, cier tamente no indiferente, de es te agrupa- El siguiente asunto del pasaje del final de RSI citado ante-
miento en cuatro del nudo que se soporta del Nombre- riormente, es el vínculo entre la nominación como cuarto ele-
del-Padre ? ¿Es que el padre es aquel que dio su nombre mento y el padre que, anteriormente, Lacan había considerado
a las cosas? ¿O bien es te padre debe ser interrogado como el cuarto elemento freudiano: la cuestión freudiana del
como padre a nivel de lo real? 11 padre, la cual había sido rechazada como religiosa, en cier-
to sentido re torna, insistiendo ahora bajo. los auspicios de la
Y reenvía para el año siguiente la elucidación de la "sus- nominación. La función del padre ¿es, acaso, la nominación?
tancia" del "nombre de padre". ¿Debe ella ser interrogada a nivel de lo simbólico o de lo real?
Este pasaje condensa varios asuntos . Por una parte está la Y, entonces, ¿qué lazo entretienen la nominación con el sín-
cuestión de la función del padre. En RSJ, Lacan intentaba des- toma?
marcarse de Freud quien, según él, anudaba tres redondeles En un con texto en el que la religiosidad eventual del psi-
independientes (R, S, I) mediante un cuarto redondel, aquel coanálisis es cues tionada, no es indiferente que la pregunta
de la realidad psíquica. Al comienzo, Lacan había identificado se haya materializado en un esbozo de lectura del Génesis.
este cuarto redondel como el complejo de Edipo; luego, como Retomado, luego, bajo una forma francamente paródica, en
Ja realidad religiosa, aquella de la creencia en Dios y en el Ja primera sesión de E l sinthome, va a llevar a una respuesta
alma sostenidos por "su Nombre-del-Padre" (a saber, aquel de más bien inesperada - qui zás a causa de Ja lectura de Joyce
Freud) . Para eventualmente sortear este Nombre-del-Padre que, en el intertanlo, influenció su trayectoria. 12
demasiado cargado de religión, entonces, había propuesto el Lacan distingue la creación ex nihilo - la cual fabrica real a
nudo borrom eo de a tres como soluc ión alternativa (¿alea?): partir de lo simbóli co s in materia previa- de la nominación de
la dimensión de una "realidad operatoria" del anudamien lo las especies que le siguen. Si Ja creación es llama da divina, es
borromeo contendría implícitamente al complejo de Edipo y, en referencia a la nominación concebida como derivada de lo
por lo tanto, permitiría la economía de un cuarto redondel simbólico puro: 13 h a bría un círculo perfecto que primero iría
"religioso" (el primer nudo borromeo de a cualro propueslo de lo simbóli co a lo real y luego se completaría con un retorno
por Lacan, le vino a la mente - hay que subrayarlo- en ocasión de Jo real a lo simbó li co, por la nominación divina, poniendo
de su transposición borromea de Freud). Este hipolético nudo cada cosa en su lugar y dando su nombre a cada cosa, en un
borromeo de a tres encarnaría, "en estado puro, la noción de mundo perfectamen te ordenado. Así, Dios operaría un capi-
relación" en el mundo borromeo, dond e dos elemen tos cua- Lonaje perfecto de lo real y de lo simbólico.
lesquiera jamás tienen relación entre ell os sin la participación Pero este programa ideal no se sosliene y Lacan va a se-
de un tercero. parar radicalmente la nominación de la creación. En efecto,
Pero, desde que le vien e la idea de que la nominación fi- no es Dios aquel que n ombra, sino el hombre. Y es te sólo lo
nalmente no dependería únicamente de Jo simbólico, Lacan puede hacer en su lengua materna, es decir, aquella de su
no se siente más satisfecho con esta solución borromea de a
tres como, sin embargo, Jo había afirmado poco tiempo antes. 12
Comienza a pensar, entonces, que para anudar R, S e I, se- Por ell o, ex pli ca r este desarrollo sob1-e el Gé nes is e n el comi enzo de
El sinthome co mo no s ie ndo más q ue u na 1-eco ns ideració n paródi ca de
ría necesario inscribil~ además, un cuarto elemento. Por ell o Finnegans Wa.ke , parece un tanto in su fi ciente . Cf. Mi ller, J .-A, Noti ce de fil
nuevamente vuelve a la idea, sin Freud es ta vez, de un nudo en a ig uill e, en 523, p. 21 5.
borromeo de a cuatro, en el cual el cuarto redondel sería la 13
"El s ig nifica nte repud ia la ca tegoría de lo e terno, y empero, sin-
nominación, distinguida de lo simbóli co como una Ílmción gul a nn ente, es por s í mi smo. ¿No les parece claro que participa, para
particular. · e mpl ear un enfoqu e platónico, de esa nada de donde la idea creacio ni sta
nos dice que a lgo enteramente origina l se hi zo ex nihilo? ¿No hay algo ahí
que les aparezca [ ... ] en el Génesis? És te no nos relata nada más que la
11 522, en lo que sig ue, sesiones de l 13 de mayo, del 14 de enero, del creación -de nada, e n e fecto- ¿de qu é? De nada más qu e de signifi ca ntes .
1 J de febrero, del 11 de ma rzo, del 15 de a bril de 1975, respecti va m ente. Desde qu e esta creació n surge, e ll a se articu la por la nominación de lo
Cuestión reto mada en la sesión del J 3 de mayo de 1975 y e n 523, p. 37 . que es . ¿No es es to la creació n en su ese ncia?" Cf. 520, p. 41.
98 LACAN Y EL S/NTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 99

madre, Evida, 14 cuyo nombre en hebreo significa "la madre Edipo, como tal, es un síntoma. Todo se sostiene en tanto que
de los vivos". Lacan reinterpreta un poco la filiación de Adán, el Nombre-del-Padre es también el padre del nombre, lo cual
quien deviene el hijo de su compañera. Por este hecho, Adán no hace menos necesario el síntoma".
sólo podía hablar en su lengua materna, que es aquella del En consecuencia, incluso si el niño se apoya en el padre,
pecado original, ya que es el idioma con el cual Eva habló a la en su nombre o en su función de nominación, el síntoma le si-
serpiente. Finalmente, no existe ninguna lengua divina para gue siendo necesario además del Nombre-del-Padre y deviene
la nominación; solamente existe Ja lengua del hombre, que es el cuarto elemento inevitable que reúne R, S e I. En otro lugar,
su lengua materna, una lengua particular que siempre es la Lacan propone "recubrir" el Nombre-del-Padre mediante el
lengua del deseo de ella, de la madre, y de su goce: síntoma. 17 De hecho, R, Se 1 son, todos a la vez, distintos y sin
relación, mientras que los tres no se sostendrían juntos sin un
La creación llamada divina se redobla, entonces, por cuarto lazo. La padre-versión (pere-version] consiste en que-
el palabreo del hablanser, como lo llamé, por el cual Evi- rer servirse del padre para materializar este cuarto redondel,
da hace de la serpiente lo que me permitirán llamar el aunque Lacan indica que esto no sería más que un caso par-
aprieta-nalgas, posteriormente designado como falla, o ticular: podemos servirnos de otro síntoma e incluso cuando
mejor como falo - ya que es bien necesario uno para nos servimos del padre, hay necesidad de un síntoma más.
hacer el paso-en-falta 15 . El síntoma está ahora a un escalón por encima del Nom-
Es la falta, el sin, que es la ventaja de mi sinthome de bre-del-Padre, cuyo concepto, empero, no es de ninguna ma-
empezar por allí. En inglés eso quiere decir el pecado, nera suprimido. Simplemente, esto cambia todo. Por una
Ja primera falta. 16 parte, porque el síntoma ha tomado el lugar central que, an-
tes, tenía el Nombre-del-Padre en la teoría. Por otra parte,
De Dios el padre, henos aquí llevado a la madre, es decir, porque el síntoma no está más únicamente relacionado con
a una mujer y su "parloteo" con fines de goce. Del símbolo lo simbólico. Hay, por lo tanto, una verdadera revocación de
divino hemos pasado a la génesis del síntoma. En efecto, la la función de Jo simbólico, cierlamente comenzada ya -como
nominación divina no existe. Tal es la primera respuesta a la lo vimos- desde hace largo tiempo, pero que aquí aparece sin
pregunta que insistía en RSJ: no hay punto de capitón que, retorno. El estilo de esta sesión del seminario es, en este sen-
operado a priori por el Nombre-del-Padre entre lo real y lo tido, elocuente, rayando en la burla: "Dios parodia al hom-
simbólico, cosería estos dos registros uno a otro, sin reslo, bre"; "Adán era, por supuesto, una madama"; "el parloteo" o
como era el caso en la teoría de 1958 sobre el redoblamiento "la lengua bien dotada" de Evida, etc. Todo aquello que, para
del Otro de lo simbólico por aquel de la ley. Este era, enton- Lacan, tradicionalmente se relacionaba con lo simbólico es
ces, Otro del Otro interno a lo simbólico. El redoblamiento revocado: Dios, la palabra devenida parloteo, el lenguaje de-
se desplazó de la ley, interna a lo simbólico, al síntoma que no venido lengua, la virilidad e, incluso, la lógica. Pero la parte
le pertenece más. Asimismo, Lacan agrega: "El complejo de de lo siml;>ólico a la que se apunta aquí es claramente el sím-
bolo, es decir, el Nombre-del-Padre como emblema de la ley
divina, como un S1 del cual Lacan se había burlado en su
14 La a utora utiliza aquí e l nombre por medio del cual, e n el se mi-
con ferencia sobre Joyce, bajo la forma metafórica de "Jones
nario sob1-e el sinthome, Lacan se refi e1-e a Eva, a sabet~ Évie. Se lrata de
un nombre propio que no constituye estrictamente un neologismo , s ino el símbolo". El Nombre-del-Padre no está más implícito en lo
una variante del mencionado nombre que, como este, deriva de l hebreo simbólico, no como ley, ni siquiera como función de nomina-
havvah (111adre de los vivos) . No obstante, en francés la variante deja es- ción. 18 Muy por el contrario, él es considerado en el nivel del
cuchar la palabra vicia (vie}, por lo qu e tracluci111os Évie por el neo logismo síntoma que lo engloba como un caso particular, pero donde
Evida. (N. ele Jos T.) todavía ocupa un lugar distinguido. En la teoría de Lacan, el
15 Lacan usa aquí el neo logismo faut-pas que, construido por pas
(paso} y por faute (falta, cu lpa}, es ho111ófono ele la expresión fau x -pas
17
(paso en fa lso}. (N. ele los T.) Vo, p . 167.
16 S23, p. 13. 18 S22, sesión del 11 de marzo de 1975.
100 LACAN Y EL SINTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 10 1

síntoma ha, entonces, abolido el símbolo, tomado aquí como Así, sólo la creación (designada trivialmente aquí como
el significante amo absoluto. He aquí, en consecuencia, una la obra de "ponedoras") podría hacerla única y divina, pero
segunda significación, metateórica, de la frase: el síntoma su- el sujeto aprende, por el análisis, que sólo hubo una madre
prime el símbolo. · particular cuyo deseo marcó , por su singularidad, la lengua
No obstante, otra parte de lo simbólico queda aún en su lu- materna: lo que nos es realmente transmitido es esta singu-
gar, a saber, aquella que es rechazada del lado de Evida, de su laridad y no un universal femenino mítico que es una inven-
lengua bien dotada y de su deseo: lo simbólico como el lugar ción ideal secundaria. Siguiendo probablemente esta direc-
de los equívocos, como "lalengua" (en una sola palabra) que ción, Lacan induce el rol crucial de las mujeres en el hecho
usa el hablanser en su "parloteo", el cual no le sirve tanto para de que la lengua sea viviente. El hombre, "portador de la idea
comunicar como para gozar. Este tema se remonta al semina- de significante" y de la sintaxis -donde "idea" se entiende en
rio Aún. 19 Con él se marca el momento de un anterior agarre un sentido platónico, imaginario y teórico (o sea, siempre en
del goce sobre el lenguaje que deviene una superestructura en el sentido de la superestructura del lenguaje)-, es opuesto al
relación a "lalengua", definida la integralidad de sus equívo- "conjunto de mujeres que engendró lo que llamé !alengua",
cos. 20 Sin embargo, es posible preguntarse si acaso esta Evida es decir, los equívocos que son posibles en ella, lo real de la
no sería el doble femenino de Dios, lo cual nos traería nue- lengua que soporta el síntoma de cada quien . Por este hecho,
vamente al punto de partida, es decir, al Nombre-del-Padre. el síntoma hereda del carácter "notodo" 22 de la feminidad, de la
Lacan se previene inmediatamente de esta objeción. Primero,
por una suerte de pirueta: en efecto, dice, Evida es "la única, 22
E] notodo (V) es la invención ese ncial de l lado muj er de las "formu-
la mujer" , "mítica en el sentido de que la mujer la hizo singu- las de la sexuació n" de Laca n. La estructura de es tas fórmul as opone dos
lar"; "la mujer de la cual se trata es otro nombre de Dios, y es lados: a la izqui erda, el lacio hombre y, a la de recha, el lacio rn uj e1~ recono-
por ello que ella no existe, como variadas veces lo he dicho". cidos por sus modos ele inscripción e n la func ión fá li ca,<!>. Las fór mulas
Pero, más adelante en el seminario, recuerda que: utili za n los proscl iorisrnos ele Ar istóteles, ll amados cuantifi cadores en la
lóg ica moderna y cuantores por Lacan, además ele las barras ele negac ión
La única cosa que permite suponer a La mujer, es ubicadas e ncim a de ellos.
que, como Dios, ella sea ponedora. Fó nnu las ele la sexuación
No obstante, el progreso que el análisis nos ha hecho
hacer, ha sido percatarnos de que, pese a que el mito la Hombre Mujer
haga salir toda de una sola madre, a sabe1~ de Eva, solo 3x <l>x 3x <J>x
hay ponedoras particulares. 2 1 Vx <l>x Vx <l>x
(S20, p. 73)

E ntre hombres y mujeres, la oposición ese ncial es aque ll a del tocio y


19
En Aún, Lacan sitúa el s ig nifi cante en e] nivel de "la susta ncia go- del notoclo (Lí nea inferior).
za nte" : "El s ignificante es la causa de l goce". La li ngüística es un d iscurso Lacio hombre, el todo está delimi tado poi- un borde que se exceptúa,
c ien tífico que define el leng uaje y las propiedades de la pareja sig nifi - donde se s it úa el padre. Se trata de una transcripción lógica del mito de
cante-sign ificado . En adelante, Lacan d iferenc ia lo que él estudia co rno Tolem y Tabú: la virilidad se obtiene a l precio de Ja castrac ión por el padre
ps icoa na li sta, i.e., el significante corno sustancia gozante, bajo el nombre de ]a horda, qui en posee a todas las m uj eres (fórm ul a del padre, arriba a
de "lingüisteria". Cf. S20, pp. 20, 26-27, 35. la izqui erda). Así, e l padre es, para el hombre, un obstáculo necesario : la
20
"Este dec ir sólo procede del hecho de que lo inconsciente, por esta r contradicción rige esta pareja de fórmulas .
estructurado corno un .l enguaj e, es dec ir, !a lengua que él habita , está su- Lado muj er, el notodo es ilimitado . La fórmu la de a rriba escribe la
jeto a l equívoco con el que cada una se d istingue . Una .l engua entre otras ausenc ia de excepción que haría borde de este .lado, como ]o es el padre
no es nada más que la integra lid ad de los equívocos que su historia ha de] lado de ]os hombres. Este ilim itado no hay qu e forzosame nte conce-
dejado persistir en ell a". Laca n, J., (1972), I.:étoutd it, en Autres écrits, op. birlo corno un infi n ito. Milner da e] ejemplo del juego de damas corno
cit., p . 490. paradigma de un n otodo finito: hay un número fi ni to de piezas, es decir,
21
S23, pp. 128 y 117, respectivamente. un núm ero finito de damas posibles, pero en Ja medida en q ue cualquier
102 LACAN Y EL SINTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 103

discordancia femenina en relación a lo universal: 23 decir que Génesis como una metáfora paterna completamente puesta
es notodo (lo que también es una propiedad de la verdad) ya patas para arrib a : al comienzo, hay por supues to Dios el pa-
implica a mínima, que será pluralizado en una serie de casos dre, pero él se encuentra redoblado luego por la madre y su
singulares y que será difícil hablar de síntomas-tipo . ilícito deseo del falo. En esta nueva lectura del mito, las mu-
En este punto de nuestro comentario, el síntoma está, en- jeres se encuentran en una posición decididamente principal:
tonces, emparejado con la nominación, a la cual le ha sido donadoras de lengua, ellas son también el punto de partida de
quitada la exclusividad divina del Nombre-del-Padre para ser la ciencia (aunque no es seguro que Lacan valorice mucho la
llevada al lado de la mujer-madre, notoda. Por este hecho, ya ciencia en esta época). En esta reescritura lacaniana del mito
no se tratará más de hablar de símbolo aisladamente, sin el del Génesis, la ciencia aparece, en todo caso, como un sínto-
síntoma: el símbolo es redoblado por el síntoma. ¿En qué sen- ma que cesaría si se escribiera Ja relación sexual. En efecto,
tido? Lejos de la pureza del capitonaje sin resto de lo real por si la relación sexual hubiere existido y, en consecuencia, se
lo simbólico, la nominación por la madre está intrínsecamen- hubiese escrito, si entre los sexos hubiera habido un discur-
te cargada de pecado, de falta: la madre no es el símbolo, ni so que no fuese semblante, la mujer se hubiese quedado con
el sujeto de la pala bra plena, sino un ser en cuya chách ara las Adán y no habría ido a buscar el falo en otro lugar bajo Ja
palabras están llenas de goce, el goce que "no se debe". ¿Qué forma de un saber prohibido por Dios. De esta búsqueda del
es este último goce? En la parodia que Lacan hace del Géne- falo proviene Ja falla que no cesa de expandirse, aquella de la
sis, es bastante claro. En lugar de gozar de la felicidad "como castración donde se aloja el "sin cesar" de la expansión del sa-
se debe" con Adán, ella habla a Ja serpien te y, así, se compro- ber científico. En es te mito lacaniano, las raíces del árbol de la
mete en la vía de la desobediencia de Dios y de la falta. Lacan ciencia son intentos fallidos de establecer una relación sexual.
hace, enton ces, escuchar el equívoco del sin de sinthome, el Asimismo, el sín toma de cada quien brota desde el zócalo de
cual en ingl és quiere decir pecado. Esta falta originaria, debida la imposibilidad de escribir la relación sexual de sus padres.
al apetito de goce matemo, es el punto de inserción del síntoma: "La falta", el sin del sinthome proviene de allí. No se puede
este será cargado de las primeras palabras escuchadas, excla- encontrar su significado de origen. De ahí el mito de Evida
maciones perentorias y equívocas, las cuales pesarán sobre el que es tablece Ja materia primera del síntoma, el equívoco sig-
sujeto de una manera fa tídica y que, a veces, serán transmiti- nificante anudado al goce materno. ¿Cómo traducir esto en el
das por otros, particularmente aquellas del padre, aunque no mundo borromeo? Lacan dirá que existe por cada quien una
siempre. falta 24 [faute} particular de anudamiento, un error o un lapsus
El apetito de goce de la madre implica estructuralmente del nudo: "la falta" que el sinthome corrige.
también, incluso si Lacan no habla de ello aquí, el incesto, la A partir de es ta primera sesión del seminario, volvamos a
posesión corporal y sexual de los niños. A es te respecto, he- las "relaciones" del síntoma y del símbolo . "Relación" es, por
mos es tudiado varios ejemplos clínicos: la madre infanticida, lo demás, un térm ino que no conviene para nada aquí, ya que
la Sra. P (la anestesista) y el caso de Paul. Lacan reescr ibe el los redondeles tomados de a dos, en el mundo borromeo, 25 no

pieza puede llegar a se r dam a , el proceso es s in excepc.ió n, es d ec i 1~ noto- 24 E l texto francés utili za el término faute, el cua l tie ne una conno-

do. Lo mi s mo ocurre e n el mito de Don Juan: ex iste un núm ero finito de tac ió n de pecado (fa lta moral) co mo q ueda de ma nifi esto a lgunas lín eas
mujeres e n e l mundo, pero c ualqu.i era de e!Jas, sin excepción, es suscepti- más an-iba. No obsta nte, la palabra fra ncesa también puede se r traduci -
ble de de ve nir s u amante, entonces, el proceso es notodo. E l notodo ·fá li co da por falla, sin te ne r la connotación antes me ncionada. En ta l sentido,
del goce fe me nino significa q ue ell a es, "en algun a pa rte", e n sí misma no ex is te un equívoco qu e permite pasar, a Laca n y a la autora, desde la fa lta
fá li ca, pero que este "en alguna parte" es indeterminado, ya qu e esta mu- (moral) a la Fa ll a (error) implicado en el síntoma. En lo qu e s igue, fáute
je r se insc ribe también sin excepció n e n la fun ció n fáli ca. Cf. Milner, J.-C., será traducido por falta cua ndo se impli que un a cues tión moral, o bie n
Les penchants criminels de l'Europe démocratique, Paris, Verdier, 2003, por falla cua ndo lo co nn otado sea el error. (N. de los T.)
p articul arm e nte el capítulo l. 25 Lacan ja m ás hab la de "mundo borromeo", ya qu e la idea de mundo
23
S23, p. 14; cf. tambi én More], G. , Ambigüités sexuelles. Sexuation et es emine nte mente im ag ina ri a, a l contra ri o de los nudos . No obstante, a
psychose, op. cit., p. 154 sq, particularmente p. 171. fa lta de a lgo mejor, utilizo la expresión a la m anera de los lógicos, co m o
104 LACAN Y EL SI NTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 105

ti enen relación entre sí. Cuando la tienen es una grave falla locura es completamente vivida en el registro del sentido" .28
[faute ] que el síntoma debe reparar. Además, la idea de este El tema de la brecha y de la discontinuidad, causa del sínto-
redoblamiento del símbolo por el síntoma proviene decidida- ma, insistirá tanto más que, h abiendo devenido estructuralis-
mente de la lectura de Joyce, pues Lacan le atribuye, desde su ta, Lacan reinterpretará es te, ya no en términos de sentido,
conferencia, el haber anudado el inconsciente y el sinthome . sino que, con la supremacía del significante, en términos de
De hecho, como lo veremos, Lacan se corrige en esta primera falla del saber y de retorno de la verdad. Así, en 1966, antes
sesión de El sinthome p ara h ablar más bien de un "falso agu- de precisar el estatus del síntoma psicoanalítico, escribe: "Es
jero" formado por la articulación del síntoma y del símbolo. difícil no ver introducida, desde antes del psicoanálisis, una
En fin, más adelante, él hará con sistir la falla del nudo de Joy- dimensión que se podría decir del síntoma, la cual se articula
ce en un anudamiento de lo real y de lo simbólico que vendrá porque representa el re torno de la verdad como tal en la falla
a reparar el sinthome. de un saber". 29 Luego agrega:

el síntoma sólo se interpreta en el orden del signifi-


III. EL SÍNTOMA EN LO SIMBÓLICO cante. El significante sólo tiene sentido en s u relación
con otro significante. En es ta articulación es donde
Es tos tanteos sobre lo que sería por error anudado en Joyce, reside la verdad del síntoma. El síntoma conserva un
muestran que la articulación del síntoma y de lo sim bóli co es aspecto borroso por representar alguna irrupción de la
un asunto teórico verdaderamen le cen tral. Ello se concibe si verdad. De hecho, él es verdad por estar hecho de la
se recuerda que el síntoma lacaniano pertenecía an leriormen- mi sma madera con la que está h echa esta, si pos tula-
te, en lo esencial, al regislro de lo simbólico. En efecto, e n el mos materialistamente que la verdad es aquello que se
con lexto del "retorno a Freud", 26 la puesta en serie del sín lo- instaura por la cadena significante.
ma con las otras formaciones de lo inconsciente (el sueño,
el lapsus y el chiste), implicaba la homogeneidad es lruclural Verdad a desvelar, mensaje in con sciente invertido, pregun-
de estos. Es la continuidad fue, en un principio, inlerprelada ta quedada prision era de la carne en la histeria, pen samiento
como semántica: el análi sis resliluiría el sentido de un men- en la obsesión, escudos de la fobia, m etáfora a deshacer, 30 el
saje perdido que había quedado prisionero del síntoma, co mo síntom a se presenta en todos Jos casos como una verdad a
se interpretaría un a conducta, un lapsus, un sueñ.o o una fan - descifrar. Se lo puede leer sobre el esqu ema L de "La carta
tasía.27 La locura se concebía, tamb ién ella, en el registro del
sentido: "Y cuando todo medio de expresarlos [l os fenómenos 28
Laca n, J. (1946) , Propos sur la ca usa li té psyc hiqu e, e n Écrits, op.
delirantes] llegan a faltarle [al s uj eto], su perplejidad nos ma- cit., pp. 165-166.
nifiesta, a un en él, una brecha interrogativa: es decir que la 29 Lacan, J. (1966), Du suj et enfin en question, en Écrits, op. cit., p. 234.
30 La teoría laca niana más clás ica es aq uella de l sínto ma como me tá-

fo ra, es decir, como sus tituc ió n de un términ o (el s ignifi ca nte de l s ínto-
Illa) por otro (el s ignifica nte 1-e prim ido). O sea, un s íntoma de co nversió n
cua ndo se hab la de "m und os pos ibles" en la lógica moda l. E n re fe re nc ia colll o la afo nía de Dora . E l sí ntollla es leva ntado cua ndo en la cura surge
a "lo có mi co" de toda conce pc ió n del mundo, ver S20, p. 32. la palabra del s ínto ma, unver mdgend, s ignifi ca nte re primido de la impo-
26
Cf. Laca n, J. (1956), La chose freudi enne ou Sens du reto ur a Fre ud tenc ia del padre que evoca con su fo rtun a, su riqueza . La afo nía mim a,
e n psyc ha na lyse, en Écrils, op. cit., p. 401 . en e fecto, las relaciones sexua les de su padre, impotente y ri co, a l cua l
27
"La experienc ia analí tica nos perlllite se ntir la presión inte ncio na l. se identifi ca Dora, en un a relac ión ora l co n la a ma nte de este, la Sra. K.
La lee mos e n e l sentido s imbólico de los sínto mas e n cuanto el suje to Ta l co nce pc ión del síntoma hace de este un a suerte ele formac ió n de lo
despoja las de fensas por las cua les los desconecta de sus relacio nes co n inco nsc iente qu e puede desa pa recer: basta co n produc ir e l s ignifi ca nte
su vida cotidia na y co n su historia - e n la finalidad implícita de sus co n- rep rimido para deshacer la metáfora y desa nud a r el síntoma. E l s ínto ma
ductas y de sus rechazos- en las fa ll as de su acc ión -en la co nfes ión de co mo metáfora conti ene en sí mismo, e nto nces, la posibilidad ele cu ra-
sus fantasías privilegiadas-, e n los reb uses de la vida on írica" . (Laca n, J. c ión . Cf. Lacan, J. (1957), Linstance de la lettre dans J'inco nscient, e n
(J 948), I.:agrnssivité e n psychanalyse, en Écrits, op. cit., p. l 03). Écrits, op. cit., pp. 493-52 8.
106 LACAN Y EL SJNTHOME EL SÍNTOMA SUPRJME EL SÍMBOLO 107

robada", 31 donde la comunicación simbólica entre el sujeto uno de los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
y el Otro es interrumpida por el obstáculo imaginario y sus Por su parte, el cuerpo sigue un trayecto análogo: al comien-
fenómenos de inercia. Esta interpretación toda simbólica del zo, imaginario y soportado por la imagen especular en el "Es-
síntoma, comprendidos sus fenómenos de repetición que apa- tadio del espejo", deviene luego significante por pedazos hasta
recen como el retorno inexorable de ciertos significantes, deja que, en "Radiofonía" 35 sólo existe gracias a lo simbólico que
a un lado su especificidad de sufrimiento -y, por lo tanto, de constituye la armadura de este.
goce si nos anticipamos en las siguientes teorizaciones de La- El otro momento decisivo de este recorrido es el seminario
can-, especificidad que Jo distingue clínicamente del sueño, del El reverso del psicoanálisis, donde el goce adquiere prioridad
lapsus y del Witz donde no se suh-e forzosamente y donde se por sobre el significante en la repetición. Persecución de un
puede incluso tener placer. Lacan deja de lado, entonces, aque- goce "ruinoso" por siempre perdido, se origina en una pérdi-
llas consideraciones económicas. Con el curso de los años, la da primera, cada vez conmemorada y renovada por el retorno
vertiente semántica del síntoma cederá poco a poco el lugar del rasgo unario (St), marca que lo identifica parcialmente.
a su vertiente significante, ya que el sentido, amalgamado al Esta pérdida perpetua, calificada de "entropía" bajo el modelo
significado, está condicionado por el significante, consecuen- de la termodinámica, se acompaña sin embargo de una ga-
temente con la autonomía de lo simbólico. El significante del nancia de goce, el plus-de-gozar, que se escribe también como
síntoma cuenta bastante más que su significado y que su senti- el objeto a. Por este hecho, este se pluraliza en gadgets de con-
do: así, la interpretación debe llevar al sujeto a ver, más allá de sumo, particularmente, los "lathouses". 36 Este plus-de-gozar
la significación, "a cual significante -sin sentido, irreductible, es concebido como una plus-valía engendrada por el trabajo
traumático- está, como sujeto, sometido [assujetti]". 32 del significante, es decir, del saber: "[El] saber es medio de
Pero un nuevo giro es tomado con la creciente importan- goce", enuncia Lacan. En adelante, lo simbólico es, por lo tan-
cia, en la teoría, de lo real del goce. 33 Primero, la introducción to, subordinado al goce. El discurso del amo inscribe, en un
de "la Cosa" en La ética; luego, su reformulación bajo las es- mismo materna, la producción del plus-de-gozar como objeto
pecies del objeto a en el Seminario XI que se acompañan por a y la definición anterior del significante representando al su-
una diferenciación nueva de la repetición y del inconsciente. jeto para otro significante. El seminario Aún acentúa esta ver-
Así, el objeto a se inserta corno encuentro fallido, tyché, en tiente que subordina lo simbólico al goce. "Lalengua" deviene
el automaton de la repetición, mientras que lo inconsciente con ello, Jo hemos visto, una causa de goce más que un medio
se presenta bajo una forma cada vez más discontinua a fa- de comunicación, deviniendo el lenguaje una superestructura
vor de brechas significantes, de pulsaciones temporales; esta en relación a ese zócalo real.3 7
estructura lo aparea con Ja pulsión freudiana en tanto que
ella está conectada con las zonas erógenas en torno a orificios
del cuerpo. Al comienzo de su enseñanza, en efecto, Lacan
había dejado de lado la pulsión, considerándola primero en 35 "Vuelvo en primer lugar a l cuerpo de lo simbólico que de ningún

lo imaginario (esquema L) y luego en lo simbólico, donde ella modo hay que entende r como metáfora. La prueba es que sólo él aísla
se escribía como la relación del sujeto con la demanda($<> D, el cue rpo tomado en sentid o ingenuo, es decir, que e l ser que en él se
sostiene, no sabe que es el lenguaje e l que se lo otorga, hasta el punto de
en el Grafo del deseo ). 34 Entonces, ella vuelve a la escena como que no se constitu iría si no pudiera hablar. E l primer cuerpo hace que
el segund o ahí se incorpore". Lacan, J., (1970), Radiophonie, en Autres
31
Lacan, J. (1956), Le sém inaire sur la lettre volée, en Écrits, op. cit., écrits, op. cit., p. 409 .
p. 53. 36 Lathouse es fabi-icado con las palabras gi-iegas aletheia (verdad)
32
Sl1, p. 226. y ousia (sustancia); en griego, lat house s ign ifica "cosa o lvidada" . Sl 7,
33
Para una periodización más sintética del goce en .l a enseñanza de pp. 188-189, lu ego p. 57.
Lacan, cf. Miller, J.-A., Les six paradigmes de la jouissance, La Cause 37
Cf. Milner, J.-C., De la linguistique a la linguisterie, en J.-C.
Freudienne. Revue de psychanalyse, nº 43, oct. 1999, pp. 7-29. Milner (dir.), La.can, l'écril, l'image, París, ECF/Champs-Flammarion,
34
Lacan, J., Subve1·s ion du sujet et dialectique du désir dans 2000, p. 7 sq; y S20, p. 127: el lenguaje es "una elu cubración de saber
l'inconscient freudien, op. cit., p. 8 17. sobre la lengua" .
108 LACAN Y EL SINTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 109

IV. LA MUJER NOTO DA, EL SÍMBOLO corrección, la progresión temporal del síntoma en la vida del
EQUÍVOCO Y EL SÍNTOMA sujeto, su relación con el cuerpo.
En El sinthome, Lacan no insiste tanto como en RSI so-
En el seminario RSI, la definición del síntoma como "la ma- bre Ja determinación inconsciente (por lo tanto, simbólica)
nera por medio de la cual cada quien goza del inconsciente del síntoma. Por lo demás, los términos de "redoblamiento"
en tanto que lo inconsciente Jo determina", 38 está en la pro- del símbolo por el síntoma, de "duplicidad del símbolo y del
longación de El reverso del psicoanálisis, pues allí el síntoma síntoma, de "falso-agujero", evocan un vínculo más débil en-
deviene, ante todo, un goce ligado a Jo inconsciente, es decir, tre el símbolo y el síntoma, a diferencia de una, bastante más
a la lengua que, en la puesta en el plano del nudo borromeo rígida, correspondencia funcional. Pero sobre todo, como lo
de tres, está situada en el campo de lo real. Por lo demás, el hemos visto, el símbolo determinante no es para nada el mis-
seminario se abría con la afirmación: "el síntoma[ ... ] es real". mo significante susceptible de representar al sujeto frente a
Pero la noción de una determinación por lo inconsciente es, otro significante; no se trata más de la determinación de la
justamente, el elemento que es precisado en el seminario si- nominación paterna por un S1 que, incluso multiplicado en
guien te. En efecto, en RSI, aún no estaba puesta en duda la un enjambre, 42 tendría la virtud de fijar unívocamente lo real
nominación como función del Nombre-del-Padre 39 y, por Jo a Jo simbólico. El símbolo del cual se trata ahora es el equívo-
tanto, esta determinación por lo inconsciente podía ser vista co, el S2, el significante doble que, como nos lo indica el mito
como viniendo, sobre todo, del padre. A su vez, la idea de una lacaniano, es extraído a l comienzo de los equívocos primeros
determinación inconsciente evoca la insistencia de Jo mismo ligados a la ambigüedad del deseo materno. La "nominación
y acentúa tanto más la vertiente de la repetición: 40 esta ase- materna", por así decirlo, 43 es tá ciertamente "allí donde el
gura la existencia de un elemento constante en el síntoma (la parloteo[ ... ] se anuda a algo de lo real", 44 aunque no sin es tar
comparación del síntoma y de Jos puntos de suspensión va en junto a la falla [faute} y a l pecado que serán el ombligo mítico
esta misma dirección). del síntoma. Lo que da a l síntoma su carácter notodo, es este
Lo anterior me había llevado, en mi libro Ambigüedades origen femenino. Por lo tanto, existe una ecuación entre la
sexuales, a hablar del síntoma como una "función síntoma" mujer notada, el símbolo equívoco y el síntoma. En RSI, Lacan
que era una función de goce, es decir, una función capaz de enuncia su fórmula que, destinada a tener un gran avenir, re-
localizar el goce que podía escribirse a la manera de la "frase fiere que una mujer es un síntoma para un hombre. Un poco
con agujeros" de Frege. 41 De hecho, esta escritura, cuando se más tarde, precisa: "Ellas son reales e incluso terriblemente.
pone el acento en la repetición de goce, me parece aún váli- Es más, ellas sólo son eso. Ellas sólo consisten en tanto que
da en consideración del sinthome. A decir verdad, el la no es lo simbólico ek-siste, es decir, Jo que yo decía recién, lo in-
de ninguna manera una noción caduca, incluso si el acento consciente. Es precisamente por eso que ellas ek-sisten como
se encuentra ahora puesto en otras vertientes del síntoma: la síntoma, del cual este inconsciente provoca consistencia".

38
S22, sesión del 18 ele febrero de 1975; lu ego, sesión del 19 de no- 42
Cf. S20, p. 130.
viembre de 1974. 43 Laca n ant ic ipó la tesis ele la nomina c ión mate rn a e n el semina1-io
39
Era, in cluso, la única función qu e Je qu edaba : "reduzco el Nombre- ele 1973 a 1974, Los desengafíados erran, el cua l precede a RSI (cf. S2 1, se-
clel-Pacli-e a su función radi ca l qu e es dar un nombre a las cosas" (S22, sión del 19 de marzo ele 1974). Allí notaba que es tábamos e n un momento
sesión del l I de marzo de 1975). Lo cual, como vimos, será puesto en de la historia donde el "nombrado para" de l niño por la madre sustituía a l
eluda en El sinthome. Nombre-del-Padre. Era, segú n él, lo socia l que tomaba ahí una prevalen-
40 Lacan renueva a hí su referencia a Kierkegaar, realizada en e l Semi-
cia de nudo, dando forma a la trama de numerosas ex istencias. En aque l
nario XI, como habi e ndo puesto en valor la repetición e n tanto "u na fun- mom e nto, Lacan consideraba esto como "el s igno ele una degeneración
ción fundamental cuyo patrón se encuentra en el goce" (cf. S22, sesión catastrófica". Parece que estuviera menos movido por aque ll a idea de la
del 18 de febrero ele 1975). "declin ac ión del Nombre-del-Padre", denunciada a pa1-tir de su lec tura de
41 Morel, G., Ambiguilés sexu.elles. Sexuation el psychose, op. cit.,
Durkheim, o al menos se habituó a e ll o en El sinthome.
p. 124. 44 S22, sesiones del 11 ele marzo y del 21 de febrero de 1975.
110 LACAN Y EL SINTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 111

Incluso si no es la única razón, ellas devienen el síntoma INCONSCIENTE Y HABLANSER


del hombre pues, como madres, han sido la fuente misma de
lo simbólico como el lugar de !alengua y de lo inconsciente En la medida en que lo simbólico ha sido sometido a tan im-
del hombre-niño. Lo mismo vale para las niñas: el síntoma les portantes cambios teóricos, quizás deberíamos volver a la de-
viene primero de su madre, llegando incluso hasta el estrago finición de lo inconsciente. En efecto, desde RSI y todavía en
por el hombre que tomó el lugar de esta. 4 s Una vez más, lo que El sinthome, Lacan plantea en varios momentos la pregunta
Lacan destaca no es el lado nutricio o protector de las madres, por saber si lo inconsciente es real o imaginario, lo cual no va
sino más bien su poder en relación al lenguaje. No obstante, sin desestabilizar al auditorio (o, ahora, al lector): "¿Cómo sa-
en lugar de ubicai~ como en el tiempo de la primada signifi- ber si lo inconsciente es real o imaginario? Esa es la pregunta.
cante, el poder de la madre en el nivel de la demanda anuda- Él participa de un equívoco entre los dos". 47
da a la necesidad, ahora lo que importa por sobre todo es el Desde entonces, el término inconsciente toma, en efecto,
equívoco como real de lo simbólico, en tanto este condiciona dos acepciones diferentes. En la primera, lo inconsciente ca-
materialmente el deseo y el goce. lifica el hablanser, nuevo nombre dado por Lacan al sujeto 48
Por otra parte, a propósito de la expresión "duplicidad del para acentuar la vertiente de goce del "parloteo". En aquel
símbolo y del síntoma", es necesario notar que, para Lacan, el momento, lo inconsciente es caracterizado como real: "[ ... ]
término duplicidad a menudo ha caracterizado a lo femenino, lo inconsciente es lo real en tanto que, en el hablanser está
y esto mucho antes de que, en Aún, hable de la división del afligido por la única cosa[ ... ] que nos asegura del agujero, es
goce femenino notodo entre el goce fálico y el goce del Otro. lo que yo llamo lo simbólico, encarnándolo en el significante,
Desde 1958, Lacan lo había utilizado como un oxímoron para del cual a fin de cuentas no hay otra definición que [ ... ]eso, el
calificar una forma sutil de infidelidad monógama de la mu- agujero. El significante hace agujero". 49
jer: en cierta forma, ella engaña a su compañero con él mis- Lo que desapareció es la definción circular clásica del suje-
mo, redoblándolo en dos instancias: aquella de un falóforo to y del significante: "un significante representa un sujeto para
deseo, por un lado; y aquella de un hombre muerto o de un otro significante". Lo hemos visto: la función representativa
amante castrado, por el otro. 46 · del significante, como S 1, tiene tendencia a suprimirse en pro-
Desde RSI a El sinthome, el síntoma sigue, por lo tanto, un vecho del equívoco. La palabra deviene un parásito, el lugar
trayecto complejo que, del campo de lo real, donde Lacan en- de las palabras impuestas, un "enchapado", un "cáncer" del
tendía alojarlo al comienzo de RSI, vuelve hacia lo simbólico cual lo humano está afligidosº y tanto más que "el significante
cuando la nominación y su relación con el Nombre-del-Padre se reduce a lo que es, al equívoco, a una torsión de voz". El lap-
son cuestionados. En El sinthome, el vínculo del síntoma con sus, o sea, un error de la palabra o del escrito, sería "aquello
lo simbólico se precisa cuando la nominación es arrancada sobre lo cµal se funda en parte la noción de lo inconsciente".
al Nombre-del-Padre para ser desplazada al lado materno: es En el seminario posterior al Sinthome, Lacan caracterizará lo
al símbolo como 52 que, esencialmente, se articula el síntoma, inconsciente como el lugar de los desbarros: el "une-bévue"
devenido "notado" y, en consecuencia, real como el equívoco y [un-desbarro}, jugando en francés con el Unbewusst [incons-
las mujeres. ciente} freudiano.si
Por el contrario, y esta es la segunda acepción del término,
Lacan emite la sospecha según la cual lo inconsciente sería

47S23, pp. 101-102.


48"el sujeto soportándose del hablanser, el cual es lo que designo
45
Lacan, J. (1972), Létourdit, en Autres écrits, op. cit., p. 465; y S23, como siendo lo inconsciente" (S23, p. 56) .
p. 101. 49 S22, sesión del 15 de abril de 1975.
46
Cf. More!, G., Conditions féminines de jouissance, La Cause freu- 50 S23, p. 95; luego, p. 97.

dienne, nº 24, junio 1993, pp. 96-106 . 51


S24, cuyo título es L'insu que sait de l'un.e-bévue s'aile a mourre.
112 LACAN Y ELSJNTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 113

imaginario cuando habla del uso de lo inconsciente en aná- "su" mito del Génesis. Como lo vimos en el capítulo preceden-
lisis (o de su propia posición en su seminario que, en la oca- te, reducir el síntoma es algo completamente distinto.
sión, él compara con aquella de un analizante): "Yo sólo estoy En definitiva, una vez "renegado" el antiguo estatus, pura-
aquí por poca cosa, estando determinado como sujeto por lo mente simbólico, del inconsciente, vinculado con la represen-
inconsciente, o bien por la práctica, una práctica que implica tación significante del sujeto, Lacan se encuentra complicado
al inconsciente como supuesto. ¿Quiere esto decir que, como por su localización borromea. Se puede lamentar esta nueva
todo supuesto, este sea imaginario? Es el sentido mismo de la ambigüedad del concepto que parecía el mejor asegurado en
palabra 'sujeto': supuesto como imaginario". 52 el psicoanálisis. Sin embargo, se trata de una .ambigüedad
El inconsciente, supuesto, deviene entonces el sinónimo que tiene el mérito de subrayar dos acepciones diferentes del
de lo que, con anterioridad, llamaba el sujeto supuesto sa- término, real e imaginario, sin olvidar que el significante y lo
ber, es decir, una formación a la que es necesario creer para simbólico son ahora, ante todo, reducidos al equívoco.
analizarse, creencia que el analista debe sostener por su acto.
En RSI, Lacan había redefinido el sujeto supuesto saber de
la siguiente manera: "No hay duda, cualquiera que venga a LA DUPLICIDAD DEL SÍMBOLO Y DEL SÍNTOMA
presentarnos un síntoma cree en él. ¿Qué quiere decir esto?
Si nos solicita nuestra ayuda, nuestro socorro, ello es porque Lo real de lo simbólico es, entonces, el equívoco al cual se re-
cree que el síntoma es capaz de decir algo, sólo que hay que duce el significante. "Símbolo" es a considerar en este sentido,
descifrarlo". cuando Lacan habla de redoblamiento del símbolo por el sín-
Por lo tanto, para poder analizarse hay que "creer en él", toma. Él intenta, en la primera sesión del Sinthome, enlazar
es decir, creer que el síntoma tiene "algo en el vientre", algo su nueva articulación del símbolo y del síntoma con "el dis-
que decir. Es la condición del desciframiento analítico. En su curso del amo" que había producido en 1970, en El reverso del
sentido imaginario, el inconsci ente es el efecto de esta creen- psicoanálisis, para inscribir allí la representación del sujeto. 55
cia de la que no se puede hacer la economía: "formación, no En este nuevo comentario, el S 1 es el "Uno", pensable a partir
de artificio sino de vena", decía Lacan, incluso "si él [el suje- del cuerpo que forma un todo imaginario, un saco, mientras
to supuesto saber] no es real". 53 El amor de transferencia se el S2 es doble, corno lo indica su índice. Por este hecho, "con-
engendra a partir de esta creencia que puede transformarse, fía en lo imaginario", favoreciendo la imaginación de la pare-
como todo amor, en una creencia en el Otro, inclusive "creer- ja y de la relación sexual. Pero, sobre todo, divide al sujeto en-
le", lo que explica los efectos de sugestión, hasta de obedien- tre la enunciación y el hecho, el cual sólo existe por ser dicho:
cia, debidos a la transferencia. Esta devaluación imaginaria el hecho queda "suspendido al enigma de la enunciación". El
de lo inconsciente, así reducido al sujeto supuesto saber, es símbolo como S2 toma el lugar del antiguo symbolon, la pieza
paralela al cuestionamiento que Lacan realiza de la ciencia, partida en dos de Jos griegos, salvo que ningún significado
del saber y de la existencia misma de un saber en lo real. Cier- jamás viene a completar el significante, ni tampoco a dar la
tamente, la ciencia supone que "lo real, eso and[a], eso gir[a] razón de la elección de un significante: no existe ningún sig-
en redondo", 54 pero esta suposición ¿no es, también ella, ima- nificado originario al cual sea posible agarrarse (nueva forma
ginaria en la medida en que construimos el saber de la cien- de decir que, en relación al significante, ni el sentido ni el sig-
cia, como hacemos construcciones en análisis? Hemos visto nificado tienen la función de un "Otro del Otro" y que el Otro
el lugar en el que Lacan ubicaba la construcción científica en queda, entonces, irremediablemente barrado).
Incluso si esta reinterpretación del discurso del amo se
52
mantiene aproximativa, la nuevamente producida duplicidad
S22, sesiones del 13 de mayo y de l 21 de enero de 1975, respec ti - del símbolo y del síntoma permite releer aquello que la refleja
va mente.
53
Lacan, J., Proposition du 9 octobre 1967 sur le psyc hana lyste. de
l'école, op. cit., pp. 248-249. S1 S2
s4 S22, sesión del 18 de Febrero de 1975. ss Cf. S 17, p. 12. E l discu1-so del amo: g ·-;¡ .
114 LACAN Y EL SINTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 115

en el discurso del amo: la división del sujeto entre el S t, que sinthome? ¿Es solamente un juego de palabras joyceano, uno
lo representa, y el S2, el otro significante. Por su insistencia más? ¿Esta modificación de la ortografía atestada histórica-
repetitiva de representar el sujeto, el S1 encuentra su soporte mente no corresponde más bien a una diferencia conceptual?
en el síntoma (se reencuentra la idea de la repetición en el Al comienzo de RSI, en su abordaje -muy ampliado en
síntoma). El S2, tradicionalmente el esclavo según la inspi- comparación con la época "toda simbólica"- del síntoma
ración hegeliana de discurso del amo, deviene aquí artesano, como real, y en el contexto de un paralelismo entre el síntoma
o sea, aquel que, por la conjunción de dos significantes, pro- social de Marx y el síntoma freudiano, Lacan redefine el sínto-
duce el objeto a (el saber como medio de goce). El término ma corno el signo de lo que no ancla en el campo de lo real. 59
artesano obtiene, primero, su valor a partir de la alusión al Ahora bien, esta amplia definición de base, la cual podría ser
alfarero de Aristóteles, el cual da forma a la materia ya ahí a llamada una definición "débil", seguirá manteniendo su valor.
diferencia del Dios de la Biblia que crea el universo ex nihilo. 56 En efecto, el sinthome, aún sigue siendo el síntoma, pero
Pero, por sobre todo, el término artesano obtiene su valor de en aquel el acento está puesto sobre la corrección, sobre la
la referencia a Joyce, "el artista", como lo indica el título de reparación del error del nudo, como se lo verá mejor con el
su primera gran obra: 57 "el artista" produce su obra a partir ejemplo de Joyce. Por ello Ja definición del sinthome:
de la habilidad escrita con el equívoco, llevada hasta el punto
donde desaparece el poder de división de este, punto en el que el sinthome, aquello que este año llamé el sinthome,
se suprime el símbolo. es lo que permite reparar la cadena borromea cuando
Esta ganancia absoluta del síntoma por sobre el símbolo, no hacemos más una cadena, es decir, si en dos puntos
¿puede ser aproximada gracias al saber-hacer del psicoanalis- hicimos lo que llamé un error.
ta? Tal es la pregunta, crucial en la medida en que se refiere [ ... ] tenemos un medio para reparar eso. Es hacer lo
al efecto terapéutico del psicoanálisis y la curación del sínto- que, por primera vez, definí como el sinthome. Es ese
ma. Pregunta que Lacan se hace en esta primera sesión del algo que permite a lo simbólico, a lo imaginario y a lo
seminario y que estaba ya presente al final de su conferencia real, continuar manteniéndose reunidos, aunque allí, en
sobre Joyce: razón de los dos errores, ninguno se mantiene reunido
con el otro. 60
En este sentido, anuncio lo que va a ser, este año, mi
interrogación sobre el arte. Esta definición es más fuerte que la precedente.
¿En qué el artificio puede expresamente apuntar a lo Brevemente, el síntoma es el signo de un sufrimiento,
que se presenta, en un comienzo, corno síntoma? ¿En mientras que el sinthome es el signo de la reparación del ma-
qué el arte, la artesanía, puede frustrar -si se puede de- lestar.
cir así- aquello que se impone por el síntoma, a saber, Pero esta dualidad es engañosa, pues Jos dos son uno solo
la verdad? 58 al modo de las dos caras de un mismo objeto. En efecto, lo
que repara puede encontrarse en el anverso mismo del error
a corregir, al modo del parche tan bien pegado en el neumáti-
V. SÍNTOMA Y SINTHOME co pinchando de bicicleta que ni siquiera se distinguirían sus
límites. Ciertamente, la corrección puede producirse en otro
Este último pasaje contiene una paradoja que se refleja en lugar que aquel donde la falla [faute) o el lapsus del anuda-
la ambigüedad de estos dos términos casi homófonos: sínto- miento se realizaron, mientras que un desfase puede instau-
ma y sinthome . ¿Qué diferencia hay entre un síntoma y un rarse entre la causa o el error primero y aquello que viene a

56
Ya en 522, sesión del J 8 de febrero de 1975. 59 522, sesión del JO de diciembre de 1974 y retornado el J 8 de febrero
57
A portrait of the artistas a young man (1916). de 1975.
58
S23, p. 22. º
6 S23, pp . 93-94 y, luego, pp. 97-98; las cursivas son mías.
116 LACAN Y EL SINTHOME 117
EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO

suplirlo, aunque entonces lo subrayado es más bien una dife- se descompone imponiéndose como tal, a saber, en una
rencia de función antes que de esencia. deformación en Ja cual queda la ambigüedad de saber
Además, en tanto signo de un malestar, el síntoma no ne- si se trata de liberarse del parásito palabrero del que ha-
cesariamente contiene en sí mismo una función de suplencia blaba hace un rato o, por el contrario, se trata de dejar-
suficiente como para llegar a ser considerado un sinthome: se invadir por las propiedades de orden esencialmente
como lo vimos en el caso de Arno, no todo síntoma deviene fonémico de la palabra, por la polifonía de la palabra. 61
sinthome . El término síntoma mantiene frecuentemente, en-
tonces, su sentido amplio de "signo de lo que no anda". En Entonces, no se sabe si existe una lucha del sujeto contra
consecuencia, se usaran indiferentemente los dos términos el lenguaje impuesto que lo empuja a usar del equívoco para
-y esta es la elección que tom é en los comentarios clínicos-, liberarse de él o si, por el contrario, hay una complacencia
aunque se preferirá "sinthome" cuando se ponga el acento por dejarse ir en el goce. Por lo demás, ¿por qué no podrían
sobre la función de suplencia o, más bien, de corrección del coexistir las dos alternativas, incluso sucederse, en el sintho-
síntoma. me?

¿CURAR EL SÍNTOMA O SER CURADO POR EL SINTHOME? EL ARTE-DECIR

La ambigüedad del término se encuentra en la pregunta de La idea de Lacan sobre el arte que desbarata el síntoma pa-
Lacan sobre Ja terapéutica. En efecto, el arte de Joyce des- rece entonces paradójica. Él rechazó siempre el uso de la in-
barata el síntoma fabricando un sinthome: jugando con el terpre tac ión inequívoca, ya que ella sería un significante amo,
símbolo, el sinthome reemplaza el síntoma del com ienzo. Si un S 1 que alimentaría al síntoma para esclavizar aún más al
el síntoma tiene su inicio en palabras antaño impuestas al sujeto. Por una parte, afirma que la única arma del analista
sujeto, las cuales son transformadas mediante la escritura, el contra el síntoma es, entonces, el decir-a-medias o el decir
"progreso" del sinthome consiste, entonces, en un hábil juego doble del equívoco, es decir, el símbolo en el sentido que ex-
con el S 1 de las palabras impuestas (matriz de repetición) y plicité anteriormente. Pero, por otro lado, la manera en que
con el S2 del equívoco, pudiendo evidentemente estar presen- Joyce hace uso de este le muestra que, lejos de suprimir el
tes ambos (S1 y S2) de manera conjunta en las mismas expre- síntoma, el arte del equívoco es emp ujado a su extremo en
siones escuchadas . el sinthome. Consecuentemente, en lugar de curar del sínto-
Pero, ¿a qué lleva tal "progreso"? Por una parte, a la abo- ma, el sujeto estaría cada vez más invadido por este, aunque
lición del símbolo, ya que el equívoco no divid e más al sujeto quizás ¡cada vez menos enfermo! Este tipo de consideración
al fin del proceso: es por ello que el sinthome joyceano no se inquietante sumergió a gran parte de la comunidad analítica
analiza. Por otra parte, el efecto de las palabras impuestas en un profundo desconcierto y, luego, en la consternación,
se atenúa o, muy por el contrario, puede ser que su efecto confirmando lo que muchos analistas en ese momento pensa-
aumente. ¿Es acaso el impacto insoportable de las palabras ban en voz baja y que, rápidamente después de la muerte de
impuestas, aquello que empujó a Joyce a destrozar el lengua- Lacan, lo hicieron a viva voz: ¡charlatanería! De h echo, Lacan
je, a descompon erlo, a abolir el efecto equívoco impuesto? O oscila y tantea durante su estudio sobre Joyce: reconoce que
¿hay, más bien, consentimiento del sujeto a esta imposición el uso del equívoco tiene un efecto radical sobre el síntoma.
realizada por el "parásito palabrero"? ¿Hay allí goce obtenido Por una parte, piensa que el analista puede, gracias a la
en dejarse ir contentándose con modificar el curso mediante interpretación equívoca, hacer resonar el significante en el
su arte? Lacan no decide respecto de este punto: cuerpo, o sea, tocar la "mecánica" de la pulsión o modificar
su trayecto en la medida en que "las pulsiones son el eco en
Sin duda, hay allí una reflexión a nivel de la escri-
tura. Es por intermedio de la escritura que la palabra 61
S23, pp. 97 y 17, respectivamente .
EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 119
118 LACAN Y EL SJNTHOME

el cuerpo del hecho de que hay un decir". Por este hecho, el como "arte-decir" se definiría, entonces, en relación a este
síntoma, el cual no es más simbólico sino que en su nueva falso-agujero de lo simbólico y del síntoma. 62 Se trataría de
acepción, ha devenido "un acontecimiento de cuerpo" (para "realizar" este falso-agujero, transformándolo en un agujero
Joyce, la relación del síntoma con el cuerpo es crucial), podría verdadero: para ello es suficiente pasar algo que podría ser el
encontrarse cambiado, incluso suprimido. En todo caso, la cuerpo (equivalente a I). Así, ¿la praxis analítica consistiría
división del sujeto se desplazaría por olas sucesivas de efectos en efectuar esta operación, tomando el cuerpo como tercer
de verdad: la verdad emerge al momento en que se toca al elemento separador para realizar este agujero? Se lo podría
síntoma por la interpretación. El analista, que ocupa el lugar pensar en la medida en que, para Lacan, lo que habría hecho
de la causa del deseo en el discurso analítico, devendría el Freud sería hacer resonar el equívoco en el cuerpo para tocar
artesano capaz de obrar con el equívoco contra el síntoma. el síntoma.
Pero, por otro lado, las investigaciones de Lacan sobre
Joyce lo llevan en una dirección que tiene un aspecto opuesto:
Esquema 2: Verificación del falso-agujero de manera alguna Joyce disminuyó su síntoma a golpes de
equívocos; por el contrario, lo transformó en un sinthome que
parece haberse reforzado con cada nuevo libro. Dos señala-
mientos se imponen aquí.
S-ICS El primero es que Lacan jamás dijo que el analista estuvie-
ra en la misma posición que Joyce. Ser el artesano, o sea, ma-
nejar el equívoco, el S2, se declina de manera diferente según
se esté en el discurso del analista 63 o en el discurso del amo.
1
En el discurso analítico, el analista está en el lugar del ob-
jeto causa del deseo, y por ello intenta conmover la división
del sujeto medianle sus interpretaciones equívocas (S2). Co-
rrelativamente, el analizante produce poco a poco los signifi-
Es en esta dirección, bastante especulativa por cierto, que cantes amos, los S 1, a los cuales primordialmente se arrimó
va la parte más oscura de la primera sesión de El sirzthome. en su síntoma, de modo que, una vez hechos nuevamente pre-
Lo real de la división del sujeto entre S1 y S2 refleja la duplici- sentes estos significantes, le sea entonces posible renunciar o
dad del símbolo y .del síntoma que está topológicamente defi- no a aquel sometimiento [assujetissement]. La idea de que el
nida por la figura del "falso-agujero". En el mundo borromeo, analizante reencuentre un cierto margen de elección es, pór
el agujero es, como hemos visto, la calidad de lo simbólico: lo demás, bastante próximo del Freud de 1937, al menos para
se caracteriza por el hecho de que se pueda hacer pasar por el caso en donde este reconoce la posibilidad de un análisis
él algo, por ejemplo, una recta. Salvo por error, el síntoma y definitivamente terminado, a saber, aquel concerniente a una
el símbolo no están enlazados el uno al otro, de modo que etiología "esencialmente traumática". En ese caso, y a condi-
cuando así aparecen es porque se encuentran plegados junto ción de que el yo no haya sido -según dice- demasiado defor-
con un "falso-agujero" en el medio, el cual no es ni el agujero mado, se puede, "merced al fortalecimiento del yo, sustituir
del uno ni aquel del otro, además de ser fundamentalmente la decisión deficiente que viene de la edad temprana por una
inestable. La metáfora de los gemelos Shem y Shaun indica tramitación correcta". 64
que síntoma y símbolo están separados, aunque uno no va
sin el otro. En la comparación con el discurso del amo, aquel 62 S23, p. 118 y, luego, p. 139.
falso-agujero sería el equivalente de la dehiscencia de la di-
visión del sujeto entre Si y S2. No obstante, un falso-agujero 63 El discurso del analista:~ ·f.
puede transformarse en un agujero verdadero si se hace pa- 64 Freud, S. (1937), Análisis terminable e interminable, en Obras com-
sar una recta por él (cf. esquema 2). La praxis del analista pletas, op. cit., vol. XXIII, p. 223; las cursivas son mías.
120 LACAN Y EL SINTHOME EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 121

Por el contrario, Joyce opera en el discurso del amo para de los nudos); y, al mismo tiempo (o enseguida), favorecer la
crear una obra -que está en el lugar del objeto a producido transformación en sinthome de un síntoma que no cede o la
por su arte del equívoco (sin hablar de los dones y del intenso creación de un nuevo sinthome.
trabajo necesarios para ello). En consecuencia, ¡el analista no El síntoma suprime el símbolo, me parece que esta es la te-
tiene posibilidad alguna de obtener el mismo resultado! sis fuerte del comienzo de El sinthome y que no es desmentida
El segundo señalamiento concierne a la tesis de la función luego. Primero, ella significa, en un nivel metafórico, el fin de
terapéutica del sinthome consistente en mantener reunidos R, la supremacía de lo simbólico en relación con lo real y lo ima-
S e I que, de otra manera, estarían desanudados: función de ginario. Luego, ella también implica que Ja "naturaleza" del
lazo o de relación sobre la cual volveremos. Evidentemente, símbolo no es únicamente Ja de ser el "Uno", el significante
se trata de una idea completamente nueva en la historia del amo S1 , sino de ser, sobre todo, doble y siempre lleno de equí-
psicoanálisis y que ha sido sobre todo explotada hasta el mo- voco, lo que escribe el materna S2. Asimismo, ella se refiere al
mento por el tratamiento de las psicosis, tomando a Joyce fin de la representatividad del sujeto por el significante y, por
como modelo (el objeto de este libro es, precisamente, exten- lo tanto, de la definición conjunta y circular del significan-
der el uso del síntoma a otras estructuras). Ahora bien, la te- te y del sujeto. En consecuencia, el sujeto es sustituido por
sis lacaniana implica la necesidad estructural del sinthome y, el hablanser. El significante se reduce al equívoco hablado, a
por lo tanto, la imposibilidad de su supresión definitiva. Esta una torsión de Ja voz. El registro fonemático toma mayor re-
última consecuencia va contra la idea común de la curación levancia que aquel de lo escrito, incluso cuandq se trata de un
mediante Ja supresión del síntoma. De hecho se lo acepta me- escritor como Joyce. Su trabajo sobre el equívoco transformó
jor para las psicosis que para las neurosis, ya que se piensa la palabra impues ta gracias a una reflexión secundaria en la
que los psicóticos están más enfermos que los neuróticos (o escri lura -volveremos a esto en los próximos dos capítulos.
que los perversos). Por lo regular es verdad, pero se trata de En un trabajo literario como aquel de Joyce, el menciona-
un prejuicio que no tiene nada de evidente (comparar a Paul, do sinthome , el poder de equívoco del símbolo es e n sí mi smo
Arno y la Sra. P para determinar cuál de ellos es el más en- deslruido, pues al final no existe más sujeto dividido por él.
fermo no sería cosa fácil y, por lo demás, ¿tiene aquello el Por lo tanto, el síntoma suprime el súnbolo que ha sido su me-
mismo sentido?). Admitir la incurabilidad del sinthome para dio, en este segundo sentido lambién. Y, el sinthome final no
los neuróticos ha aparecido como una confesión de impoten- es analizable.
cia por parte del psicoanálisis que pondría en grave peligro Ja El sinthome es el síntoma en tanto que corrige "la falta" pri-
profesión. No obstante, por un lado, esto no vale para todos mera de la cual este ha salido. Como no existe ningún signi-
los síntomas, mientras que, por otro lado, la transformación ficado de origen para esta falla [faute) primera, cuya única
del síntoma en sinthome (o la creación de un sinthome) su- materialidad es un error de anudamiento en el nudo estruc-
bentiende un consentimiento subjetivo y, en consecuencia, tural del sujeto, un lapsus del nudo, Lacan, preocupado por
un alivio del sufrimiento, incluso un placer, como Lacan lo alejar el psicoanálisis de toda orientación religiosa, construye
percibió en Joyce. En fin, ¿quién alguna vez ha visto a un psi- un mito originario de Ja falta, parodiando el Génesis. El resul-
coanalista, supuestamente archianalizado, sin síntoma algu- tado es que la nominación también se le escapa al Nombre-
no? Dan ganas de sonreír cuando se escuchan las protestas del-Padre: lo único que, junto con el síntoma, había quedado
virtuosas de algunos y se arde en deseos de aconsejarles una en RSI bajo hmción de este -en la en medida que ya no era
relectura de "Análisis terminable e interminable": Freud no más el significante de excepción de la ley-, ahora tampoco
era tan pusilánime y miraba las cosas de frente. se encuentra bajo su designio. No existe fijación unívoca de
El acto analítico podría, entonces, considerarse según es- lo real por el significante amo. En efecto, la nominación se
tas dos modalidades conjuntas o sucesivas: modificar el sínto- hace siempre en la lengua materna que, llena de equívocos
ma cuanto sea posible por la interpretación (lo cual depende impuestos al sujeto, confiere el estatus ambiguo a aquellos
de la estructura de los sujetos, pues toda la clínica psicoana- dichos primeros: significantes amos unarios (S1) y, a su vez,
lítica diferencial no queda enteramente abolida por la magia con acción dos tiempos (S2), cuya importancia clínica hemos
122 LACAN Y EL SINTHOME

visto. El síntoma encuentra allí su materia primera. De ahi


"la duplicidad del símbolo y del síntoma'', duplicidad venida
del femenino creador de !alengua. El síntoma será, entonces, CAPÍTULO V
notado, como la verdad y como el goce de la mujer. Contra él, EL JOVEN HOMBRE SIN EGO
la única arma del psicoanalista será de la misma madera y di-
fícil de manejar. Con la interpretación equívoca, deberá con-
mover el síntoma devenido un "acontecimiento de cuerpo", Venimos de medir la amplitud del viraje teórico de la teoría
modificando la pulsión, "eco de un decir en el cuerpo" . Si esto lacaniana, sensible desde la primera sesión de El sinthome.
no es (o no es más) posible, deberá dejar que se instale un Ahora, leeré su última sesión en conjunto con el Retrato del
sinthome del sujeto capaz de mantener juntos R, S e l. artista adolescente y con otros textos de Joyce anteriores al
En fin, el Nombre-del-Padre es "recubierto" por el sínto- Ulises, buscando seguir la génesis del síntoma joyceano.
ma, lo que significa que pueden existir otros síntomas que
aquellos que se apoyan en el padre y que el Nombre-del-Padre
no le evita el síntoma al sujeto -a lo más le da a veces su base. l. EL NUDO DE JOYCE
Allí donde, anteriormente, "el cuarto elemento" del nudo bo-
rromeo de cuatro había sido, primero, el Nombre-del-Padre y
sus teniendo-lugar65 freudianos y, luego, la nom inación, aho- Había una sefzorita parada en los escalones de una
ra es el síntoma. En este sentido, nuevamente, el síntoma su- de esas casas de ladrillo pardo que parecen la m ismí-
prime el símbolo en la teoría lacaniana. sima encarnación de la parálisis irlandesa. Un joven
caballero se apoyaba en la herrumbrosa verja del es-
pacio de delante. Stephen, al pasar en su búsqueda,
oyó el siguiente fragmento del coloquio, por el que
recibió un.a impresión. lo bastan.te aguda para afec-
tar gravem ente su sensibilidad:
La Sefiorita (modulando discretamente) ... Ah, sí...
estuve... en la ... ca .. . pilla ...
El Joven Caballero (casi in.audible) ... Yo ... (otra vez
casi inaudible) ... yo ...
La Señorita (suavemente) ... Ah. .. pero usted ... es ...
muy .. . ma ... lo .. .
JAMES JOYCE 1

Contrariamente a las apariencias, la formalización borromea


de Lacan es de una simplicidad casi infantil. Sin embargo,
es más difícil atrapar aquello a lo cual ella se refiere en el
texto joyceano, justificadamente reconocido por sus enigmas.
65
La hipótesis de Lacan es que habría, desde un comienzo, un
E l origin a l u tili za aquí la ex pres ió n "tenant lieu", Ja cua l proced e d e error o una falla [faute) en el nudo de Joyce que, por este he-
la re fl exión que Lacan rea li za e n lo rn o e l término freudiano Vorstellungs-
reprdsentanz (cf. Sl l, p . 58). E n francés se trata de un a expres ión qu e cho, no sería borromeo: los redondeles de lo simbólico (S) y
in vie rte los términos implicad os e n lieutenant (es deci1~ lugarteniente ) y
qu e literalm e nte se traduce por teniendo lugar (en e l sentido de hacer las 1
Joyce, J. (l 944[1904-06]), Stephen el héroe (trad. esp. J. M. Valverde),
veces de) . (N. de los T.) Barcelona, Lumen, 1978, p. 216.

123
124 LACAN Y EL SJNTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 125

de lo real (R) estarían anudados entre ellos, lo que no es el Las epifanías, entonces, se sitúan en los puntos de agarre
caso en un nudo borromeo donde, recordémoslo, el corte de entre R y S en el nudo, los cuales se pueden localizar en la
un redondel deja a todos separados -dos de ellos, por lo tanto, "puesta en el plano" de este (cf. esquemas 3 y 4).
no están jamás anudados (cf. esquema O, p . 78). En razón de
lo anterior, I, simplemente enganchado entre R y S, puede
deslizarse entre ellos, pues nada lo retiene (cf. esquema 3). La Esquema 4:
corrección del nudo consiste, entonces, en colocar un broche, El nudo de Joyce con el sinthome-ego
el sinthome, que impida al nudo deshacerse, manteniendo,
así, lo imaginario (cf. esquema 4).

~~
Según Lacan, R

cuaúdo da una lista, todas sus epifanías están siem-


pre caracterizadas por la misma cosa, la cual es de ma-
nera muy precisa la consecuencia resultante del error
en el nudo, a saber, que lo inconsciente está ligado a
lo real. Cosa fantástica, Joyce mismo no habla de otra
forma . Es perfectamente leíble en Joyce que la epifanía
es aquello que hace que, gracias a la falla, inconsciente
y real se anudan.2 s
ego < R < I < S < ego

Esquema 3:
El nudo ele Joyce "antes" del sinthonze El ego pasa bajo lo real (R) y sobre lo simbólico (S). Lo
imaginario (I) no puede deslizarse más.

---Y
LA EPIFANÍA

¿En qué la epifan ía joyceana se leería como un anudamiento


entre lo real y lo simbólico? El término ha sido definido por
Joyce para describir una experiencia estética: "Por epifanía,
ente ndía una súbita manifestación espiritual que se traduce
por la vulgaridad de la palabra o del ges to o bien por cual-
quier frase memorable del espíritu mismo".
Joyce también habla de ella como de un "incidente tri-
s vial". Se inspira de una obra de Dante, De la elocuencia en la
lengua vemácula. Asimismo, indica: "Creía que le tocaba al
R<I<S hombre de letras registrar esas epifanías con extremo cuida-
do, visto que ellas mismas son los momentos más delicados y
R y S están anudados por la fa lla . I se des liza entre los dos
evanescentes". 3

2
523, p. 154. 3 Joyce, J., Stephen el héroe, op. cil ., p. 208.
126 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 127

Joyce escribe sus epifanías entre 1903 y 1904. En 1904 es te instante ha sido bellamente comparada por Shelley a un
compone Stephen el héroe -que no será publicado hasta en carbón encendido que se extingue". 7
1914- y el Retrato del artista que, habiendo sido rechazado Otras caracterizaciones de la epifanía son: "Ja luminosa y
por el editor, lo conducirá a escribir Retrato del artista ado- callada stasis" o "el encantamiento del corazón".
lescente, texto al cual se refiere Lacan en la última sesión del Jacques Aubert aproximó la epifanía joyceana a la intro-
Sinthome. En Retrato del artista adolescente y en Ulises, Joyce ducción platónica del "esplendor de lo verdadero", o sea, a
disemina ciertas epifanías, aunque en la segunda las condena una evocación fantasiosa (cf. el equívoco I-Eye). "Espiritual"
con ironía: "¿Recuerdas tus epifanías sobre verdes hojas ova- debería, por lo tanto, ser tomado en el sentido de una fan-
ladas, intensamente verdes, ejemplares a enviarse, en caso de Lasía. La epifanía describiría un guión imaginario donde el
muerte, a todas las grandes bibliotecas del mundo, incluso a deseo del sujeto estaría presente de manera disfrazada. No se
la de Alejandría?". 4 Lrataría de una representación, sino de una repetición donde
Joyce asocia la epifanía a lo bello y a la claritas, una de el sujeto intentaría "formularse en su relación con una serie
las tres cualidades de lo bello según Santo Tomás. Las otras de objetos que son tantas máscaras, vacilando entre el len-
son la integridad (integritas) y la armonía (consonantia). Cla- guaje y el silencio, en sus dislancias del significante". Incluso
ritas se traduce por brillo, resplandor, luminosidad. Jacques subraya que "la alienación del sujeto en estos objetos, en lo
Aubert señala la referencia a Plotino: una "luz sobre la sime- esencial, se man tiene desconocida".
tría de las cosas". 5 La belleza es la revelación del sentido y de Pero Ja epifanía ¿no da, sobre Lodo, testimonio del mo-
lo verdadero. Joyce evoca "un ojo espiritual" (Aubert nota el mento en el que el poeta transmite una palabra que escuchó?
equívoco en inglés de I y Eye) que buscaría atrapar un foco Como si hubiese querido escribir una voz. Leamos esas "algu-
preciso sobre el objeto epifanizado: "En el instante en que nas estrofas ardientes", tituladas "Villanella de la Tentadora",
ese foco es tocado, el objeto es epifanizado". La claritas tie- puestas como exergo de este capítulo. Se trata de un diálogo,
ne una relación con la quidditas (quiddidad: aquello que es). entre un hombre y una mujer, con blancos, silencios y pun-
Integritas corresponde a la introducción del objelo como una tos suspensivos. En RSI, como hemos visto, Lacan hacía una
cosa integral; consonantia corresponde al reconocimiento analogía entre el síntoma y los puntos suspensivos, los cuales
de la estructura del objeto, de su organización y del objeto son el signo de que no se detiene: el síntoma "no cesa de escri-
como una cosa; claritas significa que aquel objeto es la cosa. birse". La epifanía transforma una palabra recibida con sus
En Stephen el héroe, Joyce describe así Ja epifanía: "Su alma, silencios, sus indecisiones y sus Lropiezos, en una escritura
su quiddidad, salta hacia nosotros desde la vestidura de su agujereada por los puntos de suspensión.
apariencia. El alma del objeto más común, si su estructura El diálogo de la "Villanella", constituido por enunciacio-
está así de ajustada, nos parece radiante. El objeto logra su nes alusivas, es enigmático. Ahora bien, Lacan sitúa el enigma
epifanía". 6 en la relación de la enunciación y del enunciado: "El enigma
Stephen (el héroe) precisa, asimismo, lo que es la claritas. [E índice e] consiste en la relación de E [enunciación] con e
Primero, descarta la idea según Ja cual se referiría a la pre- [enunciado]. Se trata de saber por qué diablos tal enunciado
sencia de Dios o de la idea (en sentido platónico) en la cosa: fue pronunciado. Es un asunto de enunciación. Y la enuncia-
"La luminosidad a que se refiere Santo Tomás es lo que la ción es el enigma llevado a la potencia de la escritura". 8
escolástica llama quidditas, la esencia del ser. Esta suprema En esta época, Joyce sólo puede transmitir Ja relación de la
cualidad es sentida por el artista en el momento en que la enunciación con el enigma, sensible en el enunciado, median-
imagen estética es concebida en su imaginación. La mente en te esta forma especial de escritura. En la epifanía, la palabra
(S) pasa a la escritura (R) sin la restitución del sentido (I) que
4
Joyce, J., Ulises, op. cit., pp. 240-241.
5
Aubert, J., I~trnduction, e n J. Joyce, CEuvres, Paris, Gallimard, La 7 Joyce, J. (J 916), Retrato del artista adolescente (trad. esp . D. Alonso),
Pléiade, 1982, t. 1, pp. LIV y LV. Barcelona, RBA Edito1-es, 1995, p. 192.
6
Joyce, J., Stephen el héroe, op. cit., p. 218. 8 S23, p. 153.
128 LACAN Y EL S!NTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 129

exigiría una explicación del enunciado incompleto y de las Esta palabra impuesta no es atribuida a la madre, como
circunstancias, del contexto. Es en este paso a la escritura que fTecuentemente se lo ve, sino que al padre. 11 El movimiento
reconsideraba el anudamiento de lo simbólico y de lo real que de rechazo de una palabra invasora se entrevé en algunos gi-
no implica lo imaginario. ros del Retrato. 12 Al inicio del capítulo 2 del Retrato del artis-
¿De qué enigma se trata? Otra lectura de la "Villanella" ta adolescente, Joyce comenta la manera como escuchaba los
podría indicar allí la forclusión de la significación fálica que diálogos de su padre y su tío Charles: "Las palabras que no
"normalmente" intenta reducir el enigma a través de la re- comprendía se las repetía una vez y otra vez, hasta que se las
lación sexual. En este caso, el enigma queda abierto. Esta aprendía de memoria, y a través de ellas le llegaban vislum-
primera epifanía sobreviene, en efecto, cuando la madre de bres del mundo que les rodeaba" .
Stephen se pelea con su hijo a propósito de la religión. En En su infancia, entonces, pensaba atrapar directamente lo
cólera, Stephen realiza reflexiones amargas sobre el apego de real a través del significante friera del sentido, transportado
la mujer respecto de Dios y sobre su servilismo frente a los sa- particularmente por la voz de su padre. Por lo demás, creía
cerdotes. Ellas prefieren a Dios antes que a los hombres (ellas: tener la voz de su padre, al menos por intermedio de su hé-
su madre y Emma, su amada). La "Villanella" evoca el enigma roe Stephen: "el hombre que tiene mi voz". 13 Más tarde busca
de la mujer y de su relación con el padre, con Dios, vuelto in- transmitir este significante fuera del sentido (S), la enuncia-
finito por la ausencia de toda significación fálica. ción de la epifanía, por la escritura (R). En los dos casos, el
En estas obras, así como en Ulises y en Finnegans Wake, se sentido no está ausente, pero se encuentra fuera de su incum-
reencuentra un lado suspendido, no explícito, alusivo, de la bencia, entre paréntesis.
escritura. En este sentido, Ulises y Finnegans Wake prolongan Insistamos en la ausencia relativa de lo imaginario en la
la epifanía y, generalizándola, la hacen finalmente inútil. 9 El epifanía. La aprehensión de lo bello está en ella ligada a la
núcleo de cada uno de los relatos de Dubliners es una epifa- intersección de lo real y lo simbólico, y no con la introducción
nía. Toda la escritura "se epifaniza" -lo cual va con Ja des- del sentido que sería del orden de lo imaginario. Es una intui-
aparición de la epifanía como objeto literario propio. Ella es ción inefable, aunque puede escribirse. La claritas "salta", ella
sobrepasada, ya que ella ha devenido omnipresente. Hay, en no es el efecto de una explicación.
tal sentido, una historia de la escritura joyceana, como lo in- Hay allí una diferencia significativa con el uso de la escri-
dica el título inicial de Finnegans Wake durante los di ecisiete tura por el Presidente Schreber en sus Memorias. Pese a que
años de su escritura, Work in Progress. De manera lacaniana, Schreber tenga un es tilo bastante propio, de cierta manera
es ta evolución se lee como una transformación en sinthonie "no escribe", él nos dice por su escrito, nos dirige un mensaje.
de Jo que, en un comienzo, era un síntoma, a saber, aquella Cuenta lo que le pasa, da testimonio. Por el contrario, Joyce
falla de anudamiento de lo real y lo simbólico que la epifa- nos transmite una experiencia sin apuntar a que Ja compren-
nía materializaría en la época en la que Joyce es un joven damos. Él no diría, como sí lo hace Schrebe1~ "todo sin senti-
escritor. El sinthome no es, por lo tanto, contemporáneo de la do se anula". Más bien intenta inscribir en la escritura la parte
epifanía, sino que se hace un lugar progresivamente corno un
de sin sentido de lo real. Son los lectores de Joyce (sobre todo
saber-hacer de la escritura que no existía desde el comienzo.
los universitarios) los que buscarán el sentido, los sentidos. Y
El síntoma de partida, el núcleo inicial del sinthome de Joyce,
es ya perceptible en la relación precoz del niño Joyce con la
11 Como en el caso ele las "ideas-za patos" impuestas ele Paul. Cf., su-
palabra. Lacan afirma: "En el lugar de la palabra, no se puede
decir que algo no le era, a Joyce, impuesto" . 10 pra, capítu lo 1 - La ley ele la madre y el síntoma separador, p. J 9.
12 "Y era el zumbido vacío ele todas estas voces lo que le hacía titubear

9
en la persecución de sus propios Fantasm as. Sólo les prestaba atención
Esta es .la tesis de Lacan, aunque no forzosamente es, co mo se verá, por algún tiempo, y era feliz cuand o podía es tar lejos de ellas, fuera del
aquella ele Jacques Aubert, lecto1- excepcional ele Joyce que delimita perío- alcance de su llamamiento, solo, o en co mpañía de sus propios y fan-
dos más precisos y rupturas en los modos ele escritura ele la obra joyceana. tasmales co mpañ eros" (Joyce, J., Retrato del artista adolescente, op. cit. ,
10
S23, p. 96. Comentamos este punto en detall e en infra, capítu lo VI pp. 73-74, y más abajo, p. 54).
-Las prolongaciones del síntoma, p. 161 . 13
Joyce, J., Ulises, op. cit., p. 233.
130 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 131

es precisamente lo que él quería: "Puse ahí tantos enigmas y la imagen ideal puede ser un verdadero tormento -como se
puzzles que mantendrán ocupados a los catedráticos durante lo observa, por ejemplo, en la anorexia nerviosa. El estadio
siglos debatiendo sobre lo que yo quería decir, y esta es la úni- del espejo es la causa de una alienación fundamental del su-
ca manera de asegurarme la inmortalidad" .14 jeto al mundo de las imágenes. El yo, en efecto, constituido
Pero Lacan subrayó que el uso joyceano del equívoco es por la identificación ideal a la imagen del cuerpo en el espejo,
tan particular que él mismo sólo podía "podremedar". 15 El aparece en una posición de dominio en un momento de gran
psicoanalista se equivoca, pues "quiere expresar algo", mien- dependencia cuando el niño aún no camina ni habla. Esta
tras que Joyce hace perder los medios de comprensión a sus imagen de dominio, el yo-ideal, es el prototipo del yo fuerte
lectores, llevándolos a una búsqueda de sentido infinita, con del neurótico, así como de su rivalidad con sus semejantes
el objetivo de sostener de esta manera su nombre propio. que aparecerán, durante su vida, con la engañosa prestancia
obtenida de es ta matri z original. Los semejantes, los otros, los
objetos del deseo, son prisioneros de esta dialéctica alienante
EL DESLIZAMIENTO DE LO IMAGINARIO del transitivismo que se ve a cielo abierto en el pequeño infan-
te: el objeto sólo es deseabl e si pertenece al otro, la diferencia
Prosigamos nuestro comentario sobre el nudo de Joyce antes entre sí y el otro se mantiene indistinta. A partir de este mo-
de la introducción de la suplencia por el sinthome . La hipó- mento, el cuerpo del suje to le aparece como una imagen, más
tesis de Lacan es que, antes de esta corrección, lo imaginario aún cuando aprehende muy mal su interioridad, así como su
no se sostiene. Para comprender la significación de esta figura funcionamiento pulsional. Esta imagen funda el "o yo o él"
topológica, volvamos a la teoría del "estadio del espejo". 16 del paranoico que puede desembocar en el asesinado, el sui-
En efecto, la clave del momento en que, entre 6 y 18 meses, cidio o dar al sujeto el sentimiento íntimo de estar muerto.
se constituye lo imaginario, "el estadio del espejo" es el reco- En la esquizofrenia, el fracaso del es tadio del espejo puede ir
nocimiento por el niño de la imagen de su cuerpo en el espejo . hasta el no reconocimiento de la imagen del cuerpo y frecuen-
Este reconocimiento pasa por la mediación de un adulto (la temente tiene por consecuencia una relación episódicamente
madre o un sustituto) que hace del niño el objeto de su mi- delirante . del sujeto a su propio cuerpo. Desde entonces, la
rada y de su deseo, estableciendo de este modo Ja relación de relación de un sujeto con lo imaginario tiene como index su
pertenencia entre el niño y su propia imagen. Esta operación relación con su propio cuerpo o, más bien, con la imagen de
funda el narcisismo del sujeto, entrega su matriz al yo y de- su cuerpo.
limita el lugar del ideal del yo, el cual quedará, el resto de su Lacan define el ego o el yo por "la idea de sí como cuerpo".
vida, como un punto de referencia para el sujeto. El yo-ideal Por regla general, a partir del estadio del espejo, esta "idea de
es la imagen designada como deseable, al momento del esta- sí como cuerpo" tiene como matriz la imagen corporal y el
dio del espejo, por el adulto situado en lugar de ideal del yo. sujeto está ligado a su cuerpo por el desvío de esta identifica-
En el avenir, el sujeto intentará hacer coincidir su imagen -es ción. Él posee un cuerpo, pues tiene aquella relación imagina-
deci1~ su yo- con su yo-ideal, reglándose según su ideal del yo. ria consigo mismo, mediatizada por el estadio del espejo. El
El desfase entre yo y yo-ideal engendrará depresión cuando estadio del espejo realiza, entonces, la siguiente triple ecua-
la diferencia sea desfavorable para el yo, o bien, jubil ación ción: "yo o ego 17 = la relación con la imagen de mi cuerpo = lo
cuando sea el caso contrario. La aspiración a coincidir con que hace que tengo un cuerpo".
Pero, justamente, no es siempre el caso. Descifrando un
14
E ll ma nn, R., James Joyce, New York, Oxford Un iversity Press, 1983, recuerdo de infancia, Lacan diagnosticó en el escritor irlandés
p. 521.
15
Lacan avanza el neologismo pourslicher que aq uí se traduce p or
podremedar e n la m ed ida e n que prov.iene de Ja co nden sación de los té 1~ 17 Habi tualmen te, Lacan d ice más bien el "yo" . No o bstante, prefirió
min os pourriture (podredumbre) y pasticher (remedar). (N. de los T.) el términ o de ego en 195 1, a l momento de una confe rencia en Londres, y
16 Lacan, J . (l 949), Le stad e du miroi r comme form ate u1- de la fonc- lo reutiliza en E l sinthome, do nde estudi a el ego en el marco de su teoría
tion du Je, en Écrits, op. cit., p. 93. de los nudos.
132 LACAN Y ELS!NTf-JOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 133

una falla en la constitución del ego por identificación a la ima- como la ficción de la ficción. También se puede pensar, de
gen del cuerpo. De ahí la atención con la cual Lacan examinó forma analógica, en el sueño dentro del sueño que revela el
es te punto. Más aún si había caracterizado el síntoma como encuentro con lo reaJ.2 2
"un acontecimiento de cuerpo" 18 por el cual se tiene su cuerpo,
además de haber descubi erto; en los recuerdos del escritor, un 1) Primera escena. Joyce ti ene 16 años en mayo de 1898, un
acontecimiento que mueslra que, en aquel momento, el sujeto año clave de su adolescencia, su último año de colegio. Es
precisamente no tiene su cuerpo . el momento que precede a su renuncia de entrar en las ór-
Lacan se apoya en el Retrato: 19 denes. El otro personaje importante de la escena es Heron,
cuyo nombre es aquel de un pájaro de gran pico que, además,
En cuanto a Joyce, habría podido leerles una confi- es homófono con "Hero", héroe (cf. Stephen el Héroe). "Había
dencia que nos hace en el Retrato del artista adolescente. pensado con frecuencia lo extraordinario que era que Vincenl
A propósito de Tennyson, de Byron, de cosas re íeri- Heron , qu e te nía apellido de pájaro, tuviera la cara en con-
das a poetas, se enconlró co n ca maradas que lo alaron a sonancia con el nombre." Heron es su dobl e y su rival: "Los
una a lambrada y le di eron, a él, a James Joyce, una pa- dos rival es eran amigos de colegio. Se sentaban en cl ase en el
li za. El camarada que dirigía toda la avenlura era un lal mismo banco, tenían su si lio uno al lado del otro en la capilla
Heron, término que no es indiferen te, ya que es el eran . y charl aban juntos en el comedor después del rosario" .23
Esle Heron, entonces, le pegó durante un cierlo li empo, Eran los m ejores alumnos. Heron posee, incluso, un a
ayuda do por algunos o lros camaradas. suerte de pico, su basló n. Es acompañado por Wallis, dandy
Luego de la a venlura, Joyce se inlerroga sobre lo que emperifollado con un a boquilla para cigarrillos. Luego de ha-
hi zo que, pasada la cosa, no le guardara rencor. Se ex- berle propueslo imila r a l reclor sobre la escena (alusión a la
presa, así, de una manera muy perline nle, como se lo tercera esce na), Heron provoca a Joyce-Slephen a propósilo
puede esperar de é l, quiero deci r que melaforiza su re- de su padre, luego respec lo de una muchacha que se inlercsa
lación a su cuerpo. Consla la que todo el asunlo se des- en Slep hen y debe asisli r a la represenlación leatral de la lar-
prende como una cáscara, dice éJ.2° de. Heron se burla de é l a propósilo de la joven y, después, le
pega ligeram enle e n la panlorrilla co n su bastón. Slephen no
En es le úllimo pasaje, Lacan hace a lusión a un episod io sienle cólera, sino que el senlimi en lo de es lar harlo: "su cara
del Retrato que se puede dividir en lres escenas: es la segun- reílejó la falsa sonrisa de su riva l". "¡Confiesa!", dice Heron,
da la que relata un recue rdo de infancia. E ll a eslá precedi- golpeándolo nuevam en le. Y Slephen, irón ico, recila el Confí-
da por una primera escena de la adolescencia y eslá seguida teor co n "irreverencia". En lo nces, "un repentino recuerdo le
por una tercera que prologa la primera y cuya acción se si lúa había lransportado a olra escena, evocada como por magia a l
en el lealro dond e el héroe va a acluar. La segunda escena nolar las arruguillas crueles que co n la risa se le formaban a
es, en lonces, una "escena e n la escena". Ella es reporlada en Hero n en los án gulos de la boca y a l se ntirse en la panlorrilla
el curso de un relalo, con lempo rá neo de la primera escena, el golpecito cariñoso del baslón y escuchar la a mones lación
que e lla inlerrumpe como una re mini scenc ia, un -flash baclc amical: Confi esa".
Es le procedimiento es lilíslico evoca la escena en la escena de La voz que intima "¡Confiesa!" y el golpe de baslón "amis lo-
Hamlel. 21 Lo más real es lá ahí representado sobre la escena, so" consliluyen los rasgos de la repetición que hacen resurgir
18
VF, p. 569. 22 F re ud, S. ( 1900), La interpre tac ión ele los s ueños, e n Obras comple-
19
Joyce, J., Re/rato del artista adolescente, oµ . cit., pp. 68-72. Las c ila- tas, op. cit., vo l. IV, p. 343. "Con o tras pa la bras: cua ndo un dete rmin ado
cio nes que s igue n prov ie ne n del cap ítul o 2. hecho es situado [co mo un sucfio] dentro del sue i'ío por e l propio trabajo
20
523, pp. 148-1 50. del sueño, e ll o impli ca la m ás decisiva co rroborac ió n ele la rea lid ad ele ese
21
Shakespeare, W. (1601), Hamlet, príncipe d e Dinamarca, en Obras hecho, su más fuerte afirm.ación [Bejahung: decir s í]''.
completas (trad. es p. L. Astrana Marín), Madrid, Aguilar, 195 1, Aclo III, 23 Joyce, J., Re/rato del ar/isla adolescenle, op . cit., p. 66, y luego,
esce na 2, p. 136 1 sq . pp. 68, 72, 73-74, 72, 76, 13 3, respect iva me nte; las curs ivas so n mías.
EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 135
134 LACAN Y EL SI NTHOME

4) Tercera escena. Stephen escucha los aplausos del espec-


la escena de la niñez que, sucedida cinco años antes, nosotros
táculo que acaba de comenzar. Piensa en la muchacha y en su
llamaremos aquí la segunda escena.
chal, la única cosa de ella de la cual se acuerda (nuevamente
2) Segunda escena. Se está en Belvedere College, cinco años la vestimenta, el envoltorio del cuerpo). Luego, lo llaman y
atrás. Stephen acaba de entrar a sexto grado en este estable- piensa en su padre: "En lo profano, Jo preveía, habría otra
cimiento dirigido por los jesuitas. El relato comienza por una voz que le invitaría a reconstruir con su trabajo la derruida
metáfora: "Su sensible naturaleza se resentía aún del peso hacienda de su padre [ .. .]"; y, luego, más adelante: "[ ... ] le
de la oscuridad y la sordidez de su nueva manera de vida". parecía reconocer una semejanza entre la manera de ser de su
El niño ha comenzado a escribir. Un día su profesor declara: padre y la de aquel jesuita bien vestido y sonriente".
"Este muchacho tiene una herejía en el ensayo". Stephen es Las tres escenas que se suceden corresponden a tres eda-
24
"cogido" como herético y no creyente (lo cual es premonitorio des de la vida. La primera, cómica, en la adolescencia. La
de sus futuros líos con la religión). Se somete al profesor co- segunda, trágica y real, con el deslizamiento de lo imaginario,
rrigiendo con astucia la fórmula incriminada. A la salida, He- corresponde a la niñez. La tercera, con la subida a la escena
ron lo interpela con su bastón. Está acompañado de Boland el de teatro, el problema de la mujer, de los semblantes entre
azote y de Nash el vago. Es entonces que tiene lugar la dispu- los sexos y del padre, es iniciática e introduce al joven a la
ta sobre los escritores a Ja cual Lacan hace alusión. Stephen madurez. Se ve, en efecto, ahí el "viejo hombre" maquillarle
defiende a Newman y a Byron, mientras que Heron toma la "arrugas en Ja frente".
causa de Tennyson. El trío se ríe de él, Stephen presume e in- Insistimos en el deslizamiento de la imagen del cuerpo en
sulta a Boland. Heron trata a Byron de herético y luego profie- la segunda escena que, por varias razones, evoca el estadio
re: "¡Atención! Sujetadme bien a este hereje". Stephen es, así, del espejo:
golpeado a bastom,1zos y, luego, empujado a una alambrada
con púas, sobre la cual se desgarran sus vestimentas (las púas 1. Heron es ahí el doble de Stephen. Incluso a nivel del
reenvían al pico de la garza [heron)). Stephen rechaza respon- nombre, pues los dos portan nombres de pájaros: Ste-
der Ja orden de Heron: "¡Confiesa!" (la herejía de Byron). Esta phen, en efecto, se apellida Dedalus, o sea, el hombre-
escena de sus 11 años es repasada en su memoria mientras halcón de la mitología griega.
recita el Confiteor de la primera escena. Volvamos a esta. 2. La agresividad característica de la tensión identificato-
ria entre el yo y su imagen especular es sensible en lo
3) Retorno a Ja primera escena: la rabia. Stephen se pregunta, que califica a los dos muchachos como "rivales" y en la
entonces, por qué no está resentido con ellos, siendo que presencia del pico de Heron (garza). Lacan parece su-
brayar aquí una tonalidad que podría ser erótica cuan-
No había olvidado en lo más mínimo su cobardía y do sugiere el equívoco entre Heron y Eran, es decir, el
su crueldad, pero la evocación del cuadro no le excita- amante en griego. Sugiere la eventualidad de un ma-
ba al enojo. A causa de esto, todas las descripciones de soquismo de Joyce, aunque lo descarta rápidamente a
amores y de odios violentos que había encontrado en causa del disgusto de este por su propio cuerpo.
los libros le habían parecido fantásticas. Y aun aquella 3. La problemática del reconocimiento es lisible a partir
noche, al regresar vacilante hacia casa a Jo largo del ca- de la referencia al maestro en las tres escenas (el sacer-
mino de Jone, había sentido que había una fuerza ocul- dote en Ja tercera escena, aquel que lo trata de hereje en
ta que le iba quitando la capa de odio acumulado en un La segunda y ese al cual se le solicita caricaturizar en la
momento con la misma facilidad con la que se despren-
primera).
de la suave piel de un fruto maduro.

La metáfora hace de la cólera un tejido o una vestimenta: 24 Pensando en la muchacha, "se vio revestido de la verdadera vitali-

ella es como la piel de un fruto demasiado maduro. La prime- dad juvenil". Al final del capítulo, luego del fracaso en el encuentro con la
ra escena se encadena inmediatamente con la tercera. joven, Stephen va al encuentro de una prostituta.
136 LA CAN Y EL SI NTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 137

4. El transitivismo está también ahí presente: el objeto pasivizada con Dios. Esta es calcada a su relación con su ma-
del deseo y de la rivalidad está representado por la dre, la cual es prevalente a causa de la forclusión del Nombre-
muchacha. del-Padre. En el caso de Joyce, el dejar-caer en la imagen del
5. La mirada se hace presente por el pico de Heron; la cuerpo se trata de una patología proveniente del estadio del
evocación, en el primer capítulo del Retrato, de los ojos espejo o, al menos, de una singularidad que hace que su yo, su
reventados por las águilas (nuevamente pájaros), puede ego, no tiene a la imagen del cuerpo como matriz. Este "acon-
ser vinculada a los alambres de púas de Ja segunda esce- tecimiento de cuerpo" tiene, en consecuencia, la estructura de
na: "mientras él, medio cegado por las lágrimas, echó a un fenómeno elemental de la psicosis que se repite.
andar vacilantemente, crispando los puños enfurecido,
sollozando".
6. En fin, la larga contemplación de sí-mismo en un espejo EL EGO
perteneciente a su madre, prolonga las tres escenas e
introduce literalmente la problemática del estadio del A partir de esto se plantea la pregunta sobre la relación del su-
espejo. jeto con su cuerpo, relación que Lacan llama aquí el ego: si el
ego, "la idea de sí como cuerpo", no se apoya en la imagen del
Ahora bien, varios pasajes del Retrato describen un meca- cuerpo, ¿cómo funciona él, entonces? Joyce ¿tiene, acaso, un
nismo análogo de despojo de la imagen del cuerpo de Stephen ego? Y si es así, ¿de qué está hecho? La tesis de Lacan compor-
figurado por la piel o por una vestimenta. Esta operación se ta, en efecto, otro punto, complementario al deslizamiento de
acompaña cada vez por la desaparición del afecto esperado de lo imaginario: el arte de Joyce, su sinthome, sería también su
la cólera y, a veces, por el surgimiento del asco de sí-mismo. ego. Pero ¿cómo un sinthome puede servir de ego?
He aquí algunos ejemplos: "Un poder semejante a aquel que La respuesta parte con la observación de que una de las
otras veces había hecho desaparecer de él la cólera o el re- (·u nciones del sinthonie es, en el mundo sin relación del nudo
sentimiento, Íl1e el que le hizo pararse". O bien: "A menudo borromeo, una manera de establecer una relación. Así, el ego
había sentido un breve acceso de cólera, pero nunca había lacaniano es clásicamente definido como la psicología de la
sido capaz de conservar su resentimiento largo rato, sino que relación imaginaria que se establece con el cuerpo propio. Por
había sentido que se iba desvaneciendo enseguida como una lo tanto, la idea esencial aquí sería que Joyce establece una
cáscara o una piel que se desprendiera con toda suavidad de su relación con su cuerpo por un medio que, distinto a lo imagi-
propio cuerpo". nario, podría ser la escritura:
Esta relación entre el despojo del cuerpo y la cólera es, por
lo tanto, repetitiva. Según Lacan, lo que, en esos momentos, la idea de sí como cuerpo, tiene un peso. Es, precisa-
suelta Joyce es "la imagen confusa que [él tiene] de [su] pro- mente, aquello que se llama el ego. Si el ego es calificado
pio cuerpo" y no su inconsciente, como se lo ve en la manía. de narcisista, ello es porque, en cierto nivel, hay algo
Se trata del desprendimiento -presentado como un acto del que soporta al cuerpo como imagen. En el caso de Joy-
sujeto- de Ja imagen del cuerpo como una cáscara, "como al- ce, el hecho de que esta imagen no esté incumbida en la
guien que pone entre paréntesis y expulsa el mal recuerdo"; y ocasión, ¿no es, acaso, lo que señala que el ego tiene, en
es justamente en el paréntesis del texto, aquel que constituye él, una [·unción totalmente particular?
la segunda escena, donde vuelve ese recuerdo. Lacan agrega:
"Pero la forma del dejar caer que, en Joyce, toma la relación al El arte de Joyce, su escritura, ¿en qué puede, entonces,
cuerpo propio, es enteramente sospechosa para un analista". 25 funcionar como ego, es decir, sostener su cuerpo, entregarle
La expresión "dejar caer" (liagen lassen: dejar plantado) es un punto de apoyo diferente al de una imagen que huye?
tomado de Schreber, quien la utiliza para cualificar su relación Una primera aproximación de Lacan es aquella de los en-
cuadres. Subrayando que Ulises es un texto extremadamen-
25
S23, pp. 150, 101, 150, respectivam e nte. te construido, para el cual Joyce dejó esquemas indicativos
138 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 139

destinados especialmente a sus traductores (y a la posteri- especie de doble de] cuerpo. ¿El alma no será, acaso, el nom-
dad), al modo de los esquemas Linati, Lacan observa que el bre de esta idea de sí como cuerpo, de ese ego apoyado sobre
encuadre tiene una relación de homonimia con lo que encua- la escritura?
dra26: el contenido. Entonces, el texto podría servir de cuadro Este tratamiento del cuerpo por el texto se prolonga en
al cuerpo, como cuando se encuadra una imagen para deli- Ulises, el cual debía ser "la epopeya del cuerpo humano": "Un
mitar en ella los bordes. Esto parece evocar el "cuerpo de lo órgano dominaría cada episodio. Para superar la dicotomía
simbólico" que "adjudica" un cuerpo al sujeto, salvo que aquí de cuerpo y alma, para revelar su unidad fundamental, des-
se trata de un cuerpo de letras. plegaba las imágenes del espíritu bajo la influencia de funcio-
El Retrato del artista adolescente, la primera obra verda- nes físicas particulares. Por ejemplo, yendo a almorzar, Bloom
deramente joyceana según Jacques Aubert, es un texto sobre piensa: 'A las piernas de Molly le faltan los nervios"', comenta
el cuerpo. Como lo afirma Franz Kaltenbeck,27 escribir sobre Ellmann. 29 Aquí el autor oscurece, a punta de metáforas, las
el cuerpo permite a Joyce, no el identificarse con la imagen ideas recibidas del lector respecto del cuerpo y del alma.
de su cuerpo, sino el tener un cuerpo. El "trastorno" de Joyce En la misma veta concerniente a una hmción particular del
sería, en este caso, más próximo de la esquizofrenia que de escrito -aquella de la existencia de, por así decirlo, un cuerpo
la paranoia, la cual supone el apoyo conservado de la imagen de letras-, Lacan evoca en Joyce "el enigma elevado al poder
del cuerpo. Observemos la importancia del tema del "retra- de la escritura", así como un "ego, con función enigmática,
to" que no sólo evoca el cuadro, sino también la imagen: la con función reparatoria". 30 El emblema de esto es la epifanía,
imaginación de su retrato como jesuita, 28 las galerías de re- pero también, posteriormente, todos los incisos enigmáticos
tratos, el título mismo del Retrato. Luego, subrayemos que los que, redoblados a veces por un equívoco fonemática por los
amigos de Stephen son presentados metonímicamente por re- que ellos se condensan, rellenan el mar de pensamientos de
flexiones sobre sus cuerpos o sus ausencias de cuerpo. Heron Stephen o de Bloom en el Ulises. Ellos infiltran el texto y han
tiene un pico; Cranly tiene una cara sin cuerpo, ojos femeni- puesto a trabajar a todo el mundo. Frecuentemente se tiene la
nos, una máscara mortuoria y, después, encuentra su cuerpo. prueba de que Joyce trabajó prolongadamente sobre estas ex-
Lynch, personaje de "contextura musculosa", es presentado presiones que sufren retoques múltiples al figurar en diversos
por su "corpachón [que] se le contraía todo". En cuanto a borradores. Por ejemplo, aquella que porta sobre el cuerpo
Stephen-Joyce, él no cesa de buscar metáforas para hablar de la madre, mouth to her moomb, traducida por "boca a su
de su cuerpo: "cáscara estéril", cuerpo tomado "por ]a des- vientre". 3 1 Moomb es una palabra-maleta compuesta a partir
esperación de un infierno de condenados", "ardiente pulpa", de moon, "luna", y womb, "vientre de mujer". En el margen
"cadavérico", "vestiduras mortuorias", "brasa", "misterioso", del manuscrito nueve se encuentran palabras intermediarias
"hundiendo[se] de cabeza a través del espacio" como Ícaro, que fueron puestas como ensayo: moongh, moongrubmb,
etc. En fin, el alma es concebida como concebida como una moongbm, ... , moombb.

26
Lacan también se apoya en una adivina nza propuesta por Joyce a LA CORRECCIÓN POR EL SINTHOME-EGO
sus visitas. Tenía el hábito de mostrarles una imagen que representaba
la ciudad irlandesa de Cork (la ciudad natal de su padre) y había qu e
adivinar lo que era, pero sin identificar el conten ido de la imagen sino La escritura del nudo de Joyce se deduce del tipo de cons-
únicam ente en función del Witz respecto del cuadro, el cual era en cork trucción precedente. A nivel del nudo, Lacan representa el ego
(corcho) . 523, p. 147. como un broche que impide al imaginario deslizar. El sintho-
27
Cf. Kaltenbeck, F., Promenades avec Ulysse - Huit lec;:ons sur l'art me-ego repara la falla del nudo (el anudamiento de R y de S)
de James Joyce, L'atelier, nº 3 (hors-série des Camets de Lille), marzo
1999, Lille, pp. 7-62.
28 29
Joyce, J., Retrato del artista adolescente, op. cit., pp. 143-144, l 74- Ellmann, R., James Joyce, op. cit., p. 436.
175, 180, 84, 91, 108, 150, 151, 153, 202, 110, respectivamente para esta 30 523, p. 153.
citación y para las que siguen. 31
Joyce, J., Ulises, op. cit., p. 263.
140 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 141

volviendo a atar R y S una segunda vez, lo cual atasca a I (cf. II. "¿JOYCE ESTABA LOC0?"32
esquema 4, supra, p. 125).
La idea de Lacan es, entonces, que el ego (el arte) repara Ja
falla, no por suprimirla, sino por redoblarla: se trata de un tra- Tengo la cabeza llena de piedrecitas y disparates y
bajo de reenganche, por la escritura, de la palabra impuesta, cerillas rotas y lrocitos de vidrios cristales recogidos
la cual es acentuada, redoblada, en un esfuerzo continuo que casi por todas partes.
se acentúa con el tiempo. Lo que tiende a deslizarse es la rela- JAMES JOYCE 33
ción imaginaria con el cuerpo; por el contrario, lo que retiene He descubierto que puedo hacer con el lenguaje todo
a lo imaginario es el ego como la idea del cuerpo construida lo que deseo.
por la escritura. JAMES JOYCE34
Después de su conferencia sobre Joyce, Lacan tanteó en
varias direcciones antes de llegar a esta formulación "defini- Estoy al limite del inglés.
He puesto el lengua je a dormir.
tiva" cuyos cambios están condicionados por las pregunlas
JAMES JOYCE 35
que él se hace sobre el arte de Joyce. El público del seminario
asisle a los progresos de una elaboración donde se ve a Lacan
vacilar entre dos direcciones. En la primera, central y clara-
Ciertamenle, en tanto Jos lileralos detestan toda aproxima-
mente enunciada, elabora el sínloma de Joyce, apoyándose en
ción patográfica de los escrilores, Lacan no habría propuesto
los nudos . En Ja segunda, más velada pero insistente, se inle-
es la pregunla en el Simposium James Joyce de junio de 1975.
rroga más clásicamente sobre la estruclura clínica de Joyce,
Sin e mbargo, en esla inlervención, ya afirmaba que Joyce
tanlo en función de sus lexlos como a parlir de sus carlas y
"quería ser Joyce el sínloma": in luición de la relación íntima
de los leslimonios de sus cercanos. En particular, Lacan lee la
e nlre el arle y el ego.
biografía de Richard E llm ann y esludia las relaciones de Joy-
Así, Finnegans Wake, la obra final de Joyce, le habría servi-
ce con su padre, su muje r Nora, sus dos hijos, sus amigos, e le.
do de "escabel": con es le libro, Joyce quería marcar Ja litera-
Así, en el sem inario vemos enlrecruzarse el nuevo saber-hacer
lura con su nombre, para siempre. Lacan juega con la palabra
con los nudos y las antiguas mane ras de pensar la psicosis por
"escabel", un suporle del hablanse r. Subraya en ella la "S", el
medio de la forclusión del Nombre-del-Padre.
significan le que soporla el sínloma, y el "bello" que, al mismo
liempo, designa la relación con la es lélica, esencial para el
arlisla, y el amor de sí-mismo ("Izecrebello"). 36 La elevación
de l escabel (izar su yo por lo bello) 37 es uno de los aspectos

3z S23, pp. 77 y 14-15, respec livam e nte.


33 Ca1ta a H. S. Weave 1- d e l 24 ele junio ele 192 l, en J. Joyce, Carlas
escogidas (u-ad. es p. C. Man za no), Barcelona, Lumen, J 982, vo l. 2, p. 115.
34 Cilaclo por E llm ann, R., James Joyce, op . cil., p. 702.
35 !bíd, p. 546 .
36 vr, pp. 565-569 para todo lo que resta del capítu lo; las curs ivas so n

mías.
37 Escabel traduce e l término rrancés escabeau que, por su sonido, se

pres la a la serie de juegos homofónicos sugeridos por Lacan. En efecto,


en s u sonoridad francesa, la palabra cont iene, tanto Ja letra "S" (es), como
e l acljel ivo "bello" (beau). Adem ás, Lacan se apoya en la cercanía sono-
ra e nlre escabeau y la palabra-male la, por é l constru ida, Hissecroibeau
(izec rebello), derivada ele il se croit beau (él se cree bello), pero tambi é n
d e hisser croit beau (i za1- crea bell o). (N. ele los T.)
.142 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 143

de la teoría psicoanalítica de la "sublimación" sobre la cual, forma herética, la cual no pasa tanto por la estima de sí deri-
ya en 1960, Lacan criticaba su insuficiencia a propósito de vada de la imagen narcisista, como por su relación singular al
Bernfeld. 38 arte: "Joyce es el primero en saber bien escabelear por haber
Ahora bien, aun cuando Joyce está ligado al escabel y goza llevado el escabel al grado de consistencia lógica, donde lo
de él ("él joyce demasiado del S.K.bel", como para ser un san- mantiene art-gullosamente, Jo acabo de decir".
to), es también "un herético" , es decir que elige (hairesis = Por lo demás, como vimos, Lacan subraya la importancia
elección en griego) entre dos tipos de síntomas. En efecto, su de la relación con el cuerpo en la obra, así como la relevancia
educación jesuita y el contexto político de Irlanda le ofrecen del omnipresente tema de Ja filiación. En la versión oral de
dos formas de envoltorios sintomáticos: el sinthome madaqui- la conferencia, se interesa en el enigmático vínculo del Ulises
no (Santo Tomás con su teoría de lo Bello y de la claritas) y con La Odisea, cuestionando por esta vía la relación de Joyce
el sint'home rule (el Home Rule, "gobierno del hogar", era el con el Nombre-del-Padre de una manera más bien clásica:
eslogan del movimiento autonomista irlandés). No obstante,
Joyce "conjuga" los dos, al tiempo que los subvierte, y escoge Y ¿cómo decir que Bloom sea, en lo que fuera para
finalmente el segundo: "hace decaer el sinthome de sumada- Stephen -quien nada tiene que ver con él, salvo por cru-
quinismo", es decir, despoja progresivamente su arte de los zarse de tiempo en tiempo en Dublín-, su padre? -si no
accesorios "elevados" que lo visten, lo Bello, el "esplendor del es que ya Joyce puntúa y denota que toda la realidad
ser" , etc., para reducirlo a un sinthome estructural, implican- psíquica, es decir el síntoma, depende en último térmi-
do la formula misma del síntoma: "Joyce, él, no quería tener no de una estructura donde el Nombre-del-Padre es un
nada, salvo el escabel del decir magistral, y ello es suficiente elemento incondicionado. 40
para que no sea un simple santo hombre, sino que el síntoma
ptipo" y, "Que haya habido ahí un hombre para pensar en Lacan, quien, en RSJ, acaba de criticar la realidad psíqui-
darle la vuelta a esta reserva y en dar la fórmula general del ca y su equivalencia con "el" Nombre-del-Padre de Freud al
escabel, eso es lo que llamo Joyce el Síntoma" . cual quiere recubrir con su síntoma renovado, no puede sin
¿En qué Joyce elegiría el "sint'home rule" si, de hecho, se embargo renunciar a los términos freudianos ni a su viejo
desliga de Ja política? Lacan ve allí el símbolo de Ja herejía concepto del Nombre-del-Padre que, pese a todo, permanece
de Joyce, a la cual, además, se identifica. En el Freema's Jour- eficaz para diferenciar las estructuras .
nal, el Home Rule estaba representado por el sol levantándo- Siempre en la misma conferencia aborda, en los términos
se detrás del banco de Irlanda, mientras que Joyce lo descri- del nudo, la singularidad joyceana del síntoma "que conviene
be como levantándose al noroeste, "lo cual no es el uso". El llamar el sinthome": "lo inconsciente se anuda al sinthome",
"sint'home rule" significa el síntoma que "rueda" [roule} en dice, de lo que resultaría una identificación de Joyce con lo
su propia dirección de verdad: 39 "La buena manera es aquella "individual", lo cual quiere decir que encarnaría el síntoma.
que, por haber bien reconocido la naturaleza del sinthome, no Lacan ya tiene la idea, sin aún decirla explícitamente, de un
se priva de valerse de él lógicamente, es decir, usar de él hasta error en el nudo, de un anudamiento indebido entre simbóli-
alcanzar su real, al cabo de lo cual se está saciado". co (inconsciente) y síntoma, cuya manifestación clínica sería
Joyce, entonces, goza de su arte ("tiene art-gullo de su arte la creencia de Joyce en el espiritismo, incluso su adherencia
hasta Ja saciedad") y, por lo tanto, del escabel, aunque de una a Vico, a las conversaciones con los espíritus, su pasión por
las obras de Ja Sra. Blavatski, todas las cuales señalarían la
38
Cf. infra, Capítul o V - Las prolongaciones del sín toma, p . 161. "debilidad mental". 4 1
39
El sinthome madaquino es e.l sinthome ortodoxo y el sint'home rule
es el sinthom.e herético. Para Lacan, "el derecho sólo es una especie de re-
torcido", mientras que "lo real del derecho, es el retorcido". Por lo tanto, 40 Vo, p . 167.
el sinthome madaquino sólo es un caso particular del sinthome, mientras 41 La debilidad mental es, para Lacan, una característica del hablan-
que el segundo está mucho más orientado hacia lo real" (Cf. Miller, J. -A., ser, el cua l "no sabe 'hacer con' el saber inconsciente" (Lacan, J., 524,
Notice de fil en a igu ille, en 523, pp. 208-209). sesión del 11 de enero de 1977).
144 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 145

Desde la conferencia, entonces, coexisten la referencia El 13 de enero de 1976, Lacan interpreta esta última frase
borromea-la idea de un anudamiento (que se va a modificar) y del Retrato como rezo dirigido por el hijo a su padre, no obs-
aquella de una identificación al síntoma-, y la referencia clínica tante ser "un padre indigno, un padre carente", mientras que
de 1958 -la idea de interrogar el Nombre-del-Padre en Joyce. él, Joyce, es el artífice, el artesano, que tiene un saber-hacer. 44
En la primera sesión del seminario es introducido el térmi- Lacan continúa interrogándose respecto de la relación mis-
no suplencia: "es su arte lo que ha suplido a su sostén fálico". teriosa que existe en Ulises entre Stephen, es decir "Joyce en
Lacan acaba de hacer una breve alusión al padre de Joyce, tanto que descifra su propio enigma", y Bloom. Este último,
un "borracho" y "Feniano". 42 El síntoma es, por lo tanto, "el cuyo hijo muere siendo aún bebé, busca para sí un hijo, pero
garante" de la función fálica que está puesta en continuidad por sobre todo Stephen no quiere más padre. Queda enigmá-
con las cualidades paternas. Recordemos que, en la metáfo- tica esta "gravitación entre los pensamientos" de los dos hé-
ra paterna, la significación fálica es aquello que resulta de Ja roes como si estuvieran hechos del mismo significante, de la
sustitución del Deseo de la madre por el Nombre-del-Pad re . misma materia: "Ulises es el testimonio de aquello por lo cual
Esta mención de los síntomas del padre, que sucede a la apre- Joyce queda enraizado en su padre al mismo tiempo que lo
ciación según la cual su hijo, James, "tenía la pija un poco r eniega. Precisamente eso es su síntoma" .45
floja", se lee como alusión a un defecto en la transmisión fáli- Luego de Ja intervención de Jacques Aubert sobre el episo-
ca entre padre e hijo: los niveles conceptuales de los nudos y dio "Circe" de Ulises, Lacan comienza su seminario del 13 de
de 1958 están de nuevo estrechamente intrincados. Lacan se febrero con la pregunta sobre la locura de Joyce, la cual duda
hace, también, la pregunta por la perversión, pero e n su sen- poder resolver en la medida en que no analizó al escritor. En
tido borromeo: como "versión hacia el padre", es decir, como efec to, un escrito (que toca a lo real) no se analiza de la misma
independencia de R, S e I, los que, para anudarlos, es nece- manera que la palabra de un analizante (que toca a lo verda-
sario el sinthome, un cuarto elemento que puede (y no debe) dero): "¿Cómo saber, de acuerdo a sus notas, lo que creía Joy-
ser el padre. A propósito de Ulises, observa que el Otro "está, ce?", se interroga Lacan mediante una fórmula curiosa que
en suma, cargado de padre"; por su arte, Joyce debe "sostener evoca la relación de creencia en el sujeto supuesto saber, el
[a su padre] para que él subsista". El síntoma, entonces, no cual permite al analizante descifrar su síntoma. A su vez, La-
está apoyado sobre el Nombre-del-Padre, como en la padre- can se pregunla "¿por qué fueron inspirados sus escritos?", lo
versión de Ja neurosis, si no que, a la inversa, es el arte, el cual hace recordar sus trabajos de joven psiquiatra respecto
síntoma, el que ocupa el lugar de Nombre-del-Padre. Por lo de la psicosis, textos contemporáneos a su tesis sobre el caso
tanto, no se trataría de perversión, sino más bien de psicosis, Aimée. 46
en los té rminos de 1958. La palabra, sin embargo, no figura Después, entrando en el comentario del pasaje del Retra-
ahí, aunque se encuentra "m isión": de hacer subsislir a su pa- to, observa Ja posición paradójica de Joyce en relación con la
dre, a su familia, a su país; de ilustrar "Ja conciencia increada Iglesia: adolescente, pese a haber perdido la fe, rechaza sacar
de [su] raza", como Joyce lo escribe al final del Retrato en de ello todas las consecuencias y decir abiertamente que no
una referencia a Siegfried donde el h éroe debe forjar de nue- cree más, ya que ha sido formado por la Iglesia y las ense-
vo la espada rota de su padre. 43 Inmediatamente después, el ñanzas de esta constituyen "la armadura de sus pensamien-
escritor invoca: "Antepasado mío, antiguo artífice, ampárame tos". Lacan ve allí la prueba de que "este enorme aparato[ .. .]
ahora y siempre con tu ayuda".
44 523, p. 69, y luego, pp . 70, 78 y 79, respectivamente.
42 45
Los Penianos e ran indepe nd e nti stas organizados en sociedad secre- Esto nos hace recordar la interrogac ión de Step hen sobre su naci-
ta a partir de 1858, los cua les no pe nsaban qu e Irlanda pudie ra obtener su mi ento a l comienzo de Ulises : "¿Es esa, entonces, la sustancia divina por
independe nci a por la vía constitucional; usaban, por lo ta nto, la vio lencia la qu e el Padre y el H ijo son consustancialesJ" (Joyce, J., Ulises, op. cit., p.
y el terrorismo. Evidentemente, Lacan juega co n los términos [francófo- 232). Cf. e l exergo del Capítu lo IV - El símbolo suprime el síntoma.
nos] Fénian [Feniano } y faignant [vago }; e l padre de Joyce era, sobre todo, 46 Lacan, J. (1931 ), Écrits "insp irés" : Schizograph ie, en De la psychose

un ho lgazán. paranoi"aque dans ses rapports avec la personnalité, suivi de Premiers écrits
43
Joyce, J., Retrato del artista adolescente, op. cú., p. 230. sur la paranoia, Paris, Seu il , 1975.
146 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 147

permanece, a pesar de todo, su soporte". Se pregunta hasta sólo no le enseñó nada, sino que fue negligente en casi
qué punto Joyce creía en los "infundios que le contaban los todo, salvo en descansar sobre Jos buenos padres jesui-
curas" sobre el redentor. ¿Se tomó él mismo por un redentor? tas, la Iglesia diplomática.
Aunque Lacan no decide, encontramos la hipótesis, enuncia-
da durante la primera sesión del seminario, concerniente a Joyce habría, entonces, compensado esta dimisión pater-
una misión, articulada a una posición ambigua en relación na, esta "Verwerfung de hecho", valorizando su nombre pro-
con la religión. La idea de ser el redentor sería el prototipo de pio "a expensas del padre".
la padre-versión, 47 pues ella proviene de la idea de la relación Tomando en cuenta las observaciones de Lacan sobre Ja
del hijo con el padre. Dos mitologías se opondrían: la cris- transmisión simbólica, se puede reconstituir sin dificultad
tiana, que habría lanzado la idea falsa del sadomasoquisrno cómo, en los términos de 1958, considera, aunque sin decirlo
(sadismo del padre y masoquismo del hijo) y aquella, más an- explícitamente, la psicosis de Joyce. John Joyce no transmi-
tigua, de Freud respecto de la castración y de la transmisión tió nada a su hijo y se despojó de sus funciones de padre en
simbólica, donde se afirma que "el falo, eso se transmite de provecho de la Iglesia; hubo forclusión del Nombre-del-Padre
padre a hijo". y del falo (de ahí el malestar de James con el nacimiento de
Luego, después de haber evocado las dificultades de lapa- cada hijo); la Iglesia devino para Joyce una armadura simbó-
reja James-Nora frente a cada nuevo hijo, Lacan presenta la lica, por lo demás apoyada por el deseo de su madre (hay que
estructura joyceana en función de un primer nudo. Parte de recordar que la presentación de la epifanía de Ja "Villanela"
un nudo de trébol producido, a partir de un nudo borromeo, tiene como punto de partida la irritación sentida por Stephen
por una transformación que pone en continuidad R, Se I, ya respecto de la relación de su madre y de las mujeres hacia los
que "en la mayoría, lo simbólico, lo imaginario y lo real están sacerdotes y hacia Dios). En razón de ello, Joyce no puede
embrollados al punto de continuarse los unos en los otros". rechazar completamente la Iglesia, pese a que haya, mucho
o poco, perdido la fe. Lacan utiliza los términos de "padre
Pero, en Joyce, habría una falla del nudo de trébol: estaría,
carente" y de "suplencia" que había usado antaño para hablar
incluso, "abolido" por un error del paso de la hebra única so-
del pequeño Hans. La suplencia de esta carencia "radical" que
bre ella misma. Por este hecho, al ser desplegado, el nudo de
aparece aquí como responsable de la falla del nudo (cuya na-
trébol deviene el equivalente de un solo redondel de cuerda.
turaleza, sin embargo, no se encuentra aún bien precisada),
La tesis de Lacan es, entonces, "considerar el caso de Joyce
corno respondiendo a una forma de suplir un desanudamien-
to del nudo". Esquema 5:
Así, para "suplir este desanudamiento", Lacan propone un El primer "nudo de Joyce" corregido
bucle suplementario correctivo que mantiene el nudo (cf. es-
quema S).
Henos aquí, entonces, a nivel borromeo. Para explicar a
lo que se refiere concretamente este nudo de Joyce, Lacan es
bien explícito:

Su deseo de ser un artista que ocuparía a todo el


mundo, en todo caso al mayor mundo posible, ¿no es
exactamente lo compensatorio de este hecho que, diga-
mos, su padre jamás fue para él un padre? El cual no
,~'--
47
S23, p. 85, y luego, pp. 87-88, 69 y 94, respectivamente. Enseguida,
S4, p. 365. Para los esquemas, S23, p. 94 y pp. 96, 98.
148 LACAN Y EL SJNTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 149

es el haber empujado su nombre propio al primer lugar para del pecado de simonía que consiste en buscar usar el poder
ocupar a todo el mundo con su arte-síntoma. Esta tesis es, de Dios a cambio de dinero, como lo hizo por primera vez
por lo tanto, diferente de aquella referente a la "misión" o a la Simón el Mago. Pues bien, Simón es el nombre del padre de
"redención", que llevaría más hacia "una metáfora delirante", Stephen Dedalus en el Retrato y en el Ulises. Lacan se pre-
para decirlo en los términos de 1958. Ella evoca el "escabel" gunta si, quizás, la simonía no figura la carencia paterna que
de la conferencia y, además, las relaciones complejas de Joyce él ubica como falta-lapsus a nivel de lo simbólico en el nudo
con los nombres propios y los sobrenombres, sobre los cuales de Joyce. Reencontramos su preocupación por hallar un so-
volveré más adelante. porte material a nociones morales o religiosas, como cuando
El 17 de febrero, Lacan prosigue por esta veta, introdu- tomaba su distancia respecto del nudo de a cuatro "religioso"
ciendo un nuevo nudo de Joyce: en vez de nudo de trébol aho- de Freud, aunque deja este punto en suspenso. 49 Cuestiona,
ra prefiere un nodo de tres redondeles distintos, porque no asimismo, e l lugar relativo del error de anudamiento y de la
está claro que, en todos los nudos de una única hebra (como corrección por el síntoma: en resumen, Lacan tantea.
el nudo de trébol), un solo error sea suficiente para abolir el El 11 de mayo, en la última sesión del seminario, luego de
nudo. En este nuevo nudo, el error de anudamiento, pretende la lectura de algunos recuerdos de infancia de Joyce presentes
él, liberaría lo simbólico, pero de hecho, sobre el esquema, en el Retrato y que hemos comentado más arriba, e l hallazgo
los tres redondeles están simplemente puestos uno sobre el de Lacan se centra en el ego. El 16 de marzo había aludido al
otro, ninguno directamente anudado a cualqu ier otro; el cuar- hecho de que había trabajado sobre este tema con Jacques
to redondel del sinthome "repara", entonces, el nudo e impide, Aubert. Ahora es lo imaginario lo que se encuentra liberado
dice él, deslizar a lo simbólico. En esta sesión, por lo tanto, por el error de anudam iento, mientras que R y S se mantie-
Lacan ubica la "falla" a nivel de lo simbólico, confirmando lo nen anudados. El sinthome corrector sirve también de ego al
que había dicho la semana precedente: el síntoma parte por escritor.
Ja carencia del padre. La confirmación de la carencia paterna
de James es vista a propós.ito de su hija, Lucía, quien era es-
quizofrénica. Esta carencia se refleja en la creencia del padre ENTRELAZA MIENTO CONCEPTUAL
respecto de la telepatía de su hija: sería una "prolongación"
de su propio síntoma (reservo para el próximo capítulo el tra- Este recorrido en el seminario muestra, insisto, que Lacan
tamiento de este concepto). El s.í ntoma de Joyce está caracte- razona allí en dos niveles diferentes que se entrelazan. Por
rizado por una cierta relación impuesta con la palabra que, una parte, en el nivel de los nudos; por la otra, en aquel de la
como vimos respecto de Finnegans Wake, el sinthome viene a metáfora paterna y ele los conceptos que había introducido
acentuar sin que se pueda saber si el sinthome intentaba o no desde junio ele 195 7. A este último nivel pertenece la discusión
liberarlo. sobre la locura en "el caso Joyce". La tesis es la de un defecto
Son entonces puestos en serie, como "fallas" en el nivel de en la metáfora paterna, con una carencia del padre que entre-
lo simbólico, fenómenos más bien discordantes: la carencia na el menoscabo fálico y Ja carencia paterna del hijo; defecto
paterna del padre y del hijo, el lapsus y el chiste, los fracasos que, por lo tanto, necesita de una suplencia. Lacan utiliza,
de lo inconsciente. Lacan incluso se pregunta si Ja noción de incluso, el término de Verwerfung. 50 La psicosis se deduce de
una falla [faute] del nudo no renueva la noción de falta (faute}
en el sentido de pecado: ¿será también ella a lgo del orden de un 49 En esta investigación, Lacan ¿no se muestra, acaso, e ngai'íado por
lapsus?: "En esta falta primera que Joyce nos pone tanto de lo real del nudo? Queriendo representar la moral materialm e nte, ¿no
manifiesto, ¿hay, acaso, algo del orden del lapsus". muestra, quizás, que transforma la estructura del nudo en una Idea en
En efecto, en el Retrato, Stephen habla del "pecado con- e l sentido de Plantón? Es cleci1~ ¿que cree en esta materialidad del nudo
tra el Espíritu Santo para el cual no hay perdón". 48 Se trata como en un real platónico? Cf., infra, capítu lo VI.
so De manera, es verdad, algo distinta que en "De una cuestión pi-eli-
48
minar. .. ",en la medida en que hab la ele "Veriverfúng de hecho", a propósi-
Joyce, J., Retrato del arlisla adolescente, op. cil., p. 142. to del pad1-e de Joyce, mi e ntras que la forc lu s ión de 1958 era un accide nte
150 LACAN Y EL S INTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 151

ello clásicamente, pero Lacan no pronuncia ese término, sin defecto simb ólico o una "carencia del significante". 53 Lacan
duda porque quiere romper con su antiguo discurso en donde evoca un misterioso "llamado del Nombre-del-Padre" recibi-
domina lo simbólico. Es un poco como si su conceptualiza- do por el suj eto: el Nombre-del-Padre aparece, por este hecho,
ción de 1975 estuviera en avance respecto de su manera de indispensable para la vida humana y deviene, por lo tanto,
aprehender la clínica que aún se queda enraizada en la me- una norma familiar y social universal. En la psicosis, la metá-
táfora paterna. Hay que reconocerlo: ¡la tesis de la forcl usión fora delirante intenta, así, paliar esta ausencia, estableciendo
del Nombre-del-Padre es clínicamente muy sólida! Vemos el una nueva relación entre el significante y el significado. El
fenómeno inverso en Freud con "El hombre de los lobos" 5 1 verbo "suplir" 54 sólo aparece negativamente en el texto, pero
donde, a propósito de las relaciones entre la angustia y lacas- su mera presencia muestra que la cuestión de la terapéutica
tración, se a nticipa clínicamente respecto de sus conceptos de la Verwerfung se postula, comprendido también el nivel de
de 1926. La conceptualización clínica "en retardo" alcanza la transferencia en el análisis del psicótico. Y, finalmente, sólo
el segundo nivel, aquel de los nudos, cuando Lacan atribuye se puede incluir un imposible: nada (ni n adie) puede verda-
provisoriamente el error en el nudo de Joyce a una liberación deramente suplir Ja psicosis e, incluso, la metáfora delirante
del redondel de lo simbólico: ello se corresponde más con el más consistente se mantiene, en su futuro asintótico, un mal
defecto de lo simbólico de 1958 que con su lectura actual del menor, pues jamás hará existir un verdadero punto de capitón
texto joyceano. Comparemos , otra vez aun, estas dos aproxi- entre significante y significado, de la misma manera que lo es
maciones desde un nuevo ángulo. el Nombre-del-Padre.
En 1958 no existe la noción de un defecto en una es truc- Justo antes de escribir "De una cues tión preliminar ... ", en
tura dada : definiéndose la estructura en relación a ell a misma ocasión de su comentario del "pequeño Hans", Lacan emplea
por pares de oposiciones significantes, no tien e mucho sen tido casi los mismos términos utilizados a propósito de Joyce: la
hablar de un defecto intrínseco debido a la falta de un signi- carencia del padre deja al niño desposeído frente a la amena-
ficante que debería estar ahí. 52 Por el contrario, las ausencias za de ser devorado por Ja madre, obligándolo a introducir una
del significante del Nombre-del-Padre y de Ja significación fá- suplencia. La fobia real iza esta suplencia trans itoria, a la cual
lica se hacen sentir con ocasión de ciertas situaciones concre- sucede una solución juzgada coja en relación a "un complejo
tas, como el nacimiento de un hijo, y se forma, en consecuen- de Edipo y de castración normal''. 55 "El modo de suplencia"
cia, un "agujero" en el significado, es decir, en lo imaginario, que elige Hans, por muy original que sea (destituir fantasea-
el cual resulta de lo que se impuso entonces en tanto causa: un damente a su madre, ide ntificarse con un padre-madre de
niños imaginarios, instalar niñas-falos "amas del significan-
te" en el lugar de su ideal del yo), es considerado como una
de lo Simbóli co. No obsta nte, e n aquell a época , para Laca n no hay más impotencia y una inmadurez en comparación con "un punto
hecho que de l di cho y, por lo tanto, la "Verwerfung de hec ho" es ante todo típico" y una "dialéctica" que jamás alcan zará. La "suplencia",
una cuestió n s im bólica. Cf. S23, p. 66.
5 1 Mientras qu e Ja primera teoría de Ja a ngustia de Freud im plica

que la repres ió n produce la an gusti a po i- tra nsformación de la li bido, la 53 Carencia del No mbre-del-Padre qu e se opo ne a la "ca rencia pa-
segunda invierte el orde n entre represión y a ngustia: es la a ngustia de terna" e n el caso Hans, la cua l es una inca pacidad del padre real para
castración la que provoca Ja represió n. Sin e mbargo, esta última teor ía separarl o de su mad re. Pero cuando Lacan hab la ele "ca rencia paterna"
sólo es articulada en Inhibición, síntoma y angustia. Pero, e n "El ho mbre en el caso de Joyce, ello ree nvía a un defecto simbó lico en los té rmin os ele
de Jos lobos", Freud ya introduce en o bra esta teoría cuando di ce qu e 1958, ya que él precisa que su padre no le .enseñó nada, no le transmitió
"el motor de es ta re pres ión", la cual transforma la actitud sexual pasiva nada y dimiti ó en p rovecho ele los jesuitas, utili za ndo paralela mente el
frente a l padre en temor hacia el padre y luego en fo bia a l lobo, es "la term ino ele Verwerfung.
masculinidad narc isista del genita l", es decir, la angustia de castración. 54 "No ca be eluda ele que la figura del Pr. Flec hsig, en su gravedad ele
Cf. Freud, S., De la histo ri a de un a ne urosis infantil, op. cit., p. 100; y investigador[ ... ], no logró suplir el vacío repentinamente percibido ele la
Freud, S., Inhibición, síntoma y a ngustia, op. cit., pp . 103-104. Verwerfun.g inaugural [ .. .]" (Lacan, J., D'une question prélirninaire ... , op.
52 E n "De una cuestión preli minar ... ", el Nombre-del-Padre no es re-
cit., p. 582) .
lacionado con S(J(), corn o sí lo es más tarde en "Subversión del suj eto ... ". 55 S4, pp. 366-368, 406 y 38 1, respectivamente.
152 LACAN Y EL SINTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 153

·aunque ella dé testimonio de "un cierto grado de suficiencia" sinthome que se encontraba enmascarado por la sincronía del
se opone, en 1957, al término "solución". Lo que la metáfora síntoma como metáfora. En el caso de Joyce, el sinthome, Ja
paterna formalizó como norma universal, es esta "solución" falta de anudamiento y el ego corrector, atañen a este segundo
ideal, finalmente jamás alcanzada y obtenida a partir de la nivel y son, por lo tanto, innovaciones teóricas. En fin, lo que
fobia de Hans. Por este hecho, se olvida fácilmente su reverso también lo diferencia respecto de su postura de 1958 -y que es
sintomático. En comparación con esta norma, la singulari- de gran importancia, tanto clínica como práctica-, es la idea
dad de la "suplencia" inventada por Hans -que, sin embargo, según Ja cual esta corrección, esta suplencia por el arte como
Lacan analiza finamente-, se encuentra forzosamente desva- sinthome, puede incluso impedir la eclosión de la locura.
lorizada. Otro punto, fundamental en el caso de Joyce, puede ser
Todo esto reposa sobre el enorme poder atribuido al signi- igualmente estudiado en estos dos niveles. En efecto, como
ficante del Nombre-del-Padre, el cual se mide cuando, a pro- se vio en el capítulo precedente, Lacan renueva la cuestión de
pósito del caballo como objeto fóbico, Lacan dice que es "el la nominación que, en un comienzo, deviene la función "radi-
inicio de un orden, primer cristal de una cristalización orga- cal" del Nombre-del-Padre (el padre que nombra y no sólo el
nizada entre lo simbólico y Jo real". Tal orden es hecho ideal- padre como nombre), antes que, en RSI, se reduzca el Nom-
mente posible por el Nombre-del-Padre (del cual el significan- bre-del-Padre a Ja nominación, para luego, al principio de El
te de la fobia es sólo un sustituto imperfecto), por cuanto es sinthome, hacer resurgir la cuestión con el mito del Génesis .
concebido como anudando lo real a lo simbólico, permitiendo De aquí en adelante, Lacan más bien acentúa la relación de la
incluso el recubrimiento sin resto de lo real por lo simbóli- nominación con el símbolo equívoco y notado, el S2, a expen-
co. Ahora bien, Jo hemos visto, Lacan renuncia a esta idea sas del significante amo, el S1. Para este último abordaje de la
en 1975, al punto de postular el anudamiento de lo real por nominación, propuse la expresión "equívocos impuestos". En
lo simbólico como una característica de la "locura" joyceana. consecuencia, es interesante estudiar la nominación a través
Por este hecho, incluso si los términos utilizados se parecen, de un maestro de !alengua como Joyce, más aún cuando, si
ellos no tienen para nada el mismo valor. nos ubicamos desde el punto de vista de 1958, esto también
Así, en 1975, se encuentra más bien la idea de una "falla" puede poner en evidencia la forcl usión del Nombre-del-Padre
interna a la estructura misma -y no sólo en la psicosis, sino en él.
que en toda estructura-, la cual encarna el carácter no borro-
meo del nudo de a tres. En el caso de Joyce, la falla es referida
a la carencia paterna, pero ella se encarna en el síntoma de las "NOMBRES"
palabras impuestas, por medio del cual la nueva concepción
de lo simbólico, como conjunto de equívocos, toma todo su Se trata del pasaje que sigue a las tres escenas del capítulo 2
valor. En efecto, aun cuando todos los sujetos no resientan del Retrato que hemos comentado a propósito del ego.
la presencia de palabras impuestas con la misma intensidad, Simón Dedalus, el padre de Stephen, ha llevado a su hijo a
ellas imprimen su marca a nivel inconsciente: el sujeto debe Cork, su ciudad natal, donde acaba de asistir a la subasta de
defenderse de ellas, por lo cual se introduce el síntoma inicial. sus bienes. 56 La primera hipoteca de los bienes del padre de
La existencia de una "falta" de un "error" de anudamiento es, Joyce había tenido lugar mientras su mujer estaba embara-
entonces, universal. Por el contrario, la respuesta del sujeto es zada de James, y Ellmann asocia, de manera significativa, la
singular: el sinthome es lo que viene a corregir la falla, sea en paternidad de John Joyce con la hipoteca: "John Joyce se apli-
el lugar en que ella se produjo, sea en otro lugar. Este es ma- caba con igual diligencia a la procreación y a las hipotecas". 57
terializado en el nudo por un cuarto redondel que anuda a los Durante ese viaje , Stephen experimentó un sentimiento de
otros. Ciertamente, el resultado no es borromeo, pero R, Se I
"parecen hacer nudo de a tres", gracias a este cuarto. El acen- 56 Para el episodio y las referencias que siguen : Joyce, J., Retrato de un
to, entonces, está puesto sobre la singularidad de la correc- arlista adolescente, op. cit., pp. 76-84.
ción y, quizás más que antes, en la evolución diacrónica del 57 E ll mann, R., James Joyce, op. cit., p. 21.
154 LACAN Y EL S/NTHOME EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 155

desposesión. Su padre lo lleva a la universidad donde hizo pienso que un hijo pueda tener miedo a su padre. No: yo te
sus estudios. Con dificultad encuentra sus iniciales, antaño trato del mismo modo que tu abuelo me trataba a mí, cuando
grabadas sobre los bancos de madera del anfiteatro de ana- yo era aún un mocoso. Parecíamos más bien dos hermanos
tomía. Pero sus iniciales son las mismas que las de su hijo que padre e hijo". El padre, entonces, prolonga con su hijo la
(J. J. en la vida, S. D. en la novela). Durante la búsqueda, la dimisión paterna de su propio padre. Se trata de una revoca-
palabra "feto", grabada sobre un pupitre, salta a la vista de ción de la transmisión simbólica del padre al hijo: ellos están
Stephen. En ese instante atraviesa un momento de extranje- en el mismo plano, como semejantes, como hermanos.
ridad: "le extrañaba el encontrar en el mundo externo huellas Resumamos nuestra interpretación de la secuencia:
de aquello que él había estimado hasta entonces como una
repugnante y peculiar enfermedad de su propia imaginación". 1. Primero, el padre expone su idea de las relaciones pa-
El hecho de, finalmente, encontrar las iniciales paternas -las dre-hijo. Ellas denotan lo que Lacan llamó una Verwer-
suyas- sobre la madera no detiene nada, "dejándole siempre fung (rechazo): la dimisión paterna.
[ ... ] débil y humilde ante los demás, asqueado de sí mismo e 2. La forclusión del Nombre-del-Padre es materializada en
intranquilo". O también: "aquellas letras grabadas en la man- el relato por la ausencia de la marca del nombre del
chada madera del pupitre le estaban contemplando fijamente, padre sobre el banco del anfiteatro: "no es el hijo de su
como si hicieran befa de su flaqueza corporal y de sus fútiles padre", dice un vejete.
entusiasmos, le provocaran a la repugnancia de su propia lo- 3. La forclusión de la significación fálica, asociada a
cura y de las asquerosas orgías de su mente". aquella del Nombre-del-Padre, hace aparecer, entre los
Más tarde, siente la impresión de haberse borrado, como grafiti de los pupitres, una palabra, un nombre común
una imagen: "No se había muerto, sino que se había desvane- que apostrofa al sujeto y que lo designa: "feto", o sea,
cido como una placa impresionada a la luz del sol. Se había el ser del sujeto bajo una forma no simbólica. Una sig-
perdido o había emigrado de la existencia, porque ya no exis- nificación resulta: no es el hijo de su padre, sino un en-
tía", y: "aquella monstruosa vida suya le había arrojado más gendro; es como si "feto" viniera en eco frente a Ja frase
allá de los límites de lo real". del vejete.
En ese momento, cuando "no podía responder a las llama- 4. Stephen siente, entonces, un malestar extremo que se
das de la tierra ni de los hombres" y se sentía "ahíto y desco- traduce por la borradura de sí mismo como la de una
razonado de oír el sonido de las palabras de su padre", intenta imagen, por la evocación de recuerdos que palidecen y
recuperarse diciéndose: la reminiscencia del sueño de su propia muerte en su in-
fancia. Podemos situar esta reminiscencia como el sen-
-Yo soy Stephen Dédalus. Voy anclando junto a mi timiento de estar muerto en tanto sujeto en el pasado.
padre que se llama Simón Dédalus. Estamos en Cork, en S. "Nombres". En aquel vacío resuena un acto de nomina-
Irlanda. Cork es una ciudad. Nuestra habitación está en ción que Je permite re-presentarse como sujeto, que le
el Hotel Victoria. Victoria, Stephen, Simón. Nombres. permite continuar. Recurre a los nombres propios de su
Se le nubló de repente el recuerdo de su niñez [ ... ]. infancia que son nombres prestigiosos y, a la vez, ínti-
Sólo recordaba nombres. Dante, Parnell, Clane, Clon- mos: Dante, el poeta y también el nombre de su nodriza;
gowes. o Parnell, el leader irlandés nacionalista de trágico des-
tino, sin cesar evocado en torno a él y al cual se identi-
De esta secuencia resulta que la operación de la nomina- fica en su juventud.58 Joyce-Stephen suple, entonces, la
ción debe ser soportada por el sujeto mismo a causa de la quiebra paterna por este acto de nominación. Este paso
forclusión del Nombre-del-Padre. Inmediatamente antes, en hacia el sinthome es asumido por el sujeto mismo "a
la novela, había sido cuestión de las relaciones padre-hijo en expensas del padre", según la expresión de Lacan. Joyce
dos generaciones de la familia Joyce. El padre de Stephen le
dice: "Te estoy hablando como a un amigo, Stephen. Yo no 58 lbíd., pp. 32-33.
EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 157
156 LACAN Y EL SJNTHOME

promueve aquellos nombre, célebres y equívocos para al "sí" repetitivo de Molly Bloom en el monólogo con el que
él, así como el suyo más tarde, en el vacío dejado abierto termina Ulises. El "nego" sería el emblema del período en que
por la forclusión del Nombre-del-Padre. Joyce busca construirse su ego, época caracterizada por la re-
vuelta, Ja fuga, la defensa contra lo real y la heroica búsque-
Por otra parte, la nominación es fundamental en la obra da compensatoria. El "sí" saludaría el hallazgo del arte como
de Joyce. Jacques Aubert lo muestra al poner en evidencia sinthome, el momento en el cual Joyce "procede a una exten-
las articulaciones entre Ja vida del escritor y Ja letra, toma- sión de las propiedades de la letra". El momento de giro, en
da en el sentido propio del término: "ciertas inflexiones de la el que Joyce renuncia a su seudónimo para hacer de este un
escritura" .59 Aubert nota Ja desapariéión del seudónimo Ste- simple personaje (carácter) de sus libros ulteriores, significa la
phen Dédalus, con el cual Joyce había firmado "Sisters".' el caída de aquell a identificación a Dédalus que le paralizaba en
primer relato de Dubliners, en provecho del advenimiento de consideraciones estéticas y morales. De ello resultarán cam-
su nombre propio en el lugar de Ja firma . Este acontecimiento bios decisivos en su escritura.
tiene lugar en 1907, fecha del nacimiento de su hija Lucía y Las investigaciones de Jacques Aubert aclaran la ambigüe-
de la escritura del relato "The Dead" de Dubliners antes de la dad joyceana percib ida por Lacan, a saber: la oscilación entre
reescritura del Retrato. Este cambio se habría debido al en- la defensa contra Ja palabra impuesta y el consentimiento a
cuentro de la muerte (cf. Dead) durante el viaje de Joyce a la invasión por ese flüjo del discurso. Incluso si, de acuerdo
Roma, donde contempla, en las iglesias, cristos muertos que, con Jacques Aubert, es te doble movimiento existe en perma-
en espejo, lo reenvían a la parálisis mortal de Dublin en la nencia, ellos corresponderían a dos períodos sucesivos en la
cual él mismo se hunde. "Roma -escribe a su herman o con su vida del escritor.
acostumbrada ironía- me recuerda a un hombre que viviera
exhibiendo a Jos viaje ros el cadáver de su abuela". 60
Dédalus, Dédalo, el inventor del autómata y el primer es- "sí, YO DIJE QUIERO sí" 62
cultor, es aquel que separó los pies de las es tatuas griegas:
Es una maravillosa experiencia la de vivir con un li-
representa el acto (deed) del corte en la "masividad del sig- bro. Desde 1922, cuando comencé Work in Progress,
nificante" efectuado, entonces, por Joyce sobre Dublín, la no viví realmente una vida normal. Eso me costó
ciudad paralizada y mortificada por el significante. Stephen un enorme gaslO de energía. Habiendo, en Ulises, es-
es el nombre del "protomártir", "el primero en haber puesto crilo sobre el día, en esle libro quería escribir sobre
su vida en juego por algo que no habían visto sus ojos, pero la noche. Es su única relación con Ulises y Ulises
que había sido atrapado en la palabra". Stephen Dédalus, nos no exigió el rnis1110 gas to de energía. Desde 1922, mi
dice Aubert, "está inscrito en lo negativo y lo mortífero. Nos libro fue para mí una realidad más grande que la
revela a un Joyce alienado a una imagen ideal, hero ica, co- realidad 111is 111a. Todo se borra delante de él. Todo lo
rrector de errores, un Joyce fascinado por la figura del Conde que eslaba fu era del libro era para mí una dificultad
de Montecristo". 6 1 in salvable: las más mínimas realidades, como afei-
Aubert encontró el primer n eologismo escrito por Joyce, larme en la maPiana, por ejemplo.
JAMES JOYCE 63
su "nego", por medio del cual quiere, en 1904, erguirse con tra
la Iglesia católica irlandesa. Aubert opone el "nego" de Joyce
A propósito de Joyce, Lacan tiene tres fórmulas irnpresio-
nantes:64 "hacerse ser un libro", "ser un artista que ocuparía
59 Aubert, J., D'un Joyce a l'autre, e n Lacmi, f'écrit, l'i111age, op. cit.,

pp. 55-77.
°
6 Carta a Stanislaus Joyce de l 25 de septi e mbre de 1906, en J. Joyce, 62
63
Joyce, J., Ulises, op. cil ., p. 2217.
Conve rsación co n Ole Vincling en agosto de 1936, citado por
Carlas escogidas, op. cit., vo l. 1, p. 217.
61 Aubert , J., La voix de Joyce et son nego. Libres cahiers pour la E llma nn , R ., James Joyce, op. cit. , p. 695.
64 S23, pp. 71, 88 y 94, luego, p. 15.
psychanalyse, nº 2, Dire non, Pa 1-is, autome 2001, pp. 97- 103.
158 LACAN Y EL SlNTHOME

al mundo" y "querer para sí un nombre". Las dos últimas im-


plican la dimensión del reconocimiento del escritor, tanto por
sus contemporáneos como por las generaciones posteriores, TERCERA PARTE
y, en esta aspiración consciente por la inmortalidad, la exis-
tencia de otro tipo de yo-ideal distinto de aquel del estadio EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO
del espejo. La tercera evoca la nominación respecto de la cual FILIACIÓN, TRANSMISIÓN, SEXUACIÓN
más arriba vimos cómo ella se articula al sinthome. La prime-
ra responde a la pregunta por el "ser". Esta pregunta pesaba
también sobre Schreber, y Lacan hacía de ella el punto de
partida de la metáfora delirante que llevaría a este a devenir
asintóticamente la mujer de Dios: 65 ser otra cosa que el falo de
la madre, a saber, la mujer, sabiendo que el falo estaba forclui-
do. Respecto del sinthome joyceano, Lacan también dice que
él suple la forclusión del falo: "su arte es el verdadero garante
de su falo". En el caso de Joyce, el sinthome viene al lugar de
la relación faltante: relación con el cuerpo, es su función de
ego; relación sexual, figurada entre Leopold y Molly Bloom en
Ulises, el libro contemporáneo del "sí" del artis ta al sinthome.
Joyce hace consistente, entonces, la tesis que Lacan anun-
ciaba desde su conferencia y en la primera sesión del Sintho-
me: el síntoma suprime el símbolo , cuya esencia es ser equí-
voco. A partir de la singularidad del caso del poeta irlandés,
se puede inducir la idea universal de un defecto estructural,
el cual se traduce por un error o una "falta" en el nudo que,
por este hecho, no es borromeo y que es "corregido" por un
redondel suplementario o sinthome. Si en la neurosis acosada
por la "perversión" (como versión hacia el padre), el Nombre-
del-Padre sirve, en general, de sinthome, el caso Joyce, por el
contrario, muestra que no es así siempre. En todos los casos,
lo que cuenta es la singularidad del sinthome inserta en las
palabras impuestas iniciales -aquellas de "la ley de la madre"
o aquellas de un padre "carente", las cuales suscitan una gran
variedad de respuestas. Desarrollaré nuevos ejemplos en el
próximo capítulo.

65 Lacan , J., D'une question préliminaire ... , op. cit., p. 565.


CAPÍTULO VI
LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA

Pero su vida entera estaba construida como una


corrección de la vida de su padre ...
JONATHAN FRANZEN 1

¿Cuáles son las consecuencias de la teoría del sinthome para


el individuo y su relación con los otros? En efecto - lo hemos
visto-, en el "mundo" borromeo donde real, simbólico e ima-
ginario no tienen relación de a dos, el sinthome es el único
término que los puede ligar. Por este hecho, el sinthome so-
porta las relaciones del sujeto con los otros (padres, niños y
parejas de todo tipo). Es ]o que examino en esta parte que nos
llevará, luego del estudio de las propiedades del sinthome, a la
ambigüedad sexual.
Prestamos un poco de atención a una tesis enunciada
como al pasar, en El sinthome, a propósito de Joyce y su hija
Lucía. No obstante, si se la toma seriamente, ella tiene con-
secuencias esenciales sobre la manera de concebir la trans-
misión en diferentes niveles: primero, entre padres e hijos;
segundo, entre analista y analizan te; tercero, entre la doctrina
de Freud y aquella de Lacan.
Esta poderosa tesis sobre la "prolongación del síntoma",
pone en valor ciertos aspectos fundamentales de la teoría que
Lacan desarrolla desde RSI. Además, concierne a la ambigüe-
dad sexual en sus implicaciones sociales y políticas. Frente a
la aparición de nuevas formas de parentalidad que vuelven
caducas o anticuadas ciertas leyes, el Estado ¿no se encuen-
tra, acaso, obligado a tomar nuevas disposiciones legales con-
cernientes a la pareja, la PMA, la IAD y la adopción?
Pienso, particularmente para Francia, en el PaCS 2 y el de-
bate sobre los niños de padres homosexuales. La tesis de la
1
Franzen, J. (2001), Les correclions (trad. franc. R. Lambrechts), Pa-
ris, Ed itions de l'Olivier, 2002, p. 23 l.
2 PMA: procreación médicamente asistida; IAD: inseminación artifi-

cial con donante; PaCS: Pacto civi l de solidaridad (Pacto de Unión Civil),
votado en Francia el 15 de noviembre de 1999.

161
EL SlNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 163
162

transmisión por prolongación del síntoma, permite abordar En el caso de Joyce, se trataría del síntoma de las palabras
estas cuestiones con una mirada nueva, saliendo de los viejos impuestas. Como Jo hemos visto, en el Retrato del artista ado-
atolladeros en los cuales la tradición nos atasca a veces. Nue- lescente, James-Stephen confiesa que, de pequeño, aprendía
de memoria las palabras intercambiadas entre su padre y su
vamente, ·partiré del caso de Joyce.
tío, repitiéndoselas sin comprenderlas. Esperaba tener, así,
acceso al mundo real. Al momento de la muerte de su padre,
l. LA TRANSMISIÓN FAMILIAR "POR EL SÍNTOMA" en 1931, decía que Ja voz de este había penetrado su cuerpo y
que escuchaba a este hablarle. Se preguntaba dónde estaba,
entonces, su padre muerto. 4 La tesis de Lacan es que, a partir
Puede ser que yo sea un idiola, pero concedo la ma- de este núcleo sintomático inicial de las palabras impuestas,
yor importancia a lo que dice Lucía cuando habla de Joyce descompuso, por el intermedio de la escritura, la lengua
ella misma. Sus in.tuiciones son asombrosas [. . .]. inglesa, dejando a esta imponérsele. Su arte no es solamente
Mi mujer y yo tenemos centenas de ejemplos de su una defensa contra la palabra impuesta: la palabra se le im-
clarividencia. Por supuesto, no me refiero a malaba- pone cada vez más en su carácter fonemático, al punto de
res de variedad. "destruir" la lengua inglesa, después de haber sido transcrita
JAMES JOYCE 3 en Ja escritura. Finnegans Wake da testimonio del resultado de
este ejercicio, prolongado durante años, que absorbía toda la
energía de Joyce y que devino para él más real que toda otra
Como Jo vimos, a propósito de la familia Joyce, Lacan formu- realidad. 5 La palabra impuesta está allí sin cesar trasmudada
la una tesis sobre Ja creación del sinthom.e que resumo sucin- en escritura. Como hemos visto, Jacques Aubert sitúa como
tamente. un momento decisivo, incluso una cesura en la constitución
El sinthom.e de James viene a suplir la carencia de su padre, del sinthome joyceano, la estadía del escritor durante ocho
John, que Lacan articula como "una dimisión", una "Verwer- meses en Roma, entre 1906 y 1907. Joyce habría encontrado
fung de hecho". John Joyce no le enseñó nada a su hijo, delegó allí la muerte y se habría liberado de Ja parálisis de Dublín,
todo a los jesuitas y la Iglesia católica. El hijo debió sostener de la cual era prisionero. Luego de aquel viaje a Roma, ter-
su nombre propio con su obra, ya que no podía sostenerse del mina Dubliners por "The Dead", el último relato de libro, y
nombre de su padre. En el Retrato, vimos cómo Simón Déda- comienza la reescritura del Retrato, inmediatamente después
lus (el padre de Stephen que es el alter ego del autor) citaba del nacimiento de su segunda hija, Lucía. 6
palabras de su padre que ya daban testimonio de Ja carencia
de su abuelo: se puede remonta1~ entonces, a tres generacio-
nes de "padres carentes". El sinthome es concebido como la JOHN PADRE DE JAMES PADRE DE LUCÍA
reparación o corrección de una falla estructural primordial,
debida aquí a la carencia paterna, y que se manifiesta por un Ahora bien, Lucía devino esquizofrénica. Lacan profiere la
anudamiento ind ebido en el nudo, el cual representa al sujeto hipótesis de que el síntoma de Ja hija estaba en la prolon-
en el mundo borromeo. gación de aquel del padre, las palabras impuestas. A su vez,
El sinthome aquí consiste en Ja manera singular de tratar, James habría demostrado su carencia paterna por su creen-
por la escritura, un síntoma de inicio. Lacan afirma que la cia en la "telepatía" de su hija. Más exactamente, mientras
obra de Joyce da testimonio de aquello a Jo que el arle puede
apuntar con respecto de lo que, primero, se presenta como un
4 Ellman, R ., James Joyce, op. cit., pp. 644, 678 y 679-680, respecti-
síntoma, "desbaratar" "lo que se impone del síntoma".
vamente.
5 Cf. el exergo que encabeza nuestra conclusión del capítulo prece-

3 Carta de Ja mes Joyce a Miss Weaver del 21 de octubre de 1934, c ita-


dente.
6 Nacida el 26 de julio de 1907. "The Dead" es terminado en septiembre.
do por E llman, R., James Joyce, op . cit., p. 677.
164 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 165

más deliraba ella, más Joyce la creía dotada de clarividencia; Sin embargo, el síntoma de las palabras impuestas es tam-
este concedía la mayor importancia a sus "intuiciones" que bién patológico y bien conocido en psiquiatría. Es una de las
encontraba asombrosas. Esta creencia ciega es el índice de formas de automatismo mental descrito por De Clérambault. 9
una relación con su propio síntoma. Para ser más precisos, Ja Puede presentarse bajo Ja forma de alucinaciones verbales.
creencia incondicional de Joyce en la telepatía de su hija y en El sujeto escucha voces que comentan sus acciones, que lo
sus afirmaciones fantasiosas, muestra que esta telepatía es la "tratan", lo insultan o, incluso, hacen alusiones que le con-
prolongación de su propio síntoma: él cree (en su síntoma), ciernen. El paciente de Lacan escuchaba "cochino asesina-
entonces, él la cree. Joyce defendía, así, a Lucía contra los to [assassinat} político" y lo hacía equivaler con "cochina
médicos. Creía incluso que "cuando él salía de la negra noche asistencia [assistanat} política". En una segunda fase de su
de Finnegans Wake, su hija también escapaba de sus propias psicosis, se decía telépata emisor. Designaba así el hecho de
tinieblas"; corno si su hija tuviera una relación estrecha con que todo el mundo conociera sus pensamientos, especial-
su sinthome, en tanto esta última obra es la que mejor lo en- mente las reflexiones que hacía al margen de las "palabras
carna. Cuando Lucía estaba mal, Joyce sufría de alucinacio- impuestas". La convicción de no tener el menor espacio de
nes auditivas, soñaba pesadillas y estaba deprimido al punto secreto lo había empujado al suicidio. Lacan se interesa en
de no poder trabajar en su libro. Por Jo demás, él también la progresión patológica de la relación de este sujeto con el
creía estar dotado de clarividencia cuando escribía. Citaba de mensaje del Otro: aquel empeoramiento lo había conducido
buen grado a Osear Wilde: "Mi arte no es un espejo ofrecido a al suicidio, porque no había ningún lugar más donde ponerse
la naturaleza. Es la naturaleza la que 1-efleja mi arte". Pensa- al abrigo del saber intrusivo del Otro. Lacan proyecla sobre
ba que en sus obras había "predicho" eventos posteriores de Joyce y su hija Io que le muestra este paciente respecto de
la realidad. Así, creía que el suicidio de su amigo de colegio la evolución de su mal: los dos tiempos del síntoma, palabra
Cosgrave, su ex rival frente a Nora y el prototipo del Lynch de impuesta y telepatía, están en una sucesión lógica que, aquí,
Ulises , estaba en acuerdo con la profecía que, a propósito de se desplegaría sobre dos generaciones (en el caso de Lucía,
este personaje, hace Stephen Dédalus en el episodio de Circe: por lo demás, no se trata de la misma suerte de telepatía que
"Exit Judas. Et laqueo se suspendit". 7 la del paciente: ella recibe pero no emite). Jung, consultado
Lacan hace un curioso razonamiento. Para él, la telepatía respecto de Lucía, interpretó la relación del padre con la hija
es la continuación lógica de las palabras impuestas. Lo dedu- como un juego identificatorio: el anima de Joyce, "su psyché
ce de una presentación de pacientes en la cual el entrevistado inconsciente", "se identificó tan sólidamente con su hija que
dice haber sufrido en un comienzo del primer síntoma las pa- admitir su locura habría sido admitir para sí mismo una psi-
labras impuestas, y luego del segundo, deviniendo "telépata cosis latente. Se comprende que no haya podido resolverse
emisor". 8 Lacan pone el acento sobre la ambigüedad de aquel a ello", escribe después de haber discutido con el padre y la
síntoma, entre normal y patológico. hija. Joyce prefería creer que su hija era una innovadora en
Normal, pues -insistí en ello- todos dependemos de pa- literalura y que, a causa de sus neologismos, era aún incom-
labras que nos son impuestas, a veces antes de nuestro naci- prendida, sin ver la diferencia entre su propio saber-hacer con
miento, y que no terminan de resonar en el curso de nuestras el lenguaje de su hija y su deslizamiento irreversible hacia la
vidas. Pero no queremos saber, no nos damos cuenta, que la locura. No perdonará el diagnóstico a Jung, del cual se burla
palabra es "un parásito", "la forma de un cáncer, del cual el en Finnegans Wake.
ser humano está aquejado". En ello, aquellos que llamamos La teoría de la prolongación del síntoma puede condensar-
"enfermos" son más advertidos que los otros para darse cuen- se en tres puntos:
ta y quejarse. Primero, a partir de un síntoma irreductible que no cesa, el
sujeto puede fabricar un sinthome. Se trata de una invención

9 De Clérambault, G. (1920), L'automatisme mental, Paris, Les


7 Joyce, J., Ulises, op. cil. p. 1687.
8 523 , p. 96 y 100. Empec heurs de penser en rond, 1992.
166 EL SJNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 167

que responde a una "falla" estructural que, en el caso de Joyce, UNA TERCERA PROLONGACIÓN DEL SÍNTOMA:
está ligada a la carencia paterna. El sinthome aparece, enton- "THE DEAD" Y LA ADIVINACIÓN DEL INCONSCIENTE FEMENINO
ces, como una respuesta a un defecto de inicio.
Segundo, en lugar de razonar, como lo hace Jung, en térmi- En el último relato de Dubliners, "The Dead", escrito en 1907
nos de identificación de la hija con el padre, se puede pensar en un momento de crisis, Joyce también tiene rastros de
en una "prolongación" del síntoma: se trata de la creación de creencia en la telepatía. De este relato se puede deducir una
un nuevo síntoma por la hija que tiene una relación de conse- tercera prolongación del síntoma de las palabras impuestas.
cuencia lógica con el precedente, aquel del padre. En efecto, El relato pone en escena a una pareja, Gabriel y Gretta,
la hija responde a la carencia paterna, prolongando el sínto- que evoca, por una serie de elementos biográficos, aquella de
ma del padre más allá de él, agravándolo, acentuándolo, pero James y Nora. Al momento de irse de una fiesta en Dublín,
manteniendo el mismo soporte. Ella está loca, más que él y de Gabriel es atrapado por la visión, medio velada por la oscuri-
forma diferente a él. dad, de su mujer que escucha cantar a un tenor. 10 Su actitud,
Tercero, pensar en términos del sinthome es pensar en tér- su silueta, le presentan un enigma. Esta visión deviene por
minos de relación, no de equivalencia. En efecto, Lacan opone Gabriel un "cuadro" que bautiza como "Lejana melodía", y que
la relación y la equivalencia. La primera implica el dos, la gatilla un éxtasis amoroso por la reminiscencia de momentos
pareja, la alteridad. La segunda es del orden de lo unario, de íntimos del pasado. Enseguida, siente un deseo ardiente por
la identificación, de lo mismo. La prolongación del síntoma Greta que contiene hasta su retorno al hotel en donde pasan
es del orden de la relación, puesto que el segundo síntoma se la noche después de la fiesta. Pero, al deseo masculino respon-
articula al síntoma precedente, pero difiere de él. de el silencio femenino, lo que hace el enigma insoportable.
En función de una novela y luego de un caso clínico, ve- Interrogada, Gretta rompe en llanto. El canto del tenor, "La
remos cuál es el interés de es ta manera de pensar la trans- joven de Augrhrim", le trajo el recuerdo de un hombre joven
misión entre generaciones. Pero volvamos a Joyce. A partir que cantaba para ella cuando era muchacha. Aquel hombre la
del núcleo sintomático de las palabras impuestas, ya hemos amaba y "murió por mí [por ell a]". En efecto, tuberculoso, ha-
contado dos tipos de prolongación: por una parte, la creencia bía salido bajo la lluvia para darle una serenata y había can-
en la telepatía (la suya y la de su hija) y, por otra parte, su arte tado "La joven d'Aughrim". Cuando Gretta lo había apurado a
o sinthome que, justamente, ]e ha evitado la evolución hacia entrar, este le había respondido que no quería vivir más. Mu-
la locura que ha sufrido su hija. Desde su conferencia, Lacan rió una semana más tarde. Gabriel, "paralizado" primero por
había señalado la creencia de Joyce en los poderes del espíri- el relato, se siente humillado por "la evocación de esta figura
tu, calificados en tonces de debilidad mental, y la había repre- de entre los muertos". Su deseo sexual decae; se ve ridículo y
sentado por un anudamiento del inconsciente y del síntoma, miserable en el espejo. Aterrorizado, tiene el sentimiento de
formalización que luego abandonó. Al igual que las epifanías, que "algún ser impalpable y vengativo se abalanzara sobre él" .
se lo podría más bien interpretar como un anudamiento de Después de haberse confiado a su marido, Gretta se duerme
lo real y de lo simbólico, lo que daría testimonio de su origen y Gabriel piensa "cómo la mujer que descansaba a su lado
común, a saber, la relación con las "palabras impuestas". O, había evocado en su corazón, durante años, la imagen de los
también, considerar que es te anudam iento erróneo corres- ojos de su amante el día en que él le dijo que no quería seguir
ponde al fenómeno inicial de las palabras impuestas y que las viviendo".
epifanías, así como la creencia en la telepatía, ya son esbozos
de respuestas sintomáticas que llevarán luego a dos prolon-
gaciones diferentes. Sin embargo, vamos a ver que existe aún
una tercera posibilidad. 'º"Hab ía misterio y gracia e n su pose, como si Fuera e ll a el símbolo
de a lgo . Se preguntó de qué podía ser s ímbolo una mujer de pie e n una
esca lera oye ndo un a melodía lejana." Joyce, J. (1914), La muerte, e n Du-
blineses (trad. esp . G. Cab1-e ra-Infa nte), Madrid,. Alianza, 199 1, p. 143.
Las ot ras c itas de "The Dead" se encuentran en tre las páginas 150 y J 52.
168 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 169

Gabriel tiene entonces la impresión de que "su alma se femenino. 12 El goce sexual de una mujer con un hombre esta-
había acercado a esa región donde moran las huestes de los ría condicionado por un nudo entre el amor y el deseo. Si el
muertos", mientras que tiene la fugitiva visión de la silueta del deseo se apoya sobre el órgano viril de este hombre, el amor
joven hombre muerto. Pierde su identidad hasta fundirse en estaría correlacionado con la figura de un "amante castrado
la imagen del muerto, amado por Gretta: "Su propia identi- o un hombre muerto" situado más allá de la pareja real. En
dad se esfumaba a un mundo impalpable y gris". Finalmente, "The Dead", la nostalgia de Gretta se cristaliza en torno de
Gabriel piensa que su alma comunica con la de los muertos. la voz viviente (el órgano) del tenor que despierta en ella el
En los términos del estadio del espejo, Gretta es el ideal del recuerdo de su amante muerto por ella. Esta conjunción del
yo de Gabriel, mientras que Ja imagen del muchacho muerto deseo y del amor la cautiva y le quita a su marido. A partir de
es su yo-ideal, localizado a partir del deseo de su mujer. En una anécdota contada por Nora (en cierto sentido, una "pala-
la fantasía, Gabriel es cautivado por esta imagen y transfor- bra impuesta"), análoga a la historia novelesca de Gretta que
mado por su identificación con ella, al punto de que se llega a es la transposición de aquella, Joyce adivinó lo que su mujer
abolir la frontera entre vida y muerte. Si se asimila al escritor no le decía: "Quizá ella no le contó toda la historia". Pero nos
con su héroe Gabriel, se puede hacer la hipótesis de una co- transmitió esta fantasía que es esencial para el goce femenino
rrelación entre el despego de la imagen de su cuerpo mostrado no todo orientado hacia su pareja. En esta adivinación de Joy-
por Joyce en su infancia y la atracción por una imagen ideal ce, en esta receptividad real respecto del inconsciente femeni-
que lo transporta luego al mundo de los muertos de una for- no y del goce de la mujer amada, ¿no hay, acaso, una tercera
ma afortunadamente mediatizada por su arte en "The Dead". prolongación del síntoma de las palabras impuestas?
Mientras el reflejo del artista se difumina en el espejo y él Joyce era celoso con Nora, casi hasta el delirio. 13 Pero, por
tiene el sentimiento de perder su identidad, arrastrada "a un el contrario, en "The Dead" da testimonio de una sensibilidad
mundo impalpable y gris" por la evocación de un joven muer- lúcida respecto del goce femenino que, no obstante, le hace
to, tuvo la posibilidad de transmitir esta experiencia a todos perder la identidad a su personaje, Gabriel, hasta mortificar-
mediante la escritura y, de este modo, escapar a la fascinación lo. Este relato, particularmente bello, escrito a la salida de la
de una imagen mortífera. Para Lacan, lo hemos visto, una de crisis romana del escritor, justo antes de que su escritura de-
las características del síntoma es el hecho de que se cree en venga verdaderamente "el sinthome", ¿no es, acaso, una obra
él, lo cual le da su fuerza y su consistencia. Si en Joyce hay de arte en la cual podríamos reconocer la dim ensión de la
una correlación entre el desapego infantil a su imagen corpo- sublimación?
ral y su apego a la imagen idealizada del muerto amado por En efecto, aparte de Ja breve alusión al "escabel" en su con-
su mujer, se puede agregar que él no cree verdaderamente en ferencia sobre Joyce donde, sin embargo, no figura este con-
esta imagen, ya que su sinthome está en otra parte, en su rela- cepto fre udiano, Lacan no habla de sublimación a propósito
ción con la escritura. Sólo es aspirado por esta imagen en la de Joyce, siendo que, hasta El sinthome, los psicoanalistas (y
fantasía y no en lo real. Otros sujetos psicóticos, que no han él mismo entre ellos) habían más bien abordado el arte a tra-
constituido sinthome, no llegan a este resultado, puesto que vés del concepto freudiano de la sublimación (Sublimierung).
creen en la imagen mortífera y, por el contrario, sucumben a ¿Por qué, entonces, haber in fine preferido el síntoma?
aquella fascinación que puede conducirlos al suicidio. 11
Esta fantaseada comunicación sobrenatural con el alma
de los muertos está próxima a la creencia en la telepatía. Pero
en este relato Joyce también puso en escena una fantasía di-
12 Lacan, J. (1958), Propos directifs pour un congres sur la sex ua Lité
fícil de poner al día, pues ella se hunde en el inconsciente
féminine, en Écrits, op. cit., pp. 731-734.
13 En 1909, su amigo Cosgrave (el Lynch de Ulises) le contó que se ha-
11 Cf. More!, G., Spectres et idéaux: les images qui aspirent, en bía acostado con Nora antes de que él se casase con esta, cuando ell os ya
G. More! (coord .), Clinique du suicide, Ramonville St-Agne, Éres, 2002, se encontraban saliendo. Joyce persisti ó la1-go tiempo creyéndolo, co ntra
pp. 19-35. toda verosimilitud. Cf. E llmann, R., James Joyce, op. cit., p. 160.
170 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 171

LA SUBLIMACIÓN recurrido a una teoría del yo y de sus ideales, a los cuales se


conformaría la pulsión en Ja sublimación. 17 Pero no es para
Clásicamente, el psicoanálisis opone la sublimación y el sín- nada concebible que la pulsión se pliegue a los ideales del yo
toma. sin que exista un conflicto, una represión y, por lo tanto, un
El síntoma es una satisfacción sustitutiva de la pulsión, síntoma. Henos aquí, entonces, inexorablemente llevados a la
desviada por la represión que exige el yo. Compromiso entre conexión entre el arte y el síntoma.
la pulsión y la represión, la satisfacción del síntoma es resen-
tida como un sufrimiento. Freud propone como ejemplo de
ello Ja pulsión oral, cuya satisfacción puede transformarse en AFRONTAR EL GOCE: ¿SUBLIMACIÓN O SINTHOME?
asco luego de una represión ocurrida en el destete. Lacan lla-
mó "goce" a esta ambigüedad de la modalidad de satisfacción Lacan había intentado subvertir esta pregunta tomando otro
del síntoma, la cual "tiene en sí mucho de extraño", 14 entre ángulo. En 1960, sitúa Ja sublimación en el campo de la éti-
exceso de placer y dolor. ca, allí donde cada quien debe afrontar el goce -aquel de su
El privilegio de la sublimación consiste en una satisfac- prójimo como el suyo propio. El goce es inaproximable (pues,
ción de la pulsión sin el compromiso que necesita la represión como lo vimos, excesivo); es un "mal". Lacan da como ejem-
y que constituye el síntoma -una satisfacción sin sufrimien- plo -bajo el nombre de "la Cosa"- la aproximación sadiana
to, entonces. La sublimación es una satisfacción sexual que del objeto o las paradojas suscitadas por la ley moral kan-
cambia Ja meta "natural" de la pulsión (meta que sería la co- tiana, cuando la muerte hace surgir una posibilidad de goce
pulación) mediante la creación. Como Lacan Jo enuncia: "por suplementario que deja caduco el resultado al cual, según
el momento, yo no jodo, les hablo. ¡Pues bien! Puedo tener Kant, debería llegar la razón práctica. Más clásicamente, en
exactamente la misma satisfacción que si jodiera". 15 psicoanálisis, la Cosa puede ser la madre primordial sobre
Muchos enigmas han acompañado la teoría de la subli- quien Melanie Klein ha descrito sus incidencias patológicas
mación. ¿Por qué los artistas, los cuales subliman, sufren por sobre el inconsciente infantil. O, incluso, la mujer, en tanto
lo demás de numerosos síntomas, a m enudo graves? Cierta- que su sexo, no simbolizable por el inconsciente freudiano, se
mente se puede responder en términos de escisión: por un mantiene como un enigma real. La meta de la pulsión en la
lado, ellos subliman y, por el otro, tienen síntomas. Pero tal sublimación deviene una forma particular de tratar la Cosa:
respuesta, ¿no es ella un mero truco? Pues, en fin, si estas dos la sublimación "eleva el objeto a la dignidad de la Cosa". Así,
posibilidades existen para un mismo sujeto, ¿por qué la pul- la poesía cortés rodea el inquietante goce femenino (la Cosa),
sión no escoge siempre Ja satisfacción sin sufrimiento que, a elevando a la mujer, que en la época era la sujeta al hombre,
diferencia del síntoma, sería la sublimación? Otra pregunta: a la dignidad de la Dama sexualmente prohibida del amor
¿cómo explicar que la pulsión apunte a una meta socialmente cortés. Los poemas de los trovadores hacen alusión a la Cosa
valorizada como la creación de obras de arte? Analistas como -la inhumana crueldad de la Dama, sus exigencias arbitrarias
Bernfeld, 16 los cuales han querido interrogar este punto, han y caprichosas-, pero velándola mediante el arte poético que
canta los méritos de la Dama. Por el objeto de arte, el artista
14 Fre ud, S., 23ª confer encia. Los caminos de la formación ... , op. cit., se engaña a sí mismo, al mismo tiempo que a sus contempo-
p. 333. ráneos, respecto de la Cosa. Ahora bien, ese engaño tiene una
15 Sll, p. 151.
16 Bernfeld, S., Zur Subllmierungstheorie, !mago, Wi e n, 193 l, vol. se orienta hacia un derivado, hacia una derivación de la situación en rel-
J 7, pp. 399-41 O. En este artículo, que se sitúa e n el debate psicoanalítico ación a la situación de orige n y, de manera general, lo hace 'hacia arriba',
de los años treinta sobre la sublimación, con Sterba y Glover, Bernfeld hacia la elevación cultural dominante, en particular, hacia la estima de
critica la imprecisión del término "sublimación", el que puede designar sí". Para Lacan, en 1960, la "elevación" en la sublimación no concierne
tanto un proceso pulsional como su resu ltado. Tomando el ejemplo de la a los ideales de l yo, sino que a la puesta en forma del goce del sujeto y la
creación literaria, habla de u.na "transposición" de la libido a partir de idealización del objeto.
17
una meta pulsional sexual edípica: "La libido posee una meta original, S7, pp. 186 y 153, respectivamente.
172 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO . LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 173

relación con la estética: la belleza vela el horror de la Cosa. La interdicción y la represión ongmarias, desde entonces,
Y sólo un objeto creado - no un objeto natural- puede arras- preceden a la sublimación: no se ve , entonces, por qué esta
trar tales efectos. 18 Gérard Wajcman, en su obra El objeto del solución particular frente a lo imposible, este proceso singu -
siglo, 19 mostró en qué el film Shoah de Claude Lanzmann, el lar quedaría conceptualmente fuera del campo del síntoma.
cual parece ser un documental basado en testimonios actua- Por añadidura, en la perspectiva de esta teoría, nada explica
les y rechaza la ficción, es una verdadera obra de arte que · la necesidad de la creación para el sujeto-artista.
logra evocar lo que, después del film, se llama la shoah, mejor En fin, ¿cómo enfrentar, a partir de esta concepción de la
que otras representaciones, sean estas decididamente nove- sublimación, obras como Ulises o Finnegans Wake, en las cua-
lescas o que, por el contrario, aspiren a ser realistas: y es, pre- les es el lenguaje mismo el que es atacado y desmantelado por
cisamente, porque el film pone en relieve la imposibilidad de el artista? ¿Por las cuales el inconsciente del lector -Lacan in-
la representación imaginaria de la exterminación . siste en ello- no es siquiera conmovido? ¿Cuál es la Cosa que
Otro ejemplo, contemporáneo. La artista londinense Sa- estaría aquí delimitada? ¿Es el goce por escribir del escritor?
rah Lucas exponía en mayo de 2000 en la galer ía Saa tchi Pero si es bajo una forma que no suscita el goce del lect01~
(Londres) variaciones en torno al cigarrillo. Una de sus escul- entonces no es una sublimación. Con el sinthome, Lacan no
turas representa un cigarrillo fumado por un sexo femenino busca más explicar psicoanalíticamente la [·unción del objeto
ubicado en la parte baja de un cuerpo cortado en la cintura. de ar te, como lo había hecho quince años antes con la subli-
El vacío inaproximable del sexo femenino es, así, evocado mación. Su recorrido es inverso: ahora es el arte el que va a
(no sin humor) por el cigarrillo y su humo. Otras obras de la aclarar el psicoanálisis, la naturaleza del síntoma y la relación
misma serie muestran diversos modos de satisfacción pulsio- del sujeto con este.
nal, desbaratando -como por un Witz- la crueldad del acto Sin emba rgo, en "The Dead" , opera una sublimación, ya
representado. Una representa a una mujer sin cara sentada que Joyce nos transmite, bajo una forma artística, algo uni-
en la taza del baño con el estanque en los brazos; otra es un versal que conmueve nuestro inconscien te: la esencia nota-
zócalo de cigarrillos que sostienen una escultura de bronce da del goce fem enino . Transmisión de otro tipo que aquella
donde dos personajes, mitad ángeles, mitad sátiros, copulan que se encuentra en la epifanía y que habíamos caracterizado
en pleno vuelo. como el hecho de escribir una voz.
Si Freud insistía sobre la meta de la pulsión , la aproxi- Si dejamos a un lado el sinthome como invención de Joyce
mación lacaniana de la sublimación pone más bien el acento para tratar, mediante la escritura, el síntoma de las palabras
en la transformación del objeto "natural" de la pulsión en un impuestas, ¿no podr íamos hacer pasar aquí, entre esas otras
objeto creado, apto para hacer surgir la Cosa bajo un velo dos prolongaciones de la palabra impuesta, el frágil límite en-
de belleza. Esta teoría tiene la ventaja de explicar, en cada tre el arte y la locura: entre Ja creencia en la telepatía o en la
uno de nosotros , el eco de la operación artística. En efecto, comunicación de alma a alma con los muertos y la aproxima-
el artista logra evocar la Cosa allí donde, normalmente, el ción de lo real con su transmisión por una obra como 'The
inconsciente del neurótico fracasa. De ahí el alto valor social Dead"?
(y mercantil) del arte y el reconocimiento del artista que se le Se puede entonces considerar que existen, en Joyce, tres
asocia. Pero la concepción lacaniana de la sublimación como prolongaciones diferentes del síntoma: primero, su arte-
sustitución de la Cosa por el objeto de arte, presupone que el sinthome que prolonga la epifanía; segundo, la prolongación
artista haya reconocido la cosa como irreemplazable y que de la telepatía en locura de su hija; tercero, la sublimación de
haya, entonces, aceptado la interdicción que porta sobre ella. su mujer que prolonga también la telepatía. Ahora, mostraré
en qué la prolongación del síntoma abre nuevas perspectivas
18
respecto de la transmisión en la familia.
"Un o bjeto puede llenar esta funció n que le permite no evitar Ja
cosa corno s ign ificante , sino q ue representarla, en tanto este objeto es crea-
do" (lbíd ., p . 144; las cu rsivas son m ías).
19
Wajcm an , G., L'objet du siecle, París, Verd ier, 1999.
174 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 175

DESEO DE LOS PADRES, SÍNTOMAS DE LOS HIJOS Ahora bien, este argumento presupone implícitamente el
modelo de pensamiento que lo sostiene: un niño sólo tendría
Nuestras sociedades occidentales están obsesionadas por la una relación "normal" con el sexo si ha tenido el beneficio de
cuestión de la identidad. "¿Quién eres tú? ¿De dónde hablas un modelo masculino y de uno femenino bajo la forma de
tu?", nos preguntan sin cesar. ¿Es como hombre o mujer, como sus dos padres. Seríamos niñas por identificación con nuestra
francés o extranjero, como casado o soltero, como madre de madre y por el amor de nuestro padre, mientras que seríamos
familia, como "horno" o "hetero", como hijo adoptado o natu- niños por identificación con nuestro padre y por el amor de
ral, como padre adoptante, como ... , etc.? En todo momento nuestra madre: el Edipo serviría, entonces, para simplificar el
se nos demanda autodefinirnos (si no, se lo hace por noso- asunto a ultranza. De lo anterior se deduce la carencia previsi-
tros), autoidentificarnos, autoclasificarnos en tal o cual grupo. ble del hijo de padres del mismo sexo. Subrayemos la parado-
La política es cada vez más a menudo pensada en términos ja contenida en tal argumento: aquellos que reprochan a los
de grupos de presión identitarios que devienen lobbies y sólo padres homosexuales la falta de alteridad son, de hecho, los
valen por el número de electores potenciales que comportan prisioneros de una concepción identitaria de la transmisión
o del dinero del que disponen. Este síndrome identitario que padres-hijos e incapaces de pensar esta en otros términos que
había denunciado Michel Foucault, 20 encontró su culmen en los narcisistas.
las fantasías que rodean el clonaje reproductivo. Que se esté No se trata aquí de negar que la identificación con los pa- .
apasionadamente a favor o violentamente en contra (hablo dres tenga un lugar eminente en la sexuación de los hijos.
aquí de la idea, no de los medios de su realización), esta pasión Pero ella interviene en la sexuación de una manera cruzada
es un síntoma de nuestra época identitaria. El clonaje repro- y siempre compleja: una niña deviene "femenina" en la rela-
ductivo fabricaría, en efecto, gemelos desfasados en el tiempo ción con su padre tanto, si no más, que en su relación con su
al infinito y realizaría perfectamente -demasiado- la fantasía madre, mediante deseos inces tuosos y, también, por identi-
narcisista que, según Freud, preside el deseo de cada padre ficaciones con el padre. Para Freud, una identificación es a
por sus hijos: hacer mejor que sí-mismo, encarnar su ideal, menudo la consecuencia del duelo por un antiguo amor: así,
hacer inmortal su propio yo. De ahí a deducir, como si fuera renunciando a su madre como objeto de amor, el varoncito
una evidencia, que nuestros hijos deben parecérsenos o, inclu- extrae de ella un cierto número de rasgos que no forzosamen-
so, ser la quintaesencia de nosotros mismos, sólo hay un paso. te lo feminizarán. Siguiendo esta vía, una filósofa como Ju-
Por este hecho, tenemos la tendencia a pensar la transmi- dith Butler llega a la tesis extrema según la cual la feminidad
sión de los padres a los hijos en términos de identificación: los provendría del rechazo del amor homosexual de la hija por
hijos son como sus padres, en mejor o en peor. En mi opinión, su madre y, por lo mismo, la virilidad del varoncito derivaría
es una de las razones esenciales que provocan la intolerancia del rechazo de su antiguo amor homosexual por su padre. 21
frente a nuevas formas de "parentalidad", particularmente la Incluso si sólo se razona en términos de identificación, se
adopción por uno o dos padres homosexuales. En efecto, uno llega a resultados, a primera vista, sorprendentes. Pero, de
de los argumentos avanzados contra la adopción por parte de hecho, comprender la sexuación exige plegarse mentalmente
una pareja de homosexuales es que sus hijos, teniendo única- a otros procesos aún más desconcertantes: no hay que pensar
mente relación (y subrayo este "únicamente") con una pareja la transmisión de los padres a los hijos en los términos de co-
del mismo sexo, estarían faltos de una dimensión fundamen- pia, de modelo o de identificación, sino más bien en términos
tal, aquella del otro sexo (otro que el sexo común de sus pa- de respuesta sintomática. Y, como lo hemos visto, el síntoma
dres), y de ello se derivarían carencias y trastornos imprevisi- implica la relación y no la equivalencia. Para dar una idea
bles de su sexualidad. aproximada, tomaré un desvío por una novela reciente, Las
correcciones del estadounidense Jonathan Franzen, la cual
2º Foucault, M., Michel Foucault, une interview: sexe, pouvoir et la '
21
poli tique de J'identité, en Dits et écrits - 1954- 1988, Paris, NRF-Gallimard, Butle1~ J. (1997), Los mecanismos psíquicos del poder. Teorías de la
1994, vol. 4, p. 739. sujeción (trad. esp. J. Cruz), Valencia, Cátedra, 2001, pp. 150-152.
176 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 177

converge, en la ficción, con la teoría lacaniana de la prolon- Alfred renuncia a su trabajo pese a que, próximo a la jubila-
gación del síntoma. ción, habría tenido un fuerte interés financiero en quedarse.
Esta decisión, cuyos motivos él disimula por pudor y por res-
peto a su hija, aparece como loca y suicida para su familia.
LAS CORRECCIONES Justo antes de su muerte, enfermo de parkinson y debilitado,
aparece desnudo y demente frente a Denise, revelándole las
Las correcciones es una saga que pone en escena Ja vida y el ocultadas razones de su acto.
destino de los cinco miembros de una familia del Midwest: los Luego de un comienzo promisorio aunque sin pasión en
padres y sus tres hijos adultos -vidas entrecruzadas, someti- la universidad, Denise todavía se siente asexuada. Mientra's
das a la influencia de diversas modas e ideologías y a las varia- trabaja junto a una linda joven en un restaurante, ella encuen-
ciones de las transacciones de la Bolsa. El título de la novela tra el deseo: "atrapa" la pasión por la cocina que también le
condensa la tesis del autor. Nuestra vida es como un texto que ofrece "una familia electiva". Desde entonces, los deliciosos
escribimos nosotros mismos a partir de aquello que nuestros manjares encarnan para ella la belleza y la excelencia. Hace
padres han querido que seamos, deseos que nos mostraron, carrera en la restauración de lujo y sólo se acuesta con hom-
sus destinos. Este texto está constituido de frases encadena- bres cuyos vínculos con la gran cocina los hace, en su opinión,
das las unas con las otras, las cuales no cesamos de tachar brillantes, y para que estos le transmitan su saber. Contrata-
y de corregir. Corregimos, pues buscamos orientar las cosas da en un gran restaurante, seduce al jefe y, aprendiendo los
en un cierto sentido y nos equivocamos en nuestros cálculos . trucos del oficio, lo "fuerza" a desposarla, ya que ella quiere
No llegamos al resultado al que habíamos apuntado y borra- "alcanzar" a sus padres: "El mundo circunscrito donde ellos
mos una palabra, una expresión, recomenzando nuestra frase se frecuentaban durante las 24 horas, tanto en el domicilio
o, más bien, prosiguiendo nuestro texto por una nueva frase como en el trabajo, parecía idéntico al universo de a dos de
que, a su vez, decepcionará nuestras intenciones ... sus padres". Luego, ella se sirve de su tormentosa relación
Tomemos el ejemplo de Denise, la hija menor de la familia. con una lesbiana para divorciarse de este jefe y, finalmente, se
Su madre, Enid, convencional e influenciada por su medio encuentra sola e infeliz.
provinciano limitado, la veía casada con un tipo sólido del Chef famosa de un restaurante de moda, se siente habi-
Midwest. Su padre, Alfred, tenía la idea de que el trabajo con- tada por una culpabilidad devoradora, encarnada por un
taba por sobre todo y que Denise podía, y debía, salir adelante superyó que no la suelta desde su primer acto sexual: "De-
tan bien, si no mejor, que un varón, Jo cual corresponde a la nise-oh-por qué-oh-por qué, ¿qué-es-lo-que-has-hecho?", le
ideología feminista de la época. Denise se ajusta a este doble machaca de manera repetitiva una voz interior obsesionante.
programa: es bella, cuidada, buena estudiante; en resumen, Brian, un hombre que se enriqueció con la Bolsa, la "compra"
perfecta. Antes de su entrada en la universidad, obtiene un para crear un nuevo res taurante de alto nivel. Él quiere acos-
trabajo en la compañía de ferrocarriles donde su padre es in- tarse con ella en ocasión de un viaje iniciático para que ella
geniero en jefe. Conforme a los ideales de este, ella bate todos estudiara la cocina europea. Pero, pese a que lo desea apasio-
los récords de productividad, pero está, de hecho, obsesiona- nadamente, la visión de la mujer de Brian, Robin, surge en
da por su virginidad que la contraría. Se siente "como una ella y la inhibe en el momento del acto sexual que, entonces,
marioneta asexuada" que no sabe cómo responder al deseo de rechaza. Al regreso , Denise comienza una relación secreta y
los hombres. Ella cede a los avances de un empleado que la desatada con Robín, añorando al mismo tiempo a Brian, con
desea por Jo que, para él, representa: la hija del jefe. La com- quien ella se siente, no obstante, en rivalidad a causa del éxito
pañía de ferrocarriles fue readquirida en la Bolsa y él sabe del restaurante. Luego, ella deja a Robin en razón de sus celos
que está en peligro de ser despedido. En la continuación de respecto de Brian y la pareja Brian-Robin se desintegra. Cu-
la novela, descubriremos que presionó a Alfred (el padre de riosamente, el día en que Brian y Robin se separan, su feroz
Denise) para que este interviniera a su favor y la nueva com- culpabilidad se disuelve, de lo cual se da cuenta al momento
pañía le conservase el empleo. No obstante, frente al chantaje, de un cara a cara con su madre: ella entrevé ahí el vínculo
178 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 179

entre su culpabilidad filial y su deseo por Robin, quien tam- desviada. 23 Asimismo, el deseo homosexual de Denise apa-
bién es una madre (Denise sufre, entonces, una "corrección", rentemente surge de un encuentro contingente y, al mismo
escribe Franzen). Por fin, ella puede acostarse con Brain, pero tiempo, de un éxtasis semiasesino, semierótico, experimen-
lo hace impulsivamente y casi en las narices de Robin: 22 en tado en un sueño. Hay otro nivel: ella aspira a ser amada por
consecuencia, todo se hunde para Denise, que pierde el mari- muchachos, pero ella fracasa pues sólo se interesa en hom-
do, la mujer y el restaurante. bres casados que debe robar a otra mujer, lo cual engendra
Denise es una chef célebre, pero se encuentra cesante, sin una culpabilidad edípica que no puede asumir. Su solución
pareja de ningún sexo, lesbiana sin haberlo querido, aparen- es, entonces, trasladar este deseo insatisfecho hacia la mujer.
temente en un impasse. Pero, mientras esperábamos que con- En el caso de Denise, la "corrección" consiste en esta tor-
tinuase siendo la buena hija que siempre había sido, amante sión entre el deseo de sus padres y el suyo: buscando seguir
de su padre y obediente de su madre, al menos hacia delante, sus huellas, ella llega a un resultado muy distinto, no sin uti-
ella se las arregla para que sea su hermano -que ha fracasado lizar los ingredientes que le fueron transmitidos, aunque con
en todo- quien se ocupe de su padre enfermo y comienza una otro ordenamiento, al modo como se crea un nuevo plato refi-
nueva vida de chef selecta en Brooklyn. nado modificando ligeramente las proporciones de una receta
¿Cómo especificar el destino de Denise? Ella respondió a clásica. Su historia ilustra el funcionamiento de la transmi-
los deseos de sus padres, identificándose formalmente con sión por prolongación del síntoma entre los padres y los hijos:
lo que ellos quisieron de ella (ella se casa y trabaja duro). cada destino hace, en efec"to, evidentes tales "correcciones" .
Pero ella modifica radicalmente la trayectoria prevista: sólo El deseo de los padres asigna -consciente, pero también
se acuesta con hombres casados o mayores, o con mujeres inconscientemente- a sus hijos a ciertos lugares . Ahora bien,
e, introducida por su padre en su empresa, ella subvierte la estos responden siempre a la demanda de los primeros, la
demanda paterna, seduciendo a un empleado. Es presa de cual es descifrada e interpretada por el hijo, sea para some-
la intensa culpabilidad de no "hacer lo correcto" hasta darse terse a ella o, por el contaría, para tomarla a contra pie. Pero,
cuenta de que nunca ha amado a su madre y de que odia la entre su interpretación del deseo de sus padres y la respuesta
institución de la familia. Su deseo y su inspiración culinaria que él aporta, existe un campo donde se crea algo nuevo: un
le vienen de su abuela materna, oriunda de Europa del Este, síntoma, término que no solamente tiene un valor negativo.
cuyos platos típicos ella aspira a mejorar. Los deliciosos man- En efecto, el síntoma no es únicamente un objeto de queja y
jares son, en la novela, la metáfora del sexo deseado de los de sufrimiento, sino que una carga que nos lastra para vivir,
muchachos: la causa del deseo de Denise reside en este anu- que nos impide errar, que paradójicamente deviene una suer-
damiento sexo-culinario. En consecuencia, hubo transmi- te de soporte. Tal es la idea, lo sabemos, del síntoma como
sión proveniente del linaje materno, pero fue completamente sinthome. Así, el síntoma del hijo es su respuesta al deseo de
los padres que presidió su nacimiento, deseo que está alimen-
tado por sus síntomas. Los síntomas de los niños prolongan
22 Franzen, J., Les corrections, op. cit., pp. 483, 540, 546. E l cambio de
aquellos de los padres, corrigen el deseo de estos creando lo
inédito. Henos aquí bien lejos de la identificación y de su "mis-
Denise (la caída de su culpabil idad) se sostiene qu izás del hecho de que,
habie ndo sido la artesana de la ruptura de una pareja, ella va a hacer, midad". La sexuación, la sexualidad resultan, también ellas,
por fin, estallar la guerra entre sus padres a través de u n desplazamien- de los síntomas y de las fantasías creadas por esta interacción
to. Se lo ve en el mo mento de la terrib le escena que tiene lugar cuando que describe tan bien Las correcciones y está en el espíritu del
Robin descubre a Denise con su marido: "Denise h izo u n paso a l costado Lacan de El sinthome.
y Rob in se dirigió hacia la escalera. Den ise se sentó en el único si ll ón de Podemos servirnos de la teoría de la prolongación del sín-
Ja sala de estar penitenciaria y escuchó los gritos. Se impresionó por la
toma para abordar con una nueva mirada las cuestiones de
rareza de las veces en que sus padres, aquella otra pareja casada de su
vida, aquella otra unión coja, habían ten ido ta les esce nas. E ll os hab ían
guardado su calma y dejado la guerra desarroll arse, por procuración, en 23 La elecció n de nombres no es fortuita : Denise es casi un anagrama

la cabeza ele su hija". de Enid, el nombre de su madre.


180 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 181

actualidad sobre el parentesco, como aquella de la adopción EL CUERPO DEL HIJO


por uno o dos padres homosexuales. Frente a padres homo-
sexuales, frente a sus deseos, responderán nuevos síntomas Para apoyar clínicamente mi tesis de la transmisión de los
en sus hijos; síntomas ni mejores ni peores que aquellos de padres a los hijos según el modo de las "correcciones sintho-
los hijos de padres heterosexuales. Por cierto, estos síntomas máticas" sea cual sea la sexualidad de sus padres, evocaré bre-
son, cada vez, diferentes. Y si se trata de una adopción, el vemente las dificultades de una mujer homosexual, Carine,
niño tiene la misma dificultad (o, al menos, particularidad) con su hijo adolescente a quien adoptó cuando era bebé, mo-
suplementaria que todo niño adoptado tiene respecto de otro, mento en que ella vivía en pareja con otra mujer.
la cual es la de saber -pues lo fue en lo real- que es un niño- Ella se apoyó también en sus padres para criarlo, pero este
objeto (y que no se objete que bastaría con que no sepa, ya hijo no tuvo padre y su abuelo materno fue su única referencia
que ello puede ser peor: hay una adivinación del inconsciente viril en su entorno familiar. Carine hizo un largo trabajo analí-
y los estragos de la mentira son ampliamente verificados por tico en los años que siguieron a la adopción. Al comienzo, ha-
la clínica). Ciertamente, niño-objeto, todos lo somos, porque bía adoptado a su hijo -quería absolutamente un varón- luego
todos venimos al mundo como un objeto asignado a un lugar del fracaso de un proyecto de copaternidad con un amigo. Le
impuesto por el deseo inconsciente de nuestros padres y, para dio un nombre calcado a aquel de la hermana (Patricia) que
devenir un sujeto, debemos transigir con este deseo. Pero los ella habría tenido si no hubiera sido por el aborto espontáneo
niños adoptados, porque fueron una vez abandonados, por- que sufrió su madre (Carine es hija única). Así, desde el ini-
que el deseo de sus progenitores los soltó radicalmente, deben cio, Patrice f-ue inscrito en la constelación edípica de su madre
asumir este estatus de objeto una vez "dejado caer", y no sola- (como si fuera su hermanito y un hijo de su padre). La madre
mente discernir lo que ellos fueron como objeto a en el deseo de Carine, que bien lo había comprendido, le decía al niño: "Él
de sus padres, como se lo hace, por ejemplo en un análisis, es tu padre", designando a su marido (el padre de Carine), lo
a partir de la lenta elaboración del trabajo del inconsciente. cual angustiaba a su hija como la interpretación justa de su
Esta dificultad suplementaria, ¿en qué justificaría un asal- deseo secreto. Carine siempre había querido ser un varonci-
to de supuesta "normalidad" compensatoria de los padres to y su envidia llegaba hasta la fantasía de la posesión de un
adoptivos, como si fuera necesario imaginariamente reparar "pene virtual" que ella sentía contra su vientre. Devenir madre
aquel error fundamental del abandono mediante el mito de la cambió su relación con su cuerpo. Su deseo sexual por las mu-
existencia de los "buenos" padres? Para un psicoanalista, los jeres fue puesto entre paréntesis durante largo tiempo, en pro-
"buenos" padres son aquellos que tienen un deseo particulari- vecho de un amor maternal apasionado: el cuerpo de su hijo
zado frente a sus hijos, deseo siempre un poco "torcido" como la colmaba, realizando por procuración su ideal masculino.
lo son todos los deseos, lo que permitirá al niño fabricarse Corno muchas madres jóvenes, ella reemplazaba· las relaciones
sólidos síntomas en respuesta. A este respecto, lo peor sería sexuales con su pareja por una relación de ternura corporal
la asepsia de lo "perfectamente normal" en los padres, la cual con él. Ella lo contemplaba, fascinada por su belleza, como
tiene las mayores posibilidades de engendrar la locura en los si el cuerpo del niño prolongase el suyo en un "objeto perfec-
hijos (la que a menudo consiste en la imposibilidad de crear to". Cuando Patrice devino adolescente, él se desligó de ella
síntomas consistentes que les sirvan de soporte). para dirigirse hacia las muchachas y comenzaron las peleas
Recordemos lo que decía Platón en el Menan: la virtud no habituales entre padres e hijos respecto de las salidas, de la
se transmite, ni siquiera de padres a hijos. ¿No conviene, aca- "libertad", etc. Carine se sentía bastante mal , pues Patrice des-
so, dejar caer nuestros ideales normativos que, muy seguido, cuidaba la escuela, punto que le importaba mucho. Se sentía
sólo son la materia de nuestros prejuicios y las escorias de culpable de que el niño no tuviese padre y, con posterioridad,
nuestra educación; las que han sido engendradas por las ideo- reconsideraba con angustia su elección de paternidad.
logías de la época y son las herederas de normas ya en desuso Patrice había escogido a una compañera que, a los 16 años,
de una sociedad en mutación de la cual estamos nostálgicos, pretendía querer inmediatamente un hijo suyo, a lo cual él no
siendo que ella ya nos superó hace largo tiempo? parecía oponerse con suficiente firmeza . Carine temía que,
182 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 183

dejándose hacer padre tan precozmente, Patrice no preparase extendida al dominio del síntoma y de su alteridad correctiva
una gigantesca puesta en acto que, de hecho, le estaría dirigi- del deseo de los padres, comporta por lo tanto la posibilidad
da a modo de reproche respecto de la ausencia de su propio de repensar con nuevas ganancias formas múltiples de lapa-
padre. Entonces intervine para que ella hablara seriamente rentalidad, entre ellas la adopción homosexual.
con su hijo y le explicara, sin falsa vergüenza, su proceso de El interés por la noción de prolongación del síntoma no
adopción que había concretamente implicado que él no tuvie- se limita a la familia. Mostraré ahora que este concepto abre
se padre. Poco tiempo después, Patrice cambió de compañera nuevas perspectivas sobre la transmisión del psicoanálisis, in-
y aquel punto tocante a "su" paternidad pareció arreglado por teresándome en la relación entre analizante y analista en el
el momento: aparentemente, necesitaba que su madre fuera fin de la cura.
un poco más explícita respecto de su posición.
Por otra parte, el alejamiento del adolescente hacía des-
moronarse la fantasía materna de tener un cuerpo masculino II. LA PROLONGACIÓN DEL SÍNTOMA DEL ANALISTA
por procuración. Carine percibió, siempre con angustia, que
su hijo había respondido a Ja persistencia de su mirada ad-
mirativa mediante el deseo complementario de ser mirado: ¿Qué diremos, a fin de cuentas, al término de nues-
él se encontraba bello, buscaba llamar la atención en público lra selección? Todos los criterios que se invocan,
y gustaba hacerse fotografiar. Desde que Carine tuvo analiza- ¿hacen necesaria la neurosis para hacer un buen
da su fantasía de "prolongación corporal", así como su deseo psicoanalisla? ¿Un poquito? ¿Mucho? Seguramen-
incestuoso, la insistencia del adolescente en torno a su apa- te no, pero ¿absolutamente nada? - a fin de cuentas,
¿es precisamente eso lo que nos guía en un juicio
riencia física disminuyó significativamente y reinvistió sus
que ningún texto puede definir y que nos ha.ce apre-
estudios. Entonces Carine debió realizar un doloroso trabajo
ciar las cualidades personales? A sabe1; aquella reali-
de separación respecto de su hijo, el cual la reenvió al estado dad que se expresa en eslo: que un sujeto tenga o no
de su c uerpo de "mujer envejeciendo" que ella había querido la pa.sla, que sea como dicen los chinos, Shen-un-ta,
disimular por aquel artificio de la prolongación mediante un un hombre de gran Lalla o, Sha-o-yen, un hombre de
cuerpo macho perfecto. pequei1a talla. Es algo ahí que constituye los límiles
Un detalle divertido es la manera en que el muchacho tra- de nuestra experiencia..
taba la homosexualidad de su madre. La pareja de Carine vi- JACQUES LACAN 24
vía en provincia y la telefoneaba todos los días. Patrice tenía
su compañera ... Cuando el teléfono sonaba, interpelaba a su
madre: "¡Es tu mina!", como se lo diría a un amigo o a su Partamos de la idea de que el síntoma no desaparece al fin
hermana ... Habíamos visto lo que había presidido la elección de la cura, sino que se reduce al sinthome. En el análisis, el
de su nombre. analizante crea, entonces, un nuevo síntoma, un sinthome, a
Este retrato de la vida de Carine muestra que, indudable- partir de un núcleo sintomático inicial presente en la entrada
mente, el muchacho elaboró respuestas singulares al deseo de de la cura. ¿Por qué no pensar que esta invención toma pres-
su madre. Así, se puede ciertamente considerar como un sín- tado del analista e, incluso, responde a la carencia de este?
toma-respuesta Ja acentuación fálica y narcisista de la relación Esto supondría no reducir esta "carencia" a no ser más que
a su imagen. Pero este síntoma, ¿tiene algo tan singular que un defecto técnico o una contratransferencia mal controlada,
no se pueda encontrar en el hijo de una madre heterosexual sino que más bien ligar la "carencia" del analista a su propio
un tanto posesiva y adoradora? En todo caso, nada capaz de sinthome, con el cual necesariamente operaría.
justificar una interdicción psicoanalíticamente motivada de la
adopción realizada por padres homosexuales.
La concepción psicoanalítica de una transmisión entre pa~ 24 Lacan, J. (1953), Le symboli que, l'imaginaire et le réel, en Des Noms
dres e hijos que no esté restringida a las identificaciones, sino du Pere, op. cit., p. 6.
184 EL SJNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 185

Aquello que, del sinthome analítico (así designamos el maniacodepresivos de duelo, del "referente latente" de este
sinthome creado por el analizante en la cura), es tomado sujeto, supuesto saber que, llamado el objeto a, objeto pre-
del analista no es una identificación con un trazo unario de cioso o desecho, y en un comienzo localizadó en el analista,
aquel, o sea, una identificación con el analista, 25 sino que es causó su deseo durante la cura. En estas condiciones, era ló-
el resultado de otra operación: la invención de un sinthome gico preguntarse por qué un analizante, que había vivido ese
a partir de un síntoma anterior del sujeto, el cual prolonga momento, querría tomar a su vez el lugar del analista, sien-
aquel del analista o responde a este, sin ser el mismo, por do que sabía cuál salida, en forma de destitución (el des-ser),
una invención. sería la consecuencia ineluctable. Para saber más sobre este
Es difícil tener acceso a una clínica donde se pueda "ob- punto, Lacan se había él mismo metido en el jurado donde
servar" esta transmisión, pese a que la historia del psicoaná- escuchaba, entre otros, los pases de sus propios analizantes,
lisis nos entregue ejemplos. 26 Por mi parte, pude tener una quienes eran así puestos en el lugar del sujeto supuesto saber,
idea aproximada de ella, participando en el procedimiento del en un procedimiento inverso respecto de aquel de la cura.
pase en una escuela de orientación lacaniana. El pase es un Siendo AE en un cartel del pase, escuché varias veces rela-
procedimiento de verificación de la transmisión del psicoaná- tos de análisis hechos por analizantes de un mismo analista.
lisis, inventado por Lacan en 196 7. El aparato del pase supone Al escucharlos en serie, me sentí impactada por "el hacer" del
tres instancias: el pasante que es candidato a una nominación analista, el cual no tenía tanto que ver con la especificidad
de AE (Analista de la Escuela); los pasadores que son anali- del caso del analizante (incluso si esta era tomada en cuenta),
zantes supuestamente próximos al fin de su análisis y, por este como con el s.í ntoma del analista del cual este se servía en los
hecho, sensibles al discurso de un semejante; y, en fin, un ju- momentos difíciles de la cura. De ninguna manera se trata
rado (o un "cartel del pase") que "no puede [en consecuencia] aquí de criticar aquella práctica, diciendo que estos analistas
abstenerse de un trabajo de doctrina, más allá de su funciona- estaban mal analizados. Más bien me pregunto si este trabajo
miento de seleccionador". Para Lacan, la meta de este "apara- particular en el corazón de la transmisión en una institución
to" era saber lo que pasaba por un analizan te cuando devenía analítica no me dio una oportunidad de percibir aquello que,
analista. En aquella época, su teoría suponía, en efecto, una de ordinario, pasó bajo silencio. He aquí un primer ejemplo
destitución de lo que encarnaba, al final de la cura, el analista que permite poner en evidencia el engendramiento de un
para su paciente. Por un lado, el sujeto supuesto saber que sinthom.e en una cura.
ha sostenido el esfuerzo analizante cae al final del trayecto.
Por otro lado, al final el analizante se separa, no sin efectos
JIM, EL ANALISTA SIN INCONSCIENTE
25
Lacan sie mpre se opuso a la doctrin a de la ide ntificación con el
ana lista, bajo sus diversas formas históricas; en particular: id entifica- Es raro escuchar el pase de un analista practicante que no
ción con el yo del ana lista (Sterba, Hoffer) , trance narc isista te rmina.! e n
Balint, in corporac ión de l ana lista como objeto (Abraham), introyección
comporte ningún recuerdo preciso antes de la edad de 18
subjetiva (Fe re ncz i), introyecció n del superyó del ana lista (Strachey). Cf. años y cuyas formaciones del inconsciente parecen reducirse
Lacan, J. (1955), Variantes de la cure-type, e n Écrits, op. cit., pp. 338 y a la presencia esporádica de una voz. ¿Por qué Jim había que-
347; (J 958), La direction de la cure et les príncipes de son pouvoir, e n rido hacer el pase? Quería transmitir algo de lo cual la clínica
Écrits, op. cit., pp. 606-607. no le parecía "forzada" como aquella de otros relatos de cole-
26
Así, e l trabajo de Marie-Christine Hamon sobre H é lene De utsc h
mu es tra que no sabríamos reducir la u-a nsmisión al procedimi e nto del
gas que había escuchado. Asimismo, ¿no había él preparado
pase. A través de toda su producción , Hé le ne De utsch da testimonio tanto su discurso? ¿Desearía, quizás, verificar también sus propias
de lo que ell a trató en su a nálisis como de lo qu e ell a no abordó a llí. Ex iste teorías? En efecto, afirmaba no tener fantasma fundamental
un tejido complejo e ntre la teoría de Freud y sus propias inve ncion es, y haber llegado a la conclusión de la inconsistencia del Otro
ent1-e su cura y los casos que ell a presenta, entre su síntoma in fant il (la . (en lo que sigue, utilizaré los términos consistencia e incon-
me ntira patológica) y su modo de redacción de otros casos distintos del
suyo. Cf. Deutsch, H., Les lntrouvables. Cas clinique et autoanalyse, 19 18- sistencia en el sentido particular que les daba Jim, y no como
1930, Paris, Le Seuil, 2000, pp. 1-XIX. conceptos de lógica, ni de Ja teoría lacaniana).
186 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 187

Su pase se había decidido en dos tiempos. Dos años antes, sus ojos, había tenido alguna consistencia, gatilló una serie de
Jim había querido detener el análisis con el acuerdo de su síntomas hipocondríacos: pensaba en su muerte y en la de sus
analista, P. Pero escuchó una voz decirle, "¡no aún!". Decidió padres. Adelgazó, sufría de migrañas y de vómitos como su
proseguir la cura para obedecer a esta voz. Dos años más tar- madre. Entonces, comenzó su primer análisis. Notemos que,
de detuvo el análisis sin ninguna nostalgia, pero con un alivio a excepción de uno, sus sucesivos analistas fueron cada vez
comparable a aquel que había sentido con la muerte de sus hombres conocidos. Su entrada en análisis (el primero, en-
padres. Si no era nombrado AE, retomaría la cura con P. En tonces) estuvo caracterizada por la sensación de experimen-
el momento de dirigirse a los pasadores, sintió una suerte de tar "lo femenino en [s]u cuerpo", impresión que interpretó
vértigo momentáneo: "¿Y si nada viniera?". Ese vértigo reso- como una identificación materna. Durante esta primera cura,
nó el comienzo de sus trastornos a los 18 años y, a la vez, con "se autorizó" a recibir pacientes, sin haber terminado sus es-
la entrada en su último análisis con P., que duraría diez años. tudios y en una cierta "ilegalidad". Pretendía, por lo demás,
A los 18 años, Jim había sufrido un trauma. Sobre una sostenerse de esta última posición.
escena de teatro, al momento de pronunciar diez versos so- Pasemos rápidamente sobre los períodos de análisis rea-
bre las mujeres, nada vino. Puso esta "avería" en serie con un lizados antes del último análisis con P. Jim tuvo trastornos
"síntoma" del comienzo del último intervalo de su análisis: alucinatorios visuales en un contexto transferencial; constató
no podía repetir las relaciones sexuales con una mujer una su dificultad para mantenerse sostenidamente con una mujer.
segunda vez en poco tiempo. También sentía vértigos y temo- El penúltimo análisis parece haber agravado seriamente el
res que pasaron, luego de su primera sesión con P., gracias a cuadro. Había escogido a un hombre muy viril. Al momento
una interpretación. Jim salió de la "impotencia femenina" (se de una recepción, se había peleado con él y el otro le había
identificaba con su madre siempre sufriente, según él, redu- tirado sus anteojos al suelo. "Usted merece analizarse con un
cida a "un cuerpo de goce") para acceder a una virilidad exu- hombre", habría comentado este analista, que ponía el acento
berante: ahora podía repetir el acto sexual hasta la saciedad; en el parecer. Jim adquiere allí una gran consistencia viril.
ahora le era posible decir a cada quien -incluso a su analista- Su vida se arregla: trabajo, amor, todo le sonríe. Pero esta vi-
sus cuatro verdades. P., que quería probablemente frenar este rilidad identificatoria e imaginaria no impidió "el retorno de
aspecto "liberador", le había lan zado un "no se puede decir lo femenino en él". Luego de un altercado en sesión con este
todo" que, desde este ángulo, le había parecido superyoico. analista, quien le había replicado "no es usted quien me va a
Jim se puso a practicar el tiro en movimiento con armas de enseñar a analizarme", sale a la calle. Un carro de policía esta-
fuego. Le parecía haber encontrado, así, una respuesta a la ba estacionado con el capó abierto. Pasando por el lado, miró
violencia del Otro que, con anterioridad, lo volvía cobarde, en el cofre y escuchó una voz que le lanzó: "¡Curiosa!". Se
según sus propios términos. sintió petrificado por este insulto feminizante y alucinatorio.
Las armas tenían relación con una tradición familiar. El Cambió entonces de analista por P. Ya describí el comien-
abuelo paterno de JiJn poseía un revolver deportivo y su pa- zo de la cura: Jim estaba nuevamente invadido por "averías"
dre una calibre 22. Pero su padre, quien no sabía servirse de y la "impotencia femenina" había vuelto. Una interpretación
ella, sólo la sacaba en un vano gesto de amenaza para hacerse de P. lo calmó e hizo advenir esta virilidad armada que carac-
pagar sus créditos. Arruinado, según Jim, era inconstante e terizaba su posición, probablemente en continuidad con la
incapaz, un falso hombre de mundo con pretensiones insos- identificación con el analista "viril" que había precedido a P.
tenibles. No obstante, en opinión de Jim, lo peor era su pro- Luego de algunos años con P., un año antes de que Jim es-
pia cobardía: al fin armado, intentaba ahora hacer frente a su cuchase proferir a la voz "¡no aún!", un acontecimiento deci-
propio miedo. El acceso viril aparecido en su último análisis sivo constituyó el verdadero momento conclusivo de la cura,
no fue, sin embargo, la última palabra como Jo veremos. incluso si no era el fin desde un estricto punto de vista tem-
Volvamos largo tiempo hacia atrás, cuando a los 18 años poral. En una reunión mundana entre analistas, P. empujó a
había tenido una "avería" en una escena de teatro. En el mis- una amiga de Jim. Furioso y luchando contra lo que él llama-
mo período, la muerte de un tío, el único de su familia que, a ba su propia "cobardía", Jim se presentó luego donde P. para
188 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO .. . LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 189

comunicarle la detención del análisis. Pero P. se desmoronó de esta sesión aparece en el analizan te un nuevo sinthome que
frente a él y le habló durarite dos o tres horas, "cabeza gacha". modifica todo, incluso su práctica de analista. Quizás podría-
Él Je contó su vida, el &-acaso de su propio análisis y sus difi- mos definir este sinthome como la legitimidad de su propia
cultades de analista ligadas a frecuentes desbordes pasionales. inconsistencia, que hasta ahora le hacía falta. En efecto, su
Aquella sesión fue crucial. P., ese analista que anterior- inconsistencia de sujeto -aquella que Lacan llama Ja falta-de-
mente le parecía superyoico a causa de sus conminaciones ser del sujeto- no simbolizada, le era insoportable como una
rectificadoras (no decir demasiado, no hacer demasiado, etc.) cobardía no viril y lo incitaba a una violencia reactiva. En la
devino de repente para Jim otro dividido, contradictorio e in- regla, la ley de la inconsistencia de un sujeto Je es dada por
consistente. Dos escenas de violencia de su juventud volvieron su relación con la castración simbólica que, "normalmente",
a su memoria. En una, él había sido violento con su madre; en le hace aceptar ser insuficiente en ciertas situaciones sin, por
la otra, con su padre -con justicia, decía. De pronto, su punto tan lo, estar obligado a tomar un fusil para compensar.
de vista respecto de su propia "cobardía" cambió. Siendo que Se podría resumir así lo que pasó. La prueba obtenida en
se creía paralizado por la violencia del Otro, por tres veces, la realidad de la inconsistencia real de su analista "legalizó"
había logrado sobrepasar su "cobardía" y responder. La Ler- su propia inconsistencia y le dio el derecho de ciudadanía,
cera vez era esta sesión atípica con P. que cambió todo. En tanto en su vida como en su práctica. No olvidemos la "ilegi-
adelante, las armas devinieron un simple deporte de placer. timidad" inicial en la cua l Jim había comenzado su práctica
Su práctica analítica se modificó: ya no necesitaba enlrar en y Ja fragilidad no simbolizada de su posición de hombre que,
"shock fálico" con Jos olros, parlicularmente con sus propios en aquella época, iban a la par. Se lrata de un sujeto cuya re-
analizantes. lación con la castración simbólica es inexistente. Por este he-
La conclusión de su relalo se refería a Ja eficacia de su cho, el padre y los olros hombres son, o bien "inconsistentes",
última sesión de análisis. P., contrariamente al anal isla presu- o bien "pretenciosos", con los cuales reina Ja violencia y el
mido de antes, se había dejado hacer; P. había aceptado develar arronlamiento. A parlir de la demoslración por parte de P. de
su "inconsistencia" frente a Jim. su inconsislencia real, paradójicamente una ley se inscribió
Resumamos: Jim buscaba un sostén imaginario para una en el marco de un nuevo sinthom.e creado en el analizante. El
posición viril que se hundía. Se tiene la impresión de que no nuevo sinthome de Jim anuda lo simbólico con lo imaginario
había recibido nada de eso de su padre. El hecho de que su y lo real. Lo imaginario era prevalente hasta entonces en él y
penúltimo analista le haya dado Lal sostén viril, había provo- se anudaba con lo real (su violencia y sus pasos al acto), pero
cado una reacción catastrófica -lo que, por lo demás, nos de- los dos eslaban complelamenle disjuntos de lo simbólico.
muestra los estragos de la identificación al yo fuerte de la Ego- Reemplazando la ley forcluida de la castración, el sinthome
psychology. La virilidad de pacotilla, cedida imaginariamente regula las relaciones de Jim con los otros hombres y, también,
por el yo fuerte del analista, Ja "muestra" virilizante, no había con sus analizantes.
impedido que la feminización -hasta entonces confinada a la No se debe excluir, sin embargo, un resto fuertemente in-
hipocondría- explotara e invadiera a Jim hasta tomar la for- quietante de la operación: la inconsistencia, reconocida a par-
ma psicótica de una alucinación verbal que da testimonio de tir de esta sesión, del analista con la voz superyoica (P.), ¿no
la existencia de un empuje-a-la-mujer. prepara también la cama para el retorno en lo real de una voz
¿Qué pasa en el último análisis de Jim? Según Jim, P. no autoritaria: aquella que profiere, después de esta secuencia
hace semblante. Visiblemente sobrepasado por sus propios crucial, "¡no aún!", voz en la cual Jim cree?
síntomas que habían entrado en resonancia con aquellos de No obstante, este ejemplo muestra -y es el punto que quise
Jim, P. estuvo "obligado" a pasar a la confesión. Luego de esta abordar aquí- que el sinthome producido por Jim al final de
larga sesión, la carencia y el sinthome de P. tomaron el frente su cura, no es una simple idenlificación con un trazo unario
de la escena y fueron los verdaderos agentes del acto analíti- extraído de su analista, sino una resultante del sinthome de su
co. Sólo podemos ser reservados frente a este estilo de "técni- analista sobre su propio síntoma inicial. Ahora bien, es con
ca activa". Pero su efecto es interesante de estudiar. Después este nuevo sinthome que él opera, a su vez, como analista.
190 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 191

Veremos ahora otros ejemplos interesantes en la medida saber de "contrabando". Su síntoma consistía, entonces, en
en que implican a dos generaciones de analistas. un "hacerse pasar por" lo que él no era.
Escuché el pase de varios analizantes del mismo analista, Por otro lado, este "Don Juan", como él se intitulaba a sí
M. X. Un síntoma de M. X. parece ser -al menos se lo puede mismo, sufría de eyaculación precoz. Se quejaba de que no
suponer de acuerdo a su práctica- querer hacer el "buen pa- sabía ni gozar ni hacer gozar. Aun allí, el síntoma tenía una
dre", aquel que encarnaría una cierta norma ideal para sus referencia paterna: la madre era frígida, pues el padre, aquel
hijos. Dos pases -los de dos hombres en análisis con M. X., seductor, no lograba hacerla gozar.
Gil y Jules- ponen en evidencia los efectos indebidos por el Un sueño del comienzo de su análisis le muestra, aterro-
síntoma de M. X. sobre dos sujetos de estructuras e historias rizado, en "un campo". Está de civil entre los guerreros, por
diferentes. Además, una analizante de Jules, Eve, también lo tanto en peligro de hacerse identificar por ellos como un
presentó su pase en el mismo cartel. Así, se verá cómo Jules traidor o como un blanco para el enemigo. M. X. interpretó
analizaba a Eve con e] síntoma que había instalado con M. X. el sueño como la necesidad y la urgencia de Gil de compro-
Entonces, dos generaciones de analistas, M. X., sus analizan- meterse a su lado en la "reconquista" del "campo freudiano" .
tes, Gi l y Jules, y luego Eve, la analizante de Jules, están en Se trata de una expresión militante que figura en el "Acta de
juego en esta transmisión. fundación" 27 de Lacan.
Esta inlerpretación inaugural de M. X. da el tono de va-
rias de sus intervenciones, especialmente en la salida de la
GIL O EL HIJO-SECRETO cura. Gil ocupaba una posición estralégica en la institución
analítica de la cual M. X. era un alto responsable y este lo ha-
Gil entra en análisis con un secreto articulado a una construc- bía empujado a hacer el pase en un momento políticamente
ción edípica. importante por la expansión de esta institución. Ahora bien,
Además de sus hijos "legítimos", Gil tiene un hijo natural si Gil había escogido a M. X. como analisla, no era solamente
que no reconoció, n i asumió en ningún plano. M. X. será el por su posición instilucional, sino también porque lo había
único depositario de este secreto. Gil es el hijo mayor - legíti- conocido "vestido con jeans y calzando botas" . M. X. le había
mo- de un padre que tuvo varios hijos naturales. Su padre es parecido e n tonces como un doble idea l. M. X. hablaba sin
presentado como un impostor: se decía médico, siendo que notas, muy cómodo delanle de los estudiantes. Gil soñaba con
jamás había realizado los estudios y, asimismo, se introducía el reconocimiento. Tenía el sentimiento de haber sido "padre
en las familias para seducir a las mujeres. Llevaba una doble de sí-mismo", huérfano de padre demasiado joven. La pater-
vida con la madre de Gil y con una enfermera, su amante, nidad Je planteaba problemas y ya había hecho una primera
con la cual también tenía hijos. Gil tenía 9 años cuando su tentativa analítica con el nacimiento de su hijo mayor, antes
padre falleció de un infarto que no había sabido diagnosticar de enconlrar a M. X. Este anterior análisis no le había impe-
a tiempo. Entonces, Gil tomó el lugar de su padre frente a su dido concebir a este hijo natural que lo acosaba.
madre, institutriz, lugar que sostuvo en tanto hijo mayor. Lle- M. X. Lomó para Gil el lugar de un padre prolector. Así,
gó al punto de ir a hacer la clase en lugar de su madre cuando en ocasión de un confliclo institucional, M. X. consoló a Gil
ella estaba enferma. Más tarde, Gil devino médico y desposó a como un "buen padre", dice él. Supo mostrarle que él mismo
una muchacha que, siendo pobre, pasaba por rica, con la cual era capaz de soportar mucho sin aJlojarse .. . Al momento de
tuvo h ijos. Sin embargo,' sufría de un sentimiento permanente una de sus úllimas sesiones, Gil le conló una nueva aventu-
de impostura: no podía impedirse decir a su alrededor que él ra sexual que M. X. desaprobó: "Son cuentos", solló él, y Gil
era hijo de doctor, que su m ujer tenía un rico origen ... Así era renunció a esa relación. En el mismo período, Gil envió a su
admitido en ciertos círculos donde tenía la ocasión de seducir hija a consultar con M. X. Este le expresó cumplidos al padre:
a m ujeres . Y luego estaba es te hijo natural y secreto ... Gil te- "¡Felicitaciones por su hija!". El doble mensaje era límpido:
nía la tendencia de dárselas de sabio en numerosos dominios
fuera de sus competen cias. Su saber le parecía su perficial, un 27 Lacan, J. (1964), Acle el e fonclation, e n Aulres écril s, op. cit., p. 229.
192 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 193

"Usted es un buen padre" y "¡Cese entonces sus locuras !". En defendida por el filósofo esloveno Salvoj Zizek, a saber, que el
consecuencia, Gil consideró el análisis como terminado. ¿No reverso del "buen padre" , el padre mediador de la norma, es
tenía, acaso, dinero, saber y reconocimiento sin ahora ser de frecuentemente una figura obscena.30 La exhibición fálica del
contrabando? segundo sueño, ¿no es acaso el bosquejo de esta?
Deduce de su análisis que su fantasía fundamental era la En todo caso, Ja posición de "buen padre" de M. X., ar-
de ser un hijo que buscaba a su padre, que quería "hacerse mando a Gil-hijo corno un "buen padre" a su vez también y
ver" para hacerse reconocer. Dos sueños, hechos durante el admitiéndolo en la cofr-adía de los psicoanalistas patentados
procedimiento del pase, le parecieron autentificar este resul- no impostores, dejó en la sombra -probablemente para siem-
tado, buscado y obtenido. pre- el enigma del hijo secreto, presentado por Gil en el linde
En el primero enseña en la universidad sin papel ni lápiz. de la cura corno un emblema de él mismo. En efecto, este
Nadie le presta atención. Una muchacha pobre y sin cultura puede bien "ir a hacerse ver", como se dice. Él no será ja-
atraviesa la sala. Gil le habla y la seduce. Este sueño firma, más reconocido, ni su existencia analizada. Asimismo, por la
según Gil, el fin de su sentimiento de impostura, por fin do- imbricación del síntoma del hijo y de la falta del padre -sin
minado frente al público. La mirada de los otros sobre él no embargo, un clásico de la neurosis obsesiva-, ¿no había algo
contaba más y el asumía su posición con respecto a su madre de mortal puesto en juego por el hijo en un saber, del cual la
(recordemos que él la había reemplazado como "maestra" 28 impostura había costado la vida al padre?
de escuela) .
El segundo sueño tiene lugar en la casa vacía del padre.
Después de haber hecho el amor con su esposa, se pasea en JULES O EL HIJO SACRIFICADO
erección frente a las ventanas abiertas. Su madre y otras mu-
jeres lo perciben y se ponen a gritar. Sólo tiene el tiempo de Jules comenzó su primer análisis a los 25 años, luego de un
cerrar Ja puerta. conflicto violento con su madre. Psiquiatra y psicoanalista, se
Suponiendo que estos sueños sean interpretables sin más interesa particularmente en el cuerpo. Joven casado, "planifi-
asociaciones por parte del soñante y teniendo en cuenta el caba un embarazo" con su mujer, cuando soñó con una frase:
contexto dado por el relato de Gil, se tiene más bien la impre- "Sara perforará". Ahora bien, Sara era el nombre de su ana-
sión de que su problemática de inicio está consolidada, inclu- lista. Inmediatamente surge una fantasía: "hacerse penetrar
so fijada, por el analista, sin gran transformación. Ciertamen- analmente por una mujer". Desde entonces comenzó a reali-
te, él considera con calma y no sin cinismo dictar un curso 29 zar cornpulsivarnente aquel guión al cual dio, en la cura, el es-
sin preparar nada (en lo que, según él, M. X. destaca). El se- tatus de una "perversión transitoria" .3 1 Esta "perversión" duró
gundo sueño no muestra -es lo menos que se puede decir- once años, con diferentes mujeres masajistas. Con el hijo que
que Gil haya roto con el "hacerse ver" que, de acuerdo con él, le había nacido, se comportaba como un "padre terrible": "era
es su fantasía fundamental, ni con el goce de ser mirado (aquí como Vigilar y castigar de Foucault", decía.
sobre el órgano), de lo cual él pretende haberse librado. Sin Habiendo interrumpido el análisis con Sara, retornó otro
embargo, este sueño bien podría ilustrar la tesis a menudo con M. X., elegido en ocasión de una conferencia en la cual
este había citado obras leídas por el padre de Jules: Joyce,
28 La autora uti li za aquí la equívoca palabra maf/resse, la cual tie ne Freud, Spinoza y libros sobre el judaísmo. El padre de Jules
el doble sentido de maestra y de amante . E llo t iene ecos en el sueño en
la med ida en que G il no sólo sueña que ocupa e l lugar de maestro, sino
que también seduce a una amante (con las consonancias que ell o tiene 30 Zizek, S., L'intraitable (trad. Fr. E. Doisneau), Paris, Anthropos,

respecto de sus deseos incestuosos hacia la madre). (N. de los T.) 1993, p. 112 sq.
29 En el original se esc1-ibe /aire cours, es dec i1~ dictar un cu1-so. No 3 1 Por esta expres ión hace re ferencia a l artícu lo de Le bovici, R.,

obstante, Ja expresión es muy próxima (casi homofón ica) a otra que tam- Perversion sexuelle transitoire au cours d'un traitement psychanalytique,
bién se encuentra en el sueño, a saber, faire la cour, o sea, hacer la corte. Bulle/in d'activilé de l'Association des Psychanalystes de Belgique, Bruxelles,
(N. de los T.) 1956, nº 25, pp. 1-17.
194 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 195

jamás decía nada a su hijo: él sólo hablaba de sus lecturas. Ju- X. Y Jules respondió que lo interrogaba respecto de esta "ló-
Jes no guardó ningún otro recuerdo de su padre, un ejecutivo gica": "Hay que dar a eso un fin lógico y ver si eso tolera la
que hizo bancarrota y murió de un infarto en el baño . Jules prueba del pase".
denunció la "carencia" en palabras de su padre. Considera ha- En ese.momento se operó una suerte de báscula de la mu-
berse analizado con libros para paliar este vacío y hacer con jer en el análisis. A nivel de la pareja, la mujer-madre domi-
ello límite. En esta línea, las múltiples interpretaciones de su nante cedió el lugar a la mujer-mujer y, correlativamente, a la
analista le parecieron como una suplencia al silencio paterno. "revirilización" del sujeto que renunció a ser penetrado. Pero,
Para él, M. X. fue lo que no había tenido: un padre que habla- en la transferencia, el analista fue feminizado: en efecto, so-
ba. En su pase, Jules transmitió minuciosamente una decena ñaba con "una máscara de mimo homosexual" en un sueño.
de interpretaciones de M. X., a menudo frases completamente Jules se comprometió, entonces, en un trabajo de recons-
asertivas, bajo la forma de reglas de conducta. Para Jules, Ja trucción que se orientó en tres direcciones.
palabra de M. X. tomó valor de ley, una ley encarnada e n una La primera situaba la fantasía de penetración como un
enunciación. efecto del deseo materno. Cuando Jules, a la edad de 3 años,
Al comienzo, no obstante, M. X. se callaba. Jules asimiló había visitado a su madre enferma en el hospital, ella le ha-
este silencio a aquel de su padre, un silencio pesado de saber bía dicho que tenía bellas piernas y que era un niño prodigio,
y potencialmente de otra cosa, de una "voluntad mala". Se pues ya sabía leer. Jules dedujo la forma que tomó, posterior-
sentía como "un títere entre las manos del analista". En aque- mente, su deseo como analista: un interés por la letra, a causa
lla época, las sesiones de "masaje" continuaban. Por error, la de su don precoz por la lectura, y una pasión por el cuerpo, en
masajista pretendió incluso estar embarazada de él. M. X. co- razón de esta visita a su madre hospitalizada. En la prolonga-
m enló: "Una mujer tan dominante como ella puede designar- ción de las palabras maternas feminizantes sobre sus piernas,
lo como padre". La referencia designada de manera inde ter- situaba una historia infantil de tocaciones anales con un pri-
minada por es ta interpretación era, ciertamente, la masajista, mo y un insulto (¡Puta!) de sus camaradas de clase.
pero podía ser tambié n la muj er de Hules o, incluso, Sara, su La segunda dirección de la construcción concernía a la
primera analista. En efeclo, la fa ntasía de penelración anal quiebra paterna. Un sueño-chiste jugaba, por un lado, con los
por una mujer era contemporánea del embarazo, planifica- nombres del padre y de un lugar geográfico, y con la quebra-
do por Jules y su esposa duranle el primer análisis de esle, da (como precipicio) y la quiebra, por el otro. Jules sacó una
y había sido precedido por un sueño de Lransferencia: "Sara fórmula: "P implica Q", o sea, "si padre, entonces quiebra".
perforará". M. X. puntuó: "La quiebra de su padre le persigue, incluso, en
La estrategia de M. X. ÍlJe, me parece, doble: hablar mu- sueños" e interpretó la fantasía de penetración como la mani-
cho, enunciando senlencias y reglas de conducta para suplir festación, en forma de denuncia, de una creencia exagerada
el défici t simbólico palerno, y apartar sistemáticamenle la en el padre. Jules dedujo de ello que sus prácticas sexuales
feminización del sujeto perceplible en la fantasía de penelra- sólo eran la puesta en evidencia, bajo la forma del acting out,
ción y correlativa a su paternidad. Una intervención de M. X. de la impostura de su padre. El beneficio terapéutico de es-
hizo caer es ta significación, después de tres años de a náli sis: tos dos puntos fue el de apartar la feminización, de la cual
M. X.: No hay que id enlificarse con el desecho. el sujeto tenía horror. La proposición "ser padre implica ser
Jules: ¿Cómo debo Lomarlo? transformado en mujer", deducible de la fantasía de penetra-
M. X.: Como una regla ética ción, fue puesta fuera de juego y esta fantasía fue enteramen-
Jules ren unció, enlonces, a los "masajes" y encontró a su te referida al deseo materno. Por este hecho, la feminización
segunda mujer, por Ja cual se divorció de la primera, pese al como significación sexual fue separada, tanto del padre como
escepl icismo de M. X. en cuanto a lo bien fundado de es te de Ja paternidad. Hay que notar, sin embargo, una incerteza
cambio de esposa. Por su parle, Jules lo interpreló como el . respecto de este último punto. Poco antes de hacer el pase, el
paso de una mujer-madre a una mujer-mujer. "Es lógico que sujeto soñó que su padre, el cual jamás había proferido el me-
después de la degradación venga la idealización", comentó M. nor juicio sobre él, decía: "Eres un gigoló", frase portadora de
196 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO . LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 197

una significación feminizante o, al menos, equívoca. Por otra sacrificial entre padre e hijo, con la lectura derridariana del
parte, Jules continuaba su análisis y no proyectaba separarse sacrificio de Abraham. En efecto, releyendo Temor y temblor
de M. X. Pues bien, en la transferencia, este ocupaba el lugar de Kierkegaard y la Carta al padre de Kafka, Derrida plantea
de un padre legislador y, a la vez, feminizado. Esta significa- que la literatura comenzaría en aquella escena del secreto en-
ción podía aún revenir sobre el sujeto en el avenir. En efecto, tre el padre, el hijo y Dios, como la escritura de "la filiación
la formula inventada por Jules, "P implica Q", podría también de las filiaciones imposibles": "La literatura comenzaría allí
leerse: "si padre, entonces feminización". donde ya no se sabe quién escribe ni quién firma el relato
La tercera dirección de la construcción concierne a la pa- de la llamada, y del "¡Heme aquí!", entre el Padre y el Hijo
ternidad para la cual Jules siguió un camino singular. Inventó absolutos". 32 ("¡Heme aquí!" es Ja respuesta de Abraham al
un sinthome que se apoyaba, tanto en la carencia paterna, llamado divino.)
como en el sinthome de su analista. Este había apostado a la Lo puesto en juego por el secreto entre padre e hijo (y, en
"eficacia simbólica" de una palabra legisladora que se susti- consecuencia, por la literatura) sería la imposibilidad del ma-
tuiría al silencio paterno. Pero el gusto de su padre por los trimonio, "el secreto del 'tomar mujer"'.
libros sapientes orienló a Jules hacia la función de la letra en La lelra, entonces, tomó para Jules el lugar que ocupa, en
la tradición judía. Una leclura del sacrificio de Isaac en el Gé- el psicoanálisis, la caslración simbólica; el lugar de un ope-
nesis Jo llevó a concluir que el judaísmo "negaba" el sacrificio rador de Lransrnisión de la virilidad del padre al hijo. 33 Tam-
del hijo mayor (lo que era él mismo). La circuncisión vendría bién es con aque!Ios "efectos de lelra" que Jules opera en su
a celebrar esta renuncia (es decir, que el hijo es circuncidado práclica de analista, corno Jo veremos en el caso de Eve. Esta
en lugar de ser sacrificado por el padre). Ahora bien, Ju les no conslrucción de Jules sobre el "efeclo de letra" puede ser con-
había sido circunciso y no sabía por qué. Entonces, la fantasía siderada como un sinthom.e en la medida en que anuda lo real
de penelración, recalificada como "sacrificial", fue reinlerpre- del silencio palerno, lo simbólico de la transmisión del padre
tada en esle marco. Por otra parle, consideraba haber sido al hijo y lo imaginario del cuerpo (el sacrificio), y que, al mis-
sacrificado por su padre, en lugar de ser circuncidado en la mo tiempo, sosliene su práclica de analisla.
tradición judía. Ignoraba las razones de su padre, cuyo silen-
cio y el secreto tornaron sentido al ser leídos a través del sacri-
ficio de Isaac. En efeclo, Abraham, el padre, guardó el secrelo EVE Y EL ANÁLISIS ORIENTADO POR LA LETRA
respecto de este sacrificio frente a los suyos. Sólo Dios sabía
las razones de su exigencia hacia Abraham. Y ese sacrificio es, Es con el sinthonie de J ules que Eva hizo su análisis. Ella se
también, aquel de Abraham mismo, pues debe sacrificar su había presenlado al pase para devenir miembro de Ja institu-
bien más preciado, lo que ama más en el mundo, su hijo. Esta ción analílica de su país, después de doce años de análisis. En
elaboración cambió radicalmente las relaciones de Jules con su análisis, Eve dice haber captado aquello que sería la cas-
su hijo. Cesó de ser el padre terrible, ayudó a su hijo a hacer- tración. Cuando, en sesión, ella hablaba del film de Nagisha
se circuncidar y llegó a separarse de él: hasta ese instante se Oshima, El imperio de los sentidos, Jules le hizo remarcar que
había quedado pegado a aquel adolescente. M. X. autentificó la castración padecida realmente por el héroe de la película
ese momento puntuando: "Considero eso como un acto". Po- era una iniciativa de su compañera. Él le pidió deletrear un
demos preguntarnos si el analista tornó aquí el lugar de Dios, nombre propio y Eva olvidó una lelra. Jules punluó: "lacas-
el único en saber las razones del sacrificio y en poder, ya sea tración es eso" y Eva "comprendió" lo que "era": un fenómeno
de exigirlo, ya sea de dispensar de él al padre. La circuncisión de lengua, el efecto de una letra faltante. Caplamos aquí la
es, entonces, concebida por Jules como un operador de sepa- distancia que hay entre la castración freudiana y la castración
ración del padre y del hijo, que es necesario, dice él, reducir a
un "efecto de letra". 32 Derrida, J., Donner la mort, Paris, Ga lilée, 1999, p. 179.
Se podría hacer resonar el lugar dado por Jules a la letra- 33 "[N]o hay virilidad que no esté consagrnda por la castración". La-
circuncisión en tanlo cicatriz de la renuncia a una relación can, J., Écrits , op. cit., p. 733.
198 EL SJNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO .. . LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 199

según Jules. La insistencia de este análisis respecto de la le- EL SINTHOME ANALISTA


tra era sensible en el apoyo tomado sobre el nombre propio
para analizarse. Cada letra tomaba una significación y permi-
tía deletrear recuerdos de infancia. El conjunto dejaba una Pienso que, efectivamente, el psicoanálisis no puede
impresión más bien arbitraria, si no loca. Sin embargo, se concebirse de otra forma que como un sinthome
percibía una problemática fálica en Eve. Su problema era su JACQUES LACAN 34
gran belleza. Su padre la había tratado de "basura" desde la
infancia. Ella lo consideraba como el responsable de su fi.1er-
te inhibición para estudiar. Eve se había casado dos veces y ¿Cómo es que M. X. había, en su propio análisis, situado el
había escogido un segundo marido que no fuese afectado por sinthom.e que lo condujo a analizar haciendo el padre? No
la belleza femenina. Gracias a aquel matrimonio, ella había sabemos nada de ello. Pero su postura de "buen padre" con
logrado separarse de la mirada paterna respecto de su belleza Gil y Jules era diferente y en resonancia con la estructura y
y, correlativamente, a salir de la "basura": pudo terminar sus la problemática de cada uno. Con Gil, que se embrollaba de
estudios. manera obsesiva en la impostura paterna, M. X. jugó al padre
Según los dichos de Eve, el análisis con Jules, "orientado imaginario que podría otorgar a Gil -en la realidad de la ins-
por la letra", le permitió ir tomando distancia respecto de su titución analítica- el reconocimiento social al cual él asp iraba
madre, una "preciosa" que hablaba en rima y tenía un deseo desde siempre. El resultado fue un cínico aseguramienlo yoi-
mortífero sobre el cual no tuvimos una gran precisión. Eve co del sujelo.
había escogido a Jules en razón de las palabras "enigmáti- Con Jules, M. X. ocupó el lugar de un padre simbólico que
cas" que le había dirigido a l comienzo de sus entrevistas: "No legisla, cumpliendo el rol dejado vacante por el padre del su-
serás atractiva si sabes" y "Lo que pasa en un análisis es lo jelo. Al mismo tiempo, cargó sobre él la, en esle caso, corre-
que puede transmitirse en torno del análisis". Siendo que, laliva feminidad de la palernidad . Resultó una inconlestable
antes, estaba desorienlada y avergonzada por las miradas ganancia Lerapéutica. Jules logró -como vimos- fabricar un
masculinas, el análisis había producido un doble beneficio sinthom.e en torno a la cueslión de la filiación. Inlerpreló la
terapéutico: Eve estaba ahora en "la orientación de la letra" y caslración -simbólicamenle inacces ibl e para él- e n Lérminos
ya no se sentía torturada por la mirada de los hombres. De la de lelra, reinscribiendo al mismo Liempo la filiación en la tra-
primera frase de Jules se puede probablemente deducir que dición judía. Analiza con esle sinthom.e, como lo hemos visto
estaba orientada por la letra y, por lo tanto, sabiendo, pero con Eve. Que su análi sis con M.X. haya hecho de él un analis-
¿pensaba Eve haber perdido aquella belleza que ella juzgaba ta freudiano, eso es muy improbable.
como un estrago? Mi Lesis es, enlonces, que la Lransmisión del psicoanálisis
Su relato no era para nada convincente en cuanto a la efi- puede estudiarse en Lérminos del sinthom.e: el analizan le crea
cacia del análisis "orientado por la letra", pero muestra que un nuevo síntoma, incluso un sinthonie, ciertamente a partir
Jules analizaba efectivamente con el sinthome constru ido con del sínloma del cual sufría en la en lrada a la cura, pero tam-
M. X., aquel de los "efectos de letra" que habían sustituido a bién por medio de aq uel del analisla que, así, él prolonga. En
Ja castración. Ja práclica, el nuevo anali sla ana li zará con su sin thome y, de
es la forma, guardará en su práclica la marca del sintho me de
su analisla. Sin embargo, es la marca consisle en una vuelta
de mano, un saber hacer, que no es asimilable a un rasgo
de identificación como el Lrazo unario de la segunda iden -
tificación fi.-eudiana: exlraigo del otro un rasgo que guardo
y que Lransmito tal cual. Se trata más bien de una manera

34 S23, pp. 135, 129 y 131, respectivamente.


200 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 201

de anudar R, S e I, singular y sintomáticamente, lo cual dará corolario debilitar el estatus del inconsciente, llevándolo
resultados diferentes con analizantes diferentes. -como vimos- a una suposición de saber, lo cual le hizo, lue-
go, suponer que sólo era imaginario, que sólo era "una elu-
cubración" de saber. De paso, Lacan reafirma como mínima
III. DE FREUD A LACAN: e ineludible la teoría del significante para leer el inconsciente
EL SINTHOME-RESPUESTA freudiano. Refuta, así, la interpretación de las redes del Pro-
yecto como si fueran una escritura, incluso si Freud "forzó"
las cosas hablando de impresión: para Lacan, la "impresión"
Inventé lo que se escribe como lo real. está muy lejos de la letra. 35 El primer tiempo de la respuesta
JACQUES LACAN lacaniana es, por lo tanto, aquella de una traducción o de
una transposición de Freud que tuvo por correlato el debili-
tamiento del estatus del inconsciente.
La prolongación del síntoma puede también servir para ca- El segundo tiempo es aquel de la reacción ante la "elucu-
lificar otro género de "filiación", esta vez doctrinal: aquella bración freudiana" del inconsciente, en tanto que ella "repug-
que va de Freud a Lacan . En El sinthome, Lacan afirma que na a la energética". Lacan quiso suplir este defecto de funda-
"su" real, es decir, lo real como tercer redondel semejante a ción con "su" real. Pero admite que el inconsciente freudiano
aquellos de lo simbólico y de lo imaginario en el nudo borro- no implica obligatoriamente la suposición, "totalmente pre-
meo, es de su invención: "Lo real es su sinthome, su respuesta caria", de "su" real:
sintomática a Freud".
En esta sesión del seminario, Lacan intenta describir cómo Hay ahí un abismo[ ... ] del cual se está lejos de poder
releyó a Freud y cómo Je respondió a este; incluso cómo, me- asegurar que se franquee. En otros términos, la instan-
diante "su" invención de lo real, suplió un defecto del hallazgo cia del saber que Freud renueva, quiero decir reforma,
freudiano. Pienso que, en este sentido, se puede hablar de una bajo la forma del inconsciente, es una cosa que de nin-
prolongación sintomática. guna manera supone obligatoriamente a lo Real, del
cual yo me sirvo.

DEL "RETORNO A FREUD" A LO REAL La invención de este "real" es, entonces, un sinthome laca-
niano que responde a la "carencia" freudiana en su referencia
Lacan se pone en paralelo con Freud: Freud articuló lo in- a la energética como realidad del inconsciente. Algunos de
consciente, pero no Jo (1.mdó de una manera satisfacloria. Re- sus audilores podrían estar traumatizados por esta interven-
firiéndose a la ciencia de su tiempo, hizo de la energética una ción que no es en sí misma freudiana, incluso si ella intenta
metáfora que soporta el inconsciente sin, sin embargo, lograr prolongar a Freud, volviéndole a dar un estatus real a lo in-
hacerla convincente. Lacan sitúa en este punto el defecto al consciente, ahí donde la energética cientista no tiene éxito y
que él debió responder en dos tiempos. donde la teoría del significante volvió imaginario al incons-
En un primer tiempo, dice, hizo "observar que lo que Freud ciente reduciéndolo a una suposición de saber.
soporta como el inconsciente supone, siempre, un saber, y un Al mismo tiempo que reinventa lo real, Lacan toma seria-
saber hablado. El inconsciente es enteramente reductible a mente sus distancias con la teoría freudiana, lo cual se con-
un saber. Es lo mínimo que supone el hecho que pueda ser firma poco a poco en el seminario Lo no sabido que sabe del
interpretado". Él apoyó este saber sobre la definición del sig- un-desbarro se ampara en la morra. Allí se muestra cada vez
nificante S1 representando al sujeto para otro significante S2. más explícito en su cuestionamiento de Freud. Recuerda una
Lacan, entonces, habla aquí de una primera respuesta que
es su "retorno a Freud", su relectura de "la cosa freudiaria" 35
Podría tratarse de una refutación de Derrida, que él cita a propósito
con la teoría del significante. Ahora bien, esta tuvo como de la escritura en la sesión siguiente del seminario. Cf. Infra.
202 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 203

vez más el tiempo de su retorno a Freud: confrontado con Hay que escribir los nudos para ver cómo ellos funcionan.
la idea del inconsciente, intentó responder a ella. 36 Ensegui- La incapacidad del pensamiento o de la imaginación da su
da, afirma que el psicoanálisis es "la forma moderna de la autonomía a esta escritura que funciona completamente sola.
fe religiosa". En efecto, es difícil saber lo que Freud pensaba La segunda escritura, aquella sobre la cual "Derrida ha in-
del inconsciente, pero él había deducido solamente que era sistido" y por la cual Lacan habría mostrado el camino escri-
un saber, o sea, efectos de significante. Después, Lacan re- biendo su "S", resulta de "aquello que se podría llamar una
pite nuevamente que se parte la cabeza a causa de su propia precipitación del significante". Esta precipitación del signifi-
invención, hecha para "explicar" a Freud. Su crítica deviene cante, es decir, de "lo que se modula en la voz", no tiene nada
amarga: no Je gusta Ja segunda tópica, inspirada por Grodeck. que ver con el primer tipo de escritura. La "impresión" de
Freud delira sobre lo verdadero, lo que dice del inconsciente Freud se encontraría del lado de la segunda escritura y no del
sólo es "embrollo y farfulla, es decir, retorna a esa mezcla de lado de una escritura de lo real.
dibujos groseros y de metafísica que no van el uno sin el otro". Lo real de Lacan es, entonces, Jo que se pone en juego por
Es el estatus dado por Freud al inconsciente, su metapsico- una nueva escritura, "una lógica de sacos y de cuerda" que
logía, la cual es criticada como "metafísica" en la medida en soportaría lo inconsciente. Con R, S, I, propone una tríada de
que, no obstante, Lacan no renuncia a referirse al Freud del "Unos" que rivalizan con Ja de Aristóteles, nous, psyché, soma.
Witz, o sea, a la estructura significante y material del incons- Como en RSI, se refiere a la práctica analítica para justificar
ciente que había promovido el retorno a Freud. su invención. 38 Las características de este real son nuevamen-
te enunciadas en esta lección: es sin ley, está desprovisto de
sentido (lo que, como se verá, plantea particularmente proble-
LA ESCRITURA DE LO REAL mas para el psicoanálisis), no tiene orden, no se une a nada,
se opone a lo verdadero como al ser, es sin progreso; sólo se
La operación de prolongación del segundo tiempo establece, presenta bajo la especie de "trozos de real". En Jo real, no hay
entonces, una nueva suerte de real. Pero, ¿cuál es este real? Es ni conexión, ni "punto en común".
necesario acordar toda su importancia al hecho de que Lacan ¿Para qué puede servir dicho real, entonces? Pues bien,
habla de escritura de lo real: "inventé aquello que se escribe únicamente para existir al lado de lo simbólico y de Jo imagi-
corno lo Real". Como en el caso de Ja "impresión" en Freud, nario, para dar otro tipo de suporte, para ser "Uno": eso sirve
se trataría de un forzamiento, pero que esta vez sería funda- para las elucubraciones del inconsciente y del sujeto supuesto
dor: "Digamos que es el forzamiento de una nueva escritura saber, y también para hacer que todo no se reduzca a cons-
que, por metáfora, tiene un alcance que bien hay que llamar trucciones, sean ellas científicas.
simbólico". 37 Sin embargo, se encuentran dos ejemplos concretos de es-
Esta escritura simboliza la cadena borromea que no pue- tos "trozos de real", los cuales guardan no obstante su carac-
de representarse y sólo se aproxima por esta escritura donde terización "negativa": la pulsión de muerte y la no-relación
nos embrollamos. En la sesión siguiente del seminario, Lacan sexual.
distingue dos tipos de escritura: La pulsión de muerte es "Jo real en tanto sólo puede ser
La primera es aquella que está en juego aquí, sobre la cual pensado como imposible". Pero lo imposible es una modali-
se apoya el pensamiento y que él califica de apensamiento: dad que concierne a lo simbólico (se trata de un imposible a
"Una escritura es, entonces, un hacer que da soporte al pen- formalizar o a pensar). Por su parte, la ausencia de la relación
samiento". sexual es otro trozo de real, pero de una forma limitada a
raíz de que ese "no hay", el cual participa del sí o no, ya es un
36 524, respectivamente, sesiones del 16 de noviembre y del 14 de di-·
38
ci embre de 1976; luego sesiones del 11 de enero y del 8 de febrero; y ense- "Pienso que el psicoanálisis es una práctica cuya eficacia, tangible
guida sesiones del 11 de enero, del 19 de abril y del 15 de marzo de 1977. pese a todo, implica para mí que yo haga lo que se llama mi nudo." (Cf.
37 523, pp. 131, 144, 146, 124, 124, 107, 101, respectivamente . 523, p. 135).
204 EL SlNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO .. . LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 205

"bordado" sobre el pensamiento de la pareja. El abordaje de formas de la experiencia analítica. No obstante, incluso si la
estos dos reales nuevamente se hace, entonces, a partir de lo teoría lacaniana, sobre todo en su último período, implica la
simbólico. creación de nuevos conceptos, hay que notar que la razón de
A veces, Lacan usa también el adjetivo o el sustantivo tales cambios es referida a la práctica analítica que obtiene su
"real" de una manera menos estricta: podríamos decir que consistencia del dispositivo freudiano, el cual no es en ningún
hay una suerte de retórica del uso de "real". Así, en RSI, el caso cuestionado por Lacan. Más bien se trata de un punto
goce y la vida son calificados de reales y la angustia es con- fijo, del referente último de Jos datos de la experiencia que,
siderada como "nominación de lo real". 39 Asimismo ocurre para Lacan, justifica la modificación y el ajuste de los concep-
cuando, más tarde, habla de lo real del nudo, el cual consiste tos, en un recorrido que, además, es característico de Freud. 41
en el anudamiento de a tres o en el sinthome como ligado a lo Por ejemplo, las actuales discordias en torno a la duración de
real de lo inconsciente o, incluso, como "la única cosa verda- las sesiones y la forma de interpretar, son aspectos de la téc-
deramente real". nica analítica que no dieron lugar a ninguna conminación por
Por Jo demás, nudo, sinthome y real tienden, a veces, a parte de Lacan. El hecho de que estos medios técnicos hayan
equivaler cuando habla de sus propiedades de anudar, incluso devenido estándares fijados por una parte de Jos psicoanalis-
si eso no es un privilegio de lo real en la medida en que este tas, es más bien una responsabilidad de la IPA, 42 que transfor-
último es equivalente a los otros dos redondeles. Lacan puede mó la técnica en dogma. Podemos preguntarnos si esta rigi-
también hablar de Jo realmente simbólico (la mentira) o de lo dez a propósito del setting no intenta llenar un déficit teórico
simbólicamente real (la angustia). Es un poco como sucede para pensar, de forma renovada, Jos cambios históricos de la
con la puesta en el plano: hay una acepción estricta de la no- clínica. Ciertamente, la teoría lacaniana compromete a usar
ción de real, pero en vista de su austeridad, Lacan se autoriza, del equívoco y algunos han hecho de él su vade inecum de
a veces, usos más ilustrativos, una práctica más amplia del una manera que, a veces, roza con el ridículo. Pero si el equí-
decir. voco es la ese ncia misma de lo simbóli co, se debe considerar
que estamos todo el tiempo en él, se lo quiera o no: ¡hace-
mos equívocos corno Monsieur Jourdain hablaba en prosa! 43
¿PROLONGACIÓN DEL SÍNTOMA O CAMBIO DE PARADIGMA? Por lo demás, es necesario notar que el equívoco homofóni-
co no está únicamente implicado en la interpretación. Lacan
Lacan busca, entonces, aclarar es te real que no tiene sentido, también distinguía un equívoco gramatical, así como uno
diciendo que es su sinthome . Así da un estatus sintomático a lógico. 44 La "buena" interpretación será siempre aquella que
su invención, la cual deviene Ja respuesta frente a un defecto, a toca la verdad del síntoma y no existe receta, ni freudiana, ni
saber: la energética freudiana y el modelo de la causalidad aso- lacaniana, ni ninguna otra, para llegar a ella. Además, Allouch
ciada a ella, c uyas conceptualizaciones serían un síntoma de
Freud. La prolongación del síntoma es, entonces, una manera 4 1 E l célebre com ienzo de "Pulsión y destinos de pulsión" está con-

original de concebir la sucesión Freud-Lacan y, me parece, se sagrado a las co mplejas relacion es entre el material empírico de la expe-
puede oponer a la idea avanzada por Jean Allouch, según la ri encia y los co nceptos ana líticos qu e s iempi-e guardan un c ierto grado
de indeterm inac ión. Freud, S. (19 15), Pulsión y destinos de pulsión, en
cual la introducción de R, Se I sería un cambio de paradigma, Obras completas, op. cit . vol. XIV, p. 113.
revolucionario en el sentido de Kuhn. 40 En efecto, tal cambio 42 Jnternational Psychoanalytic Association. Cf". Roudinesco, E ., La ba-

de paradigma implicaría una modificación sustancial de las Laille de cent ans. Histoire de la psychanalyse en France, vol. 2, 1925-1985,
Paris, Le Seuil, 1986, p. 328 sq.
43 Monsieur Jourdain es el personaje principal de El burgués gentil-
39 S22, sesiones del 17 de diciembre de 1975, y luego, del 13 de mayo hombre de Mo liere. En una de sus escenas, él se da cuenta de que ha
de 1975. estado hablando en prosa durante cuarenta años s in saberl o . Así, hacer
40 Allouch, J., Freud, et puis Lacan, Paris, EPEL, 1993, pp. 24 sq; algo como "Monsieur Jourdain hablaba en prosa" es realizarlo sin darse
Kuhn, T. S. (1962), La estructura de las revoluciones científicas (trad. esp. cuenta que se lo está haciendo. (N. de los T.)
44
A. Contín), México D.F., Fondo de Cultura Económica, Brev.iarios, 1971. Lacan, J. (1972), I:étourdit, en Au.tres écrits, op. cit., pp. 491-492.
206 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 207

data este supuesto cambio de paradigma en la conferencia "R, enigma para Lacan, lo dice él mismo), 46 el sujeto se separa de
S, I" que Lacan dio el 8 de julio de 1953, lo que le conduce a los significantes del Otro produciendo una respuesta que Je es
concebir el "retorno a Freud" como una suerte de ardid o de más íntima. En 1964, Lacan habla de ello como un se parere,
cálculo político de Lacan para inscribir a posteriori su nue- engendrarse a sí mismo en latín, lo que denotaba un tipo de
vo paradigma en el psicoanálisis. Paradójicamente, entonces, identidad no significante producida por Ja operación que, en
considera, en acuerdo con la IPA, que ¡Lacan no está más en aquella época, era conceptualizada en los términos del objeto
el psicoanálisis freudiano! Por mi parte encuentro más con- a. La separación se leía, entonces, en el marco de la teoría de
vincente considerar que, en este retorno a Freud, se trataría la fantasía. Pero pienso que se puede perfectamente hablar de
de releer a .Freud, interpretándolo con los útiles de la lingüís- sinthome para este tipo de respuesta que anuda el deseo de
tica estructuralista. En este sentido, me parece que Jacques- uno a aquel del Otro, en la medida en que, como lo vimos, el
Alain Miller parece, asimismo, ceder a una ilusión retrospec- sinthome es un concepto que retoma y engloba a aquel de la
tiva cuando reporta hacia atrás -concretamente al Seminario fantasía fundamental, en tanto que se inscribe en la vida en
XI- 45 el momento en que Lacan se habría "desanudado" de actos y en síntomas. Se puede comprender, así, que si bien
Freud. Lacan ya no se engañaba con el matema, 47 ahora en cambio
De hecho, los psicoanalistas pueden referirse a un campo se engañaba con el nudo: creemos en nuestros síntomas de
común de prácticas, siendo que ellos tienen teorías sensible- modo .que, si lo real era su síntoma, entonces es lógico que
mente diferentes (se lo ve, particularmente, en ocasión de las haya creído en él; y que haya creído también inventar por la
sesiones de supervisión): esto más bien confirmaría la idea escritura del nudo una nueva fundación para el psicoanáli-
Jacaniana de que el saber es una elucubración disjunta de lo sis. Además, ponía en escena este lado de "creer en", embro-
real, incluso en la ciencia y, a fortiori, en el psicoanálisis que llándose en público y demostrando, así, la autonomía de la
no es una ciencia. Este "campo que Freud abrió, el campo mencionada escritura. Sin embargo, en 1976-1977 también
freudiano", sería en consecuencia un real. Se nos objetará, da tesLimonio de estar complicado con su invención, de dar
¿cómo se sabe que se trata de un campo común de prácticas? vuellas en círculo y de chocar con un muro: realidad del sín-
Pienso que la mayor parte de los psicoanalistas lacanianos toma como obstáculo.
que son capaces de dar cuenta de su práctica por las super- La prolongación del síntoma es, entonces, un útil pode-
visiones o por informes escritos u orales de casos clínicos, roso para pensar la transmisión entre las generaciones, los
dan testimonio frente a la comunidad que puede reconocer- analistas, incluso los teóricos, gracias a un concepto distinto
lo leyéndolos o escuchándolos. Más inquietantes me parecen que el de la identificación. En particular permite repensar la
aquellos que se niegan a ello, sea por desprecio del ejercicio capacidad de invención en psicoanálisis y de considerar de
y sin darse cu en ta de que el psicoanálisis de ninguna manera una manera renovada el lazo del sujeto con la sexuación y con
puede hacer Ja economía de esta referencia a Ja clínica, sea la parentalidad.
bajo el pretexto del "secreto profesional" que jamás fue un
impedimento para Freud, ni para los freudianos.
Considerar Ja relación de Lacan con Freud bajo el modo 46 Por ejemplo, le parece muy difíci l saber bien la idea que Freud tenía
de una prolongación del síntoma me parece justo, pues ella de lo inconsciente. S24 , sesión del 11 de e nero de 1977. Cf. tambi én la an-
da cuenta de un agarre característico del síntoma y, al mismo terior discus ión sobre el deseo ele Freucl en el Capítulo 1 del Sl 1, p. 16-17.
tiempo, de una separación. Entiendo aquí "separación" en el 47 E l materna es desvalori zado como tocio lo que deriva ele lo simbó-

sentido de Lacan: frente al enigma del deseo del Otro (y el de- lico. El materna es un ideal superado: "Evide ntemente, el ideal de l mate-
seo de Freud en el psicoanálisis se mantuvo siempre como un rna es qu e tocio se corresponde. Es precisamente por el lo que el materna
agrega a lo rea l. En efecto, contrariamente a lo que, no se sabe por qué,
uno se imagina, esta correspondencia no es el fin de lo real. Como lo elije
45 Es decir, el mom ento en que él mismo encontró a Lacan. Mi ller, recién, sólo podemos alcanzar pedazos ele lo real." Se tiene el senti miento
J.-A., Le lieu et le lien, Université de Paris Vlll, curso del año 2000-2001, que lo real, el cual para él no cle1-iva ele una formali zación; tomó el lugar
inédito. que con anterioridad tenía el materna. Cf. 523, p. 123.
USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME 209

Nomina non sunt consequentia rerum, 2 o sea, que los nombres


no son consecuencias de Jo real, de modo que los lenguajes
CAPÍTULO VII específicos están "errados"; por esto hay que entender que en
USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME ellos lo real se pierde.
El impasse del psicoanálisis, por otra parte, es el resultado
de su relación con el sentido, puesto que los efectos del sig-
H. nificante atestiguados por el psicoanálisis son clásicamente
efectos de sentido, y no se ve cómo podrían "conmover" un
Adiós. real que excluye el sentido. Lacan mismo califica este discur-
¡Mientes, desnuda -flor so como "extremo".
de mis labios'
Yo siento venir una cosa desconocida [D]esembocar en la idea que sólo hay real en lo que
O, puede ser, el misterio ignorante y tu grito,
excluye toda especie de sentido, es exactamente lo con-
Lanzas sollozos supremos y agonizantes
trario de nuestra práctica. Ya que nuestra práctica bu-
De una infancia sentida entre fanta sías
Se separan por fin sus frías pedrerías. cea en esta precisa indicación según la cual no solamen-
MALLARMÉ 1
te los nombres, sino simplemente las palabras, tienen
un alcance.

¿Qué usos de la nueva teoría del síntoma (y del sinthome) pue- De ahí surge también la sospecha de que el psicoanálisis
den llevarse a cabo en la práctica analítica? sea "pura moda" o "puro semblante", incluso "una estafa", en
Contestar dichas preguntas no me conducirá a suscribir la medida en que el significante amo, el S1, parece prometer
al pesimismo radical de Lacan en el seminario Lo no sabido un saber imposible, un S2, sobre lo real.
que sabe del un-desbarro se ampara en la morra que siguió a El A partir de este punto, dos vías se abren a Lacan: la de
sinthome. La dificultad de Lacan, presente a lo largo de este persistir en la afirmación fi.1erte de la existencia de un real
seminario, era previsible. A modo de respuesta sintomática a desprovisto de todo sentido y buscar aquellos efectos del
Freud, a propósito de que lo real sería portador de un sentido, significante sobre lo real que no sean del orden del sentido,
Lacan plantea, como hemos visto, su real, que por el contra- los que podrían ser responsables de la eficacia probada en la
rio se caracteriza por la exclusión del sentido. Frente a este práctica analítica; o bien la de buscar cómo lo real puede de
real sin cualidad, y por ende inabordable ya que lo único que todas formas ser aludido y tocado por el sentido. Me parece
podemos decir de él es que existe, el psicoanálisis -que has- que Lacan toma alternativamente estas dos direcciones, pero
ta entonces estuvo ligado íntimamente a Jo simbólico puesto también que prepara el terreno para una tercera vía. Explora-
que opera, desde el retorno a Freud, por medio del significan- remos sucesivamente estas tres hipótesis sobre las relaciones
te- se encuentra a priori en una posición compleja. de lo real y el sentido.
Primero, porque una vez que lo simbólico y el significante
pierden su valor, el psicoanálisis también lo pierde fatalmen-
te, tal como lo inconsciente. En El sinthome, Lacan excluyó
toda nominación que actúe como punto de capitón unívoco
de lo real por el significante amo y, en cambio, enfatizó como
esencial el carácter equívoco del significante. El año poste-
ri01~ confirmó este punto de vista al afirmar, contra Dante, que 2 S24, para las referencias de este apartado, las sesiones del 8 de mar-

zo, 18 de enero de 1977, 16 de novi embre de 1976, 19 de abri l, 10 de


1
Mallarmé, S., CEuvres completes, Paris, Gallimai-d, La P leiade, 1998, mayo, 15 de marzo, 10 de mayo, 19 de a bril de 1977, 14 de diciembre de
vol.1,p.89. 1976, 19 de abril y del 10 de mayo de 1977, respectivamente.

208
210 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME 211

I. LO REAL A CONTRASENTIDO sujeto supuesto saber, causa del amor de transferencia que,
como todo amor, no es más que una significación vacía, el
La primera dirección, hacia donde Lacan va, por así decir, en analizante dirá la "veridad" 3 de su síntoma, lo que significa,
contra de Freud, es la más radical. A la vez que plantea sólidas si se descompone este neologismo, una verdad esencialmen-
bases para la reflexión, esta aporta el pesimismo al seminario. te variable. ¿Hay otra verdad que la supuesta? No, porque
Lacan insiste sobre el aspecto parasitario del lenguaje y sobre el analizante no puede conocer la verdad sobre lo real. Para
la originalidad del hombre en comparación con otros anima- Freud, lo verdadero es "el núcleo traumático". Pero, como el
les: "estamos mal, en la estructura, porque el hablanser yerra parentesco y la "otra escena", aquí sólo se trata de los restos
lo real. Él no sabe qué hacer con su inconsciente, él no se sabe que !alengua ha dejado en lugar de lo real: no hay relación
desenvolver con el material significante que lo habita, de ahí sexual. Y, sobre esto, ninguna otra verdad que la que mien-
su inevitable 'debilidad mental"'. te es posible. El inconsciente "se limita a una atribución", a
Por consiguiente, el único fin posible de análisis es el de "una deducción supuesta, nada más", dado eso "mental", ese
"identificarse con su síntoma" y, hay que reconocerlo, "es "tejido de palabras" "entre las que siempre hay malentendidos
corto". Evidentemente, una identificación tal se opone a la posibles". El psicoanalista "depende de la lectura que hace de
identificación con el analista que Lacan ha criticado siempre su analizante" y no debe tomar todo lo que escucha al pie de
de modo tajante, particularmente en la obra de Balint, pero la letra, puesto que no se trata ni de la verdad ni de lo real. En
también en la Psicología del yo. Identificarse con el síntoma su interpretación, le interesa acentuar el equívoco del signifi-
significa saber desenvolverse con él, lo que a fin de cuentas cante para evitar al máximo la sugestión, y a fortiori todo "de-
implica un cambio, una suerte de "localización" para el ha- cir imperativo" que produzca un efecto adormecedor. De este
blanser que se embrolla comúnmente en los equívocos de su modo, ninguna revelación se espera de "la enfermedad men-
inconsciente. Esta identificación final con el síntoma, la cual tal que es el inconsciente". Por otro lado, el analista tratará
supone su reducción previa a un resto irreductible, sería del de evitar "el impasse del sentido", que consiste en "taponear
orden del narcisismo secundario: saber manipular su imagen con el sentido"; en otras palabras, calmar momentáneamente
o desenvolverse con su pareja sexual cuando él o ella se ha el dolor con el sentido al mismo tiempo que, de hecho, se
vuelto un síntoma. Sin embargo, esta perspectiva final nos alimenta el síntoma -este es el camino de la psicoterapia que
pone aún bajo el reinado del "Uno", del cual el hablanser no Lacan no nombra aquí, pero a la cual había hecho alusión en
sabría sustraerse. Televisión.
Y, en efecto, para defenderse de lo real que él también ha Lacan se preocupa particularmente de los efectos que el
temido cuando golpea la angustia, el hablanser es conducido psicoanálisis tiene sobre el analizante. Según una concep-
a hablar solo, de modo que su yo acaba, en ciertos casos, por ción bastante común, habría un interior del inconsciente o
delirar. Tiene un buen "ladrar" con el lenguaje después de que de la psique que debe ser "puesto afuera" en la cura, lo que
la "cosa" con la cual "no tenemos relaciones", "no contesta" conduciría a interpretar sistemáticamente lo inconsciente.
(S(Á)). Un modelo topológico representando R, S e I a través de tres
toros enlazados de modo borromeo, muestra que una prác-
tica tal implica un riesgo. En efecto, la interpretación de lo
LA VARIEDAD DEL SÍNTOMA inconsciente, repetida con mucha frecuencia, "devendrá" lo
inconsciente: en ese modelo topológico, S entonces rodeará
¿Cómo considerar por consiguiente la experiencia de la cura? completamente R e I. La estructura de llegada no será más
¿Se reducirá a "un autismo de a dos", a un modo donde "el
Uno dialoga solo, puesto que recibe su propio mensaje en 3 E l término varité, traducido aqu í por veridad, co nstituye un neolo-
forma invertida" y donde "el Otro no existe"? Sin embargo gismo en e l que se condensa n verité (verdad) y variété (variedad). En este
la lengua, que sigue siendo "un asunto común", permite la caso, la traducción del neologismo permite mantener de modo literal el
interpretación. En la asociación libre, gracias a la ilusión del sentido original de la expresión en francés. (N. de los T.)
212 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME 213

borromea y el sujeto que ha experimentado un psicoanálisis Esta verdad poética no se refiere a ninguna lógica articula-
tal no será más "normal". 4 Desde un punto de vista clínico, el da, ni siquiera a la de la lingüística, preconizada anteriormen-
riesgo al final del análisis consiste en "una preferencia por lo te en la distinción entre metáfora y metonimia, y tampoco es
inconsciente por sobre tqdas las cosas". Se ve bien a qué se una búsqueda de lo bello. Ella debe resonar como una "pa-
refiere aquí Lacan: a esos sujetos que ponen su inconsciente labra de ingenio", que no sabe de equívocos, de un "plegado
en el lugar del saber absoluto (cuando de hecho es un Otro de palabras", como "famillonario", y que, siguiendo a Freud,
barrado) y que, sobre todo, creen poder dotar "de sentido" pueda dar cuenta de una economía libidinal: el efecto de goce
todo lo que les ocurre, a riesgo de rozar a veces el delirio de del lenguaje. Lacan evoca la escritura poética china que se
referencia o de interpretación. 5 Esta práctica puede tener al- acompaña, cuando es dicha, de una modulación tónica. El
gún efecto terapéutico, a riesgo de una alienación redoblada efecto buscado es "un efecto de agujero" . Si nos remitimos al
por una fijación del sentido. Lacan aconseja, entonces, "un seminario El sinthome, recordaremos la insistencia de Lacan
contraanálisis" para volver al estado anterior, e interpreta así sobre el "falso-agujero" entre el síntoma y el símbolo que "el
el consejo de Freud a los analistas de hacer un segundo corte. arte-decir" 6 transforma en agujero: una interpretación puede,
De paso, critica "el uso del corte en relación con lo que es lo al cavar un agujero real, hacerle aparecer al sujeto que el sím-
simbólico", aun cuando se trata de una práctica a la que se Je bolo puede separarlo de su síntoma o al menos iniciar este
atribuye su invención con toda la razón. Rechaza ser imitado, proceso. Sin embargo, inspirarse en la poesía para interpretar
desde luego, pero puede ser también la necesidad de rectificar no es ninguna panacea, ya que hay poesía y poesía. La poe-
el uso salvaje, no razonado del corte de sesión, precisando el sía eleva una violencia hecha con el uso de la lengua ya que,
objetivo de la interpretación analítica. como el psicoanálisis, ella se funda sobre la ambigüedad del
doble sentido. Lacan reinterpreta su "vieja" pareja de la pala-
bra plena y la palabra vacía: Ja primera está plena de sentido
LA INTERPRETACIÓN POÉTICA porque parte de esta duplicidad del significante, mientras que
la segunda está vacía porque no encierra más que una signi-
El significante debe entonces hacer resonar otra cosa que el ficación. La poesía errada es de este orden, ella se vuelve un
sentido. Lacan evoca la escritura poética: "El sentido, eso puro nudo de una palabra con otra: aparentemente, no es en
pone tapones, pero con la ayuda de eso que se llama la escri- aquella en la que el analista habría de inspirarse. El verdadero
tura poética, pueden tener la dimensión de Jo que podría ser poeta elimina un sentido sustituyéndolo por una significación,
la interpretación analítica" y "[E]s por cuanto una interpreta- por ejemplo amorosa, y realiza así la proeza de volver percep-
ción justa elimina un síntoma que la verdad se especifica por tible al lector la presencia de un sentido en tanto que ausente.
ser poética". Es esta eliminación del sentido la que realiza el agujero entre
el síntoma y el símbolo aludido. Luego, una interpretación no
4
En genera l, como hemos visto, Ja estructura no es representable se hace al modo de una revelación, como sería la revelación
por un nudo borromeo de tres aros, sino por un nudo de cuatro en el que de la verdad inconsciente por el surgimiento de un sentido
se encuentran R, S e I con el síntoma. Aquí, Lacan se refiere a un nudo nuevo gracias al paso o al "sin-sentido" 7 de la metáfora, sino a
borromeo de tres aros como norma ideal.
5 Se puede comparar este esti.lo de delirio simbólico con el delirio ima- la inversa, por un vaciamiento de sentido. ¿Se trata entonces
. ginario que Lacan describió en su conferencia de 1953, debido a un paso de una nueva forma de caracterizar eso que Lacan llamaba
de lo imaginario a lo real (aunque estos términos no tenían en ningún antes la interpretación metonímica que hace surgir el objeto
caso el mismo valor): "Después de esto, tenemos R, donde I se ha trans-
formado en R. Es Ja fase de la resistencia, de la transfei-encia negativa o,
también, en el límite del delirio que hay en el anális is. Algunos analistas
6 Cf. supra, IV, 5 - El síntoma suprime e] símbolo, p. 117.
tienden cada vez más a darse cuenta de ello. El análisis es un delirio bien
7
organizado, una fórmula que he entendido de la boca de uno de mis maes- Se hace referencia aquí a l pasaje del SS, donde Lacan juega con
tros. Es parcial, pero no inexacta" . Lacan, J., Le symbolique, l'imaginaire el equívoco "pas-de-sens": pas puede ser tomado como negación (pas-de-
et ]e réel, op. cit., pp. 47-48 . sens =sin-sentido) o corno paso (pas-de-sens =paso-de-sentido) (N. de T.).
214 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME 215

a causa de deseo 8 ? Al modo del ejemplo princeps, tomado de letra del inconsciente que el síntoma, concebido como una
Bel-Ami de Maupassant, Lacan nos muestra cómo el escritor función de goce, traducía "en real" (de goce).
realista hacía surgir metonímicamente el objeto de goce (la En El sinthome, la pregunta llevaba explícitamente sobre
mujer a consumir como una deliciosa ostra por el proxeneta). el efecto del saber-hacer del artista sobre el síntoma, al modo
El objeto se manifestaba a través del "poco-de-sentido" de la de Joyce y su trabajo sobre el equívoco, que va más allá del
metonimia, esa que parece bien diferente del agujero de sen- sentido, modificando el síntoma. Lacan intenta explicar cómo
tido de la poesía china. 9 El poeta nos acercaría así a lo real: al procede la operación analítica sirviéndose del nudo de trébol
final del seminario, ¿Lacan no Je entrega a esta perspectiva su del R, S e I. El análisis es la respuesta a un enigma que se
voto de confianza, admitiendo en cambio una vez más que es refiere a la no-relación sexual: una respuesta "más que parti-
"extrema"?, ¿"un significante nuevo que no tendría ninguna cularmente tonta", a la exposición realizada por analizante al
especie de sentido (eso sería quizás eso), que nos abriría a lo analista "a lo largo, de su síntoma". El acto analítico consiste
que yo llamo lo real""? en dos "empalmes" conjuntos. El primero produce el sentido
La solución para abordar lo real sería entonces hacer apa- acercándose a lo imaginario del saber inconsciente. El otro
recer la exclusión del sentido por la interpretación. Es la in- empalme se hace entre lo real y lo simbólico: lo real, encarna-
versión de la proposición "lo real excluye al sentido" en su do por el goce que parasita al sujeto, es declarado soportable
recíproco "la exclusión del sentido, es lo real". Pero esta in- por su incorporación en lo inconsciente. El goce parasitario
versión no deja de ser problemática en la medida en que es se vuelve ahora un "oigo-sentido" 11 soportable. En suma, esta
bien evidente que todo fuera-de-sentido no es forzosamente operación equivale a fijar, mediante la interpretación, el goce
lo real. De ahí que Jo real lacaniano queda sobredeterminado del síntoma a un significante, entregándole así un sentido -
por aquellas caracterizaciones demasiado alusivas de Ja inter- operación finalmente bastante clásica (hacer acceder lo real a
pretación. lo simbólico 12 ) que, por lo demás, Lacan había criticado a cau-
sa del riesgo de fijación del sentido. En este caso, al conside-
rar el juego de palabras "oigo-sentido", pareciera que el efecto
II. ¿EXISTE UN EFECTO DE SENTIDO REAL? terapéutico debería venir del efecto de sentido resultante del
saber hacer del analista: "Encontrar un sentido implica saber
La segunda dirección seguida en el seminario, en paralelo cuál es el nudo, y empalmado así gracias a un artificio". 13
con la precedente, consiste en preguntarse, paradójicamen- En Lo no sabido ... esta vía es poco representada por el he-
te, cómo los efectos de sentido que resaltan en lo imaginario cho de que Lacan parece obnubilado por el fundamento real
podrían tener una acción sobre un real que, por definición, del psicoanálisis y por la búsqueda de un más allá del sentido,
excluye el sentido. lo cual implicaría intervenir simbólicamente sobre lo real, es
La pregunta subsiste desde RSI y la respuesta pasa ahora decü~ haciendo acceder lo sim.bólico a lo real, lo que invierte
por el síntoma que era representado al interior del campo de la precedente fórmula clásica. Lacan llega a esta cuestión que
lo real, con la entrada del nudo: 10 el efecto de sentido obte- ya había abordado en RSI en términos de la resonancia, en el
nido por el cierre del nudo alrededor del objeto a revelaba la cuerpo, de un decir que alcanzaría a la pulsión.
Esta segunda dirección, consistente en buscar qué puede
Lacan, J. (1970), Radiophon ie, en Aulres écrits, op. cit., pp. 418-419.
8 ser un efecto de sentido real, no tiene ningún nuevo aporte
9Fran1;ois Cheng contó cómo Lacan trabajó pacientemente con él
sobre la poesía china. Da un ejemplo de anál isis en común de un poema
donde, en e l último verso, enigmático, se entrelazan metáforas y metoni- 11 La descompos ición de la expres ión jouissance (goce) bajo la forma

mias. El agujero del sentido hace aparecer sucesivamente diversos senti- j'ouis-sens, significa "oigo-sentido". Pero, por otra parte, la primera parte
dos hasta llegar a la referencia al infinito femen ino. Cf. Cheng, F., Lacan de la expresión, j'ouis, es homófona de jouis (¡goza!), Jo que plantea otro
et la poésie chinoise, en La.can, l'ecrit, l'image, op. cit., pp. 151-153. sentido para la expresión jouis-sens: "gozantido".
°
1 Cf, supra, III -Construcciones freudianas y reducciones lacanianas, 12
S20, p. 86.
p. 67 . 13 S23, pp. 72-73.
216 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME 217

después de RSI. Existe sin embargo una tercera vía de investi- expuesto previamente, esos efectos eran considerables. En el
gación prometedora, intermedia entre las dos primeras: aque- caso de la madre infanticida, la veíamos "elegir" de manera
lla del síntoma. absolutamente rígida el sentido de la condena a muerte en las
palabras maternas ("Ella no habría debido vivir"). No obstan-
te, en el caso de la Sra. P., el equívoco era conservado, aunque
III. EL ESLABÓN PERDIDO: EL SÍNTOMA, era el peor sentido el que, a sus espaldas, obraba en el sínto-
EL ÚNICO REAL QUE TIENE UN SENTIDO ma sostenido por una fantasía deducida de las palabras de
su madre en su nacimiento ("No se sabe si pasará la noche").
El síntoma es, en efecto, lo que trata de ensamblar R. S e l. Es entonces legítimo buscar "combatir", por la interpretación
Por ende, el síntoma tiene "una relación" con lo imaginario y analítica, esos equívocos en los que se encierra una vida, sea
con lo real, pudiendo así tomar el lugar del eslabón perdido haciendo manifiesto el equívoco (o el lapsus) determinante
entre lo real y el sentido. Desde luego, esto no es absoluta- al cual el sujeto se mantiene fijado, sea haciendo aparecer el
mente riguroso, pero hemos visto que Lacan introdujo algu- vínculo entre un sentido del equívoco y el síntoma, con el fin
nas concesiones dentro del borromeanismo puro: La puesta de abrirle nuevas perspectivas. Me parece que la teoría del
en el plano del nudo, pone al síntoma en el campo de lo real, "falso-agujero" entre el símbolo equívoco y el síntoma, que el
calificando al nudo entero y, sobre todo, al síntoma como real. acto analítico transforma en un "verdadero" agujero, va en la
La tendencia será entonces aproximar el síntoma a lo real. misma dirección. Ahora bien, nada nos asegura que el senti-
Tal es el movimiento de conjunto de aquellos tres años de se- do no intervenga en esta transformación del falso-agujero en
minario: el síntoma perdió su esencia enteramente simbólica verdadero agujero, por lo menos cuando la multiplicidad del
para migrar hacia lo real. 14 "El síntoma es real; él mismo es la sentido, divisada por el sujeto, destruye el efecto impuesto en
única cosa verdaderamente real, es decir, que tenga un senti- un comienzo y lo despega. Incluso la referencia a la poesía
do, que conserve un sentido en Jo real. Es por eso que el psi- que hace aparecer el sentido en tanto que ausente utiliza la
coanálisis puede, si tiene la suerte, intervenir simbólicamente noción de sentido: parece muy difícil evitar su uso. Eslo no
para disolverlo en lo real". menoscaba las observaciones de Lacan sobre el imperativo
y la sugestión, las cuales valen tanto para la técnica interpre-
tativa, como para la toma en consideración de los equívocos
¿CÓMO DESHACER LOS EQUÍVOCOS FUNDADORES DE UNA VIDA? "impuestos" sobre los cuales se construye una vida.
¿Cuáles son entonces las consecuencias de elegir esta vía
Esta proposición, que puede calificarse de mediadora, no im- intermedia del síntoma como real?
pide integrar a la teoría de la interpretación las reflexiones
precedentes sobre la poesía, el equívoco y un eventual más
allá o vaciamiento del sentido, puesto que ella integra tam- SABER-HACER Y LAS VARIANTES EN LA REPETICIÓN
bién los resultados freudianos de la experiencia: ellos condu-
cen a tomar en serio los efectos de sentido de la interpretación Gracias a la lectura de Joyce, Lacan pone el acento sobre el
que no pueden ser totalmente reductibles a la sugestión ni a saber-hacer del artista o del artesano. Desde luego, eso va a
la fe religiosa. En efecto, otorgar tal importancia al equívoco la par con la desvalorización de lo simbólico y, por ello, del
significante, que por definición encierra al menos dos senti- saber. Efectivamente, el saber no sirve de mucho cuando se
dos, implica tomar en cuenta los efectos de este doble sentido está embrollado en los equívocos de lo inconsciente. El sujeto
sobre el sujeto y sobre su vida. En los casos clínicos que he debe más bien "aprender" (entre comillas porque no se trata
evidentemente de un aprendizaje escolar) a saber-hacer-ahí,
14 Lo que se anunció a principios de RSJ (S22, 19 de novi embre de
es decil~ a desembrollarse con su inconsciente -esto en la me-
1974) se encue ntra confirmado en Lo no sabido ... (S24, 15 de marzo de dida que lo inconsciente, este "un-desbarro", está hecho de la
1977). misma materia significante que aquella que causó el síntoma.
218 EL SJNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... USOS PSICOANALÍTICOS DEL SJNTHOME 219

De ahí proposiciones como: "El inconsciente es eso que hace que el sujeto deba simplemente habituarse al sufrimiento de
cambiar justamente algo, aquello que reduce lo que yo llamo su síntoma. Al modo de Freud, para quien la cura hacía pasar
el sinthome". ts de la "miseria histérica a un mal banal", Lacan introduce dos
El inconsciente puede entonces ser una herramienta operaciones correlativas: disolución y resolución de la multi-
eficaz contra el síntoma: ¿se trata aquí de la perlaboración plicidad de síntomas, y luego reducción a un sinthome final
(Durcharbeitung) freudiana? O más bien se trata de algo un con el cual se sabrá desembrollarse.
poco diferente, en la medida que el saber supuesto queda El saber-hacer-con no es exactamente el saber-hacer, ya
desvalorizado, pese a que sea necesario para la transferencia que el "'hacer-con' -dice Lacan- indica que no se toma ver-
e incluso para hacer posible un análisis. Ciertamente, la per- daderamente la cosa [ ... ] como concepto". Así, se habla del
laboración debe mucho a Ja exploración de diversos sentidos truco de la cocinera que no se las da de gran chef: preocupa-
inducidos por la interpretación y las construcciones del ana- ción probable de no inducir a las masas analíticas a un nuevo
lista, pero Lacan no alude a esta dimensión bien conocida, dogmatismo del saber-vivir analizante. El saber-hacer es, sin
sino más bien a la dimensión de un inconsciente "artesano" embargo, un concepto fundamental proveniente del arte, que
que fabrica espontáneamenLe los lapsus y los chistes a lo lar- inspira este "saber-hacer-ahí" del análisis.
go de los sueños. Este inconsciente artesano puede, por sus El saber-hacer pertenece desde luego a la tradición artesa-
equívocos, desembrollar el nudo constituido de otros equívo- nal, pero mezclada con el arte, aquella de "la práctica" de los
cos donde el sujeto antes se ha inmovilizado: aquí se precisa pintores del Renacimiento italiano, formados en las bottheges,
la dimensión de un inconsciente que interprete, que encuen- como los aprendices que preparan los colores, los pergami-
tre Ja palabra indicada en el momento preciso, que Ja haga nos o más tarde el papel. En esta época, el arte y la artesanía
resonar a nivel pulsional. La familiaridad con esta materia tenían un tronco común. Los más jóvenes aprendían en los
de !alengua puede, a la larga, permitir lomar distancia de las talleres de los maestros, cumpliendo las tareas materiales y
falsas trampas de Jo inconsciente: la relación con la creencia reproduciendo, sobre sus telas y sus frescos, los motivos se-
cambia, la adhesión a esos mensajes que se han escuchado cundarios y los detalles.
pasivamente duran le años no se realiza automálicamente. E l La "variante", palabra que aparece en el siglo XVIII pero
sujeto, hasta el momento embaucado por lo inconsciente, se que nombra circunlocuciones a partir del Renacimiento, es
da cuenta de que es le es definitivamente otro y que forzosa- fundamental. La "invención" (o el sujeto) se hace desarro-
mente no debe creer todo lo que le dice. Es la caída del sujeto llando alternativas de posición, variaciones a partir de copias
supuesto saber que consiste en de-suponer el saber de lo in- y réplicas de fragmentos de maestros antiguos o solamente
consciente (ergo, no poderle "otorgar la preferencia en todo") de generaciones precedentes. La invención aparece ligada a
y en aprehenderlo a nivel de la pura materialidad significan le un Work in Progress donde la variante y la reanudación son
de ]alengua. esenciales. Reanudación, porque no se trata de una repeti-
Resultaría un "saber-hacer-con-eso", con lo que resla de ción de lo mismo sino de una diferencia que se expresa en la
síntoma al fin del análisis. 'En efeclo, como se ha vislo, en la variación a partir de una iconografia preexistente. La varian-
dimensión de "montura" del sujeto y del cuarto término que te, escribe Lizzi Boubli inspirándose en Deleuze, "funda, pro-
mantiene unidos R, S e I, no hay desaparición de este. Ese duce, constituye el núcleo de la diferencia". 16 El artista toma
saber-hacer-con-eso o identificación con el síntoma sería una prestado de otros una línea, un motivo o una figura para ha-
suerte de saber pragmático adquirido en el análisis, que per- cerlos variar conforme a una invención, donde transformar
mitiría "desembrollarse" ahí donde antes se estaba "embrolla- un repertorio de modelos cambia la iconografía. Altera el
do". No se trata entonces de considerar, como lo han hecho sentido de partida por los desplazamientos menores, modi-
algunos detractores de Lacan, que sus propósitos implicarían ficando así la identidad de una imagen y su representación

15 16
S24, sesio nes del 15 de febrero y del 11 de enero de 1977, respecc Boubli, L., Savoir-faire. La variante dans le dessin italien au XVI
tivamente. siecle, Paris, Editions de la RMN, 2003, pp. 26-27.
220 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME 221

convencional. "Ostinato rigore", inscribió Leonardo sobre un como montura del sujeto que no cesa de escribirse, esta idea es
dibujo, y el artista cubre una hoja de líneas enmarañadas que preciosa porque ella toma en cuenta la evolución del síntoma
constituyen el primer bosquejo de su "Virgen con Santa Ana". inicial y sus transformaciones sucesivas hasta el sinthome. Ella
La sobreimpresión de esas líneas es tal que deja el dibujo invita a no subestimar el poder creativo del síntoma y a no fijar
casi ilegible; lo cual no deja de evocar el trabajo de Joyce al sujeto a una matriz inmutable y patológica. La creación no
con sus múltiples revisiones y variaciones en torno de una aparece acá como ex nihilo, sino como la transformación de
palabra o de una expresión (como lo vimos respecto de la una materia significante ya ahí. Se trata entonces de luchar
palabra moomb en Ulises). contra la repetición, pero no buscando impedirla sino que tra-
Ciertamente, este concepto de saber-hacer podría inspirar bajando para su transformación por pequeñas recuperaciones
al analista en la elección de sus interpretaciones (aunque pa- y variantes sucesivas hasta que el sujeto descubra una forma
rece dificil dirigir la inspiración poética), pero también po- vivible. La Sra. P., por ejemplo, una vez destruida la signifi-
dría darle una aproximación diferente de la repetición del cación mortífera entregada por su fantasía a su profesión de
síntoma. En RSI, el sin toma se articula con la lógica de la fun- anestesista, se interesa en los problemas éticos y sociales del
ción que descansa sobre la lógica del Uno: 17 se escribe como fin de la vida. Formalmente ella no había cambiado de sínto-
una función f(x). De la repetición surge eso que está fijado en ma y siempre se apasionaba por el tema del paso vida-muerte,
el síntoma, la "f" de la función, o sea, eso que vuelve siempre pero una sublimación podía aparecer porque ese tema no era
al mismo lugar, "eso que no cesa de escribirse", es decir, Jo más Ja deuda de la significación mórbida entregada a su pro-
necesario. Además, la repetición pone igualmente al día Jos pio nacimiento.
diferentes significantes inconscientes S1 que se inscriben en Vemos acá la diferencia con la concepción freudiana clá-
el lugar de la variable x en la [·unción f Esta escritura, que sica del síntoma como compromiso entre dos tendencias irre-
puede formalizarse mediante las frases con agujeros de Frege, conciliables que crean un conflicto. La concepción borromea
pone en evidencia Ja repetición del síntoma como una matriz no induce más a pensar el síntoma como el efecto de un con-
fija de goce donde se insertan nuevas variables a lo largo de la flicto, sino como la creación. de un.a relación.. En el caso de
vida del sujeto. En Ambigüedades sexuales, fue con una frase la Sra. P. no se trataba de suprimir un síntoma aislado le-
así, con agujeros, que escribí las funciones síntoma de varios vantando Ja represión de una tendencia oculta, puesto que el
sujetos psicóticos. 18 Una escritura así se comprueba a menu- equívoco f1rndador del síntoma que mantuvo toda su vida era
do pertinente porque ella permite anticipar la ocurrencia de perfectamente legible. En aquel caso se trataba más bien de
nuevas crisis vitales en las cuales la función síntoma no puede vaciar la significación mortífera impuesta. Así, un nuevo sen-
ser escrita. tido, una nueva orientación y una nueva relación con la vida
Ahora bien, Jos conceptos de la variante, de la variedad, podían surgir en la recuperación de lo aparentemente idénti-
de la variación, del ostinato evocan otra relación del síntoma co. El saber-hacer renueva entonces el concepto de la repeti-
con la repetición: no es repetición de Jo mismo sino puesta ción en el síntoma ampliándolo, más allá de una función fija
en evidencia de la diferencia pura en la variante. Esta idea de goce, a una función cuya fórmula misma sería variable.
del "momento" como vector de surgimiento de Jo nuevo, es
tomada de Kierkegaard y ya figuraba en el Seminario XI. La
"veridad" del síntoma, ese neologismo, c.ondensa el decir verí- PROLONGACIÓN, RELACIÓN, SEPARACIÓN
dico y la variante sintomática. En la perspectiva del sinthome
Esta ampliación del concepto de la repetición se asocia a la
17
subversión de la identificación que realiza la prolongación
S22, sesión del 21 de enero de 1975. del síntoma, sobre la cual discutimos en el capítulo anterior.
18
En el caso de María, la func ión síntoma se escribía: "Ser la (x) que
presta servicio a (y) para recuperar un bien (z)". Las variab les x, y, z, to-
Muy precozmente, el saber-hacer del sujeto será puesto a
maban diferentes valores en e l curso de su vida. Cf. More!, G., Ambigüilés prueba por el modo en el que se apoyará sobre los síntomas
sexuelles. Sexuation et psychose, op. cit., p. 124 sq. de sus padres, prolongándolos: hará alguna cosa nueva, una
222 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... USOS PSICOANALÍTICOS DEL SINTHOME 223

"corrección", a partir de la carencia inconsciente que nece- responder a ella por un síntoma. En el caso de J oyce, la palabra
sariamente ellos demostraron respecto de él. Y, si luego hace impuesta es el núcleo sintomático del comienzo. La carencia
un análisis, la experiencia podrá reiterarse y la oportunidad paterna simbólica es, si puede decirse, el otro punto de apoyo
de una nueva corrección le será dada: a partir de la carencia a partir del cual se puede pensar la prolongación del síntoma.
sintomática del acto donde se expresará inevitablemente el En los otros ejemplos, extraídos de Ja clínica del fin del análi-
deseo de su analista, el sujeto tratará de hacer el hallazgo que sis, que han sido mostrados en el capítulo precedente, la Sra.
dará un nuevo giro a su sinthome. P. también prolonga y "corrige" el síntoma maternal sobre la
La prolongación del síntoma es, lo hemos visto, una mo- vida y la muerte tomando como apoyo las insuficiencias de la
dalidad de la separación en el sentido lacaniano de se parare, medicina. Como veremos, existen otras configuraciones. El
engendrarse a sí mismo. La identificación también, puesto prolongamiento es entonces una respuesta inventiva al deseo
que ella puede ser la respuesta a una pérdida libidinal (Freud del Otro que, al mismo tiempo, es un intento por separarse.
considera incluso que es la única manera posible de separarse De modo más general, insistimos, la prolongación, como
de un objeto). La prolongación del síntoma aparece, por ello, también la separación lacaniana, son del orden de la "rela-
como un proceso de separación alternativo a la identifica- ción". En el mundo borromeo fundado sobre la no relación
ción. Esta puede ser incluso la mejor manera para separarse entre los registros R, S e I, el síntoma es el cuarto que los
de alguien de una forma creativa. Pues bien, a diferencia de hace mantenerse unidos e introduce lazos y relaciones. Así, el
la identificación, la prolongación no es solamente el tomar síntoma del niño responde f-tmdamentalmente a una carencia
prestado un rasgo '\mario" del otro, sino el resultado de un estructural: la no relación sexual de los padres que libera sal-
proceso más complejo. Porque la corrección (o la prolonga- vajemente el deseo materno al cual el niño está sometido de
ción) se apoya sobre dos pies para fabricar un tercero que entrada, en la materialidad misma de las "palabras" de lama-
será el resultante de los dos primeros: el primero es el núcleo dre, la ley equívoca de su habla. La prolongación por el niño
sintomático del sujeto y el segundo es la carencia-síntoma del del síntoma de Jos padres es una relación de sucesión entre
otro. Ello presupone que hay siempre en el otro una caren- las generaciones. La prolongación del síntoma en Ja experien-
cia que concierne al sujeto, y particularmente en aquellos que cia analítica se encuentra en el corazón mismo de la transmi-
más cuentan para él: padres, compañero( a) sexual. En efecto, sión del psicoanálisis; puede ser incluso su cara más oscura
la relación con el otro sólo puede ser sintomática: en parti- porque es la menos admisible para aquellos que soñaban con
cular, no se trataría de solución "adaptada" de la madre a los una experienc ia sin resto. El/La compañero(a) sexual como
anhelos del infante, ni de "oblatividad" por parte de la pareja el síntoma vienen también , secundariamente, a ubicarse en
sexual. Como axioma corolario, el mundo borromeo sin re- el lugar donde la relación sexual no puede escribirse para el
lación implica que toda relación sólo puede ser sintomática. sujeto, a pesar del deseo y del amor. De todo esto resulta que
Ciertamente, las "carencias" no son idénticas y se las puede el síntoma permite pensar las relaciones con los otros como el
distinguir en diversos niveles: carencia real y universal de signo de una disfunción, pero al mismo tiempo como aquello
relación sexual implicando la apertura incestuosa del deseo que hace suplencia, eso que crea los lazos y los soportes de los
maternal respecto del niño, carencia paterna simbólica en la individuos en la sociedad humana.
psicosis, carencias imaginarias o reales de Ja función paternal El sínloma como [·unción capaz de "recubrir" el Nombre-
en la neurosis o en la perversión, toda suerte de carencias del-Padre se inscribe en esta misma línea. En efecto, lo hemos
imaginarias. Sin embargo, pese a que se la debe pensar como visto, el sinthome lacaniano es una alternativa al Nombre-
singular en cada caso, es necesario postular la carencia como del-Padre; o, más bien, el Nombre-del-Padre, sobre el cual se
estructural con el fin de no caer en Ja concepción pseudocris- construye la neurosis, deviene un caso particular de la estruc-
tiana de una falta original, que podría ser la de los padres, tura más amplia del sinthome. El trayecto que hemos reali-
por ende siempre culpables: mala madre o padre "carente" en zado con "el último Lacan" entrega su precisa armadura a lo
la realidad. Se planteará entonces que siempre hay carencia que afirmo, a partir de la clínica, en "El síntoma, la fanlasía y
del Otro y que el sujeto es responsable, en el sentido que debe las patologías de la ley" (cf. primera parte). El Edipo implica
224 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ...

que el niño se encuentre de entrada sujeto [assujetti] a "Ja ley


de la madre": sus primeros síntomas son entonces intentos de
separación de la madre, por los cuales necesita de un apoyo CAPÍTULO VIII
exterior. Eso que Lacan llama la "padre-versión" es el hecho SINTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL
de volverse hacia el padre para encontrar ese apoyo. El neu-
rótico es aquel que se sirve primero del padre simbólico para
elaborar los síntomas que lo separan de la madre, síntomas Estos son los azares que nos empujan a derecha y
que pueden ser calificados de "patologías de la ley" como en a izquierda, y con los cuales nos hacemos nuestro
el caso de Arno. Otros sujetos, como Joyce o Paul, no se sirven destino, ya que somos nosotros los que lo trazamos
del Nombre-del-Padre para elaborar sus síntomas, pese a que como tal. Hacemos nuestro destino porque habla-
extraigan el material del síntoma de sus respectivos padres, mos. Creernos que decimos lo que queremos, pero
aunque en un nivel diferente al de la ley inconsciente. Que el es lo que han querido los otros, rn.ás parlicularmen-
sujeto sea o no neurótico, el síntoma aparece en todos estos te nuestra familia, que nos habla. Entienda ahí ese
nosotros como un complemento directo. Nosotros
casos como la herramienta de separación de la madre, esté
somos hablados, y, a causa de ello, hacemos, de los
o no extraído del padre real. Ese resultado, recordémoslo, es azares que nos empujan, algo tramado.
muy interesante, incluso para la neurosis. En el caso de la JACQUES LACAN 1
neurosis histérica de la Sra. P., el síntoma tenía por núcl eo
inicial la interpretación del deseo de la madre vía una frase
que ella había pronunciado. Se construía apoyándose sobre Se trata ahora de demostrar en qué el sinthome es ineludible
el significante amo del discurso médico en tanto este "sabe" para la a mbigüedad sexual, es decir, cómo puede ser una res-
quién va a vivir o morir. En este caso de neurosis atípica, el puesta (o una solución) a la pregunta (o al problema) de la
apoyo exterior esencial al síntoma no era entonces extraído ambigüedad sexual.
del padre de la Sra. P. El impasse del concepto de género en el psicoanálisis,
El síntoma (o el sinthome) está entonces en el principio particularmente en Stoller, junto a mi práctica con sujetos
mismo de la separación de la madre, como una alternativa aquejados de trastornos de la sexuación, me ha conducido a
eventual al Edipo freudiano, y es por ello que se le puede ca- centrar, de entrada, mis investigaciones no sobre la identidad
lificar de patología de la ley. Reviste una gran importancia sino sobre la ambigüedad sexual, la cual aparece como telón
no solamente como "suplencia" en la psicosis, sino también de fondo sobre el cual podría esbozarse toda suerte de res-
como un abordaje no edípico en la neurosis y en la perversión. puestas identitarias.
Con este fin, generalizando Ja función fálica de Lacan, ha-
bía introducido en Am.bigüedades sexuales funciones del goce
entre las cuales contaba la función síntoma. Ellas constitu-
yen herramientas de aproximación muy valiosas, sobre todo
si se privilegia la perspectiva de la repetición y el estudio de
las irrupciones delirantes en la psicosis. La neurosis y la per-
versión, en donde Ja represión complica enormemente la ex-
presión de los síntomas, exigen no obstante una herramienta
más flexible. Como lo he dicho en el capítulo anterior, habría
hecho falta una función cuya fórmula, en lugar de mantener-
se fija, hubiese variado con el tiempo, es decir un formalismo

1
S23, p. 162.

225
226 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO . SINTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 227

demasiado difícil de manejar. Me pareció entonces que Ja de la identidad con el Nombre-del-Padre: trata los fundamen-
teoría borromea del sinthome , gracias a las propiedades que tos filosóficos de la identidad personal tomando en cuenta
hemos estudiado, era el instrumento adecuado. Además, ella al transexualismo, lo cual es original en filosofía y no es el
aporta la base conceptual suplementaria cuya falta ha encerra- mérito menor de su trabajo enciclopédico. La evidencia de
do a los psicoanalistas contemporáneos en un debate dualista la distinción entre sexo y género es aquí puesta seriamente
y estéril, cuajado en torno al Nombre-del-Padre (ya sea a favor a prueba frente a las afirmaciones de un "yo" {je) que sólo
o en contra). Mientras que generalizar el Nombre-del-Padre puede dar testimonio de su experiencia privada "citando"
recubriéndolo con el sinthome permite, como hemos visto, aquella que el Otro le ha asignado y que, justamente, él no
superar ese dualismo estrecho y abrir numerosas perspectivas. experimenta (la experiencia del sexo que se le atribuye). Una
En los capítulos anteriores ya me he ocupado de ciertos tesis de Castel es que ninguna identidad personal es conce-
usos del sinthome dentro y fuera de la práctica analítica (las bible sin la identidad sexual, mientras que el "yo" [moi] es lo
variantes de la repetición, las prolongaciones, la separación, que permanece invariante a lo largo de la permutación sexual,
la relación), pero en lo que sigue de este capítulo quisiera cen- proposición que demuestra a partir de ciertas experimenta-
trarme aún más en cuatro propiedades del sinthome que me ciones literarias (Gautier, Michaux, Beckett) o filosóficas (la
parecen esenciales, en particular para la ambigüedad sexual: máquina para teletransportar cuerpos de Parfit). Solamente
la nominación materna, la separación y la invención de una al entrar en contacto con "dispositivos de segundo plano", que
nueva relación con el sexo -además de la creación artística, la rigen secretamente la práctica "aparentemente asexuada del
cual será discutida en la cuarta parte. yo {je}", es que verdaderamente se solicitan "los nudos que
unen el yo [je}, el cuerpo y el lenguaje". ¿Qué son esos dispo-
sitivos de segundo plano? Son todo lo que permite seguir las
I. SINTHOME Y NOMINACIÓN: reglas y que, eventualmente, cambia: "lo desapercibido" que
EL ENIGMA MATERNO bordea silenciosamente nuestros juegos de convenciones, el
"telón de fondo" de las certezas mudas del cuerpo que son
Considero crucial el aporte de la teoría del sinthonie a Ja no- previas a todas nuestras afirmaciones identitarias y que las
minación. 2 La idea de que no existe un punto de capitón uní- encuadran a nuestras espaldas -aquellas contra las cuales se
voco de lo simbólico (y particularmente del significante amo) golpea el transexualismo cuando debe cambiar, no solamen-
sobre lo real, refuta radicalmente la idea de que la sexuación te su cuerpo, sino también toda su relación con el mundo.
de un sujeto estaría fijada, de una vez y para siempre, por el Contra el constructivismo relativista, según el cual bastaría
Nombre-del-Padre. Encontramos, sin embargo, esta última Le- con cambiar los nombres para cambiar las cosas, Castel re-
sis en ciertos psicoanalistas lacanianos. 3 nueva aquí un esencialismo, en todo caso no metafísico en Ja
Para Henry Frignet, la primera idenlificación con el padre, medida en que, según él, este telón de fondo no es un saber
distinguida por Freud en 1920, es una "identificación real'', lo articulado ni transmisible. Sería el segundo plano que ancla
que "garantiza Ja identidad sexual" del sujeto. Esta primera nuestro ser y que se debe poner en paralelo con la manera en
identificación pone en juego el Nombre-del-Padre que "per- que el nombre propio nos designa al modo de un designador
mite la implementación de lo real". rígido (Kripke): un telón de fondo del que nada podríamos
Pierre-Henri Castel sostiene una tesis, desde luego más só- saber, "un real fuera de la descripción", como aquel que pue-
lidamente articulada, que también afirma el vínculo esencial de deducirse de la doctrina wittgensteniana de la certeza. La
diferencia sexual sería de este orden, pero no fundaría por
tanto ninguna norma, puesto que esta certeza de segundo pla-
Cf'. supra, capítulo IV - E l síntoma suprime el símbolo, p . 92.
2 no no encierra ningún saber. El Nombre-del-Padre de Lacan
Cf'. Frignet, H., Le transsexualisme, Paris, Desclée de Brouwer, 2000,
3
sería, entonces, como un designador rígido que busca "captar
p. 120-121; y Castel, P.-H., La méta.morphose impensable. Essa.i sur le esta seguridad formal de la existencia, para lo que la identidad
tran ssexualisme et L'identité persone/le, Paris, Ga lli mard, 2003, pp. 396,
302-303, 309, 461 y 404-405, respectivamente.
sexual es necesaria". Y el autor concluye que "la diferencia
228 EL Si NTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO . S/NTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 229

sexual es más sólida de lo que se cree" frente a la "contra- el enigma materno en la anécdota de Violette Leduc, reporta-
evidencia erudita del género". Así, se establece finalmente u.n a da en mi "Introducción". He aquí la historia de John, del que
equivalencia entre el Nombre-del-Padre, la identidad sexual he escuchado hablar en el dispositivo del pase, y que da un
(o personal) y lo real. ejemplo particularmente significativo.
El terrible correlato de la tesis que reúne rígidamente la
identidad sexual con el Nombre-del-Padre, es que aquella no
se daría en la psicosis, pues el Nombre-del-Padre (de 1958) ¡GIRA SIETE VECES TU LENGUA EN TU BOCA!
se encuentra forcluido . Desde luego, el sujeto rechaza en este
caso el falo y la castración, pero, como hemos visto, esto no Hasta su segundo análisis, John pensó que nunca había teni-
Je prohíbe una sexuación apoyada en otras funciones (cf. el do un síntoma. Un "rasgo de perversión" había aparecido a la
caso de Paul). Ahora bien, lo que es válido para la psicosis no edad de doce años: una compulsión de ir a lugares públicos
tiene ninguna razón de ser inválido para las otras estructuras; para mirar a los hombres orinar. Su análisis lo llevó a impu-
muy por el contrario, nos posibilita orientarnos hacia lo real. tar a su madre el deseo de feminizarlo. "¡Gira siete veces tu
El Nombre-del-Padre y la significación fálica, a causa de Ja lengua en tu boca antes de hablar!", devino la matriz de una
importancia que cobran para la neurosis y la perversión, qui- conminación femini zante. John interpretó esta frase enigmá-
zás nos velan lo esencial, a saber: Ja singularidad del sujeto. tica de modo que, por una parte, se callaba, encarnando un
Ciertamente, ellos son los instrumentos privilegiados de su "silencio femenino", mientras que, por la otra, se servía de su
sexuación, como se lo lee en "las fórmulas de la sexuación" 4 lengua para dar felaciones a los hombres (este último punto,
de Lacan, las cuales sirven para escribir cómo se sitúa el su- sin embargo, permaneció en estado de fantasía). La frase ma-
jeto en tanto niña o niño. Pero ¿acaso no se trata, justamen- terna resultó ser, en consecuencia, una fuente de equívocos .
te, de la respuesta a la pregunta por el "cómo"? Entonces, la En efecto, para John ella encerraba al menos tres significacio-
cuestión del "¿por qué?", que la precede lógicam ente, ¿está nes: callarse como una mujer, ser hábil con la lengua (en el
borrada? En efecto, la "elección" del sexo se encuentra en un sentido de la capacidad ele hacer felaciones) y saber gozar de
nivel más fundamental qu e aquel del Nombre-del-Padre y de la lengua. Muy tempranam ente, John desconcertaba a su en-
la significación fálica, en donde acontece una decisión incons- torno por su ironía: se mostraba ingenuo y, derrepente, decía
ciente causada por un encuentro contingente del sujeto con lo algo sexual e inesperado que confundía a su audiencia.
real. Estudiar ese momento crucial nos lleva a Ja ambigüedad El rasgo de perversión se apoyaba también sobre el recuer-
sexual sobre la que se desata (por supuesto, no se trata acá do de haber sorprendido a los cinco años a su abuelo orinan-
de un punto de vista cronológico, puesto que la ambigüedad do y de ha berle visto una mirada de mujer.
sexual puede perdurar toda la vida). John había luchado contra la feminización adoptando una
En lugar de la nominación unívoca por el Nombre-del- serie de insignias paternas. Aunque esos rasgos lo sostenían
Padre, hemos sido llevados en El sinthom.e hacia una nomina- socialmente, no alcanzaban a poner en tela de juicio el núcleo
ción equívoca por fos significantes, a menudo retenidos en el sintomático que envolvía la frase materna.
discurso materno, que yo he llamado "equívocos impuestos". Las cosas cambiaron en su análisis cuando separó su pro-
Son esos equívocos los que dan su "envoltura formal" al sín- pio deseo del deseo represivo y abusivo de su madre y su en-
toma del sujeto, eventualmente por la vía de una fantasía in- torno. Ahí hubo en él una demanda de ser feminizado. La
termediaria, como en el caso de la Sra. P. Tanto en la neurosis fantasía de la felación y la contemplación de hombres orinan-
como en Ja psicosis, la ambigüedad sexual se aloja de entrada do, los que de entrada aparecieron en su análisis como una
en el lugar donde el sujeto interpreta el deseo materno: el ren- forma "viril" de sostener la posición masculina (ir a "ver" el
cor de la Sra. P contra los hombres y su falicismo resultante. falo para confortarse), dejaron pronto transparentar la idea
Vislumbramos este mismo vínculo de la posición sexual con insoportable de que, al contrario, él ocupaba una posición fe-
menina. Esta fantasía y este rasgo voyerista desaparecieron
4 Cf. capítulo IV, nota 22, p. 101. en ese momento de insight.
230 EL SJNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... SINTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 231

El paso siguiente fue su cambio de posición frente a su posición en la fantasía. Sin embargo, él experimentó una gran
compañera. Hasta ahí, él había tratado a las mujeres como dificultad al separarse de su analista, porque lo encontraba in-
semejantes, como varones. Con ellas había tenido relaciones teligente y erudito, además de gozar de un poder institucional
de estilo "horno", basadas sobre un intercambio de saber. La importante. El analista trató el primer punto devolviéndoselo:
compañera de John devino su nuevo síntoma. Ella, a quién él "Es usted el que tiene el saber". Después de una pesadilla ca-
consideraba mística, le contó una experiencia de levitación: lificada de sueño de fin de análisis, y donde la interpretación
en esa ocasión ella había perdido la sensación de tener un de John fue que había desaparecido la necesidad de sostener
cuerpo. Este relato dio a entender a John los abismos del goce a toda costa Ja posición masculina, el analista le preguntó si
femenino. Las mujeres le parecieron proveídas de un envidia- quería hacer el pase. Propuso a John regresar un mes después
ble plus-de-saber sobre el goce, cuyo vistazo en Ja infancia Jo a exponerle su caso, después de haberlo condensado en una
había petrificado. Por lo tanto, se situó de un modo distinto sola sesión. John lo hizo en tres ocasiones. Sintió entonces
frente a ellas. Se convirtió en un hombre que estudiaba el goce una profunda tristeza y sufrió de insomnio: se levantaba en la
femenino -el de su mujer y el de sus pacientes histéricas en las noche y escribía su caso para transmitirlo en el procedimien-
curas que llevaba (en efecto, él era psicoanalista). Definió el to del pase. Después de su última sesión de análisis, pensó:
deseo del analista mediante este deseo de saber sobre el goce "¡Adiós amor, déjam e partir!", y experimentó un sentimien-
femenino: un goce epistémico sustituía al goce perverso. to cómico por la idea de decir una frase tan sentimental a
su analista. Pero, en el momento de la partida, se produjo
un "fenómeno de atravesamiento", el cual se concretizó en
LA INVENCIÓN DE UNA NUEVA RELACIÓN el surgimiento de una imagen: la del "analista ultracómico".
Evocó a propósito de eso Ja risa de la hiena: el rictus horrible,
En el caso de John, el análisis condujo a una reducción for- sin senlido, del animal solitario que devora carroñas. Esta
mal, en el sentido en el que se pudo producir, al final, la "fór- conclusión transferencia! pareció bastante enigmática y John
mula" de su síntoma refiriéndola a la máxima materna; por sólo pudo dar testimonio de su opacidad. Ella puso en eviden-
otra parte, él llegó a una identificación con su síntoma: este cia un punto de identificación imaginario en lo "ultracómico",
ya no le molesta e incluso contribuye con éxito a su profesión. situado primero en su analista y después en sí-mismo (él rei-
A Jo largo de su vida, la envoltura formal del síntoma con- vindicaba siempre su posición irónica, pero la asumía de otro
tinuó siendo la misma frase materna. El sujeto se mantuvo modo que en su infancia), lo cual que no era sin evocar, en sus
allí encerrado: la polarización sobre un cierto uso de la lengua asociaciones, el deseo materno y sus enigmas condensados en
y la significación femenina continúan en el centro de su vida. una sola máxima.
Pero la significación homosexual de la fantasía ha desapare- Ni la reducción formal del síntoma ni la identificación
cido, al mismo tiempo que cambió la localización de su femi- del sujeto a su sínloma, pudieron enlonces separar a John
nización. La mujer ya no es más él: ahora ella está enfrente, del deseo materno que el analista encarnó sin saberlo, de un
encarnada en su pareja, cuyo goce él escruta. El estudio del modo horrible y enigmático para el sujeto. No hubo aquí re-
goce femenino tiene para él una doble función: ella suple la ducción transferencia] del analista a un objeto a causa de de-
ausencia de relación sexual al sostener la pareja que forma seo del cual el sujeto habría podido separarse, sino más bien
con su compañera; y también sostiene su deseo de analista. una reac livación intensa e imaginaria del deseo materno, un
El sujeto ha aprendido a hacer con su síntoma que, además, brote del enigma materno, apoyado finalmente por el analista
establece una nueva relación con el sexo. Hubo un efecto tera- de modo devorante. Es lógico que el sujeto hubiese querido
péutico y una ganancia de saber que demuestra por cierto la abandonar a su analista precipitadamente.
construcción fina y precisa que John hizo de su propio caso. En el caso de John, una vez más, la ley de la madre resulta
¿Qué pasa con la transferencia al fin de este análisis? J ohn determinante: una frase equívoca ha sido la matriz del sínto-
tuvo ganas de dejar su análisis después de la operación exitoc ma y ha delimitado su opción de vida. El Nombre-del-Padre
saque sustituyó lo masculino por lo femenino respecto de su parece haber tenido muy poca incidencia. Y, sin embargo,

j
232 EL SlNTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO SINTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 233

otra elección posible, distinta a la feminización de partida, II. AMBIGÜEDADES DE LA LEY SEPARADORA
apareció como una nueva significación del equívoco: el sujeto
ha cambiado de posición en el análisis para situarse como un Otro punto esencial para la ambigüedad sexual concierne la
hombre frente a su pareja -desde luego, de un modo frágil y separación. El sujeto trata de separarse del deseo materno por
lábil. un síntoma: los primeros síntomas aparecen de este hecho,
La máxima equívoca "gira siete veces tu lengua en tu boca que hemos visto como "patologías de la ley". Ahora bien, en el
antes de hablar" introdujo de entrada una feminización, por adolescente o en el adulto joven, ciertas ambigüedades sexua-
falta de una barrera a la demanda materna que era interpre- les inquietantes parecen resultar de este intento, difícil y a
tada por el sujeto como una exigencia de feminización . Pero veces inconcluso, de separación.
no hay consentimiento, oscilante, durante su vida, en una Para proporcionar una visión general, comenzaré por las
ambigüedad sexual penosa que resultase del estar totalmente dificultades que me han confiado los jóvenes en análisis. Algu-
tomado por la opacidad del deseo materno: se trata de una nos manifiestan, a través de sus síntomas, la exigencia de que
nominación materna equívoca. Podría considerarse esta frase ciertos "mundos" queden bien delimitados y separados; otros
enigmática como la escritura de una función síntoma cuyo muestran, por la eclosión de un delirio, que la sexuación no
punto fijo es el vínculo con la mujer -una función de femini- es solamente una cuestión de anatomía, pero tampoco se tra-
zación, entonces. No obstante, diversos significantes, varia- ta únicamente de identificaciones sociales o familiares. Otra
bles, que representan al sujeto, se inscriben alternativamente cosa, más íntima, está en juego: la relación del sujeto con el
en esta función: mirar a los hombres orinai~ callarse como goce incómodo del Otro. Los casos de Hanna y de Alba ilus-
una mujer, practicar una felación, ser hábil con la lengua (¿te- tran este punto.
. ner la: lengua colgando como su madre?), estudiar el cuerpo
místico femenino o el goce femenino, son las significaciones
sucesivas. La sexuación del sujeto está, entonces, definitiva- Los MUNDOS SEPARADOS y LA INTERDICCIÓN DEL INCESTO
mente encuadrada por esta frase. Sin embargo, a pesar de lo
estricto de ese determinismo, sigue existiendo un grado de Hannah tiene 19 años. Ella llega a verme porque sufre de algo
libertad, a saber: el sentido que otorga a la frase y la posición que ella denomina "homosexualidad". Tiene la sensación de
subjetiva que determina ese sentido. En su análisis, él consi- ser seguida por la mirada intrusiva de las mujeres de su fami-
dera, como lo hemos visto, haberse liberado de la posición lia. Su madre y sus hermanas observan su sexo. Ella misma
"femenina" para alcanzar una posición "viril" -aquella desde tiene sensaciones genitales cuando divisa el sexo de una de
la cual él contempla el goce femenino. No más que antes, su ellas, y la idea que le viene entonces es que podría abalanzar-
nueva solución no se articula con la función fálica. El hecho se sobre ellas para tener una relación sexual e, incluso, ser
es que esta "artesanía" de su invención sirve de sinthome por violenta. La convicción de estar forzada a devenir homosexual
el cual establece una nueva relación con su pareja sexual, con ha surgido recientemente, exactamente desde que sale con su
el otro sexo y con el psicoanálisis. novio actual. Pues bien, ella no tiene ganas de tener relaciones
De un caso así se deduce que la ambigüedad sexual provie- con las mujeres, ama a su novio y rechaza con horror esas
ne del equívoco del deseo materno que ha tomado fuerza de ideas extrañas. Su relato está centrado sobre una sexuación
ley. Entonces será importante, en cada caso clínico, pregun- demasiado insistente. A los 13 años tuvo su primer orgasmo
tarse si una "nominación materna" ha determinado la sexua- estudiando una lección de historia (no puede relacionar esto
ción y cómo el sujeto respondió al equívoco impuesto que ella con el hecho de que su padre es historiador). A los 17 años,
encubre por un síntoma singular que fijó (o no) su identidad sus primeras relaciones sexuales fueron seguidas de fuertes
sexual, y que se apoya (o no) sobre la función fálica. nauseas que se instalaron antes de extenderse a todas las
circunstancias de su vida social: escuela, amistades, familia.
Luego, ella se aísla y soporta cada vez menos la presencia del
prójimo.

j
234 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... SINTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 235

Ella refiere fantasías masturbatorias bisexuales en la in- de historia). Para Hannah, Ja interdicción del incesto que, se-
fancia. Ella se imaginaba que era un viejo lujurioso que la gún Levi-Strauss, rige nuestras sociedades, no ha sido bien
seduciría a ella misma como una bella niña pequeña. En este interiorizada. Su madre no ha sido objeto de la interdicción
guión, ella ocupaba alternativamente los dos lugares. En la simbólica (que es, según la regla, atribuida al padre o a un
misma época, a ella le gustaba vestirse, en el estilo de Ha- sustituto de este). Así, la presencia materna, y por extensión
lloween, como un hombre malvado y horrible. Podríamos la de las otras mujeres de la familia, es un gran acto sexual in-
considerar su angustia de convertirse en homosexual como cestuoso, sentimiento difuso que la amenaza todo el tiempo.
una simple prolongación de sus fantasías bisexuales infanti- Es la fuente de la idea de Hannah respecto de que está conmi-
les que se interpretaría en el cuadro de una histeria. En efec- nada a lo que llama "homosexualidad".
to, en 1908, Freud caracterizó la histeria por la significación Le dije que ella no era homosexual, pero que no soportaba
bisexual de los síntomas. "Un síntoma histérico es la expre- que ciertos mundos no estuvieran bien separados. Un alivio
sión de una fantasía sexual inconsciente masculina, por una evidente siguió de esta interpretación. Por otra parte, decidió
parte, y femenina, por la otra", 5 escribió. Esto podría apli- en ese momento dejar el apartamento donde, de hecho, vivía
carse a la "homosexualidad" de Hannah, la cual no sería más bajo Ja sombra de su madre, tomando una habitación para
que la expresión de sus antiguas e infantiles fantasías viriles ella.
reprimidas. El problema para sostener esta interpretación es Su ambigüedad sexual, a saber, el hecho de que ella se
que no se vislumbra rastro alguno de represión, lo cual debe- sienta hombre y mujer, es el efecto real de un fracaso de la
ría manifestarse por el olvido o, al menos, por la censura de separación con la madre. Es el bosquejo de un síntoma, el
una parte de esas fantasías infantiles. signo de lo que no se da en lo real, pero que no se convierte
Por lo demás, ella tiene la sensación de que Se le fuerza a en una suplencia. A falta d e una separación primordial (la
tener pensamientos homosexuales -es te "Se", como precisa interdicción simbólica del incesto que habría de materializar
ella, sería el diablo o alguien muy poderoso (ella proviene d e un síntoma separador), todo se mezcla en ella de forma an-
una familia católica). El aspecto intrusivo de esos pensamien- gustiante, incluso Jos sexos.
tos invasores evocan el inicio de una psicosis. En este sentido,
también tendría la impresión de que sus manos ya no le perte-
necerían (sensación que podría estar ligada a la masturbación LEVANTAR UNA BARRERA DE PUDOR
infantil) y que su cuerpo no es verdaderamente un cuerpo de
muje1~ impresión vaga por el momento, que yo no le he hecho Alba también llegó a verme con la obsesión de ser homosexual,
precisar por temor a precipitar un delirio de transformación consecutiva a la lectura de un libro sobre la homosexualidad
corporal. y a la evolución ambigua de una relación con una mujer, su
Ahora bien, la angustia de Hannah se refuerza en circuns- profesora. Alumna del último año en el liceo, ella sufría sobre
tancias bien precisas. Cuando su novio habla con su madre, a todo de una obsesión de limpieza que había tomado propor-
ella le queda una impresión que califica de "incestuosa". Por ciones inquietantes, alarmando a su familia.
la misma razón, no puede hacer el amor con él en su antigua El detonante de estas prácticas databa de sus 13 años.
habitación de infancia, en la casa de su abuela. Así parece que Entonces, "se" decía de un muchacho de su clase que su pa-
ciertos mundos deben permanecer bien separados: el de los dre frecuentaba a prostitutas. Como ella había estrechado la
niños y el de los adultos (lo que es perceptible en la anécdota mano de ese muchacho, imaginó la posibilidad de una con-
de su habitación de niña); el suyo y el de su madre (es en la taminación sexual. Entonces ella empezó a lavarse frenética-
presencia de esta última que sobreviene la idea de la homose- mente, a limpiar los cuadernos que habían sido tocados con
xualidad); el suyo y el de su padre (el orgasmo al leer el libro sus manos "sucias", etc. Tuvieron que cambiarla de estable-
cimiento porque no quería volver más al colegio. Un proceso
5 Freud, S . (1908), Las fantasías histéricas y su relación con la bi- sin fin había empezado. La sensación de contaminación se
sexualidad, en Obras completas, op. cit., vol. IX, p. 146. generalizó a todos los hombres, incluso a su hermano y, sobre
j
236 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO .. . SINTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 237

todo, a su padre. Después, la contaminación también se ha- demasiado móviles. Con su madre, que ella acompañará al
cía por el aire, al respirar, luego al mirar y también al oír. De país de su padre para defenderla contra las "miradas extran-
hecho , apareció que el temor a las contaminaciones sexuales jeras", y donde ella será el caballero sirviente. Con sus her-
se remontaba al nacimiento de su hermana, cuando ella tenía manas , que ella educará mejor que su padre para enseñarles
1O años: primero hizo una fobia a las jeringas y luego se creyó el pudor. Con su padre, que ella volverá a poner en su lugar
embarazada de su padre. Un recuerdo temprano la muestra cuando despliegue mucho su sexualidad. Esta triple misión,
sentada en la tina sobre el sexo de su padre, pidiéndole que donde podría dibujarse un porvenir paranoico, desgraciada-
pusiera un guante entre ellos. El miedo a la homosexualidad mente no la protege de malos encuentros (la visión contami-
apareció en una relación cercana con una profesora, a la cual nante de un exhibicionista en el metro, por ejemplo) que des-
ella había buscado después del nacimiento de su segunda her- encadena nuevamente el síntoma de la limpieza, cuya función
mana menor, para "recuperarse" de ese acontecimiento que la es, como hemos visto, permitirle a ella tener un cuerpo.
había quebrado. Para Alba, y para Hannah, ciertos mundos , que deberían
Hasta el momento, el síntoma de Ja limpieza parece apun- estar simbólicamente separados, no lo están, lo cual ellas
tar a una ecuación que se establece entre lo sexual y toda for- intentan remediar a través de los síntomas que, aunque son
ma de tocar, de contacto. Esta ecuación no es extraña en las invalidantes, les resultan útiles. Ellas podrán arreglárselas
teorías sexuales infantiles, pero en general sucumbe en la re- cuando hayan inventado, gracias a su análisis, otra forma de
presión después de la primera infancia. Ha brotado de modo establecer esos límites que les faltan. Entretanto, sus entor-
delirante con el nacimiento de Ja hermana de Alba. Parece que nos, sus familias, sus amigos , deben aceptar y respetar sus
la idea de un contacto incestuoso con el padre sería el origen . síntomas. Notemos de paso que sería vano buscar la causa-
Pero nos encontramos también con quejas análogas respecto lidad de sus problemas en su educación, por ejemplo. De un
de su madre que , según Alba, no vela su feminidad provoca- lado, ese sentimiento incestuoso que habita en sus relaciones
dora. Alba se queja de las costumbres demasiado libres, un con sus cercanos (cuyo lugar de origen es la relación con la
poco "naturistas", de su familia. Ahí se habla muy libremen- madre para Hannah, con el padre para Alba) no parece ser la
te de sexo, se pasean desnudos, etc. La misma Alba llegará a cicalriz de un incesto real. Por otra parte, Ja primera ha sido
nombrar durante las sesiones de análisis la función de su sín- educada en una familia católica de principios muy estrictos;
toma de la limpieza: ella quiere levantar una barrera de pudor mientras que, por el contrario, la segunda fue criada en medio
entre ella y Jos otros. Barrera, añadiremos, que le delimita un de las ideas "emancipadas" de las generaciones posteriores a
cuerpo por relación a un afuera intrusivo. En efecto, Ja conta- 1968. No son esos estilos de vida fam iliar diferentes, incluso
minación significa que todos Jos orificios de su cuerpo están opuestos, Jos que cuentan, ya que sus síntomas son bastante
abiertos al otro, que toda relación con el otro es potencialmen- vecinos, sino algo muchísimo más opaco y dificil de poner en
te sexual y que no queda ninguna otra posibilidad para ella. juego. Se trata del enfrentamiento del sujeto con el deseo de
Aquí se verifica que Jos límites de su cuerpo no son para el ser sus padres en el que se encuentran embrollado. Por supuesto
hablante un dato de la naturaleza, sino que necesitan de una que hay una parte personal que se pone en juego, la misma
separación simbólica del otro que puede no advenir. que aspiramos a hacerle ver en psicoanálisis para que pueda,
Otros problemas de límites y de fronteras atormentaban si así lo desea, modificarla.
a Alba. Hija de dos familias de orígenes diferentes, ella vive Jean-Pierre Vernant ha señalado la fl.mción y el lugar de
entre tres lenguajes: "Soy de dos mundos, ¿cómo puedo con- la diosa Artemisa en la mitología griega. 6 Artemisa, la extran-
cretizar el hecho de ser francesa?". Como un eco de esta frase , jera, es una figura de la alteridad. Ella vive en las zonas que
ella se desdobla, se ve actuar desde el exterior, fuera de sí mis- marcan los confines del territorio, en los bordes costeros, ahí
ma, como una mirada desapegada de todo soporte. Y se siente
de dos sexos a la vez, niño y niña. 6 Verna nt, J.-P. , Arté mi s ou les frontieres de J'Autre , en La mort dans
Ella esboza una solución: asume ella misma la tarea de les yeux . Figures de l'autre en Crece ancienne , Paris, Textes du xxe s iecle,
poner orden en ese mundo dividido, donde las fronteras son 1990, pp. 15 sq, y luego, 19.
5
238 EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO ... SINTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 239

donde los límites entre la tierra y el agua son difusos, o en las como en otros casos, lo que me ha impresionado es el vínculo
zonas limítrofes entre el individuo y el Otro, ahí donde la bar- establecido por esas muchachas entre "la homosexualidad"
barie y la cultura se encuentran necesariamente. Una de sus como idea impuesta y el lazo incestuoso que ellas suponen
funciones es acompañar a los niños en el umbral de la adoles- que existe en sus familias. La "homosexualidad" forzada es,
cencia, el cual deberán superar gracias a ella para acceder, a entonces, el síntoma del defecto de una separación simbólica
través de los rituales iniciáticos, a la sociedad de los adultos. con los padres y el primer paso hacia una solución aún por
Vemant subraya que, luego de este paso, "los jóvenes ocupan, elaborar.
como la diosa, una posición límite, incier ta y equívoca, donde Poner a Ja ambigüedad sexual en este lugar estructural les
las fronteras que separan a los niños de las niñas, a los jóve- evitará a los clínicos embrollarse con ella e identificar prema-
nes de los adultos, a las bestias de los hombres, aún no están turamente una posición sexual mal nombrada por el sujeto,
totalmente fijadas". Da el ejemplo de Atalanta, criada por una con tal de fijarla. Espero haber demostrado que lá palabra
osa y tan viril que atemorizaba a todo el mundo . Ella se niega "homosexualidad" acá no es más que el intento de esas ado-
a pasar "la frontera que separa la alteridad juvenil de la iden- lescentes por nombrar su malestar sexual con un término que
tidad adulta" para transformarse en una mujer. En ella todo su medio reprueba: es el nombre de un problema y no aún el
se confunde, la infancia y la edad adulta, el niño y la niña, el enunciado de una solución. Este caso confirma, además, el
humano y el animal. vínculo estructural entre la ambigüedad sexual y la ambigüe-
Una intervención de Artemisa podría, quizás, separar a dad del goce materno (la ley de la madre), traducida por el
esas muchachas del Otro. Entretanto, ellas inventan en análi- sujeto como "homosexualidad" impuesta.
sis otra solución, sus síntomas de ambigüedad sexual tratan, En la continuación de este trabajo me veré conducida a
lamentablemente a costa de grandes sufrimientos, de jugar el poner atención en los diferentes valores posibles de la ambi-
antiguo rol de la diosa de las fronteras materializando la sepa- güedad sexual como signo clínico: si ella puede ser el signo de
ración de los mundos que les permitirá vivir. Con bastante fre- una interferencia o de una etapa transitoria hacia otra cosa
cuencia en la adolescencia, la ambigüedad sexual es el primer (Hannah y Alba), también puede conducir, después de algu-
signo de una dificultad con el sexo y puede ser el pródromo nas andanzas, a una solución estable (cf. John). Nos volvemos
de una entrada en la psicosis en la edad adulta. En todos los a encontrar con el doble aspecto del síntoma: signo de lo que
casos, se la debe considerar como el emblema de un embro- no funciona en lo real, pero también la solución posible a este
llo subjetivo serio y no como una pretendida "crisis de ado- problema.
lescencia" que "pasará" con el tiempo, explicación multiuso El sinthome también puede consistir en una práctica ar-
poco satisfactoria. Para Hannah y Alba, la ambigüedad sexual tística, como lo demostré en el caso princeps de Joyce. En la
es el signo de una separación no realizada y, al mismo tiempo cuarta parte, intentaré leer a Gide en la óptica del sinthome
-con el doble valor que caracteriza al síntoma-, de un primer como creación, para inaugurar el estudio del sinthome en
paso, de una transición hacia la separación que ella misma otros casos de ambigüedad masculina.
revela como defectuosa. Evidentemente, podríamos pensar
aquí en la teoría, expuesta por Freud en 1911 a propósito del
Presidente Schreber, referente a la homosexualidad reprimi-
da como causa de Ja paranoia; hipótesis discutida por Lacan
y que luego sustituye en 1958 por una causalidad significante
(la forclusión del Nombre-del-Padre), poniendo luego a la ho-
mosexualidad bajo el imperio de las "relaciones de agresión
erótica" imaginarias con el semejante y diferenciando, tanto
el goce transexualista de Schreber, como su futuro asintótico
de esposa de Dios, que englobará más tarde en el empuje-a-la- j
mujer. Tanto en los casos de las adolescentes expuestos aquí
CAPÍTULO IX
GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME

l. GIDE CON LACAN: LA INSUFICIENCIA


DE LA METÁFORA PATERNA

Semejantes discusiones a veces se planteaban a pro-


pósito de la obediencia: mi madre era del parecer
que el niño debía someterse sin buscar comprender,
mientras que mi padre siempre tenía la tendencia
a explicarme todo. Recuerdo muy bien que, enton-
ces, mi madre comparaba el niño que yo era con el
pueblo hebreo y protestaba que, antes de vivir en la
gracia, era bueno haber vivido bajo la ley. Hoy día
pienso que mi madre estaba en lo cierto, aunque eso
no impide que, en aquel tiempo, me mantenía frente
a ella en un estado de fi·ecuente insubordinación y de
continua discusión, mientras que, con una palabra,
mi padre obtenía de mí todo lo que él quería.
ANDRÉ GIDE 1

LA LEY DE LA MADRE Y EL GOCE MORTIFICADO

"¿Qué fue, para este niño, su madre?" 2 El caso Gide se pres-


ta particularmente bien para nuestra interrogación no sólo
sobre el deseo, sino que también sobre la ley de la madre y
el sinthome separador. Juliette Rondeaux, la madre de Gide,
venía de una familia de ricos negociantes normandos y católi-
cos cuyos hombres habían desposado a mujeres protestantes

1 Gide, A., Si Je grain ne meurt, en Journal, 1939-1949, Souvenirs,

Paris, Ga llim ard, La Pléiade, 1954. Salvo mención contraria, las citaciones
prove ni entes de este libro corresponden a las pp. 354, 410, 432, 434, 430,
565, 594-595, 593, 349 y 469, respectivamente. V
2 Lacan, J. (1958), Jeunesse de Gide ou la lettre et le désir, en Écrits,

op. cit., pp. 739-764. Salvo mención contraria, las citaciones de Lacan en
este capítulo provienen de este texto.

243
244 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 245

desde hacía dos generaciones. Lacan insiste sobre el ambiente por un defecto de la relación del sujeto con la vida, ya que el
de "maternaje moral" que reinó desde entonces en la familia falo imaginario es el punto donde "el sujeto se identifica [ ... ]
y que influenció profundamente a la joven Juliette, as í como con su ser viviente". La falta de esta significación -la cual,
en el carácter "insulso" de los hombres. Parece que Juliette no sin embargo, no es del orden de una forclusión psicótica en
estaba para nada empujada hacia el otro sexo y, pese a que Gide- se traduce por "un desorden provocado en la juntura
era un brillante partido, se debió convenir su matrimonio con más íntima del sentimiento de Ja vida en el sujeto". 4 En térmi-
PauI Gide, profesor de cátedra en derecho, retoño de una fami- nos freudianos, se hablaría de una desligazón o de una desin-
lia protestante de universilarios y de juristas de Uzes. Si bien trincación de las pulsiones de vida y de muerte.
Juliette amaba a su marido, no es muy seguro que ello haya A esta mortificación, Lacan une también el "abismo [ ... ]
sido recíproco (las anécdotas disponibles más bien muestran a que se abre en su goce primario", a sabe1~ los temas de exci-
un marido que se defendía palmo a palmo de su mujer, reser- tación sexual infantiles ligados a la destrucción de un objeto
vándose un refugio privado en su oficina), ni que ell a lo haya amado, con la evocación de un "saqueo" o con la idea, inspi-
deseado. Parece que ella estuvo apasionadamente apegada a rada por un cuento de George Sand, Garabato, de un niño que
su gobernanta, Anna Schacklenton, a quien ella ponía de relie- se transforma en vegetal sobre el agua donde se tiró para es-
ve, de todas las formas posibles, en lugar de su esposo. capar de la maldad de sus hermanos. Su padre no supo ajus-
La salida "normal" de la metáfora paterna implica que, tar a André a este encierro en el amor materno, conh.mdido
como se sabe, el niño sea primero investido por el deseo de con la ley y la voz del deber: llamaba a su hijo "mi pequeño
la madre y que, luego, sea deseslimado por el padre de su amigo" 5 y parece haber soslenido con él una relación de igual-
posición de objeto de la madre: el deseo de la madre toma, dad y de complicidad contra el dragón materno, sin por ello
enlonces, una significación íálica orientada por el Nombre- objetarlo, ni dar al amor malerno los colores del deseo. Por
del-Padre. Ahora bien, en el caso de André Gide, el obje lo del este hecho, Lacan concluye que "[e JI niño Gide, entre la muer-
deseo de la madre no es fálico: esla es la tesis de Lacan . Al con- te y el erolismo masturbalorio del amor no conoció más que
trario de Lodo capricho, la madi-e idenlifica el amor con los la palabra que protege y que prohíbe; la muerte se llevó, con
"mandamientos del deber". Ella cubre a su hijo con un amor su padre, aquella que humaniza el deseo. Es por eso que, para
uniforme que se ref-uerza después de la muerte de su marido, él, el deseo eslá confinado a lo clandestino".
cuando André tiene cerca de 11 años: "Y de repenle me sen- Esle amor habrá, de hecho, inhibido todo deseo ulterior
lí completam ente envuelto por esle amor que, de ahora e n por una mujer. La ley de la madre encuentra su eficacia en
adelante, se encerraba sobre mí'', comenta Gide. El esci-ilor esta interdicción definitiva. Hay, entonces, fracaso de la me-
designa frecuentemente a su madre (o a su mujer Madeleine, táfora paterna, lectura lacaniana del Edipo. Más interesante
a quien él superpondrá a Ja primera) como el agente de la aún es el esquematismo mismo de esta metáfora que hace
"inhibición": efecto de la ley materna que no cesará jamás de fracasar en el caso Gide.
pesar sobre él como la lapa de un sarcófago sobre un yacenle.
De ello deriva su mortificación por aquel amor sin deseo,
sensible cuando caracteriza su estado infantil corno "larva- LA METAMORFOSIS DESEANTE: MADELEINE Y SU MADRE
rio" o "no aún nacido", visible en la apariencia sin gracia del
niño que un camarada baulizará cruelrnenle "Ci-Gide" 3 y de- La metamorfosis deseante del sujeto se producirá, sin em- j
ducible también a partir de las pesadillas aterrorizadoras, así bargo, después de la muerte de su padre, en ocasión de dos
como de sus crisis de "angustia indefinible", donde se obser- escenas a las cuales Gide da un valor de despertar: "Fue la
van las Schaudem que pronto van a asaltarlo. La ausencia de revelación total y brusca de un mundo insospechado, sobre el
significación fálica del deseo materno se traduce, en efecto,
4Lacan, J., D'une question prélimina ire ... , op. cit., pp . 552 y 558.
3
El sob renombre hace referencia a la expres ión francesa "ci-gft", es 5 La expresión "petit ami" se traduce, s in duda, por peque11o amigo
decir aquí yace. (N. de los T.) o am iguito, pero también se usa para designar a un novio. (N. de los T.)
246 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 247

cual de repente mis ojos se abrieron, como aquellos del naci- mundo se entretiene). André se precipita donde Madelaine, a
do ciego cuando fueron tocados por el Salvador" . quien encuentra postrada y en lágrimas: "Es sintiendo sus lá-
Se trata de dos encuentros: el primero con su tía a los 12 grimas sobre mi mejilla que, de repente, mis ojos se abrieron
años, solamente relatado en La puerta estrecha; 6 el segundo [ .. .]".El adolescente atrapa confusamente la causa de la pena
con la prima Madeleine a los 13 años, informado igualmente de su prima, muy apegada a su padre así engañado, y cuyo
en sus memorias. rigor moral era ofendido por este "abominable secreto" que lo
La primera es una escena de seducción de André por parte obligaba a juzgar a su madre.
de su tía Mathilde Pochet, casada con su tío materno, Émile, "¿Qué dirí:fl yo de más? ... Había errado a la aventura has-
del cual ella tuvo cinco hijos. Madeleine es la mayor. Mathil- ta ese día; descubría repentinamente un nuevo oriente en mi
de, bella criolla sensual recogida por normandos, amigos de vida.[ ... ] Ocultaba en lo profundo de mi corazón el secreto de
la familia Rondeaux, mitiga como puede el aburrimiento en mi destino. Si este hubiese sido menos contradicho o atrave-
su casa de calle De Lecat en Rouen. Infiel, ella se fugará poco sado, no escribiría estas memorias".
después de la escena con André, dejando a sus hijos al pa- Para Gide, se trata de un "acontecimiento infinitamente
dre de estos, que morirá de tristeza. André experimentaba modesto en apariencia, pero tan importante en mi vida como
"un singular malestar" ante ella, "hecho de turbación, de una las revoluciones lo son para los imperios".
suerte de admiración y de pavor". Un día, ella lo interpela en
el salón, lo encuentra mal vestido, agrega su cuello abriéndole
ampliamente a nivel de su pecho, lo atrae hacia ella frente AMOR "EMBALSAMADO" Y "TORTURANTES DELICIAS"
al espejo: "¡Qué tal, mira si no estás mejor así!". Luego, ella
le hace cosquillas y lo acaricia. "La cara en llamas", el mu- La conjunción de estas dos escenas, distantes por un año, pro-
chacho se escapa y, horrorizado, intenta borrar los rastros de voca un giro en la vida del adolescente. Con su tía, el niño,
aquellas caricias femeninas. demasiado amado por una madre caracterizada por un "yo-
La segunda escena es relatada en la novela como Ja con- no-sé-qué totalmente elidido en su sexualidad" 7 que le dejaba
tinuación de la primera. André acaba de dejar a sus primas "in-situado" en cuanto al deseo, había por fin devenido "el
para regresar a su casa cuando, tomado por una impulsión niño deseado". En aquel momento, habría podido abrirse al
ligada a su "gusto clandestino", vuelve habiendo probable- deseo de las mujeres, pero ese encuentro tardío con el deseo
mente sentido que algo había ahí como para sorprenderse, un femenino fue traumático, pues no estaba mediatizado por un
"yo-no-sé qué" a ver. Retenido en la entrada, insiste para subir tercero que hubiere humanizado (es decir, falicizado) ese de-
donde Madeleine. En la planta baja, la oficina de su tío está seo -rol normal del padre (De hecho, Lacan sigue siempre el
vacío; en el piso de arriba no hay nadie en las salas comunes; esquema de la metáfora paterna que, esta vez, intenta aplicar
en el piso de más arriba, la pieza de su tía está entreabier- a la "segunda madre, aquella del deseo", la tía Mathilde). Sin
ta y André ve a la joven mujer lánguidamente recostada en embargo, allí donde sólo había un "hoyo" "abismal'' constitui-
un sofá y rodeada de sus hijos más jóvenes (la versión de La do en la relación primera con la madre, el deseo de la tía crea
puerta estrecha es más explícita: "detrás de ella, un descono- un nuevo lugar, aquel del "niño deseado". Pero el adolescente
cido hombre joven en uniforme de lugarteniente, y todo este desgraciadamente no puede ocuparlo a falta de la mediación
paterna que falicizaría este deseo (siempre la metáfora pater-
J
6
Gide, A., La porte étroite, e n Romans, Paris, Gallimard-NRF, La na que fracasa, pero de manera diferente a la primera vez). En
Pléiade, 1990, p. 500. Para G.ide, como para Lacan, la verdad tiene es- efecto, impresionado por el horror, el adolescente huyó.
tructura de ficción: "Mi intención, no obstante, siempre fue decir todo. Esta primera escena, la cual creó, por lo tanto, un lugar
[ ... ] Las Memorias siempre son sinceras a medias, pese a lo gra nde que que el sujeto no pudo ocupar, sólo encontrará su caída un año
sea la preocupación por la verdad: siempre todo es más complicado de lo después en ocasión de Ja segunda escena con la que aquella
que se dice. Quizás, incluso, nos aproximemos más cerca de la verdad en
la novela" (Gide, A., Si le grain ne meurt, op. cit., p. 547; las cursivas son
7 SS, p. 259.
mías). La ficción de La puerta estrecha tiene, entonces, valor de verdad.
248 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SJNTHOME 249

choca cuando Gide percibe a su tía con un oficial. Es Made- En su texto, destinado a la revista Critique, la palabra no
leine, la hija de Mathilde, la que va, entonces, tomar el lugar, aparece. El psicoanalista, que para no choquear a su público
dejado vacío un año antes, del "niño deseado": André hace de se abstiene de emplear este término con connotaciones nega-
su prima su ideal del yo, el "oriente" de toda su vida. Correla- tivas, no vacila en su seminario.8 Ahora bien -y esto no. deja
tivamente, reprime todo deseo por las mujeres y se identifica de sorpr ender-, no es la pedofilia del escritor que él califica
con su tía, el agente del deseo . Desde entonces, su vida estará así, sino que la relación, heterosexual, amorosa y conyugal,
dividida entre su deseo por muchachos que se asemejan al de Gide con su prima Madeleine. Allí donde algo de simbóli-
niño deseado que él fue por un breve instante en los brazos de co habría podido realizarse, el advenimiento de un deseo por
Mathilde, y el amor místico por su prima, la cual devendrá su una mujer marcado por el falo y la castración, este deseo su-
mujer, aunque en un matrimonio sin carne. fre la mutación en un amor infinito donde se aloja la letra, 9
El esquema de la metáfora paterna, incluso redoblado, no mientras que, en otro lugai~ es promovido un deseo por el
resulta suficiente como para dar cuenta de la complejidad de otro/él mismo siendo niño, mediante la identificación imagi-
esta estructura, en la medida en que no es suficiente decir que naria con la tía.
hay dos madres en paralelo, una del amor y la otra del deseo, Este deseo pederasta guardará la marca clandestina delco-
ya que estas relaciones se entrecruzan y se fusionan en refe- mienzo de la vida de Gide, marcado -otro entrecruzamiento,
rencia a Madeleine. En efecto, el agente del amor es la madre,
con la cual Gide se identifica en la relación "embalsamada" 8 Es la ocas ión de extenderse so bre nu es tro empl eo del término per-

con su mujer, pero esta sólo es adoptada como ideal del yo por versión. Puede ser uti li zado e n el sentido de la expe rticia criminológica
intermedio de la tía que creó aquel lugar (la escena del espejo, o en el sentido popula r (sentido moral). En el presente trabajo, excluiré
la cual transforma al adolescente ingrato en muchacho ama- absolutamente este lipa de empleos. En particular, no veo e n nombre de
qué normas se condenaría moralm ente a la perve rsión co mo es tructura
ble, es emblemática de Ja constitución de este ideal del yo); el en tanto ell a no rea li ce actos prohibidos por la ley, e in cluso en ta l caso
parecido físico de la muchacha con su madre, la tía Mathilde, no hay qu e o lvidar qu e la just ic ia no es la moral. Fre ud mi smo ins istió
juega también un rol en su elección como ideal del yo. Y, a su suficiente mente sobre la continuidad e ntre lo norm a l y lo patológico en
vez, la relación con Madeleine hereda también de la mortifi- lo que concierne a las perversiones. En su sentido psicoanalítico, enton-
cación del falo, venida de la madre: "[ ... ]el deseo, dice Lacan , ces, es conven ie nte a cada momento prec isar de Io qu e se hab la : ¿es de la
perversión como es tructura o como rasgo? ¿Se trata de la pe1-versión po-
sólo dejó aquí su incidencia negativa, para dar forma al ideal limorfa, de la Verleugnung fe tichista (des me ntida) en Fre ud? ¿O se trata,
del ángel que un impuro contacto no sabría siquiera rozar". acaso, de su reco nsiderac ión por Laca n e n los térm in os del falo, de la sus-
Había pocas oportunidades para que Madeleine, horrori- titución de lo Simbóli co por lo Imaginario, del rasgo o, incluso, del "ace n-
zada por la actitud frívola de su madre, repitiera la seduc- to de pervers ión" li gado al objeto a? En fin, sigu iendo a Freud, excluire-
ción original, despertando el deseo de André por las mujeres. mos de nu estro discurso locuc iones globali za n tes como "los perversos" o
"los homosexua les", grupos o conjuntos qu e no existe n: "La invest igación
Como Gide, aunque por razones inversas, ella había sido mor-
psicoanalítica se opone termi nantemente a la tentativa de separar a los
tificada por su madre. Objeto del amor, ella porta el rastro de homosexua les como una es pecie particular de seres humanos" (Freud,
"la madre del deseo"; hay, en consecuencia, duplicación del S., Tres ensayos de teo ría sex ual, op. cit., pp. 132, nota 13, y 125). Por el
objeto de amor por el deseo. contrario, Freud insiste en Ja existencia de una serie de casos a es tudiar
Como ideal del yo, Madeleine es el testigo esencial de la psicoanalíticamente . Por es te hecho opone ento nces la singularidad del
obra: Gide sólo escribe para ella, y la obra ocupa ese agujero caso, puesta luego en serie co n otros - noción psicoanalítica- , con la clase ~r
que reúne en función de un rasgo común y que puede formar un grupo de
del deseo devenido un lugar, lo cual explica la hiancia que, individuos identificables y qu e pueden, de es ta man era, ser perseguidos
más tarde, deja en él la destrucción por parte de su mujer de por el poder político. Podríamos aproximarnos a la actitud de Fouca ult
la correspondencia entre ellos (y sobre todo de sus propias de "rechaza[r] la conm in ación de ide ntificación con la sex ua lidad, con las
cartas). La ocasión es conocida: el amor de Gide por otro que diferentes formas de sex ualidad" (Dits et écrits, Paris, Gallimard, 1994,
Madeleine resiente como una traición amorosa, mientras que vol. 4, p. 662)
9 "Lettre" en francés tiene el doble significado de letra y de carta. En tal
ella acepta estoicamente que él desee en o tro lugar. Así, se sentido, en este pasaje no sólo se hace refere ncia a la escritura de Gide,
aclara el punto en que Lacan sitúa la perversión en Gide. si no también a la correspondencia que Madeleine destruye. (N. de los T.)
250 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 251

entonces- por la elisión del falo en el deseo de la madre. El aquella de la metáfora paterna, obligando a repensarla nue-
objeto está fijado por la escena con la tía. Es aquel de las "tor- vamente, como lo propusimos al comienzo de esta obra en
turantes delicias" que experimenta Gide en ocasión de su via- función el sinthome.
je de bodas con Madeleine, palpando los brazos de mucha-
chitos en el tren .10 Los niños escogidos tienen la piel morena,
como Madeleine y su madre ("estoy atraído por Jo que queda LA MÁSCARA, SECRETO DEL DESEO
de sol en las pieles morenas"), y, por sobre todo, Gide los
ama mientras se bañan en la naturaleza, como una reminis- Siendo aún un joven escritor, Gide fue consultado por un pe-
cencia de su fantasía infantil sobre Garabato transformado riodista sobre una "formula" de su obra y de su vida, a lo cual
en vegetal dentro del agua. Los niños portan frecuentemente le respondió:
la marca de un defecto o de una enfermedad -así es en el
episodio con Bernardino-, 11 lo cual podría también ser un "Todos debemos representar". 12 Esta formula le ha-
residuo de la fantasía infantil del juguete estropeado. En fin, bía sido dictada por un cambio: "La moral según la cual
el erotismo se mantiene compulsivo; el goce es primero ob- yo había vivido hasta ese día, cedía desde hacía poco
tenido mediante tocaciones y luego por masturbación hasta a no sabía aún cuál visión más tornasolada de la vida
el agotamiento. Así, el objeto del deseo guarda la huella del [ ... ]. Estaba embriagado por la diversidad de la vida
mortífero reino del amor materno que precedió el encuentro que comenzaba a aparecérseme, y por mi propia diver-
salvador con la tía, pero en adelante esta huella es falicizada . sidad ... ".
La ley de la madre consiste en esta marca mortífera deposita-
da, tanto sobre el amor y el deseo, como sobre la inhibición Aquel brillo y esa "diversidad" caracterizan a la persona, o
heterosexual. sea, en sentido propio, a la máscara que portamos sin que lo
La relación de Gide al falo, profundamente transformado sepamos, creyendo que es lo más auténtico de nosotros mis-
por la seducción ejercida por su tía, sufre también Ja disyun- mos. Esta máscara está compuesta por un mosaico de identifi-
ción del amor y del deseo: del lado del amot~ él es anulado, caciones: Lacan retoma aquí el tema freudiano de las identifi-
embalsamado, mortificado, como en la infancia, e incluso caciones del yo, las cuales extraen rasgos a diferentes objetos
más por la sustracción simbólica de la segunda escena; mien- sexuales abandonados al punto de que, a veces, puede resultar
tras que, por el lado del deseo, funciona frenéticamente un su disociación. 13 Asimismo, el ideal del yo se forma al fin del
falo fuera de la ley, eternamente presto para la acción. Entre Edipo por la identificación con los padres, a los cuales se de-
este falo anulado y aquel falo recuperado, una división esca- bió renunciar como objetos de amor. Así, la niña, "después de
motea la castración. Más adelante volveré a esto, comentando que se vio obligada a renunciar al padre como objeto de amor,
un pasaje de El inmoralista donde este proceso es particular- retoma y destaca su masculinidad y se identifica no con la
mente patente. madre, sino con el padre, esto es, con. el objeto perdido". Para
De la relectura lacaniana del "caso Gide" retendremos que, Lacan, en tal situación, una niña no se transforma en hom-
como esquema explicativo del Edipo, la metáfora paterna es bre, sino que "deviene el padre en tanto ideal del yo", es de-
llevada a] fracaso . Gide, así como "Ja joven homosexual'', son cir que "el sujeto se presenta bajo la máscara de las insignias
para Lacan casos límite, si se nos permite desviar así el uso de la masculinidad". 14 Lacan deduce de ello la siguiente tesis
clínico habitual de esta última expresión. Con ello entiendo general: "El ideal del yo de Freud se pinta en esta máscara
que estos casos descarrilan la teoría existente, en Ja ocasión
12 Gide, A., Si le grain ne meurt, op. cit., p. 542. Cf. epígrafe del capí-

10
Gide, A., Et nunc manet in te, en .Tournal, 1939-1949, op. cit., p. 1134. tulo II - Crítica de la fantasía fundamental, p. 48.
13 Freud, S. (1923), E l yo y el ello, en Obras completas, op. cit.,
Gide, A., Acquasanta, en .Toumal, 1939-1949, op. cit., p. 1111. Cf.
11

Millot, C., Gide Genet Mishima. lntelligence de la perversion, Paris, Ga lli- vol. XIX, pp. 32-33 y 34.
14
mard/NRF (col!. Cinfin i), 1996, p. 29. SS, p . 294.
252 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y S/NTHOME 253

compleja y se forma, con la represión de un deseo del sujeto, siempre estar, en cambio, en diversos lugares a la vez: "fabri-
por la adopción inconsciente de la imagen misma del Otro cación de una máscara abierta a un desdoblamiento". Es así
que tiene, de este deseo, el goce con el derecho y los medios". que Gide se "mudó" imaginariamente en una mujer deseante,
Por este hecho, la máscara del sujeto porta la historia de su tía seductora, y que, como dice Lacan: "La Putifar se oculta
sus deseos pasados y reprimidos en la frustración ; y es en este bajo la Pasifae en la que él dirá que se volverá, bramando por
sentido que "en esta máscara se ofrece a nosotros el secreto abrirse a la penetración de la naturaleza".
del deseo" 15 (y no bajo la máscara, como se podría creerlo, Pero sobre la máscara gideana también se pintan la aus-
pues no hay nada detrás de ella). En el caso de Gide, la singu- teridad y el sentido moral y religioso de su madre y de Ma-
lar división del deseo y el amor explica su sentimiento en tera- deleine, su ideal del yo. ¿Y la caza de niños "perdidos" en la
m ente consciente de jamás estar allí donde se lo espera y de naturaleza no obtiene, acaso, su atractivo del entusiasmo de
Anna Shackleton por la caza de hierbas, mariposas e insectos
15
E n la lín ea d e Austin, Foucau lt y Derrid a , la fil ósofa es tadouniden- raros? 16 La ambigüedad sexual de Gide reside, entonces, en
se Jud it h Butler avanzó, e n los a!'ios noventa, una. tes is cé le bre so bre e l aquella máscara compleja con múltiples facetas o identifica-
gé nero co rn o "perforrn ativo", op uesto a toda ese ncia : es la performance ciones femeninas .
d e l gé nero la que, retroactiva me nte, produce la ilus ió n de la ex is tencia de
un núcleo inte rno de gé nero, s ie ndo que, d e hec ho , este s ie mpre es un a
imi tac ión; no ex is te, entonces, ninguna re ferencia vá lid a para una verda-
El I N MORALISTA: LA RECUPERACIÓN DEL FALO
d era feminidad o mascu lini dad. Co mpl etó es ta tes is co n un a "mela nco lía
del género", insp ira d a por los procesos de la id e ntifi cac ió n freud iana a los Y LA FUSIÓN CON LA NATURALEZA
obje tos perdidos y la fo rm ación del ca rácter·: "una ide n tificac ión m elan-
có li ca es ese nc ia l para e l proceso po r e l c ua l e l yo as um e un a ide ntidad Para Lacan, la perversión de Gide reside entonces en la adop-
dotada de un gé nero". Resulta d e e ll o que, en nuestra sociedad, lo mascu- ción de su prima como ideal del yo ange lical, al cual se dirige
lino y lo feme nin o so n co nstru idos sobre una "forc lu s ió n" o un a renuncia toda su obra de escrilor y, particularmente, su corresponden-
for zada a apegos hom osex ua les: ningun a Fem inidad s in la re negac ión de
cia que lapa el agujero abierto del deseo, antaño excavado
la madre co rno objeto de deseo de la niña y s im é tricamente para e l nifi o .
La proh ib ic ión de la homosexua lidad sería, e nto nces, más primord ia l qu e en la madre del amor, donde Madeleine tomó lugar. Por este
a que ll a del inces to . Pero es ta pérd ida desconocida dada lugar a un due lo hecho, las letras tienen el valor de un objeto fetiche -volveré
a use nte e impos ibl e, de l cua l e l gé ne ro ret ie ne la hu e ll a, ll e na de c ulpa- a esto. Pero, no hay que descuidar, por tanto, la otra vertiente
bilidad, y que 1-eto rn aría e n las perforrnaces del gé nero, s ie mpre e n los de esta perversión, del lado del deseo, la "caza" de los peque-
lími tes de la ficc ión. E l género se presentaría, e ntonces, como una s ue rte ños niños.
d e acting-out permanente de la pé rdid a re negada . Se puede pe rfec ta me n-
El esquem a de El in moralista, aparecido en 1901, es el si-
te aprox imar es ta idea a la lesis lacaniana de la máscara como secrelo del
deseo, que e l caso Gide ilus tra particularmente. Se nota rá, s in e mbargo, guiente. A la muerte de su padre, del cual él era muy próximo
la a usencia e n Butle r d e tod a teoda corre la tiva del s ínto ma y d e s u trans- desde la muerte de su madre, Michel desposa a Marceline, a
formación e n sinthome: co mo s i se mutil ase e l caso G id e, r ed uc ié ndol o a quien no ama, pero por la cual experimenta ternura y piedad. 1

s us ide ntifi cacio nes fe men in as s in tomar e n cuenta e l rebasamiento de la Ellos parten de viaje de bodas hacia el Sur, sin consumar no )
a ngust ia (Schaudem) e n c reac ió n literaria, la c ua l tie ne, no obstan te, un a obstante el matrimonio. Michel se enferma de tuberculosis en
re lac ió n co n la sexuac ió n, ya qu e e n un com ienzo se trata, como vimos,
de la 1-elac ión a ngust iosa co n la muerte, con la castració n y con la fa lta
16 Es pos ible que la ins iste nc ia de Lacan so bre e l tema d e la máscara
fe me nina. He a quí, e n m i o pini ó n, los límites de las teorías d e l género,
incluso de las más agudas: e n e ll as se pri vil eg ia n las ide ntificaciones d e- gidea na, donde se mezcla n los rasgos d e las dos madres d e l a mor y d el
sea n tes y s us sedu cto ras metamorfosis, las cuales so n idea li zadas y se deseo, venga de la influ e nc ia de Un recuerdo infantil de Leonardo da Vin-
pi e rde de vista la puesta e n juego s intomática de l goce sup lementario a ci. En efecto, a llí Freud le da un a g ra n importancia a las dos madres de
la no re lac ió n sexual que, desgraciadamente, es mucho más ap re mi a n te Leonardo , Ca te rin a y s u madrastra, as í como a la ide ntifi cació n del niño
pa ra e l s uj eto. Cf. Butler, J . ( 1999), El género en disputa. El feminismo y la con la madre de l amor. La sonrisa en igmát ica d e la Gioconda, prese nte
subversión de la identidad, Ba1-celona, Paidós, 2007, particu larmente pp. e n un bue n número d e sus cuadros, reproduciría la so nri sa tie rnamente
137-151; B utl er, J ., Mecanismos psíquicos del poder, op. cit., espec ia lm e nte idea li zad a de s u madre, co rn o s i e l c uadro h.1era aqu í la m áscara e n la que
pp. 147- 180. se pinta e l id ea l de l yo d e Leo nardo.
254 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 255

Túnez, donde comienza a interesarse en los jóvenes mucha- más profundo de El inmoralista reside en la homosexualidad
chos que los rodean; la novela se mantiene bastante alusiva a de Michel, quien crea la confusión no porque ella sea secreta
este respecto. Como lo dijo Gide: "Él no dice, deja entender o porque no la acepte, sino porque, "al ser un pederasta, ya
17
[ .. .]" . Michel, quien deja progresivamente sus investigacio- no sabe qué es". Así, en esta novela, la pederastia sería iniden-
nes arqueológicas, vuelve a sentir gusto por la vida gracias a tificable, lo cual realizaría la subversión según los criterios de
los niños de piel morena: "Fue allí cuando me enamoré de él: Foucault.
la salud. La salud de aquel cuerpecito era hermosa", dice él Los argumentos de Bersani son los siguientes. Primero,
de Bashü~ llevado desnudo por Marceline bajo su corta gan- Gide pone en escena dos tipos de homosexualidad: aquella
durah. Michel se cura, pero ya no puede evitar fijarse en los de los gays integrados en Ja sociedad o buscando estarlo (los
jóvenes muchachos. Habiendo rechazado el saber que le viene amigos de Michel que lo escuchan), la cual es incierta aunque
de su padre, tiene "una curiosa revelación sobre [sí] mismo". identificable socialmente (incluso Ménalque, quien deviene
Luego de un episodio en que salva la vida de Marceline lleva- embajador, es parte de este grupo); por el contrario, la pede-
da al galope en automóvil por un cochero ebrio o loco, tiene rastia de Michel es cierta aunque no definible según los crite-
-tan sólo una vez- relaciones sexuales con su mujer: "un pun- rios identificatorios de la sociedad dominante.
to del amor, único" e insuperable. Cuando vuelven a Francia, Segundo, esta desidentificación iría a la par con un repu-
Marceline está embarazada, pero Michel la abandona para dio de la propiedad privada.
ocuparse de sus tierras normandas; de hecho, él se interesa Tercero , la pederastia de Michel sería una "preferencia se-
en los jóvenes granjeros. Entonces, conoce a Ménalque, per- xual sin sexo", es decir, una pederastia no clásica, una "homo-
sonaje inspirado en Osear Wilde, "un hombre de costumbres sexualidad sin sexualidad", ya que no fijada sobre el órgano
denigradas". Mientras conversa toda una noche con Ménal- sexual. Examinemos estos tres primeros argumentos.
que, Marceline pierde a su hijo. Luego de la pérdida, ella sufre Quizás Ja pederastia de Michel es original, pero ciertamen-
una flebitis que degenera en una embolia. En fin, se revela que te no está des identificada si la re ferirnos a aquella de Gide,
había enfermado de tuberculosis, probablemente cuidando a cuyas condiciones son muy precisas, y a su gusto por lo clan-
su esposo. Michel "envuelve" a Marceline con su amor, pero destino, el cual implica una cierta opacidad en su relación
se aburre con ella. Usa el pretexto de la enfermedad de su con el goce. Basta con leer Ferdinan, la paloma torcaz 19 para
mujer para volver con ella a Túnez, pero lo que le interesa es, ver que Gide sabe poner los puntos sobre las íes en lo que
de hecho, reencontrar a los pequeños much achos. Marceline concierne a su goce (y a aquel del otro también), no desiden-
muere. Gide dio a su novela la forma de una autoconfesión tificado y aún menos indicado como una "preferencia sexual
dirigida a los amigos solteros de Michel que, respondiendo a sin sexo". Así, el nombre de "paloma torcaz" proviene del zuro
su pedido, vinieron a escucharlo: "Nos parecía que, ¡desgra- en el goce de un muchacho: su nombre de goce, en suma, su
ciadamente!, al contarnos su acción, Michel la h abía vuelto carnet de identidad .
más legítima. Por no saber cómo desaprobarla, en la lenta ex- En cuanto al rechazo de los bienes y de la propiedad pri-
plicación que él dio de ella, nos hacía casi cómplices de ésta" . vada, un pasaje de la novela - "el nacimiento del Inmoralis-
Según Leo Bersani-un alumno de Foucault que, apoyándo- ta"- muestra que el sacrificio de ciertos bienes está ligado a
se en Freud, elabora una teoría de la "homocidad", 18 o sea, de la esperanza de recuperar un goce suplementario. ¡Gide da, al
una "relacionalidad" fundada sobre la "mismidad" antes que mismo tiempo, dinero a un pill uelo, Alcide, para practicar la
sobre una jerarquía de "diferencias antagónicas"-, el interés caza f·urtiva, y a su hermano mayor para sorprender a Jos ca-
zadores furtivos! Este pequeño plan, destinado a aproximarle
17 Gide, A. (1901), J;immoraliste, en Romans, Paris, Ga ll imard,. La
de Alcide, se termina cuando Michel se h ace amonestar por el
Pléiade, 1990, no tice, p . 1517, y luego pp. 382, 405, 431 y 394, respecti-
hijo del aparcero:
vamente.
18 Bersani, L. (1995), Romos (trad. esp. H. Pons), Buenos Aires, Ma-

nantial, 1998, pp. 19-20, 138, y luego, 140-146. 19 Gide, A., Le Rarnier, Paris, Ga lli mard, 2002.
256 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 257

-Usted no puede proteger, al mismo tiempo, al guar- habiendo ya, cerca de él, logrado cinco veces la voluptuosi-
dia y al cazador furtivo. dad, revivía numerosas veces aún mi éxtasis y, de regreso en
-¿Por qué? 20 mi habitación de hotel, prolongaba hasta la mañana los ecos".
He aquí todo lo que es subentendido en los puntos suspen-
Ya en Los alimentos terrestres, Gide exaltaba el sacrificio de sivos de Gide: ¿esto no es, acaso, demasiado como para una
sí y de sus bienes al servicio del ideal del artista, el nomadis- "preferencia sexual sin sexo"?
mo y el goce del presente. 2 1 Es únicamente en la perspectiva En fin, examinemos el cuarto argumento de Bersani que
de un otro beneficio que los bienes son sacrificados. toca un rasgo decisivo del goce gideano: le parece subversiva
En lo que, aún concierne a la "preferencia sexual sin sexo", la "pederastia no relacional" de Gide, es decir, el hecho de que
hay que notar que, en El inmoralista, puntos suspensivos vie- "la necesidad de cualquier tipo de relación" sea eliminada de
nen a suspender las descripciones en el borde del acto, lo que lo sexual. Constata la indiferencia de Michel respecto de los
los sugiere todavía más, mientras que las raras relaciones he- muchachos a los cuales él sacrifica a Marceline; no se interesa
terosexuales son mencionadas. Así, cuando Michel se enamo- ni en ellos, ni en su alteridad, además de no pedirles nada. No
ra de Alcide, el hijo del aparcero: "Alcide es taba acostado allí, habría, entonces, ninguna "psicología del deseo" en sus rela-
yo lo sabía, cerca de las palomas y las gallinas; como se lo ciones con los muchachos -así se liberaría de las modas euro-
encerraba ahí durante la noche, él salía por un hoyo en el te- peas de relaciones que sostenían el colonialismo sexual. En su
cho; sus vestimentas guardaban un cálido olor a gallinero ... ". lugar vendría "la expansión narcisista de una piel deseante"
Los puntos suspensivos siguieren aqu.í la proximidad del que "actúa contra el narcisismo de un yo sólidamente carto-
niño y de su cama que deja sobre su cuerpo una huella ex- grafiado". En efecto, Ja relación de Michel con Jos muchachos
citante. Siguen a especulaciones sobre el lugar donde duer- elimina todo a mor y todo interés por la subjetividad de estos:
me Alcide, que ponen a Michel en conmoción. En el mismo un rasgo que Gide reconoce como suyo cuando habla de sus
sentido se puede leer también la escena sensual del beso al "voluptuosidades repetidas" y que se vincula con la disocia-
pequeño Sicilien. Es verdad que, en sus memorias, Gide afir- ción del deseo y del amor considerada como una necesidad de
mó que jamás había tenido relaciones de penetración con los su ser. El interés que, por una parte, es rechazado, va en pa-
muchachos -ellas le disgustaban al punto de hacerlo "gritar ralelo con la infinitización del otro lado. "La expansión narci-
de horror" como si viera a "un inmenso vampiro saciarse en- sista de una piel deseante" es, en efecto, una característica del
cima de un cadáver": goce gideano, rasgo sobre el cual Bersani tiene razón en poner
el acento: Gid e describe una sorprendente infinitud de su goce,
Para mí, que sólo comprendo el placer frente a frente, masturbatorio o con los muchachos, frecuentemente ligado a
recíproco y sin violencia, y que frecuentemente, al igual una cierta fusión en la naturaleza. Hemos visto que este se
que Whitman, el más furtivo contacto me satisface, es- encontraba en una prolongación de aquella fantasía sexual in-
taba horrorizado, tanto por el juego de Daniel, como fantil apoyada sobre el cuento de Garabato. En El inmoralista,
por ver a Mohammed prestarse a ello tan complacien- Gide describe una escena elocuente con los "pordioseros":
temente.
Era, en una suerte de simpatía, parecida a aquella
Gide experimentaba un irreprimible rechazo hacia este que hacía sobresaltar mi corazón con los sobresaltos
tipo de relaciones . Por el contrario, obtenía el placer de orgas- del corazón de Marceline, era un inmediato eco de cada
mos repetidos en continuidad por la masturbación: "y aunque sensación extraña -para nada vago, sino que preciso,
agudo. Sentía en mis brazos la curvatura de la segadora;
20 G ide, A., L'immoraliste, op. cil., pp. 452, 449, 562, 441, 399, y lu ego
estaba hastiado de su hastío; el trago de cidra que bebía
458, respectivamente; las cursivas son mías.
me quitaba la sed; lo sentía deslizarse en mi garganta;
21
Cf. Delay, J., La jeunesse d'André Gide, Paris, Gall imard, 1956, vol. 2, un día, afilando su guadaña, uno se cortó el pulgar; sen-
p. 612. tí su dolor hasta el hueso.
258 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 259

Me parecía, así, que mi vista no estuvo más sola para En la neurosis, el objeto causa de deseo (objeto a) contie-
enseñarme el paisaje, pero que yo lo sentía aún por una ne, luego, esta falta fálica que, si no estuviera velada por la
suerte de contacto que hacía ilimitada aquella extraña imagen amable del objeto (i(a)) causaría el horror de Ja cas-
simpatía. tración (- cp) (cf. esquema 7).

En este pasaje, Ja identificación imaginaria al semejante


vira al goce oceánico. Como se sabe, el transitivismo, sensible Esquema 7: Neurosis
en el comienzo del parágrafo, es un efecto de la identificación
i(a)
con el otro en el niño pequeño: el sujeto resiente -imagina-
Velo :
riamente, por supuesto- lo que pasa en el cuerpo del otro. 22
(- cp)
En el momento del complejo de castración, el varoncito debe
escoger entre su pene y el amor edípico. La norma es escoger
el órgano investido narcisísticamente y renunciar a la madre
incestuosa. Traducido a términos lacanianos relacionados
con el estadio del espejo, al momento de esta "transfusión"
libidinal del propio cuerpo h acia la imagen del otro, correla- Sujeto
tivamente se produce una negativación de la imagen del pene
que, anotado (- cp), toma un valor fálico sobre la imagen espe-
cular (cf. esquema 6). 23 --
--- ... a

(- cp)
Esquema 6:
Transfusión libidina l
(La línea de "fracción" simpleme nte significa una superposición.)

Yo Imagen de l otro
i(a)
La génesis del fetichismo muestra otra cosa: el velo es ubi-
cado antes de la falta (parte inferior del vestido, prendas inte-
riores o zapato, entrevistos antes del sexo femenino) y deviene
Pene - - - - - - - - l - - - - - - - - - - (- cp)
el soporte y la causa del deseo (objeto a), tomando un valor fá-
lico (cf. esquema 8). En la neurosis, el velo se mantiene conec-
tado con la castración materna que es aceptada por el sujeto.
Por el contrario, en la perversión se produce una disociación
lograda entre, por una parte, este objeto-fetiche-velo, el objeto
a, causa de deseo que vale por el falo materno de esta manera
positivado (+ cp) y, por la otra, el Otro del amor, idealizado,
anotado I(A), pero que contiene la horrible castración (- cp): el
objeto causa de deseo está completamente despegado del Otro
22 Lacan, J. (1962), Subversion du sujet et dialectique du désir dans
del amor, mientras que esta separación fracasa en la neurosis.
l'inconscient freud ien, en Écrits, op. cit., pp . 822-823. "La im age n espe-
cular es el canal que toma la transfusión de la li bido del cuerpo hac ia el Lacan habla, entonces, de "recuperación del cp".
objeto" .
23 Los esquemas 6, 7 y 8 está n inspirados en Lacan. I(A) es el ideal del

yo en el esque ma 8.
260 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SJNTHOME 261

Esquema 8: Perversión fetichista me inflaba; a veces ella afluía desde el fondo de mi carne hacia
mi cabeza y espabilaba mis pensamientos".
Ve lo "La expansión narcisista de una piel deseante" no es, en-
I(A)
tonces, el índice ni de una desindentificación, ni de una "pre-
......... _,.,.. (- cp) ferencia sexual sin sexo". Al contrario, ella está perfectamente
centrada en el falo -pero, como se vio, en un falo de estruc-
tura especial. Gide nos libra la clave de lo que él llama "[s]u
normal", o sea, la clave de su narcisismo homosexual, el cual
Sujeto de ninguna manera se debe concebir como el automatismo de
la monada, sino que, por el contario, como una "transfusión"
libidinal entre los cuerpos por la que recupera el déficit fálico
(- cp) sobre la imagen especular para, gracias al pene de un
joven muchacho, hacer surgir el goce en la infinitud de una
fusión con el "todo". Infinitud del goce que "normalmente"
a no se encuentra en la neurosis masculina cuyo goce está ba-
Velo:
( + cp)
rrado y marcado por la interdicción y la castración: Jo que
es llamado "la pequeí'ía muerte". A la inversa, Gide logra una
disociación perfecta entre el fetiche (el joven muchacho) y la
castración. Tal desvinculación, lograda, entre el fetiche como
Volvamos al pasaje de El inmoralista citado más arriba. único objeto sexual y la persona determinada, es el criterio
Al Lransitivismo corporal con los "pordioseros" sucede la que, para Freud, hace la diferencia entre el fetichismo "pato-
evocación de un corte en el cuerpo, una cortadura a la cual lógico" y el fetichismo "normal" del amor masculino.24 Pues
hay que dar todo su valor de castración por la identificación bien, la "pederastia no relacional" que subraya Bersani en
al otro. Enseguida es cuestión de "Locaciones", té rmino que Gide, es la expresión misma de aquella desvinculación del fe-
Gide utiliza habitualmente para hablar de los muchachos: el tiche que explica la indiferencia sentimental genérica de Gide
tex to opera aquí un desplazamiento de este término sobre e l respecto de sus múltiples objetos de deseo, la cual contras-
paisaje, luego surge la usual sensación de ilimitado. Creo que ta con la increíble sobreestimación de Madeleine, obj eto de
se puede suponer que este desplazami en to hace alusión a un amor único. Es en ella, su "oriente", su brújula, donde reside
"contacto furtivo" o a la masturbación que provoca el goce. la identidad de Gide. Bersani se equivoca al descuidai~ en la
Este último, entonces, no tendría lugar sin aquel interm edia- novela, la omnipresencia del doble de Madeleine, Marceline:
rio de la "recuperación del cp" característico de la perversión, aquel personaje femenino es el indispensable telón de fondo
sobre un fondo de castración posible. En consecuencia, en para las aventuras sexuales de Michel.
la escena se suceden: transitivismo, castración (- cp), recupe-
ración del cp y, a continuación, goce infinito. Desde entonces,
Ja infinitud debe estar correlacionada con esta recuperación 11. GIDE CON FREUD: LAS ESCISIONES
fálica.
Otro fragmento de El inmoralista evoca un pasaje análogo Luego de estas precisiones sobre la perversión gideana, segui-
al narcisismo del "todo": "Dejando, entonces, mi cerebro no ré una indicación de Lacan. "Esta Spaltung o escisión del yo,
al abandono, sino que en barbecho, yo me libraba voluptuo- sobre la cual se detuvo la pluma de Freud in articulo mortis,
samente a mi mismo, a las cosas, al Lodo, lo cual me páreció nos parece que es aquí el fenómeno específico".
divino".
Pero, no es esta una nueva alusión al onanismo, más explí-
cito incluso en este otro pasaje: "Una enorme reserva de amor 24 Freud, S., Tres ensayos de teo ría sexual, op cit., p. 140.
262 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 263

UN DUALISMO DISCORDANTE interdependencia entre "un amor piadoso, amor por Ella" y
"el ardor de la carne insumisa" que "se revelan el uno al otro
Desde 1908, Freud habla de una "escisión psíquica" como el y se aclaran recíprocamente como por un mutuo reflejo".26 De
"complejo nuclear de la neurosis". Es la expresión del conflic- hecho, se trata de una lucha contra la masturbación, "aquella
to entre la creencia, de origen pulsional, en las teorías sexua- lenta y acostumbrada tarea" asociada, como se vio , a las prác-
les infantiles y el saber de los adultos, la educación sexual.2 5 ticas pederásticas. Las fantasías, sin embargo, ya están pre-
En el corazón de la Spaltung freudiana, siempre está la pre- sentes en esta primera obra: temas artísticos de predilección
sencia de Ja satisfacción pulsional de Ja cual Gide da testimo- como El tirador de espinas del Capitolio o el David de Donate-
nio desde su pequeña infancia: "Para mí, no puedo decir si llo; también se encuentra allí una típica ensoñación gideana:
alguien me enseñó o cómo descubrí el placer; pero tan lejos
como se remonta mi memoria hacia atrás, él está ahí". Y en los ríos, yo volvía a ver los niños divisados de
Gide percibió bastante temprano que su escisión entre el "°' 1',
los cuales se bañaban y zambullían sus torsos frá-
amor y el deseo era la causa de un conflicto psíquico. Así, giles , sus miembros tostados por el sol, en aquella fres-
cuando habla de su amistad con Lionel, a los 15 años: cura envolvente. -Rabias me daban por no ser uno de
los suyos, uno de aquellos bribones de las grandes rutas
Pese a lo apasionada que fue nuestra relación, no se que merodean al sol todo el día, de noche se echan en
deslizó allí Ja menor sensualidad. Primero, Lionel era una cuneta sin hacerse problemas por el frío o las llu-
ricamente feo; luego, sin duda yo ya experimentaba vias; y, cuando tienen fiebre, se zambullen, enteramente
aquella franca inhabilidad para mezclar el espíritu y los desnudos, en la frescura de los ríos .. . Y que no piensan.
sentidos que, creo, me es bastante particular y que debía
pronto devenir una de las repugnancias cardinales de mi
Todo ya está ahí: Ja naturaleza envolvente, el b¡;iño, la piel
vida.
desnuda y morena, los bribones ...
En Los cuadernos de André Walter, la primera obra auto- Antes de reivindicarlo más tarde como necesario, en un
biográfica de Gide, publicada en 1891, cuando tiene 22 años, comienzo Gide esperó que este "dualismo discordante podría,
el héroe es el teatro de una lucha entre el alma y la carne. quizás, resolverse en una armonía". 27 Con esta idea se em-
Frente a la instigación de su madre moribunda, André Wal- barca en 1893 para realizar su primer viaje a Argelia con su
ter, a la edad de 20 años, renunció a la mano de su prima amigo el pintor Paul Laurens. Pese a estar habitado "por un
Emmanuelle, quien aceptó ser desposada por otro. Antes de amor casi místico" hacia Madeleine, quien rechazó su peti-
deslizar en la locura, escribe su diario y, al mismo tiempo, ción de matrimonio, él. la deja ... No la deseaba, al tiempo que
elabora una novela cuyo héroe, Alain, su doble, está loco tam- rechazaba sacar las consecuencias de ello: "Y si el diablo me
bién . A través de esta novela, Gide, quien ciertamente no está engañaba haciéndome considerar como una injuria la idea
loco, intenta obtener la mano de su prima y, por ello, la au- de poder mezdar allí cualquier cosa que fuere carnal, eso es
torización de su madre que Je será rechazada. Pero Juliette aquello de lo cual no podía aún darme cuenta".
Gide cambiará de opinión en su lecho de muerte, no sin haber Y, no obstante, ¿no lo sabía ya? "También no te deseo. Tu
tomado conocimiento de las inclinaciones homosexuales de cuerpo me molesta y las posesiones carnales me aterrorizan",
su hijo, En Los cuadernos , Gide dibuja el retrato de un joven escribe en Los cuadernos . Despidiéndose de Cristo, Gide acep-
exaltado por un amor puro y seráfico, aunque en lucha con- ta entonces su dualismo y parte a Argelia para una iniciación
tra "las reivindicaciones de la carne". Apoyándose en Pascal, al placer -aunque aún no sabía muy bien a cuál:
opone en él a dos entidades, el ángel y la bestia, o el alma y
la carne. Concebida como un "teorema", la novela muestra la 26 Gide, A., Les cahiers et les poésies d 'André Walter, Paris, Galli mard/

NRF, 1986, pp. JOS , 115, 70, 145, 284-285 y 70, respecti vamente.
25
Fre ud, S. (1 908), Sobre las teorías sexuales infan tiles, en Obras 27 Gide, A., Si le grain ne meurt, op. cit., pp. 550-552, 560, 564, 561 ,
com pletas, op. cit., vol. IX, pp . 189-19 1. 568 y 594, respectivamente .
264 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SíNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y STNTHOME 265

[ ... ]pero la verdad es que había tomado mi partido de espaldas. 28 En 1895 acepta ir en su "sentido"; al fin encon-
por disociar el placer del amor; e incluso me parecía tró su "normal" después de un período de lucha impotente
que este divorcio era deseable, que el placer era así más contra la masturbación, durante el cual pensó volverse loco:
puro, el amor más perfecto, si el corazón y la carne no
se entremezclaban en ningún punto. Si, Paul y yo está- Mi alegría fue inmensa y, como no la podía imagi-
bamos resueltos cuando partimos ... nar, tan plena del amor que se mezcló a ella. ¿Cómo
fue cuestión de amor? ¿Cómo he podido dejar al deseo
Conocemos lo que sigue: en Sousse, André tiene su prime- disponer de mi corazón? Mi placer era sin segundos
ra experiencia homosexual con "un muy joven árabe de piel pensamientos y no debía ser seguido por ningún remor-
morena", la cual disimula a su amigo. Aun así, se deja llevar dimiento.
por Paul a una iniciación con una joven prostituta, Meriem.
"Por simpatía con Paul, llegaba hasta a imaginarme deseos; Se puede observar la siguiente secuencia:
es decir, que desposaba los suyos; ambos nos alentábamos". Primer acto de 1895: una elección decidida por la pederastia.
Pero Gide ya lo sabe: "Mi inclinación natural, la cual estaba Segundo acto: un evento, la muerte súbita de Juliette Gide
finalmente forzado a reconocer aunque aún no creía poder que, justo antes, autorizó el matrimonio de André con Made-
dar consentimiento, se afirmaba en mi resistencia; me esforc leine.
zaba por luchar contra ella y, desesperando por poderla ven- Tercer acto: dos semanas después de las exequias, Gide
cer, pensaba poder eludirla". se compromete con su prima. Matrimonio de amor "desen-
Gide tiene relaciones con la muchacha: "si, en aquella no- carnado":29 "Que a veces, estando Madeleine en la pieza ve-
che cerca de Meriem, fui valiente; es que, cerrando los ojos, cina, yo la confi.mdí con mi madre", dice Gide entregándose
imaginaba estrechar enlre mis brazos a Mohamed". a las "torturantes delicias", e incluso, "la fuerza espiritual de
Esla primera (y por largo liempo única) relación helero- mi amor inhibía todo deseo carnal". Según Delay, Gide fue
sexual, lo liberó de sus rnúlliples males corporales. Según sus impotente. Según Lacan, era el deseo inconsciente de Made-
biógrafos, hizo venir a su madre a Biskra donde ella lo sor- leine, fijado a su padre y odiando la sexualidad realizada de
prendió con Meriem. Julielte Gide lloró de vergüenza y, en- su madre.
tonces, Gide se sintió inhibido hacia las mujeres. Si Jean De- Luego de haber luchado contra ellas y de haberlas resenti-
lay alribuye el fracaso y la impolencia posteriores de Gide con do como un conflicto, entonces Gide admitió y afirmó fuerte-
las mujeres a esta experiencia fallida, André Lepape afirma, mente tanto la disyunción del amor y del deseo como aquella
con mayor acierto, que Gide "zanjó de un golpe el embrollo" entre el amor y el goce sexual. Hace de ellas una ética que
de su deseo hacia el joven árabe de Sousse y enseguida montó reivindicó hasta la víspera de su muerte.30 El que las dos re-
esta puesta en escena con Meriem para que su madre, consta- laciones homosexuales en las que, incontestablemente, Gide
tando que era capaz de acostarse con una mujer, lo impidiera amó y deseó a la vez, hayan sido con Maurice Schlumberger
al mismo tiempo. Siempre la ley materna inhibidora. A partir o con Marc Allégret, no ponen en cuestión este postulado de
de eslos acontecimientos, Gide insiste aún más en la disocia- la escisión, ya que Madeleine siempre se mantuvo, en el tras-
ción amor/deseo, de la cual en adelante hace una "ética". fondo, como la única mujer amada. Es esta escisión la que
El afio 1895 es crucial. Gide se encuentra con Osear Wil- comanda a las otras.
de y Lord Douglas en Elida. Como vimos, está aterrorizado Con el fin de aclarar más la estructura de estas escisio-
por la sexualidad de Lord Douglas (el "vampiro") y afirma su nes, revisemos con más detención el concepto freudiano de
diferencia: una homosexualidad "frente a frente, recíproca y Spaltung y su evolución entre 1908 y 1931.
sin violencia", tema que retomará entre 1911 y 1914 en su 28
Gide, A., Carnets d'Égypte, en Journal, 1939-1949, op. cit. , p. 1054.
Corydon, donde defiende su "pederastia normal", en contra de 29
Gide, A., Et nunc manet in te, op. cit., p. 1128
la inversión y de la sodomía. A los 60 afios, Gide aún expresa- 30
Gide, A., Ainsi soit- il o u les jeux sont faits, en Journal, 1939-1949,
ba su asco frente a un joven egipcio que se ofrecía desnudo y op. cit., p. 1242.
266 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 267

DIE SPALTUNG, EN PLURAL respeto por la mujer". 33 Pues bien, muy pocos sujetos llegan a
ello y en razón de esto se encuentran la represión, la escisión
En 1908, la escisión es la consecuencia eventual de un "con- neurótica y la nueva solución que es este tipo de elección de
flicto psíquico" de las creencias en el niño, entre las teorías objeto. El logro o la norma es, entonces, la aceptación de la
que él elabora bajo la influencia de sus pulsiones y las "fábu- ecuación inconsciente "madre=puta", cuya significación es la
las" de los adultos (la cigüeña, en el tiempo de Freud, pero la castración de la madre: aquella mujer es sólo el objeto sexual
educación sexual "científica" de hoy tiene el mismo estatus). del padre. En esta escisión, la dominante es la madre castra-
Este tipo de escisión se produce, entonces, entre una creencia da, no sólo anatómicamente, sino que también en su estatus
oficial consciente y una creencia reprimida e inconsciente a rebajado de objeto del padre. En tal sentido, este "tipo" de
la cual el sujeto adhiere por razones pulsionales. Aun cuan- elección de objeto es fundamentalmente heterosexual y pare-
do Freud no hace explícitamente el vínculo, es en este artí- ce encontrarse en el opuesto de la creencia en el falo mater-
culo que él insiste sobre la primera teoría sexual infantil, la no que subsiste en el fetichismo o en la homosexualidad. Sin
creencia en un pene materno, femenino y universal. Si esta embargo, no por ello es menos patológico, ya que la ecuación,
representación se fija en el niño, dice, él "se verá precisado a que se mantiene inconsciente y problemática, no es verdade-
convertirse en un homosexual". 31 Anticipándonos respecto de ramente asumida por el sujeto, haciendo de ella una especie
lo que sigue, podemos deducir que esta primera teoría sexual de síntoma: su pareja es una "mujer-síntoma". La "solución"
es lo que está en juego en una posible escisión. de 1910 puede, así, resumirse en tres tiempos. Primero, fan-
El término "escisión" reaparece en "Sobre un tipo par- tasía incestuosa del muchacho y ecuación "madre=puta"; se-
ticular de elección de objeto en el hombre" 32 (1910), donde gundo, represión y, luego, escisión madre/prostituta; tercero,
es establecida la importancia de la ecuación inconsciente nuevamente transformación de la puta en madre (salvarla)
"madre=puta" para la sexualidad del varón. Cuatro rasgos para intentar abolir Ja escisión. En resumen, primero rebajar
caracterizan este "tipo": la condición de "tercero perjudica- a la madre para, enseguida, elevar mejor a la prostituta, ¡lógi-
do" (un hombre ya posee a la amada), el "amor por mujeres ca absurda de la neurosis! Notemos, en fin, la cronología o Ja
fáciles", el deseo de salvarla y la sobreestimación del objeto lógica establecida por Freud entre el primer tiempo y aquello
sexual. La etiología es una fijación inhabitualmente larga a la que lo precede: una mezcla de atracción y de horror con res-
madre que lleva al adolescente púber a desearla. Estas fanta- pecto a las pros ti tu tas.
sías incestuosas entran, entonces, en conflicto con la idea de El texto de 1912 que sigue en la serie es más sombrío que
la pureza de la madre y, por ello, la escisión madre/prostituta, el anterior. Allí Freud afirma "Ja posibilidad de que haya algo
escisión consciente que, de hecho, reposa en la ecuación in- en la naturaleza de la pulsión sexual misma desfavorable al
consciente. No se trata aquí de un conflicto de creencias como logro de la satisfacción plena" 34 y que las reivindicaciones
en 1908, sino de un conflicto entre dos representaciones de un pulsionales son inconciliables con las exigencias de la civiliza-
mismo objeto. En consecuencia, la utilización del mismo tér- ción. De ello se desprende Ja necesidad del síntoma sexual o,
mino Spaltung puede ser engañosa; no obstante, lo que está dicho de otra manera, del sexo como síntoma. El síntoma que
en juego en los dos casos es pulsional . Para Freud, la ecuación aparece casi normalmente en el hombre es, por este hecho, o
"madre=puta" es en ella misma saludable, ya que permite bien la impotencia psíquica debida a la proximidad incestuo-
al varón ser sexualmente libre luego de "haber superado el sa con el objeto, o bien el rebajamiento del objeto para evitar
la impotencia. La fijación incestuosa, ya revelada en 1910,
desemboca esta vez en una escisión instalada entre el amor
31
Freud, S. (1908), Sobre las teorías sexua les infant iles, en Obras
completas, op. cit., vol. IX, pp. 191y193. 33 Freud, S . (1912), Sobre la más genera lizada degradació n de la vida
32
Fre ud, S. (1910), Sobre un tipo particu lar de elección de objeto en amorosa (Contribuciones a la psicología del amor, II), en Obras comple-
el hombre (Contribuciones a Ja psicología de l amor, I), en Obras comple- tas, op. cit., vol. XI, p . 179.
tas, op. cit., vol. XI, pp. 155-168. 34 Ídem, p. 182.
268 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 269

y el deseo, entre el amor terreno y el amor celestial. Pero Ja y su destino inconsciente, se hablará de desmentida. Se trata
impotencia emerge si la escisión no está bien anclada: basta de un compromiso inconsciente (proceso primario) relativo
que un rasgo de la amante evoque a la madre y, entonces, apa- a la castración femenina, el cual deja subsistir, sin conflicto,
rece la catástrofe en la medida que la ecuación "madre=puta" el "sí" y el "no" uno al lado del otro. En su misma construc-
irrumpe. En consecuencia, la solución de 1912, la escisión en- ción, el fetiche refleja esta "escisión" y hace alusión a la cas-
tre el amor y el deseo, realiza de hecho la operación inversa a tración; por ejemplo, en el caso del cortador de trenzas o del
aquella de 1910. Efectivamente, en el segundo caso (1912), el portador de fajas pubianas. Lacan habla de una "rasgadura"
sujeto separa y aísla al máximo Jos términos de la ecuación, del objeto. Freud establece una disyunción entre fetichismo y
mientras que en el primero (1910), intenta por el contrario homosexualidad: la existencia del fetichismo entrega a l suje-
reunificados. En Jos casos extremos de 1912, el sujeto se que- to garantías contra el horror de la castración, haciendo a la
da totalmente fijado a la madre del amor y, paralelamente, mujer "soportable como objeto sexual". El "horror" del sujeto
se masturba reemplazando fantaseadamente a la madre por frente a los órganos genitales femeninos es, sin embargo, un
una imagen, mientras que es impotente con todas las mujeres "stigma indelebile de la represión sobrevenida" .
reales.
Se ve, entonces, que el homosexual, en la medida en que
debe enfrentar la representación de Ja madre castrada, está Esquema 9:
severamente amenazado por la impotencia. Por el contrario, Destinos freudianos de la fijación a la madre
el homosexual y el fetichista, Jos cuales evitan esta ecuación, por parte del varón
lo está bastante menos -lo que es confirmado por la clínica.
E llos desligan completamente el objeto sexual de las repre- Fijac ió n a la madre

sentaciones de Ja castración materna y de la madre del amor:


forma "lograda" de la escisión, por oposición a los "fracasos"
Fija c ión
neuróticos precedentes. Se opondrán, en consecuencia, una al falo
escisión "lograda" en las perversiones, donde la desvincula- Fijaci6n a la madn!
materno
( + <p)
ción es total, y una escisión "fracasada" en las neurosis, donde del amo r A
{apunt a lami c nlo)
subsisten las conexiones.
El artículo sobre el fetichismo (1927) se inserta en una
Horror de la
continuación de Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci cast ra c ión
( 191 O): el fetiche no es un síntoma, ya que el sujeto no se que- femenina

ja de él, sino que se trata de un "sustituto del falo de la mu-


jer (de la madre) en que el varoncito ha creído y al que no
quiere renunciar -sabemos por qué". 35 Nuevamente se trata,
/
"Tipo"
\
Esc is ión anror/d cs co
!
/-lo111osexualidad
(ident ifi cac ión
tercero y fetichismo "normal"
como en 1908, de un conflicto entre creencias. El fetichismo perjudicrido
con la madre)

es caracterizado por una forma particular de la represión, la


Verleugnung, concepto traducido por "renegación" o "desmen-
tida" (Lacan). La represión implica el afecto y la representa-
ción; para el fetichismo se hablará aun de represión en lo que
respecta al afecto, pero en lo concerniente a la representación
!
Fetichismo con
heterosexual id ad
y rccu pe rac ión de
(+ <¡J)
35Freud, S. (l 927), El fetichismo, en Obras completas, op. cit.,
vo l. XXI, pp. 148 y 149. Piénsese e n el éxtasis de Gide frente a la estatua
del peq ueño varo ncito (como se verá, un fetiche gidea no), llamado El
tirador de espinas del Cap ito li o.
270 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 271

Se notará, entonces, que Freud no habla para nada de de Spaltung? Si Gide insiste en la escisión del amor y del de-
Verleugnung para la homosexualidad masculina, la cual es por seo, entonces no entrevé claramente su Jchspaltung, la cual es
lo tanto opuesta al fetichismo: la homosexualidad en sí no im- de un tenor muy distinto. Nos queda precisar cómo su disyun-
plica, ni Verleugnung, ni perversión. La homosexualidad mas- ción, completamente consciente, entre el amor y el deseo, se
culina no forzosamente es una desmentida de la castración articula con aquella parte ignorada por él mismo. En efecto,
materna, pero, por el contrario, puede ser una identificación en él no se trata de homosexualidad en sentido estricto, sino
con esta. La identificación con la madre es allí una identifica- más bien de fetichismo y de Verleugnung con escisión del yo.
ción con la madre castrada del amor ("a ella le falto yo, en- Su fetiche es doble: por un lado, está la fetichización del pene
tonces ella está castrada") donde el pene de la pareja sirve de del joven muchacho o de su cuerpo enteramente falicizado
reaseguro narcisista contra la castración del sujeto (y no con- -lo hemos visto, Gide diferenciaba él mismo su práctica, que
tra aquella de la madre): "él es como yo, él lo conservó". Di- él llamaba "su pederastia normal", de aquellas vinculadas con
cho esto, la madre castrada del homosexual no es aquella de la homosexualidad y la inversión. Pero, por otro lado, existe
la ecuación "madre=puta", pues el sujeto no la percibe como un segundo fetiche que se aloja en su relación con Madeleine:
objeto sexual del padre. Como se dijo, Lacan indicó, además, la carta. Se sabe que el fetiche puede ser un objeto extraño
que una condición que predispondría para la homosexuali- y ligado al lenguaje como el famoso "brillo en la nariz" del
dad sería que el padre, demasiado enamorado de la madre, paciente de Freud, donde una homofonía translingüística lle-
no se encuentre en posición de castrarla. Se puede, entonces, va al falo de la madre: entonces, ¿por qué no la carta? En
recapitular estos resultados freudianos a través de un cuadro este punto, incluso en Gide, quizás existe un "más allá del
(cf. esquema 9). falo" que excede la significación fálica del fetiche. Primero
El artículo inconcluso de 1938, "La escisión del yo (Ich s- estudiaré el fetiche referido a los muchachos, estableciendo
paltung) en el proceso defensivo", 36 pone el acento sobre la la Verleugnung contigua, antes de abordar su vínculo con el
castración como "trauma psíquico" y sus consecuencias. El segundo fetiche: la carta.
sujeto puede reconocer el peligro y renunciar a la satisfac-
ción; una segunda solución es la renegación de la realidad.
Pero aún existe una tercera salida que consiste en realizar las LOSTRESSCHAUDERN
dos anteriores a la vez, al precio de una "desgarradura en el
yo que nunca se reparará, sino que se hará más grande con el Recordemos el viaje de bodas de Gide y sus "torturantes deli-
tiempo". Las dos reacciones opuestas se mantienen como el cias": los jóvenes muchachos están metafóricamente proyec-
"núcleo de una escisión del yo". El ejemplo clínico de Freud tados sobre el velo de matrimonio de su mujer. Describiendo
muestra a un sujeto invadido por el "terror enorme", luego de su experiencia sexual anterior con Meriem, Gide nos confía
la conjunción de una amenaza de castración y de Ja percep- que, para poder penetrarla, la había sustituido imaginaria-
ción de la falta anatómica femenina que viene a perturbar su mente por el hermano de esta. En El inmoralista, sobre el ca-
satisfacción masturbatoria. Por una parte, el sujeto se crea un dáver aún tibio de su mujer, Michel prefiere a Ali antes que a
fetiche de desmentida y, por la otra, desarrolla un síntoma por su hermana prostituta. 37 La sola evocación del acto sexual con
el cual "ha reconocido" la castración femenina. El aporte del una mujer lleva sistemáticamente la presencia imaginaria de
texto es mostrar que el fetiche no dispensa al sujeto de una un pequeño muchacho como fetiche. Pese a este artificio, el
parte neurótica y sintomática que coexiste con él: la victoria acto se mantiene problemático. A sus 54 años, en 1923, Gide
subsiste con la castración, dice Freud. tuvo una hija, Catherine, con Elisabeth van Rysselberghe, una
Volvamos ahora a Gide. ¿Cuáles son, para él, las conse- joven mujer que acababa de perder a su amante en la guerra y
cuencias de la existencia de estos diferentes tipos freudianos que quería tener un hijo "sola". Según la madre de Elisabeth,
"la pequeña dama" escribió, en desconocimiento de Gide, sus
36
Freud, S. (1938), La escisión del yo en e l proceso defensivo, en
37 Gide, A., I:immoral iste, op. cit., p. 472.
Obras completas, op. cit., vol. XXIII, pp. 275-278.
272 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 273

observaciones sobre el escritor, el cual le habría declarado a Se trata de aquellos accesos de profunda sofocación, de
Elisabeth: "Me gustaría jamás tener más amor que el de una aquellos "relámpagos" que Gide llama Schaudern. Este verbo,
sola mujer; sólo puedo tener verdaderos deseos por los jóve- que significa estremecerse o temblar, es tomado de Goethe.
nes muchachos. Pero no me resigno a verte sin hijo y a no Gide anota en su Diario una máxima de Fausto: "El temblor
tener yo mismo uno". 38 (das Schaudern) es lo mejor del hombre" . Lo sabemos, Goethe
Dicho esto, él Je envía a su sobrino Domi, luego a su amante tuvo una gran influencia sobre el escritor, la cual fue califica-
Marc Allégret -o sea, los dos jóvenes más próximos a él- para da de "mala influencia" 4 º por la madre de este. Luego, Gide
hacerle un hijo. Una relación se establece entre Marc y Élisa- dice haber reconocido en Schopenhauer Ja descripción de su
beth. Pero el hijo no llega y es Gide quien, cuatro años más Schaudern: "Avanzamos a tanteos en el laberinto de nuestra
tarde, se encargará. Una vez más, debió interponer a un mu- vida y en las tinieblas de nuestras investigaciones; ¡momentos
chacho, a modo de velo, frente a la "castración" de una mujer". de claridad, semejantes a relámpagos, iluminan a veces nues-
Volvamos al episodio con Meriem, el cual es el más típico, tra ruta!". Entonces, considera estos relámpagos como la visi-
para mostrar el recurso al muchacho-fetiche ubicado frente ta de Dionisos, inspirador del delirio y de la locura creadora.
a Ja mujer; él nos introducirá en Ja interpretación de los Gide tuvo tres Schaudern en su infancia: el primero, con la
Schaudern . En un primer tiempo, Gide está con su amigo muerte de un primo, respecto de la cual sus padres hablaron
Paul Laurens esperando a Meriem que no llega: "La tapa delante de él; el segundo, con la muerte de su padre donde
demasiado pesada que, por un instante, había entreabierto había sentido que él no era parecido a los otros; el tercero,
la esperanza, se cerraba; y, sin duda, siempre iba a ocurrir lo entonces, con Bernard. Para Lacan se trata de "la voz pura"
mismo: yo estaba forcluido". 39 de la muerte. 41 Pero el tercer Schaudern no tiene relación apa-
Meriem al fin llega y Gide evoca al hermano de la joven rente con Ja muerte, si no con la introducción del semejan-
muchacha: "Cerrando los ojos, imaginaba estrechar entre mis te en la relación h eterosexual. Viendo la calma de Bernard,
brazos a Mohamed". "Forcluido" significa aquí "puesto afue- André sintió que este estaba del otro lado, de aquellos que él
ra", "excluido de manera definitiva". Es la misma palabra que ve "cambiados", aquellos que "conocen" a las mujeres: "en-
utiliza Gide a propósito de otro episodio que, ocurrido cuan- treví enseguida que él sabía tanto o incluso más que yo sobre
do tenfa 15 años, tuvo igualmente relación con prostitutas. La aquella materias; [ .. .]pero es precisamente eso lo que me de-
madre de Gide se inquieta por el trayecto de mala reputación rribaba: que el dragón que me había hecho de eso, se lo pudo
que toma Bernard, un amigo de André, cuando se dirige al considerar con sangre fría y sin estremecimientos de terror".
liceo. Ella no está muy excitada, pero Gide imagina: "Veía, "Eso": la cosa, lo innombrable. Gide supone un saber al
por ejemplo, a mi pobre Tissaudier orgiásticamente lacerado cual tiene acceso su semejante y del cual está excluido. Como
por las cortesanas". lo vimos, el término "forcluido" volverá cuando Gide pien-
Gide interroga a su amigo que, sorprendido, le deja com- sa que no será iniciado en la relación con Meriem por Paul
prender que él sabe muy bien lo que está pasando. Entonces, Laurens.
Gide se desmorona: "De repente, algo enorme, religioso , de Aquí, estar forcluido significa, entonces, estar excluido de
pánico, invade mi corazón, como en la muerte del pequeño la relación sexual con las mujeres, mientras que un semejante
Raoul, o como el día en que me había sentido separado, for- tiene acceso a ellas. Esta "forclusión" ¿no evoca, acaso, el pa-
cluido". vor (el "terror", el "pánico", dice Gide) suscitado por la castra-
ción femenina, causa de desmentida y de escisión? Como otro
38 Van Rysselberghe, M., Les cahiers de la Petite Dame, 1918-1929,

en Cahiers André Gide, nº 4, Paris, Gal limard, 1973, vol. 1, 29 agosto-13


40
septiembre 1922, p. 150. Gide, A., Correspondance avec sa mere, J 880-1895, Paris, Gallimard,
39 Gide, A., Si le grain ne m eurt, op. cit., pp. 566-567, 483-484, 439, 485, 1988, p. 653-657.
41
483, 486, 470, 362-363 y 613, respectivam ente. La frase de Schopenhauer Para Lacan, la mu erte sig nifica la exclusión de Ja sign ificación fá-
está en Martin, C., André Gide ou la vocation du bonheur, Paris, Fayard, lica. Es por ello que el tercer Schaudern puede ser considerado como la
1998, vol. I, p. 61. voz de la muerte (fálica).
274 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 275

ejemplo de desmentida, Freud da aquel que puede producirse Confirma aquel rechazo del sexo femenino: "Mi falta de
con la muerte de un cercano. El fenómeno del Schaudem apa- curiosidad con respecto del otro sexo era total; todo el miste-
rece, en consecuencia, como el índice del lado "síntoma" de rio femenino, si lo hubiese podido descubrir con un gesto, ese
la lchspaltung, de aquella parte de fobia que coexiste, según gesto no lo hice para nada".
Freud, con el fetichismo y que da testimonio del reconoci- Ya había hecho la misma constatación con su amigo Lio-
miento horrorizado e inconsciente de la castración. No olvi- nel, apasionado por las revisiones en los diccionarios que lo
demos que, de acuerdo con Freud, el reconocimiento de la dejaban "más asombrado que excitado". La expresión "falta
muerte equivale a aquella de la castración. 42 de curiosidad" denota un punto de no saber voluntario frente
La originalidad de Gide es la de haber acogido sus Schau- al sexo femenino. Esta "falta de curiosidad" contrasta con el
dem para transformarlas en principio de creación, punto deseo infantil de saber, fuertemente desarrollado por lo de-
de partida de su sinthome: "Rápidamente comprendí que la más, del joven Gide. Como lo notaba su madre en una carta a
ebriedad sin vino no es otra que el estado lírico, y que el ins- Paul Gide, André pasaba su tiempo observando "los juegos de
tante feliz donde me sacudía ese delirio era aquel en el que la materia viva": 43 insectos, herboristería con Ana, curiosidad
Dionisos me visitaba". por las damas un día de baile. Y, al mismo tiempo, Gide nos
Incluso si los dos son soportes iniciales del sinthome, el confía que "mis caricias con los muchachos jamás descendían
Schaudem gideano no es del mismo orden que la epifanía más abajo de la cintura; con las muchachas llegaban allí con
joyceana. En efecto, la epifanía consiste, como se vio, en total indiscreción" .44
transmitir un enigma gracias a una nueva forma de escritura Agrega que su pudor frente a los hombres era excesivo y
-enigma que tiene una relación con la forclusión de la signifi- ve en ello el índice de su futura "inclinación" homosexual.
cación fálica . Por el contrario, los Schaudem dan testimonio De creerle, habría pasado desde una "total indiscreción" se-
del pavor frente a la muerte y la castración, causa de la Ver- xual infantil con las niñas pequeñas a una "falta de curiosi-
leugnung y condición de la lchspaltung. Sin embargo, además dad" igualmente total en la adolescencia: tal inversión sólo es
del hecho de ser la fuente de la creación literaria, existe un posible si, en el entretiempo, él tuvo un encuentro traumáti-
punto común entre las dos: las voces -"escribir una voz" para co. Una primera hipótesis es que aquel trauma sea la muer-
Joyce, escuchar "la voz de la muerte" para Gide. te del padre que estrechó sobre él la presencia envolvente e
inhibidora de su madre (la presencia de esta es, en efecto,
constatable en las tres Schaudem); una segunda sería que el
CURIOSIDAD/FALTA DE CURIOSIDAD trauma que habría provocado este rechazo decidido sea la se-
ducción realizada por su tía, en el año que siguió a la muerte
Hay, entonces, un saber sobre las mujeres del cual el joven de su padre. La disyunción de las dos madres del deseo y del
Gide, a diferencia de los otros hombres, sus semejantes, está amor, la cual se introduce a los 13 años, iría en este sentido.
"forcluido". Ahora bien, antes de su tercer Schaudem, él pa- Como se vio, Freud indicaba la existencia de esta mezcla de
saba sus mañanas visitando departamentos con su profesor, atracción y de repulsión del adolescente frente a las prostitu-
quien deseaba cambiarse de casa. Frecuentemente, descu- tas, antes de que se establezca en el inconsciente la ecuación
bría cosas indecentes que lo "dejaban atónito". No obstante, "madre=puta". Para Gide, esta ecuación jamás se estableció:
afirmaba: "Pese a mis exploraciones a través de los departa- la escisión es total y la "castración" femenina le produce do-
mentos de mujeres ligeras, a los 15 años me había mantenido blemente horror, en su realidad anatómica y como caracterís-
increíblemente ignorante de los alrededores del desenfreno; tica del objeto sexual del hombre. Anatómica o imaginaria, se
todo lo que imaginaba no tenía ningún fundamento en lo tiene de ellas el testimonio en una pesadilla de su juventud:
real" . "Y tenía temor de ver [bajo su abrigo levantado por un mono];

42 Freud, S. (1926), Inhibición, síntoma y angustia, en Obras comple- 43 Martín, C., André Gide ou la vocation du bonheur, op. cit., pp. 46-47.
tas, op. cit., vol. XX, p. 123. 44 Gide, A. , Et nunc manet in te, op. cit., p. 1131.
276 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 277

quería desviar los ojos, pero miraba, pese a mí. Bajo el vestido Redescubrir, debajo del ser facticio, lo ingenuo, no
no había nada; estaba negro, negro como un hoyo; yo solloza- era para nada, en lo que me parecía, tarea tan fácil; y
ba de desesperación". 45 esta regla de vida nueva que devenía la mía - actuar se-
En cuanto a la mujer como objeto sexual, aunque jamás gún la mayor sinceridad-, implicaba una resolución,
nada fue claramente evocado, se sabe que Gide tenía horror una perspicacia, un esfuerzo donde toda mi voluntad se
de toda posesión carnal (vampírica) y de toda penetración. tensaba, de suerte que jamás me parecí más moral que
Terror frente al sexo femenino , horror de la posesión carnal; en aquel tiempo cuando había decidido no serlo más,
¿no evoca esto una versión de la "envoltura" no más agrada- quiero decir : sólo serlo a mi manera. Y llegué a com-
ble que aquella de la naturaleza, pero mortífera y castradora prender que la perfecta sinceridad [ ... ] sólo se obtiene
como aquella de sus dos madres superpuestas desde sus pesa- con el esfuerzo más constante.49
dillas infantiles donde "el golfo" lo engolfa? 46
Se reencuentra aquí la exigencia de una necesidad propia
del síntoma.
LA SINCERIDAD VOLCADA47

Gide no concebía la escritura sin una sinceridad absoluta LA SEGUNDA REALIDAD


que él eleva a la dimensión de una "sinceridad volcada". 48 De
Osear Wilde citaba esta frase: "Puse todo mi ingenio en mi El sentimiento de una doble realidad es también un fenóme-
vida, sólo puse mi talento en mis obras". Gide tiene más bien no vinculado a la Verleugnung. Se remonta a aquella anécdota
la ambición de que su vida obedezca a su obra. Primero, de del baile en su casa donde el niño pequeño resiente una in-
manera wildeana, "toda nuestra vida se aboca a trazar de tensa curiosidad de ver a las damas bien vestidas. Acostado,
nosotros mismos un imborrable retrato", luego "[el artista] se imagina "una segunda realidad": "La creencia indistinta,
debe, no contar su vida tal como Ja vive, sino vivirla tal como indefinible, en no sé qué cosa otra, al lado de lo real, de loco-
él la cuenta". Esta sinceridad elevada al rango de dogma, es te tidiano, de lo confesado, me habitó durante numerosos años;
horror por la mentira empujado hasta la indiscreción en la y no estoy seguro de no reencontrar, aún hoy, en mí, algunos
escritura, ¿no serán el reverso de la desmentida? ¿Como si la restos de aquello".
Veleugnung implicara el esfuerzo perpetuo, ininterrumpido, Gide distingue, en consecuencia, la realidad, los sueños, y
de decirse, y sobre todo de decirse completa y verdaderamen- una segunda realidad que nada tiene que ver con los cuentos
te, para que una parte de sí quede, siempre, en contradicción de hadas. En Ja época de Ja muerte de su padre (tenía enton-
con otra? Gide desarrolla, en efecto, una ética de la sinceridad: ces 11 años), imaginaba que este "sólo estaba muerto en nues-
tra vida abierta y diurna, pero que de noche, secretamente,
mientras yo dormía, venía a reencontrar a mi madre". En Los
cuadernos habla "de un mundo otro, de ese mundo íntimo y
45
Gide, A., Les cahiers d'André Walt er, op. cit., pp. 157 y 214.
escondido que casi me iba a tomar completamente". Se trata
46
Gide, A., Ainsi soit-i l ou les je ux sont fa its, op. cit., p. 1200. de una alusión a su relación con su prima y con Dios, la cual
47
El original utiliza aquí un a pa lab ra a ltamente equívoca. E n e fecto, sigue a la evocación del segundo Schaudem , al momento de la
el adjet ivo renversé puede traducirse por puesto al revés, derrocado (un muerte de su padre. El sentimiento del carácter facticio de la
gobierno, por ejemplo) , derramado (un vaso de agua ), destituido (de un realidad acompaña esta reflexión: el mundo exterior aparece
cargo), atrope llado (un p eató n) . Hemos decidido traduc ir el término por
como un "cartel engañoso que yo habría querido reventar".
volcado, e n Ja medida en que esta palabrn mantiene a lgo de tal a mbi-
güedad, pudi endo suge ri r algunos de estos dive rsos sign ificados. (N. de
Él encuentra esta "segunda realidad" como "la invisible reali-
los T. ) dad", a la cual debe "una conmoción de todo su ser", la tarde
48
Gide, A., Joumal, 1889- 1939, Paris, Ga llimard/NRF, La P léiade,
1982, pp. 29, 389, 29 respectivamente. 49 Ídem, vol. 1, p.· 1239; las cursivas son mías.
278 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 279

de la famosa escena con su prima en calle De Lecat. Luego un goce Otro. Lacan evoca con ello un goce que, anudado al
dará varias veces testimonio de este sentimiento extraño: "un lenguaje, estaría más particularmente sostenido por las mu-
cierto sentido de la realidad [que] me falta. Puedo ser extre- jeres. En el caso de Gide, la vertiente perversa del deseo está
madamente sensible al mundo exterior, pero jamás llego a anudada al órgano, mientras que la relación con Madeleine,
creer perfectamente en ello".SO impregnada por su correspondencia casi cotidiana, apunta a
Recuerda su ausencia de temor al momento de un acci- aquel acceso a un más allá, aquel absoluto que Lacan llama el
dente a los 18 años, "asistiendo a todo aquello como si se Otro: "Toda mi obra está inclinada hacia ella", escribía Gide
tratara de un espectáculo fuera de la realidad". Agrega que, en 1924. El duelo por las cartas que Madeleine quemó almo-
siendo niño, tenía pesadillas horribles y que ahora, en edad mento del viaje de su esposo con Marc Allégret, fue imposible.
madura, los contenidos horribles todavía están ahí, pero que Por ello, Lacan deduce su valor de objeto a, de causa de deseo
no tiene más miedo: "es el sentimiento de su realidad [del en la relación con Madeleine y, en consecuencia, de soporte
mundo exterior] que yo no tengo" Este curioso fenómeno no de toda realidad para André.
va sin hacernos recordar un rasgo fetichista -sin que, por tan-
to, se trate de una psicosis: "[se puede haber] desmentido un
fragmento sin duda sustantivo de la realidad, como hace el yo "EL DIVIDIDO": ESCISIÓN Y ESCRITURA
del fetichista con el hecho desagradable de la castración de la
mujer".Sl La escritura refleja la escisión amor/deseo del autor: las obras
Freud habla aquí de renegación de la muerte del padre por son escritas sucesivamente o simultáneamente, siguiendo las
el niño: un evento traumático provoca la escisión en dos co- dos tendencias opuestas de la escisión (por ejemplo, El in-
rrientes de creencia contradictorias. El sujeto acepta las dos y moralista, del lado del deseo, y La puerta estrecha, del lado
oscila de la una a la otra. En el caso de Gide, se puede poner del amor angelical). Pero con un redoblamiento interno en
en una serie a las Schaudem y a la creencia en una realidad cada obra (Marceline en la primera, la seducción de la tía en
invisible, dos fenómenos vinculados a la muerte y a la cas- la segunda). Gide describió: "esta diversidad de humor que
tración femenina. Esta segunda realidad se cristaliza a los 13 me fuerza, tan pronto a entregar un libro, a brincar al otro
años en torno a Madeleine y a Dios. Varias veces Gide dijo que extremo de mí mismo (por necesidad de equilibrio también) y
Madeleine era "su realidad", sobre todo después de su muerte: a escribir precisamente lo menos capaz de agradar a los lecto-
"Desde entonces [su muerte], frecuentemente me parece que res que me habían adquirido el precedente". s4
yo sólo simulo vivir: ella era mi realidad".s 2 Como se dijo, Gide evolucionó desde el rechazo a esta es-
Para ella, agrega, la realidad era un Dios en el cual él no cisión amor/deseo, cuando escribe Les cahiers d'André Walter,
podía creer. Con fTecuencia, Madeleine y Dios se confunden: y buscaba realizar él mismo su ideal angelical al precio de
"En el cristianismo, y cada vez que nuevamente me vuelvo a borrar su sensualidad y su espíritu crítico.ss Enseguida pensó
sumergir en él, es otra vez a ella que yo persigo". llegar a una nueva armonía casándose con Madeleine, soporte
Madeleine le sirvió de relevo a Gide en su atormentada de su ideal angelical, y deshaciéndose del deseo: "Era el cielo
búsqueda de Dios, incluso a veces ella reemplazó a este. La si- que mi insaciable infierno desposaba; pero este infierno yo lo
guiente observación de Lacan sobre Kierkegaard, ¿no valdría omitía en el instante mismo".
también para Gide? Gracias a Régine Olsen, el filósofo habría En fin, aceptó el deseo y defendió el opuesto de su actitud
tenido acceso a "un bien en segundo grado, un bien que no es anterior, haciendo de la sensualidad la virtud cardinal del ar-
causado por un pequeño a",s 3 o sea, un bien más allá del falo, tista y "deseando ceder a ustedes, deseos, y ser vencido sin
batalla". En Teseo, incluso considera como una pura locura
50 Ídem, vol. 1, pp. 1269-1270, 1273 y 1196, respectivamente.
54
51 Freud, S., E l fetichismo, op. cit., p. 150. Gide, A., Souvernirs, op. cit., p. 526; las cursivas son mías.
52 Gide, A., Souvenirs, en Journal, 1939-1949, op. cit., p. 1164. 55
Marty, E., André Gide, Tournai, La Renaissance du livre, 1998,
53 S20, p. 71. pp. 133, 147 y 126, respectivamente.
280 EL HÓMBRE AMBJGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 281

~do Jo que ·se·sostiene de una creencia o de una adhesión al no se recubren exactamente. Se podría estar tentado de
Uno para escapar de Jo múltiple. Escribe en su diario: superponer amor y síntoma, por una parte, deseo y fetichismo,
por la otra; pero el amor por Madeleine también comporta,
Jamás supe renunciar a nada; y protegiendo en mí lo como se lo vio, el fetichismo (los pequeños muchachos y
mejor y lo peor a la vez, es como dividido que he vivido. las cartas), mientras que el deseo implicaba conflictos y
Pero, ¿cómo explicar que esta cohabitación en mí de los síntomas. Parece, entonces, juicioso respetar la estructura
extremos en ningún caso llevó tanta inquietud y sufri- gideana, distinguiendo los dos tipos de escisión, aun cuando
miento, como una intensificación del sentimiento de la se entrecruzan (cf. esquemas 10 y 11).
existencia, de la vida?56

Contrariamente a los neuróticos que buscan borrar su di- Esquema 10: La d esmentid a y s us consecuencias en Gide
visión, Gide la exacerbó, transformándola en fuente perma-
nente de creación:
Verleugnung
Suje lo esc ind ido
Este estado de diálogo que, para tantos otros, es casi Tchspaltung
intolerable, devenía para mí necesario. Es porque, para

/ ~
estos otros, sólo puede dañar a la acción, mientras que,
para mí, lejos de desembocar en la esterilidad, me in-
vitaba por el contrario a la obra de arte y precedía in-
m ediatamente a la creación, llegando al equilibrio, a la Rcconocimienlo
armonía. y horro r de la Des me nLida
caslración fe me nina

/~
La ética gideana, entonces, consistió en acoger el pavor
de los Schaudern y en la división de la Spaltung entre el amor
y el deseo, para doblegarlos en Ja creación literaria. Al final,
tal como un funánbulo, recupera el equilibrio que se fugaba
vanamente cuando buscaba suprimir una o la otra tendencia.
Volvamos a la escisión. En el sentido fTeudiano del
l
Schaudern
Signos
Sin ce ridad
Felic hes
deseo
Dob le Rea li dad
término se pueden distinguir dos tipos de escisión: por una
par te, la escisión del sujeto por creencias antagónicas, donde
una es el rechazo de ceder al falo materno, desarrollada desde
1908 hasta llegar a la Verleugnung del fetichista en 1927 y
cuya consecuencia se indica en 1938 con la escisión "fuerte"
o Ichspaltung síntoma (fobia)/fetichismo; p.or otra parte, la
escisión del objeto entre amor y deseo de 1910-1912 que, más
bien neurótica, se articula, ci ertamente, con la problemática
1
Creación li teraria /1
Cana (l etra]
el Otro sin cue rpo
co rrespondenci a
dirigida a
Pene
Pederasli a
(el cuerpo
de la escisión precedente en la medida en que supone el Madeleine del Otro)
reconocimiento inconsciente de la castración materna, pero
que más bien es, justamente, su acuse de recibo sintomático.
Ahora bien, en el caso de Gide, estos dos tipos de escisión
Sinlhom e

56 Gide, A. , JournaJ, 1887-1925, op. cit., vol. 1, p. 1100; las cursivas

son mías.
1

282 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 283

Esquema 11: La escisión del amor y del deseo en Gide III. UN SUEÑO CONMOVEDOR

Spaltung ¿Se puede interpretar un sueño Ji terario? Si seguimos a Freud,


(escisión del no. Y, sin embargo, él mismo lo intentó con la Gradiva de
objeto) Jensen. En el sueño literario faltaría la palabra del soñante
que sería la única capaz de conducir al ombligo del sueño.

/~
Pero, si se trata de un sueño de André Gide, escrito en un
Diario donde él pretende "decir todo", se podría creer en la
equivalencia de su relato y de la asociación libre. No obstan-
te, no es así para nada: los "pequeños papeles" de Gide son el
Amor (madre) Deseo (tía) resultado de un cálculo. Ellos estaban de inmediato escritos
Idea lización (Madele ine) Fetic he (pe ne) para tomar un lugar en el cuerpo de su obra y dirigidos a sus
Fet ic he-carta [l e tra} biógrafos. Gide preconizaba, además, la sinceridad volcada
del artista, de la cual vimos su ambigüedad. Su sueño del 17
de enero de 191657 ilustra este principio: él es llevado no a la
fecha donde fue hecho, sino que a un año más tarde, veremos
En cuanto a la escisión del yo relativa a la Verleugnung
por qué. Entonces, en lo que sigue, se tratará de un comen-
(tercera Schaudem), el rechazo de la castración lleva a la
tario y de un avance respecto de la estructura del fetichismo
constitución de un doble fetichismo, de la carta en la relación
de Gide.
amorosa y asexuada con el Otro (Madeleine), y del pequeño
muchacho en las relaciones corporales y sexuales. La sinceri-
dad volcada y la doble realidad son los signos, índices de la
Dos FETICHES: MUCHACHOS y CARTAS
desmentida. La vertiente del reconocimiento de la castración
induce el pavor que se reconoce en los Schaudem frente a la
En el caso de Gide, existen dos tipos de fetiches. Es ahí adon-
muerte y el sexo, y que evoluciona luego en creación. De este
de habíamos llegado. El fetiche más a la vista es el joven mu-
lado se inscribe también la relación sintomática con Madelei-
chacho o el pene de este, condición absoluta del deseo y del
ne intrincada con la obra.
goce sexuales. Rechazando la inversión, sinónimo para él
Para la escisión amor/deseo se distinguirá, del lado del
de la sodomía, de la cual tenía horror como, por lo demás,
amor, a la madre mortífera, luego a Madeleine, idealizada
de toda forma de penetración sexual, Gide reivindicaba ser
y soportada por el fetiche carta; mientras que, del lado del
un "pederasta normal". Freud opone el fetichismo a la ho-
deseo, está la tía traumática, luego el fetiche "pequeño mu-
mosexualidad, caracterizada por la huida frente a la castra-
chacho".
ción femenina. En efecto, gracias a la Verleugnung, el fetiche
La creación literaria se apoya, al mismo tiempo, en el de-
garantiza la existencia del falo de la mujer y la hace sexual-
seo (fetiche de la letra [carta}) y en la relación con Madeleine,
mente deseable. Si se lo ubica en la homosexualidad, el caso
dirección y testigo de la obra. Existe, no obstante, un anu-
Gide aparece, entonces, en contradicción. Pero no lo está si
damiento de Jos dos tipos de fetiche (cartas y muchachos) ,
se recuerda Jo que habíamos dicho precedentemente: el joven
sensible en la relación de Gide con un amigo, el escritor Henri
muchacho como fetiche está presente durante sus (raros) in-
Ghéon (cuyo verdadero nombre es Henri Léon Vangeon), re-
tentos de aproximación sexual a una mujer; la estructura de
lación que estudiaré ahora.
fetiche de los jóvenes muchachos es puesta en evidencia en El
inmoralista, como telón de fondo de la presencia de su mujer,
Marceline, a la cual lo une un amor ideal, incluso místico,

57
Ídem, p. 915.
284 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 285

y que muere en el curso de la novela. Un pasaje de esta mues- GHÉON, EL HOMBRE TRAZO DE UNIÓN
tra cómo, por medio de la castración evocada primero en la
carne de un obrero, se produce "una recuperación del c:p" gra- De ahí el interés en la conjunción de los dos fetiches en la
cias a una "tocación". El goce obtenido va bastante más allá amistad que unió, por veinte años, a Gide y a Ghéon. Médico
de aquel del órgano, hasta la sensación de una fusión, inclu- y crítico literario, luego poeta y escritor, Ghéon encontró a
so una confusión, con la naturaleza como totalidad, la cual Gide, seis años mayor él, en 1897. Llamó la atención de Gide
Gide asociaba, desde cuando era niño, con la masturbación. por sus artículos , aparecidos en Ja revista L'ermitage, sobre El
El fetiche hace existir al Otro que es evocado, tanto por "la viaje de Urien y Paludes. Entonces descubrieron la comunidad
envoltura de un paisaje que [ ... ] absorbe" la voluptuosidad de sus gustos, lo cual creó un lazo más íntimo entre ellos:
y donde el sujeto "pareciera reabsorber[se]", 58 como por el los dos hombres abrazaron el hábito de hacer "paseos" por
silencio enigmático de Madeleine. la campiña normanda y de realizar salidas parisinas a Ja pis-
La otra versión, más atípica, del fetiche es la carta. Lacan cina, durante las cuales "compartían" a jóvenes muchachos.
calificó de fetiche a las cartas de Gide a Madeleine. Ella que- Una correspondencia regular relataba minuciosamente estas
mó esta correspondencia en 1918 para vengarse de la ida de experiencias, entonces secretas. Si Ghéon era el discípulo li-
viaje de su marido con Marc Allégret, del cual él estaba ena- terario de Gide, este último desarrolló una fuerte dependen-
morado. La "naturaleza de fetiche" de esta correspondencia cia afectiva respecto de su camarada -a tomar en el sentido
aparece, según Lacan, en la risa con la que los contemporá- whitmaniano del término. "Ghéon, el vividor" era el único
neos de Gide acogieron el relato de esta pérdida, proclamada frente al cual Gide se revelaba verdaderamente y con el.cual
trágicamente como "aquella del legado más preciado qu e él osaba realizar lo que, sin él, sólo habría soñado. Puede ser
destinaba a la posteridad" . El efecto cómico se habría debi- que Ghéon haya sido, contrariamente a su padre, capaz de
do al develamiento de la significación fálica de es tas cartas. "humanizar el deseo" de Gide.
Su desaparición deja a su autor en el mismo desamparo que "¿Sospechaba yo, antes de conocerte, todo lo que faltaba a
Harpagón frente a Ja pérdida de su dinero . Dos rasgos de es ta mi vida?" 59 escribe Gide y: "Tú habrás sido mi primer amigo.
correspondencia conciernen al fetichismo freudiano. Prime- La correspondencia es una cosa preciosa, ella permite escri-
ro, el hecho de que se la pueda considerar como una parte del bir Jo que, por pudor, no se diría, pues es dificil confesarse
cuerpo de Madeleine: ella siempre guardaba estas cartas junto demasiado líricamente el uno al otro frente a frente", le res-
a ella y Gide, que no conservaba ninguna copia, las consulta- ponde Ghéon.
ba a veces para verificar un detalle. Enseguida, su naturaleza Se entremezclan, entonces, las experiencias pederasticas,
lenguajera evoca el ejemplo freudiano del "brillo en la nariz", sus relatos en la correspondencia y la creación literaria. Pa-
elegido como fetiche por un hombre joven a partir de una ralelamente a su correspondencia privada, los dos amigos
homofonía translingüística. Pero, contrariamente a lo que intercambian, en L'ermitage, cartas abiertas sobre sus con-
se esperaría de un fetiche freudiano, esta correspondencia, cepciones literarias. Gide las intitulaba "Cartas a Angele" y
alojada en el corazón de un amor que a Delay y a Lacan les Ghéon "Cartas de Angele" (Angel e era la heroína de Paludes).
evoca "los nudos místicos del amor cortés", no entregaba "a Sus identificaciones a estos travestismos son sensibles en el
la mujer aquel carácter por el cual se vuelve soportable como siguiente comentario de Ghéon cuando responde a Gide que
objeto sexual". La escisión del amor y del deseo, reconocida y Je ha reprochado su silencio: "En suma, aun cuando hubiera
descrita a lo largo de toda su vida por el mismo Gide, parece sido como Angele, yo creía haberte escrito". Es en este con-
haberse concretizado en la disyunción de estas dos versiones texto que se elabora El inmoralista, dedicado a "Henri Ghéon,
del fetiche: del lado del amor, las cartas y, del lado del deseo mi franco amigo", y al cual Gide le declaró: "El inmoralista
sexual, los jóvenes muchachos.
59
Ghéon, H. y Gide, A., Correspondance , Paris, Gallimard, 1976, 2
vo ls., pp. 188, 192, 594 y 928, 896, 990, respectivamente. Luego, p. 39
58 Gide, A., Ainsi soit-i l ou les jeux so nt faits, op. cit., p. 1223. ("Introducción").
286 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 287

es tu libro" . En su novela, Gide reutilizó sus cartas a Ghéon, Caminaba o, más bien, flotaba al lado de alguien, de
aquellas de 1898 donde le contaba los detalles de su aventura un compañero que pronto reconocí ser Ghéon. Los dos
con B, un muchacho de granja, así como descripciones de su avanzábamos por un paisaje desconocido, una suerte de
viaje de a tres con Madeleine en África del Norte. En la misma valle boscoso; avanzábamos con encanto. El valle se vol-
época, Ghéon escribía también una novela, "El adolescente", vía cada vez más estrecho y más bello, y mi encanto lo-
donde hace el retrato -visiblemente inspirado en Gide- de un graba su punto más alto, cuando mi compañero se detu-
viudo pederasta. La destruyó parcialmente luego de su con- vo de repente y, tocándome el antebrazo, exclamó: '¡No
versión al catolicismo, habiéndola seguramente juzgado de- más lejos! A partir de ahora, entre nosotros, hay eso .. .'.
masiado comprometedora. No me designaba nada, pero yo, bajando los ojos, dis-
Esta articulación entre los dos fetiches gideanos, los jóve- tinguía, colgando de su puño, un rosario, y me desperté
nes muchachos y las cartas, fue empujada muy lejos, en 1905, repentinamente con una angustia intolerable.
en ocasión de la relación común establecida con Maurice
Schlumberger. Gide fue el animador, primero seducido por el Esta última notación puede parecer enigmática: Gide afir-
joven, luego haciéndose pasar por el intermediario de Ghéon ma que las pesadillas, tan numerosas en su infancia, no le
respecto de Maurice, hasta que el escritor se enamora. Gide, producían mayor efecto en la edad adulta. 61
acostumbrado a esos juegos de máscara y a estos desdobla- Asimismo, como lo vimos, había logrado transformar sus
mientos, consideraba esta aventura a tres como una "historia" Schaudern en impulso creador. El sueño del 17 de enero de
o una "novela" que estaba creando en su vida para escribirla 1916 firma entonces el retorno de una angustia pasada que
un día. Pero ya hacía el relato cotidiano de ella en sus cartas Gide había sabido metamorfosear en creación literaria. Por
a Ghéon. Su exaltación fue tal que Madeleine, visiblemente al lo demás, en el contexto de este relato del sueño, algo evo-
corriente, se alarmó y le escribió a Ghéon para suplicarle que ca el tercer Schaudern, provocado en Gide adolescente por
dejara descansar a Gide, quien habría estado muy fatigado se- el temor de que uno de sus compañeros asista al burdel. Es
gún ella. La aventura dejó a Ghéon herido, con una necesidad la evocación, con una ironía amarga a propósito de Ghéon
de garantía y de creencia que el arte no satisfacía más y que y de "la tabla santa", del "escolar que acaba de tantear en el
anticipaba su posterior destino, mientras que Gide se lanzaba burdel". El burdel, las relaciones sexuales con las prostitu-
con la redacción de La puerta estrecha . tas de las cuales, de adolescente, Gide se sentía "forcluido".
El tercer Schaudern había sido causado por el horror ante la
castración femenina que, como se sabe, conduce al fetichista
EL ROSARIO-PESADILLA a la Verleugnung. Un fenómeno análogo se reproduce aquí: al
día siguiente de aquel en el que anota su sueño en el Diario,
La ruptura entre Gide y Ghéon puede ser fechada por un sue- Gide cita palabras del Evangelio que, según dice, "se aclaran
ño de Gide, en 1915, al momento de la partida de Ghéon al repentinamente para mí con una luz horrible". Y agrega que
frente de combate. Sin embargo, Gide no lo informa en su se siente "lanzado afuera". En consecuencia, se reencuentra el
diario hasta el comienzo de 1916, después de haber recibido sentimiento intolerable, propio al Schaudern, "de estar exclui-
una carta de Ghéon donde le anunciaba su conversión al ca- do de la relación con el semejante", la cual adviene cuando
tolicismo: "Ghéon me escribe que 'saltó la valla'. Se diría un el otro tiene acceso a algo imposible para el sujeto: antaño la
escolar que acaba de tantear en el burdel. .. Pero aquí se trata prostituta, ahora la fe católica. Hay ruptura de la cohesión de
de la tabla santa", 60 comenta Gide. He aquí un extracto de este la pareja imaginaria Gide-Ghéon. Respecto de su amigo, Gide
sueño que tanto le perturbó: dirá más tarde que este había sido "confiscado" por la religión
católica.

60 Gide, A., Joumal, 1887-1925, op. cit., vol. l, pp. 915, 916 y 919,
61
respectivamente. Gide, A., Ainsi soit-il ou les je ux sont faits, op. cit., p. 1200.
288 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SJNTHOME 289

En el sueño, el objeto de la angustia es designado por EL ACCESO A DIOS


la palabra "eso", y precisado por otro objeto: el "rosario". 62
Sobre el fondo de un encanto de a dos y de una voluptuosi- Pero el rosario, el objeto del culto católico, también figura un
dad envuelta en el paisaje, característicos del goce gideano, intermediario: la Iglesia, entre el hombre y Dios, que Gide,
el "A partir de ahora, entre nosotros, hay eso" , proferido por criado en la religión protestante, siempre rechazó. Luego del
Ghéon, evoca el objeto que antes había entre ellos: otro tipo relato de este sueño, comienza para él una crisis mística, la
de "rosario", una colección de jóvenes muchachos, la compli- última, que durará todo el año 1916, y que lo llevará, no a la
cidad en el goce pederástico, al mismo tiempo que literario. conversión al catolicismo, sino que a escribir un nuevo diario,
El equívoco "rosario" se sustituyó por la conjunción de los titulado Numquid et tu?. Se trata de una lectura del Evangelio
dos fetiches (muchachos-cartas) que él representa en el sue- según San Juan, donde Gide "hace de Dios el vector de la pre-
ño. Además, el término "eso" es retomado poco después en el sencia y no, como su amigo Ghéon, un guardián dogmático
Diario para calificar "el horror del mal", expresado en la reli- del alma". 64 En el sueño, Ghéon no le designa nada a Gide y,
gión mediante "la figuración del Maligno". Para Gide, quien sobre todo, no le designa a Dios. Quizás, además de la doble
frecuentemente se refiere a ello, se trata del demonio del de- traición que ya comentamos, haya ahí otro elemento impor-
seo, esencial para la creación literaria. 63 El equívoco vincu- tante del sueño: un reproche o una decepción que concierne
lado al "rosario" puntúa, entonces, la metamorfosis del goce a la relación del sujeto con Dios. En efecto, por el interme-
fetichista en angustia insoportable. El doble fetiche que Gide dio de Madeleine, su "realidad", mujer y profundamente cre-
situaba en Ghéon, a veces feminizado como Angele en tanto yente, Gide pudo esperar una suerte de acceso a Dios que se
destinataria de sus cartas, en lo sucesivo es arrancado: surge, podría calificar de transitivista. Madeleine, desposada como
entonces, la castración de un Ghéon mutilado, causando el el "cielo", perseguida por Gide a través del cristianismo, te-
desconcierto horrorizado de Gide. "Me sería menos penoso nía ciertamente una relación con Dios sostenida por un goce
llorarlo muerto", dirá más tarde frente a una amiga. Ghéon "más-allá del falo". Su vida al menos nos deja suponer esta di -
lo traicionó doblemente. Deviniendo casto, eligiendo la "tabla mensión, correlacionada por lo demás co n un cierto rechazo
santa" y el "rosario", rechazó el primer fetiche, pederástico. del goce fálico. La relación de su mujer con el Otro goce daba
Deviniendo un escritor católico, poniendo el arte al servicio a Dios una consistencia, una "realidad" a la cual Gide podía
de la religión, él deviene un "desertor", un traidor de los idea- esperar un acceso por procuración. Por el contrario, su adi-
les de la juven tud de ambos según los cuales ubicaban al arte vinación inconsciente -en materia de fetichismo estaba bien
por encima de todo. Ghéon excluía, así, el segundo fetiche, la ubicado- le permite captar que la conversión de Ghéon no
carta (lettre }, que Gide jamás había cesado de dirigirle. permitirá la misma operación: en el sueño Ghéon se contenta
A propósito del lugar de la carta en la relación de Gide con el fetiche católico de la religión agarrado en su puño, el
con Madeleine, Lacan dice que "la carta viene a tomar el lu- rosario, sin designar nada más allá y, sobre todo, sin designar
gar mismo desde donde el deseo se retiró". Ahora bien, en la el cielo o a Dios.
relación de Gide con Ghéon-Angele, la carta se inserta en el ¿Por qué Gide no anotó la fecha en que tuvo este sueño
lugar mismo del deseo pederástico puesto en común entre los premonitorio de Ja conversión de Ghéon, ocurrida un año des-
dos hombres: preciosa y única conjunción de los dos fetiches, pués? Ciertamente, porque reculó frente a la angustia, pero
cuya abolición desespera a Gide. Con la muerte de Ghéon, probablemente a causa también del sentimiento de una falta
Gide irá a llorar donde una amiga, abrazando patéticamente [faute}. Presentando oscuramente Ja debilidad de su amigo, al
sobre su corazón las cartas de Ghéon, releídas mil veces. menos desde su relación común con Maurice Schlumberger
62 En una versión posterior del sue ño, Gide hab la de "un eno rme rosa-
64
rio". Cf. Ghéon, H. y Gide, A., Correspondan.ce, op. cit., la nota en p. 896, Marty, E., Introduction, en A. Gide, Joumal, 1887-1925, op. cit.,
luego p. 976 y pp. 122-123 de la "lntroductio n". vol. 1, pp. 36-37. Se leerá ig ualm e nte su comentario, diferentemente
63 Cf. Ma1·ty, E., And1-é Gide, Enlretiens Gide-Amrouche, op. cit., p. 89: orientado, del sueño de Gide en Marty, E., L'écriture du jour. Le Joumal
"No hay obra de arte sin la colaboración del demonio". d'An.dré Gide, Paris, Le Seuil, 1985, p. 108 sq .
290 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA GIDE: MÁSCARAS Y SINTHOME 291

y de su inclinación hacia el ideal de una alianza entre el pa- descomposición, ahogamiento, redescubrimientos mudos y
triotismo y el catolicismo, Gide lo empujó hacia aquel catoli- fusión ligados con lo vegetal. Los dos primeros Schaudern
cismo que él mismo rechazaba. Empuje al crimen, él lo incitó comportan esta "voz de la muerte" que se puede considerar
incluso a ir a comulgar, lo que Ghéon hizo en la Navidad de como su síntoma de comienzo.
1915. Posteriormente, Gide calificará de "abyecta" la posición En la persona de su tía, el adolescente encuentra tardía y
religiosa y literaria de Ghéon, la cual evolucionará hacia la fugitivamente el deseo femenino que se había ausentado por
Acción Francesa; aunque este último no llegó hasta allí por parte de su madre: traumatizado, reacciona entonces con la
nada. huida. El horror del sexo femenino lo acosará desde entonces
El comentario de este sueño de Gide aclara la singularidad y se va a asociar estrechamente con la angustia de muerte en
de su estructura fetichista, a saber, la articulación entre las el tercer Schaudern, cuando tenía 15 años. El sujeto se dividió
dos versiones del fetiche (los pequeños muchachos del lado definitivamente frente a la castración femenina. Por un lado,
del deseo y las cartas del lado del amor). La angustia es pro- en la prolongación de su erotismo masturbatorio infantil, se
vocada por la amenaza de la desaparición de los fetiches, úni- viste con la máscara deseante de su tía para -tener relaciones
cos recursos posibles contra la castración del Otro. El sueño múltiples con pequeños varones fetiches. Por el otro lado, le
hace salir la oposición de dos modos de relación con el Otro, consagra a su prima Madeleine un amor único e idealizado,
encarnados en dos actitudes religiosas. Una, fetichista, inter- del cual la carta es otro fetiche alojado en el lugar donde, en
pone un objeto -representado aquí por el rosario- entre el su- adelante, hace falta todo deseo por el otro sexo. Su relación
jeto y Dios; es la posición prestada a Ghéon. La otra, mística con el escritor Henri Ghéon muestra que Gide buscaba anu-
por procuración, intenta sostenerse en la relación con el Otro dar estos dos fetiches en la literatura. La escritura no opera
goce de una mujer para hacer "existir" a Dios: es el intento ninguna reunificación de la escisión. Pero el escritor transfor-
de Gide en su amor por Madeleine. En mi opinión, él fra- ma esta escisión, asumida como una división artística, en un
casa. En efecto, la conversión de Ghéon precipitará a André saber-hacer con el síntoma primario de la mortificación.
en una crisis religiosa y en un comentario muy personal del Para Gide, la escritura es un sinthome que "recubre" el
Evangelio -fetichismo de la letra [lettre] al cual está acostum- Nombre-del-Padre, sirviéndole de mediación entre el deseo,
brado. Luego, Gide vivirá una crisis decisiva en su relación el amor y el goce. Sustituyéndose al Nombre-del-Padre, ella
con Madeleine, precipitada por la relación del primero con humaniza el deseo que le fue traumático. Desde entonces
Marc Allégret. Conocemos la continuación: la destrucción de Gide transforma los Schaudern, emblemas de la muerte y de
la correspondencia-fetiche dirigida a Madeleine y la desespe- la castración, en un poder creador: es por ello que escribir
ración de Gide. lo vivifica. Así, la presencia cotidiana del Diario encuentra,
El sueño nos orienta siempre hacia lo real más íntimo. según mi punto de vista, su razón, incluso su necesidad. El lo-
Aquel de André Gide lo confirma por la apreciación fulguran- gro de tal metamorfosis del síntoma primario en una práctica
te del fetiche del escritor. "que no cesa" -la escritura-, la cual significa lo contrario de la
mortificación y que cambia radicalmente la relación consigo
mismo y con los otros, puede ser calificada como sinthome.
IV. EL SINTHOME GIDEANO En términos borromeos, el sinthome gideano de la creación li-
teraria anuda lo real de la pulsión de muerte (los Schaudern),
¿Se puede calificar como sinthome la relación de Gide con la lo simbólico del ideal del yo (Madeleine, el ángel) y lo imagi-
literatura? Él afirmaba que escribir lo vivificaba y que, sin la nario del falo (los pequeños varones).
escritura, se habría suicidado. Su síntoma primario consistía En el próximo capítulo articularé en los términos del
en una mortificación de todo su ser, sensible hasta en su apa- sinthome casos de hombres analizados donde la Verleugnung,
riencia de "Ci-Gide". Esta mortificación, debida a la envoltura acompañada de ambigüedad sexual, conoce un singular
del amor materno, fue redoblada por la muerte de su padre. destino.
Las primeras fantasías de goce ya portaban la marca: saqueos,
TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 293

hombres presentó síntomas psicóticos, ni antes ni durante los


años de análisis, mientras que, dentro de la nosología freu-
CAPÍTULO X diana, ellos pasarían por neuróticos con rasgos de perversión
TRES CASOS MASCULINOS importantes e, incluso, se los podría llegar a considerar como
DE AMBIGÜEDAD SEXUAL perversos. Como para la Sra. P o para Gide, el sinthome mues-
tra particularmente su interés en aquellos casos donde la me-
táfora paterna, aun cuando se la localice, no separa al niño de
No se trata solamente de hablar de interdicciones, la madre. El sinthome puede entonces renovar la clínica de
sino simplemente de una dominancia de la mujer estos casos complicados, ampliando considerablemente nues-
en tanto madre, y madre que dice, madre a quien se tro punto de vista más allá del Edipo.
demanda, madre que ordena, y que al mismo Liem- A propósito de Gide, recordé las versiones freudianas de la
po instituye la dependencia del pequeño hombre. La escisión. Lacan retoma esta temática en términos ligeramente
mujer da al goce el osar la máscara de la repetición. diferentes. La escisión del amor y del deseo provoca, según
Aquí, ella se presenta en lo que ella es, como insti- dice, una suerte de bigamia, es decir, la "divergencia rema-
tución de la mascarada. Ella enseña a su pequeño a nente hacia 'otra mujer"'. 3 En efecto, para que su compañera
pavonearse. Ella lleva hacia el plus-de-gozar, ya que
pueda satisfacer la demanda de amor del hombre, es necesa-
hunde sus raíces, ella, la mujer, como la fio1; en el
rio que la considere como "castrada" (dando en el amor lo que
goce mismo.
JACQUES LACAN 1
ella no tiene). Él buscará el falo como significante del deseo
en una serie de otras mujeres que le servirán de fetiches para
gozar de su compañera, enmascarando gracias a la presencia
.. . con lo cual se confirma que lo que resurge en el de estas la castración de origen materno que la primera por-
inconsciente del sujeto es el deseo del Otro, o sea, el ta.4 De ello se desprende la estabilidad del dispositivo (¡y, por
falo deseado por la madre. lo tanto, la justificación teórica de la infidelidad masculina!).
JACQUES LACAN 2 Esta "tendencia centrífuga de la pulsión genital en la vida
amorosa" masculina provendría de la marca, eternizada en lo
inconsciente del muchacho, del deseo de la madre por el falo.
Hay allí, entonces, un matiz importante con respecto a Ja
teoría freudiana que imputaba la escisión al deseo incestuoso
Mientras que el Nombre-del-Padre fracasa, el sinthome de no resuelto por la madre: existiría, de hecho, una identifica-
Gide lo sustrae de la ley de la madre que es mortificación ción fundamental e indeleble del hijo al deseo de la madre
del amor sin deseo. En efecto, una vez metamorfoseado el por el falo, incluso al penisneid de la madre. Las "secuelas" de
Schaudem en inspiración, la escritura revivifica al sujeto, apo- la relación primordial con la madre serán, en consecuencia,
yándose en la división del deseo y dando a la obra su aspecto múltiples, incluso en los casos en Jos que la metáfora paterna
contrastado. funcionó: por una parte, la ley de la madre deja una huella
La ambigüedad sexual es el punto común de los tres casos destina! y superyoica; por otra parte, la relación del varonci-
masculinos que voy a exponer ahora. Si esta reviste para ellos to al falo, incluso "trasmudado" por el padre en el complejo
unas máscaras distintas a las del escritor, ellas no están por de castración, queda marcada por el inconsciente materno
ello menos ligadas a la ley materna, de la cual ellos intenta- del cual proviene el deseo del falo. Sin embargo, el axioma
ron restarse al precio de pesados síntomas. Ninguno de estos lacaniano según el cual "no hay virilidad que Ja castración

1
Sl7,p.89.
3 Lacan, J. (1958), La sign ification du phallus, en Écrits, op. cit., p. 695.
4 Las girl-phallus. Cf. Fenichel, O., The Symbolic Equation : Girl -Pha-
2 Lacan, J. (1958), Propos directifs pour un congres sur la sexualité
féminine, en Écrits, op. cit., p . 733. llus, en Collected Papers, Second Series, NY, W. W. Norton, 1954.

292
294 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 295

no consagre", evoca la inscripción inconsciente definitiva de y esta imagen le evoca la frase "ver hombres desnudos". Si la
la ley de la castración, debida a la intervención paterna que imagen tiene, primero, la virtud de causar la erección, ella
separa al hijo de la madre: de lo cual se deriva, al final del engendra casi al mismo tiempo una angustia que abrevia el
Edipo, la identificación viril con el padre que, constituyente acto sexual.
del ideal del yo, hará del Nombre-del-Padre un componente
esencial del síntoma neurótico -he aquí la "norma-macho".
Pero lo que hace estructuralmente objeción a esto es el deseo ¿SOY UN HOMBRE VERDADERO?
del falo de la madre, a entender con su equívoco (creencia del
hijo en una madre fálica y/o identificación con el deseo nostál- Yo era la segunda analista de Claude. Veremos por qué me
gico de la madre por el falo "perdido"). De ello necesariamen- había escogido en tanto mujer. Los periplos de su primer
te resulta una cierta ambigüedad sexual, incluso en el hombre análisis lo habían conducido a poner en acto su fantasía "ver
más "viril'', ya que el significante del deseo macho, el falo, es hombres desnudos''. Casi impotente con Ana, se precipitaba
un significante originariamente transmitido por las mujeres, al sauna para "ver hombres desnudos" y hacer posible una
mientras que su "transmudación" por el padre siempre es im- erección. Al momento del embarazo de Ana, su primer ana-
perfecta. Idealmente, este complejo subsiste como una sim- lista había interpretado sus visitas al sauna afirmándole que
ple cicatriz en el inconsciente del muchacho, pero también "el problema de las mujeres estaba arreglado" y que sólo iba
puede encarnarse bajo diferentes formas: girl-phallus, objetos para "aliviar su demasiado lleno de excitación sexual". De in-
fetiches, penes de las parejas en la homosexualidad, másca- mediato, Claude intensifica sus visitas al sauna (ya que ellas
ras feminizantes del deseo, travestismo, etc. Se desprende, eran la prueba de su virilidad) y, entonces, se puso a practi-
entonces, Ja tesis del falo como pivote de la ambigüedad se- car allí la masturbación recíproca. Desgraciadamente, eso no
xual, sea que esté forcluido en la psicosis (lo cual no impide cambió en nada sus problemas sexuales con su mujer y dejó
a su imagen ser, a veces, prevalente), sea que haya un exceso a su analista.
de significación fálica, en la neurosis y en la perversión. 5 En Se presentó en mi consulta con las preguntas: "¿Soy ho-
los casos en que la ambigüedad sexual cuestiona o, incluso, mosexual?" y "¿soy un hombre verdadero?''. Comencé por to-
deviene un problema, frecuentemente se encontrará, por lo mar el contrapié del analista precedente, afirmando que "con
tanto, este falo materno que tomó fuerza de ley en la relación las mujeres no estaba para nada arreglado, aun cuando era
con el otro . Cada uno de los tres hombres cuyos casos reporto marido y padre". Entonces, Claude espació sus visitas al sau-
aquí, sintieron la urgencia de encontrar en análisis una solu- na y su angustia disminuyó. Una interpretación modificó el
ción que les sustrajera de la tiranía de esta ley. cariz de su pregunta. "Es difícil vivir con una mujer cuando
se tienen deseos homosexuales", me dice. Yo simplemente in-
vertí la causalidad: "A veces se tienen deseos homosexuales
I. LA FASCINACIÓN DEL FALO porque es difícil vivir con una mujer''. Esta inversión produjo
una floración de sueños, articulando en imágenes la pregunta
El obstáculo del falo puede manifestarse muy concretamente histérica: "¿Qué es una mujer?". Así, sueña con la visión de
en el corazón mismo del acto sexual bajo la forma de la eya- hombres con pechos, de los cuales brotaba leche que le en-
culación precoz. Claude sufría de ella en Ja relación con su gendraba asco y la constatación: "Los hombres se sabe que
mujer, Ana, su única pareja sexual femenina. No había nin- son hombres, incluso si tienen caracteres sexuales ambiguos,
guna girl-phallus en el horizonte para sostener su deseo des- mientras que las mujeres jamás se sabe si ellas lo son verda-
falleciente, pero si había una fantasía contrariante que surgía deramente".
en el momento de la penetración: contempla un falo erigido También soñaba que hombres sin sexo suscitaban el si-
guiente comentario: "Así, la pregunta no se hacía", lo que yo
5 Tesis desarrollada en More], G., Ambigüités sexuelles, op. cit. (cf. "In- refutaba . En otros sueños surgía un obstáculo a la penetra-
troduction"). ción: una tenaza salía del sexo de Ana para castrarlo, o bien
296 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 297

su pene se descomponía frente a su madre, etc. Angustia de de su hermano, ella hacía salir a Claude de la habitación. La
castración, ciertamente. Pero no sólo eso, pues para Claude escena se había repetido después de la operación de fimosis.
la esencia de la mujer no se reducía a la castración, respecto Cada vez, Claude se quedaba afuera, al acecho, erigido y pa-
de la cual tenía razón. No disponiendo en su inconsciente del ralizado frente a la escena que no veía, devenido pura mirada.
significante de la mujer que vanamente buscaba, ella perma- Así, el análisis hacía aparecer una identificación histérica
necía para él como un objeto extrañamente inquietante y real. con la falta fálica de la madre, 6 cuya matriz era aquella escena
De ello se derivaba el recurso al "hombre desnudo", portador de sus 6 años con su hermano. Pero, seguramente, este mate-
del falo, para afrontar a la mujer. Esta estructura es análoga rial no daba la última palabra del síntoma: las visitas al sauna
a aquella que Freud describe en el caso Dora: la joven debe habían ciertamente cesado y Claude podía ahora soportar los
identificarse con el yo viril del Sr. K para aproximarse a una avances de Ana sin sustraerse, pero su talón de Aquiles seguía
mujer, la Sra. K. El detalle del caso de Claude nos mostrará la siendo la eyaculación precoz precedida de la misma evoca-
matriz singular de su guión fantaseado. ción fálica previa.

LA IDENTIFICACIÓN CON LA CASTRACIÓN MATERNA SER COMO TIRESIAS: SABER CÓMO ELLA GOZA

Una nueva fantasía, aparecida por inter medio de un sueño, Un momento de transferencia negativa nos introdujo a un
precisó su identificación con su madre: "Ser Cristo para so- nuevo elemento. Claude había reparado en algo raro: durante
portar el sufrimiento del mundo" . Según Claude, su neurosis las vacaciones, cuando no había más sesiones, las relaciones
venía de su familia, a la que hacía responsable de su desti- con Ana mejoraban. Dedujo que el análisis era un obstáculo
no: su padre, alcohólico e insuficiente en todos los aspectos, para sus relaciones conyugales. ¿No lo absorbía este demasia-
había muerto de delirium tremens. Su madre, insa tisfecha y do y, a contrapelo de la meta buscada, no acentuaba este su
"castradora", rechazaba y menospreciaba al padre. Ella prefe- problema? ¿Sería el análisis como el alcohol para su padre,
ría las niñas a los niños y adoraba a las hermanas de Claude. un medio para apartarse de su mujer? Además, este análisis,
Se aproblemaba mucho por el h ermano de Claude, un mu- como aquel de antes, lo había decepcionado: esperaba "saber
chacho de salud frágil, afectado de una fimosis. Ubicado entre todo sobre el sexo" y, finalmente, no ganaba verdaderamente
un hermano con el pene herido y una hermana elegida como gran cosa. ¿Cuál era ese "saber todo" que se sustraía? Sólo las
girl-phallus por la madre, Claude se sentía como "el culo entre mujeres saben lo que es el sexo, me responde, y es por ello que
dos sillas": niña por sus gustos y sus juegos, pero niño por la había escogido a una mujer como segunda analista. Y agrega:
anatomía. Para agradar a su madre, habría sido ciertamente "Quisiera ser una mujer para saber cómo gozan los hombres".
mejor ser una niña y, de hecho, ¿la elección de su nombre, de Entonces, articuló el siguiente razonamiento disyuntivo: "O
género ambiguo, acaso no era el signo de esta preferencia? bien uno se quiere poner en el lugar de la mujer para saber, o
Claude disfrutaba por sobre todo de su compañía y la defen- bien uno es un hombre sin hacerse preguntas. Yo me pongo
día cada vez que sentía la mirada malévola de su padre posar- en el primer lugar y es lo que me hace impotente. Entonces,
se sobre ella; la misma mirada que sentía pesar también sobre debo renunciar a ello".
él. En una sesión de análisis, una relación le vino al espíritu: Claude es aquí el objeto de lo que se podría llamar "un
"Ver hombres desnudos", ¿no era aquello de lo cual gozaba empuje-a-Tiresias", expresión calcada al empuje-a-la-mujer,
su inconsolable madre y que él habría inconscientemente re-
cobrado para sí mismo? ¿No se identificaba él con el dolor
6 Cuando, en todo este capítulo, utilizo esta expresión o la de "cas-
materno, como un Cr isto que cargaría sobre él el sufrimiento
tración femenina o materna", evidentemente no se trata de una verdad
sin fondo del penisneid femenino? "Ver hombres desnudos" le científica o de una realidad a la cual se debería adherir, sino que de la
evocó una escena que, a los 6 años, varias veces le había per- fantasía infantil referida a esta castración que amenaza al sujeto en los
turbado: cada vez que su madre examinaba el pene doloroso términos de la teoría de Freud.
298 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 299

inventado por Lacan para la psicosis del Presidente Schreber. -Estoy sobre una escena de teatro con Ana; mis pa-
El empuje-a-la-mujer fuerza al sujeto a gozar como una mu- dres y mi hermano asisten a la representación. Pero
jer. El empuje-a-Tiresias incitaría al sujeto a abandonar la re- ni Ana ni yo llegábamos a actuar nuestro rol. No nos
ferencia fálica para saber lo que es el goce femenino más allá habíamos aprendido nuestros textos. Además, ¿hay un
del falo, a semejanza de Tiresias, que sabía lo era por haber texto? Las máscaras caen, somos descubiertos, es el fin
sido transformado en mujer durante siete años. Se puede con- del espectáculo. Estoy solo frente al vacío y ahora debo
siderar el empuje-a-Tiresias como una forma perniciosa del inventar algo.
superyó: "¡Cástrate y sabrás, entonces, como ella goza, para -Y ¿qué inventó, entonces?
hacerlo mejor la próxima vez!" o "hay algo mucho mejor que
el goce fálico, es aquel de la mujer: ¡cástrate y así escaparás le pregunté. Su respuesta fue la construcción de su neurosis
además de la castración por la mujer!". Para saber lo que ella infantil cuyo pivote era su relación con el padre.
experimenta, Claude se pone en el lugar de una mujer que Primero le vino a la memoria una serie de pesadillas in-
gozaría con ver un sexo de hombre erguirse: he aquí lo que fantiles semejantes: "hombres turbios" entraban a Ja casa y
explicaba también la persistencia de la fantasía del falo er- querían "apuñalarlo". En una versión, el padre lo sabía; en
guido en el momento del acto. Su fantasía se había amparado otra, hacía un compromiso "turbio" con los intrusos donde
del dispositivo analítico y alojado en la transferencia: contaba la suerte de su hijo estaba suspendida. El significante "hom-
su vida sexual al analista y, de cierto modo, se erigía bajo su bre turbio" le evocó el nombre de un colega suyo, objeto de
mirada que le evocaba aquella de su madre. Así, podría in- ensoñaciones eróticas y de intrigas profesionales durante una
teresarle tanto como su hermano con su pene "herido". En parte de la cura. Claude asoció sobre echar el ojo 7 y mirar
retorno, esperaba recuperar un saber sobre el goce femenino . (Claude Lelouch). Luego estableció un paralelo entre la pe-
En razón de ello se producía el refuerzo del síntoma durante sadilla infantil y su eyaculación precoz actual. La amenaza
los períodos de análisis. La progresión del análisis lo había del puñal suspendido sobre él era el equivalente de la imagen
desestimado de esta posición, provocando su decepción y su fálica en el momento del coito, promesa excitante que, final-
transferencia negativa, pero también una nueva considera- mente, se revelaba castradora.
ción respecto de su fantasía.
Por primera vez, también, Claude atrapaba la participa-
ción que él tenía en su síntoma: un saber sobre la mujer le UNA FANTASÍA INFANTIL
importaba más que ser un hombre. Se ve en qué su histeria
estaba en contradicción con su posición sexuada de hombre. Una vez que el síntoma h.ie vinculado a esta pesadilla infan-
Sin embargo, esta última subsistía bajo una forma sintomá- til y, finalmente, a su padre, un recuerdo esencial le vino. El
tica: gozaba de su órgano en la eyaculación precoz, Jos ojos padre era viticultor y empleaba a dependientes para ayudarle
fijados en un falo mental. La pareja estaba reducida a una durante las vendimias. Estos, "hombres sucios" según la ma-
mirada sobre su detumescencia: la mirada de su madre. dre, dormían en la granja, lo que regularmente suscitaba una
riña conyugal. Un día, el padre había sugerido, a modo de bro-
ma, que uno de ellos durmiera entre su mujer y él. Furiosa, la
EL PADRE IMPOTENTE Y "EL HOMBRE TURBIO" madre protestó y el padre replicó: "Lo mataré, entonces". Los
niños estaban aterrorizados. Al día siguiente, el hermano de
Pese a la exploración del deseo femenino y materno en el aná-
lisis, el síntoma se mantenía. Claude no había levantado el 7 E l término utilizado es loucher que, pudiéndose traducir por "echar
velo respecto de sus elecciones infantiles de goce. El silencio
el ojo", está emparentado con la palabra louche (turbio) contenida en
· en torno a su padre estaba cargado de represión. Entonces, la expresión "hombre turbio". Del mismo modo, el sonido del término
la cortina se abrió en torno a una nueva escena -la escena louche (turbio) aparece en el apellido del célebre director de cine Claude
primitiva- gracias a un sueño: Lelouc h (Claude "El-turbio") mencionado luego. (N. de los T.)
300 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 301

Claude preguntó: "¿Lo mató?''. Fue en ese momento cuando goce, que luego cree haber heredado de él. Fatigado, este falo
Claude comenzó a soñar con "hombres turbios". imaginario no cesa de estorbarlo en cada coito, verdadero
Entonces, Claude pudo reconstruir lo que él había inven- memorial de lo que no cesa tampoco, la impotencia supuesta
tado frente a lo imposible de Ja relación sexual que materia- de su padre que realmente hizo suya.
lizaba tan bien la pareja infernal de sus padres. Había imagi- El caso de Claude hace aparecer aquí una tercera contra-
nado que la condición de goce de su padre, al cual él suponía dicción entre ser histérico y ser hombre (las dos primeras
impotente frente a su madre frustrada y castradora a Ja vez, venían, respectivamente, de la identificación histérica con la
era introducir a un "hombre sucio" en la casa. Eso habría ex- falta femenina y del empuje-a-Tiresias). El histérico "hace al
citado al padre y le habría permitido tener relaciones sexuales hombre", dice Lacan al comentar la identificación imaginaria
con su madre. de Dora con el Sr. K. Pero tener un yo viril no es suficiente
¿Cuál es el sentido de esta construcción infantil? Para corno para ser un hombre en el sentido de la posición sexua-
Claude, el Nombre-del-Padre como instancia de la ley f-t.1n- da: el hábito no hace al monje, como se dice. Ser un hombre
cionó: aun cuando le quedaron secuelas importantes de estas heterosexual implica más: aceptar que su órgano devenga el
posiciones infantiles, a él le fueron evitadas la satisfacción instrumento del goce de una mujer, o sea, una cierta forma
de la exigencia fálica de su madre (pues, desde este punto de de castración. Es lo que también significa el aforismo "no hay
vista, ella no se interesaba en él, sino que en su hermano) y, virilidad que la castración no consagre".
al mismo tiempo, la posibilidad de ser el objeto de su padre U na frase que le viene a Claude en sesión, "Una mujer mira
(cf. el niño bajo el puñal del hombre turbio). Pero el padre le el pene de un hombre turbio", condensa la construcción de su
apareció como carente en su relación con las mujeres y con la fantasía desde el comienzo del análisis. El sujeto se ubica por
madre. Prefería beber alcohol con otros hombres, antes que turnos, tanto en el lugar de la mirada turbia [louche] de la
gozar de la mujer. En f-t.mción de esta carencia fálica del padre mujer en espera, como en el lugar del propietario castrado del
y del goce "sucio" que la suplía (el alcohol), el sujeto constru- pene sobre el cual ella echa un ojo [louche] (hermano, padre),
yó su síntoma por el intermedio de una fantasía. A partir de e incluso en el lugar del falo que faltaba a la madre y que ella
un evento contingente, las vendimias, adivinó que su padre te- encontró en su hija o, en fin, en el lugar del falo del hombre
nía la necesidad de una compañía masculina -pero ¿por qué?, turbio, prótesis fálica del padre. Sus elucubraciones analíti-
¿para beber o para abordar a su mujer? Ese era el equívoco cas y, sobre todo, la puesta al día de Ja denuncia sintomática
que dividía al sujeto: al padre le era necesario otro hombre de la impotencia paterna, o sea, el lazo de su sfntoma con el
para aproximarse a su mujer. Por esta hipótesis, atribuye al goce de su padre, lo hicieron tambalear: su síntoma de eyacu-
pad1:e su propia histeria, al tiempo que Jo denuncia como un lación precoz cedió y, como se sintió mejor, deseó detener su
padre impotente. En efecto, el histérico sólo puede abordar análisis un poco después.
a una mujer mediante el desvío de un hombre que le sirve de
procuración, de hombre de paja. Por el artificio de la fantasía,
el sujeto ofrece a su padre un falo imaginario, pero no bajo la HISTERIA MASCULINA
forma agradable o convencional de una amante, de una girl-
phallus, sino que bajo Ja forma del hombre "sucio", "turbio", He aquí un sujeto histérico enfrentado a la pregunta que, bajo
que sostendrá el deseo desfalleciente del padre, encarnando al diversas formas, le machaca su inconsciente: ¿qué es una mu-
mismo tiempo su goce "malo" (el alcohol). Además, ¿no había jer? Encuentra respuestas sin por ello querer renunciar a ser
adivinado el sujeto que, detrás de sus quejas, estaba la codicia un hombre. La pregunta sobre el sexo le esperaba desde el
fálica de la madre respecto de aquellos temporeros que visita- origen: nacido "entre dos sillas", como dice él, entre niñas-
ban su casa? Lo hemos visto, la relación del sujeto con el falo falo deseadas, y niños castrados y mal amados. Su pregunta
guarda la marca del origen materno de este significante. Pero, estaba intrincada con el deseo de una madre ávida del falo.
por un mismo gesto, el sujeto también hace de este falo, que Claude se identificó con esta falta femenina . Pero lo que
fantaseadamente ofrece a su padre, la condición de su propio sería tolerable para una niña no lo es para un niño a causa de
302 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 303

la necesidad de la investidura narcisista del pene y de la ame- la relación sexual. Pero el síntoma también prolonga el falo
naza de castración que resulta de ello. En efecto, su posición del padre, ya que esta imagen "turbia", sospechosa de hacer
femenina en relación con un padre "turbio" y gozador, visible potente al padre, deja al hijo sin ninguno de sus medios. En el
en su pesadilla infantil, es denunciada por el padre de la ley caso de Claude, la solución vino del desciframiento de la pre-
(en la versión donde él salva a su hijo del puñal macho y fá- gunta histérica que despegó al sujeto de su fantasía infantil,
lico). Asimismo, querer saber demasiado sobre el goce de las ciertamente al precio de un sometimiento a su mujer, el cual
mujeres, modalidad de su pregunta histérica, se reveló arrui- devino su sinthome, más real que la ley de la madre de la cual
nador para su virilidad. también escapaba.
Claude creyó encontrar una solución de compromiso, un
síntoma, ofreciendo el falo imaginario a su padre desfalle-
ciente para hacer existir una relación sexual entre sus padres. II. HÉCTOR O LA MIRADA DE LA LEY
El padre es, al mismo tiempo, denunciado como impotente,
un clásico de la histeria. Esta solución tenía la ventaja de pre- Lo llamé Héctor a causa de la excitación incontrolable que lo
sentar a la madre el significante fálico de su deseo. La compa- atrapaba frente a una "academia de hombre" de David, donde
ñera es, entonces, puesta en el lugar de la mirada turbia. Héctor yace desnudo sobre la tierra con el sexo velado por
Pero puede ocurrirle a un hombre que una mujer quiera una tela roja tan ambigua que se creería ver allí una herida.
otra cosa que lo que quiere su madre, y con ello sea tan real Héctor hizo cinco años de análisis conmigo, puntuados por
como para agujerear la pantalla de su fantasía, cuya estruc- interrupciones motivadas por su angustia incoercible frente a
tura es aquí aquella de una mirada femenina sobre un falo "la castración femenina" que el análisis no le permitió sobre-
idealmente erigido, por el cual cubrir Ja miseria de la castra- pasar. Es por eso que construí el relato de su caso siguiendo
ción del sujeto. Ana no aceptó ser el objeto de la fantasía de el movimiento de la cura y de sus interrupciones, con el fin de
su marido que hacía de ella una pura mirada sobre su castra- que aparezca, a la vez, aquello que no cesa y aquello que, por
ción. Fue para él la hora de la verdad: se podría decir también el contrario, cambia.
que la "curación" de la eyaculación precoz de Claude marca
el momento en que Ana hubo verdaderamente devenido su
compañera y con ello su sinthome. En efecto, desde entonces UNA FOBIA INFANTIL
se creó entre ellos un vínculo más real, donde ella ya no era
solamente el objeto a, tapón de la castración de su marido, Héctor vino al mundo en el seno de una familia dominada
sino que aquella sobre la cual él podía suportar el goce sobre por la estatura de su abuela materna, heredera de una larga
eso que ella tenía de desconocido y de insoportable: lo real tradición de fabricantes de calzoncillos para hombres que re-
que desbordaba el encuadre de su fantasía. montaba hasta la Revolución Francesa. El padre de Héctor y
La ambigüedad sexual de Claude se manifestaba a través su esposa estaban enteramente sometidos a ella y, frente a los
de las posiciones femeninas que, turno por turno, él adopta- ojos de Héctor, esta encarnaba "la legitimidad de la familia" .
ba y donde se descifraba su pregunta histérica: identificación La madre de Héctor, quien no deseaba hijos, hizo de su em-
con la falta materna, empuje a Tiresias, objeto pasivo librado barazo una enfermedad; habría querido ser bailarina o profe-
al puñal fálico de un hombre, etc. Su etiología es la fijación sora de matemáticas -ideales cuya importancia para Héctor
imaginaria al falo de la madre; no al falo que tenía su madre, veremos luego- y no se resignaba, ni a su matrimonio ni a la
sino que, por el contrario, a aquel que le faltaba y que ella obligación de ganar su vida como fabricante de calzoncillos
exigía infatigablemente que se le diera. La ley de la madre en el taller de su madre. Sin embargo, ella se convirtió en una
consiste en aquella fascinación fálica transmitida al hijo. El "mamá gallina" con el nacimiento de Héctor. Se curó súbita-
síntoma del hijo prolonga aquel de la madre: la imagen fálica mente de su depresión por un chorro de orina de su recién
heredada del imaginario materno es transformada en erec- nacido que, habiendo hecho puntería en el ojo paterno, con-
ción fantaseadamente presentada a las mujeres para objetar venció a ambos de la excepcional virilidad de su hijo. Héctor
304 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 305

llama "la ogra" a aquella figura de la madre completa por su Existe una estructura común en estas dos actividades in-
hijo, fálico en consecuencia, y consolada de esta manera de fantiles: un falo (el suyo o aquel de otro) velado (por un vesti-
todas sus decepciones anteriores. do o por la tela de la carpa), además de ser escenas sobre las
En un comienzo, Héctor respondió a este deseo materno cuales planea una mirada que pudiera ser amenazante (padre
demasiado exclusivo por medio de una fobia, aparentemente o abuela). Un falo velado bajo una mirada figurando la ley, tal
muy aguda, a las serpientes y al agua de mar con sus algas es entonces el guión común que sostenía en sus inicios, tanto
peligrosas. Se precavía de ella por una serie de objetos con- su travestismo, como su homosexualidad. Pero la diferencia
trafóbicos, así como por la almohada materna que llevaría a entre las dos actividades -que el tiempo no desmentirá-, es
rastras consigo hasta tarde, por pantuflas con suelas trenza- que el travestismo de Héctor va de la mano con una ideali-
das y por el vencejo de su madre, cuyas hebras él había tejido. zación asexuada de la mujer, haciéndola existir como fálica
Igualmente, se entregaba a rituales: obligaba a su madre a detrás de su velo. Este no se acompaña de ninguna excitación
verificar cada noche el contenido de todos los armarios y a sexual, al contrario de la homosexualidad que, en revancha,
envolverlo estrechamente en una sábana. Una pesadilla, que causa la erección .
él intituló "el hombre de la metralleta", acosaba sus noches. Estas dos prácticas evolucionarán paralelamente, mante-
El padre de Héctor fue rápidamente alejado de Ja educación niéndose no obstante escindidas: jamás Héctor, que cultiva-
de su hijo, la cual fue desde entonces llevada por las dos mu- ba una apariencia viril, se travistió para seducir. Su madre,
jeres. Él no les opuso ninguna resistencia, pues no quería que quien tenía perseverancia en las ideas, lo inscribió a los 15
su hijo deviniese como él, un pintor de la construcción, "un años en un curso de danza folclórica donde él devino baila-
manual": "lo preferiría cura", decía este comunista convenci- rín y maestro de ballet aficionado. Desde entonces él utilizó
do. La madre de Héctor lo veía más bien intelectual, aquello sus dones para la costura a fin de fabricar, amorosamente a
que ella no había podido ser. Ninguno de ellos sospech ó si- cada bailarina y "en exclusividad para cada una", una cofia
quiera los ecos que tendrían sus palabras. Veremos la "correc- complicada que, para realizarse, necesitaba de una técnica
ción", para retomar el título de la novela de Franzen, a la cual antigua y delicada, el planchado y plisado del encaje. Él mis-
Héctor plegó los ideales de sus genitores: ¡devino experto en mo bailaba vestido de hombre, pero en su casa no dudaba en
falsificaciones y portó (en ciertas ocasiones) el vestido! disfrazarse de bailarina frente al espejo con vestuarios he-
chos por él, o bien, (aunque alternativamente) en erección
se masturbaba desnudo frente a su reflejo, fotografiándose
TRAVESTISMO Y HOMOSEXUALIDAD incluso en este simple aparejo. Un poco más tarde se instaló
una homosexualidad que él califica como "frenética". Pese a
Hábil para Ja costura, Héctor se confeccionaba, desde la edad algunos intentos, Héctor jamás pudo tener relaciones hete-
de 6 años, vestimentas femen inas en el taller de su abuela, rosexuales, aunque siempre buscó la compañía de mujeres a
particularmente un vestido de crinolina de María Antonieta, y quienes idealizaba.
un traje de novia. Esto lo hacía bajo el ojo benévolo de las dos
mujeres y pese al "espanto" de su padre que, sin embargo, no
logró impedirlo. Luego, Héctor se disfrazaba vistiendo estos Dos MÁSCARAS MATERNAS: LA BAILARINA y LA OGRA
atuendos femeninos.
Paralelamente, él pagaba a niños, sus camaradas de es- Su identificación con la madre está escindida en dos figuras:
cuela, para desvestirse frente a él bajo una carpa que él había la bailarina o la modistilla y la ogra. La bailarina es Ja madre
armado en el jardín de su abuela. Al realizar esta acción, tenía joven muchacha antes de su matrimonio. Una foto que me
la aprehensión de ser sorprendido, como si una mirada ame- ofreció la muestra velada en el día de bodas, virgen fálica de
nazante (aquella de la abuela) planeara sobre la escena. De la que Héctor adopta el lado "sentimentalón"; es así, mental-
ello guarda el recuerdo delicioso, como si se hubiese tratado mente disfrazado, vestido con "una piel de mujer", que Héctor
de un "plus" . seduce a sus parejas, con "el espíritu de una modistilla".
306 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 307

La ogra es la madre fálicamente completada por su hijo. asistir al entierro de su esposo, mientras que se hizo solemne-
Desgraciadamente, Héctor incorporó a esta ogra que lo empuja mente adoptar por su suegra, devenida entonces el verdadero
a "comerse", incluso a "devorar", a sus parejas sexuales. Estaba jefe de familia.
afectado de aquella tan insoportable "neurosis táctil" como Ja Esta figura paterna que acosaba los sueños del pequeño
de su madre, quien no cesaba de besarlo, de abrazarlo con un Héctor, se encuentra inalterada en su vida de adulto: se sien-
amor mortífero. Por este hecho, la pareja "de amor verdadero", te aterrorizado por sus jefes. Cada vez que amenaza un con-
que él sueña formar con otro hombre, resulta imposible. flicto con algún patrón, Héctor es tomado por el pánico y se
Héctor oscila entre estas dos figuras maternas, ambas fá- arroja a orgías con "hombres del pueblo", lo que lo angustia
licas (la bailarina del lado del ser, la ogra del lado del tener); enormemente, al contrario de la seducción bien construida
así oculta, ya que ellas le son insoportables, el momento y el a lo "modistilla-ogra". Va a merodear cerca de "camioneros
acto que separa a estas dos versiones del personaje materno, a brutales" con Ja idea absolutamente insoportable de hacerse
saber: la inaceptable desfloración de la virgen bailarina por el maltratar sexualmente por ellos. En aquel momento, retorna
padre, o sea, la intrusión del hombre en la vida de su madre. con fuerza la figura que le da más horror, aquella de la madre
Este momento condensa y simboliza la castración femenina; como objeto sexual del padre, cuyo lugar él ocupa entonces.
lo que de esta manera es excluido (¿forcluido?) por el sujeto, Por el contrario, nada hay del padre que, según las palabras
es la madre como objeto sexual del padre, es decir, la ecuación de Lacan a propósito de Gide, aparecería como una figura de
"madre=puta" que, según Freud, debe establecerse en el in- la ley que humanizaría del deseo.
consciente del niño durante la pubertad y que sufre destinos
diversos. 8 La "solución" de Héctor para reprimir esta ecua-
ción es la de saltar de una identificación a la otra: él se reviste, LA ENTRADA EN ANÁLISIS Y LA PRIMERA INTERRUPCIÓN:
tanto con Ja máscara de la bailarina como con aquella de la "ES LA CASTRACIÓN"
ogra. Así, el pasaje entre las dos siempre queda en blanco,
censurado, suprimido. El agente de esta castración femenina Héctor me había escogido como analista a causa de mi for-
denegada es el padre que vuelve a acosarlo. mación como matemática: un ideal al que su madre había de-
bido renunciar. Vino a verme al momento en que salía de una
enfermedad grave que su madre había tomado como pretexto
EL HOMBRE DE LA METRALLETA para venir a mimarlo a domicilio. Esto le había recordado
el período en que, hacia los 7 años, había atrapado un virus
Este padre es, en efecto, "el hombre de la metralleta" de su invalidante en el jardín de su abuela. Su madre lo había sal-
pesadilla infantil, presentado al mismo tiempo como un hé- vado gracias a su abnegación, pero no sin que ya se sintiera él
roe de la última guerra que mató a muchos alemanes y como completamente ahogado por "la ogra". Héctor quería realizar
un hombre cruel que "tenía un gusto cierto por el asesinato". un análisis, pues no soportaba más ser envuelto por este amor
Por otra parte, gozador y gran amante de las mujeres, habría materno y porque quería salir adelante. Quería desembara-
incluso amado en Alemania, después de la guerra, a una cier- zarse de "esta mujer", quien tenía la imprudencia de declarar
ta Nora, a la cual habría podido, según la leyenda familiar, a su marido y delante de su hijo: "cuando estés muerto, me
hacerle un hijo. Rechazado sexualmente por su mujer des- vendré a vivir aquí con Héctor". Quería terminar con "el gra-
pués del embarazo, él se consoló con la política. Este padre vamen" infinito que ella le hacía acreditar. "Gravamen" que
habría también abdicado de toda pretensión respecto de la nada. tenía que ver con la deuda del obsesivo frente a su padre,
educación de su hijo, a favor de su suegra y de su esposa. Con la cual toma su valor sobre el plano de la articulación del de-
la muerte de su propio padre, el padre de Héctor había rene- seo con la ley, como en el caso del "Hombre de las ratas". En
gado de su madre en la medida en que esta no habría querido el caso de Héctor, "el gravamen" está ligado al amor materno
y es vuelto infinito por la ausencia de toda barrera paterna - u
8 Cf. supra, capítulo IX, 2 - Gide: máscaras y sinthome, p. 261. otra- contra este amor.
308 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 309

Además, Héctor era asaltado por dificultades profesiona- muestra que, después de las dos figuras conocidas de la madre
les que lo arrojaban a las "orgías" angustiadas y mortíferas (la agra angustiante y la bailarina fálica) , sobreviene inexo-
más arriba descritas. Hemos visto que esta conducta sintomá- rablemente la castración materna que, en vano, intenta sutu-
tica se articulaba a su relación con su padre. rar el collage de estas dos figuras. El tercer sueño es el último
En fin, no llegar a construir una relación amorosa estable intento de borrarlo, mostrando el cortejo de jóvenes casadas,
lo deprimía. Me hizo parte de la curiosa contabilidad de su aunque con desesperanza por la causa.
goce: tenía al día fichas de todos sus amantes -más de 4.000-, Y, de hecho, la primera crisis transferencia! estalló en
las cuales contenían sus fotos y una muestra de sus voces gra- aquel momento. Acababa de mudarme y, curiosamente, Héc-
badas por el teléfono sin que ellos lo supieran. Rápidamente tor estaba deprimido por ello hasta el punto de acusarme de
supe que yo era parte de esta colección: ¡excepción femenina traición. Esto habría podido parecer fuera de proporción si
que confirmaba la regla! dos sueños no hubiesen aclarado su depresión. En el prime-
Contándome su historia infantil, me expuso su estrategia ro: los tacones "bobinas" de la analista se quiebran y ella cae
para asegurarse un lugar en la sociedad: consistía en "llevar a frente a él en una escalera. En el segundo sueño: viene a se-
la armonía las partes divididas , para luego sembrar de nuevo, sión y encuentra que la analista tiene un mal aspecto; enton-
por su iniciativa, la cizaña"; se trataba, así, de "hacer entrar ces percibe que ella disimula a un hombre en la pieza de atrás.
en la jugarreta al otro" para llegar a venderse. Tenía compor- Hasta entonces, comenta, había pensado que yo vivía sola
tamientos bastante discutibles para con sus amantes . He aquí con mis hijos. Pero mi mudanza le había abierto los ojos: yo
un ejemplo. Una vez buscaba seducir a un joven que jamás estaba casada y no era, como él creía, la madre sola com-
había tenido experiencias homosexuales . Este Jo rechazó di- pletada por el hijo, agra en potencia ciertamente y, asimis-
ciéndole que lo lamentaba, pero que quería tener una mujer mo, figura no castrada (ya que sin hombre). Después de ha-
e hijos. Héctor lo puso en confianza aprobando ruidosamente ber comentado él mismo estos sueños con un lacónico "es la
su elección, al mismo tiempo que comenzaba a acariciarlo castración", lo que probaba un cierto insight de su impasse
para suscitar su goce. Así, completamente consciente de lo subjetivo, Héctor huyó no obstante. En todo caso, no sin an-
que hacía, dividía al joven entre su goce y su ideal. tes hacerme parte de un acting-out. Pese a que, desde su en-
Muy rápido, sobrevino un primer sueño de transferencia trada en análisis, habían cesado las "orgías" angus tiantes, se
que consistía en una simple imagen: "serpientes verdes escar- precipitó nuevamente en un back room cercano de mi nueva
lata" . Héctor lo asoció con su fobia infantil a las serpientes, consulta para "hacer el amor con la muerte" . "Pero, agregó,
con el verde de la almohada del diván analítico y lo escarla- fui ahí para hablar". Mi invitación a que lo hiciera en sesión,
ta de la erección: se podía deducir que la almohada materna se reveló vana: "Volveré, quizás" , concluyó.
ahogante estaba de retorno, pero esta vez en la cura. Otro
sueño siguió: La analista lleva un uniforme y sostiene un lá-
tigo en la mano; ella es inalcanzable, una "dama" ideal e im- HACIA UNA MUJER Y SEGUNDA INTERRUPCIÓN:
presionan te. "ES LA CASTRACIÓN"
Se puede deducir que si el primer sueño introducía a "la
agra", el segundo instalaba el modelo travesti, tipo "bailari- Dos meses más tarde, Héctor había vuelto, siempre tan depri-
na", de la mujer fálica. Entonces, sobrevino un tercer sueño mido. Exigí el pago de las sesiones en que no asistió, lo que
que ponía en escena la castración materna: en un paisaje de- era contestable en la medida en que el pago podía simbolizar
vastado, la madre de Héctor está herida en el sexo; Héctor sal- la supresión del corte que, para él, representaba lo insoporta-
va a su padre, que también está en peligro, abandonando a su ble (aunque se podía igualmente pensar, a la inversa, que ha-
madre herida. Cruza, entonces, un cortejo de jóvenes casadas. cer pagar las sesiones subrayaba la existencia de aquel corte).
Héctor asocia el sueño con la evocación de la imagen de Entonces inventó un sistema de reembolso tan complicado
su madre soltera, "bailar ina" fálica a la cual se identificó pre- que, desconfiada, yo verificaba cuidadosamente. Percibí que
cozmente gracias a su travestismo. La sucesión de tres sueños él estaba tratando de "hacerme entrar en la jugarreta", para
310 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 311

utilizar sus palabras. De golpe, y sin más explicaciones, exigí "fracasado": en aquello que concierne a la relación con las
el pago total de la suma que me debía, de una sola vez. Él mujeres, la victoria de la castración se mantiene, como lo de-
se sintió sorprendido, pero de modo alguno molesto, pagán- cía Freud.
dome sin hacer ningún comentario. De hecho, había vuelto
a análisis con una nueva pregunta. Tenía previsto tener un
hijo, devenir "un papa gallina", según su expresión, antes que HABER CONSENTIDO LA VOLUNTAD MATERNA:
continuar dándoselas de "mama gallina" (la ogra) con otros UN PRECIO EXORBITANTE
hombres. El problema era llegar a desear a una mujer. En
efecto, quería tener ese niño por la vía "natural". Yo manifesté Héctor volvió tres meses después, el tiempo necesario para
cierta reserva, aún más por cuanto, en aquel momento, sus restaurar la imagen ideal de la analista, siempre amenazada
sueños lo mostraban incapaz de servirse de la metralleta de por la horrible castración. Esta vez, yo aparecía en sus sue-
su padre. Entonces, me ofreció la foto de matrimonio de sus ños como la Reina de la Noche, mientras que el análisis era
padres e inventó una "solución" . Estableció un contrato es- considerado como la iniciación a un amor imposible. ¡Era
crito con una de "sus" bailarinas del grupo folclórico, la cual siempre la misma cosa! Sin embargo, Héctor iba mucho me-
portaba el nombre de la supuesta prometida alemana de su jor: ya no se libraba más a aquellas "orgías de muerte", de
padre, Nora. Si, a los 35 años, ella no se había casado aún, las cuales salía desmoronado, ya que ahora sentía mi mirada
el contrato estipulaba que ella tendría un hijo con Héctor. La sobre él en los momentos de tentación. A diferencia de la
joven, que conocía bien a Héctor, le objetó que era necesario mirada de su abuela sobre la carpa de sus juegos amorosos
poder ... Héctor Je propuso intentarlo inmediatamente, pero infantiles, esta mirada no era para nada un "plus" delicioso,
como era previsible se sintió presa del horror frente a la vista sino que, por el contrario, un factor de inhibición. Además,
del sexo de esta. Entonces, la cosa fue pospuesta sine die. Des- Héctor había encontrado una solución radical a sus recu-
pués de esta experiencia, volvieron los sueños de paisaje de- rrentes problemas con sus jefes: se las había arreglado para
vastado, luego un sueño de transferencia donde, nuevamente, tener ahora una jefa. Su vida sexual se desdoblaba armo-
la analista perdía sus zapatos delante de él: "Es la castración", niosamente entre dos polos: por una parte, tenía un lejano
comentó de nuevo, y sin que yo pudiese hacer nada por evitar- enamorado alemán (aún la imposible identificación con el
lo, una vez más, interrumpió el análisis. padre) con el cual no tenía sexo; y, por otra parte, una se-
El episodio con esta joven muestra que, de cierta manera, ducción cotidiana mesurada, en el estilo "modistilla-ogra".
el fetichismo de Héctor fracasa. En efecto, se puede calificar Volviendo a su posición infantil, ahora Héctor reconocía su
de fetichista su relación con las bailarinas de su grupo: las responsabilidad en lo que llamaba su "feminización" a ma-
largas cofias de encaje acanalado son, en estricto sentido, fe- nos de su madre: él había consentido al querer materno. Ella
tiches que prolongan la serie de la almohada-serpiente-falo lo llamaba "mi cervatilla", después de haberlo vestido como
materno contrafóbico de su infancia. Este fetichismo está es- niñita (y ella había continuado largo tiempo ataviándolo con
trechamente articulado a su travestismo: en ambos casos se aquel apodo), pero Héctor jamás había protestado por ello.
trata de realizar nuevamente, tanto en la mujer como en él Esta autorrectificación subjetiva lo aliviaba, ya que le per-
mismo, la figura de la "bailarina" que evoca a la madre fálica mitía no volver a ocupar pasivamente el lugar del objeto de
idealizada. Como se recordará, para Freud el fetichismo es lo la voluntad materna, lo que era lo más angustiante de todo:
que "ahorra al fetichista el devenir homosexual, en tanto pres- él había puesto de lo suyo. Aquí, la ley de la madre es lavo-
ta a la mujer aquel carácter por el cual se vuelve soportable luntad feminizante que venía del linaje materno, a la cual ni
como objeto sexual". el padre, ni tampoco el sujeto, pudieron oponerse. De ello se
En el caso de Héctor, esta máxima freudiana se revela sigue el "gravamen" infinito y las máscaras feminizantes del
doblemente falsa: el fetichismo no es suficiente para hacerle deseo, salidos del ideal del yo.
sexualmente soportable una mujer, y Héctor es homosexual Pero, inexorablemente, el impasse transferencia! volvió
y fetichista a la vez. Es por ello que se trata de un fetichismo con un nuevo sueño:
312 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 313

La analista le presenta una caja de zapatos, vacía y En fin, en un tercer sueño: Está desvestido. Un policía lo
recubierta con un papel de seda. En lugar de mostrarle sorprende y se esconde en el mar. Luego sale, pero no en-
el interior que ella ha eliminado, da vuelta la caja sobre cuentra su ropa. Felizmente, una mujer que pasa con un niño
el fondo de la cual está inscrito un precio exorbitante: viene a vestirlo nuevamente.
"¡Que yo no le echo más a usted!", profiere entonces ella. "La mujer con el niño es usted." "¿Usted cree?", le res-
pondí. En este sueño, la analista tiene aún el mismo lugar:
Desmentí vanamente haber tenido un pensamiento pareci- aquella de la madre fálica (pues completada por el niño), cuya
do, pero Héctor se escapó de nuevo luego de haber aproxima- función es velar el sexo del sujeto para permitirle eludir la
do este sueño a sueños de castración que había hecho antes castración paterna. De ahí el travestismo. Pero mientras que
de sus precedentes interrupciones de análisis. el sujeto se deshace de los viejos "patrones" femeninos de su
abuela (quien, como se recordará, era la única figura familiar
de la ley e, incluso, de la "legitimidad" según los términos de
LOS LÍMITES DE LA FALSIFICACIÓN Héctor), otra dimensión -más simbólica y, hasta aquí, ocul-
Y LA LEY PATERNA ta de la ley- aparece en las asociaciones del primer sueño:
la dimensión de Otro de la ley que no deja hacer trampas al
Héctor volvió por tercera vez. ¿Por qué? Esta vez, pretendía él, sujeto. Este límite a la falsificación (la profesión de Héctor es
quería ir hasta el final. Se sorprendió de que yo no le reclama- la de luchar contra la falsificación) está claramente asociado
se ningún pago por esta nueva interrupción: "Usted no tiene al padre.
gravamen que me deba" le respondí, retomando la expresión Se podría decir que, entonces, hubo una mutación de la
que él había tenido en su entrada a análisis para caracterizar ley en este análisis. El sujeto pasó de la autoridad femenina
el peso demasiado elevado del amor materno, además de re- de la abuela (ley feminizante de la madre) a otra ley, aquella
cordar el sueño relatado justo antes de su precedente partida, del padre, con la cual no se hace más trampa, y esto hace una
aquel de la caja vacía con el precio "exorbitante". gran diferencia.
"Hubo un corte, eso es así. Eso no se recupera", prose-
guí. Héctor respondió a mi intervención mediante una serie
de sueños. En el primero: Él se compra un vestido y roba al DE LA FOBIA A LA PERVERSIÓN Y DE VUELTA:
comerciante el mismo precio. LA SOLUCIÓN POR EL SINTHOME
A este sueño asoció que, contrariamente a su contenido, su
padre se enojaba cuando él hacía trampas en el juego de car- El análisis concluyó poco después. En efecto, Héctor consi-
tas: "Usted también percibió que yo quería robarle, la primera deraba que sus principales síntomas habían suficientemente
vez que la dejé". sanado: sus relaciones difíciles con sus jefes se habían mejo-
Era la primera vez que, en el análisis, aparecía una figura rado, estaba satisfecho con su vida sexual armoniosamente
paterna símbolo de la autoridad pacifican te, a la cual yo esta- repartida entre el amor y el deseo, mientras que, sobre todo,
ba, además, asociada. Anteriormente, yo era la horrible mujer había logrado separarse de su madre sin enojarse. No insistí
castrada, o bien la magnífica mujer fálica bajo la apariencia para que prosiguiera, ya que no pensaba que pudiésemos ir
de la Reina de la Noche o de la madre fálica, es decir, los dos mucho más lejos.
prototipos fálicos de la historia de Héctor. Hasta entonces, El análisis había comenzado por la reapertura de la pro-
la única figura paterna había sido aquella del "hombre de la blemática fóbica que había estado ahí desde siempre. Recor-
metralleta", un padre aterrorizante y gozador. démoslo: Héctor había respondido a las aterradoras pesadi-
En el segundo sueño: Él bota "recuerdos" heredados de su llas infantiles del "hombre de la metralleta", haciendo una
abuela, la confeccionadora de calzones, particularmente de muralla con la almohada fálica de su madre. La constelación
sus patrones femeninos (Héctor era sensible al equívoco de la familiar, recubierta por la abuela detentara de la ley, había
expresión "patrones femeninos"). permitido al niño cultivar la ilusión de la madre fálica que lo
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protegería del padre castrador. Entonces, Héctor inventó una reconocimiento de la significación fálica, ni de la castración,
"formula" de la fantasía que se encarnaba en su travestismo, las cuales le están asociadas en la metáfora paterna. 9 Para
en su homosexualidad y, más tarde, en su fetiche: el fa lo vela- Héctor, el falo se mantuvo materno. Como en el caso de Gide,
do de la madre está erguido ahí bajo la mirada de la ley (mirada el esquema de la metáfora paterna no logra dar cuenta del
supuesta medio amenazante, medio cómplice, que causa un caso. En suma, ya que reabre la cuestión de la ley, el trayecto
plus-de-goce) . analítico de Héctor va en sentido inverso de aquel que encon-
Las cosas habían quedado en aquel estado hasta el aná- tramos en el caso de perversión transitoria de Ruth Lebovici,
lisis, pero el terror ante la castración había sobrevivido en donde la problemática fóbica desembocaba en una salida
diversos síntomas: el tenor hacia el jefe, las "orgías" que sig- perversa. 10 Desde un punto de vista estructural, el caso de
nificaban su identificación con la madre objeto, finalmente Héctor roza la psicosis por la tan fuerte pregnancia imagina-
castrada y librada como pasto a los hombres. Además, el pre- ria materna. Pero la decidida elección homosexual por parte
cio de la creencia en la madre fálica era demasiado pesado: del sujeto y su relación, ci"ertamente difícil, con la ley paterna,
máscaras "modistilla-agra" impidiendo todo acceso al amor le evitaron la locura: la dominancia de la Verleugnung con-
y sometimiento [assujetissement] definitivo al gravamen de la duce aquí a hablar de perversión o, más bien, de suplencia
madre. Desde su inicio y hasta su última interrupción, la cura perversa de la carencia patema. Si nos referimos al Freud de la
muestra el retorno inexorable de la angustia de castración a Ichspaltung, se constata que el lado fetichista de la escisión no
través de la transferencia y, en consecuencia, la reapertura de f-L1e motivado por el análisis , mientras que el lado de la sinto-
la misma problemática que, anteriormente, había conducido matología fóbica fue decididamente remodelado.
a la fobia. En efecto, la castración materna es, en el caso de La escisión de las dos identificaciones alternativas con la
Héctor, un real que sólo pudo afrontar bajo un velo y es claro madre fálica , en trega la clave de las máscaras deseantes del
que, al final, escogió continuar enmascarando aquella "cosa" sujeto y de su ambigüedad sexual, de la cual ya no sufre al
gracias a las dos figuras ideales de la virgen bailarina y de la final del análisis.
madre agra: esta solución perversa (en el sentido freudiano ¿Se puede hablar de un sinthome? Se lo puede evocar a
del término) no fue modificada por el análisis. E l sujelo en- propósito de la elección profesional de Héctor que, referida a
trevió e identificó el problema, pero no pudo (¿o no quiso?) su trabajo en el campo de la falsificación, en un comienzo fue
ceder en la Verleugnung. La madre como objeto sexual del puesta en duda y luego reafirmada en el análisis. En efecto,
padre se mantuvo como punto inabordable, forcluido. En tal es la mirada, presentada en un primer tiempo como un plus-
sentido, se puede hablar de un trayecto desde la perversión a de-goce esencial para el guión perverso y, luego, desplegada
la fobia con un retorno a la perversión. como una instancia de la ley que no se dejará más "hacer en-
Pero este retorno decidido a la perversión, en la última trar en la jugarreta"; es esta mirada la que, en Héctor, deviene
parte del análisis, se acompafia de una resolución del terror
9 O sea (- cp) . Este caso mu est ra que e l adve ni m iento del Nombre-del-
frente al padre. La sanación sintomática es debida a un tra-
Padre no necesariamente produce la significación fá lica presente en la
bajo analítico y transferencia! sobre la ley, centrado tanto en fó rm ula de Ja metáfora pa tern a. Puede en tonces ha ber fo rcl us ión fálica
Ja cuestión de "dejarse hacer entrar en Ja jugarreta" o no por (<1>0 ) sin que haya forclusión del Nomb re-del-Padre (P 0) . Lacan había con-
el Otro, como en el asunto de dejar de "hacer trampa" bajo la s ide rado q ue es tas dos forcl us io nes fu ese n d isjuntas, pero no q ue un a pu-
mirada de un Otro que no se deja más. La figura del padre se diese ex istir sin la otra . Se trata, en consecuenc ia, de un contraeje mplo.
transformó: el "hombre de la metralleta" de antes, aterroriza- Cf. Lacan, J., De une questio n prélim ina ire ... , op. cit., p. 57 1.
10
dor y gozador, es ahora un padre que jamás cierra los ojos y Lebovici, R., Perversion sex ue lle transitoire au cours d'un traite-
me nt psychana lytique, op. cit. El pacien te de Ruth Lebovici t ie ne una
que hace saber a su hijo que rechaza sus jugarretas. Se trata, pesadilla repetitiva en la cual es atacado por un hombre co n armadura,
entonces, de una nueva salida para la angustia de castración, fig u ra que la analista interpreta como un avatar de la madre fá lica. Lacan
la cual no es más una fobia, sino una confrontación con Ja atribuye a esta interpretación, que no toca la cuestión del padre, el viraje
ley, sin que por ello la castración simbólica sea aceptada. Hay, de la fobia hacia una forma transitoria de perversión du rante la cura, con
sin duda, reconocimiento del Nombre-del-Padre, pero no hay ex hibicionismo y voyerism o del sexo fe menino al momento de orinar.
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un significante de la ley capaz de sostener la elección de su III. EL JOVEN DE LOS BOMBERS


oficio. Es remarcable que esta metamorfosis de la mirada so-
brevenga después de un episodio transferencia! donde la an a- Bill, un joven estudiante de historia y de egiptología de 20
lista encarna esta última mirada. En consecuencia, Héctor años, vino a consultarme por crisis de pánico que habían apa-
transformó en un punto de apoyo aquel punto frente al cual, recido luego de un viaje a Ámsterdam. Era presa de creencias
antaño, desfallecía de terror por la amenaza de castración im- y de supersticiones que criticaba racionalmente, aunque no
plicada. Este viraje parece evocar, en un contexto ciertamente podía impedirse de adherir: habiendo escrito el nombre de
distinto, el viraje gideano del Schaudem en creación. un "sudanés" en un pedazo de papel, se persuadió de que este
En términos borromeos, esta mirada de la ley, que final- hombre podía embrujarlo. Sometido desde entonces a una
mente Héctor incorporó, anuda lo imaginario de las máscaras sensación de "hormigueo en el brazo", estaba convencido de
de la madre fálica (bailarina u ogra), lo real de la insoportable que esta era la prueba del embrujo. Asimismo, habiendo que-
castración materna (la madre como objeto sexual del padre) y brado un azulejo, se imaginó que eso significaba que, un día u
lo simbólico de los fragmentos de historia, de la cual Héctor es otro, él mataría a alguien.
heredero (la historia de su padre corno héroe militar, anudada
a aquella de su país, y la historia de la dinastía de manufactu-
reras de calzones desde la Revolución Francesa). EMBRUJOS
La relación de Héctor con la falsificación es una patología
de la ley, en el sentido en que yo lo he desarrollado en el pri- A estas obsesiones se agregaba la creciente preocupación por
mer capítulo de este libro, indicando su implicación en tres ser virgen, por no haber logrado tener relaciones con una
niveles. En efecto, al principio el síntoma que separó al sujeto mujer y, además, ni siquiera tener ganas de intentarlo. De
sometido a la ley feminizante de su madre, materializada en entrada me confió una fantasía masturbatoria que invadía su
las trampas y la falsificación en torno al sexo femenino (pri- vida: imaginarse vestido con un bombers era la única forma
mer nivel), 11 fue la fobia y el terror frente al padre (segundo de "calentarse". En inglés, bomber significa bombardero o pi-
nivel); la etapa ulterior (tercer nivel), aquella del sinthome, no loto de bombardero. Mediante el genitivo bombers, Bill de-
sólo consistió en asumir la primera posición, sino que tam- signaba la camisa de los aviadores estadounidenses durante
bién en denunciarla, poniéndose en el lugar del padre, lo que la Segunda Guerra Mundial. Ulteriormente, el análisis puso
permitió al sujeto escapar, tanto de la ley de la madre como de en evidencia el acontecimiento que parecía ser la primera
la cólera de este último. ocurrencia del bombers en su vida: cuando tenía 13 años, re-
gresando del colegio solo y a pie por un barrio difícil de una
gran metrópoli, se había cruzado con una banda de jóvenes
que, vestidos con esas camisas muy a la moda en aquel en-
tonces, lo habían maltratado. Esta agresión se produjo poco
11
antes de que su padre, quien por razones profesionales había
F reud describi ó Ja derivación de l Fetichi smo hac ia una ocupación estado ausente durante ocho años, volviese definitivamente a
intelectual o filosófica Uurídica aq uí) . En las reencontradas minutas de
la sociedad psicoana lítica de Viena de l 24 de febrern de 1909, reporta el
la casa. Poco después de este mal encuentro, en plena puber-
caso de un fet ic hista de vest ime ntas que dejaba a una mujer desde el mo- tad, Bill comenzó a masturbarse imaginándose vestido con
mento en q ue la encontraba ma l vest ida. Este hombre devino un filósofo un bombers. Esta fantasía masturbatoria rápidamente devi-
especulativo para el cual los nombres jugaban un rol importante. "En no obsesiva. Bill precisó que, por el contrario, la vista o la
este paciente, dice Freud, a lgo semejante a lo que se había puesto juego imaginación de otro, niño o niña, vestido con bombers no le
en el domin io erótico llegó a l dom inio intelectual. Desvió su interés por provocaba ninguna excitación.
las cosas hacia las palabras, las cuales son, por así decirlo, las ropas de
las ideas; esto contribuyó a su interés por la fil osofía". Cf. Rose, L. (1988),
Un sueño mostró, después de algunas entrevistas, que el
Fre ud and Fetishism : p revio llsly unpu blished Mi nutes of the Vienna Psy- sujeto supuesto saber, condición de la transferencia, había
choanalyt ic Society, Psychoanalytical Quarterly, 57: 147- 166. tenido lugar en el comienzo de la cura: La analista lo lleva a
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un anticuario para mostrarle una inscripción en jeroglíficos castrado. El tema de la larga vestimenta egipcia, más ambi-
donde él descifra "noura", lo que asocia a "desanudar". gua, se aclaró posteriormente.
El bombers se presentó desde el inicio como el significante
enigmático a descifrar.
EL FALO PERDIDO DE ÜSIRIS Y LA MADRE FÁLICA

VARIACIONES SOBRE EL BOMBERS La leyenda de Osiris entregaba un apoyo a la idea de que el


bombers era una defensa o una protección contra la muerte.
Una serie de sueños permitió seguir un cierto número de ila- El cuerpo de Osiris, descuartizado por su hermano Seth que
ciones. Uno de ellos se trataba de un bebé muerto en una ca- había dispersado los pedazos, había sido reconstituido por su
rroza fl'.mebre y un bebé vivo que él busca salvar de un peligro, mujer Isis, pero sin su sexo perdido en la operación. Según
substituyéndolo por el bebé muerto. Bill, Osiris resucita gracias al "vendaje" por la cual Isis ro-
Otro sueño ponía en evidencia: una larga vestimenta egip- dea y reconstituye hábilmente su cuerpo. La leyenda ilustra
cia. En fin, en un sueño que clausuraba la serie: trataba de la victoria de la mujer sobre el hombre. Una equivalencia se
entrar en un féretro americano en el cual yace una mujer viva sugiere entre el bombers, al vendaje 12 y la momia, los cuales
que tiene aspecto muerto y cuyas piernas están vendadas en pueden ser atributos de la "mujer mala" susceptible de robar
plástico. El propietario de la funeraria tenía, en este sueño, el al hombre su sexo. Así, el bombers, un atributo viril, no es
mismo nombre que el de un egiptólogo. A ello asoció recuer~ forzosamente aquel del hombre, sino que podría también ser
dos: cuando él tenía 10 años, su prima había muerto de una aquel de una mujer poderosa y fálica. Bill desarrolló, luego,
enfermedad "genital" (i.e. "genética") y recuerda que, cuando este tema. La madre devenía la propietaria de los bombers. En
tenía 5 años, había visto a su abuela muerta en el féretro, la un sueño que ocuffía en el museo, su madre hacía explotar un
cual le pareció como una "muerta viviente". Se preguntó si buzón y le tiraba los pedazos a la cara. Entonces Bill se ponía
sentía placer al imaginarse en el lugar de un muerto. En efec- una armadura para protegerse de estos pedazos de metal. Se
to, se podía pensar en la estrategia de la neurosis obsesiva que veía aparecer una doble función del bombers: órgano fálico
consiste en imaginarse ya muerto con el objetivo inconsciente que amenaza al sujeto y, a la vez, armadura protectora contra
de escapar a una amenaza efectiva. Había también una equi- los ataques de la madre.
valencia entre "ser mujer" y "estar muerto" que evocaba la Los temas fóbicos y travestistas eran omnipresentes. En
castración. los sueños a veces aparecía un sustituto materno que era: una
Un recuerdo de castración por el padre completaba el cua- malévola bibliotecaria en un camión (antaño, la madre había
dro. A sus 3 años, mientras se masturbaba sobre las rodillas trabajado como bibliotecaria en un bus que itineraba por la
de su padre y aconsejaba a su hermano mayor de hacer lo ciudad).
mismo, el padre replicó que eso era cochino y prohibido. Así Esta problemática culminó en un sueño que mostraba:
se dibujaba el retrato de un pequeño niño nacido por acci-
dente en el seno de una familia muy católica. Él era el más una mujer muerta en un sarcófago. Bill se sustituye
pequeño, siendo el blanco de una madre ahogan te e intrusiva. por la difunta lu ego de un intercambio de miradas. En-
En un sueño, su hermano mayor, quien tenía 22 años más que seguida, ponen sobre él las dos planchas pintadas de la
él, explicaba a su padre cómo había que proceder para "hacer
un hombre" de Bill, el cual se ocupaba de cocinar un risotto .
12 La pa labra bandelettage , cuya traducc ión más próxima sería ven-
La madre jamás le dejaba escoger solo sus ropas. El tema de
la vestimenta se asociaba al bombers, a la larga túnica egipcia daje, se asocia Fácilmente al verbo bander, el cua l vulgarm e nte se utili za
para expresa r la erección de l sexo masculino y que, aquí, hemos tradu-
y al féretro. cido por "calentar" o "ca lentarse". En la m edida en qu e e l bombers hace
Una oposición simple se esboza entre el bombers, atributo bander (calentarse) a B ill , e ntonces, la vinculación entre el primero y el
viril que calienta, y el féretro que envuelve al niño muerto y bandelettage (vendaje) es ev idente. (N. de Jos T.)
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tapa del sarcófago que representa, como es la regla, el pedazos de metal lanzados por la madre), pero también es
personaje vivo y vestido, aquí, la mujer. una protección (una armadura contra la madre) . No obstante,
esta protección puede devenir una prisión (un sarcófago). Si
En aqu el momento, en el sueño, él tenía una fuerte erec- significa la vida (de Osiris), también reenvía a la muerte (ven-
ción. Asocia el sueño con su trabajo de egiptólogo que fre- das, sarcófago, féretro). Puede ser un atributo femenino (la
cuentemente lo llevaba a Egipto, donde "profanaba" tumbas, cofia de Amenofis, de Nefertiti o de Akhenaton) o masculino
lo cual implicaba abrir bombers, dice. En el sueño siguiente: (la forma cóncava o convexa de la nuca). Puede representar
está donde su tío y viste una túnica de seda que se pega a su la castración (es "escogido" en el momento del retorno del
sexo, lo cual causa la erección . padre como tercero entre Bill y su madre o, incluso, Osiris)
La túnica evoca aquella de un mago y el comienzo del aná- o, asimismo, la erección fálica (nuevamente la "banda" 13 de
lisis con sus angustias de ser embrujado. Además, recordó los matones), tenerlo o la falta de tener. Del mismo modo, es un
inicios de su vocación de egiptólogo: un libro sobre los farao- velo o un biombo que esconde un vacío o una nada, como
nes encontrado en el subterráneo lo había fascinado a la edad en otro su eño lo ponía literalmente en escena. Y, finalmen-
de 6 años. Recordaba la cofia en género de un faraón que le te, en lugar de ser el atributo que transformaría al sujeto en
había interesado tanto que debió fa bricarse una. hombre, como él lo esperaba, se revela como una prerrogativa
Entonces, subrayó Ja ambigüedad sexual de los faraones: materna: Ja madre podía comprarlo, darlo e, incluso, hacer de
Hatchepsut, representada como hombre por razones políti- él un arma de ataque.
cas, es de hecho una mujer; y Akhenaton, que se creía femini- En este es tadio del análisis, la demanda del sujeto era
zado, sería, según ciertas interpretaciones, una muje1~ Nefer- cesar de ser "una niña muerta que tenía la necesidad de un
titi. Los discos solares sobre sus cabezas figuran la diferencia bombers para calentarse [bander )". Su posición sexuada esta-
sexual de una manera ambigu a, según si son convexos o cón- ba dada por un sueño bastante explícito:
cavos. Tantos dobles narcisistas ideales del sujeto. En fin , el
bombers es, claramente, un equivalente fálico. Yo participab a de un viaj e y penetro en un bombar-
En un sueño: en espejo con un hombre, hablan de sus pe- dero donde hay sie te u ocho hombres. Estoy ahí demás.
nes. El suyo está separado, pero no mutilado. Lo sostiene en Soy Emilia Érard, una mujer que está obligada a parti-
su mano y está en erección . cipar en un viaje transatlántico (historia extraída de una
El tema del sexo, separable como una pieza vestimentaria, novela que Bill h abía leído antes) y que es humillada
era ilustrado en otro sueñ.o donde: "mete" su sexo como si se por estar obligada a quedarse entre hombres: ella lo ha-
pusiera su calzoncillo ría mejor sola. Pero, para ella, la única manera de estar
El bombers devenía "un símbolo móvil" como "un avión integrada es ser parte del viaje.
que se va volando" y "el sustituto de lo que me falta", decía.
Bill interpretó este sueño como: "la puesta en valor de mi
es tatus aparte en el mundo de los hombres. Para ser un hom-
EL BOMBERS, SIGNIFICANTE bre como los otros me falta un sustituto avión-bombers, una
DE LA AMBIGÜEDAD SEXUAL prótesis, ya que no lo soy al interior de mí" .
Se comparaba, entonces, con una mujer que estaría demás
Hasta aquí, el bombers aparece como un símbolo ambiguo, en un mundo de hombres y que extraña nostálgicamente su
un significante equívoco que reenvía a significaciones opues- falo perdido. Pero, queriendo integrarse en este mundo mas-
tas en pares. culino con el bombers , lejos de devenir un hombre, sólo podía
En efecto, primero es un ornamento viril de seducción, lo
cual se opone a su valor de obstáculo frente a las mujeres (im- 13
La pala bra bande, que se ha traducido por ba nda, es prácticamente
pide aproximarlas, confinando al sujeto en la masturbación).
homófon a con el verbo bander que, como se indicó, refi ere la erección
Luego es un instrumento de agresión (la banda de niños, los viril y que se ha traducido por calentar o calentarse. (N. de los T.)
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identificarse con la madre fálica, lo cual se constata en sus análisis. Tengo miedo de perder mi sexo como en el sueño y
fantasías travestistas. Sobre esto descansa el impasse consti- de transformarme en mujer. Esto podría ponerse en marcha
tutivo de su posición: sin bombers, Bill estaba muerto y cas- simplemente porque usted lo dice".
trado, pero con bombers sólo era una mujer fálica y jamás se- Me dice no poder impedirse de creer, como en el episodio
ría un hombre -lo cual habría querido ser y del cual buscaba del comienzo del análisis cuando, pese a toda su racionali-
el atributo verdadero. dad, pensaba haber sido embrujado: "Es el Otro que decide,
yo creo en su palabra. Es magia" .
Me costó bastante calmarlo y persuadirlo de proseguir el
EL GIRO TRANSFERENCIAL análisis.
Dos sueños infantiles cruciales confirmaron, acaso si era
A tal punto de clarificación de su inconsciente, era previsible necesario, la pregnancia de la madre fálica y de sus tendencias
que sobreviniese una crisis analítica. Fue precedida por dos travestistas. Aquel sobre su hermana mayor que le afirmaba
recuerdos que databan de sus 5 años y evocaban claramente que ella tenía un hueso en lugar del sexo y, incluso, se lo hacía
el complejo de castración. En el primero, su hermana ma- tocar; y aquel respecto de su madre que se paseaba simple-
yor le enseñaba a retraerse el prepucio en la bañera. En el mente vestida con una faja, en la mañana, antes de vestirse:
segundo, sorprendía a los padres conversando sobre él y les llevaba una faja "momiforme", me dice, subrayando luego el
preguntaba a qué se referían: "decíamos que tenías los brazos equívoco momie-mummy (mamá y momia en inglés). Sólo en
frágiles", respondió el padre. En aquel momento del análi- ese momento, después de seis años de análisis, él me precisó
sis se encontraba en un agudo conflicto con su profesora por que su madre había sido bibliotecaria. Me confió también su
asuntos de puestos de trabajo y de pasantía. También se había horror respecto del acto sexual que, hasta ese momento, ha-
peleado con la bibliotecaria de la universidad, quien lo ha- bía no obstante pretendido desear por sobre todo. Soñó: con
bía finalmente echado del lugar. Tenía numerosas pesadillas. una mujer momificada con sus tentáculos de pulpo en vez de
En una su madre Je proponía comer testículos de cordero; en piernas, la cual yace en un féretro.
otra, ella velaba a uno de sus hermanos que estaba muerto y Concluye que el horror ante el acto sexual provenía del
se agitaba en torno del cadáver. Él subrayó su acción como hecho de que la mujer era fálica y castrada a la vez.
nefasta. La crisis se cristalizó en torno a dos sueños. En uno, me-
El primer índice de la crisis fue un sueño transferencia!. tafórico: intenta escalar un montículo de tierra desmoronado
Está en sesión de análisis y, al momento de tomar vacaciones, para buscar al pequeño niño en él. Agarra una cuerda para
tiene lugar este curioso dialogo: trepar y se pregunta: ¿suelto o no?
La pregunta concierne a la analista, comentó. En otro sue-
-Usted va a evolucionar hacia la transexualidad. ño: reencuentra un amor perdido, una niña que no había visto
Angustiado, replica: desde hacía diez años y la abraza llorando. Ella lo aleja y le
- ¡Usted bromea! dice que está muerta.
-¡No! Era siempre la misma pregunta y la misma respuesta: él se
-¡Entonces, no vendré más! -concluye él en el pa- buscaba como niño viviente y lo que encontraba era una niña
roxismo de la angustia. muerta (equivalente de castrada). En cuanto a la diferencia de
En voz en off escucha a su hermana que le habla en sexos, la caracterizó después de un nuevo sueño: contempla a
inglés y él se toca el sexo con la inquietud de verificar dos homosexuales vestidos con una apretada ropa blanca; los
que aún está allí. Va al baño para orinar y percibe que dos están en erección; el sexo de uno se le ve sobresalir como
su pene cayó en Ja taza. aquel de una divinidad itifálica, mientras que el del otro sólo
se lo adivina en relieve bajo su body ceñido.
Loco de dolor, se dice no tener más ganas de venir a se- Se preguntaba: "¿Estará ahí el máximo de diferencia a la
sión: "Es la cosa más terrible que jamás he abordado en mi cual yo tengo acceso? Por un lado, los hombres son aquellos
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cuyo sexo es visible; por el otro, las mujeres tienen el mismo vestido con bombers . Quería alcanzarla para ser como
sexo, pero invisible, velado bajo la vestimenta. No hay lugar ella, para ser potente como ella, pero todo lo que obtenía
para una ausencia". era la culpabilidad mezclada con el goce de la mastur-
Su búsqueda parecía sin salida, más aún si, en la transfe- bación.
rencia, yo ocupaba ahora el inquietante lugar de una perso-
na con poderes ocultos, evidentemente tomada en la serie de La pérdida del valor fálico del bombers , de su cuasi-valor
mujeres fálicas. Y, sin embargo, es en aquel momento que las de fetiche, se acompañó de un juicio definitivo respecto de la
cosas pivotaron. pareja parental. Su madre había estado siempre en el centro,
el padre gravitaba entorno, pero realmente se ausentó largo
tiempo y, en todo caso, se ausentó absolutamente de su edu-
LA PÉRDIDA DEL BOMBERS Y EL GOCE DE ESCRIBIR cación. Un sueño mostró al sujeto frente a una comisión uni-
versitaria que debía decidir sobre la atribución de un puesto
Para sus investigaciones, Bill realizaba estadías regulares en de trabajo: "Un hombre de ley interviene para garantizar la
Egipto, donde participaba en excavaciones de las tumbas de adecuación del proceso y oponerse al arbitrario femenino en-
los faraones: camado por mi profesora de egiptología".
El arbitrario femenino había dominado su vida, comentó,
Cuando comprendí la disposición de Jos dibujos en con aquel poder matriarcal y sororal oprimente de la casa y
los pilares osiriacos, me puse a escribir frenéticamente un padre débil y ausente: "Me faltó un 'hombre de ley' en mi
durante varios días. Bebía coca-cola como si fuera la infancia, es seguramente por eso que yo soñaba todo el tiem-
tinta del lápiz. Era una verdadera eyaculación de tinta, po con robots aterrorizadores cuando era pequeño".
un orgasmo divino, como el semen de un Dios. Sin embargo, es verosímil que, aun así, el padre algo haya
encarnado la ley, lo cual explica que su retorno a la casa luego
¡El falo perdido de Osiris había.sido encontrado ! de años de ausencia haya "gatillado': la obsesión del bombers.
En Ja misma época, el bombers perdió su valor fálico. En
efecto, Bill jamás había cesado de masturbarse con la fantasía
de estar vestido con el bombers, sin que, por lo demás, nunca RETORNO SOBRE LA TRANSFERENCIA Y LA ESTRUCTURA
se haya comprado uno. Además, había continuado en la pro-
ducción regular de sueños donde el bombers estaba siempre Poco tiempo después , Bill se despidió de mí y detuvo su análi-
asociado a los sarcófagos y había guardado el valor ambiguo sis que había durado siete años. Ciertamente, avanzó razones
de fetiche que describí más arriba. En un sueño, contempo- materiales objetivas: para proseguir sus investigaciones, par-
ráneo de esta "confesión" de su goce por escribir, Bill hace tía a una larga estadía en Egipto. Pero seguramente no era su
frente a un armario que contiene viejas vestimentas raídas. único motivo. En efecto, acababa de tener un sueño en el que
Allí hay un bombers desgastado, hecho de corteza de cuero: era "teleguiado" por mí, justo después de sus constataciones
"Quiero portarlo, pero no es posible ponérselo más, sólo sien- sobre el arbitrio femenino y su aspiración insatisfecha con la
to el peso de un viejo hábito". presencia de "un hombre de ley" en su infancia. Comentó este
El bombers había perdido su lustre. Bill ni siquiera se sen- último sueño, diciendo que no podía escapar a ello: era lo que
tía atraído por el detalle del bombers que, antaño, lo había hacía andar, estar "bajo el corte 14 de una mujer". No habría
fascinado más: su "factura", una larga costura que le evocaba podido hacer su análisis con un hombre. En su última sesión,
el sexo femenino. me contó un sueño:

Tengo en la cabeza a una mujer tipo, ideal, inaccesi-


ble y prohibida que me impide establecer relaciones con 14
El original utiliza el término coupe, que significa tanto copa como
mujeres reales. Es para alcanzarla que me imaginaba co rte. (N. de los T.)
326 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 327

Parte en barco con un capitán muy duro. Pero esta Este nudo ¿no es simplemente del mismo orden fantaseo-
dureza paternalista ªjusta" le place. El capitán sale para so que el "pensamiento mágico", el cual se encuentra en el
"controlar" a alguien y vuelve transformado en mujer, niño y, a veces, tardíamente en el obsesivo? Este nudo ¿no
con una personalidad invertida, es arbitrario e injusto. debe ser más bien considerado de manera análoga al síntoma
Bill pierde sus zapatos frente al capitán y se desviste joyceano de las "palabras impuestas" que también anuda real
frente a la mujer, como si hubiera perdido todas sus y simbólico, y que, como vimos, Lacan lo asocia con la creen-
protecciones. cia del escritor en la telepatía? Cuando Bill salió de análisis,
esta creencia ya no suscitaba el pánico del comienzo, pero él
El bombers había vivido. constataba que aún tenía tendencia a creer en ella y, como lo
Es, entonces, la mujer fálica ideal y poderosa que se man- señalaban las diarreas que sufría antes de venir a sus sesio-
tuvo dominante en su inconsciente. Si se sigue Ja huella de nes, tenía miedo.
la evolución de la transferencia, se ve que al comienzo me Aparte de aquel inquietante anudamiento entre lo real y lo
atribuía el poder, teñido de magia, de descifrar los jeroglíficos simbólico, no existía en Bill ningún signo de psicosis. En su
(primer sueño de transferencia). Enseguida había hecho un infancia se había insinuado el bosquejo de un episodio fóbico
paralelo explícito entre el análisis y la investigación: en el aná- que se quedó sin continuación (los sueños de robots) sobre el
lisis buscaba lo que había detrás del bombers, mientras que, fondo de una creencia en la madre fálica vestida con su faja
en sus estudios, buscaba lo que había detrás de las imágenes momiforme. Pero la fobia no había logrado una salida norma-
egipcias, su sentido (y se interesaba particularmente en todo tiva mediante una renuncia a la madre fálica y una asunción
lo que concernía al falo perdido de Osiris). Estas investiga- de la castración por miedo al padre (lo que explica el efecto
ciones habían seguido el progreso del análisis y, si así pue- traumático que, en la adolescencia, hizo retorno). Muy por el
do decirlo, la puesta en el plano de la significación fálica del contrario, la creencia en la madre fálica, sostenida por una
bombers. El problema es que, para hablar como Bill, detrás renegación de la castración, no había cedido ni un milíme-
del bombers se abría la hiancia insoportable del complejo de tro. Ulteriormente, ella entrega la sustancia del bombers y su
castración que este tenía justamente por misión de recubrir relación con la egiptología. En lo que concierne a la estruc-
con un velo. Un sueño en el que cesaba de ªtapar los hoyos tura, es posible deducir de la anamnesis y de los síntomas la
con masa plástica" había, por lo demás, seguido a la "caída" existencia de una metáfora paterna atípica: una fobia infantil
fracasada que, luego del inquietante retorno del padre y del
del bombers . encuentro con la banda de jóvenes gamberros, desembocó en
Había surgido, entonces, la idea onírica inquietante de que
aquella sexualidad compulsiva y masturbatoria.
yo quería transformarlo en mujer, así como el tema del poder
¿Es el bombers un fetiche? Quizás lo habría devenido sin
materno. Notemos, además, que este poder era descrito como
el análisis: Bill afirmaba haber preferido hacer el análisis an-
un poder causal de la palabra: Ella lo dice y eso puede pasar
tes que haberse comprado uno. El bombers no es un fetiche
porque Ella lo dijo. ¿Hay, acaso, mejor descripción de la ley
freudiano en el sentido de que no va más allá de una imagen
de la madre como ley de la palabra donde el equívoco está
contenida en una fantasía masturbatoria y no constituye un
estructuralmente lleno de ambigüedad sexual? No podía im- accesorio vestimentario que permite las relaciones sexuales
pedirse de creer en ella. Vemos el poder de persuasión de esta con el otro sexo. Sin embargo, esta imagen cautivadora tiene,
ley. Había entrado en análisis con una creencia de este tipo como se vio, la doble función de afirmar y de velar la castra-
que le apanicaba más allá de toda expresión. Este poder de ción materna. ¿Qué es lo que reemplazó al bombers después
la palabra iba hasta la muerte y la castración tratadas, por su de la pérdida de su poder?
inconsciente, de una manera muy freudiana, como equivalen-
tes. Este poder tenía la imagen del bombers como emblema
fálico mortificante. En Bill se trataba de un verdadero nudo
de lo real y de lo simbólico.
328 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 329

DEL BOMBERS, SIGNIFICANTE DE del goce, lo simbólico del desciframiento y lo imaginario de


LA AMBIGÜEDAD SEXUAL, AL SINTHOME las imágenes faraónicas enigmáticas, objetos de la búsqueda
de sentido. En consecuencia, se pasa de una perversión subli-
El bombers es un significante ambiguo que reenvía a parejas mada a un sinthome qtie palia la ausencia de relación sexual
de significados opuestos . Emblema imaginario del falo ma- en la medida en que este sinthome expresa una relación sexual
terno, se acompañaba de una renegación (Verleugnung) de la de Dios consigo mismo, o sea, la identificación del sujeto con
castración materna y se articulaba a una suerte de perversión el goce del Otro: goce por escribir con esperma divina. Desde
sublimada. En efecto, la investigación del sujeto consistía, se- una identificación travestista con la madre (encarnada por la
gún su expresión, en profanar tumbas, pero no para gozar imagen fascinante del faraón que, de hecho, sería una mujer)
sexualmente como un necrófüo, sino que para descifrar los articulada al goce masturbatorio, el sujeto habría pasado a
jeroglifos. Se recordará que la vocación de egiptólogo de Bill una práctica de escritura sobre la imagen fascinante que le
había llegado muy tempranamente, suscitada por la ambigüe- hace gozar "otramente" 15 como un Dios. Beneficio cierto que,
dad sexual de las imágenes faraónicas y de sus cofias fálicas sin embargo, mantiene bajo una forma atenuada la creencia
en la época de su primera infancia en que se interesaba por en el Otro primordial y en su palabra, ergo: Ja ley de la ma-
las fajas momiformes de su madre. dre. El sinthome permite mantenerse a distancia de la ley de
Es por ello que su perversión aparecía, al menos hasta Ja madre (nudo entre lo real y lo simbólico), pero no por ello
la época de su vida en que me lo encontré, como sublimada la suprime. Igualmente, es mantenida la imposibilidad de la
en un deseo de saber. Y el análisis mismo fue enteramente diferencia sexual, a la cual Bill se confrontó para concluir que
absorbido por este proceso de investigación de Jo que había ella concernía una mirada sobre lo invisible y derivaba de una
detrás de la imagen. No obstante, este equilibrio inestable no franca inestabilidad en la medida en que, en cualquier mo-
sobrevivió al análisis en el cual el bombers perdió su valor, mento, un sexo podía transformarse en el otro. Bill conser-
develando el horror ante la castración, aunque no sin una ga- va una posición asexuada: no es ni hombre ni mujer o, más
nancia de saber que también se encuentra del lado de la inves- bien, el uno o el otro según el punto de vista, literalmente. No
tigación universitaria. Bill descubre, entonces, "lo que hay" decide: la ambigüedad sexual se mantiene, definitivamente,
detrás de ciertas imágenes osiriacas. Como lo vimos, fue en el constitutiva de su ser.
mismo momento que ingresó el goce de escribir con la idea
que Ja tinta era como el esperma divino . Este proceso no es
sin hacernos recordar la dolorosa introducción de la escritura DESTINOS CONTRASTADOS
en Gide, a partir de sus Schaudern de infancia y de juventud. DE LA AMBIGÜEDAD SEXUAL MASCULINA
En el caso de Bill, ¿se trata de un sinthome transformado
en el análisis a partir de un nudo sintomático inicial de lo real En los tres casos, el análisis puso de relieve el destino de la
con lo simbólico, encarnado en su creencia en los poderes ambigüedad sexual de estos hombres. Ellos tenían una co-
mágicos de la palabra? mún fijación masiva al falo transmitido por el inconsciente ma-
En un inicio, tenemos por el lado de lo imaginario un sexo terno. Pese a que no hubo forclusión del Nombre-del-Padre, el
que "se quiebra" (los brazos frágiles) y una imagen fetiche que padre no fue suficiente barrera para la avidez fálica-manifies-
intenta remediarlo (el bombers ), sosteniendo una identifica- ta en estos casos- de la madre, quien tomó fuerza de ley para
ción con la mujer fálica . En esta primera fase, entonces, los el hijo y entraba en conflicto con la prohibición del incesto. El
tres registros no están anudados entre ellos (aunque lo real y
lo simbólico sí lo están). 15
Más tarde, el fetiche cesa de funcionar, lo que provoca la Reenvío aquí a Ja d iferenc ia h ec ha por Lacan entre el "goce de l
Uno" o "goce del idiota", masturbatorio y autista, y el "goce del Otro"
crisis transferencia!. Entonces, es el anudamiento de los tres que caracteriza a ]as mujeres en tanto que ellas tienen una relación con
registros el que toma el lugar gracias al cuarto redondel del Otro, por así decirlo, divino en lo que concierne a su goce notodo. Cf.
sinthome que sería la escritura. Es ella la que anuda lo real S20, pp. 86 y 78.
330 EL HOMBRE AMBIGÜO, SU MADRE Y SU SÍNTOMA

padre no fue el medio de un síntoma separador y la metáfora


paterna quedó sin ser cumplida en la medida en que la sig-
nificación fálica que invadió al hijo desde la infancia parece CONCLUSIÓN
desconectada de la ley simbólica de la castración. Entonces, EL SINTHOME ES SEXUAL
el hijo debió hacerse cargo, y sólo, del peso del equívoco falo
materno , de lo cual resultaron síntomas con tonalidad fóbica
y fetichista . Síntomas por medio de los cuales el hijo intentó
separarse de la ley materna; síntomas que eran patologías de
la ley en el sentido en que las definí al comienzo de este tra- Antes de reunir los avances de este libro sobre la ley de la
bajo. madre y el sinthome, tomaré, una última vez, la cuestión de
Así, Claude imaginó un ícono fálico alojado en una fan- la ambigüedad sexual por su reverso: ¿podríamos hablar del
tasía autocastradora que, interpuesta entre su compañera y sexo en psicoanálisis sin hacer referencia a la diferencia de los
él, lo llevaba contra su voluntad hacia los hombres. Frente sexos? Examinaré esta cuestión sucesivamente en la práctica
a las mujeres, Héctor fabricó un fetiche ineficaz y, al deve- del psicoanálisis, después desde el punto de vista de la teoría,
nir homosexual, se revistió frente a sus parejas con máscaras para volver enseguida a la definición psicoanalítica de la iden-
feminizantes que no satisfacían. Bill se inquietaba por una tidad sexual.
sexualidad confinada a la masturbación con una imagen-feti-
che que representaba el falo momificado de su madre.
La normalidad viril edípica implica que el padre haya I. DE LA DIFERENCIA DE LOS SEXOS
"castrado", de este falo, a la madre. En efecto, se percibe que, EN LA PRÁCTICA ANALÍTICA
por una parte, este falo de origen materno feminiza a estos va-
rones, sea porque ellos se identifican con la madre fálica (caso Imaginemos la siguiente ficción, inspirada en el "test de
de Bill y de Héctor, siguiendo la Verleugnung perversa), sea Turing": 1 un( a) analista recibe a un( a) paciente cuya aparien-
porque ellos se identifican más bien con la madre en falta de cia no le permite distinguir si se trata de un hombre o de una
este falo (caso de Claude, en una línea histérica). 16 No obstan- mujer: voz enmascarada poseedora de un discurso donde las
te, por otra parte, esta feminización entra en contradicción convenciones de género se presentan aleatoriamente como
con sus aspiraciones hacia la virilidad y con la dominancia masculinas o femeninas. Este( a) analista ¿reconocería, al sólo
fálica de sus goces sexuales; en razón de ello se deriva la am- escuchar a esta persona, si se trata de un hombre o de una
bigüedad sexual. mujer? A veces sí, pero ¿por qué y en qué sentido? He aquí
En su singularidad, el destino analítico de sus ambigüe- dos breves ejemplos:
dades sexuales puede, cada vez, interpretarse en términos
de sinthome . Claude la resuelve y se casa con una mujer que
deviene su sinthome. Héctor, homosexual, inventa un nuevo 1
Turing, A., Girard J.-Y., La machine de Turing (trad. fr. J. Basch, y P.
saber-hacer en su vida amorosa, con sus máscaras maternas, Blanchard), Paris, Le Seuil, 1995 . El test de Turing es una prueba de inte-
y transforma en sinthome profesional su relación fuertemente ligencia artificial destinada a responder a la pregunta "¿puede pensar una
equívoca con la ley paterna. Bill se queda en la indetermina- máqu ina?". Consiste en una conversación de un ser humano con, por un
lado, un humano y, por otro, un computador, donde el primero no puede
ción de su sexuación, pero transforma en sinthome (la escri- ver a los dos ú ltimos. Si el primero, quien entabla las conversaciones, no
tura) su relación sublimada con el enigma de la diferencia es capaz de decir quién es el computador y quién el hombre, entonces el
sexual. computador ha pasado la prueba con éxito. E l test se inspiró en un juego
de imitación en el que un hombre y una mujer van en dos piezas separa-
das, mientras que los invitados tratan de discutir con los dos protagonis-
16
tas escribiendo preguntas y leyendo las respuestas que les son enviadas.
Esta problemática también existe en la neurosis obsesiva y por las En ese juego, el hombre y la mujer tratan de convencer a los invitados de
mismas razones. que los dos son mujeres.

331
332 CONCLUSIÓN EL SINTHOME ES SEXUAL 333

Ejemplo 1. Un joven me consulta porque está muy deseoso goces se inscriben en un marco referencial para el psicoanáli-
de tener relaciones sexuales con la mejor amiga de su pare- sis, ya sea el Edipo freudiano o las "fórmulas de la sexuación"
ja, a quien, sin embargo, él ama: sinceramente. En sí no hay de Lacan. Se trata pues de casos "clásicos". Pero muchos suje-
patología, pero él sufre el martirio a causa de esta tentación tos, en los que la sexuación (problemática o no para ellos) no
que se ha prohibido satisfacer, ya que choca con sus ideales se apoya forzosamente sobre el falo, son difíciles de ordenar
familiares y sociales. Criado en las Antillas, en una familia en esos paradigmas -precisamente centrados en el falo. En
muy unida, no es de salir mucho en París fuera del círculo de estos casos, la ambigüedad sexual no se construye ni sobre el
la comunidad criolla de la que forman parte sus dos objetos falo ni sobre su reverso: la castración. Así es para Paul (Cap. I,
de amor. Este deseo por la amiga obstaculizó sus proyectos de 1) o para John (Cap. III, 3). Por eso es que mi test inspirado en
casarse y de volver a su país. Durante la primera entrevista, el de Turing no funcionaría siempre: hay sujetos socialmente
recuerda una anécdota: un día que su novia estaba ausente, conformes con lo que llaman su género, y que me sería difícil,
él se precipitó donde la amiga para discutir la situación y es- después de años de análisis, ubicar en un lado o en el otro,
tuvieron a punto de hacer el amor. Ahora bien, a pesar de su siguiendo esas líneas clínicas.
deseo, él se arrancó del abrazo y volvió a su casa corriendo, Eso es lo que me ha incitado a buscar otras ...
con el pretexto de que su hermano mayor, que estaba pasando
la temporada en su casa, podría darse cuenta de su ausencia
nocturna. Por otro lado, él es el hermano menor de la familia II. DE LA DIFERENCIA DE LOS SEXOS
después de un hermano y una hermana mayores por quince EN LA TEORÍA PSICOANALÍTICA
años más que él: "Tenía dos madres y dos padres", comen-
ta. Aquí tenemos una situación que parece indiscutiblemen- Desde un punto de vista freudiano, difícilmente se puede ha-
te masculina y se inscribe en el Edipo freudiano: el joven se blar de la sexualidad sin referirse a la diferencia de los sexos,
encuentra con la madre como obstáculo para investir a otra excepto que se trate a las niñas como niños, como lo hizo
mujer (desdoblamiento del objeto): Ja espada de la castración Freud hasta 1925. Si tenemos en cuenta sus apor tes después
le cae encima y lo inhibe en el momento del acto sexual (el de Algunas consecuencias de la diferencia anatómica de los
hermano es el sustituto del padre castrador) . Estamos en el sexos, debemos referirnos a la cuestión articulando el desa-
marco de la psicología freudiana de la elección de objeto en rrollo con la anatomía. En Freud, ciertos conceptos, a priori
el hombre. universales, son sexuados, como la libido "masculina". Sin
Ejemplo 2. Una bella mujer, felizmente casada, madre de embargo, lo hemos dicho, él no otorgó sentido ni contenido a
tres niños y satisfecha tanto con su profesión como con su las nociones de masculino y de femenino.
vida social, me viene a ver porque, a pesar de todo, sufre de un Desde un punto de vista lacaniano, es cierto que varios
vacío inexplicable que la atormenta y que distingue finamente conceptos (de los cuales muchos son retomados desde Freud),
de la angustia. Riéndose de sí misma, no puede asociar ahí no son sexuados, aunque sirven de herramientas teóricas
más que un amor que trascienda lo que ha conocido hasta para delimitar el lazo con la sexualidad. Lacan entenderá así
ahora (ella nunca ha pensado en engañar a su marido), un los cuatro conceptos fundamentales, que son el inconscien-·
amor divino en cierto modo. No es difícil localizar en este te, la repetición, la transferencia y la pulsión; pero también
caso la feminidad no-toda de Lacan, cuyo signo típico es el los maternas como el sujeto del significante, el objeto a causa
horizonte ilimitado de un goce que el falo, a pesar de estar de deseo o plus-de-goce, o aun el síntoma, la fantasía, el de-
presente de modo manifiesto, no alcanza a colmar. seo, el amor, el goce. En Lacan llegamos sin embargo a jun-
En estos dos ejemplos, yo podía saber, únicamente a partir tar los cuatros últimos términos con el adjetivo femenino o
de sus discursos de la primera entrevista y sin tener que apo- masculino. Hay que notar que esas calificaciones están siem-
yarme en otros indicios, que había tratado a un hombre (freu- pre mediadas por el falo: aunque el goce femenino es dicho
diano) y a una mujer (lacaniana). Los pude reconocer como "más allá" del falo , este sigue siendo la referencia. Entonces,
hombre o mujer a partir del modo en el que sus deseos y sus no existe lo masculino y lo femenino más que en relación al
334 CONCLUSIÓN EL SINTHOME ES SEXUAL 335

falo, progresivamente desapegado de su referencia anatómica de propiedades en la medida en que aquello que nos interesa
(el pene) para devenir un significante y, luego, una función en cada uno -su goce- es, justamente, lo que es "radicalmente
proposicional. Pero aún bajo su forma "maternizada" (en el diferente de cualquier otro". Ahora bien, lo que hemos inten-
seminario Aún), la función fálica es también la función de la tado caracterizar concretamente, y en general, es lo que estas
castración y en la clínica sólo servirá al buscar, en la historia fórmulas tienen de novedad, a saber: el goce no-todo, donde
del sujeto, su conexión con el complejo de castración. Si no, inevitablemente encontramos algunos tipos: la mujer mística,
se pierde toda la especificidad de la función fálica como falta la mujer frígida sin el saber -tantos ejemplos de Lacan trans-
o pérdida. formados en rasgos comunes muy restrictivos. Resumiendo,
Esto es, precisamente, lo que acarrea una primera aporía tropezamos precisamente con lo que habíamos querido evi-
lógica en las "fórmulas de la sexuación" de Lacan (la "lógica" tar. Si queremos al contrario permanecer fieles a la intención
consiste aquí en una escritura de la distribución de los goces, de esta "lógica" de la sexuación no-anatómica, debemos girar
del lado masculino y del lado femenino, deducidos de sus dis- hacia una clínica del caso que ponga en relieve su singulari-
cursos). En efecto, si la anatomía es el destino, como afirma dad y no su comunidad con otros.
Freud, no hay más que dos sexos (Freud rechazó, como he- De ello se deriva el interés por el tardío concepto lacaniano
mos dicho, la idea de un tercer sexo). Pero, ¿cómo admitir, de sinthome, el cual mantiene juntos los dos extremos de la
desde el punto de vista de una lógica del goce -la cual es muy singularidad del caso y de la universalidad de una estructura
diferente-, que sólo hayan dos modos de goce en la referencia a la cual todos pueden aspirar. Así, en mi opinión, podemos
al falo -lo que afirma Lacan? Esto sería admisible si se con- hablar de sexo sin referirnos primordialmente a la diferencia
serva la referencia al pene en la función fálica como un mo- de los sexos (y luego, clásicamente, al falo).
mento anatómico ineludible del desarrollo del sujeto. Pero,
entonces, lejos de la pura lógica, las fórmulas de Ja sexuación
serían dependientes de la anatomía, tan estimada por Freud. III. DEL SÍNTOMA AL SINTHOME
Una segunda aporía concierne a la aproximación clínica
de las fórmulas de la sexuación, al tomar en serio los matices Como hemos visto, el sinthome es un término neológico que,
lingüísticos, psicológicos y sociales sutiles que ellas intentan en 1975, Lacan aplica al arte de Joyce, seguido de una nueva
captar. Dichas fórmulas definen los contornos lógicos del goce concepción del síntoma que él ha introducido el año anterior
de cada sexo a través de sus propiedades características: el en su seminario RSI. El sinthome se opone a la multiplici-
goce de una mujer, dice Lacan, es ilimitado por cuanto tiene dad de los síntomas sufridos por todos y cada uno de los que,
su asidero en la función fálica, mientras que el de un hombre eventualmente, vienen a quejarse en análisis. El sinthome es
encuentra un límite en tanto choca con aquella -su punto de lo que anuda R, lo real (el goce); S, lo simbólico (el lenguaje,
excepción, el padre castrador. Lacan pretendió así desmar- el significante, la palabra); e I, lo imaginario (el propio cuer-
carse de la lógica aristotélica de clases definidas por un rasgo po, el sentido, las imágenes); sosteniendo, entonces, para un
común, las cuales desembocan en una clasificación natura- sujeto, la realidad en su consistencia. Es lo que evita la locura
lista (para los sexos, el rasgo anatómico) . En las fórmulas de o, dicho de otra forma, si hay un error en el anudamiento,
Lacan, no trata de clases "performativas", es decir, convoca- se puede dar lugar a una crisis de locura. Luego, el sinthome
das por un significante que las reúne al nombrarlas, como "los implica una teoría nueva de la locura. Se trata, con R, S, 1 y
patrones" para el sindicalismo o "las mujeres" para el femi- el sinthome, de una nueva cuadruplicidad de vocación uni-
nismo (para esas categorías, ninguna propiedad preexiste a la versal, puesto que los tres registros de lo real, lo simbólico y
nominación). Más bien es cuestión de multiplicidades reales lo imaginario son universales. Sin embargo, el sinthome, la
o de lo que Jean-Claude Milner llama "clases paradójicas'',2 es instancia que Jos anuda, tiene un estatus más complejo. Si el
decir, un "montón" de casos que se resisten a toda comunidad anudamiento por el síntoma puede existir para cada uno, su
existencia debe ser señalada, en cada caso, de un modo sin-
2 Milner, J.-C., Les norms indistincts, Paris, Le Seuil, 1983, pp. 116-119. gular: no existe el sinthome "genérico". El sinthome necesita,
336 CONCLUSIÓN EL SINTHOME ES SEXUAL 337

entonces, un recurso a lo que ocupa el lugar de la empiria en LA LEY DE LA MADRE:


psicoanálisis, es decir, la clínica. EL NO-TODO Y EL EQUÍVOCO DEL SINTHOME
Ahora bien, esta idea, aunque especulativa (es la ultima
metapsicología de Lacan), se encuentra en el corazón de la El sinthome está enraizado en la lengua materna. El niño que
pregunta por el sexo en psicoanálisis: ¿acaso "tener un sexo" aprende a hablar queda marcado de por vida por las palabras
se reduce al dimorfismo de las apariencias corporales o a una y por el goce de su madre (o de su sustituto). Se deduce una
dicotomía dualista del goce en su relación con el falo; o bien sujeción a su demanda, a su deseo y a su goce, "la ley de la
tenemos que, por el contrario, tomar en cuenta la subjetiva- madre", de la que el niño deberá separarse. Esta ley de lama-
ción del sexo, o sea, del "ser sexuado" de cada uno, en lo que dre hereda las propiedades del goce femenino no-todo: es una
su goce tiene de más singular? Según la respuesta que aporta- ley ilimitada. Este carácter no-todo es redoblado por el hecho
mos, la cuestión contemporánea de saber si "mi cuerpo sexual de que la lengua materna, en la cual son proferidos sus dichos
es mío" toma otro sentido. Es lo mismo para las tentativas primordiales, también es no-toda, ya que está constituida sólo
teóricas (en el nombre del género) o prácticas (las reasigna- de equívocos, es ilimitada3 (Cap. IV). Subrayemos la impor-
ciones del sexo de los intersexuales y de los transexuales) que tancia de este punto teórico: el no-todo no concierne sólo a
tratan de rectificar, de "poner en norma", el sexo y el género, las mujeres ya que esos dos tipos de no-todo, el del goce feme-
o que, a la inversa, discuten esas normas. En esta mirada, el nino y el de la lengua materna, se superponen y se imbrican
psicoanálisis de Lacan aporta una contribución tan original en el síntoma del niño . En consecuencia, el sinthome de cada
que hoy se le invoca fácilmente para sostener un orden sexual uno también es no-todo.
rigurosamente bipolar, supuesta precaución frente al eventual
peligro de una disposición-invención de sí y de la sexualidad
juzgada como amenazante. · EL S!NTHOME ES SEPARADOR
¿Cuáles son, entonces, los componentes conceptuales y
clínicos de la idea de sinthome que nuestro precedente trabajo Separarse de otro, y en primer lugar de la madre primordial,
ha puesto en evidencia? consiste en distinguir el propio goce del propio deseo, los
cuales al principio se encuentran, no obstante, enraizados en
este Otro. Es un proceso dificil para el cual Freud no propone
EL MINIMALISMO más que la identificación como único medio de hacer un due-
lo o de asumir una pérdida: introyectamos el objeto perdido
El sinthome se obtiene por reducción a partir de la multipli- para separarnos después de él, conservando algunos de sus
cidad de los síntomas y no por construcción (en el sentido de rasgos . La instancia freudiana separadora de la madre es el
Construcciones en el análisis de Freud). Es lo único que hace padre edípico. Lacan lo retoma en los años cincuenta con su
que lo real, lo simbólico y lo imaginario se mantengan en- "Otro del Otro", el Nombre-del-Padre. La teoría del sinthome
samblados o, más aún, es lo que vuelve la realidad consistente propone una alternativa al Nombre-del-Padre, generalizando
subjetivamente. Esto es lo que se puede deducir de las reduc- el poder separador que, al principio, le había estado concep-
ciones sintomáticas sucesivas obtenidas en un análisis por el tualmente reservado a este. El sinthome es lo que permite al
desciframiento y la interpretación, lo que también puede apa- niño desprenderse de la ley de la madre, apoyándose sobre un
recer espontáneamente en algunos casos sin análisis, como elemento contingente. Desde luego, este puede ser el padre
en Joyce (Cap. V). El sinthome es único, pero es el resultado
de los síntomas iniciales por medio de la transformación y la
3 La le ngua es ilimitada porque nada se traza en el borde constituyen-
creación, como he demostrado en el caso de Gide y en todos
do una excepción a una reg la común que la definiría. No existe, en efecto,
mis casos clínicos. principio superio1~ un metalenguaje que permita dirimir a priori sobre los
equívocos. Hemos viso que no existe un plus de nom inación unívoca de
lo rea l por lo simbólico.
338 CONCLUSIÓN EL SINTHOME ES SEXUAL 339

(su ley o un rasgo extraído de él), pero también un elemento que "recubre" teóricamente el Nombre-del-Padre -concebi-
menos "familiar" o edípico, tomado de la vida social en un do como una ley trascendente para el sujeto perteneciente al
sentido amplio. La inserción original en la ley de la madre "orden simbólico"-, haciéndole perder el lugar eminente que
implica costosos síntomas. La separación de la madre sólo tenía en la teoría. Igualmente, de modo contingente, el padre
se obtiene por su transformación en sinthome (por ejemplo, y la ley paterna pueden servir para producir un síntoma sepa-
Paul y la Sra. P en el Cap. II, pero también Hanna y Alba en el rador (cf. el caso freudiano del pequeño Hans), pero ello no
Cap. VIII, así como todos los casos del Cap. X). es más la regla ni tampoco una norma. El Nombre-del-Padre
conserva sobre todo un interés clínico: no es más que una mo-
dalidad particular de sinthome. Única morada de la prohibi-
LA TRANSMISIÓN ENTRE GENERACIONES ción del incesto, en la medida en que está clínicamente proba-
do (y confirmado por nuestros casos) que la sujeción a la ley
Desde Freud, la transmisión entre generaciones es pensada de la madre es patógena y que el sujeto busca desprenderse
en términos de identificación del niño con sus padres. De ello de ella. La noción de "prolongación del síntoma" se impone
surgen múltiples problemas mal postulados respecto de la junto con la del Nombre-del-Padre, el cual ya no es más el
homoparentalidad. Pero, como lo he desarrollado a propó- único vector posible de transmisión entre padres e hijos por
sito de la relación de Carine con su hijo (Cap. VI?, la teoría identificación primordial al padre. El falo, cuyo advenimiento
del sinthome pone en evidencia que la identificación no es lo acompañó al Nombre-del-Padre en la metáfora paterna (rees-
único en juego en la transmisión, comprendida por Ja sexua- critura lacaniana del Edipo freudiano), se vuelve también un
ción. A propósito de Joyce y de su hija Lucía, esquizofrénica, significado contingente del goce. Ya no habría ninguna obli-
Lacan habla de la "prolongación del síntoma": Lucía fabrica gación para el sujeto de inscribirse en la función fálica para
un síntoma diferente del de su padre (ella se creía telépata subsumir su relación con el sexo y con la sexuación: ¿el tran -
mientras que Joyce hizo de un núcleo de "palabras impues- sexualismo no sería un ejemplo eminente? Aquí mismo, los
tas" la matriz de su arte-sinthome en Finnegans Wake), pero casos de Paulo de John (Cap . VIII) así lo muestran.
en una continuidad lógica con este y agravada desde el punto Al proponer una nueva aproximación a la locura, esta
de vista psiquiátrico. Podemos aproximar esta "prolongación teoría transforma evidentemente nuestra forma de pensar
del síntoma" a lo que el escritor Jonathan Franzen describió las estructuras clínicas en psicoanálisis (neurosis, psicosis y
en su novela Las correcciones: los niños perciben los síntomas perversión). Ello no quiere decir que esas estructuras sean in-
de sus padres y quieren escapar de ellos. Sin embargo, están útiles, ni que haya que reemplazar el "viejo" paradigma fálico
obligados a apoyarse en ellos para poder modificarlos y, así, del Nombre-del-Padre por el "nuevo" paradigma del sintho-
fabricar un nuevo síntoma, inesperado: ellos sufren lo que el me. Las primeras referencias freudianas de Lacan mantienen
autor llama "una corrección" (cf. Rector, Cap. X). Esta posibi- su valor, como hemos visto en los casos de ambigüedad mas-
lidad de transmisión, muy distinta de la transmisión freudia- culina (Claude, Hect01~ Bill en Cap. X). Pero la contingencia
na, prohíbe extraer del psicoanálisis normas identificatorias puntual de esas referencias impide a veces a privilegiar la sin-
entre las generaciones: fuera del cuadro freudiano de la iden- gularidad de los síntomas y su transformación en sinthome ,
tificación con los padres, se tejen otros lazos en continuidad por debajo de las clasificaciones generales (caso de Bill). Si
con los rasgos provenientes de la vida social, incluidos en el nos negamos a atribuir un valor absoluto a ese marco clásico
registro sexual. de referencia y a los prejuicios ideológicos que lo acompañan,
se ve aparecer un gran número de casos que ahí se albergan
muy mal. Ellos exigen una atención sostenida en los elemen-
EL SINTHOME "RECUBRE" EL NOMBRE-DEL-PADRE tos contingentes, sociales y familiares, los cuales contribuyen
a la formación del sinthome (cf. Sra.Po Héctor).
Las dos propiedades anteriores (separación de la madre, trans- La diferencia sexual, medida desde Freud en relación al
misión entre generaciones) hacen del síntoma un concepto falo, también debe ser considerada de otro modo.
340 CONCLUSIÓN EL SINTHOME ES SEXUAL 341

IV. EL SINTHOME ES SEXUAL: o la identidad sexual del sujeto, siempre impregnadas, por lo
ALGUNAS PERSPECTIVAS PARA CONCLUIR demás, de la "mascarada femenina" o de la "parada viril". Ese
es el precio de irrealidad a pagar por quien ha escogido el
Como hemos dicho, la imposibilidad de la relación sexual campo del falo. Incluso en la neurosis, donde la subjetividad
significa que, por una parte, ninguna armonía natural prees- está profundamente anudada a la castración y que hizo del
tablecida se puede esperar entre los sexos, como sería Ja ob- falo el instrumento lógico de su sexuación, esta herramienta
tenida por un instinto animal; pero, por otra parte, también no indica más que el medio por el cual el sujeto se sitúa como
significa que ninguna ley humana convencional bastaría para niña o niño (la respuesta a la pregunta: ¿cómo?); mientras
dar cuenta de lo que cada uno encuentre ahí como hombre que no responde el por qué se ordena (o no se ordena) de uno
o como mujer (gracias al matrimonio, a Ja filiación o a cual- o de otro lado. Hacemos bien en suponer una decisión incons-
quier otro tipo de contrato privado). Ni la naturaleza ni las ciente del sujeto ("decisión" en el sentido freudiano), o sea,
convenciones dan aquí resultado. El sinthome se transforma, una "elección" del sexo no reductible, como hemos visto, a la
entonces, en el único término que hace de lazo: lazo entre R, anatomía o al "discurso sexual" que nos designa, desde nues-
S e I, permitiendo hacer consistir subjetivamente la realidad tro nacimiento, como hombre o como mujer, imponiéndonos
en lugar de la locura; pero también lazo al otro, lazo social y, sus categorías fálicas. Así, la sexuación no revela una nomi-
finalmente, lazo con la pareja sexual (cf. la Sra. P o Claude). nación unívoca para el Nombre-del-Padre -teoría simplista a
Debido a que e] síntoma reúne términos dispares y heterócli- menudo promovida por razones ideológicas. La clínica nos
tos, se le puede llamar "héteros", incluido el caso de cuando conduce más bien a distinguirla de la inscripción sexual,
se establece un lazo entre dos sujetos homosexuales (¡hablar aquella de Jos "equívocos impuestos", a menudo tomados
de dictadura de la mismidad en los vínculos homosexuales del o imputados al discurso materno, y que le corresponde al
no es más que conf-usión pseudopsicoanalílica!). En fin, aún sujeto interpretarlos. Esos son los equívocos que otorgan su
más inquietante, el sinthome hace que el recurso al falo para envoltura formal al síntoma, frecuentemente por el rodeo de
caracterizar Ja sexuación ya no sea necesario. una fantasía intermediaria, y tiñen de ambigüedad la "elec-
Me parece que todo lo anterior es bastante en la medida ción" de una identidad sexual. Es el ejemplo de Violette Lé-
que no es lo que uno se imagina deducir del psicoanálisis en duc, de los casos de la madre infanticida, de John o de la Sra.
el debate intelectual contemporáneo. O. No encontramos siempre el recuerdo de esas palabras ma-
Al regresar ahora a la apuesta de esta obra, podríamos sa- ternas equívocas, pero igualmente retornan porque el análisis
car varias conclusiones. permite reconstituir "un discurso sin palabras", elocuente y
Decir que no existe una nominación unívoca de lo real por superyoico, que el niño ha interpretado para forjar fantasía y
Jo simbólico conduce a ref-utar radicalmente la afirmación se- síntoma. En nuestros casos masculinos, la fijación masiva al
gún la cual la sexuación de un sujeto estaría fijada, de una vez falo deseado por la madre era, también, aquello que, al femi-
por todas, por el Nombre-del-Padre. Y, sin embargo, algunos nizar a esos chicos que aspiraban a la virilidad y cuyos goces
psicoanalistas lacanianos sostienen esta última tesis, con su no eran todo fálicos, hacía ley, creando conflicto y ambigüe-
correlato de que la sexuación no estaría jamás bien estable- dad sexual.
cida en Ja psicosis, ya que el Nombre-del-Padre no funciona ¿Cómo concebir tal "decisión" inconsciente, tal "elección"
allí. Así, la psicosis sería sin-sexo. Ahora bien, es claro que el de la sexuación? No se trata de una decisión del libre albedrío
falo y la castración no juegan ahí ningún rol simbólico, pero o de una elección autónoma del individuo. Por ello es tan im-
eso no impide al sujeto, en absoluto, escogerse una posición portante dar la mayor de las precisiones a lo que entendemos
sexuada por otros rodeos sintomáticos, a menudo innovado- clínicamente por estos términos, de un uso corriente en la fi-
res. Además, incluso en lo que concierne a la neurosis y a Ja losofía, en la sociología y en la política. La decisión del sujeto
perversión consideradas desde el punto de vista de Ja teoría en cuanto a su sexuación interviene desde la infancia (y hasta
lacaniana de 1958, la significación fálica engendrada median- la adolescencia) para zanjar respecto de un conjunto de figu-
te la metáfora paterna no determina por ella sola la posición ras propuestas por su inconsciente en respuesta a eso que le
342 CONCLUSIÓN EL SINTHOME ES SEXUAL 343

ha sido impuesto al comienzo (los "equívocos impuestos" ma- Precisamente, en nuestros diferentes casos clínicos, la
ternos). La elección del sujeto está constreñida por las prime- ambigüedad sexual ha sido transformada en un sinthome .6
ras interpretaciones-respuestas de su inconsciente, a las que Hemos visto, en el caso de Joyce al menos, que una de las
él después queda arrimado. El sujeto -se trata del sujeto del características del sinthome es reparar la falla [faute) del nudo
goce-4 debe, entonces, ser distinguido aquí del inconsciente redoblando el mismo lugar donde esta se ha producido. He-
que interpreta primordialmente esos equívocos. Así, se puede mos constatado una tendencia del sinthome a fijarse en torno
resumir el proceso de esa elección de la sexuación, íntima- de la ambigüedad sexual, convirtiéndose en una cuestión sub-
mente ligada a la constitución del síntoma (pero sin reducirlo jetiva aguda y permitiendo "curarla" al aportar una respues-
a una cronología). ta. De ello se desprende el efecto terapéutico del sinthome.
Así, algunos sujetos se forjan una identidad sexual gracias al
Primariamente, el sujeto (o, más bien, el "asujeto"[assujet])
sinthome, como Claude quien encuentra ahí la virilidad. Ese
está "sujeto" [assujetti} a "la ley de la madre", o sea, a los equí-
proceso puede ser doloroso, como para Carine fue aceptar el
vocos impuestos.
hecho de ser "una mujer que envejece" y no un hombre, o
Secundariamente, el inconsciente realiza interpretaciones de como para Héctor el reconciliarse con sus identificaciones
esos equívocos entre los cuales el sujeto hace la elección de lo maternas odiadas. A veces, el sinthome estabiliza la ambigüe-
que aportará la envoltura formal a su síntoma. Esta lo separa dad sexual sin zanjarla: es el caso de Bill, que mantiene su ca-
de la ley de la madre (con o sin el Nombre-del-Padre). Esta rácter irresoluble, pero transforma en sinthome (la escritura)
elección puede dejar subsistir e incluso implicar una cierta su pregunta sobre la diferencia entre los sexos.
ambigüedad sexual. Puede hacerse en varios tiempos, en fun- La variedad de sinthomes es sorprendente: se encuentra
ción de las circunstancias contingentes, entre las cuales el siempre una parte de invención y de creación que excede lar-
descubrimiento de la no-relación sexual de los padres juega gamente la identificación, incluso en el caso de los sinthomes
un rol crucial. de sujetos que no son artistas como Gide o Joyce. Pensemos
en Héctor, quien transforma su relación equívoca con la ley
Terciariamente, gracias a un psicoanálisis (o al solo saber- paterna en un oficio li gado a la falsificación, y en la identi-
hacer), el sujeto puede aflojar la coacción de esos equ ívocos ficación de Bill a un Dios egipcio. Los sinthomes conducen
impuestos y de sus primeras interpretaciones: en lugar de incluso a la invención de nuevas normas de vida. Esos sintho-
someterse ahí como a unas conminaciones fatales, las rodea mes, profundamente singulares y originales, forman una co-
delimitándolas como equívocos, las devuelve al Otro de al- lección, en el sentido de una colección de obras de arte. Se
guna manera y, así, se separa de ellas poniendo término a su pueden poner en serie, pero sin embargo no forman una clase
alienación. Entonces, puede ser eventualmente conducido a de objetos identificables los unos con los otros. Hay tantos
otras elecciones, con una libertad ganada sobre (y gracias al sujetos como sinthonies.
trabajo de) el inconsciente. 5
No podemos concluir aquí la discusión que hemos lleva-
4
do en lo precedente sobre el sentido de la frase de Lacan: "el
Lacan, J . (1966), Présentation des Mémo ires d'un neuropathe, en sinthome recubre el Nombre-del-Padre" (Cap. IV), sin notar
Autres écrits, op. cit., p. 215.
5
Entre todos Jos casos aq uí relatados, el caso de John es un ejemplo
que el padre permanece muy presente en los sinthomes , in-
particularm ente claro de este proceso: primai-iamente, equívoco mater- cluso en las estructuras psicóticas. No se trata, entonces, del
no, "girar siete veces tu lengua e n Ja boca a ntes de hablar"; secu ndari a- Nombre-del-Padre, sino de un elemento contingente extraído
mente, serie de interpretac iones del equívoco y sí ntomas asociados (se del padre, como la piel bronceada de los adolescentes en el
calla como una muje1~ ser hábil de lengua en el sentido de la capacidad
de hacer fe lacio nes, saber disfrutar de Ja lengua), correlacionadas con
6
la elección de un a posición sexuada femenina; terciariamente, trabajo Salvo en el caso de Amo (Cap. 1), excepción en nuestra serie, lo cual
psicoanalítico sobre el equívoco, ca mbio de posición sexuada y nuevo muestra que la transformación del síntoma e n sinthome no tiene nada
sinthome (estudio del goce femen ino en su vida conyugal y profesional) de automático. He caracterizado su femini zación como una "máscara de
(cf. Cap. VIII). sinthome" .
344 CONCLUSIÓN

caso de la homosexualidad de Paul. En cambio, ahí el falo


está puesto fuera-de-juego. En el caso de la neurosis o de la
perversión masculina, si la ley paterna cuenta, eventualmente ÍNDICE
para ser rodeada, el falo parece estar desconectado y quedar
como una posesión materna que tiraniza al sujeto. Otro dis-
curso, como el discurso médico en el caso de la Sra. P, puede
también recubrir el Nombre-del-Padre y dotar de su envoltu-
ra formal al sinthome. La alternativa entre las dos teorías de
Lacan -la del Nombre-del-Padre de 1958 y la del sinthome de Introducción 7
1975- no se ubica, entonces, entre una posición "por" y una
posición "contra" el padre. Ella reside más bien en la forma
en la que pensamos el rol del padre .en el síntoma. La ventaja
de la segunda teoría es que amplía la primera y enriquece la PRIMERA PARTE
lectura de los fenómenos clínicos contemporáneos. EL SÍNTOMA, LA FANTASÍA Y
El psicoanálisis tiene los medios para pensar la diferencia LAS PATOLOGÍAS DE LA LEY
de los sexos y la identidad sexual de otro modo que apoyán-
dose en el falo. La teoría lacaniana del síntoma abre a esta Capítulo I
consideración otra vía, articulando una nueva cuadruplicidad LA LEY DE LA MADRE Y EL SÍNTOMA SEPARADOR 19
(R, S, I y el sinthome ), permitiendo pensar las relaciones entre La causa de un infanticidio: la citación materna en acto 21
los sexos y las generaciones sin referirse, necesariamente, al Insatisfacción de la madre, neurosis de la hija 24
Nombre-del-Padre o al falo como a las normas trascendenta-
les de un orden simbólico asimilado a una nueva "ley natural" . Capítulo II
Gracias a esta teoría, sin duda se pueden evitar los prejuicios CRÍTICA DE LA FANTAStA FUNDAMENTAL 48
morales y políticos que parasitan algunos problemas canden-
tes de la sociedad en el comienzo del siglo XXI: el estatus de la
"salud mental", los límites de la propiedad reivindicada sobre
el cuerpo propio, pero también aquellos planteados por las SEGUNDA PARTE
legislaciones relativas al matrimonio, la filiación y la adop- LACAN Y EL SINTHOME
ción. Queda por ver si estas reflexiones pueden iluminar a los
actores principales de esos debates, rompiendo con las apren- Capítulo III
siones erróneas en cuanto a la contribución respectiva que CONSTRUCCIONES FREUDIANAS Y REDUCCIONES LACANIANAS 67
puede esperarse de la teoría y de la clínica en psicoanálisis. l. Freud y la construcción de lo real 68
11. Lacan, la reducción del síntoma 77

Capítulo IV
EL SÍNTOMA SUPRIME EL SÍMBOLO 92
l. Jones el símbolo y Joyce el síntoma 93
11. El génesis parodiado 95
III. El síntoma en lo simbólico 104
IV. La mujer notoda, el símbolo equívoco y el síntoma 108
V. Síntoma y sinthome 114

345
346 ÍNDICE ÍNDICE 347

Capítulo V Capítulo X
EL JOVEN HOMBRE SIN EGO 123 TRES CASOS MASCULINOS DE AMBIGÜEDAD SEXUAL 292
l. El nudo de Joyce 123 l. La fascinación del falo 294
II. "¿Joyce estaba loco?" 141 II. Héctor o la mirada de la ley 303
III. El joven de los bombers 317

Tercera parte Conclusión


EL SINTHOME Y LA RELACIÓN CON EL OTRO El sinthome es sexual
FILIACIÓN, TRANSMISIÓN, SEXUACIÓN
l. De la diferencia de los sexos en la práctica analítica 331
Capítulo VI II. De la dife_rencia de los sexos en la teoría psicoanalítica 333
LAS PROLONGACIONES DEL SÍNTOMA 161 III. Del síntoma al sinthome 335
l. La transmisión familiar "por el síntoma" 162 IV. El sinthome es sexual: algunas perspectivas
II. La prolongación del síntoma del analista 183 para concluir 340
III. De Freud a Lacan: el sinthome-respuesta 200

Capítulo VII
Usos PSICOANALÍTICOS DEL SJNTHOME 208
l. Lo real a contrasentido 210
II. ¿Existe un efecto de sentido real? 214
III. E l eslabón perdido: el síntoma, el único real
que tiene un sentido 216

Capítulo VIII
SJNTHOME Y AMBIGÜEDAD SEXUAL 225
l. Sinthome y nominación: el enigma materno 226
II. Ambigüedades de la ley separadora 233

Cuarta Parte
EL HOMBRE AMBIGÜO,
SU MADRE Y SU SÍNTOMA

Capítulo IX
GIDE : MÁSCARAS Y SINTHOME 243
l. Gide con Lacan: la insuficiencia de la metáfora paterna 243
II. Gide con Freud: las escisiones 261
III. Un sueño conmovedor 283
IV. El sinthome gideano 290
Este lib ro se term inó de imprimir y encuadernar
en el mes de octu bre de 2012 , en los talleres de
Salesia nos I mpresores S.A. , Sant iago de Chile.
Se tiraron 2.500 eje mplares.
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