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Lectura: 248 páginas

Ref. Bibliográfica: WHITE, Elena G. de. El Hogar Cristiano. Buenos


Aires, Argentina. ACES, 2000, 541páginas.
Tiempo empleado: 13 horas
RESUMEN

Ellen White aborda en este libro cómo debería ser el hogar de cada persona, pero
en especial de los cristianos. Nos centraremos en los 10 primeros capítulos para hacer
un resumen de lo que Dios a través de su sierva quiere que sea el hogar adventista,
también extensivo a todos los hogares de la tierra.
La atmósfera del hogar tiene que ser ideal, como la del primer hogar que existió,
como el modelo establecido por Dios en el Edén. Si nuestros hogares llegaran a ser
como ese, la influencia sobre el mundo sería muy grande pues el testimonio de un
hogar perfecto en este mundo afectado por el pecado no tendría límites.
Pero el hogar comienza con una gran decisión, aquella de elegir al cónyuge. Que
los dos tengan costumbres comunes es algo imprescindible. La Biblia prohíbe los
casamientos de 2 personas de religiones diferentes, con la orden precisa del Señor de no
contraer matrimonio con otra persona que no sea del pueblo de Dios. Dios nos intenta
educar para que no tengamos que sufrir por culpa de nuestras elecciones de parejas no
creyentes, o de matrimonios apresurados.
El éxito está en nuestras manos, comenzando el matrimonio con promesas
solemnes, sinceridad, respeto, amor y sin dejar que otros, da igual quienes sean, entren
dentro del círculo matrimonial para juzgar o dar órdenes. La nueva familia toma sola
sus decisiones y recibe tanto el mal como el bien de sus respectivas decisiones.
Los hijos en el hogar son la bendición del Señor. Para que los hijos sean un
éxito, los padres tienen que saber que Dios ordenó que el hogar sea la escuela más
importante. Los hijos tendrán las mismas características que los padres, pues copian de
ellos. Por eso los padres tienen que ser un ejemplo para los hijos, y educarlos en el
temor de Dios, para que siempre estén a su lado y no se aparten de Él.
El padre tiene responsabilidades en el hogar, debe ayudar a la esposa con las
cargas del hogar y ser de gran ayuda. El esposo que no ayuda en el hogar tiene que
cambiar su actitud. Debe ser amante y cariñoso con todos los miembros de la familia y
debe ser el ejemplo de la casa.
La reina del hogar es una influencia importantísima en la familia. Las madres
tienen un deber muy importante y una responsabilidad hacia los hijos y deberán
responder ante el cielo por todo lo que hacen. La madre tiene que enseñar a los hijos a
ser hombres y mujeres en esta vida, y prepararse para la vida futura.
OPINIÓN PERSONAL
Me parece oportuno destacar lo que pensaba antes y lo que pienso ahora como
veía el futuro de mi hogar y como lo veo ahora.
Reconozco que siempre quise un hogar formado en primer lugar por Dios, mi
esposa y yo, sin dejar de tener en cuenta los hijos que pudieran venir, ahora bien el
secreto del éxito está en poner en práctica todo aquello que Dios dice a través de su
sierva. Aunque nuestra regla sea la Biblia claro esta.
Pero a veces esto se hace difícil, creo que en teoría nadie me gana pero
reconozco que en realidad no cuesta tanto ponerlo en práctica como mantenerlo cada
día.
Cuando no tenía hijos para orgullo mío decía mis hijos no serán como estos o
aquellos pero ahora me doy cuenta que para tener una familia ideal conforme al plan de
Dios, se requiere mucho esfuerzo diario y sobre todo amor y oración.
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De lo contrario otros dirán de mi y de mi familia: yo no quiero que mi familia
sea así o que mis hijos se comporten de esa manera.
Tengo muy buenos recuerdos de este libro pues fue el primero que leí con mi
esposa. Ya que nos lo regaló la iglesia cuando nos casamos.
Ahora creo que con la ayuda de Dios vale la pena poner sus consejos en práctica,
pues de un hogar cuyo centro es Cristo irradia abundante luz capaz de alcanzar a
aquellos que aun no la tienen.
Recuerdo como si fuera hoy que hace algunos años cuando estudiaba
económicas, la profesora de redacción pregunto el significado de la palabra hogar, yo
respondí que hogar venia de la palabra hoguera, a lo que todos se rieron de mi.
Posteriormente dije que venía de esa raíz por que el hogar según yo había
aprendido y experimentado en primera persona era un lugar donde se recibía el calor de
la familia, de la madre, del padre y de todos los que forman parte de este círculo.
Al oír esto cambiaron sus semblantes y se pusieron pensativos, muchos después
me comentaron que querrían tener un hogar así.
Que el Señor nos ayude para que nuestros hogares lleguen a ser lo que debieran
en esta tierra para nuestro propio beneficio y también para beneficio de aquellos que
vean a Cristo reflejado en nuestros hogares.

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